CARRERA: TÉCNICO SUPERIOR EN PSICOLOGÍA

CURSO: 1º AÑO

HISTORIA UNIVERSAL

MÓDULO I

(Consultas a catedra_hu@yahoo.com.ar)

PLANIFICACIÓN DE ACTIVIDADES

CICLO LECTIVO 2010

FUNDAMENTACIÓN

La inclusión de una cátedra de Historia Universal en la Carrera de Técnico

Superior en Psicología, contribuye a la formación general de los alumnos

proporcionándoles una visión histórica de la evolución de la sociedad y, especialmente,

de la inserción del individuo en distintos grupos de pertenencia: etnia, familia, sector

social, categoría ocupacional, comunidad local, nacionalidad, a los que se siente ligado

por rasgos identitarios.

La asignatura aportará una visión del desarrollo histórico de los grupos sociales

en la cultura occidental, permitirá que el alumno perciba los profundos cambios que la

sociedad occidental ha experimentado desde la antigüedad hasta los tiempos

contemporáneos, y que los cambios aludidos son resultado de la confluencia de distintos

factores y que sus implicancias se dejan sentir sobre todos los aspectos de la vida de los

hombres.

El programa pretende abarcar los principales procesos de cambio que afectaron a

los hombres de occidente desde la aparición de la escritura y la agricultura hasta la

revolución tecnológica y cultural del siglo XX. Los alumnos deberán apreciar la

trascendencia de esos cambios y distinguir los factores que los producen de sus

consecuencias.

OBJETIVOS GENERALES

1. Comprender que la historia como disciplina científica se ocupa de la

reconstrucción del pasado a partir de las huellas dejadas por los hombres y las

sociedades.

2. Entender que a partir del surgimiento de las sociedades con Estado los grupos

humanos presentan estructuras de relaciones complejas.

3. Comprender que todo individuo en sociedad se identifica con un grupo o sector

social con el cual comparte determinados rasgos.

4. Comprender las características de las estructuras sociales complejas.

5. Identificar los momentos de cambios trascendentes experimentados por la

sociedad occidental y sus implicancias.

2

6. Entender que el desarrollo histórico de una sociedad implica continuidades

y rupturas en los procesos sociales, económicos, políticos y culturales.

7. Entender que existen distintas visiones del pasado construidas a partir de

determinados lugares de producción.

8. Ubicar los procesos sociales y económicos en tiempo y espacio.

9. Ejercitar el pensamiento reflexivo a través de la lectura.

10. Utilizar correctamente el vocabulario técnico de la materia.

CONTENIDOS

MÓDULO I:

Objetivos

-Entender los cambios operados en la disciplina histórica en las últimas décadas.

-Identificar los principales cambios operados en la sociedad occidental en la antigüedad

y los tiempos medievales.

-Caracterizar los sectores sociales que se distinguen en occidente en la antigüedad y los

tiempos medievales.

-Caracterizar las formas que adquieren los vínculos sociales en ambos períodos.

Contenidos

Introducción: La ciencia histórica

La Historia como ciencia social. Los paradigmas tradicionales y la nueva historia.

Periodización de la Historia Universal.

Unidad I: Panorama general de las Edades Antigua y Medieval.

Los tiempos prehistóricos. La cultura Paleolítica. La cultura Neolítica. El origen de las

primeras civilizaciones en el Cercano Oriente. La agricultura y la división del trabajo.

Los Pueblos del Mediterráneo: griegos y romanos. El occidente medieval. La sociedad

feudal. Características políticas, sociales y económicas.

Bibliografía básica de consulta obligatoria

1. Módulo I

3

(El módulo contiene textos seleccionados de los siguientes autores: Burke, Peter Formas de hacer Historia (1993). Madrid, Alianza; Crouzet, Maurice Historia General de las Civilizaciones (1961). Barcelona, Destino; Goetz, Walter Historia Universal (1985). Madrid, Espasa-Calpe. T. VIII-XI; Mann, Golo y Alfred Heus (Dir.) Historia Universal (1985). Madrid, Espasa-Calpe; Romero, José Luis, Crisis y orden en el mundo feudoburgués (1980). México, Siglo XXI. 308 pp; y La Edad Media. (1987), México F.C.E..)2. Le Goff , Jacques. Introducción (1990). En El hombre medieval. (pp. 10-44) Madrid: Alianza. 3. BianchI, Susana . La sociedad feudal (2005) En Historia social del mundo occidental. (pp.28-50) Bs.As.:Universidad Nacional de Quilmes.

MÓDULO II:

Objetivos

-Distinguir los cambios políticos, sociales, económicos y culturales que marcan la

transición de los tiempos medievales a los tiempos modernos.

-Entender los cambios que produjo la aparición de la burguesía en la estructura de la

sociedad medieval

-Analizar los cambios económicos y políticos que acompañaron el ascenso de la

burguesía.

-Utilizar correctamente el vocabulario específico de la materia.

Contenidos

Unidad II: La transición de los tiempos medievales a los tiempos modernos

La cuestión demográfica. La expansión oceánica: causas y consecuencias. Los rasgos

sociomentales de la modernidad. El Resurgimiento urbano y comercial. La economía

capitalista. La sociedad de órdenes y el surgimiento de la burguesía. Surgimiento de los

Estados Modernos. Origen y características de la monarquía autoritaria. La renovación

cultural: Humanismo y Renacimiento. La crisis de la cristiandad y la transformación del

sentimiento religioso. El Cisma Protestante y la Reforma Católica.

Bibliografía básica de consulta obligatoria

1.Módulo II

(Contiene una selección de textos de los siguientes autores: Domínguez Ortiz, Antonio

Historia Moderna, (1986), Barcelona, V.Vives; Palacio Atard, Vicente Manual de

Historia Universal.(l969) Madrid, Espasa-Calpe; Remond, René Introducción a la

historia contemporánea.(1980) Barcelona, V.Vives; Ruggiero Romano y Alberto

4

Tennenti. Los Fundamentos del Mundo Moderno.(1971) Madrid, Siglo XXI; Vicens

Vives, Jaime Historia General Moderna.(1988) Barcelona, V.Vives; Villoro, Luis El

pensamiento moderno. Filosofía del Renacimiento.(1992) México, F.C.E.,. 127 pp.)

2. Villoro, Luis. La pérdida del centro (1992) En Villoro, Luis El pensamiento

moderno. (pp 13-23). México: F.C.E.

3. …………….. La idea del hombre (1992) En Villoro, Luis Op cit. (pp 24-34).

4……………… Características del pensamiento moderno (1992) En Villoro, Luis Op

cit. (pp 84-91).

MÓDULO III:

Objetivos

-Identificar los rasgos propios de la modernidad.

-Analizar los cambios que provoca la revolución industrial en el terreno político, social

y económico.

-Diferenciar los factores y las implicancias de los cambios que se operan en la sociedad

contemporánea.

-Distinguir los cambios operados en la estructura social a partir de la afirmación de los

sectores burgués y obrero.

-Emplear correctamente el vocabulario de la materia.

Contenidos

Unidad III: Los tiempos modernos

El capitalismo comercial. Sociedad de cambios. Crisis de la sociedad de órdenes: La

burguesía y su relación con la nobleza. El desarrollo de los sectores populares. El

desarrollo de los estados europeos. Las teorías políticas y el absolutismo monárquico.

Los progresos del pensamiento. Ciencia y filosofía modernas. Caracteres políticos,

económicos y sociales del Antiguo Régimen. La Ilustración Francesa. Las nuevas ideas

políticas y económicas. La revolución Industrial en su primera fase. Del capitalismo

comercial al capitalismo industrial. Consecuencias económicas y sociales. La práctica

política: Despotismo Ilustrado y Revolución Francesa.

Unidad IV: El mundo contemporáneo

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El triunfo de la Burguesía. Mentalidades y estratificación. La segunda fase de la

Industrialización. Del capitalismo industrial al financiero. La ciencia y la técnica en el

siglo XIX. El desarrollo del Imperialismo y la división internacional del trabajo. Los

sectores populares y la democratización del sistema político. Las ideologías del siglo

XIX. Los conflictos mundiales y la formación de un nuevo orden político. La

democracia y el totalitarismo. La revolución cultural.

Bibliografía básica de consulta obligatoria

1. Módulo III

(Contiene textos seleccionados de Anderson, M. S. La Europa del siglo XVIII.(1974)

Madrid, F.C.E.; Domínguez Ortiz, Antonio. Historia Moderna (1986), Barcelona,

V.Vives; Goetz Walter. Historia Universal.(1985) Madrid, Espasa-Calpe. T. VIII-XI;

Goubert, Pierre. El Antiguo Régimen. (1979) Madrid, Siglo XXI; Golo Mann y Alfred

Heus (Dir.) Historia Universal.(1985) Madrid, Espasa-Calpe; Mommsen, Wolfang La

época del Imperialismo.(1973) Madrid, Siglo XXI, 1; Palmade, Guy La época de la

Burguesía.(1977) Madrid, Siglo XXI; Remond, René Introducción a la historia

contemporánea.(1980) Barcelona, V.Vives; Vicens Vives, Jaime Historia General

Moderna. (1988) Barcelona, V.Vives)

2. Im Off Ulric. La sociedad en transición (1993) En Im Off Ulric La Europa de la Ilustración. pp. 17-75. Barcelona: Grijalbo,

3 Hobsbawm, Eric. La unificación del mundo (1998) En Hobsbawm, Eric La era del Capital, 1848-1875. pp. 61-79. Bs. As.: Crítica.

4. Hobsbawm Eric. Quien es quien o las incertidumbres de la burguesía (1998) En Hobsbawm Eric La era del Imperio, 1875-1914. pp.175-201 Bs. As.: Crítica.

5. Hobsbawm Eric . La Revolución Cultural,. (1996) En Hobsbawm Eric El siglo XX, 1914-1991. pp. 322-345. Barcelona : Crítica.

6. Bianchi Susana. El siglo XX: la sociedad contemporánea (1914-1991), (2005) En Bianchi Susana Historia social del mundo occidental. pp 195-278. Bs.As.:Universidad Nacional de Quilmes.

METODOLOGÍA – ACTIVIDADES

Las tutorías tendrán las siguientes características:

-En el encuentro inicial se explicará a los alumnos los objetivos de la asignatura, las

características de los contenidos y los fundamentos que justifican la inclusión de esos

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contenidos en el programa. También se darán a conocer la actividad prevista como

Trabajo Práctico, los criterios de evaluación y los plazos de presentación.

-En los encuentros de acompañamiento se responderá a las consultas de los alumnos y

se propondrán las lecturas que permitan avanzar en el trabajo con el material

bibliográfico. Se aclararán las dudas sobre el contenido, se promoverá la aplicación de

los conceptos estudiados a situaciones nuevas y se estimulará la consulta bibliográfica.

Los tres módulos en que se divide el material entregado a los alumnos contienen

preguntas orientadoras al final de cada tema, líneas de tiempo, esquemas conceptuales y

representaciones gráficas.

-Se prevé la realización de un encuentro tutorial previo a la instancia de evaluación

escrita para realizar una revisión de todos los temas que involucre el examen parcial.

-En el encuentro siguiente a la tutoría de evaluación se trabajará sobre los errores más

frecuentes y las dudas de los alumnos.

CONDICIONES PARA LA REGULARIZACIÓN

- Será condición necesaria e ineludible para la regularización de la asignatura: a)

ASISTENCIA al 75% de las clases dadas; b) APROBACIÓN de las dos instancias de

Evaluación (trabajo práctico y parcial). Cada una de ellas tendrá un recuperatorio al que

se accederá luego de haber desaprobado. De no darse la aprobación de uno de ellos, se

perderá la condición de alumno regular y se rendirá en calidad de alumno libre. La

cátedra es cuatrimestral.

TRABAJO PRÁCTICO

Tema: La sociedad contemporánea

Objetivos:

-Distinguir los rasgos que caracterizan a los grupos sociales que componen la sociedad

contemporánea.

-Identificar los rasgos que caracterizan a los sectores aristocráticos y la alta burguesía

europea y americana de fines del siglo XIX.

-Entender los códigos y formas de vinculación social existentes entre los sectores de la

aristocracia y la alta burguesía.

-Utilizar correctamente el vocabulario de la materia

-Ubicar los cambios en tiempo y espacio

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Actividad:

Trabajo grupal a desarrollar en equipos de 2 ó 3 alumnos. No se recibirán trabajos

individuales. Consistirá en el análisis de una película de época.

Los alumnos tendrán la posibilidad de elegir uno de los siguientes filmes:

-“La edad de la Inocencia” (1993) de Martín Scorsese, adaptación de la novela

homónima de la escritora norteamericana Edith Warton, (Age of innocence, 1920) que

mereciera el premio Pulitzer en 1921.

- “Orgullo y prejuicio” (2005), adaptación de la novela de la escritora británica Jane

Austin.

La primera retrata la refinada sociedad decimonónica de Nueva York, a través de la

historia de un triangulo amoroso, constituido por Newland Archer, un hijo de buena

familia, comprometido con una joven de su mismo rango, pero enamorado de una mujer

más adulta y libre. El protagonista se debate en entre la posibilidad de asumir sus

sentimientos y desafiar las rígidas convenciones de la sociedad neoyorkina o someterse

a ellas aceptando un matrimonio conveniente a su posición social. El director del filme,

Martín Scorsese, resalta los gustos y las costumbres de los personajes, del cerrado y

artificioso mundo social descripto por Warton.

La segunda brinda, un retrato de la sociedad inglesa de fines del siglo XVIII. A través

de la historia de un matrimonio, los Bennet y sus cinco hijas, resalta una sociedad

basada en las apariencias.

Luego de haber consultado la bibliografía de lectura obligatoria correspondiente al tema

y de haber analizado el filme elegido, deberán presentar un informe elaborado en base a

la guía análisis que será incluida en el Módulo III.

Criterios de Evaluación:

-Capacidad para aplicar los conceptos estudiados.

-Capacidad para identificar en un filme de época los rasgos de la alta burguesía.

-Claridad en la aplicación de los conceptos

-Redacción clara y precisa

-Presentación en término.

Fecha de Presentación: 17 de junio de 2011

Los alumnos que no presenten el trabajo práctico en término no podrán rendir el

examen final de la materia quedarán en condición de libres.

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BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía básica de consulta obligatoria

1. Módulos I, II y III

2. Le Goff, Jacques. Introducción. (1990) En Le Goff, Jacques El hombre medieval. pp. 10-44. Madrid: Alianza.

3. Bianchi, Susana. La sociedad feudal (2005) En Historia social del mundo occidental. pp.28-50. Bs.As.:Universidad Nacional de Quilmes.4…………………. El siglo XX: La sociedad contemporánea, (2005) Historia social del mundo occidental. pp 195- 278. Bs.As.:Universidad Nacional de Quilmes.

5. Villoro, Luis.La pérdida del centro.( 1992) En Villoro, Luis. El pensamiento moderno. Filosofía del Renacimiento. México: F.C.E.

6…………….. La idea del hombre. (1992) En Villoro, Luis. Op.cit.pp 24-34.

7……………..Características del pensamiento moderno. (1992) En Villoro Luis. Op.cit.pp 84-104

8. Im Off, Ulric. La sociedad en transición, (1993) En Im Off, Ulric. La Europa de la Ilustración. pp. 17-75. Barcelona: Grijalbo.

9. Hobsbawm ,Eric. La unificación del mundo (1998) En Hobsbawm ,Eric. La era del Capital, 1848-1875. pp. 61-79. Bs. As.:Crítica.

10. Hobsbawm, Eric. Quien es quien o las incertidumbres de la burguesía. (1998) En Hobsbawm, Eric. La era del Imperio, 1875-1914. pp.175-201 Bs. As.: Crítica.

11. Hobsbawm, Eric . La Revolución Cultural, (1996).En Hobsbawm, Eric. El siglo XX, 1914-1991. pp. 322-345 Barcelona, Crítica.

Bibliografía de consulta optativa

Aghulon, Maurice. Historia Vagabunda. (1995) México, Instituto Mora.

Anderson, M. S. La Europa del siglo XVIII. (1974) Madrid, F.C.E.

Aries, Philippe y DUBY, Georges. Historia de la Vida Privada.7.La revolución

francesa y el asentamiento de la sociedad burguesa. (1991) Bs. As., Taurus,.

- - - - - . Historia de la Vida Privada. 8. Sociedad Burguesa: aspectos concretos de la

vida privada. (1991) Bs. As., Taurus.

- - - - - . Historia de la Vida Privada. 9 . La vida privada en el siglo XX. (1991) Bs.

As., Taurus.

9

Barraclough, G. Introducción a la Historia Contemporánea.(1999) Madrid, Gredos,

1975.

Camporesi, Piero. El pan salvaje. Bs. As., F.C.E.

Chartier, Roger. Sociedad y escritura en la Edad Moderna. La cultura como

apropiación. (1995) México, Instituto Mora.

Darnton, Robert. La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura

francesa. (1994) 2º ed. México, Fondo de Cultura Económica.

Delumeau, Jean. La Reforma. (l967) Barcelona, Labor.

Domínguez Ortiz, Antonio. Historia Moderna, (1986) Barcelona, V.Vives.

Elias, Norbert. La sociedad cortesana. (1996) México, F.C.E..

Farge, Arlette. La vida frágil. Violencia, poderes y solidaridades en el París del siglo

XVIII. (1994) México, Instituto Mora.

Ginzburg, Carlo. El queso y los gusanos. (1999) Bs. As., Biblos.

Goetz, Walter. Historia Universal. Madrid, (1985) Espasa-Calpe,. T. VIII-XI.

Goubert, Pierre. El Antiguo Régimen. (1979) Madrid, Siglo XXI.

Mann, Golo y Alfred Heus (Dir.) Historia Universal.(1985) Madrid, Espasa-Calpe.

Mommsen, Wolfang. La época del Imperialismo.(1973) Madrid, Siglo XXI.

Ogg, David. La Europa del Antiguo Régimen. Madrid, (1973). Siglo XXI

Palacio Atard, Vicente. Manual de Historia Universal. (l969) Madrid, Espasa-Calpe.

Palmade, Guy. La época de la Burguesía. (1977) Madrid, Siglo XXI.

Pennington, D. H. Europa del siglo XVII. (1972) Madrid, Aguilar.

Remond, René. Introducción a la historia contemporánea. (1980) Barcelona, V.Vives.

Stromberg, Roland. Historia intelectual europea desde 1789. (1991) Madrid, Debate.

Touchard, Jean. Historia de las Ideas Políticas. (1985) Madrid, Tecnos.

Vicens Vives, Jaime. Historia General Moderna. (1988) Barcelona, V.Vives.

EVALUACIÓN

Para la evaluación, tanto en la instancia de examen parcial como de examen final, se

tendrá en cuenta:

-el correcto uso de los conceptos estudiados

-precisión en las respuestas

-conocimiento de los temas abordados en las lecturas obligatorias

10

-capacidad para establecer relaciones

-manejo fluido del vocabulario de la materia

-ubicación de los procesos en tiempo y espacio.

CUALQUIER CONSULTA REALÍCELA A LA DIRECCIÓN DE CORREO

ELECTRÓNICO DE LA CÁTEDRA.

EXAMEN PARCIAL: Viernes, 03 de junio

Recuperatorio: Viernes, 17 de junio

CRONOGRAMA

Se prevé la realización de 14 (catorce) encuentros turoriales durante el primer

cuatrimestre del año, de los cuales 2 (dos) estarán destinados a evaluación y 1 (uno) a la

discusión de las actividades que involucra el Trabajo Práctico propuesto.

Semana

Tipo de Tutoría

Temática Unidad/Módulo

Material Bibliográfico

1º 11 de marzo

InicialPresentación de la materia y de la modalidad de trabajo.Introducción.Tiempos prehistóricos: Los primeros hombres.

Introducción

Módulo I

2º 18 de marzo

De Acompañamiento

Paleolítico y Neolítico. Los Pueblos del Mediterráneo: griegos y romanos. La civilización romana.

Unidad I Módulo I

3º01 de abril

De Acompañamiento

Los tiempos medievales. Continuidad romana y aportaciones bárbaras. La vida económica en tiempos medievales. La Feudalidad en Europa occidental .

Unidad I Módulo I

4º08 de abril

De Acompañamiento

El Régimen Señorial. La

sociedad medieval. Reinos y

ciudades. La idea del hombre

y las formas de realización

del individuo.

Unidad I Módulo ITexto de Lectura Obligatoria (T. L. O.) Jacques Le Goff. El Hombre Medieval

5º15 de abril

De Acompañamiento

La evolución demográfica

europea. Rasgos

sociomentales de la

Unidad I Módulo II

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modernidad. Las

transformaciones en el

mundo rural.

6º29 de abril

De Acompañamiento

El comercio. Aparición del Capitalismo. La sociedad de órdenes y el surgimiento de la Burguesía.

Unidad II

Módulo II

7º08de mayo

De Acompañamiento

La Monarquía autoritaria. El Estado moderno.

Unidad II

Módulo II

8º13 de mayo

De Acompañamiento

Humanismo y RenacimientoCrisis de la Cristiandad. El cisma religioso.

Unidad II

Módulo II

9º20 de mayo____10º27 de mayo

De Acompañamiento__________De Acompañamiento

La Iglesia a comienzos de la Edad moderna.La Monarquía Absoluta. ____________________Cambios económicos Cambios sociales en el siglo XVII. Las nuevas modalidades del pensamiento. El siglo XVIII

UnidadII

_______

Unidad III

Módulo II __________________

Módulo IIIT. L. O. Ulric Im Off. La sociedad en transición

11º3 de junio

De Evaluación

. Examen Parcial Unidad I, y II

Módulo I,y II

12º10 de junio

De Acompañamiento

El Antiguo Régimen. La

Ilustración y el Despotismo

ilustrado. Revolución

Francesa. El mundo

contemporáneo.

Unidad III

Módulo III T. L. O. E. Hobsbawm. La unificación del mundo

13º17 de junio

De EvaluaciónAcompañamiento

Recuperatorio. Expansión Industrial. Imperialismo.

La sociedad contemporánea

Presentación y discusión del trabajo práctico

Unidad III y IV

Módulo III T.L.O. E. Hobsbawm. Quien es quien o las incertidumbres de la burguesía T. L. O. S. Bianchi. El siglo XX

14º 24 de junio

De Acompañamiento

La revolución cultural del siglo XX

Unidad IV

Módulo III. E. Hobsbawn. La revolución cultural.

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CONTENIDO

INTRODUCCIÓN: LA CIENCIA HISTÓRICA

La historia como ciencia social

Cuando nos referimos a la Historia tenemos que establecer una diferencia entre:

-La historia como el pasado, en sí mismo

-La historia como la ciencia que pretende reconstruir el pasado y brindar

explicaciones fundadas sobre él.

Los paradigmas tradicionales y la “nueva” historia

En los últimos tiempos el universo de los historiadores se ha expandido a un ritmo

vertiginoso. La historia nacional, predominante en el siglo XIX, compite ahora con la

historia mundial y la local. Hay muchos campos nuevos, la historia social, por

ejemplo, se independizó de la económica para terminar fragmentándose en demografía

histórica, historia del trabajo, historia urbana, historia rural, etc. En la historia

económica se ha producido un desplazamiento del interés desde la producción al

consumo, que dificulta cada vez más la separación entre historia económica e historia

social y cultural. Hoy en día, la identidad misma de la historia de la economía se ve

amenazada.

Algo semejante ocurre con la historia política, mientras algunos historiadores se

preocupan por los centros de gobierno, otro se interesa por la política del hombre de la

calle. El territorio de lo político se ha expandido en el sentido de que los historiadores

tienden cada vez más a analizar la lucha por el poder en el plano de la fábrica, la

escuela, o incluso la familia.

El precio de semejante expansión es, sin embargo, una crisis de identidad que

afecta a la disciplina histórica.

Los historiadores de la cultura se enfrentan a un problema similar al alejarse de la

definición estrecha, pero precisa, de cultura en cuanto arte, literatura, música, etc, y

acceder a una definición de su campo más antropológica.

En este universo en expansión y fragmentación se da una progresiva necesidad de

orientación.

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¿Qué es la “nueva historia”? Se trata de una historia “made in France”. Se trata de

la historia relacionada con la denominada École des Annales.

No es fácil dar una definición positiva; el movimiento recibe su unidad sólo de

aquello a lo que se opone, por ello elegimos la vía negativa para definir la nueva historia

en función de lo que no es o de aquello a lo que se oponen quienes la practican.

La nueva historia es una historia escrita como reacción deliberada contra el

“paradigma tradicional” o historia rankeana, por el gran historiador alemán Leopold

von Ranke (1795-1886), si bien él mismo estuvo menos constreñido por ella que sus

sucesores. También podríamos dar a este paradigma el nombre de visión de sentido

común de la historia, aunque no para elogiarla sino para recalcar que ha menudo se ha

supuesto que era la manera de hacer historia y no se consideraba una forma más de

abordar el pasado entre otras varias posibles.

1. Según el paradigma tradicional, el objeto esencial de la historia es la política. Se

suponía que la política se interesaba fundamentalmente por el Estado; en otras palabras,

era nacional e internacional, más que local. Sin embargo, también incluía la historia de

la Iglesia como institución, y la guerra. Aunque el paradigma tradicional no excluyera

del todo otros tipos de historia –como por ejemplo, la historia del arte-, eran relegados

en el sentido de considerarlos periféricos a los intereses de los “auténticos”

historiadores.

La nueva historia, por su parte, ha acabado interesándose por casi cualquier

actividad humana. “Todo tiene una historia”, todo tiene un pasado que, en principio,

puede reconstruirse y relacionarse con el resto del pasado. De ahí la consigna de

“historia total”. La primera mitad de este siglo fue testigo de la aparición de la historia

de las ideas. En los últimos treinta años hemos visto un número notable de historias

sobre asuntos que anteriormente se consideraban carentes de historia, por ejemplo, la

niñez, la muerte, la locura, el clima, los gustos, la suciedad y la limpieza, la

gesticulación, el cuerpo, la feminidad, la lectura, el habla y hasta el silencio. Aquello

que antes se consideraba inmutable se ve ahora como una “construcción cultural”

sometida a variaciones en el tiempo y el espacio.

Merece la pena recalcar el relativismo cultural implícito en todo ello. El

fundamento filosófico de la “nueva historia” es la idea de que la realidad está social o

culturalmente constituida. El hecho de que muchos historiadores y antropólogos

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sociales compartan esta idea ayuda a explicar la reciente convergencia entre ambas

disciplinas. Este relativismo socava además la distinción tradicional entre lo central y lo

periférico en historia.

2. En segundo lugar, los historiadores tradicionales piensan fundamentalmente la

historia como una narración de acontecimientos, mientras que la nueva historia se

dedica más al análisis de estructuras. Según Fernand Braudel, lo que verdaderamente

importa son los cambios económicos y sociales a largo plazo y los cambios

geohistóricos a muy largo plazo.

3. En tercer lugar, la historia tradicional presenta una vista desde arriba, en el

sentido en que se ha centrado en las grandes hazañas de los grandes hombres, estadistas,

generales, y ocasionalmente, eclesiásticos. Al resto de la humanidad se le asigna un

papel menor en el drama de la historia. La existencia de ésta regla se revela en las

reacciones que genera su transgresión. Cuando el gran escritor ruso, Alexander Pushkin

trabajaba en el relato de una rebelión campesina y su cabecilla, Pugachev, el comentario

del zar Nicolás fue que “personas como esa no tienen historia”. Cuando en la década de

1950, un historiador británico escribió una tesis doctoral acerca de un movimiento

popular en la Revolución Francesa, uno de los examinadores le preguntó: “¿por qué se

preocupa usted por esos bandidos?”.

Por otra parte, cierto número de historiadores se interesa por la “historia desde

abajo”, es decir, por las opiniones de la gente corriente y su experiencia del cambio

social. La historia de la cultura popular ha sido objeto de considerable atención.

Igualmente, los historiadores del pensamiento han desviado su atención de los grandes

libros o las grandes ideas -el equivalente de los grandes hombres-, dirigiéndolas a la

historia de las mentalidades colectivas o a la de los discursos o “lenguajes”, por

ejemplo, al lenguaje del escolasticismo o del derecho consuetudinario.

4. En cuarto lugar, según el paradigma tradicional la historia debería basarse en

documentos. Uno de los mayores logros de Ranke fue su exposición de las limitaciones

de las fuentes narrativas –llamémoslas crónicas- y su insistencia en la necesidad de

basar la historia escrita en documentos oficiales procedentes de los gobiernos y

conservados en archivos. El precio de este logro fue el olvido de otros tipos de prueba.

El período anterior a la invención de la escritura quedó descartada como “prehistoria”.

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Sin embargo, el movimiento de la “historia desde abajo” presentó, por su parte, las

limitaciones de este tipo de documentación. Los registros oficiales expresan, por lo

general, el punto de vista oficial. Para reconstruir las actitudes de herejes y rebeldes,

tales registros requieren el complemento de otras clases de fuentes.

En cualquier caso, si los historiadores se interesan por una diversidad de

actividades humanas mayor que la que ocupó a sus predecesores, habrán de examinar

una variedad también mayor de pruebas. Algunas de éstas serán visuales; otras, orales.

Existe también la prueba estadística: las cifras del comercio, de población, de votantes,

etc. El apogeo de la historia cuantitativa se dio en las décadas de 1950 y 1960, cuando

algunos entusiastas pretendieron que los únicos métodos fiables eran los cuantitativos.

Se ha producido una reacción contra estas pretensiones y, en cierta medida, también

contra sus métodos, pero el interés por una historia cuantitativa más modesta sigue

aumentando.

5. De acuerdo con el paradigma tradicional la historia es objetiva. La tarea del

historiador es ofrecer al lector los hechos, o como decía Ranke en una frase muy citada,

contar “cómo ocurrió realmente”. En la actualidad este ideal se considera, en general,

quimérico. Por más decididamente que luchemos por evitar los prejuicios asociados al

color, el credo, la clase social o el sexo, no podemos evitar mirar al pasado desde una

perspectiva particular. El relativismo cultural se aplica, como es obvio, tanto a la

historiografía misma como a lo que se denominan sus objetos. Nuestras mentes no

reflejan la realidad de manera directa. Percibimos el mundo solo a través de una red

convenciones, esquemas y estereotipos, red que varía de una cultura a otra. En tal

situación, nuestra comprensión de los conflictos se ve aumentada por la presentación de

puntos de vista opuestos.

La historia rankeana fue el territorio de los profesionales. El siglo XIX fue un

tiempo de la profesionalización de la historia, con sus departamentos universitarios y

sus publicaciones. La mayoría de los principales nuevos historiadores son también

profesionales. Una manera de describir sus logros consiste en decir que han mostrado

cómo las historias económica, social y cultural pueden estar a la altura de las exigentes

pautas establecidas por Ranke para la historia política.

(Texto extraído de Burke, Peter. Formas de hacer historia. Op. cit. )

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Preguntas orientadoras:

-¿Cuáles son las diferencias que se pueden establecer entre una historia

tradicional y una “nueva historia”?

-Teniendo en cuenta los cambios que experimentó la ciencia histórica en las

últimas décadas: ¿Cuales serían los “viejos sujetos” y los “nuevos sujetos”

históricos?

Periodización de la Historia Universal

El conocimiento que el hombre actual ha llegado a adquirir sobre las

civilizaciones antiguas representa una de las más admirables conquistas de las ciencias.

En el siglo XVIII se inició la revisión de las tradiciones que nos han llegado a través de

la Biblia, de los historiadores clásicos y cronistas, que escribieron en los tiempos

helenísticos y en lengua griega, crónicas históricas de Egipto y Babilonia, basadas en las

respectivas tradiciones nacionales.

Pero sólo en el siglo XIX comenzaron los descubrimientos. A raíz de la

expedición de Napoleón Bonaparte a Egipto, los arqueólogos emprendieron viajes al

Oriente y se dedicaron a la tarea de examinar las ruinas y restos de las antiguas

civilizaciones. Estas excavaciones comienzan a ofrecer cada vez mayores tesoros

artísticos y documentales. Por otro lado el desciframiento de escrituras y lenguas

desconocidas, más los monumentos que aún se conservan (ruinas de palacios y

ciudades, de templos y fortalezas, sepulturas y toda clase de mobiliario) ha hecho

posible reconstruir la historia de los milenios anteriores al nacimiento de Cristo, con

detalles a veces comparables al de épocas más próximas.

Así surgieron indicios que permiten afirmar que el hombre habita la tierra desde

hace un millón de años aproximadamente.

Los historiadores han convenido en dividir la historia humana en dos grandes

períodos: el período preliterario o prehistórico (que abarca el estudio de los pueblos

antes de la aparición y difusión de la escritura) y el período histórico y de las

civilizaciones (a partir de la aparición de la escritura).

La invención de la escritura señala el límite no estricto entre la prehistoria y los

tiempos históricos, porque representa el logro más trascendental del ser humano. La

escritura permitió una mayor posibilidad de transmisión de la cultura entre los pueblos y

que llegaran hasta nosotros sus testimonios sin sufrir las alteraciones que presenta la

tradición oral.

17

En los países de cultura occidental, que utilizan la cronología cristiana, los

tiempos históricos se dividen en cuatro períodos para su mejor comprensión:

EDAD ANTIGUA:

Abarca desde la aparición de la escritura y los primeros tiempos civilizados (4.000

años A. C. aproximadamente) hasta la caída del Imperio Romano de Occidente (año

476). En este período se estudia el desarrollo de las civilizaciones del Cercano Oriente

(Egipcios, Asirios, Hititas, Persas, Fenicios, etc.) y los pueblos del Mediterráneo

(Grecia y Roma).

EDAD MEDIA:

Abarca desde mediados del siglo V hasta mediados del siglo XV, es decir desde la

caída del Imperio Romano de Occidente (Roma) hasta la caída del de Oriente

(Constantinopla).

En este período se puede distinguir el desarrollo de tres unidades culturales: el

mundo occidental romano-cristiano, el mundo oriental o bizantino y el mundo islámico.

EDAD MODERNA:

Abarca desde el siglo XV (1453) hasta la Revolución Francesa de 1789. Significó

un cambio rotundo en relación al período anterior en todos los aspectos. Surgen nuevas

instituciones y formas de pensar; se desarrollan importantes movimientos artísticos y

literarios; se produce el nacimiento del sistema capitalista, se definen la burguesía y

otros sectores sociales, se constituyen los estados nacionales europeos y se completa el

conocimiento del mundo desde el punto de vista geográfico, se avanza en el ámbito

científico con importantes descubrimientos y se produce la crisis de la Iglesia. Al final

del período aparecen las ideas filosóficas que van a marcar el inicio de la etapa

siguiente.

EDAD CONTEMPORÁNEA:

Se inicia en 1789 con la Revolución Francesa y abarca hasta nuestros días. Es el

período del dominio europeo hasta las guerras mundiales y de las luchas entre la

democracia y el autoritarismo. Se caracteriza por un gran adelanto tecnológico y

científico y por las transformaciones culturales.

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Representación Gráfica de las Edades Históricas

Edad Antigua Edad

Media

E

dad

M

od.

E

dad

C

ont.

4000 a.C. (aprox.) 0 476 1453 1789

UNIDAD I : PANORAMA GENERAL DE LAS EDADES ANTIGUA Y MEDIA

Tiempos prehistóricos: Los primeros hombres

Los investigadores aún hoy se preguntan sobre las verdaderas causas que explican

el origen del hombre. Muchos afirman que si bien la capacidad de los homínidos para

fabricar y manipular utensilios y armas ha tenido una importante influencia en la

evolución, no fue el único factor determinante.

¿Fue el andar erecto el factor que explica la verdadera naturaleza del hombre? Ésta

es una característica particular del ser humano. Sin embargo los científicos afirman que

si bien ser bípedo ayuda en muchos aspectos a la supervivencia, los cuadrúpedos

muchas veces son más ágiles y rápidos que el hombre.

Ni el manejo de materiales, ni el tamaño del cerebro (el de los primeros homínidos

se asemeja en estructura y tamaño al de los monos más evolucionados), ni ser bípedo,

parecen conformar -aisladamente- los factores determinantes que hacen al hombre, ser

humano... Entonces, ¿cuáles son las razones que lo explican?

La causa del éxito de la especie humana, según algunos investigadores, hay que

buscarla en la totalidad del comportamiento.

Liberarse de la necesidad de andar en cuatro patas significó para los homínidos,

tener las manos libres para trabajar y para fabricar herramientas. Pero esto no habría

sido suficiente sin el lenguaje. Porque el lenguaje tiene el valor de ser un instrumento de

comunicación y, también, de conservación de la memoria colectiva; permite, además,

razonar para construir e innovar.

19

Los homínidos, a partir de determinado momento, fueron capaces de compartir e

intercambiar aprendizajes que les permitían enfrentarse mejor con la naturaleza de la

que dependían sus vidas. El homínido se hace hombre cuando, partiendo de lo que

existe (hojas, piedras, huesos, etc.), imagina, piensa lo que no existe (cuerdas,

cuchillos, punzones, etc.) y se lanza a realizarlo.

Por esto, el hombre es un ser racional , además de sentir, razona, piensa. Pero el

ser racional del hombre sólo fue posible gracias a su ser social : viviendo juntos,

necesitándose y ayudándose unos a otros, los hombres tomaron conciencia de que el ser

humano es más humano cuando está con otros. Cuando los hombres lograron

establecer relaciones sociales, organizaron la sociedad y dieron origen a la cultura.

Como lo afirma Gordon Childe, “ la especie homo sapiens fue capaz de sobrevivir

en el mismo medio ambiente que el mamut, mejorando su cultura material.” Tanto la

evolución como el cambio cultural, pueden ser considerados como adaptaciones al

medio ambiente. Esto significa el conjunto de la situación en la cual tiene que vivir una

criatura: no abarca únicamente el clima y el relieve, sino también factores tales como la

provisión de alimentos, animales enemigos, y en el caso del hombre, incluso las

tradiciones, costumbres y leyes sociales, la posición económica y las creencias

religiosas.

Preguntas orientadoras:

-¿Cómo se explica la capacidad de supervivencia del hombre en los tiempos

prehistóricos?

La Cultura Paleolítica

No disponemos de testimonios escritos de las culturas que los hombres crearon en

el largo período desde su origen hasta la invención de la escritura, aunque sí se han

encontrado los utensilios que fabricaban, los lugares donde vivían y las tumbas en las

que enterraban a sus muertos.

El paleolítico inferior está caracterizado por una sorprendente evolución del

trabajo en las herramientas: desde piezas apenas trabajadas -a las que se denomina

cultura de los guijarros- hasta variados instrumentos bellamente elaborados que se

asocian con el homo erectus que ya conocía el fuego. El paleolítico medio se sitúa

alrededor de 100.000 años atrás y es un período de transición hacia el paleolítico

superior, asociado al homo sapiens sapiens, y ubicado hace alrededor de 40.000 años.

20

Lo que caracteriza al paleolítico superior es el desarrollo de las viviendas, la

importancia de los instrumentos elaborados con hueso en forma de armas y adornos, el

empleo de materias colorantes y la aparición de manifestaciones artísticas.

En este período los utensilios son más variados y especializados. Las armas se

producen para la caza, pues la guerra, en el sentido moderno de la palabra, aún no

existía, salvo pequeños y breves enfrentamientos en torno de los sitios de caza.

Durante todo el período paleolítico los grupos humanos fueron depredadores:

tomaban todo aquello que la naturaleza les ofrecía. Debieron aprender a capturar

animales y seleccionar los vegetales comestibles, así desarrollaron la caza, la pesca y la

recolección de frutos, hierbas y raíces, razón por la cual llevaban una vida nómade.

Desde el paleolítico superior, los hombres se especializaron en la caza mayor.

Los métodos eran variados: con armas arrojadizas lanzadas con la mano, con propulsor

o con arco, empleo de diversas trampas, utilización del fuego para asustar al animal y

provocar estampidas, etc.

Sobre los recursos vegetales los datos son escasos, pero los estudios de pólenes

fósiles permiten saber que recolectaban frutas silvestres, y también bulbos y tubérculos

comestibles, como las zanahorias y las papas silvestres.

En cuanto al fuego, existe la certeza de que los hombres de finales del paleolítico

inferior lo conocían, aunque no supieran encenderlo: posiblemente se limitaban a

conservarlo a partir de los incendios naturales. A lo largo del paleolítico superior no

cabe duda de que ya sabía encenderlo por el sistema de frotamiento y de golpes.

Mientras fueron depredadores los hombres formaron hordas. Estas eran

conjuntos de individuos agrupados momentáneamente para satisfacer las necesidades

más elementales. A medida que se hacían más complejas las actividades económicas y

las técnicas, también se hacían más duraderas y complejas las relaciones que establecían

entre sí los miembros de los grupos.

Preguntas Orientadoras:

-¿Cómo lograban su subsistencia los hombres del paleolítico?

-¿Qué aportes o descubrimientos realizaron los hombres en este período?

-¿En qué consistía la vida de los hombres en el paleolítico?

La cultura neolítica. El origen de las primeras civilizaciones en el Cercano Oriente.

21

Hasta alrededor de 12.000 años atrás el hombre vivió de lo que la naturaleza le

ofrecía: de la caza y de la pesca de animales, y de los frutos que recolectaba, sin

preocuparse en ningún caso de su reproducción. Los cambios que sucedieron a la cuarta

glaciación provocaron cambios en la forma de vida de los hombres.

Durante el período neolítico, el hombre estableció una nueva relación con la

naturaleza: dejó de actuar como depredador y se hizo productor. Comenzó a cuidar y

favorecer la reproducción de las especies animales y vegetales que podían servirle de

alimento.

La cría de animales y la agricultura sustituyeron más o menos rápidamente, y

casi por completo, a la caza, la pesca y la recolección como bases de la economía. De

este modo, los hombres estuvieron en condiciones de asentarse en ciertas regiones

para quedarse a vivir definitivamente en ellas: se hicieron sedentarios.

El origen de la agricultura probablemente tuvo lugar en varios puntos del mundo.

El centro más antiguo y el más conocido es el Cercano Oriente, donde los hallazgos

arqueológicos revelan la práctica de la agricultura hacia el 7.000 a. C. El centro de

invención estuvo situado en algún lugar entre Palestina, Siria e Irán. A partir de allí se

difundió por todo el Cercano Oriente

La agricultura tuvo como antecedente necesario e inmediato un período largo de

recolección intensiva de plantas silvestres de semillas comestibles, especialmente

cereales (trigo, cebada, arroz, etc.).El cultivo de los cereales pudo haberse originado

gradualmente en las regiones donde las plantas silvestres fueron muy abundantes, como

las regiones que no sufrieron la acción de los glaciares y que fueron praderas fértiles. La

existencia de una abundante producción silvestre de granos hizo posible que fuera

recogida, casi con seguridad por las mujeres, y almacenada en cestos de mimbre o en

recipientes de cerámica, en depósitos permanentes.

En la recolección se debían desparramar numerosas semillas de las que surgían

nuevas plantas. El “invento” de la agricultura seguramente debió surgir de la

comprensión por parte de los hombres de este hecho accidental. Así comenzó la

práctica de sembrar grano deliberadamente para lograr una recolección más amplia

en la cosecha siguiente. Este proceso estuvo acompañado por la domesticación de

animales.

La práctica de la agricultura y la sedentarización produjeron importantes

consecuencias en la vida de los hombres:

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-Aumentó enormemente el número de personas que podía poblar un mismo

territorio; y además,

-como la agricultura dependía de las estaciones, gran parte de la población

quedaba disponible para otras tareas el resto del año.

Así la agricultura generó nuevas posibilidades y nuevos problemas.

El primer paso para la agricultura en gran escala lo dieron los pueblos que entre el

4.000 y el 3.000 a. C., cultivaron en los amplios valles de los grandes ríos, o en tierras

áridas situados en la proximidad de los ríos. Para controlar las inundaciones en el

primero de los casos, y para aprovechar mejor las crecidas que hacían fértiles las

tierras áridas en el segundo, los hombres necesitaron construir diques y canales. Así

surgió una nueva clase de agricultura, basada en la irrigación.

En las regiones donde se practicó este tipo de agricultura compleja, fue necesario

que muchos poblados trabajaran unidos en la construcción de obras para controlar el

agua y luego repartirla entre todos. La cooperación en el trabajo aumentó los beneficios

creció la producción de alimentos y aumentó la población.

En el neolítico la diferencia entre el espacio urbano y el rural no era tan marcada.

Entre el 10.000 y el 3.000 a. C. aproximadamente, transcurrió un largo período de 7.000

años, en el cual, muy lentamente, fueron tomando forma las primeras sociedades

urbanas. A orillas del río Indo, en el valle mesopotámico, en el Cercano Oriente, en

Egipto y en algunas regiones de América, los agricultores del neolítico fueron los

protagonistas de este cambio.

Asentados en territorios aptos para la agricultura, los habitantes de esas regiones

establecieron entre ellos relaciones sociales de un nuevo tipo, construyeron sus

viviendas unas cerca de otras y encararon juntos el trabajo de interés común. Así

surgieron las primeras aldeas a partir de las cuales surgieron las ciudades. Éstas

incorporaron nuevos elementos:

un muro protector,

la ubicación de las casas en un lugar elevado a resguardo de enemigos

e inundaciones,

un edificio para almacenar alimentos,

el templo dedicado a la divinidad, etc.

La organización de sistemas de riego impuso la unión y coordinación en el

trabajo. El templo, lugar de residencia de los hombres que coordinaban los trabajos, fue

un primer elemento importante para que las aldeas se fueran transformando en un centro

23

urbano. Además, allí se debía almacenar la producción lograda en conjunto: porque era

el lugar donde estaba el poder y, por lo tanto, el más seguro.

Allí también residía la divinidad. La casa elegida como lugar de almacenamiento

no tuvo en un principio carácter religioso, sino que este se le añadió luego, cuando

comenzó a tener una significación especial por asegurar la supervivencia de todos: si se

hacía residir allí a la divinidad todopoderosa, los alimentos estarían más protegidos.

Durante miles de años la agricultura requirió el trabajo de todos los miembros de

cada sociedad; pero con el paso del tiempo, algunos hombres comenzaron a

especializarse en nuevos oficios. Esto fue posible porque el perfeccionamiento de las

técnicas agrícolas y el aumento de la producción, permitieron disponer de alimentos,

tanto para los campesinos que trabajaban directamente la tierra, como para aquellos

habitantes que no la trabajaban. Recién cuando una sociedad fue capaz de generar un

excedente de alimentos, entonces, una parte de sus miembros pudo dejar de

realizar tareas rurales.

Los hombres que dejaron de trabajar directamente la tierra, se dedicaron a otras

actividades: a la alfarería, a la producción de utensilios e instrumentos de labranza, al

intercambio, a construir viviendas, a organizar y dirigir el trabajo que otros realizaban,

a interpretar la voluntad de los dioses o a curar.

Esta división y especialización del trabajo contribuyó a que se fueran

estableciendo diferencias sociales, tanto de riqueza como de poder, entre individuos de

sociedades que, hasta ese momento, habían sido relativamente igualitarias.

Desde entonces, los campesinos continuaron viviendo en pequeños poblados y

aldeas cercanas a las zonas de cultivo (rurales), y los artesanos, comerciantes,

constructores, administradores, sacerdotes y funcionarios habitaron el ámbito

estrictamente urbano.

Las sociedades urbanas, descubrieron hacia el 4.000 a. C. aproximadamente, la

importancia de los metales para la fabricación de instrumentos. Primero se utilizó el

cobre, luego el bronce (que es una aleación de cobre y estaño) y finalmente el hierro.

La metalurgia originó una nueva especialización en la división del trabajo ya

que muchos artesanos desarrollaron esta técnica. Los hombres, luego de conocer el

metal, comenzaron a hacer con ellos todo lo que antes producían a partir de la

piedra o el hueso.

24

Por su complejidad, es difícil que la metalurgia se haya podido practicar como una

actividad doméstica en los intervalos dejados por el trabajo agrícola. Los forjadores eran

especialistas porque su labor ocupaba todo el tiempo de quien la realizaba.

Una sociedad sólo puede mantener un especialista, ya sea un forjador, un

sacerdote o un funcionario, cuando posee excedentes de alimentos, porque como

ninguno de ellos trabajan en la producción de alimentos, tienen que consumir del

sobrante que producen los agricultores. La metalurgia provocó además otro cambio

importante en la vida económica. Los metales no se encontraban en las llanuras de

aluvión preferidas por las sociedades agrícolas, sino en terrenos boscosos o rocosos. Por

esto, muy pocos poblados agrícolas debieron disponer de estos minerales en sus propios

territorios, la gran mayoría debía obtenerlos de otras regiones. Los poblados agrícolas

que no estaban en zonas metalíferas debieron ofrecer el producto que para ellos era más

abundante -los alimentos- para obtener a cambio los metales que eran un producto

escaso. Así, sólo los poblados que generaban excedentes de alimentos tuvieron

asegurado el intercambio.

Las nuevas actividades relacionadas con la búsqueda de los metales originaron la

necesidad de fabricar nuevas herramientas y también la de mejorar los medios de

transporte.

Otro elemento importante en el desarrollo de las sociedades neolíticas es la

aparición del estado. La unidad de los tiempos primitivos, basada en la sangre o la

vecindad inmediata, característica del clan, se transformó en una unidad más amplia,

en la que las personas, aunque no se conocieran, tenían suficientes necesidades e

intereses comunes para desear unirse u organizarse. Surgieron las clases dirigentes

(reyes, funcionarios, sacerdotes) que decidían respecto de las obras necesarias para el

funcionamiento social. De la existencia de aldeas autónomas desde el neolítico, se va a

organizar un poder centralizador. Se estableció el gobierno, es decir una autoridad

que se ejercía sobre un territorio determinado y sus habitantes; se dictaron leyes o

normas para la convivencia en el territorio y para solucionar los conflictos o disputas

entre los miembros de la sociedad, y se fijaron contribuciones (tributo) para que cada

miembro contribuyera a sostener la organización estatal con el producto de su trabajo.

El gobierno debía sancionar, juzgar, decidir la guerra, percibir tributos, etc. A su

vez, la organización estatal permitía a los habitantes vivir mejor: la realización de

grandes obras de infraestructura, imposibles de hacer en forma individual, el reparto de

25

granos en épocas de hambrunas, el incentivo de mejores niveles de vida y de desarrollo

cultural, etc.

Los gobiernos, en las primeras civilizaciones del Cercano Oriente, se

caracterizaron por la Monarquía, de carácter absoluta y teocrática, por la estrecha

relación o identificación existente entre el soberano y el dios principal, ya que todos los

pueblos, a excepción de los hebreos, fueron politeístas.

En el Cercano Oriente los primeros estados se ajustaron a los siguientes tipos:

-la ciudad-estado, es decir, una organización estatal centrada en sí misma, y

-los imperios, estados que tendieron a expandirse y someter otros territorios.

Preguntas orientadoras:

-Distinguir los rasgos propios del paleolítico y del neolítico

-¿Cómo se produjo el paso de una economía depredadora a una economía

productora?

-¿Por qué se considera a la aparición de la agricultura como un

acontecimiento trascendente en la historia de la humanidad?

-¿Cuáles son las razones o factores que condujeron a la aparición del estado

en el mundo antiguo?

Los Pueblos del Mediterráneo: griegos y romanos.

En las sociedades antiguas del Cercano Oriente, el Estado ocupaba un lugar

central en la organización de la economía y la sociedad. Los reyes, faraones y

sacerdotes fueron los propietarios de la mayor parte de las tierras y responsables de

garantizar su fertilidad mediante la construcción de acequias y canales de riego.

Además, el estado organizaba el trabajo agrícola que era realizado por campesinos

libres, quienes debían pagar tributos.

A partir del 2.000 a.C., los pueblos instalados en la región del mar Mediterráneo

occidental protagonizaron un conjunto de cambios que, lentamente, sentaron las bases

de una nueva forma de organización social. Durante dos mil años una nueva

sociedad se fue formando con los aportes de griegos y romanos.

La historia de los pueblos del Mediterráneo occidental se puede dividir en tres

períodos bien diferenciados.

26

El primer período correspondió a la civilización que se desarrolló en la isla de

Creta y más tarde en Micenas hasta el siglo XIII a.C. Allí, la economía y la sociedad

estuvieron organizadas en forma muy similar a las que simultáneamente se

desarrollaban en el Cercano Oriente.

En el segundo período, desde el 1.200 a.C., se consolidó la nueva sociedad

caracterizada por la existencia de ciudades-estados muy distintas de las del

Cercano Oriente: las polis griegas .

Uno de los cambios más importantes fue que en las polis la economía y la

sociedad de los griegos se organizaron sobre nuevas bases, no ya las del estado

teocrático: las familias y los individuos eran quienes decidían y realizaban las

actividades económicas y políticas. El dominio que los griegos llegaron a ejercer sobre

otros pueblos del Mediterráneo fue más bien cultural o económico que político, puesto

que su expansión no se trató de una conquista -como lo hicieron posteriormente los

romanos- sino de una colonización.

El tercer período correspondió a la historia de Roma.

Roma fue una ciudad fundada en el siglo VIII a. C., que en el siglo I a. C. llegó

a dominar a las antiguas civilizaciones del Cercano Oriente y a muchos de los

pueblos establecidos en el actual territorio de Europa. La guerra y la conquista

produjeron grandes beneficios económicos a los romanos y una dilatada expansión

geográfica de sus dominios.

La ciudad-estado, gobernada inicialmente por una monarquía se convirtió

primero en una república, gobernada por magistrados, y posteriormente en un imperio.

La nueva organización social estuvo muy relacionada con las actividades

económicas que desarrollaron los pueblos que vivían en un territorio cuyo medio natural

era muy diferente al del Cercano Oriente.

En el mundo mediterráneo la agricultura tuvo características distintas de las

de Egipto y Mesopotamia en el Cercano Oriente: no se construyeron grandes obras

de riego. Las familias fueron propietarias de extensiones de tierras relativamente

pequeñas en las que, además de cereales, se cultivaba vid, olivo, árboles frutales, y

sobre todo, se criaba ganado.

27

Entre los griegos y los romanos, hubo un cambio importante en la

organización del trabajo. Los hombres libres no debían pagar ningún tributo, pero,

en cambio, la esclavitud fue considerada como una necesidad natural. Los esclavos

fueron los encargados de las tareas agrícolas y muchos se especializaron en oficios

urbanos.

Las nuevas ciudades participaron activamente del comercio que se desarrolló en el

Mediterráneo oriental. Esto originó un importante desarrollo de las artesanías,

especialmente la cerámica, y de los productos de la metalurgia que se intercambiaban

con el Oriente.

Los griegos y los romanos no debían obedecer a un rey con poder absoluto

que ejercía el gobierno junto con un grupo privilegiado de funcionarios. En las

ciudades-estados del Mediterráneo occidental surgió un nuevo tipo de gobierno,

ejercido por un grupo de individuos que tenían derecho a participar en él. Además,

en estas ciudades, las costumbres y normas que ordenaban la vida en común fueron

recopiladas y escritas; de este modo se convirtieron en leyes y fueron conocidas por

todos los habitantes que tenían que cumplirlas.

En la organización social se observaba una gran diferenciación entre sus

habitantes.

En primer lugar había hombres libres y hombres esclavos. Entre los hombres

libres, la diferencia se basaba en los derechos que otorgaba el nacimiento: sólo los

individuos que habían nacido en cada ciudad-estado -los ciudadanos- tenían

derecho a participar en su gobierno. Por otro lado, además, los ciudadanos se

diferenciaban por su grado de riqueza y de poder, y esto influyó en la práctica de los

derechos políticos.

Los esclavos eran hombres privados de su libertad personal y sin ningún

derecho político ni económico. Desde el punto de vista de sus integrantes, la libertad

de unos hombres no podía entenderse sin la esclavitud de otros; las dos condiciones eran

interdependientes. Lo nuevo fue que los esclavos ya no eran sólo los prisioneros de

guerra -como en el Cercano Oriente- sino una mercancía que se podía comprar y

vender.

La condición que diferenció a los hombres libres fue su pertenencia o no al

grupo de los ciudadanos. Sólo ellos tenían derecho a participar en el gobierno de la

ciudad. Los hombres libres que vivían en ella y no eran ciudadanos, eran considerados

extranjeros.

28

Entre los ciudadanos no todos eran iguales. El criterio que marcaba la

desigualdad era la riqueza, que provenía de tener o no propiedad de tierras. A

medida que las ciudades fueron creciendo, la mayor parte de las mejores tierras quedó

en propiedad de las familias más poderosas.

Esta desigualdad económica entre los ciudadanos originó una desigualdad en el

ejercicio de los derechos políticos. A pesar de que todos los ciudadanos podían

participar en el gobierno de la ciudad, en la práctica los más grandes y ricos

propietarios de tierras eran quienes llegaban a ser gobernantes.

Las diferencias de condiciones y de derechos dividieron a las sociedades del

Mediterráneo en grupos de individuos con intereses muy diferentes. Hubo

levantamientos de la población esclava, y también enfrentamientos entre ciudadanos y

extranjeros que reclamaban derechos políticos. Pero el enfrentamiento social más

importante fue entre los ciudadanos propietarios de tierras y los no propietarios.

Los griegos y romanos encontraron diferentes soluciones para estos

conflictos. Los griegos, primero, salieron a buscar nuevas tierras que ocuparon a través

de la colonización. Más tarde, algunas polis comenzaron a reformar las leyes con el

objetivo de permitir la participación de los ciudadanos en las instituciones políticas,

aunque no fueran propietarios de tierras.

Los romanos obtuvieron nuevas tierras, expandiéndose sobre los territorios de

los pueblos vecinos primero y, progresivamente, la guerra de conquista se convirtió

en su principal fuente de tierras y recursos económicos.

Los que se negaron a someterse se refugiaron en la religión. Procuraron

liberarse de las mezquindades de la vida real en la contemplación de Dios y en la

comunión con el mundo invisible. Adoptaron como ideal la perfección íntima, el

constante desarrollo de su propio ser moral y espiritual. Tras el exterior brillante del

Imperio Romano, sentimos la carencia de poder creador y la repugnancia que inspira,

sentimos el cansancio y la indiferencia, que no solo minaba la cultura del Estado, sino

también su sistema político, su pujanza militar y su progreso económico.

Preguntas orientadoras:

-¿Qué formas de diferenciación social se advierten en estas lecturas?

Los griegos y el paso del mito a la razón

29

Fueron los hombres de las sociedades del Mediterráneo occidental quienes encontraron

nuevas respuestas para las antiguas preguntas sobre el mundo y el hombre. Los primeros

griegos, como otros pueblos de su tiempo y como lo habían hecho los hombres desde

hacía miles de años, crearon mitos para explicar las cosas de la naturaleza y de la vida

cotidiana que les preocupaban y no entendían. El mito era un relato imaginado, que

respondía a las preguntas de los hombres explicando los orígenes y las causas de las

cosas a partir de la acción de los dioses y de los héroes (nacidos de la unión de dioses

con humanos). Tuvieron además una característica particular: los hombres participaban

junto con dioses y héroes en las acciones.

Con el tiempo, los griegos encontraron otras respuestas. Las explicaciones míticas

fueron dejando lugar a explicaciones que no surgían de la imaginación sino que se

basaban en datos que provenían de la observación de la naturaleza. Cada vez fue más

habitual que las explicaciones se hicieran a partir de la información y de la capacidad

humana de razonar.

Desde los primeros tiempos de su historia, los poseedores de la sabiduría no fueron,

como en Oriente, los sacerdotes sino los filósofos, hombres que por medio del

razonamiento, intentaban desentrañar los misterios del cosmos y comprender la

totalidad del universo.

Para los griegos, la filosofía era el conjunto de conocimientos y saberes que tenían los

hombres. Pero a medida que el conocimiento aumentaba, los sabios comenzaron a

especializarse en diferentes temas o problemas y, así, fueron surgiendo las distintas

disciplinas y ciencias. Los primeros sabios lograron importantes avances en anatomía,

astronomía, navegación, agronomía, etc. Pero son muy pocos los testimonios escritos de

sus obras, porque la mayoría de esos conocimientos no se transmitía por medio de

libros, sino por medio de la misma práctica.

Los griegos valoraron el saber, sobre todo, como un medio para comprender los

problemas del hombre y de la naturaleza. El pensamiento filosófico se difundió

fácilmente entre los griegos, ya que no había una religión con normas estrictas, y ningún

templo vigilaba el cumplimiento de la religión oficial.

A mediados del siglo V a. C., el filósofo Sócrates impartió sus enseñanzas en Atenas.

Afirmó que el hombre es capaz de conocerse a sí mismo por medio del razonamiento, y

que el verdadero conocimiento no puede enseñarse sino que cada uno debe aprenderlo a

partir de sí mismo. Las ideas de Sócrates –conocidas a través de su discípulo Platón-

30

iniciaron la tradición filosófica de Europa occidental. Sócrates inició también una

escuela y desarrolló un método pedagógico para enseñar a transmitir sus ideas.

La civilización romana

Roma atravesó por tres formas diferentes de organización política:

-Monarquía

-República

-Imperio

Si bien surgió como una ciudad-estado se fue expandiendo, a través de la

conquista, sobre amplios territorios hasta dominar todo el mundo mediterráneo y el

Cercano Oriente. Este proceso de expansión se realizó desde los tiempos de la república

y alcanzó sus momentos culminantes durante el Imperio.

La expansión determinó que la cultura romana incorporara elementos culturales

de diversa índole, sobre todo de la tradición cultural helenística.

Se denominó helenismo, a los rasgos culturales que se desarrollaron en el

espacio geográfico que había constituido el imperio de Alejandro Magno, desde la

muerte de éste hasta la llegada de los romanos.

El helenismo se caracterizó por la mezcla de elementos de la cultura griega

(ciencias, arte y literatura), exaltada y expandida por todo el mundo oriental, y de

elementos culturales de las civilizaciones del oriente.

De la mezcla de ambas culturas, la griega y la oriental, surgió el helenismo o

cultura helenística que tuvo como uno de sus principales centros a Alejandría (en

Egipto) y Pérgamo (en Asia Menor), y que gravitó en todo el mundo oriental hasta que a

la llegada de los romanos, éstos impusieron su dominación.

A partir de entonces, la cultura romana tomó elementos del helenismo. Por

ello se puede afirmar que la cultura romana es una síntesis de las aportaciones que

recibió en su contacto con los pueblos que fue dominando, en particular con los pueblos

que habían estado bajo el dominio de Alejandro Magno en el siglo IV a. C.

Los romanos fueron originales a partir de todo aquello que tomaban. Las

condiciones generales eran favorables a esa síntesis porque posibilitaron el intercambio

pacífico entre Oriente y Occidente.

Las nuevas pautas culturales se extendieron a todos los rincones del imperio,

proceso que se denominó “romanización”. Uno de los principales vehículos de este

31

proceso fue el uso de una lengua común: el latín, que llegó a hablarse en todas las

regiones dominadas por Roma.

De él derivaron muchas lenguas romanas, llamadas “romances” de las cuales

derivaron las lenguas latinas (español, portugués, francés, italiano, rumano, etc.) que

hoy se hablan en Europa y en otras regiones del mundo, como en la América Latina.

La cultura romana produjo importantes aportes en la literatura, la historia, el

arte, la arquitectura, el urbanismo, y fundamentalmente, el derecho.

Desmembramiento del Imperio

A partir del siglo III se produjo un colapso integral de la civilización romana por

la importancia que adquirió el ejército y la lucha por el poder, lo que llevó al imperio al

despotismo.

A partir de entonces se habla de un orden nuevo denominado “Bajo Imperio”,

considerado como el comienzo del tránsito hacia la Edad Media.

Los emperadores lograron mantener unido al imperio y trataron de restablecer la

estabilidad política. Para ello gobernaron en forma absoluta, haciendo desaparecer las

apariencias republicanas que guardaba hasta entonces el Imperio.

Uno de estos emperadores, Diocleciano (284-305) dividió en dos al imperio

Romano:

-Imperio Romano de Occidente

-Impero Romano de Oriente

Durante el bajo imperio se produjeron dos fenómenos:

-la expansión del cristianismo

-la penetración de elementos bárbaros en el territorio imperial

Los bárbaros se incorporaban al imperio como soldados o como colonos

(campesinos).

A fines del siglo IV el imperio, con el cristianismo como religión oficial, quedó

definitivamente divido en dos: Occidente con capital en Roma y Oriente con capital en

Constantinopla (hoy Estambul).

32

Cuando en el año 476 se produce la caída de Roma, cae el imperio de Occidente,

mientras el de Oriente, subsiste a lo largo de la Edad Media, hasta 1453.

Actividad Integradora: Teniendo en cuenta lo desarrollado en Técnicas de estudio realizar una actividad que integre los temas a modo de síntesis, poniendo en práctica la técnica aprendida. Será evaluada en coordinación con la profesora de Técnicas.

LOS TIEMPOS MEDIEVALES

Representación gráfica

Edad Antigua

Edad

Media

E

dad

M

od.

E

dad

C

ont.

Estamos aquí

V V

I

VI

I

VII

I

I

X

X X

I

XI

I

XII

I

XI

V

Temprana Edad Media Alta Edad Media Baja Edad Media

La Temprana Edad Media

-La Temprana Edad Media: abarca el período que va desde las invasiones que

provocan la destrucción del Imperio Romano de Occidente como unidad político-

cultural hasta la disolución del Imperio Carolingio. Es decir desde la primera a la

segunda invasión de pueblos “bárbaros”.

-Siglos V al VIII

La Alta Edad Media

-Es el período que transcurre desde la disolución del Imperio Carolingio hasta la

crisis del orden medieval a partir del siglo XI.

Constituye la etapa de gestación y maduración del proceso creador que representa

la Edad Media.

Siglos IX al XI

33

La Baja Edad Media

Es el período que va desde que comienza a manifestarse la crisis del orden feudal

-en la segunda mitad del siglo XII- hasta las postrimerías del siglo XIV en que se

acentúan los rasgos de la modernidad.

El mundo en la Edad Media

La caída de los dos imperios, como ya lo afirmamos, señala el comienzo y el fin

de la edad media.

Al caer el imperio romano de Occidente se produjo el fraccionamiento de la

unidad establecida por la romanización. Esta disgregación política y cultural fue

resultado de la irrupción de los pueblos germanos. El Mediterráneo dejo de ser un

“lago romano” para transformarse en un ámbito organizado en tres espacios culturales

que se manifiestan desde la Temprana Edad Media.

-En el espacio del desmembrado imperio romano de Occidente se produce el

surgimiento y apogeo de los reinos germánicos

-En el Oriente continúa su desarrollo el Imperio Romano de Oriente, denominado

también Imperio Bizantino

-el surgimiento del Islam y su expansión

Tenemos tres “mundos”:

-el mundo romano-germánico, en el cual durante la Alta Edad Media se

desarrolla el feudalismo

-el mundo bizantino

-el mundo islámico o musulmán, que amenaza con su expansión a los reinos y el

imperio cristianos, hasta el enfrentamiento que se produce con las cruzadas.

Continuidad romana y aportaciones bárbaras

Las migraciones germánicas provocaron, en las provincias romanas de

Occidente, el choque entre civilizaciones originales, de estructuras extremadamente

complejas. De estos contactos surgió nuestra civilización medieval, civilización de

síntesis en la que resulta difícil distinguir entre el aporte romano y el bárbaro (germano).

34

Aún hoy resulta difícil determinar la importancia de la población bárbara. Se

señala un número relativamente bajo de invasores, abandonándose la idea de una gran

masa humana o de oleadas irresistibles de individuos que hundieran el Imperio,

destruyendo todo a su paso. En ninguna región se estableció un orden político

absolutamente nuevo, imponiendo modos de vida totalmente diferentes. Las

migraciones bárbaras fueron más bien infiltraciones de grupos étnicos poco

numerosos entre poblaciones ya muy heterogéneas entre sí.

Incluso antes de las oleadas, muchos aspectos de la civilización, de la vida

política y del derecho de las provincias romanas se hallaban profundamente

marcados por el contacto con los bárbaros establecidos en Occidente.

No es posible hablar de una ruptura total. Es necesario reconocer el esfuerzo

romano para mantener o imponer su cultura.

La vinculación entre la civilización germánica y un tipo de vida más o menos

nómade o errante, extraño, en cualquier caso, a las tradiciones de la vida ciudadana, es

un hecho comúnmente aceptado. Así pues, se considera que las invasiones bárbaras

provocaron:

- el hundimiento de las ciudades,

- de las relaciones mercantiles y del artesanado urbano

- e incluso de la economía monetaria.

Esta interpretación debe ser matizada, debido a las numerosas excepciones

registradas en determinadas regiones.

Es cierto que el habitat propio de los germanos, por lo menos en los países del

norte, no era ni la ciudad rodeada de murallas, ni la villa romana de piedra, sino el

poblado donde se alineaban las chozas hechas de ramajes. Sin duda muchos de esos

poblados fueron la continuación de antiguos poblados celtas, del mismo tipo que la

ocupación romana no había hecho desaparecer por completo.

En Occidente, el establecimiento de los bárbaros provocó un cierto declive,

aunque de carácter muy desigual, de las ciudades romanas existentes.

En la Galia (hoy Francia), España e Italia, los reyes francos o godos no fueron

reyes nómadas, pero tenían sus palacios en varias ciudades administrativas. Existieron

ciudades con función de capital, residencias reales, enriquecidas por una corte, la

administración, escuelas, santuarios y una basílica funeraria para la dinastía. En la

Galia, ese fue el caso de Orleans y de París. Las grandes y fortificadas residencias

35

principescas, condados o episcopados, rodeadas de las casas de la familia, esos

santuarios dispersos en la ciudad o más allá de sus murallas, esos burgos abaciales

rodeados, a menudo, de muros de defensa , vitalizados por el mercado y el trabajo de los

artesanos, marcaron de forma decisiva el paisaje urbano de la Galia, entre el Sena y el

Rin.

Las antiguas ciudades romanas se irían substituyendo por otras más

anárquicas, o mejor dicho, por ciudades dobles o múltiples, aglomeraciones,

“conglomerados de ciudades”, en definitiva.

La idea de que las invasiones bárbaras acabaron con la civilización

imponiendo tradiciones completamente nuevas, constituye un punto de vista

erróneo. El derecho bárbaro, por ejemplo, más allá de ciertas prácticas originales,

estuvo profundamente influido por el derecho romano.

La literatura remite siempre a viejas expresiones. La lengua latina, el gusto por

la retórica, se mantuvieron pujantes durante los reinos godos. Así, por ejemplo, en

España, Isidoro de Sevilla (560-636), uno de los clérigos más brillantes de la Edad

Media, permaneció fiel a la cultura latina. Después de él, numerosas y preciadas obras

profanas dejaron testimonio del prestigio alcanzado por las letras romanas. Los

monasterios, las escuelas episcopales, los reyes y los nobles de España, enriquecieron

sus bibliotecas con libros antiguos.

En cuanto al arte, los bárbaros aportaron expresiones nuevas. Las artes llamadas

menores prevalecieron sobre la arquitectura y la gran escultura. En cierta medida

puede establecerse una correlación entre este arte nuevo y las tradiciones nómadas,

entre aquel y el deseo de guardar la fortuna en las armas, vestimentas y joyas.

Preguntas orientadoras:

-¿Por qué se habla de una civilización de síntesis para referirse a la sociedad

del occidente medieval?

-¿Qué elementos romanos y bárbaros prevalecen?

-¿Qué ocurrió con la vida urbana después de las invasiones bárbaras?

La vida económica en tiempos medievales

¿Debe considerarse también la vida económica de la época carolingia, desde una

perspectiva pesimista, como una era de regresión o, en todo caso, de contracción, como

muchas veces se la ha presentado? Esta idea debe mucho a la importante tesis

36

presentada y desarrollada por Henri Pirenne en su libro Mahoma y Carlomagno

(1937). Según el,

-la conquista musulmana interceptó el comercio marítimo de los cristianos,

aislando a Occidente de los ricos mercados de las orillas orientales del Mediterráneo.

-Al mismo tiempo, el Imperio de Carlomagno fue un imperio de tierra, dedicado

solamente a producir para su propia subsistencia: se trataba de una economía casi

cerrada, apartada del gran comercio internacional y de los intercambios monetarios

(Carlomagno abandonó la acuñación del oro).

Esta tesis, ha suscitado numerosas controversias y, hoy en día, parece difícil de

mantener.

El gran comercio había ya decaído mucho antes de las conquistas árabes y la

piratería sarracena. Este replegarse hacia el interior y esa economía de intercambio

tan precaria no fueron más que el resultado de un largo proceso de

empobrecimiento de Occidente, en marcha desde los últimos tiempos del Imperio

romano.

Algunos autores sostienen la tesis contraria a la de Pirenne y apuntan que,

-en los tiempos carolingios, existían ya signos anunciadores de un cierto

renacimiento mercantil.

-Muestran la importancia de la reforma monetaria que reafirmó el monopolio real

e instituyó la acuñación de dineros de plata, piezas de gran valor aceptadas tanto en el

mundo musulmán como en los países nórdicos.

La tierra siguió siendo la fuente principal de la fortuna y del poder político.

Ciertamente, el gran dominio, la villa heredada del bajo Imperio, fortalecida en el

momento de las invasiones germánicas y de las conquistas francas, presentada como la

explotación típica de los tiempos carolingios, no reunió siempre todos los territorios.

Al margen de las villas subsistieron, importantes comunidades de campesinos,

pequeños propietarios de tierras libres. Pero los textos se refieren solamente a la villa

del dueño.

El corazón de la villa lo constituía la cour, lugar de residencia fija o temporal del

señor y, en todo caso, centro de administración y explotación. Protegida normalmente

por empalizadas cerradas por puertas de hierro, la cour comprendía la casa del señor,

las habitaciones de los criados y esclavos, los establos, porquerizas, majadas, la

granja, cavas y bodegas, y además todos los talleres: forja, curtiduría, batán,

molino y lagar. Los trabajos, en las tierras de la reserva, eran, en la primera parte del

37

mes, realizados por esclavos domésticos, familiares, que vivían junto al señor,

instalados cerca de su casa, conducidos al trabajo, cada día, en equipo, bajo la dirección

del intendente y de los oficiales del dominio. Ciertos esclavos realizaban tareas

especializadas de artesanos y trabajaban la madera, el hierro o el cuero, mientras que las

mujeres, en el gineceo, tejían telas de cáñamo o de lino y telas de lana.

Sin embargo, esta mano de obra servil ligada a la tierra era muy escasa: los

esclavos capturados en las campañas del este y puestos a la venta en el mercado de

Verdún fueron casi siempre revendidos en los países del Islam. De ahí el interés de

parcelas confiadas ya sea a hombres libres (manses ingénuiles), ya a no-libres (manses

serviles).El manso correspondía a la unidad de explotación campesina, cultivada en

principio por una familia. Esta estructura se encuentra en todos los países de Occidente

bajo diversos nombres y con una superficie variable en función de los terrenos y de la

capacidad de fragmentación de las herencias. En su forma primitiva, designó, con

frecuencia, una parcela de una decena de hectáreas.

Los colonos participaban activamente en la explotación de la reserva. Estaban

obligados a pagar un canon, a menudo en especie y correspondiente al arriendo de

la tierra, y sobre todo a soportar pesadas cargas, diferentes según su condición

respectiva. Estaban obligados, además, a ceder un hombre, uno o varios días por

semana, para cargas personales de trabajo, cosecha o vendimia; debían proporcionar

asimismo los acarreos, la vigilancia, la construcción de cercados y la reparación de

las fortificaciones; los mansos serviles debían suministrar vigas, bardas, tablones de

madera, duelas y aros para toneles. Las mujeres esclavas tejían la sarga con la lana del

señor y cebaban las aves de corral. Así, la economía del dominio se basaba, en gran

parte, en la explotación directa de la tierra, asegurada por los siervos domésticos y

los pesados trabajos exigidos a los colonos. El señor era el jefe de la explotación y

dueño de los hombres.

Preguntas orientadoras:

-¿Por que se habla de una economía cerrada en la Edad Media?

La Feudalidad En Europa Occidental

La primera etapa correspondió, en muchos de los países del antiguo imperio, a:

- una determinada fijación de vínculos interpersonales,

- establecimiento de costumbres e incluso de ciertas reglas de conducta,

38

- una mayor precisión del vocabulario político y social,

- al carácter hereditario de feudos y cargos y, especialmente,

- a una profunda conexión entre el ejercicio del poder, el oficio de las

armas y la posesión de la tierra.

A continuación se dio una “segunda etapa feudal” en la que el gobierno de los

hombres se rigió por estas relaciones de vasallaje. Encontró su más perfecta

expresión en las “monarquías feudales”. Esta evolución se produjo de forma muy

desigual en los distintos países.

Las estructuras “feudales” no penetraron con la misma profundidad en todas

partes.

El área geográfica en la que el historiador puede constatar una feudalidad

triunfante, “clásica”, estudiada hace poco de una manera magistral por F.-L. Ganshof

y Marc Bloch, es particularmente restringida.

El término “sociedad feudal” sólo puede aplicarse de forma rigurosa a los

países, territorios o regiones en que la fortuna social y política, el derecho de

mando –derecho de destierro-, se basan a la vez en la explotación de la tierra y en

el poder guerrero. Estos países coinciden con los que, anteriormente, habían

soportado la tradición de gobierno de los carolingios:

- nobleza palatina y administrativa,

- amplios poderes confiados a los condes,

- multiplicación de los vínculos de recomendación y vasallaje y,

- la degradación de todo este montaje en el momento de los repartos

dinásticos,

- las invasiones y la inseguridad.

Otra situación se daba en los territorios donde

-la riqueza y el poder militar se mantuvieron concentrados en las ciudades, y

-las estructuras políticas y sociales siguieron fieles a la herencia romana,

-la ciudad y el Estado conservaron su prestigio y su poderío.

En estos casos la nobleza no fue guerrera ni rural, sino ciudadana, y estaba

dedicada a los quehaceres laicos o eclesiásticos; en las zonas rurales de estos mismos

países, la “feudalidad” chocó con las propiedades individuales, alodios, tierras

privadas y libres de toda sujeción de vasallaje.

39

Esto sucedió fundamentalmente, en la Europa meridional, en España, en las

regiones francesas situadas al sur del río Loira y, todavía más, en Italia donde la

influencia franca no había pasado de ser superficial en el norte, y en el sur, donde se

mantuvo todavía vigente el legado romano y las tradiciones llegadas con la ocupación

bizantina o musulmana.

En otros países, las instituciones imperiales carolingias perduraron más

tiempo o sufrieron una especie de renovación: de ahí, el retraso cronológico, a veces

considerable , y los originales caracteres de la feudalidad alemana.

Entonces podemos diferenciar entre una tradición carolingia ligada a las

formas feudales que se van a imponer y una tradición romana, que va a escapar a

esas formas feudales.

Por último, hubo países que habían quedado al margen de las formas políticas

propias de romanos y carolingios: fue el caso de Alemania del Este, Sajonia y los

reinos anglosajones de Inglaterra.

Sin lugar a dudas, todas estas sociedades: tienen rasgos comunes con la

“feudalidad clásica”

-dependencia personal,

-recomendación,

-formación de clientelas;

sin embargo, cada una de ellas presenta divergencias fundamentales; con

frecuencia, no se trata de sociedades organizadas en función de la vida militar o de la

explotación del suelo.

Por otra parte, en ciertos países las estructuras “feudales” fueron introducidas

o reforzadas por la conquista pacífica o militar, como la llevada a cabo por los

normandos en Inglaterra. Pero estas “feudalidades de importación” tuvieron un

carácter muy especial. Sumaron a las circunstancias del establecimiento o de la

colonización, las antiguas tradiciones o estructuras; con lo que el resultado parecía

muchas veces artificial, no asimilado.

En resumen, la “feudalidad” de tipo “clásico”, en estado puro, no puede

encontrarse en la realidad, no es más que una concepción teórica. Donde la

feudalización de la sociedad se dio más profundamente fue en el norte de Francia,

40

en Flandes y en las provincias occidentales del Imperio. En el resto de Europa se

limitó muchas veces a un cierto vocabulario, a una cierta mentalidad colectiva.

Preguntas orientadoras:

¿Podrías señalar en un mapa de Europa los espacios mencionados en el texto

distinguiendo los rasgos que caracterizaron a cada uno en relación con la

aplicación de las formas feudales?

El Régimen Señorial

(Cap. XL de Suárez Fernández, Luis. Manual de Historia Universal. Tomo II. Edades Antigua y

Media. Madrid, Espasa-Calpe, 1968)

Orígenes del Feudalismo

Desde un punto de vista social el feudalismo supone la existencia de clases cuya

diferenciación se establece en las relaciones del hombre con la tierra.

Desde el punto de vista político supone una jerarquización de poderes

unidos entre sí por lazos de fidelidad personal. Hay una confusión entre la propiedad

y la autoridad. Sobre una misma tierra pueden ejercerse varios derechos

ordenadamente acumulados.

Desde el punto de vista de las relaciones económicas se reduce a círculos

agrícolas cerrados.

Rasgos posteriores a las invasiones de los siglos IX y X

Se observa en el occidente de Europa

disminución de la densidad demográfica

falta de comunicaciones y aislamiento de las comunidades, que las obligó

a bastarse a sí mismas.

disminución de las transacciones monetarias

inseguridad: violencia e imperio de la fuerza

desaparición del salario

dominio del principio de la relación personal

vigencia del derecho romano del bajo imperio

41

Para obtener trabajadores para la tierra, los propietarios entregaron parcelas de

éstas a título precario para premiar los servicios, se hizo también una semidonación de

tierras. Las primeras fueron llamadas tenencias o censivas, las segundas beneficium.

En ambos casos el propietario seguía poseyendo el derecho supremo sobre las

tierras.

Vasallaje y feudo

Por otra parte, en un mundo de violencia, se fue desarrollando, como una

necesidad, la costumbre de que los inferiores se encomendaran a los superiores,

ofreciéndoles fidelidad a cambio de protección. A la relación personal así establecida

se la llamó vasallaje, y a quien la contraía vasallo de determinado señor.

El vasallo contraía con el señor obligaciones de tipo militar, honrosas, y a

cambio de ellas recibía el beneficium, al que se llamó feudo.

Para que una donación pudiera considerarse feudo era preciso que los servicios

prestados a cambio de ella fueran de carácter militar.

Un siervo podía prestar servicios personales, pero estos no constituían un honor.

El vasallo, cualquiera que fuera su riqueza o poder, era un soldado de caballería que

prestaba servicio de armas, bien solo, bien al frente de una hueste o milicia.

Con el tiempo se introdujo la costumbre de conservar hereditariamente el

feudo en la familia del vasallo y, por otra parte, de convertir a los funcionarios

públicos en vasallos del monarca, pagando sus servicios, no con dinero, sino con una

donación, un beneficio. El hecho de que se acostumbrara dar a los condes una parcela

de tierra situada en su propio condado, ayudó a la confusión entre la propiedad y la

autoridad.

Todo señor feudal unía en su persona derechos de propietario y jurisdicción

sobre sus vasallos, sus aldeanos y sus siervos.

La herencia permitió además la compra y enajenación del feudo, lo que vino a

crear un problema, al admitir la posibilidad de que una misma persona acumulara

varios feudos: ¿a quien se deben preferentemente los servicios feudales: al señor más

antiguo, al señor más poderoso, o al que persiga una causa más justa? Los tres criterios

fueron válidos. Para salvar la dificultad se inventó un tipo de homenaje que obligaba en

42

absoluto, homagiun ligium, por encima de los demás, homagii planii, sin embargo,

desde el siglo XII presenciamos cómo los mismos homenajes ligios llegan a

acumularse.

Vasallo y Señor

Entre el vasallo y el señor hay un triple lazo,

-obsequium, por parte del primero;

-mithium, por parte del segundo, y

-fidelitas, mutuamente.

En la práctica se traducen en una serie de obligaciones negativas y positivas. Los

vasallos deben al señor auxilium y concilium (ayuda y consejo). La ayuda es de tipo

militar, en general a costa propia.

Hay también una ayuda económica llamada a veces talla, que se presta en los

siguientes casos:

-cuando el señor es hecho prisionero

-cuando se arma caballero el primogénito

-cuando se casa la hija mayor

-cuando el señor va a la cruzada

El consejo es genéricamente la asistencia a la corte señorial, tribunal, consejo y

servicio de honor.

Con el tiempo la ayuda militar fue sustituida por dinero, al que se llamó

servicio.

El vasallo también está sujeto a cargas, que se pagan cada vez que se modifica la

situación del feudo; la más importante es el rescate, que ha de abonarse cada vez que se

renueva la ceremonia de homenaje.

Los lazos de vasallaje pueden romperse, bien por parte del vasallo que se

desnatura, bien por parte del señor que declara felón a aquel.

El Señorío

Desde un punto de vista económico, el señorío es la célula del sistema feudal.

Consiste en una tierra cuya variedad de productos le permite vivir por si mismo,

aún cuando no pudo conseguir una completa autarquía.

43

Todo el espacio que abarca un señorío se divide en dos partes, la terra

indominicata, que aprovecha el señor directamente trabajándola con ayuda de sus

siervos y de las prestaciones personales de los colonos, y los mansi, parcelas que se

entregan a campesinos, libres o siervos, para su explotación a cambio de una renta y de

determinados servicios no honrosos.

El número de propietarios libres disminuyó hasta desaparecer prácticamente a

causa de la confusión entre propiedad y autoridad; en cualquier comarca los campesinos

dependían del conde, cuando no como propietario, como funcionario.

Los abusos sobre las clases campesinas en el régimen feudal han sido gigantescos,

y sólo la capacidad de inercia de los aldeanos medievales ha podido resistirlos.

Todos ellos pagaban el censo, en especie o en dinero, en reconocimiento a la vez

de la propiedad y de la autoridad del señor. Estaban sujetos a las banalidades por las

cuales se les obligaba a moler en el molino del señor, a esperar a que éste vendiera su

cosecha antes de vender la propia, a servirse de determinadas aguas, etc.

La talla fue un impuesto caprichoso, aunque después se le impusiera una

limitación.

Clases sociales

En la compleja sociedad señorial, sólo aparece claramente definida la línea que

separa a los hombres libres de los siervos.

Los siervos carecían de protección, eran como extraños a la sociedad, aunque la

mayoría de ellos dispusiera de un manso y de la cosecha de éste, lo que les permitió un

cierto sustento.

Con el tiempo campesinos libres y siervos tendieron a equipararse, tan solo se

mantuvo la diferencia en las cargas especiales pagadas por los siervos.

Es un error creer que el feudalismo es inseparable de una nobleza de sangre; ésta

fue la consecuencia, no la entraña del régimen.

Cuando la palabra latina nobiles reapareció en la Edad Media, no tenía un sentido

claro y se aplicaba tanto al nacimiento superior como a la mayor riqueza; lentamente los

vasallos militares, cuyo servicio era un honor, se apropiaron del calificativo. De este

modo nobles y vasallos se identificaron. La nobleza creó luego su propio género de

vida: la guerra, la caza, y las competencias de fuerza y destreza.

44

Nobleza y caballería se identificaron de tal forma, que, por principio, no se

consideró noble más que a aquel que había sido armado caballero.

Cuando a partir del siglo XII aparece una potente burguesía, la nobleza se cierra

como clase social, y la caballería se hace hereditaria.

En el seno de la nobleza se estableció una jerarquía, en la que influía el grado de

los homenajes. El inferior es el valvasor, vasallo de vasallos, que no tiene otros debajo

de él; su pobreza le convierte en soldado de fortuna. Cuando el noble agrupa en torno a

su bandera varios vasallos, se le llama barón o captal, el título de par, que en su origen

tiene la misma significación, alude a una condición jurídica, la de no ser juzgado más

que por sus iguales.

El título de conde, determinativo de funciones, pasó a ser honorífico y superior a

los anteriores. Por encima de él se aplicaron los de marqués y duque a los posesores de

dominios más extensos.

El clero, clase privilegiada, fue dejado al margen del sistema feudal. A través de él

podía ascenderse de la cuna más humilde a los puestos más elevados, aún cuando, como

es natural, la nobleza procurara obtener los mejores puestos para los suyos. De este

modo la sociedad feudal se ajustó a un molde que a muchos moralistas pareció símbolo

de organización y de concordia: tres tipos de gente se incluían en ella, los que luchan,

los que rezan, y los que trabajan. No había lugar para ninguna empresa de tipo

mercantil.

Preguntas orientadoras

¿Por qué se originaron las relaciones de vasallaje?

¿Cual es la diferencia entre vasallaje y servidumbre?

¿Que tipo de tareas eran consideradas honrosas y cuales no dentro del

régimen señorial?

¿Qué tipo de prestaciones debía el vasallo a su señor? ¿Qué obligaciones y

derechos adquiría cada parte en la relación de vasallaje?

La Sociedad Estamental

45

La representación en la pirámide permite ver la relación jerárquica existente

dentro de esta sociedad que se caracterizó por su estructura rígida y estática.

En la sociedad estamental que se constituye en el occidente de Europa durante la

Edad Media, no es posible la movilidad social. La única excepción la constituye la

posibilidad de ingresar al clero, pero dentro de este estamento, hay una clara distinción

entre un Alto Clero proveniente de la Nobleza y un Bajo Clero proveniente del

campesinado o estado llano

.

1º estamento Nobleza

No pagan impuestos.

Funciones

Luchar/

Nobleza

Clero

Campesinado

46

2º estamento Clero

Sector

Privilegiado

Se benefician con el

cobro de rentas y

servicios

gobernar

Rezar

3º estamento

Campesinado

Sector No

privilegiado

Sometidos a una serie de obligaciones y cargas

Trabajar

La sociedad feudal francesa

El asentamiento del vasallo en un feudo determinado debilitó en mucho la

solidaridad feudal y rompió los estrechos lazos que, por la práctica de una vida

común, de una ayuda cotidiana, le ligaban al Señor. En estos casos, los hombres

podían pasar a ser, por las tierras que ocupaban o por sus distintos cargos, vasallos de

varios señores: ello fue fuente de conflictos de deberes, y, finalmente, provocó el

debilitamiento de estos deberes.

En el norte de Francia, estas prácticas, fijadas así por la costumbre, penetraron

todos los ámbitos sociales. Se introdujeron también en la Iglesia, situándola entonces

bajo el dominio absoluto de los príncipes y los señores laicos. La función episcopal se

redujo a un beneficio concedido por el soberano y el juramento de vasallaje reguló las

relaciones entre sacerdotes y obispos, monjes y abades.

Desde el punto de vista político, el rasgo más espectacular de “la primera etapa

feudal”, en el norte de Francia y en el Imperio, fue:

- la agudización del proceso de desintegración de la autoridad y

- la consolidación de los grandes principados territoriales.

Muchos apelan a un cierto particularismo regional, ligado a los antiguos regna, o

incluso al recuerdo de una comunidad étnica autóctona. Esto parecía muy claro en el

caso de los ducados nacionales alemanes al frente de los cuales se mantuvieron

verdaderos jefes militares: Sajonia, cuya individualidad parece todavía más acentuada;

Baviera, heredera de la marca fronteriza creada otrora por Ludovico Pío; Suabia, el

antiguo país de los alamanes; Franconia y Lorena, cuyo particularismo resulta más

incierto. Lo mismo ocurrió en Flandes, Borgoña, Bretaña y, especialmente, las regiones

situadas al sur del Loira, donde las antiguas marcas carolingias se transformaron en

47

verdaderos principados, cuyos marqueses, condes o duques se abstuvieron de

prestar homenaje al rey.

En la misma Francia, ciertos principados se separaron claramente del resto,

afirmando un particularismo étnico o, por lo menos, una especificidad ancestral. Este

fue el caso de Normandía, donde el duque mantuvo un fuerte poder; prohibió la

descentralización de la administración de justicia y de acuñación de moneda en un

territorio que había cobrado individualidad desde los años 900, antes de la

desmembración de los estados carolingios.

También en el norte de Francia se formó una “segunda zona de feudalidad” en el

momento en que se consolidaron ciertos principados surgidos de la desmembración de

las antiguas circunscripciones carolingias.

Un ejemplo de cómo hacían los condes para demostrar su independencia frente a

la autoridad real es el del conde de Anjou que se independizó cada vez más de la

autoridad real. Construyó gran número de castillos para defender sus fronteras, pacificó

su condado, sometió a los castellanos rebeldes y organizó los altos cargos cortesanos.

Para ello se apoyó en el alto clero, defendiendo las abadías. Peregrinaciones a Tierra

Santa y la fundación de grandes abadías condales, le valieron un gran prestigio. Ya su

sucesor fue el único que, en los documentos reales, pudo poner el nombre de su

condado a continuación de su propio título. En los reinados siguientes dejó de figurar

entre los firmantes que asistían al rey en la redacción de diplomas.

Pero en Francia, todos estos nuevos príncipes, duques o condes, no ejercieron

nunca las prerrogativas unidas en otro tiempo a los cargos condales. De hecho, su

autoridad dependía de la importancia de sus feudos y de sus clientelas. En todas

partes, los vasallos, liberados de la autoridad del conde, impusieron su derecho de

mando a los campesinos que les rodeaban, e incluso usurparon algunos derechos

regios como:

- acuñar moneda y

- ejercer la justicia,

- armar sus propias huestes.

Nobleza y caballería.

Entre los vasallos, e incluso entre los del rey, se encuentran hombres de las más

diversas condiciones sociales. ¿Quiénes eran y cómo explicar sus orígenes? Durante

largo tiempo se ha afirmado que los señores formaban una aristocracia de

48

caballeros, una nobleza de nueva planta, que había substituido a la anterior, la de la

época de los francos y los carolingios, por la fuerza de las armas y gracias a una serie de

usurpaciones. Muchos autores consideran que la nobleza medieval es independiente

de la caballería; no depende de la potencia militar sino de la raza. El noble invoca y

glorifica a sus antepasados. Los historiadores alemanes incluso contraponen de forma

decisiva:

- la nobleza ligada a la raza y al ejercicio del poder, de

- la caballería de carácter doméstico, cuya calidad se vincula a un hombre y a

un servicio.

Algunos autores afirman la existencia de una sorprendente continuidad, a través

de diversas generaciones, de la nobleza administrativa carolingia a la nobleza

feudal; se trata de un grupo cerrado, solidario, al que ningún plebeyo podía acceder:

los cuentos de hadas hablan de bodas entre condes y pastoras: hecho excepcional, objeto

de la más grande admiración.

Así pues, el caballero, guerrero al servicio de un grande, no es un noble.

Reinos y ciudades

Las formas de la convivencia experimentaron una transformación profunda a lo

largo de la edad Media, porque obraron numerosos y activos fermentos sobre las

relaciones recíprocas.

Las unidades políticas de la época fueron:

- los reinos,

- las ciudades autónomas, y

- el imperio concebido como un reino más.

Los antiguos señoríos perdían progresivamente su significación, sus

posibilidades de independencia, y los que la tenían más bien aspiraban a

transformarse en reinos que a defender prerrogativas señoriales, pues las

circunstancias disminuían el relieve de los pequeños ámbitos locales en contraste con el

que adquirían las grandes y vigorosas unidades políticas.

Sin embargo, no quiere decir esto que los señoríos hubieran perdido

totalmente su prestigio y su fuerza. Los conservaban en parte, debido sobre todo a la

privilegiada situación de los señores, a su ascendiente frente a los reyes, a las dignidades

y funciones que se les conferían; pero ese prestigio y esa fuerza demostraban su

ineficacia si se pretendía utilizarlos para oponer el orden señorial al monárquico.

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Entonces, los recursos señoriales parecían insuficientes y cada experiencia conducía a

una nueva afirmación de la superioridad de las otras formas de convivencia política.

Mas, ciertamente, tampoco los reinos y las ciudades autónomas gozaban de

una superioridad indiscutible. Entre ellos las relaciones eran difíciles e inestables,

pues el sistema de equilibrio estaba sometido a revisión y se modificaban sus términos

con frecuencia bajo la presión de situaciones de hecho. Poco a poco, junto con la

noción de soberanía política se insinuaba la de ámbito nacional concebido como

ámbito económico, y en su delimitación tanto teórica como práctica se suscitaban

dificultades y rozamientos, pues la tradición señorial había dejado como saldo la

existencia de zonas sometidas a influencias entremezcladas, que llevaban a varios

señores a reclamar sus derechos con diverso grado de legitimidad. Esta situación

derivó en una lucha constante por el ajuste de las jurisdicciones nacionales que

continuó durante la Edad Moderna.

A la progresiva organización de hecho de los reinos nacionales siguió la lenta

formación de la conciencia nacional. Un sentimiento apenas entrevisto un tiempo antes

comienza a despertar manifestado como una adhesión al destino histórico de cierta

circunscripción territorial. Este sentimiento estaba alimentado por la monarquía, que lo

estimulaba en tanto representaba una adhesión a la corona, y en efecto, provenía de la

creciente asimilación entre nación y monarquía.

Lo compartían de manera vehemente los grupos burgueses para quienes el

vínculo abstracto entre individuo y estado parecía incomparablemente preferible

al vínculo personal entre villano y señor. Pero lo compartían también porque sus

intereses de clase coincidían con los de la corona, empeñados unos y otros en

desarrollar un tipo de economía que sólo podía ser llevado adelante por la burguesía,

pero que requería de la protección y el apoyo del estado.

Menos firme fue el sentimiento nacional en las clases extremas de la escala

social. Las capas inferiores urbanas y rurales carecían de perspectivas, y esperaban muy

poco de los cambios que la burguesía quería provocar en su provecho. Muy pronto

descubrieron que ésta se diferenciaba poco, como clase hegemónica, de la que le había

precedido en el control de la vida económica, y su primera reacción fue de resistencia

ante las nuevas oligarquías burguesas.

En cuanto a las clases nobiliarias, la reacción fue variada. No faltó entre ellas

quien alcanzara la certidumbre de que sólo por el robustecimiento de la monarquía y del

sentimiento nacional podía el reino sobreponerse a las inquietudes que lo

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convulsionaban, aun a costa de la sumisión de sus pares. Tampoco faltaron quienes

descubrieran las nuevas tendencias predominantes y decidieran sumirse en ellas para

alcanzar altas posiciones en el estado, cerca de los reyes, a costa de abandonar a sus

compañeros de clase. El resto, la mayoría de la Nobleza, mantuvo sus sentimientos

señoriales, que la movían a posponer los intereses de los estamentos privilegiados a

los de la comunidad nacional, en las que querían constreñirlos, reduciendo la

magnitud de su influencia.

Nada revela tan bien el proceso de desarrollo del sentimiento nacional como las

crónicas reales y las que ordenaron componer las ciudades autónomas. Las primeras,

como se advertía desde el siglo XIII, estaban presididas por el afán de enaltecer la

significación de la corona, en primer lugar, con respecto a la nobleza, que hacía

esfuerzos desesperados por contener el crecimiento de la monarquía; y en segundo lugar

con respecto a la comunidad nacional en su conjunto, de la que la monarquía quería ser

la expresión cabal y la indiscutida potestad.

En las grandes crónicas oficiales, los ideales nacionales lentamente sobrepasan no

sólo el plano de los intereses estamentarios, sino también la figura misma de los reyes,

esto se advierte en las crónicas castellanas, aragonesas, napolitanas, inglesas y

francesas; lo mismo sucede con las crónicas de las ciudades italianas.

Así como en las crónicas reales se advierte el afán de sobreponerse a los

intereses particulares para establecer y programar los ideales de la comunidad , del

mismo modo las crónicas de las ciudades italianas responden al afán de puntualizar y

caracterizar la empresa que podía agrupar a la colectividad, ahora generalmente bajo

gobiernos más fuertes -el de los señores- que los que habían permitido las largas luchas

que antes sirvieron de tema a Compagni o los hermanos Villani en Florencia.

Y sin embargo algo había de polémico en esta afirmación de los grandes ideales

de la colectividad, pues la B.E.M. fue teatro de dramáticas luchas internas en el

seno de las nacionalidades. El proceso que se advierte en las ciudades italianas ya en el

siglo XIII, comienza a manifestarse en Flandes, Inglaterra, Francia y acaso en Castilla y

Aragón en el siglo XIV. De esta época son las sublevaciones de los tejedores de

Gante y Brujas, los profundos y graves movimientos de la burguesía y del

campesinado francés, desencadenados por los burgueses que encabezaba Esteban

Marcel, complicado además con la jacquerie que ensangrentó los campos franceses,

para apagarse luego con la violenta represión y volver a resurgir más tarde bajo

nuevas condiciones.

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Esta oleada de movimientos sociales y políticos conmovía los ideales nacionales

que la monarquía tendía a sistematizar para agrupar a su alrededor a la comunidad, pero

no era en el fondo, sino el signo de esa misma inquietud, y acaso el multitudinario e

inconciente reclamo del precio que parecía debido a las clases no privilegiadas por el

apoyo prestado a la corona.

Contribuían a desencadenarlos, sin duda, las duras condiciones económicas y

sociales con que se abre la B.E.M:

- las hambrunas repetidas,

- las epidemias espantosas,

- los despojos y los atropellos que se derivaron del ordenamiento de un

nuevo régimen económico, y

- la necesidad urgente de la burguesía de asegurarse el apoyo del estado

para librar su gran batalla.

Pero no eran ajenas a sus motivaciones ciertas ideas igualitarias, ciertos

preceptos de derecho natural que por entonces sostenían algunos teóricos y juristas,

ciertos anhelos religiosos que proclamaban los espíritus inquietos y evangélicos, como

Wycliffe y John Huss.

Eran las clases no privilegiadas que acudían al llamado de la monarquía, para

colaborar con ella no sólo en el objetivo inmediato de abatir a las clases señoriales, sino

también en otro de más alto vuelo, que era el de construir una nación de más amplia

base económica, social y política que la tradicional.

Pero ese llamado tenía su precio y la monarquía se mostró remisa a cumplir con

sus compromisos. Las clases no privilegiadas aspiraban ahora a tener en la vida nacional

un papel activo, pero aspiraban también a que ese papel proporcionase a cada uno otras

condiciones de vida, las que parecían reconocerle los tratadistas del derecho natural, los

legistas, los predicadores, los cortesanos regalistas. Frente a la decepción esas clases no

privilegiadas intentaron la revolución, una revolución que constituye, por sus caracteres,

el antecedente directo de las revoluciones burguesas de la Edad Moderna, y que

naturalmente debían frustrarse por la inmadurez de las ideas y las aspiraciones. Pero ese

fracaso no revelaba nada más que eso: la inmadurez; de ningún modo la inoperancia

histórica de las fuerzas que desencadenaron el movimiento. Sin ellas, la idea nacional

no tenía sentido, porque la vasta empresa que significaba la organización de una

economía mercantilista no podía emprenderse sino con su apoyo y su esfuerzo. Estaban,

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pues, indisolublemente atadas al destino de la idea tradicional, como la Edad Moderna

comprobaría.

Preguntas orientadoras:

-¿Por qué se habla de una fragmentación del poder?

-¿Por qué se habla de la “usurpación de derechos regios por los señores”?

La idea del hombre y Las formas de realización del individuo

Las terribles epidemias, y sobre todo la llamada peste negra que asoló la Europa

Occidental desde 1348, despertó la preocupación de la muerte, evocada siempre

activamente por el cristianismo, pero ahora con un aire escéptico y desesperanzado que

difería en algo de la dulce esperanza que encerraba para Santa Catalina de Siena o que

hacía decir al autor de La imitación de Cristo: “La suprema sabiduría consiste en aspirar

al reino de los cielos por medio del desprecio del mundo”. Quienes componían los

versos de la Danza macabra -en las numerosas versiones que aparecieron por entonces-

estaban lejos de despreciar el mundo, y si despreciaban la vida era tan sólo por la

desilusión que sentían por su brevedad y su incertidumbre; pero no parecían preferir la

muerte, con la que apenas se resignaban. Y ese sentimiento era mucho más popular y

estaba mucho más difundido que la actitud religiosa y moral.

Sin duda el misticismo respondía a cierta inquietud de algunos grupos, que

esperaban, efectivamente, la salvación. Pero, desde otro punto de vista, también esa

línea mística testimoniaba la acentuación de la actitud individualista que, en su otra

cara, afirmaba la excelsitud de la vida. Era, en última instancia, otra dimensión de la

dignidad del hombre, tema preferente de los humanistas, concebible dentro de los

arquetipos ideales, pero más perceptible bajo las formas concretas del hombre de carne

y hueso.

Bajo esas formas querían presentar al hombre los pintores y escultores del

cuatrocientos, que cultivaron el retrato de precisos perfiles y de rasgos fuertemente

individualizadores. Esta misma preocupación guiaba, a su modo, a los biógrafos que

anhelaban fijar la imagen espiritual del hombre.

El sentimiento más generalizado era el de que el hombre constituía el eje

alrededor del cual giraba la vida, más allá de la cual parecía ahora empezar una zona

de sombras que no tenía ya la dramática precisión del infierno dantesco. En la profunda

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crisis de la Baja Edad Media el ascenso del valor de lo terrenal, como propio de la

vida, es un elemento decisivo.

Este giro tomaron los ideales señoriales. Cada vez más la aristocracia gustaba de

congregarse para proporcionarse una existencia regalada, lujosa y cortesana. Más

aún que antes, la música y la poesía, los torneos y festines parecían la preocupación

fundamental de los poderosos.

Interesaba al caballero la aventura más que la guerra, y este impulso los

llevaba a explorar tierras lejanas en el oriente o en el África. Pero la guerra tenía aún

sentido, sobre todo en algunas regiones. Sometida al riguroso código del honor, tenía

algo de torneo y le permitía ejercitar sus más altas virtudes, dentro de cierto estricto

formalismo, que satisfacía su esclerosada retórica.

La guerra y la poesía estaban inseparablemente unidas en la concepción

señorial de fines de la Edad Media. El tema del amor proporcionaba el camino para la

expresión de la más pura intimidad.

Estos ideales señoriales, pese al enérgico contraste que les ofrecían las formas de

la pujante vida burguesa, encontraban cálida repercusión popular.

Los ricos burgueses de las ciudades italianas, flamencas y alemanas amaron el

lujo y quisieron, a su modo, vivir una existencia noble y digna. Sus usos, sus vestidos,

sus fiestas, sus moradas imitaron, en alguna medida, la de los señores, y a veces los

superaron. Pero esto era excepcional, sólo correspondía a una de las fases de la vida de

los grupos burgueses. En general, lo que predominaba en ellos era la aversión al ocio,

rasgo característico de las clases señoriales, y el enaltecimiento del trabajo como

fuente de la riqueza. La sólida fortuna, permanentemente vigilada y acrecida, sí era

testimonio de cordura, en tanto que no pasaba de la categoría de extravagancia peligrosa

el intento de asemejarse a los señores.

El trabajo constituía para los grupos burgueses la forma normal de la

existencia, y el lugar natural de cada uno era la corporación o gremio a que estaba

adscripto. Porque la burguesía nació en las ciudades, y mantuvo siempre el sentido de la

convivencia estrecha y sometida al mutuo control. Nada tan severo como la vigilancia

que sobre la vida pública y privada de sus miembros ejercía la corporación, o como la

que los cuerpos comunales ejercitaban sobre toda la comunidad. A la concepción de la

aventura, la burguesía opuso la del orden, a la desmesura caballeresca, la cordura

y la prudencia; al azar, la previsión.

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La ciudad fue, por eso, el hogar propio de la burguesía, su escenario específico.

Allí debían brillar sus calidades supremas, y los edificios de las corporaciones, las casas

comunales y las catedrales debían ser, no sólo el orgullo de la ciudad, sino también la

expresión de su riqueza, su capacidad constructiva, su capacidad de previsión, su

tenacidad y su firme enraizamiento en las cosas del mundo.

Una de las expresiones más fieles del triunfo de los ideales burgueses, es el

ascenso del artesanado que alcanza los umbrales del arte. El trabajo merecía ahora

mayor estimación y la creación lograda por el perfeccionamiento del trabajo

manual alcanzaba el mismo mérito, la misma consideración social que la obra del

sabio humanista. Artesano y artista son dos términos que empiezan a tener un límite

confuso, que no se determinará según la condición social sino de acuerdo con la

maestría alcanzada. Este tratamiento dado a los artistas plásticos y a los poetas revela el

ascenso de los valores estéticos.

Este entusiasmo por la belleza correspondía al triunfante sentimiento de la

naturaleza, y suponía la certidumbre de que el hombre podía realizar su destino

terreno expresándola en una creación original. Era una forma de trascender, que no

estaba referida a la condición religiosa del trasmundo sino a la concepción

rigurosamente mundana de la gloria. Alcanzarla comenzaba a ser el ideal supremo

del artista. Más acá de las esperanzas de ultratumba, una vida rica en perspectivas se

ofrecía al hombre de la B. E. M. que no siempre despreció aquellas del todo, pero que

no podía despreciar un panorama inmediato que apelaba a su inmediata vocación

interior.

Preguntas orientadoras:

-Establecer la diferencia entre los ideales señoriales y los de la naciente

burguesía

-¿Por qué se habla de un triunfo de los ideales burgueses a fines de la Edad

Media?

Actividad: Realizar un mapa conceptual integrador de la Edad Media.

Texto de Consulta obligatoria: Le Goff, Jacques. Introducción (1990) En Le Goff, Jacques El hombre medieval. pp. 10-44. Madrid: Alianza. Bianchi, Susana. La sociedad feudal (2005). En Bianchi, Susana. Historia social del mundo occidental. Bs.As.: Univ. Nac. Quilmes,

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