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  • 7/28/2019 Micropolticas

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    Micropolticas.

    Autor(es): Pavlovsky, Eduardo

    Pavlovsky, Eduardo. Escritor, autor, actor y director de teatro. Psicodramatista.

    Los condenados de la tierra. Pedro Orce, un personaje de la ltima novela de Jos

    Saramago La balsa de piedra, perciba que la tierra temblaba ante sus pies. Senta una

    especie de murmullo que le produca un suave cosquilleo en la planta de sus pies. Slo Orce

    senta ese murmullo mientras la Pennsula Ibrica se iba lentamente desprendiendo de

    Europa, que a travs de una grieta abierta a lo largo de los Pirineos se produca la separacin

    del continente europeo de la pennsula, transformndola en una gran isla flotante... Camino

    de una utopa nueva, deca Saramago.

    Orce perciba el murmullo de lo real, del desprendimiento peninsular. Lo micropoltico es la

    expresin de un suave murmullo, a veces imperceptible, que los condenados de la tierra, los

    excluidos del mundo comienzan a expresar. Algunos no lo perciben. Son los que escuchan

    slo los ruidos de los medios que nos intentan ensordecer todos los das. Es un problema

    clnico de auscultacin. Son las voces nuevas que, con otras tcticas, se contagian por todos

    los continentes expresando sus balbuceos en sus diferentes singularidades. Pero el murmullo

    existe y hay que saber percibirlo. Se expresa a veces como murmullos inaudibles de los

    condenados, que quieren slo recuperar la potencia de su dignidad humana en nuevas

    formas de expresin. Ninguna protesta se parece a la otra. Cada una expresa su propia

    diferencia y singularidad.

    Los nuevos movimientos micropolticos alertan al mundo. No hacen revoluciones. Despiertan

    conciencia y la recuperacin de las voces acalladas de la protesta. Nuevas formas de

    insurreccin se estarn gestando en este momento. Por los bordes. Por fuera de lo

    previsible. Se puede, parecen insinuar. Todava se puede. Cuerpos juntos otra vez.

    Potencia de accin. Nuevas formas de individuacin civil y un gran alerta que se avecina.

    A veces los movimientos insurreccionales son demasiado rpidos y se adelantan a los

    mismos aparatos represivos, como ocurri en Seattle.

    La micropoltica es un descentramiento de lo que ya est indagado y estudiado, de lo que

    constituye la macropoltica: el Estado el problema de la lucha entre partidos , la

    constitucin orgnica de un partido poltico y lo intelectual orgnico, etc. Todo esto

    constituye lo macropoltico.

    La micropoltica sale de all a travs de lneas de fuga inventando nuevos territorios

    sociales existenciales, abiertos a la comunidad rizomticamente. Es aquello que no pueden

    capturar los sistemas de representacin que no puede capturar fcilmente el Estado. Tiene

    que ver con lo resistencial y lo incapturable. Se maneja siempre fuera de los sistemas derepresentacin habituales. Es lo que Deleuze define como acontecimientos o devenir.

    http://www.herramienta.com.ar/autores/pavlovsky-eduardohttp://www.herramienta.com.ar/printmail/849http://www.herramienta.com.ar/print/revista-herramienta-n-12/micropoliticashttp://www.herramienta.com.ar/autores/pavlovsky-eduardo
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    Paradigmas de estos fenmenos micropolticos fueron en sus comienzos el movimientos

    zapatista y el Movimiento de los Sin Tierra brasileos.

    Antonio Negri le pregunt a Deleuze sobre el tema de los devenires micropolticos: qu

    poltica puede prolongar en la historia el esplendor del acontecimiento y de la subjetividad?

    Lo que ms nos falta es creer en el mundo. Perdemos el mundo y nos ha sido tomado. Creer

    en el mundo es tambin suscitar acontecimientos, producir nuevos sentidos y subjetividades

    an pequeos-- que escapen el control o hacer nuevos espacios tiempos, aunque sean de

    superficie y volmen reducidos. Es a nivel de cada tentativa que son juzgadas la capacidad

    de resistencia o por el contrario la sumisin a un control. Son necesarios al mismo tiempo

    creacin y pueblo.

    Los lmites impuestos a lo macropoltico darn lugar a estallidos sociales micropolticos y

    tambin a la creacin de nuevas mquinas represivas, cuyo ltimo eslabn es el control

    social.

    Peter Pal filsofo brasileo -- nos relat el fenmeno de lo que ocurri en las calles de su

    pas como expresin micropoltica resistencial e incapturable en los das previos a la cada de

    Collor.

    Un desastroso llamamiento del presidente para que el pueblo saliese en su defensa con los

    colores verdes y amarillos, hizo que el negro se apoderase de las ciudades.

    No slo se estaba protestando contra Collor, se cre all una dramaturgia poltica especfica,

    un modelo indito. Tal vez tenga que ver con el teatro filosfico de Foucault, cuando habladel modelo teatral de las ideas de Deleuze. Una coreografa particular, un ritual fuera de lo

    comn, que haca resonar la elegancia y el luto, la extravagancia y la morbidez, la mscara y

    el cuerpo, el teatro y la vida, los indgenas, las banderas brasileas, el negro del alma. Una

    produccin colectiva que en ningn momento yo vacilara en calificar como esttica, y cuya

    atmsfera era la de la improvisacin del arte, del gesto intempestivo que inventa una nueva

    composicin, con los colores, con los cuerpos, con la ciudad. All, durante esas pocas horas,

    en esa irrupcin creativa, cada cual hizo de su cuerpo una obra de arte, un estandarte. Cada

    cual hizo de su rostro una superficie de inscripcin para el lema fuera Collor, fuera Collor.

    Cada persona se transfigur y asumi un estado negro, devenir indgena, devenir punk,

    devenir saltimbanqui, devenir mago, devenir noche. O sea, se cre all un espacio tiempoindito, pues nunca Brasil haba asistido a aquello: un espacio tiempo con una resonancia

    inmemorial. Es ah, en esos momentos intempestivos, que la suspensin de la continuidad

    temporal viene a interrumpir la mansa o conflictiva secuencia de los das y las noches. Es en

    esos instantes de pequeos desvos que algo escapa a la historia y que perturba a la historia,

    altera a la historia. Claro, al da siguiente el Brasil ya no era el mismo. Despus, el Supremo

    Tribunal Federal aprobaba el rito del juicio propuesto por la Cmara y el Congreso vot

    contra Collor. Las instituciones incorporaron y deglutieron rpidamente esta modificacin. El

    acontecimiento recay en la historia. Mientras tanto, por un instante, el acontecimiento

    estuvo por encima de la historia, alzado en un autoposicionamiento inmanente que

    extrapolaba en gran medida todo lo que poda explicar o situar. Gesta de los cuerposembanderados en una taciturna alegra, arrojando la historia de los caminos, ejerciendo la

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    prctica de la interrupcin del tiempo, inventando una fiesta sin tiempos. Simplemente, dej

    de vivir un da despus del otro. Un buen ejemplo del intempestivo de Nietzche.

    Se ordenaban nuevas formas y velocidades que se gestaban en pleno proceso de violencia.

    Fenmenos de nuevos devenires sociales, que no se pueden explicar en la intensidad de su

    despliegue slo por las causas que parecen motivarlo. La historia puede explicar el porvenir.

    Pero no el devenir. El devenir estalla con sus nuevos rdenes. Lo que angustia a los

    dirigentes es la velocidad y el contagio de sus producciones. Nada teme ms la dirigencia

    que la velocidad de los acontecimientos. Nadie puede creer lo que est viendo. La velocidad

    en la intensidad de las imgenes del estallido produce temor. Es el terror que produce el

    cuerpo del que ya no tiene nada que perder. Este cuerpo es veloz, intenso y contagioso.

    Cada vez que no entendemos la produccin de los nuevos rdenes de los acontecimientos,

    apelamos a la palabra caos. Nuevas producciones de mquinas sociales. Se produce un

    motn en una crcel y se irradia el contagio a varias crceles simultneamente. La energa

    del pueblo yace intacta. El cuerpo social en pleno movimiento y las voces que, como coro

    griego, gestan un nuevo discurso indito.

    En ese momento slo se cree en la solidaridad y en el agenciamiento, que se produce en el

    cuerpo a cuerpo, que se gesta en pleno movimiento.

    A la cotidiana violencia, a la cotidiana marginacin, a la cotidiana corrupcin, a la cotidiana

    soberbia, a la cotidiana ausencia de justicia, a la cotidiana inmoralidad desplegada por la

    clase dirigente, surge el basta de la contraviolencia, en pleno estallido como acontecimiento

    puro.

    Nuevas formas de justicia se estn gestando en Latinoamrica, nuevas ticas del cuerpo

    social en movimiento. La represin tambin trabaja.

    Santiago del Estero en 1993 fue una leccin para no olvidar. El incendio se puede propagar.

    Tambin existe una micropoltica del fascismo tan bien estudiada por Wilhelm Reich en

    Alemania. Existi entre nosotros una micropoltica de la complicidad civil. Un gran sector de

    la clase media y alta, la mayora silenciosa o la masa gris astizforme, produca una

    subjetividad de la complacencia. Lo interesante es que muchos de ellos ni siquiera apoyaban

    al gobierno militar. Funcionaban sin embargo como un gran colchn social acrtico. Insisto en

    el sector de la poblacin que funcion como masa acrtica, porque fue ese sector

    -precisamente- el que facilit, a veces sin saberlo, que un pas del horror tuviera la

    contrapartida de un pas supuestamente feliz. Esa indiferencia que se extenda

    micropolticamente entre los cuerpos acrticos y complacientes fue la que permiti que lasFuerzas Armadas pudieran cometer los crmenes aberrantes con tan alto nivel de impunidad.

    No existe Terrorismo de Estado sin complicidad civil. Hace aos tuve la ocasin de asistir a la

    proyeccin de una pelcula realizada por un joven cineasta alemn donde se abordaba la

    temtica familiar durante el nazismo y donde se mostraba el entretejido micropoltico

    familiar durante el nazismo. El entretejido hitleriano de los vnculos familiares. Segn me

    informaron, esa pelcula fue prohibida en Alemania occidental. Tal era el patetismo de los

    lazos familiares hitlerianos en la Alemania nazi (Goldhagen. Los verdugos voluntarios de

    Hitler).

    La complicidad civil como fbrica familiar, en un entretejido que atravesaba los cuerpos de

    los miembros de la familia. Cada uno vigilando al otro. La SS casera. Micropoltica en elfascismo. Micropoltica de nuestra complicidad civil durante la dictadura militar.

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    En relacin a la poltica impuesta por el FMI a los gobiernos latinoamericanos, que produce

    aumento del desempleo, ajuste, precarizacin laboral y el efecto de la exclusin que sufre

    como consecuencia un gran sector de la poblacin latinoamericana, es casi natural esperar

    que se produzcan movimientos sociales micropolticos que expresen la resistencia civil a este

    sistema. Su necesidad de convertirse en sujetos activos de la historia a los que, con la

    exclusin, se intenta hacer desaparecer.

    De lo que intentamos hablar es de la singularidad especfica de este tipo de acontecimientos,

    de la dignidad de su aparicin.

    Se podra analizar tambin, en sus pormenores, la nocin fuertemente polismica de

    mundializacin, que tiene por efecto si no por funcin ahogar en el ecumenismo cultural o

    el fatalismo economista los efectos del imperialismo y hacer aparecer una relacin de fuerza

    transnacional como una necesidad natural(...) El remodelamiento de las relaciones sociales

    y de las prcticas culturales de las sociedades avanzadas conforme al patrn norteamericano

    fundado en la pauperizacin del Estado la mercantilizacin de los bienes pblicos y la

    generalizacin de la inseguridad social es aceptado hoy con resignacin como el desenlace

    obligado de las evoluciones nacionales.

    Se interioriza la mundializacin (globalizacin) imperialismo, segn Petras- como obvio

    natural y normal. (Bourdieu,Intelectuales poltica y poder.)

    El obispo ecuatoriano Ral Lpez seala que no hace mucho tiempo existan avisos en los

    peridicos de Ecuador ofreciendo en venta campos con un nmero determinado de indios

    adentro como si fueran ovejas o caballos. (The Guardian, Londres.)

    En algunos lugares del mundo el nivel de los excluidos lleva a la animalizacin del serhumano. Los nios de algunos pases tercermundistas, por sus grandes carencias

    alimentarias, parecen ms cerca de lo animal que lo humano. Y nosotros lo vemos por TV!

    Una insurreccin civil de extraordinaria magnitud ocurrida en Seattle (EE.UU.) impidi que la

    Organizacin Mundial de Comercio inaugurara la importante conferencia bautizada como

    Ronda del Milenio. Trabajadores, decenas de miles de jvenes, campesinos y familias se

    unieron para rechazar la Ronda de la elite financiera del mundo globalizado. reunida en esa

    ciudad norteamericana de 500.000 habitantes.

    Cincuenta mil personas desfilaron manifestando su repudio a la OMC. Los activistas se

    adelantaron al aparato represivo. Invento imaginativo. La polica llegando tarde. Laagricultura es cultura, no slo negocio; Codicia ms ignorancia es igual a OMC eran

    algunas de las pancartas que portaban los manifestantes. Las velocidades y contagios en la

    multitud tomaron de sorpresa a las fuerzas gubernamentales. Independientemente de la

    complejidad de su constitucin, el fenmeno Seattle se inscribe dentro de los nuevos

    movimientos civiles que se oponen a la globalizacin despiadada del capitalismo. Nunca una

    reunin de esta magnitud la cita del comercio mundial ms grande de la historia haba

    sido perturbada por protestas. En Londres tambin se produjeron enfrentamientos contra la

    conferencia. La privatizacin mata era una de las pancartas que exhiban un millar de

    manifestantes por las calles londinenses. Micropoltica pura. Nuevas formas de insurreccin

    insospechadas. Por los bordes. La velocidad de los manifestantes norteamericanosdesconcert a las fuerzas represivas. Es imposible no resaltar la importancia del fenmeno

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    Seattle: como fenmeno de formacin de subjetividad.

    Que se entienda: los movimientos civiles micropolticos de resistencia no buscan hacer la

    revolucin pero logran revolucionar las cabezas adormecidas. Logran volver a creer en la

    potencia de actuar de este tipo de acontecimientos. La macropoltica nunca logra capturar

    del todo este tipo de movimientos civiles insurreccionales. Porque los acontecimientos

    fluyen por contagio. Son veloccimos. Estimulan la esperanza y la fuerza de la magnitud de

    las protestas civiles. Devuelven la humanidad perdida. Seattle representa el grito ahogado

    de quienes han perdido la palabra. Aquellos que parecen apresados por el desaliento.

    No quiero terminar sin llamar a apoyar a todos estos movimientos, o sea las FARC, el MST,

    los zapatistas, en esta gran lucha antiimperialista y anticapitalista que tiene posibilidades de

    ganar. La esperanza de un luchador infatigable como Petras contagia alegra, pasin,

    admiracin y respeto por las formas insurreccionales sociales a inventar que construyen en

    Latinoamrica la utopa de un nuevo modelo de socialismo. Por fuera de los partidos polticos

    tradicionales de izquierda. El nuevo socialismo ser alegre o no ser.

    Hace pocos meses almorc con Petras en Buenos Aires donde trat el tema del MST y

    surgieron nuestras pequeas diferencias respecto a Chvez o al acontecimiento venezolano.

    En cuanto a la concentracin de ingresos en Estados Unidos. Hace 20 aos dice Petras un

    Chief Executive Officer ganaba 80 veces ms que un obrero. Hoy gana 430 veces ms. Los

    trabajadores norteamericanos trabajan 2.000 horas por ao, un 20% ms que hace 20 aos.

    Hay 55 millones de norteamericanos sin ninguna cobertura de salud, ni privada ni pblica, y

    existe una prosperidad visible de un 30% de la poblacin.

    Veamos los puntos fundamentales, segn Petras, del MST brasileo:

    Movimiento social con enormes capacidades, opera en todos los estados de Brasil, con una

    fuerza importante en 24 estados (240.000 familias. Ms de un milln de trabajadores ruralescooperativistas en el pas)...

    ... que muestra, no tericamente sino en la prctica, que la ofensiva neoliberal puede ser

    derrotada.

    ... tienen su propia dinmica, su propia insercin y su propia singularidad de concienciar la

    explotacin y la necesidad de organizarse en la lucha de las expropiaciones de tierras.

    ... la influencia que tuvieron las bases de la Iglesia Catlica de Brasil en su formacin (muy

    pocos conocen esta afirmacin).

    ... la importancia fundamental de la educacin en el movimiento del MST. Escuelas de meses

    de educacin poltica, historia, concepciones sobre el problema agrario, marxismo, el

    problema del imperialismo, etc.... sus redes de solidaridad y extensin.

    ... la singularidad de la tica. No tica de proclamas. Sino del cmo vives.

    ... la ausencia de lderes carismticos y existencia del liderazgo colectivo. Ocupar, resistir y

    producir.

    ... la existencia de dos luchas, una la expropiacin de las tierras y la otra la presin ejercida

    al gobierno para que cumpla financiar la expropiacin (basada en una clusula de la

    Constitucin de 1988).

    ... no excluyen la lucha electoral pero los ritmos electorales no influyen en el ritmo de las

    expropiaciones.

    ... descripcin de la relacin con los partidos polticos pero sin perder nunca la singularidady ritmo del propio movimiento. La necesidad de adquirir un poder poltico para enfrentar la

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    estructura jurdica vinculada con el sector latifundista.

    Tambin Petras se refiere a las luchas en Ecuador, Mxico, el movimiento zapatista y su

    mstica como creacin revolucionaria, como ejemplo de este siglo. Colombia y las FARC.

    Cada da, 30.500 nios y nias menores de cinco aos mueren en el mundo por causas

    evitables, mientras que 8.500 chicos y jvenes se contagian el VIH, segn revel el informe

    titulado Estado Mundial de la Infancia 2000, presentado ayer en la Argentina por Unicef. De

    acuerdo con el documento, en 1998 el sida se cobr las vidas de 510.000 nios menores de

    15 aos y se estima que hay 1,2 milln comprendidos en esas edades que viven con el virus.

    El nmero de nios hurfanos a causa del sida es de cerca de 13 millones. Por otra parte,

    cada ao fallecen 585.000 mujeres debido a complicaciones en el embarazo y el parto que

    podran haberse prevenido.

    Una curiosidad: la Ruckus Society (fundada en 1998 en Berkeley, California) ofrece

    seminarios y entrenamiento para preparar a jvenes para protestas por mejorar el desarrollo

    ambiental y grupos de derechos humanos han entrenado a cientos de activistas para actos

    de desobediencia civil. (The Guardian.)

    Primer mundo.

    La miseria en el mundo. Bourdieu.

    En 1990 la ciudad de Chicago (EE.UU.) registraba 849 asesinatos por 100.000 habitantes,

    uno cada 28 horas. El 40% de las vctimas son menores de 21 aos. La mayora de las

    vctimas residen en los seis distritos policiales correspondientes a los barrios del cinturnnegro. El 80% son de origen afroamericano. Loic Wacquant del equipo del socilogo francs

    Bourdieu establece que recientes trabajos epidemiolgicos sugieren que los varones negros

    jvenes tienen una probabilidad de sufrir una muerte violenta que es superior a la de los

    soldados enviados al frente en el punto culminante de la guerra de Vietnam. La miseria

    aplastante de este enclave vaciado de toda actividad econmica y del que El Estado con

    excepcin de sus componentes represivos virtualmente se ha retirado, son algunas de las

    causas fundantes del deterioro social.

    La escuela es la que mejor simboliza la pauperizacin del gheto. El sistema educativo de

    Chicago se convirti en una especie de reserva escolar donde se deposita (esa es la

    palabra) a los nios del gheto: de familias negras y latinas (85 por ciento) que viven pordebajo del umbral oficial de pobreza (el 70 por ciento).

    Es de all de donde surge el hustlerprofesional trmino aparentemente intraducible que

    en un nivel aproximativo puede identificarse mediante las nociones de "rebusque, astucia,

    chanchullo, timo, ratera y robo mediante arrebato en la comunidad.

    Uno tiene que vivir y hacer vivir a los suyos, y debido a esta insuficiencia crnica de las

    entradas obtenidas con el trabajo y la poca o casi ninguna ayuda social, casi todos los

    residentes del gheto deben recurrir a algn hustlerpara su supervivencia.

    Es por el contrario una figura genrica que ocupa un lugar central en el espacio social del

    gheto norteamericano. No slo no es raro, sino que rene ejemplarmente un repertorio de

    propiedades y conductas valoradas en el gheto. La inteligencia callejera de los hustleres elnico bien otorgado a todos, que hace ms soportable la atmsfera opresiva de todos los

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    das. Elhustleres el efecto de llevar al extremo una lgica de exclusin socioeconmica y

    racial que afecta a todos.

    Sugieren los investigadores que hay que evitar dos tipos de lecturas posibles: la que se

    conmueve y compadece del espectculo de la miseria y la lectura populista que podra ver el

    fenmeno hustlercomo una estrategia heroica de resistencia, cuando en el fondo no es

    sino una tctica econmica de autopreservacin frente a un orden de dominacin tan brutal y

    despiadado.

    De estas condiciones excepcionales de exclusin social surge el hustlercomo formando parte

    natural, obvia y necesaria del gheto norteamericano (Primer Mundo).

    En junio de 1990 la Confederacin de Nacionalidades Indgenas del Ecuador hizo el primer

    levantamiento indgena que paraliz el pas.

    Primer acto de masas de los indgenas pero tambin fue la primera voz de alerta a las

    elites poltica y empresariales. Haba nacido un nuevo actor que cuestionaba a todo el

    sistema.

    Ahora, en los das previos al levantamiento, decan: Las clases dominantes siempre nos han

    quitado todo. No slo este gobierno que, al igual que los anteriores, nos trata como si

    furamos gente que no propone ideas y trabajo para sacar al Ecuador de su crisis.

    Se les contest desde el gobierno: Las propuestas indgenas son subversivas y el gobierno

    no las va a tolerar por ningn motivo.

    Das ms tarde integraban una junta cvico-militar. El recorrido indgena haba llegado a la

    Casa de Gobierno. Cuerpos indgenas llegaron hasta all. Ms all de la traicin posterior por

    parte del general Mendoza y de la retirada de los indgenas de Quito, no se debe evaluar el

    paso de los indgenas como fracaso. No son los resultados finales lo que miden el triunfo o el

    fracaso de los movimientos sociales. Lo importante fue el recorrido realizado y la fuerteproduccin de subjetividad que realizaron con este acontecimiento. Esta es la clave.

    Hubo una fuerza protagnica del movimiento indgena, que supo ensayar su potencia de

    accin y seguramente de all surgirn futuras creaciones micropolticas de resistencia civil.

    Muchas veces los acontecimientos no hay que medirlos por el resultado transitorio, sino por

    la protagonicidad de una fuerza que se prob a s misma frente todo Ecuador. Que posea

    una voz que debi ser ms escuchada que nunca para llegar a integrar la Junta cvico

    militar. El futuro es lo que interesa. Las nuevas invenciones y mquinas micropolticas

    insurreccionales de resistencia. Las nuevas voces. El levantamiento indgena dej una fuerte

    huella y hay que volver a transitarla de nuevas formas. Y a las nuevas voces hay que saber

    auscultarlas, como Pedro Orce, el personaje de la novela de Saramago, que senta que latierra temblaba ante sus pies cuando la Pennsula Ibrica se iba lentamente desprendiendo

    de Europa.

    Como define Petras, las nuevas luchas de Ecuador, el movimiento zapatista y su mstica

    revolucionaria de enorme produccin de subjetividad y de alta capacidad simblica, el MST

    brasileo, Colombia y las FARC... la esperanza en el triunfo final.

    La utopa de nuevas formas de socialismo. Micropoltica de las resistencias. Pasan por all.

    All estn. Creando un murmullo inaudible y ensordecedor al mismo tiempo en esta gran

    lucha antiimperialista y anticapitalista que tieneposibilidades de ganar. Recobremos la granesperanza de Petras: la ilusin y la utopa de un nuevo socialismo alegre y revoltoso (esto lo

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    digo yo). Porque no hay nada ms pobre que un socialismo burocrtico y triste.

    Recordemos tambin el desembarco del Gramma, con la mayora de los guerrilleros muertos.

    Los catorce restantes crearon la utopa del contagio revolucionario en la poblacin; y

    entonces los catorce se convirtieron en decenas de miles que lograron tomar el poder. El

    motor fue la esperanza irracional de Fidel.

    Bibliografa recomendada:

    Pierre Bourdieu, Contra fuego.

    G. Deleuze y F. Guattari, Mil Mesetas.

    G. Deleuze y Guattari, Dilogos.Daniel Goldhagen, Los verdugos voluntarios de Hitler.

    Lo Grupal 10, E. Pavlovsky, Subjetividad y devenir social, Artculo: Esttica de la

    Multiplicidad.

    Lo Grupal 10, E. Pavlovsky, Qu hacemos con lo que sabemos?.

    Toni Negri, Entrevista a G. Deleuze, Revista Futura Anterieur, 1990.

    Peter Pl, Ponencia en las Jornadas G. Deleuze F. Guattari T. S.Martins, 1995.E. Pavlovsky, Micropoltica de la resistencia.E. Pavlovsky y H. Kesselman, Escenas y multiplicidady Multiplicacindramtica.

    James Petras, Ciclo de conferencias en la Argentina, organizadopor Herramienta, 1999.