monografia 8

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    ORDO TEMPLIS SOLARIS ET SACTUM MORTUM ORDO TEMPLIS SOLARIS ET SACTUM MORTUM ORDO TEMPLIS SOLARIS ET SACTUM MORTUM ORDO TEMPLIS SOLARIS ET SACTUM MORTUM

    MONOGRAFIA 8

    ESCRITOS Y RECOPILACIONES POR

    VEN:.M:. HOSHI HATTORI X IX XIII

    No creas que en mis mgicas maravillas me ayudenlos ngeles de la Estigia evocados del infierno y malditos

    por quienes quisieron dominar a los tenebrosos divis yafrites, sino que me ayuda la percepcin de los secretospoderes de las fuentes minerales, de las ntimas clulas

    de la naturaleza, de las hierbas colgantes en verde cortinay de los astros que voltean sobre torres y montes.

    TASSO, XIV, 13.

    Como a las puertas del infierno, detesto a quien seatreve a pensar una cosa y decir otra.

    POPE.

    Si el hombre cesara de existir al bajar a la tumba,habramos de confesar sin remedio que es la nica

    criatura a quien la naturaleza o la providencia se hancomplacido en defraudar concedindole cualidades

    que carecen de objeto de aplicacin en la tierra.BULWER LYTTON.-Una historia singular .

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    Del prefacio de la obra de Proctor titulada:Nuestro lugar en el infinito , entresacamos el

    siguiente prrafo: La ignorancia en que los antiguos estaban del lugar de la tierra en el espacioles indujo a suponer influencias favorables o adversas de los astros en el destino de losindividuos y de las naciones, as como a formar el grupo de siete das dedicados a los sieteplanetas de su sistema astrolgico.

    LA FORMACIN DE LA TIERRA Dos distintas afirmaciones sienta Proctor en el prrafo citado: 1. Que los antiguos

    ignoraban el verdadero lugar de la tierra en el espacio. 2. Que crean en la influenciafavorable o adversa de los astros en el destino de los individuos y de los pueblos (1). Sinembargo, hay poderosos motivos para suponer que los sabios de la antigedad conocan laposicin, movimientos y relaciones de los astros, segn se infiere del testimonio de Plutarco,ampliado con los de Draper y Jowett. Adems, si tan ignorantes eran los antiguos astrnomos,cmo es que en los fragmentos de sus obras se descubren bajo el enigmtico lenguajemuchos conceptos corroborados por recientes descubrimientos? En su citada obra exponeProctor la teora de la formacin de la tierra y describe las sucesivas fases porque pas antesde ofrecer morada al hombre, pintando con vivos colores el gradual agrupamiento de la materiacsmica en esferas gaseosas, rodeadas de una inconsistente capa lquida, que fueroncondensndose hasta la solidificacin de la corteza externa, seguida del lento, enfriamiento dela masa, con los resultados qumicos de la accin del intenso calor sobre la primitiva materiadel globo, que determinaron la formacin y distribucin de las partes firmes, los cambios en laconstitucin de la atmsfera, la aparicin de vegetales, animales y por ltimo del hombre.

    Pero veamos ahora el hermticoLibro de los Nmeros (2) escrito, segn tradicincaldea, por Hermes Trismegisto. Dice as: En el principio del tiempo el gran Invisible tena sussantas manos llenas de materia celeste que esparci por el infinito y, oh pasmo!, se convirtien esferas de fuego y en esferas de arcilla que, como el inquieto metal (3), se disgregaron enesferas menores que empezaron a voltear incesantemente. Y algunas, que eran esferas defuego, se convirtieron en esferas de arcilla y las de arcilla en esferas de fuego, porque las defuego esperaban a que llegase el tiempo de convertirse en de arcilla y las otras las envidiabanen espera de convertirse en de puro y divino fuego.

    No creemos que nadie se atreva a pedir ms claro compendio de las fases csmicastan elegantemente descritas por Proctor.

    Vemos en el pasaje de Hermes la difusin de la materia, su agrupamiento en esferasde las que se disgregan otras menores, la rotacin axial, la paulatina transicin de la materiaincandescente a materia terrosa y por fin la prdida de calor con que se inicia el perodo de lamuerte planetaria.

    El trnsito de las esferas de arcilla a esferas de fuego explicar a los materialistasalgunos fenmenos astronmicos, tales como la sbita aparicin de una estrella en laconstelacin de Casiopea el ao 1572 y de otra en el serpentario en 1604, segnobservaciones de Kepler. Verdaderamente demuestran los caldeos en el citado pasaje msprofunda filosofa que los astrnomos modernos, pues la confversin en esferas de puro ydivino fuego simboliza la subsiguiente existencia planetaria anloga a la que ms all de lamuerte corporal tiene el espritu del hombre. Si, como ya admite la astronoma, nacen, crecen,se desarrollan, decaen y mueren los astros, por qu no han de tener, como el hombre, lasubsiguiente existencia etrea o espiritual? As lo afirman los magos al decir que la fecundamadre tierra est sujeta a las mismas leyes que sus hijos y en oportunidad de tiempo engendrade su seno todas las cosas hasta que, llegada la plenitud de su tiempo, cae en la tumba de losmundos. La materia densa de la tierra se disgregar poco a poco en tomos que, con arreglo ala inexorable ley, formarn nuevas combinaciones; pero su espritu quedar atrado por elcntrico sol espiritual de que originariamente emanara (4). Segn dice Hermes: Y el cielo eravisible en siete crculos, y los planetas aparecieron con todos sus signos en forma de estrellasque quedaron separadas y numeradas con los gobernadores residentes en ellas, y su carreragiratoria est limitada por el aire en una rbita circular donde se mueven bajo la accin deldivinoespritu (5).

    Nadie hallar en las obras de Hermes ni el ms leve indicio del enorme absurdosostenido despus por la iglesia romana, diciendo que los astros haban sido creados para

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    recreo del hombre, puesto que el unignito Hijo de Dios baj a este nfimo mundo para redimirnuestras culpas.

    LA TIERRA INVISIBLE Proctor nos habla de una capa inconsistente de materia no condensada todava, que recubreun ocano de consistencia viscosa en el cual gira un ncleo slido. Pero tambin esta hiptesis

    tiene su precedente en la siguiente referencia: Asegura Hermes queen el principio era la tierrauna especie de limo o gelatina temblorosa compuesta de agua condensada por la incubacin ycalor del divino espritu o, segn la letra del texto:cum adhuc terra tremula esset, lucente sole compacta esto (6).

    De la misma obra de Filaleteo entresacamos el siguiente pasaje: Por mi alma afirmo que latierra es invisible, y no slo esto, sino que elojo del hombre nove jams la tierra ni puede staser vista sinarte . Elmayor secreto de la magia es hacer invisible este elemento ... y este cuerpofeculento y grosero sobre que andamos, es uncompuesto , y no la tierra, sino que en l est latierra. En una palabra, que todos los elementos son visibles menos la tierra, y cuandoalcancemos la necesaria perfeccin para saber por qu Dios ha puesto la tierrain abscondito ,tendremos una excelente traza para conocer aDios y saber cmo es visible y cmo invisible (7).Muchos siglos antes de nacer los cientficos contemporneos haba ya dicho Salomn: Tupoderosa mano hizo el mundo demateria informe (8). Esta frase encierra cuanto pudiramosdecir; pero aadiremos que tal vez la materia informe, la tierra preadmica entrae unapotencia cuyo hallazgo regocijara a Tyndall y Huxley.

    Al descender de lo universal o lo particular, de la antigua teora de la evolucin planetaria a laevolucin de la vida vegetal y animal, tan opuesta a las creaciones individuales de los seres,vemos anticipada la moderna teora de la transformacin de las especies en el siguiente pasajede Hermes: Cuando Dios hubo llenado sus potentes manos de cuanto en la naturaleza existey la limita, exclam sin abrirlas: Oh tierra bendita! S la madre de todo para que nadanecesites. Entonces abri las manos derramando de ellas todo lo necesario para la formacinde las cosas. Aqu tenemos simbolizada la materia primaria en que laten potencialmente todaslas futuras formas de vida y que la tierra es la madre de cuanto desde entonces brota de suseno.

    Ms explcito es todava Marco Antonio en suSoliloquio : La naturaleza se complace enmudar todas las cosas y revestirlas de nuevas formas. La materia es para ella como cera conque moldea toda clase de figuras, y si hace unpjaro lo convierte despus en cuadrpedo, ode una flor hace una rana , de suerte que se deleita en sus operaciones mgicas, como loshombres en las obras de su propia imaginacin (9).

    Antes de que los modernos cientficos pensaran en la teora evolutiva, haba dicho yaHermes que nada hay truncado en la naturaleza, pues todas sus obras rebosan de suavearmona sin saltos ni transiciones violentas ni aun en las muertes sbitas.

    Los rosacruces iluminados profesaban la doctrina del lento desenvolvimiento de las formaspreexistentes. Las Tres Madres ensearon a Hermes el misterioso proceso de sus obras antesde revelarlo a los alquimistas medioevales. En lenguaje hermtico las Tres Madres significan laluz, el calor y el magnetismo, transmutables segn el principio de la correlacin de fuerzas otransformacin de la energa. Dice Sinesio que en el templo de Menfis encontr unos libros depiedra con la siguiente mxima esculpida: Una naturaleza se deleita en otra; una naturalezavence a otra; una naturaleza prevalece contra otra; pero todas ellas sonuna sola .

    LA EVOLUCIN SEGN HERMES

    La continua actividad de la materia est expresada en el siguiente aforismo de Hermes: Laaccin es la vida de Phta. Por su parte Orfeo llama a la naturaleza la madre que hace muchascosas ..... o madre ingeniosa que imagina e inventa.

    En su ya citada obra dice Proctor: Todo cuanto existe, as en la superficie como en el interiorde la tierra, las formas vegetales y animales y nuestro organismo corporal, estn constituidospor materia atrada de las profundidades del espacio que por todas partes nos rodea. Los

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    hermticos y rosacruces sostuvieron que todas las cosas, as visibles como invisibles,dimanaban de la lucha entre la luz y las tinieblas y que toda partcula material entraa unachispa luminosa (espritu) cuya propensin a volver a su divino origen, librndose del obstculoimpediente, determina el movimiento de los tomos que a su vez engendra las formas. Sobre elparticular dice Hargrave Jennings con referencia a Roberto Fludd: Todos los minerales tienenen esta centella de vida la potencialidad rudimentaria de las plantas y otros organismos de ms

    en ms perfeccionados. Asimismo, todas las plantas tienen rudimentarias sensaciones que,con el tiempo, pueden ponerlas en estado de transformarse en otras criaturas capaces demoverse de ac para all con funciones de orden ms o menos elevado. De suerte que el reinovegetal ha de psar por ignorados caminos a otros ms altos senderos por donde irseperfeccionando hasta el punto de que su divina luz se explaye con mayor y ms impelentefuerza y con ms pleno y consciente propsito, por la planetaria influencia de los invisiblesoperarios del gran Arquitecto (10).

    La luz (primera creacin segn el Gnesis) es laSephira de los cabalistas; la Mente divina, lamadre de los Sefirotes cuyo padre es laSabidura oculta . La luz es la primera emanacin delSupremo y luz es vida segn el Evangelista. Luz y vida son electricidad, el principio vital, elanima mundi que interpenetra el universo y vivifica todas las cosas. La luz es el mgico Proteocuyas diversas ondulaciones, movidas por la divina voluntad del Arquitecto, originan las formasvivientes. De su turgente y elctrico seno brotan lamateria y el espritu . Sus rayos entraan la

    virtud de las acciones fsicoqumicas y de los fenmenos csmicos y espirituales. La luzorganiza y desorganiza; da y quita la vida; y de su punto primordial surgen gradualmente a laexistencia miradas de visibles e invisibles mundos. Dice Platn (11) que en un rayo de estatrina madreprimaria encendi Dios el fuego que llamamos sol y no escausa de luz y calor, sinonicamente el foco, o mejor dicho la lente que concentra y enfoca sobre nuestros sistema solarlos rayos de la luz primordial de cuyas diversas vibraciones dimana la correlacin de fuerzas.

    La obra de Proctor, que motiva estos comentarios, consta de doce tratados, de los cuales elltimo se titula: Ideas acerca de la Astrologa. El autor estudia esta materia con mayor respetodel acostumbrado entre los cientficos, en prueba de que puso en ella toda su atencin. Dice aeste propsito: Si consideramos debidamente el asunto, hemos de convenir en que de cuantoserrores sufrieron los hombres en su ansia de escrutar el porvenir, la astrologa es el ms dignode respeto y aun pudiramos decir que el ms razonable..., pues los cuerpos celestes regulaninequvocamente el destino de los individuos y de las naciones, ya que sin las benficas yreguladoras influencias del sol, que es entre todos el principal, pereceran las criaturasvivientes sobre la tierra... Tambin tiene influencia la luna, y no es extrao que los antiguosinfiriesen por analoga que si estos dos astros influyen tan poderosamente en la tierra, tambintengan su especial influencia los dems astros (12).

    ASTROLOGA Y ASTRONOMA Por otra parte, no cree Proctor infundada su sospecha de que los planetas de ms lento

    movimiento ejerzan influencia superior al mismo sol, y opina que la astrologa fue formndosetras repetidas tentativas en que los astrlogos se guiaron por la observada relacin entreciertos sucesos de monta en la vida de reyes, caudillos o magnates y la posicin de los astrosel da de su nacimiento. Sin embargo, tambin pudieron algunos astrlogos imaginarinfluencias en que creyeron las gentes por haberlas confirmado algunacuriosa coincidencia .

    Conviene advertir que aun los tratadistas formales recurren a palabras de tan vago sentidocomo la de coincidencia, para encubrir lo que les repugna aceptar. Pero los sofismas no sonaxiomas ni mucho menos demostraciones matemticas en que por lo menos los astrnomosdebieran apoyar sus afirmaciones. La astrologa es ciencia tanexacta como la astronoma, contal de que las observaciones sean tambin exactas, pues sin esta condicin sinecnannica unay otra ciencia incurrirn en error. La astrologa es a la astronoma como la psicologa a lafisiologa, y tanto en astrologa como en psicologa es preciso ir ms all del mundo visible yentrar en los dominios del trascendente espritu. Tal fue la vieja lucha entre las escuelasplatnica y aristotlica; pero en nuestro siglo de escepticismo saduceico no prevalecer aqullacontra sta. Proctor parece como si viera la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo, pues siapuntramos los errores y despropsitos de los astrnomos, seguramente excederan demucho a los de los astrlogos (13).

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    Sigue exponiendo Proctor en su obra cuanto de heterodoxo ha encontrado en susinvestigaciones cientficas y se asombra ms de una vez de tan curiosas coincidencias como,por ejemplo, la que refiere en estos trminos: No me detendr en la curiosa coincidencia de siefectivamente conocan los astrlogos caldeos el anillo de Saturno, pues representaban al Diosde este nombre dentro de untriple anillo... Del hallazgo de algunos instrumentos pticos en lasruinas asirias, se infiere que pudieron descubrir los anillos de Saturno y los satlites de

    Jpiter... Belo, el Jpiter asirio, estaba algunas veces representado con cuatro alas esmaltadasde estrellas; pero es muy posible que esto fuesen merascoincidencias .Sin embargo, esta serie de coincidencias a que se refiere Proctor seran ms milagrosas que

    la realidad de los hechos y no parece sino que los escpticos anden anhelosos decoincidencias. Bastantes pruebas dimos en el captulo anterior de que los antiguos disponande instrumentos pticos tan excelentes como los del da. Segn infiere Rawlinson de lasinscripciones de los ladrillos asirios, el templo de Borsippa (Birs-Nimrud) tena siete pisosdispuestos en crculos concntricos de ladrillo y metal, del color correspondiente al planetacuyas rbitas simbolizaban, y por lo tanto no cabe suponer que los instrumentos deNabucodonosor fuesen de poco alcance ni de escasa monta los conocimientos de susastrnomos. Tampoco es posible achacar a coincidencia que los caldeos diesen a cada planetael color que en efecto han distinguido en ellos las recientes observaciones telescpicas (14).Asimismo, no puede ser coincidencia que Platn aludiera en elTimeo a la indestructibilidad de

    la materia, transmutacin de fuerzas y conservacin de la energa, de modo que sucomentador Jowett dice a este propsito: La ltima palabra de la filosofa moderna escontinuacin y desarrollo de los principios fundamentales de la ciencia que dej sentadosPlatn (15).

    ALEGORAS ASTRONMICAS Las antiguas religiones fueron esencialmente sabestas, y cuando lleguen a

    interpretarse con exactitud sus mitos y alegoras, no slo se ver que no discrepan lo msmnimo de los modernos conceptos astronmicos, sino que casi todos los principios de estaciencia estn encubiertos en las ingeniosas trazas de sus fbulas. Alegorizaban el movimientode los astros, personificaban la ndole de los fenmenos y en la conducta y temperamento delas divinidades olmpicas simbolizaban los principios de las ciencias fsicoqumicas. Laelectricidad atmosfrica en su estado latente est representada por los semidioses, cuyaaccin se limita a la tierra, pero que en sus eventuales vuelos a las regiones divinas desplieganenerga elctrica estrictamente proporcionada a la distancia a que se elevan . Las mazas deHrcules y Thor eran mucho ms mortferas cuando los dioses se cernan entre las nubes.Jpiter olmpico concentraba en su persona y atributos las fuerzas csmicas antes de que elgenio de Fidias le diese forma humana a propsito para que las multitudes le adorasen con elnombre de Mximus o Dios de los dioses. El mito de Jpiter, menos metafsico y complicado enun principio, era elocuentsima expresin de filosofa natural. Segn dicen Porfirio y Proclo, alelemento masculino (Zeus ) de la creacin se le llamaba cabeza de los seres vivientes (Zoon- ok-zoon ) cuyos femeninos principios eran Vesta (tierra) y Metis (agua). En la teora rfica, quedesde el punto de vista metafsico es la ms antigua de todas, representa Zeus a la vez lapotencia y el acto , la Causa inmanifestada y el Demiurgo o Creador, emanado de la invisiblePotencia. Las esposas de Zeus, considerado como Demiurgo, simbolizan los agentes de laevolucin csmica, es decir, las afinidades qumicas y las atracciones y repulsiones magnticasy la electricidad atmosfrica. De estos simbolismos fsicos se infiere cun versados estaban losantiguos en las ciencias fsicas tal como ahora se conocen.

    Posteriormente, en tiempo de Pitgoras representa Zeus la metafsica trinidad o sea laMnada que de s misma educe la Tetractis de voluntad, mente y accin. Ms adelantetodava, los neoplatnicos se abstienen de filosofar sobre la Mnada primaria, por inaccesibleal entendimiento humano, y tratan tan slo de laTrada demirgica o manifestacin visible ytangible de la Divinidad desconocida.

    Plotino, Porfirio, Proclo y otros filsofos admitieron la misma Trada de Zeus Padre,Zeus Hijo (Poseidn o Dunamis ) y de Zeus Espritu (Nous ). Este mismo concepto siguiensendose durante el siglo II de la era cristiana en la escuela de Ireneo, pues no hubo entrelos neoplatnicos y cristianos otra discrepancia que la violenta confusin establecida por losltimos entre la Mnada incomprensible y laTrada creadora.

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    Desde el punto de vista astronmico, Zeus-Dionisio tiene su origen en el Zodaco oantiguo ao solar. En Libia lo representaban bajo forma de carnero y su concepto era idnticoel Amun egipcio que engendr a Osiris (dios-toro), quien a su vez es una personificadaemanacin del Padre-Sol o Sol en Tauro, mientras que el Padre-Sol del cual emana estapersonificacin es Sol en Aries. Segn sabemos, el toro simboliza la potencia creadora; yprecisamente uno de los principales expositores de la cbala, Simn-Ben-Iochai que floreci en

    el siglo I de la era cristiana, nos explica el origen de esta extraa adoracin de toros y vacas.Ms adelante nos referiremos a las enseanzas de los cabalistas sobre este smbolo, segnlas expone Simn-Ben-Iochai, y veremos que ni Darwin ni Huxley, fundadores de la teora de laevolucin y transformacin de las especies, encontraran en l nada opuesto a la razn y s tanslo la contrariedad de ver que los antiguos se les hayan anticipado en el descubrimiento.

    Sin dificultad puede probarse que Saturno o Kronos (cuyo anillo descubrieron con todaseguridad los astrlogos caldeos) estuvo considerado desde tiempo inmemorial como padre deZeus, antes de que ste alcanzara la suprema categora de padre de los dioses. Es Saturno elBelo o Baal de los caldeos, que tomaron su culto de los acadianos, y aunque Rawlinson insisteen que estos ltimos procedan de Armenia, no cabe admitir esta hiptesis por cuanto Belo esla variedad babilnica del Siva o Bala indo, el destructor dios del fuego que en muchosaspectos sobrepuja al mismo Brahm.

    A este propsito dice un himno rfico: Zeus es el primero y el ltimo, la cabeza y las

    extremidades. De l proceden todas las cosas. Es hombre y ninfa inmortal (16), alma de lascosas, motor principal del fuego, sol y luna, fuente del ocano, demiurgo del universo, divinapotestad creadora y gobernadora del cosmos. Zeus lo es todo. Es fuego, agua, tierra, ter,noche, cielos, Metis (la arquitecta primieval) (17). Eros y Cupido. Todo est comprendido en lasvastsimas dimensiones de su glorioso cuerpo (18).

    SMBOLOS DE LA LUNA Este breve himno laudatorio abarca el fundamento de todo concepto mtico. La

    imaginacin de los antiguos era, segn parece, tan inagotable como las visiblesmanifestaciones de la Divinidad que les deparaban los temas de sus alegoras siemprereferentes, no obstante su copiosa variacin, a las dos ideas capitales que bajo las sacrasrepresentaciones se ajustaban paralelamente a los aspectos fsico y espiritual de las leyesnaturales. Los metafsicos conceptos de los antiguos no estaban jams en contradiccin conlas verdades cientficas, y sus credos religiosos se basan en las ideas fsicopsquicas de lossacerdotes y filsofos, que las derivaron de las tradiciones primievales, confirmadas por laexperiencia propia con auxilio de la sabidura acopiada en pocas intermedias.

    La misin de los rayos de Jpiter estaba simbolizada en Diana, la esplendente virgenArtemisa, llamada en antiqusimo tiemposDiktynna (19). La luna es opaca y su brillo es reflejode la luz solar. Su smbolo era la diosa Astart o Diana que, como la cretense Diktynna, estcoronada de una guirnalda de la mgica y siempre verde plantadiktammon o dictamnus , cuyocontacto, segn se dice, provoca el sonambulismo en quien no lo tiene. Anlogamente aEilithya y Juno Pronuba, presida Diana los nacimientos y se la consideraba como divinidadesculpica. La guirnalda dedictamnus en las figuras de Diana nos demuestra una vez ms laprofunda observacin de los antiguos, pues por una parte esta planta tiene muy eficacesvirtudes sedantes y medra abundantemente en el monte Dicte de la isla de Creta; y por otraparte, la luna, segn las ms notables autoridades en magnetologa, influye en los humores delcuerpo y en las clulas nerviosas, que tan importante papel desempean en la hipnotizacin.As es que los cretenses ponan manojos de esta planta sobre el cuerpo de las parturientas ycon las races hacan un brebaje que aliviaba los dolores del parto y mitigaba la peligrosairritabilidad del organismo en este perodo. Tambin solan colocar a las parturientas en elrecinto sagrado del templo de Diana, expuestas a los rayos de la esplendente hija de Jpiter, labrillante y serena luna del cielo oriental.

    Los industas y budistas tienen muy complejo concepto de la influencia del sol y de laluna considerados como elementos masculino y femenino, que son respectivamente losprincipios positivo y negativo de la polaridad magntica. Todos los autores indos que tratarondel magnetismo reconocieron la influencia de la luna en las mujeres, y tanto Ennemoser comoDu Potet corroboran acabadamente las teoras de los videntes indos.

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    En todos los pases de la antigedad estaba consagrado el zafiro a la Luna, y losbudistas tenan esta preciosa piedra en muchsimo respeto, no derivado de la supersticin, sinocon slido fundamento cientfico. Atribuyen los budistas al zafiro virtudes mgicas, por cuantosu color azul obscuro determina fenmenos sonamblicos, segn puede observar cualquierestudiante de hipnotismo. Esto se deriva de la hasta hace poco tiempo no advertida influenciade los colores del prisma y especialmente del azul en el crecimiento de las plantas. Segn ha

    demostrado el general Pleasonton, despus de muchas discusiones acadmicas sobre lapotencia calorfica de los rayos solares, los azules son los ms elctricos y su influenciafavorece en mgicas proporciones el crecimiento de plantas y animales. Por otra parte, lasinvestigaciones de Amoretti sobre la polaridad elctrica de las piedras preciosas demuestranque el diamante, el granate y la amatista son electro-negativos, al paso que el zafiro es electro-positivo (20). Todo esto nos mueve a reconocer que las modernas ciencias experimentalescorroboran cuanto acerca del particular conocan los sabios de la India, muchsimo antes de lafundacin de las academias europeas.

    LAS PIEDRAS PRECIOSAS Dice una antiqusima leyenda inda, que enamorado Brahm Prajpati de su propia hijaUshs (21), tom la forma de ciervo (risya ) y la convirti a ella en cierva, de modo que as se

    cometi el primer pecado de que fue culpable el mismo Brahm. Ante tamaa profanacin, seaterrorizaron de tal manera los dioses, que asumiendo su ms horrible aspecto, pues losdioses pueden tomar cuantas figuras quieran, formaron a Bhtavan, el espritu del mal, conpropsito de aniquilar laencarnacin del primer pecado, cometido por el mismo Brahm. Al veresto, Brahm-Hiranyagarbha (22) se arrepinti profundamente y empez a recitar los mantrasde purificacin. De su llanto cay una lgrima, la ms ardiente de cuantas de ojos brotaron, queal tocar en el suelo se convirti en el primer zafiro (23). Esta semipopular y semisagradaleyenda denota que los indos, no slo saban que el azul era el color ms elctrico, sino quetambin conocan la influencia del zafiro y de otros minerales. Aparte de esto, dice Orfeo quecon una piedra imn es posible influir en muchas personas reunidas; Pitgoras atribuye secretaimportancia al color y naturaleza de las piedras preciosas; y Apolonio de Tyana enseaba a susdiscpulos las ocultas virtudes de estas piedras, y cada da del mes llevaba una sortija dedistinta piedra, con arreglo a las leyes de la astrologa judiciaria. Segn los budistas, el zafirotranquiliza el espritu, serena el nimo, aleja los malos pensamientos y tonifica el cuerpo, queson precisamente los efectos atribuidos por la moderna electroterapia a la accin de unacorriente elctrica con acierto dirigida. A este propsito dicen los budistas: El zafiro abrepuertas y casas cerradas para el espritu del hombre; despierta el deseo de orar y entraamayor paz que cualquiera otra alhaja. Pero quien la lleve ha de vivir pura y santamente (24).

    Diana es hija de Zeus y Proserpina (25); pero Hesiodo la llama Diana Eilythia-Lucina ydice que es hija de Jpiter y Juno (26). En las frecuentes querellas conyugales entre Jpiter yJuno, su hija Diana se vuelve de espaldas a su madre y sonre a su padre, aunquereconvinindole por sus devaneos. Esto es smbolo de los eclipses de luna, durante los cuales,se dice que los magos de Tesalia y Babilonia convertan hacia la tierra sus hechizos y encantoshasta lograr que se reconciliase la irritada pareja. Entonces Juno sonrea orgullosa a la brillanteDiana que, circuyndose de su creciente, volva al secreto retiro de las montaas.

    Parece que esta fbula alude a las fases de la luna. Los habitantes de la tierra slovemos un hemisferio de la luna y esto significa que Dianale vuelve la espalda a su madreJuno.

    Las posiciones respectivas del sol, la tierra y la luna cambian continuamente, y la fasede luna nueva coincide siempre con variaciones atmosfricas, aparte de que las tempestadespudieron muy bien sugerir la idea de una lucha entre el sol y la tierra, sobre todo cuando aqulest oculto por rugientes nubes. Adems, la luna no brilla en su fase de nueva, porque elhemisferio visible desde la tierra no est iluminado por el sol; pero despus de lareconciliacin ,va mostrndose gradualmente iluminado el disco de la luna, y de aqu que los astrlogoscaldeos y los magos de Tesalia, cuyo conocimiento del curso de los astros igualaba al decualquier astrnomo moderno, se esforzaran en aplacar las iras de la luna y moverla a mostrarde nuevo su semblante, despus de haber recibido la radiante sonrisa de su madre la tierra,cuando a su vez se refleja la luz del sol en la luna. Por esto deca la fbula que tan luego comoDiana se cie el creciente, se marcha otra vez a cazar a la montaa.

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    OBSERVATORIO DE BELO No hemos de negar la intrnseca sabidura de los antiguos juzgando por las, en

    apariencia, supersticiosas fbulas con que velaron la explicacin de los fenmenos naturales,pues a tanto equivaldra que, por ejemplo, dentro de quinientos aos nuestros descendientestacharan de antiguos ignorantones a los discpulos del profesor Balfour Stewart y de filsofosuperficial a su maestro, por haber llevado ste a cabo experimentos con propsito deaveriguar, como en efecto averigu, que las manchas del sol estn relacionadas con lasenfermedades de algunas plantas y que influyen poderosamente en las condiciones de la tierra(27). Si la ciencia moderna llega a este punto, no hay motivo para tratar de locos o de bellacosa los astrlogos de la antigedad. Entre la astrologa natural y la judiciaria hay la mismarelacin que entre la fisiologa y la psicologa o entre lo fsico y lo moral. Si posteriormentedecayeron estas ciencias en pura charlatanera, gracias a unos cuantos impostores vidos deganancia, no es justo acusar de ello a los insignes astlogos cuyo amor al estudio y santidadde vida inmortalizaron los nombres de Caldea y Babilonia. Seguramente que no merecen eldicterio de impostores quienes desde el observatorio de Belo, rodeado de nubes, como diceDraper, remontaron sus exactas observaciones astronmicas hasta cien aos ac del diluvio.Aunque se hayan ridiculizado los procedimientos que seguan los caldeos para divulgar lasverdades astronmicas, cabe la duda de si aventajaban a los modernos procedimientos deenseanza, pues en su tiempo la ciencia estaba hermanada con la religin y la idea delCreador era inseparable de las obras de la creacin. El vulgo de Babilonia y de Grecia sabaque Urano (28) era el padre de Saturno y Saturno el de Jpiter, a quienes, as como a sussatlites, diputaban por divinidades; mientras que en nuestros tiempos apenas habr entre lasmultitudes el uno por diez mil que conozca la respectiva posicin y movimiento de los planetasdel sistema solar.

    Basta abrir cualquier tratado de astrologa y comparar laFbula de las doce mansiones con los modernos descubrimientos astronmicos respecto a la constitucin de los planetas,para advertir que los antiguos la conocan perfectamente sin necesidad del espectroscopio,pues las simblicas representaciones de los dioses del Olimpo y los doce signos del Zodacocon sus especiales cualidades, nos indican hasta cierto punto las proporciones de calor y luzrecibidas del sol por cada planeta. Las diosas que simbolizan la tierra son idnticas ennaturaleza fsica a los dems dioses y diosas, dando a entender con ello que aquellosastrnomos que da y noche velaban en la cspide de la torre de Belo, comunicndosecontinuamente con las divinidades personificadas, haban echado de ver la unidad fsica deluniverso y la analoga qumica entre la tierra y los dems planetas. La astrologa representa alsol en Aries (Jpiter) como signo masculino, diurno, cardinal, equinoccial, oriental, clido yseco, en perfecta correspondencia con el carctrer atribuido al Padre de los dioses.

    Cuando Zeus-Akrios arranca colrico de su ardiente cinto los rayos que desde loscielos fulmina, rasga las nubes y desciende convertido en JpiterPluvius , en torrentes de lluvia.Es el mayor y ms encumbrado dios y se mueve con tanta velocidad como el mismo rayo.Ahora bien; el planeta Jpiter gira sobre su eje con velocidad ecuatorial de unos 720 kilmetrospor minuto. Tan excesiva fuerza centrfuga ha sido al parecer la causa de su gran aplanamientoen los polos y sin duda por ello representaban los cretenses a Jpiter sin orejas. El disco delplaneta est cruzado por fajas obscuras de amplitud variable, relacionadas, segn parece, conla rotacin sobre su eje y producidas por perturbaciones atmosfricas. De aqu que el rostro delpadre Zeus se inflamara de ira al ver la rebelin de los titanes.

    En la obra de Proctor aparecen los astrnomos como destinados por la Providencia atopar con toda suerte de curiosas coincidencias, porque entresaca muchos casos de losmiles que pudiera citar. A esta lista podemos aadir el ejrcito de egiptlogos y arquelogosfavorecidos por laseora casualidad , que suele escoger a los rabes complacientes y otroscaballeros orientales para representar el papel de genios benficos en las dificultades con quetropiezan los orientalistas. Ebers fue uno de los recientemente favorecidos, y por otra parte sesabe que cuando Champollion necesitaba alguna malla en la cadena de sus investigaciones,no le era difcil encontrarla de singular e inesperada manera.

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    NO HAY CASUALIDAD Voltaire, el impo mayor del siglo XVIII, deca que si no existiese Dios fuera preciso

    inventarlo. Volney, tambin tachado de materialista, no niega a Dios en ninguno de sus libros;antes al contrario, afirma repetidas veces que el universo es obra delOmnisciente y estconvencido de la existencia de un agente supremo, un artfice universal llamado Dios (29).Al fin de sus aos admite Voltaire las doctrinas pitagricas y concluye diciendo: He consumidocuarenta aos de mi peregrinacin en busca de la piedra filosofal llamada verdad. Consult conlos filsofos desde Platn a Epicuro y desde Agustn a Malebranche y sigo en la mismaignorancia... Todo cuanto he podido inferir de la comparacin y cotejo de los sistemas dePlatn, Aristteles, Pitgoras y los orientales, es que lacasualidad es palabra sin sentido , puesel mundo est regido por leyes matemticas (30).

    Conviene advertir que Proctor tropieza con la misma piedra de escndalo que los autoresmaterialistas, cuyas opiniones comparte, confundiendo las operaciones fsicas con lasespirituales de la naturaleza. Prueba de las orientaciones de su mente nos da la suposicin porl mantenida de que tal vez los sabios de la antigedad infirieron la influencia sutilsima de losastros por analoga con la ya conocida del sol y de la luna, pues dice que si segn la ciencia elsol es manantial de calor y luz y la luna influye en las mareas, necesariamente haban deatribuir a los dems astros la misma influencia en el organismo y destino de los hombres (31).

    Pero permtasenos ahora una digresin. Difcilmente descubrir el concepto que de los astrostenan los antiguos, quien desconozca el significado esotrico de sus doctrinas, pues si bien lafilologa y la teologa comparadas han emprendido una ardua tarea de anlisis, sus resultadosson hasta ahora de poca importancia, a causa de que las alegoras del lenguaje han extraviadoa los comentadores hasta el punto de tomar los efectos por causas y las causas por efectos.En el complejo fenmeno de la correlacin de fuerzas, no es capaz de sealar el sabio mseminente cul de ellas es la causa y cules son los efectos, ya que todos son recprocamentetransmutables. Por lo tanto, al preguntar a los fsicos si la luz engendra calor o si inversamenteel calor engendra luz, responderan probablemente que la luz engendra calor. Pero cmo?:hizo el gran artfice primero la luz y despus el sol, o form desde luego el sol que, segn sedice, es el nico manantial de luz y por consiguiente de calor? Esa pregunta tal vez parezcapueril a primera vista, pero mudar de aspecto si detenidamente la examinamos. Segn elGnesis , el Seor hizo la luz tres das antes de hacer el sol, la luna y las estrellas. Tan enormedespropsito cientfico ha regocijado a los materialistas, que en verdad podran aprovecharsedialcticamente de l si fuera cierta su hiptesis de que la luz y el calor dimanan del sol. A faltade otra mejor, todo el mundo acepta esta hiptesis que, segn expresin de un predicador,prevaleca soberanamente en el reino de las especulaciones. Los antiguos helilatrasidentificaban el Supremo Espritu con la naturaleza y veneraban al sol como divinidad en quienreside el Seor de la vida. Segn la teora induista, Gama es el sol, la fuente de las almas y detoda vida (32). Tambin la divinidad inda Agni, elfuego divino , est identificada con el sol (33);Ormazd es la luz, el dios-sol, donador de vida. Segn la filosofa induista, las almas emanandel alma del mundo y a su origen vuelven como las chispas al fuego (34); y otro pasaje diceque el sol es el alma de todas las cosas, que todo sali del sol y al sol ha de volver (35), de locual se infiere que el sol fsico es smbolo del invisible sol central y espiritual, es decir, de DIOScuya primera manifestacin esSephira , la Luz emanada de En-soph .

    Dice el profeta Ezequiel: Y mir y he aqu que vena del Aquiln un viento de torbellinoy una grande nube envuelta enfuego y en su torno un resplandor y de en medio de l, esto es,de en medio del fuego, como apariencia deelectro (36).

    NATURALEZA DEL SOL Y dice Daniel: ... sentse el anciano de das... (37) en su trono de llamas defuego con

    ruedas de fuego encendido... Un impetuoso ro de fuego sala de su faz (38). Como el

    Saturno pagano que tena su castillo de llamas en el sptimo cielo, as el Jehovah judo tienesu castillo de fuego sobre el sptimo cielo (39).

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    Si la falta de espacio no lo impidiese, fcilmente probaramos que los antiguoshelilatras consideraban el sol visible como emblema del invisible y metafsico sol espiritual yno crean que, segn dice la ciencia moderna, la luz y el calor dimanen del sol fsico ni que esteastro infunda la vida en la naturaleza visible. A este propsito dice elRig Veda : Su radiacines perpetua. Los intensamente brillantes, continuos, inextinguibles y omnipenetrantes rayos deAgni no cesan de irradiar ni de da ni de noche. Esto se refiere sin duda alguna al sol central y

    espiritual, al eterno e infinito donador de vida cuyos rayos son omnipenetrantes y continuos. Elsol espiritual es elcentro (que est en todas partes) de la circunferencia (que no est enninguna); es el fuego etreo y espiritual; el alma y espritu del omnipenetrante y misterioso ter;el desesperante enigma de los materialistas, quienes algn da se convencern de que laelectricidad o, mejor dicho, elmagnetismo divino es causa de la diversidad de fuerzascsmicas manifestadas en correlacin perpetua y que el sol fsico es uno de los miles y milesde imanes esparcidos por el espacio, un reflector (40) sin ms luz propia que la de cualquierastro opaco. da ha de llegar en que vare el concepto cientfico de la gravitacin segn laentenda Newton y se eche de ver que los planetas giran atrados por la potente fuerzamagntica del sol y no por su peso o gravitacin. Esto y mucho ms podrn aprender algnda; pero entretanto dmonos por satisfechos con que se burlen de nosotros en vez detostarnos por herejes o recluirnos en un manicomio por orates.

    Las leyes de Manu no son ni ms ni menos que las doctrinas de Platn, Filo Judeo,

    Zoroaastro, Pitgoras y los cabalistas que explican el esoterismo de todas las religiones. Elconcepto cabalstico del Padre y del Hijo (..... y .....) es idntico al de las enseanzasfundamentales del budismo. Moiss no poda revelar al pueblo los sublimes secretos de lasdoctrinas religiosas y cosmognicas veladas bajo laIlusin induista, que encubra hbilmente elSancta Sanctorum cuyo significado extravi a tantos comentadores (41).

    Las heterodoxas teoras del general Pleasonton vienen a corroborar las enseanzascabalsticas. Segn este experimentador (cuyas conclusiones se apoyan en hechos muchoms slidos que los aducidos por la ciencia ortodoxa), el espacio comprendido entre el sol y latierra est ocupado por un medio transmisor de naturaleza fsica (42). El enorme roce de la luzal atravesar este medio ha de producir necesariamente electricidad que, transmutada enmagnetismo, engendra las enormes fuerzas naturales cuya accin determina las variaciones dela vida planetaria. Demuestra Pleasonton que el calor terrestreno deriva directamente del sol,porque el calorasciende . Dice que por ser la fuerza productora del calor repelente y electro-positiva, queda atrada por la electricidad negativa de las capas superiores de la atmsfera.Aduce en prueba de ello que cuando la nieve cubre el suelo y estorba la accin de los rayos delsol, est ms caliente en los puntos donde mayor es la capa de nieve, a causa de que elcalorelectro-positivo irradiante del interior del globo queda atrado por la electricidad negativa de lanieve.

    De todo esto concluye Pleasonton que la luz es un elemento independiente del sol,creado por el divinofiat, cuyo roce con el medio de transmisin engendra el calor (43). Afirmapor otra parte, contra la hiptesis de la constitucin gaseosa e incandescente del sol, que lasirradiaciones de la fotoesfera producen enormes cantidades de electricidad y magnetismo alatravesar el espacio, de suerte que la combinacin de electricidades contrarias engendra calory transmite el magnetismo a todas las substancias capaces de recibirlo. As, cada astro y cadanebulosa es un imn.

    Si Pleasonton evidenciara esta su hiptesis, no les quedaran a las futurasgeneraciones muchas ganas de burlarse de la luz sideral de Paracelso ni de su doctrina de lasmagnticas influencias ejercidas por los astros en animales, vegetales y minerales (44).

    INFLUENCIAS LUNARES El prevalecimiento de tan revolucionarias ideas nos mueve a preguntar a los cientficos

    si sabran decirnos por qu el movimiento de las mareas est relacionado con el de la luna.Seguramente que no acertaran a explicar este conocido fenmeno tan satisfactoriamentecomo lo hiciera un nefito en magia o alquimia, ni tampoco nos diran por qu los rayos de laluna producen funestos efectos en determinadas personas hasta el punto de volverse locoquien a su luz se duerme en algunos parajes de la India y de frica; ni por qu las crisis deciertas enfermedades coinciden con las fases lunares y los sonmbulos estn mucho msexcitados en el plenilunio. Los jardineros, labradores y leadores creen firmemente en la

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    influencia de la luna en la vegetacin, y entre otras pruebas de ello tenemos que diversasespecies de mimosas abren y cierran sucesivametne los ptalos de sus flores, segn la lunallena aparece o se oculta entre nubes (45).

    Si la ciencia no sabe explicar estas influencias fsicas, en mayor ignorancia estartodava acerca de la influencia de los astros en el destino del hombre; y por lo tanto carecen loscientficos de autoridad para contradecir lo que con pruebas no pueden impugnar. Desde el

    momento en que las fases de la luna influyen tan notoriamente en la tierra, que en todo tiempoestuvieron familiarizadas las gentes con sus efectos, no resulta irrazonable afirmar laposibilidad de que determinada combinacin de influencias siderales produzca suscorrespondientes efectos.

    Si recordamos lo que dicen los ilustrados autores deEl Universo invisible , acerca de losefectos resultantes en el ter universal de una causa tan nimia como la vibracin delpensamiento en el cerebro humano, ms lgico nos ha de parecer todava que el tremendoimpulso dado al ter por la rotacin de millones de astros influya en la tierra y sus habitantes. Silos astrnomos desconocen la oculta ley de formacin de los mundos que incesantementevoltean en torno de un punto cntrico de atraccin, cmo se atreven a decir que no puedanactuar en el espacio ciertas influencias cuya accin se deje sentir en los planetas? No se sabeapenas nada respecto a los agentes imponderables ni de sus efectos en el cuerpo y mente delhombre; y aun lo poco que se conoce por demostracin, se achaca a la casualidad de curiosas

    coincidencias (46). Pero gracias a estas coincidencias sabemos que ciertas enfermedades,inclinaciones, dichas e infortunios de la humanidad son ms intensas y prevalecientes segn lapoca, pues hay epidemias tanto en lo fsico como en lo moral. En unos tiempos la controversiareligiosa excita las ms acerbas pasiones de la animalidad humana, provocando enconadaspersecuciones y sangrientas guerras, al paso que en otros el espritu de rebelin se propagapor medio mundo como virulenta epidemia (47).

    MSICA DE LAS ESFERAS Adems, elpensamiento colectivo va acompaado de anmalas condiciones psquicas

    que invaden a millones de individuos hasta el punto de moverles a obrar automticamente,corroborando con ello la vulgar opinin de las obsesiones diablicas justificadas por lassatnicas emociones y actos que dimanan de semejante estado mental. En ciertas pocaspredomina la tendencia colectiva al retiro y la contemplacin, y de aqu el incalculable nmerode postulantes a la vida asctica y monstica. Otras pocas propenden, por el contrario, a laaccin manifestada en caballerescas aventuras que llevan a miles de gentes en busca deEldorados o las empeana en crueles guerras por la posesin de mseros y ridos territorios(48). Dice a este propsito Carlos Elam que la semilla del vicio germina en el subsuelo social ybrota y fructifica incesantemente con espantosa rapidez.

    En presencia de tan chocantes fenmenos, la ciencia permanece muda sin conjeturarsiquiera su causa, y natural es que as proceda por cuanto no ve ms all de este globo dearcilla y de su pesada atmsfera, sin percatarse de las ocultas influencias que a cada instanterecibimos. Pero los antiguos, a quienes tambin Proctor trata de ignorantes, saban que lasrelaciones interplanetarias son tan perfectas como las establecidas entre los glbulos de lasangre que, flotantes en el mismo fluido, reciben las combinadas influencias de todos losdems, al par que cada uno de ellos influye en todos. As como los planetas difieren enmagnitud, distancia y movimiento, asimismo es distinto no slo el impulso que cada cualcomunica al ter o luz astral, sino tambin las sutiles fuerzas que irradian segn su posicin enel espacio. La msica es combinacin modulada de sonidos y el sonido es vibracin etrea enel aire. Ahora bien; si los impulsos comunicados al ter por los astros pueden comparase a lasnotas de un instrumento musical, fcilmente concebiremos la realidad de la msica de lasesferas a que aluda Pitgoras, y que en determinadas posiciones puedan perturbar los astrosel ter en que se baa la tierra, al paso que en otras posiciones puedan armonizarlososegadamente. Ciertas clases de msica nos ponen frenticos, mientras que otras hienchennuestra alma de fervor religioso. Apenas hay creacin humana que no responda adeterminadas vibraciones de la atmsfera. Lo mismo ocurre con los colores, que unos nosexcitan y otros nos sosiegan. La monja viste de negro para denotar el desaliento de una feapesadumbrada por el pecado original; la desposada se atava de blanco; el rojo aviva la furiade algunos animales. Y si vemos que tanto el hombre como los animales son sensibles a

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    tandbiles vibraciones, cmo no han de recibir tambin la potsima influencia de lascombinadas vibraciones estelares?

    Dice sobre ello el doctor Elam: Sabemos que ciertas condiciones patolgicas seconvierten fcilmente en epidmicas bajo la influencia decausas no investigadas todava... Vemos cun poderoso es el contagio mental, pues no hay idea ni quimera alguna, por absurdaque sea, que no asuma carcter de pensamiento colectivo. Tambin observamos el notable

    fenmeno de que reaparecen en una poca las ideas de otra ya pasada... y por horrendo quesea un crimen (homicidios, infanticidios, envenenamientos), toma a veces epidmicoscaracteres de perpetracin... La causa de la propagacin de las epidemiassigue envuelta en el misterio .

    Este pasaje traza en pocas lneas, de mano maestra, un innegable hecho psicolgico,al par que una ingenua confesin de ignorancia, pues en vez de decir:causas no investigadas todava , debiera agregar el autor con entera franqueza: deimposible investigacin con losactuales mtodos cientficos.

    A propsito de una epidemia de mana incendiaria, entresaca el doctor Elam de losAnales de Higiene Pblica dos casos: el de una muchacha de diecisiete aos convicta yconfesa de haber prendido fuego a la casa porirresistible impulso ; y el de un joven de la mismaedad que cometi varias veces igual crimen, sin que pasin alguna le moviera a ello sino eldeleite que experimentaba al ver surgir las llamas.

    Continuamente encontramos en la prensa diaria relatos de crmenes sangrientos quelos mismos culpables atribuyen airresistibles obsesiones , diciendo que alguien les incitabasecretamente a perpetrarlos. Los mdicos suelen achacar estos crmenes a trastornoscerebrales e impulsos transitorios de locura homicida; pero qu psiclogo es capaz de definirla locura, ni acaso se ha establecido hiptresis alguna que la explique victoriosamente contra lainvestigacin imparcial? Respondan las obras de los alienistas contemporneos.

    EL HOMBRE DUAL Reconoce Platn que el hombre es juguete de la necesidad a que est sometido desde

    su entrada en el mundo de la materia; la externa influencia de las causas es semejante a la deldaimonia de Scrates.

    Segn Platn, feliz es el hombre corporalmente puro, pues la pureza del cuerpo fsicodetermina la del astral (49) que si bien expuesta a extraviarse por su propio impulso, siempreservir a la razn en sus empeos contra las animlicas propensiones del cuerpo fsico. Lasensualidad y otras pasiones dimanan del cuerpo carnal; y aunque opina que crmenesinvoluntarios , porque provienen de causas externas, distingue Platn entre ella. El fatalismo noexcluye la posibilidad de vencer dichas causas, porque si bien las pasiones sonnecesarias enel hombre, cabe deominarlas para vivir rectamente y quien no las domina vive en extravo (50).El hombredual , es decir, aqul de quien se ha separado el divino e inmortal espritu dejandotan slo los cuerpos astral y fsico, es presa de todos los vicios e instintos propios de lamateria, por lo que se convierte en dcil instrumento de las invisibles entidades de materiasublimada que vagan por la atmsfera y estn siempre en acecho de obsesionar a cuantosquedaron abandonados por su inmortal consejero, el divino espritu a que Platn llamagenio (51). Segn este insigne filsofo e iniciado, quien haya vivido rectamente en la tierra volver amorar en su astro para tener all existencia de felicidad proporcionada a sus merecimientos;pero si no hubiese vivido rectamente ser mujer (52) en la otra generacin, y si an astampoco se aparta del mal, quedar convertido en bruto de ndole ajustada a sus perversosinstintos, sin que cesen sus penas y transmigraciones hasta que, identificndose con el divinoprincipio en su interior existente y venciendo con auxilio de la razn a los turbadores eirracionales elementos (espritus elementales) compuestos de agua, aire, fuego y tierra, asumanuevamente su primaria y superior naturaleza (53).

    Pero el doctor Elam opina diversamente y dice (54) que sigue siendo un misterio lacausa de la propagacin de las epidemias; en cambio nada misterioso encuentra en elincremento de la mana incendiaria. Singular contradiccin! Lo mismo ocurre con la manahomicida de que trata De Quincey (55), sin explicar la causa de aquella epidemia de asesinatossobrevenida entre los aos de 1588 a 1635, en que murieron a mano armada siete personajesde la poca.

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    FENMENOS HISTRICOS Si apremiramos a estos presuntos filsofos para que nos explicaran estos fenmenos

    sociales, responderan que es mucho ms cientfico atribuirlos a perturbaciones de la mente,excitaciones polticas, movimientos impulsivos, espritu de imitacin, ociosidad, neurastenia ehisterismo, que darles por quimrico fundamento la absurda hiptesis de la luz astral. Sinembargo, creemos que si por designio providencial dejara de afligir a la especie humana elhisterismo, se veran apuradsimos los mdicos para explicar los fenmenos que ahoraatribuyen a las condiciones patolgicas de los centros nerviosos. El histerismo ha sido hastaahora tabla de salvacin para los patlogos escpticos. Histrica llaman a la ruda campesinaque sin causa determinante habla idiomas extranjeros y compone poesas. A desarreglo de loscentros nerviosos seguido de alucinacin histrica colectiva atribuy Littr (56) la levitacin deun mdium que en presencia de doce testigos sali por una ventana del tercer piso de la casa yvolvi a entrar en el aposento por otra distinta. Des Mousseaux (57) califica dealucinacin canina el caso de un perro de caza que acert a entrar en la sala durante una manifestacin yfue lanzado al aire por una mano invisible con tal empuje, que despus de hacer pedazos alchocar con ella la araa pendiente del techo a cinco metros de altura, cay muerto en el suelo.Dice Bulwer Lytton, por boca del doctor Fenwick (58), que la verdadera ciencia no seaferra a ninguna opinin, pues slo admite tres estados mentales: negacin, afirmacin y lasuspensin de juicio que media dilatadamente entre ambas. Acaso fuese sta la verdaderaciencia en los das del doctor Fenwick; pero en nuestros tiempos, la ciencia, o niegarotundamente sin tomarse trabajo alguno de investigacin preliminar, o bien colocndose aprudente distancia entre la afirmacin y la negacin recurre al diccionario greco-latino parainventar neologismos con que poner nombre a modalidades histricas que jams tuvieronrealidad.

    No es muy raro que poderosos videntes y expertos hipnotizadores hayan descrito lasmanifestaciones patolgicas de carcterfsico (aunque inaccesibles a la visin ordinaria) que laciencia achaca a desrdenes epilpticos y hemtico-nerviosos, pero que en modo algunopueden tener origenorgnico , puesto que la lcida visin las observaba en la luz astral, cuyasvibraciones elctricas, segn testimonio de videntes e hipnotizadores, estaban violentamenteperturbadas con notoria influencia en la epidemia morbosa o mental a la sazn dominante.Pero la ciencia no ha hecho caso de ellos y ha proseguido en su tarea de dar nombres nuevosa cosas viejas.

    Du Potet, el prncipe de los hipnotizadores franceses, dice a este propsito: La historiamantiene demasiado vivo el recuerdo de la nigromancia, que se presta con harta facilidad amonstruosos abusos ... Pero cmo descubr yo el arte hipntico? En dnde lo aprend? Enmis pensamientos? No. La misma naturaleza me revel el secreto. Cmo? Ofreciendo a mivista, sin necesidad de buscarlos, indisputables fenmenos de hechicera y magia. Qu es,despus de todo, el sueo sonamblico?Resultado del poder mgico . Qu determina esasatracciones, esos impulsos repentinos , esas epidemias asoladoras, pasiones, antipatas, esascrisis y convulsiones sociales, en fin, quevosotros podis hacer duraderas ? Pues las determinael genuino principio que nosotros empleamos, el agente quesin duda alguna conocan tambin los antiguos. Lo que vosotros llamis fluido nervioso omagnetismo lo llamaron los antiguospotencia oculta del alma, yugo y MAGIA. La magia est fundada en la existencia de uncomplejo mundo situadofuera y no dentro de nosotros, con el cual nos ponemos encomunicacin mediante ciertas prcticas y artes... Un elementonatural , pero desconocido perodesconocido de la mayora de las gentes, invade a una persona y la doblega y abate como junco al soplo del huracn; dispersa a los hombres a largas distancias, los hiereen mil puntos a un tiempo sin que descubran al invisible enemigo ni puedan protegerse a s mismos... Esteelemento escoge amigos y favoritos a cuyo pensamiento obedece, responde a sus voces ycomprende el significado de ciertos signos. Todo esto es incomprensible para muchas gentesque lo repudian en nombre de la razn; y sin embargo, est demostrado y yolo veo y porque loveo lo digo muy alto, pues ya es para m verdad demostrada incontrovertiblemente... Sientrase en pormenores, se comprendera fcilmente que tanto anuestro alrededor como ennosotros mismos , entidades misteriosas de potencia y forma entran y salen a voluntad, noobstante estar las puertas bien cerradas (59). En otra de sus obras nos dice el granhpnotizador: La facultad de dirigir este fluido requiere determinada complexin fisiolgica...

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    Pasa este fluido a travs de todos los cuerpos, pues todos son sus conductores y a la vezmedios de actuacin (60)... Ninguna fuerza qumica ni fsica es capaz de contrarrestarlo, pueshay muy poca analoga entre este fluido magntico animal y los que los fsicos conocen con elnombre de imponderables (61).

    EL PODER DEL ALMA Si volvemos la vista a la Edad Media encontraremos las mismas ideas en las obras de

    varios autores, entre ellos Cornelio Agripa que dice: El alma del mundo es la fuerza universalsiempre cambiante que puede fecundar un objeto cualquiera y comunicarle sus propiedadescelestes, de modo que mediante las debidas preparaciones de la ciencia pueda transmitirnossu virtud. Basta llevar estos objetos encima para sentir inmediatamente su accin tanto en elespritu como en el cuerpo. El alma humana, esencialmente idntica a toda la creacin, tienemaravilloso poder . Quien este secreto conoce es capaz de alcanzar sabidura superior a cuantole quepa presumir, con la necesaria condicin de permanecer unido a esta fuerza universal...La verdad y el porvenir pueden presentarse continuamente a la vista del alma, segndemuestran las profecas y vaticinios rigurosamente cumplidos... El tiempo y el espacio sedesvanecen ante la mirada de guila del alma inmortal...; su poder no tiene lmites..., pues lecabe lanzarse a travs del espacio y envolver con su presencia a un hombrecualquiera que sea la distancia a que se halle e infundirse en l y hablarle como si personalmente estuviese asu lado (62).

    Pero an podemos remontarnos a tiempos ms antiguos y escoger entre los filsofosprecristianos a Cicern, como menos sospechoso de supersticin y credulidad. Dice el famosoorador: Sabemos que de todos los seres vivientes, el hombre es el mejor formado y, como losdioses (63) tambin son seres vivientes, deben tener forma humana, aunque no quiero decircon esto que estn provistos de carne y sangre, sino que parece como si tuvieran cuerpo decarne y sangre... Epicuro, paraquien las cosas ocultas eran tan palpables cual si las tocara conlas manos, nos ensea que los dioses no son ordinariamente visibles pero sinteligibles , puesaunque carecen de cuerpo denso, podemos reconocerlos por suspasajeras imgenes, ya queen el espacio infinito haytomos suficientes para formar las imagenes que al aparecerse nosdan idea de lo que son esos seres felices e inmortales (64).

    A su vez dice Eliphas Levi: Un iniciado que posea completalucidez puede dirigir ycomunicar a voluntad las vibraciones magnticas en la masa de la luz astral... En el momentode la concepcin se transforma en luz humana, de que se reviste el alma como de primerenvoltorio y, combinada con los ms sutiles fluidos, forma el cuerpo etreo o fantasma sideral,que ya no se desprende por completo del cuerpo de carne hasta el momento de la muerte. Elgran secreto del adepto mgico consiste en proyectar este cuerpo etreo a cualquier distanciay condensar en l oleadas del mismo fluido que lo constituye, a fin de hacerlo visible y tangible.

    La magia tergica es la ms acabada expresin de la psicologa oculta. Los cientficosla desdean como alucinacin de cerebros calenturientos o la denigran con el estigma decharlatanera; pero nosotros les negamos el derecho de juzgar un asunto que jamsinvestigaron. Tanto valiera reconocerle a un indgena de las Islas Fiji el derecho de criticar lasobras de Agassiz o Faraday. Todo lo ms que pueden hacer los cientficos es enmendar hoy sutarea de ayer. Tres mil aos atrs, antes de la poca de Pitgoras, afirmaban los filsofos quela luz era materia ponderable y al propio tiempo fuerza. La teora corpuscular fue desechada acausa de los errores en que incurriera Newton al exponerla, pero en cambio acept el mundocientfico la teora de las ondulaciones lumnicas. Sin embargo, ahora se sorprenden los fsicosal ver que Crookespesa la luz en su radimetro. Los pitagricos sostenan, contrariamente alos modernos cientficos, que la luz es un agente que no dimana directamente del sol ni de lasestrellas. Lo mismo puede decirse respecto de la ley de gravedad. De acuerdo con lasenseanzas pitagricas, sostena Platn que la gravedad no era tan slo la atraccinmagntica de las masas menores por las mayores, sino tambin la atraccin de los cuerpossemejantes y la repulsin de los contrarios. A este propsito dice: Si se ponen juntas cosas denaturaleza contraria, luchan y se repelen mutuamente (65).

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    MAGNETISMO PLANETARIO Esto no debe tomarse en el sentido de que se repelan los cuerpos de propiedades

    contrarias, sino tan slo los que estn juntos y son de naturaleza antagnica. Lasinvestigaciones de Bart y Schweigger han disipado las dudas que pudieran caber acerca de silos antiguos conocan debidamente la atraccin del hierro por el imn, as como lasmodalidades positiva y negativa de la electricidad, aunque dieran a todo ello distintos nombres.Entre los antiguos era opinin general que los planetas estaban relacionados magnticamente,porque todos son imanes, y as, no slo llamaban piedras magnticas a los aerolitos, sino quese valan de ellos en los Misterios para los mismos usos en que nosotros empleamos hoy elimn. A este propsito dice Mayer: La tierra es un enorme imn y todo sbito trastorno de lasuperficie del sol altera profundamente el equilibrio magntico de la tierra, ocasionando eltemblor de las brjulas de los observatorios con luces polares cuyas vaporosas llamas parecendanzar al comps de la inquieta aguja (66).

    Cuando esto enseaba Mayer, no haca ms que repetir en ingls lo que se ense enlengua drica muchos siglos antes de nacer el primer filsofo cristiano.

    Los prodigios realizados por los sacerdotes teurgos son tan autnticos y se apoyan entan slidas pruebas (si de algo vale el testimonio humano), que Brewster les reconocepiadosamente profundos conocimientos de ciencias fsicas y filosofa natural, por no confesarque sobrepujaron en maravilla a los taumaturgos cristianos. Los modernos cientficos estnenredados en los trminos de un dilema: o confiesan que los antiguos saban ms fsica queellos o han de admitir en la naturaleza algo ms all de las ciencias fsicas, es decir, que elespritu posee facultades no sospechadas por nuestros filsofos. Sobre esto dice BulwerLytton: Los errores en que caemos respecto de la ciencia de nuestra especialidad, slo losadvertimos a la luz de otra ciencia especialmente cultivada por el estudio ajeno (67).

    Nada de ms fcil explicacin que las superiores posibilidades de la magia. La radianteluz del universal ocano magntico, cuyas elctricas ondulaciones interpenetran en suincesante movimiento los tomos de la creacin entera, revelan a los estudiantes dehipnotismo elalfa y el omega del gran misterio, a pesar de la deficiencia de sus experimentos.Tan slo el estudio de este agente, soplo divino, descubre los secretos de la psicologa y de lafisiologa y de los fenmenos csmicos y espirituales.

    A este propsito dice Psello: La magia ea la parte superior de la ciencia sacerdotal ytena por objeto investigar la naturaleza, potencias y cualidades de todas las cosas sublunares;de los elementos y sus compuestos; de los animales; de las plantas y sus frutos; de las piedrasy hierbas; en una palabra, inquira la esencia y potencia de todas las cosas. Los efectos deesta ciencia se resolvan en esculpir estatuas magnetizadas que tocaban los enfermos pararecobrar la salud, y en fabricar figuras y talismanes que lo mismo servan para provocar laenfermedad que para curarla. Tambin por medio de la magia se hace aparecerfrecuentemente fuego celestial que enciende las lmparas y hace sonrer a las estatuas (68).

    No es extrao que los antiguos sacerdotes animaran mgicamente estatuas de piedra ymetal, segn aseguran fidedignos testimonios, cuando en nuestros tiempos es posible, graciasal descubrimiento de Galvani, mover las patas de una rana muerta y alterar los rasgosfisonmicos de un cadver, de modo que sucesivamente denote alegra, ira, horror y las msvariadas emociones.

    El puro y celeste fuego del altar pagano era electricidad derivada de la luz astral, y porconsiguiente, si las estatuas estaban preparadas al efecto, bien podan, sin sospecha desupersticin, provocar la enfermedad o restituir la salud mediante contacto, como sucede hoycon los cinturones elctricos.

    RIDICULECES APARENTES Los escpticos, as doctos como ignorantes, se han burlado a su sabor en estos dos

    ltimos siglos de los absurdos atribuidos a Pitgoras por su bigrafo Jmblico. Dice ste que elfilsofo de Samos disuadi a una osa de comer carne; logr que un guila bajara de las nubesa posarse sobre su cuerpo, de modo que pudo domesticarla acaricindola con la mano y

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    dirigindola suaves palabras; y por fin, persuadi a un buey a que no comiese habas, sin msexhortaciones que unas cuantas frases musitadas a la oreja. Todo esto parecen ridiculeces deignorancia y supersticin a los ojos de las cultsimas generaciones del da; pero si analizamosestos supuestos absurdos veremos que no lo son tanto como el en que incurren los detractoresde Pitgoras al creer literalmente que Josu detuvo el sol en su carrera. Con frecuencia vemoshombres de escasa cultura y aun jovencitas de complexin delicada que a copia de paciencia y

    voluntad lograron domar los ferocsimos animales que exhiben sin temor alguno en suscolecciones zoolgicas. El mismo resultado obtienen algunos hipnotizadores que, con sumgica sugestin, dominan no slo a los animales, sino tambin a las personas, como hizo, porejemplo, el famoso magnetizador Regazzoni, cuyos experimentos (mucho ms increbles quecuanto se haya podido atribuir a Pitgoras) tanta admiracin causaron en Pars y Londres. Noes justo, por lo tanto, acusar de inveraces o supersticiosos hasta el absurdo a los bigrafos dehombres tales como Pitgoras y Apolonio de Tyana. Al ver que la mayora de quienes tanescpticos se muestran en lo tocante a las facultades mgicas de los antiguos y se burlan desus mticas teogonas creen sin embargo firmemente en laBiblia , no podemos por menos deasentir al oportuno apstrofe de Higgins, que dice: Cuando encuentro hombres instrudos quetoman el Gnesis al pie de la letra, siendo as que los antiguos, no obstante sus defectos,tuvieron sobrado buen criterio para tomarlo en sentido alegrico, casi llego a dudar de sirealmente ha progresado la mentalidad humana (69).

    Taylor es uno de los pocos comentadores que han reconocido con justicia el talento delos autores griegos y latinos. En su traduccin de laVida de Pitgoras , de Jmblico, diceTaylor: Puesto que segn nos informa Jmblico estuvo Pitgoras iniciado en los misterios deByblus y Tiro, en las ceremonias religiosas de los sirios, en la sagrada ciencia de los magos deBabilonia y en los secretos de los santuarios egipcios, donde pas veintids aos de su vida,nada tiene de maravilloso que conociera la teurgia y fuese capaz de operar prodigiossuperiores al ordinario alcance de la virtud humana, que al vulgo le parecen increbles.

    El ter universal no era para los antiguos un desierto extendido por las inmensidadescerleas, sino que lo consideraban como mar sin orillas, en cada una de cuyas molculas lataun germen de vida, poblado, a semejanza de los mares terrenos, de diversidad de criaturasmonstruosas unas y menores otras. As como los animales de branquias se encuentran, segnla especie, en mares altos o charcas bajas, as tambin cada linaje o casta de las entidadesetreas (espritus elementales ) moran habitualmente en los parajes ms adecuados a su ndoley unas se muestran amigas y otras enemigas del homrbe; cules son de agradable y cules derepulsivo aspecto; algunas se refugian en apacibles retiros y varias se complacen en planearsobre las aguas.

    Si recordamos que el movimiento de los astros ha de perturbar el ter ms hondamentetodava que los proyectiles el aire o las naves el agua, no ser difcil inferir que determinadasposiciones respectivas de los astros puedan originar corrientes etreas ms caudalosas en unadireccin que en otra y arrastrar, por lo tanto, en el mismo sentido grandes masas deelementales amigos o enemigos que, al ponerse en contacto con la atmsfera de la tierra,ocasionen efectos de notoria realidad.

    LOS ELEMENTALES Opinaron los antiguos que los espritus elementales, no dotados de alma, emanaron del

    incesante movimiento de la luz astral, que es fuerza engendrada por lavoluntad. Pero comoesta voluntad procede de una inteligencia infalible (porque es pursima emanacin del Padre yno est sujeta a los rganos fsicos del pensamiento humano), desde el principio del tiempocomenz a desenvolver, con arreglo a leyes inmutables, la materia elementaria indispensablepara la generacin de las razas humanas que, ya pertenezcan a nuestro planeta, ya acualquiera de los miles que voltean en el espacio, tienen todas sus cuerpos fsicos formadossegn matriz de los cuerpos de cierta especie de entidades elementales que pasaron a losmundos invisibles. En el encadenamiento de la filosofa antigua no faltaba eslabn alguno decuantos pudiera forjar una imaginacin experta, como dice Tyndall, ni quedaba la menorlaguna que pudiera colmarse con hiptesis materialistas, pues nuestros ignorantesantepasados trazaban la lnea de evolucin de uno a otro extremo del universo, sin que, comoabsurdamente han hecho los modernos cientficos, intentaran resolver ecuaciones de un solomiembro. De la propia suerte que en la serie de evolucin fsica no falla trmino alguno desde

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    la nebulosa estelar hasta el cuerpo humano, as tampoco dejaron los antiguos ningn puntointerrumpido en la lnea de evolucin espiritual que abarca desde el ter csmico hasta elencarnado espritu del hombre.

    Segn los antiguos, la evolucin proceda del mundo del espritu al de la materia, paraascender desde ste al punto originario. La evolucin de las especies era para ellos eldescenso del espritu a la materia y las entidades elementarias tienen en esta lnea un punto

    tan sealado como el eslabn que Darwin juzga perdido entre el hombre y el mono.Nadie ha descrito ms potica y acabadamente los seres elementales que BulwerLytton, en su obra Zanoni, pues cuando los pinta como algo inmaterial que da idea de alegra yluz, parecen sus palabras ms bien eco fiel de la memoria que exuberante engendro de laimaginacin. Dice uno de los personajes de la mencionada obra: El hombre es tanto mspresuntuoso cuanto ms ignorante. Durante muchos siglos slo vio lucecitas encendidas porDios para alumbrarle por la noche en los innumerables mundos que centellean en el espaciocomo burbujas en un ocano sin lmites... La astronoma ha desvanecido esta ilusin de lavanidad humana, y, aunque con repugnancia, confiesa el hombre que los astros son otrostantos mundos mayores y mejores que el suyo... Por doquiera descubre la ciencia nuevasvidas en esta inmensa ordenacin... Procediendo, pues, por rigurosa analoga, si no hay briznade hierba ni gota de agua que no sea, como la estrella ms lejana, un mundo palpitante devida, y si el hombre es un mundo para los millones de seres vivientes que pueblan su carne y

    su sangre, basta el sentido comn para inferir que los infinitos espacios interplanetarios estncuajados de entidades vivientes adaptadas a dicho medio. No es absurdo admitir la vida enuna brizna de hierba y negarla en las inmensidades del espacio? La ley reguladora del sistemauniversal no consiente el vaco ni en un punto siquiera, ni tampoco permite lugar alguno dondeno aliente la vida. Cmo cabe concebir, entonces, que el espacio est vaco, inanimado, ytenga en el ordenamiento de la creacin menor utilidad que la brizna de hierba o la gota deagua poblada de miles de infusorios? El microcospio descubre los parsitos que habitan en labrizna, pero no se ha inventado todava un telescopio de suficiente alcance para descubrir losnobilsimos y superiores seres que pueblan los inmensos espacios etreos. Sin embargo, entreestos seres y el hombre hay misteriosa y terrible afinidad... Mas para descorrer este velo espreciso que el alma rebose de vivo entusiasmo y se desprenda de todo deseo mundano...Dispuesto as el hombre, vendr en su auxilio la ciencia para que su vista sea ms aguda, suingenio ms vivo, su sensibilidad ms exquisita y aun el mismo ter, por virtud de ciertossecretos de qumica sublime, ser ms tangible y manifiesto. Despus de todo, esto no esmagia como se figuran los crdulos, pues no hay magia contra naturaleza, sino quenicamente la ciencia es capaz de dominar a la naturaleza. Ahora bien: existen en el espaciomillones de seres no precisamente espirituales , porque todos tienen, como los infusorios,ciertas formas de materia, si bien tan delicada, vaporosa y tenue, que es a manera de pelculao vello que envuelve el espritu... A la verdad, estas razas difieren entre s completamente,pues unas son de extrema sabidura y otras de horrible malignidad; unas hostiles con enemigaimplacable hacia el hombre y otras benficas como medianeras entre cielo y tierra... Entre loshabitantes de los umbrales hay uno que excede en malicia y perversidad a todos los de sulinaje; uno cuya mirada arredra al hombre ms intrpido y cuyo poder se acrecienta enproporcin del temor que inspira (70).

    EL MORADOR DEL UMBRAL Tal es el esbozo que de los elementales no dotados de espritu traza un autor, de quien

    se supone fundadamente que saba mucho ms de cuanto condescendiera a declarar ante unpblico escptico.

    Ms adelante tratremos de explicar algunas enseanzas esotricas acerca del pasado,presente y porvenir del hombre. Estas enseanzas son la fuente de que brot el Antiguo yparte del Nuevo Testamento, y contienen los ms sublimes conceptos de moral y de religinrevelada . Las clases fanticas e ignorantes de la sociedad tomaban la doctrina en sentidoliteral, pero las clases superiores, constituidas en su mayora por iniciados, estudiaban en elsolemne silencio de los santuarios y adoraban al nico Dios del cielo.

    Las enseanzas que en el Banquete expone Platn acerca de la creacin del hombre,y su teora cosmognica declarada en elTimeo , deben tomarse en sentido alegrico paraaceptarlas por completo. Los neoplatnicos se aventuraron a exponer, sin violacin de sigilo,

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    las interpretaciones pitagricas contenidas en elTimeo, Cratylus, Parmnides y algunos otrosdilogos y trilogas. Los conceptos capitales de estas enseanzas, en aparienciaincongruentes, son el de la inmortalidad del alma y el de Dios comomente universal infundia en todas las cosas . La piedad de Platn y el respeto con que siempre habla de los Misterios sonprenda suficiente de su discrecin para no quebrantar el profundo sentimiento deresponsabilidad inherente a todo adepto. A este propsito dice el insigne filsofo: El hombre

    slo puede llegar a ser verdaderamente perfecto, perfeccionndose en los perfectos misterios(71).No disimulaba Platn su disgusto por la divulgacin que en su tiempo empezaba ya a

    darse a las enseanzas de los misterios, pues opinaba que en vez de profanarlos en odos dela multitud, deban reservarse exclusivamente a los ms dignos y celosos discpulos (72). Sibien menciona Platn frecuentemente a los dioses en sus obras, no cabe dudar de su femonotesta, pues por dioses entiende seres de jerarqua muy inferior a la divinidad y tan slosuperiores en un grado al hombre. El mismo Josefo, no obstante los prejuicios de raza,reconoce la creencia monotesta de Platn, y a este propsito dice en su famosa diatriba contraApin: Los filsofos griegos que discurran de acuerdo con la verdad no ignoraban cosaalguna... ni dejaban de notar la aparente frivolidad de las alegoras mitolgicas que con justiciadesdeaban... Por este motivo se inclina Platn a creer que son inconvenientes los poetas enla repblica y, no obstante rendir homenaje a Homero, le inculpa de haber quebrantado con sus

    mitos laortodoxa creencia en un solo Dios .Quienes descubran el verdadero espritu de la filosofa platnica, difcilmente secontentarn con los comentarios de Jowett, quien dice que la influencia ejercida en laposteridad por elTimeo deriva en parte de la equivocada interpretacin que los neoplatnicosdieron a las doctrinas de su autor, hasta el punto de estar las aclaraciones neoplatnicas de losDilogos en completo desacuerdo con el espritu de Platn. Esto equivaldra a suponer queJowett ha penetrado acertadametne este espritu; pero sus comentarios no lo denotan as. DiceJowett que los cristianos encuentran en elTimeo las ideas de la Trinidad, el Verbo, la Creaciny la Iglesia, aunque bajo el concepto judaico. Sin embargo, no es extrao que encuentren estasideas, porque realmente estn expuestas literalmente en dicha obra, aunque haya volado elespritu que animaba las enseanzas del insigne filsofo y fuera en vano que lo buscramos enlos ridos dogmas de la teologa cristiana. La esfinge es hoy la misma que cuatro siglos antesde nuestra era, pero Edipo muri de muerte violenta por haber revelado al mundo lo que elmundo no estaba en disposicin de recibir. Platn encarnaba la verdad y necesario era quemuriese como han de morir las verdades trascendentales antes de que renazcan cual Fnix desus cenizas. Todos los comentadores de Platn han advertido la vvsima semejanza entre lasesotricas enseanzas del ilustre filsofo y la doctrina cristiana; pero cada cual trat de explicaresta semejanza desde el punto de vista de sus personales creencias religiosas. As, Cory (73)opina que la semejanza es tan slo superficial y prefiere el Dios antropomrfico a la Mnadapitagrica. Taylor, por el contrario, encarama la Mnada muy por encima del Dios mosaico.Zeller ridiculiza el atrevimiento de los Padres de la Iglesia que, sin respeto a la historia ni a lacronologa ni a la opinin pblica, insisten en que la escuela platnica copi de la religincristiana sus conceptos fundamentales (74).

    LA MENTE UNIVERSAL Todas las filosofas antiguas ensean que Dios es la mente universal difundida en

    todas las cosas. Las religiones induista, budista (75) y cristiana se fundan en este concepto. Encuanto a la metempscosis o proceso purificador de las transmigraciones, que tangroseramente se antropomorfiz ms tarde, fue dogma subalterno que los sofismas teolgicosadulteraron con intento de ridiculizarlo a los ojos de los fieles. Pero ni Gautama el Buddha niPitgoras tomaron al pie de la letra esta alegora puramente metafsica, cuya explicacin nosda el Misterio de Kunbum (segn veremos ms adelante), con referencia a las peregrinacionesespirituales del alma humana. No esperen los eruditos encontrar en la letra muerta de lasEscrituras budistas la aclaracin de estas sutilezas metafsicas que abisman el pensamiento enla insondable profundidad de su significado, hasta el punto de que nunca est el investigadorms lejos de la verdad que cuando presume descubrirla. Las abstrusas enseanzas budistasslo pueden comprenderse con auxilio del mtodo platnico, que procede de lo universal a loparticular y cuya clave hallamos en el sutilmente mstico influjo espiritual de la vida divina. As

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    dice el Buddha: Quien desconoce mi ley y muere en tal estado ha de volver a la tierra hastaque se convierta en perfecto samano. Para ello ha de sofocar en s mismo la trinidad deMaya (76), extinguir sus pasiones, identificarse con laLey (77) y comprender la religin delaniquilamiento (78).

    En este concepto budista se apoya la filosofa pitagrica, que en este punto concretoexpone Whitelock Bulstrode, como sigue: Puede convertirse enno entidad aquel Espritu que

    da la vida e impulsa el movimiento y participa de la naturaleza de la luz? Puede el espritusenciente de los brutos volver a la nada, a pesar de tener memoria, que es facultad racional? Sidecs que los brutos exhalan su espritu en el aire y all se desvanece, lo niego.Verdaderamente es el aire lugar a propsito para recibir el espritu de los brutos, porque, segnLaercio, est poblado de almas y, segn Epicuro, lleno de tomos originarios de todas lascosas; porque hasta este lugar donde nos movemos y en donde vuelan las aves participa de lanaturaleza espiritual de modo que es invisible, y por lo tanto, muy bien puede ser el receptor delas formas, puesto que en l estn todas las formas. Nosotros tan slo podemos conocer estelugar por sus efectos. Y si aun el mismo aire es demasiado sutil para comprender sunaturaleza, qu ser el ter de las regiones superiores y qu formas e influenciasdescendern de all?

    EL NIRVANA Opinaban los pitagricos que los espritus de las criaturas no sonformas sino

    emanaciones del ter sublimado, es decirsoplos . Todos los filsofos convienen en que el teres incorruptible y por lo tanto inmortal y exento de aniquilacin. Pero qu es lo invisible eindivisible que no tiene cuerpo ni forma ni peso, quees y no existe ? El nirvana, responden losbudistas. La NADA, que no es un lugar, sino un estado. En el nirvana queda el hombre libre delos efectos de las cuatro verdades, porque todas las causas engendradoras de efectos seaniquilan en el estado nirvnico. La doctrina budista del nirvana se funda en estas cuatroverdades que, segn el libro de la sabidura (Prajn Paramit ), son las siguientes:

    1. Existencia del dolor.2. Causa del dolor.3. Extincin del dolor.4. Medio de extinguir el dolor.De dnde dimana el dolor? De la existencia. Al nacimiento siguen decrepitud y

    muerte, porque doquiera hayforma hay causa de dolor. Tan slo elespritu no tiene formaalguna y por lo tanto noexiste aunque es. El hombre interno que alcanza completamente laespiritualidad sin forma alguna, entra en la perfecta bienaventuranza. El hombre externo yobjetivo se aniquila, pero la subjetiva espiritualidad vive eternamente, porque el espritu esincorruptible e inmortal.

    En el fondo de las enseanzas de Buda y Pitgoras se descubre su identidad. Laomnipenetranteanima mundi es el nirvana y lamnada encarnada de Pitgoras es el buddha de los budistas, que silenciosamente mora en los arcanos de la bienaventuranza final. Tambinse identifican lamnada pitagrica y elbuddha budista con el Brahm arpico, la sublime eincognoscible Divinidad que llena el universo entero. Cuando elbuddha se manifiesta en formacarnal es un avatar, mesas, cristo, logos o verbo , esto es, una transmutacin del divinoespritu, elPadre que est en el Hijo y elHijo que est en el Padre . El inmortal espritu cobija alhombre mortal y desciende a infundirse en la morada de carne. Todo hombre es capaz deconvertirse enbuddha, dice la doctrina. As es que en la interminable sucesin de los tiemposvemos de cuando en cuando hombres que alcanzaron ms o menos completamente la unincon Dios, que equivale a la unin consigo mismos. Los budistas llamanarhats a estos hombresque estn ya prximos a ser buddhas y nadie les aventaja en ciencia infusa y virtudestaumatrgicas (79), la misma identidad con las doctrinas secretas de Pitgoras nos descubrenlos relatos, tenidos por fabulosos , de ciertos libros budistas, una vez desnudos de todaalegora. LosJtaks , escritos en lengua pli, relatan las 550 encarnaciones o metempscosisdel Buddha y describen las formas que tuvo en cada vida, animal, psando del insecto al ave yal cuadrpedo hasta llegar al hombre, imagen microscpica de Dios en la tierra. Sin embargo,no vale tomar estos relatos en sentido literal ni acomodarlos a las existencias de un soloespritu que sucesivamente anim diversas formas de seres orgnicos. Sino entender, deacuerdo con la metafsica budista, que el sinnmero de espritus humanos individuales son

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    colectivamente un solo espritu, como las gotas de agua del ocano constituyen una sola masalquida, a esar de su posible separacin. Cada espritu humano es un destello de la Luz quepenetra el universo todo, y por lo tanto, lgico es creer que el divino espritu anima el grano dearena, la flor, al len y al hombre. Los hierofantes egipcios, los brahmanes, los budistas delEste y algunos filsofos griegos sostuvieron siempre que el mismo espritu latente en el tomode polvo, anima al hombre, en quien se manifiesta plenamente activo. Tambin fue general en

    otro tiempo la doctrina de la gradual absorcin del alma humana en la esencia del paternoespritu; pero jams implic esta doctrina la aniquilacin del Ego, sino tan slo la desintegracinde las formas que al hombre verdadero envuelven en el mundo fsico y despus de la muerte.Nadie ms a porpsito para revelarnos los misterios de ultratumba (tan equivocadamentetenidos por impenetrables), que aquellos hombres favorecidos de algunos vislumbres de laverdad suprema por haber logrado, mediante su firmeza de propsito y pureza de vida, la unincon Dios (80). Todos estos videntes nos dan singulares descripciones de las diversas formasasumidas por las entidades astrales que reflejan concretamente los pensamientos del hombredurante su vida terrena.

    LA IMPERSONALIDAD Es sencillamente absurdo tachar de atea y materialista la filosofa budista, porque el

    nirvana es aniquilacin y el svabhvat es la nada o la impersonalidad . Tambin elEn del En-soph judaico significanihil , lo que no existe (quo ad nos), y sin embargo, a nadie se le haocurrido acusar de ateos a los judos. En ambos casos la palabranada o aniquilacin expresala idea de que Dios no es cosa ni persona visible y concreta a la cual pueda aplicarsepropiamente el nombre dealgo conocido en la tierra.

    Meuz Guz Yuna Padma Sana.La verdad es para que todos la conozcan.

    Queridos HH:. Lean estas monografas conatencin, pues en ella estn impresas las ideas

    que conforman nuestro cuerpo doctrinal.

    Logra el poder y la fuerza por medio delconocimiento.

    Un gran T:.A:.F:.H:.H:. X IX XIII I