nuestra epoca n°4 - abril 1964 - revista internacional
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8/9/2019 Nuestra Epoca N°4 - abril 1964 - Revista Internacional
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REVISTA INTERNACIONAL
D E S T A C A M O S :
4
1964
ORSO ALBA
Panamá
en la
lucha
por la
soberanía
nacional
ROLANDO LEROY
Ante
el XVII Congreso del Partido
Comunista Francés
ERNESTO
BURNELLE
Responsabilidad de los comunistas
ante
los
pueblos
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¡Proletarios de
todos
los países,
unios
Nuestra ÉPOCA
REVISTA
INTERNACIONAL
35)
1 9 6 4
AÑO III —
ABRIL
S U M A R I O
E. BURNELLE — Responsabilidad de los comunistas ante los
pueblos
. 3
R.
LEROY —
Ante
el
XVII Congreso
del Partido
Comunista Francés
. . 12
O.
ALBA — Panamá en la lucha por Ja
soberanía
nacional 18
E. GLUCKAUF — La socialdemoeracia germanooccidental y los comunistas 25
E. KARLSSON — Problemas actuales de la política agraria en Suecia . . 34
NTE EL CENTENARIO DE LA I INTERNACIONAL
Un documento inédito
de C.
Marx
y
F.
Engels
EN LOS
PARTIDOS COMUNISTAS
Y OBREROS
H. HAGBERG — Bajo el signo de una creciente unidad
• >
Por la cohesión
de las
fuerzas anticolonialistas •$ >
A. AL-HAJJ —
Fiel defensor
de los
inte-
reses de los trabajadores < S > R. BALLANGER — Los grupos parlamentarios
comunistas < $ •
J.
COHÉN
- - La educación
política
de los
comunistas
< ? >
G.
MACLENNA.N -- Mítines a las puertas
de
las fábricas en
Escocia,
< S >
K.
KATUSHEV - -
Crece
la
actividad creadora
de las masas
INTERCAMBIO
DE OPINIONES
Leyes
del
desarrollo
del
sistema
económico
socialista
mundial
TRIBUNA DE PROBLEMAS ACTUALES
En
torno
a la
unidad
de la clase obrera en los países
capitalistas
.
NUESTROS COMENTARIOS
D. PARCALIDIS
— Triunfo de las fuerzas democráticas de Grecia .
NOTAS
Y
CORREO
DE LA REDACCIÓN
41
44
61
76
85
V.
ZAGLADIN
y G.
PUSHEV
— En el
Congreso
de los
campesinos alemanes < £ >
M.
DA SILVA y W.
SHEPPARD
— El movimiento de liberación de las co-
lonias
portuguesas 89
CONTRA LA REPRESIÓN
Y LAS PERSECUCIONES DE LOS DEMÓCRATAS
J.
MOIX — •
En
defensa
de los
derechas sindicales
de
loe
trabajadores
< S >
I.
MUSTAFA — La
clase obrera
de Sudán, paladín de la democracia < S > J. EN-
CARNACIÓN
PÉREZ GAYTAN
--
¡Libertad
para
los
presos políticos
< S > M.
JEAN-JACQUES
—
Terror
en Haití ^A.
BACHIR
—
Palabras
y realidades 96
LIBROS
Y
REVISTAS
P,
REIMAN
—
Un
libro sobre
los
comunistas
de
Austria &
E.
BURNS—En-
señanzas de un
.período
de gobierno de la
socialdemoeracia ingiesa
. . . 103
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esponsabilidad de los comunistas
ante los pueblos
por ERNESTO BURNELLE
l_i A TERMINACIÓN DEL ASO 1963 y los co-
mienzos
de
1964
se han
significado
por una
gran
riqueza
de acontecimientos de primer orden.
En ti p lano internacional mencionaremos
'la
firma
del Tratado de
Moscú
sotare la prohibición
parcial de las pruebas nucleares, seguida del
acuerdo
soviético-norteamerica>nQ «n
que se re-
nuncia ail
empleo
d el
arma
atómica
1
en el espa-
cio y de otros importantes contactos entre el
Este
y
el
Oeste
relativos al
desarme
y la
dis-
tensión. Todos estos
aconteeiroientos
tienen una
significación
especial.
En efecto, es la primera
vez
desde 1945 que
Estados
con regímenes so -
ciales
y políticos
distintos ¡llegan
a un
acuerdo
en una cuestión fundamental que afecta a los
'intereses
de
toda
la
humanidad:
las
armas
nu-
cleares.
Y también es la primera vez que tan-
tos
gobiernos,
al adherirse all Tratado de Moscú,
manifiestan conjuntamente
la
preocupación
por
el alivio de la tensión internacional y por el
amaneramiento
del peligro de guwra.
Es
evidente
que Jos
artífices
de
esos grandes
acontecimientos so n
ante todo las masas popula-
res y
líos hombres que, interpretando fielmente
la voluntad de las masas, han actuado con per-
severancia,
energía y espíritu consecuente en
defensa
de la
paz;
ya se
trate
de
jefes
de Go-
bierno,
como el
camarada Jruschov
y (los otros
dirigentes del campo socialista;
ya de
líderes
del
movimiento obrero y democrático que han ase-
gurado
juntamente
con los
trabajadores
el
éxito
de distintas acciones, marchas, manifestaciones,
peticiones, etc.;
ya de
parlamentarios cuyas in'.-
ciativas han
permitido hacer
conocer
amplia-mente líos peligros de lia política de guerra
fr ía.
No Se trata, ciertamente, más que de los pri-
meros pasos. A ún queda u n largo camino por re-
correr,
y, como han venido a demostrarlo los
más
recientes acontecimientos
[de Panamá o de
Chipre, de
Gabón
o del Congo], todavía
tenda-
mos que librar numerosos combates para
alcan-
za ? nuestro
objetivo. Pero
no por eillo
dejan
de
tener
una gran
importancia
los
primeros p a ^ o j
dados, qu e vienen a fortalecer el campo de la
paz.
Para nosotros,
los
comunistas, es objeto de
legítiima -satisfacción
contemplar
el
camino
¡re-
corrido, comprobar
la
importancia
del
pape l
desempeñado por el
movimiento comunista
in-
ternacional en la
lucha
por la paz y
percatar-
nos de la eficacia de su
incansable
acción en
este f ren te esencial.
El
movimiento comunista aparece nomo
un
factor agtatinante d ie
todas
das
fuerzas
de la paz
en el
ámbito mundial.
Ha
sido
el
movimiento
comunista
internacional quien, inmedlataimente
después de la
terminación
de la 'segunda
guerra
mundial, alertó
a la
opinión pública, denuncian-
do los
nuevos planes de agresión de los impe-
rialistas y destacando la
importancia decisiva
d
e
la
lucha
por
la paz. Hizo u¡n análisis teórico
científico de la situación creada después de ila
guenra,
mostró claramente
el
contenido
contra-
nrevoluciomajrio de la guerra fr ía y denunció la s
maniobras diiVisionistas de los
imperialistas
con-
tra el
movimiento
obrero.
Hoy,
cuando
vemos
ya los
primeros
frutos
de
esta actividad, debemos apreciar
de
nuevo
la
gran significación política
del XX
Congreso
del
Partido Comunista de. la
Unión Soviética,
que
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E R X E S T O B
I'
R X E L L E
ouso en ¡primer
plano
H a
tesis leninista
de la
coexistencia pacífica.
El XX
Congreso
del
PCUS
ayudó a los comunistas a
determinar
las vías
y los
métodos de
acción
paira
agrupar
a los
amigos
de la paz en
uin
amplio
frente
antibé-
lico.
Precisamente sobre
la
base
de las
ideas
del
XX Congreso del
PCUiS
ha definido el mo-
vimiento comunista ¡internacional su
línea
es-
tratégica, fijada en las Declaraciones de 1957
y
1980.
Hay otro punto que conviene subrayar. La
fuerza ideológica y
política
de
lias
posiciones de
los comunistas y el
creciente
apoyo que
reciben
de la s
masas populares
provienen
ante todo
de
que lo s
objetivos, tanto próximos como remotos,
de Jos
comunistas
son en el fondo lo s
mismos
objetivos
de las más amplias
masas
trabajado-
ras.
A il
luchar
por la
paz,
por la
felicidad
y él
bienestar
de
los
hombres
de su
país,
Jos
comu-
nistas no
tienen
nada de
egoístas.
A lo que as-
piran es
a una
vida auténticamente humana
pa-
ra
todos
y no
sólo para unos grupos
privilegia-
dos.
Este
hecho de que los objetivos de los comu-
nistas
coincidan
con
¡los intereses bien enten-
didos
de toda la
humanidad
nos
impone,
cier-
tamente, -una
(responsabilidad inmensa.
Los co-
munistas
son responsables
ante
los
pueblos.
Por
consiguiente,
deben medir bten cada
uno de sus
pasos
y
mostrarse
en
todos sus actos dignos
de
Jas
esperanzas depositadas en ellos por los pue-
blos. Y
cuanto mayores
son las
posibilidades
de
que disponen
los comunistas,
mayor
es
también
su
responsabilidad
arate el género humano.
Ahora
bien,
¿qué
significa paira
lo s partidos
comunistas estar a la altura de sus
responsa-
bilidades?
A juicio
nuestro
-Significa,
ante
todo, ¡la
nece-
sidad
de
luchar
del modio mas
eficaz
por una
transformación
revolucionairia
del
mundo,
por
su
transformación
socialista;
significa
la nece-
sidad de hallar
líos
mejores métodos
de
lucha,
de formular consignas justas, de determinar en
forma realmente científica Ja dirección del gol-
pe
principal, teniendo bien en cuenta en cada
momento la
verdadera correlación
de
fuerzas.
Si se
consideran
las
perspectivas
de nuestra
lucha
a
escala mundial, veremos
que la
respon-
sabilidad
pmnoipal y 'más
decisiva recae sobre
los
países socialliisitas, sotare
los partidos
comu-
nistas
que se encuentran en el Poder. Sin mi-
nimizar
la
importancia
de los demás batallones
del ejército
revolucionario, es
preciso dejar cla-
ra
constancia
de este
hecho.
En
efecto,
Ha lu-
cha de otases en el ámbito internacional se li-
bra entre los dos sistemas
mundiales: entre
el
sistema
socialista
y el sistema capitaftósta. Los
resultados
de esta
lucha habrán
de
decidir
en
fin de
cuentas
la
suerte
de la
revolución mun-
dial
en el periodo histórico
previsible.
Sobre
la base de un
riguroso
análisis
cientí-
fico, el
movimiento
comunista
determinó hace
ya
tiempo
que la
dirección principal,
el eje de
esta
lucha
entre los dos
sistemas es en
nuestros
días
la
competición económica pacifica.
Al ir
ganando 'esta
competición,
los países socialistas
refuerzan las posiciones de la paz y del progre-
so , debilitan
a J l
imperialismo, reducen su in-
fluencia
y dan un
nuevo impulso
a la
lucha
de
los
trabajadores
en
todos los
países. Dicho en
otros
términos, mejoran la s condiciones de la
Hucha
de los
proletarios
en el mundo
capitalista
y les
proporcionan nuevas
armas
ante
las
cua-
les el
imperialismo
no se
halla
en
condiciones
de resistir. Es natural,
pues,
que
para
lo s
par-
tidos que se -encuentran en el Poder
estar
a
la
altura
de su
responsabilidad
ante
los
pue-
blos sea, en primer término, construir con éxi-
to la
nueva sociedad,
(resolver los
problemas
de lia competición con el
capitalismo.
Pero
por importante que sea el papel de los
Estados
socialistas, la liberación
¡de
los
pueblos
de
los
actuales
países
capitalistas
no puede
lograrse desde
el
exterior, sino
que
debe
hacer-
se desde el interior, con las fuerzas de esos
mismos
pueblos. Nosotros, los comunistas, nos
oponemos
resueltamente
a la exportación de la
contrarrevolución,
es decir, a
todas
las accio-
nes
imperialistas destinadas
a
impedir
que los
pueblos
puedan expresar
su
voluntad.
Pero
no
es
menos resuelta
nuestra
oposición a lia ex-
portación de la revolución.
Tomemos
el ejemplo
belga. Nuestro ¡país
ofre-
ce
actualmente grandes posibilidades para
el
desarroflilo del
movimiento democrático. Nuestro
pueblo ha conseguido ya
notables éxitos
en te-
rrenos como
el
de la
lucha reivindicativa,
la
lucha
por una
solución
democrática
del
pro-
blema lingüístico
[nacional]
y la lucha por
la
paz y la
coexistencia
pacífica.
Asistimos
ahora
a un
neto viraje
hacia
la
izquierda
de las
gran-
des
masas
trabajadoras,
viraje
que
constituye
de
por sí un
factor
decisivo ¡de
nuestras luchas
y
de nuestros éxitos. Pero todo esto no ha sido
impuesto
desde fuera.
El
viraje
hacia la izquierda se ha
producido
en
Bélgica
como resultado de la
lucha
del
conjunto de los trabajadores, y más particu-
larmente
de la
lucha
de los trabajadores
sin-
dicados comunistas,
socialistas
y
cristianos.
Es
un
proceso
esencialmente
democrático,
¡que
viene de abajo y en
¡cuyo
desarrollo
han
des-
empeñado
un
impártante papel
la fuerza y
la
influencia
crecientes
de l
sistema
socialista
mundial.
No
cabe duda
que las
insuficiencias
de H a
-
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RESPONSABILIDAD DE LOS
COMUNISTAS ANTE
LOS
PUEBLOS
acción
obrera y
democrática
en nuestro país
so n todav ía de marca.
Pero
el camino
reco-
rrido
abunda
en
primeros
éxitos, lo que
prue-
ba que la orientación es buena. Realidad de-
mo strada tamb ién por 01 hecho de que los pa-
tronos,
el
capital
monopolista,
ven un
gran
peligro en la
lucha actual
de las
masas.
Los
monopolios
temen la franqueza y (la claridad
de
la s
reivindicaciones obreras plantea das
por
la base, temen la
pol í t ica
de unidad de acción,
la política de alianzas. Las frases
antis
ornantes
y las declaraciones desorbitadas
no dan
miedo
a los capitalistas ni a sus hombres en los go-
' x^rnos
burgueses. Sabten por experiencia qu e
la paflabrería doctrinaria es
ineficaz.
Por el
contrario, nada
les
causa tanto pavor como
un a asamblea obrera numerosa, reflexiva y
orientada enteramente hacia el logro
d
e
la uni-
dad y ia
organización
de la acción.
Creemos que para líos partidos que,
como
el
nuestro, actúan en países capitalistas, estar a
3 a
altura
de su
responsabilidad significa
sa -
ber luchar por lia unidad de los trabajadores,
por
acciones concretas bien meditadas
que
debiliten
el
poder
de los
monopolios
y
aproxi-
men la victoria del socialismo. Sobre la base
de la
conciencia
proletaria y del sentido de su
responsabilidad ante los pueblos, los partidos
comunistas obtienen éxitos cada vez .mayores
-r . su justa lucha.
Cada día que
pasa
ofrece
nuevas pruebas
de que e il movimiento comunista internacional
es
un
gran movimiento, cuyas ideas atraen
más
y más la atención de las masas trabaja-
doras.
La
reacción
se da
perfecta cuenta
de
eülo
y -por eso
arma
ta n
gran alboroto
a
pro-
posito
de las
dificultades —reales
y
graves—•
existentes
hoy día en el
seno
de
nuestro movi-
miento, dificultades provocadas
por las
pro-
fundas
divergencias entre el Partido Comunis-
ta de China y los demás partidos hermanos.
La
prensa
burguesa llega a
hablar
de un
estallido»
del
movimiento comunista interna-
cional. Pero
la
realidad
es que el
movimiento
: :mun í s t a , luchando por la pureza
del
mar-
-¡eninismo y por una línea auténti
-
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E
11
X E S T O B V
K • N
E 1, I, E
Lo
que está ocurriendo hace ya varios años
entre el
mov imiento
comunista
y el Partido Co-
munista de
China
no es una discusión de prin-
cipio, no es un
intercambio
de
experiencias
ni
un
análisis común
de los
problemas concretos,
•beneficioso
para
todos
y
deseado
por la
casi
to -
talidad de los
(partidos
comunistas; es una polé-
mica en «1 curso de la cual los dirigentes chi-
no s
recurren
a
métodos
y
procedimientos inacep-
tables entre comunistas.
Tomemos,
por ejemplo,
la actitud de la direc.
ción del PCCh, respecto al
'movimiento
obrero y
democrático. Los dirigentes chinos ha n hecho
resucitar los métodos
clandestinos,
da doble
juego, con e ll
íin
de organizar fraccionéis de opo-
sición. En el úl t imo editorial [e l séptimo] d«
Renmin
Bibao
y
Hongqj,
escrito como respuesta
a
la
Carta abierta
del
Comité Central
del
PCUS,Jos dirigentes chinos sostienen
abiertamente
a
todos los grupos
y grupitos
fracciónales que en
numerosos
países,
entie
eOlos Bélgica, arremeten
contra la línea de 1957—1960. Con ello, lo s diri-
gentes del PCCh proclaman de hecho su in-
tención de generalizar la escisión del
moví-
miento
comunista.
En tail situación,
¿cómo
es posible tomar en
serio la s enfáticas declaraciones de los dirigen-
te s chinos sobre su
afán
de robustecer la uni-
dad del
(movimiento comunista internacional,
sobre
su
voluntad
de
hacer todo
lo
posible
p or
unir
en un
poderoso
frente
a
todas
las
fuerzas
opuestas
al imperialismo?
U na línea política es un conjunto de objeti-
vos
importantes a corto plazo, determinados
en función del análisis de la situación concre-
ta; es un
plan concreto
de
acciones
y de
alian-
zas. Difícilmente podrá hallarse nada
de eso
en e t t enfoque que los camaradas chinos hacen
de
los
problemas
fundamentales
d?
nuestra
época.
No
obstante,
al
examina?
su s
documen-
tos y sus artículos, cada comunista podrá ha -
cerse una idea de la línea adoptada por ¡La di-
rección china y comprender
adonde
pueda
con-
ducir
esa
línea.
A este respecto conviene
destacar
igualmente
el carácter de
líos
procedimientos polémicos a
que
recurren
lo s
dirigentes chinos
y
quienes
en
Bélgica les imitan. Los dirigentes chinos se
niegan a diseuitJr en serio tal o cuál problema
concreto de la
época
actual y vuelven una y
otra vez a viejas cuestiones resueltas hace
tiempo, como Ja sublevación contrarrevolucio-
naria
en Hungría, el culto de la personalidad.
etc. Tales procedimientos no pueden por menos
de desviar a los comunistas de un debate fra-
ternal
y
fecundo sobre (los problemas
actuales
verdaderamente importantes.
Veamos una vez más, por ejemplo, la
actitud
de
los dirigentes chinos y de sus discípulos bel-
ga s ante el tratado de Moscú [y todos los pa-
so s dados en el mismo espíritu durant
e
los úl-
timos
meses].
Los dirigentes del
PCCh
sostie-
nen
que el Tratado es una traición, que bene.
ficia a las fuerzas belicistas en detrimento de
las
fuerzas
de la
paz. Pero
¿qué
militante
sen-
sato y preocupado por los intereses de la paz
puede compartir tan peregrina opinión? Hoy
día , cuando la
benéfica
influencia del Tratado
se ha
dejado sentir
ya en
numerosas regiones
del
'inundo,
el carácter
'erróneo
de las
opinio-
nes mantenidas por la dirección del PCCh re-
sulta más evidente que nunca.
Los
dirigentes chinos se han negado a firmar
el
Tratado
de Moscú con el
pretexto
de que ést
e
no prevé la suspensión total de los ensayos
nucleares, como si la prohibición parcial de los
mismos no
constituyese
un
importante
tanto
en
el
haber
de las
fuerzas
de la paz y un
paso
hacia la prohibición total, como si el propio
pueblo chino, libre ahora de
la
contaminación
producida
por lias precipitaciones radiactivas,
no se viese directamente favorecido por el Tra-
t ado de
Mos'cú.
Los
dirigentes chinos
y
sus imitadores hacen
hincapié en el
hecho
de que el Tratado de Mos-
cú no ha conjurado defini t ivamente
e tt
peligro
de una
guerra
nuclear.
Pero ¿quién pretende
afirmar que ese tratado ha dado una
solución
definit iva
al
problema de
la
guerra
y la paz?
¡Nadie Es
este
un
procedimiento
típico
de
quie-
nes,
al no
tener argumentos convincentes, atri-
buyen a los demás
fantásticas
posiciones para
conseguir fáciles triunfos.
En
sus ataques
contra
la Unión
Soviética,
lo s dirigentes chinos vuelven una y otra vez
a poner sobre el
tapete
el problema de la cri-
sis del
Caribe.
De creerles, sería la Unión So-
viética la culpable de
esta
crisis del otoño de
1962,
y no el imperialismo norteamericano y
sus
elementos
ultrarreacclonarios. Análogas
acusaciones
son
lanzadas
por la piensa
china
contra la propuesta del
camarada
Jruschov so-
bre el
arreglo
pacífico
de
todos
los
litigios
-en
cuestiones de fronteras. Lo mismo se repite a
propósito de las propuestas soviéticas en Gi-
nebra, etc. Uno no puede p or menos de
pregun-
tarsie
cómo
lo s
autores
de
tales acusaciones
no
ven
la
flagrante
discordancia entre su posición
y el marxismo-'teninismo, en
cuyo
nombre pre-
t enden
hablar.
Es sabido con qué fuerza, con qué voluntad
y con qué franqueza ha tratado la
dirección
del
PCUS de hallar un lenguaje común con los
dirigentes del PCCh.
¡Todo
en vano La res-
puesta de
éstos
ha
sido
una
monstruosa cam-p a ñ a contra
el
PCUS.
En
China
se
habla
ya
de una
«alianza»
de
facto entre
la
Unión
So-
viética y los imperialistas contra lo s pueblos.
-
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RESPONSABILIDAD DE
LOS COMUNISTAS
ANTE LOS PUEBLOS
¡El bateante del socialismo mundiall [sin el
caía
hubiese sido
inconcebible
«1
¡triunfo
mismo de
la revolución china] es identificado de hecho
con las
fuerza?
más reaccionarias ¡del impe-
rialismo
Es
preciso
señalar, no
obstante,
que las
acu-
saciones lanzadas contra, nuestros camaradas
soviéticos persiguen visiblemente, -entre otros
objetivos,
fines
de camuflaje.
Para
enmascarar
su
actitud antiunitaria, la
dirección
china re-
curre a ataques antisoviéticos, acusando a la
URSS de no
ayudar
a los
países socialistas
a
desairroflilar
su economía.
Estas tesis
han sido
reiteradas
muy recientemente en una
declara-
ción
de los
dirigentes chinos
a una
delegación
parlamentaria francesa.
Pero
se trata de una
calumnia desmentida
por
numerosos hechos.
En
efecto,
la
solidaridad
fraternal
de la
Unión
Soviética para con los pueblos de otros países
nunca se ha manifes tado tan patentemente
como en estos últimos años. Su aportación
al
desarrollo económico de China ha sido consi-
derable. La URSS ha construido en China 198
unidades industriales dotadas
del
equipo
más
moderno, - S i China posee actualmente una in-
dustria
de
automóviles,
tractores
y
aviones
es
gracias
a Ha
Unión Soviética.
Hoy
mismo
la
URSS
sigue prestando a
China
asistencia téc-
nica para
la
construcción
de 88
unidades
in-
dustriales. Cerca
de la
mitad
de la
producción
china
de
acero
y la
mitad
de
laminados
se ob-
tiene en
fábricas construidas
con la
ayuda
de
la
Unión
Soviética.
Todos
estos
so n
hechos
¡que
Pekín
no ha ne-
gado jamás, pese a lo cual líos dirigentes chi-
nos siguen calumniando a la URSS. Evidente-
mente le s resulta miucho más fácil pasarse de
la mañana
a la
noche lanzando contra
la
Unión Soviética acusaciones que se refieren a
las relaciones económicas entre los dos ipaíses,
que buscar valientemente las causas internas
de las dificultades con que
tropiezan
en lia
edi-
ficación
del
socialismo.
Volviendo
a la posición de los
dirigentes
del
PCCh en lo que respecta a la línea fundamen-
tal del
movimiento
comunista, línea de locha
contra el imperialismo y la reacción," es pre-
ciso subrayar
el hecho de
que, prácticamente,
ha n puesto en tela de juicio el principio fun-
damental que está en la base de dicha
lucha.
La fuerza antiimperialista decisiva es el sis-
tema socialista mundial
y la tacha de la
cla-
se
obrera internacional unida al movimiento
de liberación nacional. Pero los dirigentes chi-
nos ponen exclusivamente el acento en el mo-
vimiento
de
liberación
nacional,
aislándotto
e
incluso
oponiéndolo
a la díase obrera interna-
cional y al campo
socialista.
Esta tesis no conduce a la sólida alianza de
las fuerzas
antiimperialistas,
a la
colabora-
ción del sistema socialista y del movimiento
obrero de
los
países capitalistas con el movi-
miento de liberación nacional, sino a la dis-
cordia y al debilitamiento de esta alianza.
Sólo
si se
mantiene
él
principio
de la
función
dirigente de la
clase obrera
en los
movimien-
tos de
liberación nacional, podrán éstos adqui-
rir en su desarrollo un
carácter
auténtica-
mente socialista y conducir a los pueblos a J l
socialismo.
Nunca terminaríamos de señalar la s con-
tradicciones entre
la
línea política
de los di-
rigentes chinos y las
Dedlaraciones
de 1957 y
1960. No es casual que en 1960 hubiesen lu-
chado
obstinadamente
contra
la Declaración.
No
es^
casual
que
hubiesen prolongado
las de-
liberaciones
recurriendo
a
múltiples artificios
de ¡procedimiento. Y tampoco lo es que pocas
horas antes de la firma de la Declaración
todav ía no se
supiese
si la
delegación china
ib a a
firmarla
o no.
Muchos
camaradas
se
preguntan
por qué
ios dirigentes
¡chinos
adoptan una línea tan
poco
consecuente
y tan
errónea
en el plano
internacional y en el movimiento revoluciona-
rio.
No nos
incumbe
a
nosotros
dar una
apre-
ciación definitiva sobre esta cuestión. U n día,
y
nosotros confiamos
en
ello, ios propios
co -
munistas chinos se encargarán de criticar la
actitud de sus
¡dirigentes derivada
de una lí-
ne a política falsa y en contradicción absoluta
con la gran responsabilidad del PCCh ante el
puebílo chino y ante lo s pueblos de todo el
mundo.
Sin
embargo, debemos decir que no se trata
simpllemente a juicio nuestro, de un ¡dogma
tismo en ila
teoría,
como podría
pensarse
un
tiempo atrás. En
efecto,
además de ese ¡dog-
matismo observamos también una línea
políti-
ca y una actividad de las cuales
acabamos
de
examinar más arriba alguna de sus orienta-
ciones.
N o es posible dejar de ver que tal actividad
se
enouenitra
en
contradicción con las tareas
que
se de
plantean actualmente
al
movimiento
revolucionario internacional. Así,
la
tarea pri-
mordia l
del conjunto del movimiento comunista
es
ho y
d ía fortalecer
la unidad y la
cohesión,
el poderío r y la influencia de l sistema
socialis-
ta mundia^ factor principal de la lucha revo-
lucionaria de los pueblos. ¿Cabe decir que la
actividad
desplegada
por
H a dirección ¡del
PCCh
con
vistas a
desacreditar
la l ínea de
1957-1960
y la línea del XX y XXII Congresos del PCUS
sirve
a
esos
objetivos? ¡Nosotros creemos
que
es todo lo contrario Los ataques contra la
Unión
Soviética y su Partido Comunista no
hacen sino ayudar a los ¡círculos más reaccio-
-
8/9/2019 Nuestra Epoca N°4 - abril 1964 - Revista Internacional
9/111
8
E R N E S T O B U E N E LLE
narios de Occidente. Son acciones 'que perju-
dican ' S o s
intereses
de la paz y del socialismo
y obstaculizan el trabajo normal de los parti-
dos comunistas. Las actividades fracciónales
de la dirección china en Jas filas del campo
socialista y de tod o el m ov imiento comunista,
lejos
de
fortalecerlos,
lo s debilitan
frente
al
común
enemigo
de clase. La orientación
(polí-
tica seguida en los últimos años por la
direc-
ción china compromete al socialismo y mina
su influencia entre la s masas. Podemos decir
co n
pleno
fundamento que
lias acciones
de los
dirigentes chinos obstaculizan la aplicación de
la l ínea f i j ada en las Conferencias de 1957 y
1960.
Si examinamos con
espíritu
consecuente, pa-
so
a paso, la actividad d
e
la dirección del
PCCh es
lógico
que nos preguntemos: ¿en qué
se
basa
esa
actividad?
¿No
tenemos
que
vér-
noslas
co n cierto nacionalismo
pequeñoburgués
que intenta utilizar al movimiento comunista
mundial para alcanzar sus propios objetivos?
Ciertamente, la dirección
del
P C C h lanza con-
t inuamente
consignas ultrarrevolucionarias.
Pero
¿acaso
su
actividad práctica
no se
halla
en contradicción
co n
tales consignas?
¿No se
tratará en
este
caso die una de
esas-
manifes-
taciones
seudorrevolucionarias
de esencia pe-
queñobuTguesa, tan bien conocidas por noso-
tros a
través
de la
experiencia
del pasado?
Estas
consideraciones
se ven
confirmadas
una
vez más en un
examen atento
de los
aliados
elegidos
por los
dirigentes chinos
y de
las
ba-
ses de tales alianzas. Parece ser que lo que
menos importa aquí son las concepciones teó-
ricas y que el criterio esencial de ila elección
se
basa
en el principio de que «todo el que
me
siga
es b u e n o » . . .
Al
mismo tiempo creemos
que ¡la
posición
de
los dirigentes chinos está influenciada por el
papel provocador
de los
imperialistas,
por
sois
continuos
esfuerzos
para crear un
estado
de
tensión en
Cliina.
N o pasa día sin que China
no
tenga
qu e
quejarse
de
actos
de
diversión
perpe trados por los imperialistas
norteameri-
canos.
Ayer
eran la s explosiones termonuclea-
res en el Pacifico que provocaban la indigna-
ción genera l
en el
Extremo Oriente.
Hoy son
lo s
vuelos piratas
en el
espacio aéreo chino
y
el
apoyo permanente
a las
provocaciones
de
Chiang Kai-shek.
No nos cabe la
menor
duda
sobre la autenticidad de las revelaciones he -
chas
a
este respecto
por el
Gobierno chino.
Pero líos
actos de
piratería
de los
imperialis-
tas norteamericanas no son más que un as-
pecto
de la lucha internacional
entre
la s
fuer-
zas de la
guerra
y las fuerzas de
lia
paz. El
otro
aspecto de esta lucha es lia capacidad de
las
fuerzas
del
campo socialista
de
impedir
una evolución desastrosa de las ¡maquinacio-
nes de los
ultras.
El
movimiento
pof
O í a pa?
se desarrolla con una pujanza impresionante
en todo el mundo. Ciertamente, los dirigentes
chinos hablan a menudo de la
fuerza
dell cam-
po
socialista
y del
movimiento
.mundial
¡por
la
paz, pero no la
t ienen
en cuenta
cuando
se
trata d« elaborar una línea política. Como lo
demuestran su s 'actos, no t ienen ninguna con-
fianza
en la eficacia del mo v imiento obrero
y del movimiento por la paz. No creen que
estas fuerzas poderosas puedan obligar
a los
imperialistas
a
renunciar
a sus
planes
de agre-
sión y a
aceptar
compromisos.
El movimiento comunista internacional se
ha
desarrollado
en lucha contra la
subesti-
mación de las posibilidades de las masas po-
pulares, subestimación
que
conduce
al
aisla-
miento,
al
sectarismo
y al
aventurerismo.
Los
partidos
comunistas se han
desarro.'lado
en
esta
lucha. Pensando
en
nuestra experiencia,
en
la
experiencia
de
nuestro Part ido, compren-
demos mejor
la s raices del sec tar ismo y del
dogmatismo
de la l ínea de los comunistas
chinos.
Tomemos, por
ejemplo,
la actitud de los
comunistas ante el movimiento sindical, pro-
blema
que en
nuestro país
ha
sido debatido
durante largo t iempo. Cuando nuestro Comitfi
Central y
el XT
Congreso
de
nuestro
Partido
decidieron
[en 1954] orientar a los comunistas
a actuar en el
seno
de la
Federación General
d > 3 l
Traba jo de Bélgica (FGTB>. no todos es -
taba n convencidos de la justeza de
esta
posi-
ción. Había camaradas que en aquella época
consideraban
utópico este camino.
Presentaban
listas de las malas pasadas jugadas a los mi-
litantes
comunistas
en las
fábricas, denuncia-
ban la colusión de ciertos dirigentes de la
FGTB con los patronos, subrayaban la f a l t a
de democracia en las organizaciones sindicales
y se
complac ían
en
detal lar
lo s
actos
de
male -
volencia
de que
eran víct imas
lo s
comunistas
en
la
FGTB . etc. Debe decirse
q u =
todo es to
era
cierto.
La lista de
cargos
que
podían pre-
sentar los comunistas
no era
nada irreal
ni
exagerada. Lo malo era que
estos
camaradas,
que no
quer ían
a y u d a r a l Partido a orientar-
se resueltamente hacia el t rabajo en la FGTB,
no veían más
que
el aspecto negativo de las
cosas.
De su
campo
visual se
escapaban
las
masas obreras, las
masas
socialistas que, al
igual que los 'Comunistas, querían una FGTB
combativa
y eficaz. En la
práctica
no conta-
ban con la
posibilidad
de ayudar a
'las masas
sindicales
a
reconquistar paulat inamente
sus
¡sindicatos, a
hacer
imperar en ellos la demo-
cracia y a con vertirlos en un arma poderosa
para la defensa de los intereses
económicos
y
-
8/9/2019 Nuestra Epoca N°4 - abril 1964 - Revista Internacional
10/111
RESPONSABILIDAD DE LOS COMUNISTAS ANTE LOS
PUEBLOS
políticos de los trabajadores. Esos camaradas
subest imaban
a Jas
masas, pese
a que de pa-
labra no
hac ían
más que
exaltarlas.
Exacta-
mente como nacen
ho y
ílos dirigentes chinos.
Es evidente que el camino que deben seguir
los
comunistas
para
poner
a las
masas
en mo-
vimiento y pa ra
guiarlas
hacia
objetivos ver-
daderos, cuyo logro acreciente su fuerza y
debilite la de sus enemigos es un camino lar-
go , cuya
elección debe
ser
profundamente
me-
ditada
y
exige
una gran capacidad.
Ocurre
a
veces que militantes comunistas, al 'retroceder
ante las
dificultades
de la
lucha cotidiana
y
ante lo s enormes esfuerzos qu e exige el tra-
bajo
entre
las
masas, sueñam
co n
caminos
más
rápidos
y más
cortos. Pero
la
vida casti-
ga
inevitablemente
a
todos cuantos
tratan de
dejar a un
lado
el movimiento de masas. To-
da
pdMtica
que no
descanse
en la
acción
de
las masas populares conduce a la aventura y
al fracaso.
III
Hay, en fin, un problema que exige aten-
ción. Se trata del carácter de la línea adopta-
da
ipor la dirección del PCCh.
Esta linea
no
está Hígada
a
la
v ida ,
a sus
problemas reales,
ni ha
sido
definida en
función
de 'las
tareas
concretas
de la
actualidad.
Todo
esto puede
se r
fácilmente demostrado
con el
ejemplo
de
nuestro ipaís.
Desde hace cierto tiempo, lo s
activistas
del
movimiento obrero y democrático de Bélgica
están ¡siendo sometidos a una
insoluta
propa-
ganda
de
dos dirigentes chinos.
En
publicacio-
nes de todo género, éstos proclaman su inten-
ción de intervenir en los asuntos del movi-
miento obrero y democrático co n
eJ
fin de
apartarles de la vía emprendida tras
largos
esfuerzos y un gran trabajo.
Siempre son detestables las intromisiones en
los
asuntos
del
vecino. Particularmente
en el
caso
que nos
ocupa,
la
intervención
está
fue-
ra de lugar.
Como ya hemos dicho más arriba, la s orien-
taciones políticas no caen del cielo, sino que
están
ligadas
a las aspiraciones de cada pue-
blo,
a los
problemas específicos
de
cada país.
En todos Jos casos
la
lucha debe arrancar
de
la s condiciones nacionales. De aquí que la
orientación política de la clase obrera sólo
puede
ser
decidida sobre
la
base
de las
aspi-
raciones
de ¡as masas, por las propias
masas.
Pues en fin de cuentas ellas son las que han
de
actuar
y triunfar, A sus organizaciones co-
rresponde el honor de asumir la
responsabili-
da d del desenlace de la lucha emprendida.
Cuanto mayor
sea la
democracia
con que ac-
tú e el movimiento obrero, más rica
será
su
experiencia
y mayor su influencia sobre la vi-
da política del país.
Estas so n precisamente las cosas que los
dirigentes
del
P C C h
se
niegan
a
comprender.
Su gran error consiste en querer
imponer
a
nuestro Partido, lo mismo que a otros parti-
dos,
una 'línea política que nos es
extraña.
El
arma principal
de la
polí t ica china
en
nuestro
país es el
grupo
de J.
Griippa.
¿Qué
representa este grupo? ¿Cuáles son
las
causas
de su
aparición
y
cuáles
son sus
perspectivas?
El
grupo
de
Grippa [mejor sería decir
el
grupito]
es muy poco numeroso, pues apenas
cuenta
200
miembros.
En
realidad, este núme-
ro corresponde a su aparición en 1963. Desde
entonces
no ha hecho sino decrecer. Muchos
de los
elementos
que se
hab ían
de jado
influen-
ciar a. consecuencia de errores pasajeros,
más
tarde lo han abandonado, unos porque no po-
dían
aceptar el grosero
asntisovietismo
de Gri-
ppa,
otros
molestos p or el caráct er evidente-
mente
artificial de su p la taforma, e tc . Podamos
afirmar
sin
temor
a
equivocarnos
que el
gru-
po de Grippa no
tiene
ninguna influencia en
la
clase obrera belga.
Sus
adeptos
son
intelec-
tuales o
estudiantes,
pero a u > n en esos sectores
su influencia es insignificante.
¿Quienes son los elementos integrantes del
grupo? Entre ellos encontramos individuos co-
mo
el
propio Grippa,
es
decir, hombres
que no
ha n
desem peñad o nunca ningún
papel en las
organizaciones obreras, pero cuyas ambiciones
son desmesuradas. El grupo ha
atraído
a gen-
tes expulsadas del Partido Comunista por des-
honestos [malversación
de
fondos
del
Partido,
engaño al Partido, etc.]. Por último, encon-
tramos en él personas amargadas del tipo de
Henri G-liner,
ofendido por las decisiones que
hubo de tomar d) Partido ante sus errores o
su fal ta
de asiduidad.
¿Ha surgido por casualidad el grupo de Gri-
ppa?
Yo oreo que su
aparición
obedece a cau-
sas
objetivas. Esas causas residen
en
gran
parte en cierto retraso por lo que respecta a la
comprensión y la aplicación de la
línea
fijada en
las
tesis
del XI Congreso de nuestro Partido,
línea orientada
hacia
fia unidad y las alianzas
y
elaborada en función del
viraje
hacia la
izquierda iniciado entonces. Este
retraso
se
dejó
sentir de un modo particular en la
región
de Bruselas, donde la clase obrera es
relati-
vamente poco numerosa.
En
esta situación, eí papel esencial
fue de-
sempeñado por las
acciones
de la dirección
china. En
nuestro
país,
lo
mismo
que en los
demás,
los
dirigentes chinos
han
buscado
a
elementos que tenían dudas respecto a . la U -
-
8/9/2019 Nuestra Epoca N°4 - abril 1964 - Revista Internacional
11/111
10
E R N E S T O B U B N E L L E
nea del
XX
Congreso
del PCUS o que no es-
taban de acuerdo con
ella.
Después, los han
atiborrado con su literatura, tratando de per-
suadirles de que la orientación del XX Con-
greso era
una
orientación errónea que pronto
sería modificada,
puesto
que
—decían—
se
preparaban
cambios
inminentes
en la
direc-
ción
del
PCUS.
De
este modo
se fue
creando
poco
a, poco
un
grupo
de
individuos
dispuestos
a desempeñar «1
papel
de
profetas chinos.
No es
nuestra intención
exagerar la
impor-
tancia y la
influencia
dell
grupo
de Grippa. Los
dirigentes chinos
— lo
han dicho
abiertamente
en un séptimo
articulo
de
Renmin
Ribao y
Hongqi
— • consideran
que Griippa y sus
hom-
bres
formarán
«el
nuevo
Partido
Comunista
de
Bélgica».
¡Vanas
esperanzas Da influencia
del
grupo
va en descenso y los
grippistas
se
desacreditan
cada
vez más
ante
los
ojos
de lia
opinión
pública.
T o d o esto no tiene nada de
extraño.
El gru-
po
de
Grippa
no puede proponer n'ada a la
clase obrera belga.
En la
oleada
de
publica-
ciones
difundidas
por él difícilmente podría
hallarse e
1
menor
rastro de un análisis de la
situación
en el
ipais. Cosa,
muy natural, pues
tal análisis
pondría
de
manifiesto
el
ascenso
de las
fuerzas obreras
y el
papel positivo de-
sempeñado por
nuestro Partido.
La
polémica
sostenida por el
grupo disidente ofrece
el
mis-
mo
carácter
artifician.
Cuando
el
grupo
trata
de
elaborar
una
política válida
para la
clase
obrera de nuestro país, no consigue 'más que
copiar torpemente
las conclusiones a que han
llegado el Comité Central y
eil
último Congre-
so de
nuestro
Partido.
¡N i
una
idea nueva,
ni una
consigna
nueva
ni
una
propuesta
nueva de
acción
La
impo-
tencia
política
de este
grupo,
la vaciedad de
su agitación
con s t i t uyen
el m e j o r testimonio
del carácter artificial de la disidencia bruse-
lense, de su origen extraño att
movimiento
obrero belga. El grupo disidente no conf ía en
crear
una
corriente importante
en la
clase
obrera belga. Su ilusión consiste
únicamente
en
tratar
de
perjudicar
el trabajo de los co-
munistas
belgas, de crearles
¡nuevas
dificulta-
des
en su
acción,
d¡e desacreditar a la Unión
Soviética.
Su
labor
se
reduce esencialmente
a
una actividad
antipartido
y antisoviética.
Uno
de los terrenos en el que
es
e
grupo di-
sidente
trata de causar el maiyor perjuicio
posible es precisamente el de la democracia
interna de J
Partido, terreno
en el que hemos
desplegado
un
gran esfuerzo.
Nuestro
Partido
aparece cada
vez más ante las masas
obreras
como
un
Partido
que funciona democrática-
mente,
cuyas
asambleas son soberanas, en el
que
todas
las
votaciones
de
importancia
son
secretas
y en el que los
diferentes
órganos
de dirección observan del
modo
más escrupu-
loso
las decisiones
tomadas. Nuestro Partido
ha
tenido
justamente la
preocupación
de ex-
poner públicamente
sus
métodos
de
funciona-
miento interno
y la
ambición
de
llegar
a ser
un
modelo de funcionamiento democrático pa-
ra todas las organizaciones obreras.
Nuestro
reciente Congreso acordó
desarrollar una
cam-
paña
de
esclarecimiento
y
propaganda
en
tor-
no
a nuestros
Estatutos.
Queremos que nues-
tros
Estatutos
estén
en las
manos
no
sólo
de
todos
nuestros militantes, sino también
de
gran número de activistas sindicantes. La pa-
labrería antipartido del grupo disidente no
debe hacernos
perder
de vista el
trabajo
que
nos
hemos impuesto
en
este sentido.
Las
dificultades
con que
tropieza
el
grupo
disidente
para
dar
validez
a su
línea política,
línea aventurera y
divorciada
de la
realidad,
te
obligan
a
recurrir
a las prácticas más
des-
honestas
de cuantas ha
podido conocer
jamás
el
movimiento obrero belga. Su actividad
esencial consiste en publicar falsedades, en
sembrar
confusión,
en atribuir al
Partido
po-
sicionss
que no son las suyas y que sólo sir-
ven para
desorientar
a los trabajadores. De-
bemos mantenernos en avisada guardia frente
a las
actividades
y las
provocaciones
del
gru-
po,
pero
sin olvidar
lo esencial.
Y
lo
esencial,
en el orden
interior,
es la
eje-
cución de nuestro programa de trabajo, la
aplicación de las decisiones adoptadas por
nuestro último Congreso. En
cuanto
a
nues-
tras relaciones con los demás
partidos
comu-
nistas,
no debemos dejarnos absorber por la
polémica contra las
posiciones
chinas.
Cierta-
mente, debemos exponer todo
lo que
vemos
de
negativo en da línea política del Partido chi-
no.
Pero — y
esto es lo
principal—
en las dis-
ensiones
con los
partidos hermanos, discusio-
nes que queremos
ampliar,
debemos ante todo
destacar
en
primer
plano los problemas cuya
solución habrá de determinar un
ascenso
del
movimiento comunista
internacional.
En mu-
chos países, entre
-aillos el
nuestro,
el
movi-
miento comunista
adolece
de
¡retrasos
e
insu-
ficiencias.
A la
liquidación
de estas debilida-
des es a lo que
debemos
consagrarnos a
tra-
vés de la
discusión
y el
intercambio
de
expe-
riencias. Confiamos en obtener de
estas
con-
frontaciones
internacionales
enseñanzas
que
habrán de sernos
útiles.
La
superioridad
del
campo
socialista
y
del
movimiento
pof
la paz: es
cada
vez mayor.
Cuanto
más
s
e
desarrolla nuestra
acción, más
-
8/9/2019 Nuestra Epoca N°4 - abril 1964 - Revista Internacional
12/111
RESPONSABILIDAD DE LOS
COMUNISTAS
ANTE LOS PUEBLOS
neto «
el
vínculo dialéctico entre las diferen-
tes formas de lucha contra el
capitalismo
y
el
imperialismo.
La
lucha
de cualquier sector
constituye un
apoyo
para la
lucha
en lo s
sec-
tores
vecinos.
Está
probado
que los
objetivos
que nos proponemos son objetivos lógicos,
que:
nuestra tacha es una lucha coherente que ha-
brá de
atraer
a nuevos y nuevos combatientes
a
nuestras
filas y
obtener
éxitos brillantes.
Nuestra perspectiva no es la de
construir*
el
socialismo en un mundo devastado por los co-
hetes nucleares, sino la de
maniatar
a los
imperialistas
para impedirlles
la ejecución de
sus
monstruosos designios. Tenemos
fe en el
desenlace de esta gran
lucha
histórica.
La conciencia de su
responsabilidad
históri-
ca
y su voluntad de
dar
la máxima eficacia
a las acciones de sus partidos y de todo el
movimiento, obligan a todos 'los verdaderos
leninistas
a
coffríbatir
hasta
«1 fin la
errónea
línea política de los dirigentes chinos.
En
lu-
cha contra esta línea es
como
se
consigue
la
verdadera pureza de lia teoría
marxista;
así
es como se templa nuestro movimiento.
Apar tando les obstáculos de todo género que
se alzan en la vía que conduce al comunismo,
es como los
partidos comunistas
iy obreros
cumplen su
deber sagrado para
con los pue-
blos.
-
8/9/2019 Nuestra Epoca N°4 - abril 1964 - Revista Internacional
13/111
Ante
el XVII
Congreso
del
Partido Comunista Francés
PARTIDO COMUNISTA
FRANCÉS está
entregado a la preparación de su XVTI Con-
greso, que se reunirá en París del 14 al 17 del
próximo
mies
de mayo. En el período trans-
currido desde el XVI Congreso, celebrado en
1961, los acontecimientos
mundiales
y naciona-
les
han
confirmado
él análisis y las
conclu-
siones
que en él se
habían
hecho sobre la base
de los trabajos de las
conferencias
internacio-
nales
d
e
1957
y
1960
'de
los
partidos
comunis-
tas y
obreros
y de un
profundo
estudio
de la
situación
en el
país.
Cuando
se
inaugure
el
XVII Congreso,
el
Poder
degoftista tendrá seis años de vida. Seis
años de experiencias que han venido a demos-
trar claramente que se trata del Poder refor-
zado de los monopolios, al que en el momento
de
su
establecimiento habíamos definido
en
los
siguientes
términos: «Son los hombres re-
chazados por el pueblo líos que acaban de ins'
talarse en el Poder por la fuerza. Su jefe no
se encuentra situado,
como
afirma, por
enci-
ma de las
clases,
sino
que se
apoya
en
ele-
mentos de la gran burguesía, que es su oíase.
Tiene tras él a tos grandes bancos,
como
el de
L'Union Pajrisienne, el Banco Lazard" y el
Banco
Rothschild».
1
La campaña sin precedientes desatada en
aquella época presentaba a De G-aulle como
un salvador, como el hombre que lo iba a
arregter
todo.
En
ella
se especulaba con el
veneno del colonialismo y del chovinismo, co n
los
anhelos
de paz en
Argelia
y,
sobre
todo,
con el temor al desorden y a la guerra civil.
Esta
propaganda,
que
tomaba
pie en
da
divi-
por
ROLANDO LEROY
sión de las
fuerzas
obreras y democráticas,
consiguió desorientar a una parte considera-
ble de los
franceses.
El golpe de mayo de 1958. que significó la
subida de De Gaul l
e
al
Poder,
era necesario
para los monopolios, a los que las injustas le-
yes electorales
y
otras limitaciones
de la de-
mocracia ya no bastaban para imponer la
prosecución de su política. La gran burguesía
monopolista
buscaba de este
modo
una
salidaa las
crecientes
dificultades
del
imperialismo
francés.
Y a entonces señalamos que esta salida, aun
impuesta provisionalmente, no constituía una
solución
verdadera
y
firme,
puesto que el
nue-
vo régimen
no sería
capaz
de
superar
las
con-
tradicciones
del
capitalismo
ni de
resolver
lo s
problemas esenciales que se
¡le
planteaban a.
la
nación.
Al día siguiente del plebiscito que consagra-
ra el
Poder degolista nosotros dijimos:
«La
diversidad
de las razones que han impulsado
a
¡los
electores
a
votar "Sí"
es de
tal
natura^
leza que la política del general De Gaulle no
puede responder
a
Has
contradictorias espe-
ranzas depositadas en él. Estas contradiccio
nes son reales. Las decisiones del Gobierno no
podrán por menos de hacerlas
salir
progresi-
vamente a la superficie. Y los republicanos
víctimas temporales del engaño volverán la
espalda a li o que cada día aparecerá mas cla-
ramente como una aventura >y un f raude»
2
.
Y
así ha
sido
en
efecto.
En los
seis años
de
Poder
degolista,
la s contradicciones entre el
capital y el trabajo se han agravado. La
cla-
1 Maurice Thorez .
Discurso
en el
Pleno
del CC del
PCF del 10 de junio de 1958.
2
Resolución del Comité Central de l PCF de l 5 de
octubre de 1958.
-
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14/111
A N T E EL XVII
CONGRESO
DEL PARTIDO COMUNISTA FBANCES
13
se
obrera ha sido la
más
afectada. Los aumen-
tos
de
salarios conseguidos
meroed a la
iludía
de los trabajadores no
compensan
ni con mu-
cho el alza incesante de los
precios
de los ar.
tículos
de
consumo, pes
e
a que la
(producción
indusfbrial
ha
aiuimientado
en un
30%.
L as
con-diciones
de
trabajo empeoran;
las
estadísticas
recientes -demuestran que en un año Se han
perdido por
accidentes (laborales
133
millones
de hora de trabajo, lo que corresponde a la
actividad anual de la fábrica Renault.
Los monopolios aprovechan las dificultades
surgidas en
ciertas ramas industriales para
seguir atacando el nivel de vida de los traba-
jadores. Así lo
señala,
por
ejemplo,
el
perió-
dico
burgués
Les
Echos: «Los despidos,
el te-
mar a nuevas (reducciones de personal y a la
disminución de las horas de trabajo actúan
en el
sector privado como
un
freno
de
I l l a
ac-ción
reivindicativa»
Análogamente,
la
revista
financiera Entreprise escribe: «Cierto nivel
de
desocupación
puede servir de parachoques para
evitar
que la
subida
de
precios
de los
produc-
tos alimenticios
ocasione
fuertes reivindicacio-
nes salariales
seguidas de
alzas reales».
Na-
tuirailtmenite,
el
Gobierno degolista, cuyo primer
ministro
era director general del
Banco Roths-
child, atempera
su
acción
a los
deseos
de los
capitalistas.
Durante todo este período se ha acentuado
en Francia la tendencia inflacionista, habien-
do
pasado
la circulación
fiduciaria
de 7
billo-
ne s
575.000
millones
de
francos
en
agosto
de
1958 a 15 billones
542.000 .millones
en agosto
de
1963. El Poder degolista sostiene mendaz-
mente que esta presión infilacionista es
debi-
da a
un
«exceso de consumo» .de las masías
populares;
lo cual es falso, pues el poder ad.
quisitivo
de la población ha descendido. Las
verdaderas
causas de la
inflación
¡residen en
el
crecimiento desmesurado de lias ganancias
capitalistas [que para las 40 principales socie-
dades se cifra en el 112%] y en los
enorme"*
gastos improductivos
[un 29% del
presupuesto
está
dedicado
a gastos militares].
Hay que
añadir
a
esto
la
ofensiva
del
re -
gimen contra las ventajas conseguidas en
otros períodos por ílbs trabajadores tras largas
luchas, como es el caso de los seguros so-
ciales.
L < x clase obrera no es la única víctima de
esta política. Los
comerciantes
y los
artesanos
de las ciudades, los intelectuales, los campesi-
no s pequeños y medios [cuyo número se ha
reducido en un 25% en
menos
de
diez años]
y
lo s demás sectores no monopolistas so n afec-
tados también
en sus
intereses
por esta,
política
económica.
El llamado
«plan
de estabilización» ha sido
concebido
como
un a máquina destinada a acen-
tuar la presión conjugada del Estado y los
grandes .patronos sobre salarios,, sueldos, ¡pen-
siones
y
subsidios. El plan tiende a estimular
el
desempleo como medio
de
ejercer
es a
pre-
sión.
Además, permite
al
Gobierno
aplazar la
revalorización
de
losi
productos
agrícolas
y
mantiene y agrava el sUbdesarrollo económico
de regiones enteras.
Al
mismo tiempo, el Gobierno de los mono-
polios ha intentado «poner orden» en la 'ense-
ñanza y la universidad. Contrariamente a cier-
tas
afirmaciones,
su política en este
dominio
no es anárquica ni improvisada. Es una
polí-
tica coherente,
inteligente
incluso, aunque reac-
cionaria).
El
maltusianismo intelectual
de la
burguesía
no se
manifiesta ciertamente,
en un
cierre de facultades o una reducción del nú-
mero
de
escuelas.
La
presión
'demográfica y
las exigencias económicas
de
los
monopolios
implliean incluso
cierto aumento del número
de
estudiantes y la construcción de algunas
escuelas. Pero
no por
ello
el
(maltusianismo
es
menos real.
Se manifiesta en las limitaciones
al desarrollo de la cultura, en la selección de
los estudiantes según
un .criterio de
ciase: pa-
ra los estudiantes de extracción obrera o pro-
cedentes de las
clases
medias, el Poder ha
creado
una
«enseñanza corta»,
de orientación
exclusivamente profesional
y sin
salida
a la
ciencia. En lo fundamental, estos estudiantes
seguirán apartados
de
Jais
facultades
tradicio-
nales
[los estudiantes procedentes de familias
obreras y campesinas no constituyen actual-
mente más que el 12% del número tota/1 de
estudiantes]. Por el contrario, los mimados
de la fortuna y los protegidos por el
Poder
seguirán gozando de
d o t e
beneficios: de tana
cultura científica. Por lo demás, la misión de
este sistema
de
enseñanza,
revellada por el
propio ministro degolista de Educación ¡Na-
cional,
es
«preparar
un
personal
no
excesivo
ni
demasiado reducido, adaptado
a las
necesi-
dades de la
economía». Semejante concepción
hace que el régimen no dedique a Educación
Nacional más que el 15% del
presupuesto
y
limite los fondos destinados a investigaciones
científicas,
de los cuales las 4/5 partes van a
parar- a las investigaciones militares.
A
la vez, De Gaulle se niega a participar en
cualquier negociación
sobre
el desarme, se
pro-
nuncia abiertamente contra la adhesión lal
Tratado de Moscú iy despliega una política de
diseminación de las armas de destrucción
¡ma-
siva,
de
preparación para
la
guerra.
Esta política, peligrosa para Enrancia,
es re-
vestida por él con el gastado ropaje del nacio-
nalismo. Ciertamente, defiende
con
tesón
los
intereses
políticos
y
económicos
.del
imperialás-
-
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14
R O L A N D O I . E B O Y
mo francés frente
a sus
rivales
norteamerica-
nos, ingleses, germanooccidentales
y
otros y
trata de
desempeñar
un
papel
más
importante
en Europa y en la
OTAN;
pero sigue toleran-
do, e incluso favoreciendo, las inversiones ex-
tranjeras, particularmente norteamericanas, en
Francia,
y sobre todo hace
descansar
toda su
política
exterior en la agresiva
coalición
de
la OTAN, en la alianza con los militaristas re -
vanchistas
de Bonn, cuyas reivindicaciones te -
rritoriales estimula,
a la vez que
favorece
sus
maniobras destinadas a entrar en posesión de
las
armas atómicas. Bases militares norteame-
ricanas y germanooccidentales han sido ins-
taladas
en el
territorio
nacional.
Con respecto a los pueblos que han
conquis-
tado recientemente
la
independencia,
De
Gau-
lle
sigue una
política neocolonialista,
que se
manifiesta
tanto
en
lo que
atañe
al
Vietnamí
y los
países dei Sudeste asiático como
a los
países africanos. La represión del movimiento
anticolonialista en Martinica, Guadalupe y Re-
unión
y la intervención militar en Gabón mues-
tran
la
verdadera
faz de la
pretendida política
degolista d
e
«descolonización» y «coop eración».
Vemos, pues, que, en su
conjunto,
la política
exterior del régimen degolista «no es una po-
lítica de grandeza nacional. Agresiva y chovi-
nista,
rechaza
cualquier acción de paz y se
opone
a cualquier
avance
por
la
vía de la co-
existencia pacífica. Es una política que con-
vierte
a
nuestro país
en bastión
destacado
de
la,
guerra f r ía . A l proseguir la s pruebas nu-
cleares deteriora
nuestras
relaciones con
nu -
merosos Estados» i.
Para poder aplicar esta política, el régimen
degolista
acentúa,
su
carácter autoritario.
La
institución
de una
especie
de
régimen monár-
quico por 3a
Constitución
de
1958,
la
concen-
tración de todos lo s poderes en manos del Rre-
sitíente de la República, la earieaturización del
papel del Parlamento para sembrar ilusiones
respecto al
carácter
parlamentario del
régi-
men,
la
falsificación
de las
elecciones
y el
monopolio de la radio y la televisión so n otros
tantos recursos
que
permiten menoscabar
las
libertades que aún subsisten. Esto es lo que
ocurra
actualmente en dos aspectos muy im-
por tan tes
de la vida nacional: las libertades
sindicales y el derecho de huelga so n afecta-
dos
por
medidas destinadas
a
domesticar líos
sindicatos;
la s
libertades
y los
derechos
de
los municipios
y
departamentos
se
hallan gra-
vemente lesionados
por una
reforma adminis-
trativa cuyo
objeto
es
colocar toda
la impor-
1 Del proy ecto de reso lución que p resen ta e l CC
del PCF
al XVII Congreso.
tantísima actividad social de los municipios
bajo e/ 1
control
directo de l
Estado.
De
este
modo, lo nefasto de la política dego-
lista
se ha
hecho patente
en
todos
los
dominios
paira aquellos franceses
que en
1958
se forjaban
ilusiones.
En el año
1963
se ha
registrado
el
mayor
número
de
jo rnadas
de
huelga
de los
x i l -
timos diez años.
Los
trabajadores luchan
por
sus reivindicaciones, y en primer término por
la elevación
de los
salarios.
En
este último
pe-
ríodo se han producido grandes manifestacio-
ne s
cont ra
lo s
despidos