plotkin - psicanalisis y politica en argentina

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Redes ISSN: 0328-3186 [email protected] Universidad Nacional de Quilmes Argentina Ben Plotkin, Mariano Psicoanálisis y política: la recepción que tuvo el psicoanálisis en Buenos Aires (1910-1943) Redes, vol. III, núm. 8, diciembre, 1996, pp. 163-198 Universidad Nacional de Quilmes Buenos Aires, Argentina Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=90711321005 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Historia del psicanalisis

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  • RedesISSN: [email protected] Nacional de QuilmesArgentina

    Ben Plotkin, MarianoPsicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires (1910-1943)

    Redes, vol. III, nm. 8, diciembre, 1996, pp. 163-198Universidad Nacional de Quilmes

    Buenos Aires, Argentina

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=90711321005

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    Sistema de Informacin CientficaRed de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

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  • notas de investigacin

    Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires (1910-1943)* Mariano Ben Plotkin**

    El presente artculo se centra en la historia de la recepcin que tuvo el psicoanlisis en la Argentina antes de su institucionallzacin, producida en 1942. En particular, describe c-mo fue dicha recepcin en los crculos mdicos, y en especial en los psiquitricos. Por otra parte, y de manera exploratoria, este trabajo se propone establecer vnculos entre las pe-culiaridades de la institucionalizacin del psicoanlisis en la Argentina y las condiciones polticas imperantes en el pas a fines de la dcada de 1930 y comienzos de la dcada de 1940. En este sentido, analiza la profunda repercusin que tuvieron las condiciones pol-ticas existentes en el desarrollo inicial del psicoanlisis como campo cientfico.

    Desde los aos sesenta, el psicoanlisis ha tenido una amplia repercusin en la cultura argentina, particularmente en Buenos Aires. Los extranjeros que visitan la ciudad se sorprenden por la costumbre de los porteos de emplear trminos psicoanalticos en las conversa-ciones cotidianas. Desde los programas de televisin hasta las aren-gas polticas, el psicoanlisis se ha convertido en una "visin del mundo" a travs de la cual se analiza y comprende la realidad. Se han infiltrado conceptos psicoanalticos aun hasta en el discurso de insti-tuciones como el Ejrcito. En su alocucin pronunciada para pedir dis-culpas a la sociedad por el papel que jug el Ejrcito durante la llamada "guerra sucia" de fines de los aos setenta, al jefe de Estado Mayor le result muy natural hablar del "inconsciente colectivo", y se

    * Deseo expresar mi gratitud a Lila Caimari, Piroska Csri, Tulio Halperin Donghi, Joel Horowitz, Kristin Ruggiero, Hugo Vezzetti y a Mara Isabel Fontao por su valiosa ayuda en la recoleccin de datos. Corresponden aqu los habituales descargos de responsabilidades. La investigacin de este artculo, que forma parte de un proyecto de mayor envergadura, cont con el generoso apoyo del National Endowment for the Humanities (subsidio R H - 2 1 230-95) y del Joint Committee on Latin American Studies of the Social Science Research Council and the American Council of Learned So-cieties, con fondos suministrados por el National Endowment for the Humanities. Traduccin del in-gls de Raquel Albornoz.

    ** Departamento de Historia. Colby College.

    REDES, Vol. III, No. 8, diciembre de 1996, pp. 163-198 REDES 163

  • Mariano Ben Plotkin

    refiri a la necesidad de "elaborar el duelo".1 Siguiendo el pensamien-to de Sherry Turkle, podra afirmarse que durante los ltimos treinta aos surgi en Buenos Aires una verdadera "cultura psicoanaltica".2

    En 1985, la Argentina, que contaba con una poblacin de ape-nas treinta millones de habitantes, ocupaba el segundo lugar despus de los Estados Unidos en relacin con la cantidad de analistas freu-dianos matriculados en la Asociacin Psicoanaltica Internacional (en adelante, IPA), la mayora de ellos concentrados en la ciudad de Buenos Aires.3 Del mismo modo, la Argentina es el pas con mayor cantidad de grupos afiliados al Champ Freudien, la asociacin internacional que nuclea a los seguidores de la doctrina de Jacques Lacan. Ms an, desde la dcada del sesenta, muchos graduados de psicologa no se afiliaron a la asociacin internacional y practicaron tambin el psicoa-nlisis o terapias de orientacin psicoanaltica.

    Pese a la repercusin del psicoanlisis en la cultura argentina, existen muy pocos estudios sobre la historia de lo que fue la recepcin y desarrollo de la disciplina en el pas. En marcado contraste con el Bra-sil -el otro pas latinoamericano donde el psicoanlisis ha experimenta-do un reciente boom, y donde tanto psicoanalistas como historiadores han estudiado acabadamente los distintos aspectos de la historia del psicoanlisis-,4 la realizacin de estudios sobre la evolucin del psi-

    1 Para ver el texto completo de la disertacin, pronunciada el 25 de abril de 1995, remitirse a Cla-

    rn, 26 de abril de 1995, p. 3. 2 S. Turkle, Psychoanalytic Politics. Jacques Lacan and Freud's French Revolution , 2a. ed., Lon-

    dres, Free Association Press, 1992. Vase tambin S. Figueira, Nos bastidores da psicanalise, Ro de Janeiro, Imago Editora, 1991, p. 220 y S. Figueira, "Common (Underground in Psychoanalysis: The Question of a Weltanschauung Revisited", mimeo. Vase tambin P. Berger, "Towards a Socio-logical Understanding of Psychoanalysis", Social Research, 32, 1965. 3 E. Roudinesco, La bataille de centans. Histoire de la psychanalyse en France, ;/, 1925-1985, Pa-

    rs, Seuil, 1986, anexos. Para obtener las cifras de 1992, remitirse a Roudinesco, Lacan. Esbozo de una vida; historia de un sistema de pensamiento, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 1993, pp. 768-769. Para ver la evolucin de la composicin de la Asociacin Psicoanaltica Argentina has-ta 1982, remitirse a J. Mom, G. Foks y J. C. Surez, Asociacin Psicoanaltica Argentina, 1942-1982, Buenos Aires, APA, 1982, pp. 149-151. En la dcada del setenta la APA sufri una divisin interna, como resultado de la cual se cre una nueva organizacin oficial, la Asociacin Psicoana-ltica de Buenos Aires (APDEBA), que hoy cuenta con 317 miembros. 4 Vanse, entre otros, S. Figueira, Cultura da psicanalise, San Pablo, 1985; S. Figueira (ed.), Efi-

    to psi; influencia de psicanalise, Ro de Janeiro, 1988; Birman, Joel (ed.), Precursos na historia da psicanalise, Ro de Janeiro, Taurus Editora, 1988; Martins Cyro "Contribuco o estudo da his-toria da psicanalise no Brasil", Revista Brasileira da Psicanalise", 10: 289, 1976; L. Martins, "A

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    coanlisis en la Argentina es algo relativamente nuevo y aun limitado en sus alcances.5

    El presente artculo se centra en la historia de la recepcin que tuvo el psicoanlisis en la Argentina antes de su institucionalizacin, producida en 1942. Sostengo que el psicoanlisis tuvo una gran reper-cusin en los crculos mdicos y culturales mucho antes de la creacin de la APA, e incluso antes de llegar al pas ngel Garma, su fundador y primer director.6 A fines de la dcada del treinta, haba dentro del cr-culo mdico grupos que contaban con un amplio conocimiento sobre los ltimos descubrimientos de la disciplina.7 Si bien la recepcin que tuvo el psicoanlisis constituye un complejo proceso llevado a cabo en diferentes niveles de la sociedad y la cultura, el presente artculo apunta a describir cmo fue dicha recepcin en los crculos mdicos, y en especial los psiquitricos.

    El psicoanlisis fue introducido y poco a poco aceptado en el contexto de una crisis del positivismo y de la psiquiatra positivista. A partir de la dcada de 1880 en la Argentina, como en cualquier otro pas de Amrica Latina, el positivismo fue la "ideologa oficial" de los intelectuales, y dej una huella profunda en la psiquiatra.8 Durante las

    Geraco AI-5", Ensaios de Opinio, 11, 1979; L. Almeida Prado Galvo, "Notas para a Historia da Psicanlise em Sao Paulo", Revista Brasileira de psicanlise; 1,1967; G. Rocha, Introdugao o nas-cimento da psicanlise no Brasil, Ro de Janeiro, 1989. 5 Adems de las dos "historias oficiales" del psicoanlisis producidas por miembros de la APA: A.

    Aberastury, M. Aberastury y E. Cesio, Historia, enseanza y ejercicio legal del psicoanlisis, Bue-nos Aires, Omega, 1967, y Mom, Foks y Surez, Asociacin Psicoanaltica, la produccin de obras importantes sobre el tema se reduce a J. Balan, Cuntame tu vida. Una biografa colectiva del psi-coanlisis argentino, Buenos Aires, Planeta, 1991; H. Vezzetti (ed.), Freud en Buenos Aires, 1910-1939, Buenos Aires, Puntosur, 1989 (2a. ed., Universidad Nacional de Quilmes, 1996), H. Vezzetti, Las aventuras de Freud en el pais de los argentinos, Buenos Aires, Paids, 1996. Desde la pers-pectiva lacaniana, Germn Garca, La entrada del psicoanlisis en la Argentina. Obstculos y pers-pectivas, Buenos Aires, Ediciones Altajos, 1978. Tambin hay una variedad de artculos de Vezzetti sobre distintos aspectos de la evolucin del psicoanlisis, la mayora de ellos publicados en Punto de vista. 6 . Garma (1904-1993) fue un mdico espaol que emigr a la Argentina en 1938. Haba recibido

    formacin psicoanaltica en Berln, con Theodore Reik. 7 Un buen ejemplo lo constituye la revista bibliogrfica Index, donde a fines de los aos treinta se

    debati profusamente la tesis de Lacan de 1932. 8 Con respecto al positivismo argentino, vase H. Biaglni, (ed.), El movimiento positivista argentino,

    Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1985; R. Soler, El positivismo argentino, Buenos Aires, Paids, 1968; O. Tern, Positivismo y nacin en la Argentina, Buenos Aires, Puntosur, 1987.

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  • Mariano Ben Plotkin

    dcadas del diez y del veinte, el positivismo ingres en un perodo de una marcada declinacin como resultado de acontecimientos ms ge-nerales ocurridos en la sociedad.

    Producido ya el inicio del siglo, la filosofa idealista continental lle-g a ser ms aceptada en los crculos intelectuales latinoamericanos. Eso fue en parte una reaccin contra lo que se consideraba un peligro -tanto cultural como poltico- que planteaba el "imperio materialista del norte". Este fenmeno coincidi con la constitucin de un campo inte-lectual ms autnomo, unido a la profesionalizacin de distintas activi-dades intelectuales, tales como la filosofa y la literatura. Otro factor que contribuy a que disminuyera la influencia del positivismo fue el ocaso de las prcticas universitarias y polticas autoritarias que se ha-llaban legitimadas en las visiones de la sociedad influidas por el positi-vismo. En 1916, Hiplito Yrigoyen, un krausista, se convirti en el primer presidente de Argentina electo por el pueblo. Dos aos ms tarde se inici en la Universidad de Crdoba un movimiento estudian-til que habra de producir repercusiones continentales. Por ltimo, tambin la influencia cultural de la inmigracin contribuy a la declina-cin del positivismo. Frente a las olas de recin llegados que introdu-can nuevos problemas sociales, la lite comenz a rastrear las "verdaderas" races de la nacionalidad argentina, races que sola ha-llar en el legado espiritual de Espaa.9 La crisis del positivismo se sin-ti tambin en la profesin mdica, y abri la puerta para que se recibieran teoras teraputicas alternativas, no somticas.

    En un terreno menos slido -el presente artculo es apenas mi primera aproximacin al tema- tratar de establecer vnculos entre las peculiaridades de la institucionalizacin del psicoanlisis en la Argen-

    9 Ch. Hale, "Political and Social Ideas", en Latn America. Economy and Society, 1870-1930, ed. L.

    Bethell, Cambridge, Cambridge University Press, 1989, pp. 274-275. En cuanto a la crisis del posi-tivismo en el contexto de la filosofa, vase J. Dotti, La letra gtica. Recepcin de Kant en Argenti-na desde el romanticismo hasta el treinta, Buenos Aires, Facultad de Filosofa y Letras, 1992, pp. 72-73, y 150 y ss. En cuanto al tema de la formacin de un "campo literario", vase C. Altamirano y B. Sarlo, "La Argentina del Centenario: campo intelectual, vida literaria y temas ideolgicos" en En-sayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia, Buenos Aires, Centro Editor de Amrica Latina, 1983. Con respecto a una discusin general de la constitucin de campos intelectuales, P. Bourdieu, "Le champ intellectuel: un monde apart", en Choses dites, Pars, 1987. Sobre la repercusin de la inmigracin, vase T. Halperin Donghi, "Para qu la inmigracin? Ideologa y poltica inmigratoria en la Argentina (1810-1914)", en T. Halperin Donghi, El espejo de la historia. Problemas argentinos y perspectivas hispanoamericanas, Buenos Aires, Sudamericana, 1987.

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    tina y las condiciones polticas imperantes en el pas a fines de la d-cada del treinta y comienzos de la del cuarenta.

    Segn Pierre Bourdieu, el campo cientfico -y a los fines del presente artculo se considerar al psicoanlisis un subcampo de aqul- es un microcosmos social homlogo del macrocosmos social dentro del cual se integra, y al mismo tiempo autnomo con respecto a l. El campo cientfico se regula mediante su propia lgica interna, similar a la que regulan otros campos (por ejemplo, el econmico, el poltico, el literario, el sociolgico, el histrico), aunque especfico e irreductible a ellas.10 Sin embargo, en una sociedad como la de la Ar-gentina, donde las instituciones culturales y cientficas son relativa-mente dbiles, la constitucin de ciertos campos qued desde un principio "marcada" o contaminada por los acontecimientos polticos. Silvia Sigal seala que, en el caso de la sociologa "cientfica" y has-ta cierto punto de la historia, "cierta nocin de profesin y de legitimi-dad profesional result ideolgicamente marcada" por las condiciones polticas imperantes cuando ambas surgieron como campos separados.11 Sostengo como argumento que lo mismo pue-de decirse del psicoanlisis institucional. Esto no significa que en la Argentina el psicoanlisis est directamente relacionado con la polti-ca, sino que las condiciones polticas existentes en el momento en que el psicoanlisis se constituy en campo cientfico produjeron una profunda repercusin en su desarrollo inicial. La ltima parte de este artculo es un anlisis de dicho fenmeno.

    Antecedentes: la psiquiatra en la Argentina La psiquiatra moderna surgi en el pas durante las ltimas d-

    cadas del siglo XIX. Hasta los aos veinte, bajo la influencia del positi-vismo, los psiquiatras seguan lo que Nathan Hale denomina el "estilo somtico". Se aceptaba generalmente que el origen de todos los tras-

    10 P. Bourdieu, "The Purposes of Reflexive Sociology (The Chicago Workshop)", en Bourdieu y

    Loic J. D. Wacquant, An Invitation to Reflexive Sociology, Chicago, University of Chicago Press, 1992, pp. 94-115; Bordieu, "La cause de la science. Comment l'histoire sociale des sciences peut servir le progres de ees sciences", Actes de la recherche en sciences sociales, 106-107, marzo de 1995; Bourdieu, "The Peculiar History of Scientific Reason", en Sociological Forum, 5, 1 mar-zo de 1991. 11

    S. Sigal, Intelectuales y poder en la dcada del sesenta, Buenos Aires, Puntosur, 1991, p. 33.

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  • Mariano Ben Plotkin

    tornos mentales poda descubrirse en la morfologa del cerebro o del sistema nervioso, y deban ser tratados de conformidad.12

    Una figura de capital importancia dentro de la psiquiatra y la cri-minologa argentina -ciencia que se desarrollaba paralelamente con la psiquiatra- fue la de Jos Ingenieros, mdico positivista sumamente in-teresado en la sociologa, la psicologa, la criminologa y la filosofa, que fue nombrado director del Instituto de Criminologa en 1907.13 En el rea de la psiquiatra general, Ingenieros, pese a ser un declarado "so-matista", introdujo el uso de la hipnosis y la psicoterapia ya a fines del siglo pasado. A pesar de que se opuso al psicoanlisis, ayud a legiti-mar el uso de la psicoterapia.14 Algunos mdicos que se dedicaron al psicoanlisis lo hicieron como resultado de la influencia de Ingenieros.15

    La lite argentina tena sus ojos puestos en Europa, particular-mente en Francia, a la que consideraba gua de la civilizacin, y los mdicos no fueron la excepcin. As, fue muy marcada entre ellos la influencia de la psiquiatra francesa e italiana. Los nicos profesiona-les que obtenan el reconocimiento del establishment argentino eran los que podan ostentar cierto grado de xito alcanzado en Europa. "Desde el punto de vista intelectual, somos franceses", se ufan Ho-racio Piero, profesor de psicologa de la Universidad de Buenos Ai-res en La Sorbona, en 1903.16 El francs y el italiano se consideraban

    12 N. Hale, Freud and the Americans. The beginnings o Psychoanalysis in the United States, 1876-

    1917, Nueva York, Oxford University Press, 1995. Primera edicin, 1971, pp. 47 y ss. En cuanto al de-sarrollo de la psiquiatra en la Argentina, vase H. Vezzetti, La locura en la Argentina, Buenos Aires, Folios, 1983; O. Loudet, y O. Elias Loudet, Historia de la psiquiatra argentina, Buenos Aires, Troquel, 1971; A. Guerrino, La psiquiatra argentina, Buenos Aires, Cuatro, 1982; E. Balbo, "Argentinian Alie-nism from 1852-1918", en History of Psychiatry, vol. 2, 6, junio de 1991. 13

    Vase E. Zimmermann, "Racial Ideas and Social Reform: Argentina, 1890-1916", HAIR, 72, 1, febre-ro de 1992. 14

    J. Ingenieros, Histeria y sugestin. Ensayos de psicologa clnica, 5a ed., Buenos Aires, 1919. Ms an, el programa de los cursos de psicologa que dictaba en la Universidad de Buenos Aires inclua temas tales como "acciones subconscientes", as como discusiones sobre la interpretacin psicolgica de los sueos, y sobre teora y prctica de la psicoterapia. Vase Jos Ingenieros, "Pro-grama del Segundo Curso de Psicologa, 1909", en H. Vezzetti (ed.), El nacimiento de la psicologa en la Argentina, citado. 15

    Dos de ellos fueron J. Thenon, a quien volveremos ms tarde, y C. Crcamo, uno de los padres fundadores de la Asociacin Psicoanaltica Argentina. 16

    H. Pinero, "La psicologa experimental en la Repblica Argentina", incluida en H. Vezzetti (ed.), El nacimiento de la psicologa en la Argentina. Pensamiento psicolgico y positivismo, Buenos Aires, Puntosur, 1988.

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    idiomas obligatorios entre los mdicos argentinos, y las publicaciones especializadas argentinas incluan habitualmente artculos escritos en dichos idiomas.17

    Entretanto, durante la dcada del veinte, al declinar el positivismo en los crculos intelectuales y mdicos, paulatinamente los psiquiatras fueron abandonando el enfoque puramente somtico de las enferme-dades mentales y comenzaron a combinar la teora de la degenera-cin18 con la teora de la psiquiatra constitucional, de Kretschner, la biotipologa de Nicola Pende, la psicobiologa de Adolf Meyer y el psi-coanlisis. Las ideas de Pende, en particular, llegaron a ser muy influ-yentes, y en 1932 se cre la Asociacin Argentina de Biotipologa, Eugenesia y Medicina Social. Partidario activo del fascismo, Pende sostena que "La poblacin humana puede dividirse en tipos distintos, cada uno de ellos con sus enfermedades y conformacin psicolgica caractersticas".19 La Asociacin tena su propio hospital y un instituto de capacitacin que, en 1933, fue inaugurado formalmente en una ce-remonia a la que asistieron el presidente Agustn P. Justo, el arzobispo de Buenos Aires y otras autoridades. Ms adelante retomaremos este tema.

    Otro polo de inters que surgi entre los psiquiatras argentinos en los aos de 1920 fue el de la higiene mental, corriente de pensa-miento originada en los Estados Unidos en 1908, con la publicacin de The Mind that Found Itself por parte del ex paciente Clifford Beer, con el apoyo del psiquiatra Adolf Meyer. Los higienistas mentales propug-naban el uso de la psicoterapia, y promediando la dcada del treinta, la Liga Argentina de Higiene Mental (creada en 1929) se convirti en uno de los centros de difusin del psicoanlisis.

    17 La repercusin de la influencia cultural francesa en la Argentina sorprendi a ms de un viajero

    y erudito francs. Vase, por ejemplo, P. Janet, "Les progrs scientifiques [en Argentine]". Journal des Nations Americaines: Argentine, Nouvelle Serie, I, 7, 18 de junio de 1933. Durante los aos treinta, poco a poco el francs y el italiano fueron reemplazados por el ingls. 18

    La teora de la degeneracin, creada por el mdico francs Benedict-Agustine Morel en el siglo xix, constituy una importante corriente de pensamiento en la psiquiatra argentina hasta fines de los aos 1940. Dicha teora se basaba en la idea de que las enfermedades mentales y fsicas se heredaban de generacin en generacin, cada vez en dosis ms intensas y destructivas. Vase E. Carlson, "Medicine and DegeneratiomTheory and Practice", en E. Chamberlain y S. Gilman (eds.), Degeneration: The Dark Side of Progress, Nueva York, Columbia University Press, 1985, p. 122. 19

    N. Leys Stepan, The Hour of Eugenios. Race, Gender, and Nation in Latn America, Ithaca y Lon-dres, Cornell University Press, 1991, p. 60.

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  • Mariano Ben Plotkin

    Si bien la introduccin de la higiene mental y la biotipologa re-presentaron una innovacin en las ideas psiquitricas, ambas teoras, estrechamente vinculadas con la eugenesia, tenan un marcado com-ponente de ingeniera biolgica y social. La dea subyacente era que el human stock argentino poda mejorarse, y que podan evitarse los problemas debidos a la existencia de personas inferiores. Una de las propuestas que present la Liga Argentina de Higiene Mental al go-bierno fue la de fijar controles estrechos sobre la inmigracin. Segn Gonzalo Bosch, eminente psiquiatra y uno de los fundadores de la Li-ga, Alberdi deca: Gobernar es Poblar, concepto propio de su poca; nosotros, hoy, diramos Gobernar es Seleccionar.20

    Si bien los psiquiatras eran de tal modo visibles y atraan el inte-rs de las autoridades, los verdaderamente activos en la profesin constituan una nfima minora. La psiquiatra en tanto especialidad an no era un campo establecido dentro de la profesin mdica. Cuando en 1942 se cre la Asociacin Psicoanaltica Argentina, la psi-quiatra se estaba afianzando como especialidad. Slo en 1942, la Fa-cultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires ofreci la psiquiatra como un campo de especializacin. Hasta ese entonces, los psiquiatras eran en su mayora autodidactas cuya nica educacin formal en este campo eran unos pocos cursos que se dictaban en la Facultad de Medicina.

    Aunque la mayora de los psiquiatras siguieron leales a un con-cepto orgnico de la etiologa de las enfermedades mentales, a partir de los aos veinte comenzaron a aceptarse otras teoras psiquitricas -incluyendo el psicoanlisis- y se las combin e incorpor dentro de la prctica y la discusin. Persistiendo en un enfoque somtico frente a las enfermedades mentales, los psiquiatras buscaban el reconoci-miento de su disciplina dentro del campo mdico y cientfico. Tal como seala Roy Porter, "a menos que la enfermedad sea traducible a la jer-ga de las lesiones y las leyes, por qu no puede tratarla cualquiera -sacerdotes, filsofos, charlatanes, pacientes- tan bien como el m-dico?"21 Por otra parte, los enfoques somticos en general no brinda-ban una adecuada solucin a los problemas mentales. Ms an, incluso en los casos que s lograban curar, no brindaban un slido fun-

    20 Revista de la Liga Argentina de Higiene Mental, n, 4, 1931.

    21 R. Porter, "The Body and the Mind, The Doctor and the Patient. Negotiating Histeria", en S. Gil-

    man, H. King, R. Porter, G. S. Rousseau y E. Showaiter, Hysteria Beyond Freud, Berkeley, Univer-sity of California Press, 1993, p. 239.

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    damento terico que sustentara sus mtodos teraputicos. Ese pro-blema era ampliamente reconocido por los mdicos argentinos.22 Otros enfoques tales como el psicoanlisis, por su parte, podan ofre-cer una base terica para algunas terapias "somticas". Por ejemplo, a fines de la dcada del treinta, mientras los psiquiatras coincidan en ignorar por qu daban buenos resultados las terapias de shock, el psi-quiatra y psicoanalista Enrique Pichn Riviere -uno de los precurso-res del uso del electroshock en la Argentina- present una explicacin psicoanaltica: las terapias de shock funcionan en los casos de melan-cola porque satisfacen el deseo de castigo del paciente, y en conse-cuencia reducen las tensiones y ansiedades psicolgicas.23

    Evolucin del psicoanlisis en la Argentina La acogida que tuvo el psicoanlisis en la Argentina puede divi-

    dirse en tres etapas ntidamente diferenciadas. Durante las dcadas del diez y del veinte, se conoca y se discuta el psicoanlisis, pero como teora "extranjera". Su conocimiento era derivado, y provena pincipalmente de fuentes francesas. Siguiendo, entonces, el habitual estilo crtico francs, se acusaba al psicoanlisis de ser una teora "metafsica" pansexual, de dudosa moralidad y carente de fundamen-

    22 Vase A. Scull, "Somatic Treatments and the Historiography of Psychiatry", History of Psychiatry,

    5, 18, 1944, y los comentarios crticos de H. Merskey, "Somatic Treatments, Ignorance and the His-toriography of Psychiatry", History of Psychiatry, 5, 19, 1994. Vase tambin A. Abbott, The System of Professions. An Essay on the Divisin of Expert Labor, Chicago y Londres, University of Chicago Press, 1988, pp. 300-307. En cuanto a la Argentina, vase L. Ortega, "El tratamiento de la psicosis por el shock insulnico", Revista de Psiquiatra y Criminologa, ni, 13, enero-febrero de 1938, donde el autor reconoce la efectividad del shock insulnico, pero tambin acepta lo resbaladizo de sus ba-ses tericas. En la misma vena, vase L. Martnez Dalke, "La teraputica convulsivante en las en-fermedades mentales", Id. iv, 20, marzo-abril de 1939; C. Castedo, "Electro-shock en el pabelln Charcot del Hospital Melchor Romero", ibid., vil, 39, septiembre-octubre de 1942; E. E. Krapf, "Doc-trina y tratamiento de la alienacin a travs de los siglos", Anales de la Sociedad Cientfica Argen-tina cxxvni, v, noviembre de 1939. Krapf, futuro miembro de la APA por un corto plazo, contrast las "verdades" de Freud con el empirismo de los bilogos. 23

    E. Pichn Riviere, "Contribucin a la teora psicoanaltica de la esquizofrenia", Revista de Psicoa-nlisis iv, 1, julio de 1946, incluido en Pichn Riviere, Del psicoanlisis a la psicologa social, 2 vols., Buenos Aires, Editorial Galerna, 1970-1971, i, 63. Sobre la concepcin de Pichn Riviere de la "en-fermedad nica", vase su trabajo "Grupos operativos y enfermedad nica", en Del psicoanlisis a la psicologa social, n, p. 279.

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  • Mariano Ben Plotkin

    tos cientficos. As, en el perodo comprendido entre la dcada del veinte y mediados de la del treinta, la teora psicoanaltica result in-ternalizada y lleg a formar parte del equipamiento mental de los psi-quiatras argentinos, en el contexto de la crisis del positivismo y del "modelo somtico", lo que se tradujo en una mayor aceptacin de teo-ras psiquitricas alternativas. Durante ese perodo hubo diferentes lecturas y "apropiaciones" del psicoanlisis, apropiaciones que tam-bin fueron posibles debido a la existencia de lo que Thomas Glick llama el "discurso civil", al que defina como "la posibilidad de discu-sin franca de conceptos cientficos sin necesidad de que calzaran dentro de una guerra ideolgica preexistente".24 Por ltimo, durante el perodo que va de mediados de los aos treinta a los del cuarenta, la polarizacin de la sociedad y el debilitamiento del "discurso civil", sumados a la progresiva profesionalizacin tanto de la psiquiatra co-mo del psicoanlisis, obligaron a una clara definicin de los campos. El psicoanlisis, entonces, se convirti en una especialidad autno-ma de caractersticas bien definidas.

    El psicoanlisis como conocimiento extranjero: de la dcada del diez a la dcada del veinte

    La primera discusin pblica del psicoanlisis en un foro cientfico de la Argentina fue quizs la monografa de Germn Greve "Sobre psi-cologa y psicoterapia de ciertos estados angustiosos", presentada en el Congreso Internacional Americano de Medicina e Higiene llevado a ca-bo en Buenos Aires, en 1910. Ese aporte fue mencionado por Freud en "On the History of the Psychoanalytic Movement". Greve, mdico de na-cionalidad chilena, elogi las teoras de Freud sobre la etiologa sexual de las neurosis y recomend la aplicacin del mtodo pslcoanaltico, s bien reconoci que el uso que l haca del psicoanlisis no era el mis-mo que recomendaba Freud. Consciente de que estaba quebrando un paradigma al introducir una visin "nueva" y necesariamente polmica de los fenmenos psicolgicos, Greve trat de armonizarla con una tra-dicin ya aceptada. La tradicin aceptada era la escuela francesa:

    24 T. F. Glick, "La transferencia de las revoluciones cientficas a travs de las fronteras culturales",

    Ciencia y Desarrollo, xn, 72, enero-febrero de 1987.

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    [...] permtasenos poner frente a frente la opinin que Freud tiene sobre la etiologa primera de las neurosis, con la que Janet ha emitido sobre la misma cuestin, ya que quisiramos hacer notar las concordancias de ambas, a fin de conciliaria con opinin tan distinguida.25

    Al hacer esto, Greve inici una tradicin que habra de caracteri-zar la recepcin del psicoanlisis en la Argentina. Freud sera ledo en francs, tanto por simpatizantes como por detractores, y casi siempre a travs de comentaristas. Por ejemplo, Alejandro Raitzin, conocido psiquiatra forense que haba colaborado en la creacin de la colonia psiquitrica Open Door, y que demostr inters por el psicoanlisis, public en 1919 un artculo sobre "La locura y los sueos". Luego de una extensa evaluacin crtica de las teoras freudianas, reconoci que su conocimiento del psicoanlisis se limitaba a haber ledo la obra de Emanuel Regis y Angelo Hesnard, La psychanalyse des nvroses et des psychoses, ses applications mdicales et extra-mdicales, libro sumamente crtico publicado en Francia en 1914.26 Del mismo modo, en la edicin de 1919 de su influyente libro Histeria y sugestin, Jos Ingenieros critic las teoras de Freud tal como haban sido presenta-das por Pierre Janet.27 Esta caracterstica de basarse en fuentes fran-cesas continu incluso despus de que apareciera, en 1922, una traduccin al castellano de las Obras Completas de Freud, realizada por Antonio Lpez Balleteros (y aprobada por el propio Freud).

    Segn Hugo Vezzetti, la temprana discusin del psicoanlisis que realiz Greve no produjo consecuencias de largo alcance. Slo hacia mediados de la dcada del veinte y, sobre todo, en los aos treinta, se encuentran referencias al psicoanlisis, aunque no puede

    25 G. Greve, "Sobre psicologa y psicoterapia de ciertos estados angustiosos", reproducida en H.

    Vezzetti (ed.), Freud en Buenos Aires, citado. 26

    A. Raitzin, "La locura y los sueos" en Revista de Criminologa, Psiquiatra y Medicina Legal vi, 1919. El libro de E. Regis y A. L. M. Hesnard lleg a ser la versin estndar de psicoanlisis para los mdicos argentinos. Posteriormente, Hesnard se convirti en psicoanalista y miembro fundador de la asociacin francesa. La otra fuente de pensamiento psicoanaltico fue un libro, tambin suma-mente crtico, escrito por Enrico Morselli, psiquiatra italiano positivista, seguidor de Lombroso. Mor-selli, La psicanalisi; studii ed appunti critici, 2 vols., Turn, 1926. Vase M. David, La psicanalisi nella cultura italiana, Turn, 1966, pp. 175-179. 27

    J. Ingenieros, Histeria y sugestin, 5a ed., Buenos Aires, 1919, pp. 30-32. Cf. P. Janet, "El Psico-Anlisis", Archivo de Ciencias de la Educacin. rgano de la Facultad de Ciencias de la Educacin, poca M, i, 2, enero de 1915.

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    decirse que el tema adquiera un relieve muy destacado ni en el dispo-sitivo psiquitrico ni en el campo intelectual y literario, y, en lneas ge-nerales, la recepcin es mayormente reticente.26 Sin embargo, si tomamos un concepto ms amplio de "recepcin", que abarque los usos no ortodoxos de ideas cientficas e incluso referencias crticas a ellas, las cosas son muy distintas.29 De hecho, el psicoanlisis fue de-batido, aunque distorsionado, en los crculos mdicos desde los aos diez, y en los treinta ya haba producido una profunda influencia en las prcticas y el discurso psiquitricos.

    Durante los aos diez y principios de los veinte, el conocimiento del psicoanlisis que tenan los psiquiatras locales era principalmente derivado, y las ideas freudianas se tomaban como cuestionadoras de los cnones aceptados. Pero eso no significaba que no se lo debatie-ra o que no se lo considerara un punto de referencia. En un artculo de 1917, Christofredo Jackob, neurlogo y fantico somatista alemn que dej profundas huellas en el desarrollo de la psiquiatra y la neurologa en la Argentina, rechaz el psicoanlisis en nombre del somatismo. Sin embargo, as y todo dedic cuatro pginas enteras de su artculo a dis-cutir el psicoanlisis antes de descartarlo.30 Si Jackob representaba la tendencia principal del pensamiento psiquitrico, al mismo tiempo se publicaron tambin, en diversos rganos especializados, artculos fa-vorables al psicoanlisis. No obstante, la mayora eran escritos por mdicos extranjeros. En 1918, A. Austregesilo, renombrado psiquiatra brasileo que practicaba en forma no ortodoxa el psicoanlisis, lleg a Buenos Aires, donde se lo recibi con los honores que se reservan a los visitantes distinguidos.31 Austregesilo dict conferencias sobre el psicoanlisis en la Academia Nacional de Medicina y public artculos sobre el tema en La Semana Mdica, la ms prestigiosa publicacin

    28 H. Vezzetti, Freud en Buenos Aires, 1910-1939, citado. Vezzetti en parte modifica esta opinin en

    su nuevo libro Las aventuras de Freud en el pas de los argentinos, Buenos Aires, Paids, 1996 (vase sobre todo la Introduccin, en la que distingue una historia del freudismo de la historia del psicoanlisis). Este artculo fue escrito originariamente antes de la salida del libro de Vezzetti. 29

    Para obtener una discusin general de ideas sobre la recepcin, vase T. F. Glick, "Cultural Is-sues n the Reception of Relativity", en T. F. Glick (ed.), The Comparative Reception of Relativity, Dordrecht y Boston, D. Reidel Publishing Co., 1987. 30

    C. Jackob, "Problemas actuales de psiquiatra general y sus relaciones con las ciencias sociales y jurdicas", Revista de Criminologa, Psiquiatra y Medicina Legal, iv, 1917. 31

    En cuanto a las ideas de Austregesilo sobre el psicoanlisis, vase S. A. Nunes, "Da medicina social a psicanlise", en J. Birman (ed.), Percursos na historia da pslcanlise.

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    mdica del pas.32 Asimismo, durante los aos diez y veinte, el psicoa-nalista peruano heterodoxo Honorio Delgado public combativos artcu-los en defensa del psicoanlisis en importantes rganos culturales y mdicos argentinos.33 En 1918, la Revista de Criminologa public dos trabajos de Delgado en el mismo nmero.34 Los libros de psicoanlisis que escribi Delgado recibieron buenas crticas en las publicaciones mdicas y culturales argentinas, y en determinado momento, Alejandro Raitzin propuso invitarlo al pas a disertar sobre el tema.35

    La Revista de Filosofa, dirigida por su fundador, Jos Ingenie-ros, y luego por Anbal Ponce, discpulo suyo -ambos enconados opo-sitores al psicoanlisis- public tambin muchos de los artculos de Delgado.36 Tanto Ingenieros como Ponce rechazaban el psicoanlisis en nombre del positivismo y el monismo biolgico.37 Ponce se refera

    32 Vase "Los errores del pan y los errores del amor", La Semana Mdica xxv, 7, 14 de febrero de

    1918; "Sexualidad y Psiconeurosis", La Semana Mdica xxv, 48, 28 de noviembre de 1918. 33

    Freud adjudica a Delgado la introduccin del psicoanlisis en Amrica Latina en "On the History of the Psychoanalytic Movement" (S.E. xiv), p. 34 y "A Short Account of Psychoanalysis" (S.E. xix), p. 202. Con posterioridad a 1927, Delgado se distanci del psicoanlisis, y en los aos treinta se volvi enconado opositor de la disciplina. Vase A. Rey Castro, "Freud y Honorio Delgado: Crnica de un desencuentro", Hueso Hmero, 15/16, enero-marzo de 1983; y Rey Castro, "El psicoanlisis en el Per: Notas marginales", Debates en Sociologa, 11, 1986. La correspondencia entre Freud y Delgado se reproduce en "Lettres de Sigmund Freud Honorio Delgado, prsentes par Alvaro Rey Castro", Revue Internationale d'Histoire de la Psychanalyse, 6, 1993. 34

    Vase, por ejemplo, "La ontogenia del instinto sexual y la subconciencia segn el psicoanlisis", Revista de Criminologa, Psiquiatra y Medicina Legal, V, enero-febrero de 1918; "La rehabilitacin de la Interpretacin de los Sueos", ibid.; "Interpretacin psicoanaltica del mecanismo de las neu-rosis y de las psicosis funcionales", ibid, vi, 1919. 35

    Sin embargo, parece ser que la invitacin nunca se concret. Otro mdico que demostr inters en los primeros tiempos por el psicoanlisis fue Luis Merzbacher. Vase su trabajo "El psicoanlisis, su importancia para el diagnstico y el tratamiento de las psiconeurosis". Trabajo presentado a la So-ciedad Mdica Argentina el 1Q de junio de 1914, Revista de la Asociacin Mdica Argentina, xxn, 1914. Merzbacher recomendaba el uso de la hipnosis como herramienta para "vencer resistencias". 36

    Vase, por ejemplo, Delgado, "La nueva faz de la psicologa normal y clnica", Revista de Filoso-fas, 4, julio de 1920. 37

    Revista de psicologa i, i, 1914. Sin embargo, en otras partes se interpretaba al psicoanlisis como teora "biolgica". En cuanto a Espaa, vase T. F. Glick, "El impacto del psicoanlisis en la psiquiatra espaola de entreguerras", en Ciencia y sociedad en Espaa: de la Ilustracin a la Guerra Civil, en Jo-s Manuel Snchez Ron (ed.), Madrid, Ediciones el Arquero, 1988, p. 212. En cuanto a una discusin general sobre el "biologismo" de Freud, vase F. Sulloway, Freud, Biologist of the Mind. Beyond The Psychoanalytic Legend, Cambridge, Mass., y Londres, Harvard University Press, 1992.

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    a l llamndolo el monstruoso aparato del clnico de Viena, pero no te-na problemas en que aparecieran en su revista las opiniones diver-gentes de los partidarios del psicoanlisis.38

    Otro "introductor" extranjero del psicoanlisis en la Argentina fue el afamado psiquiatra y neurlogo espaol Gonzalo Rodrguez Lafora, quien visit en 1923 la Argentina y disert en la Facultad de Medici-na de la Universidad de Buenos Aires sobre diversos temas que iban desde la fisiologa hasta el psicoanlisis. Sus conferencias atraan grandes cantidades de pblico conformado por alumnos, profesores, abogados y criminlogos.39 El texto de algunas de sus conferencias se public en diversos rganos especializados.40 Lafora no era en abso-luto un psicoanalista ortodoxo. Comenz una de sus disertaciones ase-gurando ser psicoanalista pero no freudiano. De hecho, se manifest crtico de lo que denominaba los excesos y el dogmatismo de Freud. Sin embargo, muchos de los asistentes a sus conferencias se interesa-ron luego por el psicoanlisis, y por lo menos uno de ellos, Juan Ra-mn Beltrn, lleg a practicarlo en forma entusiasta, aunque eclctica.

    En resumidas cuentas, podemos decir que hasta mediados de la dcada del veinte se conoca y debata el psicoanlisis pero, salvo al-gunas excepciones, se lo consideraba un sistema "forneo" de deas. No formaba parte del normal equipamiento mental de los psiquiatras argentinos, que seguan estando muy influidos por la escuela france-sa. Sin embargo, se daban a conocer trabajos favorables al psicoan-lisis hasta en publicaciones como la Revista de Filosofa, cuya lnea editorial era contraria. Esta tolerancia, tal como veremos ms adelan-te, no slo se debi a la amplitud de criterio de los editores, sino que tuvo que ver con la flexibilidad general del ambiente intelectual en una poca en que an era posible el "discurso civil".

    38 Vase, por ejemplo, Revista de Filosofa, x, 2, mayo de 1924. El nmero contiene un artculo de

    Jos Crespo, "Psicoanlisis", en el cual el autor aduce que slo el psicoanlisis tiene una concep-cin significativa de conciencia e inconsciente, y un artculo final de Anbal Ponce, "Psicologa y cl-nica", que comienza con un comentario desmerecedor para el psicoanlisis. 39

    La Prensa, 6 de junio de 1923, p. 13. Otros mdicos espaoles que influyeron en la difusin del psicoanlisis no ortodoxo en la Argentina fueron Gregorio Maran, renombrado endocrinlogo, C-sar Juarros, Mos M. Sacristn, Jos Sanchis Banus y posteriormente Emilio Mira Lpez. Sus obras aparecan regularmente en publicaciones psiquitricas argentinas. 40

    Lafora Rodrguez, "La teora y los mtodos del psicoanlisis (Primera conferencia de vulgariza-cin del psicoanlisis dada en la Facultad de Ciencias Mdicas de Buenos Aires en junio, 1923)", Revista de Criminologa, Psiquiatra y Medicina Legal, x, 1923.

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    La internalizacin de la disciplina entre los aos veinte y mediados de los treinta

    A fines de los aos veinte, algunos psiquiatras comenzaron a "in-ternalizar" el psicoanlisis, y a incorporarlo dentro de su artillera te-rica. En 1925, el psiclogo Augusto Bunge critic a Alberto Palcos por no haber mencionado a Freud en su libro sobre La vida emotiva, pe-se a que Bunge no era particularmente afecto al psicoanlisis.41 Aun los psiquiatras que no tenan una visin positiva del psicoanlisis re-conocan que al menos ciertas ideas de Freud eran dignas de que se las tomara en serio. Por ejemplo, Nerio Rojas -prominente psiquiatra que haba descripto el psicoanlisis como una doctrina entre cientfica y pornogrfica- reconoci la utilidad del concepto dinmico de Freud sobre el inconsciente, as como algunos aspectos de su teora de los sueos.42 Similar posicin adopt Enrique Mouchet, profesor de psi-cologa y afamado psiquiatra de lnea socialista, quien desde 1922 in-clua las discusiones sobre psicoanlisis en su curso de psicologa, que dictaba en la Universidad de Buenos Aires.43 En 1930, la Socie-dad de Psicologa de Buenos Aires, presidida por Mouchet, nombr a Freud miembro honorario.44 Empero, en casi todos los casos el cono-cimiento de la disciplina que demostraban tener los mdicos argenti-nos segua siendo simplista, y se haca caso omiso de fundamentales diferencias metodolgicas, tales como las que existan entre el psicoa-nlisis de Freud, la psicologa analtica de Jung y la psicologa del in-dividuo de Adler.45

    Algunos de quienes se sintieron atrados por el psicoanlisis fue-ron mdicos de destacada actuacin. Uno de ellos fue Fernando Go-

    41 Nosotros, xx, 203, abril de 1926.

    42 N. Rojas, "La histeria despus de Charcot", Revista de Criminologa, Psiquiatra y Medicina Le-

    gal, XII, 1925, pp. 458 y ss. En 1930 Rojas visit a Freud y lo entrevist en Viena, tras lo cual publi-c sus impresiones crticas aunque respetuosas en el suplemento cultural de La Nacin. Vase La Nacin, 2a seccin, 17 de marzo de 1930. 43

    E. Mouchet, "Significacin del psicoanlisis", La Semana Mdica, xxxm, 25, 24 de junio de 1926. 44

    La lista de integrantes honorarios inclua a George Dumas, Sante de Sanctis, Sigmund Freud, Henri Pieron, John Dewey, Pierre Janet, E. Claparede, Paul Sollier, Hans Driesch y Flix Krueger. 45

    Para ver las diferencias entre las tres teoras, remitirse a H. Ellenberg, The Discovery of the Un-conscious. The History and Evolution of Dynamic Psychiatry, Nueva York, Basic Books, 1970, caps. 7, 8 y 9.

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    rriti, mdico oriundo del Paraguay, que se desempe como vicedirec-tor de la colonia Open Door, de Lujan, y fundador de la Liga Argenti-na de Higiene Mental y de la Sociedad Argentina de Medicina Social. En 1926 Gorriti present una ponencia en la Sociedad de Neurologa y Psiquiatra sobre "Reparos al complejo de Edipo". En ella, criticaba las ideas de Freud sobre el complejo de Edipo y negaba la existencia de la sexualidad infantil. Sin embargo, reconoca el valor del mtodo psicoanaltico, y el trabajo exuda respeto por Freud y sus teoras. Aos ms tarde, Gorriti comenz a usar mtodos de orientacin psi-coanaltica, y en 1930 public un libro, Psicoanlisis de los sueos en un sndrome de depresin: estudio psicosexual freudiano de setenta y cuatro sueos de un alienado que termin por curarse de este modo, un ejemplar del cual envi a Freud, quien manifest agrado por la obra.46 Gorriti tambin trat de usar conceptos psicoanalticos en sus ensayos sobre crtica literaria.47 Entre otros destacados mdicos que miraban con buenos ojos el psicoanlisis se hallaban Jorge Balbey, conocido mdico forense, y Gonzalo Bosch, director del Hospicio de las Mercedes quien, al promediar la dcada del treinta, permiti que Enrique Pichn Riviere, el nico psiquiatra que posteriormente funda-ra la APA, introdujera el psicoanlisis en el Hospicio.

    Al tiempo que los psiquiatras iban interesndose cada vez ms en la disciplina, la sociedad en su conjunto tambin iba tomando con-ciencia de la existencia del psicoanlisis. En los aos treinta, el tema despertaba un verdadero inters, no slo en los crculos intelectuales sino tambin a nivel de la cultura popular. Como seala Beatriz Sarlo, durante los aos veinte y treinta surgi en la sociedad argentina un in-ters por una combinacin de ciencia y tecnologa por una parte, y pa-rapsicologa, sanacin y milagros por la otra. En la interseccin entre la ciencia y la sanacin se hallaba la medicina heterodoxa; y al psicoa-nlisis a veces se lo entenda de esta manera.48 Durante los aos veinte se advirti tambin un creciente inters por otro tema que con-

    46 H. Vezzetti, Freud en Buenos Aires, 1910-1939, citado, p. 36.

    47 Vase, por ejemplo, la obra de Gorriti "La fuerza ciega del Doctor Vicente Martnez Cuitio desde

    el punto de vista freudiano", La Semana Mdica, xxxvi, 31,1 de agosto de 1929. Para ver otro ejem-plo de usos tempranos del psicoanlisis en la crtica, remitirse a J. Oria, "El teatro de Lenormand, an-tes y despus de la influencia de Freud", Sociedad de Psicologa de Buenos Aires, Sesin del 26 de octubre de 1934. Publicado en la Revista de Criminologa, Psiquiatra y Medicina Legal, xxn, 1935. 48

    B. Sarlo, La imaginacin tcnica. Sueos modernos de la cultura argentina, Buenos Aires, Nue-va Visin, 1992, pp. 66 y 135.

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    verga con el psicoanlisis: el de la sexologa. El matrimonio perfecto, de Th. Van de Velde, publicado en ediciones grandes y baratas, se reimprimi dos veces por ao hasta alrededor de 1960.49 Del mismo modo, El Hogar, popular revista de las dcadas del veinte y el treinta, tambin public artculos en los que populariz el psicoanlisis.50

    En 1931 el diario Crtica, que reapareci bajo el nombre de Jorna-da tras haber sido clausurado por las autoridades militares luego de pro-ducirse el golpe de estado de 1930, comenz a publicar una seccin sobre psiconlisis junto con otras relativas al espiritismo, el ocultismo y la teosofa.51 En los aos veinte, Crtica haba sido el diario ms popu-lar de Buenos Aires, con una circulacin diaria superior a los 200.000 ejemplares. Desde comienzos de la dcada del veinte Crtica se haba ocupado asiduamente de la experimentacin de la medicina y la biolo-ga heterodoxas. Luego de una breve explicacin de los conceptos b-sicos del psicoanlisis, se instaba a los lectores a enviar relatos de sus sueos, que seran analizados por un "experto psicoanalista" que firma-ba con el seudnimo de "freudiano" y que, segn el diario, practicara una "autopsia del alma".52 Segn Jornada, el psicoanlisis era un pro-ducto de modernas tendencias que, aunque de moda en Europa y Nor-teamrica, an estaban "limitadas al gabinete de los cientficos" en la Argentina. A Freud se lo presentaba como un hijo de la poca de la m-quina, y se lo comparaba con Henry Ford y Stresemann.53

    El tipo de "anlisis freudiano" que practicaba era una mezcla de consejos sensatos con teora psicolgica elemental, ms cercana a las teoras de Janet y Adler que a las de Freud. La de freudiano era una versin totalmente de-sexualizada de "psicoanlisis". Las curas

    49 H. Vezzetti, Freud en Buenos Aires,1910-1939, citado, p. 47. Durante la dcada del veinte proli-

    feraron en Buenos Aires las novelas populares semanales, de contenido semiertico. Vase B. Sar-lo, El imperio de los sentimientos. Narraciones de circulacin peridica en la Argentina (1917-1927), Buenos Aires, Catlogos, 1985. 50

    Vase, por ejemplo, R. Cabrera, "Los precursores de Freud", El Hogar, 709, 15 de mayo de 1923; "El desarrollo de la psicologa", El Hogar, 815, 29 de mayo de 1925. 51

    El material sobre Jornada fue reunido por Valeria Torre. Deseo expresarle mi gratitud, a ella y su asesor, Hugo Vezzetti, por permitirme tomar contacto con dicho material. En cuanto al paradero de Crtica, vase H. Botana, Memorias tras los dientes del perro, Buenos Aires, Pea Lillo, 1985. Va-se tambin S. Saitta, "Historia Institucional de Crtica (1913-1931)", mimeo. 52

    Jornada, 20 de agosto de 1931. 53

    Jornada, 22 de agosto de 1931.

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    que se recomendaban iban desde el anlisis de traumas originales si-guiendo el antiguo mtodo catrtico, hasta el bromuro de alcanfor y las duchas fras.

    Durante los aos treinta, el psicoanlisis tambin hizo su entra-da en la literatura popular. En Los siete locos (1929) y Los lanzallamas (1931) Roberto Arlt hizo referencias implcitas y explcitas a una ver-sin popular de psicoanlisis. Lo mismo puede decirse sobre obras ta-les como Radiografa de las pampas (1933) de Ezequiel Martnez Estrada. A principios de la dcada del cuarenta, el popular dramatur-go Arturo Capdevilla escribi una otra titulada Consumacin de Sigmund Freud que recibi una excelente crtica del renombrado psiquiatra Os-valdo Loudet en la Revista de Psiquiatra y Criminologa, y otro de la psicoanalista Marie Langer en Revista de Psicoanlisis, rgano oficial de la APA. La trama cuenta un viaje del "Alma" a travs del reino de los sueos y el inconsciente. No he hallado pruebas de que la obra se ha-ya puesto nunca en escena.

    Entre los aos veinte y los treinta, el filsofo espaol Jos Orte-ga y Gasset, que visit varias veces la Argentina, coadyuv tambin a difundir el psicoanlisis. Adems de los artculos sobre el tema publi-cados en su Revista de Occidente, Ortega escribi el prlogo de la tra-duccin de las Obras Completas de Freud realizada por Lpez Ballesteros. Hasta 1925, la Revista de Occidente sostuvo una postura en general favorable respecto del psicoanlisis freudiano.54

    Otras pruebas del mayor inters que despertaba el psicoanlisis es el hecho de que durante los aos treinta visitaron la Argentina mu-chos extranjeros ilustres -inclusive Georges Dumas y Pierre Janet-con el fin de disertar sobre temas relacionados con el psicoanlisis y la psicologa.55 Ms an, durante esa dcada los editores comenza-ron a publicar libros sobre la disciplina en ediciones baratas que se agotaban de inmediato.56 Asimismo, tambin tuvo un gran xito la bio-

    54 En cuanto a la repercusin de Ortega en la Argentina, vase T. Medin, Ortega y Gasset en la cul-

    tura hispanoamericana, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1994. Sobre Revista de Occidente, vase E. Lpez Campillo, La "Revista de Occidente" y la formacin de minoras (1923-1936), Ma-drid, Taurus, 1972. 55

    Jornada, 25 de agosto de 1931, incluy una larga entrevista a Dumas sobre el psicoanlisis. 56

    Un ejemplo es el multivolumen de J. Gmez Narea, Freud al alcance de todos, publicado por edi-torial Tor. Hugo Vezzetti pudo establecer que Gmez Narea era el poeta peruano Alberto Hidalgo. Los "casos" presentados, desde luego, eran inventados. En 1938, el escritor socialista Elias Castel-nuovo public su Psicoanlisis social y sexual, tambin en rstica.

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    grafa de Freud escrita por Stefan Zweig, y se la volvi a publicar mu-chas veces en ediciones baratas.

    As, a mediados de la dcada del treinta el psicoanlisis se haba arraigado dentro de la cultura popular. Esa tendencia fue unida a una demanda cada vez mayor de psicoanlisis como terapia, tal como lo sugiere el hecho de que muchos mdicos comenzaron a practicar tera-pias de orientacin psicoanaltica y a presentar casos en conferencias y en artculos. En las Jornadas Neuro-Psiquitricas Ro Platenses de 1935, por ejemplo, presentaron ponencias sobre psicoanlisis Grego-rio Bermann, Juan Ramn Beltrn, C. Lambruschini, Gonzalo Bosch y Federico Aberastury. Se decidi que el psicoanlisis constituira el te-ma oficial de las siguientes Jornadas.

    A fines de la misma dcada, los conceptos psicoanalticos tam-bin se haban infltrado en el campo de la psiquiatra y la criminologa forenses, pero sin desplazar a las concepciones ms antiguas. En tan-to algunos expertos continuaban usando las clasificaciones lombrosia-nas, o se referan al soplo delirante de los degenerados, otros citaban a Freud y Jung y sostenan que sus informes se basaban en la teora psicoanaltica.57 En 1935, el psicoanalista brasileo Porto Carrero di-sert en la Facultad de Derecho sobre psicoanlisis y criminologa, in-vitado por el Patronato de Recluidas y Liberadas, asociacin de mujeres que se ocupaban del bienestar de las mujeres encarceladas.58 Del mismo modo, en el rea de la psiquiatra general, si bien algunos especialistas seguan recomendando las sangras como terapia, otros iban incorporando en sus diagnsticos los conceptos psicoanalticos. A fines de los aos treinta, Enrique Pichn Riviere organiz un servi-cio psiquitrico infantil de orientacin psicoanaltica en la Liga Argen-tina de Higiene Mental.59 En trminos generales, durante los aos treinta se observ un inters cada vez mayor por parte de los psiquia-

    57 R. Ciafardo, "Homicidio cometido por un epilptico-imputabilidad", Revista de Psiquiatra y Crimi-

    nologa v, 28, julio-agosto de 1940, y J. Delpiano y E. Lpez Bancalari, "El estado mental del ho-micida Rafael Ladrn de Guevara", ibid., vi, 32, mayo-junio de 1941. Si bien Ciafardo an usaba conceptos lombrosianos, Delpiano y Lpez Bancalari citaban a Freud, Jung y Adler. 58

    "Memoria y Balance del 5Q Ejercicio (mayo 1935-noviembre 1935)", Boletn del Patronato de Re-cluidas y Liberadas, n, 6, enero de 1936. Deseo expresar mi gratitud a Lila Caimari por facilitarme su trabajo de investigacin sobre el Patronato. 59

    Conferencia dictada por Enrique Pichn Riviere en el "Primer Congreso de la Sociedad de Neu-rologa y Psiquiatra de Buenos Aires", Revista de Psicoanlisis, n, 3, 1945.

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    tras por la "historia personal" de sus pacientes. La psicoterapia en ge-neral, y el psicoanlisis en particular, llegaron a ser lneas importantes de la psiquiatra. Altos niveles de eclecticismo eran posibles porque la psiquiatra an se hallaba en proceso de adquirir legitimidad e identi-dad en tanto especialidad mdica. Por otro lado, el eclecticismo era po-sible debido a la existencia del "discurso civil". La intemalizacin del psicoanlisis dentro del marco del "discurso civil" permiti diferentes in-terpretaciones y apropiaciones de las ideas de Freud.

    1. El psicoanlisis proveniente de la derecha: Juan Ramn Beltrn Juan Ramn Beltrn fue menos destacado que Fernando Gorri-

    t, pero ocup una cantidad de cargos docentes en distintos institutos, inclusive el Colegio Militar, el Colegio Nacional y las facultades de Me-dicina y Filosofa pertenecientes a la Universidad de Buenos Aires. Ejerci una marcada influencia en la difusin del psicoanlisis en la Argentina. Ideolgicamente, se acercaba a los grupos militares catli-cos de derecha.60 Sin embargo, particip junto con psiquiatras de iz-quierda en la creacin de numerosas organizaciones vinculadas con la salud mental. Beltrn se defina a s mismo como psicoanalista, y en 1939 cre y fue primer presidente de la Sociedad de Psicologa Mdica y Psicoanlisis, rama de la Asociacin Mdica Argentina.61 Realiz innumerables publicaciones sobre psicoanlisis, principal-mente sobre sus usos en criminologa. Sin embargo, su ptica era su-mamente eclctica. Era un lombrosiano convencido, y combinaba el psicoanlisis con la antropologa criminal y la teora de la degenera-cin.62 En un artculo publicado en 1927, por ejemplo, luego de citar una eclctica lista de autores que reuna a nombres como el de Freud, Janet, Morel, Charcot y Magnan, entre otros, lleg a la conclusin de que cierto criminal al que estaba analizando era un degenerado que rebosaba de estigmas fsicos. Sin embargo, prosigui diciendo:

    60 Para ver los datos biogrficos de Beltrn, remitirse a A. Kohn Loncarica, "Juan Ramn Beltrn

    (1894-1947): Datos biogrficos y bibliografa histrica", Actas de las Segundas Jornadas de Histo-ria del Pensamiento Cientfico Argentino, Buenos Aires, 5, 6 y 7 de julio de 1984. 61

    Esta Asociacin no fue la simiente del psicoanlisis "profesionalizado" en la Argentina. En cam-bio, fue retomada por la APA en los aos sesenta, cuando ngel Garma y otros miembros de la APA se convirtieron en sus presidentes y miembros. 62

    Vase Beltrn, "La tumba de Lombroso", La Semana Mdica xxxvi, 44, octubre 31, 1929.

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    [...] lo que hace ms interesante esta observacin son los anteceden-tes sexuales del enfermo...Esto constituye un serio argumento en favor de la tan combatida tesis freudiana, que en este caso, aceptamos n-tegramente.63

    Profundamente influido por el pensamiento corriente de los psi-coanalistas franceses, Beltrn ofreci una "lectura biolgica" del psi-coanlisis. Para l, la teora freudiana de la libido confirma "la tesis biolgica de los cimientos de nuestra personalidad".64

    Beltrn no reemplaz sus ideas anteriores por el psicoanlisis, si-no que ms bien, siguiendo la tradicin francesa, lo agreg a ellas. Si-gui siendo nacionalista y de derecha, y el uso que le dio al psicoanlisis se relacion con una disciplina que tradicionalmente se ocupaba del or-den social: la criminologa.65 Bajo el influjo de los escritos del pastor Os-kar Pfister ("el apstol del psicoanlisis", segn Beltrn), present una lectura idiosincrsica de las ideas de Freud. En un artculo de 1936, sos-tiene que uno de los hallazgos ms importantes de la teora psicoanal-tica fue que

    [...] el nio, lejos de ser un casto, puro, sin mcula moral, es inmoral, im-puro. La educacin, la sociedad, las costumbres, la familia, etc. lo pu-rificarn, le darn con el tiempo la moral necesaria, elevarn su temperamento y sus tendencias naturales.66

    63 La Semana Mdica, xxxix, 3, 20 de enero de 1927. Vase tambin Beltrn, "La psicoanlisis al ser-

    vicio de la criminologa", Revista de Criminologa, Psiquiatra y Medicina Legal, x, 1923, pp. 442 y ss. 64

    J. R. Beltrn, "Contribucin a la psicopatologa de la personalidad. La despersonalizacin", Ana-les del Instituto de Psicologa de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Ai-res, I, 1935. Beltrn Incluy el psicoanlisis entre los mtodos de la psicologa experimental. Vase Beltrn, "Freud", conferencia dictada en homenaje a Ramos Meja, Freud y Ribot, organizada por la Facultad de Filosofa de la Universidad de Buenos Aires y la Sociedad de Psicologa de Buenos Ai-res, el 3 de noviembre de 1939, publicada en Anales del Instituto de Psicologa, ni, 1941. 65

    Respecto de la ideologa de derecha de algunos de los primeros psicoanalistas franceses, algu-nos de los cuales simpatizaban con Action Frangaise, remitirse a Roudinesco, i. En Espaa donde, como seala Thomas Glick, desde el principio los simpatizantes del psicoanlisis tendan a ser per-sonas de convicciones sociales y polticas progresistas, vase Glick, 'The Naked Science: Psychoa-nalysis in Spain, 1914-1948", Comparative Studies in Society and History, 1982. 66

    Psicoterapia. Revista de Psicoterapia, Psicologa Mdica, Psicopatologa, Psiquiatra, Caractero-loga e Higiene Mental, 3, septiembre de 1936. Ese nmero se dedic a Freud, en ocasin de su octogsimo cumpleaos. Entre otros graves errores conceptuales, Beltrn sostiene que Jung fue el creador del mtodo de la libre asociacin.

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    Lejos de ser elementos "neurognicos", los agentes del orden social tenan, para Beltrn, un efecto "purificador". Beltrn considera-ba al psicoanlisis como una herramienta del orden social que posea un propsito educativo. Sin embargo, Beltrn tena credibilidad como psicoanalista, porque en 1931 fue elegido miembro adherente de la Socit Psychanalytique de Pars.67 Beltrn coadyuv, parafraseando a Foucault, a "poner al psicoanlisis dentro del discurso".

    2. El psicoanlisis proveniente de la izquierda Si Beltrn representaba lo que podra denominarse el "psicoan-

    lisis de derecha", hubo tambin una tendencia de "psicoanlisis de iz-quierda". Gregorio Bermann de Crdoba, Emilio Pizarra Crespo de Rosario y Jorge Thenon de Buenos Aires, hicieron una lectura del psi-coanlisis ms amplia que la de Beltrn. Lo consideraron no slo una herramienta mdica, sino tambin un mtodo de crtica social, as co-mo un instrumento para la innovacin de la psiquiatra.

    Gregorio Bermann, que enseaba medicina legal y toxicolocfa en la Universidad de Crdoba, se interes por el psicoanlisis y tam-bin public sobre el tema.68 En Crdoba haba disertado sobre la dis-ciplina desde 1922. Si bien, al igual que Beltrn, Bermann tambin se interesaba en la aplicacin del psicoanlisis a la criminologa, ensea-ba que el psicoanlisis debera jugar un papel ms preponderante en la modernizacin general de los mtodos psiquitricos, que se hallaba retrasada en la Argentina. En 1936 fund Psicoterapia. Revista de Psi-coterapia, Psicologa Mdica, Psicopatologa, Psiquiatra, Caractero-loga, Higiene Mental. La publicacin (que slo sac cuatro nmeros porque en 1937 Bermann se march a Espaa a luchar por la Rep-blica), se declar abiertamente favorable a la concepcin dinmica de

    67 La lectura de las actas de la Socit revela que el nombramiento de miembros asociados cons-

    tituy una importante fuente de financiamiento de la Socit, que atravesaba un difcil momento eco-nmico. Vase Sance del 17 de marzo de 1931, Comptes Rendus of Revue Frangaise de Ppsychanalyse, T. 4, 1, 1930-1931. 68

    Vase, por ejemplo, su obra "Patogenia de las neurosis obsesivas", ponencia presentada como relato oficial en las Jornadas Neuropsiquitricas de Crdoba, en diciembre de 1935, y publicadas en La Semana Mdica, XLIV, 4 de marzo de 1927. Revirtiendo el esquema habitual, Bermann criti-c las teoras de Pierre Janet a la luz del psicoanlisis freudiano. Vase tambin su disertacin so-bre "Una grave deficiencia en la medicina argentina", conferencia inaugural de su curso sobre "Psicologa Clnica en la Medicina Contempornea", dictada en el Colegio Libre de Estudios Supe-riores en septiembre de 1939, y publicada en La Semana Mdica XLVII, 19, 9 de mayo de 1940.

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    la psiquiatra y el uso de mtodos psicoanalticos. Los editores mani-festaron su admiracin por Freud, "cuyo nombre no puede ser recor-dado aqu sin admiracin y gratitud", pero tambin por Jung, Adler, Stekel, Kretschmer, Jaspers, Janet, Pavlov y "cientos ms", lo cual de-muestra un alto nivel de eclecticismo terico.69 El tercer nmero de la revista estuvo dedicado a Freud, como homenaje en ocasin de su oc-togsimo cumpleaos. Integraban la junta directiva de editores perso-nas con ideas tan distintas respecto de la salud mental como el psicoanalista francs R. Allendy, el norteamericano A. A. Brill, Honorio Delgado (que para ese entonces se haba vuelto enemigo del psicoa-nlisis y simpatizaba con el fascismo), Paulina H. de Rabinovich (que trataba de combinar el psicoanlisis con la reflexologa de Pavlov), Emilio Pizarro Crespo y Anbal Ponce. En el segundo nmero, tambin entr a formar parte de la junta Juan Ramn Beltrn, quien obviamen-te no comparta la orientacin poltica de Bermann.

    Bermann, al igual que otros pensadores de izquierda, en parte in-fluido por el psiclogo francs Georges Politzer, que haba rechazado pblicamente el psicoanlisis en 1939, por ltimo lleg a la conclusin de que la disciplina era incompatible con sus convicciones polticas.70 Fue as como acus al psicoanlisis de ser una ciencia burguesa e idea-lista, si bien particip en las reuniones preliminares de 1940 que lleva-ron a la creacin, en 1942, de la Asociacin Psicoanaltica Argentina.71

    Emilio Pizarro Crespo ocup una posicin ms marginal que Ber-mann en el establishment mdico. Graduado en la Universidad de Cr-doba, se traslad luego a Rosario, donde practic la psicoterapia. Al igual que Bermann, tuvo una participacin activa en poltica. Simpati-zaba con el comunismo y visit la Unin Sovitica en 1935. Al igual que Bermann tambin, se march a Espaa en 1937, pero pronto se desi-lusion de los republicanos. Al morir, en 1944, haba hecho un giro de 180 grados en su ideologa poltica, a punto tal que su ltimo libro, Afir-macin Gaucha, era un panfleto ultranacionalista.72

    69 Psicoterapia i, 1, enero de 1936.

    70 En 1948 Bermann escribi el prlogo de la obra de Politzer, Principios elementales de filosofa,

    Buenos Aires, Problemas, 1948. 71

    J. Balan, Cuntame tu vida. Una biografa colectiva del psicanlisis argentino, citado, p. 60. 72

    Pizarro Crespo sigui publicando artculos sobre psicoanlisis hasta fines de la dcada del trein-ta. En 1939 organiz un homenaje a Freud. Tambin public en El Hogar. Vase, por ejemplo, "Las razones de la eleccin amorosa", El Hogar, 1461, 15 de octubre de 1937.

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    Pizarro Crespo comparta con Beltrn su francofilia (pero no su tendencia poltica), y tambin tuvo oportunidad de presentar una po-nencia sobre medicina psicosomtica en la Socit Psychanalytique de Pars, de la cual tambin fue electo miembro.73 Los analistas laca-nianos le reconocen a Pizarro Crespo el mrito de haber sido el prime-ro en introducir a Lacan en la Argentina. En un artculo publicado en Psicoterapia sobre los usos de la psicoterapia en Francia, Pizarro Crespo elogi la tesis doctoral de Lacan sobre la paranoia, de 1932.74 En los aos treinta Pizarro Crespo escribi a Freud y Ernest Jones -presidente de IPA- buscando algn tipo de afiliacin a la asociacin internacional.75

    Antes de convertirse al nacionalismo de derecha, Pizarro Crespo -como hacan otros mdicos izquierdistas familiarizados con el psicoa-nlisis- trat de usar el psicoanlisis como herramienta para la moder-nizacin de la psiquiatra y como metodologa para la crtica social. Trat de mezclar a Freud y Marx de una manera que se asemejaba a los intentos hechos por los antiguos "freudomarxistas" franceses. En un artculo sobre el narcisismo publicado en 1934, Pizarro Crespo ex-plic el concepto freudiano de narcisismo como una enfermedad bur-guesa que poda superarse creando una nueva sociedad socialista.76 En sus posteriores artculos, Pizarro Crespo defendi un monismo materialista y dialctico, aunque tambin reconoci la primaca del in-consciente.77 Sus ideas eran eclcticas, y durante un tiempo, antes de volverse derechista, trat de compatibilizar el psicoanlisis freudiano con la teora pavloviana de los reflejos condicionados, teora oficial en la Unin Sovitica.

    73 E. Pizarro Crespo, "Le role des facteurs psychiques dans le domaine de la clinique (Communica-

    tion faite a la Socit Psychanalytique de Paris, le 2 mai 1935)", Revue Frangaise de Psychanaly-se, ao 8, 1935. 74

    E. Pizarro Crespo, "El movimiento psicoterpico en Francia", Psicoterapia i, 1, 1936. 75

    El original de la carta (algo confusa) a Jones se halla en el archivo de la Asociacin Psicoanalti-ca Britnica, y est fechado el 23 de diciembre de 1934. No hay constancias de la respuesta. Mi agradecimiento al personal de dicho archivo por permitirme ver esta carta. 76

    E. Pizarro Crespo, "El narcisismo. De una actitud psquica a una enfermedad social del erotismo", Archivos Argentinos de Psicologa Normal y Patolgica, Terapia Neuro-Mental y Ciencias Afines, I, 1933-1934. Reproducido en H. Vezzetti (ed.), Freud en Buenos Aires, citado. 77

    E. Pizarro Crespo, "Psicodiagnstico y psicoanlisis. Aportaciones clnicas y teraputica", La Se-mana Mdica, 7 de marzo de 1935.

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    El inters de Jorge Thenon por el psicoanlisis provino de los ex-perimentos que realiz con hipnosis luego de leer las obras de Ingenie-ros. En 1930 public su tesis doctoral fundada en el psicoanlisis titulada Psicoterapia comparada y psicognesis, que obtuvo un presti-gioso premio. El hecho de que una tesis de esa ndole haya obtenido un premio demuestra que exista cierto grado de aceptacin del psicoa-nlisis dentro de la profesin mdica. Thenon envi una copia del libro a Freud, y ste le sugiri que lo resumiera para ser publicado en el In-ternational Journal of Psychoanalysis.78 En 1931 Thenon asumi como director de la Revista Argentina de Neurologa, Psiquiatra y Medicina Legal, que adquiri una orientacin ms psicoanaltica. En 1935 publi-c La neurosis obsesiva, elogiada calurosamente por Gregorio Ber-mann, quien aplaudi los esfuerzos de Thenon por convertirse en psicoanalista:

    Es, sin duda, un gran esfuerzo el que ha realizado, principalmente cuan-do se adquiere nocin cabal del duro camino que debe recorrer entre nosotros el que desee hacerse psicoanalista, no slo por la falta de am-biente propicio, sino principalmente por la carencia de maestros y la im-posibilidad, por lo tanto, de previo anlisis didctico.79

    Thenon simpatiz tambin con el comunismo, y a causa de su ac-tividad poltica perdi su puesto en el Hospicio de las Mercedes. Sigui interesado en el psicoanlisis (en la escritura y la prctica) hasta los aos cuarenta. Expulsado de la universidad por motivos polticos, ense- psicoanlisis en el Colegio Libre de Estudios Superiores, una suerte de universidad paralela creada por su amigo y archienemigo del psicoa-nlisis, Anbal Ponce, entre otros. Sin embargo, lleg un momento en que su inclinacin poltica se volvi incompatible con el psicoanlisis; fue as como se transform en opositor a la disciplina, embanderndose con la psiquiatra pavloviana. En una conferencia pronunciada en 1952 en el Colegio, denunci el psicoanlisis como mtodo anticientfico y burgus:

    78 G. Garca, Osear Masotta y el psicoanlisis en castellano, Buenos Aires, Puntosur, 1991, p. 46.

    Este libro es una versin ms breve de otro de Garca, La entrada del psicoanlisis. La carta fue re-producida y traducida en la Revista de Criminologa, Psiquiatra y Medicina Legal, xvn, 1930, luego de un artculo de Thenon, "Contribuciones al estudio del sueo en las neurosis". El artculo y la car-ta se incluyeron en H. Vezzetti (ed.), Freud en Buenos Aires, citado. 79

    Psicoterapia, 2, mayo de 1936.

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    En la abstraccin "propiedad privada" que ellos [los psicoanalistas] vin-culan a la libido oral y anal [...] se oculta el proceso que marcha desde la choza de Fabrizio al trust de Rockefeller, proceso dramtico que co-mienza con la comunidad primitiva [...] el feudalismo y la burguesa.80

    Antes de transformarse en opositor, Thenon se esforz por de-fender el carcter biolgico de las ideas psicoanalticas originales. Su posterior crtica se bas en parte en el hecho de que, segn l, Freud en sus ltimas obras haba abandonado el inicial basamento biolgico de sus teoras.

    La profesionalizacin en el contexto de una sociedad polarizada: aos treinta y cuarenta

    Pizarra Crespo muri joven, en 1944, tras haber cambiado radi-calmente su filiacin poltica; Thenon y Bermann terminaron rechazan-do el psicoanlisis porque lo consideraban incompatible con su ideologa poltica. Sin embargo, durante los aos veinte y principios de los treinta, el inters por el psicoanlisis -as como por otros temas ta-les como la higiene mental y la eugenesia- haba constituido un pun-to de confluencia que pudieron compartir con alguien como Juan Ramn Beltrn. Posteriormente, en los aos treinta, dicha coexisten-cia pacfica se torn ms difcil. Justo es reconocer que las lecturas que hacan sobre el psicoanlisis eran muy diferentes. Mientras que para Beltrn el psicoanlisis era uno de los instrumentos de que dis-pona para su trabajo sobre criminologa, una ayuda para mantener el orden social que por lo tanto tena un papel normalizador y educativo que jugar, Thenon y Pizarra Crespo trataron de darle una "base so-cial". No obstante, si bien no hubo un verdadero "debate" entre ellos,

    80 J. Thenon, "La psiquiatra en el ao 50 del siglo xx", Cursos y Conferencias, XLII, octubre-noviem-

    bre-diciembre de 1952. Es interesante comparar esta visin crtica del psicoanlisis con las propias ideas de Thenon, presentadas en aos anteriores en la misma institucin. Vase, por ejemplo, "Al-fredo Adler (1870-1937): Las proyecciones de su teora en la psiquiatra moderna", Cursos y Con-ferencias, xi, abril de 1937; "Sigmund Freud: Su influencia en la psiquiatra moderna", Cursos y Conferencias, xvi, diciembre de 1939. Ya a fines de la dcada del treinta Thenon, si bien an pro-pugnaba el psicoanlisis, comenz a expresar lo que ms tarde se convertira en la base de su ac-titud crtica hacia la disciplina: el psicoanlisis no toma en cuenta el factor social. Vase Thenon, "Sigmund Freud", Revista de la Facultad de Ciencias Mdicas y el Centro de Estudiantes de Medi-cina, ni, 1939, incluido en H. Vezzetti (ed.), Freud en Buenos Aires, citado.

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    los tres pudieron expresar sus opiniones contradictorias y hasta in-compatibles en las mismas publicaciones, a veces en el mismo nme-ro de la misma revista. Asimismo, pudieron participar de las mismas organizaciones. No competan por definir el campo disciplinario, sino que ms bien enfocaban un campo an no definido, capaz de conte-ner las perspectivas antagnicas de todos ellos. Esta situacin se vio facilitada por el hecho de no existir una asociacin psicoanaltica ofi-cial. La posibilidad de esta coexistencia tambin fue resultado de las condiciones polticas de la poca, en particular la existencia del "dis-curso civil".

    Un caso interesante que sirve de ilustracin es la ya menciona-da Asociacin de Biotipologa, Eugenesia y Medicina Social, y su pu-blicacin oficial, Anales de Biotipologa, Eugenesia y Medicina Social creada en 1931. Integraban su directorio prestigiosos psiquiatras de la talla de Gonzalo Bosch, Osvaldo Loudet y Juan Obarrio, educadores progresistas tales como Vctor Mercante, Ernesto Nelson y Rosario Vera Pealoza y conservadores como F. Julio Picarel.81 El primer pre-sidente de la asociacin fue el doctor Mariano Castex, mentor de Ar-naldo Rascovsky, futuro fundador de la APA, en el Hospital de Nios.

    La Asociacin segua las doctrinas de Nicola Pende, quien visit Buenos Aires en 1930. Desde el punto de vista ideolgico, quedaron en claro desde el primer momento sus simpatas por la Alemania na-zi, y en especial por la Italia fascista.82 Sin embargo, muchos de los autores que aportaron artculos a la revista (incluso el poltico socialis-ta Alfredo Palacios), y hasta algunos de los miembros del directorio, lejos estaban de que pudiera considerrselos filofascistas.83 Para con-fundir an ms el panorama, junto con una seccin sobre "cultura la-

    81 Es interesante sealar que Enrique Pichn Riviere public su primer artculo sobre psicoterapia

    (ms sobre Jung y Adlerque sobre Freud) en Anales de Biotipologa 1,18,15-30 de enero de 1934. 82

    Ibid., I, 7, 1 de julio de 1933, una nota sobre Alemania deca: "Tenemos, pues, motivos para pen-sar que con el resurgir de Alemania, dentro del rgimen de disciplina que caracteriza su actual or-ganizacin poltica, los seguros sociales sern para ese pas lo que previeron los estadistas del Imperio, y en consecuencia no podran sino favorecer a las clases productivas". 83

    Sin embargo, algunos de los colaboradores eran, de hecho, derechistas. Uno de ellos fue Gus-tavo Martnez Zuvira quien, bajo el seudnimo de Hugo Wast, fue autor de novelas muy populares y abiertamente antisemitas. Producida la revolucin de 1943, Martnez Zuvira fue ministro de Edu-cacin y responsable de la introduccin de la obligatoriedad de impartir enseanza catlica en las escuelas.

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    tina" auspiciada extraoficialmente por grupos profascistas, la Asocia-cin cre en 1935 una seccin espaola, cuyo presidente honorario fue el embajador de Espaa.84

    Si bien Pende era de la idea de que lo que determinaba las en-fermedades mentales era el biotipo, muchos colaboradores de Anales no compartan su criterio. Por ejemplo, en un artculo publicado en el primer nmero de Anales, Federico Aberastury reconoci la existencia de enfermedades mentales con una base somtica, y se refiri a Freud definindolo como "el genio del siglo".85 Por otra parte, en una serie de artculos publicados en Anales entre 1934 y 1936, Arturo Rossi, direc-tor del Instituto de Biotipologa, encar el tema desde una perspectiva radicalmente distinta. Rossi compar el psicoanlisis con la medicina somtica, pero por razones muy distintas de las de Aberastury. Mien-tras que para este ltimo el principal mrito de Freud era haber de-vuelto la sexualidad al reino de la ciencia, para Rossi el mrito del psicoanlisis (no de Freud, a quien desestimaba) era que brindaba una alternativa a la psiquiatra materialista que, segn l, negaba la existencia de Dios. As como Rossi consideraba inaceptable a Freud por su "pansexualismo", Adler -que rechazaba el "pansexualismo" y era presentado como amigo personal de Pende y admirador de la bio-tipologa- representaba una versin ms potable del "psicoanlisis".86 Sin embargo, cuando en 1939 muri Freud, Anales public un pane-grico lamentando la prdida del gran cientfico.87

    El caso de la Asociacin es paradigmtico pero de ninguna ma-nera nico. Archivos Argentinos de Psicologa Normal y Patolgica, la misma revista que en 1933 public el artculo de Pizarra Crespo sobre narcisismo, public tambin un editorial ensalzando la nueva ley de

    84 Si bien en 1935 la repblica espaola se hallaba an bajo el control de una coalicin de centrodere-

    cha, tal como sugiere Mark Falcoff, la mente popular la perciba como un corte radical con el pasado. Vase M. Falcoff, "Argentina", en M. Falcoff y F. Pike (eds.), The Spanish Civil War, 1936-39. Ame-rican Hemispheric Perspectives, Lincoln y Londres, University of Nebraska Press, 1982. 85

    F. Aberastury, "Medicina del Espritu", Anales de Biotipologa I, 3,1 de mayo de 1931; vase tam-bin Aberastury, "Las teoras de Freud", Anales de Biotipologa I, 7, 1 de julio de 1933. 86

    Homenaje a Adler, Anales de Biotipologa 4, 71, abril de 1937. Vase tambin M. Barilari, "Viena, Escuela de psicologa individual de Adler", Anales de Biotipologa i, 6, 15 de junio de 1933. 87

    Anales de Biotipologa, ni, 6, 88, octubre de 1939. Es interesante sealar que otras revistas su-puestamente ideolgicamente ms abiertas, tales como la Revista de Psiquiatra, no publicaron no-tas necrolgicas al morir Freud.

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  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    eugenesia de la Alemania nazi.88 Dos aos ms tarde, la revista sac un artculo del doctor Carlos Jesinghaus (delegado oficial de la Facul-tad de Filosofa y Letras, de la Universidad de Buenos Aires, ante una conferencia sobre psicologa llevada a cabo en Alemania) y elogi abiertamente al nazismo.89 No obstante, ese mismo ao la revista pu-blic despus una nota en francs de salutacin a Freud, Addler (sic) y Dubois al tiempo que solicitaba artculos a "los tres maestros", y muy pronto otra nota sumamente positiva sobre Psicoterapia, la revista de Bermann. Hasta La Semana Mdica, que contaba en su directorio con muchos "liberales", public un artculo de Hctor Stocker en 1935, de-mostrando los beneficios de la ley alemana de esterilizacin forzosa. Entre las fuentes mencionadas haba citas de Mein Kampf.90 Psicote-rapia, que no ocultaba sus compromisos polticos, public artculos de Beltrn (tambin miembro del Directorio), cuya ideologa era totalmen-te opuesta a la lnea de la revista.91 A fines de la dcada del treinta y principios de la del cuarenta, la situacin cambi radicalmente.

    Al concluir los aos treinta y comenzar los cuarenta, la sociedad argentina sufri una profunda transformacin poltica, particularmente notoria en el ambiente intelectual. En los aos treinta, dentro del con-texto de una crisis ideolgica mundial, las ideas dominantes pueden resumirse en dos palabras: confusin y polarizacin. Ambas fueron la consecuencia de una combinacin de acontecimientos internacionales y locales. Se las puede vincular con una ruptura del consenso liberal en las lites argentinas, consenso que haba surgido durante la se-gunda mitad del siglo XIX y rein indiscutido hasta las postrimeras de la dcada del veinte. Un resultado de esa crisis fue el golpe militar, que cont con un amplio apoyo, golpe que, encabezado por el general fi-lofascista Jos Uriburu, derroc al presidente Hiplito Yrigoyen en 1930, poniendo fin as a un perodo de cincuenta aos de democracia

    88 "Eugenesia Ejecutiva", Archivos Argentinos de Psicologa Normal y Patolgica: Terapia Neuro-

    Mental y Ciencias Afines, i, 3-4, noviembre-diciembre de 1933. 89

    Archivos Argentinos, n, 1, enero-marzo de 1935. En 1929, el autor haba hecho referencias posi-tivas a Freud y el psicoanlisis. Vase "Las bases cientficas de la orientacin profesional", Noso-tros, XXIII, 236-237, enero-febrero de 1929. 90

    Vase H. Stocker, "La ley alemana de esterilizacin. Comentarios para La Semana Mdica", La Semana Mdica, XLII, 32, 8 de agosto de 1935. 91

    Vase, por ejemplo el ltimo nmero dedicado a un homenaje a la repblica de Espaa, Psico-terapia, 4, mayo de 1934.

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    en la Argentina.92 Contribuyeron a la profundizacin de este proceso acontecimientos tales como la Guerra Civil Espaola, el surgimiento del nazismo, la radicalizacin del fascismo, la Segunda Guerra Mun-dial y particularmente el golpe de estado de 1943, con la subsiguien-te aparicin del peronismo.93 La polarizacin de la sociedad argentina tambin cal en el discurso cientfico.

    La radicalizacin de la poltica internacional oblig a los intelec-tuales argentinos a tomar partido. Las diferencias ideolgicas se volvie-ron irreconciliables, cosa que explcitamente reconoci el historiador nacionalista Julio Irazusta, quien, refirindose a las habituales reunio-nes de intelectuales en casa de la escritora Victoria Ocampo, relat en sus memorias:

    Eduardo Mallea, Pedro Henrquez Urea, Mara de Maetzu, Carmen Gndara [...] e innmeros otros que no tengo presentes, alternaban con nosotros en un ambiente de convivencia civilizada [...] Si este ex-perimento ces fue en parte debido a la guerra europea, que confun-di los espritus y los dividi en banderas internacionales.94

    Hasta los aos treinta, escritores, cientficos, mdicos e incluso polticos de las orientaciones ms antagnicas pudieron vivir en coe-xistencia pacfica. El Colegio Libre de Estudios Superiores, por ejem-plo, que coadyuv a la difusin del psicoanlisis en los aos cuarenta, cont entre sus fundadores al marxista Anbal Ponce y al historiador derechista Carlos Ibarguren. En este caso en particular, la coexisten-cia pacfica fue muy breve. Un ao despus de su fundacin, Ibargu-

    92 T. Halperin Donghi, "El lugar del peronismo en la tradicin poltica argentina", en S. Amarall y M.

    Plotkin (eds.), Pern, del exilio al poder, Buenos Aires, Cntaro, 1993; C. Buchrucker, Nacionalismo y peronismo. La Argentina en la crisis ideolgica mundial (1927-1955), Buenos Aires, Sudamerica-na, 1987. 93

    En cuanto a la repercusin de la Guerra Civil Espaola en la sociedad argentina, vase M. Fal-coff, "Argentina", en Falcoff y Pike (eds.), The Spanish Civil War, Raanan Rein, The Franco-Peron Alliance. Relations Between Spain and Argentina, 1946-1955, Pittsburgh y Londres, Pittsburgh Uni-versity Press, 1993, en particular el captulo 5; respecto del impacto del nazismo, vase R. Newton, The "Nazi Menace"in Argentina, 1931-1947, Stanford, Stanford University Press, 1992; sobre el fas-cismo, R. Newton, "Ducini, Prominenti, Antifascisti: Italian Fascism and The Italo-Argentine Collec-tivity, 1922-1945", The Amercas, 51, 1, julio de 1994; para obtener un panorama general, C. Buchrucker, Nacionalismo y peronismo, citado. 94

    J. Irazusta, Memorias, Buenos Aires, 1974, p. 227.

    1 9 2 REDES

  • Psicoanlisis y poltica: la recepcin que tuvo el psicoanlisis en Buenos Aires

    ren renunci en seal de protesta por el nombramiento del mdico ale-mn George Nicolai, "un profesor comunista".95 Con posterioridad, otros habran de abandonar el Colegio por razones ideolgicas, entre ellos Jorge Thenon.96 Durante el rgimen de Pern (1946-1955), el Colegio fue hostigado por las autoridades.

    En este contexto, el discurso cientfico comenz a teirse de con-tenidos ideolgicos, y a veces de enemistades personales. La Asocia-cin de Biotipologa, por ejemplo, que haba contado entre sus directores y colaboradores con personas de ideas polticas tan diver-gentes como su orientacin cientfica, se volvi ms homognea en ambos aspectos en los ltimos aos de la dcada del treinta. Todos los progresistas que anteriormente colaboraron con Anales, aunque la re-vista nunca haba disimulado sus simpatas por Mussolini, desapare-cieron entonces de su plantel. Lo mismo puede decirse de las referencias favorables al psicoanlisis, que tambin desaparecieron de la revista, con la sola excepcin de la nota necrolgica de Freud, en 1939. La poltica se filtr en todos los aspectos de la sociedad, desde la universidad hasta la profesin mdica.97 Entre los aos veinte y los treinta, Gonzalo Bosch, mentor de Pichn Riviere en el Hospicio de las Mercedes, y Juan Ramn Beltrn haban pertenecido a las mismas ins-tituciones psiquitricas (ambos fueron fundadores de algunas), y am-bos simpatizaban con el psicoanlisis. La "coexistencia pacfica" termin en 1945, cuando Beltrn fue nombrado interventor en la Facul-tad de Medicina por el gobierno militar que gobern el pas desde 1943, en reemplazo de Bosch, en ese entonces decano de dicha facultad.

    Luego del surgimiento del peronismo en 1945, la polarizacin de la sociedad sigui profundizndose. La sociedad se defini en funcin de la antinomia peronismo-antiperonismo, mientras que ambos secto-res trataban de impedir al otro su participacin legtima en la esfera pblica. Este tema ya lo he tratado, y no es ste el lugar para repetir

    95 Cursos y Conferencias 1932. Acerca de los aspectos generales de la polarizacin de los intelec-

    tuales, vase M. Plotkin, Maana es San Pern. Propaganda, rituales polticos y educacin en el r-gimen peronista (1946-1955), Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1994, cap. 1. Sobre Nicolai, vase C. A. Jalif de Bertranou, "J. F. Nicolai (1874-1964)", en H. Biagini (ed.), El movimiento positivista argentino, citado. 96

    En el caso de Thenon, la razn fue su profundo compromiso con el Partido Comunista. 97

    Respecto de la evolucin de la universidad durante esos aos, vase T. Halperin Donghi, Histo-ria de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, EUDEBA, 1962. Respecto de la politizacin de la profesin mdica, vase Revista de la Asociacin Mdica Argentina hasta 1945.

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  • Mariano Ben Plotkin

    el anlisis.98 En este contexto fue que se institucionaliz el psicoa-nlisis en la Argentina. Si bien la crisis de la psiquiatra positivista y somtica de los aos veinte haba dejado un espacio libre para la coe-xistencia, la crisis ideolgica y poltica de los treinta y los cuarenta su-primi dicho espacio.

    En 1942, Garma y un pequeo grupo de mdicos crearon la Aso-ciacin Psicoanaltica Argentina." Ninguno de los psiquiatras que antes haban demostrado interesarse por el psicoanlisis (salvo Pichn Rivie-re) se hallaba entre sus primeros integrantes. Asimismo, ninguno de los miembros de la ya existente Sociedad Argentina de Psicologa Mdica y Psicoanlisis particip en la creacin de la institucin oficial. La falta de participacin de los psiquiatras en los orgenes del psicoanlisis ins-titucionalizado constituye un rasgo peculiar de lo que fue el desarrollo de la disciplina en la Argentina. En otras partes, los primeros que ejer-cieron la profesin se enrolaron en la asociacin, al ser sta creada. Un caso tpico es el de Durval Marcondes, precursor del psicoanlisis en Brasil. Luego de practicar durante dcadas un "psicoanlisis silvestre" (hasta cre en 1927 la Asociacin Psicoanaltica Brasilea, de corta du-racin), trajo a la psicoanalista a