poemasd de vinicius

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    POEMAS D E VINICIUS DE M ORAES

    DALILA TELES VERAS

    L a poesa de Vinicius deMoraes llega al pblicoen la dcada de los 30. OCa m inh o para a Distancia, elprimer libro del poeta, es pu-b l i cado en 1933 , cuandoVinicius contaba con m enosde veinte aos de edad, po-ca en la que tam bin obtieneel diploma de Bachiller enDerecho, profesin que ja-ms ejerci. A pesar de h abersurgido en la fase de conso li-d a c i n d e l m o v i m i e n t omode rnista iniciado en 1 922, l no fue exactamente unpoeta modernista como suscontemporneos, y no obs-tante su aproximacin a lageneracin siguiente, la del4 5 , que retom valores estticos conservadores, no seafdi a ningn mo vimien to, man tenien do, al igual quealgunos de sus contemporneos, como Cecilia Meirelesy Joao C abral de M el N eto , su voz singular de lricoincurable.

    Retrico en sus primeros libros Caminho para aDistancia (1933) y Forma e Exegese (1935), peroaun as trovador de su tiempo, se presenta de formamu y particular, estableciendo una fcil com unicac incon el lector y transformando su mensaje en algo per-sonal e intransferible.Es a partir de 1938, con el libro Novos Poemas,que Vinicius de Moraes comienza a afirmar su poti-ca, acorta ndo los versos y orienta ndo con seguridad ylibertad su lirismo.Todav a en esa dcad a se dedica a la crtica literariay de cine. El cine es en l una pasin que slo puedecompararse con la que siente por la poesa. Asume,por esa poca, el cargo de censor cinematogrfico (seviva el Estado Nuevo de Getulio Vargas). En declara-ciones posteriores, el poeta dijo qu e jams censu r n in-gn filme.En 1942, en un largo viaje por el nordeste de Bra-sil en compaa del escritor norteamericano WaldoFrank, Vinicius confes haber descubierto u n pas quedesconoca y, por tanto, haber cambiado completa-

    mente su visin poltica, fru-to de su origen de burgusbien nacido.De acuerdo con el crti-co Antonio Cndido, es ellibro Poemas, Sonetos e Bala-da s (1946) el que tal vez re-presente "e l momento desntesis de sus capacidad es yritmos". A partir de enton-ces, Vinicius se convierte enun poe ta def in i t ivam enteconocido y prestigioso. Esemismo ao viaja a EstadosUnidos en misin diplom-tica. Haba ingresado en elservicio exterior de su pas en1933.No obstante la presencia

    intrnseca del ritmo y de lamsica en toda su prod uccin potica, cosa demo stra-da por la adopcin del soneto y otras formas d on de elritm o es esencial, y a pesar de que estas formas clsicasy ya gastadas logran en la voz del poeta una marcapro pia qu e lo acerca al gusto po pular, n o es hasta 194 2que Vinicius emprende profesionalmente, unido alcompo si tor Antonio Mara, el camino de la composi-cin musical, sector de su produccin que lo popula-riz definitivamente.Desde entonces, la presencia del poeta ser influ-

    yente en los mov imientos de la msica popu lar brasi-lea. En el "bossa nova" tuvo una participacin im-por tante .La labor de sus colaboradores musicales constituyeuno de los momentos de mayor significacin en lamsica popular de Brasil. En la lista aparecen figurascomo Tom Jobim (su gran compaero en la bandasonora del filme Orfeo Negro y de tantas composicio-nes posteriores). Chico Buarque de Holanda, FrancisHim e, Badn Pawell, Ado niram Barbosa, Pixinguinda,Toquinho y muchos ms .Sin ese vehculo fantstico q ue es la msica en B ra-sil, Vinicius de Moraes no sera el poeta tan popularque fue y que hasta hoy, quince aos despus de sumuerte, es venerado inclusive por los ms jvenes.En su t rayectoria pot ica, que va del l i r ismo

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    intimista, confesional y discursivo de sus com ienzos, vida con la mism a intensidad y que el "poetinha", com oal erotismo y dramaticidad de la segunda fase de su cariosamente lo l lamaban sus amigos, jams aba ndo -obra, Vinicius recorre con extrema coherencia una ruta n, viviendo "de verdad" la poesa, como dijo Pablode pasin, pasin que fue practicada en la obra y en la Neruda .

    VINICIUS DE MORAES

    POEMA DE NACIMIENTOPara eso fuimos hechos:Para recordar y ser recordadosPara llorar y hacer llorarPara enterrar nuestros muertos --Por eso tenemos brazos largos para los adiosesManos para coger lo que fue dadoDedos para cavar la tierra.

    Asi ser nuestra vida:Una tarde siempre olvidndoseUna estrella apagndose en la sombraUn camino entre dos tmulos Por eso precisamos velarHab lar bajo, pisar leve, verLa noche dormir en silencio.

    No hay mucho que decir:Una cancin sobre una cunaUn verso, tal vez, de amorUna oracin por quien se va Que esa hora no se olvideY por ella nuestros corazonesSe entreguen, graves y sim ,ples.

    Pues para eso fuimos hechos:Para esperar el milagroPara participar de la poesaPara ver la cara de la muerte De repente nunca ms esperaremos...Hoy la noche es joven; de la muerte sloNacemos, inmensamente.

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    POEMAS DE VINICIUS DE M ORAES

    LA MASCARA DE LA N O C H E5 / , esa tarde conoce todos mis pensamientosTodos mis secretos y todos mis patticos anhelosBajo ese cielo como visin azul de inciensoLas estrellas son pasados perfumes que me llegan...Si, esa tarde que no conozco es una mujer que me llamaY he aqu que es slo una ciudad, una ciudad dorada de astrosAves, hojas silenciosas, sonidos perdidos en coloresNubes co mo velas abiertas para el tiempo...No s, toda esa evocacin perdida, toda esa msica perdidaEs como un presentimiento de inocencia, como un llamado...Mas para qu buscar si la forma qued desvanecida en el gestoSi la poesa qued durmiendo en los brazos del ayer...Cm o saber si es tarde, si habr maana para el crepsculoEn este entorpec imiento, en este filtro mg ico de lgrimas?Roco, roco! desciende sobre mis ojos, sobre mi sexoHaz que surjan diamantes en el sol!Me acuerdo... como si fuese la hora de la mem oriaOtras tardes, otras ventanas, otras criaturas en el almaLa mirada abandonada de un lago y el temblor del vientoSenos creciendo hacia el poniente como salmos...Oh, la dulce tarde! Sobre m ares de hielo ardientes de reflejosVagan plcidamente navios fantsticos de plataY en grandes castillos de color de oro, serenos ngeles azulesTaen campana s de cristal que vibran en la inmensa transparencia.Yo siento que esa tarde m e est viendo, que esa serenidad me est viendoQue el mom ento de la creacin me est viendo en este dolorosoinstante de quietud en m mismoOh creacin que me ests viendo, trnate mujer y bsame los ojosAcaricia mis cabellos, canta una cancin para dormirme!T eres el bien, mscara de la noche, con tu rsea carneCon tus largos chales campestres y tus cnticosT eres el bien! oigo tus faunos acribillando las aguas de sones de flautasEn largas y fragantes escalas cromticas...

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    Ah, mi verso tiene palpitaciones dulcsimas! primave ras!Sueos buclicos nunca solados por el desespero Visiones de ros plcidos y bosques adorm ecidosSobre el panoram a crucificado y mon struoso de los tejados!Por qu vienes, noche? Por qu no aduermes tu crespn?Por qu no te evaporas --espectro en ese tierno perfime de rosas?Deja que la tarde envuelva eternam ente el rostro de los diosesNoche, dolorosa noche, misteriosa noche!Oh, tarde, m scara de la noche, t eres la prescienciaSlo t conoces y acoges todos mis pensamientos!Tu cielo, tu luz, tu calmaSon, en mi, la palabra de la mu erte y del sueo!

    MENSAJE A LA POESANo puedoNo es posibleDganle que es totalmente imposibleAhora no puede serEs imposibleNo puedoDga nle que estoy tristsimo, pero no puedo ir esta noche a su encuentro.Cuntenle que hay millones de cuerpos que enterrarMuch as ciudades que reconstruir, mucha pobreza por el mundoY las mu jeres se estn volviendo locas, y hay legiones de ellas escardand oLa aoranza de sus hombres; cuntenle que hay un vacoEn los ojos de los parias, y su flacura es extrema ; cuntenleQue la vergenza , la deshonra , el suicidio rondan los hogares,y es preciso reconquistar la vida.H ganle ver que es necesario que yo est alerta, de jrente atodos los caminosPresto a socorrer, a amar, a men tir, a mo rir si es necesario.Explquenle, con cuidado no la acongogen... que si no voyNo es porque no quiera: ella sabe; es porque hay un hroe en una crcelHay un labrador que fie agredido, hay un charco de sangre en una plaza.Cuntenle, en secreto, que debo estar preparado, que mis hombrosNo se deben curvar, que m is ojos no se debenDejar intimidar, que llevo a cuestas las desgracias de los hom bresY ahora no es el mom ento de parar; dganle, mientras tanto.Que sufro mucho, pero no puedo mostrar m i sufrimiento

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    POEMAS DE VI NI C I US DE MOR AES

    A los hombres perplejos; dganle que me fue ordenadaLa terrible participacin, y que posiblementeDeb er engaar, fingir, hablar con palabras extraasPorque s que, a lo lejos, clarea una aurora.Si ella no comprende, procuren convencerlaDe ese invencible deber que tengo; pero dganleQu e, en el ondo, todo lo que estoy dando es de ella, y que meDu ele tener que despojarla as, en este poem a; que por otro ladoNo debo usarla en su misterio: la hora es de esclarecimientoNi inclinarme sobre m cuando a mi ladoHa y hambre y men tira y el llanto de un nio solitario en una calleJunto al cadver de una madre; dganle que hayUn nufrago en medio del ocano, un tirano en el poder, un hombreArrepentido; dganle que hay una casa vacaCon un reloj golpeando horas; dganle que hay un gran aumentoDe abismo s en la tierra, hay splicas, hay alaridosHay fantasmas que me visitan de nocheY que debo recibir; com ntenle mi confianzaEn la maanaQu e siento una sonrisa en el rostro invisible de la nocheVivo en tensin a la espera del milagro; por esoPdanle que tenga paciencia, que no me llame ahoraCon su voz de sombra, que no me haga sentir cobardeY tener que abando narla en este instante, en su inmedibleSoledad; pdanle, oh pdanle que se callePor un mom ento, que no me llamePorque no puedo irNo puedo irNo puedo.No la traicion. En mi coraznVive su imagen, y nada dir que puedaAvergonzarla. Mi ausenciaEs tambin un sortilegioDe su amor por m. Vivo del deseo de volverla a verEn un mundo en paz. M i pasin de hombreSobrevive conm igo. Tal vez yo debaMorir sin verla ms, sin sentir msEl gusto de sus lgrimas, sin mirarla correrLibre y desnuda en las playas y en los cielosY en las calles de mi insom nio. Dgan le que es seMi ma rtirio; que a vecesMe pesa en la cabeza el tiempo de la eternidad y las poderosasFuerzas de la tragedia caen sobre m y me empujan a la sombraPero que debo resistir, que es preciso...Pero que la amo con toda la pureza de mi pasada adolescencia

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    Con toda la violencia de las antiguas horas de exttica contemplacinCon un amor lleno de renuncia. Oh, pdanle a ellaQu e perdone a su triste e inconstante amigoA quien fue dado perderse por amor a su semejanteA quien fue dado perderse por am or a una pequea casa,A un jardn, a una m uchacha vestida de rojoA quien fue dado perderse por amor al derechoDe todos a tener una pequea casa, un jardnY una muchacha vestida de rojo; a quien perdindosele es dulce perderse...Por eso convnza la, explquenle que es terriblePdanle de rodillas que no me olvide, que me ameQue m e espere, porque soy suyo, slo suyo; pero que ahoraEs ms fuerte que yo, no puedo irNo es posibleMe es totalmente imposibleNo puede ser, noEs imposibleNo puedo.

    (TRADUCCIN: MANUEL D AZ MARTNEZ.)

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