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POEMAS DE ANDRES OLIVERTRANSCRIPT
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P o é t i q a
poemas
ANDRÉS OLIVER
(2005 - 2011)
Ediciones Culturales de MendozaSecretaría de CulturaGobierno de Mendoza
9
"Todas las lenguas están muertas.
Muertas en manos del vecino trágico
Hay que resucitar las lenguas...".
Vicente Huidobro
A: Claudia Fava
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Permanecerá mi palabra su piedra.
La paloma y el infierno.
La mujer que navega mi nostalgia.
El incesto de acero que es morir de lluvia.
Memoria de abismo y soledad.
Al quedar iguales las penumbras en las manos.
El amor será al pie del corazón, vidrio.
Erecto de muerte en sacramento.
Función donde quiebra la luz.
Permanecerá la sombra, subirá a la sangre como oro.
Al pan si vacila hombres y maldice.
Bajo el olvido que es campana.
Beso en la frontera de ausencia.
Tempestad de cárcel en sed.
Permanecerá la vida sin punto cardinal.
Ni agua.
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Como ruina de mar.
Oración al humo, ardor de pájaros.
La muralla será el espejo sumergido en mi puñal.
La piedra.
19
Después la imagen.
La piel en geometría.
La sed y el escombro
repitiéndose
sin huesos.
El árbol mata jaulas en la sangre.
La telaraña.
Tu corazón de abismos que sufren.
La marea sobre la distancia como papel arado.
Mi amor bajo bandera de puerto.
La neurona que sacude leche.
La tuerca del pensar.
El hambre.
El océano en puertas.
El capítulo animal.
La voz frente a tu sombra.
La libertad en esfera del silencio.
La soledad de tinta prematura.
El hastío.
Las mierdadas de la infancia. Y el progreso.
Terminado
sobre el cuerpo que sepulta pan.
20
En gorrión hecho pedales. Lento
como arena entre las ciencias.
Me sostengo de la médula
que funebrea mientras lloro.
De las venas que caen en el viento.
Me sostengo
de esta página mientras sangra su ventana,
de los últimos cristales donde quiebran los espíritus.
Del pájaro que defiende mis pasillos.
De la madre atormentada, por supuesto,
y la otra en elementos inclonables.
Seco
como eternidad interrumpida,
como ladrillo abandonado en mi cerebro.
A la orilla de nacer sin mis naufragios.
A la diestra de la herida en escalera.
Elijo mi dolor, la lluvia
cuando se ahogan cadenas en mi pecho.
23
No habrá ventana en la lluvia. Ni mujer de auxilio
que divida la ausencia en pájaros.
No habrá poema. Jamás
entre vida y palabra, la muerte.
Entre sombra y fe, el cielo apagándonos.
No caminará padre bajo el hielo en que vivo. Nunca.
En soledad la sepultura será digna.
Entre el reloj y el dolor de la tierra,
golpeará en racimos la lápida de Dios.
No tendré ángel que encienda otoños.
Los límites caerán antes de la luz.
27
Mi guerra entre los muertos.
¡Cuántos que redoblan son bandera!
El centímetro humano en desventaja con mi tinta.
¡Cuántos de madera gota a gota!
¡Cuántos elementos desarrollan el efecto calavera!
Sólo en el espejo y vertical en la campana.
¡Cuántas aves arrastrándose en los ojos como lágrimas!
31
Deberé mi luz, la envergadura.
El otro encierro, el de los pájaros
sin venas y sin patria. El otro
que flagela en la madera,
en el hielo del lenguaje, el reloj.
La puerta del sustento.
Quebraré mi lágrima, esta herida
que no ama pero firma,
estos sueños alambrosos
sombríos eslabones
que respiran.
35
El despueblo. La sombra del despueblo
bajo acero tribunal.
Éstos vértigos. La palabra de estos vértigos
sin hijos.
Mi esfinge. El canto de mi esfinge.
La voz. El camino de la voz
sin ángulos.
La tumba. Los tiempos de la tumba
entre mi nombre y tu futuro.
La célula. La marca de la célula
que divide materiales.
El ángel. La vértebra del ángel
se arrodilla sin sus llaves.
El adiós. El alimento del adiós
hasta los clavos.
El regreso. La espalda del regreso
bajo el concepto de los márgenes.
La herida. El peso de la herida.
El cuerpo.
39
Queda el silencio.
Navega mi lágrima sin luz.
Se reencarnan los pasados en telones indirectos.
Del corazón caen de espaldas los relojes.
La magia como sopa.
El pan como martillo.
Huesos en campana.
Herramientas del olvido.
Retrato de sangre y pensamiento.
Cemento entre laureles
que retorna del lenguaje.
Ataúd con pájaros y trigo.
Amor sin plegaria ni recuerdo.
El viento en epitafios.
La vida como escombro.
43
La palabra
mi último derecho sin muelle.
La palabra mi soldado.
Ojo en pólvora.
Alfabeto sin cerebro ni dios.
He matado. Las manos son nudos perras.
El árbol alcohol espina sienes.
Soy un moribundo que alimenta candados.
Cortina de huesos.
La enfermedad sin vientre.
Sombra que flagela sexo.
Soy sin nacer química.
Descontrol de acero y puertas.
Máquina que ruega hasta la vida.
Cabeza sobre el miedo tu veneno.
Tijera en la memoria.
La velocidad del pan y la muerte…
47
Si me matan sin mundo
ni peligro de poblarme.
Sin mar.
Ni luz de naufrago.
Bajo tu piel.
Ahora lenguaje y bandera en el vacío.
Borracha mi ciencia
entre fantasmas con manos.
Si me matan. Tu vientre si me matan.
Si me matan
detienen la pólvora en mis besos,
el corazón de un árbol.
No tengo una nación rota, evangelios.
Una vez nación
con ojos.
Si me matan.
51
Asumo la vida
la extensión del hielo
las semillas como fin de relojes
la poesía
los diccionarios que callan por mí
por los otros se rompen antes de las bóvedas
el amor y la melancolía en llaves
el pan ante la sombra
los retratos del hambre
el vino de mi muerte se derrama sin estrellas.
55
Sin sombra,
detrás de las venas como humo.
Desde el corazón ni lámpara.
Tu beso contra mis insomnios.
Bebo del ángel que envenena.
La huella sin sustento.
La víbora que he protegido en pan.
Y terminan las uniones, mi eje,
el daño armado,
intransferible,
que no busca orilla.
El reloj que espanta mi destierro.
La libertad del dios que he robado.
Termino, entonces, de cadena.
Vestido de tierra y leyenda.
56
Condenado y agua como el tiempo.
Espejo que explota en cenizas.
Angustia. Sagrado.
Huésped que ignora la palabra.
Voy, simplemente, de escalón en muerte
que reparo hereje.
Ahora, sin totales, oscuro,
dividido como pulso, lloro.
Mato el banderazo del amor,
Los besos que deforman el adiós.
Sueño contenido, injusto.
Cielo hasta la espuma.
Sangro sin sonido.
59
Mi arte sin ojos
escucho tu cuerpo
es orilla quebrada en mi espalda
no maldigo
la red en mi lengua
tu serpiente deslizándose no maldigo
soy arena desquiciada en los ojos
el niño asesinado
como pez ilegítimo del agua
soy ceniza arrojada
en ningún mar
ni ola que llegue a los labios
mi pecado
el cuerpo principal
las tetas infinitas
el olvido a la izquierda
sin huella
el despertar.
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Bebo asesino.
Retiro mi nombre. He pagado
por caminar asfixia y escuchar a Dios.
No hay nación, los pies en la industria del acero.
Está anterior al hombre la acción que llora nómade.
La boca, mi beso.
Matar.
No amaré el mismo suicidio.
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Mentir
crear sangre
salvarse de los muertos
que necesitan puertas
perder
los pies doblados
los hijos de favor
la voluntad donde hay nada
escapar
de los huesos
entre la sombra donde hallo luz
bajar
los manicomios
después las copas como armas
entender
la palabra condenada a dientes
cambiar
la herida por pequeños inmortales
sufrir
de cantidad póstuma
cansar
la paz
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el punto cardinal en su eje necesario
detener
la libertad en el espejo que naufraga
entregar
las manos
vacilar las llaves
vengar
al sol con sueños
tener
hambre
crecer
de frio como hilo
criar
al mundo
avanzar.
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Se reemplazará al mar por telaraña.
Las paredes dejarán de respirar para escuchar un piano.
Las llaves morirán por decisión de puerta.
La sangre lenta.
El frío como tierra en los ojos.
La música no sostendrá mi cuerpo.
El amor será el intruso más ilustre el más hambriento.
La sed no alcanzará las estrellas porque los besos mueren.
Es seguro que nunca dejaré una palabra en paz.
Dios se ahogará en un ciego y caerá vidrio en las heridas.
Las fotografías entrarán como balas o sueños desaparecidos.
Entonces sellado de carne río y casi viento.
Yo mi revés.
Mi parecido.
El doble de mi frente en silencio.
Ahora ahogado puedo enloquecer al vino que besa.
A estar de pie sin cielo y quebrar la tinta indefendible.
De golpe espejo en concepto de cadena.
Con horario y huesos que vuelan sin hastío.
En el trazo del acero.
En la angustia alta y sin causa.
75
Renunciaré a la tierra para no ser sepultado
porque el poder de la memoria es la muerte.
Yo respiro como llanto o papel
o juguete aparecido en el vientre de mi madre.
Soy la idea de matar antes de existir.
Mi olor está en la humanidad.
El perfume indomable que desentierra vivos.
El aroma duro de sangre.
La repetición de sonreír a mis finales.
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siempre ahogado vertical
en el puñal reglamentario
en la bandeja rebanada
sin padre ni madre para viento
con estatura de pan que es oxígeno y expira
con abismo de regreso
hundido como planta
desnudo con la víctima en tu boca
enamorado del difunto que te mide para extraña
con lámparas y féretros destinados al derrumbe de la luz
siempre ahogado he besado al mundo
porque los labios serán hielo
he besado hasta tu muerte
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Intranquilo como mar
devuelvo la foto de mi infancia.
La primavera moría
cuando murió mi padre.
Padre y trigo
sin tabaco,
con esperma hecho desierto.
La extraña respiración
que no devolvía el mundo.
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Pensé que todo había terminado cuando Dios decidió crear al
mundo. Pero no, la acción imprecisa del destino, la especulación
del origen de la humanidad predestinó los sucesos que acontece-
rían antes de la creación del hombre. En aquellos momentos que
dependían de la única espiritualidad de no haber nacido aun, la
necesidad innata instaló, por deber o gracia divina una deuda opor-
tuna; en el momento del inicio del pensamiento referido o consa-
grado a un progreso lógico. La piel avanzó como la creación de la
tierra, el cielo, el agua, la respiración y el universo. Dios y su polí-
tica de igualdad solo comprendió que la razón de vivir es la justi-
ficación de la muerte. Pero la ciencia del Supremo no resigno los
principios que están antes que El, la soledad, la tristeza como
número primario de su cuenta insensata. Desde que las sumas o
restas numéricas existen Dios se presenta como una asignación a
la ignorancia, porque aun no ha sido evaluada la libertad de elegir
haber nacidos vivos o muertos. Alguien contiene sangre y es duro
pensar si las venas transitan nuestra mirada. El cuerpo es la raíz
inconsciente de la acción única de la verdad. Nada ha sido engen-
drado, es arrogante el crimen de desear Todo lo que ha sido
consensuado es el dolor y, en la mínima cavidad de existencia las
heridas son naciones mortales completadas por el hambre y la
desesperación de respirar. Antes y ahora de beber lo que yace
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suspendido la sed nos sepulta. La lectura es la defunción de tan-
tos bosques. Las épocas eran la etapa interrogada por la historia.
Después vinieron remando las ideas contra aguas y, quemaron
nuestros versos, se crearon los poemas como heridas no san-
grantes, entintadas. Desterraron versos de poetas, mataron nues-
tros hijos sin familias, excomulgaron sepultureros porque espe-
raban la respuesta de la tierra acantilada.
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Si tuviera que resignar el destino de mis lágrimas, algo me
asustaría, una puerta abierta, un candado castrado, la cerradura
de la memoria entre mis llaves derramándose como lluvia. Pero
ninguna lágrima sería la última. La muerte arrepentida, completa de
cadáveres sin lágrimas navegaría sin rumbo en su mar seco. Todo
llora, mi ropa, las huellas que repentinamente desaparecen como
crepúsculos. Esto es lo que quiere el mundo, ver la tierra húmeda
al servicio de la luz del día. No, nunca optaría la conciencia el he-
cho de cavarse los extremos hasta encontrar los puntos cardina-
les. Nunca sería yo la pluma, la palabra que desentierra alas que
son lágrimas adversas, lágrimas mojadas, como debe ser, en litros
cuestionando las facciones, los secretos que arden en los ojos
como náufragos. Se ha secado mi sangre, ya no llora, el cuerpo
es una cadena mal cosida. El espíritu ciego, el cansancio, la nada.
Estoy culpado de existir, de poner mis pies sobre los ángeles.
Entenderme vertical y respirándome las lágrimas como insectos. Y
respirándome pensar que han robado vocales a las palabras que
tanto he amado. Mi amada se refleja en lágrima cuando despierto
entre las sombras. Mi amada es una lágrima, la ahogada que nunca
vio la tierra y es de piel, de sombra y huesos anteriores a morir.
Hay que estar antes que la muerte, permanecer sin puertas, sin
motivos. Ser de ser y transpirar, levantarse en el mundo, llorando,
empapar el pan de cada día hasta el hambre. Y amar.
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Escribo víctimas, innacidos. Las palabras cosechan el mapa impuro
donde no hay partos ni tumbas. La respiración es ocaso de an-
gustia. El aire quiere cuerpo, sombra y aguas. Pero la tinta después
envenenada y, antes como vida nunca tuvo una razón para nacer
y otra para morir. Lo escrito no se detiene ni late. Nada fue pensa-
do, destinado al pasado. En esta geografía, el derramamiento de
mi tinta, sangre inmortal, que ha presenciado el nacimiento y la
muerte de todos los límites asesinados. Nadie sostendrá la oscu-
ridad de resucitar razonable. Nacerá la luz, el principio, el final, lo
incompleto, una verdad. La tranquilidad de no sepultar a Dios. Es-
cribo omitiendo la historia del hombre y la eternidad de Dios. A
pesar de la voz, la palabra subsiste al pensamiento. La palabra
debe ser escrita, creada como acero, sin más aire que los labios,
sin hogar, prostituida por un mundo o un sueño permanente, que
da lo mismo. La realidad es el exceso de querer lo propio, abusar
de los objetos como si no tuvieran alma. La imaginación técnica-
mente duele porque usa clavos. Yo quisiera estar bien sin escri-
bir, sin derretir un lápiz, sin recibir mi vocabulario con los núme-
ros. Quisiera ser el innacido y no el escriba, el mapa y no la tumba,
el veneno y no las huellas. Quisiera defenderme como realidad o
sueño pero no he inventado coordenadas, continentes, ni espe-
jos. Mi tinta y yo sobrevive acantilados, el orden de la cosa que
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somos y restablecemos en figuras, de humanidad, el orden lógico
de la poesía o el tiempo. Después del abismo, la acción del hom-
bre maltrata poetas. La paz y esta guerra son poesía.
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Perseguido por los ojos, el vino que desarrolla las encías. De cre-
cer por delante de una idea. Pisando el corazón, las calles, los colo-
res huérfanos de manos. Creando cuando la mugre es violenta
porque viola y da el derecho al sexo que flagela. He guardado más
de lo que existo. Escribo entre mis uñas la piel del amor asesinado.
Yacen dos existencias en mis manos, la piel de mis actos, y otra, la
muerta de hambre. Me sigue la voz, golpea su motor herido como
tinta. Me sigue el alma sin saber que tiene peso comprimido. Pero
en la caída del árbol que desprendo, en la resistencia de la tierra
que decidió liquidarse siendo agua; me he suicidado para ser pája-
ro o reja con llaves inseguras. Me he suicidado, desde siempre,
para no recordar mi nombre.
103
Con los pies violados de geografía.
Sin geografía de morir y acantilarse.
Para el poeta es una la cena sin discípulos.
Quemado por el llanto que gesta prostitutas,
Brutalmente en el incendio del destino amo borracho
la cavidad inaceptable de las vírgenes,
el puterío materno,
la piel donde asesinan las estrellas.
Para el poeta es uno el color que se retracta.
Existo en la carne y en la calle,
en cuadernos bombardeados de vacío,
en la tristeza y no del hambre.
Para el poeta es uno el dolor de las miradas.
Los labios reclaman versos, la unidad de letras sin idioma,
la sangre sorprendida por números solitarios.
Sangre para nacer perjudicado.
104
Para el poeta es una la vela que se extingue.
Enamorado de los muros
estoy alimentado de la sed que mean,
de mapas y amores derramados como pelos.
Para el poeta es uno el dios que se retrasa.
107
Grito para nadie.
Una palabra y padre.
Tantas veces nadie.
Calculo armas que piensan huellas.
Manos sin cerebro en las entrañas.
Se derrumba mi voz en el índice,
en el levantamiento de mi hambre.
Tengo un día, el derecho a la existencia de las rosas.
No tengo aplausos donde morir con alarma.
Nada. Ni agua ni mapa ni peso de sombra
con músculos finales.
Tengo la máscara de Dios.
Geografía que observa cicatrices.
Ceguera desencadenada como tinta.
111
Regreso. Me suicidio de pie.
No regreso de época y me suicido.
Exhuman mi existencia.
Reclaman esta sangre que jamás fue mía.
Rechazan la oración que ahoga cantos.
La paz y la poética que inventan inútil pensamiento.
Tenerme en la vida y en la muerte.
Amar me clausura a voces,
al límite del hombre y la tierra.
Regreso. Resucito en la lesión del verbo.
No regreso y resucita mi ojo ajeno.
Vuelve hacia adelante el destino.
Se desprende la piel hecha cenizas, migas de tacto.
La piel derrochada en la totalidad de un día sin huellas.
Ya no hay tacto.
Ya no hay poesía, ni siembra, ni hambre
que huya de los labios temblando.
Cerrándose como goteo o llanto.
Cerrando manos como máquinas que desesperan.
Cerrando colores hasta ciego.
Regreso. Me suicido hasta nacer de frente.
No regreso y me suicido en el destierro.
113
ÍNDICE
POÉTIQAANDRÉS OLIVER(2005 - 2011)
Páginas
Permanecerá mi palabra su piedra ............................................................. 13
Después la imagen ........................................................................................ 17
No habrá ventana en la lluvia ........................................................................ 21
Mi guerra entre los muertos .......................................................................... 25
Deberé mi luz, la envergadura ...................................................................... 29
El despueblo. La sombra del despueblo ..................................................... 33
Queda el silencio ........................................................................................... 37
La palabra ....................................................................................................... 41
Si me matan sin mundo ................................................................................ 45
Asumo la vida ................................................................................................. 49
114
Sin sombra ..................................................................................................... 53
Mi arte sin ojos ............................................................................................... 57
Bebo asesino .................................................................................................. 61
Mentir .............................................................................................................. 65
Se reemplazará al mar por telaraña ............................................................ 69
Renunciaré a la tierra para no ser sepultado .............................................. 73
siempre ahogado vertical .............................................................................. 77
Intranquilo como mar .................................................................................... 81
Pensé que todo había terminado cuando Diosdecidió crear al mundo ................................................................................ 85
Si tuviera que resignar el destino de mis lágrimas ..................................... 89
Escribo victimas, innacidos .......................................................................... 93
Perseguido por los ojos ................................................................................. 97
Con los pies violados de geografía ............................................................ 101
Grito para nadie ........................................................................................... 105
Regreso. Me suicido de pie ........................................................................ 109
115
Este libro se terminó de imprimiren los talleres gráficos deGRÁFICOS ASOCIADOS
Cooperativa de Trabajo - Limitadaen el mes de diciembre de 2011