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8/8/2019 Ponencia OCEP precongreso http://slidepdf.com/reader/full/ponencia-ocep-precongreso 1/9 El poder de lo instituyente y el devenir contrainstitucional: discursos e imaginarios sobre salud mental-comunitaria de la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología (OCEP). 1  1. Introducción La Psicología institucional y la disciplina psiquiátrica durante el siglo XX han posicionado en un lugar hegemónico sus prácticas discursivas en el campo de la salud mental. El discurso psicológico y psiquiátrico en general, y el lenguaje de la alteración mental en particular, han pasado a formar parte del sentido común de la ciudadanía, constituyendo la subjetividad desviada como un efecto de la práctica discursiva institucional (Gergen, 1996; Goffman, 2001; Reed, Mosher y Bentall, 2006). En este sentido, el posicionamiento real de las instituciones de Salud mental hegemónicas asume la distancia entre el objeto y el sujeto de estudio, postulando un saber basado en la validez científica y un posicionamiento ético/político neutro, evitando así la discusión sobre la historicidad de sus planteamientos, las implicancias éticas y los efectos de poder de sus prácticas discursivas (Foladori, 2001). Desde una perspectiva crítica, es posible cuestionar la pretensión de objetividad y neutralidad de las instituciones y los discursos sobre Salud mental, en cuanto su accionar esta mediado por relaciones sociales, políticas e históricas desde las cuales sus discursos y prácticas sobre la alteración mental tienen fundamento, implicancias y sentido (Basaglia, 1973, 1978, 1987; Foucault, 1986; Leifer, 1990; Szasz, 1998, 2001). De este modo, es necesario comprender la función social de las instituciones de salud mental como algo más que un campo de saber con pretensiones de neutralidad y objetividad, y en particular, comprender cuál es el lugar social de la Psicología institucional más allá de su posicionamiento como discurso de saber-verdad. En términos políticos, la institución es un campo que expresa relaciones de fuerza donde circula y se expresa tanto la eficacia del poder, como también la resistencia (Neumann y López, 2003b). Las instituciones forman parte del entramado social, produciendo vínculos de sometimiento, desarrollos desiguales, combinados y expresados en asimetría, siempre en resistencia y lucha (Foucault, 1980). 1  La presente ponencia se basa, mayormente, en un artículo con el mismo título publicado en el segundo número de la revista “Pánico en Crisis” correspondiente al año 2010. Los autores de dicho artículo son Juan Carlos Cea y Marco Antonio Díaz, licenciados en Psicología de la Universidad de Santiago de Chile y miembros de la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología (OCEP). Sobre dicho artículo y previa autorización de los autores, la expositora (Javiera Ramos), quien también forma parte de OCEP, incorporó algunas reflexiones personales. REFERENCIA: Cea, J. y Díaz, M. (2010) El poder instituyente y el devenir contrainstitucional: discursos e imaginarios sobre salud mental-comunitaria de la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología (OCEP).  Revista Pánico en Crisis, II, 2, pp. 55-62.

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El poder de lo instituyente y el devenir contrainstitucional: discursos e imaginarios sobre

salud mental-comunitaria de la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología

(OCEP).1 

1. Introducción

La Psicología institucional y la disciplina psiquiátrica durante el siglo XX han posicionadoen un lugar hegemónico sus prácticas discursivas en el campo de la salud mental. El discursopsicológico y psiquiátrico en general, y el lenguaje de la alteración mental en particular, hanpasado a formar parte del sentido común de la ciudadanía, constituyendo la subjetividad desviadacomo un efecto de la práctica discursiva institucional (Gergen, 1996; Goffman, 2001; Reed,Mosher y Bentall, 2006).

En este sentido, el posicionamiento real de las instituciones de Salud mental hegemónicas

asume la distancia entre el objeto y el sujeto de estudio, postulando un saber basado en la validezcientífica y un posicionamiento ético/político neutro, evitando así la discusión sobre lahistoricidad de sus planteamientos, las implicancias éticas y los efectos de poder de sus prácticasdiscursivas (Foladori, 2001). Desde una perspectiva crítica, es posible cuestionar la pretensión deobjetividad y neutralidad de las instituciones y los discursos sobre Salud mental, en cuanto suaccionar esta mediado por relaciones sociales, políticas e históricas desde las cuales sus discursosy prácticas sobre la alteración mental tienen fundamento, implicancias y sentido (Basaglia, 1973,1978, 1987; Foucault, 1986; Leifer, 1990; Szasz, 1998, 2001).

De este modo, es necesario comprender la función social de las instituciones de saludmental como algo más que un campo de saber con pretensiones de neutralidad y objetividad, y en

particular, comprender cuál es el lugar social de la Psicología institucional más allá de suposicionamiento como discurso de saber-verdad.

En términos políticos, la institución es un campo que expresa relaciones de fuerza dondecircula y se expresa tanto la eficacia del poder, como también la resistencia (Neumann y López,2003b). Las instituciones forman parte del entramado social, produciendo vínculos desometimiento, desarrollos desiguales, combinados y expresados en asimetría, siempre enresistencia y lucha (Foucault, 1980).

1

 La presente ponencia se basa, mayormente, en un artículo con el mismo título publicado en el segundo número dela revista “Pánico en Crisis” correspondiente al año 2010. Los autores de dicho artículo son Juan Carlos Cea y MarcoAntonio Díaz, licenciados en Psicología de la Universidad de Santiago de Chile y miembros de la OrganizaciónChilena de Estudiantes de Psicología (OCEP). Sobre dicho artículo y previa autorización de los autores, la expositora(Javiera Ramos), quien también forma parte de OCEP, incorporó algunas reflexiones personales. REFERENCIA:Cea, J. y Díaz, M. (2010) El poder instituyente y el devenir contrainstitucional: discursos e imaginarios sobre saludmental-comunitaria de la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología (OCEP). Revista Pánico en Crisis, II, 2,pp. 55-62.

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No obstante es inherente a las formas sociales instituidas (un orden social establecido) lapermanente producción de nuevas formas y significaciones de la realidad social (momentoinstituyente). Así, la relación instituido-instituyente le da al concepto de institución un carácterdinámico y creativo, la posiciona en medio de las relaciones sociales, culturales e históricas(Castoriadis, 2005). La dimensión de lo instituyente también supone la construcción de una

versión lúcida, autoconsciente, donde exista una pretensión de cuestionar a las lecturas y formasde entender impuestas. Esta versión lúcida, autoconsciente que busca la autonomía guarda mucharelación con el concepto de reflexividad planteado por Canales y otros autores. Este concepto,emergido desde la investigación social, es entendido por estos autores como la capacidad de loorgánico, lo complejo o lo autónomo de retroalimentarse o reinformarse, conociendo desde sí mismo, leyendo la realidad que está construyendo. Estos procesos reflexivos rompen lacontinuidad del mundo (en los sujetos) y la realidad (en los actores) y lo hacen a partir de unmovimiento de interrogación que suspende la verosimilitud de dichos y hechos, preguntando porsus enunciadores y actores

Ahora bien, ¿Cómo podemos comprender el lugar social y la producción discursiva de laPsicología en tanto Institución? Sin duda, la disposición general de la Psicología institucional esser una profesión, una ciencia o una técnica, negando así su efectivo posicionamiento político ysocial. En este sentido, el profesional de la salud mental, amparado en la institucionalidad,reproduce y pone en práctica este posicionamiento como discurso neutro, bajo la forma del saberobjetivo, ya sea en definiciones técnicas, descripciones de casos y/o estrategias terapéuticas,determinando la comprensión del malestar subjetivo bajo la mirada de un lenguaje yconocimiento especializado. Este es el lugar social de la institución psicológica en tanto estatuida,negando así la problemática de su historicidad y las relaciones sociales de discurso-poder de lascuales forma parte, apelando a su lugar de saber objetivo, al amparo de la disciplina científica que

la sustenta (Foucault, 2005).Sin embargo, desde algunas perspectivas, podemos comprender las prácticas discursivas de

la Salud mental en relación a la Psicología como institución y, al mismo tiempo, a esta comoproducto de relaciones políticas y sociales que determinan su existencia, discursos y campos deacción. Así, la Psicología institucional no puede dejar de formar parte del entramado socio-político desde la cual nace y tiene sentido. Del mismo modo, la comprensión de la subjetividad ylos discursos sobre salud mental, que la institución y los profesionales de la Psicologíaefectivizan y reproducen, determinan en la realidad social efectos políticos de significación, queson independientes de su cientificidad, validez y neutralidad pretendidas. El saber psicológico seposiciona así, simultáneamente, como institución de verdad y mecanismo de poder, origen yresultado de un contexto histórico y un entramado político-social determinado.

Por ello, es de suma relevancia analizar el lugar social de la Psicología institucional comoactor, desde el cual nacen mecanismos de comprensión y tratamiento de la subjetividad, discursosy prácticas sobre Salud mental, esto es, analizar la Psicología institucional más como actorpolítico-social que una máquina objetiva de producción de saber. Tener presente esta posibilidades relevante para la Psicología misma, en cuanto frente a la complejidad del mundo quehabitamos es importante para la comunidad de la psicología reconocer su posicionamiento y los

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efectos político-sociales de sus discursos sobre salud mental, salir del lugar del sometimiento queimpone el poder global, facilitando la construcción de proyectos colectivos (Neumann y López,2003)

En este sentido, es significativo preguntarse sobre el carácter que pueden asumir las nuevasformas instituyentes de la comunidad de la psicología, grupos sociales que se resisten al

posicionamiento neutro de la psicología estatuida, la cual niega la problemática de las relacionessociales, la historicidad y la política en el ámbito de su constitución misma, la comprensión de lasubjetividad y las prácticas discursivas sobre salud mental. Así, bajo esta panorámica, esimportante preguntarse por las nuevas formas de poder instituyente dentro del marco deestructuras ya instituidas, es necesario reflexionar por las alternativas de organización autónomaal interior de la comunidad de la psicología y la Psicología institucional, y los discursos sobreSalud mental que aquellas fuerzas promueven. De manera general, ¿Qué procesos, discursos eimaginarios son capaces de producir las fuerzas instituyentes de forma autónoma al interior de lasinstituciones ya establecidas?, y de manera particular, ¿Qué nuevas formas discursivas y modelos

de Salud mental son capaces de crear hoy los y las estudiantes de psicología de maneraautónoma, al interior de la comunidad de la psicología y la Psicología institucional?

2- La OCEP: el poder de lo instituyente y el devenir contrainstitucional

La OCEP nace como una instancia de organización estudiantil autónoma al interior de lapsicología institucional el año 2006. Su objetivo era ser una plataforma de confluencia de losintereses de los psicólogos en formación. Su propuesta era la construcción – por medio deasambleas libres de encuentro y reflexión – un colectivo de estudiantes que se sienta activo en suformación, que apunte a la responsabilidad social y a la consolidación de una mirada crítica sobre

el quehacer disciplinario y estudiantil de la psicología. La propuesta innovadora de OCEP hacereferencia a la creación de una instancia de organización estudiantil al interior de la psicología,más allá de las instancias de congresos o seminarios propios de la disciplina y definidos deantemano por la institucionalidad. De esta forma, el estudiante de psicología no era interpeladoen su calidad de alumno ni llamado a aprender un cierto conocimiento dado de antemano, elestudiante de psicología estaba llamado a hacerse cargo de formación, a pensar y a construirdesde sí mismo y sus grupos de pares una instancia de organización autónoma para pensar ycambiar la realidad de la psicología en Chile.

En este sentido, las primeras acciones de OCEP apuntaban no sólo a la construcción deespacios de encuentro estudiantil (congresos, asambleas, seminarios) sino a la producción dereflexiones estudiantiles en conjunto, respecto a las temáticas propias del psicólogo en formación.Esta instancia de creación, organización y construcción colectiva por parte de los estudiantes depsicología, al interior de la psicología institucional, representa el poder de lo instituyente.

Pero la OCEP como organización estudiantil, en su constante movimiento, desde sunacimiento hasta nuestros días, no sólo ha sido capaz de posicionarse al interior de la psicologíacomo ese espacio otro donde el estudiante crea, participa y reflexiona en un espacio deconstrucción colectiva y autónoma, sino también, a devenido en una crítica a las instituciones

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estatuidas. Ha establecido una crítica al nivel de las estructuras políticas-económicas quedeterminan diversas problemáticas sociales y al mismo tiempo, ha hecho una crítica alposicionamiento político/prácticas discursivas que promueve la Psicología institucional. En estesentido, la OCEP declara:

“La comunidad psicológica chilena, vale decir, nosotros/as como psicólogas y psicólogos en formación,al no pronunciarnos, omitirnos, restarnos y no organizarnos frente a las problemáticas sociales quepadece nuestro país y muchos países latinoamericanos, y frente a nuestras problemáticas disciplinares,reproducimos y legitimamos el mismo orden establecido convirtiéndonos principalmente en cómplices,testigos y protagonistas de estas prácticas sociales, dejándonos sin historia, naturalizando ynormalizando un presente injusto que niega toda posibilidad de cambio, y cerrando los caminos haciaun porvenir mejor . En este marco, la OCEP considera que nosotros y nosotras como psicólogos ypsicólogas en formación podemos responder ante las problemáticas sociales y disciplinares que nosconstituyen, y que, a su vez, somos sujetos capaces de organizarnos para hacer camino hacia unaPsicología al servicio de la sociedad y su transformación, y no la sociedad al servicio de la psicología”2 

En estos términos, al cuestionar directamente la función y estructura de la psicologíaestatuida, reconocemos el posicionamiento y las formas políticas de acción de la OCEP en sudevenir contrainstitucional. La OCEP representa un movimiento contrainstitucional en cuanto sevislumbra una ruptura con lo instituido, se sostienen como una práctica alternativa deorganización que supera la estructura establecida y resiste a toda forma de apropiación yconcentración nueva de poder por parte de la institución (Foladori, 2004, 2008).

3- La autonomía de la ciudadanía y la comunidad: Los modelos de salud mental de la

OCEP.

Bajo un movimiento político explícito (voluntad de cambio) la OCEP como organizaciónestudiantil se separa del lugar de neutralidad ética/política construida históricamente propia de lapsicología institucional, por el contrario, se posiciona en el lugar de la sociedad civil y excede loslímites de la psicología institucional como profesión, saber-poder, lugar social o discurso. LaOCEP, ahora como acción política y práctica discursiva contrainstitucional, en su posición deanalizador social viene a representar lo no-dicho: el conflicto de poder al interior de la instituciónde la psicología, la OCEP devela que la psicología institucional es ajena y opuesta a la ciudadaníay sus intereses. En este sentido la OCEP promueve que toda forma institucional-discursiva sobrela subjetividad y la salud mental, en particular la psicología, domina y deslegitima de manera

ineluctable, las organizaciones de la sociedad civil, las comunidades y los movimientos sociales.Dos momentos durante este año develan el posicionamiento contrainstitucional de OCEP:

2 Principios, Visión, Misión y Propósitos de la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología (OCEP). Extraído

de www.ocep.cl. 

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 a) El terremoto: El lucro con el sufrimiento humano y la deslegitimación de la comunidad.

Luego de ocurrido el terremoto el pasado 27 de febrero y a propósito de la patologización odeslegitimación de la organización barrial-comunitaria por parte de los medios de comunicación,los partidos políticos y las instituciones de Salud mental hegemónicas en nuestra sociedad, la

OCEP va más allá del discurso disciplinar oficial de la psicología declarando lo siguiente:

“La Organización Chilena de Estudiantes de Psicología llama a las comunidades y a los estudiantes aascender a las personas, a promover la organización, a levantar las demandas y defensas colectivasdesde los vecinos, a asistir ampliando el campo profesional, vale decir, no reducir nuestra acción anuestro campo disciplinar, sino que abrir nuestro trabajo considerando las demandas comunales:Nuestro trabajo no sólo puede ser intervención en crisis o contener ataques de pánico, cuestión que, porcierto es necesaria en momentos de urgencia, sino que, nuestro horizonte debe ser superponer lalegitimidad y la dignidad de las personas con sus propias formas de salud social y lucha por una vidamejor”3 

Este posicionamiento político, a favor de los intereses de las comunidades y la ciudadaníaque en ese momento padecían la tragedia no-natural de la desigualdad y la pobreza, promueve lalegitimación de los modelos autónomos de Salud mental que construyen las comunidades juntocon la serie de prácticas y actividades comunales que los ciudadanos construyen desde y por sí mismos.

De este modo, la OCEP niega la capacidad de toda institución para entregar calidad de vidao bienestar subjetivo a la población afectada por la catástrofe en cuanto su propio accionar estálegitimado por una ideología social que permite el lucro con el sufrimiento humano y no respetalas propias formas de organización de la comunidad, como son, por ejemplo, sus propias formas

de superar el miedo y de ayudarse mutuamente.Pero este posicionamiento político representa a su vez un quiebre epistemológico: el saberque promueve y pone en práctica la Psicología institucional es opuesto, ajeno y arbitrario encomparación con el propio saber que tienen las comunidades sobre sus problemas y los modos desuperar sus propias dificultades subjetivas. Esta crítica a nivel teórico, viene a develar la soberbiay la prepotencia del saber científico en su conocimiento y accionar sobre la subjetividad, cuyapretensión bondadosa y universalista de promoción de la Salud mental pasa a llevar prácticas,imaginarios y creencias sociales sobre el Bienestar mental que son propias de las comunidades,cuyo carácter histórico y eficacia situada representan por sí mismos formas culturales quemerecen respeto, autonomía y reconocimiento de su existencia.

En definitiva, ambos movimientos, el posicionamiento político y la crítica epistemológicarepresentan el quiebre, la fragmentación y la posibilidad real de una contradicción al interior de laPsicología institucional. Por un lado, los profesionales de la psicología como representantes de unsaber-poder sobre la subjetividad y sus propios modelos de Salud mental, por otro lado, los y las

3 DECLARACIÓN PÚBLICA. Organización Chilena de Estudiantes de Psicología, OCEP. Zonal Santiago. Extraído

de www.ocep.cl 

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estudiantes de psicología que promueven y validan los modelos de Salud mental-comunitaria ylas iniciativas políticas que la ciudadanía y las comunidades son capaces de crear de maneraautónoma para superar sus propias dificultades subjetivas frente a la catástrofe: miedos, ansiedad,soledad y necesidades de afecto, cariño y solidaridad, etc. Esta consideración de la dignidad y lacondición humana por parte de OCEP, más allá de la teoría o la práctica de institución de la

psicología, devela quizás la desmedida orientación utilitarista del psicólogo, la pretensióncientificista y burocrática “del que sabe”, que en la práctica institucional lleva a tal grado dealienación y pérdida de su propia humanidad, de la comunidad política-cultural a la cual, dehecho, pertenece.

  b) Terapias curativas de la homosexualidad: La institucionalidad como cómplice de la

violación de los derechos humanos.

Es sabido que algunas instituciones en nuestro país, principalmente asociadas a la

prelatura de la iglesia católica y principios políticos conservadores, promueven que la orientaciónsexual homosexual representa una patología o un desorden moral. Más allá de ello, Escuelas depsicología asociadas a dichas instituciones, Universidades o centros de investigación, promuevenuna serie de prácticas terapéuticas en el ámbito clínico, cuyo fin es la curación de la orientaciónsexual homosexual. Posiblemente estas terapias curativas-reparativas de la homosexualidad,fundamentadas en la Ciencia, la Bioética y la Religión, representan en el espectro teórico-prácticode la psicología una vertiente más, dentro de la diversidad y pluralidad para comprender lasubjetividad y la conducta sexual dentro del marco democrático de nuestro país. Esta posturapolíticamente correcta y neutral, fue sostenida por el presidente del Colegio de psicólogos deChile cuando fue aludido por esta situación, en varias oportunidades. Así, desde esta perspectiva,

la promoción de las prácticas curativas de la homosexualidad al interior de las escuelas depsicología de nuestro país debe ser considerada como parte de la libertad de enseñanza y de ladiversidad de formación en Psicología, bajo los principios de la coherencia que promueve laacreditación de instituciones de Educación Superior en Chile.

Pero esta práctica se fundamenta ideológicamente: va más allá de los elementoscientíficos, educacionales o formativos puestos en juego, representa una mirada ético/política alconsiderar la homosexualidad como una patología, la cual podría ser curada, bajo un modelomédico de tratamiento. Entonces es posible instalar la pregunta: ¿Es posible aceptar la promociónde las terapias curativas de la homosexualidad al interior de la sociedad y la psicología, como unaforma más al interior de la pluralidad y la convivencia democrática, la libertad de enseñanza y elpluralismo teórico propio de la disciplina, o mas bien, representa un efecto de ciertosposicionamientos políticos-ideológicos que promueven la visión de la orientación homosexualcomo una patología, una anormalidad, validando así una violación a la dignidad y derechos delhomosexual, la estigmatización y la discriminación de una orientación sexual válida?

En respuesta a esta disyuntiva, OCEP convoca a una asamblea abierta, invitando aestudiantes y profesionales de la psicología, organizaciones de la sociedad civil y la ciudadaníaen general, a problematizar la existencia de las terapias reparativas de la homosexualidad,

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buscando un posicionamiento en conjunto. La respuesta consensuada de la asamblea, que sematerializa en un comunicado, establece lo siguiente:

“Estas terapias reparativas [de la homosexualidad] constituyen una práctica abiertamentediscriminatoria y que atenta en forma directa en contra de la dignidad y de los derechos humanos.

Estas perspectivas y formas terapéuticas, si bien para algunos son una “alternativa” legítima dentro delmarco democrático y pluralista de la psicoterapia, no obstante, son en realidad una falacia de ladiversidad y de la democracia, pues, directamente señalan que la vivencia y orientación homosexuales una patología, una anormalidad y un acontecimiento de deformación natural y/o distorsión cultural.En este sentido, su existencia responde más bien a una legitimación producida por la hegemonía deciertos sectores eclesiásticos, científicos, políticos, económicos e institucionales que tienen influenciay poder para imponer su moralidad en todas las dimensiones de la vida cotidiana.Promulgar, promover, no rechazar, omitirse, y por cierto, valorar estas prácticas discriminatorias através de la formación de futuros psicólogos y psicólogas, y en cualquier esfera de la sociedad,conduce no sólo a la naturalización de estas acciones que reafirman la exclusión, la estigmatizaciónsocial y la marginación de quienes cuestionan la hegemonía de la heterosexualidad como la únicapractica natural y normal, sino que, además, nos vuelven cómplices, reproductores y legitimadores de

los atentados a los derechos humanos.”4 

Este posicionamiento de la Asamblea determina bien el escenario sobre el cual dichaproblemática se encuadra: no representa un problema científico, ni gremial, ni institucional,escapa de esas esferas y se inserta en el conflicto de visiones contrapuestas de sociedad yconvivencia que cada ciudadano legitima en base a su libertad ético/política. En base a ello, laOCEP y la asamblea abierta de la convocatoria concluyen que las declaraciones del presidentedel Colegio de psicólogos legitiman y validan la existencia y promoción de una prácticadiscursiva que promueve la visión de una orientación sexual válida como una desviación(homosexualidad como una patología) y promueve una terapéutica directamente discriminatoria,antidemocrática y antiética. Por todo lo anterior, exigen la renuncia categórica e inmediata de ladirectiva nacional del colegio de psicólogos de Chile, por sus dichos y negligencias y laprohibición de toda práctica curativa de la homosexualidad.

Por otra parte, en base a la práctica y lugar social de la psicología, esta vez del Colegio dela Orden, que nuevamente tiende a reproducir el lugar de la neutralidad y el no- reconocimientode un posicionamiento ético/político explicito, la OCEP critica la pretensión de libertad ydemocracia que supone el ejercicio de la psicología clínica, y nuevamente hacen visible en supráctica efectiva la violencia que subyace a todo discurso psicológico, encarnado concretamente

esta vez en la figura del psicólogo o psicóloga que promueve la terapia reparativa de lahomosexualidad, pasando a llevar la autonomía y el Derecho del paciente/ciudadanopara elegir libremente su orientación e identidad sexual y su propio concepto debienestar mental.

4 Comunicado Oficial de la Asamblea abierta de la convocatoria. p.1. Ver www.ocep.cl

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4. Palabras finales: A modo de comienzo.

La OCEP viene a representar una fuerza instituyente cuyos discursos e imaginarios sobresalud mental determinan una oposición y deslegitimación real hacia la psicología institucional ysus prácticas discursivas en todo ámbito, sentido y campos de acción, en cuanto su

posicionamiento establece el respeto de la autonomía de las comunidades y movimientossociales, su libertad y dignidad propias, validando sus formas de salud y bienestar mental. Enotras palabras, la OCEP, en tanto poder instituyente, justamente promueve una nueva lecturatanto de la psicología como de la salud mental, lectura que pone en tensión a la propia dimensióninstituida de la Psicología. Esta versión lúcida, autoconsciente que busca la autonomía guardamucha relación con el concepto de reflexividad planteado por Canales y otros autores. Lasacciones y cuestionamientos instalados por OCEP, al interior de la psicología, rompen con losdiscursos hegemónicos de la misma, cuestionándolos, visibilizando los enunciadores de aquellosrelatos, develando, en el fondo, que la idea de neutralidad y objetividad es, en sí, una posición

con efectos políticos claros: la dominación “en nombre de la ciencia”. Sin embargo, planteandoesto, la OCEP no sólo cuestiona a la Psicología Institucional, sino que también se pone en jaque así misma: somos, en efecto, estudiantes de psicología. Por lo tanto, el conocimiento producidopor OCEP es irónico: investiga, pero a la vez, interviene. Y lo hace consigo mismo. Si la apuesta,finalmente, es que la psicología esté al servicio de los pueblos y no al revés, no hace otra cosaque dinamitarse a sí misma. Y en este movimiento de investigar, auto-investigarse, intervenir yauto-intervenirse, la OCEP termina por transformarse en una fuerza contrainstitucional.

Desde una mirada más esperanzadora, es posible que la instituyente acción política ypráctica discursiva que OCEP viene a definir al interior de la institucionalidad de la psicología,representen los nuevos fundamentos éticos, epistemológicos y políticos de una psicología al

servicio de la ciudadanía y por la transformación social, una psicología otra, una psicologíacontrainstitucional, una psicología que se niega a sí misma buscando su propia destrucción comoinstitución.

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