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Revista Virtual REDESMAmarzo 2008

Vol. 2(1)

Agrocombustibles

responsables

José BlanesDiego De la Quintana

editora

Marthadina Mendizábal

consejo editorial

Carlos ArzeJosé Blanes

Marianela CuriEduardo Forno

Nicolo GligoJosé Leal

Cécile B. de MoralesRafael Navarro

diseño

Marcelo PintoManuel Rebollo

foto de portada

Centro de Información enEnergías Renovables

(CINER)

PresentaciónREDESMA tiene el mérito de publicar el tercer número de suREVISTA VIRTUAL. Si bien el presente número de la revista con-tinúa con el importante aporte conceptual al tema de desarrolloy medio ambiente que es él de Nicolo Gligo, en la tercera partede su artículo, el tema central es el de los agrocombustibles.

El mundo está viviendo un aumento sin precedente de los com-bustibles producidos a partir de materia orgánica o biomasa, enparticular etanol y biodiesel. El precio del petróleo cada vez másalto, preocupaciones en relación con la seguridad energética, eldesarrollo de nuevas potencialidades para la agricultura, y lanecesidad de reducir las emisiones de los gases invernaderoscausantes del cambio climático, son motivos importantes paramuchos gobiernos, de promover el desarrollo de este tipo decombustibles. Podría ser que los agrocombustibles sean la únicaopción para sustituir los combustibles líquidos derivados delpetróleo a corto plazo y a gran escala.

El sector de los agrocombustibles - algunos autores prefierenhablar de agrocombustibles en lugar de biocombustibles, paradiferenciarlos de otras fuentes de bioenergía, y para dejar enclaro que su desarrollo a gran escala se basa específicamente encultivos y métodos agro-industriales - ha alcanzado una dinámi-ca cuyas consecuencias ya se hacen notar en todas partes. Alprincipio, los agrocombustibles parecían como la solución idealde algunos de los desafíos más urgentes a las cuales se está en-frentando el mundo; hoy en día no son pocos los que poneneste concepto en duda. Temas tan importantes como los benefi-cios del balance energético y el impacto ambiental total de losbiocombustibles, sus efectos sobre los precios de los cultivosalimentarios, y los impactos sociales relacionados con los cam-bios en los sistemas productivos agropecuarios, en el contextodel desarrollo sostenible, todavía no han sido demostrados ple-namente convincentes. Ante esta situación, un documento de laOrganización para Cooperación Económica y Desarrollo - OECD-, del año 2007, plantea la pregunta: ¿Es el remedio peor que laenfermedad?

Las decisiones que se van a tomar en los próximos años van adeterminar si los efectos de los agrocombustibles serán princi-palmente positivos o si sus impactos serán más bien desilusio-nantes. Los artículos reunidos en este número analizan tanto laspotencialidades de los biocombustibles como los riesgos queestos implican para el medio ambiente y el desarrollo socio-económico. En este sentido nos presentan visiones distintas, y aveces controvertidas. Junto a trabajos que tratan algunos linea-mientos básicos, se encuentran artículos que se refieren a temasespecíficos de Argentina y Bolivia.

Es de esperar que los artículos y el resto de la información pre-sentados en este número, contribuyan a generar un debate am-plio, objetivo, y basado en datos y experiencias sobre las opor-tunidades y los riesgos de los agrocombustibles.

Alba GamarraDirectora Ejecutiva

CINER - Centro de Información en Energías Renovables

Prólogo: Agrocombustibles: Energía del futuro ........................................... 5

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina,un cuarto de siglo después (parte III) ............................................................. 9

A Biofuels Manifesto: Why biofuels industry creationshould be ‘Priority Number One’ for the World Bankand for developing countries ......................................................................... 25

Bio-combustibles:Mitos de la transición de los agro-combustibles ......................................... 49

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia ............................... 57

Los agro-combustibles: Entre ideología y tecnología ................................ 69

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre losbosques por el cambio de uso de la tierra en Bolivia ................................ 77

La necesidad de un debate integral sobre eldesarrollo de agro-combustibles en la Argentina .......................................87

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Índice

Revista Virtual REDESMAmarzo 2008

Vol. 2(1)

Agrocombustibles

responsables

José BlanesDiego De la Quintana

editora

Marthadina Mendizábal

consejo editorial

Carlos ArzeJosé Blanes

Marianela CuriEduardo Forno

Nicolo GligoJosé Leal

Cécile B. de MoralesRafael Navarro

diseño

Marcelo PintoManuel Rebollo

foto de portada

Centro de Información enEnergías Renovables

(CINER)

PresentaciónREDESMA tiene el mérito de publicar el tercer número de suREVISTA VIRTUAL. Si bien el presente número de la revista con-tinúa con el importante aporte conceptual al tema de desarrolloy medio ambiente que es él de Nicolo Gligo, en la tercera partede su artículo, el tema central es el de los agrocombustibles.

El mundo está viviendo un aumento sin precedente de los com-bustibles producidos a partir de materia orgánica o biomasa, enparticular etanol y biodiesel. El precio del petróleo cada vez másalto, preocupaciones en relación con la seguridad energética, eldesarrollo de nuevas potencialidades para la agricultura, y lanecesidad de reducir las emisiones de los gases invernaderoscausantes del cambio climático, son motivos importantes paramuchos gobiernos, de promover el desarrollo de este tipo decombustibles. Podría ser que los agrocombustibles sean la únicaopción para sustituir los combustibles líquidos derivados delpetróleo a corto plazo y a gran escala.

El sector de los agrocombustibles - algunos autores prefierenhablar de agrocombustibles en lugar de biocombustibles, paradiferenciarlos de otras fuentes de bioenergía, y para dejar enclaro que su desarrollo a gran escala se basa específicamente encultivos y métodos agro-industriales - ha alcanzado una dinámi-ca cuyas consecuencias ya se hacen notar en todas partes. Alprincipio, los agrocombustibles parecían como la solución idealde algunos de los desafíos más urgentes a las cuales se está en-frentando el mundo; hoy en día no son pocos los que poneneste concepto en duda. Temas tan importantes como los benefi-cios del balance energético y el impacto ambiental total de losbiocombustibles, sus efectos sobre los precios de los cultivosalimentarios, y los impactos sociales relacionados con los cam-bios en los sistemas productivos agropecuarios, en el contextodel desarrollo sostenible, todavía no han sido demostrados ple-namente convincentes. Ante esta situación, un documento de laOrganización para Cooperación Económica y Desarrollo - OECD-, del año 2007, plantea la pregunta: ¿Es el remedio peor que laenfermedad?

Las decisiones que se van a tomar en los próximos años van adeterminar si los efectos de los agrocombustibles serán princi-palmente positivos o si sus impactos serán más bien desilusio-nantes. Los artículos reunidos en este número analizan tanto laspotencialidades de los biocombustibles como los riesgos queestos implican para el medio ambiente y el desarrollo socio-económico. En este sentido nos presentan visiones distintas, y aveces controvertidas. Junto a trabajos que tratan algunos linea-mientos básicos, se encuentran artículos que se refieren a temasespecíficos de Argentina y Bolivia.

Es de esperar que los artículos y el resto de la información pre-sentados en este número, contribuyan a generar un debate am-plio, objetivo, y basado en datos y experiencias sobre las opor-tunidades y los riesgos de los agrocombustibles.

Alba GamarraDirectora Ejecutiva

CINER - Centro de Información en Energías Renovables

Prólogo: Agrocombustibles: Energía del futuro ........................................... 5

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina,un cuarto de siglo después (parte III) .............................................................. 9

A Biofuels Manifesto: Why biofuels industry creationshould be ‘Priority Number One’ for the World Bankand for developing countries ........................................................................ 25

Bio-combustibles:Mitos de la transición de los agro-combustibles ........................................ 49

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia .............................. 57

Los agro-combustibles: Entre ideología y tecnología ............................... 69

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre losbosques por el cambio de uso de la tierra en Bolivia ................................ 77

La necesidad de un debate integral sobre eldesarrollo de agro-combustibles en la Argentina ...................................... 87

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Prólogo:Agrocombustibles:Energía del futuro

Marthadina Mendizabal*

* Marthadina Mendizábal, Economista ambiental, tiene Maestrías de las Universidades La Sorbona y Católica de Chile. Es auto-ra de diversos libros sobre temas ambientales.

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Revista Virtual REDESMAmarzo 2008

Prólogo:Agrocombustibles:Energía del futuro

Marthadina Mendizabal*

* Marthadina Mendizábal, Economista ambiental, tiene Maestrías de las Universidades La Sorbona y Católica de Chile. Es auto-ra de diversos libros sobre temas ambientales.

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 66 esta es una publicación de CEBEM

Agrocombustibles: Energía del futuro [Marthadina Mendizábal]

Cuando el planeta está al borde de una nueva cri-sis energética, la humanidad ha encontrado una inno-vación que contribuye a aliviar el peso de los com-bustibles fósiles en los patrones de producción y con-sumo, a través de los biocombustibles y, su versiónmás controvertida, los agrocombustibles, por el ori-gen agrícola de la nueva forma de energía. El debatedel que somos espectadores, se da en un contexto enque se evidencia una progresión geométrica de losdesastres ligados a los cambios climáticos en el pla-neta, y en un nuevo escenario mundial de incremen-tos del precio del petróleo, en el cual los países in-dustrializados despliegan enormes esfuerzos tecnoló-gicos y financieros para cortar la dependencia respec-to del recurso energético.

La polémica confronta intereses diametralmente con-trapuestos que, encendidos en la furor de argumentos,terminan en muchos casos restando objetividad a lahora de definir políticas y estrategias de acción, con-tribuyendo a postergar el tratamiento de temas can-dentes y a perder oportunidades.

Ciertamente, allí donde el ejercicio de la democraciaincluye sentar en la mesa de discusiones a interlocu-tores de diferente posición, abordar el tema del“cultivo de energía” conduce necesariamente a ponersobre el tapete la confrontación de la demanda ali-menticia y energética para proveer principalmente lasnecesidades de formas de energía del mundo indus-trializado. Dado que el primer mundo busca romperla dependencia de los combustibles fósiles, y que losagrocombustibles son una opción en este sentido; queademás ningún país es autosostenible en materia deenergía renovable, la huella ecológica del primermundo puede continuar expandiéndose mucho másallá de sus fronteras, a países en desarrollo que ahoracompiten para insertarse en el mercado internacionalcomo proveedores de insumos renovables comofuente de la nueva forma de energía.

Estos países que legítimamente aspiran a mayoresniveles de desarrollo, abordan el tema por la oportu-nidad de una inserción en condiciones ventajosas, apartir de la aún abundante dotación de recursos natu-rales (extensiones de tierra apta para cultivos agroe-

nergéticos, agua) y mano de obra. En un nivel másreducido, grupos intelectuales en estos países y todoel mundo, abogan por la consideración de las amena-zas que se ciernen para estos países, relacionadas conla provisión de insumos agrícolas de elevada deman-da internacional, en un contexto de libre mercado, deausencia de regulaciones económicas para la produc-ción y de un rayado de cancha para los productores.

El tema es altamente relevante en todo el planeta;más aún porque a las necesidades de energía de lasque depende el mundo industrializado, se suman lanecesidad de mejorar la eficiencia energética parareducir la contaminación atmosférica vehicular, y lademanda del mundo de respuestas efectivas a loscambios climáticos por parte de los países industriali-zados.

Y es relevante por las posibilidades planteadas porlas nuevas formas de energía, de contribuir a reducirla pobreza y dinamizar el aparato productivo en lospaíses potencialmente proveedores. Posibilidadesque, en un marco de regulación de la producción queevite abandonar el tema a las fuerzas del mercado,políticas de Estado que velen por la seguridad ali-mentaria de sus habitantes, y reglas de juego queubiquen bien los beneficios económicos y sociales ymitiguen impactos ambientales contraproducentes,podrían asegurar a los países proveedores, la inser-ción en el mercado internacional en circunstanciasventajosas.

Lo cierto es que el mundo vive una fiebre por losdescubrimientos de tierras de vocación agroenergéti-ca; fiebre que se manifiesta en la enorme profusiónde información sobre el tema; los países compitenpor sacar el máximo provecho de la situación, asegu-rándose una inserción en el mercado internacional dela que se beneficiarán por muchas décadas. Todosellos parten de una evidencia mundial: a medida queel precio del petróleo aumenta, la producción de ce-reales y productos agrícolas como energía renovablecompite con la gasolina, y el precio de aquellos comobien sustituto, aumenta.

Lo que está en juego entonces, es cuestión de capaci-dad de organización de cada país, su capacidad para

valorar riesgos y oportunidades, y en definitiva, sucapacidad para adaptarse e innovar. La posición másextrema, de no hacer nada y dejar que el libre merca-do imponga las señales, podría estimular a grandesproductores agrícolas - en el afán de no dejar pasar laoportunidad - a exportar su producción agrícola oproceder al cambio de uso de tierras cultivables, po-niendo en riesgo la autonomía alimentaria nacional, oa producir alimentos transgénicos destinados a laexportación de materia prima so-pretexto de no serseguros como alimentos, todo ello en contextos so-ciales de conflictos por restricciones impuestas de-masiado tarde.

Impactos que podrían ser irreversibles, incluso si laoportunidad para los agrocombustibles se mantienesólo hasta que los biocombustibles de segunda gene-ración ingresen y consoliden en el escenario mundial,dando por concluida la era de los combustibles fósi-les. En todo caso y por ahora, hay que admitir quelos precios en una economía de mercado pueden esti-mular de manera contundente el abastecimiento deuna demanda asegurada de agrocombustibles prove-niente de países industrializados.

La abundante producción de material sobre el temapermite entrever la preocupación por los impactos; enparticular, la repercusión indirecta del incrementosobre el aprovisionamiento y precio de las importa-ciones de alimentos de los países en desarrollo quecompran cereales en el mercado internacional, o quedependen de programas de ayuda alimentaria interna-cional para compensar su déficit; el impacto inflacio-nario de este incremento en los alimentos, transportey costo de generación de energía eléctrica; el impactoen fin, de la presión en el uso de suelos agrícolas, latala de bosques y/o cambios del uso del suelo convocación agrícola, en sociedades que están lejos deresolver problemas de hambre y acceso equitativo alos alimentos.

Si no se está en capacidad de manejar los impactos,las lecturas seleccionadas nos señalan, que la mejoropción es la prevención; no a los agrocombustibles.Pero la producción de biocombustibles sigue siendouna opción valedera con muchas mayores ventajas,particularmente, que pueden producirse a partir de

biomasa abundante en bosques y en tierras margina-les.

Juntar la sed con el agua. El debate entre cultivoenergético y cultivo alimentario deja entrever quetalvez será el mercado internacional el que impongalas prioridades del aparato productivo en los paísesen desarrollo. Parece que lo más prudente para nolamentar a destiempo una explosión incontrolada deagrocombustibles en países más vulnerables al mer-cado internacional es, el ejemplo de la Unión Euro-pea de requerir certificaciones del origen de la mate-ria prima. para toda exportación de agrocombusti-bles, Talvez de esta manera se pueda impedir que laproducción y aprovisionamiento de agrocombustiblessea librado al mercado, con todas las consecuenciasque pueden resultar del desarrollo a gran escala ymás allá de las fronteras nacionales.

En este número hemos querido presentar artículosque contribuyen a una lectura de la situación real yen esa medida contribuyen a asentar criterios paraadoptar decisiones y formular políticas. Se ha selec-cionado en este sentido, artículos que presentan argu-mentos a favor pero también en contra de la produc-ción de agrocombustibles.

Complementariamente, se pone a disposición denuestros lectores, una amplia información a través delecturas, publicaciones, páginas web, instituciones yacceso a información. Agradecemos a nuestros cola-boradores que nos hicieron llegar contribuciones va-liosas, muchas de las cuales fueron colocadas en dife-rentes secciones de la Revista.

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 77 esta es una publicación de CEBEM

Agrocombustibles: Energía del futuro [Marthadina Mendizábal]

Cuando el planeta está al borde de una nueva cri-sis energética, la humanidad ha encontrado una inno-vación que contribuye a aliviar el peso de los com-bustibles fósiles en los patrones de producción y con-sumo, a través de los biocombustibles y, su versiónmás controvertida, los agrocombustibles, por el ori-gen agrícola de la nueva forma de energía. El debatedel que somos espectadores, se da en un contexto enque se evidencia una progresión geométrica de losdesastres ligados a los cambios climáticos en el pla-neta, y en un nuevo escenario mundial de incremen-tos del precio del petróleo, en el cual los países in-dustrializados despliegan enormes esfuerzos tecnoló-gicos y financieros para cortar la dependencia respec-to del recurso energético.

La polémica confronta intereses diametralmente con-trapuestos que, encendidos en la furor de argumentos,terminan en muchos casos restando objetividad a lahora de definir políticas y estrategias de acción, con-tribuyendo a postergar el tratamiento de temas can-dentes y a perder oportunidades.

Ciertamente, allí donde el ejercicio de la democraciaincluye sentar en la mesa de discusiones a interlocu-tores de diferente posición, abordar el tema del“cultivo de energía” conduce necesariamente a ponersobre el tapete la confrontación de la demanda ali-menticia y energética para proveer principalmente lasnecesidades de formas de energía del mundo indus-trializado. Dado que el primer mundo busca romperla dependencia de los combustibles fósiles, y que losagrocombustibles son una opción en este sentido; queademás ningún país es autosostenible en materia deenergía renovable, la huella ecológica del primermundo puede continuar expandiéndose mucho másallá de sus fronteras, a países en desarrollo que ahoracompiten para insertarse en el mercado internacionalcomo proveedores de insumos renovables comofuente de la nueva forma de energía.

Estos países que legítimamente aspiran a mayoresniveles de desarrollo, abordan el tema por la oportu-nidad de una inserción en condiciones ventajosas, apartir de la aún abundante dotación de recursos natu-rales (extensiones de tierra apta para cultivos agroe-

nergéticos, agua) y mano de obra. En un nivel másreducido, grupos intelectuales en estos países y todoel mundo, abogan por la consideración de las amena-zas que se ciernen para estos países, relacionadas conla provisión de insumos agrícolas de elevada deman-da internacional, en un contexto de libre mercado, deausencia de regulaciones económicas para la produc-ción y de un rayado de cancha para los productores.

El tema es altamente relevante en todo el planeta;más aún porque a las necesidades de energía de lasque depende el mundo industrializado, se suman lanecesidad de mejorar la eficiencia energética parareducir la contaminación atmosférica vehicular, y lademanda del mundo de respuestas efectivas a loscambios climáticos por parte de los países industriali-zados.

Y es relevante por las posibilidades planteadas porlas nuevas formas de energía, de contribuir a reducirla pobreza y dinamizar el aparato productivo en lospaíses potencialmente proveedores. Posibilidadesque, en un marco de regulación de la producción queevite abandonar el tema a las fuerzas del mercado,políticas de Estado que velen por la seguridad ali-mentaria de sus habitantes, y reglas de juego queubiquen bien los beneficios económicos y sociales ymitiguen impactos ambientales contraproducentes,podrían asegurar a los países proveedores, la inser-ción en el mercado internacional en circunstanciasventajosas.

Lo cierto es que el mundo vive una fiebre por losdescubrimientos de tierras de vocación agroenergéti-ca; fiebre que se manifiesta en la enorme profusiónde información sobre el tema; los países compitenpor sacar el máximo provecho de la situación, asegu-rándose una inserción en el mercado internacional dela que se beneficiarán por muchas décadas. Todosellos parten de una evidencia mundial: a medida queel precio del petróleo aumenta, la producción de ce-reales y productos agrícolas como energía renovablecompite con la gasolina, y el precio de aquellos comobien sustituto, aumenta.

Lo que está en juego entonces, es cuestión de capaci-dad de organización de cada país, su capacidad para

valorar riesgos y oportunidades, y en definitiva, sucapacidad para adaptarse e innovar. La posición másextrema, de no hacer nada y dejar que el libre merca-do imponga las señales, podría estimular a grandesproductores agrícolas - en el afán de no dejar pasar laoportunidad - a exportar su producción agrícola oproceder al cambio de uso de tierras cultivables, po-niendo en riesgo la autonomía alimentaria nacional, oa producir alimentos transgénicos destinados a laexportación de materia prima so-pretexto de no serseguros como alimentos, todo ello en contextos so-ciales de conflictos por restricciones impuestas de-masiado tarde.

Impactos que podrían ser irreversibles, incluso si laoportunidad para los agrocombustibles se mantienesólo hasta que los biocombustibles de segunda gene-ración ingresen y consoliden en el escenario mundial,dando por concluida la era de los combustibles fósi-les. En todo caso y por ahora, hay que admitir quelos precios en una economía de mercado pueden esti-mular de manera contundente el abastecimiento deuna demanda asegurada de agrocombustibles prove-niente de países industrializados.

La abundante producción de material sobre el temapermite entrever la preocupación por los impactos; enparticular, la repercusión indirecta del incrementosobre el aprovisionamiento y precio de las importa-ciones de alimentos de los países en desarrollo quecompran cereales en el mercado internacional, o quedependen de programas de ayuda alimentaria interna-cional para compensar su déficit; el impacto inflacio-nario de este incremento en los alimentos, transportey costo de generación de energía eléctrica; el impactoen fin, de la presión en el uso de suelos agrícolas, latala de bosques y/o cambios del uso del suelo convocación agrícola, en sociedades que están lejos deresolver problemas de hambre y acceso equitativo alos alimentos.

Si no se está en capacidad de manejar los impactos,las lecturas seleccionadas nos señalan, que la mejoropción es la prevención; no a los agrocombustibles.Pero la producción de biocombustibles sigue siendouna opción valedera con muchas mayores ventajas,particularmente, que pueden producirse a partir de

biomasa abundante en bosques y en tierras margina-les.

Juntar la sed con el agua. El debate entre cultivoenergético y cultivo alimentario deja entrever quetalvez será el mercado internacional el que impongalas prioridades del aparato productivo en los paísesen desarrollo. Parece que lo más prudente para nolamentar a destiempo una explosión incontrolada deagrocombustibles en países más vulnerables al mer-cado internacional es, el ejemplo de la Unión Euro-pea de requerir certificaciones del origen de la mate-ria prima. para toda exportación de agrocombusti-bles, Talvez de esta manera se pueda impedir que laproducción y aprovisionamiento de agrocombustiblessea librado al mercado, con todas las consecuenciasque pueden resultar del desarrollo a gran escala ymás allá de las fronteras nacionales.

En este número hemos querido presentar artículosque contribuyen a una lectura de la situación real yen esa medida contribuyen a asentar criterios paraadoptar decisiones y formular políticas. Se ha selec-cionado en este sentido, artículos que presentan argu-mentos a favor pero también en contra de la produc-ción de agrocombustibles.

Complementariamente, se pone a disposición denuestros lectores, una amplia información a través delecturas, publicaciones, páginas web, instituciones yacceso a información. Agradecemos a nuestros cola-boradores que nos hicieron llegar contribuciones va-liosas, muchas de las cuales fueron colocadas en dife-rentes secciones de la Revista.

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Estilos de desarrollo y medioambiente en América Latina,un cuarto de siglo después(parte III)

Nicolo Gligo*

* Este documento fue preparado por Nicolo Gligo en el marco del proyecto de colaboración entre la CEPAL y la cooperacióndel gobierno de Suecia a través de la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional (SIDA): “Training Pro-gram for Improved Environmental Management for Latin America and the Caribbean (SWE/02/081)”. El documento que sepresenta en este número cuenta con la autorización de Nicolo Gligo. En este, se presentan los capítulos 4 a 7 del trabajo“Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después”. Serie Medio Ambiente y DesarrolloNro. 126. 2006. CEPAL.

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Revista Virtual REDESMAmarzo 2008

Estilos de desarrollo y medioambiente en América Latina,un cuarto de siglo después(parte III)

Nicolo Gligo*

* Este documento fue preparado por Nicolo Gligo en el marco del proyecto de colaboración entre la CEPAL y la cooperacióndel gobierno de Suecia a través de la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional (SIDA): “Training Pro-gram for Improved Environmental Management for Latin America and the Caribbean (SWE/02/081)”. El documento que sepresenta en este número cuenta con la autorización de Nicolo Gligo. En este, se presentan los capítulos 4 a 7 del trabajo“Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después”. Serie Medio Ambiente y DesarrolloNro. 126. 2006. CEPAL.

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 1010 esta es una publicación de CEBEM

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

VIII. Empresariado, comercio inter-nacional y medio ambiente

La internalización del medio ambiente por elempresariado

Este es un tema que merece ser analizado con profun-didad. En el proyecto “Estilos de desarrollo y medioambiente en América Latina” no fue tratado desde elpunto de vista sociológico. Se le analizó en funcióndel rol de las empresas en la configuración del estilode desarrollo. Armando Di Filippo describió la hete-rogeneidad estructural de los productores de la re-gión, la forma como se estructuró el capitalismo de-pendiente, la concentración económica y espacial, ladivisión social del trabajo, etc. (Di Filippo, 1980)Pero hace un cuarto de siglo atrás el sector empresa-rial estaba muy lejos de internalizar el tema ambien-tal; la naturaleza y sus recursos naturales eran senci-llamente para explotarlos y así actuaban. Sin embar-go, paulatinamente, ya sea por las políticas de regula-ción llevadas a cabo en los países de la región, comopor la aplicación de normas del mercado internacio-nal, o incluso por factores de marketing, el tema hatomado más fuerza y hoy día está en la agenda de lasempresas de la región.

Las actividades de las empresas de la región se hanrealizado en un marco de serios problemas. En pri-mer lugar, la pobreza ha estado siempre presente enAmérica Latina. La empresas normalmente se hanmovido en la década de los ochenta dentro de políti-cas macroeconómicas de control de gasto público yasignación de recursos, de proteccionismo en el mer-cado internacional, de sustitución excesiva de impor-taciones y de subsidios e impuestos que privilegian adeterminados grupos de presión.

Entre las causas externas que han enmarcado el que-hacer de las empresas en la región se puede señalar:el ser productora de materias primas, consumidora dedeterminados productos de países desarrollados, elfrecuente deterioro de los términos de intercambio, elpeso de la deuda externa y las transferencias netas derecursos financieros, etc. Además, hay que consideraren no pocos países, la ineficiencia en el sistema eco-nómico y social y en el ámbito jurídico y político; eldéficit en la consideración del largo plazo; el inme-diatismo marcado y proteccionismo exagerado, con-secuencia de toda la incertidumbre, desconfianza ycorrupción. Con relación a los recursos naturales,presión sobre ellos y pocos incentivos para su usoracional.

Desde una perspectiva empresarial latinoamericana,se abren camino nuevas ideas tendientes a lograr un

Resumen

Entre 1978 y 1980 se desarrolló un proyecto en la CEPAL denominado “Estilos de desarrollo y medio ambiente en laAmérica Latina”, orientado al análisis de la relación del desarrollo con el medio ambiente. Marcó las líneas de estu-dios y de asesorías a los países de la región de la Unidad Conjunta CEPAL/PNUMA de Desarrollo y Medio Ambiente,que durante veinte años contribuyó a la conceptualización de la relación desarrollo y medio ambiente que alimentótanto al avance del tema ambiental en los países de América Latina y el Caribe, como a la propia asesoría brindadapor la CEPAL. No obstante lo mucho que se ha hecho, el desarrollo de la región latinoamericana sigue teniendo altosgrados de insustentabilidad. Por ello que es conveniente reflexionar sobre lo que se planteó y delineó como trayecto-ria probable hace un cuarto de siglo. El continente no es el mismo, ni su desarrollo, ni su medio ambiente. Muchasiniciativas ambientales prosperaron pero otras se desvanecieron el camino. El discurso del medio ambiente, en el queaparecía éste como una dimensión contestataria y contraria a la expansión natural del sistema, muchas veces se dilu-yó, otras hizo mella, pero en no contadas ocasiones fue cooptado por el sistema. Quedan aún muchas deudas y desafí-os ambientales. Una de estas deudas es hacer la reflexión un cuarto de siglo después que el citado proyecto presentósus estudios. Ese es el objetivo de este trabajo.

mayor desarrollo junto a otras nuevas facetas como:necesidad de valor agregado ecológico además deleconómico; costo real de los recursos naturales; in-cremento persistente de la eficiencia; necesidad dedesarrollo de nuevas materias, nuevos procesos, nue-vos métodos de comercialización y nuevos sistemasde precios y, por último, el requisito del largo plazosiempre que responda al interés propio de una pro-porción elevada de la población con mercados abier-tos y derechos de propiedad claros.

Además, un amplio campo de negocios“ambientales” se abre también camino con fuerza,desde el mejoramiento ambiental de los productos ysus procesos productivos, hasta la comercializaciónde productos catalogados “ecológicos”, amén delamplio campo derivado de patentes, royalties, aseso-rías ambientales, etc.

Cabe hacer notar que cada día se internaliza más elmensaje que no hay desarrollo económico ni inver-sión posible en países que degradan sus recursos y sumedio ambiente. Por ello que se hace necesario mejo-rar la relación insumo de recurso/producto, o sea,mejorar la eficiencia, lo que constituye un desafíopara incrementar la competitividad sobre la base deacelerar la innovación y la inversión en mayor capitalde riesgo en nuevas ideas y establece la necesidad deevitar la degradación ambiental en las propias empre-sas y fábricas y, por último, poner énfasis en el cum-plimiento de estándares para el propio interés empre-sarial así como para irradiar credibilidad.

Aunque estos planteamientos aparecen en el discursoempresarial actual y como meta de muchas empresasde elites cabe preguntarse cómo en nuestra AméricaLatina, con empresarios agobiados por su baja renta-bilidad y sus deudas, se podría lograrlos.

Estos planteamientos pioneros, elaborados por secto-res hasta ahora minoritarios del empresariado de laregión, son puestos en duda por otros sectores impor-tantes de estos que los miran con un alto grado deescepticismo dado que exige: gerenciamiento supe-rior del más alto nivel sobre la base de la gran impor-tancia estratégica del desarrollo sostenible; adopciónde programas claves y evaluables para la protección

del medio ambiente y la seguridad en el trabajo; ca-pacitación; rentabilidad de las inversiones y mayorconocimiento técnico–científico.

Es obvio que para avanzar en la sustentabilidad am-biental de los procesos productivos el sector empre-sarial se requiere el perfeccionamiento de los merca-dos. Pero en América Latina aún los mercados estánlejos de ser abiertos y permanecen bastante cerradosdebido a los intereses creados de los políticos y losburócratas como asimismo de la posición de una par-te del empresariado que resulta favorecida y sacaprovecho de ello. La necesidad de perfeccionar losmercados se basa en los requisitos de eficiencia y deque los precios reflejen la verdadera escasez, las po-sibilidades de mayor innovación y las perspectivas deatender a las necesidades de la población.

La exigencia de mercados abiertos la ven sectoresempresariales como una posibilidad de que los pre-cios de los recursos naturales sean verdaderos desdeel punto de vista económico y ecológico. Frente aestas posturas otros sectores rechazan abrir los mer-cados como forma de seguir usufructuando del pro-teccionismo privilegiado.

Para lograr el planteamiento progresista se deberíaneliminar subvenciones y ventajas especiales, tenerproductos agrícolas con precios de mercado y esta-blecer una reforma tributaria con gravámenes dirigi-dos a la utilización más sustentable de la tierra, elagua, el bosque, la energía y las materias primas,planteamientos propiciados por unos y rechazadospor otros.

No obstante reconocer la importancia de este debate,basar las consideraciones sólo en el mercado tiene lagrave limitación de dejar afuera “las externalidades eimperfecciones”, muchas de las cuales constituyenlos valores ecológicos. Queda para los sectores em-presariales que propician los mercados abiertos algu-nas preguntas en el aire: ¿Qué son precios verdade-ros? ¿Cómo se calculan los precios desde el punto devista ecológico (diferente del económico)? ¿Cómoreacciona la gran mayoría del empresariado frente auna reforma tributaria con gravámenes más altos parala utilización de recursos naturales?

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Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

VIII. Empresariado, comercio inter-nacional y medio ambiente

La internalización del medio ambiente por elempresariado

Este es un tema que merece ser analizado con profun-didad. En el proyecto “Estilos de desarrollo y medioambiente en América Latina” no fue tratado desde elpunto de vista sociológico. Se le analizó en funcióndel rol de las empresas en la configuración del estilode desarrollo. Armando Di Filippo describió la hete-rogeneidad estructural de los productores de la re-gión, la forma como se estructuró el capitalismo de-pendiente, la concentración económica y espacial, ladivisión social del trabajo, etc. (Di Filippo, 1980)Pero hace un cuarto de siglo atrás el sector empresa-rial estaba muy lejos de internalizar el tema ambien-tal; la naturaleza y sus recursos naturales eran senci-llamente para explotarlos y así actuaban. Sin embar-go, paulatinamente, ya sea por las políticas de regula-ción llevadas a cabo en los países de la región, comopor la aplicación de normas del mercado internacio-nal, o incluso por factores de marketing, el tema hatomado más fuerza y hoy día está en la agenda de lasempresas de la región.

Las actividades de las empresas de la región se hanrealizado en un marco de serios problemas. En pri-mer lugar, la pobreza ha estado siempre presente enAmérica Latina. La empresas normalmente se hanmovido en la década de los ochenta dentro de políti-cas macroeconómicas de control de gasto público yasignación de recursos, de proteccionismo en el mer-cado internacional, de sustitución excesiva de impor-taciones y de subsidios e impuestos que privilegian adeterminados grupos de presión.

Entre las causas externas que han enmarcado el que-hacer de las empresas en la región se puede señalar:el ser productora de materias primas, consumidora dedeterminados productos de países desarrollados, elfrecuente deterioro de los términos de intercambio, elpeso de la deuda externa y las transferencias netas derecursos financieros, etc. Además, hay que consideraren no pocos países, la ineficiencia en el sistema eco-nómico y social y en el ámbito jurídico y político; eldéficit en la consideración del largo plazo; el inme-diatismo marcado y proteccionismo exagerado, con-secuencia de toda la incertidumbre, desconfianza ycorrupción. Con relación a los recursos naturales,presión sobre ellos y pocos incentivos para su usoracional.

Desde una perspectiva empresarial latinoamericana,se abren camino nuevas ideas tendientes a lograr un

Resumen

Entre 1978 y 1980 se desarrolló un proyecto en la CEPAL denominado “Estilos de desarrollo y medio ambiente en laAmérica Latina”, orientado al análisis de la relación del desarrollo con el medio ambiente. Marcó las líneas de estu-dios y de asesorías a los países de la región de la Unidad Conjunta CEPAL/PNUMA de Desarrollo y Medio Ambiente,que durante veinte años contribuyó a la conceptualización de la relación desarrollo y medio ambiente que alimentótanto al avance del tema ambiental en los países de América Latina y el Caribe, como a la propia asesoría brindadapor la CEPAL. No obstante lo mucho que se ha hecho, el desarrollo de la región latinoamericana sigue teniendo altosgrados de insustentabilidad. Por ello que es conveniente reflexionar sobre lo que se planteó y delineó como trayecto-ria probable hace un cuarto de siglo. El continente no es el mismo, ni su desarrollo, ni su medio ambiente. Muchasiniciativas ambientales prosperaron pero otras se desvanecieron el camino. El discurso del medio ambiente, en el queaparecía éste como una dimensión contestataria y contraria a la expansión natural del sistema, muchas veces se dilu-yó, otras hizo mella, pero en no contadas ocasiones fue cooptado por el sistema. Quedan aún muchas deudas y desafí-os ambientales. Una de estas deudas es hacer la reflexión un cuarto de siglo después que el citado proyecto presentósus estudios. Ese es el objetivo de este trabajo.

mayor desarrollo junto a otras nuevas facetas como:necesidad de valor agregado ecológico además deleconómico; costo real de los recursos naturales; in-cremento persistente de la eficiencia; necesidad dedesarrollo de nuevas materias, nuevos procesos, nue-vos métodos de comercialización y nuevos sistemasde precios y, por último, el requisito del largo plazosiempre que responda al interés propio de una pro-porción elevada de la población con mercados abier-tos y derechos de propiedad claros.

Además, un amplio campo de negocios“ambientales” se abre también camino con fuerza,desde el mejoramiento ambiental de los productos ysus procesos productivos, hasta la comercializaciónde productos catalogados “ecológicos”, amén delamplio campo derivado de patentes, royalties, aseso-rías ambientales, etc.

Cabe hacer notar que cada día se internaliza más elmensaje que no hay desarrollo económico ni inver-sión posible en países que degradan sus recursos y sumedio ambiente. Por ello que se hace necesario mejo-rar la relación insumo de recurso/producto, o sea,mejorar la eficiencia, lo que constituye un desafíopara incrementar la competitividad sobre la base deacelerar la innovación y la inversión en mayor capitalde riesgo en nuevas ideas y establece la necesidad deevitar la degradación ambiental en las propias empre-sas y fábricas y, por último, poner énfasis en el cum-plimiento de estándares para el propio interés empre-sarial así como para irradiar credibilidad.

Aunque estos planteamientos aparecen en el discursoempresarial actual y como meta de muchas empresasde elites cabe preguntarse cómo en nuestra AméricaLatina, con empresarios agobiados por su baja renta-bilidad y sus deudas, se podría lograrlos.

Estos planteamientos pioneros, elaborados por secto-res hasta ahora minoritarios del empresariado de laregión, son puestos en duda por otros sectores impor-tantes de estos que los miran con un alto grado deescepticismo dado que exige: gerenciamiento supe-rior del más alto nivel sobre la base de la gran impor-tancia estratégica del desarrollo sostenible; adopciónde programas claves y evaluables para la protección

del medio ambiente y la seguridad en el trabajo; ca-pacitación; rentabilidad de las inversiones y mayorconocimiento técnico–científico.

Es obvio que para avanzar en la sustentabilidad am-biental de los procesos productivos el sector empre-sarial se requiere el perfeccionamiento de los merca-dos. Pero en América Latina aún los mercados estánlejos de ser abiertos y permanecen bastante cerradosdebido a los intereses creados de los políticos y losburócratas como asimismo de la posición de una par-te del empresariado que resulta favorecida y sacaprovecho de ello. La necesidad de perfeccionar losmercados se basa en los requisitos de eficiencia y deque los precios reflejen la verdadera escasez, las po-sibilidades de mayor innovación y las perspectivas deatender a las necesidades de la población.

La exigencia de mercados abiertos la ven sectoresempresariales como una posibilidad de que los pre-cios de los recursos naturales sean verdaderos desdeel punto de vista económico y ecológico. Frente aestas posturas otros sectores rechazan abrir los mer-cados como forma de seguir usufructuando del pro-teccionismo privilegiado.

Para lograr el planteamiento progresista se deberíaneliminar subvenciones y ventajas especiales, tenerproductos agrícolas con precios de mercado y esta-blecer una reforma tributaria con gravámenes dirigi-dos a la utilización más sustentable de la tierra, elagua, el bosque, la energía y las materias primas,planteamientos propiciados por unos y rechazadospor otros.

No obstante reconocer la importancia de este debate,basar las consideraciones sólo en el mercado tiene lagrave limitación de dejar afuera “las externalidades eimperfecciones”, muchas de las cuales constituyenlos valores ecológicos. Queda para los sectores em-presariales que propician los mercados abiertos algu-nas preguntas en el aire: ¿Qué son precios verdade-ros? ¿Cómo se calculan los precios desde el punto devista ecológico (diferente del económico)? ¿Cómoreacciona la gran mayoría del empresariado frente auna reforma tributaria con gravámenes más altos parala utilización de recursos naturales?

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de competitividad debería dar más luces sobre lossectores que permitan mostrar las oportunidades per-didas en los dos últimos decenios y, en especial, todolo relacionado con las demandas nacientes, productosdel aumento de las especializaciones.

En los países de la región, es obvio que el efecto es-cala seguirá siendo importante, pero no implica ma-yores complejidades. El efecto composición seránecesario profundizarlo en función de los índices deespecialización.

Uno de los nuevos desafíos es probable que se orien-te hacia la importancia cada vez mayor que para elmedio ambiente tendrá el efecto tecnológico. Se haránecesario analizar las posibles políticas de importa-ción de bienes de capital para discriminar positiva-mente en función de las ramas industriales que tienenen la actualidad procesos de muy alto nivel de insus-tentabilidad.

Parece ser que la adopción, ya sea por imposición opor propia iniciativa de cada país, de la modalidadglobalizante, implica indiscutiblemente un riesgoambiental mayor para los países de la región. La pre-sión sobre los ecosistemas, sean estos prístinos, conbajo grado de intervención o con altos grados, se harácada vez mayor. Si hasta la fecha, no se han incorpo-rado medidas para mitigar el costo ecológico de lastransformaciones, es muy probable que a futuro no seincorpore. La competitividad en un mundo globaliza-do es despiadada, lo que indudablemente que impedi-rá cualquier intento de internalizar costos. Por ello,que esta temática será vital profundizarla para al me-nos disminuir los actuales niveles de insustentabili-dad.

IX. Evolución de los conflictos am-bientales en las ciudades latinoame-ricanas

Procesos de urbanización y metropolización

Los conflictos ambientales de las ciudades latinoa-mericanas fueron descritos con indudable lucidezhace un cuarto de siglo atrás. En ese entonces, el pro-ceso de urbanización tenía tasas sumamente altas ylos problemas de la metropolización latinoamericanase presentaban en todos los países medianos y gran-des de la región. Los problemas sociales de las ciuda-des se hacían sentir a través de los altos grados depobreza. Pero estos, como afirmaba Lucio Kowarickno sólo se medían a través del patrón de ingresos yconsumo individual, sino además de “…un conjuntode servicios de consumo colectivo que se tornan cadavez más importantes por lo menos en las grandesciudades, para la reproducción de la fuerza de traba-jo: transporte, salud y saneamiento, vivienda –que nopueden concebirse aisladamente de algunos servicioscomo redes de agua y alcantarillado, pavimentación,electrificación– sin mencionar otros componentescomo educación, actividades culturales y recreativas,elementos todos más o menos vitales para el patrónde vida de la fuerza de trabajo…”.

Y agregaba: “teniendo en cuenta todos estos plantea-mientos podría captarse otra dimensión para caracte-rizar los patrones de vida, que no obstante estar di-rectamente entrelazada con los movimientos contra-dictorios de la acumulación de capital y emanar de lapropia dinámica política que da significado concretoa las confrontaciones y antagonismos sociales entérminos de obtención o exclusión de beneficios,puede denominarse expoliación urbana: es decir, lade extorsiones que se opera gracias a la inexistencia oprecariedad de los servicios de consumo colectivoque se presentan como socialmente necesarios conrelación a los niveles de subsistencia de las clasestrabajadoras y que agudizan aún más la dilapidaciónque se realiza en el ámbito de las relaciones de traba-jo” (Kowarick, 1980).

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

Comercio internacional y nuevas estructurasexportadoras

Un peso muy importante en la internalización de ladimensión ambiental lo ha tenido indiscutiblementela expansión de los mercados exportadores y el pro-ceso de globalización. Ha sido tal el peso que hoy porhoy se puede afirmar que muchos gobiernos de paí-ses de la región actúan en función de los compromi-sos internacionales y de las condicionantes del co-mercio internacional.

Este tema ha sido abordado con profundidad por Ma-rianne Schaper en un esclarecedor trabajo sobre losimpactos ambientales de los cambios en la estructuraexportadora de países seleccionados de América La-tina y el Caribe (Schaper, 2000). Resume: “(a) laliberación comercial se erigió como una señal pode-rosa del proceso de asignación de recursos y, en con-secuencia, se cuenta entre las principales políticasque orientaron la reestructuración productiva y ex-portadora en todos los países; (b) los resultados su-gieren que la estructura exportadora de América Lati-na y el Caribe, que emerge en los años 90 es ambien-talmente más vulnerable que la de los años 80; (c) losproblemas de contaminación y deterioro ambientalparecen haberse agudizado en todos los países, peropor distintas vías y con distinta intensidad”.

Lo que Marianne Schaper plantea es muy preocupan-te ya que esta tendencia se establece estudiando algu-nos indicadores ambientales, como emisiones de CO2

y uso de energía. Al relacionar ciertos indicadoresambientales con los productos primarios tambiénconcluye que la región enfrenta mayor vulnerabilidadambiental. Como muy bien afirma: “en la medida quesurgen fuerzas económicas internas que llevan a lospaíses a una tasa de explotación de sus recursos am-bientales mayor que su ritmo natural de regeneración,se estaría vulnerando la continuidad misma de la baseproductiva”.

El trabajo se basa en estudio de casos de Argentina,Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Jamai-ca, México y Perú, analizando entre 1980 y 1995, elimpacto ambiental de las políticas de apertura a tra-vés de los siguientes efectos: “escala”, o sea el solo

efecto de la expansión sobre la base de que las activi-dades permanecen sin cambio; “composición”, o larepercusión de los cambios en la estructura producti-va; y, “progreso técnico”, o impacto de las nuevastecnologías.

Los países de la región están haciendo ingentes es-fuerzos por incorporarse de lleno al proceso de glo-balización usando como una de sus herramientasfundamentales: la expansión de sus exportaciones. Yesto, desde el punto de vista ambiental, es sencilla-mente dramático. En primer lugar, el efecto escala esposiblemente el de mayor repercusión. Cada país seesfuerza para generar el máximo de divisas en fun-ción del incremento de sus exportaciones tradiciona-les, que normalmente conllevan un alto costo am-biental. No ha habido cambios sustanciales en la re-gión que señalen mejoramientos importantes en lagestión ambiental de sus principales productos.

Por otra parte, si se analiza el efecto composición, seconstata que la matriz de competitividad, en variospaíses ha actuado agudizando la vulnerabilidad am-biental. El efecto progreso técnico es bastante disparen la región sobre todo si se mide por el índice deespecialización tecnológica.

En consecuencia, una gran interrogante se ciernesobre el futuro ambiental de la región, si se consideraque, cual más cual menos, los países han entrado enuna carrera para ganar los mercados de sus produc-tos, fundamentalmente sobre la base de las demandasde los países desarrollados. El análisis de hace uncuarto de siglo atrás, en el proyecto “Estilos de desa-rrollo y medio ambiente en la América Latina”, enabsoluto tenía la complejidad actual. En ese entoncesse veía la intensificación del mercado internacionalsolamente en función del efecto escala con relación ala mayor presión sobre los recursos naturales, dada lafunción de la región de proveedora de estos para lospaíses desarrollados.

Las pistas que se dan en el trabajo citado permiten irdescubriendo en donde habrá que modificar la ten-dencia de la modalidad actual cimentada en la inten-sificación de la estructura exportadora y de sus cam-bios previsibles. El mayor desarrollo de las matrices

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de competitividad debería dar más luces sobre lossectores que permitan mostrar las oportunidades per-didas en los dos últimos decenios y, en especial, todolo relacionado con las demandas nacientes, productosdel aumento de las especializaciones.

En los países de la región, es obvio que el efecto es-cala seguirá siendo importante, pero no implica ma-yores complejidades. El efecto composición seránecesario profundizarlo en función de los índices deespecialización.

Uno de los nuevos desafíos es probable que se orien-te hacia la importancia cada vez mayor que para elmedio ambiente tendrá el efecto tecnológico. Se haránecesario analizar las posibles políticas de importa-ción de bienes de capital para discriminar positiva-mente en función de las ramas industriales que tienenen la actualidad procesos de muy alto nivel de insus-tentabilidad.

Parece ser que la adopción, ya sea por imposición opor propia iniciativa de cada país, de la modalidadglobalizante, implica indiscutiblemente un riesgoambiental mayor para los países de la región. La pre-sión sobre los ecosistemas, sean estos prístinos, conbajo grado de intervención o con altos grados, se harácada vez mayor. Si hasta la fecha, no se han incorpo-rado medidas para mitigar el costo ecológico de lastransformaciones, es muy probable que a futuro no seincorpore. La competitividad en un mundo globaliza-do es despiadada, lo que indudablemente que impedi-rá cualquier intento de internalizar costos. Por ello,que esta temática será vital profundizarla para al me-nos disminuir los actuales niveles de insustentabili-dad.

IX. Evolución de los conflictos am-bientales en las ciudades latinoame-ricanas

Procesos de urbanización y metropolización

Los conflictos ambientales de las ciudades latinoa-mericanas fueron descritos con indudable lucidezhace un cuarto de siglo atrás. En ese entonces, el pro-ceso de urbanización tenía tasas sumamente altas ylos problemas de la metropolización latinoamericanase presentaban en todos los países medianos y gran-des de la región. Los problemas sociales de las ciuda-des se hacían sentir a través de los altos grados depobreza. Pero estos, como afirmaba Lucio Kowarickno sólo se medían a través del patrón de ingresos yconsumo individual, sino además de “…un conjuntode servicios de consumo colectivo que se tornan cadavez más importantes por lo menos en las grandesciudades, para la reproducción de la fuerza de traba-jo: transporte, salud y saneamiento, vivienda –que nopueden concebirse aisladamente de algunos servicioscomo redes de agua y alcantarillado, pavimentación,electrificación– sin mencionar otros componentescomo educación, actividades culturales y recreativas,elementos todos más o menos vitales para el patrónde vida de la fuerza de trabajo…”.

Y agregaba: “teniendo en cuenta todos estos plantea-mientos podría captarse otra dimensión para caracte-rizar los patrones de vida, que no obstante estar di-rectamente entrelazada con los movimientos contra-dictorios de la acumulación de capital y emanar de lapropia dinámica política que da significado concretoa las confrontaciones y antagonismos sociales entérminos de obtención o exclusión de beneficios,puede denominarse expoliación urbana: es decir, lade extorsiones que se opera gracias a la inexistencia oprecariedad de los servicios de consumo colectivoque se presentan como socialmente necesarios conrelación a los niveles de subsistencia de las clasestrabajadoras y que agudizan aún más la dilapidaciónque se realiza en el ámbito de las relaciones de traba-jo” (Kowarick, 1980).

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

Comercio internacional y nuevas estructurasexportadoras

Un peso muy importante en la internalización de ladimensión ambiental lo ha tenido indiscutiblementela expansión de los mercados exportadores y el pro-ceso de globalización. Ha sido tal el peso que hoy porhoy se puede afirmar que muchos gobiernos de paí-ses de la región actúan en función de los compromi-sos internacionales y de las condicionantes del co-mercio internacional.

Este tema ha sido abordado con profundidad por Ma-rianne Schaper en un esclarecedor trabajo sobre losimpactos ambientales de los cambios en la estructuraexportadora de países seleccionados de América La-tina y el Caribe (Schaper, 2000). Resume: “(a) laliberación comercial se erigió como una señal pode-rosa del proceso de asignación de recursos y, en con-secuencia, se cuenta entre las principales políticasque orientaron la reestructuración productiva y ex-portadora en todos los países; (b) los resultados su-gieren que la estructura exportadora de América Lati-na y el Caribe, que emerge en los años 90 es ambien-talmente más vulnerable que la de los años 80; (c) losproblemas de contaminación y deterioro ambientalparecen haberse agudizado en todos los países, peropor distintas vías y con distinta intensidad”.

Lo que Marianne Schaper plantea es muy preocupan-te ya que esta tendencia se establece estudiando algu-nos indicadores ambientales, como emisiones de CO2

y uso de energía. Al relacionar ciertos indicadoresambientales con los productos primarios tambiénconcluye que la región enfrenta mayor vulnerabilidadambiental. Como muy bien afirma: “en la medida quesurgen fuerzas económicas internas que llevan a lospaíses a una tasa de explotación de sus recursos am-bientales mayor que su ritmo natural de regeneración,se estaría vulnerando la continuidad misma de la baseproductiva”.

El trabajo se basa en estudio de casos de Argentina,Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Jamai-ca, México y Perú, analizando entre 1980 y 1995, elimpacto ambiental de las políticas de apertura a tra-vés de los siguientes efectos: “escala”, o sea el solo

efecto de la expansión sobre la base de que las activi-dades permanecen sin cambio; “composición”, o larepercusión de los cambios en la estructura producti-va; y, “progreso técnico”, o impacto de las nuevastecnologías.

Los países de la región están haciendo ingentes es-fuerzos por incorporarse de lleno al proceso de glo-balización usando como una de sus herramientasfundamentales: la expansión de sus exportaciones. Yesto, desde el punto de vista ambiental, es sencilla-mente dramático. En primer lugar, el efecto escala esposiblemente el de mayor repercusión. Cada país seesfuerza para generar el máximo de divisas en fun-ción del incremento de sus exportaciones tradiciona-les, que normalmente conllevan un alto costo am-biental. No ha habido cambios sustanciales en la re-gión que señalen mejoramientos importantes en lagestión ambiental de sus principales productos.

Por otra parte, si se analiza el efecto composición, seconstata que la matriz de competitividad, en variospaíses ha actuado agudizando la vulnerabilidad am-biental. El efecto progreso técnico es bastante disparen la región sobre todo si se mide por el índice deespecialización tecnológica.

En consecuencia, una gran interrogante se ciernesobre el futuro ambiental de la región, si se consideraque, cual más cual menos, los países han entrado enuna carrera para ganar los mercados de sus produc-tos, fundamentalmente sobre la base de las demandasde los países desarrollados. El análisis de hace uncuarto de siglo atrás, en el proyecto “Estilos de desa-rrollo y medio ambiente en la América Latina”, enabsoluto tenía la complejidad actual. En ese entoncesse veía la intensificación del mercado internacionalsolamente en función del efecto escala con relación ala mayor presión sobre los recursos naturales, dada lafunción de la región de proveedora de estos para lospaíses desarrollados.

Las pistas que se dan en el trabajo citado permiten irdescubriendo en donde habrá que modificar la ten-dencia de la modalidad actual cimentada en la inten-sificación de la estructura exportadora y de sus cam-bios previsibles. El mayor desarrollo de las matrices

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Renta de la tierra y patrón de ocupación es-pacial

Dos importantes enfoques sirvieron para mostrarcómo en América Latina se habían estructurado losasentamientos humanos. Guillermo Geisse y Francis-co Sabatini analizaron profundamente el problema dela renta urbana, los efectos regresivos de los preciosde los suelos, las ofertas de tierra, las demandas detierra y las formas de operación de los agentes inmo-biliarios (Geisse y Sabatini, 1980).

Estos autores llamaron la atención sobre las limitan-tes que tendrían las políticas urbanas en AméricaLatina si no se considerase, por una parte, el alto gra-do de heterogeneidad interna de las ciudades, y, porotra parte, la importancia creciente de la renta de latierra en el proceso global de acumulación.

El proyecto “Estilos de desarrollo y medio ambienteen América Latina” complementó los enfoques urba-nos con una acabado análisis de la interiorizaciónespacial del estilo de desarrollo, a través de la contri-bución de Alejandro Roffman (Roffman, 1980). Estetrabajo, realizado sobre la base de los casos de Ar-gentina y Venezuela, llegó a unas conclusiones quees muy importante analizar para abordar adecuada-mente las estrategias ambientales.

“Los procesos de deterioro ambiental y de moderadacalidad de vida urbana asociados al estilo de desarro-llo no se vinculan estrechamente con el patrón espa-cial de asentamiento de la población. Es decir, no escondición necesaria para un mejoramiento de lascondiciones ambientales que se modifique el esque-ma de configuración del espacio, a diferencia de loque en muchos círculos académicos y proposicionesoficiales se aduce. Surge entonces como más lógicoque las alternativas a proponer atiendan más al estilode consumo, a las características de la inversión esta-tal, al funcionamiento del mercado de las tierras, y alpatrón tecnológico de las inversiones que a la locali-zación espacial de todos estos elementos. Ello reduceel marco de la discusión pues antepone al problemade la ubicación territorial el de la forma en que sedesenvuelven las actividades de producción, distribu-ción y consumo.

Obviamente que Alejandro Roffman abrió una discu-sión que no fue seguida en la época. Parece ser queaún hay una tarea por realizar respecto al tema delpatrón espacial. Ya nadie discute que antes del patrónde organización espacial, prima lo que en esa épocase definía como el estilo de desarrollo predominante.No obstante, aún hasta el día de hoy hay una deudade estudios para descubrir como las determinantesecológicas contribuyen a configurar el patrón de ocu-pación espacial. No cabe duda que las determinantesfísicas–ecológicas condicionan al patrón de ocupa-ción y éste, a su vez, influye en las formas de uso delos ecosistemas.

La CEPAL ha seguido contribuyendo al debate deldesarrollo urbano. Desde 1994 con el financiamientodel Gobierno de Italia, y en el marco del Plan de Ac-ción Regional de América Latina y el Caribe sobreAsentamientos Humanos, ha llevado a cabo dos pro-yectos insertos en la División de Desarrollo Sosteni-ble y Asentamientos Humanos: “Gestión Urbana enCiudades Intermedias de América Latina y el Cari-be”, entre 1994 y 1998; y “Estrategias e Instrumentosde Gestión Urbana para el Desarrollo Sostenible enAmérica Latina y el Caribe”, desde 1999 a la fecha(Jordán y Simioni (compiladores), 2003).

La cuestión urbana en estos proyectos fue enfocadadesde lo global y desde lo local. No se privilegió enestos estudios la dimensión ambiental. Se analizaronlos roles del municipio en el desarrollo sustentable, elalivio a la pobreza, los servicios urbanos y el funcio-namiento de la ciudad, y la rehabilitación de áreascentrales.

Se plantearon varios desafíos, entre los que se puedeseñalar como el más importante, la lucha contra lapobreza urbana. No menos importancia se le dio altema de la participación de la sociedad civil en lagestión urbana. Otro de los desafíos planteados fue elderivado de la necesaria readecuación de los munici-pios para enfrentar las cada vez más complejas tareasque se avecinan.

El peso de toda la problemática de la pobreza urbana,la configuración de las ciudades sobre la base de susexpansiones, las crecientes demandas de servicios,

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

En esa etapa muchos de los estudiosos de los proble-mas derivados de la urbanización como Lucio Kowa-rick identificaban la problemática ambiental de lasciudades con la contaminación. Este autor la describecon relación a Sao Paulo en el estudio presentado alproyecto. Sin embargo recién se esbozaban los nexosestructurales del proceso e urbanización con la pro-blemática ambiental.

Hoy día las tasas de urbanización que presentan casitodos los países de la región son moderadas, no obs-tante los conflictos ambientales se han complejizadoy en muchos casos agudizado. No se han podido im-plementar verdaderas políticas de ordenamiento terri-torial–ambiental. Varios países muestran tímidosprocesos de planos reguladores, en donde más queconsideraciones ambientales, están fijados los límitesurbanos, que cada cierto tiempo son modificados. Engeneral en estos planos reguladores urbanos se cons-truyen sobre la base de la negociación entre algunasconsideraciones sociales y ambientales y otras deri-vadas de la especulación del suelo.

Hay una clara deuda de planificación urbana querealmente la ciudad como un urbosistema de comple-jos componentes, asentada en un ecosistema preexis-tente. Más aún, las ciudades latinoamericanas, en sugran mayoría, deben analizarse desde el punto devista de las patologías urbanas, con serios problemasde funcionamiento, con enfermedades crónicas yalgunas agudas, con expansiones espontáneas mu-chas veces desequilibrantes. Los urbanistas desafor-tunadamente poco saben de medio ambiente y semueven en expresiones espaciales, que poco y nadatienen que ver con la ecología urbana. Esa ha sido lahistoria del estudio de estas ciudades. Por ello que sehace necesario realmente, sobre la base de los consa-bidos y repetidos diagnósticos, enfrentar el desarrollode las ciudades en forma distinta a lo realizado hastala fecha.

En el proyecto “Estilos de desarrollo y medio am-biente en la América Latina”, Jorge Wilheim abordódirectamente el problema ambiental del proceso demetropolización, ejemplificándolo también con lametrópolis de Sao Paulo (Wilheim, 1980). Ademásde analizar las causas que generaron el proceso de

metropolización, este autor planteó los efectos am-bientales nocivos: desforestación, erosión, contami-nación doméstica del propio suelo, contaminación delas aguas, y contaminación del aire.

En 1980 este autor estableció dos escenarios alterna-tivos: el primero, la continuación de la tendencia a lametropolización de los decenios de los sesenta y se-tenta. El segundo, una alteración sustancial en lascausas de la emigración para disminuir la tasa deincremento poblacional. Sin embargo no se inclinópor ninguna de las alternativas, sino que vislumbrómuy acertadamente hacia donde iba la sociedad pau-lista, que en gran parte se asemeja a lo que hoy díaexiste.

Afirmó: “se ha considerado ya la importancia de losaspectos modernos de la gran ciudad, los cuales reve-lan un estilo de vida copiado de los países industriali-zados. Dicho estilo de vida es cada vez más firme, enla medida que las empresas transnacionales dominanlos mercados latinoamericanos de bienes de consu-mo. La modernización es una tendencia que corres-ponde a la teoría del intervalo (gap theory); segúnésta, los países en desarrollo adoptarán como modeloideal el estilo de vida de un país industrializado. Ytoda la política económica se esfuerza por aproximar-se a dicha situación modelo, inicialmente a través dela importación de productos, y luego de la importa-ción de la tecnología, los insumos y las máquinasnecesarias para la producción de los mismos”. Lageneración de este crecimiento por modernizaciónterminó por crear en el mundo una especie de archi-piélago de modernización, cuyas “islas”, en un océa-no de subdesarrollo, están constituidas por pequeñossectores de altos ingresos que existen dentro de lassociedades de los países periféricos”.

Jorge Wilheim definió desarrollo y “modernización”como conceptos totalmente diferentes, planteandoque el segundo apunta a objetivos opuesto a lo quedefine por auténtico desarrollo: crecimiento de laeconomía, con el fin de garantizar empleo; aumentoen el nivel de la calidad de vida; y búsqueda de laequidad social, que implica una distribución másjusta de oportunidades, beneficios e ingresos.

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 1515 esta es una publicación de CEBEM

Renta de la tierra y patrón de ocupación es-pacial

Dos importantes enfoques sirvieron para mostrarcómo en América Latina se habían estructurado losasentamientos humanos. Guillermo Geisse y Francis-co Sabatini analizaron profundamente el problema dela renta urbana, los efectos regresivos de los preciosde los suelos, las ofertas de tierra, las demandas detierra y las formas de operación de los agentes inmo-biliarios (Geisse y Sabatini, 1980).

Estos autores llamaron la atención sobre las limitan-tes que tendrían las políticas urbanas en AméricaLatina si no se considerase, por una parte, el alto gra-do de heterogeneidad interna de las ciudades, y, porotra parte, la importancia creciente de la renta de latierra en el proceso global de acumulación.

El proyecto “Estilos de desarrollo y medio ambienteen América Latina” complementó los enfoques urba-nos con una acabado análisis de la interiorizaciónespacial del estilo de desarrollo, a través de la contri-bución de Alejandro Roffman (Roffman, 1980). Estetrabajo, realizado sobre la base de los casos de Ar-gentina y Venezuela, llegó a unas conclusiones quees muy importante analizar para abordar adecuada-mente las estrategias ambientales.

“Los procesos de deterioro ambiental y de moderadacalidad de vida urbana asociados al estilo de desarro-llo no se vinculan estrechamente con el patrón espa-cial de asentamiento de la población. Es decir, no escondición necesaria para un mejoramiento de lascondiciones ambientales que se modifique el esque-ma de configuración del espacio, a diferencia de loque en muchos círculos académicos y proposicionesoficiales se aduce. Surge entonces como más lógicoque las alternativas a proponer atiendan más al estilode consumo, a las características de la inversión esta-tal, al funcionamiento del mercado de las tierras, y alpatrón tecnológico de las inversiones que a la locali-zación espacial de todos estos elementos. Ello reduceel marco de la discusión pues antepone al problemade la ubicación territorial el de la forma en que sedesenvuelven las actividades de producción, distribu-ción y consumo.

Obviamente que Alejandro Roffman abrió una discu-sión que no fue seguida en la época. Parece ser queaún hay una tarea por realizar respecto al tema delpatrón espacial. Ya nadie discute que antes del patrónde organización espacial, prima lo que en esa épocase definía como el estilo de desarrollo predominante.No obstante, aún hasta el día de hoy hay una deudade estudios para descubrir como las determinantesecológicas contribuyen a configurar el patrón de ocu-pación espacial. No cabe duda que las determinantesfísicas–ecológicas condicionan al patrón de ocupa-ción y éste, a su vez, influye en las formas de uso delos ecosistemas.

La CEPAL ha seguido contribuyendo al debate deldesarrollo urbano. Desde 1994 con el financiamientodel Gobierno de Italia, y en el marco del Plan de Ac-ción Regional de América Latina y el Caribe sobreAsentamientos Humanos, ha llevado a cabo dos pro-yectos insertos en la División de Desarrollo Sosteni-ble y Asentamientos Humanos: “Gestión Urbana enCiudades Intermedias de América Latina y el Cari-be”, entre 1994 y 1998; y “Estrategias e Instrumentosde Gestión Urbana para el Desarrollo Sostenible enAmérica Latina y el Caribe”, desde 1999 a la fecha(Jordán y Simioni (compiladores), 2003).

La cuestión urbana en estos proyectos fue enfocadadesde lo global y desde lo local. No se privilegió enestos estudios la dimensión ambiental. Se analizaronlos roles del municipio en el desarrollo sustentable, elalivio a la pobreza, los servicios urbanos y el funcio-namiento de la ciudad, y la rehabilitación de áreascentrales.

Se plantearon varios desafíos, entre los que se puedeseñalar como el más importante, la lucha contra lapobreza urbana. No menos importancia se le dio altema de la participación de la sociedad civil en lagestión urbana. Otro de los desafíos planteados fue elderivado de la necesaria readecuación de los munici-pios para enfrentar las cada vez más complejas tareasque se avecinan.

El peso de toda la problemática de la pobreza urbana,la configuración de las ciudades sobre la base de susexpansiones, las crecientes demandas de servicios,

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

En esa etapa muchos de los estudiosos de los proble-mas derivados de la urbanización como Lucio Kowa-rick identificaban la problemática ambiental de lasciudades con la contaminación. Este autor la describecon relación a Sao Paulo en el estudio presentado alproyecto. Sin embargo recién se esbozaban los nexosestructurales del proceso e urbanización con la pro-blemática ambiental.

Hoy día las tasas de urbanización que presentan casitodos los países de la región son moderadas, no obs-tante los conflictos ambientales se han complejizadoy en muchos casos agudizado. No se han podido im-plementar verdaderas políticas de ordenamiento terri-torial–ambiental. Varios países muestran tímidosprocesos de planos reguladores, en donde más queconsideraciones ambientales, están fijados los límitesurbanos, que cada cierto tiempo son modificados. Engeneral en estos planos reguladores urbanos se cons-truyen sobre la base de la negociación entre algunasconsideraciones sociales y ambientales y otras deri-vadas de la especulación del suelo.

Hay una clara deuda de planificación urbana querealmente la ciudad como un urbosistema de comple-jos componentes, asentada en un ecosistema preexis-tente. Más aún, las ciudades latinoamericanas, en sugran mayoría, deben analizarse desde el punto devista de las patologías urbanas, con serios problemasde funcionamiento, con enfermedades crónicas yalgunas agudas, con expansiones espontáneas mu-chas veces desequilibrantes. Los urbanistas desafor-tunadamente poco saben de medio ambiente y semueven en expresiones espaciales, que poco y nadatienen que ver con la ecología urbana. Esa ha sido lahistoria del estudio de estas ciudades. Por ello que sehace necesario realmente, sobre la base de los consa-bidos y repetidos diagnósticos, enfrentar el desarrollode las ciudades en forma distinta a lo realizado hastala fecha.

En el proyecto “Estilos de desarrollo y medio am-biente en la América Latina”, Jorge Wilheim abordódirectamente el problema ambiental del proceso demetropolización, ejemplificándolo también con lametrópolis de Sao Paulo (Wilheim, 1980). Ademásde analizar las causas que generaron el proceso de

metropolización, este autor planteó los efectos am-bientales nocivos: desforestación, erosión, contami-nación doméstica del propio suelo, contaminación delas aguas, y contaminación del aire.

En 1980 este autor estableció dos escenarios alterna-tivos: el primero, la continuación de la tendencia a lametropolización de los decenios de los sesenta y se-tenta. El segundo, una alteración sustancial en lascausas de la emigración para disminuir la tasa deincremento poblacional. Sin embargo no se inclinópor ninguna de las alternativas, sino que vislumbrómuy acertadamente hacia donde iba la sociedad pau-lista, que en gran parte se asemeja a lo que hoy díaexiste.

Afirmó: “se ha considerado ya la importancia de losaspectos modernos de la gran ciudad, los cuales reve-lan un estilo de vida copiado de los países industriali-zados. Dicho estilo de vida es cada vez más firme, enla medida que las empresas transnacionales dominanlos mercados latinoamericanos de bienes de consu-mo. La modernización es una tendencia que corres-ponde a la teoría del intervalo (gap theory); segúnésta, los países en desarrollo adoptarán como modeloideal el estilo de vida de un país industrializado. Ytoda la política económica se esfuerza por aproximar-se a dicha situación modelo, inicialmente a través dela importación de productos, y luego de la importa-ción de la tecnología, los insumos y las máquinasnecesarias para la producción de los mismos”. Lageneración de este crecimiento por modernizaciónterminó por crear en el mundo una especie de archi-piélago de modernización, cuyas “islas”, en un océa-no de subdesarrollo, están constituidas por pequeñossectores de altos ingresos que existen dentro de lassociedades de los países periféricos”.

Jorge Wilheim definió desarrollo y “modernización”como conceptos totalmente diferentes, planteandoque el segundo apunta a objetivos opuesto a lo quedefine por auténtico desarrollo: crecimiento de laeconomía, con el fin de garantizar empleo; aumentoen el nivel de la calidad de vida; y búsqueda de laequidad social, que implica una distribución másjusta de oportunidades, beneficios e ingresos.

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Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

entre los que se destaca la complejidad de los siste-mas de transporte, han canalizado el debate haciaestos temas dejando en la penumbra la temática am-biental. Por otra parte, hay que reconocer que la loca-lización de la inmensa mayoría de la ciudades no haseguido un patrón ambiental sino que ha respondidoa otras causales, fertilidad del suelo, mejor accesomarítimo o fluvial, cercanías a grandes centros mine-ros, disponibilidad de agua. La complejidad del temaes evidente.

La incorporación plena de la dimensión ambiental enla gestión urbana es un desafío mayor que hay queagregar a los anteriormente planteados. No se trata deestablecer los desafíos urbanos agregando la deseabi-lidad de incorporar a las ciudades a un desarrollosustentable. Enmascarar la temática ambiental urbanadentro de las consabidas indefiniciones del desarrollosustentable, es quitarle el peso que necesariamentedebiera tener el tema ambiental.

La evolución de las metrópolis en la región va to-mando las formas de los países desarrollados, dondelos ciudadanos no luchan por estar en la ciudad o enel campo, sino que aspiran a poseer un “medio am-biente” que satisfaga sus necesidades. Y este medioambiente se empieza a construir desde la creación dela conciencia ecológica, en la esfera ideológica, hastalas realizaciones urbanas concretas, en la esfera tan-gible.

Un enfoque medianamente ambiental debería intro-ducir toda la temática de la gestión ambiental de laexpansión urbana, sobre la base de un acabado cono-cimiento del comportamiento disclimáxico de ecosis-tema en que está inserta la ciudad y de su influenciaen los ecosistemas contiguos.

El enfoque ambiental debe necesariamente analizar elcomportamiento sistémico de la ciudad, sobre la basede sus flujos tanto de personas como de insumos,productos y residuos. ¡Cuántos déficit se constatan enlos urbanistas que soslayan estos planteamientos!Casi nada se avanzó en la región en los últimos vein-ticinco años.

Los nuevos desafíos ambientales para las ciudades

nacen de la necesidad de potenciar los recursos exis-tentes como el clima, la geomorfología y los nichosde flora y fauna. Redireccionar la expansión urbanaminimizando el costo ecológico y ambiental de ella.Manejar en forma adecuada los residuos domésticose industriales. Disminuir los riegos derivados de loseventos naturales. Planificar adecuadamente sobre labase de un real conocimiento de la ecología de cadaciudad.

Sin abordar esos desafíos derivados de los conflictosy de las armonías ambientales que existen en cual-quier ciudad, no se podrá afirmar que las ciudades deAmérica Latina transitan por las sendas de la susten-tabilidad ambiental. Las trampas semánticas del desa-rrollo sustentable podrían llevar a serios equívocos enla interpretación de la incorporación de la dimensiónambiental en la gestión urbana.

X. Desarrollo industrial y medio am-biente

Hernán Durán en el proyecto “Estilos de desarrollo ymedio ambiente en la América Latina”, hizo un pro-fundo análisis de la evolución de la industria manu-facturera de la región (Durán H., 1980). Allí destacóel rol que habían jugado las industrias en el procesode expansión urbana y, en especial en el proceso deconcentración de la actividad económica. “Por unlado, el cambio en la estructura productiva hacia elpredominio de las industrias de bienes intermedios ymetalmecánica ha hecho que se produzca un cambiocuantitativo fundamental. Las industrias del sector debienes intermedios y en especial las petroquímicas secaracterizan por un riesgo de contaminación de tipotóxico. Por su parte las industrias de bienes de consu-mo no duraderos se caracterizan por un tipo de conta-minación que por un lado absorben el oxígeno de lasaguas, y por otro impide el paso de los rayos solares,lo cual influye en el desarrollo de la flora en el medioacuoso”.

La localización industrial

Los vaticinios hechos hace veinticinco años atrás porHernán Durán sobre el impacto de la industrializa-ción en el medio ambiente, en especial hídrico, sobrelos patrones de expansión urbana y sobre las formasde ocupación del espacio, fueron acertados. Su traba-jo tuvo una clara complementación con el de AlbertoUribe y Francisco Szwekely, que analizaron el temadel efecto ambiental de la localización industrial(Uribe, y Szwekely, 1980).

Un planteamiento de estos autores, muy poco fre-cuente en esa época, fue el siguiente: “La industriali-zación latinoamericana se ha caracterizado por lle-varse cabo independientemente de las característicasfuncionales de los ecosistemas o considerando a estosparcialmente como simples suministradores de insu-mos industriales (agua, aire, minerales, madera, ma-no de obra, etc.). Esta situación ha generado proble-

mas graves que sólo pueden ser controlados o corre-gidos con una estrategia de industrialización compa-tible con una ordenación adecuada del territorio. Esevidente que en última instancia la viabilidad de esteordenamiento dependerá de la situación socioeconó-mico–política de cada país y, específicamente, de laestructura imperante de la propiedad de la tierra ycontrol de los recursos”.

No obstante los tímidos esfuerzos para ordenar laexpansión industrial, la forma caótica y poco ambien-tal con que se desarrolló en los últimos veinticincoaños fue muy similar a los años anteriores. La expan-sión industrial se realizó básicamente en las grandesciudades de la región, y en alguno de los países sóloen la metrópolis capitalina.

Siguió primando el criterio de asentar las industriasdonde hubiera la mayor oferta de mano de obra conciertos grados de calificación y donde existiese unaoferta asegurada de servicios básicos. Siguió en con-secuencia concentrándose en las grandes ciudades.

No obstante aplicarse medidas ambientales en la ges-tión de la empresa, derivadas de las nuevas legisla-ciones puestas en marcha, no se localizó o relocalizóla industria sobre la base de principios de ordena-miento territorial. Se asumió la condición dada y setrató de enmendar problemas sobre la base de la ex-pansión anterior. Más aún en ciudades con más de unmunicipio o división administrativa similar, la com-petencia por radicar industrias en muchas ocasionesincidió en rebajar los estándares ambientales.

En algunas ocasiones, por iniciativa pública o priva-da, se crearon parques industriales, pero a la granmayoría de ellos se los localizó en las áreas previa-mente determinadas por la expansión natural de laindustria. Muchos de estos parques se construyerondotándolos de servicios ambientales, pero no pocosse constituyeron en islas dentro de grandes áreas deexpansión industrial caótica.

El patrón de expansión industrial ha continuado in-fluyendo en la configuración de las ciudades. No haycasi salidas viales de una gran ciudad de AméricaLatina que no se constituya en un cordón industrial.

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 1717 esta es una publicación de CEBEM

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

entre los que se destaca la complejidad de los siste-mas de transporte, han canalizado el debate haciaestos temas dejando en la penumbra la temática am-biental. Por otra parte, hay que reconocer que la loca-lización de la inmensa mayoría de la ciudades no haseguido un patrón ambiental sino que ha respondidoa otras causales, fertilidad del suelo, mejor accesomarítimo o fluvial, cercanías a grandes centros mine-ros, disponibilidad de agua. La complejidad del temaes evidente.

La incorporación plena de la dimensión ambiental enla gestión urbana es un desafío mayor que hay queagregar a los anteriormente planteados. No se trata deestablecer los desafíos urbanos agregando la deseabi-lidad de incorporar a las ciudades a un desarrollosustentable. Enmascarar la temática ambiental urbanadentro de las consabidas indefiniciones del desarrollosustentable, es quitarle el peso que necesariamentedebiera tener el tema ambiental.

La evolución de las metrópolis en la región va to-mando las formas de los países desarrollados, dondelos ciudadanos no luchan por estar en la ciudad o enel campo, sino que aspiran a poseer un “medio am-biente” que satisfaga sus necesidades. Y este medioambiente se empieza a construir desde la creación dela conciencia ecológica, en la esfera ideológica, hastalas realizaciones urbanas concretas, en la esfera tan-gible.

Un enfoque medianamente ambiental debería intro-ducir toda la temática de la gestión ambiental de laexpansión urbana, sobre la base de un acabado cono-cimiento del comportamiento disclimáxico de ecosis-tema en que está inserta la ciudad y de su influenciaen los ecosistemas contiguos.

El enfoque ambiental debe necesariamente analizar elcomportamiento sistémico de la ciudad, sobre la basede sus flujos tanto de personas como de insumos,productos y residuos. ¡Cuántos déficit se constatan enlos urbanistas que soslayan estos planteamientos!Casi nada se avanzó en la región en los últimos vein-ticinco años.

Los nuevos desafíos ambientales para las ciudades

nacen de la necesidad de potenciar los recursos exis-tentes como el clima, la geomorfología y los nichosde flora y fauna. Redireccionar la expansión urbanaminimizando el costo ecológico y ambiental de ella.Manejar en forma adecuada los residuos domésticose industriales. Disminuir los riegos derivados de loseventos naturales. Planificar adecuadamente sobre labase de un real conocimiento de la ecología de cadaciudad.

Sin abordar esos desafíos derivados de los conflictosy de las armonías ambientales que existen en cual-quier ciudad, no se podrá afirmar que las ciudades deAmérica Latina transitan por las sendas de la susten-tabilidad ambiental. Las trampas semánticas del desa-rrollo sustentable podrían llevar a serios equívocos enla interpretación de la incorporación de la dimensiónambiental en la gestión urbana.

X. Desarrollo industrial y medio am-biente

Hernán Durán en el proyecto “Estilos de desarrollo ymedio ambiente en la América Latina”, hizo un pro-fundo análisis de la evolución de la industria manu-facturera de la región (Durán H., 1980). Allí destacóel rol que habían jugado las industrias en el procesode expansión urbana y, en especial en el proceso deconcentración de la actividad económica. “Por unlado, el cambio en la estructura productiva hacia elpredominio de las industrias de bienes intermedios ymetalmecánica ha hecho que se produzca un cambiocuantitativo fundamental. Las industrias del sector debienes intermedios y en especial las petroquímicas secaracterizan por un riesgo de contaminación de tipotóxico. Por su parte las industrias de bienes de consu-mo no duraderos se caracterizan por un tipo de conta-minación que por un lado absorben el oxígeno de lasaguas, y por otro impide el paso de los rayos solares,lo cual influye en el desarrollo de la flora en el medioacuoso”.

La localización industrial

Los vaticinios hechos hace veinticinco años atrás porHernán Durán sobre el impacto de la industrializa-ción en el medio ambiente, en especial hídrico, sobrelos patrones de expansión urbana y sobre las formasde ocupación del espacio, fueron acertados. Su traba-jo tuvo una clara complementación con el de AlbertoUribe y Francisco Szwekely, que analizaron el temadel efecto ambiental de la localización industrial(Uribe, y Szwekely, 1980).

Un planteamiento de estos autores, muy poco fre-cuente en esa época, fue el siguiente: “La industriali-zación latinoamericana se ha caracterizado por lle-varse cabo independientemente de las característicasfuncionales de los ecosistemas o considerando a estosparcialmente como simples suministradores de insu-mos industriales (agua, aire, minerales, madera, ma-no de obra, etc.). Esta situación ha generado proble-

mas graves que sólo pueden ser controlados o corre-gidos con una estrategia de industrialización compa-tible con una ordenación adecuada del territorio. Esevidente que en última instancia la viabilidad de esteordenamiento dependerá de la situación socioeconó-mico–política de cada país y, específicamente, de laestructura imperante de la propiedad de la tierra ycontrol de los recursos”.

No obstante los tímidos esfuerzos para ordenar laexpansión industrial, la forma caótica y poco ambien-tal con que se desarrolló en los últimos veinticincoaños fue muy similar a los años anteriores. La expan-sión industrial se realizó básicamente en las grandesciudades de la región, y en alguno de los países sóloen la metrópolis capitalina.

Siguió primando el criterio de asentar las industriasdonde hubiera la mayor oferta de mano de obra conciertos grados de calificación y donde existiese unaoferta asegurada de servicios básicos. Siguió en con-secuencia concentrándose en las grandes ciudades.

No obstante aplicarse medidas ambientales en la ges-tión de la empresa, derivadas de las nuevas legisla-ciones puestas en marcha, no se localizó o relocalizóla industria sobre la base de principios de ordena-miento territorial. Se asumió la condición dada y setrató de enmendar problemas sobre la base de la ex-pansión anterior. Más aún en ciudades con más de unmunicipio o división administrativa similar, la com-petencia por radicar industrias en muchas ocasionesincidió en rebajar los estándares ambientales.

En algunas ocasiones, por iniciativa pública o priva-da, se crearon parques industriales, pero a la granmayoría de ellos se los localizó en las áreas previa-mente determinadas por la expansión natural de laindustria. Muchos de estos parques se construyerondotándolos de servicios ambientales, pero no pocosse constituyeron en islas dentro de grandes áreas deexpansión industrial caótica.

El patrón de expansión industrial ha continuado in-fluyendo en la configuración de las ciudades. No haycasi salidas viales de una gran ciudad de AméricaLatina que no se constituya en un cordón industrial.

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 1818 esta es una publicación de CEBEM

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

Indudablemente que existen iniciativas logradas entérminos de crear áreas de expansión industrial, peroellas aún no tienen el peso en el contexto de la expan-sión industrial global. Incluso en varias de estas áreasnuevas, no siempre las consideraciones que han pri-mado para la localización han sido ambientales. Elmedio ambiente, aunque importante ha dejado paso aotras consideraciones como la especulación del suelo.

Cambio tecnológico, globalización, certifica-ción

Donde realmente ha habido un notable cambio en losúltimos veinticinco años en la región es con relacióna la incorporación de medidas ambientalmente másadecuadas en los procesos productivos y de transfor-mación de las industrias. El salto ha sido tan notableque ha dejado en la sombra a otros procesos que su-ceden en los territorios latinoamericanos.

Y éste es un tema no menor que debe analizarse concuidado. La globalización ha intensificado la penetra-ción y la integración de la industrial transnacional.Los patrones de producción de las transnacionaleshan influido para que las industrias de los países de laregión, integradas a éstas, adopten incorporacionesambientales a sus procesos productivos, acorde conlas pautas originadas en los países del norte.

Es obvio que en la actualidad no todas las industriashan seguido las nuevas pautas productivas, pero lainfluencia para introducir procesos y producción lim-pia y para certificarlos aumentan en términos expo-nenciales. Además, los nuevos tratados comercialesinfluyen para que los productos se trancen en losmercados sobre la base de costos ambientales equiva-lentes. Los peligros de acusaciones de dumping estánpermanentemente presentes.

La globalización y la penetración de la modalidadneoliberal han encuadrado la temática ambiental de laregión. La penetración del neoliberalismo se cimentaen la homogenización de las pautas de consumo y deproducción. El vehículo ha sido la fuerza de las ini-ciativas ambientales en los procesos de industrializa-

ción. Pareciera que no existe otra preocupación en laregión que cumplir con los mandatos de los exigentesmercados internacionales; y ellos, evidentemente,privilegian a la industria.

Esta situación se constata en las agendas nacionalesambientales. Aunque se mencionan una serie de polí-ticas que tienen que ver con los procesos que se danen el ámbito agrícola rural, o que se hace hincapié enlas áreas protegidas, los recursos y los esfuerzos secentran fundamentalmente en la industria y el comer-cio internacional. Obviamente que estas exógenaspautas son coherentes con los esfuerzos de los go-biernos para no quedar fuera de la globalización.

A similitud de lo que sucede en los países llamadosdesarrollados han cundido en la región la extensiónde las políticas de certificación, principalmente através de las ISO 14.000. Esta certificación se realizaa través de empresas ambientales que preparan a lasindustrias y otras que las realizan. No han habidoreales evaluaciones de la eficiencia de los procesos,pero ya aparecen algunos cuestionamientos al realimpacto de ellas.

En primer lugar, muchas empresas certificadorasactúan a través de sus subsidiarias. El control de laeficiencia y la seriedad de éstas es muy variable, loque pone un manto de duda sobre la calidad y veraci-dad de alguna de las certificaciones.

Por otra parte, aparecen muchas certificaciones na-cionales realizadas en base a las normativas propiasde cada país. Pero existen grandes diferencias entrepaíses con relación a sus normativas ambientales, yalgunos, sobre la base del principio de gradualidadpara incorporar normas ambientales, tienen patronesmuy laxos y lejanos de las normas internacionales.

No obstante estos problemas, parece ser que los pro-cesos de certificación mirados globalmente, han me-jorado la situación de importantes sectores de la in-dustria de la región. Paralelamente en algunos paíseshan puesto en funcionamiento “acuerdos de produc-ción limpia” con sectores industriales. Sin dejar dedesconocer que también suman, sus resultados estánmucho más en duda que las certificaciones, pues no

se ponen en práctica medidas de control del cumpli-miento de los propósitos firmados. Varios de estosacuerdos, no sólo han involucrado a las grandes in-dustrias sino que han entrado segmentos de industriasmedianas y pequeñas.

Los desafíos de la extensión de la gestión am-biental a las pymes

Paulatinamente la brecha entre las grandes empresasindustriales y las pequeñas y medianas se va acrecen-tando con relación a la gestión ambiental. La grancantidad, dispersión e incluso indeterminación de loque existe, ha hecho muy difícil el trabajo con ellas.

Hay muy pocos trabajos integrales en la región queapunten hacia una detallada evaluación de cuál es larealidad ambiental de esas empresas. Obviamente,donde más se ha avanzado es en el campo industrial.

Últimamente la CEPAL, a través de su División deDesarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos, víaestudio de seis países casos, ha enfocado de la am-pliación del campo de trabajo de las pymes en fun-ción de las necesidades de bienes y servicios para elmejoramiento ambiental de ellas (Leal, 2003). Estosimportantes trabajos, tiene un doble propósito: poruna parte, tener un diagnóstico ambiental del sectorpara propiciar medidas de incorporación de gestiónambiental, y, por otra, analizar las perspectivas deactividades empresariales derivadas de las necesida-des de bienes y servicios ambientales para el sector.

Estos estudios están inscritos en el ámbito del Pro-yecto CEPAL/Sociedad Alemana de CooperaciónTécnica (GTZ), “Identificación de áreas de oportuni-dad en el sector ambiental de América Latina y elCaribe”. Es un proyecto de importantes proyeccionesen la región que ha avanzado en los casos de Colom-bia, México y Chile (Domínguez, 2003; Van Hoof,2003 y Leal, 2003).

XI. El reto de la conservación de labiodiversidad

La pérdida de la biodiversidad ha sido consecuenciade la modalidad de desarrollo adoptada, a la que se leha sumado, por una parte, la intensificación de losprocesos de artificialización ecosistémica, unida a laintroducción de nuevas y más eficientes tecnologíasde cosecha ecosistémica y la progresiva artificializa-ción de los ecosistemas de la región, en particular, losque aumentan sostenidamente sus poblaciones.

América es el continente que posee el mayor acervode biodiversidad del planeta. Sin embargo desaparecesu biodiversidad a una tasa realmente catastrófica.Hace veinticinco años atrás se señaló este problema yse destacaron algunas políticas para neutralizarlo.

Los aportes de hace un cuarto de siglo

En el proyecto “Estilos de desarrollo y medio am-biente en la América Latina” se hizo un análisis his-tórico del deterioro y de la transformación ecosisté-mica a través del estudio realizado por Nicolo Gligoy Jorge Morello (Gligo y Morello, 1980). Allí se se-ñala la larga historia de cambios en los principalesecosistemas de la región.

Además, mucha de la explicación de la pérdida de labiodiversidad en la región de puede obtener de lalectura del trabajo de Nicolo Gligo sobre moderniza-ción de la agricultura (Gligo, 1980). Otro aporte rea-lizado en esa época lo constituye el trabajo de SergioSalcedo y José Ignacio Leyton sobre el sector forestaly sus relaciones con el medio ambiente (Salcedo yLeyton, 1980).

Las modificaciones de los ecosistemas marinos fue-ron planteadas en el aporte de Constantino Tapiasobre el medio oceánico y la actividad pesquera(Tapia C., 1980).

Muchos planteamientos que se hicieron en el proyec-to apuntaban a tratar de conservar la biodiversidad.

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 1919 esta es una publicación de CEBEM

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

Indudablemente que existen iniciativas logradas entérminos de crear áreas de expansión industrial, peroellas aún no tienen el peso en el contexto de la expan-sión industrial global. Incluso en varias de estas áreasnuevas, no siempre las consideraciones que han pri-mado para la localización han sido ambientales. Elmedio ambiente, aunque importante ha dejado paso aotras consideraciones como la especulación del suelo.

Cambio tecnológico, globalización, certifica-ción

Donde realmente ha habido un notable cambio en losúltimos veinticinco años en la región es con relacióna la incorporación de medidas ambientalmente másadecuadas en los procesos productivos y de transfor-mación de las industrias. El salto ha sido tan notableque ha dejado en la sombra a otros procesos que su-ceden en los territorios latinoamericanos.

Y éste es un tema no menor que debe analizarse concuidado. La globalización ha intensificado la penetra-ción y la integración de la industrial transnacional.Los patrones de producción de las transnacionaleshan influido para que las industrias de los países de laregión, integradas a éstas, adopten incorporacionesambientales a sus procesos productivos, acorde conlas pautas originadas en los países del norte.

Es obvio que en la actualidad no todas las industriashan seguido las nuevas pautas productivas, pero lainfluencia para introducir procesos y producción lim-pia y para certificarlos aumentan en términos expo-nenciales. Además, los nuevos tratados comercialesinfluyen para que los productos se trancen en losmercados sobre la base de costos ambientales equiva-lentes. Los peligros de acusaciones de dumping estánpermanentemente presentes.

La globalización y la penetración de la modalidadneoliberal han encuadrado la temática ambiental de laregión. La penetración del neoliberalismo se cimentaen la homogenización de las pautas de consumo y deproducción. El vehículo ha sido la fuerza de las ini-ciativas ambientales en los procesos de industrializa-

ción. Pareciera que no existe otra preocupación en laregión que cumplir con los mandatos de los exigentesmercados internacionales; y ellos, evidentemente,privilegian a la industria.

Esta situación se constata en las agendas nacionalesambientales. Aunque se mencionan una serie de polí-ticas que tienen que ver con los procesos que se danen el ámbito agrícola rural, o que se hace hincapié enlas áreas protegidas, los recursos y los esfuerzos secentran fundamentalmente en la industria y el comer-cio internacional. Obviamente que estas exógenaspautas son coherentes con los esfuerzos de los go-biernos para no quedar fuera de la globalización.

A similitud de lo que sucede en los países llamadosdesarrollados han cundido en la región la extensiónde las políticas de certificación, principalmente através de las ISO 14.000. Esta certificación se realizaa través de empresas ambientales que preparan a lasindustrias y otras que las realizan. No han habidoreales evaluaciones de la eficiencia de los procesos,pero ya aparecen algunos cuestionamientos al realimpacto de ellas.

En primer lugar, muchas empresas certificadorasactúan a través de sus subsidiarias. El control de laeficiencia y la seriedad de éstas es muy variable, loque pone un manto de duda sobre la calidad y veraci-dad de alguna de las certificaciones.

Por otra parte, aparecen muchas certificaciones na-cionales realizadas en base a las normativas propiasde cada país. Pero existen grandes diferencias entrepaíses con relación a sus normativas ambientales, yalgunos, sobre la base del principio de gradualidadpara incorporar normas ambientales, tienen patronesmuy laxos y lejanos de las normas internacionales.

No obstante estos problemas, parece ser que los pro-cesos de certificación mirados globalmente, han me-jorado la situación de importantes sectores de la in-dustria de la región. Paralelamente en algunos paíseshan puesto en funcionamiento “acuerdos de produc-ción limpia” con sectores industriales. Sin dejar dedesconocer que también suman, sus resultados estánmucho más en duda que las certificaciones, pues no

se ponen en práctica medidas de control del cumpli-miento de los propósitos firmados. Varios de estosacuerdos, no sólo han involucrado a las grandes in-dustrias sino que han entrado segmentos de industriasmedianas y pequeñas.

Los desafíos de la extensión de la gestión am-biental a las pymes

Paulatinamente la brecha entre las grandes empresasindustriales y las pequeñas y medianas se va acrecen-tando con relación a la gestión ambiental. La grancantidad, dispersión e incluso indeterminación de loque existe, ha hecho muy difícil el trabajo con ellas.

Hay muy pocos trabajos integrales en la región queapunten hacia una detallada evaluación de cuál es larealidad ambiental de esas empresas. Obviamente,donde más se ha avanzado es en el campo industrial.

Últimamente la CEPAL, a través de su División deDesarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos, víaestudio de seis países casos, ha enfocado de la am-pliación del campo de trabajo de las pymes en fun-ción de las necesidades de bienes y servicios para elmejoramiento ambiental de ellas (Leal, 2003). Estosimportantes trabajos, tiene un doble propósito: poruna parte, tener un diagnóstico ambiental del sectorpara propiciar medidas de incorporación de gestiónambiental, y, por otra, analizar las perspectivas deactividades empresariales derivadas de las necesida-des de bienes y servicios ambientales para el sector.

Estos estudios están inscritos en el ámbito del Pro-yecto CEPAL/Sociedad Alemana de CooperaciónTécnica (GTZ), “Identificación de áreas de oportuni-dad en el sector ambiental de América Latina y elCaribe”. Es un proyecto de importantes proyeccionesen la región que ha avanzado en los casos de Colom-bia, México y Chile (Domínguez, 2003; Van Hoof,2003 y Leal, 2003).

XI. El reto de la conservación de labiodiversidad

La pérdida de la biodiversidad ha sido consecuenciade la modalidad de desarrollo adoptada, a la que se leha sumado, por una parte, la intensificación de losprocesos de artificialización ecosistémica, unida a laintroducción de nuevas y más eficientes tecnologíasde cosecha ecosistémica y la progresiva artificializa-ción de los ecosistemas de la región, en particular, losque aumentan sostenidamente sus poblaciones.

América es el continente que posee el mayor acervode biodiversidad del planeta. Sin embargo desaparecesu biodiversidad a una tasa realmente catastrófica.Hace veinticinco años atrás se señaló este problema yse destacaron algunas políticas para neutralizarlo.

Los aportes de hace un cuarto de siglo

En el proyecto “Estilos de desarrollo y medio am-biente en la América Latina” se hizo un análisis his-tórico del deterioro y de la transformación ecosisté-mica a través del estudio realizado por Nicolo Gligoy Jorge Morello (Gligo y Morello, 1980). Allí se se-ñala la larga historia de cambios en los principalesecosistemas de la región.

Además, mucha de la explicación de la pérdida de labiodiversidad en la región de puede obtener de lalectura del trabajo de Nicolo Gligo sobre moderniza-ción de la agricultura (Gligo, 1980). Otro aporte rea-lizado en esa época lo constituye el trabajo de SergioSalcedo y José Ignacio Leyton sobre el sector forestaly sus relaciones con el medio ambiente (Salcedo yLeyton, 1980).

Las modificaciones de los ecosistemas marinos fue-ron planteadas en el aporte de Constantino Tapiasobre el medio oceánico y la actividad pesquera(Tapia C., 1980).

Muchos planteamientos que se hicieron en el proyec-to apuntaban a tratar de conservar la biodiversidad.

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 2020 esta es una publicación de CEBEM

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

Pero, no cabe la menor duda que la tasa de destruc-ción se intensificó. Surgieron acuerdo internacionalesde conservación y casi todos los países de la regiónelaboraron sus propias estrategias de conservación.Sin embargo éstas no fueron ni eficientes ni eficaces.Las razones de los fracasos nuevamente retrotraen eldebate a lo que se había planteado hace un cuarto desiglo atrás: la fuerza del estilo o modalidad de desa-rrollo ha sido decisiva para adecentar el proceso dedestrucción unida a la falta de control de los factoresdeterminantes que inciden en la destrucción. Por elloque es necesario profundizar en donde hacer hincapiéa futuro para abordar esta temática.

La evolución del tema: los factores de presión

Históricamente, América Latina ha basado su desa-rrollo en la explotación de sus recursos naturales. Lasmodalidades adoptadas, cual más cual menos, no hansido ambientalmente sustentable. En especial, en elsector agrícola y en las áreas rurales el costo ambien-tal de las transformaciones ha sido alto, afectando laconservación de la diversidad biológica.

Desde la colonia hasta la actualidad los espacios na-cionales se han ido ocupando y artificializando dedistintas formas. Los ecosistemas que se ocuparonmás tempranamente fueron los que poseían mayoresgrados de habitabilidad, por sus condiciones climáti-cas, geomorfológicos y de disponibilidad de agua,amén de las aptitudes para cultivos agrícolas de pri-mera necesidad. Por esta razón los ecosistemas deterritorios fértiles fueron modificados alterándose suflora y su fauna. Las ciudades de insertaron en elcentro de estos ecosistemas y se expandieron rápida-mente. La ciudades más aptas atrajeron más pobla-ción incrementándose rápidamente sus poblacionessobre todo a en el siglo veinte.

El paisaje no sólo cambió por el desarrollo de asenta-mientos humanos, sino que tuvieron gran influencialos ciclos de cultivos. Por otra parte, el bosque nati-vo, principal hábitat de la biodiversidad, retrocediónotoriamente en todos los países de América Latina.El paisaje se transformó, se especializó en muchas

áreas, y en otras fue deteriorado por efectos de laerosión y la desertificación de los suelos. De estaforma, el hábitat de muchas especies de flora y defauna cambió o sencillamente desapareció.

El crecimiento de la agricultura no sólo tuvo unarepercusión horizontal al expandirse las áreas en ex-plotación, sino que cambió la composición y la es-tructura de los ecosistemas al transformarlos, con elconsiguiente costo ambiental, en agrosistemas espe-cializados. Uno de los principales e insoslayablescostos ambientales del proceso de crecimiento agrí-cola, ha sido la pérdida de la biodiversidad.

La modernización introdujo variedades de alto rendi-miento que, a su vez, desplazaron variedades tradi-cionales y a especies parientes silvestres. Por otraparte, uno de los componentes básicos del paquetetecnológico ha sido el pesticida. El uso intensivo deellos ha tenido repercusiones en las plantas silvestressobre todo cuando se esteriliza el medio. Mayor im-portancia aún ha tenido el uso de plaguicidas pues enmuchas ocasiones sus efectos han sino indiscrimina-dos. No se ha evaluado con exactitud el efecto de losplaguicidas en muchas especies de fauna, en especialde insectos, pero no cabe duda que han tenido unimportante efecto en los componentes animales.

La explotación de bosque nativo, orientado a la pro-ducción de maderas, en la mayoría de los casos hasido hecha con métodos que no son sustentables conla consiguiente pérdida de hábitat de la biodiversi-dad. Muchas veces el bosque ha sido sencillamentecosechado, y otras, ha sido sometido a un intensofloreo.

La producción de leña ha sido el otro factor impor-tante de explotación comercial de bosque nativo. Laleña se utiliza tanto en la industria como en la comer-cialización para fines de uso doméstico. Obviamenteque constituye un factor claro de pérdida y deterioro,agravándose año a año por el incremento del consu-mo y la ausencia de medidas efectivas para un ade-cuado control.

Los procesos de producción maderera forestal deriva-do de las plantaciones han influido en la pérdida de la

biodiversidad debido al reemplazo del ecosistemaoriginal por un silvosistema monoespecífico, quemodifica e incluso elimina el hábitat de numerosasespecies animales y vegetales. El efecto más perjudi-cial se produce cuando las plantaciones se han esta-blecido sustituyendo bosque nativo. Por otra parte,cuando ha habido brotes de plagas la aplicación deplaguicidas ha tenido su consecuente efecto en losinsectos del área en que se ha aplicado control.

Tal como se ha dejado establecido en los últimosinformes globales, las mayores amenazas al resguar-do y mantención de los ecosistemas marino–costerosson los impactos humanos directos y particularmentelos efectos de las pesquerías, cuyas modificacionesen tamaño poblacional de las especies objetivos estángenerando cambios en las comunidades marinas quees imposible de monitorear a escalas espaciales enque se desarrollan las pesquerías.

En general la actividad minera tiene un impacto di-recto muy limitado, debido a que mirada en una esca-la general, es una actividad muy puntual. Sin embar-go, sobre todo en las áreas áridas o semi áridas, tieneimportancia. Un problema grave es el derivado de losnumerosos relaves abandonado que existe en la re-gión. La gran mayoría han seguido contaminando alsuelo y a los cursos de agua, afectando la biodiversi-dad, tanto del área ocupada y su entorno, como la delos cursos de aguas.

La producción acuícola, principalmente la produc-ción de camarones en los manglares y el cultivo delsalmón, ha alterado los ecosistemas lacustres y lasáreas marinas, principalmente fiordos cerrados depoca renovabilidad del agua. Los cultivos han influi-do en el cambio de las condiciones de estos ecosiste-mas, ya sea a través del uso de hormonas y nutrientesque se han esparcido en espacios utilizados afectandoen no pocas ocasiones a la biodiversidad existente enlos lechos de aguas señalados.

La extracción selectiva de flora tiene principalmentedos causas originarias. Por una parte, la recolecciónde hierbas, especialmente medicinales. Por otra parte,la reducción de determinadas especies, en particulararbóreas, el llamado floreo, o extracción selectiva

para uso productivo. En este proceso se van extrayen-do especies arbóreas, lo que repercute, además delefecto en el número de la especie sustraída, en laestructura del bosque y en la alteración de determina-dos atributos ecosistémicos.

La caza ha repercutido en la disminución o inclusoagotamiento de determinadas especies animales. In-cluso algunas han llegado a la categoría “en peligrode extinción”. La caza tiene origen en tres distintasvertientes. En primer lugar, la dirigida a la extraccióncomercial de explotación de pieles y carne; en segun-do lugar, la caza deportiva y en tercer lugar la reali-zada para la alimentación del campesino.

Obviamente, que no sólo disminuye la cantidad de laespecie extraída sino que siempre hay un grado deafectación de los ecosistemas debido a la ruptura delas cadenas tróficas.

La producción energética, como factor de pérdida dela biodiversidad, actúa a través de dos procesos prin-cipales. Por una parte, la producción de leña comocombustible industrial y doméstico derivado de laexplotación del bosque nativo repercute deteriorán-dolo. Por otra parte, la producción energética deriva-da de la construcción de represas, elimina la biodi-versidad en el área inundada y altera las condicionesdel entorno. Las sabanas y las tundras también sonseriamente afectadas en función de la extracción derecursos para producir energía. El consumo y agota-miento de yaretales en el Altiplano es una muestra deello.

Obviamente que la concentración poblacional enasentamientos humanos influye para cambiar el eco-sistema en que está inserto y para modificar el entor-no. Todas las ciudades se expanden sobre la base dela disminución de los ecosistemas de su entorno. Pe-ro, además de éste, el factor que más influye en lapérdida de la biodiversidad es el que dice relacióncon los residuos producidos por la actividad humana.Los residuos industriales y domésticos contaminan elentorno y deterioran los ecosistemas afectados. Nota-ble es lo que sucede en el borde costero, en dondetodo tipo de contaminación se produce por efectos delos residuos que llegan al mar.

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Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

Pero, no cabe la menor duda que la tasa de destruc-ción se intensificó. Surgieron acuerdo internacionalesde conservación y casi todos los países de la regiónelaboraron sus propias estrategias de conservación.Sin embargo éstas no fueron ni eficientes ni eficaces.Las razones de los fracasos nuevamente retrotraen eldebate a lo que se había planteado hace un cuarto desiglo atrás: la fuerza del estilo o modalidad de desa-rrollo ha sido decisiva para adecentar el proceso dedestrucción unida a la falta de control de los factoresdeterminantes que inciden en la destrucción. Por elloque es necesario profundizar en donde hacer hincapiéa futuro para abordar esta temática.

La evolución del tema: los factores de presión

Históricamente, América Latina ha basado su desa-rrollo en la explotación de sus recursos naturales. Lasmodalidades adoptadas, cual más cual menos, no hansido ambientalmente sustentable. En especial, en elsector agrícola y en las áreas rurales el costo ambien-tal de las transformaciones ha sido alto, afectando laconservación de la diversidad biológica.

Desde la colonia hasta la actualidad los espacios na-cionales se han ido ocupando y artificializando dedistintas formas. Los ecosistemas que se ocuparonmás tempranamente fueron los que poseían mayoresgrados de habitabilidad, por sus condiciones climáti-cas, geomorfológicos y de disponibilidad de agua,amén de las aptitudes para cultivos agrícolas de pri-mera necesidad. Por esta razón los ecosistemas deterritorios fértiles fueron modificados alterándose suflora y su fauna. Las ciudades de insertaron en elcentro de estos ecosistemas y se expandieron rápida-mente. La ciudades más aptas atrajeron más pobla-ción incrementándose rápidamente sus poblacionessobre todo a en el siglo veinte.

El paisaje no sólo cambió por el desarrollo de asenta-mientos humanos, sino que tuvieron gran influencialos ciclos de cultivos. Por otra parte, el bosque nati-vo, principal hábitat de la biodiversidad, retrocediónotoriamente en todos los países de América Latina.El paisaje se transformó, se especializó en muchas

áreas, y en otras fue deteriorado por efectos de laerosión y la desertificación de los suelos. De estaforma, el hábitat de muchas especies de flora y defauna cambió o sencillamente desapareció.

El crecimiento de la agricultura no sólo tuvo unarepercusión horizontal al expandirse las áreas en ex-plotación, sino que cambió la composición y la es-tructura de los ecosistemas al transformarlos, con elconsiguiente costo ambiental, en agrosistemas espe-cializados. Uno de los principales e insoslayablescostos ambientales del proceso de crecimiento agrí-cola, ha sido la pérdida de la biodiversidad.

La modernización introdujo variedades de alto rendi-miento que, a su vez, desplazaron variedades tradi-cionales y a especies parientes silvestres. Por otraparte, uno de los componentes básicos del paquetetecnológico ha sido el pesticida. El uso intensivo deellos ha tenido repercusiones en las plantas silvestressobre todo cuando se esteriliza el medio. Mayor im-portancia aún ha tenido el uso de plaguicidas pues enmuchas ocasiones sus efectos han sino indiscrimina-dos. No se ha evaluado con exactitud el efecto de losplaguicidas en muchas especies de fauna, en especialde insectos, pero no cabe duda que han tenido unimportante efecto en los componentes animales.

La explotación de bosque nativo, orientado a la pro-ducción de maderas, en la mayoría de los casos hasido hecha con métodos que no son sustentables conla consiguiente pérdida de hábitat de la biodiversi-dad. Muchas veces el bosque ha sido sencillamentecosechado, y otras, ha sido sometido a un intensofloreo.

La producción de leña ha sido el otro factor impor-tante de explotación comercial de bosque nativo. Laleña se utiliza tanto en la industria como en la comer-cialización para fines de uso doméstico. Obviamenteque constituye un factor claro de pérdida y deterioro,agravándose año a año por el incremento del consu-mo y la ausencia de medidas efectivas para un ade-cuado control.

Los procesos de producción maderera forestal deriva-do de las plantaciones han influido en la pérdida de la

biodiversidad debido al reemplazo del ecosistemaoriginal por un silvosistema monoespecífico, quemodifica e incluso elimina el hábitat de numerosasespecies animales y vegetales. El efecto más perjudi-cial se produce cuando las plantaciones se han esta-blecido sustituyendo bosque nativo. Por otra parte,cuando ha habido brotes de plagas la aplicación deplaguicidas ha tenido su consecuente efecto en losinsectos del área en que se ha aplicado control.

Tal como se ha dejado establecido en los últimosinformes globales, las mayores amenazas al resguar-do y mantención de los ecosistemas marino–costerosson los impactos humanos directos y particularmentelos efectos de las pesquerías, cuyas modificacionesen tamaño poblacional de las especies objetivos estángenerando cambios en las comunidades marinas quees imposible de monitorear a escalas espaciales enque se desarrollan las pesquerías.

En general la actividad minera tiene un impacto di-recto muy limitado, debido a que mirada en una esca-la general, es una actividad muy puntual. Sin embar-go, sobre todo en las áreas áridas o semi áridas, tieneimportancia. Un problema grave es el derivado de losnumerosos relaves abandonado que existe en la re-gión. La gran mayoría han seguido contaminando alsuelo y a los cursos de agua, afectando la biodiversi-dad, tanto del área ocupada y su entorno, como la delos cursos de aguas.

La producción acuícola, principalmente la produc-ción de camarones en los manglares y el cultivo delsalmón, ha alterado los ecosistemas lacustres y lasáreas marinas, principalmente fiordos cerrados depoca renovabilidad del agua. Los cultivos han influi-do en el cambio de las condiciones de estos ecosiste-mas, ya sea a través del uso de hormonas y nutrientesque se han esparcido en espacios utilizados afectandoen no pocas ocasiones a la biodiversidad existente enlos lechos de aguas señalados.

La extracción selectiva de flora tiene principalmentedos causas originarias. Por una parte, la recolecciónde hierbas, especialmente medicinales. Por otra parte,la reducción de determinadas especies, en particulararbóreas, el llamado floreo, o extracción selectiva

para uso productivo. En este proceso se van extrayen-do especies arbóreas, lo que repercute, además delefecto en el número de la especie sustraída, en laestructura del bosque y en la alteración de determina-dos atributos ecosistémicos.

La caza ha repercutido en la disminución o inclusoagotamiento de determinadas especies animales. In-cluso algunas han llegado a la categoría “en peligrode extinción”. La caza tiene origen en tres distintasvertientes. En primer lugar, la dirigida a la extraccióncomercial de explotación de pieles y carne; en segun-do lugar, la caza deportiva y en tercer lugar la reali-zada para la alimentación del campesino.

Obviamente, que no sólo disminuye la cantidad de laespecie extraída sino que siempre hay un grado deafectación de los ecosistemas debido a la ruptura delas cadenas tróficas.

La producción energética, como factor de pérdida dela biodiversidad, actúa a través de dos procesos prin-cipales. Por una parte, la producción de leña comocombustible industrial y doméstico derivado de laexplotación del bosque nativo repercute deteriorán-dolo. Por otra parte, la producción energética deriva-da de la construcción de represas, elimina la biodi-versidad en el área inundada y altera las condicionesdel entorno. Las sabanas y las tundras también sonseriamente afectadas en función de la extracción derecursos para producir energía. El consumo y agota-miento de yaretales en el Altiplano es una muestra deello.

Obviamente que la concentración poblacional enasentamientos humanos influye para cambiar el eco-sistema en que está inserto y para modificar el entor-no. Todas las ciudades se expanden sobre la base dela disminución de los ecosistemas de su entorno. Pe-ro, además de éste, el factor que más influye en lapérdida de la biodiversidad es el que dice relacióncon los residuos producidos por la actividad humana.Los residuos industriales y domésticos contaminan elentorno y deterioran los ecosistemas afectados. Nota-ble es lo que sucede en el borde costero, en dondetodo tipo de contaminación se produce por efectos delos residuos que llegan al mar.

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Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

Las distintas estrategias que se han elaborado en lospaíses de la región, sólo han mostrado cierta efectivi-dad en la conservación se áreas protegidas. Y no po-dría ser de otra manera ya que en las áreas protegidasse puede ejercer medidas de control y de conserva-ción. Sin embargo, son numerosos los territorios deAmérica Latina que aparecen sólo en los mapas y enla realidad no tienen medidas de protección, son tie-rras de cultivo campesino, o incluso están a mercedde la cosecha ecosistémica de cualquier colono.

Las tareas pendientes

Dado a modalidad tan marcadamente insustentablecon relación a la conservación de la biodiversidad,cabe preguntarse hacia donde habría que encaminarlos esfuerzos para evitar caer en pseudo estrategiasque no pasan a ser más que declaraciones de buenosdeseos.

El primer tema que aparece es el de las áreas protegi-das, dado el control que se puede ejercer sobre ellas.Aquí los desafíos son muchos y parten de una ade-cuada planificación y representatividad hasta unamayor jerarquización de la conservación de la biodi-versidad.

El otro tema es el referente a las políticas de controlde comercialización de flora y fauna. Aquí pesa mu-cho la experiencia acumulada en los CITES. Seríaconveniente traspasar esta experiencia para la funda-ción de CITES nacionales, con reglas específicas ycon medidas, muchas de las cuales podrían estar in-sertas en el actual CITES. Estas estructuras no pue-den concretarse sin contar con una estructura de par-ticipación ciudadana, sobre todo de consumidores,acompañada de programas de educación y de exten-sión. Es un gran desafío planteado.

La elaboración de programas específicos para espe-cies y géneros de flora y de fauna, debiera contribuira medidas de conservación de mayor eficiencia quelas actuales.

La moda de impulsar instrumentos económicos, enespecial de mercado, para esta temática podría ser

otro intento fallido. Las numerosas discusiones aca-démicas sobre las formas de valorizar económica-mente la biodiversidad han mostrado lo lejos que seestá de instrumentos realmente efectivos. Los supues-tos e inexactitudes derivadas de métodos que debenvalorizar bienes de la naturaleza que no están en elmercado, puede llevar a impulsar sistemas de muypoca eficiencia y eficacia.

XII. La demanda por financiamientoambiental

Tal como lo afirmaron Alicia Bárcena y Carlos deMiguel, “la Cumbre del Milenio celebrada en NuevaYork en 2000 marcó el inicio de un nuevo ciclo deconferencias mundiales con modalidades distintas denegociación, caracterizadas por la definición deacuerdos concretos expresados en metas cuantitativasy temporales específicas”. (Bárcena, y de Miguel,2003). Las Metas del Milenio, sobre temas de urgen-cia social, a su vez, crearon la necesidad de estudiar yplantear el necesario financiamiento para alcanzarlasy para asegura la sostenibilidad económica, social yambiental.

Muy poco se había avanzado en la temática de lasostenibilidad ambiental hace veinticinco años atrás.Las exigencias de Estocolmo se fueron diluyendo yningún planteamiento redistributivo global se puso enpráctica, salvo aislados esfuerzos de algún país euro-peo.

En la Cumbre de la Tierra de 1992, la Conferencia delas Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desa-rrollo, se demandó a los países desarrollados a quecumpliesen la meta del 0,7% del PIB para asistenciaoficial para el desarrollo. Sin embargo éstos nuncaestuvieron dispuestos a cumplirla.

Hace un cuarto de siglo atrás el tema del financia-miento para el medio ambiente (no para el desarrollosustentable), estaba muy lejos de las agendas de lospaíses. No se tenía muy claro cuales eran las necesi-dades, ni los países habían profundizado metodologí-as para estimar el financiamiento ambiental. En eseentonces todo se centraba en la discusión para ponercomo solución previa a los problemas ambientales dela región, la necesidad urgente de disminuir la pobre-za.

Un avance importante en la concreción del financia-miento, tal como lo señalan Alicia Bárcena y Carlosde Miguel, fue la Cumbre de Monterrey, o Conferen-cia Internacional sobre la Financiación del Desarro-

llo, realizada en 2002. Dicen estos autores: “en dichaCumbre se dio un gran impulso a la consideración deldesarrollo como elemento destacado de la agendaglobal y al concepto de una alianza mundial a favordel desarrollo. La amplia agenda de financiamientopara el desarrollo, en la que se incluye la moviliza-ción de recursos a nivel nacional, la inversión extran-jera directa y otras fuentes privadas de recursos, laasistencia oficial para el desarrollo, el comercio, elalivio de la carga de la deuda y aspectos sistémicos,ofreció las bases para analizar posibles formas desuperar la pobreza y enfrentar los obstáculos que loimpiden”.

Hubo compromisos muy importantes en la Cumbrede Monterrey, pero, no cabe duda que el que marcóclaramente a este evento fue el anuncio de EstadosUnidos y de la Unión Europea de incrementar la asis-tencia oficial para el desarrollo en 12.000 millones dedólares a partir de 2006. Con optimismo se pensó queestas cifras, de alguna forma, irían a influir en la sus-tentabilidad ambiental del desarrollo. Nada se dijo delas contradicciones entre el medio ambiente y la mo-dalidad de desarrollo prevaleciente en América Lati-na.

La tendencia de los últimos años había sido hacia ladisminución de la ayuda oficial para el desarrollo, ycada año se alejaba más de los compromisos de laCumbre de la tierra, pero los planteamientos de Mon-terrey parecieron alterar esta tendencia. Como afir-man Alicia Bárcena y Carlos de Miguel, “... la Cum-bre de Monterrey representó un definitivo punto deinflexión en los esfuerzos por revertir la tendenciadeclinante en la AOD” (Ayuda Oficial para el Desa-rrollo).

Lo que señalan muy bien estos autores es que paracumplir las Metas del Milenio y las que se acordaronen la Cumbre de Johannesburgo, como abastecimien-to de agua, energía, salud, biodiversidad y ordena-miento del ecosistema, agricultura, no basta el por-centaje (entre 3 y 5%) que se destina a los temas vin-culados con el desarrollo sustentable.

En los últimos años los aportes al medio ambiente deorganismos financieros internacionales empezaron a

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Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

Las distintas estrategias que se han elaborado en lospaíses de la región, sólo han mostrado cierta efectivi-dad en la conservación se áreas protegidas. Y no po-dría ser de otra manera ya que en las áreas protegidasse puede ejercer medidas de control y de conserva-ción. Sin embargo, son numerosos los territorios deAmérica Latina que aparecen sólo en los mapas y enla realidad no tienen medidas de protección, son tie-rras de cultivo campesino, o incluso están a mercedde la cosecha ecosistémica de cualquier colono.

Las tareas pendientes

Dado a modalidad tan marcadamente insustentablecon relación a la conservación de la biodiversidad,cabe preguntarse hacia donde habría que encaminarlos esfuerzos para evitar caer en pseudo estrategiasque no pasan a ser más que declaraciones de buenosdeseos.

El primer tema que aparece es el de las áreas protegi-das, dado el control que se puede ejercer sobre ellas.Aquí los desafíos son muchos y parten de una ade-cuada planificación y representatividad hasta unamayor jerarquización de la conservación de la biodi-versidad.

El otro tema es el referente a las políticas de controlde comercialización de flora y fauna. Aquí pesa mu-cho la experiencia acumulada en los CITES. Seríaconveniente traspasar esta experiencia para la funda-ción de CITES nacionales, con reglas específicas ycon medidas, muchas de las cuales podrían estar in-sertas en el actual CITES. Estas estructuras no pue-den concretarse sin contar con una estructura de par-ticipación ciudadana, sobre todo de consumidores,acompañada de programas de educación y de exten-sión. Es un gran desafío planteado.

La elaboración de programas específicos para espe-cies y géneros de flora y de fauna, debiera contribuira medidas de conservación de mayor eficiencia quelas actuales.

La moda de impulsar instrumentos económicos, enespecial de mercado, para esta temática podría ser

otro intento fallido. Las numerosas discusiones aca-démicas sobre las formas de valorizar económica-mente la biodiversidad han mostrado lo lejos que seestá de instrumentos realmente efectivos. Los supues-tos e inexactitudes derivadas de métodos que debenvalorizar bienes de la naturaleza que no están en elmercado, puede llevar a impulsar sistemas de muypoca eficiencia y eficacia.

XII. La demanda por financiamientoambiental

Tal como lo afirmaron Alicia Bárcena y Carlos deMiguel, “la Cumbre del Milenio celebrada en NuevaYork en 2000 marcó el inicio de un nuevo ciclo deconferencias mundiales con modalidades distintas denegociación, caracterizadas por la definición deacuerdos concretos expresados en metas cuantitativasy temporales específicas”. (Bárcena, y de Miguel,2003). Las Metas del Milenio, sobre temas de urgen-cia social, a su vez, crearon la necesidad de estudiar yplantear el necesario financiamiento para alcanzarlasy para asegura la sostenibilidad económica, social yambiental.

Muy poco se había avanzado en la temática de lasostenibilidad ambiental hace veinticinco años atrás.Las exigencias de Estocolmo se fueron diluyendo yningún planteamiento redistributivo global se puso enpráctica, salvo aislados esfuerzos de algún país euro-peo.

En la Cumbre de la Tierra de 1992, la Conferencia delas Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desa-rrollo, se demandó a los países desarrollados a quecumpliesen la meta del 0,7% del PIB para asistenciaoficial para el desarrollo. Sin embargo éstos nuncaestuvieron dispuestos a cumplirla.

Hace un cuarto de siglo atrás el tema del financia-miento para el medio ambiente (no para el desarrollosustentable), estaba muy lejos de las agendas de lospaíses. No se tenía muy claro cuales eran las necesi-dades, ni los países habían profundizado metodologí-as para estimar el financiamiento ambiental. En eseentonces todo se centraba en la discusión para ponercomo solución previa a los problemas ambientales dela región, la necesidad urgente de disminuir la pobre-za.

Un avance importante en la concreción del financia-miento, tal como lo señalan Alicia Bárcena y Carlosde Miguel, fue la Cumbre de Monterrey, o Conferen-cia Internacional sobre la Financiación del Desarro-

llo, realizada en 2002. Dicen estos autores: “en dichaCumbre se dio un gran impulso a la consideración deldesarrollo como elemento destacado de la agendaglobal y al concepto de una alianza mundial a favordel desarrollo. La amplia agenda de financiamientopara el desarrollo, en la que se incluye la moviliza-ción de recursos a nivel nacional, la inversión extran-jera directa y otras fuentes privadas de recursos, laasistencia oficial para el desarrollo, el comercio, elalivio de la carga de la deuda y aspectos sistémicos,ofreció las bases para analizar posibles formas desuperar la pobreza y enfrentar los obstáculos que loimpiden”.

Hubo compromisos muy importantes en la Cumbrede Monterrey, pero, no cabe duda que el que marcóclaramente a este evento fue el anuncio de EstadosUnidos y de la Unión Europea de incrementar la asis-tencia oficial para el desarrollo en 12.000 millones dedólares a partir de 2006. Con optimismo se pensó queestas cifras, de alguna forma, irían a influir en la sus-tentabilidad ambiental del desarrollo. Nada se dijo delas contradicciones entre el medio ambiente y la mo-dalidad de desarrollo prevaleciente en América Lati-na.

La tendencia de los últimos años había sido hacia ladisminución de la ayuda oficial para el desarrollo, ycada año se alejaba más de los compromisos de laCumbre de la tierra, pero los planteamientos de Mon-terrey parecieron alterar esta tendencia. Como afir-man Alicia Bárcena y Carlos de Miguel, “... la Cum-bre de Monterrey representó un definitivo punto deinflexión en los esfuerzos por revertir la tendenciadeclinante en la AOD” (Ayuda Oficial para el Desa-rrollo).

Lo que señalan muy bien estos autores es que paracumplir las Metas del Milenio y las que se acordaronen la Cumbre de Johannesburgo, como abastecimien-to de agua, energía, salud, biodiversidad y ordena-miento del ecosistema, agricultura, no basta el por-centaje (entre 3 y 5%) que se destina a los temas vin-culados con el desarrollo sustentable.

En los últimos años los aportes al medio ambiente deorganismos financieros internacionales empezaron a

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 2424 esta es una publicación de CEBEM

A Biofuels Manifesto:Why biofuels industry creationshould be ‘Priority NumberOne’ for the World Bank andfor developing countries

John Mathews*

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

tomar fuerza. Los autores antes citados afirman: “lasinstituciones financieras internacionales han mostra-do importantes avances en lo que respecta a tener encuenta los efectos ambientales de la concesión depréstamos y el desarrollo de proyectos. Prácticamentetodas estas instituciones, tanto internacionales comoregionales y subregionales, han ido estableciendoprogresivamente directrices ambientales que ayudana evaluar los riesgos relacionados con el medio am-biente antes de aprobar un proyecto”. Alguno de losfondos de estudio ambiental han debido ser utilizadospara arreglar impactos negativos provocados por pro-yectos de las propias instituciones de financiamientointernacional.

Párrafo aparte merece el financiamiento nacional.“Las políticas de financiamiento interno para el desa-rrollo sostenible han evolucionado con mucha lenti-tud, reflejando la debilidad que sufren todavía lasinstituciones correspondientes dentro de los aparatosestatales”. El gasto ambiental total en la última déca-da no ha superado el 1% del PIB y el gasto públicocasi nunca supera el 3% del gasto público total. Apesar de los avances metodológicos para medir estegasto, aún queda mucho por delante, y es posibleafirmar que es muy difícil comparar estos gastos en-tre diferentes países.

Como afirman Alicia Bárcena y Carlos de Miguel,“los debates en torno al financiamiento para el desa-rrollo que culminaron en la Cumbre Mundial sobreDesarrollo Sostenible aún revela la ausencia de unpensamiento creativo en los enfoques que se adoptanpara tender las necesidades de contar con recursosadicionales para financiar la dimensión ambiental deldesarrollo sostenible”.

A ello habría que agregar que, tal como se presentanlas cosas en América Latina, los recursos destinadospara financiar la dimensión ambiental, siempre seránpostergados o reducidos en función de las demandasde recursos para detener el hambre, o incrementar latasa de inversión para generar empleo e ingresos.

Tanto nacionalmente como internacionalmente elmedio ambiente seguirá siendo considerado como elpariente pobre del desarrollo. Máxime si se considera

que muchas actividades a financiar con fondos parael medio ambiente, podrían tener un efecto de retardoa corto plazo del crecimiento económico.

El gran desafío pues, al margen de hacer los esfuer-zos para conseguir mayor participación en el finan-ciamiento ambiental tanto nacional como internacio-nalmente, será la búsqueda de soluciones económi-co–sociales que sean en sí mismas ambientalmentesustentables. Ello porque es muy difícil tener avancesen el medio ambiente de los países de la región con-siderando el medio ambiente como un agregado enlas políticas de desarrollo y buscando en financia-miento para abordar este agregado. En este contexto,siempre el financiamiento será insuficiente.

Quizás, la búsqueda de un “estilo de desarrollo” plan-teado hace veinticinco años atrás perseguía solucio-nes integrales, más que desagregaciones de las distin-tas dimensiones, que hacían en esa época consideraral medio ambiente en un rol secundario, considera-ción que sigue vigente hoy día.

* John Mathews is Professor of Strategic Management for the Macquarie Graduate School of Management in Sydney, [email protected]

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Revista Virtual REDESMAmarzo 2008

A Biofuels Manifesto:Why biofuels industry creationshould be ‘Priority NumberOne’ for the World Bank andfor developing countries

John Mathews*

Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte III) [Nicolo Gligo]

tomar fuerza. Los autores antes citados afirman: “lasinstituciones financieras internacionales han mostra-do importantes avances en lo que respecta a tener encuenta los efectos ambientales de la concesión depréstamos y el desarrollo de proyectos. Prácticamentetodas estas instituciones, tanto internacionales comoregionales y subregionales, han ido estableciendoprogresivamente directrices ambientales que ayudana evaluar los riesgos relacionados con el medio am-biente antes de aprobar un proyecto”. Alguno de losfondos de estudio ambiental han debido ser utilizadospara arreglar impactos negativos provocados por pro-yectos de las propias instituciones de financiamientointernacional.

Párrafo aparte merece el financiamiento nacional.“Las políticas de financiamiento interno para el desa-rrollo sostenible han evolucionado con mucha lenti-tud, reflejando la debilidad que sufren todavía lasinstituciones correspondientes dentro de los aparatosestatales”. El gasto ambiental total en la última déca-da no ha superado el 1% del PIB y el gasto públicocasi nunca supera el 3% del gasto público total. Apesar de los avances metodológicos para medir estegasto, aún queda mucho por delante, y es posibleafirmar que es muy difícil comparar estos gastos en-tre diferentes países.

Como afirman Alicia Bárcena y Carlos de Miguel,“los debates en torno al financiamiento para el desa-rrollo que culminaron en la Cumbre Mundial sobreDesarrollo Sostenible aún revela la ausencia de unpensamiento creativo en los enfoques que se adoptanpara tender las necesidades de contar con recursosadicionales para financiar la dimensión ambiental deldesarrollo sostenible”.

A ello habría que agregar que, tal como se presentanlas cosas en América Latina, los recursos destinadospara financiar la dimensión ambiental, siempre seránpostergados o reducidos en función de las demandasde recursos para detener el hambre, o incrementar latasa de inversión para generar empleo e ingresos.

Tanto nacionalmente como internacionalmente elmedio ambiente seguirá siendo considerado como elpariente pobre del desarrollo. Máxime si se considera

que muchas actividades a financiar con fondos parael medio ambiente, podrían tener un efecto de retardoa corto plazo del crecimiento económico.

El gran desafío pues, al margen de hacer los esfuer-zos para conseguir mayor participación en el finan-ciamiento ambiental tanto nacional como internacio-nalmente, será la búsqueda de soluciones económi-co–sociales que sean en sí mismas ambientalmentesustentables. Ello porque es muy difícil tener avancesen el medio ambiente de los países de la región con-siderando el medio ambiente como un agregado enlas políticas de desarrollo y buscando en financia-miento para abordar este agregado. En este contexto,siempre el financiamiento será insuficiente.

Quizás, la búsqueda de un “estilo de desarrollo” plan-teado hace veinticinco años atrás perseguía solucio-nes integrales, más que desagregaciones de las distin-tas dimensiones, que hacían en esa época consideraral medio ambiente en un rol secundario, considera-ción que sigue vigente hoy día.

* John Mathews is Professor of Strategic Management for the Macquarie Graduate School of Management in Sydney, [email protected]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 2626 esta es una publicación de CEBEM

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

paradigm shift where the lead can be taken by thedeveloping world. Governments and entrepreneurs inChina, India and Brazil in particular understand bet-ter than anyone else that that they cannot hope toachieve full industrialization by simply following thesame unsustainable fossil fuel pathway pursued bythe developed world. If they burn coal, oil and gas atthe same rate as the developed world has done, theywill kill us all. More to the point, they well under-stand that they would be prevented by military threat– and by outright war – from attempting to do so.Renewable energy options for these countries there-fore represent a compelling option.

Until recently, it was the conventional wisdom thatrenewable energies would be a marginal and costlyalternative, that might make some headway over acentury or more as technologies improved. But thecase of Brazil and China and India shows that renew-ables – led by biofuels and in particular ethanol – arecompetitive here and now, and what’s more representan exceedingly attractive option for developing coun-tries.

The advantages for developing countries of ethanoland biodiesel over their fossil fuel counterparts astransport fuels are many, and include the facts that:

they are cheaper than oil; they provide energy security as opposed to

dependence on imports from unstable oil re-gimes;

they burn more cleanly; they generate fewer greenhouse gases; they promote rural development; they can generate new export industries for

developing countries; even countries with a low level of science and

technology can get a start with biofuels; and they promote South-South cooperation, led by

cooperation and investment between Brazil,India and China.

Strategizing around renewable energy is fundamen-tally different from securing strategic supplies offossil fuels, in particular oil. To engage in globalstrategic games (with their deadly consequences in

the form of resource wars) in pursuit of security ofoil supplies is one thing – and China, India and Brazilare all playing that game, with increasing sophistica-tion and success, to the consternation of the US andits western allies. The key issues here are militarystrength, international political and military alliances,and diplomatic maneuvering.

But to strategize around renewable energy sourcescalls for calculations of a quite different kind. Thiscalls for interventionist industry policies to kick-startnew renewable energy industries, such as those basedon growing and distilling biofuels; or on capturingsolar energy; or building wind farms and kick-starting domestic industries to produce PV solar cellsand wind turbines. But more than this it calls for so-phisticated design of the institutional settings inwhich a transition to utilization of renewable energymay be effected – from mandating the use of ethanol-petrol blends in motor vehicles, and extending suchmandates to diesel-powered machines, to mandatingrising proportions of electric power generation fromrenewable sources; to sophisticated tax measures thatoffer incentives to move towards energy conservationand efficient fuel usage and disincentives to ineffi-cient fuel use (such as indiscriminate use of SUVs incities). The point is that strategizing around renew-ables goes to the heart of an industrial developmentstrategy – and one that is, moreover, tuned to thefundamentals of energy supply and demand, ratherthan being framed in purely monetary terms.

Brazil has taken an early lead in biofuels, driven byits huge domestic ethanol program that has seen itsuse as a blended fuel mandated by the federal gov-ernment, backed by early subsidies to sugar produc-ers to enable them to produce ethanol as well assugar. Now Brazil has a thriving export industry forbiofuels, with firms operating bioreactors at its core.In these reactors a decision to produce sugar or etha-nol can be taken on a daily basis, at the flick of aswitch, depending on current world prices. In 2005Brazil started to replicate its success with bioethanolthrough a biodiesel program. Already by late 2006this program had generated 100,000 jobs in the north-east of the country, producing biodiesel from oilcrops such as castor oil and palm oil. The Brazilian

“China and India will soon be the main source of[greenhouse gas] emissions, and to avoid a hot and un-

comfortable world, there is no sensible alternative to nu-clear energy.”

James Lovelock, author of the Gaia hypothesis

“All renewables suffer from low areal densities… photo-synthesis has too low a power density (~0.6 W/m2) for bio-

fuels to contribute significantly to climate stabilization.”M.I. Hoffert et al, Advanced technology paths to global

climate stability: Energy for a greenhouse planet, Science,298 (Nov 2002), p 984

“The biodiesel industry has accidentally invented theworld’s most carbon-intensive fuel.”

George Monbiot, “Worse than fossil fuel”, The Guardian,6 December 2005

The world is finally having the debate over green-house gas emissions and what to do about them thatwe should have been having a long time ago. Butmany of the most prestigious and revered contribu-tors to the debate are getting things round the wrongway. Many, if not all commentators, see China andIndia as becoming the worst offenders in terms ofgreenhouse gas emissions, and thereby imply – or areexplicit – that they must be stopped to protect the restof us. Others simply assert, albeit in the refereedpages of Science, that biofuels cannot substitute for

fossil fuels, although considering evidence that, oncloser inspection, leaves out potentially vast re-sources in the developing world. But actually there isa quite different perspective, one that sees the threemain developing countries today – Brazil, India andChina – as the vanguard countries in the search forrenewable energies. From this perspective, it is theconjunction of concerns over the peaking of oil sup-plies, combined with the pressing concerns to reducegreenhouse gas emissions, that is leading Brazil, In-dia and China to develop a totally novel approach tothe issue of renewable fuels, and biofuels in particu-lar. By so doing they are driving their own industrialdevelopment, in a way that offers exciting prospectsfor the rest of the developing world today. Far frombeing source of the world’s environmental problems,the developing countries, led by Brazil, India andChina, could instead be leading the world to a practi-cable solution.

The world is on the verge of a vast and dramaticsurge in investment in biofuels – starting with etha-nol, and then moving rapidly to biodiesel and a rangeof other biologically produced liquid fuels. Whilesome companies in the US, Europe and Japan arealready deeply involved in biofuels and renewableenergies generally, and while the oil and automotiveindustries dither over their responses to these devel-opments, the fact is that this is one technological

Abstract

Traditional industrial development pathways, that did not take into explicit consideration the issue of energy technolo-gies to be utilized, now imperil development prospects around the world. As oil supplies approach their peak globally,and energy security becomes a major issue, so developing countries have everything to lose by simply following fossil-fuel based industrialization, and everything to gain by recasting their development strategies around the prospects forrenewable energies and biofuels. This is now a feasible prospect, as shown dramatically by the Brazilian experience,now being replicated in many developing countries, including most notably in India and China. These three countries –the BICs – are now leading the developing world to a new energy future and a new pathway of industrial development.This paper argues that the time is therefore ripe for developing countries, and development agencies such as the WorldBank, to re-evaluate their stance on biofuels. The paper argues that a swing behind biofuels can unlock a chain reac-tion of favorable developmental processes – provided developing countries seize the initiative and set in place renew-able energy industry creation projects before the developed world has managed to shake itself out of its fossil fuel de-pendence.

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 2727 esta es una publicación de CEBEM

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

paradigm shift where the lead can be taken by thedeveloping world. Governments and entrepreneurs inChina, India and Brazil in particular understand bet-ter than anyone else that that they cannot hope toachieve full industrialization by simply following thesame unsustainable fossil fuel pathway pursued bythe developed world. If they burn coal, oil and gas atthe same rate as the developed world has done, theywill kill us all. More to the point, they well under-stand that they would be prevented by military threat– and by outright war – from attempting to do so.Renewable energy options for these countries there-fore represent a compelling option.

Until recently, it was the conventional wisdom thatrenewable energies would be a marginal and costlyalternative, that might make some headway over acentury or more as technologies improved. But thecase of Brazil and China and India shows that renew-ables – led by biofuels and in particular ethanol – arecompetitive here and now, and what’s more representan exceedingly attractive option for developing coun-tries.

The advantages for developing countries of ethanoland biodiesel over their fossil fuel counterparts astransport fuels are many, and include the facts that:

they are cheaper than oil; they provide energy security as opposed to

dependence on imports from unstable oil re-gimes;

they burn more cleanly; they generate fewer greenhouse gases; they promote rural development; they can generate new export industries for

developing countries; even countries with a low level of science and

technology can get a start with biofuels; and they promote South-South cooperation, led by

cooperation and investment between Brazil,India and China.

Strategizing around renewable energy is fundamen-tally different from securing strategic supplies offossil fuels, in particular oil. To engage in globalstrategic games (with their deadly consequences in

the form of resource wars) in pursuit of security ofoil supplies is one thing – and China, India and Brazilare all playing that game, with increasing sophistica-tion and success, to the consternation of the US andits western allies. The key issues here are militarystrength, international political and military alliances,and diplomatic maneuvering.

But to strategize around renewable energy sourcescalls for calculations of a quite different kind. Thiscalls for interventionist industry policies to kick-startnew renewable energy industries, such as those basedon growing and distilling biofuels; or on capturingsolar energy; or building wind farms and kick-starting domestic industries to produce PV solar cellsand wind turbines. But more than this it calls for so-phisticated design of the institutional settings inwhich a transition to utilization of renewable energymay be effected – from mandating the use of ethanol-petrol blends in motor vehicles, and extending suchmandates to diesel-powered machines, to mandatingrising proportions of electric power generation fromrenewable sources; to sophisticated tax measures thatoffer incentives to move towards energy conservationand efficient fuel usage and disincentives to ineffi-cient fuel use (such as indiscriminate use of SUVs incities). The point is that strategizing around renew-ables goes to the heart of an industrial developmentstrategy – and one that is, moreover, tuned to thefundamentals of energy supply and demand, ratherthan being framed in purely monetary terms.

Brazil has taken an early lead in biofuels, driven byits huge domestic ethanol program that has seen itsuse as a blended fuel mandated by the federal gov-ernment, backed by early subsidies to sugar produc-ers to enable them to produce ethanol as well assugar. Now Brazil has a thriving export industry forbiofuels, with firms operating bioreactors at its core.In these reactors a decision to produce sugar or etha-nol can be taken on a daily basis, at the flick of aswitch, depending on current world prices. In 2005Brazil started to replicate its success with bioethanolthrough a biodiesel program. Already by late 2006this program had generated 100,000 jobs in the north-east of the country, producing biodiesel from oilcrops such as castor oil and palm oil. The Brazilian

“China and India will soon be the main source of[greenhouse gas] emissions, and to avoid a hot and un-

comfortable world, there is no sensible alternative to nu-clear energy.”

James Lovelock, author of the Gaia hypothesis

“All renewables suffer from low areal densities… photo-synthesis has too low a power density (~0.6 W/m2) for bio-

fuels to contribute significantly to climate stabilization.”M.I. Hoffert et al, Advanced technology paths to global

climate stability: Energy for a greenhouse planet, Science,298 (Nov 2002), p 984

“The biodiesel industry has accidentally invented theworld’s most carbon-intensive fuel.”

George Monbiot, “Worse than fossil fuel”, The Guardian,6 December 2005

The world is finally having the debate over green-house gas emissions and what to do about them thatwe should have been having a long time ago. Butmany of the most prestigious and revered contribu-tors to the debate are getting things round the wrongway. Many, if not all commentators, see China andIndia as becoming the worst offenders in terms ofgreenhouse gas emissions, and thereby imply – or areexplicit – that they must be stopped to protect the restof us. Others simply assert, albeit in the refereedpages of Science, that biofuels cannot substitute for

fossil fuels, although considering evidence that, oncloser inspection, leaves out potentially vast re-sources in the developing world. But actually there isa quite different perspective, one that sees the threemain developing countries today – Brazil, India andChina – as the vanguard countries in the search forrenewable energies. From this perspective, it is theconjunction of concerns over the peaking of oil sup-plies, combined with the pressing concerns to reducegreenhouse gas emissions, that is leading Brazil, In-dia and China to develop a totally novel approach tothe issue of renewable fuels, and biofuels in particu-lar. By so doing they are driving their own industrialdevelopment, in a way that offers exciting prospectsfor the rest of the developing world today. Far frombeing source of the world’s environmental problems,the developing countries, led by Brazil, India andChina, could instead be leading the world to a practi-cable solution.

The world is on the verge of a vast and dramaticsurge in investment in biofuels – starting with etha-nol, and then moving rapidly to biodiesel and a rangeof other biologically produced liquid fuels. Whilesome companies in the US, Europe and Japan arealready deeply involved in biofuels and renewableenergies generally, and while the oil and automotiveindustries dither over their responses to these devel-opments, the fact is that this is one technological

Abstract

Traditional industrial development pathways, that did not take into explicit consideration the issue of energy technolo-gies to be utilized, now imperil development prospects around the world. As oil supplies approach their peak globally,and energy security becomes a major issue, so developing countries have everything to lose by simply following fossil-fuel based industrialization, and everything to gain by recasting their development strategies around the prospects forrenewable energies and biofuels. This is now a feasible prospect, as shown dramatically by the Brazilian experience,now being replicated in many developing countries, including most notably in India and China. These three countries –the BICs – are now leading the developing world to a new energy future and a new pathway of industrial development.This paper argues that the time is therefore ripe for developing countries, and development agencies such as the WorldBank, to re-evaluate their stance on biofuels. The paper argues that a swing behind biofuels can unlock a chain reac-tion of favorable developmental processes – provided developing countries seize the initiative and set in place renew-able energy industry creation projects before the developed world has managed to shake itself out of its fossil fuel de-pendence.

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 2828 esta es una publicación de CEBEM

national energy company, Petrobras, introduced anew biodiesel product, dubbed H-Bio, produced atthe refinery, in 2006, the first in the world to do so.In the words of Brazil's minister of agriculture,Roberto Rodrigues, “Renewable fuel has been a fan-tastic solution for us. And it offers a way out of thefossil fuel trap for others as well."

China and India are Brazil’s largest export marketsfor ethanol, and are themselves rising fast as produc-ers, now as 3rd and 4th largest ethanol producers inthe world, and rising fast in the biodiesel stakes aswell. Many other tropical developing countries, inAsia and in Central America, are also becoming ac-tive in biofuels. In promoting renewable energy fu-tures, in their own interests, developing countries canthereby create a new agenda for solving the widerproblems of global warming. While many economistsand policy specialists have addressed themselves tothis issue, most see the developing world blindlyfollowing in the footsteps of the polluting developedcountries; few if any see developing countries as partof the solution. Herein lies the attractiveness of de-veloping countries, and development agencies likethe World Bank, in getting behind biofuels and re-

newable energies. By doing so, they take the lead inmoving the world to its destined future independencefrom fossil fuels – as envisaged by numerous schol-ars, and captured most effectively by the IIASA/WEC study, Global Energy Perspectives, publishedin 1998, as shown in Chart 1.

The era when industrial development strategies couldbe formulated without reference to energy sources, isover. When we look just at the developing countries,of the world’s 47 poorest, no fewer than 38 are netoil importers, and 25 are completely dependent on oilimports – victims of commitments made during thetimes when the price of oil was seen as low forever.Yet these are the countries that generally have favor-able circumstances for producing biofuels.

If the argument of this paper is sound, then it meansthat renewable energies – starting with biofuels –represent a unique and irreplaceable opportunity thatmust not be missed. It means that organizations suchas the World Bank should be getting behind the re-newables option – and in particular biofuels – withhuge and massive assistance, making it their top pri-ority. For developing countries generally, biofuels

are pressing to be considered as Number One prioritybecause of their multiple benefits and multiplier ef-fect they induce.

The case of Brazil

Brazil has emerged as the world’s leading producerof biofuels, encompassing ethanol and biodiesel. Ithas built this leadership position through distinctivecrops that maximize its advantages as a tropicalcountry, deriving ethanol from sugarcane, and bio-diesel from a variety of oilseeds. Some of these, likecastor oil, are being grown as a deliberate strategy ondegraded and arid lands in the impoverished north-east, thereby giving a major fillip to social develop-ment in the region.

Brazil has become the world’s largest producer andexporter of ethanol. In 2005, production of sugar andethanol in Brazil totaled 28.7 million metric tons and4.8 billion gallons (18.17 billion liters, or 18,170ML), which are record levels. The industry is highlydecentralized, but it also includes national lead firmslike Petrobras, which is rapidly morphing from an oil

producer to an energy producer, with a focus on etha-nol and biodiesel. The industry has really taken off inthe 2000s as the unsubsidized price of ethanol hasfallen below that of oil – as shown in Chart 2.

Brazil grows sugar cane crops on five million hec-tares, a fifth of its land under cultivation. In Brazilthere are around 60,000 crop suppliers (farmers andfarmer coops) supplying over 340 industrial unitsproducing ethanol (bioreactors and distilleries), witha further 50 such units under construction. The etha-nol industry supports an estimated 500,000 jobs inthe countryside, and a further 500,000 jobs in indi-rectly related employment.

In Brazil many of the ethanol plants are in fact dualplants, running with technology that allows them toproduce either sugar or ethanol, at the flick of aswitch – depending on the world price of each. Infact some plants are now built as triple integratedplants, involving sugar, ethanol and biodiesel.7 Theshare of sugarcane used in ethanol production is ex-pected to rise substantially in coming years.

Brazilian ethanol is far more competitive than thatproduced in the U.S. from corn or in Europe from

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

Chart 1. Changes in primary energy shares, 1850 to 2100Source: Nakicenovic et al (1995) Fig. 5.7 Scenario C1

Chart 2. Price paid to ethanol producers and gasoline costSource: UNICA (Brazil)

Page 29: Presentación - COnnecting REpositories · 2016-08-03 · cios del balance energØtico y el impacto ambiental total de los biocombustibles, sus efectos sobre los precios de los cultivos

Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 2929 esta es una publicación de CEBEM

national energy company, Petrobras, introduced anew biodiesel product, dubbed H-Bio, produced atthe refinery, in 2006, the first in the world to do so.In the words of Brazil's minister of agriculture,Roberto Rodrigues, “Renewable fuel has been a fan-tastic solution for us. And it offers a way out of thefossil fuel trap for others as well."

China and India are Brazil’s largest export marketsfor ethanol, and are themselves rising fast as produc-ers, now as 3rd and 4th largest ethanol producers inthe world, and rising fast in the biodiesel stakes aswell. Many other tropical developing countries, inAsia and in Central America, are also becoming ac-tive in biofuels. In promoting renewable energy fu-tures, in their own interests, developing countries canthereby create a new agenda for solving the widerproblems of global warming. While many economistsand policy specialists have addressed themselves tothis issue, most see the developing world blindlyfollowing in the footsteps of the polluting developedcountries; few if any see developing countries as partof the solution. Herein lies the attractiveness of de-veloping countries, and development agencies likethe World Bank, in getting behind biofuels and re-

newable energies. By doing so, they take the lead inmoving the world to its destined future independencefrom fossil fuels – as envisaged by numerous schol-ars, and captured most effectively by the IIASA/WEC study, Global Energy Perspectives, publishedin 1998, as shown in Chart 1.

The era when industrial development strategies couldbe formulated without reference to energy sources, isover. When we look just at the developing countries,of the world’s 47 poorest, no fewer than 38 are netoil importers, and 25 are completely dependent on oilimports – victims of commitments made during thetimes when the price of oil was seen as low forever.Yet these are the countries that generally have favor-able circumstances for producing biofuels.

If the argument of this paper is sound, then it meansthat renewable energies – starting with biofuels –represent a unique and irreplaceable opportunity thatmust not be missed. It means that organizations suchas the World Bank should be getting behind the re-newables option – and in particular biofuels – withhuge and massive assistance, making it their top pri-ority. For developing countries generally, biofuels

are pressing to be considered as Number One prioritybecause of their multiple benefits and multiplier ef-fect they induce.

The case of Brazil

Brazil has emerged as the world’s leading producerof biofuels, encompassing ethanol and biodiesel. Ithas built this leadership position through distinctivecrops that maximize its advantages as a tropicalcountry, deriving ethanol from sugarcane, and bio-diesel from a variety of oilseeds. Some of these, likecastor oil, are being grown as a deliberate strategy ondegraded and arid lands in the impoverished north-east, thereby giving a major fillip to social develop-ment in the region.

Brazil has become the world’s largest producer andexporter of ethanol. In 2005, production of sugar andethanol in Brazil totaled 28.7 million metric tons and4.8 billion gallons (18.17 billion liters, or 18,170ML), which are record levels. The industry is highlydecentralized, but it also includes national lead firmslike Petrobras, which is rapidly morphing from an oil

producer to an energy producer, with a focus on etha-nol and biodiesel. The industry has really taken off inthe 2000s as the unsubsidized price of ethanol hasfallen below that of oil – as shown in Chart 2.

Brazil grows sugar cane crops on five million hec-tares, a fifth of its land under cultivation. In Brazilthere are around 60,000 crop suppliers (farmers andfarmer coops) supplying over 340 industrial unitsproducing ethanol (bioreactors and distilleries), witha further 50 such units under construction. The etha-nol industry supports an estimated 500,000 jobs inthe countryside, and a further 500,000 jobs in indi-rectly related employment.

In Brazil many of the ethanol plants are in fact dualplants, running with technology that allows them toproduce either sugar or ethanol, at the flick of aswitch – depending on the world price of each. Infact some plants are now built as triple integratedplants, involving sugar, ethanol and biodiesel.7 Theshare of sugarcane used in ethanol production is ex-pected to rise substantially in coming years.

Brazilian ethanol is far more competitive than thatproduced in the U.S. from corn or in Europe from

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

Chart 1. Changes in primary energy shares, 1850 to 2100Source: Nakicenovic et al (1995) Fig. 5.7 Scenario C1

Chart 2. Price paid to ethanol producers and gasoline costSource: UNICA (Brazil)

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 3030 esta es una publicación de CEBEM

sugar beet, because of shorter processing times (thestarch in corn or beet has to be rendered into sugarsfirst), lower labor costs, lower transport costs andinput costs. The energy derived from sugarcane isroughly eight times that derived from northern hemi-sphere crops such as corn. But there are also subtlefactors at work as well. In Brazil a massive R&Deffort has been devoted to unlocking the biologicalsecrets of sugar and ethanol. At the Centro de Tec-nologia Canavieira (Cane Technology Centre), anR&D facility funded largely by the sugarcane indus-try the genome of sugar cane has been decoded, andused to select varieties that are more resistant todrought and pests and that yield higher sugar content.The Centre has developed some 140 varieties ofsugar, which has helped to drive costs down by 1% ayear, and allowed the country to avoid the pests anddiseases that can ravage monoculture.

This is a latecomer advantage – the capacity to focusR&D exclusively on a topic of national economicsignificance, rather than across the board. Brazil hasdone this to a refined degree with sugar and alcohol,and results speak for themselves. No wonder succes-sive delegations from India and China have beenvisiting Brazil over the past year.

Brazil’s success with ethanol goes back to the 1970s,when the country’s military leaders reacted to the1973 oil crisis with a drastic push towards ethanol.Brazil in the 1970s was 80% dependent on oil im-ports, and 40% of its foreign exchange earnings wereused to import oil. The country slid into recession,

and by the mid- 1970s was facing bankruptcy. Inthese circumstances the military government issued adirective requiring that the country’s gasoline shouldbe blended with 10% (E10) ethanol – a level thatBrazil raised steadily over the next five years to 25%(E25). To facilitate the shift, the government pro-vided sugarcane companies low interest loans tobuild ethanol plants, as well as funding indigenousefforts to produce a car that would run on pure alco-hol – which was achieved at a Brazilian Air Forcelaboratory, leading to a 5,000 mile trip embarked onby the cars, with banners announcing “Powered byAlcohol.”

Then after the 1979 Iranian revolution, and a furtherrise in oil prices, the Brazilian government imple-mented the National Alcohol Program, or Proalcoolprogram, under which the ethanol blend targets wereraised; further subsidies and low-interest loans weremade to sugar companies to raise ethanol production;tax breaks were offered to car companies to buildethanol-powered vehicles; and the national oil com-pany, Petrobras, was ordered to make ethanol avail-able at filling stations. By the end of 1979, Fiat wasoffering an ethanol-only vehicle for sale in Brazil.All told, Brazil spent a total of $16 billion from 1979until the mid-1990s on the Proalcool program – withsavings in oil imports amounting to at least US$120billion.

The program dipped in the mid-1980s, as oil pricesfell to record lows. But it was never entirely discon-tinued, and meantime Brazilian sugar producers were

raising their productivity. By the mid-1990s, Brazilhad discontinued its subsidies for the sugar industry,forcing producers to be world competitive. As oilprices rose again in the 2000s, so the program cameback into fashion, this time under a civilian admini-stration, and this time building on the competencebase established by the Proalcool program. Brazilnow mandates a fuel blend of E25 nationally. Butethanol has become so popular that it now accountsfor at least 40% of all vehicle fuel, and rising. Brazilis estimated to save $50 billion per annum in terms ofpetroleum imports – one of the most significant ofthe side-effects of moving to biofuels.

The critical breakthrough in the recent period hasbeen the idea of flex-fuel vehicles (FFVs) – an insti-tutional innovation riding on the back of a simpletechnological innovation. Flex-fuel vehicles, intro-duced in Brazil in 2003 and their sales have increaseddramatically since, by 585% in 2005, so that theshare of flex-fuel vehicles (FFVs) in the total vehiclefleet reached 22% in 2004. It is expected to reach60% in 2006.

The flex-fuel vehicle is an ordinary vehicle fittedwith a sensor, to detect the oilethanol blend at anygiven moment in the petrol tank; an on-board com-puter programmed to adjust the engine mechanism tothe current fuel mix; and a simple adjustment of theengine firing systems to accommodate pure ethanol.The total package can cost as little as US$80.

It was Brazilian innovation that came up with thedevice. Although Ford had offered a flex-fuel systemin a few of its vehicles, dating back to 1991, the Bra-zilians thought the device clumsy. A designer at theItalian parts company, Magneti Morelli in Brazil,Fernando Damasceno, created the current Braziliansystem by programming a standard car computer todo the job. In 2002 the company licensed the deviceto VW, who introduced its first flex-fuel vehicle, theGol, in 2003. It took off like the proverbial rocket,and nothing has been the same in Brazil since. Brazilis now turning to ethanol as aviation fuel as well, tocomplement its success in aviation exports, e.g.through Embraer. Small planes, like crop dusters, arereported to be switching to ethanol because it ischeaper and more widely available. They are think-ing along the same lines as Richard Branson, whohas been reported to have invested heavily in ethanolproduction systems for his Virgin Atlantic and VirginBlue airlines.

Biodiesel in Brazil

Brazil is also taking steps towards biodiesel, as thesecond phase of its planned development of biofuels.The pieces were put in place as early as 2003 when aspecial strategy workshop was held by the newlyelected Lula administration. Then in 2005 the Na-tional Biodiesel Production Program was launched,as a total program, encompassing phased introductionof biodiesel blends, and the encouragement of sup-plies, their standardization and quality assurance, andthe active promotion of small family farms in the

Chart 4. Historical market share of ethanol-fueled cars in BrazilSource: Fig. 2.4, ESMAP 2005 (ANFAVEA 2005)

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

Chart 1. Changes in primary energy shares, 1850 to 2100Source: Nakicenovic et al (1995) Fig. 5.7 Scenario C1

Page 31: Presentación - COnnecting REpositories · 2016-08-03 · cios del balance energØtico y el impacto ambiental total de los biocombustibles, sus efectos sobre los precios de los cultivos

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sugar beet, because of shorter processing times (thestarch in corn or beet has to be rendered into sugarsfirst), lower labor costs, lower transport costs andinput costs. The energy derived from sugarcane isroughly eight times that derived from northern hemi-sphere crops such as corn. But there are also subtlefactors at work as well. In Brazil a massive R&Deffort has been devoted to unlocking the biologicalsecrets of sugar and ethanol. At the Centro de Tec-nologia Canavieira (Cane Technology Centre), anR&D facility funded largely by the sugarcane indus-try the genome of sugar cane has been decoded, andused to select varieties that are more resistant todrought and pests and that yield higher sugar content.The Centre has developed some 140 varieties ofsugar, which has helped to drive costs down by 1% ayear, and allowed the country to avoid the pests anddiseases that can ravage monoculture.

This is a latecomer advantage – the capacity to focusR&D exclusively on a topic of national economicsignificance, rather than across the board. Brazil hasdone this to a refined degree with sugar and alcohol,and results speak for themselves. No wonder succes-sive delegations from India and China have beenvisiting Brazil over the past year.

Brazil’s success with ethanol goes back to the 1970s,when the country’s military leaders reacted to the1973 oil crisis with a drastic push towards ethanol.Brazil in the 1970s was 80% dependent on oil im-ports, and 40% of its foreign exchange earnings wereused to import oil. The country slid into recession,

and by the mid- 1970s was facing bankruptcy. Inthese circumstances the military government issued adirective requiring that the country’s gasoline shouldbe blended with 10% (E10) ethanol – a level thatBrazil raised steadily over the next five years to 25%(E25). To facilitate the shift, the government pro-vided sugarcane companies low interest loans tobuild ethanol plants, as well as funding indigenousefforts to produce a car that would run on pure alco-hol – which was achieved at a Brazilian Air Forcelaboratory, leading to a 5,000 mile trip embarked onby the cars, with banners announcing “Powered byAlcohol.”

Then after the 1979 Iranian revolution, and a furtherrise in oil prices, the Brazilian government imple-mented the National Alcohol Program, or Proalcoolprogram, under which the ethanol blend targets wereraised; further subsidies and low-interest loans weremade to sugar companies to raise ethanol production;tax breaks were offered to car companies to buildethanol-powered vehicles; and the national oil com-pany, Petrobras, was ordered to make ethanol avail-able at filling stations. By the end of 1979, Fiat wasoffering an ethanol-only vehicle for sale in Brazil.All told, Brazil spent a total of $16 billion from 1979until the mid-1990s on the Proalcool program – withsavings in oil imports amounting to at least US$120billion.

The program dipped in the mid-1980s, as oil pricesfell to record lows. But it was never entirely discon-tinued, and meantime Brazilian sugar producers were

raising their productivity. By the mid-1990s, Brazilhad discontinued its subsidies for the sugar industry,forcing producers to be world competitive. As oilprices rose again in the 2000s, so the program cameback into fashion, this time under a civilian admini-stration, and this time building on the competencebase established by the Proalcool program. Brazilnow mandates a fuel blend of E25 nationally. Butethanol has become so popular that it now accountsfor at least 40% of all vehicle fuel, and rising. Brazilis estimated to save $50 billion per annum in terms ofpetroleum imports – one of the most significant ofthe side-effects of moving to biofuels.

The critical breakthrough in the recent period hasbeen the idea of flex-fuel vehicles (FFVs) – an insti-tutional innovation riding on the back of a simpletechnological innovation. Flex-fuel vehicles, intro-duced in Brazil in 2003 and their sales have increaseddramatically since, by 585% in 2005, so that theshare of flex-fuel vehicles (FFVs) in the total vehiclefleet reached 22% in 2004. It is expected to reach60% in 2006.

The flex-fuel vehicle is an ordinary vehicle fittedwith a sensor, to detect the oilethanol blend at anygiven moment in the petrol tank; an on-board com-puter programmed to adjust the engine mechanism tothe current fuel mix; and a simple adjustment of theengine firing systems to accommodate pure ethanol.The total package can cost as little as US$80.

It was Brazilian innovation that came up with thedevice. Although Ford had offered a flex-fuel systemin a few of its vehicles, dating back to 1991, the Bra-zilians thought the device clumsy. A designer at theItalian parts company, Magneti Morelli in Brazil,Fernando Damasceno, created the current Braziliansystem by programming a standard car computer todo the job. In 2002 the company licensed the deviceto VW, who introduced its first flex-fuel vehicle, theGol, in 2003. It took off like the proverbial rocket,and nothing has been the same in Brazil since. Brazilis now turning to ethanol as aviation fuel as well, tocomplement its success in aviation exports, e.g.through Embraer. Small planes, like crop dusters, arereported to be switching to ethanol because it ischeaper and more widely available. They are think-ing along the same lines as Richard Branson, whohas been reported to have invested heavily in ethanolproduction systems for his Virgin Atlantic and VirginBlue airlines.

Biodiesel in Brazil

Brazil is also taking steps towards biodiesel, as thesecond phase of its planned development of biofuels.The pieces were put in place as early as 2003 when aspecial strategy workshop was held by the newlyelected Lula administration. Then in 2005 the Na-tional Biodiesel Production Program was launched,as a total program, encompassing phased introductionof biodiesel blends, and the encouragement of sup-plies, their standardization and quality assurance, andthe active promotion of small family farms in the

Chart 4. Historical market share of ethanol-fueled cars in BrazilSource: Fig. 2.4, ESMAP 2005 (ANFAVEA 2005)

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

Chart 1. Changes in primary energy shares, 1850 to 2100Source: Nakicenovic et al (1995) Fig. 5.7 Scenario C1

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 3232 esta es una publicación de CEBEM

impoverished north-east as suppliers. The Biodieselprogram is focused on the cultivation of a variety ofoilseeds, including such well known staples as soy-bean and palm oil, and including newer varieties thatare non edible, such as castor oil, which cannot there-fore be viewed as competing with foodstuffs. Thephased blends involve a voluntary blending of up to2% initially, moving to a mandated 2% blend by2008, and rising to a mandated 5% blend (B5) by2013 at the latest. As discussed below, the Brazilianbiodiesel program is a carefully thought through ini-tiative, involving institutional innovations such as theuse of a special “Seal of Social Responsibility”which can be awarded to biodiesel producers if theysource their oilseeds from small, family-owned farmsin the impoverished north-east. The variety of cropsutilized is shown in Table 1.

By September 2006, when the program was no morethan 18 months old, already 20,000 such farms hadbeen enrolled in the program, creating up to 100,000new rural jobs in the cultivation of oilseeds for biofu-els. Thus the Biodiesel program is being carefullycrafted in Brazil, in conscious imitation of the coun-try’s successful Proalcool Program. Several plantsare now being constructed or are in operation, usingadvanced technology supplied by leading oil compa-nies such as the Belgian giant DeSmet Ballestra,which has licensed its technology to the major Bra-zilian supplier of biodiesel and ethanol plant equip-ment, Dedini. Brazilian agroindustrial producers nowinclude such national firms as Granol (one of thelargest conglomerates in Brazil, with its own indus-trial units, warehousing and purchasing operations,

and port terminals), Usina Barralcool, and GrupoBertin.

There is also homegrown technological innovationhelping to drive the Brazilian biodiesel program. Inmid-2006, the Brazilian national energy company,Petrobras, announced that it had developed a hydro-genated vegetable oil/mineral oil mix, dubbed H-Bio,to be its lead biodiesel product in coming years. Asopposed to the current method of choice(transesterification) to produce biodiesel, H-Bio isproduced by catalytic hydrogenation of a vegetableoil/mineral oil mix. The hydrogenation is carried outat a refinery, where hydrogen is produced as a by-product from petroleum refining processes. H-Biorepresents a revolutionary new approach to produc-tion of biodiesel, and puts Petrobras in the world leadin this emerging market. It enables Petrobras to bene-fit from the wide variety of oil-crops currently grownin Brazil, as shown in Table 1.

Petrobras has announced that it plans to utilize 256million liters of soy oil in the first year (10% of thetotal of soy oil exported by Brazil) and that this willrepresent a saving of 15% in diesel imports, amount-ing to a saving of US$145 million in the first year,and US$240 million in the medium-term. Brazil cur-rently imports 10% of its diesel fuel needs. While soyoil is being used for H-Bio at first, it is expected thatother oils, such as castor, sunflower, palm and cottonoils will be used in oil blends in the future. Accord-ing to Petrobras, investments needed to modify therefineries are small, of the order of US$38 million.As of 2008, the company has announced plans tospread the process to two more refineries, with a fur-

ther US$23 million in investments. By then, the com-pany will be processing 425 million liters of oil, rep-resenting a 25% reduction in the need for importeddiesel.

China, India and others are following closebehind

China and India are also taking their own steps tobecoming significant producers of biofuels and ofrenewable energy sources generally. India, like Bra-zil, has large tracts of land under cane cultivation.Both the Chinese and Indian governments are extend-ing tax incentives to make biofuels economicallyfeasible. China is reported to be considering makingan E10 blend mandatory before the 2008 ChineseOlympics in Beijing, to do something about the airpollution.

China has become the world's third largest ethanolproducer after Brazil and the US, according to anannouncement from the National Development andReform Commission (NDRC), the state economicplanner, in March 2006. China has ambitious plans tomake biofuels account for 15% of the nation’s trans-port fuels by the year 2020. The Chinese Ministry ofFinance is reportedly developing a risk sharingmechanism to cover biomass producers, and givethem a buffer in case oil prices plunge again. E10blends have been made mandatory in five Chineseprovinces that account for 16 percent of the nation'spassenger transport. China actually introduced a trialethanol program in five cities in 2002, and expandedit to seven additional provinces in 2004.

Under the 10th five-year plan (2001-2005), Chinamandated the construction of four bioethanol plants.Annual production of ethanol has increased to 1.02million tons per year, thanks to direct funding fromthe Finance Ministry, preferential tax policies andsubsidies. Fuel ethanol is produced in NortheasternChina, central China's Henan province, northernChina's Hebei province and eastern China's Anhui,Shandong and Jiangsu provinces.

So far in China, mainly corn (maize) and wheat havebeen used as raw materials to make fuel ethanol, andthe ethanol has been purchased and mixed with gaso-line by the country's state-owned oil producers, in-cluding Sinopec. The Finance Ministry has allocated2 billion yuan (US$250 million) for ethanol projectsover the past five years. They were launched mainlyto solve the problem of corn surpluses in the north-east, China's major corn-producing area. The corn-for-ethanol projects increased the market demand forcorn, and the market prices of corn have been in-creasing gradually in the past several years. For ex-ample, the China National Cereals, Oils and Food-stuffs Corporation (COFCO), the country's main fuelethanol producer, announced plans to build a300,000-ton-per-annum fuel ethanol plant in Heng-shui, Hebei Province, in July 2006. The plant is ex-pected to start supplying ethanol to Sinopec andCNPC, the top two state oil companies, once it iscompleted at the end of 2007. In addition to its ownland, China is also extending its ethanol cultivationinto neighboring Laos. China’s Henan TianguanGroup has entered into a contract with the govern-ment of Laos to lease 15 square kilometers of landfor the production of cassava-based ethanol. Chinaitself is home to the world’s largest ethanol plant, atJilin, operated by the Jilin Tianhe Ethanol Distillery.

India already has a Ministry of Non-ConventionalEnergy Sources which is an institutional means ofconsolidating all of the country’s renewable energypolicies. For example in 2006 the Government ofIndia announced that it would make ethanol blendingmandatory as from October 2006 – initially with a5% blend (E5) and rising to a 10% blend (E10)within a further year, and E20 subsequently. Thisfollows several state-level programs that have al-ready made a big difference. India is moving on allthree fronts – biofuels, solar energy and wind power– in a determined way. On biofuels it has companiesat the leading edge of bioreactor technology, such asPraj, which has world-wide license rights to the ad-vanced bioreactor technology of the US firm Delta-T,and which is using this technological lead to becomeone of the strongest technology firms in the biofuels

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

castor oil sunflower soy palm cotton

crop yield (kg/ha) 1500 1500 3000 20000 30000

oil contents (%) 47% 42% 18% 20% 15%

oil yield (kg/ha) 705 630 540 4000 450

2005 production in Brazil(thousands of cubic meters per year) 90 23 5600 151 315

Table 1. Brazilian biodiesel and vegetable oil sourcesSource: Petrobras

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 3333 esta es una publicación de CEBEM

impoverished north-east as suppliers. The Biodieselprogram is focused on the cultivation of a variety ofoilseeds, including such well known staples as soy-bean and palm oil, and including newer varieties thatare non edible, such as castor oil, which cannot there-fore be viewed as competing with foodstuffs. Thephased blends involve a voluntary blending of up to2% initially, moving to a mandated 2% blend by2008, and rising to a mandated 5% blend (B5) by2013 at the latest. As discussed below, the Brazilianbiodiesel program is a carefully thought through ini-tiative, involving institutional innovations such as theuse of a special “Seal of Social Responsibility”which can be awarded to biodiesel producers if theysource their oilseeds from small, family-owned farmsin the impoverished north-east. The variety of cropsutilized is shown in Table 1.

By September 2006, when the program was no morethan 18 months old, already 20,000 such farms hadbeen enrolled in the program, creating up to 100,000new rural jobs in the cultivation of oilseeds for biofu-els. Thus the Biodiesel program is being carefullycrafted in Brazil, in conscious imitation of the coun-try’s successful Proalcool Program. Several plantsare now being constructed or are in operation, usingadvanced technology supplied by leading oil compa-nies such as the Belgian giant DeSmet Ballestra,which has licensed its technology to the major Bra-zilian supplier of biodiesel and ethanol plant equip-ment, Dedini. Brazilian agroindustrial producers nowinclude such national firms as Granol (one of thelargest conglomerates in Brazil, with its own indus-trial units, warehousing and purchasing operations,

and port terminals), Usina Barralcool, and GrupoBertin.

There is also homegrown technological innovationhelping to drive the Brazilian biodiesel program. Inmid-2006, the Brazilian national energy company,Petrobras, announced that it had developed a hydro-genated vegetable oil/mineral oil mix, dubbed H-Bio,to be its lead biodiesel product in coming years. Asopposed to the current method of choice(transesterification) to produce biodiesel, H-Bio isproduced by catalytic hydrogenation of a vegetableoil/mineral oil mix. The hydrogenation is carried outat a refinery, where hydrogen is produced as a by-product from petroleum refining processes. H-Biorepresents a revolutionary new approach to produc-tion of biodiesel, and puts Petrobras in the world leadin this emerging market. It enables Petrobras to bene-fit from the wide variety of oil-crops currently grownin Brazil, as shown in Table 1.

Petrobras has announced that it plans to utilize 256million liters of soy oil in the first year (10% of thetotal of soy oil exported by Brazil) and that this willrepresent a saving of 15% in diesel imports, amount-ing to a saving of US$145 million in the first year,and US$240 million in the medium-term. Brazil cur-rently imports 10% of its diesel fuel needs. While soyoil is being used for H-Bio at first, it is expected thatother oils, such as castor, sunflower, palm and cottonoils will be used in oil blends in the future. Accord-ing to Petrobras, investments needed to modify therefineries are small, of the order of US$38 million.As of 2008, the company has announced plans tospread the process to two more refineries, with a fur-

ther US$23 million in investments. By then, the com-pany will be processing 425 million liters of oil, rep-resenting a 25% reduction in the need for importeddiesel.

China, India and others are following closebehind

China and India are also taking their own steps tobecoming significant producers of biofuels and ofrenewable energy sources generally. India, like Bra-zil, has large tracts of land under cane cultivation.Both the Chinese and Indian governments are extend-ing tax incentives to make biofuels economicallyfeasible. China is reported to be considering makingan E10 blend mandatory before the 2008 ChineseOlympics in Beijing, to do something about the airpollution.

China has become the world's third largest ethanolproducer after Brazil and the US, according to anannouncement from the National Development andReform Commission (NDRC), the state economicplanner, in March 2006. China has ambitious plans tomake biofuels account for 15% of the nation’s trans-port fuels by the year 2020. The Chinese Ministry ofFinance is reportedly developing a risk sharingmechanism to cover biomass producers, and givethem a buffer in case oil prices plunge again. E10blends have been made mandatory in five Chineseprovinces that account for 16 percent of the nation'spassenger transport. China actually introduced a trialethanol program in five cities in 2002, and expandedit to seven additional provinces in 2004.

Under the 10th five-year plan (2001-2005), Chinamandated the construction of four bioethanol plants.Annual production of ethanol has increased to 1.02million tons per year, thanks to direct funding fromthe Finance Ministry, preferential tax policies andsubsidies. Fuel ethanol is produced in NortheasternChina, central China's Henan province, northernChina's Hebei province and eastern China's Anhui,Shandong and Jiangsu provinces.

So far in China, mainly corn (maize) and wheat havebeen used as raw materials to make fuel ethanol, andthe ethanol has been purchased and mixed with gaso-line by the country's state-owned oil producers, in-cluding Sinopec. The Finance Ministry has allocated2 billion yuan (US$250 million) for ethanol projectsover the past five years. They were launched mainlyto solve the problem of corn surpluses in the north-east, China's major corn-producing area. The corn-for-ethanol projects increased the market demand forcorn, and the market prices of corn have been in-creasing gradually in the past several years. For ex-ample, the China National Cereals, Oils and Food-stuffs Corporation (COFCO), the country's main fuelethanol producer, announced plans to build a300,000-ton-per-annum fuel ethanol plant in Heng-shui, Hebei Province, in July 2006. The plant is ex-pected to start supplying ethanol to Sinopec andCNPC, the top two state oil companies, once it iscompleted at the end of 2007. In addition to its ownland, China is also extending its ethanol cultivationinto neighboring Laos. China’s Henan TianguanGroup has entered into a contract with the govern-ment of Laos to lease 15 square kilometers of landfor the production of cassava-based ethanol. Chinaitself is home to the world’s largest ethanol plant, atJilin, operated by the Jilin Tianhe Ethanol Distillery.

India already has a Ministry of Non-ConventionalEnergy Sources which is an institutional means ofconsolidating all of the country’s renewable energypolicies. For example in 2006 the Government ofIndia announced that it would make ethanol blendingmandatory as from October 2006 – initially with a5% blend (E5) and rising to a 10% blend (E10)within a further year, and E20 subsequently. Thisfollows several state-level programs that have al-ready made a big difference. India is moving on allthree fronts – biofuels, solar energy and wind power– in a determined way. On biofuels it has companiesat the leading edge of bioreactor technology, such asPraj, which has world-wide license rights to the ad-vanced bioreactor technology of the US firm Delta-T,and which is using this technological lead to becomeone of the strongest technology firms in the biofuels

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

castor oil sunflower soy palm cotton

crop yield (kg/ha) 1500 1500 3000 20000 30000

oil contents (%) 47% 42% 18% 20% 15%

oil yield (kg/ha) 705 630 540 4000 450

2005 production in Brazil(thousands of cubic meters per year) 90 23 5600 151 315

Table 1. Brazilian biodiesel and vegetable oil sourcesSource: Petrobras

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 3434 esta es una publicación de CEBEM

industry. India is mandating alcohol blended fuels inseveral states.

India has at least 120 ethanol plants in operation,using either molasses or sugar cane as raw material.Major companies involved include Bajaj Hindusthanand Balrampur Chinni, as well as new entrants suchas Reliance Industries, which is developing Jatrophaplantations in Andhra Pradesh. The US venture capi-talist Vinod Khosla has taken a 10% stake in the In-dian ethanol technology company, Praj Industries, inan indication of where smart investors are puttingtheir money. Likewise BP is investing in a 10-yearproject to produce biodiesel from Jatropha, with theaim of producing 9 million liters of biodiesel eachyear.

Elsewhere in Asia, Thailand has promoted a cassava-based ethanol program, and mandated E10 for pas-senger transport starting in 2007. Malaysia also hasplans to become a major producer of biodiesel utiliz-ing palm oil. According to the Deputy Prime Minis-ter, Najib Razak. "All efforts will be carried out bythe government to promote the development of bio-diesel in the country to reach the target of becomingthe world's biggest producer of biodiesel," he toldreporters. Najib said it would be a mistake if Malay-sia, as a major palm oil producer, did not tap the hugepotential in the biodiesel market particularly in meet-ing the demand in Europe and the United States.“We, as a big palm oil producer, logically can be-come the largest biodiesel producer and this effortwill be coordinated by the government with the col-laboration of all parties," he said.

In Malaysia, there has been an investment stampedeinto palm oil production for biodiesel. The PrimeMinister, Abdullah Ahmad Badawi announced inJuly that licenses had been issued for 52 biodieselplants with a combined capacity of 5 million tons peryear; if all these came to fruition it would make Ma-laysia by far the most significant biodiesel producerin the world. Malaysia is starting its program with a5% blend (B5) to be available at pumps in October2006. The program is designed to enhance the eco-nomic welfare of the country’s small-scale plantation

holders – but it also threatens to accelerate virginrainforest clearing for palm plantations.

Likewise in Indonesia, the government launched amajor bioenergy crash program in 2006, with invest-ments of up to Euro 17.5 billion up to 2010. A Na-tional Team for Bioenergy Development has beenformed, under the chairmanship of former ManpowerPlanning Minister, Al Hillal Mamdi. The programenvisages construction of 11 biofuel plants, with ca-pacity of 1.3 GL by 2010, or 3% of the country’s fuelconsumption of 41 GL this year. This would involvesetting aside 6.5 million hectares for cultivation ofbiofuels. The Indonesian government is moving todevelop Jatropha plantations and biodiesel as ameans of displacing oil and petrol consumption (andat the same time, reduce the subsidies that the gov-ernment pays out to keep petrol prices below worldmarket prices). Jatropha plantations were created bythe Japanese during World War II to fuel aircraft andtanks, but after the war they were allowed to fall intodisuse. Now they are being revived.

In promoting renewable sources of energy, all thesetropical developing countries are utilizing their late-comer advantages, which enable them to leapfrog toadvanced technologies while utilizing their compara-tive advantages in low costs and abundant sunshine.At the same time they are developing institutionalinnovations, particularly in their tax regimes, de-signed to provide incentives for fuel efficiencies andenergy conservation.

The arguments in favor of a fossil fuel-independent development strategy

The conventional wisdom has it that the developingcountries will have to replicate the energy steps ofthe developed world. The conventional wisdom hasalways been that the developing countries wouldeventually catch-up with the developed world,through emulating their pathways of development.This implied that China and India, for example,would be forced to follow in the footsteps of the de-veloped world. But as they did so, they would create

planetary problems of pollution and resource deple-tion that the sustainability of the system as a wholewas placed in question. This was the ‘Limits toGrowth’ nightmare, usually translated into implicit oreven explicit threats against the developing countriesthat promised to upset things with their energy de-mands and the exhausts of their activities.

But what the conventional wisdom failed to foreseewas that perhaps India and China would find an alter-native pathway – one not based on fossil fuels andextreme dependence on oil imports, but on a differenttrajectory, namely one of energy independence and inparticular independence from fossil fuels. UnlikeRussia, which is playing strategic games with its vastoil and gas reserves, Brazil, India and China (thecountries we can christen the ‘BICs’) are strategizingaround how they can build energy independencethrough a variety of renewable fuels and energysources – starting with liquid biofuels, since this iswhere their vulnerability to balance of payments dis-asters caused by rising oil import bills would be mostpronounced.

The arguments in favor of developing countries mov-ing vigorously towards promotion of biofuels indus-tries may be rehearsed under ten headings, encom-passing the following issues:

Energy security and the peaking of oil sup-plies globally;

Biofuels as tested substitutes for fossil fuels; Abundance of land for producing energy

crops in tropical countries; Biofuels’ potential to reduce fuel import bills

and fossil fuel dependence; Biofuels production is a rural industry and can

promote social inclusion; Countries with even low levels of science and

technology can get a start in biofuels, and theycan create thereby a ‘development bloc’ thatcan drive industrial development;

Biofuels are greenhouse gas neutral and canearn countries carbon credits;

Developing countries can develop their owndistinctive latecomer institutional innovations

to capture benefits Biofuels promote South-South cooperation;

and Biofuels represent simply the first step on a

clean technology development trajectory.

1. Energy security and the peaking of oil suppliesglobally

The relentlessly rising costs of oil, which exceeded$70 per barrel in 2006, and which in inflation-adjusted terms is approaching the all-time high of themid-1970s, now poses a major brake on industrializ-ing efforts by developing countries. The price is oneeffect; the other is the possibility of being held toransom by either Middle Eastern oil regimes or by oilcompanies looking to allocate ever scarcer supplies.In the developing world, only Brazil has achieved oilindependence; when its national oil company, Petro-bras, opened a new off-shore rig, the P-50, in April2006. Petrobras said the huge P-50 rig would boostnational oil production to an average of 1.9 millionbarrels a day in 2006, more than average consump-tion of 1.85 million barrels a day – thus making Bra-zil completely independent of fossil fuel imports.Contrast this with the situation in the 1970s, Brazilhad to import 85% of its oil needs, and it was badlyrocked by the 1973 OPEC oil price increase. Petro-bras forecasts that by 2010, its production will ex-ceed Brazil's needs by 300,000 barrels a day.

Looking at the global picture, we see a relentlessbuildup of production; but the discovery of newfields is in steep decline. Indeed new discoveriespeaked in the 1960s. Production must fall followingthese declines; but of course everyone keeps showingmindless predictions of ever-rising production tokeep up with ever-rising consumption. But a gap hasto open – as shown in Chart 5.

Here we see how the US peaked in 1970; then Russiaemerged as a source, now declining; and how Europe– largely through the North Sea – also had its time inthe sun, now rapidly fading. Other sources such as inLatin America, West Africa and now Central Asiahave also come to play a role – but they will seesteep decline even as early as 2010. The Middle East

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 3535 esta es una publicación de CEBEM

industry. India is mandating alcohol blended fuels inseveral states.

India has at least 120 ethanol plants in operation,using either molasses or sugar cane as raw material.Major companies involved include Bajaj Hindusthanand Balrampur Chinni, as well as new entrants suchas Reliance Industries, which is developing Jatrophaplantations in Andhra Pradesh. The US venture capi-talist Vinod Khosla has taken a 10% stake in the In-dian ethanol technology company, Praj Industries, inan indication of where smart investors are puttingtheir money. Likewise BP is investing in a 10-yearproject to produce biodiesel from Jatropha, with theaim of producing 9 million liters of biodiesel eachyear.

Elsewhere in Asia, Thailand has promoted a cassava-based ethanol program, and mandated E10 for pas-senger transport starting in 2007. Malaysia also hasplans to become a major producer of biodiesel utiliz-ing palm oil. According to the Deputy Prime Minis-ter, Najib Razak. "All efforts will be carried out bythe government to promote the development of bio-diesel in the country to reach the target of becomingthe world's biggest producer of biodiesel," he toldreporters. Najib said it would be a mistake if Malay-sia, as a major palm oil producer, did not tap the hugepotential in the biodiesel market particularly in meet-ing the demand in Europe and the United States.“We, as a big palm oil producer, logically can be-come the largest biodiesel producer and this effortwill be coordinated by the government with the col-laboration of all parties," he said.

In Malaysia, there has been an investment stampedeinto palm oil production for biodiesel. The PrimeMinister, Abdullah Ahmad Badawi announced inJuly that licenses had been issued for 52 biodieselplants with a combined capacity of 5 million tons peryear; if all these came to fruition it would make Ma-laysia by far the most significant biodiesel producerin the world. Malaysia is starting its program with a5% blend (B5) to be available at pumps in October2006. The program is designed to enhance the eco-nomic welfare of the country’s small-scale plantation

holders – but it also threatens to accelerate virginrainforest clearing for palm plantations.

Likewise in Indonesia, the government launched amajor bioenergy crash program in 2006, with invest-ments of up to Euro 17.5 billion up to 2010. A Na-tional Team for Bioenergy Development has beenformed, under the chairmanship of former ManpowerPlanning Minister, Al Hillal Mamdi. The programenvisages construction of 11 biofuel plants, with ca-pacity of 1.3 GL by 2010, or 3% of the country’s fuelconsumption of 41 GL this year. This would involvesetting aside 6.5 million hectares for cultivation ofbiofuels. The Indonesian government is moving todevelop Jatropha plantations and biodiesel as ameans of displacing oil and petrol consumption (andat the same time, reduce the subsidies that the gov-ernment pays out to keep petrol prices below worldmarket prices). Jatropha plantations were created bythe Japanese during World War II to fuel aircraft andtanks, but after the war they were allowed to fall intodisuse. Now they are being revived.

In promoting renewable sources of energy, all thesetropical developing countries are utilizing their late-comer advantages, which enable them to leapfrog toadvanced technologies while utilizing their compara-tive advantages in low costs and abundant sunshine.At the same time they are developing institutionalinnovations, particularly in their tax regimes, de-signed to provide incentives for fuel efficiencies andenergy conservation.

The arguments in favor of a fossil fuel-independent development strategy

The conventional wisdom has it that the developingcountries will have to replicate the energy steps ofthe developed world. The conventional wisdom hasalways been that the developing countries wouldeventually catch-up with the developed world,through emulating their pathways of development.This implied that China and India, for example,would be forced to follow in the footsteps of the de-veloped world. But as they did so, they would create

planetary problems of pollution and resource deple-tion that the sustainability of the system as a wholewas placed in question. This was the ‘Limits toGrowth’ nightmare, usually translated into implicit oreven explicit threats against the developing countriesthat promised to upset things with their energy de-mands and the exhausts of their activities.

But what the conventional wisdom failed to foreseewas that perhaps India and China would find an alter-native pathway – one not based on fossil fuels andextreme dependence on oil imports, but on a differenttrajectory, namely one of energy independence and inparticular independence from fossil fuels. UnlikeRussia, which is playing strategic games with its vastoil and gas reserves, Brazil, India and China (thecountries we can christen the ‘BICs’) are strategizingaround how they can build energy independencethrough a variety of renewable fuels and energysources – starting with liquid biofuels, since this iswhere their vulnerability to balance of payments dis-asters caused by rising oil import bills would be mostpronounced.

The arguments in favor of developing countries mov-ing vigorously towards promotion of biofuels indus-tries may be rehearsed under ten headings, encom-passing the following issues:

Energy security and the peaking of oil sup-plies globally;

Biofuels as tested substitutes for fossil fuels; Abundance of land for producing energy

crops in tropical countries; Biofuels’ potential to reduce fuel import bills

and fossil fuel dependence; Biofuels production is a rural industry and can

promote social inclusion; Countries with even low levels of science and

technology can get a start in biofuels, and theycan create thereby a ‘development bloc’ thatcan drive industrial development;

Biofuels are greenhouse gas neutral and canearn countries carbon credits;

Developing countries can develop their owndistinctive latecomer institutional innovations

to capture benefits Biofuels promote South-South cooperation;

and Biofuels represent simply the first step on a

clean technology development trajectory.

1. Energy security and the peaking of oil suppliesglobally

The relentlessly rising costs of oil, which exceeded$70 per barrel in 2006, and which in inflation-adjusted terms is approaching the all-time high of themid-1970s, now poses a major brake on industrializ-ing efforts by developing countries. The price is oneeffect; the other is the possibility of being held toransom by either Middle Eastern oil regimes or by oilcompanies looking to allocate ever scarcer supplies.In the developing world, only Brazil has achieved oilindependence; when its national oil company, Petro-bras, opened a new off-shore rig, the P-50, in April2006. Petrobras said the huge P-50 rig would boostnational oil production to an average of 1.9 millionbarrels a day in 2006, more than average consump-tion of 1.85 million barrels a day – thus making Bra-zil completely independent of fossil fuel imports.Contrast this with the situation in the 1970s, Brazilhad to import 85% of its oil needs, and it was badlyrocked by the 1973 OPEC oil price increase. Petro-bras forecasts that by 2010, its production will ex-ceed Brazil's needs by 300,000 barrels a day.

Looking at the global picture, we see a relentlessbuildup of production; but the discovery of newfields is in steep decline. Indeed new discoveriespeaked in the 1960s. Production must fall followingthese declines; but of course everyone keeps showingmindless predictions of ever-rising production tokeep up with ever-rising consumption. But a gap hasto open – as shown in Chart 5.

Here we see how the US peaked in 1970; then Russiaemerged as a source, now declining; and how Europe– largely through the North Sea – also had its time inthe sun, now rapidly fading. Other sources such as inLatin America, West Africa and now Central Asiahave also come to play a role – but they will seesteep decline even as early as 2010. The Middle East

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 3636 esta es una publicación de CEBEM

has reached the limit of its capacity, and is alreadyembarked on an inexorable decline. The immediateimpact will be that Saudi Arabia will no longer beable to play the role of swing producer – producer oflast resort. Non-conventional sources of oil and gas –such as tar sands -- will simply not be able to pick upthe slack, because of high costs, or technical difficul-ties, or political resistance, as in the case of drillingin Arctic areas. Thus there is no alternative to renew-able energy options, especially for developing coun-tries where rising oil import prices would wreck in-dustrialization plans.

As an indication of the plausibility of the peaking ofoil supplies, the world’s largest user of fossil fuels,the US Armed Forces, is in process of switching tobiofuels. In July 2006, the Defense Advanced Re-search Projects Agency (DARPA) released a solicita-tion calling for the exploration of energy alternativesand fuel efficiency efforts in a bid to reduce the mili-tary’s reliance on traditional fuel for aircraft.DARPA announced that it is looking for processesthat will efficiently produce alternative nonpetroleum

based military jet fuel from agriculture or aquaculturecrops. Current commercial processes do not producealternative fuels that meet the higher energy densityand wide operating temperature range necessary formilitary aviation uses. The program is currently out-lined in a recently issued broad agency announce-ment and is known as The BioFuels program.

2. Biofuels as tested substitutes for fossil fuels

There is a conventional wisdom based on developedcountry perspectives that biofuels cannot possiblypick up the full burden of transport fuel supplies. Asnoted in the epigraph above, the opinion of ProfessorHoffert and his colleagues, writing in the premierjournal Science, is that “All renewables suffer fromlow areal densities.” Hoffert et al go on to comment:“… photosynthesis has too low a power density(~0.6 W/m2) for biofuels to contribute significantly toclimate stabilization. PV and wind energy(~15 W/m2) need less land, but other materials can belimiting” (2002: 984). These illustrious authors, hav-ing dismissed so cavalierly in a couple of lines the

terrestrial efforts to make up for fossil fuel deficien-cies with biofuels, solar and wind energy, then go onto devote paragraphs to an untried and speculativedescription of a space-based solar array as part of astar wars initiative.

The reality is rather different, especially for develop-ing countries where sunshine and desolate landscapesare not in short supply. In India for example there arenow several major investment programs underway inethanol and biodiesel production, utilizing vast areasof degraded or under-utilized land. These projectscan also capture latecomer advantages through utiliz-ing the latest in biorefinery technology – as recog-nized in a more recent article in Science.

While the issue may be posed in terms of land forfood vs. land for fuel in the developed world, this ismost definitely not the case in developing countries.There are vast tracts of degraded and semi-arid landthat can be utilized for fuel crops such as sugar cane,cassava or castor beans (for biodiesel) – not to men-tion the prospects for semi-arid cultivation of Jatro-pha curcus. China has vast wastelands in the YellowRiver and Huaihe River basins that would be suitablefor biofuel cultivation.

There is a huge literature hostile to biofuels, accusingthem of being energy intensive in cultivation; takingland from food crops; and enhancing monoculture.But these are largely arguments stemming from de-veloped countries and describing developed countryconditions – particularly in US and northern Europe.But the situation in developing countries is quite dif-ferent. Brazil produces ethanol with an energy gainof up to 8:1, because of the favorable conditions inwhich the fuel is produced.

All the technologies needed by developing countriesalready exist. They only have to be harnessed and putto use. Brazil is closely focused in its R&D efforts onimproving yields and efficiency of ethanol produc-tion. The Cane Technology Centre has developedsome 140 varieties of sugar, which has helped todrive costs down by 1% a year. Other improvementsinclude using remains of processed cane (bagasse) topower the sugar/ethanol plants (making them energy

independent) and using industrial waste from ethanolproduction (vinasse) as fertilizer for cane fields. TheCentre is using satellite imagery to map the locationof all cane fields in the country (largely concentratedin the SE, in the state of Sao Paulo) to help research-ers discover which varieties grow best in which lo-calities. These improvements mean a dramatic in-crease in the productivity of Brazilian sugar cane: 1hectare which used to produce 2,000 liters of ethanolnow produces three times that amount, or 6,000 li-ters.

There is a role for both very large and for very smallfirms in developing countries in building biofuelsindustries. In Brazil for example, Petrobras is alreadyleading the way to becoming a biofuel company overand above its efforts to make Brazil independent ofoil imports. Petrobras is now emerging as an energycompany in its own right; in December 2005 thecompany announced that it was forming a JV in Ja-pan, to be called Brazil-Japan Ethanol, which willhave as its main object the creation of an ethanolmarket in Japan through supplies from Brazil. Inneighboring Venezuela, the country’s State-ownedoil company has recently embarked on ethanol pro-duction, through a tie-up with Brazilian equipmentsupplier, Dedini – as mentioned below.

3. Abundance of land for producing energy crops intropical countries

Tropical developing countries are not as limited intheir choice of feedstocks as temperate, developedcountries. They have the options of using sugar caneitself, as well as a variety of starchy inputs such ascassava and, for biodiesel, any of a variety of oil-seeds that have traditionally been viewed purely asfoodstuffs. Indeed many of the oilseeds now beingcultivated for biodiesel are in fact inedible – such ascastor oil and, in India, the wonder oilseed, Jatropha(that is also being investigated in Brazil – and sothere is no question of their competing with foodsupplies. Indeed one of the most intensive areas forR&D in biofuels in developing countries needs to bean investigation of the potential of existing and littleknown plants for biofuel production. These optionsare being explored by Chinese, Indian and Brazilian

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

Chart 5. Peaking of global oil suppliesSource: http://www.peakoil.net

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has reached the limit of its capacity, and is alreadyembarked on an inexorable decline. The immediateimpact will be that Saudi Arabia will no longer beable to play the role of swing producer – producer oflast resort. Non-conventional sources of oil and gas –such as tar sands -- will simply not be able to pick upthe slack, because of high costs, or technical difficul-ties, or political resistance, as in the case of drillingin Arctic areas. Thus there is no alternative to renew-able energy options, especially for developing coun-tries where rising oil import prices would wreck in-dustrialization plans.

As an indication of the plausibility of the peaking ofoil supplies, the world’s largest user of fossil fuels,the US Armed Forces, is in process of switching tobiofuels. In July 2006, the Defense Advanced Re-search Projects Agency (DARPA) released a solicita-tion calling for the exploration of energy alternativesand fuel efficiency efforts in a bid to reduce the mili-tary’s reliance on traditional fuel for aircraft.DARPA announced that it is looking for processesthat will efficiently produce alternative nonpetroleum

based military jet fuel from agriculture or aquaculturecrops. Current commercial processes do not producealternative fuels that meet the higher energy densityand wide operating temperature range necessary formilitary aviation uses. The program is currently out-lined in a recently issued broad agency announce-ment and is known as The BioFuels program.

2. Biofuels as tested substitutes for fossil fuels

There is a conventional wisdom based on developedcountry perspectives that biofuels cannot possiblypick up the full burden of transport fuel supplies. Asnoted in the epigraph above, the opinion of ProfessorHoffert and his colleagues, writing in the premierjournal Science, is that “All renewables suffer fromlow areal densities.” Hoffert et al go on to comment:“… photosynthesis has too low a power density(~0.6 W/m2) for biofuels to contribute significantly toclimate stabilization. PV and wind energy(~15 W/m2) need less land, but other materials can belimiting” (2002: 984). These illustrious authors, hav-ing dismissed so cavalierly in a couple of lines the

terrestrial efforts to make up for fossil fuel deficien-cies with biofuels, solar and wind energy, then go onto devote paragraphs to an untried and speculativedescription of a space-based solar array as part of astar wars initiative.

The reality is rather different, especially for develop-ing countries where sunshine and desolate landscapesare not in short supply. In India for example there arenow several major investment programs underway inethanol and biodiesel production, utilizing vast areasof degraded or under-utilized land. These projectscan also capture latecomer advantages through utiliz-ing the latest in biorefinery technology – as recog-nized in a more recent article in Science.

While the issue may be posed in terms of land forfood vs. land for fuel in the developed world, this ismost definitely not the case in developing countries.There are vast tracts of degraded and semi-arid landthat can be utilized for fuel crops such as sugar cane,cassava or castor beans (for biodiesel) – not to men-tion the prospects for semi-arid cultivation of Jatro-pha curcus. China has vast wastelands in the YellowRiver and Huaihe River basins that would be suitablefor biofuel cultivation.

There is a huge literature hostile to biofuels, accusingthem of being energy intensive in cultivation; takingland from food crops; and enhancing monoculture.But these are largely arguments stemming from de-veloped countries and describing developed countryconditions – particularly in US and northern Europe.But the situation in developing countries is quite dif-ferent. Brazil produces ethanol with an energy gainof up to 8:1, because of the favorable conditions inwhich the fuel is produced.

All the technologies needed by developing countriesalready exist. They only have to be harnessed and putto use. Brazil is closely focused in its R&D efforts onimproving yields and efficiency of ethanol produc-tion. The Cane Technology Centre has developedsome 140 varieties of sugar, which has helped todrive costs down by 1% a year. Other improvementsinclude using remains of processed cane (bagasse) topower the sugar/ethanol plants (making them energy

independent) and using industrial waste from ethanolproduction (vinasse) as fertilizer for cane fields. TheCentre is using satellite imagery to map the locationof all cane fields in the country (largely concentratedin the SE, in the state of Sao Paulo) to help research-ers discover which varieties grow best in which lo-calities. These improvements mean a dramatic in-crease in the productivity of Brazilian sugar cane: 1hectare which used to produce 2,000 liters of ethanolnow produces three times that amount, or 6,000 li-ters.

There is a role for both very large and for very smallfirms in developing countries in building biofuelsindustries. In Brazil for example, Petrobras is alreadyleading the way to becoming a biofuel company overand above its efforts to make Brazil independent ofoil imports. Petrobras is now emerging as an energycompany in its own right; in December 2005 thecompany announced that it was forming a JV in Ja-pan, to be called Brazil-Japan Ethanol, which willhave as its main object the creation of an ethanolmarket in Japan through supplies from Brazil. Inneighboring Venezuela, the country’s State-ownedoil company has recently embarked on ethanol pro-duction, through a tie-up with Brazilian equipmentsupplier, Dedini – as mentioned below.

3. Abundance of land for producing energy crops intropical countries

Tropical developing countries are not as limited intheir choice of feedstocks as temperate, developedcountries. They have the options of using sugar caneitself, as well as a variety of starchy inputs such ascassava and, for biodiesel, any of a variety of oil-seeds that have traditionally been viewed purely asfoodstuffs. Indeed many of the oilseeds now beingcultivated for biodiesel are in fact inedible – such ascastor oil and, in India, the wonder oilseed, Jatropha(that is also being investigated in Brazil – and sothere is no question of their competing with foodsupplies. Indeed one of the most intensive areas forR&D in biofuels in developing countries needs to bean investigation of the potential of existing and littleknown plants for biofuel production. These optionsare being explored by Chinese, Indian and Brazilian

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

Chart 5. Peaking of global oil suppliesSource: http://www.peakoil.net

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 3838 esta es una publicación de CEBEM

ethanol and energy producers in tropical countries.For example, China National Offshore Oil Corp(CNOOC) signed a memorandum of understandingwith Malaysia's Bio Sweet Sdn Bhd to develop palmoil-based biodiesel plants in Hainan Island, Shanghai,Guangzhou and Malaysia. The agreement was signedin July 2006 between CNOOC's subsidiary, Oil BaseGroup Ltd, and Bio Sweet Sdn Bhd of Malaysiawhich specializes in biodiesel research and develop-ment.

The pattern of development of renewable energysources in developing countries will follow its own‘latecomer effect’ logic. While in the developedworld, dependence on biofuels is an expensive option(because of intensive land use and need for fertilizersfor fuel crops) in the developing world, such as Bra-zil, biofuels can be produced at much lower unitcosts. And the developing countries have much largerland resources to devote to raising energy – frombiofuels, from sun (PV cells) and from wind. Thedeveloping world can adopt an ‘agricultural model’to cultivating renewable energy sources – or whatmight be called an ergocultural model. The 21st cen-tury is likely to see major scientific and technicaladvances in both use of land for food (agriculture)and for energy (ergoculture), with the developingworld taking the lead in both.

But of course land can be misused in the pursuit ofbiofuel crops, and clearances of rain forest in theAmazon and in SouthEast Asia (e.g. in Borneo andSarawak) represent the front line of such concerns.

Countries that allow unchecked clearances are de-feating the very conditions that give them a develop-mental advantage – and creating opportunities for thepromotion of global scandals such as the fear that thehabitat of apes such as the orangutan are being threat-ened. And if developed countries can be given anexcuse to block imports of biodiesel from tropicalcountries on the grounds that it is derived from massclearance of rainforest, then clearly the whole bio-diesel enterprise is imperiled.

4. Biofuels’ potential to reduce fuel import bills andfossil fuel dependence

For a developing country, it is all the more perverseto neglect the biofuel option while imports of oil areplacing an ever-increasing burden on the country’sbalance of payments. Brazil has estimated the sav-ings on its fuel import bills since the launch of theProalcool program to be of the order of $50 billionper year – which is far larger than the country hasspent in promoting ethanol. Likewise the savings forChina and India in foregone oil imports will be of theorder of hundreds of billions of dollars – the differ-ence between success and catastrophe in their devel-opment efforts. Since indebtedness problems are amajor barrier to industrialization, the relief of debtthrough displacement of fossil fuel imports repre-sents a major strategic shift. China’s own domesticsupplies of oil peaked in the early 1990s, and so thecountry became dependent on oil imports – just likethe USA 20 years before. The imports of oil neededby China have been rising inexorably ever since – as

revealed in Chart 6. The situation is even worse inIndia, as shown in Table 2, where imports are ex-pected to reach 75% of the country’s requirements by2005. This is why an alternative solution has to beput in place by these countries.

5. Biofuels production is a rural industry and canpromote social inclusion

Brazil sees biofuels production as a way to promoterural industry and to curb the flight to the cities fromthe countryside. Biodiesel produced from castorbeans in Brazil’s arid northeast sertão, for example,is promoted not just for the biodiesel but also for thefact that it creates thousands of jobs in this otherwiseimpoverished region. Promotion is through fiscalincentives, such as tax breaks offered to families pro-ducing the raw materials needed for biodiesel pro-duction. The more the production of castor beans forbiodiesel and sugar cane for ethanol productionspreads, the greater are the rural employment gener-ating possibilities, which help to curb migration tothe big cities. In India the production of biodieselfrom Jatropha is also explicitly promoted as a ruralindustry capable of generating village-based enter-prises and local employment. Indian national firmslike Reliance Industries, already a player in the oilbusiness, are now moving into production of bio-diesel from plantations established in AndhraPradesh.

6. Countries with even low levels of science andtechnology can get a start in biofuels – and go on tobuild biofuel ‘development blocs’

Biofuels in tropical countries can be grown withscarcely more input than seed, land, sunshine – andlabor. If the country has a comparative advantage inlow costs, then it can start at a low level of sophisti-cation – and move up from there. Brazil is demon-strating how this can be done, through its ethanolprogram involving sugar cane, and now its biodieselprogram involving vegetable oil seeds such as castorand soybean crops. In the words of the country’spresident, Luiz Inacio Lula da Silva (‘Lula’) this pro-gram had by July 2006 already generated 100,000new jobs in growing soybeans and other oil crops inthe NorthEast of Brazil. The president made theclaim that the biodiesel program has been designedas much with social goals as with fuel supply goals.The point is that a country in Africa can emulate thisexample, and devote large tracts of land to fuel cropproduction. Domestic consumption can provide aninitial market, since the fuel produced can displaceexpensive oil imports. As sophistication is acquired,and export markets are opened up, so the agriculturalpractices can be improved, and advanced distillationsystems installed, and technological knowhow in thecountry can be enhanced. This will then have spill-over effects in other sectors.

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

Chart 6. China’s oil production and consumption, 1980-2005Source: personally elaborated

yearproduction

(Mt)import

(Mt)total(Mt)

import as %of total

import value(USD billion)

1971 6.8 11.7 18.5 63% 0.024

1981 10.5 16.2 26.7 61% 0.744

1991 33.0 20.7 53.7 39% 1.360

2004-2005 (forecast) 33.4 100.0 133.4 75% 27.000

2000 32.0 57.9 89.9 64% 6.821

2003-2004 33.4 90.4 123.8 73% 18.000

Table 2. Production and import of crude oil in IndiaSource: Ministry of Petroleum and Natural Gas, India

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 3939 esta es una publicación de CEBEM

ethanol and energy producers in tropical countries.For example, China National Offshore Oil Corp(CNOOC) signed a memorandum of understandingwith Malaysia's Bio Sweet Sdn Bhd to develop palmoil-based biodiesel plants in Hainan Island, Shanghai,Guangzhou and Malaysia. The agreement was signedin July 2006 between CNOOC's subsidiary, Oil BaseGroup Ltd, and Bio Sweet Sdn Bhd of Malaysiawhich specializes in biodiesel research and develop-ment.

The pattern of development of renewable energysources in developing countries will follow its own‘latecomer effect’ logic. While in the developedworld, dependence on biofuels is an expensive option(because of intensive land use and need for fertilizersfor fuel crops) in the developing world, such as Bra-zil, biofuels can be produced at much lower unitcosts. And the developing countries have much largerland resources to devote to raising energy – frombiofuels, from sun (PV cells) and from wind. Thedeveloping world can adopt an ‘agricultural model’to cultivating renewable energy sources – or whatmight be called an ergocultural model. The 21st cen-tury is likely to see major scientific and technicaladvances in both use of land for food (agriculture)and for energy (ergoculture), with the developingworld taking the lead in both.

But of course land can be misused in the pursuit ofbiofuel crops, and clearances of rain forest in theAmazon and in SouthEast Asia (e.g. in Borneo andSarawak) represent the front line of such concerns.

Countries that allow unchecked clearances are de-feating the very conditions that give them a develop-mental advantage – and creating opportunities for thepromotion of global scandals such as the fear that thehabitat of apes such as the orangutan are being threat-ened. And if developed countries can be given anexcuse to block imports of biodiesel from tropicalcountries on the grounds that it is derived from massclearance of rainforest, then clearly the whole bio-diesel enterprise is imperiled.

4. Biofuels’ potential to reduce fuel import bills andfossil fuel dependence

For a developing country, it is all the more perverseto neglect the biofuel option while imports of oil areplacing an ever-increasing burden on the country’sbalance of payments. Brazil has estimated the sav-ings on its fuel import bills since the launch of theProalcool program to be of the order of $50 billionper year – which is far larger than the country hasspent in promoting ethanol. Likewise the savings forChina and India in foregone oil imports will be of theorder of hundreds of billions of dollars – the differ-ence between success and catastrophe in their devel-opment efforts. Since indebtedness problems are amajor barrier to industrialization, the relief of debtthrough displacement of fossil fuel imports repre-sents a major strategic shift. China’s own domesticsupplies of oil peaked in the early 1990s, and so thecountry became dependent on oil imports – just likethe USA 20 years before. The imports of oil neededby China have been rising inexorably ever since – as

revealed in Chart 6. The situation is even worse inIndia, as shown in Table 2, where imports are ex-pected to reach 75% of the country’s requirements by2005. This is why an alternative solution has to beput in place by these countries.

5. Biofuels production is a rural industry and canpromote social inclusion

Brazil sees biofuels production as a way to promoterural industry and to curb the flight to the cities fromthe countryside. Biodiesel produced from castorbeans in Brazil’s arid northeast sertão, for example,is promoted not just for the biodiesel but also for thefact that it creates thousands of jobs in this otherwiseimpoverished region. Promotion is through fiscalincentives, such as tax breaks offered to families pro-ducing the raw materials needed for biodiesel pro-duction. The more the production of castor beans forbiodiesel and sugar cane for ethanol productionspreads, the greater are the rural employment gener-ating possibilities, which help to curb migration tothe big cities. In India the production of biodieselfrom Jatropha is also explicitly promoted as a ruralindustry capable of generating village-based enter-prises and local employment. Indian national firmslike Reliance Industries, already a player in the oilbusiness, are now moving into production of bio-diesel from plantations established in AndhraPradesh.

6. Countries with even low levels of science andtechnology can get a start in biofuels – and go on tobuild biofuel ‘development blocs’

Biofuels in tropical countries can be grown withscarcely more input than seed, land, sunshine – andlabor. If the country has a comparative advantage inlow costs, then it can start at a low level of sophisti-cation – and move up from there. Brazil is demon-strating how this can be done, through its ethanolprogram involving sugar cane, and now its biodieselprogram involving vegetable oil seeds such as castorand soybean crops. In the words of the country’spresident, Luiz Inacio Lula da Silva (‘Lula’) this pro-gram had by July 2006 already generated 100,000new jobs in growing soybeans and other oil crops inthe NorthEast of Brazil. The president made theclaim that the biodiesel program has been designedas much with social goals as with fuel supply goals.The point is that a country in Africa can emulate thisexample, and devote large tracts of land to fuel cropproduction. Domestic consumption can provide aninitial market, since the fuel produced can displaceexpensive oil imports. As sophistication is acquired,and export markets are opened up, so the agriculturalpractices can be improved, and advanced distillationsystems installed, and technological knowhow in thecountry can be enhanced. This will then have spill-over effects in other sectors.

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

Chart 6. China’s oil production and consumption, 1980-2005Source: personally elaborated

yearproduction

(Mt)import

(Mt)total(Mt)

import as %of total

import value(USD billion)

1971 6.8 11.7 18.5 63% 0.024

1981 10.5 16.2 26.7 61% 0.744

1991 33.0 20.7 53.7 39% 1.360

2004-2005 (forecast) 33.4 100.0 133.4 75% 27.000

2000 32.0 57.9 89.9 64% 6.821

2003-2004 33.4 90.4 123.8 73% 18.000

Table 2. Production and import of crude oil in IndiaSource: Ministry of Petroleum and Natural Gas, India

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 4040 esta es una publicación de CEBEM

As a biofuel industry becomes established, so it willdrive industrial development through linkages andcomplementarities. Biofuels and renewable energiessector promises to play the role of a critical‘development bloc’ for Brazil, India and China in thefirst instance, and for wider swathes of developingcountries through the tropics more generally. Thecategory of development bloc was introduced anddefined by the Swedish development economist, ErikDahmén in 1950, based on his studies of entrepre-neurship in the Swedish economy. He defined it as“sequences of complementarities which by way of aseries of structural tensions, i.e. disequilibria, mayresult in a balanced situation” (1989: 111). Such asuprafirm system provides a striking description ofhow firms may collectively strategize in the contextof a disequilibrium economy, and build on each oth-ers’ efforts to improve their own prospects. Carlssonand Eliasson (2003) have taken up the concept andrenamed it competence bloc – to emphasize that sucha collective capability is needed to support and sus-tain technological innovation. If the technologicalsystem represents the supply side of industrial dy-namics, then the development bloc or competencebloc represents the demand side. The competencebloc captures the notion that if new technologies areto be taken up, or absorbed, then firms must have therequisite capabilities, and the product ranges, to beable to make use of the technologies. It is the block-ages due to such inadequacies and bottlenecks thataccounts for poor uptake of new technologies, ratherthan unwillingness or conservatism on the part ofmanagements. Thus a development bloc representsthe systemic counterpart to the consideration of mar-ket demand as well as supplier competence in themicrodynamics of technological trajectories. It gener-ates the forward and backward linkages that candrive industrial development.

7. Biofuels are greenhouse gas neutral and canearn countries carbon credits

Biofuels like ethanol are greenhouse gas neutral, inthe sense that every carbon atom burned is simplyreplacing a carbon atom taken by the plant duringphotosynthesis. This is by far their most appealingfeature from a long-term environmental perspective.

Of course this neutrality has to be qualified by thefact that fossil fuels are consumed along the valuechain producing the ethanol – but again much of theconcern that is voiced on this issue emanates from adeveloped country perspective and is much less rele-vant in a developing country. For example the Wash-ington Post ran a story in July 2006 captioned “Thefalse hope of biofuels” in which the main charge wasthat the energy gain is little after deducting amountsinvolved in fertilizer, harvesting, transport, process-ing etc. These considerations change dramaticallywhen considered in the context of a low-cost devel-oping country, where input resources including landand sunshine are abundant. The greenhouse gas emis-sion abatements can then serve to generate carboncredits under the Kyoto protocol.

But again indiscriminate clearance of forest to plantenergy crops defeats the gains in greenhouse gasemissions that are potentially there for the taking. Itis to curb such behavior and hold governments to astandard of accountability that is one of the principalarguments for global institutions like the World Bankto become more directly involved in promotion (andto some extent regulation) of the development ofbiofuels.

8. Developing countries can create their own dis-tinctive latecomer institutional innovations to cap-ture benefits

Brazil had to do it the hard way – but having accom-plished a successful biofuels industry, it shows othercountries how it can be done. In the 1970s it sufferedunder a military dictatorship, but out of that experi-ence came an understanding as to how the countrycould benefit from its comparative advantages insugar cane growing and processing, turning theseinto competitive advantages. In the most recent pe-riod, Brazil has seen its use of biofuels leap aheadunder the twin impact of FFVs (flex-fuel vehicles)and the mandated provision by fuel companies ofethanol blends (from E25 to E85) all across the coun-try.

Other developing countries can learn from this exam-ple, without having to go through all the painful epi-

sodes of Brazil’s history of the past 40 years. Theycan accelerate their uptake of biofuels, with all theadvantages that this can bring (in terms of energysecurity, savings from oil imports avoided, rural de-velopment and cleaner city air), to create new andvibrant export industries, simply through the doubleexpedient of:

1) mandating supply of flex-fuel vehicles(directed at the automotive industry); and

2) mandating provision of ethanol-petrol blends(starting with E10 and moving to E25) withina few years.

It is predictable, based on Brazil’s experience, thatthese two measures will have the desired effect ofputting the developing country on a new energy tra-jectory, leading away from dependence on fossil fu-els. The billionaire venture capitalist, Vinod Khosla,has proposed these two measures as being sufficientto take the US similarly onto an ethanol-based newenergy trajectory. He adds, for good measure, a third,namely a “contingent tax” which comes into playonly if the price of oil drops below $40 a barrel. Kho-sla adds this third provision in the full knowledgethat in some parts of the world, the oil industry giantsmight try to undermine an ethanol program by drasti-cally lowering oil prices, even to below cost (think ofEnron and the manipulation of the California electric-ity market). The contingent tax would be a way ofguaranteeing a floor price for fuels for investors inethanol production and distribution systems, and thusa way of ensuring that finance will be made availablefor such ventures.

The key: demand-side initiatives

So much of the discussion of the past decade on re-newable fuels has been driven by supply-side consid-erations – namely costs and technologies. But the keyto getting these new industries off the ground – as inevery successful case of deliberate industry creation– is to influence demand – in this case, the demandfrom the automotive industry for cars that run onethanol blends, and demand from the motoring publicfor such ethanol blends.

As noted above, the key to the Brazilian success hasbeen an institutional innovation riding on the back ofa simple technological innovation. The key is flex-fuel vehicles, introduced in Brazil in 2003 and whosesales have increased dramatically since, by 585% in2005, so that the share of flex-fuel vehicles (FFVs) inthe total vehicle fleet reached 22% in 2004, and isexpected to reach 60% in 2006.

So any developing country today can benefit fromthis experience, and move to establish a biofuels in-dustry with relative certainty as to the outcomes. Thekey is to start with ethanol blends (‘gasohol’) ratherthan seeking to jump straight into pure ethanol orother biofuels, and to do so at a measured pace,building demand for the ethanol blend by drawingthe automotive sector and oil sector along with theprogram. The three steps advocated by Khosla areprobably sufficient to get any developing countryonto an alternative biofuel trajectory. But thisunleashes a chain reaction of processes that make thetrajectory sustainable and fuel the country’s furtherindustrial development.

The institutions established to drive the uptake ofbiofuels will likely have a knock-on effect, facilitat-ing the appearance of other industrial sectors, formedinitially as support sectors for the biofuel industry.Good institutions develop during an economic activ-ity. When a committed government engages in a part-nership with a proactive private sector, they jointlybegin to design and implement appropriate institu-tions. So while institutions are the key, the causationmay be from the start of an activity in response to agovernment trigger (tax break for example), to theunfolding of institutions that help to trouble shoot asthe process rolls along. Of course, the process will behighly inefficient in the beginning, as countries learnto make these institutions work more effectively.This is best illustrated in Brazil’s own follow-up tothe ethanol program, namely its Biodiesel program.

Brazil’s biodiesel program – a successful late-comer strategy

This latest biofuel initiative from Brazil shows justwhat can be achieved by a developing country that

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 4141 esta es una publicación de CEBEM

As a biofuel industry becomes established, so it willdrive industrial development through linkages andcomplementarities. Biofuels and renewable energiessector promises to play the role of a critical‘development bloc’ for Brazil, India and China in thefirst instance, and for wider swathes of developingcountries through the tropics more generally. Thecategory of development bloc was introduced anddefined by the Swedish development economist, ErikDahmén in 1950, based on his studies of entrepre-neurship in the Swedish economy. He defined it as“sequences of complementarities which by way of aseries of structural tensions, i.e. disequilibria, mayresult in a balanced situation” (1989: 111). Such asuprafirm system provides a striking description ofhow firms may collectively strategize in the contextof a disequilibrium economy, and build on each oth-ers’ efforts to improve their own prospects. Carlssonand Eliasson (2003) have taken up the concept andrenamed it competence bloc – to emphasize that sucha collective capability is needed to support and sus-tain technological innovation. If the technologicalsystem represents the supply side of industrial dy-namics, then the development bloc or competencebloc represents the demand side. The competencebloc captures the notion that if new technologies areto be taken up, or absorbed, then firms must have therequisite capabilities, and the product ranges, to beable to make use of the technologies. It is the block-ages due to such inadequacies and bottlenecks thataccounts for poor uptake of new technologies, ratherthan unwillingness or conservatism on the part ofmanagements. Thus a development bloc representsthe systemic counterpart to the consideration of mar-ket demand as well as supplier competence in themicrodynamics of technological trajectories. It gener-ates the forward and backward linkages that candrive industrial development.

7. Biofuels are greenhouse gas neutral and canearn countries carbon credits

Biofuels like ethanol are greenhouse gas neutral, inthe sense that every carbon atom burned is simplyreplacing a carbon atom taken by the plant duringphotosynthesis. This is by far their most appealingfeature from a long-term environmental perspective.

Of course this neutrality has to be qualified by thefact that fossil fuels are consumed along the valuechain producing the ethanol – but again much of theconcern that is voiced on this issue emanates from adeveloped country perspective and is much less rele-vant in a developing country. For example the Wash-ington Post ran a story in July 2006 captioned “Thefalse hope of biofuels” in which the main charge wasthat the energy gain is little after deducting amountsinvolved in fertilizer, harvesting, transport, process-ing etc. These considerations change dramaticallywhen considered in the context of a low-cost devel-oping country, where input resources including landand sunshine are abundant. The greenhouse gas emis-sion abatements can then serve to generate carboncredits under the Kyoto protocol.

But again indiscriminate clearance of forest to plantenergy crops defeats the gains in greenhouse gasemissions that are potentially there for the taking. Itis to curb such behavior and hold governments to astandard of accountability that is one of the principalarguments for global institutions like the World Bankto become more directly involved in promotion (andto some extent regulation) of the development ofbiofuels.

8. Developing countries can create their own dis-tinctive latecomer institutional innovations to cap-ture benefits

Brazil had to do it the hard way – but having accom-plished a successful biofuels industry, it shows othercountries how it can be done. In the 1970s it sufferedunder a military dictatorship, but out of that experi-ence came an understanding as to how the countrycould benefit from its comparative advantages insugar cane growing and processing, turning theseinto competitive advantages. In the most recent pe-riod, Brazil has seen its use of biofuels leap aheadunder the twin impact of FFVs (flex-fuel vehicles)and the mandated provision by fuel companies ofethanol blends (from E25 to E85) all across the coun-try.

Other developing countries can learn from this exam-ple, without having to go through all the painful epi-

sodes of Brazil’s history of the past 40 years. Theycan accelerate their uptake of biofuels, with all theadvantages that this can bring (in terms of energysecurity, savings from oil imports avoided, rural de-velopment and cleaner city air), to create new andvibrant export industries, simply through the doubleexpedient of:

1) mandating supply of flex-fuel vehicles(directed at the automotive industry); and

2) mandating provision of ethanol-petrol blends(starting with E10 and moving to E25) withina few years.

It is predictable, based on Brazil’s experience, thatthese two measures will have the desired effect ofputting the developing country on a new energy tra-jectory, leading away from dependence on fossil fu-els. The billionaire venture capitalist, Vinod Khosla,has proposed these two measures as being sufficientto take the US similarly onto an ethanol-based newenergy trajectory. He adds, for good measure, a third,namely a “contingent tax” which comes into playonly if the price of oil drops below $40 a barrel. Kho-sla adds this third provision in the full knowledgethat in some parts of the world, the oil industry giantsmight try to undermine an ethanol program by drasti-cally lowering oil prices, even to below cost (think ofEnron and the manipulation of the California electric-ity market). The contingent tax would be a way ofguaranteeing a floor price for fuels for investors inethanol production and distribution systems, and thusa way of ensuring that finance will be made availablefor such ventures.

The key: demand-side initiatives

So much of the discussion of the past decade on re-newable fuels has been driven by supply-side consid-erations – namely costs and technologies. But the keyto getting these new industries off the ground – as inevery successful case of deliberate industry creation– is to influence demand – in this case, the demandfrom the automotive industry for cars that run onethanol blends, and demand from the motoring publicfor such ethanol blends.

As noted above, the key to the Brazilian success hasbeen an institutional innovation riding on the back ofa simple technological innovation. The key is flex-fuel vehicles, introduced in Brazil in 2003 and whosesales have increased dramatically since, by 585% in2005, so that the share of flex-fuel vehicles (FFVs) inthe total vehicle fleet reached 22% in 2004, and isexpected to reach 60% in 2006.

So any developing country today can benefit fromthis experience, and move to establish a biofuels in-dustry with relative certainty as to the outcomes. Thekey is to start with ethanol blends (‘gasohol’) ratherthan seeking to jump straight into pure ethanol orother biofuels, and to do so at a measured pace,building demand for the ethanol blend by drawingthe automotive sector and oil sector along with theprogram. The three steps advocated by Khosla areprobably sufficient to get any developing countryonto an alternative biofuel trajectory. But thisunleashes a chain reaction of processes that make thetrajectory sustainable and fuel the country’s furtherindustrial development.

The institutions established to drive the uptake ofbiofuels will likely have a knock-on effect, facilitat-ing the appearance of other industrial sectors, formedinitially as support sectors for the biofuel industry.Good institutions develop during an economic activ-ity. When a committed government engages in a part-nership with a proactive private sector, they jointlybegin to design and implement appropriate institu-tions. So while institutions are the key, the causationmay be from the start of an activity in response to agovernment trigger (tax break for example), to theunfolding of institutions that help to trouble shoot asthe process rolls along. Of course, the process will behighly inefficient in the beginning, as countries learnto make these institutions work more effectively.This is best illustrated in Brazil’s own follow-up tothe ethanol program, namely its Biodiesel program.

Brazil’s biodiesel program – a successful late-comer strategy

This latest biofuel initiative from Brazil shows justwhat can be achieved by a developing country that

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 4242 esta es una publicación de CEBEM

focuses its institutional innovations on capturing itslatecomer effects. The Brazilian biodiesel program,which is now just 18 months old, is just phenome-nally well crafted and executed. We can identify atleast four latecomer institutional features to the pro-gram that have not been widely recognized.

First, it is a carefully incremental program, movingthrough three phases that have been widely discussedin Brazil - a first, voluntary phase, bringing the coun-try up to a level of 2% biodiesel when blended(following the example of the Proalcool Program).By 2008 this 2% minimum becomes mandatory, andrises to 5% minimum blend by 2013. (Although thesuccess of the program in its first 18 months meansthat it is widely anticipated that the mandatory 5%blend (B5) will take effect at an earlier date, possiblyas early as 2010.) Thus the country as a whole is be-ing brought to a position where by 2013 at the latest(and possibly as early as 2010) it will be producing5% of all diesel requirements from vegetable oils,making it the world #1 by far. The program is over-seen by the Ministry of Mines and Energy.

Secondly, the capacity of the country is being rampedup in the initial, voluntary stage, by the smart expedi-ent of staging national auctions for biodiesel. Foursuch auctions have been staged so far, by the ANP,the motor fuel standards agency. These auctions haveencouraged bids from potential suppliers who arethereby induced into the market. The auctions havealso served as a means of setting guideline prices forbiodiesel, with each auction setting a lower price atwhich quantities of biodiesel are sold. The state-owned oil company, Petrobras, acts as the buyer oflast resort, thereby ensuring that the auctions bearsome relationship to market reality.

Third, there is a distinct and explicit social goal to thebiodiesel program - again, learning from the experi-ence of the pro-alcohol program. The Ministry ofAgrarian Development (which is pro-small farmers)has shaped the biodiesel program with its 'seal ofsocial responsibility' meaning that small farmers haveto contribute over 50% to a large trader's or distribu-tor's biodiesel. It is only with such a seal that largecompanies receive tax credits and are allowed to bid

at the auctions. The impact has been dramatic, evenin just 18 months. The President, Lula, who backsthis program as the central initiative of his presi-dency, claims that 100,000 jobs have been created inBrazil's impoverished NorthEast through growingoilseeds (mainly castor oil). This is backed by datafrom the Ministry (MDA) showing that since thelaunch of the program, just over 200,000 small fam-ily-owned farms have been induced into growingoilseeds. Moreover the favored oilseeds are castoroilseed (Port: Manona) and palm oil (from a varietyof native Brazilian species), rather than soybeans thatare grown in the centre and southeast of the country.(This is in addition to the 500,000 rural jobs main-tained by the Proalcool Program, plus the 500,000jobs indirectly linked to rural alcohol production.)

Fourth, Brazil is backing a wide variety of oilseeds inthese early stages of the program, to see which onesturn out to be best in a tropical country (and bearingin mind that European experience is confined exclu-sively to rapeseed and US experience to soybean).Certainly output is currently dominated by soybeanand palm-oil, but cottonseed and castor oil are alsopicking up, under the influence of the MDA's socialinclusion or rural smallholder development strate-gies. New candidates are coming on to the scene,such as the wonder oilseed Jatropha curcus, widelyutilized for biodiesel in India (it grows under harshconditions; it is a perennial that can be harvestedregularly; and above all it is inedible, meaning thatits cultivation will never be seen as a threat to foodsupplies). There are as well conventional but under-utilized sources such as beef tallow, obtained fromslaughterhouses. The broader Brazil's scope of oil-seed culture, the more it is able to take advantage ofchanges in world prices for these vegetable oil com-modities, switching between one and the other. Thusit is a smart latecomer strategy to invest in variety atthis early stage of the biodiesel industry.

Note that these four central features of the programare driven by four Ministries, all in the pursuit ofhighly creative latecomer strategies - the Ministry ofMines and Energy, backing renewable energies gen-erally; the ANP, to safeguard standards and conductthe auctions; the MDA, which is essentially launch-

ing a new land reform program with the biodieselprojects, in its direct appeal to 'social inclusion' as anational goal of the program; and the Ministry ofAgriculture, which is promoting a wide variety ofoilseed crops and not just soybean. The success ofthe program to date indicates also successful collabo-ration between these four ministries.

9. Biofuels promote South-South cooperation

Brazil, India and China are already leading the worldin the extent and depth of their cross-linkages drivenby biofuels. These are all important examples ofSouth-South cooperation. Amongst agreements re-ported recently, consider:

India’s largest sugar corporation Bajaj Hindu-stan Ltd (BHL), announced in June 2006 thatit was looking to invest somewhere betweenUS$250 and 500 million in a Brazilian ethanolproduction facility, raising the company’sindustrial alcohol capacity from 320 ML to800 ML. This is just one of several India-Brazilian cooperation initiatives.

A Chinese investment delegation visited Bra-zil in July 2006, specifically in the inlandGoias state, to discuss ethanol and soybean-based biodiesel projects – the latest in a seriesof such visits. China’s Kuok, a diversifiedconglomerate, has a JV with Cosan, Brazil’slargest ethanol producer (operating 16 distilla-tion plants).

In July 2006 the Brazilian equipment makerDedini SA Industrias de Base sold a completeethanol plant with a capacity to produce 8.5ML of ethanol a year to Venezuela’s state-owned oil firm Petroleos de Venezuela SA(PDVSA). The plant, to be set up in Tocuyo,will produce ethanol from molasses. Vene-zuela reported that it is currently experiment-ing with E-10 blends in the eastern part of thecountry, importing 1,000 barrels a day fromBrazil.

Strong ties are being established between Bra-zilian and African countries through theBiopact established between European andAfrican countries. Much of this cooperation

will take the form of technology assistancefrom Brazil to African countries, particularlythose which share its Portuguese heritage suchas Angola and Mozambique.

Likewise ties are being established acrossCentral America. For example, Jamaica an-nounced in May 2006 that it would receive aUS$100 million loan facility from Brazil to beused for purchase machinery and agriculturalequipment to overhaul the country's sugarindustry and to produce ethanol, officialsources said. The Jamaican government re-vealed plans to introduce E-15 blends withinthe next five years, in imitation of the Brazil-ian success.

Malaysia and Indonesia, world numbers #1and 2 in the world in palm oil production,announced an agreement in July 2006 inwhich 40 percent of their crude palm oil out-put would be dedicated to the biodiesel indus-try. "Both countries agreed to commit a tar-geted amount of six million tons of crudepalm oil each annually as feedstock for theproduction of biofuels and biodiesel," thePlantation Industries and Commodities minis-try said in a statement.

These South-South investment tie-ups and joint ven-tures have a number of strategic advantages. They aretaking place in advance of such JVs being put inplace by the advanced countries. They facilitate thediffusion and uptake of ethanol and biodiesel tech-nologies by developing countries in tropical parts ofthe world, independent of its uptake by the developedworld. It encourages the formation of a global marketfor bioethanol and eventually biodiesel, which willmake it harder for countries such as the US to defendits current tariff imposed against Brazilian ethanolimports. Development agencies such as UNCTADcan promote South-South investment, one of its ma-jor strategic goals, through support for biofuels.

Because Brazil, India and China have moved so farahead, they are now in a position to engage in South-South transfers of technology from the BICs to othercountries for the development of the biofuels indus-

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 4343 esta es una publicación de CEBEM

focuses its institutional innovations on capturing itslatecomer effects. The Brazilian biodiesel program,which is now just 18 months old, is just phenome-nally well crafted and executed. We can identify atleast four latecomer institutional features to the pro-gram that have not been widely recognized.

First, it is a carefully incremental program, movingthrough three phases that have been widely discussedin Brazil - a first, voluntary phase, bringing the coun-try up to a level of 2% biodiesel when blended(following the example of the Proalcool Program).By 2008 this 2% minimum becomes mandatory, andrises to 5% minimum blend by 2013. (Although thesuccess of the program in its first 18 months meansthat it is widely anticipated that the mandatory 5%blend (B5) will take effect at an earlier date, possiblyas early as 2010.) Thus the country as a whole is be-ing brought to a position where by 2013 at the latest(and possibly as early as 2010) it will be producing5% of all diesel requirements from vegetable oils,making it the world #1 by far. The program is over-seen by the Ministry of Mines and Energy.

Secondly, the capacity of the country is being rampedup in the initial, voluntary stage, by the smart expedi-ent of staging national auctions for biodiesel. Foursuch auctions have been staged so far, by the ANP,the motor fuel standards agency. These auctions haveencouraged bids from potential suppliers who arethereby induced into the market. The auctions havealso served as a means of setting guideline prices forbiodiesel, with each auction setting a lower price atwhich quantities of biodiesel are sold. The state-owned oil company, Petrobras, acts as the buyer oflast resort, thereby ensuring that the auctions bearsome relationship to market reality.

Third, there is a distinct and explicit social goal to thebiodiesel program - again, learning from the experi-ence of the pro-alcohol program. The Ministry ofAgrarian Development (which is pro-small farmers)has shaped the biodiesel program with its 'seal ofsocial responsibility' meaning that small farmers haveto contribute over 50% to a large trader's or distribu-tor's biodiesel. It is only with such a seal that largecompanies receive tax credits and are allowed to bid

at the auctions. The impact has been dramatic, evenin just 18 months. The President, Lula, who backsthis program as the central initiative of his presi-dency, claims that 100,000 jobs have been created inBrazil's impoverished NorthEast through growingoilseeds (mainly castor oil). This is backed by datafrom the Ministry (MDA) showing that since thelaunch of the program, just over 200,000 small fam-ily-owned farms have been induced into growingoilseeds. Moreover the favored oilseeds are castoroilseed (Port: Manona) and palm oil (from a varietyof native Brazilian species), rather than soybeans thatare grown in the centre and southeast of the country.(This is in addition to the 500,000 rural jobs main-tained by the Proalcool Program, plus the 500,000jobs indirectly linked to rural alcohol production.)

Fourth, Brazil is backing a wide variety of oilseeds inthese early stages of the program, to see which onesturn out to be best in a tropical country (and bearingin mind that European experience is confined exclu-sively to rapeseed and US experience to soybean).Certainly output is currently dominated by soybeanand palm-oil, but cottonseed and castor oil are alsopicking up, under the influence of the MDA's socialinclusion or rural smallholder development strate-gies. New candidates are coming on to the scene,such as the wonder oilseed Jatropha curcus, widelyutilized for biodiesel in India (it grows under harshconditions; it is a perennial that can be harvestedregularly; and above all it is inedible, meaning thatits cultivation will never be seen as a threat to foodsupplies). There are as well conventional but under-utilized sources such as beef tallow, obtained fromslaughterhouses. The broader Brazil's scope of oil-seed culture, the more it is able to take advantage ofchanges in world prices for these vegetable oil com-modities, switching between one and the other. Thusit is a smart latecomer strategy to invest in variety atthis early stage of the biodiesel industry.

Note that these four central features of the programare driven by four Ministries, all in the pursuit ofhighly creative latecomer strategies - the Ministry ofMines and Energy, backing renewable energies gen-erally; the ANP, to safeguard standards and conductthe auctions; the MDA, which is essentially launch-

ing a new land reform program with the biodieselprojects, in its direct appeal to 'social inclusion' as anational goal of the program; and the Ministry ofAgriculture, which is promoting a wide variety ofoilseed crops and not just soybean. The success ofthe program to date indicates also successful collabo-ration between these four ministries.

9. Biofuels promote South-South cooperation

Brazil, India and China are already leading the worldin the extent and depth of their cross-linkages drivenby biofuels. These are all important examples ofSouth-South cooperation. Amongst agreements re-ported recently, consider:

India’s largest sugar corporation Bajaj Hindu-stan Ltd (BHL), announced in June 2006 thatit was looking to invest somewhere betweenUS$250 and 500 million in a Brazilian ethanolproduction facility, raising the company’sindustrial alcohol capacity from 320 ML to800 ML. This is just one of several India-Brazilian cooperation initiatives.

A Chinese investment delegation visited Bra-zil in July 2006, specifically in the inlandGoias state, to discuss ethanol and soybean-based biodiesel projects – the latest in a seriesof such visits. China’s Kuok, a diversifiedconglomerate, has a JV with Cosan, Brazil’slargest ethanol producer (operating 16 distilla-tion plants).

In July 2006 the Brazilian equipment makerDedini SA Industrias de Base sold a completeethanol plant with a capacity to produce 8.5ML of ethanol a year to Venezuela’s state-owned oil firm Petroleos de Venezuela SA(PDVSA). The plant, to be set up in Tocuyo,will produce ethanol from molasses. Vene-zuela reported that it is currently experiment-ing with E-10 blends in the eastern part of thecountry, importing 1,000 barrels a day fromBrazil.

Strong ties are being established between Bra-zilian and African countries through theBiopact established between European andAfrican countries. Much of this cooperation

will take the form of technology assistancefrom Brazil to African countries, particularlythose which share its Portuguese heritage suchas Angola and Mozambique.

Likewise ties are being established acrossCentral America. For example, Jamaica an-nounced in May 2006 that it would receive aUS$100 million loan facility from Brazil to beused for purchase machinery and agriculturalequipment to overhaul the country's sugarindustry and to produce ethanol, officialsources said. The Jamaican government re-vealed plans to introduce E-15 blends withinthe next five years, in imitation of the Brazil-ian success.

Malaysia and Indonesia, world numbers #1and 2 in the world in palm oil production,announced an agreement in July 2006 inwhich 40 percent of their crude palm oil out-put would be dedicated to the biodiesel indus-try. "Both countries agreed to commit a tar-geted amount of six million tons of crudepalm oil each annually as feedstock for theproduction of biofuels and biodiesel," thePlantation Industries and Commodities minis-try said in a statement.

These South-South investment tie-ups and joint ven-tures have a number of strategic advantages. They aretaking place in advance of such JVs being put inplace by the advanced countries. They facilitate thediffusion and uptake of ethanol and biodiesel tech-nologies by developing countries in tropical parts ofthe world, independent of its uptake by the developedworld. It encourages the formation of a global marketfor bioethanol and eventually biodiesel, which willmake it harder for countries such as the US to defendits current tariff imposed against Brazilian ethanolimports. Development agencies such as UNCTADcan promote South-South investment, one of its ma-jor strategic goals, through support for biofuels.

Because Brazil, India and China have moved so farahead, they are now in a position to engage in South-South transfers of technology from the BICs to othercountries for the development of the biofuels indus-

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 4444 esta es una publicación de CEBEM

try, a phenomenon that has not taken off in technol-ogy adaptation thus far. This should be particularlyappealing for countries that have strong agriculturalsectors but weak industrial sectors.

10. Biofuels represent simply the first step on aclean technology development trajectory

Finally, the point needs to be made that biofuels arenot an end in themselves, and will necessarily lead acountry along a trajectory that will involve manymore biofuels innovations and clean technologies.Brazil for example started with ethanol, and nowsince 2005 it has launched a biodiesel program thatpromises to rapidly take the country to world leader-ship in biodiesel. All developing countries can expectto pass through the same two phases, probably inmore concentrated form. Within the next decade, athird phase can be expected to become significant,namely the use of biomass generally (such as throughforest plantations, or municipal waste) as feedstockfor general bioreactors. This phase will depend on thedevelopment of enzyme packages that are currentlyin the test stage in R&D companies such as Iogen.But it is highly likely that this stage will be acceler-ated through innovations developed in Brazil, Indiaand China, given their track record.

The time for the developing countries to make theirmark as leaders in biofuels may well be limited by

looming technological developments. There are inno-vations pending such as the design of synthetic bacte-ria optimized for the production of ethanol, to begrown in bioreactors located next to power stationsand fed carbon dioxide as raw material. If such de-velopments come to pass, they will impose crushingtechnological competition on the cultivation of en-ergy crops by developing countries. Hence the ur-gency of these deliberations.

Will the developed world allow a global bio-fuels market to emerge?

This is the biggest issue of all. Already there is sub-stantial momentum behind the enactment of subsidiesto encourage production of ethanol in northern tem-perate climates – from corn in the US and from sugarbeet in Northern Europe – where the costs of produc-ing the final product are far higher (two to threetimes) than in India or Brazil. It would make so muchmore sense for the developed world to produce etha-nol on a small scale for their own energy security,and import the bulk of their supplies from tropicalcountries in Asia, Africa and Central and SouthAmerica. The US, for example, operates a tariff of$0.54c per gallon against ethanol imports, at the be-hest of corn-belt ethanol producers, in addition to thesubstantial subsidies paid by state and federal gov-

ernment programs and tax breaks offered to theseproducers. Despite this, US imports of ethanol haveincreased dramatically in the last two years, as re-vealed in Chart 7.

The more that South-South cooperation occurs in thebiofuel sector, the more it will help to create a globalmarket for biofuels, initially ethanol, which willcome to be seen (sooner rather than later) as a com-plement to and alternative for the global market foroil. The South-South cooperation would be unob-structed by protective tariffs raised by the developedworld against the countries of the South. Here theWTO has an enormously important role to play, inensuring that the coming biofuels century is notwrecked at the outset by greedy and short-sightedprotectionist measures enacted by the developedworld to obstruct global trade in biofuels.

Why priority #1?

Building a development pathway around biofuels hasthe potential to unlock a chain reaction of favorableactivities -- creating in the first place a successfulnational and export industry; promoting a space forlocal entrepreneurship and particularly rural entrepre-neurship; creating an advanced science and technol-ogy-based industry that will create an incentive tostay abreast of technological developments in biofu-els and bioreactors generally; demonstrating the sig-nificance of government policy in creating the rightconditions for the industry to develop; and breakingdown resistance to other renewable energy industries,like solar and wind -- thus getting a country onto adevelopment trajectory independent of fossil fuels.

What enables the BICs to move on the biofuels fron-tier is the presence of superior skills - not just any -but scientific and engineering. Without investmentsin these, firms cannot even apply superior farm tech-nologies, let alone cultivate crops for biofuels. Thusbiofuels provide an excellent starting point for a pro-gram of industrialization for most countries lookingto make a start in technological adaptation and learn-ing-based development – which applies to almost all

the tropical countries today. They can seize their ad-vantage in being able to cultivate fast-growing biofu-els crops – but only if they are able to apply ad-vanced scientific agriculture and utilize the most effi-cient power conversion processes in ethanol and bio-fuel production – technologies available to them aslatecomers, e.g. through South-South investment andcooperation.

The key that unlocks the potential of renewable en-ergy sources for development is – as discovered byBrazil – flex-fuel vehicles. It works like this. Flexfuelvehicles give motorists a choice – fill up with ethanolor with petrol, depending on the price and personalpreference. This choice engenders confidence, andovercomes any lingering doubts about ethanol. Thisbuilds consumer demand for ethanol, so bringingcompetition to the petrol forecourt. The oil compa-nies can swim with the tide, and supply ethanolthemselves, or they can go against it, and allow inde-pendents to supply the ethanol that motorists de-mand. Either way, an ethanol market is created. Thisthen leads to realistic policies for supplying ethanol –either through imports (probably from Brazil) orthrough local production that gets a kickstart man-dated by popular demand. In the tropical parts of theworld, such as India or Thailand, there will be sugar-cane and starch-rich plants such as cassava providingthe feedstocks. In more temperate climates, it will begrains such as wheat, sorghum, corn and new varie-ties not yet seriously tested, such as sweet sorghum.The bioreactors built will be at the leading edge oftechnology, to capture latecomer advantages. Theywill be flexible, taking a variety of feedstocks andproducing a variety of outputs, not just ethanol butalso distillers’ grains for animal feed, as well as plantwastes that can be fired to produce electric power forthe bioreactors that will be collocated next to thegrain or corn or cane fields. Entrepreneurial initia-tives to produce ethanol and methanol from cellulose(woody and fibrous biomass) would be forthcoming,so that alcohol supplies could be produced on a scalethat could provide a genuine alternative to oil and tofossil fuels more generally.

Governments can mandate these changes, by simplyrequiring that all new vehicles meet flex-fuel stan-

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

Chart 7. United States fuel ethanol imports, 2005-2006Source: ITC

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try, a phenomenon that has not taken off in technol-ogy adaptation thus far. This should be particularlyappealing for countries that have strong agriculturalsectors but weak industrial sectors.

10. Biofuels represent simply the first step on aclean technology development trajectory

Finally, the point needs to be made that biofuels arenot an end in themselves, and will necessarily lead acountry along a trajectory that will involve manymore biofuels innovations and clean technologies.Brazil for example started with ethanol, and nowsince 2005 it has launched a biodiesel program thatpromises to rapidly take the country to world leader-ship in biodiesel. All developing countries can expectto pass through the same two phases, probably inmore concentrated form. Within the next decade, athird phase can be expected to become significant,namely the use of biomass generally (such as throughforest plantations, or municipal waste) as feedstockfor general bioreactors. This phase will depend on thedevelopment of enzyme packages that are currentlyin the test stage in R&D companies such as Iogen.But it is highly likely that this stage will be acceler-ated through innovations developed in Brazil, Indiaand China, given their track record.

The time for the developing countries to make theirmark as leaders in biofuels may well be limited by

looming technological developments. There are inno-vations pending such as the design of synthetic bacte-ria optimized for the production of ethanol, to begrown in bioreactors located next to power stationsand fed carbon dioxide as raw material. If such de-velopments come to pass, they will impose crushingtechnological competition on the cultivation of en-ergy crops by developing countries. Hence the ur-gency of these deliberations.

Will the developed world allow a global bio-fuels market to emerge?

This is the biggest issue of all. Already there is sub-stantial momentum behind the enactment of subsidiesto encourage production of ethanol in northern tem-perate climates – from corn in the US and from sugarbeet in Northern Europe – where the costs of produc-ing the final product are far higher (two to threetimes) than in India or Brazil. It would make so muchmore sense for the developed world to produce etha-nol on a small scale for their own energy security,and import the bulk of their supplies from tropicalcountries in Asia, Africa and Central and SouthAmerica. The US, for example, operates a tariff of$0.54c per gallon against ethanol imports, at the be-hest of corn-belt ethanol producers, in addition to thesubstantial subsidies paid by state and federal gov-

ernment programs and tax breaks offered to theseproducers. Despite this, US imports of ethanol haveincreased dramatically in the last two years, as re-vealed in Chart 7.

The more that South-South cooperation occurs in thebiofuel sector, the more it will help to create a globalmarket for biofuels, initially ethanol, which willcome to be seen (sooner rather than later) as a com-plement to and alternative for the global market foroil. The South-South cooperation would be unob-structed by protective tariffs raised by the developedworld against the countries of the South. Here theWTO has an enormously important role to play, inensuring that the coming biofuels century is notwrecked at the outset by greedy and short-sightedprotectionist measures enacted by the developedworld to obstruct global trade in biofuels.

Why priority #1?

Building a development pathway around biofuels hasthe potential to unlock a chain reaction of favorableactivities -- creating in the first place a successfulnational and export industry; promoting a space forlocal entrepreneurship and particularly rural entrepre-neurship; creating an advanced science and technol-ogy-based industry that will create an incentive tostay abreast of technological developments in biofu-els and bioreactors generally; demonstrating the sig-nificance of government policy in creating the rightconditions for the industry to develop; and breakingdown resistance to other renewable energy industries,like solar and wind -- thus getting a country onto adevelopment trajectory independent of fossil fuels.

What enables the BICs to move on the biofuels fron-tier is the presence of superior skills - not just any -but scientific and engineering. Without investmentsin these, firms cannot even apply superior farm tech-nologies, let alone cultivate crops for biofuels. Thusbiofuels provide an excellent starting point for a pro-gram of industrialization for most countries lookingto make a start in technological adaptation and learn-ing-based development – which applies to almost all

the tropical countries today. They can seize their ad-vantage in being able to cultivate fast-growing biofu-els crops – but only if they are able to apply ad-vanced scientific agriculture and utilize the most effi-cient power conversion processes in ethanol and bio-fuel production – technologies available to them aslatecomers, e.g. through South-South investment andcooperation.

The key that unlocks the potential of renewable en-ergy sources for development is – as discovered byBrazil – flex-fuel vehicles. It works like this. Flexfuelvehicles give motorists a choice – fill up with ethanolor with petrol, depending on the price and personalpreference. This choice engenders confidence, andovercomes any lingering doubts about ethanol. Thisbuilds consumer demand for ethanol, so bringingcompetition to the petrol forecourt. The oil compa-nies can swim with the tide, and supply ethanolthemselves, or they can go against it, and allow inde-pendents to supply the ethanol that motorists de-mand. Either way, an ethanol market is created. Thisthen leads to realistic policies for supplying ethanol –either through imports (probably from Brazil) orthrough local production that gets a kickstart man-dated by popular demand. In the tropical parts of theworld, such as India or Thailand, there will be sugar-cane and starch-rich plants such as cassava providingthe feedstocks. In more temperate climates, it will begrains such as wheat, sorghum, corn and new varie-ties not yet seriously tested, such as sweet sorghum.The bioreactors built will be at the leading edge oftechnology, to capture latecomer advantages. Theywill be flexible, taking a variety of feedstocks andproducing a variety of outputs, not just ethanol butalso distillers’ grains for animal feed, as well as plantwastes that can be fired to produce electric power forthe bioreactors that will be collocated next to thegrain or corn or cane fields. Entrepreneurial initia-tives to produce ethanol and methanol from cellulose(woody and fibrous biomass) would be forthcoming,so that alcohol supplies could be produced on a scalethat could provide a genuine alternative to oil and tofossil fuels more generally.

Governments can mandate these changes, by simplyrequiring that all new vehicles meet flex-fuel stan-

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Chart 7. United States fuel ethanol imports, 2005-2006Source: ITC

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dards. And the governments of India and Chinawould be pushing on an open door to make such re-quirements mandatory. The automotive industry isalready producing huge numbers of flex-fuel vehi-cles, and would be enchanted to be given a chance tooffer them against local competition in India andChina.

The rest would follow. As India and China weanthemselves off imported oil, and the results of pro-ducing ethanol and methanol and creating a nationalbiofuels market become apparent, so the pressure toproduce other ‘green’ sources of energy wouldmount. Confidence breeds confidence. There wouldbe demands to clean the cities of smog and air pollu-tion caused by vehicle emissions. Green electricity,produced from digestion of urban waste, from solarphotovoltaics and from wind power, would beviewed as no longer a marginal supply issue, but cen-tral. The institutional reforms needed to mandatesuch a switch would be forthcoming, because theconfidence to do so would be established by successwith biofuels. Thus more and more electric powerwould be produced from renewable sources, as retailsuppliers of power are mandated to do so, and con-sumers demand it. Reforms covering interconnectionwould be enacted, allowing small, independentpower producers to use their own generated powerlocally and to sell off excess to the grid, at fair andreasonable terms. Thus the whole electric energysystem would be decentralized, and made more ro-bust as a result. Power blackouts and brownoutswould become a thing of the past in developing coun-tries.

As the savings from importing oil mount, so thecountries that pursue this development pathway willbe able to build export industries, first around biofu-els, and then around the technology for producingbiofuels and eventually the technologies for produc-ing energy from renewable sources more generally.This would be an interesting 21st century variant ofAkamatsu’s ‘flying geese model’ which envisageddeveloping countries moving in lockstep with ad-vanced countries as they import first their equipment,then develop industries, then exports, and finally end

A Biofuels Manifesto [John Mathews]

up exporting the latest versions of the equipmentthemselves. In this 21st century variant, it is the late-comers who take the lead in energy, and after import-ing advanced technology move quickly to build theirown export industries in advance of the developedworld. Led by Brazil, India and China, and with thefull participation of Japan – and eventually of the USand Europe as they break free of oil-dependence –the renewable energy industry is set to become thelargest industry of the 21st century – taking over thatposition from oil, which is currently the world’s larg-est and has been for the past half-century and more.But the renewable energy industry promises muchmore than independence from fossil fuels. It prom-ises to be a ‘normal’ industry, in the sense of one thatpromotes competition and innovation – two featuresconspicuously lacking in the international oil andautomotive industries.

So the developing countries have everything to gainfrom promoting biofuels as the first of a series ofrenewable energy industries, and nothing to lose.They will not be sacrificing other options to do so,because they do not have other options in place –other than underdeveloped fossil fuel utilizing sys-tems that are becoming prohibitively expensive andeconomically crippling as oil supplies peak. Theywill not be sacrificing resources such as land becausethey have land in excess supply, particularly the kindof degraded land that is best utilized for fuel cropssuch as sugar cane or Jatropha. They will be savingthemselves from the trap of being dependent on oilimports at a time when the price of oil is rising inexo-rably, and security of supplies is anything but certain.They will be contributing to promoting cleaner air intheir cities and reducing greenhouse gas emissionsoverall – for which carbon credits should becomeavailable soon under a Kyoto-like process. The issuesthat developing countries need to consider have beenwell documented and publicised, by the World Bankand other agencies.

Finally developing countries, in addition to all theseadvantages, can kick-start their own process of indus-trial development by focusing seriously and urgentlyon the building of a biofuels industry and on all its

concomitants, such as the promotion of entrepreneur-ship, exports and cluster development. But the oppor-tunity, while the developed countries are still dither-ing over whether to get behind biofuels in a big way,could close soon. Now is the time for the WorldBank to get behind the promotion of biofuels indus-tries for developing countries as a major priority, andfor the countries themselves to build the industriesthat will liberate them from the bondage of a fossil-fuelled future.

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dards. And the governments of India and Chinawould be pushing on an open door to make such re-quirements mandatory. The automotive industry isalready producing huge numbers of flex-fuel vehi-cles, and would be enchanted to be given a chance tooffer them against local competition in India andChina.

The rest would follow. As India and China weanthemselves off imported oil, and the results of pro-ducing ethanol and methanol and creating a nationalbiofuels market become apparent, so the pressure toproduce other ‘green’ sources of energy wouldmount. Confidence breeds confidence. There wouldbe demands to clean the cities of smog and air pollu-tion caused by vehicle emissions. Green electricity,produced from digestion of urban waste, from solarphotovoltaics and from wind power, would beviewed as no longer a marginal supply issue, but cen-tral. The institutional reforms needed to mandatesuch a switch would be forthcoming, because theconfidence to do so would be established by successwith biofuels. Thus more and more electric powerwould be produced from renewable sources, as retailsuppliers of power are mandated to do so, and con-sumers demand it. Reforms covering interconnectionwould be enacted, allowing small, independentpower producers to use their own generated powerlocally and to sell off excess to the grid, at fair andreasonable terms. Thus the whole electric energysystem would be decentralized, and made more ro-bust as a result. Power blackouts and brownoutswould become a thing of the past in developing coun-tries.

As the savings from importing oil mount, so thecountries that pursue this development pathway willbe able to build export industries, first around biofu-els, and then around the technology for producingbiofuels and eventually the technologies for produc-ing energy from renewable sources more generally.This would be an interesting 21st century variant ofAkamatsu’s ‘flying geese model’ which envisageddeveloping countries moving in lockstep with ad-vanced countries as they import first their equipment,then develop industries, then exports, and finally end

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up exporting the latest versions of the equipmentthemselves. In this 21st century variant, it is the late-comers who take the lead in energy, and after import-ing advanced technology move quickly to build theirown export industries in advance of the developedworld. Led by Brazil, India and China, and with thefull participation of Japan – and eventually of the USand Europe as they break free of oil-dependence –the renewable energy industry is set to become thelargest industry of the 21st century – taking over thatposition from oil, which is currently the world’s larg-est and has been for the past half-century and more.But the renewable energy industry promises muchmore than independence from fossil fuels. It prom-ises to be a ‘normal’ industry, in the sense of one thatpromotes competition and innovation – two featuresconspicuously lacking in the international oil andautomotive industries.

So the developing countries have everything to gainfrom promoting biofuels as the first of a series ofrenewable energy industries, and nothing to lose.They will not be sacrificing other options to do so,because they do not have other options in place –other than underdeveloped fossil fuel utilizing sys-tems that are becoming prohibitively expensive andeconomically crippling as oil supplies peak. Theywill not be sacrificing resources such as land becausethey have land in excess supply, particularly the kindof degraded land that is best utilized for fuel cropssuch as sugar cane or Jatropha. They will be savingthemselves from the trap of being dependent on oilimports at a time when the price of oil is rising inexo-rably, and security of supplies is anything but certain.They will be contributing to promoting cleaner air intheir cities and reducing greenhouse gas emissionsoverall – for which carbon credits should becomeavailable soon under a Kyoto-like process. The issuesthat developing countries need to consider have beenwell documented and publicised, by the World Bankand other agencies.

Finally developing countries, in addition to all theseadvantages, can kick-start their own process of indus-trial development by focusing seriously and urgentlyon the building of a biofuels industry and on all its

concomitants, such as the promotion of entrepreneur-ship, exports and cluster development. But the oppor-tunity, while the developed countries are still dither-ing over whether to get behind biofuels in a big way,could close soon. Now is the time for the WorldBank to get behind the promotion of biofuels indus-tries for developing countries as a major priority, andfor the countries themselves to build the industriesthat will liberate them from the bondage of a fossil-fuelled future.

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Bio-combustibles:Mitos de la transición de losagro-combustibles

Eric Holt-Giménez, Ph.D.*

* Eric Holt-Giménez, Ph.D., es Director Ejecutivo de Food First / Institute for Food and Development Policy con base en Oa-kland, CA, Estados Unidos.

Este artículo fue editado originalmente en inglés. La traducción al español fue realizada por Georgina Catacora

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Bio-combustibles:Mitos de la transición de losagro-combustibles

Eric Holt-Giménez, Ph.D.*

* Eric Holt-Giménez, Ph.D., es Director Ejecutivo de Food First / Institute for Food and Development Policy con base en Oa-kland, CA, Estados Unidos.

Este artículo fue editado originalmente en inglés. La traducción al español fue realizada por Georgina Catacora

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Bio-combustibles: Mitos de la transición de los agro-combustibles [Eric Holt-Giménez, Ph.D]

El boom de los agro-combustibles

Los países industrializados han dado lugar a un“boom de agro-combustibles” a través de la procla-mación de ambiciosas metas sobre combustibles re-novables. Los combustibles renovables deberán pro-veer el 5,75% del combustible para transporte deEuropa hasta el 2010; y el 10% hasta el 2020. El ob-jetivo de los Estados Unidos es alcanzar los 35 billo-nes de galones por año (aproximadamente 132 billo-nes de litros por año). Estas metas sobrepasan signifi-cativamente la capacidad agrícola del Norte indus-trializado. Bajo este contexto, Europa requeriría des-tinar 70% de sus tierras agrícolas a la producción decultivos para la producción de agro-combustibles.Toda la cosecha de maíz y soya de los Estados Uni-dos necesitaría ser procesada como etanol y bio-diesel. Los países del Norte esperan que los paísesdel Sur satisfagan sus requerimientos de combusti-bles, y sus gobiernos parecen estar ansiosos por obe-decer. Indonesia y Malasia están deforestando acele-radamente sus bosques para expandir las plantacionesde palma aceitera destinadas a suplir el 20% del mer-cado de bio-diesel de la Unión Europea. En Brasil –donde los cultivos destinados a la producción deagro-combustibles ya ocupan una superficie similar ala extensión conjunta de los Países Bajos, Bélgica,Luxemburgo y Gran Bretaña – el gobierno está pla-neando incrementar en cinco veces la extensión dedi-cada a la producción de caña de azúcar con el fin dereemplazar el 10% de la gasolina del mundo hasta el2025.

La rápida capitalización y concentración del poderdentro de la industria de los agro-combustibles esasombrosa. Del 2004 al 2007, el capital invertido enagro-combustibles se ha incrementado ocho veces.La inversión privada está invadiendo las institucionespúblicas de investigación, como evidencia está elmedio billón de dólares que la compañía British Pe-troleum (BP) otorgó a la Universidad de California.En una abierto desafío a las leyes nacionales anti-monopolio, gigantes corporaciones de petróleo, gra-nos, vehículos e ingeniería genética están formandopoderosas alianzas: ADM con Monsanto; Chevron yVolkswagen; también BP con DuPont y Toyota. Es-tas corporaciones están consolidando la investiga-ción, producción, procesamiento y canales de distri-bución de nuestros alimentos y sistemas de provisiónde combustibles bajo un colosal techo industrial.

Los defensores de los agro-combustibles nos asegu-ran que debido a que los cultivos son renovables, losagro-combustibles son ambientalmente amigables,pueden reducir el calentamiento global y promover eldesarrollo rural. Pero el tremendo poder de mercadode las corporaciones globales de agro-combustibles,junto con la débil voluntad política de los gobiernosen regular sus actividades, es la receta para un desas-tre ambiental e incremento del hambre en el Sur. Estiempo de analizar los mitos que alimentan este boomde los agro-combustibles – antes que sea demasiadotarde.

Resumen

Los biocombustibles evocan una imagen de abundancia renovable que permite a la industria, políticos, Banco Mun-dial, Naciones Unidas e incluso al Panel Intergubernamental del Cambio Climático, presentar a los combustiblesproducidos a partir del maíz, caña de azúcar, soya y otros cultivos como una suave transición de la cúspide de unaeconomía del petróleo hacia otra basada en combustibles renovables. Los mitos sobre la abundancia desvían la aten-ción lejos de los poderosos intereses económicos que se benefician de esta transición, evitando la discusión sobre elcreciente precio que los ciudadanos del Sur están comenzando a pagar para mantener el estilo de vida consumista delNorte basada en el petróleo. La obsesión por los biocombustibles obscurece las profundas consecuencias de la indus-tria de transformación de nuestros alimentos y sistemas energéticos – la transición de los agro-combustibles.

Mito #1: Los agro-combustibles son limpios y“verdes”

Debido a que la fotosíntesis de los cultivos destina-dos a la elaboración de combustibles remueven losgases de efecto invernadero de la atmósfera y puedenreducir el consumo de combustibles fósiles, hemossido informados que los cultivos destinados a la pro-ducción de combustibles son “verdes”. Sin embargo,cuando el ciclo de vida completo de los agro-combustibles es considerado – desde la adecuación ypreparación de la tierra hasta el consumo vehicular –el moderado ahorro en las emisiones de gases efectoinvernadero son sobrepasadas ampliamente por unaemisión mucho mayor originada en la deforestación,quema, drenaje de turba, cultivo, y pérdida de carbóndel suelo. Cada tonelada de palma aceitera producidaresulta en 33 toneladas de emisión de dióxido de car-bono – 10 veces más que el petróleo. Los bosquestropicales reemplazados por caña de azúcar para laproducción de etanol emiten 50% más gases de efec-to invernadero que la producción y uso de cantidadessimilares de gasolina. Con relación al balance globalde carbón, Doug Parr, científico inglés en Greenpea-ce menciona categóricamente: “Incluso si cinco porciento de los biocombustibles son generados de ladestrucción de los existentes antiguos bosques, sepierde toda la ganancia de carbón”.

También existen otros problemas ambientales. Losagro-combustibles industriales requieren ampliasaplicaciones de fertilizantes petroquímicos, cuyo usoglobal – actualmente a una relación de 45 millones detoneladas por año – tiene más que el doble de la dis-ponibilidad biológica de nitrógeno en el mundo, con-tribuyendo intensamente a la emisión de óxido nitro-so, un gas de efecto invernadero 300 veces más po-tente que el dióxido de carbono (CO2). In los trópicos– donde la mayoría de los agro-combustibles delmundo serán cultivados pronto – los fertilizantesquímicos tienen 10 a 100 veces más impacto en elcalentamiento global en comparación con las aplica-ciones en suelos de climas templados. La producciónde un litro de etanol requiere tres a cinco litros deagua de riego y genera hasta 13 litros de aguas dedesecho. Requiere una energía equivalente a 113litros de gas natural para tratar dichos desechos, in-crementando sus requerimientos sucesivamente deforma tal que simplemente será liberado en el am-biente y contaminará las corrientes de agua, ríos yaguas subterráneas. El cultivo intensivo de cultivos

para agro-combustibles también dirigirá a altos nive-les de erosión, particularmente en la producción desoya – de 6,5 toneladas por hectárea in los EstadosUnidos hasta 12 toneladas por hectárea en Brasil yArgentina.

Mito #2: Los agro-combustibles no resultaránen deforestación

Los proponentes de los agro-combustibles argumen-tan que los cultivos destinados a su producción plan-tados en suelos ecológicamente degradados mejora-rán, en lugar de destruir, el ambiente. Quizás el go-bierno del Brasil tiene esto en mente para re-clasificar aproximadamente 200 millones de hectá-reas de bosques tropicales secos, praderas y pantana-les como “áreas degradadas” y aptas para la produc-ción de agro-combustibles. En realidad, estos sonecosistemas biodiversos de la Mata Atlántica, el Ce-rrado y el Pantanal, ocupados por poblaciones indíge-nas, agricultores de subsistencia y predios de produc-ción extensiva de ganado. La introducción de planta-ciones de agrocombustibles simplemente expulsará aestas comunidades hacia la frontera agrícola de laAmazonía, donde la deforestación será intensificada.La soya suple 40% del biodiesel del Brasil. La NA-SA ha correlacionado positivamente su precio demercado con la destrucción del bosque húmedo ama-zónico – actualmente, cerca de 325 mil hectáreas poraño. El llamado “Diesel de la deforestación”, planta-ciones de palma aceitera para bio-diesel es la primeracausa de pérdida de bosques en Indonesia, un paíscon uno de los más altos índices de deforestación enel mundo. En el 2020, las plantaciones de palma acei-tera de Indonesia se triplicarán hasta llegar a unaextensión de 16,5 millones de hectáreas – un áreasimilar a la de Inglaterra y Wales juntos – resultandoen una pérdida del 98% de la cobertura boscosa. Suvecino país, Malasia, es el primer productor de palmaaceitera del mundo y ya ha perdido 87% de su bos-que tropical y continúa deforestando a una tasa del7% anual.

Mito #3: Los agro-combustibles traerán desa-rrollo rural

En los trópicos, 100 hectáreas dedicadas a la agricul-tura familiar generan 35 empleos. La palma aceitera

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 5151 esta es una publicación de CEBEM

Bio-combustibles: Mitos de la transición de los agro-combustibles [Eric Holt-Giménez, Ph.D]

El boom de los agro-combustibles

Los países industrializados han dado lugar a un“boom de agro-combustibles” a través de la procla-mación de ambiciosas metas sobre combustibles re-novables. Los combustibles renovables deberán pro-veer el 5,75% del combustible para transporte deEuropa hasta el 2010; y el 10% hasta el 2020. El ob-jetivo de los Estados Unidos es alcanzar los 35 billo-nes de galones por año (aproximadamente 132 billo-nes de litros por año). Estas metas sobrepasan signifi-cativamente la capacidad agrícola del Norte indus-trializado. Bajo este contexto, Europa requeriría des-tinar 70% de sus tierras agrícolas a la producción decultivos para la producción de agro-combustibles.Toda la cosecha de maíz y soya de los Estados Uni-dos necesitaría ser procesada como etanol y bio-diesel. Los países del Norte esperan que los paísesdel Sur satisfagan sus requerimientos de combusti-bles, y sus gobiernos parecen estar ansiosos por obe-decer. Indonesia y Malasia están deforestando acele-radamente sus bosques para expandir las plantacionesde palma aceitera destinadas a suplir el 20% del mer-cado de bio-diesel de la Unión Europea. En Brasil –donde los cultivos destinados a la producción deagro-combustibles ya ocupan una superficie similar ala extensión conjunta de los Países Bajos, Bélgica,Luxemburgo y Gran Bretaña – el gobierno está pla-neando incrementar en cinco veces la extensión dedi-cada a la producción de caña de azúcar con el fin dereemplazar el 10% de la gasolina del mundo hasta el2025.

La rápida capitalización y concentración del poderdentro de la industria de los agro-combustibles esasombrosa. Del 2004 al 2007, el capital invertido enagro-combustibles se ha incrementado ocho veces.La inversión privada está invadiendo las institucionespúblicas de investigación, como evidencia está elmedio billón de dólares que la compañía British Pe-troleum (BP) otorgó a la Universidad de California.En una abierto desafío a las leyes nacionales anti-monopolio, gigantes corporaciones de petróleo, gra-nos, vehículos e ingeniería genética están formandopoderosas alianzas: ADM con Monsanto; Chevron yVolkswagen; también BP con DuPont y Toyota. Es-tas corporaciones están consolidando la investiga-ción, producción, procesamiento y canales de distri-bución de nuestros alimentos y sistemas de provisiónde combustibles bajo un colosal techo industrial.

Los defensores de los agro-combustibles nos asegu-ran que debido a que los cultivos son renovables, losagro-combustibles son ambientalmente amigables,pueden reducir el calentamiento global y promover eldesarrollo rural. Pero el tremendo poder de mercadode las corporaciones globales de agro-combustibles,junto con la débil voluntad política de los gobiernosen regular sus actividades, es la receta para un desas-tre ambiental e incremento del hambre en el Sur. Estiempo de analizar los mitos que alimentan este boomde los agro-combustibles – antes que sea demasiadotarde.

Resumen

Los biocombustibles evocan una imagen de abundancia renovable que permite a la industria, políticos, Banco Mun-dial, Naciones Unidas e incluso al Panel Intergubernamental del Cambio Climático, presentar a los combustiblesproducidos a partir del maíz, caña de azúcar, soya y otros cultivos como una suave transición de la cúspide de unaeconomía del petróleo hacia otra basada en combustibles renovables. Los mitos sobre la abundancia desvían la aten-ción lejos de los poderosos intereses económicos que se benefician de esta transición, evitando la discusión sobre elcreciente precio que los ciudadanos del Sur están comenzando a pagar para mantener el estilo de vida consumista delNorte basada en el petróleo. La obsesión por los biocombustibles obscurece las profundas consecuencias de la indus-tria de transformación de nuestros alimentos y sistemas energéticos – la transición de los agro-combustibles.

Mito #1: Los agro-combustibles son limpios y“verdes”

Debido a que la fotosíntesis de los cultivos destina-dos a la elaboración de combustibles remueven losgases de efecto invernadero de la atmósfera y puedenreducir el consumo de combustibles fósiles, hemossido informados que los cultivos destinados a la pro-ducción de combustibles son “verdes”. Sin embargo,cuando el ciclo de vida completo de los agro-combustibles es considerado – desde la adecuación ypreparación de la tierra hasta el consumo vehicular –el moderado ahorro en las emisiones de gases efectoinvernadero son sobrepasadas ampliamente por unaemisión mucho mayor originada en la deforestación,quema, drenaje de turba, cultivo, y pérdida de carbóndel suelo. Cada tonelada de palma aceitera producidaresulta en 33 toneladas de emisión de dióxido de car-bono – 10 veces más que el petróleo. Los bosquestropicales reemplazados por caña de azúcar para laproducción de etanol emiten 50% más gases de efec-to invernadero que la producción y uso de cantidadessimilares de gasolina. Con relación al balance globalde carbón, Doug Parr, científico inglés en Greenpea-ce menciona categóricamente: “Incluso si cinco porciento de los biocombustibles son generados de ladestrucción de los existentes antiguos bosques, sepierde toda la ganancia de carbón”.

También existen otros problemas ambientales. Losagro-combustibles industriales requieren ampliasaplicaciones de fertilizantes petroquímicos, cuyo usoglobal – actualmente a una relación de 45 millones detoneladas por año – tiene más que el doble de la dis-ponibilidad biológica de nitrógeno en el mundo, con-tribuyendo intensamente a la emisión de óxido nitro-so, un gas de efecto invernadero 300 veces más po-tente que el dióxido de carbono (CO2). In los trópicos– donde la mayoría de los agro-combustibles delmundo serán cultivados pronto – los fertilizantesquímicos tienen 10 a 100 veces más impacto en elcalentamiento global en comparación con las aplica-ciones en suelos de climas templados. La producciónde un litro de etanol requiere tres a cinco litros deagua de riego y genera hasta 13 litros de aguas dedesecho. Requiere una energía equivalente a 113litros de gas natural para tratar dichos desechos, in-crementando sus requerimientos sucesivamente deforma tal que simplemente será liberado en el am-biente y contaminará las corrientes de agua, ríos yaguas subterráneas. El cultivo intensivo de cultivos

para agro-combustibles también dirigirá a altos nive-les de erosión, particularmente en la producción desoya – de 6,5 toneladas por hectárea in los EstadosUnidos hasta 12 toneladas por hectárea en Brasil yArgentina.

Mito #2: Los agro-combustibles no resultaránen deforestación

Los proponentes de los agro-combustibles argumen-tan que los cultivos destinados a su producción plan-tados en suelos ecológicamente degradados mejora-rán, en lugar de destruir, el ambiente. Quizás el go-bierno del Brasil tiene esto en mente para re-clasificar aproximadamente 200 millones de hectá-reas de bosques tropicales secos, praderas y pantana-les como “áreas degradadas” y aptas para la produc-ción de agro-combustibles. En realidad, estos sonecosistemas biodiversos de la Mata Atlántica, el Ce-rrado y el Pantanal, ocupados por poblaciones indíge-nas, agricultores de subsistencia y predios de produc-ción extensiva de ganado. La introducción de planta-ciones de agrocombustibles simplemente expulsará aestas comunidades hacia la frontera agrícola de laAmazonía, donde la deforestación será intensificada.La soya suple 40% del biodiesel del Brasil. La NA-SA ha correlacionado positivamente su precio demercado con la destrucción del bosque húmedo ama-zónico – actualmente, cerca de 325 mil hectáreas poraño. El llamado “Diesel de la deforestación”, planta-ciones de palma aceitera para bio-diesel es la primeracausa de pérdida de bosques en Indonesia, un paíscon uno de los más altos índices de deforestación enel mundo. En el 2020, las plantaciones de palma acei-tera de Indonesia se triplicarán hasta llegar a unaextensión de 16,5 millones de hectáreas – un áreasimilar a la de Inglaterra y Wales juntos – resultandoen una pérdida del 98% de la cobertura boscosa. Suvecino país, Malasia, es el primer productor de palmaaceitera del mundo y ya ha perdido 87% de su bos-que tropical y continúa deforestando a una tasa del7% anual.

Mito #3: Los agro-combustibles traerán desa-rrollo rural

En los trópicos, 100 hectáreas dedicadas a la agricul-tura familiar generan 35 empleos. La palma aceitera

Page 52: Presentación - COnnecting REpositories · 2016-08-03 · cios del balance energØtico y el impacto ambiental total de los biocombustibles, sus efectos sobre los precios de los cultivos

Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 5252 esta es una publicación de CEBEM

La industria aspira hacia cultivos genéticamente mo-dificados productores de celulosa que se descompon-ga fácilmente para liberar azúcar, específicamente,árboles de rápido crecimiento. Los árboles son peren-nes y esparcen polen a mayores distancias que loscultivos alimenticios. Los candidatos para la produc-ción de celulosa son miscantus o eulalia, pasto vari-lla, y alpiste que especies invasivas, virtualmenteasegurando una contaminación genética. Los agro-combustibles serán los caballos de Troya genéticosde Monsanto/Syngenta, permitiéndoles tener un con-trol total de nuestros sistemas energéticos y de ali-mentos.

El etanol celulósico, un producto que ya ha demostra-do tener ningún ahorro en carbón, no va a reemplazarlos agro-combustibles en los siguientes cinco a ochoaños – el tiempo necesario para evitar los peores im-pactos del calentamiento global.

Se requieren mayores descubrimientos en fisiologíavegetal para identificar la descomposición de la celu-losa, hemi celulosa y lignina de manera económica-mente eficiente. La industria está apostando a mila-gros o contando con la fianza del contribuyente. Feen la ciencia, no es ciencia. Fe selectiva en improba-ble y posiblemente una inalcanzable segunda genera-ción de bio-combustibles– en lugar de trabajar en lamejora de tecnologías solares, eólicas, o de conserva-ción – es un sesgo a favor de los gigantes de los agro-combustibles.

Agro-combustible corporativo: ¿Una nuevarevolución industrial?

La Agencia Internacional de Energía estima que enlos siguientes 23 años, el mundo podría producir 147millones de toneladas de agro-combustibles. Estaproducción estará acompañada de la generación debastante carbón, óxido nitroso, erosión y producciónde más de 2 billones de toneladas de aguas de dese-cho. Sorprendentemente, este combustible a duraspenas podrá reducir el incremento anual de la deman-da global de petróleo, actualmente calculada en 136toneladas por año – y no reducirá nada de la demandaexistente.

La transición hacia los agro-combustibles está basadaen una relación de 200 años entre la agricultura y laindustria que comenzó con la Revolución Industrial.

El invento de la energía a vapor prometió el fin deltrabajo pesado. A medida que los gobiernos privati-zaron las tierras comunitarias, despojan a los campe-sinos del aprovisionamiento de predios y jornalesaccesibles. Los fertilizantes petroquímicos baratoshan abierto la agricultura a la industria. La mecaniza-ción ha intensificado la producción, manteniendo losprecios bajos y el apogeo de la industria. El segundosiglo ha visto el triple cambio global hacia la vidaurbana con mayor gente viviendo en las ciudades queen el área rural. La masiva transferencia de riquezade la agricultura a la industria, la industrialización dela agricultura y el cambio urbano-rural son parte de la“Transición Agraria”, que trasforma la mayor partede los sistemas de combustibles y alimentos; y esta-bleciendo un petróleo no renovable como el cimientode la actual multitrillonaria industria agroalimentaria.

Los pilares de la industria agro-alimenticia son lasgrandes corporaciones de granos que incluye a ADM,Cargill y Bunge. De igual forma, ellos están rodeadospor una estructura formidable de compañías de agro-químicos, semilla y maquinaria, por un lado; y proce-sadores de alimentos, distribuidores y cadenas desupermercados, por el otro. En conjunto, estas indus-trias absorben cuatro de cada cinco dólares del mer-cado de alimentos. Sin embargo, el margen de susganancias se han estancado por un tiempo.

Los subsidios gubernamentales y objetivos estableci-dos para los agro-combustibles son la razón para lareducción de las ganancias del agronegocio; crecien-do a medida que se reduce el petróleo y concentrandoel poder de mercado en las manos de los actores máspoderosos de la industria de alimentos y combusti-bles. Similar a la original Transición Agraria, laTransición Corporativa de los Agro-Combustibles“atrapará a los bienes comunes” mediante la indus-trialización de lo que queda de los bosques y praderasdel mundo. Esto hará que los restantes pequeños pro-pietarios, agricultores familiares e indígenas se diri-jan a las ciudades. La complicidad entre los gobier-nos y la industria tiene el potencial de canalizar losrecursos rurales hacia los centros urbanos en formade combustible, concentrando la riqueza industrial.Pero esto puede empujar a millones de personas de-ntro de la pobreza e incrementar las muertes por ina-nición de forma dramática.

La transición de los agro-combustibles padece de undefecto fatal – no existe “nueva” revolución indus-

y la caña de azúcar generan 10 empleos; el eucaliptodos; y la soya tan sólo medio jornal por 100 hectá-reas. Todos ellos pobremente remunerados. Antes deeste boom, los agrocombustibles prioritariamentesuplían los mercados locales, incluso en los EstadosUnidos. La mayoría de las plantas de etanol eran pe-queñas y propiedad de agricultores. Los “grandes”del petróleo, granos e ingeniería genética están rápi-damente consolidando su control sobre toda la cade-na de valor de los agro-combustibles. Estas corpora-ciones gozan de un inmenso poder de mercado. Carrily ADM controlan 65% del comercio global de gra-nos; Monsato y Syngenta un cuarto de los 60 millo-nes de dólares de la industria biotecnológica. Estepoder permite a estas compañías extraer las más lu-crativas ganancias y segmentos de la cadena de valorcon bajo riesgo – insumos, procesamiento y distribu-ción. Como resultado, los productores de cultivospara agrocombustibles dependerán cada vez más deloligopolio de estas compañías. A largo plazo, losagricultores no son candidatos de recibir muchosbeneficios. Los pequeños propietarios están destina-dos a verse forzados a deshacerse de sus tierras.Cientos de miles ya han sido desplazados por lasplantaciones de soya en la “República de la soya”, unárea de más de 50 millones de hectáreas que incluyeterritorios del sur del Brasil, norte de Argentina, Pa-raguay y el este de Bolivia.

Mito #4: Los agro-combustibles no causaránhambre

El hambre, dice Amartya Sen, resulta no de la esca-sez, sino de la pobreza. Según la FAO, existe sufi-ciente alimento en el mundo para suplir las necesida-des diarias de 3,200 calorías por persona con unadieta basada en frutas frescas, nueces, vegetales, pro-ductos lácteos y carne. Sin embargo, debido a la po-breza, 824 millones de personas continúan sufriendohambre. En 1996, los líderes mundiales prometieronreducir a la mitad el hambre en el mundo hasta el año2015. Muy poco se ha avanzado en ello. Las pobla-ciones más pobres del mundo invierten del 50 – 80%del ingreso familiar total en alimentos. Ellos sufrencuando el alto precio de los combustibles incrementatambién los precios de los alimentos. Ahora, debido aque los cultivos destinados a alimentos y combusti-bles compiten por el uso de la tierra y recursos, losaltos precios de los alimentos de hecho incrementa-

rán el precio de los combustibles. Ambos aumentaránel valor de la tierra y agua. Este perverso espiral in-flacionario pone a los alimentos y recursos producti-vos fuera del alcance de los pobres. El Instituto Inter-nacional de Investigación sobre Políticas Alimenta-rias advierte que el precio de los alimentos básicospuede incrementar de un 20 a 33% para el año 2010,y del 26 al 135% para el año 2020. El consumo caló-rico típicamente declina a medida que el precio de losalimentos incrementa en una relación de 1:2. Concada 1% que incremente el costo de los alimentos, 16millones de personas son sometidas a la inseguridadalimentaria. Si las tendencias actuales continúan,cerca de 1,2 billones de personas pueden sufrir dehambre crónica para el año 2025 – 200 millones másque lo predicho anteriormente. No se espera que laayuda alimentaria mundial venga al rescate ya que laproducción adicional irá dentro de nuestros tanquesde gas. Lo que es urgentemente requerido es una ma-siva transferencia de los recursos productivos hacia elpobre rural; y no la conversión de la tierra en produc-tora de combustibles.

Mito #5: Una “segunda generación” mejora-da de agro-combustibles está a la vuelta de laesquina

Los proponentes de los agro-combustibles argumen-tan que los actuales agro-combustibles están produci-dos por cultivos alimenticios y pronto serán reempla-zados por cultivos ambientalmente más amigablescomo los árboles y pasturas de rápido crecimiento.Este mito, irónicamente está referido como otro di-cho, hace que los combustibles basados en alimentossean socialmente aceptables.

La transición hacia agro-combustibles transforma eluso de la tierra a una escala masiva, sumiendo a laproducción de alimentos en una rivalidad por la tie-rra, agua y recursos con la producción de combusti-bles. El tema de qué cultivo es convertido en com-bustibles es irrelevante. Plantas silvestres producidascomo agro-combustibles no van a tener una huellaecológica más pequeña. Ellas emigrarán rápidamentedesde bosquecillos y áreas de conservación haciadentro de tierras arables para ser cultivadas de mane-ra intensiva como cualquier otro cultivo industrial,con todas las externalidades ambientales asociadas.

Bio-combustibles: Mitos de la transición de los agro-combustibles [Eric Holt-Giménez, Ph.D]

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 5353 esta es una publicación de CEBEM

La industria aspira hacia cultivos genéticamente mo-dificados productores de celulosa que se descompon-ga fácilmente para liberar azúcar, específicamente,árboles de rápido crecimiento. Los árboles son peren-nes y esparcen polen a mayores distancias que loscultivos alimenticios. Los candidatos para la produc-ción de celulosa son miscantus o eulalia, pasto vari-lla, y alpiste que especies invasivas, virtualmenteasegurando una contaminación genética. Los agro-combustibles serán los caballos de Troya genéticosde Monsanto/Syngenta, permitiéndoles tener un con-trol total de nuestros sistemas energéticos y de ali-mentos.

El etanol celulósico, un producto que ya ha demostra-do tener ningún ahorro en carbón, no va a reemplazarlos agro-combustibles en los siguientes cinco a ochoaños – el tiempo necesario para evitar los peores im-pactos del calentamiento global.

Se requieren mayores descubrimientos en fisiologíavegetal para identificar la descomposición de la celu-losa, hemi celulosa y lignina de manera económica-mente eficiente. La industria está apostando a mila-gros o contando con la fianza del contribuyente. Feen la ciencia, no es ciencia. Fe selectiva en improba-ble y posiblemente una inalcanzable segunda genera-ción de bio-combustibles– en lugar de trabajar en lamejora de tecnologías solares, eólicas, o de conserva-ción – es un sesgo a favor de los gigantes de los agro-combustibles.

Agro-combustible corporativo: ¿Una nuevarevolución industrial?

La Agencia Internacional de Energía estima que enlos siguientes 23 años, el mundo podría producir 147millones de toneladas de agro-combustibles. Estaproducción estará acompañada de la generación debastante carbón, óxido nitroso, erosión y producciónde más de 2 billones de toneladas de aguas de dese-cho. Sorprendentemente, este combustible a duraspenas podrá reducir el incremento anual de la deman-da global de petróleo, actualmente calculada en 136toneladas por año – y no reducirá nada de la demandaexistente.

La transición hacia los agro-combustibles está basadaen una relación de 200 años entre la agricultura y laindustria que comenzó con la Revolución Industrial.

El invento de la energía a vapor prometió el fin deltrabajo pesado. A medida que los gobiernos privati-zaron las tierras comunitarias, despojan a los campe-sinos del aprovisionamiento de predios y jornalesaccesibles. Los fertilizantes petroquímicos baratoshan abierto la agricultura a la industria. La mecaniza-ción ha intensificado la producción, manteniendo losprecios bajos y el apogeo de la industria. El segundosiglo ha visto el triple cambio global hacia la vidaurbana con mayor gente viviendo en las ciudades queen el área rural. La masiva transferencia de riquezade la agricultura a la industria, la industrialización dela agricultura y el cambio urbano-rural son parte de la“Transición Agraria”, que trasforma la mayor partede los sistemas de combustibles y alimentos; y esta-bleciendo un petróleo no renovable como el cimientode la actual multitrillonaria industria agroalimentaria.

Los pilares de la industria agro-alimenticia son lasgrandes corporaciones de granos que incluye a ADM,Cargill y Bunge. De igual forma, ellos están rodeadospor una estructura formidable de compañías de agro-químicos, semilla y maquinaria, por un lado; y proce-sadores de alimentos, distribuidores y cadenas desupermercados, por el otro. En conjunto, estas indus-trias absorben cuatro de cada cinco dólares del mer-cado de alimentos. Sin embargo, el margen de susganancias se han estancado por un tiempo.

Los subsidios gubernamentales y objetivos estableci-dos para los agro-combustibles son la razón para lareducción de las ganancias del agronegocio; crecien-do a medida que se reduce el petróleo y concentrandoel poder de mercado en las manos de los actores máspoderosos de la industria de alimentos y combusti-bles. Similar a la original Transición Agraria, laTransición Corporativa de los Agro-Combustibles“atrapará a los bienes comunes” mediante la indus-trialización de lo que queda de los bosques y praderasdel mundo. Esto hará que los restantes pequeños pro-pietarios, agricultores familiares e indígenas se diri-jan a las ciudades. La complicidad entre los gobier-nos y la industria tiene el potencial de canalizar losrecursos rurales hacia los centros urbanos en formade combustible, concentrando la riqueza industrial.Pero esto puede empujar a millones de personas de-ntro de la pobreza e incrementar las muertes por ina-nición de forma dramática.

La transición de los agro-combustibles padece de undefecto fatal – no existe “nueva” revolución indus-

y la caña de azúcar generan 10 empleos; el eucaliptodos; y la soya tan sólo medio jornal por 100 hectá-reas. Todos ellos pobremente remunerados. Antes deeste boom, los agrocombustibles prioritariamentesuplían los mercados locales, incluso en los EstadosUnidos. La mayoría de las plantas de etanol eran pe-queñas y propiedad de agricultores. Los “grandes”del petróleo, granos e ingeniería genética están rápi-damente consolidando su control sobre toda la cade-na de valor de los agro-combustibles. Estas corpora-ciones gozan de un inmenso poder de mercado. Carrily ADM controlan 65% del comercio global de gra-nos; Monsato y Syngenta un cuarto de los 60 millo-nes de dólares de la industria biotecnológica. Estepoder permite a estas compañías extraer las más lu-crativas ganancias y segmentos de la cadena de valorcon bajo riesgo – insumos, procesamiento y distribu-ción. Como resultado, los productores de cultivospara agrocombustibles dependerán cada vez más deloligopolio de estas compañías. A largo plazo, losagricultores no son candidatos de recibir muchosbeneficios. Los pequeños propietarios están destina-dos a verse forzados a deshacerse de sus tierras.Cientos de miles ya han sido desplazados por lasplantaciones de soya en la “República de la soya”, unárea de más de 50 millones de hectáreas que incluyeterritorios del sur del Brasil, norte de Argentina, Pa-raguay y el este de Bolivia.

Mito #4: Los agro-combustibles no causaránhambre

El hambre, dice Amartya Sen, resulta no de la esca-sez, sino de la pobreza. Según la FAO, existe sufi-ciente alimento en el mundo para suplir las necesida-des diarias de 3,200 calorías por persona con unadieta basada en frutas frescas, nueces, vegetales, pro-ductos lácteos y carne. Sin embargo, debido a la po-breza, 824 millones de personas continúan sufriendohambre. En 1996, los líderes mundiales prometieronreducir a la mitad el hambre en el mundo hasta el año2015. Muy poco se ha avanzado en ello. Las pobla-ciones más pobres del mundo invierten del 50 – 80%del ingreso familiar total en alimentos. Ellos sufrencuando el alto precio de los combustibles incrementatambién los precios de los alimentos. Ahora, debido aque los cultivos destinados a alimentos y combusti-bles compiten por el uso de la tierra y recursos, losaltos precios de los alimentos de hecho incrementa-

rán el precio de los combustibles. Ambos aumentaránel valor de la tierra y agua. Este perverso espiral in-flacionario pone a los alimentos y recursos producti-vos fuera del alcance de los pobres. El Instituto Inter-nacional de Investigación sobre Políticas Alimenta-rias advierte que el precio de los alimentos básicospuede incrementar de un 20 a 33% para el año 2010,y del 26 al 135% para el año 2020. El consumo caló-rico típicamente declina a medida que el precio de losalimentos incrementa en una relación de 1:2. Concada 1% que incremente el costo de los alimentos, 16millones de personas son sometidas a la inseguridadalimentaria. Si las tendencias actuales continúan,cerca de 1,2 billones de personas pueden sufrir dehambre crónica para el año 2025 – 200 millones másque lo predicho anteriormente. No se espera que laayuda alimentaria mundial venga al rescate ya que laproducción adicional irá dentro de nuestros tanquesde gas. Lo que es urgentemente requerido es una ma-siva transferencia de los recursos productivos hacia elpobre rural; y no la conversión de la tierra en produc-tora de combustibles.

Mito #5: Una “segunda generación” mejora-da de agro-combustibles está a la vuelta de laesquina

Los proponentes de los agro-combustibles argumen-tan que los actuales agro-combustibles están produci-dos por cultivos alimenticios y pronto serán reempla-zados por cultivos ambientalmente más amigablescomo los árboles y pasturas de rápido crecimiento.Este mito, irónicamente está referido como otro di-cho, hace que los combustibles basados en alimentossean socialmente aceptables.

La transición hacia agro-combustibles transforma eluso de la tierra a una escala masiva, sumiendo a laproducción de alimentos en una rivalidad por la tie-rra, agua y recursos con la producción de combusti-bles. El tema de qué cultivo es convertido en com-bustibles es irrelevante. Plantas silvestres producidascomo agro-combustibles no van a tener una huellaecológica más pequeña. Ellas emigrarán rápidamentedesde bosquecillos y áreas de conservación haciadentro de tierras arables para ser cultivadas de mane-ra intensiva como cualquier otro cultivo industrial,con todas las externalidades ambientales asociadas.

Bio-combustibles: Mitos de la transición de los agro-combustibles [Eric Holt-Giménez, Ph.D]

Page 54: Presentación - COnnecting REpositories · 2016-08-03 · cios del balance energØtico y el impacto ambiental total de los biocombustibles, sus efectos sobre los precios de los cultivos

Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 5454 esta es una publicación de CEBEM

movimientos sociales de reforma agraria, derechos delos indígenas, agricultura sostenible campesino acampesino, comercio ético, mercados campesinos,agricultura apoyada por las comunidades, agriculturaurbana y desarrollo de sistemas alimentarios en losbarrios, son unos cuantos ejemplos de los amplios ymultifacéticos esfuerzos por la soberanía alimentaria.Organizaciones como Vía Campesina, el MovimientoSin Tierra (MST) del Brasil, la Federación de Coope-rativas del Sur de Agricultores Afro-Americanos, y laCoalición Comunitaria por Alimentos y Justicia(Estados Unidos) están transformando la voluntadsocial desde estos movimientos rurales y urbanos envoluntades políticas – creando un cambio en sus vi-siones.

Los movimientos defensores de la soberanía alimen-taria están ya reclamando justicia al boom de losagro-combustibles. Cuando el presidente de los Esta-dos Unidos, George Bush visitó Brasil para estable-cer una alianza sobre etanol con el presidente Lula,700 mujeres de Vía Campesina protestaron ocupando

el molino de caña de Cargill en Sao Paulo. Pero eldesmantelamiento de la perversidad de los agro-combustibles implica cambiar la Transición Corpora-tiva de los Agro-Combustibles por una transiciónagraria que beneficia a las comunidades rurales – unatransición que no drene el bienestar del área rural;pero que ponga recursos en las manos de las personasrurales. Este es un proyecto de largo impacto. Unbuen siguiente paso sería una moratoria global en laexpansión de los agro-combustibles corporativos.Tiempo y debate público son necesarios para asesorarel impacto potencial de los agro-combustibles y des-arrollar estructuras reguladoras, programas e incenti-vos para la conservación y alternativas de desarrollode alimentos y combustibles. Necesitamos tiempopara fraguar una mejor transición – una transiciónagraria la soberanía alimentaría y energética.

trial. No hay una nueva expansión del sector indus-trial que pudiera recibir comunidades indígenas, pe-queños propietarios y trabajadores rurales desplaza-dos. No existen avances en la producción esperando ainundar el mundo con comida barata. Esta vez, loscombustibles no subsidiarán la agricultura con ener-gía de bajo costo. Al contrario, los combustiblescompetirán con los alimentos por tierra, agua y recur-sos. Los agro-combustibles van a colapsar el vínculoentre alimentos y combustibles. La inherente entropíade la agricultura industrial ha sido invisible todo eltiempo que el petróleo ha sido abundante. Ahora, lossistemas alimentarios y de combustibles deben cam-biar de una cuenta de ahorros a una de cuenta co-rriente. Los agro-combustibles nos dirigen hacia unsobre giro. “Renovable” no significa “ilimitado”.Mientras que los cultivos pueden ser replantados, latierra, el agua y los nutrientes son limitados. Preten-der lo contrario sirve a los intereses de aquellos quemonopolizan dichos recursos.

La propuesta de los agro-combustibles se basa en supotencial de prolongar un sistema industrial basadoen petróleo. Con un estimado de un trillón de barrilesde reserva de petróleo restantes en el planeta, el pre-cio de $100 por barril no está alejado. Mientras ma-yor sea el precio del petróleo, el costo del etanol pue-de incrementar en cuanto se mantenga competitivo.A medida que el petróleo sea más caro, la primerageneración de los agro-combustibles será más lucrati-va, desmotivando al desarrollo de la segunda genera-ción de los bio-combustibles. Si el petróleo alcanzaun valor de $80 por barril, los productores de etanoltendrán la capacidad de pagar $5 por aproximada-mente 127 Kg (ó 32 L) de maíz, haciéndola competi-tiva con la caña de azúcar. La crisis energética delplaneta significa una bonanza de $80 a 100 trillonesde dólares para las corporaciones de alimentos ycombustibles.

Las limitantes – no los incentivos – deben ser aplica-dos en la industria corporativa de los agrocombusti-bles. Si los agro-combustibles van a ser amigablescon el bosque y la alimentación, la industria de gra-nos, caña y palma aceitera requieren un manejo, re-gulación y cumplimiento global estrictos. Estándaresfuertes y aplicables basados en la limitación de lasáreas plantadas de agrocombustibles son una necesi-dad urgente, así como suficientes leyes anti-monopolio para prevenir la concentración corporati-va. Los beneficios a largo plazo para el área rural,

serán construidos sólo si los agro-combustibles com-plementan los planes de desarrollo rural sostenible anivel local, regional y nacional.

Construyendo la soberanía alimentaria yenergética

La Transición Corporativa de los Agro-Combustiblesno es inevitable. No existe una razón inherente parasacrificar los sistemas y equidad de alimentos y com-bustibles por la industria. Muchas de las alternativasexitosas enfocadas al aprovisionamiento local, efi-ciencia energética y bienestar humano, están actual-mente produciendo alimentos y energía en formastales que no amenazan los sistemas alimentarios, elambiente ni la sobre-vivencia. La pregunta no es si eletanol o el bio-diesel tienen un espacio en nuestrofuturo; sino, si es que vamos o no vamos a permitirque un puñado de corporaciones globales transformenuestros sistemas alimentarios y energéticos, destru-yendo la biodiversidad del planeta y empobreciendoa la mayoría de sus habitantes. Para evitar esta tram-pa debemos promover un estado de transición agrariaestable, basada en la redistribución de la tierra de talforma que re-pueble y estabilice las comunidadesrurales deprimidas. Esto incluye una reconstrucción yfortalecimiento de nuestros sistemas alimentarioslocales y la creación de las condiciones para la re-inversión de la riqueza rural. Poner a la gente y elmedio ambiente – en lugar que a las mega - ganan-cias corporativas – al centro del desarrollo rural re-quiere de soberanía alimentaria: El derecho de lagente de establecer sus propios sistemas alimentarios.

En ambas áreas, el Norte industrializado y el Sur,cientos de miles de productores y consumidores estánactivamente organizados para la defensa de sus dere-chos en la salud y de alimentos culturalmente apro-piados producidos de manera ecológica y por méto-dos sostenibles. Ellos también están re-construyendoun sistema local de alimentos de forma que la mayorparte los ingresos económicos y beneficios de estossistemas se mantengan a nivel local – no en los co-fres corporativos de las agroindustrias inmensas ydistantes. Ellos están haciendo a las corporacionesagroindustriales responsables por las externalidadesque sus industrias imponen sobre las personas enforma de hambre, destrucción ambiental y salud de-bilitada por los alimentos procesados baratos. Los

Bio-combustibles: Mitos de la transición de los agro-combustibles [Eric Holt-Giménez, Ph.D]

ReferenciasDelft Hydraulics in George Monbiot. 2007. If we want to save the planet, we need a five-year freeze on biofuels. The Guardian, 3/27/2007

David Tilman and Jason Hill. 2007. Washington Post, 3/25/07

Miguel Altieri and Elizabeth Bravo. 2007. The ecological and social tragedy of biofuels.http://www.foodfirst.org

The Ecologist. May, 2007

Plano Nacional de Agroenergia 2006-2011, In Camila Moreno, “Agroenergia X Soberania Alimentar: a Questão Agrária do século XXI”, 2006

The Ecologist, Ibid

Annie Dufey. 2006. International trade in biofuels: Good for development? And good for environment? International Institute for Environ-ment and Development

Bravo, E. 2006. Biocombustibles, cutlivos energeticos y soberania alimentaria: encendiendo el debate sobre biocommustibles. Accion Eco-logica, Quito, Ecuador.

C. Ford Runge and Benjamin Senauer. 2007. How Biofuels Could Starve the Poor. Foreign Affairs, May/June 2007

The World Goes to Town. The Economist, 5/11/07

Caroline Lucas Mep, et al. 2006. Fuelling a Food Crisis: The impact of peak oil on food security. The Greens/European Free Alliance,European Parliament

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 5555 esta es una publicación de CEBEM

movimientos sociales de reforma agraria, derechos delos indígenas, agricultura sostenible campesino acampesino, comercio ético, mercados campesinos,agricultura apoyada por las comunidades, agriculturaurbana y desarrollo de sistemas alimentarios en losbarrios, son unos cuantos ejemplos de los amplios ymultifacéticos esfuerzos por la soberanía alimentaria.Organizaciones como Vía Campesina, el MovimientoSin Tierra (MST) del Brasil, la Federación de Coope-rativas del Sur de Agricultores Afro-Americanos, y laCoalición Comunitaria por Alimentos y Justicia(Estados Unidos) están transformando la voluntadsocial desde estos movimientos rurales y urbanos envoluntades políticas – creando un cambio en sus vi-siones.

Los movimientos defensores de la soberanía alimen-taria están ya reclamando justicia al boom de losagro-combustibles. Cuando el presidente de los Esta-dos Unidos, George Bush visitó Brasil para estable-cer una alianza sobre etanol con el presidente Lula,700 mujeres de Vía Campesina protestaron ocupando

el molino de caña de Cargill en Sao Paulo. Pero eldesmantelamiento de la perversidad de los agro-combustibles implica cambiar la Transición Corpora-tiva de los Agro-Combustibles por una transiciónagraria que beneficia a las comunidades rurales – unatransición que no drene el bienestar del área rural;pero que ponga recursos en las manos de las personasrurales. Este es un proyecto de largo impacto. Unbuen siguiente paso sería una moratoria global en laexpansión de los agro-combustibles corporativos.Tiempo y debate público son necesarios para asesorarel impacto potencial de los agro-combustibles y des-arrollar estructuras reguladoras, programas e incenti-vos para la conservación y alternativas de desarrollode alimentos y combustibles. Necesitamos tiempopara fraguar una mejor transición – una transiciónagraria la soberanía alimentaría y energética.

trial. No hay una nueva expansión del sector indus-trial que pudiera recibir comunidades indígenas, pe-queños propietarios y trabajadores rurales desplaza-dos. No existen avances en la producción esperando ainundar el mundo con comida barata. Esta vez, loscombustibles no subsidiarán la agricultura con ener-gía de bajo costo. Al contrario, los combustiblescompetirán con los alimentos por tierra, agua y recur-sos. Los agro-combustibles van a colapsar el vínculoentre alimentos y combustibles. La inherente entropíade la agricultura industrial ha sido invisible todo eltiempo que el petróleo ha sido abundante. Ahora, lossistemas alimentarios y de combustibles deben cam-biar de una cuenta de ahorros a una de cuenta co-rriente. Los agro-combustibles nos dirigen hacia unsobre giro. “Renovable” no significa “ilimitado”.Mientras que los cultivos pueden ser replantados, latierra, el agua y los nutrientes son limitados. Preten-der lo contrario sirve a los intereses de aquellos quemonopolizan dichos recursos.

La propuesta de los agro-combustibles se basa en supotencial de prolongar un sistema industrial basadoen petróleo. Con un estimado de un trillón de barrilesde reserva de petróleo restantes en el planeta, el pre-cio de $100 por barril no está alejado. Mientras ma-yor sea el precio del petróleo, el costo del etanol pue-de incrementar en cuanto se mantenga competitivo.A medida que el petróleo sea más caro, la primerageneración de los agro-combustibles será más lucrati-va, desmotivando al desarrollo de la segunda genera-ción de los bio-combustibles. Si el petróleo alcanzaun valor de $80 por barril, los productores de etanoltendrán la capacidad de pagar $5 por aproximada-mente 127 Kg (ó 32 L) de maíz, haciéndola competi-tiva con la caña de azúcar. La crisis energética delplaneta significa una bonanza de $80 a 100 trillonesde dólares para las corporaciones de alimentos ycombustibles.

Las limitantes – no los incentivos – deben ser aplica-dos en la industria corporativa de los agrocombusti-bles. Si los agro-combustibles van a ser amigablescon el bosque y la alimentación, la industria de gra-nos, caña y palma aceitera requieren un manejo, re-gulación y cumplimiento global estrictos. Estándaresfuertes y aplicables basados en la limitación de lasáreas plantadas de agrocombustibles son una necesi-dad urgente, así como suficientes leyes anti-monopolio para prevenir la concentración corporati-va. Los beneficios a largo plazo para el área rural,

serán construidos sólo si los agro-combustibles com-plementan los planes de desarrollo rural sostenible anivel local, regional y nacional.

Construyendo la soberanía alimentaria yenergética

La Transición Corporativa de los Agro-Combustiblesno es inevitable. No existe una razón inherente parasacrificar los sistemas y equidad de alimentos y com-bustibles por la industria. Muchas de las alternativasexitosas enfocadas al aprovisionamiento local, efi-ciencia energética y bienestar humano, están actual-mente produciendo alimentos y energía en formastales que no amenazan los sistemas alimentarios, elambiente ni la sobre-vivencia. La pregunta no es si eletanol o el bio-diesel tienen un espacio en nuestrofuturo; sino, si es que vamos o no vamos a permitirque un puñado de corporaciones globales transformenuestros sistemas alimentarios y energéticos, destru-yendo la biodiversidad del planeta y empobreciendoa la mayoría de sus habitantes. Para evitar esta tram-pa debemos promover un estado de transición agrariaestable, basada en la redistribución de la tierra de talforma que re-pueble y estabilice las comunidadesrurales deprimidas. Esto incluye una reconstrucción yfortalecimiento de nuestros sistemas alimentarioslocales y la creación de las condiciones para la re-inversión de la riqueza rural. Poner a la gente y elmedio ambiente – en lugar que a las mega - ganan-cias corporativas – al centro del desarrollo rural re-quiere de soberanía alimentaria: El derecho de lagente de establecer sus propios sistemas alimentarios.

En ambas áreas, el Norte industrializado y el Sur,cientos de miles de productores y consumidores estánactivamente organizados para la defensa de sus dere-chos en la salud y de alimentos culturalmente apro-piados producidos de manera ecológica y por méto-dos sostenibles. Ellos también están re-construyendoun sistema local de alimentos de forma que la mayorparte los ingresos económicos y beneficios de estossistemas se mantengan a nivel local – no en los co-fres corporativos de las agroindustrias inmensas ydistantes. Ellos están haciendo a las corporacionesagroindustriales responsables por las externalidadesque sus industrias imponen sobre las personas enforma de hambre, destrucción ambiental y salud de-bilitada por los alimentos procesados baratos. Los

Bio-combustibles: Mitos de la transición de los agro-combustibles [Eric Holt-Giménez, Ph.D]

ReferenciasDelft Hydraulics in George Monbiot. 2007. If we want to save the planet, we need a five-year freeze on biofuels. The Guardian, 3/27/2007

David Tilman and Jason Hill. 2007. Washington Post, 3/25/07

Miguel Altieri and Elizabeth Bravo. 2007. The ecological and social tragedy of biofuels.http://www.foodfirst.org

The Ecologist. May, 2007

Plano Nacional de Agroenergia 2006-2011, In Camila Moreno, “Agroenergia X Soberania Alimentar: a Questão Agrária do século XXI”, 2006

The Ecologist, Ibid

Annie Dufey. 2006. International trade in biofuels: Good for development? And good for environment? International Institute for Environ-ment and Development

Bravo, E. 2006. Biocombustibles, cutlivos energeticos y soberania alimentaria: encendiendo el debate sobre biocommustibles. Accion Eco-logica, Quito, Ecuador.

C. Ford Runge and Benjamin Senauer. 2007. How Biofuels Could Starve the Poor. Foreign Affairs, May/June 2007

The World Goes to Town. The Economist, 5/11/07

Caroline Lucas Mep, et al. 2006. Fuelling a Food Crisis: The impact of peak oil on food security. The Greens/European Free Alliance,European Parliament

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Producción de etanol:Una oportunidad para Bolivia

Carlos E. Delius*

* Carlos E. Delius es Ingeniero Industrial de la Texas A&M University en Estados Unidos

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Revista Virtual REDESMAmarzo 2008

Producción de etanol:Una oportunidad para Bolivia

Carlos E. Delius*

* Carlos E. Delius es Ingeniero Industrial de la Texas A&M University en Estados Unidos

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 5858 esta es una publicación de CEBEM

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

Etanol

Hay mucha confusión acerca de la producción y co-mercio del Etanol. Esto no es sorprendente ya quehay una variedad de materias primas (feedstocks)para producirlo, así como distintas tecnologías y pro-cesos; de otra parte, también se tiene variados usosde este producto (commodity). El mercado de Etanoles generalmente controlado y/o regulado por los Es-tados; es producido por pocas empresas y -como has-ta hace unos años su uso era mayoritariamente para elconsumo humano, como bebida sujeta a impuestos-la información disponible no es de la más transparen-te. Todo esto está sufriendo cambios significativosque vamos a analizar más adelante.

Algunos conceptos básicos

Hay una discusión semántica sobre el término“Etanol”; se tiende a usar esta denominación comosinónimo de una bebida alcohólica. Esto es engañosoo -por lo menos- incompleto; si bien se usa el Etanolpara la fabricación de bebidas alcohólicas, es impor-tante definirlo como lo que es: un hidrocarburo, infla-mable, oxigenado e incoloro, cuya formula químicaes: C2H5OH. A pesar de que esta definición es clara,hay varias categorías usadas para definir a estos alco-holes etílicos, las mismas que están organizadas por:

Su materia prima de origen (feedstock) Por su composición Por su uso

La materia prima -y por lo tanto los procesos que seutilizan para producirlo- son diversos. El “alcoholsintético” puede ser derivado del petróleo crudo, delgas y del carbón. El “alcohol agrícola” puede serdestilado de granos cereales, melazas, frutas, caña deazúcar, celulosa y varias otras materias primas. Am-bos productos, tanto los de fermentación de produc-tos agrícolas como los sintéticos, son químicamenteidénticos.

El negocio de los alcoholes sintéticos esta concentra-do en manos de algunas transnacionales: compañíascomo SASOL, con operaciones en Sudáfrica y Ale-mania, SADAF de Arabia Saudita, SHELL, BP, asícomo EQUISTAR de los EE.UU.

Sin embargo, a escala global, los alcoholes produci-dos sintéticamente tienen un rol menor -menos del5% del volumen total (datos de 2003)- mientras queel 95% restante es producido por destilación a partirde cosechas agrícolas. El reciente interés en la pro-ducción de alcohol agrícola -a partir de materia primarenovable, no fósil- aumentará la participación deeste tipo a más de 95%. Otra distinción importante enel campo del Etanol es la de alcohol anhidro e hidra-

Resumen

Este documento tiene como propósito principal el establecer las bases fundamentales para debatir una gran oportuni-dad de desarrollo económico y social para Bolivia, como es la producción de biocombustibles en el país, siendo unode los principales el Etanol. El Etanol, es un biocombustible. Fui gentilmente invitado por el Instituto Boliviano deComercio Exterior (IBCE) y la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO) parahacer esta presentación en un Foro de Diálogo con la Sociedad Civil, con autoridades de Estado, formadores de opi-nión y representantes de los medios de prensa más importantes de Bolivia. No puedo dejar de señalar la urgencia deencarar un debate sobre esta temática, que tiene que ser corto, sincero y efectivo; se lo debemos a nuestro pueblo, yaque las oportunidades no esperan.

tado; anhidro, es aquel libre de agua, o al menos 99%puro; el alcohol hidratado en cambio, contiene aguaen una cuantía no mayor al 4%. En Brasil por ejem-plo, se utiliza este último como substituto de la gaso-lina. La distinción entre alcohol anhidro e hidratadoes de relevancia no solo en el campo de los combusti-bles, ya que define la característica básica que losdistingue en el mercado del Etanol.

La distinción final se la da por el destino o uso finalque se da al alcohol; por cierto, el uso más antiguodel alcohol es como bebida. El más importante usoindustrial del alcohol es como solvente; los solventesson utilizados en la producción de pinturas y revesti-mientos, farmacéuticos, adhesivos, tintas y otros pro-ductos. El Etanol representa al más importante sol-vente oxigenado; la producción y consumo estánconcentrados en países industrializados en Norteamé-rica, Europa y Asia. El mercado de los solventes es elúnico donde los productores de alcohol sintético tie-nen una participación importante. La ultima categoríade uso es como combustible; se lo usa en mezclas,c o m o “ g a s o h o l ” ( g a s o l i n a + a l c o h o l ) ,“dieselhol” (diesel+alcohol) o en forma pura; sinembargo, el único país que lo usa en forma pura es elBrasil, donde en algunos casos substituye a la gasoli-na en un 100%.

El uso del Etanol como combustible data de los pri-meros días del motor de combustión interna, sin em-bargo, el petróleo y sus derivados baratos desplaza-ron su uso. Fue en Brasil que se lanzó el programa“Pro-alcool”, entre la década del ‘70 y ‘80, que elalcohol volvió al mercado como combustible. Seestima que el 70% del volumen de alcohol usadotiene como destino la substitución de la gasolina. Losotros mercados tradicionales, como son el uso indus-trial y el consumo humano, son mercados madurosque tendrán un crecimiento lento y limitado. La parti-cipación del uso del Etanol como combustible estáprevista ya en más de un 80% para fines del 2010.Sin embargo ésta predicción precisa, que algunosproyectos para aumentar el uso del alcohol comocarburante despeguen del todo, hecho que se estádando por varias razones que analizaremos más ade-lante; esta situación representa una oportunidad muygrande para aquellos países que tengan las posibilida-

des de producirlo, transportarlo y comercializarlo anivel global.

Factores de éxito

La producción de Etanol combustible crecerá en vo-lumen y cobertura geográfica; hace 10 años solo unoscuantos países producían alcohol para uso como car-burante, el mayor productor era Brasil, donde se loproduce de melazas y caña de azúcar; EE.UU. lohace mayoritariamente a partir de maíz y Francia apartir de la remolacha azucarera. Ya para el año 2003había 13 países que usaban alcohol como componen-te en los combustibles. En los próximos 10 años, elmapa del alcohol como combustible habrá cubierto latotalidad de los Estados Norteamericanos, así comotambién la Unión Europea, China, Australia, Tailan-dia y Japón, todos ellos, grandes consumidores degasolina a nivel mundial.

¿Cuáles son las razones para el gran éxito del uso deEtanol como substituto o complemento de las gasoli-nas? Como el Etanol es un reemplazo y competidorde la gasolina, una comparación entre ambos es perti-nente. El Etanol es más caro de producir comparadocon la gasolina; esto es así, si tomamos en cuenta lasituación actual de precios. Sin embargo hay objeti-vos políticos y estratégicos adicionales que entran enjuego. Veamos cuáles son aquellas consideracionesfundamentales.

El Etanol se promociona como un “combustible delfuturo”, primordialmente porque tiene un balanceenergético positivo, esto significa que cada unidad deenergía contenida en el mismo es mayor que la ener-gía utilizada para su producción, sobre esta caracte-rística y su significado abundaremos más adelante.

Otra ventaja indiscutible es su impacto ambientalfavorable; esto es aún más evidente cuando se lacompara con los combustibles fósiles o sus deriva-dos, como las gasolinas, a las que -como indicamosantes- se las complementa y substituye. Por lo tanto,no está fuera de lugar proclamar que, al ser una alter-nativa de menor emisión de carbón que la quema de

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Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

Etanol

Hay mucha confusión acerca de la producción y co-mercio del Etanol. Esto no es sorprendente ya quehay una variedad de materias primas (feedstocks)para producirlo, así como distintas tecnologías y pro-cesos; de otra parte, también se tiene variados usosde este producto (commodity). El mercado de Etanoles generalmente controlado y/o regulado por los Es-tados; es producido por pocas empresas y -como has-ta hace unos años su uso era mayoritariamente para elconsumo humano, como bebida sujeta a impuestos-la información disponible no es de la más transparen-te. Todo esto está sufriendo cambios significativosque vamos a analizar más adelante.

Algunos conceptos básicos

Hay una discusión semántica sobre el término“Etanol”; se tiende a usar esta denominación comosinónimo de una bebida alcohólica. Esto es engañosoo -por lo menos- incompleto; si bien se usa el Etanolpara la fabricación de bebidas alcohólicas, es impor-tante definirlo como lo que es: un hidrocarburo, infla-mable, oxigenado e incoloro, cuya formula químicaes: C2H5OH. A pesar de que esta definición es clara,hay varias categorías usadas para definir a estos alco-holes etílicos, las mismas que están organizadas por:

Su materia prima de origen (feedstock) Por su composición Por su uso

La materia prima -y por lo tanto los procesos que seutilizan para producirlo- son diversos. El “alcoholsintético” puede ser derivado del petróleo crudo, delgas y del carbón. El “alcohol agrícola” puede serdestilado de granos cereales, melazas, frutas, caña deazúcar, celulosa y varias otras materias primas. Am-bos productos, tanto los de fermentación de produc-tos agrícolas como los sintéticos, son químicamenteidénticos.

El negocio de los alcoholes sintéticos esta concentra-do en manos de algunas transnacionales: compañíascomo SASOL, con operaciones en Sudáfrica y Ale-mania, SADAF de Arabia Saudita, SHELL, BP, asícomo EQUISTAR de los EE.UU.

Sin embargo, a escala global, los alcoholes produci-dos sintéticamente tienen un rol menor -menos del5% del volumen total (datos de 2003)- mientras queel 95% restante es producido por destilación a partirde cosechas agrícolas. El reciente interés en la pro-ducción de alcohol agrícola -a partir de materia primarenovable, no fósil- aumentará la participación deeste tipo a más de 95%. Otra distinción importante enel campo del Etanol es la de alcohol anhidro e hidra-

Resumen

Este documento tiene como propósito principal el establecer las bases fundamentales para debatir una gran oportuni-dad de desarrollo económico y social para Bolivia, como es la producción de biocombustibles en el país, siendo unode los principales el Etanol. El Etanol, es un biocombustible. Fui gentilmente invitado por el Instituto Boliviano deComercio Exterior (IBCE) y la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO) parahacer esta presentación en un Foro de Diálogo con la Sociedad Civil, con autoridades de Estado, formadores de opi-nión y representantes de los medios de prensa más importantes de Bolivia. No puedo dejar de señalar la urgencia deencarar un debate sobre esta temática, que tiene que ser corto, sincero y efectivo; se lo debemos a nuestro pueblo, yaque las oportunidades no esperan.

tado; anhidro, es aquel libre de agua, o al menos 99%puro; el alcohol hidratado en cambio, contiene aguaen una cuantía no mayor al 4%. En Brasil por ejem-plo, se utiliza este último como substituto de la gaso-lina. La distinción entre alcohol anhidro e hidratadoes de relevancia no solo en el campo de los combusti-bles, ya que define la característica básica que losdistingue en el mercado del Etanol.

La distinción final se la da por el destino o uso finalque se da al alcohol; por cierto, el uso más antiguodel alcohol es como bebida. El más importante usoindustrial del alcohol es como solvente; los solventesson utilizados en la producción de pinturas y revesti-mientos, farmacéuticos, adhesivos, tintas y otros pro-ductos. El Etanol representa al más importante sol-vente oxigenado; la producción y consumo estánconcentrados en países industrializados en Norteamé-rica, Europa y Asia. El mercado de los solventes es elúnico donde los productores de alcohol sintético tie-nen una participación importante. La ultima categoríade uso es como combustible; se lo usa en mezclas,c o m o “ g a s o h o l ” ( g a s o l i n a + a l c o h o l ) ,“dieselhol” (diesel+alcohol) o en forma pura; sinembargo, el único país que lo usa en forma pura es elBrasil, donde en algunos casos substituye a la gasoli-na en un 100%.

El uso del Etanol como combustible data de los pri-meros días del motor de combustión interna, sin em-bargo, el petróleo y sus derivados baratos desplaza-ron su uso. Fue en Brasil que se lanzó el programa“Pro-alcool”, entre la década del ‘70 y ‘80, que elalcohol volvió al mercado como combustible. Seestima que el 70% del volumen de alcohol usadotiene como destino la substitución de la gasolina. Losotros mercados tradicionales, como son el uso indus-trial y el consumo humano, son mercados madurosque tendrán un crecimiento lento y limitado. La parti-cipación del uso del Etanol como combustible estáprevista ya en más de un 80% para fines del 2010.Sin embargo ésta predicción precisa, que algunosproyectos para aumentar el uso del alcohol comocarburante despeguen del todo, hecho que se estádando por varias razones que analizaremos más ade-lante; esta situación representa una oportunidad muygrande para aquellos países que tengan las posibilida-

des de producirlo, transportarlo y comercializarlo anivel global.

Factores de éxito

La producción de Etanol combustible crecerá en vo-lumen y cobertura geográfica; hace 10 años solo unoscuantos países producían alcohol para uso como car-burante, el mayor productor era Brasil, donde se loproduce de melazas y caña de azúcar; EE.UU. lohace mayoritariamente a partir de maíz y Francia apartir de la remolacha azucarera. Ya para el año 2003había 13 países que usaban alcohol como componen-te en los combustibles. En los próximos 10 años, elmapa del alcohol como combustible habrá cubierto latotalidad de los Estados Norteamericanos, así comotambién la Unión Europea, China, Australia, Tailan-dia y Japón, todos ellos, grandes consumidores degasolina a nivel mundial.

¿Cuáles son las razones para el gran éxito del uso deEtanol como substituto o complemento de las gasoli-nas? Como el Etanol es un reemplazo y competidorde la gasolina, una comparación entre ambos es perti-nente. El Etanol es más caro de producir comparadocon la gasolina; esto es así, si tomamos en cuenta lasituación actual de precios. Sin embargo hay objeti-vos políticos y estratégicos adicionales que entran enjuego. Veamos cuáles son aquellas consideracionesfundamentales.

El Etanol se promociona como un “combustible delfuturo”, primordialmente porque tiene un balanceenergético positivo, esto significa que cada unidad deenergía contenida en el mismo es mayor que la ener-gía utilizada para su producción, sobre esta caracte-rística y su significado abundaremos más adelante.

Otra ventaja indiscutible es su impacto ambientalfavorable; esto es aún más evidente cuando se lacompara con los combustibles fósiles o sus deriva-dos, como las gasolinas, a las que -como indicamosantes- se las complementa y substituye. Por lo tanto,no está fuera de lugar proclamar que, al ser una alter-nativa de menor emisión de carbón que la quema de

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 6060 esta es una publicación de CEBEM

combustibles fósiles, su uso es mejor no sólo para lasalud sino también para la mitigación del “efectoinvernadero”, algo que tiene al mundo entero preocu-pado.

Desde un punto macroeconómico, abre la posibilidad-en aquellos países donde se reúnen las condicionespara su producción- de generar empleo y riqueza.

Finalmente, en un futuro cercano, cuando se produz-ca en grandes cantidades, será además capaz de susti-tuir una parte del consumo de petróleo. Esta alternati-va es la que pone nerviosos a algunos países que hoyen día producen y exportan petróleo, motivándolos apromover una resistencia en contra de los biocom-bustibles.

Paradójicamente, lo contrario ocurre con las grandesempresas petroleras, las que están moviéndose en ladirección del Etanol y el biodiesel. Petrobras, porejemplo, que tiene la gran ventaja de estar en un paíseminentemente alcoholero, como el Brasil, estáhaciendo una gran apuesta por el Etanol: invertirá eningenios y ductos dedicados al transporte de Etanol,además de otra infraestructura logística. Es evidenteque la relación entre la agricultura y la energía, es unfenómeno irreversible, los términos “agroenergía”,“renovable” y otros, que están hoy día de moda, hanllegado hasta aquí, para quedarse.

Si estudiamos los programas de biocombustibles queexisten hoy en día, podemos evidenciar que se preci-sa por lo menos tres factores que resultan claves parael éxito:

Abundancia de materia prima (feedstock) Acceso a la tecnología involucrada Un andamiaje político comprometido

La importancia de la materia prima

Veamos la importancia de la materia prima. Deacuerdo con el estudio de F.O. Licht, el año 2003, un61% del alcohol ya era producido a partir de cultivospara obtener azúcar, sean estos de caña, remolacha omelazas; el resto se produce a partir de cereales, sien-do el maíz aquel grano que domina esta categoría.Hay varias maneras de ver el tema desde el punto devista de la materia prima, siendo las más importantes:1) el rendimiento por área; 2) su rendimiento pormasa o peso; y, 3) el costo por litro de Etanol, encentavos de dólar por litro. Cuando se hace una com-paración de esta métrica para cada una de las distin-tas materias primas se obtiene lo indicado en laTabla 1.

En los EE.UU. el maíz es la materia prima predomi-nante para la producción del Etanol; los rendimientospor hectárea son los menores en la comparación; unaposición media corresponde a la caña de azúcar pro-ducida en Brasil, sin embargo, los rendimientos másaltos por hectárea son aquellos de la remolacha, espe-cialmente cuando la misma es aquella que fue produ-cida en Francia u otro país de la Unión Europea. Entodo caso, cuando vemos la consideración del costode la materia prima por litro producido de Etanol, yademás consideramos que -es en países como Brasil,donde existe una mejor posibilidad para expandir elárea sembrada- resulta evidente que cuando de hablarde Etanol se trata, la mejor ecuación es aquella que sefundamente en la caña de azúcar. Hacemos notar queestos valores no incluyen la posibilidad de ingresosadicionales como ser aquellos que pueden provenirde la cogeneración, en este caso la caña de azúcartiene la relación más favorable. Es importante pensar

también en que -para el caso del maíz y la remola-cha- estos cultivos están subsidiados, hecho que me-jora aun más la posición de la caña de azúcar.

Ya habíamos hablado antes del balance energético dela caña, el mismo es 8.3 a 1 (muy favorable), mien-tras que en el caso del maíz es de 1.21 a 1 (marginal).Tenemos entonces una ecuación que, considerando elcosto de la materia prima y el balance de energía, -que es el más favorable de los biocombustibles enactual producción- confirma a la caña como la cam-peona de las materias primas para la fabricación debiocombustibles o “energías renovables líquidas”.Cabe apuntar que el precio regulado y subsidiado delazúcar en Europa ha sido un factor dañino en la crea-ción de una industria de Etanol de gran escala; en elcaso de EE.UU. se puede afirmar lo mismo con elmaíz. Sin embargo, la gran necesidad de adoptar elEtanol por razones económicas y ambientales ha lle-gado. La necesidad de adoptar el Etanol como com-bustible oxigenante en el Primer Mundo es una deci-sión de Estado en plena ejecución, por lo tanto, repre-senta una oportunidad de oro a todos los países quetienen las condiciones de producir Etanol en base ala caña de azúcar.

El rol del Estado

Los críticos de los biocombustibles preguntan confrecuencia por qué éstos requieren de apoyo del Esta-do. Si el Etanol es un producto tan bueno, dicen ellos,el mismo podrá ganar su espacio en el mercado sinayuda gubernamental. Este argumento por supuestose asienta sobre la premisa de que los mercados ener-géticos en los que se competiría trabajan a la perfec-ción, algo que no ocurre en la realidad, por lo tanto,el Estado debe jugar un rol de política pública activapara el desarrollo de este tipo de industria.

El Estado, además, de crear las políticas publicasadecuadas al buen desarrollo de la industria de losbiocombustibles, debe acompañar al desarrollo de lainfraestructura requerida para esta actividad; el in-centivo para el Estado es la inmejorable oportunidad

de generación de empleo a partir del efecto multipli-cador y virtuoso de los modelos agroindustrialesorientados a la exportación.

Oportunidades para el Etanol

Hay un consenso creciente sobre que el Etanol comocombustible sirve para una multitud de objetivos queson socialmente deseables. Al mismo tiempo, comocombustible es más caro de producir que la gasolina.Afortunadamente no se trata de una simple compe-tencia de costos, esto tiene implicaciones más com-plejas, vamos a intentar aclarar este concepto aúnmás: viéndolo desde otro ángulo, el Etanol si bientiene una estructura de costo desfavorable respecto dela gasolina, cuando se compara -como lo hicimosantes entre Etanol de diversos cultivos- el mismo esfavorable para la caña de azúcar. Si además se consi-dera que por razones ambientales y estratégicas latendencia mundial es a adoptarlo como reemplazo ocomplemento de las gasolinas, por ejemplo, la adop-ción del RFS (Reformed Fuel Standard) en variosEstados de los EE.UU., las oportunidades para unpaís como el nuestro son más que evidentes; en buencastellano, haríamos bien en mirar al Etanol como loque es, “una oportunidad global”, y no una compe-tencia a la producción local o regional de algún com-bustible fósil, producto que hoy en nuestro país estáen manos del Estado y se encuentra desacoplado delos precios internacionales.

Pero, si además consideramos que el Etanol es lamejor oportunidad de crecimiento para los cultivosde caña de azúcar, sector que hoy día es productor deexcedentes exportables, no hay razones para conside-rar que dedicar un área de cultivo para la producciónde Etanol, produciría una competencia desleal a lacadena alimenticia. Por lo tanto, está claro que desdeel punto de la alimentación, no se estaría quitandonada de la mesa de los bolivianos sino todo lo contra-rio, se estaría dando la posibilidad de una verdadera“seguridad alimentaría”, que no es otra que la crea-ción de empleos dignos, sostenibles y con ingresossuficientes para acceder a una buena alimentación.

rendimiento por área(lt/Ha)

rendimiento por masa(lt/Ton)

costo de la materia prima(cent. USD/lt)

remolacha 7000 100 25

caña de azúcar 6000 70 8

maíz 3000 380 24

Tabla 1: Rendimiento por área, rendimiento por masa y costo de la materia primaFuente: F. O. Licht, con datos para Francia (remolacha), Brasil (caña de azúcar) y Estados Unidos (maíz)

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 6161 esta es una publicación de CEBEM

combustibles fósiles, su uso es mejor no sólo para lasalud sino también para la mitigación del “efectoinvernadero”, algo que tiene al mundo entero preocu-pado.

Desde un punto macroeconómico, abre la posibilidad-en aquellos países donde se reúnen las condicionespara su producción- de generar empleo y riqueza.

Finalmente, en un futuro cercano, cuando se produz-ca en grandes cantidades, será además capaz de susti-tuir una parte del consumo de petróleo. Esta alternati-va es la que pone nerviosos a algunos países que hoyen día producen y exportan petróleo, motivándolos apromover una resistencia en contra de los biocom-bustibles.

Paradójicamente, lo contrario ocurre con las grandesempresas petroleras, las que están moviéndose en ladirección del Etanol y el biodiesel. Petrobras, porejemplo, que tiene la gran ventaja de estar en un paíseminentemente alcoholero, como el Brasil, estáhaciendo una gran apuesta por el Etanol: invertirá eningenios y ductos dedicados al transporte de Etanol,además de otra infraestructura logística. Es evidenteque la relación entre la agricultura y la energía, es unfenómeno irreversible, los términos “agroenergía”,“renovable” y otros, que están hoy día de moda, hanllegado hasta aquí, para quedarse.

Si estudiamos los programas de biocombustibles queexisten hoy en día, podemos evidenciar que se preci-sa por lo menos tres factores que resultan claves parael éxito:

Abundancia de materia prima (feedstock) Acceso a la tecnología involucrada Un andamiaje político comprometido

La importancia de la materia prima

Veamos la importancia de la materia prima. Deacuerdo con el estudio de F.O. Licht, el año 2003, un61% del alcohol ya era producido a partir de cultivospara obtener azúcar, sean estos de caña, remolacha omelazas; el resto se produce a partir de cereales, sien-do el maíz aquel grano que domina esta categoría.Hay varias maneras de ver el tema desde el punto devista de la materia prima, siendo las más importantes:1) el rendimiento por área; 2) su rendimiento pormasa o peso; y, 3) el costo por litro de Etanol, encentavos de dólar por litro. Cuando se hace una com-paración de esta métrica para cada una de las distin-tas materias primas se obtiene lo indicado en laTabla 1.

En los EE.UU. el maíz es la materia prima predomi-nante para la producción del Etanol; los rendimientospor hectárea son los menores en la comparación; unaposición media corresponde a la caña de azúcar pro-ducida en Brasil, sin embargo, los rendimientos másaltos por hectárea son aquellos de la remolacha, espe-cialmente cuando la misma es aquella que fue produ-cida en Francia u otro país de la Unión Europea. Entodo caso, cuando vemos la consideración del costode la materia prima por litro producido de Etanol, yademás consideramos que -es en países como Brasil,donde existe una mejor posibilidad para expandir elárea sembrada- resulta evidente que cuando de hablarde Etanol se trata, la mejor ecuación es aquella que sefundamente en la caña de azúcar. Hacemos notar queestos valores no incluyen la posibilidad de ingresosadicionales como ser aquellos que pueden provenirde la cogeneración, en este caso la caña de azúcartiene la relación más favorable. Es importante pensar

también en que -para el caso del maíz y la remola-cha- estos cultivos están subsidiados, hecho que me-jora aun más la posición de la caña de azúcar.

Ya habíamos hablado antes del balance energético dela caña, el mismo es 8.3 a 1 (muy favorable), mien-tras que en el caso del maíz es de 1.21 a 1 (marginal).Tenemos entonces una ecuación que, considerando elcosto de la materia prima y el balance de energía, -que es el más favorable de los biocombustibles enactual producción- confirma a la caña como la cam-peona de las materias primas para la fabricación debiocombustibles o “energías renovables líquidas”.Cabe apuntar que el precio regulado y subsidiado delazúcar en Europa ha sido un factor dañino en la crea-ción de una industria de Etanol de gran escala; en elcaso de EE.UU. se puede afirmar lo mismo con elmaíz. Sin embargo, la gran necesidad de adoptar elEtanol por razones económicas y ambientales ha lle-gado. La necesidad de adoptar el Etanol como com-bustible oxigenante en el Primer Mundo es una deci-sión de Estado en plena ejecución, por lo tanto, repre-senta una oportunidad de oro a todos los países quetienen las condiciones de producir Etanol en base ala caña de azúcar.

El rol del Estado

Los críticos de los biocombustibles preguntan confrecuencia por qué éstos requieren de apoyo del Esta-do. Si el Etanol es un producto tan bueno, dicen ellos,el mismo podrá ganar su espacio en el mercado sinayuda gubernamental. Este argumento por supuestose asienta sobre la premisa de que los mercados ener-géticos en los que se competiría trabajan a la perfec-ción, algo que no ocurre en la realidad, por lo tanto,el Estado debe jugar un rol de política pública activapara el desarrollo de este tipo de industria.

El Estado, además, de crear las políticas publicasadecuadas al buen desarrollo de la industria de losbiocombustibles, debe acompañar al desarrollo de lainfraestructura requerida para esta actividad; el in-centivo para el Estado es la inmejorable oportunidad

de generación de empleo a partir del efecto multipli-cador y virtuoso de los modelos agroindustrialesorientados a la exportación.

Oportunidades para el Etanol

Hay un consenso creciente sobre que el Etanol comocombustible sirve para una multitud de objetivos queson socialmente deseables. Al mismo tiempo, comocombustible es más caro de producir que la gasolina.Afortunadamente no se trata de una simple compe-tencia de costos, esto tiene implicaciones más com-plejas, vamos a intentar aclarar este concepto aúnmás: viéndolo desde otro ángulo, el Etanol si bientiene una estructura de costo desfavorable respecto dela gasolina, cuando se compara -como lo hicimosantes entre Etanol de diversos cultivos- el mismo esfavorable para la caña de azúcar. Si además se consi-dera que por razones ambientales y estratégicas latendencia mundial es a adoptarlo como reemplazo ocomplemento de las gasolinas, por ejemplo, la adop-ción del RFS (Reformed Fuel Standard) en variosEstados de los EE.UU., las oportunidades para unpaís como el nuestro son más que evidentes; en buencastellano, haríamos bien en mirar al Etanol como loque es, “una oportunidad global”, y no una compe-tencia a la producción local o regional de algún com-bustible fósil, producto que hoy en nuestro país estáen manos del Estado y se encuentra desacoplado delos precios internacionales.

Pero, si además consideramos que el Etanol es lamejor oportunidad de crecimiento para los cultivosde caña de azúcar, sector que hoy día es productor deexcedentes exportables, no hay razones para conside-rar que dedicar un área de cultivo para la producciónde Etanol, produciría una competencia desleal a lacadena alimenticia. Por lo tanto, está claro que desdeel punto de la alimentación, no se estaría quitandonada de la mesa de los bolivianos sino todo lo contra-rio, se estaría dando la posibilidad de una verdadera“seguridad alimentaría”, que no es otra que la crea-ción de empleos dignos, sostenibles y con ingresossuficientes para acceder a una buena alimentación.

rendimiento por área(lt/Ha)

rendimiento por masa(lt/Ton)

costo de la materia prima(cent. USD/lt)

remolacha 7000 100 25

caña de azúcar 6000 70 8

maíz 3000 380 24

Tabla 1: Rendimiento por área, rendimiento por masa y costo de la materia primaFuente: F. O. Licht, con datos para Francia (remolacha), Brasil (caña de azúcar) y Estados Unidos (maíz)

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 6262 esta es una publicación de CEBEM

¿Cuál sería una meta que Bolivia podría fijaren el mercado del Etanol?

Tomamos como base el balance de oferta y demandade F.O Licht, para de esta manera podernos situar enel año 2010, año en el que la oferta de “otros” (paísescomo el nuestro, que tienen buenas posibilidadesagrícolas de producir Etanol en base a caña de azú-car) llega a 13 millones de m3 año. Si tomamos estevalor (Tabla 5) y fijamos como meta la participaciónde Bolivia en un 5% de la oferta por otros, tendría-mos la oportunidad de proveer un volumen equiva-lente a 650.000 m3 de Etanol por año para el 2010,monto que si bien es el 5% de la oferta de otros, estan solo el 1.06% del total del mercado.

Para producir estos 650.000 m3 de Etanol adicionalesel año 2010, se necesitaría ampliar en Bolivia loscultivos de caña en 110.000 hectáreas, una cantidadmayor que las 120.000 actualmente en producción.Esas 110.000 hectáreas adicionales generarían unanecesidad de molienda y destilación de 9.100.000toneladas de caña, lo que a su vez significaría que enlos próximos 3 años se deberían construir o ampliar 4a 5 ingenios de la dimensión de Unagro o Guabirá.

A partir del 2010, nuestro objetivo considera mante-ner la misma participación fijada como meta partien-do de dos escenarios, uno de crecimiento de 6%anual y otro de 14% anual, que corresponde al creci-miento que se necesita para cumplir con la proyec-ción del EIA (Tabla 4) para el año 2020. Como se

la dependencia del petróleo hacen sostenible unadecisión como la indicada anteriormente.

¿Qué implicaría para Bolivia, el participar del1% del Mercado Mundial de Etanol?

a) En volumen de Etanol y área agrícola

Vamos a cuantificar lo que significaría el cumpli-miento de una meta nacional de tener un 1% del mer-cado mundial del Etanol.

Como explicamos en líneas anteriores, el área agríco-la a expandir para cumplir con el objetivo de proveerel 1% del Etanol consumido a nivel mundial, es de-pendiente del escenario: para el caso del 6% de creci-miento, el área total plantada de caña sería de aproxi-madamente 352 mil hectáreas; para el escenario del14%, la misma podría llegar a 613 mil hectáreas (setoma en cuenta existentes 120 mil hectáreas).

Una reflexión importante es que: el área de expan-sión total para este desafío es de tan solo 600 milhectáreas, área que es equivalente a un 33% del áreaagrícola en actual explotación en Santa Cruz, y tansolo el 3.6 % del total del área apta para este tipo deagricultura en el país. Es evidente que todos los De-partamentos que hoy en día producen caña o queposeen tierras aptas para hacerlo, tienen mucho quéganar adoptando este camino.

La gran diferencia de producir caña para azúcar ycaña para Etanol es sencilla; la diferencia reside en elhecho que el Etanol crecerá a más del 6.5% al añoversus 2% proyectado para el azúcar. Como ventajaadicional, se puede destacar que la tendencia en losmercados de combustibles es hacia una mayor trans-parencia y libertad, menos barreras de acceso y por lotanto, comercio más libre, algo que cuando de ali-mentos se trata, definitivamente no se da con fre-cuencia.

Definamos entonces esta oportunidad

Como dijimos antes, las perspectivas para la partici-pación de los combustibles y fuentes renovables,como ser eólica, hidráulica o biocombustibles en laproducción y el uso total de la energía son alentado-ras. Nos vamos a suscribir a las oportunidades quenos da el Etanol como complemento o substituto dela gasolina.

A efecto de establecer en términos cuantitativos laoportunidad que nuestro país puede tener en estemercado, tomaremos como premisa que la ofertaadicional boliviana sería destinada al mercado delEtanol anhidro. Por lo tanto, la misma sería como unaexpansión de los mercados atendidos con la actualproducción nacional (estimada en unos 100.000 m3

año el año 2006), por lo tanto se trataría de volúme-nes nuevos en mercados nuevos.

Primero, analizamos la participación de las fuentesde energía renovables en el uso total de energía. Elespecialista de la agencia internacional de la energía(IEA), Rick Sellers, proyecta que la participación

total de las energías renovables pasará de un 13% deltotal en el 2005 a un 30% para el 2050. Cuandohablamos de renovables, por supuesto se incluye ge-neración hídrica, generación eólica, energía solar,biocombustibles y otras fuentes. Es importante hacernotar que del 13% actual, un 85% corresponde a bio-masa, y un 15% a energía hidroeléctrica.

El tamaño del mercado del Etanol

La energía renovable que termine usada en el trans-porte será provista por el Etanol y el biodiesel. Esimportante destacar que los productos de petróleo ysus derivados tienen una participación del 36% deltotal de energía consumida, los que a su vez son ma-yoritariamente usados como combustibles del trans-porte. El diesel, la gasolina y el jet fuel son combusti-bles de generación de fuerza motriz (transporte).

Este hecho significa que en el caso del Etanol -que elaño 2003 utilizó como energía 63.6 millones de litrospor día- pase a tener una proyección de 635.6 millo-nes de litros por día para el 2020, un colosal creci-miento por un factor de 10.

Todas estas proyecciones dejan en claro que estemercado será muy dinámico y con crecimientos im-portantes; un balance entre la oferta y la demandaarroja como resultado lo indicado en la Tabla 5.

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

año % total

2005 13%

2030 20%

2050 >30%

Tabla 2: Participación de los renovables en eltotal de energía consumida. Fuente: IEA

gas natural 21.0%

petróleo y derivados 36.0%

biomasa 9.4%

etanol 1.4%

biodiesel 0.2%

uranio 7%

carbón 23%

hidroeléctrica 2%

Tabla 3: Composición de fuentes de energíaFuente: IEA

año MM BpdLts. x 109

por año

2003 0.4 27.3

2020 4.0 232.0

Tabla 4: Proyección EtanolFuente: IEA

Lts. x 109

por año

oferta

2005 2010 2005 2010

Brasil 16.0 20.5 14.0 18.0

EE.UU. 13.6 19.0 14.2 18.0

Canadá 0.5 0.8 0.5 0.8

Unión Europea 1.5 8.0 2.0 11.7

otros 2.0 13.0 1.0 12.6

total 33.6 61.3 31.7 61.1

demanda

Tabla 5: Demanda y oferta mundial de Etanol en millones de m3

Fuente: F. O. Licht

indicó con anterioridad, ésta es la meta sise mantiene la decisión de los principalesconsumidores de gasolina del mundo dellegar a tener una gasolina con 10% deEtanol, hoy denominada como “E10”. Losbeneficios ambientales y la reducción de

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¿Cuál sería una meta que Bolivia podría fijaren el mercado del Etanol?

Tomamos como base el balance de oferta y demandade F.O Licht, para de esta manera podernos situar enel año 2010, año en el que la oferta de “otros” (paísescomo el nuestro, que tienen buenas posibilidadesagrícolas de producir Etanol en base a caña de azú-car) llega a 13 millones de m3 año. Si tomamos estevalor (Tabla 5) y fijamos como meta la participaciónde Bolivia en un 5% de la oferta por otros, tendría-mos la oportunidad de proveer un volumen equiva-lente a 650.000 m3 de Etanol por año para el 2010,monto que si bien es el 5% de la oferta de otros, estan solo el 1.06% del total del mercado.

Para producir estos 650.000 m3 de Etanol adicionalesel año 2010, se necesitaría ampliar en Bolivia loscultivos de caña en 110.000 hectáreas, una cantidadmayor que las 120.000 actualmente en producción.Esas 110.000 hectáreas adicionales generarían unanecesidad de molienda y destilación de 9.100.000toneladas de caña, lo que a su vez significaría que enlos próximos 3 años se deberían construir o ampliar 4a 5 ingenios de la dimensión de Unagro o Guabirá.

A partir del 2010, nuestro objetivo considera mante-ner la misma participación fijada como meta partien-do de dos escenarios, uno de crecimiento de 6%anual y otro de 14% anual, que corresponde al creci-miento que se necesita para cumplir con la proyec-ción del EIA (Tabla 4) para el año 2020. Como se

la dependencia del petróleo hacen sostenible unadecisión como la indicada anteriormente.

¿Qué implicaría para Bolivia, el participar del1% del Mercado Mundial de Etanol?

a) En volumen de Etanol y área agrícola

Vamos a cuantificar lo que significaría el cumpli-miento de una meta nacional de tener un 1% del mer-cado mundial del Etanol.

Como explicamos en líneas anteriores, el área agríco-la a expandir para cumplir con el objetivo de proveerel 1% del Etanol consumido a nivel mundial, es de-pendiente del escenario: para el caso del 6% de creci-miento, el área total plantada de caña sería de aproxi-madamente 352 mil hectáreas; para el escenario del14%, la misma podría llegar a 613 mil hectáreas (setoma en cuenta existentes 120 mil hectáreas).

Una reflexión importante es que: el área de expan-sión total para este desafío es de tan solo 600 milhectáreas, área que es equivalente a un 33% del áreaagrícola en actual explotación en Santa Cruz, y tansolo el 3.6 % del total del área apta para este tipo deagricultura en el país. Es evidente que todos los De-partamentos que hoy en día producen caña o queposeen tierras aptas para hacerlo, tienen mucho quéganar adoptando este camino.

La gran diferencia de producir caña para azúcar ycaña para Etanol es sencilla; la diferencia reside en elhecho que el Etanol crecerá a más del 6.5% al añoversus 2% proyectado para el azúcar. Como ventajaadicional, se puede destacar que la tendencia en losmercados de combustibles es hacia una mayor trans-parencia y libertad, menos barreras de acceso y por lotanto, comercio más libre, algo que cuando de ali-mentos se trata, definitivamente no se da con fre-cuencia.

Definamos entonces esta oportunidad

Como dijimos antes, las perspectivas para la partici-pación de los combustibles y fuentes renovables,como ser eólica, hidráulica o biocombustibles en laproducción y el uso total de la energía son alentado-ras. Nos vamos a suscribir a las oportunidades quenos da el Etanol como complemento o substituto dela gasolina.

A efecto de establecer en términos cuantitativos laoportunidad que nuestro país puede tener en estemercado, tomaremos como premisa que la ofertaadicional boliviana sería destinada al mercado delEtanol anhidro. Por lo tanto, la misma sería como unaexpansión de los mercados atendidos con la actualproducción nacional (estimada en unos 100.000 m3

año el año 2006), por lo tanto se trataría de volúme-nes nuevos en mercados nuevos.

Primero, analizamos la participación de las fuentesde energía renovables en el uso total de energía. Elespecialista de la agencia internacional de la energía(IEA), Rick Sellers, proyecta que la participación

total de las energías renovables pasará de un 13% deltotal en el 2005 a un 30% para el 2050. Cuandohablamos de renovables, por supuesto se incluye ge-neración hídrica, generación eólica, energía solar,biocombustibles y otras fuentes. Es importante hacernotar que del 13% actual, un 85% corresponde a bio-masa, y un 15% a energía hidroeléctrica.

El tamaño del mercado del Etanol

La energía renovable que termine usada en el trans-porte será provista por el Etanol y el biodiesel. Esimportante destacar que los productos de petróleo ysus derivados tienen una participación del 36% deltotal de energía consumida, los que a su vez son ma-yoritariamente usados como combustibles del trans-porte. El diesel, la gasolina y el jet fuel son combusti-bles de generación de fuerza motriz (transporte).

Este hecho significa que en el caso del Etanol -que elaño 2003 utilizó como energía 63.6 millones de litrospor día- pase a tener una proyección de 635.6 millo-nes de litros por día para el 2020, un colosal creci-miento por un factor de 10.

Todas estas proyecciones dejan en claro que estemercado será muy dinámico y con crecimientos im-portantes; un balance entre la oferta y la demandaarroja como resultado lo indicado en la Tabla 5.

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

año % total

2005 13%

2030 20%

2050 >30%

Tabla 2: Participación de los renovables en eltotal de energía consumida. Fuente: IEA

gas natural 21.0%

petróleo y derivados 36.0%

biomasa 9.4%

etanol 1.4%

biodiesel 0.2%

uranio 7%

carbón 23%

hidroeléctrica 2%

Tabla 3: Composición de fuentes de energíaFuente: IEA

año MM BpdLts. x 109

por año

2003 0.4 27.3

2020 4.0 232.0

Tabla 4: Proyección EtanolFuente: IEA

Lts. x 109

por año

oferta

2005 2010 2005 2010

Brasil 16.0 20.5 14.0 18.0

EE.UU. 13.6 19.0 14.2 18.0

Canadá 0.5 0.8 0.5 0.8

Unión Europea 1.5 8.0 2.0 11.7

otros 2.0 13.0 1.0 12.6

total 33.6 61.3 31.7 61.1

demanda

Tabla 5: Demanda y oferta mundial de Etanol en millones de m3

Fuente: F. O. Licht

indicó con anterioridad, ésta es la meta sise mantiene la decisión de los principalesconsumidores de gasolina del mundo dellegar a tener una gasolina con 10% deEtanol, hoy denominada como “E10”. Losbeneficios ambientales y la reducción de

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 6464 esta es una publicación de CEBEM

b) En número de ingenios dedicados al Etanol enBolivia

Considerando los 6 ingenios en actual operación (5azucareros y alcoholeros, más 1 alcoholero) paracada escenario -6% y 14% de crecimiento- tenemosla cantidad de ingenios de 2 millones de toneladas demolienda de caña por año requeridos. También totali-zamos el número de ingenios trabajando, que para el2020 dan un total de entre 14 y 24 ingenios en opera-ción.

c) En toneladas de caña molidas

En base a las consideraciones anteriores, tenemos eltonelaje de caña a ser molido por año; nuevamente,estos datos no consideran la producción actual que escapaz de cumplir con los requisitos de seguridad ali-mentaria del país, es producción adicional, nueva.

d) Inversiones requeridas

En la Tabla 9, el estimado de la inversión agrícolaincluyendo maquinaria de labores, sin incluir inver-sión en tierras y de la inversión industrial, la cifra es

en dólares americanos por tonelada de caña anualinstalada.

En base a este dato hacemos entonces un estimado deinversión en la Tabla 10; es importante tomar encuenta que no contempla inversión en infraestructura,algo que sin duda tendrá que hacerse. No se tiene esteestimado, además que se supone que éste sería un roldel Estado.

e) Valor exportado

Calculemos el valor total exportado para ambos esce-narios; se toma precios base de 350 dólares por metrocúbico ex ingenio (equivalentes a 55.64 dólares porbarril). Resultados en la Tabla 11.

Estamos ante la posibilidad de aumentar y diversifi-car nuestra oferta exportable y sus consiguientes va-lores de manera apreciable, considerando que losrubros “estrella” de las ventas no tradicionales delpaís -con mucho esfuerzo y en bastantes años- hanllegado a consumar valores importantes como el de

El área agrícola plantada con caña prevista en la Ta-

bla 6, requiere un número determinado de ingenios;

para efecto de nuestro cálculo, hemos utilizado inge-

nios de 2 millones de toneladas de caña por año y un

rendimiento agrícola de 70 toneladas de caña por

hectárea.

En la Tabla 7 consideramos una rápida expansión

inicial de 4 ingenios adicionales para luego acompa-

ñar el crecimiento de las exportaciones según el mo-

delo de objetivo propuesto.

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

Figura 2: Potencial de la oferta exportable boliviana, meta de 1% del mercado mundialFuente: Elaboración propia

Figura 1: Proyección del mercado mundial de EtanolFuente: Elaboración propia año

escenario 6%

MMm3 área (Ha) MMm3 área (Ha)

2010 0.65 130000 0.65 130000

2011 0.69 137800 0.74 148555

2012 0.73 146068 0.85 169759

2013 0.77 154832 0.97 193989

2014 0.82 164122 1.11 221678

2015 0.87 173969 1.27 253318

escenario 14%

2016 0.92 184407 1.45 289475

2017 0.98 195472 1.65 330793

2018 1.04 207200 1.89 378008

2019 1.10 219632 2.16 431962

2020 1.16 323810 2.47 493617

Tabla 6: Dimensionamiento agrícola, área cultivada adicionalFuente: elaboración propia

añoexpansión

6% 14% 6% 14%

2010 1 1 11 11

2011 0 0 11 11

2012 0 1 11 12

2013 0 1 11 13

2014 1 1 12 14

2015 0 1 12 15

total ingenios

2016 0 1 12 16

2017 1 2 13 18

2018 0 1 13 19

2019 1 2 14 21

2020 0 2 14 23

2007-9 4 4 10 10

Tabla 7: Expansión de ingenios alcoholerosFuente: elaboración propia

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 6565 esta es una publicación de CEBEM

b) En número de ingenios dedicados al Etanol enBolivia

Considerando los 6 ingenios en actual operación (5azucareros y alcoholeros, más 1 alcoholero) paracada escenario -6% y 14% de crecimiento- tenemosla cantidad de ingenios de 2 millones de toneladas demolienda de caña por año requeridos. También totali-zamos el número de ingenios trabajando, que para el2020 dan un total de entre 14 y 24 ingenios en opera-ción.

c) En toneladas de caña molidas

En base a las consideraciones anteriores, tenemos eltonelaje de caña a ser molido por año; nuevamente,estos datos no consideran la producción actual que escapaz de cumplir con los requisitos de seguridad ali-mentaria del país, es producción adicional, nueva.

d) Inversiones requeridas

En la Tabla 9, el estimado de la inversión agrícolaincluyendo maquinaria de labores, sin incluir inver-sión en tierras y de la inversión industrial, la cifra es

en dólares americanos por tonelada de caña anualinstalada.

En base a este dato hacemos entonces un estimado deinversión en la Tabla 10; es importante tomar encuenta que no contempla inversión en infraestructura,algo que sin duda tendrá que hacerse. No se tiene esteestimado, además que se supone que éste sería un roldel Estado.

e) Valor exportado

Calculemos el valor total exportado para ambos esce-narios; se toma precios base de 350 dólares por metrocúbico ex ingenio (equivalentes a 55.64 dólares porbarril). Resultados en la Tabla 11.

Estamos ante la posibilidad de aumentar y diversifi-car nuestra oferta exportable y sus consiguientes va-lores de manera apreciable, considerando que losrubros “estrella” de las ventas no tradicionales delpaís -con mucho esfuerzo y en bastantes años- hanllegado a consumar valores importantes como el de

El área agrícola plantada con caña prevista en la Ta-

bla 6, requiere un número determinado de ingenios;

para efecto de nuestro cálculo, hemos utilizado inge-

nios de 2 millones de toneladas de caña por año y un

rendimiento agrícola de 70 toneladas de caña por

hectárea.

En la Tabla 7 consideramos una rápida expansión

inicial de 4 ingenios adicionales para luego acompa-

ñar el crecimiento de las exportaciones según el mo-

delo de objetivo propuesto.

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

Figura 2: Potencial de la oferta exportable boliviana, meta de 1% del mercado mundialFuente: Elaboración propia

Figura 1: Proyección del mercado mundial de EtanolFuente: Elaboración propia año

escenario 6%

MMm3 área (Ha) MMm3 área (Ha)

2010 0.65 130000 0.65 130000

2011 0.69 137800 0.74 148555

2012 0.73 146068 0.85 169759

2013 0.77 154832 0.97 193989

2014 0.82 164122 1.11 221678

2015 0.87 173969 1.27 253318

escenario 14%

2016 0.92 184407 1.45 289475

2017 0.98 195472 1.65 330793

2018 1.04 207200 1.89 378008

2019 1.10 219632 2.16 431962

2020 1.16 323810 2.47 493617

Tabla 6: Dimensionamiento agrícola, área cultivada adicionalFuente: elaboración propia

añoexpansión

6% 14% 6% 14%

2010 1 1 11 11

2011 0 0 11 11

2012 0 1 11 12

2013 0 1 11 13

2014 1 1 12 14

2015 0 1 12 15

total ingenios

2016 0 1 12 16

2017 1 2 13 18

2018 0 1 13 19

2019 1 2 14 21

2020 0 2 14 23

2007-9 4 4 10 10

Tabla 7: Expansión de ingenios alcoholerosFuente: elaboración propia

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 6666 esta es una publicación de CEBEM

el caso de labores mecanizadas hoy en día se usa unavalor de 0.3; para el caso boliviano, el valor esta máscercano a 1 empleo por hectárea.

Con los valores de la Tabla 13, el potencial genera-dor de empleos directos e indirectos del futuro sectorEtanolero es el mostrado en la Tabla 14.

Una última reflexión

Me confieso enemigo de las comparaciones odiosas.A pesar de ser un hombre del sector energético tradi-cional (energía fósil), tengo que hacer la siguientereflexión. Si los 2.400 millones de dólares que re-

quieren como inversión la producción de Etanol ennuestra propuesta, fueran invertidos en plantas petro-químicas, por ejemplo, la cantidad de empleos direc-tos en indirectos que generaría no pasarían de 1.800directos y 7.200 indirectos y un total de 9.000. Estonos da una relación de magnitud de 34.5 a 1. Paragenerar un millón de empleos por ejemplo lo únicoque tenemos que hacer es aceptar el desafío de hacer-lo, en este negocio capturar el 3% del mercado mun-dial es posible, las condiciones requeridas básicas, latierra, el agua y el sol están a nuestro favor, los de-más limites son en algunos casos auto impuestos.Todos lo departamentos con potencial cañero (Tarija,Santa Cruz, Beni, Cochabamba, Pando y La Paz)deben tomar este desafío, es más, este debería con-vertirse en un gran proyecto nacional.

las oleaginosas (370 millones de dólares); joyería (73millones); castaña (70 millones); confecciones texti-les (49 millones), por citar solo algunos ejemplos, atítulo comparativo.

f) Otras ventajas adicionales

Es importante destacar que el cultivo y posterior pro-cesamiento de la caña de azúcar es excedentario enenergía, con la tecnología presente (caldero y turbinade contrapresión trabajando a 42 bar y 450º Centígra-dos, con un rendimiento de 20 kwh/tc). Haciendo uncálculo para ambos casos se tiene durante los 200días que dura la zafra una producción en mega Watt,

y su correspondiente valor calculado a 35 dólares porMW.

El cultivo de caña puede generar importantes valorespor venta de créditos de carbón, este es un mercadoen formación y una vez se tengan mejor definidas lascondiciones se podrá dar cifras por esta venta.

g) Lo mejor de todo: Los empleos para los bolivia-nos

Haremos una estimación de datos en base a valoresmedios por unidad productora de un millón de tone-ladas/año; para este propósito usaremos un valor de0.63 empleos directos e indirectos por hectárea; para

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

año6%

MM Tc14%

MM Tc

2010 9.10 9.10

2011 9.65 10.40

2012 10.22 11.88

2013 10.84 13.58

2014 11.49 15.52

2015 12.18 17.73

2016 12.91 20.26

2017 13.68 23.16

2018 14.50 26.46

2019 15.37 30.24

2020 16.30 34.55

Tabla 8: Millones de toneladas. decaña molidas por año

Fuente: elaboración propia

año6%

MM $14%

MM $

2010 650.65 650.65

2011 689.69 743.52

2012 731.07 849.64

2013 774.93 970.92

2014 821.43 1109.50

2015 870.71 1267.86

2016 922.96 1448.82

2017 978.34 1655.62

2018 1037.04 1891.93

2019 1099.26 2161.97

2020 1165.21 2470.55

Tabla 10: Inversión acumulada enmillones de dólares

Fuente: elaboración propia

año6%

MM $14%

MM $

2010 227.50 227.50

2011 241.15 259.97

2012 255.62 297.08

2013 270.96 339.48

2014 287.21 387.94

2015 304.45 443.31

2016 322.71 506.58

2017 342.08 578.89

2018 362.60 661.51

2019 384.36 755.93

2020 407.42 863.83

Tabla 11: Valor anual exportado enmillones de dólares

Fuente: elaboración propia

inversión agrícola 21.50

inversión industrial 50.00

total de inversión por Tc anual en dólares 71.50

Tabla 9: Inversión agrícola e industrial requerida por tonelada de caña molida al añoFuente: elaboración propia

añoMW(6%)

MW(14%)

2010 38 38

2011 40 43

2012 43 50

2013 45 57

2014 48 65

2015 51 74

2016 54 84

2017 57 96

2018 60 110

2019 64 126

2020 68 144

MM $(6%)

MM $(14%)

6.4 6.4

6.7 7.2

7.2 8.4

7.6 9.6

8.1 10.9

8.6 12.4

9.1 14.1

9.6 16.1

10.1 18.5

10.8 21.2

11.4 24.2

Tabla 12: Posibilidades de generación eléctricaFuente: elaboración propia

año 6% 14%

2010 81900 81900

2011 86814 93590

2012 92023 106948

2013 97544 122213

2014 103397 139657

2015 109600 159590

2016 116176 182369

2017 123147 208400

2018 130536 238145

2019 138368 272136

2020 146670 310979

Tabla 14: Proyección de generación de empleoFuente: elaboración propia

directos 1500

indirectos 7500

total 9000

Tabla 13: Nuevos empleos por cada millón de toneladasFuente: elaboración propia

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 6767 esta es una publicación de CEBEM

el caso de labores mecanizadas hoy en día se usa unavalor de 0.3; para el caso boliviano, el valor esta máscercano a 1 empleo por hectárea.

Con los valores de la Tabla 13, el potencial genera-dor de empleos directos e indirectos del futuro sectorEtanolero es el mostrado en la Tabla 14.

Una última reflexión

Me confieso enemigo de las comparaciones odiosas.A pesar de ser un hombre del sector energético tradi-cional (energía fósil), tengo que hacer la siguientereflexión. Si los 2.400 millones de dólares que re-

quieren como inversión la producción de Etanol ennuestra propuesta, fueran invertidos en plantas petro-químicas, por ejemplo, la cantidad de empleos direc-tos en indirectos que generaría no pasarían de 1.800directos y 7.200 indirectos y un total de 9.000. Estonos da una relación de magnitud de 34.5 a 1. Paragenerar un millón de empleos por ejemplo lo únicoque tenemos que hacer es aceptar el desafío de hacer-lo, en este negocio capturar el 3% del mercado mun-dial es posible, las condiciones requeridas básicas, latierra, el agua y el sol están a nuestro favor, los de-más limites son en algunos casos auto impuestos.Todos lo departamentos con potencial cañero (Tarija,Santa Cruz, Beni, Cochabamba, Pando y La Paz)deben tomar este desafío, es más, este debería con-vertirse en un gran proyecto nacional.

las oleaginosas (370 millones de dólares); joyería (73millones); castaña (70 millones); confecciones texti-les (49 millones), por citar solo algunos ejemplos, atítulo comparativo.

f) Otras ventajas adicionales

Es importante destacar que el cultivo y posterior pro-cesamiento de la caña de azúcar es excedentario enenergía, con la tecnología presente (caldero y turbinade contrapresión trabajando a 42 bar y 450º Centígra-dos, con un rendimiento de 20 kwh/tc). Haciendo uncálculo para ambos casos se tiene durante los 200días que dura la zafra una producción en mega Watt,

y su correspondiente valor calculado a 35 dólares porMW.

El cultivo de caña puede generar importantes valorespor venta de créditos de carbón, este es un mercadoen formación y una vez se tengan mejor definidas lascondiciones se podrá dar cifras por esta venta.

g) Lo mejor de todo: Los empleos para los bolivia-nos

Haremos una estimación de datos en base a valoresmedios por unidad productora de un millón de tone-ladas/año; para este propósito usaremos un valor de0.63 empleos directos e indirectos por hectárea; para

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

año6%

MM Tc14%

MM Tc

2010 9.10 9.10

2011 9.65 10.40

2012 10.22 11.88

2013 10.84 13.58

2014 11.49 15.52

2015 12.18 17.73

2016 12.91 20.26

2017 13.68 23.16

2018 14.50 26.46

2019 15.37 30.24

2020 16.30 34.55

Tabla 8: Millones de toneladas. decaña molidas por año

Fuente: elaboración propia

año6%

MM $14%

MM $

2010 650.65 650.65

2011 689.69 743.52

2012 731.07 849.64

2013 774.93 970.92

2014 821.43 1109.50

2015 870.71 1267.86

2016 922.96 1448.82

2017 978.34 1655.62

2018 1037.04 1891.93

2019 1099.26 2161.97

2020 1165.21 2470.55

Tabla 10: Inversión acumulada enmillones de dólares

Fuente: elaboración propia

año6%

MM $14%

MM $

2010 227.50 227.50

2011 241.15 259.97

2012 255.62 297.08

2013 270.96 339.48

2014 287.21 387.94

2015 304.45 443.31

2016 322.71 506.58

2017 342.08 578.89

2018 362.60 661.51

2019 384.36 755.93

2020 407.42 863.83

Tabla 11: Valor anual exportado enmillones de dólares

Fuente: elaboración propia

inversión agrícola 21.50

inversión industrial 50.00

total de inversión por Tc anual en dólares 71.50

Tabla 9: Inversión agrícola e industrial requerida por tonelada de caña molida al añoFuente: elaboración propia

añoMW(6%)

MW(14%)

2010 38 38

2011 40 43

2012 43 50

2013 45 57

2014 48 65

2015 51 74

2016 54 84

2017 57 96

2018 60 110

2019 64 126

2020 68 144

MM $(6%)

MM $(14%)

6.4 6.4

6.7 7.2

7.2 8.4

7.6 9.6

8.1 10.9

8.6 12.4

9.1 14.1

9.6 16.1

10.1 18.5

10.8 21.2

11.4 24.2

Tabla 12: Posibilidades de generación eléctricaFuente: elaboración propia

año 6% 14%

2010 81900 81900

2011 86814 93590

2012 92023 106948

2013 97544 122213

2014 103397 139657

2015 109600 159590

2016 116176 182369

2017 123147 208400

2018 130536 238145

2019 138368 272136

2020 146670 310979

Tabla 14: Proyección de generación de empleoFuente: elaboración propia

directos 1500

indirectos 7500

total 9000

Tabla 13: Nuevos empleos por cada millón de toneladasFuente: elaboración propia

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 6868 esta es una publicación de CEBEM

Los agro-combustibles:Entre ideología y tecnología

Francesco Zaratti*

La conclusión de dónde debemos priorizar el esfuer-zo nacional para solucionar el grave problema de lapobreza que aqueja a una importantísima parte de lapoblación boliviana es, a no dudarlo, la generaciónde empleo. Invito a todos a mudar el eje del debate,debemos llevarlo a donde tiene que estar, donde esrelevante... en el campo técnico.

* Francesco Zaratti es físico, analista energético y columnista. Actualmente dirige el Laboratorio de Física de la Atmósfera, delInstituto de Investigaciones Físicas de la UMSA, donde enseña desde hace 34 años.

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

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Revista Virtual REDESMAmarzo 2008

Los agro-combustibles:Entre ideología y tecnología

Francesco Zaratti*

La conclusión de dónde debemos priorizar el esfuer-zo nacional para solucionar el grave problema de lapobreza que aqueja a una importantísima parte de lapoblación boliviana es, a no dudarlo, la generaciónde empleo. Invito a todos a mudar el eje del debate,debemos llevarlo a donde tiene que estar, donde esrelevante... en el campo técnico.

* Francesco Zaratti es físico, analista energético y columnista. Actualmente dirige el Laboratorio de Física de la Atmósfera, delInstituto de Investigaciones Físicas de la UMSA, donde enseña desde hace 34 años.

Producción de etanol: Una oportunidad para Bolivia [Carlos E. Delius]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 7070 esta es una publicación de CEBEM

Los agro-combustibles: Entre ideología y tecnología [Francesco Zaratti]

Generalidades

Por agro-combustibles se entienden productos agríco-las que, después de procesos industriales, se convier-ten en combustibles para el transporte o la produc-ción de energía eléctrica. Es obvio que muchos pro-ductos agrícolas pueden transformarse en energía,por ejemplo por combustión; los bio-combustiblesson el producto de procesos químicos industriales(fermentación y destilación) que transforman ciertassustancias, como el almidón o el azúcar, en combus-tibles, como el alcohol.

Pueden usarse solos o, más comúnmente, como aditi-vos de combustibles fósiles tradicionales, como lagasolina o el diesel. El porcentaje de mezcla no su-pera en general el 15% de bio-combustibles, con 85%de combustibles fósiles, debido a la acción corrosivadel alcohol que afecta a los motores tradicionales,aunque ya se fabrican motores que usan únicamentebio-combustibles.

Se dividen en dos grupos: los que tienen como pro-ducto final el etanol, que es alcohol etílico, el mismode las bebidas espirituosas, y los que producen bio-diesel. Las plantas que producen etanol son, princi-palmente, las que contienen sacarosa (caña de azúcar,remolacha, sorgo), las que contienen almidón (maíz,cereales y tubérculos) las que contienen celulosa(barbecho, matera, etc.). Por razones éticas y tributa-

rias, el bio-etanol se “desnaturaliza” antes de su co-mercialización. A su vez, el biodiesel se obtiene deplantas oleaginosas, o sea que contienen aceites ve-getales, como la soya, el ricino (o macororó), la pal-ma africana, entre otras.

Las características principales del combustible etanolson:

Alto octanaje, que es la propiedad de prevenirla detonación prematura del combustible. Elalto octanaje del alcohol permite reemplazarel plomo que suele añadirse a la gasolina.

Líquido, lo que permite su transporte por dife-rentes medios.

Vaporiza fácilmente, lo que complica su alma-cenamiento en países cálidos y para tiemposlargos.

Ignición más difícil, especialmente en frío, loque no lo hace recomendable a las altas latitu-des.

La materia prima del alcohol es el azúcar, aunquesólo el 10% del azúcar producido en el mundo sedestina a etanol. A su vez, el destino del alcohol pro-ducido en el mundo es, aproximadamente, el siguien-te: 65% se transforma en combustible, 22% va la

Resumen

Si bien los agro-combustibles (o bio-combustibles) están en la escena mundial desde hace decenios, recién en lo últi-mos años, debido a una serie de factores, económicos, técnicos y políticos, han llegado a la opinión pública generandoesperanzas en unos, pasiones en otros y controversia ideológica en todos.

En este trabajo se analizarán los agro-combustibles, separando los aspectos ideológicos de los tecnológicos y se apli-carán los resultados del análisis a Bolivia, país en el cual la polémica ha apenas iniciado.

industria procesadora (principalmente alimentaria yfarmacéutica), 13% se usa para elaborar bebidas espi-rituosas.

En términos absolutos, la producción de alcohol delaño 2002 fue de 34.4 billones de litros (34.4 mil mi-llones de litros), aunque se prevé que para 2010 esacifra se duplicará, básicamente debido a la mayordemanda de bio-etanol.

Los países que actualmente llevan la delantera en laproducción de agro-combustibles son los EE.UU., elBrasil, la Unión Europea y los algunos países asiáti-cos. Los mayores consumidores son también los ma-yores productores, aunque es previsible que prontopaíses que no son consumidores entren al negocio delos agro-combustibles.

La controversia ideológica

Gran parte del mérito del debate en torno a los agro-combustibles es atribuible a la controversia ideológi-ca que se ha acompañado, y ofuscado, el análisistécnico científico de ese tema.

Simplificando un poco, es posible afirmar que se hancreado dos ejes, integrados cada uno por personalida-des del mundo políticos y cultural, que llamaremos eleje “en contra” y el eje “a favor”. Es posible que sec-tores de partidarios de cada uno de los ejes, lo seanmás en función de los líderes de cada eje que en fun-ción de argumentos a favor o en contra. De hecho, enel eje “en contra” militan personajes de la talla deFidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, EduardoGaleano y los movimientos “no global”; mientras alfrente se sitúan “Lula” Da Silva, George W. Bush, lamayoría de los países europeos y asiáticos y los orga-nismos internacionales.

Empecemos por analizar los argumentos del “eje encontra”, que son básicamente:

1. La tierra debe usarse para producir comesti-bles y no combustibles (caso del arroz)

2. Los agro-combustibles encarecen el precio delos alimentos en los países en desarrollo, in-crementando el hambre en el mundo

3. Los países productores de bio-combustiblessubsidian a sus agricultores

4. Para producir mayor cantidad de bio-combustible se amplía aceleradamente la fron-tera agrícola y se deforestan áreas verdes(inclusive la Amazonía)

5. Los bio-combustibles no reducen el calenta-miento global.

A su vez, los argumentos de los defensores de losagro-combustibles, buscan retrucar cada uno de losargumento en contra. En efecto, de acuerdo a esefrente:

1. Se utilizan cosechas que no estaban destinadasal consumo humano (caña).

2. Se contribuye a la autonomía y seguridadenergética de países pobres en hidrocarburospero con grandes extensiones de tierras culti-vables.

3. Se reducen los subsidios estatales, debido alos mejores precios de las cosechas destinadasa los bio-combustibles.

4. Se utilizan tierras improductivas y otras de lafrontera agrícola natural. Sin duda no se defo-resta la Amazonia, debido a que el bosquehúmedo tropical no es apto para los cultivosde agro-combustibles.

5. Se contamina menos, si se controlan las emi-siones en todas las fases

6. Se crean nuevas fuentes de trabajo, frenandola migración campo-ciudad.

Además se utiliza un argumento adicional: se demo-cratiza la energía ante el “eje del mal”, que controlagran parte del comercio de los hidrocarburos.

Los argumentos expuestos por ambos bandos no es-tán exentos de crítica. En efecto la fuerza argumenta-tiva depende en gran parte de lo que se quiere demos-trar. En muchos casos la elección de bando es ante-rior al análisis y a la discusión abierta y serena de losargumentos a favor y en contra, de modo que cadagrupo escoge los ejemplos y los argumentos que fa-vorecen su posición ante el interlocutor “opiniónpública nacional e internacional” y no, como deberíaser, ante sus adversarios.

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 7171 esta es una publicación de CEBEM

Los agro-combustibles: Entre ideología y tecnología [Francesco Zaratti]

Generalidades

Por agro-combustibles se entienden productos agríco-las que, después de procesos industriales, se convier-ten en combustibles para el transporte o la produc-ción de energía eléctrica. Es obvio que muchos pro-ductos agrícolas pueden transformarse en energía,por ejemplo por combustión; los bio-combustiblesson el producto de procesos químicos industriales(fermentación y destilación) que transforman ciertassustancias, como el almidón o el azúcar, en combus-tibles, como el alcohol.

Pueden usarse solos o, más comúnmente, como aditi-vos de combustibles fósiles tradicionales, como lagasolina o el diesel. El porcentaje de mezcla no su-pera en general el 15% de bio-combustibles, con 85%de combustibles fósiles, debido a la acción corrosivadel alcohol que afecta a los motores tradicionales,aunque ya se fabrican motores que usan únicamentebio-combustibles.

Se dividen en dos grupos: los que tienen como pro-ducto final el etanol, que es alcohol etílico, el mismode las bebidas espirituosas, y los que producen bio-diesel. Las plantas que producen etanol son, princi-palmente, las que contienen sacarosa (caña de azúcar,remolacha, sorgo), las que contienen almidón (maíz,cereales y tubérculos) las que contienen celulosa(barbecho, matera, etc.). Por razones éticas y tributa-

rias, el bio-etanol se “desnaturaliza” antes de su co-mercialización. A su vez, el biodiesel se obtiene deplantas oleaginosas, o sea que contienen aceites ve-getales, como la soya, el ricino (o macororó), la pal-ma africana, entre otras.

Las características principales del combustible etanolson:

Alto octanaje, que es la propiedad de prevenirla detonación prematura del combustible. Elalto octanaje del alcohol permite reemplazarel plomo que suele añadirse a la gasolina.

Líquido, lo que permite su transporte por dife-rentes medios.

Vaporiza fácilmente, lo que complica su alma-cenamiento en países cálidos y para tiemposlargos.

Ignición más difícil, especialmente en frío, loque no lo hace recomendable a las altas latitu-des.

La materia prima del alcohol es el azúcar, aunquesólo el 10% del azúcar producido en el mundo sedestina a etanol. A su vez, el destino del alcohol pro-ducido en el mundo es, aproximadamente, el siguien-te: 65% se transforma en combustible, 22% va la

Resumen

Si bien los agro-combustibles (o bio-combustibles) están en la escena mundial desde hace decenios, recién en lo últi-mos años, debido a una serie de factores, económicos, técnicos y políticos, han llegado a la opinión pública generandoesperanzas en unos, pasiones en otros y controversia ideológica en todos.

En este trabajo se analizarán los agro-combustibles, separando los aspectos ideológicos de los tecnológicos y se apli-carán los resultados del análisis a Bolivia, país en el cual la polémica ha apenas iniciado.

industria procesadora (principalmente alimentaria yfarmacéutica), 13% se usa para elaborar bebidas espi-rituosas.

En términos absolutos, la producción de alcohol delaño 2002 fue de 34.4 billones de litros (34.4 mil mi-llones de litros), aunque se prevé que para 2010 esacifra se duplicará, básicamente debido a la mayordemanda de bio-etanol.

Los países que actualmente llevan la delantera en laproducción de agro-combustibles son los EE.UU., elBrasil, la Unión Europea y los algunos países asiáti-cos. Los mayores consumidores son también los ma-yores productores, aunque es previsible que prontopaíses que no son consumidores entren al negocio delos agro-combustibles.

La controversia ideológica

Gran parte del mérito del debate en torno a los agro-combustibles es atribuible a la controversia ideológi-ca que se ha acompañado, y ofuscado, el análisistécnico científico de ese tema.

Simplificando un poco, es posible afirmar que se hancreado dos ejes, integrados cada uno por personalida-des del mundo políticos y cultural, que llamaremos eleje “en contra” y el eje “a favor”. Es posible que sec-tores de partidarios de cada uno de los ejes, lo seanmás en función de los líderes de cada eje que en fun-ción de argumentos a favor o en contra. De hecho, enel eje “en contra” militan personajes de la talla deFidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, EduardoGaleano y los movimientos “no global”; mientras alfrente se sitúan “Lula” Da Silva, George W. Bush, lamayoría de los países europeos y asiáticos y los orga-nismos internacionales.

Empecemos por analizar los argumentos del “eje encontra”, que son básicamente:

1. La tierra debe usarse para producir comesti-bles y no combustibles (caso del arroz)

2. Los agro-combustibles encarecen el precio delos alimentos en los países en desarrollo, in-crementando el hambre en el mundo

3. Los países productores de bio-combustiblessubsidian a sus agricultores

4. Para producir mayor cantidad de bio-combustible se amplía aceleradamente la fron-tera agrícola y se deforestan áreas verdes(inclusive la Amazonía)

5. Los bio-combustibles no reducen el calenta-miento global.

A su vez, los argumentos de los defensores de losagro-combustibles, buscan retrucar cada uno de losargumento en contra. En efecto, de acuerdo a esefrente:

1. Se utilizan cosechas que no estaban destinadasal consumo humano (caña).

2. Se contribuye a la autonomía y seguridadenergética de países pobres en hidrocarburospero con grandes extensiones de tierras culti-vables.

3. Se reducen los subsidios estatales, debido alos mejores precios de las cosechas destinadasa los bio-combustibles.

4. Se utilizan tierras improductivas y otras de lafrontera agrícola natural. Sin duda no se defo-resta la Amazonia, debido a que el bosquehúmedo tropical no es apto para los cultivosde agro-combustibles.

5. Se contamina menos, si se controlan las emi-siones en todas las fases

6. Se crean nuevas fuentes de trabajo, frenandola migración campo-ciudad.

Además se utiliza un argumento adicional: se demo-cratiza la energía ante el “eje del mal”, que controlagran parte del comercio de los hidrocarburos.

Los argumentos expuestos por ambos bandos no es-tán exentos de crítica. En efecto la fuerza argumenta-tiva depende en gran parte de lo que se quiere demos-trar. En muchos casos la elección de bando es ante-rior al análisis y a la discusión abierta y serena de losargumentos a favor y en contra, de modo que cadagrupo escoge los ejemplos y los argumentos que fa-vorecen su posición ante el interlocutor “opiniónpública nacional e internacional” y no, como deberíaser, ante sus adversarios.

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En lo que sigue, intentaré hacer algunas observacio-nes críticas desde un terreno neutral.

Una primera observación es que la tierra no sólo secultiva para producir alimentos, sino que tiene unvalor económico y hasta especulativo. Cada país cul-tiva productos no sólo para alimentar su gente, sinopara vender productos de alto valor comercial apro-vechando las ventajas comparativas que ofrece suclima o su tierra o su tradición. En este sentido causaasombro que el argumento de la crisis alimentaria seapresentado por Fidel Castro, cuando es bien sabidoque los principales productos agrícolas de Cuba sontabaco y caña (ron), los cuales no ayudan precisa-mente a paliar el hambre del mundo.

Luego, es evidente que el blanco de muchas críticas alos agro-combustibles es George W. Bush, a tal pun-to que es lícito preguntarse qué hubiese pasado siBush, y los EE.UU. hubiesen atacado, en defensa desus petroleras, los cultivos de bio-combustibles. Conseguridad algunos miembros del eje “en contra”hallarían argumentos para pasarse al otro bando.

Es cierto que no todos las especies cultivadas paraproducir agro-combustibles son equivalentes, encuanto a efectos sobre el suelo, balance energético ycontaminación. Analizaremos más abajo este temadesde el punto de vista técnico, como corresponde,sin embargo se puede adelantar que es preferible cul-tivar caña de azúcar, como hace el Brasil, a utilizar elmaíz, aunque fuera sólo por el impacto en los alimen-tos.

Un argumento paradójico del eje “en contra”, que semenciona muy poco, es el impedir que los campesi-nos puedan obtener mejores precios de sus cosechas.En el pasado, en muchas sedes y desde la izquierda,se han levantado voces reclamando por el “subsidio”que los campesinos dan a los ciudadanos, toda vezque vender sus productos a precios regulados o prefi-jados por las autoridades, sin poder obtener una re-muneración adecuada a su trabajo. Ahora bien, envista de que el uso de las cosechas para produciragro-combustibles permite obtener mejores preciospara el agricultor, no se entiende porque esas mismascorrientes de pensamiento económico deberían opo-

nerse. Tal vez, se esté pensando en que los verdade-ros beneficiarios no serán los pequeños agricultores,sino las grandes corporaciones que pueden produciren gran cantidad cosechas destinadas a los combusti-bles, aunque éste es un argumento de tipo socio-económico, que vale para todo cultivo y que puedemitigarse con adecuadas políticas públicas.

El tema de los “subsidios” estatales a los agricultoreses similar al anterior. De hecho esos subsidios existeninclusive para los cultivos tradicionales y tiene unefecto perverso en el comercio internacional. Sinembargo, lo que hay que analizar es si los agro-combustibles disminuyen, gracias a su mejor precioen el mercado, o aumentan los subsidios estatales alos productores. En todo caso, la pelea justa y correc-ta debe ser contra los subsidios, antes que contra unproducto posiblemente menor subvencionado.

A su vez, los que ponen con entusiasmo sus esperan-zas en los bio-combustibles deberían aceptar queéstos son y seguirán siendo meros aditivos a los com-bustibles tradicionales y no sus reemplazantes, demanera que los costos de los bio-combustibles debe-rán confrontarse y adecuarse siempre con los costosde los combustibles fósiles. Estos, por la simple ra-zón de que vienen “ya preparados” por la naturaleza,seguirán siendo mucho más económicos que los com-bustibles fruto del trabajo de la tierra y del hombre.

En cuanto a la contaminación, la evaluación de eseefecto requiere de muchos cuidados. Los que hablande “combustibles limpios”, refiriéndose a los bio-combustibles, deberían considerar toda la cadena deproducción de esos combustibles, desde la siembra,el crecimiento, la cosecha y la industrialización delos productos agrícolas, y no simplemente las emisio-nes urbanas.

En conclusión, a diferencia de lo que se escucha, losargumentos ideológicos y políticos deberían esgri-mirse después de haber analizado y asimilado losargumentos técnicos.

Aspectos tecnológicos: ventajas y desventa-jas

Los partidarios de los agro-combustibles se refieren aéstos como “recursos renovables”, para señalar unagran ventaja con respecto a los combustibles fósiles.Se puede criticar el abuso del término renovable,debido a que, a diferencia de los bosques o del aguadulce, no hay una acción sólo de la naturaleza parareponer en un arco de tiempo razonable esos recur-sos, sino que en su producción intervienen tambiénotros insumos artificiales, como abonos, pesticidas ycombustibles fósiles.

Una segunda ventaja que se menciona frecuentemen-te es la reducción de las emisiones de dióxido de car-bono y otros gases de efecto invernadero a la atmós-fera. Como ya señalé, en este tema hay que conside-rar toda la cadena productiva y no sólo la fase finalde quema de los combustibles. En términos técnicos,es cierto que los agro-combustibles absorben, en lafase de crecimiento, carbono de la atmósfera en lasplantas, mientras los combustibles fósiles hicieronesa tarea hace millones de años, de modo que es in-negable que los hidrocarburos y el carbón, una vezquemados, liberan a la atmósfera dióxido de carbonoque no existía antes en superficie. Pero es tambiéncierto que la producción de los agro-combustiblesrequiere de cantidades importantes de combustiblesfósiles que sí emiten carbono extra a la atmósfera yque debe ser contabilizado. Sin contar que el cambiode uso de suelo, cuando se desbosca un terreno paraplantar agro-combustibles genera procesos bioquími-cos en la tierra que resultan en emisiones de gases dedescomposición que contribuyen al efecto sierra.

Por tanto, evaluar a cabalidad el efecto neto de laemisión de gases de efecto invernadero por parte delos “bio” y los “hidro” combustibles no es simple y laliteratura al respecto no tiene unanimidad. Ademáslos resultados varían de acuerdo al tipo y a la modali-dad de cultivo de los bio-combustibles. De acuerdo adatos oficiales del Departamento de Energía de losEE.UU., un galón de etanol de maíz emite un 22%menos gases de efecto invernadero que un galón degasolina, mientras ese porcentaje sube a 56% para la

caña de azúcar. Como veremos ésta no es la únicaventaja de la caña de azúcar con respecto al maíz.

En el tema de contaminación, además, hay que consi-derar el elevado octanaje del etanol, que evita la in-clusión de aditivos metálicos (como el plomo) en lagasolina para mejorar su rendimiento. El resultadoneto es la reducción de la contaminación ambientalurbana.

Un tercer aspecto que hay que considerar es el balan-ce energético, o sea cuanta energía más se obtiene delos agro-combustibles respecto a la energía que segasta para producirlos, sin considerar, obviamente, laenergía solar que es gratuita. Tampoco es fácil en-contrar unanimidad en este aspecto, pero, siempre deacuerdo a la fuente citada, se calcula que, por cadaunidad de energía fósil que se gasta, se obtiene 1.3unidades en el caso del maíz y 8 unidades en el casode la caña de azúcar. Estos factores pueden incre-mentarse en la medida en que se utilicen energías“limpias” en el proceso de producción de los bio-combustibles.

Un cuarto elemento de comparación es el precio deambos combustibles. Si comparamos el precio de lagasolina sin etanol con la E85 (gasolina con el 15%de etanol como aditivo), obtenemos diferentes resul-tados para el maíz y la caña. Un galón de E85 demaíz cuesta $3.71 en los EE.UU., contra 3.03 de lagasolina, mientras el etanol puro de caña cuesta$3.88 el galón en Brasil, frente a $4.91 el E85 (no sevende gasolina sin etanol en Brasil). Deducimos que,dejando de lado el costo base de la gasolina en losEE.UU., debido a la menor carga impositiva, el eta-nol de caña abarata los precios mucho más que eletanol del maíz.

En conclusión, si se acepta utilizar etanol, como adi-tivo a la gasolina o como combustible autónomo, espreferible utilizar el etanol producido de la caña deazúcar, por razones de emisiones, de rendimientoenergético y de costos. Existen, además, razones éti-cas para preferir la caña al maíz. El maíz es un ali-mento directo del hombre e indirecto por ser parte dela cadena alimenticia de aves y ganado para consumohumano. Un incremento de precio del maíz tiene, por

Los agro-combustibles: Entre ideología y tecnología [Francesco Zaratti]

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En lo que sigue, intentaré hacer algunas observacio-nes críticas desde un terreno neutral.

Una primera observación es que la tierra no sólo secultiva para producir alimentos, sino que tiene unvalor económico y hasta especulativo. Cada país cul-tiva productos no sólo para alimentar su gente, sinopara vender productos de alto valor comercial apro-vechando las ventajas comparativas que ofrece suclima o su tierra o su tradición. En este sentido causaasombro que el argumento de la crisis alimentaria seapresentado por Fidel Castro, cuando es bien sabidoque los principales productos agrícolas de Cuba sontabaco y caña (ron), los cuales no ayudan precisa-mente a paliar el hambre del mundo.

Luego, es evidente que el blanco de muchas críticas alos agro-combustibles es George W. Bush, a tal pun-to que es lícito preguntarse qué hubiese pasado siBush, y los EE.UU. hubiesen atacado, en defensa desus petroleras, los cultivos de bio-combustibles. Conseguridad algunos miembros del eje “en contra”hallarían argumentos para pasarse al otro bando.

Es cierto que no todos las especies cultivadas paraproducir agro-combustibles son equivalentes, encuanto a efectos sobre el suelo, balance energético ycontaminación. Analizaremos más abajo este temadesde el punto de vista técnico, como corresponde,sin embargo se puede adelantar que es preferible cul-tivar caña de azúcar, como hace el Brasil, a utilizar elmaíz, aunque fuera sólo por el impacto en los alimen-tos.

Un argumento paradójico del eje “en contra”, que semenciona muy poco, es el impedir que los campesi-nos puedan obtener mejores precios de sus cosechas.En el pasado, en muchas sedes y desde la izquierda,se han levantado voces reclamando por el “subsidio”que los campesinos dan a los ciudadanos, toda vezque vender sus productos a precios regulados o prefi-jados por las autoridades, sin poder obtener una re-muneración adecuada a su trabajo. Ahora bien, envista de que el uso de las cosechas para produciragro-combustibles permite obtener mejores preciospara el agricultor, no se entiende porque esas mismascorrientes de pensamiento económico deberían opo-

nerse. Tal vez, se esté pensando en que los verdade-ros beneficiarios no serán los pequeños agricultores,sino las grandes corporaciones que pueden produciren gran cantidad cosechas destinadas a los combusti-bles, aunque éste es un argumento de tipo socio-económico, que vale para todo cultivo y que puedemitigarse con adecuadas políticas públicas.

El tema de los “subsidios” estatales a los agricultoreses similar al anterior. De hecho esos subsidios existeninclusive para los cultivos tradicionales y tiene unefecto perverso en el comercio internacional. Sinembargo, lo que hay que analizar es si los agro-combustibles disminuyen, gracias a su mejor precioen el mercado, o aumentan los subsidios estatales alos productores. En todo caso, la pelea justa y correc-ta debe ser contra los subsidios, antes que contra unproducto posiblemente menor subvencionado.

A su vez, los que ponen con entusiasmo sus esperan-zas en los bio-combustibles deberían aceptar queéstos son y seguirán siendo meros aditivos a los com-bustibles tradicionales y no sus reemplazantes, demanera que los costos de los bio-combustibles debe-rán confrontarse y adecuarse siempre con los costosde los combustibles fósiles. Estos, por la simple ra-zón de que vienen “ya preparados” por la naturaleza,seguirán siendo mucho más económicos que los com-bustibles fruto del trabajo de la tierra y del hombre.

En cuanto a la contaminación, la evaluación de eseefecto requiere de muchos cuidados. Los que hablande “combustibles limpios”, refiriéndose a los bio-combustibles, deberían considerar toda la cadena deproducción de esos combustibles, desde la siembra,el crecimiento, la cosecha y la industrialización delos productos agrícolas, y no simplemente las emisio-nes urbanas.

En conclusión, a diferencia de lo que se escucha, losargumentos ideológicos y políticos deberían esgri-mirse después de haber analizado y asimilado losargumentos técnicos.

Aspectos tecnológicos: ventajas y desventa-jas

Los partidarios de los agro-combustibles se refieren aéstos como “recursos renovables”, para señalar unagran ventaja con respecto a los combustibles fósiles.Se puede criticar el abuso del término renovable,debido a que, a diferencia de los bosques o del aguadulce, no hay una acción sólo de la naturaleza parareponer en un arco de tiempo razonable esos recur-sos, sino que en su producción intervienen tambiénotros insumos artificiales, como abonos, pesticidas ycombustibles fósiles.

Una segunda ventaja que se menciona frecuentemen-te es la reducción de las emisiones de dióxido de car-bono y otros gases de efecto invernadero a la atmós-fera. Como ya señalé, en este tema hay que conside-rar toda la cadena productiva y no sólo la fase finalde quema de los combustibles. En términos técnicos,es cierto que los agro-combustibles absorben, en lafase de crecimiento, carbono de la atmósfera en lasplantas, mientras los combustibles fósiles hicieronesa tarea hace millones de años, de modo que es in-negable que los hidrocarburos y el carbón, una vezquemados, liberan a la atmósfera dióxido de carbonoque no existía antes en superficie. Pero es tambiéncierto que la producción de los agro-combustiblesrequiere de cantidades importantes de combustiblesfósiles que sí emiten carbono extra a la atmósfera yque debe ser contabilizado. Sin contar que el cambiode uso de suelo, cuando se desbosca un terreno paraplantar agro-combustibles genera procesos bioquími-cos en la tierra que resultan en emisiones de gases dedescomposición que contribuyen al efecto sierra.

Por tanto, evaluar a cabalidad el efecto neto de laemisión de gases de efecto invernadero por parte delos “bio” y los “hidro” combustibles no es simple y laliteratura al respecto no tiene unanimidad. Ademáslos resultados varían de acuerdo al tipo y a la modali-dad de cultivo de los bio-combustibles. De acuerdo adatos oficiales del Departamento de Energía de losEE.UU., un galón de etanol de maíz emite un 22%menos gases de efecto invernadero que un galón degasolina, mientras ese porcentaje sube a 56% para la

caña de azúcar. Como veremos ésta no es la únicaventaja de la caña de azúcar con respecto al maíz.

En el tema de contaminación, además, hay que consi-derar el elevado octanaje del etanol, que evita la in-clusión de aditivos metálicos (como el plomo) en lagasolina para mejorar su rendimiento. El resultadoneto es la reducción de la contaminación ambientalurbana.

Un tercer aspecto que hay que considerar es el balan-ce energético, o sea cuanta energía más se obtiene delos agro-combustibles respecto a la energía que segasta para producirlos, sin considerar, obviamente, laenergía solar que es gratuita. Tampoco es fácil en-contrar unanimidad en este aspecto, pero, siempre deacuerdo a la fuente citada, se calcula que, por cadaunidad de energía fósil que se gasta, se obtiene 1.3unidades en el caso del maíz y 8 unidades en el casode la caña de azúcar. Estos factores pueden incre-mentarse en la medida en que se utilicen energías“limpias” en el proceso de producción de los bio-combustibles.

Un cuarto elemento de comparación es el precio deambos combustibles. Si comparamos el precio de lagasolina sin etanol con la E85 (gasolina con el 15%de etanol como aditivo), obtenemos diferentes resul-tados para el maíz y la caña. Un galón de E85 demaíz cuesta $3.71 en los EE.UU., contra 3.03 de lagasolina, mientras el etanol puro de caña cuesta$3.88 el galón en Brasil, frente a $4.91 el E85 (no sevende gasolina sin etanol en Brasil). Deducimos que,dejando de lado el costo base de la gasolina en losEE.UU., debido a la menor carga impositiva, el eta-nol de caña abarata los precios mucho más que eletanol del maíz.

En conclusión, si se acepta utilizar etanol, como adi-tivo a la gasolina o como combustible autónomo, espreferible utilizar el etanol producido de la caña deazúcar, por razones de emisiones, de rendimientoenergético y de costos. Existen, además, razones éti-cas para preferir la caña al maíz. El maíz es un ali-mento directo del hombre e indirecto por ser parte dela cadena alimenticia de aves y ganado para consumohumano. Un incremento de precio del maíz tiene, por

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 7474 esta es una publicación de CEBEM

tanto, mayores repercusiones sobre los alimentos queun incremento del precio del azúcar. Sin embargo, nohay que olvidar que es el maíz y no la caña el cultivoideal de las tierras agrícolas de los EE.UU., de modoque la producción de agro-combustibles en ese paísparece encaminarse hacia un callejón sin salida.

Está claro que el éxito futuro de los bio-combustiblesdepende de tres hechos:

el precio elevado del petróleo que vuelvecompetitivo el etanol con la gasolina;

la escala del mercado del etanol, que permiteabaratar costos de producción de la caña, fun-damentalmente;

políticas fiscales adecuadas, que afecten el usode los fósiles más que el uso de los bio-combustibles.

Para concluir la exposición de las ventajas, es necesa-rio mencionar el tema del empleo. Se menciona fre-cuentemente que, a diferencia de la industria de loshidrocarburos que es altamente intensiva, la industriade los agro-combustibles requiere de más empleos,uno por hectárea. Además se abre la posibilidad quepequeños productores puedan ingresar al negocio envista de los mejores precios de la caña destinada aletanol.

En cuanto a las desventajas de los bio-combustibles,mencionaremos las siguientes:

Son menos energéticos a paridad de volumen(el etanol contiene el 67% de la energía degasolina a paridad de volumen; el bio-dieselcontiene el 86%)

Tienen mayor costo de producción, por lo querequieren de subsidios para competir con elpetróleo a precios corrientes. Esos subsidiospueden ser a la producción y/o a la tributación

Desplazan la contaminación ambiental de laciudad al campo, o sea en el lugar de la pro-ducción

Usan grandes cantidades de agua, un recursocada vez más escaso y vulnerable al cambiode uso de suelos

Incrementan el costo de los alimentos, lo quees más cierto para el maíz que para el azúcar

Más discutible es la denuncia de la deforestaciónacelerada. Mientras los países utilicen, para cultivaragro-combustibles, la expansión regulada de la fron-tera agrícola natural, no hay mayores problemas, yaque de todos modos esas tierras tendrían un cambiode uso. Más serio sería el caso de deforestación debosques húmedos, lo que no parece ser el caso, por lomenos en América Latina en la actualidad.

El rol de Bolivia en el mercado de los agro-combustibles

En esta sección, buscaremos analizar sintéticamentela conveniencia y el alcance de la producción deagro-combustibles en Bolivia.

Si bien el debate sobre esta temática en nuestro paísapenas ha empezado, con base a las consideracionesanteriores, es posible enumerar varias ventajas de laproducción de bio-diesel y algunos riesgos.

Dejando de lado el etanol, cuya importancia se redu-ce al mercado de exportación (Perú, básicamente), aBolivia le interesa, y mucho, la producción de bio-diesel, debido a las siguientes razones:

1. La necesidad de paliar la escasez de diesel y laconsecuente importación de ese combustible aprecios subsidiados para la actividad agrícolay el transporte pesado, justificaría con crecesincentivos tributarios y financieros para utili-zar las cosechas de oleaginosas para producirbio-diesel.

2. La producción excedentaria de soya y otrasoleaginosas, destinada hoy a un mercado ex-terno siempre más competitivo para un paísenclaustrado como el nuestro, podría destinar-se a la industria del bio-diesel.

3. El bio-diesel eventualmente producido en elpaís, no haría competencia al gas natural, queBolivia produce (o debería producir) en abun-dancia.

4. El uso económico de la frontera agrícola moti-varía a los campesinos y agricultores a invertirmás en el campo y frenaría la migración hacialas ciudades.

5. El nuevo mercado de los bio-combustiblesrepresenta una oportunidad para productoscomo el azúcar, el macocoró (ricino) y otrasoleaginosas, requeridos también por los paísesvecinos.

6. Los bio-combustibles pueden ser una alterna-tiva viable, especialmente a los cultivos notradicionales de la coca, que tantos problemasinternos y externos crean al país

7. La creación de nuevos empleos en el campo(uno por hectárea, de acuerdo a la CámaraAgropecuaria del Oriente) y la atracción deinversión externa en ese rubro, permitirándiversificar la economía nacional, todavíadependiente de las materias primas.

Los riesgos de convertir los cultivos actuales y otrosnuevos a los bio-combustibles son:

1. La falta de tecnología, que haría nuestra agri-cultura aún más dependiente del Brasil de losque es hoy

2. La falta de inversiones, debido en especial a ladesconfianza hacia el actual gobierno, para laindustrialización de los bio-combustibles y lainfraestructura necesaria para su distribución.

3. La ausencia de incentivos tributarios, y engeneral de políticas de fomento, a favor de laproducción de agro-combustibles.

4. El requerimiento de agua de esos cultivos, enzonas donde escasea a lo largo de casi todo elaño, implica la adopción de políticas nuevasen el manejo de ese recurso.

Una mención especial merece el proyecto de desarro-llo de San Buenaventura, situado en la región tropicaldel Departamento de La Paz. Se ha propuesto en di-ferentes gestiones gubernamentales, impulsar el desa-rrollo de esas tierras mediante un cultivo masivo decaña de azúcar. La actual coyuntura del etanol produ-cido del azúcar parecería dar razones a los partidariosde ese proyecto. Sin embargo, existen también estu-dios recientes que, con base a la calidad de la tierra y

la climatología local, sugieren más bien un cultivomasivo de palma africana, destinada a la producciónde bio-diesel. Sin embargo, la experiencia de Malasiay otros países que han reemplazados bosques tropica-les por palma africana no es nada alentadora, de mo-do que habrá que proceder con prudencia y con basea estudios serios. En todo caso, el debate deberíagirar en torno a la factibilidad y optimización de loscultivos que, antes o después, el Departamento de laPaz impulsará en esa región.

El debate en torno a los agro-combustibles en Boliviadebe nacer, no cerrarse, y sobre todo debe evitarse supolitización o la ideologización a priori. Es necesarioseparar ideología y conveniencia nacional, sin prejui-cios porque el bio-diesel puede ser una alternativapara la economía, el empleo y la investigación enBolivia, siempre y cuando sea fruto de una planifica-ción nacional y de políticas claras de incentivos yfomento.

En todo caso, también en nuestro país no hay queperder de vista que los agro-combustibles no reem-plazan a los hidrocarburos, sólo reducen la dependen-cia de los fósiles y en tiempos largos.

Conclusiones

De todo lo expuesto, se pueden sacar algunas conclu-siones generales y otras específicas para nuestro país.

En el ámbito general, el incremento de los preciosde los hidrocarburos está favoreciendo el la produc-ción y el comercio de los bio-combustibles, no con elfin de reemplazarlos a corto ni a largo plazo, sino dereducir la dependencia y favorecer la producciónagrícola excedentaria. En particular, países como loscentroamericanos que son pobres en hidrocarburospero ricos en tierras, puede logran una menor depen-dencia de las fuentes externas de energía gracias a suproducción de bio-combustibles.

No se puede desconocer el impacto que la mayorproducción de agro-combustibles tiene sobre el costode los alimentos, pero no todos esos productos tienenel mismo impacto. Hemos visto que el maíz es el sin

Los agro-combustibles: Entre ideología y tecnología [Francesco Zaratti]

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tanto, mayores repercusiones sobre los alimentos queun incremento del precio del azúcar. Sin embargo, nohay que olvidar que es el maíz y no la caña el cultivoideal de las tierras agrícolas de los EE.UU., de modoque la producción de agro-combustibles en ese paísparece encaminarse hacia un callejón sin salida.

Está claro que el éxito futuro de los bio-combustiblesdepende de tres hechos:

el precio elevado del petróleo que vuelvecompetitivo el etanol con la gasolina;

la escala del mercado del etanol, que permiteabaratar costos de producción de la caña, fun-damentalmente;

políticas fiscales adecuadas, que afecten el usode los fósiles más que el uso de los bio-combustibles.

Para concluir la exposición de las ventajas, es necesa-rio mencionar el tema del empleo. Se menciona fre-cuentemente que, a diferencia de la industria de loshidrocarburos que es altamente intensiva, la industriade los agro-combustibles requiere de más empleos,uno por hectárea. Además se abre la posibilidad quepequeños productores puedan ingresar al negocio envista de los mejores precios de la caña destinada aletanol.

En cuanto a las desventajas de los bio-combustibles,mencionaremos las siguientes:

Son menos energéticos a paridad de volumen(el etanol contiene el 67% de la energía degasolina a paridad de volumen; el bio-dieselcontiene el 86%)

Tienen mayor costo de producción, por lo querequieren de subsidios para competir con elpetróleo a precios corrientes. Esos subsidiospueden ser a la producción y/o a la tributación

Desplazan la contaminación ambiental de laciudad al campo, o sea en el lugar de la pro-ducción

Usan grandes cantidades de agua, un recursocada vez más escaso y vulnerable al cambiode uso de suelos

Incrementan el costo de los alimentos, lo quees más cierto para el maíz que para el azúcar

Más discutible es la denuncia de la deforestaciónacelerada. Mientras los países utilicen, para cultivaragro-combustibles, la expansión regulada de la fron-tera agrícola natural, no hay mayores problemas, yaque de todos modos esas tierras tendrían un cambiode uso. Más serio sería el caso de deforestación debosques húmedos, lo que no parece ser el caso, por lomenos en América Latina en la actualidad.

El rol de Bolivia en el mercado de los agro-combustibles

En esta sección, buscaremos analizar sintéticamentela conveniencia y el alcance de la producción deagro-combustibles en Bolivia.

Si bien el debate sobre esta temática en nuestro paísapenas ha empezado, con base a las consideracionesanteriores, es posible enumerar varias ventajas de laproducción de bio-diesel y algunos riesgos.

Dejando de lado el etanol, cuya importancia se redu-ce al mercado de exportación (Perú, básicamente), aBolivia le interesa, y mucho, la producción de bio-diesel, debido a las siguientes razones:

1. La necesidad de paliar la escasez de diesel y laconsecuente importación de ese combustible aprecios subsidiados para la actividad agrícolay el transporte pesado, justificaría con crecesincentivos tributarios y financieros para utili-zar las cosechas de oleaginosas para producirbio-diesel.

2. La producción excedentaria de soya y otrasoleaginosas, destinada hoy a un mercado ex-terno siempre más competitivo para un paísenclaustrado como el nuestro, podría destinar-se a la industria del bio-diesel.

3. El bio-diesel eventualmente producido en elpaís, no haría competencia al gas natural, queBolivia produce (o debería producir) en abun-dancia.

4. El uso económico de la frontera agrícola moti-varía a los campesinos y agricultores a invertirmás en el campo y frenaría la migración hacialas ciudades.

5. El nuevo mercado de los bio-combustiblesrepresenta una oportunidad para productoscomo el azúcar, el macocoró (ricino) y otrasoleaginosas, requeridos también por los paísesvecinos.

6. Los bio-combustibles pueden ser una alterna-tiva viable, especialmente a los cultivos notradicionales de la coca, que tantos problemasinternos y externos crean al país

7. La creación de nuevos empleos en el campo(uno por hectárea, de acuerdo a la CámaraAgropecuaria del Oriente) y la atracción deinversión externa en ese rubro, permitirándiversificar la economía nacional, todavíadependiente de las materias primas.

Los riesgos de convertir los cultivos actuales y otrosnuevos a los bio-combustibles son:

1. La falta de tecnología, que haría nuestra agri-cultura aún más dependiente del Brasil de losque es hoy

2. La falta de inversiones, debido en especial a ladesconfianza hacia el actual gobierno, para laindustrialización de los bio-combustibles y lainfraestructura necesaria para su distribución.

3. La ausencia de incentivos tributarios, y engeneral de políticas de fomento, a favor de laproducción de agro-combustibles.

4. El requerimiento de agua de esos cultivos, enzonas donde escasea a lo largo de casi todo elaño, implica la adopción de políticas nuevasen el manejo de ese recurso.

Una mención especial merece el proyecto de desarro-llo de San Buenaventura, situado en la región tropicaldel Departamento de La Paz. Se ha propuesto en di-ferentes gestiones gubernamentales, impulsar el desa-rrollo de esas tierras mediante un cultivo masivo decaña de azúcar. La actual coyuntura del etanol produ-cido del azúcar parecería dar razones a los partidariosde ese proyecto. Sin embargo, existen también estu-dios recientes que, con base a la calidad de la tierra y

la climatología local, sugieren más bien un cultivomasivo de palma africana, destinada a la producciónde bio-diesel. Sin embargo, la experiencia de Malasiay otros países que han reemplazados bosques tropica-les por palma africana no es nada alentadora, de mo-do que habrá que proceder con prudencia y con basea estudios serios. En todo caso, el debate deberíagirar en torno a la factibilidad y optimización de loscultivos que, antes o después, el Departamento de laPaz impulsará en esa región.

El debate en torno a los agro-combustibles en Boliviadebe nacer, no cerrarse, y sobre todo debe evitarse supolitización o la ideologización a priori. Es necesarioseparar ideología y conveniencia nacional, sin prejui-cios porque el bio-diesel puede ser una alternativapara la economía, el empleo y la investigación enBolivia, siempre y cuando sea fruto de una planifica-ción nacional y de políticas claras de incentivos yfomento.

En todo caso, también en nuestro país no hay queperder de vista que los agro-combustibles no reem-plazan a los hidrocarburos, sólo reducen la dependen-cia de los fósiles y en tiempos largos.

Conclusiones

De todo lo expuesto, se pueden sacar algunas conclu-siones generales y otras específicas para nuestro país.

En el ámbito general, el incremento de los preciosde los hidrocarburos está favoreciendo el la produc-ción y el comercio de los bio-combustibles, no con elfin de reemplazarlos a corto ni a largo plazo, sino dereducir la dependencia y favorecer la producciónagrícola excedentaria. En particular, países como loscentroamericanos que son pobres en hidrocarburospero ricos en tierras, puede logran una menor depen-dencia de las fuentes externas de energía gracias a suproducción de bio-combustibles.

No se puede desconocer el impacto que la mayorproducción de agro-combustibles tiene sobre el costode los alimentos, pero no todos esos productos tienenel mismo impacto. Hemos visto que el maíz es el sin

Los agro-combustibles: Entre ideología y tecnología [Francesco Zaratti]

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duda el más perverso de los precursores del etanol.Lo ideal sería poder utilizar la biomasa inutilizada(barbecho) para producir etanol o bio-diesel, área enla cual la investigación y la experimentación estánlogrando grandes avances. Por lo pronto, es posibleafirmar que la caña de azúcar es un producto menosriesgoso en cuanto a contaminación, emisiones degases de efectos invernadero y efectos sobre el preciode los alimentos.

Los bio-combustibles representan también una espe-cie de revancha del campo ante las ciudades, debidoa los mejores precios que el agricultor puede obtenerde su trabajo, aspecto que beneficia a grandes, me-dianos y pequeños agricultores. Finalmente, no hayque descartar el aporte que los organismos genética-mente modificados pueden dar al mejoramiento delas propiedades energéticas de ciertas plantas no ap-tas para el consumo humano.

En el caso de Bolivia, la prioridad debería ser dismi-nuir la dependencia externa del diesel, apoyando elcultivo de plantas, anteriormente destinadas a la ex-portación hacia mercados siempre más complicados,y como materia prima, para producir bio-diesel parael mercado interno y, de existir excedentes, tambiénpara la exportación.

Una política de fomento del bio-diesel no deberíaolvidar a los pequeños y medianos agricultores, paraque no se creen perniciosos monopolios y deberíanprivilegiar el reemplazo de los cultivos excedentariosde coca y la utilización económica de la frontera agrí-cola del país, como es el caso de San Buenaventura.

Desde luego, tales políticas deberían estar acompaña-das por una investigación científica nacional queayude a maximizar las ventajas y reducir los riesgosque, como hemos vistos, existen en los cultivos deagro-combustibles.

Sobre todo, las autoridades de Bolivia deberían con-siderar lo que es mejor para el país antes que unirseal coro de sus padrinos ideológicos, cuyos intereses yrazones en este asunto son muy diferentes de los denuestro país.

Mientras los precios de los hidrocarburos se manten-gan elevados, habrá margen para la producción de losagro-combustibles y de su utilización como aditivos.En la medida en que la investigación y la tecnologíapermitan separar los bio-combustibles de los alimen-tos, la humanidad, los campesinos y los países pobresen recursos energéticos fósiles saldrán ganando.

Agrocombustibles:Potenciales impactos sobre losbosques por el cambio de usode la tierra en Bolivia

David Cruz Choque*

* David Cruz Choque es Doctor en Ingeniería Agronómica por la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, [email protected]

Referencias-. 2007. Biofuels, the wrong way, the right way. National Geographic, octoberZaratti, Francesco. 2007. El perverso etanol del maíz. La Razón, 3 de noviembre-. 2007. Debate: El país se encuentra en condiciones de producir biodiesel. La Razón, 15 de abrilZuazo, Natalia y Farber, María. 2006. El biodiesel, ¿es tan bueno como se presenta? El Clarín, Bs. As., 2 de abrilPinto, Edivan y otros. 2007. El mito de los biocombustiblesMinisterio de Comercio Exterior y Turismo del Perú. Perfil de mercado y competitividad exportadora de etanol

disponible en: http://www.mincetur.gob.pe/comercio/otros/penx/pdfs/Etanol.pdfFO Licht. World ethanol & biofuels report. World ethanol markets.BBI International. http://www.bbiethanol.comRenewable Fuels Association (RFA). http://www.ethanolrfa.org/nec.shtmlThe American Coalition for Ethanol. http://www.ethanol.orgAlternative Fuels Data Center (AFDC). http://www.afdc.doe.govGovernors’ Ethanol Coalition. http://www.ethanol-gec.orgOsgood, Robert. 2007. Evaluation of San Buenaventura Prefectura site for Organic Sugar Production. ACDI/VOCA Volunteer

Los agro-combustibles: Entre ideología y tecnología [Francesco Zaratti]

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duda el más perverso de los precursores del etanol.Lo ideal sería poder utilizar la biomasa inutilizada(barbecho) para producir etanol o bio-diesel, área enla cual la investigación y la experimentación estánlogrando grandes avances. Por lo pronto, es posibleafirmar que la caña de azúcar es un producto menosriesgoso en cuanto a contaminación, emisiones degases de efectos invernadero y efectos sobre el preciode los alimentos.

Los bio-combustibles representan también una espe-cie de revancha del campo ante las ciudades, debidoa los mejores precios que el agricultor puede obtenerde su trabajo, aspecto que beneficia a grandes, me-dianos y pequeños agricultores. Finalmente, no hayque descartar el aporte que los organismos genética-mente modificados pueden dar al mejoramiento delas propiedades energéticas de ciertas plantas no ap-tas para el consumo humano.

En el caso de Bolivia, la prioridad debería ser dismi-nuir la dependencia externa del diesel, apoyando elcultivo de plantas, anteriormente destinadas a la ex-portación hacia mercados siempre más complicados,y como materia prima, para producir bio-diesel parael mercado interno y, de existir excedentes, tambiénpara la exportación.

Una política de fomento del bio-diesel no deberíaolvidar a los pequeños y medianos agricultores, paraque no se creen perniciosos monopolios y deberíanprivilegiar el reemplazo de los cultivos excedentariosde coca y la utilización económica de la frontera agrí-cola del país, como es el caso de San Buenaventura.

Desde luego, tales políticas deberían estar acompaña-das por una investigación científica nacional queayude a maximizar las ventajas y reducir los riesgosque, como hemos vistos, existen en los cultivos deagro-combustibles.

Sobre todo, las autoridades de Bolivia deberían con-siderar lo que es mejor para el país antes que unirseal coro de sus padrinos ideológicos, cuyos intereses yrazones en este asunto son muy diferentes de los denuestro país.

Mientras los precios de los hidrocarburos se manten-gan elevados, habrá margen para la producción de losagro-combustibles y de su utilización como aditivos.En la medida en que la investigación y la tecnologíapermitan separar los bio-combustibles de los alimen-tos, la humanidad, los campesinos y los países pobresen recursos energéticos fósiles saldrán ganando.

Agrocombustibles:Potenciales impactos sobre losbosques por el cambio de usode la tierra en Bolivia

David Cruz Choque*

* David Cruz Choque es Doctor en Ingeniería Agronómica por la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, [email protected]

Referencias-. 2007. Biofuels, the wrong way, the right way. National Geographic, octoberZaratti, Francesco. 2007. El perverso etanol del maíz. La Razón, 3 de noviembre-. 2007. Debate: El país se encuentra en condiciones de producir biodiesel. La Razón, 15 de abrilZuazo, Natalia y Farber, María. 2006. El biodiesel, ¿es tan bueno como se presenta? El Clarín, Bs. As., 2 de abrilPinto, Edivan y otros. 2007. El mito de los biocombustiblesMinisterio de Comercio Exterior y Turismo del Perú. Perfil de mercado y competitividad exportadora de etanol

disponible en: http://www.mincetur.gob.pe/comercio/otros/penx/pdfs/Etanol.pdfFO Licht. World ethanol & biofuels report. World ethanol markets.BBI International. http://www.bbiethanol.comRenewable Fuels Association (RFA). http://www.ethanolrfa.org/nec.shtmlThe American Coalition for Ethanol. http://www.ethanol.orgAlternative Fuels Data Center (AFDC). http://www.afdc.doe.govGovernors’ Ethanol Coalition. http://www.ethanol-gec.orgOsgood, Robert. 2007. Evaluation of San Buenaventura Prefectura site for Organic Sugar Production. ACDI/VOCA Volunteer

Los agro-combustibles: Entre ideología y tecnología [Francesco Zaratti]

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Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

Introducción

Un ecosistema de bosque está conformado por una omás comunidades bióticas (seres vivos) asociadascon el medio físico (recursos abióticos) que le rodea,en una zona determinada, los cuales proporcionanmuchos bienes y servicios cruciales para los indivi-duos y las sociedades. Entre ellos se encuentran: i) elsuministro de madera, alimentos, fibras, forraje, abri-go, medicamentos y energía; ii) servicios ambientalescomo el procesamiento y almacenamiento de carbonoy nutrientes (alrededor de un 46% del total del carbo-no terrestre está almacenado en los bosques, IUCN,2001); iii) asimilación de los desechos; iv) purifica-ción del agua, regulación de la escorrentía de agua ymoderación de las crecidas; v) formación de suelos yatenuación de la degradación de los suelos; vi) opor-tunidades para realizar actividades recreativas y turis-mo; vii) alojamiento de las especies de la Tierra y dela diversidad genética. Además, por el hecho de exis-tir, los ecosistemas naturales de bosque tienen valo-res culturales, religiosos, estéticos e intrínsecos.

Los bosques juegan un papel preponderante en elciclo global del carbono (C) ya que almacenan gran-des cantidades de C en su biomasa (tronco, ramas,corteza, hojas y raíces) y en el suelo (mediante suaporte orgánico). La vegetación terrestre compuestaprincipalmente por bosques contiene aproximada-

mente 2,477 Gt de C (1 Gt = mil millones de tonela-das) como stock, de los cuales 466 Gt de C corres-ponde a la biomasa aérea y subterránea y 2,011 Gt deC al suelo (IPCC, 2000). Según la misma fuente, losbosques tropicales contienen el 46% de la biomasatotal del mundo (212 Gt de C) y el 10.7% del carbo-no del suelo (216 Gt de C).

Cuando los stocks de carbono aumentan en un bos-que, el flujo neto de la atmósfera hacia el ecosistemase presenta positivo, entonces se habla de sumiderode carbono; en sentido opuesto, se habla de fuente deemisión de carbono. Los bosques intercambian C conla atmósfera a través de la fotosíntesis y respiración,son fuentes de emisión de C cuando son perturbadospor causas humanas o naturales, por ejemplo incen-dios forestales, utilización de malos sistemas de apro-vechamiento, corta y quema (chaqueo) para transfor-mación en usos no forestales, principalmente amplia-ción de la frontera agrícola y se convierten en sumi-deros de C atmosférico (es decir, transferencia netade CO2 desde la atmósfera a la tierra) durante elabandono de las tierras y su regeneración tras la per-turbación producida por el chaqueo.

En Bolivia, la actividad humana libera considerablescantidades de carbono a consecuencia de las activida-des de cambio de uso de la tierra (chaqueo), talando yquemando los bosques principalmente para el esta-

Resumen

Los Agrocombustibles para ser rentables deben ser producidos en grandes extensiones de monocultivos, que general-mente están en propiedad de unos pocas empresas agroindustriales o directamente en propiedad de grandes multina-cionales. La producción de Agrocombustibles en Bolivia, conllevaría la pérdida de bosques tropicales (deforestación),la emisión de Gases de Efecto Invernadero, degradación, contaminación y desertificación de los suelos, además de lapérdida de su riqueza en biodiversidad. Por sus numerosas ventajas comparativas, de todas las potenciales especiesde oleaginosas para la producción de Agrocombustibles, se prevé que la soja será la oleaginosa utilizada para la pro-ducción de este energético en Bolivia. En este contexto, y utilizando los siguientes supuestos básicos: Consumo anualDiesel Oil de origen fósil en Bolivia 850.000m3; densidad del aceite 0,923; 18% aceite grano soja y rendimiento desoja 2.200 (kg/ha), se estima como resultado que la expansión de la frontera agrícola (deforestación) será de 39.624 y99.059 hectáreas, utilizando una proporción de mezcla con Diesel Oil de 2% y 5% respectivamente.

La ampliación de las mencionadas áreas de cultivo sobre los bosques de la zona, representaría la emisión a la atmós-fera de 12.317.080 y 30.792.391 toneladas de Dióxido de Carbono respectivamente, con los consecuentes impactosposteriores sobre el calentamiento global.

blecimiento de cultivos industriales o pastizales parala ganadería en la zona tropical. El año 2000 la defo-restación en Bolivia alcanzó a 200,660 hectáreas,liberando a la atmósfera 46,172 Giga gramos de Di-óxido de carbono (PNCC, 2003). A nivel mundial, ladeforestación de bosques tropicales representa cadaaño la emisión de 1 a 2 Giga toneladas de CO2 o, loque es lo mismo aproximadamente el 20% de lasemisiones mundiales de CO2 por cada año (ONF,2001).

Los bosques que se talán y queman anualmente, confines agrícolas y ganaderos (cambio de uso de la tie-rra por expansión de la frontera agrícola) se incre-mentaron en Bolivia de 168,012 hectáreas por año enla década de 1990 (Mapa Forestal de Bolivia,MDSMA, 1995), a mas 270.000 hectáreas/año en ladécada del 2000 (Bolfor, 2004 y la SuperintendenciaForestal. 2006, Killeen et al., 2006), tal como se pue-de apreciar en la Figura 1. De acuerdo con estas fuen-tes, una de las principales causas de la deforestaciónen Bolivia es la expansión de la frontera de las tierrasagrícolas para cultivar soja destinada a la exporta-ción. El 75% de esta deforestación esta localizada enel Departamento de Santa Cruz, y es realizada poragroindustriales cultivadores de soja poseedores degrandes propiedades (mayores a 25 hectáreas). Ac-

tualmente, la deforestación, sobrepasa las 300.000 hapor año.

Actualmente en Bolivia, las tierras utilizadas paracultivos suman 2.5 millones de hectáreas(MDRAyMA, 2007), de las cuales 1.4 millones sonutilizados por los pequeños productores campesinos,indígenas y originarios del occidente y oriente delpaís, las que están destinadas a la producción de ali-mentos básicos para el consumo de la población(cereales, frutas, tubérculos, y hortalizas) y 1.1 millo-nes están destinadas a la producción de cultivos in-dustriales empresariales (soya, algodón, sorgo, cañade azúcar y otros).

Por otra parte, los bosques tienen también capacidadpara influir en el cambio climático, particularmentecuando son perturbados por el hombre como produc-to del cambio de uso de la tierra. Por ejemplo, latransformación de los bosques en otros tipos de cu-bierta del terreno como cultivos, puede afectar alclima debido a los cambios del albedo o reflectividaddel terreno. Además, la destrucción de la biomasaforestal por el fuego libera Gases de Efecto Inverna-dero como el dióxido de carbono (CO2), y productossecundarios de combustión incompleta, como el me-tano (CH4), el monóxido de carbono (CO), el óxido

Figura 1: Incremento de la deforestación en BoliviaFuente: Killeen et al (2006)

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Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

Introducción

Un ecosistema de bosque está conformado por una omás comunidades bióticas (seres vivos) asociadascon el medio físico (recursos abióticos) que le rodea,en una zona determinada, los cuales proporcionanmuchos bienes y servicios cruciales para los indivi-duos y las sociedades. Entre ellos se encuentran: i) elsuministro de madera, alimentos, fibras, forraje, abri-go, medicamentos y energía; ii) servicios ambientalescomo el procesamiento y almacenamiento de carbonoy nutrientes (alrededor de un 46% del total del carbo-no terrestre está almacenado en los bosques, IUCN,2001); iii) asimilación de los desechos; iv) purifica-ción del agua, regulación de la escorrentía de agua ymoderación de las crecidas; v) formación de suelos yatenuación de la degradación de los suelos; vi) opor-tunidades para realizar actividades recreativas y turis-mo; vii) alojamiento de las especies de la Tierra y dela diversidad genética. Además, por el hecho de exis-tir, los ecosistemas naturales de bosque tienen valo-res culturales, religiosos, estéticos e intrínsecos.

Los bosques juegan un papel preponderante en elciclo global del carbono (C) ya que almacenan gran-des cantidades de C en su biomasa (tronco, ramas,corteza, hojas y raíces) y en el suelo (mediante suaporte orgánico). La vegetación terrestre compuestaprincipalmente por bosques contiene aproximada-

mente 2,477 Gt de C (1 Gt = mil millones de tonela-das) como stock, de los cuales 466 Gt de C corres-ponde a la biomasa aérea y subterránea y 2,011 Gt deC al suelo (IPCC, 2000). Según la misma fuente, losbosques tropicales contienen el 46% de la biomasatotal del mundo (212 Gt de C) y el 10.7% del carbo-no del suelo (216 Gt de C).

Cuando los stocks de carbono aumentan en un bos-que, el flujo neto de la atmósfera hacia el ecosistemase presenta positivo, entonces se habla de sumiderode carbono; en sentido opuesto, se habla de fuente deemisión de carbono. Los bosques intercambian C conla atmósfera a través de la fotosíntesis y respiración,son fuentes de emisión de C cuando son perturbadospor causas humanas o naturales, por ejemplo incen-dios forestales, utilización de malos sistemas de apro-vechamiento, corta y quema (chaqueo) para transfor-mación en usos no forestales, principalmente amplia-ción de la frontera agrícola y se convierten en sumi-deros de C atmosférico (es decir, transferencia netade CO2 desde la atmósfera a la tierra) durante elabandono de las tierras y su regeneración tras la per-turbación producida por el chaqueo.

En Bolivia, la actividad humana libera considerablescantidades de carbono a consecuencia de las activida-des de cambio de uso de la tierra (chaqueo), talando yquemando los bosques principalmente para el esta-

Resumen

Los Agrocombustibles para ser rentables deben ser producidos en grandes extensiones de monocultivos, que general-mente están en propiedad de unos pocas empresas agroindustriales o directamente en propiedad de grandes multina-cionales. La producción de Agrocombustibles en Bolivia, conllevaría la pérdida de bosques tropicales (deforestación),la emisión de Gases de Efecto Invernadero, degradación, contaminación y desertificación de los suelos, además de lapérdida de su riqueza en biodiversidad. Por sus numerosas ventajas comparativas, de todas las potenciales especiesde oleaginosas para la producción de Agrocombustibles, se prevé que la soja será la oleaginosa utilizada para la pro-ducción de este energético en Bolivia. En este contexto, y utilizando los siguientes supuestos básicos: Consumo anualDiesel Oil de origen fósil en Bolivia 850.000m3; densidad del aceite 0,923; 18% aceite grano soja y rendimiento desoja 2.200 (kg/ha), se estima como resultado que la expansión de la frontera agrícola (deforestación) será de 39.624 y99.059 hectáreas, utilizando una proporción de mezcla con Diesel Oil de 2% y 5% respectivamente.

La ampliación de las mencionadas áreas de cultivo sobre los bosques de la zona, representaría la emisión a la atmós-fera de 12.317.080 y 30.792.391 toneladas de Dióxido de Carbono respectivamente, con los consecuentes impactosposteriores sobre el calentamiento global.

blecimiento de cultivos industriales o pastizales parala ganadería en la zona tropical. El año 2000 la defo-restación en Bolivia alcanzó a 200,660 hectáreas,liberando a la atmósfera 46,172 Giga gramos de Di-óxido de carbono (PNCC, 2003). A nivel mundial, ladeforestación de bosques tropicales representa cadaaño la emisión de 1 a 2 Giga toneladas de CO2 o, loque es lo mismo aproximadamente el 20% de lasemisiones mundiales de CO2 por cada año (ONF,2001).

Los bosques que se talán y queman anualmente, confines agrícolas y ganaderos (cambio de uso de la tie-rra por expansión de la frontera agrícola) se incre-mentaron en Bolivia de 168,012 hectáreas por año enla década de 1990 (Mapa Forestal de Bolivia,MDSMA, 1995), a mas 270.000 hectáreas/año en ladécada del 2000 (Bolfor, 2004 y la SuperintendenciaForestal. 2006, Killeen et al., 2006), tal como se pue-de apreciar en la Figura 1. De acuerdo con estas fuen-tes, una de las principales causas de la deforestaciónen Bolivia es la expansión de la frontera de las tierrasagrícolas para cultivar soja destinada a la exporta-ción. El 75% de esta deforestación esta localizada enel Departamento de Santa Cruz, y es realizada poragroindustriales cultivadores de soja poseedores degrandes propiedades (mayores a 25 hectáreas). Ac-

tualmente, la deforestación, sobrepasa las 300.000 hapor año.

Actualmente en Bolivia, las tierras utilizadas paracultivos suman 2.5 millones de hectáreas(MDRAyMA, 2007), de las cuales 1.4 millones sonutilizados por los pequeños productores campesinos,indígenas y originarios del occidente y oriente delpaís, las que están destinadas a la producción de ali-mentos básicos para el consumo de la población(cereales, frutas, tubérculos, y hortalizas) y 1.1 millo-nes están destinadas a la producción de cultivos in-dustriales empresariales (soya, algodón, sorgo, cañade azúcar y otros).

Por otra parte, los bosques tienen también capacidadpara influir en el cambio climático, particularmentecuando son perturbados por el hombre como produc-to del cambio de uso de la tierra. Por ejemplo, latransformación de los bosques en otros tipos de cu-bierta del terreno como cultivos, puede afectar alclima debido a los cambios del albedo o reflectividaddel terreno. Además, la destrucción de la biomasaforestal por el fuego libera Gases de Efecto Inverna-dero como el dióxido de carbono (CO2), y productossecundarios de combustión incompleta, como el me-tano (CH4), el monóxido de carbono (CO), el óxido

Figura 1: Incremento de la deforestación en BoliviaFuente: Killeen et al (2006)

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 8080 esta es una publicación de CEBEM

nitroso (N2O), y óxidos de nitrógeno (NOx) entreotros, los cuales originan el calentamiento global.

Definiciones

Al respecto de las definiciones cabe aclarar, que du-rante años se ha popularizado el término“biocombustibles” para referirse a los combustiblesobtenidos a partir de biomasa, incluyendo cultivos,leña, y otros productos. El término aparentementeestá revestido de aspectos positivos, en tanto hacereferencia a fuentes de energía renovables(inagotables), de menor impacto ambiental en com-paración con los hidrocarburos, hidroeléctricas onuclear, y con imágenes que invocan a la Naturaleza.Asimismo, teóricamente se ha postulado que estos“biocombustibles” serían un paso adelante hacia eldesarrollo sostenible. En el presente estudio, se utili-zarán las siguientes definiciones:

Bioenergía: Energía obtenida a partir de seres vivos,en forma directa (como por ejemplo la tracción ani-mal) o indirecta (por ejemplo, la quema de la leñaderivada de un árbol).

Biocombustibles: Combustibles renovables de ori-gen biológico, que incluye a la leña, carbón de leña,estiércol, biogás, biohidrógeno, bioalcohol, biomasamicrobiana, desechos agrícolas, cultivos para com-bustibles, etc.

Agrocombustibles: Biocombustibles obtenidos apartir de monocultivos, tales como soja, caña de azú-car, maíz, etc. En este caso, la energía se obtiene apartir de materias primas de origen agrícola.

Los Agrocombustibles que se derivan de cultivosindustriales incluyen:

Biodiesel de semillas oleaginosas (por ejem-plo, de soja, palma africana, girasol, jatropha,colza, etc.).

Etanol (o metanol) que es el producto de lafermentación de los granos, pasto, paja o ma-dera (incluyendo, por ejemplo, maíz, caña deazúcar, remolacha, etc.).

El Biodiesel es un Agrocombustible derivado deaceites vegetales o grasas animales que puede serutilizado como sustituto total o parcial del Diesel Oilen motores de diesel convencional. El biodiesel es unéster (similar al vinagre) que puede ser obtenido dediferentes tipos de aceites o grasas animales o vege-tales como soya, colza, palma aceitera, etc. El biodie-sel funciona en cualquier motor diesel y puede mez-clarse con diesel de origen fósil.

El Etanol (C2H5OH), también conocido como alcoholetílico o de grano, se obtiene a partir de tres tipos demateria prima: los productos ricos en sacarosa comola caña de azúcar, la melaza y el sorgo dulce; lasfuentes ricas en almidón como cereales (maíz, trigo,cebada, etc.) y tubérculos (yuca, camote, papa); ymediante la hidrólisis de los materiales ricos en celu-losa como la madera y los residuos agrícolas. El eta-nol es un líquido inflamable, incoloro y es el alcoholde menor toxicidad. Se utiliza en las bebidas alcohó-licas, al igual que como desinfectante o disolvente.Posee un alto octanaje y una mayor solubilidad engasolina que el metanol.

Impactos

Deforestación

Los agrocombustibles para ser rentables deben serproducidos en grandes extensiones de monocultivos,que generalmente están en propiedad de unos pocosagroindustriales o directamente en propiedad de lasgrandes multinacionales.

Estados Unidos no será capaz de producir doméstica-mente biomasa suficiente para satisfacer su apetito deagroenergía, en consecuencia América Latina es laprimera opción para ampliar el área con cultivosenergéticos, donde probablemente serán sembradosgrandes plantaciones de caña de azúcar, palma africa-na y soja, que actualmente ya están suplantando bos-ques y pastizales en Brasil, Argentina, Colombia,Ecuador, Paraguay y Bolivia. El cultivo de soja hacausado ya la deforestación de 21 millones de hectá-reas de bosques en Brasil, 14 millones de hectáreas

en Argentina, 2 millones en Paraguay y 600.000 enBolivia. En respuesta a la presión del mercado glo-bal, próximamente se espera, sólo en Brasil, la defo-restación adicional de 60 millones de hectáreas deterritorio (Bravo, 2006).

Desde 1995, el total de tierras destinadas a la produc-ción de soja en Brasil se incrementó en un 3.2%anual (320.000 hectáreas por año). Hoy la soja juntoa la caña de azúcar ocupa un territorio mayor quecualquier otro cultivo en Brasil con un 21% del totaldel área cultivada. El territorio total utilizado en elcultivo de soja se ha multiplicado 57 veces desde1961, y el volumen de producción se ha multiplicado138 veces. El 55% de la soja, o 11.4 millones de hec-táreas, son cultivadas con variedades genéticamentemodificadas (Altieri y Pengue 2006). Según estosmismos investigadores, en el Paraguay, la soja ocupamás del 25% de toda la tierra de agricultura. La defo-restación en este país se dio principalmente en buenaparte del bosque atlántico.

En Colombia la palma africana fue introducida defo-restando miles de hectáreas de bosque tropical húme-do, en donde gran parte de estas tierras se encuentranbajo control militar. En este país el 2003 contaba con

118.000 hectáreas de palma africana, tres años mástarde se incrementó a 285.000 hectáreas, y para el2010 pretenden llegar al millón de hectáreas(Vaneeckhaute, 2007).

En Malasia, entre 1985 y 2000, la explotación deplantaciones de palma africana fue responsable del87% de la deforestación de ese país. (Amigos de laTierra, 2005, cit. FOMODADE 2007). En Sumatra yBorneo, unas 4 millones de hectáreas de bosque sehan convertido en cultivo de palmeras.

En el caso de la soja en Bolivia, ésta constituye unbaluarte del modelo agroindustrial de desarrollo esta-blecido a mediados de los años 80 y avalado por laBanca Internacional y los organismos de cooperaciónmultilateral (PROBIOMA, 2007). El crecimiento delárea de cultivo fue impulsado por grupos constituidosfundamentalmente por empresarios brasileños comoes el grupo Unisoya y Grupo Mónica que tienen fuer-te influencia en el gremio de productores afiliados ala Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo– ANAPO. Actualmente, el área establecida con estecultivo, sobrepasa las 700.000 hectáreas. En laTabla 1 se puede apreciar la evolución del área culti-vada con esta oleaginosa en Bolivia.

añosuperficiecultivada

103 Ha

producción103 Tn

rendimientoTn/Ha

1996 463.2 861.6 1.9

1997 527.5 1037.8 2.0

1998 580.7 1070.5 1.8

1999 629.8 974.3 1.5

2000 609.0 1183.4 1.9

2001 555.9 834.5 1.5

2002 656.0 1298.3 2.0

2003 529.7 1588.9 3.0

2004 610.7 1585.3 2.6

2005 944.3 1652.2 1.7

Tabla 1: Evolución del cultivo de soja en Bolivia, 1996-2005Fuente: Estadísticas Agropecuarias MDRAyMA (2007)

añosuperficiecultivada

103 Ha

producción103 Tn

rendimientoTn/Ha

1996 91.1 4120.3 45.2

1997 92.3 4125.7 44.7

1998 93.1 4241.3 45.6

1999 89.6 4159.9 46.4

2000 83.8 3601.7 43.0

2001 86.2 3859.3 44.8

2002 102.3 4735.1 46.3

2003 105.7 5164.1 48.8

2004 111.3 5632.6 50.6

2005 108.6 5332.3 49.1

Tabla 2: Evolución del cultivo de caña de azúcar en Bolivia, 1996-2005Fuente: Estadísticas Agropecuarias MDRAyMA (2007)

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 8181 esta es una publicación de CEBEM

nitroso (N2O), y óxidos de nitrógeno (NOx) entreotros, los cuales originan el calentamiento global.

Definiciones

Al respecto de las definiciones cabe aclarar, que du-rante años se ha popularizado el término“biocombustibles” para referirse a los combustiblesobtenidos a partir de biomasa, incluyendo cultivos,leña, y otros productos. El término aparentementeestá revestido de aspectos positivos, en tanto hacereferencia a fuentes de energía renovables(inagotables), de menor impacto ambiental en com-paración con los hidrocarburos, hidroeléctricas onuclear, y con imágenes que invocan a la Naturaleza.Asimismo, teóricamente se ha postulado que estos“biocombustibles” serían un paso adelante hacia eldesarrollo sostenible. En el presente estudio, se utili-zarán las siguientes definiciones:

Bioenergía: Energía obtenida a partir de seres vivos,en forma directa (como por ejemplo la tracción ani-mal) o indirecta (por ejemplo, la quema de la leñaderivada de un árbol).

Biocombustibles: Combustibles renovables de ori-gen biológico, que incluye a la leña, carbón de leña,estiércol, biogás, biohidrógeno, bioalcohol, biomasamicrobiana, desechos agrícolas, cultivos para com-bustibles, etc.

Agrocombustibles: Biocombustibles obtenidos apartir de monocultivos, tales como soja, caña de azú-car, maíz, etc. En este caso, la energía se obtiene apartir de materias primas de origen agrícola.

Los Agrocombustibles que se derivan de cultivosindustriales incluyen:

Biodiesel de semillas oleaginosas (por ejem-plo, de soja, palma africana, girasol, jatropha,colza, etc.).

Etanol (o metanol) que es el producto de lafermentación de los granos, pasto, paja o ma-dera (incluyendo, por ejemplo, maíz, caña deazúcar, remolacha, etc.).

El Biodiesel es un Agrocombustible derivado deaceites vegetales o grasas animales que puede serutilizado como sustituto total o parcial del Diesel Oilen motores de diesel convencional. El biodiesel es unéster (similar al vinagre) que puede ser obtenido dediferentes tipos de aceites o grasas animales o vege-tales como soya, colza, palma aceitera, etc. El biodie-sel funciona en cualquier motor diesel y puede mez-clarse con diesel de origen fósil.

El Etanol (C2H5OH), también conocido como alcoholetílico o de grano, se obtiene a partir de tres tipos demateria prima: los productos ricos en sacarosa comola caña de azúcar, la melaza y el sorgo dulce; lasfuentes ricas en almidón como cereales (maíz, trigo,cebada, etc.) y tubérculos (yuca, camote, papa); ymediante la hidrólisis de los materiales ricos en celu-losa como la madera y los residuos agrícolas. El eta-nol es un líquido inflamable, incoloro y es el alcoholde menor toxicidad. Se utiliza en las bebidas alcohó-licas, al igual que como desinfectante o disolvente.Posee un alto octanaje y una mayor solubilidad engasolina que el metanol.

Impactos

Deforestación

Los agrocombustibles para ser rentables deben serproducidos en grandes extensiones de monocultivos,que generalmente están en propiedad de unos pocosagroindustriales o directamente en propiedad de lasgrandes multinacionales.

Estados Unidos no será capaz de producir doméstica-mente biomasa suficiente para satisfacer su apetito deagroenergía, en consecuencia América Latina es laprimera opción para ampliar el área con cultivosenergéticos, donde probablemente serán sembradosgrandes plantaciones de caña de azúcar, palma africa-na y soja, que actualmente ya están suplantando bos-ques y pastizales en Brasil, Argentina, Colombia,Ecuador, Paraguay y Bolivia. El cultivo de soja hacausado ya la deforestación de 21 millones de hectá-reas de bosques en Brasil, 14 millones de hectáreas

en Argentina, 2 millones en Paraguay y 600.000 enBolivia. En respuesta a la presión del mercado glo-bal, próximamente se espera, sólo en Brasil, la defo-restación adicional de 60 millones de hectáreas deterritorio (Bravo, 2006).

Desde 1995, el total de tierras destinadas a la produc-ción de soja en Brasil se incrementó en un 3.2%anual (320.000 hectáreas por año). Hoy la soja juntoa la caña de azúcar ocupa un territorio mayor quecualquier otro cultivo en Brasil con un 21% del totaldel área cultivada. El territorio total utilizado en elcultivo de soja se ha multiplicado 57 veces desde1961, y el volumen de producción se ha multiplicado138 veces. El 55% de la soja, o 11.4 millones de hec-táreas, son cultivadas con variedades genéticamentemodificadas (Altieri y Pengue 2006). Según estosmismos investigadores, en el Paraguay, la soja ocupamás del 25% de toda la tierra de agricultura. La defo-restación en este país se dio principalmente en buenaparte del bosque atlántico.

En Colombia la palma africana fue introducida defo-restando miles de hectáreas de bosque tropical húme-do, en donde gran parte de estas tierras se encuentranbajo control militar. En este país el 2003 contaba con

118.000 hectáreas de palma africana, tres años mástarde se incrementó a 285.000 hectáreas, y para el2010 pretenden llegar al millón de hectáreas(Vaneeckhaute, 2007).

En Malasia, entre 1985 y 2000, la explotación deplantaciones de palma africana fue responsable del87% de la deforestación de ese país. (Amigos de laTierra, 2005, cit. FOMODADE 2007). En Sumatra yBorneo, unas 4 millones de hectáreas de bosque sehan convertido en cultivo de palmeras.

En el caso de la soja en Bolivia, ésta constituye unbaluarte del modelo agroindustrial de desarrollo esta-blecido a mediados de los años 80 y avalado por laBanca Internacional y los organismos de cooperaciónmultilateral (PROBIOMA, 2007). El crecimiento delárea de cultivo fue impulsado por grupos constituidosfundamentalmente por empresarios brasileños comoes el grupo Unisoya y Grupo Mónica que tienen fuer-te influencia en el gremio de productores afiliados ala Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo– ANAPO. Actualmente, el área establecida con estecultivo, sobrepasa las 700.000 hectáreas. En laTabla 1 se puede apreciar la evolución del área culti-vada con esta oleaginosa en Bolivia.

añosuperficiecultivada

103 Ha

producción103 Tn

rendimientoTn/Ha

1996 463.2 861.6 1.9

1997 527.5 1037.8 2.0

1998 580.7 1070.5 1.8

1999 629.8 974.3 1.5

2000 609.0 1183.4 1.9

2001 555.9 834.5 1.5

2002 656.0 1298.3 2.0

2003 529.7 1588.9 3.0

2004 610.7 1585.3 2.6

2005 944.3 1652.2 1.7

Tabla 1: Evolución del cultivo de soja en Bolivia, 1996-2005Fuente: Estadísticas Agropecuarias MDRAyMA (2007)

añosuperficiecultivada

103 Ha

producción103 Tn

rendimientoTn/Ha

1996 91.1 4120.3 45.2

1997 92.3 4125.7 44.7

1998 93.1 4241.3 45.6

1999 89.6 4159.9 46.4

2000 83.8 3601.7 43.0

2001 86.2 3859.3 44.8

2002 102.3 4735.1 46.3

2003 105.7 5164.1 48.8

2004 111.3 5632.6 50.6

2005 108.6 5332.3 49.1

Tabla 2: Evolución del cultivo de caña de azúcar en Bolivia, 1996-2005Fuente: Estadísticas Agropecuarias MDRAyMA (2007)

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 8282 esta es una publicación de CEBEM

Con relación al cultivo de la caña de azúcar, la activi-dad agroindustrial azucarera se inicia en Bolivia en1941 y para entonces ya existían en el departamentode Santa Cruz alrededor de 3.000 hectáreas cultiva-das de caña de azúcar; con ella se producía azúcar“baya” o “negra” y alcohol. Fue en 1944 cuando sefabricó por primera vez azúcar blanca cristalizada.Paralelamente a la producción local, también se im-portaba azúcar. En la década de los 60, Bolivia seautoabastece de azúcar e inicia una etapa de exporta-ción; en las décadas siguientes la importación sóloocurrió en casos excepcionales por cuestiones clima-tológicas o bajas en los precios internacionales. Ac-tualmente, el área de producción de caña de azúcar

en el departamento de Santa Cruz está ubicada en 9municipios: Andrés Ibáñez, La Guardia, El Tomo,Cotoca, Warnes, Portachuelo, Montero, Mineros yGeneral Saavedra. Esta zona abarca más de 100.000hectáreas cultivadas que, de acuerdo a su extensión,las propiedades se clasifican en pequeñas, hasta 20has.; medianas, de 20 a 50 has., y grandes, mayores a50 has.; las pequeñas y medianas propiedades abar-can el 35% y las grandes el 65% (CPT y RSJDH,2007). En la Tabla 2 se puede apreciar la evolucióndel área cultivada en Bolivia con este potencialagroenergético.

Emisión de gases de efecto invernadero

Dado que el insumo principal para la producción deAgrocombustibles del tipo Biodiesel es el aceite ve-getal, los litros de aceite que se obtienen por hectáreay por año, dependerán del cultivo (Tabla 3), del lugary de los tratamientos industriales a los cuales sonsometidos.

En el contexto internacional, los Agrocombustiblesdel tipo Biodiesel, se derivan principalmente de se-millas de oleaginosas industriales como la soja, pal-ma africana, girasol, etc., sin embargo por sus nume-rosas ventajas comparativas, de todas las potencialesespecies de oleaginosas para la producción de Bio-diesel, la soja continúa siendo la más utilizada para laproducción de este energético en América y el mun-do, y se prevé que esta tendencia no cambiará enBolivia. Es usado principalmente por que tiene unacadena productiva bien estructurada, su aceite puedeser utilizado tanto para consumo humano, producciónde Biodiesel, además que de la soja se produce ali-mento proteínico utilizado para la formulación deraciones en animales. Su grano puede ser almacenadopor largos periodos de tiempo (permite esperar mejo-

res precios). El Biodiesel producido de aceite de soja,no presenta restricciones de uso tanto para climascalientes y fríos, a pesar de que su estabilidad oxida-tiva y su alto índice de yodo restrinjan su comerciali-zación en Europa y finalmente es uno de los aceitesmás baratos.

En este contexto, y utilizando los siguientes supues-tos básicos: Consumo anual Diesel Oil de origen fósilen Bolivia 850.000 m3; densidad del aceite 0,923; 45% aceite grano girasol; rendimiento de girasol 1.500(kg/ha); 18% aceite grano soja y rendimiento de soja2.200 (kg/ha), se estima como resultado que la ex-pansión de la frontera agrícola para el caso de la sojaserá de 39.624 y 99.059 hectáreas, utilizando unaproporción de mezcla con Diesel Oil de 2% y 5%respectivamente. En el caso del girasol, el área deexpansión será de 23.246 y 58.115 hectáreas, utili-zando una proporción de mezcla con Diesel Oil de2% y 5% respectivamente (ver Tabla 4).

La ampliación de las mencionadas áreas de cultivosobre los bosques de la zona, representaría la emisióna la atmósfera de 12.317.080 y 30.792.391 toneladasde dióxido de carbono respectivamente para el casode la soja, con los conse-cuentes impactos poste-

riores sobre el calentamiento global.

Sin embargo su expansión también se puede dar entierras que ya están bajo explotación agropecuaria, obien invadiendo áreas silvestres para convertirlas a laagricultura. En este caso, la expansión de la produc-ción de agrocombustibles podría profundamente elproblema del hambre, sobre todo en países comoBolivia donde la alimentación se basa en productosque podrían ser empleados en la fabricación de agro-combustibles.

Con relación a la anterior figura y cuadro, el DieselOil de origen fósil que se consume en Bolivia alcan-zó a 1.022.316 m3 el 2005 y se incremento a1.122.474 m3 el 2006 (Superintendencia de Hidrocar-buros, 2007), de las cuales el 65% es producido inter-namente y un 35% proviene principalmente de im-portaciones de Venezuela y Argentina. En la actuali-dad, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos(YPFB), importa 250.000 barriles mensuales de die-sel, es decir, aproximadamente 8.300 barriles por día,lo que suma hasta este año 2007 un total de 140 mi-llones de dólares.

Degradación del suelo

especie producción de aceite(l/Ha)

Soja (Glicine max) 420-580

Girasol (Helianthus annuus) 890

Colza (Brassica napus) 1100

Palma (Elaeis guineensis) 3500-5550

Jatropha/piñon (Jatropha curcas) 1590-3500

Ricino/tartago (Ricinus communis) 1200-1700

Tung (Aleurites fordii) 880

Maní (Arachis hipogaea) 990

Aguacate, palta (Persea americana) 2460

Coco (Cocos nucifera) 2510

Cocotero (Acrocomia aculeata) 4200

Tabla 3: Producción de aceite vegetal según especiesFuente: elaboración propia

proporción en mezcla(%)

volumen de BD(ton)

girasolproducción (ton)

girasolárea (Ha)

2% 15691 34869 23246

5% 39228 87172 58115

sojaproducción (ton)

sojaárea (Ha)

87172 39624

217931 99059

Tabla 4: Estimación de necesidades de granos oleaginosos y área cultivada, según dos proporciones de mezcla de Biodiesel (BD) + Diesel OilFuente: Cruz (2007)

Figura 2: Potencial emisión de Dióxido de Carbono (ton) por la expansión del cultivo de la soja en áreas del Bosque Chiquitano y ChaqueñoFuente: Cruz (2007)

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 8383 esta es una publicación de CEBEM

Con relación al cultivo de la caña de azúcar, la activi-dad agroindustrial azucarera se inicia en Bolivia en1941 y para entonces ya existían en el departamentode Santa Cruz alrededor de 3.000 hectáreas cultiva-das de caña de azúcar; con ella se producía azúcar“baya” o “negra” y alcohol. Fue en 1944 cuando sefabricó por primera vez azúcar blanca cristalizada.Paralelamente a la producción local, también se im-portaba azúcar. En la década de los 60, Bolivia seautoabastece de azúcar e inicia una etapa de exporta-ción; en las décadas siguientes la importación sóloocurrió en casos excepcionales por cuestiones clima-tológicas o bajas en los precios internacionales. Ac-tualmente, el área de producción de caña de azúcar

en el departamento de Santa Cruz está ubicada en 9municipios: Andrés Ibáñez, La Guardia, El Tomo,Cotoca, Warnes, Portachuelo, Montero, Mineros yGeneral Saavedra. Esta zona abarca más de 100.000hectáreas cultivadas que, de acuerdo a su extensión,las propiedades se clasifican en pequeñas, hasta 20has.; medianas, de 20 a 50 has., y grandes, mayores a50 has.; las pequeñas y medianas propiedades abar-can el 35% y las grandes el 65% (CPT y RSJDH,2007). En la Tabla 2 se puede apreciar la evolucióndel área cultivada en Bolivia con este potencialagroenergético.

Emisión de gases de efecto invernadero

Dado que el insumo principal para la producción deAgrocombustibles del tipo Biodiesel es el aceite ve-getal, los litros de aceite que se obtienen por hectáreay por año, dependerán del cultivo (Tabla 3), del lugary de los tratamientos industriales a los cuales sonsometidos.

En el contexto internacional, los Agrocombustiblesdel tipo Biodiesel, se derivan principalmente de se-millas de oleaginosas industriales como la soja, pal-ma africana, girasol, etc., sin embargo por sus nume-rosas ventajas comparativas, de todas las potencialesespecies de oleaginosas para la producción de Bio-diesel, la soja continúa siendo la más utilizada para laproducción de este energético en América y el mun-do, y se prevé que esta tendencia no cambiará enBolivia. Es usado principalmente por que tiene unacadena productiva bien estructurada, su aceite puedeser utilizado tanto para consumo humano, producciónde Biodiesel, además que de la soja se produce ali-mento proteínico utilizado para la formulación deraciones en animales. Su grano puede ser almacenadopor largos periodos de tiempo (permite esperar mejo-

res precios). El Biodiesel producido de aceite de soja,no presenta restricciones de uso tanto para climascalientes y fríos, a pesar de que su estabilidad oxida-tiva y su alto índice de yodo restrinjan su comerciali-zación en Europa y finalmente es uno de los aceitesmás baratos.

En este contexto, y utilizando los siguientes supues-tos básicos: Consumo anual Diesel Oil de origen fósilen Bolivia 850.000 m3; densidad del aceite 0,923; 45% aceite grano girasol; rendimiento de girasol 1.500(kg/ha); 18% aceite grano soja y rendimiento de soja2.200 (kg/ha), se estima como resultado que la ex-pansión de la frontera agrícola para el caso de la sojaserá de 39.624 y 99.059 hectáreas, utilizando unaproporción de mezcla con Diesel Oil de 2% y 5%respectivamente. En el caso del girasol, el área deexpansión será de 23.246 y 58.115 hectáreas, utili-zando una proporción de mezcla con Diesel Oil de2% y 5% respectivamente (ver Tabla 4).

La ampliación de las mencionadas áreas de cultivosobre los bosques de la zona, representaría la emisióna la atmósfera de 12.317.080 y 30.792.391 toneladasde dióxido de carbono respectivamente para el casode la soja, con los conse-cuentes impactos poste-

riores sobre el calentamiento global.

Sin embargo su expansión también se puede dar entierras que ya están bajo explotación agropecuaria, obien invadiendo áreas silvestres para convertirlas a laagricultura. En este caso, la expansión de la produc-ción de agrocombustibles podría profundamente elproblema del hambre, sobre todo en países comoBolivia donde la alimentación se basa en productosque podrían ser empleados en la fabricación de agro-combustibles.

Con relación a la anterior figura y cuadro, el DieselOil de origen fósil que se consume en Bolivia alcan-zó a 1.022.316 m3 el 2005 y se incremento a1.122.474 m3 el 2006 (Superintendencia de Hidrocar-buros, 2007), de las cuales el 65% es producido inter-namente y un 35% proviene principalmente de im-portaciones de Venezuela y Argentina. En la actuali-dad, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos(YPFB), importa 250.000 barriles mensuales de die-sel, es decir, aproximadamente 8.300 barriles por día,lo que suma hasta este año 2007 un total de 140 mi-llones de dólares.

Degradación del suelo

especie producción de aceite(l/Ha)

Soja (Glicine max) 420-580

Girasol (Helianthus annuus) 890

Colza (Brassica napus) 1100

Palma (Elaeis guineensis) 3500-5550

Jatropha/piñon (Jatropha curcas) 1590-3500

Ricino/tartago (Ricinus communis) 1200-1700

Tung (Aleurites fordii) 880

Maní (Arachis hipogaea) 990

Aguacate, palta (Persea americana) 2460

Coco (Cocos nucifera) 2510

Cocotero (Acrocomia aculeata) 4200

Tabla 3: Producción de aceite vegetal según especiesFuente: elaboración propia

proporción en mezcla(%)

volumen de BD(ton)

girasolproducción (ton)

girasolárea (Ha)

2% 15691 34869 23246

5% 39228 87172 58115

sojaproducción (ton)

sojaárea (Ha)

87172 39624

217931 99059

Tabla 4: Estimación de necesidades de granos oleaginosos y área cultivada, según dos proporciones de mezcla de Biodiesel (BD) + Diesel OilFuente: Cruz (2007)

Figura 2: Potencial emisión de Dióxido de Carbono (ton) por la expansión del cultivo de la soja en áreas del Bosque Chiquitano y ChaqueñoFuente: Cruz (2007)

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 8484 esta es una publicación de CEBEM

Los monocultivos agroindustriales provocan unadegradación del suelo y erosión. Según la FAO, hasta500 millones de hectáreas de tierras arables desapare-cerán en el tercer mundo a causa de estas inadecua-das prácticas de cultivo.

La erosión es la pérdida de suelo fértil, debido a queel agua y el viento normalmente arrastran la capasuperficial de la tierra. Las practicas agrícolas para elestablecimiento de monocultivos industriales, podrí-an acelerar la pérdida de suelos fértiles por la des-trucción de la cubierta vegetal, producto de malastécnicas de cultivo (monocultivos), quema de vegeta-ción o tala del bosque. Es importante destacar que laerosión del suelo, además de afectar y alterar los eco-sistemas, afecta seriamente a los actores sociales y ala economía de un lugar. Hay una relación directaentre la disminución de la capacidad productora delsuelo y la disminución de los ingresos de las comuni-dades.

Por otra parte, cuando se siembra la misma especiecada año, la tierra se deteriora y degrada de formasignificante. El sistema de monocultivo agota losnutrientes del suelo. Si se continúa cultivando la mis-ma especie en la misma tierra, disminuye la produc-ción cada año. Además de agotar las tierras, el mono-cultivo multiplica algunas plagas y enfermedadesfitopatológicas, pues éstas pueden contar siempre conel tipo de alimento al que están adaptadas y en elcaso de las enfermedades se incrementa el potencial

de inóculo del fitopatógeno año tras año.

Otro problema asociado a la degradación de suelos essu compactación, producto del incremento de la me-canización agrícola por el establecimiento de cultivosagroenergéticos, que de forma repetida pasan por elmismo lugar. Esto provoca la desaparición de losespacios existentes entre las partículas del suelo, locual disminuye la cantidad de oxígeno presente y porende la microflora y microfauna.

La degradación de los suelos es como una crisis si-lenciosa que esta avanzando tan rápidamente enAmérica Latina que pocos países tienen la esperanzade alcanzar una agricultura sostenible en un futuropróximo. Es un problema que, a pesar de estar ame-nazando la subsistencia de millones de personas en laregión, tiende a ser ignorado por los gobiernos y lapoblación en general.

La degradación del suelo reviste gran importancia,porque su regeneración es en extremo lenta. En zonasagrícolas tropicales y templadas, se requiere de unpromedio de 500 años para la renovación de 2,5 cen-tímetros de suelo.

De acuerdo con la institución RALLT (2008), la pro-ducción de soya da lugar a la severa degradación desuelos. El cultivo de soya “absorbe” la fertilidad delos suelos, dejándolos degradados y empobrecidos.Esto se debe a que el cultivo de soya es muy extracti-vo y generalmente se cultiva en sistemas de mono-

cultivos consecutivos donde la aplicación de fertili-zantes y plaguicidas sintéticos es elevada. En Bolivia,la producción de soya ya ha dejado cien mil hectáreasde suelos severamente degradados por compactación,erosión y contaminación por agroquímicos. Por lotanto, los sistemas alimentarios locales no disponendel recurso básico (suelo fértil). Por ello, cada vez sedebe invertir en mayores cantidades de fertilizantessintéticos. La degradación de suelos que la soya pro-voca es tan severa, que después de pocos años de sucultivo, los suelos sólo son aptos para la producciónganadera extensiva.

Contaminación de suelos

La agroindustria utiliza de forma masiva agroquími-cos como los fertilizantes, pesticidas y herbicidas,que causan una paulatina contaminación de los sue-los. Los suelos poseen una cierta capacidad para asi-milar las intervenciones humanas sin entrar en proce-sos de deterioro. Sin embargo, esta capacidad ha sidoampliamente sobrepasada en muchos lugares, comoconsecuencia de la producción y acumulación deresiduos agroindustriales. Algunos de estos agroquí-micos permanecen en el suelo contaminado, y desdeallí se integran a las cadenas alimenticias, aumentan-do su concentración a medida que avanzan de niveltrófico.

Desertificación

La desertificación es la intensificación de la aridez.Cabe destacar que este término se utiliza para descri-bir procesos antrópicos, es decir causados por losseres humanos. En cambio, otro concepto llamado"desertización", se utiliza para describir el procesonatural de la formación de desiertos. La desertifica-ción, definida como la intensificación de las condi-ciones desérticas y el decrecimiento paulatino de laproductividad de los ecosistemas, es generada princi-palmente por el ser humano, que actúa sobre un me-dio frágil y lo explota en exceso para obtener produc-tos agrícolas, en este caso del tipo agrocombustibles.

Cuando se tala la vegetación nativa para despejartierras y habilitarlas para el establecimiento de culti-vos (ampliación de la frontera agrícola), la capa fértil

del suelo es expuesta a la lluvia y al sol, la cortezadel suelo se endurece y se seca, impidiendo la infil-tración de más agua. Así comienza el proceso de de-sertificación, ya que disminuye la filtración acuosa adepósitos subterráneos, y la capa de suelo superficialse erosiona y se convierte en estéril.

Las principales causas de desertificación son la agri-cultura de secano y riego, la erosión hídrica y eólica,los cambios climáticos, el sobrepastoreo, la defores-tación por expansión de la frontera agrícola, los in-cendios forestales, la extinción de especies nativas deflora y fauna, y la expansión urbana.

De acuerdo con la institución RALLT (2008), la ex-pansión del cultivo de soya en Bolivia durante losúltimos 15 años ha sido del 411% a costa de la defo-restación de más de un millón de hectáreas de bos-que. La tasa de desmonte para habilitar tierras para elcultivo de soya es de casi 60 mil hectáreas por año.Si este ritmo de deforestación continúa, los bosquesde las zonas soyeras corren el riesgo de desaparecer.Este es el caso de San Julián, uno los principales mu-nicipios productores de soya de Santa Cruz, donde siel actual nivel de deforestación continúa, los bosquesde San Julián estarán extintos en menos de nueveaños. La actual deforestación está causando la altera-ción del ciclo hidrológico, especialmente el ciclopluvial. Por eso, no es de extrañar que en esta últimatemporada de lluvias, San Julián haya sido severa-mente afectada por inundaciones. Tampoco será deextrañar la probable sequía y la inevitable erosión desus suelos.

Impactos sobre la Biodiversidad

La producción de Agrocombustibles conlleva la pér-dida de bosques tropicales y de su riqueza en biodi-versidad, puede presentar un riesgo a las fuentes na-turales de agua y humedales. Los principales impac-tos se refieren a la pérdida de hábitat y en consecuen-cia de alimento y refugio para la fauna y flora, ade-más de problemas con los ruidos de la maquinaria enla época de nidificación para las aves. Se ha verifica-do la devastación ecológica y social generada por laagroindustria, que ha resultado en la pérdida de 75%de la biodiversidad a lo largo del último siglo, segúnFigura 3: Intensificación del uso maquinaria agrícola para el establecimiento de monocultivos agroindustriales

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 8585 esta es una publicación de CEBEM

Los monocultivos agroindustriales provocan unadegradación del suelo y erosión. Según la FAO, hasta500 millones de hectáreas de tierras arables desapare-cerán en el tercer mundo a causa de estas inadecua-das prácticas de cultivo.

La erosión es la pérdida de suelo fértil, debido a queel agua y el viento normalmente arrastran la capasuperficial de la tierra. Las practicas agrícolas para elestablecimiento de monocultivos industriales, podrí-an acelerar la pérdida de suelos fértiles por la des-trucción de la cubierta vegetal, producto de malastécnicas de cultivo (monocultivos), quema de vegeta-ción o tala del bosque. Es importante destacar que laerosión del suelo, además de afectar y alterar los eco-sistemas, afecta seriamente a los actores sociales y ala economía de un lugar. Hay una relación directaentre la disminución de la capacidad productora delsuelo y la disminución de los ingresos de las comuni-dades.

Por otra parte, cuando se siembra la misma especiecada año, la tierra se deteriora y degrada de formasignificante. El sistema de monocultivo agota losnutrientes del suelo. Si se continúa cultivando la mis-ma especie en la misma tierra, disminuye la produc-ción cada año. Además de agotar las tierras, el mono-cultivo multiplica algunas plagas y enfermedadesfitopatológicas, pues éstas pueden contar siempre conel tipo de alimento al que están adaptadas y en elcaso de las enfermedades se incrementa el potencial

de inóculo del fitopatógeno año tras año.

Otro problema asociado a la degradación de suelos essu compactación, producto del incremento de la me-canización agrícola por el establecimiento de cultivosagroenergéticos, que de forma repetida pasan por elmismo lugar. Esto provoca la desaparición de losespacios existentes entre las partículas del suelo, locual disminuye la cantidad de oxígeno presente y porende la microflora y microfauna.

La degradación de los suelos es como una crisis si-lenciosa que esta avanzando tan rápidamente enAmérica Latina que pocos países tienen la esperanzade alcanzar una agricultura sostenible en un futuropróximo. Es un problema que, a pesar de estar ame-nazando la subsistencia de millones de personas en laregión, tiende a ser ignorado por los gobiernos y lapoblación en general.

La degradación del suelo reviste gran importancia,porque su regeneración es en extremo lenta. En zonasagrícolas tropicales y templadas, se requiere de unpromedio de 500 años para la renovación de 2,5 cen-tímetros de suelo.

De acuerdo con la institución RALLT (2008), la pro-ducción de soya da lugar a la severa degradación desuelos. El cultivo de soya “absorbe” la fertilidad delos suelos, dejándolos degradados y empobrecidos.Esto se debe a que el cultivo de soya es muy extracti-vo y generalmente se cultiva en sistemas de mono-

cultivos consecutivos donde la aplicación de fertili-zantes y plaguicidas sintéticos es elevada. En Bolivia,la producción de soya ya ha dejado cien mil hectáreasde suelos severamente degradados por compactación,erosión y contaminación por agroquímicos. Por lotanto, los sistemas alimentarios locales no disponendel recurso básico (suelo fértil). Por ello, cada vez sedebe invertir en mayores cantidades de fertilizantessintéticos. La degradación de suelos que la soya pro-voca es tan severa, que después de pocos años de sucultivo, los suelos sólo son aptos para la producciónganadera extensiva.

Contaminación de suelos

La agroindustria utiliza de forma masiva agroquími-cos como los fertilizantes, pesticidas y herbicidas,que causan una paulatina contaminación de los sue-los. Los suelos poseen una cierta capacidad para asi-milar las intervenciones humanas sin entrar en proce-sos de deterioro. Sin embargo, esta capacidad ha sidoampliamente sobrepasada en muchos lugares, comoconsecuencia de la producción y acumulación deresiduos agroindustriales. Algunos de estos agroquí-micos permanecen en el suelo contaminado, y desdeallí se integran a las cadenas alimenticias, aumentan-do su concentración a medida que avanzan de niveltrófico.

Desertificación

La desertificación es la intensificación de la aridez.Cabe destacar que este término se utiliza para descri-bir procesos antrópicos, es decir causados por losseres humanos. En cambio, otro concepto llamado"desertización", se utiliza para describir el procesonatural de la formación de desiertos. La desertifica-ción, definida como la intensificación de las condi-ciones desérticas y el decrecimiento paulatino de laproductividad de los ecosistemas, es generada princi-palmente por el ser humano, que actúa sobre un me-dio frágil y lo explota en exceso para obtener produc-tos agrícolas, en este caso del tipo agrocombustibles.

Cuando se tala la vegetación nativa para despejartierras y habilitarlas para el establecimiento de culti-vos (ampliación de la frontera agrícola), la capa fértil

del suelo es expuesta a la lluvia y al sol, la cortezadel suelo se endurece y se seca, impidiendo la infil-tración de más agua. Así comienza el proceso de de-sertificación, ya que disminuye la filtración acuosa adepósitos subterráneos, y la capa de suelo superficialse erosiona y se convierte en estéril.

Las principales causas de desertificación son la agri-cultura de secano y riego, la erosión hídrica y eólica,los cambios climáticos, el sobrepastoreo, la defores-tación por expansión de la frontera agrícola, los in-cendios forestales, la extinción de especies nativas deflora y fauna, y la expansión urbana.

De acuerdo con la institución RALLT (2008), la ex-pansión del cultivo de soya en Bolivia durante losúltimos 15 años ha sido del 411% a costa de la defo-restación de más de un millón de hectáreas de bos-que. La tasa de desmonte para habilitar tierras para elcultivo de soya es de casi 60 mil hectáreas por año.Si este ritmo de deforestación continúa, los bosquesde las zonas soyeras corren el riesgo de desaparecer.Este es el caso de San Julián, uno los principales mu-nicipios productores de soya de Santa Cruz, donde siel actual nivel de deforestación continúa, los bosquesde San Julián estarán extintos en menos de nueveaños. La actual deforestación está causando la altera-ción del ciclo hidrológico, especialmente el ciclopluvial. Por eso, no es de extrañar que en esta últimatemporada de lluvias, San Julián haya sido severa-mente afectada por inundaciones. Tampoco será deextrañar la probable sequía y la inevitable erosión desus suelos.

Impactos sobre la Biodiversidad

La producción de Agrocombustibles conlleva la pér-dida de bosques tropicales y de su riqueza en biodi-versidad, puede presentar un riesgo a las fuentes na-turales de agua y humedales. Los principales impac-tos se refieren a la pérdida de hábitat y en consecuen-cia de alimento y refugio para la fauna y flora, ade-más de problemas con los ruidos de la maquinaria enla época de nidificación para las aves. Se ha verifica-do la devastación ecológica y social generada por laagroindustria, que ha resultado en la pérdida de 75%de la biodiversidad a lo largo del último siglo, segúnFigura 3: Intensificación del uso maquinaria agrícola para el establecimiento de monocultivos agroindustriales

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 8686 esta es una publicación de CEBEM

la FAO (2007).

Durante una de las últimas reuniones del organismode asesoramiento científico de la ONU llevada a caboen julio de 2007 en París, una amplia mayoría degobiernos de Europa, Asia y Latinoamérica, expresa-ron su grave preocupación ante los riesgos que laproducción en gran escala de agrocombustibles pue-den implicar para bosques, ecosistemas, pueblos indí-

genas y comunidades locales. Varios gobiernos pidie-ron que se aplicara el principio de precaución en eltema de los agrocombustibles.

ReferenciasAltieri, M.A.; Pengue, W. 2006 GM soybean: Latin America’s new colonizer. Seedling January issue.

Bravo, E. 2006. Biocombustibles, cultivos energéticos y soberanía alimentaria: encendiendo el debate sobre biocombustibles. Acción Eco-lógica, Quito, Ecuador.

FORO BOLIVIANO SOBRE MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO (FOBOMADE). 2007. ¿Biocombustibles en Bolivia?. FOBOMADE. LaPaz, Bolivia. 12 p.

IUCN. 2001. Cambio Climático y Biodiversidad: Cooperación entre el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención Marco sobreel Cambio Climático. Sexta Reunión del Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico del Conveniosobre la Diversidad Biológica, celebrado en Montreal, Canadá, del 12 al 19 de marzo de 2001. 6 p.

IPCC. 2000. Special Report on Land Use, Land Use Change and Forestry. Summary for Policymakers. Geneva, Switzerland. 20 p. Kirsh-baum, M.U.F.; Fischlin, A. 1995. Climate change impacts on forest. IPCC. Eds. Cambridge University Press, 1996.http://www.ipcc.ch

Killeen, T.J.; Calderon, V.; Soria, L.; Quezada, B.; Steininger, M.K.; Harper, G.; Solórzano, L.A.; Tucker, C.J. 2006. Thirty Years ofLand-Cover Change in Bolivia. Conservation International. Santa Cruz, Bolivia. 24 p.

MINISTERIO DE DESARROLLO RURAL, AGROPECUARIO Y MEDIO AMBIENTE. 2007. Plan del Ministerio de Desarrollo Rural, Agrope-cuario y Medio Ambiente para la Revolución Rural, Agraria y Forestal. MDRAyMA. La Paz, Bolivia. 55p.

MINISTERIO DE DESARROLLO SOSTENIBLE Y MEDIO AMBIENTE, SECRETARIA NACIONAL DE RECURSOS NATURALES Y ME-DIO AMBIENTE, SUBSECRETARIA DE RECURSOS NATURALES. 1995a. Mapa forestal de Bolivia. La Paz (Bolivia). 43 p.

OFFICE NATIONAL DES FOREST (ONF). 2001. Bosque y Cambio Climático. ONF. Santiago de Chile, Chile. 15 p.

PRODUCTIVIDAD, BIOSFERA Y MEDIO AMBIENTE. 2007. Problemática de la soya en Bolivia y sus perspectivas. PROBIOMA. SantaCruz, Bolivia. 20 p.

RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRANSGÉNICOS (RALLT). 2008. Transgénicos en Bolivia.http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2006022407

SUPERINTENDENCIA FORESTAL. 2006. Avance de la deforestación mecanizada en Bolivia: Tasa anual de deforestación mecanizada enlos años 2004 y 2005. SIF. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. 51 p.

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

La necesidad de un debateintegral sobre el desarrollode agro-combustibles enla Argentina

Mónica B. Wehbe, H. Martín Civitaresi, Ivan Tarasconi*

* Mónica B. Wehbe (M.A. Agricultural and Rural Development), H. Martín Civitaresi (M.A. Local and Regional Development) eIvan Tarasconi (Estudiante avanzado de la Licenciatura en Economía) se desempeñan en el Departamento de Economía,Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina

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Revista Virtual REDESMAmarzo 2008

la FAO (2007).

Durante una de las últimas reuniones del organismode asesoramiento científico de la ONU llevada a caboen julio de 2007 en París, una amplia mayoría degobiernos de Europa, Asia y Latinoamérica, expresa-ron su grave preocupación ante los riesgos que laproducción en gran escala de agrocombustibles pue-den implicar para bosques, ecosistemas, pueblos indí-

genas y comunidades locales. Varios gobiernos pidie-ron que se aplicara el principio de precaución en eltema de los agrocombustibles.

ReferenciasAltieri, M.A.; Pengue, W. 2006 GM soybean: Latin America’s new colonizer. Seedling January issue.

Bravo, E. 2006. Biocombustibles, cultivos energéticos y soberanía alimentaria: encendiendo el debate sobre biocombustibles. Acción Eco-lógica, Quito, Ecuador.

FORO BOLIVIANO SOBRE MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO (FOBOMADE). 2007. ¿Biocombustibles en Bolivia?. FOBOMADE. LaPaz, Bolivia. 12 p.

IUCN. 2001. Cambio Climático y Biodiversidad: Cooperación entre el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención Marco sobreel Cambio Climático. Sexta Reunión del Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico del Conveniosobre la Diversidad Biológica, celebrado en Montreal, Canadá, del 12 al 19 de marzo de 2001. 6 p.

IPCC. 2000. Special Report on Land Use, Land Use Change and Forestry. Summary for Policymakers. Geneva, Switzerland. 20 p. Kirsh-baum, M.U.F.; Fischlin, A. 1995. Climate change impacts on forest. IPCC. Eds. Cambridge University Press, 1996.http://www.ipcc.ch

Killeen, T.J.; Calderon, V.; Soria, L.; Quezada, B.; Steininger, M.K.; Harper, G.; Solórzano, L.A.; Tucker, C.J. 2006. Thirty Years ofLand-Cover Change in Bolivia. Conservation International. Santa Cruz, Bolivia. 24 p.

MINISTERIO DE DESARROLLO RURAL, AGROPECUARIO Y MEDIO AMBIENTE. 2007. Plan del Ministerio de Desarrollo Rural, Agrope-cuario y Medio Ambiente para la Revolución Rural, Agraria y Forestal. MDRAyMA. La Paz, Bolivia. 55p.

MINISTERIO DE DESARROLLO SOSTENIBLE Y MEDIO AMBIENTE, SECRETARIA NACIONAL DE RECURSOS NATURALES Y ME-DIO AMBIENTE, SUBSECRETARIA DE RECURSOS NATURALES. 1995a. Mapa forestal de Bolivia. La Paz (Bolivia). 43 p.

OFFICE NATIONAL DES FOREST (ONF). 2001. Bosque y Cambio Climático. ONF. Santiago de Chile, Chile. 15 p.

PRODUCTIVIDAD, BIOSFERA Y MEDIO AMBIENTE. 2007. Problemática de la soya en Bolivia y sus perspectivas. PROBIOMA. SantaCruz, Bolivia. 20 p.

RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRANSGÉNICOS (RALLT). 2008. Transgénicos en Bolivia.http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2006022407

SUPERINTENDENCIA FORESTAL. 2006. Avance de la deforestación mecanizada en Bolivia: Tasa anual de deforestación mecanizada enlos años 2004 y 2005. SIF. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. 51 p.

Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques en Bolivia [David Cruz Choque]

La necesidad de un debateintegral sobre el desarrollode agro-combustibles enla Argentina

Mónica B. Wehbe, H. Martín Civitaresi, Ivan Tarasconi*

* Mónica B. Wehbe (M.A. Agricultural and Rural Development), H. Martín Civitaresi (M.A. Local and Regional Development) eIvan Tarasconi (Estudiante avanzado de la Licenciatura en Economía) se desempeñan en el Departamento de Economía,Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 8888 esta es una publicación de CEBEM

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

Introducción

Es innegable que los agro-combustibles son parte deun futuro que ya llegó. Los agro-combustibles, aligual que otros biocombustibles cuyo origen no pro-viene de cultivos agrícolas, se van configurando co-mo una alternativa viable a los combustibles fósiles,a la vez que representan para las regiones producto-ras, sobre todo en aquellos países de menor desarro-llo, una eventual estrategia de diversificación de sueconomía rural y de agregación de valor a la produc-ción primaria que podría favorecer el aumento delempleo y de los salarios en algunas de sus áreas rura-les (UNCTAD, 2006).

Concientes de ello, los gobiernos se han encargadode generar una demanda cautiva de agro-combustibles a partir de leyes que promueven la in-versión y el crecimiento de esta industria, aún inci-piente en la mayoría de los países en desarrollo. En elcaso de la Argentina, el gobierno nacional aprobó laLey 26093/06, a la cual se han sumado una serie denormativas provinciales que adhieren a dicha Ley,que establece un marco regulatorio en el que se des-taca la obligatoriedad en una mezcla del 5% de bio-combustible en los combustibles fósiles de consumointerno a partir del año 2010 y un régimen promocio-nal a su producción. Cubrir esta demanda internacautiva y las exportaciones proyectadas por las ma-

yores empresas productoras, especialmente las debiodiesel producido a partir de aceite de soja, repre-senta para los productores un incentivo adicional parauna mayor expansión y especialización de su activi-dad agrícola.

En este marco, es posible vislumbrar algunos incon-venientes latentes de la promoción de esta industriapara el caso de Argentina. La posibilidad de obtenercombustibles a partir de materias primas agrícolas (loque se denomina cultivos energéticos) lleva a profun-dizar la rivalidad entre disponibilidad y acceso a losalimentos, al menos en el corto y mediano plazo.Asimismo, es probable que la producción de agro-combustibles acreciente la tendencia a la especializa-ción en cultivos de cosecha, especialmente la soja,desplazando a otros cultivos y a la ganadería e inten-sificando el uso de tecnologías de producción alta-mente extractivas y con fuerte impacto ambiental.Por último, es de esperar que la actual estructura alta-mente concentrada de productores y procesadores demateria prima se agudice ante la mayor demanda.

Basado en estas consideraciones, resulta apremiantela necesidad de un análisis sobre el conjunto de im-pactos que la producción de agrocombustibles podríatener sobre los aspectos sociales, ambientales y eco-nómicos, especialmente los impactos referidos alsector agrícola. Sin menospreciar la contribución que

Resumen

Este documento se enmarca en el proyecto de investigación “Adaptación al cambio climático y a la variabilidad cli-mática- Componentes climáticos y socio-económicos de la vulnerabilidad y el riesgo en el sector agropecuario del surde Córdoba-Argentina” de la Universidad Nacional de Río Cuarto y, con algunas modificaciones, fue presentado enlas V Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales de la Universidad de Buenos Aires, No-viembre de 2007, bajo el título “Gobernabilidad en el proceso de desarrollo de los agro-combustibles en la Argenti-na”.

puede tener esta producción en el crecimiento delpaís, es claro que existen una serie de interrogantesaún no resueltos. De manera no exhaustiva es impor-tante realizarse preguntas desde distintas perspecti-vas: desde lo económico, ¿son los biocombustiblesalternativas rentables dadas las inversiones requeri-das para su desarrollo y sus costos de producción?;desde lo social, ¿es la producción de biocombustiblesuna alternativa productiva para los actores de menorescala en las diferentes etapas del proceso, sean estasactividades agrícolas, de procesamiento o de comer-cialización?; desde lo ambiental, ¿se han consideradotodos los impactos ambientales, positivos y negativosde la producción de los biocombustibles, más allá delos posibles beneficios derivados de la reducción enla emisión de gases de efecto invernadero cuyos prin-cipales responsables son los países desarrollados?;desde lo institucional, ¿está la Argentina en condicio-nes de regular o direccionar la producción de estetipo de energía, atenuando los efectos de concentra-ción y falta de regulaciones que han caracterizado alsector de hidrocarburos?

Es necesario entender que la presencia de variadosgrupos de interés con prioridades e interpretacionesdiferentes dificulta el análisis y la evaluación de losmúltiples y contradictorios impactos que traerá eldesarrollo de esta industria en nuestro país. Precisa-mente ésta es la causa por la cual resulta imprescindi-ble acelerar el debate público que incluya a las insti-tuciones de investigación pública y privada, gobier-nos y organizaciones de la sociedad civil, para definirlos `términos de referencia` bajo los cuales el con-junto de la sociedad argentina - y no sólo particularesgrupos de interés- desea incorporarse a esta nuevaalternativa productiva y energética.

Definir dichos términos requiere en primera instanciala generación de conocimiento, y fundamentalmente,la evaluación de diferentes escenarios en el desarrollode tal alternativa productiva y la difusión de sus posi-bles consecuencias e impactos. Este trabajo presentados posibles escenarios establecidos a partir de lastendencias actuales de la producción de biocombusti-bles en Argentina: el primer escenario refleja unasituación en la que la producción de biodiesel inducea un incremento en la proporción de superficie sem-

brada con soja y no se plantea ningún tipo de regula-ción sobre las áreas destinadas a su producción; elsegundo, presenta la situación posible en caso deintervención, por parte del Estado nacional, para re-gular las áreas destinadas a la producción de soja conel fin de evitar un aumento en la superficie plantadadestinada a abastecer la producción de biodiesel. Aesto se suma una discusión final en torno a la necesi-dad de fomentar escenarios alternativos basados enestrategias de ordenamiento del espacio rural y meca-nismos de consulta.

En la siguiente sección se plantean los principalesejes que a nivel internacional se debaten en torno alos biocombustibles y en particular el caso de aque-llos que utilizan como materia prima cultivos agríco-las, haciendo referencia explícita a las implicanciasdel monocultivo. En la sección tercera, se analiza elmarco institucional de promoción de los biocombus-tibles en Argentina (Ley Nacional de Regulación yPromoción de Biocombustibles), las proyecciones dedemanda y producción que de dicha Ley se despren-den y un comportamiento estimado de la curva deoferta interna. Basado en estas proyecciones, se pre-sentan, en la sección cuarta, dos escenarios basadosen los requerimientos de materia prima en función delas tendencias actuales. A modo de escenario alterna-tivo a los anteriores se discute, en la sección quinta,la necesidad de considerar nuevos mecanismos deintervención para dar solución a los problemas socia-les y ambientales que el desarrollo de esta industriapudiera traer aparejados.

Intereses globales, políticas de Estado e im-pactos locales

El interés mundial en la producción y uso de biocom-bustibles descansa, por una parte, en la necesidad deresolver los problemas de la escasez y costo del pe-tróleo, y por otra, la preocupación en torno al calenta-miento global. Se argumenta que una solución parciala estos problemas puede encontrarse en el reemplazodel petróleo para el sector transporte, por la biomasaobtenida principalmente de cultivos agrícolas en granescala, de allí su nombre de agrocombustibles. El

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 8989 esta es una publicación de CEBEM

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

Introducción

Es innegable que los agro-combustibles son parte deun futuro que ya llegó. Los agro-combustibles, aligual que otros biocombustibles cuyo origen no pro-viene de cultivos agrícolas, se van configurando co-mo una alternativa viable a los combustibles fósiles,a la vez que representan para las regiones producto-ras, sobre todo en aquellos países de menor desarro-llo, una eventual estrategia de diversificación de sueconomía rural y de agregación de valor a la produc-ción primaria que podría favorecer el aumento delempleo y de los salarios en algunas de sus áreas rura-les (UNCTAD, 2006).

Concientes de ello, los gobiernos se han encargadode generar una demanda cautiva de agro-combustibles a partir de leyes que promueven la in-versión y el crecimiento de esta industria, aún inci-piente en la mayoría de los países en desarrollo. En elcaso de la Argentina, el gobierno nacional aprobó laLey 26093/06, a la cual se han sumado una serie denormativas provinciales que adhieren a dicha Ley,que establece un marco regulatorio en el que se des-taca la obligatoriedad en una mezcla del 5% de bio-combustible en los combustibles fósiles de consumointerno a partir del año 2010 y un régimen promocio-nal a su producción. Cubrir esta demanda internacautiva y las exportaciones proyectadas por las ma-

yores empresas productoras, especialmente las debiodiesel producido a partir de aceite de soja, repre-senta para los productores un incentivo adicional parauna mayor expansión y especialización de su activi-dad agrícola.

En este marco, es posible vislumbrar algunos incon-venientes latentes de la promoción de esta industriapara el caso de Argentina. La posibilidad de obtenercombustibles a partir de materias primas agrícolas (loque se denomina cultivos energéticos) lleva a profun-dizar la rivalidad entre disponibilidad y acceso a losalimentos, al menos en el corto y mediano plazo.Asimismo, es probable que la producción de agro-combustibles acreciente la tendencia a la especializa-ción en cultivos de cosecha, especialmente la soja,desplazando a otros cultivos y a la ganadería e inten-sificando el uso de tecnologías de producción alta-mente extractivas y con fuerte impacto ambiental.Por último, es de esperar que la actual estructura alta-mente concentrada de productores y procesadores demateria prima se agudice ante la mayor demanda.

Basado en estas consideraciones, resulta apremiantela necesidad de un análisis sobre el conjunto de im-pactos que la producción de agrocombustibles podríatener sobre los aspectos sociales, ambientales y eco-nómicos, especialmente los impactos referidos alsector agrícola. Sin menospreciar la contribución que

Resumen

Este documento se enmarca en el proyecto de investigación “Adaptación al cambio climático y a la variabilidad cli-mática- Componentes climáticos y socio-económicos de la vulnerabilidad y el riesgo en el sector agropecuario del surde Córdoba-Argentina” de la Universidad Nacional de Río Cuarto y, con algunas modificaciones, fue presentado enlas V Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales de la Universidad de Buenos Aires, No-viembre de 2007, bajo el título “Gobernabilidad en el proceso de desarrollo de los agro-combustibles en la Argenti-na”.

puede tener esta producción en el crecimiento delpaís, es claro que existen una serie de interrogantesaún no resueltos. De manera no exhaustiva es impor-tante realizarse preguntas desde distintas perspecti-vas: desde lo económico, ¿son los biocombustiblesalternativas rentables dadas las inversiones requeri-das para su desarrollo y sus costos de producción?;desde lo social, ¿es la producción de biocombustiblesuna alternativa productiva para los actores de menorescala en las diferentes etapas del proceso, sean estasactividades agrícolas, de procesamiento o de comer-cialización?; desde lo ambiental, ¿se han consideradotodos los impactos ambientales, positivos y negativosde la producción de los biocombustibles, más allá delos posibles beneficios derivados de la reducción enla emisión de gases de efecto invernadero cuyos prin-cipales responsables son los países desarrollados?;desde lo institucional, ¿está la Argentina en condicio-nes de regular o direccionar la producción de estetipo de energía, atenuando los efectos de concentra-ción y falta de regulaciones que han caracterizado alsector de hidrocarburos?

Es necesario entender que la presencia de variadosgrupos de interés con prioridades e interpretacionesdiferentes dificulta el análisis y la evaluación de losmúltiples y contradictorios impactos que traerá eldesarrollo de esta industria en nuestro país. Precisa-mente ésta es la causa por la cual resulta imprescindi-ble acelerar el debate público que incluya a las insti-tuciones de investigación pública y privada, gobier-nos y organizaciones de la sociedad civil, para definirlos `términos de referencia` bajo los cuales el con-junto de la sociedad argentina - y no sólo particularesgrupos de interés- desea incorporarse a esta nuevaalternativa productiva y energética.

Definir dichos términos requiere en primera instanciala generación de conocimiento, y fundamentalmente,la evaluación de diferentes escenarios en el desarrollode tal alternativa productiva y la difusión de sus posi-bles consecuencias e impactos. Este trabajo presentados posibles escenarios establecidos a partir de lastendencias actuales de la producción de biocombusti-bles en Argentina: el primer escenario refleja unasituación en la que la producción de biodiesel inducea un incremento en la proporción de superficie sem-

brada con soja y no se plantea ningún tipo de regula-ción sobre las áreas destinadas a su producción; elsegundo, presenta la situación posible en caso deintervención, por parte del Estado nacional, para re-gular las áreas destinadas a la producción de soja conel fin de evitar un aumento en la superficie plantadadestinada a abastecer la producción de biodiesel. Aesto se suma una discusión final en torno a la necesi-dad de fomentar escenarios alternativos basados enestrategias de ordenamiento del espacio rural y meca-nismos de consulta.

En la siguiente sección se plantean los principalesejes que a nivel internacional se debaten en torno alos biocombustibles y en particular el caso de aque-llos que utilizan como materia prima cultivos agríco-las, haciendo referencia explícita a las implicanciasdel monocultivo. En la sección tercera, se analiza elmarco institucional de promoción de los biocombus-tibles en Argentina (Ley Nacional de Regulación yPromoción de Biocombustibles), las proyecciones dedemanda y producción que de dicha Ley se despren-den y un comportamiento estimado de la curva deoferta interna. Basado en estas proyecciones, se pre-sentan, en la sección cuarta, dos escenarios basadosen los requerimientos de materia prima en función delas tendencias actuales. A modo de escenario alterna-tivo a los anteriores se discute, en la sección quinta,la necesidad de considerar nuevos mecanismos deintervención para dar solución a los problemas socia-les y ambientales que el desarrollo de esta industriapudiera traer aparejados.

Intereses globales, políticas de Estado e im-pactos locales

El interés mundial en la producción y uso de biocom-bustibles descansa, por una parte, en la necesidad deresolver los problemas de la escasez y costo del pe-tróleo, y por otra, la preocupación en torno al calenta-miento global. Se argumenta que una solución parciala estos problemas puede encontrarse en el reemplazodel petróleo para el sector transporte, por la biomasaobtenida principalmente de cultivos agrícolas en granescala, de allí su nombre de agrocombustibles. El

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origen de estos combustibles líquidos, - bioetanol obiodiesel- incluyen el maíz, la soja y la caña de azú-car (en Estados Unidos, Argentina y Brasil); la colzaen Europa; el aceite de palma en el sudeste Asiático;Centroamérica y el norte de Sudamérica, y la ja-tropha (aunque éste no es un producto alimentario)en India y África (UNCTAD, 2006).

Existen a nivel mundial dos ejes principales por don-de transcurre el debate en torno a la promoción deesta fuente energética: los impactos ambientales y losimpactos sociales que esta industria genera. En refe-rencia a la dimensión ambiental, hay una preguntacentral que aún no ha podido ser aclarada de maneraconcreta: ¿hasta qué punto los agrocombustiblespueden contribuir con la reducción de gases de efec-to invernadero? La comprobación de su contribuciónes todavía muy controversial y depende, entre otrascosas, del tipo de cultivo utilizado, del lugar donde escultivado, dónde es transportado, el tipo de productofinal obtenido y la tecnología utilizada tanto en laproducción primaria e industrial, como en el consu-mo. Sin embargo, la expansión de cultivos energéti-cos continuará presionando sobre la destrucción deecosistemas frágiles, lo que sumado a la propia pro-ducción agrícola, se encuentra entre los mayores emi-sores de gases. A esto es necesario sumarle las ema-naciones de oxido nitroso proveniente de la fertiliza-ción y pesticidas de los cultivos, como así tambiénlas emanaciones del propio proceso de producción,transporte, etc. de los agrocombustibles (Boswell,2007). Adicionalmente, resultados de distintas inves-tigaciones muestran que el balance energético detodos los cultivos, con métodos actuales de procesa-miento, gasta más energía fósil para producir el equi-valente energético en agrocombustible; así, se señalaque por cada unidad de energía fósil gastada, el retor-no sería de 0,53 unidades de energía de biodieselproveniente de la soja y de 0,78 de energía de meta-nol de maíz (Ho, 2006 citado en Bravo, 2007).

En relación a su impacto social, el eje del debate seasienta sobre quiénes serán los principales beneficia-rios de la producción y disponibilidad de biocombus-tibles. Por un lado, los países desarrollados buscanasegurar su provisión de energía y reducción de susemisiones para lo cual han establecido políticas de

promoción y protección de su producción nacional debiocombustibles que incluyen medidas tales comotarifas, subsidios y normas los requerimientos deestos países no sólo exceden sus posibilidades deproducción técnicas. Sin embargo, la tendencia en,sino también están preocupados por la eficiencia enlos costos y los impactos ambientales negativos. Estasituación ha despertado el interés de los productoresen países en vías de desarrollo los cuales podríanconvertirse en potenciales proveedores. Estos países,por su parte, tratan de sustituir sus importaciones depetróleo o bien agregar valor a sus exportaciones(Junk et al, 2007). Sin embargo, la ausencia de pre-cios de referencia a nivel internacional y de políticasinternas en cada uno de los estados que direccionenel desarrollo de esta actividad podría desvirtuar elbeneficio esperado. Adicionalmente, si bien algunosorganismos internacionales (UNCTAD, 2006) sostie-nen que mediante su fomento se podrían lograr bue-nos resultados en países donde la energía es escasa eimprescindible para su crecimiento y donde se pue-den obtener cultivos en ambientes no aptos para laproducción de alimentos, también alertan, al igualque diferentes organizaciones no gubernamentales,sobre las consecuencias negativas de la expansión delos monocultivos alrededor del mundo.

Si bien existen algunos intentos de lograr un consen-so en este debate, aún altamente controversial a esca-la global, la producción crece a tasas exponencialesconsecuencia del fomento de esta industria por partetanto de actores públicos como privados. Entre losimpactos negativos que ya pueden percibirse se pue-de mencionar el que los agrocombustibles sean fuer-temente promovidos, entre otros, por nuevas asocia-ciones corporativas entre agro-negocios, compañíasde biotecnología, petroleras y automotrices. En elcaso de Argentina, empresas como Cargill, Repsol,entre otros, son las que se configuran como los prin-cipales inversores a partir de la apertura de nueveplantas en la región pampeana. Otro ejemplo es laproducción de etanol en Estados Unidos obtenido delmaíz y su dependencia de las importaciones de Méxi-co de dicho grano. Debido al poder de compra de lasindustrias de bioetanol, el precio del maíz ha llegadoa 163 dólares la tonelada (20.02.07) y podría subir a

200 cuando se incorporen a la producción las plantasen construcción. Si esta tendencia se mantiene, elincremento en los precios se trasladaría a otros pro-ductos alimentarios elaborados con maíz, contribu-yendo con el incremento generalizado en el precio delos alimentos (Muñoz, 2007). Por su parte, la produc-ción de biodiesel en la Unión Europea ha incrementa-do sustancialmente el precio del aceite de colza y porende los costos de la industria agroalimentaria euro-pea (CITA/ Boswell).

Un eje de discusión transversal es el relacionado conla expansión de los regímenes agrícolas de monocul-tivo a consecuencia del cambio desde la producciónde alimentos a la producción de insumos para la in-dustria (particularmente la industria alimentaria delos países del Norte), lo cual tiene no solo implican-cias ambientales, sino peor aún sociales. En este con-texto la expansión de los monocultivos podría ser aúnmayor, fruto de los requerimientos provenientes de laproducción de biocombustibles. Ante este panorama,es importante volver a preguntarse ¿Cuáles serán lasconsecuencias para los países en desarrollo si éstosserán los que deban cubrir la demanda de cultivospara los biocombustibles que consumirán los másdesarrollados?, ¿Qué impactos ecológicos y socialesse puede esperar de esta energía alternativa obtenidade bosques o tierras agrícolas en los países del Sur?Los beneficios y costos de los biocombustibles noestán claros y los trade-offs deberían ser determina-dos y analizados entre todos los ‘jugadores’ (Dufey,2007).

Algunas evidencias en torno a la expansión de losmonocultivos

Parte de las respuestas a las preguntas planteadas enel párrafo anterior puede obtenerse de la revisión dealgunos de los impactos que han tenido lugar en mu-chas regiones en desarrollo como resultado de las‘oportunidades’ abiertas por la industria alimentariainternacional. Estas oportunidades significaron, en lamayoría de los casos, el establecimiento o fortaleci-miento de sistemas de monocultivos que relegaron laproducción de estos países a los eslabones más pri-marios de las cadenas de agroalimentos - sean‘commodities’ o ‘specialties’-, e implicaron un alto

costo social y ambiental. Entre los costos sociales sedestacan la concentración de la propiedad y tenenciade tierras y, por lo tanto de los ingresos que genera, yla amenaza a comunidades rurales a través de la re-ducción de tierras destinadas a la producción de ali-mentos y desplazamientos de población, muchas ve-ces con el uso de la violencia. Desde lo ambiental, ladestrucción de montes, bosques y humedales, proce-sos de desertificación, pérdida de biodiversidad, ago-tamiento de suelos y contaminación de suelos y delagua.

Un ejemplo paradigmático de esto ha sido el caso decultivo de soja en América del Sur. Brasil, Argentinay Paraguay contribuyen hoy al 44% de la producciónmundial de soja, la cual está destinada casi exclusiva-mente a los mercados de exportación. Ayudaron aesta expansión la situación favorable en los mercadosinternacionales y las políticas internas que propicia-ron un profundo cambio tecnológico. Sin embargo,los gobiernos de estos países, intencionalmente o no,no fueron capaces de actuar institucionalmente parasalvaguardar a sus poblaciones más débiles ni su me-dioambiente. La experiencia argentina de los últimos15 años ha tenido consecuencias poco atractivas enlos aspectos sociales y ambientales de su desarrollo.Por una parte, la especialización productiva del sec-tor primario ha venido de la mano de un proceso deconcentración de la tierra que se evidencia en un au-mento del 25% en el tamaño promedio de las unida-des de explotación agrarias, la disminución promediodel 21% en el número de explotaciones y de la canti-dad de hectáreas explotadas por sus propietarios, y lacreciente penetración de capitales externos al sectorprimario (Civitaresi, 2007). Las evidencias de estosprocesos en el país han sido mostradas por un sinnúmero de investigadores nacionales y extranjeros,así como también por una gran cantidad de organiza-ciones de la sociedad civil.

También es posible evidenciar procesos de degrada-ción de suelos, desertificación e incremento de proce-sos erosivos. Estos impactos ambientales negativosson resultado de la sobreexplotación de los recursosnaturales como consecuencia de la especialización enun solo cultivo, de la ampliación de superficies culti-

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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origen de estos combustibles líquidos, - bioetanol obiodiesel- incluyen el maíz, la soja y la caña de azú-car (en Estados Unidos, Argentina y Brasil); la colzaen Europa; el aceite de palma en el sudeste Asiático;Centroamérica y el norte de Sudamérica, y la ja-tropha (aunque éste no es un producto alimentario)en India y África (UNCTAD, 2006).

Existen a nivel mundial dos ejes principales por don-de transcurre el debate en torno a la promoción deesta fuente energética: los impactos ambientales y losimpactos sociales que esta industria genera. En refe-rencia a la dimensión ambiental, hay una preguntacentral que aún no ha podido ser aclarada de maneraconcreta: ¿hasta qué punto los agrocombustiblespueden contribuir con la reducción de gases de efec-to invernadero? La comprobación de su contribuciónes todavía muy controversial y depende, entre otrascosas, del tipo de cultivo utilizado, del lugar donde escultivado, dónde es transportado, el tipo de productofinal obtenido y la tecnología utilizada tanto en laproducción primaria e industrial, como en el consu-mo. Sin embargo, la expansión de cultivos energéti-cos continuará presionando sobre la destrucción deecosistemas frágiles, lo que sumado a la propia pro-ducción agrícola, se encuentra entre los mayores emi-sores de gases. A esto es necesario sumarle las ema-naciones de oxido nitroso proveniente de la fertiliza-ción y pesticidas de los cultivos, como así tambiénlas emanaciones del propio proceso de producción,transporte, etc. de los agrocombustibles (Boswell,2007). Adicionalmente, resultados de distintas inves-tigaciones muestran que el balance energético detodos los cultivos, con métodos actuales de procesa-miento, gasta más energía fósil para producir el equi-valente energético en agrocombustible; así, se señalaque por cada unidad de energía fósil gastada, el retor-no sería de 0,53 unidades de energía de biodieselproveniente de la soja y de 0,78 de energía de meta-nol de maíz (Ho, 2006 citado en Bravo, 2007).

En relación a su impacto social, el eje del debate seasienta sobre quiénes serán los principales beneficia-rios de la producción y disponibilidad de biocombus-tibles. Por un lado, los países desarrollados buscanasegurar su provisión de energía y reducción de susemisiones para lo cual han establecido políticas de

promoción y protección de su producción nacional debiocombustibles que incluyen medidas tales comotarifas, subsidios y normas los requerimientos deestos países no sólo exceden sus posibilidades deproducción técnicas. Sin embargo, la tendencia en,sino también están preocupados por la eficiencia enlos costos y los impactos ambientales negativos. Estasituación ha despertado el interés de los productoresen países en vías de desarrollo los cuales podríanconvertirse en potenciales proveedores. Estos países,por su parte, tratan de sustituir sus importaciones depetróleo o bien agregar valor a sus exportaciones(Junk et al, 2007). Sin embargo, la ausencia de pre-cios de referencia a nivel internacional y de políticasinternas en cada uno de los estados que direccionenel desarrollo de esta actividad podría desvirtuar elbeneficio esperado. Adicionalmente, si bien algunosorganismos internacionales (UNCTAD, 2006) sostie-nen que mediante su fomento se podrían lograr bue-nos resultados en países donde la energía es escasa eimprescindible para su crecimiento y donde se pue-den obtener cultivos en ambientes no aptos para laproducción de alimentos, también alertan, al igualque diferentes organizaciones no gubernamentales,sobre las consecuencias negativas de la expansión delos monocultivos alrededor del mundo.

Si bien existen algunos intentos de lograr un consen-so en este debate, aún altamente controversial a esca-la global, la producción crece a tasas exponencialesconsecuencia del fomento de esta industria por partetanto de actores públicos como privados. Entre losimpactos negativos que ya pueden percibirse se pue-de mencionar el que los agrocombustibles sean fuer-temente promovidos, entre otros, por nuevas asocia-ciones corporativas entre agro-negocios, compañíasde biotecnología, petroleras y automotrices. En elcaso de Argentina, empresas como Cargill, Repsol,entre otros, son las que se configuran como los prin-cipales inversores a partir de la apertura de nueveplantas en la región pampeana. Otro ejemplo es laproducción de etanol en Estados Unidos obtenido delmaíz y su dependencia de las importaciones de Méxi-co de dicho grano. Debido al poder de compra de lasindustrias de bioetanol, el precio del maíz ha llegadoa 163 dólares la tonelada (20.02.07) y podría subir a

200 cuando se incorporen a la producción las plantasen construcción. Si esta tendencia se mantiene, elincremento en los precios se trasladaría a otros pro-ductos alimentarios elaborados con maíz, contribu-yendo con el incremento generalizado en el precio delos alimentos (Muñoz, 2007). Por su parte, la produc-ción de biodiesel en la Unión Europea ha incrementa-do sustancialmente el precio del aceite de colza y porende los costos de la industria agroalimentaria euro-pea (CITA/ Boswell).

Un eje de discusión transversal es el relacionado conla expansión de los regímenes agrícolas de monocul-tivo a consecuencia del cambio desde la producciónde alimentos a la producción de insumos para la in-dustria (particularmente la industria alimentaria delos países del Norte), lo cual tiene no solo implican-cias ambientales, sino peor aún sociales. En este con-texto la expansión de los monocultivos podría ser aúnmayor, fruto de los requerimientos provenientes de laproducción de biocombustibles. Ante este panorama,es importante volver a preguntarse ¿Cuáles serán lasconsecuencias para los países en desarrollo si éstosserán los que deban cubrir la demanda de cultivospara los biocombustibles que consumirán los másdesarrollados?, ¿Qué impactos ecológicos y socialesse puede esperar de esta energía alternativa obtenidade bosques o tierras agrícolas en los países del Sur?Los beneficios y costos de los biocombustibles noestán claros y los trade-offs deberían ser determina-dos y analizados entre todos los ‘jugadores’ (Dufey,2007).

Algunas evidencias en torno a la expansión de losmonocultivos

Parte de las respuestas a las preguntas planteadas enel párrafo anterior puede obtenerse de la revisión dealgunos de los impactos que han tenido lugar en mu-chas regiones en desarrollo como resultado de las‘oportunidades’ abiertas por la industria alimentariainternacional. Estas oportunidades significaron, en lamayoría de los casos, el establecimiento o fortaleci-miento de sistemas de monocultivos que relegaron laproducción de estos países a los eslabones más pri-marios de las cadenas de agroalimentos - sean‘commodities’ o ‘specialties’-, e implicaron un alto

costo social y ambiental. Entre los costos sociales sedestacan la concentración de la propiedad y tenenciade tierras y, por lo tanto de los ingresos que genera, yla amenaza a comunidades rurales a través de la re-ducción de tierras destinadas a la producción de ali-mentos y desplazamientos de población, muchas ve-ces con el uso de la violencia. Desde lo ambiental, ladestrucción de montes, bosques y humedales, proce-sos de desertificación, pérdida de biodiversidad, ago-tamiento de suelos y contaminación de suelos y delagua.

Un ejemplo paradigmático de esto ha sido el caso decultivo de soja en América del Sur. Brasil, Argentinay Paraguay contribuyen hoy al 44% de la producciónmundial de soja, la cual está destinada casi exclusiva-mente a los mercados de exportación. Ayudaron aesta expansión la situación favorable en los mercadosinternacionales y las políticas internas que propicia-ron un profundo cambio tecnológico. Sin embargo,los gobiernos de estos países, intencionalmente o no,no fueron capaces de actuar institucionalmente parasalvaguardar a sus poblaciones más débiles ni su me-dioambiente. La experiencia argentina de los últimos15 años ha tenido consecuencias poco atractivas enlos aspectos sociales y ambientales de su desarrollo.Por una parte, la especialización productiva del sec-tor primario ha venido de la mano de un proceso deconcentración de la tierra que se evidencia en un au-mento del 25% en el tamaño promedio de las unida-des de explotación agrarias, la disminución promediodel 21% en el número de explotaciones y de la canti-dad de hectáreas explotadas por sus propietarios, y lacreciente penetración de capitales externos al sectorprimario (Civitaresi, 2007). Las evidencias de estosprocesos en el país han sido mostradas por un sinnúmero de investigadores nacionales y extranjeros,así como también por una gran cantidad de organiza-ciones de la sociedad civil.

También es posible evidenciar procesos de degrada-ción de suelos, desertificación e incremento de proce-sos erosivos. Estos impactos ambientales negativosson resultado de la sobreexplotación de los recursosnaturales como consecuencia de la especialización enun solo cultivo, de la ampliación de superficies culti-

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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vadas hacia zonas de bosques y montes naturales,como así también de la creciente utilización de agro-químicos. Walter Pengue (2002), en un análisis reali-zado respecto de los impactos de las tecnologías rela-cionadas a la producción de soja, sostiene que losimpactos de las nuevas tecnologías -siembra directa,glifosato y sojas RR- no son favorables desde el pun-to de vista ambiental por los efectos contaminantesdel uso del herbicida, el uso inadecuado de los méto-dos de labranza cero, sumado a la ausencia de estu-dios específicos acerca de las implicancias de la utili-zación de organismos genéticamente modificados,especialmente sobre la salud humana.

Dichos impactos sociales y ambientales son más fá-cilmente comprendidos y reconocidos por la sociedada escala local. A modo de ejemplo, citamos a conti-nuación los resultados de un Taller realizado a finesde 2004 por investigadores de la Facultad de Cien-cias Económicas y de la Unidad de Extensión RíoCuarto del Instituto Nacional de Tecnología Agrope-cuaria (INTA) denominado “Realidades en la cadenade la Soja en Córdoba”, que contó con la presenciade productores agropecuarios, directivos de empresasproveedoras de insumos agrícolas, dirigentes de laSociedad Rural, técnicos del INTA e investigadoresde la UNRC. En el taller, los diversos actores men-cionaron las siguientes debilidades socioeconómicasde la producción de soja en la región: a) La crecientedependencia económica en un solo producto; b) elmarcado aumento de la dependencia tecnológica; c)el reemplazo de actividades productivas acorde a lascondiciones agroecológicas particulares de la región;d) la concentración del uso de biotecnología en pocasmanos y en firmas muy poderosas; e) la expulsión demano de obra debido esta actividad; y, finalmente, f)el incentivo a la producción de mayor escala quefavorece la concentración en la propiedad y tenenciade la tierra.

En relación a los aspectos ambientales y sanitarioslos resultados del Taller resaltaron: a) la falta de co-

nocimiento sobre los riesgos ambientales por parte delos actores vinculados a esta producción; b) la soja esuno de los cultivos más extractivos de nutrientes delsuelo; c) la expansión del área sembrada lleva a usosde suelos débiles y no existe una legislación que im-pida hacer soja en regiones agro ecológicas frágiles(susceptibles a erosiones, que puedan conducir aldeterioro del ambiente); d) la clara tendencia hacia elmonocultivo; e) el manejo de las malezas en el culti-vo de soja se asienta en el uso de tecnología de insu-mos; f) el surgimiento de malezas resistentes al glifo-sato; g) la ausencia de políticas agropecuarias quefomenten una mejor rotación de cultivo; y, finalmen-te, h) el peligro potencial en la proliferación de pla-gas, teniendo en cuenta el alto porcentaje de realiza-ción del cultivo (ejemplo roya, hongos del suelo, etc.)(IDR, 2004).

Con el advenimiento de los agro-combustibles todosestos factores podrían llegar a profundizarse, incre-mentando así el conjunto de debilidades de las dife-rentes regiones agrícolas de nuestro país, como asítambién a otros sectores productivos. Adelantandoalgunas consideraciones respecto del sector indus-trial, la producción de los agrocombustibles en gene-ral, y del biodiesel en particular, devendría de unaindustria que nace concentrada. Tanto las grandestransnacionales de agroalimentos como aquellas pro-ductoras de energía son las que hasta ahora han lleva-do adelante las mayores inversiones para el desarro-llo de esta industria. Parece entonces un exceso deoptimismo pensar que pequeños productores agríco-las y aún industriales no van a encontrar obstáculosen la participación en esta nueva alternativa(Civitaresi, 2007).

En esta sección se ha pretendido argumentar que,sobre problemas irresueltos de relativa importanciaexistentes en el sector agrícola argentino, se cierne laamenaza de su profundización consecuencia del sur-gimiento de la industria de agrocombustibles. En estesentido, aunque la Ley Nacional sobre Biocombusti-

bles y algunos gobiernos provinciales intentan regu-lar y promover este nuevo mercado, no contemplaaquellas amenazas.

Tendencias actuales frente a la regulación ypromoción de biocombustibles en Argentina

El marco institucional

Existen dos antecedentes institucionales importantesen la promoción de biocombustibles en Argentinaque muestran las inconsistencias, en cuanto a laorientación de las políticas, en la promoción de bio-combustibles y que además, constituyen el marco enel que surge la nueva ley. En el 2001, la Secretaría deEnergía lanza un Plan de Competitividad para Bio-diesel orientado al transporte y la maquinaria para elsector agrícola con un incentivo basado en la exen-ción y disminución de diversos impuestos a la pro-ducción. Al mismo tiempo, la Secretaría de Ambientey Desarrollo Sustentable establece el Programa Na-cional de Biocombustibles, quedando en el 2004 enmanos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería,Pesca y Alimentación (SAGPyA). Estas dos iniciati-vas parecen orientarse a objetivos diferentes; mien-tras que entre los objetivos de la SAGPyA están eldesarrollo rural de pequeña escala y la autonomíalocal en la provisión de energía, la visión de la Secre-taría de Energía se enfoca en el desarrollo de unaindustria a gran escala a través de la inversión porparte de la industria aceitera y las compañías de pe-tróleo. (Shafik y Marcus, 2005).

La actual Ley 26093/06 denominada Régimen deRegulación y Promoción para la Producción y UsoSustentable de Biocombustibles, conjuntamente conel decreto 109/2007 que la reglamenta, generan unmarco regulatorio de carácter general relativo a laproducción, comercialización y uso de biocombusti-bles en el territorio nacional y un régimen promocio-nal para su producción. Respecto a la producción,comercialización y uso, la Ley obliga a mezclar com-bustibles fósiles con biocombustibles en un porcenta-je mínimo del 5% en nafta, gasoil y diesel oil paraconsumo interno para el 2010 y exige al Estado Na-

cional y a emprendimientos privados ubicados sobreríos, lagos y lagunas, especialmente dentro de la ju-risdicción de parques nacionales o reservas ecológi-cas, a utilizar biodiesel o bioetanol en un porcentaje adeterminar y biogás en estado puro. Establece, ade-más, que la Autoridad de Aplicación (AA) es la Se-cretaría de Energía del Ministerio de PlanificaciónFederal, Inversión Pública y Servicios y en los temasde promoción de carácter tributario o fiscal es el Mi-nisterio de Economía y Producción. Entre las funcio-nes de la Secretaría de Energía se destacan, ademásde autorizar el funcionamiento de plantas de produc-ción, mezcla y comercialización, el cálculo anual delas cantidades de biocombustible necesarias paraproceder a la mezcla y la determinación de los pre-cios aplicables a las entregas de biocombustiblesnecesarios para cubrir la cuota obligatoria (Ley26093/06).

Respecto del Régimen Promocional establece incen-tivos fiscales a la producción, priorizando la promo-ción de pequeñas y medianas empresas, de producto-res y cooperativas agropecuarias y de economíasregionales, aunque no define la existencia de zonasprioritarias. Los incentivos consisten en la amortiza-ción acelerada en los impuestos a las ganancias debienes de capital, devolución anticipada del Impuestoal Valor Agregado durante un plazo de 15 años y unaamplia exención en el impuesto a los combustibleslíquidos y gaseosos. A cambio de estos incentivos,los beneficiarios deberán comercializar en el merca-do interno la totalidad de su producción de biocom-bustibles para la mezcla con combustibles fósiles apartir del momento en el que la mezcla del 5% seaobligatoria. Si hubiera excedentes la AA podrá auto-rizar otros destinos, pero los volúmenes así comercia-lizados no gozarán de los beneficios promocionalesdel régimen.

Si bien se ha reglamentado la Ley, todavía existentemas no resueltos que deberán ser incorporados enreglamentaciones complementarias. Uno de los másimportantes refiere a incertidumbre en cuanto al pre-cio al que se comercializarán los volúmenes necesa-rios para cubrir el corte obligatorio, el cual será fija-do por la AA y del cual depende la viabilidad econó-mica de proyectos de pequeña y mediana escala. Asi-

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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vadas hacia zonas de bosques y montes naturales,como así también de la creciente utilización de agro-químicos. Walter Pengue (2002), en un análisis reali-zado respecto de los impactos de las tecnologías rela-cionadas a la producción de soja, sostiene que losimpactos de las nuevas tecnologías -siembra directa,glifosato y sojas RR- no son favorables desde el pun-to de vista ambiental por los efectos contaminantesdel uso del herbicida, el uso inadecuado de los méto-dos de labranza cero, sumado a la ausencia de estu-dios específicos acerca de las implicancias de la utili-zación de organismos genéticamente modificados,especialmente sobre la salud humana.

Dichos impactos sociales y ambientales son más fá-cilmente comprendidos y reconocidos por la sociedada escala local. A modo de ejemplo, citamos a conti-nuación los resultados de un Taller realizado a finesde 2004 por investigadores de la Facultad de Cien-cias Económicas y de la Unidad de Extensión RíoCuarto del Instituto Nacional de Tecnología Agrope-cuaria (INTA) denominado “Realidades en la cadenade la Soja en Córdoba”, que contó con la presenciade productores agropecuarios, directivos de empresasproveedoras de insumos agrícolas, dirigentes de laSociedad Rural, técnicos del INTA e investigadoresde la UNRC. En el taller, los diversos actores men-cionaron las siguientes debilidades socioeconómicasde la producción de soja en la región: a) La crecientedependencia económica en un solo producto; b) elmarcado aumento de la dependencia tecnológica; c)el reemplazo de actividades productivas acorde a lascondiciones agroecológicas particulares de la región;d) la concentración del uso de biotecnología en pocasmanos y en firmas muy poderosas; e) la expulsión demano de obra debido esta actividad; y, finalmente, f)el incentivo a la producción de mayor escala quefavorece la concentración en la propiedad y tenenciade la tierra.

En relación a los aspectos ambientales y sanitarioslos resultados del Taller resaltaron: a) la falta de co-

nocimiento sobre los riesgos ambientales por parte delos actores vinculados a esta producción; b) la soja esuno de los cultivos más extractivos de nutrientes delsuelo; c) la expansión del área sembrada lleva a usosde suelos débiles y no existe una legislación que im-pida hacer soja en regiones agro ecológicas frágiles(susceptibles a erosiones, que puedan conducir aldeterioro del ambiente); d) la clara tendencia hacia elmonocultivo; e) el manejo de las malezas en el culti-vo de soja se asienta en el uso de tecnología de insu-mos; f) el surgimiento de malezas resistentes al glifo-sato; g) la ausencia de políticas agropecuarias quefomenten una mejor rotación de cultivo; y, finalmen-te, h) el peligro potencial en la proliferación de pla-gas, teniendo en cuenta el alto porcentaje de realiza-ción del cultivo (ejemplo roya, hongos del suelo, etc.)(IDR, 2004).

Con el advenimiento de los agro-combustibles todosestos factores podrían llegar a profundizarse, incre-mentando así el conjunto de debilidades de las dife-rentes regiones agrícolas de nuestro país, como asítambién a otros sectores productivos. Adelantandoalgunas consideraciones respecto del sector indus-trial, la producción de los agrocombustibles en gene-ral, y del biodiesel en particular, devendría de unaindustria que nace concentrada. Tanto las grandestransnacionales de agroalimentos como aquellas pro-ductoras de energía son las que hasta ahora han lleva-do adelante las mayores inversiones para el desarro-llo de esta industria. Parece entonces un exceso deoptimismo pensar que pequeños productores agríco-las y aún industriales no van a encontrar obstáculosen la participación en esta nueva alternativa(Civitaresi, 2007).

En esta sección se ha pretendido argumentar que,sobre problemas irresueltos de relativa importanciaexistentes en el sector agrícola argentino, se cierne laamenaza de su profundización consecuencia del sur-gimiento de la industria de agrocombustibles. En estesentido, aunque la Ley Nacional sobre Biocombusti-

bles y algunos gobiernos provinciales intentan regu-lar y promover este nuevo mercado, no contemplaaquellas amenazas.

Tendencias actuales frente a la regulación ypromoción de biocombustibles en Argentina

El marco institucional

Existen dos antecedentes institucionales importantesen la promoción de biocombustibles en Argentinaque muestran las inconsistencias, en cuanto a laorientación de las políticas, en la promoción de bio-combustibles y que además, constituyen el marco enel que surge la nueva ley. En el 2001, la Secretaría deEnergía lanza un Plan de Competitividad para Bio-diesel orientado al transporte y la maquinaria para elsector agrícola con un incentivo basado en la exen-ción y disminución de diversos impuestos a la pro-ducción. Al mismo tiempo, la Secretaría de Ambientey Desarrollo Sustentable establece el Programa Na-cional de Biocombustibles, quedando en el 2004 enmanos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería,Pesca y Alimentación (SAGPyA). Estas dos iniciati-vas parecen orientarse a objetivos diferentes; mien-tras que entre los objetivos de la SAGPyA están eldesarrollo rural de pequeña escala y la autonomíalocal en la provisión de energía, la visión de la Secre-taría de Energía se enfoca en el desarrollo de unaindustria a gran escala a través de la inversión porparte de la industria aceitera y las compañías de pe-tróleo. (Shafik y Marcus, 2005).

La actual Ley 26093/06 denominada Régimen deRegulación y Promoción para la Producción y UsoSustentable de Biocombustibles, conjuntamente conel decreto 109/2007 que la reglamenta, generan unmarco regulatorio de carácter general relativo a laproducción, comercialización y uso de biocombusti-bles en el territorio nacional y un régimen promocio-nal para su producción. Respecto a la producción,comercialización y uso, la Ley obliga a mezclar com-bustibles fósiles con biocombustibles en un porcenta-je mínimo del 5% en nafta, gasoil y diesel oil paraconsumo interno para el 2010 y exige al Estado Na-

cional y a emprendimientos privados ubicados sobreríos, lagos y lagunas, especialmente dentro de la ju-risdicción de parques nacionales o reservas ecológi-cas, a utilizar biodiesel o bioetanol en un porcentaje adeterminar y biogás en estado puro. Establece, ade-más, que la Autoridad de Aplicación (AA) es la Se-cretaría de Energía del Ministerio de PlanificaciónFederal, Inversión Pública y Servicios y en los temasde promoción de carácter tributario o fiscal es el Mi-nisterio de Economía y Producción. Entre las funcio-nes de la Secretaría de Energía se destacan, ademásde autorizar el funcionamiento de plantas de produc-ción, mezcla y comercialización, el cálculo anual delas cantidades de biocombustible necesarias paraproceder a la mezcla y la determinación de los pre-cios aplicables a las entregas de biocombustiblesnecesarios para cubrir la cuota obligatoria (Ley26093/06).

Respecto del Régimen Promocional establece incen-tivos fiscales a la producción, priorizando la promo-ción de pequeñas y medianas empresas, de producto-res y cooperativas agropecuarias y de economíasregionales, aunque no define la existencia de zonasprioritarias. Los incentivos consisten en la amortiza-ción acelerada en los impuestos a las ganancias debienes de capital, devolución anticipada del Impuestoal Valor Agregado durante un plazo de 15 años y unaamplia exención en el impuesto a los combustibleslíquidos y gaseosos. A cambio de estos incentivos,los beneficiarios deberán comercializar en el merca-do interno la totalidad de su producción de biocom-bustibles para la mezcla con combustibles fósiles apartir del momento en el que la mezcla del 5% seaobligatoria. Si hubiera excedentes la AA podrá auto-rizar otros destinos, pero los volúmenes así comercia-lizados no gozarán de los beneficios promocionalesdel régimen.

Si bien se ha reglamentado la Ley, todavía existentemas no resueltos que deberán ser incorporados enreglamentaciones complementarias. Uno de los másimportantes refiere a incertidumbre en cuanto al pre-cio al que se comercializarán los volúmenes necesa-rios para cubrir el corte obligatorio, el cual será fija-do por la AA y del cual depende la viabilidad econó-mica de proyectos de pequeña y mediana escala. Asi-

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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Revista Virtual REDESMA - marzo 2008

Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 9494 esta es una publicación de CEBEM

mismo, el Decreto podría acotar los beneficios pro-mocionales de proyectos impulsados en forma gene-ral por la ley. Por ejemplo, en el caso de que la pro-ducción del conjunto de proyectos PyME supere elvolumen requerido anualmente para la mezcla obli-gatoria, sería probable que no puedan gozar de bene-ficio alguno (Astrada, 2007).

Sumándose a algunos de estos vacíos legales, apare-cen los diferentes regímenes de promoción que yahan adoptado aproximadamente la mitad de las pro-vincias argentinas, entre los que se destacan los delas Provincias de la Mesopotamia, Mendoza, SanJuan, Santa Cruz, Neuquén, Río Negro, Buenos Ai-res, Córdoba y Santa Fe. En este último caso se refie-re fundamentalmente a promociones para la radica-ción, ampliación de capacidad productiva, créditos yobras de infraestructura, sin condicionar el goce desus beneficios según mercado de destino u origen delas inversiones (ibid).

Las proyecciones de demanda y producción

Cubrir la demanda interna de biocombustibles para el2010 a los efectos de mezclar el 5% de acuerdo a laLey supondrá la necesidad de contar con 717.000 m3

de biodiesel y 180.000 m3 de bioetanol (Tabla 1).Estos valores representan en términos de granos, en-tre un 7 y un 10% de los valores de producción actualde soja -dependiendo de las condiciones climáticasdel año y la relación precio/costo de insumos-, y en-

tre el 8 y 10% de la superficie hoy destinada al culti-vo de la soja (2007). En el caso del maíz, representaun 3,2% de la superficie destinada a dicho cultivo. Apesar que existen varias alternativas a estos dos culti-vos, tanto para la producción de bioetanol como bio-diesel, son actualmente los cultivos de mayor rentabi-lidad por lo tanto los que se espera estén disponibles,con menor costo y en el corto plazo, como materiaprima para la industria.

Más aún, los anteriores cálculos sólo corresponden alas necesidades para cubrir el 5% del consumo inter-no, el interrogante mayor deviene del hecho de que lamayoría de las grandes plantas ya instaladas en elpaís y en vías de instalación (Unitec Bio, Cargill,Repsol, Aceitera General Deheza, Molinos Río de laPlata, entre otros) son plantas que tienen como objeti-vo la exportación de biodiesel obtenido a partir delaceite de soja. Según la Asociación Argentina deBiocombustibles e Hidrógeno, para el 2008 se prevéun crecimiento exponencial de la producción y ex-portación de biodiesel hasta llegar a los 1.100 millo-nes de dólares (frente a los 268 millones en el 2007 ylos 300 mil dólares en 2006) basándose en la aperturade nuevas plantas dentro de la región pampeana;Louis Dreyfus planea producir en la que será la plan-ta más grande del país, 300.000 toneladas y otrascorporaciones que inaugurarán plantas son Vicentín,el Grupo Eurkenian, Molinos Río de la Plata, Patago-

nia Bio Energía y Explora (Diario Clarín, 20/01/08,pp 18).

Comportamiento estimado de la curva de ofertainterna

En lo relativo a la incertidumbre sobre el precio alque se comercializaran los volúmenes necesariospara cubrir el corte obligatorio, el siguiente cuadromuestra una abstracción del comportamiento estima-do para la curva de oferta interna de biocombustiblespara el año 2010. En la Figura 1 se observa una curvade oferta quebrada con un primer tramo creciente.Debido a que la demanda de biocombustibles paraconsumo nacional pretende ser satisfecha con la pro-ducción de los productores que se beneficien de laLey, esta gráfica representa la oferta de biocombusti-bles por parte de estos actores.

Existirá un precio (P1) a partir del cual los proyectosde mayor escala comenzaran a ser rentables. A mayorprecio más proyectos se incorporaran a la produc-ción, ampliando las posibilidades para los producto-res de menor escala y aumentando las cantidadesofrecidas en el mercado interno. Habiéndose cubiertoel corte obligatorio por ley (5%) la curva de ofertaentrara en su tramo vertical.

Sin embargo la AA podría habilitar a los productoresque se benefician de la Ley a comercializar en elmercado internacional la producción que exceda alporcentaje fijado o aumentar éste porcentaje exigido.

Si lo primero fuera cierto, los productores tendrían elcomercio internacional como un incentivo adicionalpara incrementar su producción, pero esta responderáa los precios internacionales, los cuales se estimapodrían ser mayores a los internos. Este hecho seencuentra representado por el tramo más elástico enla gráfica.

La no existencia de un precio interno de referenciahace surgir una serie de interrogantes e hipótesis:

¿Cuál será el precio a partir del cual los pro-yectos promovidos alcanzarán a satisfacer el5% de corte obligatorio para 2010? El preciode referencia debería ser igual o mayor que elprecio de quiebre en la curva de oferta. Estopermitiría satisfacer la demanda interna ymantener en equilibrio al nuevo mercado.

¿Qué sucede si el precio fijado es menor alrequerido para alcanzar el nivel de produc-ción que cubra el corte obligatorio? En estecaso la AA puede autorizar la compra del fal-tante para la mezcla a los sujetos no promovi-dos por la ley pero no al precio interno dereferencia sino al precio internacional.

¿Cuál será la escala productiva que hagarentables los proyectos? ¿Habrá lugar paralos proyectos de menor escala? Esto depende-rá no sólo del precio de referencia que seafijado, sino también de los diferentes subsi-dios y promociones a la producción que seanotorgados y de los estímulos para la incorpo-

mercado interno de biodiesel mercado interno de bioetanol

consumo anual en Argentina 14,34 millones de m3 de gasoil 3.60 millones de m3 de nafta

requerimiento para mezclar el5%

717.000 m3 de biodiesel 180.000 m3 de bioetanol

requerimiento en toneladas= 717.000 m3 x 0,88 tn/m3 x 1.03

= 649.888 toneladas de aceite= 160.000 tn (conversión 3,5:1)

requerimiento en toneladas degrano

Si se utiliza soja como materia prima, con unrendimiento de aceite de 18%, harían falta

3.610.493 tn de grano

90 % del etanol producido en el país, caña de azúcar.Si se utilizara maíz como materia prima harían falta

560.000 tn de granos.

requerimiento en hectáreasCon un rendimiento de 2,6 tn/ha se necesitarían

1.388.651 ha.Con un rendimiento de 6,5 tn/ha se necesitarían

86.000 ha.

Tabla 1: Requerimientos de insumos para el mercado interno de biodiesel y bioetanol estimado para el 2010Fuente: Adámoli J. (2007)

Figura 1: Oferta de biocombustibles para el mercado internoFuente: elaboración propia

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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mismo, el Decreto podría acotar los beneficios pro-mocionales de proyectos impulsados en forma gene-ral por la ley. Por ejemplo, en el caso de que la pro-ducción del conjunto de proyectos PyME supere elvolumen requerido anualmente para la mezcla obli-gatoria, sería probable que no puedan gozar de bene-ficio alguno (Astrada, 2007).

Sumándose a algunos de estos vacíos legales, apare-cen los diferentes regímenes de promoción que yahan adoptado aproximadamente la mitad de las pro-vincias argentinas, entre los que se destacan los delas Provincias de la Mesopotamia, Mendoza, SanJuan, Santa Cruz, Neuquén, Río Negro, Buenos Ai-res, Córdoba y Santa Fe. En este último caso se refie-re fundamentalmente a promociones para la radica-ción, ampliación de capacidad productiva, créditos yobras de infraestructura, sin condicionar el goce desus beneficios según mercado de destino u origen delas inversiones (ibid).

Las proyecciones de demanda y producción

Cubrir la demanda interna de biocombustibles para el2010 a los efectos de mezclar el 5% de acuerdo a laLey supondrá la necesidad de contar con 717.000 m3

de biodiesel y 180.000 m3 de bioetanol (Tabla 1).Estos valores representan en términos de granos, en-tre un 7 y un 10% de los valores de producción actualde soja -dependiendo de las condiciones climáticasdel año y la relación precio/costo de insumos-, y en-

tre el 8 y 10% de la superficie hoy destinada al culti-vo de la soja (2007). En el caso del maíz, representaun 3,2% de la superficie destinada a dicho cultivo. Apesar que existen varias alternativas a estos dos culti-vos, tanto para la producción de bioetanol como bio-diesel, son actualmente los cultivos de mayor rentabi-lidad por lo tanto los que se espera estén disponibles,con menor costo y en el corto plazo, como materiaprima para la industria.

Más aún, los anteriores cálculos sólo corresponden alas necesidades para cubrir el 5% del consumo inter-no, el interrogante mayor deviene del hecho de que lamayoría de las grandes plantas ya instaladas en elpaís y en vías de instalación (Unitec Bio, Cargill,Repsol, Aceitera General Deheza, Molinos Río de laPlata, entre otros) son plantas que tienen como objeti-vo la exportación de biodiesel obtenido a partir delaceite de soja. Según la Asociación Argentina deBiocombustibles e Hidrógeno, para el 2008 se prevéun crecimiento exponencial de la producción y ex-portación de biodiesel hasta llegar a los 1.100 millo-nes de dólares (frente a los 268 millones en el 2007 ylos 300 mil dólares en 2006) basándose en la aperturade nuevas plantas dentro de la región pampeana;Louis Dreyfus planea producir en la que será la plan-ta más grande del país, 300.000 toneladas y otrascorporaciones que inaugurarán plantas son Vicentín,el Grupo Eurkenian, Molinos Río de la Plata, Patago-

nia Bio Energía y Explora (Diario Clarín, 20/01/08,pp 18).

Comportamiento estimado de la curva de ofertainterna

En lo relativo a la incertidumbre sobre el precio alque se comercializaran los volúmenes necesariospara cubrir el corte obligatorio, el siguiente cuadromuestra una abstracción del comportamiento estima-do para la curva de oferta interna de biocombustiblespara el año 2010. En la Figura 1 se observa una curvade oferta quebrada con un primer tramo creciente.Debido a que la demanda de biocombustibles paraconsumo nacional pretende ser satisfecha con la pro-ducción de los productores que se beneficien de laLey, esta gráfica representa la oferta de biocombusti-bles por parte de estos actores.

Existirá un precio (P1) a partir del cual los proyectosde mayor escala comenzaran a ser rentables. A mayorprecio más proyectos se incorporaran a la produc-ción, ampliando las posibilidades para los producto-res de menor escala y aumentando las cantidadesofrecidas en el mercado interno. Habiéndose cubiertoel corte obligatorio por ley (5%) la curva de ofertaentrara en su tramo vertical.

Sin embargo la AA podría habilitar a los productoresque se benefician de la Ley a comercializar en elmercado internacional la producción que exceda alporcentaje fijado o aumentar éste porcentaje exigido.

Si lo primero fuera cierto, los productores tendrían elcomercio internacional como un incentivo adicionalpara incrementar su producción, pero esta responderáa los precios internacionales, los cuales se estimapodrían ser mayores a los internos. Este hecho seencuentra representado por el tramo más elástico enla gráfica.

La no existencia de un precio interno de referenciahace surgir una serie de interrogantes e hipótesis:

¿Cuál será el precio a partir del cual los pro-yectos promovidos alcanzarán a satisfacer el5% de corte obligatorio para 2010? El preciode referencia debería ser igual o mayor que elprecio de quiebre en la curva de oferta. Estopermitiría satisfacer la demanda interna ymantener en equilibrio al nuevo mercado.

¿Qué sucede si el precio fijado es menor alrequerido para alcanzar el nivel de produc-ción que cubra el corte obligatorio? En estecaso la AA puede autorizar la compra del fal-tante para la mezcla a los sujetos no promovi-dos por la ley pero no al precio interno dereferencia sino al precio internacional.

¿Cuál será la escala productiva que hagarentables los proyectos? ¿Habrá lugar paralos proyectos de menor escala? Esto depende-rá no sólo del precio de referencia que seafijado, sino también de los diferentes subsi-dios y promociones a la producción que seanotorgados y de los estímulos para la incorpo-

mercado interno de biodiesel mercado interno de bioetanol

consumo anual en Argentina 14,34 millones de m3 de gasoil 3.60 millones de m3 de nafta

requerimiento para mezclar el5%

717.000 m3 de biodiesel 180.000 m3 de bioetanol

requerimiento en toneladas= 717.000 m3 x 0,88 tn/m3 x 1.03

= 649.888 toneladas de aceite= 160.000 tn (conversión 3,5:1)

requerimiento en toneladas degrano

Si se utiliza soja como materia prima, con unrendimiento de aceite de 18%, harían falta

3.610.493 tn de grano

90 % del etanol producido en el país, caña de azúcar.Si se utilizara maíz como materia prima harían falta

560.000 tn de granos.

requerimiento en hectáreasCon un rendimiento de 2,6 tn/ha se necesitarían

1.388.651 ha.Con un rendimiento de 6,5 tn/ha se necesitarían

86.000 ha.

Tabla 1: Requerimientos de insumos para el mercado interno de biodiesel y bioetanol estimado para el 2010Fuente: Adámoli J. (2007)

Figura 1: Oferta de biocombustibles para el mercado internoFuente: elaboración propia

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 9696 esta es una publicación de CEBEM

ración de tecnología de punta que abarate losprocesos productivos. Ambos aspectos amplí-an el rango de posibilidades para la incorpora-ción de la pequeña escala.

La falta de un precio de referencia dificulta la incor-poración a la producción por parte de los pequeños ymedianos proyectos ya que estos necesitan realizarevaluaciones de viabilidad económica para empren-der las inversiones pertinentes y el dato más impor-tante para tal tarea no existe. A pesar de esto y basa-dos en el marco institucional, y las estimaciones deoferta total y demanda futura de agrocombustiblespresentados en esta sección permiten definir ciertatendencia sobre la cual es posible construir y evaluardistintos escenarios acerca del desarrollo de esta in-dustria como así también alertar de sus posibles im-pactos al conjunto de la sociedad argentina.

Dos escenarios basados en las tendenciasactuales

Mirando hacia el futuro, y frente a la certeza de unamayor demanda de soja -en grano o aceite-, para ex-portar o para abastecer a la industria radicada ennuestro país, existen algunos escenarios a analizar enlo que respecta a biodiesel exclusivamente.

Escenario 1

La producción de biodiesel induce a un incrementoen la proporción de superficie sembrada destinada asoja y no se plantea ningún tipo de regulación sobrelas áreas destinadas a su producción.

Posibles efectos:

1. Un creciente desplazamiento de las activida-des ganaderas significaría una fuerte presiónal incremento de precios de los alimentoscomparativamente más importantes dentro dela dieta nacional, ya sea por la menor oferta opor los mayores costos de producción, afec-tando el acceso a los alimentos de una partecreciente de la población. De hecho, ya seempieza a vislumbrar el impacto sobre los

costos de producción de aves de corral, y ga-nado porcino y vacuno tanto de carne como deleche. Según el propio presidente de la Aso-ciación Argentina de Biocombustibles eHidrógeno “en los últimos meses los biocom-bustibles hicieron que el precio de la carnesuba un 30% a nivel mundial” (Perfil,28.02.2007). Por su parte, El Ing. Daniel Re-arte, Director de Ganadería de la SAGPyA,considera que recomponer o incrementar laproducción de carne de nuestro país podríalograrse con la tierra disponible actualmente,sin embargo, esto requerirá de fuertes inver-siones en el sector.

2. En el caso que sólo se desplacen otras activi-dades agrícolas, disminuiría la diversidad enla producción, tendiendo a generar una cadenade efectos. En primer lugar, un incrementoinmediato en el precio de alimentos para con-sumo humano y animal (se producirían menoscereales y otros granos oleaginosos). En se-gundo lugar, y en un plazo no demasiado lar-go, podría esperarse un importante incrementoen los costos de producción primaria de lamisma soja como consecuencia de la necesi-dad de reponer fertilidad y materia orgánica alos suelos y el creciente uso de fertilizantes ybiocidas. Finalmente, el impacto de todo loanterior afectará la vulnerabilidad, sobre todode pequeños y medianos productores agríco-las, frente a la pérdida de diversidad producti-va e incrementos en los costos de producción,aumentando sus sensibilidad a diferenteseventos, incluidos aquellos provenientes delcambio climático (Eakin y Wehbe, 2007).

3. Finalmente, si se amplia la superficie hacia las50 millones de hectáreas sobrevivientes debosques o montes, los efectos serían clara-mente mayores en términos ambientales, porel uso de ecosistemas frágiles, y más impor-tante aún, los impactos sociales serían mayo-res por el desplazamiento de la poblacióncampesina que habita esas regiones y cuyosmedios de vida difieren significativamente dela producción de cereales y oleaginosas engran escala. A modo de ejemplo, “la reserva

protegida de bosques situada en el departa-mento Anta de la Provincia de Salta, se divi-dió este año en lotes de 2000 hectáreas parasu incorporación al área de producción desoja” (Valente, 2007). Otro ejemplo del im-pacto social y económico de esta alternativa loconstituye la creciente vulnerabilidad de po-blaciones y cultivos a los impactos de eventosclimáticos, tales como sequías o inundaciones(Econoticias, 2007).

Escenario 2

Se plantea que podría existir algún tipo de regulaciónsobre las áreas destinadas a la producción de la sojatal que no se incremente su superficie plantada desti-nada a abastecer a la producción de biodiesel.

Suponiendo que no cambian las hectáreas destinadasa ‘otros’ productos agropecuarios en general, ni tam-poco se amplía la frontera agrícola hacia zona debosques o montes, y se mantienen los actuales nive-les de producción de soja, estos fluctuarían principal-mente en función de las condiciones climáticas rein-antes. Por lo tanto, frente a la mayor demanda, conse-cuencia del desarrollo de la industria del biodiesel,existirá una fuerte presión sobre el precios de losgranos y del aceite de soja, afectando la propia com-petitividad de la producción del biodiesel. Una mane-ra de evitar este incremento en los precios sería através de una mejora de la productividad con mayortecnología, ya sea nueva o disminuyendo la brechatecnológica entre productores.

El primer caso, y solo si tratara de insumos comercia-lizables, redundaría en beneficios a las empresas pro-veedoras de tecnología y el impacto sobre el ambien-te podría no ser mejor. Concretamente, los sistemaspuros de monocultivo son altamente susceptibles aser afectados por insectos, pestes y enfermedadesdado que, a partir del uso intensivo de agroquímicosdeclina la cantidad de organismos beneficiosos ynutrientes del suelo y provoca resistencia de malezasy enfermedades existentes o el surgimiento de nuevas(Thrupp, 2000).

De la segunda opción podrían esperarse algunos be-neficios sobre los productores más rezagados, pero serequerirá de fuertes inversiones en investigación ydesarrollo y la difusión de nuevas tecnologías. Másaún, para que ello suceda se requerirá de medidas depolítica económica con un fuerte incentivo a la noexpansión del área sembrada con soja y a un mayordesarrollo tecnológico, la cual a su vez requerirá defondos públicos para su implementación.

La vasta información con la que se ha bombardeado ala opinión pública respecto de los beneficios econó-micos y ambientales que traerían aparejados para laArgentina la producción, uso y exportación de bio-combustibles en general, y del biodiesel en particular,contrasta con la existencia de ciertos problemas yaexistentes, las tendencias de algunas variables signifi-cativas y los escenarios construidos basados en ellas,como así también con la evidencia mostrada por unagran cantidad de investigadores, organizaciones so-ciales y ambientalistas alrededor del mundo. El cre-ciente costo interno de los alimentos, el desplaza-miento de poblaciones campesinas, los problemasambientales y de salud humana y de uso de los suelosdeberían alertar sobre los costos económicos y socia-les que seguramente traerá aparejada la industria delos agrocombustibles. Es por ello que resulta necesa-rio pensar en un escenario alternativo en el que sepersiga, al menos, la minimización de aquellos cos-tos.

Alternativas para el abordaje de aspectos so-ciales y ambientales en los agrocombustibles

La debilidad institucional que ha mostrado hasta aho-ra la política agraria Argentina en capitalizar de ma-nera equitativa los beneficios de diferentes alternati-vas productivas y contrarrestar sus consecuenciasnegativas se evidencia nuevamente en los alcances dela Ley sobre Biocombustibles, en la cual se deja li-brado al mercado los impactos que puedan resultar delos desarrollos de la industria a gran escala. Dichadebilidad también se manifiesta en los nuevos y cre-cientes reclamos por parte de los movimientos socia-les y ambientalistas nacionales que no logran mate-

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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ración de tecnología de punta que abarate losprocesos productivos. Ambos aspectos amplí-an el rango de posibilidades para la incorpora-ción de la pequeña escala.

La falta de un precio de referencia dificulta la incor-poración a la producción por parte de los pequeños ymedianos proyectos ya que estos necesitan realizarevaluaciones de viabilidad económica para empren-der las inversiones pertinentes y el dato más impor-tante para tal tarea no existe. A pesar de esto y basa-dos en el marco institucional, y las estimaciones deoferta total y demanda futura de agrocombustiblespresentados en esta sección permiten definir ciertatendencia sobre la cual es posible construir y evaluardistintos escenarios acerca del desarrollo de esta in-dustria como así también alertar de sus posibles im-pactos al conjunto de la sociedad argentina.

Dos escenarios basados en las tendenciasactuales

Mirando hacia el futuro, y frente a la certeza de unamayor demanda de soja -en grano o aceite-, para ex-portar o para abastecer a la industria radicada ennuestro país, existen algunos escenarios a analizar enlo que respecta a biodiesel exclusivamente.

Escenario 1

La producción de biodiesel induce a un incrementoen la proporción de superficie sembrada destinada asoja y no se plantea ningún tipo de regulación sobrelas áreas destinadas a su producción.

Posibles efectos:

1. Un creciente desplazamiento de las activida-des ganaderas significaría una fuerte presiónal incremento de precios de los alimentoscomparativamente más importantes dentro dela dieta nacional, ya sea por la menor oferta opor los mayores costos de producción, afec-tando el acceso a los alimentos de una partecreciente de la población. De hecho, ya seempieza a vislumbrar el impacto sobre los

costos de producción de aves de corral, y ga-nado porcino y vacuno tanto de carne como deleche. Según el propio presidente de la Aso-ciación Argentina de Biocombustibles eHidrógeno “en los últimos meses los biocom-bustibles hicieron que el precio de la carnesuba un 30% a nivel mundial” (Perfil,28.02.2007). Por su parte, El Ing. Daniel Re-arte, Director de Ganadería de la SAGPyA,considera que recomponer o incrementar laproducción de carne de nuestro país podríalograrse con la tierra disponible actualmente,sin embargo, esto requerirá de fuertes inver-siones en el sector.

2. En el caso que sólo se desplacen otras activi-dades agrícolas, disminuiría la diversidad enla producción, tendiendo a generar una cadenade efectos. En primer lugar, un incrementoinmediato en el precio de alimentos para con-sumo humano y animal (se producirían menoscereales y otros granos oleaginosos). En se-gundo lugar, y en un plazo no demasiado lar-go, podría esperarse un importante incrementoen los costos de producción primaria de lamisma soja como consecuencia de la necesi-dad de reponer fertilidad y materia orgánica alos suelos y el creciente uso de fertilizantes ybiocidas. Finalmente, el impacto de todo loanterior afectará la vulnerabilidad, sobre todode pequeños y medianos productores agríco-las, frente a la pérdida de diversidad producti-va e incrementos en los costos de producción,aumentando sus sensibilidad a diferenteseventos, incluidos aquellos provenientes delcambio climático (Eakin y Wehbe, 2007).

3. Finalmente, si se amplia la superficie hacia las50 millones de hectáreas sobrevivientes debosques o montes, los efectos serían clara-mente mayores en términos ambientales, porel uso de ecosistemas frágiles, y más impor-tante aún, los impactos sociales serían mayo-res por el desplazamiento de la poblacióncampesina que habita esas regiones y cuyosmedios de vida difieren significativamente dela producción de cereales y oleaginosas engran escala. A modo de ejemplo, “la reserva

protegida de bosques situada en el departa-mento Anta de la Provincia de Salta, se divi-dió este año en lotes de 2000 hectáreas parasu incorporación al área de producción desoja” (Valente, 2007). Otro ejemplo del im-pacto social y económico de esta alternativa loconstituye la creciente vulnerabilidad de po-blaciones y cultivos a los impactos de eventosclimáticos, tales como sequías o inundaciones(Econoticias, 2007).

Escenario 2

Se plantea que podría existir algún tipo de regulaciónsobre las áreas destinadas a la producción de la sojatal que no se incremente su superficie plantada desti-nada a abastecer a la producción de biodiesel.

Suponiendo que no cambian las hectáreas destinadasa ‘otros’ productos agropecuarios en general, ni tam-poco se amplía la frontera agrícola hacia zona debosques o montes, y se mantienen los actuales nive-les de producción de soja, estos fluctuarían principal-mente en función de las condiciones climáticas rein-antes. Por lo tanto, frente a la mayor demanda, conse-cuencia del desarrollo de la industria del biodiesel,existirá una fuerte presión sobre el precios de losgranos y del aceite de soja, afectando la propia com-petitividad de la producción del biodiesel. Una mane-ra de evitar este incremento en los precios sería através de una mejora de la productividad con mayortecnología, ya sea nueva o disminuyendo la brechatecnológica entre productores.

El primer caso, y solo si tratara de insumos comercia-lizables, redundaría en beneficios a las empresas pro-veedoras de tecnología y el impacto sobre el ambien-te podría no ser mejor. Concretamente, los sistemaspuros de monocultivo son altamente susceptibles aser afectados por insectos, pestes y enfermedadesdado que, a partir del uso intensivo de agroquímicosdeclina la cantidad de organismos beneficiosos ynutrientes del suelo y provoca resistencia de malezasy enfermedades existentes o el surgimiento de nuevas(Thrupp, 2000).

De la segunda opción podrían esperarse algunos be-neficios sobre los productores más rezagados, pero serequerirá de fuertes inversiones en investigación ydesarrollo y la difusión de nuevas tecnologías. Másaún, para que ello suceda se requerirá de medidas depolítica económica con un fuerte incentivo a la noexpansión del área sembrada con soja y a un mayordesarrollo tecnológico, la cual a su vez requerirá defondos públicos para su implementación.

La vasta información con la que se ha bombardeado ala opinión pública respecto de los beneficios econó-micos y ambientales que traerían aparejados para laArgentina la producción, uso y exportación de bio-combustibles en general, y del biodiesel en particular,contrasta con la existencia de ciertos problemas yaexistentes, las tendencias de algunas variables signifi-cativas y los escenarios construidos basados en ellas,como así también con la evidencia mostrada por unagran cantidad de investigadores, organizaciones so-ciales y ambientalistas alrededor del mundo. El cre-ciente costo interno de los alimentos, el desplaza-miento de poblaciones campesinas, los problemasambientales y de salud humana y de uso de los suelosdeberían alertar sobre los costos económicos y socia-les que seguramente traerá aparejada la industria delos agrocombustibles. Es por ello que resulta necesa-rio pensar en un escenario alternativo en el que sepersiga, al menos, la minimización de aquellos cos-tos.

Alternativas para el abordaje de aspectos so-ciales y ambientales en los agrocombustibles

La debilidad institucional que ha mostrado hasta aho-ra la política agraria Argentina en capitalizar de ma-nera equitativa los beneficios de diferentes alternati-vas productivas y contrarrestar sus consecuenciasnegativas se evidencia nuevamente en los alcances dela Ley sobre Biocombustibles, en la cual se deja li-brado al mercado los impactos que puedan resultar delos desarrollos de la industria a gran escala. Dichadebilidad también se manifiesta en los nuevos y cre-cientes reclamos por parte de los movimientos socia-les y ambientalistas nacionales que no logran mate-

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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rializarse en acciones coordinadas en torno a la re-ducción de los costos.

A los efectos de afrontar esta debilidad, se requierede la instauración de una estrategia, a corto y media-no plazo, consensuada socialmente y en coordinaciónentre el gobierno nacional, provincial y municipal, yque permita el control y monitoreo en torno a, porejemplo, prácticas de ordenamiento territorial ruralque contemplen las problemáticas ambientales y so-ciales asociadas a la producción de biocombustibles(precio de los alimentos en el mercado interno, con-sumo interno, uso sustentable del suelo agrícola, bos-ques, montes y humedales, entre otros) (Montes Lira,2001). Para esto, es fundamental considerar la infor-mación que desde diversos institutos de investiga-ción, universidades y organizaciones de la sociedadcivil se genera en torno tanto a los beneficios como alos problemas que desde el punto de vista social yambiental han traído la especialización productivadel sector agro-industrial.

Desde el gobierno nacional y algunos gobiernos pro-vinciales se viene trabajando en un conjunto de leyespara la salvaguarda del ambiente, sin embargo losproblemas existen y se acrecientan, y las oportunida-des que se prevén a partir del desarrollo de los agro-combustibles en general y del biodiesel, en particular,exacerbarán dichas problemáticas. Este fenómeno esde escala mundial y las discusiones en torno a susalternativas más sustentables también lo son. Restaentonces por instaurar la discusión de dichas proble-máticas en el conjunto de la sociedad argentina, apartir de la cual podrá realizarse un exhaustivo análi-sis del conjunto de alternativas posibles para lograr lasostenibilidad de la producción de los cultivos ener-géticos y ajustar las estrategias de ordenamiento terri-torial rural a lo planteado por investigadores y a loalertado por las organizaciones de la sociedad civil:

Desde lo ambiental: disminuir la sobreexplo-tación y contaminación de recursos agua ysuelo; la promoción de cultivos energéticosque mejor se adecuen a las características eda-foclimáticas y/o socio-económicas particula-res a cada región; la limitación del uso de tie-

rra provenientes de la deforestación de bos-ques naturales y drenaje de humedales; perofundamentalmente controlar la disminución enla producción de alimentos claves para el país.

Desde lo social: el fortalecimiento de alterna-tivas de producción de pequeña y medianaescala, siendo el aspecto más importante (y elmás débil) en la producción de energía susten-table; la utilización de mecanismos financie-ros (subsidios directos, derivados financieros,entre otros) (UNCTAD, 2006); el uso de culti-vos mano de obra intensivos en aquellas re-giones donde se presentan graves problemasde desempleo rural; etc. En otras palabras, serequiere de estrategias que permitan la pro-ducción de pequeña escala para el autoconsu-mo, a partir del apoyo a grupos, poblaciones oregiones que pudieran quedar excluidas a cau-sa de problemas de escala, financiamiento y,fundamentalmente, de conocimiento específi-co en cuanto al uso de materias primas acor-des.

Desde lo institucional: construir una forma degobernancia que permita coordinar voluntaria-mente las acciones de individuos y organiza-ciones con capacidad de autoorganizarse y deautoejecución (Lee citado en Olson et al,2006). Una gobernancia de este tipo incluyeuna serie de aspectos entre los cuales, y demanera no exhaustiva, podemos citar: accióncolectiva, aprendizaje a través de la experi-mentación y la innovación, enfoque de redes,liderazgo, entre otros.

El escenario alternativo deber ser entonces uno enque los biocombustibles, con sus expectativas favora-bles y desfavorables, se constituyan en un elementodisparador para que la sociedad argentina reorientesus estrategias de producción agropecuaria y agroin-dustrial de forma que resulte sustentable desde elpunto de vista ambiental, pero por sobre todo, inclu-sivo desde el punto de vista social.

Discusiones finales

Dada la importancia que ha adquirido en el últimotiempo el análisis de los sistemas socio-ambientalesreferidos a las consecuencias de determinadas estra-tegias para el crecimiento y desarrollo económico,este trabajo muestra los principales ejes del debate entorno a la promoción de los agrocombustibles comoforma de contribuir a un proceso de aprendizaje so-cial que permita la construcción de acciones y políti-cas acordes a las necesidades de la sociedad argenti-na, con el fin de evitar las consecuencias nocivas queen última década han generado la expansión del mo-nocultivo y el uso concomitante de tecnologías deinsumos altamente extractivas y contaminantes. Eneste sentido se pretende plantear que, en primer lu-gar, este es un fenómeno global, que la problemáticaobservada ha puesto en alerta a la mayoría de lospaíses del Sur y a muchos investigadores de los paí-ses más desarrollados, y por lo tanto, la necesidad deldebate es compartida, apoyada y multiplicada portodos aquellos afectados. En segundo lugar, que tantola generación de conocimiento apropiado y su ampliadifusión a todos los sectores de la sociedad, como ladiscusión de alternativas entre diferentes grupos deinterés resultará absolutamente necesaria para cam-biar el rumbo del desarrollo agrario en Argentina,hacia un modelo inclusivo en términos sociales, ysustentable en términos del manejo de los recursosnaturales.

En función de lo expresado en este documento sepodrían plantear entonces tres senderos alternativospara el desarrollo de los agrocombustibles y de bio-diesel en particular en Argentina:

1. La fuerte presión de la demanda externa haciala sustitución de combustibles fósiles, sumadoa las condiciones agroecológicas y la competi-tividad agroindustrial en la producción desoja, conducirá seguramente al desarrollo deun escenario tipo I. Este es un escenario don-de el conjunto de la sociedad desconoce o seniega a reconocer una realidad que los afectanegativamente, priorizando la maximizaciónde los beneficios económicos de corto plazo.

2. Una muy fuerte inclinación por parte del Esta-

do nacional a intervenir sobre la decisión delos actores privados podría llevarnos hacia unescenario tipo II. Pero esto requerirá, no sólode la decisión política, sino también de unafuerte inversión en generación de informa-ción, incentivos y en monitoreo, con lo cualno necesariamente se logrará mejorar la situa-ción de los diferentes sistemas socio ambien-tales ya afectados de nuestro país.

3. Pero podría ocurrir también que con buenainformación volcada hacia la sociedad se lo-gre alertar sobre las dificultades que traeráaparejada la producción de biodiesel en granescala si es que no se ‘construye’ una alterna-tiva que sea viable en términos de la distribu-ción de los beneficios económicos provenien-tes de la explotación de los agrocombustibles,como así también de otras alternativas produc-tivas para las cuales el país sigue detentandoreales ventajas comparativas. Que sea ademásrespetuoso de cada uno de los sistemas ecoló-gicos que se intervengan con tales y otros fi-nes, pero, y fundamentalmente, que sea inclu-siva en términos sociales cualesquiera sea laregión del país a la que estemos haciendo re-ferencia.

Nuevamente, y al sólo efecto de enfatizar la fuertepresión externa de la demanda de agrocombustibles,sustentada fundamentalmente por los grandes agrone-gocios, como así también otros sectores vinculados ala industria del biodiesel, el desarrollo de tecnologíaspara su producción a gran escala y la creciente ex-pansión en las operaciones de empresas multinacio-nales alrededor del mundo y de importantes empresasnacionales, convierte en innecesaria cualquier tipo deintervención del Estado argentino para la promociónde su producción interna que no esté directamenterelacionada con el aprovechamiento de esta oportuni-dad para el apoyo a grupos, poblaciones o regionesque pudieran quedar excluidas o peor aún afectadasnegativamente.

Por lo tanto el desarrollo de la industria de agrocom-bustibles debe y puede eventualmente constituirse enuna fuente de posibilidades para el desarrollo de po-blaciones y regiones menos favorecidas en lugar de

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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rializarse en acciones coordinadas en torno a la re-ducción de los costos.

A los efectos de afrontar esta debilidad, se requierede la instauración de una estrategia, a corto y media-no plazo, consensuada socialmente y en coordinaciónentre el gobierno nacional, provincial y municipal, yque permita el control y monitoreo en torno a, porejemplo, prácticas de ordenamiento territorial ruralque contemplen las problemáticas ambientales y so-ciales asociadas a la producción de biocombustibles(precio de los alimentos en el mercado interno, con-sumo interno, uso sustentable del suelo agrícola, bos-ques, montes y humedales, entre otros) (Montes Lira,2001). Para esto, es fundamental considerar la infor-mación que desde diversos institutos de investiga-ción, universidades y organizaciones de la sociedadcivil se genera en torno tanto a los beneficios como alos problemas que desde el punto de vista social yambiental han traído la especialización productivadel sector agro-industrial.

Desde el gobierno nacional y algunos gobiernos pro-vinciales se viene trabajando en un conjunto de leyespara la salvaguarda del ambiente, sin embargo losproblemas existen y se acrecientan, y las oportunida-des que se prevén a partir del desarrollo de los agro-combustibles en general y del biodiesel, en particular,exacerbarán dichas problemáticas. Este fenómeno esde escala mundial y las discusiones en torno a susalternativas más sustentables también lo son. Restaentonces por instaurar la discusión de dichas proble-máticas en el conjunto de la sociedad argentina, apartir de la cual podrá realizarse un exhaustivo análi-sis del conjunto de alternativas posibles para lograr lasostenibilidad de la producción de los cultivos ener-géticos y ajustar las estrategias de ordenamiento terri-torial rural a lo planteado por investigadores y a loalertado por las organizaciones de la sociedad civil:

Desde lo ambiental: disminuir la sobreexplo-tación y contaminación de recursos agua ysuelo; la promoción de cultivos energéticosque mejor se adecuen a las características eda-foclimáticas y/o socio-económicas particula-res a cada región; la limitación del uso de tie-

rra provenientes de la deforestación de bos-ques naturales y drenaje de humedales; perofundamentalmente controlar la disminución enla producción de alimentos claves para el país.

Desde lo social: el fortalecimiento de alterna-tivas de producción de pequeña y medianaescala, siendo el aspecto más importante (y elmás débil) en la producción de energía susten-table; la utilización de mecanismos financie-ros (subsidios directos, derivados financieros,entre otros) (UNCTAD, 2006); el uso de culti-vos mano de obra intensivos en aquellas re-giones donde se presentan graves problemasde desempleo rural; etc. En otras palabras, serequiere de estrategias que permitan la pro-ducción de pequeña escala para el autoconsu-mo, a partir del apoyo a grupos, poblaciones oregiones que pudieran quedar excluidas a cau-sa de problemas de escala, financiamiento y,fundamentalmente, de conocimiento específi-co en cuanto al uso de materias primas acor-des.

Desde lo institucional: construir una forma degobernancia que permita coordinar voluntaria-mente las acciones de individuos y organiza-ciones con capacidad de autoorganizarse y deautoejecución (Lee citado en Olson et al,2006). Una gobernancia de este tipo incluyeuna serie de aspectos entre los cuales, y demanera no exhaustiva, podemos citar: accióncolectiva, aprendizaje a través de la experi-mentación y la innovación, enfoque de redes,liderazgo, entre otros.

El escenario alternativo deber ser entonces uno enque los biocombustibles, con sus expectativas favora-bles y desfavorables, se constituyan en un elementodisparador para que la sociedad argentina reorientesus estrategias de producción agropecuaria y agroin-dustrial de forma que resulte sustentable desde elpunto de vista ambiental, pero por sobre todo, inclu-sivo desde el punto de vista social.

Discusiones finales

Dada la importancia que ha adquirido en el últimotiempo el análisis de los sistemas socio-ambientalesreferidos a las consecuencias de determinadas estra-tegias para el crecimiento y desarrollo económico,este trabajo muestra los principales ejes del debate entorno a la promoción de los agrocombustibles comoforma de contribuir a un proceso de aprendizaje so-cial que permita la construcción de acciones y políti-cas acordes a las necesidades de la sociedad argenti-na, con el fin de evitar las consecuencias nocivas queen última década han generado la expansión del mo-nocultivo y el uso concomitante de tecnologías deinsumos altamente extractivas y contaminantes. Eneste sentido se pretende plantear que, en primer lu-gar, este es un fenómeno global, que la problemáticaobservada ha puesto en alerta a la mayoría de lospaíses del Sur y a muchos investigadores de los paí-ses más desarrollados, y por lo tanto, la necesidad deldebate es compartida, apoyada y multiplicada portodos aquellos afectados. En segundo lugar, que tantola generación de conocimiento apropiado y su ampliadifusión a todos los sectores de la sociedad, como ladiscusión de alternativas entre diferentes grupos deinterés resultará absolutamente necesaria para cam-biar el rumbo del desarrollo agrario en Argentina,hacia un modelo inclusivo en términos sociales, ysustentable en términos del manejo de los recursosnaturales.

En función de lo expresado en este documento sepodrían plantear entonces tres senderos alternativospara el desarrollo de los agrocombustibles y de bio-diesel en particular en Argentina:

1. La fuerte presión de la demanda externa haciala sustitución de combustibles fósiles, sumadoa las condiciones agroecológicas y la competi-tividad agroindustrial en la producción desoja, conducirá seguramente al desarrollo deun escenario tipo I. Este es un escenario don-de el conjunto de la sociedad desconoce o seniega a reconocer una realidad que los afectanegativamente, priorizando la maximizaciónde los beneficios económicos de corto plazo.

2. Una muy fuerte inclinación por parte del Esta-

do nacional a intervenir sobre la decisión delos actores privados podría llevarnos hacia unescenario tipo II. Pero esto requerirá, no sólode la decisión política, sino también de unafuerte inversión en generación de informa-ción, incentivos y en monitoreo, con lo cualno necesariamente se logrará mejorar la situa-ción de los diferentes sistemas socio ambien-tales ya afectados de nuestro país.

3. Pero podría ocurrir también que con buenainformación volcada hacia la sociedad se lo-gre alertar sobre las dificultades que traeráaparejada la producción de biodiesel en granescala si es que no se ‘construye’ una alterna-tiva que sea viable en términos de la distribu-ción de los beneficios económicos provenien-tes de la explotación de los agrocombustibles,como así también de otras alternativas produc-tivas para las cuales el país sigue detentandoreales ventajas comparativas. Que sea ademásrespetuoso de cada uno de los sistemas ecoló-gicos que se intervengan con tales y otros fi-nes, pero, y fundamentalmente, que sea inclu-siva en términos sociales cualesquiera sea laregión del país a la que estemos haciendo re-ferencia.

Nuevamente, y al sólo efecto de enfatizar la fuertepresión externa de la demanda de agrocombustibles,sustentada fundamentalmente por los grandes agrone-gocios, como así también otros sectores vinculados ala industria del biodiesel, el desarrollo de tecnologíaspara su producción a gran escala y la creciente ex-pansión en las operaciones de empresas multinacio-nales alrededor del mundo y de importantes empresasnacionales, convierte en innecesaria cualquier tipo deintervención del Estado argentino para la promociónde su producción interna que no esté directamenterelacionada con el aprovechamiento de esta oportuni-dad para el apoyo a grupos, poblaciones o regionesque pudieran quedar excluidas o peor aún afectadasnegativamente.

Por lo tanto el desarrollo de la industria de agrocom-bustibles debe y puede eventualmente constituirse enuna fuente de posibilidades para el desarrollo de po-blaciones y regiones menos favorecidas en lugar de

Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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promover la sustitución y profundización del mono-cultivo en zonas aptas para la producción de alimen-tos o la deforestación. Más aún, cuestionarse acercade quién tiene el derecho sobre las tierras y cuál es elvalor social de la misma (en el sentido del valor so-cial y ambiental de los servicios que provee, más alláde su precio o el de sus productos) vuelve la atenciónhacia algunos aspectos fundamentales: quién es eldueño de la tierra, para qué y de qué modo está sien-do utilizada, las consecuencias sociales y ambientalesy las causas político-institucionales de esta situación,pero por sobre todo esto, es imprescindible coordinaracciones para el logro de estrategias consensuadassocialmente sobre la base de que dicha sociedad“conoce” plenamente la situación.

ReferenciasAdámoli, Jorge. 2007. Sustentabilidad del sistema productivo en zonas sensibles. FORO GLOBAL DE BIOENERGÍFORO GLOBAL DE

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promover la sustitución y profundización del mono-cultivo en zonas aptas para la producción de alimen-tos o la deforestación. Más aún, cuestionarse acercade quién tiene el derecho sobre las tierras y cuál es elvalor social de la misma (en el sentido del valor so-cial y ambiental de los servicios que provee, más alláde su precio o el de sus productos) vuelve la atenciónhacia algunos aspectos fundamentales: quién es eldueño de la tierra, para qué y de qué modo está sien-do utilizada, las consecuencias sociales y ambientalesy las causas político-institucionales de esta situación,pero por sobre todo esto, es imprescindible coordinaracciones para el logro de estrategias consensuadassocialmente sobre la base de que dicha sociedad“conoce” plenamente la situación.

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Necesidad de un debate integral sobre el desarrollo de agro-combustibles en Argentina [Wehbe, Civitaresi, Tarasconi]

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Revista Virtual REDESMAjunio 2008número 4

TEMA: Biocombustibles

Se recibirá como colaboración artículos científicos, resultado de investi-gaciones específicas relacionadas con el tema, los que serán sometidosa la revisión y dictamen del Consejo Editorial. Se seleccionarán artículosde estudiantes universitarios, técnicos y profesionales, así como tam-bién de experiencias institucionales que se hayan desarrollo dentro deesta temática.

Se publicará:

Reseñas de libros, revistas y otros documentos, además deprogramas de conservación e investigación.

Tesis de maestría y doctorado relacionadas al tema. Semblanzas de instituciones académicas, instituciones de in-

vestigación, profesionales, comunitarias, etc.

Se destacará:

Artículos publicados en revistas, libros y otros (citando ade-cuadamente su origen, autorías, derechos, etc.)

Experiencias de colaboración entre diferentes actores.

Fechas límite para entrega de colaboraciones:

Artículos, 30 de mayo de 2008Reseñas, 30 de mayo de 2008

Envíos a: [email protected]

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