ralde, w j - greg

8/20/2019 Ralde, W J - Greg

http://slidepdf.com/reader/full/ralde-w-j-greg 1/93



GREG

W. J. Ralde



© Derechos Reservado

Hay ciertos lugares donde un Stracter no puede entrar, se desconoce los motivos

pero es así. Ya van dos sombras que le han dado caza, y los ha aniquilado, por lo que ahora

está demasiado débil para sellar los cuatro pozos restantes...



Greg

El nombre de mi mundo es un secreto, si alguna vez lo menciono sería miperdición y la perdición del planeta donde he morado desde hace siglos; la tierra.El sólo acto de nombrarlo mandaría las coordenadas exactas a los que me buscan,desde hace mucho tiempo.

La simple idea de pronunciar mi verdadero nombre tiene el mismo fin, poreso nadie más que yo puede guardar ese secreto...

Mi mundo ha sufrido la peor masacre, cuando por vanidad o simplecuriosidad, creamos una puerta estelar para relacionarse con otras especies eintercambiar conocimientos, pero nos topamos con la peor civilización deluniverso. Les dimos un nombre; Vrag, a aquellos que a pesar de su apariencia traenconsigo el caos y la muerte. Estos Vrag se alimentaron de la energía de mi mundo,para cuando se dieron cuenta que quedábamos muy pocos, nos incrustaron en elcuerpo una especie de radar que nos volvía presa fácil de rastrear, luego nosexpulsaron al multiverso, sólo para ir detrás nuestro, convirtiéndonos en juguetesde práctica para sus soldados... Nosotros nos alimentamos de la energía de losseres vivos, pero ellos se alimentan de la vida misma. Me costó décadascomprender que este planeta se encuentra de alguna forma protegida contra losVrag. Ignoro cómo, pero tiene una protección que la hace invisible para ellos. Noquería ser el causante de su destrucción, por eso decidí vivir oculto por un tiempohasta comprobar que ninguno de ellos estuviera cerca.

Dos siglos después salí al mundo exterior, pasando desapercibido, ayudéenseñando algo de la tecnología de mi mundo, pero ayudé a quién no supo usarla,causándole demencia, tuve que borrar de su memoria mi existencia, sin embargo,

siempre queda algo en cada individuo, y por mala suerte se le quedó grabado laobsesión con dominar el planeta.

Fue uno de los peores líderes de la tierra, y mi último intento por brindarmis conocimientos, decidí nunca más relacionarme con nadie. Viajé de país en país,de continente a continente, y en cada ciudad que pisé, encontraba a gente quenotaban que no era uno de ellos, algunos me intentaron asesinar, otros buscaron en



mi conocimientos, algunos fueron mis amigos, de hecho, cerca de aquí tengo unpar de amigos que un día conocerás.

-Nunca me lo habría imaginado, Mundos allá, a fuera, ¡Qué tonta me sientoal creer que éramos los únicos! -decía, Magda observando el cielo, emocionada.

-Es mejor así.

-¿Pero cómo te alimentas...?

-Cómo te dije, me alimento de la energía vital de los que me rodean.

-Con razón sentía que de pronto me iba a desmayar... -confesó Magda, ahoraviendole a los ojos.

-Sí, pero no, digo, lo peor que puedo causar es eso, que la gente se desmaye,pero a ti nunca te he llegado a afectar.

-Entiendo.- dijo pensativa, pero Greg creía que en realidad no lo hacia.

Se levantaron del suelo, y volvieron a caminar de retorno a la cabaña,ninguno decía nada.

-¿Cómo es que pareces humano?- preguntó después de un tiempo.

-Nuestra anatomía es sorprendentemente muy parecida, simplementecontrolo la energía de éste cuerpo y con eso basta.- respondió, mientras recogía delsuelo un pedazo de piedra.

-Mira, este pedazo de roca es como yo, extraterrestre. - dijo exagerando.

-Siempre me he preguntado por qué creíamos que somos los únicos en eluniverso. Hoy en día después de lo que me revelaste, creo que es mejor para muchagente quedarse ignorante.

-Mejor es la prudencia, la ignorancia puede ser de doble filo, a demás asícomo yo, aquí mismo podrían estar habitando seres de otros mundos.

-¿Viste a uno?

-No.



Se le veía pensativo, reflejaba una cierta preocupación en su rostro, pero nodejaría que ella lo notara, no pretendía ponerle en riesgo, por eso debíaabandonarla.

-¿Qué pasa? -preguntó, ella.

-Nada. Sólo que ya me acostumbrado a este lugar, sería triste que los otrosvinieran y lo destruyan...

Ambos se quedaron en silencio, era la primera vez que Greg le abría sucorazón.

1

El Encuentro.

Aún con los ojos entre cerrados y con la sensación del sueño de la nocheanterior, salió media hora más tarde, encendió su carro y, conforme iba avanzandopaulatinamente volvía a la realidad, un brusco golpe de nerviosismo cayó sobresus hombros, en menos de quince minutos tendría que llegar a la universidad,correr hasta el aula, sentarse en el pupitre y aguardar a que el docente le pasara elexamen. Eso si por milagro conseguía llegar a tiempo.

Pero el docente en cuestión, no iba a sucumbir ante su belleza, quizásporque era de esa clase de hombre que se había quedado frustrado por unarelación fallida en el pasado y que ahora odiaba a todas las mujeres de pelocastaño, como ella.

Eso era lo que creía ella, porque siempre que le tocaba hablar con él, lamiraba con desprecio.



Va conduciendo por la autopista principal, en su coche deportivo color rojointenso. No le importaba ir demasiado rápido, ni que los demás coches que dejabaatrás, tuvieran que hacerse a un lado para dejarla pasar y así evitar un accidente.

Algunos conductores le dedicaban ciertos gestos con los dedos, y otrossimplemente le expresaban su impotencia ante aquél feroz carro, gritandoobscenidades o dedicándole muecas con la boca. Todo eso a ella poco o nada leimporta, disfruta la velocidad y lo admite sin remordimiento, sin embargo, lo quele entusiasma en realidad, era ser el centro de atención de todo el mundo, sentir lafrescura del viento agitando su larga y rebelde melena, siempre lograba hacerlesentir viva, en realidad disfrutaba el placer de sentir toda la adrenalina circulandopor sus venas.

Pero en ese preciso momento, algo andaba mal, lo podía intuir...

Algunos minutos después, escuchó el pip, pip, que emitía el carro,confirmando sus sospechas, lamentó tener que aparcar.

Descendió del coche para estirar un poco las piernas.

-¡Maldición!, ¡No llegaré a tiempo! - se quejó.

-Si no te importa, yo te llevo.

Sobresaltada giró sobre si misma, hasta ver quién hablaba.

Detrás suyo, también había aparcado otro carro, al parecer le ocurría lomismo que a ella.

-¿Es el día de la gasolina o qué? - se preguntó, mientras contemplaba dereojo al hombre que se disponía a cambiar la llanta delantera de su carro.

-Tranquila, si quieres te acerco a la gasolinera... - propuso otra vez, aquél.

-Sí, por favor. - respondió aliviada, aunque un poco desconfiada.

Confirmó nuevamente la hora en reloj, calculando que aún podía llegar atiempo.

No pasó mucho, cuando comprobó que el hombre ya había terminado con



lo suyo, pero, de alguna forma sintió que ese hombre no era de fiar, por nada delmundo debía confiar en él.

Segundos después, pensó que sentir todo aquello era absurdo, era inclusoirracional, porque lo único que había hecho ese hombre hasta ese momento era

brindarle su ayuda, sólo eso.

Se sintió mal consigo misma por haberse permitido sentir todo aquello,obligándose a borrarlo inmediatamente de su mente.

Hasta eso, el hombre se había incorporado y le hacía señas con la mano,invitándole a subir.

Abordó de inmediato, sentándose al lado del conductor.

Aquél carro negro era un Fiat descuidado, toda una carcacha, era desde lejoslo contrario a su fino y reluciente coche, incluso los asientos eran duros, demasiadoincómodo para su espalda, pero no se podía quejar.

Ya adentro, sintió incluso, un cierto aroma extraño que de alguna forma leera conocido, en eso estaba, hasta que notó que cada tanto, y de manera incómodapara ella, el hombre la miraba por el retrovisor y todos esos malos pensamientosluchaban por ganar fuerza en su interior, sin embargo creyó que tal vez era unaforma de pagar por su descuido, por lo que, desde ese preciso instante, siempre,pero siempre, comprobaría que el tanque de gasolina estuviera lo suficientementelleno antes de salir.

-¿No me recuerdas, verdad? - murmuró, de improvisto el hombre,mirándole esta vez a los ojos.

Magda ingenuamente le observó con mayor interés por algunos minutos,cómo buscando algún recuerdo lejano en su cabeza, para aclarar la duda.

Llevaba el pelo corto y muy negro, los ojos también eran demasiado negros,su piel estaba finamente bronceada y sus labios, ¡Ha! Cómo le gustaban sus labios.

Sintió que se sonrojaba y por eso desvió la mirada.

Después de un rato respondió.



-No recuerdo conocerle.

-Este encuentro se repite constantemente.- agregó, ignorándole esta vez, elhombre.

“Muy bien, hasta aquí llegué”

Pensó Magda al escuchar semejante comentario. Después de todo, debíahaber sido más precavida y no confiar en el primero que se pare en frente.

Mientras pensaba en todo eso, se propuso descender de inmediato, de esecarro que estaba en movimiento sin dar tiempo a nada, sin embargo el hombre alver lo que hacía, simplemente frenó, sin poner ningún tipo de resistencia.

-¡Espera, olvidas la gasolina! - gritó.

Avergonzada tuvo que volver sus pasos.

-Gracia por ayudarme. - dijo, al darse cuenta de que estaba siendo grosera.

-Fue un placer ayudarte. - contestó el hombre, con una leve sonrisa en loslabios.

Se sintió avergonzada por haber pensado mal, después de todo era el único

que le había brindado ayuda en esa autopista.

Ahora tenía el bidón de la gasolina en la mano, caminó hasta llegar a sucarro, abrió la tapa del tanque con dificultad, y se dio cuenta de que no tenia ideade cómo se llenaba manualmente.

-¡Maldición!- gritó al cielo.

-Permíteme hacerlo.

Sobresaltada giró.

Era el mismo hombre de antes, que ahora volvía aparecerse por detrás.

El hombre cogió de sus manos el bidón sin esperar respuesta.

Mientras contemplaba cómo éste se ocupaba llenando el tanque de su carro,



Magda se sentía confundida, no sabia cómo debía reaccionar, sin embargo decidiótomárselo bien.

-Te lo agradezco, nunca aprendí este tipo de cosas.

-Nadie aprende hasta que lo necesita. - respondió, dejando el bidón vacío,en el suelo.

-A propósito soy Magda. - dijo, casi de inmediato estirando la mano,cortésmente.

-Magda. - repitió él, pensativo.

Pero ella ya había subido a su carro a toda prisa, despidiéndose con la mano,

agradecida.

-¡No me dijiste tu nombre!- le dijo ella.

-Greg.

Le pareció curioso toda esas casualidades, pero ahora, minutos después ykilómetros lejos, se sentía segura dentro de su propio carro.

Llegó a tiempo a la universidad, la mirada de desaprobación del docente no

le causó nada esta vez, después de todo se había salido con la suya. Llegar tardepor ahora no le privaría de rendir el examen, sin embargo pensó en la posibilidadde que el docente podría sabotearle, frunció la frente al darse cuenta de que existíaaquella posibilidad, luego reaccionó, tampoco debía ser tan paranoica.

Un tiempo más tarde, cuando terminó de llenar las cinco hojas del examen,se acercó al escritorio del docente, que corregía los exámenes de los que habíanterminado mucho antes que ella, se dio cuenta que éste había notado su presenciay aún así pretendía ignorarle.

-Le pido disculpas, no volveré a llegar tarde. - dijo ella, con sinceridad.

-Si terminó la prueba, puede retirarse.

Contestó tajantemente el docente, sin intención de alzar la mirada, por loque ella simplemente se alejó en completo silencio, y sintiéndose un poco



decepcionada por la frialdad con la que le había respondido, a pesar de sus buenasintenciones.

Minutos después, mientras caminaba por los pasillos, se dispuso a revisarsu agenda, cayó en la cuenta de que era jueves seis, y que había olvidado porcompleto que Sam le esperaba en El Palace. Cogió todas sus pertenencias y atropezones se retiró de inmediato.

Sam era su novio de toda la vida y el Palace, para ella era un lugarimportante, porque era el restaurante donde Sam le había declarado su amor laprimera vez, de eso ya había pasado unos cinco años, pero ahora Sam ya no vivíaen la casa de al lado, ni siquiera vivía en la misma ciudad en la que habían crecido

juntos. Aún así y a pesar de la distancia seguían siendo novios y se amaban.

“El amor lo puede todo” Repetía para si misma, para convencerse.

Mientras se dirigía a la cita, se arrepintió por no haberlo recordado a tiempo,al menos se habría vestido para la ocasión, en cambio llevaba puesto unos jeans conaperturas que insinuaban y un top holgado negro. No estaría tan mal si al menos sehabría encargado de su pelo rebelde, pero no, ahora lo llevaba suelto y despeinado.

Cuando entró por fin al Palace, Sam ya estaba aguardando en la mesa desiempre. Vestía de manera formal, camisa blanca, corbata roja y traje negro, comolos que usaba su padre.

En la mesa vio un paquete de chocolates y un ramo de rosas rojas, San teniaun buen semblante, se veía relajado, y cuando sus ojos se toparon con los suyos,una mecha de pasión se encendió en ellos...

-¡Hermosa como siempre!

Se incorporó y se besaron apasionadamente, ¡Al fin juntos!, pensaba ella,mientras sentía los labios pegados a los suyos, derritiéndose de amor por él.

Al principio había sido un sufrimiento no tenerlo cerca, incluso habíapensado seriamente en irse a vivir con él, pero sus padres no se lo permitirían, elmismo Sam pensaba que lo mejor para los dos era eso, terminar la universidad yestablecerse profesionalmente y sólo después se casarían.

Ya tenían los planes hechos y aunque fuera lo mejor para ambos, era



demasiado duro para ella vivir lejos de Sam.

-Amor de lejos es amor de tres, o cuatro, según la ocasión. - había dicho ellaobjetando, aquella vez, pero al final simplemente se resignó a tenerlo al menos unavez a la semana, y bien pudo ser peor si Sam no fuera brillante, como para sacarseel tiempo necesario para estar con ella, por ese tipo de cosas ella lo amabademasiado, sin embargo le costaba verle marchar, siempre de esa forma tanapresurada, sentía que su corazón se iba a detener del dolor que le causaba supartida.

No comprendía cómo Sam podía sobrellevarlo de esa forma, pero lo que nosabía era que lo hacia por ella, uno de los dos debía ser fuerte y Magda podría sertodo, pero no era fuerte, sufría demasiado y eso era evidente para cualquiera, poreso, después de hacer el amor, siempre le decía cuánto la amaba, acariciando su

lindo rostro, como para aplacar aquél sufrimiento, y en respuesta, sus hermososojos marrones brillaban de amor por él.

A Magda le costaba volver a la realidad. La rutina sin Sam en su vida erahueca, un sin sentido, buscaba algo qué hacer para no sentir su ausencia y cuandosucumbía a la soledad, los días se volvían terribles para ella.

Al principio, por un tiempo vivía acosándole constantemente por teléfono,hasta que un día se enteró por Vera, (hermana de Sam, quién en el pasado fuera su

mejor amiga), que había bajado su promedio, casualmente desde que ella le hacíallamadas largas a media noche, resignada dejó de hacerlo. Entonces salía de fiestacon sus amigas, incluso había probado marihuana, pero eso no era para ella y noera lo suficientemente tonta, como para caer en el vicio, mientras que sus amigas lahacían a un lado cuando se negaba a consumir.

Decidió que dedicarse por completo a sus estudios, era la manera más sabiay sensata de pasar el rato.

Sus padres esperaban mucho de ella, no se conformaban con sus buenas

notas, debía ser la mejor en todo, pero ella que nunca fue tan buena como era Sam,pero ahora comenzaba a destacarse, unos meses más y conseguiría ser la alumnanúmero dos de su materia, por eso en su reciente cumpleaños le habían premiadocon semejante carro.

Magda tenía la vida que toda adolescente soñaba tener, tenia una familiaestable y adinerada, tenia un novio atractivo que la amaba y además era bonita,



¿Qué más podía exigirle a la vida?

Lo cierto era que en su corazón albergaba un enorme vacío, un hueco oscuroy frío, albergaba en su ser, que ella luchaba constantemente por ignorarlo.

A veces pensar o estar con Sam le era suficiente, pero cuando el efectopasaba, sólo le quedaba ese gran vacío que le obligaba de manera desesperada a

buscaba con qué distraer su mente. Y todo aquello le hacia sentir que ella nomerecía nada de lo que tenía, se avergonzaba de si misma. Era una perdedora.

Al día siguiente también salió tarde, al menos, menos tarde que decostumbre, pero tenia una promesa que cumplir, aún así condujo como si lasavenidas fueran pistas de carreras, por eso, cuando lo vio en medio de la autopista,a unos cuantos metros, pisó con toda su fuerza el freno, rezando para que no

ocurra una terrible desgracia.

Nerviosa y con la boca abierta, apunto de desmayarse vio cómo su carro sedetuvo, a unos centímetros de la persona, que tal vez por el shock ni siquiera sehabía movido ni un sólo centímetro, para salvar su vida.

Bajó del carro sin importarle el embotellamiento que estaba provocando, niel ruido de las bocinas, ni los insultos lograron detenerla. Se fue acercando parasaber qué le ocurría a esa persona, por qué no se movía.

-¡¿Pero qué diablos hace?!- fue lo único que pudo pronunciar, al tenerlo casial frente suyo, cuando lo reconoció.

-¿Tu otra vez...?- dijo Greg, como si lo que estaba ocurriendo al rededor noexistiera.

-¡No sé qué le sucede, pero tiene que hacerse a un lado!- gritó demasiadoalterada como para controlarse, y aún así no obtuvo ninguna respuesta, entoncescomenzó a acercarse, animándose a cogerle del brazo y sacarle del medio de la

autopista.

-¿Ahora lo sabes?- dijo en un estado delirante, que la alertó aún más,consideró de inmediato la necesidad de llamar a la policía.

-¿Saber qué?- preguntó asustada y con los ojos bien abiertos.



-Estabas destinada a venir aquí.

-De hecho, voy a la universidad... - contestó ahora impaciente.

Comenzó a buscar con la mirada y no veía por ningún lado el auto viejo deldía anterior.

-¿Tienes cómo salir de aquí?- preguntó ahora preocupada por la hora, peroesta vez tampoco le respondió.

-No creo que sea buena idea quedarse ahí solo, en medio de la nada. -comentó de manera impaciente, después de volver a consultar el reloj por terceravez.

-No estoy solo. Estoy contigo.

-Si quieres te dejo cerca de la parada del bus... - propuso impaciente, comopara deshacerse de él, de una buena vez, pero él no parecía escuchar.

-Ahora te tocó ayudarme, ¿No crees que son demasiadas casualidades?-pronunció en un estado delirante.

Pero ella ni siquiera iba a considerar las palabras absurdas de aquél tipo,solamente podía imaginar la cara con desprecio del docente que la odiaba, y

pensaba que ahora tendría razón para reprocharle.

Condujo en silencio y con cautela, pensando que tendría de una vez portodas hacerlo como la gente decente. Cuando llegaron a la parada de buses, notóque aquél hombre sufría de alguna especie de malestar físico, su cuerpo sudaba enexceso a pesar de estar en pleno otoño, se veía demasiado débil como para caminar,pero a ella le importaba más deshacerse de él, que comenzaba a sospechar que nopretendía bajar.

-Llegaré tarde a la universidad... - dijo, luego de algunos segundos. Entoncesél extraño descendió del carro, como si nada malo le pasara, y sin decir ni una solapalabra, Magda pudo descifrar en su mirada que algo ocurría en su cabeza.

-Bueno, tenga cuidado. - dijo al final ella, para poner el fin a esa extrañasituación.



A pesar de ello se arrepintió por no llevarle a un sanatorio, o al menos debíahabérselo sugerido, no había actuado del todo bien, ¿Pero cómo hacerlo con todolo ocurrido? Se quedó un poco confundida, no entendía muy bien lo que habíapasado, pero estaba considerando que lo mejor para todos era dejar de conducir, al

menos por un buen tiempo.

Una hora más tarde llegó a la universidad y para sumar a su mala suerte, secruzó en los pasillos con aquél docente, que como ya era de esperar, le lanzó unamirada reprochadora, haciéndole bajar la mirada.

-¿Que te pasó?, hoy te pasaste... - murmuró, Carla que caminaba unos pasomás atrás.

-La verdad es que me están pasando cosas raras.- confesó perpleja.

-¿Hablas en serio? ¿Cómo qué?- preguntó, con verdadero interés.

-Me topé con el mismo hombre por segunda vez...

-No me digas que andas poniéndole los cuer...

-¡No!, Nada de eso. Olvídalo, supongo que debo controlarme al conducir... -dijo arrepintiéndose de inmediato.

-La verdad es que te he visto correr y … - comentó con un poco de malicia,pero a Magda no le importó.

-Me gusta correr. - dijo, afirmando que lo hacía apropósito.

Carla comprendió que no era tema abierto de discusión, y decidió cambiarde tema.

-¿Cuando me acompañas al Torem?

-Hem, no lo sé, hay muchos trabajos que aún no he terminado...- contestóindecisa, sabia muy bien lo que significaba ir al Torem.

El Torem era un boliche de mala muerte, famoso para los universitarios queno pensaban en gastar mucho en bebidas y vicios. El Torem era además, un lugardonde se podía comprar desde droga, viagra o pastillas tranquilizantes, pero su



gran fama se debía a que era el único lugar donde ciertas chicas se ofrecían comoesclavas a cambio de dinero.

Aunque nunca había presenciado una venta, era sabido que cualquier chica,por voluntad propia, y por curiosidad, se ponía un precio y por 24 horas lepertenecería al comprador o compradora, sólo había una regla explícita quecumplir, nunca se podía compartir a la esclava.

En sus días locos de novata, cuando aún no podía vivir sin Sam, estuvo apunto de entrar en ese juego, pero se contagió de gripe y tuvo que quedarse encasa un par de semanas, en los cuales, sus amigos de parranda le habían dejadoatrás en el olvido.

Mejor así, se dijo al finalizar el año, porque del grupo aquél, era la única que

había conseguido aprobar el año.

Ahora de ese grupo, la única que le dirigía la palabra era Carla, quiengracias a la influencia de su padre, la habrían aprobado el año, ahora en el caminocorrecto, asistía con regularidad a clases, incluso llegaba mucho más temprano queella.

No estaba muy segura de querer pisar el Torem una vez más, pero le hacia bien salir de ves en cuando, así que no lo dudó más y aceptó encontrarse a la medianoche.

Al llegar a casa se fue directamente a dormir, tenia mucho sueño atrasado,así que pensó que, si ponía un par de poderosas alarmas, podría permitirse dormirantes, para salir de juerga, con la energía suficiente antes de la media noche.

Tenía una explicación razonable para permitirse aquello, y era que se lodebía a Carla. Desde que tenia recuerdos, siempre pasaba algo que la obligaba acancelar sus planes con ella, pero esta vez no pasaría nada, estaba más que segura.

Horas después despertó con el sonido ensordecedor de los despertadores,que había colocado a unos cuantos centímetros de sus sensibles oídos. Se incorporóde un golpe, se baño y se puso unos jeans muy pegados, arriba un top no muyrevelador, y ya estaba lista para salir.

Subió a su coche y comenzó a conducir.



Hace un poco más de seis meses que había conseguido el carnet deconducir, y la primera vez que había conducido su propio carro sin que nadie alado suyo estuviera estresado, sólo porque ella iba conduciendo, había sentido quetenía el control total de su vida, del mundo entero en sus manos, como el volante.

Aquél coche rojo representaba su vida de adulto, una nueva vida, un nuevocomienzo.

Esa sensación intensa, era una de las pocas que tenía muy presente, por esotodos los días cuando subía al coche, recordaba que tenía sentido su vida.

Cuando llegó, se encontró con un Torem triste, envejecido y repleto.

Era notorio que en el tiempo en que no había pisado el lugar, el ambiente

había empeorado, ya no se veían grupos de universitarios riendo, pasándola bien,ahora lo que veías eran adolescentes semi inconscientes, tendidos uno al lado deotro.

Por suerte no le costó mucho dar con su amiga, que aguardaba por ella en lapuerta.

Después de un corto saludo le condujo hacia el fondo de un salón, dondenunca había entrado antes, era oscuro, donde lo único que iluminaba tristementeera algunas luces pequeñas de colores, que a penas dejaban ver los rostros de lospresentes.

-¡Vamos no dejes de caminar! - le decía de rato en rato.

Siguió a Carla hasta llegar a un tercer salón mucho más pequeño, donde lasluces de colores lastimaban sus sensibles ojos. Agachó la mirada deteniéndose porun instante, Carla le haló de la mano de inmediato, pero ya era demasiado tarde.

-¡Quiero a esta nena...!- dijo alguien por detrás, que la había tomado

bruscamente por la cintura, llevándosela hacia él, sintió temor al tener el cuerpo deaquél pegado a ella, quiso soltarse pero no podía.

-¡Suéltame! - exclamó casi gritando.

-Tranquila nena...



-¡Dejala boludo, ella no es esclava...!- gritó Carla, al darse cuenta de lo queocurría.

Aquél no dijo nada, simplemente la dejó ir.

Sentía que todo ocurría demasiado rápido como para ponerse a pensar,luego sólo sintió la mano de su amiga que la conducía hacia el fondo.

-Hagas lo que hagas, no dejes de caminar. Esto es un panal de mierda. - ledijo gritando.

Llegaron por fin a un salón con luz natural, agradable para la vista, sinembargo y tal vez por ese motivo se encontraba casi vacío, tenia la apariencia de serun restaurante de mala muerte, pero se sentó en la primera silla que encontró.

-Mirá a quien trajo ésta bolu... - dijo alguien saliendo de un cuartucho de allado.

-¡Dejá!- reprochó Carla entrecerrando los ojos.

Magda reconoció al muchacho en frente suyo, era Archi, uno de los nerd dela secundaria, le sorprendió verle tan descuidado, pero se sintió tranquila.

-¿Qué has hecho con tu vida Archi?- preguntó Magda, medio en broma.

-Disfruto. - contestó alzando los hombros, relajado, mientras buscaba algoen su chaqueta-un pajarillo me contó que te dejó el principito.- agregó después.

-¿Sam?, ¡No!, Sólo tuvo que mudarse de ciudad. - explicó un tantomalhumorada.

-¡No sabes cómo se lo va a tomar Nem, cuando se lo cuente!- dijo Archihaciendo una mueca que parecía burlona.

-Eso fue hace un año, ¡Actualízate!- reprochó esta vez Carla, que se sentaba alado de ella.

-Mejor no le digas nada, ¿Esta bien? - casi suplicó Magda. Tener de vuelta ensu vida a Nem, significaba traer caos, ni pensarlo.

-Bueno pero entonces, ¿Festejamos?- sugirió Archi impaciente, mostrando la



pipa gigante y extra larga que estaba en la mesa, detrás suyo.

Magda recién lo vio cuando se acercó un poco más, luego dio una miradarápida al lugar, mientras sus amigos comenzaban a fumar.

Aquél lugar se había vuelto mucho más triste y decadente, además de sucio,pero no le molestaba mucho, solo que no lograba dejar de sentir que estaba fuerade lugar, aunque no iba a salir corriendo, quedando mal ante los ojos de susamigos, pero en serio que se arrepentía por estar perdiendo su tiempo así.

Cuando le tocó aspirar, algo la detuvo por un instante, y no era debido a suconciencia. Algo incluso físico no se lo permitía.

-¿Qué te pasa? - le preguntó Carla, al darse cuenta.

-Nada, sólo que...

Se le veía medio confundida y no sabía cómo expresar lo que le pasaba.

De pronto lo supo, necesitaba salir de ahí.

Sentía que el olor de ese lugar la mataba por dentro, era insoportable,asfixiante, ni siquiera lo quiso pensar mejor, se levantó de la silla y salió de la sala.

Pronto se dio cuenta que estaba perdida en un laberinto sin salida, aquéllugar estaba repleto de gente extraña, intoxicada, a su alrededor las manos deextraños que, sin pudor ni temor iban manoseándola, y en el intento desesperadode huir, daba vueltas. Sintió vértigo, era consciente de que pronto iba adesvanecerse, comenzó a tener arcadas, incluso se sentía mareada, caminaba apenas, y cuando se sintió en peligro, observó que los que la rodeaban y tocaban,iban cayendo inconscientes, uno tras otro, como si fueran fichas de dominó.

Sintió por un breve lapso de tiempo que alguien la observaba desde lejos.

No sólo eso, también podía sentir que no le quitaba la mirada de encima, quisosaber de quién se trataba, pero era demasiado tarde, encontró la salida y huyó.

Afuera, en la puerta del Torem intentaba calmar sus nervios. Pensó que talvez no era la única que había sentido que el humo los estaba matando, sin embargoya no quería pensar en aquello, quería dejarlo en el olvido.



Ya en su coche, comenzó a sentirse culpable, una serie de sentimientosnegativos rondaban por su mente, se sentía completamente avergonzada y sucia.

Unos minutos después había olvidado por completo su promesa, conducía amás de cien por hora, con el volumen de la radio al máximo, no quería escucharpor nada sus propios pensamientos, se dispuso a buscar el celular, recordó que lono llevaba encima, escuchó de pronto un ruido extraño, no tuvo tiempo paraaveriguar de qué se trataba, sólo sintió cómo perdía el control del vehículo, hizo unamague apresurado para evitar chocar con el carro que venía en el otro carril, y conun fuerte impacto colisionó en un poste de luz.

Unos minutos después pudo abrir los ojos, comprobó que seguía viva,aunque un poco aturdida y adolorida, pero a ella no le había pasado nada más queel susto y un leve golpe en la frente, estaba al borde de la carretera y no llevaba

celular, se sentía algo desorientada al descender del carro, comenzaba adesesperarse y no lograba parar a ningún coche, empezaba a creer que iba aquedarse a pasar la noche ahí, sola en el frio, sintió terror.

¿Y qué pensarían sus padres?

La tacharían de irresponsable. Se sentía muy mal, definitivamente nopensaba pasar por eso, y para su pesar no sabia de memoria ningún númeroconocido.

Atrapada en medio de la nada, se encerró en el auto, tal vez algún conductorreportaría el accidente y fueran hasta allá alguna patrulla, pero transcurrió más deuna hora sin que a nadie le importara, pensaba en Sam, y le hacía falta, lenecesitaba en ese preciso instante, de pronto el torpe golpe en la ventanilla la pusoen alerta.

Por un instante creyó que se trataba de algún patrullero, pero no era el caso.

-Eres tu. - murmuró, confundida al verle por tercera vez.

¿Cómo era posible que ahora se encuentre de nuevo con el tal Greg?

No estaba segura sobre qué debía pensar, tampoco quería ser prejuiciosa,pero...

-Abre.



Le dijo haciendo una mueca ambigua, ella bajó la ventanilla, a pesar de serconsciente de que no era buena idea.

-No te voy a comer.

Dijo al darse cuenta que ella dudaba, mientras revisaba el estado del autorojo.

-Tuviste suerte después de todo. - comentó esta vez silbando.

Ella decidió volver a bajar, para ver cómo había quejado su auto nuevo.

-¿Suerte?- repitió ofendida entre cerrando los ojos, al comprobar lo grave delasunto.

-Tal como yo lo veo pudiste morir, ¿No ves cómo quedo la parte delantera?definitivamente tuviste suerte...

-No por mucho... - dijo con aire pesimista.

-Tranquila, se alegrarán al saber que estas bien...

-Necesito hacer una llamada, ¿Me prestarías su celular?- solicitóabochornada.

-Claro, llama a casa.

Respondió alcanzándole un celular antiguo, esos grandes de un sólo color.Nunca había visto uno tan antiguo como el que tenía en las manos, pero sólo sequedó contemplando la pantalla.

-Nunca memoricé el número de mi casa. - confesó, casi llorando esta vez.

-Marca el 102.

Y ella lo hizo. Se trataba de un servicio de usuarios, que ella no conocía, deinmediato preguntó por el número de su casa y después de dar algunos datospersonales, le dieron el número. Ahora si podía comunicarse con sus padres.

-¿Y bien, que te dijo?- le preguntó, un par de minutos más tarde.



-Se alegró de que no me haya pasado nada, vendrán por mi. - dijo aúndesanimada.

Mientras aguardaban en completo silencio, ella observaba cómo aquélextraño hombre, que decía llamarse Greg, se disponía a quedarse a su lado, aunquehaya sido una fortuna encontrarse con él, en aquél momento crítico dónde nocontaba con nadie, comenzó a tomar en cuenta aquello que antes le había dicho.

-Entonces no fue casualidad... - dijo pensativa.

-Claro que no, tuvo que pasar esto para que creyeras en mi.

Sus ojos se encontraron por primera vez, y en ese mismo instante comprobóque al menos él creía plenamente en sus palabras, contempló cómo le brillaban los

ojos, cada vez que la miraba, y a la vez su mirada delataba que le ocultaba algo.

Ella que nunca había tenido interés en lo paranormal, ni en la magia, esto leparecía totalmente extraño, tanto que no sabia qué decir ni que pensar.

-¿Eres una especie de ángel protector?- preguntó sonando un poco tonta,aunque se sentía confundida.

-¿Ángel, protector? ¡No sé de que hablas!- respondió con una leve sonrisamaliciosa.

-... No sé qué es lo debo pensar, pero los hechos hablan. - confesó más parasi misma, pero en su rostro se podía ver claramente que se encontraba demasiadoperpleja.

-¿Tiene que pasar más cosas para que creas en mi?! - de repente gritó Greg,con impaciencia.

Magda ni siquiera pudo pestañear, cuando vio que intentaba tocarle la

mano, se apartó de inmediato para esquivarlo, sin darse cuenta se había parado alfilo de la autopista, un paso en falso y podría morir ahí mismo. Se dio la vuelta, ysintió vértigo, quedó inmóvil por una fracción de segundos, hasta que sus ojos setoparon nuevamente con los de Greg, y esta vez pudo ver en ellos algo extraño,oscuro e indescifrable, como la muerte misma.

Greg tomó su mano con firmeza y haló sacándola del peligro.



Esta vez no hablaron, ninguno de los dos se miraban, pero ella ésta vezsintió que en cualquier momento podría desmayarse...

Cuando reconoció el coche de su padre, que aparcaba a unos pocos metrosde donde estaban, no le importó nada más y corrió hasta lanzarse hacia él,comenzando a llorar.

Y mientras su padre le consolaba, recordó que no estaban solos. Volteó lamirada y sus ojos se encontraron con los de Greg.

-Fue el único que me ayudó...

Y mientras su padre se limitaba a observar con una expresión fría ydesconfiando del tal Greg, no intercambiaron palabras, pero los ojos de Magda

poco a poco no lograban dejar de contemplarle...

Miró con nuevos ojos a Greg, y por primera vez sintió su magnetismo, queera ya imposible de negar, tanto que ya no lograba apartar la mirada, de buscar sumirada...

Su padre creyó que había entrado en shock, y mientras la llevaba a su auto,creyó ver a Greg moviendo los labios, como si quisieran decirle algo que sólo ellapodría oír

“Cree en mi”

2

El Espejo.

Contestó el teléfono a las seis de la mañana, era Sam que llamaba paradecirle que había sido elegido representante de su carrera, en un concurso que sellevaría a cabo en otro país, por ello no podría asistir a su cita el próximo jueves.

Magda se sentía un parásito, porque le había llamado constantemente toda



la semana, y al parecer siempre que lo hacía, era un mal momento, al menos teníael consuelo de que se acercaba el día especial, pero al escuchar que Sam no iría, sesintió perdida. Ya no tenia amigas con quiénes salir, y tampoco podría contar consus padres, quienes nunca estaban en casa. Estaba completamente sola.

Cuando recibió la llamada de Luli, una amiga que había conocido el veranoanterior en Italia, y que recientemente había llegado, se animó y la invitó a salir,ansiosa por contarle acerca del extraño que había conocido.

Cuando Luli fue por ella, decidieron quedarse en su casa, poner la música atodo volumen y hablar de chicos.

Después de que Luli le contara todo el sexo que había tenido con extrañosen su viaje, fue el momento indicado.

-¿Y lo hicieron en medio de la nada?- preguntó indiscreta, mientras sorbíade su copa.

-¡Para nada!, Sólo que tienes que conocerlo, así me quitas la sensación quetengo.

-Ya me dio ganas de cogérmelo todito.

-¿Qué estas diciendo loca?, Ni siquiera sabes si es “normal”, podría tratarse

de un psicópata...

-¡Tonterías! hombre es hombre. - dijo la muy cachonda.

Unas horas después de que su amiga se fuera, se sentía mucho más relajada,le llegaba por fin sueño, iba a dormir todo el día, pensaba, un ráfaga del viento fríoque entraba por la ventana llamó su atención, traía consigo un aroma especial...

Se acercó a la ventana para saber de dónde provenía...

Lo vio ahí abajo, a la asombra del único árbol, que su padre le habíapermitido preservar.

Al principio no le reconoció, esta vez llevaba un atuendo diferente, y suaspecto... tal vez el único cambio era su aspecto, de pronto, como si pudiera sentirel calor de su mirada, le devolvió la mirada, dejándola inmóvil por un instante.



-¿Qué haces aquí? - preguntó al final, sorprendida y perder por completo elsueño.

A pesar de querer engañarse a si misma, sabía muy bien que tenia muchasganas de verlo. Tal ves sólo se trataba de un sueño, pero él aun estaba ahí abajo,aguardando por ella...

Su mirada esta vez no le transmitía nada, sin embargo no entendía por quélograba atraer tanto su interés, lo que si sabía era que no podría resistirse pormucho que quisiera.

Debía bajar y ver por ella misma, tocar para comprobar que no se trataba deun sueño, o un espejismo...

Y en el camino la imagen de Sam se hacía presente en su mente en esepreciso instante, era inoportuno, le dejaba un mal sabor de boca, no queríatraicionarle, pero estaba a unos pasos de Greg...

La desesperación de saber que estaba ahí, la ansiedad de poder verlo denuevo, nublaba su mente, apoderándose por completo de su cuerpo y de suvoluntad.

Abrió la puerta de golpe. No le importó el frio, ni que estuviera con ropa dedormir, caminó, casi corrió hasta llegar a él.

Sin embargo notó que éste ni siquiera se había movido del mismo lugar, solosus ojos la seguían a donde fuera, igual se acercó lentamente, tímida, ansiosa, estavez no sentía miedo, estaba consciente de ello, y cuando posó su mano izquierdaen el pectoral de Greg, supo que ahí adentro había un corazón latiendo con muchafuerza.

-¿Pero qué haces aquí?, ¿Cómo llegaste?- volvió a preguntar, al confirmarque no se trataba de un espejismo.

-Yo, siempre estuve aquí. - dijo más bien con indiferencia.

Pero esa respuesta la confundía demasiado, detestaba sentirse así, sinembargo algo la distrajo por completo...

Se trataba de aquél aroma...



Lo aspiró tanto que ya no le cabía dudas, sabía que, de alguna forma, aquélaroma tenía mucho que ver con él. Aún así tendría que confirmarlo, sólo que alinstante ya había cogido su mano izquierda, la que llevaba hasta sus labios para

besar suavemente, y desde la marca de sus cálidos labios, un escalofrío recorrió su

cuerpo.

Sintió además que ese beso era más que eso, no sabia muy bien cómo o porqué, pero de alguna forma, sabía que aquél beso era un regalo de vida. Sinembargo enseguida palideció...

Entonces todo a su alrededor desapareció por completo, ya no tenia palabrasqué pronunciar, de hecho sabía que eran innecesarias. Sus ojos, su mente, sucuerpo, toda ella tenia un sólo propósito:Greg.

Cuando sintió que de la mano, era conducida por un camino que ella nuncaantes pudo conocer hasta ese momento, simplemente se dejó llevar, a sabiendasque podría ser un terrible error. Sólo se detuvieron al llegar hasta una especie decabaña abandonada.

Greg dio media vuelta y la miró a los ojos, como diciéndole que se detenga,que aguarde, Magda contempló que su mirada aún no expresaba nada en absoluto,pero éste enseguida tocó sus hombros y al hacerlo, ella se fue acercandolentamente hacia él, y cuando sintió su cálido cuerpo, por primera vez en su vida

sintió calma.

Una especie de alegría que nunca en su vida había conocido, hacia latirvelozmente su corazón. Quiso decírselo pero nuevamente se le adelantó,haciéndole un gesto para que no hablara, sin embargo ella insistió...

"Lo sé todo. No hables o despertarás"

Escuchó decir en su cabeza, totalmente sorprendida, las dudas volvieron arondar en su cabeza, ¿A caso, aquello era un sueño?

La posibilidad de que todo aquello fuera un sueño más, le devolvió aquellapesadez, ese sentimiento de tristeza que siempre albergaba en su alma...

Y conforme los micro segundos transcurrían, el desconsuelo comenzaba afiltrarse en sus venas.



¡No podía ser un sueño estar con Greg, no quería dejar de sentir sus brazosalrededor de ella!

Conforme aquellos sentimientos la invadían, veía alrededor, cómo aquellaimagen se transformaba en una oscuridad total. Ya no podía sentir el peso de los

brazos de Greg. El calor de su cuerpo se desvanecía, no logró volver a ver su rostro,ni aquél aroma que siempre le envolvía. No había nada más que la oscuridad ysintió por primera vez la pena, el dolor insoportable apoderarse de su cuerpo unavez más, cómo si se tratara de una enfermedad la corroía por dentro. Enseguidacayó de rodillas.

Abrió los ojos al instante, y sin embargo aquella pena aún permanecíaintacta en ella. Se sentó de golpe y contempló que la ventana de su dormitoriopermanecía cerrada. Sintió el dolor de cabeza al incorporarse de golpe, pero no le

importó. Caminó a tropezones hasta llegar a ella, entonces con desesperación, abrióla ventana por completo, comprobando que aquél aroma particular ya no estaba.

Estaba segura que toda su vida lo había sentido, pero nunca hasta esepreciso instante, le había prestado atención, estaba más que segura de ello.

Unos minutos más tarde bajó y encontró a sus padres almorzando, se diocuenta que no había asistido a clases.

-Buenos días. - saludó al darse cuenta de ello. Se encontraba de pésimohumor, mas no tenia por qué demostrarlo.

Respondieron a su saludo, pero la mirada de su padre le decía que tendríaque dar explicaciones, sin embargo lo pasó por alto.

-¿Han sentido el aroma que viene de afuera? - preguntó como si nadasucediera, sentándose en la mesa.

-¿De qué aroma hablas? - preguntó su madre.

-El que siempre entra a mi dormitorio por la ventana.

-Tal vez es de la cañería, llamaré a un plomero.

-No se trata de mal olor, es un aroma diferente pero no es mal olor. - dijo untanto impaciente.



-No sé de que hablas.

-Nunca hablé de eso, pero siempre lo sentía. - ésta vez ninguno de los dosrespondió.

-Luego subiré a ver de qué se trata. - dijo su madre después de variosminutos, sin demostrar demasiado interés.

-No está más, ya no lo puedo sentir por eso lo preguntaba...- agregó un pocoimpaciente, dándose cuenta que era inútil seguir hablando de aquello, así que seexcusó, volviendo a su dormitorio de inmediato.

Doce horas más tarde, despertó de golpe con un mal sabor en la boca, debía,tenía que ver de nuevo a Greg, de inmediato se vistió y salio de su casa. Pidió

prestado el carro de su madre, prometiendo antes un par de veces que conduciríacon sumo cuidado.

Debía encontrar a Greg, sentía que le debía explicaciones, al menos queríacomprender por qué toda la semana desde aquél accidente, había tenido una sumade sueños extraños que la deprimían tanto, y sobre el día anterior... no quería creerque todo fuera un juego, por eso mismo, decidió volver al lugar donde le habíaconocido.

Primero recorrió todas las autopistas aledañas, y al no tener éxito, el restodel día dio vueltas sin rumbo fijo, ésta vez tampoco lo vio por ningún lado. Estaba

bajoneada, era presa de una tremenda agonía, pero no se iba a dar por vencida,debía verlo, el vacío insano comenzaba a torturarla, necesitaba verle. Erademasiado frustrante porque las anteriores veces que se lo había encontrado, habíasido lo último que podría haber deseado, ahora que ella lo necesitaba ¿Nopasaba?, un dolor en cabeza casi la hace llorar, iba a volver a casa, cuando se le vinoa la cabeza la respuestas:

“Porque ahora no estoy en peligro”

Entonces si eso era cierto... ¿Sólo bastaba pisar hasta el fondo el acelerador, yesperar a que suceda algo malo, entonces ahí aparecería de la nada, para salvarla?

Para creer todo aquello debía estar loca y ella no lo estaba, ¿O, si?

Aun así no se iba a arriesgar en vano. Condujo hasta llegar al lugar del



accidente.

Bajó del carro de su madre, y vio el poste de luz aun torcido, pero no habíarastros de Greg por ningún parte, y su necesidad se volvía cada vez en obsesión.

Después de considerarlo por unos largos minutos, al fin decidió que lo iba ahacer, iba a arriesgarse y ponerse en peligro, por su propia voluntad, todo parasaber si estaba en lo cierto.

Entonces regresó al carro y respiró hondo, ¿Por qué ahora tenia miedo decorrer? Si le gustaba.

Sólo cuando estaba a punto de encender el carro, se dio cuenta que Gregestaba frente a ella.

Bajó para verle mejor y ahí estaba, con la misma ropa que vestía en sussueños.

¿Coincidencia?

Su corazón latía con mayor intensidad, tenia que tocarle para saber si era ono, real. De inmediato y sin dudar, se fue acercándose mientras él se quedabainmóvil, como un simple observador. Acarició sus pectorales, impregnados con elaroma aquél...

-Eres real. - afirmó en voz alta, pero hablaba consigo misma, mientrasacariciaba de manera insistente, sintiendo cómo los ojos de Greg la seguían todo eltiempo, se sonrojó.

Ahora le devolvió la mirada, sus ojos se encontraron. Era necesarioacercarse, apegarse demasiado a su cuerpo, tal vez buscando sentir lo mismo quehabía sentido en aquél sueño.

Notó que era mucho más alto que ella, por lo que tuvo que levantar lamirada, sólo para comprobar que tenia la misma mirada inexpresiva, que en sussueños.

Se apartó de golpe, y sintió aquellos brazos tomándola por la cintura. Sintiópaz. Sintió que al fin, todo en su mundo se encontraba en perfecto orden. Dio lavuelta y sintió de repente sus labios sellándose con un beso.



-Sé lo que sientes, es normal. - dijo él algunos segundos después.

Pero sus palabras no tenían sentido para ella, por lo que de golpe se apartó,ahora le invadía las dudas, ¿Cómo podía creer semejante cosa?

Además ella hace poco le juraba amor eterno a Sam, y lo que estabasintiendo de manera incontrolable por Greg, era algo mucho más fuerte que todo.No debería caer tan bajo.

-Tus temores sólo te harán miserable. - habló Greg, como si pudiera leerle lospensamientos.

-Entonces sabes lo que me pasa... - se atrevió a sugerir.

-Estamos destinados a ser uno.

Pero Magda tenia demasiadas preguntas, y cuando pensaba en una,aparecía otra y de ésa nacían miles...

-Todo a su tiempo. - dijo esta vez Greg, mientras veía el cielo tornarse gris-debemos +salir de aquí. - agregó.

Magda simplemente subió al carro de su madre, Greg subió después.

-¿A donde vamos? - preguntó ella.

-A casa.

Llegaron a una cabaña de madera vieja y musgosa, muy parecida a la delsueño anterior, más que sorprendida no lo podía creer, aunque lo tuviera en frente.Cuando entró lo sintió de inmediato, ahí adentro reinaba aquél aroma particular yle gustaba, adentro todo era sencillo y poseía una aire mítico, al fondo contemplóun par de velas negras encendidas en una especie de altar. La cama que estaba enuna esquina era vieja, pero se veía cómoda.

-Esta es tu casa.

No entendía cómo o el por qué pero era cierto, ahí se sentía muy bien, sentíaque no quería irse nunca.

-Quiero saber... - comenzó a insistir contemplando a Greg, que servía en dos



vasos una bebida caliente, un vaso le alcanzó a ella.

-Antes tienes que beber...

Sabia muy bien que nunca debía aceptar bebidas de un extraño, pero pensarque Greg era un extraño le parecía absurdo.

No dudó en beber aquél liquido que tenía una apariencia grisácea, le parecíaasquerosa semejante a fango, y cuando lo bebió de un sólo trago, se quedóasombrada por el sabor dulce y enviciante.

“Ven a mi...”

Y ella se acercó, la rodeó por un instante, solo para ponerse detrás de ella.

Descubrió en frente de ellos un gran espejo de cuerpo entero, contemplaron elreflejo de los dos juntos, y le gustó sentirse protegida por él.

-¿Dime que ves?- preguntó él.

-A ti, conmigo...

-¿Eso es todo lo que vez?- preguntó, un tanto decepcionado.

Magda dudo y siguió buscando otra cosa qué mencionar...

-Me veo feliz contigo...

-¿Acaso es todo lo que puedes ver?, ¿Estás ciega? ¡Contempla, ve tus ojos!

-Veo... - comenzó a pronunciar sin saber qué decir.

Sólo segundos después, lo que descubrieron sus ojos la sorprendió aun más.

- ... Mis ojos ahora son celestes... ¡Soy igual a ti! - dijo sorprendida.

-¿Por qué eres como yo?

-Porque...

-Porque naciste para mi, eres mi arma secreta.



De inmediato la soltó y sintió el frío, donde antes sentía su calor,

-¿Ahora qué es lo que vez?

Entonces se miró a si misma, mas no le gustó lo que veía.

-Me hace falta... ¡Me haces falta tú!

Notó que sus ojos ahora eran los de siempre...

-Mis ojos ya no son celestes...

-¿Qué puedes decir de todo lo que has visto?

-Que sin ti no soy nada.

-¿Ahora lo entiendes?

Y volvió a contemplarse en el espejo y contempló a la misma Magda desiempre, pero ahora se vio como realmente era: Una persona muy triste y sin unmotivo para existir.

-Pasan toda su vida buscando el por qué de su existencia. Muchos muerensin saber el por qué estaban aquí, pero tú hoy por fin viste, por fin abriste los ojos.

Entonces se dio la vuelta y por instinto o necesidad se lanzó a él,aferrándose con un desesperado abrazo, sintió en su rostro la calidez de su cuerpo,no pensaban soltarlo nunca, sentía que debía pertenecerle en cuerpo y alma.Cuando quiso tocarle ahí, donde nunca antes se atrevió, él suavemente la detuvocon la mano.

-Cuando sea el momento. - dijo sin aparente intención de ofenderle.

Pero ella ardía de pasión incontrolable...

-Ahora que lo viste por ti misma, debes guardarlo en completo secreto, estoes sólo para ti.

-¿Por qué?

-¿Qué le pasó al cristiano?, ¿Qué crees que te pasaría?



Ella guardó silencio. No era católica ni nada parecido, pero hasta ella sabíalo que le habían hecho por decir que era el hijo de dios.

Se quedaron en silencio por algunos minutos, cuando de pronto sintió lamano, esta vez helada de Greg, llevándole hacia afuera nuevamente. Se movíademasiado rápido para ella, y le costaba ir a su paso, cada tanto él se daba la vueltacomprobando que estuviera bien y al hacerlo, le regalaba la mejor sonrisa.

Llegaron a una especie de terreno baldío y siguieron caminando hasta llegara una especie de bosque lánguido que les protegía del mundo exterior.

Estaban ahí los dos solos, cuando Greg le señaló el pozo que a simple vistano habría visto nunca.

Caminaron hasta llegar a el. Miraron hacia abajo, al parecer no tenia fondo,sintió vértigo, tanto que casi se vomitó encima.

-Es por aquí... -dijo él.

-¿El qué?- preguntó un tanto perdida.

-¿Aun no lo entiendes?

-Creo que no. - confesó sintiéndose tonta.

-Tal ves no es el tiempo para que lo entiendas, pero tiempo es lo que notenemos...

-¿Qué sucede?- volvió a preguntar ahora impaciente, al ver los ojos de Gregtornarse oscuros.

-No es el tiempo para que lo sepas, pero tienes que grabarlo muy bien en tucabeza, que todo empieza aquí...

Ella calló, queriendo guardarlo en su memoria pero sus ojos la traicionabanen el intento, ellos sólo estaban para él. Habría querido gritarlo al mundo entero,aunque se lo había prohibido prácticamente, pero aquello no le quitaba nada, eratodo lo contrario...

-¡Tienes que volver a tu casa!- dijo de repente.



-Mi casa es aquí contigo...

-¡Tienes que volver ahora mismo!- ordenó de manera que no cabía dudas.

La llevó de regreso y en silencio, se sentía confundida a pesar de que Gregse veía tranquilo. Se preguntó muchas veces si no le habría ofendido, o peor aun,decepcionado por algo que dijo, comenzaba a sentirse peor cuando le dejó en elmismo lugar, donde lo había visto en sus sueños.

-¿Sientes ese frio? - preguntó él.

-Sí.

-Ahora ya sabes que yo también lo siento.

Se refería al frío que sentía cada vez que pensaba en que ya no le volvería aver. Ese frío venia acompañado de un inmenso dolor y una tristeza insoportable,ella no quería dejarlo ir y sin embargo comprendió que debía cerrar sus ventanaspara que él se fuera tranquilo.

Pero adentro suyo, el frío se hizo mucho más insoportable. Sentía que todala pena del mundo corría por sus venas, era ese vacío en el estómago que no se lodesearía a ningún enemigo suyo. No lograba ni siquiera imaginar cómo iba a vivirasí y lo peor de todo; Greg no le había dicho cuando volvería por ella.

3

El Frío.

No se trataba de un simple frío causado por el clima, de hecho era un fríoque provenía de su interior, desde el ultimo día que le había visto, era lo único que



permanecía con ella, era demasiado sufrimiento para cualquier ser humano...

No le quedaba más que volver a la rutina; despertar justo a tiempo parallegar tarde a clases. Ya no corría por las amplias autopistas, eso era lo único buenoque había hecho desde entonces. Se sentía demasiado sola, su amiga Carla no teníala intensión de dirigirle la palabra, desde el papelón que había hecho en el Torem, yno podía contar con Luli porque viajaba en un crucero, rumbo a Florida. A eso sesumaba el docente que la odiaba, la miraba con una clara expresión de odio, tantoque al verla entrar al aula, empalideció de la ira que le causaba, que debióabandonar la clases, pudo verle salir esquivándole, sujetando una pequeña cruzque colgaba de su cuello.

Suspendidas las clases, fue lo peor que le podía pasar, ¿Cómo diablos iba aocupar su tiempo?

-¿Estás a punto de huir? - Le preguntó de repente, Carla detrás suyo, lamiraba con resentimiento pero al menos le hablaba.

-Hem, hola, quiero que sepas que nunca fue mi intención salir de esaforma...

-Lo que hiciste no fue nada... - dijo sin darle importancia.

-¿Por qué lo dices? yo creía que he debido parecer una loca.

-Si pero alguien más te robo el título.

-¿De qué hablas?

-Un tío extraño que andaba detrás tuyo hacía como si con su mente pudieraderivar a los demás... se le veía tan drogui. - dijo medio sonriendo

-Qué raro. - dijo pensativa, Magda.

-Lo raro es que los demás caían desmayados..., quise alcanzarte pero mesentí débil, el Torem ya no es el mismo de antes, venden la barata. -dijo, Carladecepcionada.

-¿Y cómo era ese tipo?- preguntó, un poco ansiosa pensando quizás que setratara de Greg.



-No lo sé, supongo que se veía normal, lo que me ponía los pelos de puntaera su mirada... -reveló esta vez reviviendo el miedo-No voy a pisar ese antronunca jamás, ¿Recuérdamelo si me tienta ok?.

-Como quieras.

-¿Y bien que planes, por qué no vamos a...?

-Es que la verdad, no quiero salir a ninguna parte... - interrumpió,esta vez Magda apenada.

-Bueno, será en otra. - respondió, sintiéndose rechazada se fue.

Había hecho bien, era mejor apartar a todos, porque así no dañaría a nadie.

Pretendía volver a casa, quería poner en orden sus cosas, su vida, suspensamientos, no tenia tiempo para distraerse con frivolidades.

Al subir a su auto, sintió el aroma característico.

Greg.

Miró por el retrovisor y lo vio ahí, sentado, saludándole con la mano.

-Tenía algo que decirte.

Fueron a la cabaña y comenzaron a caminar sin rumbo fijo.

-Tal vez sólo se te zafó un tornillo... - le dijo, ella riendo.

-¿Crees que estoy loco?

-Sí, puede ser. - respondió medio en broma.

-Tu me obligas...

De pronto su expresión ya no era la misma de siempre, ahora su rostro dealguna forma cambiaba, en sus ojos se notaba que estaba concentrado en algo. Deinmediato se agachó velozmente hasta tocar la tierra con la palma de la mano, porunos cinco segundos, luego volvió a incorporarse como si nada. Pero esta vez surostro ya no era el de antes, de sus ojos emanaban un esplendor que estaba a puntode dejarla ciega, más por eso no iba a dejar de contemplar que, de su rostro, ahora



marcado por una especie de venas resplandecientes, iban cubriendo todo sucuerpo.

Greg había dejado de ser Greg, ahora era lo que decía ser.

Tragó saliva, su palpitación era elevadas, sentía que en cualquier momentose iba a desmayar, pero luchó para no caer ni una sola vez, mientras el cuerpoextraño de Greg mutaba.

Ahora alzó la mano izquierda a la altura de su pecho, extendiendo la palma,de ella se formó una especie de esfera con la misma energía que iluminaba sucuerpo entero. Ahora sus ojos le miraban directo a los suyos, pero no como lo haciasiempre, ahora no era él quien la miraba, sino el extraño ser que ocupaba sucuerpo.

-Greg... - pronunció temerosa a punto de huir.

Sintió cómo la energía que provenía del cuerpo de Greg, iba envolviéndolecomo si se tratara de tentáculos de energía, pero ella no hacia nada para evitarlo, otal vez no podía moverse, de todas formas sintió cómo su cuerpo desnutrido sealimentaba de esa energía.

De pronto sus ojos ya no veía nada más que la oscuridad absoluta.

Despertó apoyada en las piernas de Greg que la miraba con aire de ganador,lo que la dejó estupefacta.

-Eres extraño.

-¿Después de esa demostración, sólo me dices eso? - dijo bromista.

-Eres un E.T.

-Es un hecho ya comprobado por tus ojos, ¿Cierto? - dijo de buen humor.

-¡Qué sí! - respondió de mal humor, Magda.

-¿Y a qué se debe ese mal genio?

-¡Quiero ser como tú!, ¿Me das un poco de tus poderes?



-Ya, claro, tomá. - respondió mirando a otro lado.

-Muy gracioso. Lo dije en serio.

-Bueno, si es que se puede, no sé hacerlo.

-¿Y puedes volar?

-No, no soy Súperman.

-¡Qué mal! - dijo esta vez maliciosa.

Caminaron el resto del día por la orilla de aquél río.

-¿Dime una cosa, allá en tu mundo todos son como... tú?

-Si te refieres a la anatomía, sí. - respondió dándose cuenta que ella estabadistraída.

-¿Todos pueden hacer lo mismo?

-En principio sí.

Se quedó pensativa, quería saber todo sobre Greg, qué hacía cuando no

estaba con ella, pero no quería fastidiarlo con un interrogatorio interminable.

Mas no se cansaba de verle, y a él no le importaba o simplemente noprestaba atención, y eso para ella era la perfección.

Conocer a una persona tan extraña como él, era así como un milagro. Notodos los días se puede tener esa suerte, aunque no se podía afirmar que fuerannovios, ella disfrutaba de su presencia y él, al parecer sentía lo mismo.

-¿Tenías algo que decir?- preguntó, ahora demasiado relajada.

-Vine a decirte que debemos dejar de vernos por uno tiempo.

-¡¿Qué?!

Cómo si el mundo entero se derrumbara ante sus ojos quedó paralizada, noquería seguir escuchando, pero él ni siquiera lo notó, o simplemente no le



importaba.

-No puedo decirte mucho, pero debes saber que no es lo que yo quiero.

-¡¿Entonces por qué lo haces?!- gritó desesperada, y molesta.

-Porque debe ser así. Escuchame, no te estoy abandonando, sólo has tu vidacomo de costumbre, es necesario...

-¡No lo acepto! - grito desafiando, moviendo la cabeza en negación.

-Debe ser así. -repitió una vez más.

-Pero yo te necesito...

-Escuchame, voy a estar cerca tuyo, pero no podremos vernos, ¿Está bien?

-¿Y cómo voy a saber que estás ahí?

-El aroma te dirá que estoy cerca...

-Tengo miedo de no poder sentirlo.

-Siempre estaré ahí contigo, invisible para el mundo, no así para ti.

-¿Cómo puede ser?, Parece un sueño, una locura de mi mente...

Ahora Greg estaba irritado, era la primera vez que le veía así...

-Es lo que pasará siempre, debes aceptarlo. Si no lo haces, tendré querecurrir a otra persona.

Al escuchar aquello, Magda desconfío de él aún más...

-Entonces no soy la única... - dijo, ella desviando la mirada resentida.

Pero Greg simplemente no se veía afectado, su silencio le dolió más. Al finalella tampoco dijo nada, le parecía inútil y algo tarde para decir algo.

-Los humanos rezan todos los días para que su dios escuche sus plegarias,¿Pero qué pasa si un día aparece en frente?, ¿Pensarían que es él?, ¿Creerían que es



él? La verdad es que no están preparados parar ver. Sin embargo se desvivenafirmando su existencia.

Magda volvió a mirarle esta vez a los ojos y sentía la pasión en su voz,aunque no entendía lo que quería decir.

- ... Estoy aquí por ti, debes aceptarlo, soy la solución a tu vida, a tuexistencia, la explicación del todo, soy yo.

Pero ella no podía decir nada, simplemente estaba en shock.

Greg se había marchado sin volver la mirada por ella, ni de sus labioshabían salido palabra de despedida.

Había transcurrido un par de semanas en los que no quería ver a nadie, nopretendía salir de su habitación. Sam había llamado para invitarle y compensar suausencia, pero ignoró todas sus llamadas.

Estaba a punto de ir en busca de Greg, cuando le avisaron de que Sam leesperaba abajo, se sintió frustrada, no le quedaba más que ir con él.

Minutos más tarde lo encontró en el living, con el semblante siempre feliz ysonriente, pero todo eso a ella, ya no le causaba nada.

-¡Saqué el primer lugar!- dijo poniéndose en pie al verla.

-Felicidades.

-¿Y esa frialdad? Sé que fallé a la cita, pero mi amor, ¿Me perdonarás?

-Sí.

Pero con una simple mirada, al rostro indiferente de su novia, Sam se diocuenta de la verdad.

-Veo que no es cierto...

-Disculpa, tengo dolor de cabeza, quiero que sepas que entiendo que teníasque ir. - dijo con mejor tono.

-Si es así, no me negarás una invitación a dar un paseo...



Ella no pretendía ir con él a ningún lado, pero no tenia forma de deshacersede su presencia, aunque no lograba dejar de sentir remordimiento, tampoco queríadañarle.

"Ve”

Ignoraba si solo era un engaño de su mente, o quizás fuera Greg, pero alescuchar esa palabra en su mente, sintió cómo una dosis de felicidad ingresaba ensu cuerpo irracionalmente logrando, casi al instante sentirse bien, Sam pudo notarsu trasformación.

-¿Bueno, cuando salimos? - dijo ella animada.

Le quedaba la esperanza de que tal vez, Greg, decía la verdad y que

estuviera cerca, aunque le había pedido que haga su vida normal, no podría, ahoramenos que nunca, porque le había conocido.

Al menos eso se decía mentalmente, como un consuelo, pero Sam se habíadado cuenta que desde hace algún tiempo estaba en otro mundo.

-¿Creo que te aburro?- preguntó, haciendo a un lado la carta de menú.

-¡No, para anda!- mintió apenada por él.

-¿Dime entonces qué opina al respecto?

Pero ella no sabia qué decir y simplemente calló, aún así Sam lo tomó bien.

-Nunca deseé que te sintieras tan mal por haber elegido ir al concurso, enves de … - comenzó a sentirse mal.

-No, no eres tú. Sólo que no he tenido una buena semana...

-Lo sé, tu padre me contó que te veía extraña, creyeron que te hacia falta...

-¿Ellos te llamaron, cierto?

-Me lo contaron al llegar.

-Prefiero no hablar de eso... - dijo, mirando a otro lado.



-¿Entonces no se trata de mi?- preguntó Sam, de alguna forma se veía untanto incrédulo.

-Claro que lo es.

Miente, y así no deberá sentirse tentada a contarle demás. Intentaconcentrarse en él, cuando siente los labios de Sam en los suyos, pero ese besosabia mal para ella, aunque quiso corresponderle nunca podría sentirse natural.

-¡Te lo compensaré mi amor!, Ya llega vacaciones y te tengo una sorpresa. -dijo, Sam segundos después. Magda pudo notar que realmente se sentía culpable.

-Yo... tengo mucho trabajo en en la facultad, no creo que deba dejar misestudios. - se excusó para no tener que aceptar su invitación.

-Tranquila...

-¡Estoy tranquila!- interrumpió consciente de que estaba lejos de estarlo.

Esa noche Sam quiso hacer el amor como de costumbre, pero ella no lo iba apermitir aunque no sabia como negarse.

Excusas ella nunca había tenido ni cuando estaba en sus días difíciles demujer, ni cuando tenia fiebre, ella era demasiado sexual como para dejar de hacerlo

con él, pero ahora era muy diferente. Al principio se encerró en el baño, no sabiamuy bien qué decirle para que no sospeche de nada. Se contempló en el espejo ycontempló su propia tristeza reflejada, además de una inusitada sombra decansancio, que opacaba su belleza. Aún podía recordar cómo sus ojos cambiabande color al estar con él.

Pero ahora debía de verse convincente y negarse a tener sexo, y eso seriaalgo extraordinario.

-Creo que hay cámaras en mi habitación.- dijo de manera convincente.

-¿Quien haría eso?- preguntó, perplejo desde la cama. Sam se había puestocómodo entre las sábanas.

-Creo que Luli, la muy cochina pretende ver tus atributos. Ya me lo ha dichoantes...



-Debes hablar con ella, no puede hacer ese tipo de cosas. - dijo un tantoindignado.

-Pero tal vez sólo sea mi imaginación, si quieres nos arriesgamos...

-¡No, mejor no!, Al menos que tú... - contestó inseguro, ella sabia muy biencuán tímido podría ser Sam, a quién no le gustaba para nada los escándalos, ni serel centro de la atención de la gente, como a ella le gustaba. Había caído en sutrampa.

4

El brillo de tus ojos.

Cuando sintió por primera vez, que Greg la miraba dormir, abrió los ojos degolpe.

El aroma no mentía. Él estaba ahí, atento a ella. Sin pensarlo se levantó y deinmediato se lanzó hacia él, robándole un beso de sus sensuales labios.

Unos minutos más tarde notaba en Greg una atmósfera de cansancioextremo, físicamente se veía demacrado, por de bajo de sus ojos negros, unasombra marcaba sus ojeras mucho más profundas, quiso saber qué le ocurría, perodecidió guardar silencio.

-Vamos, es la hora. - dijo él.

Vestía de manera particular, sus ropas eran tan simples como un pantalónnegro y camisa negra de un material delgado y a simple vista ligero, que le sentabademasiado bien.

Greg no era delgado ni grueso, era perfecto según Magda, que le observabapor detrás, mientras procuraba ir a su paso.

Esta vez fue Greg quien se sentó en el asiento del conductor, Magda se dio



cuenta que iba con ropa de dormir, pero no había nadie alrededor, como solíapasar cuando la visitaba.

Todo el tiempo que pasó aguardando ese momento, había pensado en quetenía demasiadas preguntas que hacer, que tuvo que anotarlas en un blog de notas,pero lo había dejado olvidado en su dormitorio, rogó al menos quitarse de encimaaquellas dudas que le causaban problema. Por un momento se distrajo con elpaisaje, había olvidado lo agradable y placentero que era ser el pasajero, podíadisfrutar del viaje, olvidándose de todo, en vez de estar pendiente todo el tiempocuando conducía. No quería volver a conducir nunca.

Greg conducía demasiado bien, tanto que nunca sintió saltar al pobre carro,ni frenar de manera torpe como lo hacia ella a diario, sin embargo lo veíatotalmente concentrado en lo que hacía y sintió ganas de comérselo todo, río

tímidamente al pensar en eso, incluso se sonrojó.

-Eres una chica mala. - dijo, de repente Greg sonriendo.

Sintió vergüenza por haber pensado aquello, y no sabia dónde ocultar lacara, pero esa era una de las dudas que debía aclarar, y Greg lo había hecho con elejemplo. Podía leer la mente, le pareció genial aquello, aunque también se sintióinvadida.

-Lees la mente a la gente. - acusó de repente.

-No, sólo a ti.

-¿Por qué? ¡Es injusto!

No se fijó cuando habían llegado a ese lugar, sin embargo le pareció que nohabían tardado demasiado, aunque ya había anochecido. Se trataba de un bosquedesolado y un tanto tétrico.

-Hace frío.

Fue lo único que dijo, cuando vio cómo sus finos pelos del brazo se parabany su piel se ponía enchinada, cruzó los brazos, por costumbre.

-Aquí siempre es igual. - dijo, Greg que aparentaba buscar algo en el suelo.



Se adelantó unos metros y cuando por fin se detuvo sin volver la miradahacia ella, dio una pisotada al suelo, logrando agrietar la tierra, del mismo lugarcomenzó a salir un líquido negro, intenso y viscoso. Magda se quedó observandocon la mirada de asombro, sin pestañear cuando Greg le alcanzó una especie de

frasco.

-¡Cógelo! - ordenó.

Ella simplemente abrió el frasco y lo hizo, con la boca y los ojos bienabiertos, no dejaba de observar aquella sustancia.

-¡Parece que tuviera vida!- dijo, esta vez absorta.

-La tiene. - afirmó Greg, agachándose de inmediato, con la mano derecha

tocó la tierra agrietada, y la materia que de ella desbordaba, dejó de hacerlo ycomenzó a cerrarse como si se tratara de una herida, que él mismo había abierto,Magda ahora pensaba que estaba soñando.

-¡No lo puedo creer!- casi murmuró de asombro, mirando de vez en cuandoa Greg y a la tierra, de pronto recordó que aun tenia en las manos el frasco con lamateria negra.

-¡Vayámonos!- ordenó Greg ignorándole, y de inmediato regresaron al auto.

-¿Qué es esto? - preguntó, todavía asombrada.

-Sangre.

-¿Sangre?, No comprendo, ¿No a acabas de decir que tenia vida?- preguntóun tanto confundida.

-La sangre tiene vida, piénsalo Magda.- respondió pacientemente sin dejarde conducir.

En el camino Magda contempló todo el tiempo el frasco, hasta que llegarona la cabaña, donde volvió a sentirse bien, sus ojos otra vez eran celestes.

Ni bien ingresó, Greg comenzó a buscar algo entre sus cosas en completosilencio, parecía que había olvidado por completo que ella estaba ahí. A ella no leincomodaba como podría pasar con otras personas, simplemente se quedaba



observándole, admirando su cuerpo, pensó de vuelta en hacerle cosas sucias.

A veces olvidaba que podía leer sus pensamientos, a veces lamentaba notener ese don, y a veces le envidiaba por eso.

-¿Y cuando empezarás a preguntar?- dijo, un poco cansado al no encontrarlo que buscaba.

-Si, bien...

-¿Olvidaste tus notas?- preguntó, Greg haciendo una mueca ambigua.

-Sí-respondió, pensativa y sin dejar de verle agregó-Lo primero que quierosaber es quién o qué eres en realidad...

Greg detuvo su búsqueda de inmediato, la miró y respiró hondo, tanto quecasi logra apagar las velas, todas las velas que iluminaban la cabaña.

-¿Quién soy o qué soy?- repitió, usando un tono analítico que a ella lepareció una broma.

-Sí... - afirmó, más bien tímida pero sin dejar de verle.

Greg volvió a su labor, haciéndole creer que en realidad la pregunta le

parecía tonta.

Pero tardaba en responder, lo que lograba ponerle mucho más ansiosa, solocuando estaba a punto de desistir, Greg respondió.

-Soy un mensajero.- respondió, como si le estuvieran preguntando dos pordos.

Magda, suspiró sintiéndose frustrada.

-¡Me la haces difícil! - bufó al final.

Greg sonrió, encontrando al fin el objeto que buscaba. Ella observó a simplevista que se trataba de un especie de máscara simple de color marrón, hecha decuero, y continuó.

-Bien, ahora preguntaré, ¿Cuál es el mensaje que llevas o que traes?-



preguntó, dudando al final el sentido de su pregunta, mordiéndose los labios porlos nervios.

-Acércate.

Ordenó Greg, quién estaba observando con atención el objeto que teníaentre sus manos. Ella se acercó, y cuando estuvo enfrente suyo, aguardó.

-Cierra tus ojos.

Ordenó, esta vez susurrándole al oído. Magda sintió un cosquilleo que lasonrojó, se estaba poniendo impaciente, ansiosa, no sabia qué iba a hacer con ella...

-Todas las dudas que tiene tu corazón, se disiparán.

Inmediatamente sintió las fuertes y a la vez, delicadas manos de Greg,poniéndole en el rostro aquella máscara.

-No abras los ojos hasta que sea el momento.

No tuvo tiempo para respirar, al instante sintió que le daba vueltas lacabeza, tenía una fuerte sensación de mareos y náuseas, hasta que aquél aromaparticular, le invadió una vez más, sintió por fin alivio.

Iba a decir algo, pero lo que pasaba por la cabeza en ese preciso instante, sequedó en el olvido, al abrir los ojos y ver que la cabaña y Greg ya no estaban más,¿O tal vez era ella la que no estaba más?

La máscara...

De pronto, palpó su rostro, comprobó que aún la tenia. Intentó quitársela,luchó para sacársela de encima, pero todo lo que hacía era inútil, la sentía pegada asu piel, tanto que si conseguía desprenderse de la máscara, podría con facilidadarrancar su piel...

De inmediato giró sobre sus pies esta vez resignada, y de algún modo eltemor se esfumó, lo que veían sus ojos era completamente nuevo, diferente a lo queella conocía hasta ese día, sin embargo podría jurar que le era familiar de algunaforma, aunque no podría decir cómo ni por qué...



Sin embargo sus ojos buscaron de vuelta a Greg, pero él no estaba porningún lado.

Se encontraba en una especie de cueva y por lo que podía contemplar erahabitada, alrededor veía objetos de uso cotidiano, como una cama, algunas sillasextrañas, las paredes estaban forradas con una tela. Esa tela, el olor y las velas erande materiales que ella desconocía. Sin embargo el aroma era el mismo que el deGreg, sin duda alguna aquél lugar tenia su aroma.

Unos minutos más tarde caminó hasta llegar a lo que parecía el ingreso a esacueva, dudó un poco, no estaba segura de lo que encontraría a fuera, hasta que sedio animó para salir, y al hacerlo, sintió la luz del sol en su rostro, mucho másintenso de lo normal. Cuando sus ojos se fueron acostumbrando paulatinamente ala luz, comenzó a observar a su alrededor.

Contempló una especie de desierto, donde la tierra era demasiado seca yagrietada, infertil a simple vista, de esa tierra no manaba sangre negra y eso laalegró por algún motivo.

Caminó lentamente, aunque era en vano porque sus ojos podían ver akilómetros, y el paisaje siempre era el mismo desolado.

Sabia de alguna forma que debía caminar y eso iba hacer, cuando escuchó lavoz de Greg susurrándole al oído...

"No vayas"

De pronto bajó la cabeza viéndose a si misma, se revisó, notando porprimera vez que la ropa que llevaba encima, era semejante a la de Greg.

No sentía ni frío ni calor, como si estuviera en ese preciso instante, en otroplaneta... tocó su pelo, que era de un rojo brillante y demasiado largo. Enseguidarevisó su cuerpo era muy diferente al suyo, ese cuerpo era demasiado delgado y

alto. Definitivamente no era ella.

Volvió a la cueva sintiendo un escalofrío en la nuca, y en cada paso que dabanotaba que le faltaba aire. Contempló sus pies, notó algo extraño; eran demasiadopequeños para su cuerpo, ya no se sorprendió esta vez. Volvieron las náuseas y nopodía sentir sus piernas, como si estuviera perdiendo el control de ese cuerpo,hasta que cayó al suelo, y desde ahí, observó que la tierra agrietada se abría, y que



de alguna forma volvió a caer.

Esta vez le costó abrir los ojos, y cuando lo consiguió, pudo contemplar queya no estaba en el mismo lugar...

Ahora todo era resplandeciente, el verde brillante de la vegetación, daba unaire de paraíso terrenal, a lo lejos, podía escuchar un canto extraño, que lecalmaban las tensiones.

Escuchó murmullos y algunas risas, quiso ver de dónde provenían, mas nopodía moverse.

Vio pasar por su lado a un par de niñas idénticas a ella, o al cuerpo en quese encontraba. Una de ellas se detuvo al descubrir su presencia, pero se fue de

inmediato, luego la escena cambio, las dos gemelas ahora eran ya mujeres yestaban luchando, cuando una estaba a punto de liquidar a la otra, todos lospresentes se quedaron contemplando el cielo, ella los imitó, y en el cielo vio pasarun meteorito de tamaño importante. Vio a la gente huir aterrados, y luego la escenacambio de nuevo, dónde la tierra fuera verde, ahora no era más que tierra muerta,infertil.

Una de las gemelas se encontraba en la misma cueva de antes, tendida en elsuelo, agonizaba, vio llegar a un grupo de seres, a los cuales sólo podía ver sussombras, por sus siluetas adivinó que se trataba de hombres, sintió miedo, queríade una vez por todas huir, el pánico comenzaba a invadirle, iba apoderándose desu voluntad, podía sentir cómo la gemela agonizante luchaba para seguir convida...

Hasta que uno de ellos se acercó a la moribunda, la levantó y se la cargóentre sus brazos, y en el momento en que se retiraban, de algún lado, alguien habíalanzado un rayo, hiriendo al caballero de la sombra, cayó de rodillas con la gemelaentre los brazos...

Despertó con fuertes ganas de vomitar, tenia sed y aunque lo vio en frentesuyo cuidándola se incorporó, sin decirle nada fue hasta la mesa de madera dónde,entre muchos objetos extraños, vio el frasco con la sustancia negra, lo cogió deinmediato y bebió de él.

Caminó hasta el espejo de antes. Por un instante contempló su imagen, ya noparecía la misma de antes. El brillo extraño de sus propios ojos la enceguecían, de



inmediato buscó con la mirada a Greg, quien la contemplaba en completo silencio,tal parecía que no pretendía moverse.

-Sianamtak...- dijo ella, sin saber lo que significaba.

Con extrema agilidad Greg llegó hasta ella para abrazarla, como nunca anteslo había hecho, pero ella no sabia lo que significaba aquella palabra, aún así nosabía si decírselo o no.

-¿Todavía no lo comprendes cierto? - preguntó sin mirarle, ahora sentado enel suelo.

Agradeció en silencio que se haya dado cuenta, porque estaba perdida conrespecto a lo que había visto.

-Cuando sea el tiempo, la sabiduría abrirá tus hermosos ojos. - agregómirándole a los ojos.

-¿Murió?- preguntó, Magda ahogando el llanto, recordando a la mujeragonizante.

-Morir habría sido un consuelo...

Ahora gracias a esa respuesta nacían en su cabeza un millón de posibles

preguntas, sabia que no era buena idea preguntar.

-Se acaba el tiempo, necesito que hagas algo por mi...

-¡Dime y lo haré!

Vio que Greg se alejaba unos cuantos pasos, como si de alguna formaquisiera esquivar su mirada, entonces habló.

-Necesito que busques algo por mi. Este cuerpo está demasiado enfermo, noaguantará por mucho, necesito que me ayudes, necesito que busques esto.-extendiendo la palma de la mano izquierda, Greg tocó la frente de Magda, quiénde inmediato cerró de manera inconsciente los ojos, y en su mente lo vio conclaridad. Se trataba de una esfera blanca muy brillante, como el brillo de sus ojos,vio alrededor y reconoció el lugar.



Cuando dejó de sentir la mano dura de Greg en la frente, comenzó el dolorde cabeza y el cansancio, que la obligó a caer. Miró a Greg que se encontraba enpeores condiciones que ella, comenzaba a sentir nauseas.

-Reconozco el lugar... - comentó, a penas, como queriendo minimizar sudolor.

-¡Grandioso, debes ir por el! - ordenó aún en mal estado.

Pero a ella le preocupaba lo que previamente le había dicho, ¿Qué queríadecir con que ese cuerpo estaba enfermo? Sintió temor al pensar que lo podríaperder.

Cuando sintió los brazos de Greg que la levantaba del suelo, para luego

dejarla encima de la cama, tenía la intención de hacerle preguntas, pero no seanimaba a escuchar las respuestas, por lo que se quedó callada y en silencio esperóa que Greg hable.

-Debemos ir al sur.- dijo él, cuando ya se encontraba mucho mejor.

La tomó de las manos haciéndole incorporar y como siempre, caminaron atoda prisa hasta llegar al coche viejo.

-¿Por qué al sur? - preguntó a penas, sintiendo el ardor en la garganta por el

esfuerzo de ir a su paso.

Pero no escuchó respuesta.

De vuelta en el carro pensaba de pronto en la mujer de las visiones. Despuésde un largo tiempo llegaron a un campo abierto y despoblado a los márgenes de laciudad. Lo primero que notó en el paisaje era un pozo extraño, como el primeroque había visto curiosamente cerca a donde ella vivía.

-Debemos clausurar la salida.- respondió Greg a la pregunta que ella estabaa punto de hacer.

-Escuchame atentamente, hay otros tres a demás de este, cada uno a ladocontrario...

-Es decir formando un cuadrado...



-Si por algún motivo yo no podría clausurar la salida, debes encargarse dedestruirlos.

-Pero yo no sabría como hacerlo.

-Llegado el momento, lo sabrás.

-¿No es mucho mas fácil que tu me enseñes?- preguntó, con impaciencia,claramente insatisfecha.

-No hay tiempo, pero es como respirar.- respondió sin mirarle.

Buscaba con la mirada algo alrededor de ellos. Magda se dio cuenta queestaba convencido de que algo les rondaba, quizás fuera algún espía, quiso

preguntar pero le había hecho un gesto con la mano segundos antes, por lo que sequedó inmóvil, sin entender del todo. Unos segundos después Greg volvió a verserelajado.

-¿Qué fue eso? - preguntó perpleja.

-Tenemos enemigos que no se deciden en atacar.- respondió como si nada.

-¿Cómo que enemigos?!, debes decirme al menos lo básico, no quierosorpresas. - ésta vez exigió.

-No hay más tiempo. - contestó él.

Entonces volvió a llevarle de retorno al coche, como era su costumbre.

-Mientras yo esté aquí, nada podrá atacarte.

-¿Pero acabas de decir que “ese” cuerpo esta enfermo?, ¿Qué quisistedecirme con eso?

-Nada que deba preocuparte.- respondió mientras conducía, pero Magda noera tonta, al menos no quería serlo, no estaba satisfecha con la información que leproporcionaba, pretendía saberlo todo, ¡Ya!

-Así que no lees mi mente cuando no te conviene.- reprochó entre cerrandolos ojos.



Pero esta vez tampoco escuchó nada, hasta que llegaron a la cabaña y estavez la detuvo de golpe.

-¡Quédate ahí! - gritó, al ver que ella le había ignorado.

Se detuvo en seco, en la puerta misma. No se atrevía a respirar, comenzó asentir miedo de Greg, pero luego de un par de segundos, ella también lo sintió,álguien había estado ahí, el olor lo delataba.

Greg sacó una especie de cuchilla, que ella nunca vio antes, y notó que suojos ya no eran los mismos, porque vio en ellos la muerte. Empalideció de repente.

-Vuelve al coche.- ordenó, Greg fríamente, antes de alejarse, ella no tuvo otraopción.

Pero no pretendía obedecer, esta vez se quedó cerca para ver lo que ocurríaadentro.

Desde atrás del árbol reseco más cercano, pudo ver dos sombras adentro,esas sombras no eran de siluetas humanas, pero podría ser a causa de las velas, quelas podrían estar distorsionando...

Una era más pequeña que la otra, sin embargo, era la que más se movía, y depronto la más grande desapareció sin más. Observó la sombra más pequeña

acercarse a la puerta y supo que debía correr al coche. Cuando giró la cabeza, vioque aquella figura extraña, no era otro mas que Greg.

-Fuiste muy descuidada.- reprochó muy molesto al entrar al carro.

-Necesito saber lo que pasa, siento que me estoy perdiendo de todo, y esinjusto.- dijo defendiéndose.

-¿Así que quieres saber todo?

De pronto Magda volvió a ver el destello de maldad que había visto antes ensus ojos, pero no dudó en responder.

-Sí.

-Tu mente no lo soportará, ¿Quieres que se te suelte un tornillo?- preguntó



casi gritando y malhumorado.

-Tengo derecho a saber, y más si mi vida está de por me dio...

De pronto Greg frenó de golpe, ahora haciéndose a un lado de la carreterasin luz, su aspecto cansado hizo que ella se arrepintiera, pero él comenzó a hablar.

-Bien, tienes razón, pero debes saber que si antes no te lo dije, fue por tuseguridad...

-Entiendo.

-Sólo te pido que esto que estoy a punto de revelar, quede entre los dos.

-Ok.

-Me preguntaste que era yo, o quien, bueno, no soy un ángel protector,mucho menos un vampiro. Como te dije, soy un mensajero de otro dimensión, deotro mundo si prefieres-dijo mirando el cielo sin estrellas-No puedo decirte dedónde vengo, si lo hiciera, de inmediato estaría mandando un mensaje de miubicación-reveló ahora con dificultad-No quiero traer más destrucción a estemundo.

-Lo que dices es algo nuevo para mi, es decir, es algo que nunca he

imaginado siquiera...

Parecía que Greg la estaba ignorado, sumergido en vagos pensamientos,simplemente continuó.

-Llegué hace mucho tiempo, al principio viví en cuevas, oculto para no serencontrado por ellos, pero luego, cuando comprobé que no venían por mi, salí y vila civilización humana, no la comprendí de inmediato pero descubrí que entreellos, pasaba desapercibido, en algunos casos pude enseñarles algo de la tecnología

de mi mundo, hasta que un día te vi pasar por delante mio, apenas era una niña, yla energía que emanaba de ti, era semejante al mio. Al principio me pareció algocurioso, no le di demasiada importancia, pero cuando me di cuenta, ya era unacostumbre visitante. Averigüe en mi memoria genética, el motivo de por que tu note sentías afectada por mi presencia; al parecer no fui el primero de mi especie enllegar a la tierra, por alguna razón tu tienes partículas de ese ser en tu interior.



-Pensé que los de tu especie no podían morir.

-Ni yo lo puedo explicar-dijo frustrado-Sólo se una cosa, que si no borro lashuellas de mi presencia, ellos vendrán por mi...

-¿Quienes son ellos?- preguntó alarmada.

-Los únicos que pueden eliminar a los de mi clase.

-¿No tienen un nombre o algo así?

-No debes saberlo nunca, ¿Entiendes?

-¿Ni la letra inicial... ?

-¿Para qué saberlo?, ¿Para que lo busques en la wikipedia?

-No, pero sería mas fácil... creo.- Magda se arrepintió haber preguntado.

-Debemos volver. - ordenó, Greg.

-¡Pero eso no basta...! -insistió.

-Es por tu bien. - dijo, ahora molesto.

-Ok, haré lo que digas, tranquilo.

-Tal vez no fue buena idea abrir tus ojos.

A pesar de que le dolía escuchar aquellas palabras, decidió quedarsecallada, bajó la mirada, para que no pudiera ver que estaba a punto de llorar, comouna nenita.

Unos minutos después la dejó en la puerta de su casa, Magda lo vio

caminando de retorno a su coche, hasta desaparecer en la oscuridad.

5



Algo en tu corazón...

No supo más de Greg, al parecer la había abandonado. Ni siquiera podíasentir aquél aroma especial, nada le confirmaba que estuviera cerca. Pero no iba aquedarse abatida, se preparó para salir de puntillas, tomando prestado las llavesdel carro de su padre, estaba decidida a ir por él.

Sin embargo no sabia qué camino tomar para llegar a la cabaña. Antes,nunca le había interesado recordar cómo llegar hasta allí, ahora era tarde para

lamentarse, por lo que no hizo.

Dejó llevarse por su instinto y por suerte comenzó a reconocer el camino, sedetuvo a unos metros de la cabaña y fue caminando de manera ansiosa.

Cuando entró supo que ahí, Greg tampoco había estado. Estabacompletamente segura que le había mentido, tal vez estaba con otra mujer,alardeando con mentiras para seducirla, como se lo había hecho a ella...

Sólo que a ella nunca se había tomado el tiempo para seducirla, es más, tal

vez no sentía atracción por ella y eso la hizo sentir mucho peor.

No quería abandonar ese lugar pero le urgía saber dónde estaba Greg, pensóque tal vez había vuelto al pozo que no había bloqueado antes.

Cuando salió de la cabaña sintió esa presencia fría, extraña. Como la quehabía visto la ultima vez en la cabaña. Dudó sobre lo que tenia que hacer ysimplemente lo ignoró. Caminó en línea recta pero el paisaje había cambiado, eraun hecho que se había extraviado, no tenia buen sentido de orientación por lo que

tuvo que detenerse de golpe, no tuvo tiempo para pensar cuando sintió un golpeen la espalda que le hizo caer al suelo.

-No te muevas. Ordenó Greg apareciendo por detrás.

Comprendió que no estaban solos, desde esa posición contempló cómo lanoche se hizo más oscura, mientras que al alrededor, la naturaleza, la hierbas



salvajes se morían instantáneamente.

Pudo ver a Greg por un segundo, vio que se movían a velocidad de la luz,en una batalla que ella no podía saber quien iba ganando. Ahí, tendida deespaldas, quiso mover la cabeza para ver mejor el escenario.

-Dije que no te movieras. - gritó Greg.

Sintió al momento una mano invisible sumamente grande en la espalda quele impedía moverse, pero al menos podía sentir su aroma.

Algo dentro de ella comenzaba a pedir, a exigir que la deje incorporarse,desesperada por participar en la batalla.

-Quiero ser yo... - murmuró, sin saber el por qué.

De repente lo vio ahí delante suyo, Greg que se había detenido por completoal escucharla, ahora la miraba inmóvil, con expresión de sorpresa en el rostro,como nunca antes había visto en él.

Mientras ése ser, que de alguna forma no se dejaba ver por ella, ahora veníapor detrás de Greg.

Quiso advertirle pero Greg fue mucho más veloz que su mente. Sus ojos

fueron testigos de cómo esa materia gris iba envolviendo el cuerpo de Greg, quienhaciendo un amague, lograba esquivarlo con éxito, pero aún así la materia gris loaprisionaba, Greg luchaba pero no era suficiente.

Al ver aquello desde esa posición se sintió inútil, impotente, se desesperaba,pero estaba atrapada por el mismo Greg y ese algo que tenía dentro, rugió comouna tigre.

No supo cómo pero de pronto estaba ahí delante de la materia, que se

empeñaba envolver por completo el cuerpo de Greg. De alguna forma sabia lo quedebía hacer.

-Heme aquí.- dijo ella, y notó que la voz que provenía de su garganta no erala suya. - ¿Me buscabas?

Dijo a continuación, como si esa materia tuviera consciencia dejó de



envolver el cuerpo de Greg.

Ahora, como si se tratara de una serpiente hipnotizada se fue acercando aella, cautelosa, como si tuviera olfato. La sintió y se quedó inmóvil, señalando sucorazón, de pronto. Como preparándose para acabar con su vida, con todaferocidad la envolvió...

Sintió un terrible dolor, pero era un dolor diferente al que su cuerpo podíasentir, era algo mucho peor que morir, no lo podría describir bien, pero era algoparecido a ser destruido. Sí, eso era peor que morir, vio desde donde estaba a Gregconvaleciente, intentando incorporarse, mientras que ella no hacia nada más quedejar que esa sustancia extraña la envolviera; no sentía miedo, en cambio sentíacomo si se estuviera cobrando revancha. Sí, era eso, era una venganza, dulcevenganza y lo estaba disfrutando... Sintió los ojos de Greg observándole. Sintió su

furia, incluso podía sentir lo que él estaba sintiendo. Sonrió fríamente. Casi dio unacarcajada y con el dedo del medio, de la mano derecha, comenzó a atravesar a lamateria envolvente. Supo que le estaba causándole daño, un terrible y dolorosodaño. Escuchó al instante un grito extraño proveniente de aquél ser, sin embargono paró y siguió atravesando la materia con el dedo hasta que se volvió nada,absolutamente nada.

Rendida por el cansancio, cayó de rodillas perdiendo la conciencia almomento.

Cuando abrió los ojos supo que estaba recostada en la cama de la cabaña,esta vez no veía por ningún lado a Greg, pero su olor la tranquilizó.

Adolorida como si habría sido arrastrada por muchos camiones, se sentó.Sabia que le esperaba un dolor de cabeza pero no le importó.

Cuando Greg entró haciendo ruido y la vio ahí, sentada en la mesa, hizouna mueca que revelaba su malhumor.

-¿Qué fue todo eso?- preguntó un tanto confundida.

-Te dije explícitamente que...

-No me dijiste nada, tu simplemente me abandonaste. - acusó ella, ahoramolesta.



-Nunca dejé de cuidarte...

-Dejé de sentir tu olor...

-Bien, eso no significa que...

-¡Me lo prometiste, siempre que sienta tu olor sabría que estarías ahí...! Perodesde ese mismo día nunca más lo sentí.

-No hay tiempo para esto...- Greg pretendía abandonar la cueva.

-Sí que lo hay. - dijo ella desafiante, poniendose por delante.

Greg quiso pasar por lado suyo, ignorándola pero ella no se lo permitió.

-¡No permitiré que me dejes una vez más!- gritó, con toda su convicción.

-Es mejor que no sepas mucho, podría costar caro...

Había una aflicción oculta en su voz que ella notó de inmediato y se calmó.

-La verdad es que mucho no recuerdo de lo que ha pasado, tengo imágenescortadas, más parece un sueño que la realidad, necesito saber que es lo que mepasa... ¡Siento que me voy a volver loca en cualquier momento!

Reveló mientras se acercaba a Greg, esperando quizás un abrazo suyo peroél no le abrazó ni mucho menos, simplemente desvió la mirada.

-Todo es mi culpa, cometí un terrible error, tu vida está en peligro y yo soy elculpable, ¡Necesito que te vayas!- gritó él.

-¿Si yo no quiero?

-Tendré que borrarte la memoria.- dijo fríamente.

-Entonces me obligas a irme, ¿Pero no quieres que te olvide?

El no respondió.

-¿Sientes algo por mi, acaso me amas?- preguntó asiendo a un lado su carapara que no pueda ver que estaba llorando.



-¿Amor? El amor no es nada a comparación de lo que siento por ti.

-¡Entonces por qué pretendes tratarme como si no lo sintieras!

-Estás en peligro...

-Quiero saber por qué estoy en peligro, por favor no me subestimes, puedoser brillante de vez en cuando...

-Está bien.

Dijo al fin sentándose en el suelo y al lado suyo se sentó ella y le gustó sentirsu calor corporal.

-Soy lo que en mi mundo se denomina Stracter, maldecidos por aquellos quenos raptaron. Causamos desastres a donde vayamos, nos alimentamos de laenergía vital de cada ser viviente que esté a nuestro alrededor.

-Pero aquí yo no vi nada...-interrumpió confundida-¿Eras tu en el Torem?

-Sí.

-Pero después de eso, yo no volví a ver ningún accidente...

-Porque mi energía la uso para evitar que pase...

-¿Cómo así?

-Hace mucho descubrí que éste no era un mundo malo, es decir, la gentehumana, los otros seres de este lugar tienen algo que me hacia recuerdo a mi hogar,pero era inevitable el caos que significaba mi presencia, pronto hubo alteracionesclimatológicas causando la muerte a muchos, y eso no lo podía tolerar, un díafrustrado de ver aquello decidí que no lo volvería a permitir, aunque erademasiado peligroso activé mi memoria genética y encontré la solución, conseguíevitar el caos que causaba mi presencia, pero implicaba el uso total de mi energía y

bien, no lo dudé, aquí podía pasar desapercibido, hacer una “Vida”, sinpreocuparme de mis acechadores, era una forma de pagarles por mi presencia...

-Entiendo, ¿Pero el que nos atacó ahora...?- interrumpió Magda otra vez.

-Sentí su presencia un poco después de haber despertado tu memoria



genética. De alguna forma, ignoro cómo, pero tus recuerdos o pensamientos haciami, fueron demasiado fuertes, eso logró despertar su interés, no tardaron en hallarlos portales, y ahora nos daran caza.

-¿Quieres decir que fue mi culpa?

-No, de hecho es mi culpa, si es que hay un culpable, ese soy yo.

-¿Cómo explicas que yo no me sienta débil contigo cerca?

-Ya te lo dije antes, al parecer tu ADN fue mutado con partículas de miespecie en tu corazón.- dijo sonando un tanto incrédulo.

Ella simplemente calló por algunos segundos.

-¿Cuantos son ellos?

-Primero mandan un grupo de buscadores, para escanear el terreno, luegollegarán ellos...

-¿Dices que esas sombras sólo son los buscadores?

-Sí.

-Entonces en cualquier momento podrían llegar los demás...

-Por eso no hay tiempo, debo sellar los accesos...

-Los pozos...

-También debo borrar mis huellas...

-¿Cómo se hace eso?

-Borrándome de la memoria a todo aquél que llegó a conocerme...

-Pero yo...

-Ahora mismo estoy perdiendo tiempo...

-Yo no entiendo por qué, ¿Me matarán?



-¡Es que no lo puedes entender!, ¿Viste a otro humano como yo?

No tuvo que responder, era evidente incluso para ella.

-¿Que te pasará a ti?- preguntó, demasiado afligida por lo que escuchaba.

-Basta que uno de ellos me detenga y me vuelvan a programar un recorridoen otros mundos.

-¿No comprendo por qué hacen eso?

-Los Stracter somos una especie de juguete para ellos, no me matarán,porque me consideran un juguete caro para ellos.- dijo con desprecio.

-¡Pero, por qué...?!

-Son una especie guerrera que debe estar en constante práctica, nos usanpara practicar sus habilidades de caza.

De pronto, se paró y la tomó de la mano.

-Es tiempo de volver con tu familia.

-Pero aun tengo dudas...

-Necesito atender ciertas cosas...- dijo serio.

-Quiero ir contigo...

-Lamento hacerte esto.

No tuvo tiempo para reaccionar, simplemente se desvaneció en los brazos deGreg.

6



Olvidar...

Recobró la conciencia sintiéndose realmente bien. Había tenido un sueñomaravilloso en el que estaba Greg. Creyó por algún motivo que ahora estaba en lacabaña y que al abrir los ojos lo vería ahí, con ella.

Percibía su aroma envolvente que iba ingresando por los poros de su pielhasta llegar a su cerebro...

Sin embargo presentía que algo andaba muy mal, por lo que se negaba en

abrir los ojos.

-Greg...

Dijo más cómo una súplica que otra cosa, alguien a su alrededor se movió yella sintió su movimiento, pero no era Greg, él tenia otra forma de moverse.

Pronto sintió otra presencia cerca, mucho más cerca que la primera, éstamurmuraba algo en voz baja, reconoció de inmediato que se trataba de su madre.

No tuvo otro remedio que abrir los ojos, y sentir la luz dañando sus pupilas.

-¡Apaguen la luz!- gritó de inmediato y volvió a cerrar los ojos.

-¿De qué luz hablas, hija?- preguntó su madre que se acercó para verlamejor.

-Esa luz, que me daña los ojos. - dijo insistente.

-Hija, estamos en penumbra... - respondió pacientemente.

-¡Quiten la penumbra entonces!- dijo malhumorada, intentandoincorporarse de golpe pero estaba demasiado débil para ello.

-Estás débil, no podrás moverte por un par de días.- explicó con cariño.

-¿Por qué? - preguntó casi gritando sin preocuparse por ocultar su



frustración.

-¿No lo recuerdas?

-Es normal que no lo recuerde, el doctor lo dijo, el golpe que recibió sucabeza ha podido borrar sus recuerdos... - intervino su padre.

-¿Qué golpe? -preguntó, mientras intentaba pararse de golpe pero ambos lacontuvieron.

-¡Suéltenme, debo ir...!

-Sufriste un accidente en el coche... - reveló su madre, un tanto asustada.

-¡No lo recuerdo...!

-Debes tranquilizarte, con los días es posible que llegues a recordar.- explicó,su padre mucho más sereno que los presentes.

-¿Pero de qué accidente hablan?, ¡Yo no he sufrido ningún accidente!

-Claro que si hija, aun debes sentir dolor en la cabeza... - se tocó de manerainvoluntaria el lugar exacto, sintió demasiado dolor y paró de luchar con suspadres.

-No lo recuerdo... - repitió más para si misma.

Inmóvil dejó que la sentaran en la cama, buscaba en sus recuerdos algúnmínimo indicio de aquello, pero sólo estaba el dolor...

Uno de los dos le alcanzó un par de pastillas, pero lo ignoró por completo.

-¡Trágalos, te sentirás mejor!- dijo su padre.

Era lo que precisamente quería y que la dejaran en paz para salir en buscade Greg...

Hizo como si se los tragaba, luego bebió el vaso de agua. Se recostó en sucama que sintió fría. Ahora en silencio, sus padres la dejaron descansar.

Esperó un par de largos minutos, para que no la pillaran. Le costó



incorporarse pero al final lo consiguió, fue hasta la ventana y la abrió de par en par.

No sintió el aroma de Greg, desesperada casi lanzó un grito, pero logrócontenerse a tiempo, miró al rededor suyo, contempló su dormitorio, no sabiacómo pero sentía que algo andaba mal. Se quedó algún tiempo mirando por laventana.

Un tiempo más tarde intentó salir por la misma ventana, eso nunca antes lohabía intentado, pero cuando estaba con medio cuerpo a fuera, sintió mareos ynauseas, tuvo que volver a entrar. En esas condiciones no podría hacer mucho, peroeso a ella no le preocupaba, ni cuando estuvo a punto de desvanecerse, pero nopodía ni moverse, estaba totalmente mareada y comenzaba a tener doble visión,cayó en la cama, al menos no se había hecho demasiado daño, entendió que lomejor era tomar las pastillas.

Sintió demasiado sueño, imposible de vencer, y de alguna forma sintió unapresencia oscura, y fría. Sintió miedo, intentó incorporarse, mas su debilitadocuerpo no le ayudaba en nada, pero si iba a morir al menos no se la quería dejarfácil, de pronto esa oscura presencia traía consigo aquél aroma...

-Greg...

Pero no hubo respuesta alguna, sólo el oscuro vacío.

Unas horas después abrió los ojos y sintió que aquella presencia se habíaido, estaba en penumbras, pero logró ver que a su alrededor no había nadaextraño. Aspiró aquél aroma tan amado, sintiéndose mejor tanto que derramóalgunas lágrimas.

-Greg. - llamó desesperada.

Pero tampoco escuchó respuesta.

Logró sentarse, al menos las pastillas hicieron lo suyo.

Ahora se sentía mejor y se propuso ir en su búsqueda, quiso salir por laventana pero ahora estaba sellada por fuera, comenzaba a sentirse irritada, nopodía ser cierto, sentía que algo andaba mal.

-¿Acaso estoy soñando?- se preguntó en voz alta.



Forcejeó con la ventana, cuando supo que perdía su tiempo, fue hacia lapuerta quiso salir, y descubrió que también estaba cerrado por fuera. Golpeo condesesperación.

-¡Déjenme salir, quiero salir!

Pero tampoco escuchó respuesta, de pronto todo se volvió oscuridad, elvacío invadía su dormitorio, invadía su cuerpo y lograba sentir que ingresaba porsus poros, gritó con todas sus fuerzas.

Despertó sudando, escuchando el pum, pum de su corazón.

¿Cuánto tiempo había dormido? Aliviada al fin, comenzó a tranquilizarse.

Algún tiempo después ya se sentía mejor, pero tenía la urgencia de salir deahí. Se mudó de ropa y volvió de golpe el dolor en la cabeza, lo que hizo quederramara lágrimas involuntarias, aún así no dejó de cambiarse de ropa, cuandovio a su padre entrar sin llamar.

-Lo siento creí que aun dormías. - dijo apenado.

-¿Cuánto tiempo he dormido?- preguntó ocultando el dolor.

-Como tres días... y medio.

-¡Mierda!, lo siento papá...

-Veo que tienes prisa...

-No quiero perder más tiempo, debo ponerme al día en la universidad...

-Ya veo, pero sugiero que al menos tomes los calmantes, están encima lamesa de noche, baja pediré que te hagan algo que comer, antes...

Se dejó caer en la cama, el dolor era demasiado insoportable. No sentía elfrio por la ausencia de Greg, pero le dolía el corazón que la haya abandonado.

“No estás sola”

¿Estaba alucinando? ¿O en realidad era la voz de Greg en su cabeza?, teníala impresión que cuanto más lo pensaba el dolor se incrementaba.



Lloró en silencio, ¿Cuánto tiempo había esperado por él?, no recordabaningún accidente, pero ahora estaba sola, ahí en su casa, adolorida y sin saber nadasobre Greg, cuánto lo extrañaba.

Bajó y no pudo ingerir ningún alimento sólido, por lo cual sus padres sehabrían alertado e incluso obligado a ir al hospital. Se excusó diciendo que no teníahambre, sin embargo estaba sedienta, bebió hasta hincharse.

-Es natural que te sientas así, desde que llegaste del hospital no has bebidonada de líquidos, si no fiera por los sueros...

-¿Me cuentan que me ocurrió?

-El jueves recibimos una llamada de un extraño que llamaba para avisarnos

que estabas internada en el hospital, porque habías sufrido una colisión...

-¿En el carro de mi papá?- dijo recordando que iba en el.

-Sí.

-Cuando llegamos al hospital estabas en observación, uno de los doctoresnos dio la buena noticia, sólo tenías una leve contusión en el lado izquierdo de tucráneo.

-Perdóname por correr...

-No corrías, no faltaste a tu promesa, cuando hablamos con el policía nosmostró el estado del carro, era evidente que algún coche por detrás colisionócontigo, causando el doble de campana...

-Por el estado en que dejó el auto, bien podía tratarse de un camión... -agregó su madre.

-Yo también lo creo. - dijo su padre.

-Así que no fue mi culpa... - dijo pensativa.

-No tienes por qué sentirte mal, no fue tu culpa hija, luego una enfermerame contó que un extraño te llevó al hospital, se paró al medio de la sala yprácticamente obligó para que se te atendiera. - dijo su madre mientras bebía café.



-Creemos que era el otro conductor que tuvo la decencia de no dejarte a tusuerte... - dijo su padre.

-¿Como era él?

-Recuerdo que la enfermera dijo que era muy alto, ojos muy negros, y que leextrañó que no se haya quedado, porque estaba en peor estado que tu. - agregó sumadre.

-¿Pero no le pidieron sus datos o algo así?

-Que yo sepa no, pero lo que se espera de esa gente irresponsable es que sehaya dado a la fuga, después de todo tendría que responder a la justicia... - dijo supadre ofendido.

-Al menos te llevó al hospital. - dijo su madre agradecida.

-Merece la cárcel. - juzgó su padre.

-¡Debo salir!- dijo después de beber el jugo de naranja.

-Estás débil, lo más prudente que puedes hacer es quedarte en casa...

-No tengo tiempo... - dijo alterada.

-Al menos deja que te acompañe Sam, que está en camino, el pobre estuvoahí contigo en el hospital, pidió permiso de la universidad...

-Me siento mejor y no necesito de una nana.

Por un momento se quedó inmóvil, pensativa.

-Supongo que no debería conducir, pero me llevaré tu carro mamá.- dijoavisándole.

Salio sin esperar respuesta, sintió un miedo extraño al subir al carro peromucho más fuerte era su necesidad de ir a la cabaña.

-Espera hija... - salio su madre dándole alcance.

-No tardaré. - dijo despidiéndose con la mano.



De pronto sentía que le estaban siguiendo, pero no tenia tiempo paracomprobarlo, no le importaba no poder recordar aquello, quería saber que Gregestuviera bien.

Cuando llegó al lugar después de manejar por un buen rato sin rumbo fijo,se sintió aliviada, bajó del carro y caminó por el camino que ya le era conocido, vioa su alrededor y se dio cuenta el por qué ahí la tierra era inerte.

Cuando llegó a donde debería estar la cabaña solo encontró un espaciovacío.

Se quedó un buen rato viendo aquél escenario, sin creérselo del todo.

Greg estaba borrando sus huellas, no había dudas de ello.

Agitada se dejó caer de rodillas, tal vez lo habían cazado.

Sabia muy bien lo que debía hacer, sintió desvanecerse, se debilitaba demanera extraña.

No quería quedarse ahí tendida a la intemperie y se incorporó como pudo eintentó llegar al carro, sintió una mano que la sujetaba justo en el preciso momentoque su cuerpo caía.

-Greg...

“Despierta”

De vez en cuando recobraba la consciencia, abría los ojos y veía a alguienadelante, conduciendo.

No era Greg, estaba segura. Era un hombre cualquiera.

Despertó muchas veces, sabía que le habían llevado a una especie decasucha de metal. Estaba tendida en el suelo, pero sus ojos se cerraban en contra desu voluntad.

Lo siguiente que vio fue al anciano en frente suyo. Alarmada quisolevantarse.

-Tranquila, estás en buenas manos...



Y vio entrar a una anciana de la misma edad de aquél. Echó un vistazo alrededor y se dio cuenta que estaba en una casa demasiado rústica.

-¿Qué hago aquí, por qué me trajo aquí?, ¡Quiero irme a casa! - gritabaansiosa, intentando levantarse sin éxito.

-Está despierta.

Dijo la anciana a alguien que ella no pudo ver, al parecer le respondió conun gesto, porque palabras no escuchó.

Entonces la anciana se le acercó con un vaso hecho de barro, le recordó alvaso extraño de Greg.

-Bebe, te sentirás mejor. - dijo amablemente, y le ayudó sujetándole lacabeza para que lo haga.

Cuando terminó de beber, realmente sintió el efecto.

-Eres demasiado imprudente.- acusó de repente el anciano.

Hizo un esfuerzo para ver mejor al anciano, tenia el pelo absolutamente blanco, corto y bien peinado, llevaba una camisa blanca a cuadros, pasado de modapero limpio, demasiado prolijo para su gusto y para el lugar donde se encontraban,

pero sus facciones hablaban de una vida de sufrimientos.

Debía tener unos noventa años a pesar de aparentar tener menos, su pielestaba tan bronceada que no encajaba en lo que aparentaba.

-No deberías arriesgarte yendo a lugares que no perteneces...-le dijo con elmismo tono reprochador-Se lo dije, pero no me hizo caso, es igual que él.- agregóahora mirando a la anciana.

-Ya es tarde para eso... - respondió la anciana.

-¿Quienes son ustedes?- preguntó Magda, que había escuchado todo loanterior, sin llegarlo a comprender.

-¿Quienes somos?, ¿Acaso eso importa niña?- preguntó el anciano alzandola voz con desprecio.



-No le trates así viejo.-intervino la anciana- después de todo no es su culpa.

-Me tengo que ir.- dijo Magda, al darse cuenta que no podían ayudarle.

-Ni siquiera lo intentes. - amenazó el anciano, mucho más hostil que antes.

-¿Tengo que considerarme raptada?- preguntó Magda mientras procurabaincorporarse, pero el anciano con una agilidad extraña la derrivó con el bastón.

-Los jóvenes de hoy son cada vez más irrespetuosos. - se quejó mirándolecon desprecio.

-Calmate ya viejo, ella merece saber que está pasando.

-¡Merece pagar por sus pecados!- gritó ésta vez haciendo caso omiso a laanciana.

-Escuchame hija, nosotros conocemos a Greg, sabemos todo sobre él y sobreti...

-¡¿Dónde está...?!

-Eso ahora tu no debes saber, pero si debes saber algo, tienes que dejar depensar en él...

-Pero no puedo...

-Escuchame, sé que es difícil, por eso te trajimos...

-¿Que me van hacer?- preguntó desconfiada e inconscientemente su cuerpose hacia hacia atrás.

-Te vamos ayudar a que lo olvides...

-¡No quiero, me opongo, él no lo querría...!

-Créeme que él ahora no puede decirlo.- agregó la anciana con paciencia.

-Escuchame niña tonta, ¿En qué pensabas, acaso creíste que podrían formaruna familia y criar un gatito?-dijo el anciano, esta vez con sarcasmo-¿Cómo llegastea pensarlo siquiera?



-¿Y por qué no?- preguntó Magda defendiéndose.

-Porque los de su clase sólo traen caos y destrucción.

-Pues yo no veo la supuesta destrucción...

-Porque nosotros le enseñamos a controlarlo.- agregó la anciana.

-Su presencia es un peligro constante y ahora te usa a ti... - reveló el anciano.

-¿Yo sólo quiero saber donde está, que le pasa, acaso se lo llevaron?

-Esa información no te la puedo dar...

-Debo encontrarlo...- insistió Magda, ahora luchando para incorporarse.

-No pierdas tu tiempo...- dijo ahora la anciana, intentando apaciguarle.

Pero Magda había conseguido levantarse del suelo y comenzaba a huir.

-¡Niña tonta!- gritó el anciano levantando su bastón al cielo inmediatamentedespués la señaló con este, del bastón salió un rayo de electricidad, que a duraspenas lograba contener, este rayo en forma de látigo logró derribarla, Magda cayóal suelo otra vez.

-¿Quienes son, acaso son las sombras?- preguntó asustada, y adolorida,luchando por soltarse inútilmente.

-¿Lo que quieres decir es que si somos “eso”?- preguntó la anciana, casiriéndose en silencio al escucharle.

Magda afirmó con la cabeza.

-De ninguna forma hija, somos psíquicos.- respondió la anciana aún

sonriendo.

Después de algunos minutos, continuó.

-Podemos verlos y sentir su energía destructiva, somos aliados delextranjero, no es inteligente que salgas huyendo de nosotros, nadie debe ver cosas“Extrañas”, ahí afuera...



-Por tu irresponsabilidad han dado con nuestro mundo. ¡Debes olvidarle!,no tienes otra opción.- ordenó el anciano en el mismo tono, mientras ella seguía enardua lucha por soltarse.

-Si no es por las buenas, no nos queda más que hacerlo por las malas. - dijola anciana.

Y de inmediato Magda dejó de luchar, la anciana no sabia si era debido alcansancio o si por fin había entendido, de todas formas ordenó con la mano alanciano que la soltara.

-A veces por algo pasan las cosas... - dijo la anciana al verla sufriendo.

-Nunca tendrías que conocerle...- reprochó el anciano, que calló por el gesto

que la anciana le había hecho.

-Quiero saber donde está Greg.- dijo Magda insistente.

-Bueno, si lo quieres saber... díselo.- dijo perdiendo la paciencia el anciano,que también estaba ahora sentado en un banco de madera, sudaba y le costabarespirar, estaba cansado de usar su poder.

La anciana afirmó con la cabeza, para luego volver a mirarla.

-Te lo diré, él está muy lejos de aquí...¿lo entiendes?

-¿Qué quiere decir?

-Que se fue a otro mundo...

-¡No lo creo!

-Por eso no queríamos decírtelo, pero en vista que eres tan cabeza huecacomo él...- agregó la anciana.

-Debo ir con él.- dijo de inmediato.

-¿Te das cuenta de lo que acabas de decir?- preguntó el anciano esta vez.

-No se puede hija, es imposible.- comentó la anciana siendo muy pacientecon ella, que le hablaba como si fuera un bebé-...Pero tenemos trabajo pendientes y



necesitamos de tu ayuda...-agregó.

-Los pozos...

-Shh, no lo menciones...-susurró la anciana-Tu sabes lo que tienes quehacer...

-Y debe ser hecho con prontitud, de lo contrario...- agregó el anciano ahora,misteriosamente tranquilo.

No era necesario escuchar más, ya se lo había dicho antes Greg, afirmó conla cabeza y ambos ancianos comprendieron.

-Esta bien, veo que se puede hablar contigo.-dijo la anciana, ahora caminó

por la casa como si pudiera escuchar algo que ella no, Magda se puso en alertaporque ya había visto ese tipo de comportamiento antes.

-Tranquila, sólo estiro mis pies, soy muy vieja para estas corridas.- dijofrotándose las rodillas.

Magda le contempló de cerca y vio que era tan anciana como el otro, sinembargo le traía recuerdos de su abuela, a la que sólo había conocido porfotografías, el pelo era blanco, largo y lo llevaba trenzado y recogido en la nuca,llevaba puesto un vestido feo, pasado de moda que era floreado, por sus facciones

sabía que era muy cariñosa, no sabia por qué se había fijado en un hombre comoaquél anciano, tan diferente en carácter, se dio cuenta que ninguno llevaba calzado.

-¿Puedo hacer una pregunta?- dijo, Magda titubeando.

-Claro que puedes.- respondió la anciana, ahora bebiendo mate.

-Dicen ser psíquicos, pero nunca vi a uno hacer lo que él me hizo...- dijorefiriéndose al anciano.

-Hum, que maleducados, es mi esposo Manuel, y yo soy María.

-Somos psíquicos de séptima generación.- respondió el anciano, creyendoque había dejado claro el tema.

-Lo que quiso decir es que poseemos el poder de nuestros siete antecesores...



-¿Los dos?

-No, sólo Manuel, yo soy normal. - dijo sonriendo.

-¿Normal?, ¡Tonterías!- dijo el anciano, que ahora recibía de la anciana unvaso con el mismo mate, luego ella le ofrecería lo mismo a Magda, pero ella negócon la cabeza.

-¡Ya no hay tiempo!- gritó el anciano, levantándose de golpe, pero su voz noera la misma.

La anciana se estremeció al verle así, retrocedió algunos pasos hasta toparsecon Magda, quien esta vez no había tenido tiempo para reaccionar. Dio mediavuelta y la miró a los ojos.

-¡No olvides tu misión! -gritó, la anciana, sintiendo cómo la materia griscomenzaba a envolverle...

-¡Lo siento hija!- apenas pronunció la anciana y de inmediato le impuso lamano izquierda en la frente.

No había tenido el tiempo para huir, solo se puso a gritar, sintiendo el calorintenso en la frente. Sólo cuando la mano dejó de tocarla, cayó con fuerza al suelo,quedando inconsciente.

7

Vivimos sumergidos en nuestros mundo egoístas pensando que cada segundo nos

pertenece. De manera ilusa planificamos nuestras vidas hasta que de pronto todo cambia,

un segundo después ningún plan se llevará a cabo, te das cuenta que vives en un espejismo

de seguridad, que en cualquier momento se quebrará.



Despertó tarde, como todos los días para asistir a clases. Salió sin desayunardespidiéndose con la mano de sus padres, subió al carro de su madre. Tenía pocotiempo para llegar a tiempo, ese día tenía un examen con el docente que la odiaba yel hecho que lo hiciera, le hacia sentir que debía hacer todo para ganar su simpatía.

Llegó a tiempo, había conducido a más de noventa kilómetros por hora.Resolvió el examen sin problemas, pero el docente ni siquiera se inmutó con supresencia.

La rutina de siempre, después de clases tenía la cita especial con Sam, elnovio de toda la vida.

Estaba ahí, sentado en la misma mesa de siempre, vestía esta vez, un trajeinformal, tenía la expresión de cansancio.

Se forzó en sonreír para él, y al parecer lo hacia demasiado bien. Sam lerecibió con un beso muy apasionado, pero ella ya no sentía nada...

De hecho, ahí sentada, viendo mover sus labios, contándole algo que sólo aél le importaba, comenzaba a darse cuenta que algo andaba muy mal, no sabia qué,pero se sentía diferente, lo relacionó con el accidente que hace un mes había tenido,pero que no lograba recordar nada al respecto, de hecho, tenia demasiadas nubesmentales.

A pesar que todas esas dudas, que su madre muy pacientemente le fueraaclarando, sabia que había algo más, que tal vez de manera pre determinada nohablaban de ello.

¿Pero, por qué ya no sentía nada por Sam?

Sabia que era él amor de su vida, sin embargo, ahí, sentado a lado suyo, sóloera uno más...

Ni siquiera el beso apasionado pudo reanimar el amor que debería estarsintiendo por él, y su cuerpo, ¿QuÉ le decía su cuerpo?

Le decía que de ninguna manera quería ser tocado por sus manos.

-¿Qué sucede, estás bien?



Le preguntó Sam, interrumpiéndole de su ensimismamiento.

-Creo que necesito descansar.

Mintió, no quería estar ahí, no quería estar con él, comenzaba a sentirseansiosa y se notaba. Pronto Sam pagó la cuenta y la llevó a casa.

Sintió que no había sido buena idea decir que necesitaba descansar, ahoratenia los tres rostros observándola con preocupación, se sintió como una rata delaboratorio.

Su madre le alcanzó unas pastillas.

-Toma, te harán sentir mejor.

-¿Qué son?

-Son calmante... ¿Recuerdas? Te lo dije hace un par de días...

-No lo recuerdo... ¡Y no quiero tomar nada de pastillas!- grito descontrolada.

-Tranquila amor, son las mismas pastillas de siempre- intervino Sam.

-¿Por qué no puedo recordar?- gritó una vez más, esta vez agresiva, no

quería que nadie se le acercara.

-¡Ustedes me ocultan algo, lo sé!- gritó, moviendo sus manos de maneraagresiva.

-Es el golpe, nadie te oculta nada. - decía su madre, a punto de llorar.

-¿Qué golpe?, a si, ese golpe... - se dijo a si misma al tocarse la cabeza.

-Calmate amor.-le decía Sam para que baje la guardia-... Nadie te quiere

lastimar, te lo prometo.

-Sólo no quiero tomar ninguna pastilla.- dijo ella, ahora débil.

-Nadie te obligará hacer algo que no quieras.- dijo Sam.

-Necesito estar sola...



-Bien, como quieras.- agregó su madre a pesar de que su padre no estaba deacuerdo.

Por horas caminó al rededor de su cuarto, luchando por recordar. Sabia quedebía recordar algo, el dolor era insoportable y el frio la estaba matando. De vez encuando veía por la ranura de la puerta las sombras de los pies de sus padres, queafuera cuchicheaban algo.

Un par de días más tarde, tocaron su puerta a pesar de lo que le dijeran, ellano pretendía salir, ni quería dejarlos entrar, incluso había trabado la puerta contodos los muebles que pudo.

-¡No me van a sacar de aquí!- gritaba una y otra vez, hasta que sus padresdesistieron.

Una noche aprovecharon que adentro ya no se escuchaba el sonido de suspisadas insistentes, adentro encontraron un completo desastre, en las paredeshabía escrito palabras incoherente, temieron lo peor.

Despertó tranquila, aunque no recordaba por qué había destruido suhabitación, no le quedó más que creer en sus padres, quienes estaban muyafligidos por su culpa, si debía hacer algo por compensarlos sería aceptar hacerseuna revisión médica.

Pero físicamente los resultados no mostraban nada, así que le derivaron conun psiquiatra. Fue lo suficientemente paciente para responder las preguntas.

-¿Tienes algún recuerdo del accidente que sufriste hace poco?

-No, nada.

-¿Tienes algún tipo de flashback?

-No.

-Bueno, Magda te tengo que decir que tus padres fueron testigos de uncomportamiento en ti, fuera de lo normal. Es mi deber informarte que no es buenaidea mentirme.

El doctor miró de frente a sus ojos, y notó que en ellos existía una cierta



confusión, pero continuó

-Quiero que me digas lo que te pasa, al igual que tu familia, me interesapoder ayudarte.

Ella lo pensó por varios minutos y el doctor, muy pacientemente se dispusoa esperar.

-No sé lo que me pasa, es cierto que tengo recuerdos incoherentes, pero...siento que no debería hablar de ellos.

-De cierta forma es racional lo que te pasa, es una defensa ante los demás,pero aquí en estas cuatro paredes nadie te va a juzgar, yo estoy aquí para ayudarte,no soy un juez, ni un verdugo, puedes hablar de lo que quieras.

-Gracias por sus palabras...

-Ahora debo hacerte ciertas preguntas, ¿Está bien?

Ella afirmó con la cabeza, y el doctor prosiguió.

-¿En los últimos días, has sentido que la cabeza te da vueltas, o que norecuerdas lo que has hecho en un lapso de tiempo?

-Sí, desde el accidente tengo constantes dolores de cabeza y mareos, norecuerdo cómo he llegado a ciertos lugares...

-¿Antes del accidente, has tenido algún episodio extraño, como ver cosasinexplicables?

Ella dudó mucho antes de responder

-Creo que alguna vez...

-¿Qué viste?

-No lo recuerdo muy bien, pero tiene que ver con un extraño que veo en losflashback...

-¿Dime Magda, sientes algún tipo de culpa, por el accidente?



-... Creo que sí, siento que me falta algo...

-Bueno Magda tengo que decirte que lo que te pasa es que estas sufriendode un agudo estrés postraumático, ¿Sabes que es eso?

-No

-El estrés pos-traumático es un trastorno discapacitante que puededesarrollarse después de un acontecimiento traumático. A menudo, las personasque lo han sufrido tienen pensamientos y recuerdos persistentes de miedo sobre loque les aconteció y pueden sentirse emocionalmente bloqueados, especialmenteaquellos que fueron testigos de un acontecimiento de estas proporciones, puede serel resultado de muchos otros incidentes como son: atracos, violación o tortura;secuestro o cautividad; abusos en la niñez, accidentes graves como choques de tren

o coche; como en tu caso. Si no lo tratamos ahora, podría durar meses, incluso añossi no aceptaba el tratamiento.

-¿Qué debo hace doctor?- pregutnó ansiosa.

-Por un lado ayudarte con pastillas y por otro, asistir a terapia.

-Me niego a consumir pastillas.- dijo tajantemente.

-Será mucho más difícil, si no te ayudas con ellas.

El doctor era demasiado joven para tomárcele en serio, incluso ella pensabaque podía ser su compañero de clases, sin embargo sus padres le habían dejadoclaro que era el mejor doctor del área y que confiaban plenamente en él.

-¿Entiendes el riesgo que significa al negarte a tomar las pastillas?

Preguntó demostrando cierta preocupación, pero ella no quería responder.

-Escuchame bien, si vuelves a tener nuevamente un episodio psicótico, voy aordenar que te internen por el bien de tus padres y el tuyo.

-Está bien, sólo no quiero tomar esas pastillas.

-Promete que vas a asistir a terapia.

-Sí, lo prometo.



-Eso espero. - agregó serio.

Asistió a clases con normalidad, pero esta vez su padre era quien le dejabaen la puerta y la recogía al terminar, pero no podía concentrarse en nada, inclusocuando le hablaban se le veía perdida, por eso era inútil seguir asistiendo, aunqueno se lo iba a revelar a sus padres.

Pasó después de media noche, que despertó con esas imágenes en su cabeza,revivía escenas que su mente luchaba por ocultar. Se sentía perdida, angustiadacuando sentía ese frio, era peor que morir...

Cuando la encontraron hecha un ovillo en una esquina de su habitación,murmurando cosas ininteligibles, sabían que era inevitable internarla.

Pasó al rededor de una semana sin pronunciar una sola palabra, ni siquieraen presencia de Sam o de sus padres, estaba bajo prescripción médica, y nopresentaba cambios en su actitud.

Un tiempo después despertó en completa calma, el silencio le causaba unaespecie de molestia, pero sabia que no estaba sola.

Se levantó sin problemas, miró alrededor y vio que a lado suyo había otracama vacía. Se había equivocado, estaba completamente sola en aquella habitaciónde hospital.

No sabia ni el día ni la hora que era, se dio cuenta que no estaba en unhospital normal. En las paredes veía cuadros hechos, quizás, por algún niño. Por laventanilla de la puerta vio el pasillo vacío y oscuro, por de bajo de la puertaingresaba un frio que lastimaba a sus pies, tenia encima una bata de color rosa,clásica de los hospitales, le parecía demasiado incómodo llevar sólo eso encima.

Sintió hambre, y descubrió que había perdido demasiado peso, se sentíamuy débil, además le dolía la garganta.

-¿Hola?

Preguntó en voz alta, pero sabia que no iba a ser escuchada. Al menos lohabía intentado, comenzó a caminar en círculos para pasar el tiempo, y rio porquecualquier persona que la viera, no dudaría en afirmar que estaba loca.



Pero no. No lo estaba, ella lo sabía muy bien.

De pronto escuchó las pisadas de alguien en el pasillo.

-¿Hola, me escucha?, ¡Tengo hambre!

Gritó con toda su fuerza, de pronto escuchó aquellos pasos mucho máscerca.

De pronto, asomó la cara a la ventanilla y vio los ojos cansados de alguien,retrocedió asustada.

-¿Hola? He despertado hace poco, ¿Me podrías traer un poco de comida?

-Espere.- le respondió la voz de un hombre somnoliento.

Se alegró, al menos no moriría de hambre en toda la noche.

No tardó más que un par de minutos cuando escuchó la puerta abrirse y vioa un hombre de mediana edad, que entraba sin ninguna bandeja de comida.

-Necesito comida.- insistió.

-¿Claro, y crees que estás en un restaurante?- respondió aquél, mientras

cerraba la puerta por dentro.

-¡Claro que sé donde estoy, sólo que tengo hambre...!

-¡Yo tengo algo para ti, puta!

Se lanzó hacia ella, estaba a punto de clavar la aguja de la jeringa, mientrasque con la otra mano bajaba el cierre del pantalón.

-Haces algo que no debes y te daré el peor de las pesadillas.- amenazó.

De pronto, con rudeza la empujó hacia abajo.

-¡Qué esperas, loca de mierda...!

Uno, dos, tres...



Ella pierde la noción...

Cuatro, cinco, seis...

Ella alza la mirada, sonriéndole con malicia.

-¿Quieres morir gordito?

De pronto es tarde, ella lo expulsa por delate, dejándolo inconsciente y lapuerta quebrada, ella sale por ahí, debe aprovechar el momento, hay ojos que laven, pero no importa, logra respirar aire libre, da unos cuantos pasos, libre al fin,sin embargo no consigue evitar el electro shock, que recibe por la espalda.

Abrió los ojos al rededor del medio día, sintió el brazo adolorido, se quiso

incorporar, y vio a tres personas que nunca en su vida había visto, al otro lado de lahabitación pudo ver a sus padres.

-¿Dónde estoy?- preguntó mareada y confundida.

-¿No sabe dónde esta?- preguntó, un doctor de edad avanzada y canoso.

-Ya lo recordé, ¿Por qué me duele el brazo?

-Sólo usted lo sabe.- dijo, el hombre de color que además era el mayor de los

tres.

-No recuerdo...

-¿Ve esas cámaras?- le señaló con el dedo hacia la esquina del techo.

-Sí.

-Son las cámaras de seguridad, cada habitación tiene una para seguridad delpaciente y del personal.

Magda le seguía esperando a que llegue al punto.

-¿Recuerda al enfermero que fue ayudarle?

-No, no recuerdo nada, como dije.



Los tres doctores se miraron entre si, solo luego de algunos minutos dejaronla habitación.

-Quiero ir a casa, tengo hambre.

-Esperemos que te den el alta. - dijo su madre con una sonrisa.

Luego de algunos minutos entró el doctor Braun con una sonrisa, saludócon la mano, y luego les condujo a su consultorio, Magda se quedó sola a pesarsuyo.

-Me temo que no le podemos dar de alta, anoche el enfermero de turnosufrió un accidente extraño en la habitación de su hija.

-Ella nunca le haría nada...

-La puerta de la habitación está destrozada.

-Pero ella no tiene la fuerza necesaria... - insistió la madre de Magda.

-Lo sabemos, pero el enfermero está en coma, y es nuestro deber no dejarlair, al menos hasta comprobar que no representa ningún peligro.

-¡¿Cómo es posible que se acuse a una jovencita, de romper semejante

puerta, y de dejar en coma a una persona?!, ¡Es ridículo!- dijo el padre de Magda,frustrado.

-Yo estoy de su lado y entiendo su frustración, pero es mi deber ante todoconfirmar que todo en ella está bien, sólo la tendré en observación un par de días yse la podrá llevar, eso si todo sale bien.

-Si no tenemos otra opción...

-Tiene que entender, Magda está en una posición delicada, si el enfermerodespierta y confirma que fue su hija quien lo atacó, podría llevarla ante la justicia...- dijo seriamente y ellos lo comprendieron en silencio.

Por lo que Magda se quedó en contra de su voluntad dos días, aunque sesentía a gusto en parte, a veces sentía la necesidad de salir huyendo, tenia lasensación de haber dejado algo a medias.



Conforme pasaban las horas, esa sensación se volvía mucho mas intensa, yno le ayudaba aquello, ya que por fuera la gente la veía con otros ojos, debíadisimularlo, ocultarlo, actuar de manera normal.

Conforme avanzaba el día se sumó los flashbacks, que la dejaba arrodilladaen el suelo.

Un par de veces se había salvado del ojo crítico de alguna enfermera, perono de las cámaras que lo captaban todo, rogaba que nadie las estuvieracontrolando.

Al menos no se topaba con gente enferma, la mayoría estaba aislada en lashabitaciones, ella podía deambular a gusto, ese día, aún no le habían traído nadaque comer, así que buscó por ella misma el camino hacia la cocina.

En el camino escuchó un grito de dolor, tan fuerte que despertó en ella algo,no sabia qué, pero ahora se encontraba demasiado agitada, debía salir deinmediato, buscó la salida...

Siguió el camino que tomaban las enfermeras para salir de aquella sala y fuedirecto a la puerta.

En el camino las enfermeras que obstaculizaban su paso intentandodetenerla, caían al suelo inconscientes, el guardia obeso y el de mantenimiento, quesaltaba hacia ella, fueron estrellados en las paredes, pero ella ni siquiera eraconsciente de ello, ni siquiera el único guardia que custodiaba la puerta de salidapudo evitar ser derribado.

Minutos después, estaba saliendo del hospital, atrás dejaba un granalboroto, no sabia cómo, pero había logrado salir.

Sólo cuando reaccionó, corrió hacia la cochera, subió en el primer coche queencontró, rompió de inmediato los cables para encenderlo, sorprendida de si

misma, No recordaba que había aprendido aquellas artes.

En la avenida condujo con normalidad, estaba tranquila después de todo,sólo le molestaba la bata que descubría cierta parte de su cuerpo que leabochornaba.

Notó unas gotas de sangre que no le pertenecía, yo no le dio demasiada



importancia. Encendió la radio, porque el silencio la deprimía, escuchó que laestaba buscando, considerada como loca, psicótica y paranoide, pero no leimportaba y aún así, cuando entró en la carretera pisó el acelerador con toda sufuerza, sentía que estaba volando, aunque la campana de alerta del coche le quitaba

un poco el placer.

Se detuvo cerca de un bosquecillo apartado de la ciudad, creyendo haberllegado a los confines de la tierra, dónde ya no existían carreteras, debía caminar apie.

No sabe qué hace en ese lugar, pero sabe que debe estar cerca de larespuesta, mira al rededor, la tierra es árida y sin vida, de pronto comienza a verimágenes en su cabeza, que vuelven a desencadenar el dolor, ve cómo su cuerpo vatornándose diferente, contempla que su propia mano izquierda golpea el suelo, al

lado de lo que cree un pozo, y admira con incredulidad, cómo éste se va llenandode tierra, hasta que de alguna forma, el que fuera pozo se convierte poco a pocoante sus ojos, en un montón de tierra...

Debo estar loca.

Murmura, riendo a carcajadas, hasta que de alguna forma presiente, ypuede sentir una amenaza demasiado cerca...

Regresó al carro, pero a unos cuantos metros, detuvo el paso, sentía quefaltaba algo por hacer, decidió volver al montón de tierra que había dejado atrás.

Observó ahora al pie de lo que fuera un pozo, y por acto reflejo volvió atocar el montón de tierra, al instante sus ojos fueron testigos de cómo comenzóagrietarse, para luego romperse, y convertirse en añicos, como si se tratara deporcelana.

Huyó al carro, aterrada, por lo que no tuvo el tiempo para darse cuenta, queuna patrulla que estaba casualmente por ahí, la vio sospechosa y residió seguirla.

El patrullero no tardó en comprobar que se trataba de la paciente que habíahuido del un centro psiquiátrico, quiere acelerar, pero, por un motivo extraño, susaparatos de comunicación no sirven, si embargo no renuncia y va detrás de ella.

Unas cuantas horas después, le condujo a la otra esquina de la ciudad, a lasafueras, el patrullero que conocía muy bien esos lares, recordaba ese lugar como un



bosque húmedo y lleno de vida, ahora era todo lo contrario.

Pero no le presta demasiado interés, desciende de la patrulla y sigue concautela a la mujer. Camina detrás de ella, sin hacerse notar. Ella se detiene en loque él nunca había visto antes, un pozo grande poco común, ella hace una venia ya continuación no puede creer lo que sus ojos ven, del extraño pozo comienza adesbordar arena, luego ve cómo la mujer con sólo tocarlo, ésta se rompe, hastaconvertirse en polvo.

Incrédulo comienza a cuestionarse si no le estará afectando la falta dedescanso, cuando vuelve a la patrulla se da cuenta que ya no queda combustible, yse queda varado ahí, en medio de la nada, impotente mientras ve cómo la mujer sealeja.

8

Caos.

La ciudad comienza a sufrir inexplicables accidentes vehiculares, no hayelectricidad, comienza a reinar el caos. En el cielo se pueden ver, extrañas nubesnegras que van descendiendo, la gente que es testigo, se alarma, comienza elpánico.

Magda sigue en lo suyo, ahora sabe que no tiene suficiente tiempo, aún lefalta terminar.



Las imágenes en su cabeza le consternan, pero no puede desistir, debeseguir.

Hace poco menos de una hora que ha dejado varado el coche, va caminandopor la zona roja de la ciudad, dónde sólo la gente excluida de la sociedad se atrevea ingresar, de a ratos, siente ese frio extraño que le asusta y la quiere derrotar,lucha, sabe que es algo demasiado importante y que debe ser fuerte.

Se da cuenta que por donde pasa, su presencia causa estragos, la gentecomienza a sangrar, otros se desmayan.

Llega al ultimo pozo, pero hay algo que no la deja avanzar...

Recobra la consciencia, alterada, no sabe si fue un sueño o la realidad, ¿Pero,

que hace ahí?

Aun tiene el impulso incontrolable, la necesidad de ir a ese lugar. Sabe queestá demasiado cerca, la necesidad le gana, mientras va caminando no puede evitarpreguntarse ¿Qué ha pasado, por qué siente eso tan intenso?

Está en medio de casuchas viejas y destartaladas, ingresa a una que enespecial, se ve peligrosa. Ve el pozo y siente la tentación de dejarlo abierto, aunqueno tiene ni la menor idea, presiente que es demasiado peligroso que esté ahí,abierto.

-¿Si dejo que suceda?

Pero algo le dice que debe terminar el trabajo, así que hace el ritual...

Al borde de un colapso termina el trabajo.

Pretende regresar, sólo que cae al suelo...

En su cabeza, aquellas imágenes, de lugares extraños, y sobre todo; leperturbaba la imagen de aquél hombre de negro, aquella mirada extraña, volvía aponer su piel de gallina, pero ahora era diferente...

Ahora esa imagen tatuada en su inconsciente, le miraba inexpresivo,apacible...



Todo el caos que le causaba dejó de pasar, lentamente todo volvía a estar enpaz, en su cabeza esa necesidad de ir en busca de algo, ya no la sentía y cuando vioa la policía cerca, simplemente se entregó.

9

Tu Silencio.

No habló por meses, pero los doctores, el psiquiatra, sus padres, y Sam,podían observar una clara mejora. Tomó todas las pastillas que le habían prescrito,hizo terapia, un año después, estaba lista para volver a la vida normal.

Había comprendido que lo que un día había creído la realidad, fuera sólo unproducto del trauma causado por el accidente.

Despertó tarde, como lo hacia siempre, esta vez esperaba desayunar con sus

padres, pero ellos no estaban.

Se fue en el coche que le habían obsequiado al darle el alta. Condujo a launiversidad a más de cien kilómetros por hora, sintiendo el aire frio en sus mejillasy el pelo alborotado, le hacia feliz la velocidad, estar en el margen de la vida y lamuerte, le hacia sentirse viva. No quería pensar en el vacío que albergaba en suinterior, no, ahora no iba a pensar en eso, dejaría a un lado todo sentimiento malo,aquellas sensaciones que no tenían razón de ser, los haría a un lado de una vez portodas, para dejarlos ir después, porque no eran suyos.

Estaba dispuesta a vivir, pero la mirada de aquél hombre extraño, que teníalos ojos más oscuros que ella había visto jamás, todo lo que él representaba, nopodía reprimirlo, tal vez porque en realidad no lo deseaba, tenia curiosidad desaber quien era, pero había aprendido a no hacerlo evidente para los demás, sobretodo porque no quería volver por nada al loquero.



En la universidad a espaldas la llamaban la loca, por todo el revuelo quehabía causado en un brote psicótico. Nadie le dirigía ni una sola palabra, al menosel docente que la odiaba había pedido su cambio unos meses antes.

Al volver a casa descubrió que sus padres aún no habían vuelto, pero sesintió aliviada, al menos no tenía el deber de sonreír para demostrar lo feliz que sesentía.

Relajada al fin subió a su recámara, contempló las ventanas de par en parabiertas y sintió la briza helada en la cara, cerró los ojos, no pensaba en nada, depronto lo sintió aroma familiar.

Pensaba pedirle a su madre que compre más de ese incienso que le haciasentirse bien, hasta que se quedó dormida.

Abrió los ojos sintiendo que era observada, se alarmó y de un golpe seincorporó, tenía cara a cara a aquél extraño, al que veía en su cabeza.

-Greg...

Murmuró sin darse cuenta, no parpadeó ni siquiera una sola vez, era comolo veía en su cabeza, demasiado alto, demasiado fuerte, sintió que su oscuridad laenvolvía haciéndole parte suya.

Él sonrió y le susurró en el oído...

-Volví por ti

FIN



Bibliografía del autor

-Sin Límites vol 1 2013



-En La Carretera 2014

Visita a W. J. Ralde en la web



http://wjraldeoficial.blogspot.com.ar

http://www.twitter.com/WJRalde

https://www.facebook.com/WJRalde

ralde, w j - greg

Documents