revista argentina de gerontología y geriatríagerontología y geriatría revista argentina de...
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Órgano de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría
Diciembre 2019
Personas mayores usuarias de transporte público urbano. Vulneración de derechos durante la movilidad, estrategias y reclamosElderly users of urban public transport. Violation of rights during mobility, strategies and claims
Envejecimiento productivo: el trabajo después de los sesenta Productive Ageing: Working After Age Sixty
Frecuencia de fragilidad y comorbilidad en adultos mayoresFrequency of frailty and comorbidity in older adults
TOMO XXXIV - AÑO 33 - Nº 2ISSN 2525-1279
CONSEJO EDITORIAL
Editor en Jefe
Moisés SchapiraProfesor de Medicina del adulto Mayor, Instituto Universitario CEMIC.
Profesor de Gerontología USAL. Profesor adjunto Medicina Familiar UBA.Director Asociado Carrera de Especialistas en Geriatría, Universidad Maimónides.
Director de Docencia e Investigación Hirsch
COMITÉ EDITORIAL
Editor Sección Geriatría
Dr. Matías ManzottiProfesor Adjunto en la Maestría en
Gestión de Servicios de Gerontología de la Universidad Isalud.
Médico Coordinador del Área de Geriatría. Servicio de Clínica Médica del Hospital Alemán,
Buenos Aires, Argentina
Editora Sección Gerontología
Dra. Paula PochintestaDoctora en Ciencias Sociales. Licenciada en Psicología de la UBA.
Investigadora Asistente del Programa Envejecimiento, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Docente Departamento de Ciencias Sociales, Univ. Nac. de Luján y docente de Posgrado (FLACSO - UNLu - UNSAM - Maimónides)
Objetivos, alcance y misión
La Revista Argentina de Gerontología y Geriatría (R.A.G.G.) es el Órgano Oficial
de difusión de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría (S.A.G.G.),
dedicada al estudio y actualización de la Especialidad.
La Revista se fundó en el año 1981 y su edición en papel continuó hasta el año
2016, momento en el cual se decidió seguir editándola electrónicamente en la
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de cada año, en idioma castellano y con sus respectivos resúmenes en idioma
inglés y portugués.
Esta publicación está dirigida a geriatras y gerontólogos y su objetivo es conseguir la difusión y actualización
de los conocimientos propios de la Especialidad, buscando un intercambio académico y científico con
profesionales de diversos países; otro de sus propósitos es permitir que el trabajo de los geriatras y
gerontólogos de toda la Región Latinoamericana puedan dar a conocer sus producciones científicas a nivel
internacional.
La Revista permite el acceso libre inmediato a su contenido (Acceso Abierto) con el fin de poner gratuitamente a
disposición de los profesionales información actualizada sobre la geriatría y gerontología nacional e internacional.
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www.icmje.org); en la actualidad es financiada por la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría.
Dra. Cecilia Cabello
Médica Clínica. Especialista en Geriatría. (SAGG). Especialización en Gerontología Comunitaria e Institucional. Médica de Planta del Servicio
de Gerontología de la Unidad Asistencial César Milstein
José Ricardo Jauregui
Doctor en Medicina. Profesor Adjunto Departamento de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional de La Matanza. Director y Fundador de la Unidad de Investigación en Biología del Envejecimiento (UIBE) del Hospital Italiano de San Justo Agustín Rocca. Director de Gestión
Asistencial Nuevo Hogar Ledor Vador, Bs. As., Argentina
Margarita R. Murgieri
Doctora en Medicina. Magíster en Gerontología Social Aplicada (Universidad de Barcelona). Subgerente Operativa, Hogar Martín
Rodríguez, dependiente de la DGSD de la Secretaría de Tercera Edad, Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano de CABA, Bs. As., Argentina
Julio Berreta
Profesor Regular Adjunto De Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Jefe de Terapia Intensiva
del Hospital Dr. Carlos Bonorino Udaondo, Bs. As., Argentina
María Inés PassananteDoctora en Sociología. Asesora del Instituto para el matrimonio y
familia de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) Buenos Aires, Argentina
Dra. Dorina StefaniDoctora de la Univ. de Buenos Aires (área Salud Mental), Fac. de
Medicina. Licenciada en Sociología (UBA). Investigadora Principal del CONICET. Jefa del Laboratorio de Psicología Social y Salud y Directora
del Equipo de Investigación en Psicología Social y Salud, ININCA/CONICET-UBA
Dra. Paula Daniela HermidaLicenciada en Psicología, Fac. de Psicología, UBA. Doctora en
Humanidades Médicas, Fac. de Medicina, UBA. Investigadora Asistente del CONICET - Instituto de Investigaciones Cardiológicas ININCA-UBA-
CONICET. Jefa de Trabajos Prácticos en la Facultad de Psicología, UBA.
Dr. José Luis AmoroneMédico especialista en Urología. Consultor de la Sociedad Argentina de
Urología. Jefe del Servicio de Urología, Hospital Aeronáutico Central.Máster en Gestión Sanitaria, Univ. de Barcelona. Director del Programa de Actualización en Urología Oncológica, Departamento de Graduados,
Facultad de Medicina, UBA.
Edgar Aguilera GaonaMedico Geriatra en Instituto de Previsión Social, IPS, Paraguay
Ricardo AllegriDoctor en Ciencias Médicas y Profesor de Neurología (UBA), Jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsiquiatría y Neuropsicología (Fleni) Buenos Aires, Argentina
Haydeé AndrésPsicogeriatra. Profesora Consulta Adjunta del Dpto. de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UBA, Buenos Aires, Argentina
Antonio A. Burgueño TorijanoMédico especialista en Medicina Preventiva, Hospital General Universitario Gregorio Marañón, España
Luis Manuel Cornejo AlemánProfesor Asociado. Departamento de Salud Pública y Medicina Comunitaria. Tufts University School of Medicine, Boston Massachussetts. Médico especialista, Servicio de Geriatría, Hospital Irma de Lourdes Tzanetatos, Caja de Seguro Social, Panamá.
Carmen Lucía Curcio BorreroDoctora en Gerontología. Grupo de Investigaciones en Gerontología y Geriatría, Facultad de Ciencias para la Salud, Universidad de Caldas, Colombia
Gustavo DuqueDoctor en Medicina, Jefe Departamento de Medicina Interna y Director del Instituto Australiano de Ciencias Músculo-esqueléticas Universidad de Melbourne y Western Health, Australia
Fernando Gómez MontesProfesor Titular Sección de Geriatría Clínica, División de Medicina Interna. Departamento Clínico Quirúrgico. Programa de Medicina. Facultad de Ciencias para la Salud, Universidad de Caldas. Director grupo de Investigación en Gerontología y Geriatría, Grupo A Colciencias. Universidad de Caldas, Colombia
Luis Gutiérrez RobledoDoctor en Ciencias Médicas por la Univ. de Burdeos, Especialista en Geriatría por la Univ.de Grenoble y Director General Instituto Nacional de Geriatría de los Institutos Nacionales de Salud de México, México
Marianela F. de Hekman Médica Geriatra. Centro do Envelhecimento Hosp. Moinhos de Vento, Hospital São Lucas - PUC - RS, Brasil
Rafael KohanoffDirector Técnico INTI - Centro de Salud y Discapacidad, Buenos Aires., Argentina
Roberto LourencoDoctorado, Instituto de Medicina Social, Universidad do Estado do Rio de Janeiro Academia Latinoamericana de Medicina del Adulto Mayor (ALMA), Miembro del Comité Ejecutivo, Brasil
Juan Florencio Macías NuñezProfesor Director de la Cátedra Hipertensión y Riesgo Cardiovascular. Geriatría. Fundación Iberoamericana para la Prevención de las Enfermedades Renales y Cardiovasculares (FIIPERVA) Facultad de Medicina, Univ. de Salamanca, España
Carlos MussoDoctor en Medicina, Prof. de Fisiología Humana de Instituto Universitario del Hospital Italiano de Bs. As., Jefe de las áreas de diálisis peritoneal y fisiología clínica del Servicio de Nefrología del Hospital Italiano de Bs. As., Argentina
Clever R. Nieto FerreiraMédico geriatra. Miembro fiscalizador de la Soc. Uruguaya de Gerontología y Geriatría, Uruguay - Council Member IAGG
M. Julieta OddoneProfesora Titular de Sociología de la Vejez, Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y de la Carrera de Relaciones del Trabajo. Investigadora Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Nación Argentina (CONICET) Buenos Aires, Argentina
Leocadio Rodríguez MañasDoctor por la Universidad Autónoma de Madrid Profesor Titular de Geriatría en la Universidad Europea de Madrid Jefe de Servicio de Geriatría, Hospital Universitario de Getafe, España
Susana RubinsteinLicenciada en Terapia Ocupacional. Directora Nacional de Políticas para Adultos Mayores. Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia. Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Buenos Aires, Argentina
Comité Asesor Científico
Marcelo SchapiraDirector Carrera de Especialista en Geriatría, UBA. Jefe de la Unidad de Evaluación Funcional de Anciano - Sección Geriatría, Hospital Italiano, Bs As, Argentina
Enrique Vega GarcíaMáster en Salud Pública y Envejecimiento. Institución académica: Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. Asesor regional de Envejecimiento y Salud, Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud, Cuba
José Manuel Ribera Casado
Catedrático Emérito de Geriatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Académico de Número de la Real Academia Nacional de Medicina, España
Dra. María Florencia TartagliniDoctora de la UBA, Facultad de Medicina, en el área de Humanidades Médicas. Investigadora Adjunta CONICET. Coordinadora del Programa Acompañando al Cuidador, Fundación Ineba. Instituto de Neurociencias Buenos Aires – INEBA
Dra. Carolina FeldbergLic. en Psicología Facultad de Psicología, UBA. Especialista en Neuropsicología Clínica. Facultad de Psicología, UBA. Doctora en Humanidades Médicas, Facultad de Medicina, UBA. Investigadora CONICET. Docente Facultad de Psicología, UBA
Lic. Paulina CzyzykLic. en Kinesiología y Fisiatría, UBA. Profesora titular Cátedra de Psicomotricidad y Neurodesarrollo, Carrera de Kinesiología, Facultad de Medicina, UBA
Prof. Dr. Néstor Rubén LagoMédico Patólogo Profesor Titular Regular Departamento de Patología
Prof. Dr. Hugo Norberto CatalanoJefe del Servicio Clínica Médica, Htal. Alemán. Centro Afiliado Red Cochrane IberoAmericana. National partner of the MacGRADE Centre. Miembro Grupo GRADE. Prof. Adjunto de Medicina Interna. SubDirector Carrera Médico Especialista Universitario en Evaluación de Tecnologías Sanitarias, Fac. de Medicina, UBA
Acad. Dr. Jorge Alberto NeiraMédico intensivista. Miembro de Número de la Acad. Nac. de Medicina. Fellow American College of Critical Care Medicine. Fellow American Association for the Surgery of Trauma. Consultor Unidad de Cuidados Intensivos, Sanatorio de la Trinidad Palermo. Presidente de la Fundación Trauma. Presidente del Consejo de Certificación de Profesionales Médicos de la Academia Nac. de Medicina
Lic. Mónica GottschalkLicenciada en Fonoaudiología (Univ. del Museo Social Argentino). Doctorado cursado (Universidad del Museo Social Argentino). A cargo del Servicio de Fonoaudiología y Clínica Fonodeglutoria en Centro “Hirsch” Internación - Rehabilitación Adultos y Adultos Mayores. Coordinadora Grupo Estudio y Capacitación “Trastornos Fono-respiratorio-deglutorios en Adultos”
Prof. Dra. María Isolina DaboveInvestigadora del CONICET en la Facultad de Derecho, UBA. Profesora Titular de Derecho de la Vejez en la UBA, UNR y UNC. Directora de la Maestría en Derecho de la Vejez de la UNC. Titular de Derecho de la Vejez en la UBA, UNR y UNC. Directora de la Maestría en Derecho de la Vejez de la UNC
Dra. Diana Olga CristalliDra. en Medicina Especialista Consultor en Neurología. Docente Investigador de la Cátedra de Neurología de la Facultad de Ciencias Médicas U.N.L.P. Profesor Adjunto de la Cátedra de Neurología de la Facultad de Ciencias Médicas U.N.L.P. Miembro del Grupo de Trabajo de Neurología del Comportamiento y Neurociencias Cognitivas de la Sociedad Neurológica Argentina
Dra. Cynthia MariñanskyMédica Geriatra de Planta de la Unidad de Geriatría del Hospital Durand. Directora Ejecutiva de International Longevity Center, Argentina. Directora de la Especialización en Geriatría de la Universidad Maimónides. Docente adscripta a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires
Lic. Victoria TirroPsicogerontóloga. Máster en Neurociencias. Prof. Universitaria Pre y Postgrado. Docente Investigadora. Instituto de Psicología. UCV-Caracas- Venezuela
Dra. Teresa Martínez RodríguezDoctora, Universidad de Oviedo. Licenciada en Psicología, Universidad Complutense de Madrid. Diplomada en Gerontología Social por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Miembro del grupo de investigación Evaluación Psicométrica de la Universidad de Oviedo
Lic. Magalí RisigaLic. en Terapia Ocupacional. Especialista en Psicogerontología. Coordinadora Programas Preventivo Terapeúticos y Asistenciales de Estimulación de la Memoria. Docente de posgrado en Universidad Maimónides y Untref
Dra. Myriam MonczorMédica psiquiatra – Presidenta del Capítulo de Psicogeriatría de APSA – Presidenta de la Fundación de Docencia e Investigación en Psicofarmacología (FUNDOPSI) – Coordinadora del Programa de Adultos Mayores de Proyecto Suma – Miembro del Capítulo de Psicogeriatría de la SAGG
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EDITORIAL Horizontes en Gerontología
Horizons in Gerontology
Horizontes em Gerontologia
Dra. Paula Danel 135
TRABAJO ORIGINAL Personas mayores usuarias de transporte público urbano. Vulneración de derechos durante la movilidad, estrategias y reclamos
Elderly users of urban public transport. Violation of rights during mobility, strategies and claims
Idosos usuários de transporte público urbano. Vulneração de direitos durante a mobilidade, estratégias e reclamações
Mariana Cataldi
Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 33(2):137-143 137
ARTÍCULO ORIGINAL Envejecimiento productivo: el trabajo después de los sesenta Productive Ageing: Working After Age Sixty
Envelhecimento produtivo: o trabalho depois dos sessenta
María Julieta Oddone y Lilia Chernobilsky
Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 33(2):144-153 144
TRABAJO ORIGINAL Frecuencia de fragilidad y comorbilidad en adultos mayores Frequency of frailty and comorbidity in older adults
Frequência de fragilidade e comorbidade em idosos
Karla Berenice Carrazco-Peña, Katia Farías-Moreno, Benjamín Trujillo-Hernández, Iván Delgado-Enciso, Luz Margarita Baltazar-Rodríguez,
Zahira Cecilia Aguilar-Mancilla, Mariana Trujillo-Magallón, Ximena Trujillo-Magallón
Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 33(2):154-160 154
ContenidosTomo XXXIV - Vol. 33 - 2da Edición. Diciembre 2019
Suplemento nutricional completo y equilibrado.
BENEFICIO SIMBIÓTICO1
PREBIÓTICOS + PROBIÓTICOS
Favorecen el crecimiento de una microbiota intestinal saludable,estimulan las defensas.
Facilitan la digestión y la absorción de calcio.
Normalizan el tránsito intestinal.
1. Probióticos y Prebióticos. Guías prácticas de la Organización Mundial de Gastroenterología. Mayo de 2008.
135Diciembre 2019
Es un honor escribir esta editorial, en la que se
presentan tres artículos que configuran grandes
aportes a los debates geriátricos y gerontológi-
cos. El primero de ellos se titula “Personas mayores
usuarias de transporte público urbano. Vulneración
de derechos durante la movilidad, estrategias y recla-
mos” de la Mgter. Mariana Cataldi, en el que propone
inscribir en el registro del maltrato las situaciones que
se desarrollan en el espacio público, puntualizando que
la falta de accesibilidad resulta una acción de discrimi-
nación y de incumplimiento de leyes de transporte. La
autora coloca al estado como productor de ese maltra-
to, concluyendo que el maltrato social a personas ma-
yores se relaciona principalmente con los estereotipos
negativos sobre la vejez, que deriva en situaciones de
discriminación y vulneración de derechos.
En el segundo artículo “Envejecimiento productivo:
el trabajo después de los sesenta” de María Julieta
Oddone y Lilia Chernobilsky, presentan una investiga-
ción cuya objetivo es analizar la situación laboral de las
personas mayores y sus características en el mercado
de trabajo urbano de Argentina. Estudian la posición
de los adultos mayores en relación a la actividad labo-
ral, las ramas donde la desempeñan; la posición en la
ocupación y el nivel de ingresos que obtienen por su
actividad. Ponen en consideración las diferencias por
sexo, leídas con brechas salariales. Realizan una apro-
ximación metodológica cuantitativa para conocer los
rasgos socio-demográficos y socioeconómicos de la
población, vinculadas a la fuerza de trabajo en el que
identifican presencia masiva de personas mayores en
entornos urbanos.
El tercer trabajo, “Frecuencia de fragilidad y comor-
bilidad en adultos mayores” de Karla Berenice
Carrazco-Peña, Katia Farías-Moreno, Benjamín Trujillo-
Hernández, Iván Delgado-Enciso, Luz Margarita
Baltazar-Rodríguez, Zahira Cecilia Aguilar-Mancilla,
Mariana Trujillo-Magallón, Ximena Trujillo-Magallón,
traza como objetivo determinar la frecuencia de fra-
gilidad y su asociación con comorbilidad en el adulto
mayor (AM) con un estudio transversal analítico en
el Hospital General de Zona 1, Instituto Mexicano del
EDITORIAL
Horizontes en GerontologíaHorizons in Gerontology
Horizontes em Gerontologia
Dra. Paula Danel*
* Investigadora Adjunta CONICET. IETSyS - Facultad de Trabajo Social UNLP, Argentina.
136
Editorial
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
Seguro Social, Colima, Colima, México. Los hallazgos
señalan que ser frágil se asoció a mayor grado de
comorbilidad con los factores asociados: género feme-
nino, viudez o soltería, jubilación, bajos IMC, estatura y
nivel educativo; marcha lenta y menor fuerza prensil.
Los autores señalan que los resultados permitieron
conocer las enfermedades que más se asocian a fragi-
lidad e iniciar medidas para corregirlas.
El diálogo entre artículos generó resonancias, permi-
tió relaciones novedosas, las que podríamos presen-
tar como de dos tipos. Una vinculada a la dimensión
metodológica y las múltiples posibilidades que la in-
vestigación científica nos ofrece para dar cuenta de
las particularidades que el envejecimiento poblacional
produce en nuestras sociedades. La otra asociada a
cuestiones de orden teórico, que nos invita a pensar
en dimensiones de análisis que no han sido tan explo-
radas en las investigaciones del campo que nos ocupa,
entre las que destacamos:
• Pensar el modo en que se construye el espacio públi-
co, y desde allí leerlo. Surge la inquietud sobre cómo
el espacio público debiera permitir diálogos, encuen-
tros, intergeneracionales que fortalezcan el ejercicio
de ciudadanía de todos los involucrados y un uso y
apropiación de dicho espacio de lo común.
• Discutir la idea de actividad para pensar en los ma-
yores, asumiendo que nuestras sociedades enve-
jecidas están disputando constantemente desde la
agencialidad de las personas mayores los modos
cristalizados de producir vejez.
• Promover la discusión sobre los modos de enfermar
y de morir de cada sociedad, a fin de generar con-
diciones de posibilidad para ampliar las estrategias
de prevención en salud, de accesibilidad a los trata-
mientos necesarios.
La Revista de la Sociedad Argentina de Geriatría y
Gerontología constituye un aporte invalorable para el
campo geriátrico y gerontológico, y ha sido pionera en
la producción científica del campo.
Nuestros aportes buscan producir nuevos horizontes
societales que generen sociedades para todas las eda-
des, todos los géneros y todas las clases sociales.
137Diciembre 2019
Personas mayores usuarias de transporte público urbano. Vulneración de derechos durante la movilidad, estrategias y reclamosAutora: Mariana Cataldi*
*Magíster en Investigación Social, UBA, Facultad de Ciencias SocialesCorreo electrónico: [email protected]
RESUMEN
En los estudios sobre violencia y maltrato hacia personas mayores, se han identificado diversas aristas en que se manifiesta esta problemática compleja, la que emerge en distintos escenarios.
El transporte es uno de los escenarios públicos posibles donde pueden acontecer situaciones de maltrato y vulneración de derechos ciudadanos.
El trabajo analiza la movilidad de personas mayores en la Ciudad de Buenos Aires en relación con los derechos y su vulneración, con perspectiva de género. A partir de la realización de entrevistas a personas adultas mayores, desarrolla sus percepciones sobre el trato y las estrategias implementadas por los propios sujetos en procura de afrontar y revertir este tipo de situaciones.
Palabras clave: Personas mayores. Transporte. Movilidad. Derechos. Reclamos.
TRABAJO ORIGINAL
Conflictos de interés: La autora declara no presentar conflictos de interés.
Recibido el 6 de abril de 2019; aceptado el 3 de Julio de 2019.
Elderly users of urban public transport. Violation of rights during mobility, strategies and claims
ABSTRACT
In the studies on violence and mistreatment towards the elderly, various aspects have been identified in which this complex problem manifests itself, which emerges in different scenarios.
Transportation is one of the possible public scenarios where situations of mistreatment and violation of citizen rights may occur.
The paper analyzes the mobility of older people in the City of Buenos Aires in relation to rights and their violation, with a gender perspective. Based on interviews with older adults, he develops his perceptions about the treatment and the strategies implemented by the subjects themselves in order to face and revert this type of situation.
Keywords: Older people. Transport. Mobility. Rights. Claims
Idosos usuários de transporte público urbano. Vulneração de direitos durante a mobilidade, estratégias e reclamações
RESUMO
Nos estudos sobre violência e maltrato contra os idosos, foram identificadas diversas linhas nas quais se manifesta esta complexa problemática, que emerge em diferentes cenários.
O transporte é um dos cenários públicos possíveis nos quais podem acontecer situações de maltrato e vulneração de direitos dos cidadãos.
O trabalho analisa a mobilidade de idosos na cidade de Buenos Aires em relação aos direitos e sua vulneração, com perspectiva de gênero. A partir da realização de entrevistas com pessoas idosas, desenvolve suas percepções sobre o tratamento e as estratégias implementadas pelos próprios sujeitos em busca de enfrentar e reverter este tipo de situação.
Palavras-chave: Pessoas idosas. Transporte. Mobilidade. Direitos. Reclamações.
GERO
NTOL
OGÍA
Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 33(2):137-143
138
Mariana Cataldi
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
IntroducciónEl maltrato o abuso ejercido en el espacio público,
particularmente en el transporte, ha sido definido
como maltrato social.123
En Argentina, se realizó un estudio mediante encues-
tas a personas mayores de 60 años, el 3,3% afirma
haber recibido algún tipo de agresión en el transporte
público en los últimos meses.4
Desde la arquitectura, se hallaron producciones
que articulan su especificidad con los hechos de dis-
criminación, maltrato y riesgos evitables, adoptando
una mirada social. La falta de accesibilidad en espa-
cios públicos y privados, incluyendo el transporte, es
entendida como acción de discriminación y el incum-
plimiento de las leyes del transporte se considera una
forma de maltrato proveniente del Estado.5 Las barre-
ras arquitectónicas, urbanísticas, en el transporte y la
comunicación, son cuestionadas por constituir factores
de riesgo extrínsecos, que es posible evitar: “Las ciuda-
des que no han eliminado las barreras mencionadas,
son solamente organizaciones espaciales diseñadas
casi exclusivamente para la producción y para el trán-
sito automotor de alta velocidad, para individuos jóve-
nes que trabajan en ellas, vivan o no en las mismas”6.
Agrega que en Argentina la mayor parte de las perso-
nas mayores son ciudadanas incompletas, excluidas
de la sociedad que ellas mismas construyeron, cuyo
derecho a la ciudadanía se encuentra vulnerado.
Una encuesta realizada a usuarios de transporte
público publicada en 2017, señala los comportamien-
tos “antisociales” más frecuentes mencionados por
los propios pasajeros: no ceder el asiento y no res-
petar a pasajeros con capacidades especiales son las
acciones mencionadas como más graves7. En un estu-
dio sobre los procesos de envejecimiento y urbaniza-
ción se hace referencia a las barreras en las ciudades
pensadas para una población joven y sana. También
hacen referencia a los problemas que acontecen en el
transporte público a partir de la actitud de los demás
actores con quienes las personas mayores interac-
túan durante los viajes: “En los autobuses los mayo-
res encuentran problemas de estabilidad dentro de
ellos cuando están en marcha y, sobre todo, bajarse
de ellos implica mucho más tiempo que para la gente
joven, no existiendo siempre la debida paciencia de
los conductores e incluso del resto de los pasajeros”8.
Por otra parte, los problemas derivados de la falta
de comodidad en horas pico y las pocas posibilida-
des de viajar sentado afectan preferentemente a los
ancianos9.
Por lo expuesto hasta aquí, resulta relevante anali-
zar las prácticas de movilidad de las personas mayo-
res, conocer sus experiencias durante los viajes y sus
opiniones al respecto.
Este artículo, avance de Tesis doctoral del Doctorado
en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires,
estudia las prácticas de movilidad de las personas
adultas mayores y la manera en que éstas determinan
el acceso a los servicios de salud.
Parte de considerar a la movilidad como concepto
mucho más amplio que el de transporte, incluyendo
los modos motorizados y no motorizados, públicos y
privados, individuales y colectivos. Entiende a la movi-
lidad como un derecho que permite el acceso a otros.
El trabajo se elabora a partir de una de las consignas
incluidas en el protocolo o guía de pautas, en la que se
invitaba a las personas mayores entrevistadas a relatar
“anécdotas de viajes”.
Si bien la Tesis no se propone entre sus objetivos
analizar las formas de trato en el transporte, el hallazgo
se produce de manera espontánea, como se ha men-
cionado, a partir de la incorporación de una pregunta
abierta y de los relatos libres de fuentes primarias.
Material y MétodosSe trabajó con una muestra intencional, no probabi-
lística y no representativa, conformada por 40 casos,
20 en una Institución Pública y 20 en un servicio de
Obra Social; hombres, mujeres, cisgénero y/o transgé-
nero. La muestra se basó en los sujetos disponibles,
quienes asisten a los Centros en un día determinado.
Teniendo en cuenta la feminización del enveje-
cimiento, se tomaron más mujeres que varones.
Respecto de los criterios de selección de la muestra,
se incluyeron personas de 60 años y más, que asis-
ten a los Centros sanitarios seleccionados y que se
encontraban en condiciones de expresar su consenti-
miento para responder las preguntas de la entrevista.
Se excluyeron las personas que no se encontraban en
condiciones psíquicas y/o cognitivas de responder y
139Diciembre 2019
Personas mayores usuarias de transporte público urbano
quienes no presentaron interés o voluntad de partici-
par en el estudio.
El trabajo de campo se realizó en los meses de julio
y agosto de 2018. La mayoría se ubican en la franja
etárea de 60 a 79 años de edad, la persona de menor
edad tiene 60 años y la mayor 92 años. Más de la
mitad cuenta con la Obra Social de PAMI, las restan-
tes no tienen ningún tipo de cobertura. Casi la totali-
dad de las personas son autoválidas, lúcidas, y con-
curren solas. Sólo 3 asistieron en silla de ruedas, con
acompañante.
ResultadosConocer las vivencias durante los desplazamientos
resulta relevante, dado que dichas experiencias pue-
den incentivar determinadas prácticas de viaje y des-
estimar otras. Estos hechos configuran determinadas
valoraciones, representaciones, emociones y pueden
derivar en la modificación de los hábitos de uso.
Las anécdotas de viajes relatadas por las perso-
nas mayores presentan prioritariamente hechos y
recuerdos negativos durante los traslados. De manera
espontánea, aportan información sobre diversos acon-
tecimientos que permiten inferir la presencia de mal-
trato social en el transporte público.
En las mujeres, algunos de los sucesos referidos se
relacionan con hechos de inseguridad (robos), dificul-
tad en el acceso y trato inadecuado, tanto de choferes
como de otras personas usuarias. Los derechos vulne-
rados se identifican tanto a partir de las experiencias
personales como de la observación de situaciones en
las que no se respetaron los derechos de los otros.
Respecto de observaciones vinculadas a la falta de
respeto y consideración, como la inexistencia de ayuda
y la no cesión del asiento, las mujeres las señalan más
frecuentemente.
Los hombres mencionan situaciones de trato inade-
cuado de choferes hacia otras personas mayores pero
no refieren haber atravesado ellos mismos alguna
experiencia de este tipo.
Las mujeres son más activas al momento de relatar
experiencias, lo hacen aportando detalles y en varios
casos expresando indignación.
En algunos discursos, se observa una desidentifica-
ción con el grupo etáreo al que pertenecen: el viejo
es el otro, el que no puede subir, el que no le dan el
asiento, el vulnerable.
Otra cuestión relevante es la descripción de diver-
sos hechos significativos acontecidos principalmente
en el transporte colectivo, pero también señalan
algunas situaciones vivenciadas u observadas en el
subte y taxi. De 40 casos estudiados, se registran
21 referencias a situaciones de maltrato social y/o
estructural, observadas y protagonizadas por hom-
bres y mujeres.
Estas referencias fueron agrupadas en las siguien-
tes categorías: Hechos delictivos, Inaccesibilidad, Trato
inadecuado de choferes y de otros pasajeros, conduc-
ción inadecuada. (Tabla 1) En el caso de evocaciones
positivas o gratificantes durante el traslado en colec-
tivo, sólo se registra un caso, cuando una de las entre-
vistadas señala:
“el chofer me convidó chipá” (Luisa, 71 años)
Las situaciones descriptas, por lo observado recu-
rrentes, si bien no se identifican como obstaculiza-
dores del acceso a los servicios de salud, exponen a
las personas mayores a vivenciar situaciones de trato
inadecuado durante los traslados. Quienes no cuen-
tan con recursos económicos para acudir a modos
más protegidos de movilidad, inevitablemente se ven
expuestos a atravesar u observar situaciones de este
tipo en el transporte público. El derecho a recibir un
trato respetuoso, comprensivo y cuidado, a viajar en
condiciones de seguridad, es reconocido por la mayo-
ría de las personas consultadas quienes señalan su rei-
terada vulneración.
Respecto de las diferencias por género, se observa
que las mujeres mayores reconocen haber sido víc-
timas de malos tratos o haber visualizado situa-
ciones de este tipo. Por su parte, los hombres, en
todos los casos relatan hechos que les sucedieron
a otras personas, en la que ellos fueron meramente
observadores.
El escenario descripto refleja situaciones correspon-
dientes a vivencias de las personas mayores, pero no
podemos afirmar que represente exclusivamente a
este grupo etáreo. Según encuestas nacionales, el 68%
de los argentinos “…piensan que no son suficiente-
mente cuidadosos en el trato con los demás.”10
140
Mariana Cataldi
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
Tabla 1. Clasificaciones de situaciones de maltrato social y/o estructural, observadas y protagonizadas por hombres y mujeres
Tipo Referencias
Hechos delictivos
“Vi que a una persona le robaron el celular”. (Angel, 85 años)“El taxi no me gusta, tratan de cobrarte de más. Te ven viejo y quieren cobrarte más”. (Nuncia, 74 años)“Cobran de más”. (Blas, 72 años) Se refiere al taxi.
Inaccesibilidad “Los colectivos tienen escalera muy alta para subir”. (Víctor, 91 años)“La vez pasada me quedé arrodillada en el colectivo, era muy alto para subir. Me ayudaron”. (Thelma, 82 años)“En el subte no funciona la escalera mecánica”. (Iris, 77 años)“Siempre están rotos los ascensores”. (Rita, 62 años) Se refiere al subte.
Trato inadecuado de choferes “Hay colectiveros que a la gente grande la tratan mal. No pueden subir al colectivo y los apuran”. (Juan, 63 años).“A veces no te dejan bajar por adelante”. (Iris, 77 años)“Una vez un chofer se quejaba porque un inválido trataba de subir”. (Julián, 71 años)“Te miran mal por el pase”. (Marta, 68 años) Se refiere al pase gratuito para personas con discapacidad.“Para los choferes más grandes, sos un viejo que molesta. Los jóvenes son amorosos”. (Dora, 79 años)“Los choferes te dejan en medio de la calle”. (Nuncia, 74 años)“Hay choferes que son de terror”. (Silvia, 74 años)“No me dejó bajar por adelante”. (Rita, 62 años)“No me dejaron usar el pase”. (Mabel, 72 años) Se refiere al pase de discapacidad.
Trato inadecuado de otros pasajeros “No les dan el asiento”. (Juan, 63 años)“Hoy venía, subieron dos viejitas y nadie se levantó”. (Gladys, 64 años)“No ayudan a subir, la gente ni el asiento te da”. (Nuncia, 74 años)“No me dan el asiento”. (Rita, 62 años)“Infinidad de veces vi que no dan el asiento”. (Héctor, 61 años)“Hay gente desubicada que no le da el asiento a la gente mayor”. (Irina, 65 años)
Conducción inadecuada “Hubo personas que se cayeron porque paró de golpe”. (Angel, 85 años)“A veces están bajando y arranca”. (Iris, 77 años)“No acercan al cordón”. (María Ana, 73 años)“No paran”. (Alba, 73 años)“No acercan el colectivo al cordón”. (Dora, 79 años)“Una vez frenó en seco y volamos todos adelante. Perdí el sentido unos minutos. Todavía me duele el golpe”. (Laura, 79 años)“Al bajar me apretó con la puerta. Arrancó antes de que bajemos”. (Ramona, 75 años)
Las estrategias de reclamoEn la CABA existen distintos recursos institucionales
donde efectuar reclamos por deficiencias en los servi-
cios de transporte: la Comisión Nacional de Regulación
del Transporte- CNRT, la Defensoría del Pueblo y varias
organizaciones no gubernamentales de defensa de
derechos de consumidores o usuarios. En el caso de
los traslados programados, la gestión puede realizarse
telefónicamente mediante la línea telefónica gratuita
de la Obra Social. Cuando un problema similar afecta
a varias personas, puede suceder que se agrupen ali-
neados para el logro de un objetivo común, lo que se
denomina acción colectiva. La disconformidad frente a
hechos considerados injustos puede generar acciones
individuales o colectivas que procuren su modificación,
o ninguna de las dos.
El nivel de reclamos individuales realizados por las
personas entrevistadas por deficiencias en los servi-
cios de transporte es muy bajo, la mayoría no realizó
ningún tipo de gestión, aun habiendo mencionado dis-
tintas situaciones de servicio deficiente, vulneración de
derechos o malos tratos. Cuando lo hacen, las mujeres
adoptan una actitud más proactiva y directa al res-
pecto y los hombres recurren más a las instituciones.
141Diciembre 2019
Personas mayores usuarias de transporte público urbano
Sólo seis de ellas afirman haber efectuado un
reclamo, que generalmente concretan de manera
directa: al chofer, al inspector, llamando a la terminal
de la línea de colectivos.
“Le digo al chofer: ¿qué pasó? ¡Hace dos horas que espe-
ramos! Y me explicó” (Luisa, 71 años)
Varias de las que no lo hicieron replantean la deci-
sión adoptada:
“Muchas veces me dan ganas” (Marta, 68 años)
“Tendría que hacerlo, los choferes te dejan en medio de
la calle” (Nuncia, 74 años),
“Es la ley del menor esfuerzo de callarse la boca” (Rita,
62 años),
“Tendría que haberlo hecho” (Hugo, 75 años)
“Tendría que haberlo hecho. Al bajar me apretó con la
puerta, Arrancó antes de que bajemos” (Ramona, 75 años)
Algún comentario permite inferir la falta de con-
fianza en las instituciones y la baja expectativa sobre
las posibilidades de solución o mejoras:
“No te dan bolilla” (María Ana, 73 años)
En el caso de los hombres, los reclamos se formali-
zan en una Organización. Un adulto mayor, dice haber
concurrido a la Defensoría del Pueblo a realizar una
propuesta para facilitar la movilidad de las personas
mayores: compartir los gastos en vehículos particula-
res. Otro hombre relata haber concurrido a una reu-
nión en la comuna de su barrio para tratar el tema de
la inaccesibilidad al transporte público por excesivas
demoras en el servicio.
Como puede observarse, las mujeres intervienen
mayormente de manera directa para intentar resolver
los inconvenientes, los hombres adoptan estrategias
más formales o directamente no reclaman.
Quienes no lo efectuaron habiendo atravesado pro-
blemas o diversas dificultades, en algunos casos fun-
damentan su respuesta: por desconocer los procedi-
mientos a tal fin;
“No sé a quién dirijirme, sino lo haría” (María, 74 años)
“No tengo ganas de pelear” (Rita, 62 años)
Otras personas dicen no han reclamado por no
haber atravesado inconvenientes en sus viajes.
El cambiar la forma de movilidad aparece como
estrategia concreta para lograr la finalidad del viaje:
si los colectivos demoran, tomar remis para llegar a
horario. En otro caso, ante la pérdida de un turno por-
que el traslado de la Obra Social no se presentó en el
domicilio, optaron por desestimar este servicio y resol-
ver el traslado de manera privada, en remis.
Respecto de la línea telefónica propia de la Obra
Social, ofrece varias opciones. Se puede utilizar para
realizar consultas y también para efectuar reclamos.
Este servicio se implementa a mediados de los 80’ con
el fin de unificar las quejas y reclamos de las perso-
nas afiliadas de todo el país. La efectiva solución a los
problemas que se plantean contribuiría a mejorar los
servicios y fortalecer la confianza en las instituciones:
“El ejemplo de PAMI Escucha y Responde permite ver
que es necesario algo más que la creación de departa-
mentos en los papeles. Este sería de un valor incalcu-
lable si se le dieran importancia a todos los reclamos
y denuncias que hacen los beneficiarios y se buscaran
soluciones a los problemas que plantean, no basta con
escucharlos y dejarlos conformes diciéndoles que su
denuncia quedó asentada, es de suma importancia un
seguimiento que permita mejorar la calidad de los ser-
vicios que presta la institución”11.
La desconfianza y falta de credibilidad en las
Instituciones ha sido analizada por varios autores121314.
En un estudio sobre usuarios de ferrocarril, se hace
referencia a la baja cultura del reclamo: “…si bien los
canales existen, la baja efectividad atribuída social-
mente y principalmente su falta de uso, construyen
una situación de vacío institucional frente a las defi-
ciencias del servicio” 15. Los principales motivos de viaje
en este transporte son laborales, con una edad media
en los usuarios de 37 años, más hombres que mujeres.
La situación que se presenta con las personas mayo-
res respecto de los reclamos es similar, de esta forma
la baja cultura del reclamo no se relacionaría directa-
mente con una variable etárea. Otro trabajo analiza la
baja participación de los habitantes en la CABA sobre
las decisiones relativas a esta ciudad. Sostienen una
postura crítica sobre las decisiones que se toman y
frente a proyectos de modificaciones concretas: “…
existe desconfianza y prejuicio, muchas veces justifica-
dos debido a la gran cantidad de experiencias previas
vinculadas a actos de corrupción, especulación, despil-
farro, pérdida de espacios públicos y exclusión de la
población”16. Este problema es señalado como una de
las dificultades más graves de Argentina por el escaso
142
Mariana Cataldi
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
apego a las leyes que genera conductas anómicas17. En
la CABA, encuestas recientes indican que sus habitan-
tes son menos exigentes con la legalidad, a la vez que
la mayoría considera a los argentinos como desobe-
dientes y transgresores y califica como mala, regular
o muy mala la respuesta del Poder Judicial. Quienes
consideran que no vale la pena acudir a la justicia fun-
damentan su respuesta por las siguientes causas prin-
cipales: no hacen nada, no hay solución, los procesos
son muy lentos18.
Respecto de las personas mayores, en la Encuesta de
la Deuda Social Argentina se analiza la cultura demo-
crática, la confianza en las Instituciones y la vida ciuda-
dana19. El 97,4% de las personas de 60 años y más con-
sultadas residentes en la CABA declaran confiar poco
o nada en el Poder Judicial, lo que de alguna manera
fundamenta los bajos niveles de reclamo.
En Latinoamérica, la organización colectiva orien-
tada a las mejoras en los servicios de transportes es
débil o nula, reducida a reclamos aislados generados
por accidentes puntuales que no derivan en transfor-
maciones definitivas20. Uno de los motivos de la poca
existencia de movimientos sociales del transporte, es
el desempeño de varios roles de manera alternada;
peatón, conductor, acompañante. En el caso de recla-
mos por accidentes fatales individuales, no perduran
en el tiempo.
En Buenos Aires, los reclamos aparecen bajo la
forma de estallidos que expresan disconformidad y
dinamizan cambios, especialmente en el modo ferro-
viario21. En el año 2012, se produce una tragedia con
el impacto de una de las formaciones en el momento
del arribo a la Estación de Once, de lo que resultan 51
personas fallecidas y más de 700 con secuelas tem-
porales y permanentes. Entre las víctimas fatales, se
encuentran varias personas mayores. Una de ellas, de
69 años de edad, se trasladaba desde el conurbano
hacia la CABA para la atención de su salud. Este hecho
da lugar a la conformación de un movimiento denomi-
nado “Familiares y Amigos de Víctimas y Heridos de la
Tragedia de Once”. Sobre la relevancia de esta agru-
pación, señala Hernandez: “Por primera vez un movi-
miento social interpelaba directamente las condicio-
nes de viaje” (2017). Mediante distintas estrategias de
acción colectiva, se instala públicamente y cuestiona la
corrupción de los funcionarios responsables y sus con-
secuencias. Este movimiento logra impulsar la investi-
gación por maniobras fraudulentas y desde entonces
se promueven cambios en el servicio: reparación de
vías, incorporación de nuevas formaciones, remodela-
ción de estaciones, obras de señalización22.
DiscusiónLa realización de las entrevistas personales en los
centros sanitarios presenta ventajas y desventajas.
Como ventajas, podemos señalar el alto grado de
espontaneidad en las respuestas, la posibilidad de
repreguntar y de solicitar clarificación o ampliación de
la información. Entre las desventajas, podemos seña-
lar la validez en las respuestas, posiblemente condicio-
nadas por el espacio físico en el que se realizan y su rol
como personas usuarias.
Por otra parte, dado que en este estudio se consulta
a personas usuarias el día en que asisten al servicio,
se presenta otro problema de validez: Si sólo consulta-
mos a personas usuarias tendremos una visión parcial
sobre la movilidad, es decir, serán las prácticas de las
personas mayores más móviles, con mayor autonomía
para trasladarse, quienes logran llegar. El problema
del análisis de la demanda efectiva es que no refleja “la
demanda latente de grupos especiales”23. Se trata de
las personas mayores que no viajan porque las condi-
ciones inequitativas del transporte no lo permiten o lo
dificultan. Son potenciales usuarias que, de producirse
modificaciones, se movilizarían.
Finalmente, cabe mencionar como limitación, que
la muestra estuvo conformada por personas mayor-
mente autoválidas, que se movilizan de manera inde-
pendiente, sin acompañante por lo cual en futuros
estudios sería conveniente incorporar las opiniones
y percepciones sobre las experiencias de viaje de las
personas mayores dependientes, las menos móviles.
ConclusionesEl maltrato social a personas mayores se relaciona
principalmente con los estereotipos negativos sobre
la vejez, que deriva en situaciones de discriminación y
vulneración de derechos. Se presenta cuando las per-
sonas involucradas no tienen relaciones previas24. Es
uno de los tipos de maltrato que se produce en el espa-
143Diciembre 2019
Personas mayores usuarias de transporte público urbano
cio público y también se denomina maltrato estructu-
ral. Dentro de esta categoría, se incluyen actitudes de
desprecio, falta de respeto y discriminación por edad25.
Simultáneamente, podemos identificar la existencia de
maltrato psicológico o emocional de parte de chofe-
res, cuando mediante acciones verbales o no verbales
generan daño a la persona.
A partir de los distintos hechos, relatados de manera
espontánea en el transcurso de las entrevistas, se iden-
tifican los siguientes tipos: hechos delictivos donde se
incluye el maltrato financiero o económico, inaccesi-
bilidad, conducción inadecuada, trato inadecuado de
choferes y personas usuarias.
La falta de credibilidad en las Instituciones debilita
o inactiva las acciones y las personas se ubican en un
lugar de indefensión frente a la vulneración de sus
derechos. Las estrategias de reclamos son predomi-
nantemente individuales, aisladas, lo que podemos
relacionar con la baja adhesión al rol de usuario y
escasa consolidación del grupo que invalida la acción
colectiva organizada en defensa de sus derechos.
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14. Hernández. Ob. Cit.
15. Pérez. Ob. Cit.
16. Leveratto. Ob. Cit.
17. Hernandez. Ob. Cit.
18. Hernández. Ob. Cit.
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20. Vasconcellos. Ob. Cit.
21. Pérez. Ob. Cit.
22. Hernández. Ob. Cit.
23. Vasconcellos. Ob. Cit.
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144 Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
Envejecimiento productivo: el trabajo después de los sesentaMaría Julieta Oddone1 y Lilia Chernobilsky 2
1 FLACSO-CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas/Universidad de Buenos Aires (Argentina) 2 CEIL (Centro de Estudios e Investigaciones Laborales)Correo electrónico: [email protected] - [email protected]
Conflictos de interés: Las autoras declaran no presentar conflictos de interés
Recibido el 29 de abril de 2019; aceptado el 15 de julio de 2019.
ARTÍCULO ORIGINAL
RESUMEN
Los estudios sobre el envejecimiento dan importancia a las condiciones económicas como determinantes para la vida en general y, como sostenibilidad en el modo de vida. El eenvejecimiento productivo es la capacidad de un individuo o una población para servir en la fuerza de trabajo remunerada, en actividades de voluntariado, ayudar en la familia y mantenerse independiente. Esta definición se entrecruza con el concepto de envejecimiento activo y saludable que focaliza en la participación laboral y la optimi-zación de oportunidades para el logro del envejecimiento con óptima calidad de vida.
El objetivo de este artículo fue analizar la situación laboral de las personas mayores y sus características en el mercado de trabajo urbano de Argentina. Se diseñó una aproximación metodológica cuantitativa y se utilizó el segundo relevamiento de la EPH 2013 que incluyó 17.379 hogares, focalizando en personas según sexo, grupos de edad, nivel educativo, tramos de ingresos, etc. para el país y 6 regiones estadísticas.
Se observó que, cuanto más envejecida es la población, más inactiva es su población mayor y, cuanto menor es el monto de la jubilación, más alta es la participación en el mercado de trabajo. Los hombres permanecen activos más que las mujeres.
Dado el envejecimiento de la población y el incremento de la expectativa de vida con buena salud, es imprescindible considerar la estructura del mercado de trabajo como una opción para la integración de trabajadores adultos mayores dentro del paradigma del envejecimiento productivo y activo.
Palabras clave: Trabadores mayores - Envejecimiento Productivo - Argentina
Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 33(2):144-153
Productive Ageing: Working After Age Sixty
ABSTRACT
Studies on ageing highlight economic conditions as being decisive for life in general, and for a sustainable way of life. Productive ageing is the capacity of an individual or a population to serve in the paid workforce; to serve in volunteer activities; to assist in the family; and to maintain independence. This definition is intertwined with the concept of active and healthy ageing, which is focused on labour force participation and the optimization of opportunities for achieving ageing with an optimal quality of life.
The objective of this paper was to analyze the employment status of elderly people and its characteristics in Argentina’s urban labour market. We have selected a quantitative methodological approach for the study design, and used the second survey of the Household Survey 2013 (Encuesta Permanente de Hogares, EPH), which included 17,379 households, focusing on people’s gender, age groups, educational attainment, income ranges, etc. for the entire country and six statistical regions.
We have found that the more aged a population is, the more inactive its older population is; and the lower the pension amount is, the higher the participation in the labour market is. Men stay active more than women.
Given population ageing and the increase in healthy life expectancy, it is fundamental to take into consideration the structure of labour market as an option for the integration of elderly workers within the paradigm of productive and active ageing.
Keywords: Elderly workers - Productive aging - Argentina
GERO
NTOL
OGÍA
145
Envejecimiento productivo: el trabajo después de los sesenta
Diciembre 2019
IntroducciónEn el presente trabajo nos referiremos al envejeci-
miento como un proceso permanente en el curso de
la vida. Con frecuencia se asocia a esta etapa con en-
fermedad y discapacidad, sin embargo, se ha compro-
bado que ambas pueden posponerse y comprimirse
si el individuo adopta un estilo de vida saludable y se
compromete activamente con la vida.
Por otra parte, el envejecimiento sin precedentes
-tanto de las estructuras poblacionales como del ser
humano- ha dado lugar a focalizar sobre investigacio-
nes que ayuden a dar respuesta a los retos que este
hecho representa. La política imperante para ello, se-
gún Walker1 se denomina “envejecimiento activo” cuyo
objetivo es promover la participación social, la seguri-
dad y la salud de las personas con el fin de reforzar la
calidad de vida de la población.
El concepto de envejecimiento activo ha sido utili-
zado como fundamento de la investigación sobre la
población de edad, pero también ha servido como
un instrumento al servicio de las organizaciones es-
pecíficas, como guía en la planificación de políticas
públicas y como base en la implementación de pro-
gramas. Así, el concepto ha trascendido los aspectos
orientados a la salud para enfocarse en las políticas
sobre envejecimiento, fundamentalmente, en lo que
atañe a los factores que contribuyen al bienestar de
las personas en el curso de la vida2 3. La consolidación
de este enfoque se fortaleció por la declaración públi-
ca del año del Envejecimiento Activo y la Solidaridad
Intergeneracional en 2012.
Aunque son múltiples y diversos los conceptos sobre
“envejecimiento activo” que se encuentran en la litera-
tura científica, la tendencia más reciente lo considera
como una estrategia que potencia la participación con-
tinua en asuntos sociales, económicos o culturales y el
bienestar social del individuo. Superando el dominio
económico, el concepto se construyó como sinónimo
de actividad, abierto a la participación social y política
más amplia4. Quizá la definición de envejecimiento ac-
tivo como “…una estrategia integral para maximizar la
participación y el bienestar a medida que la población
envejece” debería operar al mismo tiempo en el nivel
individual (estilo de vida), organizativo (gestión) y social
(políticas) en todas las etapas del curso de vida”5.
El enfoque de ‘calidad de vida’ –concepto afín al de
envejecimiento activo– no se reduce al mero hecho de
sobrevivir, implica la transformación de la persona y su
Envelhecimento produtivo: o trabalho depois dos sessenta
RESUMO
Os estudos sobre o envelhecimento ressaltam as condições econômicas como determinantes para a vida em geral e como susten-tabilidade no modo de vida. O envelhecimento produtivo é a capacidade de um indivíduo ou de uma população para servir como força de trabalho remunerada, em atividades de voluntariado, ajudar a família e manter-se independente. Essa definição se cruza com o conceito de envelhecimento ativo e saudável, que se focaliza na participação laboral e na otimização de oportunidades para conquistar um envelhecimento com ótima qualidade de vida.
O objetivo deste artigo foi analisar a situação laboral dos idosos e suas características no mercado de trabalho urbano da Ar-gentina. Foi elaborada uma aproximação metodológica quantitativa e se utilizou o segundo estudo da EPH [encuesta permanente de hogares] 2013 que incluiu 17.379 lares, priorizando as pessoas segundo o sexo, grupos de idade, nível educativo, faixa salarial e outros, no país e em seis regiões estatísticas.
Observou-se que, quanto mais envelhecida é a população, mais inativa é sua população de idosos e, quanto menor é o salário de aposentadoria, mais alta é a participação no mercado de trabalho. Os homens permanecem mais ativos que as mulheres.
Dado o envelhecimento da população e o incremento da expectativa de vida com boa saúde, é imprescindível considerar a estrutura do mercado de trabalho como uma opção para a integração de trabalhadores idosos dentro do paradigma do envelhe-cimento produtivo e ativo.
Palavras-chave: Trabalhadores idosos, envelhecimento produtivo, Argentina.
146
M. J. Oddone y L. Chernobilsky
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
entorno y, por lo tanto, su planeamiento y desarrollo.
Aquí, el envejecimiento abarca componentes de dos
tipos: objetivos, como la satisfacción de las necesida-
des básicas y el mantenerse activo laboralmente; y
subjetivos como el estar satisfecho con la vida y el ac-
tuar de acuerdo con los valores propios. Ambos com-
ponentes deben guardar un sentido de coherencia y
permitir una visión comprensible y significativa sobre
la propia vida.
Por su parte, el concepto de ‘envejecimiento exitoso’,
se encuentra emparentado al de envejecimiento acti-
vo en la medida en que propone la participación social
como componente clave en el proceso de envejeci-
miento6. En tanto que, el concepto de ‘envejecimiento
productivo’ pondera el valor económico del tiempo dis-
ponible7. Llevado este último concepto a los aspectos
macro del envejecimiento demográfico, vemos cómo
el mismo se encuentra asociado tanto a la sostenibi-
lidad del sistema de pensiones como a las actividades
de ocio y a la participación social y, también, a la provi-
sión de cuidados y de apoyo pago y no pago8. De este
modo, observamos como el contexto macro-social
condiciona los comportamientos individuales.
El análisis de las condiciones económicas entre la po-
blación mayor es un elemento de crucial importancia
para valorar no sólo la situación general de la misma en
el momento actual, sino para avanzar en la compren-
sión de su evolución futura. La dimensión económica
marca una pauta de tal significado para los individuos,
sus familias y la sociedad en general, bien conocida por
su influencia en la calidad de vida9.
Desde una faceta general, los estudios sobre el enve-
jecimiento de la población sacan a la luz la importancia
de las condiciones económicas como determinantes
para la vida en general, no sólo ligadas a la generación
de recursos económicos a lo largo del curso de la vida,
sino también a las posibilidades que se derivaran del
mantenimiento, o no, de las mismas en el futuro como
garantía de una sostenibilidad en el modo de vida. En
síntesis: el envejecimiento productivo es “la capacidad
de un individuo o una población para servir en la fuer-
za de trabajo remunerada, en actividades de volunta-
riado, ayudar en la familia y mantenerse independien-
te”10. Esta definición se entrecruza con la propuesta de
la OMS11 sobre el envejecimiento activo y saludable
que focaliza en la participación laboral y la optimiza-
ción de oportunidades para el logro del envejecimien-
to con óptima calidad de vida.
ObjetivoCon el aumento de la expectativa de vida, el traba-
jo resulta un componente importante en el envejeci-
miento activo, es por ello que el objetivo de esta pro-
puesta es analizar la situación laboral de las personas
mayores y sus características en el mercado de trabajo
urbano de Argentina12.
Específicamente se analiza la posición de los adultos
mayores en cuanto a: la actividad laboral; las ramas de
actividad donde la desempeñan; la posición en la ocu-
pación y el nivel de ingresos que obtienen por su acti-
vidad, teniendo en cuenta las diferencias por sexo que
son generadas en el mercado laboral para este grupo
etario de los trabajadores.
MetodologíaPara acceder a la problemática propuesta, se diseñó
una aproximación metodológica cuantitativa. Se utilizó
la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) como un pro-
grama nacional de producción sistemática y permanen-
te de indicadores sociales que lleva a cabo el Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) para conocer
los rasgos socio-demográficos y socioeconómicos de la
población, vinculadas a la fuerza de trabajo.
Una evaluación de las fuentes a partir de un con-
junto básico de dimensiones de la condición socioeco-
nómica, permitió extraer una imagen cierta de las po-
sibilidades analíticas de las mismas. Los indicadores
consignados describen la situación de la fuerza de tra-
bajo mediante las tasas de actividad, ocupación, des-
ocupación y subocupación. También se analizaron los
ingresos de la población y los hogares en los aglome-
rados urbanos. Se realizó, además, una caracteriza-
ción socioeconómica de la Población Económicamente
Activa. Desde el año 2010 el tercer trimestre la EAHU,
(encuesta anual de hogares urbanos) amplía la EPH
hasta cubrir toda la población urbana (aprox. 37,5 mi-
llones de personas).
En este trabajo se utilizó el segundo relevamiento
del año 2013 que incluye 17.379 hogares, teniendo
en cuenta personas según sexo, grupos de edad, nivel
147
Envejecimiento productivo: el trabajo después de los sesenta
Diciembre 2019
educativo, tramos de ingresos, etc. para todo el país y
6 regiones estadísticas.
Composición de la poblaciónEl sexo de la población indica que dada la mayor
longevidad de las mujeres con respecto a los hom-
bres, el 59,3% de la población es femenina y el resto,
masculina. Con respecto a los grupos de edad, al con-
siderar la tradicional división entre tercera y cuarta
edad, vemos que el 68,2 % pertenece al grupo de los
denominados “viejos-jóvenes” y el 31,9% a los deno-
minados “viejos-viejos”. Si consideramos aquellos que
tienen 65 años y más, podemos decir que dos tercios
de la población de los adultos mayores tienen la edad
correspondiente a la denominada jubilación obligato-
ria (Figura 1).
El estado civil nos indica que un poco más de la mi-
tad de la población de mayor edad tiene pareja (54,8%)
y prácticamente la otra mitad vive sin ella, ya que son
viudos (28,3%), separados (8,6%) o solteros (8,2%). Dos
tercios de los adultos mayores (65,4%) indican que son
jefes de hogar.
La educación es un dato importante sobre las ca-
racterísticas de la población de mayor edad, particu-
larmente, por las posibilidades que la misma brinda
a la hora de permanecer en el mercado de trabajo o
realizar actividades en el tiempo libre. Vemos aquí que
el 52% de los adultos mayores completaron la escuela
primaria. Un poco menos del tercio, completó el nivel
secundario y ha realizado estudios superiores y univer-
sitarios un 11% del total (Figura 2).
Diversas investigaciones indican que par los niveles
más altos de educación las personas de mayor edad
tienen más posibilidades de participación en diversas
esferas de la vida social con respecto a aquellos que
tienen menores niveles educativos.
Mercado laboralCon respecto al mercado laboral específico, la rela-
ción con la actividad laboral está construida a partir
de las tres categorías principales que definen el perfil
de las personas en relación con el mercado de trabajo,
es decir la población activa (ocupada y desocupada) e
inactiva. Se añaden otras dos que refieren a la de ren-
tista o perceptor de pensión distinta a la de jubilación
y, la de persona que realiza trabajo no remunerado de
forma voluntaria.
En el caso de los rubros relacionados con los sec-
tores de actividad, la situación se hace algo más
diversa por cuanto las clasificaciones que se utilizan
pueden variar desde unas pocas categorías (los cua-
tro grandes sectores) hasta varios cientos de muy
diferentes actividades. Para este caso, y con objeto
de extraer toda la rica diversidad de la economía se
ha decidido utilizar 21 categorías que pueden agru-
parse en: actividades primarias, compuesta por una
categoría (agricultura, ganadería, silvicultura y pesca),
actividades secundarias o de transformación, com-
puesta por cuatro categorías (la industria extractiva,
el suministro de energía y agua, la industria manu-
facturera y construcción), y actividades terciarias, de
diferente valor añadido, desde básico hasta avanzado
compuesta por un total de 16 actividades (comercio
y hotelería, información, transportes, servicios profe-
sionales, económicos, personales y sociales, activida-
des de la administración, etc.).
Figura 1. Población mayor de 60 años por tramos de edad.Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Permanente de Hogares 2013
Figura 2. Escolaridad de la población mayor de 60 años y más.Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Permanente de Hogares 2013
148
M. J. Oddone y L. Chernobilsky
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
Desde el punto de vista de la posición en la ocupa-
ción, se establece una clasificación general que tiene
dos grandes apartados. En la primera se agrupan los
empleadores/empresarios que emplean trabajadores,
los empresarios sin trabajadores (o trabajadores autó-
nomos), los que trabajan sin recibir remuneración/
pago o ayudan en el ámbito familiar; en la segunda,
se incluyen los trabajadores que dependen de otros
(subordinados), asalariados, que son incluidos en las
fuentes estadísticas argentinas como empleados en el
sector público y privado. La última categoría agrupa a
otros tipos sin clasificar.
Finalmente, la información sobre ingresos económi-
cos es esencial para estudiar la posición económica de
hogares e individuos en la sociedad. Tiene, esta varia-
ble, no obstante, algunas limitaciones importantes,
como la voluntariedad en la respuesta y la limitación
en el recuerdo de los montos económicos.
Para la población adulta mayor analizada se ha
tomado la decisión de definir a esta población a partir de
los de 60 años (Asamblea Mundial del Envejecimiento,
Viena, 1982).
Condiciones económicas Entre las posibilidades que ofrecen las fuentes esta-
dísticas, se han identificado cinco dominios a analizar,
la condición de actividad, en su doble vertiente de ocu-
pación e inactividad, la actividad principal de la pobla-
ción a través de los sectores de actividad en los que
desempeña su trabajo, la posición y condición de ocu-
pación y, para completar esta visión, el estudio de los
ingresos mensuales como indicador de capacidad de
supervivencia de la población.
El primero de ellos es la relación de la población
con el trabajo, para diferenciar entre la población que
trabaja, en sus distintas acepciones, y que no trabaja
(Figura 3). En este último caso, es importante tomar
conciencia de la situación que coloca a la población
adulta mayor en un estado de posible dependencia
económica en la etapa de vejez.
En este tramo de edad, un porcentaje elevado de la
población es inactiva, siendo más alto entre las muje-
res que los varones. Un 25% de personas mayores está
en el mercado de trabajo como consecuencia de que
la jubilación se efectiviza en una edad más avanzada,
dado que es obligatoria a los 65 años para los hom-
bres y 60 para las mujeres. Este grupo trabaja como:
patrón (9,2%), cuenta propia (33,7%), 56% declara ser
obrero o empleado y un 1,3% indica ser trabajador sin
remuneración.
La ‘jubilación etaria’ representa, en realidad una
transición en torno a las edades de retiro, con dife-
rencias entre mujeres (más temprana) y hombres
(más tardía). Pero, en muchos casos, no es una salida
definitiva del mercado de trabajo, ya que la ‘jubilación
real’ se produce cuando se conjugan múltiples facto-
Figura 3. Población con 60 años y más ocupada desocu-pada, e inactiva.Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Permanente de Hogares 2013
149
Envejecimiento productivo: el trabajo después de los sesenta
Diciembre 2019
res como ‘las estructuras productivas de cada país, las
políticas de previsión social y las experiencias de vida
de cada persona’ 13, a una edad más alta que la que
debería ser normativa. Por lo tanto, parece evidente
que cuanto más envejecida está la población más inac-
tiva se torna su población adulta mayor y también que,
cuanto menor es la previsión social para la jubilación,
más alta es la participación en el mercado de trabajo
de los adultos mayores.
Pero hay otro elemento de referencia en esta dis-
tribución: como regla general, los hombres tienden a
permanecer activos a partir de esa edad más que las
mujeres, ya sea por no haber completado las condicio-
nes para recibir pensión o por no alcanzar el nivel de
ingreso necesario para mantener el nivel de vida con
la jubilación14.
Una posible confirmación de este hecho se obtiene
al estudiar la distribución de los inactivos entre la
población mayor. Las categorías de población inac-
tiva reflejan una composición muy diversa dado que
se está considerando toda la población en su conjunto,
tanto personas jóvenes (estudiantes), como adultos (las
‘amas de casa’, determinadas categorías de pensionis-
tas por discapacidad, u otros grupos de personas no
disponibles para trabajar) y mayores (esencialmente
jubilados/retirados, discapacitados, otros pensionis-
tas). Como es de prever, existe una diferenciación entre
hombres y mujeres (Figura 4).
Los jubilados/retirados es el principal grupo definido
de la población inactiva, (90%, sin diferencia por sexos)
y se destaca que un 7% se define como ama de casa.
Un elemento de interés es el análisis del sector de
actividad en el que trabaja la población. Se sigue una
clasificación estándar de 21 categorías. Formarían la
espina dorsal de la actividad económica, sectores de
carácter mixto en el sentido de que pueden requerir
una cualificación mayor (industria) o menor (construc-
ción), pero que se diferencian por sexo. Mientras la
construcción y la industria manufacturera son opera-
das esencialmente por hombres, la actividad comercial
tiende a ser un espacio de trabajo tanto de hombres
como de mujeres (Figura 5).
El hecho de que en Argentina sea escaso el número
de adultos mayores trabajando en el sector rural se
debe a la extracción urbana de la muestra de la EPH,
teniendo en cuenta que el 95% de la población, incluida
la adulta mayor, viven en espacios urbanos.
Otro aspecto de interés es la orientación de deter-
minados sectores como actividades masculinas, de
la misma manera que otros lo son esencialmente
femeninos. Así, por ejemplo, además de la industria y
la construcción, el sector del transporte y almacena-
miento esta operado por hombres (7%). También lo
es, en parte, el sector de actividades profesionales,
científicas y técnicas, sobre todo en razón de la mayor
decantación social de la educación superior y técnica
Figura 4. Categorías de la población inactiva con 60 años y más.Fuente: Elaboración propia con base a la Encuesta Permanente de Hogares 2013
150
M. J. Oddone y L. Chernobilsky
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
a favor de los hombres. Sin embargo, el papel de la
mujer adulta mayor es ligeramente preponderante en
sectores de servicios sociales, educativos y sanitarios
e, incluso en hotelería, actividades socialmente reco-
nocidas entre las mujeres. En este sentido se destaca
también de forma notable el hecho de que las mujeres
adultas mayores se asocian a la prestación de servicios
domésticos y de cuidados en el ámbito del hogar (25%),
en la medida en que son actividades que se prestan en
espacios urbanos.
En general, se puede decir que la educación recibida
por hombres y mujeres es un buen predictor del sector
económico en los que se insertan, de tal manera que
existe, como una relación cierta entre nivel educativo
bajo y trabajar en la construcción, en servicios de bajo
nivel, en determinadas actividades industriales y arte-
sanales o en el transporte; igualmente entre nivel edu-
cativo superior y el desempeño en tareas y actividades
de gestión y dirección administrativa, o de empre-
sariado entre hombres, y sanidad y comercio entre
mujeres. También la edad juega un papel importante
en esta distribución. Funciona una regla básica, por
la cual determinadas actividades, que requieren una
menor cualificación, tienden a disminuir de una forma
más clara cuando aumenta la edad, y ello se relaciona
con el uso intensivo del cuerpo, con las jornadas de
mayor duración y las peores condiciones de trabajo15.
Lo contrario también es cierto, es decir, la edad deja
de tener tanta influencia cuando la actividad tiene que
ver con la gestión de los conocimientos y capacidades
adquiridas y no tanto con el trabajo físico.
La posición en la ocupación es también un elemento
de interés en este análisis (Figura 6). Se observa que
prevalece una inserción en el mercado de trabajo de
las personas mayores de 60 años como asalariados
sobre todo en el sector privado, en la industria y el
comercio. Las mujeres trabajan en mayor medida en
calidad de asalariadas mientras que los trabajadores
por cuenta propia son mayormente hombres.
En cuanto al porcentaje de los adultos mayores que
son empleadores o patrones se observa que la catego-
ría ayuda familiar, cuya expresión es mínima, se puede
explicar por el alcance que tiene la cobertura previ-
sional en el país. En este ámbito del empresariado sin
Figura 5. Sector de actividad de la población con 60 años y más.Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Permanente de Hogares 2013
151
Envejecimiento productivo: el trabajo después de los sesenta
Diciembre 2019
asalariado es relativamente más frecuente entre los
hombres que entre las mujeres.
El análisis de la situación profesional no ofrece un
esquema diferenciado con respecto a la actividad, en
buena medida porque ambos conceptos tienen una
notable vinculación (Figura 7). Los datos muestran
una clara concentración en dos categorías laborales:
las ocupaciones de servicios varios y las ocupaciones
de comercialización, transporte y almacenaje. Por
sexo es evidente que las mujeres están más en la pri-
mera clasificación, mientras los varones mayores en
la segunda.
Desde una perspectiva futura, es previsible que las
categorías más bajas asciendan en su cualificación pro-
fesional a medida que vayan llegando adultos jóvenes,
no sólo mejor formados, sino también más abiertos a
una economía de mayor productividad que la tradicio-
nal, basada en el sector primario y de servicios básicos
de poco valor añadido.
Un último aspecto es el de los ingresos, como indica-
dor de la capacidad para retener recursos procedentes
del trabajo (Figura 8).
Un factor que contribuye a valorar esta distribución
general es el desigual comportamiento de hombres
y mujeres, que refuerza aún más esa desigualdad.
Mientras las segundas tienden a predominar en los
estratos más bajos de ingreso, los primeros se desta-
can relativamente en los más altos. Es la respuesta a
la desigual distribución de recursos educacionales, de
formación y de capacitación entre hombres y mujeres
a lo largo del curso de la vida, y al desigual papel social
asignado a ambos.
Es importante, en tercer lugar, señalar el papel que
juegan las pensiones de jubilación (y de otros tipos)
en la adquisición y distribución de los recursos econó-
micos. En general, en los países latinoamericanos no
hay una estructura económica (pensiones públicas y
privadas) que soporte la ‘jubilación’ de los mayores,
radicando en la familia y las redes sociales la segu-
ridad económica de los mayores16. Aunque no hay
cifras totalmente comparables, existen apreciables
diferencias. En la mayoría de los países sólo un 20 por
ciento de la población tiene una jubilación, Méjico es
uno de ellos.
Figura 6. Posición en la ocupación de la población con 60 años y más.Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Permanente de Hogares 2013
152
M. J. Oddone y L. Chernobilsky
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
Argentina tiende a un sistema universal, en donde,
según el Censo de 2010, el 97% de los adultos mayo-
res reciben pensiones de jubilación después de la ley
de moratoria previsional. Según Bertranou et al.17 las
previsiones futuras avanzan hacia un aumento de
cobertura y un mantenimiento de la sostenibilidad
del sistema, pero no garantizarían elevados niveles de
cobertura y sostenibilidad financiera en el largo plazo.
ConclusionesDel análisis de los datos provistos para conocer las
condiciones económicas de la población mayor de
edad se desprenden varias ideas que sirven tanto para
extraer conclusiones como para proponer estrategias
de análisis a futuro.
La primera de ellas tiene que ver con la consideración
culturalmente diferenciada del fenómeno del envejeci-
miento, en su conjunto, y de los rasgos socioeconómi-
cos de esa población. En efecto, cuanto más envejecida
es la población, más inactiva es su población mayor y,
cuanto menor es el monto de la jubilación, más alta es
la participación en el mercado de trabajo.
Al focalizar sobre las diferencias por género se
observa que, los hombres tienden a permanecer acti-
Figura 7. Situación profesional de la población con 60 años y más.Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Permanente de Hogares 2013
Figura 8. Niveles de ingresos de la población con 60 años y más. Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Permanente de Hogares 2013
153
Envejecimiento productivo: el trabajo después de los sesenta
Diciembre 2019
vos más que las mujeres, ya sea por no cumplir con las
condiciones necesarias para jubilarse o porque el nivel
de ingreso no alcanza para mantener el nivel de vida,
dado su rol de proveedor en el hogar.
Dado el envejecimiento de la población y el incre-
mento de la expectativa de vida con buena salud,
resulta que la vejez es una etapa de la vida que puede
durar más de cincuenta años superando a las otras
dos, y que se hace imprescindible considerar la estruc-
tura del mercado de trabajo como una opción para la
integración de trabajadores adultos mayores dentro
del paradigma del envejecimiento productivo y activo.
Bibliografia
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15. Sala, Ob.cit.
16. CELADE. Seguridad económica en la vejez, en Manual sobre indicadores de calidad de vida en la vejez, CELADE: Santiago de Chile, 2006.
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154 Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
RESUMEN
Objetivo: Determinar la frecuencia de fragilidad y su asociación con comorbilidad en el adulto mayor (AM).
Métodos: Diseño. Estudio transversal analítico. Lugar. Hospital General de Zona #1, Instituto Mexicano del Seguro Social, Colima, Colima, México. Participantes, Adultos ≥ 60 años, derechohabientes a seguridad social y que hayan firmado su consentimiento infor-mado. Mediciones: Se usó el índice de Charlson para determinar la comorbilidad. La fragilidad fue determinada con los criterios de Fried. Análisis estadístico: promedios, porcentajes, desviación estándar, X2, ANOVA y razón de momios (OR).
Resultados: Se estudiaron 400 sujetos (272 mujeres y 128 hombres) y con un promedio de edad de 71.6 ± 8.2 años. Se encontraron las siguientes frecuencias: frágil 44.0%, prefrágil 37.7% y no frágil 18.3%. La comorbilidad grave en los frágiles y pre-frágiles fue 24.4% y 6.0% respectivamente; leve 20.5% y 9.9% (p<0.001) y ausente en 91.8% de no frágiles (p<0.001). Las frecuencias de fragilidad entre grupos de comorbilidad mostraron diferencia estadística (p<0.001).
Conclusión: Ser frágil se asoció a mayor grado de comorbilidad. Los factores asociados: género femenino, viudez o soltería, jubilación, bajos IMC, estatura y nivel educativo; marcha lenta y menor fuerza prensil.
Palabras clave: Fragilidad, comorbilidad, adulto mayor.
Frequency of frailty and comorbidity in older adults
ABSTRACT
Objective: To determine the frequency of frailty and its association with comorbidity in the elderly.
Methods: Design: cross-sectional. Setting: Hospital General de Zona #1” from the Instituto Mexicano del Seguro Social, Colima, Colima, Mexico. Participants: Outpatients aged 60 and older, with social security and that have signed the informed consent. Measurements: The Charlson Index were used to determine comorbidity. Frailty state was determined with the Fried’s criteria. Statistical analysis: means, standard deviation, percentages, Chi square test, ANOVA and odds ratio were used.
Results: We included 400 patients (272 women and 128 men), with an average age of 71.6 ± 8.2 years. The following frequencies were found frail (44%), pre-frail (37.7%) and non-frail (18.3%). Severe comorbidity in the frail and pre-frail was 24.4% and 6.0% respectively;
Frecuencia de fragilidad y comorbilidad en adultos mayoresKarla Berenice Carrazco-Peña, Katia Farías-Moreno, Benjamín Trujillo-Hernández, Iván Delgado-Enciso, Luz Margarita Baltazar-Rodríguez, Zahira Cecilia Aguilar-Mancilla, Mariana Trujillo-Magallón, Ximena Trujillo-Magallón*
Facultad de Medicina, Avenida Universidad 333, Colonias las Víboras, CP 28000, Colima, Colima, México.
Autor correspondiente: Dr. Benjamín Trujillo Hernández - Calle Gorrión # 14, Colonia Lomas Verdes.C.P. 28017, Colima, Col, México Teléfono: +52(312) 9432055 Fax: +52 (312) 3161099Correo electrónico: [email protected]
Conflictos de interés: Los autores manifiestan que no hay conflicto de intereses respecto a los resultados mostrados en el trabajo de investigación y que éste no ha sido publicado con anterioridad ni se está revisando en otra revista para su evaluación.
Recibido el 10 de julio de 2018; aceptado el 26 de septiembre de 2019.
Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 33(2):154-160
TRABAJO ORIGINAL
GERI
ATRÍ
A
* La participación de los autores en la elaboración del trabajo fue el siguiente: Planeación, ejecución, análisis, escritura y revisión bibliográfica (Karla Berenice Carrazco-Peña, Katia Carmina Farías-Moreno y Benjamín Trujillo Hernández); planeación y escritura (Iván Delgado-Enciso, Luz Margarita Baltazar-Rodríguez), ejecución y análisis (Zahira Cecila Aguila-Mancilla, Mariana Trujillo-Magallón y Ximena Trujillo-Magallón).
155
Frecuencia de fragilidad y comorbilidad en adultos mayores
Diciembre 2019
Frequência de fragilidade e comorbidade em idosos
RESUMO
Objetivo: Determinar a frequência de fragilidade e sua associação com comorbidade no idoso (AM [adulto mayor]).
Métodos: Projeto. Estudo transversal analítico. Lugar. Hospital Geral da Zona # 1, “Instituto Mexicano del Seguro Social de Colima”, Colima, México. Participantes, adultos ≥ 60 anos, titulares de direitos a previdência social que tenham assinado seu consentimento informado. Medições. Usou-se o índice de Charlson para determinar a comorbidade. A fragilidade foi determinada com os critérios de Fried. Análise estatística: médias, porcentagens, desvio padrão, X2, ANOVA e razão de possibilidades (OR).
Resultados: Estudou-se 400 sujeitos (272 mulheres e 128 homens) e com uma média de idade de 71.6±8.2 anos. Encontrou-se as seguintes frequências: frágil 44.0%, pré-frágil 37.7% e não frágil 18.3%. A comorbidade grave nos frágeis e pré-frágeis foi de 24.4% e 6.0%, respectivamente; leve, em 20.5% e 9.9% (p<0.001) e ausente em 91.8% de não frágeis (p<0.001). As frequências de fragilidade entre grupos de comorbidade mostraram diferença estatística (p<0.001).
Conclusão: Ser frágil está associado a um maior grau de comorbidade. Os fatores associados: gênero feminino, viuvez ou solteirismo, aposentadoria, baixos IMC, estatura e nível educativo; marcha lenta e menor força de preensão.
Palavras-chave: Fragilidade, comorbidade, idoso.
IntroducciónEn el ámbito mundial el 11% de la población tiene ≥
60 años, mientras que en México es del 9% y se estima
que para el año 2050 más de un cuarto de la población
mundial serán adultos mayores.1 El envejecimiento no
es sinónimo de enfermedad, existen adultos mayo-
res que viven muchos de años libres de comorbilida-
des, independientes, satisfechos y adaptados social-
mente. Esto es último se conoce como envejecimiento
exitoso.2 La fragilidad en el adulto mayor se define
como un síndrome que resulta de la disminución de
la homeostasis y de la resistencia frente al estrés,
con riesgo incrementado para la vulnerabilidad, inca-
pacidad y muerte prematura.3 El estado frágil se ha
asociado al género femenino, vivir solo, menor educa-
ción, dependencia funcional y a un mayor número de
condiciones crónicas.4
La comorbilidad se define como la presencia
≥ 2 enfermedades diagnosticadas en el mismo indi-
viduo y sin relación con el diagnóstico primario.5
Charlson creó un índice para la clasificación de la
comorbilidad, lo que la convirtió en pionera en la asig-
nación de diferentes puntajes según el impacto de
cada enfermedad.6
Los factores que se relacionan con la comorbilidad
son la edad avanzada, la dependencia funcional y la
discapacidad.7 Sin embargo, la relación del grado de
comorbilidad con el estado de fragilidad ha sido poco
estudiada. Además, existen condiciones crónicas que
tienen un mayor impacto deletéreo sobre la salud
como las neoplasias, la insuficiencia renal crónica o la
enfermedad cardiaca; esta última ha demostrado una
mayor asociación a fragilidad y mortalidad.4,8
Por lo anterior, el objetivo este trabajo fue deter-
minar frecuencia de fragilidad y su asociación con
comorbilidad en el adulto mayor.
MétodosDiseño y sujetos. Se realizó un estudio transversal
analítico de agosto de 2015 a junio de 2016. Se selec-
cionaron 400 pacientes de ambos géneros ≥ 60 años
de la consulta externa de hospital Dr. Leonel Ramírez
slight 20.5% and 9.9% (p <0.001) and absent in 91.8% of non-frail (p <0.001). The frequencies of frailty between comorbidity groups showed statistical difference (p <0.001).
Conclusion: Being frail was associated with a greater degree of comorbidity. The associated factors: female gender, widowhood or singleness, retirement, low BMI, height and educational level; slow running and less prehensile force.
Key words: Fragility, comorbidity, older adult.
156
K. B. Carrazco-Peña y cols.
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
García, del Instituto Mexicano del Seguro Social en
Colima, Colima, México. Se excluyeron pacientes con
demencia diagnosticada o déficit cognoscitivo sin
familiar presente de apoyo, sujetos con enfermedad
aguda, complicación de enfermedad crónica o inter-
namiento menor a un mes a la entrevista y aquellos
con incapacidad para deambular.
Ética. Cada participante se les informó el propósito
del estudio y firmó carta de consentimiento informado.
El proyecto fue aprobado por el Comité de Ética de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Colima.
Determinaciones antropométricas. En un con-
sultorio se les realizó una valoración geriátrica abre-
viada. Se recolectaron datos sociodemográficos
(edad, estado civil, escolaridad y ocupación), antropo-
métricos (peso, estatura, perímetro braquial, gemelar
y cálculo de índice de masa corporal). La cuantifica-
ción del peso y estatura se realizó con una báscula
de pedestal con estadímetro marca Torino®, con el
paciente descalzo y ropa ligera, respetando el plano
de Frankfort. Posteriormente se aplicaron las siguien-
tes evaluaciones:
Determinación de Fragilidad. Se utilizaron los
siguientes criterios del fenotipo de Fried y se les dio
una puntuación de 0 (ausente) o 1 (presente).
1. Pérdida de peso: no intencionada, de ≥ 5 kg o
≥5% del peso corporal, en un año.
2. Debilidad: se cuantificó mediante dinamometría
de prensión en la mano dominante con el dina-
mómetro hidráulico manual Baseline® LITE™
200lb (90,7 Kg)
3. Se consideró debilidad debajo del quintil 20,
ajustado a índice de masa corporal y género.
4. Sensación de agotamiento: fue positivo el auto-
reporte de agotamiento. Lentitud de la marcha:
se cuantificó la velocidad en segundos para
recorrer 4 metros. Se consideró positivo por
debajo del quintil ajustado a género y estatura.
(Esto equivale aproximadamente una marcha
< 3.2 metros en 5 segundos).
5. Baja actividad: se preguntó sobre la frecuencia de
distintas actividades (caminar, deportes, trabajo
en casa, cuidado de jardín o huerta). Cumplió el
criterio aquel que respondió de 1 a 3 veces por
semana; no lo cumplió quien respondió nunca o
casi nunca.
De acuerdo a la sumatoria de los puntajes, se obtu-
vieron tres grupos de 1) paciente no frágil = 0 puntos,
2) pre-frágil = 1 a 2 puntos y 3) frágil ≥ 3 puntos.
Determinación de comorbilidad. Se determinó
mediante el índice de Charlson abreviado (6), que
comprende 8 patologías: enfermedad vascular cere-
bral, diabetes (tipo 1 y 2), enfermedad pulmonar obs-
tructiva, insuficiencia cardiaca/cardiopatía isquémica,
demencia, enfermedad arterial periférica, insuficien-
cia renal crónica y cáncer. Cada patología equivale a 1
punto, con excepción de las últimas dos que equivalen
a 2 puntos cada una. Además de estas patologías se
indagó la presencia de hipertensión arterial sistémica
y la osteoartrosis. Estas últimas fueron incluidas por-
que sus prevalencias son altas en este grupo etario.
El tamaño de muestra fue calculado mediante Epi
info® 6.04c, con la fórmula de Leslie Keich cuyo resul-
tado fue de 384 sujetos; sin embargo, se consideró un
porcentaje de pérdidas del 5%, obteniendo una mues-
tra final de 400 sujetos.
Análisis estadístico. Se empleó estadística descrip-
tiva (promedios, desviación estándar y porcentajes)
y para comparación de promedios, se utilizaron las
pruebas t de Student o U de Mann-Whitney (en caso
de varianzas iguales o diferentes respectivamente).
Para comparar tres o más promedios utilizamos las
pruebas ANOVA o Kruskall-Wallis (en caso de varian-
zas iguales o diferentes respectivamente). Para la
comparación de porcentajes se utilizaron las pruebas
X2 o exacta de Fischer. El grado de asociación entre
fragilidad y cada uno de las enfermedades o trastor-
nos se analizó con razón de momios (OR). En todas las
pruebas se utilizó un intervalo de confianza del 95%
(IC) y se consideró significancia estadística cuando p
≤ 0.05.
ResultadosSe estudiaron 400 individuos (128 hombres y 272
mujeres) con un promedio de edad de 71.6 ± 8.2 años,
157
Frecuencia de fragilidad y comorbilidad en adultos mayores
Diciembre 2019
(intervalo 60-99 años). Los criterios de fragilidad de
Fried se presentaron en los siguientes porcenta-
jes: baja actividad física 71.3% (n=285), sensación de
agotamiento 62.0% (n=248), pérdida de peso 44.1%
(n=177), marcha disminuida 28.7% (n=115) y debili-
dad 15.7% (n=63). Hubo diferencia estadísticamente
significativa en la comparación de porcentajes entre
hombres y mujeres respectivamente para los siguien-
tes criterios: baja actividad 60.2% (n=77) versus 76.5
(n=208), p<0.001; sensación de agotamiento 45.3%
(n=58) versus 69.9 (n=190), p<0.001 y debilidad 6.3%
(n=8) versus 20.1 (n=55) p<0.001.
De acuerdo con el estado de fragilidad se encon-
tró lo siguiente; frágil 44.0% (n=176), prefrágil 37.7%
(n=151) y no frágil 18.3% (n=73). Las mujeres presen-
taron un porcentaje elevado de fragilidad en relación
con los hombres; 48.1 % (n=131) versus 35.2% (n=35),
p= 0.01 y los hombres presentaron un elevado por-
centaje de estado no frágil en relación con las muje-
res; 27.3% (n=35) versus 14% (n=38), p = 0.002.
En la tabla 1 se representa la comparación de pro-
medios, porcentajes y significancia estadística entre
sujetos frágiles, prefrágiles y sin fragilidad y como
se observa, los primeros tuvieron más edad, menor
peso, menor estatura, la mayoría fueron mujeres,
vivían solos, carecían de ocupación y un bajo nivel
educativo; asimismo, registraron una velocidad de la
marcha más lenta y una menor fuerza de prensión de
mano dominante.
Se realizó un análisis para establecer la relación de
la edad con la fragilidad, mediante estratificación por
décadas y se encontró lo siguiente: la edad de 60 a
69 años fue un factor protector (OR 0.2, IC 0.1-0.4,
p<0.001), de 70-79 años (OR 1.6, 1.1-2.5, p<0.001), de
80-89 años (OR 3.1, IC 1.7-5.6, p<0.001)
De acuerdo con el índice de Charlson, la ausencia
de comorbilidad se presentó en el 72.8% (n=291), el
13.7% (n=55) fue leve y 13.5% (n=54) grave.
Por grado comorbilidad, la ausencia de comorbili-
dad se presentó en 91.8% (n=67) de los no frágiles y
55.1% (n=97) de los frágiles (p<0.001); mientras que la
comorbilidad leve o grave afectó al 44.9% (n=79) de
los sujetos frágiles y al 15.9% (n=24) de los pre-frágiles
(p<0.001).
La ausencia de comorbilidad se asoció a una edad <
70 años y a no ser frágil (OR 0.1, IC 0.1-0.3, p<0.001) y,
por el contrario, la comorbilidad leve (OR 2.7, IC 1.5-5,
p<0.001) o grave (OR 6.2, IC 3.1-12.5, p<0.001) se aso-
ció a ser frágil (tabla 2). Las enfermedades crónicas más frecuentes fueron:
hipertensión arterial 70.0% (n=280), diabetes mellitus
tipo 2, 40.5% (n=162) y osteoartrosis 14.5% (n=58). Sin
embargo, la hipertensión y la osteoartrosis no son
consideradas en el Charlson. El 27.2% (n=109) tenían
Tabla 1. Comparación de promedios, porcentajes y significancia estadística entre los diferentes grados de fragilidad
Variable
Frágil n= 176
Prefrágil n= 151
No frágil n= 73
p
Edad años 74.7 ± 8.6 69.9 ± 6.7 67.9 ± 7.3 <0.001
Talla (m) 1.56 ± 0.08 1.60 ± 0.08 1.61 ± 0.06 <0.001
Peso (kg) 68.2 ± 16.2 71.59 ± 13.0 70.1 ± 9.5 0.04
IMC (kg/m2) 27.7± 6.1 27.9 ± 4.8 26.8 ± 3.0 0.71
Género femenino (%) 74.4% (131) 68.2% (103) 52.1% (38) <0.001*
Sin ocupación (%) 93.2% (164) 83.4% (126) 23.3% (17) <0.001*
Vive solo (%) 43.8% (77) 35.1% (53) 26.0% (19) 0.02*
Escolaridad <6 años (%) 65.9% (116) 48.3% (73) 35.6% (26) <0.001*
Velocidad de la marcha (s) 9.9 ± 3.7 6.5 ± 1.5 5.3 ± 1.2 <0.001*
Fuerza prensil (kg/m2) 12.3 ± 8.6 17.6 ± 8.4 20.3 ± 8.1 <0.001*
p= ANOVA, p* = c2.; kg= kilogramo; m= metro; IMC= índice de masa corporal; kg/m2= kilogramos sobre metro al cuadrado.
158
K. B. Carrazco-Peña y cols.
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2
dos o más condiciones crónicas. La comparación de
porcentajes de estas comorbilidades entre hombre y
mujeres se representa en la tabla 3 y se observa que
sólo el porcentaje de hipertensión fue mayor en las
mujeres.
Al realizar un ajuste por edad y género (Cochran-
Mantel-Haenzel), las entidades nosológicas que
representaron una mayor asociación a fragilidad en
orden de frecuencia fueron la insuficiencia renal cró-
nica (OR crudo 5.5, IC 2.8-10.7, p<0.001; OR ajustado
5.1, IC 2.4-10.7, p<0.001) y la enfermedad cardiaca (OR
crudo 2.9, IC 1.5-5.4, p <0.001; OR ajustado 2.3, IC 1.2-
4.4). La inexistencia de comorbilidad mostró ser un
factor protector para la ausencia de fragilidad (OR 0.3,
IC 0.1 - 0.9, p<0.03).
De los criterios de fragilidad que presentaron
mayor asociación a comorbilidad fueron: velocidad
de la marcha (OR 4.4, IC 2.7-7.0, p<0.001) y la fuerza
de prensión en la mano dominante (OR 3.7, IC 2.1-6.5,
p<0.001). Mientras que el género y la edad no mos-
traron diferencia significativa respecto al grado de
comorbilidad (p=0.1).
DiscusiónLas medidas preventivas y el avance científico han
permitido que la vida del humano se prolongue. El
aumento de la población adulta es un reto para la
comunidad médica y los sistemas de salud. Es bien
sabido, que con el correr de los años se incrementan
los riesgos para enfermar o morir. Para determinar
el riesgo o vulnerabilidad se han utilizado en forma
indistinta tres términos que son: fragilidad, comor-
bilidad y discapacidad.7 La fragilidad es un concepto
que implica disminución de la reserva funciona y de la
resistencia al estrés.3,7 Un anciano frágil es un sujeto
que tiene el riesgo de morir o presentar una disca-
pacidad prolongada. La fragilidad ha sido estudiada
exhaustivamente a partir del último del siglo pasado
y se han creado muchos instrumentos para evaluarla,
por lo que este es uno de los factores que influye en
que las prevalencias o frecuencia sean diferentes
en los reportes publicados. Pero de lo que estamos
seguros es de que la fragilidad es un problema que
debe identificarse e iniciar medidas correctivas para
prolongar la calidad de vida de nuestros ancianos. En
Tabla 2. Asociación de estado de fragilidad y grado de comorbilidad.
Grado de comorbilidad Frágiln=176
Prefrágiln=151
No frágiln=73
p
Ausente (0-1 puntos) 55.1% (97) 84.1% (127) 91.8% (67) <0.001
Leve (2 puntos) 20.5% (36) 9.9 % (15) 5.5% (4) <0.001
Grave (≥3 puntos) 24.4% (43) 6.0% (9) 2.7% (2) <0.001
p* = c2
Tabla 3. Comparación de frecuencias de comorbilidades y significancia estadística entre hombres y mujeres.
Enfermedad Masculinon=128
Femeninon=272
P
Hipertensión arterial sistémica 63.3% (81) 73.2% (199) 0.04*
Diabetes mellitus 2 41.4% (53) 40.1% (109) 0.8
Osteoartrosis 10.2% (13) 16.5% (45) 0.09*
Insuficiencia renal crónica 10.9% (14) 16.2% (44) 0.1
Enfermedad cardiaca 9.4% (12) 14.3% (39) 0.1
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica 7.0% (9) 8.1% (22) 0.8
Enfermedad arterial periférica 0.8% (1) 4.4% (12) 0.1
p* = c2
159
Frecuencia de fragilidad y comorbilidad en adultos mayores
Diciembre 2019
este estudio encontramos que la frecuencia de fragi-
lidad fue de 44% y como se dijo en líneas anteriores,
esta cifra resulta presentar semejanza y discrepan-
cia con otros estudios.3,9-15. La discrepancia es multi-
causal, entre estos destaca las escalas o instrumen-
tos para detectarla, el tipo de población estudiada,
zona geográfica, factores socioeconómicos, cultura-
res y genéticos.16 En este estudio se utilizó en forma
estricta los criterios originales de Linda Fried,3 y los
parámetros que más se asociaron a fragilidad fueron:
la edad, género femenino, menor educación, vivir solo
y mayor número de enfermedades crónicas; estos
resultados son muy similares a los encontrados en
estudios previos.13-17
De los criterios de fragilidad, la baja actividad física
fue el criterio más frecuente, con un 71.3%, cifra similar
a la obtenida por estudios previos realizados en pobla-
ción mexicana. 9,13,15 Sin embargo, al igual que un estu-
dio canadiense, los criterios que más se asociaron con
la fragilidad fueron la disminución en la velocidad de la
marcha y la fuerza de prensión.11
La presencia de múltiples enfermedades o comor-
bilidad es frecuente en ancianos. Respecto a la preva-
lencia de la comorbilidad, es difícil de estimar debido
a la discrepancia de criterios empleados, al número
de enfermedades presentes, a la prevalencia de
enfermedades en la población, a la edad y aparente-
mente al género de los pacientes.
A nivel internacional las cifras varían de acuerdo a
la ubicación geográfica y a edad de la población; en
España un 60% de la población mayor de 65 años
tiene cuatro o más enfermedades crónicas,18 mientras
en Alemania, se estima que el 24% de las personas de
entre 70 y 85 años presentan cinco o más enfermeda-
des.19 De acuerdo a la Encuesta de Salud, Bienestar y
Envejecimiento en América Latina y el Caribe (SABE)
se encontró que los siguientes porcentaje de acuerdo
al número de enfermedades crónicas; 32% presenta-
ban una enfermedad, 26% presentaron 2 y 17.8% tres
o más enfermedades crónicas respectivamente.14 Lo
anterior coincide con el estudio de Ávila-Funes, en
donde el 29.9% de los sujetos frágiles tuvieron dos o
más comorbilidades.20
La asociación entre fragilidad y comorbilidades se
sabía, pero no se había determinado, existe estudios
en donde asociaron la comorbilidad con envejeci-
miento exitoso21, sin embargo, no encontramos en
la literatura a nuestro alcance el grado de asociación
entre fragilidad determinada con la escala de Fried y
la comorbilidad determinada con la escala Charlson,
en este estudio la comorbilidad leve y severa se aso-
cia casi 2.7 y 6.2 veces a fragilidad. Con relación a la
comorbilidad encontramos que las enfermedades
más frecuentes fueron la hipertensión arterial sis-
témica (70%), diabetes mellitus tipo 2 (40.5%) y la
osteoartrosis (14.5%), cifras muy semejantes a lo
reportado por Charlson.6 Sin embargo, las que se
asociaron o son riesgos para fragilidad fueron la insu-
ficiencia renal crónica (5 veces) y la enfermedad car-
diaca (casi 3 veces). Estos resultados nos permitieron
conocer las enfermedades que más se asocian a fragi-
lidad e iniciar medidas para corregirlas. Consideramos
que estamos en la etapa descriptiva del problema y
hacen falta más estudios exploratorios.
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Diciembre 2019 161Agosto - Noviembre 2018 103
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Discusión y Conclusión; presentar de 3 a 5 palabras
clave; y no utilizar abreviaturas ni citas bibliográficas.
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tación a la versión en español. Es decir, debe dividirse
en: Objective (Purpose); Materials and Methods; Results;
Discussion y Conclusion; y presentar de 3 a 5 keywords.
II. Introducción:
Consta de tres partes. La primera define el problema,
la segunda hace un breve recuento de lo que se conoce
respecto del problema y en la tercera parte se exponen
los objetivos del trabajo, teniendo en cuenta lo desarro-
llado en los párrafos anteriores.
III. Materiales y Métodos:
Se indican claramente los criterios de selección de los
sujetos incluidos en el trabajo. El protocolo debe ser ex-
puesto claramente, teniendo en cuenta los datos que
son útiles para el trabajo. Si se trata de un trabajo no
clínico, deben describirse las características completas
de los sujetos en estudio, ya que la experiencia debe
poder ser reproducida en su totalidad.
IV. Resultados:
Todos los resultados en relación con el trabajo se
exponen de manera clara y lógica, comprendiendo
también los resultados negativos. Si se utilizan tablas,
éstas y el texto no deben repetir la información. Se
utiliza el tiempo pasado. En esta Sección deberán in-
cluirse las ilustraciones pertinentes a la casuística ana-
lizada/estudiada.
V. Discusión:
Se discuten tanto los materiales como los métodos, y
se examina la validez de los resultados.
VI. Conclusión:
Se resumen brevemente los resultados del estudio y
sus consecuencias. Estos deben desprenderse riguro-
samente de la casuística analizada.
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sultar apartado Citas Bibliográficas)
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últimos conceptos referentes a aspectos clínicos o ge-
rontológicos. Es un artículo basado en la descripción
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acuerdo con sus objetivos, a las siguientes categorías:
a) Originales
b) Revisión de tema
c) Comunicaciones
d) Monografías
e) Informe de Caso o Serie de casos
f) Carta Científica
g) Cartas al Editor y Respuesta
a) Originales
Los trabajos deberán presentar nueva información
relevante basada en la descripción y/o evaluación es-
tadística de casos propios a partir de investigaciones
originales. El cuerpo del trabajo no debe superar las
4500 palabras, no puede contener más de 20 figuras y
el número máximo de autores será de 6 gerontólogos
y/o geriatras.
La organización del manuscrito es la siguiente:
I. Resumen:
Debe ser lo suficientemente claro e informativo para
permitir la comprensión del trabajo; ser estructurado,
con un máximo de 250 palabras y estar dividido en 5
partes: Objetivo; Materiales y Métodos; Resultados;
Discusión y Conclusión; presentar de 3 a 5 palabras
clave; y no utilizar abreviaturas ni citas bibliográficas.
En todos los casos deberá elaborarse un resumen en
inglés (abstract) de similar extensión e idéntica segmen-
tación a la versión en español. Es decir, debe dividirse
en: Objective (Purpose); Materials and Methods; Results;
Discussion y Conclusion; y presentar de 3 a 5 keywords.
II. Introducción:
Consta de tres partes. La primera define el problema,
la segunda hace un breve recuento de lo que se conoce
respecto del problema y en la tercera parte se exponen
los objetivos del trabajo, teniendo en cuenta lo desarro-
llado en los párrafos anteriores.
III. Materiales y Métodos:
Se indican claramente los criterios de selección de los
sujetos incluidos en el trabajo. El protocolo debe ser ex-
puesto claramente, teniendo en cuenta los datos que
son útiles para el trabajo. Si se trata de un trabajo no
clínico, deben describirse las características completas
de los sujetos en estudio, ya que la experiencia debe
poder ser reproducida en su totalidad.
IV. Resultados:
Todos los resultados en relación con el trabajo se
exponen de manera clara y lógica, comprendiendo
también los resultados negativos. Si se utilizan tablas,
éstas y el texto no deben repetir la información. Se
utiliza el tiempo pasado. En esta Sección deberán in-
cluirse las ilustraciones pertinentes a la casuística ana-
lizada/estudiada.
V. Discusión:
Se discuten tanto los materiales como los métodos, y
se examina la validez de los resultados.
VI. Conclusión:
Se resumen brevemente los resultados del estudio y
sus consecuencias. Estos deben desprenderse riguro-
samente de la casuística analizada.
VII. Bibliografía:
No puede superar las 50 citas bibliográficas. (Con-
sultar apartado Citas Bibliográficas)
b) Revisión de Tema
Actualización de un tema o técnica que abarque los
últimos conceptos referentes a aspectos clínicos o ge-
rontológicos. Es un artículo basado en la descripción
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Agosto - Noviembre 2018 105
Reglamento de Publicaciones
de la experiencia del autor en un tema determinado,
fundamentado en una sólida revisión bibliográfica.
Además, integran esta categoría los trabajos sobre
temas anexos (legislación, ejercicio profesional, etc.).
El resumen no debe estar estructurado y no puede su-
perar las 250 palabras. En él se plantean el objetivo y
las partes esenciales. Es necesaria la elaboración de un
resumen en inglés (abstract). Deben presentarse hasta
5 palabras clave (keywords) y el cuerpo del trabajo no
debe superar las 3000 palabras.
Las citas bibliográficas no excederán las 70 y sólo se
podrán incluir hasta 15 figuras. El número máximo de
autores será de 6 geriatras y/o gerontólogos.
c) Comunicaciones
Hallazgos diagnósticos, observaciones epidemioló-
gicas, resultados terapéuticos, efectos adversos, tra-
bajos preliminares o cualquier otro evento que por su
importancia ameriten ser comunicados. El material
debe organizarse de la siguiente manera: resumen no
estructurado o estructurado (máximo: 250 palabras), y
entre 3 y 5 palabras clave (en castellano e inglés), in-
troducción, descripción sintética de las observaciones
y discusión breve. No es necesaria una conclusión. Las
figuras no deben superar las 6. Las referencias biblio-
gráficas no deben ser más de 15. El cuerpo del artículo
no debe superar las 2000 palabras y el número máximo
de autores será de 6 geriatras y/o gerontólogos.
d) Monografías
Descripción y tratamiento especial de determinada
parte de la Medicina Geriátrica y/o de la Gerontología
y/o de algún tema en particular, referido a la Especia-
lidad. Las referencias bibliográficas y los textos deben
ser relativamente breves. Hay que elaborar un resumen
no estructurado en castellano e inglés de hasta 250
palabras, y se deben incluir de 3 a 5 palabras clave/ke-
ywords. El cuerpo del trabajo no debe superar las 3000
palabras y no puede contener más de 15 figuras. Se per-
miten hasta 50 citas bibliográficas y el número máximo
de autores será de 6 geriatras y/o gerontólogos.
e) Informe de caso o serie de casos
Contendrán título (en español e inglés, en los que no
se indicará el diagnóstico final), autores, resúmenes (no
más de 150 palabras) en español e inglés, palabras clave
en ambas lenguas y estarán compuestos por presen-
tación del caso, discusión clínica, justificando la pre-
sentación del mismo por infrecuencia, valor etiológico,
pronóstico, diagnóstico, terapéutico, por la importancia
del diagnóstico diferencial. No podrán superar las 2.000
palabras, hasta dos tablas o figuras y no más de 15 refe-
rencias. Resumen no estructurado.
f) Carta Científica
Narración no estructurada de un caso clínico o ge-
rontogeriátrico, dirigida al Editor. Debe contener una
introducción donde conste el objetivo, un desarrollo
corto y la evolución del caso. No incluirá resumen,
conclusión o tablas, ni tampoco palabras clave. La ex-
tensión del manuscrito no podrá superar las 1000 pa-
labras. Se aceptarán hasta 4 figuras y las citas biblio-
gráficas no deberán superar las 10. El número máximo
de autores será de 6 geriatras y/o gerontólogos. Ante
la recepción de un caso clínico, el Editor podrá reco-
mendar esta modalidad de presentación cuando lo
considere oportuno.
g) Cartas al Editor y Respuesta
Trabajo relativamente breve que expresa el juicio
personal del/los autor/es sobre un determinado tópico
controvertido, o bien críticas o discrepancias con artí-
culos publicados en la RAGG, elaboradas de manera
constructiva, objetiva y educativa. Las cartas deberán
aclarar, en el marco del derecho a réplica, los puntos
controvertidos del artículo o tema en cuestión. Este tipo
de artículo no lleva resumen ni palabras clave y el cuerpo
del texto no puede superar las 700 palabras. Puede con-
tener hasta 2 figuras y 5 citas bibliográficas. El número
máximo de autores será de 3 geriatras y/o gerontólogos.
• Presentación de Caso (Case Report): relatos de casos
raros por su forma de presentación, escasa frecuencia
o asociación inusual con otra entidad.
9. Estructura de los Trabajos
I. Página de Título (Primera Página)
Esta página debe incluir el título del artículo (en cas-
tellano y en inglés), los nombres de los autores y la
dirección (incluyendo código postal) de la institución
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Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 33, Nº 2164
Reglamento de Publicaciones
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 32, Nº 2106
Reglamento de Publicaciones
donde se desarrolló el trabajo. A su vez, deberá identi-
ficarse al autor para el envío de correspondencia indi-
cando dirección, teléfono y e-mail. En este documento
deberá incluirse el texto relativo a la Contribución de
Autoría y especificar si existe Conflicto de Intereses y/o
Financiación. Los Reconocimientos a personas, por co-
laboración en el estudio o la preparación del manuscrito,
así como a Centros o Entidades que hayan apoyado la
elaboración del trabajo, podrán incluirse en esta página.
II. Página de Título “Ciega” (Segunda Página)
El texto del manuscrito deberá comenzar por el
nombre de la sección a la que corresponde y el título
del trabajo sin el nombre de los autores, a fin de ser
usada en el proceso de revisión por pares (peer review).
El texto del manuscrito deberá organizarse de
acuerdo a la categoría a la que este corresponda.
III. Resumen – Abstract
Excepto la Carta al Editor y la Carta Científica, todos
los artículos deberán incluir un resumen/abstract. En el
caso de los originales, dicho resumen deberá segmen-
tarse acorde con lo expuesto anteriormente en este
Reglamento, en el apartado de Originales. En las otras
categorías, el resumen/abstract correspondientes no re-
quieren segmentación (es decir, no habría que dividirlo
en Objetivo, Materiales y Métodos, etc.).
IV. Palabras Claves – Keywords
Excepto en la Carta al Editor y la Carta Científica todos
los artículos deben incluir entre 3 y 5 palabras clave, en
español e inglés, e incluirse en la Página de Título “Ciega”.
V. Citas Bibliográficas
Las citas deben escribirse a doble espacio comen-
zando en página separada y tienen que estar numeradas
consecutivamente de acuerdo con el orden en que apa-
recen en el texto. Todas las citas que aparezcan listadas
en las citas bibliográficas deben indefectiblemente
estar incluidas como referencia en el texto. Dichas citas
deberán escribirse en superíndice (por ejemplo,21) y apa-
recerán al final de la frase que contenga información a
referenciar. En caso de citarse los nombres de los au-
tores, la cita deberá incluirse inmediatamente después
de estos (por ejemplo, Fustinoni, O. et al.4).
Las referencias deben numerarse en forma con-
secutiva, en el mismo orden en que son citadas por
primera vez en el texto. En las referencias donde se
citan seis o menos autores, deben figurar todos ellos
con apellido e inicial del nombre. En caso de ser siete
o más autores, sólo los seis primeros deben identifi-
carse y luego deben ir seguidos de et al. El título de las
revistas citadas deberá abreviarse acorde al Index Me-
dicus MEDLINE (disponible en: http://www.ncbi.nlm. nih.
gov/pubmed. A manera de ejemplo, suministramos las
maneras correctas de citar:
• Artículo de Revista
José Gutiérrez Rodríguez, Marta Alonso Álvarez,
Carmen Varela Suárez, Juan José Solano Jaurrieta. Fac-
tores de riesgo asociados a deterioro funcional en el an-
ciano tras su consulta en un servicio de urgencias. Rev
Mult Gerontol 1999; 9:139-146.
• Capítulo de Libro
Henrich, WL. Diálisis. México McGraw-Hill Intera-
mericana; 2001. P94 Chamoles N, García Erro, M. Los
errores congénitos del metabolismo. En Sica REP, Mu-
chnik S. Clínica Neurológica. Buenos Aires: La Prensa
Médica; 2003. p 173-202.
• Libro Completo
Risgven MK, Bond D. Gerontology and leadership skills
for nurses. 20 ed. Albany (NY): Delmar Publishers; 1996.
• Las citas de resúmenes bibliográficos, editoriales y
cartas al editor deben aclarar su origen: Spargo PM,
Manners JM. DDVAP and open heart surgery (letter).
Anaesthesia. 1989; 44:363-4. Fuhrman SA, Joiner KA.
Binding of the third component of complement 3 by To-
xoplasma gondii (abstract). Clin Res. 1987;35:475ª
• Cita de Revista Online
Friedman SA. Preclamsia: a review of the role of pos-
taglandins. Obstet Gynecol (serial online). January 1988;
71:22-37. Available from: BRS Information Technologies,
McLean VA. [consultado Dec 1990]
• Cita de Base de Datos
EARSS: the European Antimicrobial Resistance Sur-
veillance System [Internet].Bilthoven (Netherlands):
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Diciembre 2019 165
Reglamento de Publicaciones
Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, Vol. 32, Nº 2106
Reglamento de Publicaciones
donde se desarrolló el trabajo. A su vez, deberá identi-
ficarse al autor para el envío de correspondencia indi-
cando dirección, teléfono y e-mail. En este documento
deberá incluirse el texto relativo a la Contribución de
Autoría y especificar si existe Conflicto de Intereses y/o
Financiación. Los Reconocimientos a personas, por co-
laboración en el estudio o la preparación del manuscrito,
así como a Centros o Entidades que hayan apoyado la
elaboración del trabajo, podrán incluirse en esta página.
II. Página de Título “Ciega” (Segunda Página)
El texto del manuscrito deberá comenzar por el
nombre de la sección a la que corresponde y el título
del trabajo sin el nombre de los autores, a fin de ser
usada en el proceso de revisión por pares (peer review).
El texto del manuscrito deberá organizarse de
acuerdo a la categoría a la que este corresponda.
III. Resumen – Abstract
Excepto la Carta al Editor y la Carta Científica, todos
los artículos deberán incluir un resumen/abstract. En el
caso de los originales, dicho resumen deberá segmen-
tarse acorde con lo expuesto anteriormente en este
Reglamento, en el apartado de Originales. En las otras
categorías, el resumen/abstract correspondientes no re-
quieren segmentación (es decir, no habría que dividirlo
en Objetivo, Materiales y Métodos, etc.).
IV. Palabras Claves – Keywords
Excepto en la Carta al Editor y la Carta Científica todos
los artículos deben incluir entre 3 y 5 palabras clave, en
español e inglés, e incluirse en la Página de Título “Ciega”.
V. Citas Bibliográficas
Las citas deben escribirse a doble espacio comen-
zando en página separada y tienen que estar numeradas
consecutivamente de acuerdo con el orden en que apa-
recen en el texto. Todas las citas que aparezcan listadas
en las citas bibliográficas deben indefectiblemente
estar incluidas como referencia en el texto. Dichas citas
deberán escribirse en superíndice (por ejemplo,21) y apa-
recerán al final de la frase que contenga información a
referenciar. En caso de citarse los nombres de los au-
tores, la cita deberá incluirse inmediatamente después
de estos (por ejemplo, Fustinoni, O. et al.4).
Las referencias deben numerarse en forma con-
secutiva, en el mismo orden en que son citadas por
primera vez en el texto. En las referencias donde se
citan seis o menos autores, deben figurar todos ellos
con apellido e inicial del nombre. En caso de ser siete
o más autores, sólo los seis primeros deben identifi-
carse y luego deben ir seguidos de et al. El título de las
revistas citadas deberá abreviarse acorde al Index Me-
dicus MEDLINE (disponible en: http://www.ncbi.nlm. nih.
gov/pubmed. A manera de ejemplo, suministramos las
maneras correctas de citar:
• Artículo de Revista
José Gutiérrez Rodríguez, Marta Alonso Álvarez,
Carmen Varela Suárez, Juan José Solano Jaurrieta. Fac-
tores de riesgo asociados a deterioro funcional en el an-
ciano tras su consulta en un servicio de urgencias. Rev
Mult Gerontol 1999; 9:139-146.
• Capítulo de Libro
Henrich, WL. Diálisis. México McGraw-Hill Intera-
mericana; 2001. P94 Chamoles N, García Erro, M. Los
errores congénitos del metabolismo. En Sica REP, Mu-
chnik S. Clínica Neurológica. Buenos Aires: La Prensa
Médica; 2003. p 173-202.
• Libro Completo
Risgven MK, Bond D. Gerontology and leadership skills
for nurses. 20 ed. Albany (NY): Delmar Publishers; 1996.
• Las citas de resúmenes bibliográficos, editoriales y
cartas al editor deben aclarar su origen: Spargo PM,
Manners JM. DDVAP and open heart surgery (letter).
Anaesthesia. 1989; 44:363-4. Fuhrman SA, Joiner KA.
Binding of the third component of complement 3 by To-
xoplasma gondii (abstract). Clin Res. 1987;35:475ª
• Cita de Revista Online
Friedman SA. Preclamsia: a review of the role of pos-
taglandins. Obstet Gynecol (serial online). January 1988;
71:22-37. Available from: BRS Information Technologies,
McLean VA. [consultado Dec 1990]
• Cita de Base de Datos
EARSS: the European Antimicrobial Resistance Sur-
veillance System [Internet].Bilthoven (Netherlands):
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Reglamento de Publicaciones
RIVM. 2001 - 2005 [cited 2007 Feb 1]. Available from:
http://www.rivm.nl/earss/
• Cita de Página Web
Gostin LO. Drug use and HIV/AIDS (JAMA HIV/AIDS we-
bsite) June 1, 1996. Updated (Actualizado): june 26, 1997.
Para más información en relación con otras fuentes
citables (por ejemplo: actas de conferencia, artículo
presentado en conferencia, etc.), se recomienda con-
sultar las Normas de Vancouver (pueden consultarse
en http://www.icmje.org)
VI. Tablas
Deben asociarse con un breve título descriptivo y nu-
merarse en el orden en el que aparecen en el texto.
Las abreviaturas deben aclararse en una nota al pie.
Deben ser “autoexplicativas” y no duplicar datos suminis-
trados en el texto o las figuras. Las referencias bibliográ-
ficas deben numerarse en secuencia con las del texto. Si
se utilizan datos procedentes de otra fuente, publicada
o inédita, hay que solicitar la autorización por escrito a la
revista o editorial fuente y reconocer su origen.
VII. Figuras o Ilustraciones
Se aceptarán las figuras o ilustraciones indicadas en
cada categoría. El número de la figura debe coincidir
con el número asignado en el texto y se asigna de forma
correlativa.
Las fotos, figuras o ilustraciones deben ser enviadas
mediante soporte digital. Las mismas tendrán que
contar con una resolución igual o mayor a 800x600
píxeles (300 dpi), en formato JPG. La medida mínima de
ancho es de 8.5 cm y el máximo de 17.5 cm.
Dentro del Word se pueden incluir las imágenes para
ver la ubicación en el trabajo, pero tendrán que ser
enviadas también por separado ser de excelente reso-
lución y uniformes en tamaño.
VIII. Epígrafes
Cada figura deberá acompañarse de su respectivo
epígrafe, deben escribirse en la misma hoja del manus-
crito, a doble espacio como el resto del texto. En caso
de referencias bibliográficas en las leyendas de las fi-
guras, deben numerarse en secuencia con las del texto.
IX. Estadística
Describir los métodos estadísticos con detalle sufi-
ciente para que el lector, versado en el tema y que
tenga acceso a los datos originales, pueda verificar los
resultados presentados. En lo posible, cuantificar los
hallazgos y presentarlos con indicadores apropiados
de error o incertidumbre de la medición. Analizar la
elegibilidad de los sujetos de experimentación y dar
los detalles del proceso de aleatorización.
Presentación de los trabajos
I. Texto
El texto debe estar escrito a doble espacio (incluidas
las citas bibliográficas, tablas/gráficos, pies de figuras
y comentarios a pie de página). Si se utilizan abrevia-
turas o iniciales, estas deben estar previamente ex-
plicadas en el texto. Las páginas deben numerarse
desde la portada. El nombre de los autores debe apa-
recer sólo en la primera página.
Las drogas y sustancias químicas deben referirse por
su nombre genérico y no por su nombre comercial.
II. Abreviaturas y Acrónimos
Defina las abreviaturas y acrónimos al comienzo del
texto, empleando primero la palabra completa seguida
de la abreviatura entre paréntesis: por ejemplo, Valo-
ración Geriátrica Integral (VGI).
Después de aceptado el trabajo
Pruebas de autor
Se enviará un conjunto de pruebas de página
(en archivos PDF) por correo electrónico al autor
encargado de la correspondencia. Si no desea uti-
lizar la función de anotaciones en PDF, puede enu-
merar las correcciones (incluidas las respuestas
del formulario de dudas) y enviarlas a la RAGG por
correo electrónico. En esta fase solamente se con-
siderarán cambios significativos en el artículo que
fue aceptado para su publicación con el permiso del
Director. Es importante asegurarse de que todas las
correcciones se nos envían de vuelta en una comu-
nicación: compruébelo minuciosamente antes de
responder.
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