revista diletante, no.1
DESCRIPTION
DILETANTE es una revista electrónica de creación, arte y pensamiento reflexivo, que invita a la colaboración de personas afines al cultivo de las expresiones humanas. Su fin es ofrecer un espacio para la promoción del pensamiento y el diálogo entre autores, críticos y lectores.TRANSCRIPT
1
Tigro (magro), Tamaso, San Luis Potosí. Fotografía de Yoalli Zúñiga.
Diletante es una revista electrónica de publicación
bimestral, editada por Tlamatinime. Año 1, Núm. 1*,
Octubre 2012. Puebla, Pue. Editores responsables: Javier
Arroyo y Gerardo Bustamante. El material contenido en esta
publicación es propiedad de sus respectivos autores.
Ninguna parte puede ser reproducida total o parcialmente
sin mención del nombre, signo o firma con que se identifica
el autor.
*Segunda edición
r e v i s t a
d i l e t a n t e
Directorio
Gerardo Bustamante
Director
Javier Arroyo
Subdirector
Rivka Árcega
Redacción
José Bernardo FM
Diseño
2
Reverdecer 2, Palenque, Chiapas. Fotografía de Yoalli Zúñiga.
Presentación
Gerardo Bustamante
Bajo las punzantes agujas del sol, he
caminado sobre lisas banquetas, en
amplias calles de concreto hidráulico,
siempre largas, desalentadoras,
interminables. Las más grandes sombras
en semejantes escenarios, suelen ser
pequeños hilos que se extienden sobre el
suelo: la poca gracia de un poste de luz o
una señal de tránsito. No es que odie al
progreso —¿progreso, dije?—, mi
molestia, aún mayor, mi desprecio, se
extiende a esa conducta estandarizada,
que contagia a cada rincón donde uno
quisiera meterse. Se diría pobremente que
el mal gusto se ha apoderado del mundo.
Lo tiene casi conquistado. Pero no
podemos ser tan condescendientes. Por
ello, me complace el presentar este
espacio: diletante. Una revista electrónica
que nace como un pequeño árbol en
medio de lo estéril. Estoy seguro que con
el debido cuidado, podrá algún día,
ofrecer abundante sombra a quien
caminante o diletante ansíe. Y,
discretamente, convertirse en el primer
paso de un alcázar por la reforestación de
la cultura.
Bienvenidos, pues, a explorar las
primeras publicaciones de diletante. Sean
libres de exteriorizar sus pensamientos e
inquietudes colaborando en este espacio.
Las puertas están abiertas, y ustedes son
invitados a entrar.
Quiero agradecer a los primeros
integrantes y desarrolladores de diletante:
Javier Arroyo, Rivka y Bernardo; músicos
y defensores de la cultura. Y, también, a
los primeros colaboradores: Anais
Moreno, Jorge Ramos, Yoalli Zúñiga y
Aarón Cruz, que con sus aportes han dado
vida a la naciente revista.
3
ÍNDICE
4 Grabaciones musicales: ¿Ventaja o desventaja?
Jorge Ramos
7 Fotografía de Aarón Cruz
12 El Cubo
Javier Arroyo
14 Delirios de insomnio
Anais Moreno
16 Plaza
Yoalli Zúñiga
18 Yo he soñado que México iba a salvarse
Gerardo Bustamante
22 Palabras necias para oídos empáticos
José Bernardo FM
4
Grabaciones musicales: ¿Ventaja o desventaja?
Jorge Ramos
Recostado en el sofá de mi casa,
escuchando el 2o mov. de la sonata op.111
de L.V. Beethoven a cargo del maestro
Claudio Arrau (indudablemente, una de
las versiones más portentosas que existen
hoy en día) me he puesto a reflexionar
sobre las ventajas o desventajas que se
pueden ocasionar al reproducir cualquier
disco de música académica que tengamos
a la mano.
Es un hecho que de no ser por los
avances tecnológicos no podríamos gozar
de interpretaciones musicales históricas,
tales como las excelsas Variaciones
goldbergde J.S. Bach a cargo del maestro
Glenn Gould, o las Pasiones del mismo
compositor a cargo del maestro Karl
Richter, o cómo olvidar los deslumbrantes
cuartetos de cuerda de L.V. Beethoven
interpretadas por el cuarteto Guarneri.
En fin, podríamos mencionar un
centenar de fantásticas grabaciones, pero,
¿qué pasa con ese aspecto tan
inconmensurable y gratificante a la hora
de escuchar las mismas obras antes
mencionadas en vivo? Al tener la facilidad
de escuchar tantas versiones de la misma
obra, interpretadas por los grandes
maestros, se puede correr el riesgo de
hacer una comparación al momento de
asistir a una sala de conciertos. Existen
casos en que los oyentes, amantes de la
mal llamada música académica (como si se
tratara de una música 100% intelectual e
inaccesible a las personas) prefieren
permanecer en la comodidad de sus casas
escuchando sinfonías, conciertos para
violín, violoncello, flauta, etc; en vez de
presenciar la magia que se otorga cuando
estamos ante la presencia de un
tremendo tutti orquestal, o del más
sutil piano que nos puede ofrecer un solo
de violín, por el simple hecho de decir
que tal obra no suena igual que con tal
intérprete o con tal orquesta.
Otra pregunta que puede ser motivo de
reflexión es: ¿qué hacían los intérpretes de
principios del s. XX al no tener la misma
facilidad de escuchar en cualquier
momento las obras deseadas? ¿Será ésta
alguna de las razones por las cuales
encontramos intérpretes de una calidad
inigualable, con una variedad de colores y
pensamientos tan significativos, con un
estilo tan propio y tan distinto el uno del
otro?
5
Indudablemente, podríamos decir que el
único medio con el que contaban estos
maravillosos músicos, era el asistir a
alguna sala de conciertos para disfrutar y
apreciar las obras musicales que en ese
momento se ejecutaban. Al no tener un
fácil acceso a la obra que iban a
interpretar, es de suponer que
directamente se estudiaba la partitura
estando alejados del instrumento, o en el
caso del repertorio sinfónico, se hacían
reducciones al piano de obras orquestales
(como es el caso del periodo musical
romántico).
Uno de los problemas que podemos
encontrar, como estudiantes de música al
escuchar alguna grabación, es el caer en el
error de tocar las obras limpiamente como
se nos presenta o en copiar la manera de
tocar del intérprete que estamos
escuchando. Debemos tomar en cuenta
que muchas de estas interpretaciones son
realizadas en un estudio de grabación, con
una gran cantidad de tomas y sin la
presión de estar ante un público. Esta
situación puede dar como resultado la
carencia de un estilo musical propio en los
jóvenes intérpretes que podemos apreciar
en la actualidad.
El desastroso pensamiento y objetivo
oriental (que tristemente se está
convirtiendo en un pensamiento ahora
occidental) de conseguir una limpieza
técnica y una falta de errores naturales del
ser humano por intentar tocar la obra
estudiada copiando grabaciones, está
empapando a la comunidad estudiantil, e
inclusive, a los cada día más exigentes
oyentes. Esto también genera una gran
preocupación en los estudiantes al
momento de estar en el escenario e
interpretar lo ya estudiado para alcanzar
la más alta perfección técnica olvidando
por completo el objetivo principal, que
consiste en hacer música, buscando causar
algún tipo de efecto emocional en el
público, como se pensaba en la antigua
Grecia.
En el ámbito musical escolar, algunos
maestros aconsejan a sus alumnos el no
escuchar ninguna versión de la obra por
estudiar hasta que se haya encontrado una
comprensión propia de ésta. Otros
maestros aconsejan el escuchar varias
versiones de la misma obra, sólo como
referencia, sin conceder gusto alguno por
las versiones escuchadas. Y hay algunos
que están abiertos a que sus alumnos
escuchen alguna versión y traten de sacar
el mayor provecho de ésta.
Los invito a que la próxima ocasión en
que asistamos a una sala de conciertos,
evitemos juzgar la interpretación que
estamos escuchando en ese momento. El
trabajo que el intérprete lleva a cabo no es
una tarea fácil; no podemos saber las
circunstancias en las que se encontraba
momentos antes de salir al escenario, o
inclusive, las circunstancias por las que
está pasando en ese instante. Invito
también a evitar con total rigidez la
terrible comparación que como
estudiantes o inclusive, como amantes de
la música, llegamos a ejercer sobre los
intérpretes que día a día trabajan para
lograr la mayor calidad y la mayor entrega
6
al momento de ejecutar sus instrumentos
en el escenario.
Jorge A. Ramos Fernández. Originario de la Cd.
de Puebla, actualmente es estudiante de la
licenciatura en piano en la ESM de la Cd. de
México. Entre sus pasatiempos se encuentran: el
cine, la música, la lectura o tomar un buen café al
lado de sus amigos. Su amor por la naturaleza y en
especial, los animales, es indiscutible. Le
entusiasma la idea de que día a día podamos
construir eso que llamamos cultura y de aportar un
pequeño grano de arena para transformar el bello
mundo que habitamos con buenos pensamientos y
acciones.
7
FOTOGRAFÍA Aarón Cruz
8
9
10
Aarón Cruz. Bajista y contrabajista
mexicano. Viajero, caminante,
escucha, lector, cinéfilo, audiófilo.
Gusta de la vida y de compartirla
12
El Cubo
Javier Arroyo
A Norma Espejel
Nací dentro de un cubo de cristal.
Desde que tengo razón he estado aquí.
Ya sea por casualidad o por algo
fatídico (puede que sea por éste
último). A estas alturas de mi vida, ya
no me pregunto mi origen ni recuerdo
mi pasado ni siquiera me interesa si
tengo un nombre. ¿Acaso el nombre se
hizo para seguir siendo recordados?
Quizá nadie será recordado.
Hay días que no recuerdo, otros se
mantienen turbios en mi memoria y,
hay algunos que permanecen nítidos.
Verbigracia: un día al despertar, noté
una presencia extraña —digo extraña
porque no sabía qué era aquello— en la
esquina contraria donde yo dormía. Era
alguien parecido a mí, pero muy raro:
el cabello lo traía largo, su faz muy
tersa y delicada, sus ojos negros como
el negro profundo de un pozo, sus
manos delgadas y suaves. Qué decir de
su cuerpo, un monumento a la belleza,
de esos que se erigen a las diosas.
Contemplé aquello que no conocía, lo
miraba con extrañeza y con mucha
curiosidad. Era obvio, además de mí,
no existía nadie. De repente, despertó.
Me quedé inmóvil, tieso, como si el
tiempo se hubiese cristalizado y la
única verdad absoluta fuese eso. Nos
miramos, nos olfateamos, nos sentimos,
nos tocamos como reconociendo algo,
como si en nosotros estuviese la
respuesta. ¿Qué era aquello que me
miraba con el mismo asombro con el
que yo lo veía? ¿Acaso era una
alucinación de mi mente? No sé. Eso
que estaba frente a mí era una
revelación, un descubrimiento —por
decirlo de alguna manera— que me
cambiaría la existencia.
Empezamos a danzar en el silencio,
nos balanceábamos al ritmo de esa
música silente, perdidos en nuestros
vuelos, como dos abubillas en un
13
cortejo primaveral, llenos de inocentes
sensaciones, refugiados en los rincones
de sus párpados, en las violetas de su
jardín. Su canto era sublime, tan
sublime como el canto del zorzal en
esos cielos cerúleos de su tierra, en esos
campos donde el río resuena con
intensidad suprema, con tempestuosa
rabia. Y nos mirábamos y nos olíamos y
nos perdíamos en un dédalo de
sensaciones enervantes, de caricias
húmedas, de besos cristalizados en el
espacio del tiempo, en el todo y en la
nada. Es allí donde su silueta refulgía,
respiraba, reposaba como una sombra
en la espesa noche; y yo vigilante como
el búho taciturno, noctámbulo,
contemplando su esencia, su olor, su
ser, su todo.
Ella me enseñó el lenguaje. Entendí
que las palabras no son lo mismo que el
silencio. Que ambos son como dos
hermanos siameses destinados a vivir el
uno con el otro. Siempre juntos en una
complicidad armoniosa. Aprendí a
amar la palabra. Me leyó poemas. En
ellos encontré el lenguaje más álgido,
más bello, más perfecto, porque es en la
poesía donde está la esencia más pura y
célebre de una lengua. Estando con ella
conocí la reciprocidad, la tolerancia, el
respeto, la lealtad, la fidelidad, la
honestidad, la duda, la incertidumbre,
el enojo, la furia, la desesperación, la
frustración, la envidia, el éxtasis, el
deseo, la excitación, la vanidad, la
vergüenza, el dolor, la magia, la
felicidad.
La razón por la que apareció en mi
vida es ambigua, todo lo que había
visto y conocido era yo, nada más yo, es
decir, lo único que me importaba era
yo.
Hubo otro día que recuerdo con
gran lucidez. Aquella vez me enseñó la
historia del mundo: sus héroes, sus
batallas, sus reyes, pero también los
olvidados, los que han sido silenciados,
los torturados, todos los que alguna vez
tuvieron palabras sabias. Después de
todo, conocí que el mundo ha estado
lleno de injusticias, de represiones, de
mentiras, de lóbregos caminos hacia
una luz que muchas veces fue incierta.
Ese día nos acostamos. Ella en su
esquina, yo en la mía, no dijimos nada,
sólo nos dormimos. Soñamos. Al
despertar ya no estaba, había
desaparecido, no encontré nada de ella.
Sólo las reminiscencias de su ser.
En el silencio busco su esencia, su
latir, escucho el eco de su voz. De
nuevo solo, vuelvo a ser yo.
Ensimismado en mí, en yo.
Javier Arroyo. Poeta y músico. Amante de los
animales y la naturaleza. Lector, cinéfilo,
caminante.
14
Delirios de insomnio
Anais Moreno Rodríguez
I. Fango seco (de escenarios)
Cuando la soledad abriga la espalda de
quien ha sido olvidado sobre el fango,
con la piel herida de látigos afilados
con la despiadada puntilla del tiempo,
la cruel lengua de la maldad de quien
nunca importó, de la legalidad del
ruego sordo, de los pasos de una
ciudad estruendosa sobre el auxilio de
un ente construido en el idealismo;
cuando la soledad calla con nosotros,
cierra la puerta y emprende el vuelo,
esta vez nosotros delante, nadie sabe,
nadie ve, todos olvidan y yo, yo
duermo. Las lágrimas sellan los labios,
al secarse decoran los sabores en el
paladar de un anhelo sobre aquel lago
escondido tras la roca, tras la semilla,
tras la niebla, tras lo minúsculo;
pequeño pero existente, posible, tras el
sonido y el hambre, la necesidad y la
incapacidad de huir. Aquí dentro, si yo
quiero, por primera vez: nadie entra.
II. Delirios de Insomnio
Los escritos son delirios navegantes de
las noches de insomnio, de una
migraña, de un dolor tan intenso que
exhibe el alma; es el sollozo del cáncer
humano, de ser y no estar, de
permanecer, pertenecer, de volar y caer
en los brazos de una realidad
irrevocable y engreída que, con el cruel
reflejo de un antifaz homérico, borra la
sensatez de una noche de delirios, el
vago recuerdo de la nostalgia en la
cabeza. Hijos nebulosas del sueño
diciéndome adiós.
Anais Moreno Rodríguez. Originaria de
Villaflores, Chiapas, aunque en realidad su
lugar de origen ha sido la carretera.
Actualmente es estudiante de Relaciones
Internacionales en la Benemérita Universidad
de Puebla y ya el próximo año se nos va (por
fin). Discípula de las hojas desprendidas del
otoño, gusta de caminar descalza sobre tierra
15
húmeda. Gusta de la música en general, desde la
música renacentista, deambulando por el blues,
jazz, folk hasta una bien escogida pieza de death
metal. Socialmente negligente, soñadora de
tiempo completo con la única convicción de
definirse en una sola convicción. Detesta las
bogas, incluso cuando ella puede representar
una: la de no representar ninguna.
16
Plaza
Yoalli Zúñiga Solís
¿Recuerdas aquella ocasión?
Sentíamos tan breve la existencia,
ataraxia perenne y envolvente
que estimaba incipiente la razón.
De bruces, abatió los sentidos,
perdióse toda percepción en único cuerpo,
tal niebla que todo recubre
salvo el breve espacio siguiente.
No hemos sido solo nosotros
atravesando el sitio de colisión;
implosiones del alma,
explosiones del corazón.
El instante es perpetuo
arquetipo de iluminación,
plaza cual henchido vientre
de los astros rendidos al amor.
17
Yoalli Zúñiga Solís. Estudiante de Biología en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, con
gran fascinación por los insectos, el arte, la ciencia y el ocio.
Plaza de “Las tres culturas”, Zona
Arqueológica de Tlatelolco, México,
D.F. Fotografía de Yoalli Zúñiga Solís.
18
Yo he soñado que México iba a salvarse
Gerardo Bustamante
En 1929, vísperas de las elecciones
presidenciales, un hombre ciego,
llamado Conrado Gaxiola, decía,
mientras acompañaba a los
vasconcelistas en los preparativos para
las asambleas del partido: “Yo he soñado
que México iba a salvarse” (Vasconcelos,
299). Palabras de casi un siglo que se
han perdido en la amargura de la
realidad nacional.
José Vasconcelos fue un apóstol que
soñó con la República en México; un
gobierno donde los hombres más sabios
estarían al frente de los asuntos
públicos. Su ideal está escrito en sus
libros y su vida en las instituciones. Su
Academia fue el Ateneo de la Juventud,
asociación civil de un grupo de jóvenes,
integrada por destacados escritores,
pensadores y artistas. Entre ellos:
Alfonso Reyes, Henríquez Ureña y
Antonio Caso; en su mayoría, abogados
de profesión. La educación positivista
de la época rechazaba las profesiones
no afines al ideal del progreso y la
ciencia. En México sólo se aspiraba a
estudiar medicina o leyes. Los hombres
se estaban deshumanizando, mientras,
la democracia sucumbía ante el
porfiriato.
El descontento social, en 1908, se
materializó con la aparición de
Francisco I. Madero, y su libro La
sucesión presidencial de 1910. En su tarea
por encontrar el apoyo de los mejores
hombres, Madero invitó a Vasconcelos
a participar de una reunión que se
celebraría en la casa del ingeniero
Robles Dominguez, un amigo en
común entre ellos. En aquel tiempo,
Vasconcelos se empleaba en una oficina
del edifico del Banco Internacional, y
junto con él, en una notaria, Antonio
Díaz Soto. Pronto, Vasconcelos
extendió la invitación a su compañero,
pero inesperadamente la rechazó, y
sentenció en una manera tan lúgubre
como infalible:
19
No valía la pena, dijo, sacrificarse
por un pueblo que nunca responde
al llamado de sus mejores. A él le
habían quebrantado su porvenir y
estaba decidido a no volver a
mezclarse en la política de un país
de indios embrutecidos por el
alcohol… —Usted puede soñar en
democracia, compañero, porque ha
pasado su vida en la capital, no
conoce a nuestro pueblo. El campo
no está preparado sino para la
abyección. La única política eficaz
en México es la de Pineda —el
gerente del porfirismo—, una
política de pan y palo, o sea, un
despotismo ilustrado (Id. 107).
La revolución se desató en México
en 1910. El pueblo escuchó el llamado y
se levantó contra la tiranía de Porfirio.
La ciudad se embellecía y crecía
económicamente, pero el resto, el
campo, resentía el olvido. La cultura de
los pueblos se balanceaba entre lo
sobrante de Mesoamérica y el mundo
improvisado del progreso. Finalmente,
un derramamiento de sangre fue el
triunfo de la revolución. Se habían
impuesto aquellos espíritus que hervían
por el calor de la injusticia. Reclamaban
un lugar digno en la patria. El tirano
había caído y en adelante la democracia
estaba en manos de la oposición. Pero,
¿cómo funcionaba? ¿Cuál era el camino
del nuevo México? Platón, en su
diálogo La República o de lo justo nos
habla de los distintos tipos de gobierno,
entre ellos el democrático:
El gobierno pasa a ser democrático,
cuando los pobres, habiendo
conseguido la victoria sobre los
ricos, asesinan a unos, expulsan a
otros, y se reparten por igual con
los que quedan los cargos de
administración de los asuntos,
reparto que en este gobierno se rige
de ordinario por la suerte. —Así es,
en efecto, como se establece la
democracia, bien por el camino de
las armas, bien porque los ricos,
temiendo por sí mismo, adopten el
partido de retirarse (189).
Los pobres, y algunos intelectuales,
obtuvieron la batuta del nuevo
gobierno. Lucharon contra la injusticia,
pero, ¿qué los hacía a ellos más justos?
La mayoría tenía hambre, y los
acompañaba un sentimiento de
recompensa por su participación en la
revolución. Ahora, los conflictos eran
entre ellos mismos. ¿Qué camino
debería tomar el país? Tras los
siguientes años se logró una frágil
democracia, se sucedieron intrigas, y se
derramó más sangre por el desacuerdo
en los ideales. La tarea por levantar a
20
toda la nación no estaba conforme a los
intereses individuales.
Fue en un México aún indefinido,
donde apareció Vasconcelos con su
utopía incontenible. La democracia no
tenía sentido en un país de ignorantes.
La verdadera batalla tenía que librarse
contra la ignorancia. Había que
evangelizar a la nación con Goethe,
Platón, Tagore, Esquilo, Sófocles; pero
antes, era necesaria la alfabetización.
Vasconcelos creó la Secretaría de
Educación, fundó bibliotecas y escuelas,
imprimió a sus clásicos, reformó a la
universidad, promovió el muralismo.
Creía que sólo los libros podían sacar a
este país de la barbarie. Su esperanza
que tenía en el pueblo, quedó impresa
en el lema de la Universidad Nacional:
Por mi raza hablará el espíritu. Maestros y
estudiantes se unieron a sus cuadrillas.
No sólo daban su tiempo para enseñar
a leer, sino parte de su salario. Había
que terminar con el mal de los
mexicanos: “¡Peste es la ignorancia que
enferma el alma de las masas! La mejor
acción de patriotismo consiste en que
enseñe a leer, todo el que sabe, a quien
no sabe” (238) expresaba en el día del
alfabeto. No sólo había que terminar
con el analfabetismo, también, con los
ineptos. Había que despojar de su cargo
a los profesionistas que sólo
aumentaban la carga de los de abajo.
No se podían tolerar tantos años de
silencio por aquellos maestros y
trabajadores de la educación, que sólo
eran espectadores de un deficiente
sistema educativo. La regeneración fue
total, impresionante, utópica.
El apóstol de la democracia,
finalmente, ve caer todas sus
esperanzas y esfuerzos por su país, tras
perder en 1929 las elecciones
presidenciales. Numerosas
irregularidades y actos impíos contra
grupos de vasconcelistas destruyeron la
posible democracia de México. Un
último llamado al pueblo para defender
la democracia, se perdió en el eco de un
pasado revolucionario que no se quería
revivir. Así, Vasconcelos terminó en el
exilio, desilusionado, quizá pensando
en el mismo destino que vivió Platón.
¿Ostracismo o cicuta? Desde Sócrates,
la historia ha escrito que la educación
Diego Rivera sentado a la izquierda de José Vasconcelos durante
un festival. En el ángulo izquierdo Pedro Henríquez Ureña,
1921. Imagen tomada del libro: Álvaro Matute, la Revolución
mexicana: actores, escenarios y acciones (Vida cultural y política
1901-1929), México, INEHRM, 1993, p. 90.
21
puede ser juzgada como “perversión a
la juventud”.
Hoy, 83 años después de las
elecciones de 1929, se vive la fotografía
congelada, y aún más ridícula. Realidad
que entristece y humilla al ciudadano
contemporáneo. La Secretaría de
Educación Pública, ha dejado de ser el
monumento a la regeneración nacional.
Increíblemente, los ineptos han ido
recuperando lo que Vasconcelos les
había arrebatado. La ignorancia ha
reclamado su lugar en la historia como
símbolo de la nación. En sus últimos
años de vida, Ikram Antaki escribió El
manual del ciudadano contemporáneo, en
él nos habla como profeta de un México
que debía evitarse, pero después de
doce años sus citas se han convertido
en consecuencias reales: “En la
democracia, difícilmente representará a
sus contemporáneos el más sabio, sino
aquel que más se les parece, que habla
y actúa como ellos” (148).
Sorprendido como Plutarco con los
griegos, uno se da cuenta que entre los
mexicanos los ignorantes deciden.
Bibliografía
Antaki, Ikram. El manual del ciudadano
contemporáneo. México, D.F.: Booket, 2011.
Platón. “La República o de lo justo”.
Diálogos. Tomo II. Ed. Francisco Larroyo.
México, D.F.: Editorial Porrúa, 2007.
Vasconcelos, José. José Vasconcelos. Hombre,
Educador y Candidato. Ed. Guadalupe
Lozada León. México, D.F.: Coordinación
de Humanidades, UNAM, 1998.
Gerardo Bustamante. Diletante e ingeniero.
Ha expresado que la nueva lucha del hombre es
por la naturaleza, por los animales.
22
Palabras necias para oídos empáticos
José Bernardo FM
El concepto de autonomía alimentaria y
energética debería ser primordial para
la humanidad en estos tiempos de
constante cambio. Sin embargo, las
escuelas convencionales no aportan
innovación teórica ni práctica en estas
materias. La actualización constante de
estos temas se encuentra en internet,
donde las personas comparten desde,
cómo elaborar jabones biodegradables a
base de aceite de cocina usado y sosa
cáustica, hasta lo necesario para hacer
un motor de energía libre con imanes y
un CD; una vasta red de información,
en la que a cada segundo acceden
millones de personas, teniendo como
mayor desventaja, el no ser accesible a
todos.
En este momento en todo el mundo
las calles se convierten en asambleas
ciudadanas. Algunas de éstas
parecieran derivar o estar repitiendo la
misma fórmula que hemos visto: ser
intrascendente. Su eficacia contra el
sistema — al cual declaran su
enemigo—, dependerá de dejar atrás
todos los viejos hábitos y adoptar las
nuevas corrientes, entre las cuales se
destaca mayormente la sostenibilidad
(que significa lo mismo que
sustentabilidad) y, en la práctica se
traduce como autonomía alimentaria,
económica y energética, que propicia el
bienestar social.
Debemos todos convertirnos en
agentes transformadores de nuestro
entorno, que eligen vivir en armonía,
esto implica el desprendimiento de la
cultura de consumo. Mucha gente
piensa que actuar con conciencia
ecológica requiere un cambio tan
radical como volver a las cuevas o al
nomadismo, si bien esto es una manera
de lograrlo, cada día se desarrollan
nuevas alternativas ecológicas (verdes,
eco, sustentables y demás palabras
“in”) a los productos y servicios
convencionales. Ahora se sabe que se
23
puede construir una alberca sin bombas
eléctricas y reemplazándolas por arietes
hidráulicos, cambiando el filtro por un
sistema de tanques que recicla el agua
constantemente (en los cuales hay
plantas, lirios, anfibios, libélulas, peces
y demás especies acuáticas). Se
construyen casas con basura —que
obviamente son inodoras e incluso muy
estéticas—, otras que podrían parecer
residencias en árboles; se cultivan
condimentos frescos dentro de una
cocina o en las azoteas.
La materia orgánica de desecho
puede ser utilizada para producir gas, y
el agua salada electrolizada para
producir hidrógeno; es por esto y otras
innovaciones para la obtención de
energía limpia, que considero deficiente
y obsoleta la idea de los megaproyectos
“progresistas” que proponen extraer
grandes cantidades de cualquier
energético y distribuirlo en enormes
redes, mediante las cuales se disipa la
energía, en lugar de pequeñas centrales
por sectores que distribuyan de manera
más eficiente menor cantidad de
energía.
El verdadero problema está en que al
“monstruo” no le atañe mejorar la
condición humana, ni exaltar sus
valores, ni contribuir a un entorno
mejor para todas las especies de la
tierra. Siempre hemos visto con
asombro y conmoción, pero con cierta
indiferencia, cómo destruyen
ecosistemas enteros en el mundo para
extraer minerales, energéticos, madera,
alimentos, alimentos para alimentar
alimentos, etc. Pero ahora, que
pareciera que esto no tendrá final, más
que nunca debemos fomentar la
conciencia de que el sistema actual está
en decadencia, y puede ser enmendado
con las acciones pertinentes. No es sólo
cuestión de separar la basura, el planeta
requiere dejar de pensar que solamente
los científicos innovan en materia de
cuidado ambiental, necesitamos
entender que todos tenemos la facultad
de volvernos autónomos.
José Bernardo FM. Músico, panadero,
tlaquichero. Ha declarado que la autonomía
energética y alimentaria son pieza clave del
rompecabezas de la sostenibilidad, antítesis del
capitalismo.