revista empresa 187

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Diciembre 2007 / Enero 2008 187 EMPRESA LA ETICA Y LOS VALORES EN LA CIENCIA ECONOMICA Luisa Montuschi LA ESTRATEGIA Y EL PLAN OPERATIVO INTEGRAL PARA LA GESTION DE PERSONAS Horacio Bolaños RSE EN LA NUEVA ERA DE LA ESTRATEGIA COMPETITIVA Carlos G. Garaventa

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Nº 187 de la Revista EMPRESA de ACDE - Dic07-Ene08

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EMPRESA

La etica y Los vaLores en La ciencia

economicaLuisa Montuschi

La estrategia y eL pLan operativo

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de personasHoracio Bolaños

rse en La nueva era de La estrategia

competitivaCarlos G. Garaventa

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SUMARIOEMPRESA

Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453

Franqueo PagadoConcesión Nº 1277

Número 187Diciembre 2007 / Enero 2008

Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa

Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina

directorCarlos G. Garaventa

consejo de redacciónEduardo Aceiro

Celso Enrique ArabettiPablo BevilacquaViviana Morandi

Victoria Riobó Héctor Mario Rodríguez

secretario de redacciónEduardo Otsubo

asistente de direcciónPatricia D’Agostino

premio santa clara de asís 2002

Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente

el de ACDERegistro Propiedad Intelectual 522.706

Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)

suscripción anual(seis números, incluye envío postal)

Buenos Aires, Interior: $ 70.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-

Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires

República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251

E-mail: [email protected]

3 Institucional reflexiones 2007 Adolfo Ablático

6 Reportajes Raúl Faraoni La esperanza es la virtud

del hombre que camina

12 Economía Luisa Montuschi La ética y los valores

en la ciencia económica

21 Economía Los impuestos a las exportaciones

agropecuarias, y sus implicancias Marcelo Regúnaga

26 Empresa interacción humana y

productividad organizacional Marcos Gallacher

31 Trabajo La estrategia y el plan operativo integral

para la gestión de personas Horacio Bolaños

37 Empresa rse en la nueva era

de la estrategia competitiva Carlos G. Garaventa

45 Internacional mercosur: estado de situación Jorge Rodríguez Aparicio

50 Sociedad Las ongs llegaron para quedarse Daniel Pomerantz

55 Testimonio Beatificación de ceferino un sueño que podemos compartir Cristina Monsegur

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Diciembre 2007 / Enero 2008 Página 3

reflexiones 2007

1. Hace diez años ACDE revisaba los logros económicos de mediados de los 90 y su po-lítica de integración al mundo y al MERCOSUR. Al mismo tiempo, advertía sobre la au-sencia de un marco ético y legal para profundizar las reformas económicas y el aumento de la inequidad social, así como sobre los crecientes signos de corrupción y fallas en la administración de justicia.

2. Paralelamente, ACDE convocaba nuevamente a los hombres y mujeres de empresa a renovar su compromiso en la difusión de los valores, la justicia y la ética. El Documento Examen de Conciencia Empresaria rescató como prioridad de la misión de ACDE, una propuesta a los dirigentes empresarios cristianos a realizar una mirada profunda y per-sonal sobre sus propias conductas, fallas y responsabilidades en el proceso de transfor-mación de la sociedad.

3. A lo largo de la última década, ACDE ha impulsado esfuerzos para generar conciencia sobre la necesidad de un compromiso genuino con la ética y los valores desde lo per-sonal, y como aporte al bien común y al progreso económico y social sustentable de nuestro país. Esta continuidad histórica de su pensamiento, plasmada en el documento Visión 2010, cobra hoy la misma vigencia, urgencia y renovado compromiso de ACDE con la sociedad.

4. El contexto-país hoy presenta nuevos desafíos para los dirigentes de empresa, pero similares respuestas. Ese país “herido por el escándalo”, sobre el que reflexionaba con preocupación la Asamblea del Episcopado allá por 1997, sigue con heridas abiertas en lo institucional y en lo económico-social que la dirigencia argentina no debe olvidar ni soslayar.

5. En el campo social, a pesar del sostenido crecimiento económico de los últimos cinco años, persiste un alto índice de pobreza e indigencia: un porcentaje significativo de los argentinos sigue siendo pobre y casi dos tercios de los jóvenes viven en hogares pobres.

6. La falta de movilidad social sigue siendo alta, y la ausencia de una visión a largo plazo ha impedido la formulación y ejecución de políticas activas en materia de minoridad, edu-cación, salud y vivienda que reduzcan sustancialmente la inequidad. A esto se suma el elevado porcentaje de actividad económica ilegal y la casi mitad de los trabajadores con empleo precario, lo que conspira contra una genuina cultura del trabajo que resguarde la dignidad de las personas.

7. Es necesario resaltar el formidable desafío de cambio que deberemos enfrentar como sociedad y como dirigentes –del sector público y privado– procurando generar amplios consensos para una visión compartida de país:• Crear las condiciones propicias para la inversión productiva sostenida en el largo plazo.

institucional

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Página 4 EMPRESA Nº187

• Clarificar el rol del Estado en la economía, dado que el grado de discrecionalidad actual hace confuso e incierto el rol de la actividad empresaria privada.

• Controlar la inflación porque es un problema moral en cuanto golpea, especialmen-te, a los sectores más pobres.

• Crear y ejecutar políticas que hagan efectivo el principio constitucional de la coparti-cipación federal.

• Impulsar una reforma política que haga más transparente y legítima la relación entre dirigencia y sociedad.

• Defender como condición esencial de la paz social la independencia y el respeto en-tre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

• Trabajar por una educación de calidad.• Impulsar un mejor diálogo gobierno-sociedad civil.• Reinsertar la Argentina en el mundo.

8. ¿Qué clase de dirigente demandan los desafíos del contexto de hoy? Esta pregunta, formulada históricamente por los empresarios de ACDE, debería responder el siguien-te perfil de pensamiento:• Asumir la realidad de una sociedad fragmentada, individualista, confrontativa y en-

focada en un oportunismo crónico que atenta contra la construcción del preciado “Bien Común”.

• Tomar conciencia de que la construcción de un país mejor depende de la parti-cipación y compromiso de todos sus ciudadanos, para lo cual se deben diseñar espacios que permitan la amplia participación de todos los estamentos de la sociedad.

• Impulsar el control ciudadano, la llamada “rendición de cuentas social”, para generar un nivel de madurez en nuestra sociedad a fin de permitir la transición de “habitan-tes a ciudadanos”, según la visión del proyecto de la Comisión de Justicia y Paz del Episcopado Argentino.

• Impulsar el establecimiento de una agenda institucional a largo plazo, con mirada de futuro, pero plantada en las demandas de la sociedad de hoy.

9. El empresariado es el grupo social de la dirigencia que debe emprender la tarea de establecer nuevas prácticas de transparencia en la sociedad, no sólo como gestores de la creación de riqueza, sino como co-responsables de la transformación hacia una so-ciedad plural, cohesionada y equitativa, que respete la dignidad de la persona humana y el entorno en que vive.

10. Al final, pero no menos importante, es prioritario for talecer el rol de ACDE en la formación de dirigentes jóvenes. Debemos ayudarlos a instalar la ética de la par-ticipación ciudadana como requisito decisivo de su accionar cotidiano. Y recordar que el futuro de nuestro país será en gran par te, lo que la dirigencia –actual y futura- construya desde ahora.

Adolfo Ablático Presidente de ACDE

institucional

Page 7: Revista EMPRESA 187

CENTRO DE EDUCACIÓN EMPRESARIA

Sede Capital: 25 de mayo 586, Ciudad de Buenos Aires - Campus: Vito Dumas 284, Victoria, Buenos Aires

Más información en:

www.udesa.edu.ar/[email protected]. 4725-7011

Programas Abiertos e In Companyde EDUCACION EMPRESARIADirector: Ernesto GoreDirector Ejecutivo: Gabriel Aramouni

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TRANSFORMAR CONOCIMIENTO EN ACCIÓN

Pensar, reflexionar,

inspirar

UDESA CEE AV 20x28 ACDE b1 3/7/07 11:15 AM Page 1

Page 8: Revista EMPRESA 187

Página 6 EMPRESA Nº187

r e p o r t a j e s

raúl Faraoni

La esperanza es la virtud del hombre que camina

Psicólogo Clínico. Terapeuta

Individual y Familiar. Profesor

Del Seminario Diocesano de

San Isidro y de la Universidad

Católica Argentina. Profesional del Centro Medico Domingo Savio.

“La esperanza nos dice que la vida vale la pena, tiene valor porque para alguien, yo valgo. Alguien espera por mí y con ese alguien descubro, experimento que se puede vivir aliviado, porque hay un lugar donde reposar”, señala el psicólogo Raúl Faraoni.

En el contexto de una “cultura de la fuga, de la ausencia” en la que, según su visión, se encuentra el hombre de hoy, Faraoni nos alienta a pensar que la vida tiene sentido y que merece ser vivida. Y agrega:”No necesitamos de una receta para vivir bien, de instrucciones para tener éxito. Necesitamos a los que anuncian la gozosa experiencia de una presencia viva en el propio corazón.

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r e p o r t a j e s

Como psicólogo tiene la oportunidad de escuchar otras voces. O las voces de la intimidad, donde cada uno enuncia sincera-mente cómo se ve a sí mismo y al mundo, cómo se siente y qué espera de la vida. ¿Cuál es la valoración que hace del hombre de nuestro tiempo?

Faraoni: - Una de las características de nuestro tiempo es que somos “testigos de una ausencia”, damos fe de que estamos solos. Quizás no seamos conscientes de nuestra propia ausencia, pero es nuestro estado habitual.

Ser testigos nos remite a gente que da fe públicamente de lo visto y oído, de algo que se ha experimentado. Y lo que hoy se experi-menta es la soledad, la marginación, estamos llenos de miedos porque nos sentimos per-didos. Vivimos en una cultura de la fuga, de la huída. Nos fugamos de nuestros lugares, nos ausentamos unos de otros y eso se siente y, ¡duele! Vamos como errantes por la vida. Los errantes eran los echados de su patria, de su hogar; ser errante era un castigo.

Estamos perdidos en primer lugar, de no-sotros mismos y el no estar en mí y vivir como “sacado” de mi lugar, de mi centro, no produce paz.

¿Cómo responder ante esta realidad?

- Urge fortalecer nuestra identidad, “parar un poco”, no seguir viviendo a mil kilómetros por hora. Hay que de-morarse para descubrir nuestra morada, nuestro lugar, un poco de paz y alivio. Descubrir nuestras voces interio-res, que no solemos escuchar asiduamente, voces que, con seguridad, nos hablaran de dolores, de necesidades, de angustias, etc. Soy un fugitivo porque temo encontrarme con el que soy y con lo que me pasa.

Solo puedo hacerme presente frente a una presencia (no ante otro ausente). Ante

una presencia que no me juzgue, que no me evalúe, que no me reproche. Porque es por esto que me escondo y me fugo. En otras palabras, el hombre de hoy necesita in-defectiblemente, ser amado. Sólo frente a un tu que me ama, me puedo abrir, ser el que soy. Esto es una experiencia de intimidad, de encuentro, que me hace sentir vivo. Sólo el amor personal me vivifica. Amar es estar vivo, sólo el que ama está vivo.

Estar perdido es estar perdido de alguien…

- Por cierto. Rescatar y salvar nuestra identidad es rescatar y salvar nuestros amores. El antídoto de la soledad y del

Sólo frente a un tu que me ama,

me puedo abrir, ser el que soy.

Esto es una experiencia de intimidad,

de encuentro, que me hace sentir

vivo. Sólo el amor personal me vivifica.

Amar es estar vivo, sólo el que ama

está vivo.

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Página 8 EMPRESA Nº187

r e p o r t a j e s

miedo es la compañía. En nuestros con-sultorios se presentan muchas personas con sintomatología fóbica, ansiedades, depresiones, ataques de pánico, que no son otra cosa que signos de la gran sole-dad y de los miedos que habitan en nues-tros corazones.

La búsqueda del “éxito social” pareciera desviar al hombre hacia una cultura superfi-cial, carente de sentido.

- Como decíamos al principio de la charla, nos senti-mos vivos cuando nos encontramos con alguien y nos sentimos morir cuando nos desen-contramos. Porque la vida en soledad no es vida, sólo se puede vivir con otro, con-vivir. La vida surge como

fruto de un encuentro personal; sostener-la y que crezca es solo posible a partir de encuentros personales. Por eso detrás de todas nuestras insatisfacciones hay una ne-cesidad no colmada, vinculada a una ne-cesidad de vida que se desconoce y que no puede ser satisfecha con cosas superficiales.

¿Cuál es el origen de nuestras insatisfaccio-nes?

- Es paradojal que el modelo cultural que predomina mayoritariamente en el mundo moderno, el de la cultura de la satisfac-ción, deje insatisfecho al corazón humano.

Huir de este sentimiento, es huir del ori-gen, de eso que nos señala que nuestra insatisfacción no es colmada, porque no encontramos lo que realmente plenifica al corazón humano: el Amor.

Los medios van creando esta cultura del “tener” o “figurar”, sin importar cómo ni medir sus consecuencias. ¡Qué lejos esta-mos de bregar por el camino del “ser”!

- Como bien lo expresás, nuestra cultu-ra actual está dominada por un modelo exitista y consumista, donde el valor está puesto en el tener.

Durante mucho tiempo se nos trató de con-vencer de que la felicidad se podía comprar en vez de crearla; que se podía adquirir una identidad desde los modelos de moda, en vez de descubrir y vivir la propia; que había que gozar con lo que otros hacen y venden (consumismo) en vez de gozar con lo que uno es capar de hacer y vivir.

Sostener una vida desde lo que se puede comprar genera mucha angustia porque se teme perder lo que se tiene, o no poder comprar lo que se necesita para ser feliz. Así el consumismo (poseer una identidad y una felicidad comprada o adquirida) nos transforma en seres temerosos y débiles, nos hemos debilitado para asumir las ad-versidades de la realidad.

Bien nos lo expresa Erich Fromm cuando señala que las personas cautas en el modo de tener gozan de seguridad, pero nece-sariamente son muy inseguras. Dependen de lo que tienen: el dinero, el prestigio y de su ego; es decir, de algo exterior a ellas; pero ¿qué les sucedería si perdieran lo que tienen? Pues, sin duda, todo lo que se tiene puede perderse…Como puedo perder lo que tengo, necesariamente, en forma constante, me preocupo. Ten-go miedo a los ladrones, a los cambios económicos, a las revoluciones, a las en-fermedades, a la muerte, al cambio, a lo desconocido.

La angustia y la inseguridad, engendradas por el peligro de perder lo que se tiene,

Sostener una vida desde lo que

se puede comprar genera mucha

angustia porque se teme perder lo que

se tiene, o no poder comprar

lo que se necesita para ser feliz.

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no existen en el modo del ser. Si yo soy lo que soy y no lo que tengo, nadie puede arrebatarme ni amenazar mi seguridad y mi sentimiento de identidad. Mientras que el “tener” se consume con el uso, el “ser” aumenta con la práctica. Puedo ser mejor padre, mejor hijo, mejor marido, mejor empresario, etc. El piso cultural de éxito o de fracaso no da respuesta a la problemáti-ca del hombre de hoy, que anhela vivir en plenitud; es decir, poder ser el que es, ya que lo contrario lo frustra.

¿Cómo trabajar desde lo positivo en este sentido?

- Necesitamos urgentemente recrear una experiencia distinta que nos plenifique: la experiencia de la alegría. La experiencia espiritual y emocional, de adentro hacia

fuera, que se manifiesta en una manera especifica de vivir.

El consumo de diversión no es alegría. La alegría es experiencia de plenitud, de abundancia de vida. La alegría se cultiva; no se compra, pero se alcanza. Es interior. Es un resplandor que acompaña al ser cuando esta viviendo bien.

Cuando se vive a contramano de lo que soy, estoy de mal humor conmigo mismo y con los demás. Solo podré vivir una experiencia de plenitud siendo el que soy conmigo, con los otros y con Dios.

El dirigente de empresa obviamente no es ajeno a estas realidades. El desarrollo del proyecto profesional, ¿no nos obliga a des-atender muchas veces el proyecto de vida?

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Página 10 EMPRESA Nº187

- El desafío es tomar conciencia de que a lo que hay que responder es a la vocación personal; mi proyecto más grande es llegar a ser el que soy. Lo profesional deberá ajus-tarse a esto. La palabra vocación etimológi-camente significa “llamado a”; alguien que me llama, que me provoca y me convoca a ser el que soy. Si reniego de esto, el costo personal no es menor.

Cuando un empresario busca la asistencia de un psicólogo, no lo hace porque no sabe que hacer con su empresa sino porque no sabe muy bien qué hacer con su vida, que desearía manejar tan lúcidamente como sus negocios.

- En muchos casos llegan al consul-torio personas “exitosas” pero “frustradas” porque en el camino de conseguir lo que buscaban, en esta Argentina tan difí-cil, desatendieron sus vínculos per-sonales, afectivos, que son los que dan sentido a la vida.

De no ser así, de no contar y alimentar mis vínculos afecti-vos de padre, hijo, hermano, esposo, amigo, etc.; víncu-los que sostienen

mi existencia, los síntomas de distinto tipo no tardarán en llegar.

El bienestar sin ilusiones y sin ideales es un bienestar vacío…

- Más que ilusiones o ideales, preferiría hablar de valores; son los valores como

decía Lavelle: “aquello que rompe mi indi-ferencia afectiva”, lo que va definir como voy a vivir.

¿Cuáles son los valores que me movilizan? ¿Qué rompe mi indiferencia afectiva? ¿Qué me conmueve? Como decía un amigo mió: “¿Qué me mantiene despierto?”. No es lo mismo que sea patinando por un sueño a una charla con mi mujer. De acuerdo a esas respuestas, es que me sentiré vacio o pleno. Quiero dejar aclarado que en una cultura siempre hay valores, lo que cambia es la vigencia de los mismos, por ejemplo no es lo mismo que el valor vigente sea el éxito sobre la solidaridad. El problema es que el valor no se puede enseñar como una tabla de multiplicar, los valores se viven.

Con claridad lo expresó Juan Pablo II: “El hombre contemporáneo cree más a los tes-tigos que a los maestros, cree más en la ex-periencia que en la doctrina, en la vida y en los hechos que en las teorías”. Por eso, como decíamos al principio, nuestra tarea es ser Testigos de una Presencia para que los cam-bios, que tanto necesitamos, se puedan dar en nuestra querida Argentina. No es casual que lo primero que se escribió de los evange-lios fueron lo Hechos de los Apóstoles.

No necesitamos de una receta para vivir bien, de instrucciones para tener éxito. Necesitamos a los que anuncian la gozosa experiencia de una presencia viva en el propio corazón. Julián Marías afirmaba: “Los maestros explican lo que saben y en-señan lo que viven”. ¡Qué claro!, ¿no?

Hoy en día parecería que las alternativas que se nos presentan con mayor asiduidad son, por un lado, la violencia ya que al ex-perimentar el sinsentido, la falta de salida, la desesperación, la impotencia se trans-forma en agresión. Otros, frente al mismo panorama, reaccionan yendo a la diversión, al consumo, pero cuando vuelven de la

r e p o r t a j e s

La vida surge como fruto de un

encuentro personal, sostenerla y que

crezca solo es posible a partir de

encuentros personales. Por eso detrás

de todas nuestras insatisfacciones

hay una necesidad no colmada,

vinculada a una necesidad de vida que

se desconoce y que no puede ser

satisfecha con cosas superficiales.

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diversión, a la vida le sigue faltando motivo.

Ambas conductas me “sacan” de mis vertientes, me “ale-jan” de mi lugar, de mi centro, me descentran con no poco costo personal.

¿Cuál es la salida al-ternativa para estos comportamientos violentos y evasivos?

- La de la esperan-za. La de aquellos que buscan la vida; más aún, la de aquellos que salen a buscar y a encontrar al que está vivo. Porque se nece-sita de un encuentro vivo para vivir.

Decía J. Pieper que la esperanza es la vir-tud del hombre que camina. Y caminamos porque queremos llegar algún sitio para encontrarnos con alguien. La esperanza nos dice que la vida vale la pena, tiene va-lor porque para alguien yo valgo. Alguien espera por mí y con ese “alguien” descu-bro, experimento que se puede vivir alivia-do, porque hay un “lugar” donde reposar.

Me viene a la memoria un reportaje, que leí en alguna revista, que le hicieron a Fer-nando Parrado, sobreviviente de la trage-dia de los Andes, que ejemplifica muy bien esto de la esperanza. Le preguntaron que había aprendido allá arriba en la montaña durante ese largo tiempo. Seguramente, el periodista aguardaba -sabiendo la historia de la muerte de su hermana y de su madre y de cómo sobrevivieron- una respuesta rimbombante. Sin embargo, Parrado con-testó: “Allá arriba lo que aprendí fue a decidir”. - “¿A decidir?”, le repregunta el periodista. - “Si, a decidir. Hubo un mo-

mento, después de estar caminando con Canessa durante varios días, y luego de descubrir que al final de la montaña que estábamos subiendo y en la que esperába-mos encontrar un valle, solo había piedra y nieve -el mismo paisaje de tanto tiempo- en que decidí morir caminando…”.

No pensaba en vivir, pero sabía que la muer-te lo iba a tomar caminando, luchando. Porque allá, a lo lejos, había alguien que lo estaba esperando y por el que valía la pena vivir. Y no quería fallarle. Y a los otros que se habían quedado; él los tenía seguramen-te en su corazón. Así caminando encontró la vida, encontró al arriero.

Un buen testigo de la esperanza…

- Un hombre que con su vida expuso con mu-cha claridad que la vida tiene un sentido. Un hombre que a través de su experiencia mani-festó la realidad de la persona. Un ser respon-sable, que encontró respuestas humanas en las situaciones inhumanas que le tocó vivir, que nos muestra con su hazaña que la vida tiene sentido y que merece ser vivida en plenitud.

Eduardo Otsubo

r e p o r t a j e s

Faraoni: “Es paradojal que el modelo cultural que mayoritariamente

predomina en el mundo moderno, el de la cultura

de la satisfacción, deje insatisfecho al corazón

humano”.

Page 14: Revista EMPRESA 187

Página 12 EMPRESA Nº187

La ética y los valores en la ciencia económica

“Are ethics a purpose or a limit?”Lord Acton

“Políticas alternativas para alcanzar un determinado fin pueden tener distintas consecuencias, además del objetivo específico que se pretende, con valoraciones morales diferentes. Y al determinar todas las posibles consecuencias de dichas políticas económicas alternativas, parece difícil poder evitar la consideración de cuestiones de índole moral”, advierte Montuschi.

La autora presenta el dilema del enfoque ético en la ciencia económica, enriquecido con citas de la historia del pensamiento económico, y puntualiza sobre las consideraciones de carácter ético en la forma de hacer ciencia de quienes la practican.

Para la economista, el tema de la neutralidad de la ciencia y de la objetividad del conocimiento científico ha sido el centro de acaloradas controversias y, en forma paulatina, parece ir imponiéndose el criterio que demanda “contextualizar”, sobre todo en disciplinas donde el contexto importa. “En ese caso, señala, una disciplina desarrollada en tal contexto estaría desde el inicio impregnada de valoraciones”.

e c o n o m í a

Luisa montuschi

En sus comienzos los estudios económicos formaban parte de la filosofía moral. Sin embargo, esa posición fue abandonada en algún momento y, en el presente, son po-cos los economistas que aceptan abierta-mente una posible vinculación entre am-bas disciplinas, dado que el pensamiento predominante sostiene que la ciencia eco-nómica debe estar libre de valoraciones.

De Aristóteles a Adam Smith

Aristóteles consideró las cuestiones eco-nómicas en su Ética Nicomaquea y en la Política como parte de estudios más am-

plios de índole ética y política. Tanto en la Edad Media como en la Edad Moderna, se veía a la economía como parte integral de la filosofía moral, aunque con un papel subordinado respecto de las cuestiones más específicas de carácter ético y teológico. En las universidades del siglo XVIII, la enseñanza de la economía integraba los programas de filosofía moral.

En su obra La teoría de los sentimientos morales, Adam Smith discute una amplia gama de valores o virtudes, algunos de los cuales vuelve a plantear en su obra cumbre La riqueza de las naciones. En la primera obra aparecen mencionadas las virtudes

Doctora en Ciencias Económicas de la UBA. Miembro de Número y Vicepresidente 2.ª de la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Vicerrectora, profesora titular y Directora del Doctorado en Dirección de Empresas de la UCEMA. Investigadora Principal del CONICET.

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Diciembre 2007 / Enero 2008 Página 13

de la prudencia, la vigilancia, la circuns-pección, la templanza, la constancia, la fir-meza y la justicia. Finalmente, para Adam Smith la benevolencia aparece como la virtud de mayor nivel. En la segunda enfa-tiza la importancia de algunas virtudes en los procesos económicos. Así sostiene que en el proceso de acumulación del capital, crucial para el crecimiento económico, resultaría fundamental la virtud de la pru-dencia, y la benevolencia debería ayudar a evitar la alienación que se deriva del fun-cionamiento de la sociedad comercial.

Entre los economistas que siguieron a Adam Smith, comienzan a perfilarse dos líneas de pensamiento. Un primer enfo-que, caracterizado como “de la ética” sigue la propuesta de Adam Smith y el otro enfoque, “de la ingeniería”, sostenía que la economía debía ser pensada como una dis-ciplina técnica y estricta como la matemá-tica, que debería excluir consideraciones de tipo moral y ocuparse de los “medios” dejando de lado los “fines” que se conside-rarían dados.

El enfoque ético en la ciencia económi-ca se debilitó en forma considerable en el curso del siglo XX. Una explicación importante para este desarrollo puede encontrarse en la adopción del enfoque epistemológico del positivismo, que exige excluir las consideraciones morales como condición necesaria para asegurar la na-turaleza científica de la economía. Esto se veía reforzado por el aparente éxito del método de las ciencias naturales que se procuraba replicar en esta disciplina.

El aporte de Friedman

Una importante contribución a este esta-do de cosas puede, sin duda, ser atribuida a un trabajo de Milton Friedman, que ejer-ció influencia sobre varias generaciones

de economistas en todo el mundo. En ese trabajo Friedman enfatiza la distin-ción entre economía positiva y economía normativa y sostiene que la primera es, en principio, “independent of any particular ethical position or normative judgement” ya que le corresponde ocuparse de “lo que es” y no de “lo que debe ser” y que se trataría de una “ciencia objetiva”, en el mismo sentido en que pueden serlo las ciencias físicas. Por otra parte, la econo-mía normativa debe ocuparse de lo que debe ser, fundamentalmente de los fines de la actividad económica. Friedman también indica que existe un “arte de la economía” que se ocuparía de fijar un sistema de re-glas para el logro de un determinado fin. Estas dos últimas disciplinas constituirían la “política económica” cuyas conclusiones deben apoyarse sobre las predicciones de la economía positiva.

Friedman considera que toda propuesta de política económica debería basarse en “las predicciones acerca de las con-secuencias que sobrevendrían al hacerse

e c o n o m í a

Montuschi: “Los economistas que

rechazan la posibilidad de introducir cuestiones

valorativas y éticas en sus análisis por considerarlas no pertinentes, aceptan

que la ciencia económica positiva es relevante para

la política económica.”

Page 16: Revista EMPRESA 187

Página 14 EMPRESA Nº187

una cosa en vez de otra, predicciones que deben estar basadas, implícita o ex-plícitamente, en la economía positiva”. Sin embargo, de acuerdo con Friedman no existiría una relación uno a uno en-tre la economía positiva y la normativa debido a las diferencias existentes en los respectivos sistemas de valores básicos de los individuos. Pero, de acuerdo con Friedman, los desacuerdos en materia de política económica se originarían más en controversias respecto de las predic-ciones, que deberían desaparecer con el avance de la disciplina, que en desacuer-dos sobre valores.

Esta posición de una ciencia econó-mica avalorativa es compartida hoy por la mayoría de los economistas que no se encuen-tran cómodos si tienen que in-troducir en sus análisis cuestiones éticas y morales. Sin embargo, los economistas que rechazan la posi-bilidad de intro-ducir cuestiones valorativas y éticas en sus análisis por considerarlas no pertinentes, acep-tan que la ciencia económica positiva

es relevante para la política económica.

Dentro del enfoque de la ingeniería, con-sideran que la ética puede influir sobre los fines que presenta la política económica mientras la ciencia económica propone los medios para alcanzar tales fines de la ma-nera más eficiente.

Pero la tarea del economista es un poco más complicada. Políticas alternativas para alcanzar un determinado fin pueden tener distintas consecuencias, además del objetivo específico que se pretende, con valoraciones morales diferentes. Y al determinar todas las posibles conse-cuencias de dichas políticas económicas alternativas, parece difícil poder evitar la consideración de cuestiones de índole moral. Muchas veces son justamente las cuestiones morales o valorativas las que determinan la elección de un determina-do curso de acción.

Las consideraciones de carácter ético en la forma de hacer ciencia de quienes la practican

En la ciencia económica existen por lo me-nos tres maneras en que las consideraciones de carácter ético asumen un carácter rele-vante en la disciplina y moldean la forma de hacer ciencia de quienes la practican:

1) los economistas, como cualquier otro ser humano, tienen valores éticos que influ-yen sobre la forma en que desarrollan su actividad científica;

2) los agentes económicos tienen valores que influyen sobre su comportamiento;

3) las instituciones y políticas económi-cas tienen impacto en forma diferen-cial sobre las personas y esto vuelve necesario realizar evaluaciones éticas además de las evaluaciones estricta-mente económicas.

Resulta difícil sostener que existe una forma realmente neutral de trabajar en ciencia. Ello es cierto aun en el caso de las ciencias exactas y naturales, en las cuales puede observarse que la naturaleza y la dirección de la investigación están orientadas por

e c o n o m í a

Es evidente que las transacciones

del mercado, aunque fuesen libres y

voluntarias, deben llevarse a cabo en

un marco de honestidad, integridad,

equidad, prudencia, responsabilidad,

que configurarían el llamado

“comportamiento ético”, para que

el sistema resulte aceptable para los

actores involucrados y sea perdurable

en el tiempo.

Page 17: Revista EMPRESA 187

Diciembre 2007 / Enero 2008 Página 15

los variados contextos sociales y científicos de cada época. Tanto más en el caso de las ciencias sociales y de la economía.

El tema de la neutralidad de la ciencia y de la objetividad del conocimiento cien-tífico ha sido el centro de acaloradas con-troversias y, en forma paulatina, parece ir imponiéndose el criterio que demanda “contextualizar”, sobre todo en discipli-nas donde el contexto importa. Y, en ese caso, una disciplina desarrollada en tal contexto estaría desde el inicio impregna-da de valoraciones.

En relación con los valores de los agen-tes económicos, debe señalarse que si bien es cierto que, por lo general, estos suelen orientarse por su interés propio, no puede ignorarse que también sus valores morales tienen incidencia en su comportamiento. Y muchas veces no sería posible interpretar el mismo si no fuera desde esta perspectiva. Y no es tarea fácil combinar egoísmo con altruis-

mo y, además, incorporar valores morales en una función de utilidad.

Las dimensiones éticas de las elecciones en la economía de mercado

Otro enfoque respecto de la ineludible re-lación que existe (o debería existir) entre la economía y la ética se funda en las di-mensiones éticas que tienen las elecciones en la economía de mercado.

Se han señalado cuatro cuestiones que se-ría necesario dilucidar para ahondar en la comprensión de esa compleja relación.

En primer lugar cabe preguntarse si la economía de mercado necesita de un com-portamiento ético para que su funciona-miento permita obtener los resultados que de la misma se esperan. Es evidente que las transacciones del mercado, aunque fuesen libres y voluntarias, deben llevarse a cabo

e c o n o m í a

Las instituciones y políticas económicas

tienen impacto en forma diferencial

sobre las personas y ello vuelve necesario realizar evaluaciones

éticas además de las evaluaciones

estrictamente económicas.

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Página 16 EMPRESA Nº187

en un marco de honestidad, integridad, equidad, prudencia, responsabilidad, que configurarían el llamado “comportamiento ético”, para que el sistema resulte acep-table para los actores involucrados y sea perdurable en el tiempo.

La segunda cuestión se refiere al hecho de si resultaría posible que un sistema basado en la competencia y, eventualmente, en la rivalidad, pudiera aceptar la vigencia de un código moral que pusiera un lími-te a las actividades y transacciones. En este aspecto debe enfatizarse que sin tal código tal siste-ma no podría existir pues, para decidirse

a entrar en el mismo, todo individuo racio-nal debería esperar un comportamiento de este tipo, de sus asociados en el comercio. Caso contrario el sistema no sería viable.

Ahora bien, la tercera cuestión surge de las dudas que la segunda genera, y se refie-re al hecho de que fuese posible (y proba-ble) que el sistema de mercado generase por sí mismo el comportamiento ético óp-timo para asegurar su supervivencia.

El punto de vista de Arrow es que nada lo garantiza y que habrá incentivos para que individuos u organizaciones se desvíen y, en consecuencia, serían necesarias normas y regulaciones para evitarlo.

La última cuestión está implicada en la referencia a lo sostenido por Arrow: la ne-cesidad de regulaciones. Hasta Friedman acepta que “The existence of free market

does not of course eliminate the need for government. On the contrary, government is essential as a forum for determining ‘the rules of the game”.

Existen, por cierto, fundadas dudas de que el gobierno esté capacitado, técnica y aun moralmente, para implementar tal tipo de regulaciones. Y alguna evidencia indicaría que, frente a sonados escándalos, crece en la sociedad la demanda por comportamien-tos individuales y corporativos más éticos.

Una discusión a definir tanto a fines como a medios

El análisis anterior, necesariamente in-completo, es indicativo de un estado bastante insatisfactorio de la ciencia económica y parece demandar un cambio en el “paradigma” de la maximización de beneficios, que hasta el momento ha pre-dominado en la ciencia económica.

Este modelo ya no representa buena parte de la forma en que las empresas orientan sus actividades, en la medida en que la Respon-sabilidad Social Empresaria entre a formar parte de sus motivaciones. Además, ha ad-quirido importancia creciente el llamado ca-pital de reputación. Y, al final, se espera que resulte que “good ethics is good business”. Asimismo, tanto para las empresas como para los consumidores, habrá que considerar la eventual presencia de motivaciones al-truistas en sus funciones de utilidad.

Como se ha mencionado, la discusión se habrá de referir tanto a fines como a medios. Los fines serán múltiples en tér-minos de los intereses de los stakeholders. Y el análisis de los medios deberá ser muy cuidadoso, pues la búsqueda de eficiencia en la utilización de ciertos medios podría entrar en conflicto con alguno de esos in-tereses múltiples.

e c o n o m í a

Los fines serán múltiples en términos

de los intereses de los stakeholders.

Y el análisis de los medios deberá ser

muy cuidadoso, pues la búsqueda de

eficiencia en la utilización de ciertos

medios podría entrar en conflicto con

alguno de esos intereses múltiples.

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Diciembre 2007 / Enero 2008 Página 21

Los impuestos a las exportaciones

agropecuarias, y sus implicancias

“Argentina es un país ‘corto-placista’, y este tipo de impuestos es uno de los que atentan contra el agregado de valor a la producción primaria que se observa en

muchos de nuestros países competidores. Ninguno de los principales competidores aplica impuestos a las exportaciones agropecuarias; ni los que subsidian (como la

Unión Europea, EE.UU. o Canadá), ni los que no lo hacen (como Brasil, Australia, Chile y Nueva Zelanda)”, subraya con claridad Regúnaga.

Y se pregunta: si los países competidores, desarrollados o en desarrollo, no gravan la producción agropecuaria con impuestos a las exportaciones, ¿estarán todos equivocados? O ¿habrán intentado generar sus recursos fiscales con otros impuestos menos distorsivos

y con menor impacto en el crecimiento y en la distribución regional del ingreso?.

e c o n o m í a

marcelo regúnaga

Los impuestos a las exportaciones agrope-cuarias, más conocidos como las “reten-ciones agropecuarias” -aunque esta de-nominación no es técnicamente correcta dado que no se trata de una retención sino de una imposición- tienen ya una larga historia en Argentina. Su fijación y sus modificaciones periódicas usualmente dan lugar a discusiones acaloradas, por lo gene-ral asociadas a distintas visiones sobre sus impactos e implicancias.

En realidad, como todo impuesto, tienen aspectos positivos y negativos cuya pon-deración depende de la perspectiva desde la cual se los analiza: la simplicidad como instrumento de recaudación fiscal, la dis-tribución federal de los ingresos públicos, el mandato constitucional en relación a quién fija los impuestos, las implicancias

sociales, sus impactos en el crecimiento económico y en la distribución regional y sectorial de los ingresos, sus implicancias en la composición y la estructura econó-mica, etc. Otra dimensión importante del análisis es el relativo a sus implicancias en el corto y en el largo plazo y el tipo de es-tabilidad jurídica resultante. A continua-ción se hace referencia a cada una de estas dimensiones.

La simplicidad como instrumento de recaudación fiscal

Quienes priorizan la simplicidad en la re-caudación impositiva, y la capacidad del Estado de realizar ajustes rápidos en los ingresos públicos para lograr equilibrio fis-cal, entienden que este impuesto es suma-

Ingeniero Agrónomo (Universidad de Buenos Aires). magíster scientiae en Economía Agraria (UBA-ULP–INTA) Coordinador Académico y Profesor Universitario. Director Ejecutivo de la Fundación Agronegocios y Alimentos. Consultor de empresas. Ex Subsecretario de Economía Agraria de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina (1989-1990).

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Página 22 EMPRESA Nº187

mente eficiente. Recuerdo que cuando se estaba por eliminar dichos gravámenes en 1990, los funcionarios del Fondo Moneta-rio Internacional se opusieron, para evitar riesgos en el balance fiscal.

De hecho, una simple resolución ministerial permite resolver los proble-mas de caja. Es mu-cho más fácil lograr el equilibrio fiscal aumentando im-puestos de simple recaudación y de muy difícil evasión, como es el caso de los impuestos al comercio exterior, que reducir el gasto público, que tiene mayores “costos políticos”. La expe-

riencia reciente muestra que el aumento sustancial del gasto público de 2007 y de 2008 será resuelto en gran medida con el aumento en la recaudación, resultante de los impuestos a las exportaciones agrope-cuarias. Un enfoque fiscal eficiente y faci-lista en el corto plazo.

La distribución federal de los ingresos públicos y el mandato constitucional de quien fija los impuestos

Otro aspecto ligado al anterior es el co-rrespondiente a la distribución federal de los ingresos públicos. Los impuestos al comercio exterior no se coparticipan, es decir que toda su recaudación corresponde al Gobierno Nacional. Esta característica los hace más atractivos aun para el Poder Ejecutivo Nacional y, generalmente, tie-ne oposición de las provincias, que no se

benefician con la recaudación de un im-puesto que grava significativamente a los bienes producidos en ellas . El gravamen aumenta el poder político central y es con-sistente con el dicho popular de que “Dios está en todas partes, pero atiende en Bue-nos Aires”. En una perspectiva a largo pla-zo, esta alta concentración de los ingresos públicos nacionales es uno de los aspectos que contribuye a tener dos países distintos; el interior pobre y la capital poderosa polí-ticamente y opulenta.

El mandato constitucional fue claro: los impuestos los fija el Congreso Nacional, en el que participan representantes de las Provincias. Concentrar una parte sustan-cial de la recaudación fiscal, en impuestos no establecidos democráticamente, im-plica violar el espíritu de la Constitución. Pero además, tiene serias implicancias en relación a la estabilidad jurídica y al tipo de inversiones a que se induce, dado que de un día para otro una resolución minis-terial puede cambiar totalmente la ecua-ción económica de las empresas.

El cambio de las reglas de juego y la baja capitalización de sector agroindustrial argentino

Argentina es un país “corto-placista”, y este tipo de impuestos es uno de los que atentan contra el agregado de valor a la producción primaria que se observa en muchos de nuestros países competidores. Ninguno de los principales competidores aplica impuestos a las exportaciones agro-pecuarias; ni los que subsidian (como la Unión Europea, EE.UU. o Canadá), ni los que no lo hacen (como Brasil, Australia, Chile y Nueva Zelanda).

En Argentina la mayor parte de las inno-vaciones agropecuarias que tienen amplia difusión son las de respuesta a corto plazo,

e c o n o m í a

El cambio permanente en las reglas de

juego, como es el caso de

las “retenciones” o las devaluaciones,

es uno de los motivos de la baja

capitalización y de agregado

de valor local del sector

agroindustrial argentino.

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Diciembre 2007 / Enero 2008 Página 23

fertilizar o no, usar semillas mejoradas o no. El cambio permanente en las reglas de juego, como es el caso de las “retenciones” o las devaluaciones, es uno de los motivos de la baja capitalización y de agregado de valor local del sector agroindustrial ar-gentino, cuyo promedio de precio de sus exportaciones es casi la mitad del corres-pondiente a Australia, la tercera parte que el de Chile, y menos de la cuarta parte que el de Nueva Zelanda.

Un enfoque erróneo sería pensar que ello es porque los productores no invier-ten o no adoptan las tecnologías que están disponibles y que se utilizan en dichos países. De hecho los productores argentinos son los más competitivos del mundo en las actividades a corto plazo, y aplican agricultura de precisión y otras técnicas modernas que les permite el contexto de precios relativos internos existente. Se exportan los commodities sin agregar mucho valor, porque las alternativas de procesamiento general-mente implican inversiones y mayor incertidumbre en los resultados.

Las implicancias sociales de los impuestos a las exportaciones

Otro aspecto que puede ser controvertido es el relativo a las implicancias sociales. Uno de los principales argumentos, que emplean quienes piensan que los impues-tos a las exportaciones son un buen instru-mento de política social, es que con ellas se contribuye a reducir los precios internos de los alimentos y a controlar la inflación cuando los precios internacionales aumen-tan. Efectivamente, las “retenciones” redu-cen los precios internos de los bienes que se exportan, con lo cual en principio con ello se logra tener alimentos baratos. Pero la consideración de sus impactos sociales es más compleja, dado que los productos

agropecuarios son la principal fuente de ingresos de las regiones pobres del interior del país. En Argentina, los problemas de pobreza son mucho más serios en el NEA o el NOA, que en Buenos Aires y otros centros urbanos. Reducir los principales ingresos de los pobladores del interior del país tiene serias consecuencias sociales para las zonas más pobres de Argentina y alienta la migración rural urbana, con sus implicancias negativas en materia social y de ocupación territorial.

Cuando se aplican “retenciones” para reducir los precios de los alimentos, se logran menores precios para todos los con-sumidores, inclusive los más ricos. Existen otras alternativas de asistencia directa a los pobres, para que puedan adquirir ali-mentos baratos en forma direccionada, que sería mucho más eficiente y equitativa para el conjunto de la sociedad y en parti-cular para los más pobres, que se encuen-

e c o n o m í a

Regúnaga: “Si el sector agroalimentario argentino

no fuera significativo para la economía en su conjunto o para el

empleo, la discriminación no sería tan seria. Pero el sector genera el 35% del

empleo.”

Page 26: Revista EMPRESA 187

Página 24 EMPRESA Nº187

tran en el interior del país y que dependen de los ingresos agrícolas.

No está tan claro, en cambio, que con estos impuestos se logre controlar la infla-ción. Otros factores son mucho más im-portantes. Basta señalar que la mayor parte de los países del mundo tienen actual-mente tasas de inflación menores a las de Argentina y no aplican “retenciones”. Sin ir más lejos, nuestros vecinos uruguayos, brasileros y chilenos han tenido, en 2007 y en años anteriores, inflaciones mucho menores, no han “corregido” sus índices y tampoco han aplicado dichos gravámenes.

La aplicación de altos impuestos a las exportaciones genera desin-centivos para las inversiones y el crecimiento eco-nómico, precisa-mente en aquellos sectores en los cuales el contexto internacional brin-da oportunidades para Argentina. Por muchas déca-das la producción agropecuaria creció a tasas relativa-mente bajas, como consecuencia de los bajos precios relativos insu-

mo producto, resultantes de la política arancelaria (altos impuestos para las im-portaciones de bienes e insumos y altos impuestos a las exportaciones de los pro-ductos). El Grafico 1 muestra la impresio-nante reacción de la producción agrícola argentina cuando, a partir de principios de los años 90, se contó con un entorno de políticas internas más favorables, se

eliminaron las “retenciones” y se reduje-ron los impuestos a las importaciones. A pesar de que los precios internacionales no eran favorables, prácticamente se du-plicó la producción de granos en menos de una década.

La distorsión que generan los aranceles en la estructura económica del país

Los nuevos aumentos en los precios internacionales han contribuido a mantener altas tasas de crecimiento en los años recientes. Pero la pregunta es cuánto más podríamos crecer si no se distorsionaran en el mercado interno los incentivos existentes a nivel mundial. A principios del siglo XX, Argentina aprovechó el contexto internacional y se convirtió en uno de los países más dinámicos del mundo, mejorando sus ingresos por habitante. Hoy esas oportu-nidades las están aprovechando nuestros vecinos del MERCOSUR, especialmen-te Brasil.

Pero uno de los aspectos más negativos para la construcción de un país competi-tivo en el largo plazo son las distorsiones que generan los aranceles en la estructu-ra económica del país. Llevan a un país dual, con un interior pobre, y ciudades con altos ingresos y alimentos baratos. Los menores precios agrícolas inducen a una fuerte concentración económica; las grandes empresas pueden competir y, de hecho, lo hacen y contribuyen actual-mente al crecimiento de la producción. Pero los pequeños y medianos agricul-tores no pueden subsistir, por lo que la producción se está concentrando cada vez más, y las pequeñas ciudades del in-terior van perdiendo sistemáticamente sus recursos humanos. Desaparece la vida en el interior del país.

Existen otras alternativas de asistencia

directa a los pobres, para que puedan

adquirir alimentos baratos en forma

direccionada, que sería mucho más

eficiente y equitativa para el conjunto

de la sociedad y en particular para los

más pobres, que se encuentran en el

interior del país y que dependen de

los ingresos agrícolas.

e c o n o m í a

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Diciembre 2007 / Enero 2008 Página 25

La dualidad es muy seria si Argentina pretende integrarse al mundo. No parece lógico pretender que un productor de soja tenga que desarrollarse con precios inter-nos de sus productos, 37% menores que los precios internacionales, y que al mismo tiempo un productor de automóviles o de textiles pueda vender sus productos a precios 35% mayor a los del mercado in-ternacional. La integración al mundo no hace viable estas dualidades y Argentina termina siendo un país que crece esporádi-camente, por unos pocos años, hasta que se agota el mercado interno. Si el sector agroalimentario argentino no fuera signifi-cativo para la economía en su conjunto o para el empleo, la discriminación no sería tan seria. Pero el sector genera el 35% del empleo.

Cabe entonces una reflexión final. Si los países competi-dores, desarrollados o en desarrollo, no gravan la produc-ción agropecuaria con impuestos a las exportaciones, ¿estarán todos equivocados? O ¿habrán intentado generar sus recursos fiscales con otros impuestos menos distorsivos y con menor impacto en el crecimiento y en la distribución regio-nal del ingreso?

Mill

ones

80

70

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10

01941/42 1950/51 1959/60 1968/69 1977/78 1986/87 1995/96 2004/2005

Area Sembrada Producción

GráFICO 1: EVOLUCIóN DE LA PrODUCCIóN y DEL árEA SEMBrADA DE LOS PrINCIPALES CULTIVOS ExTENSIVOS DE ArGENTINA. PEríODO 1941-2005. (Hectáreas y toneladas)

Fuente: Regúnaga, M. Datos de SAGPyA.

e c o n o m í a

Reducir los principales ingresos de los

pobladores del interior del país tiene

serias consecuencias sociales para

las zonas más pobres de Argentina y

alienta la migración rural urbana, con

sus implicancias negativas en materia

social y de ocupación territorial.

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Página 26 EMPRESA Nº187

interacción humana y productividad organizacional“Encauzar la interacción humana a relaciones menos conflictivas es una condición necesaria para aumentar la productividad. El mercado -muchas veces tildado de ‘salvaje’- constituye un importante mecanismo de interacción constructiva”, señala Gallacher.

El autor evidencia una tendencia hostil al funcionamiento de mercado en la Argentina de hoy. Ante este contexto, advierte acerca de las serias consecuencias, no sólo con respecto a medidas convencionales de productividad, sino también en lo relativo a la armonía con la cual se llevan a cabo las relaciones entre actores sociales.

e m p r e s a

marcos gallacher

Una vez, alguien observó que si un ciu-dadano romano se hubiera transportado, a través de un túnel del tiempo, a una ciudad europea del año 1700, hubiera en-contrado poco que le llamase la atención. En algunos aspectos, inclusive, el bienestar de aquellos que lo recibirían sería menor al logrado por los que lo despidieron muchos siglos antes.

A partir del siglo XIX, sin embargo, co-mienza a gestarse en algunos países de Eu-ropa una verdadera revolución que tendría como consecuencia un incremento impor-tante en los niveles de vida. El producto por habitante de estos países aumentó en una tasa cercana al 1% anual: en el lapso de medio siglo esta producción casi se du-plicó. Con los aumentos de producción se lograron importantes mejoras en mortan-dad y esperanza de vida.

La mayor producción expandió el menú de opciones de consumo: cosas que antes

eran lujos pasaron a ser accesibles para una amplia proporción de la población.

Interacción y conflicto humano

Parte de las diferencias de desarrollo económico se debe a diferencias en la forma en que los individuos se relacio-nan entre sí. En lo que hace a creación de riqueza, las relaciones de confianza constituyen poderosas fuerzas. En al-gunas sociedades, estas relaciones han prevalecido; por el contrario en otras, el antagonismo y el oportunismo han sido la regla.

Algunas interacciones encierran –poten-cialmente al menos– mayor probabilidad de conflicto que otras. Tomemos el caso de cuatro hermanos decidiendo como repartir una herencia. En este caso, la ausencia de conflicto depende en forma crucial de la calidad de los vínculos sentimentales que

Profesor de Economía y Organización Empresaria en la Universidad del CEMA. recibió su educación en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Kentucky (EE.UU.), donde obtuvo su doctorado.

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Diciembre 2007 / Enero 2008 Página 27

los unen. Si los vínculos no son sólidos, el conflicto será altamente probable.

Existen varias razones de esto. Por un lado, los distin-tos activos que constituyen la herencia pueden tener un valor afectivo además del valor de mercado. Asimis-mo, diversas razones pueden complicar “vender todo” y repartir en forma igualitaria el efectivo resultante. Por último, los hermanos pueden tener diferente acceso a la información necesaria para tomar decisiones correctas. Por ejemplo, uno de los her-manos puede conocer mejor que los otros el potencial real de la empresa de la cual todos son dueños.

En definitiva, en ausencia de fuertes lazos afectivos, existe serio riesgo de conflicto. Si observamos el mundo real, veremos que en un importante número de casos, situa-ciones como la planteada devienen en este tipo de problema.

Un caso distinto es el de un rematador de ganado. Aquí, no existe lazo afectivo alguno entre el rematador y los múltiples compradores, ni entre estos entre sí. Exis-te, sin embargo, un mecanismo de puja de precios bien establecido (el remate); los compradores pueden ver el bien por el cual compiten; y existe poca posibilidad de comportamiento estratégico por parte de estos compradores. En definitiva, en un remate que dura pocas horas, cientos o miles de cabezas de ganado pueden asig-narse entre múltiples interesados. La in-teracción humana es en este caso exitosa: un significativo intercambio se realiza sin mayor discusión.

El reparto de una herencia entre herma-nos (entre los que existe algún grado de amor filial), por un lado, y el de un remate de miles de cabezas de ganado (donde el amor entre partes es poco significativo), por otro, constituyen dos mecanismos de asignación de bienes entre múltiples de-mandantes. Lo interesante es que la proba-bilidad de conflicto es mayor en el primero de ellos que en el segundo, aún cuando en el primero “el amor y el respeto” juegan un rol más importante que en el segundo.

En definitiva, la armonía y la ausencia de conflicto no parecerían depender tanto de las “cualidades superiores” de los que par-ticipan como del mecanismo a través del cual la interacción se lleva a cabo.

Existe mayor probabilidad de conflicto cuando se dan alguna de las siguientes condiciones:

• El acuerdo a lograr es complejo e invo-lucra múltiples dimensiones, algunas de las cuales no son con facilidad cuantifi-cables.

e m p r e s a

Gallacher: “La armonía y la ausencia de conflicto no parecerían depender tanto de las ‘cualidades

superiores’ de los que participan como del

mecanismo a través del cual la interacción se lleva

a cabo.”

Page 30: Revista EMPRESA 187

Página 28 EMPRESA Nº187

• El mecanismo de asignación es manipu-lable por las partes involucradas.

• Las partes tienen expectativas de lo que resulta “justo”, expectativas no siempre congruentes con las de otros participan-tes.

• Las partes están en algún grado “atadas” entre sí. En especial existen, para cada una de ellas, importantes costos de re-nunciar a un acuerdo e intentar acordar con otras potenciales contrapartes.

• No existe un “arbitro” confiable cuya acción las partes avalan.

En muchas sociedades modernas, el grado de conflictividad es bajo debido a que las relaciones entre individuos u organizaciones se llevan a cabo median-te mecanismos que, de alguna manera, minimizan las dificultades causadas por el listado anterior.

En especial –y aunque sorprenda a muchos– los mercados imperso-nales constituyen un mecanismo que, en muchos casos, conduce a relaciones entre individuos y entre organizaciones relativamente flui-dos. El ejemplo del rematador, presen-tado con anteriori-dad, es ilustrativo: en pocas horas, miles de cabezas

de ganado son asignadas a múltiples in-teresados sin mayor roce entre estos. El precio que resulta de la puja puede ser mayor o menor que el que vendedores

y compradores imaginaban. Este precio, sin embargo, es aceptado de buen grado por todos.

Sociedad en conflicto

En Argentina existen múltiples situacio-nes donde el accionar político –y no los acuerdos individuales a través del meca-nismo de mercado– resuelve problemas de interacción humana. Por “político” enten-demos situaciones donde existe una auto-ridad jerárquica cuyo accionar condiciona opciones de elección individual. Un siste-ma jubilatorio “de reparto” constituye un ejemplo de esto: las posibilidades futuras de consumo de un individuo no dependen de sus propias decisiones sino de las que surgen de otros individuos. La asignación de crédito por parte de la banca pública a “empresas amigas” constituye otro ejemplo de interacción que fluye a través de carriles que no son los del mercado convencional. Lo mismo ocurre con los actuales precios máximos a la leche o a otros productos de la canasta familiar.

La consecuencia de lo anterior es la si-guiente: por un lado, se generan ineficien-cias debido a que los precios que existen en un determinado momento no reflejan las reales condiciones de escasez o costo. Por ejemplo, el sistema de jubilación “de reparto” resulta en un tenue vínculo entre deducciones salariales presentes y posi-ble jubilación futura. En consecuencia, estas deducciones pueden asimilarse a un impuesto en lugar de una inversión tem-poraria de riqueza. Como todo impuesto, tendrán como consecuencia menores incentivos individuales para trabajar (en particular, para trabajar en el sector formal de la economía).

Pero el accionar político tiene otra -e importante- consecuencia. En efecto,

e m p r e s a

La solución de mercado puede

no ser de nuestro agrado, pero

por lo menos es relativamente

impersonal. La solución política,

en cambio, es vista con frecuencia

como arbitraria y sujeta a presión

por parte de grupos de interés.

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Diciembre 2007 / Enero 2008 Página 29

la asignación “discrecional” resulta un caldo de cultivo ideal para conflictos sociales de distinta índole. Los inte-grantes de la sociedad no se relacionan ya a través de un “frío mercado imper-sonal”. Algún “príncipe”, en cambio, determina el destino de cada uno de nosotros. En esta situación es de esperar que los conflictos de toda índole vayan en aumento.

La solución de mercado puede no ser de nuestro agrado, pero por lo menos es re-lativamente impersonal. La solución po-lítica, en cambio, es vista con frecuencia como arbitraria y sujeta a presión por parte de grupos de interés.

Caso actual: organizaciones gremiales en Argentina

Los sindicatos cumplen múltiples funcio-nes. En particular, sus objetivos incluyen mejorar las compensaciones obtenidas por sus afiliados, así como también algunas dimensiones de las condiciones de trabajo enfrentadas por estos.

La acción sindical –para ser efecti-va– debe condicionar decisiones indivi-duales, tomadas tanto por oferentes como demandantes de trabajo. Por ejemplo, las demandas por mayores salarios deben estar acompañadas –para ser efectivas- de restricciones dirigidas a potenciales traba-jadores dispuestos a aceptar trabajo a pre-cios “libres” o “de mercado”. De la misma forma, las demandas de mayores compen-saciones impiden que la empresa despida trabajadores no dispuestos a aceptar com-pensaciones de mercado, remplazándolos por aquellos que si están dispuestos a aceptar estas condiciones.

En definitiva, el accionar sindical reempla-za –parcialmente al menos– la asignación de recursos a través de mecanismos puros de mercado, por asignación a través de mecanismos políticos centralizados y, en alguna medida, sujetos a coerción. Estos mecanismos, en el mejor de los casos, dis-tribuyen riqueza entre sectores, no contri-buyen a crearla.

En muchas sociedades avanzadas, la im-portancia de los sindicatos ha disminuido

e m p r e s a

El accionar sindical reemplaza

–parcialmente al menos– la asignación

de recursos a través de mecanismos puros de

mercado, por asignación a través de mecanismos

políticos centralizados y, en alguna medida,

sujetos a coerción.

Page 32: Revista EMPRESA 187

Página 30 EMPRESA Nº187

en forma sostenida en el tiempo: en los EE.UU., por ejemplo, el 23% de la fuerza laboral estaba representada por gremios en 1983, veinte años mas tarde esta cifra se reducía al 13% (US Department of Labor, Bureau of Labor Statistics).

La tendencia que observamos en Ar-gentina parece ser inversa: el rol de los sindicatos, du-rante los últimos años, ha ido en aumento. Resulta difícil a esta altura predecir el impac-to de esta tenden-cia. Sin embargo, puede aventurarse una opinión: la productividad de la economía puede verse seriamente afectada, si las decisiones indivi-duales de empresas

y trabajadores son reemplazados por me-canismos de negociación centralizada. A menor productividad, menor producto total para repartir y, por lo tanto, menor bienestar.

La acción gremial puede eventualmen-te mejorar las condiciones de un grupo dado de trabajadores. Por ejemplo, los empleados de subte, a través de medidas de fuerza, logran aumentar sus salarios por encima de lo que otros trabajadores, igualmente calificados, obtienen.

Sin embargo, el salario de equilibrio en la economía toda depende de la oferta y de la demanda global de trabajo y no del resultado de negociaciones entre partes en determinado sub-mercado: los logros de los trabajadores de subte perjudican

tanto a consumidores (que a través de mayores subsidios a los subtes deben fi-nanciar este aumento) como así también a otros trabajadores, dispuestos a trabajar por salarios menores a los que los gre-mios han logrado, pero que no pueden hacerlo por restricciones que los mismos gremios imponen.

En definitiva, el “logro” de un grupo vie-ne acompañado por costos que deben soportar otros grupos. En general, los que se benefician son los que mayor poder de negociación tienen y no, necesariamente, los que más “merecen” mejoras en sus con-diciones laborales.

Resumiendo: aumentar el bienestar de la población argentina resulta un objetivo de primer orden. Aquellos encargados de diseñar políticas públicas deberían pres-tar preferente atención a las trabas que existen en mejorar esta productividad.

Encauzar la interacción humana a relaciones menos conflictivas es una condición necesaria para aumentar la productividad. El mercado –muchas ve-ces tildado de “salvaje”- constituye un importante mecanismo de interacción constructiva.

La tendencia actual en Argentina resulta, sin embargo, hostil al funcionamiento de mercados. Como se argumenta en este artículo, esto puede tener serias conse-cuencias, no sólo con respecto a medidas convencionales de productividad, sino también en lo relativo a la armonía con la cual se llevan a cabo las relaciones entre actores sociales.

e m p r e s a

La productividad de la economía

puede verse seriamente afectada, si las

decisiones individuales de empresas

y trabajadores son reemplazadas

por mecanismos de negociación

centralizada. A menor productividad,

menor producto total para repartir y,

por lo tanto, menor bienestar.

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Diciembre 2007 / Enero 2008 Página 31

La estrategia y el plan operativo integral para la gestión de personas

“Para que los máximos responsables de un negocio estén en condiciones de definir la estrategia de recursos humanos (o Gestión de Personas) es preciso que cuenten con un esquema conceptual que les permita construir una agenda que les asegure anticipar y

prevenir conflictos improductivos, tanto económicos como emocionales”, señala Bolaños.

El autor nos presenta un modelo de agrupamiento racional y fundamentado de los temas o dimensiones relacionados con el vínculo organización - persona. Selecciona

ocho dimensiones que son potencialmente fuente de conflictos, las identifica, y subraya la necesidad de estrategias que permitan responder de manera inteligente, anticipada y

veloz a cada tipo de problema potencial.

t r a b a j o

Horacio Bolaños

Con frecuencia encontramos en las or-ganizaciones cierta confusión entre los siguientes conceptos:

• Estrategia de recursos humanos (o de la Gestión de Personas) del negocio.

• Estrategia del área de recursos humanos (o de la Gestión del Capital Humano).

Intentaremos en esta sección comenzar por hacer la distinción entre ellas, en par-ticular para ayudar a establecer los niveles de responsabilidad, tanto de la formula-ción como de su realización.

La estrategia de recursos humanos es una decisión de negocios y por lo tanto es responsabilidad de las máximas auto-ridades de la organización su definición y seguimiento. La estrategia del área es la que se diseñará sobre la base de la primera con el fin de asegurar su cum-plimiento.

Una decisión de negocios se caracteriza por:

• Estar sistemáticamente presente en las agendas de las reuniones de la alta dirección. Por ejemplo, como el estado de situación financiero, la evolución comercial, el plan de inversiones o las exportaciones.

• Existen sistemas, procedimientos y nor-mas de cumplimiento obligatorio que las articulan. Como es el caso del ba-lance mensual o el plan de producción.

• El seguimiento de los objetivos se reali-za permanentemente a través de indica-dores cuantitativos y cualitativos. Es el caso de los temas mencionados, que en todas las reuniones son tratados sobre la base de información cuantitativa com-parable.

• Se monitorean permanentemente las variables internas y externas que

Director del Grupo Managers. Instructor Part-time del IAE y del Instituto Madero. Socio de ACDE. Reproducción del Ca-pítulo IV de Del dicho al hecho. El posicionamiento estratégico de la gestión de personas en el entorno y en el negocio, de Horacio Bolaños que acaban de publicar Editorial Temas y Grupo Managers.

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puedan afectar el logro de las metas. La propuesta consiste en agregar a las consideraciones de los temas salarial o gremial aquellos que tienen que ver con el clima interno, con las acciones del mercado sobre la dotación más expues-ta, entre otras variables.

• Se cuenta con planes alternativos para los imprevistos y las emergencias. Por ejemplo, se prevé con anticipación los eventos que puedan impedir la asis-tencia de participantes a cursos; las re-uniones de revisión de dotaciones o de análisis del clima no se postergan sine die sino que se respeta su realización y duración como las de análisis econó-micos.

La razón por la cual ubicamos la responsa-bilidad de decidir sobre la estrategia de la Gestión de Personas en el nivel más alto de la institución es porque las personas constituyen el factor fundamental para concretar una determinada estrategia de negocios. Hoy día, con la demanda de co-

nocimiento, se observa con mayor claridad este hecho.

Cuando los directivos de un emprendi-miento dado definen en qué negocio de-sean estar y cómo aspiran a ser vistos en el mercado, ya están presuponiendo el tipo de personas que deberán concretar esos planes. Tal vez no lo tengan consciente-mente explicitado y por ello las siguientes preguntas ayudan a precisarlo:

• ¿Qué perfil de gente se necesita en este negocio para asegurar que dentro de 5 a 10 años esté funcionando como lo ima-ginamos?

• ¿Qué clima organizacional debe existir para atraer, retener y motivar a ese per-fil de gente?

• ¿Qué estrategia de cambio debemos encarar para transformar la situación actual de la organización en la direc-ción requerida por el futuro de nuestro negocio?

Como es natural, responder a estas pre-guntas implica tener definida la estrategia global del negocio.

Una vez definida la estrategia general – ya sea corporativa o del negocio - corresponde establecer las estrategias funcionales. Según Hax (1997: 401 y ss) las estrategias funcio-nales en las que se desdobla la estrategia del negocio son: financiera, logística, comer-cial, tecnológica y de recursos humanos.

Para que los máximos responsables de un negocio estén en condiciones de definir la estrategia de recursos humanos (o Gestión de Personas) es preciso que cuenten con un esquema conceptual que les permita construir una agenda que les asegure anti-cipar y prevenir conflictos improductivos, tanto económicos como emocionales.

t r a b a j o

Bolaños: “La articulación entre los intereses y fines

de la organización y los de cada colaborador

necesitan ser trabajados en forma diferenciada y

personalizada”.

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A continuación presentamos un modelo de agrupamiento racional y fundamentado de los temas o dimensiones relacionados con el vínculo organización – persona.

A. Los Procesos Organizacionales

Kaplan y Norton (1996, 2004) y particu-larmente Hax (1997) enfatizan la impor-tancia de la ejecución de las estrategias de negocios por sobre su mera definición. Con la estrategia de GdP de una organiza-ción sucede lo mismo. En el presente capí-tulo centraremos la atención en la elabo-ración del plan de acción o plan operativo, anual o bianual, según convenga más a la índole de los procesos a desarrollar.

El primer problema a resolver una vez que tenemos el listado completo de tareas a encarar, incluso de sus prioridades, es lograr la certeza que estamos operando en todos los frentes necesarios para responder a los temas que la Gestión de Personas demanda en una organización grande, mediana o pequeña. Además, que todas las acciones guarden coherencia con los valo-res asumidos. Es el punto donde estrategia y táctica se encuentran y la razón por la cual este plan operativo está ubicado -como responsabilidad- en el máximo ni-vel de decisión de la organización.

A lo largo de 40 años de trabajo en el área y con la diversidad de experiencias que tu-vimos la suerte de vivir tomamos contacto con numerosas formas de diseñar los pla-nes e incluso de organizar el sector. Tal vez por el tipo de educación formal recibido nunca nos satisfizo la división entre los te-mas hard y soft pues nos parecieron falsas dico¬to¬mías. Tampoco encontramos en las propuestas de excelentes especialistas como Beer (1984), Ulrich (1997), Ulrich y Brockbank (2005) e incluso Hax (1997) una segmentación que respondiera a la

pregunta ¿por qué esas y no otras divisio-nes?

Cada vez que enfrentamos propuestas de clasificaciones temáticas que no responden a un criterio claro de inclusión, no pode-mos dejar de evocar el erudito y sarcástico ingenio de Borges en el relato sobre El idioma analítico de John Wilkins (2005:152 y 153):

Esas ambigüeda-des, redundancias y deficiencias re-cuerdan las que el doctor Franz Kuhn atribuye a cierta enciclopedia china que se titula Empo-rio celestial de cono-cimientos benévolos. En sus remotas paginas esta escrito que los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados , (d) lechones, (e) sire-nas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta calcificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el ja-rrón, (n) que de lejos parecen moscas.

De allí la búsqueda de un modelo que nos permitiera estar seguros que se cubrían todos los temas posibles de los que el área debe hacerse cargo.

El esquema propuesto parte de la base de preguntar cuáles son todos los aspec-tos que caracterizan la relación de una

t r a b a j o

La estrategia de recursos humanos

es una decisión de negocios y

por lo tanto es responsabilidad

de las máximas autoridades de

la organización su definición y

seguimiento. La estrategia del área es

la que se diseñará sobre la base de

la primera con el fin de asegurar su

cumplimiento.

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persona con una organización. O ¿cuáles son los tipos de vínculo que se generan entre una organización y las personas que trabajan para ella? En nuestro análisis en-contramos ocho dimensiones que hemos validado a lo largo de quince años de tra-bajo con este esquema. Denominamos di-mensiones a cada una de ellas pues es un término que alude a la faceta o aspecto de algo, tal como lo define el Diccionario de la Real Academia Española (2005) y nos parece suficientemente amplio como para caracterizar las diversas particularidades del vínculo. Estas dimensiones están todas presentes e interactúan de manera continua, por ello conviene pensarlas como momentos en un escenario en el cual la luz va iluminando sectores, pero donde la acción trascurre simultáneamen-te en otros sitios. La característica común de las siguientes ocho dimensiones es que son potencialmente fuente de conflictos y en ello radica la necesidad de tenerlas bien identificadas:

1.Las relaciones de las personas con la tecnología, los sis-temas, los procesos y las tareas. (Inclu-ye los aspectos de-rivados tales como las segmentaciones en la cadena de va-lor, el diseño de las instalaciones, el lay out, los estándares de rendimiento, los procesos de ca-lidad). Al entrar a trabajar una perso-na a una organiza-

ción ingresa en una red formal de roles que desplaza el centro de la persona a la finalidad de la posición que viene a cubrir. El riesgo – señalado por muchos autores desde el siglo XIX y por la Doc-

trina Social de la Iglesia (2005) - es la despersonalización del trabajo, el olvi-do de la centralidad de la persona en el quehacer laboral. Para ser consistentes con los valores vistos en el capítulo 1, es necesario que ellos estén presentes en el momento de diseñar la organiza-ción y elaborar los organigramas que, como mapas, tienden a establecer los temas de incumbencia de cada área y las relaciones asimétricas implícitas en toda estructura jerárquica de roles. Otro tanto sucede con la formulación de los procesos de trabajo. El diseño de la organización y de los procesos pueden ser fuente de conflictos futuros si no se tienen en cuenta los factores cognitivos y emocionales implícitos en las funciones creadas.

2. La trama de las leyes y regulaciones legales. Las organizaciones son entes jurídicos y como las personas también lo somos, se genera un juego cruzado entre los deberes y derechos mutuos. En una sociedad con fuerte tradición regulatoria resulta imprescindible pensar y organizar la manera más efectiva y práctica para cumplir con todas las estipulaciones legales que encuadran la relación entre ella y las personas.

3. El tránsito de las personas en la empre-sa. El simple transcurrir del tiempo ge-nera que tanto los roles formales como las personas contratadas para cubrirlos atraviesen circunstancias organiza-cionales diversas. Desde el ingreso e inducción del nuevo colaborador hasta su egreso (por renuncia, desvinculación o jubilación) se suceden otros cambios internos que también ponen en juego la concurrencia de intereses diferentes. Por ejemplo las promociones, los tras-lados o las rotaciones desnudan la reali-dad de tiempos, necesidades y urgencias

t r a b a j o

En una sociedad con fuerte tradición

regulatoria resulta imprescindible

pensar y organizar la manera más

efectiva y práctica para cumplir

con todas las estipulaciones legales que

encuadran la relación entre ella

y las personas.

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distintas entre las personas y la organización.

4. Las compensaciones por el trabajo realizado. En las organizaciones con estruc-turas jerárquicas de roles lo habitual es que las personas reciban una retribución diferenciada por su aporte. La administración de las diferencias de responsa-bilidades y la manera de retribuirlas es un nuevo as-pecto del vínculo donde las perspectivas personales y la de la organización puedan ser diferentes.

5. La interacción con las organizaciones y el proceso gremial. En nuestro país la ley le otorga un rol específico a las organiza-ciones representativas de los trabajado-res y además esas organizaciones son ac-tores políticos significativos. La relación con esas entidades y con los propios empleados que adquieren status gremial presenta aspectos generalmente contro-vertidos por la oposición de intereses.

6. El crecimiento cualitativo de las perso-nas. Las organizaciones en su actuación con el medio tienen que generar nue-vas respuestas adaptativas y acciones proactivas. Este juego vuelve obsoletas algunas capacidades que necesitan ser reemplazadas por otras. Al mismo tiempo las personas varían enrique-ciendo o empobreciendo su repertorio competitivo en el quehacer diario. La obsolescencia de conocimientos así como la necesidad de nuevas habili-dades y actitudes ofrece un terreno de interacciones entre las personas y la organización que implica de hecho una suerte de reformulación del contrato de trabajo.

7. La interacción entre las personas, los grupos, los sectores y las unidades de negocio. Las organizaciones son co-munidades de personas al tiempo que estructuras de roles. Las interacciones entre ellas en forma individual como las de tipo grupal originan redes co-municacionales complejas. Sin una adecuada administración de los cana-les y mensajes centrales la confusión y los malos entendidos ganan terreno. Por otra parte, las relaciones entre sectores que a veces presentan con-traposición de objetivos dentro de la misma cadena de valor suelen produ-cir tensiones negativas y por lo tanto improductivas.

8. La coordinación entre el proyecto em-presario y el proyecto de vida indivi-dual de cada colaborador. Como puede verse después de repasar los siete temas anteriores, la articulación entre los intereses y fines de la organización y los de cada colaborador necesitan ser trabajados en forma diferenciada y personalizada. La instancia genuina para administrar este vínculo es el jefe directo de cada empleado. Pero lograr

t r a b a j o

La obsolescencia de conocimientos así

como la necesidad de nuevas habilidades y

actitudes ofrece un terreno de interacciones entre las personas y la

organización que implica de hecho una suerte de

reformulación del contrato de trabajo.

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Página 36 EMPRESA Nº187

que el ejercicio de ese rol se realice de manera pareja a través de toda la orga-nización, implica que los cuadros con gente a cargo apliquen de manera con-sistente las políticas y prácticas que la organización adopte para la gestión de su capital humano. Esta es la dimen-sión más crítica de todas y sobre la que descansa el funcionamiento armónico de todas las otras. En esta dimensión cobran vida los valores sustentados por la empresa.

B. Las respuestas Estratégicas

Como puede verse, cada una de las ocho dimensiones plantea tensiones específicas en el vínculo empresa - colaborador. Si esas tensiones naturales y previsibles no se anticipan con estrategias alineadas con la estrategia del negocio, tarde o temprano

producen rupturas costosas en términos emocionales y económicos.

Cada tipo de tensión requiere anticipar acciones para asegurar el despliegue armó-nico de la organización en el tiempo. En consecuencia, tendremos ocho estrategias para responder de manera inteligente, anticipada y veloz a cada tipo de problema potencial.

Con el fin de agrupar estas respuestas es-tratégicas para cada uno de los ocho focos de tensión en términos propios de la espe-cialidad de la GCH, proponemos emplear las siguientes denominaciones para cada una de ellas como muestra en la Tabla 1.

Cada una de estas ocho respuestas estraté-gicas podemos dividirla en subdimensiones que nos ayuden a agrupar las políticas, sis-temas y prácticas.

TABLA 1. PrOCESOS DE INFLUENCIA y rESPUESTAS ESTrATéGICAS

procesos de influencia generados por... respuestas estratégicas

Las relaciones de las personas con la tecnología, los sistemas, los procesos y las tareas. La organización

La trama de las leyes y regulaciones legales. Administración de personal

El tránsito de las personas en la empresa. Flujo de personas

Las compensaciones por el trabajo realizado. Compensación y Beneficios

La interacción con las organizaciones y el proceso gremial. Relaciones gremiales

El crecimiento cualitativo de las personas. Gestión del conocimiento

La interacción entre las personas, los grupos, los sectores y las unidades de negocio. Sinergia

La coordinación entre el proyecto empresario y el proyecto de vida individual de cada colaborador. Conducción

t r a b a j o

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rse en la nueva era de la estrategia

competitivaUtilizando como disparador una visión que pone en duda los beneficios que puede

ofrecer el enfoque de una gestión empresarial socialmente responsable, tanto para la empresa como para la sociedad, Garaventa nos desafía a revisar diferentes aspectos de

la propuesta de gestión ética y responsable de los negocios

Sustentado en el vínculo entre ventaja competitiva y responsabilidad social corporativa que propone Michel Porter, señala como enseñanza que las empresas deben dejar

de lado posturas reactivas, que generan acciones fragmentadas, y adoptar un modelo proactivo en el que su agenda estratégica contemple su capacidad de creación de valor,

tanto para los dueños o accionistas, como para la sociedad: mejorar la rentabilidad y fomentar el bien público en general.

e m p r e s a

carlos g. garaventa

Clive Crook, Director Adjunto de The Economist, publicó en enero de 2005 un interesante artículo titulado La buena com-pañía. Un estudio sobre la responsabilidad social corporativa1 en el que plantea una serie de objeciones al tema de Responsabilidad So-cial Empresaria (RSE) y presenta diferentes connotaciones, tales como que los buenos ciudadanos creen que el capitalismo es per-verso, pero redimible y que las compañías, que compiten y prosperan, enriquecen a la sociedad y con eso cubren adecuadamente su responsabilidad. Considero que, por tratarse de una visión que pone en duda los bene-ficios que puede ofrecer el enfoque de una gestión empresarial socialmente responsable, tanto para la empresa como para la sociedad, nos desafía inteligentemente a revisar dife-rentes aspectos de la propuesta de gestión ética y responsable de los negocios.

El primer párrafo de este artículo, pone de manifiesto el mensaje del estudio al

afirmar que: “En los últimos diez años, la responsabilidad social corporativa ha florecido como una idea, si bien no como un programa práctico coherente. En todas partes, la RSE cuenta con la atención de los ejecutivos -si es que vamos a creer sus declaraciones públicas- y especialmente con la de gerentes de compañías multina-cionales con oficinas centrales en Europa o los EE.UU. En la actualidad, la respon-sabilidad social corporativa, aunque no sea más que eso, representa el tributo que paga el capitalismo de todo el mundo por la virtud”. Sin embargo, en el subtítulo reconoce que “El movimiento a favor de la responsabilidad social corporativa ha ga-nado la batalla de las ideas. Lo que es una lástima”.

Pensando sólo en los resultados, propone hacer dos preguntas sobre cualquier acto de ciudadanía corporativa supuestamente progresista:

Doctor en Administración (UCA), Lic. en Economía y C.P.N. (UBA). Profesor Universitario, Director Académico de rEC y SMP (Centro de Educación Empresaria Univ.San Andrés). Ha ocupado cargos gerenciales en Ledesma S.A. Director de varias compañías. CEO de Forética Argentina. Director de revista EMPrESA. 1 Crook, Clive (2005) ““The good company: a sceptical look at corporate social responsibility”, pu-blicado en The Economist, la semana del 22 al 28 de enero de 2005, pp 3 a 16.

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1. ¿Mejora la rentabilidad a largo plazo de la empresa?

2. ¿Fomenta el bien público en general?

La búsqueda de respuestas lo lleva a presentar diferentes combinaciones o variantes de la RSE, que se resumen en la Tabla 1:

La combinación que logra mejorar simul-táneamente las ganancias y el bienestar so-cial -que es la que Crook denomina “bue-na administración”- es la única realmente válida y responde totalmente a la idea de desarrollo sustentable.

Reconoce que un gran número de em-presarios que están a favor de la RSE y que aplican este modelo de gestión ética y responsable en sus negocios, merecen un reconocimiento por poner a prueba prácticas novedosas capaces de arrojar resultados positivos y afirma que, aún cuando sus ideas pueden no ser aplica-bles en todas las compañías, o incluso sólo en algunas, su éxito en casos deter-minados es admirable.

Sin embargo, pone también la semilla de la duda cuando dice que la mayoría de los

gerentes creen que sus acciones de RSE caen en el casillero de las situaciones be-neficiosas para todos y que ninguno llega a admitir que sus prácticas de administra-ción podrían llegar a reducir las ganancias. Lo cierto es que en la realidad los otros casilleros de la matriz no están vacíos y, en este aspecto, pienso que en Argentina ocurre lo mismo.

La estrategia como la creación de una posición única y valiosa

Casi dos años después, en diciembre de 2006, Michael Porter publicó en Harvard Business Review, junto con Mark R. Kra-mer, “Estrategia y Sociedad. El vínculo en-tre ventaja competitiva y responsabilidad social corporativa”.

Es bien conocida la trayectoria de Porter quien, a lo largo de su carrera académica, ha enriquecido en forma notoria la econo-mía de la empresa con sus investigaciones y aportes sobre estrategia empresarial y posición competitiva. Es Ph.D. en Eco-nomía Empresarial por la Universidad de Harvard (1973), actualmente es Profesor en la Escuela de Negocios de Harvard, donde conduce el “Institute for Strategy and Competitive”. Con Kramer -quien es miembro sénior de la CSR Initiative en John F. Kennedy School of Government de Harvard- son cofundadores de FSG So-cial Impact Advisors.

Es útil recordar algunas características de Porter: no ofrece recetas, propone al direc-tivo modelos que lo ayuden a comprender mejor el entorno competitivo y a esta-blecer las vinculaciones con la cadena de valor de su empresa. Para Porter, la estra-tegia es la creación de una posición única y valiosa. Sostiene que “la prueba de valor económico es la rentabilidad sostenida, que se mide mediante la superioridad de la

TABLA 1. VArIANTES DE LA rSE: ELIjA SU COMBINACIóN

mejora el bienestar

social

reduce el bienestar

socialmejora

las ganancias“Buena

administración” “RSE perniciosa”

reduce las ganancias

“Filantropía corporativa”

o “Virtud prestada”

“RSE engañosa”

e m p r e s a

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rentabilidad a largo plazo sobre la inver-sión”. Como parte de esta idea, se refiere a la “Nueva era de la Estrategia” en la que plantea esta visión de la empresa como creadora de valor a largo plazo.

En “Estrategia y Sociedad” los autores hacen un muy importante aporte al desarrollo de la Responsabilidad Empresaria. Identifican claramente dos limitaciones del pensamiento dominante y presentan una propuesta integra-dora con la competitividad y la rentabilidad.

La primera de las dos limitaciones identifi-cadas es la que ve a la empresa y a la socie-dad como dos universos ajenos o -lo que es peor- opuestos entre si, con intereses que la RSE debe reconciliar. Ese esfuerzo de re-conciliación se manifiesta en el enfoque de los cuatro argumentos principales: obliga-

e m p r e s a

Garaventa: “La interdependencia entre empresa y sociedad se puede analizar con las

mismas herramientas que se utilizan para establecer

la posición competitiva y para desarrollar la

estrategia”.

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ción moral, sustentabilidad, licencia para operar y reputación. Sostienen que estas cuatro líneas de pensamiento comparten la debilidad de enfocarse en la tensión en-tre sociedad y empresa en lugar de resaltar la importancia de su interdependencia, que le permitiría “identificar, priorizar y abordar los problemas sociales más im-portantes, o aquellos sobre los que puede tener el máximo impacto”.

La segunda limita-ción está referida a ver la RSE como una propuesta genérica -que equi-vale a decir como un commodity- sin advertir que cada empresa y cada sec-tor de la actividad económica presenta situaciones dife-rentes que hacen imposible proponer una receta única, aplicable a todas de la misma forma. La propuesta consiste en promover la RSE

a partir de una “comprensión amplia de la interrelación entre la sociedad y la empresa, al mismo tiempo que se debe anclar en las estrategias y actividades específicas”.

Los autores presentan una nueva forma de ver la relación entre las empresas y la so-ciedad, que consiste esencialmente en no enfocar el éxito corporativo y el bienestar social como un juego de suma cero. Sugie-ren comenzar identificando las consecuen-cias positivas y negativas que la actividad de la empresa produce en la comunidad y determinar en cuáles concentrarse. De esta forma la RSE se convierte en fuente de enorme progreso social que impulsa a las empresas a aplicar recursos, conocimientos

e innovación en actividades beneficiosas para la comunidad, generando propuestas concretas de creación de valor.

La integración de negocio y sociedad

En síntesis, Porter y Kramer proponen integrar negocio y sociedad a partir de la identificación de los puntos de intersec-ción determinados por los impactos que la empresa provoca en su entorno a través de sus operaciones y por la influencia que las condiciones externas tienen, para bien o para mal, sobre la propia empresa o sector.

Lo interesante es comprender que la inter-dependencia entre empresa y sociedad se puede analizar con las mismas herramientas que se utilizan para establecer la posición competitiva y para desarrollar la estrategia. La vista de adentro hacia fuera consiste en evaluar los impactos sociales de la cadena de valor: positivos y negativos. Utilizar la “cadena de valor” en términos sociales y no solamente productivos. Para la vista de afuera hacia adentro, es decir para evaluar las influencias sociales sobre la competiti-vidad, se deben identificar las áreas consi-deradas en el modelo del “diamante”, iden-tificando aquellas que tengan mayor valor estratégico. Recordemos que el modelo del diamante incluye el análisis del “Contexto para la estrategia y rivalidad de la empresa”, de las “Condiciones de los insumos”, de las “Condiciones de la demanda local” y de las “Industrias relacionadas y de apoyo”.

La enseñanza que deja esta propuesta es que las empresas deben dejar de lado pos-turas reactivas que generan acciones frag-mentadas y adoptar un modelo proactivo en el que su agenda estratégica contemple su capacidad de creación de valor, tanto para los dueños o accionistas, como para la sociedad: mejorar la rentabilidad y fomen-tar el bien público en general.

Para Porter y Kramer la RSE se

convierte en fuente de enorme

progreso social que impulsa a

las empresas a aplicar recursos,

conocimientos e innovación en

actividades beneficiosas para la

comunidad, generando propuestas

concretas de creación de valor.

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mercosur: estado de situación

“En un marco internacional, en el que ya se ha entrado al estudio de la aparición de ‘megaestados’ no asumimos aún que el paradojal carácter totalizador de esta división

en grandes bloques que se produce en el mundo puede dejarnos inermes si persistimos en el aislamiento individual”, señala Rodríguez Aparicio.

En este contexto, el autor subraya el valor del Mercosur, analiza la conveniencia de la integración económica para la Argentina y el Brasil, y aboga por consolidar este proceso, con

la certeza de que es indispensable su concreción para la realización de nuestros países.

internacional

Jorge rodríguez aparicio

La masa compacta e imponente de Amé-rica del Sur, con apertura hacia todos los rumbos y con su condición generadora de recursos naturales renovables indispensa-bles para la vida humana, tiene augurado un destino de potencia mundial.

Los países que la integran han dado figuras relevantes a la historia, tienen un sustrato cultural necesariamente similar, y sus or-ganizaciones políticas son esencialmente idénticas, moldeadas en los sistemas de-mocráticos de Occidente. Sin embargo, la realidad está lejos del destino que, por su geografía, su cultura y la semejanza de sus instituciones, parece conducir a sus países.

Lo que debería tener clara influencia universal se presenta, en cambio, como un conjunto lábil, carente de intereses comunes, de escaso peso internacional, cuya riqueza suele aparecer como bienes mostrencos de fácil apropiación.

Una historia de intentos de integración

Durante el último medio siglo, se han desarro-llado intentos de integración entre los países

latinoamericanos en general, y de América del Sur en particular, que no han sido total-mente exitosos. No generaron el esperado de-sarrollo económico y social, ni mejoraron las relaciones entre nuestros pueblos, pese a que los hispanohablantes nos hemos planteado la unión desde la época colonial.

Simón Bolívar aparece como su impulsor con-creto con la convocatoria a el Congreso de Plenipotenciarios Hispanoamericanos que se reunió en Panamá –cuando ese territorio inte-graba aún la Gran Colombia–, el 22 de junio de 1826, apenas un año y medio después de la batalla de Ayacucho, último combate por la independencia de España. Ese Congreso tuvo magra afluencia de representantes (ocho en total, de Perú, Colombia, México y Centro-américa), siendo proporcionalmente mayor la de los observadores: Holanda e Inglaterra; gran potencia comercial la primera, en plena expansión imperial la segunda.

La incorporación de Brasil a los proyectos integradores fue posterior, ya con su vasto territorio casi totalmente configurado por obra de los “navegantes, bandeirantes y diplomáticos”; sin embargo esa nación está asumiendo hoy una actitud de fuerte ini-ciativa continental

Contador (UBA). Empresario gastronómico y de la alimentación. Presidente de la Cámara de Comercio Argentino – Brasileña. Coordinador del Foro de Cámaras Binacionales del Mercosur. Socio de ACDE.

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Quizá ha sido falla esencial en los procesos integradores del sur americano, el hecho de haberse aceptado que ellos debían constituir fenómenos exclusivamente eco-nómicos, cuando no de mero intercambio comercial; lo que ha determinado una esca-sa relación personal entre nuestros pueblos, como ha ocurrido en el marco de la Asocia-ción Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y su sucesora, la Asociación La-tinoamericana de Integración (ALADI).

No ha sido esa la actitud de la Unión Euro-pea, modelo a seguir en más de un sentido, que, bajo la invocación de Erasmo de Ro-tterdam, ha hecho obligatorias las becas a estudiantes de la comunidad, las que cada uno de sus miembros está obligado a otorgar para recibir a los nacionales de los demás países miembros, a fin de que adquieran e intercambien conocimientos y, esencial-mente, culturas y costumbres.

Así diseñados, aquellos procesos no sir-vieron para asistir a la corrección de las falencias de las poblaciones: la educación, la salud, las comunicaciones, la investiga-

ción científica, la democracia como forma de vida.

La necesidad de una política de integración

En un marco internacional, en el que ya se ha entrado al estudio de la aparición de “megaestados”, no asumimos aún que el paradojal carácter totalizador de esta divi-sión en grandes bloques que se produce en el mundo puede dejarnos inermes si persis-timos en el aislamiento individual.

Una política de integración requiere conductas sujetas a algunas condiciones indispensables, entre ellas: ser estables en el tiempo; ser posibles, tanto en los hechos como respecto del marco jurídico que regule las relaciones entre los países asociados; ser ejecutadas por gobiernos confiables (esto es, ejercidos por estadistas que actúen de buena fe y respeten las ins-tituciones creadas) los que, a su vez, deben crear en sus pueblos las condiciones para que tal política sea comprendida y acepta-da. Como fundamento de todo ello, deben existir convicción integradora y decisión para alcanzar esa meta.

A esto se agrega la aparente parálisis del Mercado Común del Sur, proyecto que creó una expectativa hasta ahora no logra-da, pero en el que se vislumbran reaccio-nes positivas, algunas comunitarias, otras individuales, de algunos países.

El Mercosur, creado por el Tratado de Asun-ción del 26 de marzo de 1991, bajo la figura de un Acuerdo de Alcance Parcial de Com-plementación Económica dentro del sistema de la ALADI (el AAP-CE n° 18), reunió a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en un programa inicial de desgravación que abar-có todo el universo arancelario, fijando un calendario tan breve que el mercado común

Rodríguez Aparicio” Sería una medida deseable

que nuestro país tomase también la decisión de establecer, como lo ha

hecho Brasil, los sectores de sus importaciones que

podrían sustituirse por productos de la región, y

propugnase la sustitución competitiva de ellos.”

internacional

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entre los países se debía completar antes del 31 de diciembre de 1994.

La integración económica para la Argentina y Brasil

Los motivos que llevaron a la Argentina y a Brasil a plantearse la constitución de un mercado común han sido tratados por Alieto Aldo Guadagni, entonces Secre-tario de Relaciones Económicas Interna-cionales de la Cancillería argentina, a un año de la firma del Tratado de Asunción, quien se interrogaba: ¿Por qué le conviene a Argentina la integración económica con Brasil?, y ¿por qué le conviene a Brasil la integración económica con Argentina?

Respecto de la primera pregunta respondía: “Por el tamaño de su economía y, en con-secuencia, de su mercado (el PBI brasileño ronda los 350 mil millones de dólares con 150 millones de habitantes que serán 180 millones a fin de esta década); porque es ve-cino; porque en muchos aspectos importan-tes ambas economías son complementarias; porque ellos nos perciben como el principal socio posible para la integración; porque su sostenido crecimiento puede contribuir a generar un efecto locomotora sobre la eco-nomía argentina, pues bien se ha dicho que Brasil evidencia “una tozuda vocación por crecer”; porque los acuerdos de integración significan una garantía de seguro acceso a un amplio mercado”.

En lo que hace al segundo interrogante, Guadagni considera que Brasil lo hace: “en general, para lograr el espacio geopolítico y la “masa crítica” necesaria que le permita acceder al club de los países industrializados. Argentina y Brasil juntos, por tamaño de mercado, sumatoria del PBI, espacio geoeco-nómico, dotación de factores y recursos. Aliados políticamente pueden aspirar, con posibilidades de éxito, a convertirse en el

nuevo socio del club de los países desarro-llados. Brasil cree que una buena asociación con Argentina y con los otros países del Mercosur, le facilitará enormemente sus po-sibilidades de acceder a dicho club”.

Es indudable que el interesante análisis de Guadagni marca dos aspectos esenciales: los países más importantes del Mercosur encaran el proyecto con finalidades y tiempos diferentes; y el progreso de las eta-pas hacia el Mercado Común depende con fuerza de la decisión política de Argentina y Brasil. A dieciséis años de su creación, el Mercosur presenta problemas, algunos de los cuales se han identificado, y que pue-den y deben ser solucionados.

El primero es el de las asimetrías entre sus miembros, para lo que se ha apro-bado la creación del Fondo para la Convergencia Estructural (FO-CEM), del cual ha dicho el Senador Terragno, en la se-sión de su Cámara, 6 de septiembre de 2006, que “es un instrumento para la consolidación del Mercosur, porque sin convergencia estructural no po-dría existir un mercado común”.

“El propósito del FOCEM –dijo– es por un lado, la armonización de las diversas regio-nes, es decir, la eliminación o reducción de diferencias; por otro lado, la competi-tividad de las diversas producciones de la región; luego, el desarrollo social en zonas de frontera; y, por último, el fortalecimien-to institucional de Mercosur”.

Los países más importantes

del Mercosur encaran el proyecto con

finalidades y tiempos diferentes; y el

progreso de las etapas hacia

el Mercado Común depende

con fuerza de la decisión política

de Argentina y Brasil.

internacional

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“La Argentina concurre a este Fondo con 27% del total y el Brasil con 70%. Pero tanto nuestro país como el Brasil retirarán de este Fondo 10%, mientras que Paraguay concurre con 1% y retira 48%, y Uruguay concurre con 2% y retira 32%”.

“Esto responde a un principio de solidari-dad, que es indispensable para consolidar la unión. En el caso de la Unión Europea, la llamada Europa de dos velocidades fun-cionó de esa manera. Así, por ejemplo, Grecia y Portugal fueron asistidos para alcanzar un umbral de desarrollo sobre la base de que, en un conjunto, el beneficio otorgado a los menos favorecidos potencia al conjunto mismo. Los resultados, en el caso europeo, han sido óptimos”.

Por otra parte, la reunión del Grupo Mer-cado Común, realizada entre el 22 y 24 de noviembre de 2006, tuvo como uno de sus temas relevantes qué hacer con las normas que, emitidas por órganos del Mercosur, nunca han entrado en vigen-cia, por no haber sido incorporadas a sus ordenamientos nacionales por los cuatro Países Miembros, que algunas estimacio-nes llevan a casi el 40%.

Respecto de las normas no incorporadas, se adoptó la decisión de que sean primero individualizadas, luego volcadas a la pági-na web de la institución para, finalmente, eliminar todas las que hubiesen sido dic-tadas desde el origen del Mercosur hasta cuatro años atrás. Se considera factible que esta práctica, de eliminar cada cuatro años las normas que no entren en vigen-cia, opere en el futuro en forma automáti-ca, puesto que, evidentemente, después de ese lapso no existiría interés en aplicarlas.

La decisión es positiva, especialmente porque implica tomar conciencia de cuáles han sido las decisiones que, adoptadas en algún momento por el motivo que fuese,

no han resultado positivas para el proceso de integración y, segundo, eliminarlas sin más porque, como decía Alfredo Zitarrosa “son más largos los caminos pa´l que va cargao de más”.

Importaciones competitivas de Brasil con productos y servicios de la región

Otro movimiento importante en la región, ha sido el Programa para la Sustitución Competitiva de Importaciones creado por Brasil en 2003, e impulsado en 2007, que puede operar como un acicate para la profundización del intercambio entre los países, no sólo del Mercosur, sino de toda América del Sur.

El escenario que se describe como punto de partida del Programa toma en cuenta que el comercio de Brasil con los países de América del Sur ha disminuido desde 1998 –año en el que ese intercambio constituyó el 21,8% del comercio exterior brasileño–, hasta el 2003, en el que esa participación descendió al 13%, aún a pesar de que en ese año se registró un leve incremento nominal respecto del valor de las mercaderías y ser-vicios comercializados en 2002.

Completa ese escenario, que Chile, Co-lombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam y Venezuela tienen, también en el 2003, un déficit comercial con Brasil superior, en conjunto, a los 2.800 millones de dólares. Argentina pasó a ser deficitaria respecto de Brasil después de aquel año.

Como respuesta a la situación descripta, el Programa propone sustituir las importacio-nes que realiza Brasil desde otros orígenes por productos y servicios de América del Sur, en tanto y en cuanto éstos sean com-petitivos respecto de los provenientes de fuera de la zona.

internacional

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Para ello se proyecta la promoción en Bra-sil de los productos y servicios originados en América del Sur a través de acciones concretas: misiones comerciales compra-doras o mixtas; participación en ferias sectoriales o multisectoriales en Brasil; promoción de las inversiones brasileñas en los países vecinos; y atención especial para los problemas operativos y de carácter aduanero, para facilitar las exportaciones hacia aquel país.

Estos puntos han sido previstos en los Me-morandos de Entendimiento ya firmados por Brasil, desde 2003 al 2007, con Boli-via, Chile, Colombia, Perú y Uruguay.

Argentina, a través de sus cinco Consula-dos en Brasil, está trabajando para encami-nar operaciones dentro de este Programa, pero indudablemente sería una medida de-seable que nuestro país tomase también la decisión de establecer, como lo ha hecho Brasil, los sectores de sus importaciones que podría sustituir por productos de la región, y propugnase la sustitución compe-titiva de ellos.

El tiempo de la institucionalización del Mercosur

Sin perjuicio de lo anterior, el ritmo de de-sarrollo del Mercosur debe ser consolidado y para ello pueden sernos útiles algunas consideraciones hechas en el Seminario Internacional sobre metodologías de in-tegración, realizado en noviembre pasado por la Universidad de Tres de Febrero, a través de su Módulo Europeo Jean Monnet, el Intal y la Delegación de la Unión Europea en Argentina.

En él se recordó la importancia que tuvo en la génesis de la Unión Europea actual la decisión de los países europeos de termi-nar con sus guerras (Alemania y Francia,

en setenta años, pelearon tres veces, en 1870, 1914 y 1939, con terribles resulta-dos), así como el prevenir la posibilidad de constituirse en el campo de batalla si la guerra fría terminaba en una Tercera Gue-rra Mundial.

Pero aquel senti-miento original no acompaña ya a las nuevas gene-raciones, muchos de ellos “erasmos”, y sin embargo el avance de la Unión Europea no ha cesado, pese a las fuertes diferencias que mantienen sus dirigentes sobre las políticas que se van aplicando. Y esta coherencia se ha atribuido a que en la Unión Euro-pea se ha encarado un proceso de “institucionalización su-pranacional” , que nadie pone en duda, y existen un Tribunal, cuyas sentencias se ejecutan, y un Parlamento, con verdade-ra facultad legislativa en el ámbito de su competencia.

Seguramente, ha llegado el momento de comenzar la institucionalización del Mercosur para dar solidez a su desarrollo, y deberíamos comenzar por el respeto a las decisiones de su Tribunal, precisa-mente porque este no tiene facultades para hacer cumplir sus sentencias. Sería el mayor aporte para consolidar un pro-ceso de integración en el que estamos profundamente comprometidos, con la certeza de que es indispensable su con-creción para la realización de nuestros países.

internacional

La incorporación de Brasil a los

proyectos integradores fue posterior,

ya con su vasto territorio casi

totalmente configurado por obra

de los “navegantes, bandeirantes y

diplomáticos”; sin embargo, esa nación

está asumiendo hoy una actitud de

fuerte iniciativa continental.

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Las ongs llegaron para quedarse“Las ONGs ya no son, como antes, nichos de solidaridad o filantropía. Su rol cambió para quedarse”, afirma Daniel Pomerantz.

Desde su experiencia en la AMIA y en el marco de los Desayunos de Actualización Profesional de ACDE, profundizó en el dilema que enfrenta toda ONG sobre cómo operar en el espacio público y su rol inherente en la articulación y la construcción de capital social, a través del cual instala temas en la agenda pública promueve nuevos liderazgos, ideas, iniciativas y valores comunes a todos y fomenta la participación ciudadana.

s o c i e d a d

daniel pomerantz

Quisiera iniciar esta presentación, refirién-dome a los años noventa, por varios mo-tivos. En primer lugar, porque fue en esos años cuando tomé la decisión de encarar una carrera en las organizaciones sociales. Hasta ese momento, había hecho algunas tareas de consultoría, tenía un estudio contable y brindaba asesoramiento en temas de administración, en temas tributa-rios, etcétera. Pero fue a principios de los noventa donde tomo un rol, si se quiere, más acotado, de menor actividad horaria, pero de actuación directa en la AMIA.

En segundo lugar, es en esa década cuan-do se produce un hecho absolutamente traumático, precisamente el 18 de julio de 1994, que generó un antes y un después; diría que no solamente dentro de la orga-nización que dirijo, sino también a nivel país.

Y, finalmente, a fines de los noventa, es cuando se toman, como consecuencia de todo un proceso de modificaciones en la estructura económica, una cantidad de decisiones en el país que terminan con-

formando una sociedad diferente con la aparición de lo que, en aquella época, se denominó la nueva pobreza, referida a las clases medias empobrecidas (si tomamos necesidades básicas insatisfechas, nos re-ferimos a familias -la unidad de medida que usan, en general los sociólogos, son los hogares- en las cuales hay servicios básicos cubiertos).

La crisis de 2001 y el mundo de las organizaciones sociales

Más tarde llega diciembre de 2001, que quedará como un momento, si se quiere, histórico en la Argentina, en el que se dan una cantidad de cambios relevantes.

A mí me interesaría referirme, a partir de esta caracterización inicial, a algunas de las cuestiones que vemos, o que veo en lo personal, vinculadas con lo que pasó den-tro del mundo de las organizaciones socia-les. Porque mi abordaje tiene que ver con organizaciones sociales y su compromiso, y su aporte a la construcción de un modelo

Director Ejecutivo de la AMIA. Versión periodística de la exposición realizada en el Desayuno de Formación (ACDE, noviembre de 2007).

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social diferente. Esta es la perspectiva que quiero introducir y que me toca trabajar en lo cotidiano.

La crisis de 2001 nos muestra tres cues-tiones vinculadas con lo que acabo de mencionar. La primera, referida a la ciuda-danía. El hombre como sujeto de Derecho, no solamente de derechos políticos, sino de derechos sociales que están consagrados y que deben ser suministrados por parte de la instancia pública, por parte del Estado. No es un proceso abstracto, es un proceso que está consagrado institucionalmente, (art.14 bis) y la ciudadanía social encuen-tra en el 2001, si se quiere, la imagen de inexistencia.

¿Cuáles son los procesos más importantes que tiene este proceso de degradación? Primero, el tema del empleo. Es decir, el 25 % de la población, sin acceso a empleo, conforma una situación crítica: la posibi-lidad de entrar en la situación de pobreza por la falta de ingresos en los hogares.

La segunda, tiene que ver con la prolifera-ción de la pobreza. La inexistencia de ac-ceso a empleo y una población carente de derechos sociales, encuentran en las orga-nizaciones sociales un rol diferente. Un rol absolutamente inédito y múltiple: debatir lo social y formular ideas y estrategias para un país diferente. Pero no es el único rol.

Una tercera cuestión es que el sector pú-blico requiere de las organizaciones socia-les, que le den consultas y que le aporten a lo público algún grado de legitimidad. Y encontramos, entonces, un segundo rol: legitimar la acción pública. Un rol abso-lutamente impensado hasta ese momento; se crean los Consejos Consultivos como espacios de monitoreo. Es decir, las orga-nizaciones sociales, o algunas de ellas, se constituyen en los tempranos 2002-2003 en auditores de las políticas públicas. Y

aquí encontramos un tercer rol de las orga-nizaciones sociales de aquel momento, que es el de ejecutoras de políticas públicas. El Estado llama a distintas organizaciones sociales para que ejecuten programas pú-blicos de distintas características; algunos vinculados con viviendas, otros con la provisión de alimentos o con la salud.

El boom de las organizaciones sociales es un fenómeno que no solamente se da en la Argentina sino en el resto del mundo. Las estadísticas actuales señalan en nuestro país la existencia de ciento diez mil orga-nizaciones. De éstas, nueve de cada diez fueron creadas en los últimos diez años. Esto habla de un fenómeno vinculado a la capacidad asociativa de los seres humanos. En este país, si hay una vocación, es la de unirnos para buscar el bien común.

Transparencia y comunicación como imperativo ético

Las organizaciones sociales hacen del ejercicio de transparencia, o debieran

s o c i e d a d

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hacer del ejercicio del mismo, una prác-tica cotidiana. Nuestras organizaciones son, en definitiva, nichos de valores y la transparencia y la comunicación tienen que ver con hacer públicos esos mismos valores. Comunicar lo que hacemos y ser transparentes es un imperativo ético. La pregunta es: ¿Hacen las organizacio-nes sociales una práctica en estos tres niveles? ¿Comunican adecuadamente? ¿Transparentan adecuadamente las accio-nes que llevan adelante quienes dirigen? ¿Comunican cuáles son los programas que proponen? ¿Cuál es su impacto? Es importante buscar respuestas si queremos convertir a las organizaciones sociales, en cierto sentido, en actores públicos.

La segunda cuestión vinculada con el mundo de las organizaciones sociales y lo público, tiene que ver con el concepto de eficacia y de la renta social, es decir, dar un valor agregado a las poblaciones y a los individuos a los cuales están dirigidos nuestros programas; lo que se presenta como una disyuntiva difícil de medir.

El tercer nivel, si se quiere, de tensión que tienen las orga-nizaciones sociales frente al espacio de lo público, tiene que ver con que son organizaciones privadas, no son organizaciones públicas. Es decir, que fueron creadas por iniciativa de algunos individuos en algún momento, que se rigen por la ley privada, que tienen un criterio de financiamiento privado, que dan

cuenta de aquello que hacen, con esos dineros, a un ente contralor de organismos privados, y que quien decide colaborar o asociarse, si es una entidad asociativa, lo hace en la comprensión de que es la mejor decisión para él, pero sin obligación.

Legitimidad para operar en lo público

El último aspecto que me parece importante señalar en este recorrido tiene que ver con la legitimidad; y en ese sentido, ustedes saben que los estudiosos políticos se detienen en los criterios de legitimidad y representación. Alguien puede ser representativo pero no estar legitimado en el rol, y viceversa. Pero evidentemente la ciudadanía les ha dado, nos ha dado, a las organizaciones sociales, legitimidad para operar en lo público.

¿Qué hacemos con esta legitimidad? Y de nuevo, ¿es una legitimidad ciudadana?, ¿es una legitimidad política?, ¿es una legitimi-dad técnica? ¿Estamos capacitados? ¿Esta-mos investidos por otros actores sociales y por otros actores políticos, por el rol que nos lleva a veces incitar a cumplir?

El deber de colaborar en la construcción de un país diferente

¿Cuál es entonces, en mi opinión, el núcleo central a que deben dedicarse las organizaciones sociales y cómo deben co-laborar en la construcción de un modelo de país diferente? Primero incorporando temas a la agenda pública. Las organiza-ciones sociales que tienen un despliegue territorial, un despliegue de programas, un nivel de efectividad, años de trayectoria y un conjunto de valores que no han sido puestos en juego ni en duda, tienen un rol para cumplir en términos de aquellos que esperan los individuos.

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La inexistencia de acceso a empleo

y una población carente de

derechos sociales, encuentran en

las organizaciones sociales un rol

diferente. Un rol absolutamente

inédito y múltiple: debatir lo social y

formular ideas y estrategias para un

país diferente.

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El valor de confrontar y de cooperar

Si queremos imaginar a las organizaciones sociales en el marco de la concepción de un modelo diferente de país como acto-res relevantes en primera línea, debemos también dar solución a la disyuntiva que tiene que ver con dos verbos que a muchas organizaciones les cuesta conjugar en for-ma alterna. Uno es confrontar y otro es cooperar. ¿Por qué confrontar y cooperar? Obviamente, el concepto de cooperación me parece que nos va a resultar más claro para entender el rol de las organizaciones sociales, operando para cada ciudadano.

La importancia de confrontar porque es uno de los criterios, una de las herramien-tas que tienen las organizaciones sociales; es la incidencia, es decir, operar para in-tentar definir decisiones públicas.

¿El deseo de colaborar con el otro puede producir, a veces, las herramientas téc-

nicas adecuadas? ¿El voluntarismo puede transformarse en saber? ¿Nuestras organi-zaciones han dado el salto para profesio-nalizarse sin perder el rasgo de identidad original vinculado con el servicio al otro? Estas son cuestiones que tenemos que debatir.

Considero que si no encontramos res-puestas adecuadas a estas preguntas, van a existir algunos riesgos. Es decir que estemos creyendo ayudar a un modelo diferente, y en realidad lo que estamos haciendo en afianzar modelos preexistentes. Desde el punto de vista social, ¿acordamos con un modelo en el cual las organizaciones sociales tengan un rol en lo público, vinculado a nues-tros niveles de decisión? O, ¿el rol está reservado a aquellos puntos que están vinculados con la misión de cada una de ella?

Si no encontramos una respuesta es muy probable que no sólo nos equivo-

s o c i e d a d

Pomerantz: “¿El deseo de colaborar con el

otro puede producir, a veces, las herramientas

técnicas adecuadas? ¿Nuestras organizaciones

han dado el salto para profesionalizarse

sin perder el rasgo de identidad original

vinculado con el servicio al otro? Estas son

cuestiones que tenemos que debatir”.

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quemos como organizaciones, sino que muchas veces nos equivoquemos como país, en términos de a quién investir de legitimidad.

La demanda de actuar de las organizaciones

Las organizaciones tienen una demanda de actuar, si no se quiere de articuladores, por lo menos de mediadores en términos de una demanda social. Deben, en términos de lo público, promover nuevas voces y la participación social. Producir que los indi-viduos salgan de su ensimismamiento, de su espacio íntimo, vinculado con su fami-lia, su hogar y sus amigos; que le permita a alguno de ellos dar un salto en términos de empezar a hablar de lo público, de lo que es nuestro, de aquello que corresponde a la ciudadanía toda. El poder dar una tribuna en la cual expresarse, de poder expresar ideas que son compartidas, es un rol in-trínseco en las organizaciones.

Las organizacio-nes no tienen que estar enfrentadas con lo público. El Estado tiene, en este país y en otros tantos paí-ses, un rol. Y la construcción del capital social me parece que es un rol intrínseco in-negable. Y cuan necesario es hoy en Argentina, la construcción de redes entre capital social, que enlacen a nuestros habi-tantes.

Construir consensos sobre los valores

Peter Drucker por un lado y Zygmunt Bauman, por otro, hablan del tema de la promoción de valores como un tema central que cruza el mundo de las organi-zaciones sociales. Porque cuando cuatro personas definen que hay un tema de-terminado y deciden juntase para buscar soluciones, no son ellos mismos, son otras personas.

Si deciden volcar su vocación a beneficio de terceros, o a otras personas, estarán queriendo cambiar algo de la sociedad Y, ¿cuáles valores? Los valores en los cuales confiamos todos, valores comunes como la democracia, la inclusión, la participa-ción social. Entonces sobre esos valores construir consensos, es uno de los roles fundamentales dentro de las organizacio-nes. Pueden dedicarse a hacer cosas, pero aquello que más hacen y mejor hacen es visionar una sociedad distinta.

s o c i e d a d

Las estadísticas actuales señalan en nuestro país

la existencia de ciento diez mil organizaciones.

De éstas, nueve de cada diez fueron creadas en

los últimos diez años. Esto habla de un fenómeno

vinculado a la capacidad asociativa de los seres

humanos. En este país, si hay una vocación, es la

de unirnos para buscar el bien común.

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Beatificación de Ceferino

un sueño que podemos compartir

test imon io

cristina monsegur

Los que tenemos una inclinación natural para sintonizar con todo lo relativo a la tierra nos sentimos atraídos por la cultura de los grupos humanos ligados al origen. Es casi sinónimo de estos grupos el ser pobre y muchas veces son ellos los que no cuentan para el sistema del mundo globa-lizado.

Lo que intento es unir esta idea con una mirada de fe en la persona de Jesús de Na-zareth, que hizo con su propia vida la op-ción por los más pobres y excluidos. Con este “hilo conductor” es que podemos ir recorriendo el camino de la vida y de la fe, haciendo nuestras esas opciones.

Cuando supe de la beatificación de Ceferi-no hice todo lo posible para estar presente; quería celebrar en su tierra a este pequeño que se hizo grande amando a sus herma-nos. Y que conociendo a Jesús, quiso lle-varlo al corazón de los suyos.

Se puede mirar de maneras distintas este acontecimiento, y hay quienes hacen otras lecturas válidas también, yo elego la de in-cluir. Incluir a una cultura ancestral, como es la mapuche, la fe y el conocimiento de la vida de Jesús, es posible.

Con este hecho que celebramos pode-mos soñar la unidad en la diversidad, la

movilización de los corazones por la gen-te pobre y excluida, y la posibilidad de construirnos como Nación, incluyendo y estimando en más a los que la habitan desde siempre.

El domingo 11 de noviembre Ceferino es proclamado beato en Chimpay, la tierra en donde pasa la mayor parte del tiempo. Un viejo tío contó que en el año 1948 había ido con su padre al obispado de Viedma para iniciar la causa y que le dijeron: ¡Esto dura como cuarenta años! Y hoy es ese día… ¿Qué problema es esperar 40 años?, si su pueblo cuenta los años desde siempre, y ya van por el 15007.

Antes del comienzo de la celebración se pidió rezar un Pa-drenuestro tomados de la mano. Y fue increíble ver a to-dos los que se podía alcanzar con la vis-ta. Particularmente sentí que podía pedir perdón por las ofensas que otros recibieron, ¡uno nunca puede saber cuanto llega a ofen-der sin percatarse!

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Nunca formé parte de nada en defensa de la tierra ni de sus habitantes, pero siento que en algo hemos ofendido y ofendemos todavía… ¡y que hay mucho que reparar!

Una mujer pidió en lengua mapuche por la beatificación y con música de la tierra se dio comienzo a la celebración. La ceremo-nia comenzó con palabras y bendiciones en su lengua, las lecturas expresaban las sintonías de la Palabra y la vida de Cefe-rino. Los cantos alegres y el día especial de sol y viento hicieron el marco perfecto para no olvidar ni por un momento que estábamos en la Patagonia.

Podría detallar muchas cosas de este mo-mento pero quiero resumir y destacar que lo que más se sentía era el respeto. Está-bamos lejos del altar y alrededor nuestro solo había gente, mucha gente que nunca había visto y nunca volveré a ver. La can-tidad de rostros con rasgos propios de esta tierra nuestra eran mayoría. Se sentía tam-bién la unidad como algo muy fuerte.

Si Ceferino soñó con sanar a su gente, lo está llevando a cabo. Muchos pueden

decir que se lo arrancó de entre los suyos y murió lejos…prefie-ro sumarme al sueño de poder incluir a la cultura ancestral, la novedad de Jesús.

Los valores antiguos que se si-guen queriendo transmitir están a la espera de un sentido nuevo que no cambia el origen sino que lo enriquece y le hace dar fruto. A Ceferino se lo llama, entre otros nombres que revelan mucho cariño, “el lirio de las Pampas”… Y allí se dijo que desde ahora Chimpay no es un punto, sino que representa una tierra de santos.

Quisiera decir por último una palabra con respecto a los jóvenes de hoy. Había miles y miles de jóvenes en esta celebración y todos, por diferente que fuese su proce-dencia, estaban involucrados en los senti-mientos del encuentro.

Con nosotros fue nuestra hija menor que tiene veintitrés y me pude sentir feliz de vislumbrar una posibilidad de inclusión para los que como ella, hoy no encuentran eco en muchos de nuestros espacios ecle-siales.

Me dio mucha alegría estar presente allí con ella, compartiendo la fe en una Iglesia que puede soñar espacios nuevos para los más jóvenes.

Creer en los jóvenes y en la educación fue el sueño de don Bosco cuando vino a la Patagonia… ¿Por qué no hacerlo nuestro hoy? Si una de las canciones que cantamos varias veces dice:

“descubriste que en el viento también suena una canción, si nuestro buen Dios nos habla, suavecito al corazón”.

test imon io

Ceferino es proclamado beato en Chimpay, la tierra

en donde pasa la mayor parte del tiempo.

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