rostro de calavera - robert e. howard

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    Robert E. Howard

    Rostro de calavera

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    Editorial: MARTINEZ ROCA

    Coleccin:Super Terror 21

    Traductor: Albert SolTtulo Original: Skull-face and Others

    Ao 1 Edicin Original: 1976Ao 1 Edicin: 1986

    ISBN: 9788427010857

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    Prlogo

    Con esa sublime y egocntrica estupidez qu

    aracteriza a cierta subespecie de hombre frustrado que sntroduce en la crtica de libros para hallar algunompensacin a su propia y singular falta de habilidareativa, menospreciando la obra de quienes son creativo

    un crtico, recientemente, desde un libro de relato

    obrenaturales porque era, despus de todo, slo pulpiccin.[1]El crtico no dio evidencias de estar capacitadara decir exactamente qu estigma iba unido a escribara las revistas calificadas como pulp. Por supuestiempre ha existido esta especie de pusilnim

    ondescendencia por parte de varios caballeros dvariopinta estrechez de espritu e increble limitacimental que presumen al colocarse a s mismos en edestal como crticos, pero que nunca han creciduperando el estado de patticos gacetilleros que arrastra

    una existencia crepuscular en el menos digno de todos loficios de la escritura: se de hacer pedazos y desmenuzaa obra de escritores que tienen demasiada dignidaersonal como para rebajarse al estado parasitario de taleprovechados.

    Escribir para las revistas pulp no es ni ms ni menodifcil que hacerlo para cualquier otro mercado. El escrito

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    de ficcin para pulps puede que tienda ms a ser urofesional, pero no hay razn para que sus obras no seaan buenas como las de los escritores cuyos relatoparecen en las mejores revistas. Relatos cortos de revista

    pulp han aparecido regularmente en las listas honorficaO'Brien, y han llegado a merecer premios en las antologadel premio Memorial O. Henry. Bsicamente, el relato da revista pulp se escribe para entretener y, muy

    menudo, por esa razn, las sutilezas del personaje, ladelicadezas del estilo y otras cosas parecidas deben semenospreciadas en beneficio de la accin dramtica, melodramtica si se prefiere decirlo as.

    El difunto Robert E. Howard era un escritor de ficciara pulps. Era, tambin, ms que eso. Haba en l romesa de llegar a convertirse en un importante escrito

    egionalista americano y, con vistas a tal fin, haba estadsimilando el folklore y la leyenda, la historia y lo

    modelos culturales de su propio rincn lejano con ropsito de escribir seriamente sobre ellos, slo para qual promesa se viera truncada por el curioso complejo qu

    e hizo quitarse la vida antes de empezar siquiera esos aoentrales que, productivamente, podran haber sido sumejores aos.

    Aunque este volumen de su obra es bsicamente uneleccin de relatos aparecidos en Weird Tales, h

    ntentado hacerlo lo ms representativo posible de su

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    mejores obras. Sin embargo, Robert E. Howard no eresentado aqu como otra cosa que un escritor de ficci

    destinada a ser leda como entretenimiento. Su mejoelato es quiz Worms of the Earth (Gusanos de

    Tierra),[2]

    aunque muchos de sus contemporneos hapreciado grandementeThe Black Stone (La Piedra NegryThe Valley of The Worm (El Valle del Gusano),[3]al iguque otros relatos. En las historias concernientes a SolomoKane, Bran Mak Morn, el rey Kull y Conan hay

    osiblemente, ms derramamiento de sangre y mayogenerosidad en las matanzas que en cualquier otro grupo delatos aparecido en las revistas pulp en Amrica durantos aos treinta.

    Han llegado a Arkham House [4]frecuentes peticionede una coleccin con todos los relatos de Conan. Taoleccin debera estar impresa en papel color sangre y seresentada a los lectores con los adecuados redobles dambor, pues si a Howard haba algo que le gustase ms qu

    una buena pelea, no hay prueba de ello en sus relatos dConan. Aparte de su inclinacin a la sangre y a los trueno

    Howard tena una facultad para narrar historias que pocode sus contemporneos enWeird Tales igualaban. El relatra siempre lo principal... La atmsfera (que podonseguir bastante bien), los personajes..., todo lo demra secundario.

    Posiblemente, no todas sus mejores historias est

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    ncluidas en esta antologa. He reledo todo lo que apareciajo su firma enWeird Tales oStrange Tales, y, bajo mauteloso juicio, creo que los relatos aqu recogidoorman parte de lo mejor. En asuntos de gusto, si

    mbargo, no hay discusin posible; aunque otros puedaensar de otro modo. No pude hallar justificacin, pojemplo, para imprimir de nuevo ms aventuras de Conan

    Lamento no haber podido reproducir algunos poemas dHoward, pero un grupo considerablemente grande de suoesas puede hallarse en Dark of the Moon: Poems oantasy and the Macabre. El lector avispado notar quese al creciente inters de Howard en su Texas natal, y romesa de que de su pluma iban a surgir obras mmportantes, tan manifiesta en los ltimos aos, el primer

    Howard escriba de un modo ms hbil que el Howar

    que cre y explot al popular Conan.Para un tributo ms adecuado a Howard, recomiend

    as apreciaciones que de l hizo el difunto H. P. Lovecrafncluidas aqu. Son excelentes, vividas e informativas.

    August Derleth Sauk City, Wiscons

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    ostumbres populares era muy profundo, y ladescripciones y reminiscencias que contienen sus cartarivadas ilustran la elocuencia y la fuerza con las que habrlegado a conmemorarlas literariamente de haber vivid

    ms tiempo. La familia del seor Howard pertenece a undistinguida raigambre de plantadores sureos, ddescendencia escocesa-irlandesa, con la mayora de suntepasados establecidos en Georgia y Carolina del Norn el siglo XVIII.

    Habiendo empezado a escribir a los quince aos, eor Howard logr colocar su primer relato tres ao

    despus, mientras estudiaba en el Howard Payne Collegn Brownwood. Este relato, Spear and Fang, fuublicado enWeird Tales en julio de 1925. Una fama mmplia le granje la aparicin de la novela cor

    Wolfshead, en la misma revista, en abril de 1926. Egosto de 1928 dio comienzo a la serie de relatos en lo

    que aparece Solomon Kane, un puritano ingls dombatividad incansable y acostumbrado a enderezntuertos, cuyas aventuras le llevan a lugares extraos d

    mundo, incluyendo las ruinas llenas de sombras de ignotaiudades primordiales de la jungla africana. Con estoelatos, el seor Howard dio con el que iba a ser uno de suogros ms efectivos, la descripcin de vastas ciudade

    megalticas del mundo primigenio, alrededor de cuya

    scuras torres y bvedas labernticas perdura un aura d

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    miedo pre-humano y nigromancia que ningn otro escritoha logrado imitar. Dichas historias indicaron tambin edesarrollo de ese arte entusistico en la descripcin dombates sanguinarios que lleg a ser tan tpica de su obr

    Solomon Kane, como otros varios hroes del autor, fuoncebido durante su adolescencia antes de que lncorporara a relato alguno.

    Durante toda su vida vido estudioso de la antigedaelta y otras fases de la ms remota historia, el seo

    Howard dio inicio en 1929 (conThe Shadow Kingdom, el nmero de agosto de Weird Tales) a esa sucesin delatos sobre el mundo prehistrico por la que muy prontleg a ser tan famoso. Las primeras muestras describa

    una era muy distante en la historia del hombre, cuandtlantis, Lemuria y Mu se hallaban an sobre las olas,

    uando las sombras de los hombres reptiles pre-humanodominaban el escenario primigenio. La figura central dstos relatos era el Rey Kull de Valusia. En el Weird Tale

    de diciembre de 1932 apareciThe Phoenix on the Sworl primero de los relatos del Rey Conan el Cimmerio, qu

    resentaba un mundo prehistrico posterior, un mundo dhace quiz unos 15.000 aos, inmediatamente antes de lorimeros destellos de la historia escrita. La elaborad

    medida y la precisa coherencia intrnseca con que el seoHoward desarroll el mundo de Conan en sus relato

    osteriores es algo bien conocido por todos los lectore

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    de fantasa. Para gua propia prepar un detallado esbozasi-histrico de una inteligencia y una fertilidamaginativa infinitas.

    Mientras tanto, el seor Howard haba escrito mucho

    elatos sobre los antiguos pictos y los celtas, incluyenduna serie muy notable que giraba alrededor del jefe BraMak Morn. Pocos lectores llegarn a olvidar nunca horrible y avasallador poder de esa obra maestra de lmacabro,Worms of the Earth, aparecida en elWeird Talede noviembre de 1932. Fuera de las series interconectadaxisten otras fantasas llenas de fuerza, incluyndose entrllas la memorable novela por entregas Skull-Face, lgunos inolvidables relatos situados en un ambien

    moderno, como Black Canaan, con su teln de fondegional lleno de autenticidad y su poderosamen

    bsorbente imagen del horror que acecha a travs de loantanos del profundo sur norteamericano, llenos dombras malditas, infestados de serpientes, convertidos empenetrables por el musgo.

    Fuera del campo de la fantasa, el seor Howard er

    orprendentemente prolfico y verstil. Su gran inters poos deportes (algo conectado quiz con su amor por onflicto y la fortaleza de lo primitivo) le llev a crear a s

    hroe, el boxeador profesional Marinero Steve Costiganuyas aventuras en lugares lejanos y exticos deleitaron

    os lectores de muchas revistas. Sus novelas cortas sobr

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    muy pocos de sus contemporneos. Nadie ms que l podscribir de modo ms convincente acerca de la violencia as matanzas, y sus pasajes blicos revelan una aptitunstintiva para las tcticas militares que podran haber

    levado a distinguirse en tiempos de guerra. Sus verdaderodones eran an ms elevados que los que pueden llegar ospechar los lectores de sus obras publicadas, y, de habe

    vivido, le habran ayudado a dejar su huella en la ms serde las literaturas, con alguna obra de pica popular acercde su amado suroeste.

    Es difcil describir lo que hizo destacar con tgudeza a las historias del seor Howard; pero el autnticecreto radica en que en cada una de ellas est l mismo, yueran ostensiblemente comerciales o no. l era m

    grande que cualquier poltica para obtener beneficios qu

    udiese llegar a adoptar, pues incluso cuando de puertafuera hizo concesiones a los editores guiados po

    Mammn y a los crticos comerciales, posea una fortalezy una sinceridad internas que llegaban a aflorar en uperficie y que ponan la huella de su personalidad en tod

    o que escribi. Rara vez, si es que hubo alguna, cre uersonaje o una situacin corrientes, sin vida, y los dejomo tales. Antes de que hubiese terminado con elloiempre adquiran algn matiz de vitalidad y de realidad esar de la poltica editorial de las publicacione

    opulares..., siempre sacaban algo de su propia experienc

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    y conocimiento de la vida en vez de hacerlo del estrherbario de los lugares comunes resecos de la literaturpulp. No slo sobresala en las imgenes de contienda masacre, sino que se hallaba casi igualmente sin rival en s

    habilidad para crear autnticas emociones de miedspectral y temible suspense.Ningn autor, ni en los campos ms humildes, pued

    legar realmente a descollar a menos que se tome muy eerio su trabajo, y el seor Howard hizo exactamente es

    hasta en los casos en que, conscientemente, pens nhacerlo. Que tan genuino artista haya perecido, en tanto quentenares de escritorzuelos sin la ms mnima sinceridaiguen fabricando fantasmas espreos, vampiros, navespaciales y detectives ocultistas es, ciertamente, un

    muestra lamentable de irona csmica.

    El seor Howard, familiarizado con muchos aspectode la vida del sudoeste, viva con sus padres en una zonemi rural del pueblo de Cross Plains, en Texas. Escribra su nica profesin. Sus gustos en cuanto a lectura eramplios e incluan investigaciones histricas en campos ta

    dispares como el suroeste norteamericano, la Gran Bretarehistrica, amn de Irlanda, y el mundo prehistricriental y africano. En la literatura prefera lo viril a utileza, y repudiaba el modernismo de modo devastador bsoluto. El difunto Jack London era uno de sus dolos. E

    o poltico era liberal, y un acrrimo enemigo de tod

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    Su prdida, a los treinta aos de edad, es una tragedde primera magnitud, y un golpe del que la ficciantstica tardar en recobrarse. La biblioteca del seo

    Howard ha sido cedida al Howard Payne College, dond

    ormar el ncleo de la coleccin de libros, manuscritos artas Memorial Robert E. Howard.

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    Rostro de calavera

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    1. LA CARA EN LA NIEBLA

    No somos sino una hilera

    De mgicas sombras que vienen y van.Omar Khayam

    El horror tom por primera vez forma concregracias a la menos concreta de todas las cosas: un sueo dpio. Viajaba, libre del tiempo y el espacio, por las tierraxtraas que pertenecen a tal estado del ser, a un milln d

    millas de distancia de la Tierra y de todas las cosaerrenales; y, con todo, cobr conciencia de que alg

    ruzaba los ignotos vacos..., algo que desgarrabmplacablemente los telones formados por mis ilusiones

    que se entrometa dentro de mis visiones.No volv exactamente a la vida normal y al estado d

    vigilia, pero fui consciente de que vea y reconoca alg

    muy desagradable y que no pareca pertenecer al sueo qun esos momentos, me hallaba disfrutando. Para quien nhaya conocido jams los deleites del opio, mi explicacidebe parecerle catica e imposible. Sin embargo, yo eronsciente de que las nieblas se abran y, despus, que un

    Cara se entrometa en mis visiones. Primero pens que s

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    rataba de una calavera; luego vi que era de un espantosolor amarillo, y no blanco, y que estaba provista de algun

    horripilante forma de vida. En sus profundas cuencaentelleaban unos ojos y las mandbulas se movan como

    hablasen. El cuerpo, a excepcin de los hombros altos delgados, era confuso y careca de forma pero las manoque flotaban entre las neblinas que rodeaban a la calaverran horriblemente vividas y me llenaban de pavor. Eraomo las manos de una momia, largas, flacas marillentas, con articulaciones nudosas y crueles uaurvadas como garras.

    Entonces, para completar el vago horror que se estabpoderando rpidamente de m, son una voz... imaginad u

    hombre que lleve muerto tanto tiempo que sus rganovocales hayan perdido la costumbre de hablar. Esa fue l

    dea que tuve y que, mientras escuchaba, me hizo sentscalofros.

    Un animal fuerte y que puede sea de utilidaCuidad de que se le d todo el opio que necesite.

    Despus, el rostro empez a perderse en la distanci

    mientras yo segua sintiendo que el tema de onversacin era mi propia persona, y las nieblas giraronmpezaron nuevamente a espesarse. Mas, por un instant

    una escena se me revel con asombrosa claridad. Jadeorprendido... o intent hacerlo. Pues por encima de lo

    xtraos hombros de la aparicin, otro rostro se deline

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    on claridad por un momento, como si su poseedor mstuviese mirando. Unos labios muy rojos, entreabierto

    unas pestaas largas y oscuras, ojos vividos y llenos dombras, una borrosa nube de cabellos. Por encima de lo

    hombros del Horror, una belleza que dejaba sin respiracime contempl un instante.

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    2. EL ESCLAVO DEL OPIO

    Desde el centro de la Tierra me alc,

    cruzando La Sptima Puerta,y en el Trono de Saturno me sent.Omar Khayam

    Mi sueo acerca del rostro de calavera cruz esbismo, normalmente imposible de atravesar, que yacntre los encantamientos del opio y la realidad cotidian

    Me hallaba sentado, las piernas cruzadas, sobre unsterilla, en el Templo de los Sueos de Yun Shatu,

    rataba de no perder los ltimos restos de fuerza que quedaba a mi cansado cerebro para recordar los hechos os rostros.

    ste ltimo sueo era tan distinto de todos los quhaba tenido antes que mi cansado inters se sinti

    spoleado hasta el punto de averiguar cul era su origeCuando empec por primera vez a experimentar con pio, trat de hallar una base fsica o psquica para explicaos desenfrenados vuelos de la imaginacin a que dabugar pero, ltimamente, me haba contentado con gozar d

    llos sin buscar su causa o su efecto.

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    De dnde proceda esa inexplicable sensacin damiliaridad que observaba en esa visin? Apoy m

    dolorida cabeza en las manos y, trabajosamente, busqu unlave. Un muerto viviente y una muchacha de extra

    elleza que haba atisbado por encima de su hombrEntonces record.Muy lejos, entre la niebla de los das y las noches qu

    ubre de velos la memoria de un adicto al opio, se me habcabado el dinero. Pareca que haban pasado aos, osiblemente siglos, pero mi agotada razn me dijo qurobablemente slo haban pasado das. De cualquie

    modo, me haba presentado como de costumbre en rdido cubil de Yun Shatu y haba sido expulsado po

    Hassim, el enorme negro, al enterarse ste de que ya no mquedaba ms dinero.

    Con mi universo hacindose pedazos a mi alrededor, on los nervios vibrando como cuerdas de piano a causa da vital necesidad que senta, me agazap en el arroyo

    gimote como una bestia, hasta que Hassim saliontonendose, y detuvo mis lamentos con un golpe qu

    me derrib, medio inconsciente.Cuando finalmente me puse en pie, tambalendome in pensar en nada que no fuese el ro que flua con su fr

    murmullo en las proximidades... cuando me levantaba, unmano tan leve como una rosa se pos en mi brazo. M

    volv, sobresaltado, y me qued como hipnotizado ante

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    hermosura que se presentaba ante mis ojos. Unos ojoscuros y lmpidos me examinaban compasivos y

    manecita que agarraba mi manga harapienta me condujhacia la puerta del Templo de los Sueos. Retroced ante e

    umbral pero una voz casi inaudible, suave y musical, mnst a entrar y, lleno de una extraa confianza, segu a mella gua.

    Hassim se nos encar en la puerta, alzando sus cruelemanos y con una negra mueca frunciendo su frente dimio pero, mientras yo me encoga esperando un golpe, e detuvo ante la mano que la muchacha haba alzado y rden imperiosa que sta le dirigi.

    No entend lo que haba dicho pero vi borrosamentomo entre nieblas, que le daba dinero al negro y que monduca hasta una colchoneta donde me hizo recosta

    olocando los almohadones como si yo fuese el rey dEgipto en vez de un sucio y harapiento renegado que slviva para el opio. Su delgada y fresca mano repos por unstante sobre mi frente y luego ella desapareci, en tant

    que Yussef Al se acercaba con la sustancia que mi alm

    eda a gritos... y muy pronto me hall de nuevvagabundeando a travs de los extraos y exticos paseque slo el esclavo del opio conoce.

    Y sentado sobre la esterilla, dndole vueltas en mmente al sueo del rostro de calavera, me asombr a

    ms. Desde que la muchacha desconocida volviese

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    levarme al tugurio, yo haba entrado y salido de l comntes, cuando tena dinero abundante con el que pagar a Yu

    Shatu. Ciertamente, alguien le estaba pagando por m y, eanto que mi subconsciente me haba dicho que era

    muchacha, mi oxidado cerebro no haba llegado a entendal hecho por completo, o a interrogarse sobre sus razonePara qu hacerse preguntas? As pues, alguien pagaba y loueos de vivido colorido continuaban, qu podmportarme eso? Mas ahora, empec a hacerme pregunta

    Pues la muchacha que me haba protegido de Hassim y qume haba trado el opio era la misma que haba visto en ueo del rostro de calavera.

    En la miseria de mi degradacin, su encanto era comun cuchillo que me atravesaba el corazn y que hacevivir, de un modo extrao, los recuerdos de los das e

    que yo era un hombre como los dems..., no un amargadoembloroso esclavo de los sueos. Qu lejanos y borrosoran esos das, trmulas islas en la neblina de los aos...,

    qu negro mar me separaba de ellos!Contempl mi manga harapienta y la sucia man

    emejante a una garra que emerga de ella; mi vista atravesos celajes de humo que llenaban el srdido cuarto, loamastros a lo largo de la pared en que yacan looadores de vacua mirada... esclavos, como yo, del hach del opio. Contempl a los chinos calzados con zapatilla

    que iban quedamente de un lado para otro llevando pipas

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    quemando bolas de purgatorio concentrado sobrminsculos braseros. Mir hacia donde se hallaba Hassimos brazos cruzados, semejante a una gran estatua de basalt

    negro junto a la puerta.

    Y me estremec y ocult el rostro entre las manoues, con el dbil amanecer de mi hombra recuperadupe que este ltimo sueo, el ms cruel de todos, era algtil..., haba cruzado un ocano a travs del que jamodra volver, me haba apartado del mundo de los hombre

    y las mujeres normales. Ahora no quedaba sino ahogar esueo como haba ahogado todos los dems..., rpidamen

    y con la esperanza de que muy pronto pudiese alcanzar Ocano Definitivo que se halla ms all de todos loueos.

    As son estos huidizos momentos de lucidez, d

    nhelo, que echan a un lado los velos de todos los esclavode la droga...; inexplicables, sin esperanza alguna de quuedan llegar a cumplirse.

    Volv pues a mis sueos vacos, a mi fantasmagora dlusiones; pero a veces, como una espada hendiendo

    neblina, a travs de las montaas, las llanuras y los marede mis visiones flotaba, como una msica que se recuerdn parte, el resplandor de unos ojos oscuros y un cabell

    que pareca brillar.Os preguntis como yo, Stephen Costiga

    mericano, un hombre de ciertos logros y cultura, lleg

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    ncontrarse tirado en un sucio tugurio del barrio bajo dLondres? La respuesta es sencilla...; no soy ningibertino hastiado que buscase nuevas sensaciones en lo

    misterios del Oriente. Os respondo... Argonne! Cielo

    qu abismos y cumbres de horror acechan en esa simpalabra! Enloquecido por el continuo caoneo..., hechedazos por ste. Das y noches interminables y un infiernugiendo sobre la Tierra de Nadie donde yo estaba tendido

    herido de bala, lleno de bayonetazos que me habaonvertido en una ruina ensangrentada. Mi cuerpo secuper, no s cmo; mi mente nunca lo hizo.

    Y los fuegos huidizos y las sombras cambiantes de merebro torturado me llevaron cada vez ms y ms abaj

    descendiendo los peldaos de la degradacin, smportarme nada hasta que al fin hall alivio en el Templ

    de los Sueos de Yun Shatu, donde mat mis rojos sueoon otros sueos..., los sueos del opio en los que u

    hombre puede bajar hasta los pozos ms abismales de loms rojos infiernos o ascender hasta cumbrennombrables donde las estrellas son como alfilere

    hechos de diamante bajo sus pies.Las mas no eran las visiones del borracho o de estia. Llegu hasta lo inalcanzable, me hall cara a caon lo desconocido y en la calma del cosmos llegu onocer lo que ni siquiera puede ser imaginado. Y, e

    ierto modo, me sent feliz hasta que la imagen de un

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    abellera bruida y unos labios rojos barri mi univershecho de sueos y me dej, tembloroso, entre sus ruinas.

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    3. EL AMO DEL DESTINO

    Y Aquel que te derrib en el Campo de Batalla

    Lo sabe todo... Lo sabe! Lo sabe!Omar Khayam

    Una mano me sacudi speramente mientras ymerga lnguidamente de mi ltima orga de opio.

    El Amo desea verte! En pie, cerdo! Era Hassim eque as me sacuda y hablaba.

    Que se vaya al infierno el Amo! respond, puediaba a Hassim..., y le tema.

    Levntate o no habr ms opio fue la brutespuesta. Trmulo y presuroso me puse en pie.

    Segu al enorme negro que me condujo hasta la partrasera del

    edificio, salvando el obstculo que suponan lo

    desdichados soadores del suelo.Todos a cubierta! medio canturreaba umarinero en un camastro. Todos!

    Hassim de un empujn abri la puerta trasera y mndic que entrase. Nunca antes haba cruzado ese umbral

    haba supuesto siempre que llevaba a los aposento

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    a presencia de las vastas cantidades de grandes ratas qunfestan la orilla del Tmesis en esa zona.

    Entonces, ms escalones surgieron de la oscuridaque tenamos ante nosotros cuando el corredor lleg

    ruscamente a su fin. Hassim ascendi por ellos y, una verriba, llam cuatro veces en lo que pareca ser un techSe abri una puerta oculta y por ella penetr un torrente duz tenue y de apariencia fantasmal.

    Hassim me hizo subir con rudeza y de pronto mhall, pestaeando atnito, en un lugar tal como no habresenciado ni en mis ms salvajes visiones. Me hallaba e

    una jungla de palmeras en la que serpenteaban un milln ddragones de vividos colores! Entonces, a medida que msombrados ojos se acostumbraban a la luz, vi que no habido transportado de pronto a otro planeta, como en u

    rimer momento haba pensado. Las palmeras estaban ally los dragones, pero los rboles eran artificiales y estabaolocados en enormes macetas y los dragones se retorcan los gruesos tapices que ocultaban las paredes.

    La habitacin ya era monstruosa por s sola..., m

    areci de unas dimensiones descomunales. Una espeshumareda, amarillenta y que haca pensar en los trpicoareca cernirse sobre todo, disimulando el techo ngaando a quien mirase hacia lo alto. Vi que el hummanaba de un altar situado ante la pared que estaba a m

    zquierda. Me sobresalt. A travs de la humared

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    zafranada que pareca remolinear, dos ojospantosamente grandes y vividos, me contemplabaentelleantes. El vago perfil de algn dolo bestial cobr

    una forma indeterminada. Mir intranquilo lo que m

    odeaba, fijndome en los divanes orientales, en las literay en el extrao mobiliario, y entonces mis ojos sdetuvieron para fijar su atencin en un biombo lacado que hallaba delante de m.

    No poda ver ms all y no me llegaba sonido algunde lo que hubiese al otro lado, pero senta que unos ojome examinaban a travs de l, unos ojos que parecaenetrar, ardientes, hasta mi propia alma. Una extraa aur

    maligna emanaba de ese extrao biombo con sus raraallas y sus blasfemos adornos.

    Hassim hizo una profunda reverencia al estilo rab

    nte el biombo y entonces, sin hablar, retrocedi parvolver a cruzarse de brazos, como una estatua.

    Una voz quebr de pronto el pesado y opresivilencio.

    T, que eres un cerdo, querras volver a ser u

    hombre?Me sobresalt. El tono era fro e inhumano...; an mugera unos rganos vocales que no hubiesen sido usado

    durante largo tiempo... La voz que haba odo en mi sueoS repliqu, como en trance. Me gustar

    volver a ser un hombre.

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    4. LA ARAA Y LA MOSCA

    Haba una Puerta para la que no encontr Llave;

    Haba un Velo a travs del que no pude ver.Omar Khayam

    Me sent en los cojines de Yun Shatu y pens con unlaridad que me era nueva y extraa. En cuanto a eso, toda

    mis sensaciones eran nuevas y extraas. Senta como hubiese despertado de un sueo monstruosamente largo, unque tena las ideas algo entorpecidas, me pareca que laelaraas que durante tanto tiempo las haban recubiert

    haban sido parcialmente quitadas.Me pas la mano por la frente y not que temblab

    Me hallaba dbil y agitado y notaba los primeros inicios dhambre..., no de droga, sino de comida. Qu haba en rebaje que haba tomado en la recmara del misterio?

    or qu me haba elegido el Amo, a m entre todos lodesdichados de Yun Shatu, para ser regenerado?Y quin era ese Amo? La palabra tena un sonid

    vagamente familiar..., trat laboriosamente de recordaS..., la haba odo, yaciendo medio despierto en lo

    amastros o en el suelo..., pronunciada en un murmull

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    ibilante por Yun Shatu, Hassim o Yussef Al, el morousurrada en sus conversaciones en voz baja y mezcladiempre con palabras que no poda entender. Acasntonces no era Yun Shatu el amo del Templo de lo

    Sueos? Haba credo, al igual que los dems adictos, ququel chino marchito posea un indiscutible poder sobrquel lgubre reino y que Hassim y Yussef Al eran suriados. Al igual que los cuatro muchachos chinos quostaban el opio con Yun Shatu, y Yar Khan, el afgano

    Santiago, el haitiano, y Ganra Singh, el sikh renegado.odos a sueldo de Yun Shatu, suponamos, atados al seo

    del opio por los lazos del oro o del miedo.Pues en el Barrio Chino de Londres, Yun Shatu er

    oda una personalidad y yo haba odo decir que suentculos cruzaban los mares hasta llegar a los ms alto

    ugares donde se hablaban lenguas misteriosas y potenteEra Yun Shatu el que se hallaba detrs del biombo de lacao; conoca la voz del chino y, adems, le haba vistcupado en la parte delantera del Templo mientra

    nosotros franquebamos la puerta trasera.

    Se me ocurri otra idea. A menudo, yaciendo en ustado cercano al estupor, en las ltimas horas de la noch con las primeras luces grises del alba, haba vist

    hombres y mujeres que entraban sigilosamente en Templo, con vestimentas y actitudes extraament

    ncongruentes, fuera de lugar. Hombres altos y de port

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    digno, a menudo bien vestidos con trajes de noche, con loombreros bien calados sobre la frente, y bellas dama

    vestidas con sedas y pieles, el rostro velado. Nunclegaban juntos y siempre se iban por separado y

    scondiendo los rasgos, se apresuraban hacia la puerrasera, por la que entraban, saliendo finalmente de nuevor ella, a veces horas despus. Sabiendo que el deseo de

    droga es a veces frecuente en personas de alta posicinams me haba hecho demasiadas preguntas al respectuponiendo que se trataba de hombres y mujeres ricos, da alta sociedad, que haban cado vctimas de tal deseo

    que en algn lugar en la parte trasera del edificio haba unstancia privada para ellos. Pero ahora empec a hacermreguntas...; a veces esas personas se quedaban slo unonstantes... Era siempre el opio lo que venan buscando

    caso tambin ellos atravesaban ese extrao corredor onversaban con El que se hallaba detrs del biombo?

    Mi mente juguete con la idea de un gran especialisl que acudan personas de toda clase para hallar iberacin del hbito de la droga. Y, con todo, era mu

    xtrao que alguien as escogiese un tugurio de las drogaomo lugar de trabajo..., y tambin era extrao que ropietario de esa casa le tuviese, aparentemente, teverencia.

    Apenas me empez a doler la cabeza a causa de u

    sfuerzo mental al que ya no estaba acostumbrado, dej

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    ema y grit pidiendo comida. Con una sorprendenrontitud, Yussef Al me trajo una bandeja. An ms, aalir me hizo una reverencia, dejndome para que siguiesumiando las extraas mudanzas que haba sufrido m

    osicin en el Templo de los Sueos.Com, preguntndome lo que deseaba de m El que shallaba detrs del biombo. Ni por un momento supuse quus acciones hubiesen sido motivadas por las razones qu

    haba expuesto; la vida del bajo mundo me haba enseadque ninguno de sus moradores se inclinaba hacia ilantropa. Y al bajo mundo perteneca la recmar

    misteriosa, pese a su trabajada y extraa naturaleza. dnde poda estar situada? Qu distancia haba andado yor el corredor? Me encog de hombros, preguntndome

    no era todo un sueo provocado por el opio; entonces m

    mir casualmente la mano..., y el escorpin grabado en ellReunid a la tripulacin! musit el marinero en s

    amastro. A toda!Hablar con detalle de los das que siguieron sera mu

    burrido para cualquiera que no haya saboreado

    spantosa esclavitud de la droga. Esperaba que el anhelo da droga me atacase de nuevo..., esperaba, lleno de unardnica desesperacin. Todo el da, toda la noche..., otr

    da..., y finalmente el milagro se realiz en mi escpticmente. En contra de todas las teoras y los supuesto

    hechos comprobados por la ciencia y el sentido comn,

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    deseo de la droga me haba abandonado tan repentina ompletamente como un mal sueo. Al principio no pud

    dar crdito a mis sentidos y llegu a creer que segua presde alguna pesadilla de la droga. Pero era cierto. Desde

    momento en que beb la copa en el cuarto del misterio, nent ni el ms ligero deseo de la sustancia que haba sidara m como la vida misma. Percib confusamente qusto era algo, en cierto modo, maligno y ciertamenpuesto a todas las reglas de la naturaleza. Si el ser terrib

    que se hallaba detrs del biombo haba descubierto ecreto para quebrar el terrible poder del opio, qu otroecretos monstruosos haba descubierto y cul era snconcebible poder? Como una serpiente, la idea del mal s

    desliz en mi cerebro.Permanec en la casa de Yun Shatu, tendido en u

    amastro o sobre cojines esparcidos por el suelomiendo y bebiendo lo que me apeteca, pero ahora qu

    volva a convertirme en un hombre normal, la atmsfera sme haca cada vez ms repulsiva y la visin de aquellodesdichados retorcindose en sus sueos me tra

    desagradables recuerdos de lo que yo mismo haba sido, me repugnaba, hacindome sentir nuseas.As pues un da, cuando nadie me vea, me levant

    al a la calle para andar por el muelle. El aire, aunqustaba cargado de humo y olores desagradables, me llenab

    os pulmones de una extraa frescura y despertaba un nuev

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    vigor en la que en tiempos fue una constitucin poderosCobr nuevo inters en los ruidos de los hombres quvivan y trabajaban, y la visin de un barco que estabiendo descargado en un atracadero me llen de emoci

    o haba demasiados estibadores y, finalmente, me hallevantando bultos, tirando de ellos y transportndolos, unque el sudor chorreaba por mi frente y me temblabaos miembros a causa del esfuerzo, me senta exultar ana idea de que por fin era de nuevo capaz de trabajar, simportarme lo bajo o poco interesante que fuese el trabajo

    Cuando al atardecer volv a la puerta de Yun Shatuerriblemente cansado pero con la renovada sensacin de

    hombra que emana del trabajo honesto, me encontr Hassim en el umbral.

    Dnde has estado? me pregunt con aspereza.

    Trabajando en los muelles le respondrontamente.

    No tienes que trabajar en los muelles gru. Emo tiene trabajo para ti.

    Encabez la marcha y de nuevo atraves las oscura

    scaleras y el corredor subterrneo. Esta vez macultades estaban alerta y decid que el pasillo no tendrms de treinta o cuarenta pies de longitud. De nuevermanec en pie ante el biombo de laca y de nuevo o

    voz inhumana de la muerte viviente.

    Puedo darte trabajo dijo la voz. Est

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    dispuesto a trabajar para m?Asent rpidamente. Despus de todo, pese al mied

    que me inspiraba la voz, me hallaba en una gran deuda paon su propietario.

    Bien. Toma esto.Al avanzar yo hacia el biombo, una seca orden mdetuvo y fue Hassim el que se adelant y tendi la manor detrs para coger lo que se le ofreca. Aparentemente trataba de un paquete de fotos y papeles.

    Estdialos dijo El que estaba detrs del biomb, y aprende todo lo que puedas sobre el hombre de laotos. Yun Shatu te dar dinero; cmprate ropas como la

    que llevan los marineros y alquila un cuarto en la partdelantera del Templo. Dentro de dos das, Hassim volver raerte ante m. Vete!

    Mientras la puerta secreta se cerraba por encima dm, la ltima impresin que tuve fue que los ojos del dolque parecan pestaear a travs de la sempiterna humaredme contemplaban burlones.

    La parte delantera del Templo de los Sueos consist

    n cuartos de alquiler, los cuales ocultaban el autnticropsito del edificio bajo el disfraz de una pensin de lomuelles. La polica le haba hecho varias visitas a Yun Shaero nunca haban logrado pruebas que le incriminasen.

    As, establec mi residencia en uno de esos cuartos

    me puse a estudiar el material que se me haba entregado.

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    Las fotos eran todas del mismo hombre, donsiderable estatura, no muy distinto a m en construcci

    y aspecto facial, excepto que l llevaba una espesa barba enda a ser rubio en tanto que yo era moreno. El nombr

    omo estaba escrito en los documentos adjuntos, era mayor Fairlan Morley, comisionado especial de Natal y eTransvaal. El departamento y el cargo me resultaban nuevoy me pregunt sobre la conexin existente entre uomisionado africano y una casa de opio a la orilla d

    Tmesis.Los papeles consistan en datos abundantes, copiado

    videntemente de fuentes autnticas y concernientes todol mayor Morley, y una serie de documentos privados qusclarecan considerablemente la vida privada del mayor.

    Se daba una descripcin exhaustiva del aspect

    ersonal y las costumbres del mayor, algunas de las cualeme parecieron de lo ms trivial. Me pregunt cul poda sel propsito de todo aquello y cmo El que estaba detr

    del biombo haba llegado a entrar en posesin ddocumentos de naturaleza tan ntima.

    No pude hallar clave alguna para responder a esregunta pero apliqu todas mis energas a la tarea que sme haba dispuesto. Tena una profunda deuda de gratituara con el desconocido que me lo peda y estaba decidid

    pagrsela con toda mi capacidad. Nada, en eso

    momentos, me haca pensar en una trampa.

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    5. EL HOMBRE DEL CAMASTRO

    Qu lluvia de lanzas te envi

    para jugar al amanecer con la Muerte?Kipling

    Al expirar el plazo de dos das, Hassim me hizo unea cuando me hallaba en la sala del opio. Avanc coaso firme y enrgico, lleno de confianza al haberle sacadodo lo posible a los documentos de Morley. Era u

    hombre nuevo; mi agilidad mental y mi fuerza fsica morprendan..., a veces no me parecan naturales.

    Hassim me contempl con los ojos medio cerrados me indic que, como de costumbre, le siguiese. Cuandtravesbamos la sala, se me ocurri mirar a un hombrendido en un camastro junto a la pared, fumando opio. N

    haba nada sospechoso en sus ropas, descuidadas

    harapientas, ni en su rostro sucio y barbudo o en su vacumirada pero mis ojos, aguzados de un modo anormaarecieron notar cierta incongruencia en los miembroien construidos que ni siquiera las astrosas ropas poda

    disimular por completo.

    Hassim me habl con impaciencia y yo me volv

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    Entramos en el cuarto de la parte trasera y mientras erraba la puerta y se volva hacia la mesa, sta se movi

    una figura emergi por la puerta oculta. El sikh, GanSingh, un gigante delgado y de ojos siniestros, sali d

    umbral oculto y se dirigi hacia la puerta que daba a la sadel opio, donde se detuvo hasta que nosotros hubisemoajado y cerrado la entrada secreta.

    De nuevo permanec entre los remolinos dmarillento humo y escuch la voz oculta.

    Puedes llegar a saber lo bastante sobre el mayoMorley como para suplantarlo con xito?

    Sin duda respond, sorprendido por la preguntamenos que me encontrase con alguien que le conocies

    ms ntimamente an.Yo me encargar de eso. Escchame bien. Maan

    arpars en el primer barco a Calais. All te encontrars coun agente mo que se te acercar apenas pongas pie en emuelle y te dar ms instrucciones. Irs en segunda clasevitars toda conversacin, ya sea con desconocidos o coualquiera. Llvate los documentos. El agente te ayudar

    repararte y tu farsa empezar en Calais. Eso es todVete!Me fui, cada vez ms asombrado. Evidentemente, tod

    quel embrollo tena un sentido, pero era un sentido que noda ni imaginar. De nuevo en la sala del opio, Hassim m

    ndic que me sentase sobre unos cojines y le esperas

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    Respondi con un gruido a mi pregunta, diciendo que l sdelantaba, tal y como se le haba ordenado, paomprarme el billete del trasbordador. Parti y yo ment, la espalda apoyada contra la pared. Mientras pensab

    de pronto me pareci que haba unos ojos clavados en mon tal intensidad que mi subconsciente los haba notadlc la vista con rapidez pero no pareca haber nad

    mirndome. El humo se mova lentamente en la recalentadtmsfera, como de costumbre; Yussef Al y los chinoban y venan silenciosos atendiendo a las demandas de looadores.

    De pronto, se abri la puerta del cuarto trasero y dlla sali tambalendose una figura extraa y horrible. Nodos los que entraban en el cuarto trasero de Yun Shatran aristcratas y miembros de la alta sociedad. Esta er

    una de las excepciones, y alguien a quien recordaba por surecuentes entradas y salidas..., una figura alta y flaca, dnformes y harapientas vestiduras, el rostro completamenculto. Mejor que el rostro permaneciese oculto, pensues sin duda los gruesos ropajes ocultaban una espantos

    visin. El hombre era un leproso, que de algn modo habogrado rehuir la atencin de los funcionarios pblicos y que se vea ocasionalmente vagando por las ms miserabley misteriosas zonas del East End..., un misterio inclusara los ms rastreros moradores de los barrios bajos d

    Limehouse.

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    De pronto, mi mente hipersensible cobr conciencde una repentina tensin en la atmsfera. El leproso cruzojeando la puerta y la cerr detrs de l. Mis ojouscaron instintivamente el camastro donde se hallaba

    hombre que haba despertado mis sospechas anteriormentPodra haber llegado a jurar que hubo un destellmenazador de unos ojos fros y acerados que se cerraropidamente. De una zancada llegu hasta el camastro y mnclin sobre el hombre acostado. Haba en su rostro alg

    que no pareca natural..., un saludable bronceado parecsomar por debajo de la palidez de su complexin.

    Yun Shatu! grit. Hay un espa en la casa!Los acontecimientos se sucedieron entonces co

    vertiginosa velocidad. El hombre del camastro sncorpor de un salto, con la rapidez de movimientos de u

    igre, y un revlver brill en su mano. Un brazo nervudo mrroj a un lado cuando intent aterrarle y una voz seca

    decidida se impuso sobre la naciente confusin:T! Alto! Alto!La pistola que haba en la mano del extrao apuntaba

    eproso, que se diriga a grandes zancadas hacia la puerta.Alrededor todo era confusin; Yun Shatu gritaba ehino como un poseso y los cuatro muchachos chinos

    Yussef Al acudan a la carrera, desde distintos puntos, louchillos destellando en sus manos.

    Vi todo esto con una claridad antinatural al mism

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    iempo que no apartaba los ojos del rostro del extrao. Ano dar el leproso evidencia alguna de pararse, vi cmo lo

    jos se le endurecan hasta convertirse en alfilerecerados, llenos de decisin, afinando la puntera po

    ncima del tambor del revlver..., los rasgos dominadoor el terrible propsito del asesino. El leproso hablegado casi hasta la puerta de salida, pero la muerte ulminara antes de que pudiese cruzarla.

    Y entonces, justo cuando el dedo del extrao sensaba sobre el gatillo, me lanc hacia adelante y mi pu

    derecho se estrell en su mandbula. Cay como derribador un martillo piln, el revlver disparandnofensivamente al aire.

    En ese instante, con el fogonazo cegador que a vecenos resuelve un enigma, supe que el leproso no era otr

    ino el Hombre Detrs del Biombo!Me inclin sobre el hombre cado que, aunque n

    otalmente inconsciente, se hallaba temporalmentndefenso a causa de mi terrible golpe. Luchaba coorpeza por levantarse pero yo le empuj de nuevo co

    udeza al suelo y, agarrando la falsa barba que llevaba, se rranqu de un tirn. Un rostro delgado y bronceado quedl descubierto, cuyos fuertes rasgos ni siquiera la sucieda

    y la grasa de su disfraz podan alterar.Yussef Al se inclin sobre l, cuchillo en mano, lo

    jos convertidos en rendijas asesinas. Alz su man

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    morena y nervuda..., y yo le detuve la mueca.No tan aprisa, diablo negro! Qu vas a hacer?Es John Gordon sise, el mayor enemigo d

    mo! Debe morir, maldito seas!

    John Gordon! Ese nombre me resultaba familiaunque no me pareca tener relacin con la polica dLondres; tampoco era capaz de explicar la presencia dquel hombre en el tugurio de Yun Shatu. Sin embargo, euanto a ese punto estaba decidido.

    Sea como sea, no le matars. Levanta! Estltimo iba dirigido a Gordon que, con mi ayuda, se levantvacilante, an bastante aturdido. Y aad maravillado: Esuetazo habra derribado a un toro. No saba que fuerapaz de tales cosas.

    El falso leproso se haba esfumado. Yun Shatu m

    ontemplaba tan inmvil como un dolo, las manos ocultan sus anchas mangas, y Yussef Al retrocedi

    murmurando ominosamente y pasando el pulgar por el filde su daga, mientras que yo sacaba a Gordon de la sala dpio y le haca cruzar el bar de aspecto inocente que s

    hallaba entre dicha sala y la calle.No tengo ni idea de quin eres ni de lo que hacequ le dije, una vez en la calle, pero ya has visto qus un lugar muy poco saludable para ti. Sigue mi consejo

    mantente alejado de l.

    Su nica respuesta fue examinarme con la mirada

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    6. LA MUCHACHA DEL SUEO

    Hace muy poco que he llegado a estas tierras

    Desde la lejana y sombra Thule.Poe

    O unos leves pasos en el exterior de mi cuarto. Eicaporte gir lenta y delicadamente; la puerta se abri. Muse en pie de un salto, lanzando un jadeo de sorpres

    Unos labios rojos entreabiertos, ojos oscuros commpidos mares llenos de maravillas, una masa de brillanteabellos... en mi umbral miserable se hallaba la muchach

    de mis sueos!Entr y, girando con un movimiento sinuoso, cerr

    uerta. Avanc de un salto, las manos tendidas, y me detuvl llevarse ella un dedo a los labios.

    No hables muy alto dijo, casi en un susurro.

    no dijo que no pudiese venir aqu; pero...Su voz era suave y musical, con un deje extranjero eu acento que haca que me resultase deliciosa. En cuantoa muchacha en s, cada frase y movimiento delataban

    Oriente. Era como una brisa fragante que llegase del Est

    Desde su cabellera negra como la noche, recogida po

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    ncima de su frente de alabastro, hasta sus diminutos piealzados con zapatillas puntiagudas de tacn alto, era la vivmagen del ms alto ideal de la belleza asitica...; un efect

    ms aumentado que disminuido por la blusa y la fald

    nglesas que vesta.Eres preciosa! dije, atnito. Quin eres?Soy Zuleika respondi con una tmida sonrisa

    Me... me alegro de gustarte. Me alegro de que no sigaoando los sueos del opio.

    Cuan extrao era que una cosa tan insignificantuese capaz de hacer latir tan locamente mi corazn!

    Todo te lo debo a ti, Zuleika dije, la vonronquecida por la emocin. Si no hubiese soadontigo cada hora desde que me sacaste del arroyo, m

    habra faltado la fuerza para pensar siquiera que pudies

    legar a librarme de mi maldicin.Se ruboriz de un modo encantador y entrelaz su

    lancos dedos como si estuviese nerviosa.Abandonas maana Inglaterra? pregunt d

    ronto.

    S. Hassim no ha vuelto con mi billete vacil depente, recordando la orden de silencio.S, lo s, lo s! susurr ella con rapide

    briendo ms los ojos. Y John Gordon ha estado aquTe vio!

    S!

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    Se me acerc con un movimiento rpido y flexible.Debes fingir que eres otro hombre! Escuch

    mientras lo hagas, no debes dejar que Gordon te vea nuncTe reconocera, sin importar cul fuese tu disfraz! Es u

    hombre terrible!No entiendo dije, completamente desorientad. Cmo me liber el Amo de mi adiccin al opioQuin es ese Gordon y por qu vino aqu? Por qu s

    disfraza el Amo de leproso..., y quin es? Por encima dodo, por qu voy a fingir que soy un hombre al que jam

    he visto y del que nunca o hablar?No puedo..., no me atrevo a decrtelo! musit

    alideciendo. Yo...En algn lugar de la mansin resonaron las queda

    onalidades de un gong chino. La muchacha se sobresalt

    omo una gacela asustada.Debo irme! l me llama!Abri la puerta y la cruz a toda prisa, detenindose u

    nstante para electrizarme con una apasionada exclamacinOh, sahib, ten cuidado, ten mucho cuidado! Y s

    ue.

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    7. EL HOMBRE DE LA CALAVERA

    Cul es el martillo? cul la cadena?

    En qu horno se hallaba tu mente?Cul es el yunque?Qu presa horrible Osa encerrar sus mortferoterrores?Blake

    Despus de que mi bella y misteriosa visitante shubiese marchado, me qued sentado, pensando. Cre qul menos, haba dado con la explicacin de una parte d

    nigma. Esta es la conclusin a que llegu: Yun Shatu, eeor del opio, era sencillamente el agente o el servidor dlguna organizacin o individuo que trabajaba a una esca

    mucho ms importante, y cuya misin iba ms all dprovisionar de droga a los adictos en el Templo de lo

    Sueos. Ese hombre, u hombres, precisaban colaboradoren todos los medios; en otras palabras, me estabantroduciendo en un grupo de contrabandistas de opio quperaba a gran escala. Gordon, sin duda, se hallabnvestigando el caso y su presencia en solitario probaba qu

    no era un caso corriente, pues saba que ocupaba un

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    levada posicin en el gobierno britnico, aunque ignorabul era exactamente.

    Con opio o sin l, decid cumplir mis obligacioneon el Amo. Mi sentido de la moral se haba embotado u

    anto en los oscuros senderos que haba recorrido, y la idede que me envolva en un crimen despreciable no se mcurri. En realidad, me sent ms animado. An ms, imple deuda de gratitud se increment mil veces a cau

    de la muchacha. Al Amo le deba el que fuese capaz dostenerme en pie y mirar en sus lmpidos ojos como deb

    hacerlo un hombre. As pues, si deseaba mis servicioomo contrabandista de droga, los tendra. Sin duda, iba ingir que era algn hombre de tan alta consideracin parl gobierno que las acciones normales de los oficiales dduanas seran consideradas innecesarias; acaso iba

    ntroducir en Inglaterra alguna rara sustancia alucingena?Esas eran las ideas que haba en mi mente cuand

    descend las escaleras, pero detrs de ellas flotaban otrauposiciones ms atractivas... Cul era la razn de resencia de la muchacha en este sucio antro, una rosa e

    un montn de basura, y quin era?Cuando entraba en el bar apareci Hassim, el ceruncido en una oscura mueca de ira y, eso cre, miedo

    Llevaba un peridico doblado en la mano.Te dije que esperaras en la sala del opio gru.

    Estuviste tanto tiempo fuera que me fui a mi cuart

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    Tienes el pasaje?Se limit a emitir un gruido y me apart de u

    mpujn entrando en la sala del opio y yo, de pie en eumbral, le vi cruzar la estancia y desaparecer en el cuart

    rasero. All me qued, cada vez ms sorprendido, pueuando Hassim me haba empujado pude percibir que en eridico haba un artculo, justo debajo de su negrulgar, el cual apretaba con fuerza como queriend

    destacar en particular esa columna de noticias.Y con la antinatural celeridad de accin y juicio qu

    arecan pertenecerme esos das, en ese fugaz instante leComisionado Especial Africano Hallado Muerto

    El cuerpo del mayor Fairlan Morley fue descubierto ayen la bodega de un barco abandonado en Burdeos...

    No le ms detalles, tena suficiente para tener qu

    ensar! El asunto pareca estar cobrando un feo cariPero...

    Pas otro da. A mis preguntas, Hassim respondi, egaadientes, que los planes haban sido cambiados y qu

    no ira a Francia. Luego, un poco ms avanzada la tarde, m

    ndic que fuese una vez ms a la recmara del misterio.Permanec ante el biombo de laca, sintiendo scozor del humo amarillento en mis fosas nasales, con lo

    dragones bordados retorcindose en los tapices, laalmeras formando una masa impenetrable y opresiva.

    Nuestros planes han sufrido un cambio dijo

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    voz oculta. No zarpars como se haba decidido antePero tengo otro trabajo que puedes realizar. Puede que stvaya ms con tus capacidades, pues admito que me hadefraudado un tanto en cuanto a tu sutileza. El da anterio

    nterferiste de un modo tal que sin duda me causar grandenconvenientes en el futuro.No dije nada, pero sent cierto resentimiento en m

    uero interno.Incluso despus de hablar con uno de m

    ervidores de ms confianza prosigui montonamenta voz, sin seal alguna de emocin excepto una leve subid

    de volumen, persististe en dejar libre a mi ms mortnemigo. S ms circunspecto en el futuro.

    Te salv la vida! dije, irritado.Y slo por esa razn paso por alto tu error..., est

    vez! Una lenta furia naci en mi interior.Esta vez! Aprovchala bien, pues te aseguro que n

    habr otra. Mi deuda contigo es mayor de lo que puedsperar llegar a pagar nunca, pero eso no me convierte esclavo tuyo. Te he salvado la vida..., la deuda est todo l

    aldada que le es posible a un hombre. Sigue tu camino yo seguir el mo!Una risa ronca y horrible me respondi, semejante

    iseo de un reptil.Estpido! Me pagars con el trabajo de tu vid

    ntera! Dices que no eres mi esclavo? Yo digo que s l

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    res..., al igual que Hassim, el negro que est junto a ti..., gual que lo es esa muchacha, Zuleika, que te ha embrujadon su belleza.

    Esas palabras hicieron que una ola de sangre ardien

    nvadiese mi cerebro y fui consciente de que, durante uegundo, un mar de furia apag por completo mi cordurl igual que todos mis humores y sensaciones pareca

    haberse aguzado y exagerado esos das, del mismo modse ataque de ira super todos los momentos de furia qu

    haba padecido antes.Diablos del infierno! aull. T, demonio!.

    quin eres y qu poder tienes sobre m? Te ver, morir!

    Hassim se lanz sobre m pero yo le arroj hacia atry de una sola zancada llegu hasta el biombo y, con u

    sfuerzo increble, lo apart a un lado. Y entonceetroced, las manos tendidas, chillando. Ante m se alzab

    una figura alta y flaca, una figura grotescamente ataviadon un traje de seda bordada que le llegaba hasta el suelo.

    De las mangas del traje surgan unas manos que m

    lenaron de pavor..., manos largas, como las de un animal dresa, con dedos flacos y huesudos, las uas curvadas comgarras..., con la piel arrugada como un pergaminmarillento, como las manos de un nombre que llevas

    muerto mucho tiempo.

    Las manos..., pero, oh, Dios, la cara! Una calavera e

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    a que no pareca haber vestigio alguno de carne pero a que recubra una piel tirante de un color entre amarillo marrn, haciendo resaltar todos los detalles de esa terriblaz muerta. La frente era alta y, en cierto modo, resultab

    magnfica, pero la cabeza tena los pmulos curiosamenstrechos, y bajo unas cejas arqueadas destellaban ojos tagrandes como charcos de fuego amarillo. La nariz tena uente alto y muy delgado; la boca era una simp

    hendidura incolora entre unos labios crueles y delgadoUn cuello largo y huesudo sostena la espantosa imagen ompletaba el efecto de un demonio con forma de repturgido de algn infierno medieval.

    Me hallaba cara a cara con el hombre de mis sueol rostro de calavera!

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    8. SABER OSCURO

    El terrible espectculo apart por un instante de m

    mente toda idea de rebelin. Se me hel la sangre en lavenas y permanec inmvil. O que, detrs de m, Hassimanzaba una carcajada maligna. Los ojos del rostradavrico ardan como los de un demonio clavados en m

    y, ante la satnica furia concentrada en ellos, me sendesfallecer. Entonces el horror emiti una risa sibilante.

    Te hago un gran horror, seor Costigan; muy poconcluso entre mis sirvientes, pueden decir, como t, qu

    han visto mi rostro y que siguen vivos. Creo que me serms til vivo que muerto.

    Segu callado, completamente vencido. Era difc

    reer que aquel hombre estuviese vivo, pues su aspectdesmenta del todo esa idea. Tena una espantosa semejanz

    una momia. Pero cuando hablaba, sus labios se movan n sus ojos arda una vida horrenda.

    Hars lo que digo habl abruptamente, y su vo

    haba cobrado un tono imperioso. Sin duda, conocers habrs odo hablar de sir Haldred Frentn.

    S.Todo hombre culto de Europa y Amrica estab

    amiliarizado con los libros de viajes de sir Haldre

    Frentn, escritor y aventurero.

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    Esta noche irs a la residencia de sir Haldred...S?- y le matars!Me tambale. Esta orden era increble... indecibl

    Haba cado lo bastante bajo como para traficar con opipero asesinar deliberadamente a un hombre al que no habvisto jams, un hombre famoso por sus buenas accioneEso era demasiado monstruoso como para ni tan siquierensarlo.

    No te niegas?El tono era tan abominable y burln como lo era

    ilbido de una serpiente.Negarme? grit, recobrando al fin mi voz

    Negarme? Demonio encarnado! Por supuesto que mniego! T...

    Algo en la glida seguridad de sus maneras mdetuvo...; me call, lleno de aprensin.

    Estpido! dijo tranquilamente. Romp laadenas del opio... sabes cmo? Dentro de cuatr

    minutos lo sabrs y maldecirs el da en que naciste! N

    has pensado acaso en cuan extraa es la celeridad de erebro, la resistencia de tu cuerpo..., un cerebro qudebera ser lento y torpe, un cuerpo que debera hallarsdbil y enfermo tras aos de excesos? Ese golpe quderrib a John Gordon..., no te has interrogado acerca d

    u potencia? La facilidad con que llegaste a dominar lo

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    documentos del mayor Morley... no te has hechreguntas sobre ella? Estpido, ests atado a m poadenas de acero, sangre y fuego! Te he mantenido vivo uerdo..., yo, slo yo. Cada da se te ha dado el elixir vit

    n el vino que bebas. No podas vivir y mantenerte cuerdin l. Y yo, solamente yo, conozco su secreto!Mir un extrao reloj que haba sobre una mesa junt

    su codo.Esta vez he hecho que Yun Shatu no aadiese e

    lixir... prevea la rebelin. La hora se acerca... ah, ya hlegado!

    Dijo algo ms, pero no lo o. No vea, ni senta en entido humano de la palabra. Me retorca a sus pie

    gritando y sollozando en las llamas de infiernos tales comos hombres jams han soado.

    S, ahora saba! Sencillamente, me haba dado undroga de una fortaleza tan superior que haba sumergido pio. Mi antinatural capacidad se explicaba ahora..., habstado actuando sencillamente bajo el estmulo de algo quombinaba en su accin estimulante todos los infierno

    lgo parecido a la herona pero de efectos inadvertidos paa vctima. No tengo ni idea de lo que era, ni creo que lupiese nadie salvo ese ser infernal que permanecnmvil contemplndome con cruel diversin. Pero

    droga haba sostenido mi cerebro, infiltrando en m

    onstitucin la necesidad de tenerla y, ahora, mi espantos

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    nhelo me desgarraba el alma.Nunca, ni en los peores momentos de los caoneos

    del ansia de opio, experiment nada parecido. Ard con ealor de mil infiernos y me hel con un fro que ning

    hielo poda igualar. Baj arrastrndome hasta los mhondos pozos del tormento y ascend hasta las torturas mncumbradas..., un milln de demonios aullantes modeaban, gritando y acuchillndome. Hueso a hueso, vena

    vena, clula a clula, sent desintegrarse mi cuerpo sparcirse en tomos ensangrentados por todo

    universo..., y cada clula por separado era todo un sistemde nervios que se estremecan y gritaban. Y desde los mpartados vacos volvieron a reunirse para que el tormentuese mayor.

    A travs de las ardientes nieblas ensangrentadas o

    gritar a mi propia voz, un montono gimoteo. Luego, coos ojos desorbitados, vi una copa dorada, sostenida por un

    mano semejante a una garra, entrar en mi campo dvisin..., una copa llena de un lquido ambarino.

    Con un alarido bestial, la cog con ambas mano

    penas consciente de que el metal del recipiente ceda bajmis dedos, y me la llev a los labios. Beb con frenticremura, y el lquido cay sobre mi pecho.

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    9. KATHULOS DE EGIPTO

    Tres veces ms larga ser tu noche

    Y el Cielo ser como un manto de hierro.Chesterton

    El ser al que llam Rostro de Calavera permanecnmvil observndome mientras yo, sentado en un divadeaba, totalmente agotado. Sostena en su mano la copa xaminaba el metal dorado, aplastado hasta perder la form

    Tal haba sido la obra de mis dedos enloquecidos en emomento de beber.

    Una fuerza sobrehumana, incluso para un hombre eu estado dijo con una especie de seca pedantera

    Dudo que ni tan siquiera Hassim pudiese igualarte. Estisto ahora para tus instrucciones?

    Asent sin mediar palabra. Ya el poder infernal de

    lixir flua por mis venas, renovando mis consumidauerzas. Me pregunt durante cunto tiempo podra vivir uhombre que, como yo, era quemado y reconstruidonstantemente.

    Se te entregar un disfraz e irs solo hasta

    esidencia de Frentn. Nadie sospecha que se trame alg

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    ontra sir Haldred y tu entrada en el terreno y en la mismasa deberan ser algo relativamente fcil. No te pondrs

    disfraz, que es de naturaleza muy singular, hasta que estisto para entrar en los terrenos. Entonces te dirigirs has

    a habitacin de sir Haldred y le matars, rompindole uello slo con las manos..., esto es esencial...La voz prosigui, semejante a un zumbid

    mpartiendo sus espantosas rdenes en un tonhorriblemente despreocupado. Un fro sudor me perlaba rente.

    Abandonars entonces la residencia, cuidando dhaber dejado la huella de tu mano en algn lugar bievisible, y el automvil, que te estar esperando en algitio seguro de las cercanas, te volver a traer hasta aqu

    habindote despojado primero del disfraz. En caso d

    omplicaciones posteriores, dispongo de bastantehombres que jurarn que pasaste toda la noche en Templo de los Sueos sin abandonarlo nunca. Pero ndeben verte! S precavido y ejecuta con seguridad tu tareues ya conoces la alternativa.

    No volv a la casa del opio sino que fui conducido ravs de enrevesados corredores, adornados con gruesoapices, hasta un pequeo cuarto que no contena ms qu

    un divn estilo oriental. Hassim me hizo entender que debquedarme all hasta despus del anochecer y luego m

    bandon. La puerta se cerr pero yo no hice esfuerz

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    lguno por descubrir si la haban cerrado con llave. El Amdel Rostro de Calavera me tena sujeto con algo ms questillos y cerrojos.

    Sentado en el divn, en el extrao decorado de un

    ecmara que bien podra haber sido una estancia de unena india, me enfrent a los hechos y libr mi combatn quedaban en m rastros de hombra..., ms de los que

    demonio haba supuesto y, aadido a esto, haba desesperanza y la ms negra furia. Hice mi eleccin decid el nico curso de accin que me pareca posible.

    De pronto la puerta se abri lentamente. La intuicime dijo a quien deba esperar, y no fui contrariado. Zuleikuna visin magnfica, se hallaba ante m..., una visin que surlaba de m, hecha an ms negra por mi desesperacin

    que, sin embargo, me llenaba de una loca alegra y u

    alvaje deseo.Traa una bandeja de comida que puso a mi lado

    entndose luego sobre el divn, sus grandes ojos clavadon mi rostro. Era como una flor en una madriguera derpientes, y su belleza se haba adueado de mi corazn.

    Stephen! musit y, al pronunciar por primera vemi nombre, sent que me dominaba la emocin.De pronto, las lgrimas hicieron brillar sus luminoso

    jos y puso su manecita en mi brazo. Yo la tom con mioscas manazos.

    Te han dado una tarea que temes y aborreces!

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    dijo, medio desfallecida.S dije, conteniendo los deseos de rer, per

    n lograr engaarles! Zuleika, dime..., qu significa todsto? Ella lanz una mirada temerosa a lo que la rodeaba.

    No lo s todo vacil, los apuros en que hallas son todos culpa ma pero yo..., haba esperado.Stephen, te he observado cada una de las veces que acudist

    la casa de Yun Shatu, durante meses. No me viste, pero y te vi y vi en ti, no al roto desecho que proclamaban tu

    harapos, sino a un alma herida, un alma que haba sidgolpeada terriblemente contra los escollos de la vida. desde lo ms hondo de mi corazn me compadec de tEntonces, cuando Hassim te maltrat ese da... De nuevas lgrimas afluyeron a sus ojos. No pude soportarlo

    yo saba cmo sufras por la falta del opio. As que le pagu

    Yun Shatu, y acud al Amo y yo..., yo..., oh, me odiaror esto! estall en sollozos.

    No..., no..., jams.Le dije que eras un hombre que podra ser til par

    l y le supliqu que hiciese que Yun Shatu te aprovisionas

    de lo que necesitabas. Ya se haba percatado de ti, pueiene el ojo aguzado del mercader de esclavos, y el mundntero es su mercado! Por lo tanto, hizo que Yun Shatctuase como yo peda; y ahora..., sera mejor que hubieseeguido igual, amigo mo.

    No, no! exclam. He conocido unos das d

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    egeneracin, aunque fuese falsa! Me he hallado ante omo un hombre, y eso vale por todo lo dems!

    Y todo lo que senta por ella debi asomar en mjos, pues ella baj la vista y se ruboriz. No me pregunt

    mo llega a enamorarse un hombre; pero yo supe qumaba a Zuleika..., haba amado a esa misteriosa muchachriental desde que la vi por primera vez..., y, de un modxtrao, supe que ella, en cierta medida, corresponda a mfecto. El darme cuenta de ello hizo ms negro y desoladl camino que haba elegido; pero, dado que el amor pur

    hace siempre ms fuerte al hombre, prepar mi nimo pao que deba hacer.

    Zuleika dije, hablando con premura, el tiempvuela y hay cosas que debo saber. Dime, quin eres y poqu permaneces en esta madriguera del Hades?

    Soy Zuleika..., eso es todo cuanto s. Soy circasianor sangre y nacimiento. Cuando era muy pequea mapturaron en una incursin turca y crec en un harn d

    Estambul. Cuando era an demasiado joven para casarmmi amo me entreg como presente a..., aL

    Y quin es l? El hombre del Rostro de Calavera-Es Kathulos de Egipto..., eso es todo lo que s. Mmo.

    Un egipcio? Entonces, qu est haciendo eLondres? Por qu todo este misterio?

    Se retorci las manos con nerviosismo.

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    Stephen, por favor, habla ms bajo; siempre halguien escuchando, en cualquier lugar. No s quin es emo, ni la razn de que se halle aqu o de sus acciones. L

    uro por Al! Si lo supiese te lo dira. A veces hombres d

    specto distinguido acuden a la sala donde el Amo leecibe, no aquella donde le viste, y l me hace danzar antllos y luego he de cortejarles un poco. Y siempre debepetir exactamente lo que me digan. Eso es lo que deb

    hacer siempre..., en Turqua, en los Estados Brbaros, eEgipto, en Francia y en Inglaterra. El Amo me enserancs e ingls y l mismo me educ de muchos modo

    Es el mayor hechicero de todo el mundo y conoce toda magia antigua, y lo sabe todo.

    Zuleika dije, pronto todo habr acabado parm, pero debes dejar que te saque de esto... Ven conmigo

    e juro que te alejar de este demonio!Ella se estremeci y escondi la cara.

    No, no, no puedo!Zuleika le pregunt con dulzura, qu pode

    iene sobre ti, pequea..., tambin la droga?

    No, no! gimote. No lo s..., no lo s..., perno puedo... Jams podr huir de l!Permanec sentado, atnito, unos instantes; luego

    regunt:Zuleika, dnde nos hallamos ahora?

    Este edificio es un almacn abandonado en la part

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    rasera del Templo del Silencio.Eso haba pensado. Qu hay en los cofres d

    nel?No lo s. De pronto, empez a llorar quedamen

    . Tambin t, un esclavo, como yo..., t que eres taueno y fuerte..., oh, Stephen, no puedo soportarlo!Sonre.

    Acrcate un poco, Zuleika, y te contar cmienso engaar a Kathulos.

    Ella mir con extrema aprensin hacia la puerta.Habla bajo. Me tender en tus brazos y, mientra

    inges acariciarme, me dirs lo que quieras al odo.Se desliz en mis brazos y all, en aquel div

    dornado con dragones de aquella mansin del horroonoc por primera vez toda la gloria de tener la esbel

    igura de Zuleika cobijada entre mis brazos, y la suavmejilla de Zuleika apretada contra mi pecho. Su fraganclenaba mi olfato, su cabellera me rozaba los ojos y todo

    mis sentidos vacilaban; entonces, con los labioscondidos por su sedoso cabello le habl en un susurr

    premiante:Primero ir a avisar a sir Haldred Frentn... Luegr a buscar a John Gordon y le hablar de esta madriguer

    Traer a la polica hasta aqu, t debes mantenerte eguardia y estar lista para esconderte de l..., hasta qu

    odamos entrar a la fuerza y matarle o capturarl

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  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    Tiempo.Este era para m, ahora, el principio y el fin de la vid

    ues tan pronto como hubiese completado mi tarea, apenaintiese de nuevo los tormentos de mi maldicin, el amor

    a vida, la belleza y el tormento seran borrados a la vez dmodo terrible y definitivo por una bala de pistola que haredazos mi cerebro antes de que se pudriese. Mejor un

    muerta limpia que...La puerta se abri de nuevo, dejando entrar a Yusse

    l.Ha llegado la hora de partir dijo lacnicamen

    . Levntate y sgueme.Por supuesto, no tena ni idea de la hora. No hab

    ventana algunaen el cuarto que yo ocupaba..., no haba visto ningun

    ventana, en realidad. Los cuartos estaban iluminados poujas colgadas de incensarios en el techo. Cuando me pusn pie, el joven y delgado moro me lanz de soslayo un

    mirada siniestra.Que esto quede entre t y yo dijo, sibilante

    Servimos al mismo Amo..., pero este asunto es puramentnuestro. Mantente a distancia de Zuleika..., el Amo me la hrometido cuando lleguen los das del imperio.

    Mis ojos se estrecharon hasta convertirse en rendijalavadas en el iracundo y apuesto rostro del oriental, y e

    mi interior naci un odio como pocas veces he conocid

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    Mis dedos se abrieron y cerraron involuntariamente, y moro, notndolo, dio un paso atrs, la mano en el cinturn

    Ahora no..., ambos tenemos trabajo...; luego, quizAadi, en una repentina explosin de odio: Cerdo

    Hombre-mono! Cuando el Amo haya terminado contigaciar mi daga en tu corazn!Re secamente.

    Hazlo pronto, serpiente del desierto, o te rompera espalda con las manos.

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    10. LA CASA OSCURA

    Contra todos los grilletes y los Infiernos d

    hombreYo solo, al fin, sin ayuda... me rebelo!Mundy

    Segu a Yussef Al a lo largo de los corredoreerpenteantes, por los peldaos (Kathulos no se hallaba ea sala del dolo) y a lo largo del tnel, luego a travs de lastancias del Templo de los Sueos y al exterior, a la calle

    donde los faroles brillaban lgubremente a travs de

    niebla y una leve llovizna. Ms all haba un automvil, coas cortinillas corridas.

    Ese es tu coche dijo Hassim, que se haba unidonosotros. Cruza con naturalidad. No actes de modospechoso, puede que estn vigilando el lugar. E

    onductor ya sabe lo que debe hacer.Despus, l y Yussef Al volvieron a entrar en el bar yo di un paso hacia la calzada.

    Stephen!Una voz que me hizo saltar de emocin el coraz

    ronunci mi

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    nombre! Una blanca mano me hizo seas desde laombras de un portal. Me acerqu rpidamente.

    Zuleika!Shhh!

    Me cogi del brazo, dejndome algo en la mandistingu confusamente un frasquito de oro.Escndelo, aprisa! me susurr, ansiosa. N

    egreses, vete y escndete. Est lleno de elixir..., intentaronseguirte un poco ms antes de que se acabe ste. Debe

    hallar un modo de comunicar conmigo.S pero, cmo conseguiste esto? pregun

    sombrado.Se lo rob al Amo! Ahora, por favor, debo irm

    ntes de que me eche de menos.Y de un salto volvi al portal, desapareciendo

    Permanec all, indeciso. Estaba seguro de que, commnimo, haba arriesgado su vida para hacer esto y mdesgarraba el miedo de pensar lo que podra hacerlKathulos si descubra el robo. Pero volver a la mansin dmisterio sera, ciertamente, provocar las sospechas, y quiz

    me fuese posible llevar a cabo mi plan y devolver el golpntes de que El del Rostro de Calavera se enterase dngao de su esclavo.

    As pues, cruc la calle hasta donde me esperaba utomvil. El conductor era un negro al que no haba vist

    ntes, un hombre delgado de talla media. Le contempl co

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    irmeza, preguntndome si haba visto algo. No parecihaberse enterado de nada y decid que, incluso si me habvisto retroceder entre las sombras, no poda haber visto lucedido en ellas ni haber sido capaz de reconocer a

    muchacha.Se limit a dirigirme una sea de asentimientmientras yo me instalaba en el asiento trasero y umomento despus cruzbamos las calles desiertas y llenade niebla. Supuse que el fardo que haba a mi lado era disfraz mencionado por el egipcio.

    Recordar de nuevo las sensaciones que experimentmientras rodbamos a travs de la noche, oscura y lluviosera imposible. Me sent como si estuviese ya muerto as calles desiertas y tristes que me rodeaban fuesen loenderos de la muerte por los que mi fantasma haba sid

    ondenado a vagar eternamente. Haba en mi corazn unlegra torturante y un lgubre desespero..., aquel d

    hombre condenado. No era que la muerte en s mepeliese, ya que demasiadas veces muere la vctima de

    droga como para rehuir la ltima...; pero era dur

    desaparecer justo cuando el amor haba entrado en mstril vida. Y an era joven.Una sonrisa sardnica cruz por mis labios... Tambi

    os hombres que murieron a mi lado, en la Tierra de Nadiran jvenes. Me sub la manga y apret los puo

    ensando los msculos. No haba ningn peso superfluo e

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    mi constitucin, y bastante carne haba desaparecido, peros grandes bceps seguan abultando como nudos d

    hierro, pareciendo indicar una fuerza enorme. Pero yaba que mi fortaleza era falsa, que en realidad yo no er

    ino la cscara rota de un hombre, animada slo por uego artificial del elixir, sin el cual hasta una frgmuchacha podra derribarme.

    El automvil se detuvo entre unos rboles. Nohallbamos en los aledaos de un barrio muy distinguido era algo ms de medianoche. A travs de los rboles v

    una gran casa que recortaba su negra figura contra loesplandores lejanos del Londres nocturno.

    Espero aqu dijo el negro. Nadie puede ver utomvil desde la carretera o la casa.

    Sosteniendo una cerilla de modo que su luz no pudies

    er detectada desde fuera del coche, examin el disfraz me cost bastante contener una risa histrica. El disfrara la piel entera de un gorila! Ponindomela debajo drazo me dirig hacia el muro que rodeaba la residencia d

    Frentn. Unos cuantos pasos y los rboles donde s

    cultaba el negro con el coche se confundieron en unmasa oscura. No cre que pudiese verme pero, para meguridad, no me encamin hacia la gran puerta de hierr

    delantera sino hacia el muro lateral, donde no haba puerto haba luz alguna en la casa. Sir Haldred estaba soltero

    yo estaba seguro de que toda la servidumbre haca ya rat

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    que dorman. Escal el muro con facilidad y me deslic pol oscuro jardn hasta una puerta lateral, llevando an

    grotesco disfraz bajo el brazo. La puerta estaba cerradal y como haba previsto, y yo no deseaba despertar a nad

    hasta hallarme seguro en el interior de la casa, donde uido de las voces no llegara a odos del que me habeguido, si es que alguien lo haba hecho. Cog el pomon las dos manos y, ejerciendo lentamente la fuerznhumana que posea, empec a retorcerlo. El eje girntre mis manos y el cerrojo interior se quebr de pronton un ruido que reson en el silencio como un caonaz

    Un instante ms y ya estaba en el interior, cerrando uerta a mis espaldas.

    Di un solo paso en la direccin en que crea estaba scalera, entre las tinieblas, y luego me detuve cuando

    haz de una linterna me dio de lleno en el rostro. Al lado dehaz luminoso distingu el destello del can de una pistolMs all flotaba un rostro delgado, entre las sombras.

    Qudese donde est y levante las manos!As lo hice, dejando caer el fardo al suelo. Haba od

    sa voz solamente una vez pero la reconoc... Supe, nstante, que el hombre que sostena la linterna era JohGordon.

    Cuntos le acompaan? Su voz era seca mperiosa.

    Estoy solo respond. Llveme a un cuart

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    desde donde no puedan ver luz en el exterior y le contarlgunas cosas que desea saber.

    Permaneci callado; luego, indicndome con una seque recogiese el bulto que haba dejado caer, se apart y

    on otro gesto, me hizo seguirle hasta la siguienthabitacin. All me dirigi hacia una escalera y, una verriba, abri una puerta y encendi la luz.

    Estbamos en un cuarto con las cortinas corridaDurante todo el trayecto Gordon no haba bajado la guardy ahora permaneca inmvil, apuntndome an con sevlver. Vestido con ropas convencionales, resultaba u

    hombre alto, delgado pero de constitucin poderosa, mlto que yo pero no tan corpulento, con los ojos color grcerado y rasgos bien perfilados. Algo en aquel hombre mtraa, aunque percib el morado en su mandbula, all dond

    mi puo le haba golpeado en nuestro ltimo encuentro.No puedo creer dijo, con tono resuelto, qu

    sta aparente torpeza y falta de tacto sean reales. Sin dudiene usted sus razones para desear que me halle ahora e

    una habitacin cerrada, pero sir Haldred es

    uficientemente protegido incluso en estos momentoQudese quieto.Con el can del arma en mi pecho, me registr

    opa en busca de armas ocultas, pareciendo ligeramenorprendido al no hallar ninguna.

    Con todo musit para s mismo, un hombr

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    apaz de romper una cerradura de hierro con las manodesnudas, mal precisa armas.

    Est malgastando un tiempo precioso dijmpaciente. Fui enviado aqu esta noche para matar a s

    Haldred Frentn.Quin le envi? la pregunta fue como udisparo.

    El hombre que suele disfrazarse de leprossinti, un vago brillo en sus ojos centelleantes.

    Entonces, mis sospechas eran correctas.Sin duda. Esccheme con atencin... Desea

    muerte o el arresto de ese hombre? Gordon ri secamenteMi respuesta sera superflua para alguien que llev

    n la mano la marca del escorpin.Entonces, siga mis indicaciones y sus deseos s

    umplirn. Sus ojos se entrecerraron, llenos de sospecha.As que ste era el significado de esa entrada si

    disimulo y sin resistencia dijo lentamente. Acaso droga que le dilata las pupilas le trastorna tambin la mentomo para creer que puede tenderme una emboscada?

    Me apret las sienes con las manos. El tiempo corry cada momento era precioso... Cmo poda convencer dmi honestidad a este hombre?

    Escuche; me llamo Stephen Costigan, de AmricFrecuent el tugurio de Yun Shatu y fui adicto al opio

    omo habr supuesto, slo que ahora soy esclavo de un

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    droga ms fuerte. A causa de tal esclavitud, el hombre quusted conoce como un falso leproso y a quien Yun Shatu us amigos llaman Amo, adquiri dominio sobre m y m

    mand aqu para matar a sir Haldred..., la razn, slo Dio

    a conoce. Pero he conseguido hacerme con cierta cantidade esa droga que necesito para vivir, y temo y odio al AmoEsccheme y le juro por todo lo santo y lo blasfemo quntes de que salga el sol el falso leproso estar en soder!

    Pude ver que, a pesar suyo, Gordon estabmpresionado.

    Hable, rpido! dijo secamente.Con todo, poda notar an su incredulidad y u

    entimiento de inutilidad me invadi.Si no va a ayudarme dije, djeme marchar

    omo sea, hallar un modo de llegar hasta el Amo matarle. Me queda poco tiempo..., tengo las horas contaday an he de cumplir mi venganza.

    Djeme or su plan, y hable deprisa respondiGordon.

    Es bastante sencillo. Volver al cubil del Amo y ldir que he hecho lo que me haba encargado. Usted debeguirme de cerca con sus hombres y mientras que y

    mantengo ocupado el Amo con esa conversacin, rodee asa. Luego, a mi seal, irrumpa en ella, mtelo o cjal

    risionero.

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    Gordon frunci el ceo.Dnde se halla esa casa?El almacn de la parte trasera de Yun Shatu ha sid

    onvertido en un autntico palacio oriental.

    El almacn! exclam. Cmo es posible? Eun primer momento pens en eso, pero lo hice examinauidadosamente desde el exterior. Las ventanas estapiadas y las araas han tejido sus telaraas en ellas. Lauertas estn condenadas con clavos por fuera y los sello

    que indican que el almacn est abandonado como siemprno han sido forzados ni manipulados en modo alguno.

    Entraron por un tnel contest yo. El Templde los Sueos est directamente conectado con el almacn

    He cruzado la calle que hay entre los dos edificiodijo Gordon, y las puertas del almacn que dan a el

    stn, como ya he dicho, selladas con clavos desde xterior, igual que las dejaron los propietarioparentemente, no hay salida trasera de ninguna clas

    desde el Templo de los Sueos.Un tnel conecta los edificios, con una puerta en

    uarto trasero de Yun Shatu y la otra en la sala del dolo delmacn.He estado en el cuarto trasero de Yun Shatu y n

    hall tal puerta.La mesa est colocada encima. Se fij en la gra

    mesa en el centro del cuarto? Si la hubiese hecho girar,

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    uerta secreta se habra abierto en el suelo. Ahora, veamomi plan: yo entrar en el Templo de los Sueos y mnfrentar al Amo en la sala del dolo. Usted tendr

    hombres secretamente apostados delante del almacn y e

    a otra calle, delante del Templo de los Sueos. El edificide Yun Shatu, como sabe, est enfrente del muelle, en tantque el almacn, encarado en direccin opuesta, da a unallejuela que corre paralela al ro. A mi seal, deje que lo

    hombres de la calle irrumpan en la parte delantera dlmacn, en tanto que, simultneamente, los que se halla

    delante de Yun Shatu deben invadir el Templo de loSueos. Que se dirijan hacia el cuarto trasero, disparandin piedad a cualquiera que intente detenerlos y, una vell, que abran la puerta secreta como le he explicado. N

    habiendo, por lo que yo s, otra salida en el cubil del Amo

    l y sus servidores intentarn huir, forzosamente, por enel. As, les cerraremos las dos nicas salidas.

    Gordon medit esto en tanto que yo estudiaba sostro conteniendo el aliento.

    Puede ser una trampa murmur, o un intent

    de alejarme de sir Haldred, pero...Contuve la respiracin.Soy jugador por naturaleza dijo lentamente

    Voy a seguir lo que ustedes, los americanos, llaman ualpito... Pero, si me est mintiendo, que Dios le ayude!

    De un salto me puse en pie.

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    Gracias a Dios! Ahora, cheme una mano con estdisfraz, pues debo llevarlo cuando regrese al automvil qume espera.

    Entrecerr levemente los ojos mientras yo desplegab

    l horrendo disfraz y me preparaba para ponrmelo.Esto muestra, como siempre, el sello de la mandel amo. Le instruy, sin duda, para que dejase huellas dus manos, embutidas en esos horrendos guantes?

    S, aunque no tengo ni idea de la razn.Creo que yo s. El Amo es famoso por no deja

    istas autnticas que indiquen sus crmenes. Un gran simihuy de un zoolgico cercano esta tarde y eso me parecdemasiado obvio como para deberse a una simple cuestidel azar, dado este disfraz. Habran acusado al mono de muerte de sir Haldred.

    No tuve dificultad en vestirme el disfraz y la iluside realidad as creada era tan perfecta que me arranc ustremecimiento cuando me vi en el espejo.

    Ahora son las dos dijo Gordon. Teniendo euenta el tiempo que tardar en volver a Limehouse y

    que tardar yo en dar las instrucciones a mis hombres, rometo que a las cuatro y media la casa estar bieodeada. Deme un poco de ventaja, espere aqu hasta que y

    haya salido de la mansin, para que pueda llegar, al menol mismo tiempo que usted.

    Bien! Impulsivamente, le estrech la mano

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    Habr all, sin duda, una muchacha que no est implicada emodo alguno con las maldades diablicas del Amo, y elo una vctima de las circunstancias, como lo he sido y

    Trtela con gentileza.

    As se har. Qu seal debo aguardar?No tengo posibilidad de hacerle ninguna seal dudo mucho de que cualquier ruido dentro de la casa sudiese or en la calle. Que sus hombres entren al dar lainco.

    Me di la vuelta dispuesto a irme.He entendido que le aguarda un hombre en u

    oche. Es posible que sospeche algo?Tengo un modo de descubrirlo y, si sospecha

    epliqu con dureza, volver solo al Templo de loSueos.

  • 8/10/2019 Rostro de Calavera - Robert E. Howard

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    11. LAS CUATRO TREINTA Y CUATRO

    Dudando, soando cosas que

    Jams antes mortal alguno os soar.

    La puerta se cerr silenciosamente a mis espaldas, scuro casern ms imponente que nunca. Cruc a arrera el jardn, agazapado, una figura tan grotesca spantosa que no tuve duda alguna de que si me vean seromado por un mono gigantesco y no por un hombre. Ta

    hbilmente haba sido concebido el plan del Amo!Trep el muro y me dej caer al su