sanchez ejidos urbanizados de cuernavaca

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  • Se autoriza la copia, distribucin y comunicacin pblica de la obra, reconociendo la autora, sin fines comerciales y sin autorizacin para alterar, transformar o generar una obra derivada. Bajo licencia creative commons 2.5 Mxico http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/mx/

    67Identidad y territorio

    EJIDOS URBANIZADOS DE CUERNAVACAVctor Hugo Snchez Resndiz

    Se presenta un diagnostico de la situacin actual de los ejidos del municipio de Cuernavaca, Morelos la tierra donde naci Emilia-no Zapata en un contexto donde el proyecto de modernizacin capitalista neoliberal amenaza, una vez ms, con dejar de lado los intereses locales de las poblaciones nativas.

    Palabras clave: Historia contempornea de Cuernavaca, Morelos; ejidos urbanos; Li-bramiento poniente de Cuernavaca; dao ecolgico en Morelos.

    En la cancula, las lomas estn resecas, no sopla ni una brisa que refresque o que, por lo menos, agite levemente las hojas de los caza-huates.

    En la reverberacin del sol, la vista se entrampa y las lomas parecen una enorme llanura.

    Que va! Ese amate de all parece cerca, pero hay que bajar una barranca muy honda y volver a subir.

    Por all va a pasar el libramiento? Aj.El hombre miraba la lontananza y sus ojos eran sombreados por

    un viejo sombrero. El da anterior, orgulloso, nos haba platicado de su abuelo zapatista. Y sus recuerdos, hechos de retazos de nostalgia, nos llevaron a ver con los ojos de su abuelo, cmo recibieron las tierras que haban pertenecido a la hacienda de Temixco, barbecharon la tierra y hacan fiesta cuando limpiaban los apantles, y cmo, poco a poco, se haban vendido las parcelas de riego.

    Ahora estbamos en la loma donde se levantan pequeos remoli-nos de una tierra reseca, observando a Cuernavaca emergiendo entre caadas, subiendo entre cerros, extendindose poco a poco hasta ocu-par toda la tierra que se puede abarcar con la mirada.

    Y va a vender?No contest de inmediato, sigui observando los cerros, grises de

    tan lejos que estn, cubiertos por la luz apagada del sol de medioda, quiz recordando la vieja foto de su abuelo con calzn de manta, hua-raches y sombrero.

    Hay muchos gastos...No, continu su explicacin, como avergonzndose de sus pala-

    bras. Y su abuelo, su ideal? Y Zapata al que l admiraba? Emiliano Zapata muri hace muchos aos.

    * Socilogo y profesor de la Universidad Autnoma del Estado de Morelos, autor del libro De rebeldes fe, Mxico: INERM y La Rana Sabia.

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    Cultura y representaciones sociales

    Introduccin1

    Es un lugar comn considerar que la ciudad de Cuernavaca crece desordenadamente, sin ningn plan. Esto no es as. El crecimiento urbano se ha realizado en funcin de los intereses econmicos de un pequeo grupo de empresarios y polticos, afincados en Morelos o en cualquier parte de Mxico y el mundo. Siempre a costa de los ejidos de los pueblos y barrios enclavados en el municipio de Cuer-navaca.

    Para entender el proceso de crecimiento urbano de Cuernavaca sobre los ejidos es necesario repasar un poco la historia. En el esta-do de Morelos se realiz la ms radical de las revoluciones sociales. Su logro fue la desaparicin del sistema de haciendas y el fortale-cimiento de los pueblos como espacios sociales y productivos. Sin embargo, el gobierno federal y los grandes poderes econmicos, instrumentaron un manejo del territorio y de los recursos contra-rio a los intereses de los pueblos. Por principio no se cumpli la demanda zapatista de restitucin de las tierras de los pueblos, las cuales, en algunas ocasiones, se posean desde antes de la Conquista y colonizacin espaola. Por el contrario se dot a los pueblos de ejidos, donde el dueo original de la tierra es la Nacin, represen-tada por diferentes instituciones de gobierno y sus prohombres, como

    1 El texto presentado fue realizado como parte de un paquete que realiz El Colectivo Civil La Neta para la Regidura de Desarrollo Agropecuario del Ayuntamiento de Cuernavaca (2003-2006). El paquete inclua un diagnostico sobre la situacin actual de los ejidos del municipio de Cuernavaca, un video-documental y un cuadernillo de difusin. Estos dos ltimos materiales se pre-sentaran en los ncleos agrarios del municipio, a los ejidatarios, para incentivar el debate y la participacin en torno a la problemtica abordada. Los materiales seran publicados, en forma de libro y en un cuadernillo ilustrado. Estas ex-periencias El Colectivo La Neta ya las haba realizado con otros materiales, como el cuadernillo y el videodocumental Tierra de Maz, que fue presentado en diversos pueblos del oriente del estado de Morelos, en asambleas comunita-rias. Sin embargo por razones presupuestarias los materiales escritos de ejidos urbanizados se encuentran inditos. EL Colectivo Civil La Neta estaba con-formado por Pablo Gleason (director y productor del video), Armando Villegas (realizador del guin) y Victor Hugo Snchez Resndiz (investigacin y redac-cin de los textos). La mayora de las entrevistas, al ser realizadas ante cmara, fueron hechas colectivamente. Al final se anexa el listado con el nombre de los entrevistados y la bibliografa utilizada para la realizacin del diagnstico.

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    gustaban ser llamados. A pesar de lo anterior, en la mentalidad de los campesinos, este ejido dotado, no se diferenciaba de sus tierras an-cestrales. En dichas tierras ejidales, se reprodujo la tradicin, segn la cual las parcelas son individuales pero sometidas a obligaciones comunitarias. A pesar de la derrota militar y poltica de los ejrcitos campesinos, la inmensa mayora de los terrenos de las haciendas en Morelos fueron repartidos entre los pueblos.

    Pero esta transformacin radical del rgimen de propiedad y de distribucin del poder, no fue del agrado de los ganadores de la Re-volucin: el grupo ligado a lvaro Obregn, afincado en la ciudad de Mxico, siempre pens en un desarrollo capitalista del campo, sustentado en empresas que impulsaran la productividad y los culti-vos de exportacin. En la mente de este grupo nunca se contempl la autosuficiencia y el desarrollo de una economa campesina.

    De esta forma se impulsaron desarrollos tursticos, despojando de tierras y aguas a las comunidades, como en el caso de Tequesqui-tengo, en que se despoj a Tehuixtla, Xoxocotla, Tequesquitengo y Vistahermosa de tierras y aguas. Cuernavaca, por lo benigno de su clima, fue asiento de las lites, por lo que existi una presin inmobiliaria sobre las tierras de los pueblos y barrios, ya fuera con compras de comn acuerdo (pero irregulares) o mediante despojos, como en el caso de Ahuatepec. Tambin el despojo se dio a travs del engao, como les sucedi a los ejidatarios de Acapantzingo, a los que les permutaron La Loma del guila por unos terrenos en San Luis Potos, nunca vistos, nunca usados. La resistencia a este proceso de transformacin del territorio y del control de los recursos se dio de mltiples formas, ya fuera la resistencia poltica como el masivo apoyo a Rubn Jaramillo, como bien lo recuerdan los de Acapantzingo; ya fuera retomando las tierras de las que haban sido despojados como en el caso de la toma de tierras encabezada por Enedino Montiel, en lo que posteriormente sera la colonia Antonio Barona. En ocasiones, el resultado de estas luchas sociales fue trgico, como los crueles asesinatos de Rubn Jaramillo y Enedino Montiel.

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    El libramiento que circund a Cuernavaca (de Chamilpa a Chi-pitln) y construido a principios de los aos sesenta, fue otro factor que gener el crecimiento desordenado de la ciudad, siempre en be-neficio del capital. Por ejemplo, a los ejidatarios de Chapultepec no se les pago una indemnizacin por sus terrenos expropiados para la carretera y, ante el temor de ser nuevamente despojados, lotificaron y urbanizaron las tierras adyacentes a la autopista (la actual colonia Satlite). Pero tambin el libramiento mostr la complicidad entre poder poltico y econmico, en ocasiones, gracias a la informacin privilegiada: la nueva va pas justo a un costado del fraccionamien-to Tabachines, cuyos terrenos haban sido adquiridos algunos aos antes.

    Sin embargo, lo que vendr a cambiar radicalmente el paisaje ser la construccin de la Ciudad Industrial del Valle de Cuernava-ca (CIVAC), instalada en el vecino municipio de Jiutepec. La zona industrial atrajo a miles de migrantes pobres de los estados vecinos principalmente Guerrero, que buscaban un lugar donde vivir e inaugur una poca de constantes invasiones y ocupaciones ilegales de terrenos ejidales y comunales de los pueblos del valle de Cuerna-vaca. Pero tambin las necesidades de vivienda de los sectores me-dios y altos, que vinieron a trabajar a la industria, cre un creciente mercado inmobiliario que presion sobre las tierras agrcolas.

    Otro factor importante en el retroceso de los espacios agrcolas fue la contaminacin de las aguas. Ello se debi principalmente a dos factores: a) por un lado el aumento de la poblacin asentada en la ciudad, sin que a ello correspondiera una modernizacin de la infraestructura urbana, lo que gener que las casas habitaciona-les descargaran sus residuos en barrancas, ros y apantles, y b) la contaminacin de la industria misma principalmente la qumica-farmacutica y la metalmecnica que descargaron sus residuos altamente contaminantes en los cursos de agua. Adicionalmente la contaminacin atmosfrica de cementeras y caleras principal-mente, afect de manera decisiva las tierras de cultivo.

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    El valle de Cuernavaca, un espacio de vidaLa regin de Cuernavaca comienza al pie de la serrana del Ajusco Chichinutzin, entre bosques de pino y encino. Estas altas monta-as, al bajar hacia el sur, se convierten en suaves lomeros y llegan a pequeas planicies: aqu la vegetacin se ha convertido en selva baja caducifolia. Todo este terreno es cortado por profundas barrancas donde corren algunos ros permanentes y aguas broncas que bajan en las pocas de temporal. En estas barrancas encontramos agrupa-mientos de ahuehuetes y un importante microclima para la regin, ya que los vientos fros de las montaas se desplazan por ellas en las noches y los vientos clidos sureos, por el da. En el valle encontra-mos tierras llanas, cortadas por suaves lomeros y cursos de agua.

    Las partes altas son excelentes tierras porosas que retienen el agua, y gracias a la existencia de los bosques, provocan que en la re-gin haya abundantes nacimientos de agua. El agua que fluye, brota principalmente en las partes planas. Uno de esos manantiales, el de Chapultepec, da nacimiento al ro Apatlaco, que irriga las tierras ba-jas y permiti, durante muchos siglos, un cultivo intensivo, primero de algodn y con la llegada de los espaoles, caa de azcar, arroz y hortalizas.

    La economa de los campesinos en los ejidos de Cuernavaca Por lo anterior, en el valle de Cuernavaca, ancestralmente se asent una poblacin que aprovech de manera integral los recursos natu-rales disponibles: la frtil tierra, la abundancia de agua y el benigno clima. Esto permiti la existencia de una rica tradicin agrcola don-de se sembraban productos como maz y frijol.

    Esta misma riqueza y abundancia de agua impuls a las haciendas azucareras a instalarse en la regin. Su necesidad de tener ms tierras para plantar los cogollos de la caa y para agostadero donde pastara su ganado, los impuls a apropiarse de las tierras de los pueblos

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    circundantes. Por otra parte, el combustible usado por los ingenios azucareros era la madera, por lo que buscaron apropiarse de los bosques que se encontraban en las tierras altas. Tambin necesita-ron tener el control de las fuentes de agua, usada tanto como fuerza motriz, como en los diversos procesos productivos de elaboracin de la caa, por lo que se expandieron sobre un amplio territorio. Las ms importantes haciendas en torno a Cuernavaca fueron las de Atlacomulco y Temixco.

    Por lo anterior, los conflictos entre pueblos y haciendas eran permanentes y cuando Emiliano Zapata se levant en armas, los pueblos se le unieron. Relevancia tuvo el general Genovevo de la O de Santa Mara Ahuacatitln.

    Si bien los zapatistas fueron derrotados militarmente, el nuevo rgimen posrevolucionario tuvo que hacer una reforma agraria par-cial, ya que se le dio la tierra a los campesinos, pero no la libertad

    Mapa: Roco Rueda

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    poltica. A pesar de ello, durante algunos aos hubo un renacimiento de la economa campesina.

    Al concluir la revolucin armada, se realiz la reforma agraria. Se reconocieron como tierras comunales los territorios que no haban sido absorbidos por las haciendas y se realiz su reparto. Con tierras de Temixco se dot de ejido a los pueblos de El Salto de San An-tn, Santa Mara, Tetela del Monte y una pequea porcin fue para Acapantzingo; solamente este ltimo pueblo tuvo acceso a tierras de riego de Temixco. En tierras que haban pertenecido a Temixco, se erigi el nuevo centro de poblacin de Chipitln (con riego) y se repobl Buenavista. Con las tierras de Atlacomulco se dot a Cha-pultepec y Acapantzingo, principalmente con tierras de riego.

    Con la reforma agraria, los pueblos recuperaron sus tierras y hubo un autntico renacimiento de los mismos. Esto permita una autosuficiencia alimentaria de la familia. Los excedentes de las huer-tas y la produccin comercial de las tierras de labor, se comerciaban en los mercados cercanos. Este acceso al mercado le permita a los habitantes de los pueblos obtener los recursos monetarios necesa-rios para acceder a ciertos bienes, como ropa, tiles escolares o de labranza y alimentos no producidos familiarmente. Esta relativa autosuficiencia, sumada a los recuerdos de la gesta zapatista y la rica tradicin cultural de la regin, le daba a los pueblerinos una identi-dad positiva, la vida campesina era altamente valorada.

    Por ejemplo, s los habitantes de los pueblos cercanos a Cuer-navaca comparaban sus grandes y sombreados solares, con las ve-cindades de la ciudad, lugar de vivienda de los pobres urbanos, la comparacin era favorable a los pueblerinos. Aun se podan compa-rar con la clase media, siempre en apuros, manirrota y presuntuosa. La comparacin era ms favorable s se contrasta el hbitat de las dos zonas, rural y urbana, donde en los pueblos cruzados por apantles y donde exista una densa red social de intercambio y apoyo mutuo salan fortalecidos comparndolos con las ciudades, deca-dentes y donde las buenas costumbres se perdan.

    Lo anterior aparece expresado en un corrido escrito por Leo-poldo Valle (1900-1961), que vivi en todo el periodo campesino

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    de Morelos, es decir cuando los pueblos, gracias a la dotacin ejidal y la poltica agraria cardenista, vivan una relativa prosperidad. En esta poca la gesta heroica del zapatismo se encontraba fresca en la memoria y era recordada de manera altamente positiva:

    Ya me retacho me voy pal rancho2

    Ya me retacho, me voy pal ranchono he de ponerme nunca el baln

    mejor huarache con calzn blancono he de ser roto, de pretensin.

    Sombrero ancho puro Morelosgabn al hombro blanco gazn

    morral colgado con mi caeroque aqu es la tierra donde me cri.

    Y al cinto un cuetetreinta y dos veinte

    con carrillera hasta reventary juega el gallo que contra el ricono como quiera me he de rajar.

    Aqu los rotos bufan y gritan vomitan lumbre y apagan el solpero sI salen al sol se agitan

    les pica el mosco sienten calor.

    S son las rotas ven a un fuereolo creen mendigo, dicen pos no hay

    muy agringadas fuman casinoscruzan la pierna y dicen good bye.

    Por eso yo ya estoy fastidiadoprefiero el rancho que estar aquy aunque yo nunca sea diputado

    voy pami tierra donde nac.

    En este corrido se expresan de manera condensada los valores de los pueblerinos de Morelos, y los pertenecientes al municipio de Cuernavaca, de la poca posrevolucionaria, donde se mezclaban con un culto a las armas, producto de la larga guerra. La Revolucin le

    2 Corrido interpretado por Isaas Alans.

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    dot a los habitantes de los pueblos una conciencia social que ex-presaba una clara diferenciacin social con los ricos y los citadinos los rotos llegando a la confrontacin. Tambin exista una valorizacin del territorio puro Morelos y de la cultura cam-pesina frente a la urbana, la de los rotos.

    Es de este periodo de auge de la cultura campesina de donde se nutre la nostalgia de un tiempo pasado mejor, narrado por los viejos ejidatarios. Ellos, con gran emocin y con un dejo de tristeza, re-cuerdan la riqueza y frescura de las huertas, y cmo iban caminando o en burro a Cuernavaca, donde comerciaban el producto de sus huertas, en el viejo mercado de la calle Guerrero. En aquella poca, en Chapultepec y Acapantzingo, se sembraba caa de azcar y arroz; los de Santa Mara, Tetela y Buenavista comerciaban con madera o fabricaban carbn. Esa poca es recordada con nostalgia.

    As aparece en los testimonios de los habitantes de los antiguos pueblos, como el del seor Alberto Gmez3 que nos cont:

    ... todava hace 25-30 aos Acapantzingo era un pueblo con mu-chos rboles frutales como el guayabo, ciruelo, rbol de granada, zapote, mango, durazno, guanbana.

    El seor Antonio Bello4 nos dijo sobre San Antn que

    ... era considerado el lugar de los guayaberos, ya que haban bastantes huertas de guayabas y era uno de los sostenimiento eco-nmicos de la mayora de los nativos. En la temporada de corte de la guayaba venan bastantes camiones a comprarla y era un ingreso que se tena.

    En Chapultepec, don Flix Pea platica que

    3 Entrevista con Alberto Gmez Cervantes (Acapantzingo), realizada por Vctor Hugo Snchez Resndiz, diciembre de 1991.

    4 Entrevista con Antonio Bello (San Antn), realizada por Vctor Hugo Snchez Resndiz, abril de 1992.

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    ... en la huertas se encontraban ciruelas, zapote, membrillos, lima, durazno, caf, zapote negro y blanco, cuajinicuiles, mangos.5

    Herculano Montes del mismo Chapultepec, ante la exuberancia de las huertas nos dijo con una sonrisa

    Antes no se sufra como ahora, si quera uno llegaba a la casa y agarraba una fruta para comer.6

    El sostenimiento de esta riqueza agrcola se daba por el acceso a la tierra y al agua. El riego se realizaba por medio de canales a cielo abierto, los llamados apantles. Haba dos sistemas de riego, uno que regaba las huertas y otro, los campos. Don Alberto Gmez nos co-mentaba que en Acapantzingo,

    ... el agua corra por apantles por las calles, por cada casa pasaba un apantle en el cual la gente se poda baar y aun beber, ya que era pura y porque en esa poca no haba agua potable entubada.

    En el caso de Chapultepec se tena mucha agua, como relata Her-culano Montes, y el lquido

    ... llegaba de El Tnel, sala de all, pasaba por Amatitln, por las actuales calles de Jacarandas y Potrero Verde. Tenamos el riego medido, a Chapultepec le tocaba su agua rodante.

    En el caso de las tierras altas se tena como en Tetela un riego limitado a las huertas que permita la cosecha de caf en abun-dancia y frutos de clima templado fro como guayabos, duraznos y cuajinucuiles, entre otros. En Buenavista del Monte, si bien no se tena acceso al riego, lo benigno del clima permita florecer las

    5 Entrevista con Flix Pea (San Juan Chapultepec) , realizada por Armando Vi-llegas Contreras, Vctor Hugo Snchez Resndiz y Pablo Gleason Gonzlez, 10 de marzo del 2005.

    6 Entrevista con Herculano Montes (San Juan Chapultepec), realizada por Ar-mando Villegas Contreras, Victor Hugo Snchez Resndiz y Pablo Gleason Gonzlez, 15 de marzo del 2005.

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    huertas, incluyendo diversas plantas medicinales como el llamado actualmente vaporu til para descongestionar las vas respirato-rias.

    La dinmica de la economa campesina en los ejidos de CuernavacaLa economa campesina implica el manejo, a lo largo del ao o ciclo agrcola, de diferentes momentos, de acuerdo al tipo de tierra que se tiene: sea de riego o temporal; as se expresa Santos Toledo de Chipitln:

    Me platicaba mi abuelo que sembraba de riego all en el Polvo-rn y cuando ya era el temporal se vena a sembrar ac [a la Loma del Carril].

    Adems el sistema campesino de produccin inclua la reco-leccin de diversos productos que crecan espontneamente asociados a la milpa, como verdolagas, quelites y quintoniles.7 De-pendiendo del acceso a los recursos, se recurra a otras formas de recoleccin, como recuerda Don Flix:

    ... por lo regular, si no tenamos qu comer, nos decan vamos al arenal; all pasaba un cao que vena del Aguazul y all haba atocolocates (ranas), con un ayate se juntaban y ya mi mam las coca, las asaba.

    En Buenavista del Monte era importante la produccin de pul-que, el cual era apreciado regionalmente por su calidad, gracias a la habilidad tcnica de los artesanos, pero tambin porque el aguamiel era recolectado de la variedad blanca del maguey, la cual est hoy en peligro de extincin.

    7 Con la generalizacin del monocultivo y el consecuente uso generalizado de fumigantes qumicos, estos productos han sido expulsados de los terrenos de cultivo. Para adquirirlos se tienen que comprar a quienes los han sembrado exprofeso para el mercado.

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    Un ejemplo de la economa campesina diversificada lo encontra-mos en San Antn,

    ... muchos se dedicaban a la alfarera y muchos otros tambin a la agricultura, nuestro pueblo tena ejido,8 ... mi pap se dedicaba a vender carbn, lo traa de Buenavista, Acuatenco, Mexicapa, esos pueblos. Cuando muri mi padre, mi mam sigui vendindolo.9

    En donde existan las condiciones, se destinaban tierras de agos-tadero, de uso comn, a la cra de ganado, que se insertaba en una economa campesina diversificada, como en Chipitln:

    ... en Loma del Carril era la parte que se usaba como tierras de temporal, en la parte oriente era la tierra usada como agostadero. Chipitln produca mucha leche, queso, crema, carne. Tena borre-gos, vacas, caballos, mulas.10

    El ganado serva tambin como productor de abono y para el trabajo; al ser engarzados los bueyes a las yuntas tambin se for-talecan los lazos de solidaridad con los pueblos vecinos, mediante su prstamo durante las fiestas. De esta forma el ganado criollo tan poco llamativo y productivo desde el punto de vista de un zootecnista, cumpla un importante papel en la vida social y en la economa campesina.

    La produccin, tanto de los campos como de las huertas, as como lo obtenido por la recoleccin y la crianza de ganado (y de ciertos productos artesanales), se comercializaba en diversos luga-res, como lo refiere el seor Meneses de Chipitln:

    ... el arroz llegaba a la hacienda de Temixco, all haba un aso-leadero. La de caa, que se sembr en algunas ocasiones, al ingenio

    8 Ibd.9 Entrevista con Teresa Escorcia (San Antn), realizada por Vctor Hugo Snchez

    Resndiz, abril de 1992.10 Felipe Meneses Zaragoza, 55 aos (Chipitln). Entrevista realizada por Pablo

    Gleasson y el autor el sbado 26 de marzo del 2005.

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    de Zacatepec. Los dems [productos] pues llegaba al Mercado del Reloj, as le llamaban al mercado viejo.

    De esta forma, Cuernavaca era un importante punto para la co-mercializacin de la produccin campesina regional. Primero en la Plazuela del Zacate, y posteriormente, en el Mercado del Reloj que se encontraba ubicado, hasta principios de los aos sesenta, donde hoy se encuentra la plaza Lido, es decir, entre las calles de Guerrero y Clavijero, llegando los puestos casi hasta el Palacio de Corts. La plaza se realizaba los das lunes y jueves, y a ella acudan los pueblos circundantes a ofrecer los productos de sus huertas o a vender sus excedentes de frijol y maz. Don Herculano recuerda:

    ... yo empec a trabajar en el campo desde los 12 aos. En el 45 llevaba todo eso al mercado. En el [ao de mil novecientos] cincuenta yo era mayor de edad y era llevar todo lo que produca la tierra, se llevaban cajas.

    En el mercado, los habitantes de los pueblos compraban los pro-ductos que cubran sus necesidades y que ellos no producan, como ropa o tela para vestir, alimentos complementarios de su dieta, pro-ductos para el ritual cotidiano.

    La relacin entre produccin y lugares de comercializacin, permita a los campesinos establecer estrategias econmicas que fortalecieran sus espacios de reproduccin social. De esta forma, lo que se llevaba a Cuernavaca era la produccin de las huertas y pro-ductos, que por su ciclo corto, permitan planear su produccin a fin de fortalecer la economa familiar, como lo seala el seor Pea:

    Sembrbamos bastantes cosas, todo en pequeas cantidades; lo que se sembraba en grandes cantidades era maz, frijol y luego arroz.Todo lo vendamos [lo de las huertas] en el mercado que es-taba all arriba, donde estaba un corraln circundado con laminas viejas. Llegaban de todos los pueblos, Ocotepec, Amatitln, Cantarranas, Acapantzingo: todos iban a vender.Yo con mi pap, nos bamos a juntar calabaza, donde ahora esta la Satlite, adems juntbamos mucha calabaza, calabacita. Tenamos

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    una burrita y un caballo y eso llevbamos. No haba otro lugar para vender. Luego vendamos, luego no vendamos. Ya a la una o dos de la tarde la gente empezaba el cambalache, el trueque, maz o frijol por gorditas. Por ejemplo un ciento de ciruelas por un ciento de guayabas. Lo que sembraban le alcanzaba a una familia.

    El fin de parasoComo vimos, el estado de Morelos, siempre ha sido un lugar de descanso para las lites que han gobernado el centro del pas por ejemplo Moctezuma tuvo sus baos en Oaxtepec. Cuernavaca, con su clima excepcional, fue privilegiado por ello. Recordemos que aqu tuvo su casa el destacado minero de la Nueva Espaa, Joseph Borda y el efmero emperador Maximiliano. En el periodo posrevolucionario instalaron sus casas aqu los generales victoriosos como Plutarco Elas Calles, lvaro Obregn, Francisco Serrano y Arnulfo Gmez, entre otros. Tras ellos lleg la naciente burguesa enriquecida por los contratos gubernamentales. Todos demandaban recursos, agua y lugares de diversin. Se construy un Club de Golf y fraccionamientos a su alrededor.

    Los ejidos empezaron a resentir el impacto de una creciente urbanizacin; un claro ejemplo fue el fraccionamiento Tabachines que impact al ejido de Acapantzingo. Tambin las huertas en los antiguos pueblos fueron adquiridas por los fuereos, mientras los pueblerinos originarios se desplazaron a zonas ejidales de cultivo, transformndolas en zonas habitacionales.

    La modernidad que se impulsa a partir del rgimen alemanista marcar una nueva forma de crecimiento en Cuernavaca. La cons-truccin de la autopistas a principios de la dcada de los cincuenta, acerc a las ciudades de Mxico y Cuernavaca as como al nuevo centro vacacional de moda: Acapulco. Aparejado a lo anterior, con la difusin de la cultura del automvil, la clase media se volc hacia Morelos y Cuernavaca... aunque fuera de paso. Posteriormente la construccin y modernizacin de balnearios en los aos sesenta

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    (Oaxtepec, Aguahedionda, Palo Bolero) junto con la masificacin del transporte de autobuses, atrajo un turismo popular.

    Este crecimiento urbano, este proceso de metropolitizacin, pro-voc que los intereses locales de la lite, se emparejaran con los pro-yectos federales. De esta forma, la especulacin inmobiliaria asent sus races, en concordancia con los proyectos de industrializacin del Estado, como producto de la descentralizacin de la ciudad de Mxico.

    Como parte de un ambicioso proyecto federal se constuy el libramiento oriente de Cuernavaca (hoy parte de la autopista a Aca-pulco que bordea la ciudad). Su paso se traz sobre las tierras ejidales de Chamilpa, Ocotepec, Ahuatepec, Chapultepec y Acapantzingo, y afect parcelas productivas. Este fue un ejemplo ms del uso privi-legiado de la informacin por parte de las lites, ya que la nueva va borde, a un costado de la zona residencial de Tabachines. A partir de la construccin de este libramiento se generara la urbanizacin del oriente del ejido de Chapultepec, en la actual colonia Satlite.

    Simultneamente, se construa el actual mercado Adolfo Lpez Mateos. Para su construccin se realiz un despojo a la familia Sali-nas, que era poseedora de los ranchos Colorado y Bassoco, y que por su cercana a la ciudad de Cuernavaca, planeaba realizar una urba-nizacin aprovechando la belleza natural del terreno (barranquillas, ros, apantles, y hasta un lago), de una manera ordenada. El despojo se realiz con elementos del ejrcito nacional y el pago se realiz, aos despus, a un bajo precio. El diseo y construccin del Centro Comercial Adolfo Lpez Mateos fue obra de Mario Pani, arquitecto oficioso del rgimen prista y su construccin la realizaron empresas constructoras vinculadas a l. El gobernador era Norberto Lpez Avelar y el presidente municipal Valentn Lpez Gonzlez.

    Para obligar a los comerciantes a trasladarse al nuevo Centro Comercial, se destruy el mercado antiguo, edificacin de gran be-lleza. De esta forma, pobladores de una amplia zona recibieron un impacto urbano negativo, ya que los propietarios privados, aledaos al mercado, tuvieron que vender a precio de remate sus propiedades. Los apantles y ros que llegaban a la barranca de Amanalco, pasando

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    por Gualupita, fueron cegados. El pulmn verde de Cuernavaca, el llamado bosque de Amanalco, fue talado. Se abri la actual Avenida Plan de Ayala para comunicar el mercado con la carretera a Cuautla y el libramiento, entrando al mercado inmobiliario una amplio te-rritorio hasta entonces dedicado a la produccin agrcola. Se cre la colonia Jardines de Cuernavaca en terrenos de Chapultepec, los apantles que salan del parque Melchor Ocampo fueron convertidos en drenajes y se ech pavimento sobre ellos. Con el libramiento y el mercado se abra la zona poniente de Cuernavaca a la especulacin urbana. En este caso vemos cmo los intereses locales, de polticos y de empresarios de bienes races, convergieron con los de algunos funcionarios federales.

    La posterior construccin de CIVAC (Ciudad Industrial Valle de Cuernavaca, en el municipio de Jiutepec) desencaden un acelera-miento explosivo y descontrolado del proceso de urbanizacin de Cuernavaca ya que atrajo una gran emigracin que se avecind en toda la regin. Los obreros de la construccin se asentaron inicial-mente en las vecindades del Centro de la ciudad, sobrepoblndolas y constituyndose posteriormente en un factor de ocupacin, legal o ilegal, de espacios como las colonias Antonio Barona, Rubn Jaramillo, Lagunilla, etc. Los altos directivos buscaron vivir en las nuevas zonas residenciales de Cuernavaca (Jardines de Cuernava-ca, Tabachines y se fomentar el crecimiento de Vista Hermosa); los obreros, por su parte, se ubicaron en las crecientes unidades habitaciones y colonias populares. La industrializacin atrajo ms poblacin de la que poda obtener un empleo formal. Esta pobla-cin migrante se asent en terrenos ejidales o comunales, creando constantes conflictos sociales.

    Este crecimiento continuo de la ciudad se reflej en el aumento de la poblacin del municipio y los pueblos de Chapultepec y Chipi-tln fueron engullidos en la mancha urbana.

    habitantes1950 30 597 1960 37 144 1970 134 117

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    Cambios en los estilos de vidaLa creciente monetarizacin de la vida campesina, el impacto de los medios de comunicacin pero sobre todo los cambios en la expecta-tiva de vida (consumo, trabajo, estudios, etc.) impulsaron un proceso de modificacin de la formas de vida de los pueblerinos. Aunado a ello el intercambio desigual entre los productos de la ciudad y cam-po y la descapitalizacin que sufri este ltimo, provocaron un creciente empobrecimiento y un radical cambio negativo en las condiciones de vida de los pueblos.

    La comparacin entre pobres de la ciudad y pobres del campo fue cada vez menos favorable para los segundos; la distancia entre clases medias y campesinos se volvi un abismo. La identidad de los pobladores locales se fue deteriorando en la medida en que se perda autosuficiencia alimentaria y econmica, y se vean forzados a recurrir cada vez ms a los trabajos asalariados, mal remunerados y poco valorados (albailes, choferes, etc.) La distancia subjetiva con sus hijos se ahond, ya que stos buscaron mejorar su estilo de vida, ante la desvalorizacin del mundo cultural campesino.

    Un mecanismo para obtener recursos monetarios lo fue el des-prendimiento de la tierra, primeramente en forma de renta y ms tarde mediante su venta, lo que le permiti al campesino tener recursos inmediatos para reorientar la economa familiar y hacer frente a las dificultades econmicas.

    De esta forma las modificaciones al artculo 27 tan slo vinieron a romper los diques legales que impedan la venta de la tierra y, quiz ms importante, a romper, debilitar o hasta a desaparecer a esa co-munidad imaginaria que era el ejido. La venta de la tierra, mediante diversas argucias legales siempre se haba realizado, pero exista an el dique imaginario de la Asamblea Ejidal, como estructura de poder y sancin social.

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    La regin poniente de Cuernavaca y el libramientoLa construccin del libramiento poniente de Cuernavaca prev el paso por una amplia zona que algunas personas nombran solamente como la Zona de Barrancas y que, para la mayora de la gente de la ciudad, es una zona desconocida.

    El libramiento planea pasar por zonas de bosque de pino y enci-no, por selva baja, pastizales inducidos, zonas de cultivo de temporal y algunas porciones regadas por pozos artesianos. En la zona de las lomas, existen zonas arqueolgicas inexploradas: los ejidatarios mencionan la existencia de una gran cantidad de mogotes, posi-bles basamentos prehispnicos.

    El bosque de pino y encino, localizado en el municipio de Cuer-navaca, se encuentra en tierras bajo el rgimen comunal y ejidal de Santa Mara Ahuacatitln, Buenavista del Monte y Tetela del Monte. Estos bosques se localizan entre los valles morelenses, el valle de Toluca y la antigua cuenca de Mxico, espacios densamente pobla-dos desde la poca prehispnica. Por las veredas del bosque siempre han transitado comerciantes, agricultores, guerreros y sobre todo peregrinos. En el extremo poniente de este bosque se localiza uno de los principales santuarios del pas: el de Chalma. Los peregrinos de los Altos de Morelos y de la regin poblana-tlaxcalteca, han atravesado continuamente estos bosques, por lo cual se encuentran cruzados de veredas y rodeados de misteriosas leyendas.

    La tenencia de la tierra en la regin poniente es compleja. A par-tir de la reforma agraria se crearon dos nuevos centros de poblacin con solicitantes de tierras. Uno de ellos se asent en al antiguo ran-cho de Buenavista, constituyendo el poblado del mismo nombre; al sur se fund Chipitln; a los dos nuevos asentamientos se les dot de ejido en las antiguas tierras de temporal de la hacienda; a Chi-pitln se le dot en los aos treinta de agua para sus huertas y de las tierras en donde actualmente de asienta la colonia Lzaro Crdenas. A Tetela y Santa Mara se les reconoci como tierras co-munales la parte norte de su territorio, donde se encontraba una mayor densidad boscosa. Aquellas regiones que haban pertenecido

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    a la hacienda les fueron entregadas como ejido. Se le dotaron siete lomas al Salto de San Antn, que debido a su vocacin alfarera y la riqueza de sus huertas, poco cultivaron. A pesar de ello, en los aos cuarenta hicieron una solicitud de ampliacin para que se les otor-gara tierras temporaleras.

    Las lomas de Chipitln, tierras temporaleras, antiguamente apro-vechadas simplemente como agostadero o para siembra de maz y frijol, se han convertido en el nico espacio donde se preservan las labores agropecuarias de los ejidatarios de Chipitln.

    Tanto en El Salto como en Chipitln se siembra sorgo, siendo ste el cultivo principal, debido a que es un producto que se encuen-tra inserto en el circuito comercial y es utilizado como forraje para el ganado. Tambin se siembran pequeas parcelas de maz, frijol y algunas hortalizas. En algunas parcelas se han perforado pozos, lo que ha permitido introducir cultivos comerciales de alta renta-bilidad, como las hortalizas exticas de exportacin. Sin embargo, por no existir una decisiva poltica de apoyo hacia los productores mexicanos de parte de los gobiernos estatal y federal como cuan-do Estados Unidos asegur sus fronteras, dificultando el paso de los productos agropecuarios, ces la exportacin de las hortalizas exticas producidas en Chipitln.

    En las lomas, desde Buenavista a Santa Mara y hasta el Salto, se estn fabricando aguajes recubiertos de plstico que retendrn el agua de las fuertes precipitaciones pluviales de veranos y otoo, lo que permitir tener agua e impulsar siembras comerciales, como ya se est realizando en Buenavista con el aguacate Hass.

    Las barrancas y el crecimiento urbanoUn factor que se debe considerar en la urbanizacin de las ba-rrancas, es la presencia creciente de poblacin. De norte a sur, de Cuernavaca al Estado de Mxico, se encuentran desperdigados n-cleos nuevos de poblacin: son de tamao variable y con intereses diversos.

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    Estas poblaciones se afianzan y crean sus propios e incipientes espacios de sociabilidad, como sucede en el levantamiento de diver-sos altares en la zona y de, al menos, dos capillas (una dedicada a la Santa Cruz en el ejido de Chipitln y otra en honor de San Isidro Labrador en la loma del Carril de Santa Mara). En ambos casos se organizan fiestas, el tres y 15 de mayo respectivamente.

    La poblacin asentada en las lomas es diversa. Encontramos eji-datarios que viven de manera permanente en la zona, buscando un enclave nostlgico y reproduciendo un pasado contado, recordado y mitificado. Otros son ejidatarios o personas que han rentado peque-os ranchos como propiedad privada; en este caso sus ocupantes viven inmersos en la ciudad y mantienen sus posesiones en el campo para no perder contacto con la naturaleza o desarrollar proyectos productivos; o tienen en mente perspectivas inmobiliarias, o simple-mente buscan tener un espacio para el descanso de fin de semana. En algunos casos se puede observar la invencin de un discurso medioambientalista, mezclado con el agrario. Tambin podemos encontrar trabajadores agrcolas a los que se les ha prestado un lote para vivir cerca de su lugar de trabajo, algo comn en el mundo agrario morelense.

    Estos tres sectores tienen como objetivo primario el conservar en mayor o menor medida el status quo; su inters es preservar el cam-po, ya sea por nostalgia o un fro calculo financiero. Su poblacin, al estar ligada al campo, no crece espectacularmente.

    Pero existen otros sectores que se han instalado en las lomas poniente de Cuernavaca. Son los asentamientos que debemos con-siderar propiamente urbanos, ya que los ocupantes buscan asentarse en la ciudad, pero debido a sus bajos recursos econmicos se deben trasladar a lugares donde el precio de la tierra es ms bajo. Estos asentamientos que tienen a la ciudad como referente son, ya sean de carcter ilegal11 o producto de ventas realizadas con la aceptacin de los ejidatarios (es difcil hablar de legalidad). Estos asentamientos se encuentran aislados, es decir no forman un continuum con la ciudad.

    11 Invasiones, como la Colonia 28 de enero, que ocupa ilegalmente y por la fuerza, tierras del ejido de El Salto.

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    Encontramos un gran nmero la zona; tambin existen concentra-ciones mayores, como el caso de la colonia Santa rsula. Las ventas de tierra se han realizado, ya sea como un seguro de vejez o porque el ejidatario es anciano y sus hijos no quieren trabajar la tierra. Tam-bin pueden darse como una forma de obtener un ingreso extra para resolver un compromiso o problema inmediato, buscando pre-servar la mayora de la parcela.

    De cualquier forma, se crean sinergias que refuerzan la urbaniza-cin de la zona. Ello se debe a que los asentamientos ms cercanos a la zona urbana, como la colonia 28 de enero, crecen rpidamente y se unen a la conurbacin, algo que no ha sucedido en la actualidad con la Santa rsula, pero bastar que se construya un puente para que llegue all el transporte pblico y se fomente el crecimiento. El puente es necesario para unir caminos de saca es decir para trasladarse a las parcelas, ya que en la loma hay una creciente pro-duccin que requiere salida. Adems se aprovechara para construir una barrera sobre la barranca, que permitira que las aguas de lluvia fueran atrapadas y aprovechadas para el riego pero, como hemos dicho, el puente tambin permitira que Santa rsula crezca.

    Por otra parte, el sector marginal urbano, al no sentirse vinculado a la dinmica agrcola de la zona y no mantener relaciones sociales slidas con la poblacin nativa, es un factor ms de inestabilidad. Ello se debe a que los emigrados roban las cosechas, asaltan a los ejidatarios y arrojan basura en las parcelas. Existe un factor de la invasin urbana no considerado, la existencia de jauras de perros callejeros, provenientes de la cercana ciudad y que se han asilvestra-do, atacando al ganado y en ocasiones a las personas. Todos estos factores inciden en la inseguridad de los ejidatarios y aumentan las dificultades para seguir sembrando.

    Estos crecientes ncleos urbanos son una presin constante so-bre la vida agrcola, son un factor complementario a los factores es-tructurales (polticas pblicas, tipo de desarrollo econmico, formas de organizacin social, representacin poltica, etc.) que presionan e incrementan la urbanizacin de las tierras ejidales.

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    De esta forma con libramiento o sin libramiento, existen mlti-ples intereses que buscan integrar al mercado inmobiliario las tierras de la barranca poniente; lo mismo una empresa canadiense que busca comprar todo el ejido de Chipitln, que el Comisario Ejidal que seduce, amenaza, emborracha, se ala o se asocia con sus com-paeros ejidatarios, hasta lograr que el 90% est de acuerdo con la venta pero eso s sin que quede un slo ejidatario en la tierra! ya que los empresarios canadienses quieren tierras limpias de cam-pesinos.

    Debemos considerar que el libramiento poniente no se plantea construir nicamente en el municipio de Cuernavaca ni en una zona aislada, sino que atravesar los municipios de Temixco y Xochitepec (los dos gobernados durante dos trienios por el Partido Accin Na-cional, PAN). Estos municipios tienen una alta tasa de crecimiento poblacional provocado principalmente por la inmigracin, teniendo Xochitepec durante el decenio de 1990 una tasa de cre-cimiento del 5.42 por ciento, aunado al crecimiento de los ltimos tres aos, como el conglomerado de casas de inters social cons-truido junto al estadio Mariano Matamoros y junto al ro Apatlaco, lo mismo que al oriente de la autopista, tanto en Temixco, como en Xochitepec. Papel importante lo jugar en el detonante del creci-miento urbano la construccin del nuevo campus del Tecnolgico de Monterrey en Xochitepec; mismo papel lo juega la construccin de un centro de convenciones y edificios de oficinas por parte del gobierno estatal en medio de reas de cultivo, pero a la vera de la autopista CuernvacaAcapulco. Todo esto lo prev el estudio de impacto ambiental que recibi la SCT:

    ... de continuar el patrn actual de crecimiento demogrfico, se tendra que la fuerza centrpeta en torno a un radio que abarcara a toda la regin (CAXCAN, 2004: 56).

    De esta forma sin un espritu nostlgico por una vida rural, siempre mitificada, (tampoco nos anima la xenofobia o el miedo a la metropolitizacin), la pregunta sera cmo se piensan garan-tizar los niveles de vida de los futuros metropolitanos que vivirn

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    en la zona de las lomas y barrancas del poniente de la ciudad? S en aras de la modernidad neoliberal y en rechazo al populismo ha desaparecido toda poltica social, cmo se piensa desarrollar una sociedad justa y equitativa s los primeros que recibirn el impacto de la carretera, los ejidatarios, no son invitados de manera prioritaria al banquete? A lo sumo, son invitados a vender sus tierras, y con ellas, su historia y su dignidad socavada. Por otra parte cmo dotar de servicios y una vida digna a esa inmensa poblacin que llegar?; dejarlo todo al mercado? O habr riqueza para unos cuntos y precariedad para una inmensa mayora?

    Cmo crear en este pas los empleos para esa masa de migrantes, si el crecimiento econmico en los ltimos aos se ha basado en el petrleo, las remesas de los migrantes y la construccin de casas? La construccin de casas es un negocio posible ya que la tierra se paga a bajo precio, se pagan bajos salarios a los albailes y los servicios pblicos los pagan los ayuntamientos, adems se venden a altsimos precios a los cautivos solicitantes. Crecer as?

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