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    TENDENCIAS EN AMBIENTE Y DESARROLLO EN

    AMERICA DEL SUR

    Cambio climtico, biodiversidad y polticas ambientales

    2009 / 2010

    INTRODUCCION

    El presente informe ofrece un anlisis de lasprincipales tendencias en ambiente y desa-rrollo en Amrica del Sur, con especial aten-

    cin a la problemtica del cambio climtico yla biodiversidad, y el papel de las polticasambientales. El informe cubre el perodo en-tre enero de 2009 a mayo de 2010. El anlisisno pretende ser exhaustivo, ni ofrece unacobertura de todas las novedades, sino que seenfoca en temas y cuestiones que considera-mos de particular relevancia.

    El propsito del informe es presentar unaevaluacin independiente de algunas de lasprincipales tendencias emergentes en materia

    de ambiente y desarrollo en el ltimo ao. Seotorga un especial nfasis a la problemticadel cambio climtico en atencin de la urgen-cia de la cuestin, y de la necesidad de avan-zar en acuerdos efectivos en la ConvencinMarco de Cambio Climtico, despus delfracaso de Copenhague a fines de 2009. Tam-bin se otorga un nfasis a la problemticadel estado y las necesidades de conservacinde reas naturales, la flora y fauna sudameri-cana, en tanto 2010 es el Ao Internacional de

    la Biodiversidad. A su vez, el informe ofrecelos resultados de una consulta a ms de 70expertos y actores claves en temas de am-

    biente y desarrollo en Amrica del Sur, don-de se recaban sus percepciones, valoracionesy expectativas.

    Se espera que el presente aporte sirva paragenerar nuevos debates, identificar reasdbiles en la poltica y gestin ambiental, ypromover un conocimiento pblico mayorsobre la urgencia de medidas de conserva-cin efectivas.

    Es oportuno advertir que el presente texto esun adelanto de un informe ms completo,donde se ofrecen informaciones adicionales,mayores detalles sobre el estado del ambiente

    en la regin, y se complementan diversosanlisis.

    El informe ha sido elaborado con el apoyo dediversos colegas y amigos en distintas insti-tuciones. Su aporte, as como el de las perso-nas que respondieron nuestra consulta, hasido fundamental para completar esta tarea.Asimismo, es oportuno advertir que en tantoeste es un trabajo colectivo, y adems un re-sumen que debe identificar tendencias emer-

    gentes, las personas participantes no necesa-riamente acuerdan en todos los puntos queaqu se presentan.

    Redactores principales: Eduardo Gudynas, Gerardo Honty y Soledad Ghione.Autores contribuyentes: Mariela Buonomo, Jenny Gruenberger, Manuel Pulgar-Vidal,Marco Octavio Ribera, Alvaro Soutullo, Carolina Zambrano-Barragn

    Descargo de responsabilidad: Los contenidos y opiniones expresados en el presente reporte no necesariamente reflejan lasposiciones o polticas de CLAES o de las instituciones de los diferentes autores participantes. Tampoco debe inferirse queestas instituciones otorguen un reconocimiento o endosen necesariamente todos y cada uno de los contenidos en tanto ste esresultado de un proceso amplio y participativo que refleja diversidad de posturas y opiniones. El reporte se basa en informacio-nes e indicadores generados por los propios pases, agencias internacionales u otras fuentes que se consideraron fidedignas.

    Cita: CLAES, 2010, Tendencias en ambiente y desarrollo en Amrica del Sur. Cambio climtico,biodiversidad y polticas ambientales. Montevideo: CLAES (Centro Latino Americano de Ecologa Social)

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    I.DOCE TENDENCIAS ENAMBIENTE Y DESARROLLO

    1. Persiste el deterioro de la biodiversidad, y

    el ritmo de medidas de proteccin ambien-tal no permite compensar efectivamente laprdida de ecosistemas silvestres.Se observa que se mantienen, y en algunoscasos se han agravado, los impactos sobre lasreas silvestres, elevados ritmos de defores-tacin en ambientes tropicales y subtropica-les, y amenazas a diversas especies de faunay flora. Brasil, Per y Ecuador se encuentranentre los pases con mayores niveles absolu-tos o relativos de impacto ambiental. Si bienen varios pases existe un claro esfuerzo enmejorar las medidas de conservacin, esosprocesos no compensan el avance del dete-rioro. Por lo tanto, el resultado final es nega-tivo.

    2. La gestin para la conservacin de la bio-diversidad y la proteccin ambiental en-frentan serias limitaciones.En Amrica del Sur se observa un aumentode la superficie protegida. Sin embargo, enmuchas de esas reas no se han implementa-

    do medidas efectivas de proteccin, no exis-ten planes de manejo o son muy limitados, yla dotacin de recursos humanos y financie-ros es limitada. En cuanto a otras medidas degestin ambiental, como las evaluaciones deimpacto, persisten problemas de aplicacin,limitaciones en el acceso a la informacin yparticipacin, y la calidad tcnica en muchoscasos es discutida. El monitoreo ambiental, yla aplicacin de sanciones a los incumpli-mientos ambientales adolece de serias limita-ciones.

    3. Proliferan iniciativas de comercializacinde la Naturaleza, usualmente como venta debienes y servicios ambientales, aunque noexiste evidencia certera sobre su efectividadpara asegurar la conservacin.Existe un fuerte nfasis en diferentes formasde gestin ambiental basadas en una perspec-tiva econmica clsica, como por ejemplo lacomercializacin de bienes y servicios am-bientales. Paralelamente, los estudios de va-

    luacin econmica de la Naturaleza se handifundido en medios acadmicos y guber-namentales. Sin embargo, no existe evidencia

    certera que este tipo de abordaje sea msefectivo en asegurar la conservacin de labiodiversidad y la proteccin ambiental, porel contrario, debilita las concepciones de pro-teger el ambiente como una poltica pblica

    que debe ser llevada adelante independien-temente de su posible rentabilidad.

    4. La agenda del cambio climtico est dis-torsionada desde el punto de vista de lamitigacin.Se minimiza el hecho que la principal fuentede emisiones sudamericanas no se origina enfuentes energticas, sino en los cambios en eluso de la tierra, deforestacin y agropecuaria.Por lo tanto, la discusin sobre cambio clim-tico implica un debate sobre polticas rurales

    y estrategias de desarrollo agropecuario.

    5. Desde el punto de vista de la adaptacinal cambio climtico, los gobiernos sudame-ricanos no han adoptado una actitud proac-tiva ante el problema, y condicionan susacciones a obtener fondos internacionales.La postura sudamericana en el debate polti-co internacional sobre cambio climtico mi-nimiza sus responsabilidades, no asumecompromisos sustanciales y abusa de los

    reclamos de compensacin financiera y trans-ferencia tecnolgica. A su vez, las posturas sedebilitan en tanto los pases de la regin nocoordinan a nivel sudamericano sus posturasen las negociaciones sobre cambio climtico.

    6. En la temtica del cambio climtico seenfatiza una perspectiva planetaria que hadesplazado a los problemas y urgenciasambientales locales, nacionales y regiona-les.La agenda del cambio del clima planetario, y

    sus impactos, est desplazando la atencinpblica, el debate poltico, y la asignacin derecursos y programas para enfrentar los pro-blemas ambientales nacionales y locales. A suvez, en algunos casos los gobiernos prefierendebatir sobre esos temas planetarios para noentrar en discusiones sobre las tensiones in-ternas entre la proteccin ambiental y lasmetas econmicas.

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    7. Se desaprovech la pasada bonanza eco-nmica de altos precios de las materias pri-mas para reducir la presin sobre la Natura-leza y diversificar las opciones de desarrollonacional.La fase de expansin econmica de la dcadade 2000 y los elevados ingresos por exporta-ciones de recursos naturales, no se aprove-charon en reconversiones productivas orien-tadas al desarrollo sostenible, como puedeser la eficiencia energtica, o un incrementode la base productiva en industrias y servi-cios de nuevo tipo.

    8. La actual crisis econmico-financiera re-fuerza la presin sobre la Naturaleza.La crisis internacional ha llevado a priorizar

    el crecimiento de las exportaciones de mate-rias primas y la captacin de mayores cuotasde inversin extranjera. A partir de esos obje-tivos, se observan tendencias para flexibilizaro reducir las exigencias y controles ambienta-les, de manera que stos no entorpezcan esasmetas exportadoras. A su vez, los nichos decrecimiento exportador estn nuevamenteasociados a exportar materias primas. Chinay los pases asiticos se convierten en nuevosfactores determinantes de la situacin am-

    biental en varias zonas sudamericanas.9. Los pases sudamericanos mantienen unestilo extractivista, y en especial bajo losgobiernos progresistas se est generando unneo-extractivismo.Los clsicos sectores extractivistas, como elminero y el petrolero, se mantienen en casitodos los pases. Sobre stos, en los pasesbajo gobiernos progresistas, se ha instaladoun neo-extractivismo que mantiene una ma-yor presencia estatal, en varios casos captan-

    do una mayor proporcin de la riqueza gene-rada por esos sectores. Pero ese estilo refuer-za una insercin internacional subordinada,dependiente de materias primas, y sin mejo-ras en la gestin ambiental, lo que desembocaen repetidos conflictos sociales.

    10. Las iniciativas de integracin regionalsiguen su marcha, pero no logran incorporarde forma sustantiva una agenda ambiental.Los diferentes bloques de integracin regio-nal se mantienen funcionando, y se han am-pliado a nuevos emprendimientos (comoUNASUR). Pero no se logran fortalecer me-canismos efectivos de manejo compartido derecursos naturales, coordinacin de polticascomerciales y econmicas para reducir lapresin sobre recursos naturales, o la media-cin en conflictos ambientales regionales.

    11. Han surgido alternativas ambientalesque implican sustantivas novedades en lasestrategias de desarrollo, pero que todavano logran cristalizar.

    Existen mltiples iniciativas y esfuerzos haciael desarrollo sostenible en Amrica del Sur.Entre ellas, destacamos por su novedad, po-tencialidad como ejemplo para otros casos, ycomo medida ambiental concreta, la propues-ta de moratoria petrolera en la regin de Ya-sun en la Amazonia de Ecuador. Las tensio-nes y contradicciones sobre ambiente y desa-rrollo afectan a sta y a otras iniciativas, don-de las ms diversas resistencias impiden con-cretarlas.

    12. El debate poltico y partidario se expresade diversas maneras, pero prevalece unapostura donde la temtica ambiental quedaen segundo plano por detrs de metas eco-nmicas y comerciales.Los extremos se reflejan entre Colombia,donde un candidato que se define comoverde disputar la presidencia en una se-gunda vuelta el 20 de junio de 2010, y en sen-tido opuesto, en Uruguay la coalicin polticade izquierda que venci en las elecciones

    nacionales no incluy una seccin ambientalen su programa. El reconocimiento de losderechos de la Naturaleza en la nueva Cons-titucin de Ecuador se mantiene como la msimportante novedad en poltica ambiental delcontinente.

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    II.SITUACION AMBIENTAL yBIODIVERSIDAD

    Los pases sudamericanos muestran diversossntomas de impacto ambiental, ejemplifica-dos por intensos niveles de extraccin derecursos naturales, efectos de obras de in-fraestructura y problemas vinculados conemisiones y contaminantes.

    Una reciente evaluacin a nivel mundial,arroj que un pas sudamericano, Brasil, ocu-pa el primer puesto por sus impactos am-bientales absolutos 1. En efecto, este pas seencuentra por encima de otras naciones, tan-to industrializadas como en desarrollo (Esta-dos Unidos en el puesto 2, y China en la ubi-cacin 3), por sus impactos ambientales. Esaubicacin se debe en especial por su alta pr-dida de boques naturales, deterioro de hbi-tats, alto nmero de especies amenazadas yuso intensivo de fertilizantes. Entre los veinteprimeros pases con los ms altos niveles deimpacto ambiental a nivel global tambin seencuentran Per, Argentina y Colombia(Cuadro 1).

    Considerando los impactos relativos a losambientes y recursos disponibles dentro decada pas, se observa que el peor posiciona-miento internacional corresponde a Singapur.El pas sudamericano con el ms alto nivel deimpacto relativo es Ecuador, en el puesto 22,seguido muy de cerca por Per (Cuadro 2).En tanto Brasil cuenta con amplias reas sil-vestres y mayores stocks de recursos, por loque bajo esta evaluacin relativa desciende a

    la ubicacin 68, dejando en claro que las otrasnaciones estn utilizando e impactando ensus ambientes a un alto nivel.

    La prdida de bosques es uno de los ejemplosms claros de este tipo de deterioro ambien-tal a escala continental. Amrica del Sur juntoa frica poseen la mayor prdida neta debosques a nivel mundial 2. En nuestro conti-

    1

    Bradshaw, C.J.A., X. Giam y N.S.Sodhi. 2010.

    Evaluating the relative environmental impact ofcountries. PLoS ONE 5 (5): e10440.2

    FAO, La deforestacin disminuye en el mundo,pero contina a ritmo alarmante en muchos pases.25 Marzo 2010; y FAO, Evaluacin de los recursos

    nente alcanz 4 millones has. entre 2000 y2010, aunque esa tendencia es menor a laobservada en la dcada de 1990. La mayorprdida absoluta ocurre en Brasil, donde seestiman prdidas anuales de 2.6 millones has

    en la ltima dcada. Ese valor es un pocomenor al registrado en la dcada de 1990,donde se promediaron 2.9 millones has.

    Existen diversos ejemplos de esta problem-tica. En el perodo cubierto por el presenteinforme se confirm que el Cerrado, una eco-regin de enorme importancia a escala conti-nental, y que representa el 24% de la superfi-cie de Brasil, ha perdido 47.8% de su cobertu-ra vegetal original, al ao 2008 3. Entre 2002 y2008, la tasa de deforestacin era el triple de

    la observada en la Amazonia, perdindosepor lo menos 85.075 km2 de bosques. Entrelos principales procesos que explican estasituacin se encuentran el avance de la soja yla caa de azcar, y la tala para obtener car-bn vegetal. Una situacin similar se ha con-firmado para la Caatinga, una eco-regin delnordeste de Brasil, estimndose que ya per-di el 45% de su cobertura vegetal original 4.Una situacin similar se repite en otros pasesamaznicos, aunque el relevamiento de la

    deforestacin es menos exhaustivo. Asimis-mo, otro tanto sucede en los bosques subtro-picales (como pueden ser las repetidas de-nuncias de tala de bosque e incendios en elChaco en Argentina, Bolivia y Paraguay 5).

    A su vez, en el ltimo ao se han sumadomuchos reportes sobre los impactos en lasreas naturales ocasionados por catstrofesnaturales, incendios forestales, sequas, inun-daciones, degradacin de suelos (tanto porproblemas en los regmenes hdricos comopor usos agropecuarios inadecuados), etc.

    forestales mundiales 2010. Principales Resultados.FAO, Roma.3

    Novaes, W. Amaznia e Cerrado - desta vez vaimesmo?, O Estado So Paulo, 2 Abril 2010.4Declaraciones del Ministro del Ambiente, C. Minc,

    O Globo, 2 Marzo 2010.5

    Por ejemplo, indicaciones de la perdida de aproxi-

    madamente 2,5 millones has del Chaco paraguayo,entre 1070 y 2010, segn la SEAM; y reclamo deuna "pausa ecolgica" por organizaciones comoAlter Vida, Sobrevicencia, SEPA, SERI, etc., enMayo 2010.

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    Cuadro 1. Indicador de impacto ambiental absolutoPosicin de los pases sudamericanos en un ranking mundial. Los nmeros son posiciones de ranking en el total

    global; un nmero menor del Indicador de Impacto Ambiental representa una peor situacin. El indicador deimpacto ambiental incorpora 11 variables, de las cuales la tabla presenta como ejemplo cuatro dimensiones

    claves. Fuente: Bradshaw y colab.1

    Cuadro 2. Indicador de impacto ambiental relativoPosicin de los pases sudamericanos en un ranking mundial. Los nmeros son posiciones de ranking en el total

    global. El indicador de impacto ambiental incorpora 11 variables pero cuyos resultados fueron ponderados contrael stock de recursos naturales o capacidades ambientales. Se presentan como ejemplo cuatro dimensiones cla-ves. Otros datos como en el Cuadro 1.

    Rank PasPrdida debosquesnaturales

    Conservacinhabitats

    naturales

    Uso defertilizantes

    Especiesamenazadas

    Indicador deimpacto

    ambiental

    1 Singapur 128 5 1 63 10.6

    22 Ecuador 11 78 55 22 40.2

    25 Per 61 159 87 27 41.0

    67 Venezuela 37 119 61 48 60.5

    68 Brasil 35 83 62 23 60.870 Colombia 74 93 33 19 61.9

    83 Chile 95 149 36 21 65.9

    89 Argentina 68 118 109 38 69.2

    104 Uruguay 163 74 77 45 76.6

    131 Paraguay 26 109 110 105 93.0

    148 Bolivia 44 150 150 89 108.6

    153 Guyana 128 179 115 170 112.7

    Entre las principales medidas para enfrentaresta prdida de ambientes naturales y subiodiversidad, se encuentran la delimitacin

    e implementacin de reas protegidas. Losobjetivos internacionales asumidos en elmarco de la Convencin de Diversidad Bio-

    Rank PasPrdida debosquesnaturales

    Conservacinhabitats

    naturales

    Uso defertilizantes

    Especiesamenazadas

    Indicadorde impactoambiental

    1 Brasil 1 3 3 4 4.5

    10 Per 27 30 46 7 18.3

    11 Argentina 19 11 23 16 19.6

    20 Colombia 43 162 30 2 30.7

    21 Ecuador 16 86 54 5 31.6

    22 Venezuela 13 173 40 14 31.8

    27 Chile 76 72 33 32.5 35.0

    36 Bolivia 14 63 103 23.5 43.9

    56 Paraguay 18 157 55 60 60.1

    102 Uruguay 186 91 63 55.5 86.9

    119 Guyana 133.5 74 110 111.5 93.6

    158 Suriname 133.5 134 123 153 127.4

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    lgica (CBD), fueron de alcanzar para el2010 una reduccin significativa en la tasaactual de prdida de biodiversidad, y ase-gurar que al menos se conserva eficazmenteel 10% de cada una de las regiones ecolgicas

    del mundo6

    . Estos son objetivos clave, y enespecial en el marco del Ao Internacional dela Biodiversidad 2010.

    Se debe reconocer que en el ltimo ao, va-rios pases han aumentado el nmero de par-ques nacionales y reas protegidas, y tambinse han esforzado en algunos casos para mejo-rar la operatividad de las existentes. Tan soloa manera de ejemplo, en Argentina, la Secre-tara del Medio Ambiente destin ms de unmilln de dlares para bosques nativos de La

    Pampa. Brasil ha obtenido un apoyo del Ban-co Mundial de US$ 13 millones para la con-servacin del Cerrado. Colombia sum en2009, poco ms de un milln hs. en nuevossitios protegidos. En Uruguay, reas anti-guamente protegidas estn siendo reordena-das en un nuevo sistema nacional. El Minis-terio del Ambiente de Per invirti en 2009,US$ 60 millones en el Programa Nacional deConservacin de Bosques. Finalmente, enVenezuela, el Ministerio del Poder Popular

    para el Ambiente (Minamb) lanz en 2009 elProyecto de Fortalecimiento del Sistema dereas Marinas Protegidas y espera aplicarplanes de conservacin en todas las ecore-giones nacionales.

    Los pases sudamericanos han declaradocomo protegidos un importante conjunto desitios, los que segn las bases de datos dis-ponibles totalizan cerca de 18 millones km2.Esto representa aproximadamente el 23% dela superficie continental, de donde se estaracumpliendo esa meta. Segn esos datos, lospases con las mayores cobertura de protec-cin son Venezuela (65.7%), Guyana Francesa(41.1%) y Colombia (32.9%), mientras que lasmenores proporciones se encuentran en Gu-yana, Uruguay y Argentina 7.

    6Soutullo, A., M. De Castro & V. Urios. 2008. Linking

    political and scientifically-derived targets for globalbiodiversity conservation: implications for the expan-

    sion of the global network of protected areas.Diversity & Distributions 14: 604-613.7

    Sobre clculos derivados de la base de datos delCentro de Monitoreo de la Conservacin de IUCN yPNUMA, World Database on Protected Areas

    Estas bases de datos, e incluso los registrosnacionales originales, adolecen de limitacio-nes. Se incluyen reas que apenas cuentancon algn tipo de reconocimiento legal pero

    no han sido delimitadas, carecen de planesde gestin, o no se ejercen medidas de ges-tin efectivas (las llamadas reservas de pa-pel). Incluso existen superposiciones dereas, ya que en un mismo sitio se aplicandiferentes categoras de proteccin. Por lotanto, parece urgente revisar y clarificar lasituacin de las reas protegidas en Amricadel Sur. Los listados nacionales deben serrevisados, regularizados y ajustados a la si-tuacin real de cada sitio.

    De todos modos, cuando se analiza la cober-tura de proteccin en las principales regionesecolgicas del continente, se encuentra quems de la mitad de stas no alcanzan a tenerel 10% de su territorio dentro de reas prote-gidas. Como ocurre en el resto del mundo,existe una sobre-representacin de sitios demenor valor productivo (especialmenteagropecuario) dentro de las reas protegidas,en desmedro de otras zonas donde los con-flictos con otros intereses por el uso de los

    recursos son mayores8

    .

    A pesar de esos esfuerzos, el ritmo de au-mento de reas efectivamente protegidas(con adecuado respaldo normativo, en recur-sos humanos y financieros), sigue estandomuy rezagado frente al deterioro actualmen-te en marcha. Como ejemplo se puede volveral caso del Cerrado, donde a pesar del acele-rado ritmo de antropizacin, esa eco-reginslo cuenta con el 6,77% de su superficie conalgn tipo de proteccin, y esa proporcincae a un 2,89% para las categoras de manejode proteccin integral 3.

    Persisten los reportes e indicaciones sobrereas protegidas que no cuentan con recursospara operar adecuadamente. Existen esfuer-zos para establecer redes de proteccin a es-cala continental, como las que vinculan elnorte de Bolivia con Per, pero ese ejemplo

    (WDPA), para el Annual Release 2010, enwww.wdpa.org.8

    Joppa, L. N & A. Pfaff. 2009. High and Far: Biasesin the Location of Protected Areas. PLoS ONE 4(12):e8273.

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    no se ha traducido en un mayor empuje adelimitar corredores y redes a escala regionaly continental. Existen diversas medidas pun-tuales de proteccin y reacciones contra laprdida de reas naturales. Pero simult-

    neamente, otros emprendimientos la favore-cen. Ejemplos de esa problemtica son lasintensiones de implantar proyectos de altoimpacto ambiental en reas de gran valorecolgico. Un ejemplo es la propuesta deconstruir la represa El Bala en Bolivia, queafectara el Parque Nacional Madidi y a laReserva y Territorio Comunitario de OrigenPiln Lajas. Otro tanto se repite con la idea deuna represa en Cachuela Esperanza en el RoBeni, en territorio boliviano aunque comoparte de un conjunto de represas en el Ro

    Madiera, promovidas por Brasil.

    Abordando otros aspectos claves para la pro-teccin ambiental, se ha consolidado en todoslos pases el uso de instrumentos como lasevaluaciones de impacto ambiental (EIA). Esehecho positivo encuentra ahora una barreraen cuanto a los problemas y limitaciones deaplicacin, lograr elevar la calidad tcnica, yasegurar adecuados canales de informacin yparticipacin. Se suman cuestionamientos en

    esos campos en varios pases, se repiten lasreacciones frente a consultas e informacioneslimitadas, donde muchos resultados sonpuestos en entredicho. Si bien existen avan-ces normativos, los casos de incumplimientopueden pasar desapercibidos por las limita-ciones de seguimiento, los infractores sancio-nados en muchas ocasiones no pagan lasmultas, o los casos simplemente no prospe-ran. La persecucin a los infractores en algu-nos casos ha desembocado en medidas espec-taculares9, de todos modos persisten seriaslimitaciones10. Una reciente evaluacin en lacomunidad de bilogos de la conservacin deAmrica Latina, indic que entre los princi-pales desafos en conservacin tambin se

    9Como las operaciones Curupira y Jurupari contra el

    trfico ilegal en madera en Brasil.10

    Por ejemplo, en Brasil, el seguimiento de 421multas emitadas por agencias ambientales en el

    estado de Mato Grosso en 2005-6 , demostr quesolamente se pag el 1% del valor total a marzo de2008; B. Brito, 2009. Multas Ps-Operao Curupirano Mato Grosso, O Estado da Amazonia, Imazon,No 12.

    encuentran el comercio ilegal, la falta de vo-luntad poltica y la corrupcin11.

    Muchas medidas alternativas para potenciarla proteccin de la Naturaleza y la gestin

    ambiental han derivado en buscar, o demos-trar, beneficios econmicos en la biodiversi-dad. De esta manera han proliferado las pro-puestas en biocomercio, asignacin de valoreconmico a bienes y servicios ambientalespara transarlos en el mercado, programas deactividades empresariales dentro de reasprotegidas (que van desde el ecoturismo aventa de artesanas), propuestas de venta decaptacin de carbono, y as sucesivamente.

    Queda en evidencia un fuerte nfasis en dife-

    rentes formas de gestin ambiental basadasen mercantilizar la Naturaleza. Algunas sonde gran complejidad y cubren amplias super-ficies, como el programa de leasing degrandes reas amaznicas en Brasil. Parale-lamente, los estudios de valuacin econmicade la Naturaleza se han difundido en mediosacadmicos y gubernamentales. Sin embargo,no existe evidencia certera que este tipo deiniciativa sea efectivo en fortalecer los siste-mas de reas protegidas o las prcticas de

    gestin ambiental. Los antecedentes de valo-racin econmica ya tienen varios aos deensayos, y no han logrado revertir la altera-cin de los ambientes naturales ni vigorizarlos sistemas de reas protegidas. Incluso al-gunas medidas solo generan rditos econ-micos, pero no beneficios ambientales en laregin. Este es el caso de los Mecanismos deDesarrollo Limpio, que en sentido estricto lasemisiones que se mitigan se originan en lospases industrializados. Finalmente, ese nfa-sis encierra el grave peligro de diseminar laidea que la conservacin necesariamente de-be ser rentable y autofinanciable, y por lotanto debilita las posturas que reclaman quedebe ser entendida como una poltica pbli-ca, a ser cumplida independientemente desus posibles beneficios econmicos.

    La revisin del debate sobre la situacin am-biental en Amrica del Sur tambin indicaque la temtica del cambio climtico global seha diseminado de una manera formidable,

    11Ceballos, G. et al. 2009. Conservation challenges

    for the austral and neotropical America section.Conservation Biology 23(4): 811-817.

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    generando una perspectiva planetaria quedesplaza a los problemas y urgencias am-bientales locales, nacionales y regionales. Alcentrarse casi toda la atencin en el cambioclimtico, se debilita el debate poltico, y la

    asignacin de recursos y programas paraenfrentar los problemas ambientales naciona-les y locales. A su vez, algunos actores poten-cian ese sesgo, en tanto les permite evadir eldebate sobre la problemtica ambiental na-cional y local, y se sienten ms cmodos enlas discusiones planetarias, donde es mssencillo identificar responsabilidades y cul-pabilidades en los pases industrializados.

    III.PERCEPCION Y VALORACIONDEL ESTADO DEL AMBIENTE

    Una consulta a ms de 70 expertos y actoresclaves en temas ambientales, arroj resulta-dos concordantes con la evaluacin de lassecciones anteriores 12.

    Los expertos perciben que la situacin am-biental en su pas empeor Los consulta-dos indican que la situacin empeor, entre

    moderada (60.6% de las respuestas) a seve-ramente (26.8%). Considerando los distintostipos de ambiente, los resultados de la con-sulta arrojan que la situacin ambiental haempeorado principalmente en el medio rural,zonas agrcolas y ganaderas (moderadamente59.9%; severamente 34.7%). Mientras que enel medio urbano y peri-urbano se indica undeterioro moderado para el 51.4%, y severoen el 30.6% de las respuestas. La evaluacinmejora para el medio natural, reas silvestresy reas protegidas, donde el 38% indica undeterioro moderado, y uno severo el 23.9%de los consultados.

    Principales problemas ambientales queafectan a la regin - Los principales proble-mas son la contaminacin del agua (13.2% delas respuestas), la deforestacin (12%), elaumento de ecosistemas en riesgo (11.5%), laprdida de reas naturales (11.3%) y el dete-rioro del suelo (10.1%). Asimismo, las princi-pales causas de los problemas ambientales

    segn los consultados, resultaron ser el uso12

    Vase la nota metodolgica por ms infor-macin.

    de agroqumicos (10.6%), el uso agropecuario(9.7%), las explotaciones mineras (9.5%) y ladeforestacin (8.8%).

    Factores que determinan los impactos am-bientales Entre los factores que desencade-nan impactos ambientales, el primer lugar delas respuestas fue el aumento del rea agrco-la/ganadera (21.6%), seguido por las necesi-dades vinculadas a los objetivos de aumentarsus exportaciones (17.6%), por el incrementode la explotacin minera (14.4%).

    Las medidas gubernamentales para detenerel deterioro ambiental se mantienen estan-cadas o han empeorado - Pese al avance en eldeterioro ambiental, los consultados conside-

    ran que las medidas gubernamentales paraevitarlo se han mantenido iguales (45.8% delas respuestas) o han empeorado (43.1%) du-rante el ltimo ao. La misma percepcin serepiti con otros componentes de la gestin.Por ejemplo, sobre las medidas gubernamen-tales para reducir, amortiguar o compensarestos impactos, un 41.1% de los consultadosestima que han empeorado, o se han mante-nido iguales para el 53.4%. Asimismo, lasactividades de proteccin de la biodiversidad(fauna y flora, bosques nativos, especies

    amenazadas, establecimiento de reas prote-gidas) se han mantenido iguales (45.1%) ohan empeorado (40.9%).

    Las evaluaciones de impacto ambiental hanempeorado La mitad de los consultadosconsidera que las capacidades del Estadopara monitorear y hacer un seguimiento deemprendimientos con potenciales impactosambientales, han empeorado. En la mismalnea, un 52.2 % percibe que los estudios de

    impacto ambiental han empeorado, y que sonlas presiones empresariales y econmicas laprincipal causa (32.4% de las respuestas),seguidas por las presiones polticas (31.4%).

    Las polticas de adaptacin al cambio clim-tico y de reduccin de emisiones de gases deefecto invernadero son insuficientes Lagran mayora de los consultados, manifiestaconocer las polticas existentes en su pas encuanto a adaptacin al cambio climtico(60.6%) y reduccin de emisiones de gases

    (67%), pero en los dos casos estiman que s-tas son insuficientes.

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    IV.CAMBIO CLIMATICO

    Impactos actuales del cambio climtico

    Amrica del Sur viene sufriendo importantesefectos derivados de situaciones climticas ometeorolgicas. Si bien es difcil estableceruna relacin directa entre esos hechos con elcambio climtico, la informacin disponibleindica una tendencia en los ltimos aos, quese puede caracterizar como sigue 13:

    1) Aumento en los fenmenos meteorolgi-cos extremos. En los ltimos 40 aos se hanregistrado episodios inditos, tales como elfenmeno de El Nio en los aos 1982-83 y1997-98, o el huracn Catarina que en 2004asol el sur de Brasil. Las inundaciones ysequas se han incrementado 2,4 veces, alcompararse el perodo 1970-1999 con los aos2000-2005.

    2) Incremento en la temperatura media.

    3) Disminucin de las precipitaciones en al-gunas regiones y aumento en otras. Las dis-minuciones ocurrieron particularmente en el

    sur de Chile, sureste de Argentina y sur dePer, y los incrementos en el sur de Brasil,Paraguay, Uruguay, noreste de Argentina,noreste de Per y Ecuador.

    4) Aumento de enfermedades. Observadocon el dengue y la malaria, y como conse-cuencia un aumento de los ndices de morbi-lidad y mortalidad.

    5) Elevacin del nivel del mar. En el reasudoriental de Amrica del Sur el nivel me-

    dio del mar se elev entre 1 y 3 mm por ao,en los ltimos 20 aos.

    6) Disminucin del balance de la masa gla-ciar.

    7) Aumento del proceso de degradacin delsuelo, incremento del porcentaje de desertifi-cacin y reduccin de la capa forestal.

    8) Aumento del nmero de especies en peli-gro de extincin.

    13J.L. Samaniego. 2009. Cambio climtico y desa-

    rrollo en Amrica Latina y el Caribe. Resea 2009.CEPAL/GTZ. Santiago.

    Estos fenmenos han ocasionado a su vezimportantes perjuicios ambientales, econmi-cos y sociales. Se pueden mencionar la modi-ficacin de la productividad del suelo con

    mayores rendimientos en algunos casos ymenores en otros; mayor vulnerabilidad deasentamientos humanos afectados por fen-menos meteorolgicos extremos; migracinde personas que habitan en regiones vulne-rables y prdidas econmicas a causa de fe-nmenos meteorolgicos extremos (US$ 80mil millones en 1970-2007) (Samaniego,2009).

    Los desastres que tuvieron lugar en 2009,superan los US$ 10 mil millones en daos y

    prdidas, estando por encima del promediode los aos anteriores 14. De acuerdo a la in-formacin recogida en la base de datos delCentro para la Investigacin sobre la Epide-miologa de los Desastres (CRED por su siglaen ingls) Sudamrica sufri entre el ao2008 y lo que va de 2010 un total de 55 even-tos extremos: 33 inundaciones, 8 aludes, 7sequas y 5 tormentas extremas; sus registrostotalizan 1.152 fallecidos, y casi 7 millones deafectados (en el cuadro 3 se seleccionaron los

    cinco mayores eventos recientes).

    Entre esos problemas, destacamos una exten-sa sequa que castig severamente la regin,afectando principalmente a la produccin dealimentos, cada en el nivel de aguas del RoParan, e incluso reduccin en el volumendel Lago Titicaca. Argentina, Chile, Ecuadory Bolivia fueron los pases ms afectados en2009, mientras que se le ha sumado ms re-cientemente Venezuela y Colombia. Argenti-na y Paraguay sufrieron gravsimas conse-cuencias en sus suelos por la falta de agua.

    El aumento de la temperatura sigue desenca-denando una reduccin de los glaciares. El92% de los glaciares de Chile estn en retro-ceso, situacin similar a la que ocurre en elsur de Argentina. En Ecuador los glaciareshan retrocedido un 35% y en Per un 22%,desapareciendo completamente un glaciar enla frontera de este pas con Bolivia, lo queprovoc conflictos sociales debido al desabas-

    tecimiento de agua por el deshielo.

    14Boletn de Desastres de CEPAL, diciembre de

    2009

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    Cuadro 3. Eventos extremos.Cinco mayores eventos extremos registrados en Sudamrica, entre enero de 2008 y abril de 2010.

    Fuente: Centre for Research on the Epidemiology of Disasters (CRED), en www.emdat.be

    Fecha

    Pas

    Localidad

    Tipo

    Fallecidos

    Total

    afectados

    Estimacin

    dao

    (millonesUS

    $)

    12/01/2009 ColombiaEl Banco, Pedraza,

    Cerro, etcInundacin 76 1 200 091

    24/11/2008 BrasilBumeteau, Ilhota,

    Gaspar, etcInundacin 151 1 500 015 750

    14/05/2009 BrasilMaranhao, Ceara,

    Alagoas, etcInundacin 56 1 150 900 550

    02/11/2009 Brasil Espirito Santo state Inundacin 680 000

    14/03/2008 PerUcayali, Puno, Sandia,

    etc

    Inundacin 40 450 012

    03/03/2008 EcuadorGuayas, Azuay,

    Los Rios, etcInundacin 41 289 122 1000

    En cuanto a las lluvias, stas fueron intensasen varios pases. Los impactos ms serios seobservaron en Per, seguido por Brasil yColombia. En todos estos casos hubo un altonmero de damnificados e impactos asocia-dos, por ejemplo en el turismo. Uruguay,luego de la intensa sequa, que se prolong

    durante casi todo el 2009, fue azotado en no-viembre por intensas lluvias que dejaroncerca de 5.000 personas damnificadas.

    Emisiones de gases de efecto invernadero

    El primer punto clave a tener presente es que,a pesar de la importancia de la problemticadel cambio climtico, todava no se disponende datos oficiales aceptados y estandarizadosbajo el sistema de Naciones Unidas, sobre las

    emisiones de gases de efecto invernadero anivel global actualizados al 2009. La Conven-cin Marco del Cambio Climtico publica susreportes en base a los Inventarios Nacionalesde los pases y en el caso de los pases endesarrollo estos suelen ser publicados concierto retraso. La informacin oficial hoy dis-ponible data de 2005 y recoge la compilacinde la informacin del ao 1994.

    Por lo tanto, en esta seccin se recurre a labase de datos del Word Resources Institute(WRI), donde se compila la informacin dis-ponible ofrecida por los gobiernos. Estas co-rresponden al ao 2006 para las emisiones de

    CO2 (sin incluir el Cambio en el Uso de laTierra y Silvicultura CUTS-) y al ao 2000para las emisiones totales incluyendo todoslos gases y sectores 15.

    La contribucin de Sudamrica al total deemisiones globales de CO2 es un 3,11% (sin

    considerar el cambio en el uso de la tierra ysilvicultura CUTS). El mayor contribuyentede la regin es Brasil, que se ubica en el lugar17 a nivel mundial. En cambio, si se conside-ran las emisiones por habitante, el mayorcontribuyente es Venezuela, ocupando elpuesto 55 del rango mundial.

    A nivel global, el dixido de carbono es elmayor responsable de la concentracin degases en la atmsfera, representando tres

    cuartas partes del total de las contribucionesanuales. A su vez, el 80% del mismo provienedel uso de combustibles fsiles. Por esta ra-zn, el nfasis en los esfuerzos globales parala reduccin de gases de efecto invernaderose concentra en disminuir el consumo decombustibles fsiles.

    15Se ha utilizado la Herramienta para el Anlisis de

    los Indicadores Climticos (CAIT por su sigla eningls) del WRI.

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    Cuadro 4. Emisiones totales y por persona en los pases sudamericanos.Incluye nicamente CO2; no incluye CUTS. Ao 2006. Fuente CAIT Versin 7.0 del WRI.

    Pas

    MtCO2e

    Posicinr

    an-

    gomundial

    emisione

    s

    totales

    Porcenta

    je

    sobreelto

    tal

    mundia

    l

    Toneladas

    de

    CO2epo

    r

    persona

    Posicin

    ran-

    gomundial

    emisiones

    por

    persona

    Venezuela 161.3 30 0.57% 6.0 55

    Argentina 154.4 31 0.54% 3.9 75

    Chile 62.0 51 0.22% 3.8 78

    Ecuador 28.3 74 0.10% 2.1 99

    Uruguay 6.7 106 0.02% 2.0 102

    Brasil 355.5 17 1.25% 1.9 106

    Colombia 65.0 50 0.23% 1.5 113

    Bolivia 13.8 88 0.05% 1.5 115

    Per 30.9 72 0.11% 1.1 125

    Paraguay 3.9 125 0.01% 0.6 140

    Total Mundial 28 494.2 -- 100.00% 4.4 --

    Pases Anexo 1 14 483.9 -- 50.83% 11.5 --

    Pases noAnexo 1

    13 557.8 -- 47.58% 2.6 --

    Sudamrica 885.6 -- 3.11% 2.4

    Sin embargo, cuando se analiza la contribu-cin especfica de Amrica del Sur, el sectorenergtico no es el ms importante, siendootros sectores y otros gases diferentes delCO2 los que explican la mayor parte de lasemisiones. A la vez, la contribucin de lospases alcanza diferentes dimensiones segnse la mida en trminos absolutos (total porpas) o relativos (por habitante).

    Las emisiones sudamericanas de gases deefecto invernadero, considerados en su con-junto, representaron ms del 11% de las emi-siones totales mundiales. Cuando se conside-ran esos registros en relacin con el nmerode habitantes, las emisionesper capita de lospases sudamericanos alcanzaron en el ao2000 (ltimo ao para el que hay datos dis-ponibles) las 12,4 tCO2e por persona 16. Estevalor es cercano a las 14,1 tCO2e /persona

    16Toneladas de dixido de carbono equivalente. El

    dixido de carbono equivalente es un indicador quepermite sumar gases con diferente potencial decalentamiento atmosfrico en una nica medida.

    que en promedio emiten los habitantes de lospases desarrollados y es ms del triple delpromedio de 4,3 tCO2e /persona calculadopara el conjunto de los pases en desarrollo.Asimismo, este nivel de emisiones desdeSudamrica es casi el doble del promediomundial.

    Esto significa que, si bien la contribucin al

    cambio climtico como sub-regin puede noser muy importante, en trminos relativos lacontribucin de Amrica del Sur, est mscercana a la de los pases desarrollados que ala de los pases en desarrollo.

    Esta alta contribucin de los pases de la re-gin al volumen global de emisiones anualesse explica por las emisiones de CO2 prove-niente de la deforestacin, y del metano(CH4) y el xido nitroso (N2O), que se origi-nan en la agricultura y ganadera.

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    Cuadro 5. Emisiones por grupos de pases,totales y por habitante.Ao 2000. Fuente CAIT Versin 7.0 del WRI.

    Pases MtCO2e % deltotal

    mundial

    tCO2epor

    habitante

    Anexo 1 17325.8

    45.12% 14.1

    no-Anexo 1 20479.9

    53.33% 4.3

    Sudamrica 4 296.9 11.19% 12.4Mundo 38

    399.3100.00% 6.3

    Figura 1: Emisiones de gases de efecto invernaderopor sector de actividad en Sudamrica. Gases inclui-dos: CO2, CH4, N2O, PFCs, HFCs, SF6. Modificado deCAIT del WRI, para el ao 2000.

    En Amrica del Sur son las altas tasas de de-forestacin y la actividad agropecuaria lasprincipales responsables de sus grandes vo-lmenes de emisiones (Figura 1). Esto dife-rencia a la regin de las dems regiones (ex-cepto frica sub-Sahariana), ya que en ellosla mayor parte proviene del sector energa,originada en la quema de combustibles fsi-les. En Ecuador y Brasil, por ejemplo,

    aproximadamente el 80% de las emisiones dedixido de carbono provienen de la defores-tacin. En Bolivia este porcentaje alcanza el94%. En Uruguay, ms del 80% de las emi-siones totales de gases de efecto invernaderoprovienen del sector agricultura, mientrasque en Argentina y Colombia es responsablede la mitad del total de las emisiones.

    Esto se debe a que los gases involucrados,principalmente el xido nitroso y el metano,presentan potenciales de calentamiento at-

    mosfrico que son respectivamente, 298 y 25veces mayores a los del CO2.

    Por otro lado, se estima que Amrica Latinaposee entre el 18 % y el 26% de los sumiderosde carbono del mundo en los bosques, ade-ms de los correspondientes a pastizales yecosistemas agrcolas. Sin embargo, esos eco-sistemas se estn perdiendo rpidamentecomo consecuencia de las actividades agro-pecuarias, mineras o la construccin de in-

    fraestructura.

    Los discursos nacionales, y muchos debatesinternacionales, generan una postura distor-sionada, ya que no toman adecuadamente encuenta esta particularidad del origen de lasemisiones sudamericanas. Se insiste en accio-nes y discusiones pblicas alrededor del sec-tor energa. Pero desde el punto de vista de lamitigacin, como la principal fuente de emi-siones sudamericanas se origina en cambios

    en el uso de la tierra, deforestacin y agrope-cuaria, deben ser en esos temas donde esnecesario concentrar los anlisis y propuestasde accin. Por lo tanto, la discusin sobrecambio climtico implica un debate sobrepolticas rurales.

    Los altos niveles de emisin de gases de efec-to invernadero en sectores no energticos yparticularmente los derivados de la defores-tacin- hacen que los promediosper capita delos muchos pases sudamericanos se encuen-

    tren por encima de los valores de varias na-ciones desarrolladas. Bajo ese tipo de anlisis,se desemboca en cambios sustanciales en laubicacin de los pases de Amrica del Sur enlas tablas de posiciones mundiales de emi-sin respecto a los indicadores que solo con-tabilizan las emisiones de CO2 y no incluyenCUTS. Por ejemplo, Bolivia trepa al dcimolugar si se consideran sus emisiones totalespor habitante, inmediatamente despus delos Estados Unidos y por encima de la mayo-

    ra de los pases desarrollados. A pesar queBolivia se encuentra en el puesto 115 por sus

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    emisiones de CO2 del sector energa (verCuadro 4).

    A pesar de ello la contribucin de estos pa-ses al cambio climtico debe ser relativizada

    en tanto la responsabilidad sobre este fen-meno no deriva tanto de las emisiones actua-les como de las emisiones histricas acumu-ladas. En este sentido la mayor responsabili-dad sigue siendo de los pases desarrollados.Sin embargo la lectura de los niveles actualesde emisiones da cuenta de la dimensin quealcanza el problema de la deforestacin enlos pases de la regin. Y por otro lado tam-bin es til para relativizar la relacin exis-tente entre los niveles de desarrollo y los n-dices de emisin de gases de efecto inverna-

    dero. Si bien es cierto que todos los pasescon mayores ndices de desarrollo humanopresentan altos niveles de emisiones, no escierto que todos los pases con grados ms

    bajos de desarrollo presenten ms bajos nive-les de emisiones.

    Vulnerabilidad frente al cambio climtico

    A lo largo del presente siglo se prevn modi-ficaciones en la temperatura y en el nivel deprecipitaciones en toda Sudamrica. Serncambios paulatinos y con una alta variabili-dad interanual. Sin embargo puede estable-cerse una tendencia en el largo plazo, esti-mndose que hacia el ao 2080, ocurrir unaumento de la temperatura entre 1,6 C y 7,5C y un cambio en las precipitaciones de entre-40% a +12% 13.

    Se espera que para esa fecha el nmero anual

    de vctimas de las inundaciones costeras osci-le entre uno y tres millones de personas y seesperan prdidas millonarias en la produc-cin agropecuaria, pesquera y el turismo,siempre y cuando no se tomen medidas.

    Cuadro 6. Emisiones totales y por persona en los pases sudamericanos.Incluye todos los gases y todos los sectores. Los puestos son en la escala mundial. [1] datos de Cambio en el

    Uso de la Tierra y Silvicultura no disponibles. Fuente CAIT del WRI; para el ao 2000.

    Pas MtCO2e

    Emisiones

    totales -Puesto

    Porcentaje sobreel total mundial

    Toneladas de

    CO2e porpersona

    Emisiones por

    persona -Puesto

    Bolivia 196.0 35 0.51% 23.6 10

    Venezuela 426.9 18 1.11% 17.6 14

    Brasil 2,770.0 4 7.21% 15.9 16

    Uruguay [1] 38.5 88 0.10% 11.7 32

    Ecuador 121.0 50 0.31% 9.8 49

    Argentina 325.1 25 0.85% 8.8 62

    Per 139.2 43 0.36% 5.4 92

    Paraguay[1]

    27.0 98 0.07% 5.0 97Chile [1] 75.9 63 0.20% 4.9 98

    Colombia [1] 168.7 38 0.44% 4.2 105

    Total Mundial 38,399.3 100.00% 6.3

    Total pasesdel Anexo 1

    17,325.8 45.12% 14.1

    Total pasesno Anexo 1

    20,479.9 53.33% 4.3

    TotalSudamrica

    4,296.9 11.19% 12.4

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    Ecosistemas de suma importancia para lavida como los arrecifes, manglares, glaciaresy bosques naturales se vern seriamente da-ados. Las reas costeras y ribereas sernafectadas impactando negativamente tanto

    en las infraestructuras como en las poblacio-nes.

    Los pases de Sudamrica presentan diferen-tes grados de vulnerabilidad al cambio clim-tico y ste afectar a diversos sectores. Msall de las particularidades de cada pas pue-den establecerse algunas generalidades.

    1) La regin andina ver afectada su provi-sin de agua como consecuencia de la acele-rada reduccin de los glaciares. Esto impacta-

    r en el abastecimiento de importantes ciu-dades como El Alto, La Paz, Lima y Quito,provocar una reduccin de la produccinagrcola y de la capacidad de generacin dehidroelectricidad.

    2) Las zonas costeras bajas sufrirn los efectosdel aumento del nivel del mar. Esto provoca-r el desplazamiento de poblaciones y daosen las infraestructuras afectando la economadel sector turismo.

    3) Los pases amaznicos perdern buenaparte de sus selvas. Dependiendo de los es-cenarios previstos de aumento de temperatu-ra (2C a 4C), entre un 40% y un 85% de laAmazonia podra perderse hacia el ao 2100.A su vez, esto posiblemente potencie otroscambios en el clima regional y global.

    4) Los cambios en los regmenes de lluviaproducirn sequas e inundaciones afectandoa las poblaciones ribereas, la produccinagropecuaria y la generacin de electricidaden la mayora de los pases.

    5) Los eventos climticos extremos afectarna todos los pases, especialmente aquellosms sensibles a las variaciones de los fen-menos de El Nio y La Nia.

    Planes de Mitigacin y Adaptacin

    Todos los pases han incorporado de alguna

    manera el cambio climtico en sus estrategiasde desarrollo y algunos de ellos han comen-zado a elaborar planes especficos de adapta-

    cin y mitigacin. Sin embargo, se observanen stos diferentes grados de alcance y pro-fundidad. En algunos casos las actividadesestn detalladas y se definen presupuestos,plazos y unidades ejecutoras. Pero en otros

    casos, si bien se ofrecen lneas estratgicasmuy ambiciosas, no se definen metas, calen-darios o montos a invertir. Finalmente hayalgunos pases de los que an no se conoceningn tipo de plan.

    Varios pases tambin han establecido dife-rentes formas institucionales que intentancoordinar los esfuerzos de los diferentes mi-nisterios y organismos pblicos para dar res-puesta al fenmeno del cambio climtico. Envarios de ellos hay adems participacin de

    la sociedad civil, que acta como asesora oparte interesada.

    Algunas experiencias tienen bastante tiempo.Por ejemplo, el Comit Nacional del Clima deEcuador fue creado en 1999, reuna 5 ministe-rios y 3 institutos nacionales, y actualmenteha sido sustituido por otras institucionalida-des. El Frum Brasileiro de Mudanas Clim-ticas fue establecido en el ao 2000, pero adiferencia de su par ecuatoriano, sigue fun-

    cionando y con mucha vitalidad. Ms recien-temente se ha conformado en Per la Comi-sin Nacional sobre cambio climtico, enArgentina el Comit Gubernamental de cam-bio climtico y en Uruguay el Sistema Nacio-nal de Respuesta al cambio climtico. Todostratando de coordinar polticas en el tema ydando alguna forma de participacin, aun-que con voz pero sin voto a la sociedadcivil (como se explicita textualmente en elcaso peruano). Si bien puede ser demasiadopronto para evaluar los efectos de estos nue-vos lineamientos polticos e institucionalida-des nacionales, por ahora no pueden verseavances significativos.

    Los planes nacionales de mitigacin y adap-tacin, y su posterior cumplimiento, son pie-zas clave para las polticas de desarrollo. Losgobiernos sudamericanos reclaman en lasnegociaciones internacionales, y con razn,mayores fondos de la cooperacin interna-cional para esos fines. Sin embargo hay mu-

    chas acciones que podran implementarsecon fondos propios, pues tienen efectos bene-ficiosos para su propio desarrollo sustentable

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    y en muchos casos generaran ganancias parasus propias economas nacionales. Un ejem-plo destacado es la necesidad de fortalecerpolticas de eficiencia energtica.

    Adems, estos planes deberan intentar evitarque las vulnerabilidades nacionales aumenta-ran a causa de otros emprendimientos lleva-dos adelante o auspiciados por los mismosgobiernos. Es el caso, por ejemplo de PascuaLama, un proyecto minero binacional chile-no-argentino, que significar la destruccinde los glaciares y potencialmente podra con-taminar el agua de que se abastecen las po-blaciones cercanas. Lo mismo puede decirsede la expansin de la frontera agrcola enBrasil o la deforestacin por explotaciones

    mineras o de hidrocarburos en Per y Ecua-dor, donde ese tipo de emprendimientostienden a disminuir la resiliencia de los eco-sistemas hacindolos ms vulnerables alcambio climtico.

    Planes nacionales frente al cambio climtico

    Seguidamente se ofrece un repaso de algunospuntos destacados en varios planes naciona-les de mitigacin y adaptacin al cambio cli-

    mtico.

    Bolivia

    El Plan Quinquenal del Programa Nacionalde Cambios Climticos de Bolivia (2006 -2011) propone unas lneas estratgicas deaccin generales: Lograr que la sociedad bo-liviana asuma la presencia del fenmeno delcambio climtico; reducir la vulnerabilidadnacional al cambio climtico; promover quesectores piloto de la sociedad boliviana apli-

    quen adecuadamente las medidas de adapta-cin y mitigacin del cambio climtico 17.

    Sin embargo, el plan ofrece pocas accionesespecficas desagregadas. De la informacindisponible surge la presuncin de que existenuna serie de proyectos alineados con estaestrategia (68 que seran ejecutados a lo largodel quinquenio), pero no se identifican tem-ticas, alcances ni presupuestos asignados. Deacuerdo a los documentos publicados, sedesprende que la mayora de ellos estn aso-ciados a obras de riego y disponibilidad de

    17www.mmaya.gob.bo/pncc/index.htm

    agua potable para zonas vulnerables a lassequas.

    Chile

    El Plan de Accin Nacional de Cambio Cli-

    mtico describe las lneas prioritarias de ac-cin para el perodo 2008 2012. Se identifi-can tres lneas prioritarias de accin orienta-das a la mitigacin, la adaptacin y el fomen-to de las capacidades. Las consideracionesestratgicas contemplan, entre otros los si-guientes aspectos: El cambio climtico es uneje central de las polticas pblicas y las regu-laciones nacionales. La adaptacin es presen-tada como un pilar para el desarrollo futurodel pas y como respuesta temprana a los

    impactos al cambio climtico. La mitigacines entendida como un aporte al mejoramien-to en la calidad de crecimiento, a la reduccinglobal de emisiones de gases de efecto inver-nadero y a la disminucin de los costos deadaptacin 18.

    Es un plan vasto y exhaustivo, donde seabarcan todos los sectores de la economa delpas. A diferencia de lo que ocurre con otrosplanes nacionales, en el caso chileno existeuna clara distincin entre los lineamientos

    generales estratgicos y las acciones especfi-cas las que estn expresadas en trminos cla-ros y concretos, con una entidad ejecutoraasignada y un plazo para su ejecucin.

    Uruguay

    El Plan Nacional de Respuesta al CambioClimtico uruguayo es tan exhaustivo comoel de Chile, pero a diferencia de aquel, noprev acciones especficas ni establece unida-des ejecutoras y plazos 19. Entre sus objetivosprincipales se destacan: Mejorar el conoci-miento sobre la vulnerabilidad a los escena-rios de cambio climtico y las demandas parala adaptacin y mitigacin, de los diferentessistemas socio-econmicos y naturales; esta-blecer polticas preventivas de adaptacinque contribuyan a proteger la biodiversidady los ecosistemas y a disminuir la vulnerabi-lidad de la poblacin ante el cambio climti-co. Tambin se apunta a introducir en los

    18www.conama.cl/portal/1301/articles-

    44691_recurso_1.pdf19

    www.mvotma.gub.uy/dinama/index.php? op-tion=com_content&view=article&id=812

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    sectores productivos, estrategias de adapta-cin y mitigacin que tiendan a disminuir suvulnerabilidad y propendan a un desarrolloeconmico ambientalmente sustentable.

    Sus lneas de accin estn ordenadas en Miti-gacin, Adaptacin y Apoyo a la Gestin ycomprenden a todos los sectores econmicosdel pas abarcando todas las medidas queseran necesarias para enfrentar el cambioclimtico. Sin embargo, la falta de metas con-cretas hace que el documento solo puedaconsiderarse como un marco de referenciapara acciones que deben ser planificadas yejecutadas en el futuro.

    Per

    El Plan de Accin de Adaptacin y Mitiga-cin frente al Cambio Climtico de Per estan en etapa de consulta pblica 20. No obs-tante presenta un desarrollo bastante detalla-do con una larga lista de proyectos especfi-cos. Entre sus objetivos puede destacarse:Promover la inclusin de acciones de res-puesta al cambio climtico en las inversionesy actividades de desarrollo de corto y media-no plazo, tanto en las regiones como secto-rialmente; proponer acciones prioritarias a

    los sectores y regiones en trminos de pre-vencin de riesgos y adaptacin; y contribuira sentar las bases para un desarrollo sosteni-ble con baja intensidad de carbono en el pas.

    El plan est dividido en siete lneas temticas:inventario de emisiones de Gases de EfectoInvernadero y Sistemas de Reporte y Verifi-cacin de la informacin; secciones sobremedidas de mitigacin y adaptacin, la inte-gracin de stas en los procesos de toma de

    decisiones, investigacin y observacin sis-temtica, el fortalecimiento de capacidades ycreacin de conciencia pblica, y financia-miento.

    La propuesta peruana tiene tambin la virtudde incorporar fichas de cada uno de los pro-yectos que forman parte del plan donde sedetallan sus objetivos, se establecen plazospara su ejecucin y se definen cuales son lasunidades ejecutoras a cargo. Tambin estnestablecidos los presupuestos de cada activi-dad y en los casos en que ya existe financia-

    20

    www.minam.gob.pe

    cin nacional o internacional est identificadosu origen.

    Brasil

    Por su importancia en el contexto sudameri-

    cano y las implicaciones que tiene para lasnegociaciones actuales, el plan brasileo tieneuna relevancia superlativa. El Plan Nacionalsobre Cambio Climtico fue presentado enseptiembre de 2008, mientras que la Ley N12.187, que instituye la Poltica Nacional so-bre Cambio Climtico, se aprob en diciem-bre de 2009. Ambos instrumentos ofrecen unmarco estratgico e institucional para lasacciones de mitigacin y adaptacin. En elplan se establecen metas concretas en reas

    como energa, conservacin de bosques, ma-nejo de residuos, etc.

    A partir de esas bases, Brasil present en lacumbre sobre cambio climtico de Copen-hague (2009) sus metas de reduccin de emi-siones para el ao 2020. Las metas de reduc-cin de emisiones del pas se detallan en lacarta enviada por el gobierno brasileo a lasecretara de Naciones Unidas (29 de enero2010), en el marco de la asociacin de Brasilal Acuerdo de Copenhague.

    Las metas anunciadas son: Reduccin de 564millones ton CO2e, originadas en medidaspara detener las emisiones derivadas de ladeforestacin del Amazonas, y otros 104 mi-llones ton CO2e por medidas de conserva-cin en el Cerrado; entre 133 y 166 ton CO2esern reducidas a travs de acciones en elsector agricultura; y reducciones de 173 a 217ton CO2e por medio de acciones en el sectorenerga. En dicha carta el gobierno de Brasil

    estima que alcanzar una reduccin de entre36,1% y 38,9 % respecto de sus emisionesesperadas en el ao 2020.

    Otros pases

    En el caso de Colombia, existe un plan enestado embrionario, aunque est subsumidodentro del Plan Nacional de Desarrollo Fo-restal, y que por ahora solo describe grandeslineamientos 21.

    21www.minambiente.gov.co/documentos/

    5356_270410_pndf_prop_mitig_cclimatico_120510.pdf

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    La Estrategia Nacional de Cambio Climticode Ecuador est en plena reformulacin. EnVenezuela, Paraguay y Argentina no se cono-cen planes sistematizados como en los otros

    casos presentados.Amrica del Sur y lasnegociaciones globales

    En la Convencin Marco de las NacionesUnidas sobre Cambio Climtico (CMNUCC)existen bloques de negociacin conformadospor pases que comparten intereses econmi-cos, una alta vulnerabilidad y/o ideologapoltica. Los grupos clave de negociacinincluyen a: la Unin Europea (UE), el grupo

    Sombrilla22 (Umbrella) y el G77 ms China(que incluye a un total de 130 pases en desa-rrollo y China). Dentro del G77 + China seencuentran otros bloques de negociacin,como el Grupo Africano (nico bloque regio-nal) y AOSIS (Alianza de Pequeos PasesInsulares), los que actan ya sea de maneraindependiente o dentro del grupo pases endesarrollo. Al mismo tiempo, dada su impor-tancia en trminos de emisiones actuales deGEI y su relevancia econmica, Brasil aparece

    coordinando posturas junto a China, India ySudfrica en el marco del grupo denominadoBASIC. Tambin lo hacen los miembros de laOPEP, aunque no se presentan como bloqueoficial (incluyendo a Venezuela).

    A fines de 2009 los dems pases sudameri-canos se alinean en al menos dos grupos dis-tintivos de pases latinoamericanos. Por unlado, un conjunto de pases miembros delALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblosde Nuestra Amrica, que incluye activamentea Bolivia, Ecuador y Venezuela, aunque enocasiones se suman otros como Paraguay y ElSalvador). Por otro lado, a menudo aparecencon posiciones conjuntas un grupo que inclu-ye a Costa Rica, Colombia, Panam, Per y aUruguay.

    Por lo tanto, Amrica del Sur no coordinaposiciones comunes en las negociacionesglobales en cambio climtico. Tampoco es

    22Aunque no existe una lista oficial, el grupo Sombri-

    lla se encuentra normalmente formado por: Australia,Canad, Islandia, Japn, Nueva Zelanda, Noruega,Rusia, Ucrania y los Estados Unidos.

    evidente que se logren consensos a partir delos bloques de integracin regionales existen-tes, como MERCOSUR o la Comunidad An-dina. A su vez, los pases sudamericanos serelacionan con otros grupos globales de ma-

    nera diversa. De hecho todos los pases su-damericanos son parte de G77 + China, aun-que la coordinacin interna en ese gran con-glomerado es muy incierta; y luego, distintospases aparecen en diferentes agrupamientos(como son los casos de BASIC, OPEP y AL-BA). Adems, Ecuador, Surinam y Guyana,son parte de la Coalicin de Naciones deBosque Tropical (CFRN), grupo conformadopor pases de Amrica Latina, frica y Asiaque trabajan de manera articulada alrededorde la mitigacin y los bosques tropicales.

    Durante la Cumbre de Copenhague (encuen-tro de los pases miembros de la ConvencinMarco en Cambio Climtico , COP 15, de2009), la diferencia de intereses dificult elconsenso en aspectos claves como el finan-ciamiento y la mitigacin. Se gener un pro-ceso paralelo de negociacin durante los dosltimos das, en el que participaron tan slo26 pases, y por lo tanto fueron excluidas lascasi 170 naciones restantes. Su resultado fue

    el Acuerdo de Copenhague, que fue concebi-do con la idea de que fuera adoptado comodecisin de los miembros de la Convencin.Este acuerdo tiene importantes implicacionespara el futuro del planeta y de la propiaConvencin por sus limitaciones.

    Colombia, Mxico y Brasil fueron los nicosrepresentantes de Amrica Latina que parti-ciparon de este proceso. Los pases del AL-BA, quienes no fueron invitados, rechazaronabiertamente la adopcin formal del Acuerdoen el marco de la COP, no solamente porrazones ligadas al proceso, considerado ileg-timo y poco transparente, sino tambin a supobre contenido y alcance. En tanto eseacuerdo no pudo ser presentado formalmen-te como una resolucin de la Convencin, seutiliz la figura legal de Tomar nota, bajo lacual se reconoce su existencia, aunque fueradel marco formal de la Convencin Marco enCambio Climtico.

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    Los pases de Amrica del Sur presentan po-siciones diversas frente al Acuerdo de Co-penhague. Ecuador es el nico que, medianteuna comunicacin oficial, ha expresado su noadhesin al mismo; mientras que Chile, Co-

    lombia, Guyana, Per23

    y Uruguay se asocia-ron a l. Brasil ha sido el nico pas sudame-ricano que adems de tomar nota delacuerdo, ha presentando metas de reduccinde emisiones (reduccin de emisiones entre36.1 y 38.9%, bajo proyecciones de crecimien-to tendenciales, a travs de medidas en usodel suelo, energas renovables, produccinindustrial, y reduccin de la deforestacin).An no se han pronunciado oficialmente:Argentina, Bolivia, Paraguay, Surinam y Ve-nezuela 24.

    Esta dinmica muestra una fuerte lnea detensin entre Brasil por un lado, y los pasesdel ALBA, con Bolivia como actor principal,por el otro. Brasil es y ha sido histricamen-te- uno de los principales actores en el mbitode las negociaciones internacionales, ha forta-lecido esta posicin a travs del grupo BA-SIC, y desde all busca presentar la imagen delder de Amrica del Sur.

    Bolivia por su parte, ha apostado al apoyo yreconocimiento de la sociedad civil, presen-tndose como el vocero de los pueblos delplaneta y de los derechos de la Tierra, enoposicin al capitalismo y al mercado a quie-nes responsabiliza por la crisis climtica. Elpasado abril 2010, el gobierno boliviano or-ganiz la Cumbre de los Pueblos sobre Cam-bio Climtico y los Derechos de la MadreTierra. Participaron unas 35 mil personasrepresentantes de la sociedad civil de todo elmundo. Si bien la cumbre invit tambin alos gobiernos del mundo a participar, la con-vocatoria boliviana no tuvo xito en este sen-tido.

    23Sin relacin directa a los compromisos asumidos

    en el Acuerdo de Copenhague, el Ministro de Am-biente de Per anunci en la COP15 el compromisode su pas de reducir a cero la tasa de deforestacindel pas, aunque en caso de contar con el apoyo

    necesario.24 Bolivia y Venezuela expresaron su desacuerdocon el Acuerdo de Copenhague en la COP15. Sinembargo, estos dos pases no han presentado unacomunicacin oficial.

    Entre los resultados de ese encuentro se des-tacan la idea de un referndum mundial so-bre cambio climtico, donde los habitantes detodo el planeta puedan expresar su voluntadacerca de cmo resolver el problema. Ade-

    ms, 17 mesas de trabajo elaboraron propues-tas en temas relevantes para lidiar con elproblema de cambio climtico desde la pers-pectiva de los derechos de los pueblos y lanaturaleza. En los prximos meses se deter-minar si esos aportes logran influir en lasposturas de los dems pases sudamericanos,en particular frente a las pretensiones de lide-razgo regional de Brasil, y en las negociacio-nes en la Convencin Marco sobre CambioClimtico.

    En el camino al prximo encuentro de lospases de esa convencin (COP 16, a realizar-se en Mxico), las naciones en desarrollo sehan mantenido firmes en su posicin de noasumir compromisos de reduccin de emi-siones. Estos gobiernos reivindican su dere-cho al desarrollo y consecuentemente alaumento de sus emisiones de gases de efectoinvernadero. Sin embargo, puede ser quehaya llegado la hora de revisar estas posicio-nes para ganar espacio poltico en las nego-

    ciaciones y buscar caminos de desarrollo al-ternativos.

    El espacio atmosfrico para el desarrollodisponible es muy limitado, y no es posibleque todos los pases persistan en imitar unestilo de desarrollo de altas emisiones degases. El informe de Naciones Unidas sobreDesarrollo Humano 2007-2008 muestra conclaridad que para que todos los pases delmundo alcancen los niveles de desarrollo yconsumo, por ejemplo de Norte Amrica, senecesitaran nueve planetas. De manera queperseguir este objetivo no tiene fundamentosecolgicos, ni sociales, ni econmicos. Por lotanto es imperativo disear estrategias queconduzcan a una transicin hacia economassostenibles, tanto desde el punto de vistaclimtico como ambiental en general.

    Los pases en desarrollo, y entre ellos Amri-ca del Sur, han sostenido que aumentarn suscompromisos en la reduccin de emisiones

    de gases nicamente si las naciones en desa-rrollo tambin lo hacen en forma sustancial.Asimismo, los gobiernos reclaman insisten-

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    temente fondos de asistencia y transferenciatecnolgica para enfrentar el cambio climti-co. Esa postura es adecuada y comprensible,pero a veces corre el riesgo de llegar al ex-tremo de convertirse en el centro de las cues-

    tiones, donde parecera que un pas sudame-ricano slo avanzara decididamente en en-frentar el cambio climtico si consigue el fi-nanciamiento externo.

    En particular desde el punto de vista de laadaptacin, los gobiernos sudamericanos nohan alcanzado una actitud suficientementeproactiva, ya que en muchos casos abusa deesos reclamos de compensacin y asistencia,sirvindole como excusa de inaccin en me-didas que de todas maneras debera estar

    tomando.

    VAMBIENTE, ECONOMIA YDESARROLLO

    El surgimiento del neo-extractivismo

    Muchos problemas ambientales observadosse deben a la presin para obtener recursos

    naturales que son orientados a las exporta-ciones. De hecho, la participacin de las ma-terias primas en las exportaciones totalessudamericanas sigue siendo muy alta. En eltotal de exportaciones del MERCOSUR (Ar-gentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), el 59.8% fueron materias primas, o sea Naturaleza,sin procesar o con poco procesamiento indus-trial; esa cifra trepa a un impactante 81% enlos pases andinos (Bolivia, Per, Ecuador yColombia), y alcanza el 88% en Chile 25.

    Por lo tanto se mantiene un estilo extractivis-ta bsico, con antiguos antecedentes en pasescomo Chile, Colombia o Per. El extractivis-mo se caracteriza por extraer grandes vol-menes de recursos naturales, que no sufrenun procesamiento (o es limitado) y son ex-portados como materias primas.

    Los cambios recientes ms importantes hantenido lugar en los pases con gobiernos pro-gresistas, especialmente Bolivia, Ecuador y

    Venezuela, y en cierta medida en Argentina,

    25Datos para 2008, segn informaciones de CEPAL.

    Brasil, Paraguay y Uruguay. En esos casos sepuede describir un neo-extractivismo progre-sista 26. Este se caracteriza por una mayorpresencia y control estatal, captndose unamayor proporcin de la riqueza que genera

    esos sectores. Sin embargo se mantienen losimpactos ambientales, se minimiza la discu-sin ambiental mientras que los excedentescaptados financian diversos programas socia-les que legitiman las polticas gubernamenta-les y apaciguan la protesta social. Entretanto,toda la problemtica ambiental propia de laminera, los hidrocarburos y los monoculti-vos, se mantiene en sus aspectos esencialesen Amrica del Sur.

    Bajo el neo-extractivismo persisten buena

    parte de los emprendimientos mineros y pe-troleros clsicos, pero se inician algunos nue-vos proyectos, incluso con el apoyo directode los gobiernos (como es el caso de la pro-puesta minera de El Mutn, en Bolivia). En-tretanto, sectores como el agrcola, son recon-figurados hacia una mayor intensidad yorientados esencialmente a la exportacin (talcomo sucede con la soja en los pases del Co-no Sur). El Estado en algunos casos capta unamayor proporcin de recursos, por aumento

    de las regalas y otros tributos (especialmenteen Bolivia, Ecuador y Venezuela), y se intentauna mayor participacin de las empresasestatales o semiestatales). Sin embargo semantiene una insercin internacional subor-dinada, ya que los pases dependen de ven-der estos recursos naturales en los mercadosglobales, y adems deben atraer inversinextranjera para generar nuevos emprendi-mientos.

    En el neo-extractivismo, los gobiernos apun-tan a una mayor presencia, y en especial cap-tando una mayor proporcin de los exceden-tes, sea por medios tributarios o regalas, opor participacin directa en sus empresas.Existen diferencias entre los pases, dondeesa captura es mayor en el sector petrolero,por ejemplo en Ecuador, Bolivia y Venezuela,pero es mucho menor en Brasil o Argentina(aunque esta ltima mantiene una carga tri-

    26

    Gudynas, E. 2009. Diez tesis urgentes sobre elnuevo extractivismo. Contextos y demandas bajo elprogresismo sudamericano actual, pp 187-225, En:"Extractivismo, poltica y sociedad", varios autores.CAAP y CLAES, Quito.

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    butaria sobre las exportaciones de soja). Msall de esas diferencias, esos gobiernos utili-zan parte de esos recursos para financiardiferentes programas de asistencia social, losque son focalizados, asistencialistas y basa-

    dos en pagos monetarios contra ciertas pres-taciones. Los ejemplos ms conocidos sonBolsa Familia en Brasil, los diferentes bonosque se otorgan en Bolivia o en Ecuador.

    Esta vinculacin entre extractivismo y bonos,es utilizada para justificar muchos empren-dimientos extractivistas que son cuestionadospor su impacto ambiental. De esa manera,cuando se elevan las crticas en sectores comoel minero o el petrolero, desde los gobiernosse responde que esas actividades son esencia-

    les para el desarrollo nacional y en particularpara atacar la pobreza. De esa forma se lograuna gran legitimidad social y poltica, y sehace mucho ms difcil advertir sobre la pro-blemtica ambiental del extractivismo.

    Otra de las consecuencias de la persistenciade un patrn productivo basado en la expor-tacin de recursos naturales es la fragmenta-cin territorial. Amplias reas de los distintospases son concesionadas para explotaciones

    mineras o petroleras, y se genera una geogra-fa de fragmentos ocupados por esos enclaves(Figura 2). Estas estn rodeadas por zonasdonde el Estado nacional est ausente o d-bilmente presente, y no se aseguran cobertu-ras indispensables en materia ambiental, sa-nitaria, educativa, seguridad, etc. La geogra-fa fragmentada es una consecuencia directade una economa de enclaves.

    A su vez, tanto la desterritorializacin comolos impactos ambientales propios de econo-mas de enclave alimentan diversas protestasciudadanas. Algunas de ellas se resuelvenapelando a la legislacin nacional o interna-cional. Por ejemplo, la Corte Constitucionalde Colombia, en el ao 2009, basndose en elderecho a la consulta previa e informada, encumplimiento del Convenio 169 de la Orga-nizacin Internacional del Trabajo sobre Pue-blos Indgenas y Tribales, suspendi un pro-yecto minero27 que se desarrollaba en territo-

    27Ver en: http://ccr6.pgr.mpf.gov.br/destaques-do-

    site/corte-constitucional-colombiana-dicta-sentencia-historica-sobre-consulta-previa-a-pueblos-indigenas-y-comunidades-negras

    Figura 2. Fragmentacin territorial por concesio-nes en petrleo y gas en las regiones andino-amaznicas. Basado en Finer et al.

    28

    rio ocupado por pueblos indgenas. Este tipode mecanismos son muy importantes para lagestin ambiental, y son demandados envarios pases del continente.

    El neo-extractivismo genera otra situacinclave: la propiedad de los recursos naturalespuede quedar en un segundo plano ya queno asegura una mejor gestin ambiental osocial. Esto se debe a que incluso con empre-sas estatales o mixtas (como es el caso enparticular de las compaas petroleras nacio-nales), no se asegura un mejor desempeoambiental ni una mejor calidad en la consultae informacin pblica. Asimismo, el apoyo

    gubernamental a diversos emprendimientostampoco ha significado mejoras sustancialesen esos aspectos. Esto se debe a que paraalcanzar niveles adecuados de competitivi-dad internacional y captacin de inversiones,ya sean los pases o las empresas estatales,repiten un gerenciamiento basado en maxi-mizar la rentabilidad, reduccin de costos deoperacin y externalizacin de impactos am-

    28Matt Finer, Clinton N. Jenkins, Stuart L. Pimm,Brian Keane, and Carl Ross, Oil and Gas Projects inthe Western Amazon: Threats to Wilderness,Biodiversity, and Indigenous Peoples, PLoS ONE3,no. 8 (2008), available at plosone.org.

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    bientales. Las medidas ambientales pasan aser concebidas como obstculos para estosemprendimientos.

    Efectos de la crisis global

    En general, desde el punto de vista econmi-co, Amrica del Sur logr capear la crisisglobal econmico financiera mejor queotras regiones; la estimacin del crecimientodel PBI en 2009 ha sido de 0.1%. Sin embargo,mientras varios pases registraron un creci-miento muy modesto, o un estancamiento, enotros tuvo lugar una fuerte contraccin eco-nmica (especialmente Paraguay con - 3.5%,y Chile con - 1.8%) 29. En toda la regin, condistinto grado, se han observado reducciones

    de las exportaciones (en volumen y valor),menor nivel de actividad en varios sectores,aumento de algunos productos bsicos enalgunos pases, prdidas en el ingreso deremesas que proviene de las naciones indus-trializadas, drstica reduccin del turismo,cada en la inversin extranjera, etc. Esta si-tuacin encierra varias implicancias en elterreno ambiental. Seguidamente se mencio-nan algunos aspectos destacados.

    Nuevos balances en los sectores extractivos. Laescasez en capital, la cada en los precios y lareduccin en el comercio global, retrae mu-chos emprendimientos y ha hecho que seredujera el altsimo nmero de proyectosregistrados en aos anteriores. Entre los sec-tores ms afectados se encuentran por ejem-plo minera, hidrocarburos, celulosa, petro-qumica y agrocombustibles. A pesar de larecuperacin paulatina del precio del petr-leo, la cada en su valor observada especial-mente en 2009, ha enlentecido las actividadesde exploracin, nuevas explotaciones y otrasinversiones.

    Agropecuaria y desarrollo rural. La cada en loscommodities agrcolas ha hecho que en va-rias zonas se aminore la intensificacin agr-cola (basada en agroqumicos, maquinaria,etc., y promovida por agroindustrias), entanto es ms costosa y los mrgenes de renta-bilidad se reducen. Pero esto ha determinadoque el crecimiento del sector descanse sobre

    todo en el avance de la frontera agropecuaria

    29CEPAL. 2009. Balance preliminar de las econo-

    mas de Amrica Latina y Caribe. CEPAL, Santiago.

    sobre reas silvestres, especialmente en sitiostropicales, debido a que esa modalidad escomparativamente ms barata que la intensi-ficacin. De todos modos, varios productosse estn recuperando a un paso un poco ms

    rpido que el esperado, y por lo tanto persis-ten las presiones ambientales. Un factor de-terminante en esta recuperacin es la de-manda de los pases asiticos, y en especialChina. Entretanto, los emprendimientos des-tinados a agrocombustibles, se contrajeron entanto la demanda internacional se ha contra-do, y el consumo interno alcanza volmenessignificativos nicamente en Brasil.

    Flujos de capital y debilitamiento de la gestin einstitucionalidad ambiental. La crisis ha gene-

    rado diversas acciones gubernamentales parareforzar sus exportaciones y la captacin deinversin extranjera. Como resultado de esosesfuerzos se han redoblado los cuestiona-mientos a las exigencias ambientales y res-tricciones de evaluacin e informacin am-biental, en tanto se las considera como trabaspara los proyectos productivos. La crisis hasido invocada como excusa y genera un dis-curso de urgencia que ha sido usado parajustificar medidas de flexibilizacin, e incluso

    reforma, de la normativa ambiental, los pro-cedimientos de evaluacin ambiental, y otrasmedidas de proteccin. Un caso extremo seobserva en Bolivia, donde los pedidos deflexibilizacin ambiental provienen del pro-pio presidente de la estatal Yacimientos Pe-trolferos Fiscales Bolivianos (YPFB), paraeliminar lo que califica como trabas am-bientales y sociales, aludiendo incluso a unamodificacin de la nueva Constitucin Polti-ca del Estado.

    Contraccin de las economas nacionales. Enaquellos pases donde la crisis econmico -financiera global ha tenido los mayores efec-tos (por ejemplo Chile), los presupuestosestatales destinados a la gestin ambientalenfrentan limitaciones. Pero incluso en na-ciones que han sido menos afectadas (porejemplo Brasil), la crisis ha sido invocadacomo condicin para reorientar el gasto p-blico apoyando diversos emprendimientos.El problema es que muchas de esas financia-

    ciones se destinan a sectores de alto impactoambiental (como ha sido en el caso de Brasilel apoyo del gobierno federal a la agroindus-

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    tria exportadora). Esto implica que el Estadotermina subvencionando de manera indirectaemprendimientos con efectos ambientalesnegativos. No se ha aprovechado esta coyun-tura, ni la disponibilidad de esos fondos, para

    promover reconversiones hacia produccionesde menor impacto ambiental (siguiendo conel caso de Brasil, como podra ser la agrope-cuaria orgnica o de bajos insumos).

    Limitaciones ambientales en los procesos de inte-gracin regional. Las fricciones dentro de losbloques de integracin regional sudamerica-nos se mantienen, y en algunos casos hanaumentado. Existen, por ejemplo, persisten-tes disputas comerciales en el seno del MER-COSUR. La crisis global y la competencia que

    de hecho mantienen los socios en sus desti-nos exportadores, hacen que esta situacin serepita. Una de las consecuencias de esta pro-blemtica es que no se fortalecen esos proce-sos como espacios de construccin de unagobernanza regional ambiental. Por ejemplo,el MERCOSUR sigue sin concretar el trnsitodesde su Acuerdo Marco en Medio Ambientehacia un Protocolo con compromisos vincu-lantes mayores. De la misma manera, el Tra-tado de Cooperacin Amaznica (y su orga-

    nizacin - OTCA), a pesar de ser el nicoacuerdo de ese tipo con claros objetivos am-bientales, no logra concretar una gobernanzacompartida para la regin amaznica.

    Interconexiones continentales en infraestructura.La Iniciativa en Infraestructura Regional Su-ramericana (IIRSA) se convierte en uno de losprocesos continentales ms importantes des-de el punto de vista ambiental, por los efectosa gran escala de varios proyectos. Si bien laIIRSA ha aminorado su ritmo de emprendi-mientos debido a la crisis, existen varios pro-yectos en marcha o estudio, tales como co-nexiones carreteras y represas, en zonas an-dino-amaznicas, y con alto impacto ambien-tal. Por ejemplo, de los 10 ejes que conformanesta iniciativa, seis de ellos convergen enBolivia (4 son corredores ocenicos), y adi-cionalmente existe una centena de proyectosinterrelacionados para los que las polticasdel gobierno han estimulado acuerdos y fi-nanciamientos del Banco Mundial, CAF y

    BID. Estos y otros casos muestran que losfondos disponibles en instituciones regiona-les, manejadas por los propios gobiernos

    latinoamericanos, existen, pero estos se des-tinan a este tipo de emprendimientos de altoimpacto. Las principales instituciones finan-cieras regionales son la Corporacin Andinade Fomento y FonPlata, junto a instituciones

    como el BID, y nuevos actores como los ban-cos nacionales de desarrollo, donde se desta-ca el BNDES de Brasil.

    Evaluacin de los impactos territoriales

    Atendiendo a los puntos sealados arriba, yen otras secciones del presente informe, esposible sealar que se mantendr la presinsobre algunos ecosistemas, mientras que lasmedidas de restauracin, compensacin omitigacin ambiental sern ms limitadas. El

    resultado es que la brecha de deterioro am-biental aumentar bajo el presente contextode la crisis. En especial persistirn los pro-blemas en las zonas que ya cuentan con in-fraestructura de transporte, mientras que eldebilitamiento de la gestin y regulacinambiental apunta a esperar un incremento enel deterioro ambiental en otras zonas.

    Bajo esa dinmica es probable que en Amri-ca del Sur, contine la deforestacin en losbosques tropicales (especialmente en algunas

    reas en Ecuador, Per y Bolivia, y en el ar-co de deforestacin amaznico en Brasil) yen los subtropicales (especialmente en lastierras bajas de Bolivia, oriente de Paraguay ynorte de Argentina). Se mantendrn los im-pactos por emprendimientos extractivos (mi-neros y petroleros) en la regin andino-amaznica, pero tambin hacia el sur, en Ar-gentina y Chile.

    La expansin de las fronteras agropecuarias ola intensificacin en zonas existentes, paramonocultivos de exportacin se ha converti-do en un factor de modificacin territorialclave. Esta expansin agrcola seguir pre-sionando sobre diversas reas naturales comoel Cerrado en Brasil. La soja es el cultivo mspujante en los pases del Cono Sur, desple-gando un estilo productivo basado en varie-dades transgnicas, intenso uso de herbici-das, lenta expansin de las prcticas de siem-bra directa, y una administracin empresa-rial, que puede estar desacoplada de la pro-

    piedad de la tierra. Por lo tanto, las compa-as agrcolas y de logstica agropecuaria, sinnecesariamente ser dueas de la tierra, con-

  • 8/6/2019 Tendencias Ambientales Claes 10

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    Ambiente y Desarrollo en Amrica del Sur 2009/10 - CLAES

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    trolan enormes superficies territoriales envarios pases.

    Integracin regional y ambiente

    Tal como se desprende de varias secciones

    del presente informe, los procesos de integra-cin regional sufren diversas dificultades, yno logran incorporar de manera efectiva ladimensin ambiental. Esto se observa tantoen el MERCOSUR como en la ComunidadAndina, y no existen avances en el ms re-ciente espacio de coordinacin, UNASUR.

    Un ejemplo de esta problemtica se observacon el abordaje del conocido conflicto bilate-ral entre Argentina y Uruguay sobre la insta-lacin de una planta de celulosa en la margenuruguaya del Ro Uruguay. Esta disputa nofue tratada adecuadamente en el MERCO-SUR, a pesar que ste posee un acuerdo mar-co en materia ambiental y compromisos enbiodiversidad. Por el contrario, Argentinaelev un recurso ante la Corte Internacionalde Justicia de La Haya. Tras un largo proceso,la decisin de la Corte se present el pasadoabril 2010 30. sta determin que Uruguayincumpli las exigencias de procedimiento deinformacin y cooperacin con Argentina

    establecidas en el Estatuto del Ro Uruguay,un convenio que los dos pases subscribieronpara manejar ese ro. La Corte tambin indicque Uruguay no incumpli las obligacionessubstantivas de la proteccin de ese curso deagua, segn los trminos establecidos enaquel convenio.

    Otro espacio de enorme valor para abordar latemtica ambiental desde una perspectivaregional es el Tratado de Cooperacin Ama-znica. En ese caso se repite una situacinsimilar, y su desempeo por momento parecems recostado en encaminar y promover elfinanciamiento de proyectos que en generaruna agenda de conservacin amaznica.

    VIPOLITICA AMBIENTAL

    La revisin de debate en poltica ambientalen Amrica del Sur en el ltimo ao muestradiversos altibajos. Entre los avances ms des-

    30

    International Court of Justice, Pulp Mills on theRiver Uruguay (Argentina v. Uruguay), April 20th,2010.

    tacados del ltimo ao se encuentra la apro-bacin del Ministerio del Ambiente en Chile.Este trmite se inici en legislativo chileno enabril de 2009, finalizando el trmite parla-mentario en noviembre, para que seguida-

    mente la ley de creacin fuera aprobada porel Tribunal Constitucional en enero de 2010.Esta creacin se suma a la del Ministerio delAmbiente en Per (2008), de manera que casitodos los pases sudamericanos cuentan conuna autoridad ambiental de ese rango. Loscambios en Chile son ambiciosos, ya queapuntan a una reforma de su institucionali-dad ambiental, incluyendo un reposiciona-miento de su comisin en ambiente, la crea-cin de un Servicio de Evaluacin Ambientaly una Superintendencia del Medio Ambiente,

    junto a un pendiente Tribunal Ambiental.

    Pero por otro lado, diversas decisiones gu-bernamentales dejan en segundo plano losobjetivos ambientales, por detrs de metaseconmicas y comerciales. Muchas de laspresiones sobre los recursos naturales se ori-ginan en las propias decisiones gubernamen-tales, las que no integran los aspectos ecol-gicos en su proceso de toma de decisiones. Esms, en varios casos, esas decisiones generan

    impactos ambientales sustantivos, que elpropio Estado deber enfrentar en un futuro,y ms de una protesta ciudadana. Por ejem-plo, varias de las obras promovidas por elPrograma de Aceleramiento del Crecimiento(PAC), como carreteras o represas, estn in-volucradas en altos impactos ambientales. Elcompromiso de un "balance" entre los permi-sos ambientales para las obras del PAC conun igual nmero de medidas de proteccinambiental, no se cumpli. Entre mayo 2008 amarzo 2009, solo se aprobaron 7 nuevas uni-dades de conservacin, mientras el Ibama(Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dosRecursos Naturais Renovveis) autoriz 260obras del PAC (152 licencias y 108 autoriza-ciones de deforestacin para esos emprendi-mientos) 31.

    Las relaciones entre organizaciones ambien-talistas y gobiernos se ha tensionado en