teoria de la eleccion rac

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    IV. LA TEO RIA DE LA ELECCION RACIONAL Y LASCIENCIAS SOCIALES*

    PREHISTORIA DE LA TEORiAD E LA ELEC CrON R ACrON AL

    Como este volumen conmemora el trigesimo aniversario de la pub li-caci6n de Economic Theory of Democracy de Anthony Downs, poseeaspectos tanto sentimentales como sustantivos, por 10 cual pido al lectorsu comprensi6n si aprovecho esta oportunidad para evocar algunosrecuerdos. En 1956 y 1957, trabaje en el estudio 14 del Center forAdvanced Study in the Behavioral Sciences (Centro de EstudiosSuperiores en Ciencias del Comportamiento). Bob Dahl habia hecho 10propio el afio anterior y no recuerdo si el me dej 6 su copia de ladisertaci6n de Anthony Downs 0 si fue Kenneth Arrow, miembro delCentro en ese entonces. Esta obra aparecia como un informe para laOffice of Naval Research (Oficina de Investigaci6n Naval), patroci-nadora del proyecto. No existia ninguna otra versi6n y ningun cambio serealiz6 en el manuscrito desde su formato inicial como disertaci6n y supresentaci6n como informe, hasta su publicaci6n como libro. KennethArrow encabez6 el comite de Downs, en tanto que Robert Dahl yCharles Lindblom se encargaron de publicar dicha disertaci6n. Auntengo en mi poder la versi6n mimeografiada encuademada en rustica deAn Economic Theory of Democracy, la cual debe ahora constituir unarticulo de colecci6n.Ellibro de Downs fue 10 primero que lei en el Centro en 1956. En eseentonces, estaba inmerso en la sociologia politica y la psicologia, y lalectura de las escasas formulaciones y pretensiones explicativas deDowns fue para mi una aspera experiencia. Sin embargo, algunosaspectos de esta obra tenian mucho en comun con un tipo de bibliogra-

    * La versi6n original de este capitulo fue presentada en la conferencia celebrada el 27y 28 de octubre de 1988, en la Universidad de California en Irvine, en el marco deltrigesimo aniversario de la publicaci6n de Economic Theory of Democracy de AnthonyDowns. (N. del A.)

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    LA TEOR iADE LAEL ECC rON RACrONAL 1 71fia que yo conocia muy bien. En aquella epoca, solian emplearse meta-foras mercantiles en el analisis de la politica democratica y la estadu-nidense. La decada de los afios cincuenta fue la era de la "decadencia dela ideologia" y predominaba el pragmatismo politico. Desde mediadosde la decada de 1930, T. V. Smith, fi16sofo egresado de la Universidadde Chicago, colega de los pragmatistas filos6ficos de aquella ciudad ysenador por el estado de Illinois, habia representado al politicodemocratico como un personaje un tanto cinico, y soboma-ble, cuyamayor virtud consistia en saber resolver conflictos de una formapacifica. Pendleton Herring (1940) cita la comparaci6n que hicieraSmith de los politicos de la dicta dura y los de la democracia.

    Es precisamente de la consecuencia [la violencia] de los conflictos inter-grupales que los politicos dem6cratas nos protegen. Y si alguna vez mientenen tan dificil tarea, es lamentable, pero comprensible. Si son serviles algunasveces, es despreciable pero tolerable. Si en ocasiones aceptan sobornos, estoes odioso, pero no fatal. Los vicios de nuestros politicos no debencompararse con las cualidades del ciudadano comun, sino mas bien con losvicios de los dictadores. En este contexto, casi podemos alabar a nuestrospoliticos -por compensaci6n si no por eliminaci6n, por cuantos defectoshayan servido en el arduo proceso de salvarnos de la violencia y del crimen.En otras latitudes, personas son muertas en conflictos de intereses quenuestros politicos saben controlar con pecados exentos de crimenes yvirtudes no del todo ajenas ala magnanimidad. (P. l35.)En visperas de nuestra intervenci6n en la segunda Guerra Mundial,Herring emple6 metaforas mercantiles para describir la politica de lospartidos en los Estados Unidos de Norteamerica:Gran parte de nuestra actual actitud de contar con la ayuda y el apoyogubernamentales s6lo responde a un tradicionalismo expresado en terminosnovedosos. No hay grandes cambios en las actitudes fundamentales.Teniamos una politica de concesiones -tierras donadas, concesionesmineras, subsidios para envios, cuotas, etc. Durante el siglo XIX, habiacontinuas demandas de concesiones y subsidios. Actualmente, las demandasdel hombre de la calle no pueden ser satisfechas con haciendas y concesionesde este tipo. Se requiere ahora una distribuci6n mas amplia. Sin embargo,este proceso no implica grandes sutilezas te6ricas 0 filos6ficas; setrata mas bien de un oportunismo ligeramente teiiido de

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    1 7 2 LAPOLiTICA COMO CIENCIAhumanitarismo. Aqui, no encontramos los conflictos ideo16gicos que tancandentes pasiones desencadenaron en los paises europeos. En los EstadosUnidos de Norteamerica, los problemas sociales rara vez han sido asociadoscon filosofias sistematicas, ni tampoco ha sido guiada la administraci6npublica por una abstracta formulaci6n de valores. Los voceros de lainconformidad se expresan en funci6n de necesidades concretas. (P. 175.)Prosigue:Como las principales figuras politic as de partido no son obligadas por unadisciplina partidista a seguir un programa definido, gozan de gran libertadpara negociar con grupos de interes, En este sentido, el hecho de quenuestros partidos principales tengan tan poco poder sobre sus representantesvuelve tanto mas innecesaria la existencia de partidos menores. Mediante laformaci6n de bloques en el Congreso, los sectores y los estados logranconcesiones otorgadas por los lideres de los partidos. Las organizacionesque representan intereses especiales controlan votos susceptibles de afectarla vida politic a de dem6cratas y republicanos. (P. IS7.)Ademas, Herring anticip6 el pron6stico, por Downs, de que dada unadistribuci6n normal de las predisposiciones ideol6gicas del electorado,existe una fuerte tendencia, por parte de ambos partidos, a asumir la mismapostura. Una vez descubierto un buen program a, este resulta igualmenteatractivo para ambos partidos. Una buena demostraci6n de esto es el llamadodel senador Arthur Vandenburg durante el periodo de mayor exito delpartido dem6crata. Insisti6 en una liberalizaci6n del gobiemo republicanomediante el fortalecimiento del segura contra el desempleo, las pensiones deretiro y las leyes relacionadas con el salario minimo [... ] Los republicanos nopermitiran que los dem6cratas monopolicen el sufragio de granjeros,trabajadores y de la clase media. Hay divisi6n intema entre los dem6cratascon respecto a la conveniencia de expropiar negocios. Lo que es bueno paraun partido tambien 10 es para el otro, y las diferencias radican en cuestionesde personal, enfasis y ritmo mas que de sustancia. Las rivalidades se reducena qui en habra de orquestar los cambios requeridos y determinar en queformas y circunstancias hacerlo. (P. 193.)

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    LA TEORiA DE LA ELECCrON RACrONAL 1 73Dos afios mas tarde, el economista Joseph Schumpeter (1942) emple6 de

    manera aun mas directa la metafora mercantil en su analisis de losprocedimientos realistas propios de las democracias. Con respecto alliderazgopolitico, declar6:

    Este concepto presenta dificultades similares en relaci6n con el concepto decompetencia en el ambito econ6mico, las cuales puede ser provechosocomparar. En la vida econ6mica, nunca falta la competencia, aunque raravez es perfecta. Asimismo, siempre existe cierta competencia en la vidapolitic a, asi sea en forma potencial, por la adhesi6n del pueblo. Estefen6meno se justifica por el hecho de que la democracia parece conllevar unmetoda reconocido para llevar a cabo la lucha competitiva, y que si metodaelectoral es practicamente el unico disponible para comunidades decualquier tamafio. Sin embargo, aun cuando esto excluye numerosas formasde acceder a tipos inadmisibles de liderazgo, como la competencia medianteuna insurrecci6n militar, no elimina casos sorprendentemente analogos aaquellos fen6menos econ6micos a los que llamamos competencia "desleal","fraudulenta" 0 restrictiva. Y no podemos excluirlos porque, si 10hicieramos, tendriamos ante nosotros un ideal totalmente inalcanzable. Entreeste caso ideal que no existe y los casos en que cualquier competencia con elliderazgo establecido es reprimida por medio de la fuerza, existe un rangocontinuo de variaci6n dentro del cual el metoda democratico de gobiemo seconfunde con el autocratico a traves de gradaciones imperceptibles. (P. 27l.)

    Downs (1957) tambien tom6 directamente de Schumpeter la me-tafora de la "mano invisible" de Adam Smith. Del ilustre economista deHarvard, cita el siguiente parrafo:

    De la misma manera, la raz6n de ser 0 funci6n social de la actividadparlamentaria sin duda alguna es la de aprobar leyes y, en parte, medidasadministrativas. Sin embargo, para poder entender en que forma la politic ademocratic a cumple con esta meta social, es menester empezar desde lalucha competitiva por el poder y los encargos publicos, y percatarse de quedicha funci6n social se cumpli6 en forma incidental -en el mismo sentidoen que la producci6n incide en la ganancia. (P. 29.)La coherencia de la teoria de Downs con la sabiduria convencional

    de los afios cincuenta se refleja en el hecho de que reconoce estar en-deudado con Schump eter: "El prof undo analisis que hace Schumpeter

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    174 LA POLinCA COMO CIENCIAde la democracia ha sido fuente de inspiraci6n y sustento para nuestratesis, por 1 0 que en verdad le estamos profundamente agradecidos" (p.29). Entre otros predecesores y contemporaneos de Downs queemplearon estas metaforas mercantiles, se encuentra V. O. Key (1942),cuyo trascendente texto acerca de los partidos politicos destac6, desdesu primera edici6n, la noci6n de que el liderazgo politico conllevaactividades de negociaci6n e intercambio. Elmer Schatts-chneider(1960), otro renombrado analista de los partidos y elecciones en losEstados Unidos de Norteamerica, reitera la metafora de Schumpeter delpolitico "empresario". La tarea del ciudadano consiste en "averiguarc6mo obligar a sus agentes a definir sus opciones" y el problema delsistema politico en su conjunto estriba en

    organizar rei proceso electoral] de manera que se haga el mejor uso posibledel poder publico habida cuenta de sus limitaciones. Una decisi6n popular queencauce la fuerza del apoyo publico requiere de un tremendo esfuerzo paradefinir opciones, organizar la discusi6n y movilizar la opini6n. EI gobierno ylas organizaciones politic as estan empeiiados en la fabricaci6n de [... ]opciones. (P. 139.)Tenemos pues, que la mercantil era una de las metaforas "literarias"comunes entre los analistas de la politica estadounidense. Seconsideraba que votar era algo asi "como" intercambiar votos porpoliticas. Y las actividades de los politicos eran comparables con las deempresarios empefiados en incrementar valores mercantiles mediante eltrafico de posiciones y la combinaci6n de recurs os con miras a laformaci6n de coaliciones triunfadoras.La revoluci6n encabezada por Downs consisti6 en transformar estametafora literaria en un modelo formal explicito, con todas las ventajasque conlleva esta explicaci6n. Esto gener6 hip6tesis especificas acercade los sistemas de mercado, las cuales podian probarse mediantemetodos empiricos y abri6 las posibilidades a una investigaci6nrigurosamente cientifica en la que se aplicaran complejos metodosmatematicos y estadisticos. Como este "afan de rigor deductivo einductivo" domin6 las ciencias sociales de los afios cincuenta y sesenta,no es de sorprenderse que la bibliografia relativa a la elecci6n racional y

    la elecci6n publica floreciera en las siguientes decadas hasta la presente,y se convirtiera en la punta de lanza de la ciencia politica "cientifica".

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    LA TEORiA DE LA ELECCrON RACrONAL 1 75Pero, Downs recordaba, de la misma manera que muchos de los

    analistas afiliados a esta escuela tendian a olvidar, que la adopci6n delmodelo mercantil racional tenia su precio. En la era pre-downsiana dela metafora literaria, la mercantil era s6lo una de otras cuatro 0 cincometaforas empleadas en el estudio de la politica.

    Una de elIas equiparaba la politica a la religi6n, con actividadesdefinitorias de conversi6n, oraci6n y cuho, en vez de compraventa.Dicha metafora caracterizaba algunos aspectos de la politica enFrancia, Italia, Espafia, America Latina, Alemania y el Oriente Medi6.En otra, la politica se comparaba con la guerra, y se aludia a gruposparamilitares, armas y lucha por el control de las calles. Cuandohablaba del "personal general de la revoluci6n", Lenin se referia a losorganismos directores del partido comunista. Los procedimientos delnazismo, fascismo, falangismo y otros movimientos autoritariostambien encajan en esta metafora militarista.

    Todos conocemos bien la metafora del "juego de la politica", en elque se participa por el placer y las emociones que brinda, mas que porlos elementos de poder y control de la actividad politica. 0 como 10sugiri6 en fechas recientes Clifford Geertz (1980), la politica podriaasemejarse con una representaci6n teatral cuya meta principal fuera laimpartici6n de una ensefianza transmitida a traves de la afirmaci6nsimb6lica, por parte de los actores, de sus poderes y papeles.

    Como la politica puede tomar elementos de un mercado, un juego,una guerra, una iglesia y una representaci6n teatral -y la historia de lapolitica de sociedades particulares muestra c6mo la explicaci6n a travesdel tiempo puede requerir de algunos 0 tal vez de todos ellos-, elhecho de considerar a cualquiera de estos como el modelo masrepresentativo de la misma tiene sus desventajas, ya que implicaexagerar algunas de las potencialidades de la politica a expensas deotras ya costa de la perspectiva dinamica del desarrollo. El prop6sitoprincipal de este capitulo es demostrar que el analisis basado en laelecci6n racional puede originar distorsiones empiricas y normativas, ano ser que se combine con las ciencias hist6rica, socio16gica,antropo16gica y psico16gica, que tratan los valores y acciones de losindividuos a traves del tiempo, de una cultura a otra, asi como de unpais y de un estrato social a otro.

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    176 LAPOUnCACOMOClliNC~

    LA TEORIA DE LA ELECCIONRACIONAL COMO REVOLUCION

    CIENTIFICA

    En la epoca en que la teoria de la elecci6n racional comenzaba a salirsede su nicho original, es decir, la economia, a finales de los afioscincuenta y principios de la decada de 1960, los enfoques explicativosdominantes en las ciencias sociales eran las teorias socio16gicas, de lacultura y de la personalidad, y de la psicologia social. La primera, esdecir la teoria socio16gica, partia de la tradici6n europea fundada porMax Weber, Emile Durkheim, Vilfredo Pareto y otros. La segunda, esdecir la de la cultura y de la personalidad, se basaba en las teoriaspsicoanalitica y antropo16gica cuyos principales representantes eranMargaret Mead, Ruth Benedict, Ralph Linton, Harold Lasswell, AbramKardiner, los Kluckhohn et al, 0 en la de la "personalidad autoritaria".La teoria de la psicologia social, asociada con investigaciones basadas enencuestas y metodologias experimentales para grupos reducidos,encontraba su expresi6n en las obras de Samuel Stouffer, Paul Lazarfeld,Rensis Likert, Angus Campbell, Carl Hovland, Kurt Lewin, DorwinCartwright y otros.La teoria socio16gica del siglo XIX y principios del siglo xx, a dife-rencia de Marx, consideraba que las ideas, preferencias y valores,influian de manera significativa en la formaci6n, mantenimiento y de-cadencia de las instituciones sociales. Las normas y valores eran muyimportantes para las teorias de la integraci6n social de Durkheim (1973).Los seres humanos integraban sociedades sobre la base de unaconciencia colectiva, es decir, una serie determinada de valores ycreencias comunes; el suicidio era un sintoma de carencia de normas,deanomia. Weber (1930) ubic6 los origenes del capitalismo en elascetismo de las sectas protestantes. La voluntad de ordenar la propiavida, ahorrar y acumular capital, asi como de invertir, se basaba en laconvicci6n religiosa de que la salvaci6n de alguna manera se asociabacon el exito en los empefios terrenales. Segun Talcott Parsons, la acci6nsocial obedecia a sentimientos, creencias y valores, y las institucionessociales descansaban en procesos de socializaci6n que inculcaban dichasorientaciones (vease Parsons y Shils, 1951). La teoria de la cultura y dela personalidad, ejemplificada por los escritos de Ruth Benedict (1934),daba cuenta de la estruc-

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    LA TEORiA DE LA ELECCrON RACrONAL 177tura social, la politica y el gobierno de diferentes sociedades en funci6ndel "caracter nacional", temas culturales, personalidad modal, yfen6menos similares -mezclas de creencias concernientes a laautoridad y las relaciones humanas- producidos en parte por lasformas en que los miembros de dichas sociedades eran preparados parael desempefio de sus papeles de adultos. Y la teoria de la psicologiasocial trataba a las actitudes y creencias como importantes variablesexplicativas en el comportamiento electoral (Lazarsfeld y Berelson,1955), la moral de los soldados (Shils y Janowitz, 1948), las respuestasa la propaganda (Hovland, 1950), las actitudes prejui-ciosas (Adorno,Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford, 1950), etcetera.Durante las decadas de 1950 y 1960, los aspectos mental, moral y deactitud formaban parte medular del discurso de las ciencias sociales. Sesuponia que este mundo mental y moral no era s6lo reflexivo, sinotambien bastante complejo, dinamico y generativo. Un postuladocentral de esta bibliografia era que las actitudes y valores variabannotoriamente entre las naciones y los procesos hist6ricos y que poseianun apreciable poder explicativo.La bibliografia de la elecci6n racional eludi6 semejantes comple-jidades. Para los economistas, su tradici6n intelectual cumplia unafunci6n homogenea "de servicio" basada en intereses materiales. Para lageneraci6n de polit6logos que adoptaron el enfoque de la elecci6nracional en las decadas de 1960 y 1970, hubo un giro deliberado haciala economia y un alejamiento de las demas ciencias sociales. Cuando seencuentran ocasionales citas de la bibliografia de las ciencias socialesen obras tan tempranas como el estudio de Anthony Downs (1957), alque esta dedicado este volumen, el estudio de Riker (1962) sobrecoaliciones, y la pionera obra de Buchanan y Tullock (1962) -referencias ocasionales a Parsons, Durkheim, Lazarsfeld, Campbell,Horney, Dahl, Easton, y otros- se observa un claro rompimiento conla tradici6n intelectual de las ciencias sociales de los afios cincuenta ysesenta.

    Tambien se observa una cautelosa aplicaci6n de la estrategia eco-n6mica deductiva en el analisis de fen6menos politicos. En ella, sesupone que el gobierno y la politica son similares a los mercados.Funcionarios, politicos y electorado son promotores pragmaticosde intereses materiales propios a corto plazo, quienes buscan ventajas

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    178 LA PO LinC A C OM O C IEN CIApersonales a traves del poder, decisiones legislativas y administrativas,votos y otros mecanismos similares. Partiendo de esto, los pioneros deeste enfoque pronto demostraron su validez y parsimonia en laexplicaci6n de ciertos aspectos de los sistemas de partidos, arreglosconstitucionales y coaliciones politicas. Este movimiento se asemejatanto a la revoluci6n cientifica descrita por Thomas Kuhn (1962) -consu repentina adopci6n de un nuevo paradigma independiente de lostrabajos cientificos anteriores, y caracterizado por un brusco giro hacialos complejos procedimientos de una nueva "ciencia de la elecci6npublica normal"- que uno siente la tentaci6n de concluir que se adopt6en forma deliberada una estrategia kuh-niana. Sin embargo, las fechasde publicaci6n de los escritos que 10 atestiguan descartan estaposibilidad.

    E SENCIA DE LA TEOR iA DE LA ELECCrON RAC rONALLa teoria de la elecci6n racional es una estrategia puramente deductivaen las obras de Downs, Riker, Buchanan, Tullock y otros autores, 0 biendeductiva y combinada con la comprobaci6n empirica de hip6tesisl6gicas, como consta en los trabajos de Fiorina (1981), Ferejohn (1987),Shepsle y Fiorina (1988) y otros escritos. Parte de postulados 0 axiomasacerca de los motivos y comportamiento humanos, y formula lasimplicaciones institucionales y de gobierno que l6gicamente sedesprenden de dichos axiomas. Un aspecto de este enfoquemetametodo16gico es el "individualismo metodo16gico", segun el cualtodos los fen6menos sociales son atribuibles 0 reductibles a lascaracteristicas y comportamientos de los individuos. Otro de susaspectos es que se da por sentado que los actores politicos -elelectorado, los politicos y los bur6cratas- son promotores pragmatic osde intereses materiales, quienes persiguen ventajas personales en formade votos, cargos publicos, poder, etc., al mas bajo costo.La bibliografia de la teoria de la elecci6n racional ilustra diversasposturas con respecto a la naturaleza de estos postulados. Algunosanalistas atribuyen un grado de realismo sustancial 0 "satisfactorio" alpostulado de la promoci6n de intereses materiales propios. Otrosargumentan que el asunto del realismo es accesorio, siempre y cuandose verifiquen las predicciones generadas por dichos postulados.

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    LA TEORiA DE LA ELECCrON RACrONAL 179Otros mas, conciben al metoda en terminos puramente heuristicos,como un eficiente mecanismo generador de hip6tesis, que parte depostulados sencillos y despues los complica en un esfuerzo controladopara aumentar su poder explicativo. Algunos de estos analistas hanasumido varias posiciones en diferentes momentos.

    Milton Friedman (1953), en su libro acerca de la "economia posi-tiva", nos dice:

    La pregunta mas importante que debe hacerse acerca de los "postulados" deuna teoria no es si estes permiten descripciones "realistas", porque nunca 10hacen, sino mas bien si constituyen aproximaciones satisfactorias para elprop6sito que se tiene. Y esta pregunta s6lo puede contestarse viendo si lateoria funciona 0 no, es decir, si genera predicciones 10 suficientementeatinadas. (P. 40.)

    Aqui, de nuevo, arguye que no hace falta corroborar el realismo deningun postulado de semejantes teorias [...] Una hip6tesis 0 teoria cientificavalida suele afirmar que ciertas fuerzas, y no otras, son importantes paraentender determinada clase de fen6menos. Es a menudo provechosopresentar semejante hip6tesis afrrmando que los fen6menos cuya ocurrenciadebe predecir se comportan en el campo de la observaci6n de la mismamanera que si ocurrieran en un mundo hipotetico y altamente simplificadoque contuviese unicamente aquellas fuerzas que la hip6tesis consideraimportantes. [... ] Un realismo "total" es a todas luces inalcanzable, y elasunto de si es 0 no 10 "bastante" realista s6lo puede resolverse viendo siorigina predicciones que sean 10 suficientemente atinadas para los fines quenos ocupan 0 si dichas predicciones son mas certeras que las de otrasteorias. (P. 42.)Friedman atribuye un realismo limitado al modelo econ6mico

    mercantil, y deduce de dicho modelo implicaciones para la adminis-traci6n. Tambien reconoce, hasta cierto punto, diferencias culturales.Reafrrma su posici6n de que la teoria de los precios era la masconsistente de la economia moderna al afirmar que esta era "muyconfiable para el tipo de sistema economico que caracteriza a las na-ciones occidentales" (p. 42; cursivas nuestras).

    Buchanan y Tullock, en The Calculus of Consent (1962), adoptanuna postura semejante a la de Friedman:

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    180 LA POLinCA COMO CIENCIALa ultima defensa del postulado conductual econ6mico-individualista debeser empiric a [ ... ] La unica prueba del "realismo" de este postulado radicabasicamente en 1 0 aplicable de sus conclusiones. (Pp. 28-29.)Pero aun cuando Buchanan y Tullock no consideran a la "normaindividual de interes propio" como la unica "realista", defiendenenfaticamente su utilidad en el analisis politico:Sabemos que una interpretaci6n del quehacer humano sugiere que loshombres efectivamente procuran obtener las maximas ventajas personalescuando participan en decisiones politic as y que son distintas las funcionesdel beneficio individual [... ] [y que] mientras parte de todo el desempeiioindividual en la toma de decisiones colectiva este, de hecho, motivada por labusqueda de las maximas ventajas posibles, y mientras la identificaci6n delindividuo con el grupo no se extienda al grado de volver identicas todas lasfunciones del beneficio individual, un modelo de individualismo econ6micopara el quehacer politico tendra algun valor positivo. (P. 30.)Riker (1962), en Theory of Political Coalitions, defiende el realismodel postulado racional del interes personal. Arguye que si bien el com-portamiento individual puede apartarse de dicho postulado, elcomportamiento fiduciario esta centrado en el cliente. EI patr6n estaobligado a actuaren funci6n del interes material del cliente. Y comogran parte del quehacer politico (por ejemplo, la relaci6n entre elpolitico y el ciudadano elector) se fundamenta en una relaci6n de tipofiduciario, el postulado del interes personal se aplica a una gran parte dela acci6n politica.En trabajos posteriores, Riker defiende este mismo postulado sobre

    una base simplemente metametodol6gica:El postulado de la racionalidad plante a que los individuos tienen algo quelos hace comportarse (en general) de forma regular, de la misma manera queen la ciencia fisica, existe el postulado mecanico de que los objetos poseenciertas caracteristicas que aseguran que estos objetos (por 1 0 general) semoveran de forma regular. En ambos casos, se supone que los seres secomportan de forma regular y predecible. (Riker y Or-deshook, 1973, p. 1l.)

    Riker y Ordeshook prosiguen y afirman

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    LA TEORiA DE LA ELECCrON RACrONAL 181que la noci6n de racionalidad desempefia un papel fundamental en lasciencias sociales. Es una de las maneras con que se logra la regularidadnecesaria para la generalizaci6n. El que si este procedimiento es masefectivo que la mer a observaci6n esta actualmente sujeto a discusi6n en laciencia politic a, y constituye de hecho una variante particular del viejodebate en tomo a los metodos inductivos y deductivos, 0 el empirismoradical y la ciencia te6rica. Preferimos, desde luego, los metodos deductivosy la regularidad postulada, en gran parte porque pens amos que son maseficientes que sus contrarios [ .. ,] el metoda de la regularidad postulada esdecididamente mas eficiente porque facilita la generaci6n de hip6tesis yofrece una explicaci6n (mica y parsimoniosa del comportamiento.Contrariamente a la mencionada eficiencia, el metoda de la regularidadobservada es un metodoadhoc [... ] Incluso cuando se clasifica comohip6tesis, el comportamiento se aprecia como algo extraordinariamentecomplejo, en tanto que dentro de una teoria simplificadora y coordinada, seelimina gran parte de esta complejidad. Por tanto, en aras de la eficiencia,nosotros optamos por una regularidad postulada. (P. 12.)Riker parece haber hecho a un lado el problema del realismo. El postulado del

    interes personal se ha convertido en un postulado de regularidad propositiva.Anthony Downs, en Economic Theory of Democracy (1957), evalua el postulado

    racional del interes personal:

    En realidad, los hombres, incluso en la politic a, no siempre son egoistas.Con frecuencia llevan a cabo acciones aparentemente irracionales desde unpunto de vista individual porque creen que estas se justifican desde el puntode vista social [ ... ] Ninguna explicaci6n del comportamiento humano, encualquier campo, es completa si no se hace menci6n de semejantealtruismo; sus protagonistas suelen ser los heroes a los que la humanidad,con justa raz6n, admira. Sin embargo, las teorias generales de la acci6nsocial siempre dan por sentada la maxima del interes personal [ ... ] porqueesta tiende a ser realista. (P. 9.)En trabajos posteriores, Downs (1988) adopta un enfoque filos6fico, sociol6gico e

    hist6rico para examinar el problema del interes individual e incorpora su modeloecon6mico de la democracia en dicho enfoque. Explica que sus anterioresinvestigaciones describen

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    182 LA POLinCA COMO CIENCIAun modelo te6rico relativamente abstracto del comportamiento del elec-tor ado y de los partidos [...] que incorporan ciertos elementos realistas, comoel precio de la informaci6n. [...] Este modelo suponia que todas laspreferencias, individuales estaban dadas desde un principio. Opino que esteenfoque ofreci6 una perspectiva interesante y fecunda de la politic ademocratica, Pero en ningun momenta pretendi6 ser global 0 totalmenterealista.Morris Fiorina (1981) coincide con esta postura inicial de Downs,pero adopta la versi6n contemporanea de la elecci6n racional en lateoria econ6mica, en la cual, segun su opini6n,el postulado del comportamiento "racional" s6lo implica que los individuosactuan en formas susceptibles de proporcionarles maximos beneficios. Encualquier situaci6n, las opciones que se ofrecen a un individuo producenbeneficios diversos (tipicamente conforme a un esquema pro-babilistico).Dichas opciones conllevan costos. El individuo elige con el prop6sito deelevar al maximo la diferencia entre los beneficios estimados y losmencionados costos, aunque existen numerosas teorias sobre la manera deestimar dichos beneficios. Esta es la generalizaci6n contemporanea delplanteamiento de Downs y, esperemos, la perspectiva de futuros estudiossobre la elecci6n. (P. 198.)Como podemos ver, existe cierta ambigiiedad en la argumentaci6n a

    favor del realismo del postulado del interes personal. Parece haber por10 menos dos versiones de ella. La primera es que dicho postulado es"parcialmente" 0 "10 bastante" realista, 0 que su "realismo no es tanimportante" siempre y cuando genere predicciones provechosas 0validas, La segunda versi6n hace a un lado el postulado del interespersonal material y 10 sustituye por un postulado racional demaximizaci6n en relaci6n con cualquier tipo de metas. Sin embargo, notodos aceptan esta ultima versi6n del postulado. Por ejemplo, siexaminamos los trabajos sobre administraci6n de Bucha-nan y Tullock,asi como los de Riker, es evidente que las recomendaciones relativas alos procedimientos de administraci6n tienden a fundamentarse en laprimera versi6n, es decir, en aquella que atribuye algun grado derealismo al postulado racional del interes personal. Tambien puedeimplicar la introducci6n de otros postulados en este sentido, cuyorealismo, como ya se indic6, se da por sentado.

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    LA T EORiA DE L A ELECCrON RACrONAL 1 83

    TEO RIC OS PER IFER IC OS D E LA ELEC CrO N R AC rO NA L

    Los te6ricos cuyas opiniones acerca del realismo del postulado delinteres personal hemos descrito, podrian llamarse te6ricos principalesde la elecci6n racional. Entre ellos figuran los fundadores y lideres delas escuelas de Rochester y Virginia de la teoria de la elecci6n publica(vease mas adelante). Otros miembros de dichas escuelas no sonconocidos por sus opiniones respecto a estas cuestiones metodo16gicas.Varios analistas, como Terry Moe, Douglas North, Samuel Popkin yRobert Bates podrian ser calificados como miembros perifericos de laescuela de la elecci6n racional. Ellos aplican el citado modeloecon6mico de manera heuristic a y 10 emplean en combinaci6n conotros modelos.Asi, Terry Moe (1979) arguye que los modelos racionales puedenconsiderarse como "preteorias, las cuales ofrecen una base sistematicapara explicar algunos comportamientos sociales. En este sentido,fungen como mecanismos intermedios que facilitan la concep-tualizaci6n y el analisis gracias a su sencillez y fuerza deductiva,ademas sefialan relaciones pertinentes, y en esta forma contribuyen aldesarrollo de leyes empiricas (p. 237). "Douglas North (1981), en suinterpretaci6n de la historia econ6mica de la civilizaci6n occidental,aplica de manera sistematica los modelos de la teoria econ6micaneoclasica a cuestiones econ6micas como el surgimiento del Estado ysu papel en la promoci6n e inhibici6n del desarrollo econ6mico.Califica de heuristico este procedimiento, y afiade que: "Debemos, porsupuesto, mostramos cautelosos en virtud de las limitaciones de lateoria neoclasica, La teoria de la elecci6n publica -la economiaaplicada a la politica- tuvo en el mejor de los casos un exito moderadoen la explicaci6n de la toma de decisiones politicas (p. 21)."Te6ricos del desarrollo del Tercer Mundo, como Popkin y Bates, semuestran igualmente cautelosos en la aplicaci6n de los modelosecon6micos de la elecci6n racional. Asi, Popkin (1979) evalua losdemas modelos de la elecci6n racional y de la economia moral en suestudio acerca del campesinado vietnamita:

    He modificado ambas perspectivas de la sociedad campesina. Un enfoque dela economia de libre mercado, aun modificado para que tome en

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    184 LAPOUnCACOMOClliNC~cuenta la renuencia campesina a correr riesgos, no puede dar cuentade los esquemas de estratificaci6n y producci6n durante las epocaspreco-lonial, colonial y revolucionaria en Vietnam sin considerar losbienes colectivos y el liderazgo, las coaliciones politic as queconforman los mercados y la infraestructura del sistema econ6mico,incluidos los impuestos, tribunales, titulos de propiedad de la tierra,la ley y el orden, y la seguridad. El enfoque de la economia moral,aun cuando reconoce plenamente los riesgos y peligros de losmercados, y la importancia de las aldeas y de las relaciones patr6n-cliente para la supervivencia del campesinado, tambien debe sermodificado de tal manera que tome en cuenta las formas en que laaversi6n al riesgo, los conflictos entre las modalidades public as yprivadas de inversi6n, asi como entre los mismos campesinos,limitan la calidad y los alcances de la seguridad y del bienestarinherentes a las instituciones campesinas. (P. 267.)

    Robert Bates (1987a) quien realiz6 trabajos eiemplares acerca de laeconomia africana y del Tercer Mundo, rechaza las dos formasprincipales de economia politica, es decir, los enfoques microecon6-mico convencional y el radical "tipico" 0marxista. Su argumentaci6n esla siguiente:El estudio de la politic a agraria sefiala la limitada precedencia del inter-cambio voluntario, ya que la coerci6n econ6mica es un rasgo de la realidadcotidiana. El estudio de las comunidades rurales muestra, asimismo, laimportancia de las instituciones ajenas a los mercados. Y el de la definici6nde las politic as agricolas demuestra que la consideraci6n de otros objetivosque la eficiencia econ6mica rige la selecci6n de dichas politicas, asi comolas formas de intervenci6n gubemamental. Entonces, es evidente que laeconomia convencional no es de gran ayuda para el estudio de la economiapolitic a agraria. La economia politic a radical tampoco es mejor. Alconsiderar la suerte del campesinado, nos percatamos de que la acci6n declase efectiva es poco menos que problematica, Y el analisis de laadministraci6n publica muestra que una teoria de la politic a no puedefundamentarse en el postulado del materialismo hist6rico; la intervenci6npolitic a 10 mismo puede entorpecer como prom over el crecimiento de lasfuerzas productivas. (P. 185.)En la ultima de sus obras, Bates recomienda reconciliar el enfoque de

    la elecci6n publica con la teoria de la cultura. Recapitula su propiaevoluci6n intelectual, y afirma que comenz6 sus investigaciones acercadel campesinado del Tercer Mundo

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    LA 1EORIADELAElECOONRAOONAL 185haciendo a un lado, por decirlo asi, las aportaciones de los estudiosculturales. Pero ahora, al final, deseo retomar esta tradici6n academica,Como consecuencia de que se adentraron en el campo de la economiapolitic a, los analistas se hicieron de nuevas herramientas de trabajo; y bienpuede haber llegado el momenta para ellos de regresar, con estasherramientas en mano, para analizar la importancia de determinados val orese instituciones. Por ejemplo, i,quien puede dejar de apreciar la oportunidadque ofrece la teoria contemporanea del juego para definir la estructura delos tipos de arreglos simb6licos descritos por Goffinan 0Geertz? El examende los juegos de informaci6n imperfecta sienta las bases para analizar suspoderosas observaciones de los aspectos subjetivos de la influencia y delpoder. i,Y c6mo no reconocer la importancia de los modelos de elecci6ncolectiva en el analisis de instituciones como los esquemas de parentesco,los concejos rurales 0 los sistemas tradicionales de autoridad? Algunosespecialistas se han percatado de la conveniencia de emplear dichasherramientas. Puede esperarse que sus aportaciones marquen el inicio deuna nueva tradici6n en la investigaci6n de las propiedades de importantesinstituciones [...]En los primeros afios de la economia politica, quienes apoyaban lateoria de la elecci6n racional se hicieron fama de revolucionarios porimpugnar la orientaci6n socio16gica de sus colegas. Quiza hayallegado el momenta de promover la sintesis e integraci6n de dichastradiciones. Por desenvolverse en culturas poseedoras de creencias,valores e instituciones particulares, quienes se dedican al estudio deareas en vias de desarrollo tal vez se encuentren en la mejor posici6npara dar este importante paso. (Pp. 55-56.)

    EL CASO DE LA TEORiA DE LAS COALICIONES DE RIKER

    Puede ser interesante examinar la teoria de las coaliciones ilustrada enlos trabajos de William Riker (1962), como un ejemplo de laproductividad del enfoque de la elecci6n racional y tambien de suslimitaciones dentro de una estrategia explicativa general de los fen6-menos sociales. Riker, al considerar la suerte empirica del principio queasienta el tamafio minimo de las coaliciones triunfadoras, concluye quesi bien la teoria es viable desde el punto de vista deductivo, "su validezempirica es menos segura". Reconoce que los estudios empmcosrelativos a la formaci6n de gabinetes en Europa demostraron que eltamafio de muchas coaliciones ha sido mayor (0 menor)

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    186 LA POLinCA COMO CIENCIAque el mmimo. Abram de Swaan (1973) y Lawrence Dodd (1976)demostraron que la afinidad ideo16gica desempefi6 un papel signifi-cativo en la formaci6n de coaliciones en Europa, y que ella se tradujo ennumerosas desviaciones de la cifra "minima triunfadora". Pero Rikerprosigue y afirma que cuando se examinaron los gabinetes en funci6nde su permanencia, se descubri6 que las coaliciones demasiado grandeso demasiado pequefias, en terminos generales, no perduraron tantotiempo como aquellas cuyo tamafio era el minimo establecido por lateoria, 10cual respalda, a fin de cuentas, el principio correspondiente.

    De hecho, Dodd encontr6 que de todos los gabinetes formados enEuropa occidental durante el periodo incluido entre 1918 y 1974, 31%eran coaliciones triunfadoras con el minimo, en tanto que 69% de elloseran de mayor 6 menor tamafio. Asi, el principio del tamafio ideal fa1l6con el porcentaje de una moneda al aire, por asi decirlo, pero su poderde predicci6n fue superior al considerar la permanencia. Dodd descubri6que las coaliciones triunfadoras con el minimo perduraron, enpromedio, 58 meses, en tanto que los gabinetes mas pequefios tuvieronuna permanencia de 9 a 20 meses, segun cuanto les faltara para lograr lamayoria: los gabinetes mas grandes perduraron de 13 a 29 meses,dependiendo una vez mas de que tanto superaran la mayoria.Asi, el principio del tamafio posee cierta validez. El tamafio de lascoaliciones efectivamente tiende a fluctuar alrededor de un minimo

    triunfador. Sin embargo, esta teoria deja sin explicar gran parte de 10que ocurre en el ambito de las coaliciones de gabinete. Para entender laformaci6n de gabinetes hacen falta mas herramientas de las que nosofrece Riker. Veamos dos estudios recientes que se iniciaron a partir delprincipio del tamafio de Riker, introdujeron postulados adicionales y alfinal, produjeron teorias validadas de diferentes aspectos del gobierno yde la formaci6n de gabinetes en Europa.Gregory Luebbert (1986), en una investigaci6n acerca de la forma-ci6n de gobiernos en Europa e Israel, demuestra la existencia de unarelaci6n entre la estructura y la cultura de los sistemas politicos y lostipos de coaliciones que suelen formarse en su interior. Luebbertclasifica las democracias contemporaneas en cuatro tipos, con base ensus grados de legitimidad y consenso -consensuales, competitivas,no consolidadas y conflictivas. Las democracias consensuales

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    LA TEORiA DE LA ELECCrON RACrONAL 187son aquellas en las que el regimen goza de gran legitimidad y laoposici6n es cooperativa; las democracias competitivas se caracterizanpor un alto grado de legitimidad, pero los partidos de oposici6n sonsistematicamente competitivos; las democracias conflictivas carecen deuna legitimidad general y la oposici6n es poco cooperativa; y lasdemocracias no consolidadas son aquellas en que existe pocalegitimidad, aunque los partidos tienden a adoptar practicas consen-suales, Luebbert opina que el principio del tamafio s6lo es valido endemocracias competitivas no dominadas, es decir, en aquellas de-mocracias en las que existe un alto grado de legitimidad, en las queningun partido tiene sistematicamente la mayoria, y la oposici6n esbasicamente competitiva. En democracias competitivas en las que existeun partido mayoritario dominante (por ejemplo, Israel 1950-1974;Belgica 1973-1980; los Paises Bajos 1945-1966), se observa una fuertetendencia a la formaci6n de coaliciones numerosas. Democraciasconsensuales y legitimas como las que existen en Nomega, Sue-cia yDinamarca con frecuencia han sido gobemadas por coalicionespequefias 0minoritarias, en tanto que en democracias conflictivas comola IV Republica Francesa, la Republica de Weimar e Italia, se observ6una igual probabilidad de que accedieran al poder gobiemosminoritarios 0 mayoritarios. Asi, Luebbert demostr6 que el interespersonal racional puede propiciar la formaci6n de coaliciones grandes 0pequefias bajo diferentes condiciones de partidismo y legitimidad. Suconclusi6n es la siguiente:

    Asi debi6 quedar demo strada la limitada vigencia de este postulado;solamente en sistemas competitivos no dominados se observa la necesidad demayorias, la cual esta ausente en los sistemas consensuales; en los sistemasconfiictivos, no hay capacidad para crearlas; en los sistemas dominados ycompetitivos, en los cuales la dominaci6n virtualmente garantiza la creaci6nde gobiernos mayoritarios, no existe dicha necesidad. (P. 84.)Kaare Strom (1983), en un estudio sobre los gobiemos minoritariosen Europa durante el periodo posterior a la segunda Guerra Mundial,demuestra que las coaliciones minoritarias "pueden formarse a raiz deelecciones racionales hechas por dirigentes de partidos bajo ciertas

    restricciones estructurales". Strom distingue dos tiposprincipales de gobiemos rninoritarios -los que surgen en sis-

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    188 LAPOUnCACOMOClliNC~temas politicos consensuales en los cuales la relaci6n costos-beneficiosde permanecer fuera del gobierno es mas favorable para los miembrosde una posible coalici6n mayoritaria que la raz6n costos-beneficiosasociada con la pertenencia a la coalici6n gubernamental, y aquellos enlos cuales los costos de tolerar un gobierno minoritario son inferiores alos costos sistematicos de oponerse al mismo. Strom analiza laformaci6n de coaliciones en Noruega e Italia como ejemplos de ambostipos. Los dos pueden explicarse en funci6n del interes personalracional que varia de acuerdo con las diferentes restriccionesestructurales y culturales.De la labor de investigaci6n de Luebbert y Strom se desprende que lateoria de las coaliciones en su versi6n pura, basada en la teoria del juegoy el principio del tamafio, necesitaba complementarse con la teoriacomparativa de los partidos politicos para poder dar cuenta de laformaci6n de coaliciones en la vida real. Asi, en 10 que concierne a laformaci6n de gabinetes, la aplicaci6n del principio del tamafio de Rikeres bastante provechosa. De hecho, dio inicio a un fecundo programa deinvestigaci6n que origin6 una teoria mas rigurosa de la formaci6n degobiernos en las democracias parlamentarias. Trabajos recientes deMichel Laver y Norman Schofield (1989), incluyen una resefiasistematica e integral de la historia intelectual de la teoria de lascoaliciones con especial atenci6n a la formaci6n de gabinetes enEuropa.

    Con el prop6sito de adaptar la teoria de las coaliciones al analisis delas crisis politicas y el cambio, Almond, Flanagan y Mundt (1973)realizaron varios estudios de caso hist6rico en los que emplearon unesquema comun de analisis, Los mencionados estudios hist6ricosincluyeron el Acta de Reforma Britanica de 1832, la Constituci6n de laIII Republica Francesa durante la decada de 1870, la formaci6n de laRepublica de Weimar despues de la primera Guerra Mundial, laRestauraci6n de Meiji en Jap6n a mediados de la decada de 1860, y lafase cardenista de la Revoluci6n Mexicana en el decenio de 1930, entreotros. Lo que nos interesa aqui es el hecho de que para poder emplear lateoria de las coaliciones en estos estudios hist6ricos, nos fue necesariodar cuenta de la transformaci6n de los actores politicos, sus acciones ysus recurs os en funci6n de los cambios en el contexto internacional y laestructura y cultura sociales domesticas, A partir denuestras apreciaciones de estos cambios, pudimos dedu-

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    LA TEORiA DE LA ELECCrON RACrONAL 1 89cir la naturaleza de las coaliciones l6gicamente viables, sus propiedadesparticulares en cuanto a politicas y recursos, y su probabilidad deocurrencia en diversas etapas del desarrollo de aquellas crisis. Lascoaliciones triunfadoras en estos episodios hist6ricos no fueron ne-cesariamente las mas probables de acuerdo con los tamafios de la teoriade las coaliciones. El concepto de liderazgo -medido en funci6n de lahabilidad para movilizar recursos 0 la facilidad para manipular,combinar 0 conciliar problemas, 0 ambas-, tuvo que ser ajustado parapoder explicar la victoria de Cardenas en Mexico y la Restauraci6n deMeiji en Jap6n, y dar cuenta de las fallas del liderazgo (es decir, de lasoportunidades de coalici6n perdidas) en los casos del fracaso de RamsayMacDonald durante la crisis britanica de 1931, el de la socialdemocraciaen ocasi6n de la formaci6n de la Republica de Weimar, y otrossimilares. Asi, podemos ver que la teoria de las coaliciones desempefi6un papel, si bien relativamente modesto, en los problemas hist6ricosasociados con la grandeza y decadencia de soberanos y republicas, Estepapel debe examinarse en el contexto de los a menudo dramaticosmacrocambios en la estructura estrategica, politica, econ6mica y social,en el ambito tanto intemacional como domestico, que modificaron lasreglas y problemas del juego politico, la identidad de los protagonistas yla cuantia de sus recursos. Incluso en el nivel particular, la teoria de lascoaliciones en modo alguno merece nuestro apoyo incondicional. Setrata de una herramienta conveniente que nos permite definir opcionesde coalici6n en diferentes situaciones, asi como sus recurs os y probabi-lidades de acci6n. Sin embargo, las propiedades de acci6n y recurs osdificilmente pueden traducirse a numeros, Tienen posibilidades ma-leables que una firme voluntad, visi6n e imaginaci6n, asi como un buensentido de la oportunidad, pueden impulsar, reducir 0 en algun sentidotransformar.

    A decir verdad, quienes apoyan la teoria de la elecci6n racional nosolamente han trampeado un poco con el contenido y realismo de suspostulados; en gran parte de sus trabajos, encontramos que susinferencias se basan mas en postulados colaterales no reconocidos. Asi,Herbert Sim6n (1985), en su comparaci6n de la teoria de la elecci6nracional con la teoria cognoscitiva de la "elecci6n racional obligada",llega a la conclusi6n de que

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    190 LA POLinCA COMO CIENCIAlos actores del drama politico si parecen comportarse de manera racional -tienen motivos para hacer 1 0 que hacen, y por 1 0 general, un investigadorsagaz es capaz de reunir datos que indiquen mas 0menos claramente cualesson estos motivos. Pero otra cosa muy diferente es pretender que podemospredecir el comportamiento de estos actores racionales mediante laaplicaci6n del principio de la racionalidad objetiva a las situaciones en lasque ellos se encuentran. Semejante predicci6n es imposible [ ... ] porquedepende de su particular representaci6n del mundo en que viven, de 1 0 queobservan en este mundo y de la percepci6n que tienen de su naturaleza. (P.300.)Sim6n explica que los estudios basados en las teorias de la elecci6nracional y del juego en los que se examinan fen6menos politicos, suelendescansar en postulados "no atribuibles al principio de la racionalidadobjetiva" (p. 298). Estos postulados, en general, tienen que ver con lasfunciones utilitarias de los electores 0 actores politicos -susconvicciones politicas, expectativas y calculos=-, las cuales debenconocerse empiricamente.En un ensayo titulado "Three Fallacies Concerning Majorities,Minorities, and Democratic Politics" (Tres falacias con respecto a lasmayorias, las minorias y la politica democratica), Ian Shapiro (1989)hace un planteamiento similar al de Herbert Sim6n. Critica la parte de labibliografia sobre la elecci6n publica que propugna cambios en laConstituci6n de los Estados Unidos de Norteamerica con el prop6sito delimitar el poder gubernamental 0 requerir mayorias extraordinarias paraque el gobierno pueda actuar. Gran parte de la bibliografia que trata conla elecci6n publica, y en particular la parte de la misma que se asociacon los trabajos de Buchanan y Riker, establece postulados adicionalesconcernientes a la distribuci6n de los recurs os politicos, asi como costosde transacci6n, que no figuran en sus conclusiones (vease, por ejemplo,Buchanan, 1978; Wagner, 1977; Riker y Weingast, 1986). Asi, laargumentaci6n de Tullock y otros analistas, en la cual se justifica elrequerimiento de mayorias extraordinarias con el prop6sito de limitarlos abusos de la concentraci6n econ6mica privada, se basa en postuladoserr6neos 0 complacientes con respecto a la distribuci6n de los recursospoliticos y los costos de transacci6n que implica la movilizaci6n de

    mayorias extraordinarias. Shapiro reconoce una falla fundamental en elhecho de que esta bibliografia

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    LA TEORiA DE LA ELECCrON RACrONAL 191no considere el problema de los recursos, y ahora podemos ver que al nohacerlo deja de lado la esencia misma de la politica. El sentimiento deimpotencia que a menudo motiva la acci6n politica y en otros momentosfundamenta nuestra intuici6n de que la acci6n politica es atinada, esprecisamente la [alta de capacidad por parte de los individuos y de losgrupos para lograr beneficios y limitar daiios por cuenta propia [...] Auncuando los te6ricos de la elecci6n publica se muestran convincentes alargumentar que no hay raz6n para esperar que un gobierno mayoritarioproduzca resultados justos 0 equitativos, ella no justifica aquello que confrecuencia no es mas que una jurisprudencia utilitaria encaminada amaximizar la riqueza. (P. 39.)Asi, la bibliografia sobre la elecci6n publica 0 racional es criticablepor el hecho de que, para respaldar sus planteamientos, a menudointroduce postulados ajenos a la l6gica de la racionalidad objetiva y confrecuencia deja de considerar otros que son importantes para susconclusiones, cuya validez puede ser discutible. Estas son, desde luego,criticas muy serias si es que el postulado de la elecci6n racional ha deservir de base para obtener conclusiones practicas, En donde semejantepostulado se emplea de forma heuristica y sus implicaciones practicasse relacionan con pruebas empiricas de los valores y comportamientoshumanos reales, el modelo de la elecci6n racional puede desempeiiar unimportante y constructivo papel.

    PARA CONCLUIR

    Existen numerosos ejemplos de la productividad del enfoque de laelecci6n racional. Sus perspectivas y metodos esclarecieron diversosaspectos de los sistemas democraticos electorales y de partidos, laorganizaci6n y el proceso legislativos, facetas de la politica campesinaen el Tercer Mundo, y problemas propios de la construcci6n de losEstados y de la revoluci6n, asi como de la seguridad y la diplomaciaintemacionales. Sin embargo, aun cuando el interes personal racionalconstituye una forma de cultura y un enfoque de valoraci6n, la teoria dela elecci6n racional ha sido renuente a asimilar el acervo y lasperspectivas de las ciencias sociales que tratan con detalle los valores yla cultura. No soy el primero en hacer esta observaci6n. En fechasrecientes, Aaron Wildavsky (1987), Lucian Pye (1987), Ronald

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    192 LAPOUnCACOMOClliNC~Inglehart (1988) y otros han llegado a la misma conclusi6n. Se puedenencontrar propuestas y perspectivas antropo16gicas, socio16gicas ypsico16gicas en los escritos de te6ricos perifericos de la elecci6nracional como Douglas North, Robert Bates y Samuel Popkin. Dichaspropuestas y perspectivas conllevan una estructura explicativa mascompleja que incluye diferencias culturales e institucionales.El hecho de no relacionar en forma alguna este modelo econ6mico dela racionalidad con las bibliografias socio16gica, psico16gica yantropo16gica, y en particular con la obra de Max Weber, cuyo maximologro te6rico fue el analisis de la civilizaci6n y cultura modernas enfunci6n de la racionalidad y de la racionalizaci6n, es la consecuenciamas notoria del casi absoluto "economicismo" de la bibliografia sobre laelecci6n racional. Una de las partes mas importantes de la sociologia deWeber trat6 sobre la "etica econ6mica de las religiones del mundo". Enesta cuidadosa y sistematica comparaci6n de la etica econ6mica delbudismo, confucianismo, hinduismo, islamismo, judaismo ycristianismo, explic6 los origenes del capitalismo moderno a partir de laforma particular en que las sectas protestantes asociaban la gracia divinay la salvaci6n con la prosperidad material. Esta teoria de los origenesculturales y religiosos del "interes personal racional" aun pervive en losintentos por explicar en parte el acelerado crecimiento econ6mico de losNPPI(nuevos paises en proceso de industrializaci6n) del Este asiatico enfunci6n de su cultura confuciana.En este contexto, Max Weber nos present6 una tipologia del com-portamiento propositivo que incluy6 -junto con la categoria del interespersonal racional, a la cual denomin6 Zweckra. tiona. Utat, 0comportamiento instrumental- la Wertrationalitat, 0 comportamientodeterminado por valores, el comportamiento tradicional 0 habitual y elcomportamiento impulsivo. Desde esta perspectiva, podemos ver cuanpequefia parte de la realidad que nosotros, como cientificos sociales,anhelamos explicar, se ajusta al modelo de la elecci6n racional. Ensituaciones en las cuales los valores absolutos cuentan, en las cuales elhabito y la tradici6n son importantes, 0 en las que la afecci6n y laemoci6n tienen el control, raros acontecimientos, el simple pron6sticode la elecci6n racional nos desviara del camino. La escuelade la elecci6n racional nos ofrece el punto de vista de quela premisa del interes propio es s6lo una prermsa racional-

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    LA TEORiA DE LA ELECCION RACIONAL 193mente optimada, que no tiene un contenido particular sustantivo. De lamisma manera que el "comodin" de la baraja puede tomar el valor decualquier carta, asi la premisa de la elecci6n racional, segun nosaseguran, puede adaptarse a cualquier acci6n que se le atribuya. Dadoeste enfoque, es dificil explicar c6mo los te6ricos de la elecci6nracional pudieron desatender los textos de las ciencias sociales quemuestran, en el tiempo y el espacio, la diversidad de valores, prefe-rencias y objetivos en diferentes periodos hist6ricos, culturas y so-ciedades, y entre agrupaciones sociales distintas. Aun cuando danmuestra de gran habilidad al incluir el "nivel micro" en el analisis de lasinstituciones y procesos sociales y politicos, y el valor del enfoquedeductivo para la formulaci6n explicita y eficiente de hip6tesis, dejande lado las disciplinas que pueden especificar el contenido de lasacciones que tienen lugar en el nivel micro en diferentes sitios ymomentos. El que los te6ricos de la elecci6n racional no aprovecharandirectamente estos textos, excepto en contadas y recientes ocasiones,los deja con teorias limitadas en el tiempo y el espacio, y que no puedentratar efectivamente los cambios politicos.

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