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Museo Arqueológico Nacional Departamento de Difusión Serrano, 13. 28001 Madrid. Tel.: 915 777 912; Fax: 914 316 840 http://man.mcu.es MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL BIBLIOGRAFÍA: • COLLINS, R. 2005. La España visigoda, 409-711, Barcelona. • ORLANDIS, J. 1981. La vida en España en tiempo de los godos, Madrid. • PEREA, A. (Ed.). 2001. El tesoro visigodo de Guarrazar, Madrid. • RIPOLL, G. 2000. “El tesoro de Guarrazar. La tradición de la orfebrería durante la Antigüedad tardía”, Catálogo de la exposición Maravillas de la España medieval. Tesoro sagrado y monarquía, Volumen I, León, pp. 189-201. Texto original: Francisco Moreno, diciembre 2009 Revisión del texto: Ángela García Blanco y Dori Fernández (Dpto. de Difusión) NIPO: 551-09-006-X TESORO de Guarrazar El Tesoro, testimonio de la alianza entre Iglesia y monarquía El pueblo visigodo, de origen germáni- co, llegó a la Península en el año 418 practicando el cristianismo en su ver- sión arriana, que era la predicada por Arrio en Oriente y que proclamaba diferentes grados de divinidad para el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En 589, con el rey Recaredo a la cabeza, el pueblo godo abandona el arrianismo para declarar su fidelidad al catolicismo romano y a la equidad entre las diferen- tes Personas de la Trinidad. Iglesia y monarquía unen sus destinos a partir de ese momento, Toledo se convierte en sede regia y su obispado alcanza la primacía en Hispania. Próceres laicos, prelados, abades y monjes forman parte de los concilios que confeccionan el marco jurídico y legislativo al reino y a sus iglesias. Tal vez sean estas coronas y cruces el mejor de los testimonios con- servados para ejemplificar esta alianza, pagadas por aristócratas y miembros destacados del clero, de familias de tra- dición hispanorromana (abad Teodosio) y magnates de origen germá- nico (Sonnica). Hispania visigoda Tesoro a tesoro: descúbrelos

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Page 1: TESORO de Guarrazar - MAN · 2019-12-09 · Excepto la denominada corona de Recesvinto, de gran tamaño, las restan-tes son menos suntuosas y de menores dimensiones. Se trata de diademas

Museo Arqueológico NacionalDepartamento de DifusiónSerrano, 13. 28001 Madrid.

Tel.: 915 777 912; Fax: 914 316 840http://man.mcu.es

MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL

BIBLIOGRAFÍA:• COLLINS, R. 2005. La España visigoda, 409-711, Barcelona.

• ORLANDIS, J. 1981. La vida en España en tiempo de los godos, Madrid.

• PEREA, A. (Ed.). 2001. El tesoro visigodo de Guarrazar, Madrid.

• RIPOLL, G. 2000. “El tesoro de Guarrazar. La tradición de la orfebrería durante la Antigüedad tardía”,

Catálogo de la exposición Maravillas de la España medieval. Tesoro sagrado y monarquía, Volumen I, León, pp. 189-201.

Texto original: Francisco Moreno, diciembre 2009 Revisión del texto: Ángela García Blanco y Dori Fernández (Dpto. de Difusión)

NIPO: 551-09-006-X

TESOROde Guarrazar

El Tesoro, testimonio de la alianzaentre Iglesia y monarquíaEl pueblo visigodo, de origen germáni-co, llegó a la Península en el año 418practicando el cristianismo en su ver-sión arriana, que era la predicada porArrio en Oriente y que proclamabadiferentes grados de divinidad para elPadre, el Hijo y el Espíritu Santo. En589, con el rey Recaredo a la cabeza, elpueblo godo abandona el arrianismopara declarar su fidelidad al catolicismoromano y a la equidad entre las diferen-tes Personas de la Trinidad. Iglesia ymonarquía unen sus destinos a partir

de ese momento, Toledo se convierteen sede regia y su obispado alcanza laprimacía en Hispania. Próceres laicos,prelados, abades y monjes forman partede los concilios que confeccionan elmarco jurídico y legislativo al reino y asus iglesias. Tal vez sean estas coronas ycruces el mejor de los testimonios con-servados para ejemplificar esta alianza,pagadas por aristócratas y miembrosdestacados del clero, de familias de tra-dición hispanorromana (abadTeodosio) y magnates de origen germá-nico (Sonnica).

Hispania visigoda

Tesoro a tesoro: descúbrelos

Page 2: TESORO de Guarrazar - MAN · 2019-12-09 · Excepto la denominada corona de Recesvinto, de gran tamaño, las restan-tes son menos suntuosas y de menores dimensiones. Se trata de diademas

El Tesoro de Guarrazar es el conjunto deorfebrería visigoda más importante delos conservados en la actualidad. Suscoronas y cruces fueron ofrecidas porreyes y personajes de alto rango civil oeclesiástico a algunas de las principalesbasílicas de la corte de Toledo.

Un valioso tesoro de influencia bizantinaEl Tesoro de Guarrazar se compone hoy de10 coronas (se hallaron dos más quefueron posteriormente robadas), unaesmeralda con una Anunciación talladay 8 cruces, una de ellas procesional. Eloro, material básico para su confección,dota al conjunto de extraordinariahomogeneidad y caracteriza su aspecto,a él se añaden piedras preciosas (zafirosy esmeraldas, fundamentalmente) per-las, esmaltes, nácares y cristal tallado.Excepto la denominada corona deRecesvinto, de gran tamaño, las restan-tes son menos suntuosas y de menoresdimensiones. Se trata de diademas devarios tramos caladas o compuestas poruna lámina de oro repujada con deco-ración de diferentes motivos.

Todos estos objetos, excepto la cruzprocesional de origen bizantino, fue-ron realizados en los talleres áulicos dela capital toledana a lo largo de la sépti-ma centuria, coincidiendo con la etapacatólica del reino visigodo hispano. Sufactura final nos habla de la conjunciónde técnicas propias de la metalisteríavisigoda con otras procedentes delmundo bizantino, conocidas posible-mente a través de la cruz procesionalanteriormente citada. Es probable quelos orfebres toledanos la tomaran comomodelo para el resto de los objetos deltesoro, lo que explicaría la calidad téc-nica ligeramente inferior de éstos.

Descubrimiento y dispersión del Tesorode GuarrazarLos diversos objetos fueron escondidosen el paraje conocido como las Huertas de

Guarrazar (Guadamur, Toledo) demanera cuidadosa dentro de dos aguje-ros camuflados en una necrópolis deépoca visigoda. Esta ocultación sedebió, seguramente, al temor que exis-tía de que fueran objeto de pillaje porparte de facciones descontroladas coin-cidiendo con la llegada de los conquis-tadores islámicos en el año 711, aunqueno debemos descartar otras posibilida-des dado el clima de inestabilidad rei-nante años antes de su desembarco. Allípermaneció hasta 1858, en que fuehallado por dos labradores, el llamadodesde entonces Tesoro de Guarrazar.

Poco después, fue vendido a los joyerostoledanos y posteriormente adquiridoen parte por un orfebre de Madrid quelo recompuso y lo vendió al país vecino.Allí se conserva una parte, en el MuséeNational du Moyen-Age (París), y sóloa través de un convenio cultural entreambos gobiernos en 1940, regresó elresto a nuestro territorio, custodiándo-se en el MAN y en el Museo de laArmería de Palacio Real. Esta colecciónreal sufrió un robo, en 1921, que supu-so la pérdida de dos coronas, una deellas de gran importancia, la del reySuintila.

Un Tesoro compuesto de coronas y cru-ces votivasEl propio rey visigodo Recesvinto (649-672) sufraga y ofrece la gran corona,según la frase que conforman las letrasque penden de ella, RECCESVINTHUS REX

OFFERET, y una de las desaparecidas fuecosteada también por otro rey visigodo,Suintila. Esta costumbre no era única-mente prerrogativa regia sino que otrospersonajes de alto rango civil o eclesiás-tico también hicieron uso de ella, segúnindican respectivamente las inscripcio-nes, SONNICA, en una las cruces conser-vadas en París, y OFFERET MVNVSCVLVM

SANCTO STEPHANO THEODOSIVS ABBA, enla corona votiva del abad Teodosio,

conservada en el Palacio Real. La posi-ción social más baja de estos dos últimospatrocinadores o comitentes pudieraponerse en relación con el descenso enla calidad de las coronas ofrecidas, demenor tamaño y suntuosidad.

Llama la atención la combinación deobjetos de carácter civil (coronas) conotros claramente sacros (cruces). Lascoronas no eran, en estos momentos,utilizadas como atributo regio a lamanera de los monarcas medievales,puesto que los reyes visigodos no erancoronados, sino ungidos con óleo ben-decido como los reyes de Israel. Lacorona, por tanto, no formó parte desu indumentaria como máximos repre-sentantes del regnum gothorum.

Coronas y cruces fueron, en realidad,exvotos ofrecidos a los santos mártiresen petición o en agradecimiento por suintercesión ante Dios. Probablemente,fue el emperador Constantino quieninauguró esta tradición con el regalo deuna corona a la basílica de San Pedrodel Vaticano y otra a Santa Sofía deConstantinopla. Esta piadosa costum-bre fue asumida por los reyes visigodosdesde Recaredo y por altos personajeslaicos y eclesiásticos, y perpetuada en elámbito peninsular hasta la Plena EdadMedia.

Estos exvotos cumplieron también conla misión de engalanar los templos quecustodiaban los restos de los santos a losque se rendía culto. Su refulgente brillo,sumado a la iluminación artificial, con-tribuiría a crear una atmósfera de tintesdivinos para los fieles y con ellas se seña-larían aquellos lugares más importantesdentro de la basílica. Dada la jerarquiza-ción de los donantes y la variación técni-ca y material de las coronas, podemosimaginar que las más hermosas y demayor calidad colgarían sobre los altaresy los sepulcros de los santos glorificán-

dolos, mientras que las restantes estarí-an suspendidas en los arcos de los inter-columnios o sobre los canceles que pro-tegían el sancta sanctorum.

Una cruz excepcionalLa pieza técnicamente más exquisita esla gran cruz procesional, de la que seconservan únicamente dos brazos. Sucuidada técnica (de doble lámina de ororepujado decorada con formas vegetalesy gemas, perlas y nácares engastados)coincide con las italo-bizantinas delsiglo VI, lo que avalaría una sugerentehipótesis: que esta cruz fuera la dignacontenedora de una de las reliquias másimportantes del reino, el fragmento dellignum crucis que, según consta documen-talmente, fue regalado del PapaGregorio Magno a Recaredo comoagradecimiento por haber conducido asu pueblo dentro de la ortodoxia roma-na y destinada, por tanto, a sellar laalianza entre Iglesia católica y el pueblogodo.

Por tanto, si fuera este el caso, estaría-mos frente a la cruz-relicario imagendirecta de la propia cruz del Gólgota,que capitaneó las tropas visigodasdurante las campañas militares que sir-vieron para la consolidación de unreino amenazado en gran parte de susfronteras (contra bizantinos, vascones yfrancos). Los textos de Julián, obispode Toledo en la segunda mitad del sigloVII, nos proporcionan jugosos datosacerca de la ceremonia que se desarro-llaba antes de la partida de los ejércitosen una de las basílicas de la sede regia.De acuerdo con éstos, antes de empren-der la marcha era el mismísimo monar-ca el que se postraba frente a la cruzpara recogerla y utilizarla como estan-darte victorioso frente a los enemigos,en una costumbre que se perpetuaráincluso después de la caída del reinofrente a los musulmanes en el año 711.