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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Trabajo Fin de Grado
The Greek Classical Literature and the
European Theatre of Renaissance
Alumno/a: Desirée Gámez Valero Tutor/a: José Luis de Miguel Jover Dpto.: Lenguas y Culturas Mediterráneas
Julio, 2016
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Índice pág.
RESUMEN Y PALABRAS CLAVE……………………………………………………3
ABSTRACT AND KEY WORDS………………………………………………………4
CAPÍTULO 1
ORÍGENES DE LA TRAGEDIA GRIEGA……………………………………………5-6
1.1. Democracia Ateniense y los géneros dionisíacos……………………………6
1.2. Estructura y forma de la tragedia griega…………………………………….7
1.3. Transmisión de la tragedia griega…………………………………………..7-8
CAPÍTULO 2
LA MITOLOGÍA……………………………………………………………………….8-12
2.1 Mito de Hero y Leandro…………………………………………………….12-14
CAPÍTULO 3
INFLUENCIA DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA EN EUROPA………………………15-19
3.1 Marlowe. Vida y obra………………………………………………………19-20
3.2. Mitología en la obra de Marlowe………………………………………….21-23
3.3. Poema de Hero y Leandro……………………………………………………….23-25
3.4. Repercusión de Marlowe en la literatura………………………………….26-28
CONCLUSIÓN………………………………………………………………………...28-29
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….29-30
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Resumen y palabras clave
Con la elaboración de este Trabajo de Fin de Grado, que se basará en una revisión e
investigación bibliográfica acerca de la influencia de la Literatura Grecolatina en el
Renacimiento Inglés, concretamente en la obra de Christopher Marlowe, pretendo alcanzar
ciertos objetivos tales como:
Investigar sobre la Mitología en la Literatura Grecolatina. Mito de Hero y
Leandro.
Plasmar la influencia que tuvo dicha mitología en Marlowe
Plasmar a su vez la influencia que éste autor tuvo, en relación a este tema, en
otros escritores de la época.
Dicha revisión bibliográfica estará estructurada en diferentes apartados. Para comenzar
me adentraré en los orígenes de la comedia y su derivada tragedia para enlazar con la
Mitología en las obras de nuestros ancestros. Después haré hincapié en el mito de Hero y
Leandro; protagonista de este ensayo. En un tercer bloque hablaré de la influencia tanto de la
literatura grecolatina como de la mitología en la Europa contemporánea, otorgándole después
un sub apartado a Marlowe y a las obras de éste en las que aparece la mitología y el propio
mito de Hero y Leandro. Para concluir mi ensayo plasmaré las conclusiones que considere
relevantes y haré una especie de evaluación para comprobar si he cumplido los objetivos
propuestos.
Palabras clave: Tragedia, ditirambo, tradición, mitología, Hero y Leandro, influencia, teatro
isabelino, Marlowe.
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Abstract
With the elaboration of this paper (Final Thesis of the Degree) which consist on a
review and bibliographical investigation of the classical tradition into the English Theatre of
Renaissance, particularly on Christopher Marlowe, I expect to reach some objectives such as:
To investigate about Mythology in the Classical Literature. Hero and Leander myth.
To express the influence that this mythology supposed in Marlowe’s works.
And to express, at the same time, the influence that Marlowe presented, according to
this topic, into subsequent authors.
This paper will be divided into different sections. To begin with, I will deal with the
origins of the comedy and the derived tragedy in order to link it with the mythology inside
these classical works. Then, I will deal in deep with the relevant myth of Hero and Leander;
main subject of this essay. In a third contents block, I will express the influence of the
classical literature and mythology within the Modern Europe, dealing after that with Marlowe
and his works which were influenced by this old literature and also an analysis of Hero and
Leander will be provided.
To finish my essay, I will include a conclusion in order to make a feedback and realize
if I have reached the expected objectives.
Key words
Tragedy, ditirambo, tradition, mythology, Hero and Leander, influence, Elizabethan Theatre,
Marlowe
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1. Orígenes de la Tragedia Griega
La tragedia, tragodía en griego, significa simplemente << canto en ocasión del sacrificio
de un macho cabrío>>, al igual que comedia, komodía en griego, significa <<canto en
procesión>>.
El concepto “tragedia” remite a los orígenes de la cultura griega en los sacrificios y los
ritos ligados a ellos. En el sacrificio se reúne todo el pueblo en actividades fijadas por ritos.
En el centro del sacrificio está la aniquilación de un animal o incluso de un hombre a veces
para el bien de la comunidad.
El profundo desasosiego, el pavor ante la sangre derramada y el pesar que sobrecoge a la
comunidad por la matanza se expresan en muchos detalles que se preservaron históricos como
los gritos rituales durante el sacrificio, los lamentos por la víctima, y el hecho de que la
comunidad oferente esconda su identidad detrás de máscaras. Las máscaras que llevan los
actores en las piezas clásicas, el coro como colectivo, la circunstancia de que el contenido de
muchas tragedias gira alrededor de la muerte, el canto de lamento, son sólo unos pocos
elementos de las tragedias del siglo V que se conservan.
El macho cabrío sacrificado del que veníamos hablando remite a Dioniso, dios de la
vegetación y del vino. Éste era, junto con la diosa del trigo, el más importante dios griego
venerado en los misterios. Dioniso fue expulsado violentamente del vientre de su madre y
portado por su padre Zeus por lo que se le consideraba un hijo de dios y su divinidad nunca
fue cuestionada. La primera mención literaria de Dioniso la encontramos en la Ilíada de
Homero.
La tragedia, al igual que la comedia, iría cobrando importancia poco a poco y pasando por
ciertas transformaciones hasta alcanzar su propia naturaleza. En su origen, la tragedia había
ido tratando mitos pequeños, pequeñas historias en una forma del discurso que provocaría risa
en el espectador. Más tarde adoptó su apropiada seriedad.
Aristóteles, siendo aún más preciso, señala que el punto de partida de la tragedia o más
bien su desarrollo, comienza con los que entonan el ditirambo. Dicho ditirambo se caracteriza
como “un bello cántico de aspiraciones estéticas presentado por un coro dirigido por un
director (exárchon) que entona el canto”.
. (Zimmermann, Berhard. Europa y la tragedia
griega: de la representación ritual al teatro actual, 2012: 18).
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Según algunas noticias antiguas, el inventor de la tragedia sería Arión de Metimna. En la
historiografía antigua de la literatura se ve una estrecha conexión entre los dos géneros
dionisíacos, la tragedia y el ditirambo.
Son bastantes las especulaciones acerca de los orígenes de la tragedia. Arriba se han
mencionado las más relevantes, siendo patentada la hipótesis de Aristóteles en su Poética. Sin
embargo encontramos un testimonio valioso en relación con la formación del género en el
siglo VI, el cual se haya en la obra del historiador Heródoto. En el libro V, capítulo 67, el
historiador nos habla del “mito” del tirano Clístenes de Sición. Para concluir su exposición
acerca de esta pequeña historia, Heródoto nos deja los siguientes versos en los que se puede
deducir claramente que la tragedia estaba estrechamente relacionada con las representaciones
corales en honor al dios Dioniso:
Las gentes de Sición veneraban a Adrasto, y en memoria de su sufrimiento lo celebraban con coros
trágicos. Clístenes dedicó las representaciones corales a Dionisio, pero el sacrificio a Melanipo.
1.1. La Democracia Ateniense y los géneros dionisíacos
El nexo entre política y religión se hace del todo evidente cuando se forma la democracia
en el 508 por Clístenes justo después de la muerte de Hiparco. Desde un principio, las
Grandes Dionisias se convierten en fiestas centrales de la democracia ática.
En el transcurso del siglo V crecieron sin medida las representaciones ditirámbicas
teniendo lugar no sólo durante las fiestas Dionisias sino también en honor a otras deidades
como Atenea, Hefesto, o incluso Apolo que era considerado contrario a Dioniso. En la
siguiente imagen se puede apreciar el plano del teatro de Dioniso en Atenas:
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Plano del teatro de Dioniso en Atenas (imágenes google)
1.2. Estructura y forma de la tragedia griega
Los cantos corales dividen la tragedia en varios bloques en los cuales dominan las partes
habladas, por lo que se estructura de la siguiente manera: el prólogo, que es la parte anterior a
la párodos, los epeisódia-las partes entre los distintos stásima- y la éxodos, la parte posterior
al último stásimon. Aristóteles presenta en la Poética como ideal de tragedia, en cuanto forma
y contenido, el Edipo del Rey de Sófocles.
En cuanto al decoro, hay que tener en cuenta que toda obra teatral de la época clásica, sea
del género que sea, iba acompañada de música, canto y danza, por lo que el drama de este
siglo es más comparable a una ópera de los siglos XVII ó XVIII que a una pieza teatral
moderna.
En las piezas conservadas de Esquilo, por ejemplo, en las que el coro informa de la
prehistoria de la guerra de Troya, vemos el uso de una forma métrica compleja, una mezcla de
elementos yámbicos y dactílicos en donde los dáctilos, es decir, la métrica asociada a la épica,
son señal de la “narración mítica”.
1.3.Transmisión de la tragedia griega
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Las Ranas de Aristófanes es una de las claves para el estudio de la tragedia griega ya que
nos revela que para finales del siglo V, Eurípides, Sófocles y Esquilo eran claramente los
clásicos de la tragedia ateniense.
Por otro lado, encontramos a Critias, tío de Platón. Una personalidad de múltiples
intereses literarios que se ocupó de diversos géneros. Por medio de hallazgos de papiros ha
sido posible reconstruir la trama de una tragedia escrita por él con el título de Piritoo.
Anteriormente, en la época helenística se concentró el interés en determinados poetas y
obras, y se orientó según las necesidades del teatro y las preferencias de que gozaban los
autores. Durante el Imperio romano se hizo una selección entre las numerosas tragedias de los
tres grandes poetas; fueron recopiladas en ediciones siete piezas de Esquilo y Sófocles y diez
de Eurípides.
Desafortunadamente en el proceso de transmisión muchos textos originales
desaparecieron ya que comenzaron a prepararse extractos con el cúmulo de la literatura aún
disponible. Otro problema en dicha transmisión de la literatura griega antigua fue debido a un
decreto que el emperador Valente dictó el año 372 d.C. en Constantinopla. Éste ordenó
transcribir todos los textos en papiro a pergamino.
2. Mitología Griega
Para no definir “mito” en ámbito arqueológico; que solo fuese válido para ilustrados de
otros siglos, podemos remitir a sus atractivas connotaciones a lo que parece como fabuloso,
extraordinario, prestigioso, fascinante, pero a la vez, como increíble del todo, incapaz de
someterse a verificación objetiva, quimérico, fantástico. En su matiz negativo, el mito está
más allá de lo real, pertenece al ámbito de lo fabuloso y de la ficción.
Frente a los mitos antiguos están los mitos modernos. En este proyecto me centraré en los
antiguos, en la mitología griega, tanto en la tradición como en la herencia que dejó a la cultura
europea.
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La mitología clásica es un término difícil de definir, pues al igual que el término “mito”
en particular, tiene connotaciones infinitas. A veces encontramos definiciones muy precisas
como la de Jan de Vries, que dice: ‘Mitos son historias de dioses’. Ésta definición no es muy
exacta. Es cierto que muchos mitos tratan de dioses, pero no todos; la mayoría de ellos tienen
un fondo religioso, aunque tampoco todos; algunos se relacionan con el folktale (“cuento
popular”), y no se relacionan necesariamente con la fe religiosa. Lo que está claro es que a
pesar de todas las definiciones que podemos encontrar de “mito”, hasta el momento, los
críticos no llegan a ponerse de acuerdo. A propósito, G.S Kirk en su excelente libro sobre El
mito (1970) cita que ‘no hay ninguna definición de mito […] difieren enormemente en su
morfología y su función social’.
A las dificultades mencionadas anteriormente en cuanto a la definición de ‘mito’ habría
que añadirle los problemas que algunos estudiosos han señalado respecto de los usos del
término griego ‘mythos’. En su origen no tenía una etimología clara dado que no hay
registrado ningún término de la misma raíz en otras lenguas indoeuropeas. La palabra se iría
definiendo en la literatura griega. En oposición a ‘logos’, la palabra mythos pasa a designar el
‘relato tradicional, fabuloso y engañoso’, en contraste con el relato razonado y objetivo. Hasta
los tiempos de la sofística, probablemente, no se perfila el término con ese significado de
‘viejo relato’.
Carlos García Gual en su libro ‘Introducción a la mitología griega’ parte de la siguiente
definición: ‘Mito es un relato tradicional que refiere la actuación memorable y ejemplar de
unos personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y lejano’. Con el término Mitología
nos estamos refiriendo, por tanto, a la compilación de todos estos relatos.
La tradición mitológica en Grecia
Si nos preguntamos acerca de la transmisión de los mitos, deducimos que es la comunidad
entera del pueblo quien guarda en su memoria esos relatos. Como la mayoría de las historias
que llamamos “populares”, estos relatos, los mitos, son contados de generación en generación.
Las nodrizas les cuentan a los niños los fantásticos sucesos de un tiempo lejano y divino. Los
abuelos y las abuelas recuentan a los pequeños lo que a ellos les contaron tiempo atrás.
Incluso en las fiestas se reiteraban a través de rituales miméticos.
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Pero junto a ese ámbito familiar, encontramos también a ciertos individuos que se
encargaban de ésta tarea específica, la de transmitir los mitos. Con estos individuos nos
referimos a los sabios de la tribu. En la antigua Grecia, son los aedos, los rapsodas y los
poetas en general los que asumen esa función. Como en los demás pueblos, nos encontramos
ante una transmisión oral en un principio. El poeta no inventa sino que repite temas y evoca
figuras divinas y heroicas.
Como cualquier relato u obra, los mitos se van alterando a través de los sucesivos
recuentos. La aparición de la escritura significa un enorme avance también para la mitología.
A partir de la escritura, estos relatos podrían fijarse y recogerse en un repertorio escrito.
Ahora no solo permanecerían en el recuerdo sino que estarían sujetos a críticas y disoluciones
en cuanto a lo mítico. Sin embargo, no es hasta el siglo V cuando la mentalidad griega
abandona la cultura de la oralidad.
Debemos estudiar la mitología siempre enmarcándola en el campo de la literatura. Junto a
los grandes textos de Hesíodo y Homero, tenemos muchos otros que nos hablan de los mitos,
es más, toda la literatura clásica habla incesantemente de ellos. Vemos como los autores
trágicos prefieren versiones atenienses o como en los en los poemas homéricos dioses tan de
primera fila como Dionisio han quedado en un segundo plano. Homero modifica sus relatos
ajustándolos al gusto de su público. En cuanto a la estructura del mito, ésta si se mantiene a lo
largo de sus distintas versiones.
La literatura antigua se construye sobre la base de la mitología y todos los géneros
poéticos antiguos como la épica, la lírica coral y la tragedia fundan en ese humus fértil sus
argumentos.
Por entonces, el Estado ateniense, en vez de facilitar el aprendizaje de la lectura y la
escritura, velaba por el teatro. Lo consideraban el fundamento de la cultura; algo
imprescindible en la educación (padeia) comunitaria.
Los mitos trataban las azañas de héroes y dioses, que habían actuado en un tiempo
remoto. Con esto vemos que en cuanto al tema, el contenido de los mitos se asemeja bastante
a lo que recreaban las tragedias en las fiestas de la antigua Grecia.
La literatura va desgastando el fondo mítico pero se mantienen como base de la
representación y guardan una función social.
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El mito es un “género” con la particularidad de poder encontrarlo narrado en épocas y
autores distintos, con variantes significativas. Según quién sea su autor, un mismo mito puede
presentar ciertos cambios. Por ejemplo, vemos como el personaje divino de Prometeo, el
ladrón del fuego celeste, es contado por Hesíodo, después por Esquilo y más tarde por Platón.
Luego, contado por Luciano de Samósata, el mito de Prometeo resurge con una vivaz
versatilidad. El protagonista varía en función de la intención de los narradores y el contexto
histórico y literario.
Otros héroes como Ulises, Heracles o Teseo han sido también presentados con matices
nuevos en esa larga tradición literaria. Lo mismo sucede con algunos dioses, aunque de
manera que perdure el esquema básico en los relatos míticos.
En reglas generales, el relato mítico tiene un carácter dramático. Se trata siempre de
acciones de excepcional interés para la comunidad que explican acontecimientos cotidianos.
La narración mítica nos habla de un tiempo prestigioso y lejano de los comienzos, el de los
dioses, o el de los héroes que aún tenían tratos con los dioses, un tiempo que es el de los
orígenes de las cosas.
En cuanto a los personajes de los mitos, podríamos decir que también son personajes
arquetípicos en cuanto a sus características. Los actores de los episodios míticos son seres
extraordinarios al igual que los héroes de la mitología griega.
Los hechos presentes en los mitos tienen un matiz dramático como decía antes pero
también una forma humanizada, de manera que los actores pueden presentar forma humana,
un tanto exagerada, como los dioses y héroes griegos.
La mitología clásica en el Renacimiento
En el Renacimiento vuelven las figuras de los antiguos dioses y héroes. Vuelven no solo
en la literatura sino en las representaciones plásticas, en la pintura, en la escultura, en las
máscaras y motivos decorativos de las fiestas de la época…
El hombre del Renacimiento estaría fascinado por la poesía y la gracia de lo antiguo, de
ahí su interés por recrear los motivos y figuras de los antiguos mitos. Con estas figuras el
Renacimiento expresaría una concepción del mundo muy diversa de la medieval.
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La recuperación de los mitos paganos solo pudo hacerse desde una perspectiva escolástica
y culta. La creencia en tal mitología fue irónica. Sin embargo, esto no quiere decir que los
autores del Renacimiento no introdujeran esa chispa de religiosidad y de popularidad. Son
numerosos los poemas que datan de ésta época y que presentan elementos tanto cristianos
como paganos. Un ejemplo de ello es el autor Sannazaro. La teoría de que los mitos eran
relatos alegóricos que velaban una antigua y perenne sabiduría, ya extendida en la Antigüedad
y la Edad Media aceptada en el Renacimiento de una forma espléndida.
La alegoría serviría para justificar la presencia de múltiples imágenes paganas. Ésta
interpretación pagana encontró un gran esplendor en la Florencia del siglo XV donde es
reavivada por patas como Poliziano.
J. Seznec resalta en su libro The Survival of the Pagan Gods: The Mythological Tradition
and its Place in Renaissance Humanism and Art que “los dioses no resucitaron porque jamás
habian desaparecido de la memoría y de la imaginación de los hombres”. (J. Seznec, The
Survival of the Pagan Gods: The Mythological Tradition and Its Place in Renaissance
Humanism and Art. (Princeton: Princeton University Press, 1981), 88.
La recuperación de las figuras clásicas será la principal característica; una de las más
relevantes del Renacimiento. Éste propone una revaloración de la poesía como expresión del
mundo al margen de la teología oficial.
En el periodo final del Renacimiento, los descubrimientos de nuevas culturas con sus
mitologías; similares a las de la Antigüedad, serán decisivos para un comparatismo que se
desarrollaría en el siglo XVIII.
2.1. El mito de Hero y Leandro
Éste mito nos cuenta la historia de Hero, una hermosa mujer dedicada al cuidado de
uno de los templos de Afrodita en Sesto, Grecia. Ésta se enamoró de un joven muchacho
llamado Leandro. El joven vivía cerca de ella, concretamente en Abidos pero entre sus
pueblos se situaba un pequeño estrecho de mar que debía cruzar en cada visita que hacía para
cortejarla.
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Los padres de ambos le prohibieron terminantemente cualquier contacto; pues contraer
matrimonio con un extranjero no estaba muy bien visto y por otro lado una sacerdotisa sólo
debía dedicarse a la divinidad. Para verse entonces en secreto, los jóvenes planearon verse
cada noche. Hero encendía una linterna en una ventana de su casa para servirle de guía a
Leandro, el cual cruzaba el mar hasta alcanzar a su amada. Así pasaron juntos muchas noches.
Una de esas noches, sin embargo, hubo un fuerte vendaval que apagó la linterna y Leandro
fue tragado por las horribles aguas. A la mañana siguiente Hero corrió a la playa y encontró el
cuerpo sin vida de su amado. Al parecer, Hero se lanzó a las aguas en busca del alma de
Leandro.
Otra versión de la leyenda establece que la tormenta duró varios días y que Leandro
esperó a que apaciguase. Al cabo de las ocho noches no pudo resistirse, se echó al mar. En
este caso, Hero vivía en la torre desde la que se suicidaría después al no soportar la muerte de
su amado Leandro.
Son muchas las referencias que nos llevan a pensar que ésta historia pudiera haber
existido. El Bósforo, estrecho de mar entre Estambul y Grecia era considerado en la
Antigüedad un lugar peligroso y de difícil tránsito; a día de hoy podemos encontrar una torre
en el barrio de Scútan, Estambul, atestiguada por Estrabón, geógrafo turco como la Torre de
Hero; otra evidencia que acerca este mito a la realidad tiene que ver con el faro de Alejandría.
Éste fue el primero de la Antigüedad. Data del año 280 a.C. La historia de Hero y Leandro
seria leyenda terminas post quem a esta fecha, es decir, acontecería posteriormente a dicho
año.
El origen del mito se encuentra quizás en una leyenda local propia de Helesponto.
Dicha leyenda se popularizaría probablemente gracias a uno o más escritos helenísticos y
luego sería retomada por los latinos. Las principales fuentes de nuestro mito son Ovidio y
Museo aunque a partir del siglo I con la aparición de la fábula en las Geórgicas de Virgilio, el
tema empezaba ya a ser muy conocido.
Ovidio recrea el tema en sus poemas de juventud Heroidum epistolae XVIII, Leandro
a Hero y Hero a Leandro y alude a la pareja en pasajes de Amores, Ars y Tristia.
En las cartas de las Heroidas ambos plantean sus quejas al estar separados por la
tormenta. Lo llamativo de ésta composición es que la historia comienza in media res. No se
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sabe cómo se conocieron y tampoco se cuenta el trágico desenlace, aunque sí enumeran una
larga sucesión de funestas predicciones que quien conoce la historia sabe que se harán
realidad. Estas dos epístolas harían despertar el interés en los autores del Renacimiento por
éste mito.
El poeta Museo compone un epilio, esto es, una composición épica de corta extensión
que consta de 343 hexámetros. Dicha composición sí cuenta la historia completa de los dos
amantes; desde que se conocen en un festival en honor a Adonis y Afrodita hasta el trágico
final.
Durante toda la Edad Media el mito se difunde a través de manuales mitográficos.
Incluso ya en 1495, un año después de la primera publicación en griego de la obra de Museo,
se imprimió en Venecia una traducción latina de Marco Musuru.
Otra fuente relevante de nuestro mito es una comedia mitológica de Hero y Leandro
escrita por Mira de Amescua. Esta comedia es un caso excepcional en la transmisión del mito,
puesto que es la única obra de teatro que se conserva en la literatura española acerca de estos
amantes.
El mito de Hero y Leandro fue a su vez fuente de inspiración para muchos artistas.
Lord Byron cruzó en 1810 el mismo estrecho en 1h.10min; Milorad Pacic escribió la novela
La cara interna del viento y Hero y Leandro; Quevedo y Ramón de Campoamor le han
dedicado poemas y más de un pintor le ha concedido formas y colores.
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Hero finding Leander, obra de Ferdinand Keller (Wikipedia)
3. Influencia de la tradición clásica en el teatro del Renacimiento Europeo
El teatro Europeo ha ido sufriendo una evolución muy notoria desde la Edad Media hasta
la Edad Moderna. El teatro medieval surge cuando la Iglesia empieza a escenificar pasajes de
la Biblia para hacer llegar mejor el mensaje. Todas estas escenificaciones eran interpretadas
en latín. Ya del año 950, nos llegan obras escritas en latín de una monja anglosajona llamada
Hrotsvitha cuyo argumento también guarda relación con pasajes de la Biblia. Pero éstas no
eran representadas todavía. Más tarde las escenas serán representadas dentro de las iglesias y
también en plazas públicas. El color, el movimiento, la indumentaria especial, las
insinuaciones verbales hacia el público, entre otras de las muchas características del teatro, ya
eran visibles en ésta época e incluso copiados de las tragedias y comedias de la Antigua
Grecia.
Los géneros teatrales que triunfan en la Europa Medieval son los misterios, los milagros
siendo el más conocido el Milagro de Teófilo del escritor francés del siglo XIII Rutebeuf y las
farsas, entre las que destaca la Farsa de maese Pathelin, perteneciente a la literatura francesa y
de autor desconocido.
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Las Danzas de la Muerte, aunque no pertenecían al género teatral, cabe la posibilidad de
que fueran representadas. Eran poemas que surgieron en Europa en el siglo XIV a causa de la
Peste Negra.
Entrados en la Edad Moderna sigue representándose un teatro de carácter religioso. Sin
embargo, con la llegada del Renacimiento se irá recuperando la cultura clásica greco-latina y
con ella grandes obras teatrales de la Roma y la Grecia antiguas. Además de las
representaciones de obras clásicas de autores como Plauto o Tenencio, muchos escritores
serán los que escriban y estrenen tragedias y sobre todo comedias.
Ésta recuperación del teatro se dio, en primer lugar, en Italia entre finales del siglo XV y
principios del siglo XVI, donde se inspiraron en las obras de Séneca, Nerón o Plauto.
Paralelamente surge en Italia un teatro cómico destinado no sólo a la nobleza sino a gran parte
del público; la conocida como Comedia dell’arte (‘teatro de profesionales’). En este tipo de
teatro los actores improvisan y siempre aparecen personajes fijos: Arlequín, Polichinela,
Colombina. Este teatro llevará a los cómicos a recorrer diversas ciudades representando sus
obras en los famosos corrales de comedias.
A pesar de la importancia que tuvo Italia en la creación del teatro moderno, las grandes
obras del teatro europeo moderno surgen entre el siglo XVI y XVII en España con la Comedia
Nueva, con autores como Lope de Vega o Calderón de la Barca y en Inglaterra con el llamado
“teatro isabelino” en el que profundizaré con más detalle a continuación.
Ésta época, el Renacimiento, es la época de Shakespeare y el período de oro del teatro
inglés, ya que éste era la forma de expresión más relevante. A principios del siglo XVI el
teatro en Londres corría en manos de compañías ambulantes, conocidos como “cómicos de la
legua”. Éstos no eran bien vistos por la mentalidad puritana de la época. En 1576 fueron
expulsados de Londres. Sin embargo, la afición por el teatro comenzó a crecer y éste contaba
con el apoyo de los reyes y de los nobles. Las obras se representaban en edificios circulares
con tres plantas cuyo interior guardaba un escenario al aire libre. Era un teatro sin apenas
decorados y en el que sólo actuaban hombres.
El teatro inglés, como ya he comentado en varias ocasiones, tiene su momento de mayor
esplendor durante el reinado de Isabel I. A pesar de la aprobación de la reina, las autoridades
desconfiaban de los teatros por razones de contagio de enfermedades o por las trifulcas que
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los asistentes pudieran ocasionar. De esta manera, las representaciones se irían reduciendo
hasta su cierre en 1642.
Segunda Reconstrucción de “The Globe Playhouse”, 1965 (el pez volador.wordpress.com)
William Shakespeare es considerado el mejor dramaturgo inglés, no obstante, en su
época fueron más importantes otros dramaturgos como Ben Jonson o el propio Marlowe, por
ejemplo.
Muchas de las obras de Shakespeare están basadas en la historia y casi siempre se
convierten en tragedias como es el caso de Hamlet. En algunas de sus obras también describe
la historia clásica de la Antigua Roma. Éstas últimas obras, al igual que las primeras,
combinan la historia con la tragedia: Titus Andronicus, Julius Caesar, Coriolanus, etc.
Las tragedias más destacadas de Shakespeare serían Hamlet, Othello, King Lear y
Mcbeth. Todas ellas tienen en común el hecho de que la humanidad constantemente intenta ir
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más allá de sus límites para alcanzar perfección y harmonía. Pero todos fracasan en el intento
puesto que el ser humano no es perfecto.
Las obras de teatro Isabelino seguían un modelo clásico en cuanto a la presentación de
actos y escenas; los diálogos se presentaban mediante el verso; en cuanto a los recursos,
existía una mezcla entre tragedia y comedia: se incorporaba música, danza y espectáculo. La
tragedia utilizó la historia para tratar temas de actualidad mientras que la comedia utilizó
temas míticos y mágicos.
En las obras del Renacimiento priman las referencias y los temas de carácter
mitológico, base también de la literatura clásica. Para el Renacimiento humanista, el
conocimiento de lo clásico significaba el final, una manera de mejorar la condición humana.
La mayor parte de la información que los autores modernos poseían sobre la mitología
clásica era gracias a los trabajos impresos de autores clásicos como La Metamorfosis de
Ovidio. En éste tiempo, empiezan a crearse guías y manuales llamados “mitografías”, los
cuales contenían información acerca de esos mitos. Un ejemplo de ello es Genealogía deorum
gentilium de Boccaccio o De deis Gentium varia et multiplex historia de Gregorio Giraldi.
Los autores del Renacimiento utilizarán la mitología como fuente de sus obras de dos
maneras posibles; habrá quienes usen un mito o una obra clásica como el núcleo de sus obras.
Con éste método, los autores estudian el mito y lo recrean en una nueva historia. Éste método
lo encontramos en Romeo y Julieta.
El segundo método empleado por algunos autores consistía en usar los mitos como
suplemento de una obra concreta.
Los libros ilustrados, conocidos como libros de emblemas ganaron popularidad
durante el Renacimiento. Normalmente contenían imágenes con versos que explicaban el
simbolismo de dichas imágenes basadas en temas como naturaleza, historia y moral. Como se
puede apreciar a continuación la mayoría están relacionadas con lo mitológico:
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Imagen de libros de emblemas
Del mismo modo que los autores del Renacimiento centran su interés en el hombre
como individuo, los mitos clásicos representan el antropomorfismo de la naturaleza y la
condición humana, creado para entender el mundo en el que vivimos y al mismo tiempo
justificar su forma de vida, lo que abala la relación o el interés que éstos autores podrían
presentar por la tradición clásica.
Seguidamente, trataré de qué manera la tradición clásica salpicó la obra de Marlowe,
concretamente, desde sus tragedias hasta la emblemática Hero y Leandro.
3.1. Christopher Marlowe: Vida y obra
Nacido en Canterbury, Inglaterra en 1564, el mismo año que Shakespeare, Christopher
Marlowe se convertiría en el gran poeta de la gran segunda ere del teatro. Su vida fue corta y
violenta, como la de la mayoría de sus personajes.
A pesar de ser el hijo de un zapatero, Marlowe asistió a la King’s School y al Corpus
Christi College, donde obtuvo su grado de bachiller en Artes en 1584 y su Master tres años
después. La mayor parte de este tiempo lo pasó en Reims entre los católicos que conspiraban
contra el régimen protestante de la Reina Isabel. Esto causó cierto rechazo a su universidad a
la hora de entregarle su diploma pero las autoridades intervinieron y la licenciatura le fue
otorgada finalmente. Llegó a trabajar como espía y fue a parar a prisión en variadas ocasiones
por sus continuas reyertas, en las que fue acusado de varios asesinatos.
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Llegó a Londres en 1587 y empezó allí su carrera como dramaturgo. El joven poeta se
sumergió en un círculo social que incluía figuras literarias tales como Sir Philip Sidney y Sir
Walter Raleigh. Compartió habitación con Thomas Kyd y frecuentaba las tabernas de Londres
con Robert Greene o Thomas Nashe.
Marlowe escribió la primera obra notable en lo que se conoce como verso blanco o sin
rima, Tamburlaine, 1587-1588. El drama isabelino había casi alcanzado su final cuando
Marlowe entró en escena.
Ningún dramaturgo hasta la fecha había marcado el mundo, la carne y el demonio de
una manera tan magnífica en sus representaciones (Doctor Fausto; El judío de Malta;
Eduardo II).
En 1593, Marlowe fue acusado de herejía al señalar algunas incongruencias que él
consideraba de la Biblia.
La contribución de Marlowe en el teatro ha de considerarse de notable importancia,
pues fue capaz de llevar la alta poesía a un lugar adecuado en el escenario y de dejarnos
personajes tan apasionados como su creador, preparando el camino a otro gran autor como
Shakespeare. Las obras de Marlowe ejercieron una influencia directa en el primer
Shakespeare, hasta que éste caracterizó sus personajes con un rico mundo interior y se
convirtió en el genio que hoy día conocemos. El malvado Barrarás, El Judío de Malta se cree
predecesor de Shylock de El Mercader de Venecia; de Aarón, el moro de Tito Andrónico; y
del propio protagonista de Ricardo III. Incluso, existe el rumor de que Marlowe habría fingido
su muerte para seguir escribiendo, siendo el verdadero actor de las obras atribuidas a
Shakespeare.
Marlowe murió asesinado en Deptford Strand, Londres en 1593, en una oscura reyerta
poco después de que fuera dictada orden de arresto contra su persona por conspiración.
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3.1. La mitología en la obra de Christopher Marlowe
Las tragedias de Marlowe son diferentes a las de Shakespeare. Las primeras citadas son
tragedias con superhéroes que superan los límites de la vida humana de distintas formas. De
igual forma, el lenguaje que usa Marlowe es más clásico que el que usa Shakespeare; mientras
que los personajes de Shakespeare hablan el mismo lenguaje que su audiencia, los de
Marlowe usan un lenguaje más poético, el cual fue influenciado por sus estudios
universitarios de poesía dramático en Latín y Griego.
El tema principal en las obras de Marlowe fue siempre el tema de la fuerza en muchas de
sus formas: desde el poder de Tamburlaine, que conquista el mundo entero, hasta las clásicas
y mitológicas figuras de Dido y Eneas, que representan amor y fuerza.
Dido es una de las obras más fascinantes de nuestro autor. La única publicación
contemporánea de la obra fue impresa en 1594, un año después de que Marlowe fuera
asesinado. De ésta fecha constan tres copias:
-Una en Bodlein Library
-otra copia en Folger Library
-y una tercera copia en Huntingdon Library
Es difícil de establecer una fecha para con todas las obras de Marlowe pero Dido es
incluso la más difícil de señalar. No encontramos ningún indicio que nos permita situar la
obra en el tiempo. Sólo si quisiéramos podríamos estimar una fecha fijándonos en el estilo,
calidad y madurez tanto en la poesía como en el arte teatral. La principal observación es que
la obra es, en gran parte, un ejercicio de traducción, lo que apunta a que el texto fue escrito
durante los años que Marlowe pasa en Corpus Christi (1585-86).
Hay quienes sugieren que la obra fue escrita al mismo tiempo que Hero y Leandro
(1593), debido al uso de los couplets( pareados) en algunas partes de Dido.
La principal fuente de Dido se encuentra en el primero, segundo y cuarto libro de La
Eneida de Virgilio. Knutowski se afanó para demostrar que la obra presentaba también
influencia de la obra de Ovidio en algunos pasajes.
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Aunque la obra de Marlowe es una traducción de la Eneida, en Dido encontramos
algunas adaptaciones en los diálogos y reestructuraciones para hacer el texto propio del
drama. A continuación citaré algunos de los elementos enteramente creados por Marlowe:
1. Los diálogos entre Júpiter y Ganymede al comienzo de la obra.
2. El argumento secundario que incluye el amor de Anna.
3. El primer intento de Eneas de dejar Cártago sin que Dido lo supiese.
4. La escena de la enfermera y Cupido
5. Los suicidios de Anna y larbus después de la muerte de Dido.
No obstante la mayoría de los temas que se incluyen en Dido, Queen of Carthague, son
heredados de Virgilio. Oliver resume muy bien los que serían los temas principales de la obra
y el enfoque que Marlow le da a la suya propia: “El tema de la obra no es muy diferente al del
Libro IV de la Eneida: tradición en el amor como castigo por desobedecer el deseo o mandato
de los dioses; y la diferencia sería que Marlowe es mucho menos compasivo entre ante la
desobediencia a los dioses, de modo que los humanos son víctimas de la política del Olimpo”.
Otras de las fuentes que encontramos en Dido son los grandes autores clásicos Ovidio y
Homero. Ovidio prevalece en todos los trabajos de Marlow. Eneas y Dido aparecen en
Metamorfosis y Knutowski, identificadas, ambas obras, como fuentes de algunos pasajes de
Dido.
Además de las fuentes citadas hasta ahora, Marlowe también estaba muy familiarizado
con La Iliada de Homero.
Otra de las obras de Marlowe en la que vemos reflejada la tradición es la de Tamburlaine,
o Tamerlán el Grande en español. Aunque las fuentes de dicha obra son bastante discutidas,
son dos las que se le atribuyen. Todo apunta a que, para la primera parte, Marlowe se inspiró
en capítulo número catorce de la segunda parte de Fortescue’s book (1571). Fortescue’s book
es una traducción de Silva de varia lección, escrita por el español Pedro Mexia en 1543. Ésta
última obra pertenece al género de las enciclopedias y misceláneas que fue cultivado por
autores griegos y latinos y continuado en la Edad Media en latín. En éste tipo de volúmenes se
cuentan hechos históricos de manera anecdótica.
La Segunda Parte de Tamburlaine es, en su mayoría, invención de Marlowe, aunque la
historia de Olympia fue cogida, tal y como afirma Collier, de Orlando Furioso, poema épico
escrito por el italiano Ariosto. Algo parecido ocurre al final del Acto IV de la II Parte donde
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Marlowe copia literalmente seis líneas de la majestuosa obra Faerie Queene, la cual no había
sido todavía publicada. Si bien Orlando Furioso no se rige tanto por la mitología, en The
Faerie Queene, Spenser utiliza una poética y un simbolismo mitológicos en toda la obra. A
eso habría que añadirle también que los tres primeros libros de The Faerie Queene tratan el
ciclo entero desde la caída de Troya hasta el reinado de Isabel.
Otra pieza dramática de gran relevancia en la producción literaria de Marlowe es Doctor
Faustus, publicada por primera vez en 1604. Aunque dicha obra está inspirada en en un viejo
cuento alemán de un tal Fausto, encontramos alguna que otra referencia mitológica dentro del
texto. La más relevante es la referencia que el autor hace a Helena de Troya cuando el
protagonista adquiere poderes sobrenaturales y viaja en el tiempo para casarse con la misma.
Si salimos del ámbito del género dramático, encontramos en la obra de Marlowe dos
traducciones muy relevantes para éste estudio bibliográfico. Una de ellas son las elegías
Amores de Ovidio y la segunda, la traducción del primer libro (Pharsalia) de Lucano. El
hecho de que nuestro autor trabajara obras de autores tan relevantes para la literatura nos lleva
a deducir que Marlowe es un buen conocedor de la tradición clásica y me atrevería a decir que
un gran fanático de ella.
Por último, cabe destacar la obra que más lazos estrecha con la mitología y la tragedia
aunque Marlowe la escribiera en prosa. Con esto aludo a Hero y Leandro. Al principio de mi
investigación ya dedicaba un epígrafe a la trágica historia de estos dos amantes. Ahora es el
momento de indagar en la propia adaptación que Marlowe le dedica a este mito inspirándose
probablemente otra vez en la obra de Ovidio.
3.2.Hero y Leandro
Como he mencionado en repetidas ocasiones, el mito de Hero y Leandro se encuentra con
frecuencia en la literatura; autores como Ovidio, Museo, Walter Raleigh, Ben Johnson y
Garcilaso de la Vega, entre otros, recrearon esta historia de amor en sus versos.
Marlowe escribiría ésta pieza el mismo año de su muerte lo que le impidió terminarla
dejando el final en el momento en el que los protagonistas se hacen amantes. Todo apunta a
que George Chapman dividió la obra de Marlowe en dos “sestiads” y añadió cuatro más
poniendo fin a lo que Marlowe comenzó. Las líneas de Chapman son muy distintas a las de
Marlowe por lo que no las incluiré aquí.
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Las posibles fuentes en las que Marlowe pudo inspirarse para crear éste poema son varias
incluyendo Ovidio y Virgilio. Sin embargo la más relevante sería la del poeta bizantino
Museo, al cual hace referencia explícitamente en su obra:
Amorous Leander, beautiful and young,
(whose tragedy divine Musaeus sung,)1
Existen muchos paralelismos entre el poema de Museo y éste de nuestro autor. Ambos
comienzan describiendo en su totalidad a Hero y después a Leandro. Seguidamente nos
describen la fiesta y de la manera en la que se conocen y Leandro intenta convencer a Hero de
que no guarde su virginidad a Venus, de la cual ella es doncella. De la misma manera, en
ambos textos encontramos referencia a Cupido. Éste les dispara una flecha a los amantes para
que se enamoren. Al igual que Cupido, son muchísimas las referencias que se hacen a
personajes mitológicos. Ambos poetas coinciden en la gran mayoría de ellos, excepto en la
alusión que Marlowe hace a Neptuno, dios del mar. Hay un pasaje que éste añade en el que
Neptuno persigue a Leandro mientras que cruza el mar. Neptuno lo confunde con Ganymade,
copera de Zeus y aprovecha el momento para robársela. Comienza a acariciar a Leandro y le
habla de amor, incluso cuando se da cuenta de que no es Ganymade continua persiguiéndole
pero sabiendo que Leandro no complacerá sus deseos lo deja ir. Quizás éste pasaje tenga que
ver algo con el tema de la homosexualidad de Marlowe; la sensibilidad con la que describe
todo en el poema y dicha escena de Neptuno llevan a pensar que Marlowe nos muestra sus
propios sentimientos a través de su obra.
El poema de Museo es un epilio de tradición helenística, sin embargo, no sigue la línea
de encuentro-separación-reencuentro propio de la novela griega. Por el contrario, Marlowe sí
lo hace en su Hero y Leandro. Lo que sí comparten ambos es el “amor a primera vista”,
también muy común en la novela griega.
Otro tema típico en los poemas clásicos y que ambos autores comparten es el de la
ignorancia con el sexo. Ya que no es un tema común en el período Isabelino aquí tenemos
otro claro ejemplo de la influencia de Museo en Marlowe.
1. He utilizado la versión de Hero y Leandro en inglés puesto que me ha sido imposible encontrar la
versión española de dicha obra. Referencia bibliográfica al final del ensayo.
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Marlowe utiliza un tono muy positivo y lleno de humor, sorprendente para un tiempo
tan oscuro y para el trágico final de estos dos amantes.
Es cierto que el poema está inacabado y aunque es difícil imaginar que la historia tan
bonita de dos jóvenes enamorados pudiera dar un giro tan drástico, ya en otras ocasiones
Marlowe nos lo ha mostrado en sus obras. La diferencia con Museo es que él si predice el
trágico final de los protagonistas al igual que Ovidio hace en sus Cartas a las Heroidas:
Pero ponte, amada mia, a resguardo del fuerte soplo de los vientos, no sea que apaguen el
candil, que con su luz también mi vida, y con el a un tiempo yo muera. Y si también tienes un
verdadero deseo de enterarte de mi nombre, mi nombre es Leandro, esposo de Hero la de
bella diadema.
Mas poco tiempo de vida les quedaba y no por mucho disfrutaron de unos insomnes himeneos
que tantas idas y venidas provocaron.
Independientemente de los paralelismos que encontramos en ambas obras, cada autor adapta
su obra a su era. Marlowe nos presenta a Hero y Leandro como dos personas reales debido a
las reacciones que nos describe a lo largo de la pieza. Estos amantes son inocentes y basados
en emociones humanas. Marlowe toma prestado el mito griego tal cual pero creando unos
personajes creíbles para el público de la época.
Como bien sabemos Hero y Leandro está dentro de las obras poéticas de Marlowe aunque
podríamos decir que por los diálogos y el tono del poema, éste podría haberse escrito para ser
representado. Quizás no se llevó a cabo debido a que en ese año los teatros estaban cerrados,
debido a que Marlowe no pudo acabar la obra o debido a los pocos personajes que intervienen
en la historia.
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3.3. Repercusión de Marlowe en la literatura
Se podría describir a Christopher Marlowe como el puente o la transición del Medievo al
Renacimiento. Sus innovaciones en el ámbito teatral fueron de grandísima importancia para el
desarrollo de la tradición dramática, no sólo para la británica, también para la universal.
Lástima que éste haya permanecido siempre a la sombra de William Shakespeare y no se haya
valorado su contribución en la literatura de la forma que lo mereciera.
Según la teoría Marlowe, éste no habría muerto, todo habría sido un montaje. Le ayudaron
a salir de Inglaterra y desde su nuevo destino le iría entregando su producción literaria a
Thomas Walsingham. Éste a su vez se habría encargado de buscar un hombre de paja que
firmase las obras. Los defensores de la Teoría Marlowe afirman que ese hombre de paja fue
Willian Shakespeare, quien aceptaría el acuerdo a cambio de ganar algún dinero.
El debate sobre la autoría de las obras de Shakespeare se remonta a comienzos del siglo
XVIII. No solo se baraja la posibilidad de que sus obras fueran escritas por Marlowe sino que
también se le atribuyen a Francis Bacon y William Stanby, entre otros.
Los indicios que llevan a pensar esto derivan de la calidad y complejidad de éstas obras en
contraposición con la falta de formación de Shakespeare. El autor de dichas obras está
requerido de una sólida formación clásica, un elevado dominio del inglés e incluso el
conocimiento de otras lenguas. Un personaje como Shakespeare, con una escasa formación y
sin ningún contacto con otros autores extranjeros, no pudo ser el autor de una obra influida
por ésta cultura.
Los defensores de ésta Teoría han encontrado diversas similitudes entre las obras de
ambos autores:
La producción de ambos es principalmente dramática, salpicada por poemas
clásicos.
El primer poema de Shakespeare, Venus y Adonis, se basa en un tema
mitológico y estaría inspirado en Ovidio. Marlowe también escribe un poema
parecido: Hero and Leander y tradujo a Ovidio. La diferencia es que de
Marlowe si se conoce su previa formación en el arte clásico.
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Marlowe utiliza el verso blanco en sus dramas, característica que después
Shakespeare utilizará en los suyos.
Calvin Hoffman, uno de los mayores animadores de la Teoría Marlowe, ha encontrado
similitudes casi literales en diversos versos de ambos autores. Aquí cito algunas de ellas:
En el Fausto de Marlowe, cuando éste contempla a Helena de Troya:
"Was this the that launched a thousand ships?"
Y en Troilus and Crecida de Shakespeare aparece como:
"She is a pearl / Whose price hath launched above a thousand ships."
En El Judío de Malta de Marlowe:
"I... hold there is no sin but ignorance."
Y en Twelfth Night de Shakespeare:
"I say there is no darkness but ignorance."
También, Marlowe escribió:
"Holla, ye pampered jades 0f Asia. / What, can ye draw but twenty miles a day…"
Y Shakespeare en Enrique IV escribiría: "And Hollow pampered jades of Asia, / Which
cannot go but thirty miles a day;"7
Este tema sigue siendo muy controvertido y no dejan de verse esas dos posturas por parte
de los estudiosos acerca de la relación entre la obra de éstos dos grandes escritores. Los
partidarios de la autoría Shakesperiana ven la obra de dos autores diferentes y los
Marlovianos ven la obra de un mismo autor.
Marlowe parte del teatro precedente medieval del que poco a poco se irá despegando para
construir un nuevo patrón ideológico y estético que represente las vivencias y preocupaciones
del nuevo hombre renacentista. Paralelamente, Marlowe da un giro a la dimensión retórica del
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teatro de la época, introduciendo el innovador “blank verse” (verso blanco basado en el
pentámetro yámbico) aunque cabe decir que ésta técnica ya está presente antes de él en los
versos del Conde de Surrey o en Thomas Sackville y culminará con John Milton en su
Paradise Lost.
De la mano de Marlowe nos encontramos con la creación dramática del antihéroe, que
será más adelante extendido por Shakespeare. Con éste antihéroe se presenta la ambigüedad
entre ética y moral que se deja siempre a la conciencia del lector o espectador. Ésta
característica repercutirá en autores posteriores tales como John Webster o John Ford.
Conclusión
Una vez finalizada mi investigación bibliográfica concluyo que el Renacimiento ha
sido sin duda el movimiento cultural que más ha influido en la historia de la humanidad. Este
movimiento, que se dio sobre todo en el continente europeo, tenía como objetivo renovar por
completo todos los ámbitos del saber humano, desde el arte hasta la ciencia y resolver todas
esas lagunas que abrumaban al hombre, pero intentando recuperar y proseguir la labor de la
Antigüedad Clásica, sobre todo la griega, cuyos logros científicos, literarios y filosóficos
fueron considerables, y que habían quedado olvidados, como dormidos, por la incuria del
tiempo. Muchos de los grandes centros monásticos de la Europa Medieval atesoraban todo ese
saber, al que tenían acceso sólo unos pocos privilegiados. El Humanismo romperá esas férreas
cadenas y pugnará por hacer accesible a todos dichos conocimientos. La Italia del Trescientos
y Cuatrocientos puso las bases para el posterior triunfo de la idea del hombre nuevo que
preconizaba. Así pues, el Humanismo, corriente que acompañará al periodo renacentista, se
centrará más en el hombre y en la naturaleza que en las cuestiones divinas y espirituales. Si en
la Antigua Grecia y después en la Edad Media el pueblo veneraba a los dioses mediante cultos
y rituales, en ésta época del Renacimiento la teología sufrirá un gran declive ya que con los
avances en la ciencia, el hombre comienza a cuestionarse si de verdad hay un Dios.
De todos modos no deja de mezclarse lo nuevo con los cimientos de la Antigüedad
Clásica para mostrar lo irreal o imaginario de la manera más fiable posible, haciéndolo real.
De esta manera, por ejemplo, Christopher Marlowe consigue hacer de dos personajes
mitológicos una historia que parezca lo más verídica posible.
En el ámbito del teatro renacentista, género en el que he enfocado mi investigación
vemos esa transición del teocentrismo al antropocentrismo con obras que pretenden
mostrarnos las cosas tal y como son; de un modo más natural. Así encontramos que la
mayoría de las tragedias de Shakespeare, catalogado como el principal autor de la época, nos
hablan de hechos históricos con reyes como protagonistas en su mayoría. Hasta la
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reglamentación teatral basada en tres unidades (acción, espacio y tiempo) fue retomada de la
Poética de Aristóteles.
Con la elaboración de este ensayo me marcaba ciertos objetivos, los cuales reflejé al
principio del mismo y los cuales doy por conseguidos. A lo largo del Grado en Estudios
Ingleses he tenido la oportunidad de conocer la literatura inglesa pero no tan profundamente
como cuando realizas una investigación de algún tema concreto. Siempre me había llamado la
atención este autor llamado Christopher Marlowe, al que todos los libros citan junto al gran
Shakespeare pero sin darle tanta importancia como a éste último. Sí que es verdad que
desconocía la relación de Marlowe con la tradición clásica. Ahora que he investigado con
detalle sobra él y su obra he descubierto ésta faceta suya y he podido ver cómo se inspira en
esa tradición y en el mundo mitológico para recrear sus obras, eso sí, dándolo siempre un
toque de modernidad. Otro punto de gran relevancia en relación a Marlowe es la controversia
que a día de hoy existe acerca de la autoría de las obras de Shakespeare. Después de leer
numerosos artículos, afirmaría que muchas de las obras que se le atribuyen a Shakespeare
fueron de la letra y puño de Marlowe.
Para terminar me gustaría reiterar la importancia que supuso la contribución de
Marlowe en el teatro del Renacimiento con la incorporación del verso blanco o con la
creación del antihéroe, entre otras, y en la literatura, no solo de su época sino en autores
posteriores. Por dicha razón no debemos dejar a Marlowe en la sombra cuando hablemos de
Shakespeare sino que debemos tratar a los dos casi como una unidad, la cual supuso infinidad
de cambios para la literatura.
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