torres alicante

8
International Conference on Modern Age fortications of the western Mediterranean coast © Editorial Universitat Politècnica de Valencia - ISBN: 1 Guardianes del miedo El sistema de defensa de la huerta marítima de Alicante durante el siglo XVI José Luis Menéndez Fueyo Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), Alicante (España), [email protected] Keywords: Alicante, defence, plantations, refuge towers, corsairs, 1. Introducción “...En 24 de Mayo de 1550, Dragut, con 27 bajeles, llegó a nuestras playas, desembarcando sus gentes en las de Sant Joan cuyos mora- dores se refugiaron en las torres aunque no en la presteza necesaria para evitar que trece de ellos fueran cautivados. Murió el Bayle don Pedro Bendicho, al acudir en socorro de nuestros campesinos...” Crónica de la Muy Ilustre, Noble y Leal Ciudad de Alicante de D. Vicente Bendicho (1640), Cap. XIII, p. 187 En este texto extraído de la Crónica de Alicante de Vicente Bendicho (1640) se consigue de forma breve y concisa evidenciar la creciente inseguridad que sufrieron las poblaciones del litoral alicantino, y por extensión de todo el Mediterráneo Español a lo largo del siglo XVI, como consecuencia de las frecuentes incursiones de piratas berberiscos. Para prever dichos ataques se comenzó a disponer a mediados del siglo XVI un sistema de torres-refugio que en función de esa inestabilidad caracterizaron el agro alicantino, constituyéndose como el principal do- cumento arqueológico para el estudio de la problemática que nos ocu- pa. Dentro del marco provincial este conjunto de torres, distribuidas en un espacio geográfico tan reducido como es la Huerta de Alicante, se constituye como un ejemplo casi único, solamente equiparable al siste- ma de torres que circundaban la huerta de Valencia en época islámica. International Conference on Modern Age fortications of the western Mediterranean coast © Editorial Universitat Politècnica de Valencia - ISBN: Abstract This paper intends to address the unprecedented case of the defensive system of the fruit and vegetable plantations of the city of Alicante during the 16th century. This can be considered a paradigm of the need to protect people and wealth and to avoid plundering, especially as a result of the raids carried out by Barbary corsairs such as Khayr al-Dīn Barbarossa and Turgut Reis Dragut in 1550 and 1554 respectively. Their attacks were the cause of wide spread paranoia under the Spanish Crown. The population of Alicante fostered the construction of a large number of refuge towers between the end of the 15th century and the mid-16th century, made a reality in a set of fortifications that can be considered unique in the Spanish Mediterranean Coast due to its amount, characteristics and distribution. However, these works arose from the private initiative of the local oligarchies of the city of Alicante. The study of this singular ensemble of our heritage completes this overview of Alicante’s coastal defensive landscape, intended for the protection of the main areas of wealth and exploitation, key to the economic up turn of the city of Alicante during the 16th and 17th centuries. 1 Los datos sobre el poblamiento en la huerta durante el siglo XVI nos muestran una importante densidad tanto concentrada en aldeas como dispersa por diferentes partidas rurales. Su proximidad a la costa, la riqueza económica de la zona y las facilidades que el litoral ofrecía a los corsarios para atracar, ocasionó que fuese un espacio repetida- mente saqueado. Su existencia durante la Edad Media y Moderna ha estado íntimamente unida la ciudad de Alicante, ya que las tierras han pertenecido en su mayoría a propietarios -nobleza titulada, caballeros, ciudadanos, órdenes religiosas, campesinos- que tenían su residencia en la ciudad y a que la diversidad productiva obtenida en la misma se des- tinaba, bien para el consumo de la población, bien para su exportación por el puerto, lo que motivó una íntima interdependencia económica. La mayor riqueza que la Huerta generaba provenía del cultivo de la vid y su posterior transformación en vino. Introducida en el Reino de Valencia a partir del siglo XVI, en claro perjuicio del olivo. De las cepas alicantinas se cosechaba gran variedad de uvas cuya transformación proporcionaba excelentes caldos protegidos gracias a la prohibición de introducir vinos extranjeros en el término en tanto no se hubiera consumido la producción local, siendo exportados con gran beneficio al centro y norte de Europa, donde eran muy apreciados y habían ganado justa fama como el Fon- dillón, el aloque, el moscatel o la malvasía (Alberola Romá, 1990: 74).

Upload: postmisfit

Post on 16-Feb-2016

18 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Torres Alicante

TRANSCRIPT

Page 1: Torres Alicante

International Conference on Modern Age fortications of the western Mediterranean coast

© Editorial Universitat Politècnica de Valencia - ISBN:

1

Guardianes del miedoEl sistema de defensa de la huerta marítima de Alicante durante el siglo XVIJosé Luis Menéndez FueyoMuseo Arqueológico de Alicante (MARQ), Alicante (España), [email protected]

Keywords: Alicante, defence, plantations, refuge towers, corsairs,

1. Introducción

“...En 24 de Mayo de 1550, Dragut, con 27 bajeles, llegó a nuestras playas, desembarcando sus gentes en las de Sant Joan cuyos mora-dores se refugiaron en las torres aunque no en la presteza necesaria para evitar que trece de ellos fueran cautivados. Murió el Bayle don Pedro Bendicho, al acudir en socorro de nuestros campesinos...”

Crónica de la Muy Ilustre, Noble y Leal Ciudad de Alicante de D. Vicente Bendicho (1640), Cap. XIII, p. 187

En este texto extraído de la Crónica de Alicante de Vicente Bendicho (1640) se consigue de forma breve y concisa evidenciar la creciente inseguridad que sufrieron las poblaciones del litoral alicantino, y por extensión de todo el Mediterráneo Español a lo largo del siglo XVI, como consecuencia de las frecuentes incursiones de piratas berberiscos. Para prever dichos ataques se comenzó a disponer a mediados del siglo XVI un sistema de torres-refugio que en función de esa inestabilidad caracterizaron el agro alicantino, constituyéndose como el principal do-cumento arqueológico para el estudio de la problemática que nos ocu-pa. Dentro del marco provincial este conjunto de torres, distribuidas en un espacio geográfico tan reducido como es la Huerta de Alicante, se constituye como un ejemplo casi único, solamente equiparable al siste-ma de torres que circundaban la huerta de Valencia en época islámica.

International Conference on Modern Age fortications of the western Mediterranean coast

© Editorial Universitat Politècnica de Valencia - ISBN:

Abstract

This paper intends to address the unprecedented case of the defensive system of the fruit and vegetable plantations of the city of Alicante during the 16th century. This can be considered a paradigm of the need to protect people and wealth and to avoid plundering, especially as a result of the raids carried out by Barbary corsairs such as Khayr al-Dīn Barbarossa and Turgut Reis Dragut in 1550 and 1554 respectively. Their attacks were the cause of wide spread paranoia under the Spanish Crown. The population of Alicante fostered the construction of a large number of refuge towers between the end of the 15th century and the mid-16th century, made a reality in a set of fortifications that can be considered unique in the Spanish Mediterranean Coast due to its amount, characteristics and distribution. However, these works arose from the private initiative of the local oligarchies of the city of Alicante. The study of this singular ensemble of our heritage completes this overview of Alicante’s coastal defensive landscape, intended for the protection of the main areas of wealth and exploitation, key to the economic up turn of the city of Alicante during the 16th and 17th centuries.

1

Los datos sobre el poblamiento en la huerta durante el siglo XVI nos muestran una importante densidad tanto concentrada en aldeas como dispersa por diferentes partidas rurales. Su proximidad a la costa, la riqueza económica de la zona y las facilidades que el litoral ofrecía a los corsarios para atracar, ocasionó que fuese un espacio repetida-mente saqueado. Su existencia durante la Edad Media y Moderna ha estado íntimamente unida la ciudad de Alicante, ya que las tierras han pertenecido en su mayoría a propietarios -nobleza titulada, caballeros, ciudadanos, órdenes religiosas, campesinos- que tenían su residencia en la ciudad y a que la diversidad productiva obtenida en la misma se des-tinaba, bien para el consumo de la población, bien para su exportación por el puerto, lo que motivó una íntima interdependencia económica.

La mayor riqueza que la Huerta generaba provenía del cultivo de la vid y su posterior transformación en vino. Introducida en el Reino de Valencia a partir del siglo XVI, en claro perjuicio del olivo. De las cepas alicantinas se cosechaba gran variedad de uvas cuya transformación proporcionaba excelentes caldos protegidos gracias a la prohibición de introducir vinos extranjeros en el término en tanto no se hubiera consumido la producción local, siendo exportados con gran beneficio al centro y norte de Europa, donde eran muy apreciados y habían ganado justa fama como el Fon-dillón, el aloque, el moscatel o la malvasía (Alberola Romá, 1990: 74).

Page 2: Torres Alicante

2

Durante el inicio del siglo XVI se produjo un aumento de la ines-tabilidad en el litoral mediterráneo español, debido al levanta-miento del poder Turco Otomano contra la supremacía del Em-perador en Europa y, al surgimiento de los estados corsarios en el Norte de África. Numerosos ataques y correrías sobre enclaves po-blacionales peninsulares obligaron a poner en funcionamiento un plan estratégico de dirección estatal, para la fortificación del litoral.

Alicante, por su parte, se vio protegida con el refuerzo del segundo recinto de muralla, justo después de que Aruj Barbarroja arrasara Gi-braltar en 1529 (Rosser Liminyana, 1990: 48). También se creó una tercera muralla que, iniciada en la década de los treinta bajo la direc-ción del ingeniero Joan Cervelló, se acabó a finales del siglo, des-pués de las propuestas e insistencias para su finalización del Duque de Calabria y del Duque de Maqueda en un primer período de inter-venciones; de los trabajos de Juan Bautista Calvi en los sesenta y de un tercer período de actuaciones bajo la concepción de Vespasiano Gonzaga, Virrey de Valencia (Ramos Fernández, 1984: 83-104; Be-viá y Camarero, 1988; 1991: 213-235; Rosser Liminyana, 1990: 49).

Con ella, se consiguió mejorar el sistema defensivo de la plaza de Ali-cante, pero la población de la huerta siguió igual de desprotegida, tal y como lo demuestran los sucesivos ataques a los que se vio some-tida. Los cronistas de Alicante destacan tres. El primero de ellos, el producido el 17 de Marzo de 1540 al Santuario de La Santa Veróni-ca, se realizó con el objeto de capturar prisioneros (Viravens, 1976: 102-103). Quizá, el ataque más violento fue el del pirata Dragut el 24 de Marzo de 1550, recogido por varios cronistas, en el que con 27 bajeles, atacó la Villa de Sant Joan saqueando muchos hogares y capturando a 13 personas (Bendicho, 1991: 791; Escolano: 1965, 36; Viravens: 1976, 102-103). Y por último, conocemos la existencia de un ataque producido el 8 de Septiembre de 1557, en el que 14 gale-ras de moros asaltaron la partida de la Albufereta, siendo rechazados por la población (Figueras Pacheco, 1923: 210; Bendicho, 1991: 791). Estos repetidos ataques y otras más que seguras tentativas conlleva-ron la implantación de una organización defensiva para la zona que se materializó en el sistema de torres que hemos estudiado. Se trata de un

conjunto que, por sus características generales y de distribución, podría-mos considerar como único dentro del litoral Mediterráneo Español.

2. Un sistema perfectamente distribuido y delimitado

Si observamos detenidamente el plano de distribución siguiente, con-viene resaltar algunos aspectos. En primer lugar, las torres se encuen-tran bordeando el límite de la laguna marítima de la Albufera, el cual conocemos bien gracias a la documentación contenida en el Archivo Municipal de Alicante que, a través de los siglos se ha ido acumulando referente a los diversos intentos suscitados para llevar a cabo su dese-cación, lo que ha permitido reconstruir el paisaje geográfico que pre-sentaba la Albufereta antes de su agostamiento. El que las encontremos justamente haciendo frontera con el marjal refuerza la idea de generar una muralla de torres y defensas con la que proteger el frente de explo-tación frente a la entrada de posibles incursiones que, habitualmente solían cruzar la huerta a través de la Albufereta, punto de atraque ha-bitual y vía más rápida para llegar hasta las poblaciones de la huerta.

La idea una muralla cerrada recuerda claramente al memorial del in-geniero italiano Giovanni Baptista Antonelli il Vecchio y su idea de generar una muralla que controlara el acceso de los piratas a través de la costa (Menéndez Fueyo, 1996; 2002). No sería de extrañar que los oligarcas locales, aquellos que debían juzgar la idoneidad de las defensas que ingenieros como Antonelli les proponían, decidieran aprovechar esos modelos para traspasarlos a la defensa de sus explo-taciones, aplicando lo último en defensa para proteger su bien más preciado, aquello que les permite mantener su economía y su status.

Además, es interesante constatar que casi todos los edificios se sitúan directamente en uno de los márgenes de los caminos, tanto en los princi-pales como en aquellas que se encuentran en viales de tipo secundario. Eso sí, siempre situadas fuera de las zonas a irrigar y a escasa distancia

Figura 1: Mapa anónimo de la Huerta de Alicante donde se aprecian los caminos y las torres de la huerta atribuido al ingeniero Giovanni Battista Antonelli il Vecchio. Siglo XVI. Archivo de la Corona de Aragón.

Figura 2: Ortofoto de la huerta de Alicante con la situacion de las torres de refugio con la indicación de los ataques de Jayr el Din Barbarroja en 1550 y de Tutgut Reis en 1554.

Page 3: Torres Alicante

3

unas de otras, con la clara intención de crear una red visual entre todas las torres construidas. Esta idea que estamos exponiendo se refuerza aún más si tenemos en cuenta que su construcción se emprende con la finalidad de hacer posible el refugio en su interior de toda aquella población que trabajaba dispersa por todas las propiedades de la huerta. Únicamente, del grupo de torres situadas en las partidas rurales de Sant Joan, podrían estar asociadas con la defensa de las acequias de Torre, Salt y Alfadramí. Un caso que hemos constatado gracias a la documentación local y a los estudios más recientes es el aportado por el Reglamento para el Aprovechamiento de las Aguas del Riego de Alicante, donde aparece la hijuela de Guerri o Torre que proviene del Brazal de Benitia (Ramón Martínez, 2005: 149). También lo he-mos podido comprobar con el resto de acequias conocidas que no se encuentran asociadas ni a torres ni a viales de comunicación alguna y, aunque no parece existir ninguna torre construida en las cercanías de la Acequia Mayor. Por lo tanto, independientemente de que exis-ta alguna torre que se encuentre cerca de algún brazal y sea así iden-tificada, es más probable, en nuestra opinión, que las torres se rela-cionen de una forma directa con los caminos que recorren la huerta.

También llama la atención la disposición de sus accesos, elemento fundamental para la seguridad de los que allí busquen refugio. Hemos apreciado que, en el caso de las torres que se sitúan en los aledaños del marjal, los accesos se encuentran dándole la espalda al marjal, cues-tión que creemos relacionada con las condiciones de salubridad que existirían en los alrededores del área albufereña: a la vora del riu no fages niu como recogen los dichos populares e la zona (Marquiegui Soloaga, 2012: 46). Las aguas estancadas tenían, en opinión de Mar-garita Box Amorós, un origen diverso ya que se debe contar no sólo con las provenientes de los aportes estrictamente continentales, sino también con las esporádicas penetraciones de las aguas del mar y las que proceden, en gran medida, de los riegos realizados en la zona este de la laguna, de forma que los sobrantes se dirigían, a favor de las pen-

dientes, hacia la Albufereta (Box Amorós, 1985) con lo que inundaban también buena parte de los espacios destinados para el cultivo. Por el contrario, las torres ubicadas en las áreas más alejadas del área lagu-nar, presentan sus accesos en la cara que da al camino que las verte-bra, en una clara relación entre torre de refugio y camino de acceso.

3. Un acercamiento a su tipología

En una primera aproximación hemos diferenciado entre aquellas si-tuadas dentro de los núcleos de población o asociadas a edificios de importancia; y aquellas aisladas y ampliamente distribuidas por todo el espacio de explotación agrícola. En el primer grupo, el menor nú-mero, tendríamos dos torres de mayor tamaño, sin unidad morfológi-ca en sus rasgos constructivos. Se trataría de la torre-campanario de la Iglesia de Mutxamel y la torre del Monasterio de La Verónica, si-tuado en el actual núcleo de Santa Faz. La torre de Mutxamel, de la que el cronista Rafael Viravens (1865: 55) dice que fue levantada en 1513. Está situada en pleno centro urbano, es de planta rectangular, con morfología prismática de 4 alturas, subdivididas por molduras en saliente. Se encuentra construida en sillería labrada, dispuesta en hi-ladas horizontales y trabadas con mortero de cal, y la podemos con-siderar la torre más antigua de este conjunto es sin duda alguna, afirmación que viene avalada, en primer lugar, por la presencia de

Figura 3: Mapa de ubicacion de las torres de la Huerta de Alicante y su relación con los principales caminos tradicionales del agro alicantino.

Figura 4: Vista general de la Torre de la Iglesia Arciprestal de San Salvador de Mutxamel.

Page 4: Torres Alicante

4

cubiertas con bóveda sostenida por arcos ojivales entrecruzados con clave central, elemento muy propio de las obras del tardogótico va-lenciano. Además, es destacable señalar que es la única torre que presenta, en su parte inferior, sillares con signos lapidarios. Además, al menos en tres caras exentas hemos detectado la presencia de tro-neras rectangulares, construidas en 5 piezas de sillería, situándo-se en todas las alturas y siempre centradas en cada una de las caras.

De la torre del Monasterio de La Santa Faz sabemos a través de los cronistas que ya está iniciada su construcción en 1557 (Bendicho, 1960: 50; Viravens, 1976: 102-103) aunque no se acaba definitivamente has-ta entrada la década de los 80. La torre se integra actualmente en el monasterio ya que, como señaló Vicente Bendicho, en el momento de su construcción se situó “al lado del combento con puente levadi-zo desde el dormitorio” (1960: 281), siendo de planta rectangular, de morfología troncopiramidal, de 4 alturas, construida en mampostería de mediano tamaño, trabada con mortero de cal con refuerzo de sillares en las esquinas y elementos ornamentales, como ventanas, matacanes, cornisa y cuatro casetones amatacanados. Aunque actualmente presen-ta en su última planta 4 casetones de planta casi circular, adosados a las esquinas de la edificación y techados con bovedilla, en un graba-do de la Crónica de Rafael Viravens (1876) se observa como en la to-rre, solamente existían 2 de ellos, -situados en el frente N-, así como dos matacanes enfrentados a diferentes alturas en las caras restantes.

Existe un segundo grupo de torres, de menor tamaño y capacidad, dispersas por el ámbito parcelario agrícola. Las referencias docu-mentales conocidas acerca de las mismas son muy escasas. Proceden tanto de documentos oficiales de la época como de cronistas e, in-cluso, epigráficas. Del primero disponemos de la memoria que Jeró-nimo Arrufat, Oidor de la Real Audiencia y Real Comisario, realiza por mandato del Rey en 1553 informándole de la necesidad de que se acaben de construir las torres que ya se han empezado a levantar en la huerta (Rosser Liminyana, 1990: 54-55). Los cronistas de la ciudad, por su parte, citan la existencia de varias torres, destacan-do la Maimona, ya desaparecida, como lugar de refugio ante el ata-que de 1550 (Bendicho, 1991: II, 791; Viravens, 1976: 102-103).Las otras citas se refieren al ataque de 1557 donde se nombran la torre de Nicolás Pina, en la actual partida de la Albufereta, lugar donde se dió muerte a T. Llofriu; y Torre Roxa, la cual fue bombardeada sin éxito (Bendicho, 1991: II, 791). Además de estos datos, el análisis de sus ca-racterísticas morfológicas nos ha permitido distinguir tres tipos. El pri-mero, del que solamente existe una torre, -Ansaldo-, se trata de un edi-ficio, de planta cuadrada -3,80 x 3,80 mts- de morfología prismática, de tres alturas, construida en mampostería de mediano y pequeño tamaño con refuerzo de sillares en las esquinas. Su altura aproximada es de 10,20 metros, aunque actualmente presenta un remate muy transformado. Es significativa la presencia de pequeñas troneras a pares, en cada altura y en las caras exentas de la torre. Actualmente, se encuentra adosada a una finca abandonada por su frente W, lugar donde tendría el acceso al interior.

El segundo grupo tipológico se caracteriza por ser edificios de planta rectangular -Torre Condomina, Plasia, Conde, Boter, Reixas, Salafran-

ca, Bonanza, Picó, Sarrió y Don García- con diversidad tipométrica de 4,51 x 5 hasta 5,95 x 6,90 metros, de morfología prismática con alturas comprendidas entre los 7,66 a los 14,20 metros, distribuidas entre tres y cuatro alturas, algunas de ellas con sótano en su interior. Están cons-truidas tanto en mampostería de mediano y pequeño tamaño, con re-fuerzo de sillares en esquinas, puertas y elementos ornamentales; como toda ella en sillería -Torre el Ciprés- o en sillarejo -Torre Sarrió. Todas ellas presentan como rasgo común y diferenciador con respecto al resto la presencia de base alamborada, maciza, entre 1,50 a 1,80 metros de altura y dimensiones variadas en la base de 5,60 x 6,59 mts. hasta los 7,06 x 7,10 metros; construidas de forma análoga al resto de la torre.

Los accesos se encuentran en alto justo cuando finaliza el talud, cons-truidos en sillares provistos de arco de medio punto y situados en su ma-yoría en el frente W. Suelen ser de reducidas dimensiones no superando el 1,20 metros de altura y los 0,70 metros de anchura. Como elementos ornamentales merece destacar que algunas presentan una cornisa moldu-rada como remate. La única que además presenta un matacán de sillería sostenido por canecillos labrados rematando el edificio, es la Torre Plasia.

Las características en su interior nos muestra la presencia de go-rroneras para la puerta; escalera de caracol para acceder los pi-

Figura 5: Vista general de la Torre del Monasterio de Santa Faz.

Page 5: Torres Alicante

5

sos superiores; techumbre adintelada con largueros de made-ra y ventanas rectangulares de pequeño tamaño construidas en sillería. La única torre que refleja fielmente dichas características es la Torre Boter, donde además se observa la presencia de una trampilla para acceder al sótano, situada en la primera planta bajo la escalera de caracol.Y por último, un tercer tipo de torre de planta rectangular, -Torres Soto, La Cadena, Alameda, Villagarcía y Las Aguilas, de morfología troncopirami-dal, con dimensiones entre 4 x 4,90 metros a 5,90 x 6,10 metros con una al-tura media en torno a los 13 metros, distribuidos en tres ó cuatro alturas, con existencia de sótano en su interior. Están construidas en sillería, dispuestas a soga y tizón y trabadas con mortero de cal. Se caracterizan además, por la sustitución de la base alamborada por un plinto macizo, también de sillares con presencia de moldura y de dimensiones entre 5,90 x 6,82 a los 6,60 x 7 metros. Las torres se encuentran rematadas, al igual que el resto, por una cor-nisa con doble moldura en sillería. Presentan, también acceso en altura, pro-vistos de arco de medio punto en sillería situados en el frente W del edificio.

Una aproximación a estos edificios nos permite asegurar que no se trata de edificios levantados en un mismo momento, fruto de una planificación previamente establecida. La diversidad de rasgos tipológicos nos hace pen-sar que su construcción fue paulatina a lo largo de la centuria. La torre que

parece ser la más antigua es la de Mutxamel avalado por determina-dos elementos arquitectónicos -arcos ojivales entrecruzados con cla-ve central, cubierta abovedada, signos lapidarios- con matices cla-ramente góticos y que no están presentes en el resto de torres. Por ello, la fecha de 1513 aportada por los cronistas puede ser correcta.

El grupo más importante de torres parece ser que se construiría a partir de mediados de siglo, momento en que se intensificaron los ataques a esta zona -incursiones de 1550 y 1557-. Juntamente con la torre del Monasterio de La Verónica, de la que conocemos la fecha de inicio de construcción en 1557, se empezarían a levantar aquellas torres que presentan su base alamborada -Boter, Reixes, Conde, Bosch, Picó, El Ciprés, La Condomina, Plasia, Don García, Sarrió, Salafranca y Bonanza-, ampliamente repartidas, tanto en La Condomina como en los alrededores de Sant Joan. Muy posiblemente, es a algunas de éstas a las que se refiere Jerónimo Arrufat en su memorial de 1553.

Por último, el otro grupo de torres,-Cacholí, Villagarcía, Soto, La Ca-dena, Alameda y Aguilas-, distribuidas fundamentalmente en el ca-mino principal a Sant Joan, parecen construirse en un momento pos-terior, a finales de siglo XVI o principios del siglo XVII, sobre todo, atendiendo a la presencia de plinto, a su mayor consistencia y a una distribución periférica con respecto al grupo de torres más numeroso.

Figura 6: Vista general de la Torre Conde después de su proceso de restauración. Foto: Marius Beviá.

Figura 7: Vista general de la Torre del Capitán Boecio o de Villagarcía.

Page 6: Torres Alicante

6

4. Guardianes promovidos por la oligarquía local

El levantamiento de un sistema defensivo como el que hemos podido estudiar en la huerta de Alicante responde como una bóveda de crucería, donde en una única clave central convergen varios aspectos que nos permiten calificarlo de ex-clusivo e inimitable. Los condicionantes políticos, económicos y sociales que se producen entre finales del siglo XV y la mitad del siglo XVI convergen sobre el hecho pirático como razón de todas las preocupaciones que acaba desembocan-do en una necesidad urgente de protegerse. Protegerse de los corsarios, proteger la producción, proteger la mano de obra, proteger, en definitiva, la riqueza. Por eso y porque el conjunto es completamente unitario en su fase cronológica prin-cipal respondiendo a una serie de patrones constructivos existentes en la época que se ajustan a las necesidades reales de defender y proteger la tierra y las per-sonas que la explotan, para lo que se disponen de sistemas de protección que ga-ranticen con unas mínimas probabilidades de resistencia, por lo tanto, de éxito.

Por aquí radica el éxito de estas construcciones y por tanto, del sistema de torres. En esa doble capacidad para alojar población y utensilios en su interior y resis-tir por tiempo indefinido los embates y asedios de los piratas. No se pretende repeler a los atacantes contando con cuantiosas armas y defensas complicadas. Sólo con aguantar el tiempo suficiente para esperar la llegada de las compa-ñías del Castillo de Santa Bárbara, el éxito de su cometido estaba asegurado. Las torres que se construyen antes de los ataques de mediados del siglo XVI y que Arrufat observa y aprueba en su visita en 1553 son las pre-abaluar-tadas y se sitúan perimetrando la línea del marjal en la parte más meridional

del sistema. Son torres no vinculadas con las acequias, aunque éstas se en-cuentren cerca, sino con la red de caminos. Ocupan el espacio de explo-tación y están para el refugio de la población y también para el control de la misma en períodos de paz. Se encuentran vinculadas a las parcelas de pro-pietarios privados, en su mayoría, nombres que componen la oligarquía mu-nicipal de la ciudad que tienen en la huerta la base de su riqueza y la razón por la que mantienen su status. Por tanto, se hace imprescindible protegerla.

La formación de esta oligarquía local arranca de los repartimientos y repo-blación subsiguientes a la conquista, a lo que se añade en el caso de Alican-te, la sustitución en el tránsito de los siglos XIII al XIV, tras la incorporación de la villa al reino de Valencia, de la nobleza pro-castellana por otra fiel a Jai-me II, recompensada con cargos y propiedades muebles por la Corona como fueron los casos de Berenguer de Puigmoltó que ayudo a Jaime II en el asal-to y conquista del castillo de Alicante (Hinojosa Montalvo, 1990: 293); o li-najes de gran tradición como el de los Burgunyó que tanto empuje tuvo en la Edad Moderna (Mateo Ripoll, 1994: 203-214). o los Fernández de Mesa, procedentes de Elche y a su vez de Barcelona, quien obtuvo el título de ca-ballero en el año 1402. Otras familias de caballeros alicantinos que se locali-zan en las nóminas para las elecciones municipales son los Mingot, con 3 miembros en el saco mayor en 1476 y 1493 (Hinojosa Montalvo, 1990: 294)Estas torres serán levantadas por una oligarquía municipal temerosa de que estos ataques mermen sus beneficios que se encontraban en una clara espi-ral ascendente. Su acceso al poder municipal les permitió estar en contacto con los diferentes ingenieros y especialistas que visitaron Alicante durante el

Figura 8: Ortofoto de la Huerta con la distribución de las torres por sus fases de construcción.

Page 7: Torres Alicante

7

siglo XVI para proyectar y realizar diferentes proyectos de fortificación con vistas a adecuar y mejorar las defensas de la ciudad ante posibles ataques. Estos planes, conveniente revisados y bendecidos por la oligarquía munici-pal que ocupaba el cabildo alicantino, creemos que permitirá, de una forma adaptada y ajustada a sus necesidades, que se pudieran encargar proyectos de defensas para dar seguridad a sus predios y cultivos en la huerta alicantina.

Las construcciones que se encuentran en la huerta y que se encuentran en la zona central y área limítrofe de la laguna de la Albufereta, responden mayo-ritariamente al modelo pre-abaluartado, caracterizado por su planta pris-mática, de claras reminiscencias medievales, su alzado superior a los 15 metros, como comprobamos en las defensas de lança y adarga medieva-les, con la adopción de forma genérica del alambor como elemento pasivo que absorba los posibles impactos artilleros y dificulte la zapa y tormentaria; donde existe una utilización mayoritaria de sillería a cara vista y donde en-contramos la adopción de elementos defensivos verticales, tales como la-dronera y matacanes acompañados de aspilleras de reducido tamaño que solemos encontrar en defensas en un inicial desarrollo del uso de la pólvora.

Estos rasgos son los mismos que vamos a encontrar en las defensas del Du-que de Calabria en Alicante. El modelo pre-abaluartado tiene una corta vi-gencia, que podemos situar de forma genérica entre los finales del siglo XV y la mitad del siglo XVI, ya que al ser una etapa de transición pronto queda superado por los modelos abaluartados posteriores. Las fechas de levan-tamiento del principal conjunto de torres y las de las obras del memorial del Duque de Calabria parecen coincidir en el tiempo. Pero entonces, cómo llegan entonces estos modelos defensivos, hasta ahora nunca vistos, has-

Figura 9: Grabado de la Huerta de Alicante desde la Torre de Aigües de Busot en las Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia del botánico Antonio José Cavanilles (1795-1797).

ta la huerta de Alicante? Creemos firmemente que su llegada viene de la mano de la oligarquía municipal, jueces y partes interesadas en esta historia, dado que acceden a los nuevos planes defensivos de la ciudad y precisan de lo último en defensa para proteger sus inversiones particulares en la huerta.

Sin embargo, no tenemos pruebas de tal relación. Sólo la cita dejada por el Oídor del Rey, Jerónimo Arrufat, en el año 1553 cuando realiza una visita a la ciudad y alrededores en la que denomina a estas defensas como “…torres particula-res…”, nos deja bien a las claras cual es el sentido y propiedad de estas obras, aconsejando que “…hagan algunas torres adonde se puedan acoger los de aque-lla parte que no las hay…” (Jover y Menéndez, 1993; 1994; Menéndez Fueyo, 1996). Parece pues, probado, si seguimos esta cita, que existe una clara relación entre las torres de la huerta y los propietarios de los terrenos donde se encuentran. Su erección está vinculada con los movimientos que se realizan en la ciudad de Alicante. Huerta y ciudad están indivisiblemente unidos tanto y en mucho más en este aspecto. Diseñar unas defensas para el refugio de la mano de obra agrí-cola y los bienes de producción que dan sustento económico a los propietarios y al colectivo es igual de importante que generar unas defensas urbanas para ase-gurar el puerto y la población residente en la ciudad. Esta estrecha correlación se nos antoja fundamental para entender el porqué de tantas construcciones y lo similar de sus trazas. Un conjunto sin parangón, vinculado directamente con la ciudad y al servicio de las clases dominantes. El miedo a las pérdidas humanas y materiales hará el resto. El miedo será el alma que movilice a los poderes fácticos como a la población. Campo y ciudad, ciudad y campo, ligados en todo momentos. Las torres, como eternos guardianes del miedo de esa memoria, nos recuerdan que nacen por la necesidad acuciante de defender el espacio y el me-dio. Serán, pues, testimonio de la misma presión ejercida, de la misma psicosis.

Page 8: Torres Alicante

8

Referencias

Alberola Romá, A., (1990): La ciudad durante los siglos XVI y XVII (I y II), Historia de la Ciudad de Alicante, (Alicante), pp. 261-300.

Bendicho, V., (1991): Crónica de la Muy Ilustre, Noble y Leal Ciudad de Alicante, Edición V Centenario de la Ciudad de Alicante, Ayuntamiento de Alicante, Alicante.

Bevia García, M., Camarero Casas, E., (1988): Arquitectura militar renacentista (siglo XVI), (inédita).

Beviá García, M., Camarero Casas, E., (1988): Arquitectura militar renacentista (s. XVI), Ayudas a la investigación 1984-85. Arte, Arqueología, Etnología, Volumen II, (Alicante), Pp. 25-36.

Box Amorós, M., (2004): Humedales y áreas lacustres de la provincia de Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante.

Escolano, V. (1610): Décadas de la Historia de Valencia, (facsímil 1610), 1972, Valencia.

Figueras Pacheco, F., (1933): Los problemas geográfico-históricos de la Albufereta de Alicante, original mecanoescrito, Alicante.

Hinojosa Montalvo, J.R., (1990): La Clau del Regne, Alicante.

Marquiegui Soloaga, A., (2012): Inundaciones en la comarca de l’Alacantí (Alicante). Estudio de zonas de anegamiento en los municipios de Alicante, San Vicente del Raspeig, Muchamiel, San Juan, el Campello y Agost, Universidad de Alicante, Alicante.

Mateo Ripoll, V., (1994): Una élite urbana en el gobierno municipal: la familia Bourgunyo, 1490, en el umbral de la modernidad: el Mediterráneo europeo y las ciudades en el tránsito de los siglos XV-XVI, Vol. 2, (Alicante), pp. 203-214.

Menéndez Fueyo, J.L., (1996): Estudio arqueológico de las torres de defensa costera en la provincia de Alicante, Tesis de Licenciatura, 3 tomos, Original Mecanoescrito, Universidad de Alicante, Alicante.

Menéndez Fueyo, J.L., (1997): Centinelas de la costa: torres de defensa y de la huerta de Alicante, Diputación de Alicante, Alicante.

Menéndez Fueyo, J. L, (2002): La red de torres para la defensa del litoral costero en la provincia de Alicante durante el siglo XVI: Una propuesta de evolución cronotipológica, Mil Anos de Fortificaçoes na Península Ibérica e no Magreb (500-1500), Simposio Internacional sobre los Castelos (Palmela), pp. 733-759.

Menendez Fueyo, J.L., (2014): Conquistar el miedo, dominar la costa. Arqueologia del paisaje de la defensa de la costa en la provincia de Alicante (siglos XIII-XVI), Tesis doctoral, 2 volumenes, Universidad de Alicante, Alicante.

Menéndez Fueyo, J. L., Jover Maestre, F. J., (1993): Torres de la huerta y costa en el siglo XVI: El ejemplo de la ciudad de Alicante, IV Congreso de Arqueología Medieval Española, Alicante 1993, Tomo II, (Alicante), pp. 505-515.

Menéndez Fueyo, J. L., Jover Maestre, F. J., (1993): Estudi arqueològic de les torres de l’horta d’Alacant al segle XVI, Butlletí de la Asociació Arqueològica de Castelló nº 13, (Castellón de la Plana), pp. 23-30.

Menéndez Fueyo, J. L., Jover Maestre, F. J., (1994): Hacia una tipología de las torres de la huerta de Alicante en el siglo XVI, I Congreso de Cas-tellología Ibérica, (Aguilar de Campoo), pp. 385-404.

Ramón Martínez, F.J., (2005): Las torres de defensa de la Huerta de Alicante, Ayuntamiento de Sant Joan d’Alacant, Alicante.

Rosser Liminyana, P., (1990): Origen y evolución de las murallas de Alicante, Ayuntamiento de Alicante, Alicante.

Viravens y Pastor, J., (1876): Crónica de Alicante, (ed. 1976), Alicante.