white 2010
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Introduction to historiographyTRANSCRIPT
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907.1 de Mussy Roa,
Lui
s
D Historiogmfill ponmodt'rn.
1
Con':l. p tos. "gums.
manifiestos Luis G. De Mussy. Mi guel Valdcr rllt1lll.
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5.1ociago
; RIL wi ores, 1010.
I HI STOR IOG RAF fA POSTMODERI"ISMO.
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Universidad Finis Terrae
AlChi le
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de Acredl
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201D
Ooc: ncia Poegr*
I-iISTORIO GRA FI A r OSH I
DO
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CONCErTOS , I'IGUR AS. ;l.IASIFIEsros
Primera euicion: noviembrc ue 2010
@ Luis G. de Mussy y Miguel Valuerrama, 2010
Rcgis
tro
de Propicuau Intclccrual
Nil
196, 373
RIL edilOrcs.
2 0 10
Alferez Rea l 1464
750-0960 Proviucm:ia
Santiago ue Chile
Tel. 56-
1 ) u J
8100
Fax 2.2.541
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Los
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Ludwig Wittgcnstein
Cesar
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Lucien
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3/13
Michel de Ccrteau 145
Al
un Munsl
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Joan
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151
IV
MAN
IFIESTOS
cEs
la condici n pos oucrna
I.
condi
cici
n de los manificstos
157
H isroriograffa
y
postmodcrnismo
Frank Ankersmit
159
Manifie sro
in
augural
Grupo de Estudios Suba lternos 185
La opcinn dccolonial
Un
manifie
sto
Walter Mign olo 1
99
Tie
mp
o de manifi es tos
Ha) dell White .. ............ .... .. .... .. .............................. 235
A Luis e Isabella por
di
a a dia ellseiiarme
la flexibilidad de las I}alabras), la necesidad
de I adaptacion.
a
Maria Teresa p
or
haberme
dem ostrado que cada despedida
era l com
iell
zQ de
lIna
nueva
hisloria
LGdM
A Alejandro l na
vez
mas
MV
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L.uis G. Dc Mussy
Miguel
Valderrama
les:
conscrvauurismo, liheralismo y soda lismo-marxismo
lll
. En
el
horizonte de ambos, la reologia es la reina . Queua para 13 se
gunda parte de este manifiesto explorar el hori7.0nte dc-colonial
(Gandhi,
Cabral, Du Bois,
Fanon, Anzaldua, movimicntos soda
les indigcnas
en
Bolivia y Ecuador, movimienros socialcs afros en
Colombia Ecuauor,
cI
Foro Social Munuial
cI foro
Social de
las Americas, etc.) en el horiwnre del Estado imperial moderno.
La genealogia del pensamienro de-colonial es pluriversal (no
universal). Asi, cada nudo de la red de esta genealogia cs un pun
to
de d
cs
peguc
y de
apertura
qu
e re-introduce Icngua
s, mem
o
rias,
cconomias, organizaciones soc
ial
es y 5ubjcriviuaues, y que
es, a l menos, doble: el esplend
or y
las miserias de los legados
imperiales, la
huella imborrable de 10 que existia convertida
en hcrid a colonial, en la degradaci6n de la humanidau, en la
inferioridad ue los paganos, los primiti os, los subuesarrollados,
l
os
no-democraricos.
La
acrualidad pide, reelama, un pensamiento de-colonial que
articule genea logias desperuigadas
por cI
planeta
y of
rezca mo
daliuades economicas, politicas, sociales y subjetivas otras .
EI
proceso esta en marcha )' 10 vemos cada dia, a pesar de las malas
noricias que nos l egan de O riente Medio, de Indonesia, de Ka
trina
y
de la guerra i
nr
erior en Washington.
l i
. p. 45.
TIEMPO DE MANIFIESTOS
ayden White
EL.
MANIFIE
STO
ES
UN G ~ N R O
RADICAl
Presupone
un ti
empo
de
crisis y, adcmas, que la crisis sea cxplicita, cvidenre
para
todos.
Y usualmcnte llama a In accion 0
en cI
caso de los manifiestos
r
cl
igiosos, un cambio de corazon) para superar
0
mcjorar
Ja
si
ruad6n en cucsti6n.
EI tiempo del manifiesto es eI presenre y e fururo inmedia
to ); el tiempo ahora .
el
Jelzlze
it
de Ilenjamin) de la decisi;'n.
EI
manifiesto no tiene intercs alguno
en
el pasado cxccpto como
parte del prohlema a
resolver.
EI manifiesto, como
nos
recucr-
da nerrida
en
Espectros
de Marx nos
dice tfpicamenrc que
e
riempo
csta fucra de
quicio
",
quc
(.ya cs
ticmpo
de
quc
arreglc-
mos las
cosas, y luega propo
ne un cu
rsu
de
accion 0
un
camhio
de
co
ra z6n
con
el
fin de avanzar hacia til'mpos mejorcs en cl
futuro. Der rida selia la
ramhicll que
l i paradigm;] de l manifiesto
moderno se halla en las antiguas formas (bib
lic
as) de
I.
profecia,
por una parte, en cl Evangclio aval/ge liol/), por orra. La pri
mera, por
supucsto, prometeL:astigos
para
aquc
ll
os que, atados
por cl
Pm.::to,
violan sus terminos; ticnde hacia
10
apocaliptico.
EI
segundo, proclama la venida de
un nu
evo tiempo
eec
l tiempo se
rcaliz3 )), con una nueva Icy,
y
nuevas prospcctoS de comunidad;
ticnde hacia 10 rcvolucionario. EI manifiesto politico mouerno
puede
combinar ambos mados, mczdando f u ~ o y azufre, y
am
or y
Iliz en
i
gual mcuida, EI
manifiesto
artisrico
-picnsese en
los de
los
fururisras
y los
surrealisras- combina la
amena
.
7.3 y la
rralTIesa en
un
simulacra de rcvclacion.
EI
manifiesro
ci
cntffico
Publicado originalmcnll '
en
13 3ntologi3 de Keith Jenkins, SlIe Morgand
y Allin Munslow (cd.), Manif
es
tos
of
H
is
to .y LonJres, Routledge, 2007.
Traducci6n
de Pablo
Abufom.
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Luis G. De Mussy. Miguel Valderrama
-p iensese en Bacon, GaJileo, Darwin- cs de un a ca mada distill
frio, calmo y compuesto, porquc el manifestador cienrffico,
teniendo un cie rro conocimiento a la mano , sa bc que c tiempo
esta de su lado; co
mo Ga
lileo censur
ado,
pucde permitirse la
espera: Eppure,
s; mUQve
(Y
que hay de un manifiesto por la historia? Tiene algun
se ntido un manifi
es[Q
por
una disci
pi
ina cr udita, y espec ialme
mc
es ta disciplina mas conremplativa que droistica, n.ja en eI pasado,
co mprometida con Ia vis ion de largo alcance, desconfi ada de Ia
gencra
li
zaci6n y
ho
stil a
todo
futurism
o?
En su inrroduccion,
nu est ros ed itores postulan un
a
ha ra del pos
tmod
ern i
smo
en
el sentido de q ue hemos
lIegado
al fin del ex perimento de Ia
moderniJad y de Ia fallida ) promesa de las
comunidades
de
los de rechos hum anos . Pr esumen que la deconstru ccion de
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Luis
G
De
Mussy.
Miguel Valderrama
Ahora, es posible que un grupo de esrudiantes profesionales
de historia (escogidos
como
sea) no sean los mejores
capadta
dos para la tarea de visualizar una historia para
el
futuro .
Los miembros de la profesion que se lIaman a sf mismos .his-
toriadores activos- (en oposici6n a historiadores no-activos
o no-historiadorcs a c t i v o s ~ ?
ri
enen inreriorizada una aversion
por
el
tipo de pensamiento proyectivo qlle requiere
el
manifies-
to. Adcmas, ser
un
profesional
0
al
men
os esrar disciplinado
significa cv irar todo ripo de pensamiento extrcmista. Creo que
Domini k LaCapra hab la como historiador profesional cllando
advierte acen.:a del extremismo del consrructivismo radical ,
por una parte, y de 10 que eil lama paradigma de investigac ion
u t o s
u f i c i c n t c ~ ,
por atra. En su deseo de resist
ir
el apocalipsis,
sin embargo, podrfa estar sobrestimando 10 que esta cn juego
en e esfuerzo por reformar 0 enmendar nuestra disciplina. Tal
como pregunta Robert Rosenstone, iqui n mas que historia-
dor profesional se preocupa por el futuro de la historiografra
profesional?
En
su creciente especializ3
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Luis G. De
Mussy.
Miguel Valderrama
dicionalmente asignada en una atmosfera de tolerancia mutua,
intereambio y civilidad, aunque ella sabe que acabamos de pasar
por una secuencia de ((guerras de la culrura que han deja o he
ridas en las disciplinas de las humanidades tradicionales, quizas
mas alia de roda reparaci6n.
Y aun asi todos estos manifestadores reticentes indican, mas
o menos abiertamente, la necesidad de una expansi6n de la ima
ginacion en los estudios historicos, si es que esros, eso si, han
de ser devueltos a esa relevancia con respcl:to a la solucian de
problemas
actuales
que en epocas anterior es se pens6 que habian
teniJo. Pue sto que se requiere imaginaci6n para reconocer que
mucho de
1
que qued6 sin decir en tiempos mo emos debe ser
revisado, reehazado 0 simplemente
((a
rchivado
en
los tiempos
posmodernos . Yaqui, en realidad, el asunto tiene que vcr con si
aeaso uno cree que la epoca en que vivimos es ran difcrente de
la que vino antes 0 10 que alguna vez se penso que ven ia antes)
que es neeesa rio un reordenamiento fundamental de las ciencias
humanas y sociales .
Pue s bien, todos nuestros manifestadorcs pareeen creer que
algo
Ie
ha ocurrido a la sociedad occidental, a las humanidades
en general, y a los estudios histaricos en particular. Si aeaso pien
san que 1 que ha ocurrido equivale a un cambio fundamental
en 10 que Hannah Arendt llama (tia condicion humana es algo
que no queda
d a r ~ .
Pero parece obvio que para aquellos de no
sotros que creemos vivir
en
una epoca en que las reglas del juego
societal han cambiado, volviendo problematica nuestra actual
comprension de quienes somos y hacia clonde nos dirigimos , se
requiere algun tipo de re-pensamiento radical. Los historiadores
se ocupan Jel cambio y debieran, por
10
tanto, ser mas receptivos
con las posibilidades de cam bios fundamentales en nuestras artes
y ciem:ias que aquellos que piensan que la histo
ri
a se trara siem
pre de conti nuidades mas que de discontinuidades. Cualquiera
sea la distancia entre las distintas opiniones sobre los detalles, un
hecho si,
hecho
flagrante se erige ante nosotros con innegahle
c1aridad: esre hecho es la explosi6n demografica, el movimien
to de poblaciones y el impacto que estas multitudes desplaza
das tienen sobre las co munidades, la s institucione s sociales y las
idcoiogias tradicionalcs y modernas l). Como ha observado Fre-
HI STORIOGltl\FfA rOSTMODlmNI\
dric Jameson, bien podrfa ser qut Jichos fen6menos hi storicos
aparenremente
e v o s l
como las dos guerras mundiales, la de
presion, el genocidio masivo manufacturado y
e
armamenrismo
atomico sean, en efeeto, (cconmensurables , en cierro nivel, con
sus prototipos hisroricos. Pero esas masas de personas que hoy
pueblan
e
globo requieren cam bios en nuestras nociones sobre
esa naturaleza humana
en
la que rados estamos interesados y
sobre esa
hi
sto
ria
que
pr
eviamente crelamos era
su
creacion.
EnrOllees, no es
solo
un asunto de incorporar a las mujeres,
los subaltemos, los primitivos, los homosexuales, la gente de co
lor, los inmigrantes y a cualquicr otro gcupo qu e ahora reclame
un
lugar en nl1cstra historia 0 mas bien en nuestras exposicio
nes (con ((nuestr3S me refl ero a (cocc idenrales
)
de Ia histo
ri
a. Ahora sc nata - para nosoteos, hi storiadores- de rcpensar
la hisroria en terminos adecuaclos a la era actual. Esro significa
repcnsar 10 que es nuevo e (dnaudito
en el conrcxro social ac
tual en vez de buscar la acomodacion de antiguas caregorias de
explicacion y presentacion a 10 que es manifiesramenre nuevo
y
distinto en un mundo visto solo a traves de ojos occidentales.
Es
clecir,
si por historia no queremos decir so lamcnte e l pasado
sino la rc1acio entre el prescore entendido
como
una parte
de la historia y el ( pasaJo
",
entonces nos il1l:umbe pensar la
posibilidad del presente
como
hisroria.
Pero, como podria preguntar Keith Jenkins,
ipor
que
la
his
toria?
Que
razones hay para asignarle esta tarea al estudio de la
hisroria? Mi respuesta a dicha pregunta es que, despues del fin de
la religi6n y la metafisica, la historia es ahora rodo 1 que tene
mos. Nos guste 0
no,
todas las ciencias saciales y humanas ahara
tiencn sus fundamentos en el desorclcn del registro
hi
sto rico, las
dcbilidades del asi lIamado metodo historico, y
1
que Domans
ka llama la
a
pertura)) de la imaginat:ion historica.
Varios de los manifiesros co ntenidos aqui - aque llos de
Chakrabarty, Dening, Ermarth, LaCapra, Joyce, Harlan y Sco
tt- sc enfrentan a este tipo de consideraciones, es decir, ,que hay
en cl presence qu e requiere revision a rdorma de los (aparatos
que Althusser lIam6 los dispositif hi st6 ricos convencionales?
Estos manifestadores, en general y en gran parte, nos seiialan
en la direction de una reformulacion del pensamicnro hist6rico
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Luis G. Dc
Mu
ssy . Miguel
Valderrama
como
un
ripo de
critica.
Esro pa rece
sec
en mi opini
on,
la idea
mas fru ctff
cra que
surge de
es
tos manifiestos. Aqu critica
no
significa
solo bu
sca r discernir los Iimites de
nuestra
s ideas act113-
les
sobre
13 hi
sto
ria, sino
cl giro
de una conciencia histo rica asi
niri
cada
hacia la c ritica de las relal:iones de la hi s(ori a ca n
arras
disciplinas de las artes
y
las l:icncias
humanas
.
Joan
Scott
pr
o
mu
eve esre
punt
o e invoca el
postesrructuralismo
fo
ucaultian
o
co
mo justificacion para e
ll
a. No es demasia
do
fuene deeir
que
la idea de critica de Foucault devuelve eI pensamiento
hi
storico
a ese
historid
smo del cu
al-co
mo afirma
Ankersmir-
se des
pr
e
n
dio en la ep
oca
en
que
la historia es
tuv
o al servicio
de
un ilu
sorio
humanismo, por una
parte,
y
de un falso
ci
ent
ificis
mo
, p
or orra.
o sea,
mientr
as la cr rica tenga un senti
do
mas alia
de la
idea
de
discernir esrruc
tu r
as form ales de ex
pr
esion, sent ido
y
valor
en los discursos propios
y
de o
tro
s,
y
examinarlos en busca de
co
herencia 16gica 0 artistica, enronees este sentielo
no
es
orro qu
e
el esfuerzo de ident ificar Ja irreductible historicidad de todas las
casas. Y esto significa discernir la especificidad espaeio-temp
ora
l
de algo, identificar las formas en
que
se relad o
na con
su
con
texto 0 me
di
o,
y
determinar la medida en la que
est.
habilitado
tanto
como limitado par dicha relaci6n. Sobre rodo, cr1tica sig
nifica la destrascendentalizacion de todo regimen de verdad
y co
nocimie
nt
o, la negaci6n de l
os
universa les, sustancias y esencias
que se nos
impon
gan
en r
odo ti
e
mp
o
y
lugar,
y una
ate nci
on
a
1
que
sea
que
en
una
cosa
la
vuclve
una
singularidad resistcnrc a
la generalizac i6n, la abstracci6n y la reificacion. En una pal
abra,
critica significa
hi
sto
ri
cidad e
hi
storicidad significa atendon a la
evanescenre inmanencia de rodo. No es con exacrirud una idea
posrnoderna, pero al men os moderna y 10 suficienremenre radi
cal
-e
n la formul acion de
Foucault- como
pa ra ser intriga nre .
Pero call
hi
sroricislllalt, sin em bargo, debemas que
rer
dec
ir
1 idea de
que,cn
vez
de que haya
un fu
ndame n
ro
o
susrancia a la cllal pademos refer ir los at.:onrecimienras
hi
sro
ri
cas y
los
proce
sos
para dercrminar su sign ifi
ca
do,
la
ex
isrencia
hi
srorica mi s
ma es cI
un
i ;o
fundamemo que
{enemas,
10
que a su
vez significa que, ya
que la
hi
stor
ia
es
un proceso conrinuo
de ha ce
rse y rehacerse, no [ene
mas
un
fundamenro esrable
0
n
rm
e en
1
absoluto. Asu-
mo que csro
es 10
que roucaulr tenia
en me
nte cua nd o
H I STOIt
I
OGItA
I
Ir. f OSTMOl>E lt NA
-en
cs fa lfustracioll?
habl6
de
dar
un contenido
mas positivo a
10
que pod ria ser un thos fi lasanco que
co
nsi
s
ta en
una crltica
de 10
que decimos, pensamos y ha
ce
mo
s, a traves
de una
o
nr
olog
ia
historica de nosotros.
Foucau lt
lu
ego seiia la qu e la crltica
ya
no sed practicada
en busqueda
de cs
rruccuras fa
rl11
al
cs
can
va
lor univer
sa
l,
si
no como inv est
ig
acion historica de
lo
s a(;onrecimienros
que nos han
lIeva
do a
cOllsr
itu irnos y rcconoccrnos como
s
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ctos de
10
que hacemos, pensamos, dccimos... E
ll
esc
sentido, csta crltica
es
.
..
ge nea logica en su
tli se
ii
o y
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queologica en su metodo .. Y esta cririca seni genea logica
en cl senrido de que .. sepflrara,
de esa l:onr
ingencia que
nos
ha
hecho 1 que so mas, la posihilidad de dcjar de
se
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ace
r
0
pensar
10
que somos, hacemos
0 pen
samos.
En ot
ras
paI.bras,
Ia historizacion, especia lmente I. histo
ri
zac i6n del presente, levanta el velo de su necesidaJ, muesrra
posibilidades
no
reconocidas
y
sugiere rutas de escape.
Enronces, crltica significa, como dice Ja meso n, isie
mpr
e
hi storizar "J
pero
no en
el modo
convcncional del histo
riaJor
pr
ofesional ,
0
sea, no
como
una man
cra
de
darle
a
un aconreci
mi e
nt
o un
pasado
del cua l uebe haber derivado, s
in
o mas bien
como una
forma de re s
taur
ar los aco
nt
ecimienros a sus
pr
esen
tes, a sus relaciones vivicnres
co
n sus co ndiciones de posibilidad.
Pero aun mas: significa tratar tanto al presente
como
a l pasa do
como
hisro ria ,
10 qu
e s ignifica
tr
ata
r a l prcsenre hi sto ricameme,
C l11 una co
nd
ici6n adcc uada
a su posibilidad, pero
tam
bien
como
a
lg
o de 1 c
ll
a l escapar. Es es ta acti rud hacia el presenre
como
algo q ue fo rm a parte
de
la hisroria 0 sea,
como alga
que
tiene sentido superar y de 10 cual escapar-
Ia
que establece un
vi
n(ulo e
ntr
e la Ulrica
y
lin
particular
tip o
dt: moJernismo 0
sen
timient
o
de
modernidad
ca
r
ac
terfstico de nu
estro
tiempo.
Con la excepcion de Ankersmit
y So
uthgate, nues
tr
os mani
festadores son
todo
s modernistas en el senti
do
de que ven que en
la era presente a un
cuando
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Luis G. Dc Mussy
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Miguel Valderrama
de que
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hoy, c ahora,
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momento presentc requieren
que
cI cstud io sea menos como el resultado de algun pasado,
que
como
una si
n
gu
l
aridad
que podda damas ideas sobre los tipos
de
conocimicJ1[o
que necesiramos
de
l pasado -y sobre todo del
pasado recienre a inmediato- para escapar de
el
y proseguir
hacia otras formas
mas
creativas de individualidad, comunidad
y racionalidad.
Ahora,
esra
idea de escapar del presenre constimye una g
ran
diferencia entre nuestros manifesradores posmodcrnos y moucr-
nos. Esta divisi6n es mas importanrc de 1 que podrfa ser cua l-
quier otra division entre progresistas y conservadores, porque,
co mo plantea Chak rabarty en su ensayo, son los
hi
storiadores
de una tendem
:
ia
gcn
era lmenre libera
l, como
Eva
ns, G
in
sburg,
Hobsbowm Appleby y, sf, debo agregorios, Lowentha l, Doman
ska, LaCapra y Sou
thg
a
te,
de entre nuestros manifestadores, y
otros incontables, personas de buena voluntad y espfri m gcne
rosa, los
que
siguen creye
nd
a que, solo con un leve ajuste, los
antiguos valores de la objetividad, el empirismo y
la
causalidad
emergenre puedcn servir todavia
para
hacer
que
los estudios his-
tnricos sean valiosos y relevantes
para
la solucion a
los
proble
ma s de nuestra modernidad .
Pero eso no va a
resulrar.
La hisroriografia objetiva, empir ica
y causalista nunea convenci6 a nadie de nada
que
no ereye ran
de antcmano. La disodacion ent re pasado y presenre tampoco
puede sa lvar de distorsiones ideologicas
cl
est udi o de ningul10 de
los dos. , I or que? I orque
la
disociacion entre pasado y presen-
re
s la distorsion
id
eologi
ca
que pcrmirc que la
hi
sto
ria ))
sea
pucsta al servicio ue cualqu i
er
causa politica, ya sea
de
derecha,
izquierda 0 centro, y hace posible que los hechos scan separados
de su
dese
rip
ci6n,
por un
lado,
y de
los aconrcdmienros
de
los
que son predicatios, par orro .
Varios
dt
nuesrros manifestadores sugieren que de
1
que
carece
la
historiologia ac tu al es de imaginacion
0 de
imagina
tividad, 0 -para
pone
rio un
poco
diferente- de la capacidad
de
apreciar el va lor cognitivo de l pensa mi enro de imagcnes, sobre
todo
en
una epoca de mediatizad6n y de clevaci6n de la imagen
por sobre
Ia palabra
como
c
signa que se rcfierc a
la
razon
y
a
los
scntidos simultaneamcnre. Mark Posrer sc cnfrenta a csta
d d
HISTORIOGIlAFfA l OSTMODF.RNA
problemarica
en su
l1lanifiesto
en
terminos de
3
importancia
de los nucvos medios para
13
escri tur a de la historia
cn
c futu-
ro
. Pero Robe
rt
Rosensrone,
Greg
Dening, D:
Vid
Ha
rl an,
Ewa
Domanska y
Ann
Rigney
1
cnfrel1tan rambien, en sus reflexio
nes sobre
la
relaci6n entre arte e hisroria. Esta problematica es
compleja y se vincula al esfuerzo de los hisroriadores modernos
por rransform ar su disciplina en una ciencia aisliindola de la
especulacion filosofica (de CUlio hegeliano), por un lado y de
la
ficcion (de wno romantico Sir Walter Scott),
por
otra .
EI tcmor a estas dos herejfas aparcce regularmenre a 10 largo
de la
hi
storia de
la
tcoda historiol6gica modern
a. Lo
vemos
en el deseo de
Dominick
La
Ca pr
a de sa lvar a la historia
de
los peligros, idcnticos,
del
posirivismo ingenuo,
que
piensa que
todo
10
del pasado simp lemente yace al1f esperando a ser en-
contrado,
y e
cons
rru
ctivismo
radica
l, que
parece
sostcner que
no hay nada a a
afuera que
el
pasado
tiene que ser invent
odu
a
partir de
la oada 10 que sea que
esto
signi fique), y que en
esc proceso todo vale . LaCapra parece ir por
buen
camino
en su
esfuerzo por infundirle unos pocos
y
sencillos principios
de
autoconeiencia psicoanalirica a
la
reflexi6n hisrorica,
y por
cierro
es r3
en
10 corrccto ace rca de l
as
limitaciones de 10 que el
l1ama el
paradigma de
Ia inves ti
gadon
autosuficiente (0 10
que los orros manifesradores lIaman
hi
storia cOl1vendonal ) y
el
construc tivismo radica l. LaCapra aconseja cl inrercambio
entre la historia y la tcoria cdtica, especialmcnte cn tanto
lo
s
histo riadores, en su adopcion de
la postma
de la objet ividad
ponen
barreras
a rodo
ami li
sis de su
propia
identificacion in-
conscienre con sus objeros de estudio
0
de
su
aversion hacia
e
li
as. Este cs particularmente cI caso, sugiere LaCapra, cuando
se
trata de aconreci micntos del pasado
recienrc
que podrian
involucrar la cu lpa y la responsabilidad en crfmenes y viola-
dones
y en
los cualcs las idenridades nacionales mismas son
amenazadas
por
las formas en que las diferenres profesiones
podrian querer ajustar cuentas con e
ll
os. LaCap ra encuentra
en las conce pciones pskoanaliticas dc
rrauma,
transferencia,
acting-out reelaboraci6n y duelo formas de pcnsar
acerca
de 13
rclacion
de
los historiadores con
sus
objetos
de
estudio - y con
sus colegas
de
profesi6n que poorian honestamenre sosrener
-
5/18/2018 White 2010
10/13
Lui s G. Dc Mussy . Miguel Vald erram a
p
unt
os
de
vista
que
parecen
vil
es,
de
sag
rad
ablcs e inhumanos
en la medida en que
no
concuerdan con los hallazgos objetivos
putativos de cada
hi
storiador en particular.
Por supu
es
to, no
es
tan sencillo. Co mo
in
siste LaCap ra en
algu n o
tr
o
luga
r el discurso
hi
st6
ri
co
sie mpr
e in vo
lu
c
ra
una
pre-
tcnsi6n de verdad de algun tipo 0 mas bien de varios tip os)
y
a diferentes nivel
es
del discurso mismo. Y aquf la cr
irica
como
hi
sto
ria
y
la
hi
sto
ria
como
cri
ti
ca
tienen
qu
e confronrar a
la
pre-
g
unra
de si acaso la
verdad
es una problcm arica epistemol 6g ica,
una problema tica semantica, 0 ambas. La idea de que la vetdad
es un
ptob
lema senuintieo es el caba
lli
to
de
batalla del
fi
l6sofo
Jerry Fodor, y creo que nos o
fr
ece un modo de pensar
e
prob le
ma de la relac i6n entre la historia y la literatura planteado por
varios de
nu
es tros man ifesrad or
es.
En gran medid. la pr
ob
lematica de la relaci6n e
ntr
e histo
ria y
lirera
rur
a
fue
creado por
ese
posrestrucruralismo que,
como argumentan Joan Scott y E
li
zabeth Ermarrh, fue producto
de 10 que algunos
l
aman
el
giro linguistico y
OtrOS
el giro
discursivo en las c
ieOl
:ias humana
s.
Si, como seiia la Erma rch,
el lenguaje es un sistema complejo de signos codificados, cuyos
elementos no guardan una relaci6n necesa ria (natural ) con las
cosas del m
und
o a las
qu
e
se refi
eren, e
nr
onces l
os
significados
adsc
rit
os a l
as
cosas
y sus
relaciones
en
l
os
discursos son mas
una funei6n de los c6d igos usados para indicarlos que de alguna
sustancia 0 esencia de la que las cos.s son diferentes tipos de
manifesraciones. e u
ando
se trata de sistemas complejos de sig-
nos (sec uencias 0 eo
njunro
s que en su alcanee son mayores que
una simp le or;ci6n), nos vemos co mprometidos en el trabajo de
concederle
em
uc
tur
as complejas de sentido a cuerpos complejos
de fen6menos. La arbitrariedad de la elecci6n del c6digo 0 los
c6digos a ser usados sumada a la inherente ambiguedad de la re
fe rcncia
e
n e discurso no-algoritmico, en
c
que los significados
de los terminos-unidades son estipul ados
por
ade lantado) some
ten todo el prob lema de la verdad de la to talidad del conjunto
o la secuencia al dominio de la
se
mantica mas que a aquel de la
episrcmologia .
Es
esto y no
la
s diferem:ias y si
mil
itudes gcne
ricas
10
qu
e constitu
ye
las pcrrurbaJoras similitudes entre algunos ri-
pos de discurso factual como las hisro rias, por ejemplo) y a lgu-
r
f
1
STOR IOGRAr-rA I OSTMODIlItNA
nos
ripos de discu
rsos
ficci
o
nal
es
C01110
l
as
novc as,
roma
nces
0
cpicas) . Con r
especro
a la
tcoria
histor
ica, la
difcrencia entre
un
recuento
factual
de los aconrecimientos pasados y
un
recuento
ficciona l de esros no radicaria mas en l
as
diferencias
en
tre sus
respecrivos refe renres (r
ea
l
es
e imaginarios, respecrivamente),
si
no en la s diferencias y similitudes ent re los c6digos usados en
cad a uno
para
do
rar
a dichos aeontecimicncos de
un
tipo
de
sig
nificado
0 de
otro.
Chakrabarry plantea el problema de la imaginaci6n con re
fer
e
nci
a al caso de los esrudios s
ub(1ltcrn
os,
qu
e ricncn que pos-
tu lar una realidad pasada del coloni zado encubicrra, oC lllta 0
reprimida por los poderes colonia les ant
es
de pode r comenza r eI
rr
abajo de eoncienrizacion
en e pre
sentc. Los
cs
tudios suba
lt
e
r-
nos son
un
hue n ejemplo de
hi
storia-critica , porq uc debe comen
zar con un a dcs mantelaei6n del ornamcnrado cllcuh
rimi
enro
que
bloquea el acceso al pasado de los grupos pobres y
op
rimidos de
Ind ia, y porque
sc
abacan a la tarea de la concienrizaci6n en el
presente y debe hacer uso de algo asi como I. hisroria poetica de
Vi
eo
para
producir
10 que puede
lIamarse no
ranto hi
sro ri
a,
sino
el
efccto
hi
storia
. Aqui los elementos de cmpa ti
a,
sincer idad,
intuicion, generosidad de espiritu y lin scntido de 10 posible son
mas imporrantes que las habilidades forenses y la dialec tica . Es
mas probable que el result
ado
se
par
ezca mas a lIna obra litera
ria que
a
una hi
st
or
ia co
nv
enciona l.
Ninguno de nuestro s manifes tad ores esra
inrcrcsa
do, crco,
en volvcr 13 3te nei6n de los
hi
storiadores a los aconrccimientos
y entidades imagi narias y en haee r
qu
e esc
l iban
ficci oncs y no
hi
sto
rias . Por el
contra
rio, la mayoria de ellos parece presupo
ncr que la escritura hist6
rica se enr
iendc meior como
un
tipo
de
discurso
que
como
n
a descripci6n testimonial
(si
mulada)
de los acontec
imien
ros y entidades,
que
nunea
ru
vie ron
la
con-
creci6n
y
la c1arid ad de contorno que la escritura hist6rica ti
picamenre Ics ororga. AI
pr
csumi r que la
reOexi6n
hisr6rica es
un discurso mas que
una
di sciplina (0,
mejor,
que la disciplina
de la
reflexi6n histo
ri
ca es discursiva mas
que
es
rri
etamente
constatativa), podemos comcnzar a
vcr que
los historiad ores
bien poJrian uril izar los tipos de
di
spositiv os
Iir
crales tipica
mcnte usados po r escritor
es
de
pro
sa
imaginariva 0
incl
uso de
-
5/18/2018 White 2010
11/13
Luis G. Dc
Mussy.
Miguel
l d c r r ~ m
poesia) y, mas alia de eso, tenet el deseo de darle a los eventos
y entidades, que han Ilegado a conoeer mediante
la
investiga
cion, los tipos de significados a los que el diseurso poetieo se ha
dedicado desde el tiempo de la epica s i no a ntes) . Aqui se trata
de visualizar una imagen complcja 0 un espectaeulo complejo
de acontccer que exprese I. verdad sobre el tipo de significados
que cualquiera rcconoce
como
propios de
un
enunciado poeti
co serio. Es un asunto de
cambia
de codigos sabre el area del
discurso ma s que de imponer un a estrucrura ficeional de senti
do sobre los acontec imient
os
reales.
Elizabeth Ermarth, Joan Sco tt , Ann Rigney, Robert Rosensto
ne, David Harlan, Ewa Domanska y Greg Dening aseveran alga
aSI
0 , al menos, nos conducen
en
esa direccion con sus ejemplos.
En todos estos casos, sin embargo, l1uestros manifestadores po
nen la eonexi6n historia-literatura cn terminos de la necesidad
de la imaginadon como un suplemento de la razon analitic. del
estudioso profesional. Es aqui que se plantea eI problema de los
..otros.
tradidonales de la
hi
st
or
ia; aq ui que I. problematica de
la
rclacion entre
eI
historiador profesional
yel m teur 0
diletante se
vuelve patentc; yaqui la cuestion de la subjetividad-objetividad es
por mas perentoriamente que sea)
lIev.d.
a I. tumba.
Los cstudios historicos profesionales y modern as
alberg.n
una singular sospec ha con respeeto a, por no decir una abierta
hostilidad
had
a eI arte Iiterario y visual) -cspecialmente hacia
eI
artc modernista tanto cl abstracto como el exp resionista) - y
sus contrapartcs postmoJernistas. Documentar par que esto es
aSI tomaria
m ~ c h o
riempo, pero en general a )05 historiadores
no
les
gusta
1 abandono
del arte modernista del programa mi
metieo
y
su compromiso
con
la
invenci6n forma
ll
ibre. Entonces,
en
la
medida en que hay a lgun clemento artistico en e discurso
historieo profesional, es alguna version del realismo mimetico
con
cI
que permanece casado. Este rcalismo justifica una creencia
en una teoria de la representaeion basada en la imagen y en la
teoria de la verdad basada en la correspondencia con las cuales
la
mayoria de los historiadorcs esta eomprometida. Pero el arte
modernista y posmodernista estan configurados por una idea de
ve rdad basada en la coherencia y una idea de referencia
lid
ad que
es mas pcrformativa que mimetiea 0 consrarativa.
1
HISTORIOGRAFfA l OS,
I\1QDERNII.
Ahara bien, considero que esto cs 1 quc, entre otras casas,
quiere dccirnos Greg Dening con 3 forma en
la
que ha com
puesto su (anri)manificsto. No cscribo ficcion ... tampoco cscri
bo no-ficcion. PerD (que escribe cntonces? Sobre la base de la
muestra que nos present3, dirfa -en eohcrencia con la insistencia
de Ermarth en que busquemos la diferencia y Ie demos credito
a
1
negativo- que Dening escribe no no-ficeion . Si esto sue
na enigmatico 0 sencillamcnte tonto), me disculpo; pero si uno
examina eI te xto que nos h3 dado Dening tan generosamente
debe habe
rl
e cost
ado
bastante cscribirlo), uno puede vcr que cae
fuera de las categorias que utilizamos convcncionalmente para
clasifiear las obras en prosa. Es imaginativo (mas que imagina
rio); es
co
ncreto (rico
en
figuras y tropos apropiados); es realista
en Sll informacion u cnica)j es poetieo {en el modo en que usa
iOlagenes que comprometen los scntidos corporales del lector)j
es refereneial sus objetos estan situados en el tiempo y en eI es
paeio y son tanto rcales
como
imaginarios ); y asi sucesivamente .
No
se trata,
como
observa Ann Rigney en otro cont
exte,
de un
historiador que se
convierte
en novclista 0 pocta lirico, sino de
uno que usa todos los reeursos que proveen su lenguaje y
cI
de
sus sujetos para evocar una imagen eompleja de la vida en el alii
y en el entonees de una rcalidad espedfica. A un mismo tiempo
acerca y desfamiliariza un grupo cspeclfico de personas compro
metidas en una empresa epica, por no decir noble (ninguna o
rr
a
palab ra parece co rrecta ). Muestra un aspecto de la humanidad
comun que vale la pen a conmemorar . Puede que no sea aquel
rega lo del pasado qu e celebra Patri ck Joyce, pero es un cierto
tipo de regalo de algun lugar Ia imaginacion de Greg Dening,
sospecho.
iCalifica el regalo de Dening para ser
induido
entre las obras
que criticarian.
Ii l
Foucault)
la
historiograHa historizandola?
SI, pero no argumentativamemc; mas bien indirecta y perforrna
tivamcnte. Es dccir, en la medida en que rnuestra la ventaja de
introducir una sensibilidad eultivada par otras disciplinas la et
nografia, en cste easo) en el trabajo de
la
representacion. Lo mis
rno
en
sus aspectos formales: Dening
ha
escogido
un
mouo de
representacion que
10
eva mas alia de 13 division e
ntr
e sujeto y
objeto que tanto molesta a los que, entre nosotros los hisroriado-
-
5/18/2018 White 2010
12/13
l.ui s C. De
Mu ssy
Miguel Va
ld
errama
res, son realisms. A menudo se senala qu e la enunciaci6n poetica
no es
fa
ctual ni fit.:donal po rqu e suspcnde la fundon refereneial
para lamar Ia atencion
sob
re
el
poder de crear
un
senrido a par
tir de sonidos que, tornados indiv
idu
almente, no tienen semido
en 10 abso lu to. Pero esto no haee quc e discurso en el qu e Ia
f
un
cion poetica sc expresa sea mas menos s
ubj
etivo ohjetivo.
Porque
cI
texto poetico no tiene pretcnsiones de
yc rd
ad d
el
t
ip
o
qu e podrian ser eonfirmadas
0
dcsmentidas por recurso a la o b
servacion
0
la e vidend a docum enta
l.
EI
tcxto poe
ti
co
ti
ene una
pretension ue sentido al mostrar como es pos ible algun aspecto
del mundo r
ea l.
Los fil6sofos de la critica nos dicen que dcbcmos
bu
scar das
co
ndiciones de posibiliJad de cualquier co
sa
euya
realidad estemos trotando de idenrificar. Esta
bu
squ eda puede
lIevarse a c abo con una va
ri
edad de medi os, lIno de los cuales
es el pensami ento concepmal. Pero cl pensami ento figurativo
0
en realidad el pensa r figurativo es otro medi o, y la enunciaci6n
poetica es su instrument ?
Las
pr
etcnsion
es
de la
im
ag
in
acion son perrin entes para
otr
os
prob lemas planteau
os
por
nu
cstros
man
ifcstado
re
s.
Para
la prof
eda
de Pos ter de que los histO riadores del futuro escribi-
ran un a hi storia de 10 virtu al.. . [que] requiere un repensami ento
fundamcnral de los e lementos bas icos de los textos hi storicos, los
procedimi entos de investigaci6n hi sto rica, los marcos teo ricos,
etc.
.
Para las re(:ome
nd
acioncs
qu
e haecn Cha
kr
aba
rt
y
y
Joyce
de repcnsar la naturalc za del an
:
hivo qu e [cndran qu e u
sa
r los
histori adores del futuro .,.tonto el archivo qu e sc ha digitalizado
como e archivo qu e ha sido configurado para obliterar la me
mo ria de las .victimas de la colo
niz
ac ion y la ex
pl
otacion impe
ria
l.
Para la defensa que
ha
cen Harlan y Rigney de I. dignid ad de
la novela y el
film
e
hi
sto
ri
co, y en
es
p
ec
ial para el org
um
emo
de
Ha
rl
an de que cs 1a YOV 10 q
ue
capruramos en
nu
evos gc neros
como
eI romance historico posmodcrn
o
tal como es anal izado
por Amy Eli as en su l
ib
ro Sub
lim
e Desire: History and Pos t-
1960s Fict
io
n [Deseo sub
li
me: His toria
y
Ficcion des fJu tis de los
6 s
[ 2001).
Aqui cnt ra en escena un seg
un
do nombrc, equi
va
lente a l de
Fo uca ult en su autor
id
ad pos mode
rn
a. EI nomb re es
eI
de W. G.
Se bald , a utor de un a
va
ri
edaJ de obras que ocupan los limillcs
0
HI
STO IUOGRAF A I'
O,S
T
MOOE
ItNA
entre I
.
hi storia y a literatu
raj
0 si un o
1
de sea, en tre cI hecho
y 1a ficc i6n.Ta nto
Ri
gney como l.aCapra i
nv
o
l:
an a
Se
bald como
un posible modelo
par
a el tipo de texto hi st6
ri
co
qu
e podrfamos
dcsea r en cI futuro. LaCapra advierte la inve nci6n, en los anos
qu e siguen al Holoc
au
sto, del nu evo gcncro del tes timonio, e re
cucnto personal de acomecimicmos trcmend os, en cfen o mons
tru
osa mcnte criminales,
qu
e funden la memo
ri
a y la
hi
storia can
el in
ter
es no tanto de contar 13
vc
rdad ace
rc
a del pasado sino de
dec
ir
10 que se simi6 ser vlctima de poderes qu e no
r
es
pond
Ian
ni a la ley de Dio
s
c hombre 0 la naturaleza. Seba
ld
o
fr
eee un
t
ra
tamicnto
-
5/18/2018 White 2010
13/13
Luis G De Mussy Miguel
V ~ l d c r r a l l a
historiadorcs Si estamos interesados en clarle sentido al munJo
real no pueuc ser de otro mouo Pero no estamos atados a estar
atados por las convcl1eiones que :ltan al historiauor profcsional
a Sll pnictica
rraJidonal
en cl csrudio uel pasado Tal
C l11
e
Bardo haec < Icdr a
Cor
iolano
en
3 vispcra de su exilio: Hay un
mUlluo en
orro
lugar