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(...) Y ONCE RELATOS BREVES

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narrativa2

(...)Y ONCE RELATOS BREVES

JAVIER PAYERAS

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Edición al cuidado de

Julio Serrano Echeverría y Alexis Gómez

©2000 Javier Payeras ©2007 Editorial Libros Mínimos

w w w . l i b r o s m i n i m o s . o r g

Queda prohibida la reproducción de este libro con fines

comerciales. Esta obra está protegida por la Ley de

Derechos de Autor y Derechos Conexos de Guatemala

(Decreto No. 33-98)

y bajo una licencia de Creative Commons

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javier payeras

ÍNDICE

LA CREACIÓN..................................................................5(...).................................................................................7UN LETRERO BENNETON................................................10SIN NOMBRE.................................................................12CITY............................................................................15EL PACIENTE................................................................16MAKE UP.....................................................................18HOY ES SIEMPRE TODAVÍA................................................19NOCIONES DE HISTORIA NATURAL.....................................20NAVIDAD EN EL MALL......................................................212:15 AM......................................................................23CAFÉ...........................................................................24

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LA CREACIÓN1

“En el principio todo era silencio que vagaba en la soledad

infinita. Hasta que Dios dijo:

‘Hágase la Televisión’y la Televisión se hizo.

Vio Dios que la Televisión era buena, entonces ordenó:

‘Que se hagan los anuncios comerciales’y conforme a su voluntad estos se hicieron.

Dios pensó entonces:

‘Ciertamente mi creación es buena y ren-table, necesito un ser que trabaje para mí,que me ofrezca todo su tiempo y que,cuando descanse, vea mis programas deconcursos.’

Tomó entre sus manos dos cromosomas, dándole así

la vida. De su boca salió la orden:

‘Gastad, producid, poblad los supermer-cados y aprovechad sus ofertas.’

Su creación escuchó la voz de su señor y obedeció.

Hasta que llegó el día en que probó un fruto prohibido

que la convirtió en ruin y perezosa. Entonces Dios se

1 Truth can never be told so as to be understood and not b believed.

William Blake

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arrepintió de haberle permitido elegir de los productos de

la tierra, y en un juicio que fue trasmitido al mundo la

condenó con estas palabras:

‘Maldita tú, creación perversa, maldita seasen la ciudad, maldita en el campo, malditoel fruto de tu vientre y de tus acciones’

El Señor le dio la espalda y la desterró para siempre

de su Paraíso, dejándola marginada y hambrienta hasta

su destrucción.

¡Gracias Señor te damos, los siervos de tu Segunda

Creación, gracias por los empresarios multinacionales,

amos de la franquicia del Cielo y la Tierra!”

El reverendo concluyó el sermón. Los feligresestomaron de nuevo sus máscaras de oxígeno ysalieron de la iglesia.

Arriba de la burbuja climatizada, el cielopermanecía oscuro y daba pequeños chispazos,como si fuese una enorme pantalla mal sinto-nizada.

Un niño quiso adivinar qué era ese puntoluminoso que pendía al centro de la bastaoscuridad estelar y se detuvo para observarlodetenidamente. Una mujer que iba en la fila losacudió con rudeza y le señaló de nuevo el camino.

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(…)

El primer día fue algo terrible de superar. Ese lunes,como todas las desgracias, la luz del despertadordigital parpadeaba las 5:00 AM. Se levantó tratandode no despertar a su mujer —que mantenía unarisa bastante comprensible si se entiende quesoñaba con marineros bronceados e islasremotas— y, como todos los días, trajo de la puertalos periódicos para leerlos en el baño.

Luego de lavarse y escupir el gris de la Colgatesobre la loza blanca, movió la mano hasta darcon la pequeña puerta del botiquín, sacó elenjuague bucal y al cerrarla pudo verse reflejadoen el espejo. Algo inexplicable le había sucedido:dos enormes paréntesis se habían colocado a sulado.

Se restregó una y otra vez los ojos, mas novariaba nada, simplemente se hacían más claraslas líneas negras. Decidió quedarse en el baño yno salir durante largo rato.

Ni su esposa ni su sirvienta notaron algoextraño. Con el paso de las horas se convencióque no se trataba más que de una alucinacióncausada seguramente por el cansancio; sin em-

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bargo no dejaba de inquietarle. Cuando manejabasu vehículo veía reflejadas en el retrovisor las dosenormes líneas instaladas una a cada lado.

Al llegar al edificio del banco subió treinta pisospor las escaleras con tal de no ir en el ascensor yencontrarse con alguien tan suspicaz como paranotar lo que le estaba sucediendo. Atravesóvelozmente los cubículos y se refugió en su oficina.

Racionalizó la situación, atando cabos ytratando de contenerse un poco la angustia. Temíaque los signos limitaran en adelante su personali-dad furtiva.

Pasó algún tiempo para que el ejecutivoaprendiera a sobrellevar sus paréntesis. Cuandoalguien lo veía durante mucho tiempo, autorita-riamente subía su tono de voz y de esa forma selibraba que alguien descubriera sus paréntesis.

Con el tiempo se divorció de su esposa, ygracias al excelente trabajo de una prestigiosafirma de abogados, llegaron a un acuerdo que labenefició bastante.

Fue así que terminó cenando solo en unapartamento modesto y con vista a la ciudad.Aquella situación extraña de verse encerrado en-tre dos signos, lejos de haber aletargado su espíritu,había formado en él una resistencia contra loscataclismos cotidianos, una muralla contra la ruina.El aislamiento se convirtió en la forma acostum-brada de su tristeza.

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Un lunes, como todas las desgracias, la luz deldespertador digital parpadeaba las 5:00 AM. Selevantó sin percatarse de sus paréntesis y, comotodos los días, trajo de la puerta los periódicospara leerlos baño. Al terminar de enjuagarse laboca, cerró la pequeña puerta del botiquín ydescubrió, con horror, que los paréntesis habíandesaparecido, que se habían transformado encuatro titilantes comillas, que desde ese momentolo acompañarían por el resto de su vida.

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UN LETRERO BENNETON2

Una pietá posmoderna, algo indescriptible. Davidreposaba la cabeza en los brazos de su madre.

David sentía el dolor de su corazón bom-beando lentamente. El VIH evaporaba su salivacomo si fuese querosén. David perdía. ¿Québanalidad merece terminar así? Rascaba su pielamarillenta que escamaba un óxido triste; por susangre retozaba una mancha espeluznante; sentíasu barba contrahecha y de mal agüero.

Una habitación recóndita, blanca y absurdaUn odioso tráfico de médicos, enfermeras, curasy familiares; el pabellón de enfermos de sida esun sitio que siempre se ve así, fiel a su restallidode muertes rutinarias. En la cabecera, David tieneel cromo de la Virgen María con el niño y eso losalva incomprensiblemente.

Allí agonizaba David, frente a la lente deOliverio Toscani, allí estaba Milán perplejoviéndolo en una valla publicitaria. Eran sus últimosminutos y la ciudad estaba detenida y llena de

2 Hace algunos años el publicista de Benneton, Oliverio Toscani,realizó una campaña de vallas que mostraban a un enfermoterminal de sida, agonizando en un hospital de Italia (N.A)

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furia, así se veía, frente a los ojos de millones quemarchaban al trabajo con la confianza de que aellos jamás les sucedería cosa semejante.

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SIN NOMBRE

Cuando abrió los ojos, el roedor lo observabamaliciosamente. La debilidad le dificultó retirar elhocico del animal, que insistía en morderle la nariz.Sintió un dolor tan fuerte en el líquido de loshuesos, que le fue imposible sentarse en el suelo;su espalda se había torcido completamente.

Dejó escapar un quejido débil antes que la nubedesapareciera de sus ojos y pudiera verlo todoclaramente. Su vista le mostró un muro circularmuy alto y que finalizaba en un cielo completa-mente azul.

El lugar era estrecho y blanco. Tragó, intentótragar, pero no tenía saliva. Sentía sed. Conmovimientos lentos logró recuperar la movilidadde su brazo izquierdo.

Puso la mano en su pecho, luego la llevó a laaltura de la vista, su muñeca tenía una cicatrizvertical, completamente seca.

No sin dificultad hizo varios intentos por pa-rarse, pero no pudo más, sus piernas no respon-dían, así que se quedó recostado sobre el muro.

Gritó, mas el sonido parecía no esparcirse,entonces sintió miedo, porque no había silencio,

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es más, escuchaba una melodía que no pudoidentificar con exactitud, la pieza lo saturaba todoalrededor.

Trató de organizar sus ideas, pero erademasiada la bruma dentro de sí, como si al tratarde recordar el segundo anterior, algo lo despertaracontinuamente.

Cuando bajó la vista al piso encontró elpequeño agujero por donde había entrado la rata,de pronto, desde esa oscuridad brillaron un parde puntos rojos.

La rata le provocaba escalofrío —¿Qué habíatras aquél muro?— Parecía como si todo hubiesesido construido con él adentro.

La sed y el zumbido de esa música que no sedetenía, comenzaron a desesperarlo. Gritó denuevo, logró pararse y sintió un enorme mareoque lo trajo al suelo.

El sol no se ponía al final de la pared circular.El cielo encima parecía un ojo enorme. Siempresería de día.

Dentro del muro circular, la rata sólo encontróel cuerpo inerte del prisionero tirado sobre el piso.Entonces, sin esperar un segundo más, tomó denuevo su camino dentro del túnel que habíacavado, luego de mucho correr, la oscuridad sevio invadida de una pequeña luz que a l fondorestallaba.

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CITY

Decidieron amarse el peor día de la semana y laciudad no prometía nada más que la contamina-ción total de las estaciones. Se adaptaron el unoal otro en un instante. Fue un amor silvestre ysaludable, un besarse y codiciarse, lejos de losprotocolos del tiempo; tratando de ahuyentar elinfierno de las bocinas, el tedio de los ascensoresy las demoníacas fluctuaciones del dólar.

Nadie va a escribir acerca de ellos, porquesiguen con vida. Tomando con deseo las avenidas,conectando su cuerpo lejos del ruido, losengranajes de la rutina y la ausencia. Son unabocanada salvaje de aire puro, unos gigantesblindados de vida.

Ellos, desde una esquina cercana, salvan lascalles del desastre de la indiferencia.

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EL PACIENTE

Asépticamente colocaron la manguera en su bocay la fueron introduciendo lentamente por sugarganta. El paciente estaba inmóvil.

Dos hombres parecían interactuar: unomaniobraba los instrumentos y el otro colocabala lámpara sobre el rostro. Mantenían unaserenidad impersonal, no sudaban, más bienparecían figuras de cera ocultas detrás de lamascarilla y el traje quirúrgico.

El paciente permanecía sujeto con cuatrocinchos y su cabeza quedaba inmóvil sobre lamesa. Tenía los párpados cosidos con un hilosumamente delgado y movía violentamente suspupilas como tratando de liberar sus ojos. Sentíael líquido entrando en su estómago y tensaba losmúsculos de sus brazos al escuchar el sonido delos instrumentos.

Tras la ventana dieciséis hombres vestidos concasimires negros seguían de cerca la operación.

Los cirujanos colocaron al paciente en posiciónvertical. El dolor hacía que se retorciera y susextremidades temblaban sin parar.

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Los dieciséis hombres de traje cruzaron losbrazos, todo se tornó oscuro, y el vidrio seconvirtió en una pantalla. Surgieron sonidos eimágenes difusas.

Esa mañana, Sebastián Crane, de treinta añosde edad, con esposa y dos hijos pequeños,despertó en su cama, tomó un baño, desayunó ysalió a otro día de trabajo, un día completamentenormal.

Los dieciséis hombres de traje aplaudieroncomplacidos, la operación fue un éxito.

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MAKE UP

La muchacha siguió desnudándose hasta desa-parecer por completo.

Cuando él entró al cuarto no podía verla, perosí escucharla, y la buscó desesperadamente portoda la habitación.

Ella deambulaba completamente desnuda,realmente desnuda, y tuvo que vestirse parahacerse visible de nuevo.

—Así me gustas más, por favor, quédate vestida—

dijo él con toda sinceridad.

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HOY ES SIEMPRE TODAVÍA

Si me caigo dentro de un pozo y no llego a realizarmi destino ¿estaré cometiendo un error? Midestino acaso no será ese mismo: caer y caer ycaer y caer... indefinidamente, como si el pozo yyo nos encontráramos en una extraña circuns-tancia, como si hubiese nacido únicamente paracaer en él y él hubiese sido construido por manosque ni siquiera se imaginaban que yo, en esemomento o en un tiempo remoto, empezaría acaer. Si de un momento a otro decido escribiresto, ¿quién lo justifica?, ¿el que lo va a leer? ¿Ellector intuirá que hace diez minutos anduvecaminando, seriamente preocupado por mi fu-turo, saliendo de un café, con un libro de aforismosde Kafka que terminaron aquí? Kafka tampocoimaginó que yo lo leería. Si existe ese tal destino,ese tal pozo, esos tales albañiles, ese tal ingeniero,esos tales lectores, ese tal Kafka, ese tal día…

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NOCIONES DE HISTORIA NATURAL

Nada más pongo la cápsula en mi mano, subo alcarro. La luz de la bombilla se enciende cuandodetengo el vehículo, tomo un poco de ron, el licorme atraviesa y la acidez me corroe el esófago.Pasa un ciclista, es de noche, llueve; prendo laradio, me dan ganas de llorar. La carretera estávacía como la luna, luna con árboles. El parabrisasme recuerda algo. Pequeños animales correnespantados por la luz de los faroles, apago el switchy la oscuridad lo inunda todo, arranco y avanzohacia el frente. Sigo avanzando, tarde o tempranollegaré al barranco (mezclar ron con la gasolina),acelerar, caer en una ciénega de lodo, hundirse, elcarro comenzará a hundirse (otro trago), el fangose colará lentamente por todos lados, me inmo-vilizará los brazos, luego alguien me encontrará,quizá mucho tiempo después, me sacarán conuna grúa, especularán sobre lo horrible de mimuerte, el pánico que habré sentido en ese ins-tante. Ni siquiera les pasará por la mente, que aunsus rostros de compasión por mí estaban meti-culosamente planeados.

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NAVIDAD EN EL MALL

Nivel 1: Ropa de damaRevisa con gravedad la etiqueta. Recorre lospasillos llenos. Entra al vestidor. Se desnuda frentea un espejo que cuelga con tolerancia sobre unclavito. La prenda baja suavemente. Ella analizacon cuidado las costuras, la tela, le parece un pocoancho de los lados, además esos listones…combinará bien con unos zapatos color gena

Nivel 2: HandymanUn buen comprador nunca asiente con la cabezamientras le explican las veleidades de un producto.Levanta con una mano el barreno. Luego lepregunta al empleado si trae incluidas las brocas ycuántas vienen. Después de la breve explicacióndel vendedor, el discreto cliente no parece creertoda la información que le dan al respecto. Dicegracias, toma la carretilla y va en busca de pintura:látex, exteriores, interiores, con esmalte… Se quedapensando de nuevo. Toma dos botes y pide alencargado que los mezcle para que dé un tonoceleste extra claro.

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Nivel 3: Ropa de bebé

—El rosado es un color que vuelve torpes a

las niñas. Torpes porque después no podemos

decidir por nosotras mismas. Mejor que sea

un overol Osh Kosh de lona azul, ese del

bordado. Bastante caro. Pero su papá lo va a

pagar. ¡Quiere a su hija! Pues que le cueste.

Total sólo la ve cuando le da la gana. ¿Dónde

estará aquella maletita verde…

Nivel 4: Juguetes—¡No entiende que no! ¡Alfonso, venga para

acá! Ya nos tenemos que ir. Ya sabe cómo se

pone su papá si uno no baja rápido. ¡Deje eso

allí, niño! ¡Qué fastidia hombre, mire ya va a

botar a la señorita! Si quiere algo gáneselo

con sus notas y su comportamiento, a mí no

me diga nada que estoy enojada con usted..

Nivel 5: Artículos navideñosPequeño Santa Claus bailarín ($60.99). Árbolnavideño giratorio ($89.50). Árbol navideño conluces ($68.65). Árbol navideño de sala con retazosdorados ($499.00). Oferta de esferas navideñasimportadas. Juego de luces intermitentes conmotivos musicales ($15.50).

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2:15 AM

Prepara el revólver, ella duerme profundamente.Se dirige al cuarto de sus hijos. Un tiro para cadasien. Pone el revólver en su boca. El último disparodespierta a los vecinos.

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CAFÉ

Tengo frente a mí esta hoja y una taza de caféque llevo a mi boca y reacciona con mi aliento; lacolocó sobre su porcelana y se queda reflejandouna luz distorsionada.

El lugar está vacío, parece estarlo siempre. Unamesera anciana me atiende, llega despacio comosi tuviera toda la vida para llevarme la carta, meve con recelo y masculla “¿Qué va a tomar?” luegose va arrastrando los pasos.

A través de la vitrina de pasteles miro a lagente, todos van desviando la mirada, perdidos,buscando algo que comprar.

No tengo ganas de levantarme de la mesa,pagar con centavos e irme con la hoja en blanco;tampoco quiero seguir recorriendo la ciudad enbusca de un trabajo.

Hoy salí más temprano que ayer, casi demadrugada. Siento que la sangre me hierve, el solfue una hornilla sobre mi cabeza.

Escribir, escribir y seguir escribiendo como unacto de redención, como si no estuviera aquí,como si la vida no fuera una mierda. A veces meescucho y me espanto: soy sombrío, no se puede

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andar vivo de esa forma, es algo peligroso para lasalud y la moral. En momentos como éste medoy cuenta que el fastidio está en el tiempo y enla pesadumbre de tener deseos y verlos pulularlejos de mis manos.

Estoy pensando pendejadas. Pero qué otracosa puedo pensar, soy un desempleado condelirios de trascendencia, un pesimista irremedi-able, eso que la gente llama “un desencantado”.

Un ejecutivo acaba de entrar, pide un pastel ala anciana. Mientras lo atienden habla por su mi-núsculo celular, seguramente, llama a su novia que,al igual que yo, piensa que es un imbécil, sin em-bargo le miente endulzándole el oído con apodostiernos. Beautiful people, productiva y motivada.

Una niña viene a mi mesa, tendrá unos 5 añosaproximadamente y no parece contener una solavitamina en todo el cuerpo, camina temblorosa,con unas flores en las manos, no le puedo comprarnada, ni siquiera me sonríe.

Las luces empiezan a encenderse, la tarde semuere, se pierde. Mañana será igual o quizá en-cuentre algo. El dinero se me acaba y debo echarlecarne a mis acreedores o me van a comer vivo.Tal vez hoy, cuando llegue a casa, cuando Anasalga descalza a recibirme vuelva a activarse algoen mí, ese loco afán por vivir, pues nunca se caelo suficiente; tal vez pase su mano por mi espalday comprenda mi mal humor y mi silencio, tal vezsu café sea más dulce que este sabor a exilio

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este libro ascendió al cyberespacio

un 18 de septiembre de 2007

desde un servidor Linux en la ciudad de Guatemala,

siete días después de leerlo puede que reciba una extraña llamada

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