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IOSéD'ENCAKNACAO I IOSéRAFAECORRHADASILVA
Assinale-se, n o en t an to , que nao é nada frequente a ocorréncia d e
m e n c ó e s epigráficas a escravos de táo pouca idade — o que confere ao
m o n u m e n t o de Ammaia urna importancia complementar .
E a mae q u e m m a n d a erigir o epitafio. Nascida em cativeiro — a mae
seria, ela própria, escrava — a enanca nao t inha oficialmente u m pai. Poderia,
c o n t u d o , ter s ido o m i t i d o o seu estatuto social, inclusive a t e n d e n d o ao
facto de ter faiecido com, apenas, dois anos de idade. Tal nao aconteceu,
porém. A mae fez questáo de o mandar imortalizar no epitafio: seu filho era
«escravo de Jul ia» . E interessará reflectir sobre a a p a r e n t e c o n t r a d i c á o
verificada: ser escravo era ignominia, gravá-la para todo o sempre seria . . .
masoquismo? Julgamos b e m que nao. Julia era, seguramente , senhora de
importantes posses, de elevado estatuto social. Alias, nao pertencia ela a u m
dos ramos (nunca saberemos qual) da bem tradicional gens Iulia,
estreitamente ligada - mais nao fosse que sonriente pela onomástica — á
familia imperial?12 Nao haveria, pois, motivo para vergonha.
Alias, nascera Ameno — e o nome detém ressonáncias de meiguice, de
ternura, de bebé sossegado e benquisto... - em berco que, nao sendo de
ouro, também nao deveria estar privado de algum conforto e carinbo. Parirá
a escrava - e quem poderia ser o pai? Amena ela se chamava também, por
logo desde o principio ter caído, decerto, ñas boas gracas do senhor que a
comprara. E Julia terá tido, disso nao baja dúvida, intervencáo directa em
llie mandar erguer sobre a sepultura bonita estela, ornada, lá no alto, de
urna rosácea estilizada - a perpetuar na pedra, séculos afora, aqueie doloroso
gesto que, um dia, ao fim da tarde, máe e senhora fizeram, cobrindo de
frescas e vicosas flores a campa de quem, por vontade dos Fados, fora botáo
colindo antes do tempo de fiorir.
12 Vasco Gil Mantas, no citado artigo (p. 402), sublinha a relevancia desta familia, inclu
sive por ter no seu seio um flámine provincial: C. lulius Vegetus (IRCP 617). Aproveite-se o
ensejo para dar conta do reaparecimento desta epígrafe (informacáo que agradecemos a Vasco
Mantas), o que veio permitir leitura correcta do cognome da dedicante: é Severa e nao o
estranho Stafra que fora transmitido pelas fontes; quanto ao gentilicio, a dúvida mantém-se,
embota Propinia se afígure, na verdade, a hipótese mais viável.
HUMMITASVOLÍN
PEDRO CORREA
Universidade de Granada
PíRAMO Y TlSBE EN IA OBRA DE ALFONSO X
ABSTRACT
..! Lt is in the XIII century that vre find the first translation of the legend of Piramus and Thisbe. Following the tradition of that time, the Ovidian fablc serves as an example and punishment accotding to the moralizing intention spread throughout the Middle Age. We have here a translation full of amplifications, interpretations and abbreviations from the original, which adapt it to the spirit of a historical piece of work as indeed is the General Estork.
La versión española más an t igua es la inser ta en la General Estaría
m a n d a d a c o m p o n e r po r Alfonso X . La fábula de P í r a m o y T i sbe , c o m o
par te de u n a obra mayor, n o p u e d e ni debe ser cons iderada c o m o una
s imple t r a d u c c i ó n de u n or iginal ov id i ano , cuyo m a n u s c r i t o es difícil
de identificar por encontrarse su contenido incurso en constantes
amplificaciones. El recopilador nos lleva a través de la identificación de
1 General Estaría. Segunda parte. Edición de Antonio García Solalindc, Liyod A. Kasten
y Víctor R.B. Oclschlager, Tomo I. Madrid, C.S.I.C., 1957-1961, 2 vols., p. 195-201. Con
respecto a la versión ovidiana de la Metamorfosis dice A. RUIZ DE ELVIRA en el vol. 1 de su
PEDRO CORMA
sus fuentes a pensar que el equipo alfonsí tal vez dispuso de una
adaptación o recreación del original. Expresiones como «cuenta Ovidio
en el quarto libro de so Libro Mayor», «cuenta la estona», «un doctor
de los frayres menores que se trábalo de tornar las razones de Ovidio
Mayor a theologia», nos llevan de la mano a los colectores, traductores
y adaptadores quienes desde el siglo XII vulgarizaban en latín escolar o
en romance la Metamorfosis ovídiana . Aunque supongamos como fuente
exclusiva un manuscri to del clásico, no estuvo en la intención del
recopilador seguir el texto sino que lo adapta a sus concretas necesidades
bien amplificando, bien acortando, donde merecía la pena completar
algo dudoso, o simplemente clarificando si lo juzga necesario, y hasta
recurre a interpretaciones sintácticas llenas de vigor y colorido impropias
de un libro histórico. Así pues, Alfonso X corno coordinador de la obra
mantiene la trama de la fábula siguiendo unas versiones dotadas cié un
espíritu nuevo acorde con el ideal moral codificado por los medievales
para su uso particular. Las amplificaciones y síntesis estaban ya en la
base de ese espíritu y la libertades en la traducción también se explican
por la misma razón.
edición: «hay en España algo interesante que podría ser utilizado como testimonio de tradición
indirecta medieval, de modo semejante a la versión de Planudes, y es la frecuente utilización de
la Metamorfosis de Ovidio en la GeneralEstoria de Alfonso el Sabio, de la que poseemos ya las dos
primeras partes... Pero los pasajes de las Metamorfosis aparecen en la General Estoria de tal manera
insertos entre explicaciones adicionales, e interrumpidos a su vez y parafraseados, abreviados o
refundidos de mil maneras imprevisibles, que la tarea de seguir el rastro de las variantes del texto
en esa maraña, sería, sí, fructuosa en algunos casos, pero tan ardua y lenta y en suma tan
desproporcionada con los resultados que de ella cabe esperar, que no nos hemos decidido a
emprenderla»; v. COSSIO, J. M a de Fábulas mitológicas en España, ed. Espasa-Calpe, Madrid
1952, p. 15-17. 2 La obra más conocida es Ovide moralisé, poeme du commencement du XIV siécle por Ch.
DE BOER, vol. I-II, París 1920 así como una versión dei siglo XV conocida por Ovide moralisé
enprose, ed. de Ch. D E BOER, Amsterdam 1954. Sin embargo ya en el siglo XII comenzaron a
ponerse en verso romance leyendas sacadas de la Metamorfosis y de otras obras ovidianas como
Piramus et 7'isbé, el mito de Orfeo, un poema perdido sobre Héro et Léandre, un relato versificado
sobre el mito de Tántalo, un Narcissus y el Philomena atribuido a Chrétien. Y las escuelas
utilizaban las obras ovidianas para recrear sus historias en latín y en verso.
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PíRAMO YTiSBE EN LA OBRA DE ALFONSO X _
Al Alfonso X historiador le interesa el mito como historia de los
gentiles, no la interpretación del mismo de acuerdo con la época en la
que fue gestado, menos aún la sensibilidad puesta por Ovidio en el
progresivo desarrollo del amor o en la captación de una honda tragedia.
También se lo impedía la lengua castellana, la cual, en su sobriedad
expresiva, no permitía a tan temprana edad exquisitas fiorituras ni
tampoco era ése el incentivo que llevaba a los estudiosos medievales a
abrevar en las fuentes clásicas. No estará de más recordar el verdadero
carácter de la obra donde su aprovecha a Ovidio. En un libro de historia,
hecho con toda seriedad, y los textos recopilados como fuentes se
consideraban auténticas obras históricas. Ovidio suministraba preciosos
datos sobre leyendas clásicas y su prestigio era inmenso. Hemos de tener
en cuenta otro hecho. Se está traduciendo desde una lengua perfecta a
otra prácticamente en sus comienzos, con una muy escasa y mediocre
literatura prosística . Por si fuera poco, se traduce de verso a prosa y
algunas amplificaciones están condicionadas por este único motivo,
siendo además normal que la complejidad sintáctica se dé con más
intensidad en la prosa. Aunque podamos explicar por el espíritu de la
historia como ciencia y por la naturaleza de la misma prosa la carencia
de sensibilidad, también podemos pensar que la propia lengua no se
presta a emociones líricas ni a la reiteración de situaciones dramáticas.
Hay, sin embargo, excepciones. Encontramos una gran fuerza expresiva
en la ingenua repetición de la claridad de la noche fatídica:
:i A pesar de la variedad de textos en prosa anteriores a la obra de Alfonso X, no son lo
suficientemente representativos como para ser tenidos en cuenta a la hora de juzgar la importancia
y desarrollo alcanzados por la prosa durante su reinado. La mayoría de los textos son sencillos
tratados dialogados, a veces expositivos en forma de sentencias y hay que llegar a mediados de
siglo para encontrar obras de calidad literaria, aunque con escaso desarrollo de la sintaxis. Nos
referimos a las colecciones Calila e Dimna y Sendebar, Alguna de las obras refleja cierta influencia
del mundo clásico, especialmente Séneca, como ocurre en el Libro de los cien capítulos y en el
Libro de los buenos proverbios, pero no es perceptible la huella de los grandes clásicos a pesar de
ser conocidos por los poetas del Mester de Clerecía. Hemos de esperar a los trabajos alfonsís
para ver a Ovidio y Lucano, entre otros, utilizados ampliamente.
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_PEDROCORREA
Era salida la luna, e yva clara, e estava escampado ell aer e
fazie lumbre.
Interesaba indicar la luminosidad del nocturno para que Tisbe
pudiera ver bien a la leona y ésta a su vez fijarse en el manto de la
muchacha. El dramatismo de la descripción del desgarro de la prenda
por la leona es de una intensidad sobrecogedora. Hay pues momentos
de gran belleza, aunque no se prodigan, y pueden ser muchas las razones
presentadas para explicar su ausencia. Yo me inclino más por la dificultad
que presenta la lengua a causa de su pobre trayectoria literaria.
Ovidio enhebra unos mitos con otros mediante procedimientos
variados, aunque normalmente recurre a una reunión de mujeres,
afanadas en su trabajo, para que una de ellas entretenga a las demás. En
esta caso, varias hermanas están hilando y Alcithoe, la mayor, conocedora
de varias leyendas, es instada por las otras para contar una de entre
diversas posibilidades que se le ofrecen. La escena del hilado da lugar
a una breye estampa costumbrista de época, llena de ingenuidad y
encanto:
Et las unas de las sennoras ¿aquella, conpanna enderescauan
la slanas, e de las otras la sunas carmenauan, la sotras füauan, la sotras
seyen a sus telas, efazien a sus semientas fazer esso mismo e laurar a grant
femencia.
Así como la razón aducida para contar una historia entretenida:
et pues que assi es, digamos a reuezes entre nos algunas buenas
razones de auenimientos e de fazannas, o de quier al que sea, por que
ajamos mas ligero de fazer algún buen lauor de nuestras manos e mas sin
enoyo, e non sintamos tanto el trauaio, nin se nos aluengue la noche e el
tiempo.
Las posibilidades que se le ofrecen son varias y es muy interesante el motivo
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PíRAMO Y TISBE EN LA OBRA DE ALFONSO X_
que la empuja a elegir la historia de Píramo y Tisbe:
et dubdo otrossi si dirie de cuerno el aruol que leuara la fructa
blanca, por que la leuo negra después, e uinol esto por contannimiento de
sangre. Et esta razón postrimera del aruol e del fruto, primero blanco e
después negro, plago a las otras hermanas e a su companna, ca esta razón
dixieron que non era aun publiguada nin la sabien aun el pueblo.
El simple arranque de la fábula obliga al traductor a una amplificación.
El Pyramus et Thisbe ovidiano se plasma en la narración histórica en un
lento desarrollo expresado a través de un largo fragmento:
avie en este tiempo en Orient un mancebillo, e dizien le Piramo,
e una mancebiella, e llamavan la Thisbe.
El «quas Oriens habuit», dependiente de «pueliis», lo refiere el traductor a
Píramo:
et Piramo aquel de quien esto es dicho cuenta, otrossi que fue
uno de los mas fiémosos mancebos de toda Orient
para finalmente aplicarlo a Tisbe:
otrossi la mas fermosa de quantas donzellas avie en aquella
partida del mundo.
Ovidio utiliza una circunlocución para no mencionar directamente el nombre
de ia ciudad donde tiene lugar la tragedia; Alfonso X cita en concreto
Babilonia y además la glosa con la misma perífrasis. Hasta la llegada de
Tisbe al sepulcro del rey N iño , el t r aduc to r sigue con bas tante
fidelidad la línea argumenta! del relato; sólo la imposibi l idad de
una p r e c i s i ó n l i n g ü í s t i c a le ob l iga a r e c u r r i r a f r e c u e n t e s
amplificaciones, glosas y minuciosos detalles que apenas afectan a la
inteligibilidad de la fábula. En algunos casos concretos, la dificultad en la
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_PEDROCORREA
traslación se obvia captando el sentido; por ejemplo los versos
Póstera nocturnos Aurora removerat ignes
solque pruinosas radiis siccaverit herbas:
ad solitum coiere locum
son traducidos con esta escueta concisión:
otro dia de mannana, pero el sol calient ya, tornaron se amos a
aquel lugar mismo.
El gusto por el detalle, constante en el texto, puede explicarse también
por la naturaleza propia de la obra en la cual se inserta la fábula. La conciencia
de una obra bien hecha, la demostración lógica de cualquier aspecto no
puede escapar a los ojos del historiador y, si es preciso, se completa el dato,
la expresión, la frase o el sentido con una breve nota aclaratoria. En ocasiones
la traducción o adaptación es incorrecta o lo es la explicación dada a la
traducción. Así
Et aduxo entrellos la conosciencia e las primeras entradas dell
amor la uezindat que auien muy cerca
es traducción de
Notitiam primosque gradus uicinia fecit
donde sobran «dell amor» y la perífrasis «que auien muy cerca». Si es
explicable la segunda, no lo es la primera, pues lo que provoca la vecindad
es el estar siempre juntos, el amor vendrá después, «et crescio ell amor
entrellos a tienpo». «Conscius omnis abest» es traducido por «quanto ninguno
non los veye» y «tectus magis aestuat ignis» es completado con tres
4 Las cicas del texto ovidiano proceden de Metamorfosis de P. Ovidio Nason, ed. de A.
RUIZ DE ELVIRA, vol. I, ed. Alma Mater, Barcelona MCMLXIV, p. 124-129.
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PíRAMO Y T I S B E EN LA OBRA DE ALFONSO X...
gradaciones oracionales «tanto mas se encendie, e se auiuaua e ardie». El
descubrimiento de la falla en la pared medianera de ambas viviendas, hecha
vehículo de conversación amorosa, es descrito por Ovidio con gran concisión
así como ios primeros diálogos que ios enamorados cruzan entre sí. El
traductor no sólo sigue paso a paso la historia, haciendo entrar en su contexto
tres veces al autor — «assi como cuenta ell autor», «mas diz Ovidio en este
logar», «assi como cuenta Ovidio segunt dixiemos» —, sino que completa
el sentido en algunas ocasiones. Para él es de una gran extrañeza el
desconocimiento de una hendidura nacida hacía tiempo y debe justificar
tal ignorancia dando una explicación muy sencilla:
no lo sabie ninguno de las conpannas de amas las casas, ca
nunqua pararan y mientes nin les acaesciera pora que.
Los concisos y elegantes diálogos ovidianos se resuelven de modo
premioso, dándoles vueltas y más vueltas hasta poder presentar el sentido
más completo posible. A veces una feliz comparación nos hace sonreír en su
ingenuidad, «e non se podien ellos mas legar, comencaron se a quexar de la
paret commo ninnos». La espléndida luminosidad de la versión original se
oscurece en la nuestra; priva la sencillez expositiva. El mundo de los
sentimientos no le merece ninguna glosa, sólo en el detalle concreto se
extenderá para completar aquello que considera dudoso; en otras ocasiones
la glosa o la amplificación nos parecen producto de una lógica aplastante la
cual, analizada hasta el fondo, descubre su inconsistencia. Veamos el largo
comentario que le merecen al traductor la elección del lugar de la cita y las
motivaciones de su elección:
Et pues que llego ya, e fazie grant tiniebra, ca salie la luna
tarde, abrió con grant arteria Thisbe las puertas de los palacios de so
padre, de guisa que non sonassen, e enano muy bien sus guardas, e salió
cubierta dun manto de uerano la cabesca e la cara; e por que el alcoba e
el luziello del rey Niño eran muy noble cosa,, e fecha muy noble mientre e
assentado en muy a abte logar, et yuan alia muchas vezes en el anno los
omnes onrrados de la cibdat de Babilonna, et otrossi las muy nobles
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PEDROGQRREA
duermas, e aiáen en costunbre las madres e las otras parientels de leuar
alia sus fijas donzellas, e sus sobrinas e criadas que tenien guardadas, et
Thisbe auieydo alia con su madre muchas vezes, sabie muy bien la carrera
e el logar.
El reiterativo fragmento está demostrando el carácter narrativo del texto en
el cual está contenido. El paso de lo lírico a lo expositivo tiene sus
inconvenientes; la belleza se esfuma por innecesaria y se impone una lógica
sintáctica redondeadora de los periodos. La narración se encadena en
progresivo pero lento avance. No se podía hacer de otra manera. El pesado
y largo párrafo que va desde el día de la cita hasta que se oculta el sol y sale
Tisbe de su casa es la visión más plástica de cuanto hemos venido diciendo.
Agradezcamos a Alfonso X y a sus colaboradores el haber sido los
primeros en traducir al castellano las obras ovidianas, no sólo la Metamorfosis
sino las Heroidas tuvieron cabida en su Estoria contribuyendo a independizar
nuestra cultura de la tutela de otras próximas más brillantes y variadas . Por
sólo este hecho vale la pena no tomar en consideración las libertades y
errores que, si los anotamos, los son en cuanto nos permiten penetrar en el
alma de aquellos estudiosos afanados en la constucción de un monumento
enciclopédico. Es admirable la expresión lapidaria con la cual cierra Ovidio
la elección del lugar, «pacta placent», para pasar a describirnos el ocaso
anhelado por los amantes tras la indicación de tan larga espera. Esta
habilidad, entre lo narrativo y lo lírico, en perfecta pincelada, se pierde en
el texto alfonsí entre una maraña de oraciones que no nos permiten precisar
con la intensidad necesaria la morosidad del tiempo; tal vez para este
fragmento se puede hablar de impericia:
'' Las traslación de las Heroidas plantea problemas distintos a los de la Metamorfosis a
causa del contenido de algunas cartas; la naturaleza erótica dominante en las cartas protagonizadas
por Medea o Fedra planteaban al equipo alfonsí problemas de conciencia perfectamente
explicables para las mentes de aquella sociedad. Pero eso no es obstáculo para que a lo largo de
la General Estoria encontremos traducidas, adaptadas, amplificadas, las epístolas ovidianas. Así
las de Hipermestra, Ariadna, Fedra, Deyanira, Hipsípila, Medea, Enone, Filis, Dido, Penélope
Y Herminone aparecen en la General Estoria, aunque en diversas partes; v. ALATORRE, A.
Heroidas. Introducción, versión española y notas, México 1950.
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PíRAMO Y TISBE EN LA OBRA DE ALFONSO X_
Et plogo mucho a amos deste paramiento, e desque se partieron
dalli, esperando el tienpo que pudieran, tanto auien feuza de veer el ora
que pudieran en que saliessen que se les fazie el día muy luengo, e que se
ponie el sol muy tarde en las aguas de occident, o se el pone sienpre, e que
salie otrossi muy tarde dessas mismas aguas la noche, ca assi cuenta Ovidio
que en las aguas se acaba el dia e de las aguas se leuanta la noche.
Al final del capítulo se recupera el pulso del relato. El traductor
sigue paso a paso a Tisbe desde el preciso instante en que abandona su casa
y llega hasta el moral. La muchacha va deprísa, otea la calle por si Píramo la
estuviera aguardando y, como no lo ve, sigue su camino hasta la tumba del
rey Niño. Todas estas situaciones concretas se rematan con el verso ovidiano
«audacem faciebat amor», justificación explicativa de la audacia de Tisbe:
et era esta grant cometirniento pora donzella, mas díze aqui ell
autor que la fuerca dell amor la fazie atreuuda e osada.
Hasta aquí el primer capítulo de los cinco en que está dividida la
fábula. El carácter unitario del original desaparece ante la inserción del
texto en un libro histórico estructurado en capítulos distribuidos según
una unidad de contenido. El relato que nos ocupa está encabezado por los
epígrafes siguientes:
1. Cap. LXX De Piramo e de Tisbe de orient, los dos entendedores, de
como se fablaron e la postura que fizieron en so amor.
Una fórmula de transición permite pasar al capítulo siguiente, «agora
dezir uos emos de como les contescio alli a amos».
2. Cap. LXXI De lo que contescio a Tisbe, e desi a Piramo so aquel moral.
El cambio de protagonista se introduce con «agora diremos de Thisbe».
3. Cap. LXXII De como fizo Tisbe pues quefuxo ante la leona.
El paso a otro bloque temático se indica así, «Et pues que esto ouo
dicho, Thisbe fizo su oration a sos dioses e a sos parientes como uos oyredes».
4. Cap. LXXIII De la oración que Thisbe fizo en su muert.
Un capítulo final se reserva para la alegoría moral según la
interpretación de «maestre Johan».
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JPEDROOORREA
5. Cap. LXXIV De lo que quiere mostrar el mudamiento de las moras
blancas en negras.
Se impone el rigor de un método histórico sobre la férrea unidad
ovidiana, ya que en la Metamorfosis cada mito o fábula se enlaza con el
anterior dentro de un libro concreto a través de un recurso fictivo tan lógico,
ai que antes hemos aludido, como el de una conversación animada sostenida
por unas muchachas dispuestas a matar su tedio.
E! capítulo segundo mantiene la misma tónica que los fragmentos
finales del anterior. Así como el autor se recrea en la tumba de Niño y deja
bien sentada la causa de su elección y da detalladas razones del porqué de
su conocimiento, también ahora se siente obligado a proyectar su técnica
minuciuosa a los alrededores del sepulcro. La amplificación más extensa la
dedica a la selva próxima de donde saldrá ia leona acuciada por la sed. Hay
un cierto sabor de época en la precisa nómina de alimañas que la pueblan:
auie una grant selva otrossi muy noble e llena de caga e de todos
uenados e de bestias saluages, et andauan y muchos ganados.
De nuevo recurre el detaliismo para explicar por qué la leona, después
de haber devorado unas vacas, acude a la fuente a saciar su sed. El
traductor siente esa necesidad y nos explica el instinto del animal de
esta manera:
e uenie a beuer en ella, e muchas otras uezes uenierayay dantes;
et esto assi contece que los uenados, e las bestias e las otras animalias
saluaies que aprenden las fuentes que a en las montannas o ellas usan de
andar, e quando mester lo ají, uienen alli a beuer.
El traductor se mantiene en sus trece. Así lo vemos una vez más
presentar una prueba objetiva en la huida de Tisbe hacia una cueva
cercana. La muchacha, aun siendo de noche y a pesar de la luna, si no
hubiera estado antes por aquellos parajes y visto el emplazamiento exacto
de la cueva, no hubiese atinado con la precisión tan certera con que lo
hizo en su alocada carrera:
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PíRAMO Y TISBE EN LA OBRA DE ALFONSO X_
et auie y de cerca una cueua e sabie la Tisbe, ca fiera y con otras
donzellas quando uenien alli en romería a treueiar y, leuantos a fuxo
pora esconder se en ella.
Está muy bien captado el incidente del manto, ejecutado con precisión y
brevedad como conviene a una situación tan comprometida:
et con el grant pauor que ouo de la leona cayosel de las espaldas
el manto y luego dont se leuanto, que sola mientre non ouo acuerdo de
tomar le.
Encontramos una fuerza dramática acumulada por el traductor en el
episodio del desgarramiento del manto por parte de la leona. Es, sin lugar
a dudas, uno de los momentos más felices del traductor, aunque se permita
amplias libertades. Recordemos cómo Ovidio precisa en un par de versos el
ensañamiento de la fiera:
Dum redit in siluas, inuentos forte sine ipsa
ore cruentato tenues laniauit amictus.
Veamos ahora la compleja y estremecedora traducción alfonsí:
et como uenie sannuda del fecho de las uacas, echo las manos e
la boca en el, e desmelenol e fizol todo piegas, e en ronpiendol ensangrentol
con la sangre de las uacas en que se untara, e traye el rostro sangriento, e
unto el manto y desi tornóse a su montanna.
En este momento preciso llega Píramo. Los tres versos y medio empleados
por Ovidio para describir el estado de ánimo del amante ante tamaño
descubrimiento, se desarrollan en una vigorosa narración completada con
algún que otro detalle, aunque el sentido original se mantiene. Una vez más
hemos de pensar en el esfuerzo ímprobo que supuso domeñar el castellano
para no traicionar tan expresivo modelo. Una innovación temática es indicar
la causa del espeso polvo profanador de los alrededores de la tumba:
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JPEDROCORRH
et auie en el logar arena apolbo que se faziey delgrant huso de
los omnes que uenien y muchos sienpre.
Hemos señalado como uno de los rasgos fundamentales de esta versión,
el afán de precisión; éste se traduce en un constante dar vueltas quitando
agilidad ai proceso. La lógica de tal actitud daña si no la comprensibilidad
sí el vigor expresivo del original. Nos encontramos en la segunda parte de
este capítulo a Píramo como protagonista. El amante sale de la ciudad y se
dirige al lugar convenido; inmediatamente se da cuenta de la presencia de
unas huellas, ve el manto y precipita la tragedia después de un dolorido
monólogo. Los hechos se suceden uno tras otro en su esencialidad. Esto es
lo que cuenta Ovidio y en líneas generales mantiene el traductor. Pero cambia
bastante el proceso de dicho contenido. Alfonso X insiste una vez más en el
lugar; no quedará ni una sombra de duda:
llego a aquel logar del luziello de Niño, e daquelia fuente e del
aruol, a non vio a Thisbe, cato por alli a derredor si la uerie
Píramo se hace su composición de lugar y no repentiza como en el original;
el traductor cuenta paso a paso su proceso mental:
et quandol uio roto yl sintió ensangrentado, touo que Thisbe
era ya alli uenida primero que el, a que salieran algunos leones daquellas
montannas, e que uinieran a aquel lugar como pusieran amos, e que la
fallaran, e que la comieran, e dexaran alli el manto parado tal e daquella
guisa roto e ensangrentado de la sangre della, e co?nencos a matar todo.
Hay en el traductor un cierto regusto por la estructura tripartita; más arriba
veíamos «la luna, e yua clara, e estaua escampado ell aer, e fazie lumbre»,
«de leuar ella sus fijas donzellas, e sus sobrinas e criadas», ahora leemos
«como qurellando se de la su tardanca del, e su culpa e su desaventura».
Ovidio presenta solamente dos monólogos de Píramo; uno más extenso
fruto del dolor ante la contemplación del velo ensangrentado, y un brevísimo
apostrofe ai velo segundos antes de su muerte. El recopilador lo desarrolla
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PíRAMO YTISBE EN LA OBRA DE ALFONSO K_
en cuatro; tres para el primero y mantiene la unidad del segundo por su
breve concisión. Cada fragmento está introducido por una fórmula en estilo
directo, «dixo assi», «Desi dixo assi por las pestilencias que tenie quel deuien
a el venir por tal fecho», «e dixo assi», «desi dixo assi». Ovidio desarrolla ei
primer monólogo a lo largo de ocho escasos versos, «una dúos, inquit,...
etes optare necem!», los cuales han sido enhebrados en la traducción de esta
manera:
Como una noche matara a dos amadores, de quien la entendedor
fuera muy derechera de ueuir luenga uida, la nuestra alma es culpada e
nuzient aqui. Duerma de quien tod omne se deurie doler e auer merqet, yo
te mate, que te mande uenir de noche a estos logares leños de miedo, e non
uin yo primero,
¡O leones, quales quier que en estas montannas e so estaspennas
morades, salit e uenit agora, e echat las bocas en mi, e despescat me las
entrañas cruelmientre, e desmelenat me tod el cuerpo que non finque en
mi pieca con pieca!
¿Mas por que esto yo en esto? Del medroso es e al medroso
pertenesce dessear muert.
El segundo monólogo, desarrollado en un verso, encuentra una más ceñida
traducción:
accipe nunc 'inquit' nostri quoque sanguinis haustus!
Manto, tu tienes la sangre de mi sennora Thisbe, e agora recib
la mia.
Esta mayor libertad se hace progresiva en el capítulo LXXII; la
reiterativa insistencia en algunos episodios y situaciones confieren mayor
premiosidad a la traducción. Parece como si el t raductor tratase de
presentarnos el sentido dejando libre la imaginación o adaptando el
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JPEDROGORREA
argumento a sus propias necesidades. Veamos algún ejemplo. El presente
capitulo comienza en el verso ovidiano «Ecce metu nondum pósito...», y a
él se refiere el traductor, pero adquiere en su versión el siguiente desarrollo:
Tisbe, pero que se tenue aun mucho de caer por desauentura en
las manos de la leona, por tod esso non dexo de atreuer se e uenir al logar
del plazo
poco después insiste:
e guardando se toda uia si non estarte por allí por uentura la
leotta; et pues que non ueye ninguna cosa, fuesse llegando al aruol,
cobdiciando fallar a Piramo e contar le el periglo de que auie escapado.
Ejemplos como éste los encontramos cada dos por tres. Si bien partimos de
la impericia, lucha contra una lengua indomeñable, técnicas ampiificatorias
y parafrásticas, también podemos pensar en una actitud generalizada ante
los clásicos que hoy se nos escapa en su verdadera dimensión. Leyendo y
releyendo la fábula en la versión alfonsí le encontramos un encanto que nos
subyuga: rancio sabor a primitivismo. La visión panorámica, sin relieve, a
modo de retablo, desfila en sus episodios fundamentales ante nuestros ojos.
La esencia!idad de la actitud de Tisbe ante el cuerpo exánime de su amante
se resuelve en el original a base de unos toques certeros, sin aspavientos,
captando Ovidio el dolor profundo que se apodera del ánimo de la muchacha.
El trágico fragmento adquiere adquiere en la traducción una extensión
desmesurada:
uto a Piramo yazer tendudo e firiendo de pies e de manos en
tierra, et tirosse ella una poco atrás, non sabiendo por cierto que era
aquello; et tornosse con el miedo mas amariella que elacafran, e espeluzrosse
toda con el pauor que ouo.
Se riza el rizo hasta el extremo de repetirnos hechos anteriormente
comprobados e insistir en la actitud doliente de la amada. Recibida la primera
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PíRAMO Y TtSBE EN LA OBRA DE ALFONSO X _
imprsión y atemorizada, pesa sobre ella más el amor que el miedo y decide
ocuparse de su amante moribundo:
Mas pero tanto era grant ell amor et la cobdicia qtie auie de
ueer ya a Piramo que non fuxo dalli adelant, mas torno contra alia.
El dolor del muchacho la inundó de recuerdos hasta el punto de
ser su amor la fuerza impulsora; se acerca a éi
pues que connoscio los sos amores en las sennales de las querellas
e de los gemidos que Piramo fazie
y en el acto se hace cargo de la situación; la tragedia se le hace patente y
comenqos aferir luego muy desmesurada mientre por los pechos
e por la cara, e dar se grandes feridas, e messar se e ronper se los uestidos;
Nueva insistencia en un dato ya apuntado, pero esta vez minuciosamente
desarrollado:
et llego ya alia, que ningún miedo non gelo estoruo, e uio de tod
en todo que era Piramo aquel, e abracol como a la cosa del mundo que
mas amaua, et catol todo por ueer que era aquello, e fallo le la llaga e la
sangre, e el so cuchiello sangriento con que se friera e fuera de la uayna,
et entendió cuerno el se friera, cuedando que fuera della lo que el cuedara,
Jascas que le matara alli alguna bestia saluage, e la leuara e la comiera.
Todo este desarrollo parsimonioso es lo que nos produce ese encanto tan
peculiar de los textos medievales. Y esto no priva al fragmento de esa límpida
belleza de lo primitivo, belleza unida a un vigor descriptivo entrañablemente
sugeridor. Nos parece estar leyendo un fragmento épico en prosa.
Después de un largo monólogo, lamento desesperado de Tisbe, la
muchacha no encuentra otra solución digna de su amor que matarse junto
a Piramo. Antes de llevar a efecto el suicidio, se dirige a sus «dioses e a sos
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JPEDROCORREA
parientes». La larga oración, fragmentada en dos monólogos, ocupa el capítulo
LXXII, el cual se cierra con el enterramiento de ambos en un único «luziello».
El traductor mantiene idéntica tónica; las amplificaciones y reiteraciones se
suceden sin tregua. En el comienzo un doble planteamiento; Tisbe, decidida
a quitarse la vida en legítima correspondencia, dirige una oración
1. A sus dioses en «razón de remembranza daquel fecho»
2. A sus parientes en «razón de soterramiento».
El primero sólo está apuntado y puede considerarse su sustituto el
deseo de la amada en su mudo diálogo con el moral:
e que sea siempre en remembranza de la sangre desta doblada
muert, mia e de Piramo;
el segundo está expresado, directamente, al comienzo de la dedicatoria:
¡O uos, muy desauenturados parientes, padres e madres míos e
deste Piramo! Como quier que nos assi muramos por tal desauentura seyendo
mancebiellos e en el comienco de la meior edat que los omnes an, et
seyendo otrossi de todas partes de las mayores sangres de toda la cibdat de
Babilonna, desto que uos ruego yo e uos pido por merced que seades uos
rogados..,
Y al final:
que uos non tengades por mal de meter nos a amos, a mi e a
Piramo, en un luziello.
El desenlace, desarrollado de acuerdo con el original, le merece al traductor
una glosa que amplificará en el capítulo siguiente:
pues que madura de seer siempre negro, que es color que es sienpre
signo de mal
y un amplío comentario final donde se sigue paso a paso la reacción de sus
PíRAMO Y TISBE EN LA OBRA DE ALFONSO X_
padres y el cumplimiento de los deseos de los amantes:
Et otrossi fizieron del soterramiento los parientes, que luego que
en sus casas los non fallaron otro dia, e sopieron que fuera dellos, fueron
e montaron los muy onrrada mientre con grandes llantos e grandes duelos,
et cuerno era la costumbre de los nobles en aquel tienpo, quemaron los
luego, et touieron los parientes de amas las partes por muy guisado que
aquellos a qui assi ayuntara ell amor en cabo de su uida, que ninguno
non los parties en la muert, et tomaron las cenizas damos e metieron los
en un luziello fecho muy apuesto e muy pintado con su estoria sobrel.
La metamorfosis sufrida por el moral, el cambio de color de sus frutos
queda en Ovidio sin posterior comentario. Podríamos pensar en una especie
de comunión de los amantes con la naturaleza. Un ciclo completo en ese
continuo retoñar del árbol y en la eternidad del color cetrino de las moras.
Fusión y belleza en la mutación seria algo esencial en la fábula ovidiana. A
los medievales no les interesa la metamorfosis en sí sino la enseñanza práctica
que puede desprenderse de ella. Toda historia debe ser ejemplar. Ya Alfonso
X nos había adelantado una posible interpretación alegórica de la mutación.
El color negro es «signo de mal»; pero ese cambio se da dentro de un contexto
vivencia! muy concreto: es el resultado de una muerte trágica, de dos suicidios
por amor. De ahí que el problema sea mucho más complejo y es deber
ineludible de los glosadores comentar y exponer hasta el final cuanto pueda
ser de provecho. Esta es la importancia que tiene el capítulo LXXIV. El
compilador de la versión alfonsí recurre a una de las tradiciones alegorizadas
tan frecuentes, sin planteársele problemas de conciencia a la hora de
desvelarnos su fuente.
Los comentarios de «maestre Johan» van a colmar este posible vacío .
Se refiere a la obra de j . DE GARLAND Integumenta Ovidii, secundum magistrum
lohannem Anglicum, la cual aparece en otros manuscritos así: Liber integumentorum fabularum
Ovidii Metamorphoseon a magistro]ohanne Anglico compositus. N o es solamente esta obra la que
comenta y moraliza textos ovidianos sino que disponemos de otra que fue editada en París en
1509 y que se conserva además en varios manuscritos; se trata de la Interpretado Metamorphoseon
Ovidii secundum sensum moralem de T H O M A S WALLEY. También es interesante las
Interpretationes sive allegoriae fabularum Ovidii Nasonis.
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JPEDROCORREA
Las moras blancas en la pureza de su blancura significan la vida. Las moras
negras o «prietas» en su trágica negrura representan la muerte. Píramo y
Tisbe en la lozanía de su edad inmadura, la alocada juventud y el amor. En
consecuencia, son incapaces de penetrar más allá de ese brillante gozo
superficial con el cual enmascara el amor lo complejo de sus problemas:
et por que los entendedores de tal amor se fallan muchas uezes
mal de so entender, ca uinieron ya ende grandes males al mundo,
de donde debe deducirse que ambos enamorados son prueba fehaciente de
cuánto mal puede yacer tras el amor y han de servirnos de «enxienplo» o
«en razón de castigo pora los otros que lo oyessen». Tal interpretación parece
interesar al traductor pues insiste una y otra vez en las alegorías. De aquí
podemos sacar una conclusión válida para toda la obra: el carácter práctico
de las continuas repeticiones.
Continuando con el comentador Juan el inglés, insiste: la blancura
es alegoría del gozo experimentado viviendo plenamente el mundo del amor:
se entiende por la blancura la mencebia e los mancebos, e aun
qual quier otro de qual quier edat que sea en tal amor entiende, et que se
entiende otrossi por y el sabor que dent an los entendedores;
la negrura, la maldad soterrada que se oculta tras la máscara del placer:
et el mal en que se ende fallan después, que se entienda por la
negrura que uiene postrimera en las moras.
Y una última aclaración, si primero son blancas y después inevitablemente
negras, debe entenderse que «muerte yaze e se asconde en el dulce amor».
Concisa antítesis perfecta en su apabullante contenido. La ejemplificación
con la historia doliente no admite reservas.
Y así unas tras otras se van engarzando las historias ovidianas en medio
de una selva de leyendas, aventuras y verdades. El lector culto de la época
pudo saborear a su placer un manojo granado de historias paganas vertidas
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PfRAMo Y TISBE EN LA OBRA DE ALFONSO X_
en la lengua de andar por casa. La multiplicidad de códices y manuscritos
contribuyen a su divulgación. Tal vez este único hecho nos explique el largo
silencio de un siglo, pues sólo a finales del XIV volvemos a encontrarnos
con otras versiones de la Metamorfosis que terminaron por hacerse moneda
corriente en los albores de nuestro humanismo .
7 Sobre la existencia de traducciones cateíianas de la Metamorfosis sabemos que el
Marqués de Santularia en una carta a su hijo Pedro González de Mendoza le insta a que le
traduzca el Libro mayor de Ovidio y debió disponer de dicha traducción pues en su obra cita
mitos ovidianos con cierta intencionalidad demostrativos de una lectura y como no conocía
bien el latín, según él mismo confiesa, no tuvo más remedio que leerlo en lengua romance. D.
Pedro de Portugal disponía en su biblioteca de una versión castellana titulada Ovid,iMetamorfbseos.
Sobre el conocimiento de Ovidio en España, v. SCHEVILL, R. Ovid and the Renascence in
Spain, Berkeley 1913 (obra clásica) y la introducción puesta por A. ALATORRE, op.c. núm. 5-
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