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    Departament de Cincies de la Terra. Universitat de les Illes Balears

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    Departament de Cincies de la Terra. Universitat de les Illes Balears

    INTRODUCCIN

    La acepcin de patrimonio es igualmente aplicable al legado cultural como a los recursos que nospresta la naturaleza. Esta visin es muy til respecto a su explotacin para el disfrute turstico orecreativo, dado que resalta la acepcin patrimonial de ambos, como recurso a la conciencia tica quedebe remitir a su respeto y preservacin. Pero ms all de ese servicio, el patrimonio natural es msimprescindible y valioso, dado que asegura el equilibrio ecolgico.

    Contrariamente a lo que sera deseable, la actualidad nos tiene acostumbrados a que la conserva-cin del patrimonio surja como respuesta defensiva frente al riesgo de su degradacin o a la prdida delderecho de su uso pblico, que suele conllevar su cambio de funcin y aprovechamiento sobre todo

    tendente a su privatizacin en nuevos usos residenciales. Por otro lado, la conservacin del patrimoniotambin se utiliza como herramienta de promocin del desarrollo local de regiones en declive.

    El aprovechamiento turstico, recreativo o interpretativo del patrimonio su uso pblico, en laterminologa al uso se debe ligar, inexcusablemente, a los valores que lo hacen merecedor de ser prote-gido. Por lo tanto, se debe anteponer la conservacin al uso. Estos preceptos deben regir la modulacindel uso, para evitar que peligre la perpetuacin del patrimonio y, al mismo tiempo, alcanzar el mximorendimiento sin que la experiencia contemplativa y recreativa pierda calidad mantenindola dentro delos lmites del cambio aceptable.

    El procedimiento geogrfico aplicado al estudio de ste fenmeno se desarrolla mediante: Primero, la valorizacin del Patrimonio, identificndolo y evaluando su estado y potencial de

    uso. Segundo, el estudio del marco legal de conservacin de la Biodiversidad y el Patrimonio

    Histrico, mediante el anlisis de las figuras legales de proteccin, ordenacin y gestin. Tercero, la definicin de su nivel de demanda de uso pblico, tanto potencial como real. Cuarto, el diagnstico de la adecuacin de su uso, mediante el establecimiento de su

    vulnerabilidad, los impactos ambientales y conflictos de uso. Quinto, el anlisis socioeconmico, que define el papel que juega el uso del Patrimonio en la

    estructura social y productiva.

    Sexto, el planteamiento de propuestas de ordenacin y gestin.

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    SEGUNDA PONENCIA: TURISMO Y ORDENACIN EN ESPACIOS DE INTERS NATURAL: SINERGIAS Y CONFLICTOS

    LA VALORIZACIN DEL PATRIMONIO

    Las diferentes funciones del patrimonio natural legado, esponjamiento territorial, espacio de re-creo y contemplacin paisajstica deben ser primeramente identificadas y calificadas. Josep MariaMallarach (1999) recoge un amplio abanico de opciones de mtodos de evaluacin, poniendo el nfasisen su funcin de conservacin de la biodiversidad, pero sin desatender la consideracin de sus funcionesterritoriales, estticas y recreativas.

    La faceta ms innovadora de valoracin patrimonial del medio natural, se exponen en la Conven-cin Europea del Paisaje, suscrita el 19 de julio de 2000, en Florencia, bajo los auspicios del Consejo deEuropa (traduccin al castellano publicada en Andaluca Geogrfica, nm. 7, pg. 51-55), con la in-tencin de unificar sus criterios entre los estados signatarios. Un ejemplo de transposicin de la Conven-cin a la legislacin espaola lo constituye el captulo 5 del anteproyecto de Ley de Conservacin de laBiodiversidad de las Islas Baleares. En l se considera la condicin del paisaje natural balear como com-

    ponente esencial de la identidad de sus habitantes, expresin de su historia y de la diversidad de su he-rencia cultural y natural. A tal efecto, dicha ley propone la determinacin reglamentaria de un inventariode paisajes baleares.

    Un ejemplo de valoracin del Patrimonio natural la representa la proteccin de espacios naturalesde proteccin especial en Catalua, analizado por Jaume Font y Roser Majoral (2000). El desarrollo dela propuesta proteccionista, mediante un plan de espacios de inters natural (PEIN) de mbito auton-mico, posibilit la elaboracin de criterios de seleccin, en base a valores paisajsticos, ecolgicos, cul-turales y de insercin en los instrumentos de ordenacin territorial y un mtodo explcito (Mallarach,1998:54). Su procedimiento de aprobacin tambin posibilit la informacin pblica y la presentacin

    de sugerencias y alegaciones. El PEIN se inserta en las directrices del Plan Territorial de Catalunya conla condicin de plan sectorial, de acuerdo con la Ley de Poltica Territorial (Ley 23/1983 del Parlamentde Catalunya). Como bien indican Font y Majoral (2000:135), el PEIN supone la imposicin defunciones urbanas en el medio rural, confinando la naturaleza y potenciando su integracin en la mallaterritorial. Su valorizacin les hace perder su condicin de zonas econmicamente deprimidas, paraincorporarlos como producto territorial consumible, aunque con ciertas limitaciones como su clasifi-cacin de suelo no urbanizable. Otros anlisis ven en este tipo de planes sectoriales la consumacin delindulto para las mculas de mundicia, que slo suponen en el caso del PEIN un 20% del territorio, paraliberalizar el abuso del territorio restante (Folch, 1992).

    Mientras el valor paisajstico no se tiene en cuenta en el PEIN y s en el anteproyecto de ley balear,an es ms raro encontrar casos de valorizacin del patrimonio que consideren su atractivo para el ocio,su acogimiento y la dotacin de medidas para su gestin (equipamientos, actividades y servicios de usopblico, tales como reas de recreo, planes de interpretacin o de seguridad de los visitantes).

    El conservacionismo ms ingenuo teme el uso pblico del patrimonio natural y lo excluye o limitapara evitar sus impactos. Pero esta reaccin pueril se opone a su popularizacin y a la toma de concienciacolectiva de su valor.

    La masificacin del ocio y la alineacin cultural provocan la sustitucin del recurso turstico y re-

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    TURISMO Y TRANSFORMACIONES URBANAS EN EL SIGLO XXI

    creativo tradicional, en este caso el patrimonio natural, por productos que lo recrean (Anton, 1999:100). Esta prdida de autenticidad posibilita que las demandas de recreacin al aire libre se satisfagan enespacios bajo estricto control, en los que no se pone en peligro ni valores del medio, ni la seguridad delos recreacionistas. Los ejemplos ms claros lo podemos encontrar en parques o reservas de natura-

    leza, acuticos o temticos. El inconveniente surge con la tendencia a adaptarse ms a la imagen apete-cida que a los valores reales del patrimonio. As, por ejemplo, se reproducen artificialmente ambientesimpropios, sobretodo tropicales extrados de estereotipos cinematogrficos.

    FUNDAMENTOS LEGALES DE UNA REIVINDICACIN CIUDA-DANA

    La Constitucin espaola del ao 1978 asegura en su artculo 45 el derecho pblico al disfrute delmedio ambiente:

    Todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona,as como el deber de conservarlo. Los poderes pblicos velarn por la utilizacin racional de todos losrecursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medioambiente, apoyndose en la indispensable solidaridad colectiva.1

    La legislacin que ampara la conservacin y el uso racional de los recursos naturales y el patrimoniopone ms esmero en defenderlo y restaurarlo que en facilitar su uso pblico. Este compromiso respondea la condicin tan precaria y amenazada del patrimonio natural y cultural, bien sea como arte o comorecurso (Gmez Mendoza, 1992: 1.040). Las referencias a su disfrute pblico fueron ms comunes enlos inicios del proceso proteccionista, cuando ste era elitista y conservador e incluso se haca referenciaa la promocin del turismo, como ejercicio de cultura y civilizacin (Mata Olmo, 1992: 1.073), que en

    la actualidad.

    La legislacin de Conservacin de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, 4/1989,hace diversas referencias a la acogida de esa funcin de disfrute en los espacios protegidos. Segn suartculo 10, la proteccin de estos espacios podr obedecer, entre otras cientficas, culturales,educativas, estticas o paisajsticas, a finalidades de singular inters recreativo. En cambio, el PlanDirector de la Red de Parques Nacionales (Lope de Toledo, 1999) no hace referencia ni al turismo, nial recreo en ninguno de sus artculos.

    El anteproyecto de Ley de Conservacin de la Biodiversidad de las Islas Baleares slo hace referencia

    al turismo y los usos recreativos en cuanto a su limitacin en tanto puedan afectar al normal desarrollode las poblaciones de flora o fauna o alterar sus hbitats (art. 22). Como nica normativa legal alrespecto propone prohibir el trnsito motorizado campo a travs, restando otras actividades pendientesde reglamentacin y sometidas a autorizacin. No aborda dicho anteproyecto la necesaria promocin deldisfrute del medio natural, por ejemplo reglando el acceso pblico como pueda ser el excursionista ola instauracin de una red de espacios de ocio que satisfaga las demandas ciudadanas, eludiendo losconflictos que se crean en las zonas protegidas.

    1Cabe resear que ste derecho se considera slo principio rector de la vida social y econmica (frente a otras categorasde derechos constitucionales fundamentales); respecto a los cuales el constituyente considera que ni la sociedad ni el Estadodependen perentoriamente para su subsistencia, y respecto a los cuales el Estado no est en condiciones de asumircompromisos ciertos para asegurar su ejercicio y disfrute (proteccin dbil).

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    Por lo que respecta al Patrimonio Histrico, la ley 16/1985 otorga singular proteccin y tutela a losBienes de Inters Cultural2; para los cuales establece, en su artculo 13 la obligacin de sus propietariosa permitir y facilitar su visita pblica, en las condiciones de gratuidad que se determinenreglamentariamente, al menos cuatro das al mes, en das y hora previamente sealados. De igual ma-

    nera, la Ley del Patrimonio Histrico de las Islas Baleares, 12/1998, dedica el artculo 34 al acceso a losBienes de Inters Cultural en los mismos trminos en que se hace referencia en la ley estatal, a excepcinde la mencin a la gratuidad.

    El derecho internacional comparado nos proporciona el dato que Alemania, el Reino Unido, Dina-marca, Noruega y Suecia tienen reconocido el derecho de acceso al medio rural. El paseo est recono-cido como derecho ciudadano en todos los terrenos que no sean de cultivo, habiendo ms limitacionespara el ciclismo que no se admite sea de todo terreno, la hpica, el acompaamiento de perros sueltoso el trnsito motorizado que se prohibe tambin fuera de los caminos (Countryside Agency, 1998).

    El caso del Reino Unido muestra uno de los movimientos ms tempranos de reivindicacinciudadana a favor del derecho a pasear por el campo y disfrutar del aire libre. La administracin pblicaresponde con la provisin de equipamientos recreativos como un servicio social del estado del bienestar,democratizando las oportunidades de disfrute. La Ley de Parques Nacionales y de Acceso al MedioRural, de 1949, proporciona los fundamentos legales para legitimar la anteposicin del inters general alos derechos de propiedad privada del suelo rstico. En la actualidad, y rebajando el nivel de anlisis alcaso ingls que es el ms complejo, las competencias de conservacin de la naturaleza recaen en unaadministracin diferente English Nature a la que se encarga de gestionar el acceso al medio rural Countryside Agency con su propia red de espacios de disfrute pblico: parques rurales, parques regio-nales y parques nacionales.

    Por todo lo expuesto, llegamos a la conclusin que pese a reconocerse el uso pblico recreativo yturstico del patrimonio en la legislacin bsica espaola ni que sea dbilmente, la prctica plani-ficadora y gestora no alcanza a satisfacer las demandas reales. Los impactos ambientales y los conflictosde uso se hacen especialmente patentes en los espacios naturales protegidos, dado que su objetivo bsicoes la conservacin y no el uso pblico. Los referentes europeos de provisin de acceso pblico al medionatural muestran posibles vas de solucin, mediante la creacin de redes paralelas orientadaspriotariamente a la satisfaccin de dichas demandas (Blzquez, 1999).

    EL ANLISIS DE LA DEMANDA DE USO PBLICO

    El estudio de este aspecto se divide en la cuantificacin y alcance del flujo de visitantes, lacatalogacin de las visitas (tipos de actividades realizadas, duracin, etc.), la caracterizacin de losvisitantes y la tipificacin de los desplazamientos de acceso al medio natural. A continuacin se revisanlas experiencias de anlisis geogrfico que consideramos ms aprovechables para dicho anlisis.

    2Las figuras de proteccin que establece la Ley de Patrimonio Histrico abarcan en su concepcin elementos delpatrimonio natural. As sucede en la definicin de Sitio Histrico, artculo 15, para la que se hace referencia a suaplicabilidad a parajes naturales vinculados a creaciones de la naturaleza y a obras del hombre, que posean valores histricos,etnolgicos, paleontolgicos o antropolgicos. Tambin conservan su condicn de BIC los parajes pintorescos, procedentesde la Ley del 13 de mayo de 1933, de Defensa, Conservacin y Acrecentamiento del Patrimonio Histrico-ArtsticoNacional, figura aplicada a la costa noroeste de Mallorca con el Decreto 984/1972. La diferencia entre el patrimonio natural

    y el cultural que hace ms transcendente el primero es su compromiso en el equilibrio ecolgico. Pero en trminos de disfrutepblico su concepcin difiere poco, cindose ambos a la acepcin de legado y bien comn.

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    El estudio de C.J. Burton sobre el rea natural de Cannock Chase, Staffordshire, (1975) constituyeuno de los primeros ensayos detallados metodolgicamente de anlisis del uso pblico de un rea derecreo intensivo. Como un signo de su poca finales de los aos sesenta en Gran Bretaa, Burtonincorpora el acceso pblico al medio natural en la esfera general del bienestar social (Coalter et al., 1988:

    54), como una necesidad vital equiparable al acceso a la vivienda o a la asistencia mdica (Veal, 1993:87). Destacamos de sus resultados la confirmacin que el comportamiento de los usuarios resulta sergregario, contradiciendo los umbrales de carga psicolgica basados en conceptos de agobio por abarro-tamiento. Adems, Burton demuestra que los usuarios de Cannock Chase no acusan el desencanto antela degradacin ecolgica del espacio, debido por ejemplo a la erosin del suelo. Burton relaciona suspreferencias con su bajo nivel cultural y poder adquisitivo, y con la baja calidad ambiental de losentornos urbanos que les son cotidianos.

    Susan A. Glyptis estudi las actividades recreativas informales en dos reas cercanas a Hull,Beverley Westwood y Spurn Nature Reserve (1981a y 1981b). Su aproximacin tambin est basada en

    la observacin directa, cuantificando y cartografiando la demanda real. Glyptis us el mtodo de recuen-to de los usuarios y sus actividades mientras atravesaba las reas naturales, cuatro y cinco veces al da,desde las 11 a las 14 horas, cinco y cuatro das de buen tiempo en cada rea respectivamente. Su anli-sis espacial estableci la correlacin entre la distribucin de la oferta (viales, oficinas, instalaciones depicnic, etc.) y el nivel de uso, estableciendo que menos de una quinta parte del espacio disponible, enBeverley Westwood, era ocupado por sus visitantes (1981b: 282). Su optimista conclusin contrasta conla preocupacin conservacionista por los impactos de la recreacin al aire libre en espacios naturales,dado que su distribucin podra ser orientada y concentrada mediante la ubicacin de la oferta, enlugares y momentos predecibles.

    El grupo de eclogos del Centro de Investigacin Fernando Gonzlez Bernldez de Madrid handesarrollado diversos anlisis sobre la frecuentacin de visitantes a reas recreativas, por encargo de sugobierno autonmico. Su principal trabajo (Gmez-Limn et al. 1996) muestrea 44 reas, de las 101identificadas, durante 20 das de fin de semana de verano, en la punta de uso (en torno a las 13:00), conla ayuda de 56 agentes forestales. Sus resultados demuestran que la masificacin no era un problema parasus usuarios, de entre los cuales el 51% se concentraban en slo 4 de las 44 reas muestreadas y paralos cuales slo entre el 18 y 22 % opinaba que el nmero de usuarios era excesivo. Otro estudio delmismo grupo (Gmez-Limn, et al. 1994) correlaciona la intensidad del uso con los siguientesindicadores de impacto: anchura y densidad de senderos, porcentaje de suelo expuesto, cantidad de ra-ces descubiertas, rboles daados y acumulacin de basura y desperdicios. A partir del anlisis de la

    percepcin, Marta Mgica (1994) entrevist a 1.542 visitantes de espacios naturales de la Comunidadde Madrid y de cuatro Parques Nacionales espaoles. De acuerdo con sus resultados, entre el 70 y el 60% de ellos pueden ser clasificados como generalistas, que desarrollan actividades sedentarias de tipourbano, poco relacionadas con los valores del espacio. Sus exigencias ambientales son bajas, en trminosde equilibrio ecolgico y biodiversidad; mostrando, en cambio, preferencia por la presencia de agua, lasombra, la vegetacin exuberante, la accesibilidad y la seguridad de ambientes naturalizados.

    Tambin en la regin de Madrid, Mercedes de Frutos (1993) desarroll, en su tesis doctoral, unmodelo para la prediccin de la frecuentacin de reas recreativas en el medio natural, basado en elanlisis de la demanda potencial. Se identificaron 119 reas, de las cuales se estudiaron 13, al objeto deextrapolar sus perfiles de demanda real. Su modelo se basa en las caractersticas del sistema urbano,

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    considerando el dimensionado de la poblacin de las ciudades circundantes y sus distancias a las reasrecreativas. Por otro lado, las reas recreativas se caracterizan en funcin de sus caractersticas fsicaspreferidas por los usuarios, que se establecen mediante la participacin de un panel de expertos. Final-mente, se aplican modelos gravitacionales para determinar la demanda potencial, por la cual de Frutos

    concluye que la frecuentacin total esperable en las 119 reas, un da festivo de verano, es de 95.774visitantes.

    La tradicin anglosajona de diagnstico de la demanda social potencial de recreo al aire libre tieneun ejemplo reciente que nos sirve de referente (Cordell, 1999). Esta prospeccin de la sociedad norte-americana determina las actividades que fueron ms populares entre los aos 1994 y 1995: el paseo, laobservacin de aves, el surfy la natacin en piscina. El mismo estudio establece que las actividades quese prev crezcan ms cara al ao 2025 sean: las visitas a lugares histricos, el esqu de pista, las motos denieve, la contemplacin de monumentos y la observacin de fauna.

    Ricardo Blanco y Javier Benayas (1995) estudiaron la afluencia de visitantes y sus impactos am-bientales en el nacimiento del ro Mundo de la Sierra de Segura. Su aproximacin muestra una altaconcentracin estacional, con un total de 150.000 visitantes anuales, de los cuales el 33 % se concen-traran en slo 10 das.

    Finalmente, nuestra aportacin (Blzquez, 1996) evala la demanda real del medio natural deMallorca. Los recuentos de usuarios (289, realizados entre los aos 1993 y 1996 en 120 unidades deobservacin que se identificaron como las reas de uso intensivo en el medio natural, (AURIMN) toma-ron la punta de uso como variable caracterizadora. La extrapolacin de las muestras, ordenadas porestaciones y diferenciando los das festivos de los laborables, se aplica agrupando los usos segn su tasa

    de renovacin, tomando el picnic como el ms sedentario, el bao de estancia media y el paseocontemplativo como de ms corta duracin. La conversin de la muestra del nmero de usuarios en lapunta de uso al nmero total de visitantes se realiza considerando en base a otras experiencias semejan-tes (Gmez-Limn et al. 1994) y aforos propios que ambas cifras mantienen una relacin del 80%,50% y 33% respectivamente para cada uno de los tres grupos de usos mencionados. Los resultados delestudio nos permiten concluir que se realizan 6.413.076 visitas al ao al medio natural de Mallorca. Enconclusin, todos los autores acaban sus estudios recomendando mejoras en la planificacin y gestin,con el objeto de aumentar el rendimiento social y reducir el impacto ambiental de estas actividades.Varios estudios concluyen que el uso pblico no tiene relacin dependiente con los valores patrimonia-les, sino con preferencias ambientales generalistas, y que esa mayora no se resiente en exceso de la aglo-

    meracin.

    LA ADECUACIN DEL USO PBLICO

    La planificacin del uso pblico del patrimonio debe supeditarse a su objetivo prioritario, que es laconservacin. Por consiguiente, se deber establecer la vulnerabilidad del medio receptor de visitantes,para evitar su degradacin. En este sentido destacamos los estudios de los impactos ambientales de lasactividades recreativas y tursticas, entre los cuales sirven especialmente como modelo los estudios deDavid Cole de experimentacin de resistencia, tolerancia y resiliencia de vegetacin (1995) y de efectosindirectos sobre la fauna (junto con Peter Landres, 1995). En el mbito espaol, destacan los estudios

    de los impactos sobre la vegetacin de Javier Gmez-Limn y Jos Vicente de Lucio (1993). La curva

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    pronunciada caracteriza la relacin entre la cantidad de uso y la calidad de la flora y la fauna en porcen-taje de cobertura o de poblacin afectada, a semejanza de lo ilustrado en la figura 1.

    Figura 1. Transformacin de los valores del medio a causa del uso pblico, respuesta de los recreacionistas y

    adaptacin a sus apetencias mediante la banalizacin en espacios naturales. Fuente: elaboracin propia, a partirde Hammit y Cole, 1987: 97 y 167 y Hagget, 1988: 223.

    Por otro lado, el propsito de hacer sostenible dicho uso debe ceirlo a los lmites de cambioaceptable que los turistas o recreacionistas acepten. La condicin planteada podra mostrar un amplioespectro de laxitud, a la vista de la indiferencia que los recreacionistas gregarios y sedentarios muestranante la masificacin (Gmez-Limn et al. 1996; Mgica, 1994). De manera que la limitacin debeatender a las sensibilidades de los usuarios que muestren exigencias acordes con el propsitoconservacionista de uso pblico de los valores que hacen merecedor al espacio de ser protegido. El ren-dimiento recreativo ilustrado en la figura 1 con la curva decumbente a partir de la superacin del lmite

    de cambio aceptable, corresponde al producto del nmero de visitantes y su grado de satisfaccin. Suumbral de declive estar en relacin con la respuesta de la flora y de la fauna, correlacionndose con supunto de inflexin, antes mencionado y tambin ilustrado.

    Dado que nos basamos en la atraccin del patrimonio, comprenderemos la paradoja a la que nospuede conducir su banalizacin, en el lugar que debera ocupar su valorizacin. La gestin de los espaciosnaturales tendente a satisfacer las apetencias de los recreacionistas ms gregarios y menos exigentes sealeja de los umbrales mencionados, adentrndose en transformaciones de los espacios naturalesbanalizantes. Cuando la atraccin se ejerce mediante la venta del producto recreativo de contacto realcon los valores patrimoniales el cual se suele suponer en solitud, y lo que se encuentra es masificaciny folclorizacin del patrimonio, aparecen el desencanto y el rechazo. En ese punto se supera la capacidad

    Cantidad de uso

    100

    %

    Ve

    etacin

    Rendimient o uso ap rop iado

    Rendimiento uso gregario

    Banalizacin

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    de carga recreativa o el lmite de cambio aceptable del recreacionista. El factor clave del proceso es laimagen de lo que uno va a encontrarse, que es de por si ftil. Pero el desencanto masivo deviene fcil-mente en mala prensa y descrdito, por lo cual debe ser evitado, ms an pensando en la sostenibilidady el rendimiento econmico y social sostenido del uso pblico del patrimonio. La solucin se encontra-

    ra en la modulacin del nivel de uso, en funcin del lmite de cambio aceptable de los recreacionistasms propios a los valores reales del patrimonio. La herramienta a aplicar para el acatamiento delumbral es el racionamiento del nmero de recreacionistas.

    El parque nacional de Cabrera (Islas Baleares) nos ofrece un ejemplo reciente, por el propsito delMinisterio de Medio Ambiente de aumentar el nmero mximo diario de recreacionistas permitido enel PRUG (de 200 diarios 300 en agosto a 200 y 300 respectivamente instantneos). Si se hace as, sedesvirta la calificacin de mxima proteccin del parque. Otro ejemplo, relacionado con el Patrimonioarquitectnico, nos lo presenta Miguel ngel Troitio (2000a) con los resultados de la aplicacin de unPlan Especial al conjunto de Patrimonio Histrico de la Alhambra-Generalife de Granada, que incidi

    en la limitacin del nmero de usuarios a un mismo tiempo, para aminorar el impacto de su saturacin.El mismo propsito se aplica, con el propsito de evitar la degradacin fsica de las pintura rupestres enla cuevas de Altamira, limitando el acceso de visitantes.

    En cualquier caso, las variables dependientes son la preservacin del legado y la satisfaccin delvisitante. En tanto que esta ltima se relaciona con los valores reales del patrimonio segn la curva delrendimiento del uso apropiado, se puede ver afectada por la degradacin de los mismos y su percepcinde masificacin, a partir del momento en que la cantidad de uso supera el umbral de cambio aceptable.

    PROMOCIN SOCIOECONMICA DE ESPACIOS MARGINALES

    Desgraciadamente, debe reconocerse que el dinamismo socioeconmico no tiene contemplacionespara con el patrimonio. La prueba la encontramos en cualquier regin en la que la actividad econmicahaya transformado el territorio, mediante la urbanizacin o la implantacin de centros de produccin3.El patrimonio, en el mejor de los casos, se arrincona y se confina en intersticios marginales. Pero laglobalizacin no atiene a fronteras, ni exteriores ni interiores; al tiempo que abre mercados en el tercermundo, sometindolos al dictado del libre mercado dominado por las compaas transnacionales,tambin gira los ojos hacia los vestigios de territorio virgen de nuestro entorno ms inmediato, que esdonde se aloja nuestro remanente patrimonial rural y natural. As entendida, la conservacin y el usopblico del patrimonio tan slo suponen su consideracin como un bien de consumo que se incorpora

    al mercado mercanca cultural de evocaciones romnticas, en palabras de Juan Francisco Ojeda(1999: 109). En este marco, la estandarizacin monetaria hace inteligible el inters de su existencia; porejemplo, evaluando el precio de mercado del patrimonio, con mtodos estimativos como el del coste delviaje de las visitas a espacios naturales (Riera, 1999).

    Pero, evidentemente y pese a la crtica, el compromiso conservacionista para con el patrimoniotambin lo debe ser para con el progreso. La visin que el hombre es contrario a la naturaleza no puedeser ms autodestructiva. Cuestionar la humanidad por contraria al equilibrio ecolgico slo conduce a

    3La ciudad al crecer se recrea con patrimonio urbano, de otro cariz que el natural y el rural.4La geografa aporta la inclusin de la humanidad en el medio, entendiendo el espacio como un producto de

    organizaciones culturales (Ojeda, 2000: 275).

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    TURISMO Y TRANSFORMACIONES URBANAS EN EL SIGLO XXI

    la decepcin y el pesimismo4. La fe en la humanidad slo se alcanza superando su miedo. La alternativams conspicua y al tiempo vulgar es la temeraria y emprendedora del consumo desaforada e ingenuo, quedeposita toda su confianza en las soluciones que pueda aportar la tecnologa para sustituir el capitalnatural, en la equivocada capacitad de absorcin infinita de la naturaleza y en la expansin territorial

    para captar ms recursos (si cabe, hasta el espacio csmico, convertido en la ltima frontera de la serietelevisiva Star Trek). La alternativa ms razonable se basa en el principio de precaucin, que adolece deaprensin y pusilanimidad, frente a la actitud anterior de audacia. Pero no hay razn por la cual elconservacionismo no pueda ser intrpido, apuntndose al progreso, optimista, comprometido y sensato.Haciendo un smil donjuanesco, Lo corts no quita lo valiente.

    Reemprendiendo el tema que nos ocupa, el fundamento sensato pero intrpido delconservacionismo debe comprometerse en la presentacin de alternativas viables de rentabilidad socialy econmica del patrimonio. El uso pblico turstico y recreativo presenta un elevado potencial, en tantoque con l se obtiene un servicio sostenible de la Naturaleza y no producto de extraccin no renovable.

    Pese a que el anlisis global del fenmeno turstico lo aborrece por su inequidad e insostenibilidad (dadoque es inimaginable que se conceda viajar de turismo al 100% de la poblacin mundial), en el mbitolocal, los espacios elegidos como destinos por el turismo gozan del privilegio de tener que acomodarsea su condicin de espacios de disfrute. Adems, la opulencia que alcanzan es tal que siempre es posiblecontentar a los que resultan localmente desfavorecidos. Al fin y al cabo, el patrimonio toca apreciarsems cuanto mayor es el progreso. Pueden encontrarse fundamentos de esta misma argumentacin en losescritos de J. Fernando Vera (2000), Manuel Marchena (1992) y Miguel ngel Troitio (2000b:110,1995).

    Estas razones hacen que el progreso turstico se cotice, presentndose como alternativa o

    complemento a las actividades rurales e industriales de las regiones marginales. El nfasis crece cuantoms deprimida es la zona. Por ejemplo en las regiones rurales de interior del noroeste murciano, para lasque Jos Luis Andrs Sarasa considera, respecto al desarrollo turstico, que con imaginacin y fuerza devoluntad es posible dinamizar espacios atrasados econmicamente, y de los que se ha apoderado laresignacin (2000: 59); mientras Francisco Lpez Palomeque muestra ya no slo las ventajas, sinotambin los inconvenientes de intervenciones territorial y ambientalmente duras, como son las pistasde esqu, a caballo entre la revitalizacin econmica y demogrfica (1996:37) y los riesgos derivadosdel proceso de banalizacin de la montaa (1996:38). En cambio, en regiones de gran especializacinturstica como la balear la defensa del patrimonio se hace por oposicin al desarrollo e incluso al usoturstico.

    PROPUESTAS DE ORDENACIN Y GESTIN

    El colofn del proceso geogrfico, asumiendo el compromiso antes mencionado de presentacin dealternativas, se alcanza mediante la proposicin de medidas de planificacin y gestin. An solapndoseambas a medida que la escala de intervencin se aproxima al territorio, aumentando la escala gana pesola gestin, frente a la importancia regional de la planificacin.

    Dado que la demanda de uso pblico excede la capacidad de acogida de los espacios de conservacin(tanto en su vertiente ecolgica como de satisfaccin recreativa), parece sensato incrementar su espectro,

    alcanzando a ofrecer oportunidades de recreo en el medio natural masivas y poco exigentes. Esta alter-

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    nativa se puede conseguir planificando la oferta en estadios de aproximacin a la naturaleza, que empie-cen en la propia urbe, a la que se hace necesario naturalizar, tal y como indica Manuel Valenzuela(1984: 12) y desde la cual debe crecer escalonadamente un sistema jerrquico de espacios recreativoshacia el medio natural. En el mismo sentido se manifiesta Onofre Rullan (1996), desde el otro extremo

    del espectro, favorable a la urbanizacin funcional del suelo rstico, justificada por la proliferacin yel fortalecimiento de las funciones urbanas que atraviesan las fronteras formales de la ocupacin delsuelo.

    Al cabo, resulta a todas luces evidente que la red de espacios protegidos que establecen las leyes deconservacin del patrimonio natural no tiene como funcin esencial la satisfaccin de las necesidades derecreo al aire libre. Alfonso Mulero (2000: 268) destaca este problema de concepcin, que debe sersubsanado, en cuanto a la gestin de los parques, mediante la elaboracin de Planes de Uso Pblico, taly como se indica en el borrador de Plan de Accin para los espacios naturales protegidos del estadoespaol (EUROPARC, 2000), que pretende aportar guas de vanguardia en la materia.

    Otras soluciones son necesarias a escalas de planificacin, mediante la instauracin de redes deespacios de ocio de aproximacin al medio natural, tales como las reas recreativas del tipo de las acon-dicionadas por el ICONA, a partir de su creacin como organismo en 1972 (Valenzuela, 1984: 8). Ladotacin de estos espacios se est llevando ya a cabo por parte de la iniciativa privada, aunque sin uncompromiso con el patrimonio natural, sino ms bien tendiendo a la banalizacin que mejor se ajuste alos estereotipos provenientes de la alienacin cultural. Otra alternativa que se potencia para subsanar elabandono del proveimiento pblico que se conceba en la idea del estado del bienestar, de cada da msinjustamente denostado es la de la intervencin de organizaciones no lucrativas de gestin del patri-monio natural, entre las que se significan DEPANA en Catalua, ADENEX en Extremadura o el GOB

    en Baleares.

    CONCLUSIONES

    Los espacios naturales deben considerarse valores patrimoniales, respecto a los cuales debeprevalecer su conservacin frente a su uso, aunque pueda tratarse del ms sostenible y rentablesocioambientalmente, como es el turstico.

    El uso pblico turstico, recreativo, cientfico o educativo del patrimonio debe centrarse en los va-lores que lo hacen merecedor de ser protegido. Con esta consigna se debe evitar su banalizacin o transfor-

    macin para satisfacer apetencias o preferencias de la demanda, que lo alejen de sus valores reales.

    A despecho de este principio conceptual, se tiene constancia que un gran nmero de visitantes deespacios de alto valor patrimonial muestran preferencias ambientales que no se corresponden con losvalores que los hacen merecedores de su proteccin. En este sentido, se diagnostica una necesidad peren-toria de ofrecer espacios de ocio en la naturaleza que satisfagan dichas demandas. Por esta va se conse-guira evitar el conflicto mencionado en espacios naturales protegidos, conducente a su degradacin y laprdida de calidad de su experiencia de uso pblico.

    La materializacin de esta nueva oferta se lleva ya a cabo con imaginacin y seriedad por parte de

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    la mayora de espacios naturales gestionados por la administracin pblica, por organizaciones no lucra-tivas y por alguna iniciativa empresarial.

    Pero es ms frecuentes entre las iniciativas empresariales el alejamiento de la fidelidad a los valores

    reales del medio natural, con la adopcin de reclamos de mayor aceptacin, orientados a aumentar losbeneficios a corto plazo.

    La correccin de los problemas diagnosticados puede alcanzarse mediante la correcta planificacindel turismo, en base a las aptitudes del medio natural y a la provisin de planes de uso pblico sean deiniciativa pblica o privada que potencien la conservacin del patrimonio, alcanzando su mximo ren-dimiento en trminos de sostenibilidad.

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