10 ideas para reconstruir a colombia

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10 ideas para reconstruir a Colombia Por: Christian Quiroga | Elespectador.com - Mar, 07/19/2011 ¿Qué se debe hacer para evitar una tragedia ambiental? El Espectador les preguntó a 10 colombianos sobresalientes qué harían. Estas son sus ideas. JOSÉ YUNIS Representante para Colombia de The Nature Conservancy, una de las ONG ambientales más destacadas del mundo. Sus 18 años de experiencia profesional en leyes ambientales y políticaspúblicas también incluyen trabajo para el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, la Autoridad de Parques Nacionales. Su idea: reducir la ganadería extensiva y aumentar la riqueza pesquera. Cerca del 40% del territorio nacional, esto es aproximadamente 38 millones de hectáreas, está dedicado a la ganadería extensiva. Una ganadería ineficiente, que se lleva a cabo sin preguntarnos qué tanto vale la pena, sin considerar siquiera si los ecosistemas donde pastan las vacas son apropiados para esta tarea o podrían tener mejor uso. Basta con una visita a los páramos colombianos para descubrir que las pisadas del ganado destruyen el frágil equilibrio de especies que capturan el agua, riegan las montañas y abastecen nuestros acueductos. La ganadería extensiva, sin control, al vaivén de los caprichos de pequeños, medianos y grandes comerciantes es responsable de buena parte de la pérdida de biodiversidad en Colombia. Es un exabrupto tener una vaca ocupando tres o más hectáreas. Puesto en otras palabras, destruimos tres

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10 ideas para reconstruir a Colombia

Por: Christian Quiroga | Elespectador.com - Mar, 07/19/2011Qu se debe hacer para evitar una tragedia ambiental? El Espectador les pregunt a 10 colombianos sobresalientes qu haran. Estas son sus ideas.

JOS YUNIS

Representante para Colombia de The Nature Conservancy, una de las ONG ambientales ms destacadas del mundo. Sus 18 aos de experiencia profesional en leyes ambientales y polticaspblicas tambin incluyen trabajo para el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, la Autoridad de Parques Nacionales. Su idea: reducir la ganadera extensiva y aumentar la riqueza pesquera.

Cerca del 40% del territorio nacional, esto es aproximadamente 38 millones de hectreas, est dedicado a la ganadera extensiva. Una ganadera ineficiente, que se lleva a cabo sin preguntarnos qu tanto vale la pena, sin considerar siquiera si los ecosistemas donde pastan las vacas son apropiados para esta tarea o podran tener mejor uso. Basta con una visita a los pramos colombianos para descubrir que las pisadas del ganado destruyen el frgil equilibrio de especies que capturan el agua, riegan las montaas y abastecen nuestros acueductos.

La ganadera extensiva, sin control, al vaivn de los caprichos de pequeos, medianos y grandes comerciantes es responsable de buena parte de la prdida de biodiversidad en Colombia. Es un exabrupto tener una vaca ocupando tres o ms hectreas. Puesto en otras palabras, destruimos tres hectreas de selva con todas las diferentes especies y rboles para obtener 400 500 kilos de carne. Por favor! Hay mejores tcnicas productivas, herramientas para incrementar la productividad.

Por esto reducir a 12 13 millones de hectreas el territorio asignado a esta actividad econmica es una tarea inaplazable si queremos conservar nuestra mayor riqueza como pas: la biodiversidad. Se trata, por supuesto, de una idea polmica. Muchos ya se estarn preguntando cmo reemplazar el aporte de protenas de la carne en la dieta de los colombianos.

La respuesta est en la cuenca del gran ro Magdalena que incluye el ro Cauca. Tenemos que devolver la pesca a estos grandes brazos de agua. Alguien recuerda la subienda? Por cuenta de la contaminacin, la sobreexplotacin y la destruccin de ecosistemas perdimos una produccin de pesca natural que alguna vez nos entreg hasta 80.000 toneladas de pez al ao.

Hoy, las redes de los pescadores no sacan ms de 8.000 toneladas de peces, que adems de estar contaminadas con peligrosos metales pesados, tiende a seguir en franca cada. Lo ms grave de todo esto es que Colombia tiene un promedio de pesca pauprrimo de 200.000 toneladas al ao incluyendo mar y ros.

Devolver la pesca al ro Magdalena no es slo tico, sino econmicamente razonable y rentable.Cmo hacerlo? Simple control y vigilancia para el manejo del recurso. No es ms, no es menos. No puedo evitar pensar que es una de las mayores estupideces de nuestra historia que desequemos las cinagas de la depresin momposina para poner vacas y no desarrollar su potencial pesquero. Puede ser que esto beneficie a algunos grupos, pero es claro que no beneficia a Colombia.

Entendamos y respetemos nuestros ros. Es, adems, la mejor forma para protegernos de tragedias como las que vivimos por cuenta de la ola invernal. Dejemos ya esa sempiterna costumbre de buscar el ahogado aguas arriba.

CRISTIAN SAMPER

Director del Museo de Historia Natural del Smithsonian en Washington. Bilogo y creador de una red de ms de 200 reservas en Colombia. Dise un programa de educacin ambiental que se aplica en ms de 10.000 escuelas. Colabor en la creacin del Ministerio de Medio Ambiente. Su idea: desarrollar mercados para los servicios ambientales.

La tragedia que afect miles de familias en la Costa Caribe este ao se hubiera podido evitar. El problema surgi cuenca arriba y tiempo atrs. Durante los ltimos dos siglos hemos talado la mayor parte de los bosques andinos de las cuencas altas en los ros Cauca y Magdalena y hemos drenado los humedales del Caribe para dar paso a cultivos y ganadera. Ambos cumplen una funcin importante en la regulacin de los caudales de los ros en pocas de lluvia.

Colombia parece un camarn y se lo est llevando la corriente.

Pero si en Colombia llueve, en Estados Unidos no escampa. Las recientes inundaciones en lacuenca del ro Misisipi tambin desplazaron a miles de familias. Las fuertes lluvias en las cabeceras del ro resultaron en los niveles histricos mas altos registrados cuenca abajo, que llevaron a abrir represas y taludes, inundando miles de hectreas de cultivos. Estos errores salen caros. En la Florida se adelanta un gigantesco proyecto para restaurar los humedales de los Everglades, restituyendo los flujos de agua naturales, deshaciendo los errores del pasado, a un costo superior a los US$7.000 millones.

Es hora de cambiar el modelo de desarrollo, para evitar que la historia se repita. Es hora de emprender la reconstruccin ambiental de Colombia y de usar la enorme riqueza ambiental para el bienestar de la gente. Esta agenda debe incluir al menos cuatro elementos principales:Primero, la conservacin y restauracin de ecosistemas naturales. Estamos a tiempo para preservar remanentes importantes de bosques, pramos, sabanas naturales, costas y mares.

En zonas como el Caribe y la Sabana de Bogot, la tarea requiere de la restauracin de humedales y bosques que han desaparecido.

Segundo, debemos avanzar en el conocimiento de la biodiversidad y sus servicios ambientales.

Colombia representa menos del 1% de la superficie del planeta y contiene ms del 10% de la biodiversidad. Pero todava no la conocemos, mucho menos qu tan rpido la estamos perdiendo o cmo esta riqueza se puede ver afectada por fenmenos como el cambio climtico.

Tercero, debemos evaluar y valorar los servicios ambientales de la biodiversidad. Estos servicios incluyen alimentos y medicinas, pero tambin incluyen la regulacin de cuencas y la productividad de los suelos. Debemos evaluar estos servicios y usar esta informacin en los planes de ordenamiento territorial.

Cuarto, debemos desarrollar los mercados para estos servicios ambientales. Los pueblos y ciudades de Colombia dependen de las cuencas para su desarrollo, pero en muchos casos no se reconocen ni pagan estos servicios. Por fortuna, ciudades como Bogot estn pagando por el uso del agua que proviene del Parque Nacional Natural de Chingaza. Pero existen otros mercados que debemos aprovechar, como son el mercado del carbono para mitigar el cambio climtico o los productos biotecnolgicos para salud y alimentacin.

Colombia y sus regiones se estn beneficiando de la bonanza minera y petrolera, pero esta es una solucin a corto y quiz mediano plazo. La verdadera riqueza de Colombia est en sus recursos naturales y es hora de usarlos sabiamente. Es hora de conocer, conservar y comerse el camarn, antes de que se lo lleve la corriente del desarrollo.

MARGARITA ASTRLAGA

Actual directora para Amrica Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Biloga de la Universidad de los Andes. Vivi en Nairobi, Kenia, donde estuvo a cargo del Programa de Mares Regionales de Amrica Latina. En Suiza trabaj en la Convencin sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre. Su idea: Conservar ecosistemas, un seguro contra los riesgos.

No hay duda de que las inundaciones, las sequas y las tormentas son fenmenos naturales.Pero detrs de ellos es habitual encontrar, en mayor o menor medida, la mano del hombre. La Evaluacin Global sobre la Reduccin de Riesgos de Desastres de 2009 relacionaba estos fenmenos con los llamados motores de riesgo: la urbanizacin excesiva, una gobernanza urbana deficiente, la vulnerabilidad de los medios de vida rurales o la degradacin de los ecosistemas. Son factores que pueden provocar sufrimiento humano a escala masiva y prdidas econmicas incalculables.

La gestin de riesgos relacionada con la pobreza en un clima cambiante requiere un cambio urgente en las polticas actuales de desarrollo, con un nuevo enfoque hacia la conservacin y restauracin de los ecosistemas y la prevencin de desastres naturales.

Colombia comparte con gran parte de Amrica Latina un escenario comn de riesgos, pero tambin de soluciones. Se consideran indispensables el ordenamiento territorial y el reasentamiento de la poblacin en reas de bajo o ningn riesgo, y la promocin de actividades productivas sostenibles y adaptadas a los efectos esperables del cambio climtico. Ya no hay excusa. La falta de prevencin tiene consecuencias dramticas, que suelen pagar los ms dbiles.

Es igualmente urgente la recuperacin y la buena gestin de cuencas, as como la realizacin de proyectos sociales de gestin ambiental, y reduccin de pobreza. Ninguna de estas medidas es posible sin antes fortalecer la gobernanza ambiental y el marco institucional tanto a nivel nacional como regional. No es suficiente tener buenas leyes, si no hay un sistema adecuado de rendicin de cuentas y supervisin de su cumplimiento, y de sancin en caso contrario.

Cada vez son mayores las evidencias del papel de los ecosistemas como continuos generadores de beneficios para la naturaleza y la sociedad. Un ecosistema sano y bien gestionado no slo mitiga los efectos de las catstrofes naturales, sino que facilita la recuperacin posterior.

Los ecosistemas forestales y los humedales en particular tienen un papel fundamental en la prevencin y mitigacin de los desastres naturales, como las inundaciones. Los humedales funcionan como esponjas y los bosques absorben la humedad, para despus liberarla lentamente.

Como si de pilares naturales se tratara, los rboles contribuyen a sostener el terreno, a fijarlo para frenar la erosin, lo que reduce las posibilidades de aludes de tierra. En la costa, los manglares tambin actan como parapeto frente al viento y disminuyen el impacto de las tormentas tropicales en las zonas costeras.

Estos ecosistemas tambin dan cobijo, alimento, empleo, medicinas, energa y seguridad a billones de personas en todo el mundo. De acuerdo con la FAO, en 2006, por ejemplo, la contribucin de la industria forestal al Producto Interno Bruto global fue de 1% - 468 miles de millones de dlares -.

Desafortunadamente, el ser humano destruye 13 millones de hectreas de bosques tropicales anualmente, una superficie como la de Grecia. En la ltima dcada, la mayor prdida neta de bosques se ha producido en frica y Amrica del Sur.

Es fundamental que los tomadores de decisiones adopten y apliquen polticas que permitan una adecuada gestin ambiental, revirtiendo la deforestacin, asegurando la conservacin y el manejo y uso sostenible de los ecosistemas; y promoviendo la movilizacin de inversiones, tanto pblicas como privadas, que garanticen un desarrollo con mayor equidad del que se beneficien no slo sta, sino tambin las prximas generaciones. Igualmente importante es que la ciudadana est bien informada, ya que lo que est en juego es su presente y su futuro. El camino hacia el desarrollo sostenible se har ms corto si transcurre al abrigo de nuestros ecosistemas.

JULIO CARRIZOSA

Ingeniero civil de la U. Nacional y mster en Administracin Pblica de la U. de Harvard. Exdirector del Instituto de Estudios Ambientales. Miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Fsicas y Naturales. Su idea: disminuir la presin de la poblacin en la regin andina.

El conjunto de ecosistemas que llamamos Colombia, ms de 300, es extremadamente complejo muchas variables, muchas interrelaciones y por eso es difcil predecir sus cambios. La sociedad colombiana es, en cambio, demasiado simple: mal educada, amiguera, racista, segregada, estratificada; las personas que toman las grandes decisiones son muy pocas.

El Gobierno ha acertado al calificar la crisis como ecolgica, econmica y social. Es cierto que ha sido desatada por cambios climticos globales, pero buena parte de los daos que han causado estos cambios se deben a errores humanos: ciudades construidas en las laderas de las cordilleras o sobre pantanos y humedales, bosques convertidos en potreros, cultivos en grandes pendientes y sin sombro, cinagas desecadas, concesiones mineras sin evaluacin ni control, contaminacin intensa de los ros, etc.

Esta situacin no se puede mejorar con soluciones simples; la reconstruccin debera empezar por una rehabilitacin ecolgica del territorio, seguida por modificaciones en la red de ciudades, ambas cosas acompaadas y apoyadas en inversiones importantes en investigacin y formacin ambiental. La rehabilitacin de los ecosistemas afectados en las regiones andina y caribe no es una tarea sencilla ni barata.

Construir millones de viviendas para gentes sin suficientes recursos econmicos requiere establecer una poltica de poblamiento del territorio, seleccionar los municipios en donde son ms sostenibles los procesos de urbanizacin, introducir cambios en las polticas y en las estructuras sectoriales de produccin y empleo e innovaciones significativas en el diseo y la planificacin urbana.

Hacer todo eso es muy difcil en un pas pobre y agobiado por conflictos ticos y polticos. Si slo se pudiera hacer una cosa, aconsejara tratar de disminuir la presin de la poblacin en la regin andina mediante la construccin de una o dos ciudades en la costa caribe en sitios de poca importancia ecolgica, diseadas para que sean ejemplo de convivencia, integracin social, ahorro de recursos y calidad de vida. Con suerte esto sera una solucin para muchos desempleados y desplazados, un alivio para las ciudades y ecosistemas andinos y un ejemplo de desarrollo razonable y equitativo.

GUSTAVO WILCHES-CHAUX

Estudi administracin de desastres en Oxford. Dirigi el programa de autoconstruccin comunitaria de vivienda popular adelantado por el Sena despus del terremoto que destruy Popayn en 1983. Fue director de Funcop y de la organizacin ambiental Ecofondo. Miembro fundador de la Red de Estudios Sociales sobre Desastres en Amrica Latina. Su idea: aprender de las comunidades.

En muchas regiones de Colombia las comunidades tienen claras las estrategias para la recuperacin de sus territorios con posterioridad al desastre invernal y para su adaptacin al cambio climtico. Tal es el caso de las comunidades ligadas a la organizacin Asprocig (Asociacin de Productores para el Desarrollo Econmico del Bajo Sin), que en su cotidianidad mantienen vivas las estrategias que permitan que para la cultura Zen las inundaciones no fueran sinnimos de desastres sino fuentes de vida.

Por qu fueron insuficientes esas estrategias frente al desastre invernal? Porque la magnitudde las inundaciones fue muy grande, s. Pero, sobre todo, porque la manera como se ha venido entendiendo y ejecutando el desarrollo ha herido de manera grave la capacidad de autorregulacin del territorio.

En resumen, se han construido diques y se han desecado miles de hectreas de humedales y cinagas, quitndoles a los ros los dobladillos que les permiten crecer sin consecuencias desastrosas; se han desplazado comunidades obligndolas a urbanizarse y a ocupar porciones del territorio que pertenecen al agua. Al territorio se le han impuesto megaproyectos y grandes obras de infraestructura que para nada consultan ni las dinmicas de la naturaleza ni los intereses de las comunidades locales.

Cul es la clave, entonces, para la recuperacin de esas zonas y para su adaptacin al cambio climtico? Sencillamente, reconocerles a las comunidades de la regin el derecho a participar eficazmente en las decisiones que las afectan. Fortalecer las estrategias surgidas desde la base social y elevarlas a polticas pblicas. O por lo menos no obstaculizarlas ni destruir la base ecolgica y cultural. Reconocer que la biodiversidad ecolgica y cultural de la regin es su principal recurso para la adaptacin.

En un escenario global de cambio climtico, el pas ms competitivo ser el que les garantice a sus habitantes el derecho fundamental al agua; capacidad para absorber sin traumatismos los cambios del clima; seguridad, soberana y autonoma alimentaria, y una razn compartida para existir. Es decir, el derecho a la identidad ligada a un territorio concreto. Una recuperacin mal enfocada puede ser peor para esas comunidades y para el resto del pas que el mismo desastre invernal.

BRIGITTE BAPTISTE

La actual directora del Instituto de Investigaciones Biolgicas Alexander von Humboldt esbiloga, exbecaria Fulbright, con una maestra en Estudios Latinoamericanos de la U. deFlorida, un doctorado en Ciencias Ambientales de la U. Autnoma de Barcelona. Su idea: un modelo econmico basado en la biodiversidad.

La bsqueda de conciencia de Colombia como un pas megadiverso es la respuesta para asumirnos con una identidad global nica, con un modelo de desarrollo propio y unas capacidades y potencialidades diferentes a las de los dems pases.

Dentro del pas, un proyecto de reconocimiento de la contribucin local a esa megadiversidad dinamizara las regiones y tambin les dara fundamento a formas de habitar y producir ecolgica y econmicamente sostenibles: en vez de reproducir esquemas de competitividad que copian los errores y las generalidades de los modelos simplistas globalizados, se recurrira a formas de habitar, producir y gobernar consecuentes con el carcter nico de cada lugar, capaces de incorporar y proyectar el patrimonio natural y cultural propios.

En vez de construir balnearios tursticos de playa y sol idnticos a los que ofrecen todos los pases ecuatoriales, por ejemplo, deberamos promover inversiones en proyectos realmente ecolgicos donde la fauna, la flora, el paisaje y las tradiciones locales se conviertan en el fundamento de las actividades productivas: redes de reservas privadas o comunitarias ofreciendo sitios para la observacin de aves, para reconocimientos paisajsticos nicos, para experiencias compartidas de vida con pueblos indgenas.

Redes de productores locales con capacidad de participar en mercados globales de alimentos limpios, redes de industrias forestales o acucolas certificadas. Y primero, la conciencia de que esa diversidad es la garanta de un bienestar que no tiene precio, ni cmo medirse o compararse con el de otras personas en trminos monetarios, porque la vida es nica y diferente en cada parte del mundo. Esa cualidad se consigue mediante un cambio sencillo en los currculos educativos y un sistema que promueva la complementariedad econmica en vez de la competitividad como nico mecanismo de regulacin.

GERMN POVEDA

En 2010 fue nombrado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climtico, la mximaautoridad en temas relacionados con este fenmeno, como autor del V Reporte del Panel parael captulo sobre Amrica Latina. Es docente de la Facultad de Minas de la U. Nacional sedeMedelln. Su idea: establecer un programa permanente de investigacin sobre hidrologa deColombia.

La reconstruccin es necesaria y hay que enfrentarla ya. Pero implica una actitud reactiva a tragedias anunciadas. Desde hace casi dos dcadas sabemos que las temporadas de lluvias en Colombia se intensifican durante La Nia. La investigacin que hemos hecho ha contribuido a explicar los mecanismos fsicos por los cuales se agrava la temporada invernal en Colombia durante La Nia. Y sabemos que tal situacin est siendo exacerbada por el cambio climtico, una realidad que ya est aqu para quedarse por varios siglos. Y, adems, la deforestacin acelerada de nuestras cuencas contribuye a causar y agravar las inundaciones.

Es necesario establecer polticas y programas proactivos en lugar de reactivos (ms costosos en todo sentido). Es obligatorio implementar un programa integral para el manejo de agua en Colombia. Para ello es necesario definir una agenda de investigacin que proporcione el mejor conocimiento cientfico que sirva de base para la toma de decisiones y para garantizar que el aprovechamiento de los recursos naturales se haga de manera sostenible y en consonancia con el bienestar de la sociedad.

Por mi parte, continuar trabajando para ayudar a cerrar la brecha que existe entre la investigacin y la toma de decisiones y la construccin de polticas pblicas. Seguir insistiendo en los foros acadmicos y en los medios de comunicacin que estn a mi alcance. Ante tanta tragedia es antitico e irresponsable permanecer impvidos. Es imperativo y urgente que el Gobierno lidere y financie la creacin de un programa nacional de investigacin alrededor de los temas del agua (como recurso y como amenaza), as como de las consecuencias del cambio climtico y de la deforestacin.

Esa agenda de investigacin debe estudiar la lnea base del recurso, los retos impuestos por la variabilidad hidro-climtica, evaluar adecuadamente los riesgos y la vulnerabilidad ante eventos hidro-meteorolgicos extremos mximos y los extremos mnimos,; asegurar el acceso a agua limpia y garantizar vertimientos sanos. Debemos conocer a fondo la contaminacin de corrientes, cuerpos de agua y acuferos y las posibilidades de aprovechar el agua procedente de distintas fuentes o de distinto tipo. No se puede dejar de lado la relacin entre el agua y la ocupacin del territorio.

Tan slo el conocimiento slido de nuestros ros nos permitir legislar, gobernar y regular adecuadamente la riqueza hdrica de Colombia.ARTURO ESCOBAR

Antroplogo y profesor en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. Ha enseado en varias universidades de los Estados Unidos y realizado trabajos de campo en el Pacficocolombiano, junto con comunidades negras. Recibi el ttulo de "Kenan Distinguished TeachingProfessor of Anthropology". Su idea: transicin a una sociedad ecolgica.

La Colombia de hoy es una Colombia de devastacin. Las dcadas del desarrollo slo han exacerbado la desigualdad social, la concentracin de la tierra, la injusticia, la violencia, la dependencia y la destruccin ambiental. Las llamadas locomotoras del desarrollo econmico y el Tratado de Libre Comercio slo lograrn profundizar estas tendencias.

La Colombia del futuro requiere de un modelo radicalmente diferente; tiene que romper con los imaginarios caducos de los siglos 19 y 20 (progreso, desarrollo, modernidad, crecimiento material).

Dado que la crisis ambiental y social es global, hay que reimaginarse a Colombia pensando ecolgica y polticamente con Amrica Latina y el mundo (especialmente los debates sobre el Buen Vivir y los derechos de la naturaleza), en vez de adaptndose a la fuerza de la globalizacin.

Esto implica pensar en una verdadera transicin ecolgica y cultural hacia una sociedad muy diferente. Muchos visionarios nos hablan de las caractersticas de estas transiciones: la reestructuracin de la produccin de los alimentos con base en la descentralizacin, el cultivo orgnico y la biodiversidad; la democracia participativa; las autonomas locales; el uso menos intenso de los recursos; la reduccin del consumo de energa y fuentes alternativas de sta; y las economas sociales y solidarias.

Pospetrleo, poscarbono, poscapitalismo, posextractivismo, posdesarrollo son algunos de los imaginarios emergentes. En sus formas ms avanzadas, estas narrativas nos hablan de un cambio de modelo civilizatorio.

No es tan difcil imaginarse estos mundos diferentes. Imaginmonos por ejemplo un Valle del Cauca sin caa de azcar y ganadera extensiva, lleno de pequeas y medianas fincas dedicadas al cultivo agroecolgico de frutales, hortalizas, granos, animales, etc., orientadas hacia los mercados regionales y nacionales, y slo de forma secundaria a la exportacin.

Durante ms de dos siglos, este impresionante Valle ha sido sistemticamente empobrecido ambiental, social, y culturalmente por una lite insensible y racista, que se ha enriquecido inmensamente para su propio beneficio; como se sabe, la caa agota las tierras, las aguas y las gentes (en especial la gente negra) y la ganadera extensiva ha desnudado montes y laderas.

En el nuevo Valle se restauraran los paisajes, se erradicara la pobreza, muchos que anquieren tener tierra la tendran, decreceran las ciudades y se repoblaran campos y poblados, resurgira la cultura, se luchara abiertamente contra el racismo y el sexismo, y todos tendran acceso a educacin de buena calidad y a las tecnologas de la informacin. Podemos hacer un ejercicio de la imaginacin similar con cualquiera otra regin del pas.

El Pacfico, por ejemplo, como lo visualizan los movimientos de afrodescendientes e indgenas, sera un Territorio- Regin intercultural con comunidades integradas al medio ambiente, sin retros, ni coca, ni palma, como dicen los activistas.

La Colombia del futuro se debe pensar de abajo hacia arriba. Hay, sin duda, requisitos bsicos para ello: una redistribucin radical de la tierra, una poltica de convivencia intercultural basada en el fortalecimiento cultural y social de las comunidades, polticas de ciencia y tecnologa plurales que se surtan de los mltiples conocimientos y concepciones de vida, e infraestructuras de apoyo en cada localidad y regin.

Gracias a las visiones sobre la transicin, lo imposible se vuelve pensable; lo pensable, realizable. Surgir otra Colombia, ecolgica y plural, a medida que deja atrs ese llamado desarrollo que hoy la devasta.

MANUEL RODRGUEZ

Fue el primer Ministro de Medio Ambiente que tuvo Colombia. Presidente del Foro de Bosques de las Naciones Unidas en 1996-1999 y 2004-2005 y miembro de la Comisin Mundial de Bosques y Desarrollo Sostenible. En 1997 contribuy a la creacin del Foro Nacional Ambiental, una alianza de organizaciones ambientalistas. Su idea: un reajuste de la tasa del uso del agua.

La reciente tragedia invernal hizo evidente el deterioro y destruccin de diversos ecosistemas crticos para la regulacin del agua pramos, bosques protectores de las cuencas hidrogrficas y humedales y el imperativo de restaurarlos.

Pero dnde est la plata para financiar esta monumental tarea de largo plazo que debeiniciarse de inmediato? Acaso hay que recurrir a la asignacin de recursos de emergencia de las arcas pblicas o a la caridad de los cacaos y otros filntropos nacionales o internacionales?

Seguramente estos expedientes no sobraran, pero ante todo debemos recurrir a la implementacin plena de viejas ideas consagradas en la ley y no tratar de reinventar la plvora.

Segn un juicioso estudio del economista Guillermo Rudas, un reajuste de la tasa del uso del agua, establecida en el cdigo de los recursos naturales de 1974, pasndola de setenta centavos (que la hace gratis en la prctica) a siete pesos por metro cbico, producira $150.000 millones al ao. No es, acaso, grotesco que el Acueducto de Bogot pague a Parques Nacionales la irrisoria suma de 200 millones de pesos al ao por el suministro del 80% del agua de la ciudad que procede de Chingaza, unos recursos absolutamente insuficientes para proteger este ecosistema? Por qu diablos hay que regalar el agua a las empresas agroindustriales, permitiendo, as, que no paguen por la proteccin de los ecosistemas que les proveen el precioso lquido? Pero la tasa de uso no solamente producira nuevos recursos para la proteccin de las cuencas, sino que incentivara a los usuarios a hacer mejor uso del agua.

Si los municipios y departamentos destinaran el 1% de su presupuesto a la proteccin yrestauracin de las cuencas que abastecen el agua a los acueductos municipales, tal como lo obliga la ley desde 1993, se produciran recursos adicionales por $500.000 millones al ao. En los dieciocho aos de vigencia de esa norma, segn la Contralora General, solamente se han destinado a este fin irrenunciable el 16% de los recursos potenciales. S que nos han faltado un Contralora y unos ministerios de Hacienda y del Ambiente que hagan cumplir la ley!

Son dos polticas establecidas de tiempo atrs que se han implementado parcialmente, con el inocultable y escandaloso fin de proteger poderosos intereses. All se encuentran $650.000 millones potenciales al ao (equivalentes al 40% del presupuesto del Sistema Nacional Ambiental), que si se invierten con eficacia (o no se los roban), podran contribuir a subsanar los daos que se han perpetrado a nuestro medio ambiente y a hacer el pas menos vulnerable a las inevitables y crecientes olas invernales y sequas que el calentamiento global y La Nia-El Nio nos deparan.

MARGARITA MARINO

Antroploga y filsofa. Exdirectora del Inderena. Perteneci a una de las comisiones mundiales sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas. Fue asesora de la Comisin para la Educacin del Siglo XXI de la Unesco. Su idea: un Consejo Permanente de Sostenibilidad.

Lo que nos ensea la actual emergencia es que el desarrollo tiene que redisearse dentro de las realidades ambientales. La crisis devela, entre otras cosas, una reiterada ocupacin equivocada del territorio, una marcada ausencia de conocimientos y valoracin de nuestros ecosistemas y el desconocimiento ciudadano de los derechos ambientales.Sin negar que las decisiones ambientales son asuntos de poder, lo que es claro es que la prosperidad estable slo puede ser alcanzada aqu y en todo el mundo si los ecosistemas esenciales y el ambiente son salvaguardados. En este trnsito hacia el desarrollo sostenible hay que desafiar antiguos conceptos y proponer nuevos paradigmas.

De hecho, una visin simplificada de los temas ambientales resulta en efectos que empobrecen a comunidades y culturas. Por ejemplo, la poltica de minera que tiene en cuenta nicamente el factor de inversin y precios sin considerar el agotamiento de los recursos, la restauracin, los cambios en el territorio y en la vida de los pobladores, resulta, como se ha demostrado, en el empobrecimiento ambiental y social.

En estos tiempos, habra que plantearse proyectos urgentes de restauracin ecolgica, lareubicacin de poblaciones en riesgo, los cinturones verdes alrededor de las ciudades, el apoyo a la seguridad alimentaria, la defensa de los pramos, el reforzamiento del monitoreo, controles y sanciones a las extracciones de recursos y proyectos de infraestructura.

La reorganizacin de las capacidades institucionales y su articulacin con las instituciones acadmicas, organismos sectoriales y regionales (las reformas de las CAR), pero sobre todo la responsabilidad de los ambientalistas en enriquecer las propuestas ambientales en la nueva ley de ordenamiento territorial, que debera llamarse la ley de asentamientos y uso del territorio.

Ocurre que nada de esto puede hacerse sin conocimientos, ni ciencia, ni experiencia. Misugerencia principal sera la de un impulso nuevo y decidido de apoyo y difusin de la ciencia y promocin de las innovaciones ambientales y un Consejo Permanente de Sostenibilidad, que se organice bajo la tutela de la Academia de Ciencias, que promueva inventarios regionales de patrimonio natural, que analice e influya en las decisiones de la poltica, dirima los conflictos sobre el uso de los recursos presentando los argumentos cientficos para su defensa.