29. requiem

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La Cinemateca es una propuesta cultural de Amigos de la Cinemateca con la colaboración del I.E.S. Martínez Montañes y la participación del Institut français d’Espagne (Sevilla), Goethe Institut-Madrid, Secretariado de Recursos Audiovisuales y Nuevas Tecnologías Universidad de Sevilla. correo electrónico: [email protected]. blog: lacinematecasevilla.wordpress.com twitter: @la_cinemateca. facebook: www.facebook.com/lacinematecasevilla hojas de sala: issuu.com/cinematecasevilla Mayo 2012 29 Requiem, de Hans-Christian Schmid. Alemania, 2003. 93’. v.o.s.e. La escuela de Berlín. El joven cine alemán del siglo XXI D: Hans-Christian Schmid. I: Sandra Hüller, Burghart Klaussner, Imogen Kogge, Anna Blomeier, Nicholas Reinke. G: Bernd Lange. F: Bogumil Goldbeck. Mo: Hansjörg Weissbrich, Bernd Schlegel. P: Festival de Cine de Berlín: Oso de Plata a la mejor actriz (Sandra Hüller) y el premio de la Fipresci. Festival de Cine de Sitges a la mejor película y a la mejor actriz (Sandra Hüller). Candidata al Premio del Cine Europeo a la mejor actriz (Sandra Hüller). Premios del cine alemán al mejor diseño de vestuario, Actriz (Sandra Hüller), actriz de reparto (Imogen Kogge) y sonido, así como el premio de plata a la mejor película. En un 1976 no demasiado lejano, Alemania es perturbada por un episodio que parece provenir directamente de la Edad Media, es decir la muerte de una muchacha declarada "poseída" por su muy católica familia, que, en vez de someterla a cuidados neurológicos, prefiere confiarla a una serie de devastadores exorcismos. A veinte años de distancia, Hans-Christian Schmid, después de una larga gestación y del encuentro con Bernd Lange, guionista y realizador que desde hace tiempo trabajaba en un proyecto sobre este trágico incidente aun muy presente en la memoria colectiva alemana, ha realizado un filme, presentado en concurso en la Berlinale 2006. Requiem, sin embargo, no es, como muchos han creído, una película contra la religión o un acto de acusación contra la fortaleza del catolicismo que tiene su epicentro en el sur de Alemania y en particular en Baviera: como todos los filmes de Schmidt, desde su comienzo con After Five in the Forest Primeval (1995) hasta Distant Lights (2003), es antes que nada una investigación sobre el lado oscuro del alma humana, cuando es sometida a determinadas condiciones de malestar existencial. En particular la de los adolescentes y de los jóvenes, en los cuales un papel fundamental es desarrollado por el ambiente y por los lazos afectivos. En este caso, el filme representa sin ninguna ironía o condescendencia, al contrario con gran respeto, las peregrinaciones religiosas y la influencia de la Iglesia en la pequeña provincia del Baden Würtenberg, bosquejando con gran equilibrio las figuras de los dos sacerdotes que se ocupan del caso, prefiriendo dar toques de reflexión en vez de polémica, pero localiza su interés principalmente en el sustrato afectivo de la protagonista Michaela Klinger. Detrás de sus misteriosos malestares, que el realizador no duda ni siquiera un instante que sean exclusivamente de naturaleza neurológica, si tienen en efecto una relación disturbada con los padres, no por casualidad exponentes de la generación que vivió en primera persona la tragedia de la segunda guerra mundial y la vergüenza nacional del nazismo, revelándose incapaz de elaborar el luto: una actitud de remisión que no puede no minar la relación con los hijos, en cuanto se traduce en debilidad, como en el caso del padre, y sobretodo dureza y silencio, como la madre, figura- clave de este evento, que es antes que nada un drama familiar. En consecuencia, Schmidt, antes que la trágica conclusión o el clamoroso proceso que ha seguido a continuación (como es en cambio el caso de The Exorcism of Emily Rose, 2005, de Scott Derrickson, inspirado del mismo caso y realizado casi contemporáneamente en los Estados Unidos), elige contar con gran pudor sobretodo la situación humana, incluso en los aspectos más cotidianos, como la vida universitaria de Michaela y su historia de amor con un coetáneo, subrayando con gran sensibilidad, también gracias a una intensa columna sonora, los estados de ánimo extremos y dramáticos típicos de la juventud y del descubrimiento del mundo, a la búsqueda de una (im)posible explicación cómo un entero núcleo de personas, compuesto por familiares, amigos y religiosos, que no quiere otra cosa que el bien de la muchacha, provoque de hecho el fin. El peso de este filme tan arriesgado recae completamente sobre los hombros de Sandra Hüller, aquí en sus inicios después de una afortunada carrera teatral y algunos cortometrajes: la joven actriz (nacida en 1978), premiada con el Oso en la Berlinale como mejor intérprete, está rodeada de un reparto de óptimos intérpretes que confirma el talento del realizador, por la primera vez en el rol de productor, en la difícil tarea de dirigir a los actores trabajando como cincel y obteniendo una interpretación siempre contenida, a pesar de lo dramático de algunas escenas, y su capacidad de observar con mirada participante la realidad de la Alemania contemporánea, reelaborándola de manera original, y sobre todo su versatilidad de autor que logra no repetirse jamás. Giovannella Rendi. Cineuropa

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Page 1: 29. Requiem

La Cinemateca es una propuesta cultural de Amigos de la Cinemateca con la colaboración del I.E.S. Martínez Montañes y la participación del Institut français d’Espagne (Sevilla), Goethe Institut-Madrid, Secretariado de Recursos Audiovisuales y Nuevas Tecnologías Universidad de Sevilla.

correo electrónico: [email protected]. blog: lacinematecasevilla.wordpress.com twitter: @la_cinemateca. facebook: www.facebook.com/lacinematecasevilla hojas de sala: issuu.com/cinematecasevilla Mayo 2012

29

Requiem, de Hans-Christian Schmid.

Alemania, 2003. 93’. v.o.s.e.

La escuela de Berlín. El joven cine alemán del siglo XXI

D: Hans-Christian Schmid. I: Sandra Hüller, Burghart Klaussner, Imogen

Kogge, Anna Blomeier, Nicholas Reinke. G: Bernd Lange. F: Bogumil

Goldbeck. Mo: Hansjörg Weissbrich, Bernd Schlegel. P: Festival de Cine

de Berlín: Oso de Plata a la mejor actriz (Sandra Hüller) y el premio de

la Fipresci. Festival de Cine de Sitges a la mejor película y a la mejor

actriz (Sandra Hüller). Candidata al Premio del Cine Europeo a la mejor

actriz (Sandra Hüller). Premios del cine alemán al mejor diseño de

vestuario, Actriz (Sandra Hüller), actriz de reparto (Imogen Kogge) y

sonido, así como el premio de plata a la mejor película.

En un 1976 no demasiado lejano, Alemania es perturbada por

un episodio que parece provenir directamente de la Edad

Media, es decir la muerte de una muchacha declarada "poseída"

por su muy católica familia, que, en vez de someterla a cuidados

neurológicos, prefiere confiarla a una serie de devastadores

exorcismos. A veinte años de distancia, Hans-Christian Schmid,

después de una larga gestación y del encuentro con Bernd

Lange, guionista y realizador que desde hace tiempo trabajaba

en un proyecto sobre este trágico incidente aun muy presente

en la memoria colectiva alemana, ha realizado un filme,

presentado en concurso en la Berlinale 2006.

Requiem, sin embargo, no es, como muchos han creído, una

película contra la religión o un acto de acusación contra la

fortaleza del catolicismo que tiene su epicentro en el sur de

Alemania y en particular en Baviera: como todos los filmes de

Schmidt, desde su comienzo con After Five in the Forest

Primeval (1995) hasta Distant Lights (2003), es antes que nada

una investigación sobre el lado oscuro del alma humana,

cuando es sometida a determinadas condiciones de malestar

existencial. En particular la de los adolescentes y de los jóvenes,

en los cuales un papel fundamental es desarrollado por el

ambiente y por los lazos afectivos.

En este caso, el filme representa sin ninguna ironía o

condescendencia, al contrario con gran respeto, las

peregrinaciones religiosas y la influencia de la Iglesia en la

pequeña provincia del Baden

Würtenberg, bosquejando con

gran equilibrio las figuras de los

dos sacerdotes que se ocupan del

caso, prefiriendo dar toques de

reflexión en vez de polémica,

pero localiza su interés

principalmente en el sustrato

afectivo de la protagonista

Michaela Klinger. Detrás de sus

misteriosos malestares, que el

realizador no duda ni siquiera un

instante que sean exclusivamente

de naturaleza neurológica, si

tienen en efecto una relación

disturbada con los padres, no por

casualidad exponentes de la

generación que vivió en primera

persona la tragedia de la segunda guerra mundial y la vergüenza

nacional del nazismo, revelándose incapaz de elaborar el luto:

una actitud de remisión que no puede no minar la relación con

los hijos, en cuanto se traduce en debilidad, como en el caso del

padre, y sobretodo dureza y silencio, como la madre, figura-

clave de este evento, que es antes que nada un drama familiar.

En consecuencia, Schmidt, antes que la trágica conclusión o el

clamoroso proceso que ha seguido a continuación (como es en

cambio el caso de The Exorcism of Emily Rose, 2005, de Scott

Derrickson, inspirado del mismo caso y realizado casi

contemporáneamente en los Estados Unidos), elige contar con

gran pudor sobretodo la situación humana, incluso en los

aspectos más cotidianos, como la vida universitaria de Michaela

y su historia de amor con un coetáneo, subrayando con gran

sensibilidad, también gracias a una intensa columna sonora, los

estados de ánimo extremos y dramáticos típicos de la juventud

y del descubrimiento del mundo, a la búsqueda de una

(im)posible explicación cómo un entero núcleo de personas,

compuesto por familiares, amigos y religiosos, que no quiere

otra cosa que el bien de la muchacha, provoque de hecho el fin.

El peso de este filme tan arriesgado recae completamente sobre

los hombros de Sandra Hüller, aquí en sus inicios después de

una afortunada carrera teatral y algunos cortometrajes: la joven

actriz (nacida en 1978), premiada con el Oso en la Berlinale

como mejor intérprete, está rodeada de un reparto de óptimos

intérpretes que confirma el talento del realizador, por la

primera vez en el rol de productor, en la difícil tarea de dirigir a

los actores trabajando como cincel y obteniendo una

interpretación siempre contenida, a pesar de lo dramático de

algunas escenas, y su capacidad de observar con mirada

participante la realidad de la Alemania contemporánea,

reelaborándola de manera original, y sobre todo su versatilidad

de autor que logra no repetirse jamás.

Giovannella Rendi. Cineuropa