aristoteles - politica

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BIBLIOTECA CLASICA GREDOS, 1 16 INTRODUCCI~N, TRADuCCI~N Y NOTAS DE MANUELA GARC~A VALDÉS EDITORIAL GREDOS

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  • BIBLIOTECA CLASICA GREDOS, 1 16

    INTRODUCCI~N, TRADuCCI~N Y NOTAS DE

    MANUELA G A R C ~ A VALDS

    EDITORIAL GREDOS

  • Asesor para la seccin griega: CARLOS G A R C ~ GUAL.

    Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de este volumen ha sido revisada por M.a LIDIA INCHAUSTI GALLARZAGOITIA.

    O EDITORIAL CREDOS, S. A.

    Snchez Pacheco, 81, Madrid. Espafia, 1988.

    Depsito Legal: M. 3 1269-1988.

    ISBN 84-249-1283-7. Impreso en Espaa. Printed in Spain. Grficas Cndor, S. A., Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1988. - 6205.

    Prembulo Para hacer la presente Introduccin nos atenemos muy

    concretamente a la obra la Poltica y comenzamos in me- dia re, como los ttulos de los propios apartados indican. Dejamos a un lado cuestiones muy importantds y relacio- nadas con la obra por haber sido ya tratadas por otros autores y por m misma en otras obras de Aristteles ya publicadas en la presente Coleccin.

    As para los temas: Vida y poca del autor)), Obras, ((Gnesis y estructura del pensamiento aristotlico)), La filosofa de Aristteles)), remitimos especialmente a la In- troduccin)) de T. Calvo Martnez, Aristteles. Acerca del alma, B. C . G., 14, Madrid, 1978, pgs. 7-69.

    Y para los temas ms relacionados con la Poltica: Es- critos polticos del autor: influencia de Platn)), La Cons- titucin de los atenienses: autenticidad, poca de composi- cin y contenido)), La Poltica y la Constitucin de los atenienses: teora y prctica)), remitimos a nuestra dntro- duccin)) a ARIST~TELES, Constitucin de los atenienses. PSEUDO-ARIST~TELES, Econmicos, B . C. G., 70, Madrid, 1984, pgs. 9-39 y 231-248.

  • Es muy til y actualizada la bibliografa indicada en las anteriores Introducciones para los respectivos temas tratados.

    Dada la complejidad de la obra, por los temas y suge- rencias que presenta, nos resulta difcil redactar en pocas lneas una idea sensata de su significacin. De las intro- ducciones hechas en castellano a la Poltica, aconsejamos especialmente la de J. Maras (vase apartado Comenta- rios y traducciones, en BibliograJia), en las pginas V- LXVIII. Est ciertamente muy influido por el estudio de W. Jaeger; incluso acepta el orden de los libros que da el autor alemn, cuyo estudio actualmente ha quedado an- ticuado en sus conclusiones. Pero es muy interesante su acercamiento al texto desde esa perspectiva filosfica que slo J. Maras sabe hacer. Tiene en cuenta el contexto his- trico griego, la tradicin filosfica anterior y la concep- cin metafsica de Aristteles, cuestiones que son esencia- les para una buena comprensin de la obra.

    Nosotros hacemos modestamente hincapi en los pro- blemas que plantean la composicin y la transmisin de la obra, y procuramos presentar una bibliografa adecuada a los principales temas planteados por el texto, as como las ediciones, comentarios y traducciones ms importantes que hay de la obra.

    Composicibn de la Poltica

    La importante consideracin que Aristteles dio en su obra a los problemas del gobierno de la ciudad hace pen- sar que la Poltica es una sntesis de las reflexiones de toda una vida. Es tal vez el resultado de una lenta elaboracin, y debe estar formada por elementos de pocas diferentes. Elementos que pertenecen a etapas diferentes, que marcan

    la evolucin de un pensamiento y que se enriquecen conti- nuamente.

    La produccin de Aristteles sabemos que presenta dos enfoques totalmente distintos: por una parte, los escritos exotricos, que eran obras literarias de divulgacin, edita- das en vida del mismo autor, y que contenan la exposicin del pensamiento, formando cada obra un todo homog- neo. Por otra parte, estn las obras esotricas o acroamti- cas, concebidas para ser odas (akrasis) en el interior del Liceo. La Poltica pertenece a este ltimo tipo de escritos: su origen est en relacin estrecha con los cursos orales de Aristteles y con su enseanza en Asos, en Mitilene, y en Atenas, en el Liceo.

    Despus de impartir sus lecciones (Igoi), Aristteles las precisaba redactando los diversos puntos de su doctrina y las enriqueca con los resultados adquiridos despus de las discusiones y debates dirigidos, que provocaba despus de la exposicin l. Estas primeras redacciones para sus cur- sos, sobre determinados temas relacionados entre s, po- dan ser agrupadas y formar conjuntos ms amplios -son los mthodoi, mtodos (vase Poltica, IV, 1, 1289a26; VI, 2, 1317b34; VII, 1, 1324a2) y pragmateai, tratados (vase Poltica, VIII, 5, 1339a40)-, de los que el propio autor habla muy concretamente. Son una especie de mo- nografa~ o tratados que estudian una cuestin impor- tante. Estas lecciones, as reunidas, constituan el conteni- do posible de una obra que esperaba la ltima correccin del autor.

    ' Sobre los cursos y tratados de Aristoteles puede verse W. JAEGER, Studien zur Entstehungsgeschichte der Metaphysik des Aristoteles, Ber- lin, 1912. 1. DRING, Notes in the transrnLvsion of Aristotle's writings, Goteborg, 1950, pgs. 57-59.

  • Adems, Aristteles no trataba los temas una sola vez, especialmente tratndose de materias como la Poltica o la Fsica, sino que volva sobre ellos en otros cursos y los manejaba constantemente con puntos de vista nuevos, y aquellas antiguas notas las explicaba de nuevo oralmente y volvan a ser enriquecidas con adiciones posteriores, fruto de la propia enseanza y de haber abordado otros trabajos que hacan c\.olucionar el pensamiento del maes- tro.

    Estos retoques hacen verosmil que el texto de esta obra, comenzado muy pronto, haya estado sufriendo adiciones y cambios continuos hasta el final de la vida del autor. Y por ello se explican fcilmente las chocantes contradic- ciones, pasajes sospechosos, interpolaciones, repeticiones, glosas marginales incorporadas al teuto, lagunas; y tam- bin, en cuanto al estilo, se justifican las digresiones, rup- turas de construccin sintctica, pasos abruptos a otro tema, grandes parntesis explicativos (en algunos casos pue- den ser simples notas del autor insertas en el texto, o bien notas tomadas y dejadas al final de un curso que luego son consideradas como parte del texto mismo).

    As la Poltica en su estado actual, sin duda, no es un tratado homogneo, sino un conjunto de lecciones inde- pendientes o de ensayos sobre temas relacionados estrecha- mente entre s. Como dice R. Stark ', es muy probable que Aristteles no haya preparado la edicin de la Poltica y que nunca se propusiera escribir una obra con tal ttulo, como tampoco se haba propuesto una Metafsica, sino que

    R. STARK, Der Gesamtaufbau der aristotelischen Politik)), en el vol. col. nmero XI de Entreriens sur I'Antiquit classique (Fond. Hardt), La Politique d'Aristote, Ginebra, 1965, pgs. 1-55, con una discusin al final, interesante.

    la obra que nos ha llegado represente la adicin de varios tratados de tema y de objetivos ms concretos.

    El conjunto de libros titulados Poltica recibe su nom- bre del trmino griego Politik, plural neutro que slo in- dica libros de tema poltico y no supone una concepcin unitaria. Son fruto de un nico pensamiento y en ellos pue- den distinguirse varias secciones menores, de enfoque y te- mtica un tanto diversos; estas partes con un cierto ncleo comn han sido ensambladas luego en la composicin ge- neral, de acuerdo con algn esquema previo. Sobre este punto concreto haremos ms hincapi en el apartado G- nesis y formacin de los libros.

    Hay numerosos pasajes y datos deducidos del texto que lo evidencian como una composicin inacabada y fruto de las circunstancias antes mencionadas. Nos limitaremos a enumerar algunos. Seguimos para ello a J. Aubonnet y su aparato crtico del texto:

    El libro VI11 ha quedado incompleto. Adiciones en 1 11; 11 12; VI 2, 1318a3 - b5 y otras. Inseguridad en cuanto al lugar que ocupa el pasaje V 12, 1316b10-14. Lagunas despus de: V 7, 1307a31; V 12, 1315b38; V 12, 1316b23. Digresiones, por ejemplo, en VI 10, 1329a40 - b39. Transi- ciones abruptas: el comienzo de los libros 111 y IV; y el fin de los libros V y VI. Pasajes sospechosos: 111 17, 1288a6-15; VI1 9, 1329a34-10; VI1 9, l329b35. Interpola- ciones: 11 7, 1-4, 1266a31-1266b8; VI11 7, 1342b17-34. No- tas marginales: cf. 11 4, 1262a40 - 1262b3; 111 13, 1284b13-15; V 6, 1306a9-31; VI1 8, 1328a27-29; VI11 4, 1338b36-38, y otros. Varias versiones de su enseanza, bien en pasajes yuxtapuestos, bien en pasajes unidos por lazos poco conexos, por ejemplo: 11 7, 1266b38-67a16 = 11 7, 1267a37-b9; 111 15, 1286a26 - b3 = 111 16, 1287b15 - 35; VI1 1, 1329b29 - 36 = VI1 2, 1324a5 - 13. Sobre la suce-

  • sin de los diversos regmenes tambin recoge diferentes versiones: cf. 111 15, 1286b8 SS.; IV 13, 1297b16 SS.; V 12, 1316al SS. Tambin se encuentran, y creemos que en exceso, entre las distintas partes de la exposicin recapitu- laciones: por ejemplo, V 1, 1301a19 SS.; VI 1, 1316b31- 1317al. Reenvo a otro pasaje: as en 1 12, 1259a37; 11 10, 1272a16; 111 1, 1275b2-3; VI1 2, 1324a5. Divisiones: IV 4, 1290b21; VI1 4, 1325b33.

    Estas irregularidades e incoherencias, a veces aparen- tes, juiciosamente interpretadas, han permitido descubrir en el texto transmitido distintas capas pertenecientes a po- cas diferentes, fruto, tal vez, de diversos cursos desarrolla- dos por Aristteles. Y consecuentemente, debido a la es- tructura propia de los libros esotricos y a este carcter de obra inacabada, los editores y comentaristas, en el curso de los siglos, se han planteado varias cuestiones rela- cionadas bien sea con el orden de los libros, es decir, si mantienen una lgica interna entre las diversas partes del tratado, o bien con la fecha de esas partes, por si se puede ver en ellas la expresin de las capas sucesivas dejadas por la enseanza de Aristteles a lo largo de su vida.

    Antes de entrar a tratar los problemas del orden de los libros y de la fecha relativa de los mismos, vamos a dar un resumen de los libros segn el orden tradicional, que es el recogido en nuestra traduccin.

    Contenido de la Poltica

    A favor del orden tradicional est el testimonio dado por el propio Aristteles al final de su obra tica a Nic- maco, X 10, 1181b12-23, si es que no consideramos este pasaje modificado, completado o redattado posteriormen-

    te, a modo de conclusin de la obra. Este pasaje de la tica dice expresamente:

    Pues bien, como nuestros antecesores han dejado sin investi- gar lo referente a la legislacin, quiz ser mejor que lo conside- remos nosotros, y, por tanto, estudiemos en general lo relativo a la constitucin poltica a fin de completar, en la medida de lo posible, la filosofa de las cosas humanas. En primer lugar, pues, intentemos pasar revista a lo que parcialmente haya podido quedar bien tratado por nuestros predecesores; despus, en vista de las constituciones polticas que hemos reunido, intentemos ver qu cosas salvan y qu cosas pierden a las ciudades, y cules a cada uno de los regmenes, y por qu causas unas ciudades son bien gobernadas y otras lo contrario. Examinadas estas co- sas, quiz podamos ver mejor al mismo tiempo cul es la mejor forma de gobierno, y cmo ha de ser ordenada cada una y de qu leyes y costumbres se ha de servir para ser la mejor en su gnero (pg. 174 de la traduccin de M. Araujo y J. Maras, AristteIes. tica a Nicmaco, Madrid, 1970).

    Es decir, Aristteles se propone estudiar en la Poltica las opiniones de los autores que han tratado de la mejor constitucin (11, 1-8); las razones de la prosperidad y de la ruina de las ciudades, y las causas de que est bien o mal administrada una ciudad bajo un mismo rgimen pol- tico (V-VI); la estructura y las leyes del rgimen ideal (VII- VIII). Y en el curso de la elaboracin de la obra parece que Aristteles siente la necesidad de aadir y someter a examen las cuestiones tratadas en los libros 1, 11 (captulos 9-12), 111 y 1V.

    Pasemos a exponer el contenido de los libros: El libro 1 resulta muy complejo y sirve de introduccin

    al conjunto de la obra. Aristteles egamina y describe los elementos constitutivos de la ciudad: las personas y las co- sas. Se pueden distinguir dos partes en l. La primera trata

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    de la comunidac d poltica en general y de sus relaciones con las otras comunidades (1-2). La segunda parte (3-13) examina diversas cuestiones relativas a la familia y a los diferentes elementos que la componen. En sta, trata de la teora de la esclavitud natural, de la teora de la propie- dad y su adquisicin, y de ciertas partes de la economa domstica. Este libro 1 enlaza con el final de la tica a Nicmaco, obra que, segn hemos visto, anuncia, en par- te, los temas de la Poltica, y a la que este libro remite en varios pasajes.

    Por servir de introduccin al conjunto, se suele pensar que su elaboracin es posterior a la del resto de la obra, si bien puede contener algunos captulos ms antiguos in- sertos en la introduccin. Existe, desde luego, una cierta continuidad entre este libro 1 y el 111.

    El libro 11, en cambio, con sus diversas crticas y con una unidad mayor, aparece como una segunda introduc- cin, de tipo muy distinto y ms concreta, sobre las for- mas de gobierno. Tiene por objeto el estudio de las mejo- res constituciones.

    Trata primeramente de las mejores constituciones en teo- ra, y sobre todo de la que Platn expuso en la Repblica y en las Leyes (1-6), y tambin de otras, como la de Faleas de Calcedonia e Hipodamo de Mileto (7-8). Luego exami- na, de manera bastante detallada, las constituciones en vi- gor, en Esparta, en Creta y en Cartago, ciudades que pasa- ban por ser las mejor gobernadas en aquella poca (9-1 l), y termina con una breve ojeada a algunos de los antiguos legisladores, tales como Licurgo y Soln (12).

    El libro 111, que representa la parte central de la Polti- ea, expone la teora general de las constituciones. Parte del anlisis de los conceptos de ciudad, de ciudadano y de virtud poltica (1-5), y deduce de estas consideraciones

    las seis formas posibles de gobierno, buenas o malas, se- gn que se propongan el bien comn o el inters particular (6-8): con el gobierno de uno solo, la monarqua o la tirana; con el gobierno de varios, la aristocracia o la oligarqua; con el gobierno de todos, la repblica o la democracia. Despus estudia los principios fundamentales de toda constitucin, la naturaleza de la justicia distributi- va y la de la soberana del Estado, principalmente en la oligarqua y en la democracia (9-13), y, por ltimo, trata de la teora general de la monarqua, en la cual, basn- dose en 10s hechos, distingue cinco formas histricas de realeza; y anuncia una discusin sobre la aristocracia (14-1 8).

    En los libros IV-VI Aristteles aborda ms claramente problemas de la poltica concreta. En ellos ofrece un ver- dadero ((estudio biolgico de la Poltica. Para tratar las diversas constituciones en vigor hace gala de un arte que se relaciona ms, como l dice (IV 8, 1290b25 SS.), con el del naturalista, y como verdadero investigador cientfico multiplica los ejemplos concretos de sus tesis.

    Tras una breve introduccin y planteamiento del plan de los libros IV-VI (1-2), el libro IV trata sobre todo de las diferentes variedades de democracia y de oligarqua, y tambin de la repblica (politea), tipo de constitucin mixta, mezcla de los dos regmenes anteriores (3-11). Exa- mina a continuacin el problema de la relatividad de las constituciones, es decir, de las relaciones que existen entre los pueblos y sus constituciones (12-13), y, finalmente, abor- da la teora de los tres poderes: deliberativo, ejecutivo y judicial (14-16).

    En el libro V, Aristteles, igual que lo hara un discpu- lo de Hipcrates, trata de lo que se podra llamar la pato- loga poltica)); expone las causas generales (1-4) de las

  • revoluciones o de los cambios constitucionales, en los Es- tados en general, y las causas particulares en diferentes ti- pos de constitucin: democracia, oligarqua, aristocracia (5-7), monarqua y sobre todo tirana; a continuacin indi- ca los medios de conservacin de los regmenes y establece las tres cualidades que ha de poseer el hombre de Estado (8-9): lealtad al rgimen establecido, gran capacidad para los asuntos de la administracin, y virtud y justicia apro- piadas a la constitucin en vigor.

    Sigue con la naturaleza del gobierno, la causa de revo- lucin y los medios de salvacin en las monarquas (10-1 1); y finalmente alude a la brevedad de las tiranas en el pasa- do y critica la exposicin de los cambios constitucionales hecha por Platn en la Repblica (12).

    El libro VI vuelve a las discusiones anteriores sobre la oligarqua y la democracia, pero desde un punto de vista diferente. Estudia la organizacin especial del poder y los medios de asegurar la estabilidad de la democracia (1-5) y de la tirana (6-7). Finalmente trata del nmero, natura- leza y atribuciones de las magistraturas necesarias para la existencia de la ciudad, y de las que son tiles para su buena administracin (6).

    En los dos ltimos libros Aristteles presenta un estu- dio del gobierno ideal y de la estructura del mejor Estado.

    En el libro VI1 podemos distinguir tres partes. La pri- mera es una introduccin, con una ojeada general al bien y a la felicidad, y muestra muy especialmente, al presentar los dos tipos de vida (contemplativa y activa) propios del Estado y del individuo, la estrecha solidaridad que existe entre el ciudadano y el Estado (1-3). Vemos que Aristte- les vuelve al tema de la tica sobre la vida ms deseable, que es la que toma como gua la virtud y est de acuerdo con e! soberano bien.

    La segunda parte es un esbozo de la constitucin y de las estructuras del Estado que segn Aristteles es el me- nos imperfecto (4-12). Para que esto se cumpla son necesa- rios tres factores materiales: la poblacin (4), el territorio (S), el acceso al mar (6) y el carcter nacional de los habi- tantes, con una crtica a Platn (7). A continuacin estu- dia la estructura interna de este Estado perfecto (8-1 1): las clases sociales (8), los ciudadanos propietarios y los traba- jadores auxiliares (9), la divisin en grupos, las mesas co- munes y el rgimen de las tierras (10). Y siguen las cuestio- nes de urbanismo, es decir, el plan general de la ciudad y otros detalles relacionados con algunas instituciones y edificios oficiales (1 1- 12).

    La tercera parte es una primera aproximacin a los prin- cipios generales y a las grandes etapas de la educacin de la juventud, adecuada a este Estado ms deseable y que en algunos casos incluye rasgos de una formacin conti- nua. Esto lo desarrolla en unos principios generales (13-15) y en las etapas propiamente dichas (16-17).

    El libro VI11 contina el estudio comenzado en el libro precedente. Aristteles muestra la importancia de la educa- cin y la necesidad de que el legislador se ocupe de ella y la adapte al espritu de la constitucin en vigor, pues cada rgimen tiene sus propias costumbres. Establece un plan general de educacin: debe ser comn a todos y su fin debe ser nicamente la perfeccin moral (1-2). Trata luego de las materias objeto de la educacin (3-5); hace hincapi en el dibujo, en la gimnasia y, especialmente, en la msica, por la influencia que ejerce en el carc- ter. Termina con una descripcin de los instrumentos musicales (6) y de los modos musicales (7), analizando las melodas que cree ms convenientes para la educacin de la juventud. Con el estudio sobre la msica se ter-

  • mina este tratado de la educacin, verosmilmente in- acabado.

    Gnesis y formacin de los libros de la Poltica La Poltica en ocho libros se encuentra ya indicada en

    los Catlogos de Digenes Laercio (n.' 75) y del Annimo (n.O 70), los cuales se remontan a una primera lista de las obras redactadas por Aristn de Ceos, quien a finales del s. 111 a. C. diriga la Escuela Peripattica. Este dato probara que, desde finales del s. 111 a. C., los diferentes libros estaban ya unidos en un tratado nico.

    Desde el siglo XIV, editores y comentaristas han critica- do la sucesin de los libros tal como la tradicin nos la ha transmitido y propusieron otra que consideraban ms lgica y sistemtica. Los cambios ms corrientes, entre los propuestos, consisten, primero, en que los libros VII-VIII, en los que Aristteles hace un esbozo del rgimen ideal, vayan despus del libro 111, que trata de la teora general de las constituciones polticas. El ltimo captulo del libro 111 anuncia, en efecto, el paso a la discusin de la mejor constitucin, discusin que se efecta en el libro VII; y la primera frase del libro VI1 existe en forma mutilada, lo mismo que la ltima frase del libro 111, como signo de la intencin, sea de Aristteles o de un antiguo editor, de conectar entre s los dos libros. Y, en segundo lugar, algu- nos afirman que el libro VI, en el que expone el modo de organizacin de las democracias y de las oligarquas pa-

    Cf. P. MORAUX, Les listes anciennes des ouvrages d'Aristote, Lo- vaina, 1951, pgs. 95, 200, 311 y s ~ . Sobre las listas de las obras vase tambin nota 1 de nuestra Introduccin a ARIST~TELES, Constitucidn de los atenienses, Madrid, 1984, pg. 9. Y La transmisin del texto en la presente Introduccin.

    ra asegurar la estabilidad, siga al libro IV, que trata de las diferentes formas de las constituciones existentes.

    A los defensores del primer cambio, entre otros, Bar- thlemy Saint-Hilaire 4, Susemihl, Newman, se les puede responder que el captulo 18 del libro 111, donde anuncia el tema del rgimen ideal, parece ser una adicin posterior y que el rgimen ideal que deba seguir al libro 111 era muy diferente del que se conserva en los libros VI1 y VIII. Adems en estos libros se han encontrado alusiones a los trabajos del Liceo y a acontecimientos polticos contempo- rneos que dejan deducir que la redaccin de ellos repre- sentara un complemento tardo aportado por Aristteles a su doctrina poltica, y ello justifica su colocacin al final de la Poltica.

    Y respecto al segundo cambio, tambin se puede refu- tar: el comienzo del libro VI1 no tiene una conexin real con el libro 111; en l se toma de nuevo la discusin sobre la vida mejor, y adems el comienzo del libro IV anuncia la terminacin del programa enunciado en el libro 111, y numerosos pasajes del libro IV se refieren al libro 111 co- mo a una discusin que precede inmediatamente. Por otra parte, el libro VI se refiere muchas veces al libro V (1316b34; 1317a37; 1319b4, 37) y los libros IV y V cum- plen en el orden previsto el programa expuesto al comien- zo del libro IV (1289bl2-26).

    Se han propuesto otras soluciones de cambios posibles en el orden de los libros, pero ninguna se impone en el estado actual del texto y presentan como nota comn su carcter marcadamente subjetivo.

    Vase la introduccin de J . AUBONNET, Aristote. Politique, 1, Pars, 1968, pg. XCV y SS.

  • No obstante, por su inters y debido a la repercusin enorme que han tenido, haremos una referencia a los estu- dios profundos realizados por W. Jaeger y por H. von Arnim. Gracias a ellos se conoce mucho mejor el pensa- miento de este autor griego. Ambos estudiosos, aunque no coinciden en los resultados finales e, incluso, hay contra- dicciones entre ellos, aplican a Aristteles mismo y a su obra el mtodo gnetico. Es decir, teniendo en cuenta refe- rencias internas y contradicciones, intentan ordenar los libros segn el ordeir que tendran en el momento de su redaccin, y explicar as una evolucin sucesiva en el pen- samiento de Aristteles. Vamos a fijarnos solamente en las conclusiones a las que llega W. Jaeger:

    Forman parte de la Poltica primitiva los libros 11, 111, VI1 y VIII; en estos libros, Aristteles sigue la lnea plat- nica de una ciencia poltica abstracta. Los libros IV-VI formaran un tratado perteneciente a la ltima etapa de produccin del autor, en la que predomina la lnea de in- vestigacin emprico-positiva 7 , momento en que llega al

    W. JAEGER, Aristteles. Bases para la historia de su desarrollo inte- lectual [trad. J . CAOS], Mxico, 1946 (Berln, 1923'). Y en el vol. col. nmero XI de Entretiens ... (Fond. Hardt): Polltique d'Aristote, Gine- bra, 1965, hay posturas crticas sobre el mtodo gentico que Jaeger apli- ca a la Poltica. H. VON ARNIM, Zur Entstehungsgeschichte der aristote- Iischen Politik, Viena, 1924.

    Un anlisis ms detallado de los resultados de ambos estudiosos puede verse en la Introduccin de J. AUBONNET, Aristote. Politique, 1, Pars, 1968, pg. CX y SS., y la obra de W. JAEGER, Arktteles [trad. de J . CAOS], Mxico, 1946, captulo X, La Poltica original)), pginas 298-355.

    Una crtica a esta escisin tajante, que se quiere ver en la evolucin del pensamiento aristotlico, entre teora y prctica, entre ciencia y expe- riencia, la podemos ver en ((Escritos polticos del autor: influencia de Platn)), pgs. 9-21, y notas 10-11, y La Poltica y la Constitucin de

    distanciamiento de su maestro. Luego habra aa- dido, como prlogo, el libro 1, que expone las condiciones sociales y econmicas que sirven de base a toda la vida poltica.

    Pero es probablemente un error creer que hay un orden original o propio entre los libros de la Poltica. La obra parece la fusin de cinco tratados ': sobre la economa do- mstica (1); sobre las constituciones ideales y las existentes ms estimadas (11); sobre el Estado, el ciudadano y la cla- sificacin de las constituciones (111); sobre las constitucio- nes inferiores (IV-VI); sobre el Estado ideal (VII-VIII).

    Y la sucesin de los libros segn el orden tradicional, que ocurre en el sentido que el mismo Aristteles expuso en la conclusin de la tica a Nicmaco, va de acuerdo con la lgica interna del texto, como bien demuestra E. Barker 9, entre otros. Aristteles trata primeramente de los fundamentos sociales del Estado, es decir, de la familia y de los elementos que la integran; esto le lleva a hablar, al fin del libro 1, del tema del matrimonio y del lugar en l de las mujeres, tema con el que pasa al libro 11, en el que considera los puntos de vista de Platn sobre el matri- monio y la situacin de las mujeres, y a continuacin ex- pone el conjunto de sus teoras polticas y tambin las de otros inventores de utopas. Al estudio de los mejores reg-

    los atenienses: teora y prctica)), pgs. 34-39, en nuestra Introduccin a ARISTTELES, Constitucin de los atenienses, Madrid, 1984. Vase tam- bin de P. AUBENQUE, ((Thorie et pratique politiques chez Aristote)), en el vol. col. nmero XI de Entretiens ... (Fond. Hardt), Ginebra, 1965, pgs. 99-113, con bibliografa interesante y una discusin al final.

    Como dice muy bien W. D. Ross, Arktteles [trad. DIEGO F . PR], a quien seguimos, y con quien estamos enteramente de acuerdo.

    E. BARKER, The Politics of Aristotle, Oxford University Press, 1968, pg. XLI.

  • menes corresponde el de los gobiernos existentes que se consideran los ms notables. Esta revista a los mejores re- gmenes, en teora y en la prctica, permitir a Aristteles establecer un plan nuevo de ciudad ideal y, segn el mto- do analtico que emplea, le lleva a tratar los elementos necesarios de toda constitucin; esto es el objeto del libro 111. Esta exposicin terica va seguida de un estudio deta- llado de las diversas constituciones, en los libros IV-VI. Sobre la base de los datos reunidos, a travs de este exa- men de todos los tipos de gobierno en vigor y gracias a su conocimiento profundo de la realidad histrica, tal co- mo se manifiesta sobre todo en el libro V, Aristteles lle- ga, en los libros VI1 y VIII, a esbozar su propia concep- cin del rgimen ideal, especficamente distinto de cada uno de los estudiados: una constitucin tan virtuosa como la de la aristocracia, tan estable y tan justa como la de la politea, rgimen mixto. Este remate sera el coronamiento de sus estudios sobre la poltica.

    Adems de la coherencia lgica interna del texto, hay otra razn, y es que el orden tradicional es el nico que dan todos los manuscritos, y es muy respetable tambin la antigedad de una tradicin que se remonta al siglo 111 a. C. Y hay un hecho material: el de las mltiples relacio- nes mutuas entre los libros, considerados en su orden tra- dicional, relaciones mutuas que el propio Aristteles, o uno de los primeros editores de la Poltica, ha querido que exis- tieran, y que dejan ver su intencin en el mismo texto.

    En los estudios ms recientes lo, no se pone en duda que en la obra hay tratados pertenecientes a pocas dife- rentes, materiales que formaban parte, incluso, de otros escritos, pero tambin se admite, en general, que el propio

    'O Vese el apartado Bibliografa selectiva.

    autor lo refunde todo, en una ltima revisin, en la Polti- ca con el orden tradicional en que nos ha llegado y que este orden ha sido escogido por el propio Aristteles o, segn otros, por algn editor de la escuela peripattica, fiel a la enseanza de su maestro. As, lo ms razonable, teniendo en cuenta los ltimos resultados de la investiga- cin es respetar ese orden y considerar la unidad de la obra que se descubre de su lectura.

    La transmisin del texto Estrabn (Geografa XIII 1, 54) y Plutarco (Sila, 26)

    nos han dejado una relacin, probablemente poco fidedig- na, del modo en que los manuscritos de Aristteles se ha- bran conservado a travs de diversos azares. Han sobrevi- vido tres catiogos de las obras de Aristteles; uno se en- cuentra en el libro V de Vida, doctrinas y opiniones de los filsofos ilustres, de Digenes Laercio, quien registra 146 ttulos; el otro es atribuido a Hesiquio de Mileto (siglo VI. d. C.), contiene 192 ttulos, 132 de los cuales citados ya por Digenes; y un tercer catlogo fue transmitido de forma incompleta por autores rabes del s. XIII, quienes afirman que lo han tomado de un cierto Ptolomeo. Este catlogo reproducira el de Andrnico de Rodas (s. I a. C.), quien haba hecho una edicin de las obras de Arist- teles entre 40 y 20 a. C. ". Segn otros autores, antes de la edicin de Andrnico hubo al menos dos ediciones ale- jandrinas de los escritos biolgicos. Y, por otra parte, se- gn P. Moraux, el catlogo ms antiguo de las obras de

    " Cf. P. MORAUX, Les listes anciennes des oeuvres dilristote, Lovai- na, 1952, y tambin la Introduccin a ARISTOTE, Politique, de J . AUBON- NET, 1, pgs. CXXV y CXCVI Y SS.

  • Aristteles se remontara a Aristn de Ceos (hacia 200 a. C.), y contiene tratados dedicados a la enseanza, como la tica a Eudemo, en cinco libros, y la Poltica, en ocho (Les listes.. ., pgs. 3 13-320), lo que prueba una cierta di- fusin de estos escritos en esta poca.

    Los manuscritos de la Poltica derivan todos, por dife- rentes intermediarios, del texto revisado por Andrnico, undcimo sucesor de Aristteles en la direccin del Liceo. Este peripattico, segn la opinin de Estrabn y Plutar- co, haba coleccionado y revisado las copias ejecutadas a principios del s. I a. C. sobre manuscritos de Aristteles. Sabemos que, anteriormente, Teofrasto de Ereso, discpu- lo y continuador de Aristteles en el Liceo, hizo una edi- cin privada de los cuadernos de notas que formaban la Poltica, legada por el maestro a su discpulo (vanse pgi- nas CXXIV y CXXIX de la Introduccin de J. Aubon- net, Aristote. Politique...), y as Teofrasto hace ms acce- sible el tratado en aquella poca (SS. IV-111 a. C.).

    Segn las mismas fuentes, los descendientes de Neleo, el condiscpulo de Teofrasto, por temor al ((ardor biblifi- lo de los Atlidas)), haban escondido durante cerca de dos* siglos en una bodega hmeda, en Skepsis (en la Trade, Asia Menor), las obras de Aristteles, legadas a Teofrasto, luego a Neleo. Un oficial, amante de los libros, Apelicn de Teos, compr estas obras y mand hacer copia de ellas; esta biblioteca, llevada de Atenas a Roma por Sila, pas a manos del gramtico Tiramin; Andrnico adquiri a ste copia de los tratados, que public, como hemos di- cho, entre los aos 40 y 20 a. C. Esta edicin deba dife- renciarse poco en el fondo de las copias del tratado que se encontraran verosmilmente en las bibliotecas de Ale- jandra y de Prgamo o que haban sido hechas por Aris- tn de Ceos desde el s. 111 a. C. As se puede remontar

    el texto a un estado casi contemporneo de Aristteles, la nueva edicin de Andrnico conoce el abandono casi completo desde el s. I a. C. hasta el fin de la Edad Media. Las huellas de este tratado en la tradicin literaria son muy escasas y esto explica, en parte, que slo tenga- mos manuscritos de poca tarda, de los siglos XIV y xv, para restablecer el texto. Tambin se dispone de la traduc- cin latina, hecha en el s. XIII por Guillaume de Moerbeke.

    Los manuscritos \e reparten en dos familias o recensio- nes; la primera fan lia contiene un pequeo nmero de ellos, pero los ms iiiiportantes: uno de la Biblioteca Am- brosiana de Miln (M) y otro de la Biblioteca Nacional

    . de Pars (P) y el texto conjetural establecido despus de la antigua traduccin de G . Moerbeke.

    La otra familia contiene unos veinte manuscritos, divi- didos en dos clases de valor muy desigual. Los mejores representantes son dos manuscritos de la Biblioteca Nacio- nal de Pars, Q y R.

    Despus de un estudio poco detallado, J. Aubonnet con- cluye que muchas correcciones de los principales manuscri- tos (P, Q) de cada familia reproducen las lecciones de los manuscritos de la otra, y de esa manera testimonian las incertidumbres de la tradicin. Adems las diferencias en- tre las dos familias, que por otro lado estn de acuerdo en el orden de los libros, se reducen a detalles poco impor- tantes (vase J. Aubonnet, pg. CCII). Y deduce tambin que, en el s. x, el texto de la Poltica presentaba en mu- chos pasajes dos o varias lecciones que se remontaban a la Antigedad y que provenan, ms bien que de redaccio- nes sucesivas hechas por Aristteles mismo, de estudios exe- gticos realizados por peripatticos y platnicos. En el tex- to, frecuentemente aparecan glosas al margen. Una tradi- cin manuscrita, que desde el origen contiene numerosas

  • variantes, se prestaba a fciles modificaciones por los dife- rentes copistas. As pues, la tradicin autntica del texto de la Poltica parece representada por un texto que se basa en las dos familias, y sta es la postura de J. Aubonnet en el establecimiento del texto griego que nosotros seguimos.

    El texto de nuestra traduccin La base de nuestro texto es la excelente edicin crtica,

    aunque incompleta, de J. Aubonnet, Aristote. Politique, 1, Pars, (libros 1 y 11), 1968, con una interesantsima in- troduccin general, pgs. VII-CCVI; 11 (libros 111 y IV), 1971; 11, 2.a parte (libros V y VI), 1973; 111 (libro VII), 1986. Para el libro VIII, seguimos la edicin crtica de W. D. Ross, Aristotelis Politica, Oxford, 1986 (l .a ed. 1957).

    En cuanto a los pasajes ms conflictivos, por ser consi- derados interpolaciones, transposiciones, correcciones, glo- sas, etc., hemos adoptado una postura conservadora y res- petamos y seguimos el texto establecido de estas ediciones.

    Intentamos ajustarnos al fondo y a la forma del origi- nal. Respetamos el estilo del autor en la medida de lo posi- ble. Los problemas mayores que se nos plantearon proce- dan del contenido y, a veces, de la forma. Del contenido, a causa del carcter mismo del tratado: terico y a la vez histrico e institucional. Aparecen muchos trminos de ins- tituciones y alusiones a lugares geogrficos y a personajes histricos o legendarios. Para paliar este problema, consi- deramos que la adicin de notas aclaratorias, siempre que el texto lo exiga, era el nico modo de hacer ms com- prensible el contenido.

    En cuanto al estilo original del texto, es el propio de los tratados de Aristteles concebidos para ser odos y no como una obra unitaria y de carcter homogneo. Son de-

    bidos a pocas diferentes y a redacciones sucesivas con un fin prctico: desarrollarlos y debatirlos en cursos con sus discpulos. Por tanto, estn escritos en un estilo muy desi- gual. Destacan la propiedad en el uso de los trminos, la concisin de la expresin adaptada al objeto que trata de definir y el nmero de imgenes y ejemplos sacados de la vida cotidiana y de las diversas actividades de los hom- bres, para hacer resaltar y dar mayor claridad a aquellas ideas a veces demasiado abstractas. Hemos intentado res- petar el estilo lo ms posible, incluso en la construccin sintctica, en aquellos pasajes que presentan repeticiones, paralelismos, reiteraciones, o bien recapitulaciones y res- menes excesivamente escuetos. Procuramos, sin desvirtuar su peculiar forma, hacer el contenido plenamente accesible a un lector actual.-para los nombres propios nos hemos atenido a las indicaciones de M. F. Galiano, La transcrip- cin castellana de los nombres propios griegos, Madrid, 1969~ (= 1961).

    Aadimos un ((ndice de nombres)) y una ((Bibliografa selectiva)), que creemos muy tiles.

  • W. THEILER, Bau und Zeit der aristotelischen Politik~, en Mu- seum Helveticum, 9 (1952), pgs. 65-78. Sobre la gnesis y formacin de la obra.

    M. THUROT, La Morale et la Politique d'Aristote. Tomo 11: Poli- tique, Pan's, 1824 (Didot).

    J. TOUTAIN, L'conomie antique, Pars, 1927. Sobre el captulo de la Economa vase la Bibliografa en nuestra Introduccin a PSEUDO-ARIST~TELES, Econmicos, B. C. G . , 70, Madrid, 1984, pgs. 247-248. Muy selectiva, orientada a la economa en la Antigedad, y especialmente a Aristteles y su poca. Y las obras de M. 1. FINLEY citadas.

    -

    F. VANNIER, Le ZV si.?cle, Pars, 1967. J . VASSIER, La bonheur, principe et fin de la morale aristotli-

    cienne, Pars, 1965. J. P. VERNANT, Mito y pensamiento en la Grecia antigua, Barce-

    lona, 1973. Interesante el cap. IV: El trabajo y el pensamien- to tcnico)), pgs. 242-301. Con buen enfoque sobre el tema de la esclavitud y la lucha de clases.

    J. VOGT, Ancient Slavery and the Ideal of Man, Oxford, 1874. Con buen enfoque crtico y gran precisin en el tema de la esclavitud.

    R. WEIL, Aristote et l'histoire. Essai sur la Politique, Pars, 1960. Sobre la formacin de la Poltica.

    -, Philosophie et histoire. La vision de l'histoire chez Aris- toten, en vol. col. ,no. XI de Entretiens ... (Fond. Hardt), p- ginas 161- 189. Con discusin interesante en pgs. 190- 197.

    C. WERNER, Aristote et I'idalisme platonicien, Pars, 1910. E. ZELLER, R. MONDOLFO, La filosofia dei Greci nel suo sviluppo

    storico, Parte 11, vol. VI: ((Aristotele e i Peripatetice piu anti- chi, traduccin puesta al da de A. PLEBE, Florencia, 1966.

    R. ZOEPFFEL, Historia und Geschichte bei Aristoteles, Heidelberg, 1975.

    J . ZURCHER, ~ristoteles. Werke und Geist, Paderborn, 1952.

    ' El trmino griego politik recoge un plural neutro griego que algu- nos han traducido por Los Polticos, en el sentido de Tratados, Cuestio- nes o Investigaciones de Poltica. ARISTTELES en tica a Nicrnaco (1 1 , 1094a27, 1094b14, etc.), que es como una introduccin a las cuestiones polticas, emplea el trmino politik, la forma adjetiva, que implica sin duda los nombres ciencia, epistme, y arte, tkhne. El trmino politik podra traducirse como Tratados de tema poltico, es decir: relacionados con la plis. No implica una co?cepcin unitaria en su enfoque. Cf. en la Introduccin al tratar de la obra.

  • LIBRO 1

    Puesto que vemos que toda ciudad i 1252a El fin de toda es una cierta comunidad y que toda co-

    comunidad. munidad est constituida con miras a al- Opiniones errneas.

    Planteamiento gn bien (porque en vista de lo que les metodolgico parece bueno todos obran en todos sus

    actos), es evidente que todas tienden a un cierto bien, pero sobre todo tiende al supremo la soberana

    * Ciudad traduce la palabra griega plis que se refiere a una realidad histrica sin un paralelo exacto en nuestra poca; en ella se recogen las nociones de ciudad y estado. La traduciremos por la acepcin usual de ciudad sin recurrir a la expresin ciudad-estado)). La plis era la forma perfecta de sociedad civil; sus rasgos esenciales eran: extensin territorial reducida, de modo que sus habitantes se conocieran unos a otros; independencia econmica (autarqua), es decir, que produjese lo suficiente para la alimentacin de su poblacin; y, especiaimente, inde- pendencia poltica (autonoma), es decir, no estar sometida a otra ciudad ni a otro poder extranjero.

    Comunidad recoge el tkrmino griego koinna. En muchos contex- tos en que hay un nivel alto de abstraccin el vocablo comunidad es generalmente aceptable. En algunos casos lo traduciremos por asocia- cin, en el que esttin presentes los elementos de intencionalidad, colabo- racin mutua y comn acuerdo que el trmino griego implica.

  • entre todas y que incluye a todas las dems. sta es la llamada ciudad y comunidad cvica.

    2 Por consiguiente, cuantos opinan que es lo mismo ser gobernante ' de una ciudad, rey, administrador de su casa o amo de sus esclavos, no dicen bien, Creen, pues, que cada uno de ellos difiere en ms o en menos, y no especficamente. Como si uno, por gobernar a pocos, fue- ra amo; si a ms, administrador de su casa; y si todava a ms, gobernante o rey, en la idea de que en nada difiere una casa grande de una ciudad pequea. Y en cuanto al gobernante y al rey, cuando un hombre ejerce solo el po- der, es rey; pero cuando, segn las normas de la ciencia poltica, alternativamente manda y obedece, es gobernante.

    3 Pero esto no es verdad. Y ser evidente lo que digo si se examina la cuestin segn el mtodo que propone- mos. Porque como en los dems objetos es necesario divi- dir lo compuesto hasta sus elementos simples (pues stos son las partes mnimas del todo), as tambin, consideran- do de qu elementos est formada la ciudad, veremos me- jor en qu difieren entre s las cosas dichas, y si cabe obte- ner algn resultado cientfico.

    2 Si uno observa desde su origen la evolu- GPnesis de la cin de las cosas, tambien en esta cues-

    ciudad: familia, tin, como en las dems, podr obtener aldea, ciudad.

    2 hombre es un la visin ms perfecta. En primer lugar, animal social es necesario que se emparejen los que

    no pueden existir uno sin el otro, como la hembra y el macho con vistas a la generacin (y

    Se refiere, probablemente, a Scrates (vase JENOFONTE, Memora- bles 111 4, 12; 111 6, 14) y a Platn, (vase Poltico 258e-259a; Leyes 111 680d-681a; 683a).

    Gobernante traduce el trmino griego politiks, ((hombre dedicado a los asuntos de la pl is~. A veces se refiere al magistrado de una plis.

    LIBRO 1 47

    esto no en virtud de una decisin, sino como en los dems animales y plantas; es natural la tendencia a dejar tras s otro ser semejante a uno mismo 6), y el que manda por naturaleza y el sbdito, para su seguridad. En efecto, el que es capaz de prever ' con la mente es un jefe por natu-'' raleza y un seor natural, y el que puede con su cuerpo realizar estas cosas es sbdito y esclavo por naturaleza; por eso al seor y al esclavo interesa lo mismo.

    As pues, por naturaleza est establecida una diferencia 3 i252b entre la hembra y el esclavo (la naturaleza no hace nada con mezquindad, como los forjadores el cuchillo de Del- fos ', sino cada cosa para un solo fin. As como cada r- gano puede cumplir mejor su funcin, si sirve no para mu- chas sino para una sola). Pero entre los brbaros, la hem- 4 bra y el esclavo tienen la misma posicin, y la causa de ello es que no tienen el elemento gobernante por naturale- za, sino que su comunidad resulta de esclavo y esclava. Por eso dicen los poetas: justo es que los helenos manden sobre los brbaros ', entendiendo que brbaro y esclavo son lo mismo por naturaleza.

    As pues, de estas dos comunidades la primera es la 5 casa, y Hesodo dijo con razn en su poema:

    Lo primero casa, mujer y buey de labranza lo. Platn tambin considera el matrimonio como un medio de alcan-

    zar la inmortalidad; vase Leyes IV 721b c. ' Cf. PLATN, Leyes 690b.

    Para esta referencia, entre otras explicaciones, podemos recoger la que nos da ATENEO, Deipnmofistas 173c y SS.: Los de Delfos eran fa- mosos por sus cuchillos que servan a la vez para varios empleos: matar la vctima, descuartizarla y cortarla en trozos.

    Cf., entre otros, EUR~PIDES, Ifigenia en ulide 1400; Helena 276. 'O Cf. HES~ODO, Trabajos y das 405.

  • Pues el buey hace las veces de criado para los pobres. Por tanto, la comunidad constituida naturalmente para la vida de cada da l ' es la casa 12, a CUYOS miembros Carondas llama de la inisma panera)), y Epimnides de Creta del mismo comedero)) 13. Y la primera comunidad formada de varias casas a causa de las necesidades no cotidianas es la aldea.

    6 Precisamente la aldea en su forma natural parece ser una colonia l4 de la casa, y algunos llaman a sus miembros ((hermanos de leche)), ((hijos e hijos de hijos)). Por eso tambin al principio las ciudades estaban gobernadas por reyes, como todava hoy los brbaros 15: resultaron de la

    " En este pasaje la familia parece tener un fin algo diferente del indi- cado en 1252a26-34.

    l2 El trmino griego oika lo traducimos en el sentido amplio de ca- sa como unidad familiar, constituida por el hombre, la mujer, los hijos, los esclavos y los bienes.

    I 3 Para mostrar que la familia tiene su origen en la satisfaccin de las necesidades de la vida de cada da, Aristteles nos da los nombres que los antiguos aplican a sus miembros. - Carondas fue legislador de Catania, cf. Poltica 11 12, 1274a 23. Era un aristcrata y vivi probable- mente en el s. VI a. C. - De Epimnides de Festos (Creta) no se conoce con seguridad la cronologa. Pasa, segn algunos testimonios, por ser el ltimo de los Siete Sabios de Grecia. Plutarco, en Soldn, 12, dice de l que era amado de los dioses, inteligente en las cosas divinas y posee- dor de la sabidura proftica y misteriosa)).

    l4 Se encuentra una expresin semejante en PLATN, Leyes VI 776a. En griego hay un cierto juego de palabras entre apoika, colonia, y oika, casa, que no se puede recoger en la traduccin. Aristteles parece tener presente en todo este captulo segundo, Leyes 111 680 y SS., donde Platn se refiere tambin al pasaje de Homero para probar que en otro tiempo predominaba la realeza patriarcal.

    1' Los brbaros por oposicin a los griegos. El trmino griego que lo expresa es thnos; indica un grupo de hombres de la misma raza, el conjunto de una tribu o un pueblo que se opone generalmente a lo que se define con el trmino pdlis.

    LIBRO 1

    unin de personas sometidas a reyes, ya que toda casa est regida por el ms anciano, y, por lo tanto, tambin las colonias a causa de su parentesco. Y eso es lo que dice 7 Homero 16:

    Cada uno es legislador de sus hijos y esposas, pues antiguamente vivan dispersos. Y todos los hombres dicen que por eso los dioses se gobiernan monrquicamen- te, porque tambin ellos al principio, y algunos an ahora, as se gobernaban; de la misma manera que los hombres los representan a su imagen 17, as tambin asemejan a la suya la vida de los dioses.

    La comunidad perfecta de varias aldeas es la ciudad, 8 que tiene ya, por as decirlo, el nivel ms alto de autosufi- ciencia 18, que naci a causa de las necesidades de la vida, pero subsiste para el vivir bien 19. De aqu que toda ciudad es por naturaleza, si tambin lo son las comunidades pri- meras. La ciudad es el fin de aqullas, y la naturaleza es fin. En efecto, lo que cada cosa es, un vez cumplido su desarrollo, decimos que es su naturaleza, as de un hom-

    l 6 Cf. HOMERO, Odisea I X 114. Para Aristteles la descripcin hom- rica de los Ciclopes es uqa representacin mtica de los comienzos primi- tivos de la sociedad humana. Tambin son cirados los Cclopes en tica a Nicmaco X 10, 1180a28, como un caso tpico de grupo independiente que vive aparte de toda organizacin estatal.

    " Cf. ARLST~TELES, Metafkica B 2, 997b10. l8 La autosuficiencia, en griego autrkeia (autarqua), incluye el po-

    seer lo necesario y lograr una vida feliz. Cf. Poltica, VI1 4, 1326134, y 111 9, 1280b34. La define el propio Aristteles en tica a Nicmaco 1 5 , 1097b14: ((Consideramos suficiente lo que por s solo hace deseable la vida y no necesita nada.

    l9 Esta idea de ((vivir bien o bienestar frente a la simple existencia es uno de los temas centrales de la tica y de la poltica aristotlica. Vase, tambin, PLATON, Repblica 11 11, 36% y SS.; Hipias menor 368b-e.

  • 9 bre, de un caballo o de una casa. Adems, aquello por 1253a lo que existe algo y su fin es lo mejor, y la autosuficiencia

    es, a la vez, un fin y lo mejor. De todo esto es evidente que la ciudad es una de las

    cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un ani- mal social 'O, y que el insocial por naturaleza y no por azar es o un ser inferior o un ser superior al hombre. Co- mo aquel a quien Homero z' vitupera:

    sin tribu 22, sin ley, sin hogar, io porque el que es tal por naturaleza es tambin amante de

    la guerra 23, como una pieza aislada en el juego de damas. La razn por la cual el hombre es un ser social, ms

    que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es

    20 Nos encontramos con la famosa expresin aristotlica que define al hombre: politikn zoion. La traduccin ser siempre poco fiel. El sus- tantivo zdion quiere decir ser viviente)), animal, y el adjetivo que le acompaa lo califica como perteneciente a una plis, que es a la vez la sociedad y la comunidad poltica (cf. supra, nota 2). Cmo traducir la expresin griega: animal cvico)), animal poltico)) o animal social? En este pasaje parece referirse al carcter social de los individuos que forman la ciudad. Cf. tambin ARISTTELES, tica a Nicmaco IX 9, 1169b16 y SS.

    *' Cf. HOMERO, Ilada IX 63. 22 Sin tribu debera, tal vez, decir sin fratra, para recoger el trmino

    griego aphrtr. Se trata de una divisin originaria de la poblacin ate- niense. Cf. ARISTTELES, Constitucin de los Atenienses, frag. 5: Las tribus de Atenas eran cuatro, y de cada una de las tribus haba tres par- tes, que llamaban tritas y fratras, y cada una de stas tena treinta lina- jes, y cada linaje se compona de treinta hombres)) [trad. M. GARCA VALDES], B. C. G., 70, Madrid, 1984, pg. 51.

    23 Un ser que ama la guerra por la guerra, segn Aristteles, es una persona envilecida o, como Ares, superior al hombre. Cf. ARIST~TELES, tica a Nicmaco X 7, 1177b9 SS., y las palabras de indignacin que Zeus dirige a Ares en Ilada V 890 SS.

    LIBRO 1 5 1

    evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano ", y el hombre es el nico animal que tiene palabra 25. Pues la voz es signo del dolor y del placer, y por eso la 1 1 poseen tambin los dems animales, porque su naturaleza llega hasta tener sensacin de dolor y de placer e indicrse- la unos a otros. Pero la palabra es para manifestar lo con- veniente y lo perjudicial, as como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio del hombre frente a los dems anima- 12 les: poseer, l slo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, y de los dems valores, y la participa- cin comunitaria de estas cosas constituye la casa y la ciudad 26.

    Por naturaleza, pues, la ciudad es anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque el todo es necesariamen- 13 te anterior a la parte 27. En efecto, destruido el todo, ya

    " Vase la misma idea infra, 8, 1256b21. Cf. ARIST~TELES, tica a Nicmaco IX 9, 1170bll SS.: He aqu

    lo que se produce cuando se convive y se intercambian palabras y pensa- mientos, porque as podra definirse la sociedad humana, y no, como la del ganado, por el hecho de pacer en el mismo prado)). Cf. tambin ISCRATES, Sobre el cambio de fortunas 253-7, y A Nicocles 50 SS. Y Scrates consideraba el lenguaje como una de las condiciones de la vida poltica; cf. JENOFONTE, Memorables IV 3, 12, pasajes todos que pudo haber conocido Aristteles.

    26 Estas ideas estn expresadas tambin infra, 111 9, 1280b5; tica a Nicmaco IX 9, 1167b2; PLATN, Repblica VI 484d. - Aristteles, supra, 1 2, 1252a26-34, sostiene que el origen de la familia y, por tanto, de la ciudad est relacionado con los instintos comunes a los animales y plantas; en el pasaje presente la casa familiar y la ciudad slo se dan en los seres humanos, porque su existencia implica una serie de cualida- des que slo son propias de estos seres. El mismo autor, infra, 111 9, 1280a31, da otras razones de la ausencia de la ciudad entre los animales.

    27 Este es un principio esencial de la ontologa aristotlica, que aplica para demostrar la anterioridad de la ciudad. sta forma un todo consti- tuido por individuos que son sus partes; cf PLATN, Repblica VI11 552a.

  • no habr ni pie ni mano, a no ser con nombre equvoco, como se puede decir una mano de piedra: pues ti11 ser una mano muerta.

    Todas las cosas se definen por su funcin y por sus facultades 28, de suerte que cuando stas ya no so11 tales no se puede decir que las cosas son las mismas, sino del

    14 mismo nombre. As pues, es evidente que la ciudad es por naturaleza y es anterior al individuo; porque si cada uno por separado no se basta a s mismo, se encontrar de ma- nera semejante a las dems partes en relacin con el todo. Y el que no puede vivir en comunidad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, si- no una bestia o un dios.

    1s En todos existe por naturaleza la tendencia hacia tal comunidad, pero el primero que la estableci fue causante de los mayores beneficios 29. Pues as como el hombre per- fecto es el mejor de los animales, as tambin, apartado de la ley y de la justicia, es el peor de todos 30.

    16 La injusticia ms insoportable es la que posee armas, y el hombre est naturalmente provisto de armas al servi- cio de la sensatez y de la virtud, pero puede utilizarlas pa- ra las cosas ms opuestas. Por eso, sin virtud, es el ser ms impo y feroz y el peor en su lascivia y voracidad. La justicia, en cambio, es un valor cvico, pues la justicia

    28 Cf. PLATN, SofiSta 247d; ARIST~TELES, MetafiSica VI1 10, 1035b16; Sobre la reproduccin de los animales 1 2, 716a23.

    29 Para Anstteles el carcter natural de la comunidad no excluye que tenga un fundador. Se deben dar juntas una tendencia natural y la voluntad de la accin humana.

    'O Cf. HES~OW, Trabajos y das 275. HER~DOTO IV 108. PLATN, Leyes 765e; Protgoras 327d-e. ARIST~TELES, tica a Nicmaco VI1 7, 1150al-5.

    LIBRO 1 5 3

    es el orden de la comunidad civil, y la virtud de la justicia es el discernimiento de lo justo.

    Una vez que est claro de qu vartes 3 i m b - A

    Sobre la adminis- consta la ciudad, es necesario hablar, en tracin domstica. Elementos que la primer lugar, de la administracin de la

    constituyen. casa, pues toda ciudad se comvone de ca- - -

    Teora sas. Las partes de la administracin do- de 'la esclavitud mstica corresponden a aqullas de que

    consta a su vez la case y la casa perfecta la integran escla- vos y libres. Ahora bien, como cada cosa ha de ser exami- nada ante todo en sus menores elementos, y las partes pri- meras y mnimas de la casa son el amo y el esclavo, el marido y la esposa, el padre y los hijos, de estas tres rela- ciones ser necesario investigar qu es y cmo debe ser cada una. Son, pues, la heril, la conyugal (la unin del 2 holbbre y la mujer carece de nombre) 31, y en tercer lugar la pi%creadora, que tampoco tiene un nombre especfico. Sean as estas tres relaciones que hemos mencionado. 3

    Hay otra parte que a unos les parece que es idntica a la administracin domstica y a otros la parte ms im- portante de ella 32. Como sea, habr que examinarlo. Me refiero a la llamada crematstica.

    Hablemos, en primer lugar, del amo y del esclavo, para que veamos lo relativo a ese servicio necesario, por si po- demos llegar a tener un conocimiento mejor de esa rela-

    3' Aristteles es consciente de la falta de trminos adecuados para indicar estas relaciones: la del amo sobre el esclavo o heril, en griego despotike pero la relacin conyugal, gamik, no es un termino ade- cuado que recoja esa clase de poder, ni tampoco la procreadora, tek- nopoietik, que en 1 12, 1259a38 substituye por el vocablo patrik. '' Este tema ser tratado infra en los captulos 8 y 9.

  • 4 cin del que ahora admitimos. Unos 33, en efecto, creen que el seoro es una cierta ciencia, y que la administra- cin de una casa, la potestad del amo, la de la ciudad y la del rey son lo mismo, como dijimos al principio. Otros 34, que la dominacin es contra naturaleza, pues el esclavo y el libre lo son por convencin, pero en nada di- fieren por su naturaleza. Por esta razn tampoco es justa, ya que es violenta 35.

    A Ahora bien, la propiedad es una par- Teora de te de la casa, y el arte de adquirir, una

    la esclavitud. Instrumentos de parte de la administracin domstica (pues

    produccin e sin las cosas necesarias es imposible tan- to vivir como vivir bien). Y lo mismo que de uso en las artes determinadas es necesario dis-

    poner de los instrumentos apropiados si ha de llevarse a cabo la obra, as tambin en la administracin domstica.

    2 De los instrumentos, unos son inanimados y otros anima- dos; por ejemplo, para un piloto, el timn es inanimado, y animado el viga (pues en las artes el subordinado hace las veces de un instrumento). As tambin, las posesiones son un instrumento para la vida y la propiedad es una mul- titud de instrumentos; tambin el esclavo es una posesin animada, y todo subordinado es como un instrumento pre- vio a los otros instrumentos.

    3 3 Aristteles, como en otros temas, expone dos opiniones opuestas; muestra lo que hay de verdad en ambas tesis y trata de conciliarlas. Cf. ARIST~TELES, tica a Nicmaco VI1 2, 1235b13. Para la primera opinin, vase PLATN, Poltico 259; JENOFONTE, Memorables 111 4, 12; 6 , 14.

    34 Como enemigos de la esclavitud se pueden citar algunos contempo- rneos de Aristteles: el poeta Filemn, el filsofo Metrodoro y Platn, quien, en Leyes 777b, considera que admitir la institucin de la esclavitud presenta muchas dificultades.

    Una relacin entre la violencia y la injusticia puede verse en H ~ s i o - DO, Trabajos y das 275. Tambin en PLATN, Timeo 64d.

    LIBRO 1 5 5

    Pues si cada uno de los instrumentos pudiera cumplir 3 por s mismo su cometido obedeciendo rdenes o antici- pndose a ellas, si, como cuentan de las estatuas de Dda- lo 36 O de los trpodes de Hefesto, de los que dice el poeta que entraban por s solos en la asamblea de los dioses 37, las lanzaderas tejieran solas y los plectros tocaran la ctara, los construc res no necesitaran ayudantes ni los amos es- 1254a clavos. t'

    Ahora bien, los llamados instrumentos lo son de 4 produccin 38, mas las posesiones son instrumentos de ac- cin. En efecto, la lanzadera produce algo aparte de su empleo, pero el vestido y el lecho, slo su uso. Adems, ya que la produccin y la accin difieren especficamente, y ambas necesitan de instrumentos, necesariamente stos deben mantener la misma diferencia. La vida es accin, 5 no produccin, y por ello el esclavo es un subordinado para la accin. De la posesin 39 se habla en el mismo sen- tido que de la parte. Pues la parte no es slo parte de otra cosa, sino que pertenece enteramente a ella, y lo

    36 Para la referencia a las estatuas de Ddalo, vase tambin ARIST- TELES, Acerca del alma 1 3, 4061318. PLATN, Mendn 970; Eutifrn Ilb. Los poetas de la Comedia Antigua se divierten imaginando que los uten- silios de cocina se mueven solos y cumplen su funcin. Ddalo intent expresar el movimiento en sus estatuas por medio de actitudes diferentes en sus piernas y en sus brazos.

    " Cf. HOMERO, Zlada XVIII, 376. La produccin, poesh, tiene como fin un resultado, rgon, distin-

    to de la actividad que lo produce, y permanece una vez acabada la ac- cin. La accin, praxis, no produce un resultado aparte y su fin es esa misma actividad. Cf. ARISTTELES, tica a Nicmaco 1 1, 1094a3 SS. y 16 SS.

    39 Cf. infra, VI11 1, 1337a27; y tica a Nichaco V 10, 1134b10 SS. El esclavo es una parte de su amo; vase infra, 1 6, 1255bl1 SS.; y tica a Eudemo VI1 9, 1241b19 SS.

  • LIBRO 1 57

    mismo la posesin. Por eso el amo es solamente dueo del esclavo, pero no le pertenece. El esclavo, en cambio, no slo es esclavo del amo, sino que le pertenece entera- mente.

    6 Cul es la naturaleza del esclavo y cul su facultad re- sulta claro de lo expuesto; el que, siendo hombre, no se pertenece por naturaleza a s mismo, sino a otro, ese es por naturaleza esclavo, Y es hombre de otro el que, siendo hombre, es una posesin. Y la posesin es un instrumento activo y distinto.

    5 Despus de esto hay que examinar si alguien es de tal ndole por naturaleza o

    La esclavitud es si no; si es mejor y justo para alguien de derecho natural

    ser esclavo o no, o bien si toda esclavitud es contra naturaleza. No es difcil exami-

    narlo tericamente con la razn y llegar a comprenderlo 2 a partir de la experiencia. Mandar y obedecer no slo

    son cosas necesarias, sino tambin convenientes, y ya des- de el nacimiento algunos estn destinados a obedecer y otros a mandar. Y hay muchas formas de mandar 40 y de obede- cer, y siempre es mejor el mando sobre subordinados me- jores 41: por ejemplo, mejor sobre un hombre que sobre

    3 una bestia, porque la obra llevada a cabo con mejores ele- mentos es mejor. Dondequiera que uno manda y otro obe- dece, hay una obra comn. En efecto, en todo lo que consta de varios elementos 42 y llega a ser una unidad comn, ya de elementos continuos o separados, aparecen siempre el

    4 dominante y el dominado, y eso ocurre en los seres anima-

    40 Cf. ARISTTELES, tica a Nicrnaco VI11 12, 1160b22 SS. PLATN, Leyes 690a.

    41 Cf. infra, V 1 1 , 1315b4 SS.; VI1 14, 1333b27 SS. 42 Cf. infra, 111 1, 1274b38.

    dos en cuanto pertenecen al conjunto de la naturaleza 43. De hecho, en los seres que no participan de vida existe cierta jerarqua, como la de la armona. Pero esto sera quiz propio de una investigacin alejada de la nuestra.

    El ser vivo est constituido, en primer lugar, de alma y cuerpo, de los cuales uno manda por naturaleza y el otro es mandado 44. Pero hay que estudiar lo natural, con prefe- s rencia, en los seres conformes a su naturaleza y no en los corrompidos. Por eso hay que observar al hombre que est mejor dispuesto en cuerpo y en alma, en el cual esto resul- ta evidente. Ya que en los malvados o de comportamiento 1254b malvado, el cuerpo parece muchas veces mandar en el al- ma, por su disposicin vil y contra naturaleza.

    Es posible entonces, como decimos, observar en el ser 6 vivo el dominio seorial y el poltico, pues el alma ejerce sobre el cuerpo un dominio seorial, y la inteligencia sobre el apetito un dominio poltico y regio. En ellos resulta evi- dente que es conforme a la naturaleza y conveniente para el cuerpo ser regido por el alma, y para la parte afectiva ser gobernada por la inteligencia y la parte dotada de ra- zn, mientras que su igualdad o la inversin de su relacin es perjudicial para todos.

    Tambin ocurre igualmente entre el hombre y los de- 7 ms animales, pues los animales domsticos tienen una na- turaleza mejor que los salvajes, y para todos ellos es mejor estar sometidos al hombre, porque as consiguen su seguri- dad. Y tambin en la relacin entre macho y hembra, por naturaleza, uno es superior y otro inferior, uno manda y

    43 Vase esta misma idea infra, 11 8, 1267b28; Acerca del alma 111 5 , 430a10. P L A T ~ N , Menn 81c; Fedro 270c.

    44 Cf. PLATN, Fedn 80a.

  • otro obedece. Y del mismo modo ocurre necesariamente entre todos los hombres.

    8 As pues, todos los seres que se diferencian de los de- ms tanto como el alma del cuerpo y como el hombre del animal (se encuentran en esta relacin todos cuantos su trabajo es el uso del cuerpo, y esto es lo mejor de ellos), estos son esclavos por naturaleza, para los cuales es mejor estar sometidos a esta clase de mando, como en los casos

    9 mencionados. Pues es esclavo por naturaleza el que puede ser de otro (por eso precisamente es de otro) y el que parti- cipa de la razn tanto como para percibirla, pero no para poseerla; pues los dems animales no se dan cuenta de la razn, sino que obedecen a sus instintos. En la utilidad la diferencia es pequea: la ayuda con su cuerpo a las ne- cesidades de la vida se da en ambos, en los esclavos y en

    lo los animales domsticos 45. La naturaleza quiere incluso ha- cer diferentes los cuerpos de los libres y los de los esclavos: unos, fuertes para los trabajos necesarios; otros, erguidos 46 e intiles para tales menesteres, pero tiles para la vida poltica (sta se encuentra dividida en actividad de guerra y de paz). Pero sucede muchas veces lo contrario: unos esclavos tienen cuerpos de hombres libres, y otros, almas 47. Pues esto es claro, que si el cuerpo bastara para distinguir- los como las imgenes de los dioses, todos afirmaran que

    i i los inferiores mereceran ser esclavos. Y si esto es verdad

    45 Cf. supra, 1 2, 1252b12. 46 Para la importancia que Aristteles da a la posicin erguida del

    hombre, vase tambin Sobre las partes de los animales 11 10, 656a10; IV 10, 686a27. Tambin TEOONIS, 535.

    47 El texto da pie para que el pasaje pueda interpretarse con otro sentido, como hacen algunos: algunos esclavos tienen cuerpos de hom- bres libres y algunos hombres libres tienen almas de esclavos.

    LIBRO 1 59

    respecto del cuerpo, mucho ms justo ser establecerlo res- pecto del alma. Pero no es igual de fcil ver la belleza del alma que la del cucrpo. As pues, est claro que 125% unos son libres y otros d a v o s por naturaleza 48, y que para stos el ser esclavos es conveniente y justo.

    Pero no es difcil ver que los que afir- 6 Sobre la man 10 contrario tienen razn en cierto

    esclavitud: su modo; pues se dice en dos sentidos lo de legal. sta es esclavitud y esclavo. Hay tambin una es-

    y pecie de esclavos y de esclavitud en vir- justa en ciertas condiciones tud de una ley, y esa ley es un cierto

    acuerdo, segn el cual las conquistas de guerra son de los vencedores.

    Sin embargo, muchos entendidos en leyes denuncian este 2 derecho, como denunciaran por ilegalidad 49 a un orador, en la idea de que el sometido por la fuerza sea esclavo y vasallo del que puede ejercer la violencia y es ms fuerte en poder. Y unos piensan as; otros de aquella otra mane- ra, incluso entre los sabios 50.

    La causa de esta controversia y lo que provoca la 3 confusin de argumentos es que en cierto modo la virtud,

    48 Estamos de acuerdo con MONTESQUIEU, Espritu de las Leyes XV 7, cuando opina que Aristteles no demuestra los principios que defiende sobre la esclavitud.

    49 La denun~ia~por ilegalidad, graphdparanmn, poda hacerse con- tra todo ciudadano que propusiera en la Asamblea una medida conside- rada opuesta a la ley establecida. Y as, por comparacin, la ley en favor del vencedor que hace esclavo de ste al vencido poda ser considerada como una medida opuesta a la ley.

    Aristteles se refiere en este pasaje a los sabios, sophoi, por oposi- cin a la masa, hoi pollot no se trata sin duda solamente de los filso- fos. P L A T ~ N , Leyes VI 776c hace saber que las gentes admitan como institucin buena a los hilotas, constituidos por los pueblos conquistados.

  • cuando consigue medios 51, tiene tambin la mxima capa- cidad de obligar 52, y el vencedor sobresale siempre por algo bueno, de modo que parece que no existe la fi~erza sin la virtud y que la discusin es slo sobre la jusicia.

    4 Por eso unos opinan que la justicia es benevolencia, y otros que la justicia es eso mismo: que mande el ms fuerte 53. Porque, aparte de estos argumentos opuestos, nada firme ni convincente presentan los otros razonamientos de que lo mejor en virtud no debe mandar y dominar.

    5 Algunos, atenindose enteramente, segn creen, a una cierta nocin de justicia (puesto que la ley es algo justo) 54, consideran justa la esclavitud que resulta de la guerra, pe- ro al mismo tiempo lo niegan: pues se acepta que la causa de las guerras puede no ser justa, y de ningn modo se puede llamar esclavo a quien no merece la esclavitud. De lo contrario suceder que los que parecen mejor nacidos sean esclavos e hijos de esclavos, si por accidente son apre-

    6 sados y vendidos. Por eso los griegos no quieren llamarse

    51 LOS recursos, khoregas, son los medios o bienes externos que se necesitan para el desarrollo normal de la vida moral; cf. infra, VI1 1, 1323b41; y tica a Nicmaco X 8, 1178a19.

    52 Para la misma idea, cf. infra, V 10, 1312a17; y del mismo autor, tica a Nicmaco X 8 , 1178a32; Retrica 11 5, 1382a35. Cf. tambin SOLN, frag. 36, ed. BERGK. Y ESQUILO, frag. 372, ed. NAUCK.

    53 Cf ARISTTELES, tica a Nicmaco V 10, 1135b27 y 31; y tambin infra, IV 13, 1300b26. PLATN, Leyes 111 690, reprocha a Pndaro por admitir que el dominio del ms fuerte est de acuerdo con la naturaleza. Se da ilna identificacin del ms fuerte y del mejor, como lo hace noLar Scrates; vase PLATN, Gorgias 481b-d; y se encuentra en todos los dis- cursos de Calicles; vase tambin Gorgias 483d. Segn Aristteles, en una confusin de este tipo se basan los argumentos de los defensores del dominio del ms fuerte.

    54 ARISTTELES, tica a Nicmaco V 3, 1 lBb l2 . Y PLATN, citando a Pndaro, Gorgias 484b; y Leyes IV 714 e.

    LIBRO I 61

    a s mismos esclavos, pero s a los brbaros. Si bien, cuan- do dicen eso, no pretenden referirse a otra cosa que a esa nocin de esclavo por naturaleza, como dijimos desde el principio 55; pues es necesario admitir que unos son escla- vos en todas partes y otros no lo son en ninguna.

    Y del mismo modo piensan acerca de la nobleza: ellqs 7 se consideran nobles no slo en su pas, sino en todas par- tes, pero a los brbaros slo en su pas, como si, por un lado, hubiera una forma absoluta de nobleza y de libertad, y, por otro, otra no absoluta, as como dice Helena de Teodectes 56:

    Vstago de dos races divinas, Quin se atrevera a llamarme sierva?

    Al expresarse as, slo por la virtud o la vileza 57 distin- 8 guen al esclavo del libre, y a los nobles de los de bajo 12551, nacimiento; pues estiman que lo mismo que de los hom- bres nacen hombres, y de las bestias, bestias, as tambin de hombres buenos nacen buenos. Y eso intenta hacer la naturaleza muchas veces, pero no siempre puede 58.

    55 Cf. supra, 5, 1254a17-b39. 56 Teodectes de Faselis, contemporneo y amigo de Aristteles, escri-

    bi tragedias y obras polticas. 57 ISCRATES, Filipo 154, y Panatenaico 163, expresa una idea seme-

    jante sobre la distincin por el vicio y la virtud, y PLATN, Poltico 262d, la divisin que se hace de la Humanidad en Griegos y Brbaros; y en Repblica V 469b; 471a, condena que los griegos hagan esclavos a los griegos.

    58 Para esta idea vase supra, 1 2, 1252a28; infra, 11 3, 1262a21 SS.; V 7, 1306b28-38. ARIST~TELES, Acerca de la generacin de los animales IV 4, 770b3 SS.; IV 3, 767b5 SS.; Retrica 11 15, 1390b22-31. La admisin de esto, como algunos afirman, va en contra de toda aplicacin prctica de la teora de Aristteles. Es posible que un griego sea esclavo por natu- raleza y un brbaro que sea hombre libre.

  • 9 Es evidente que esta discusin tiene razn de ser y que hay esclavos, y tambin libres, que no lo son por naturaie- za; tambin es evidente que en algunos casos tal condicin est bien definida. De stos, para uno, es conveniente y justo ser esclavo, y para otro, dominar, y uno debe obede- cer y otro mandar con la autoridad de que la naturaleza

    lo le dot, y por tanto, tambin dominar. Pero el practicarlo mal es perjudicial para ambos, ya que la parte y el todo, el cuerpo y el alma tienen los mismos intereses. Y el escla- vo es una parte del amo, una especie de parte animada separada de su cuerpo 59. Por eso tambin hay un inters comn 60 y amistad recproca entre esclavo y amo, que merecen serlo por naturaleza. Entre los que no se da tal relacin, sino que lo son por convencin y forzados, suce- de lo contrario.

    7 Est claro, por estas razones, que no La esclavitud: es lo mismo el poder del amo y el polti-

    diferentes co, ni todos los poderes son idnticos en- de mando. El saber del amo el saber tre s, como algunos dicen 61; pues uno

    del esclavo se ejerce sobre personas libres por natu- raleza, y otro, sobre esclavos, y el gobier-

    no domstico es una monarqua (ya que toda casa es gober- nada por uno solo), mientras que el gobierno poltico es

    59 Cf. supra, 1 4, 1254a9. Y del mismo autor tica a Nicmaco V 10, 1134b10.

    Cf. supra, 1 2, 1252a34. El inters comn es una condicin de la amistad poltica; vase del mismo autor tica a Nicmaco VI11 1 1, 1 160a11. Para PLATN, Leyes VI 756e, no podra darse una verdadera amistad entre amo y esclavo. Aristteles en otros pasajes explica con dificultad la posibilidad de esta amistad; cf. tica a Nicmaco VI1 9, 1241b17; infra, VI1 8, 1328a28 SS. En cambio, infra, 1 13, 126Oa39, el esclavo es considerado como ((partcipe de la vida de su amo)), koinorts zo&s.

    6' En este pasaje el autor critica a PLATN, Poltico 258e SS. y 259b. Vase una crtica semejante supra, 1 1, 1252a7 SS.

    LIBRO I 63

    sobre hombres libres e iguales. El amo no se llama as en 2 virtud de una ciencia 62, sino por ser de tal condicin, e igualmente el esclavo y el libre. No obstante, puede existir una ciencia del amo y otra del esclavo. La del esclavo sera como la que profesaba aquel de Siracusa. All, un indivi- duo, a cambio de un sueldo, enseaba a los esclavos los servicios domsticos corrientes. Puede aadirse tambin un 3 aprendizaje de cosas tales como el arte culinario y las de- ms clases de servicios semejantes. Hay diversidad de tra- bajos; unos ms honrosos, otros ms necesarios, y, como dice el refrn,

    hay esclavos y esclavos, amos y amos 63. Todas las ciencias de este tipo, pues, son ciencias servi- 4

    les. La ciencia del amo es la que ensea a servirse de los esclavos. Pues el amo no lo es por adquirir esclavos, sino por saber servirse de ellos. Esta ciencia no tiene nada de grande ni de venerable 64: el amo debe slo saber mandar lo que el esclavo debe saber hacer. Por eso todos los que 5 tienen la posibilidad de evitar personalmente sufrir malos ratos confan este cargo a un administrador, y ellos se de- dican a la poltica y a la filosofa. La ciencia de adquirir

    Aristteles en este pasaje se opone a la doctrina admitida por S- crates (JENOFONTE, Memorables 111 4, 12), por Platn (Poltico, 259b) y por Jenofonte (Econmico 13, 5; 21, 10). stos consideraban la ciencia del amo y tambin la del esclavo al mismo nivel que la ciencia del rey, la del gobernante de la ciudad y la de la administracin domstica.

    63 Este proverbio se encuentra en un verso de Filemn, poeta cmico, que vive en torno al 300 a. C. Cf. C. AUSTIN, Comicorum Graecorum Fragmenta, Berln, 1973, frag. IV 17.

    Cf. infra, VI1 3, 1325a25 SS.; 111 4, 1277a33 SS. En cambio, para Jenofonte la direccin y explotacin de una posesin rural y la utilizacin racional de los esclavos es buena escuela para ejercer el poder poltico e incluso el real; cf. Econmico 13 y 21.

  • esclavos -es decir, la ciencia justa 65- es diferente de es- tas dos; es una especie de ciencia de la guerra o de la caza. En lo que respecta al amo y al esclavo quede, pues, defini- do de esta manera.

    8 1256a Consideremos ahora, en su conjunto, La propiedad segn el mtodo seguido, el tema de la

    y 10s modos de propiedad y de la crematstica, puesto que adquisicin precisamente el esclavo era una parte de

    la propiedad. En primer lugar, uno po- dra preguntarse si la crematstica es lo mismo que la economa, o una parte, o auxiliar de ella; y si es auxiliar, si lo es como la fabricacin de lanzaderas respecto del arte textil o como la produccin del bronce respecto de la es- cultura. Pues no prestan servicio de la misma manera, sino

    2 que una procura instrumentos, y otra, la materia 67. Lla- mo materia a la sustancia de que se hace una obra; por ejemplo, las lanas para el tejedor y el bronce para el escultor.

    65 Cf. infra, VI1 14, 1333b38 SS. El trmino khrCmatistikZ aparece con frecuencia especialmente en

    este libro y en los libros VI11 y IX. Lo traducimos por crematstica, que tiene varias acepciones en esta obra: unas veces tiene el sentido de arte de adquisicin en general, y es semejante al arte de adquisicin propia- mente dicho, kttik (vase 1256b27, 40), e implica formas de adquisicin buenas y malas (1257a17; b2, 36; 1238a6, 37). La forma mala de adquisi- cin es la hecha por cambio con provechos pecuniarios (1257a29; 1258a8), llamada kapelikt? khrematistik; es el arte de adquisicin por comercio, kapelik (1257b20). La forma sana de adquisicin hace referencia a la riqueza natural que esta relacionada con la economa de la casa, oikono- mikt?, y de la ciudad, politikg (1257b19, 20; 1258a16, 20, 38; 1258b20). Un tipo intermedio entre estas dos formas se encuentra en un pasaje del captulo 11 (12581327 SS.). - El trmino economa en otros pasajes lo recogemos por administracin domstica.

    " Para esta distincin, vase, del mismo autor, tica a Nicmaco 1 1, 1094a9. Y PLATN, Poltico 111 4, 1277b24.

    LIBRO 1 65

    Es evidente, entonces, que no es lo mismo la economa que la crematstica. Pues lo propio de sta es la adquisi- cin, y de aqulla, la utilizacin. Qu arte, sino la admi- nistracin domstica, se ocupar del uso de las cosas de la casa? En cambio, es objeto de discusin si la crematsti- ca es una parte de la economa o algo de distinta especie.

    En efecto, si es propio de la crematstica considerar de 3 dnde sobrevendrn los recursos y la propiedad, y si la propiedad y la riqueza comprenden muchas partes, habr que mirar primero si la agricultura es una parte de la cre- matstica o algo de otro gnero, y, en general, el aprovisio- namiento y adquisicin de alimentos.

    Por otro lado, hay muchas clases de alimentacin; por 4 eso son muchos los gneros de vida de los animales y de los hombres. Como no es posible vivir sin alimento, las diferencias de alimentacin han hecho diferentes las vidas de los animales. As, de las fieras, unas viven en rebao 5 y otras dispersas, segn conviene a su alimentacin, por ser unas carnvoras, otras herbvoras y otras omnvoras 68. De tal modo la naturaleza ha distinguido sus modos de vida segn la aptitud e inclinacin de cada uno, porque no les agrada a todos naturalmente lo mismo, sino cosas distintas a unos y a otros. Incluso entre los mismos carn- voros y herbvoros los modos de vida de unos y otros son diferentes.

    Igualmente sucede tambin entre los hombres. Difieren 6 mucho, en efecto,. sus vidas. Los ms perezosos son pasto- res, ya que de los animales domsticos obtienen graciosa- mente la alimentacin sin trabajo, aunque les es necesario trasladar los rebaos a causa de los pastos, y ellos se ven

    Para esta clasificacin cf. tambin del mismo autor Historia de los animales 1 1, 488a14; VI11 6, 595a13 SS.

  • obligados a acompaarlos, como si cultivaran un campo 7 viviente. Otros viven de la caza, y unos de una clase de .

    caza y otros de otra distinta. Por ejemplo, unos de la pira- tera, otros de la pesca -los que viven junto a lagos, pan- tanos, ros o el mar-, otros de la caza de aves o de ani- males salvajes. Pero la mayora de los hombres vive de la tierra y de los productos cultivados.

    s Estos son, poco ms o menos, los modos de vida de cuantos tienen una actividad productiva por s misma, y no se procuran su alimento mediante el cambio y el

    125611 comercio: el pastoreo, la agricultura, la piratera, la pesca y la caza. Otros, combinando estos modos de vida, viven plcidamente, supliendo lo que le falta a su modo de vida para ser suficiente 69. Por ejemplo, unos el pastoreo y a la vez la piratera; otros, la agricultura y la caza. De igual manera, en los dems gneros de vida los hombres se com-

    , portan del mismo modo segn les obliga la necesidad. 9 Tal capacidad adquisitiva 70 ha sido dada evidentemente

    por la naturaleza a todos los animales, tanto desde el mis- mo momento de su nacimiento, como cuando han acaba-

    io do su desarrollo. De hecho, desde el principio de la gene- racin algunos animales producen junto con sus cras la cantidad de alimento suficiente, hasta que la prole pueda procurrselo por s misma; por ejemplo, los vermparos o los ovparos 71. En cuanto a los vivparos, tienen en s mismos un alimento para las cras durante cierto tiempo,

    i i el producto natural llamado leche. De modo que hay que pensar evidentemente que, de manera semejante, las plan-

    69 Cf. infra, VI1 4, 1326b4. 70 Cf. ARIST~TELES, tica a Nicmaco 111 13, 1118b18. " Cf. ARIST~TELES, Acerca de la generacin de los animales 11 1,

    732a25-32; 111 2, 752a27 SS.; 111 11, 763a9-15; V 19, 550b28 SS.

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    tas existen para los animales, y los dems animales para el hombre: los domsticos para su servicio y alimentacin; los salvajes, si no todos, al menos la mayor parte, con vistas al alimento y otras ayudas, para proporcionar vesti- do y diversos instrumentos. Por consiguiente, si la natura- 12 leza no hace nada imperfecto ni en vano 72, necesariamen- te ha producido todos esos seres a causa del hombre. Por eso el arte de la guerra ser en cierto modo un arte adqui- sitivo por naturaleza 73 (el arte de la caza es una parte su- ya), y debe utilizarse contra los animales salvajes y contra aquellos hombres que, habiendo iiacido para obedecer, se niegan a ello, en la idea de que esa clase de guerra es justa por naturaleza.

    As pues, una especie de arte adquisitivo es natural- 1 3 mente una parte de la economa: es lo que debe facilitar o bien procurar que exista el almacenamiento de aquellas cosas necesarias para la vida y tiles para la comunidad de una ciudad o de una casa 74. Y parece que la verdadera 14 riqueza proviene de stos, pues la provisin de esta clase de bienes para vivir bien no es ilimitada 75, como dice So- ln en un verso 76:

    Ningn limite de riqueza est fijado a los hombres.

    '" Cf. supra, 1 2, 1253a9. JENOFONTE, Memorables IV 3, 10. 73 La afirmacin de que la guerra es un modo natural para adquirir

    medios de vida es contrapuesta a la que sostiene PLATN, Repblica 11 373d - e, donde considera que el origen de la guerra est en el deseo insaciable de poseer.

    74 El aparato crtico nos da diversas conjeturas de editores que cam- bian de algn modo el sentido; presentamos la traduccin que nos parece ms probable.

    75 La idea de que debe existir un lmite en la riqueza se encuentra tambin en Epicuro (vase DI~GENES LAERCIO, X 144).

    76 Cf. SOLN, frag., 17, 71, ed. BERGK~.

  • En efecto, existe aqu uno, como en las dems artes. 15 Ningn instrumento de arte alguna es ilimitado 77 ni en can-

    tidad ni en magnitud. Y la riqueza es la suma de instru- mentos al servicio de una casa y de una ciudad. Por tanto, es evidente que hay un arte de adquisicin natural para los que administran la casa y la ciudad.

    9 Existe otra clase de arte adquisitivo, que precisamente llaman -y est justifi-

    La crematstica. cado que as lo hagan- crematstica 78, La moneda

    1257a para el cual parece que no existe lmite alguno de riqueza y propiedad. Muchos

    consideran que existe uno slo, y es el mismo que ,1 ya mencionado a causa de su afinidad con l. Sin embargo, no es idntico al dicho ni est lejos de l. Uno es por natu- raleza y el otro no, sino que resulta ms bien de una cierta experiencia y tcnica.

    2 Acerca de ste tomemos el comienzo desde el punto siguiente: cada objeto de propiedad tiene un doble uso. Ambos usos son del mismo objeto 79, pero no de la mis- ma manera; uno es el propio del objeto, y el otro no. Por ejemplo, el uso de un zapato: como calzado y como obieto de cambio. Y ambos son utilizaciones del zapato.

    3 De hecho, el que cambia un zapato al que lo necesita por dinero o por alimento utiliza el zapato en cuanto zapato, pero no segn su propio uso, pues no se ha hecho para el cambio. Del mismo modo ocurre tambin con las dems

    4 posesiones, pues el cambio puede aplicarse a todas, tenien- do su origen, en un principio, en un hecho natural: en que los hombres tienen unos ms y otros menos de lo ne-

    77 Cf. infra, IV 1, 1323b7. " Vase supra, nota 66. 79 Cf. ARIST~TELES, tica a Nicmaco 111 4, 1231b39 ss.

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    cesario. De ah que es evidente tambin que el comercio de compra y venta no forma parte de la crematstica por naturaleza, pues entonces sera necesario que el cambio se hiciera para satisfacer lo suficiente.

    En efecto, en la primera comunidad (es decir, en la 5 casa), es evidente que no tiene ninguna funcin, pero s cuando la comunidad es ya mayor 80. Pues los unos tenan en comn todas las cosas, pero los otros, al estar separa- dos, tenan muchas pero diferentes, de las cuales es necesa- rio que hagan cambios segn sus necesidades, como an hoy lo hacen muchos de los pueblos brbaros, al trueque. Cambian unos productos tiles por otros, pero nada ms 81. 6 Por ejemplo, dan o reciben vino por trigo, y as cada cosa de las otras semejantes. Este tipo de cambio ni es contra naturaleza ni tampoco una forma de la crematstica, pues era para completar la autosuficiencia natural. Sin embar- 7 go, de ste surgi lgicamente el otro. Al hacerse ms gran- de la ayuda exterior para importar lo que haca falta y exportar lo que abundaba, se introdujo por necesidad el empleo de la moneda 82, ya que no eran fciles de transpor- 8 tar todos los productos naturalmente necesarios.

    'O Cf. infra, 11 2, 1261b12. El pasaje parece aludir a la no intervencin del dinero, que es opuesto

    a las cosas tiles por no servir de alimento. Sobre el origen y sobre las ventajas de la moneda para las transac-

    ciones comerciales pueden verse otros pasajes. Cf. ARIST~TELES, tica a Nicmaco V 8, 1133a19 SS.; V 8, 1133b10 SS. PLATN, Leyes V 742a. IS~CRATES, Panegrico 42. El contexto histrico de la segunda mitad del s. N a. C. explica, en gran parte, que Aristteles se plantee el problema del origen de la moneda, y ayuda a comprender sus opiniones sobre el arte de ganar dinero. Vase C1. Moss, Historia de una democracia: Ate- nas [trad. J . M . AZPITARTE ALMAGRO], Madrid, 1981. En el apartado La vida econmica)), pgs. 118-123, hace un anlisis breve y claro de la nueva situacin econmica de Atenas debido a las nuevas circunstan- cias histricas del s. N, principalmente las surgidas por las conquistas

  • Por eso para los cambios convinieron entre s 83 en dar y recibir algo tal que, siendo en s mismo til, fuera de un uso muy fcilmente manejable para la vida, como el hierro, la plata y cualquier otra cosa semejante 84. Al prin- cipio fue fijado simplemente en cuanto a su tamao y pe- so; pero al final le imprimieran tambin una marca para evitar medirlos, pues la marca fue puesta como seal de

    9 su valor. 12578 Una vez inventada ya la moneda por la necesidad del

    cambio, surgi la otra forma de la crematstica: el comer- cio de compra y venta 85. Al principio tal vez se dio de un modo sencillo, y luego ya se hizo, con la experiencia, ms tcnico, segn dnde y cmo se hiciese el cambio para

    io obtener mximo lucro. Por eso la crematstica parece tra- tar sobre todo de la moneda, y su funcin es el poder con- siderar de dnde obtendr abundancia de recursos, pues es un arte productivo de riqueza y recursos 86. Ciertamen- te, muchas veces consideran la riqueza como abundancia de dinero 87, porque sobre esto versa la crematstica y el comercio. de Alejandro. Desde un punto de vista ms amplio y general, vase el excelente libro de M. 1. FINLEY, La economa de la antiguedad [trad. J . J . UTRILUS], Mxico, 1974.

    83 Convinieron en la eleccin de la materia y ms tarde en la imposi- cin de una marca; cf. ARIST~TELES, tica a Nlcmaco V 8, 1133a29.

    Por ejemplo, el cuero en Cartago; cf. PSEUDO-PLATN, Erixias 399 siguientes.

    " El comerciante compra para vender de nuevo y no para cubrir las necesidades de su familia. El ejemplo del comercio como forma mala de la crematstica se cita a menudo; cf. PLATN, Poltico 260c; Repblica 11 371d; Sofista 223d.

    86 El trmino khrmata, recursos, en este pasaje como en muchos otros parece referirse concretamente al dinero; cf. ARIST~TELES, tica a Nicmaco IV 1 , 1119b26.

    Vase tambin ARIST~TELES, Retrlca 1 5, 1361all.

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    Sin embargo, otras veces hay la opinin de que el dine- 11 ro es algo insignificante y completamente convencional y nada por naturaleza, porque si los que lo usan cambian las normas convencionales, no vale nada ni es til para nada de lo necesario, y siendo rico en dinero, muchas ve- ces se carece del alimento necesario. Ciertamente extraa es esta riqueza en cuya abundancia se muere de hambre, como cuentan en el mito de aquel Midas 89, quien, por su insaciable deseo, converta en oro todo lo que tocaba.

    Por eso buscan otra definicin de la riqueza y de la cre- 12 matstica, y lo hacen con razn. En efecto, cosas distintas son la crematstica y la riqueza segn la naturaleza: sta es la administracin de la casa; aquel otro arte del comer- cio, en cambio, es productivo en bienes, no en general, sino mediante el cambio de productos, y ella parece tener por objeto el dinero, ya que el dinero es el elemento bsico y el trmino del cambio. Esta riqueza s que no tiene lmi- 13 tes, la der