benedicto16 oracion(28)jesusora9

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El color amarillo en letras o de fondo indica texto de la catequesis. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2011/ index_sp.htm Presentación diseñada por Emilio Perucha Herranz , 20 de junio 2012. BENEDICTO XVI AUDIENCIA GENERAL Sala Pablo VI Miércoles 7 de marzo de 2012 El silencio de Jesús

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Page 1: Benedicto16 oracion(28)jesusora9

El color amarillo en letras o de fondo indica texto de la

catequesis.

http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2011/

index_sp.htm

Presentación diseñada por Emilio Perucha Herranz , 20 de junio

2012.

BENEDICTO XVI

AUDIENCIA GENERALSala Pablo VI Miércoles 7 de marzo de 2012

El silencio de Jesús

Page 2: Benedicto16 oracion(28)jesusora9

Queridos hermanos y hermanas:

En una serie de catequesis anteriores hablé de la oración de Jesús y no quiero concluir esta reflexión

sin detenerme brevemente sobre el tema del silencio de Jesús, tan importante en la relación con Dios.

En la exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini hice referencia al papel que asume el silencio

en la vida de Jesús, sobre todo en el Gólgota: «Aquí nos encontramos ante el “Mensaje de la cruz” (1 Co

1, 18).

El Verbo enmudece, se hace silencio mortal, porque se ha “dicho” hasta quedar sin palabras, al haber

hablado todo lo que tenía que comunicar, sin guardarse nada para sí» (n. 12).

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Ante este silencio de la cruz,

san Máximo el Confesor pone en labios de la

Madre de Dios la siguiente expresión:

«Está sin palabra la Palabra del Padre, que hizo a

toda criatura que habla;

sin vida están los ojos apagados de aquel a cuya

palabra y ademán se mueve todo lo que tiene

vida»

(La vida de María, n. 89: Testi mariani del primo

millennio, 2, Roma 1989, p. 253).

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La cruz de Cristo no sólo muestra el silencio de

Jesús como su última palabra al Padre, sino que

revela también que Dios habla a través del

silencio:

«El silencio de Dios,

la experiencia de la lejanía del Omnipotente y

Padre,

es una etapa decisiva en el camino terreno del

Hijo de Dios,

Palabra encarnada.

Colgado del leño de la cruz,

se quejó del dolor causado por este silencio:

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has

abandonado?” (Mc 15, 34; Mt 27, 46).

Jesús, prosiguiendo hasta el último aliento de

vida en la obediencia, invocó al Padre en la

oscuridad de la muerte.

En el momento de pasar a través de la muerte a

la vida eterna, se confió a él:

“Padre, a tus manos encomiendo mi

espíritu”(Lc 23, 46)»

(Exhort. ap. postsin. Verbum Domini, 21).

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La experiencia de Jesús en la cruz es

profundamente reveladora de la situación del

hombre que ora y del culmen de la oración:

después de haber escuchado y reconocido la

Palabra de Dios, debemos considerar también el

silencio de Dios, expresión importante de la misma

Palabra divina.

La dinámica de palabra y silencio, que marca la

oración de Jesús en toda su existencia terrena,

sobre todo en la cruz, toca también nuestra vida

de oración en dos direcciones.

1) La primera, es la que se refiere a la acogida de

la Palabra de Dios.

Es necesario el silencio interior y exterior para

poder escuchar esa Palabra.

Se trata de un punto particularmente difícil para

nosotros en nuestro tiempo.

En efecto, en nuestra época no se favorece el

recogimiento;

es más, a veces da la impresión de que se siente

miedo de apartarse, incluso por un instante,

del río de palabras y de imágenes que marcan y

llenan las jornadas.

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Por ello, en la ya mencionada exhortación Verbum

Domini recordé la necesidad de educarnos en el

valor del silencio:

«Redescubrir el puesto central de la Palabra de Dios

en la vida de la Iglesia quiere decir también

redescubrir el sentido del recogimiento y del

sosiego interior.

La gran tradición patrística nos enseña que los

misterios de Cristo están unidos al silencio, y sólo

en él la Palabra puede encontrar morada en

nosotros, como ocurrió en María, mujer de la

Palabra y del silencio inseparablemente» (n. 66).

Este principio —que sin silencio no se oye, no se

escucha, no se recibe una palabra— es válido sobre

todo para la oración personal,

pero también para nuestras liturgias:

para facilitar una escucha auténtica, las liturgias

deben tener también momentos de silencio y de

acogida no verbal.

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Nunca pierde valor la observación de san Agustín: Verbo crescente, verba deficiunt - «Cuando el Verbo

de Dios crece, las palabras del hombre disminuyen» (cf. Sermo 288, 5: pl 38, 1307; Sermo 120, 2: pl 38,

677).

Los Evangelios muestran cómo con frecuencia Jesús, sobre todo en las decisiones decisivas, se

retiraba completamente solo a un lugar apartado de la multitud, e incluso de los discípulos, para orar en

el silencio y vivir su relación filial con Dios.

El silencio es capaz de abrir un espacio interior en lo más íntimo de nosotros mismos, para hacer que

allí habite Dios, para que su Palabra permanezca en nosotros, para que el amor a él arraigue en nuestra

mente y en nuestro corazón, y anime nuestra vida.

Por lo tanto, la primera dirección es: volver a aprender el silencio, la apertura a la escucha, que nos

abre al otro, a la Palabra de Dios.

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2) Segunda relación importante del silencio con la oración.

En efecto, no sólo existe nuestro silencio para disponernos a la escucha de la Palabra de Dios.

A menudo, en nuestra oración, nos encontramos ante el silencio de Dios, experimentamos una especie

de abandono, nos parece que Dios no escucha y no responde.

Pero este silencio de Dios, como le sucedió también a Jesús, no indica su ausencia.

El cristiano sabe bien que el Señor está presente y escucha, incluso en la oscuridad del dolor, del

rechazo y de la soledad.

ENTENDER EL SILENCIO DE DIOS

Por José Ramón Ayllónhttp://arvo.net/escritos-arvo/entender-el-silencio-de-dios/gmx-niv845-con12376.htmEl periodista Vittorio Messori:

"¿Cómo se puede confiar en un Dios Padre misericordioso, a la vista

del sufrimiento, de la injusticia, de la enfermedad, de la muerte, que

parecen dominar la gran Historia del mundo y la pequeña historia

cotidiana de cada uno de nosotros?“

"La contestación del Pontífice:

el Dios bíblico entregó a su Hijo a la muerte en la cruz….El hecho de

que Cristo haya permanecido clavado en la cruz hasta el final, el hecho

de que sobre la cruz haya podido decir como todos los que sufren:

"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", ha quedado en la

historia del hombre como el argumento más fuerte.

"Si no hubiera existido esa agonía en la cruz-dice Juan Pablo II-, la

verdad de que Dios es Amor estaría por demostrar.“

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Jesús asegura a los discípulos y a cada uno de nosotros que Dios conoce bien nuestras necesidades en

cualquier momento de nuestra vida.

Él enseña a los discípulos:

«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho

les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo

pidáis» (Mt 6, 7-8):

un corazón atento, silencioso, abierto es más importante que muchas palabras.

Dios nos conoce en la intimidad, más que nosotros mismos, y nos ama: y saber esto debe ser suficiente.

Nota

Me parece oportuno detenerme en las características de la oración.

Recurro al Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, el cual

resume en la 4ª Parte, Sección 1ª la oración en la vida cristiana en

veintitrés artículos (omito la Sección 2ª El Padrenuestro de 21 artículos).

En la transcripción de los artículos he omitido mucho texto (para poderlos

incluir en tres diapositivas), y quedan como una especie de esquema.

Los artículos están configurados por preguntas fundamentales de la

filosofía (analítica ontológica) sobre el ser real y han sido adoptadas por

muy diversas disciplinas, con una u otras variantes.

Para su enumeración me sirvo del siguiente texto:

Tengo seis honestos sirvientes

(me enseñaron todo lo que sé);

sus nombres son Qué y Por qué y Cuándo

y Cómo y Dónde y Quién.

Rudyard Kipling en "Just So Stories" (1902)

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A) LA ORACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA [22 artículos: 534-556] 534. ¿Qué es ?

1) LA REVELACIÓN DE LA ORACIÓN 535. ¿Por qué existe una vocación universal a la oración?

a) LA REVELACIÓN DE LA ORACIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO 536. Abraham es un modelo de oración 537. La oración de Moisés es modelo de la oración contemplativa 538. ¿Qué relaciones tienen en el Antiguo Testamento el templo y el rey con la oración?.. 539. los Profetas sacan de la oración luz y fuerza para exhortar al pueblo a la fe y a la conversión del corazón... 540. ¿Cuál es la importancia de los Salmos en la oración? Los Salmos son el vértice de la oración en el Antiguo Testamento.

b) PLENAMENTE REVELADA Y REALIZADA EN JESÚS LA ORACION. 541. ¿De quién aprendió Jesús a orar?

542. ¿Cuándo? … antes de los momentos decisivos de su misión o de la misión de sus apóstoles… toda la vida de Jesús es oración, pues está en constante comunión de amor con el Padre.

543. ¿Cómo en su pasión? en Getsemaní y sus últimas palabras en la Cruz revelan la profundidad de su oración filial…

544. ¿Cómo nos enseña? … además del contenido [Padrenuestro], nos enseña las disposiciones requeridas por una verdadera oración:

* la pureza del corazón, que busca el Reino y perdona a los enemigos;

* la confianza audaz y filial, que va más allá de lo que sentimos y comprendemos;

*la vigilancia, que protege al discípulo de la tentación.

545. ¿Porqué es eficaz? porque está unida mediante la fe a la oración de Jesús.

546. ¿Cómo oraba la Virgen María? se caracteriza por su fe y por la ofrenda generosa de todo su ser a Dios. Ella ruega a Jesús, su Hijo, por las necesidades de los hombres.

547. ¿Existe en el Evangelio una oración de María? La intercesión de María en Caná de Galilea, el Evangelio nos entrega el Magnificat (Lc 1, 46-55),

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c) LA ORACIÓN EN EL TIEMPO DE LA IGLESIA

548. ¿Cómo oraba la primera comunidad cristiana de Jerusalén? «acudían asiduamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones» (Hch 2, 42).

549. ¿Cómo interviene el Espíritu Santo en la oración de la Iglesia? Maestro interior

550. ¿Cuáles son las formas esenciales de oración cristiana? son la bendición y la adoración, la oración de petición y de intercesión, la acción de gracias y la alabanza. La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración.

551. ¿Qué es la bendición? es la respuesta agradecida del hombre a los dones de Dios: nosotros bendecimos al Todopoderoso, quienprimeramente nos bendice y colma con sus dones.

552. ¿Cómo se puede definir la adoración? es la prosternación del hombre, que se reconoce criatura ante su Creador tres veces santo.

553. ¿Cuáles son las diversas formas de la oración de petición? son: petición de perdón o también súplica humilde y confiada por todas nuestras necesidades espirituales y materiales; pero la primera realidad que debemos desear es la llegada del Reino de Dios.

554. ¿En qué consiste la intercesión? en pedir en favor de otro. Esta oración nos une y conforma con la oración de Jesú

s, que intercede ante el Padre por todos los hombres, en particular por los pecadores. La intercesión debe extenderse también a los enemigos. 555. ¿Cuándo se da gracias a Dios? La Iglesia da gracias a Dios incesantemente, sobre todo cuando celebra la Eucaristía, Todo acontecimiento se convierte para el cristiano en motivo de acción de gracias.

556. ¿Qué es la oración de alabanza? es la forma de oración que, de manera más directa, reconoce que Dios es Dios;

CAPÍTULO SEGUNDO LA TRADICIÓN DE LA ORACIÓN

557. ¿Cuál es la importancia de la Tradición respecto a la oración? es como en la Iglesia el Espíritu Santo enseña a orar a los hijos de Dios.

FUENTES DE LA ORACIÓN 558. ¿Cuáles son las fuentes de la oración cristiana? son: la Palabra de Dios, que nos transmite «la ciencia suprema de Cristo» (Flp 3, 8); la Liturgia de la Iglesia, que anuncia, actualiza y comunica el misterio de la salvación; las virtudes teologales; las situaciones cotidianas, porque en ellas podemos encontrar a Dios.

EL CAMINO DE LA ORACIÓN 559. ¿Hay en la Iglesia diversos caminos de oración? según los diversos contextos históricos, sociales y culturales. Corresponde al Magisterio discernir la fidelidad de estos caminos 560. ¿Cuál es el camino de nuestra oración? es Cristo, porque ésta se dirige a Dios nuestro Padre pero llega a Él sólo si, al menos implícitamente, oramos en el Nombre de Jesús. 561. ¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en la oración? es el Maestro interior de la oración cristiana y la Iglesia nos exhorta a invocarlo e implorarlo en toda ocasión: «¡Ven, Espíritu Santo!». 562. ¿En qué sentido es mariana la oración cristiana? En virtud de la singular cooperación de María con la acción del Espíritu Santo, 563. ¿Cómo reza la Iglesia a María? con el Ave María, Otras oraciones marianas son el Rosario, el himno Acáthistos, la Paraclisis, los himnos y cánticos de las diversas tradiciones cristianas.

MAESTROS DE ORACIÓN 564. ¿De qué modo los santos son maestros de la oración? Son modelos de oración, y a ellos les pedimos también que intercedan, ante la Santísima Trinidad, por nosotros y por el mundo entero; 565. ¿Quién puede enseñar a rezar? La familia cristiana constituye el primer ámbito de educación a la oración. La catequesis, los grupos de oración, la «dirección espiritual» son una escuela y una ayuda para la oración. 566. ¿Cuáles son los lugares favorables para la oración? Se puede orar en cualquier sitio, pero el lugar tiene importancia para la oración. El templo es el lugar propio de la oración litúrgica y de la adoración eucarística; también otros lugares ayudan a orar, como «un rincón de oración» en la casa familiar, un monasterio, un santuario.

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3) LA VIDA DE ORACIÓN

567. ¿Qué momentos son los más indicados? Todos, pero la Iglesia propone ritmos destinados a alimentar la oración continua: * oración de la mañana y del atardecer, *antes y después de las comidas, *la Liturgia de la Horas, *la Eucaristía dominical, *el Santo Rosario, * las fiestas del año litúrgico.

568. ¿Cuáles son las expresiones? La tradición cristiana ha conservado tres: *la oración vocal, *la meditación y *la oración contemplativa. Su rasgo común es el recogimiento del corazón.

LAS EXPRESIONES DE LA ORACIÓN

569. ¿En qué se caracteriza la oración vocal? La oración vocal asocia el cuerpo a la oración interior del corazón;

570. ¿Qué es la meditación? Es una reflexión orante, que parte sobre todo de la Palabra de Dios en la Biblia; hace intervenir a la inteligencia, la imaginación, la emoción, el deseo, para profundizar nuestra fe, convertir el corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo; es una etapa preliminar hacia la unión de amor con el Señor.

571. ¿Qué es la oración contemplativa? Es una mirada sencilla a Dios en el silencio y el amor.

EL COMBATE DE LA ORACIÓN

572. ¿Por qué la oración es un combate? La oración es un don de la gracia, pero presupone siempre una respuesta decidida por nuestra parte, pues el que ora combate contra sí mismo, contra el ambiente y, sobre todo, contra el Tentador, que hace todo lo posible para apartarlo de la oración. El combate de la oración es inseparable del progreso en la vida espiritual: se ora como se vive, porque se vive como se ora.

573. ¿Cuáles son las objeciones a la oración? * los conceptos erróneos sobre la oración, muchos piensan que no tienen tiempo para orar o que es inútil orar. Quienes oran pueden desalentarse frente a las dificultades o los aparentes fracasos. Para vencer estos obstáculos son necesarias la humildad, la confianza y la perseverancia.

574. ¿Cuáles son las dificultades? * La habitual es la distracción, puede descubrir a lo que estamos apegados. Nuestro corazón debe entonces volverse a Dios con humildad. *la sequedad, cuya superación permite adherirse en la fe al Señor incluso sin consuelo sensible. *La acedía es una forma de pereza espiritual, debida al relajamiento de la vigilancia y al descuido de la custodia del corazón.

575. ¿Cómo fortalecer nuestra confianza filial? Esta se pone a prueba cuando pensamos que no somos escuchados. Debemos preguntarnos, entonces, si Dios es para nosotros un Padre cuya voluntad deseamos cumplir, o más bien un simple medio para obtener lo que queremos.

576. ¿Es posible orar en todo momento? Orar es siempre posible, pues el tiempo del cristiano es el tiempo de Cristo resucitado, que está con nosotros «todos los días» (Mt 28, 20). Oración y vida cristiana son, por ello, inseparables. «Es posible, incluso en el mercado o en un paseo solitario, hacer una frecuente y fervorosa oración. Sentados en vuestra tienda, comprando o vendiendo, o incluso haciendo la cocina» (San Juan Crisóstomo).

577. ¿Cuál es la oración de la Hora de Jesús? Es la oración sacerdotal de Éste en la Última Cena.

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En la Biblia, la experiencia de Job es

especialmente significativa a este respecto.

Este hombre en poco tiempo lo pierde todo:

familiares, bienes, amigos, salud. Parece que

Dios tiene hacia él una actitud de abandono, de

silencio total. Sin embargo Job, en su relación

con Dios, habla con Dios, grita a Dios; en su

oración, no obstante todo, conserva intacta su

fe y, al final, descubre el valor de su experiencia

y del silencio de Dios.

Y así, al final, dirigiéndose al Creador, puede

concluir: «Te conocía sólo de oídas, pero ahora

te han visto mis ojos» (Jb 42, 5):

todos nosotros casi conocemos a Dios sólo de oídas y cuanto más abiertos

estamos a su silencio y a nuestro silencio, más comenzamos a conocerlo

realmente. Esta confianza extrema que se abre al encuentro profundo con

Dios maduró en el silencio. San Francisco Javier rezaba diciendo al Señor:

yo te amo no porque puedes darme el paraíso o condenarme al infierno,

sino porque eres mi Dios. Te amo porque Tú eres Tú.

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Encaminándonos a la conclusión de las

reflexiones sobre la oración de Jesús,

vuelven a la mente algunas enseñanzas del

Catecismo de la Iglesia católica:

«El drama de la oración se nos revela

plenamente en el Verbo que se ha hecho

carne y que habita entre nosotros.

Intentar comprender su oración,

a través de lo que sus testigos nos dicen en el

Evangelio,

es aproximarnos a la santidad de Jesús

nuestro Señor como a la zarza ardiendo:

primero contemplándolo a él mismo en

oración y

después escuchando cómo nos enseña a orar,

para conocer finalmente cómo acoge nuestra

plegaria» (n. 2598).

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¿Cómo nos enseña Jesús a rezar? En el Compendio del Catecismo de la Iglesia católica (n. 544)

encontramos una respuesta clara [en este gráfico]

Jesús nos enseña a orar no sólo con la oración del Padre nuestro, «sino también cuando él mismo ora.

Nos enseña las disposiciones requeridas por una verdadera oración:

* la pureza del corazón, que busca el Reino y perdona a los enemigos;

* la confianza audaz y filial, que va más allá de lo que sentimos y

comprendemos;

* la vigilancia, que protege al discípulo de la tentación» (n. 544)

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Recorriendo los Evangelios hemos visto cómo el Señor, en nuestra oración, es

interlocutor,

amigo,

testigo

y maestro.

En Jesús se revela la novedad de nuestro diálogo con Dios:

la oración filial que el Padre espera de sus hijos.

Y de Jesús aprendemos cómo la oración constante nos ayuda a

interpretar nuestra vida,

a tomar nuestras decisiones,

a reconocer y acoger nuestra vocación,

a descubrir los talentos que Dios nos ha dado,

a cumplir cada día su voluntad,

único camino para realizar nuestra existencia.

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A nosotros, con frecuencia preocupados por la eficacia operativa y por los resultados concretos que

conseguimos, la oración de Jesús nos indica que necesitamos detenernos, vivir momentos de intimidad

con Dios, «apartándonos» del bullicio de cada día, para escuchar, para ir a la «raíz» que sostiene y

alimenta la vida.

Uno de los momentos más bellos de la oración de Jesús es precisamente cuando él, para afrontar

enfermedades, malestares y límites de sus interlocutores, se dirige a su Padre en oración y, de este

modo, enseña a quien está a su alrededor dónde es necesario buscar la fuente para tener esperanza y

salvación.

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Ya recordé, como ejemplo conmovedor, la oración de Jesús ante la tumba de Lázaro.

El evangelista san Juan relata:

«Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:

“Padre, te doy gracias porque me has escuchado;

yo sé que tú me escuchas siempre;

pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado”.

Y dicho esto, gritó con voz potente: “Lázaro, sal afuera”» (Jn 11, 41-43).

Page 19: Benedicto16 oracion(28)jesusora9

Pero Jesús alcanza el punto más alto de la profundidad en la

oración al Padre en el momento de la pasión y de muerte,

cuando pronuncia el «sí» extremo al proyecto de Dios y

muestra cómo la voluntad humana encuentra su realización

precisamente en la adhesión plena a la voluntad divina y no en

la contraposición.

En la oración de Jesús, en su grito al Padre en la cruz,

confluyen «todas las angustias de la humanidad de todos los

tiempos, esclava del pecado y de la muerte, todas las súplicas

y las intercesiones de la historia de la salvación...

He aquí que el Padre las acoge y, por encima de toda

esperanza, las escucha al resucitar a su Hijo.

Así se realiza y se consuma el drama de la oración en la

economía de la creación y de la salvación»

(Catecismo de la Iglesia católica, 2606).

Page 20: Benedicto16 oracion(28)jesusora9

Queridos hermanos y hermanas, pidamos con confianza al Señor vivir el camino de nuestra oración

filial, aprendiendo cada día del Hijo Unigénito, que se hizo hombre por nosotros, cómo debe ser nuestro

modo de dirigirnos a Dios.

Las palabras de san Pablo sobre la vida cristiana en general, valen también para nuestra oración:

«Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni

potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios

manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Rm 8, 38-39).

Page 21: Benedicto16 oracion(28)jesusora9

Saludo del Santo Padre al Sínodo de los armeniosQueridos hermanos y hermanas, deseo ahora saludar, con fraterno afecto, a Su Beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni, Patriarca de Cilicia de los armenios católicos, y a los obispos llegados a Roma de varios continentes para la celebración del Sínodo. Les expreso sincera gratitud por la fidelidad al patrimonio de su venerable tradición cristiana y al Sucesor del apóstol Pedro, fidelidad que siempre los ha sostenido en las innumerables pruebas de la historia. Acompaño con la oración ferviente y con la bendición apostólica los trabajos sinodales, deseando que favorezcan aún más la comunión y el entendimiento entre los pastores, de forma que sepan guiar con renovado impulso evangélico a los católicos armenios por los senderos de un generoso y alegre testimonio de Cristo y de la Iglesia.

Encomendando el Sínodo Armenio a la materna intercesión de la santísima Madre de Dios, extiendo mi pensamiento orante a las regiones de Oriente Medio, animando a todos los pastores y fieles a perseverar con esperanza en los graves sufrimientos que afligen a esas queridas poblaciones.

Que el Señor os bendiga.

Page 22: Benedicto16 oracion(28)jesusora9

Saludo a los fieles de lengua

española,

en particular a los peregrinos de la

Diócesis de Ciudad Obregón,

así como a los provenientes de

España y Latinoamérica.

Invito a todos a aprender de Cristo

el modo que tiene de dirigirse a

Dios, para comprender mejor su

voluntad y así llevarla a la

práctica.

Muchas gracias.