bouyer eucaristía 08 - la eucaristia siria occidental

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  • 7/30/2019 BOUYER Eucarista 08 - LA EUCARISTIA SIRIA OCCIDENTAL

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    CAPTULO VIII

    LA EUCARISTA SIRIA UCCI DENTAL

    Sit carcter tardo

    El tipo de liturgia que subsisti en Roma y en Alejandra,

    si se exceptan ciertas particularidades locales, debi ser prctica

    mente universal en la Iglesia a partir del momento en que se com

    binaron en un solo conjunto el servicio de lecturas y de oraciones

    y el gape eucarstico. Pero en el siglo iv vernos aparecer en Siria

    occidental, en el crculo de Antioqua, una liturgia eucarstica detipo profundamente diferente, aunque se encuentren en ella los

    mismos elementos. Los primeros modernos que la descubrieron en la

    liturgia dci libro vr u de las Constituciones apostlicas, y luego, poco

    despus, en la liturgia jerosolimitana llamada de Santiago, que

    daron literalmente deslumbrados. Particularmente entre los anglica

    nos se inspiraron en esta liturgia toda una serie de tentativas de

    restauracin de una eucarista tradicional, en los siglos xvii y xviiiEs que, por una parte, la eucarista de las Constituciones apostlicas,

    atribuida a Clemente Romano de ah el nombre de liturgia clementi

    na, con que se conocer durante mucho tiempo se adornaba con

    el prestigio de la autoridad apostlica, al igual que la de Santiago,

    atribuida al hermano del Sefior. Pero hay tambin otra razn, y es

    que estos textos son composiciones de una disposicin admirable,

    degran riqueza

    depensamiento

    yde expresin, sostenida por una

    u. Cf. ej libro de JARDINE GizTsaIcooKx, Anglican Liturgias of the Seventeenth and

    EigJ,teenth Cent,,rin, ya ,]]encionado. Vase Ins adelante, p. 421ss.

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    La eucarista sir, occidental

    elocuencia de una retrica consumada. Hace ya mucho tiempo

    que nadie toma a la letra las pretensiones de apostolicidad de estos

    textos. Pero no por ello han perdido, ni mucho menos, todo su

    prestigio. Todava enel

    siglo xx se han hallado tericos, comoDrews 2, que han visto aqu la forma ms antigua y ms pura de la

    eucarista y que han intentado mostrar por qu hipottica evolucin

    habra podido salir de ella la misma liturgia romana. En forma

    ms matizada y con mayor prudencia, uno de los ms grandes

    liturgistas anglicanos de la ltima generacin, el obispo Walter

    Frere, en su libro The Anaphora 2, mantendr todava que tenemos

    aqu la eucarista ideal, concebida y desarrollada conforme a un

    plan que es sustancialmente primitivo, aun cuando su realizacin

    represente una evolucin innegablemente avanzada. La continuidad

    del desarrollo, la unidad lgica de la estructura trinitaria en que

    se inscribe, le parecen fiadores de la antigedad casi apostlica de

    este esquema eucarstico, sea lo que fuere de los detalles variables

    de las frmulas que pueden revestirlo. De esta persuasin han

    procedido, y no cesan de proceder, en la Iglesia anglicana y tam

    bin en otras muchas Iglesias, ensayos ms o menos concordantes

    de reconstitucin de una oracin eucarstica ideal, presentada corno

    radicalmente primitiva.

    No negamos que la eucarista siria occidental se puede considerar

    como ideal, por lo menos, en cuanto jams se ha expresado con

    tanta magnificencia ni en un marco tan satisfactorio para un cierto

    espritu lgico, todo el contenido tradicional de la eucarista cris

    tiana. Pero que esta eucarista pueda ser considerada como primi

    tiva, aun con todas las reservas que se quiera sobre los detalles de

    expresin de que la hallamos revestida, ya en las Constituciones

    apostlicas, ya en la liturgia de Santiago, hay que decir francamente

    que es la ms extrafia aberracin que se pueda imaginar. Esa

    impecable unidad lgica, esa continuidad de desarrollo y el inta

    chable sistema trinitario en que se ve con admiracin inscribirse

    los materiales tradicionales, son otros tantos signos irrecusables noslo de una fecha tarda, sino de una elaboracin refleja, que los

    rnanipula con una osada casi increble. En verdad, si la eucarista

    2. P. DREWS, Zur Entsteh,,ngsgeschichte des Xanons, Tubinga 1902.

    3. W.H. FRESE, Tite Anapitora ar great Eucharistic Prayer, Londres 1938

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    Su carcter tardo

    primitiva se vio alguna vez completamente dislocada, para volver

    luego a ser montada de nuevo conforme a un patrn lo menos tradi

    cional posible, tal se puede decir de la eucarista siria occidental.

    Todo este trabajo lleva en s su fecha y su marca de origen. Supone

    a la vez la evolucin muy avanzada a que no lleg hasta el siglo iv

    la teologa trinitaria, y la ltima retrica griega, cuyo centro deba

    ser casualmente Antioqua. No se trata de poner en duda la legiti

    midad y ni siquiera la excelencia de la teologa de los padres

    griegos del siglo iv. Ni pensamos tampoco en desconocer las reali

    zaciones literarias del helenismo de su poca. Como lo ha dicho

    muy bien Aim Puech, se puede estimar que Libanio, el maestro

    antioqueno de Basilio y de los dos Gregorios, haba puesto a punto

    un tipo admirable de cultura y haba preparado formas literarias

    de una flexibilidad y de una riqueza a las que no faltaba ya ms

    que el contenido de un pensamiento sustancioso, que precisamente

    iban a verter en ellas esos autores cristianos. Pero hay que reconocer

    que todo esto nos aleja lo ms posible del mundo de ideas y de

    formas de expresin que haban conocido los primeros cristianos.

    Las primeras oraciones cristianas, tanto por su contenido, por

    mucho que lo hubiera renovado la novedad evanglica, como por su

    forma espontnea, son profundamente semticas, incluso cuando

    se ven formuladas en griego. Ahora bien, en este marco es incon

    cebible la posibilidad de una oracin larga y elocuente, desarrollada

    sistemticamente. El pensamiento que anima las oraciones judas

    y las primeras oraciones cristianas no se mueve en modo alguno con

    forme a la andadura de la lengua griega. Y pan hallarse en condi

    ciones de hacerlo no habran tenido a su disposicin los moldes

    literarios sin los que ni siquiera podra formularse un pensamiento

    de este tipo.

    En la Biblia, o en la antigua liturgia sinagogal, no hay oraciones

    largas. Y si no las hay, es que no poda haberlas. Las lenguas

    semticas, como el hebreo, que slo tiene algunas preposiciones,

    dos o tres conjunciones, y carece de pronombres relativos, se niegan

    a ello. Se pueden componer rosarios de oraciones encadenadas por

    4. Cf. en ASM ieEcn, Hj.stojre de la Fittrature grecqu. chrtie,,ne, vol. 3, Pars

    1930, el capitulo sobre los capadocios, y A.E.J. FESTUGTPZ, A,,tioche pajene 1 eIr

    tiene, Paris 1959.

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    La eucaristla siria occidental

    los Lemas que las recorren, pero no oraciones larga y lgicamente

    desarrolladas, que requieren el apoyo de una sintaxis compleja,

    provista de gran variedad de trminos de enlace.

    Las excepciones slo son aparentes. Dejemos a un lado las

    oraciones del libro de Ester. Estas fueron precisamente aadidasen la versin griega. La mayora de los salmos largos no son en

    modo alguno oraciones largas, sino ms bien, como lo ha mostrado

    la escuela exegtica escandinava, liturgias que ponen una tras otra

    oraciones diferentes, que corresponden a las fases sucesivas de un

    sacrificio, de una procesin o cualquier otro gnero de oficio

    complejo . De ah las apariencias de inconsecuencia, los pasos

    bruscos de un tema a otro, que fueron la desesperacin de los exegetas mientras se obstinaron en querer analizarlos como se ana

    lizara el himno de Cleantes o incluso un himno homrico.

    Los nicos salmos argos que no caen dentro de esta categora

    son los salmos sapienciales, que son meditaciones tardas sobre la

    historia sagrada. Se puede comparar con ellos la gran oracin de

    Nehemas que antes hemos resumido 6 Aqu hallamos una fuente

    de eucaristas desarrolladas, pero no un verdadero antecedente.Porque todos estos textos son profundamente diferentes de las

    formas que estas eucaristas recibirn en el mundo helnico. Sus

    meditaciones, en efecto, no se salen de un plano puramente na

    rrativo. En ellas no se reconstruye la historia conforme a una

    sntesis racional. En tanto la meditacin sapiencial permanece en

    medio semtico, se limita a marcar una serie de hechos, considerados

    como tpicos en su diversidad, con un mismo estribillo, como e1conocido porque su misericordia es eterna, del salmo 136, o den

    gracias al Seor por su gracia y por sus misericordias en favor

    de los hijos de Adn, del salmo 107. Las ms de las veces ni

    siquiera se va tan lejos en la organizacin, sino que se acumulan

    simplemente testimonios sucesivos de la constante misericordia divina

    salmo 105 o ejemplos renovados de la infidelidad humana sal

    mo 106. 0 bien, si se esboza una estructura, ser mediante unjuego literario completamente oriental, como la composicin de

    los salmos alfabticos.

    5. Cf. AAGE Bnnan, op. cit.

    6i, Vase a I;tt-,, ii 60s.

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    Su carcter tardo

    Habr que llegar a una forma de pensamiento francamente

    griega, en un mundo literario heredado del helenismo, para ver

    sintetizarse la meditacin sapiencial dentro del marco eucarstico,

    conforme a las lneas articuladas de una teologa sistemtica. Pa

    rece que aqu menos que nunca se puede separarel

    fondo dela

    forma: este fondo de una visin de la historia organizada a

    partir de una teologa sinttica, no poda aparecer sino en una

    forma griega.

    Sin embargo, en e1 Nuevo Testamento, naturalmente en san

    Lucas, vemos un primer indicio del paso que iba a efectuarse de una

    forma estilstica y al mismo tiempo de una forma de pensamiento

    a otra. El cntico de Zacaras es todava, a primera vista, un salmo.Pero si se lee atentamente en griego, se ve que ya no lo es. 1

    juego de las partculas, por rudimentario que sea, el empleo de con

    junciones variadas, hizo de l un perodo griego, que recubre y

    fusiona los miembros independientes de un salmo semtico.

    Lo mismo se observa, y ya lo hemos sealado, cuando se pasa

    de la eucarista de Adday y de Man a la de san Hiplito. Como

    lo hace notar con razn dom Botte,es evidente que la primera

    fue compuesta en una lengua semtica. Ni es menos evidente que

    Hiplito, pese a su atenta preocupacin por guardar ne varietur

    el esquema ms antiguo de la oracin eucarstica, compuso la suya

    en griego, y como griego, por lo menos de adopcin.

    Las grandes oraciones eucarsticas sirias occidentales exhiben

    todava ms claramente lo que podra realizar la ltima retrica

    griega aplicndosea

    dar de la eucarista una frmula conforme

    a sus cnones y comenzando para ello por repensarla desde sus

    mismos fundamentos con el fin de reescnibirla. Una vez ms, no

    fue men coincidencia que estas oraciones se escribieran en Antio

    quia o en sus aledaos, Jams habran podido componerse en otro

    lugar ni en otra poca, sino en la que ense all Libanio.

    En efecto, la retrica griega tarda no es va nicamente una

    retrica asitica, sino una retrica siria. Aunque se imaginaba no

    ser sino la ltima perfeccin del arte de un Demstenes o de un

    Esquines, en realidad haba llegado a ser algo muy diferente.

    7. Vase E. N0RDEN, Pie Attikr Knnstprosa, Leipzig . erIfn 1923.

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    La eucarista siria occidental

    Conservaba de aqul la preocupacin por un desarrollo racional,

    deductivo, del pensamiento, en una rigurosa forma gramatical, em

    pleando a fondo, pero con discernimiento, todos los recursos del

    vocabulario y de la sintaxis griega. Pero a ello haba aadido un

    gusto oriental de la profusin y del brillo de las imgenes, de la

    distribucin armoniosa de las ideas y de las sonoridades, y por

    encima de todo una ampliacin del ritmo. All la monodia griega

    se traduca en una especie de sinfona completamente helenstica,

    que habra parecido el colmo del mal gusto y de la extravagancia

    rio slo a Demstenes, sino tambin a Cicern. De ah resulta que

    por ms que la frase se alargue y trate de adaptarse, no puede

    contener todo el perodo.. Tiste, asumiendo as un elemento oriental,

    y ms concretamente semtico, rebota en una serie de frases suce

    sivas. Pero el conjunto no deja de ser griego, no slo por la estruc

    tura de cada una de sus frases, sino tambin porque stas se

    encadenan, si ya no con enlaces sintcticos expresos, por lo menos

    por la continuidad de un ritmo que, armonizando las palabras

    las imgenes, conserva siempre el hilo de un mismo pensamiento

    directivo.

    A griegos formados en la escuela de los siglos iv o y antes de

    nuestra era habra parecido la literatura semtica no slo intra

    ducible, sino inasiniilable. En cambio, a estos seudogriegos les

    ofreca un alimento de primera clase pan la amplificacin, que

    era la ltima palabra de su retrica evolucionada y que podemos

    llamar decadente, si la juzgamos segn los cnones clsicos. Pero,

    evidentemente, para que su barniz hlnico no saltara en pedazos,tenan ellos que asimilar dicha literatura, aunque a costa de una

    digestin que la dejara desconocida.

    La primera condicin sine qua non sera una nueva distribucin

    de la materia que la adaptara al desarrollo tanto del pensamiento

    como de la lengua griega, analizando cada idea en sus partes para

    reconstituir un conjunto en que las ideas particulares y parciales

    se sintetizann por s mismas en una idea general.El esquema trinitario, tal como lo elabor en el siglo rv la

    teologa cristiana de lengua griega, proporciona as el marco

    soado en que desplegar la ms suntuosa orquestacin retrica de

    los tenias eucarsticos tradicionales. De ello resultar la liturgia

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    La eucarista de las Constituciones apostlicas

    de Antioqua y de Jerusaln. Era inevitable que encantara a toda la

    Iglesia bizantina, en la medida misma en que Bizancio adoptara

    juntamente la retrica y ms en general la esttica de Antioqua,

    con la teologa de Basilio y de los dos Gregorios

    Parece que podemos hallar, verosmilmente en Antioqua misma,

    el primer producto, y el ms exuberante de este trabajo, en la

    liturgia eucarstica del libro viii de las Constituciones apostlicas.

    Un poco ms tarde aparece en Jerusaln, con la liturgia llamada

    de Santiago, una composicin anloga, pero de economa ms

    sobria y ms acabada. Las liturgias atribuidas a san Basilio y a san

    Juan Crisstomo sern refundiciones y decantaciones de sta, que

    conducirn este tipo a su forma clsica.

    Estructura y fuentes de la eucarista de las Constituciones

    apostlicas

    Es corriente entre los comentaristas de la eucarista del libro viii

    de las Constituciones apostlicas afirmar que se trata aqu de una

    liturgia en el papel, que no pudo ser nunca utilizada tal cual,

    debido a su prolijidad . Con esto se olvida lo que nos dice san

    Justino de los antiguos celebrantes, que daban gracias lo ms

    que podan Es de creer que en la Antioqua del siglo iv, ms que

    en ninguna otra parte del mundo en ninguna otra poca, haba

    quienes podan mucho. La eucarista del libro viii de las Constituciones apostlicas, pronunciada por un celebrante de lengua muy

    suelta, apenas si durara ms de un cuarto de hora. Si los liturgistas

    modernos no fueran por lo regular eclesisticos pertenecientes a

    Iglesias en las que la improvisacin litrgica no es ya ms que un

    recuerdo, sabran por experiencia que una oracin de tal longitud

    no es cosa inusitada en las Iglesias en que todava se practica la ora

    cin ex tempore. Los fieles estn demasiado acostumbrados para

    8. Cf. GERVASE M*TxEw, Byzentine Aesthetics, Londres 5963, p. 23.

    9. En realidad, las catequesis de sao Cirilo de Jerusaln muestran que se trata de

    una liturgia que debi ser utili7ada, s no sai cual, por lo menos en sus grandes lineas,

    antes que la llamada de Santiago cf. en particular la 54 Mistoggica, Bibliografa en

    J.M. SAVOET, op. cit., p. 34ss.

    10. Primera Apologa. 67.

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    La eucarista siria occidental

    osar quejarse de ello, y los pastores no tendran la idea de pedirles

    su parecer, aunque tales Iglesias son generalmente las que se

    creen ms democrticas. Podemos creer que lo mismo sucedera en

    la antigua Iglesia mientras fue regla la improvisacin. Ni tampocoest vedado creer que el sordo descontento de los fieles por la

    intemperancia verbal de ciertos eclesisticos influyera en la desapa

    ricin progresiva de aquella libertad de palabra. Este factor debi,

    por lo menos, aadirse all a ciertas preocupaciones sentidas por

    la autoridad ante ms de una improvisacin, en la que la prolijidad

    de las frmulas poda ir de la mano con la inconsistencia del pen

    samiento. La liturgia del libro vn de las Constituciones apostlicas

    parece haber sido el fruto de un esfuerzo por delimitar ya con la

    mayor exactitud, pero tambin con la mayor amplitud posibles, el

    contenido y la progresin juzgados por su autor como el ideal de

    una buena eucarista. Pero para ello se aprovecha de una abundancia

    que deba comenzar ya a fatigar, aunque no deba parecer todava

    tan insoportable como nos parece a nosotros.

    Esta liturgia, no obstante su localidad, es uno de los bellos

    textos eucarsticos de la antigedad, y en todo caso seguramente el

    que expresa, lo ms completamente posible, todo lo que los antiguos

    cristianos podan hallar o poner en una oracin eucarstica. Gene

    ralmente se admite que su autor deba ser arriano o, por lo menos,

    semiarriano. Sin embargo, no hay que olvidar que muchas expre

    siones que hoy da pueden parecer propias de esa escuela se hallan

    ya en no pocos padres antenicenos, cosa que Petau fue el primero

    en descubrir. Apenas si las hay que no puedan expresar tanto

    una teologa embrionaria como una teologa positivamente defectiva.

    As, lo que hizo numerosos a los seniiarrianos fue que los arria

    nos, cuando usaban un lenguaje prudente, se limitaban a emplear

    expresiones que haban circulado largo tiempo sin que nadie viera en

    ellas malicia. Estos semiarrianos, en torno a Basilio de Ancira, no

    tendran gran dificultad en aceptar la ortodoxia nicena cuando la

    consustancialidad del Hijo fuera acompaada de una declaracin nomenos firme sobre la distincin de las hiptesis y perdiera as toda

    apariencia de sabelianismo.

    Rs evidente que el autor puso empeo en reunir todos los ma

    teriales que pudo tener a mano, para incorporarlos a su texto. En

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    La eucarista de las Constituciones apostli CaS

    l hallamos de paso expresiones que son reminiscencias de Hiplito

    no pocas de cuyas prescripciones fueron adems incorporadas ter

    tualmente a las otras partes de las Constituciones. Pero su fuente

    mayor se halla en aquellas antiguas oraciones judas alejandrinas,

    cristianizadas mediante algunas interpolaciones que el autor mismo

    nos conserv en su libro vii As nos hallamos en condiciones de

    apreciar a la vez la fidelidad con que se preocup por incorporar a

    su construccin todo lo que hall en las fuentes, como tambin la

    libertad con que lo redistribuy y recompuso todo en un conjunto

    verdaderamente personal.

    Si comparamos el resultado final con las liturgias que hemos

    hallado en Egipto o en Roma, dos hechos se nos imponen ya.

    El primero es que esta liturgia pseudoclementina est formada con

    los mismos elementos que la liturgia romana o alejandrina. Todo

    lo que hemos hallado en stas, y nada ms, se halla tambin aqu,

    nicamente en una forma generalmente ms detallada, aunque no

    siempre, como si el compilador no hubiera querido dejar nada

    implcito. La segunda es que es imposible suponer que el tipo

    egipcio o romano pudiera proceder de este tipo antioqueno. ste

    representa una sntesis concebida con madurez y aplicada con dcli

    beracin, siendo inconcebible que se hubiera pensado nunca en

    desinembrarla para volverla a plasmar conforme a otro orden. Este

    ltimo se explica muy bien histricamente, como ya lo hemos visto,

    si se parte de los antecedentes proporcionados por las oraciones

    judas de la sinagoga y de la mesa. Lo que no se ve, en cambio,

    es cmo tal orden habra podido resultar de una dislocacin de la

    eucarista de las Constituciones apostlicas. Parece, por el contra

    rio, incontestable que esta liturgia siria es una recomposicin hiten

    cionada de una liturgia local que deba ser muy anloga a Ja liturgia

    romana y egipcia. Veremos ms tarde Ja verificacin de esto cuando

    volvamos a ocuparnos de la forma larga de la liturgia de Adday

    y de Man, en la que parece hallarse una liturgia siria completa,

    aunque nada, o poco, recompuesta.

    Vamos a dar, y a comentar, el texto de la liturgia del libro viii

    de las Constituciones apostlicas en tres fragmentos sucesivos,

    reparticin que corresponde al plan trinitario de toda la conipo

    sieiii. lero conviene detenernos en el dilogo introductorio.

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    La eucarista siria occidental

    La gracia dc Dios todopoderoso el amor de nuestro Seor Jesucristo

    y la comunicacin xotvcov del Espritu Santo estn con todos vosotros.

    Y con tu espritu.

    Arriba el espritu tbv voi3v.

    -Lo tenemos levantado hacia el Seor.

    Demos gracias al Seor.

    - Es digno y justo.

    Aqu como en Hiplito, y quiz por su influjo, hallamos la

    frmula breve: demos gracias a Dios, cuyo origen y significado

    primero hemos visto ya. Pero los dos versculos precedentes fueron

    helenizados por completo. La sustitucin del saludo El Seor

    est con vosotros, por la bendicin tomada de 2Cor 13,13, vendr

    a ser universal en el Oriente sirio y en todos los pases adonde se

    transporte su liturgia. Pero no fue adaptada sin una transformacin

    significativa. Se tuvo la preocupacin de establecer en ella el orden

    jerrquico trinitario, poniendo al Dios todopoderoso en ei

    primer miembro y atribuyndole la gracia, mientras que a Cristo

    se le sita en el segundo y se le atribuye la &y&7fl lo cual es una

    marcada transgresin del orden constante en san Pablo. Tampoco

    son los corazones los que deben elevarse a Dios para espritus

    formados a la griega, el corazn no es ms que la sede de las

    emociones, sino el vo, la parte ms espiritual del alma en la

    antropologa helnica.

    Viene luego la primera parte de la eucarista, que nos llevar

    hasta el sanctus:

    i Cun 11 verdaderamente digno y justo es ante todas las cosas cantarte

    con himnos, Dios que es por esencia, antes de todo lo que vino al ser, del quetoda patria en los cielos y en la tierra toma su nombre, el nico no engen

    Irado, sin principio, sin rey, sin dueo, sin necesidad, el corega de todo

    bien, superior a toda causa y a toda gnesis, el que es siempre tal como es

    y el mismo, del que vinieron a la existencia todas las cosas que cambian!

    Porque t eres el conocimiento sin principio, la visin eterna, el odo no

    engendrado, la sabidura innata, el primero por naturaleza y el nico quees el ser y est por encima de todo nmero, el que hizo que todas las cosas

    vinieran al ser de la nada por tu Hijo nico, al que engendraste antes detodos los siglos, sin intermediario, por tu voluntad, tu poder y tu bondad,

    Hijo nico, Dios Logos, sabidura viva, primognito de toda la creacin,

    11. fl &O y no sencillamente dXyjOa, como en Alejandra y en Roma rere.

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    La eucarista de las Constituciones apostlicas

    ngel de tu gran designio, tu sumo sacerdote, rey y seor de toda naturaleza

    espiritual voiri y consciente, el que es ante todo y por el que todo

    [existe]. En efecto, Dios eterno, todo lo hiciste por l, y por l extiendes a

    todas las cosas tu providencia atenta, pues por l lnciste la gracia del ser,

    y diste ser en el bien: Dios y Padre de tu Hijo nico, que por l hicisteante todo los querubines y los serafines, los eones y los ejrcitos, las potes

    tades y los principados, las autoridades, los arcngeles y los ngeles, y des

    pus de esto creaste por l todo el mundo visible y todo lo que en l se

    halla, Porque t eres ci que estableci el cielo como un aposento y lo exten

    di como una tienda, y t asentaste la tierra sobre el vaco, por tu sola

    decisin, t fijaste el firmamento y t estableciste la noche y el da; t que

    sacas la luz de tus tesoros y cuando se retira haces que desciendan las tinie

    blas para el reposo de los vivos que se mueven en este mundo, t estable

    ciste el sol para que gobernara el da y la luna para que gohernara la noche,

    y el coro de las estrellas lo inscribiste en el cielo para alabanza de tu majes

    tad; t eres quien hizo el agua para bebida y purificacin, el aire vivificante

    para la inspiracin y la espiracin y para la emi,in de la voz, por medio de

    la lengua, que golpea el airc, y del odo, al que tone en actividad para que

    capte el lenguaje que dc esta manera le alcanza; t eres quien hizo el fuego

    para consolarnos de las tinieblas, para la satisfaccin de nuestras necesidades,

    para calentarnos e iluminarnos; t separaste el gran mar de la tierra e hiciste

    el agua navegable y la tierra firme bajo nuestros pies, llenaste la una deanimales pequeos y grandes, la otra de bestias domsticas y salvajes; t

    la proveste de rboles variados, la coronaste de plantas, la embelleciste

    cori flores, la enriqueciste con simientes ; t estableciste el al,ismo y le pu

    siste un gran dique todo en derredor, el mar qtie levanta las olas de sus

    aguas salinas, y lo contuviste con las puertas de arena de las playas; al

    soplo de los vientos t lo elevas hasta la altura de las montaas y luego

    lo extiendes como una llanura; ora lo vuelves furioso en invierno, ora lo

    calmas y lo amansas hasta el punto de que su travesia resulta fcil a los

    navegantes; t surcaste de ros el mundo que creaste por Cristo, lo regaste

    con arroyos y lo embriagaste con fuentes perpetuas, reforzndolo todo

    alrededor con las colinas para que la tierra fuera firme y no temblara. T,

    en efecto, llenaste el mundo que te pertenece, de plantas perfumadas y salu

    dables, de animales numerosos y variados, poderosos y dbiles, comestibles

    y domesticables, domsticos y salvajes, de serpientes que silban, le pjaros

    que cantan, por el ciclo de los aos, las variaciones de los meses y de los

    has, el orden de las estaciones, el circuito de las nubes que derraman sus

    aguaceros, para engendrar los frutos y alimentar a los vivientes, regularel soplo de los vientos cuando agitan, como t se lo prescribiste, la multitud

    de los vegetales y de las plantas.

    Adems, no slo creaste el rmindo, sino que hiciste al hombre, como ciu

    dadano del mundo, haciendo aparecer en l corno [otrol mundo en el mundo.

    lorttlle t dijiste a la sabidura: Hagamos al hombre a nuestra imagen y

    257

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    La eucarista siria occidental

    semejanza, y domine sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo.

    Por esto lo hiciste de un alma inmortal y de un cuerpo destructible, la una

    a partir de la nada, y el otro, de los cuatro elementos, y le diste segn el

    alma el discernimiento racional, la facultad le distinguir entre la piedad

    y la impiedad, de observar lo justo y lo injusto, y segn el cuerpo le otorgaste

    los cinco sentidos y el movimiento. Porque eres t, Dios todopoderoso, quien

    por el Cristo haba plantado el paraso en Edn, en Oriente, lo habas ador

    nado con todos los vegetales de que es posible alimentarse, y los habas

    introducido en l como en un bogar bien abastecido, y al hacerle a l habas

    implantado en l la ley de modo que tuviera en si mismo y por s mismo las

    semillas del conocimiento divino cocoakc. y al introducirle en aquel

    jardn de delicias le habas conferido autoridad sobre todo para que

    se aprovechara de ello, sin vedarle gustar sino de una sola cosa en la espe

    ranza de bienes mejores, de modo que si hubiera guardado este precepto

    habra tenido la inmortalidad en recompensa. Pero cuando despreci este

    precepto y gust del fruto prohibido, por la seduccin de la serpiente y de

    comn acuerdo con la mujer, aunque lo arrojaste justamente del parasa, no

    te desviaste completamente de l en su perdicin, gracias a tu bondad, porque

    era tu obra, sino que, habindole sometido la creacin, se la diste para

    que sacara de ella su sustento con sus sudores y su trabajo, porque de ti

    viene la germinacin, el crecimiento y la madurez; con un juramentu lo

    llamaste a revivir una vez que se hubiera dormido brevemente y le prome

    tiste que soltarasla

    atadura dela

    muerte para la vida de la resurreccin.

    No contento con esto propagaste en una muchedumbre numerosa sus des

    cendientes y glorificaste a los que se adheran a ti, mientras que cas

    tigabas a los que se desviaban de ti t aceptaste e sacriflcio de Abel,

    como el de un justo, mientras que rechazabas el don de Cain, el homicida,

    como impo, y tras ellos viniste en ayuda de Set y de Ens y trasladaste

    a Henoc. Porque t eres el creador de los hombres y el corega de la vida,

    el que satisface su necesidad, el dador de las leyes, el remunerador de los

    que las observan y el vengador de su transgresin, t que trajiste el gran

    diluvio sobre el mundo por causa de la multitud de los impos y librastedel diluvio en el arca al justo No con ocho almas vivas, trmino de los

    hombres pasados, comienzo de los que naceran, t que inflamaste el fuego

    terrible contra la pentpolis de Sodoma y que de una tierra frtil hiciste

    una salina por causa de la malicia de sus habitantes, mientras que librate

    al justo Lot de los tormentos. Ij eres el que libr a Abraham de la unpiedad de sus antepasados, lo estableciste heredero del mundo y le hiciste

    ver anticipadamente a tu Cristo; consagraste a Melquisedec como sumo

    sacerdote de tu culto; a tu servidor Job, en su gran prueba, lo sacaste ven

    cedor de la serpiente, principio del mal; hiciste a Isaac hijo de la promesa,a Jacob padre de doce hijos y de una multitud salida de ellos y los con

    dujiste a Egipto en nmero de setenta y cinco almas. T no volviste la espalda

    a Jos, sino que, en recompensa de la prudencia que le habas otorgado, le

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    La eucarista de las Constituciones apost6licas

    diste el gobierno de los egipcios. Y como los hombres haban corrompido

    la ley de naturaleza y, o bien pensaban que la creacin se haca por s misma,

    o bien la honraban ms de lo que conviene, t no dejaste que se extraviaran,

    sino que produjiste a tu santo servidor Moiss y por l le diste la ley

    escrita para que viniera en ayuda de Ja ley de la naturaleza, mostraste que

    la creacin era tu obra destruiste el error del politesmo, glorificaste a

    Aarn y a sus descendientes por el sacerdocio, castigaste a los hebreos en

    su pecado, los recibiste en su conversin, heriste a los egipcios con las diez

    plagas; separando el mar, hiciste que los israelitas lo atravesaran, castigaste,

    sumergindolos, a los egipcios que los perseguan, endulzaste por el leflo

    el agua amarga, de la piedra hendida hiciste manar agua, hiciste llover el

    man del cielo, diste las codornices del aire como alimento, fuiste para

    ellos una columna de fuego por la noche, para iluminarlos, y una columna

    de nube de da, para preservarlos de los calores. Produjiste a Jess comocabeza, por quien aniquilaras a los siete pueblos de Canan, hendiste el

    Jordn, desecaste los ros de Etn, hiciste que se derrumbaran las murallas,

    sin necesidad de mquinas ni de mano de hombre. Por todo esto, a ti la

    gloria, Seor todopoderoso. Innumerables ejrcitos de ngeles, de arcn

    geles, de tronos, de dominaciones, de principados, de autoridades, de potes

    tades, de huestes eternas, los querubines y los serafines de seis alas, que

    con dos se velan los pies, con dos la cabeza y con las otras dos vuelan, te

    adoran, diciendo con los miles de millares de arcngeles y las diez mil

    mirladas de ngeles, con clamores incesantes y que no se callan jams:

    Santo santo, santo, Seor sabaoth. Los cielos y la tierra estn llenos de

    su gloria, bendito por los siglos. An,n &

    Esta primera parte est centrada en el Padre, pero desde las

    primeras palabras afirma que el Padre lo cre todo por Cristo, y

    ms particularmente al hombre, puesto que la antigua alianza con

    Abraham fue fundada en una visin anticipada del Cristo quehaba de en3 Y la conclusin del relato de la antigua alianza,

    con la entrada en Canan despus de la pascua y del xodo,

    y el establecimiento en Palestina, subraya que fue obra de Jess,

    forma equivalente de Josu, lo que est evidentemente lleno de

    sentido en la mente del redactor.

    Louis Duchesne hizo notar, cosa que puede parecer bastante

    natural, que uno se extraa al ver que se corta bruscamente unaevocacin tan detallada del Antiguo Testamento ". Pero no creemos

    12. Baxoxaw., op. cit., p. 1453. cf. P.X. PusK, Cansttutoncs apostolicae, vol. i,p. 496ss.

    13. Cf. sapra, p. 132s.

    14. cf. Lotas DucHEsNE, Origi,ln du CsUt ,-hrSn, Pars 1920, p. 61, a. 1.

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    La eucarista siria occidental

    que haya que suponer con l que se haya perdido una parte del

    texto. En la segunda parte sern evocadas a su vez las vicisitudes ul

    teriores de la historia de Israel, con las intervenciones de los

    profetas. Pero parece ser que todo esto, en la interpretacin del

    autor de la oracin no es tanto la continuacin de la antigua

    alianza como el esbozo progresivo, dentro del marco establecido

    por sta, de la nueva alianza que se consumara en la encarnacin

    redentora.

    Predomina el tema del conocimiento, como en la berukah juda

    que conduca a la qedwah. Pero en este texto se ve desarrollado

    en un ambiente netamente sapiencial como ya en las oraciones

    judas del libro vii. Tambin como en stas, se hace a este propsito la introduccin de Cristo: el Hijo nico, el Dios Logos

    es identificado con la sabidura viva, al mismo tiempo que procla

    mado primognito de toda la creacin, ngel del designio mara

    villoso, sumo sacerdote, rey y seor. En la expresin ngel del

    designio se reconoce de paso una influencia de Hiplito.

    El tema de la creacin, todavia como en las oraciones judas,

    sigue inseparable del de la providencia activa, que mantiene en el

    ser y da ser en el bien c ctv. De ah una gran visin de toda

    la creacin, descrita desde el comienzo como tendiente hacia el

    hombre y acabndose con la aparicin de ste, creado a imagen

    divina, en un dilogo entre el Padre y la sabidura, e introducido

    en el paraso plantado por el Cristo, en Edn, en Oriente.

    Esta descripcin, con la fusin de reminiscencias de los pri

    meros captulos del Gnesis y del salmo 104, sigue de cerca y com

    bina las tres primeras oraciones de la tefII/ah juda helenstica que

    hemos hallado ya en el libro vn. Sigue siendo muy juda, aunque

    de un judasmo evidentemente helenizado, por su insistencia en la

    distincin radical del Creador y de la criatura, en la gratuidad

    de la creacin. La conclusin del relato en la mencin del rbol

    del bien y del mal proporcionar la ocasin para pasar del tema del

    conocimiento al de Ja vida, y ms concretamente de la inmortalidad,

    que haba sido preparada por la afirmacin de la creacin delhombre como alma individual en un cuerpo perecedero.

    As pasamos tambin de la creacin a la historia del pecado y de

    la redencin primera, en la primera alianza, Desde el comienzo

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    La eucarista de las ojistitu,oiiesa1ntl,tis

    de la historia sagrada, es decir, inmediatamente despus del pecado,

    el autor de a eucarista cree percibir la llamada al nuevo naci

    miento, a la vida de la resurreccin. Llega incluso hasta a declarar

    destruida la sujecin de la muerte por esa promesa ya hecha al

    comienzo de la historia de la salvacin. De sta destaca al justo

    Abel y su sacrificio como principio de la humanidad salvada,

    opuesta a la descendencia de Can, y que se perpeta a travs de Set,

    de Ens, y de Henoc, arrebatado al cielo. La historia del diluvio

    y de No, del fuego cado sobre Sodoma y Gomorra, viene a ser

    una primera realizacin de la separacin a la vez juicio y libe

    racin - entre las posteridades adamitas. Entonces se introduce

    a Abraham, como quien fue liberado de la impiedad de los ante

    pasados, establecido heredero del universo, y admitido a una

    primera visin de Cristo. Con l se pone en relacin a Melquisedec

    y su sacrificio, as como a Job, declarado vencedor de la serpiente

    antigua. En Isaac, Jacob

    los doce patriarcas vemos constituirse

    el pueblo prometido, introducido en Egipto por Jos. La liberacin

    operada por Moiss una vez que este pueblo se vio reducido a la

    esclavitud por los egipcios, aparece como la victoria inicial sobrela idolatra del politesmo, en la revelacin de la ley escrita para

    que viniera en ayuda de la ley de la naturaleza. Con Moiss entra

    .arn, principio del sacerdocio levtico. Viene luego todo el relato

    del xodo aunque no se menciona expresamente la pascua, desde

    las diez plagas hasta el derrumbamiento de Jeric delante de Jess,

    jefe del ejrcito, el cambio de las aguas amargas en aguas dulces,

    el agua de la roca, la mencin del man y de las codornices, con lacolumna de fuego y de nube. Tambin aqu, aunque la dependencia

    sea menos estrecha que antes, los puntos salientes son poco ms

    * o menos los mismos que en otra pieza juda del libro vii, la que

    * corresponde a las ltimas peticiones: de la tefillali. El padre t.igier ha

    puesto, por otra parte, en evidencia la sorprendente semejanza entre

    todo este resumen de la historia sagrada y los que se hallan en

    las amplificaciones de las bendiciones tefillahy

    abodak, propias dela fiesta de las expiaciones

    U. L. L,o,n, A,IpIIOYCS o,ie,,tults ct rires J14itIS, Cfl lroche.Odcnt chttien,

    t. x,,, 1963, p. 3ss y 9Iss. Cf. Cli LI iiIW, Pc/, dAda,,, fl pclu di, monde, vol. 2,

    iaris i961, las p. 2895b.

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    La eucarista siria occidental

    Ntese que esta evocacin de la creacin y de la redencin inicial

    est incluida en una evocacin del universo anglico. Los ngeles

    aparecen, inmediatamente despus del primognito, Hijo nico,

    Logos y sabidura, como la primera creacin, a la que sigue la del

    mundo visible y de todo lo que ste encierra. Simtricamente,

    despus de la obra redentora, cuando se ha derrumbado Jeric y

    Jess ha introducido en su herencia al pueblo rescatado, reaparecen

    los ngeles: Por todo esto, a ti Ja gloria, Seor todopoderoso. Y

    te adoran innumerables ejrcitos de ngeles, de arcngeles, etc. En

    la primera enumeracin anglica habr que notar despus de los

    querubines y los serafines, los eones y los ejrcitos, es decir, losngeles rectores de las economas sucesivas y en conflicto.

    La segunda introduce el sanctus, en el que hay que observar

    la forma arcaica, intermedia en ciertos respectos entre la versin

    egipcia, que no es sino su versin juda, a la que se ha amputado

    la bendicin de Ezequiel, y las formas posteriores. Aqu no tenemos

    todava la bendicin y los hosanna del salmo 118, pero se ha intro

    ducido una bendicin general: Bendito por los siglos. Ntesetambin que la cita de Isaas, aunque comporta la adicin los cie

    los, conserva todava llenos de su gloria, en lugar de llenos

    de tu gloria, que prevalecer ms tarde.

    Despus del sanctus va a centrarse la eucarista en el Hijo y en

    la consumacin de la historia saludable en su pasin-glorificacin.

    Santo, j cmo lo eres en verdad, y santsimo, altsimo, ensalzado por

    los siglos. Santo tambin tu Hijo nico, nuestro Senr y Dios, Jesucristo,

    que sirvindote en todas las cosas a ti, su Dios y su Padre, admirable en

    la creacin y digno de ser celebrado por su providencia, no desdel a la

    raza perdida de los hombres, sino que despus de la ley natural, despus

    le la torah, despus de las reconvenciones de los profetas despus de las

    intervenciones de los ngeles, una vez que hubieron corrompido con la ley

    positiva la ley natural, apartado de su memoria el diluvio, la combustin

    [de las ciudades pecadoras], las lluvias de Egipto, las matanzas de Pales

    tina, y cuando iban a perecer los que todava subsistan, le plugo, por tuinstigacin, a l, que era el creador de los hombres, hacerse hombre; al

    legislador someterse a las leyes; al sumo sacerdote, hacerse vctima; al

    pastor, oveja, y te aplac &cuiclaro a ti, su propio Dios y Padre,

    te reconcili con el mundo y libr a todos los hombres de la clera sus

    pendida sobre ellos, naciendo de una Virgen, l, Primognito de toda la

    creacin, segn las profecas relativas a l, que l mismo haba inspirado

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    La cucaristia de las Constituciones apostlicas

    to npoppOcLa, de la raza de David y de Abraham, de la tribu

    de Jud; fue engendrado en el seno tic la Virgen el que forma todos los

    seres engendrados, fue hecho carne el que no es carnal, el que naci fuera

    del tiempo naci en el tiempo. Habiendo vivirlo santamente 7roXLn&FLo,

    Aok, habiendo sido educado segn los preceptos Maxo, habiendo desterrado de los hombres toda enfermedad y toda dolencia, habiendo hecho

    signos y prodigios en medio del pueblo, habiendo tenido participacin en

    nuestro alimento, en nuestra bebida, en nuestro sueffo, l que alimenta a

    todos los que tienen necesidad de alimento y sacia a medida de sus deseos

    a todo lo que vive, manifest tu nombre a lis que lo ignoraban, puso en

    fuga a la ignorancia, excit de nuevo la piedad, cumpli tu voluntad, acab

    la obra que le habias encargado hacer y, habiendo operado perfectamente

    todas estas cosas, entregado en manos de los impos por la traicin de

    sacerdotes y de sumos sacerdotes indignos de este nombre, y de un pueblo

    infiel a la ley y pervertido, y sufriendo abundantemente de su parte, so

    portando toda suerte de injurias con tu consentimiento, entregado al go

    bernador Pilato, juzgado el juez, condenado el Salvador a ser clavado en

    la cruz, l, que est por encima de toda pasin &nO, y muri, l, que

    por naturaleza es inmortal, fue sepultado, el vivificador, a fin de disolver

    las pasiones y de arrancar de la muerte a aquellos por quienes haba suce

    dido [todo aquello], a fin de romper los lazos del diablo y librar a los

    hombres de su seduccin; resucit de entre los muertos al tercer da y,

    despus de pasar cuarenta das con sus discpulos, subi a los cielos y se

    sent a tu derecha, 1 oh t , su Dios y so Padre16

    Se ve que esta eucarista de Antioqua, como la de Alejandra,

    enlaza su segunda parte con el sanctus con un nexo que veremos

    repetirse idntico en todos los textos derivados de ella. Pero en

    Antioqua este enlace no es proporcionado por la idea de plenitud,

    sino por la de santidad. Esta santidad, alabada en el Padre, es pro

    clamada igualmente en el Hijo, lo que lleva a recordar una segunda

    vez su asociacin con el Padre en la conservacin y preservacin de

    toda criatura. Entonces se reitera la evocacin de la historia sagra

    da, el don de la ley natural, de la ley escrita, la predicacin de los

    profetas, las altas gestas de Dios en favor de su pueblo, atribuidas

    a intervenciones anglicas, presentadas como otros tantos preludios

    de la encarnacin. Conforme a una lnea de pensamiento que se

    hallar tambin en los padres capadocios, particularmente en san

    Gregorio Nacianceno, se describe la encarnacin con una serie de

    paradojas: el creador del hombre se hace hombre; el legislador

    16. BR1OHTMAN, Op. Cit., IX 1956.

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    La cuc rista siria ore dciii ii

    se somete a la ley; ci sacerdote se hace victima; el pastor, oveja;

    el Dios Verbo se hace carne; el autor de todo nace de una Virgen; el

    incorpreo toma cuerpo; el eterno es engendrado en el tiempo .

    La encarnacin es redentora primeramente por cuanto opera la re

    conciliacin con el Padre.

    Luego se pasa a un relato sucinto de la vida de Cristo en la

    tierra: viviendo en la santidad y enseando con autoridad, librando

    a los hombres de toda dolencia, mientras que l mismo se somete a

    las mismas necesidades que nosotros, l, que alimenta a todo lo

    que vive. En todo esto, por todo esto revela Cristo el nombre

    divino a los que lo ignoraban, poniendo en fuga a la ignorancia,

    restituyendo *la piedad y cumpliendo la voluntad divina.

    Este cumplimiento culmina en la contradiccin suprema de la

    impiedad de los sacerdotes, de la infidelidad del pueblo que le

    traiciona, de la injusticia sufrida por el juez por excelencia, el

    Salvador condenado, el impasible clavado en la cruz, el inmortal

    sufriendo la muerte. Pero la sepultura del autor de la vida libra del

    sufrimiento y de la muerte, rompe las cadenas del diablo y libera

    a todos los hombres de su malicia otra frase que parece revelar el

    influjo de Hiplito. Finalmente resucita y, despus de los cuarenta

    das con los suyos, sube al cielo y se sienta a la diestra del Padre.

    La accin de gracias por la historia redentora se termina ahora

    en y por la accin de gracias por la historia del Logos hecho carne

    pan reconciliarnos y liberarnos. Ahora seguir la anamnesis, que

    englobar todava, como lo hemos visto en la antigua tradicin

    egipcia representada por Serapin, el relato de la institucin. De

    ah se desprender la aplicacin de la redencin a nosotros mismos,

    por el Espritu Santo.

    Acordndonos, pues, le lo que soport por nosotros, te darnos graciac.

    Dios todopoderoso, no tanto corno debernos, sino tanto corno somos caparos.

    y cumplirnos lo que l nos orden. Porque la noche en que fue entregado

    habiendo tornado pan en sus manos santas y sin mancha y habiendo levantado los ojos al cielo, a ti, su Dios y Padre, lo parti y lo dio a sus dis

    cipulos diciendo: isto [esi el misterio de la nueva alianza, tomad de ltodos, etuned, esto es mi cuerpo, partido OpoTrrlLevov para remisin

    17. Cf. la homila n.* 38 de San GaEGoino NscrANcmo sobre la natividad del

    Seor, PG, 36, col. 312sa.

    264

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    La eucarista de las Constituciones apostlicas

    le tos pecados. Asii]1islno, habiendo mezclado la copa de vino y de agua

    y habindola santificado, se la dio todava diciendo Behed de ella todos,

    esto es ni sangre derramada por un gran nmero para remisin de los

    pecados: haced esto como en memoria de m, pues cada vez que comis

    este pan y bebis esta copa, anunciis mi muerte hasta que venga.

    Acordndonos, pues le SU pasin y de su muerte, y de su resurreccin

    y le su retorno &uv6ou a los cielos y de su segunda parusia venidera,

    en la qtie l vendr a juzgar a los vivos y a los muertos, y a lar a cada uno

    segn sus obras, te of recemos a ti, rey y Dios, segn tu prescripcin, este

    pan y esta copa, dndole por l gracias por habernos hecho dignes de

    estar delante de ti y de desempear este sacerdocio kpwrctv y te supli

    camos dirijas tu nurada favorable sobre estos dones que presentamos ele

    lante de ti, Dios que no tiene necesidad de nada, y los halles agradables en

    consideracin st rqdv de tu Cristo, y enves sobre este sacrificio tuEspritu Santo, testigo de los sufrimientos del Seor Jess, de modo que

    manifieste &op que este pan [es] el cuerpo de su Cristo, y esta copa,

    la sangre de tu Cristo, a fin de que los que participen de l seali confirmads

    en la piedad, obtengan la remisin de los pecados, sean librados del diablo

    y le su ex ti-avo, llenos del Ispritu Santo, sean hechos dignos de tu

    Cristo, obtengan la vida eterna y seas t reconciliado con ellos, Seor

    todopoderoso.

    Te rogamos tambin, Seor, por tu santa Iglesia de un extremo [del

    mundo al otro], que t te adquiriste por la preciosa sangre de tu Cristo,

    de modo que la guardes sin perturbaciones ni tempestades hasta la corisu

    macin de [estel siglo, y por todo el episcopado que dispensa en la rectitud

    pOoTuLri&r: la palabra de la verdad.

    Te invocanv 5 tambin por la indignidad o&cvL

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    La eucarista siria occidental

    las minas, por los que estn prisioneros, por los que navegan o viajan, de

    modo que proveas a las necesidades de todos, siendo su socorro y su defensor.

    Te invocamos tambin por los que nos odian y nos persiguen por causa

    de tu nombre, por todos los que estn fuera [de la Iglesia! y que se han

    extraviado, de modo que los conviertas al bien y suavices sus sentimientos.Te invocamos tambin por los catecmenos de la Iglesia y por los que

    son probados por el enemigo, y por nuestros hermanos penitentes, a fin de

    que perfecciones a los linos en la fe, purifiques a los otros del poder del

    Maligno, aceptes la penitencia de estos ltimos y les perdones, corno a nos

    otros mismos, los pecados.

    Te lo ofrecemos tambin por la salubridad del aire y la abundancia dc

    los frutos, a fin de que, participando sin cesar en tus bienes, cantemos

    constantemente al que da a toda carne su sustento.

    Te invocamos tambin por los que estn ausentes por motivos justos,

    a fin de que nos guardes a todos en la piedad y nos renas en el reino de

    tu Cristo, Dios de toda naturaleza consciente e inconsciente, rey nuestrn,

    sin temor, sin ofensa y sin reproche.

    Porque a ti pertenece] toda gloria, honor y eucarista, temor y adora

    cin, al Padre y al Hijo y al Espritu Santo, ahora y siempre y por los

    siglos de los siglos, sin cesar y sin fin. Amn

    Como se ve, en esta eucarista el relato de la institucin pertenece a la tercera parte de la oracin, esa que remata en el

    cumplimiento actual y futuro del misterio en nosotros mismos.

    Como en la anfora de Serapin, no va seguido de la anamnesis:

    est incluido en ella. Es el memorial, que nos prescribi celebrar

    en nuestra accin de gracias que evoca sus propias acciones, sus

    propias palabras en la ltima cena.

    Con las palabras hacer esto como memorial de m se sueldanlas palabras paulinas cada vez que comis este pan y hebis esta

    copa, anunciis la muerte del Seor hasta que l venga, tal como

    lo hemos visto tambin en la eucarista de san Marcos. De all el

    desarrollo de la anamnesis, que conmemorar, como un solo misterio,

    aqu, la pasin, la muerte, la resurreccin y la ascensin de Cristo,

    y hasta su retomo final para el juicio. Notemos tambin la forma

    particular de las palabras de la institucin, que pone al principioen boca de Cristo la proclamacin del misterio.

    En la conclusin de esta anamnesis es donde hacen su aparicin

    las frmulas sacrificiales: Te ofrecemos a ti, rey y Dios, segn

    18. Baxoninax, op. cit., p. 20,,.

    266

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    La eucarista de las Constituciones apostlicas

    su prescripcin, este pan y esta copa, dndote por l gracias por

    habemos hecho dignos de estar de1ante de ti y de desempear este

    sacerdocio frmula que podra venir del texto griego de Hiplito.

    As se pasa, en seguida, a la primera parte de la epiclesis: .. y te

    suplicamos dirijas tu mirada favorable sobre estos dones que

    presentamos delante de ti, Dios que no tiene necesidad de nada,

    y los halles agradables en consideracin de tu Cristo... Sealemos

    la sobriedad al mismo tiempo que la exactitud con que estas apte-

    siones traducen para un medio helenstico el sentido exacto del

    memorial, La prescripcin divina de Cristo es la que nos permite

    presentar delante de Dios el memorial establecido por l, como

    tambin presentarnos a nosotros mismos en la accin de gracias.Estos presentes no son, pues, sino un reconocimiento de que nos

    otros lo recibimos todo del que no tiene necesidad de nada, y slo

    en su don fundamos la esperanza de que nuestro sacrificio pueda

    serle agradable, y nosotros con l.

    Sigue la segunda parte de la epiclesis, en la que tiene lugar

    la mencin del Espritu Santo. Se pide su envo sobre este sacrificio,

    a fin de que manifieste &ivopfr que es el cuerpo y la sangre deCristo. El fundamento de esta invocacin es una frmula curiosa,

    por la que se califica al Espritu Santo de testigo de los sufrimientos

    del Seor Jess. Aqu hay una reminiscencia de la epstola a los

    Hebreos 9,14, la cual habla de Cristo que en virtud del Espritu

    eterno se ofreci, reminiscencia fundida en una cita de la primera

    epstola de san Pedro 5,1, que a s mismo se califica de testigo

    de los sufrimientos de Cristo.

    La tercera parte de la epiclesis pide finalmente que todos los

    participantes en esta eucarista sean confirmados en la piedad, ob

    tengan la remisin de los pecados, sean librados del diablo y de su

    extravo, llenos del Espritu Santo, sean hechos dignos de tu

    Cristo, obtengan la vida eterna y seas t reconciliado con ellos,

    Seor todopoderoso.

    As vemos que la antigua y primen invocacin por el cumpli

    miento en nosotros del misterio conmemorado, atrae a s la oracinpor

    la aceptacin del sacrificio, soldada muy hbilmente con la

    expresin de ste, que haba brotado del memorial. El enlace entre

    las dos epiclesis primitivas se hace por la peticin de que el

    267

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    La eucarista siria occidental

    Espritu que va a realizar en nosotros el misterio, manifieste sin

    duda por ello mismo que el memorial es ciertamente el cuerpo y la

    sangre de Cristo.

    Despus de esto se detalla la oracin en una letana de inter

    cesiones, abarcando a la Iglesia y al mundo entero en su solicitud:

    Iglesia universal, episcopado, presbiterado y clero, rey y titulares

    de la autoridad y de la fuerza armada con vistas a la paz y a la

    tranquilidad - conmemora a los patriarcas, profetas, justos, mrti

    res, confesores, obispos, sacerdotes y diconos, y a todos los fieles

    difuntos, a la comunidad particular reunida y la ciudad donde esto

    tiene lugar, a todos los hombres, comprendidos los que nos odian

    o que se extravan, a los catecmenos, los endemoniados, los peni

    tentes, pidiendo finalmente tiempos favorables y cosechas abundantes.

    Tales son los ternas abarcados por esta nueva tefillaiz, en la que hay

    constante referencia de toda peticin a la realizacin de una ala

    banza universal. Ntese que aqu la oracin contra los persegui

    dores no solamente fue omitida, como en Roma, sino que fue reem

    plazada por una oracin por ellos, y que la oracin juda por los

    proslitos, que la segua, se transform en una oracin por los ca

    tecmenos.

    Si se quiere resumir la excelencia de esta oracin, diremos que

    - en su transcripcin en un marco helenstico, de una eucarista

    cuyo marco primero era radicalmente judo - manifiesta un sentido

    todava plenamente vgil de todo el contenido de las nociones

    claves de esta eucarista original. As, en esta traducciny

    en esta

    nueva disposicin dictadas por una teologa y una esttica literaria

    tan profundamente helenizadas, se mantuvo la sustancia de la euca

    rista judeocristiana, apenas sin merma ni alteracin. Es un record

    verdaderamente notable, Pero para lograr esto se fragmentaron

    los datos primitivos de la eucarista, luego se volvieron a reunir

    en un mosaico tan bien ensamblado que parece hecho de primera

    intencin, con una ingeniosidad que llena de estupor. Temas de la

    creacin y de la redencin, encadenados por la idea maestra del

    Dios providente y sabio, cuyo Logos es la sabidura eterna que se

    inscribe en el tiempo; historia de la salvacin, esbozada en la anti

    gua alianza y realizada en la nueva; anamnesis del misterio sal

    vador, reconocida como el sacrificio perfecto, cuya aceptacin se

    268

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    Sntesis final de la eucarista de Santiago

    pide al mismo que lo procur; venida del Espritu Santo sobre los

    dones que l nos ha otorgado, pan que nosotros mismos y todo el

    universo en nuestro derredor le seamos presentados para alabanza

    de su gloria: todo esto, decirnos, se puso en su sitio con unamaestra y una delicadeza tales, que constituyen uno de los mayores

    triunfos de la claridad del espritu helnico aplicada al misterio

    Ir un cristianismo completamente bblico y judo en sus orgenes.

    Sntesis [iial de la eucarista de Santiago

    Este logro alcanzar un ltimo perfeccionamiento en otro texto,

    sin duda muy poco posterior. Es el de la liturgia llamada de San

    tiago. Si se compara con la que acabamos de estudiar, puede pensar

    se que en ella se han decantado felizmente todos los elementos

    secundarios de aqulla, que corran peligro de estancar su corriente

    en lo anecdtico y de alargar la recapitulacin de los misterios

    divinos en una simple enumeracin. Pero tambin habr tal estiliza-

    cin y fusin de los elementos primitivos, que ms de uno no se

    podr va reconocer. Factores irreductibles se vern aqu reducidos

    por la fuerza a la unidad de un desarrollo sin falla ni tropiezo, con

    peligro de una evaporacin por lo menos parcial de su contenido.

    No obstante, la liturgia de Santiago es quiz el monumento

    literario ms acabado de toda la literatura litrgica, en la economa

    y equilibrio de su redaccin.

    Esta liturgia, aun cuando ciertamente no sea Santiago su autor,

    representa una tradicin jerosolimitana, como lo muestran las

    numerosas alusiones que contiene a los santos lugares y el pape!

    que en ella desempefia constantemente la evocacin de la Jerusaln ce

    lestial. No tard en extenderse por todas partes, debido sin duda

    a los peregrinos que de todas las latitudes acudan a la ciudad

    santa para visitar las baslicas constantinianas. No slo Siria y

    Arabia, sino tambin Grecia, Etiopa, Armenia, Georgia y los

    pases eslavos atestiguan por los manuscritos y las traducciones all

    descubiertos, que su difusin haba sido extraordinaria. Sin embar

    go, pronto haba de ser suplantada por los dos formularios abre

    -iados que se atribuyen corrientemente a san Basilio y san Juan

    269

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    La eucarista siria occidental

    Crisstomo respectivamente. Su adopcin por Bizancio los intro

    duca en su lugar en todo el Oriente. Posteriormente no se celebraba

    va en griego sino, en casos excepcionales, en Jerusaln y en algunos

    otros lugares, como la isla de Zante. Pero diferentes prelados or

    todoxos han autorizado y estimulado estos ltimos aos su revalo

    rizacin. Sin embargo, los sirios, tanto jacobitas como catlicos, son

    los nicos que la emplean todava habitualmente en una versin

    siraca antigua .

    Veamos esta eucarista, traducida a base del texto griego de la

    valiossima edicin crtica preparada por Basile Mercier:

    El amor del Dios y Padre, la gracia del Seor y Dios e Hijo, y lacomunicacin y el don del Espiritu Santo estn con todos vosotros.

    - Y con tu espritu.

    Elevemos el espritu y los corazones ttv vov xL w& xp.

    -Los tenemos elevados al Seor.

    Demos gracias al Seor.

    - Es digno y justo 20,

    Estedilogo, una vez ms presenta una modificacin signifi

    cativa de la frmula paulina, con objeto de plegarla al esquema

    de la teologa trinitaria del siglo xv. Pero en el caso presente, en

    lugar de intercambiar los atributos del Padre y del Hijo amor

    y gracia respectivamente, se les han dejado, aunque modificando

    el orden de las personas. Ntense otros ligeros retoques, el ms

    importante de los cuales es el don situado en endadis con su

    comunicacin.

    El mismo espritu de compromiso guard en la segunda frmula

    los corazones, aunque introduciendo el vo, como lo haba hecho,

    aunque en su lugar, el texto de las Constituciones apostlicas.

    19. Cf. f.M. Hazssms, Instituiones liturgicce de ritilnis orieniahbss, tomo iii,

    parte segunda, Roma 1932, p. 58?ss. Compltese con la introduccin del trabajo de B. Mer

    cier citado en la nota siguiente.

    20. B. ca. MERcIER, Les Uturgie de saint Jocques, edicin critica del texto griego

    con traducci6n latina, en P.trolog,a orientahr, t. 26, Pars 1948 el fascculo que coo

    tiene este texto apareci ya en 1946, p. 198. Notemos que el ms antiguo nanuscrito

    griego es del siglo Ix Vat. gr. 2282. Ya en 414-416 menciona Egeria una versin

    aramea,. Una versin siraca fue ciertamente producida ya en el siglo vi en Edeaa.

    El te.rtsar recept,is siraco actualmente en uso es del siglo xiii. Bibliografa en J.M. 5w-

    ugt, op. cit., p. 52 y 112.113.

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    Sntesis fi Ial de la eucarista de Santiago

    Cun verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable ala-harte, cantarte en himnos, bendecirte, adorarte, glorificarte, darte gracias,

    a ti, creador de toda criatura visible e invisible, tesoro de los bienes eternos,

    fuente de la vida y de la inmortalidad, Dios y Seor de todas las cosas, al

    qn: cantan en himnos los cielos y los cielos de los cielos, y todas sus po

    testades, el sol y la luna y todo el coro de las estrellas, la tierra, el mar

    y todo lo que hay en ellos, Jerusaln celestial, la panegyris de los elegidos,

    la iglesia de los primognitos cuyos [nombres estnj inscritos en los cie

    los las aletas de los justos y de los profetas, las almas de los mrtires y de

    los apstoles, los ngeles, los arcngeles, los tronos, las dominaciones, los

    principados y las autoridades, las temibles potestades, los querubines de

    in,iumerablcs ojos y los serafines de seis alas, que con dos alas se cubren

    el rostro, con dos los piesy con las otras dos vuelan, clamando uno a otro

    con voces que no se callan, en incesantes teologas, el himno de victoria de

    la majestad le tu gloria, cantando con voz sonora, clamando, glorificando,

    gritando y diciendo: Santo, santo, santo, Seor sabaoth, el cielo y la tierra

    estas lieno.r de tu gloria, hosanna en las alto.r lugares. Bendito el que

    tino y tiene en el nombre del Seor, hosanna en los altos lugares 21

    Esta primera parte, que ya slo menciona al Padre, se unific en

    una recapitulacinde

    lacreacin entera, invitada a asociarse

    un

    nirnemente al himno de los serafines. Toda la creacin est aqu

    como resumida en la Jerusaln celestial, la panegyris, es decir, la

    asamblea de fiesta, la Iglesia de los primognitos, cuyos nombres

    estn escritos en los cielos se reconocen los tnninos de la eps

    tola a los Hebreos, los espritus de los justos y de los profetas,

    a los que fueron aadidas las almas de los mrtires y de los aps

    toles. Aqu hallamos el sanctus en la forma completada que nos ha

    transmitido la liturgia romana y que hemos comentado a propsito

    de sta notemos, sin embargo, la aadidura que vino al bblico

    que viene.

    Como sucede sientpre en Siria, la segunda parte enlaza con la

    primera mediante la idea de santidad, tomada del sanctus.

    T eres santo, rey le los cielos y el Seor y dador de toda santidad, y

    santo es tu Hijo nico, nuestro Seor Jesucristo, por quien hiciste todas lascosas, y santo es tu Espritu todo Santo, que sondea todas las cosas y tus

    profundidades, iolI Dios y Padre!, santo eres t, todopoderoso, omniope

    ramito, trsinendo, bueno, misericordioso ca1r?sflvc, t que tienes particu

    larmente cnmnpasin con tu obra, que hiciste de la tierra al hombre a tu

    21. Ibid.

    271

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    La eucarista siria occidental

    imagen y semejanza, que le habas dado el disfrute del paraso y que,

    cuando hubo transgredido tu mandamiento y cay, no le volviste la espalda y,

    en tu bondad, no lo abandonaste, sino que lo instruiste como Padre mi

    sericordioso, lo llamastc por medio de la ley, lo instruiste por los profetas.

    Finahnente enviaste al mundo a tu Hijo nico, nuestro Seor Jesucristo,

    a fin de que lo renovara y resucitara con su venida tu propia imagen,

    l que, bajado de los cielos y habiendo tomado carne del Espritu Santo y

    le Santa Maria, siempre virgen, madre de Dios, y habiendo vivido con los

    hombres, todo lo dispuso para la salvacin de nuestra raza. Cuando l,

    sitj pecado, iba a sufrir por nosotros, pecadores, una muerte voluntaria y

    vivilicadora por la cruz, la noche en que fue entregado, o ms bien en que

    l mismo se entreg, por la vida del mundo y su salvacin, tom pan en

    sus manos santas, puras, sin mancha e inmortales, y habiendo levantado

    los ojos al cielo y habindolo presentado &vs a ti, Dios y Padre,dand gracias lo bendijo, lo santific, lo parti y lo dio a sus santos dis

    cpulos y apstoles diciendo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo, partido

    por vosotros y dado pal-a remisin de los pecados Amn del puebloj. Asi

    mismo, despus de haber ccnado, tomando la copa y habiendo mezclado

    vino y agua, fijando los ojos en el cielo, te la present a ti, Dios y Padre,

    dando gracias la bendijo, la santific, la llen del F.spiritu Santo y la din

    a sus santos y bienaventurados discipulos y apstoles diciendo : Bebed de

    ella todos, esto es la sangre de la nueva alianza, derramada por vosotros y

    por muchos para remisin de los pecados. Haced esto como memorial de m:

    cada vez que comis este pan y bebis esta copa, anunciis la muerte del

    Hijo del hombre y confesis su resurreccin hasta que venga [sigue otro

    amn del pueblo 1.

    La referencia inicial a la santidad divina pasa a la misericordia,

    por la que Dios, habiendo creado al hombre a su imagen y habin

    dolo introducido en el paraso, despus de su cada nolo

    abandon,

    sino que, como Padre compasivo, lo llam por la ley, lo instruy

    por los profetas y envi finalmente a su propio Hijo para que res

    taurara y reaniniara aquella imagen perdida. El relato de la economa

    redentora se prosigue sin interrupcin. Para lograrlo, el relato

    de la institucin eucarstica se separ de la anamnesis, a la que

    deba estar incorporado primitivamente, y se insert en la evocacin

    de la pasin. As la anamnesis se convertir simplemente en la

    conclusin de la relacin de los mirabiia Dei. Notemos de paso

    la doble insistencia del que se entrega a la muerte en este texto

    hasta sus manos se califican de inmortales. Notemos tambin que,

    22. MEscin, op. nt., p. 200ss.

    272

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    Sntesis final de la eucarista de Santiago

    si bien la conclusin paulina del relato de la cena est ligada al

    relato mismo, sin embargo, se deja en tercera persona.

    Los diconos empalman la anamnesis diciendo: Lo creemos

    y lo confesamos, y el pueblo entero como en la eucarista de Serapin interviene pan decir con el sacerdote:

    Anunciamos tu muerte, Seor, y confesamos tu resurreccin.,.

    Entonces el sacerdote solo contina:

    nosotros, pecadores, haciendo memoria de sus sufrimientos vivificantes,

    de su cruz salvadora, de su muerte, de su sepultura, de su resurreccin deentre los muertos al tercer dia, y de su retorno &v&u a los cielos y de su

    sesin a tu diestra, Dios y Padre, y de su segunda, gloriosa y tremenda

    parusa, cuando vendr con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos,

    cuando ha de dar a cada uno segn sus obras -s indulgente con nosotros,

    i Seor Dios nuestro! - o ms bien te ofrecernos segn su misericordia

    cairXyxvav a ti, Seor, este sacrificio tremendo e incruento, suplicn

    dote que no obres con nosotros segn nuestros pecados ni nos des segn

    nuestras iniquidades, sino que tu suavidad &7rtcxLOY y tu inexpresable

    amor a los hombres, abrogando y horrando el documento que nos acusa,

    otorgues a nuestras splicas tus dones celestiales y eternos -que el ojo

    no vio, que el odo no oy y que no vinieron al corazn del hombre - que

    t preparaste, oh Dios!, para los que te aman: no rechaces a tu pueblo

    por causa de m y de mis pecados, Seor amigo de los hombres, pues tu

    pueblo y tu Iglesia te lo suplican el puebla: Ten piedad de nosotros, Seor,

    Dios Padre, todopoderoso; ten piedad de nosotros, oh Dios!, oh Padre!,

    oh todopoderoso!; ten piedad de nosotros, Dios, Salvador nuestro; ten

    piedad de nosotros segn tu gran misericordia, y enva sobre nosotros y

    sobre estos dones que te presentamos, a tu Espritu totalmente santo, Seor

    y vivificador, que comparte el trono contigo, Dios y Padre, y con tu Hijo

    nico, y que reina contigo, consustancial y coeterno, que habl en la ley

    y los profetas, y en tu nueva alianza, que descendi en forma de paloma

    sobre nuestro Seor Jesucristo, junto al ro Jordn, y que moc en l,

    que descendi sobre tus santos apstoles bajo la apariencia de lenguas de

    fuego, en el aposento alto de la santa y gloriosa Sin el da del santo

    Pentecosts; enva tu mismo Espritu totalmente santo, Seor, sobre nosotros y sobre estos santos dones que te presentamos, a fin de que visi

    tndolos con su santa, buena y gloriosa presencia irpooa los santifique

    y haga de este pan el cuerpo santo de Cristo [Amn del pueblo] y de

    esta copa la sangre preciosa de Cristo [otro amnj, a fin de que para

    todos los que de ellos participan sean para remisin de los pecados y para

    la vida eterna, para santificacin de las almas y de los cuerpos, para fruc

    273

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    La eucarista siria occidental

    tificacin de las buenas obras, para confirmacin de tu santa Iglesia ca

    tlica y apostlica, que t fundaste sobre la roca de la fe a fin de que

    las puertas del infierno no prevalecieran contra ella, librndola de toda

    hereja y escndalo de los artfices de iniquidad, guardndola hasta la con

    sumacin de los siglos. Te ofrecernos todava, Seor, por los santos lu

    gares que t glorificaste con la teofana de tu Cristo y la visita de tu

    Espritu totalmente santo, especialmente por la santa y gloriosa Sin, madre

    de todas las Iglesias, y por toda santa Iglesia catlica y apostlica en el

    mundo entero: otrgale desde ahora en abundancia los dones de tu Espiritu

    totalmente santo, oh Seor!

    Hay que notar el paso de la anamnesis a la epiclesis, que se

    efecta en una transicin que es muy del estilo pattico de toda

    esta oracin.

    La evocacin del juicio suscita una ferviente splica a la divina

    misericordia. De ah fluye, por lo pronto, *la nica frase espec

    ficamente sacrificial de todo este texto: Te ofrecemos... Seor,

    este sacrificio tremendo e incruento. Pero luego es copiosamente

    comentada con un llamamiento a la gracia divina, de la que se aguar

    da que rasguey borre el acta de

    nuestra condenacin alusin a

    Col 2,14 y nos otorgue los dones celestiales. De ah la epiclesis,

    particularmente desarrollada, que viene a ser un elogio del Esp

    ritu, paralelo a los que se han hecho del Padre y del Hijo en las

    dos primeras partes. ste influy visiblemente en el texto de la li

    turgia de san Marcos, en la forma relativamente tarda en que se

    mantuvo sta. Aqu se pide concretamente no slo que el Espritu

    manifieste queci

    pan yel

    vino sacramentales sonel

    cuerpo y lasangre de Cristo, sino que haga de ellos este cuerpo y esta sangre.

    Lo que sigue se ampla en una oracin por toda la Iglesia, que se

    concretar primero en una splica especial por los santos lugares.

    Como en la liturgia de las Constituciones apostlicas, pero en una

    forma ya ms desarrollada, seguir toda una tefillah cristiana,

    donde cada peticin se enlaza con el memorial mediante las palabras

    acurdate, constantemente repetidas.

    Acurdate, Seor, de todos nuestros santos padres y obispos que dis

    pensan en forma ortodoxa, a travs de la tierra entera, la palabra de tu verdad.

    Acurdate, Seor, de nuestro santo padre N., de todo su clero y de todo

    23. ncxn, op. cit., p. 202ss.

    274

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    Sntesis final de la eucarista de Santiago

    su sacerdocio, otrgale una ancianidad honorable, gurdalo mucho tiempo

    apacentando tu pueblo en toda piedad y santidad.

    Acurdate, Seor, aqu y en todas partes, del honorable presbiterado,

    dcl diaconado en Cristo, y de todo otro ministerio y orden eclesistico y de

    nuestra fraternidad en Cristo, asi como de todo el pueblo que ama a Cristo.Acurdate, Seor, de los sacerdotes que nos asisten en esta santa hora,

    ante tu santo altar, en la ofrenda del sacrificio santo e incruento, y dales,

    como a nosotros, una palabra para que nuestra boca se abra a la gloria y

    alabanza de tu santsimo nombre.

    Acurdate, Seor, segn la muchedumbre de tu misericordia y de tus

    compasiones, tambin de m, humilde y pecador, tu indigno servidor, y

    protgeme en tu misericordia y tus compasiones, lbrame y sustreme a mis

    perseguidores, Seor, Seor de las potestades, y puesto que abund en

    tui el pecado, sobreabunde tu gracia.

    Acurdate tambin, Seor, de los diconos que rodean tu santo altar

    y otrgales una vida sin reproches, guarda su diacona sin tacha y obtnles

    tina buena promocin.

    Acurdate, Seor, de esta santa ciudad, que es la tuya, oh Dios nues

    tro!, y de la que ejerce el imperio, de toda ciudad y poblado y de todos los

    que en ellos moran en la fe ortodoxa y en la piedad, de su paz y de su

    seguridad.

    Acurdate, Seor, de nuestro rey piadossimo y amante de Cristo, detodo su palacio y ejrcito, de sus auxilios de lo alto y de su victoria; toma

    en la mano el grande y el pequeo escudo y levntate para socorrerle, sorn-

    tele todas las naciones, guerreras y brbaras, que quieren la guerra, dirige

    sus consejos para que pasemos una vida sosegada y tranquila en toda

    piedad y santidad.

    Acurdate, Seor, de los cristianos que van y vienen a adorar en los

    santos lugares de Cristo.

    Acurdate, Seor, de los cristianos que navegan o viajan, que estn en

    el extranjero, de los que estn en cadenas y en prisin, de los que estn

    cautivos o desterrados, de los que estn en las minas, en los tormentos y

    en amarga servidumbre, padres y hermanos nuestros, del apacible retorno

    de cada uno a su casa.

    Acurdate, Seor, de los que estn en la vejez y en la impotencia, de

    los enfermos, de los lisiados y de los que son afligidos por espritus impuros,

    de su pronta curacin venida de ti, oh Dios!, y de su salvacin.

    Acurdate, Seor, de toda alma cristiana afligida y probada, necesitada

    de tu misericordia y de tu auxilio, job Dios!, y de la conversin de losextraviados.

    Acurdate, Seor, de los que sirven en la virginidad, la piedad y la ascesis,

    y de nuestros santos padres y hermanos que luchan sobre las montaas, en

    las cuevas y en las cavidades de la tierra, as como de todas las comuni

    dades ortodoxas y de la que est aqu en Cristo.

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    La eucarista siria occidental

    Acurdate, Seor, de nuestros padres y hermanos que trabajan y nos

    sirven por causa de tu santo nombre.

    Acurdate, Seor, de todos para su bien, ten piedad de todos, Seor,

    seas reconciliado con todos, da la paz a la muchedumbre de tu pueblo,

    disipalos escndalos,

    aniquilalas guerras,

    haz que cesen los cismas de las

    Iglesias, disuelve prontamente las herejas que aparecen, rompe la barrera

    entre las naciones, levanta el cuerno de los cristianos, otrganos tu paz y tu

    amor, oh Dios!, nuestro Salvador, esperanza de todas las extremidades de

    la tierra.

    Acurdate, Seor, de la salubridad del aire, de las lluvias apacibles,

    de los rocos benficos, de la abundancia de los frutos, de un fin favorable

    que corone el ao con tu bondad, porque los ojos de todos esperan en ti,

    y t les das su sustento en el tiempo oportuno, abres tu mano y coimas los

    deseos a todo ser viviente.

    Acurdate, Seor, de los que han dado fruto y dan fruto en tus santas

    Iglesias, oh Dios!, que se acuerdan de los pobres y de los que nos han

    pedido que hagamos memoria de ellos en las oraciones.

    Dgnate tambin, Seor, acordarte de los que han ofrecido ofrendas en

    este da sobre tu santo altar, y de las intenciones por las que cada uno ha

    ofrecido o en que ha pensado, y de todos los que te mencionamos...

    Acurdate tambin, Seor, de nuestros propios padres, amigos, allegados

    y de los hermanos que estn aqu.

    De todos aquellos de quienes hemos hecho memoria acurdate, Seor,

    y de todos los ortodoxos de los que no hemos hecho memoria, dales a

    cambio de los bienes terrenos los celestiales, de los corruptibles los in

    corruptibles, de los temporales los eternos, segn las promesas de tu

    Cristo, puesto que t tienes autoridad sobre la vida y la muerte.

    Dgnate todava, Seor, acordarte tambin de los que en los siglos pa

    sados te fueron agradables, de generacin en generacin, de los santos

    padres, patriarcas, profetas, apstoles, mrtires, confesores, santos doctores

    y de todo espritu justo consumado en la fe de tu Cristo.

    [Aqu se introduce una lista de conmemoraciones que comienza por la

    Virgen, el Bautista, los apstoles, y que no cesa de extenderse. Despus

    de lo cual contina el celebrante:]

    De todos estos acurdate, Dios de los espritus de toda carne, de los

    que hemos conmemorado y de los ortodoxos que no hemos conmemorado,

    hazles t mismo descansar en la tierra de los vivos, en tu reino, en las

    delicias del paraso, en el seno de Abraham, de Isaac y de Jacob, nuestros

    santos padres, de donde han huido dolor, tristeza y gemido, all donde

    irradia la luz de tu faz que resplandece en todas partes; y para nosotros,

    Seor, dispn cristianamente el fin de nuestra vida, sate ste agradable,

    sea sin pecado y apacible: renenos a los pies de tus elegidos cuando quie

    ras y como quieras, con tal que sea sin vergenza y sin pecado, por tu

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    Sntesis final de la eucarista de Santiago

    Hijo nico, nuestro Seor, Dios y Salvador Jesucristo, porque l es el

    nico sin pecado que ha aparecido sobre la tierra 24,

    con el que t eres bendecido y glorificado con tu Espritu totalmente

    santo, bueno y vivificante, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

    Amn,

    Esta forma de intercesin final es la ms desarrollada que ha

    llamos en liturgia alguna de la poca patrstica. Como ya dijimos a

    propsito de la liturgia egipcia, cuyas formas tardas particu

    larmente en la epiclesis y en estas intercesiones y conmemoraciones

    que la siguen en Siria recibieron ciertamente influencia de la

    eucarista siria occidental, estas intercesiones son el elemento quedurante largo tiempo se mantuvo ms maleable en las oraciones

    eucarsticas como en la liturgia juda. Pero el estado en que nos

    ha sido transmitida la liturgia de Santiago, comprendida esta parte,

    se haba alcanzado ya a mediados del siglo y, pues las traducciones

    siracas utilizadas por los jacobitas monofisitas de Siria lo atestiguan

    poco ms o menos en todos los detalles. Esta gran splica, todava

    mucho ms desarrollada que la de las Constituciones apostlicas,debido a la influencia de Siria en todos los peregrinos a los que

    hemos visto que hace alusin esta oracin parece haber marcado

    casi en todas partes las letanas de intercesin que l mismo Occi

    dente romano haba de tomar de Oriente en lo sucesivo. Pero la

    frmula jerosolimitana, en esta parte como en las dos precedentes,

    conserva su color propio, hecho de uzia retrica particularmente

    calurosa, de un tono muy bblico.Sin embargo, si consideramos la eucarista de Santiago en su

    conjunto, nos llama inmediatamente la atencin la limpidez de

    su teologa trinitaria, servida por un plan todava mucho ms

    riguroso y exigente que el que poda observarse en la liturgia

    del libro viii de las Constitucioes apostlicas. Todos. los duplicados,

    todas las repeticiones de conceptos fueron desterrados de ella inexo

    rablemente. En ella se alaba al Padre por toda la creacin, reunida

    en esa Iglesia de los primognitos, que es designada como la

    24. Aquf, como al final de la liturgia de san Marcos, se introdujo una conmemoracin

    de los obispos en comunin con quieties se celebra. En el texto de Santiago presentado

    por E. Mercier se nombra a los cinco patriarcas. Esta conmemoracin interrumpe visi

    blemente el curso de la oracin.

    25. ifaxcssa, ap. cit., p. 2OSss.

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    La eucarista siria occidental

    Acurdate, Seor, de nuestros padres y hermanos que trabajan y nos

    sirven por causa de tu santo nombre.

    Acurdate, Seor, de todos para su bien, ten piedad de todos, Seor,

    seas reconciliado con todos, da la paz a la muchedumbre de tu pueblo,

    disipa los escndalos, aniquila las guerras, haz que cesen los cismas de las

    Iglesias, disuelve prontamente las herejas que aparecen, rompe la barrera

    entre las naciones, levanta el cuerno de los cristianos, otrganos tu paz y tu

    amor, oh Dios!, nuestro Salvador, esperanza de todas las extremidades de

    la tierra.

    Acurdate, Seor, de la salubridad del aire, de las lluvias apacibles,

    de los rocos benficos, de la abundancia de los frutos, de un fin favorable

    que corone el ao con tu bondad, porque los ojos de todos esperan en ti,

    y t les das su sustento en el tiempo oportuno, abres tu mano y colmas los

    deseos a todo ser viviente.

    Acurdate, Seor, de los que han dado fruto y dan fruto en tus santas

    Iglesias, oh Dios 1, que se acuerdan de los pobres y de los que nos han

    pedido que hagamos memoria de ellos en las oraciones.

    Dignate tambin, Seor, acordarte de los que han ofrecido ofrendas en

    este da sobre tu santo altar, y de las intenciones por las que cada uno ha

    ofrecido o en que ha pensado, y de todos los que te mencionamos...

    Acurdate tambin, Seor, de nuestros propios padres, amigos, allegados

    y de los hermanos que estn aqu.De todos aquellos de quienes hemos hecho memoria acurdate, Seor,

    y de todos los ortodoxos de los que no hemos hecho memoria, dales a

    cambio de los bienes terrenos los celestiales, de los corruptibles los in

    corruptibles, de los temporales los eternos, segn las promesas de tu

    Cristo, puesto que t tienes autoridad sobre la vida y la muerte,

    Dgnate todava, Seor, acordarte tambin de los que en los siglos pa

    sados te fueron agradables, de generacin en generacin, de los santos

    padres, patriarcas, profetas, apstoles, mrtires, confesores, santos doctores

    y de todo espritu justo consumado en la fe de tu Cristo.

    [Aqu se introduce una lista de conmemoraciones que comienza por la

    Virgen, el Bautista, los apstoles, y que no cesa de extenderse. Despus

    de lo cual contina el celebrante:]

    De todos estos acurdate, Dios de los espritus de toda carne, de los

    que hemos conmemorado y de los ortodoxos que no hemos conmemorado,

    hazles t mismo descansar en la tierra de los vivos, en tu reino, en las

    delicias del paraso, en el seno de Abraham, de Isaac y de Jacob, nuestros

    santos padres, de donde han huido dolor, tristeza y gemido, all dondeirradia la luz de tu faz que resplandece en todas partes; y para nosotros,

    Seor, dispn cristianamente el fin de nuestra vida, sate ste agradable,

    sea sin pecado y apacible: renenos a los pies de tus elegidos cuando quie

    ras y como quieras, con tal que sea sin vergienza y sin pecado, por tu

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    Sntesis final de la eucarista de Santiago

    Hijo nico, nuestro Seor, Dios y Salvador Jesucristo, porque l es ci

    nico sin pecado que ha aparecido sobre la tierra 24,

    con el que t eres bendecido y glorificado con tu Espritu totalmente

    santo, bueno y vivificante, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

    Ama.

    Esta forma de intercesin final es la ms desarrollada que ha

    llamos en liturgia alguna de la poca patrstica. Como ya dijimos a

    propsito de la liturgia egipcia, cuyas formas tardas particu

    larmente en la epiclesis y en estas intercesiones y conmemoraciones

    que la siguen en Siria recibieron ciertamente influencia de la

    eucarista siria occidental, estas intercesiones sonel

    elemento quedurante largo tiempo se mantuvo ms maleable en las oraciones

    eucarsticas como en la liturgia juda. Pero el estado en que nos

    ha sido transmitida la liturgia de Santiago, comprendida esta parte,

    se haba alcanzado ya a mediados del siglo y, pues las traducciones

    siracas utilizadas por los jacobitas monofisitas de Si