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149 Las crisis políticas y de valores que han sufrido los países latinoamericanos en los últimos años han exacerbado la falta de confianza que ha caracterizado a sus sociedades. De acuerdo a la organización Latinobarómetro, para el año 2002 sólo el 19% de la población de América Latina considera que se puede confiar en la mayoría de sus conciudadanos, en comparación con más del 50% en Estados Unidos y más del 60% en Europa. De acuerdo a la misma fuente, apenas el 29% de la población confía en la gente que conduce el país y el 32% tiene confianza en las empresas. La proporción de la población latinoamericana que dice que la gente de su país cumple las leyes y que sostiene que ésta es honrada es igualmente decepcionante. E STA FALTA DE CONFIANZA TIENE EFECTOS INSOSPECHADOS EN EL DESEMPEÑO DE NUESTRAS EMPRESAS Y ORGANIZACIONES En la era actual, el conocimiento asume un valor inusitado al ser la nueva fuente de cons- trucción de ventajas competitivas. Así, el capital humano, capaz de generar y usar el conoci- miento, tiene un papel protagónico en toda empresa y país. Junto con las habilidades, la experiencia y los conocimientos, el capital humano también incluye la capacidad de las personas de asociarse entre sí. Esta capacidad de asociación depende de un conjunto de valores y normas que comparten los miembros de una comunidad y de la facilidad con que estas personas supeditan sus intereses privados a los del grupo. Es a partir de esta serie de valores que nace la confianza. Toda actividad económica, por más sencilla que sea, requiere de la cooperación social entre seres humanos. Es en el lugar de trabajo donde pasamos buena parte de nuestro tiempo y donde estamos en contacto con un mundo social mucho más amplio que el de nuestra vida privada. Este contexto social en el que nos relacionamos con otras personas hace posible que podamos satisfacer una necesidad básica: el deseo de ser reconocido, al ser el trabajo no sólo una fuente de dinero, sino también de autoestima y dignidad. C APITAL SOCIAL Y EMPRESA Luis Chang Chang Fun

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Las crisis políticas y de valores que han sufrido los países latinoamericanos en los últimosaños han exacerbado la falta de confianza que ha caracterizado a sus sociedades. De acuerdoa la organización Latinobarómetro, para el año 2002 sólo el 19% de la población de AméricaLatina considera que se puede confiar en la mayoría de sus conciudadanos, en comparacióncon más del 50% en Estados Unidos y más del 60% en Europa. De acuerdo a la misma fuente,apenas el 29% de la población confía en la gente que conduce el país y el 32% tiene confianza en las empresas. La proporción de la población latinoamericana que dice que la gente de su país cumple las leyes y que sostiene que ésta es honrada es igualmente decepcionante

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Las crisis políticas y de valores que han sufrido los países latinoamericanos en los últimosaños han exacerbado la falta de confianza que ha caracterizado a sus sociedades. De acuerdoa la organización Latinobarómetro, para el año 2002 sólo el 19% de la población de AméricaLatina considera que se puede confiar en la mayoría de sus conciudadanos, en comparacióncon más del 50% en Estados Unidos y más del 60% en Europa. De acuerdo a la misma fuente,apenas el 29% de la población confía en la gente que conduce el país y el 32% tiene confianzaen las empresas. La proporción de la población latinoamericana que dice que la gente de supaís cumple las leyes y que sostiene que ésta es honrada es igualmente decepcionante.

ESTA FALTA DE CONFIANZA TIENE EFECTOS INSOSPECHADOS EN EL DESEMPEÑO DE NUESTRAS EMPRESAS

Y ORGANIZACIONES

En la era actual, el conocimiento asume un valor inusitado al ser la nueva fuente de cons-trucción de ventajas competitivas. Así, el capital humano, capaz de generar y usar el conoci-miento, tiene un papel protagónico en toda empresa y país. Junto con las habilidades, laexperiencia y los conocimientos, el capital humano también incluye la capacidad de las personasde asociarse entre sí. Esta capacidad de asociación depende de un conjunto de valores ynormas que comparten los miembros de una comunidad y de la facilidad con que estaspersonas supeditan sus intereses privados a los del grupo. Es a partir de esta serie de valoresque nace la confianza.

Toda actividad económica, por más sencilla que sea, requiere de la cooperación socialentre seres humanos. Es en el lugar de trabajo donde pasamos buena parte de nuestro tiempoy donde estamos en contacto con un mundo social mucho más amplio que el de nuestra vidaprivada. Este contexto social en el que nos relacionamos con otras personas hace posible quepodamos satisfacer una necesidad básica: el deseo de ser reconocido, al ser el trabajo no sólouna fuente de dinero, sino también de autoestima y dignidad.

CAPITAL SOCIAL Y EMPRESA

Luis Chang Chang Fun

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Para Francis Fukuyama el bienestar de una nación y su capacidad para competir estáncondicionados por una característica cultural muy significativa: el nivel de confianza inheren-te en la sociedad. Según Fukuyama, la confianza es la expectativa que surge dentro de unacomunidad de comportamiento normal, honesto y cooperativo, basado en normas comunes,compartidas por todos los miembros de dicha comunidad. El capital social es la capacidadque nace a partir del predominio de la confianza, en una sociedad o en determinados sectoresde ella. El capital social es la capacidad de los individuos de trabajar junto a otros, en gruposu organizaciones para alcanzar objetivos comunes. El capital social es creado y transmitidomediante mecanismos culturales como la religión, la tradición o los hábitos históricos.

Para Don Cohen y Laurence Prusak, el capital social es el stock o acervo de conexionesactivas entre la gente: la confianza, el entendimiento mutuo y los valores y comportamientoscompartidos que unen a los miembros de redes o comunidades humanas y que hacen posiblela acción de cooperación. Para los mismos autores, la confianza es el combustible esencial delmotor del capital social.

¿QUÉ EFECTOS TIENE LA PRESENCIA O AUSENCIA DE CONFIANZA Y, POR LO TANTO, DE UN NIVEL MAYOR

O MENOR DE CAPITAL SOCIAL?

En primer lugar, cuando hay confianza mutua al interior de una organización, su costo deoperación es menor. La confianza viene a ser, así, el lubricante esencial de todas las activida-des sociales que permite que las personas trabajen y vivan juntas sin que se genere un flujoderrochador y constante de conflicto y negociaciones. Más aún, la confianza permite quesurja una variedad más amplia de relaciones sociales, lo que fomenta la capacidad de innova-ción. Por el contrario, cuando no hay confianza, las personas sólo cooperan de acuerdo a unconjunto de normas que tienen que ser impuestas de manera coercitiva. Esto hace que seincurra finalmente en “costos de transacción”. Como bien dice Francis Fukuyama, “la des-confianza ampliamente difundida en una sociedad impone una especie de impuesto a todaslas formas de actividad económica, un impuesto que no tienen que pagar las sociedades conun alto nivel de confianza interna”.

En segundo lugar, Fukuyama postula que en las sociedades de alto nivel de confianza conabundante capital social como los Estados Unidos, Japón y Alemania, las corporaciones einstituciones tienden a “autoorganizarse”. En estas sociedades tienden a crearse empresasmuy grandes, con importantes economías de escala. Históricamente en estas sociedades elpoder político ha tendido a estar muy disperso y ha existido una inclinación natural hacia laasociación espontánea. Por el contrario, en las sociedades con bajo nivel de confianza como

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China, el sur de Italia y los países latinoamericanos, las empresas tienden a ser familiares y larenuencia a confiar en quienes no forman parte de la familia ha retrasado el surgimiento decorporaciones modernas, manejadas de manera profesional. En general, en estos países hahabido un proceso de centralización del poder político.

Así, y en tercer lugar, la estructura industrial, representada por la proporción de empresasgrandes y pequeñas, influye en los sectores económicos en que compite cada país. En lospaíses de alto nivel de confianza, donde las empresas tienden a ser grandes corporaciones,éstas se caracterizan por la presencia de procesos de producción complejos, redes de distribu-ción muy grandes, ingentes inversiones de capital y toda una estructura de marketing que estádetrás de los nombres de productos más famosos en el mundo. Hablamos de sectores comoautomotores, semiconductores y productos del sector aeroespacial. En los países de bajonivel de confianza, donde las empresas tienden a ser más pequeñas y de corte familiar,éstas tienden a dedicarse a actividades intensivas en mano de obra y en sectores que exigenmucha flexibilidad, innovación y rapidez en la toma de decisiones, tales como textiles,diseño, máquinas-herramienta y muebles.

En América Latina, la mayor parte de las unidades empresariales son pequeñas o microempresas, las que absorben alrededor del 75% de la población económicamente activa. Ade-más, una buena parte de las empresas medianas y grandes siguen siendo compañías dirigidaspor sus propios dueños o por sus familiares. El número de empresas que cotizan en las bolsasde valores es relativamente pequeño.

Por otro lado, no existe necesariamente una correlación directa entre el tamaño de las em-presas de un país y su capacidad de crecimiento. La discusión aquí está centrada más bien encómo el nivel de confianza de un país determina la generación de empresas de cierto tamañoy ello, a su vez, influye en la capacidad de ese país de competir en el mercado internacional.

En cuarto lugar, para Francis Fukuyama el grado de intervención estatal en una economíadepende de la cultura. En sociedades de bajos niveles de confianza, la participación del Estadoes, con frecuencia, la única forma de fomentar la creación de empresas grandes si es que talespaíses desean competir globalmente en sectores económicos que exigen gran escala. Tal es elcaso de las grandes empresas estatales francesas, incluidas las compañías de tecnología avan-zada. Por el contrario, las sociedades que gozan de un alto grado de confianza y de capitalsocial pueden crear empresas muy grandes sin la intervención del Estado.

En quinto lugar, la necesidad de que las empresas cooperen hoy día es más fuerte ante laexacerbación de la competencia en el mercado mundial. En su libro “La Ventaja Competitivade la Naciones”, Michael Porter señala que “la competitividad muy pocas veces proviene de

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negocios o empresas aisladas, sino más bien de clusters de negocios que compiten y actúanen campos similares, reforzándose entre sí.” La presencia de proveedores competitivos a nivelinternacional le permite a las empresas de un cluster el acceso eficiente y rápido a los insumos,bienes y servicios más rentables para la producción. Pero quizás el mayor beneficio que obtie-nen las empresas de un mismo cluster es el acceso rápido a la información, conocimientos einnovaciones de los proveedores. Las estrechas relaciones de confianza de empresas que traba-jan juntas impulsan un proceso permanente de aprendizaje que permite la generación y acu-mulación de conocimientos al interior de un mismo cluster, conocimientos que finalmente setraducen en ventajas competitivas. Así, el cluster viene a ser el espacio natural en el que seproduce la innovación a través de la cooperación entre empresas.

En sexto lugar, la revolución de las tecnologías informáticas y los drásticos cambios de laeconomía mundial están produciendo nuevas formas de competir y modificaciones significa-tivas en las estructuras de las empresas. La revolución digital no es en sí el uso de máquinasinteligentes al servicio de las organizaciones. Es más bien una revolución de personas quienes,a través del uso de redes, conjugan sus inteligencias para activar ideas y crear valor. Así, confrecuencia se habla de la imperiosa necesidad de las empresas de transformar sus jerarquíasen estructuras más planas y de redes flexibles en las que es necesario cooperar con otrasempresas. En este contexto, el elemento humano resulta más valioso que nunca pues la inicia-tiva, la creatividad, la interacción entre profesionales y trabajadores, la colaboración y el com-promiso son factores clave para la creación de ventajas en medio de este nuevo paradigma.Mayor flexibilidad, orientación hacia el trabajo en equipo y delegación de responsabilidadson características de esta nueva forma de trabajar. Y es que hoy es esencial que trabajemosen redes para poder coordinar y reforzar y ampliar nuestro propio conocimiento limitado. Laproliferación de información crítica y la creciente complejidad de las tareas hacen que laconexión y la cooperación sean de vital importancia. Y eso es capital social. Por ello, aquellassociedades de abundante capital social tienen una gran ventaja para adoptar estas nuevasformas y estructuras empresariales, las que requieren de un alto grado de confianza.

LOS DATOS QUE APARECEN AL INICIO DE ESTE CAPÍTULO NOS INDICAN QUE NUESTRAS SOCIEDADES

CIERTAMENTE SON DE MUY BAJO NIVEL DE CONFIANZA. PERO, ¿POR QUÉ ES ASÍ?

Para Felipe Ortiz de Zevallos, presidente del Grupo Apoyo del Perú, un país con valorespropicios para el progreso y el desarrollo entiende por prójimo al conjunto de personas queparticipan del mismo proceso social, sin distingo de razas o categorías sociales. En un paíscon valores y cultura resistentes al desarrollo, el prójimo es “mi familia y mis amigos.” En talsentido, hay una frase en la literatura latinoamericana que ilustra este concepto: “para mis

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amigos todo, para mis enemigos la ley.” Esta interpretación típica del concepto de prójimogenera una especie de doble estándar: uno para mi familia y mis amigos, y otro para la socie-dad. No es extraño que en las sociedades latinoamericanas las empresas sean predominante-mente familiares, y que los niveles de confianza sean usualmente bajos.

Trasladando esto a las empresas, en su libro “Arando en el Mar”, Michael Fairbanks yStace Lindsay sostienen que en América Latina hay una gran ausencia de clusters de industriasrelacionadas y de apoyo. Para estos autores la cultura latinoamericana de “autosuficiencia”inhibe el desarrollo de relaciones interdependientes y limita la capacidad de las empresas dedar respuestas innovadoras a los retos competitivos. Estos autores encontraron que en lospaíses andinos las empresas de un mismo segmento industrial o cluster tienden a no cooperarentre sí y a no aprender unas de otras. La falta de confianza y cooperación limita la capacidadde los proveedores y de las empresas compradoras para especializarse en el desarrollo deinsumos industriales fundamentales, un hecho que finalmente obstaculiza la capacidad de laindustria para innovar y mejorar.

El Programa Andino de Competitividad de la CAF ha identificado los principales clustersde los países andinos. En general éstos son escasos, débiles e incipientes, se basan en recur-sos naturales y carecen de un clima de negocios apropiado para su desarrollo. Asimismo,generan productos de bajo valor agregado, utilizan mano de obra poco calificada y cuentancon pocas empresas especializadas vinculadas con ellos. Existen instituciones públicas yprivadas que apoyan a estos clusters pero rara vez ello forma parte de un esfuerzo coordinadoque responde a una estrategia nacional de desarrollo. Sin embargo, hay casos de clusters queposeen gran potencial de desarrollo que vale la pena explotar con el apoyo de programas ypolíticas públicas que mejoren el clima de negocios en lo relacionado con la infraestructura detransporte, tecnologías, niveles de investigación, trámites burocráticos, programas educativosy otros.

EN LA PERSPECTIVA DESCRITA, ¿ES POSIBLE GENERAR MAYOR CONFIANZA EN NUESTROS PAÍSES?¿CÓMO GENERAR MAYOR CONFIANZA EN NUESTRAS EMPRESAS? ¿CÓMO PROMOVER EL CRECIMIENTO

DEL CAPITAL SOCIAL?

Para Francis Fukuyama, las virtudes sociales son un requisito previo para el desarrollo devirtudes individuales. Tales virtudes sociales son la honestidad, la confiabilidad, la coopera-ción y el sentido de responsabilidad para con los demás, virtudes que hoy más que nuncadebemos ayudar a inculcar o reafirmar. Para ello es primordial la participación de una extensagama de organizaciones estatales, de la sociedad civil y del sector privado, a través de la

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educación en su sentido más amplio, la acción de los medios de comunicación masiva, lapromoción de las artes y los deportes y el ejercicio del liderazgo, en una perspectiva de largoplazo. Acciones de esta naturaleza son pasos importantes para recuperar la credibilidad en losgobernantes y líderes de un país. La prédica con el ejemplo es hoy más imperativa que nunca.

En segundo lugar, es imprescindible que los gobiernos garanticen entornos macroeconómicosestables y aseguren el imperio de la ley. La confianza es una función del comportamientopredecible y constante. Cuando el entorno no es estable y las reglas de juego son muy cam-biantes, el alto grado de incertidumbre no permite el florecimiento empresarial. Como biensostiene Douglas North, en los países desarrollados las instituciones fuertes han hecho posibleel respeto total a los derechos de propiedad y han permitido el cumplimiento de los contratos.Se reducen así los costos de transacción; y la estabilidad de largo plazo da paso a la especia-lización, el aumento de la inversión y el crecimiento sostenido. Sólo así se producirán lasinnovaciones que posibilitan la construcción de ventajas competitivas duraderas por parte delas empresas.

En tercer lugar, si bien para Francis Fukuyama el déficit de capital social en una economíade baja confianza es compensado con la acción del Estado en la actividad empresarial, laevidencia en América Latina indica que las firmas estatales tienden a ser menos eficientes ydinámicas que sus pares privadas pues la tentación de las decisiones basadas en criteriospolíticos antes que de mercado con frecuencia induce a errores de tipo estratégico. En esesentido, ¿qué puede hacer el Estado para promover el capital social en las empresas?. Unaforma de compensar el déficit de capital social e impulsar el establecimiento de organizacionesde gran escala es la inversión directa extranjera o joint ventures con grandes socios delexterior. Pero quizás un impacto mayor de la acción del Estado sea actuar en los clusters,buscando su fortalecimiento a través de la promoción de la capacidad de asociación de lasdiferentes empresas de un mismo cluster y una efectiva coordinación con entes generadoresde conocimiento como los institutos de investigación y universidades. De hecho, dada laespecialización de estas empresas, un cluster puede simular el funcionamiento de una empre-sa grande con departamentos especializados.

Actualmente también hay formas de asociación que están permitiendo a pequeñas empre-sas formar parte del circuito mundial del comercio tales como los consorcios de exportación yla subcontratación. Esta última permite que grandes empresas exportadoras encarguen partede su producción a firmas de menor envergadura que no sólo tienen el conocimiento y laespecialización sino también la flexibilidad. Asimismo, las tecnologías informáticas estánpermitiendo que grandes empresas internacionales subcontraten parte de la producción debienes finales e intermedios a compañías pequeñas y medianas de países menos desarrollados.Estos son temas en los que trabaja el Programa Andino de Competitividad y en los que sebusca contribuir a la creación de capital social mediante experiencias de demostración quepermitan a los empresarios caer en cuenta de que la asociación puede ser rentable.

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En cuarto lugar, es indispensable que los empresarios, en vez de considerar a sus em-pleados y trabajadores como un costo, los vean como fuentes de creatividad e innovación. Elpotencial de valor a ser creado por el capital intelectual de una empresa es prácticamenteilimitado. Hoy las empresas de mejor desempeño no sólo son las que saben hacer las cosasbien, son las organizaciones que saben hacer cosas nuevas bien y rápidamente. La mayorprofesionalización de los cuadros gerenciales en nuestros países y los relevos generacionalesciertamente contribuirán a este cambio de mentalidad.

Adicionalmente, es importante impulsar programas que propicien la adopción de esque-mas de gobierno corporativo por parte de las empresas. Una mayor profesionalización y unmanejo mucho más transparente de las compañías les permitirán acceder a los mercados decapitales y ampliar así sus posibilidades de crecimiento.

Para Don Cohen y Laurence Prusak, la mayor inversión en capital social que los líderesempresariales pueden llevar a cabo es construir y mantener la confianza. ¿Cómo?: mostran-do confiabilidad, siendo abiertos y francos, alentando la franqueza y, sobre todo, confiandoen los demás.

REFERENCIAS

Cohen, D. and Prusak, L. (2001), In good company. How social capital makes organizations work, Boston,Harvard Business School Press.

Davenport, T.H. and Prusak, L. (2000), Working knowledge. How organizations manage what they know,Boston, Harvard Business School Press.

Fairbanks, M. y Lindsay, S. (1999), Arando en el mar. Fuentes ocultas de la creación de riqueza en lospaíses en desarrollo, México, McGraw Hill.

Fukuyama, F. (1996), Confianza, Buenos Aires, México, Editorial Atlántida.

Ministerio de Industria, Turismo, Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales (1996), El retode la productividad, Lima, MITINCI.

Ministerio de Industria, Turismo, Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales (1998), Cono-cimiento y liderazgo empresarial, Lima, MITINCI.

North, D. (1990), Institutions, institutional change and economic performance, New York, CambridgeUniversity Press.

Porter, M. (1991), La ventaja competitiva de las naciones, Buenos Aires, Vergara.