david perseguido y montes de gelboe - lope de vega, felix

7/27/2019 David Perseguido y Montes de Gelboe - Lope de Vega, Felix

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ciegaquiero acercarme; con fu

me asombra:encontré con la patria desombra.

¡Ah del abismo, donde el expira!Centro es oscuro cuanto a

se mira.¡Ah. de la cárcel,

peñascos huecos!Que como es cárcel, pren

hasta los ecos.¡Ah del centro, con quien

día lucha!



Solo el silencio es el queescucha.

O no me oye, o se engañadeseo:valiente vencedor d

Filisteo,qué, ¿a la voz no responde tu fama?

David, señor, amigo.Sale DAVID.DAVID. ¿Quién me llama?JONATÁS. Quien

aventura por venir a verte.DAVID.¡Ejemplo d

amistad, Jonatás fuerte!



Aunque rota de tanta pedura,

al hondo centro de ecueva oscurallegó tu voz; y aunque es

abierta bocaancha portada que rasgóroca,

tiene otra quiebra en peñasco mismo,

que es postigo secreto este abismo,

por donde salí a ver (quísel Cielo)

quién me llamaba; que



mortal receloque de tu padre tengo, le

enseñadotodos estos rodeos cuidado.

JONATÁS. En mayor dael tuyo se conmuta.D AVI D . Mayor que

habitar aquesta grutaadonde por sacar luz que

anime,el eslabón al pedern

oprime,que aunque duro, llorando

congoja,



son sus centellas lágrimque arroja;

y porque salen en ardiefuga,lienzo la yesca es, que

enjuga;que en esa ciega patria espanto,

da en claridad lo que recoen llanto,

pues como en ella nunasoma el día,

solo es luz material la qme guía.

JONATÁS. Más crecido



tu mal (¡suerte penosa!)DAVID. Más crecido que

hambre que me acosa,víbora lenta, que aunquecorto el trecho

hasta que llegue a la regdel pecho,voraz por sendas de trist

llenas,va apurando la sangre de m

venas.JONATÁS. Más fuerte

riesgo es, más se acrecienta.DAVID.¿Más fuerte que

sed que me atormenta?



Pues envidio en tan bárbinclemencia

del bruto luchador providencia,que este alivio a sí mismo

le debe, pues de sus manos el humse bebe:

sediento imito en ese cenangosto,

latiendo al can en la estacde Agosto.

JONATÁS. Es más grandeD AV I D . ¿Excederle

procura



la sed, el hambre y caverna obscura?

JONATÁS. No.DAVID. Dilo, pues,que decirlo el labio orden

JONATÁS.¿Decirlo el labordena?¡Sabe el Dios de Abraham

con qué pena!Mas callarte el peligro

agraviarte, puesto que es más terri

que el faltarteen cueva, en sed,

infortunio hambriento,



la luz del sol, el agua ysustento.

Tres mil de los escogidosde Israel, para prenderteha conducido mi padre,

y desde Ramata viene,adonde es su plaza de armcon esta tropa de gente, para atajarte los pasos:tú, que en lo incauto parecal irracional que habita bruto montaraz albergue,que acosado del estruendode bocinas y lebreles, busca donde se asegure;



asegúrate, pues sienteslos pasos del cazador,

antes que en la red tropiecno le hagas rostro al peligDAVID. Si es que matarm

pretendeSaúl, como a mi noticiaha llegado, que me ofreceseguro para que vayaa repetir, como siemprese ha hecho, la preeminende que a su mesa me sientde las Calendas del díaque en nuestro idioma

entiende



el primero del mes, y hoy,que ha llegado este solemn

día en el hebreo rito,me llama, ¿qué enigma este,

que lisonjea y castiga?¿O cómo se compadece prevenirme el agasajocon desearme la muerte?JONATÁS. Para interpre

mejor su intento, ¿qué te pareceque podré hacer yo? Que

todoque a tu elección me sujet



es justo, como al cincelel dócil tronco obedece.

DAVID. Pues, Jonatás, qusospechaun peligro y no le teme,

desesperado se mataa sí mismo; y pues cometeen su vida el homicidioque prohíbe Dios, ya ofenel Decálogo sagrado,que con su dedo presentenuestro gran legislador grabó en mármoles rebeldy así, el asistir rehúsoen el festivo banquete.



Y si acaso preguntare por mí, podrás responderl

que me envió a pedir ilustretribu de Judá, que fuese

a hallarme en los sacrificique hace Belén al Dfuerte

de los ejércitos, dondeen la sangre de inocentesvíctimas se explica el celola fe en aromas trasciendeY por eso te roguéque esta disculpa le diesesde mi parte; y si la admite



afable, es señal que mientla negra nube, que densa

rayos contra mí promete.Mas si de oírla se enoja,es darme a entender que

vientredel condensado vapor, para fulminarme, ardienteabortos encierra, hijosde congeladas preñeces.JONATÁS. Pues yo

prefiero a darteel aviso.DAVID.¿Y de qué suerte,si para vernos los dos



hay tantos inconvenientes?JONATÁS. Pues nos hem

acercadoa aqueste sitio eminente,donde el pabellón del Rey

se ha de plantar, esconder podrás entre aquellas rocaY si desde allí advirtieresque yo, como que en

blancome ejercito, un arpón leve pongo en el arco, y le tirovolverte a la cueva puede pues te servirá de aviso,de que hallé indicios crue



en mi padre; mas si el brasobre la cuerda pusiere

la flecha, y al dispararlala ejecución se suspende,asegurado del riesgo,

te podrás llegar alegredonde yo esté, pues con este daré a entender que quila suerte que tus trabajostengan fin.DAVID. ¡Que resolverte podrás a tan grande empeñMira bien lo que prometesJonatás.JONATÁS. En este pacto



que hago con David, ponequiero por testigo a ti,

gran Dios, que contra plebeincrédula un tronco basto

hiciste escamada sierpe; porque permitas si yo,engañoso no cumplierelo que ofrezco, que l

mismos peligros que David teme,vengan sobre mí; y si acases tu voluntad hacerleRey de Judá, en tu sagrada presencia él también



ofreceque usarán de piedad todo

sus heroicos descendientecon los míos, así a ellos,de tu mano ungido Rey,

para que aquesta amistadhasta los hijos la hereden.D AVI D . Así lo ofre

David.JONATÁS. Así Jonatás

ofrece.DAVID. Pues ya que

contrato hacemos,firmarle los brazos pueden porque el tiempo no le anu



ni el olvido le cancele.Tocan cajas y trompetas.

JONATÁS. Este estruennos avisaque el Rey llega.

DAVID. De su genteveo ya el tropel, ¿qharemos?

Pues mientras de afeardiente

llevados, nos divertimos,se han acercado de suerte,que parece que hacen altolas escuadras.JONATÁS. A ponerme



voy entre la armada tropa, para que mi padre piense

que vine en la retaguardiatú, con paso diligente,al puesto que he señalado

te retira.DAVID. A lo que hicieresdesde allí he de estar atenJONATÁS. Yo haré q

presto interpretesel aviso de la flecha.Vase.DAVID. Tu lealtad el cie

premie:ya han armado el pabellón



del Rey sobre el camestéril,

y para la ceremoniadel convite, puesta tienenla mesa al Rey de Israel,

para que a comer se sientelos Príncipes de las tribusacompañándole vienen.El príncipe Abner tambiénque lugar, como yo, tieneen este público acto,ya se sienta, a quien sucedJonatás, mi firme amigo;mas junto al Rey, me pareque un lugar está vacío;



sin duda es el que previen para mí; con Jonatás

colérico se enfureceSaúl, ¿qué será la causa?Pues a levantarse vuelve

de la silla; todos hacenlo mismo, el enojo crece,y derribando la mesa,fuego por los ojos vierte.Ruedan desde el vestuario

tablado algunos platos cservilletas.

A esta parte se encamina:ásperas rocas, valedme.Éntrase a esconder en



unas peñas que hay en un mono parece hasta su tiempo, y s

deteniendo ABNER a SAÚLdelante, como que huJONATÁS.

ABNER. Aplaca el fersemblante.J O N AT Á S . Templa

airado poder.S A Ú L. Castigarle quie

Abner;no te me pongas delante.ABNER. Señor, oye.MEROB. Padre, espera.JONATÁS. Porque su er



reprendíse indigna, y porque le di

la excusa de David.SAÚL. ¡MueraDavid! Pero satisfecho

de no encontrarle jamásestoy, porque Jonatásle esconde dentro del pechMas pues castiga igualmende nuestra justicia el ritoal que comete el delitoy al que encubre

delincuente,apartaos, que aunque

arrojo



contra lo que amor discurrtambién Jonatás incurre

en la pena de mi enojo.MEROB. Guardar a Daventiendo

que ha sido acierto, y error.ABNER. En dar a Dav

favor,más te obligo que te ofendSAÚL. ¡Que a los dos a

tiempo os muevatan mal fundada opinión!MEROB. Esto apoya

atención.



ABNER. Esto mi discuaprueba.

M E R O B . Afírmelo argumento.ABNER. Otro argumento

diga.SAÚL. Pues decid, ¿en qme obliga?

MEROB. Atento escucha.ABNER. Oye atento.M E R O B . Un despeña

arroyo, que campeadesde el Tabor, en cu

cumbre mana,lanza de plata es, que co



ufanaa quebrarse en el mar

Galilea.Mas tuerce el curso en qmorir desea,

topando acaso en una roanciana,y en vez de hundirse entre

espuma cana,sierpe argentada por la pla

ondea.Si al risco, que le estorba

parasismo,grato se muestra hasta

raudal escaso,



tú que te precipitas demismo,

no culpes, cuando corresfracaso,que te amenaza el mar de

ciego abismo,que se te ponga Jonatáspaso.

ABNER. Tiene el Líbanoárbol, planta rica

del saludable frutrascendiente,

cuya raíz, que en el sitio ependiente,

echa fuera los lazos q



rubrica.Y una palma, que al fé

hombro aplica, por no hacer su caícontingente,

le está besando el pie, qamargamentede aromáticas lágrim

salpica.Es el resabio en ti de un o

injusto,la raíz que revienta m

sufrida;Jonatás palma, si árbol

robusto;



pues a un tiempo aplicó cfe advertida

la boca del respeto a tu augusto, pero el hombro del celo a

caída.S A Ú L . Convencerme vana empresa

cuando vengarme procuro pues teniendo mi seguro,faltar David de mi mesaen tal día, que es, confiesomenosprecio declarado,y el haberle disculpadoJonatás, fue loco exceso;



y así, aunque raudal he sidque libre empieza a correr

y árbol que se va a caer,del terreno desasido;no he de parar, si el tesón

de mis ondas no desmaya,hasta entrarme por la playdel mar de mi indignaciónArrancaré mis raícesrodando hasta el ver

centrodel valle, que al du

encuentroverá ajado sus matices.Podrá ser, si el risco bron



J O N A T S . Hermanquiérelo el cielo.

Pues para guardar la vidade David, me hainstrumento;

pero ya avisarle intento, pues la flecha prevenidatengo, y el arco, y culpabala tardanza a mi cuidado.Hace que toma de aden

una flecha y arco, y DAVID seentre las peñas.

DAVID. Como estoy apartado,

no oí lo que el Rey hablab



mas ya mi atención acechade Jonatás el aviso.

JONATÁS. El disparar preciso, pues ya...

Al tirar, sale SAÚL por misma parte.S A Ú L. ¿Tú con arco

flecha?JONATÁS. Mi padre

vuelto, cruel,Aparte.(cuando pienso que se ale¿No son armas que manejala milicia de Israel?)



DAVID. El Rey volvió.SAÚL. ¿Y con qué fin

tiras ese arpón veloz?JONATÁS.Por si entras la feroz

provincia de Filistín:matar yo con valentíamucho bárbaro tropel, para ejercitarme en él, blanco de aquel tron

hacía.SAÚL. Cuando a encontra

he queridovolver, por darte ocasiónde que me pidas perdón



de tu culpa convencido,con juvenil ardimiento,

sin darte ningún cuidadoque yo me fuese enojado,¿flechas disparas al viento

Deja el tiro, y no presumacon soberbia imitación, por parecerte a ese arpón,vestirte de vanas plumas.Baja el arco.JONATÁS. Yate obedezco: el riesgo mir pues ve que suspendo el tiDavid, y presumiráque es darle a entender q



puedellegar seguro, aunque está

aquí el Rey.DAVID. ¿Si llegaré?Pues asegurarme puede

el ver que no ha disparadoJonatás.SAÚL. Más por mí hicierasi adiestrándote estuvierasno contra el robusto airadfilisteo en fiera lid.DAVID. Yo llego.JONATÁS. Él viene: ¡h

mayor mal! Pues ¿contra qui



señor?SAÚL. Contra el pecho

David.JONATÁS. Él mismo me dado asunto

por donde el remedespero, pues por no enojarte quierahora que al blanco apuntoadiestrarme desde aquí, para que no yerre el pechode David.SAÚL. Muy satisfechome dejas.JONATÁS. ¿Disparo?



SA L. Sí:y aunque fingida la acción

la flecha vaya derecha.JONATÁS. Pues haz cueque esta flecha

le acierta en el corazón.SAÚL. Eso sí.DAVID. Lo que me empeña llegar, me vuelve atrás:¿qué haré? Tiró Jonatás;que huya me dice esta señDispara hacia dentro.SAÚL. ¿Acertaste?JONATÁS. Yo confíoque en David lo mismo ha



Vase DAVID por dondestaba.

SAÚL. Ahora sí que podrdecir que eres hijo mío: busquémosle entre los dos

que uno ha de ser homicida.Vase.JONATÁS. No es posib

que su vidacorre por cuenta de Dios.Vase.Salen ABISAÍ, ZAQUEO

soldados.A B I S A Í . ¿Dónde Dav



estará?no rehuséis el decillo,

cielos: ¿dónde el grcaudillode la tribu de Judá?

Sale DAVID.DAVID. A hallar abrigo cierto,

amigos, viene David.Dentro ABNER.ABNER. Esa senda, es m

fragosa.Dentro SAÚL.SAÚL.Aunque es áspera,

sigo



por buscar a mi enemigo.DAVID.Mirad cómo ya m

acosa.SAÚL. Sígueme, Abner.ABNER. La aspereza

los pasos me va cerrando.DAVID. Mi riesgo se acercando;

desta cueva fortalezaharemos: denos sagradoen su obscura lobreguezahora, pues otra vezhospedaje nos ha dado.Ea, todos los demásentren delante de mí,



porque yo y Abisaínos quedaremos atrás.

ABISAÍ. Entra tú.Z A Q U E O . Haga espruebas

otro, haga otro la guía;que yo tengo antipatíagrandísima con las cuevasABISAÍ. Pues yo entra

que arrogantellega el Rey en nues

encuentro.Ven, David.DAVID. Ya busco el centrEntran en la cueva.



ZAQUEO. Entraré, pues vdelante;

ya el encubrirnos os toca,cueva hermana, en aprieto;

mas ¿cómo tendrá secretoquien jamás cierra la bocaSale SAÚL con un cap

rojo o manto.SAÚL. Gente parece que

entradoen ese centro escondido;y aunque Abner se me

perdido,y Jonatás ha marchado



por otra parte, rigiendootra escuadra de soldados

por ver mis pasos logradoaquí solo entrar pretendo, por ver si a David yo mes

hallo. (¡Qué horrible es y la gruta!) Entraré, aunque un bosquejo del abismo.Salen DAVID y ABISAÍ p

la otra parte.DAVID. Como tenemos

entradade la cueva tan enfrente,y está oscuro, fácilmentese ve que por la rasgada



quiebra entró Saúl.ABISAÍ. Y ve mal,

que sin tino acá ha guiadolos pasos.DAVID. Ponte a mi lado,

y en el Cielo confiemos.Sale SAÚL, como que no SAÚL. Como de la claridvengo aquí, donde anochedeslumbrado me parece,que es mayor la oscuridadciego, solo horrores sigo.Andando.ABISAÍ. David, ya el

llegó



en que Dios te prometióentregarte a tu enemigo,

porque a tu elección entiendaque la venganza ha de ser.

DAVID . No permita poder,que yo al Rey ungido ofenAntes tú, en peligro igual, porque mi lealtad se crea,tráeme encendida una tea.ABISAÍ. Voy a herir

pedernal.Vase.DAVID. Llegaré, sin



Con un cuchillo le corta pedazo de la capa.

DAVID. Logré mi mucosadía:toqué a Saúl: ¡qué conflito

Ya he cometido el delito:vendré a pagarle algún díaS A Ú L . Hacia allí u

antorcha luce,norte inquieto, pues al passe mueve su ardor escasodel mismo que le conduce¿si en prender este traidoralgún exceso se atreve?¿Dónde estás, David aleve



Sale ABISA con la tencendida, y al volver SA

halla a sus pies a DAVID.DAVID. A tus pies, Reyseñor.

SAÚL. Tú junto a mí: ¿qdisculpatendrás, sino que matarmequieres?D A V I D . Antes

escucharme,no me adjudiquéis la culpLevántase.Pero en indecencia tocaque a Saúl, Rey de Israel,



le cubra en vez de doselel techo de aquesta roca.

Tómale la tea.Sal de ese albergue, que vano

el sol verle procuró;que para alumbrarte, yola luz llevaré en la mano:sígueme sin ir sujetoal recelo; que en tal caso, para asegurarte el pasova delante tu respeto.Andan.SAÚL. Si viene lleno

enojos,



¿cómo mi furor sosiego?DAVID. Es que entraste

venir ciego, pero al salir ven tus ojos;mas ¿no ves la claridad

que otra antorcha te previnque hasta oírme aún imagino

dentro de tu ceguedad?Entran por donde salieron

dan vuelta al tablado, salienpor la boca de la cueva.

SAÚL. Ya veo el zafir azuy ya el superior lucero,y ya tu disculpa espero.



DAVID. Pues oye, invicSaúl.

Supremo Rey de Israel,ya que cruel tu castigotanto ha que pisa la senda,

nunca hollada del delito, para obligarte a mis iras,o darte menos motivosde que en esta humilde garreal neblí, tiñas el pico:desde el prólogo primerode mi vida, determinoir hojeando los sucesos, por si los borró el olvidode tu memoria, aunque



ellaera justo, era preciso,

rey y señor, que estuvieseencuadernado este libro.Cuando de escuadr

armadas,de crespos blancos armiñoen las floridas campañasera rústico el caudillo,siendo bengala el cayado,y arnés cándido el pellicoenviaste a Isaí a mi padrecon amorosos indicios,a rogarle que enviasea tu corte, y aunque he dic



que le rogaste, esta veztérmino impropio no ha si

que entonces fue el ruegotilícito, pues aunque afirmo

que tiene en lo temporalun rey superior dominio,son tributos reservadossolo para Dios los hijos.Mas mi padre a tu presencme envió, y los ásper

riscosque antes pisaba en el montroqué en los jasp

bruñidos



del Palacio, donde halléen la púrpura de Tyro

también escondido el áspicuando engañoso y nocivo presumí que le dejaba

emboscado en los tomilloAquel espíritu impuro,que en ti empezó, f

ministrode la justicia de Dios, por haber dejado vivoal Rey de Amalech:metió en tu pecho perfidiosu rabia infernal, haciendoque airados y enfurecidos



tus ojos, vertiesen fuego,y no llanto compasivo,

y en tu boca fuesen bascaslos que iban a ser suspirosMas yo, cuando a t

ardiente pasión estabas rendido,manejaba el instrumento,y tu intolerable abismo,de aquel sonoro beleño blandamente adormecidose iba quedando, pu

prontoslos dedos ya, y ya remisosal rebatir de las cuerdas,



lo que en ellas fue gemidosin dilación en tu pecho

se pasaba a ser alivio.¿Quién creyera que udulce

cadencia hubiera rendidode tan pesada cadenalos eslabones prolijos?¡Inescrutables secretosde Dios! pues para e

auxilioordenó su Providenciaque en tanto que a

albedríomi ganado hollaba el valle



yo, entregado al ejerciciosonoro, estuviera en él

tan diestro, que cuanheridole sonaba el instrumento

en la quiebra de algún riscnaturalmente ayudadasallí de lo insensitivo,era cada oveja un mármolsuspensas al dulce hechizodel arpa; y si alguna dellale interrumpía, medidoel acento de su voz,con el contrapunto mío,aunque a su madre llamab



se le grabasen de escamascon un escudo de limpio

acero cubierto el pecho,un corvo alfanje ceñido,y todo un árbol por lanza,

que sin fatiga o perjuiciodel brazo, de hojas desnudcomo de estragos vestido,nacido había en aquelmonte de miembros macizPlantado entre los d

campos,a singular desafíollamaba a uno de l

nuestros;



me pongan: dasme tu espacon respeto me la ciño.

Mas para ver si velozo torpe el acero esgrimo,hago la prueba, y el brazo

no acostumbrado al estilode tales armas, se hallótan extraño en su ejercicioque por no ponerlo en dudquitándomelas, elijocinco piedras de un arroyoel cayado al brazo aplico,la honda rodeo al cuerpo,y armado del temple finode la fe, que es peto fuerte



hecho a prueba de peligroa vista del filisteo

la verde palestra piso.Desprecióme su arroganci pero irritado y movido

de mis razones, dispusohacer batalla conmigo.La honda tomo, y una piedtan cierta a su frente envíoque juzgue que la sirvióde precepto el estallido;con que sus vitales basasquebradas, al suelo vinoaquel de naturalezadesmesurado edificio.



Y quitándole el alfanje,la cabeza le divido

de los hombros, que en mano pendió de sus bastos rizos

Su gente huyó, y en alcancetus caballos impelidos para que se detuviesenlos llamaban a relinchos.Este fue mi primer triunfoeste, Saúl, fue el principiocon que aseguré en tu manel cetro, sin otras cincovictorias que en nombre tu



mi valor ha conseguido, para establecerte el reino,

que goces felices siglos.¿Pues por qué, señor, el otanto ha de poder contigo,

que huyéndole a tu rigor el rostro airado y esquivome ha de tener siempre

monte por su huésped foragido?Cuando de Jerusalénsalí, y llegué peregrinoa Niobe; Ahimelech,sacerdote, conmovidode ver mi hambrien



miseria,me dio los panes acimos,

aunque estaban reservado para los sacros ministrosdel templo, porque en la l

dispensó allí lo precisode la piedad; y tú, airado,después que te dio el avisDoeg Idumeo, que entonce presente fue al beneficiomandaste que Ahimelechfuese pasado a cuchillo porque alivió mis trabajoscon otros ochenta y cincosacerdotes del Señor.



del dueño, aunque sieesquivo

dolor, mirándole al rostrole saluda con cariños,lamiéndole el pie, que fue

instrumento fortuitode su daño, en vez de dar,colérico y vengativo,al desenojo la presa,y la querella el ladrido?¿En qué te ofendí? Si acaslas finezas, los serviciosson crímenes contra ti,muchos, Rey, he cometidoEl Señor entre los dos



sea Juez; y si el registrode mis cargos fuere cierto

recto pronuncie el castigoLa muerte te pude dar en la cueva, y para indicio

desta verdad, reconoceeste trozo divididode la orla de tu manto;que la oscuridad y el sitio permitió que le cortara,cuando pudiera atrevidomatarte, y que este seael postrero beneficio,Sale ABNER.y el mayor; porque revoqu



Señor, el decreto impíode tu indignación, en tanto

que el aire en su impelimpio,la tierra en su vasto seno,

el agua en su centro frío,el fuego en su esfeardiente,

son desta verdad testigos; pues con leal vasallajea tus Reales pies me rindoSAÚL. Alza, David: (aqu

fuerza Aparte.torcer el tesón remisode mi enojo, y más halland



pedazodel regio manto que visto,

osara! ¡Ah, Samuel sagradcómo acordarme has querde cuando te rasgué el tuy

Tristes presagios prolijosde la división del reinode Israel todos han sido.¿No te vas?DAVID. Ya te obedezco:los que en la cueva conmientraron, ¿a dónde están?ABNER. Por la otra quie

han salido,que corresponde hacia



llano.DAVID. Pues ven, que

que me libro por ahora de Saúl,a los contornos floridos

del Carmelo marchar quiea castigar el delitodel necio Naval.SAÚL. David,yo deseo ser tu amigo, pero lejos de ti.DAVID. Yo,como a Rey por Dios ungireverenciaré tu nombredesde el más remoto sitio.



SA L.¡Ah, Samuel santo!mano

les deshereda a mis hijos.

Jornada tercera

Sale ABIGAIL por lo altoun monte con muchos villancon cestas de presente; y poralto de otro monte DAVIABISAÍ y soldados tocancajas.

ABIGAIL. Aquel es Hermón, basa del cielo.



DAVID. Aquellas son lcumbres del Carmelo.

ABIGAIL. Pues publiccon rústicas canciones,que a David le llevam

estos dones.DAVID. Pues ya que contra Naval pretendo,

dígalo a voces el marcestruendo.

ABIGAIL. Y al dulce smoved el paso ufano.

DAVID. Y al son del parcdescended al llano.

Empiezan a bajar, tocand



una parte clarines y cajas, y a cantando lo que se sigue, tod

un tiempo.MÚSICOS. Porque Davidfuerte

alegre las reciba, pobres demostracionesla Fe las hace ricas.DAVID. ¿No oís lo dulce

uno y otro acento?ABIGAIL.¿No escucháis

rumor que asusta el viento?DAVID.¿No veis rústi

tropa que desciende?ABIGAIL.¿No veis marc



tropel que el monte hiende?ZAQUEO. Y es gente

aval, según promete:sácolo por el rastro dvejete.

ABISAÍ. Y escuadra es David; ¿no ves con brío,largo hasta en meter gue

aquel judío?DAVID. Si me embiste c

vanas esperanzas,muera en nombre del D

de las venganzas.ABIGAIL. Si David vien

darnos el castigo,



mi humilde rendimiento conmigo.

DAVID . Pues volved tocar, porque marchemos.ABIGAIL. Pues cantad o

vez, y caminemos.Tocan, y vuelven a cantarbajan al teatro.

ABIGAIL. De rodillas.Heroico caudillo hebreo,la que está a tus pies rendes Abigail, que humilde besa la tierra que pisas.Juzga, que la inobedienciade mi esposo ha sido mía,



y como culpada en ella,a mí sola me castiga.

No arruines los contornosdel gran Carmelo, ni tiñasde nuestra sangre las flore

con que su falda matiza.Ya muerto Naval, mi espoa esta acción se determinaesta tu esclava, que ufanaconduce pobre familia, para traerte, señor,dones que, aunque

consiganser obras de la opulencia,son del deseo primicias.



DAVID. Abigail la pruden¿para qué a mis pies

humillas,cuando te sube tu nombresobre las estrellas mismas

Bendito el Dios de Israelsea, que con su divinamano te trujo a mis ojos;el lenguaje con que explictu humildad, bendito sea; pues tú, Abigail, benditadelante del Señor eres,como entre todas las hijasde Sión; que sola tú pudieras templar las iras



de David, pues tus palabramás que tus dones, m

obligan.Recibid agradecidosesto que Dios nos envía:

Abigail, satisfechade tu virtud, la divina providencia del gran Diosque sea tu esposo me avisABIGAIL. En mi humild

la obediencia,mis aciertos acredita.DAVID. Dichoso seré en

ojos.ABIGAIL. Contigo aume



mis dichas.DAVID. Vete en paz; que

horizonteque viene la noche avisa.ABIGAIL. El Dios de Jac

te guíe.A B I S A Í . Discretahermosa, admira.

D AVI D . Una inclinacihonesta

acá en la idea la pinta.ABIGAIL. Un halagüe

respetoa que le admire me obligaD AVI D . A las dem



aventaja,como, de nácar vestida,

vence a las plebeyas florela rosa entre las espinas.ABIGAIL. Bizarro a tod

prefiere,cual suele en selva floridael árbol que lleva el fruto,que grana y oro matizan.DAVID. Cual bello espe

cabríodel Galad, se precipitasu cabello por los hombrose despeña en ondas ricasABIGAIL. En lo atractib



pareceque al fragante cedro imita

que sobre el Líbano pruebsu incorruptible hidalguíaDAVID. Toda es perfecta

los ojos.ABIGAIL. Todo es amablla vista.

DAVID. Bendígala siempel Cielo.

ABIGAIL. Siempre el Cile bendiga.

DAVID. Hágala el clarínsalva.

ABIGAIL. Y vuestras vo



repitande David las alabanzas.

DAVID. El sol su belleenvidia.Tocan cajas y clarines,

éntranse ABIGAIL y sus pastocantando a un mismo tiempoquédanse DAVID y ABISAÍ.

DAVID. ¿Quién de vosotse atreve

a bajar a la campañaconmigo? Porque a e

hazañanuestro Dios mis pas

mueve.



El Filisteo cercadotiene a Saúl, y ha de ver

que no le quiere ofender quien su vida ha aseguradya viene el silencio mudo

de negras sombras cubierty bajar quiero al desierto,donde Dios librarme pudode los sangrientos rigoresde Saúl.ABISAÍ. Yo bajarécontigo, que estimarétus peligros por favores.DAVID. Imitas en el valora Joab tu hermano.



ABISA . Intenta, pues Dios tus pasos alient

un hecho heroico, señor.DAVID. Al campo del Riremos.

A B I S A Í . Osaré mocontigo.DAVID. Que quiero que s

testigode mi intento.ABISAÍ. Pues lleguemos.DAVID. Es menester u

espía para lograr mi deseo.ABISAÍ . Soldados tien



Zaqueo.Aparécese ZAQUEO en

alto del monte.ZAQUEO. Solo a mí llama el día,

y ha de salir sin nublado.DAVID. El temor puedperder.

ZAQUEO. Ya no tengo qtemer;

que lo temí adelantado.DAVID. Ven conmigo.ZAQUEO. ¡Qué ligeroque lo pronunciáis!DAVID. En vano



dices?DAVID. Que he de entrar

él advierte;que para este grave empeñDios les ha infundido

sueño,que parece que la muertedescansa en él tan segura,que si el sol los alumbraranuestra vista los juzgaralienzos de vana pintura.Postrados en tierra estáncomo flores que se hielanal cierzo, hasta los q

velan.



El campo todos me dan, por divina permisión:

generoso aliento, llega,que el sueño y la sombciega

dan a mi intento ocasión.Una antorcha está encendien el pabellón Real.Saúl duerme.ABISAÍ. Sea fatalnoche de su ingrata vida.Si es tu enemigo mayor,que te amenaza y persiguetu seguridad te obligue;dale la muerte, señor.



DAVID. ¿Qué dices?¿Qute privó

el seso? Es de Dios ungidel Rey, y tú, inadvertido,¿quieres que le mate yo?

Si solo porque atrevidoa su ropa osé cortar la orla, para mostrar mi inocencia, perseguidode su tirana violencia,en la mía no hallaréabrigo algún tiempo, queDios me ha dado e

sentencia:¡advierte si ahora osara



poner la mano ¡ay de mí!violenta en el Rey aquí,

el castigo que esperara! No pondré violenta manoen el ungido de Dios.

ABISAÍ.¿A qué venimos dos?DAVID. No a un hecho

inhumano;ya veo a la cabecerasu lanza.ABISAÍ. Pues si me daslicencia, David, verás...,D AV I D . Si tu lab

persevera



ZAQUEO. Primero, si enme veo,

he de avisar a Zaqueo,que ponga en cobro los piABISAÍ. ¡Que tantas ve

te fíesde Saúl! ¡Qué gran simpleDAVID. Yo he de vencer

durezaa puras lealtades mías.Vanse.ZAQUEO. Pintan al sueñ

la muerteen todo muy parecidos, pues yo soy de los dormid



con un gato que despierte.Cualquier estruen

importunome da asombros, me espantos.

Si todos duermen, de tanto¿no podrá roncar alguno?Bien pudiérades, Dios míotambién hacelles callar; pero pienso que el roncar entra en el libre albedrío. Ningún remedio se aplica porque a estas muertes

ignora,al cocodrilo si llora,



y a la víbora si pica;el basilisco mirando,

fingiendo la voz la hiena,engañando la sirena,y los soldados roncando.

Con la voz terrible y bronhablan los que están riñen¿pero que estando durmienquieran echarme una roncaDentro ABISAÍ y DAVID.ABISAÍ. Déjame, Señor.DAVID. Detente.ABISAÍ . Yo excusaré

peligro.ZAQUEO. Ea, ya despie



el mundo,y me han de matar a gritos

que matar a un hombrepalos,ni es novedad, ni

capricho.Sale ABISAÍ con la lanzadeteniéndole DAVID.

ABISAÍ . Déjame, Davque tome

venganza de tu enemigo;que con la herida primerade mi heroico aliento fíoque se excuse la segunda.DAVID. Para ser gra



delito basta tu imaginación,

pues te da traidores bríos;muestra, Abisaí, su lanza;que esta prueba me permit

Dásela. para que conozca el mund pues los cielos ya lo h

visto,que perseguido le guardo,y le perdono ofendido.Como es tan seco

desierto,sin fuente, arroyo, ni río,de otros campos traen



aguaal Rey; que en su tien

vimosde agua un pequeño barrilABISAÍ.¿Pues qué intenta

DAVID. Determinoque sea la segunda prendaque me sirva de testigo,que no le maté pudiendo, pues le tiene Dios dormidentra, Zaqueo, por él.ZAQUEO. Eso no está m

bien dicho,ni en su lugar, si los tresa ser piadosos venimos,



¿cómo envías por el aguaa su mayor enemigo?

Que la hará dos mil afrent permitiendo, vengativo,que ande mientras viva

cueros,con los pasos mal medidoDAVID. Acaba.ZAQUEO. Vaya en mi ayuel que crió a los judíos.Vase.ABISAÍ. Pues, David, si n

volvemosantes de ser conocidos,¿cómo sabrán que eres tú



quien pudo en letargo fríodar la muerte al Rey?

DAVID. Verás,que me descubro y me librSaca ZAQUEO un ba

pequeño.ZAQUEO. Calla, válate diablo,

¿quieres que seamsentidos?

DAVID.¿Por qué no viencallando?

ZAQUEO. Ese pleito noconmigo;

viene cantando una rana



en el barril, y el ruidonos puede echar a perder.

DAVID. Tus miedos te habrán dicho: porque aunque en

estuviera,es tan breve y corto el sitique por ser tan poca el aguno cantará.ZAQUEO. Pues yo he vistno a una rana, sino a muchcantar en medio cuartillo.DAVID. Subamos al mo

ahora.ZAQUEO. Por ser tan bre



el camino,iré, si me das licencia,

al Carmelo.DAVID. Este serviciote premiará tu cuidado.

Di a Abigail que a llimpiosalbores del sol iré(pues son decretos divinoa ser dichoso en sus ojos.ZAQUEO. La moza lo

merecido porque cuando no tuvieramás dulce y sabroso hechique ser liberal, bastaba



para casarla conmigo.Vase.

Suben al monte DAVID ABISAÍ.DAVID.¡Ah, soldados! l

que al Reyguardáis, ¿cómo en peligro

dais al descuido el valor,sabiendo que hay enemigoSale ABNER.ABNER.¿Quién da voces

el monte?DAVID. Si eres de los q

han tenido



cuidado de la personadel Rey, en verdad te digo

que mereces graves penasSale SAÚL.SAÚL.¿Quién turba

silencio fríocon vanos acentos, cuandodescansa el Rey?DAVID. El mismoque pudo matarle dentrode su tienda.SAÚL. ¡O es el oídoquien se engaña ¡cielos

estaes voz de David! Amigo,



que me avisas tan piadoso¿eres David?

DAVID. Siervo indignosoy tuyo: yo soy David,invicto Rey, y te aviso,

del peligro en que hestado,como fuera tu enemigoquien te halló durmiendo

solo;y serán fieles testigostu lanza y barril del agua,que por fe de tu peligrotomé de tu misma tienda.SAÚL.¡En qué entrañas h



cabidotantas piedades!, David,

ya te doy nombre de hijo, pues me aguardas, cuandotan severo te persigo:

baja a mis brazos.DAVID. Los cielos,en quien mis defensas librno quieren que yo me fíede tu voz, cuando ya he viexperiencias de tu enojo.SAÚL. Con lealtades me

vencido; baja, David.DAVID. Mis temores



lo estorban.SAÚL. Yo soy tu amigo.

DAVID. Tu corazón y tu vson contrapuestos distintoSAÚL.¿No soy tu Rey?

DAVID. Sí, señor.SAÚL. Pues obedece.DAVID. ¿Es delitola obediencia, cuando

Cielome enseña en ella el peligSAÚL.¿Pues qué intentas?DAVID. Huir la muerte,desterrado y peregrino.SAÚL.¿No es mejor que



te ampare?DAVID. Mi guarda a

montes fío.SAÚL.¿Por qué?DAVID. Porque son m

firmes.SAÚL. Solo tu bien soliciDAVID . Queda en p

señor.SAÚL. Espera.DAVID. Valedme, peñasc

fríos:¡ah, Saúl, guárdete el Cielde tus fieros enemigos!SAÚL.¡Ah, David!



reinarás;que así el Profeta lo dijo.

Vanse.Salen el VEJETEZAQUEO, cada uno por su par

ZAQUEO. Esté en buen hel Vejete.VEJETE. Y vos vengáis

mal hora.ZAQUEO. Esa es intenc

traidora,que está llamando

cachete;mas por no desbaratar esa estatua hecha de olvid



de los años carcomidos,que en ti han venido a par

lo dejaré.VEJETE. Quien me ultrajacon voz de tan viejo, mien

ZAQUEO. Como conservgentelos nísperos entre paja,así, por tener seguroslos siglos pasados, vique los guarda el tiempo

ti,donde los tiene maduros.Tu señora ya estará,de lo serrano olvidada,



con galas de desposada.VEJETE.¡Y que el sol

envidiará!,que su hermosura le ciegaSiendo de David mujer:

galas de corte han de ser.ZAQUEO. Mas ya saleDavid llega.

Sale DAVID por una parteABIGAIL por otra.

DAVID. Quiere el gran Dde Israel

que te elija por esposa,y yo esta unión venturosahoy la debo a ti y a él.



Y haciendo con pecho fieluna cuerda distinción,

acudo en esta ocasión,entre amor y reverencia,al Cielo con la obediencia

y a ti con la estimación.Viviendo, mísero y necio, Naval no me socorrió,y muriendo, en ti me diola prenda de mayor precioTrocó en favor el desprec porque ocasionó en Navalla muerte mudanza igualque su avaro proceder;solo dejando de ser,



en un caballo ha llegado.Tocan, y sale JONATÁS

caballo.JONATÁS. Si con fe tantos días,

tu amor, David, merecí,suspende ahora por mílas festivas alegrías.mi padre y yo... ¡ay pen

mías!DAVID.¿Volvéis a matarmJONATÁS. No,que mi pesar no llegóa ser de tanto desvelo;defienda tu vida el Cielo,



y muera mil veces yo.Ocupan los filisteos

los montes de Gelboé,y Saúl, que siempre fueambicioso de trofeos,

marcha con pocos hebreosen su busca, y su osadíale sigue, que es deuda míacuando una trágica muertea él y a mí nos adviertede Samuel la profecía.Yo, viendo breves l

plazos,antes que con noble fela vida al peligro dé,



vengo a darme a ti los bray si quedo hecho pedazos

entre el polvo y el tropel,como soy tu amigo fiel,al sacarme el corazón

huirá el bárbaro escuadrón porque tú estarás en él.DAVID. Pues con oírte m

alientoa seguirte: esto ha de ser.ABIGAIL. Pues mi amor

ha de poder vencerte?JONATÁS. Muda de intenABIGAIL. Tu ausencia tem



JONAT S. Y yo sientotu riesgo.

DAVID. ¡Ah, si mi atenció pudiera en esta ocasiónen los dos con fiel empleo

ya que divide el deseo, partir la demostración!JONATÁS. Dios, que a

demás te excede,que no te arriesgues querrDAVID. Pues solo m

detendrá pensar que mi intento puedofender a Dios; mas quedea solas con él mi fe



JONAT S. Ya marchan.DAVID. ¡Alma, llorad!

JONATÁS. Adiós.DAVID. De tu verde edadse duela.

JONATÁS.¡Aquí es valor!DAVID.¡Qué tristeza!JONATÁS. ¡Qué dolor!ABIGAIL.¡Y qué ejemplo

amistad!Vanse, y queda DAVID so

de rodillas.D AVI D . Señor, de

indignación



de Saúl no me aseguro;que no hay buril contra

duro bronce de su obstinación.Y entre los daños impíos

que temo, me aflige másel riesgo de Jonatás,que no los trabajos míos.Guiadme porque le defiensi conviene, en trance iguay esa antorcha celestialsalga a enseñarme la sendAunque es humilde

pequeñomi ruego, habrále escucha



el Cielo, pues ha tomadoya por intérprete el sueño.

Recuéstase a dormir, aparecen dos ángeles en lo aque van bajando, cantando e

coplas, hasta abajo, donde estáaltar que, cubierto con una nutiene una imagen de NuesSeñora y del Niño Jesús debde ella, y en llegando al altar stodo arriba, quedando DAVpor tronco del árbol, de dovan subiendo los ángeles yaltar hasta lo alto.

ÁNGEL 1.ºDavid, prevé



a las dichas, pues con repetidas glorias

forma de felicidadesdesde hoy tus trabajtoman.

ÁNGEL 2.ºQue te reservdel riesgoquiere Dios, ya que

nombra por basa fundamentalde fábricas misteriosas.ÁNGEL 1.ºSerás el fé

terrenoque brote en distinta copiaflores bellas, con que



DAVID. Lo que a mis padJacob

y Abraham, con prodigiosseñales distes a entender,segunda vez me lo informa

señor, tu grandeza alabo;Cajas. pero ya las cajas roncas,aunque lejos, dan aviso,de que se embisten

tropas.Dios manda que no m

arriesgue,y así es fuerza que no romsus preceptos, aunque veo



que esta obediencia costosa,

pues no ayudo a Jonatás.Pero mucho más me imporguardar el orden del Cielo

voy a juntar, aunque es pomi gente, y ya que no puedir a entrar en la remota batalla, estaré a la mira, por si la ley rigurosaque contra Israel pronunci piadoso Dios la deroga.Arma.Vase, y vuelven a tocar,

sale ABNER con la espa



desnuda.ABNER. Ya los filiste

vencen,y con miserable rotael pueblo de Dios padece

crueldades que el rigforma.Cayó el Rey del carro,

comosangriento espín de copiosflechas cubierto, sañudose revuelve entre las tropaSubiré a la cumbre, adondél y Jonatás ahorallegan; que el morir c



ellosen mí es deuda, y no lison

Éntrase ABNER, y tocanbajan despeñándose hasta tablado SAÚL y JONATÁS, c

flechas en las rodelas sangrienS A Ú L . Filisteos, ya vengasteis

de Saúl.JONATÁS.¡Qué bien

logran,Samuel santo, tus avisos!SAÚL.¡Ah, David, verá

ahoraseguro de tu peligro!



¡Que sus piedades escondDios para el Rey de Israel

¿Dónde sus misericordiasestán? Mas pues me niega,

con voces que el arompan,quiero quejarme del CieloJONATÁS.¿Quién es el q

al Cielo enoja?SAÚL.¡Hijo!JONATÁS. Señor.SAÚL. ¡Otra pena!¡El divino brazo tomatambién en ti la venganza!



Si el delito no te toca,¿cómo te ha comprendido

a ti la ley rigorosa?JONATÁS. Justo es el Juserá

culparle imprudencia locaSAÚL. Porque en las últimansias,

que por puntos nos congojlos dos acabemos juntos,aunque mortales lo estorblas heridas, uno a otronos acerquemos.JONATÁS. Ahorallegaré arrastrando a darte



los brazos.SAÚL. Los míos toma;

aunque es el dolor de vertla flecha más venenosa,que ha llegado a concluir

lo que empezaron las otraJonatás, yo muero.JONATÁS. Y yoentre mortales congojasde ti me aparto.Vase cayendo.SAÚL. Deténsentencia tan rigorosa,muerte, pues poco te cuestdilata mi vida un hora,



hasta que mate a David. No le permitas la gloria

de que viva, pues yo muer¿no quieres? Pues poimporta;

que en sabiendo que yo muerto,le ha de matar mi memoriaDentro soldados.SOLDADO 1.º¡E

soldados, huyamostodos al Cedrón!SOLDADO 2.º ¡Victoria!Entra cayendo SAÚL,

salen todos.



DAVID. A ese que me tralegre

el aviso de que rotaslas escuadras de Israelquedaban, y la persona

de Saúl luchando yacon la muerte y la congojacuelguen de un tronco.ZAQUEO. ¿Así premiasel venir con presurosadiligencia, y darte nuevas,creyendo hacerte lisonja,del peligro en que se hallatu enemigo?DAVID. Más me enoja



que me sirve: ejecutadel castigo.

ZAQUEO. Ya le ahorcan:mensajero sois, amigo,mas con albricias de soga

DAVID. Las desdichas de Reylas juzga David por propiaSale ABNER.A B N E R . Librarme

querido el cielo, porque puesto a tus heroic plantas, del triste sucesote informe.DAVID. Ya llega ociosa



tu noticia: ¿murió el Rey?ABNER.Y con él, en ed

corta,Jonatás, tu grande amigo.DAVID.Eso entristece m

glorias:montañas de Gelboé,que de aquesta lastimosatragedia fuisteis teatro, jamás caiga en vuest

rocas,m la lluvia de las nubes,m el rocío de la aurora.ABNER.Con los despo

huyeron



los filisteos, y todaslas reliquias de las tribus

que quedaron, se conformen marchar hacia el Cedródonde con aplauso y pomp

te están, David, aguardand para darte la corona.ABISAÍ.Ya que su palab

cumpleDios, es bien te dispongasa obedecerle.DAVID. Marchemos.al Cedrón.ABISAÍ. Hoy te coronantus méritos.



TODOS. ¡David viva,Rey de Judá!

DAVID Y aquí pongafin a las persecuciones

david perseguido y montes de gelboe - lope de vega, felix

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