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The University of Manchester Research “Es la economía, boludo” o ¿no es así? El rol de la crisis política en la movilización masiva: Link to publication record in Manchester Research Explorer Citation for published version (APA): Onuch, O. (2016). “Es la economía, boludo” o ¿no es así? El rol de la crisis política en la movilización masiva: el caso de Argentina en el 2001. In C. Wylde, C. Level, & D. Ozarow (Eds.), De la crisis del 2001 al kirchnerismo: : cambios y continuidades (pp. 121-151). Prometeo Libros. Published in: De la crisis del 2001 al kirchnerismo: Citing this paper Please note that where the full-text provided on Manchester Research Explorer is the Author Accepted Manuscript or Proof version this may differ from the final Published version. If citing, it is advised that you check and use the publisher's definitive version. General rights Copyright and moral rights for the publications made accessible in the Research Explorer are retained by the authors and/or other copyright owners and it is a condition of accessing publications that users recognise and abide by the legal requirements associated with these rights. Takedown policy If you believe that this document breaches copyright please refer to the University of Manchester’s Takedown Procedures [http://man.ac.uk/04Y6Bo] or contact [email protected] providing relevant details, so we can investigate your claim. Download date:10. Apr. 2021

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The University of Manchester Research

“Es la economía, boludo” o ¿no es así? El rol de la crisispolítica en la movilización masiva:

Link to publication record in Manchester Research Explorer

Citation for published version (APA):Onuch, O. (2016). “Es la economía, boludo” o ¿no es así? El rol de la crisis política en la movilización masiva: elcaso de Argentina en el 2001. In C. Wylde, C. Level, & D. Ozarow (Eds.), De la crisis del 2001 al kirchnerismo: :cambios y continuidades (pp. 121-151). Prometeo Libros.

Published in:De la crisis del 2001 al kirchnerismo:

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De la crisis del 2001 al kirchnerismo:

cambios y continuidades

Daniel Ozarow, Cara Levey, Christopher Wylde (Compiladores)

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© De esta edición, Prometeo Libros, 2015Pringles 521 (C11183AEJ), Buenos Aires, Argentina Tel.: (54-11)4862-6794 / Fax: (54-11)[email protected] www.prometeolibros.com www.prometeoeditorial.com

Diseño: R&SCorrección: Marina F. RapettiArmado: María Victoria Ramírez

ISBN:

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723Prohibida su reproducción total o parcialDerechos reservados

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Índice

Agradecimientos de los Editores ....................................................................9

PrólogoColin M. Lewis ...................................................................................................11

IntroducciónUn repaso a la crisis argentina de 2001: cambios y continuidadesDaniel Ozarow, Cara Levey y Christopher Wylde ................................................21

PRIMERA PARTE LA ECONOMÍA POLÍTICA DEL PERIODO (POST)CRISIS EN ARGENTINA

Capítulo 1Continuidad y cambio en la interpretación de los cambios rotundos: reexaminando la crisis argentina de 2001-2002Christopher Wylde ..............................................................................................47

Capítulo 2Crecimiento durante los años de la post-convertibilidad en Argentina: límites y dinámicas de largo plazo, 1960-2008Cecilia T. Lanata Briones y Rubén M. Lo Vuolo ...................................................73

Capítulo 3La economía política del kirchnerismo y el complejo sojero. Cambios y continuidades Miguel A. Rivera Quiñones ..................................................................................97

SEGUNDA PARTE: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA MOVILIZACIÓN MASIVA ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DEL

“QUE SE VAYAN TODOS”

Capítulo 4“Es la economía, boludo” o ¿no es así? El rol de la crisis política en la movilización masiva: El caso de Argentina en el 2001Olga Onuch .......................................................................................................121

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Capítulo 5Desacuerdo y Esperanza: dos cuestiones veladas con la recuperación política de la Argentina post crisis 2001Ana Cecilia Dinerstein ......................................................................................151

Capítulo 6 .......................................................................................................Argentina desde el 2001: del levantamiento espontáneo a la “transición”, ¿o a un interludio de crisis?Heike Schaumberg .............................................................................................175

Capítulo 7Revisitando la Argentina, 2001-2013. Del “que se vayan todos” a la exacerbación de lo nacional-popularMaristella Svampa ............................................................................................199

TERCERA PARTE RESPUESTAS CULTURALES Y MEDIÁTICAS A LA CRISIS DE 2001

Capítulo 8“Buenos Aires tropical”: representaciones raciales en la literatura argentina de la crisisIgnacio Aguiló ...................................................................................................225

Capítulo 9“Desalambrando el Aire” Comunicación y luchas mapuches en la Patagonia después de la crisisSaskia Fischer ...................................................................................................247

Capítulo 10Reconstruyendo el pasado, representando la Nación: el bicentenario argentino y la recuperación del espacio público tras la crisis de 2001Cecilia Dinardi ..................................................................................................271

EpílogoEzequiel Adamovsky ..........................................................................................293

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Capítulo 4“Es la economía, boludo” o ¿no es así? El rol de la crisis política en la movilización masiva: el caso de Argentina en el 2001

Olga Onuch

El 19 de diciembre del 2001 ocurrió algo inesperado; cientos de miles de ‘ciudadanos comunes’21 salieron a la calle de los principales centros urbanos de Argentina. En ningún lado fueron más grandes las multitudes que en la ciudad de Buenos Aires. Esa movilización fue la culminación de meses de huelgas organizadas entre sindicalistas y piqueteros, varias semanas de saqueos provocados por los peronistas, escraches y cacerolazos, y sucedió dos semanas después de haberse anunciado el corralito22. Mientras que no todos los ciudadanos comunes participaron en la serie de protestas el 19 y el 20 de diciembre, estos superaron en cantidad a los militantes, sindicalistas y estudiantes, al menos por un tiempo. Este capítulo busca identificar qué fue lo que empujó a estos ciudadanos argentinos a invadir las calles y unirse a las protestas en masa. Fue solo una mera reacción al terremoto económico o ¿hubo algo más? A juzgar por la participación continua y creciente de los ciudadanos ‘comunes’ en las movilizaciones tanto en Buenos Aires como en el resto del país, los analistas sociales deberán repen-21 Adaptado de Bermeo (2003), el concepto de ‘ciudadanos comunes’ denota ciu-dadanos que no son militantes ni activistas, que no están politizados, que tienden a ser apáticos con respecto a la política salvo cuando votan en las elecciones. Estos ciudadanos no son miembros activos de ningún movimiento social ni tampoco par-ticiparon de protestas anteriores de forma continua. 22 33 de los 50 informantes políticos entrevistados confirmaron que los saqueos y piquetes iniciales en el Gran Buenos Aires fueron coordinados por los jefes del partido peronista y recibieron apoyo de los líderes nacionales del partido.

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sar varios interrogantes que surgen de los eventos que se sucedieron aquellos dos días a fines del 2001.

Este ejercicio de revisitar los hechos nos permitirá un análisis más profundo y matizado del caso argentino y su respuesta a la crisis. Tam-bién nos ayudará a entender mejor las numerosas protestas masivas que han ocurrido mundialmente desde esa fecha23, y al mismo tiempo nos ayudará a reconocer los factores contextuales específicos que fue-ron únicos en Argentina en ese momento determinado. Vale la pena entonces hacerse las siguientes preguntas: ¿cuáles fueron los procesos que llevaron a ese momento de movilización masiva? ¿Cuál fue el papel que jugaron la crisis económica y las políticas de gestión política como el corralito? Sobre todo, ¿Cuál fue la motivación para que ciudadanos ‘comunes’ arriesgaran su vida y formaran una inédita y momentánea alianza interclasista en la calle? ¿Por qué estos ‘ciudadanos comunes’ participaron masivamente en las protestas concretamente del 19 de diciembre pero no participaron en las huelgas y marchas anteriores, que venían ocurriendo meses atrás? Finalmente, ¿por qué muchos de ellos no retornaron a las calles después del 20 de diciembre del 2001, a pesar de que las protestas continuaron? Para contestar todas estas preguntas debemos hacer un seguimiento de los acontecimientos que llevaron a la rebelión y al mismo tiempo analizar los relatos de los principales protagonistas, sean de los militantes, las elites político-económicas y los protagonistas más intrigantes del caso, los argentinos ‘comunes’.

La movilización masiva de los ciudadanos ‘comunes’ usualmente es despreciada como un fenómeno emocional, sorpresivo y espontáneo; sin embargo, cualquier movilización espontánea tiene algún grado de organización y coordinación. Un evento inesperado no es lo mismo que un evento espontáneo. Es importante respetar el origen político de las acciones y decisiones que los ciudadanos ‘comunes’ tomaron cuando se sumaron a la protesta; definir estas acciones como impulsivas les quitaría valor. Como posteriormente explicaron los participantes en los focus groups, ellos se tomaron la decisión de protestar muy seria-mente. En momentos tan excepcionales, los ciudadanos comunes se

23 ‘Revoluciones de Colores’ en Georgia, Ucrania, Kyrgyzstan, 2003-2006, ‘Protestas contra Austeridad’ en Grecia, España y Chipre, 2008-2013, ‘Primavera ‘Árabe’ en Túnez, Egipto, Bahréin y Libia, 2010-2011 y las recientes protestas ocurridas en Brasil, Turquía, Ucrania, y Tailandia (2013).

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suman a las protestas con los militantes, sindicalistas y estudiantes en masa. Al crear una masa crítica, su participación hace que el régimen gubernamental o cambie o al menos se vislumbre la posibilidad de una transformación sistémica. Como he dicho anteriormente: aquella protesta masiva no fue solo numéricamente más grande que protestas anteriores, sino que también tuvo tres características diferenciales (Onuch, 2012). Primero, el equilibro de la participación se cambia de los militantes, miembros y organizaciones de la oposición y estu-diantes hacía una mayoría de ciudadanos ‘comunes’. Segundo, estos ciudadanos comunes tienden a formar una coalición interclasista y multisectoral. En tercer término, estas protestas son extra temporales y les falta un liderazgo claro (al menos al principio).

El evento de la movilización confunde las expectativas que tienen los científicos sociales sobre el problema de la acción colectiva y los incentivos que ofrece a los oportunistas que se aprovechan de la si-tuación (Muller y Opp, 1986). Mientras que hay varias teorías sobre la movilización política de los movimientos sociales, hay muy pocos estudios que se concentran en momentos donde ciudadanos ‘comunes’, ‘desorganizados ‘y ‘desencantados’ se unen al proceso de movilización (Della Porta, 2006; McAdam et al., 2001; Tilly y Tarrow, 2007). Las pocas teorías que consideran la protesta masiva enfatizan o el aspecto social de la movilización (Diani y McAdam, 2003), o las respuestas emocionales (Goodwin et al., 2009; Iyer et al., 2007), o la ‘crisis eco-nómica’ o la ‘austeridad’, incluyendo cualquier privación asociada a la misma (Colatrella, 2011), como el elemento clave en la explicación de la protesta masiva. Este elemento lleva a algunos expertos a afir-mar: “Sus cuentas bancarias se congelaron… lo cual hizo que ellos [los argentinos] saquearan y protestaran”24. La crisis económica, más específicamente el corralito, ha sido identificado como el detonante de las movilizaciones masivas de los ciudadanos ‘comunes’ en Argentina en el 2001 (Fiorucci y Klein, 2004; Fuentes, 2012). Estos análisis usan la lógica de la privación económica como un indicador que determina dónde y cuándo sería más factibles que las protestas masivas ocurran. Sin embargo, este enfoque de análisis estructurado no puede explicar que, mientras estos incidentes son multicausales, hay muy pocas ins-

24 Economista anónimo, asesor de la administración de Néstor Kirchner, 7 de diciembre de 2008, Buenos Aires.

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tancias en las que se produzca una movilización realmente popular e interclasista, como la del 19 de diciembre del 2001 en la Argentina.

Empleando este caso en particular, sostengo que la política y no sim-plemente la privación económica, es central para entender el proceso que llevó a la movilización masiva. Las variables estructurales como la crisis económica y las políticas de austeridad son solamente una pieza del rompecabezas de la protesta; es la acción de los participantes locales y su interacción las que juegan un papel aún más importante en el proceso de movilización. Insisto en que los argentinos respondieron a una crisis política y que el detonante político fue tanto o aún más importante que la crisis económica y las privaciones que provocó. Si aceptamos que la crisis fue, en origen, tanto económica como política, entonces podemos entender por qué la recuperación no solo refleja la ‘salida’ del abismo económico del 2001-02 sino también la recon-figuración de la política argentina y el re-alineamiento del electorado en la Argentina.

Este capítulo se divide de la siguiente manera. Primero, provee una muestra breve de la literatura sobre la movilización, seguido por una sección que discute la metodología empleada para el análisis posterior. Seguidamente, demuestro que la presencia constante de la crisis económica y sus consecuentes privaciones, sugieren que las hipótesis económicas no son suficientes para explicar la movilización masiva del 19 de diciembre. Luego pongo en claro de qué manera la combinación de variables contextuales (crisis político-económicas y privaciones socio-económicas asociadas, la división interna de la elite político-económica, y la intensificación de las protestas activas) se transformaron en oportunidades estructurales para la protesta masiva. Finalmente, como es clave aquí descifrar qué motivó a los ciudadanos ‘comunes’ a unirse a las movilizaciones del 19 y 20 de diciembre, pre-sento un breve análisis de su participación utilizando testimonios de primera mano. Luego analizo el significado de manera teórica.

Sostengo que los elementos contextuales como la crisis económi-ca o la política de austeridad como el corralito pueden exacerbar las condiciones pre-existentes y armar ‘nuevas’ relaciones entre y dentro de las elites político-económicas y los militantes de la oposición, como así también lo hacen entre las elites político-económicas, los militantes y los ciudadanos ‘comunes’. Este capítulo, entonces, se opo-

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ne a la interpretación de la crisis económica como causa o detonante explicativo, por el contrario las ve como variables intervinientes que pueden aumentar la posibilidad de que la movilización masiva ocu-rra. Entonces, el argumento principal es que los argentinos ‘comunes’ salieron a protestar el 19 de diciembre, con el propósito de defender sus derechos políticos, y no solamente para expresar su pesar por la constante crisis económica.

Otros capítulos en este volumen abordan los procesos más largos de movilización, antes y después de fines de diciembre del 2001.25 De todos modos, este capítulo se centra solamente en la protesta masiva que tuvo lugar en esos dos días, en particular la del 19 de diciembre. Además, analiza las protestas y eventos que tuvieron lugar en la Pro-vincia de Buenos Aires, y más específicamente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Además, este análisis en profundidad se complementa con los demás resultados que se presentan en otras secciones de este volumen.

Literatura sobre movilización y protesta social

Este capítulo discute dos procesos de movilización interconectados pero a la vez diferentes en Argentina: la movilización continua de mili-tantes de los movimientos sociales organizados (MSO) y la incidencia de los ‘momentos’ de movilización masiva, cuando los ciudadanos ‘comunes’ se unen a las protestas en masa. Estudios recientes de Della Porta (2006), McAdam (2001) y Melucci (1996), entre otros, se han centrado en el análisis orientado a la estructura de la movilización. Estos estudios diferencian el rol de las redes establecidas (organizacio-nes, asociaciones, clubes), de las oportunidades estructurales (factores contextuales, por ejemplo las crisis), y las estructuras de moviliza-ción (recursos de la organización, financiación y entrenamiento, por ejemplo), todo lo cual puede promover o impedir la acción colectiva (Melucci, 1996; Tilly y Tarrow, 2007).

Hay dos grandes corrientes académicas que han analizado las movilizaciones masivas. La primera se centra en la manera en que la política económica y los recursos sociales, ideas/ideologías y organi-

25 Para una discusión más detallada de las tendencias a largo plazo y su impacto en movilizaciones ver Maier, 1999.

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zaciones o redes crean oportunidades para la movilización (Diani y McAdam, 2003; Tilly y Tarrow, 2007) y la segunda se focaliza en los factores desencadenantes racionales que provocan la participación en actividades violentas y peligrosas (Kuran, 1991; Muller y Opp, 1986). Por supuesto esta es una simplificación de la extensa literatura sobre las movilizaciones sociales, la cual no puede ser examinada en su to-talidad en este capítulo. Más allá de estas dos corrientes académicas, también podemos identificar otras teorías ‘críticas’ y culturales. Aunque no las examino en este capítulo, estas corrientes son usadas por otros autores de este volumen y dichas corrientes se aplican en sus análisis (por ejemplo en Barker, 2008; Benford y Snow, 2000; Zald, 1996). Sin embargo, en general, los teóricos continúan teniendo dificultad para explicar cómo en determinados momentos muy particulares, inespe-radamente los ciudadanos superan una variedad de obstáculos que se relacionan con la acción colectiva y en cambio se suman a eventos de protesta de los cuales a lo mejor no volverán a participar nunca más. La problemática está planteada y su análisis continúa. Tal es el caso de la movilización masiva en Argentina que sucedió hace ya más de una década.

El argumento de la privación o carencia económica ha dominado la mayoría de los análisis de este hecho histórico (Fuentes, 2012; Goddard, 2010). Las explicaciones que se citan mayormente hacen hincapié en la creciente estratificación social, desigualdad, desempleo y pobreza, lo cual se ha interpretado como lo primero que movilizó a los trabajadores y pobres suburbanos en el interior del país y luego, al final del 2001, a la clase media urbana (Levitsky y Murillo, 2003; Mahon y Corrales, 2002). Una variación neo-Marxista y Gramsciana de lo anterior se centra en una amplia problemática de políticas neo-liberales de los años 90 y la consiguiente exclusión social que produ-jeron (Armony y Armony, 2005; Cheresky, 2002). De todas maneras, al poner el foco en las raíces sociales clasistas de las protestas, estos autores continúan analizando la protesta a través de una perspectiva materialista, económica y estructural. Es muy interesante ver que la mayoría del análisis brindado desde la ciencia política argumenta que los políticos argentinos no pudieron sostener el contrato democrático. Es decir al imponer el corralito y favorecer una privación económica in-tolerable que atravesó todos los sectores de la sociedad, estos políticos

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abandonaron su responsabilidad de proteger y cuidar a sus ciudadanos (Helmke y Levitsky, 2006; Peruzzotti y Smulovitz, 2002). De la misma manera, la ‘crisis’ económica, facilitada por políticos corruptos y tec-nócratas complacientes, hizo que argentinos ‘comunes’ llegaran a su punto de tolerancia máximo con respecto al deterioro económico del país. Sin embargo, este foco en la privación material como explicación de la movilización masiva no tiene en cuenta dos elementos: por un lado el proceso de interacción de los participantes que condujeron a la movilización masiva y por otro el hecho de que la mayoría de los que protestaron el 19 de diciembre generalmente no participaron en otras protestas que se realizaron a lo largo de ese año; esos mismos ciudadanos han explicado repetidas veces que ellos salieron a la calle en defensa de la ‘democracia’ en ese día en particular26.

Recolección de datos

Los resultados de este análisis se basan en entrevistas y focus groups que se hicieron con 162 participantes de la Ciudad de Buenos Aires, la Provincia de Buenos Aires y Rosario, junto con los resultados de la encuesta que realice. Entre los entrevistados se encontraban militantes, políticos y periodistas, altos ejecutivos de ONGs, profesionales, diplo-máticos y académicos. Se realizaron diez focus groups con militantes y ciudadanos ‘comunes’. Se armaron cinco focus groups de ‘ciudadanos comunes’ y cinco más de ‘militantes’/ONG (un total de 90 partici-pantes). Los participantes ‘militantes’ fueron individuos de los MSO, que invité a formar parte del estudio. Los participantes ‘ciudadanos comunes’ fueron reclutados a través de una encuesta callejera, invitados por e-mail enviados a través medios barriales, universitarios y a listas privadas o por una invitación publicada en sitios web de periódicos locales y comunitarios. Las actividades de los focus groups incluyeron ejercicios de mapeo donde se les pidió a los participantes que demos-traran físicamente (a través de dibujos y diseños) a los principales participantes involucrados, los lugares centrales y los eventos claves del ‘momento’ de la movilización masiva. La discusión que siguió se basó en 10-15 preguntas previamente armadas. Al recurrir a muestras

26 ‘Ciudadanos Comunes’, Focus Group, Argentina #2, 17 de febrero de 2009, Uni-versidad Di Tella, Buenos Aires.

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aleatorias, las encuestas callejeras fueron hechas por la autora y un equipo de entre seis y ocho entrevistadores de la zona en Buenos Aires. 603 personas respondieron a la encuesta y que se realizó durante diez días laborales por la noche entre febrero y marzo del 2009 y luego en abril del 2010, entre las 16 y las 21 horas.

El análisis de los datos

A través del método de ‘seguimiento de procesos’ el primer paso fue identificar los límites del ‘momento’ de la movilización masiva y de los participantes involucrados (Beissinger, 2002). A partir de esta instancia, entrevistas, focus groups en profundidad e investigación de archivo fueron usados para mapear la secuencia de eventos que lleva-ron al momento específico. Dado que el seguimiento de procesos no implica unidireccionalidad, los eventos y la participación de los con-sultados fue rastreada de atrás para adelante incluyendo a) la cadena de hechos que llevo a las protestas del 2001; b) campañas claves de los MSO; y c) el involucramiento de otros participantes, incluyendo los ciudadanos ‘comunes’. Cuando se estableció el punto de origen, estas tres dimensiones fueron indagadas de atrás para adelante, mapeando a) el desarrollo de redes y efectos de estructuras contextuales; b) la interacción y cooperación entre participantes; y c) el desarrollo de un discurso social alrededor de la violación de los derechos civiles de los ciudadanos ‘comunes’, que provocaron su participación en las movilizaciones. Posteriormente, cada fase del proceso que llevó al mismo ‘momento’ de esta movilización fue analizado en profundidad.

“Es la economía, boludo” ¿O no es así? Desenmascarando la privación socioeconómica

De acuerdo con la tesis de la privación relativa de Gurr (1970), la protesta es impulsada por el descontento económico cuando la seguridad socioeconómica cae ‘por debajo de las expectativas…de inseguridad’. Por otro lado, Skocpol, en su estudio sobre revoluciones sociales, observa que las revoluciones y movilizaciones comienzan en momentos cuando los niveles de descontento no son los más al-tos teniendo en cuenta los estándares históricos (1979, 10-19). Sus

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conclusiones confirman el caso de Argentina en el 2001, en el cual la pobreza y el desempleo habían crecido durante toda una década y habían llegado a su punto máximo hacía más de un año al momento de la movilización (ver figuras 4.1, 4.2 y 4.3).

La movilización masiva de Argentina en el 2001 no fue un evento de un solo día ni el resultado de una sola política concreta. En cam-bio, fue la culminación de diversos participantes y procesos, algunos exógenos –pero mayormente endógenos– de la política Argentina, las políticas públicas y las respuestas de los participantes. Desde mediados de los años 90 en adelante la pobreza y el desempleo crecieron expo-nencialmente año tras año. Por ejemplo, en el 1994, en el Gran Buenos Aires (GBA), 1.8 millones de personas estaban viviendo por debajo de la línea de pobreza27. Esta figura creció hasta 3.6 millones en 1996, 4.5 millones en el 2001 y 6.8 millones en el 2002 (INDEC, 1990-2002). En el mismo periodo, el desempleo casi se cuadriplicó, de 6 por ciento en 1991 a 15 por ciento en el 2001 y luego llegó al punto culminante de 25 por ciento en el 2002 (ver figura 4.3, INDEC, 1990-2003). En ambos casos estos indicadores de privación socioeconómica subieron dramáticamente luego de que las protestas llegaran a su punto máximo (en términos de participación) en diciembre del 2001.

27 El cálculo de los hogares e individuos bajo la Línea de Pobreza (LP) está basado en datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC (EPH). Ver: www.indec.gov.ar

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Fuente: IND

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Figura 4.3 Desempleo en Argentina 1990-2003

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Desempleo

Fuente: INDEC Reportes Anuales 1990-2003.

Asimismo, las encuestas sociológicas revelan que la satisfacción con respecto a la transición socio-económica de los años 80 y 90 dismi-nuyó en forma constante a lo largo de esas dos décadas en Argentina (Latinobarómetro 2008, 2005, 2004, 2003). Lo importante es que el sentimiento de insatisfacción económica registrado (figura 4.4) fue concurrente con el aumento de la pobreza y el desempleo, que llegaron también a su punto culminante en el 2002 y 2003, mucho después del momento de las movilizaciones masivas de diciembre del 2001. La pri-vación socioeconómica por sí sola no puede ser la variable explicativa más importante de la movilización masiva, porque el persistente dete-rioro en la satisfacción económica tendría que ser la condición previa e igualmente constante para la participación en la protesta. Un análisis más profundo de las cifras revela que mientras el punto culminante de la insatisfacción económica no coincide con las protestas masivas, el nivel de la confianza en el Presidente y el gobierno expresada por los encuestados es la más baja durante noviembre y diciembre del 2001, en el preciso momento de las protestas masivas (ver figura 4.5).

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Figura 4.4 Aumento de la Insatisfacción con la crisis económica y el desempleo (1996-2008)

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Insatisfecho con la Situación Económica Desempleo

Fuente: Cálculos de la autora, Latinobarómetro (Datos sobre la satisfacción con la economía argentina 1995-2008) y reporte anual del INDEC (Desempleo 1995-2003).

Figura 4.5 Satisfacción Política Argentina (1996-2010)

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Insatisfecho con la economía

Confianza en el gobierno

Desconfianza en el Presidente

Confianza en el Congreso

Fuente: Cálculos de la autora, Latinobarómetro (Datos de Argentina) 1995-2010.

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Mientras que el 2001 fue testigo de una continua crisis económica en Argentina (como reiteró el diputado Facundo Orqueida de la Coa-lición Cívica), esta crisis se armó a base de escándalos de corrupción y la inhabilidad del sistema para evitar el default y la fuga de capitales28. Según el ex-Ministro de Economía, luego de las elecciones de octubre del 2001, una política controvertida como la del corralito solo podía completar una ‘implosión política’ que ya estaba en marcha29. Como un consejero económico del gobierno de Néstor Kirchner explicaba, el corralito no afectó a toda la clase media porque “…la clase media en relación de dependencia típicamente no tenía una cuenta bancaria, y si la tenía, no tenía grandes ahorros”. Entonces, no fueron tan afectados por esa medida como se supone30. En cambio, los insatisfechos titulares de cuenta, también denominados ‘manifestantes con corbata’ por los militantes, eran generalmente pudientes, tenían más ahorros en sus cuentas bancarias31. El corralito también afectó a los sectores pobres de zonas urbanos de Buenos Aires, que eran empleados como traba-jadores informales y cobraban su sueldo en efectivo. Estos dos grupos participaron en las protestas antes de las movilizaciones masivas del 19 y 20. Algunos del primer grupo de manifestantes protestaron en frente de los bancos desde el primer día de diciembre en adelante, mientras que los manifestantes del segundo grupo saquearon y bloquearon las rutas en los suburbios más pobres entre el 16 y el 19 de diciembre32.

Cuando la crisis se agudizó, la severidad de cada hecho se pro-fundizó. Entonces la crisis fue el primer paso de un proceso largo y complejo. En la Argentina del 2001, este proceso tuvo varios pasos: la división del gobierno, las deserciones internas, las continuas pro-testas de militantes, el aislamiento del Poder Ejecutivo, la oposición y la cooperación de los militantes. Todos estos elementos en conjunto provocaron la violación de los derechos civiles por parte del gobierno, desencadenando las movilizaciones masivas del 19 y 20 de diciembre.

28 Facundo Orqueida, Diputado, Coalición Cívica, 4 de febrero de 2009, Buenos Aires.29 Ex Ministro de Economía (bajo el gobierno de De La Rúa), 6 de diciembre de 2008, Buenos Aires.30 Economista anónimo, asesor de la primera administración de Néstor Kirchner, 7 de diciembre de 2008, Buenos Aires.31 Ciudadanos ‘comunes’, Focus Group, #3, 4 de marzo de 2009, Universidad Di Tella. 32 Ciudadanos ‘comunes’, Focus Group, #2, 17 de febrero de 2009, Universidad Di Tella.

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El contexto de la crisis y la división de la elite

La crisis del 2001 en Argentina se basó en lo que Linz llama una ‘oposición semileal’ (1996, 109-110). A medida que se profundizaba la crisis económica y política, las divisiones y la incapacidad del go-bierno crearon la oportunidad para la interacción entre la oposición y los MSO. De acuerdo con la mayoría de los participantes de la elite entrevistados, esta cooperación aspiraba a desestabilizar aún más al gobierno de De la Rúa, aprovechando de sus divisiones internas y promoviendo protestas, a través de una red de militantes que ya esta-ba funcionando33. El contexto de crisis desencadenó una mentalidad de ‘divide-y-reinarás’ tanto dentro de la coalición Alianza como entre sus opositores34. Al trabajar en contra del gobierno, usando tanto a los políticos internos como las tácticas de protesta, la oposición fue capaz de “aislar al gobierno y hacerle más difícil el manejo de la crisis, mientras lo culpaba por sus fallas en el manejo de la misma”35. Esto incrementó la posibilidad de que un desesperado presidente argentino pudiera potencialmente vulnerar los derechos civiles, brindando un escenario fértil para la protesta masiva. La división de círculos de elite fue concurrente con la continua y fortalecida movilización militante.

Protestas de los militantes

El momento de la movilización masiva en Argentina fue precedido por ‘fases’ de protestas coordinadas por militantes por un periodo de seis meses; el momento de la movilización masiva ‘no surgió de la nada’ (Kuran, 1991). Con cada fase, el tamaño, visibilidad y frecuen-cia de las protestas se intensificaron, como así también el nivel de la coordinación entre los militantes y la oposición. Los militantes usaron la oportunidad estructural de la crisis, los recursos y la división de las elites para expandir sus redes, reunirse y coordinar con políticos locales dentro del gobierno y buscar su apoyo formal e informal. La

33 Hector Flores, Líder del MTD de la Matanza, Diputado de la Coalición Cívica, 18 de Marzo de 2009, Buenos Aires.34 Esteban Marino, Trabajador ONG, La Base, 12 de marzo de 2009, Buenos Aires.35 Analista Político anónimo del partido de la Alianza, 26 de febrero de 2009, Buenos Aires.

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frecuencia creciente de las protestas exacerbó la crisis, afectando y agravando las divisiones políticas.

En Argentina, durante la mayor parte del 2000 y 2001, y en par-ticular en diciembre del 2001, los MSO como el sindicato agrupado en la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), y las organiza-ciones piqueteras como el Movimiento Territorial Liberación (MTL), Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat (FTV) y el Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTDs), coordinaron huelgas generales, marchas, asambleas de protestas y cortes de rutas. La Confederación General del Trabajo (CGT) y su corriente interna Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA) también intensificaron sus actividades industriales y de reclutamiento. Aunque históricamente las huelgas han sido una acción colectiva dentro del repertorio de los sindicatos argentinos, desde el 2000 en adelante el grado de participación en las huelgas y el nivel de difusión de las mismas aumentaron exponen-cialmente. Para julio/agosto del 2001 los militantes comenzaron una cooperación y coordinación informal con miembros de la oposición y desertores del gobierno, con figuras claves peronistas (incluidos Duhalde y Kirchner) participando en las marchas. Esto incluyó el co-patrocinio de la ‘Marcha Federal del Desempleo’ y la ‘asamblea nacional’, con el objetivo de unir estos dos movimientos bajo una misma agrupación36. Como lo explicaba Juan González, el Secretario de la integración regional de la CTA, los MSO sabían que tenían que demostrar su fuerza y coordinación, reclutar pequeñas MSO para que se unieran a organizaciones más grandes, crear lazos entre los diferentes grupos de políticos y demostrar un frente unido37. Esta movilización desestabilizó y deslegitimó el gobierno de De la Rúa. Sin embargo la protesta masiva no era inevitable y requirió una intensificación de la interacción entre la oposición y los MSO.

Mis conclusiones sugieren que en un comienzo los eventos de protesta, si bien eran vistos por los ciudadanos ‘comunes’ a través de la cobertura mediática, no llevaron ni a su reclutamiento ni tampoco a su participación en las protestas. No obstante, a medida que las pro-testas se multiplicaron, el régimen aumentó su influencia y los riesgos que corría para reprimir a la oposición. Estas acciones aumentaron 36 “Prevén un alto acatamiento al sexto paro contra De la Rúa” Clarín, 2001.37 Juan González, Líder SMO, 26 de febrero de 2009, Buenos Aires.

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los niveles de privación o desaprobación que sentían los ciudadanos ‘comunes’. Los militantes que protestaban fueron un punto crítico ya que ofrecieron cierta seguridad para los que ‘se unieron después’. Los participantes de los focus groups explicaron que ellos se sintieron ‘seguros’ de unirse a ‘una enorme multitud’. De esta manera, los mili-tantes que protestaban establecieron la etapa de movilización masiva de ciudadanos ‘comunes’ aun cuando estos dos grupos se continuaban viendo como dos participantes separados.

Los MSO y el intercambio de información con la oposición

En situaciones en las que gobiernos débiles enfrentan crisis conti-nuas, la oposición política usualmente necesita asegurarse del apoyo de los MSO y de los ciudadanos ‘comunes’ para lograr el poder legítima-mente. El partido de la oposición y los militantes tienden a cooperar de una manera pragmática, ya sea de manera formal o de manera limitada. La oposición puede proveer protección, recursos, la implementación de políticas de una preferencia particular u ofrecer puestos de trabajo una vez que llegan al gobierno, a cambio de la cooperación de los militantes. Los líderes de los MSO en retribución, pueden ofrecer la participación de sus miembros, pueden ayudar a movilizar grandes grupos de ciudadanos ‘comunes’ y pueden proveer la coordinación de la protesta y habilidades para manejar la situación. Cuanto más inte-racción e intercambio de información estos dos grupos tienen, mayor será la amenaza que representa para el gobierno de turno, el cual se queda cada vez más excluido afuera del intercambio informativo y por eso muchas veces sobre-estima la fortaleza de su posición (Onuch, 2012). El saber que el gobierno o no tiene ningún apoyo, o tiene un apoyo condicional, o bien un apoyo constreñido institucionalmente (por ejemplo entre las fuerzas armadas), facilita la movilización de los miembros de los MSO a través de líderes militantes e incrementa los esfuerzos de divulgación a los ciudadanos ‘comunes’.

En Argentina, Eduardo Duhalde, el candidato peronista en las elecciones presidenciales del 2003, fue el referente para la creación de estas ‘nuevas’ coaliciones entre desertores y la oposición. Como exgobernador, Duhalde tenía un gran manejo de la red de punteros políticos y los MSO asociados en la provincia de Buenos Aires y en

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ese momento tenía reuniones frecuentes con funcionarios actuales y pasados de la administración de De la Rúa. El aislamiento de De la Rúa se hizo obvio con la noticia del acercamiento de Duhalde con el líder del FREPASO (el recientemente designado Vice-Presidente, Carlos Álvarez)38. Después de que los saqueos coordinados comenzaron en los suburbios del GBA y los principales centros urbanos el 14 de diciem-bre, De la Rúa ni siquiera pudo lograr el apoyo de su propia coalición ni de la policía para sofocar la violencia. El Ministro de Economía de ese momento, Domingo Felipe Cavallo, hizo hincapié en que creía que los saqueos fueron organizados o facilitados por los peronistas y subrayó que fueron específicamente las manzaneras y los punteros de Duhalde39 (con experiencia desde 1989 y los 1990) quienes sabían cómo organizar a los piqueteros para “desestabilizar la situación”40. Alberto Amato, el editor de Clarín, quien condujo una de las prime-ras investigaciones detalladas sobre la participación de los peronistas en los saqueos del 2001, afirma que los mismos fueron coordinados, financiados y facilitados por la militancia peronista y la presencia de los piqueteros “…los punteros locales proveyeron autobuses y coor-dinaron con la policía…los punteros de Duhalde y Ruckauf41 fueron responsables….no hay duda”. La oposición fue firme y recurrió a sus relaciones cercanas con redes de militantes para desestabilizar aún más al gobierno. El relato de Amato, informativo y singular, es congruente con el trabajo publicado posteriormente por Auyero y Moran (2007).

Deserción y aislamiento

El aislamiento del gobierno argentino fue el resultado del accio-nar de varios factores, incluyendo múltiples deserciones formales e informales, la incapacidad de usar métodos institucionales para parar las protestas y la pérdida de control sobre la producción y difusión de la información ‘oficial’. A medida que las protestas se extendieron a otras partes del país, la oposición y los informantes internos en el

38 “Duhalde y Chacho, Cerca”, Clarín, 2001. 39 Punteros son jefes partidarios locales, manzaneras son/eran generalmente mujeres que trabajan para el partido político local y ayudan a distribuir el acceso a ciertos servicios.40 Domingo Cavallo, 6 de diciembre de 2008, Buenos Aires.41 El entonces Gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

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gobierno ya sabían que el Presidente “era incapaz de hacer alguna concesión u oferta concreta…se rumoreaba lo que estaban haciendo los peronistas…como si ya estuvieran en el poder”42. El gabinete de De la Rúa recibió entonces una avalancha de renuncias durante los meses de noviembre y diciembre.43 Felipe Noguera, un consultor político, expresó su asombro al tener acceso a una reunión cara-a-cara con el presidente De la Rúa el 17 de diciembre del 2001 durante este periodo de crisis severa y usó ese ejemplo para ilustrar el “vacío de poder…y completa inacción por parte del gobierno”44. Noguera se dio cuenta de que De la Rúa estaba solo, que “nadie quería hablar con él…porque él no estaba en control de la situación”45. De la misma manera, Patricia Bullrich46, ministra del gabinete y líder del partido político Unión Por Todos (UPT), recuerda que “la peor parte” fue que De la Rúa parecía no darse cuenta de la severidad de la crisis y su propio ocaso, y se aislaba cada vez más.47 Cuando los informantes internos desertaron, también incrementaron sus canales de comunicación con los peronistas48.

Mientras tanto, el líder militante Juan González explicó que mien-tras el 19 de diciembre continuaba desarrollándose, diferentes grupos de militantes incluyendo la Juventud Peronista se unía a las protestas en la Plaza del Congreso y la Plaza de Mayo. Después de que el Pre-sidente ‘ofreciera’ armar una alianza con los peronistas y esta fuera rechazada, De la Rúa se dirigió a la ciudadanía a través de un discurso televisado, declarando el estado de sitio para asegurar su poder49. Los participantes de los focus groups describieron ese discurso como “un patriarca que le habla a sus hijos”, un momento que ellos identifica-ron como el desencadenante para su participación50. Sergio Kiernan, el editor de la edición dominical Página 12, recuerda el cambio que

42 Miembro anónimo del partido de la Alianza, 26 de febrero de 2009, Buenos Aires.43 “Patricia Bullrich, sin apoyo, renunció a su cargo”. La Nación, 2001.44 Filipe Noruega, 26 de noviembre de 2008, Buenos Aires.45 Ibid.46 Bullrich fue una ministra del gabinete de De la Rúa. 47 Patricia Bullrich, 18 marzo 2009, Buenos Aires.48 “Realineamientos que trae la crisis”. Clarín, 2001.49 “El estado de sitio regirá por 30 días”. La Nación, 2001.50 Ciudadanos ‘comunes’, Focus Group, #1, 12 de febrero de 2009, Universidad Di Tella.

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hubo de los militantes a los ciudadanos ‘comunes’ entre las multitudes luego del discurso:

Fue evidente…en pocos minutos podías ver nuevas caras…esta gente eran amateurs, no eran militantes…familias con niños pequeños…ellos decían que tenían que defender sus derechos.51

El rechazo inicial de las fuerzas policiales de reprimir o detener a la gente protestando demostró la total desaparición de la cadena de mando y que De la Rúa ya no tenía ningún tipo de apoyo dentro de las instituciones del Estado. Simultáneamente, los peronistas se negaron a desplegar a la policía local y provincial en las regiones que ellos controlaban52. Luego de ceder el poder político en 1983 con el regreso de la democracia, los militares no querían ser culpados si la violencia empeoraba. Los generales de mayor rango se negaron a los ruegos de De la Rúa para intervenir y restituir el orden53. De esta manera, cuando el Presidente finalmente enlistó el apoyo de la Policía Federal y la Gendarmería Nacional, fue evidente que esas eran las únicas es-tructuras sobre las que todavía tenía un efectivo control institucional (Calvo y Barbano, 2001). Sin embargo, en ausencia de una legitimidad institucional, la violenta represión que siguió fue duramente criticada por todos los participantes54.

En otra instancia de aislamiento, los intentos por censurar a los medios de comunicación fueron rechazados por el propio Secretario de Medios de Comunicación de De la Rúa55. El Presidente finalmente renunció56. Su escape final del palacio presidencial en helicóptero fue un símbolo del total aislamiento y fragmentación de su gobierno. Las protestas se aquietaron, pero no desaparecieron, a pesar de que se cambió de presidente cuatro veces. Entonces las protestas militantes y sindicalistas que llevaron al 19 de diciembre fortalecieron la oposición e hicieron posible interlocutores más proclives a compartir información 51 Sergio Kiernan, periodista, 16 de febrero de 2009, Buenos Aires.52 Anónimo cercano a Mariano West, 10 de febrero de 2009, La Matanza.53 Gustavo Ybarra, 16 de febrero de 2009, Buenos Aires.54 Víctor Mendibil, Secretario General del Sindicato de Judiciales, Comité Nacional de la CTA, 20 febrero 2009, Buenos Aires.55 Gustavo Ybarra, 16 de febrero de 2009, Buenos Aires.56 “Renunció De la Rúa: el peronista Puerta está a cargo del Poder Ejecutivo” La Nación, 2001. Recuperado el 3 de diciembre, 2012.

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e inclusive desertar del gobierno de manera pragmática. Estas desercio-nes aislaron al Ejecutivo al punto de que fue incapaz de hacer uso de la fuerza legítima y fue forzado a vulnerar los derechos colectivos de la gente ‘común’ durante el estado de sitio. Esto género que el umbral de la paciencia de la gente llegara a un “punto de quiebre colectivo”57.

‘Ciudadanos comunes’ en sus propias palabras

Una de las principales preocupaciones metodológicas de este estu-dio fue que los datos fueron recolectados por la autora seis o siete años después de que las protestas tuvieran lugar. Específicamente, teniendo en cuenta el problema del auto-análisis retrospectivo y la auto-censura, la autora y su equipo de investigadores desarrollaron varias tácticas para evitar datos poco fiables asociados con la respuesta tardía, la pér-dida de memoria y la retrospección. Los datos de la encuesta fueron comparados y triangulados con otras fuentes de datos, la proporción de participantes y no participantes como así también la composición socio-económica general de nuestra muestra correspondió con otros estudios sociológicos.

Los participantes de los focus groups tenían que participar en una variedad de actividades que los ayudaran a recordar y los ubicaran nuevamente en ese momento de diciembre del 2001. La actividad más efectiva fue un ejercicio de mapeo en grupos pequeños en el cual se les preguntaba a los participantes que detallaran todos los hechos y participantes involucrados en el proceso de la movilización, y se les pedía que mapearan sus ubicaciones cronológicamente. Esto permitió que aquellos involucrados se pudieran desprender de los discursos populares y retóricos y que se concentraran en los hechos que podían recordar. El hecho de conducir esta actividad en grupos pequeños de entre dos a cuatro personas también redujo la probabilidad de que los participantes fueran influenciados por la opinión del status quo de la mayoría, como suele ocurrir en grupos grandes. Este método prepa-rativo fue rigurosamente repetido de la manera más precisa posible en todos los focus groups y fue triangulado con documentos personales de los participantes de ese preciso momento histórico y de archivos institucionales. Finalmente, tuve acceso a imágenes no editadas del

57 Ciudadanos ‘comunes’, Focus Group, #2, 17 de febrero de 2009, Universidad Di Tella.

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grupo Clarín y de camarógrafos freelance. El contenido espontáneo y sin editarse de las entrevistas y del documental correspondieron a los focus groups y el resultado de la encuesta. Estos resultados de primera mano se detallan abajo.

La triangulación de las entrevistas y los focus groups y el detallado ‘seguimiento de procesos’ me permitió deducir el momento en el cual los ciudadanos ‘comunes’ se unieron a la protesta e también identifi-car el punto en el cual la participación en las multitudes cambió de ser una mayoría joven y militante hacia una mayoría de ciudadanos ‘comunes’. Muy pocos ciudadanos ‘comunes’ tuvieron contacto con militantes pero identificaron las protestas existentes de militantes y jóvenes como ‘garantía de seguridad’, porque la cantidad de personas les permitía sentirse más cómodos para sumarse. La mayoría de las entrevistas y los participantes de los focus groups que si se unieron a la protesta, sintieron que ellos ‘necesitaban protestar’, porque no hacerlo hubiese empeorado su situación. Los que respondieron a la encuesta expresaron que ‘la paciencia llegó a un punto límite’ y que ellos no podían seguir esperando.

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Figura 4.6 Percepción de las causas de la protesta: causas económicas y causas políticas

Pregunta de encuesta: ¿Por qué te uniste a las protestas del 19/20 de diciembre del 2001 en Argentina? (elección dirigida)

Encuestas callejeras 2008-2009, GBA, N=603

ĨĂĐƚŽƌĞƐ�ƉŽůşƚŝĐŽƐϮϵй

ĐŽŵďŝŶĂĐŝſŶ�ĚĞ�ĨĂĐƚŽƌĞƐ�ƉŽůşƚŝĐŽƐ�LJ�

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ĞĐŽŶŽŵşĂͬĐŽƌƌĂůŝƚŽϭϯй

Fuente: Encuesta callejera realizada por la autora.

Figura 4.7 Percepción de las causas de la protesta: comprobando las respuestas del focus group

Estaba harto de que los grupos empresarios hicieran lo que quisieran, 15%

¿La economía estaba destruida y nosotros teníamos que pagar? ¡De ninguna manera!, 7%

Los grupos de poder/empresarios eran corruptos, 16%

El gobierno ya no nos representaba, 16%

No me sentía seguro en mi barrio y el gobierno no nos podía proteger, 13%

Parecía divertido/social/cool, 1%

De la Rúa estaba tratando de castigarnos como niños y nos quitó los últimos derechos que

teníamos, 43%

Ellos robaron nuestro dinero 8%

Pregunta de la encuesta: ¿por qué se unió a las protestas del 19/20? (elija la opción que corresponda)

Encuesta callejera 2008-2009, GBA, N=603

Fuente: Encuesta callejera realizada por la autora.

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Las discusiones de los focus groups se centraron en la intensidad de la indignación y la traición experimentada por los individuos cuando De la Rúa decidió decretar el estado de sitio. Como notaba Susana, una abogada de 70 años:

Yo viví la junta (militar); sé lo que eso significa…la gente vio esto como el primer paso al regreso de la represión política…una regresión de los derechos que no estábamos dispuestos a perder.58

Muchos tuvieron miedo de que la momentánea limitación de sus derechos bajo la premisa de detener la violencia, pudiera llevar a un estancamiento prolongado del proceso democrático, o peor aún, al re-torno de los golpes militares. Su justificación para su participación en la protesta fue, como lo dijo Susana, “para defender nuestros derechos”59. Este sentimiento fue reflejado en las respuestas de los encuestados que eligieron “causas políticas por encima de causas económicas” como detonante clave de la protesta del 19 y 20 de diciembre del 2001; a pesar de que la gran mayoría (58 por ciento) creía que había sido una combinación de detonantes políticos y económicos que causaron que los ciudadanos ‘comunes’ protestaran. Esto apoya la hipótesis de que diferentes variables tuvieron un efecto acumulativo sobre la motivación de los manifestantes (ver figura 4.6).

Para comprobar las respuestas de los focus groups, incluí citas direc-tas de las respuestas más típicas, más controvertidas y más repetidas de los participantes de la encuesta sobre sus motivaciones para participar en las protestas. Mientras que las justificaciones económicas como “ellos robaron nuestro dinero” y “¿la economía estaba destruida y nosotros, el pueblo, teníamos que pagar? ¡De ninguna manera!” fueron elegidas por 8 y 7 por ciento de los encuestados respectivamente, el 43 por ciento eligió “De la Rúa estaba tratando de castigarnos como niños y nos quitó los últimos derechos que teníamos”, la cual fue una queja que tiene su base firmemente en los reclamos relacionados con los derechos políticos. Entonces ese momento, la declaración del estado de sitio fue para los manifestantes el momento clave en el cual

58 Ciudadanos “comunes”, Focus Group, #2, 17 de febrero de 2009, Universidad Di Tella.59 Ciudadanos “comunes”, Focus Group, #2, 17 de febrero de 2009, Universidad Di Tella.

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sus derechos fueron completamente suspendidos, y el detonante de la protesta masiva.

Los entrevistados se enfocaron en sus derechos individuales y en la ilegitimidad y aislamiento de la ‘elite’ que les negaba esos derechos. Los entrevistados coincidieron en que la protesta masiva fue un signo de que “los políticos habían ido demasiado lejos” y entonces “el pueblo” tuvo que “defender la democracia”60. Los ciudadanos no vieron que su participación haya sido provocada solo por la crisis económica, aunque admiten que los factores económicos “contribuyeron a la sensación general de caos”61. Vieron en las instancias de la protesta militante, la división de la elite y la fuerza de la oposición “signos de la fragilidad del gobierno”, quien no solamente no había manejado bien la crisis sino que también había intentado arrebatarles sus derechos civiles. Su tolerancia se terminó y se unieron a la protesta en masa.

Conclusiones

Las variables contextuales tales como la crisis económica y la política del corralito en Argentina proveyeron oportunidades para que los militantes se manifestaran, el gobierno se debilitara y aislara, la oposición se viera fortalecida, y en última instancia se produjera una interacción e intercambio de información entre los participantes. La interacción entre los militantes y los grupos opositores aislaron al régimen, y provocaron significativas deserciones en el gabinete. Esto les demostró a los argentinos ‘comunes’ que la oposición era potencialmente más fuerte que el gobierno de turno. Este cambio en la dinámica de poder hizo que los intentos del régimen por usar la violencia y controlar el flujo de información mediático fueran poco creíbles. El terrible aislamiento que enfrentaba De la Rúa llevó al gobierno a calcular erróneamente su propia fuerza, enfrentándose a revueltas extendidas cuando intentaba retener el control a través de la suspensión de derechos civiles colectivos. Fue en ese momento y no antes, cuando una considerable cantidad de ciudadanos ‘comu-nes’ perdió la fe en las instituciones políticas y llegó a un punto de no retorno, como ellos mismos lo explicaron. Fue entonces cuando

60 Ciudadanos ‘comunes’, Focus Group, #2, 17 de febrero de 2009, Universidad Di Tella.61 Ibid.

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decidieron actuar, “a defender sus derechos y el futuro de la demo-cracia en Argentina”. Los datos de la encuesta y las discusiones de los focus groups muestran que los encuestados aparentemente veían su adversidad de manera colectiva. Vieron su protesta como un deber, un acto del que debían formar parte para preservar la democracia en su país. Tal vez esta percepción de obligación fue también teñida de patriotismo pero lo notable fue que los residentes de clase media de Buenos Aires fueron capaces de unirse a los sindicalistas y militantes piqueteros por un momento fugaz en la historia. La movilización de la protesta fue motivada predominantemente por la crisis política, y específicamente la masividad de la supresión de derechos en la noche del 19 de diciembre. Al menos así fue como lo analizamos a través de los ojos de los argentinos ‘comunes’.

Traducido por Cynthia Fernández Roich

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