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llogo
construcción de ese mundo pluralista y convergente que todos soñamos.
Sin embargo, hay un gran peligro de estancamiento y de academicismo.
La continuación exagerada del diálogo parece que institucionaliza la
división en dos bloques irreductibles, cuyos líderes se permiten el lujo
de crear una impresionante logomaquia de coexistencia pacífica, que
Impide la auténtica colaboración en los problemas vitales que acucian
a los seres humanos de ambos bloques.
CRI. i Qué sentido alienador encuentra usted a
este diálogo estancado y académico ?
JMGR. La ilusión morbosa de que el mundo está dividido entre
marxistas et cristianos, creyentes y no creyentes, cuando en realidad
el mundo está dividido entre explotadores y explotados, oprimidos y
opresores.
CRI. ¿ Y no cree usted que para superar esta irri -
tante antinomia es todavía útil el diálogo entre
cristianos y marxistas ?
JMGR. De ninguna manera. La lucha por superar la explotación del
hombre por el hombre no debería nunca «confesionalizarse m. La
profunda y prolongada lectura de la Biblia me ha ensefiado algo, que
tambi6n constituye el nervio del pensamiento de Carlos Marx : única-
mente desde una autentica praxis liberadora -redentora- puede
emerger una t6cnica y una metodologia de eflcaz liberación de los
explotados y oprimidos. El banderín de enganche para las luchas de
liberación de los explotados deberfa seguir el procedimiento de nuestra
Legión : no investigar la previa actitud « confesional >I de cada uno, sino
su real potencialidad en orden a la eficacia de la lucha.
CRI. Una última pregunta. Karl Rahner reconoce
que este coloquio cristiano-marxista, celebrado en
un país socialista, presenta este peligro : que los
cristianos de allá se escandalicen al pensar que sus
hermanos occidentales coquetean con la marxismo
que a ellos los oprime. ¿ Qué piensa usted de esto ?
JMGR. Si Rahner no matizara más -cosa que dudo-, no estoy franca-
mente de acuerdo. Creo que es ingenuo pretender que los cristianos
están oprimidos por el marxismo en los paises socialistas, y no lo esten
por el capitalismo -sobre todo, el neocapitalismo- en los paises
occidentales. La vallente condena que Pablo VI ha hecho del capitalismo
en la Populorum Progressio nos obliga a revisar de raíz ciertos plantea-
mientos maniqueos, que han alienado incluso la mejor y más seria
teología cristiana de última hora. Naturahnente, no se trata de afirma-
ciones superficiales y demagógicas, pero es urgente construir sólidamente
una válida teología de la revolución, entendiendo por = revolución m una
dInárnica eficaz, urgente y humana en orden a suprimir estructuralmente
la explotacibn del hombre por el hombre.
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