el síndrome de burnout en cuidadores no formales de

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FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL TRABAJO DE FIN DE GRADO El Síndrome de Burnout en cuidadores no formales de enfermos de Alzheimer El voluntariado como estrategia preventiva Burnout Syndrome in formal caregivers of Alzheimer patients. Volunteering as a preventive strategy Universidad de Murcia, 24 de mayo de 2011 Presentado por: REBECA MORENO BALLESTEROS Dirigido por: MANUEL ENRIQUE MEDINA TORNERO

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FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL

TRABAJO DE FIN DE GRADO

El Síndrome de Burnout en cuidadores no formales de

enfermos de Alzheimer

El voluntariado como estrategia preventiva

Burnout Syndrome in formal caregivers of Alzheimer patients. Volunteering as a preventive strategy

Universidad de Murcia, 24 de mayo de 2011

Presentado por:

REBECA MORENO BALLESTEROS

Dirigido por:

MANUEL ENRIQUE MEDINA TORNERO

2

"Antes que te derribe, olmo del Duero,

con su hacha el leñador, y el carpintero

te convierta en melena de campana,

lanza de carro o yugo de carreta;

antes que rojo en el hogar, mañana,

ardas en alguna mísera caseta,

al borde de un camino;

antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las sierras blancas;

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera."

Antonio Machado, A un olmo seco, 1912

3

RESUMEN

Los cuidadores no formales de enfermos de Alzheimer en muchas ocasiones

experimentan niveles de estrés y desgaste emocional que superan los límites resistibles

(niveles por lo general más elevados que los de cuidadores de personas sin demencia

senil). Este cansancio, en sus manifestaciones más extremas acaba transformándose en

un cuadro clínico de Síndrome de Burnout. Ante este panorama no encontramos

respuestas preventivas sólidas. En el presente trabajo se propone fomentar el

voluntariado en el área como mecanismo preventivo. No obstante para conseguir

respuestas eficaces es necesario seguir profundizando en el conocimiento de esta

realidad. Es fundamental la aparición de nuevas líneas de investigación específicas.

Una vez superado esto, estaremos en condiciones de intervenir de manera eficaz.

ABSTRACT

The formal caregivers of Alzheimer patients often experience stress and burnout

levels that exceed the limits emotional resistible (levels generally higher than those of

caregivers of people without dementia). This fatigue, in its most extreme ends up

becoming a clinical picture of burnout syndrome. Against this background we find no

strong preventive responses. In the present paper is to encourage volunteerism in the

area as a preventive mechanism. However to achieve effective responses need further

deepen the understanding of this reality. It is essential the development of specific lines

of inquiry. Once past this, we will be able to intervene effectively.

Palabras Clave

Síndrome de Burnout/ Cuidadores no formales/ Alzheimer/ prevención/ voluntariado

Key Words

Burnout syndrome/ non-formal caregivers/ Alzheimer's disease/ prevention/ voluntary

4

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ....................................................................................................... 6

1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE ESTUDIO ..................................... 8

2. JUSTIFICACIÓN DEL TRABAJO .................................................................... 10

3. MARCO TEÓRICO

3.1. Cuestiones generales sobre el Síndrome de Burnout

3.1.1. Hacia una aproximación al concepto de Burnout ...................... 11

3.1.2. Síntomas-Indicadores del Síndrome de Burnout ....................... 12

3.1.3. Factores antecedentes del Síndrome de Burnout ....................... 13

3.1.4. Consecuencias del Síndrome de Burnout ................................... 15

3.1.5. Técnicas de evaluación del Síndrome de Burnout ..................... 17

3.1.5.1. Maslach Burnout Inventory (MBI) ............................. 18

3.1.5.2. Burnout Measure (BM) ............................................... 20

3.1.5.3. Otras Técnicas de Evaluación ..................................... 21

3.2. El Síndrome de Burnout en cuidadores de Alzheimer

3.2.1. Perfil del cuidador no formal como factor de riesgo para

padecer síndrome de Burnout ................................................... 23

3.2.2. Consecuencias/ Costes de oportunidad del cuidador no

formal del enfermo de Alzheimer ............................................ 26

3.2.3. Estrategias preventivas ............................................................... 29

5

3.3. El Síndrome de Burnout en voluntarios

3.3.1. El Síndrome de Burnout como causa de abandono del

Voluntariado ............................................................................. 33

4. METODOLOGÍA PARA LA PROPUESTA DE UNA INVESTIGACIÓN

FUTURA

4.1. Objetivos .................................................................................................. 36

4.2. Hipótesis ................................................................................................... 36

4.3. Instrumentos de medida o análisis ........................................................ 37

4.4. Población/Muestra .................................................................................. 38

5. LIMITACIONES Y DIFICULTADES EN EL ESTUDIO ............................... 39

6. ANÁLISIS Y VALORACIÓN DE LAS COMPETENCIAS Y

DESTREZAS ADQUIRIDAS ..................................................................................... 40

7. CONCLUSIONES ................................................................................................. 44

8. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................... 45

9. ANEXOS

Anexo 1. Reconstrucción del Maslach Burnout Inventory (MBI) ............. 51

Anexo 2. Reconstrucción del Burnout Measure (BM) ................................ 54

6

INTRODUCCIÓN

Vivimos en una época de importantes cambios sociales. Uno de los más patentes

en las sociedades industrializadas, sobre todo en el caso de nuestro país, es el progresivo

envejecimiento de la población1. Vinculada a esta situación aparecen otras como el

incremento de las demencias, siendo la más común la de tipo Alzheimer2: una

enfermedad de gran impacto para la sociedad y sobre todo para las familias afectadas.

Sin embargo no tenemos que olvidar que el intenso proceso de envejecimiento

no debe ser considerado como un problema, sino más bien como un logro de las

sociedades desarrolladas, pero que necesita ir acompañado de medidas que palien el

efecto que puede tener. Así pues se hace necesario conocer cuales son las problemáticas

que afectan a los familiares de un enfermo de Alzheimer, haciendo sobre todo hincapié

en el cuidador no formal, persona principal sobre la que recae el cuidado.

Este trabajo tiene como objetivo conocer cual es el panorama actual de los

cuidadores no formales de enfermos de Alzheimer que manifiestan una situación

extrema de desgaste: el Síndrome de Burnout. Por tanto el primer paso del trabajo va

dirigido al planteamiento del problema. De manera que el lector pueda comprender la

trascendencia del mismo. También he considerado oportuno incluir un apartado que

ilustre qué razones me han motivado a escoger este tema y no otro.

Para poder abordar la temática del Síndrome de Burnout en cuidadores no

formales de enfermos de Alzheimer previamente se hace necesario manejar unos

conceptos básicos sobre el Síndrome de Burnout. De ahí que el primer apartado del

marco teórico se dirija a tratar esta cuestión: polémicas existentes en torno al concepto,

causas, factores antecedentes, factores consecuentes, escalas de medida…

Una vez claro el concepto de Burnout y lo que éste implica se procede a tratar de

lleno el tema del Síndrome de Burnout en cuidadores no formales de enfermos de

Alzheimer. El primer apartado irá dirigido a conocer cual es el prototipo de cuidador

no formal en nuestro país. Estudiado esto veremos si el perfil del mismo actúa o no

1 Ballesteros Jiménez, S. (2010). Psicología de la memoria.Madrid: Editorial Universitas S.L., pag.394

2 García Sánchez, C. y Estévez González, A. (2007). Enfermedad de Alzheimer. Actividades y vida social.

Madrid: Mayo, pag. 1-24.

7

como variable influyente en la presentación de un cuadro de Burnout. A continuación

haremos mención a los costes de oportunidad y las consecuencias que la atención del

enfermo tiene para el cuidador. Y por último hablaremos de las diferentes estrategias

preventivas propuestas por los distintos autores.

En el presente trabajo se ofrece como alternativa la promoción del voluntariado

en el área, no sin enunciar también los aspectos negativos que conlleva la propuesta.

Por último planteo una investigación para facilitar el camino de futuros

investigadores que quieran profundizar en el tema y ampliar la masa bibliográfica

existente.

Cierro el trabajo con unas breves conclusiones en las que plasmo las

aportaciones de este trabajo.

8

1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE ESTUDIO

En los últimos años el incremento de personas mayores de 65 años se ha

convertido en un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad. Los avances

tecnológicos y en Medicina nos han hecho espectadores de la longevidad más alta en la

historia de la Humanidad. En datos, se estima que para 2050 el 21% de los habitantes de

la tierra superarán los 65 años de edad3 y en España los mayores de 80 años alcanzarán

el 12,8 % de la población total frente al 11,4% del resto de Europa4. Paralelamente a

esta situación nos encontramos con un aumento de personas afectadas por demencias

seniles, siendo la más frecuente la demencia tipo Alzheimer5 (más del 50% de las

demencias corresponden a la misma)6. Ésta se caracteriza por un deterioro progresivo de

las funciones cognitivas y conductuales, manifestándose en la pérdida de memoria,

coherencia y expresión verbal. En la actualidad el Alzheimer se ha convertido en la

tercera causa de muerte en las sociedades industrializadas. El 10%7 de la población

mayor de 65 años se ve afectada y la tasa aumenta con la edad. De hecho en nuestro

país se estima que el 1%8 de la población la padece.

Esta situación tiene además enormes repercusiones en el ámbito familiar y social

del enfermo. Aparece una situación de dependencia continua, causada por el incremento

progresivo de la discapacidad del afectado. La excesiva dedicación al paciente se

traduce en costes físicos y psicológicos para el cuidador, que en última instancia pueden

desembocar en el síndrome de Burnout.

Ante el panorama planteado, cada más habitual en las familias españolas, hay

que actuar. Por ello se hace necesario conocer cuál es el estado de la cuestión en nuestro

país: qué es el síndrome de burnout, qué tipo de cuidadores se ven afectados, cuáles son

las consecuencias, etc. Una vez superadas estas cuestiones podremos elaborar un

3 Ballesteros Jiménez, S. (2010). Psicología de la memoria.Madrid: Editorial Universitas S.L., pag.394

4 Pérez Domínguez, M.S, García Sahuquillo, C. (Diputados) y Maldina Muñoz, E., (Portavoz del Grupo

Parlamentario Socialista) (15 de febrero de 2010). Palacio del Congreso de los Diputados 5 Ballesteros Jiménez, S. (2010). Op.Cit. pag. 224

6 García Sánchez, C. y Estévez González, A. (2007). Enfermedad de Alzheimer. Actividades y vida social.

Madrid: Mayo, pag. 1-24. 7 Ballesteros Jiménez, S. (2010). Op. Cit., pag.394

8 Portero Peinado, A.I. y Garcés de Los Fayos Ruiz, E. J. (1998). Burnout en cuidadores principales de

pacientes con Alzheimer: el síndrome del asistente desasistido. Anales de Psicología, 14(1), 84

9

programa de prevención que se adapte a las necesidades específicas de este no nuevo

pero sí cada vez más emergente colectivo.

10

2. JUSTIFICACIÓN DEL TRABAJO

Antes de comenzar el trabajo me gustaría aclarar qué motivos me han llevado a

la elección del tema. A lo largo del 2011 se celebra el Año Internacional de la

Investigación contra el Alzheimer y enfermedades neurodegenerativas. Esta es una de

las principales razones que me hicieron encaminar mi trabajo hacia este colectivo.

Nosotros como trabajadores sociales no podemos luchar contra el progresivo

deterioro que sufre el enfermo del Alzheimer, pero sí podemos trabajar para amortiguar

los estragos que la enfermedad genera en el entorno social y familiar del afectado. De

ahí que me plantease tratar la temática del Alzheimer desde el punto de vista de sus

consecuencias sociales y más concretamente familiares. Comencé a documentarme y

me percaté de que si bien toda la familia es víctima, siempre hay una persona que se ve

más involucrada en el cuidado, hablamos del cuidador no formal. Seguí profundizando

en el tema hasta que descubrí que en situaciones extremas de desgaste esta persona llega

a padecer el síndrome de Burnout. Este tema despertó mi atención.

Me decanté por efectuar un marco teórico porque quería conocer en profundidad

el estado de la cuestión, chocándome de lleno con un problema: la masa bibliográfica

específica es escasa. Decidí por tanto centrarme en la elaboración de un marco teórico

que permitiese a futuros investigadores comprender en la medida de lo posible esta

temática.

Culmino mi trabajo con el esbozo de una investigación de la que considero que

pueden extraerse resultados eficaces. El motivo por el que la planteo pero no la

implemento es precisamente la problemática que conlleva el tema: los cuidadores son

muy reacios a mostrar abiertamente que la situación les desborda. Por tanto antes de

emprender una investigación profunda es necesario concienciar a estos cuidadores, tarea

que ya se desviaba demasiado de mi trabajo.

11

3. MARCO TEÓRICO

3.1. CUESTIONES GENERALES SOBRE EL SÍNDROME DE BURNOUT

3.1.1. Hacia una aproximación al concepto de Burnout

Existen controversias a la hora de encontrar una definición unánime de

Síndrome de Burnout, sobre todo a la hora de especificar qué campos pueden incluirse

en el concepto. Maslach, primera persona que acuña el término se ciñó sólo a los

trabajadores en el seno de una organización que se dedicase al trato con personas. La

polémica en torno a si sólo se incluyen profesiones asistenciales o el abanico se abre a

otros campos continúa. Así Farber, partidario de la segunda opción se refiere a “[…] un

reflejo de la mayoría de los ambientes de trabajos actuales […]”9.

Maslach en 1993 redefinió su concepto inicial, aunque en la misma línea de

defensa de excluir a cualquier colectivo ajeno al trabajo con personas:

[…] “Un síndrome psicológico de agotamiento emocional,

despersonalización y reducida realización personal que puede ocurrir en

individuos normales que trabajan con personas de alguna manera […]”10

.

Abandonando el debate planteado, lo que interesa en este trabajo es que lo que

Maslach denominaba “desgaste profesional” en 197711

en realidad da cabida a

ejercicios no laborales, no remunerados y/o no jerarquizados que suponen un “[…]

estrés crónico en el trabajo (a largo plazo y acumulativo), con consecuencias negativas a

nivel” individual y organizacional […]12

”.

Sin ir más lejos para medir la relevancia de tener en consideración a colectivos

que trabajan en una dimensión asistencial pero no formal o profesional debemos recurrir

precisamente a la primera investigación sobre Burnout. Ésta fue llevada a cabo por el

alemán Freudenberger en 1974. Éste tras analizar el estado mental y físico de los

9 Faber Barry, A. (2000, mayo): Treatment strategies for different types of teacher burnout. Journal of

Clinical Psychology. Special Issue: Burnout, 56(5), 675-689. 10

Maslach, C. (1993). Burnout. A multidimensional perspective, profesional burnout. Washington , DC:

Taylor and Francis, pp. 20,21. 11

Maslach, C. (1976): “Burn-out”. Human behaviour, 5(9), 16-22 12

Martínez Pérez, A. (2010.)El síndrome de burnout: evolución conceptual y estado actual de la cuestión.

Vivat Academia, 112, 3.

12

jóvenes voluntarios que trabajaban en su unidad de drogodependencias se percató que

al cabo de un año presentaban falta de energía y agotamiento físico, acompañados de

desmotivación, ansiedad y depresión13

. Así al simple concepto de “estar quemado” se

añadía algo más:

“[…]que ya no era sólo el estrés laboral; también cuentan el

significado para la persona del trabajo que realiza, su propia capacidad de

generar estrategias de afrontamiento, la misión a realizar que a veces genera

excesiva implicación en el trabajo y puede terminar en la deserción o la

desatención a los usuarios[…]”14

.

3.1.2. Síntomas- indicadores del Síndrome de Burnout.

En esta cuestión volvemos a encontrar disonancias: Maslach adopta una

perspectiva tridimensional centrada en las características de agotamiento emocional,

despersonalización y reducida realización personal. El primer concepto hace referencia

a “[…] sentimientos de no poder dar más de sí a nivel emocional y a una disminución

de los propios recursos emocionales […]”15

. El segundo supone “[…] una respuesta de

distancia negativa, sentimientos y conductas cínicas respecto a otras personas, que son

normalmente los usuarios del servicio o del cuidado […]”16

. Y por último, la reducida

realización personal para el autor tiene que ver con la “[…] disminución de los propios

sentimientos de competencia y logro en el trabajo […]”17

. A partir de estas tres ideas se

desarrolló el Maslach Burnout Inventory (MBI) al que haré mención más adelante. Para

Maslach predominan más los síntomas conductuales o mentales que los físicos. Sostiene

además que el cansancio mental es el principal síntoma disfórico presente18

.

Otros autores discreparon con los indicadores seleccionados por Maslach. Así, la

despersonalización acaba siendo sustituida por el cinismo19

, entendido éste como “[…]

13

Para conocer más sobre el tema léase Apellániz González, A., e Izaola, A. P (2005). Enfermedades

laborales emergentes: El Burnout. Prevención: Revista técnica de seguridad y salud laborales,172, 26-34;

Freudenberg, H.J. (1974). Staff burnout. Journal of Social Issues, 30, 159-165. 14

Martínez Pérez A. (2010). Op.Cit., pag.4 15

Maslach (1993). Op.Cit. 16

Ibidem 17

Ibidem 18

Martínez Pérez, A. (2010). Op. Cit., pag. 4 19

Ibidem.

13

indiferencia y actitudes distantes respecto a los objetivos o utilidad del trabajo […]”20

.

Existe evidencia empírica que señala a este síntoma y al agotamiento como principales

predictores del Burnout21

, si bien otros sitúan como primer protagonista al

agotamiento22

.

Pero la polémica no acaba con esta nueva clasificación ya que no todos los

autores se declinan por la misma. Se resaltan otros síntomas como desorientación

profesional, desgaste, sentimientos de culpa por falta de éxito profesional, frialdad o

distanciamiento emocional y aislamiento23

.

3.1.3. Factores antecedentes del Síndrome de Burnout.

Existen factores asociados a la aparición del Síndrome de Burnout de diferente

índole. Aquí vamos a clasificarlos atendiendo a criterios individuales, organizacionales

y extra-laborales o sociales.

El clima organizacional y las características del puesto de trabajo pueden

considerarse el origen del desgaste profesional. Así lo defiende el Modelo de las

Características del Puesto (MCP)24

que sostiene que la falta de autonomía en el trabajo,

la escasa participación en la toma de decisiones y la falta de apoyo social por parte de

los encargados de la supervisión en la empresa se convierten en antecedentes del

Síndrome de Burnout. La influencia de la carga laboral así como el contenido y el tipo

de tareas han sido también muy estudiados25

. La empresa tiene que ofrecer al trabajador

una carga laboral moderada ya que ambos extremos, carga alta y carga baja tienen

efectos negativos. La primera, al encontrarse el sujeto sobrecargado su rendimiento

cognitivo disminuye, lo que se traduce en malestar. En el segundo caso, las

consecuencias también son adversas: se produce en el sujeto una sensación de

20

Ibidem. 21

Ibidem 22

García Izquierdo, M. y Nicolás Velandrino, A. P. (1992). EPBescala para evaluación del "burnout"

profesional. Anales de psicología, 8(1-2), 131-138. 23

Burke, R.J. (1987): “Burnout in pólice work: An examination of the Cherniss model”. Group and

Organitation Studies, 12, 174-188 citado por Buendía, J. y Ramos, F. (2001): Empleo, Estrés y Salud.

Madrid: Pirámide, pag.122 24

I Grau, J. B., De Diego Vallejo R. y Tomás Argullo, E. (2004). El burnout y las manifestaciones

psicosomáticas como consecuentes del clima organizacional y de motivación laboral. Psicothema, 16(1),

125-131. 25

Martínez Pérez, A. (2010). Op.Cit., pag. 12.

14

monotonía y aburrimiento. Igualmente tenemos que tener en consideración el grado de

tareas de control que soporta el individuo: un alto nivel de las mismas supone una

elevada atención y responsabilidad, que puede traducirse en desgaste profesional26

. Del

mismo modo las comparaciones sociales dentro de la empresa tienen efectos27

(positivos o negativos en función de cómo sean éstas).

Si bien la “mecha”, el punto de inflexión que puede provocar la aparición del

problema puede ser de tipo organizacional hay que tener en cuenta que no todos somos

iguales y por tanto no afrontamos las adversidades de la misma manera. Esto es, ante un

mismo contexto organizacional hay individuos que “se queman” y otros que no.

Entonces ¿qué marca la diferencia? La distinción está en el “estilo de conducta ante el

estrés”28

. Lo que ha dado lugar a dos teorías explicativas: “La personalidad resistente”

de Kobassa (1982) y el "sentido de coherencia" de Antonovsky (1987). La primera

toma como dimensiones el compromiso, el control y el reto:

“[…] El compromiso hace referencia a la implicación e

identificación personal con lo que se hace, reconociendo los propios valores,

las metas que guían a la conducta y la confianza interpersonal con los otros.

El sujeto está convencido de que al intervenir provocará un impacto en el

curso de los acontecimientos para su propio beneficio, aunque sea

parcialmente. El reto implica que el sujeto percibe el cambio como una

oportunidad para mejorar la situación actual y/o las propias competencias;

es decir que incluye flexibilidad cognitiva y tolerancia a la ambigüedad

[…]”29

.

Aquí ocupan un papel relevante los procesos cognitivos30

: la valoración

cognitiva que realice el sujeto determinará que vea la situación como una potencialidad

positiva para el cambio o como una situación adversa. Otros estudios han demostrado

que determinados patrones de personalidad están vinculados a la posibilidad de

26

Martínez Pérez, A. (2010). Op.Cit., pag. 12 27

De la Fe Rodríguez, M., Peiró, J.M. y Segovia Osca, A. (2006). El afecto producido por la comparación

social y su influencia sobre el burnout. Revista de psicología social, 21(3), 229-240. 28

Martínez Pérez, A. (2010). Op.Cit., pag. 11. 29

Ibidem. 30

Soria Salanova, M., Schaufeli, W.B. (2002). ¿Cómo evaluar los riesgos psicosociales en el trabajo?

Prevención, Trabajo y Salud: Revista del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, 20,4-

10.

15

presentar Burnout31

: los tipos de personalidad narcisista y límite son los más propensos.

En esta línea encontramos también como variable influyente el sentido del humor32

.

El segundo modelo se refiere a la disposición de la persona a mostrar una actitud

activa y adaptativa ante el estrés. Incluye tres dimensiones: comprensibilidad

(componente cognitivo), manejabilidad (componente instrumental) y significatividad

(componente motivacional). Un ejemplo de persona con “sentido de coherencia” es la

que busca apoyo social. Éste puede actuar como amortiguador reduciendo los niveles de

Burnout. Por el contrario, la ausencia de apoyo social33

puede convertirse en un factor

estresante añadido a la situación.

3.1.4. Consecuencias del Síndrome de Burnout.

Los efectos que genera este síndrome se extienden a diversos campos: En la

esfera personal las consecuencias más estudiadas han sido las de tipo emocional y esto

tiene que ver con que en la escala de Maslach 12 de los 22 ítems se centran en este

factor, haciendo alusión sobre todo a lo relacionado con la depresión: sentimientos de

fracaso, pérdida de autoestima, irritabilidad34

… Los síntomas cognitivos, aunque menos

estudiados, no dejan de tener relevancia. Éstos comienzan con la incoherencia percibida

por el afectado entre las expectativas laborales y la situación real, lo que provoca

frustración y depresión. Pero dentro de la dimensión cognitiva lo más importante es la

aparición del cinismo, vinculado éste a una autocrítica que se vuelve radical, a una

enorme desvalorización personal y a una creciente desconfianza hacia sí mismo y los

demás35

.

La persona a menudo presenta también desórdenes de tipo fisiológico: son

frecuentes entre otros las cefaleas, los dolores musculares (sobre todo de tipo dorsal),

31

Martínez Alemany, A., Aytés Berini, L. y Escoda Gay, C. (2008). El Síndrome de Burnout y los

trastornos de la personalidad asociados al estudio realizado en tres postgrados de odontología de la

Universidad de Barcelona. Medicina oral, patología oral y cirugía bucal, 13(4), 234-242. 32

Koch D’ Anello, S.,D’Orazio, A.K, Montero Barreat, Y y Escalante, G (2009). Incidencias del sentido

de humor y la personalidad sobre el síndrome de de desgaste profesional (Burnout) en docentes. Educere:

Revista Venezolana de Educación, 45, 439-446. 33

Para conocer más sobre la influencia del apoyo social en el Síndrome de Burnout léase Cantisano Topa,

G. y Domínguez Morales, J.F. (2007). Burnout e identificación con el grupo: El papel del apoyo social en

un modelo de ecuaciones estructurales. International journal of clinical and health psychology, 7(2), 337-

348. 34

Martínez Pérez, A. (2010.). Op.Cit., pag. 19. 35

Ibidem.

16

las náuseas, los dolores de muelas, pitidos aurales, hipertensión, úlceras, pérdida de voz,

de apetito, problemas de conciliación del sueño36

… También preocupan las conductas

dañinas para la salud que muchos de estos sujetos adoptan; varios estudios demuestran

el incremento del consumo de sustancias tóxicas, estimulantes y estupefacientes en

personas afectadas por una situación de desgaste profesional37

.

En cuanto a las relaciones sociales, la persona toma una actitud de aislamiento

frente a los compañeros de trabajo, evitando al máximo cualquier tipo de interacción

social. La familia tampoco queda exenta de las secuelas del síndrome, las conductas en

el hogar son de irritación, disgusto y tensión. Además la persona “quemada” siente una

menor satisfacción con su pareja, y a menudo aparecen disfunciones sexuales38

. Todo

esto se traduce en un deterioro de las relaciones interpersonales, lo que agrava aún más

la situación, al ser el apoyo social un arma de doble filo: si se tiene, actúa como

importante respaldo, pero si se pierde, es un problema más.

También hay repercusiones para la organización, que se traducen en el

incremento del absentismo y las bajas laborales y la reducción de la eficacia en el

desempeño del trabajo39

; situaciones que puede ser generadas por el bajo nivel de

motivación que el trabajador tiene para rendir40

, lo que provoca que éste presente

elevados índices de insatisfacción laboral y falta de compromiso organizacional.

En la siguiente gráfica se ilustra lo enunciado en el apartado:

36

Ibidem. 37

Los siguientes estudios demuestran el mayor consumo de sustancias tóxicas en personal con Burnout:

Salmerón, J. et. al. (2002). Tabaquismo en profesionales de la salud del Instituto Mexicano del Seguro

Social, Morelos. Salud Pública de México, 44(1),.67-75; Román, J. (2003). Estrés y Burnout en

profesionales de la salud de los niveles primario y secundario de atención. Revista Cubana Salud Pública,

29,.2 citado por Arias, F. y Benítez Menéndez, O. (2007). Burnout o el agotamiento profesional.

Inventio, la génesis de la cultura universitaria en Morelos, 6,55-62. 38 Para conocer más sobre las consecuencias del Burnout en el entorno familiar léase: Burke, J. y

Greenglass, R. Hospital restructuring, work-family conflicto and psychological burnout among nursing

staff. Psychology and health, 16,583-595; 39

Schaunfeli, W.B. and Buunk, B.P. (2002). Burnout. An overview of 25 years of research and

theorizing. Chichester: JohnWiley & Sous,( pp. 383-425). 40

Maslach, C. (2009). Comprendiendo el Burnout. Ciencia & Trabajo, 32,37.

17

3.1.5. Técnicas de evaluación del Burnout.

Aunque existen diferentes técnicas para medir la presencia o no de Síndrome de

Burnout, las preferencias por las mismas han ido variando desde los primeros estudios:

Así, en un principio los autores se declinaron por la observación sistemática, la

entrevista estructurada y los test proyectivos, para después abandonarlos por los

autoinformes y los cuestionarios, siendo los favoritos el Burnout Inventory (MBI) y el

Burnout Measure41

. A éstos, por su popularidad, se les dedicará un espacio en este

trabajo:

41

Martínez Pérez, A. (2010.). Op.Cit., pag. 19

18

3.1.5.1. MASLACH BURNOUT INVENTORY (MBI)

Se trata del cuestionario internacionalmente más utilizado, además las

dimensiones en él recogidas son las más aceptadas por los autores. En España la escala

ha sido traducida por Nicolás Seisdedos Cubero42

.

Maslach establece un constructo tridimensional, siendo sus componentes el

cansancio emocional, la despersonalización y la baja realización personal, conceptos

que quedaron definidos en apartados anteriores. Éstos se miden a través de 22 ítems

(cansancio emocional ítems 2, 3, 6, 8, 13, 14, 16, 20; despersonalización ítems 5, 10, 11,

15, 22; baja realización personal ítems 4, 7, 9, 12, 1743

), recurriendo a una escala tipo-

Likert, a través de la cual los participantes señalan la frecuencia con que se presenta la

situación en el cuestionario indicada, que va desde 0 (nunca) a 6 (diariamente)44

. (Ver

ANEXO I: modelo-ejemplo del MBI).

En general los estudios efectuados para constatar la validez y fiabilidad de esta

medida han otorgado resultados positivos45

. A colación con este tema, encontramos un

trabajo realizado por la Universidad Concepción de Chile en el que se pretende

verificar la validez de los tres factores introducidos en el MBI, tomando como muestra a

155 asistentes sociales chilenos. Se obtuvieron los siguientes resultados:

“[…] En resumen, salvo el inapropiado comportamiento factorial de los

items 14, 16 y 20, los resultados obtenidos permiten sostener que el MBI-

HSS es un instrumento confiable y factorialmente válido para medir los tres

específicos aspectos del síndrome de burnout propuestos por Maslach,

Jackson y Leiter (1996) […]”46

.

La excepción de los tres ítems indicados en el estudio se debe a que en el MBI se

establecen como propios de la subescala agotamiento emocional y en la mencionada

investigación se pueden ver también como pertenecientes al factor despersonalización.

42

Ibidem 43

Ibidem 44

Pinto Manso, J. F. (2006). Estructura factorial del Maslacha Burnout Inventory- Version Human

Services Survey- en Chile. Revista Interamericana de Psicología, 40(1), 116. 45

Véase: Salanova, M. y Llorens, S. (2008). Estado actual y retos futuros en el estudio del Burnout.

Papeles de Psicólogo, 29(1); Martínez Pérez, A. (2010.). Op.Cit., pag. 2; Pinso Manso, J. F (2006). Op.

Cit., pag. 117. 46

Pinso Manso, J. F (2006). Op. Cit., pag. 117.

19

Esta ambigüedad queda reconocida por Maslach, que sugiere la eliminación de éstos

ítems para obtener resultados más exactos47

.

Pero el MBI no queda exento de otras críticas: Demerouti, Bakker y Janssen

aluden a las limitaciones psicométricas de este modelo, defendiendo que “[…]los ítems,

en las mismas escalas, van en la misma dirección (positivo-negativo)[…]”48

. Crean de

esta manera, como alternativa, el Oldenburg Burnout Inventory (OLBI), el cual contiene

sólo dos escalas: agotamiento y desvinculación49

.

Otra crítica que se añade es que esta escala está dirigida únicamente a personal

que trabaja en servicios humanos, tales como enfermeros o trabajadores sociales. Esta

situación no agradaba en un contexto en el que los profesionales exigían que se tuviese

también en consideración las labores no asistenciales. Consciente de ello, Maslach

decide crear una nueva versión: El MBI-General Survey (MBI-GS) (véase ANEXO II).

En ésta sí se incluyen todos los colectivos profesionales. Si bien conserva la antigua

estructura tridimensional, aparecen variaciones: Ahora la escala se reduce a 16 ítems,

más relacionados con el trabajo que con los sentimientos que éste genera, y aunque

como he mencionado, se mantiene la estructura factorial, ésta también sufre

alteraciones: el agotamiento emocional en la nueva versión se relaciona con la fatiga, y

la despersonalización es sustituida por el cinismo, que no se encuentra necesariamente

vinculado con las personas, sino que se refiere más a una actitud de indiferencia hacia el

trabajo en general. Y por último, la competencia no incluye sólo aspectos sociales de los

logros profesionales, sino también no sociales50

.

En cuanto a la valoración de los resultados obtenidos en la escala, un percentil 75

equivale a un nivel alto de Burnout, un percentil 50 a un nivel medio y un percentil 25 a

uno bajo. No obstante estas puntuaciones no están marcadas por rígidas y definidas

fronteras, pues diferentes estudios confirman que los niveles de Burnout son diferentes

en función de la muestra tomada, con lo cual no están claros los límites entre lo normal

y lo patológico. Esto sugiere “[…] que no se puede generalizar a todas las profesiones y

47

Ibidem. 48

Salanova, M. y Llorens, S. (2008). Op. Cit. pag. 61 49

Ibidem. 50

Llaneza Álvarez, F. J. (2008). Ergonomía y Psicología aplicada. Manual para la formación del

especialista. Valladolid: Lex Nova S.A.

20

culturas la clasificación del Burnout, e implica la elaboración o adecuación de ciertos

criterios[…]”51

3.1.5.2. BURNOUT MEASURE (BM)

Se trata de la segunda escala de medida más utilizada. Ésta parte del Tedium

Measure (TM) de Pines, Aronson y Kafry52

que se utilizaba para medir el Tedium,

concepto más amplio que el de Burnout, ya que abarca a éste y a otros síndromes53

. Tras

un replanteamiento conceptual, el TM se transforma en el Burnout Measure (BM)54

. Al

igual que el BMI recoge 22 ítems, pero en este caso hay siete opciones de respuesta que

van desde 1 (nunca) a 7 (siempre)55

. También se miden tres dimensiones, aunque

diferentes de las del MBI:

1. Agotamiento físico: fatiga, agotamiento físico, sensación de destrucción y

abatimiento (7 ítems).

2. Agotamiento mental: sensaciones de infelicidad y rechazo, falta de ilusión y

resentimiento hacia las personas (7 ítems).

3. Agotamiento emocional: sensación de depresión, agotamiento emocional y

burnout (7 ítems).

Las puntuaciones obtenidas en estas tres dimensiones se combinan hasta obtener una

sola, que es la suma de los 22 ítems, de manera que podemos obtener una puntuación de

entre 21 y 147.

51

Gil Monte, P. (2002, enero-febrero). Validez Factorial de la adaptación al español del Maslach Burnout

Inventory-General Survey. Salud pública de México, 44(1). 52

Martínez Pérez, A. (2010.). Op.Cit., pag. 25. 53 Los términos tedio o aburrimiento han sido utilizados para definir diferentes aspectos: Hallberg

establece la diferencia en el proceso de desarrollo pues sostiene que cuando el agotamiento emocional

aumenta, se reduce el tedio o aburrimiento. Faber y Pines et. al. marcan la distinción en función del tipo

de profesión desempeñada, de esta manera el Burnout se refiere a profesiones asistenciales, mientas que

el tedio haces alusión a otros tipos de trabajo no tan relacionado con lo humanitario. Pines y Krafy y

Maslack y Jackson defienden que el Burnout se genera por repetidas presiones emocionales, por el

contrario, el tedio puede resultar de cualquier tipo de presión o falta de motivación. 54

Martínez Pérez, A. (2010.). Op.Cit., pag. 25. 55

Llaneza Álvarez, F. J. (2008). Op. Cit. (2008). , pag.515.

21

Una crítica que se puede hacer a esta técnica es que aunque puede considerarse el

agotamiento como la variable principal, ésta no es suficiente si no la relacionamos con

las otras dos: la despersonalización y la baja realización personal56

.

3.1.5.3. OTRAS TÉCNICAS DE EVALUACIÓN

Aunque el MBI es la técnica de evaluación del Burnout por antonomasia, existen

muchas otras que quedan eclipsadas por la primera, pero que también son de gran

utilidad. Aquí mencionaremos unas cuantas:

ESCALA AUTOR AÑO

Cuestionario de desgaste

profesional en enfermería –

CDPE

Moreno 1996

General Survey -MBI-GS Schaufeli, Leiter, Maslach

y Jackson 1995

Cuestionario sobre el estrés

en el lugar de trabajo Kompier y Levi 1994:

Rome Burnout Inventory Ventura, Dell´Erba y Rizzo 1993

Holland Burnout

Assessment Survey Año

Holland y Michael

Oliver 1992

Escala de variables

predictoras del Burnout Aveni y Albani 1990

The Nurse stress checklist Benoliel et al

rcia izquierdo 1990

Escala de efectos psiquicos

del Burnout (ga García Izquierdo 1990

Stressor scale for pediatric

oncology nurses Hinds et al 1990

56

Ibidem.

22

ESCALA AUTOR AÑO

Burnout scale for health

professional -SBSS HP- Jones 1990

Mattews Burnout Scale for

Employees) Mattews 1988

Occupational stress

inventory Cooper et. al. 1988

Teacher stress inventory Schutz y Long 1987

Energy Depletion Index Garden 1987

Escalas de evaluación del

estrés, satisfacción laboral

y apoyo social

Reig y

Caruana 1987

Teacher Burnout Scale Seidman y Zager

1986

Burnooiut Index –BI Shirom y Oliver

1986

Educators survey *FS Maslach

1985

Stress profile for Teachers Klas, Kendall y Kennedy 1985

Burnout Scale Kremer y Hofman 1984:

Teacher Attitude Scale –

TAS Farber 1981

Nursing stress Scale –NSS Gray-Toft y Anderson 1981

The community Health

Nurses´ Percepctions of

work related stressors

Bailey, steffen y Grout 1981

Questionnarie

Emener-Luck Burnout

Scale

Emener y Luck 1981

23

ESCALA AUTOR AÑO

Indicadores del Burnout

Gillespie 1981

Staff Burnout Scale Jones 1981

Energy Depletion Index Garder 1987

Efectos psíquicos dek

Burnout García Izquierdo 1990

Cuestionario de Burnout

del profesorado Moreno y Oliver 1993

Escala de Burnout de

directores de Colegio Friedman 1995

3.2. EL SÍNDROME DE BURNOUT EN CUIDADORES DE ALZHEIMER

3.2.1. Perfil del cuidador no formal como factor de riesgo para padecer síndrome

de Burnout.

Un cuidador no formal es aquel que presta atención a una persona dependiente,

no estando sus cuidados vinculados a un servicio de atención profesionalizada57

. En

España la atención a enfermos de Alzheimer es principalmente brindada por este tipo de

cuidadores. En su mayoría son familiares directos del enfermo, siendo en el 83%58

de

los casos mujeres, de edades comprendidas entre los 50-60 en el 60% de las

situaciones59

, superando éstas en ocasiones los 75 años (10%).60

Suelen ser

fundamentalmente las hijas (43,5%61

) las que ejercen de cuidadoras, si bien en el 2,7%

de las situaciones son los cónyuges. Un dato curioso es que el porcentaje de nueras

57

Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de

dependencia (BOE 299, 2006: 44144). 58

Rodríguez Castedo (DIR.) (2005). Libro Blanco: Atención a las personas en situación de Dependencia

en España. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales: Madrid,.185-196. 59

Portero Peinado, A.I. y Garcés de Los Fayos Ruiz, E. J. (1998). Op. Cit., pág. 85 60

Ibidem. 61

Ibidem.

24

cuidadoras (7.5%) es mayor que el de hijos varones (5.8%)62

. El 72,6% de estas

mujeres están casadas y se trata de familias con un nivel socioeducativo y económico

bajo63

.

Estos datos presentados vienen a colación porque el perfil del cuidador no

formal y de su familia se convierte en una variable que puede influir en la aparición del

Síndrome del Burnout. Estos son los factores a tener en cuenta:

Edad64

: A mayor edad del cuidador mayor posibilidad de padecer Burnout. Esto

se debe a dos motivos: por un lado, sus expectativas de vida han cambiado, su

etapa de cuidar y de criar ya ha pasado, los hijos son mayores y ahora la pareja

busca su propio espacio; por otro lado, el riesgo de padecer enfermedades en

esta franja de edad aumenta, incluso en muchas situaciones la cuidadora es una

persona que debería ser cuidada. De hecho el 44% de las mujeres dependientes

continúan prestando cuidados familiares, ya sea a un miembro de su generación

o de la siguiente65

.

Sexo: Las mujeres se ven más afectadas que los hombres66

. La explicación

estriba en el rol de cuidadora asignado históricamente a la mujer en las

sociedades tradicionales, lo que hace que ésta se vea con la obligación y la

responsabilidad moral de prestar esos cuidados67

.

Número de hijos: Un cuidador con hijos experimentará más sobrecarga que uno

sin hijos ya que éstos lejos de ser una ayuda, se convierten en una persona más a

quien atender. No obstante, si se tienen hijos es mejor tener varios que uno solo:

un hijo único puede creer que si se compromete a ayudar en el cuidado del

62

Ibidem. 63

Gómez Carretero, S., Ferrer Garcés, J., Rigla Ródenas, F. y López Sanjosé V. (2006). La sobrecarga

de las cuidadoras de personas dependientes. Análisis y propuestas de intervención psicosocial. Tirant lo

Blanch, Colección Políticas de Bienestar Social: Valencia. 64

Calero, R.M, Fernández, C. y Roa J.M. (2009). Cuidador informal de personas mayores dependientes y

estrés percibido: intervención psicoeducativa. Scientia, 14(1), 8; Roig, M. V, Abengózarg, M. C y Serna,

E. (1998). Anales de Psicología, 14(1), 224- 255. 65

Rodríguez Castedo (DIR.) (2005). Op.Cit. 66

Calero, R. M., Fernández, C. y Roa, J. M. (2009). Op. Cit.; Roig, M. V., Abergózag, M. C. y Martínez,

E. (2007). Op. Cit. 67

IMSERSO/GFK-EMER (2005): Encuesta de Apoyo Informal 2004. Ministerio de Trabajo y Asuntos

Sociales: Madrid.

25

familiar la responsabilidad va a recaer en él en su totalidad. En cambio, si son

varios, la responsabilidad se reparte entre los hermanos68

.

Nivel de estudios69

: A menor nivel de estudios mayor posibilidad de sufrir

Burnout. La explicación se encuentra en que disponen de menos recursos para

mantener sus contactos sociales ya que dedican todo el día al cuidado del

enfermo, pues son más proclives a resignarse y aceptar la idea de que tienen

plena obligación y responsabilidad para con el enfermo.

Nivel económico70

: Las familias más afectadas suelen ser las de un poder

adquisitivo bajo, donde las mujeres no trabajan. Esta situación se convierte en

un bucle: la falta de recursos económicos impiden a estas familias contratar a

una asistenta que les ayuda en la labor, al mismo tiempo esto imposibilita la

incorporación de la mujer al mercado laboral, al verse ésta obligada a prestar

dedicación exclusiva al cuidado. Lo sorprendente es que la jornada que dedican

al cuidado la mayoría de veces sobrepasa el horario laboral de cuarenta horas

semanales, llegando en algunas situaciones a superar las 65 horas71

. Ahora con

la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en

situación de dependencia estas familias se ven algo más liberadas72

, si bien

todavía no es suficiente.

Estado civil73

: Las cuidadoras casadas presentan mayor tendencia a sufrir

Burnout debido a dos motivos: Tienen que simultanear varios roles a la vez, el

de esposa, madre, cuidadora… por tanto su atención queda dividida; a ello hay

que añadir que en muchas ocasiones tienen que enfrentarse a problemas

conyugales, ya que el enfermo genera molestias por la noche, lo que perturba el

descanso de la cuidadora y acaba repercutiendo en las relaciones afectivas y

sexuales con el cónyuge.

Relación familiar con el enfermo de Alzheimer: Cuando las hijas son las

cuidadoras la posibilidad de las mismas de presentar un cuadro de Burnout se

68

Roig, M. V., Abergózag, M. C. y Martínez, E. (2007). Op. Cit. pag. 224-225. 69

Ibidem. 70

Ibidem. 71

Martínez, E. (2007). Un derecho con rostro de mujer: La Ley de Dependencia y su impacto en el medio

rural. Actualidad leader: Revista de desarrollo rural, 35, 31. 72

Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de

dependencia (BOE 299, 2006: 44144). 73

Roig, M. V., Abergózag, M. C. y Serna, E. (1999). Op. Cit., pag. 226.

26

incrementa respecto a si las cuidadoras son las cónyuges74

. La explicación a ello

está en que los cónyuges no se cuestionan la responsabilidad del cuidado debido

al “voto conyugal”. Por el contrario, las hijas presentan sentimientos

ambivalentes al preguntarse porqué tienen que ser ellas y no sus hermanos u

otros familiares sobre los que recaiga el cuidado.

Tiempo de dedicación75

: Conforme aumenta el tiempo dedicado al cuidado se

incrementa el cansancio y estrés acumulado. Esto posibilita la presencia de

Síndrome de Burnout.

Esta información nos puede ser de utilidad a la hora de desarrollar un programa para

la prevención del Síndrome de Burnout en cuidadores no formales de enfermos del

Alzheimer. Por tanto se debe dar prioridad de asistencia a los cuidadores cuyo perfil sea

el de mujer, con edad comprendida entre los 50 y 60, cuyo vínculo familiar con el

enfermo sea el de hija, que esté casada y además tenga un hijo, con un nivel educativo y

económico bajo y que dedique el total de su tiempo a la labor de cuidar.

3.2.2. Consecuencias/ Costes de oportunidad del cuidador no formal del enfermo

de Alzheimer.

La atención continua a personas con demencia tipo Alzheimer genera unas

consecuencias negativas para el cuidador, lo que se ha venido denominando

comúnmente en la bibliografía como "coste de oportunidad del cuidador".

Un estudio del IMSERSO de 1995, replicado en 2004 por Rodríguez76

nos

muestra los problemas asociados al cuidado de personas con Alzheimer: problemas de

estrés, insomnio, trastornos de tipo emocional, conflictos familiares, reducción del ocio

y de las relaciones sociales y problemas económicos. Además el 85% de los

74

Calero, R. M., Fernández, C. y Roa, J. M. (2009). Op. Cit.,pag. 8; Roig, M. V. Abergózag, M. C. y

Serna, E. (1999). Op. Cit. pag. 226. 75

Ibidem. 76

Calero, R. M., Fernández, C. y Roa, J. M. (2009). Op. Cit.,pag. 3.

27

cuidadores dicen sufrir alguna dolencia física, psíquica y/o alteración de la vida social y

laboral.77

. Estas son las consecuencias más notables:

Problemas de salud: El 70% de los cuidadores principales de enfermos de

Alzheimer presentan problemas orgánicos o fisiológicos. Los más comunes,

ordenados de mayor a menos índice de prevalencia son: Trastornos musculares y

dolores asociados, patologías cardiovasculares, trastornos gastrointestinales,

alteraciones del sistema inmunológico y problemas respiratorios78

. Los afectados

reconocen que padecen estos trastornos pero en un 25% de los casos no acuden a

consultas médicas79

, un 10% justifican esto alegando que no tienen tiempo80

. Si

bien hay otros que sí se decantan por el tratamiento: un 20% acude a

rehabilitación y un 11% a consulta psiquiátrica o psicológica81

. Además adoptan

menos conductas de cuidado a la propia salud, tales como no dormir lo

suficiente, alimentarse de forma inadecuada, realizar escaso ejercicio físico,

abuso de tabaco y alcohol, no vacunarse, automedicarse e incumplir los

tratamientos médicos82

. Y por último, el 51% de los cuidadores están bajo el

tratamiento de tres o más fármacos y éstos suelen ser dirigidos a tratar la

depresión, la ansiedad y el insomnio entre dos o tres veces más que en el resto

de la población83

.

Problemas emocionales: Los cuidadores no sólo tienen que brindar atenciones de

tipo instrumental al enfermo de Alzheimer, a éstas hay que añadir las de tipo

emocional84

, lo que origina que el cuidador también presente problemas de esa

77

Valverde Moreno M.A. (21 de enero de 2011). Los/as cuidadores/as de la dependencia, desde la

perspectiva de la Psicología. Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental. Recuperado de

http://www.cop.es/delegaci/andocci/es/noticia.asp?tema=&pag=1&id=284&bus=. 78

Gallant, M. y Connell, C. (1998). The stress process among dementia spose caregivers. Research on

aging, 20(3),267-297; Schulz, R. (ed). (2000). Handbook on dementia caregiving. Evidence-based

interventions for family caregivers. Nueva York: SPC; Webber, P., Fox, P. y Burnette, D. (1994). Living

with Alzheimer disease: effects on health. The Gerontologist, 34 (1), 8-14. 79

Crespo, M., López, J., Gómez, M.M. y Cuenca, T. (2003). ¿El cuidador descuidado? Jano, LXV, 1485. 80

Calero Pérez, R. M (2009). Variables cognitivas y socioculturales que intervienen en la relación

cuidador informal y persona mayor dependiente (Tesis de doctorado). Facultad de Psicología. Granada.

Pag. 145. 81

Ibidem. 82

Webber, P., Fox, P. y Burnette, D. (1994). Op. Cit. 83

Ibidem. 84

Roca, M., Úbeda, I., Fuentelsaz, C., López, R., Pont, A., García, L. y Pedenyr, R. Impacto del hecho de

cuidar en la salud de los cuidadores familiares. Atención Primaria, 26,53-67.

28

índole. De hecho hay estudios que demuestran que la salud mental de los

cuidadores se encuentra incluso más deteriorada que la salud física85

.

El cuidado de personas con demencia agrava los problemas emocionales

en comparación con otras enfermedades no cognitivas86

. Cuando se compara a

los cuidadores de enfermos del Alzheimer con el de personas con cáncer se

obtiene que la problemática emocional general de los primeros es más elevada

que la de los segundos. En el caso de los cuidadores de Parkison, la ansiedad y

depresión de los mismos es menor que la experimentada por los cuidadores de

demencia tipo Alzheimer. En la misma línea están los resultados que se obtienen

cuando hablamos de mayores con grave problemática física pero sin deterioro

cognitivo: Los cuidadores de Alzheimer vuelven a presentar un cuadro clínico

emocional más grave, caracterizado por mayores niveles de ansiedad, depresión,

somatización, hostilidad y psicoticismo.

Se ha detectado que el 53% de los cuidadores que buscan ayuda en

programas psicoeducativos de manejo de estrés presentan trastornos clínicos del

estado de ánimo87

. Pero el 21% los cuidadores, pese a tener problemas

emocionales, no presentan los síntomas suficientes como para ser diagnosticados

de trastorno de ánimo según los criterios de La Asociación Americana de

Psiquiatria. Por ello, Gallaghem-Thompson propone crear un nuevo cuadro

clínico: el de subsíndrome depresivo, para los casos que no queden recogidos en

la clasificación anterior.

Problemas económicos y laborales: El coste medio por enfermo de Alzheimer

supera los 22.000 euros anuales88

. Con la Ley de Dependencia el importe

máximo mensual que se puede recibir en razón de cuidados en el entorno

85

Léanse los siguiente estudios que corroboran el mayor deterioro de la salud mental de los cuidadores

de enfermos de Alzheimer en comparación con la salud física: Rodríguez del Álamo, A. (2002). Factores

de riesgo de sobrecarga en los familiares cuidadores de enfermos de Alzheimer. Alzheimer, 28 (4): 34-36;

Martin, M., Ballesteros, J., Ibarra, N. et alt. (2002). Sobrecarga del cuidador de pacientes con enfermedad

de Alzheimer y distrés psíquico. Actas Españolas de Psiquiatría, 30 (4); Goode, K.T., Haley, E.H., Roth,

D.L. et cols. (1998). Predicting longitudinal changes in caregivers physical and mental health. Health

Psychology, 17 (2),190-198; Gallant, M. y Connell, C. (1998). Op. Cit.; Roig, M., Abengózar, M. y Serra,

E. (1998). Op. Cit.; Murray, J.M., Manela, M.., Shuttleworth, A. et alt. (1997). Caring for an older spouse

and psychiatric ilness. Aging and Mental Health, 1(3), 256-261; Laserna, J.A., Castillo, A., Peláez, E. et

alt. (1997). Alteraciones emocionales y variables moduladoras en familiares cuidadores de enfermos de

Alzheimer. Psicología Conductual, 5 (3),365-75; Schulz, R. (ed). (2000). Op. Cit. 86

Calero, R. M., Fernández, C. y Roa, J. M. (2009). Op. Cit.,pag. 3. 87

Ibidem 88

Crespo, M., López, J., Gómez, M.M. y Cuenca, T. (2003). Op. Cit.

29

familiar es de 831 euros89

, con lo cual esta cuantía no cubre los gastos totales

que genera el enfermo. Estos problemas económicos se agravan cuando

sumamos los laborales: el 11.5 % de las cuidadoras con trabajo se vieron

obligadas a abandonarlo por problemas de conciliación, el 12% han tenido que

reducir su jornada laboral y el 26% ni siquiera se plantean la posibilidad de

trabajar90

.

Problemas sociales y de ocio: En una encuesta realizada a los cuidadores se

extrajo que el 64.1 % de éstos se ven obligados a reducir su tiempo de ocio y el

48.1% no pueden ir de vacaciones91

. Debido a problemas de conciliación, las

redes sociales de los cuidadores se deterioran, sufriendo en muchos casos

problemas de aislamiento social, convirtiéndose la carencia de apoyo social en el

principal predictor de sintomatología depresiva92

.

3.2.3. Estrategias preventivas

El cuidador del enfermo de Alzheimer también necesita ser cuidado para evitar

el desarrollo del Síndrome de Burnout. Diferentes autores93

ofrecen propuestas a estos

asistentes desasistidos para que puedan llevar la situación de la mejor manera posible y

prevenir así la aparición del Síndrome:

1. En primer lugar el cuidador debe saber que las reacciones de agotamiento son

normales ante una situación límite y que la mejor manera de combatirlas es

solicitando apoyo institucional.

2. El cuidador no tiene que caer en el sacrificio total y olvidarse completamente de

sí mismo, ha de reservar un tiempo para sus necesidades propias.

3. Tiene que perder el temor a pedir ayuda profesional a un psicólogo o psiquiatra,

acudir a asociaciones de afectados por la enfermedad de Alzheimer también

resulta eficaz.

89

Ley 39/2006 (BOE 299, 2006: 10427). 90

Calero Pérez, R. M (2009). Op. Cit.pag.144 91

Ibidem. 92

Portero Peinado, A. I. y Garcés de los fayos Ruiz, E. J. (1998). Op. Cit. pag. 85. 93

Dippel, R.L. y Hunton, J.T. (2002). Asistencia y cuidado del paciente de Alzheimer: decálogo del

cuidador. Madrid: Témpora; Schulz, M. E. (2000). Envejecer en España. II Asamblea Mundial sobre el

envejecimiento. Madrid.

30

4. Solicitar información y formación adecuada sobre aspectos médicos de la

enfermedad (evolución futura, previsión de complicaciones, medicación) y

conocimientos prácticos para enfrentar los problemas derivados de la misma

tales como nutrición, higiene, adaptación del hogar, movilizaciones del paciente,

etc. Todo ello incrementa el sentimiento de control y de eficacia personal.

5. Marcarse objetivos reales, a corto plazo y factibles en la tarea de cuidar. No

mantener expectativas irreales.

6. Ser capaz de delegar tareas en otros familiares o personal contratado (sanitario

o del hogar). No creerse imprescindible.

7. Mantenerse automotivado a largo plazo, autoreforzarse con los éxitos,

felicitándose a sí mismo por todo lo bueno que se va haciendo.

8. No fijarse sólo en las deficiencias y fallos que se tengan.

9. Cuidar especialmente los propios descansos y la propia alimentación: parar diez

minutos cada dos horas, dormir las horas suficientes y mantener una dieta

adecuada.

10. Si se puede, realizar ejercicio físico todos los días.

11. Evitar el aislamiento: obligarse a mantener el contacto con amigos y otros

familiares.

12. Saber poner límite a las demandas excesivas del paciente; hay que saber decir

no, sin sentirse culpable por ello.

13. Expresar abiertamente a otros las frustraciones, temores o propios

resentimientos, un escape emocional siempre es beneficioso.

14. Planificar las actividades de la semana y del día. Establecer prioridades de

tareas. Decidir qué cosas no se van a poder realizar con bastante probabilidad.

La falta de tiempo es una de las primeras causas de agobio.

15. Promocionar la independencia del paciente. No debe realizar el cuidador lo que

el enfermo pueda hacer por sí mismo, aunque lo haga lento o mal.

16. Usar Centros de Día o Residencias de respiro temporal.

31

Los trabajadores sociales no podemos intervenir en ralentizar o paliar el proceso

degenerativo que conlleva la enfermedad de Alzheimer, pero sí estamos capacitados

para brindar apoyo profesional a los cuidadores no formales y mitigar las consecuencias

afectivas que se vayan produciendo durante el avance de la enfermedad, contribuyendo

de esta manera a la prevención de la aparición del Síndrome de Burnout.

Existen diferentes líneas a la hora de establecer estrategias preventivas, en este

trabajo mostraremos un programa formativo-terapéutico que se está implementando

desde 1997 con óptimos resultados94

. En éste se trabajan los siguientes aspectos:

Atención al enfermo: Análisis de las estrategias empleadas por el cuidador en la

atención del enfermo, con el fin de optimizar las que fueran más favorables.

Calidad de las relaciones familiares: Análisis de las relaciones familiares para

detectar si existe algún tipo de aversión generada por la presencia de la

enfermedad, y si es así encontrar mecanismos de afrontamiento.

Sensación de Bienestar: Búsqueda de aquellas sensaciones de bienestar

existentes, a pesar de las dificultades surgidas con la enfermedad.

Formas de vivir la enfermedad: Descripción de la manera en que los cuidadores

viven la enfermedad, con el objetivo de encontrar patrones adaptativos.

Forma de afrontar la muerte: Trabajar el duelo con los familiares, ya que la

enfermedad de Alzheimer desembocará inexorablemente en la muerte.

Forma de disfrutar el tiempo libre: Establecer estrategias que permitan al

cuidador saber desconectar del enfermo durante su tiempo libre.

La enfermedad: Conocimiento exhaustivo de la enfermedad y de sus diferentes

etapas a fin de que el cuidador se sienta más competente

Sentimientos de culpabilidad: Vencer el sentimiento de culpabilidad que pueda

presentar el cuidado al sentir éste que la situación le desborda.

94

Ros, A., Peinado, A., Jara Vera, P. y Garcés de los Fayos, E. J. (1997). Aplicación y evaluación de un

programa de apoyo psicológico a cuidadores principales de enfermos de Alzheimer. Conferencia

Nacional de Alzheimer. Pamplona; citado por Peinado Portedo, A.I. y Garcés de Los Fayor Ruiz, E. J.

(1998). Op. Cit., pp. 90-91.

32

Habilidades sociales diversas: Conocimiento y adquisición del cuidador de

habilidades sociales tales como la asertividad, la toma de decisiones, el

autocontrol…en definitiva, aquellas útiles para dotar de aptitudes al cuidador.

En el presente trabajo se ofrece como estrategia preventiva la promoción del

voluntariado en esta área. El fin es apaciguar la sobrecarga de los cuidadores no

formales, promoviendo de esta manera el tiempo libre de los mismos como mecanismo

de prevención del Síndrome de Burnout:

“[…]Dentro de la familia merece especial atención el cuidador primario.

Si se le proporciona compañía y se facilita su descanso físico y emocional,

podemos contribuir a la prevención de la claudicación emocional […]”95

Con esta alternativa gana tanto la familia como las instituciones dedicadas al trabajo

en este sector, que ven un apoyo extra en su labor.

A ello hay que añadir los incuestionables beneficios que para el paciente conlleva el

apoyo social:

“[…] Algunos estudios realizados sobre la influencia del apoyo social en

el ajuste de la enfermedad muestran que las intervenciones basadas en el

apoyo social tienen efectos positivos en el bienestar de los pacientes porque

movilizan los recursos informales promoviendo la participación, aumentan

la capacidad de afrontar situaciones de estrés e incrementan las

competencias personales […]”.96

No obstante como hemos visto a lo largo de este trabajo, el cuidado de un

enfermo de Alzheimer supone un gran desgaste emocional que puede llegar a “quemar”

también a personas que altruistamente están dispuestas a colaborar.

95

Montesinos, F., Martínez, A. y Fernández, B. (2008). Formación y satisfacción del voluntariado de

cuidados paliativos. Psicooncología, 5(2-3),402. 96

Ibidem.

33

3.3. EL SÍNDROME DE BURNOUT EN VOLUNTARIOS.

3.3.1. El Síndrome de Burnout como causa de abandono del voluntariado.

Varios estudios han tratado de averiguar las causas que llevan al voluntario al

abandono de su labor cuando éstas no se debe a circunstancias vitales o personales

(cambio de domicilio, escaso tiempo libre…) y recientemente se ha demostrado que un

factor de peso es el padecimiento del Síndrome de Burnout97

. Los datos recogidos

indican que la dimensión más dañada en éstos es la realización personal98

, sin embargo

en este caso la intención de continuar no se ve tan afectada a corto plazo como cuando

se padecen las otras dos dimensiones, esto es agotamiento emocional y

despersonalización99

. Pero la fiabilidad de estos resultados no es plena. Los

cuestionarios que se han venido utilizando para medir el nivel de Burnout en voluntarios

son los diseñados para el colectivo de profesionales, tales como el MBI, con lo cual la

mayoría de los ítems quedan enmarcados en el contexto profesional100

. Vemos así como

se hace necesario elaborar un cuestionario específico para los voluntarios. El

Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicólogico de la Universidad

Complutense de Madrid propone uno: El ICAV (Inventario de Consecuencias de la

Acción Voluntaria)101

. Éste incluye tres factores: depresión, preocupación por la salud y

autorrealización. Aplicaron el cuestionario en una investigación con voluntarios de la

Asociación Española contra el Cáncer y se obtuvo que la dimensión más afectada es la

autorrealización (16,69), resultado que coincide con el estudio arriba citado, seguido de

la depresión (8,97) y por último de la preocupación por la salud (7,02).

Múltiples investigaciones coinciden en que el nivel de Burnout presentado por

voluntarios es menor que el padecido por profesionales que trabajan en la misma

institución102

. A modo de ejemplo decir que en una investigación se comparó el grado

97

Chacón Fuentes, F. y Dávila de León, M. C. (2004). ¿Influye el Burnout en la intención de continuar de

voluntarios en actividades de bajo nivel de estrés? Cuadernos de trabajo social ,17:,118; Paul de P.,

Barrón, A., Vecina Jiménez, M.L., Astray, A. A., Dávila, C. Chacón Fuentes, F. (2001). Influencia del

Burnout en el abandono de los voluntarios10(2),157-168. 98

Chacón Fuentes, F. y Dávila de León, M. C. (2004). Op. Cit. pag. 127. 99 Ibidem. 100

Fernández, B., Yélamos, C. y Olivares, M. E. (2004). Efectos derivados de la acción voluntaria:

Inventario de Consecuencias de la Acción Voluntaria (ICAV). Psicooncología, 1(1),113. 101

Ibidem., pag. 125. 102

Paul de P., Barrón, A., Vecina Jiménez, M.L., Astray, A. A., Dávila, C. Chacón Fuentes, F. (2001).Op.

Cit.; Vecina Jiménez, M.L. y Chacón Fuente, F. (1999). Motivaciones y Burnout en el voluntariado.

Revista sobre igualdad y calidad de vida, 8(1), 31-42; Fernández, B., Yélamos, C. y Olivares, M. E.

(2004).Op.CIt.

34

de Burnout de un grupo de voluntarios con el de uno de personal docente y con otro de

policías. El mayor índice lo presentaron los docentes (38,2), en segundo lugar los

policías (37,3), y en el último puesto se encontraron los voluntarios (34,88).Pero estas

diferencias no son altamente significativas si volvemos al hecho de que todos fueron

valorados con el MBI, test construido para los profesionales. Además si las causas

principales que conducen a una persona a hacerse voluntario son la motivación de

ayudar, el enriquecimiento personal, el sentimiento de utilidad, la posibilidad de

relacionarse con otras personas y el contacto con el paciente103

, si el voluntario siente

que la actividad no le aporta estos beneficios, abandonará a un nivel más bajo de

Burnout que un trabajador.

3.3.2. Prevención del Burnout en Voluntarios.

Se resalta la motivación como principal aliciente de los voluntarios:

“[…]The motivations of volunteers, that is, the reasons for their

decision to devote part o f their time and energy to helping people unknow

to them and for relatively prolonged periods, appear in the explaining

differences between volunteers and non-vonlunteers, and between

volunteers that continue and volunteers that abandon their activities[…]”.104

De ahí la insistencia en mantenerla: “[…] More extensive longitudinal Studies

are necessary, both in order to monitor the evolution of motivations over time and to

confirm whether or not burnout influences volunteer dropout […]”105

. Para ello se

proponen las siguientes medidas:

Brindar formación continua al voluntario: El voluntario en su trabajo con el

enfermo de Alzheimer va a vivir momentos de carga emocional negativa,

momentos dolorosos y estresantes, que suponen un elevado desgaste emocional.

Por ello no es de extrañar que de la misma manera que es necesaria la formación

para los cuidadores, también lo sea para el voluntario. De hecho, la propia Ley

103

Montesinos, F., Martínez, A. y Fernández, B. (2008). Op. Cit. Pag. 404. 104

Dávila de León, M. C. (2010). Motivaciones personales en voluntariado corporativo. Revista de

responsabilidad social de la empresa, 3,103-120. 105

Chacón Fuentes, F. and Vecina Jiménez, M.L. (2000). Motivation and Burnout in Volunteerism.

Psychology in Spain, 4(1), 81.

35

del Voluntariado convierte la formación en un derecho y una obligación 106

. Ésta

es especialmente relevante en los meses iniciales (del 4ª al 11º107

), si bien tiene

que ser continua durante toda la permanencia del voluntario en la institución.

Realización de un seguimiento periódico: La satisfacción se convierte en un

factor influyente en la determinación del voluntario de continuar. El voluntario

tiene que tener satisfechas tres esferas: satisfacción con la gestión de la

Institución, satisfacción con las tareas encomendadas y satisfacción de sus

propias motivaciones108

. Por ello es fundamental la realización de estudios

longitudinales que analicen como evoluciona ésta a lo largo del tiempo109

:

“[…] Algunos autores abogan por preguntar periódicamente a los

voluntarios por su satisfacción para poder determinar los factores

que podrían llevarles a abandonar […]”110

“[…] Las organizaciones de voluntariado deberían ser sensibles

en su gestión a los posibles factores específicos, tanto de la actividad

desarrollada como de la organización en general, que puedan estar

incidiendo en la aparición de los síntomas de Burnout y establecer

estrategias […]”111

.

Apoyo Psicológico al voluntario: Se señala la necesidad de complementar la

formación del voluntario con un apoyo psicológico al mismo. Esto permite

detectar posibles miedos o inquietudes que pueden convertirse en un síntoma de

padecimiento de Burnout. Así lo indican algunos autores: “[…] Se desprende la

necesidad de complementar el programa de voluntariado con una selección,

seguimiento y prestación de un servicio de apoyo psicológico […]”112

.

106

Para conocer los derechos y deberes de formación del voluntario léase Ley 6/1996 de 15 de enero del

Voluntariado. BOE Nº15 DE 17/1/1996. 107

Chacón, F. y Vecina, M.L.(2006). Motivación y burnout en voluntariado de atención a pacientes de

cáncer a través de ACT: un estudio exploratorio. VII Congreso Internacional sobre el Estudio de la

Conducta., Santiago de Compostela. 108

Vecina Jiménez, M.L., Chacón Fuentes, F. y Sueiro Abad, M.J. (2009). Satisfacción del voluntariado:

estructura interna y relación con la permanencia en las organizaciones. Psicotherm, 21(1), 112-117. 109

Montesinos, F., Martínez, A. y Fernández, B. (2008). Op. Cit. pag. 403. 110

Dávila, C. Abandono del voluntariado. Tasas de abandono y causas más frecuentes. Comunicación y

ciudadanía, 5, 1-12. 111

Chacón Fuentes, F. y Dávila de León, M. C. (2004). Op. Cit. pag. 128. 112

Fernández, B., Yélamos, C. y Olivares, M. E. (2004). Op. Cit. pag. 123.

36

4. METODOLOGÍA PARA LA PROPUESTA DE UNA INVESTIGACIÓN

FUTURA.

4.1. OBJETIVOS.

Esta investigación tiene como objetivo principal conocer el número y grado de

cuidadores de enfermos de Alzheimer que padecen síndrome de Burnout en la

Comunidad de Madrid, así como evaluar la eficacia del voluntariado como medio de

prevención del síndrome de burnout en esta área.

Para alcanzar estos objetivos generales se proponen los siguientes objetivos

específicos:

1. Identificar a través de las Asociaciones de Enfermos de Alzheimer el número y

grado de cuidadores afectados por el síndrome de Burnout en la Comunidad de

Madrid.

2. Conocer el número de voluntarios que participan con el colectivo enfermos de

Alzheimer.

3. Estudiar si el apoyo de voluntarios a los cuidadores de enfermos de Alzheimer

reduce el desgaste emocional de los mismos.

4. Analizar si el Síndrome de Burnout también afecta a los voluntarios en el área de

Alzheimer y si esto influye en su deseo de continuar con el voluntariado o no.

4.2. HIPÓTESIS.

Hipótesis 1: Un porcentaje de cuidadores de enfermos de Alzheimer padecen

síndrome de Burnout. Esto se debe al enorme desgaste emocional que supone el cuidado

de este tipo de enfermos.

Hipótesis 2: La utilización de voluntarios en el área del Alzheimer es una

alternativa eficaz para prevenir la aparición del síndrome de Burnout en los cuidadores.

37

Hipótesis 3: Los voluntarios también acaban afectados por el síndrome de

Burnout.

Así pues, opino que el número de cuidadores no formales de enfermos de

Alzheimer afectados por el síndrome de Burnout alcanza niveles relevantes en la

Comunidad de Madrid. La razón es el elevado desgaste emocional que conlleva la

atención continua de un enfermo de Alzheimer. Una alternativa para paliar este desgaste

emocional y así prevenir la aparición del síndrome de Burnout es el fomento del

voluntariado con este colectivo. No obstante, los voluntarios acaban también alcanzando

niveles importantes de Burnout, lo que puede hacer peligrar la continuidad de los

mismos en su labor.

4.3. INSTRUMENTOS DE MEDIDA O ANÁLISIS.

Utilizaremos en la investigación el método de las encuestas. Éstas se pasarán a

cada uno de los cuidadores de las diferentes asociaciones de enfermos de Alzheimer y

familiares de la Comunidad de Madrid, además de a los voluntarios que desarrollen su

labor en este área.

La elección de la escala de medida a aplicar es un tema controvertido. Como ya

se mencionó con anterioridad en este trabajo, no existe una específica para medir el

síndrome de Burnout en cuidadores. En el caso de los voluntarios la Universidad

Complutense ha construido una que ha demostrado eficacia: El ICAV (Inventario de

Consecuencias de la Acción Voluntaria), del que ya hablamos en apartados anteriores.

Se trata de una elección que ha de tomar el investigador. Eso sí, si utiliza el clásico

Maslach Burnout Inventory (MBI) se deberá señalar sus problemas de adecuación al

colectivo, y por tanto sus posibles resultados sesgados.

A mi criterio, para garantizar la plena validez y fiabilidad de los resultados, el

investigador debería construir una escala específica para cada uno de los dos colectivos

implicados.

38

4.4. POBLACIÓN/ MUESTRA.

Esta primera investigación se va a implementar en el ámbito de la Comunidad

Autónoma de Madrid, con lo cual la población objetivo son los cuidadores no formales

de enfermos de Alzheimer residentes en la Comunidad de Madrid y pertenecientes a

alguna de las asociaciones de enfermos de Alzheimer y familiares de dicho territorio.

39

5. LIMITACIONES Y DIFICULTADES EN EL ESTUDIO

La principal limitación que he encontrado a la hora de efectuar este trabajo ha

sido la recogida de información. Antes de empezar a trabajar, mi conocimiento sobre el

tema tratado era prácticamente nulo. Tenía que enfrentarme a una realidad totalmente

nueva para mí. Este aspecto me preocupaba. Pero conforme fui avanzando en mis

conocimientos me percaté de que no era únicamente yo la que disponía de poca

información: Las publicaciones existentes hasta el momento son muy escasas. La masa

informativa generada es todavía insuficiente para conocer esta problemática en

profundidad. Esto hizo que mi preocupación por el desconocimiento se convirtiera en

un desafío.

40

6. ANÁLISIS Y VALORACIÓN DE LAS COMPETENCIAS Y DESTREZAS

PROFESIONALES ADQUIRIDAS

Podría resumir las aportaciones que este trabajo ha otorgado a mi trayectoria como

trabajadora social en los siguientes puntos:

Conocimiento de una nueva problemática social: El Síndrome de Burnout. Tema

que hasta entonces sólo conocía por algún eco que me había llegado a través de

los medios de comunicación

Descubrimiento de un nuevo campo de intervención: Prevención y tratamiento

del síndrome del burnout en cuidadores no formales. He acreditado que el

Síndrome de Burnout no afecta sólo a profesionales. Cualquiera que preste

atención o cuidados a una persona dependiente puede desarrollarlo. Ya

tenemos aquí un tema que nos concierne como trabajadores de lo social.

Conocimiento de las posibles alternativas para trabajar en prevención: Tras

conocer el problema he reflexionado sobre qué alternativas de resolución existen

y he tenido que efectuar una valoración de cuál puede ser la más eficaz. Con ello

he utilizado una estrategia fundamental en nuestra profesión y es la elección

entre varias alternativas.

Extraigo la conclusión de que en trabajo social hay que tener una visión holística de

la realidad social. Nuestros campos de intervención son múltiples y variantes en función

de los problemas sociales del momento. Ello nos obliga a tener que reciclar

continuamente nuestros conocimientos. Y eso es precisamente lo que he conseguido con

este trabajo, abrirme a una nueva realidad social hasta entonces completamente

desconocida para mí. Superada esta primera parte, con los conocimientos ya

sedimentados, me he sentido capacitada para plantear una investigación.

A lo anterior añado que el Itinerario de Acceso al Grado me ha permitido consolidar

las competencias adquiridas durante los tres años anteriores. Trabajando además las

vertientes fundamentales de esta disciplina: Intervención (a través del período de

prácticas) e investigación (conseguida con el Trabajo Final). A esto hay que sumar el

41

incremento de los conocimientos en dos temáticas que alcanzan gran relevancia en este

momento actual de crisis: la evaluación en trabajo social y la ley de dependencia. Todo

ello ya desde la perspectiva de una profesional del trabajo social.

Finalizar resumiendo en una tabla qué actividades a lo largo de toda la titulación han

contribuido a la adquisición de mis competencias profesionales:

COMPETENCIAS

ACTIVIDADSE REALIZADAS

VINCULADAS A LAS

COMPETENCIAS

1. Ha adquirido experiencia directa en

trabajo social en los lugares donde se

desarrolla (servicios sociales y de

bienestar, organizaciones sociales, etc.).

2. Es capaz de interactuar con personas,

familias, grupos, organizaciones y

comunidades para conseguir cambios,

promocionar el desarrollo de los mismos y

mejorar sus condiciones de vida a través

de la utilización de los métodos y modelos

de trabajo social bajo tutela profesional y

supervisión.

3. Es capaz de evaluar situaciones

humanas y recoger, ordenar, tratar y

analizar la información, teniendo en

cuenta los puntos de vista de los

participantes, los conceptos teóricos, los

datos de la investigación, las normas

legales y los procedimientos

institucionales.

1. Realización de dos períodos de

prácticas: Prácticas pre-profesionales

(Diplomatura), prácticas profesionales

(Itinerario de acceso del grado)

2. Retroalimentación teoría-intervención:

Aplicación de mis conocimientos teóricos

sobre intervención en trabajo social en las

prácticas pre-profesionales y

profesionales. Y a la inversa: Incremento

de mis saberes teóricos a partir de la

experiencia práctica (elaboración de los

diferentes trabajos de las prácticas).

3. Manejo de manera holística de los

conocimientos teóricos adquiridos en las

diferentes disciplinas, tanto propias

(modelos teóricos del trabajo social,

gestión de servicios sociales…) como

vinculadas a nuestro campo (derecho,

psicología…)

42

4. Es capaz de diseñar, implementar y

evaluar proyectos de intervención social y

planear de forma negociada una secuencia

de acciones y seguir y evaluar su

desarrollo.

5. Es capaz de reflexionar sobre su

comportamiento, y ser capaz de

modificarlo a la luz de la experiencia y de

identificar y someter a revisión sus

propios límites personales y profesionales.

6. Es capaz de elaborar y redactar

informes de investigación aplicada al

trabajo social y trabajos académicos y

profesionales utilizando distintas técnicas,

incluidas las derivadas de las tecnologías

de la información y la comunicación.

7. Es capaz de utilizar adecuadamente la

supervisión y sistematizar la práctica.

8. Es capaz de contribuir a la promoción

de buenas prácticas del trabajo social

participando en el desarrollo y análisis de

las políticas que se implementan.

9. Es capaz de sintetizar información y

líneas de razonamiento, y sostener un

argumento detallado a lo largo del tiempo

y de presentar conclusiones verbalmente y

4. Competencias adquiridas a través de

asignaturas como gestión de servicios

sociales (Diplomatura) y evaluación del

trabajo social (Itinerario de acceso al

Grado en Trabajo Social)

5. Habilidades adquiridas a través del

conocimiento del Código Deontológico de

los Trabajadores Sociales, de los

Principios Inspiradores…

6. Elaboración de diferentes trabajos de

intervención, investigación, marcos

teóricos y exposición de los mismos.

7. Habilidad adquirida a través de la parte

teórica de las asignaturas de prácticas.

8. Conocimiento de las políticas sociales

emprendidas en cada momento histórico

(conocimiento de sus pros y contras para

la adopción de una visión crítica).

9. Elaboración de informes sociales,

exposición de trabajos en las diferentes

asignaturas, debates generados en el aula,

y actividad que estoy ejecutando en estos

43

por escrito, de forma estructurada y

adecuada a la audiencia para la que hayan

sido preparadas.

instantes: Defensa del Trabajo Final de

Grado.

Añado que no ha sido tarea fácil condensar todas las actividades emprendidas a lo largo

de la carrera en una tabla. Pero precisamente esta labor ha contribuido a reflexionar

sobre todos los conocimientos adquiridos a lo largo de estos cuatro años de formación.

44

7. CONCLUSIONES.

El síndrome de Burnout en cuidadores no formales de enfermos de Alzheimer es

una realidad presente en nuestra sociedad. Desgraciadamente todavía no contamos con

sólidos programas de prevención.

La primera conclusión que podemos extraer es que la investigación en el campo

del Alzheimer debe avanzar en dos direcciones: una para conocer las causas que

generan la enfermedad y poder así combatirla, y otra, no menos trascendente que la

primera, es la de conocer las consecuencias que el Alzheimer tiene en el ámbito social y

familiar del paciente, con el fin de poder crear programas de prevención adaptados a

las necesidades específicas de cada familia.

Si mi propuesta de investigación funcionara en la Comunidad de Madrid, sería

interesante poder extenderla a todas las Comunidades Autónomas del país. De esta

manera tendríamos una base de datos nacional sobre el número de cuidadores afectados

por el síndrome de Burnout, lo que nos permitiría desarrollar programas de prevención e

intervención más específicos y adaptados a las necesidades de cada Comunidad y de

cada usuario.

Asimismo si se confirma la hipótesis de la efectividad que el uso de voluntarios

tiene en la prevención del síndrome de Burnout en cuidadores, dentro de los programas

de prevención podríamos invertir en fomentar el voluntariado.

Por otro lado, el motivo por el que considero necesario incluir en la

investigación el conocimiento del grado de afectación de los voluntarios por el

síndrome de Burnout no es otro que el de cerciorarnos de que los programas de

prevención a través del voluntariado no fracasen por no tener en consideración esta

cuestión.

45

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51

9. ANEXOS

ANEXO 1. Reconstrucción del Maslach Burnout Inventory (MBI)113

MASLACH BURNOUT INVENTORY Nunca

Una

vez

al

año o

men

os

Una

vez

al

mes

o m

enos

Var

ias

vec

es a

l m

es

Una

vez

a l

a se

man

a

Var

ias

vec

es a

la

sem

ana

Dia

riam

ente

0 1 2 3 4 5 6

1 C.E. Debido a mi trabajo me siento

emocionalmente agotado.

2 C.E. Al final de la jornada me siento

agotado.

3 C.E.

Me encuentro cansado cuando me

levanto por las mañanas y tengo que

enfrentarme a otro día de trabajo.

4 B.R.P. Puedo entender con facilidad lo que

piensan mis pacientes.

5 D. Creo que trato a algunos pacientes

como si fueran objetos.

6 C.E. Trabajar con pacientes todos los días

es una tensión para mí.

7 B.R.P.

Me enfrento muy bien con los

problemas que me presentan mis

pacientes.

8 C.E. Me siento “quemado” por el trabajo.

113

Construcción del cuestionario a partir de: Moreno Jiménez, B., Carvajal Rodríguez, R. y Escobar

Redonda, E. (2001). La evaluación del Burnout Profesional Factorialización del MBI-GS. Un análisis

preliminar. Ansiedad y Estrés, 7(1), 69-78.

52

MASLACH BURNOUT INVENTORY Nunca

Una

vez

al

año o

men

os

Una

vez

al

mes

o m

enos

Var

ias

vec

es a

l m

es

Una

vez

a l

a se

man

a

Var

ias

vec

es a

la

sem

ana

Dia

riam

ente

0 1 2 3 4 5 6

9 B.R.P.

Siento que mediante mi trabajo estoy

influyendo positivamente en la vida

de otros.

10 D.

Creo que tengo un comportamiento

más insensible con la gente desde que

hago este trabajo.

11 D. Me preocupa que este trabajo me esté

endureciendo emocionalmente.

12 B.R.P. Me encuentro con mucha vitalidad.

13 C.E. Me siento frustrado por mi trabajo.

14 C.E. Siento que estoy haciendo un trabajo

demasiado duro.

15 D.

Realmente no me importa lo que les

ocurrirá a algunos de los pacientes a

los que tengo que atender.

16 C.E. Trabajar en contacto directo con los

pacientes me produce bastante estrés.

17 B.R.P. Tengo facilidad para crear una

atmósfera relajada a mis pacientes.

18 B.R.P. Me encuentro animado después de

trabajar junto con los pacientes.

19 B.R.P. He realizado muchas cosas que

merecen la pena en este trabajo.

20 C.E. En el trabajo siento que estoy al

límite de mis posibilidades.

21 B.R.P. Siento que se tratar de forma

53

MASLACH BURNOUT INVENTORY Nunca

Una

vez

al

año o

men

os

Una

vez

al

mes

o m

enos

Var

ias

vec

es a

l m

es

Una

vez

a l

a se

man

a

Var

ias

vec

es a

la

sem

ana

Dia

riam

ente

0 1 2 3 4 5 6

adecuada los problemas emocionales

en el trabajo.

22 D. Siento que los pacientes me culpan de

algunos de sus problemas.

TOTAL

54

ANEXO 2. Reconstrucción del Burnout Measure (BM)114

.

114

Construcción del cuestionario a partir de: Martínez Pérez, A. (2010.). Op.Cit., pag. 25.

AGOTAMIENTO FÍSICO AGOTAMIENTO

EMOCIONAL

AGOTAMIENTO

MENTAL

1 Me encuentro cansado Me siento deprimido Soy feliz

2 Estoy agotado físicamente Estoy emocionalmente

agotado Soy infeliz

3 Me encuentro destrozado Me siento quedamo Tengo un buen día

4 Me siento sin fuerzas Me siento atrapado Me siendo inútil

5 Me encuentro desgastado Estoy preocupado Me encuentro optimista

6 Me siento débil Me siento desesperado Me siento desilusionado

7 Me siento enérgico Me siento ansioso Me siento rechazado

55