escepticismo moderno (introduccion)

29
INTRODUCCION Desde hace varios siglos ha estado presente en la historia de la filosofía el problema del mundo externo. Al menos desde Descartes, este problema no ha dejado de tener en vilo el meditar de los filósofos que lo precedieron, pues las razones que se aducen resultan bastante aceptables y consistentes para llegar a aceptar que el conocimiento que tenemos del mundo resulta dudoso. Pero, a su vez, estas mismas razones resultan bastante fuertes como para llevar a cabo un contra-respuesta satisfactoria. Son muy precisas, entonces, aquí las palabras de Kant en su prólogo a la segunda edición de la Crítica a la razón pura al considerar como escandalosa la dificultad que se nos presenta al tratar de responder esta problemática en la que se ve envuelta la razón al no poder encontrar una respuesta a esta cuestión. “Por muy inocuo que pueda ser considerado el idealismo con respecto a los fines esenciales de la metafísica (lo cual él no es), sigue siendo un escándalo de la filosofía, y de la razón humana universal, que debamos admitir solo bajo la base de una creencia la existencia de las cosas fuera de nosotros (de las que obtenemos toda la materia de nuestros conocimientos, incluso para nuestro sentido interno) y que si a alguien se le ocurre ponerla en duda no podamos oponerle ninguna prueba satisfactoria.”(Kant I., K.r.V B XXXIX – B LX) Kant ha afirmado que debemos aceptar bajo la base de una mera creencia la existencia de los objetos fuera de nosotros. Si seguimos las palabras de Kant, parece que lo que se encuentra en duda es la realidad de las cosas y de paso, el conocimiento que tenemos de ellas. En efecto, intuitivamente podemos observar que gran parte de nuestro conocimiento (al menos el que denominamos empírico) se encuentra “atado” 1 a la 1 En el dialogo “Menón”, Platón utiliza el sustantivo griego (atadura) para distinguir la opinión (del conocimiento. Aquí argumenta que mientras la opinión es insegura y móvil el conocimiento es seguro e inmóvil y por tanto permanece en el alma.

Upload: andres-felipe-munoz-velasquez

Post on 25-Sep-2015

9 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

escepticismo

TRANSCRIPT

INTRODUCCION

Desde hace varios siglos ha estado presente en la historia de la filosofa el problema del mundo externo. Al menos desde Descartes, este problema no ha dejado de tener en vilo el meditar de los filsofos que lo precedieron, pues las razones que se aducen resultan bastante aceptables y consistentes para llegar a aceptar que el conocimiento que tenemos del mundo resulta dudoso. Pero, a su vez, estas mismas razones resultan bastante fuertes como para llevar a cabo un contra-respuesta satisfactoria. Son muy precisas, entonces, aqu las palabras de Kant en su prlogo a la segunda edicin de la Crtica a la razn pura al considerar como escandalosa la dificultad que se nos presenta al tratar de responder esta problemtica en la que se ve envuelta la razn al no poder encontrar una respuesta a esta cuestin.

Por muy inocuo que pueda ser considerado el idealismo con respecto a los fines esenciales de la metafsica (lo cual l no es), sigue siendo un escndalo de la filosofa, y de la razn humana universal, que debamos admitir solo bajo la base de una creencia la existencia de las cosas fuera de nosotros (de las que obtenemos toda la materia de nuestros conocimientos, incluso para nuestro sentido interno) y que si a alguien se le ocurre ponerla en duda no podamos oponerle ninguna prueba satisfactoria.(Kant I., K.r.V B XXXIX B LX)

Kant ha afirmado que debemos aceptar bajo la base de una mera creencia la existencia de los objetos fuera de nosotros. Si seguimos las palabras de Kant, parece que lo que se encuentra en duda es la realidad de las cosas y de paso, el conocimiento que tenemos de ellas. En efecto, intuitivamente podemos observar que gran parte de nuestro conocimiento (al menos el que denominamos emprico) se encuentra atado[footnoteRef:1] a la realidad de las cosas. Por ejemplo, si alguien nos dijera que el agua se compone fundamentalmente de Plomo y Sodio podramos replicarle que lo que aquella persona dice efectivamente no es real. Podramos, adems, mostrarle a aquella persona una cantidad hechos y experimentos cientficos para expresarle de que efectivamente est equivocado y podramos decir que esa persona no sabe la composicin del agua porque lo que dice saber no se corresponde con la realidad. De ah, pues, que digamos que de algn modo el conocimiento se relaciona con la realidad y que de paso este pueda verse afectado por la problemtica planteada por Kant. [1: En el dialogo Menn, Platn utiliza el sustantivo griego (atadura) para distinguir la opinin (del conocimiento. Aqu argumenta que mientras la opinin es insegura y mvil el conocimiento es seguro e inmvil y por tanto permanece en el alma.Porque, en efecto, tambin las opiniones verdaderas, mientras permanecen quietas, son cosas bellas y realizan todo el bien posible: pero no quieren permanecer mucho tiempo y escapan del alma del hombre, de manera que no valen mucho hasta que uno las sujeta con una discriminacin de la causa. Y esta es, amigo Menn, la reminiscencia, como convinimos antes. Una vez estn sujetos, se convierten, en primer lugar, en fragmentos de conocimientos y en segundo lugar se hacen estables. Por eso, precisamente el conocimiento es de mayor valor que la recta opinin y, adems, difiere aquel de sta por su vnculo. (Menn, 98a).A lo anterior podran preguntarse dos cosas, a saber: cul es la atadura de la que habla Platn?a qu est atado nuestro conocimiento? Segn la interpretacin de Villoro, lo que ata el conocimiento es el razonamiento () y a lo que se at es a la realidad. Es decir, el conocimiento se ata a la realidad a travs de razonamiento. De tal modo que si una opinin est firmemente atada mediante razones y se corresponde con la realidad podemos considerar sta como conocimiento (cfr. Villoro L., 1982 p 18). Mientras que la opinin por s misma no podra considerarse como conocimiento.En virtud de las razones aducidas por Platn y la interpretacin brindada por Villoro me doy la libertad de hacer uso del trmino atar y sus correspondientes y sus correspondientes derivaciones.]

Adems, Hay que notar que Kant advierte tambin esto en el pasaje citado ms arriba. Efectivamente, Kant agrega entre parntesis lo siguiente: de las que obtenemos toda la materia de nuestros conocimientos. Aqu Kant se refiere a los objetos externos y con ello evidencia tambin que de algn modo el conocimiento est ligado a las cosas fuera de nosotros a las cuales les atribuimos realidad.

Ahora bien, si aceptamos que el conocimiento (al menos el emprico) tiene una relacin con los objetos fuera de nosotros a los cuales le atribuimos existencia, parece plausible pensar que algn problema con la existencia de estos objetos podra afectar nuestro conocimiento. Ms a quien se le podra ocurrir negar la existencia de los objetos del mundo externo? Kant ha relacionado la cuestin con el movimiento filosfico que denomina idealismo. De lo cual podemos pensar que sea lo que signifique idealismo, este tiene que ver con la problemtica en cuestin. Kant ha dicho que por muy inocuo que parezca el idealismo para los fines de la metafsica es un escndalo para la razn que no pueda probar la existencia de cosas fuera de nosotros. Sin embargo, es necesario advertir (contrariamente a lo que ha dicho Kant) que lo que l ha denominado como idealismo no es el nico movimiento que se encuentra inmiscuido en el problema de la realidad y del conocimiento de los objetos externos.

Ciertamente, la tradicin filosfica ha atribuido el problema de la existencia de las cosas fuera de nosotros a otra escuela filosfica; esta es, a saber, el escepticismo[footnoteRef:2]. Esta escuela se caracteriza, dicho de manera general, por mantener una actitud dubitativa ante el conocimiento. As, ante afirmaciones de conocimiento, el escptico no afirma que sea conocido o no sea conocido; sino que mantiene una actitud dubitativa ante ambas proposiciones. De tal modo que si preguntamos a un escptico que si sabemos la existencia del mundo exterior, en rigor el escptico nos respondera que no. [2: Es difcil hablar del escepticismo como si fuera un trmino univoco, ya en la antigedad se pueden distinguir al menos dos clase de escepticismo. Por un lado, el escepticismo acadmico que domino en la academia de Platn alrededor de tres siglos a.C. Su frmula terica, tal y como no lo relata Popkin, se atribuye a Arcesilao (315-241 a.C) y Carnades (213-129 a.C.) y su fin principal era problematizar algunas filosofas dogmticas como las de los estoicos. El periodo de escepticismo acadmico fue de corta duracin, se dice que el escepticismo acadmico perduro hasta el ingreso de Cicern (106-43 a.C.) al redor del siglo I (Cfr. Popkin R., 1983 pp. 11-12)Por otro lado, podemos encontrar el escepticismo pirrnico al que se le atribuyen sus comienzos con Pirrn de Elis ( 360 275 a.C.). Este tipo de pirronismo debe su formulacin terica a Enesidemo (100-40 a.C). ellos consideraban a las dems escuelas, incluso la escptica de la academia, de dogmticos ya que estos afirmaban que no podamos saber nada; pero los Pirrnicos dicen que ni eso se puede saber. As, podemos afirmar que el escptico pirrnico es alguien quien no se compromete con ninguna proposicin que afirme conocimiento. Tal era la dudo que sostena los escpticos que no se comprometan a afirmar la veracidad de sus propios argumentos.Vale adicionar a lo anterior, que esta escuela fue prcticamente desconocida hasta principio del siglo catorce hasta que los textos de Sextos emprico (especialmente el texto llamado los Esbozos pirrnicos) llegaron a manos de algunos pensadores del renacimiento. Hasta ese momento, solo o se haban tenido noticias d esta escuela travs de algunos escritos de San Agustn y Cicern. Desde la perspectiva de Popkin, la llegada de estos textos a manos de algunos pensadores sumados a la crisis teolgica que viva Europa en aquel momento fueron algunas de la causa que conllevaran posteriormente a la crisis escptica que vivi Europa alrededor del siglo XVI.Los historiadores de la filosofa han discutido arduamente alrededor de si en la recepcin del Pirronismos a comienzos de la poca denominada como moderna se mantuvo el pirronismos tal y como se haba planteado en la antigedad; o bien, si existieron algunos cambios de los planteamientos escpticos en la recepcin de estos por parte de los filsofos modernos. En el caso de haber un cambio en la recepcin de los filsofos modernos, tendramos que hablar necesariamente de una tercera clase de escepticismo que bien podra ser denominada como escepticismo moderno. Uno de los argumentos clsicos para distinguir el escepticismo pirrnico del escepticismo dado en la modernidad es por la actitud que se toma frente a l. Por parte de los escpticos antiguos, el escepticismo es una eleccin fundamental de vida (cfr. Hadot P. 1998 pp.159 160) Por otro lado, la actitud del filsofo moderno ante el escepticismo es puramente metodolgica y sin injerencias en la vida prctica. Para ver una explicacin de esto vase: Williams M. Descartes Traformation of the sceptical tradition en Cambridge companion to ancient scepticism 2010.Ms all de cualquier discusin que pueda haber para definir el escepticismo dada su variedad, existe un comn acuerdo entre gran parte de la tradicin filosfica que define el escepticismo como una escuela cuaya principal caracterstica es dudar dela posibilidad del conocimiento. En este sentido intento tomar el esceptcismo.]

En vista de que la tradicin filosfica relaciona el problema del mundo externo con el escepticismo, podra preguntarse si acaso todo escptico es idealista o si todo idealista es un escptico. A esto debemos responder negativamente, pues de hecho gran parte de los filsofos que han sido considerados como idealistas son fuertes opositores del escepticismo. Ejemplos notorios de ello, han sido Berkeley y Descartes. Berkeley, por una parte, considera el escepticismo como peligroso. Al respecto Berkeley dice:

Sin embargo, vemos que la masa no culta de la humanidad que sigue la senda del simple sentido comn y que se rige por los dictados de la naturaleza se encuentra en su mayor parte tranquila y despreocupada. Nada que sea familiar les parece inexplicable o difcil de comprender. No se quejan de falta de evidencia en sus sentidos, y estn fuera de peligro de convertirse en escpticos.(Tratado 1)

Berkeley considera peligroso el escepticismo, pero Descartes tampoco es la excepcin. Debemos recordar que el escepticismo en el que Descartes se inviste en la primera meditacin es puramente metodolgico y no es la posicin filosfica que Descartes desea adoptar. De tal modo que podemos concluir que Descartes no es un escptico.

Ahora, si los filsofos que la tradicin ha considerado como idealistas no son de ningn modo escpticos, parece entonces que el problema en su forma originaria no es atribuible de manera absoluta al idealismo. Por tanto debemos primero detenernos en el escepticismo gracias a la cual el idealismo obtiene gran parte de sustento para su ontologa y epistemologa. El escepticismo ha tenido respuestas bastante interesantes ante los problemas clsicos de la reflexin filosfica alrededor de nuestro conocimiento. Ante preguntas como: es posible alcanzar conocimiento alrededor del mundo externo? O Cmo es posible el conocimiento? O si podemos decir verdad acerca de lo que le es inherente a las cosas? El escepticismo ha dado respuestas que no dejan satisfechos a muchos filsofos de la tradicin. En cuanto el problema que nos corresponde, que es si podemos saber algo del mundo externo?, el escepticismo ha optado por una respuesta negativa a esta pregunta. Desde la opinin escptica ni siquiera somos capaces de saber si los objetos del mundo externo existen. Barry Stroud ha descrito el problema de la siguiente manera: El problema consiste en cmo podemos tener algn conocimiento del mundo. La conclusin de que no podemos hacerlo, de que nadie tiene un conocimiento del mundo que nos rodea, es a lo que yo llamo escepticismo acerca del mundo externo (Stroud B, 1984, p.15).

En vista que debemos tratar primero el problema del mundo externo desde la perspectiva escptica, hay que entender en que cosiste esta problemtica y por qu se llega a ella. En este captulo nos dedicaremos, entonces, a responder ambas cuestiones. En cuanto a la primera, ser abordada llevando a cabo una exegesis de la pregunta escptica; es decir haciendo una exegesis de la siguiente pregunta: podemos saber algo del mundo externo? Para llevar a cabo dicha exegesis de la pregunta escptica debemos anticipadamente plantearnos una meta-pregunta y esta es: Qu se nos quiere decir cuando se nos pregunta alrededor de si podemos saber algo del mundo externo? Para responder esta cuestin se tomarn dos conceptos que resultan claves en la pregunta escptica y que resulta necesario tener claros para entender la cuestin. El primero es el concepto de mundo externo y el segundo es el concepto de saber. As, para revisar cada concepto, nos preguntaremos cual es el uso que en la pregunta adquiere cada trmino.

Despus de esclarecer y entender los trminos que se consideran relevantes en la pregunta escptica, se pasar a entender al razones por la cuales se preguntan los escpticos alrededor de nuestro conocimiento del mundo externo. Aqu, entonces, se elaborar un examen de uno de los argumentos clsicos atreves de los cuales se puede llegar a dudar de nuestro conocimiento del mundo exterior. Este argumento es conocido como el argumento del sueo planteado por Descartes en la primera meditacin. Plantear y analizar este argumento ser equivalente a dar una de las razones por las cuales se llega a dudar del mundo externo.

1. Exegesis de la pregunta escptica.

1.2 Qu entendemos por mundo externo?

En cuanto al primer concepto, cabra decir que a simple vista no tiene ninguna dificultad. As, cuando en el habla cotidiana nos referimos a mundo externo, nos referimos a los objetos del mundo que nos rodean entendiendo por ello al libro que tengo al frente, a la botella, al lpiz con el que escribo, las mesas y todos aquellos objetos que podemos encontrar fuera de nosotros. Sin embargo, vale recalcar que aunque el concepto de mundo externo parece evidente y fcil de esclarecer a simple vista, l no resulta tal.

Para problematizar este punto, podramos comenzar por argumentar que cada vez que utilizamos el adjetivo externo parece que lo decimos con referencia a su opuesto interno. En virtud de ello, solemos calificar tal o cual objeto como interno o externo. Si ello es cierto, podramos preguntar entonces con respecto a que se habla de mundo externo? Acaso hay un mundo interno? Bien podra decirse, desde el sentido comn, hablamos de mundo externo se dice en referencia lo que consideramos un mundo interno. En este sentido, el mundo interno seria todo aquello que encontramos de nuestra piel hacia dentro y mundo externo todo aquello que hay de nuestra piel hacia afuera (como por ejemplo todos los objetos del mundo: libros, lpices, lmparas, animales). No obstante, el uso filosfico del trmino mundo externo argumenta que al mundo externo pertenece tambin nuestro cuerpo, de tal modo que no podramos decir que nuestra repuesta desde el sentido comn este de acuerdo con el uso filosfico del trmino en cuestin. Podramos, por tanto, volver a interrogar con respecto a que se habla de mundo externo? O mejor a qu nos referimos cuando hablamos de mundo externo?

En gran parte de la comunidad filosfica suele aceptarse el trmino mundo externo acrticamente como si no fuese problemtico. Adems, suelen usarse sinnimos como cosas externas y cosas fuera de nosotros. Pero a pesar de la poca atencin que ha recibido este concepto en la tradicin filosfica, ya desde Kant comienzan a advertirse las dificultades y ambigedades que lleva consigo este concepto[footnoteRef:3]. Uno de los filsofos que decidi tomar en cuenta las advertencias de Kant fue G. E Moore, quien se percat de la falta de esclarecimiento del concepto de mundo exterior e intento allanar el terreno en su ensayo Prueba del mundo externo ( Proof of external world). Aunque, si bien es cierto que ambos filsofos se percataron de la cuestin alrededor del concepto de mundo externo, las palabras de Kant por su parte, no resultan del todo esclarecedoras. Como el mismo Moore se percata en su lectura de Kant, las palabras del filsofo alemn resultan un tanto vagas a la hora de explicar que entendemos por mundo externo (Cfr. Moore, 1983, p. 150). En virtud de esto, trataremos de seguir el anlisis de Moore entorno a ste ya que el anlisis de l resulta ms preciso a la hora de entender a que nos referimos a la hora de hablar de mundo exterior. [3: Kant en la K.r.V argumenta que: [L]a expresin: fuera de nosotros lleva consigo una ambigedad inevitable, ya que tan pronto significa algo que existe como cosa en si misma diferente de nosotros, tan pronto algo que pertenece al fenmeno externo [.]( K.r.V A374)]

Moore comienza por advertir que la expresin cosas exteriores a nosotros resultan un tanto vaga, pues podra referirse a exterior con respecto a nuestro cuerpo. Ya hemos visto que este no es el uso del trmino que buscamos, dado que no se adecua al uso filosfico utilizado para expresar la problemtica alrededor del mundo externo. Quiz sea mejor utilizar la expresin cosas externas, que observada desde el punto de vista de Moore ha sido de uso corriente entre los filsofos como abreviatura de cosas externas a nuestras mentes (Moore, 1983, p. 141). Sin embargo, con sealar que la expresin mundo externo significa todo aquello que es de algn modo externo a nuestra mente, no aclara del todo la expresin en cuestin. Sera, a lo sumo, dar una definicin por sinonimia. Por ello, debemos indicar a qu clase de cosas nos referimos con la expresin cosas externas a nuestra mente.

Aunque el anlisis mooreano encuentra ciertas diferencias con la perspectiva de Kant entorno al concepto de mundo externo, Moore le concede a Kant ciertos puntos en los cuales (desde la perspectiva de Moore) podra estar acertado el anlisis kantiano en cuanto a la clase de cosas que se refiere la expresin Mundo externo. Uno de estos puntos estriba en la utilizacin del trmino cosas que se encuentran en el espacio (die im Raume anzutreffen sind)[footnoteRef:4] para designar la clase de cosas que resultan externas a nuestra mente. Kant acua este concepto cuando se percata de lo problemtico que puede resultar la expresin fuera de nosotros, afirmando que ste puede entenderse en dos sentidos distintos: uno emprico y otro trascendental: [4: En la edicin espaola de los ensayos de Moore aparece el termino cosas que se dan en el espacio haciendo referencia a la expresin alemana die Dinge im Raum anzutreffen sind. En rigor, el vocablo alemn anzutreffen se refiere al vocablo espaol encontrar-se, por esta razn he preferido el uso del trmino encontrar-se ms que el trmino dar-se tal y como aparece la versin espaola de los ensayos de Moore.]

Como, sin embargo, la expresin: fuera de nosotros lleva consigo una ambigedad inevitable, ya que tan pronto significa algo que existe como cosa en si misma diferente de nosotros, tan pronto algo que pertenece al fenmeno externo; por eso, para poner a salvo de la inseguridad de este concepto en la ltima significacin, que es la que propiamente se toma la cuestin psicolgica acerca de la realidad de nuestra intuicin externa, vamos a distinguir los objetos empricamente exteriores , de aquellos que podra llamarse as en sentido trascendental, llamndolas directamente cosas que se encuentran en el espacio. (K.r.V. A 373)

Para Moore la expresin utilizada por Kant para referirse las cosas empricamente exteriores (cosas que se encuentran en el espacio) es la ms apropiada para las cosas que son externas a nuestra mente. Desde Moore, la expresin cosas dadas (o que se encuentran en el espacio designa la clase de cosas como mi cuerpo, sillas lpices, botellas, el sol la luna y los planetas y toda clase de cosas que puedan ser rotuladas bajo el nombre de objeto fsico.

Pienso que esta ultimas expresin de Kant, cosas que se dan en el espacio, indica de un modo suficiente mente claro la clase cosas de las que me ocupo cuando deseo investigar el tipo a que pertenece l aprueba de su existencia, si es que la hay. Mi cuerpo, los cuerpos de otras personas, los cuerpos de los animales, plantas de todo tipo, piedras montaas, el sol, la luna, las estrellas y planetas, casas, y otros edificios, artculos manufacturados de todas las clases sillas mesas, hojas de papel, etc.- son todos ellos cosas que se dan [se encuentran] en el espacio (Moore, 1983, p. 142).

Si bien, es cierto que Moore considera que los objetos fsicos pertenecen a la clase de cosas que se dan en el espacio, hay que tener en cuenta tambin que para l el trmino cosas que se dan en el espacio resulta ms amplio an. As, pueden adherirse otras cosas que tambin pertenecen al trmino cosas que se dan en el espacio; por ejemplo las sombras. Aunque Moore es consciente de lo impropio que resulta llamar a una sombra objeto, l mismo afirma que el trmino cosas que se dan en el espacio se pueden tomar de un modo natural como sinnimo de cuanto se da en el espacio (Moore, 1983, p. 142). Si ello es cierto, resultara de esto que el trmino cosas dadas en el espacio sera bastante amplio y no estara del todo claro a qu clase de cosas se refiere cuanto se da en el espacio o cosas que se dan en el espacio.

Para intentar aclarar a qu clase de cosas se refiere la expresin cosas que se encuentran en el espacio, Moore volver al pasaje de Kant inmediatamente anterior al que l mismo ha venido discutiendo (A373). Aqu Moore intentar comparar dos trminos que, desde la perspectiva de l, Kant utiliza en el pasaje en cuestin como sinnimos. Efectivamente, Moore acusa a Kant de utilizar el trmino cosas que presentan en el espacio como sinnimo de cosas que se dan en el espacio.

La otra expresin utilizada por Kant como equivalente a cosas que se dan en el espacio, aparece en el enunciado inmediatamente anterior ya citado en el que afirma que la expresin cosas exteriores a nosotros conlleva a un ambigedad inevitable (A 373). En este enunciado dice que un objeto emprico se denomina externo si se presenta (vorgestellt) en el espacio. Por tanto considera equivalentes las expresiones se presenta en el espacio y se da en el espacio. (Moore, 1983, p. 142)

El pasaje al que se refiere Moore es el siguiente:

El objeto trascendental es desconocido por igual tanto con respecto a la intuicin externa como a la interna. Pero no se trata tampoco de l, sino del emprico, que se denomina objeto externo, cuando es representado en el espacio, y objeto interno cuando es representado nicamente en la relacin de tiempo; pero el espacio y el tiempo se encuentran, ambos, solo en nosotros. (K .r. V. A 373) [nfasis mo]

Moore nota que Kant est usando el trmino cosas que se dan en el espacio como sinnimo de cosas que se representan en el espacio[footnoteRef:5]. Sin embargo, para Moore ambos trminos podran llegar a ser harto distintos. Efectivamente, se podra negar que hay algunas cosas de las cuales se podra afirmar que se representan en el espacio pero que se podran negar que se dan en el espacio; un ejemplo de ello seran las imgenes dobles. Es bastante comn or que algunas personas cuando presentan problemas visuales o se altera de algn modo su percepcin tienen experiencias de imgenes dobles. Tomemos el ejemplo de alguien que percibe una imagen doble de un lpiz. Segn Moore, la experiencia que est teniendo la persona de la imagen doble del lpiz se representa en el espacio dado que solo l puede percibir aquella imagen doble. En contraste, una persona en la mejores condiciones perceptuales que observe el mismo objeto (que la persona con alteraciones perceptuales vea) vera solamente un lpiz. De tal modo que cualquier tercera persona en las mismas condiciones perceptuales podra ver la misma imagen. De esta forma podra afirmarse que la persona en las mejores condiciones perceptuales est percibiendo algo que se da en el espacio. [5: Tengamos en cuenta, adems, que la expresin de Kant para poner a salvo de la inseguridad de este concepto en la ltima significacin busca aclarar que el sentido en el cual busca poner a salvo el significado de fuera de nosotros en la acepcin del trmino que hace referencia a las cosas pertenecientes al fenmeno externo y a la cual le llamara posteriormente externo en sentido trascendental.]

Decir que tal o cual se dio en el espacio en un momento determinado, sugiere como es natural que se dan unas condiciones tales que quien las satisfaga habr de percibir la cosa de que se trate: habr de verla si se trata de un objeto visible habr de sentirla si es tangible, habr de olerla si trata de un olor. Cuando digo que la estrella de cuatro puntas de papel blanco que mire fijamente era un objeto fsico [o en nuestro caso el lpiz percibido], doy a entender que cual quiera que estuviese en la habitacin provisto de un sentido de la vista y del tacto normales podra haberla visto o palpado. (Moore, 1983, p. 144).

Con un simple ejemplo hemos podido mostrar que efectivamente algunas cosas que se presentan en el espacio no se dan en el espacio rompiendo con la equivalencia que haba establecido Kant entre ambos trminos. Adems, se ha dejado en claro las cosas que no resultan externas a nuestra mente como aquellas que se presentan en el espacio; algunas de ellas tales como: las imgenes dobles que vemos en ciertos estados perceptuales, las imgenes consecutivas e incluso hasta los dolores. Todas ellas son, pues, cosas que no son externas a nuestra mente, As pues es lgico interpretar la expresin darse en el espacio de tal manera que afirmar que alguien percibi algo en el espacio equivalga a decir que podra haber sido percibida por otros adems de por el sujeto en cuestin (Moore, 1983, p. 144).

De este anlisis acerca de la clase de cosas a las que se refiere la expresin cosas que se dan en el espacio, Moore deriva algunas conclusiones que convendra tomarlas en cuenta para aclarar y distinguir an ms la cuestin entre los trminos presentarse en el espacio y darse en el espacio.

Comencemos primero con algunas de las conclusiones de Moore al redor de las cosas que se presentan en el espacio. Naturalmente, los objetos que se presentan en el espacio constituyen una clase bastante amplia dado que van desde toda la clase de imgenes dobles, alucinaciones, dolores e imgenes consecutivas que se puedan percibir. Esta clase de cosas son de las que dicen los filsofos que estn en nuestra mente o que no son externas a nuestra mente, dado que en ningn modo podra decir que se dan en el en el espacio.

Por otra parte, las cosas que se dan en espacio dice Moore junto con Kant que no solo incluye objetos de experiencia actual, sino tambin objetos de experiencia posible (Moore, 1983, p 146). Es decir, que el concepto de cosas que se dan en el espacio no solo abarca la clase de cosas que percibo en el momento si no tambin las que no se perciben en este momento. De tal modo que aquellas cosas como planetas, animales y estrellas que no pertenecen al rango de lo que actualmente percibo continuaran dando se en el espacio as nadie las perciba. De aqu que Moore caracterice las cosas que se dan en el espacio de la siguiente manera:

El tipo de cosas (incluyendo las sombras) que he descrito como dadas en el espacio se caracterizan por que no es absurdo suponer que cuando se perciben en un momento dado (1) podran haber existido en ese momento sin ser percibidas, (2) podra haber existido sin ser percibidas entonces, y (3) durante el periodo completo de su existencia no necesitan en absoluto haber sido percibidas nunca. Port tanto no es nada absurda la suposicin de que mucha cosas que se dieron alguna vez en el espacio no se presentaron nunca, y que muchas cosas que ahora se dan en el espacio, ni se presentan ahora ni se han presentado ni se presentarn nunca. (Moore, 1983, p 146)

Ahora bien, es cierto que Moore ha dicho que los objetos fsicos y algunas otras cosas (como sombras por ejemplo) se dan en el espacio dado que no es absurdo su poner que se den en el espacio as no se perciban en actualmente l; no obstante,. hay que tener cuidado con afirmar que las cosas que se dan en el espacio son cosas externas a nuestra mente. Aunque nos veamos bastante tentados a decir cosas como estas, Moore se cuida bastante de ello. La razn de esto es el uso que hace Moore de la expresin darse en el espacio. Segn Moore, l ha utilizado esta expresin de tal modo que de la proposicin que afirma la existencia de cosas de ese tipo [cosas dadas en el espacio] se siga que hay cosas dadas en el espacio (Moore 1983, p. 148). De esta forma, por ejemplo, la proposicin que afirma que hay o que existen dos libros se sigue de ello que se dan al menos dos cosas en el espacio. Ms no es tan claro que de la proposicin que afirme que hay un libro en el espacio, se siga de ello que haya libros externos a nuestras mentes. Pues no es posible acaso que aunque un libro deba darse en el espacio, este no se aun objeto externo a nuestras mentes? Adems, si Moore usara la expresin cosas dadas en el espacio como equivalente a cosas externas resultara muy fcil mostrar que hay cosas externas a nuestra mente y sera muy fcil eliminar el problema que la da la razn a este trabajo y a la prueba que el propio Moore est intentando llevar acabo.

Podramos preguntarnos, entonces si realmente el uso filosfico de la expresin cosas externas a nuestra mente es equivalente a la expresin cosas que se encuentran en el espacio en el espacio. Ahora, Kant afirma que la expresin fuera de nosotros o externo a nosotros puede significar tanto que algo existe como una cosa en si distinta de nosotros, o bien como algo pereciente al fenmeno externo (Cfr. K.r.V. A 373) Segn Kant, los filsofos que plantean el problema del mundo externo no toman la expresin fuera de nosotros segn el sentido primero; es decir, fuera de nosotros como cosas en si distintas de nosotros. Pero para Kant lo filsofos que plantean el problema alrededor del mundo externo s utilizan la expresin en su segundo sentido; es decir como algo perteneciente al fenmeno externo. A este ultima acepcin, Kant la denomina como objetos externos empricamente y los distingue de aquellos objetos que son externos en sentido trascendental. A estos objetos que Kant denomina como externos empricamente son a los que aclara como objetos que se dan en el espacio. De tal modo que la expresin fuera de nosotros o externo a nuestra mente vendra siendo equivalente la expresin cosas que se dan el espacio Por tanto, segn Kant los filsofos estaran usando la expresin fuera de nosotros o externo a nuestra mente como equivalente a cosas dadas en el espacio.

Si Kant esta en lo correcto al argumentar que los filsofos utilizan la expresin cosas que se encuentran en el espacio como equivalente a cosas externas a nuestra mente, debera entonces estar utilizando un uso de externo a nuestras mentes del cual no se siga que hay o se dan cosas en el espacio. De lo contrario no tendra sentido llevar acabo una prueba que de cuenta de la existencia de las cosas fuera de nosotros o externas a nuestra mente. Pero tal sentido resulta bastante difcil de explicar desde la perspectiva como junto con Moore hemos entendido las cosas que se dan en el espacio. No queda otra opcin que entender que Kant y los filsofos han utilizado como equivalentes darse en el espacio y cosas externas a nuestra mente. Pero realmente ellos lo hacen de este modo? Son las cosas dadas en el espacio equivalentes a lo externo a nuestras mentes?

La repuesta a estas cuestiones es para Moore efectivamente negativa. Para entender un poco esta cuestin comencemos por tratar de esclarecer un poco el concepto de externo a nuestras mentes. Naturalmente, como lo hemos advertido ms arriba, se dice que al es externo a mi mente en virtud de que algo es resulta interno a nuestra mente. A su vez, hemos advertido tambin, que el uso filosfico de en nuestra mente o de externo a nuestra mente no est de acuerdo con el uso cotidiano que le damos a esta expresin. As, en el uso cotidiano, las expresiones como te tena en mi mente cuando hablaba de los buenos msicos son equivalentes a otras expresiones como estaba pensado en ti; no obstante, en el uso filosfico algo o alguien ser externo a mi mente as me lo est imaginando o est pensando en l. Por tanto, hay que tener bien claro que el uso filosfico de expresiones como en mi mente o externo a nuestra mente difieren bastante del uso de nuestra cotidianidad.

Comencemos por considerar algunas de las cosas de las que los filsofos consideran como en nuestra mente. Ya habamos considerado que algunas de estas cosas son: dolores fsicos, alguna de las imgenes dobles, las manchas coloridas que observamos despus de mirar una luz intensa y en general algunas de las cosas que hemos considerado como que se presentan en el espacio. Por otra parte, los filsofos, justo como ha notado Moore, hablan de las cosas dadas en el espacio como si fuesen equivalentes. De tal modo que podramos decir que algunas de las cosas que son externas a nosotros son los objetos fsicos y algunas otras cosas como las sombras. A pesar de la claridad con la que hemos evidenciado la distincin entre las cosas dadas en el espacio y a aquellas que se presentan en el espacio, podramos an preguntar por Cul es la diferencia que encuentran los filsofos que existe entre las cosas en nuestra mente aquella que son externas nuestra mente? Podemos suponer perfectamente que los filsofos han encontrado otras razones para distinguir entre cosas como los dolores fsicos y otras cosas como nuestro cuerpo, pero cul es esa diferencia?

Si bien es cierto, nosotros junto con Moore, hemos aducido algunas razones para distinguir entre los objetos y algunas cosas como las imgenes dobles y otras cosas. Pero, ciertamente, esta no ha de ser la nica razn. Sea cual sea la respuesta no ha sido nada fcil de resolver. Moore intenta allanar la cuestin elaborando el anlisis de dos conceptos que resultan claves a la hora de entender la cuestin: Mente y tener experiencias.

Mente es otro termino en el cual el uso filosfico difiere del uso cotidiano. Ciertamente, en el uso cotidianos de mente nadie dir que sentimos fuertes dolores con la mente; a lo mejor diremos que sufrimos fuertes aflicciones mentales, pero no que padecemos dolores fsicos con la mente. O ms extrao aun, que vemos, olemos y omos con la mente. Sin embargo, para Moore, hay un uso filosfico del trmino Mente segn el cual or, ver, oler, gustar y tener un dolor fsico son sucesos o procesos mentales del mismo modo que puede serlo recordar o imaginar. (Moore, 1983, p.p. 151- 152). Este uso de Mente, cree Moore, se deriva de que los filsofos han encontrado semejanzas entre juicios como: yo veo una flor y me duele fuertemente la cabeza. La semejanza entre estos trminos estriba en que si ambas frases se les agrega adverbio temporal que refiera al pasado, de la verdad de esta posicin se seguir que yo tuve al menos una experiencia. En efecto, si decimos ayer vi una flor o ayer me dola fuertemente la cabeza de la verdad de ambas proposiciones se seguir que yo tuve al menos una experiencia. Esta ltima es la semejanza que en cuentan los filsofos entre este tipos de juicios

Ahora bien, tener una experiencia es una expresin de las que tampoco se asemeja al uso cotidiano. Para Moore, este trmino no resulta nada fcil de esclarecer, pero al menos se podran aclarar las condiciones segn las cuales una tendra experiencia en sentido filosfico:

Este uso filosfico de tener experiencia precisa una explicacin, ya que no es idntico al que tienen lugar en el lenguaje ordinario. Sin embargo, pienso que se puede dar una explicacin adecuada a este propsito, diciendo que un filsofo que siguiese este uso dira que yo tena experiencias si, y solo si, (1) era consiente en ese momento, (2) estaba soando en ese momento o (3) ocurra otra cosas similar a soar o ser consiente, en el sentido obvio en que lo que me ocurre cuando duermo se asemeja a lo que me ocurre cuando soy consciente y en el sentido en que ambas cosas se asemejan a lo que ocurre cuando en un momento dado tengo, por ejemplo, una sensacin visual. (Moore, 1983, p. 152)

Aunque Moore no brinda una definicin concreta de lo que significa tener experiencias[footnoteRef:6]; podramos, no obstante, decir a qu clase de cosas se refiere el trmino tener experiencias desde las condiciones dadas por Moore. As, por ejemplo, decimos que tenemos una experiencia cuando vemos una imagen doble, tenemos un dolor, vemos una imagen consecutiva, tenemos un sueo y todas las cosas que hemos denominadas como presentadas en el espacio. Pero tambin podramos poner dentro de este uso filosfico de tener experiencias el hecho de ver una mesa, or un ruido y tocar un objeto; en resumen todas las cosas que percibimos como dadas en el espacio. Por tanto, desde lo dicho por Moore, podemos afirmar que la expresin tener experiencias en su uso filosfico hace referencia al hecho de percibir clases de cosas como las que hemos dicho (imagen dobles, ver libros, etc.). [6: De hecho, el mismo Moore afirma:Como es natural, esta explicacin contiene cierta dosis de vaguedad, pero creo que basta para lo que nos interesa. Equivale a decir que este uso filosfico de tener una experiencia, habra que aceptar que en un momento dado yo no tena ninguna experiencia si no era consiente, ni estaba soando, ni vea, ni nada por el estilo. Naturalmente esto es vago en la medida en que no se especifica lo que es por el estilo: esto se deja para que sea colegido de los casos presentados. (Moore, 1983, p152)]

Si bien, es cierto que lo que hemos dicho de la expresin tener experiencia no resultado del todo preciso, con ello nos basta para comprender cul es la razn fundamental por las cuales los filsofos distinguen lo que est en nuestras mentes de los que no lo est. Efectivamente hemos dicho que las razones aducidas para distinguir lo que es externo (tomado como lo dado en el espacio) y lo que es interno a nuestras mentes (tomado como lo presentado en el espacio) no resulta del todo suficientes. Podramos, entonces, volver a preguntar cul es la diferencia que ven los filsofos entre lo que es interno a la mente y externo.

Para Moore la diferencia que hay entre lo externo y lo interno estriba en la clase de suposiciones que podemos hacer a la hora de no percibir la cosa en cuestin. En efecto, cuando percibimos cosas de las que hemos denominado como las que se presentan en el espacio (por ejemplo una de las imgenes dobles) sera absurdo suponer que una de estas cosas seguir existiendo apenas haya dejado de percibirla. Tales cosas son la existen en el momento en que yo las percibo y no antes o despus de que yo las haya percibido. En rigor, de la proposicin que afirme que en algn momento existi una imagen doble se sigue que tuvimos una experiencia imagen doble en el momento en cuestin, pero no se sigue de ah que vaya a seguir existiendo despus de dejar de percibirla.

Si es suficientemente clara la explicacin de este uso filosfico de tener una experiencia, entonces juzgo lo que se puede explicar lo que se ha querido decir al afirmar que un dolor sentido por m, o una imagen consecutiva vista por m con los ojos cerrados est en mi mente, diciendo que no se haba dicho ni ms ni menos sino que sera contradictorio suponer que exactamente el mismo dolor o que exactamente la misma imagen consecutiva ha existido en un momento en el cual yo no tena ninguna experiencia. En otras palabras, que de la proposicin que afirma que ese dolor o esa imagen consecutiva existieron en un tiempo determinado, se sigue que yo tuve alguna experiencia en el momento en cuestin. (Moore, 1983, p 153)

Ahora, si las cosas en nuestras mente son aquellas de las que resulta absurdo suponer que sigan existiendo antes o despus del momento de ser percibidas, entonces las cosas externas a nuestra mente deben tener la propiedad contraria. Es decir, las cosas externas nuestra mente deben de ser aquellas de las cuales no resulta absurdo suponer que sigan extiendo antes o despus del momento de percibirlas. En efecto, mientras de las imgenes dobles, es absurdo suponer que sigan existiendo antes o despus de que yo las perciba no lo es suponer que mis libros, mi mesa, mi cuerpo deje de existir en el momento en que yo no lo percibo (por ejemplo cunado no estoy en mi habitacin). Esta es precisamente la diferencia que, segn Moore, los filsofos encuentran entre lo que es externo e interno a nuestra mente. Pues mientras que de las cosas en nuestra mente es absurdo suponer que sigan existiendo antes o despus de haberlas percibido no lo es suponerlas de aquellas que son externas nuestra mente.

Siendo as, podemos decir que la diferencia experimentada entre los dolores fsicos que siento, las imgenes consecutivas que veo, por una parte, y mi cuerpo por otra consiste en esto precisamente: mientras que es contradictorio que existe un dolor que siento o una imagen consecutiva en un momento el cual no tengo experiencias, no lo es suponer que existe mi cuerpo en un momento en el cual no tengo experiencias. A dems, est claro que es esto precisamente y no otra cosa lo que queremos decir con esas expresiones extraas y confundidoras, en mi mente y externo a mi mente. (Moore, 1983, p 153)

Encontrada la diferencia existente entre lo interno y lo externo a nuestra mente, podemos aclarar de paso en que consiste la diferencia encontrada por Moore entre lo que es externo a nuestra mentes y aquello que se da en el espacio .Ya habamos dicho con anterioridad que Moore no encontraba como equivalentes expresiones como darse se en el espacio y externo a nuestra mente. Si ello es as, cul es la diferencia que ha encontrado Moore entre estos dos conceptos? Para resolver esto tomemos la definicin a la que hemos legado junto con Moore de la expresin mundo externo. Hemos dicho de esta expresin que se refiere a la clase de cosas de las cuales no es absurdo suponer que sigan existiendo despus o antes de haberlas percibido. Pero afirmar esto resulta equivalente a decir que la expresin mundo externo a nuestra mente se refiere a la clase de cosas que al afirmar su existencia no se sigue que las hayamos percibido o las estemos percibiendo en este momento. As, al afirmar la existencia de esta clase de cosas no se sigue de ellos que en algn momento las hayamos percibido.

Si esta es la definicin que hemos dado de las cosas externas a nuestra mente habra algunas cosas las cuales son ciertamente externas a nuestras mentes, pero que en modo alguno se dan en el espacio. Un ejemplo de ellos seran los dolores que sienten los animales o las imgenes dobles vistas por ellos. En efecto, aunque las imgenes dobles y los dolores percibidos por los animales no se dan en el espacio ms que los percibidos por nosotros, podramos decir que al menos estos son externos a nuestra mente[footnoteRef:7]. Pues sera impropio afirmar que podemos percibir cualitativamente el mismo dolor que sienten los animales. [7: Podra objetrsele a Moore que quiz este omitiendo el problema conocido por la tradicin filosfica como el problema de las otras mentes. Tal problema consiste en la imposibilidad de atribuir estados mentales a otros individuos con facultades perceptivas, dado que la mente solo se intuye a s misma con sus estados mentales. Por tanto, la mente quedara imposibilitada para afirmar con certeza estados mentales a otras mentes e incluso la misma existencia de las otras mentes (solipsismo metafsico). Por tanto, podra pensarse que Moore podra estar cometiendo una peticin de principio. Sin embargo, aunque puede acusarse a Moore de atribuir cosas como el dolor (e incluso mente) a los animales, esta acusacin no afecta la argumentacin de Moore. En efecto, lo que Moore est afirmando es que el concepto de mundo externo implica una clase de cosas tales que si las hay deben ser externas a nuestra mentes. Esto se dice en virtud de que si hay otro ser que siente dolor sera absurdo suponer que aquella percepcin de dolor que siente el otro fuera interna a mi mente. Tal afirmacin implicara necesariamente que un sujeto perceptual sentir el dolor de los otros tanto como siente los de l, lo cual efectivamente seria inconsistente con el problema de las otras mentes que sirve de base al argumento con el cual se le objeta Moore.]

Ahora bien, si afirmar que algo, por ejemplo mi cuerpo, es externo a mi mente, significa tan solo que de una proposicin que diga que existi en un momento especifico no se sigue que ningn caso ulterior yo tena experiencia en el momento en cuestin, entonces decir de algo que es externo a nuestra mentes significara de un modo similar que de una proposicin que afirme que existi en un momento especifico, no se sigue en ningn caso que algunos de nosotros tuviese experiencias en ese momento en cuestin. Y si por nuestras mentes entendemos- como creo que se entiende normalmente las mentes de las seres humanos que viven sobre la tierra, entonces se sigue que cualquier dolor que pueda sentir un animal, cualquier imagen consecutiva que puedan ver, cualquier experiencia que puedan tener, aunque no externas a sus mentes, con todo son externos para nosotros.

Si lo que ha dicho Moore es cierto, se sigue de ello que no necesariamente todo lo que se da en el espacio es externo a nuestra mente. Por tanto, podramos afirmar que las expresiones darse en el espacio y externo a nuestras mentes no son equivalentes. Con esto creo que hemos logrado responder al interrogante respecto a si son equivalentes las expresiones darse en el espacio y externo a nuestras mentes. Sin embargo, podra pensarse que no existe ninguna clase de relacin entre las expresiones anteriores, pues si son distintas quas se puedan distinguir. Pero desde la perspectiva de Moore hay una relacin existente entre este par de trminos. Entonces, si hay una relacin entre estas expresiones cul es aquella relacin?

Ciertamente, hemos visto que todo lo que es externo a nuestras mentes no se da necesariamente en el espacio. Sin embargo, podemos decir que todo lo que se da en el espacio es externo a nuestras mentes. En efecto, hemos dicho que las cosas que se dan en el espacio se caracterizan por que pueden haber existido indiferentemente de que alguien las percibiera, mientras que las que se representan en el espacio su existencia no es independiente de que alguien las perciba. Pero tambin hemos dicho que las cosas que resultan externas a nuestras mentes son aquellas de las que afirmar su existencia no implica que hayamos tenido alguna experiencia. Ahora bien, si es cierto decir de algo que se da en espacio quiere decir que pudo haber existido as nadie lo percibiera tambin es cierto decir que existe as nadie tenga experiencias del objeto en cuestin. Es decir, si es cierto afirmar que mi cama pudo haber existido as nadie la percibiera hasta el momento tambin es cierto decir que existe en un momento en que nadie tiene experiencias de ella. Por tanto, podramos afirmar que de algo que se da en el espacio es externo a nuestra mente.

De lo ltimo que hemos dicho, podramos concluir que no necesariamente todo lo que es externo a nuestra mente se da en el espacio; pero necesariamente todo lo que se da en el espacio es externo a nuestra mente. De tal modo que podemos catalogar los objetos externos a nuestra mente como toda la clase de cosas que hemos denominado como objetos fsicos. As, nuestro cuerpo, los edificios, las estrellas, los planetas, las flores y en resumen todo cuanto se da en el espacio es externo a nuestra mente.

Hemos llegado, entonces, a lo que vamos a entender por mundo externo en este trabajo. Es decir, entenderemos por mundo externo todo aquello que puede existir con independencia de nuestra mente. As, nuestro cuerpo, los edificios, las estrellas, los planetas, las flores y en resumen todo cuanto se da en el espacio es externo a nuestra mente. Tambin hemos dicho, junto con Moore, que existen otra clase de cosas que son externas a nuestra mente; como por ejemplo los dolores que pueden sentir los animales. Sin embargo, en este trabajo no se aborda la problemtica de la existencia de otras mentes, ya que esto nos desviara demasiado de los queremos plantear. Podramos, entonces, conformarnos con lo que se ha dicho en el momento.

1.2 Saber a, saber cmo y saber qu.

Ahora bien, Qu podemos decir alrededor del concepto de saber? Sin duda alguna este ha sido uno de los conceptos ms complicados a lo largo de toda la reflexin filosfica acerca del conocimiento. Sobre este concepto se han escrito una gran cantidad de textos a lo largo de historia humana que me seran imposibles agotar en estas pginas. Sin embargo y a pesar de la inagotable bibliografa que se ha escrito sobre este tema, podramos al menos preguntar cul es el uso de saber en la pregunta que nos corresponde. Respecto a esto, Luis Villoro ha escrito un texto bastante interesante en donde trata de distinguir y entender tres trminos que resultan claves para toda la reflexin epistemolgica de occidente. El texto se titula creer, saber, conocer. Entre los captulos de este libro encontramos una reflexin que nos ser de bastante ayuda a la hora de responder nuestra pregunta (cul es el uso de saber en la pregunta que nos corresponde?), este se titula creer y saber.

Villoro comienza distinguiendo entre tres clases de uso que tienen la palabra saber en la lengua espaola .El primero es saber a y hace referencia una sensacin gustativa como por ejemplo: saber a vino, saber a manzana o saber a pera. En cuanto al segundo, hace referencia a un tipo de saber prctico y lo denominamos como saber-como (Knowing how); que en el espaol es equivalente al saber hacer. Por ejemplo, saber cocer, saber escribir o saber conducir. Por otra parte, encontramos el saber-que (Knowing that) y hace referencia a proposiciones que conforman un saber respecto a algo del mundo o bien algo formal. Por ejemplo, juan sabe que 2+2 es 4 o Einstein sabe que el espacio es relativo.

Podemos abandonar el primer uso de saber ya que por razones evidentes podemos darnos cuenta que no es el uso al que se refiere nuestra pregunta inicial (podemos saber algo acerca del mundo externo?). En efecto, es evidente que el uso de nuestra pregunta no hace referencia al gusto; sino ms bien el uso que recibe en esta pregunta el concepto de saber tiene una sentido ms bien gnoseolgico. As, los usos del el verbo saber ms cercanos al sentido gnoseolgico que buscamos son saber qu y saber cmo.

Otra razn por la cual podramos abandonar el uso de saber como saber a es por la clase de cosas que indagamos al preguntar si podemos saber algo del mundo externo. Naturalmente, no es lo mismo preguntar por lo que se refiere la expresin saber a a preguntar por lo que me produce determinada sensacin gustativa (por ejemplo por lo que me produce determinado sabor a manzana). En efecto, sera bastante extrao decir que una sensacin gustativa se da en el espacio. Efectivamente, sera bastante difcil calificar las sensaciones (ya sean de dolor o de sabor) como algo externo a nuestra mente. As, por tanto, podramos decir que el uso de saber como saber a hara referencia a algunos fenmenos mentales. Muy por el contrario, cuando queremos dar cuenta de lo que me produce determinada sensacin gustativa nuestro uso de saber cambia inmediatamente a saber qu. Alguien perfectamente razonable a quien le preguntramos si sabe lo que le produce determinada sensacin (por ejemplo sabor a manzana) no respondera: esto me sabe a X. Si aquella persona respondiese esto, a lo sumo habra dado cuenta de la sensacin que le produce determinado objeto; mas no responde en concreto nuestra pregunta. Ahora, si la persona respondiese de una manera adecuada lo ms razonable sera pensar que respondera as: s que el objeto Y me sabe a X.

Ahora bien, es importante notar la introduccin de la proposicin Y me sabe a X, ya que gracias esta puede dar cuenta de una caracterstica que se le atribuye al objeto y no meramente a una sensacin percibida por el sujeto (como se hara en el uso de saber a). De ah, que cuando preguntamos si sabe lo que le produce determinada sensacin el sujeto en cuestin introduzca una oracin con sentido completo como Y me sabe a X antecedida de saber qu. Por tanto, podra pensarse que mientras el saber a hace referencia quizs a una fenmeno mental de percibir una cualidad de un objeto, el saber que hace referencia a una atribucin de una cualidad o propiedad a un objeto perteneciente quiz a la realidad.

Si la pregunta escptica hace referencia hace referencia a los objetos que son externos a nuestra mente, no podemos afirmar que el saber a sea efectivamente el uso que se le est dando a saber en la pregunta escptica. Dado que, como hemos vistos, este uso de saber parece hacer referencia fenmenos mentales que resultan internos (como hemos visto con Moore). Por tanto, puede afirmarse que el uso que hace el escptico de saber es saber que.

Por cuanto respecta al saber-que, resulta importante destacar que se refiere a proposiciones que son susceptibles de tener valores de verdad. Por ejemplo, saber que la tierra es achatada en sus polos es una proposicin que resulta susceptible de ser verdadera o falsa. Contrario a esto, encontramos que en el uso denominado saber-como no es posible juzgarlo a travs de valores de verdad. En efecto, conducir una moto no es una proposicin ni tampoco puede ser juzgada como verdadera o falsa. As pues, resulta necesario distinguir entre el saber-que y el saber-como en la medida en que uno se refiere a un saber proposicional que por su misma naturaleza resulta ser susceptible de ser verdadero o falso y otro que se refiera a una actividad compleja que se da o no se da en el mundo y que su misma naturaleza se califica como bien o mal de acuerdo con un ideal de la accin que se califique.

saber que (Knowing that) seguido de una oracin se emplea en una oracin que menciona un hecho: s que la tierra esta achatada, sabemos que las pulgas son partenognicas, se sabe que los imperios son perecederos. Se refiere pues a una proposicin que puede ser verdadera o falsa. Por ello se ha llamado a esta forma de saber, proposicional. Saber cmo (Knowing how) en cambo, se usa seguido de un verbo en infinitivo, que menciona una actividad. En castellano conviene traducirlo por saber hacer algo: saber jugar a las cartas, decir chistes, coser botones, saber extraer raz cuadrada, subir escaleras, cantar, averiguar cosas, saber arrglamelas, saber tratar a los nios, son todas formas del saber hacer. Esta no se refiere a una proposicin sino a una actividad compleja; esta no puede ser verdadera ni falsa, simplemente existe o no. (Villoro L. 1982, p 127)

Con estas distinciones propeduticas podemos comenzar a intuir hacia qu tipo de conocimientos se dirige la respuesta negativa de los escpticos. As pues, segn la distinciones que hemos hecho, la respuesta negativa de los escpticos no niega el uso de saber que se ha de nominado como saber cmo o saber hacer. En efecto, sera absurdo pensar que el escptico filosfico negara que no sabemos conducir o bien que no sabemos subir escaleras. Muy probablemente un escptico serio no negara estas cosas y si as fuera, no se constituira en un problema filosfico que ha tenido en vilo algunas de las mentes ms brillantes de la historia de la filosofa. Bastara con que Kant o Descartes mostraran a su oponente escptico que saben subir escaleras ejecutando la accin de subir escalera y as con cualquier posibilidad de accin. Podemos concluir, por tanto, que no es el sentido conocido como saber cmo al que se dirige la respuesta negativa escptica a la pregunta por la posibilidad del conocimiento.

Es precisamente a lo que se ha denominado como saber que a lo que apunta la respuesta negativa de un escptico filosfico y debemos tambin decir que es el uso al que se refiere nuestra pregunta nuestra pregunta inicial. Podemos decir entonces que la negativa escptica se dirige hacia el uso de saber entendido como saber que y a travs del cual enunciamos desde lo que decimos saber en nuestra cotidianidad (s que tengo una hoja de papel en la mano) hasta los usos ms elaborados del saber cientfico (el qumico sabe que la composicin del agua es el H2O). Es pues a este tipo de saber proposicional a donde se dirige el ataque escptico y del cual tratar de desestimar su posibilidad.

Ahora ya estamos en condiciones de responder la pregunta que nos ha arrastrado hasta aqu: Qu se nos quiere decir cuando se nos dice que no podemos saber nada acerca del mundo externo? No es otra cosa que no podemos tener ningn tipo de saber proposicional de los objetos que nos rodean y que posiblemente se dan de manera fctica en el espacio. En este sentido, para el escptico, no sabemos de qu color es la camisa que tenemos puesta, no sabemos qu color tienen las flores de nuestro jardn. As mismo, no sabemos que la tierra es achatada en sus polos, que la composicin del agua es H2O y ni siquiera que sabemos que en este momento leemos estos pensamientos. De este modo, si aceptamos la conclusin escptica, hemos perdido cualquier conocimiento del mundo externo.

Pero cul habra de ser el sustento de esta duda tan radical? Estamos ahora frente a la pregunta con la que hemos iniciado. Para tratar de resolver esta cuestin tendremos que remontar hasta Descartes y tratar de observar las razones a travs de la cuales podemos dudar de estas cosas tan evidentes (como por ejemplo, s que estoy sentado escribiendo sobre escepticismo).