richard popkin la historia del escepticismo desde erasmo hasta spinoza pdf

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Traducción de JUAN JOSÉ UTRILLA RICHARD H. POPKIN LA HISTORIA DEL ESCEPTICISMO DESDE ERASMO HASTA SPINOZA FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO

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Libro de Popkin que sirve para estudiar distintos filósofos escépticos y sus principales tesis.

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  • Traduccin deJUAN JOS UTRILLA

    RICHARD H. POPKIN

    LA HISTORIADEL ESCEPTICISMO

    DESDE ERASMO HASTASPINOZA

    FONDO DE CULTURA ECONMICAMXICO

  • Primera edicin en ingls, 1979Primera edicin en espaol, 1983

    Ttulo original:The History of Scepticism from Erasmus to Spinoza 1979, Richard H. PopkinPublicado por University of California Press, BerkeleyISBN 0-520-03876-2

  • PREFACIO

    EL ESCEPTICISMO como visin filosfica, y no como serie dedudas concernientes a las creencias religiosas tradiciona-les, tuvo sus orgenes en el antiguo pensamiento griego.En el periodo helenstico, las diversas observaciones,y ac-titudes escpticas de los primeros pensadores griegos sedesarrollaron en un conjunto de. argumentos para esta-blecer si 1) no era posible ningn conocimiento, o 2) si laevidencia era insuficiente e inadecuada para determinarsi era posible algn conocimiento, y, por tanto, que habaque suspender el juicio sobre todas las cuestiones relati-vas al conocimiento. La primera de estas opiniones esllamada escepticismo acadmico; la segunda, escepti-cismo pirroniano.El escepticismo acadmico, llamado as porque fueformulado en la Academia Platnica en el siglo III a.C., sedesarroll a partir de la observacin socrtica, "Slo sque no s nada". Su formulacin terica se atribuye a Ar-cesilao, c. 315-241, a.C., y a Carnades, c. 213-129 a.C., queelaboraron una serie de argumentos dirigidos bsica-mente contra las afirmaciones de conocimiento de los fi-lsofos estoicos, para mostrar que no poda conocersenada. Tal como estos argumentos han llegado hasta noso-tros, especialmente en los escritos de Cicern, DigenesLaercio y San Agustn, el objetivo de los filsofos escpti-cos acadmicos era mostrar, mediante un grupo de argu-mentos y acertijos dialcticos, que los filsofos dogmti-cos (es decir, los filsofos que aseguraban conocer algunaverdad acerca de la verdadera naturaleza de las cosas), nopodan conocer con absoluta certidumbre las proposicio-nes que afirmaban conocer. Los acadmicos formularonuna serie de dificultades para mostrar que la informacinque obtenemos por medio de nuestros sentidos puede serengaosa, que no podemos estar seguros de que nuestrorazonamiento es fidedigno, y que no poseemos criterios ni11

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    normas garantizadas para determinar cul de ntestrosjuicios es verdadero o falso.El problema bsico en cuestin es que cualquier pro-posicin que equivalga a aseverar algn conocimientoacerca del mundo contiene ciertas afirmaciones que vanms all de los informes puramente empricos de lo quenos parece que se trata. Si poseyramos algn conoci-miento, esto significara para los escpticos que conoca-mos una proposicin, aseverando alguna afirmacin noemprica, o transemprica, de la que estbamos segurosque no poda ser falsa. Si la proposicin pudiera ser falsa,entonces no merecera el nombre de conocimiento, sinotan slo el de opinin, es decir, que as podra ser. Y comola evidencia de cualquier proposicin semejante estarabasada, segn los escpticos, en informacin sensorial oen razonamiento, y como estas dos fuentes hasta ciertogrado no son dignas de fe, y como no existe o no se cono-cen ningn criterio ltimo o garantizado del verdaderoconocimiento, entonces siempre queda alguna duda deque cualquier proposicin no emprica o transempricasea absolutamente cierta y por ende constituya un cono-cimiento verdadero. Como resultado, los escpticos aca-dmicos dijeron que nada es cierto. La mejor informacinque podemos obtener slo es probable, y debe juzgarse deacuerdo con las probabilidades. Por consiguiente, Car-nades desarroll un tipo de teora de la verificacin y untipo de probabilismo un tanto similar a la teora del "co-nocimiento" cientfico de los pragmticos y positivistas dehoy.El escepticismo de Arcesilao y de Carnades domin lafilosofa de la Academia Platnica hasta el siglo i a.C. Enel periodo de los estudios de Cicern, la Academia pasdel escepticismo al eclecticismo de Filn de Larissa y An-toco de Ascaln. Los argumentos de los acadmicos sub-sistieron principalmente por la presentacin que de elloshizo Cicern en sus Academica y De Natura Deorum, y porsu refutacin en la obra de San Agustn Contra Acadmi-cos, as como en el sumario hecho por Digenes Laercio;sin embargo, la sede de la actividad escptica se traslad

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    de la Academia . la escuela de los escpticos pirrni.cosque probablemente estuvo asociada con la escuela Met-dica de Medicina, en Alejandra.El movimiento pirrnico atribuye sus comienzos a la le-gendaria figura de Pirrn de Elis, c. 360-275 a.C., y a su dis-cpulo Timn, c. 315-225 a.C. Las cosas que se cuentande Pirrn indican que no era un teorizante, sino, en cam-bio, un ejemplo vivo del completo dubitativo, del hombreque no se compromete con ningn juicio que vaya msall de lo que simplemente indiquen las apariencias. Susintereses parecen haber sido bsicamente ticos y mora-les, y en este campo trat de evitar la infelicidad quepuede deberse a la aceptacin de teoras de valor, y a juz-gar de acuerdo con ellas. Si tales teoras de valor resulta-ran dudosas en algn grado, aceptarlas y aplicarlas slopodra conducir a la angustia mental.El pirronismo, como formulacin terica del escepti-cismo, es atribuido a Enesidemo, c. 100-40 a.C.Los pirrni-cos consideraban que tanto los dogmticos como los aca-dmicos aseveraban demasiado, un grupo diciendo "Algopuede conocerse", el otro diciendo "Nada puede cono-cerse". En cambio, los pirrnicos propusieron suspenderel juicio en todas las cuestiones en que pareciese haberpruebas conflictivas, incluso la cuestin de si poda sa-berse algo o no.Edificando sobre el tipo de argumentos desarrolladospor Arcesilao y por Carnades, Enesidemo y sus sucesorescompilaron una serie de "tropos" o modos de procederpara producir suspensin te juicio sobre varias cuestio-nes. En los nicos textos que se han conservado del mo-vimiento pirrnico, los de Sexto Emprico, se presentanen grupos de diez, ocho, cinco y dos tropos, y cada con-junto ofrece las razones por las que se debe suspender eljuicio acerca de toda pretensin de conocimiento quepase de las apariencias. Los escpticos pirrnicos trata-ban de no comprometerse en ninguna cuestin, ni si-quiera la de si sus propios argumentos eran vlidos. Paraellos, el escepticismo era una capacidad o actitud mentalde oponer la evidencia, en pro. y en contra, acerca de toda

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    cuestin sobre lo que no era evidente, de tal manera quese pudiese suspender el juicio sobre ella. Este estadomental conduca entonces al estado de ataraxia, quietud oimperturbabilidad, en que el escptico ya no se preocu-paba ni interesaba por lo que estuviese ms all de lasapariencias. El escepticismo era una cura de la enferme-dad llamada dogmatismo o precipitacin; pero, a dife-rencia del escepticismo acadmico, que llegaba a unaconclusin negativa dogmtica a partir de sus dudas, elescepticismo pirroniano no haca tal afirmacin, limitn-dose a decir que el escepticismo es una purga que lo eliminatodo, incluso l mismo. As pues, el pirrnico vive indogm-ticamente, siguiendo sus inclinaciones naturales, las apa-riencias de que est consciente y las leyes y costumbres desu sociedad, sin comprometerse nunca con ningn juicioacerca de ellas.El movimiento pirrnico floreci por los alrededoresdel ao 200 d.C., fecha aproximada en que vivi Sexto Em-prico, y tuvo su principal auge en la comunidad mdicaque rodeaba a Alejandra, como antdoto a las teorasdogmticas, positivas o negativas, de otros grupos mdi-cos. Su posicin ha llegado hasta nosotros principalmenteen los escritos de Sexto Emprico, en sus Hipotiposis (Li-neamientos del pirronismo), y en la obra, ms extensa, Ad-versus mathematicos, en que toda clase de disciplinas,desde la lgica y las matemticas hasta la astrologa y lagramtica, son sometidas a una devastacin escptica.Las dos posiciones escpticas tuvieron, al parecer, muypoca influencia. en el periodo poshelenstico. La opininpirrnica parece haber sido casi desconocida en el Occi-dente, hasta su redescubrimiento en el siglo xvi, y la opi-nin acadmica al parecer fue principalmente conocida yconsiderada en la forma en que la trat San Agustn. An-tes del periodo que estudiaremos, hay ciertas indicacio-nes de un motif escptico, sobre todo entre los telogosantirracionales, judos, mahometanos y cristianos. Estemovimiento teolgico, que en Occidente culmin en laobra de Nicols de Cusa en el siglo xv, se vali de muchosde los argumentos escpticos para socavar la confianza en

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    el enfoque racional a la verdad y el conocimiento religio-sos.El periodo que tratar, 1500-1675, ciertamente no ea elnico periodo que ha ejercido una repercusin escpticasobre el pensamiento moderno. Antes y despus de esteintervalo pueden encontrarse influencias importantes delos antiguos pensadores escpticos. Pero yo afirmo que elescepticismo desempea un papel especial y diferente enel periodo que va desde la Reforma hasta la formulacinde la filosofa cartesiana; un papel especial y diferente,debido a que la crisis intelectual producida por la Re-forma coincidi en el tiempo con el redescubrimiento yreaplicacin de los argumentos de los antiguos escpticosgriegos. En el siglo xvi, con el descubrimiento de manus-critos de Sexto, hay una reanudacin del inters en el es-cepticismo antiguo y en la aplicacin de sus ideas a losproblemas de la poca.La seleccin de Erasmo como punto de partida de esteestudio no se ha hecho porque haya alguna prueba de quefue el primero en reintroducir materiales escpticos grie-gos sino, antes bien, porque un problema planteado en sucontroversia con Lutero es ejemplo de la cuestin deci-siva de los tiempos, a la cual se aplicaron los antiguos ar-gumentos y teoras escpticas.El hincapi que hacemos en este estudio en la renova-cin de inters y consideracin de los textos de SextoEmprico no pretende menospreciar ni pasar por alto lafuncin colateral desempeada por autores antiguos comoDigenes Laercio o Cicern al hacer que las opiniones es-cpticas clsicas llamaran la atencin de los pensadoresde los siglos xvi y xvii. Empero, los escritos de Sexto pare-cen haber desempeado un papel especial y predomi-nante para muchos de los filsofos, telogos y hombres deciencia aqu considerados, y- Sexto parece haber sido lafuente, directa o indirecta, de muchos de sus argumentos,. conceptos y teoras. Slo en las obras de Sexto apareceuna presentacin completa de la posicin de los escpti-cos pirrnicos, con todas sus armas dialcticas enfocadascontra otras tantas teoras filosficas. Ni las presentacio-

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    nes del escepticismo acadmico que se encuentran en Ci-cern y en San Agustn, ni los resmenes de ambos tiposde escepticismo, acadmico y pirrnico, que vemos enDigenes Laercio, eran lo bastante ricos para satisfacer aquienes se interesaban en la crisis escptica del Renaci-miento y la Reforma. Por tanto, pensadores como Mon-taigne, Mersenne y Gassendi buscaron en Sexto materia-les para enfrentarse a los problemas de su propia poca.Y, por consiguiente, se puede describir mejor la crisiscomo crise pyrrhonienne que como crise academicienne.Para finales del siglo xvii, el gran escptico Pierre Bayle,reflexionando, pudo ver la reintroduccin de los ar-gumentos de Sexto como el comienzo de la filosofamoderna. La mayora de los escritores del periodo queconsideramos emplean el trmino "escptico" como equi-valente de "pirrnico", y a menudo aceptan la opinin deSexto, de que los escpticos acadmicos no eran verdade-ros escpticos sino, en realidad, dogmticos negativos. (Aeste respecto, notemos que el escptico de finales del si-glo xvii, Simon Foucher, se propuso reanimar el escepti-cismo acadmico, y trat de defenderlo de tales cargos.)El periodo de la historia del escepticismo consideradoen este volumen llega hasta el escepticismo irreligioso deSpinoza y su ferviente oposicin al escepticismo episte-molgico. Mi razn para limitar de esta manera el estudioes que yo creo que el escepticismo desempe bsica-mente una funcin hasta esta poca, y otra despus deella. El hiperescepticismo de Descartes, incluido en suhiptesis del demonio, inaugur una nueva fase de la his-toria del escepticismo, fase que haba de ser desarrolladapor Pascal, Bayle, Huet y despus Hume y Kierkegaard.Tambin la refutacin del escepticismo hecha por Descar-tes hizo que los escpticos volvieran su ataque contra susistema, y no contra sus enemigos tradicionales. Por con-siguiente, hubo que alterar los argumentos escpticos,adaptndolos al nuevo enemigo, y en la ltima parte delsiglo xviii, el escepticismo cambi, de antiescolstico y an-tiplatnico, a anticartesiano. Spinoza ofreci la que serauna de las respuestas habituales al escepticismo mo-

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    derno. Tambin llev el mtodo escptico de Descartes almbito del pensamiento religioso, con resultados devas-tadores. Desde Spinoza, una de las principales funcionesdel escepticismo ha sido oponerse a la religin tradicio-nal.Cuando escrib el prefacio original de esta obra, hacequince aos, prev que tendra que escribir una serie deestudios de la historia del curso subsiguiente del escepti-cismo epistemolgico, incluyendo a los principales pen-sadores que desempean una funcin en este desarrollo,desde Spinoza, pasando por Hume y Kant, hasta Kierke-gaard. Gran parte de este material ha sido examinado enestudios mos, de mis estudiantes y de otros. As pues, noestoy seguro de que dichos volmenes sean muy necesa-rios. Mi propio inters ha pasado al estudio de la historiadel escepticismo religioso. Tengo la intencin de seguireste volumen con otro acerca de Isaac La Peyrre y su in-fluencia, y otro sobre milenarismo, mesianismo y escepti-cismo.En este estudio, dos trminos claves sern "escepti-cismo" y "fidesmo", y deseo ofrecer una indicacin pre-liminar sobre cmo deben entenderse estos trminos enel contexto de la obra. Como el trmino "escepticismo" hasido asociado en los dos ltimos siglos con la increduli-dad, especialmente la incredulidad en las doctrinas cen-trales de la tradicin judeo-cristiana, al principio puedeparecer extrao leer que los escpticos de los siglos xvi yXVII aseguraban, casi unnimemente, que eran sinceroscreyentes en la religin cristiana. Ms adelante veremossi lo eran o no; pero la aceptacin de ciertas creencias nocontradice en s misma su supuesto escepticismo, ya queescepticismo significa una visin filosfica que planteadudas acerca de lo adecuado o fidedigno de las pruebasque puedan ofrecerse para justificar alguna proposicin.El escptico, sea en la tradicin pirrnica o en la acad-mica, desarroll argumentos para mostrar o sugerir que laevidencia, razones o pruebas empleadas como fundamen -tos de nuestras diversas creencias no eran enteramentesatisfactorias. Luego, los escpticos recomendaron la sus-

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    pensin de juicio sobre la cuestin de si estas creenciaseran ciertas; sin embargo, an se pueden mantener lascreencias, pues toda clase de factores persuasivos no de-ben tomarse como evidencia adecuada de que la creenciaera cierta.Por tanto, "escptico" y "creyente" no son clasificacio-nes opuestas. El escptico est planteando dudas acercade los mritos racionales o evidenciales de las justifica-ciones dadas a una creencia; duda de que se hayan des-cubierto o puedan descubrirse razones necesarias ysuficientes para mostrar que alguna creencia en par-ticular tenga que ser verdad y no pueda ser falsa. Pero elescptico, como cualquier otro, puede aceptar variascreencias.Aquellos a quienes clasifico como fidestas son perso-nas escpticas con respecto a la posibilidad de que alcan-cemos el conocimiento por medios racionales, sin que po-seamos algunas verdades bsicas conocidas por fe (porejemplo, verdades no basadas en alguna evidencia racio-nal). As, por ejemplo, el fidesta puede negar o dudar deque puedan ofrecerse razones necesarias y suficientespara establecer la verdad de la proposicin "Dios existe",y sin embargo, el fidesta puede decir que slo puede sa-berse que la proposicin es cierta si poseemos algunainformacin por medio de la fe, o si creemos en ciertas co-sas. Muchos de los pensadores a quienes yo deseo clasifi-car como fidestas sostuvieron que, o bien haba factorespersuasivos, que podan inducir una creencia, pero noprobar ni establecer la verdad de lo que se cree, o bien quedespus que se ha encontrado o aceptado la propia fe,pueden encontrarse razones para explicar o aclarar loque se cree, sin probarlo ni establecerlo.El fidesmo abarca un grupo de posibles opiniones,que van desde: 1) la de una fe ciega que niega a la razntoda capacidad de llegar a la verdad, o de hacerla veros-mil, y que fundamenta toda certidumbre en una adheren-cia completa e incondicional a algunas verdades revela-das o aceptadas, hasta 2) la que da a la fe prioridad sobrela razn. Esta ltima idea niega a la razn toda certidum-

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    bre completa y absoluta de la verdad anterior a la acepta-cin de alguna proposicin o proposiciones por fe (es de-cir, admitir que todas las proposiciones racionales sondudosas, hasta cierto grado, antes de aceptar algo por fe),aun cuando la razn pueda desempear alguna funcinrelativa o probable en la bsqueda o explicacin de laverdad. Me parece que en estas posibles versiones de fi-desmo hay un ncleo comn, a saber, que el conoci-miento, considerado como informacin que no puede serfalsa acerca del mundo, es inalcanzable si aceptar algopor fe, y que independientemente de la fe ,`pueden plan-tearse dudas escpticas acerca de toda supuesta afirma-cin de conocimiento. Algunos pensadores, por ejemploBayle y Kierkegaard, han hecho presin sobre el elementode fe, insistiendo en que no puede haber ninguna relacinentre lo que se acepta por fe y cualquier evidencia o ra-zn que pueda darse de los artculos de fe. Pierre Jurieu,que primero fue colega de Bayle y luego su enemigo, re-sumi esto al afirmar, Je le crois parce que je veux le croire[Lo creo porque quiero creerlo]. No se piden ni se buscanms razones, y lo que se acepta por fe puede estar en opo-sicin a lo que es razonable o hasta demostrable. Por otraparte, pensadores como San Agustn y muchos de los agus-tinianos han insistido en que pueden darse razones de lafe despus de que la hemos aceptado, y de que razones quepueden producir la fe pueden darse antes de la acepta-cin de la fe, pero no demuestran la verdad de lo que secree., Yo clasifico como fidestas a las opiniones agustinia-nas y kierkegaardianas, ya que ambas reconocen que nopueden encontrarse ni establecerse verdades indudablessin algn elemento de fe, sea religiosa, metafsica o deotra ndole.',El sentido que estoy empleando corresponde, en mi-opinin, al de muchos escritores protestantes que clasifi-can a San Agustn, Lutero, Calvino, Pascal y Kierkegaardcomo fidestas. Algunos escritores catlicos, como mi buenamigo el finado padre Julien-Eymard d'Angers, creen queel trmino "fidesta" debe limitarse a quienes niegan a larazn todo papel o funcin en la bsqueda de la verdad,

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    PREFACIOantes y despus de la aceptacin de la fe.' En este sentido,San Agustn y acaso Pascal (y algunos intrpretes diran,quiz Lutero, Calvino y hasta Kierkegaard) ya no podranclasificarse como fidestas.La decisin de cmo definir la palabra "fidesmo" esen parte terminolgica y en parte doctrinal. La palabrapuede ser definida, obviamente, de varias maneras, paraque corresponda a distintos usos. Pero en la decisin deprecisar qu significa el trmino interviene una distin-cin bsica entre el pensamiento protestante reformado yel del catolicismo romano, ya que ste ha condenado alfidesmo como hereja, considerndolo como una falla b-sica del protestantismo, en tanto que los protestantes noliberales han afirmado que el fidesmo es un elementobsico del cristianismo fundamental, elemento que surgeen las enseanzas de San Pablo y San Agustn. Aunque elempleo que yo le doy corresponde ms al de los escritoresprotestantes que al de los catlicos, no intento as prejuz-gar el asunto en cuestin, ni pasarme a un bando de pre-ferencia sobre el otro. Al emplear el significado de "fi-desmo" que yo empleo, he seguido un uso bastantecomn de la literatura en ingls. Adems, creo yo que esteuso hace resaltar ms el elemento escptico implcito enla visin fidesta, concebida en trminos generales. Noobstante, es obvio que si las clasificaciones "escptico" y"fidesta" se definieran de otra manera, entonces variasfiguras a las que yo clasifico as tendran que quedar cla-sificadas de manera totalmente distinta.En este estudio, la anttesis de escepticismo es "dog-matismo", la opinin de que puede mostrarse una eviden-cia para establecer que al menos una proposicin no em-prica no puede ser falsa. Como los escpticos a los queconsideraremos aqu, creo yo que pueden arrojarse dudassobre cualesquiera de tales pretensiones dogmticas, yque tales pretensiones se basan, en ltima instancia, en' El padre Julien-Eymard d'Angers analiz algunos de nuestros desacuerdosa este respecto en su crtica de este estudio, en XVII e Sicle, nms. 58-59 (1963),pp. 105-109.

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    21algn elemento de fe, y no en la evidencia. De ser as, todaopinin dogmtica se vuelve hasta cierto punto fidesta.Empero, si esto fuera demostrable, entonces el escpticoestara seguro de algo, y se volvera dogmtico.Las simpatas del autor estn del lado de los escpticosque ha estudiado; pero al mostrar cmo ciertos elementosde su visin condujeron al tipo de escepticismo sostenidopor Hume, no es mi intencin abogar por este resultadoparticular del desarrollo del nouveau Pyrrhonisme [nuevopirronismo]. En realidad, siento mayor afinidad con quie-nes se valieron de las visiones escptica y fidesta de losnouveaux Pyrrhoniens con propsitos religiosos, antes queseculares, y he tratado de hacer resaltar esto en otros es-tudios.Por la dificultad de conseguir algunas de las fuentesmateriales en este pas, y por el tiempo limitado que pudepasar trabajando en las grandes bibliotecas de Europa, hetenido que depender ms de lo que yo hubiese querido detraducciones (ya fuesen antiguas, y de aos recientes) y,en algunos casos, he tenido que depender de citas de es-tudios modernos, que no tuve oportunidad de verificar.Sin embargo, espero que el lector considere este estudiocomo un intento inicial por revelar el papel del escepti-cismo en el pensamiento moderno, y que otros seguirnadelante, corrigiendo los defectos o deficiencias que pue-dan encontrar aqu.

  • I. LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMA

    UNA DE LAS principales vas por las cuales entraron las opi-niones escpticas de la antigedad en el pensamiento rena-centista tardo fue una querella central de la Reforma,, ladisputa por la norma apropiada del conocimiento religioso,o lo que se llam "la regla de fe". Esta discusin plante unode los problemas clsicos de los pirrnicos griegos, el pro-blema del criterio de la verdad. Con el redescubrimiento, enel siglo xvi, de escritos del pirrnico griego Sexto Emprico,los argumentos y opiniones de los escpticos griegos llega-ron a formar parte del meollo filosfico de las pugnas reli-giosas que por entonces estaban ocurriendo. El problemade encontrar un criterio de verdad, planteado inicialmenteen las disputas teolgicas, despus surgi con relacin alconocimiento natural, conduciendo a la crise pyrrhoniennede comienzos del siglo xvii.

    Las opiniones de Martn Lutero y su lucha con Erasmopueden considerarse brevemente como indicacin de cmofoment la Reforma el nuevo problema. No estamos di-ciendo que el asunto surgi tan slo en la poca del rompi-miento de Lutero con la Iglesia catlica; en cambio, esapoca constituye un punto de partida -arbitrario- para se-guir laa influencia escptica en la formacin del pensa-miento moderno, poca que no slo seala el conflicto entrelos criterios del conocimiento religioso de la Iglesia y de losreformadores, sino tambin el tipo de las dificultades filo-sficas que haba de generar el conflicto.

    Slo gradualmente fue desarrollndose Lutero, de re-formador dentro de la estructura ideolgica del catolicismoa jefe de la Reforma, que lleg a negar la autoridad de laIglesia de Roma. En sus primeras protestas contra las in-dulgencias, la autoridad papal y otros principios catlicos,Lutero arguy en los trminos del criterio aceptado de laIglesia, que las proposiciones religiosas se juzgan por suconformidad con la tradicin de la Iglesia, sus concilios ylos decretos papales. En las Noventa y cinco tesis, y en su

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    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMA

    23carta al papa Len X, trat de mostrar que, a juzgar por lasnormas de la Iglesia al decidir tales cuestiones, l tenarazn, y ciertas prcticas eclesisticas y las justificacionesque de ellas se daban eran errneas.

    Sin embargo, en el Coloquio de Leipzig de 1519, y en susescritos de 1520, El Manifiesto a la Nobleza Alemana y Delcautiverio de Babilonia en la Iglesia, Lutero dio el paso deci-sivo al negar la autoridad de la Iglesia en materia de fe ypresentar un criterio radicalmente distinto del conoci-miento religioso. Fue en este periodo cuando se desarroll,de ser slo un reformador ms que atacaba los abusos y lacorrupcin de una burocracia decadente, a jefe de una re-vuelta intelectual que haba de conmover los cimientosmismos de la civilizacin occidental.

    Su rival en Leipzig, Johann Eck, nos cuenta con horrorque Lutero lleg hasta negar la completa autoridad delPapa y los concilios, a afirmar que las doctrinas que hansido condenadas por los concilios pueden ser ciertas, y quelos concilios pueden errar, pues slo estn compuestos porhombres.' En El Manifiesto a la Nobleza Alemana, Luterolfuems lejos an, negando que el Papa pudiese ser la nicaautoridad en cuestiones religiosas. Afirm, en cambio, quetodo el cristianismo slo tena un Evangelio, un Sacra-mento, que todos los cristianos tienen "el poder de discer-niry juzgar lo que es justo o injusto en materia de fe", 2 y quela Escritura es superior al Papa al determinar las opinionesy acciones religiosa apropiadas. 3 En Del cautiverio de Babi-lonia, Lutero dej ms en claro an su bsica negativa delcriterio eclesistico de conocimiento religioso:t

    [ ...] vi que las opiniones tomistas, sean aprobadas por el Papa opor el concilio, siguen siendo opiniones y no se vuelven artcu-los de fe, aun si un ngel del cielo dijera lo contrario. Pues lo

    1 El relato hecho por Eck del Coloquio de Leipzig de 1519, tal como apareceen Documentos de la Iglesia Cristiana, ed. por Henry Bettenson, Nueva York yLondres, 1947, pp. 271-272.r Martn Lutero, El Manifiesto a la Nobleza Alemana, tal como aparece citadoen Documentos de la Iglesia Cristiana, p. 277." Ibid., p. 277.

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    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMAque se afirma sin la autoridad de la Escritura o de la revelacindemostrada puede sostenerse como opinin, pero nadie estobligado a creer en ello. 9

    Y finalmente, Lutero asever su nuevo criterio en laforma ms dramtica cuando se neg a retractarse enla Dieta de Worms de 1521:

    Su Majestad Imperial y Sus Seoras exigen una respuesta sen-cilla. Hela aqu, llana y sin ambages. A menos que se me con-venza de error por el testimonio de la Escritura o bien (ya queno confo en la autoridad no apoyada del Papa o de los concilios,pues es claro que a menudo han errado y a menudo han cado'encontradiccin) por manifiesto razonamiento se me convenzamediante las Escrituras a las que he apelado, y mi concienciaquede cautiva por la palabra de Dios, no puedo retractarme yno me retractar de nada, pues ir contra nuestra conciencia noes seguro para nosotros ni depende de nosotros. Esto es lo quesostengo. No puedo hacer otra cosa. Que Dios me ayude. Amn. 5

    En esta declaracin de libertad cristiana, Lutero dejsentado su nuevo criterio del conocimiento religioso, el deque la conciencia est obligada a creer que lo que lee en laEscritura es cierto. A catlicos como Eck, esto debi deparecerles totalmente increble. Durante siglos, aseverarque una proposicin afirmaba una verdad religiosa signifi-caba que haba sido autorizada por la tradicin eclesis-tica, por el Papa y por los concilios. Afirmar que estas nor-mas podan ser falsas era como negar las reglas de la lgica.El rechazo de los criterios aceptados eliminara la nicabase para poner a prueba la verdad de una proposicinreligiosa. Plantear siquiera la posibilidad de que talesnormas pudiesen ser falibles era sustituirlas por otro crite-rio, por el cual podran juzgarse las normas aceptadas y as,de hecho, negar toda la estructura por la cual se habadeterminado durante siglos la ortodoxia.

    Lutero, El cautiverio babilnico de la Iglesia, como aparece citado en Docu-mentos de la Iglesia Cristiana, p. 280.Lutero en la Dieta de Worms, como aparece citado en Documentos de la Igle-sia Cristiana, p. 285.

    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMA

    25Una vez desafiado un criterio fundamental, cmo sabercul de las distintas posibilidades debe ser aceptada? So-bre qu base defendero refutarlas afirmaciones de Lutero?Adoptar una posicin requiere otra norma, por la cual juz-gar el punto en cuestin. As, el rechazo de Lutero de lasnormas de la Iglesia, y su aseveracin de su nueva normapara determinar la verdad religiosa, condujeron a un ejem-plo bastante claro del problema del criterio tal como apa-rece en Sexto Emprico, Bosquejos pirrnicos, II, cap. Iv:Para decidir la disputa que ha surgido acerca del criterio, de-bemos poseer un criterio aceptado por el cual podamos juzgarla disputa; y para poseer un criterio aceptado primero bedecidirse la disputa acerca del criterio. Y cuando la dlscuslonqueda reducida as a una forma de razonamiento circular, eldescubrimiento del criterio se vuelve imposible, ya que no lespermitimos [a los filsofos dogmticos] adoptar un criterio porsuposicin, mientras que si se ofrecen a juzgar el criteriopor otro criterio, los obligamos a regresar ad infinitum. 6

    El problema de justificar una norma del conocimientoverdadero no surge mientras no se desafe una norma. Peroen una poca de revolucin intelectual, como la que esta-mos considerando aqu, el slo plantear el problema puedeproducir una insoluble crise pyrrhonienne, al ser exploradosy funcionar los diversos gambitos de Sexto Emprico. LaCaja de Pandora que Lutero abri en Leipzig haba de tenerlas consecuencias ms trascendentales no slo en teologa,sino en todo el mbito intelectual del hombre.

    En defensa de una norma fundamental, qu puede ofre-cerse como prueba? El valor de la prueba depende delcriterio, y no viceversa. Algunos telogos, como San Ignaciode Loyola, trataron de cerrar la caja, insistiendo en "quepodemos ser todos de la misma opinin y en conformidadcon la propia Iglesia; si ella ha definido como negro, algoque a nuestros ojos parece blanco, de manera similar, he-

    6 Sexto Emprico, Bosquejos pirrnicos, traducidos por el rev. R. G. Bury(Cambridge, Mass., y Londres, 1939), Loeb Classical Library, Libro II, cap. iv, sec.20, pp. 163-165.

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    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMAmos de pronunciar que es negro". 7 Sin embargo, esto nojustifica el criterio, sino que tan slo muestra lo que es.El problema persisti. Para poder reconocer la verda-dera fe, se necesitaba un criterio. Pero, cmo haba dereconocerse el criterio verdadero? Los innovadores y losdefensores de los antiguos se enfrentaban al mismo pro-blema. Por lo general, trataron de resolverlo atacando elcriterio de sus rivales.(Lutero atac la autoridad de la Igle-sia, mostrando la incongruencia de sus opiniones. Los cat-licos trataron de mostrar lo poco digna de fe que es la propiaconciencia, y la dificultad de discernir el verdadero signifi-cado de la Escritura sin la gua de la Iglesia. Ambos bandosadvirtieron de la catstrofe -intelectual, moral y religiosa-que sobrevendra en caso de adoptar el criterio del otro.Uno de los argumentos de los catlicos durante toda laReforma fue que l criterio de Lutero conducira a la anar-qua religiosa. Cada quien podra apelar a su propia con-ciencia, y afirmar que lo que pareca verdadero era verda-dero. No quedara ninguna norma eficaz de verdad. En losprimeros aos de la Reforma, el rpido desarrollo de todaclase de creencias nuevas, entre grupos tales como los pro-fetas de Zwickau, los anabaptistas y los antitrinitarios pare-ci confirmar esta prediccin. Los reformadores estabancontinuamente ocupados tratando de justificar su propiotipo de criterio subjetivo, individual, y al mismo tiempoaplicaban este criterio como medida objetiva por la cualcondenaban como herejas los llamados de sus enemigos a-la conciencia.

    -# En la batalla por establecer cul criterio de fe era ver-dadero, surgi una actitud escptica entre ciertos pensado-res, bsicamente como defensa del catolicismo. Mientrasque muchos telogos catlicos trataron de ofrecer la evi-dencia histrica para justificar la autoridad de la Iglesia(sin poder nunca mostrar que la evidencia histrica fuese lanorma), fue planteada por Erasmo de Rotterdam una suges-tin de la defensa escptcade la fe, defensa que haba de' San Ignacio de Loyola, Reglas para pensar con la Iglesia, aparece citado enDocumentos de la Iglesia Cristiana, regla 13, pp. 364-365.

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    27dominar la Contrarreforma francesa-Erasmo, que habasido uno de los espritus guas en la exigencia de Reforma,entre 1520 y 1524 fue ms y ms apremiado a atacar abierta-mente a Lutero. 8 (Erasmo tena varias razones y medios deeludir el problema, pero aqu slo consideraremos el resul-tado final.) En 1524, finalmente Erasmo public un libro, DeLibero Arbitrio DIATPIBH atacando las opiniones de Luterosobre el libre albedro rEl ntiintelectualismo general deErasmo y su repugnancia ante las discusiones teolgicasracionales le llevaron a proponer una especie de base es-cptica para permanecer dentro de la Iglesia catlicj Sureaccin a los filsofos de la Universidad de Pars, en susdas de estudiante, y su condena en el Elogio de la locurade aquella bsqueda intelectual per se, culminaron en su .afirmacin, "Los asuntos humanos son tan oscuros y va-riados que nada puede conocerse laramente. sta fue lasana conclusin de los acadmicos (los escpticos acad-micos), que eran los menos ariscos de los filsofos". 9 Estedesprecio del esfuerzo intelectual iba aunado a su de-fensa de una piedad cristiana sencilla, no teolgica:De Libero Arbitrio comienza con el anuncio de que elproblema del libre albedro es uno de los que contienenms laberintos. Las controversias teolgicas no eran delgusto de Erasmo, y declara que preferira seguir la actitudde los escpticos y suspender todo juicio, especialmentecuando 1 permiten la autoridad inviolable de la Escritura ylos decretos de la Iglesia. Dice que est perfectamente dis-puesto a someterse a los decretos, ya entienda o no talesdecretos, o las razones de stos. 1 0 La Escritura no es tanclara como quiere hacernos creer Lutero, y hay algunospasajes demasiado oscuros para que el espritu humanopueda penetrar en ellos. Los telogos han discutido inter-minablemente sobre esta cuestin. Lutero afirma haber en-contrado la respuesta, y haber comprendido correctamentela Escritura. Pero, cmo podemos saber si realmente lo ha

    ' Cf. Introduccin, por Craig R. Thompson a Desiderio Erasmo, Inquisitio DeFide, Yale Studies in Religion, XV, New Haven, 1950, pp. 1-49.Erasmo,Elogio de la Locura, traducida por Leonard Dean, Chicago, 1946, p. 84.1 1 Erasmo, De Libero Arbitrio DIATPIBH, Basilea, 1524, pp. a2-a3.

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    logrado? Pueden darse otras interpretaciones que parecenmucho mejores que las de Lutero. Dada la dificultad deestablecer el verdadero significado de la Escritura concer-niente al problema del libre albedro, por qu no aceptarla tradicional solucin ofrecida por la Iglesia? Para quiniciar una querella por algo que no podemos conocer conla menor certeza? 11 Para Erasmo, lo importante es una pie-dad cristiana, simple, bsica, un espritu cristiano. Lo de-ms, la superestructura de la creencia esencial, es dema-siado compleja para que el hombre pueda juzgarla. Portanto, es ms fcil permanecer en una actitud escpticay aceptar la antiqusima sabidura de la Iglesia en estascuestiones, que tratar de comprender y de juzgar por unomismo.--*Esta actitud escptica, antes que el argumento escp-tico, surgi de un aborrecimiento a "la comedia de la granlocura". No estaba basada, como lo estuvo para Montaigne,en la evidencia de que la razn humana no poda alcanzarlacertidumbre en ningn terreno. En cambio, Erasmo parecehaberse escandalizado por la aparente futilidad de los inte-lectuales en su bsqueda de la certidumbre.'Toda la ma-quinaria de estos espritus escolsticos haba perdido devista el punto esencial: la simple actitud cristiana) El tontocristiano estaba mucho mejor que los altos telogos de Pa-rs, enredados en un laberinto creado por ellos mismos. Yas, si nos quedbamos siendo tontos cristianos, llevara-mos una vida verdaderamente cristiana, y podramos evitartodo el mundo de la teologa aceptando las opiniones reli-giosas promulgadas por la Iglesia, sin tratar de compren-derlas.Este intento, hecho a comienzos de la Reforma, de"justificacin" escptica de la regla catlica de la fe pro-voc una furiosa respuesta de Lutero, el De Servo Arbitrio,de 1525. El libro de Erasmo, declar Lutero, era una ver-genza y un escndalo, tanto ms cuanto que estaba tanbien escrito y con tanta elocuencia. "Es como si llevra-mos basuras o excrementos en un vaso de oro o de" Ibid., p. a5 y ss.

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    plata." 12 El error central del libro, segn Lutero, era queErasmo no comprenda que un cristiano no puede ser es-cptico. "Un cristiano debe[...] estar seguro de lo queafirma, pues de otra manera no es cristiano."

    13El cristia-

    nismo requiere la afirmacin de ciertas verdades porqueel hombre, en su conciencia, est completamente conven-cido de su verdad.El contenido del conocimiento reli-gioso, segn Lutero, es demasiado importante para acep-tarlo bajo palabra. Hemos de estar absolutamente segurosde su verdad. ) Por tanto, el cristianismo es la negativacompleta del escepticismo. "Anatema sea el cristiano queno est seguro de lo que supuestamente cree, y que nocomprenda esto. Cmo puede creer aquello de queduda?"

    15' Para encontrar las verdades, hemos de,cnr

    aAo-tar la Escritura` Desde luego, hay partes que resultan di-fciles de entender, y hay cosas acerca de Dios que noconocemos, y que quiz no conoceremos; mas esto no signi-fica que no podamos encontrar la verdad en la Escritura.La verdad religiosa central puede encontrarse en trmi-nos claros y evidentes, y stos aclaran los puntos msoscuros; empero, si muchas cosas siguen siendo oscuraspara algunos, no es culpa de la Escritura, sino de la ce-guera de aqullos que no desean conocer las verdades re-veladasi El sol no es oscuro slo porque yo pueda cerrarlos ojos y negarme a verlo. Las doctrinas por las cualesLutero y la Iglesia estn en conflicto son claras, si estamosdispuestos a contemplar y a aceptar lo que vemos. Y, amenos que hagamos esto, estaremos abandonando la Re-velacin cristiana. 1 6Lutero estaba seguro de que haba un cuerpo de ver-dades religiosas que conocer, de que estas verdades erande importancia decisiva para los hombres, y de que la re-gla de fe de Lutero -lo que la conciencia estaba obligada a

    1 2 Lutero, De Servo Arbitrio, en las Werke de Lutero, Band XVIII Weimar, 1908,p.601.

    Ibid., p. 603." Ibid., pp. 603-605.

    s Ibid., p. 605.'

    6 Ibid., pp. 606-610.

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    creer despus de leer las Escrituras- nos mostrara estasverdades. Depender del curso escptico de Erasmo eraarriesgar demasiado; la posibilidad de error era excesiva.Slo en el seguro conocimiento de las rdenes de Dios en-contraramos la seguridad. Y as, Lutero dijo a Erasmoque su enfoque escptico en realidad implicaba una faltatotal de fe en Dios y que era, en rigor, una manera de bur-larse de l." Si as lo deseaba, Erasmo podra aferrarse asu escepticismo hasta que Dios lo llamara. Pero, le adver-ta Lutero, "el Espritu Santo no es escptico", y no hainscrito en nuestros corazones opiniones inciertas sino,en cambio, afirmaciones de la ndole ms clara."'Esta disputa entre Erasmo y Lutero indica una partede la estructura bsica del problema del criterio. Erasmoestaba dispuesto a reconocer que no poda afirmar concertidumbre lo que era cierto, pero estaba dispuesto, pernon sequitur, a aceptar la decisin de la Iglesia. Esto nodemuestra que la Iglesia tuviese la autoridad en materiade fe; antes bien, indica la cautelosa actitud de Erasmo.Como era incapaz de distinguir con certeza la verdad dela mentira, dejaba la responsabilidad a la institucin quedurante siglos haba estado estableciendo tal distincin.Lutero, en cambio, insista en la certidumbre. Haba de-masiado en juego para conformarse con menos. Y ningnser humano poda dar a otra persona la seguridad ade-cuada. Tan slo la propia conviccin ntima poda justifi-car la aceptacin de cualquier opinin religiosa. Desdeluego, un oponente poda preguntar por qu es verdadaquello que nuestras conciencias estn obligadas a creerpor la lectura de las Escrituras. Supongamos que nos en-contramos obligados a creer en cosas conflictivas: Cules la cierta? Lutero insista en que la verdad se nos im-pone, y en que el verdadero conocimiento religioso nocontiene ninguna contradiccin.As, la regla de fe para los reformadores parece habersido la certidumbre subjetiva, las obligaciones de la pro-" Ibid., p. 605." Ibid., p. 605.

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    pia conciencia. Pero este tipo de subjetivismo est ex-puesto a muchas objeciones. El mundo est lleno de per-sonas convencidas de las cosas ms extraas. El mundo dela Reforma tena, de sobra, telogos de opiniones opues-tas, suscritas cada una por la conciencia de los hombresque las afirmaban. A sus oponentes, el nuevo criterio delconocimiento religioso les pareca apenas distinto del es-cepticismo puro, de hacer de todas y cada una de las opi-niones religiosas tan slo las opiniones de los creyentes,sin ninguna certidumbre objetiva. Pese a la violenta de-nuncia de Lutero al escepticismo de Erasmo, lleg a serafirmacin comn de los contrarreformadores que los re-formadores no eran ms que escpticos disimulados.Para aclarar y apoyar la teora del conocimiento reli-gioso de los reformadores, el siguiente gran jefe de la re-vuelta contra la autoridad de la Iglesia, Juan Calvino,intent en su Institucin y en la batalla contra el hereje an-titrinitario, Miguel Servet, elaborar con mayor detalle lateora de la nueva autoridad en materia de fe. Al princi-pio de la Institucin afirm Calvino que la Iglesia' nopuede ser juez de la Escritura, ya que la autoridad de la'Iglesia reposa sobre algunos versculos de la Biblia. Portanto, la Escritura es el venero bsico de la verdd reli-giosa.' 9Pero, mediante cules cnones reconocemos la fe, ycmo determinamos con certidumbre lo que dice la Escri-tura? El primer paso es comprender que la Biblia es laPalabra de Dios. Qu cnones nos autorizan a decir esto?Calvino reconoci que si tratbamos de probar esto por larazn, slo desarrollaramos una peticin de principio oargumentos retricos. 20 Lo que se requiere es una pruebatan completa y persuasiva que no podamos plantear yadudas ni preguntas. Y para excluir toda posibilidad deduda o de pregunta, esa evidencia tendra que darse vali-dez a s misma. Tal evidencia nos es dada por iluminacindel Espritu Santo. Tenemos una persuasin interna, que'y Juan Calvino, Institucin de la Religin Cristiana, 2 vols.'" Ibid., pp. 36-37.

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    nos ha dado Dios, tan imperiosa que se convierte en com-pleta garanta de nuestro conocimiento religioso. Estapersuasin interna no slo nos asegura que la Escritura esla Palabra de Dios, sino que, al leer atentamente la Escri-tura, nos obliga a captar su contenido y creer en l. Hay,as, una doble iluminacin para los elegidos, siempre quehaya, primero, la regla de fe, la Escritura, y, luego, la re-gla de la Escritura, a saber, los medios de discernir sumensaje y creer en l. Esta doble iluminacin de la reglade fe y su aplicacin nos da la seguridad completa.

    Tal es, por tanto, una conviccin que no requiere de razones;un conocimiento con el cual est de acuerdo la mejor razn,en que el espritu verdaderamente reposa con mayor seguri-dad y constancia que en ninguna razn; tal es, por ltimo, unsentimiento que slo puede darnos la revelacin celestial.Hablo nada menos que de lo que cada creyente experiffientadentro de s mismo, aunque mis palabras caigan por debajode una justa explicacin del asunto.`La verdad religiosa slo puede ser reconocida por

    aqullos a quienes Dios elige. El criterio de si uno ha sidoelegido es una persuasin interna que nos capacita aexaminar la Escritura y a reconocer las verdades que hayen ella. Sin la Iluminacin Divina no podemos saber concertidumbre ni siquiera qu libro es la Escritura, o qusignifica; sin embargo, por la gracia de Dios se puedeaceptar la regla de fe establecida en la Confesin de fe delas iglesias protestantes de Francia, de 1559: "Sabemos queestos libros son cannicos, y la ms cierta autoridad denuestra fe, no tanto por consenso comn y de la Iglesiacuanto por la persuasin testimonial e interior del Esp-ritu Santo que nos hace discernirla." 22 Para los elegidos,

    2 ' Ibid., p. 37.-' "Confession de foi des glises protestantes de France, 1559", en Eug, etEm. Haag, La France Protestante, Tomo X (Pars, 1858), p. 32. Vase tambin laWestminster Confessin of Faith, art. I, que declara "La autoridad de la SagradaEscritura[ ...] no depende del testimonio de ningn hombre o iglesia; sino de-pende enteramente de Dios (que es la verdad misma), su verdadero autor[ ...]Toda nuestra persuasin y seguridad de la verdad infalible y autoridad divina

    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMA

    33la Escritura es la regla de fe y, tambin se afirm, la Es-critura es la regla de la Escritura.

    Para los calvinistas originales, la evidencia fundamen-tal de la verdad de sus opiniones era la de persuasin in-terna. Pero, cmo puede uno saber que esta persuasininterna es autntica y no slo una certidumbre subjetiva,que fcilmente puede ser engaosa? La importancia detener razn es tan grande que, como sostuvo el discpulode Calvino, Teodoro de Beza, necesitamos una seal se-gura e' infalible. Esta seal es la "Plena persuasin [que]separa a los hijos elegidos de Dios de los rprobos, y es lariqueza propia de los santos". 23 Pero la consecuencia esun crculo: el criterio del conocimiento religioso es la per-suasin interna, la garanta de la autenticidad de lapersuasin interna es que fue causada por Dios, y de estoquedamos asegurados por nuestra persuasin interna.

    La curiosa dificultad de garantizar el propio conoci-miento religioso surgi agudamente en la controversiacon Servet. All estaba un hombre aparentemente conven-cido, por persuasin interna, de que no tena una base b-blica la doctrina de la Trinidad, y convencido de que ladoctrina de la Trinidad era falsa. Pero Calvino y sus se-guidores estaban tan seguros de la verdad de su propia vi-sin religiosa que condenaron a muerte a Servet, por he-reje. El nico defensor de Servet entre los reformados, elculto Sebastin Castalin, de Basilea, vio que la manerade argir contra la condena era atacar la pretensin decertidumbre de los calvinistas. En su De Haereticis, 24 es-crito poco despus de la quema de Servet, Castalin tratde destruir las bases de la completa seguridad de Calvino

    viene de la obra interna del Espritu Santo, que presta testimonio por y con laPalabra en nuestros corazones[ ...] Nada debe agregarse en ningn momento -nipor nuevas revelaciones del Espritu ni por tradiciones de los hombres[ ...1 LaIglesia debe apelar finalmente a ella[...] la regla infalible de interpretacin dela Escritura es la Escritura misma", aparece citado en Documentos de la IglesiaCristiana, p..347.2 ' Teodoro de Beza, A Discourse, Of the True and Visible Marks of the CatholiqueChurche, Londres, 1582, p. 44 (no numerada).11 Sebastin Castalin, De Haereticis, Magdeburgo, 1554.

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    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMAen la verdad de sus creencias religiosas, sin destruir almismo tiempo la posibilidad del conocimiento religioso.El mtodo de Castalin consisti en indicar que en re-ligin hay muchas cosas oscuras en exceso, demasiadospasajes de las Escrituras sumamente opacos para quetodo el mundo pueda estar absolutamente cierto de laverdad. Estas oscuras materias haban sido fuente de con-troversia durante pocas y, evidentemente, ninguna opi-nin era lo bastante manifiesta para que todo el mundo tu-viera que aceptarla (de otra manera, por qu haba decontinuar la controversia, "pues quin es tan loco quemuera por negar lo que es obvio?") 25 Sobre la base-d losdesacuerdos continuos y la oscuridad de las Escrituras,Castalin indic que en realidad nadie estaba tan segurode la verdad en cuestiones -religiosas que se justificaramatar a otro por hereja.Esta moderada y escptica actitud y defensa de la di-vergencia de opiniones provoc una respuesta maligna yviolenta. Teodoro de Beza vio inmediatamente lo que es-taba en juego, y atac a Castalin como reanimador dela Nueva Academia y del escepticismo de Carnades,que;; trataba de sustituir las certidumbres necesarias alverdadero cristiano por probabilidades en cuestionesreligiosas.''' De Beza insisti en que la existencia de con-troversias slo probaba que algunas personas se equivo-caban. Los verdaderos cristianos estn persuadidos por laRevelacin, por la Palabra de Dios, que es clara para quie-nes la conocen. La introduccin de la akatelepsis de losescpticos acadmicos es enteramente contraria a la fecristiana. Hay verdades fijadas por Dios y reveladas a noso-tros, y todo el que no las sepa, reconozca y acepte se per-der . 2 7Castalin escribi, pero no public, una respuesta enque trataba de mostrar, de manera general, lo poco que

    $,. =' Citado de la traduccin al ingls, Concerning Heretics, trad. y ed. por RolandH. Bainton, Nueva York, 1935, p. 218.'S Teodoro de Beza, De Haereticis a civili Magistratu puniendis libellus, adversisMartini Bellii farraginem, & Novorum Academicorum sectam (n.p. 1554), pp. 65-77.` Ibid., pp. 65-6 y 75-7.

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    35podemos conocer y la manera "razonable" de juzgar esteconocimiento, y luego aplic sus modestos cnones a lascontroversias de su tiempo. El De arte dubitandi 0 es, pormuchas razones, un libro notable, muy adelantado a supoca, ya que propone un enfoque liberal, cientfico ycauteloso a los problemas intelectuales, en contraste conel total dogmatismo de sus oponentes calvinistas.No puede decirse que la teora de Castalin sea tan es-cptica como la de Erasmo, y ciertamente no alcanza elnivel de completa duda de Montaigne. El objetivo del Dearte dubitandi es indicar lo que se debe creer, ya que unode los problemas bsicos del hombre en esta edad de con-troversia es que cree algunas cosas que son dudosas, yduda de algunas cosas que no lo son. Para empezar, haymuchos asuntos que realmente no son dudosos, cuestionesque cualquier persona razonable aceptara. stas inclu-yen, para Castalin, la existencia de Dios, la bondad deDios y la autenticidad de la Escritura. Ofrece como evi-dencia el argumento del designio y la verosimilitud delcuadro del mundo que muestra la Escritura . 29Luego, por otra parte, hay un tiempo para creer y untiempo para dudar. El tiempo para dudar, en cuestionesreligiosas, llega cuando surgen cosas que son oscuras einciertas, y stas son las materias en disputa. "Pues esclaro que la gentee no disputa acerca de cosas que sonciertas y probadas, a menos que la gente est loca." :"Pero no podemos resolver las cuestiones dudosas tan sloexaminando la Escritura, como dicen los calvinistas, yaque hay disputas sobre cmo interpretar la Biblia, y laEscritura es oscura en muchos puntos. En muchas cues-tiones, dos opiniones contradictorias parecen igualmente

    '" Sebastin Castalin, De Arte Dubitandi, el texto latino completo aparece enReale Accademia d'Italia, Studi e Documenti. VII. Per la Storia Degli Eretici Italianidel Secolo XVI in Europa, ed. D. Cantimori e E. Feist, Roma 1937, pp. 307-403. Elmaterial analizado en el texto fue tomado de la reciente edicin francesa. Se-bastin Castalin, De l'art de douter et de croire, d'ignorer et de savoir, traducidopor Chas. -Baudouin, Ginebra y Pars, 1953.='' Sebastin Castalin, Art de Douter, Livre I, cap. I-17, pp. 27-75. Texto latino,pp. 307-45."" Ibid., cap. 18, p. 77, texto latino, p. 346.

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    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMAprobables, hasta donde podemos cerciorarnos por los tex-tos bblicos.31

    Para evaluar una cuestin en disputa, es necesariobuscar un principio por el cual la verdad resulte tan ma-nifiesta, tan bien reconocida por todos, que ningunafuerza del universo, ninguna probabilidad, pueda hacerposible una alternativa. 32 Este principio, afirm Castalin,es l capacidad humana de buen sentido e inteligencia, elinstrumento del juicio del que debemos confiar' Aqupresent una fe racional fundamental: que tenemos pode-res naturales suficientes para evaluar las cuestiones. Elprcpio Jesucristo, indic Castalin, resolva las diferen-cias valindose de sus sentidos y de su razn . 33 A los anti-racionalistas, les ofreci Castalin una respuesta muysemejante a uno de los argumentos de Sexto Emprico:

    Llego ahora a estos autores [presumiblemente calvinistas]que desean hacernos creer, con los ojos cerrados, ciertas co-sas que estn en contradiccin con los sentidos, y yo les pre-guntar, ante todo, si llegaron a estas opiniones con los ojoscerrados, es decir, sin juicio, inteligencia ni razn, o si, antesbien, contaron con la ayuda del juicio. Si hablan sin juicio,rechazaremos lo que digan; si, por lo contrario, basan susopiniones en juicio y razn, entonces se contradicen cuandotratan de persuadirnos, mediante su juicio, de que renuncie-mos al nuestro .34

    La fe de Castalin en nuestra capacidad racional paradecidir las cuestiones iba aunada a un escepticismoacerca de nuestro empleo, en la prctica de esta capaci-dad. Existen dos tipos de dificultades (que si se tomandemasiado en serio, acabarn por socavar por completo elcriterio de Castalin): una, que nuestras facultades pue-den ser incapaces de funcionar apropiadamente, porcausa de enfermedad o de nuestro involuntario mal uso

    " Ibid., cap. 22, pp. 87-90, texto latino, pp. 354-56. 2 Ibid., cap. 23, pp. 90-1, texto latino, p. 357.`' Ibid., caps. 23 y 24, pp. 90-7, texto latino, pp. 357-62.:" Ibid., cap. 25, p. 97, texto latino, p. 362.

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    37de ellas; la otra, que las condiciones externas pueden im-pedirnos resolver un problema. La visin de un hombrepuede ser mala, o puede negarse a mirar; o su ubicacin,o ciertos objetos pueden bloquear su visin. Ante estasposibilidades, Castalin reconoci que no podemos hacernada acerca de las condiciones naturales que pueden obs-taculizar nuestro juicio. Si uno tiene mala vista, ...qulstima! No pueden alterarse las condiciones externas. Ala luz de estas consideraciones prcticas, slo podemosaplicar nuestros instrumentos de juicio, nuestros sentidosy nuestra razn, de manera condicionada, siendo "razo-nables" en nuestras evaluaciones sobre la base del sen-tido comn y la experiencia anterior, y eliminando hastadonde sea posible las condiciones controlables, como lamalicia y el odio, capaces de alterar nuestro juicio. : ' 3

    Este escepticismo parcial de Castalin representa otrafaceta del problema del conocimiento, planteado por laReforma. Si es necesario descubrir una "regla de fe", unanorma para distinguir la fe verdadera de la falsa, cmo selogra esto? Tanto Erasmo cuanto Castalin subrayaron lasdificultades en cuestin, especialmente para descifrar elmensaje de la Escritura. Pero Castalin,_ en lugar de em-plear los problemas escpticos acerca del conocimientoreligioso como excusa o justificacin para aceptar "la va dela autoridad" de la Iglesia, ofreci otras normas, reconoci-damente imperfectas: las capacidades humanas de los sen-tidos y la razn. Puesto que las limitaciones mismas de suoperacin adecuada impiden alcanzar cualquier conoci-miento religioso completo y seguro, la bsqueda de la certi-dumbre habr de ser abandonada, a cambio de la bsquedade la razonabilidad. (As, resulta comprensible que Casta-lin influyese principalmente sobre las formas ms libera-les de protestantismo.) :"

    ' S Ibid., caps. 27-33, pp. 103-24, texto latino, pp. 366-81.1 fi Cf. Earl Morse Wilbur, A History of Unitarianism, Vol. I, Cambridge, Mass.,1947, pp. 205-8, Etienne Giran, Sbastien Castellion et la Rforme calviniste, Haarlem,1913, especialmente los caps. ix-xi; y Elisabeth Feist Hirsch, "Castellio's De artedubitandi and the Problem of Religious Liberty" y J. Lindeboom, "La place de

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    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMAEn las luchas entre el antiguo orden establecido de la

    Iglesia catlica y el nuevo orden de los reformadores, stostuvieron que insistir en la completa certidumbre de sucausa. Para realizar su revolucin eclesistica, hubieron desostener que ellos y slo ellos contaban con los mediosseguros para descubrir el conocimiento religioso ,. El rom-pimiento con la autoridad no estaba en favor de un tole-rante individualismo en materia de religin, como aqul alque habran conducido las ideas de Castalin, sino en favorde un completo dogmatismo en el conocimiento religioso.Para apuntalar su caso, los reformadores trataron de mos-trar que la Iglesia de Roma no tena ninguna garanta de susverdades religiosas profesadas, que la norma de la autori-dad tradicional no llevaba consigo una seguridad de la cer-tidumbre absoluta de la posicin de la Iglesia, a menos questa pudiese probar de alguna manera que la autoridadtradicional era el criterio de verdad. Pero, cmo podrahacer esto? El intento de justificar una norma requiereotras normas, que, a su vez, han de justificarse. Cmo po-dra establecerse la infalibilidad de la Iglesia en cuestio-nes religiosas? Sera infalible la evidencia? Este tipo deataque finalmente llev a los jefes protestantes a escribiracerca del pirronismo de la Iglesia de Roma, en que trata-ron de mostrar que, utilizando los principios de conoci-miento religioso ofrecidos por la Iglesia, nunca podramosestar seguros a) de que la Iglesia de Roma era la verdaderaIglesia, y b) de lo que era verdad en materia de religin. 37(Acaso la cumbre de este tipo de raciocinio fuera el argu-mento de que, segn la posicin de la Iglesia, el Papa yslo el Papa es infalible. Pero, quin puede decir quines el Papa? Para juzgar, el miembro de la Iglesia slotiene sus falibles luces. As pues, slo el Papa puede estarseguro de quien es Papa; los dems miembros no tienen

    Castellion dans l'histoire de l'esprit", en Autour de Michel Servet et de SbastienCastellion, ed. B. Becker, Haarlen, 1953.7 Cf. Jean La Placette, De Insanabili Romano Ecclesiae Scepticismo, Dissertatioqua demonstratur nihil omnino esse quod firma fide persuadere sibi pontificii possint,Amsterdam 1696; y Johannes A. Turretin, Pyrrhonismus Pontificus, Leyden 1692.

    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMA

    39manera de estar seguros, y, por tanto, no tienen ningu-na manera de descubrir algunas verdades religiosas.)" ,

    Por su parte, el bando catlico pudo atacar, y atac a losreformadores mostrando lo injustificable de sus normas y lamanera en que las pretensiones de certidumbre de los re-formadores conduciran a un completo subjetivismo y es-cepticismo acerca de las verdades religiosas. La clase deprueba presentada por Erasmo y Castalin se convirti encua de apertura: los reformadores aseguran que la verdadse encuentra en la Escritura, con slo examinarla sin pre-juicios; pero el significado de la Escritura es oscuro, comolo demuestran las controversias, no slo entre sus lectorescatlicos y protestantes, sino tambin las controversiasdentro del propio campo protestante. Por tanto, se necesitaun juez que fije las normas de la interpretacin apropiada.Los reformadores dicen que la conciencia, la luz interior oalgo por el estilo es el juez de la Escritura. Pero distintaspersonas tienen distintas luces interiores. Cmo sabremosquin dice la verdad? Los calvinistas insisten en que esa luzinterna es segura cuando ha sido enviada o guiada por elEspritu Santo. Pero, de quin es? Cmo sabremos dife-renciar el "engao" de la autntica iluminacin? Aqu, lasnicas normas que nos ofrecen los reformados parecen noser otras que sus opiniones privadas: Calvino piensa queCalvino ha sido iluminado. Las opiniones personales,no confirmadas ni confirmables, de varios reformadores noparecen, realmente, una base para la certidumbre en asun-tos religiosos. (La reductio ad absurdum de la posicin de losreformadores a comienzos del siglo xvii afirma que el calvi-nismo no es ms que pirronismo en materia de religin.)

    Mientras cada bando trataba de socavar los fundamentosdel otro, y cada uno trataba de mostrar que su rival trope-zaba con una forma insoluble del clsico problema escp-tico del criterio, cada bando, asimismo, haca afirmaciones

    " Jean La Placette, Of the Incurable Scepticism of the Church of Rome, Londres,1688. (La fecha que aparece en la cubierta es, errneamente, 1588), cap. ix.Trait de l'Autorit des Sens contre la Transsubstantiation, Amsterdam, 1700, pp.24-5 y= David Renaud Boullier, Le Pyrrhonisme de l'Eglise Romaine, Amsterdam,1757, p. 91 y ss.

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    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMAde certidumbre absoluta en sus propias opiniones. Los cat-licos encontraban la garanta en la tradicin, los protestan-tes en la iluminacin que revelaba la Palabra de Dios en laEscritura-'. El tolerante semiescepticismo de Castalin fueuna solucin inaceptable en esta bsqueda de la certidum-bre. (Debemos notar una excepcin: el telogo moderado in-gls William Chillingworth primero cambi el protestantis-mo por el catolicismo, por no encontrar suficientes normasde conocimiento religioso en el punto de vista reforma-do, y luego, por la misma razn, abandon el catolicismo.Termin en un protestantismo "menos que seguro", apo-yado tan slo por su lectura predilecta: Sexto Emprico.) 39El ncleo intelectual de esta batalla de la Reforma sehallaba en la bsqueda de una justificacin de la verdadinfalible en religin, mediante algn tipo de criterio evi-dente, o que se diera validez a s mismo. Cada bando pudomostrar que el otro no tena una "regla de fe" que pudiesegarantizar con absoluta certidumbre sus principios religio-sos' A lo largo de todo el siglo xvii, al irse apagando la luchamilitar entre catolicismo y protestantismo, se intensific lalucha intelectual, poniendo en claro relieve la naturalezadel problema epistemolgico en cuestin. Nicole y Pellisonmostraron una y otra vez que la manera protestante de exa-minar el .problema era el "camino real del pirronismo".Nunca podra uno decidir con absoluta certeza qu libroera la Escritura, cmo interpretarlo, qu hacer con ella, amenos que estuviese dispuesto a sustituir la infalibilidadde la Iglesia por la infalibilidad personal. Y esto, a su vez,planteara todo un puado de espinosos problemas escpti-cos. 40

    En el bando protestante, dialcticos como La Placette yBoullier tambin pudieron mostrar que el punto de vistacatlico "introduce un escepticismo universal en todo el sistema

    -0 1 Chillingworth se analiza en los captulos iv y vu, y all aparecen las refe-rencias.40 Cf. Pierre Nicole, Les Prtendus Rformez convaincus de schisme, Pars, 1684,y Paul Pellison-Fontanier, Rflexions sur les diffrends de la religion, Pars, 1686.Vase tambin Pierre Bayle, Dictionnaire Historique et Critique, art. Pellison,Rem. D.

    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMA

    41de la religin cristiana" . 41 Antes de adoptar la "va de la auto-ridad", habramos de descubrir si la tradicin de la Iglesiaes la autntica. Para descubrir esto, se necesitaba una auto-ridad o un juez. La Iglesia no poda ser la autoridad de supropia infalibilidad, pues el asunto en cuestin era si laIglesia era la verdadera autoridad en cuestioies religiosas.Toda prueba que se ofreciera de la situacin especial de laIglesia requerira una norma o criterio de que esta eviden-cia era cierta. Y as, tambin la va de la autoridad, segn searguy, conduca directamente a un peligrossimo pirro-nismo, pues segn este criterio no poda estarse realmenteseguro de cul era la verdadera fe. 42

    El rechazo de los reformados a las normas aceptadas delconocimiento religioso plante una pregunta fundamental:cmo justificar las bases de nuestro propio conocimiento?Este problema desencadenara una crisis escptica no sloen la teologa sino tambin, poco despus, en las ciencias yen todos los dems campos del conocimiento humano. Lu-tero realmente haba abierto una caja de Pandora en Leip-zig en 1519, y se necesitara toda la fortaleza de los hombresms sabios de los dos siglos siguientes para encontrar unamanera de cerrarla (o al menos, para que la gente no notaraque nunca ms podra cerrarse). La bsqueda de la certi-dumbre haba de dominar la teologa y la filosofa durantelos dos siglos siguientes, y por causa de la terrible alterna-tiva -certidumbre o pirronismo total- hubo que construirvarios grandiosos esquemas de pensamiento para superarla crisis escptica. El gradual fracaso de estos monumenta-les esfuerzos hara que la bsqueda de la certidumbre con-dujese a otras dos bsquedas: la bsqueda de la fe -elfidesmo puro-, y la bsqueda de la razonabilidad, o un"escepticismo mitigado".Varios de los moderados, quizs hartos de las luchas4' Jean La Placette, Of the Incurable Scepticism of the Church of Rome, Londres1688, verso de p. A2 en Prefacio.42 Jean La Placette, Trait de la Conscience, Amsterdam, 1695, pp. 366-78, Incu-,rable Scepticism of the Church of Rome; Boullier, Le Pyrrhonisme de l'Eglise Ro-maine, pp. 61-3, 68, 88-9, 122 y 213-40 y Bayle, Dictionnaire, art. Nicole, Rem. C. yart. Pellison, Rem. D.

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    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMA

    intelectuales de los comienzos del pensamiento moderno,pudieron ver la dificultad, y sugirieron una manera de evi-tarla. En 1665, Joseph Glanvill anunci que "mientras loshombres acaricien sus aprehensiones privadas, y todo terco pre-sumido levante una ctedra infalible en su propio cerebro, nopodr esperarse nada ms que eterno tumulto y desorden". - 1 :1Recomend, como solucin, su escepticismo constructivo.En 16 Martin Clifford indic que "todos los infortuniosque han seguido a la variedad de opiniones desatada desdela Reforma, han procedido enteramente de estos dos erro-res: el de aunar la Infalibilidad a cualquier cosa que consi-deremos la Verdad, y la condenacin de todo lo que creemosque es un error", y ofreci una solucin un tanto similar a lade Glanvill. 44

    El meollo del problema fue resumido en el debate entreel padre catlico Hubert Hayer y el pastor protestante Da-vid Boullier, en la obra de este ltimo Le Pyrrhonisme del'Eglise Romaine. Hayer mostr que el protestantismo con-duce a una incertidumbre completa en la fe religiosa, y portanto al pirronismo total. Boullier demostr que la preten-sin catlica de conocimiento infalible nos lleva a descu-brir que no existe tal conocimiento, y por tanto a la totalduda y pirronismo. La solucin, insisti Boullier, se hallabaen mostrarse razonable a la vez en ciencia y en religin, y enreemplazar la bsqueda de una certidumbre absoluta einfalible por una aceptacin, un tanto tentativa de la certi-dumbre personal como norma de verdad, norma que aun-que puede no ser menos lo-ideal, al menos nos permite enalguna manera limitada resolver las dificultades. 45

    El problema de la norma de conocimiento, que la Re-forma coloc en lugar principalsimo, fue resuelto de dosmaneras distintas en el siglo xvi: por una parte, la suspen-

    4:; Joseph Glanvill, Scir e tuum nihil est; or the Authors Defence of the Vanity ofDogmatizing: Against the Exceptions of the Learned Tho. Albius in his late Sciri,Londres, 1665, 6a. pgina (no numerada) del prefacio.

    44 Martin Clifford, A Treatise of Hymane Reason, Londres, 1675, p. 14.45 Boullier, Le Pyrrhonisme de l'Eglise Romaine, y Le P. Hubert Hayer, La Rgle

    Foi venge des Calomnies des Protestans; et spcialement de celles de M. BoullierMinistre Calviniste d'Utrecht, Pars, 1761.

    LA CRISIS INTELECTUAL DE LA REFORMA

    43

    sin escptica del juicio, propuesta por Erasmo, apelando ala fe, sin motivos racionales: por la otra, la solucin "razo-nable" de Castalin, ofrecida despus de reconocer que loshombres no podan llegar a la certidumbre completa. Nues-tra historia intelectual se propone seguir el desarrollo deestas dos soluciones hasta la crisis escptica que haba sidodesencadenada por la Reforma. Como el carcter peculiarde este desarrollo se debe en gran medida al accidentehistrico de que al tiempo que surgi la crisis escptica seredescubrieron los escritos y teoras de los escpticos grie-gos, es importante analizar el conocimiento y el inters enel escepticismo pirrnico y acadmico durante el siglo xvi, yaclarar la manera en que, con los redescubrimientos de losantiguos argumentos de los escpticos, la crisis pas de lateologa a la filosofa.

  • II. EL RESURGIMIENTO DEL ESCEPTICISMOGRIEGO EN EL SIGLO XVILA INFORMACIN acerca del escepticismo antiguo lleg a ma-nos de los pensadores renacentistas principalmente portres vas: los escritos de Sexto Emprico, las obras escpti-cas de Cicern y el relato de los antiguos movimientos es-cpticos, que se halla en las Vidas de los filsofos ilustres deDigenes Laercio. Para apreciar por completo la repercu-sin del escepticismo sobre el pensamiento renacentista,necesitaramos contar con estudios de cundo aparecieronestas fuentes, dnde, a quin, y qu reacciones produjeron.Charles B. Schmitt ha hecho esto con las Academica, deCicern, dndonos un cuadro completo de su influencia,desde la baja Edad Media hasta el final del siglo xvi. ,Schmitt ha descubierto que el trmino latino scepticus, quehizo surgir el francs sceptique y el ingls sceptic aparecepor primera vez en la traduccin latina de Digenes de1430, y en dos traducciones latinas, no identificables,de Sexto, del siglo anterior.'Se necesitara un trabajo tan laborioso como el efec-tuado por Schmitt para completar el cuadro de quin ley aSexto, a Digenes, y a los escritores musulmanes y judosescpticos y antirracionales, como Algazel y Judah Halevi.Algunos de los resultados de Schmitt, a los que lleg des-pus de las primeras ediciones de esta obra, sern incorpo-rados aqu en un esbozo de las principales formas de escep-ticismo, especialmente de cmo su forma de pirronismoafect a Europa y lleg a ser punto central en las batallasintelectuales de finales del siglo xvi. Comenzaremos con elefecto de los escritos de Sexto Emprico sobre el pensa-miento renacentista.Sexto Emprico fue un escritor helenstico oscuro y ca-rente de originalidad, de cuya vida y carrera prcticamente

    ' Charles B. Schmitt, Cicero Scepticus, La Haya, 1972.2 Ibid., pp. 12-13.44

    EL RESURGIMIENTO DEL ESCEPTICISMO GRIEGO

    45no se sabe nada; pero, como nico escptico pirrnicogriego cuyas obras se han salvado, lleg a desempear unpapel importante en la formacin del pensamiento mo-derno. El accidente histrico del redescubrimiento de susobras precisamente en el momento en que se haba plan-teado el problema escptico del criterio dio a las ideas deSexto una prominencia sbita y mayor de la que hubiesentenido nunca o volveran a tener. De este modo Sexto, rarezarecin descubierta, se metamorfose en le divin Sexte que, afinales del siglo xvii fue considerado como el padre de lafilosofa moderna. :' Ms an, al trmino del siglo xvi y du-rante el xvii, la repercusin de su pensamiento sobre elproblema del criterio estimul una bsqueda de la certi-dumbre que hizo surgir el nuevo racionalismo ae Ren Des-cartes y el "escepticismo constructivo" de Petrus Gassendi yMarin Mersenne.Es posible fechar con gran certeza el comienzo de lainfluencia de Sexto Emprico sobre el pensamiento rena-centista. Sus escritos fueron casi totalmente desconocidosen la Edad Media, y slo se sabe de unos cuantos lectoresde sus obras antes de la primera publicacin, en 1562.Hasta entonces, slo se haban encontrado dos manuscri-tos medievales latinos de las obras de Sexto: uno en Pars,de finales del siglo xiii, una traduccin de la Hipotiposis pi-rrnicas (extraamente atribuidas a Aristteles), y la otra,una versin mejor de la misma traduccin, en Espaa, almenos cien aos despus. 4 En Italia empezaron a entrarmanuscritos griegos en el siglo xv y gradualmente fuerondiseminndose por toda Europa. Por fin, en 1562, Henri

    Fue Franois de La Mothe Le Vayer quien le llam le divin Sexte. PierreBayle, en su artculo. "Pyrrhon" en el Dictionaire historique et critique, Rem. B.,asever que la filosofa moderna comenzaba con la reintroduccin de Sexto(aun cuando Bayle fija la fecha cerca de cho aos despus de cuando en reali-dad ocurri).1 Cf. Bibliothque Nationale, Pars, Ms. Fonds latin 14700, fols. 83-132; y Bi-blioteca Nacional, Madrid, Ms.. 10112, fols. 1-30. Este ltimo manuscrito fue des-cubierto por -el profesor P. O. Kristeller, de la Columbia University en 1955.Para la historia de la mayor parte de los manuscritos, vase Hermann Muts-chmann, "Die Uberlieferung der Schriften des Sextus Empiricus", RheinischesMuseum fur Philologie, LXIV, 1909, pp. 244-83. Tambin hay dos manuscritos re-

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    EL RESURGIMIENTO DEL ESCEPTICISMO GRIEGOEstienne, el gran impresor renacentista, public una edi-cin latina de las Hipotiposis,s que fue seguida en 1569 poruna edicin latina de todas las obras de Sexto, publicadapor el contrarreformador francs Gentian Hervet. 7 Estaedicin consta de la traduccin hecha por Hervet de Ad-versus Mathematicos, y de la de Estienne, de las Hipotiposis.La edicin de Hervet fue republicada en 1601. 8 Pero eltexto griego no fue publicado hasta 1621, entonces por loshermanos Chouet. 9 Adems, hay considerables pruebas deque en 1590 o 1591 apareci una traduccin inglesa de lasHipotiposis. 11' Otra traduccin inglesa, distinta, aparece ennacentistas de traduccin latina de Sexto; uno del Adversus mathematicos, porJoh. Laurencio, Vaticano ms. 2990, fols. 266-381. (El Prof. Schmitt ha publicadorecientemente un estudio del manuscrito de Laurencio.) Vase su obra "AnUnstudied Fifteenth Century Latin Translation of Sextus Empiricus by GiovanniLorenzi", en Cultural Aspects of the Italian Renaissance, Essays in Honour of PaulOskar Kristeller, editado por Cecil H. Clough, Manchester 1976, pp. 244-261; y elotro de las Hipotiposis y algunas partes del Adversus mathematicos, por Petr. deMontagnana, Biblioteca Nazionale Marciana (Venecia), cod. lat. 267 (3460), fols.1-57. Estoy agradecido al profesor P. O. Kristeller por darme mucha informacinimportante acerca de estos manuscritos.`" 6 Sexto Emprico, Sexti Philosophi Pyrrhoniarum Hypotypmsewn libri III . . . la-tine nunc primum editi, interprete Henrico Stephano, Pars, 1562..a ' Sexto Emprico, Adversus Mathematicos ... graece nunquam. Latine nuncpremura editum, Gentiano Herveto Avrelio interprete. Eivsdem Sexti PyrrhoniarvmHYPOTYPcoSEWN libri tres ... interprete Henrico Stephano, Pars y Amberes 1569.6 En la lista de ediciones dada por J. A. Fabricius en sus Sexti EmpiriciOpera, Leipzig, 1718 y Leipzig, 1842, as como en la lista que aparece en el artcu-lo sobre Sexto Emprico en la Biographie Universelle, Vol. XLII, Pars, 1825, semenciona una reimpresin de la edicin de Hervet en Pars en 1601. No he loca-lizado un ejemplar de esta impresin, y tampoco aparece en la BibliothqueNationale ni en el Museo Britnico." Sexto Emprico, Y.. rov `EarecptXov T IColp vc Empirici Opera quae extant . . .Pyrrhoniarum Hypotypasewn libre III . . . Henrico Stephano interprete. Adversus mat-hematicos libri X, Gentiano Herveto Avrelio interprete, graece nunc primum editi . . .Esta edicin fue impresa en 1621 por P. y J. Chouet, y publicada en varias ciuda-des, entre ellas Pars y Ginebra." Thomas Nashe se refiere a tal traduccin en 1591,y tanto Nashe como Row-lands citan de ella. Cf. The Works of Thomas Nashe, Editadas por Ronald B. Mc-Kerrow, Londres, 1910. Vol. III, pp. 254s. y 332, Vol. IV, pp. 428-429, y Vol V, pp.120 y 122, y Ernest A. Strathmann, Sir Walter Raleigh, A Study in Elizabethan Skepticism, Nueva York, 1951, pp. 226 y ss. Hasta ahora no se ha encontrado ningnejemplar ni mayor informacin acerca de esta "traduccin perdida".

    La "traduccin perdida" se ha confundido frecuentemente con "The Scep-ticke", de Sir Walter Raleigh. Esta obra es una traduccin de un fragmento deSexto, Libro I. Probablemente no es de Raleigh, y slo apareci impresa en The

    EL RESURGIMIENTO DEL ESCEPTICISMO GRIEGO

    47la History of Philosophy de Thomas Stanley, de 1655-1661,que despus fue reimpresa tres veces en el siglo si-guiente." Ninguna otra edicin apareci en el siglo xvli,aun cuando Samuel Sorbire comenz una traduccinfrancesa alrededor de 1630. 12 En 1718, una edicin suma-mente minuciosa, basada en el estudio de algunos de es-tos manuscritos, fue preparada por J. A. Fabricius, con eltexto original y revisiones de las traducciones latinas. 1:3 aEn 1725, un matemtico llamado Claude Huart escribi laprimera traduccin francesa de las Hipotiposis, que fuereimpresa en 1735. 1 3 bLa primera referencia hasta hoy conocida de que al-guien leyera a Sexto Emprico aparece en una carta, des-cubierta por Schmitt, dei humanista Francesco Filelfo a suamigo Giovanni Aurispa, en 1441. 14 No se ha sabido deningn empleo significativo de las ideas pirrnicas antesde la i mpresin de las Hipotiposis de Sexto, como no sea el deGian Francesco Pico della Mirandola. Perturbado por elpensamiento humanista del Renacimiento, basado en lasideas paganas, y por el hecho de que todos los telogoscristianos de su poca dependieran de la autoridad de

    Remains of Sir Walter Raleigh, 1651. Para una discusin completa de la fechaque aparece en esta obra, vase Pierre Lefranc, Sir Walter Raleigh Ecrivain,l'oeuvre et les ides, Quebec 1968, especialmente pp. 48-49 y 66-67." La decimosegunda parte de The History of Philosophy, de Thomas Stanley,

    Londres, 1656-59, Londres, 1687, Londres, 1701 y Londres, 1743, contiene unatraduccin completa de las Hipotiposis.1 ` Cf. Richard H. Popkin, "Samuel Sorbire's Translation of Sextus Empiri-cus", en Journal of the History of Ideas, XIV, 1953, pp. 617-621. Charles B. Sehmittha encontrado otra traduccin, francesa, indita, mucho ms completa, por Ni-colas de la Toison, que data de 1677, aproximadamente, Cf. Schmitt, "An Unk-nown Seventeenth-Century French Translation of Sextus Empiricus", Journalof the History of Philosophy, VI, 1968, pp. 69-76." a Sexto Emprico, Opera, graece et latine... notas addidit Jo. Albertus Fabri-cius, Leipzig, 1718.

    ' .` b Sexto Emprico, Les Hipotiposes ou Institutions pirroniennes, Amsterdam,1725, y Londres, 1735, el Dictionaire des Ouvrages Anonymes, de Barbier, atribuyela traduccin a Claude Huart, de Ginebra. Para ms informacin acerca de esto,vase Popkin, "Sorbire's Translation of Sextus Empiricus", en Journal of theHistory of Ideas, XIV, 1953, pp. 620-621, y "A Curious Feature of the French Edi-tion of Sextus Empiricus", en Philological Quarterly, XXXV, 1956, pp. 350-352." Schmitt, "An Unstudied Translation of Sextus Empiricus", pp. 245-246.

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    EL RESURGIMIENTO DEL ESCEPTICISMO GRIEGOAristteles, Pico el menor fue atrado, en el ltimo dece-nio del siglo xv, por las ideas de Savonarola y, al parecer,por algunas de las tendencias antiintelectuales de aquelmovimiento." As, Gian Francesco decidi desacreditartoda la tradicin filosfica de la antigedad pagana, y du-rante un exilio forzoso, alrededor de 1510, se puso a traba-jar en su obra Examen Vanitatis Doctrinae Gentium, publi-cada en 1520. 1 6El libro comienza con una revisin de toda la filosofaantigua. En la segunda parte, pasa de la exposicin hist-rica al anlisis terico del problema de la certidumbre. Apartir del captulo 20 del Libro II, comienza una extensadiscusin del pirronismo, basada en las Hipotiposis pirr-nicas, de Sexto Emprico, en que resume todas sus opinio-nes y aade no poco material anecdtico. El siguiente li-bro trata del material del Contra los Matemticos de Sexto,y los tres ltimos son un ataque a Aristteles. 17 A lo largode toda la obra Pico emple los materiales escpticos deSexto para demoler toda filosofa racional y para liberar alos hombres de la vana aceptacin de teoras paganas. Laconclusin no era que todo deba ponerse en duda sino,antes bien, que el hombre deba abandonar la filosofacomo fuente de conocimiento, y abrazar la nica gua que

    El profesor Donald Weinstein ha llamado mi atencin hacia un sermn deSavonarola, del 11 de diciembre de 1496, en que se dice que el hombre carnalque no tiene intereses ni ilusiones intelectuales (en contraste con el hombreanimal, que cree conocer, pero en realidad no conoce), puede convertirse a lavida espiritual ms fcilmente que el hombre animal. Cf. Girolamo Savonarola,Prediche Sopra Ezechiele, editado por Robert Ridolfi (Edizione Nazionale), Vol. I,Roma, 1955, Predica V, pp. 61-62.' l~ El ttulo completo de esta obra es Joannis Francisci Pie Mirandulae Do-mini, et Concordiae Comitis, Examen Vanitatis Doctrinae Gentium, et VeritatisChristianae Disciplinae, Distinctum n Libros Sex. quorum Tres omnem Philosopho-rum Sectam Universim. Reliqui Aristoteleam: et Aristoteleis Armis Particulatim Im-pugnant Ubicunque Autem Christiana et Asseritur et Celebratur Disciplina,Mirandulae, 1520.La obra fue reimpresa con algunos cambios menores, en la Opera Omnia deGian Francesco Pico. Basilea 1573 (actualmente, el volumen II, de las obras delgran Pico)." Un estudio detallado de la obra Gian Francesco Pico aparece en CharlesB. Schmitt, Gian Francesco Pico della Mirandola (1469-1533), and his Critique ofAristotle, La Haya, 1967.

    EL RESURGIMIENTO DEL ESCEPTICISMO GRIEGO

    49los hombres tienen en este "valle de lgrimas": la Revela-cin cristiana. 18El pirronismo cristiano de Gian Francesco Pico tieneun sabor particular, lo que explica, en parte, el hecho deque no lograse llegar a un pblico extenso y receptivo,como el que Montaigne encontr a finales del siglo xvl. Silos hombres eran incapaces de comprender algo por me-dios racionales, o alcanzar con ellos algunas verdades, lanica fuente de conocimiento que quedaba, segn Pico,era la Revelacin por medio de la profeca. 19 Y as, nocontento con abogar un conocimiento basado tan slo en lafe, como el que nos presenta la Revelacin de Dios inter-pretada por la Iglesia, la idea de Gian Francesco Pico po-da conducir a graves peligros en materia de pensamientoreligioso, al hacer rbitros de la verdad a quienes habanrecibido el don de profeca.Aun cuando Strowski afirme que el libro de Pico dellaMirandola tuvo gran xito y que domin el pensamientoescptico del siglo xvI, 20 en realidad el libro parece haberejercido muy poca influencia, y no lleg a popularizar lasideas de Sexto Emprico, como lo hara despus la "Apo-logie de Raimond Sebond", de Montaigne. 21 Villey diceque Agrippa von Nettesheim, a quien estudiaremos msadelante en este mismo captulo, emple materiales dePico. Si as fue, Agrippa fue uno de los pocos que lo hicie-

    ' 8 Vase, por ejemplo, el cap. 20 del Libro II, y el Libro III; cap. 2 del LibroIII se titula, "Quid Sceptici contra disciplinas in universum attulerint, sumptisargumentis ex re quae doctrinae praebeatur, ex docente, ex discente, ex mododoctrinae ubi contra ipsos nonnulla dicuntur, & aliqua dicuntur in laudemChristianae diciplinae", Cf. Louis I. Bredvold, The Intellectual Milieu of John Dry-den, University of Michigan Publications, Language and Literature, Vol. XII(Ann Arbor, 1934), pp. 28-29; and Eugenio Garin, Der Italienisehe Humanismus.Berna, 1947, pp. 159-61.Cf. Garin, loc. cit., especialmente p. 160.21 Fortunat Strowski, Montaigne, Segunda edicin, Pars, 1931.2 ' Pierre Villey, Les Sources & L'Evolution des Essais de Montaigne (Pars,1908), Vol. II, p. 166. Vase Schmitt, Pico, cap. vi para un examen detallado de lainfluencia de Pico. El reciente artculo de Schmitt, "Filippo Fabri and Scepti-cism: A Forgotten Defense of Scotus", en Storia e cultura al Santo a cura di An-tonio Poppi, Vincenza, 1976, pp. 308-312, aade alguna informacin nueva acercade la influencia de Pico.

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    EL RESURGIMIENTO DEL ESCEPTICISMO GRIEGOron.` En las historias del escepticismo escritas en los si-glos XVII y XVIII, simplemente se menciona a Pico, pero nose le estudia en las bibliografas sobre el tema. En la his-toria del escepticismo de Studlin, en dos volmenes, queabarca de Pirrn a Kant, publicada en 1794, el autor de-dica a Pico un par de frases, y concluye diciendo: "Y todasu obra no tiene inters suficiente para merecer aqu ma-yor caracterizacin." 23

    El profesor Schmitt no conviene conmigo en estepunto. Est de acuerdo en que la obra de Pico no tuvo larepercusin de los escritos de Montaigne, Bayle o Descar-tes, pero insiste en que no fue desconocida. Schmitt siguela influencia, a veces tenue, a veces ms importante, de laobra de Pico, sobre Nizolius, Castellani, el traductor deSexto, Gentian Hervet, varios pensadores italianos meno-res, los autores de los comentarios de Coimbra, FilippoFabri, Pierre Gassendi, Campanella y Leibniz. Es obvioque Pico tuvo cierta influencia, pero no fue de quieneshicieron del escepticismo uno de los temas claves de lapoca. La posible influencia de Pico sobre el ms clebreescptico Agrippa von Nettesheim ser estudiada msadelante, en este mismo captulo. Pierre Villey afirm queAgrippa emple materiales de Pico, pero investigacio-nes recientes han hecho revaluar esta afirmacin. Mon-taigne al parecer no conoci siquiera la obra de Pico. 2 `

    Nadie ms que Gian Francesco Pico parece haber to-mado nota de Sexto Emprico antes de que apareciera laedicin de Estienne. Los cultos humanistas no parecenhaber conocido su nombre. Ni aun en el terreno en queSexto pronto cobrara verdadera importancia, a saber, enlas controversias por los mritos de la astrologa, ni aun

    Villey, op. cit., p. 166 n.l., muestra que resulta sumamente improbable queMontaigne usara la obra de Pico. Indica que ambos autores toman de Sexto,pero habitualmente los "prstamos" hechos por Montaigne son ms precisos, ytambin que Montaigne no se vale de ninguna de las ancdotas de Pico, muchasde las cuales habran podido atraerle si las hubiese visto.1 Carl Friedrich Studlin, Geschichte und Geist des Skepticismus ( Leipzig,1794), Vol. I, p. 557.L 4 C. B. Schmitt, Pico, cap. VI .

    EL RESURGIMIENTO DEL ESCEPTICISMO GRIEGO

    51all hay referencias a l. El primer Pico della Mirandola,en su tratado sobre astrologa, no lo incluye entre quienesescribieron en tiempos antiguos sobre astrologa. 25

    t Las pocas menciones al pirronismo que aparecen en laliteratura de comienzos del siglo xvi no indican un cono-cimiento de Sexto, sino que parecen basarse, en cambio,en Digenes Laercio, o en algn otro texto antiguo sobreescepticismo griego. La elucidacin ms clebre del pi-rronismo en este periodo es la de Rabelais, en el TercerLibro de Garganta y Pantagruel. Panurgo pregunta a va-rios hombres cultos si debe casarse. Uno de los interroga-dos es Truillogn, el filsofo. Despus de un captulo queindica la dificultad de obtener de Truillogn una res-puesta franca, el captulo treinta y seis ofrece un dilogoentre el filsofo y Panurgo. El ttulo del captulo es: "Con-tinuacin de las respuestas del filsofo efctico y pirr-nico Truillogn." Despus de que Truillogn marea aPanurgo durante unas cuantas pginas, ste deja de inte-rrogarlo. Entonces, Garganta se levanta y dice:

    Alabado sea Dios por todas las cosas, pero especialmente porhaber llevado al mundo a tal cumbre de refinamento, ms all dedonde estaba cuando yo lo conoc, en que hoy los filsofos mscultos y ms prudentes no se avergenzan de que se les vea entrarpor los porches y frontispicios de las escuelas de las sectas pirr-nica, aporrtica, escptica y efctica. Bendito sea el santo nom-bre de Dios! En verdad puedo deciros que en adelante ser muchoms fcil empresa atrapar leones por el pescuezo, caballos por lacrin, bueyes por los cuernos, toros por el hocico, lobos por la cola,chivos por la barba y aves en vuelo por los pies que atrapar a talesfilsofos por sus palabras. Adis, dignos, caros y honrados amigosmos!'

    s` Giovanni Pico della Mirandola, Disputationes Adversus Astrologiam Divina-tricem, editado por Eugenio Garin. Edizione Nazionale, Florencia, 1952, 2 vols.En la lista de los manuscritos de Pico presentada en Pearl Kibre,The Library ofPico Della Mirandola, Nueva York, 1936, el nmero 673 y el nmero 1044 se titu-lan Tractatus contra arithmeticos et contra astrologos. El nmero 1044 es atribuidoa Sexto' en el ndice.

    1,2 " Francois Rabelais, Oeuvres de Francois Rabelais, edition critique publiesous la direction de Abel Lefranc, texte et notes par H. Cluzot, P. Delaunay, J.Plattard et J. Porcher (Pars, 1931), Tomo V, p. 269, I, 112-122.

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    EL RESURGIMIENTO DEL ESCEPTICISMO GRIEGOEl retrato del pirrnico que presenta Rebelais es,como bien poda esperarse, menos de un filsofo escp-tico que de un personaje cmico. Truillogn no marea niconfunde a Panurgo mediante los gambitos dialcticoshabituales, como lo hara el filsofo pirrnico de Molire,Marfurio, con Sganarelle en Le Mariage Forc, en el siglosiguiente . 27 En cambio, el pirrnico de Rabelais alcanzasus fines mediante una serie de evasiones, incoherenciasy respuestas esotricas. El retrato no se basa en materia-les de Sexto Emprico. Y el comentario de Garganta pa-rece, en realidad, mal fundamentado. Dirase que enaquella poca no haba filsofos que se consideraran pi-

    rrnico,s. 28 Los comentadores explican las observacionesde Garganta a la luz de las Academica, de Cicern, quepor entonc