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McirMncl K ( kndr. ÍÍ Vwkicl fs Dio

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  • McirMncl K (kndr.

    Vwkicl fs Dio;

  • Coleccin EL POZO DE SIQUEM 174

    Mohandas K. Gandhi

    La Verdad es Dios Escritos desde mi experiencia de Dios

    Edicin de R.K. Prabhu

    Editorial SAL TERRAE Santander

  • Ttulo del original en ingls: Truth is God.

    Gleanings from the writings of Mahatma Gandhi bearing on God, God-Realization and the Godly Way

    1955 by Navajivan Trust Ahmedabad - 380 014 (India)

    Traduccin: Mara del Carmen Blanco Moreno

    y Ramn Alfonso Diez Aragn

    Para la edicin espaola: 2005 by Editorial Sal Terrae Polgono de Raos, Parcela 14-1

    39600 Maliao (Cantabria) Tfno.: 942 369 198 Fax: 942 369 201

    E-mail: [email protected] www.salterrae.es

    Diseo de cubierta: Fernando Pen

    Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida,

    sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin parcial o total de esta obra

    por cualquier mtodo o procedimiento, incluidos la reprografa y el tratamiento informtico,

    as como la distribucin de ejemplares mediante alquiler o prstamo pblicos.

    Con las debidas licencias Impreso en Espaa. Printed in Spain

    ISBN: 84-293-1590-X Depsito Legal: BI-331-05

    Fotocomposicin: Sal Terrae - Santander

    Impresin y encuademacin: Grato, S.A. - Basauri (Vizcaya

    ndice

    Prlogo, por C. Rajagopalachari 7 Cronologa de la vida de Mohandas Gandhi . . 9 Al lector 13

    1. Mi bsqueda 15 2. Dios es 20 3. Slo Dios es 24 4. La Verdad es Dios 28 5. Dios es Amor 32 6. Dios es Verdad, Conocimiento y Felicidad . . . . 36 7. Dios y la naturaleza 39 8. Dios como Daridranarayana 44 9. La voz de Dios 47

    10. Experiencia de Dios 52 11. El camino de la no violencia 58 12. Oracin: la esencia de la religin 64 13. Por qu orar? 68 14. Cmo, a quin y cundo orar 73 15. Ayunos 77 16. El duelo eterno 82 17. Autopurificacin 85

    5

  • 18. El valor del silencio 87 19. Igualdad de las religiones 90 20. Tolerancia 94 21. Conversin 97 22. Por qu soy hind 106 23. Budismo, cristianismo e islam 110 24. Dios y dioses 115 25. Templos e dolos 121 26. Culto a los rboles 126 27. Razn y fe 129 28. Escrituras 132 29. El mensaje del Gita 137 30. La belleza de la Verdad 148 31. Ramanama 153 32. Naturopata 157 33. La unidad de toda vida 162 34. Qu es el brahmacharya 168 35. Pasos hacia el brahmacharya 173 36. El matrimonio, un sacramento 178 37. El evangelio de la no posesin 182 38. El trabajo como culto 186 39. Sarvodaya 191 40. tica de la bomba atmica 195 41. Paz en la tierra 198 42. Obiter dicta 202

    Glosario 215 Fuentes 225 ndice analtico y onomstico 227

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    Prlogo

    < * *

    El director de la editorial Navajivan ha sido vctima de una costumbre que se est imponiendo por todas partes: quiere que escriba un prlogo para una antologa de textos de Gandhi sobre la religin y sobre Dios. Tanto el tema como el autor tendran que haber bastado para que Shri Jivanji no hubiera sido vctima de esta moda. Pero sta es tan fuerte que, a pesar de todo, ha actuado como los dems y quiere que escriba un prlogo que es totalmente innecesario.

    Dios y, por tanto, la religin son necesidades funda-mentales para una vida normal y sana -tanto del individuo como de las naciones-. En este libro el lector escuchar a Gandhi hablando desde el corazn en diversas ocasiones a lo largo de treinta aos del periodo ms maduro de su vi-da. Lo que un hombre de nuestro tiempo, que realiz obras magnficas, pens sobre el tema de Dios y de la religin no dejar de ser instructivo, en estos das difciles, para los hombres y las mujeres instruidos.

    Los miembros de la familia humana no somos todos filsofos. De un modo u otro, queremos algo que podamos tocar, algo que podamos ver, algo ante lo cual podamos

    7

  • arrodillarnos. No importa si es un libro, un edificio de pie-dra vaco o un edificio de piedra habitado por muchas im-genes, escribi Gandhi para defender el culto en los tem-plos, teniendo como trasfondo otras grandes religiones.

    El dharma"] hind es como un ocano sin lmites re-pleto de joyas inestimables. Cuanto ms profundamente se sumerge uno, tantos ms tesoros encuentra, dijo Gandhi.

    Quien desee entender qu clase de hombre fue el Padre de la Nacin tiene que leer este libro. Es posible que algu-nas personas no quieran saber acerca de la religin nada que no se encuentre en nuestros Shastras* o en las escri-turas de otras religiones. Pero aqu hay una faceta funda-mental de la mente de un gran hombre al que amamos y al que nuestra nacin est agradecida. El valor de esta anto-loga es mayor que el de un libro de instruccin religiosa.

    C. RAJAGOPALACHARI2

    1. Se marcan con un asterisco (*) las palabras cuyo significado se expli-ca en el Glosario (pp. 215-223). [Nota de los traductores],

    2. C. Rajagopalachari (1878-1972). popularmente conocido como Rajaji, el primer y nico indio que lleg a ser Gobernador General de la India, fue un reformador social pionero, un pensador incisivo y un gran sabio. Sobresali tambin como hombre de Estado y hbil ad-ministrador. Colabor estrechamente con Gandhi y luch apasionada-mente por la libertad. [Nota de los traductores].

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    Cronologa de la vida de Mohandas Gandhi3

  • tir de entonces decide dedicar todas sus energas a luchar contra el racismo y la injusticia.

    1904 Funda un semanario: Iridian Opinin. - Compra cuatro hectreas junto a Durban y funda la Granja Phoenix, su primer ashram.

    1906 11 de septiembre. En una manifestacin en Johannesburgo, pronuncia un encendido discurso con el que exhorta a miles de indios a desobedecer las leyes racistas. - Hace voto de castidad. - Publica Hind Swaraj [Autogobierno de la India], donde aboga por la independencia de la India y la vuelta a la vida en las aldeas.

    1908 10 de enero. Sufre el primer arresto y la primera no-che en prisin, en Johannesburgo; adopta el trmino satyagraha y anima a los indios a quemar las tarje-tas de registro.

    1909 Empieza a mantener correspondencia con Tolstoi. 7970 Compra cuarenta y cinco hectreas cerca de

    Johannesburgo y establece la Granja Tolstoi, su se-gundo ashram.

    1913 Encabeza la gran marcha de Newcastle a Volksrust y es arrestado.

    1914 Negocia el proyecto de Ley para el socorro a los in-dios con el gobierno sudafricano. - 18 de julio. Abandona Sudfrica y visita Inglaterra.

    7975 9 de enero. Regresa a la India. 7976 Establece el Ashram Satyagraha cerca de

    Ahmedabad; viaja por toda la India. 7977 Empieza la campaa en Champarn a favor de los

    campesinos pobres; atrae la atencin nacional.

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    1918 Dirige la huelga de trabajadores textiles en Ahmedabad.

    7979 6 de abril. Convoca una huelga nacional, un da de oracin y ayuno; la India queda paralizada. - 13 de abril. Los soldados britnicos asesinan a 379 personas que se manifestaban pacficamente en Amritsar. - Funda dos semanarios: Navajivan y Young India.

    1920 Reorganiza el Partido Indio del Congreso, lanza la Campaa Satyagraha, y el movimiento por la inde-pendencia empieza de nuevo.

    7922 Suspende la campaa de desobediencia civil, debi-do a la violencia, pero es arrestado. - 18 de marzo. En el Gran Juicio es condenado a seis aos de crcel.

    7924 5 de febrero. Es excarcelado, debido a su delicado estado de salud. - Hace un ayuno de veintin das por la unidad en-tre hindes y musulmanes.

    7926 Empieza a escribir su Autobiografa: la historia de mis experimentos con la verdad.

    1930 12 de marzo -6 de abril. Lleva a cabo la Marcha de la Sal desde Sabarmati hasta Dandi; lanza una nue-va Campaa Satyagraha. - 4 de mayo. Es detenido y encarcelado.

    7937 Agosto-diciembre. Participa en la Conferencia de la Mesa Redonda en Londres.

    7932 4 de enero. Es detenido y encarcelado una semana despus de volver de Inglaterra. - 20 de septiembre. Empieza un ayuno hasta la muerte para poner fin a la intocabilidad.

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  • 1933 Mayo. Es puesto en libertad despus de haber em-pezado otro ayuno de veintin das. - Deja el Ashram de Sabarmati y se traslada a Wardha; empieza un recorrido por toda la India; funda un semanario: Harijan.

    1935 Construye Sevagram, o aldea modelo, en Wardha. 1942 8 de agosto. Hace un nuevo llamamiento a la deso-

    bediencia civil contra la dominacin britnica. -9 de agosto. Es detenido y encarcelado.

    1944 22 de febrero. Kasturbai muere en la crcel con Gandhi a su lado. - El 6 de mayo es puesto en libertad.

    1946 Agosto. Empieza una marcha pacifista de seis me-ses por la regin de Noakhali, desgarrada por la guerra.

    1947 15 de agosto. La India consigue la independencia; Gandhi ora y ayuna por la unidad y la no violencia. - 1 de septiembre. Empieza un ayuno hasta la muerte para poner fin a los violentos disturbios y matanzas en Calcuta. Tres das despus, cuando ter-mina la violencia, Gandhi interrumpe el ayuno.

    1948 13 de enero. Empieza un ayuno hasta la muerte pa-ra detener la violencia en Delhi. - 30 de enero. A la edad de 79 aos, Mohandas Gandhi es asesinado en Delhi cuando se dirige a la oracin de la tarde.

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    Al lector

    Me gustara decirle al diligente lector de mis escritos, y a quienes estn interesados en ellos, que no me preocupa en absoluto parecer coherente. En mi bsqueda de la Verdad he descartado muchas ideas y aprendido muchas cosas nuevas. Pese a mi avanzada edad, no tengo la sensacin de haber dejado de crecer interiormente, ni de que mi creci-miento vaya a detenerse con la disolucin de la carne. Lo que me preocupa es mi disposicin a obedecer a la llama-da de la Verdad, que es mi Dios, en todo momento; por tanto, cuando alguien encuentre alguna incoherencia entre dos escritos mos que traten el mismo tema, si an tiene fe en mi sensatez, har bien en elegir el ltimo de los dos.

    - Harijan, 29 de abril de 1933

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  • 1 Mi bsqueda

    ^

    No soy ms que un buscador de la Verdad. Estoy conven-cido de haber encontrado un camino que me conduce a ella y afirmo que me estoy esforzando incesantemente por encontrarla, pero reconozco que an no la he encontrado. Hallar la Verdad completamente es lograr la realizacin personal y el cumplimiento del propio destino, es decir, llegar a ser perfecto. Soy dolorosamente consciente de mis imperfecciones, y en este conocimiento reside toda la fuerza de que dispongo, porque es raro que un ser huma-no conozca sus limitaciones.

    - Young India, 17 de noviembre de 1921

    Si fuera perfecto, las desgracias de mi prjimo no ten-dran que afectarme tanto. Si fuera perfecto, tendra que analizarlas, prescribira un remedio e impondra su aplica-cin por la fuerza de la Verdad incuestionable que habra en m. Pero por el momento slo veo las cosas como a tra-vs de un espejo, borrosamente, y slo puedo convencer a los dems, por tanto, a travs de un lento y laborioso pro-ceso; pero no siempre lo consigo. As las cosas, ni siquie-

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  • ra sera humano si, conociendo la miseria evitable que lle-na el pas y viendo a tantas personas que son como esque-letos bajo la sombra del Seor del Universo, no sufriera yo mismo con y por los millones de indios sin voz.

    - Young India, 17 de noviembre de 1921

    No soy ms que una pobre alma luchadora que ansia ser completamente buena -totalmente veraz y totalmente no violenta en sus pensamientos, palabras y obras-, pero que nunca consigue alcanzar el ideal que sabe que es verdade-ro. Es una subida penosa, pero el dolor que me produce es un placer positivo para m. Cada paso que doy hacia la ci-ma hace que me sienta ms fuerte y ms capaz de dar el siguiente.

    - Young India, 9 de abril de 1925

    Conozco el camino. Es recto y estrecho. Es como el filo de una espada. Me alegra caminar por l, y lloro cuando co-meto un error. Dios dice: Quien se esfuerza nunca pere-ce. Yo creo implcitamente en esta promesa. Por eso, aun cuando por mi debilidad caigo mil veces, no pierdo la fe, sino que espero ver la Luz cuando la carne haya sido so-metida perfectamente, lo cual suceder sin duda algn da.

    - Young India, 17 de junio de 1926

    Yo no he visto ni he conocido a Dios. He hecho ma la fe que el mundo tiene en l; y como mi fe es indestructible, la considero como si fuera una experiencia. No obstante, como podra afirmarse que definir la fe como experiencia

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    es manipular la Verdad, tal vez sea ms correcto decir que no tengo palabras para caracterizar mi creencia en Dios.

    - Autobiography (1948), p. 341

    Afirmo que creo en la verdad desde mi infancia. La verdad era lo ms natural para m. En mi oracin busqu y en-contr la reveladora mxima de que La Verdad es Dios, en lugar de la habitual Dios es Verdad. Dicha mxima me permite ver a Dios cara a cara, por decirlo as. Siento que El llena todas las fibras de mi ser.

    - Harijan, 9 de agosto de 1942

    La No-violencia es mi Dios, y la Verdad es mi Dios. Cuando busco la No-violencia, la Verdad dice: Encun-trala a travs de m. Cuando busco la Verdad, la No-vio-lencia dice: Encuntrala a travs de m.

    - Young India, 4 de junio de 1925

    Para ver cara a cara al Espritu universal y omnipresente de la Verdad, tenemos que ser capaces de amar a la ms pequea de las criaturas como a nosotros mismos. Y una persona que aspira a ello no puede permanecer fuera de ningn campo de la vida. Por esta razn, mi devocin a la Verdad me llev al terreno de la poltica; y puedo decir sin la menor vacilacin, a la vez que con toda humildad, que quienes afirman que la religin no tiene nada que ver con la poltica no saben lo que significa la religin.

    - Autobiography (1948), p. 615

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  • Estoy esforzndome por ver a Dios mediante el servicio a la humanidad, pues s que Dios no est en el cielo ni en el infierno, sino en todas y cada una de las personas.

    - Autobiography (1948), p. 615

    No deseo un reino de la tierra perecedero. Me esfuerzo por llegar al Reino de los cielos, que es la salvacin [moks-ha*]. Para alcanzar mi meta no tengo necesidad de buscar el refugio de una cueva. Un troglodita puede hacer casti-llos en el aire, mientras que quien vive en un palacio, co-mo Janaka*, no tiene necesidad de construir castillos. El caverncola que vuela por el mundo sobre las alas del pen-samiento no tiene paz. Una persona como Janaka, aunque viva en medio de la pompa y circunstancia, puede tener una paz que sobrepase todo conocimiento. En mi opinin, el camino hacia la salvacin pasa por el trabajo incesante al servicio de mi pas y, a travs de l, a toda la humani-dad. Quiero identificarme con todos los seres vivos.

    - Young India, 3 de abril de 1924

    No quiero hacer realidad la fraternidad o identidad slo con las criaturas llamadas humanas, sino que deseo alcan-zar la identificacin con todos los seres vivos, incluso con las criaturas que se arrastran sobre la tierra, como las ser-pientes. Deseo -y espero que no os escandalicis por ello-identificarme incluso con las serpientes que se arrastran sobre la tierra, pues afirmamos que provenimos del mismo Dios, y por eso toda vida, cualquiera que sea la forma en que aparezca, tiene que ser esencialmente una.

    - Young India, 4 de abril de 929

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    Ni existe el gandhismo ni quiero dejar tras de m nin-guna secta. No tengo pretensin alguna de ser el origen de ninguna nueva doctrina. Sencillamente, he tratado de apli-car, a mi manera, las verdades eternas a los problemas de nuestra vida cotidiana. La verdad y la no violencia son tan antiguas como las colinas. Lo nico que yo he hecho ha si-do experimentar con ambas en una escala tan vasta como me ha sido posible. Al hacerlo, a veces me he equivocado y he aprendido de mis errores. De este modo, la vida y sus problemas se han convertido para m en otras tantas oca-siones para poner en prctica la verdad y la no violencia.

    - Young India, 28 de marzo de 1936

    Mi fe en la verdad y en la no violencia se acrecienta cada vez ms, y como siempre trato de seguirlas en mi vida, tambin yo crezco en todo momento. Veo nuevas implica-ciones sobre ellas. Las veo bajo una luz ms nueva cada da y descubro en ellas un significado ms nuevo.

    - Harijan, 2 de marzo de 1940

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  • 2 Dios es

  • creyente. Y esto slo es posible a travs de una toma de conciencia concreta ms real que la que los cinco sentidos puedan ofrecer jams. Las percepciones de los sentidos pueden ser, y son a menudo, falsas y engaosas, por muy reales que puedan parecemos. Cuando se produce una to-ma de conciencia fuera de los sentidos, es infalible. Se de-muestra, no por una prueba extraa, sino en la transfor-macin de la conducta y el carcter de quienes han senti-do la presencia real de Dios dentro de s.

    Este testimonio se encuentra en las experiencias de una lnea ininterrumpida de profetas y sabios en todos los pases y climas. Rechazar esta evidencia es negarse a s mismo.

    Esta toma de conciencia est precedida por una fe ina-movible. Si alguien quiere tener en s mismo la experien-cia de la presencia de Dios, slo podr lograrlo con una fe viva. Y, dado que la fe no se puede demostrar con pruebas extraas, el proceso ms seguro es creer en el gobierno moral del mundo y, por consiguiente, en la supremaca de la ley moral, la ley de la Verdad y del Amor. El ejercicio de la fe ser ms seguro cuando haya una clara determi-nacin de rechazar sumariamente todo lo que es contrario a la Verdad y al Amor.

    No puedo explicar la existencia del mal con ningn mtodo racional. Si quisiera hacerlo, pretendera ser igual a Dios. Por eso soy lo bastante humilde para reconocer el mal como tal. Y afirmo que Dios es magnnimo y pacien-te precisamente porque permite el mal en el mundo. S que no hay mal en l; y, sin embargo, si el mal existe, El es el autor del mal, aun cuando no est afectado por l.

    S que nunca conocer a Dios si no lucho contra el mal, incluso a costa de mi vida. Esta creencia se ve forta-

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    lecida por mi humilde y limitada experiencia. Cuanto ms puro trato de ser, tanto ms cerca me siento de Dios. Y es-tar mucho ms cerca cuando mi fe no sea una mera apo-loga, como hoy, sino que haya llegado a ser tan inamovi-ble como el Himalaya y tan blanca y brillante como la nie-ve de sus cumbres! Mientras tanto, invito a mi correspon-sal a orar con Newman, que cant desde la experiencia:

    Guame, Luz bondadosa, en medio de la oscuridad que me rodea;

    guame T. La noche es oscura y estoy lejos de mi hogar;

    guame T. Cuida mis pies, no pido ver muy lejos;

    un paso es suficiente para m. - Young India, 11 de octubre de 1928

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  • 3 Slo Dios es

    ^

    Dios es para m Verdad y Amor. Dios es tica y moral. Dios es intrepidez. Dios es la fuente de la Luz y de la Vida y, sin embargo, est por encima y ms all de todo esto. Dios es conciencia. Dios es incluso el atesmo de los ateos. Dios trasciende el lenguaje y la razn. Es un Dios personal para quienes necesitan su presencia personal. Dios toma cuerpo para quienes tienen necesidad de palparlo. Dios es la ms pura esencialidad. Dios, simplemente, es para quienes tie-nen fe. l es todo para todos. Dios est en nosotros, pero tambin por encima y ms all de nosotros. Podremos des-terrar la palabra Dios del Congreso, pero no tenemos po-der para desterrar Su realidad. Ciertamente, la conciencia no es ms que una pobre y laboriosa parfrasis de la senci-lla combinacin de las cuatro letras que forman la palabra Dios. l no puede dejar de ser Dios por el hecho de que se comentan en Su nombre inmoralidades abominables o bru-talidades inhumanas. Dios es magnnimo y paciente, pero tambin es terrible. Es el personaje ms exigente de este mundo y del mundo venidero. Nos mide con la medida con que nosotros medimos a los dems -hombres y animales-. Con l, la ignorancia no sirve de excusa. Y, con todo, Dios siempre perdona, porque siempre nos da la posibilidad de

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    arrepentimos. Dios es el mayor demcrata que el mundo haya conocido, pues nos deja sin trabas para elegir entre el bien y el mal. Y es tambin el mayor tirano jams cono-cido, porque con frecuencia nos quita la copa de los labios y, so capa de libre albedro, nos deja un margen tan com-pletamente inadecuado que ello slo le proporciona rego-cijo a costa nuestra. Por esta razn el hinduismo afirma que todo es un juego -Lila*- de Dios o una ilusin -Maya*-. Nosotros no somos, slo l es. Y si nosotros queremos ser, tenemos que cantar eternamente Su alabanza y hacer Su voluntad. Dancemos al son de Su bansi* -flauta-, y todo estar bien.

    - Young India, 5 de marzo de 1925

    Advaitismo y Dios [En respuesta a las preguntas de un amigo, Gandhi escribi:]

    Soy advaitista* y, sin embargo, puedo sostener el dvaitis-mo (dualismo). El mundo cambia continuamente y es, por lo tanto, irreal; no tiene existencia permanente. Ahora bien, aun cuando est cambiando constantemente, hay en l algo que persiste y, por consiguiente, hasta cierto punto es real. Por ello no pongo objeciones a quienes afirman que el mundo es real e irreal, ni al hecho de que, en con-secuencia, algunos digan que soy un anekantavadi* o un syadvadf. Ahora bien, mi syadvada* no es el syadvada de los letrados, sino que es exclusivamente mo. Pero no voy a debatir con ellos. Mi experiencia me permite afirmar que soy siempre veraz desde mi punto de vista, y que muchas veces estoy equivocado desde el punto de vista de mis cr-

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  • ticos sinceros. Yo s que tanto ellos como yo tenemos ra-zn desde nuestros respectivos puntos de vista. Y este co-nocimiento me libra de atribuir prejuicios a mis adversarios o crticos. Los siete ciegos que hicieron siete descripciones diferentes del elefante tenan razn desde sus respectivos puntos de vista; cada uno de ellos estaba equivocado desde el punto de vista de los dems, y todos ellos tenan razn y a la vez estaban equivocados desde el punto de vista del hombre que conoca al elefante. Me complace sobremane-ra esta doctrina de la multiplicidad de la realidad. Esta doc-trina me ha enseado a juzgar al musulmn desde su pun-to de vista, y al cristiano desde la perspectiva cristiana. Antes sola criticar la ignorancia de mis adversarios. Hoy puedo amarlos, porque he recibido el don de una mirada que me permite verme como me ven los dems, y vicever-sa. Quiero acoger a todo el mundo en el abrazo de mi amor. Mi anekantavada" es el resultado de las doctrinas gemelas del satyagrahh y de la no violencia.

    Hablo de Dios exactamente como creo que El es. Y creo que es tanto creador como no creador. Este es tam-bin el resultado de mi aceptacin de la doctrina de la mul-tiplicidad de la realidad. Desde la perspectiva de los jaina pruebo el aspecto no creador de Dios, y desde la de Ramanuja* el aspecto creador. De hecho, todos nosotros pensamos acerca de lo Impensable, describimos lo indescriptible, tratamos de conocer lo Desconocido, y por esta razn nuestro discurso fracasa, es inadecuado y, a me-nudo, incluso contradictorio. Por este motivo los Veda* describen a Brahmn* como no esto, no esto. Ahora bien, si l o Ello es no esto, El o Ello es. Si nosotros existimos, si nuestros padres y los padres de nuestros pa-

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    dres han existido, entonces es apropiado creer en el Progenitor de toda la creacin. Si Dios no existe, nosotros no estamos en ninguna parte. Y por esta razn todos noso-tros con una sola voz llamamos al nico Dios de manera diferente, como Paramatma*, Ishwara*, Shiva*, Visn*, Rama*, Al*, Khuda*, Dada Hormazda*, Yahv*, Dios y una infinita variedad de nombres. Dios es uno y, no obs-tante, muchos; Dios es menor que un tomo y mayor que el Himalaya. Dios est contenido incluso en una gota del ocano y, sin embargo, ni siquiera los siete mares pueden abarcarlo. La razn no puede conocer a Dios, que est ms all de su alcance. Pero no hace falta que insista en esta idea. La fe es esencial en esta cuestin. Mi lgica puede formular y refutar innumerables hiptesis. Un ateo podra rebatir todos mis argumentos en un debate. Pero mi fe avanza mucho ms deprisa que mi razn, hasta el punto de que puedo lanzar un desafo al mundo entero y decir: Dios es, ha sido y ser siempre.

    No obstante, quienes quieran negar Su existencia pue-den hacerlo libremente. Dios es misericordioso y compa-sivo. Dios no es un rey terreno que necesite un ejrcito pa-ra obligarnos a aceptar Su dominio. Dios nos permite ser libres, y, sin embargo, Su compasin nos exige obediencia a Su voluntad. Pero si alguno de nosotros se niega a incli-narse ante Su voluntad, l dice: De acuerdo. Mi sol no brillar menos para ti, mis nubes no llovern menos para ti. No necesito obligarte a aceptar mi seoro. Que el ig-norante discuta sobre la existencia de Dios. Como millo-nes de personas sabias, yo creo en Dios y nunca me he cansado de inclinarme ante l y de cantar Su gloria.

    - Young India, 21 de enero de 1926

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  • 4 La Verdad es Dios

    [En respuesta a una pregunta que le hicieron en un encuentro en Suiza, cuando regresaba de la Conferencia de la Mesa Redonda, Gandhi dijo:]

    Me ha preguntado usted por qu considero que Dios es Verdad. Siendo muy joven, me ensearon a repetir lo que en las Escrituras hindes se conoce corno los mil nom-bres de Dios. Pero estos mil nombres no son exhaustivos en modo alguno. Nosotros creemos -y yo pienso que es verdad- que Dios tiene tantos nombres como criaturas existen. Por eso tambin decimos que l no tiene nombre. Y as como Dios tiene muchas formas, tambin considera-mos que no tiene forma alguna; y del mismo modo que Dios nos habla a travs de muchas lenguas, tambin con-sideramos que no habla; y as sucesivamente. De hecho, cuando empec a estudiar el islam*, descubr que tambin el islam tiene muchos nombres para llamar a Dios. Con los que dicen Dios es Amor, yo digo que Dios es Amor. Pero en lo ms hondo de mi ser afirmo que, aunque Dios sea Amor, por encima de todo Dios es Verdad. Yo haba llegado a la conclusin de que la descripcin ms plena de Dios que los seres humanos pueden alcanzar es: Dios es Verdad. Pero hace dos aos di un paso ms y dije que la

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    Verdad es Dios. Hay una sutil distincin entre ambas afir-maciones: Dios es Verdad y La Verdad es Dios. Lle-gu a esta conclusin despus de una bsqueda continua e incesante de la Verdad que empez hace aproximadamen-te cincuenta aos. Ms tarde descubr que lo que ms nos acerca a la Verdad es el amor. Pero tambin comprend que la palabra amor tiene muchos significados, y que el amor humano, entendido como pasin, puede convertirse en algo degradante. Tambin percib que el amor, entendi-do como no violencia, tena pocos partidarios en el mun-do. Pero nunca descubr un doble sentido en relacin con la verdad, y ni siquiera los ateos ponen objeciones a la ne-cesidad del poder de la verdad. Sin embargo, en su pasin por descubrir la verdad, los ateos no dudan en negar la existencia misma de Dios -lo cual es una consecuencia l-gica, desde su punto de vista-. Debido a este razonamien-to, comprend que, en lugar de decir Dios es Verdad, tengo que decir La Verdad es Dios. Recuerdo que Char-les Bradlaugh se complaca en llamarse ateo, pero yo, que conoca algo de su personalidad, nunca habra afirmado que l era un ateo. Ms bien lo habra llamado hombre te-meroso de Dios, aun cuando s que l habra rechazado mi pretensin. Se habra sonrojado si yo le hubiera dicho: Seor Bradlaugh, usted es un hombre amante de la ver-dad, no un hombre temeroso de Dios. Y yo habra refuta-do automticamente su crtica diciendo que la Verdad es Dios, del mismo modo que he rebatido las crticas de mu-chos jvenes. A ello hay que aadir la gran dificultad que supone el hecho de que, en nombre de Dios, millones de personas hayan cometido atrocidades indescriptibles. Tambin es cierto que con frecuencia los hombres de cien-

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  • cia cometen atrocidades en nombre de la verdad. S que en nombre de la verdad y de la ciencia se perpetran cruel-dades inhumanas con animales, cuando los hombres los viviseccionan. As pues, hay una serie de dificultades en el camino, cualquiera que sea la descripcin que se haga de Dios. Pero la mente humana es limitada, y tenemos que trabajar en medio de limitaciones cuando reflexionamos sobre un ser o una entidad que excede la capacidad de comprensin del ser humano.

    Ahora bien, no podemos olvidar que, segn la filosofa hind, slo Dios es, y no existe nada ms. Y esta misma verdad se encuentra subrayada y ejemplificada en el kal-mcf del islam, que afirma claramente que slo Dios es y que no existe nada ms. De hecho, la palabra snscrita tra-ducida por Verdad es Saf\ que significa, literalmente, lo que existe. Por estas y otras muchas razones que puedo dar, he llegado a la conclusin de que la definicin la Verdad es Dios es la que ms me satisface. Y si queremos encontrar la Verdad como Dios, el nico medio inevitable es el Amor, es decir, la no violencia. Y como creo que, en ltima instancia, los medios y el fin son trminos inter-cambiables, no dudo en decir que Dios es Amor.

    Entonces, qu es la Verdad?. sta es una pregunta difcil, pero yo me la he respon-

    dido afirmando que es lo que nos dice la voz interior. Entonces -podramos preguntar-, cmo se explica que diferentes personas conciban verdades diferentes y hasta contrarias? Pues bien, si tenemos en cuenta que la mente humana opera a travs de innumerables medios, y que la evolucin de la mente humana no es la misma para todos, se sigue que aquello que puede ser verdad para uno puede

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    ser mentira para otro; y por ello quienes han hecho estos experimentos han llegado a la conclusin de que hay cier-tas condiciones que se han de observar al hacer tales ex-perimentos. Del mismo modo que para realizar experi-mentos cientficos hay que adquirir los conocimientos cientficos indispensables, as tambin quien quiera estar cualificado para hacer experimentos en el mbito espiri-tual tiene que someterse a una estricta disciplina prelimi-nar. As pues, cada cual ha de percatarse de sus limitacio-nes antes de hablar de su Voz Interior. Por ello nosotros creemos, basndonos en la experiencia, que quienes em-prendan individualmente la bsqueda de la Verdad como Dios tienen que hacer varios votos como, por ejemplo, el voto de la verdad, el voto de brahmacharya* (pureza) -pues no resulta posible compartir el amor a la Verdad y a Dios con ninguna otra cosa-, el voto de no violencia, el de pobreza y el de no posesin. Quien no se imponga estos cinco votos, no podr iniciar en modo alguno el experi-mento. Hay otras condiciones necesarias, pero no es pre-ciso que las exponga todas. Baste decir que quienes han hecho estos experimentos saben que no conviene que na-die afirme que escucha la voz de la conciencia. Y precisa-mente porque hoy todos apelan al derecho de conciencia sin pasar por ninguna disciplina, y se transmiten tantas mentiras a un mundo desconcertado, todo lo que puedo asegurar con absoluta humildad es que la verdad no puede encontrarla quien no tenga un abundante sentido de hu-mildad. Quien quiera nadar en el seno del ocano de la Verdad tiene que reducirse a la nada. Ahora bien, en este fascinante camino no puedo avanzar ms.

    - Yoimg India. 31 de diciembre de 1931

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  • 5 Dios es Amor

    ^

    Los cientficos nos dicen que sin la presencia de la fuerza de cohesin entre los tomos que forman nuestro mundo, ste se deshara en pedazos y nosotros dejaramos de exis-tir; y del mismo modo que hay fuerza de cohesin en la materia ciega, as tambin tiene que haberla en todas las cosas animadas. Ahora bien, el nombre de esa fuerza de cohesin entre los seres animados es el Amor. Lo percibi-mos entre padre e hijo, entre hermano y hermana, entre dos amigos. Pero tenemos que aprender a usar esta fuerza en medio de todos los seres vivos; y en usarla consiste nuestro conocimiento de Dios. Donde hay amor, hay vida; el odio conduce a la destruccin.

    - Young India, 5 de mayo de 1920

    Aunque hay bastante repulsin en la Naturaleza, sta vive gracias a la atraccin. El amor mutuo hace posible que la Naturaleza subsista. El ser humano no vive por la destruc-cin. El amor a nosotros mismos nos obliga a respetar a los dems. Las naciones se asocian porque hay un respeto

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    mutuo entre los individuos que las forman. Algn da ten-dremos que extender la ley nacional al universo, del mis-mo modo que hemos extendido la ley familiar para formar naciones -que constituyen una gran familia.

    - Young India, 2 de marzo de 1922

    He descubierto que la vida persiste en medio de la des-truccin; por consiguiente, tiene que haber una ley supe-rior a la de la destruccin. Slo esta ley posibilita la exis-tencia de una sociedad bien ordenada y hace que la vida sea digna de ser vivida. Ahora bien, si sta es la ley de la vida, tenemos que cumplirla en nuestra vida diaria. All donde haya un conflicto, all donde nos encontremos fren-te a un adversario, tenemos que vencerlo con amor. De es-ta manera rudimentaria he puesto yo en prctica esta ley en mi vida. Lo cual no significa que haya resuelto todas mis dificultades. Pero s he descubierto que esta ley del amor ha conseguido lo que nunca haba alcanzado la ley de la destruccin.

    - Young India, 1 de octubre de 1931

    Creo que la suma total de la energa de la humanidad no tie-ne que abatirnos, sino elevarnos, y ste es el resultado del funcionamiento concreto, aunque inconsciente, de la ley del amor. El hecho de que la humanidad persista muestra que la fuerza de cohesin es mayor que la fuerza de repul-sin, que la fuerza centrpeta es mayor que la centrfuga.

    - Young India, 12 de noviembre de 1931

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  • Si el amor o la no violencia no es la ley de nuestro ser [...], no podremos evitar un recrudecimiento peridico de la guerra, y cada guerra superar a la anterior en ferocidad.

    - Young India, 26 de septiembre de 1936

    Todos los maestros de la historia han predicado la ley [del amor o de la no violencia] con ms o menos vigor. Si el amor no fuera la ley de la vida, sta no habra persistido en medio de la muerte. La vida es un triunfo perpetuo so-bre la tumba. Si hay una distincin fundamental entre el hombre y el animal, es el reconocimiento progresivo, por parte del primero, de la mencionada ley y de su aplicacin en la prctica a su vida personal. Todos los santos del mundo, antiguos y modernos, han sido, segn sus respec-tivas luces y capacidad, un ejemplo vivo de esa ley supre-ma de nuestro ser. Es muy cierto que muchas veces pare-ce que el animal que hay en nosotros consigue triunfar f-cilmente. No obstante, esto no refuta la ley, sino que muestra lo difcil que resulta ponerla en prctica. Acaso podra ser de otra forma con una ley que es tan alta como la misma verdad? Cuando la prctica de la ley sea univer-sal, Dios reinar sobre la tierra como reina en el cielo. No es preciso recordar que la tierra y el cielo estn en noso-tros. Conocemos la tierra, pero desconocemos el cielo que hay dentro de nosotros. Si se reconoce que algunas perso-nas pueden poner en prctica el amor, sera una arrogancia no admitir siquiera la posibilidad de que todos puedan po-nerlo en prctica. Algunos antepasados nuestros no muy lejanos fueron canbales y ejercieron otras muchas prcti-

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    cas que nosotros hoy calificaramos de abominables. Es indudable que tambin en aquellos das hubo personas que, como Dick Sheppard, fueron objeto de burla y que posiblemente fueron castigadas pblicamente por predicar la (para aqullos) extraa doctrina de negarse a comer car-ne humana.

    - Young India, 26 de septiembre de 1936

    [De una carta privada (fechada el 1 de junio de 1942)] Dios no es un Poder que resida en las nubes. Dios es un Poder invisible que reside dentro de nosotros y est ms prximo a nosotros que las uas a la carne. Hay muchos poderes que estn ocultos en nuestro interior, y los descu-brimos si nos esforzamos constantemente. Del mismo mo-do, podemos encontrar este Supremo Poder si buscamos diligentemente con la firme determinacin de encontrarlo. Un camino para encontrarlo es el de la no violencia. Es tan necesario porque Dios est en todos y cada uno de noso-tros, y por eso tenemos que identificarnos con todos los seres humanos sin excepcin. En el lenguaje cientfico, es-to se llama cohesin o atraccin. En el lenguaje popular, se llama amor. El amor nos une entre nosotros y con Dios. La no violencia y el amor son una sola cosa.

    - Harijan, 28 de marzo de 1953

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  • 6 Dios es Verdad, Conocimiento

    y Felicidad

    La palabra Satya* (Verdad) se deriva de Sat*, que signifi-ca ser. En realidad, nada es ni existe, excepto la Verdad. Por ello, Sat o Verdad es quizs el nombre ms importan-te de Dios. De hecho, es ms correcto decir que la Verdad es Dios que decir que Dios es Verdad. Ahora bien, as co-mo no podemos vivir sin un gobernante o un general, hay nombres de Dios, como Rey de reyes o Todopodero-so, que se usan y se seguirn usando normalmente. Con todo, si lo pensamos ms detenidamente, comprendere-mos que Sat o Satya es el nico nombre correcto y plena-mente significativo de Dios.

    Y donde hay Verdad tambin hay un conocimiento que es verdadero. Donde no hay Verdad no puede haber cono-cimiento verdadero. Por esta razn la palabra Chit* o Cono-cimiento se asocia al nombre de Dios. Y donde hay verda-dero Conocimiento hay siempre Felicidad (Ananda*) y no cabe el dolor. Y del mismo modo que la Verdad es eterna, tambin lo es la Felicidad que se deriva de ella. Por eso co-nocemos a Dios como Sat-Chit-Ananda, Aquel que auna en S mismo la Verdad, el Conocimiento y la Felicidad.

    La entrega a esta Verdad es la nica justificacin de nuestra existencia. Todas nuestras actividades tienen que

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    estar centradas en la Verdad. La Verdad tiene que ser el aliento mismo de nuestra vida. Una vez que se alcanza es-te estado en el avance del peregrino, todas las dems nor-mas de la vida buena vendrn sin esfuerzo, y la obedien-cia a ellas ser instintiva. Pero sin la Verdad sera imposi-ble observar ningn principio o norma en la vida.

    En trminos generales, se entiende que la observancia de la ley de la Verdad significa nicamente que tenemos que decir la verdad. Pero en el ashram* tenemos que en-tender la palabra Satya o Verdad en un sentido mucho ms amplio. Tiene que haber Verdad en el pensamiento, Verdad en la palabra y Verdad en la accin. A la persona que ha comprendido esta Verdad en su plenitud ya no le queda na-da ms por conocer, porque en ella est necesariamente in-cluido todo conocimiento. Lo que no est incluido en ella no es Verdad y, por tanto, no es verdadero conocimiento; y no puede haber paz interior sin verdadero conocimiento. Si aprendemos cmo aplicar este test de la Verdad que nunca falla, seremos de inmediato capaces de descubrir lo que merece la pena hacer, lo que merece la pena ver, lo que merece la pena leer.

    Ahora bien, cmo se puede comprender esta Verdad que es comparable con la piedra filosofal o con la vaca de la abundancia? Por medio de la devocin sincera (abhya-sa*) y la indiferencia respecto de todos los dems intere-ses de la vida (vairagya*), responde el Bhagavad Gita*. No obstante, a pesar de esa devocin, a menudo lo que pa-ra una persona puede parecer verdad parece mentira para otra. Mas quien busca no tiene que preocuparse por ello. Donde se da un esfuerzo honesto, se comprender que las que parecen ser verdades diferentes son como las innume-

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  • rabies -y al parecer diferentes- hojas del mismo rbol. Acaso Dios mismo no se presenta a diferentes personas bajo diferentes aspectos? Y, sin embargo, sabemos que El es uno. La Verdad es la correcta designacin de Dios. Por eso no tiene nada de malo que cada cual siga la Verdad se-gn Dios le d a entender. De hecho, ste es el deber de to-do ser humano. Cuando se sigue de este modo la Verdad, todos los errores que se puedan cometer se corrigen auto-mticamente. Pues la bsqueda de la Verdad exige el ta-pas* -el sufrimiento aceptado voluntariamente, a veces hasta la muerte-. En ella no puede haber lugar ni siquiera para el menor asomo de inters personal. En tal bsqueda desinteresada de la Verdad nadie puede extraviarse duran-te mucho tiempo. En cuanto se equivoca de camino, tro-pieza, y de ese modo es dirigido de nuevo al recto ca-mino. Por eso la bsqueda de la Verdad es la verdadera bhakti* (devocin). Es el camino que lleva a Dios, y en l no hay lugar para la cobarda ni para la derrota. Es el ta-lismn por el que la misma muerte se convierte en la puer-ta de entrada a la vida eterna.

    A este respecto sera bueno considerar las vidas y los ejemplos de Harishchandra*, Prahlad*, Ramachandra*, el imn Hasan* y el imn Husain*, los santos cristianos, et-ctera. Qu hermoso sera que todos nosotros, jvenes y ancianos, hombres y mujeres, nos entregramos por ente-ro a la Verdad en todo cuanto hacemos mientras estamos despiertos, ya sea trabajar, comer, beber o jugar, hasta que la disolucin del cuerpo nos haga uno con la Verdad! Dios como Verdad ha sido para m un tesoro inestimable. Ojal lo sea tambin para todos y cada uno de vosotros.

    - From Yeravda Mandir (1945), cap. 1

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    7 Dios y la naturaleza

    Nosotros no conocemos todas las leyes de Dios ni su fun-cionamiento. El conocimiento del cientfico ms eminen-te o del maestro espiritual ms importante es como una partcula de polvo. Dios no es para m un ser personal co-mo mi padre terreno, sino que es infinitamente ms. l go-bierna mi vida hasta en los detalles ms minsculos. Creo literalmente que ni una sola hoja se mueve sin que l lo quiera. No podra respirar ni una sola vez ms si l no lo permitiera.

    - Harijan, 16 de febrero de 1934

    l y su Ley son una sola cosa. La ley es Dios. Todo cuan-to se atribuye a l no es un mero atributo. l es el atribu-to. l es Verdad, Amor y Ley y un milln de cosas ms que la inteligencia humana podra nombrar.

    - Harijan, 16 de febrero de 1934

    Las leyes de la Naturaleza son inmutables, invariables, y no hay milagros -entendidos como transgresiones o inte-

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  • rrupciones de las leyes de la Naturaleza-. Pero nosotros, seres limitados, imaginamos toda clase de cosas e imputa-mos nuestras limitaciones a Dios. Nosotros podemos imi-tar a Dios, pero l no puede imitarnos. Nosotros no pode-mos dividir el Tiempo de Dios. El tiempo es para l eter-nidad. Para nosotros hay pasado, presente y futuro. Y qu es una vida humana de cien aos sino una simple mota en la eternidad del Tiempo?

    - Harijan, 17 de abril de 1937

    Dios no se ha reservado el derecho a revisar Sus leyes y, por otro lado, no tiene necesidad alguna de revisarlas. Dios es omnipotente y omnisciente. l conoce al mismo tiempo y sin ningn esfuerzo el pasado, el presente y el fu-turo. Por consiguiente, no tiene nada que reconsiderar, na-da que revisar, nada que alterar y nada que corregir.

    - Young India, 25 de noviembre de 1926

    Nuestra existencia terrena es ms frgil que los brazaletes de cristal que llevan las mujeres. Es posible conservar los brazaletes de cristal durante miles de aos si se guardan en un arca y no se permite que nadie los toque. Pero esta exis-tencia terrena es tan mudable que puede ser destruida en un abrir y cerrar de ojos. Por lo tanto, mientras sigamos con vi-da, libermonos de las distinciones entre lo superior y lo in-ferior, purifiquemos nuestros corazones y dispongmonos a encontrarnos cara a cara con nuestro Hacedor si nos sor-prende un terremoto, alguna calamidad natural o la muerte.

    - Harijan, 2 de febrero de 1934

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    Comparto con todo el mundo -civilizado y no civilizado-la creencia segn la cual las calamidades (como, por ejem-plo, el terremoto de Bihar de 1934) golpean a la humani-dad como castigo por sus pecados. Cuando esta convic-cin viene del corazn, las personas oran, se arrepienten y se purifican. [...] Mi conocimiento de los designios de Dios es limitado. Tales calamidades no son un mero ca-pricho de la Divinidad o de la Naturaleza. Obedecen a le-yes inmutables, del mismo modo que los planetas se des-plazan obedeciendo a las leyes que gobiernan su movi-miento. Ahora bien, nosotros no conocemos las leyes que gobiernan esos acontecimientos, y por eso los llamamos calamidades o perturbaciones.

    - Harijan, 2 de febrero de 1934

    Detrs de cada calamidad hay un designio divino. Es muy posible que la ciencia perfecta pueda un da predecir de antemano cundo van a tener lugar los terremotos, del mismo modo que hoy predice los eclipses. Ello constitui-r otro triunfo de la mente humana. Pero tales triunfos, aun cuando se multipliquen indefinidamente, no pueden producir ninguna purificacin de uno mismo, sin la cual nada tiene ningn valor.

    - Harijan, 8 de junio de 1935

    Pido a quienes aprecian la necesidad de la purificacin in-terior que se unan en la oracin para que podamos inter-pretar el propsito de Dios en tales acontecimientos, para que stos nos hagan humildes y nos preparen para el en-

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  • cuentro con nuestro Hacedor cuando nos llame, y para que siempre estemos dispuestos a compartir los sufrimientos de nuestro prjimo, quienquiera que sea.

    - Harijan, 8 de junio de 1935

    Tal vez no resulte agradable or que Dios permite el mal en este mundo. Pero si El es considerado responsable del bien, se sigue que tambin tiene que ser responsable del mal. Acaso no permiti Dios a Ravana* exhibir una fuer-za sin igual? Quiz la causa raz de la perplejidad brote de la falta de comprensin real de lo que Dios es. Dios no es una persona. Dios trasciende toda descripcin. Es el Le-gislador, la Ley y el Ejecutor. Ningn ser humano puede arrogarse estos poderes. Si lo hiciera, sera considerado un dictador puro y duro.

    - Harijan, 24 de febrero de 1946

    En un sentido estrictamente cientfico, Dios est en la ba-se del bien y del mal. El dirige el pual del asesino lo mis-mo que el bistur del cirujano. Ahora bien, por razones hu-manas, decimos que el bien y el mal son distintos e in-compatibles entre s, como Dios y Satans, y que sus sm-bolos son las tinieblas y la luz.

    - Harijan, 20 de febrero de 1937

    No veo a Dios como una persona. Para m la Verdad es Dios, y la Ley de Dios y Dios no son cosas o hechos dife-rentes -en el sentido en que lo son un rey terrenal y su

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    ley-. Porque Dios es una Idea; El mismo es la Ley. Por consiguiente, es imposible concebir la idea de que Dios transgrede la Ley. El no gobierna nuestras acciones y se retira. Cuando decimos que El gobierna nuestras acciones, simplemente estamos usando el lenguaje humano y tratan-do de limitar a Dios. Por lo dems, l y su Ley moran en todas partes y lo gobiernan todo. As pues, no pienso que El responda con todo detalle a todas nuestras peticiones, pero es indudable que gobierna nuestra accin, y yo creo literalmente que ni una brizna de hierba crece o se mueve sin que El lo quiera. El libre albedro de que disfrutamos es menor que el de un pasajero en la cubierta de un barco atestada de gente.

    Experimenta usted un sentido de libertad en su co-munin con Dios?.

    S. No me siento apretujado como lo estara en un bar-co repleto de pasajeros. Aunque s que mi libertad es me-nor que la de uno de esos pasajeros, aprecio esa libertad, porque he asimilado por completo la enseanza central del Gita*, segn la cual la persona es autora de su propio des-tino, es decir, tiene la libertad de elegir la manera de usar tal libertad. Pero no controla los resultados. En el momen-to en que piensa que lo hace, fracasa.

    - Harijan, 23 de marzo de 1940

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  • 8 Dios como Daridranarayana*

    Daridranarayana es uno de los millones de nombres que la humanidad emplea para llamar a Dios -que es innom-brable e insondable para el conocimiento humano- y sig-nifica Dios de los pobres, Dios que se aparece en los co-razones de los pobres.

    - Young India, 4 de abril de 1929

    Para los pobres lo econmico es lo espiritual. No se pue-de hacer ningn otro llamamiento a los millones de indi-gentes que pasan hambre. Caera sobre ellos como un ja-rro de agua fra. Pero si una persona les da comida, vern en ella a su dios. Son incapaces de pensar de otra manera.

    - Young India, 5 de mayo de 1927

    He tocado con mis propias manos la suciedad incrustada en sus harapos. No tiene sentido hablarles del progreso moderno. Es un insulto tomar el nombre de Dios en vano ante ellos. Sin embargo, a ti y a m nos llamarn amigos si les hablamos de Dios. Pues el Dios al que conocen, si es

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    que tienen conocimiento de l, es un Dios de terror, de venganza, un tirano inmisericorde.

    - Young India, 15 de septiembre de 1927

    No me atrevo a presentarles el mensaje de Dios. Da igual anunciar el mensaje de Dios a un perro que a esos millo-nes de hambrientos que no tienen brillo en sus ojos y cu-yo nico Dios es el pan que ansian. El nico modo de lle-varles un mensaje de Dios es ofrecerles el mensaje del tra-bajo, que para ellos es sagrado. Es muy fcil hablar de Dios mientras estamos aqu cmodamente sentados, des-pus de un buen desayuno y sabiendo que nos aguarda una buena comida. Pero cmo puedo hablar de Dios a millo-nes de personas que ni siquiera comen dos veces al da?

    - Young India, 15 de octubre de 1931

    Afirmo que conozco a millones de indios hambrientos. Estoy con ellos todas las horas del da. Ellos son mi pri-mera y ltima preocupacin, porque el nico Dios al que reconozco es el que se encuentra en los corazones de esos millones sin voz. Ellos no reconocen Su presencia, pero yo s. Y adoro al Dios que es Verdad, o a la Verdad que es Dios, a travs del servicio a ellos.

    - Young India, 11 de marzo de 1939

    Pienso que todos somos ladrones en cierto sentido. Si me apropio de algo que no necesito para usarlo de inmediato, y lo retengo, estoy robndoselo a alguien. Me atrevo a su-

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  • gerir que hay una ley fundamental de la Naturaleza que no tiene excepcin, a saber: que la Naturaleza produce lo su-ficiente para nuestras necesidades de cada da y que, si ca-da cual se conformara con lo que necesita, y nada ms, no habra pobreza, y nadie morira de hambre en este mundo.

    - Mahatma Gandhi (1918), p. 189

    En la India hay muchos millones de personas que tienen que conformarse con una comida al da, que consiste en un chapad* sin grasa y una pizca de sal. Ni vosotros ni yo te-nemos derecho a nada de lo que poseemos mientras esos millones de seres humanos no estn vestidos y mejor ali-mentados. Vosotros y yo deberamos conocer mejor nues-tras necesidades, reducirlas e incluso estar dispuestos a pa-sar hambre voluntariamente para que ellos pudieran cui-darse, alimentarse y vestirse.

    - Mahatma Gandhi (1918), p. 189

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    9 La voz de Dios

    &

    Cuando afirmo que he escuchado la voz de Dios, no estoy diciendo nada nuevo. Lamentablemente, slo conozco una manera de demostrar esta afirmacin: a travs de los re-sultados. Dios dejar de ser Dios si permite que Sus cria-turas lo conviertan en un objeto de demostracin. Mas l da a Su esclavo voluntario el poder de pasar las pruebas ms difciles. He sido un esclavo voluntario del Amo ms exigente durante ms de medio siglo. La voz de Dios se ha hecho cada vez ms audible, a medida que los aos han ido pasando. Dios nunca me ha abandonado, ni siquiera en los momentos ms oscuros. Dios me ha salvado muchas veces de m mismo y no me ha dejado ni una pizca de in-dependencia. Cuanto mayor ha sido mi entrega a Dios, tanto mayor ha sido mi alegra.

    - Harijan, 6 de mayo de 1933

    Por lo que yo s, nadie ha puesto en tela de juicio la posi-bilidad de que la Voz Interior hable a algunas personas, y es beneficioso para el mundo que se pueda sostener real-mente la afirmacin de una persona que dice hablar bajo

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  • la autoridad de la Voz Interior. Muchos hombres lo afir-man, pero no todos son capaces de justificarlo. No obs-tante, esa afirmacin no puede ni debe ser suprimida para evitar las falsas pretensiones de algunos. No hay ningn peligro en el hecho de que muchas personas puedan hablar realmente en nombre de la Voz Interior. Lamentablemente, no hay ningn remedio contra la hipocresa. La virtud no debe ser suprimida porque muchos finjan ser virtuosos. En el mundo ha habido siempre seres humanos que han afir-mado que hablaban en nombre de la Voz Interior. Y sus efmeras actividades no han hecho ningn dao al mundo. Antes de ser capaces de escuchar esa Voz, hay que pasar por un largo y muy severo proceso de aprendizaje, y cuan-do es la Voz Interior la que habla, es inconfundible. Al mundo no se le puede engaar siempre con xito. As pues, no hay peligro de que se establezca la anarqua por el hecho de que un hombre humilde como yo no sea eli-minado y se atreva a invocar la autoridad de la Voz Interior, cuando cree que la ha escuchado.

    - Harijan, 18 de marzo de 1933

    Para m la Voz de Dios, de la Conciencia, de la Verdad, la Voz Interior o la silenciosa y suave Voz significan una misma y nica cosa. No he visto ninguna forma. Y nunca lo he intentado, pues siempre he credo que Dios no tiene forma alguna. Pero una vez o algo as como una Voz leja-na y, sin embargo, bastante cercana. Era tan inconfundible como una voz humana; me hablaba claramente y era irre-sistible. En el momento en que escuch la Voz no estaba soando. La escucha de la Voz estuvo precedida por una

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    terrible lucha dentro de m. De pronto la Voz me habl. Escuch, me cercior de que era la Voz, y la lucha ces. Me qued tranquilo. Y tom la determinacin de ayunar peridicamente en recuerdo de aquel da y de aquella ho-ra. La alegra me invadi. Sucedi entre las 11 y las 12 de la noche. Me sent renovado y empec a escribir acerca de esta experiencia la nota que el lector ha debido ver.

    - Harijan, 8 de julio de 1933

    Me han preguntado si podra aportar alguna prueba de que aquello que escuch era realmente la Voz y no un eco de mi imaginacin desbordada. No tengo ninguna prueba ms para convencer al escptico, que es libre de pensar que todo ello fue un autoengao o alucinacin. Quiz fue as. No puedo demostrar lo contrario. Pero s puedo decir que ni siquiera el veredicto unnime de todo el mundo contra m podra apartarme de la creencia segn la cual lo que o fue la verdadera Voz de Dios.

    - Harijan, 8 de julio de 1933

    Ahora bien, algunos piensan que Dios mismo es una crea-cin de nuestra imaginacin. Si esta visin es correcta, en-tonces nada es real, todo es producto de nuestra imagina-cin; y mientras mi imaginacin me domine, slo puedo actuar bajo su hechizo. Las cosas ms reales son slo re-lativamente reales. Sin embargo, para m la Voz es ms re-al que mi propia existencia. Nunca me ha fallado a m ni a ninguna otra persona.

    - Harijan, 8 de julio de 1933

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  • Y quien lo desee puede escuchar la Voz. Ella est dentro de cada persona. Pero, como todo lo dems, requiere una preparacin previa y determinada.

    - Harijan, 8 de julio de 1933

    No sufro ninguna alucinacin. He afirmado una sencilla verdad cientfica, que debe ser probada por todas aquellas personas que tienen voluntad y paciencia para adquirir las competencias necesarias, increblemente sencillas de comprender y suficientemente fciles de adquirir cuando hay determinacin. Lo nico que puedo decir es lo si-guiente: Tenis que creer en vosotros mismos. Tenis que tratar de escuchar la Voz Interior; y si no os gusta la ex-presin "Voz Interior", podis usar la expresin "dictados de la razn", a la que tendrais que obedecer; y si no que-ris hacer alarde de Dios, no me cabe duda de que haris alarde de alguna otra cosa que finalmente se demostrar que es Dios, pues afortunadamente no hay nadie ms, no hay nada ms que Dios en este universo. Deseara tam-bin sugerir que no todos los que pretenden actuar apre-miados por la Voz Interior son inspirados por ella. Despus de todo, como sucede con todas las dems facul-tades, esta facultad de escuchar la silenciosa y suave Voz Interior exige un esfuerzo y un adiestramiento previos, quiz mucho mayores que los que se requieren para la ad-quisicin de cualquier otra facultad; y aun cuando entre los miles de personas que afirman escuchar esa Voz, slo unas pocas consigan demostrar su afirmacin, merece re-almente la pena correr el riesgo de que haya algunas que afirmen falsamente que actan bajo la inspiracin divina o

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    los impulsos de la Voz Interior sin que ello sea cierto. A stas les ir peor que a quienes afirman falsamente que ac-tan bajo la autoridad de un soberano terreno. stos, cuan-do sean atacados, escaparn con algn dao fsico, pero en el caso de aqullas tanto el cuerpo como el alma podran perecer juntos. Algunos crticos benvolos no me ven co-mo impostor, pero sugieren que es muy probable que yo acte bajo el efecto de alguna alucinacin. Aunque as fue-ra, para m el resultado no sera muy diferente del que se obtendra si mi pretensin fuera falsa. Un humilde busca-dor -y esto es lo que yo creo ser- necesita ser sobremane-ra cauto y, para preservar el equilibrio de la mente, tiene que reducirse a la nada antes de que Dios pueda guiarlo. Ahora bien, en este camino no puedo avanzar ms.

    - The Bombay Chronicle, 18 de noviembre de 1933

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  • 10 Experiencia de Dios

    La Verdad es para m el principio soberano que incluye otros muchos principios. Esta Verdad no es slo la veraci-dad de palabra, sino tambin la de pensamiento; ni es s-lo la verdad relativa de nuestra concepcin, sino la Verdad Absoluta, el Principio Eterno, que es Dios. Hay innume-rables definiciones de Dios, porque Sus manifestaciones son igualmente innumerables. Ellas me hacen sobrecoger-me de asombro y reverencia, y por un momento me dejan perplejo. Pero yo adoro a Dios slo como Verdad. Todava no lo he encontrado, pero lo estoy buscando, y estoy dis-puesto a sacrificar las cosas que ms quiero con el fin de continuar esta bsqueda. Incluso si el sacrificio exigiera mi propia vida, espero estar dispuesto a entregarla. Pero como an no he experimentado esta Verdad Absoluta, ten-go que apoyarme en la verdad relativa tal como la he con-cebido. Mientras tanto, esa verdad relativa tiene que ser mi faro, mi escudo y mi proteccin. Aun cuando este camino es recto, estrecho y afilado como el filo de una navaja, pa-ra m ha sido el ms rpido y fcil. Incluso mis errores, enormes como el Himalaya, me han parecido insignifican-tes, porque nunca me he desviado de ese camino, el cual

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    me ha salvado de la amargura, y he podido avanzar por l orientado por mi luz. Muchas veces he vislumbrado en mi caminar leves destellos de la Verdad Absoluta, que es Dios, y todos los das crece en m la conviccin de que s-lo l es real, y todo lo dems irreal.

    -Autobiography (1948), pp. 6-7

    Al mismo tiempo, ha ido creciendo en m el convenci-miento de que todo lo que es posible para m es tambin posible incluso para un nio, y tengo razones de peso pa-ra afirmarlo. Los instrumentos para buscar la Verdad tie-nen tanto de simples como de difciles. Pueden parecer imposibles para una persona arrogante y, a la vez, perfec-tamente posibles para un nio inocente. Quienes buscan la Verdad tienen que ser ms humildes que el polvo. El mun-do aplasta el polvo bajo sus pies, pero los buscadores de la Verdad tienen que humillarse tanto que hasta el polvo pue-da aplastarlos. Slo entonces, y nicamente a partir de en-tonces, obtendrn un atisbo de la Verdad.

    -Autobiography (1948), p. 7

    Esta creencia en Dios tiene que basarse en la fe que tras-ciende la razn. De hecho, incluso la llamada visin de Dios tiene en su base un elemento de fe sin el cual no pue-de sostenerse. Tiene que ser as por la misma naturaleza de las cosas. Quin puede traspasar los lmites de su propio ser? Estoy convencido de que la clara y completa visin de Dios es imposible en esta vida encarnada. Tampoco es ne-cesaria. Una fe viva e inamovible es todo lo que se exige

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  • para alcanzar la mayor altura espiritual que pueden lograr los seres humanos. Dios no est fuera de nuestra condicin terrena. Por tanto, la prueba exterior no sirve de mucho, si es que tiene alguna utilidad. Tenemos incluso que dejar de percibir a Dios a travs de los sentidos, porque Dios est ms all de ellos. Podemos sentir a Dios, si lo deseamos, pero tenemos que prescindir de los sentidos. Dentro de no-sotros suena incesantemente la msica divina, pero los rui-dosos sentidos ahogan la delicada msica, que es diferen-te e infinitamente superior a todo cuanto podemos percibir o escuchar con nuestros sentidos.

    - Harijan, 13 de junio de 1936

    He visto y creo que Dios nunca se nos aparece en perso-na, sino en la accin, que es lo nico que puede explicar nuestra liberacin en el momento ms difcil.

    - Harijan, 10 de diciembre de 1938

    Mi experiencia constante me ha llevado al convencimien-to de que no hay ms Dios que la Verdad. [...] Los peque-os y fugaces vislumbres [...] que he podido tener de la Verdad apenas pueden dar una idea del indescriptible es-plendor de la Verdad, que es un milln de veces ms in-tenso que el del sol que vemos cada da con nuestros ojos. De hecho, lo que he percibido no es sino un dbilsimo atisbo de ese poderoso resplandor. Pero puedo decir con seguridad, como resultado de todos mis experimentos, que una visin perfecta de la Verdad slo puede ser conse-cuencia de una realizacin completa de la no violencia.

    - Young India, 7 de febrero de 1929

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    No tengo una revelacin especial de la voluntad de Dios. Creo firmemente que Dios se revela diariamente a todos los seres humanos, aunque cerramos nuestros odos a esa silenciosa y suave Voz. Cerramos nuestros ojos para no ver la Columna de Fuego que est delante de nosotros. Ahora bien, yo experimento Su omnipresencia.

    - Young India, 25 de mayo de 1921

    El fin ltimo de la humanidad es la visin de Dios, y todas nuestras actividades -polticas, sociales y religiosas- tie-nen que estar guiadas por el fin ltimo de la visin de Dios. El servicio inmediato a todos los seres humanos se convierte en una parte necesaria de este esfuerzo, sencilla-mente porque la nica manera de encontrar a Dios es ver a Dios en Su creacin y ser uno con l. Y esto slo puede hacerse sirviendo a todos. Soy una parte integrante del to-do, y no puedo encontrar a Dios separado del resto de la humanidad. Mis compatriotas son mis vecinos ms prxi-mos. Se han vuelto tan desvalidos, tan carentes de recur-sos, tan inertes, que tengo que concentrarme en servirles. Si llegara a persuadirme de que tengo que encontrar a Dios en una cueva del Himalaya, ira all inmediatamente. Pero s que no puedo encontrar a Dios si no es a travs de la humanidad.

    - Harijan, 29 de agosto de 1936

    La impenetrable oscuridad que nos rodea no es una mal-dicin, sino una bendicin. Dios nos ha hecho capaces de ver qu paso tenemos que dar, y bastar con que la Luz

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  • Celestial nos revele ese paso. Entonces podremos cantar con el cardenal Newman: Un paso es suficiente para m. Y gracias a nuestra experiencia del pasado podemos tener la seguridad de que el paso siguiente siempre estar a la vista. En otras palabras, la impenetrable oscuridad no es tan impenetrable como imaginamos. Pero lo parece cuan-do, por nuestra impaciencia, queremos ver ms all del si-guiente paso.

    - Harijan, 20 de abril de 1934

    Estoy ms seguro de la existencia de Dios que del hecho de que t y yo estamos sentados en esta habitacin. Y pue-do atestiguar tambin que soy capaz de vivir sin aire y sin agua, pero no sin l. Podras arrancarme los ojos, pero ello no me causara la muerte. Podras cortarme la nariz, pero ello no me causara la muerte. Pero si destruyes mi fe en Dios, morir sin remedio. Podrs pensar que esto es una supersticin, pero yo confieso que es la supersticin a la que me aferr, del mismo modo que en mi infancia sola pronunciar el nombre de Rama* cuando haba alguna cau-sa de peligro o de alarma. Esto fue lo que me ense una anciana nodriza en mi infancia.

    - Harijan, 14 de mayo de 1938

    Dios es el capataz ms severo que he conocido jams en este mundo, y nos pone a prueba una y otra vez. Y cuando descubrimos que nuestra fe se debilita o que nuestro cuer-po flaquea y nos hundimos, Dios viene a ayudarnos de al-

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    gn modo y nos demuestra que no tenemos que perder nuestra fe y que l est siempre a nuestra disposicin, pe-ro a Su manera, no a la nuestra. Esto es lo que he descu-bierto. En verdad, no puedo recordar ni un solo caso en que, en el ltimo momento, l me haya abandonado.

    - Speeches and Writings of Mahatma Gandhi (1933), p. 1069

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  • 11 El camino de la no violencia

    El camino de la Verdad es tan estrecho como directo. Lo mismo sucede con el de la no violencia. Es como mante-nerse en equilibrio en el filo de una espada. Gracias a la concentracin, el acrbata puede caminar sobre la cuerda floja. Pero la concentracin exigida para avanzar por el ca-mino de la Verdad y la no violencia es mucho mayor. La menor falta de atencin nos hace caer por tierra. Slo po-demos tener experiencia de la Verdad y de la no violencia si nos esforzamos incesantemente. [...]

    La no violencia no es tan ruda como la han presenta-do. Es indudable que no herir a ningn ser vivo es una par-te de la no violencia, pero es slo su expresin menos im-portante. Cualquier pensamiento perverso, la prisa excesi-va, la mentira, el odio o el simple hecho de desear mal a alguien significa transgredir el principio de la no violen-cia. Tambin lo transgredimos cuando retenemos para no-sotros lo que el mundo necesita. Ahora bien, el mundo ne-cesita incluso lo que comemos cada da. En el lugar que ocupamos hay millones de microorganismos a los que per-tenece ese lugar y que sufren dao por nuestra presencia. Entonces, qu hemos de hacer? Tenemos que suicidar-nos? Ni siquiera eso sera una solucin, puesto que cree-mos que, mientras el espritu est unido a la carne, cada

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    vez que el cuerpo es destruido, el espritu se teje un cuer-po nuevo. El cuerpo slo dejar de existir cuando no ten-gamos ningn apego a l. Esta liberacin de todo apego es la experiencia de Dios como Verdad. Esta experiencia no se puede tener de un modo precipitado. El cuerpo no nos pertenece. Mientras dure, tenemos que servirnos de l co-mo algo que se nos ha confiado y de lo que somos res-ponsables. Si tratamos de este modo lo que pertenece a la carne, podemos esperar liberarnos un da del peso del cuerpo. Si comprendemos las limitaciones a que est suje-ta la carne, tenemos que esforzarnos diariamente por al-canzar ese ideal con todas nuestras fuerzas.

    Quizs ahora resulte claro, gracias a lo que acabamos de decir, que sin la no violencia no es posible buscar y en-contrar la Verdad.

    La no violencia y la Verdad estn tan estrechamente unidas que es prcticamente imposible desunirlas y sepa-rarlas. Son como las dos caras de una misma moneda o, mejor an, como un disco metlico an no acuado: toda-va no se puede decir cul de los dos lados ser el anverso y cul el reverso. Del mismo modo, la no violencia es s-lo un medio; el fin es la Verdad. Para que los medios sigan siendo medios tienen que estar siempre a nuestro alcance. Por eso la no violencia es nuestro deber supremo. Si cui-damos los medios, antes o despus alcanzaremos el fin. Una vez comprendido este punto, la victoria final es in-cuestionable. Cualesquiera que sean las dificultades con que nos encontremos o los aparentes reveses que soporte-mos, no podremos renunciar a la bsqueda de la Verdad, la cual es nica, porque se identifica con el mismo Dios.

    - From Yeravda Mandir, cap. 2

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  • La no violencia es una fuerza activa del orden ms eleva-do. Es la fuerza del alma o el poder de la Divinidad den-tro de nosotros. El ser humano imperfecto no puede cap-tar la totalidad de esa esencia -pues no puede soportar to-do su resplandor-; pero una sola fraccin infinitesimal de ella, cuando llega a actuar dentro de nosotros, puede hacer milagros. El sol que brilla en el cielo llena todo el univer-so con su calor vivificante. Pero si alguien se acercara de-masiado a l, quedara reducido a cenizas. Lo mismo su-cede con la Divinidad. Nos hacemos semejantes a Dios en la medida en que vivimos la no violencia; pero nunca po-dremos llegar a ser del todo iguales a Dios. La accin de la no violencia es como la del radio: una cantidad infinite-simal de radio introducida en un tejido maligno acta con-tinuamente, en silencio y sin cesar, hasta que transforma toda la masa del tejido enfermo en tejido sano. Del mismo modo, un poco de verdadera no violencia acta de un mo-do silencioso, sutil e invisible y fermenta toda la sociedad.

    - Harijan, 12 de noviembre de 1938

    La verdad sin humildad sera una caricatura arrogante. Quien pretende practicar la verdad sabe cuan difcil resul-ta. El mundo podra aplaudir los supuestos triunfos de esa persona, porque apenas conoce sus fallos. Una persona ve-raz es disciplinada. Y tiene que ser humilde. Quien desea amar a todo el mundo, incluso a quienes se consideran sus enemigos, sabe hasta qu punto es imposible conseguirlo slo con las propias fuerzas. Tiene que hacerse como el polvo antes de poder comprender los elementos de la no violencia. No es nada si cada da no crece en humildad al

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    mismo tiempo que crece en amor. [...] Nadie puede ver a Dios cara a cara si no ha reducido a la nada el yo que hay en l. Quien quiera ver a Dios tiene que anonadarse. En es-te universo tempestuoso, quin se atrever a decir: He vencido? Nosotros nunca triunfamos; es Dios quien triunfa en nosotros. [...] Lo que vale en el mundo material, es vlido tambin en el mundo espiritual. Si, para ganar una batalla mundana, Europa sacrific varios millones de vidas en la ltima guerra, que fue un acontecimiento tran-sitorio, qu tiene de asombroso que en la batalla espiri-tual tengan que perecer millones de personas en el intento de dejar al mundo un ejemplo consumado?

    - Young india, 25 de junio de 1925

    La no violencia es la fuerza suprema a de que dispone la humanidad. Es ms poderosa que el arma de destruccin ms potente concebida por la inteligencia humana. La des-truccin no es la ley de los humanos. El ser humano slo vive libremente si est dispuesto a morir, si es preciso, a manos de su hermano, sin cometer nunca un asesinato. Todo asesinato o cualquier otro dao perpetrado o infligi-do contra otro es, cualquiera que sea su causa, un crimen contra la humanidad.

    - Harijan, 20 de julio de 1935

    Las virtudes de la misericordia, la no violencia, el amor y la verdad en cualquier persona slo se pueden poner a prueba realmente cuando se oponen a la crueldad, la vio-lencia, el odio y la mentira.

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  • Si esto es as, entonces es incorrecto decir que la no violencia no sirve de nada ante un asesino. Ciertamente, se puede decir que experimentar con la no violencia frente a un asesino es buscar la autodestruccin. Pero sta es la prueba real de la no violencia. En modo alguno se puede decir que hayan superado la prueba quienes se dejan ma-tar por pura impotencia. En cambio, son realmente no vio-lentos quienes no sienten odio contra sus asesinos e inclu-so piden a Dios que los perdone. Esto es lo que la historia nos cuenta de Jesucristo, que dijo al morir en la cruz: Padre, perdnalos porque no saben lo que hacen. Pode-mos poner ejemplos parecidos de otras religiones, pero ci-tamos esta frase porque es conocida en todo el mundo.

    Otra cosa es que nuestra no violencia no haya llegado a ese nivel. Nos engaaramos absolutamente si redujra-mos el nivel de la no violencia por razn de nuestra fragi-lidad o falta de experiencia. Si no comprendemos de ver-dad el ideal, nunca podremos tener la esperanza de alcan-zarlo. Es preciso, por tanto, que apliquemos nuestra razn a la comprensin del poder de la no violencia.

    - Harijan, 28 de abril de 1946

    La no violencia [ahimsa'\ es un principio comprehensivo. Somos seres mortales desvalidos, atrapados en el conflic-to de la violencia [himsa' ]. Decir que la vida vive de la vi-da tiene un profundo significado. El ser humano no puede vivir sin cometer, consciente o inconscientemente, violen-cia exterior. El mero hecho de vivir -comer, beber y mo-verse- implica necesariamente algo de violencia -destruc-cin de vida-, aunque sea mnima. Por consiguiente, el se-

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    guidor de la no violencia permanece fiel a su fe si la fuen-te de todas sus acciones es la compasin, si evita del me-jor modo posible la destruccin de la ms pequea de las criaturas, si trata de salvarla y, de ese modo, se esfuerza in-cesantemente por liberarse de la espiral mortal de la vio-lencia. Crecer constantemente en su autocontrol y com-pasin, pero nunca llegar a verse completamente libre de la violencia exterior.

    - Autobiography (1948), pp. 427-428

    Dado que el fundamento de la no violencia [ahimsa] es la unidad de todas las vidas, el error de una de ellas afecta necesariamente a todas y, por lo tanto, el ser humano no puede ser totalmente libre de la violencia [himsa]. Mien-tras siga siendo un ser social, no puede dejar de participar en la violencia que implica la existencia misma de la so-ciedad. Cuando dos naciones estn enfrentadas, el deber de un seguidor de la no violencia es detener la guerra. Quien no est a la altura de este deber, quien no tiene po-der para resistirse a la guerra, quien no est en condicio-nes de oponerse a ella, podra tomar parte en ella y, no obstante, tratar de todo corazn de liberarse a s mismo, a su nacin y al mundo, de la guerra.

    - Autobiography (1948), pp. 427-428

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  • 12 Oracin: la esencia de la religin

  • decididamente por liberarnos de los apegos del mundo du-rante algn tiempo, y nos proponemos firmemente perma-necer fuera de la carne, por as decirlo. Ya conocis el him-no de Surdas*: es el grito apasionado de un alma que an-sia la comunin con lo divino. En nuestra opinin, fue un santo; pero el se consideraba un pecador manifiesto. Espiritualmente iba muy por delante de nosotros, pero sin-ti la separacin de lo divino tan intensamente que lanz un grito de angustia nacido de la desesperacin y el abo-rrecimiento: Quin es tan corrupto, malvado y lascivo como yo?.

    He hablado de la necesidad de la oracin y, como con-secuencia de ello, he tratado sobre la esencia de la oracin. Hemos nacido para servir a nuestros semejantes, y no po-demos hacerlo si no estamos bien despiertos. Hay una lu-cha eterna que tiene lugar en el corazn humano entre los poderes de las tinieblas y los de la luz, y quien no tiene el ancla de la oracin para aferrarse a ella ser vctima de los poderes de las tinieblas. Las personas de oracin estarn en paz consigo mismas y con todo el mundo. Quienes se ocupan de los asuntos del mundo sin un corazn entrega-do a la oracin sern miserables y llenarn tambin el mundo de miseria. As pues, la oracin, adems de estar vinculada a la condicin de la humanidad despus de la muerte, tiene un incalculable valor para la humanidad en el mundo de los vivos. La oracin es el nico medio para poner orden, paz y reposo en nuestros actos diarios. Preo-cupmonos de lo ms vital, y lo dems vendr por s solo. Tracemos correctamente un ngulo del cuadrado, y los otros ngulos sern automticamente rectos.

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    Empezad el da, pues, orando, y hacedlo con tanto sen-timiento que la oracin pueda acompaaros hasta la no-che. Y terminad el da orando tambin, para que pasis la noche en paz, libres de sueos y pesadillas. No os preocu-pis por la forma de la oracin. Cualquiera que sea nues-tro modo de orar, lo importante es que nos lleve a la co-munin con lo divino. Ahora bien, sea cual sea ese modo, no permitis que el espritu ande vagando mientras las pa-labras de la oracin siguen saliendo de vuestra boca.

    Todas las cosas en el universo, incluidos el sol, la luna y las estrellas, obedecen a ciertas leyes. Sin la influencia limitadora de esas leyes, el mundo no seguira existiendo ni un solo momento. Vosotros, cuya misin en la vida es el servicio a los dems, os destrozaris si no os imponis al-guna forma de disciplina, y la oracin es una disciplina es-piritual necesaria. Es la disciplina y la moderacin lo que nos separa de los animales. Si queremos ser hombres y mujeres que caminan con la cabeza erguida y no a cuatro patas, comprendamos y sometmonos voluntariamente a la disciplina y la moderacin.

    - Young India, 23 de enero de 1930

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  • 13 Por qu orar?

    *&

    Por qu orar? Acaso Dios, si es que existe, no sabe lo que ha sucedido? Necesita la oracin para poder cumplir con Su deber?

    No, Dios no necesita que le recordemos nuestras nece-sidades. Dios est dentro de todas las personas. Nada su-cede si l no lo permite. Nuestra oracin es una bsqueda del corazn. Es un recordatorio de que nada podemos sin la ayuda de Dios. Ningn esfuerzo es completo sin la ora-cin, sin un reconocimiento explcito de que el mejor es-fuerzo humano no surte efecto alguno si no es bendecido por Dios. La oracin es una llamada a la humildad. Es una llamada a la purificacin de nosotros mismos, a la bs-queda interior.

    - Harijan, 8 de junio de 1935

    En mi opinin, Rama*, Rahamn*, Ahuramazda*, Dios o Krishna* significan otros tantos intentos humanos de dar nombre a esa fuerza invencible que es la mayor de todas las fuerzas. Aun cuando el ser humano sea imperfecto, hay en l un deseo innato de esforzarse por lograr la perfec-

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    cin. Al intentarlo, se hace falsas ilusiones. Y del mismo modo que un beb que trata de mantenerse en pie, cae una y otra vez y, finalmente, aprende a caminar, as tambin un hombre, a pesar de toda su inteligencia, no es ms que un nio en comparacin con el Dios infinito y eterno. Esto podra parecer una exageracin, pero no lo es. El hombre slo puede describir a Dios con su pobre lenguaje. El po-der que llamamos Dios est por encima de toda des-cripcin. Por otro lado, ese poder no tiene necesidad de ningn esfuerzo humano que lo describa. Es el ser huma-no el que necesita los medios para poder describir ese po-der, que es ms inmenso que el ocano. Si se acepta esta premisa, no hay necesidad de preguntar por qu oramos. El ser humano slo puede concebir a Dios dentro de las li-mitaciones de su mente. Si Dios es inmenso e ilimitado como el ocano, cmo va a poder una minscula gota, como el hombre, imaginar lo que El es? El ser humano s-lo puede experimentar lo que es el ocano si se sumerge y se funde en l. Esta experiencia escapa a toda descripcin. Segn Madame Blavatsky, el hombre, cuando ora, da cul-to a su propio yo glorificado. Slo puede orar verdadera-mente quien est convencido de que Dios est dentro de l. Quien no lo est, no necesita orar. Dios no se sentir ofen-dido, pero yo puedo decir por propia experiencia que quien no ora es ciertamente un perdedor. Qu importa, pues, si una persona adora a Dios como Persona, y otra lo adora como Fuerza? Ambas actan correctamente segn sus capacidades. Ninguna de ellas sabe, y quiz nunca sa-br, cul es el modo absolutamente apropiado de orar. El ideal tiene que seguir siendo siempre el ideal. Slo nece-sitamos recordar que Dios es la Fuerza entre todas las

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  • fuerzas. Todas las dems fuerzas son materiales, pero Dios es la fuerza o espritu vital omnipresente y omnicompre-hensivo, y por eso est por encima del saber humano.

    - Harjan, 18 de agosto de 1946

    Un dilogo con un budista

    El doctor Fabri, seguidor de Buda, visit a Gandhi en Abbottabad y le pregunt: Se puede cambiar la Mente Divina por medio de la oracin? Se puede llegar a cono-cer esa Mente por medio de la oracin?.

    Me resulta difcil explicar debidamente lo que hago cuando oro, dijo Gandhi. Pero tengo que tratar de res-ponder a su pregunta. La Mente Divina es inmutable, pero la Divinidad est en todas las personas y en todas las cosas -en los seres animados y en los inanimados-. Si oro, es porque quiero tener experiencia de esa Divinidad. Ahora bien, aun teniendo esta conviccin intelectual, podra care-cer de dicha experiencia. Y cuando oro por el swaraf (in-dependencia) para la India, oro o deseo el poder adecuado para conseguir ese swaraj o para que mi contribucin sea la mejor posible en esta causa; y sostengo que puedo reci-bir ese poder como respuesta a mi oracin.

    Entonces no est usted justificado para llamar oracin a su experiencia; orar significa pedir o suplicar, dijo el doctor Fabri.

    S, ciertamente. Usted podra decir que yo pido desde m, desde mi yo Superior, desde el yo Real con el que an no me he identificado completamente. Y podra describir

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    mi oracin como un deseo continuo de perderme en la Divinidad que lo abarca todo.

    Y las personas que no pueden orar?, pregunt el doctor Fabri.

    Yo les dira que sean humildes, dijo Gandhi, y que no limiten al Buda real segn su concepcin de Buda. l no habra podido gobernar las vidas de millones de seres humanos, como lo hizo entonces y lo hace hoy, si no hu-biera tenido humildad suficiente para orar. Hay algo infi-nitamente superior al entendimiento que nos gobierna a nosotros y tambin a los escpticos. El escepticismo y la filosofa no sirven de ayuda a los escpticos en los perio-dos ms difciles de sus vidas. Ellos necesitan algo mejor, algo que est fuera de su persona y pueda sostenerlos. Y as, si alguien me plantea un enigma, yo le digo: "No po-dr usted conocer el significado de Dios o de la oracin mientras no se reduzca a la nada. Tiene que humillarse hasta que vea que, a pesar de su grandeza y de su magn-fico entendimiento, no es ms que una mota de polvo en el universo. Una concepcin meramente intelectual de las cosas de la vida no es suficiente. La concepcin espiritual supera al entendimiento y es lo nico que puede satisfacer nuestros anhelos. Hasta las personas adineradas pasan por periodos crticos en su vida. Aunque estn rodeadas de to-do lo que el dinero puede comprar y todo lo que el afecto puede dar, en ciertos momentos de su vida se encuentran completamente confundidas. Es en esos momentos cuan-do vislumbramos a Dios, cuando tenemos una visin de Aquel que gua cada uno de nuestros pasos en la vida. Esto es la oracin".

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  • Se est refiriendo a lo que podramos llamar una ver-dadera experiencia religiosa, que es ms fuerte que la con-cepcin intelectual, dijo el doctor Fabri. En mi vida he tenido dos veces esa experiencia, pero despus la he per-dido. Mas ahora encuentro gran consuelo en uno o dos di-chos de Buda: "El egosmo es la causa del sufrimiento" y "Recordad, monjes, que todo es pasajero". Pensar en esto casi equivale a creer.

    Eso es la oracin, repiti Gandhi con una insistencia perfectamente convincente.

    - Harijan, 19 de agosto de 1939

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    14 Cmo, a quin y cundo orar

  • pues, quien quiera orar a Dios tiene que purificar su co-razn. Rama no estaba slo en los labios de Hnuman*, sino que estaba entronizado en su corazn. l dio a Hnuman una fuerza inagotable. Con Su fuerza subi a la montaa y cruz el ocano. La fe nos conduce a travs de mares tempestuosos, la fe mueve montaas y atraviesa los ocanos. Esta fe no es sino la conciencia viva y completa-mente despierta de Dios dentro de nosotros. Quien ha al-canzado esta fe no desea nada. Aunque su cuerpo est en-fermo, l est espiritualmente sano, es fsicamente puro y abunda en riquezas espirituales.

    Con todo, alguien podra preguntar: Cmo se puede limpiar el corazn hasta este punto?. El lenguaje de los labios se ensea fcilmente; pero quin puede ensear el lenguaje del corazn? Slo el bhakta* -el verdadero devo-to- lo conoce y puede ensearlo. El Gita defini el senti-do del bhakta en tres lugares y habl de l de forma gene-ral en todas partes. Pero el conocimiento de la definicin de un bhakta no es una gua suficiente, pues son raros en nuestro mundo. Por eso he sugerido que el medio es la Religin del Servicio. Dios quiere que Su sede sea el co-razn de quien sirve a su prjimo. Por esta razn Nara-simha Mehta*, que vio y conoci, cant: El verdadero vaishnava* es el que sabe ablandarse ante el dolor del otro. As fue Abu Ben Adhem*. El sirvi a su prjimo, y por eso su nombre ocupa el lugar ms alto en la lista de los servidores de Dios.

    Pero quines son los que sufren y los angustiados? Los oprimidos y los indigentes. As pues, quien quiera ser un bhakta tiene que servirles con el cuerpo, con el alma y con la mente. Cmo puede servir con el cuerpo a las cla-

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    scs oprimidas quien las ve como intocables? Quien ni siquiera se digna emplear su cuerpo para hilar por los po-bres y alega excusas poco convincentes, no conoce el sig-nificado del servicio. Una persona pobre pero sana no me-rece limosnas, sino una exhortacin a que trabaje para ga-narse el pan. Las limosnas la envileceran. Quien hila an-te los pobres invitndoles a hilar tambin ellos sirve a Dios ms que cualquier otra persona. Quien Me d una insig-nificancia, como un fruto, una flor y hasta una hoja, con el espritu de bhakti* [devocin] es Mi siervo, dice el Seor en el Bhagavad Gita. Y l tiene Su escabel donde viven los humildes, los pobres y los descarriados. As pues, hilar por estas personas es la oracin ms grande, el culto ms grande, el sacrificio ms grande.

    La oracin, pues, se puede hacer invocando cualquiera de los nombres de Dios. Un corazn piadoso es el vehcu-lo de la oracin, y el servicio hace que el corazn sea pia-doso. Los hindes que en nuestro tiempo sirven de todo corazn a los intocables hacen verdadera oracin; los hin-des y todos aquellos que hilan piadosamente por los po-bres y los indigentes hacen verdadera oracin.

    - Young India, 24 de septiembre de 1925

    No se puede establecer ninguna regla fija relativa a los tiempos de los actos de devocin, pues stos dependen del temperamento individual. Los actos de devocin son mo-mentos preciosos de la vida diaria. Tales ejercicios estn previstos para que nos serenemos, nos humillemos y com-prendamos que nada sucede si l no lo quiere, y que no somos ms que arcilla en manos del Alfarero. Son mo-

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  • mentos en los que revisamos nuestro pasado inmediato, confesamos nuestra debilidad y pedimos perdn y fuerza para ser mejores y actuar mejor. Un minuto podra ser su-ficiente para algunos, mientras que para otros veinticuatro horas podran ser muy pocas. Para las personas que estn llenas de la presencia de Dios en ellas, trabajar es orar. Su vida es una oracin o un acto de adoracin continuo. En cambio, quienes actan slo para pecar, para autocompla-cerse, y viven para s mismos, tendran que orar continua-mente. Si tuvieran paciencia, fe y voluntad de ser puros, haran oracin hasta sentir la presencia purificadora y con-creta de Dios dentro de s. Para nosotros, seres mortales comunes, tiene que haber un trmino medio entre ambos extremos. No somos tan perfectos como para poder decir que todos nuestros actos son fruto de nuestra entrega a Dios, y tal vez no hayamos llegado al extremo de vivir nicamente para nosotros mismos. Por esta razn todas las religiones establecen tiempos especiales para la devocin general. Lamentablemente, estas devociones se han con-vertido en actos meramente mecnicos y formales, cuando no hipcritas. Lo que hace falta es que tales devociones se realicen con la actitud correcta.

    La oracin personal, es decir, la oracin en la que pe-dimos algo a Dios, hemos de hacerla ciertamente en nues-tra lengua materna. No puede haber nada ms grande que pedir a Dios que nos haga ser justos para con todos los se-res vivos.

    - Young India, 10 de junio de 1926

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    15 Ayunos

    Un ayuno autntico purifica el cuerpo, la mente y el alma. En la medida en que crucifica la carne, da la libertad al al-ma. Una oracin sincera puede hacer milagros. Es un in-tenso anhelo del alma que desea ser an ms pura. La pu-reza alcanzada de este modo se convierte en oracin cuan-do se utiliza para un fin noble. El uso mundano del gaya-tri*, su repeticin para sanar a los enfermos, ilustra el sen-tido que hemos dado a la oracin. Cuando el mismo gaya-ta japa* es realizado con una mente humilde y concentra-da de un modo inteligente en momentos de dificultades y calamidades nacionales, se convierte en el instrumento ms poderoso para evitar el peligro. No puede haber error ms grande que suponer que la recitacin del gayatri, el namaz* o la oracin cristiana son supersticiones que pue-den ser practicadas por el ignorante y el crdulo. El ayuno y la oracin, por consiguiente, son un proceso muy pode-roso de purificacin, y lo que nos purifica nos capacita del mejor modo posible para cumplir nuestro deber y alcanzar nuestra meta. Si a veces parece que el ayuno y la oracin no responden, no es porque no haya nada en ellos, sino porque no se hacen con el espritu correcto.

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  • Un hombre que ayuna y se pasa todo el da apostando -como hacen tantos en el da de janmashtami*- no slo no alcanza una mayor pureza como resultado del ayuno, sino que, por el contrario, queda degradado por ese ayuno di-soluto. Para que un ayuno sea verdadero tiene que ir acompaado de la disposicin a recibir pensamientos pu-ros y de la determinacin de resistir a todas las tentaciones de Satans. Del mismo modo, para que una oracin sea verdadera tiene que ser inteligible y clara. Uno tiene que