international meeting on man, the city and nature:...

27

Upload: tranminh

Post on 07-Oct-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

HOMBRE, CIUDAD, NATURALEZA:

LA CULTURA HOY

Río de Janeiro 25-27 de mayo de 1992

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

CIP/92/wS/l

INDICE

Prefacio del Sr. Federico Mayor, Director General de la UNESCO

Reunión internacional Hombre, ciudad, naturaleza: Za cultura hoy: Cuestiones preliminares

Fragmento del discurso Hombre, mujer, ciudad, naturaleza, pronunciado por el Sr. Eduardo Portella, Director General Adjunto del Programa de la UNESCO

Declaración de Río sobre la ciudad

Naturaleza y vida

Informaciones complementarias

3

9

15

21

25

. - . I - - - - _<.--_-- ~ - - - ^ - . - . . - . - . . I__ ._-.-__ --__ _. _.

- --11._.

PREFACIO Desde que la revolución industrial quebrantó pri-

mero y terminó por destruir una cohesión milenaria, las relaciones entre los lugares y los hombres se han vuelto inestables. Hoy es urgente dilucidar esas relaciones. Ciudades hipertrofiadas, naturaleza desfigurada, hombres desorientados: esta relación no es tan triangular como pare- ce. Porque, en efecto, es al hombre a quien corresponde una vez más ser base y medida. LES el hombre quien domi- na o quien comparte? i,El que saquea o el que administra su entorno físico? Nacido de la naturaleza y creador de la ciudad, ¿no está atrapado entre una y otra? ¿No se halla también su propia existencia amenazada por el hecho de que no controle ya ni a una ni a otra?

“La naturaleza se acaba”, se lee en los periódicos y en las frentes preocupadas. Y el hecho es que la natu- raleza está tan planificada, tan ordenada y tan explotada -cuando no martirizada- que el hombre ha perdido los lazos que le unían a ella hasta hace poco. Y se acaba tam- bién la ciudad, la ciudad tradicional, puesto que el espa- cio urbano va royendo un mundo rural delicuescente. La ciudad estalla, y esta tisis urbana preocupa no sólo al urba- nista sino también al político: decadencia de los centros urbanos, marginalizacitjn de los suburbios, violencia, ruido, contaminación, cosas todas que hacen que nuestras mega- lópolis no tengan ya nada en común con la Ciudad de Demóstenes.

Y, sin embargo, “sólo hay dos cosas que el hombre no olvida más que al morirse”, como nos recuerda el poeta turco Nazim Hikmet: “es el rostro de su madre y el rostro de su ciudad”. De nuestras aglomeraciones desheredadas

2

puede nacer una nueva cultura urbana. A menudo son los miembros más pobres de la sociedad los que crean y orga- nizan su marco de vida; clandestinos o marginales, los habi- tantes de los barrios de chabolas o de los suburbios pose- en recursos insospechados. Los lugares en los que viven no carecen de alma y suelen responder mejor a las aspira- ciones de la población que un conjunto de viviendas socia- les fruto de un programa de urbanización. Por otra parte, los habitantes de las ciudades de fines del siglo XX man- tienen con la naturaleza vínculos particularmente fuertes; paradójicamente, quizás sean los hombres de las ciudades los que aporten los primeros auxilios a la naturaleza.

En todo caso, está claro que es indispensable refle- xionar sobre las relaciones del hombre con su entorno. Esa reflexión, por esencia interdisciplinaria, es lo que trata de promover el proyecto “Hombre, ciudad, naturaleza”.

Federico Mayor Director General de la UNESCO

REUNION INTERNACIONAL “HOMBRE, CIUDAD, NATURALEZA:

LA CULTURA HOY”

Cuestiones preliminares

La reunión internacional Hombre, ciudad, natu- raleza: la cultura hoy trata de contribuir a renovar la reflexión sobre la cultura, poniendo de relieve los equi- librios inestables, pero también los desequilibrios, que en esta época de la “modernidad tardía” caracterizan las relaciones entre el hombre, la ciudad y la natura- leza.

Crisis del hombre, crisis de la ciudad, crisis del entorno natural: iy si estos tres fenómenos estuvieran íntimamente relacionados? Las señales de que están imbricados son hoy manifiestas tanto en el centro de las megalópolis como en cada cantón del mundo, que hoy es una vasta “periferia”. LES simple coincidencia el hecho de que, al plantearse los problemas de la modernidad y de la postmodernidad, numerosos intelectuales o cientí- ficos reflexionen hoy en función del entorno? Ecología del medio natural, ecología urbana, ecología de la cultu- ra, del espíritu humano y de las ideas: ipuede hoy tra- zarse una nueva topografía del saber y de las ideas que permita esclarecer con conocimiento de causa las aporí- as contemporáneas de la ética, la política y lo social, superar las dificultades urbanas, empezar a resolver los problemas del medio ambiente y salir de la “crisis del desarrollo”?

. ^-_--I-“__ ._

4

Más allá de las profecías que anunciaban la “muer- te del Hombre” o la decadencia del humanismo, más allá del carácter insular que desde hace tiempo han atribuido al individuo unas visiones reductoras, más allá de la opo- sición maniquea entre cultura y naturaleza, podemos pen- sar hoy un hombre por fin vivo al que se defina no como deudor sino como fuente y punto de cruce de los inter- cambios. Hay pues que imaginar un ciudadano que sea a la vez actor y autor de sus decisiones, de su vida y de su historia. Tenemos también que apostar por una concepción de la identidad abierta y móvil, hasta en la reciprocidad del dar y del recibir. En tales condiciones, la verdad de la identidad sería la dinámica de las diferencias y, aún más profundamente, la identidad como diferencia entre sí mismo y sí mismo, como separación y como alteridad. Por último, tenemos que renunciar a pensar el hombre como una isla abstracta, como la unidad de supervivencia. Las islas mismas, si viven, viven con el mar y por el mar; y es la pareja formada por el hombre y su entorno -natural o urbano- lo que hoy constituye la única unidad decisiva que cuenta frente a los mortales peligros que se ciernen sobre la humanidad.

Las ciudades, la naturaleza: en unos pocos decenios ha cambiado radicalmente la relación entre el hombre y el mundo. A mediados del siglo XX el hombre ve por pri- mera vez la Tierra desde el espacio: una y frágil. De noche, la observación por satélite muestra grandes manchas de luz, placas brillantes enormes o puntuales: megalópolis - gala- xias, grupos de ciudades que atraviesan o bordean los con- tinentes, metrópolis - estrellas solitarias rodeadas de som- bra. La urbanización ha hecho de la ciudad una “segunda naturaleza” del hombre que tiende a convertirse en la pri- mera. En tales condiciones, Linterviene aún el hombre como

5

individuo o sujeto? ¿Actúa aún como “grupo”? ~0 pesa hoy más como vasto “conjunto”, como una masa gigan- tesca? La Ciudad, que era el espacio de la urbanidad, vio nacer las nociones de civilidad, de civilización y de demo- cracia; el habitante de la ciudad era gemelo del ciudada- no. La ciudad era el espacio por excelencia en que se for- maba el vínculo social, aparte de la esfera de lo familiar y de lo sagrado. iPuede aún hoy día identificarse la ciudad con la polis que Grecia eligió como espacio de la política y de la democracia? ~0 bien se ha vuelto la ciudad en la vida cotidiana lo que ya era en el plano conceptual: una antinaturaleza? Cuando el urbanismo y la política de la ciu- dad han quebrado, ¿que queda de los edificios, de los ciu- dadanos y de los hombres en el asfalto o en el barro de la jungla urbana?

La ciudad, centro de la “desterritorialización”, es sin duda alguna el punto esencial de intercambio entre las culturas, el lugar en que se centran todas las miradas: en ella cada individuo es otro. En la ciudad, punto en que convergen la complejidad y la mutación, se entrecruzan en un espacio plural y construido las culturas urbanas, tan diversas, según consuman masivamente, en el anonimato, los productos de las industrias culturales o presenten toda- vía un rostro popular o innovador. No basta pues con res- taurar la ciudad, con preservar mejor o peor sus centros históricos o su patrimonio. Hay que repensarla y remode- larla en función de las crisis urbanas y a la luz de las revo- luciones tecnológicas que, más allá de las ciudades mate- riales, edifican ciudades invisibles en forma de redes de comunicación rápidas, inmateriales y “deslocalizadas”. Pero, ¿cómo reconstruir la ciudad sin determinar previa- mente sus cambiantes identidades‘? Quizá la ciudad sea la esfinge de nuestra época si se acepta que plantea al

6

individuo cuestiones de vida y de muerte sobre el hom- bre, sin que éste las haya resuelto por el momento. Así pues, el desafío cultural y pedagógico que representa la crisis urbana es una de las pruebas principales con que ha de enfrentarse la especie humana. Como extraño eco de la historia, es en el corazón y en la periferia de las ciu- dades donde se juega el destino de la democracia.

La relación entre el hombre y el mundo actual es también, en gran parte, la relación entre ciudad y natura- leza. En los países industriales son muchos los que han podido observar -acontecimiento que cierra una larga his- toria iniciada en el Neolítico- la muerte del campesino. Pero el planeta Tierra mismo no puede ignorar que es, y se sabe, mortal. ¿Qué relación hay que imaginar hoy entre la naturaleza y el hombre ? LLa vieja lucha por la domi- nación de la naturaleza? ¿Por el “dominio de la tierra”? ¿Podemos aún ver la naturaleza como una fuente pasiva de riquezas y de vida, como un montón de cosas en que cada cual puede obtener su botín a su antojo? ;Es sólo una simple materia objeto de la ciencia, un mundo desen- cantado abocado a la explotación, a la producción y a la contaminación? iPuede todavía concebirse como el obje- to de un sujeto ? ~0 hay que buscar el vínculo entre el hombre y la naturaleza más allá de esa dualidad? En tal caso, ihabrá que suponer un “contrato natural” que per- mita por fin construir una humanidad solidaria frente a la tierra como un todo?

Estas son algunas de las cuestiones examinadas por la reunión internacional “Hombre, ciudad, naturaleza” en la que, con una perspectiva interdisciplinaria, se confron- taron los puntos de vista de intelectuales, científicos, cre- adores y expertos eminentes. Abrir nuevos cauces para la

7

cooperación internacional en las esferas de la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación, elucidar las deci- siones de los agentes y de los responsables en las distin- tas regiones del mundo e incluir entre las grandes cues- tiones de este final de siglo puntos prioritarios en materia de reflexión y de acciiin son los tres objetivos asignados a esta reunión internacional de la UNESCO que tuvo lugar en Río de Janeiro unos días antes de que en la misma ciu- dad se iniciara la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo - “Cumbre del Planeta Tierra”.

9

HOMBRE, MUJER, CIUDAD, NATURALEZA*

Entre los desafíos que la historia nos plantea en este fin de siglo, que en general coincide con el fin de un tipo determinado de representación histórica, pero también con la decadencia gradual de cierto modelo de urbanidad, la ciudad milenaria -ese palimpsesto de versiones sucesi- vas- ocupa un lugar privilegiado. Provocada y provoca- dora, la ciudad cuyas figuras históricas esenciales han sido la polis, la civitas y la urbs, busca hoy como ayer un lugar viable y vivible más allá de sus muros reales o imagina- rios y de ese extraño estado de sitio al que se halla some- tida a causa del ejercicio inaceptable de la violencia.

Al enfrentarse con los problemas planteados en las esferas de la educación, la ciencia, la cultura y la comu- nicación, la UNESCO se esfuerza en todo momento por revisar y renovar su programa e inventar nuevas modali- dades de reflexión activa y de acción reflexiva. Pero eso sólo es posible si sabemos observar y asimilar no sólo los gestos más infimos de la historia sino también los altiba- jos y el surgimiento de lo imprevisto, así como los indi- cadores de itinerario que ha trazado la comunidad

-- * Fragmento del discurso pronunciado por el Sr. Eduardo Portella, Director General

Adjunto del Programa de la UNESCO, con motivo de la inauguración de la Reunión Internacional “Hombre, ciudad, naturaleza: la cultura hoy”.

10

intelectual y científica a cada nueva pulsación de un reloj cuyas manecillas avanzan a un ritmo acelerado.

No creo que esta aceleración del tiempo nos auto- rice a profetizar el “fin de la historia”, lo mismo en el dis- curso del Espíritu objetivo que en la constatación, menos evidente, del “paraíso liberal”. En cambio, esa aceleración nos permite recorrer, con más 0 menos fruto, incluso con una legítima esperanza, el ciurcuito casi siempre cerrado en que el hombre, la mujer, la ciudad y la naturaleza se cruzan casi sin verse.

Aunque hoy se la discuta, se la ponga en tela de juicio e incluso se la desestabilice, la leyenda del hombre sigue planteándonos cuestiones perturbadoras. En cuanto trama y proyecto -trama e intriga de relato entremezcla- dos, proyecto inacabado o abandonado-, el hombre, ese lugar incierto, ese punto de encuentro y de conjunción en que se concretizan tantos intercambios a la vez objetivos y subjetivos, labora constantemente en la encarnación coti- diana de sus actos, esforzándose en reconstruir la utopía perdida, aunque sólo sea a partir de los restos de ésta, con unos cuantos fragmentos de historia y con los pedazos extraviados de una creencia radiante. El paso del hombre en sí al individuo social ha hecho que penetre en una zona de turbulencia de la que aún no ha salido. iEs posible y plausible que entre la naturaleza y la ciudad se establez- ca el puente gracias al cual el hombre pueda vivir recon- ciliado consigo mismo ? ~0 bien hay que abandonarle a su suerte, a los azares de su destino, como un fantasma erran- te, como una reliquia protegida?

La fuerza representativa de la ciudad residía en su centro donde con frecuencia se alternaban lo profano y lo

ll

sagrado como estructuras del poder. En la última encruci- jada de la modernidad el centro se ha descentrado, dis- persándose por la periferia, o a sido por ella invadido.

No podemos ya aplazar más la solución de los pro- blemas que nos plantean el desmantelamiento del “centro urbano” -ese espacio clásico de la urbanidad-, la revitali- zación excéntrica de los suburbios, las ciudades que se acumulan en la ciudad, las ciudades apátridas, extraña- mente cosmopolitas o simplementes privadas de ciudada- nía, que en tantos casos se desurbanizan progresivamen- te. Se trata de otros tantos desafíos que exigen una respuesta articulada, interdisciplinaria, capaz de convertir esa pluralidad de problemas en nuevos saberes.

La ciudad difiere de la aglomeración porque posee una coherencia, múltiple y matizada, al mismo tiempo cul- tural, política y económica, Pero hoy ese vínculo, basado en un viejo sentimiento de cohesión, parece haberse roto. Diríase que en torno a la ciudad de los ciudadanos se ha erigido una nueva muralla que la aisla de quienes por voca- ción debieran participar, deteriorando los lugares urbanos familiares.

En cuanto se sitúa más allá del humanismo filan- trópico y de la crónica de una muerte anunciada, el hom- bre por así decirlo, se predispone a la naturaleza -que es simplemente lo otro del hombre. No puede entonces sino alejarse de la tentación del “pecado”, de la seducción de lo “exótico”, de la ilusión conceptual del “buen salvaje”, de todas esas elaboraciones nacidas de una visión metro- politana contemporánea de la épora de las conquistas. En cambio, se aproxima a una ecología no predatoria y sin nostalgia, porque se integra en un proceso de desarrollo

12

legítimo, basado por consiguiente en nuevas solidaridades. Félix Guattari, uno de nuestros compañeros de reflexión más activos y creadores, se orienta en esa perspectiva hacia una ecosofía, hacia una sorprendente vuelta hacia ade- lante de los conceptos, capaz de sustraer al hombre de su habitual banquillo de acusado y consolidar e incluso reva- lorizar la subjetividad, inscribiéndola sólidamente en el horizonte de sus Tres ecologías: etico-política, social y mental.

Es ésta una primera etapa. Hace poco tiempo me sentí arrebatado por esta sensación de comienzo en medio de un espectáculo probablemente tropical, o mediterráneo, a menos que fuera tropical por mediterráneo y mediterrá- neo por tropical - no lo sé exactamente-; en todo caso era algo luminoso, transparente y simultáneo: en el Aeropuerto de Barcelona, el pacto entre la arquitectura y la naturale- za fecundante se hacía presente con una fidelidad y una receptividad irreprochables. La tierra se prolongaba en el espacio aéreo, en los aires, y el cielo acogía, por así decir, en la intimidad que convenía y con una solidaridad impe- cable, esta lección de asociación. En ese instante no nece- sité siquiera leer la firma de Ricardo Bofill, puesto que la veía cubriendo la página blanca del espacio.

Cada vez más saturadas y más vacías, las ciudades conservan una dimensión ética contractual, que no siem- pre se comprende bien, en la medida en que la revitaliza- ción del hombre pasa hoy por la reconciliación de la ima- gen urbana con el horizonte natural, lo que exige reconocer el carácter indisociable del desarrollo y del medio ambien- te. Desde esta perspectiva, conviene proceder a una serie de ajustes vitales en los modelos hegemónicos de la moder- nidad -tarea tanto más indispensable cuanto que, a mi

13

juicio, la modernidad coincide con la condena sumaria de la naturaleza.

Hasta ahora, las capas menos favorecidas de la población, las mujeres, la naturaleza y los animales, han pagado los costos de un modelo de desarrollo económico desequilibrado ambientalmente, socialmente y éticamente. La corrección del plan de vuelo tendrá que ir acompaña- da de la radicalización del trabajo actual: empresa que hay que recomenzar cada día y en la que nos hemos embar- cado con ánimo de apertura y de solidaridad bajo la ins- piracjón movilizadora de Federico Mayor.

--__- ---ld--l. -

15

DECLARACION DE RI0 SOBRE LA CIUDAD*

De las intervenciones y los debates que han tenido lugar en la reunión internacional Hombre, ciudad, natu- raleza: la cultura hoy se desprende una triple convergen- cia en relación con la situación actual, con las prioridades en que deben inspirarse las actividades en la esfera urba- na y con algunas propuestas cuya realización parece obli- gatoria y urgente.

Situacidh actual

1. Las sociedades urbanas son la expresión y el revela- dor por excelencia de la sociedad del siglo XX, de su estructura y funcionamiento, de sus éxitos y de sus fra- casos. Así, la ciudad ha venido a ser el resultado y el amplificador de todos los éxitos, pero también y sobre todo, de todos los fracasos de nuestro tiempo.

2. Según las proyecciones más moderadas, la población urbana aumentará entre 1990 y 2035 en 3.000 millo- nes de personas, es decir, que habrá que construir el

* Redactada con motivo de los trabajos del Taller de Arquitectura, esta declaración fue aprobada por consenso en la sesiiin de clausura de la Reunión Internacional “Hombre, ciudad, naturaleza: la cultura hoy”.

16

3.

4.

5.

6.

7.

equivalente de mil ciudades de 3 millones de habitan- tes.

La amplitud del desafío es tan extraordinaria que ha generado una especie de inhibición en los poderes públicos. Pero, con ellos o sin ellos, las ciudades se construirán como se construyen ya hoy día. Lo que Ila- mamos la “ciudad ilegal” es en nuestros días muy a menudo más importante que la “ciudad legal”. Por ejemplo, en Sao Paulo, centro industrial y la ciudad más rica del Brasil, la urbanización de la población con bajos ingresos se ha realizado en sus tres cuartas partes en la “ciudad ilegal”.

Por otro lado, los despilfarros característicos de la civi- lización productiva y del consumo masivo alcanzan en las ciudades proporciones escandalosas.

Hoy día las ciudades son máquinas de fabricar la desi- gualdad social, la corrupción, la barbarie, la exclusión, la violencia y la miseria. En ninguna otra parte tienen tal magnitud la acumulación de contaminaciones de toda clase, la destrucción del entorno natural y la degra- dación de la calidad de vida. Las previsiones catastró- ficas son hoy ya moneda corriente.

Pero, pese a estos inmensos fallos y servidumbres, las ciudades, que son en cierto modo un milagro cotidia- no, funcionan y continúan constituyendo un polo de atracción muy importante.

Este funcionamiento precario, esta polarización del mal menor, los estamos pagando caros. Los costos socia- les y ecológicos de la máquina urbana actual crean y

17

alimentan una deuda urbana cada vez más insoporta- ble. Sólo una socioecología de las ciudades podría poner remedio a ello.

8. La descalificación del estado como soporte organizati- VO del territorio y de las instituciones nos remite a las ciudades como base comunitaria en una realidad mun- dializada e interdependiente. Entramos así en el fondo de la problemática ciudad-mundo, que hoy día tiene una importancia capital.

9. El vacío de la negatividad radical puede convertirse en el espacio de la sociedad y de la urbanidad, en el lugar de la producción social de la subjetividad y en el escenario de la ciudadanía integral y los movimientos cívicos.

Prioridades

1. Cambiar la ciudad y cambiar la vida son dos polos de una interacción indisociable en la que el factor desen- cadenante podrá ser alternativamente uno u otro.

2. El racionalismo internacionalista en arquitectura y urba- nismo ha muerto. Hoy sabemos todos que la ciudad sólo se puede declinar en plural y que la diversidad y la pluralidad de los modelos son un principio de super- vivencia urbana. Esa pluralidad diversa nos remite al contexto físico, pero también económico, social y cul- tural como parámetros determinantes a los que debe adaptarse la construcción de cada ciudad.

3 Toda ciudad posee una identidad cuyo fundamento es su biografía. La historia y la memoria de la ciudad son

18

4.

5.

6.

7.

8.

1.

elementos esenciales de sus reestructuraciones y de su desarrollo.

Las formaciones urbanas que representan las “ciuda- des ilegales” como podemos observarlas en los países en vías de desarrollo, particularmente las favelas en Brasil, son elementos de pleno derecho de la urdimbre urbana de las ciudades del sur.

La acción urbana es inseparable de las políticas eco- nómicas, sociales y culturales en su conjunto.

La ciudad es el espacio más adecuado para la con- versión del desarrollo cuantitativo, cuyas insuficien- cias y efectos perversos son patentes, en desarrollo cualitativo.

La modernidad, cuyo fracaso más dramático se pro- duce en las ciudades, debe recuperar en éstas el lugar de surgimiento de las nuevas modernidades plurales.

El poder institucional, que ha terminado por aceptar la consideración e intervención, entre otras cosas, de los derechos humanos, debe aceptar también la considera- ción e intervención de la ciudad. Las regiones y los poderes locales, blancos de esa intervención, deben convertirse en sus principales agentes.

Propuestas

El derecho a la ciudad debe considerarse como un nuevo derecho humano, reconocido por los Estados y por todos los poderes institucionales.

19

2. Establecimiento de programas de educación en la ciu- dad que aborden tanto la educación formal (escuelas, institutos, universidades) como la formación de todos los mediadores sociales, técnicos, maestros de obras, cargos públicos y nuevos profesionales, sin olvidar la formación urbana y la formación cívica.

3. Creación en cada ciudad de un Consejo Consultivo y de Orientación del que formarán parte miembros de asociaciones y agentes sociales que representen la democracia urbana.

4. Realización de proyectos concretos de experimentación urbana con una doble función: pedagógica, por un lado, y de presentación y valorización de nuevas formas y experiencias urbanas, por otro.

5. Redacción y publicación de una Carta de Socioecología urbana.

6. Iniciación de un programa de investigaciones sobre las innovaciones urbanas ya en marcha y fomento de los intercambios de experiencias y de información.

7. Institución de un Premio de las Ciudades, de carácter bienal, para recompensar realizaciones urbanas con gran potencial innovador y cívico.

Siempre que los estados, las regiones y los muni- cipios decidan contribuir a su realización, este conjunto de propuestas devolverán a las ciudades su razón de ser: espa- cios de fundación del nosotros, espacios del descubrimiento del otro, espacios de las diferencias sin dispersión y de los conflictos sin ruptura, espacios de la realización del

20

individuo en un marco solidario, espacios de las memo- rias y de las modernidades, espacios de la belleza y de la esperanza.

21

NATURALEZA Y VIDA*

Nosotros los terrícolas, tanto urbanos como rurales, hemos decidido reivindicar los derechos solidarios del hombre, de la mujer y de la naturaleza, perfectamente cons- cientes de que reivindicar esos derechos sin poner en tela de juicio la división social, sexual, cultural e internacio- nal del trabajo y la manipulación de la información y de los sueños sería añadir una hipocresía a otra.

Convencidos de que la reestructuración de las socie- dades y de la economía mundial y una nueva importancia de lo social en lo económico son condiciones previas para una conciliación con la naturaleza de un hombre no mani- pulado, no hemos olvidado tampoco que la miseria que ame- naza a los seres humanos en su derecho a la existencia no es una simple situación de hecho residual, sino una reali- dad producida por unos sistemas que temen que el hombre y la mujer sean dueños de su tiempo y de su hábitat.

Hemos decidido movilizarnos en torno a sus pro- blemas cotidianos y no en tomo a un concepto abstracto de humanidad y defender sus arboles y sus ríos, necesarios para

* Texto redactado como resultado del seminario de reflexión y presentado en la sesión de clausura de la Reunión Internacional “Hombre, ciudad. naturaleza: la cultura hoy”.

22

la vida, en lugar de hablar de una naturaleza virtual. Este enfoque permitirá determinar las políticas públicas en las esferas social, económica y del hábitat y organizar nuevas formas de solidaridad no sólo social, sino también cultural y política.

La participación en el medio urbano y rural depen- de cada vez más de un pensamiento y una acción com- plejos más que de un pensamiento y una acción lineales. Los agentes locales, las autonomías, los municipios, el Estado y los nuevos sistemas internacionales -mañana mun- diales- pueden contribuir a la modernidad que necesitan la ciudad y el campo y oponerse a las modernizaciones que violentan al hombre y a la naturaleza. También pue- den oponerse a ese objetivo.

Aceptar los laberintos urbanos, la agricultura “moderna” y las nuevas relaciones entre ciudad y campo no significa aceptar planes sin reglas en provecho de deter- minados grupos políticos. Planes y proyectos son más nece- sarios que nunca para hacer frente a esa complejidad.

Las identidades culturales y la interculturalidad en las relaciones entre las personas aparecen hoy como una de las condiciones para la lucha no violenta y la resisten- cia contra diversas formas de colonización y de opresión de que son víctimas hombres, mujeres y niños.

La calidad de los espacios urbanos y rurales es tam- bién resultado de la creatividad cultural y social de los habitantes que, no debe olvidarse, se hallan condicionados por una injusta división social e internacional del trabajo que afecta también al tiempo libre. Estas complejidades hacen que todo el proceso educativo y cultural sea muy

23

difícil, cuando no imposible, y, al mismo tiempo, necesa- rio en el contexto urbano, periurbano y rural.

La naturaleza en la ciudad y en el campo se trans- formará de manera diferente si se opta por la moderniza- ción en interés de una minoría o por una modernidad nece- saria y solicitada por el conjunto de los terrícolas.

Ciencia y tecnología, expresiones de muerte y de vida, pueden contribuir, bien al desarrollo irracional y des- tructor, especialmente de esos cuatro elementos vitales que son el aire, el fuego, el agua. y la tierra, bien a una utili- zación coherente de esos elementos para la vida y la ale- gría del hombre y de la naturaleza.

Los participantes en esta reunión hemos decidido seguir viviendo, creando y amando sin ocultarnos nada a nosotros mismos ni a los demás terrícolas que comparten el mismo espacio y dejándonos seducir por la naturaleza, fascinados siempre por su hermosura. Por otra parte, nos parece arbitraria la distinción entre seres humanos y natu- raleza. Sabedores de la príixima reunión en Río de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, nos dirigimos a los países y a las organiza- ciones internacionales para que contribuyan a una inves- tigación y a unas políticas capaces de devolver a las ciu- dades, con la participación activa de los habitantes, su función de centro de ciudadanía, de producción y de inter- cambios culturales.

25

INFORMACIONES COMPLEMENTARIAS

Aún antes de que se publiquen las actas de la reu- nión internacional Hombre, ciudad, naturaleza: la cultu- ra hoy, se ha considerado útil presentar en forma sintéti- ca las principales cuestiones en torno a las cuales han girado los trabajos, así como las recomendaciones adop- tadas por los participantes. Esta reunión que la UNESCO organizó en Río de Janeiro del 25 al 27 de mayo de 1992 y en la que participaron unos 20 eminentes arquitectos y miembros de la comunidad intelectual tenía por finalidad poner de relieve los aspectos humanos de una serie de cuestiones esenciales que iban a examinarse en la Conferencia de las Naciones IJnidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Cumbre de la Tierra, Río de Janeiro, 3-l 6 de junio de 1992).

La reunión se dividió en dos partes: un taller de arquitectos que se han distinguido particularmente por su contribución a la renovación de los conceptos en la esfe- ra del hábitat humano, y un seminario de reflexión en el que participaron filósofos e investigadores de primer plano. La sesión inaugural se caracterizó en particular por las intervenciones del Secretario de Estado para la Cultura de Brasil, Sr. Sérgio Paulo ROUANET, y del Sr. Eduardo PORTELLA, Director General Adjunto del Programa de la UNESCO. La sesión de clausura estuvo animada por el

26

Sr. Francesco DI CASTRI, Subdirector General y Coordinador de los programas de medio ambiente de la UNESCO.

El taller de arquitectura, en el que, bajo la dirección del Profesor José VIDAL-BENEYTO, participaron los arquitectos Ricardo BOFILL, Piero DEROSSI, Mauricio ROBERTO y Alfredo RODRIGUEZ ORGAZ, concluyó con la adopción de la “Declaración de Río sobre la Ciudad’, cuyo texto íntegro se reproduce en la presente publicación.

En el seminario de reflexión presentaron diver- sas ponencias los profesores Tariq BANURI, Jean BAUDRILLARD, Patrick DIAS, Barbara FREITAG ROUANET, Félix GUATTARI, Dietmar KAMPER, Michel MAFFESOLI, Eduardo NEIRA ALA, Ignacy SACHS y la urbanista Céline SACHS JEANTET. Las intervenciones de los participantes dieron lugar a fructí- feros debates en los que intervino un numeroso público. Animados por los profesores Heloisa BUARQUE DE HOLLANDA, Carlos Guillherme MOTA, Renato ORTIZ, Márcio TAVARES D’AMARAL, Dionísio TOLEDO y José Israel VARGAS, estos intercambios de opiniones, que se recogerán en un informe, permitieron además pre- parar un texto de reflexión que se presenta también aquí con el título de “Naturaleza y Vida”.

Esta reunión contó con el valioso concurso de la Fundación Casa de Rui Barbosa, de la Organización para el Desarrollo de la Ciencia y de la Cultura (Colégio do Brasil) y de la Sociedad Internacional para el Desarrollo. Estuvo coordinada por los Profesores Emmanuel CARNEIRO LEAO, Patrick V. DIAS, Jean MASINI, Ignacy SACHS, Silviano SANTIAGO y José VIDAL-BENEYTO.

27

Queremos expresar nuestro especial agradecimien- to a la Sra. Paola ANTOLINI, el Sr. ETTORE GELPI, la Profesora Beatriz RESENDE, el Profesor Carlos Alberto SEPULVEDA ALVES, el Sr A. de SILVA y el Sr W. TOCHTERMAN por la utilísima ayuda que han aporta- do a la organización de la reunión internacional Hombre, ciudad, naturaleza.

---