la psicologí sociaa l de me dougall - bcn.cl das de la mente ni adquirida es n el curso de la vida....

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REPUBLICA DE CHILE DIRECCION GENERAL DE EDUCACION PRIMARIA La Psicología Social PUBLICACIONES DEL DEPARTAMENTO TECNICO FOLLETO N.° 20. FEBRERO DE 1930 de Me Dougall POR JOSE FLORES Comisionado por el Supremo Gobierno para estudiar en Estados Unidos Imp. Universo.—Ahumada 32.—Santiago (Chile).

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Page 1: La Psicologí Sociaa l de Me Dougall - bcn.cl das de la mente ni adquirida es n el curso de la vida. No exist un acuerde concreto entro loe psicólogos s acerca de papel qul e juega

R E P U B L I C A D E C H I L E

DIRECCION GENERAL DE EDUCACION PRIMARIA

L a P s i c o l o g í a S o c i a l

PUBLICACIONES DEL D E P A R T A M E N T O TECNICO

FOLLETO N . ° 20 . FEBRERO DE 1 9 3 0

d e M e D o u g a l l

P O R

J O S E F L O R E S

C o m i s i o n a d o por el S u p r e m o G o b i e r n o

p a r a e s t u d i a r en E s t a d o s U n i d o s

Imp. Universo.—Ahumada 32.—Santiago (Chile).

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INTRODUCCION

T a l vez en ninguna época de la historia de la educación h a y a exist ido una inquietud científica tan grande como la que ac tua lmente existe en los espír i tus de los educadores modernos . L a ciencia de la pedagogía , s iguiendo el mi smo camino de s u s hermanas se ha dividido en muchas r amas . Educadore s , psicólogos y filósofos es tán t raba jando a fana-d a y l abor iosamente en sus d i s t intas especialidades. . Algu-nos e s tán es tudiando mater ias únicamente adminis t ra t ivas . Otros desarrol lando métodos ob je t ivos p a r a medir los re-su l t ados de la s a l a de clase. O t r a porción se dedica a la crea-ción de nuevos planes para enseñar, b a s a d o s en los resul ta-dos obtenidos en las pruebas mentales . Aquí y allá h a y edu-cadores examinando con espír i tu crítico las nuevas doctri-n a s ; e s tud iando minuciosamente el ambiente escolar para establecer nuevos programas de t r a b a j o ; y por último hay a lgunos en act i tud de espera preguntándose a sí mi smos ¿cuál irá a ser el resul tado de tanto a fán , investigación y e s tud io?

Fuera de e s t a pléyade de t raba jadores h a y unos pocos y tal vez en la razón, que abogan por el hecho de que antes de determinar los procedimientQS de cómo encauzar el des-arrollo psíquico, es primordial y bás ico establecer primero la natura leza psicológica de la mente que se quiere educar, y es claro que no se pueden determinar procedimientos pe-dagógicos sin antes determinar los principios de cómo tra-

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b a j a el espír i tu, en el caso ele la escuela , de cómo se lleva a cabo el p roceso del aprendizaje . Só lo después como una consecuencia de e s te conocimiento de la natura leza ínt ima de la mente viene el desarrollo de métodos , planes y pro-g r a m a s que hagan es te proceso m á s efectivo, económico y agradable .

Con el avance de las ciencias quq tienden a suplemen-tarse unas a otras , la pedagogía se k a venido a unir a la psi-cología para formar un cuerpo de principios que caen b a j o el nombre de psicología educacional, y que bien podr ía constituir la ciencia de la psico-educación. H o y día no es posible fundar un s i s t e m a educacional que no es té b a s a d o en las sól idas doctr inas psicológicas que adopten.

E s el propós i to de e s te t raba jo , de acuerdo con lo an-teriormente expuesto , dar a conocer por medio de un breve resumen una de las teorías psicológicas que m á s kan in~ f luenciado el mane jo de la sa la de clases. Al kacer este tra-b a j o ke elegido al j e fe de la escuela Bio-psicológica y con él el lib ro q u e mejor representa sus ideas . E l je fe es mac-Douga l l y el libro " S o c i a l P s y c k o l o g y " .

Por s u p u e s t o que las ideas de M a c - D o u g a l l no son el " d e s i d e r á t u m " de la materia . H a y otras doctrinas , tan in-teresantes, convincentes y a t rac t ivas como las de él; por consiguiente, otro de los propósitos , es presentar las tan claras como sea posible dentro del reducido vocabulario psicológico-español, .para criticarlas a la luz de otras doc-trinas.

E n el t r a b a j o bien pueden dist inguirse , dos partes , a s aber : (1) exposición de las ideas principales y (2) crítica.

1 . — I D E A S E S E N C I A L E S . — E l libro e s tá dividido en dos secciones. L a primera t ra ta de la natura leza de ios inst intos ; la s egunda de las implicaciones sociales que ellos envuelven. E n el presente t raba jo so lamente tomaré en

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consideración la primera par te que dice relación con la psi-cología educacional .

I N S T I N T O S . — L a pa labra inst into es u s a d a en un sentido m á s o menos vago por los escritores en cualquiera r a m a del conocimiento humano. E n psicología s u signifi-cado ka s ido restringido y precisado. Unicamente es emplea-da p a r a denotar ciertas tendencias innatas comunes a todos los individuos de una m i s m a especie. S i endo el producto de un proceso evolutivo m u y lento de las diferentes espe-cies a sus diferentes ambientes , no pueden ser ni desterra-das de la mente ni adquir idas en el curso de la vida.

N o existe un acuerdo concreto entre los psicólogos acerca del papel que juegan los ins t intos de la vida. Algu-nos lo consideran como vestigios pre-his toncos sin función ninguna que desempeñar . P a r a e s tos psicólogos los instin-tos no son ni m á s ni menos que apéndices vermiformes que bien valdría la pena que fueran removidos por medio de una operación quirúrgica. P a r a otros son tendencias inde-seab le s ; son elementos que la conciencia tiene que contro-lar y rechazar a la sub-conciencia p a r a que el individuo pueda a d a p t a r s e con éxito a las neces idades de la sociedad presente. S i no fuera por la inteligencia que refrena e s to s impulsos , ellos dicen, el hombre viviría en un plano no su-perior a los animales que le preceden en la esca la evoluti-va. Por últ imo, hay autores que sost ienen que e s t a s ten-dencias innata s son la piedra b á s i c a para construir el in-telecto y el carácter .

M a c - D o u g a l l pertenece a e s t a ú l t ima corriente. E l lugar que da a los instintos se ve mejor en los últimos párra-fos con los cuales termina el primer capítulo.

" L o s impulsos instintivos, dicen, determinan el fin de toda act ividad y son el d inamo de todo acto mental. Des-terrad de la mente e s ta s disposiciones inst intivas con sus

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dinámicos impulsos y tendréis un organismo desprovisto' de toda clase de ac t iv idades ; yacerá merte, Sm movimiento-como un macizo reloj mural con la cuerda rota o como un buque con los fuegos apagados . E s t o s impulsos son las fuer-zas mentales que mantienen y moldean la v ida entera de los seres y de las sociedades y en ellos yace el misterio de la vida > de la mente y de la vo luntad" .

Los inst intos se manif ies tan en su m á s pura forma en los invertebrados. El mejor ejemplo es el de los insectos ; s u vida es esencialmente instintiva. Un ejemplo de e s to s últ imos lo da la av i spa . E s t e insecto pone s u s huevos en. nidos de barro ; ensegu ida los cubre con gusanos que adorme-ce por medio de bien dirigidos lancetazos venenosos, que hacen que- permanezcan como alimento fresco para las lar-vas nacientes cuyos padres nunca conocerán y de c u y a s necesidades no tienen la m á s remota idea.

En los -vertebrados, aún en los m á s inferiores, e s t a s tendencias es tán entrelazadas y modi f icadas por hábi tos , y especialmente, y es to es la verdad,, en el hombre por donde pasan por un proceso de maduración, lapso en el cual, se confunden con hábitos de todo orden y naturaleza.

Hab lando de la naturaleza de los inst intos , M a c Dou-gall, escribe:

" T o d a s las razones inclinan a creer que aún la acción inst intiva m á s pura es el resultado de un perfecto proceso mental , el cual es imposible describir en t é f m m o s puramente mecánicoá, desde que es un proceso psico-físico, que envuelve cambios tanto filosóficos como físicos; un proceso que como cualquiera otro no puede ser descrito sino en los términos de los tres aspectos de todo proceso m e n t a l " .

S e ve inmediatamente que M a c Dougal l difiere ra-dicalmente de los psicólogos mecanistas , quienes definen el acto instintivo como una cadena de reflejos.

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El autor dist ingue tres diferentes aspectos a saber : intelectual, emocional e impulsivo. Por el primero el animal no sólo experimenta una sensación del objeto, sino también una percepción, es decir el ob je to tiene un significado para él. Ahora la elaboración de es ta sensación-percepción es debida a la disposición psico-física predeterminada en la constitución innata del individuo. Por el segundo de los tres aspectos , el acto es teñido con un tinte emocional, y por último, el animal lucha por alcanzar una meta definitiva. E s t o s tres factores son la parte psíquica de todo el proceso. L a parte f ís ica es tá constituida por el mecanismo en el siste-m a nervioso por medio del cual el primero tiene lugar. Los elementos de este mecanismo son nervios aferentes, eferen-tes y conexiones neurológicas en el cerebro. Ninguna de las dos partes puede existir independientemente; no son m m á s ni menos que la cara y el sello de una misma moneda, es decir, diferentes v i s tas de un m i s m o panorama.

El proceso psico-físico es iniciado por un estímulo externo que excita los nervios aferentes ; la corriente nerviosa aquí producida se extiende a la par te central compues ta de millones de conexiones, a lgunas de la s cuales están en co-municación con las visceras, extendiéndose por lo tanto el impulso nervioso al corazón, pulmones, v a s o s sanguíneos , e s tómago, glándulas , etc., etc., produciendo esta influencia de la corriente nerviosa en los órganos viscerales una emo-ción de sensación orgánica. L a s combinaciones de sensacio-nes de sper tadas en los órganos internos Va a añadir un nuevo impulso a la corriente nerviosa que va a ser el estímulo suficiente para que el animal se s ienta empujado bac ía la busca de s u fin.

L a par te aferente y eferente pueden y son grandemen-te modi f i cadas durante la vida del animal ; pero la par te central permanece incambiable viniendo a constituir el

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elemento distintivo del instinto. El autor i lustra este punto con el s iguiente e jemplo :

Considérese el caso de ciertas aves en una is la desha-b i tada que no tienen miedo a los hombres que van por pri-mera vez. L a ausencia de temor a los hombres no indica que es tas aves carezcan del instinto del miedo, sino que el instinto no tiene una par te aferente especial izada para la recepción de las impresiones retínales or ig inadas por la forma humana . Ahora los hombres se dedican a la caza de a lgunas , y m u y pronto la v i s ta de un hombre excita en las aves el inst into del miedo demost rado por el súb i to vuelo a su aproximación 1 ' .

Como interpretación de estos hechos M a c Dougall , escribe: " e s posible suponer que la presentación visual de la f o r m a h u m a n a repet idamente a c o m p a ñ a d a con el exal-tamiento de instinto del miedo producido por el sonido de la escopeta, adquiere el poder de excitar directamente las reacciones característ icas a este instinto, m á s bien que in-directamente por medio de la reproducción de la idea del sonido'1 .

En otras pa labras , la frecuencia de la repetición de la m i s m a experiencia produce un nuevo apara to receptivo, viniendo del instinto en e s t a forma a ser excitado por si-tuaciones que no e s taban determinadas en la naturaleza original o innata del animal .

L O S P R I N C I P A L E S I N S T I N T O S Y S U S R E S P E C T I -V A S E M O C I O N E S

D e acuerdo con su concepción de instinto, M a c Dou-gall, sostiene como factor esencial e integral una emoción. E l excitamiento emocional peculiar a cada instinto recibe

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el nombre de emoción primaria. L a l i s ta de los inst intos principales con sus respectivas emociones, es la s iguiente:

Inst into del miedo de repulsión, de la curiosidad.

Miedo Disgusto . Admi ìracion.

de pugnacidad. Ira. de ostentación. Orgullo, de humildad (sel f-abasement) . Embarazo , paternal . Ternura.

El criterio para la clasificación de estos impulsos como primarios, es doble. Primero, si emociones e impulsos simi-lares son desplegados por animales superiores, es te kecko va en favor del acertó de que la emoción y el impulso son primarios. Por otro lado si el instinto en cuestión no se ma-nif iesta en los animales superiores entonces k exis tencia de la emoción y del instinto es probable, y en caso de existir, es un es tado complejo.

E l segundo criterio es patológico, en este caso es nece-sar io observar si el instinto y la emoción aparecen en un es-tado anormal, es decir, con exagerada intensidad como en la enfermedad l l amada paranoia .

Los dos principios son válidos en la clasificación de m á s arriba suplementados con otros , como ser el principio de la univers idad y de util idad p a r a la especie.

E L I N S T I N T O D E L M I E D O C O N S U E M O C I O N D E L M I S M O N O M B R E

Los est ímulos son: sonidos repentinos; animales raros con mirada mal intencionada; perros ladrando detrás de

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los talones, sonidos provocados por el viento, especialmente en tiempo de tempestades .

El impulso excitado por es tos est ímulos puede ser una huida desenfrenada o un escondimiento con el primer ob-jeto que se encuentra a mano. L a emoción por lo general es un desorden mental que ocurre al mismo tiempo que el impulso.

E l lado impuls ivo y afect ivo se ve mejor en el caso de miedos extremos, como en el terror, donde la emoción es tan potente que anula por completo la tendencia a correr.

M a c Dougall , i lustra es te techo, con un comentario en Una nota al pie del l ibro:

" E s t á fresco todavía el recuerdo en mi mente. H a c e mucho tiempo a t rá s que e s t a b a en el jardín zoológico de Ca lcuta contemplando delante de una j au l a de hierro un inmenso y fiero tigre de Bengala , recién traído de la selva. Un hindú de b a j a e s topa social se divertía en atormentar al monstruo. C a d a vez que el mdú se acercaba a la j au la el animal se l anzaba hacia los barrotes dando terroríficos rugidos que producían en mí un escalofrío que me conmovía de pies a cabeza. Só lo por un desesperado esfuerzo de vo-luntad podía vencer el irresistible deseo de echar a correr".

E s t e instinto es indispensable para la conservación de la especie. Por medio de él el animal e s tá a lerta a los peli-gros que lo rodean, que a veces puede significarle la muerte.

E n casi todos los animales es uno de los instintos m á s poderosos. E n ciertos e s tados patológicos el paciente vive en continuo e s t ado de terror. Tiembla de temor en presen-cia de los m á s inofensivos animales, s a l t a y corre a escon-derse cuando oye ruidos que no son m u y parecidos a los que tiene costumbre de oír.

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E L I N S T I N T O D E R E P U L S I O N Y L A E M O C I O N D E D I S G U S T O

Los est ímulos son: sus tancias de mal olor y de mal gus to ; objetos pega josos ; objetos gelatinosos, etc., etc.

E l impulso es de rechazar los objetos que provocan el instinto. Como el instinto anterior tiene una uti l idad bio-lógica ya que sin él el animal podría ingerir sus tancias no-civas .

E L I N S T I N T O D E C U R I O S I D A D Y L A E M O C I O N D E A D M I R A C I O N

El est ímulo innato parece que fuera la presencia de ob-je tos s imilares o ligeramente diferentes de objetos familia-res. El impulso es de aproximación hacia el objeto con in-tención de examinarlo m á s de cerca y m á s detenidamente.

E L I N S T I N T O D E P U G N A C I D A D Y L A E M O C I O N D E L A I R A

Los est ímulos son cualquier obstáculo al libre ejercicio de una tendencia innata, es decir, cualquiera obstrucción a cualquiera act iv idad a la cual el individuo t ienda instinti-vamente. L a emoción es expresada por movimientos facia-les. E l objeto de tales movimientos es atemorizar al contendor. E s una especie de bluff.

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L O S I N S T I N T O S D E O S T E N T A C I O N Y H U M I L D A D C O N S U S R E S P E C T I V A S E M O C I O N E S D E O R G U L L O

Y E M B A R A Z O .

L a situación o situaciones que provocan al primero son la presencia J e extraños hacia los cuales el individuo siente cierto espíritu de superioridad.

Respecto a la emoción, M a c Dougall , remarca de que ella es uno de los principales s íntomas en ciertas enferme-dades mentales . Refir iéndose a ella dice:

" E l infortunado enfermo se cree superior a todo otro ser y su conducta corresponde a la creencia que tiene de sí mismo. Fa r s an tea ante los demás, hace alarde de su fuerza f í s ica ; de f abu lo sa s r iquezas ; de su buena presencia y de su rango social, cuando en el hecho no exista ni la m á s remota base para tales a f i rmaciones . "

En el instinto de humildad con su respect iva emoción, el animal ac túa en una forma enteramente opuesta .

El impulso se manif iesta en un decaimiento general, f a t iga muscular, cansancio, caimiento de la cabeza y temor de dar la cara al contendor.

E L I N S T I N T O P A T E R N O Y L A E M O C I O N D E T E R -N U R A

E s t e instinto como los otros cumple con todos los re-quisitos para recibir el nombre de tal. S e manif ies ta en to-dos los animales.

El impulso de proteger al infante o a l a cría se expresa generalmente en un movimiento de arrojar los brazos al cuello del hijo a tacado .

Refiriéndose a la emoción el autor escribe:

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L o m i s m o que las otras emociones, é s ta no se puede describir. L a persona que no la ha experimentado está en la m i s m a situación del ciego de nacimiento que nunca ha tenido una sensación de color, a quien se tratara de hacer entender o explicar en qué consiste la sensación de azul .

Fuera de los inst intos aquí mencionados , el autor men-ciona otros, como ser el instinto sexual , el instinto gregario, el inst into de juego, el instinto de construcción, el instinto de la risa y el instinto de adquisición.

L A E M O C I O N Y E L S E N T I M I E N T O

S e di jo anteriormente que era posible distinguir en un inst into un factor emocional, l l amado emoción primaria .

E l autor explica este fenómeno mental por la mi sma disposición psicológica de que se h a hablado. E l instinto puede ser modif icado en par te cognit iva por la adquisición de nuevos canales que dan hacia el exterior; en es ta forma puede ser excitado por s i tuaciones q u e antes no tenían este poder. E n el caso de las emociones, lo mismo que en el de los inst intos cada una es tá comunicada con el exterior por medio de canales cuyo número depende de la s experiencias que el individuo h a y a tenido. C a d a una de las emociones pr imar ia s tiene su ramal propio por m edio del cual son reco-gidas las excitaciones provocadas por los dist intos est ímu-los. C u a n d o un est ímulo excita al mi smo tiempo dos o m á s de e s t a s ramificaciones tenemos lo que s e l lama una emo-ción comple ja . U n a emoción de e s ta natura leza es una com-binación de emociones pr imar ias provocadas por un estí-mulo o es t ímulos de contornos indefinidos o imprecisos. S i el ob je to o los objetos que provocan la emoción son bien definidos o precisos el fenómeno menta l recibe el nombre de

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sentimiento. E l sentimiento no es n a d a m á s que un grado complejo de la emoción compuesta , y por lo tanto una emo-ción de e s t a clase no puede ir a c o m p a ñ a d a de sentimiento. Un ejemplo de e s ta emoción es el amor . Aquí el objeto es una persona. E l est ímulo excita los canales eferentes del ins-tinto materno y también los canales eferentes de los instin-tos de observación, sumisión, curiosidad, pelea y miedo.

Ent re las emociones s imples menciona : admiración, reverencia, grat i tud, desprecio, d i sgusto y envidia. E n las comple jas d i s t ingue : reproche, descrito como la fus ión de dos emociones : ira y ternura, celos, venganza, resentimien-to, vergüenza, alegría, tristeza, compas ión y felicidad.

E L C R E C I M I E N T O D E L YO

L a s emociones, sentimientos e inst intos juegan un papel importante en el desenvolvimiento de la personal idad.

E s posible distinguir cuatro diferentes e s tados en el desarrollo del yo. E s t o s s o n : 1.° un e s t ado en que el indi-viduo obra únicamente debido a la fuerza del instinto. S u s ac tos son modif icados por el dolor o el placer que le reporta lo que hace. 2.° E n seguida viene un e s t ado en que los actos impuls ivos son modi f icados un tanto por la experiencia, es decir, el individuo recibe cierta recompensa o cas t igo por sus actos . 3.° D e s p u é s viene u n a e t a p a en q u e la conducta es controlada por la condenación o rechazo del grupo so-cial en que vive. 4.° Y por úl t imo viene el g r a d o de desarro-llo m á s avanzado y m á s comple jo en el cual la conducta es regulada por un ideal q u e el indiv iduo se ha trazado, ideal q u e habil i ta al h o m b r e a a c t u a r de acuerdo con aquello que él cree que es la v e r d a d sin importar le en nada lo que la sociedad piensa de él.

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El primer es tado es común a todos los animales. El f racaso en la operación de un instinto trae consigo una si-tuación moles ta que el individuo hace todo lo posible por evi tar h a s t a encontrar la reacción que le trae el éxito. Así, s i se encierra un gato en una j au l a hará todo lo posible por e scapar ; únicamente cesará en sus movimientos por agota-miento f ís ico o cuando h a y a d a d o sa t i s facc ión al instinto de encontrar la puerta que le permite huir.

E l segundo es tado no es s ino el primero un poco m á s complejo. E l caso queda i lustrado s i se toma como ejemplo al mi smo gato , el cual recibe un pedazo de carne al t iempo de afi lar un cuchillo en una piedra. C a d a vez que el animal oye el sonido del cuchillo corre a recibir el a l imento ; pero si en una ocasión se le t ira un balde de a g u a en vez de dar le el pedazo de carne y lo mi smo se repite por varias veces, m u y pronto cesará al l lamado del cuchillo. T a l vez la reac-ción irá a ser todo lo contrario, esto es, de arrancar a un es-condite cada vez que oiga el sonido del cuchillo. E s t o s dos e s t ado son el factor dinámico de los actos de los an imales ; pero ellos son insuficientes para explicar la conducta hu-m a n a . P a r a poderla explicar de una manera racional es necesario hacer uso de los otros dos e s tados por medio de los cuales el hombre se apar ta del bruto. Por medio de ellos s u conducta no obedecerá únicamente a la fuerza ciega de los inst intos sino que estos impulsos tendrán que obed ecer a una norma de conducta t razada previamente por la razón.

Al discutir el proceso evolut ivo de la idea del yo el autor s igue las ideas de los profesores B a l d w m y Royce. C o m o ellos hacen hincapié en el hecho que el individuo pa sa del conocimiento exterior al conocimiento de ciertas emo-ciones orgánicas . E l desarrollo del yo no se detiene en este punto. Con la adquisición de nuevas experiencias y con los nuevos años vividos el individuo se da cuenta de las

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personas que viven m á s al legadas a él. Pr imero su madre , después padre, hermanos . Con los años su círculo social se hace cada vez m á s grande. Primero en el K indergar ten ; después la escuela pr imar ia ; en seguida el liceo y por úl t imo la Univers idad. C o m o hombre maduro su círculo social es el mundo en general .

2 . — C R I T I C A .

C o m o conclusión de este pequeño resumen del libro " S o c i a l P sychó logy , , de M a c Dougal l se puede decir que el autor sost iene que cada emoción pr imaria no es sino una f a z de un inst into ; o m á s bien, que la emoción y el inst into no son sino un m i s m o proceso mental .

S e g ú n la teoría de M a c Dougal l tendría que h a b e r t antas emociones como instintos, lo que e s tá m u y lejos de ser la verdad. L a inmensa mayor ía de los psicólogos mo-dernos e s tán de acuerdo de que el hombre tiene m á s ins-tintos que cualquier otro animal . E s posible contar var ias veintenas de inst intos lo cual no se puede hacer con las emo-ciones. H a y muchos m á s instintos que emociones. Además M a c Dougal l en su l i s ta de instintos tiene muchos que no pueden aceptar se como tales, por la sencilla razón de que no pueden explicarse c laramente como act iv idades adqui-r idas durante el curso de la vida.

E n su inventario de act iv idades que mueven al indi-viduo a la act iv idad, el autor no incluye las tendencias, y si lo hace en a lgunos lugares es únicamente p a r a darles un rol secundario en la conducta humana . L a s l l ama tenden-cias generales o no específ icas , entre las cuales j t iombra: la capac idad de imitar , es decir, la tendencia de reproducir una emoción que vemos en otro. L a tendencia de recibir sugestiones, la tendencia a jugar . L a tendencia a formar

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Hábitos y la tendencia de preferir lo conocido por lo des-conocido.

P a r a M a c Dougal l e s ta s capac idades ac túan sólo in-directamente . E s la energía recibida de los instintos la que l a hace actuar . E n otras pa labras , e s t a s tendencias son me-cani smos sin vida propia ; son los ins t rumentos de los ins-t intos o los medios por los cuales és tos tienen sal ida. E s t e hecho se ve m á s claro en la s implicaciones educacionales q u e envuelve. S i un padre o profesor quiere que sus hi jos o a lumnos adquieran el hábito por el es tudio tiene que acu-dir al instinto de ostentación o al amor propio diciendo: mi hi jo es todo un hombre ; mirénlo como t r aba j a ; sin que yo le diga, v a tomar los libros y no los de ja ha s t a que no s a b e l a lección. E l profesor tendrá que decir : J u a n y Diego son flojos, pero m u y inteligentes; e s toy seguro que si ellos s e interesan en sus tareas l legarán a ser los primeros alum-nos de la clase.

E l inst into de la curiosidad sería el medio de que ten-dr ía q u e valerse el profesor de escuela , de liceo y de Uni-vers idad p a r a interesar a los educandos en la busca de la verdad por la verdad. E l inst into a manipular objetos ten-dr í a que u sa r se para despertar interés en los t raba jos m a -nuales . E l amor por lo desconocido sería un espléndido medio de hacer de la s a l a de clase en historia y geograf ía mucho m á s interesante y atract ivo.

S i la educación dependiera únicamente de los instin-tos, s u acción sería efectiva mientras los individuos estu-vieran en l a escuela o b a j o la acción de la f ami l i a u otra ins-titución que es t imulara es tos inst intos , por consiguiente l a s grandes creaciones intelectuales tendrían que ser a la edad que el individuo e s tá b a j o la inf luencia de e s ta s ins-tituciones, es to es, de los diez a los veinticinco años. L a m a -yoría de los hombres de ciencia producen su obra m a e s t r a

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a una e d a d que e s t á m u y lejos de ser la edad escolar. L a producen de muchos años de paciente labor.

E l mundo cada vez se a sombra m á s y m á s con las nue-v a s producciones l i terarias o científicas. C a d a día e s ma-ravi l la y piensa cuál será el resultado de los nuevos inven-, tos. Pero todo esto ha s ido la labor de hombres maduros que han ga s t ado s u s energías juveniles en un laboratorio o en una biblioteca.

L a s n u e v a s doctr inas educacionales no son el producto de profesores o f i lósofos recién egresados de la Univers idad, S o n el producto del t raba jo y la observación pacienzuda de las necesidades de una sociedad f u t u r a que se es tá for-j ando de la evolución paulat ina presente.

M a c Dougal l podría explicar todas las producciones intelectuales en cualquier c a m p o del conocimiento humano como obra de los inst intos de ostentación, del instinto de dominar a los demás o del instinto por medio del cual el individuo busca la aprobación de la sociedad en que vive. T o d o su t r a b a j o no sería sino un a fán desenfrenado de con-quis tar la admiración pública. S i e s ta fuera la verdad habría que deplorar el egoísmo de los hombres de ciencia y de los inventores. Además habr ía que admirar la potencia de es tos impulsos inst intivos que obliga a los sab ios e inventores a pasar años de años escondidos en sus laboratorios o biblio-tecas, en f a t igosa s investigaciones ignoradas por el m u n d o y sus conocidos. N o son los hombres .de ciencia los que bus-can la publ ic idad; por el contrario son modestos y miedosos a la opinión pública.

Cualquier profesor s a b e lo que p a s a con un niño q u e no es tá t r aba j ando por el interés del t r aba jo mi smo. E l pro-fesor puede por un momento hacer pintar a un muchacho que no tenga ap t i tud p a r a el dibujo recurriendo al a m o r propio. C a d a momento tendrá que decirle lo bonito que e s t á

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el dibujo'; si Ud. persiste con el m i s m o empeño m a ñ a n a irá a ser un nuevo Muri l lo o un pintor de f a m a . El a lumno t r a b a j a mientras el profesor le repite la mi sma cantinela y e s tá constantemente vigilando el t r aba jo de su subordi-n a d o ; pero tan pronto cesa la autor idad del maes t ro el pe-queño d ibu jante ve que sus es fuerzos no son coronados con el éxito, a r ro ja los pinceles y se v a a j u g a r con otros com-paneros . U n a cosa m u y diferente sucede con el muchacho especialmente dotado para la p intura . E n es te caso b a s t a un pequeño incentivo. B a s t a con mostrar le un bonito di-bu jo p a r a que el a lumno tome con alegría y entus iasmo los lápices de colores para que se ponga a dibujar . D ibu j a -rá cantando. Cualquiera insinuación del profesor la reci-birá con alegría- y cualquiera interrupción innecesaria con disgusto . E l muchacho goza t r a b a j a n d o sin necesidad de recurrir a ningún instinto. G o z a porque tiene una tenden-cia innata , tendencia que se b a s t a a s í mi smo sin necesidad de valerse de la s energías de otros complementos extraños, sean es tos inst intos o no.

Con la af irmación de que los inst intos son los únicos factores dinámicos en la conducta humana , no h a y cabida para las ap t i tudes especiales. S i n e m b a r g o cualquier estu-dio psicológico mues t ra que los niños difieren en capac idad como p a r a cantar , pintar, resolver problemas ar i tméticos ; de q u e se interesan m á s por los es tudios por los cuales por natura leza sienten vocación.

E n v i s ta de todas evidencias es necesario l imitar el poder de los instintos y reconocer el papel important í s imo de otros impulsos innatos conío ser la función de las ten-dencias con la exigencia de la s cuales el campo, y el poder de la educación se acrecienta y extiende enormemente .

Por otra par te el libro de M a c Dougal l provee a la educación con valiosos principios p a r a resolver los pro ble-

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m a s presentados en la s a l a de clase y especialmente e s to es verdad, p a r a construir la personalidad moral del niño.

Por la descripción del desarrollo del yo, se desprende q u e cuando un niño comete una mala acción resulta ine-fect ivo acudir a su futuro . A es ta edad el niño no entiende el s ignif icado de las ideas ; ni menos cómo su con-d u c t a ac tua l irá a influir en su porvenir. E n la infancia el muchacho es tá a merced de los impulsos . L a única manera de corregirlo y a d a p t a r l o a l a s exigencias de la sociedad es por medio de u n a inmediata recompensa o cast igo . E s decir las s i tuaciones en la s a l a de clase tendrán que ser de tal natura leza que el ejercicio o manifestación de los instintos indeseables le produzcan tal e s tado de incomodidad que el niño hará todo lo posible por evitar e s t a s i tuación mo-lesta» y por s u p u e s t o que, en lo fu turo no t ra tará de repe-tir tal e s t ado de cosas . Por otro lado, s i s e t ra ta de construir un buen hábi to el arreglo de las s i tuaciones o de las expe-riencias debe ser en tal f o r m a q u e provoquen el l ibre ejer-cicio del impulso , hecho es te que produce gran agrado, y por consiguiente, el niño t ra tará d e repetir el m i s m o e s t ado de cosas en una próx ima ocasión.

L o dicho aquí q u e d a i lustrado si se toma un caso con-creto, por e jemplo el instinto de ostentación. T o d o s los ni-ños sienten un gran placer cuando u san un tra je nuevo. D e s e a n que todo el mundo admire s u nueva adqui s ic ión . Ahora es te deseo de ser admirado puede ser exagerado h a s t a el extremo que el niño o la niña viva para sus vest idos .

E l remedio para tal desviación es no pres tar atención a s u s modales o vest idos exagerados ; o burlarse de él, pero en una fo rma indirecta. T a l vez en el ú l t imo medio h a y a un poco de peligro, porque el individuo puede expresar en o t ra fo rma el instinto, especialmente por maneras a fec tadas o act i tudes agres ivas hacia aquéllos que no aprueban su con-

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ducta . Cualquiera de los instintos aquí nombrados pueden dar origen a ser ias complicaciones cuando no encuentran libre sa l ida al exterior. Por eso es necesario tomar muy en cuanta la manera cómo se quiere corregir un acto mdesea-ble, pues , la corrección puede dar origen a hábi tos peores aún que los que se t r a taba de corregir.

C o m o una compensación de la s ideas principales y como un medio de poner término a este t raba jo vamos a concluir con el s iguiente principio pedagógico.

P R E M I E N S E , D E S A R R O L L E N S E , P R O T E J A N -S E Y E D U Q U E N S E aquellas tendencias deseables. C A S -T I G U E N S E , D E S C U I D E N S E , C O R R I J A N S E Y S U B S -T I T U Y A N S E aquéllas indeseables.