la teoría de la evolucion. status quaestionis

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  • 7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis

    1/7

    La teora de la

    evolucin

    Status quaestionis

    Una reciente publicacin sobre

    el

    origen del hombre tiene un ttulo ms bien pro

    vocativo: Hombres por casualidad

    Poco tiempo antes haba venido a

    la

    luz otro libro

    con el ttulo slo aparentemente antittico al precedente: La especie

    elegida>;

    y digo sle

    en apariencia porque

    la

    tesis del libro

    s

    exactamente

    la

    opuesta a

    la

    que

    s

    puede

    espe

    rar al leer el ttulo pues

    s

    pretende hacer ver de nuevo que la evolucin no tiene sentido

    que

    no

    existe ningn finalismo en los procesos evolutivos ni tampoco ning n proyecte

    que los oriente

    o

    gue.

    Algunos estudiosos h n querido ver un especie de paralelismo entre la s llamadc

    revolucin copernicana en

    el

    mbito de la astronoma, y la llevada a cabo por Darwir

    en

    el

    campo de la biologa.

    As

    como la primera sostuvo que la tierra, y en ella e

    hombre, no se encontraba en

    el

    centro del universo, la segunda demostrara que e

    hombre no es ni siquiera un ser privilegiado en el proceso evolutivo, sino slo el re

    sultado fortuito de un proceso ciego de las leyes de la naturaleza.

    No

    es

    raro encontrar declaraciones explcitas

    por

    parte de los propugnadores

    d(

    un evolucionismo a-finalstico en las que se afirma n sin medias palabras que, en re

    sumi

  • 7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis

    2/7

    120

    RAFAEL PASCUAL

    Est claro que ciertas versiones del evolucionismo, como aquellas a las que hemos

    aludido hace poco, son incompatibles con la fe y con la religin. Pero nos encontra

    mos en una si tuacin diversa si nos preguntamo s si la evolucin es, en lnea de prin

    cipio, incompatible con la verdad revelada de

    la

    creacin del mundo

    por

    parte de

    Dios. Algunos as lo sostienen, tanto

    por

    parte de

    la

    ciencia vista en clave naturalista

    matelialis ta (excluyendo, en consecuencia, la verdad de la fe), como por parte de la

    fe, vista desde una perspectiva fidesta-fundamentalista (negando a priori toda forma

    de evolucionismo, por estar en contraste, segn ellos, con la revelacin bblica).

    Se puede establecer aqu

    una

    analoga con

    una

    cuestin que hace varios siglos fue

    objeto de un apasionado debate, e incluso de una confrontacin intelectual, entre las

    ms sealadas figuras del pensamiento filosfico y teolgico de entonces. Me refiero

    a la cuestin de la eternidad o temporalid ad del mundo. Es evidente que, dentro de la

    perspectiva cristiana, se trataba en cierto modo de

    una

    cuestin ya cerrada, pues a

    inicios del siglo XIII en

    el

    Concilio Lateranens e

    IV

    (1215) se haba definido como ver

    dad de

    fe

    que Dios haba creado a partir de la

    nada

    de

    nihilo

    y en

    el

    tiempo ah

    initio

    temoporis

    las creaturas materi ales y las espirituales, y despus

    el

    hombre, como par

    tcipe de ambas

    4

    Si bien en la antig edad hubo filsofos que haban sostenido abier

    tamente la eternidad del mundo, sobre todo el gran Aristteles, es taba claro para los

    pensadores cristianos que, en base a la verdad revelada, el mundo no era eterno, sino

    que haba tenido un inicio temporal. Si n embargo, lo que era objeto de debate e ra si

    Dios hubiera podido cre ar el mundo

    ah aeterno,

    es d e ~ desde siempre. Dicho de otro

    modo, la cuestin era si se poda, en lnea de principio, admitir la posibilidad de un

    mundo que fuera a la vez eterno y creado, es decir, si son compatibles creatural idad yeternidad o si ambas nociones se excluyen entre s. Encontr amos aqu

    una

    notable di

    versidad de opiniones entre los dos ms grandes telogos de aquel tiempo: Buenaven

    tura y Toms de Aquino. Mientras para el primero el ser creado y el ser siempre seran

    incompatibles, no lo s eran para el segundo. Para Toms de Aquino, si Dios hubiera

    querido, podra haber creado

    el

    mundo desde siempre; ms an,

    el

    Aquinate sostiene

    que no es posible demostrar racional mente que el mundo no sea eterno (slo lo sabe

    mos por revelacin divina), y en consecuencia hace ver que los argumentos contra la

    eternidad del mundo (as como los argumentos a su favor) son inconsistentes e incon

    cluyentes

    s

    .

    En consecuencia,

    para

    Toms de Aquino,

    el

    inicio temporal del mundo es

    una verdad que podemos conocer slo a partir de la fe . Como puede verse, la posi

    cin del Doctor Anglico es audaz, como lo es tambin cuando sostiene, tamb in en

    este contexto, que los ms grandes entre los filsofos, es decir, Platn y Aristteles,

    4.

    Firmiter credimus et simpliciter confitemur, quod un us solus est verus Deus

    [oo.],

    creator omnium

    vi

    sibilium et invisibilium, spitualium et corporalium; qui sua omnipotenti virtute simul ab initio temporis

    utramque de nihilo condiclit creaturam, spitualem et corporalem, angelicam videlicet et mundanam; ac

    deinde humanam, quasi communem ex spiritu et corpore constitutam (

  • 7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis

    3/7

    122

    RAFAEL

    PASCUAL

    convertido del luteranismo al catolicismo (su padre era pasto r protestante), ordenado

    sacerdote, y posteriormente obispo, e incluso beatificado en 1988; o Georges Couvier

    (1769-1832), considerado el padre de la paleontologa y de la anatoma comparada,

    que no admita las tesis evolucionistas de Lamarck. Razonando en este modo, o en

    otros semejantes, quiz lo nico que consiguen

    es

    provocar la bur la y el descrdito d

    la causa de la religin y de la fe que supuestamente quieren defender. Posiblemente

    obraran mejor si fueran ms sabiamente fieles a la tradicin, siguiendo el consejo

    dado tanto por Agustn de Hipona como por Toms de Aquino de no tratar como si

    fLlera

    cuestiones de

    fe

    argumentos que son ms bien de orden cientficos. Esto no

    quiere decir que se tratar a de dos mundos completamente distintos, que no ten dran

    nada que ver entr e s.

    No

    existe una doble verdad, ni hay dos magisterios paralelos, co

    mo sostiene el evolucionista Gould

    9

    , pero al mismo tiempo hay que admitir que no es

    legtimo tratar

    una

    verdad que pertenece al orden de la razn como si fuera

    una

    ver

    dad de fe. Una cosa

    es

    decir que no puede existir un verdadero contraste entre la

    fe

    y

    la ciencia (porque tanto las realidades profanas como las de la

    fe

    tienen a Dios como

    f ~ u e n t e y

    la

    verdad no puede contradecir a

    la

    verdad

    O

    ; y otra decir que ambos rdenes

    11

    tienen nada en comn.

    Entre las dos posiciones extremas del evolucionismo materialista y

    el

    fijismo crea-

    cionista

    (en las que podemos encontr ar diversas formas y matices), encontramos una

    via media,

    segn la cual no habra, en lnea de principio, una necesaria y absoluta

    oposicin, y

    por

    ello tampoco

    una

    constitutiva incompatibilidad, entr e la verdad de la

    creacin y la posibilidad de la evolucin. Dicho de otro modo, se podra hablar, sin

    caer en una contradictio in tenninis, de una creacin evolutiva", o

    de

    una creatio conti-

    nua.

    n

    tal caso, se debera admitir que hay

    una

    disociacin entre teor a de la evolu

    cin y materialismo, pues

    es

    obvio que materialismo y creacin por parte de un ser

    trascendente son incompatibles. Es decir, hay que reconocer que hay diversas pro

    puestas respecto a la teora de la evolucin, algunas compatibles con la fe en la Crea

    cin y otras no.

    8.

    "Parceme ser ms seguro que las cosas de esta clase que comnmente sintieron los filosofas y no re

    pugnan a nuestra

    fe,

    ni deben afirmarse como dogmas de

    fe,

    si bien a veces pueda n introducirse bajo

    e

    nombre de los filsofos, ni deben negarse como contrarias a la fe, para no dar a los sabios de este mundo

    ocasin de menospreciar la doctJina de la fe (TOMAs DE AOUINO, Resp. ad lect. Vercel/. de arto 42, citado en la

    encclica Providentissimus Deus, de S.S. Len XIII, di : E. DENZINGER, El Magisterio de

    la

    Iglesia, n 1948).

    9. Gould habla del principio de la "no superposicin de los magisterios"

    (NOMA:

    Non Overlappii1g

    Magis

    teria principie),

    segn el cual la red, o magisterio, de la ciencia cubre

    el

    reino emprico: de qu est hecho el

    universo (realidad) y por qu funciona de la manera que lo hace (teolia). El magisterio de la religin se

    ex-

    tiende sobre cuestiones de significado ltimo y de valor moral. Estos dos magisterios no se solapan, ni abar

    can todo

    el

    campo de indagacin [ ..

    .

    Para citar los tpicos usuales,

    la

    ciencia obtiene la edad de las rocas, y

    la religin e estremecimiento de las edades; la ciencia estudia cmo van los cielos, y la religin cmo ir

    al

    cielo (S.J. GOULD, Ciencia versus religin. Un

    falso

    conflicto, ed. Critica, Barcelona 2000, pp. 13-14). Como

    precisa Dominique Lambert, se trata de un ejemplo tpico de la figura de

    discordisl11o

    en el modo de conce

    bir la relacin entre la ciencia y la

    fe,

    en contraste con la posicin del reciente Magisterio de la Iglesia al res

    pecto,

    el

    cual insiste, cierta y justamente, sobre la legitima autonoma de las ciencias, pero sin sostener que

    no exista ninguna relacin o punto de encuentro entre lo que dice la ciencia y lo que ensea

    la fe (efr: D.

    LAMBERT,

    Le

    figure

    del dialogo sciel1za-teologia: ostacoli e prospettive, en R. MARTfNEZ

    - J.J.

    SANGUINETI

    (eds.),

    Dio

    e la natura,

    Armando Editare, Roma, 2002,

    p.

    15).

    10.

    CE

    Conc. Vaticano 1, Const.

    Dei Filius, D.S.

    3017; Conc. Vaticano II,

    GS, 36; CIC, n

    159;

    cE

    tambin

    Len XIII,

    Providentissi111us

    Deus: Dado que la verdad no puede de ninguna manera contradecir a la ver

    dad, podemos estar seguros de que un error se ha introducido sea en la interpretacin de las palabras sa

    gradas, sea en otro lugar de la discusin (cfr. Leonis XIII Pont. Max. Acta, vol. XIII, 1894, p. 361); ningn

    verdadero desacuerdo puede darse entre

    e

    telogo y el fsico, con tal de que uno y otro se mantengan en su

    propio len-eno"

    (ibid.).

    11.

    CE

    V. MARCOZZl,

    L evoluzione oggi (creazione evolutiva),

    Massimo, Milano 1966.

    LA

    TEoRA

    DE LA EVOLUCIN.

    STATUS

    QUAESTIONIS

    123

    -

    n

    definitiva, hay que reconocer que existen diversos niveles de conocimiento, que

    son distintos

    (y

    por eso no deben confundirse), pero no contrapuestos ni totalmente

    separados, evitando as tanto el concordis111.G, que confunde o niega tal distincin (tal

    es el caso de los

    creacionistas,

    por ejemplo), como el

    discordismo,

    que los separa exce

    sivamente (como hemos visto en

    el

    caso de

    la

    propuesta de Gould). Se deben distinguir

    tres rdenes:

    el

    de la ciencia, el de la filosofa y

    el

    de la

    fe. Y

    entre estos planos puede

    haber tambin puntos de encuentro, cuestiones de confn, que interesan tanto a la

    ciencia como a la filosofa y a la religin, como

    por

    ejemplo la cuestin del origen del

    mundo, de la vida y del hombre.

    Y

    no es necesario que alguno de estos niveles de co-

    nocimiento de que habl amos tenga l a pretensin de la exclusividad sobre estas cues

    tiones. Existe el espacio, ms an, la necesidad, de

    un

    estudio interdisciplinar, ya que

    ninguno de estos mbitos de conocimiento, por s solo,

    es

    capaz de damos una res

    puesta exhaustiva sobre estos problemas. Un reconocido cientfico en

    el

    mbito de la

    astrofsica, Allan Sandage, lleg a la

    fe

    precisamente al encontrarse frente a cuestio

    nes de este

    tipol2.

    Es necesario hacer una ulterior consideracin. Para esclarecer

    el

    status quaestio-

    nis respecto a la t eora de la evolucin y su relacin con la ciencia, la filosofa y la te

    ologa, hay que ten er presente que una cosa son los hechos o datos que se tienen a dis

    posicin, y otra la interpret acin de los mismos. n efecto, los datos de que dispone

    la ciencia sobre la

    historia natural,

    y en particular sobre el origen de las diversas espe

    cies vivientes, son susceptibles de interpretaciones diversas. Y as necesitamos ent rar

    en el mbito de la filosofa

    de la

    ciencia.

    Actualmente varios epistemlogos

    han

    sealado que los datos, los fenmenos fsi

    cos, las observaciones y los experimentos tienen una cierta carga terica, de modo que

    stos no pueden ser puramente positivos, sino que se encuentran en

    un

    marco, un

    contexto, un ambiente cientfico y filosfico que es necesario tener presente. Esto no

    quita la objetividad de la ciencia, pero hace ver ~ m o

    j u n t ~ e n t ~

    con ella, e:ci.sten

    tambin elementos subjetivos, pues no hay que olVIdar que la CIenCIa es una actIVIdad

    humana, y est esencialmente condicionada por este hecho, tantas veces no tenido en

    cuenta, por lo cual tiene un carcter progresivo, perfectivo e histrico.

    Tambin aqu es necesario encontrar el equilibrio, y evitar tanto la pretensin de

    un conocimiento plenamente objetivo, positivo y absoluto, casi divino, sea la devalua

    cin de la ciencia, debido a una concepcin historicista y relativista, propia de lo que

    se suele llamar pensamiento dbil. n todo caso, hay que distinguir entre los datos que

    parecen corroborar una teora, y la interpretacin de stos, la cual, en ltima instan

    cia, trasciende el nivel fenomnico-factual, y a menudo tambin el p u r a m e n t ~ cientfi

    co, encontrndose ms bien en

    un

    nivel filosfico. Por ejemplo, cuando se afirma que

    el proceso evolutivo es casual, y se excluye toda forma de finalismo, no se hace una

    afirmacin de naturaleza experimental, ni tampoco propiamente cientfica, sino ms

    bien filosfica, y por tanto debe discutirse en dicha sede

    13

    Lo mismo si se dice que la

    12.

    Allan

    R.

    Sandage, considerado uno de los padres de la astronoma moderna y que

    por

    muchos aos

    fue un frreo gnstico, sostuvo por ejemplo que

    "la

    incapacidad de la ciencia para dar un fundamento

    al

    significado, propsito, valor y tica (del universo

    y

    del hombre)

    es

    evidencia de la necesidad de la religin"

    para llegar a comprender integralmente la realidad"

    (Aciprensa,

    servicio del

    25 .de

    s e p ~ i e ~ b r e

    .de

    1998);

    Late

    n

    his distinguished career; astronomer Allan Sandage stumbled on lhe questlOn thersts 111 scrence o ~ e

    to ask their agnostic colleagues: Why is there something rather lhan nothing? 1 never found the answer 111

    science," he confided to the Berke ey assembly.

    "To

    stop the divine discomfort, 1 had to do something." He

    simply "decided to believe," Sandage explained, adding lhat lhe belief "turned out to be correct"" (E.J. LAR-

    SON -

    L.WITHAM, Scientists and Religion in Amenca,

    en Scientific American", September 1999, p. 82).

    13.

    Las declaraciones que a veces hacen los cientficos

    en

    este sentido son difcilmente justificables.

  • 7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis

    4/7

    124

    RAFAEL PASCUAL

    teora

    de

    la evolucin conduce al materialismo, o excluye toda doctrina de carcter

    creacionista, en el sentido ms amplio del trmino.

    Pero tambin en el campo teolgico, y particularmente en el escriturstico, hace

    falta hace r una distincin anloga. De hecho, en otro caso que nos puede ay udar a re

    solver el problema que nos ocupa, la dificultad surgi en parte porque los telogos

    descuidaron la distincin entre el texto de la Sagrada Escritura y su interpretacin.

    Se trata del famoso caso Galileo, cuyas consecuencias fueron muy

    relevantes de cara a la r elacin entre la ciencia y la

    fe.

    En

    dicho caso, nos encontra

    mos ante

    una paradoja

    (a pesar de que algunos autores contemporneos se resistan a

    reconocerlo): Galileo de hecho tena razn,

    por

    decir as, en el campo que propiamen

    te no

    le

    corresponda el teolgico-, cuando peda a los telogos que hicieran una

    adecuada interpretacin de los textos bblicos que parecan esta r en contra de la tesis

    heliocntrica

    l

    ;, mientras los telogos, en concreto Roberto Belarmino, tenan razn

    en el campo cientfico-epistemolgico, cuando peda n a Galileo que presentar a efhe

    liocentrismo como una hiptesis, mientras no con tara con las demostraciones a su

    fa-

    v l ~ de las que entonces todava carecaiS.

    El error de los telogos de entonces consisti en que vieron una cuestin de natu

    raleza cientfica como si perteneciera al mbito de la

    fe.

    El de Galileo, en cambio, fue

    el de una cierta incoherencia con las exigencias del mtodo que precisament e l mis

    mo haba concebido, propuesto y practicado tan afort unada y eficazmente.

    De

    hecho,

    mientras no se tuvieran a disposicin las pruebas experimentales a favor de la pro

    puesta copernicana, sta no se poda considerar sino como

    una

    hiptesis entre otras

    posiblesl

    6

    Las

    pruebas

    propuestas

    por

    Galileo, o slo se trataba de indicios, de

    por

    s

    insuficientes e in concluyentes (como las fases de Venus, o los

    satlites

    711ediceos de

    Jpiter), o eran incluso errneas (como en

    el

    caso de lo que consideraba la p rueba de

    finitiva:

    el

    fenmeno de las mareas). Slo bastantes aos despus de la muerte de

    Galileo se pudo contar con tales pruebas. La primera prueba astronmica del movi

    miento de traslacin de la tierra en torno al sol, la as llamada aberracin de la luz es-

    /elar, [ue ofrecida por Bradley slo en

    el

    ao 1725; mucho tiempo despus, en

    el

    ao

    1837, Bessel fue capaz de medi r

    el

    paralaje estelar, otra pru eba astronmic a del movi

    miento de traslacin; para la plimera prueba mecnica del movimiento de rotacin

    de la tierra en torno a su propio eje, con el famoso experimento del pndulo de

    Foucault, haba que esperar hasta el ao 1851 (si bien ya el ao 1790 Guglielmini ha

    ba fTecido una prueba en este sentido, con una serie de experimentos sobre la cada

    de los graves).

    Como agudament e deca el

    pensador

    francs Fran;:ois MaUliac, frente a las tesis de Manad,

    Lo

    que dice

    este profesor es mucho ms increble an de lo que nosotros, pobres cristianos, creemos. Y es el mismo

    Manad

    el

    que lo refiere .. cfT. J. MONOD, El azar y la necesidad, Tusquets Eds., Barcelona 20006, p. 143).

    14. Aunque la Escritura no puede errar, con todo poclria a veces en'ar; de varias maneras, alguno de sus

    intrpretes y expositores (Cmta al

    P

    Benedetto Castelli, del 21 de diciembre de 1613, publicada en Edizione

    11azi0/1ale delle

    Opere

    di Galileo Galilei, A. Favaro, 1968, vol. V, p. 282). Non poter mai

    la

    Sacra Scriltura

    mentire, tulla volta che sia penetrato il suo vera sentimento,

    l

    qual non credo che si possa negare essere

    molle valle recondito e malta diverso da quello che suona il puro significato delle parole (Carta a Cristina di

    Lorena, in Edizio11e

    71aziol1ale

    ... , vol.

    V

    p. 315).

    15. Me

    parece que Vuestra Paterni dad y el

    seor

    Galileo hagan prudentemente contentndose con ha

    blar

    ex

    sLlpositiol1e y no absolutamen te [ .. ] cuando hubiese verdade ra demostracin de que

    l

    Sol est en el

    centro del mundo y la tien'a en el tercer cielo que el Sol n o circu nda la TielTa, sino la TielTa circunda al Sol.

    entonces sera necesalio

    andar

    con mucha consideracin en explicar las Esclituras que pal'ecen contralias

    y

    ms bien decir que no las entendemos, que decir que sea falso aquello que se demuestra. Pero yo no cree

    r que exista tal demostracin, hasta que

    me

    sea mostrada ROBERTO BELARMINO, Carta al P Foscarini, 2

    ele ablil de 1615).

    LA

    TEORA DE

    LA

    EVOLUCIN. STATUS QUAESTIONIS

    125

    P e r o ~ o l v a m o s a la cuestin que a hora nos ocupa. Cul

    es

    el estatuto epistemol

    gico del evolucionismo? Es un hecho, un fenmeno de la naturaleza, o ms bien una

    hiptesis, o una teora, o una ley, o

    un

    sistema, o

    un

    modelo, o incluso slo una fanta

    sa en la mente de algunos? Si hacemos una encuesta sobre este tema, seguramente

    nos encontraremos con las respuestas ms variadas. Ello ser un signo de que nos en

    contramos quiz ant e uno de los argumentos sobre los que existe actualmente uno de

    los mayores debates cientficos e incluso culturales de nuestros das, en modo seme

    jante a como en los siglos XVI y XVII tuvo lugar en torno a los dos m.;mos sistemas

    del

    mundo

    es

    decir,

    el

    tolemaico y

    el

    copernicano (parafraseando

    el

    ttulo de la obra

    que llev a Galileo a los tribunales de la Inquisicin). Pero las consecuencias de orden

    antropolgico de cara a la sociologa, la moral, y tambin la misma dimensin reli

    giosa- pueden ser mucho ms notables y relevantes. Por poner

    un

    ejemplo, se p ~ e e

    aludir a un libro de Rachels que tiene este ttulo tan elocuente: Creados por los amma-

    les. Implicaciones morales del darwinismo.

    Pero entre estos dos debates (el del

    caso Galileo yel

    del evolucioni.smo) existen to

    dava ms analogas y relaciones que establecer.

    No

    se puede poner en d uda que,

    por

    ejemplo, hay

    una

    afinidad entre la visin mecanicista que acompa a la propuesta

    de la nueva fsica galileana y newtoniana, y que dio lugar tambin a sistemas filosfi

    cos (el cartesiano, pero tam bin ms generalmente tanto el racionalismo como el idea

    lismo) y corrientes culturales el iluminismo, la ilustracin, el modernismo), y el natu

    ralismo que se encuentra en la base del evolucionismo de Lamarck y Darwin. Ms an,

    tambin en el caso del evolucionismo se puede ver un paso de una teora de ndole ms

    propiamente cientfica (en autores como Lamarck, Darwin y Wallace) a

    un

    sistema

    fi-

    losfico que se quiere aplicar a toda la realidad (tal es el caso de Helbert Spencer, pero

    tambin, en cierto modo, de Teilhard de

    Chardin)17

    Un aspecto que hace entrever esta continuidad entre el mecanicismo moderno y el

    evolucionismo decimonnico es el hecho de negar que exista

    una

    finalidad en el pro

    ceso evolutivo, y sostener que est guiado slo

    por

    el azar y la necesidad ciega . Se

    puede hablar, as, de

    una

    cierta mentalidad evolucionstica,

    una

    visin del mundo,

    por

    la cual todos los fenmenos se ven, y se explican, en clave evolucionstica

    , segn los

    dos principios, quasi dogmas, propuestos

    por

    Darwin: la seleccin natural y las varia-

    ciones casuales. Pero si

    es

    as, podemos preguntarnos si se trata de algo objetivo, o

    ms bien de

    una

    especie de a priori subjetivo, como unos lentes que nos hacen ver la

    realidad de un determinado modo en lugar de otro. Algunos de los nuevos filsofos de

    la ciencia hablaran de un

    paradigma cf.

    Thomas Kuhn) o, como veremos ahora, in

    cluso de un

    programa de investigacin cf.

    Karl Popper). Entonces .. , qu

    es

    en defi

    nitiva el evolucionismo?

    Detengmonos

    un

    momento en la posicin de Popper,

    un

    filsofo de la ciencia cuya

    importancia no creo pueda ser puesta en duda.

    En

    su libro autobiogrfico

    Bsqueda

    16.

    Cfr.

    J.P. LONCHAMP, caso

    Galileo,

    Paoline, Milano, 1990, pp. 84-87.

    17. CL

    R.

    NOGAR,

    From the

    Fact of Evolution

    to

    the Philosophy

    of

    Evolutionis11l, in J.A. WEISHEIPL, The

    Dignity of Science. Studies

    i

    the

    Philosophy of Science Presented to William Hwnbert

    Kane,

    The Thomist

    Press, Washington D.C. 1961, pp. 327-365; S.

    PROCACCI,

    L wnanesimo cosmico dietro la

    teoria dell evolLlziol1e

    in Teilhard de Chardin, en Aquinas, 40 (1997), pp. 317338.

    18. Cf. J. MONOD, El azar y

    la

    necesidad, Tusquets Eds., Barcelona 20006; R.

    DAWKINS,

    El relojero

    ciego,

    ed. Labor, Barcelona 1981.

    19. Por poner un ejemplo, un articulista de la revista Le Scienze, en un nmero reciente, se pregunta

    qu sucedera a la supuesta superioridad de la especie humana si incluso se pudiera explicar la moral en

    base a los mecanismos biolgicos de l a seleccin natural (cfr. Le Scienze, n 396, agosto 2001, p. 70).

  • 7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis

    5/7

    126

    RAFAEL

    PASCUAL

    sin tnnino

    20

    ,

    Popper hace referencia a u na Compton Lecture del 1966, en la cual afronta

    ba la cuestin del status cientfico del darwinismo. En ella contrapona

    el

    darwinismo

    con ellamarckismo, y estableca

    un

    curioso paralelismo entre dos corrientes epistemo

    lgicas: la sostenida por

    el

    mismo Popper (deductivista y crtica) y la del neopositivismo

    (inductivista y justificacionista); la primer a seguira la metodologa de la seleccin (en

    sentido darvJiniano), mientras que la segunda, la de la instruccin por repeticin. Sin en

    trar en el tema de la simplificacin llevada a cabo por Popper respecto a la posicin an

    tagonista, centrmonos en la reflexin que sigue respecto a su propia posicin.

    Popper hace

    una

    original relectura del darwinismo, con

    una

    generalizacin y

    una

    adaptacin a su epistemologa: en su sentido ms amplio, dice Popper, sta ser a equi

    valente al mtodo del trial and elTor (ensayo y eliminacin del error).

    As,

    Popper llega

    a esta sorpren dente tesis: He llegado a la conclusin de que el darwinismo no es

    una

    teora cientfica contrastable, sino

    un programa metafsico de investigacin

    -

    un

    posi

    ble marco conceptual para teoras cientficas contrastables2 . Vemos as cmo

    el

    dar

    winismo, en P o p p e l ~ se ha transmutado y ha tomado la forma de

    una

    epistemologa

    evolutiva,

    en la que se aplican los principios de la

    seleccin

    y la

    variacin,

    junto con

    una especie de lucha por la supervivencia, en la que vence la idea que se revela ms

    fuerte ...

    Popper habla de una

    lgica situacional,

    que se podra aplicar tanto en

    el

    cam

    po biolgico, y en concreto de cara al Oligen de la vida, como en el epistemolgico, de

    cara al crecimiento del conocimiento. Uno podra preguntarse cul sera la razn para

    privilegiar este programa metafsico

    de

    investigacin, de por s no contrastable (y por

    ello no falsificable), frente a otros que el mismo Popper rechaza precisamente por

    el

    hecho de no ser contrastables (como el marxismo, o el psicoanlisis).

    En

    definitiva,parece

    una

    eleccin arbitraria,

    no racional.

    Y entonces, en qu sentido puede ent rar

    la propuesta de Popper en el racionalismo crtico, y con qu derecho declara como

    peligrosas de irracionalis mo las propuestas, por ejemplo, de Thomas Kuhn y de la co

    rriente histrico-social de la filosofa de la ciencia? De qu racionalidad se est tra

    tando aqu? En qu se fundara tal racionalismo crtico, sino en

    una

    decisin al pa

    recer un tanto arbitraria?

    Pero, para completar

    un

    poco ms

    el

    cuadro de las diversas posiciones de ca ra al

    evolucionismo, podemos encontrar autores, tanto cientficos como filsofos y telo

    gos, que proponen una interpretacin diversa. Ellos no ven

    un

    contraste constitutivo

    entre creacin y evolucin, ni entre evolucin y finalismo. Algunos, en esta lnea, han

    desarrollado, por ejemplo, la d octrina del diseo inteligente

    (intelligent design),

    segn

    la cual el proceso evolutivo no es regido por

    el

    azar, sino que hay

    un

    plan,

    un

    proyec

    to que orienta, gua y orden a todo el proceso. Y si hay un designio, lgicamente debe

    haber una Mente, una Inteligencia, un Diseador.

    De

    otro modo no se pod ra explicar

    cmo

    ha

    tenido lugar

    una

    serie

    tan

    increble de desarrollos,

    tan

    bien

    sintonizados (fi

    ne tuned) que

    han

    permitido

    el

    surgimiento de seres vivos cada vez ms complejos y

    desarrollados, hasta llegar al hombre

    22

    No

    es simplemente cuestin de tiempo, como

    20.

    C f ~

    K.R. POPPER. Bsqueda sin tnnino. Una autobiografa intelectual, Tecnos,

    Madrid

    19943.

    21. Ibd., p. 227.

    22. Existe

    una

    abundante literatura en este sentido. Por citar algn ejemplo, se puede hacer referencia a.

    S. ARCIDIACONO, Creazio/le, evo/uzione, principio anlropico, Studium Chlisti, Roma, 1983; M. BEHE, Da wins

    B/ack Box. The Biochel11ical Challenge lo Evolution, The Free Press,

    New

    York, 1996; M.J. BEHE -

    W.A.

    DEMBSKI- S.C.MEYER, Science ani1 Evide/1ce for Design in the Universe, Ignatius Press,

    San

    Francisco, 2000;

    W.A. DEMBSKI, Science and Design, en "First Things", n. 86 (october), (1998),

    pp.

    21-27; E.

    McMuLLIN,

    Evo/L/liona/Y Contingenc) and the Cosl11ic Purpose, in N.H.

    GREGERSEN

    -

    U.

    GRMAN - C WASSERMANN, The

    1me/play between Scientific and Theological Worldviews I), Labor

    et

    Fides, Geneva 1999, pp. 91-112; N.A.

    MANSON (ed.), Cod

    and

    Design. The Teleological Argwne11t

    and

    Modem Science, Routledge,

    London

    2003.

    LA TEORA DE

    LA

    EVOLUCIN. STATUS QUAESTIONIS

    127

    .- . , -

    dicen los darwinistas. La probabilidad y la fortuna no son suficientes para hacer sur

    gir la vida en la riqueza, variedad y complejidad que encontramos en el mundo que

    nos circunda y en nosotros mismos. La combinacin necesaria para hacer posible

    simplemente la vida es tan sorprendent e que incluso algunos cosmlogos y astrofsi

    cos han hablado, en estos ltimos aos, del,as llamado principio antrpico.

    Por otra parte, se puede alu dir a diversas nuevas propuestas cont rastantes, sea por

    parte de evolucionistas que critican el darwinismo por diversos motivos

    , sea por par

    te de algunos neo-dawinistas que ya no excluyen el finalism0

    4

    . Podemos encontrar

    tambin

    neo-Iamarckianos

    o

    transformistas

    Todo ello nos hace ver que, en lugar de

    existir sobre la cuestin del evolucionismo una unidad monoltica, como algunos supo

    nen, se constata ms bien una amplia variedad de posiciones, lo cual revela la com

    plejidad del tema.

    Para concluir, presentare en lneas generales la doctr ina de la Iglesia Catlica en

    el

    Magisterio reciente y en la teologa.

    En un

    mensaje a la Academia Pontificia de las

    Ciencias del 22 de octubre de 1996,

    el

    Papa Juan Pablo II propuso una serie de refle

    xiones precisamente sobre

    el

    estatuto epistemolgico de la evolucin. Desgraciada

    mente buena parte de la atencin que suscit este mensaje del Papa se centr en una

    frase que, como veremos, incluso a veces fue malinterpretada . Despus de habe r alu

    dido a la doctri na de Po XII, en l a encclica Humar Generis

    26

    ,

    en

    la

    que se tomaba

    el

    evolucionismo como una hiptesis seria, digna

    de

    una investigacin y de una reflexin

    profundas, al igual que

    la

    hiptesis opuesta, prosegua diciendo: Hoy casi medio siglo

    despus de

    la

    publicacin de

    la

    encclica, nuevos conoci111.ientos llevan a pensar que

    la

    teora de la evolucin es ms que

    una

    hiptesis.

    Se ha especulado mucho sobre el significado de esta ltima frase. Pero si se lee lo que

    se dice a continuacin, se pueden resolver muchas dudas al respecto. En primer luga; no

    se dice de ningn modo que se deba considerar la evolucin como un hecho, como algu

    nos han querido

    ver,

    sino ms bien como algo ms que una simple hiptesis, es decir,

    como una teora cientfica.

    En

    efecto,

    el

    discurso prosigue hablando explcitamente de

    la evolucin como de una teora, es decir, se ha alcanzado un mayor grado de conoci

    miento o de certeza al respecto, gracias a los diversos descubrimientos hechos en los

    ltimos decenios en varios mbitos cientficos, que parecen concordar y converger ha

    cia la visin propuesta por

    el

    evolucionismo

    27

    23. Por

    poner

    algunos ejemplos:

    M. DENTON, Evoluti on: a Theol) in Crisis, AcUer &

    d l e l ~ Bethesda, 1986;

    P.E. JOHNSON,

    Danvin on ~ n - i a l

    InterVarsity Press, Downers Grave, ILL., 19932

    (Proceso a Danvin,

    ed. Porla

    voz,

    Grand

    Rapids, 1995); G. SERMONTI - R. FOND , Dopo Danvin Critica all evoluzionisl11o, Rusconi, Milano,

    1980; G.

    SERMONTI,

    Dimenticare Danvin. Ombre sull e voluzione,

    Rusconi, Milano, 1999.

    24. Por ejemplo, EJ. AYALA Teleological Explanations in Evolutionary Biology, in C. ALLEN -

    M.

    BEKOFF -

    G.

    LAUDER, Nature s Purposes. Analyses of Function and Design in Biology, The MIT Press, Cambridge (Mass.)

    1998, pp. 29-49.

    25. P.P

    GRASS,

    La evolucin

    de

    lo viviente. Datos para una nueva teora transfon11ista, Blume, Madrid,

    1977.

    26. He aqu el texto de la encclica de Po XII a la que aqu se alude:

    el

    magisterio de la Iglesia no pro-

    hbe que, segn el estado actual de las ciencias

    humanas

    y de la

    sagrada

    teologa, se

    trate en

    las investiga

    ciones y disputas

    de

    los entendidos en uno y

    otro

    campo, de la

    doctrina

    del "evolucionismo". en cuanto

    busca el origen del cuerpo humano en una materia viva y preexistente

    pues

    las almas nos manda

    la

    fe

    ca

    tlica

    sostener que son

    creadas

    inmediatamente por

    Dios-; pero de manera que con

    la

    debida gravedad,

    moderacin

    y

    templanza

    se sopesen y examinen las razones

    de

    una y otra opinin, es decir, de los que ad

    miten y los que niegan la evolucin (Po XII, Encclica Humani Generis; cfr. E. DENZINGER, El Magisterio de

    la Iglesia, n2327).

    27. En efecto, es notable que esta teora se

    haya

    impuesto paulatinamente al espritu

    de

    los investiga

    dores, a causa de una serie de descubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber. La convergencia,

  • 7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis

    6/7

    128

    RAFAEL PASCUAL

    Debe decirse, por tanto, que se ha llegado a la

    estacin de trmino? No

    del todo.

    De

    hecho, prosigue la reflexin del Papa, hace falta preguntarse sobre

    el

    alcance, o

    mejor dicho, sobre

    el v a l l ~

    de esta

    teora.

    Y se hace ver que aqu se trata de una cues

    tin

    epistemolgica.

    Por una parte se anota que

    es

    necesario reconocer una distincin

    entre la observacin y la teora; obviamente tiene que haber una relacin entre estos

    dos niveles, pero ello no quita que se trate de dos planos distintos. La teOlia, en efec

    to, se encuentra en

    el

    orden de la mente, de lo inteligible, y en este sentido trasciende

    el

    plano de

    lo

    purament e sensible, de

    lo factual.

    La teorapermite tener una visin de

    conjunto, de relacionar diversos fenmenos, y hace posible proponer

    una

    explicacin

    unitaria. Pero, para que esta teora tenga un valor

    cientfico, es

    necesario que demues

    tre su validez por medio de la verificacin, la confrontacin con los hechos, los datos

    empricos,

    es d e c l ~

    que haya un acuerdo entre

    lo

    que se teOliza y lo que se experi

    menta. Si los hechos contradic en las previsiones o las consecuencias deducidas a ni

    vel terico, entonces ser necesario con-egir o reformular la teora .

    Por otra parte, no se puede poner

    el

    duda que, a nivel terico, se encuent ren ele

    mentos de orden meta-cientfico, propiamente filosfico, adems de los que derivan

    del plano observacional; tales elementos se toma n prestados de una cielia filosofa de

    la naturaleza. En el contexto del evolucionismo, ya hemos aludido a algunos de ellos,

    como ciertos influjos del mecanicismo y del naturalismo. Esto hace posible que, en

    base a estos diversos presupuestos filosficos, se puedan pr oponer diversas teoras de

    la evolucin

    (es

    aqu, y no antes, que en

    el

    mensaje del Papa, que estamos exponiendo

    y parafTaseando, se habla de tal plural idad de t eoras evolutivas). Esta diversidad de

    riva tanto de las diversas explicaciones de cara al

    mecanismo

    de la evolucin, sea de

    los contextos filosficos que inspiran tales teoras (ya materialistas o espiritualistas,

    vitalistas o pantestas, etc.) . Pienso que est claro que

    el

    juicio sobre estos contextos

    filosficos de fondo que ambientan a las diversas teOlias evolucionistas hay que asig

    narlo a la filosofa. A pesar de ciertas tesis del marxismo-leninismo, el

    materialismo

    no es, ni puede s e l ~ cientfico, sino en todo caso filosfico, y debe ser discutido (defen

    dido o refutado) en sede filosfica. La ciencia aqu no es competente, como tampoco

    lo es de cara a la cues tin de la existencia de Dios.

    En un contexto filosfico como el que es afn a la visin cristiana del mundo (sin

    querer entr ar aqu en la cuestin de la posibilidad y la naturaleza de una filosofa cris

    tiana), parece ser claro que, si se puede dar espacio a una teora evolucionstica (y he

    - mos visto cmo, para el reciente magisterio de la Iglesia tal espacio existe), sta deber

    de ningn modo buscada o provocada, de los resultados de trabajos realizados independientemente unos

    de

    otros, constituye de suyo un argumento significativo en favor de esta teora

    JUAN PABLO

    TI,

    Mensaje

    de

    Santo Padre a los miembros a la Academia Pontificia de Ciencias reunidos en asamblea plenmia,

    22

    de

    oc-

    tubre

    de 1996; cf. L Ossen1atore Romano,

    ed. semanal en lengua espaola,

    25

    de octubre de

    1996,

    p.

    5.

    28.

    ,,Cul

    es el

    alcance

    de

    dicha teora? Abordar esta cuestin significa entrar en el campo de la episte

    mologa. Una teora

    es

    una elaboracin metacientfica, diferente

    de

    los resultados

    de

    la observacin, pero

    que es homognea con ellos. Gracias a ella, una serie de datos y de hechos independientes entre s pueden

    relacionarse e interpretarse en una explicacin unitaria. La

    teona

    prueba su validez en la medida en que

    puede verificarse; se mide constantemente por el nivel de los hechos; cuando carece de ellos, manifiesta sus

    lmites y su inadaptacin. Entonces es necesario reformularla (Ibd.).

    29. Adems, la elaboracin de una teona como la de la evolucin, que obedece a la exigencia de homo

    geneidad con los datos de la observacin, toma ciertas nociones

    de

    la filosofa

    de

    la naturaleza.

    Y,

    a decir

    verdad, ms que de la teora de la evolucin, conviene hablar de las teOlias de la evolucin. Esta plurali dad

    afecta, por una parte, a la diversidad de las explicaciones que se han propuesto con respecto al mecanismo

    de

    la evolucin,

    y,

    por otra, a las diversas filosofas a las que se refiere. Existen tambin lecturas materialis

    tas y reduccionistas, al igual que lectur as espiritualistas . Aqu

    e

    juicio compete propiamente a la filosofa

    y,

    luego, a la teologa (Ibd.).

    L TEORA DE LA EVOLUCIN. STATUS QUAESTIONIS

    129

    .

    ten; ciertas caractersticas propias. Ciertamente no ser compatible con una lectura

    materialista, y quiz tampoco con una visin antifinalstica. Podemos prescindir (ha

    ciendo

    una

    especie de epoj husserliana) de la finalidad en los procesos de la naturaleza,

    pero esto no parece ser de ayuda para

    el

    desan-ollo de la ciencia ni para la comprensin

    de la naturaleza tal y como se nos presenta;-es decrr, como un cosmos,

    un

    todo ordena

    do, donde existen

    reglas,

    leyes, que permiten precisamente que haya ciencia, y que ha

    cen que este mundo sea inteligiblo.

    De

    hecho, renunciar a la finalidad y recU/7 ir al puro

    azar significa renunciar a la explicacin y, en ltima instancia, a la ciencia

    misma

    l

    Quiz

    se podra hablar en ese caso

    de

    una

    especie

    de

    suicidio epistemolgico,

    y esto

    es

    lo

    que pa

    rece suceder precisamente en

    el

    nihilismo postmodemo.

    En

    el

    ao 1981, el entonces arzobispo de Munich, Mons. Josef Ratzinger, dedic

    una serie de sermones cuaresmales a reflexiones sobre los primeros captulos delli

    bro del Gnesis

    32

    l mismo, como telogo, ha hablado de la necesidad de relanzar la

    catequesis sobre la Creacin, y en estos sermones ofrece algunas pistas que pueden

    ser interesantes en este sentido. Por ejemplo, nos recuerda que la Biblia no

    es

    ni pre

    tende ser un libro de ciencias naturales, y que, en consecuencia, no se pueden encon

    trar informaciones respecto a las ciencias de la naturaleza ; nos dice tambin que es

    necesario distinguir entre

    el

    mensaje inspirado (en este caso que

    el

    mundo y

    el

    hom

    bre han sido creados por Dios), y

    el

    revestimiento literario de la narracin bblica de

    la Creacin

    34

    Otro aspecto interesante es el de la razonabilidad de la

    fe:

    todava hoy, y tambin

    desde la perspectiva de las ciencias naturales, la

    fe

    en

    la

    Creacin

    es

    la mejor hipte

    sis

    35

    La inteligibilidad de lo creado deriva de la sabidura del Creador; no existe nin

    guna otr a explicacin convincente al margen de sta. Y a esta conclusin haba llega

    do ya, cuatro siglos antes de la venida de Jesucristo, el filsofo pagano Aristteles,

    cuando rechaz la posicin de los atomistas, que sostenan que todo ha ba venido a la

    existencia

    automticamente

    -podramos decir hoy-,

    es

    decir, por casualidad, sin la in

    tervencin de ningn agente

    36

    30. Esta exigencia de la finalidad para la misma ciencia ha sido tambin recalcada por Juan Pablo H:

    Todas las observaciones concernientes al desarrollo de la vida llevan a una conclusin anloga. La evolu

    cin

    de

    los seres vivientes,

    de

    los cuales la ciencia trata

    de

    determinar las etapas, y discernir

    e

    mecanismo,

    presenta una finalidad interna que suscita la admiracin. Esta finalidad que orienta a los seres en una di

    reccin, de la que no son dueos ni responsables, obliga a suponer un Espritu que

    es

    su i n v e n t o l ~

    el

    Creador (Catequesis del mircoles

    10 de

    julio de

    1985; cf. L Osservatore Romano,

    ed. semanal en lengua

    espaola, 14 de julio de 1985, p. 3).

    31. "A

    todas estas 'indicaciones' sobre la existencia de Dios creador, algunos op onen la fuerza del caso o

    de

    mecanismos propios

    de

    la materia. Hablar

    de

    Caso para un universo que presenta una organizacin tan

    compleja de elementos y una finalidad en la vida tan maravillosa, significa renunciar a la bsqueda de una

    explicacin del mundo como nos aparece. En realidad, ello equivale a querer admitir efectos sin causa. Se

    trata

    de

    una abdicacin de la inteligencia humana que renunciara a pensar, a buscar una solucin a sus

    problemas (Ibd.).

    32.

    C f ~ J.

    RArZINGER,

    Creacin y pecado, EUNSA, Pamplona,

    1992.

    33.

    La Biblia no

    es

    un tratado cientfico ni tampoco pretende serlo. Es un libro religioso;

    no es

    posi

    ble, por lo tanto, extraer de l ningn tipo

    de

    dato cientfico, ni aprender cmo

    se

    produjo naturalmente

    el

    origen del mundo; nicamente podemos obtener

    de

    l un conocimiento religioso

    (O]).

    cit., p. 26).

    34. CJi: ibd.

    35.

    La creencia en la Creacin no

    es

    hoy tampoco in'eal,

    es

    tambin hoy razonable. Es, contemplada in

    cluso desde los resultados cientficos, la mejor hiptesis , la que aclara ms y mejor que todas las dems

    teoras. La

    fe es

    razonable. La razn

    de

    la Creacin procede de la Razn de

    Dios:

    no existe, en realidad, nin

    guna otra respuesta convincente (Ibd., p. 40). Me he permitido cambiar las palabras que aparecen en cur

    siva, por parecerme ms correspondientes al texto original.

    36.

    Cfr. ibd.

  • 7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis

    7/7

    130

    RAFAEL PASCUAL

    De hecho, sin caer en fciles concordismos, podemos ver una cierta convergencia

    entre lo que hoy afirma la ciencia y lo que sabemos por la revelacin, como por ejem

    plo con la temporalidad del universo. As, la teora del Big Bang, o

    el

    principio termo

    dinmico de la

    entropa,

    nos hablan de

    una

    duracin finita del mundo que hoy cono

    cemos. Por otra palie, los cientficos no cesan de constatar

    el

    orden que existe en lbs

    fenmenos naturales. Einstein no tuvo reparos en manifestar su admiracin ante este

    hech0

    3

    .

    Ms recientemente, el astrofsico Fred Hoyle reconoca que sera increble

    concebir un universo tan bien afinado fine-tuned) sin que existiera

    un

    Dios que lo hu

    biera hech0

    38

    .

    No

    faltan algunos que sostienen lo opuesto, pero no lo har n sino partiendo de pre

    juicios no cientficos- ms que discutibles, como en el ya citado caso de Monod,

    quien afirma que el orden que encontramos en la naturaleza

    es

    fruto del azar; l mis

    mo reconoce que tal concepcin

    es

    absurda, pero, en base a un prejuicio, el impuesto,

    segn l,

    por

    el

    mtodo cientfico,

    no se puede admitir

    una

    pregunta a la cual sea nece

    sario responder con la palabra

    Dios.

    El comentario de Ratzinger es elocuente: