libro el espiritu nos ayuda a orar

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Una teología bíblica de la oración Robert L. Brandt Zenas J. Bicket Stanley M. Horton, Th.D. Editor General Traducción del original, The Spirit Helps Us Pray por Logion Press Versión castellana: Milta Oyola Springfield, MO 65804

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Page 1: Libro El Espiritu Nos Ayuda a Orar

Una teología bíblica de la oraciónRobert L. BrandtZenas J. Bicket

Stanley M. Horton, Th.D.Editor General

Traducción del original,The Spirit Helps Us Pray

por Logion PressVersión castellana: Milta Oyola

Springfield, MO 65804

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Page 2: Libro El Espiritu Nos Ayuda a Orar

©2000 por Global University, Springfield, Missouri 65804.Reservados todos los derechos. Prohibida la reproduccióntotal o parcial, el almacenamiento dentro de un sistema derecuperación o cualquier transmisión—electrónica, mecánica,fotocopia, grabación, etc.—de esta obra sin la debidaautorización del dueño de la propiedad literaria, excepto lascitas cortas para las reseñas en revistas o periódicos.

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Prólogo / 11Prefacio / 15Introducción / 17

Acción de gracias / 18Adoración / 19Comunicación / 20Comunión / 21Confesión / 22Congoja / 24Contrición / 24Intercesión / 25Meditación / 26Oración en el Espíritu / 26Petición / 27Ruego / 28Sumisión / 29Súplica / 29Veneración / 29

— Contenido —

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración4

Parte 1: La oración en el AntiguoTestamento

1. Las oraciones de los patriarcasy sus contemporáneos / 35Adán / 36Set / 36Enoc / 38Noé / 39Abraham / 41Eliezer / 45Isaac / 47Jacob / 49Job / 53

2. Las oraciones de Moisés / 61Respuesta al llamado de Dios / 62El tiempo de intervención divina / 64Oración—luego acción / 67La continua dependencia en Dios / 69Moisés, el intercesor / 71Nombramiento divino al liderazgo / 81

3. El período desde Josué hasta elrey Saúl / 89Josué / 90Débora / 92Gedeón / 93Jabes / 96Jefté / 97Manoa / 98Sansón / 98Los hijos de Israel / 100Ana / 101Samuel / 104El rey Saúl / 108

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4. Las oraciones de David yotros salmistas / 113Seguridad en Dios / 113La oración en tiempos de gran bendición / 115La oración en tiempos de fracaso / 117La oración en medio de la adversidad / 119La oración como expresión de alabanza / 120La oración pública de un dirigente recto / 120Reconocer a Dios / 122Alabanza y adoración / 125Petición / 126Confesión / 128Acción de gracias / 129

5. Las oraciones de Salomón y losdirigentes posteriores deIsrael / 131Salomón / 131Elías / 136Eliseo / 142Asa / 145Josafat / 145Ezequías / 148Esdras / 151Nehemías / 154

6. La oración en los librosproféticos / 165Isaías / 165Jeremías / 169

Contenido

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Ezequiel / 184Daniel / 187Joel / 191Amós / 193Jonás / 193Habacuc / 196

Parte 2: La oración en el NuevoTestamento

7. La oración en la vida y ministeriode Cristo / 203La oración en su bautismo / 206La oración en el desierto / 206La oración antes de escoger a los

apóstoles / 207La oración por los niñitos / 209La oración en el monte de la

transfiguración / 210La oración por Pedro / 211La oración ante la tumba de Lázaro / 214La oración por sí mismo y por todos

los creyentes / 216La oración en Getsemaní / 224La oración en la cruz / 227

8. La enseñanza de Cristo sobre laoración / 229Recibiendo lo que se pide / 231Aumentando la fe para recibir

la respuesta / 236

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Limpiando el camino para la oración / 239Siguiendo la oración modelo / 241Teniendo los motivos correctos / 248Orando por los obreros / 251Orando con insistencia / 253Combinando la oración con el ayuno / 255

9. La oración en la iglesia deJerusalén / 259El primer culto de oración de la Primera Iglesia / 260La disciplina regular de la oración / 265La oración ante la persecución / 266Una prioridad en la oración / 270La oración en el momento de la muerte / 272

10. La oración en una iglesia encrecimiento / 277Recibiendo lo que Dios ya ha dado / 277Recibiendo la dirección de Dios / 280Recibiendo el conocimiento de la voluntad de Dios / 281Recibiendo una respuesta extraordinaria a la oración / 284Recibiendo liberación a través de la oración unida / 287Recibiendo dirección para enviar obreros / 289

Contenido

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración8

Experimentando la confrontación de los poderes satánicos / 291Una respuesta inesperada / 294Haciendo una oración de despedida / 295Recibiendo una revelación / 296Recibiendo la seguridad de sanidad / 298

11. Pablo sobre la oración—Primeraparte / 303Un intercesor para los creyentes / 303Un testimonio del corazón / 306La oración en el Espíritu / 309La oración como lucha espiritual / 312Seguridad cuando la oración no es contestada / 313Una vida llena del Espíritu / 314La oración para cualquier ocasión / 318Oración en vez de preocupación / 320La oración por los dirigentes / 322Instrucciones sobre la oración / 324Una avenida para la expansión del evangelio / 326Oración por todos / 327

12. Pablo sobre la oración—Segundaparte / 333Orando para conocer mejor a Dios / 334Recibiendo la plenitud de Dios / 340Orando por un amor más profundo / 345Orando para comprender la voluntad de Dios / 357

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13. La oración en Hebreos y lasepístolas generales / 369Confianza para acercarse al Trono / 369El criterio para acercarse a Dios / 370Oración pidiendo sabiduría en la prueba / 371La oración que garantiza respuesta / 373La oración poderosa, eficaz / 377Estorbos a la oración / 381Seguridad de que la oración ha sido oída / 387La edificación personal por medio de la oración / 389

Parte 3: La oración en la prácticacontemporánea

14. La intervención de los ángeles / 393Los ángeles y la oración en el Antiguo Testamento / 396Los ángeles y la oración en el Nuevo Testamento / 405

15. La oración y el avivamiento / 415El avivamiento en el Antiguo y en el Nuevo Testamento / 419El avivamiento en la historia reciente / 421

Contenido

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración10

16. Las disciplinas de la oración: Unapráctica / 437La oración personal / 438La oración familiar / 445La oración congregacional / 447

17. Problemas a considerar / 453El problema del pecado / 453El problema del razonamiento humano / 454El problema del carácter de Dios / 456El problema de las leyes de la naturaleza / 463

Apéndice 1: Aplicación contemporáneadel acuerdo en la oración / 467

Apéndice 2: Experiencia contemporáneade la lucha espiritual en la oración / 471

Apéndice 3: Aparición contemporáneade un ángel / 473

Apéndice 4: Testimonios contemporáneosde oraciones contestadas / 477

Bibliografía / 490

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— Prólogo —

Apolos era un “varón elocuente, poderoso en lasEscrituras” (Hechos 18:24). El versículo 25 dice que“enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor”. Todavíatenemos hombres así hoy para ayudarnos a comprender laEscritura, en este tema en particular, a comprender lo que laPalabra de Dios tiene que decir sobre todo aspecto de laoración. Porque Robert L. Brandt y Zenas J. Bicket son donespara la iglesia de nuestros días como lo eran Apolos y Pablopara la iglesia de su tiempo.

Habiendo sido colega del doctor Bicket en la enseñanzauniversitaria, la administración y especialmente en losministerios de oración, puedo hacer eco a la opinión queexpresa Lucas sobre Apolos, ya que yo considero al doctorBicket como “de gran provecho a los que por la gracia habíancreído” (v. 27). Bicket, un hombre dedicado, disciplinado ycon entereza de carácter, ha contribuido a una obra monu-mental sobre la oración.

He conocido a Robert L. Brandt por mucho tiempo;pertenece a una de las familias de las Asambleas de Dios quehan permanecido como gigantes de carácter y direcciónespiritual. Un intrépido buscador de la verdad, dedicado a

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seguirla a cualquier precio, es, al igual que Pablo, un hombrede visión, y no ha sido desobediente a esa visión.

La dirección espiritual exige un conocimiento práctico yfuncional de la oración, un conocimiento que le ha concedidoel primer lugar a la Palabra de Dios y luego ha sido integradoen la vida. Porque la oración es más lo que somos que lo quedecimos. Así, en el caso de la oración, el vehículo del mensajees el hombre. Y en el caso de Robert L. Brandt, cuandoescribe sobre la oración, escribe sobre sí mismo. El estar conél lo hace a uno querer orar. ¡Somos dichosos al tener liderazgocomo éste, que nos influencia hacia la presencia de Dios!Como colega en el ministerio, como miembro de varias juntasdirectivas y como un consultante sobre asuntos del Espíritu,el hermano Brandt ha sido un modelo de la vida espiritual y elliderazgo.

En la oración del Señor de Juan 17, Jesús habla sobre“aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, tambiénellos estén conmigo”, una frase que expresa lo preciosa quees la comunión con hombres como Bicket y Brandt.

Desde Génesis a Apocalipsis, desde Adán a Juan eldiscípulo amado, estos autores abarcan el sendero de larevelación eficiente y significativamente. Las conversacionesde Dios con Adán, la revelación de Jesús a Juan, se hacenparadigmas para una vida y práctica de oración bajo lainfluencia del Espíritu Santo. Se pelan capas de tradición,cultura e intereses propios y se nos introduce a la sublimecomunión con Dios. El resultado es un entendimiento másprofundo de la obra del Espíritu Santo.

Quizás la contribución mayor de este volumen inclusivose encuentre en los capítulos 11 y 12, donde los autoresdestacan el ministerio del Espíritu Santo en la oración con y através del creyente lleno del Espíritu. Es aquí que dejamos lacompañía de muchos escritores tradicionales sobre esteprivilegio tan bendito de la comunión con Dios (quien esEspíritu).

Prólogo

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Con convicción los autores declaran que los “pentecostalesven que hay lugar para la participación del don de las lenguas”(p. 305). Hablan sobre la oración sobrenatural, o sea, enlenguas, como también sobre la necesidad de la interpretaciónde las lenguas. Este énfasis especial se merece una lecturaseria y cuidadosa de este libro por los creyentes que deseangozar de la oración en el Espíritu Santo.

Lo que hace a este libro comprensible es la instrucciónpráctica que ofrece, detallando la manifestación individual enla asamblea como también la oración pública. Los pasajes enEfesios, que tratan con el individuo como también con el cuerpodel cual es miembro, están repletos de instrucción. “No osembriaguéis …; sed llenos del Espíritu”, y (como algunosescritores han concluido que Efesios 5:19 indica la liturgia dela Primera Iglesia) “hablando entre vosotros con salmos, conhimnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señoren vuestros corazones; dando siempre gracias … al Dios yPadre”. Esto añade amplias dimensiones a las maneras deorar.

Los ángeles y su ministerio están incluidos en este libro.Aunque no es un aspecto común de la oración para muchosautores, el reverendo Brandt y el doctor Bicket se sientenmuy cómodos al hablar sobre el ministerio de los ángeles paracon los santos. Su preocupación específica es descubrir cómola intervención angelical puede ocurrir en respuesta a laoración.

Y como apoyo para el lector que busca cómo orar ycómo es que Dios contesta la oración hoy, los autores ofrecenhistorias contemporáneas de personas que han orado y cómoDios les dio respuestas milagrosas. Esto añadeinmensurablemente al valor de este importante libro sobre laoración.

Se han escrito cientos de libros sobre la oración, algunossobre el Espíritu Santo, pero muy pocos como éste sobre elEspíritu Santo y la oración. El mensaje de este libro esdefinitivamente pentecostal. Se trata de la relación del Espíritu

Prólogo

Prólogo

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Santo con la oración. Esta perspectiva pentecostal sobre eltema se ha esperado por mucho tiempo. Al mismo tiempo,los lectores no deben tomarlo como sólo un tratamientoparroquial, sino más bien como una interpretación sólida,bíblicamente correcta.

Además, este libro está expertamente escrito: bellas frases,estructura lógica, dicción vívida. Su diestra escritura añadegran valor a la prolífica literatura sobre este gran tema de laoración. Todos los que ministran apreciarán los índices y labibliografía, que les ayudan a través del libro y a seguir conotros.

Este libro debe estar en toda iglesia, universidad y hogarde aquellos que quieren gozar de las ricas bendiciones deorar en el Espíritu. Será una mina de oro para todos los quebuscan crecer en gracia y ministrar a los demás en el poderdel Espíritu. Yo lo uso junto con mi Biblia.

J. ROBERT ASHCROFT

PRESIDENTE EMÉRITO

DE LA UNIVERSIDAD

BEREA

Prólogo

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— Prefacio —

Este estudio busca explorar, principalmente desde unaperspectiva bíblica, la oración en todo su alcance. La metano es simplemente ofrecer un entendimiento académico, sinoel propósito mayor de desarrollar un cuerpo de personas queoran y que por lo tanto hacen una diferencia para Dios en elmundo. A medida que sienten la carga y la inspiración paraseguir con diligencia un activo ministerio de oración,enriquecerán su propia vida, harán un impacto en su ministerioa Cristo y a su iglesia y por lo consiguiente generarán olas deinfluencia espiritual hasta el fin del mundo.

También queremos fomentar una perspectiva claramentepentecostal, con un doble énfasis: (1) que todos los creyentesllenos del Espíritu se aprovechen de su acceso hasta el tronomismo de Dios por medio de nuestro Salvador y MediadorJesucristo y (2) que la oración se convierta en un poder dedemensiones sobrenaturales a través de la ayuda de lapresencia interna del Espíritu Santo. De esta manera la oraciónpasa del rito a la realidad. “Orar en el Espíritu” se convierteen algo más que una frase bíblica. Se convierte en un conductode intervención divina.

La comunicación con Dios está entre las prácticasdocumentadas más antiguas de la humanidad. Parece haber

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración16

sido tan natural para Adán como el darle el pecho a un reciénnacido. La evidente intención de Dios era estar en constantey vital comunión con los que creó según su imagen. No fue suintención que los humanos tuvieran que valérselas por sí solos.La comunión con El había de ser el cordón umbilical por mediodel cual sus descendientes serían sustentados y unidos a laDeidad.

Pero esta comunión pronto cayó víctima del mal. AunqueAdán y Eva comenzaron su morada terrenal en santa yarmoniosa comunión con su Creador, no parecen haber vividomucho tiempo antes de tratar de esconderse de Dios en vezde desear caminar con El “al aire del día” (Gén. 3:8). Tal hasido el patrón a través de los milenios de la historia. Debido aldescuido o la perniciosa influencia del mal, los humanos hanfallado en apoderarse de la divina provisión. Por loconsiguiente, la oración se ha exigido, y se ha ofrecido comoun privilegio.

¿Por qué es que la gente todavía se resiste a tener laexperiencia de la posibilidad, la aventura, el reto casi sin igualde la oración? ¿Acaso no comprenden el propósito divino dela oración? ¿Acaso están cegados de manera extraña parano ver su valor y beneficio? ¿O es que sencillamente noperciben las magníficas posibilidades de la oración, tanto parael presente como para el futuro?

Sea cual fuere el caso, exploraremos en lo profundo losmuchos aspectos de la oración para poder descubrir unateología de la oración, aplicándola a la lucha espiritual en laque participan todos los creyentes.

Al comenzar este libro, no busque sólo informarse, sinotambién motivarse. No necesita esperar hasta haber leído todoel libro antes de poner los principios en práctica. Sométase adiario al Espíritu Santo y dependa de El. Deje que el Espíritule hable sobre cuándo y cómo usted debe orar. Deténgaseante el impulso más leve y ore por lo que el Espíritu le pongaen su mente—de la manera en que el Espíritu le impulse. Anteusted se encuentra una aventura emocionante, intrigante ydesafiante. Persígala en oración y con un corazón abierto.

Prefacio

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— Introducción —

La oración es la expresión más íntima de la vida cristiana.Entonces, ¿por qué la descuidamos tanto?

Vivimos en una época en la que evitamos la intimidad ylas relaciones estrechas. La disposición a evitar la revelaciónde sí mismo y las amistades íntimas afecta las relacionesespirituales como también las relaciones interpersonales.Muchos cristianos, sin darse cuenta de que este espíritu de laépoca se ha introducido inadvertidamente dentro de la iglesia,encuentran incómodo el acercarse mucho a Dios. El resultadoes la falta de oración.

Luego también, nos mantenemos ocupados. Vivimos paraejercer más que para ser. Admiramos la vida activa más queel carácter y las relaciones. El éxito se mide por lo que unologra; así que corremos, corremos, corremos—tratando delograr todo lo que podamos en nuestras horas en que estamosdespiertos. Preocupados más por hacer que por ser, nosnegamos a aceptar la realidad bíblica de que el logro humanoes temporal y pasajero. Sólo la obra del Espíritu es permanentey eterna. La ausencia de oración nos evita lograr exactamentelo que tan desesperamente necesitamos lograr. El no orar esen realidad ateísmo.

El no comprender el propósito de la experienciapentecostal y el lugar principal de la oración para mantener

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Introducción

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la vitalidad de esa experiencia también resulta en la ausenciade oración. El creyente lleno del Espíritu camina y habla conDios; otras personas lo pueden percibir como un místico, unprofeta, un extranjero procedente de otro mundo. En realidad,esa es la realidad: La ciudadanía en el dominio del Espíritu estan real como la ciudadanía en el mundo material.

Al comenzar este estudio es indispensable lograr unentendimiento de la naturaleza de la oración y su importanciaen convertirnos representantes eficaces de Cristo. Por lo tanto,este capítulo sirve como plataforma de lanzamiento, no muydistinto al Cabo Kennedy, donde se le presta minuciosaatención hasta al detalle más pequeño.

Para fácil referencia, los vocablos relacionados con laoración se introducirán alfabéticamente, sin tratar de indicarni secuencia ni importancia por el orden.

Acción de gracias

La acción de gracias es el reconocimiento público ocelebración de la bondad divina, una expresión de gratitud.El verbo hebreo yadah y el sustantivo relacionado todah seasocian con el agradecimiento, el dar gracias en el AntiguoTestamento. Estas mismas palabras también se traducen enotros pasajes como “alabanza” y “confesión”. El lugar de laacción de gracias al dar honor a Dios está ilustrado en Salmo100:4: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por susatrios con alabanza”.

En el Nuevo Testamento la frase “acción de gracias” es latraducción del griego eulogia, que habla principalmente dela alabanza, y la traducción de eukaristia, “gratitud”, quese deriva de eu (“bien”, “bueno”) y karis (“favor”, “gracia”,“gentileza”, “buena voluntad”, “gracias”). La asociación deacción de gracias con la oración está clara en Filipenses 4:6:“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestraspeticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acciónde gracias”.

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Introducción

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La acción de gracias como un elemento de la oraciónpuede ser menospreciada. Aún hoy día, los judíos devotosacentúan el día entero con oraciones cortas. Se pueden recitarmás de cien bendiciones, casi siempre comenzando con“Bendito eres, O Señor, Rey del universo”. Un judíoobservador expresa brevemente las gracias a Dios al recibirbuenas (y malas) noticias, al oler una fragante flor, al comersus alimentos, al ver un arco iris y al pasar por una tormenta.A través del día, el judío devoto alaba y da gracias a Dios portodas las cosas con oraciones cortas. La amonestación dePablo de “orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17) tiene muchomás sentido cuando comprendemos el fondo judío de Pablo.En los siguientes capítulos, “acción de gracias” es elreconocimiento de la bondad divina, la expresión de gratituden oración a Dios, ya sea expresada o no, en canto, en músicao en una lengua desconocida.

Adoración

Adoración es la reverencia que se extiende a un sersobrenatural que se estima; es también el acto de expresaresa reverencia, admiración o devoción. Cuatro palabras delAntiguo Testamento se traducen con alguna forma de lapalabra “adoración”. Estas palabras originales se traducencon varias palabras alternativas en castellano, incluso “servir”,“alabar”, “dar homenaje”, “dar honor”, “temor” y “reverencia”.Salmo 29:2 es una traducción típica del verbo hebreo máscomún para alabanza, kawah [o shakah], que tiene elsignificado básico de “inclinarse profundamente en honor”:“Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehováen la hermosura de la santidad”.

Por lo menos una docena de palabras griegas se traducencomo alguna forma de “adoración” en el Nuevo Testamento.La que se usa más comúnmente es proskune‹, “caer postradoen reverencia y honor”. Una palabra relacionada,proskun%t%s, significa “adorador”. Hablándole a la mujersamaritana, Jesús definió la verdadera adoración (y oración)

Adoración

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Introducción

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como una unión espiritual entre Dios y una persona: “Mas lahora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradoresadorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también elPadre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu;y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario queadoren” (Juan 4:23,24).

Comunicación

Aunque las palabras castellanas “comunicar” y“comunicación” no se usan en la Escritura para describir laoración, la idea es inherente. Por un lado, la oración es latransmisión de información pública o privada por los sereshumanos a Dios. Por ejemplo, fíjese en Daniel 9:3–6:

Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, enayuno, cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hice confesióndiciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, queguardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardantus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad.…No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombrehablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padresy a todo el pueblo de la tierra.

Por otro lado, la oración es el intercambio de dos vías deinformación e ideas entre Dios y su pueblo. Fíjese en Hechos9:10–16:

Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quienel Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, ybusca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque heaquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, queentra y le pone las manos encima para que recobre la vista. EntoncesAnanías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de estehombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aunaquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender atodos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porqueinstrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre enpresencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porqueyo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

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Introducción

21Comunión

La comunicación de dos vías entre el Creador y sucreación mayor, la humanidad, registrada con más anterioridadse encuentra en Génesis 3, cuando Adán y Eva buscabanevitar al Dios que habían desobedecido.

Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al airedel día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia deJehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó alhombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en elhuerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí (Génesis3:8–10).

Así que, para el estudio, las palabras “comunicar” y“comunicación” se usarán para describir la oración encualquiera de tres sentidos: (1) las personas hablándole a Dios,(2) las personas y Dios en diálogo y (3) Dios hablándoles alas personas en una circunstancia en la que están inclinados aoír su voz.

Comunión

Para describir la oración, una definición de diccionariopara “comunión” se presta especialmente: “comunión íntimao afinidad”. La idea de que las personas tienen comunión conDios es muy evidente en la Escritura, siendo la primera vezque se registra después de la caída del hombre en Exodo25:22 cuando Dios le habla a Moisés: “Y de allí me declararéa ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre losdos querubines que están sobre el arca del testimonio, todolo que yo te mandare para los hijos de Israel”.

La palabra que usa el texto original de este pasaje esdavar, la palabra hebrea común para “hablar”. He ahí la frasehebrea que literalmente significa “hablaré contigo”. Cuandodos seres se comunican, se encuentran y hablan. La aplicacióna la oración es obvia. La palabra griega koin&nia(“confraternidad” o “comunión”) tiene una aplicación a laoración parecida cuando hay una relación íntima entre Dios yuna persona. Pablo usa la palabra en 2 Corintios 13:14: “La

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Introducción

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La confesión es sencillamente el reconocimiento de unhecho acerca de uno mismo o de otro. Ese reconocimientopuede ser o una divulgación de los pecados de uno como unacto de penitencia o una afirmación de la grandeza y bondadde Dios. Ambos significados se encuentran en el hebreo y elgriego como también en castellano. De manera que“confesar[es] … que Jesús es el Señor” (Romanos 10:9) quieredecir afirmar que Cristo es el Hijo de Dios enviado al mundopara ser nuestro Salvador y Señor.

Por lo menos dos palabras hebreas se traducen“confesión” en el Antiguo Testamento. La primera, todah, sederiva de la segunda, yadah. Ambas palabras sugieren losdos significados de “confesión”. El contexto debe determinara cuál se refiere. Todah y yadah se basan en el significadoliteral de “extender la mano”. Las manos se pueden extenderen alabanza a Dios, o retorcerse con pesadumbre por lospecados de uno. En las 111 veces que se encuentra yadah enel Antiguo Testamento, ambos significados de “confesión”parecen estar presentes. Sin embargo, esto no tiene que serde importancia puesto que la alabanza es correcta en medio

gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunióndel Espíritu Santo sean con todos vosotros”. La misma palabragriega se traduce “comunión” en otros pasajes, como porejemplo Filipenses 2:1 y 1 Juan 1:3.

Para los propósitos de nuestro estudio, la palabra“comunión” indica confraternidad y trato social al nivel másíntimo. Lleva la idea de una sociedad íntima o una mezcla deespíritus en una bendita unidad, como el entrelace de variascuerdas en una sola soga. Como un nivel de la oración, lacomunión va más allá de la comunicación común. Sugiere unaintimidad poco común, por ejemplo, como se ve en elintercambio entre Abraham y Dios sobre Sodoma y Gomorra(vea Génesis 18:17,23–33).

Confesión

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Introducción

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de la confesión de pecado, así como la confesión de pecadoes correcta cuando venimos ante Dios con nuestra alabanza.Necesitamos siempre reconocer toda la verdad que Dios nosrevela—nuestra propia pecaminosidad como también susantidad y majestad. “Y oré a Jehová mi Dios e hice confesióndiciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido,que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman yguardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometidoiniquidad” (Daniel 9:4,5).

Los dos significados de “confesión” están representadosen el uso del Nuevo Testamento de la palabra griegahomologia (y sus formas relacionadas): “lo que se reconoceo confiesa”. (Ya se ha notado Romanos 10:9). El otrosignificado de “confesión” está ilustrado en 1 Juan 1:9: “Siconfesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

El significado de “confesar” como se usa en los siguientescapítulos es primordialmente el reconocimiento del pecadoante Dios y la gente como algo esencial para la oración eficaz.Este significado fue grabado indeleblemente en los israelitaspor medio del rito anual de soltar un macho cabrío en el desiertoen el Día de la Expiación.

Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabríovivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos deIsrael, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos asísobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por manode un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevarásobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejaráir el macho cabrío por el desierto” (Levítico 16:21,22).

Esto simbolizaba no sólo el hecho que Dios había cubiertosus pecados con el precio de la redención de sangrederramada; sus pecados se habían ido, para no serrecordados jamás.

Un excelente ejemplo de la confesión en la oración seencuentra en el Salmo 51:3,4: “Porque yo reconozco mis

Confesión

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Introducción

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La contrición es el acto de dolerse y verdaderamentearrepentirse de los pecados y las faltas de uno. En el hebreo,dakka’ quiere decir “aplastado”, “quebrantado”, “contrito”.Ejemplos del Antiguo Testamento del uso adjetival incluyenlos siguientes:

Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a loscontritos de espíritu” (Salmo 34:18).

“Congoja” se usa para referirse a la obra laboriosa odolorosa, o al afán, ya sea físico o mental. En el AntiguoTestamento, la idea con frecuencia se asocia con el dar a luz;por extensión, la congoja en la oración es un afán que lograuna respuesta de Dios. Otras traducciones de las palabrashebreas que ocurren con más frecuencia para “congoja”incluyen “labor”, “negocio”, “miseria”, “dificultad” y “lamento”.

Las palabras traducidas como “congoja” en versiones delNuevo Testamento también tienen significados asociados conel dar a luz: “despachar”, “producir fruto”, “rendir”, y “dolor”.Pablo comparó su interés en la oración por la salud espiritualde los creyentes gálatas con los dolores de parto: “Hijitosmíos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta queCristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4:19). Para lospropósitos de nuestro estudio, “congoja” se debe entendercomo una intensa aplicación, orando hasta el punto de agoníay dolor internos en intercesión por la búsqueda espiritual,incluso el nacimiento y el desarrollo de las almas y losministerios en el Reino de Dios.

Contrición

rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contrati, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tusojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenidopor puro en tu juicio”.

Congoja

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Introducción

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La palabra hebrea paga‘ ocurre cuarenta y seis veces enel Antiguo Testamento. La forma verbal significa literalmente“encontrarse” , “reunirse”, “ejercer presión”; luego “rogar”.La forma causativa con le, “por”, significa “interceder por”.Un ejemplo del uso en el Antiguo Testamento es el siguiente:

Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirádespojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contadocon los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, yorado por los transgresores (Isaías 53:12).

En el Nuevo Testamento, “intercesión” viene del griegoentugkan‹ que significa “apelar a”, “rogar por”, “interceder”,“orar”. Dos pasajes muy familiares y preciosos incluyen elvocablo:

Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; puesqué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritumismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el queescudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos(Romanos 8:26,27).

Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticionesy acciones de gracias, por todos los hombres (1 Timoteo 2:1).

A través de nuestro estudio sobre la oración,comprenderemos que “intercesión” significa “el acto de parte

Intercesión

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyonombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con elquebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de loshumildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados (Isaías57:15).

La contrición es una disposición del corazón y tiene quever con la humildad, el quebrantamiento de espíritu, la admisiónde pecado y el dolor por las faltas; al mismo tiempo se imploraa Dios pidiendo su misericordia.

Intercesión

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Introducción

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1Marvin R. Vincent, Word Studies in the New Testament (Estudiosde palabras en el Nuevo Testamento), vol. 4 (Grand Rapids: Wm. B.Eerdmans Pub. Co., 1946), 253.

Meditar es concentrar los pensamientos de uno,reflexionar, o ponderar sobre algo. En el Antiguo Testamentose traducen formas de tres palabras hebreas como “meditar”o “meditación”. Estas mismas palabras también se traducencomo “considerar”, “reflexionar”, “estar en profundopensamiento”, “ponderar”, “contemplar”, “pensar” o “musitar[ante uno mismo]”. Algunos pasajes conocidos del libro delos Salmos presentan la meditación como una conexióncomunicativa entre Dios y una persona:

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, niestuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores seha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su leymedita de día y de noche (Salmo 1:1,2).

Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y con labiosde júbilo te alabará mi boca, cuando me acuerde de ti en mi lecho,cuando medite en ti en las vigilias de la noche (Salmo 63:5,6).

Marvin R. Vincent dice que “la meditación es hablar dentrode la mente”.1 Pablo le aconseja a Timoteo: “Ocúpate en[medita en] estas cosas; permanece en ellas, para que tuaprovechamiento sea manifiesto a todos” (1 Timoteo 4:15).Como se usa en este estudio, “meditar” significa “repasar yponderar en la mente con el propósito de obtener unentendimiento más completo, una asimilación y una aplicaciónde la verdad”.

Oración en el Espíritu

de una o más personas, humanas o divinas, de intercederante Dios en nombre de otra persona o personas”.

Meditación

Aunque la expresión “oración en el Espíritu” es más deuna sola palabra, es esencial para nuestro estudio un

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Introducción

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entendimiento claro del significado de toda la frase. Laexpresión se deriva principalmente de Judas 20: “Perovosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe,orando en el Espíritu Santo”. Probablemente también tengasus raíces, hasta cierto punto, en la declaración de Pablo en1 Corintios 14:15: “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, perooraré también con el entendimiento”.

En el primer caso (Judas 20), el Espíritu Santo pareceser claramente el medio de orar; pero en el caso de Pablo,el medio parece ser su propio espíritu—“mi espíritu ora”(1 Corintios 14:14). La aparente discrepancia desaparececuando se comprende que al orar en su espíritu, Pablo quisodecir que oraba en lenguas. “Porque si yo oro en lenguadesconocida, mi espíritu ora” (1 Corintios 14:14). Relacioneesto con Hechos 2:4—“Y fueron todos llenos del EspírituSanto, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según elEspíritu les daba que hablasen”—y emerge el sentido de queel orar en lenguas se hace posible cuando el Espírtu Santohabilita.

De manera que “el orar en el Espíritu” se define como eseorar que brota de la unión del espíritu humano con el EspírituSanto, resultando en una expresión de oración en una lenguadesconocida. Además de los pasajes ya citados, vea Efesios6:18: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica enel Espíritu”.

Petición

Una petición es una “petición intensa”, “algo que se pideo se suplica”. Cuatro palabras hebreas diferentes se traducencomo “petición” en el Antiguo Testamento, aunque dos deellas comparten la misma raíz, tehinnah y tahnun. Ambas setraducen “petición”, “súplica” y “clamar por misericordia”.Otra palabra, she’elah, también se traduce “petición”. Elverbo baqash, traducido como “pedimos” en Esdras 8:23,se traduce con más frecuencia como “buscar” o “inquirir”.

Petición

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Introducción

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Hablándole a Ana, Elí le dijo: “Ve en paz, y el Dios de Israelte otorgue la petición que le has hecho” (1 Samuel 1:17).

La palabra “petición” ocurre tres veces en el NuevoTestamento, traduciendo tres palabras griegas distintas, de%sis(Filipenses 4:6), emfaniz‹ (Hechos 23:15, traducida aquícomo “requerid”) e hikat%ria (Hebreos 5:7, “ruegos ysúplicas”). “Petición” también se usa para traducir ait%ma.Dos de los usos de ait%ma se relacionan específicamente a laoración: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidasvuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,con acción de gracias” (Filipenses 4:6).

El entendimiento común de la palabra “petición” en el usocontemporáneo como también en los Testamentos bíblicos,será la definición que usaremos en este estudio.

Ruego

La palabra “rogar” significa “suplicar urgentemente,especialmente para persuadir”. Es la traducción de cincopalabras hebreas diferentes traducidas en otros pasajes como“interceder”, “orar” y “suplicar”. Un pasaje del AntiguoTestamento muy apropiado para nuestro estudio se encuentraen la experiencia de Moisés con Faraón:

Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad [rogad]a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ira tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová. Y dijo Moisés aFaraón: Dígnate indicarme cuándo debo orar [rogar] por ti, por tussiervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y detus casas, y que solamente queden en el río (Exodo 8:8,9).

Cuatro palabras griegas se traducen “rogar”. En otrospasajes estas mismas palabras se traducen “implorar”,“exhortar”, “pedir” y “orar”. Note el uso del concepto enSantiago 3:17: “Pero la sabiduría que es de lo alto esprimeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llenade misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni

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Introducción

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La sumisión no es tanto un medio de orar como unacondición de la oración eficaz. La persona sumisa aceptahumildemente la autoridad y el señorío de Aquel a quien leora. Sin embargo, un creyente que cumple con esta condiciónprevia para la oración eficaz, necesita someterse también alos líderes que Dios ha puesto sobre él: “Obedeced a vuestrospastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestrasalmas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagancon alegría, y no quejándose, porque esto no os esprovechoso” (Hebreos 13:17).

Súplica

La súplica es el acto de rogar humildemente y con ahíncopidiendo favor, especialmente a Dios. Tres palabras hebreasde la raíz hanan se traducen como “súplica” o “súplicas”. Confrecuencia incluyen la idea de intercesión, petición y fuertepetición. En algunos pasajes se traducen como “oración”,“implorar pidiendo misericordia” e “implorar pidiendo favor”.Dos usos del Antiguo Testamento se derivan de hanan:

Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de sus enemigos porhaber pecado contra ti, y se volvieren a ti y confesaren tu nombre, yoraren y te rogaren y suplicaren en esta casa, tú oirás en los cielos,y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierraque diste a sus padres (1 Reyes 8:33,34).

A ti, oh Jehová, clamaré, y al Señor suplicaré (Salmo 30:8).

En algunos de los pasajes clave sobre la oración, de%sisindica una súplica a Dios más inoportuna, más apasionada.

Veneración

hipocresía”. Esta descripción de “la sabiduría que es de loalto” caracteriza al Dios omnisciente.

Sumisión

La palabra “veneración” no se encuentra ni en el Antiguoni en el Nuevo Testamento. Sin embargo, el concepto es una

Veneración

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Introducción

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Las quince palabras y frases anteriores son quince aspectosde la oración. Ninguna de ellas ofrecerá una definicióncompleta de esta gran disciplina de la vida cristiana. Pero amedida que se comprende y se practica cada una, una vidade oración vital no es solamente una posibilidad, sino que esde esperarse. Repase su dominio de estas palabras haciendouna lista en una hoja de papel aparte y luego escriba lasdefiniciones de cada una. Luego corrobore para ver si incluyótodas las partes esenciales de cada definición.

Hay muchas preguntas tocante a la oración que quedaránsin respuesta hasta que estemos cara a cara con Aquel a quienoramos. La oración bíblica incluye la congoja, la intercesión yel importunio. Pero también incluye la sumisión y la confianza.Es luchar con Dios y descansar en paz en sus brazos. Laoración puede incluir el discutir y el quejarse con Dios; Elcomprende que somos humanos. Pero si nunca aprendemosa someternos, nuestras oraciones no lograrán nada. Mientrasestudia las oraciones y las enseñanzas bíblicas sobre la oración

parte vital de la oración y en realidad se encuentra en la Bibliaen términos como “temor reverente”, “temor del Señor”,“adoración”. “Veneración” es la demostración de gran amor,devoción y respeto; para el cristiano, es adorar o dar honor aDios. La veneración establece el tono de la vida de oraciónde uno. Le recuerda al que ora quién es la Persona a quien sedirige, de sus atributos y de su interés personal.

¿Cómo comienza a venerar a Dios un creyente que deseauna vida de oración más rica? Un buen comienzo es repasarlos atributos de Dios. Un cristiano nuevo quizás necesite pasarun poquito de tiempo estudiando esos atributos, meditandosobre lo que en realidad significa conversar con un Diostodopoderoso, omnisciente, omnipresente. El libro de losSalmos está lleno de declaraciones acerca de la naturaleza deDios. Se debe leer como una afirmación personal de la eternagloria de Dios y de su alcance compasivo y comprensivo haciala persona que cree en El. Venere a Dios, personalizando laspalabras con las que el salmista lo veneró.

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Introducción

31Preguntas de estudio

que tratamos en los siguientes capítulos, mantenga en mentela tensión de estas preguntas. Pídale al Espíritu que use esatensión, y cualquier otra pregunta sin respuesta que usted tengasobre la oración, para que le dirija a una vida devocionalmejor y a una comunión más íntima con el que puede contestartoda pregunta humana.

Preguntas de estudio

1. ¿Cuáles son las causas y los resultados de la falta deoración?

2. ¿Cuál es la diferencia entre la comunión y lacomunicación?

3. ¿Cuáles son los vocablos clave que describen losaspectos principales de la oración y cómo se relacionan entresí?

4. ¿Qué actitudes deben caracterizar la oración?

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— El Espíritu nos ayuda a orar —

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PARTE 1: LA ORACION EN ELANTIGUO TESTAMENTO

CAPITULO 1Las oraciones de los patriarcas y sus contemporáneos

CAPITULO 2Las oraciones de Moisés

CAPITULO 3El período desde Josué hasta el rey Saúl

CAPITULO 4Las oraciones de David y otros salmistas

CAPITULO 5Las oraciones de Salomón y los dirigentes posteriores de Israel

CAPITULO 6La oración en los libros proféticos

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— Capítulo uno —

“Todas las religiones oran. Dios y la oración soninseparables. La creencia en Dios y en la oración sonelementales e intuitivas. Las ideas pueden ser crudas y cruelesentre los pueblos primitivos y paganos, pero pertenecen a lasinstituciones universales de la raza humana. La enseñanza delAntiguo Testamento está llena del tema de la oración.”1

La oración, como ya se ha notado, se encuentra entre lasprácticas más tempranas de la humanidad. Aparece porprimera vez en el libro de los comienzos—Génesis—y esimpresionantemente evidente desde ahí hasta Malaquías.

De todas las criaturas de Dios, sólo la gente ora. Laoración es el don de Dios para nosotros. Es nuestro eslabóncon nuestro Creador. Como consecuencia, al estudiar laoración desde una perspectiva del Antiguo Testamento, nuestraatención estará sobre la gente que oraba, las ocasiones porsus oraciones, cómo se allegaban y se dirigían a Dios, cómolos nombres y atributos de Dios pudieron haber afectado suoración, y el resultado y los logros de su oración. Veremos endetalle los relatos del Antiguo Testamento en los que losindividuos tuvieron comunicación personal con Dios.

1Samuel Chadwick, The Path of Prayer [El camino de laoración] (New York: Abingdon Press, 1931), 7.

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 1Las

oracionesde los

patriarcasy sus

contem-poráneos

PARTE 1

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El primer ejemplo de comunicación entre el Creador yaquellos que El creó a su imagen se encuentra en Génesis1:28: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos;llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar,en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se muevensobre la tierra”. Fue Dios el que tomó la iniciativa al dirigirsea la humanidad, estableciendo así un principio fundamental:El oír la Palabra de Dios, el conocer su voluntad, es por lomenos tan importante como comunicarle nuestraspreocupaciones a El—y quizás de mayor consecuencia.

Aunque la palabra “oración” no se usa en el relato deAdán y Eva, la comunicación entre Dios y las dos personascreadas a su imagen está claramente evidente. También debenotarse que estos primeros seres humanos se comunicabanno sólo con Dios, sino que también con el ángel caído, Satanás(vea Génesis 3:2–5; Apocalipsis 12:9; 20:2). Dios y Satanáshablan, y debemos aprender a discernir entre los dos. Laoración eficaz se basa en lo que Dios ha dicho; pero puedeser estorbada si escuchamos a lo que Satanás dice.

En el momento en que las personas le ponen atención a lavoz de Satanás, edifican una barrera de comunicación entreellos y el Dios que desea bendecirlos. Aunque Dios caminabacon Adán y Eva en el huerto “al aire del día” (Génesis 3:8),ellos no soportaron una comunión tan íntima después de habercaído en pecado y su conciencia les hizo esconderse. Labrecha entre Dios y los pecadores no encuentra remedio hastaque ellos, por su propia confesión, hacen posible que se abrala puerta de la misericordia: “Y él [Adán] respondió: Oí tuvoz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y meescondí…. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicasde pieles, y los vistió” (Génesis 3:10,21).

Adán

Set

Aunque la Biblia guarda silencio acerca de cualquieroración hecha por Adán y Eva, sí da a entender que por un

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PARTE 1Capítulo 1Lasoracionesde lospatriarcasy suscontem-poráneos

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período de tiempo, después de su caída y expulsión del huertodel Edén, hubo una escasez de clamor a Dios: “Y a Set tambiénle nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombrescomenzaron a invocar el nombre de Jehová” (Génesis 4:26).

Parece que hay cierta conexión entre el nombre que lepuso Set a su hijo, Enós, y el hecho de que el pueblo comenzóa invocar el nombre del Señor, pues “Enós” significa “hombre”o “pueblo”, con un énfasis en el hecho de que son mortales yfinitos. Para este tiempo ya se habrá hecho obvio que la muerteera la suerte común de la humanidad. La gente de esageneración se daba cuenta de sus debilidades y de la frágilnaturaleza de la vida humana. También puede ser que se dabacuenta de los estorbos a su relación con Dios. Tal conocimientoes a menudo lo que precede a la búsqueda espiritual y larenovación, como lo fue en el caso de Set, cuando la gentecomenzó “a invocar el nombre de Jehová”. He aquí otroprincipio básico de la oración: El reconocer nuestra necesidades requisito previo para poder invocar significativamente aDios.

El hebreo también implica invocar una bendición en elnombre del Señor y llamarse a sí mismos por el nombre delSeñor; o sea, que reconocieron el buen propósito de Dios ytomaron su lugar como su pueblo.

De importancia particular es también el hecho que la gentecomenzó “a invocar el nombre de Jehová”. “Jehová” es“Yahweh”, el nombre personal, guardador del pacto quesubraya el hecho que El está con nosotros. Las consecuenciasdel orar están directamente relacionadas con Aquel a quiennos dirigimos en la oración. Compare, por ejemplo, la oraciónde los profetas de Baal con la oración de Elías:

Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaronel nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo:¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entretanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho(1 Reyes 18:26).

Set

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 1Las

oracionesde los

patriarcasy sus

contem-poráneos

PARTE 1

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Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profetaElías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoymanifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y quepor mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme,Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, ohJehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.Entonces cayó fuego de Jehová (1 Reyes 18:36–38).

Los profetas de Baal oraron a la inánime, impotenteinvención de las manos humanas—Baal. Elías oró al SeñorYahweh, el Dios viviente, eterno, guardador del pacto quehabía dado promesas a Abraham, Isaac e Israel—comotambién a todas las familias de la tierra (Génesis 12:3). Lapráctica de invocar el nombre del Señor, que comenzó conSet, fue celosamente continuada por su hijo Enós. Todavíaestaba en efecto en los días de Elías.

Enoc

Aunque la Escritura no declara específicamente que Enocoraba, sí indica una relación superior con Dios: “Y caminóEnoc con Dios” (Génesis 5:22). La palabra hebrea halak,traducida aquí “caminó”, contiene la idea de seguir, unirse a,y por lo tanto, poder conversar o comunicarse con Dios. Lacomunicación de Enoc con Dios era tal que lo llevó a sertraspuesto. “Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció,porque le llevó Dios” (Génesis 5:24).

El escritor de Hebreos expande sobre la referencia delGénesis:

Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado,porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvotestimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposibleagradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dioscrea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan(Hebreos 11:5,6).

El testimonio de Enoc de haber agradado a Dios estáclaramente unido a su fe. Es razonable concluir que Enoc

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PARTE 1Capítulo 1Lasoracionesde lospatriarcasy suscontem-poráneos

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creía que Dios era verdadero, y que lo creía hasta el punto debuscar diligentemente a Dios con oración constante y encomunión. El fue premiado al ser físicamente quitado de latierra, para no pasar jamás por la muerte. Su oración lo llevódirectamente al cielo, y también al vestíbulo de la fama de lafe (Hebreos 11) para que todo el mundo lo vea.

Noé

Como en el caso de Enoc, la Escritura no declaraespecíficamente que Noé “oraba”. Sin embargo, lasocupaciones espirituales de Noé se identifican con las mismaspalabras usadas para Enoc: “Con Dios caminó Noé” (Génesis6:9).

El relato de Noé no deja duda de que él mantenía contactovital y comunicación con Dios. Repetidamente, la Escrituraindica que Dios le hablaba a Noé (vea Génesis 6:13; 7:1). Asu vez, Noé respondía con obediencia implícita: “E hizo Noéconforme a todo lo que le mandó Jehová” (Génesis 7:5).

Hay una profunda lección en esto para todo creyente quedesea una comunión de oración con Dios: Escuchar a Diosestá directamente relacionado con estar dispuesto a obedecera Dios; la razón de su silencio puede ser sencillamente que elcorazón de uno no está entregado a El. En su generación,sólo Noé tenía un corazón para Dios. Con suscontemporáneos era totalmente diferente: “Y vio Jehová quela maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que tododesignio de los pensamientos del corazón de ellos era decontinuo solamente el mal” (Génesis 6:5). Por lo tanto, no esde sorprenderse que Dios no pudiera hablar con talespersonas. La oración les era ajena. Dios no estaba en suspensamientos. La idea de caminar con Dios, vivir para Dios yrelacionarse con El era pura tontería para ellos, tal como lo espara las vastas multitudes hoy. Recordamos las palabras deJesús cuando dijo:

Noé

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 1Las

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patriarcasy sus

contem-poráneos

PARTE 1

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2James Orr, ed., International Standard Bible Encyclopedia[Enciclopedia bíblica normativa internacional], vol. 1 (Grand Rapids:Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1939), 112.

Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo delHombre. Porque como en los días antes del diluvio estabancomiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta eldía en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino eldiluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo delHombre (Mateo 24:37–39).

En el relato de Noé se encuentra la primera mención deun altar en la Escritura: “Y edificó Noé un altar a Jehová … yofreció holocausto en el altar” (Génesis 8:20). El altar de Noéintrodujo la práctica de edificar altares. La ofrenda quemadasignificaba la dedicación a Dios y la exaltación de Dios. Elaltar denotaba relación y adoración; está vitalmente unido ala oración. Esta conexión se declara en Apocalipsis 8:3,4:“Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con unincensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo alas oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro queestaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a lapresencia de Dios el humo del incienso con las oraciones delos santos”.

Sobre este altar en Apocalipsis W. Shaw Caldecottobserva:

Está descrito como “el altar de oro que estaba delante del trono”, y,con el humo de su incienso, subían ante Dios las oraciones de lossantos. Esta imagen está en armonía con la declaración de [Lucas]que así como los sacerdotes quemaban incienso, “toda la multituddel pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso” [Lucas 1:10].De esta manera tanto la historia como la profecía atestan la eternaverdad de que la salvación es por medio de la sangre del sacrificio,y se hace disponible a través de las oraciones de santos ypecadores ofrecidas por un gran Sumo Sacerdote.2

Por revelación divina Noé percibió que el ser aceptadopor Dios y su oración eficaz a Dios dependían de un sacrificio

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PARTE 1Capítulo 1Lasoracionesde lospatriarcasy suscontem-poráneos

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de sangre. El mismo principio se aplica hoy, pero la sangre esaquella que fue derramada una vez por todas en el monteCalvario. Es por eso que Jesús dijo: “Nadie viene al Padre,sino por mí” (Juan 14:6). Cuando la oración se hace “en elnombre de Jesús”, damos por sentado no sólo el poder y lagloria de Jesucristo sino también el acceso y la aceptaciónprovistos por el divino sacrifio y la sangre derramada del Hijode Dios. Por fe Noé comprendió este principio cuando edificósu altar e hizo su sacrificio sobre él. (Vea también Hebreos9:21; 10:19).

Abraham

Aunque otros antes de él tuvieron verdadera fe en Dios yla demostraron orando y edificando altares, es a Abraham aquien se le puede llamar el padre de la fe. Nunca en la Escriturase identifican a los “de la fe” o a “los fieles” como hijos deAdán, o de Set, o de Enoc, o de Noé. Invariablemente, sonidentificados (por ellos mismos o por otros) como “hijos deAbraham” (p.ej., Gálatas 3:6–9). Los israelitas que oraban aDios en las generaciones después de Abraham comúnmentese referían al Señor como “el Dios de Abraham”.

Excavaciones arqueológicas en Ur de los Caldeosdemuestran que Abram (Abraham) vivió sus primeros añosen una cultura muy idólatra, materialista. Es posible que elnombre “Ur” sea una derivación de una palabra que significa“luz”. La ciudad era un centro de la adoración a Sin, el diosluna (también llamado Nanna por los sumerios anteriores).Siendo que este es el caso, es más elogioso para Abrahamque se haya hecho tan devoto al Dios verdadero. El linaje deAbraham se traza hasta Set (Génesis 11). Puede ser que la fede Abraham fue la flor de la fe de Set, cuando los hombrescomenzaron “a invocar el nombre de Jehová” (Génesis 4:26).

¿Por qué es que sólo este patriarca, con un patrimonio untanto dudoso, se elevó a tan estimada y enorme importanciaespiritual con una influencia continua? Por dos obvias razones:

Abraham

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 1Las

oracionesde los

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contem-poráneos

PARTE 1

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(1) su obediencia a la Palabra del Señor y (2) el haberedificado altares para la adoración pública y para invocar elnombre del Señor. Estas dos evidencias de una creenciainmutable en Dios hicieron de Abraham un gigante de la fe yel padre de los fieles.

La importancia de un altar

Note las referencias a la actividad de Abraham paraconstruir altares al Señor:

Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré estatierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el … y edificó allíaltar a Jehová (Génesis 12:7,8).

Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, … al lugardel altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombrede Jehová (Génesis 13:3,4).

Cada vez que se edifica un altar se anticipa un encuentroentre la humanidad y la deidad. En los pasajes anteriores noteque Abraham “invocó el nombre de Jehová” en el lugar delaltar, indicando estar consciente de que al edificar un altarhacía preparación para una relación especial con Dios.Abraham edificó otro altar en Hebrón (Génesis 13:18) y otro,el más memorable, en el monte Moriah: “Y cuando llegaronal lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar,y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altarsobre la leña” (Génesis 22:9).

El escuchar la Palabra del Señor, adorar en un altar ydemostrar fe en el Dios Todopoderoso, son inseparables enlos relatos del Antiguo Testamento. Puede haber altares físicossin una fe en lo sobrenatural correspondiente, pero es de dudarque pueda haber fe genuina sin oír la Palabra del Señor(Romanos 10:17) y sin apartar un lugar para encontrarse conDios.

Abraham es identificado por Dios como “mi amigo”(Isaías 41:8). La amistad indica una relación íntima y

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PARTE 1Capítulo 1Lasoracionesde lospatriarcasy suscontem-poráneos

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comunión. Al estudiar la vida de este singular patriarca,descubrimos las evidencias de una intimidad continua con Dios.Note la interacción entre Dios y Abraham en este pasaje:

Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram envisión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardónserá sobremanera grande. Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿quéme darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casaes ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no mehas dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacidoen mi casa. Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No teheredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará (Génesis15:1–4).

Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le aparecióJehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de míy sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en granmanera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios hablócon él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo (Génesis 17:1–4).

Note las indicaciones de la comunión entre Abraham yDios en versículos postreros de Génesis 17:

“Dijo también Dios a Abraham …” (v. 15).“Y dijo Abraham a Dios …” (v. 18).“Respondió Dios …” (v. 19).“Y acabó de hablar con él, y subió Dios de estar con

Abraham” (v. 22).De la intimidad con Dios brotó la apasionada intercesión

de Abraham por Sodoma y Gomorra. Mantenía una relacióntan vital con Dios que Dios podía compartir con Abraham loque abrigaba su corazón tocante a esas dos ciudades. “YJehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?”(Génesis 18:17). Y por esta intimidad Abraham se hizo unpoderoso intercesor (Génesis 18:23–33). Y así comenzó lapráctica de la intercesión, un ministerio reforzado porinstrucción del Nuevo Testamento que hace tal ministerioobligatorio para los siervos de Dios hasta hoy.

Las intercesiones de Abraham, aunque no evitaron que laira de Dios cayera sobre esas ciudades demasiado malvadas,

Abraham

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sí sirvió para salvar a Lot y a su familia: “Así, cuando destruyóDios las ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham,y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción” (Génesis19:29). La lección para nosotros es ésta: La intercesiónsignificante emana sólo de un corazón que por medio de laintimidad con lo divino siente la carga del corazón de Dios.

Cuando Abraham no oraba

Aunque Abraham era el epítome de una persona de fe,todavía llevaba la carga de su propia humanidad. Aunque élpodía, y lo hizo, elevarse hasta grandes alturas en su relacióncon Dios, era a pesar de todo vulnerable al fallo cuando nooraba. Más de una vez falló porque dio por sentados y seapoyó en sus propios recursos. Con Sara su esposa Abrahamtrató de cumplir la promesa de Dios a través de medioshumanos: “Dijo entonces Sarai a Abram … te ruego, pues,que te llegues a mi sierva [Agar]; quizá tendré hijos de ella. Yatendió Abram al ruego de Sarai” (Génesis 16:2). Losresultados de este episodio no fueron solamente el nacimientode un hijo, Ismael, sino el lanzamiento de un linaje que seríauna espina en el costado de Israel (vea Gálatas 4:22–29).

Otra vez, en su encuentro con Abimelec, rey de Gerar(Génesis 20), Abraham actuó conforme a su propio consejo.El pensó, pero no oró. Temiendo por su vida, decidió decirque Sara era su hermana. Cuando este engaño se llegó aconocer, Abraham racionalizó su acto: “Porque dije para mí:Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me mataránpor causa de mi mujer” (Génesis 20:11).

Por su insensatez y fallo, que estaban tan fuera de carácterpara este valiente de la fe, Abraham creó una circunstanciapeligrosa para Abimelec. “Pero Dios vino a Abimelec ensueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa dela mujer que has tomado, la cual es casada con marido”(Génesis 20:3).

No podemos ni sondear la mente de Dios ni comprenderpor qué trató tan duramente con el rey que sin darse cuenta

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había caído víctima del engaño de Abraham, pero debemospor lo menos aprender que nuestra falta de oración puedellevarnos a tomar un curso de acción que causará pérdida ydaño, no sólo a nosotros mismos sino también a las personasinocentes que nos rodean. Aunque Abraham falló por supropia falta de oración, no permitió que el fallo lo desanimaraa orar en el futuro. Al contrario, tomó la oportunidad paradescubrir una nueva dimensión en la oración—orar porsanidad—y encontró el oído de Dios abierto a su petición:“Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y asu mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos. Porque Jehováhabía cerrado completamente toda matriz de la casa deAbimelec, a causa de Sara mujer de Abraham” (Génesis20:17,18).

Eliezer

La influencia espiritual de Abraham se reflejaba en la vidade su fiel siervo, Eliezer. Los padres de Eliezer, quizás deDamasco, eran, según parece, siervos de Abraham cuandonació Eliezer: “Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué medarás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de micasa es ese damasceno Eliezer? … Será mi heredero unesclavo nacido en mi casa” (Génesis 15:2,3).

Desde su infancia Eliezer tuvo la fuerte influencia de la fey la vida de oración de Abraham. Quién haya escogido sunombre—que significa “Dios es ayuda”—demostró una fuertefe y creencia en Dios. Parece que el orar de Abraham no sóloera un encuentro privado con Dios, sino también una prácticadel hogar en la que participaban sus siervos. La verdadinherente en la relación entre Abraham y Eliezer está clara:Nos consideramos “unos a otros para estimularnos al amor ya las buenas obras” (Hebreos 10:24) por nuestro ejemplo ypráctica.

Por lo tanto, años más tarde, cuando el siervo de Abraham(lo más probable es que era Eliezer) fue comisionado para

Eliezer

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encontrar una esposa para el hijo de Abraham, Isaac, él invocóla guía y ayuda divina tal como su amo le había enseñado: “Ydijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego,el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señorAbraham” (Génesis 24:12). Seguramente que Dios desea laparticipación en los asuntos de las personas comunes y seagrada de participar cuando reconocen su dependencia en Ely buscan su intervención.

Aunque la cultura occidental generalmente no se subscribea la manera de escoger a la novia como lo hizo Abraham parasu hijo Isaac, el principio de invitar la participación divina enel proceso no está fuera de moda. El volver a la intensa súplicay dependencia en Dios en la selección del cónyuge muy bienpodría cambiar el detestable promedio de divorcios que enmuchos países amenaza traer el colapso del hogar y la familiaordenados por Dios.

El medio de guía que siguió Eliezer se merece cuidadosaatención, pues es usado (y algunas veces abusado) cuandolos creyentes hoy buscan descubrir la voluntad y dirección deDios para otras decisiones:

He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varonesde esta ciudad salen por agua. Sea, pues, que la doncella a quienyo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ellarespondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; quesea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en estoconoceré que habrás hecho misericordia con mi señor (Génesis24:13,14).

Es ciertamente posible que Dios guíe hoy a través decircunstancias que uno dicta (como en la experiencia deEliezer); sin embargo, debemos estar al tanto de las pautasque parecen más correctas y aplicables en la época del NuevoTestamento. (Hablaremos de esto en capítulos más adelante.Note especialmente los capítulos 11 y 16). Pero a pesar decualquier pregunta que tengamos sobre lo correcto de seguirel ejemplo de Eliezer en el uso de la oración, no debemos

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olvidar que Dios honró su fe y su oración y causó una respuestade parte de Rebeca en exacta armonía con la petición. Eliezerno fue dejado a preguntarse o dudar. También estuvo prontoa reconocer la intervención de Dios y su divina guía: “Elhombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová, y dijo: Benditosea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de miamo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en elcamino a casa de los hermanos de mi amo” (Génesis24:26,27).

Isaac

Como Eliezer, Isaac llevaba la huella de la santa influenciade su padre. El también era edificador de altares y una personade oración. “Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo:… no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, ymultiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo.Y edificó allí un altar, e invocó el nombre de Jehová” (Génesis26:24,25).

Muy poco se encuentra escrito sobre la vida de oraciónde Isaac, aunque su íntima relación con Dios no puededudarse. El conocía a Dios: El oía su voz, obedecía yexperimentaba las bendiciones de Dios. Efectivamente, habíaobservado personalmente la intervención de Dios en el altarde su padre, cuando él mismo era el sacrificio, y sin duda esolo marcó para siempre. No podía ser consumido por ningunaduda sobre la realidad de Dios. ¡Qué fundamento para laoración eficaz! “Porque es necesario que el que se acerca aDios crea que le hay” (Hebreos 11:6).

El registro bíblico de la vida de oración de Isaac estálimitado a una sola petición, aunque eso de ninguna manerase debe interpretar como que él no tenía una experienciaconsistente con la oración. “Y oró Isaac a Jehová por sumujer, que era estéril … y concibió Rebeca su mujer” (Génesis25:21). La palabra “oró” que se usa aquí sugiere algo másque una petición casual. Se deriva de la palabra hebrea ‘atar,

Isaac

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que en su uso más temprano se relacionaba a un sacrificio. Laoración de Isaac no era sólo una cortés petición; con aplicaciónintensa intercedió por Rebeca. El hebreo también indica súplicacontinua o repetida durante los veinte años entre su matrimonioy el nacimiento de los gemelos. El no se dio por vencido.

La esterilidad de su esposa no era asunto leve paraRebeca ni para Isaac. Para Rebeca, la esterilidad le imponíauna carga especialmente pesada. En esos días muchos creíanque indicaba la desaprobación divina; por lo menos, suesterilidad la privaba de la ambición mayor de toda mujerhebrea—dar a luz un hijo. Y para Isaac, significaba ser privadode un heredero. Su preocupación sin duda era paralela a lade su padre, Abraham, cuando se desesperó: “Mira que nome has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavonacido en mi casa” (Génesis 15:3). Y cuando nos encontramoscara a cara con la pasión consumidora de Isaac, aprendemosuna lección muy valiosa sobre cómo confrontar los problemasmayores de la vida. La oración que recibe una respuesta divinaes personal e intensa.

Un aspecto secundario interesante se encuentra en la frase“por su mujer”. El significado literal es “directamente enfrentede su esposa”. Lo que implica esto es que Isaac se unió conRebeca en súplica sobre su problema mutuo. Así que aquítenemos una introducción a un principio de la oración de gransignificado: El común acuerdo en la oración entre al menosdos aumenta en gran manera la eficacia de la oración. Porque“si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acercade cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padreque está en los cielos” (Mateo 18:19).

Aunque la Escritura habla directamente solamente unavez de la vida de oración de Isaac, ocultada en el registroestá una declaración que sugiere una práctica relacionada a laoración digna de imitarse: “Y había salido Isaac a meditar alcampo, a la hora de la tarde” (Génesis 24:63). Aquí seencuentra la primera mención de la práctica de la meditación

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en la Escritura. En varios pasajes del Antiguo Testamento, lapalabra lleva el significado de reflexionar en las obras de Diosy su Palabra. La meditación puede ser un considerable apoyode la oración, puesto que agudiza la percepción que uno tienedel problema o necesidad y al mismo tiempo se concentra enDios y en su habilidad de intervenir. David participaba dealgo parecido a la meditación cuando ante gran oposición él“se fortaleció en Jehová su Dios” (1 Samuel 30:6).

Jacob

El Dios de Jacob era el Dios de su abuelo Abraham. Lasantidad tiene una manera de pasar de generación a generación,aunque, como un resultado del pecado de Adán y Eva(Génesis 3), un declive natural parece estar siempre presente,casi como una ley de gravedad espiritual. Jacob da pruebade este hecho, pues a pesar de sólida evidencia de que la fede su padre Abraham moraba en él, también hay evidenciadel deterioro, o por lo menos un exagerado conflicto entrecaminar siguiendo al Espíritu (p.ej., fe) y caminar siguiendo lacarne.

Jacob era una curiosa combinación. En él se ve ladominación de la naturaleza adámica, con su tendencia a buscarlo suyo, al engaño, a la sutileza y a la falta de oración. Almismo tiempo, como si siempre estuviera presente y lista paraprorrumpir de la costrosa cubierta de la depravación, estabaesa fe no fingida en el único Dios verdadero y la creencia ensu promesa. Para Jacob parece haber sido natural y fácilconfiar en su propia fuerza, en su propia ingeniosidad, en vezde someterse a Dios. Pero es para su crédito que cuando lellegó la presión, su fe encajó como un generador auxiliar cuandofalla la fuente de la energía. Verdaderamente, Jacob tenía uncorazón para Dios y la tenacidad para afianzarse de Dios enoración, cuando las circunstancias lo exigían, hasta que su fese vio premiada. Así que aunque hay buena razón para creerque la falta de oración de Jacob preparó el camino para las

Jacob

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muchas sutiles y destructivas manifestaciones de la carnepecaminosa en su vida, también hay evidencia concreta deque la oración, cuando él por fin hizo uso de ella, le permitióescapar las redes de la carne y obtener una estatura espiritualdeseable.

Se ve una primera evidencia de la comunión de Jacobcon Dios en Génesis 28. Para este tiempo, Jacob ya habíaparticipado en cierta actividad dudosa. Había engañado a supropio padre. Había usurpado el derecho de primogeniturade su hermano mayor. Ahora huía a Harán para escapar de laira de Esaú. El lugar era Betel. A pesar de estos escapescarnales, Dios vio el corazón de Jacob y el cumplimiento deun mayor propósito divino. Dios visitó a Jacob en un sueño,diciéndole que participaría directamente en el cumplimientodel pacto abrahámico. Como consecuencia, Jacob oró,expresando su gratitud por la promesa de Dios en la formade un voto:

E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardareen este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido paravestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios.Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todolo que me dieres, el diezmo apartaré para ti (Génesis 28:20–22).

El hacer una promesa a Dios es con frecuencia parte dela oración, y lleva consigo serias obligaciones: “Orarás a él, yél te oirá; y tú pagarás tus votos” (Job 22:27; vea tambiénNúmeros 30:2 y Eclesiastés 5:4,5).

La oración más intensa de Jacob ocurrió en el tiempo desu mayor prueba, cuando temía perder la vida. Aunque élhabía sido mandado por Dios de regresar a su patria y a suparentela después de pasar muchos años lejos, él cayó en lasviciosas redes del temor. ¿Le perdonaría la vida Esaú? Casivencido por el miedo y la desesperación, Jacob dividió a sugente, sus manadas de ovejas, su ganado y sus camellos endos grupos para que algunos escaparan si Esaú veníaviolentamente contra él:

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Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac,Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo teharé bien; menor soy que todas las misericordias y que toda laverdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado paséeste Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. Líbrame ahorade la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo;no venga acaso y me hiera la madre con los hijos (Génesis 32:9–11).

Su temor estaba bien fundado. Su hermano se aproximabaen su dirección con cuatrocientos hombres armados. Esteera el mismo hermano a quien había engañado, robándole laprimogenitura y la bendición. El temor es terrible. Consumeel corazón mismo de la persona. Espanta el sueño e inflama elcerebro. Juan el amado escribió: “El temor lleva en sí castigo”(1 Juan 4:18). Y podemos añadir, el temor siempre hace másgrande el problema.

¿Qué debemos hacer con nuestro temor? Dejemos queJacob sea nuestro guía: El oró. Y su oración fue muy ejemplar.Primero, identificó a su Dios: “Dios de mi padre Abraham, yDios de mi padre Isaac”. Luego identificó la promesa de Diospara él: “Jehová que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tuparentela, y yo te haré bien”. Luego, identificó su propia faltade mérito ante la bondad y bendiciones de Dios: “Menor soyque todas las misericordias y que toda la verdad que hasusado para con tu siervo”. Finalmente, identificó su petición ysu temor: “Líbrame ahora de la mano de mi hermano … porquele temo”.

Jacob no se contentó sólo con orar. El hizo todo lo queestaba bajo su poder para sanar el rompimiento entre él y suhermano. Pero después de haber hecho todo lo que pudopara hacer las paces con su hermano, todavía tenía unaprofunda incertidumbre y una creciente conciencia de que sumayor problema no era su hermano, sino él mismo. Quéexperiencia más agonizante es tener que admitir la verdaderacondición de uno. Tal descubrimiento y agonía sólo Dios lapuede arreglar. “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él unvarón hasta que rayaba el alba” (Génesis 32:24).

Jacob

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¿Quién era el hombre con quién luchó Jacob? Jacobpronto lo reconoció: “Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar,Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mialma” (Génesis 32:30). Recordando la experiencia de Jacobaños más tarde, Oseas hizo la misma identificación: “Vencióal ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allíhabló con nosotros. Mas Jehová es Dios de los ejércitos;Jehová es su nombre” (Oseas 12:4,5).

La pura verdad es que Jacob luchó con Dios. No es difícildeterminar la razón. Jacob quería la bendición de Dios, peroal mismo tiempo Jacob era la razón por la que Dios no podíahonrar los desesperados ruegos. La batalla continuó por todala noche. Jacob clamaba: “Bendíceme”. Dios respondió:“¿Cuál es tu nombre?” La carne es débil y fuerte al mismotiempo. Es débil en que no puede doblegarse ante Dios ymorir; es fuerte en que insiste seguir viviendo. El morir nuncaes fácil, especialmente morir al yo pecaminoso y carnal.

“¿Cuál es tu nombre?” ¿Por qué tenía Dios que ser tanpersistente? ¿Por qué tenía que continuar la lucha por toda lanoche? ¿Acaso no sabía Dios su nombre? Claro que sí. Peroel admitir el nombre era exponer todo el problema—Jacobmismo, el mentiroso, el suplantador, el engañador. Jacob podríaadmitir su inmerecimiento y su necesidad (Génesis 32:10),pero cuán totalmente humillante era aparecer desnudo ante elTodopoderoso, sin ninguna cubierta hecha por sí mismo.

No fue hasta que Dios desarmó a la carne que resistía(Génesis 32:25) que la carne se dio por vencida y vino laconfesión. Por fin, el obstinado luchador admitió: “Soy Jacob”.Eso era todo lo que Dios exigía; eso abrió de par en par lapuerta a la bendición de Dios. El que Jacob haya por finconfesado su identidad era la clave para convertirse en lapersona que Dios quería que fuera. Dios dijo: “No se dirámás tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado conDios y con los hombres, y has vencido” (Génesis 32:28).

Por su oración y lucha, Jacob prevaleció y se convirtió enIsrael, el vencedor y príncipe de Dios. Cuando estuvo a cuentas

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con su propia naturaleza humana y dejó que Dios le diera unanueva naturaleza por la vieja, el problema de Jacob con suhermano también se resolvió. El principio todavía es vital: Losproblemas externos que traemos a Dios en oración son aveces contestados por un milagro de cambio interno.

Jacob nunca olvidó su experiencia en Peniel. Nunca másfue el mismo. Años más tarde expresó su gratitud por lafidelidad de Dios al regresar al lugar de otra experienciasobrenatural—Bet-el—e hizo allí un altar a Dios (Génesis35:3).

Job

Aunque el libro de Job aparece mucho más tarde en elcanon, hay mucha incertidumbre sobre su fecha y la época enque vivió Job. Lo incluimos aquí sencillamente porque tiene elfondo y el tono del período patriarcal. Por ejemplo, como lospatriarcas, Job ofrecía sus propios sacrificios. La riqueza deJob se medía como la de Abraham, en términos de ganado ysiervos. Y lo largo de su vida fue parecida a la que se registrapara los patriarcas.

La oración toma una dimensión totalmente nueva en esterelato tan singular de alguien que fue probado casi más de lohumanamente soportable. De Job muy bien podemos aprendercómo no orar y cómo orar mejor al ser confrontados concircunstancias que desafían toda explicación racional. “¡Quiénme diera que viniese mi petición, y que me otorgase Dios loque anhelo, y que agradara a Dios quebrantarme; que soltarasu mano, y acabara conmigo!” (Job 6:8,9).

Las personas desesperadas pierden de vista la vida.No es raro que oren pidiendo la muerte (Números 11:11–15; 1 Reyes 19:4; Jonás 4:3). Sin embargo, en ningún lugarde la Escritura se encuentra una sola ocasión en que Dios hayahonrado dicha petición. El problema de Job, como el de todoslos mortales, era no poder discernir el propósito divino y vermás allá del presente. En dichos momentos, la verdad de Dios

Job

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apenas sí puede asentar pie en el corazón humano, y unodebe luchar con Satanás, un maestro en acentuar las tinieblas.Sin embargo, los cristianos tenemos el bendito Paracleto(Consolador, Ayudador, Consejero) para nuestra ayuda yconsuelo. “El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; puesqué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero elEspíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”(Romanos 8:26).

Entonces, ¿cómo debemos tratar con las horas mástenebrosas y las pruebas más duras de la vida? ¿Qué debemoshacer cuando parece que no podemos encontrar ningunarespuesta a una condición presente, cuando toda esperanzade recuperarse se ha desvanecido, cuando la muerte parecela única salida? Santiago nos dice: “Sabiendo que la pruebade vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia suobra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que osfalte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta desabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente ysin reproche, y le será dada” (Santiago 1:3–5).

Los propósitos de Dios

El rescate inmediato pueda que no sea la voluntad deDios; pero si ese es el caso, Dios nos puede dar sabiduríapara que podamos comprender su propósito y luegosometernos a El. Las crueles circunstancias llevan a la gente ala búsqueda; y puede concluirse, por lo menos en parte, queexiste una razón para las circunstancias. Cuando no hayextrema presión, no se producen brillantes diamantes de valoreterno:

¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongassobre él tu corazón, y lo visites todas las mañanas, y todos losmomentos lo pruebes? ¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada,y no me soltarás siquiera hasta que trague mi saliva? Si he pecado,¿qué puede hacerte a ti, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué mepones por blanco tuyo, hasta convertirme en una carga para mí

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mismo? ¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad?Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, yano existiré (Job 7:17–21).

Job, en esta ocasión, buscó razonar con Dios sobre suatención hacia el simple ser humano. Después de todo, ¿porqué debe interesarse el Dios eterno por criaturas taninsignificantes como nosotros? Los filósofos griegos epicúreossostenían que Dios no le ponía ninguna atención a este mundo,o a lo que sucedía en él, sino que moraba en seguridad ytranquilidad, sin que nada lo molestara, lo disturbara o lodisgustara. Sin embargo, Job percibe que lo opuesto es ciertoy se preguntaba por qué. “¿Por qué es que Tú te fijas en lagente? ¿Por qué es que haces tantos aspavientos por unindividuo como yo?” se preguntaba.

Quizás nos encontremos haciendo la misma oración en elmedio de, al parecer, interminables pruebas y tribulaciones.Pero Dios sí de verdad se interesa por el bien y el mal queparece rodearnos tan inextricablemente hasta el punto en queno podemos discernir el uno del otro. El punto de vistaopuesto, de que Dios no sabe, o que no le interesan, lascircunstancias humanas, en realidad degrada en vez de exaltara la deidad.

La expresión en tiempos de desesperación

La persona que se encuentra perpleja ante lascircunstancias más allá del remedio humano es tentada a culpara Dios por el sufrimiento. Si Dios puede aliviar el sufrimiento,pero no lo hace, razona la mente humana, El debe aceptar laresponsabilidad por el irremediable dolor. Inflamada y confusacon su propia lucha, la mente humana se vence a los oponentessuperiores de la frustración y el desaliento. Así pasó con Job,cuyo extremo sufrimiento lo cegaba, torciendo su visión deDios.

Si yo dijere: Olvidaré mi queja, dejaré mi triste semblante, y meesforzaré, me turban todos mis dolores; sé que no me tendrás por

Job

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inocente. Yo soy impío; ¿para qué trabajaré en vano? Aunque melave con aguas de nieve, y limpie mis manos con la limpieza misma,aún me hundirás en el hoyo, y mis propios vestidos me abominarán.Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, y vengamosjuntamente a juicio. No hay entre nosotros árbitro que ponga sumano sobre nosotros dos. Quite de sobre mí su vara, y su terror nome espante (Job 9:27–34).

El sufrimiento puede llevar a la persona hasta el punto deestar cerca de perder el equilibrio mental y emocional. Nopodemos despreciar a Job por la amargura de su alma que serefleja en su oración.

Está mi alma hastiada de mi vida; daré libre curso a mi queja,hablaré con amargura de mi alma. Diré a Dios: No me condenes;hazme entender por qué contiendes conmigo.… Tus manos mehicieron y me formaron; ¿y luego te vuelves y me deshaces?… Sifuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza,estando hastiado de deshonra, y de verme afligido. Si mi cabeza sealzare, cual león tú me cazas; y vuelves a hacer en mí maravillas.…¿Por qué me sacaste de la matriz? Hubiera yo expirado, y ningúnojo me habría visto. Fuera como si nunca hubiera existido, llevadodel vientre a la sepultura. ¿No son pocos mis días? Cesa, pues, ydéjame, para que me consuele un poco, antes que vaya para novolver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte (Job10:1,2,8,15,16,18–21).

Job muy bien reconoció la ascendencia de Dios sobre él;con todo, no pudo resolver el misterio de sus propiascircunstancias. Algunas veces las personas están tan absortasen sus circunstancias que no pueden ver más allá de ellas. SiJob pudiera haber visto más allá de su experiencia, su actitudhubiera cambiado por completo. Al mismo tiempo, el gloriosopropósito de Dios hubiera sido truncado, y Job mismo nuncase hubiera dado cuenta de lo mejor de Dios. Los que conocena Dios también saben que el glorioso final está en sus manos.Esa seguridad crea confianza y paz. Al enfrentarnos con unaprueba como la de Job, debemos poner nuestra atención nosólo en el presente dilema sino en la seguridad de que el finalestá diseñado por un Dios amante.

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Las personas desesperadas oran pidiendo morir o, porlo menos, escapar en un arranque de fantasía (vea Salmo55:6). Pero el escapismo rara vez produce una solución digna.Piense en lo que Job hubiera perdido si esta oración suyahubiera sido contestada: “¡Oh, quién me diera que meescondieses en el Seol, que me encubrieses hasta apaciguarsetu ira, que me pusieses plazo, y de mí te acordaras! Si elhombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edadesperaré, hasta que venga mi liberación” (Job 14:13,14).

Aunque hay elementos de confrontación en esta oración,cuando esta brota de una sincera confusión e intensosufrimiento, Dios no se ofende ni se enoja. Parece que Jobluchaba con el significado completo de la vida y la muerte.Apeló pidiendo iluminación sobre el futuro: “Si el hombremuriere, ¿volverá a vivir?” Las grandes pruebas y las terriblesluchas obligan a uno a hacerle frente a los asuntos. Pero elcristiano tiene una gran ventaja, puesto que nuestro SalvadorJesucristo “quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidadpor el evangelio” (2 Timoteo 1:10).

En tales ocasiones la persona hace bien en recordar laadmonición de Salomón: “Fíate de Jehová de todo tu corazón,y no te apoyes en tu propia prudencia” (Proverbios 3:5). Asu debido tiempo, las nubes desaparecerán (como para Job)y Dios será visto por quien El verdaderamente es: el Dios degran sabiduría y misericordia.

Sumisión a la soberanía de Dios

El mórbido y amargado tono de la oración de Job llegó acambiar. Algo precipitó un cambio de posición. Job mismoexplicó la causa: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojoste ven” (Job 42:5). Su perspectiva acerca de toda la vida, yaún de la muerte, fue sumamente alterada cuando contemplóa Dios como El verdaderamente es:

Entonces respondió Job a Jehová, y dijo: He aquí que yo soy vil;¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé,mas no responderé; aun dos veces, mas no volveré a hablar (Job40:3–5).

Job

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 1Las

oracionesde los

patriarcasy sus

contem-poráneos

PARTE 1

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Respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, yque no hay pensamiento que se esconda de ti.… De oídas te habíaoído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y mearrepiento en polvo y ceniza (Job 42:1,2,5,6).

Ya no más trató Job de igualar su ingenio con Dios y deresolver racionalmente su propio problema. Ya no máspresentó su propia justicia. Ya no más luchó con lasfrustraciones por las circunstancias que parecían no tener fin.En vez, trató de verse a sí mismo de una maneracompletamente distinta, que es en verdad lo que siempresucede cuando las personas ven a Dios (vea Isaías 6:1–5).Ahora se veía a sí mismo como alguien “indigno”. Su confesiónfue humilde y sincera: “He hablado demasiado. ¿Quién erayo para discutir y debatir con Dios? Verdaderamente yobusqué tratar con asuntos que están más allá de miinsignificante habilidad, asuntos que yo claramente ignoraba,asuntos sobre los cuales debí haber tenido el buen sentido decallar” (paráfrasis). La confesión genuina lleva a, o puede enverdad ser parte de, un verdadero arrepentimiento. “Por tantome aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:6).

Los patriarcas eran personas de oración. Aunqueprecedieron el patrón formalizado de adoración y perdón dadoa través de Moisés, ellos sabían que Dios exigía el sacrificio yla obediencia. Al cumplir con estos requisitos, ellos gozabande una comunión que demuestra que Dios les habla y aceptala adoración de aquellos que sinceramente buscan su rostro.

Preguntas de estudio

1. ¿Cuáles son algunos ejemplos de los patriarcas quedemuestran cómo están relacionadas la oración y la fe?

2. ¿Cuáles son algunos ejemplos de los patriarcas quedemuestran cómo están relacionadas la oración y laobediencia?

3. ¿Hay características de las oraciones de Abraham queson un buen ejemplo para nosotros seguir hoy? Explique.

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PARTE 1Capítulo 1Lasoracionesde lospatriarcasy suscontem-poráneos

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4. ¿Cuál es el valor de la meditación, y cómo podemosincorporarla mejor en nuestra vida de oración?

5. ¿Existe un sentido en el que nosotros, como Jacob,debemos luchar en la oración? ¿Cómo podemos aumentar laintensidad de nuestras oraciones en una forma más positiva?

6. ¿Cuáles son las lecciones principales que podemosaprender de las oraciones de Job?

Preguntas de estudio

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— Capítulo dos —

Al ser fundada la nación de Israel, terminó el períodopatriarcal y Dios comenzó a tratar con su pueblo bajo unpacto nacional dado a Moisés en el Sinaí. Pero el acceso a lapresencia de Dios no era más difícil que antes. Dios siempreestá buscando restaurar la comunión con la humanidad, aunqueen diversos tiempos use diferentes medios para proveer elperdón por el pecado y para comunicarse íntimamente conaquellos que obedecen su Palabra y desean conocerlo.

De todos los personajes del Antiguo Testamento queoraban al Señor, no es de dudar que ninguno se compara aMoisés, ya sea en los resultados de la oración o en el profundoimpacto sobre la teología de la oración. Esto es de esperarse,pues Moisés profetizó que otro profeta como él, a quien Pedroidentificó como Jesucristo, sería levantado como la voz deDios a su pueblo: “El Señor vuestro Dios os levantará profetade entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todaslas cosas que os hable” (Hechos 3:22; cfr. Deuteronomio18:18).

La oración y la comunicación con Dios fueron casi la únicaocupación de Moisés, especialmente después de laemancipación de Israel de su esclavitud egipcia. Su oído estabatan afinado a la voz de Dios que la Escritura está salpicadacon la declaración “como Jehová lo había mandado a Moisés”.La expresión se puede encontrar dieciocho veces en los

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Capítulo 2Las

oracionesde Moisés

PARTE 1

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capítulos 39 y 40 de Exodo solamente. La vida entera deMoisés como líder y libertador de Israel estaba marcada porla íntima comunión con Dios. (Aunque el alcance de esteestudio no permitirá examinar todas las ocasiones en que hubodiálogo entre Dios y Moisés, tal estudio sería de inmensagratificación).

Aunque no se menciona en la Escritura, es muy probableque la vida de oración de Moisés comenzó a las rodillas de sudevota madre. Este hábito, junto con su pronto conocimientode las experiencias de Abraham, Isaac y Jacob, ofrece laclave para comprender su superior posición como devotoque se manifestó tan profundamente ante increíbles presionesy tentaciones:

Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hijade Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios,que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo pormayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de losegipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón (Hebreos11:24–26).

Respuesta al llamado de Dios

El primer registro de la oración de Moisés se encuentraen Exodo 3. Sin embargo, Dios tomó la iniciativa aquí, puesfue Dios quien habló primero.

Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote deMadián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb,monte de Dios. Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama defuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía enfuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahoray veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de lazarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí (Exodo3:1–4).

Se debe notar que las personas nunca oran tan bien comocuando primero han oído a Dios. Esto no sugiere que se debe

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PARTE 1Capítulo 2Lasoracionesde Moisés

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esperar hasta ver una zarza ardiendo antes de orar, sino másbien prestar atención a la Palabra de Dios, que puede inspirarla oración.

Acabando de responder Moisés a Dios, fue confrontadocon un mandamiento divino: “No te acerques” (Exodo 3:5).La orden quizás parezca extraña al principio, especialmente ala luz de Santiago 4:8: “Acercaos a Dios, y él se acercará avosotros”. Pero Moisés tenía que aprender desde un principioque el acercarse al poderoso Dios del universo, quien llevaen su misma esencia la santidad y la justicia, exige que sereconozcan sus virtudes. En otras palabras, el escenario estabaahora listo para las futuras revelaciones de Moisés sobre elacceso a Dios.

Aunque está bien establecido que Moisés ya tenía una feimplícita en Dios, también se ve que había deficiencias en suentendimiento de Dios: “Dijo Moisés a Dios: He aquí quellego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestrospadres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren:¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?” (Exodo 3:13).Los creyentes hoy tienen la revelación completa del Antiguoy del Nuevo Testamento, pero como Moisés tienen unanecesidad urgente de mayores experiencias de su poderososer. La oración eficaz y el liderazgo espiritual son determinadosmayormente por nuestra percepción de Dios. Comoconsecuencia, Dios se agradó de impartir a su siervo una ampliavisión de sí mismo: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOYEL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YOSOY me envió a vosotros” (Exodo 3:14). “Yo soy” es unaforma hebrea que indica una acción progresiva. En realidadsignifica “yo demostraré quién soy por lo que haré”. En elversículo 12 la misma palabra hebrea se traduce “yo estaré”,y así el nombre de Dios está íntimamente conectado con lapromesa “yo estaré contigo”.

Dios luego pasó a revelar lo que El haría para liberar aIsrael. Se podría pensar que con una revelación de Dios tan

Respuesta al llamado de Dios

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Capítulo 2Las

oracionesde Moisés

PARTE 1

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fresca y maravillosa, Moisés se hubiera sentido muy seguroen enfrentarse con su nuevo reto. Pero no fue así. Ni tampoconuestras percepciones de Dios, por más elevadas que sean,nos inoculan contra el temor de nuestras propias insuficiencias.A menudo lo contrario es cierto: entre más grande es nuestravisión de El, el gran YO SOY, mayor es nuestra visión denosotros mismos como YO NO SOY.

Moisés tenía dos preocupaciones mayores; ambasbrotaban de su nueva asignación. Primero confesó: “Yo nopuedo contender con la incredulidad del pueblo” (vea Exodo4:1). Luego se quejó: “Yo no soy elocuente” (vea Exodo4:10). Pero para cada uno de estos sentimientos deinferioridad, Dios tenía una respuesta. Para cada “yo no soy”,Dios tiene un “Yo soy”. Para Moisés había de haber unamanifestación sobrenatural y una capacitación sobrenatural.¿Hemos de esperar menos hoy? Los discípulos “saliendo,predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor yconfirmando la palabra con las señales que la seguían”(Marcos 16:20).

El tiempo de intervención divina

Moisés se dispuso a cumplir su misión. Se podría esperarque con el claro llamado de Dios y con su seguridad positivade capacitarlo, la prometida liberación de Israel ocurriría sinfallar. Muchos hoy tienden a hacer esa incorrecta suposición,y algunos, cuando las cosas no marchan como lo anticiparon,se desconsuelan totalmente y se descorazonan. Pero Dios velas circunstancias de manera diferente: “Porque mispensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestroscaminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos loscielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestroscaminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”(Isaías 55:8,9). En vez de una liberación inmediata y milagrosa,Moisés se encontró con exactamente lo contrario. La difícilcondición de Israel empeoraba en vez de mejorar, y el mismo

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PARTE 1Capítulo 2Lasoracionesde Moisés

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Moisés recibió la queja y la ira del pueblo: “Y encontrando aMoisés y a Aarón, que estaban a la vista de ellos cuandosalían de la presencia de Faraón, les dijeron: Mire Jehovásobre vosotros, y juzgue; pues nos habéis hecho abominablesdelante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada enla mano para que nos maten” (Exodo 5:20,21).

Los que oran hoy a menudo se encuentran con talesdemoras. ¿Por qué debe ser así? Sólo podemos decir que taldemora adrede, divina con frecuencia, ha probado ser unademostración de la sabiduría divina que trasciende elentendimiento humano.

Cuando Moisés no pudo comprender, oró. Examinecuidadosamente el pasaje: “Entonces Moisés se volvió aJehová, y dijo: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Paraqué me enviaste? Porque desde que yo vine a Faraón parahablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú no haslibrado a tu pueblo” (Exodo 5:22,23).

La providencia de Dios es cierta, aunque su tiempo puede,como sucede con frecuencia, generar la perplejidad humana.Con nuestras limitaciones humanas vemos oscuramente, y contodo y eso sólo el presente. Pero Dios tiene toda la escenaclaramente ante sus ojos: las múltiples complejidades, losaspectos pasados, presentes y futuros, y las muchas ycomplicadas acciones y reacciones de las personas. No nosatrevemos a acusar a Dios de ser irrazonable o injusto. “ElJuez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?”(Génesis 18:25).

No olvide que Egipto le había servido muy bien a Israel.Les había dado alimento durante el tiempo de hambre deIsrael. Había honrado a un hebreo, a José, con el puesto másalto de la nación después del faraón. Había acomodado aIsrael en su crecimiento, preservando al pueblo de Diosdurante cuatrocientos años. Es verdad que Egipto habíaexplotado a Israel bajo el nuevo faraón, esclavizando al puebloy poniéndoles cargas imposibles. Sin embargo, Dios era

El tiempo de intervención divina

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Capítulo 2Las

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misericordioso con los opresores de su pueblo; su justiciapermitió tiempo y espacio para el arrepentimiento. Manso ypaciente, El no quería, y no quiere hoy, que ninguno perezca(vea 2 Pedro 3:9).

Pero el juicio no se detiene para siempre. En su tiempo,Dios actúa:

Jehová respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón;porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará desu tierra. Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVÁ.… yohe oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir losegipcios, y me he acordado de mi pacto. Por tanto, dirás a los hijosde Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareaspesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimirécon brazo extendido, y con juicios grandes; y os tomaré por mipueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehovávuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas deEgipto (Exodo 6:1,2,5–7).

Qué difícil es para la gente ser paciente, concederle aDios tiempo para cumplir su propósito. La esperanza parecemorir tan rápidamente cuando nos rodea la maldad. Laoscuridad presente parece gritar: “¡El sol jamás volverá a salir!”Moisés les habló a los israelitas como Dios se lo había indicado,“pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja deespíritu, y de la dura servidumbre” (Exodo 6:9).

Al final, Faraón, el egoísta monarca de Egipto, no tuvomás excusa. Le había sido dada toda posibilidad concebiblepara que reconociera y se sometiera al único Dios verdadero.Había sido testigo del poder y de los milagros de Dios. Habíavisto contestadas las oraciones de Moisés una y otra vez:

Entonces salieron Moisés y Aarón de la presencia de Faraón. Yclamó Moisés a Jehová tocante a las ranas que había mandado aFaraón. E hizo Jehová conforme a la palabra de Moisés, y murieronlas ranas de las casas, de los cortijos y de los campos (Exodo8:12,13).

Entonces Moisés salió de la presencia de Faraón, y oró a Jehová. YJehová hizo conforme a la palabra de Moisés, y quitó todas aquellas

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PARTE 1Capítulo 2Lasoracionesde Moisés

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moscas de Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedarauna (Exodo 8:30,31; vea también 9:27–35; 10:16–20).

Finalmente Faraón llegó al punto de no poder arrepentirse.Hay tiempo de orar, y hay tiempo cuando más oración es yainútil. Juan lo llama “pecado de muerte” (1 Juan 5:16). Faraóny sus siervos habían pecado de muerte y habían sellado susuerte. La súplica ya no ayudaría. Faraón se había cortado así mismo de la misericordia divina, diciéndole a Moisés:“Retírate de mí; … en cualquier día que vieres mi rostro,morirás. Y Moisés respondió: Bien has dicho; no veré más turostro” (Exodo 10:28,29).

Mientras haya la menor esperanza, se debe hacer oración.Pero cuando toda posibilidad de una respuesta se hayadesvanecido, uno debe entregar a Dios la circunstancia.

Oración—luego acción

Moisés sabía por repetida experiencia que cuando éloraba, Dios obraba. Pero la oración no es lo único que Diosespera de la persona. La oración de fe debe ir acompañadade la acción; se debe dar un paso de fe.

Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvaciónque Jehová hará hoy con vosotros; … Jehová peleará por vosotros,y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Porqué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen (Exodo14:13–15).

Persiguiendo a Israel venía el furioso Faraón con su bienequipado ejército; al frente de Israel estaba el formidable MarRojo. Sobre Moisés recaía la carga de una vasta y desalentadamultitud. Como era su costumbre, Moisés clamó al Señor; ycomo de costumbre, recibió respuesta: “¡Deja de quejarte yactúa! Diles a los hijos de Israel que sigan adelante”.

Moises había ordenado: “Estad firmes.… Estaréistranquilos [permanezcan en descanso]”. Pero Dios dio lasórdenes de marcha: “¡Que marchen!” Existe un sutil peligro

Oración—luego acción

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Capítulo 2Las

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en la pasividad, en una actitud que dice que hay que dejarque Dios lo haga todo. Sí, es verdad que hay tiempo de estarquietos, de no hacer nada más que descansar; pero una ordena la acción debe ser obedecida.

Aunque Dios dio una orden contraria a la que dio Moisés,no debemos pasar por alto la demostración de fe en la ordende Moisés. Aunque los israelitas salieron de Egipto “armados”para la batalla (Exodo 13:18), Dios reconocía que no estabanlistos para la guerra (13:17). Como esclavos en Egipto nohabían sido preparados para la guerra. También llevabanmujeres y niños. Un ejército profesional los podía haberderrotado fácilmente. Pero Moisés puso su confianza en Dios.Dios los salvaría. Moisés creía esto, aunque Dios todavía nole había revelado cómo vendría la salvación.1

Por lo general Dios obra a través de las personas, noaparte de ellas. Nuestra tentación cuando oramos, como loera para Moisés, es repudiar la responsabilidad, esperar quede cierto modo misterioso Dios hará lo que ya nos haencargado hacer a nosotros. Pero Dios no hará lo que nos hapedido a nosotros que hagamos. Cuando El ordena, nosotrosdebemos seguir adelante.

Las respuestas definitivas e innegables a la oración generany estimulan la fe tanto en los que observan como en los queoran. “Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutócontra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron aJehová y a Moisés su siervo” (Exodo 14:31). Moisés hizomás que rogar e interceder. El reconoció la intervención deDios y fue un ejemplo en la alabanza y acción de gracias. Sucántico de alabanza (Exodo 15:1–19) movió a María y lasmujeres de Israel a responder en alabanza: “Y María … tomóun pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en posde ella con panderos y danzas. Y María les respondía:

1Umberto Cassuto, A Commentary on the Book of Exodus [Uncomentario sobre el libro de Exodo], trad. Israel Abrahams (Jerusalén:The Magnus Press, The Hebrew University, 1967), 163,164.

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PARTE 1Capítulo 2Lasoracionesde Moisés

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Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; haechado en el mar al caballo y al jinete” (Exodo 15:20,21). Lalección de su respuesta es obvia: Los líderes espirituales debendar el ejemplo si es que han de ver a los seguidores participaren la celebración de alabanza.

La continua dependencia en Dios

Las ocasiones de intervención divina son a menudoprecursoras de problemas e insoportables circunstancias.Aunque deploremos este hecho de la vida, tiene sin dudacomo propósito nuestro final beneficio. Acabando deregocijarse por la derrota de Faraón, Moisés tuvo queenfrentarse con nuevos problemas: escasez de agua, aguasamargas, un pueblo quejoso. Una persona de menos estaturaespiritual, ante similares dificultades, pudo haber sido tentadoa culpar neciamente a Dios. Pero no Moisés. La oración fuesu inmediata respuesta y recurso. Seguramente que el Señorque le había permitido a Israel llegar a esta nueva crisis lossacaría de ella. Así que Moisés oró y recibió una respuestainmediata: “Y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en lasaguas, y las aguas se endulzaron” (Exodo 15:25). Años despuésMoisés les recordaría a los israelitas cómo Dios había usadouna crisis tras otra para humillarlos y probarlos:

No suceda que … te olvides de Jehová tu Dios, … que te hizocaminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientesardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él tesacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en eldesierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote yprobándote, para a la postre hacerte bien (Deuteronomio 8:12,14–16).

El liderazgo espiritual es costoso. Ciertamente no es paralos débiles de corazón y faltos de fe. Cuando las cosas ibanbien, Dios recibía la gloria; pero cuando las cosas no ibanbien, los líderes soportaban la ira del pueblo: “Y no habíaagua para que el pueblo bebiese. Y altercó el pueblo con Moisés,y dijeron: Danos agua para que bebamos” (Exodo 17:1,2). El

La continua dependencia en Dios

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Capítulo 2Las

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pueblo tendía a ver sólo las circunstancias y a sus líderes—muy pocas veces nada más allá de eso. En esta crisis culparona Moisés por su difícil condición. Desde su punto de vista,Moisés (no Dios) los había sacado de Egipto. Se olvidaronque Moisés era sólo el siervo de Dios. Así que Moisés era elobjeto de su ira: “¿Por qué nos hiciste subir de Egipto paramatarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestrosganados?” (Exodo 17:3).

¿Cómo deben responder los líderes espirituales cuandoel pueblo se vuelve contra ellos? El ejemplo de Moisés es elque se debe seguir. El pudo haberles contestado ásperamente.Pudo haber discutido y explicado. Pudo haber caído en laconmiseración propia y el desaliento. Pero él hizo lo que elliderazgo espiritual debe siempre hacer: “Clamó Moisés aJehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a unpoco me apedrearán” (Exodo 17:4). Orar era lo único quepodía hacer sin temor de hacer lo malo. El haber hechocualquier cosa que su naturaleza humana le dictara no hubieraresuelto el problema. Sólo hubiera agitado e inflamado más alpueblo, y Moisés pudo haber perdido su vida. Pero cuandoescogió orar, Dios respondió inmediatamente. Dios sabe elcurso de acción correcto para cada situación, y El le indicó aMoisés lo que tenía que hacer:

Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo delos ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con quegolpeaste el río, y ve. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobrela peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, ybeberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianosde Israel (Exodo 17:5,6).

Los seres humanos están por naturaleza atadosmayormente por los cinco sentidos. Lo que se puede ver ysostener, eso creen. Como consecuencia, muchos quierenadorar a un dios que pueden ver. Tienen problemas con loinvisible. Mientras la persona no pueda escapar la esclavituddel mundo material, no podrá relacionarse correctamente con

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PARTE 1Capítulo 2Lasoracionesde Moisés

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el Dios de lo sobrenatural. Pablo captó esta verdadsucintamente: “No mirando nosotros las cosas que se ven,sino las que no se ven; pues las cosas que se ven sontemporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios4:18).

Quizás uno de los puntos fuertes de Moisés era suhabilidad de comprender al Dios invisible y luego relacionarsecon El: “Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés seacercó a la oscuridad en la cual estaba Dios” (Exodo 20:21).El pueblo se alejó, pero Moisés se acercó. La oscuridad nosiempre es maligna; en esta ocasión, Dios estaba en ella. Mas¿por qué se envolvería Dios en un manto de profundaoscuridad? La oscuridad no puede estar en Dios (Juan 1:5),pero El sí puede estar en la oscuridad. Dios le habló a Moisésdesde la profunda “oscuridad”, dándole mandamientos parael pueblo, instrucciones sobre cómo edificar altares ypromesas de su bendición.

Los ángeles mismos se cubren el rostro ante el Señor de losejércitos, y se sienten indignos de contemplar la divina perfección.Pero donde aumenta el amor, el temor disminuye. Deje que crezcael amor, y que se haga fuerte y que fulgure dentro del corazón comouna llama de fuego—poco a poco el temor cambia su carácter, dejade ser un tímido espanto y se convierte en temor reverente.… Elamor nos lleva hacia Dios más de lo que nos aleja el temor. Elamor … se regocija de acercarse “confiadamente al trono de lagracia”.… “Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios.”El alma amante sigue adelante hacia Dios—desea verlo “cara acara”—y conocerlo como fue conocida.2

2H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The Pulpit Commentary[El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub.Co., 1950), vol. 1, Exodus [Exodo], por George Rawlinson, 163.

Moisés, el intercesor

El tono abrumador de la vida de oración de Moiséscarecía totalmente de egoísmo. Se preocupaba principalmentepor la relación de Israel con Dios. Esta preocupación por

Moisés, el intercesor

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Capítulo 2Las

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PARTE 1

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Israel está especialmente clara en sus oraciones que seencuentran en Exodo 32.

Intercediendo por los transgresores

La primera de las oraciones de Moisés por Israel ocurriómientras él todavía estaba en el Sinaí sosteniendo en sus manoslas tablas de la Ley, acabadas de ser grabadas por Dios.Dios le había revelado a Moisés la grosera idolatría de Israel.Su petición para Moisés parece muy rara, desde nuestro puntode vista: “Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira enellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande” (Exodo32:10).

En ese momento Moisés se encontró con un dolorosodilema. Por un lado él era el abogado de un pueblo que habíaofendido descaradamente a la justicia divina; por otro, él erael abogado de la integridad y justicia divinas. Debemoscomprender que Dios no le estaba ni ordenando ni instruyendoa Moisés que permitiera que la justicia divina tomara su curso.Más bien, Dios estaba provocando a Moisés a ser ese tipode abogado que justificaría su perdón de Israel y preservaríasu integridad ante los egipcios. El verdadero abogado eintercesor puede ser un instrumento para influenciar el resultadofinal: “Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo quehabía de hacer a su pueblo” (Exodo 32:14).

La segunda oración (Exodo 32:30–35) fue después queMoisés regresó al campamento de la congregación. Dios noiba a destruir a Israel en masa, como la justicia parecía exigirlo,sino que zarandearía a la congregación y exigiría que cadaindividuo declarara públicamente su devoción. “Se pusoMoisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está porJehová? Júntese conmigo” (Exodo 32:26). El escenario parael juicio divino parecía estar listo.

Una vez más Moisés se sintió abrumado por la obviacarga de su pueblo. El se identificaba tan profundamente conellos que estaba listo a morir con ellos. Mas muy pronto él

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PARTE 1Capítulo 2Lasoracionesde Moisés

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aprendió que el profundo interés por la temible suerte deltransgresor está limitado. Aunque estaba dispuesto a morirpor sus pecadores seguidores, al final cada uno debía (comocada uno de nosotros) dar cuenta personal ante elTodopoderoso. “Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecarecontra mí, a éste raeré yo de mi libro” (Exodo 32:33). (Laúnica excepción a este principio divino fue en el Calvario,cuando Dios dio a su Hijo para que muriera por el pecado detoda la humanidad. Pero aún ahora, cada persona esresponsable de recibir o rechazar la gracia y misericordiadivinas.)

Aarón muy bien podría agradecer que tenía un hermanoque oraba. Mientras Moisés estaba en el monte Sinaírecibiendo los Diez Mandamientos, Aarón cayó en los deseoscarnales del pueblo de moldear un becerro de oro.

Contra Aarón también se enojó Jehová en gran manera paradestruirlo; y también oré por Aarón en aquel entonces.… Me postré,pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuvepostrado, porque Jehová dijo que os había de destruir. Y oré aJehová, diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo y a tuheredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egiptocon mano poderosa.… No mires a la dureza de este pueblo, ni a suimpiedad ni a su pecado, no sea que digan los de la tierra de dondenos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierraque les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó paramatarlos en el desierto (Deuteronomio 9:20,25–28).

Si Moisés no hubiera sido un fiel intercesor, Aarón pudohaber sido destruido junto con los demás israelitas. En verdadque era afortunado. Al mismo tiempo, ¡qué responsabilidadtan sagrada es para los creyentes espirituales el ser intercesores(cfr. Gálatas 6:1 y Santiago 5:16–20)!

De especial importancia es la intensidad de la intercesiónde Moisés por Israel. La suya no fue una simple oración de“Señor, guarda a mi pueblo”, seguida por un rápido “Amén”.Más bien fue cuarenta días y cuarenta noches de terriblecongoja, seguidos de la frase de juicio: “Jehová dijo que os

Moisés, el intercesor

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Capítulo 2Las

oracionesde Moisés

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había de destruir” (Deuteronomio 9:25). ¿Comprendemosnosotros que al acercarnos al final de nuestra época seavecinan tiempos difíciles y que el juicio de Dios caerá sobreel mundo? Cuán grave es la necesidad de intercesores queoren como oró Moisés.

Otra oración intercesoria de Moisés se encuentra enExodo 33:12–23. Fue precipitada por la declaración que hizoDios a Moisés: “Yo no subiré en medio de ti, porque erespueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino”(Exodo 33:3). Ahora se encontraba ante la posibilidad deestar solo, sin la presencia de Dios:

Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nossaques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado graciaen tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y queyo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que estánsobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré estoque has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te heconocido por tu nombre (Exodo 33:15–17).

La terrible verdad es que la humanidad pecadora no puedesoportar la santa “Presencia”, pues muy bien la santa“Presencia” la puede consumir. Los israelitas se encontrabanen un estado tan pecaminoso que la justicia de Dios muy bienpodría exigir su destrucción. Moisés percibió que sólo habíaun rayo de esperanza—la gracia de Dios. Y esa se convirtióen la base para su ruego. El sabía que no podía rogar porIsrael sobre la base de la ley o la justicia. Pero en su ser másinterior él comenzaba a ver la gracia y compasión de Dios:

Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, yproclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordiadel que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seréclemente (Exodo 33:19).

Mucho antes que el escritor de la epístola a los Hebreosfuera inspirado por el Espíritu Santo a escribir la verdad,Moisés se había acercado “confiadamente” al trono de la

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gracia, encontrando misericordia y gracia para ayudarle en elmomento de la necesidad (vea Hebreos 4:16).

Revelación personal para el intercesor

A través de la maravillosa gracia de Dios Moisés obtuvola seguridad de la Presencia (Exodo 33:14); pero la graciamanifestada sólo estimula el apetito para desear más. Así siguióla audaz petición de Moisés: “Te ruego que me muestres tugloria” (33:18). Podríamos parafrasear su respuesta: “He dadoun vistazo; ahora muéstrame más”. ¿Se puede expresar unaoración más grande? Seguramente esta oración de Moisés esuna oración digna para todo hijo de Dios, ya que los creyentesnecesitan una comprensión mayor de la gloria y majestad deDios.

Dios estaba listo para acomodar la oración (33:19–23).Podríamos parafrasear la respuesta de Dios: “Sí, Moisés, harélo que pides, pero debes saber que aunque no puedes soportarla manifestación completa de mi gloria, te permitiré brevesvislumbres, lo suficiente para tu papel como líder de mi pueblo.Aumentaré tu visión y tu fe”. Hay ánimo para todos loscreyentes en esta respuesta a la oración de Moisés.

La palabra “gloria” es un tanto elusiva para los sereshumanos finitos, quizás porque abarca prácticamente todo loque Dios es. Es casi sinónima con Dios. Note el versículo 22:“cuando pase mi gloria” y “hasta que haya pasado”. Dios y sugloria son inseparables. Donde está el uno ahí está la otra. Demanera que Moisés vio más que un resplandor cegador. Eltambién vio la gloriosa esencia de la Deidad, misericordia,verdad, santidad, amor, paciencia y bondad.

Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová!fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande enmisericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, queperdona la iniquidad, la rebelión y el pecado” (Exodo 34:6,7).

Tal respuesta de Dios a la angustiosa plegaria de Moisésequipó debidamente a este su siervo para el camino que tenía

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por delante. Una nueva revelación de Dios inspiró nuevaconfianza en su oración intercesoria. Moisés nunca hubierapodido orar las palabras que siguieron de sus labios si nohubiera tenido la experiencia de su especial y personalrevelación de Dios. La respuesta de Dios estaba muy lejosde su anterior determinación de destruir a los necios israelitas:

Y dijo [Moisés]: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vayaahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de duracerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos portu heredad. Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tupueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, nien nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú,la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo(Exodo 34:9,10).

El tratar con las debilidades humanas

Una marca del buen liderazgo es la habilidad de manejarlas crisis; Moisés tuvo amplia oportunidad de demostrar subuen liderazgo. Habiendo salido de Sinaí a Kadesh-barnea,Moisés una vez más se enfrentó con una crisis. “Acontecióque el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, yardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumióuno de los extremos del campamento” (Números 11:1).

El pecado y la presencia de Dios son incompatibles; nopueden coexistir. Moisés había rogado a Dios pidiendo sucontinua presencia con Israel, pero ahora irónicamente esamisma presencia, como una poderosa llamarada, ardía entreel pueblo. El pecado es siempre un combustible para el “fuegoconsumidor” (Hebreos 12:29). Israel aprendía por experienciapropia que no se puede escapar de un Dios ofendido, y quesólo uno entre ellos tenía el oído de Dios: “Entonces el puebloclamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego seextinguió” (Números 11:2).

Moisés muy bien pudo haberles dicho: “No más. Ustedesnunca aprenden nada, así que soporten las consecuencias”.Pero en vez de eso, él quizás recordó la revelación del monte

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Sinaí: Dios es misericordioso, lleno de gracia, paciente. Elánimo para expresar otra oración de intercesión brotó de sucorazón. El fuego cesó de arder. Nosotros también tenemosun intercesor así. El llevar la carga de un pueblo vacilantepuede empañar tanto las percepciones de un líder fiel y capturarde tal manera su visión que comienza a expresar susfrustraciones en vez de confiar en Dios:

Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿y porqué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga detodo este pueblo sobre mí?… No puedo yo solo soportar a todoeste pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces túconmigo, yo te ruego que me des muerte … y que yo no vea mi mal(Números 11:11,14,15).

Como se mencionó en el capítulo anterior, otros siervosde Dios han caído víctimas de su propia frágil humanidad yhan orado pidiendo morir: Elías (1 Reyes 19:4), Job (Job6:8), Jonás (Jonás 4:3). Afortunadamente, Dios no contestaesas peticiones, sino que trata con las causas fundamentales.El conoce nuestras debilidades. El recuerda que no somosnada más que polvo (Salmo 103:14). Aunque tengamosfrustraciones, El no nos condena. Tiernamente El le dijo aMoisés que tomaría del mismo Espíritu Santo que estaba sobreél y lo pondría sobre setenta ancianos para que compartieranla carga. Y no habría menos del Espíritu Santo sobre Moisés.Moisés necesitaba saber que el Espíritu Santo es losuficientemente poderoso para arreglar cualquier situación.Aun ante el fracaso humano, la misericordia de Dios es fiel.

Sólo Moisés y Jesús se identifican en la Escritura comomansos o humildes (Números 12:3; Mateo 11:29). Y lahumildad brilla más cuando los envidiosos y ambiciosos atacan.El orgulloso y el que está poseído de amor propio se defiende;el orgulloso busca vengarse. Pero el humilde ora por susadversarios. Aarón y María habían criticado a su hermanoMoisés y habían tratado de usurpar el puesto que le habíasido dado por Dios. Al hacerlo así, provocaron a Dios. María,

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quien fue la principal ofensora3, fue castigada con la temiblelepra. Una persona menos pudo haber concluido que se lomerecía. Pero Aarón confesó su pecado y le rogó a Moiséspor María. Así que “Moisés clamó a Jehová, diciendo: Teruego, oh Dios, que la sanes ahora” (Números 12:13).

¡Qué gran ejemplo de orar “por los que os ultrajan y ospersiguen” (Mateo 5:44)! Bishop Hall, el clérigo inglés delsiglo diecisiete dijo de María:

Su asquerosa lengua es justamente castigada con una caraasquerosa, y su tontería, al tratar de rivalizar a Moisés, se manifiestaante todos. Moisés intercedió por su castigada hermana. Con afectoy sinceridad él rogó por ella. Moisés oró como uno que, con todo sucorazón, había perdonado totalmente la envidia de María y Aarón.4

Note la plegaria de Moisés: “Te ruego que la sanes”.Aunque Dios honró la súplica por sanidad, no le placióconcederla inmediatamente. Los que oran por los enfermos ylos afligidos pueden desear tanto la sanidad que pasan poralto la razón por la enfermedad. La lepra de María fue elresultado de una seria ofensa. Su sanidad tenía que serdemorada a menos que una falta de consecuencias la llevaraa repetir descuidadamente su pecado. Tenía que aprenderuna lección.

Israel nunca parece aprender de su desobediencia ycastigo. Mas el compasivo y tenaz Moisés nunca se dio porvencido. A pesar de su anterior desaliento casi total, una vezmás es el líder de fortaleza y fe. Su interés ya no era por símismo, sino por la reputación de Dios y del pueblo de Dios.Esto se hizo muy claro cuando Dios lo probó al sugerir que

3En la lengua original, el verbo “hablaron” es la tercera personasingular, femenino, mostrando que María era la que hablaba, mientrasAarón estaba parado junto a ella.

4Citado en Herbert Lockyer, All the prayers of the Bible [Todaslas oraciones de la Biblia] (Grand Rapids: Zondervan PublishingHouse, 1959), 42.

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destruiría a los israelitas y comenzaría de nuevo haciendo unanueva nación de Moisés.

“Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los egipcios, … ylo dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú,oh Jehová, estabas en medio de este pueblo, … y que has hechomorir a este pueblo como a un solo hombre; y las gentes quehubieren oído tu fama hablarán, diciendo: Por cuanto no pudoJehová meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado,los mató en el desierto. Ahora, pues, yo te ruego que seamagnificado el poder del Señor, como lo hablaste.… Perdonaahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tumisericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egiptohasta aquí.

“Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho”(Números 14:13–20).

Igual que María y Aarón, Coré, Datán y Abiram pusieronen tela de juicio al liderazgo. Instigaron un motín secreto,tratando de establecer una orden sacerdotal aparte de laautoridad divina (Números 16:1–21). Ante esta dificultad,Moisés percibió la necesidad de (1) la confirmación de loslíderes constituidos por Dios, Moisés y Aarón, y (2) el juiciopara los usurpadores. Al mismo tiempo, él temía las tristesconsecuencias que de seguro vendrían sobre la congregaciónque era tan fácil de persuadir. “Y ellos [Moisés y Aarón] sepostraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de losespíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó?¿Por qué airarte contra toda la congregación?” (Números16:22). Con esta oración, Moisés y Aarón agonizaron enintensa intercesión. Pero la rebelión puede convertirse en taldepravación que ninguna intensidad de intercesión librará deljuicio. La tierra se abrió y se tragó a los rebeldes, confirmandoasí la asignación de Dios del liderazgo y juzgando el esfuerzohumano por usurpar la autoridad (Números 16:31–35).

Cuán totalmente inconstante puede ser la gente. Aunqueel juicio había literalmente devorado a los rebeldes, al siguientedía “toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra

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Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte alpueblo de Jehová” (Números 16:41). Seguramente que la irade Dios arde contra tal dureza. Pablo describe a personas asíde vanas en Romanos 1:32—“quienes habiendo entendido eljuicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignosde muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacencon los que las practican”. El ser testigos del juicio divinosobre los rebeldes era una cosa, pero el defenderlos eratotalmente otra. Prácticamente pedían a Dios que losdestruyera a ellos también (Números 16:45).

Pero Moisés y Aarón eran hombres tenaces en la oracióny la intercesión; otra vez “se postraron sobre sus rostros”(16:45). La persistencia de los dos líderes es un ejemplo dignode ser imitado por todos los líderes espirituales.Concentrándose en la necesidad del pueblo, Moisés le dijo aAarón: “Ve pronto a la congregación, y haz expiación porellos” (16:46). Y Aarón “se puso entre los muertos y los vivos;y cesó la mortandad” (16:48).

En otra ocasión, los que mayormente eran una nuevageneración de israelitas sufrieron con la plaga de ardientesserpientes por haber murmurado contra Dios: “Entonces elpueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber habladocontra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite denosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo”(Números 21:7). Se puede ver el angustioso ruego del pueblo.Este es el único incidente que encontramos en que el pueblorogó abiertamente por la intercesión de Moisés. Tal confianzahabía sido aprendida por la repetida experiencia.

Pero la oración de Moisés no fue contestada como elpueblo supuso que debía ser. Querían que las serpientes fueranquitadas de ellos. Dios quería que los que habían sido mordidospor las serpientes participaran en obtener la respuesta. “YJehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponlasobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare aella, vivirá” (Números 21:8). La oración vale poco a menos

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que esté mezclada con la fe, y la fe no está presente donde lasobras están ausentes (cfr. Santiago 2:14–18).

Nombramiento divino al liderazgo

Aunque en el libro de los Números se encuentra el finalde la vida de Moisés y su liderazgo, Deuteronomio nos damás vislumbres con relación a su ministerio de oración. EnDeuteronomio 3 Moisés rogó a Dios: “Señor Jehová, tú hascomenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu manopoderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra quehaga obras y proezas como las tuyas? Pase yo, te ruego, yvea aquella tierra buena que está más allá del Jordán”(Deuteronomio 3:24,25). El dirigirse a Dios como “SeñorJehová” es importante. “Señor” sugiere derechos de posesióny poder. “Jehová”, el nombre del guardador del pacto, hablade la íntima relación entre Dios e Israel; por consiguiente,posee una atmósfera de gracia. La plegaria apasionada esque Dios cambie su decisión. Moisés había deshonrado ydesobedecido imprudentemente a Dios. Al haberse sentidototalmente frustrado y provocado por los rebeldes israelitas,Moisés había fallado al no declarar su creencia y confianza enDios y luego con ira había golpeado la roca en vez de hablarle(vea Números 20:1–13). Como resultado, había provocadola dura respuesta de Dios: “Por cuanto no creísteis en mí,para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, nometeréis esta congregación en la tierra que les he dado”(20:12).

Dios contestó que no a la petición de Moisés de quevolviera a considerar. “Basta, no me hables más de este asunto”(Deuteronomio 3:26). Nos inclinamos a decir: “Dios, tú eresmuy severo. ¿Por qué no honraste la petición de tu siervo?”Quizás no entendamos del todo por qué Dios se negó ahacerlo, pero debemos saber que el Soberano hizo lo queera mejor, no sólo para su siervo, sino también para su pueblo.Si Dios hubiera otorgado lo que Moisés pedía, pudo haber

Nombramiento divino de liderazgo

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generado más rebelión en los que habían provocado lairacunda reacción de Moisés. Cualquiera que sea el caso, esmejor orar y no recibir antes que no orar.

“Está establecido para los hombres que mueran una solavez” (Hebreos 9:27). Todos moriremos con la excepciónde los cristianos que estén vivos cuando suceda el Rapto(vea 1 Tesalonicenses 4:17). Sin embargo, a muy pocos lesdice Dios el lugar y la hora de su muerte como se lo dijo aMoisés (vea Números 27:12,13). Mas aun ante su inevitablemuerte, la grandeza y santidad de este dedicado siervo vuelvea sobresalir. Aunque había añorado entrar en la tierraprometida, ese gozo le fue negado debido a su falta. Y aunquea Moisés le fue negada la clemencia por la que rogó, élabandonó sus intereses personales y oró por el pueblo.

Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo: Ponga Jehová,Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación,que salga delante de ellos, … que los saque y los introduzca, paraque la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor(Números 27:15–17).

El mismo hombre que había sido puesto a cargo de lacongregación por Dios reconoció que sólo Dios podría dar elliderazgo necesario. ¡Qué humildad! ¡Qué conciencia tan totalde la singular habilidad de Dios! Moisés pudo haber pedidoque su sucesor fuera una persona a quien él había elegido,quizás su propio hijo. Pero al contrario, su plegaria fue que“Jehová, Dios de los espíritus de toda carne” escogiera. SóloDios conoce el espíritu de una persona; he ahí por qué lo queEl escoge es lo mejor.

Aquí se encuentra una valiosa lección en la selección delliderazgo espiritual. La gente que mira lo exterior tiende aescoger a base de apariencia, preparación, habilidad, simpatía.Pero la base de Dios para escoger es totalmente diferente: Elve el corazón. El ejemplo de Moisés de ceder a Dios es undigno patrón para elegir un pastor para una manada decreyentes.

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Moisés verdaderamente fue un gigante en la lista depersonalidades importantes en el campo de la oración, peroél también se convirtió en el agente de Dios para revelar, entérminos que la humanidad pudiera entender, el camino haciala presencia de Dios. En su manifestación mayor, la oraciónes cuando un pueblo finito, pecaminoso, comparece ante lapresencia de un Dios infinito, santo. Pero surge entonces lapregunta que nos deja perplejos: ¿Cómo puede ocurrir estaconexión paradójica y aparentemente imposible entre lopecaminoso y lo santo? Aun por las tramas más ingeniosas,nadie puede aplacar ni escapar el juicio de un Dios santo.Ninguna de nuestras “hojas de higuera” puede soportar el“fuego consumidor”. Nadie se merece comparecer ante El.Entonces, ¿cómo podemos nosotros, que por naturaleza eintento pecaminoso estamos lejos, acercarnos a un Dios santo?

A Moisés se le mostró cómo había de ser. Bajo lainstrucción de Dios, le fue dado un mapa, un plano, un patrón,explicando el camino a la Santa Presencia. “Se le advirtió aMoisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira,haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostradoen el monte” (Hebreos 8:5).

El tabernáculo en el desierto era según el diseño de Dios.Trazaba el camino, paso a paso, al Santísimo, donde morabala gloriosa Presencia. El tabernáculo estaba en medio dela congregación de Israel. Cada tribu tenía asignado sulugar, ya sea al este, al sur, al oeste, o al norte (vea Números2:1–31)—con la excepción de la tribu de Leví, los sacerdotes,quienes rodeaban el tabernáculo, interpuestos entre éste y lasotras tribus. “Pero los levitas acamparán alrededor deltabernáculo del testimonio, para que no haya ira sobre lacongregación de los hijos de Israel; y los levitas tendrán laguarda del tabernáculo del testimonio” (Números 1:53). Aleste del tabernáculo, Moisés y Aarón y sus hijos acampaban,“al oriente, delante del tabernáculo de reunión al este” y tenían“la guarda del santuario en lugar de los hijos de Israel” (3:38).

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Capítulo 2Las

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En medio del campamento estaba el tabernáculo, y enmedio del tabernáculo estaba el Lugar Santísimo, dondemoraba la presencia de Dios. Pero aunque la presencia deDios estaba en el centro, el israelita común no podía acercarsea El directamente; tenía acceso solamente a través de unministerio mediador y un sacrificio de sangre. El acceso a lapresencia de Dios, para todo israelita, consistía de treselementos humanos: la congregación, el sacerdocio general yel sumo sacerdocio. Los miembros individuales de lacongregación traían animales a la entrada oriental deltabernáculo, indicando su deseo de adorar al Dios que estabaen su medio como también de reconocer su propia concienciacargada de pecado y su dependencia del sacrificio de sangrepara obtener expiación. Los sacerdotes levitas se encargabande las “ofrendas y sacrificios” (vea Hebreos 9:9), que incluíanlos sacrificios diarios que traían los individuos, y el serviciodel tabernáculo. Pero sólo el sumo sacerdote podía hacer elsacrificio supremo y en efecto venir ante la presencia de Diosy eso sólo una vez por año. (El diagrama en la pagina 88ofrece una explicación rudimentaria del tabernáculo, sucolocación y el acercamiento paso a paso al Dios quesimbolizaba.)

1. Las tiendas de los israelitas rodeaban el tabernáculo acierta distancia. “Los hijos de Israel acamparán cada uno juntoa su bandera, bajo las enseñas de las casas de sus padres;alrededor del tabernáculo de reunión acamparán” (Números2:2). Debido a su estado pecaminoso, el pueblo no podíapasar más allá de la entrada del atrio a menos que trajeran unsacrificio. Entonces tanto los hombres como las mujeres podíanacercarse a la entrada del tabernáculo mismo. El violar laregla era invitar la ira.

2. La entrada al tabernáculo estaba limitada a lossacerdotes levitas, que incluían a los sumos sacerdotes.Entraban al atrio e inmediatamente se encontraban con el altarde bronce donde, aun para ellos, se tenía que ofrecer unsacrificio de sangre antes de proceder más adelante.

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3. El altar de bronce exigía pago. El bronce de este altar(una mezcla de cobre y estaño) simbolizada el juicio (cfr. laserpiente de bronce en Números 21:9). Antes que lapecaminosa humanidad se atreviera a acercarse al Dios Santo,tenía que tratar debidamente con su pecado. La paga delpecado era la muerte—la muerte ya sea del transgresor o deun substituo aceptable.

Todo este sacrificio quemado … sirve como una solemneproclamación … de que todo hombre es profundamente culpableante Dios, y nunca puede acercarse a El o asegurarse de su favorexcepto por medio de la expiación de sangre consumidora. Lasangre—sangre—SANGRE—es el clamor perpetuo y exigente dela ley contra todo violador de sus preceptos; y hasta que ese clamorsea silenciado, y esa demanda satisfecha, nadie puede ver el rostrode Dios, y vivir.5

4. La fuente estipulaba limpieza. Más allá del altar debronce, pero todavía en el Lugar Santo, todo sacerdote queentrara al Lugar Santo se encontraba con la fuente, o vasija,enchapada con el bronce pulido de los espejos de las mujeres(vea Exodo 38:8). Teniendo la intención de reflejar cualquierinmundicia o contaminación, la fuente era un lugar de limpiezanecesaria y perpetua. Todo sacerdote tenía que lavarse antesde entrar en el lugar de comunión, adoración y oración.

5. El Lugar Santo contenía tres cosas: (a) la mesa con elpan de la proposición (la mesa de oro del pan de la Presencia),anunciando a Aquel que es el pan de vida, (b) el candelero deoro, que daba luz para las actividades en el Lugar Santo,representando al que alumbra nuestro camino hacia Dios y(c) el altar de oro del incienso, al extremo del Lugar Santojunto al velo, tipificando las oraciones ascendientes del pueblo

5Joseph A. Seiss, Gospel in Leviticus [El evangelio en Levítico](Philadelphia: Lindsay and Blakiston, 1860; reimpresión, Grand Rapids:Kregel Publications, 1981), 29,30 (las referencias a las páginas son dela edición reimpresa).

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Capítulo 2Las

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de Dios y simbolizando la entrada a la presencia de Dios pormedio de la oración y la alabanza.

Los sacerdotes levitas, con excepción del sumo sacerdote,no se atrevían a pasar más adelante. Podían sacrificar, podíanlavarse, podían participar del pan de la Presencia, podíanquemar incienso, pero tenían que parar, pues ante ellos colgabala cortina de la separación.

6. El Lugar Santísimo era el lugar más santo de todos,habitado por Dios. Tenía para el israelita la suprema evidenciade la presencia de Dios. Los descendientes de Adán (quienesaun después de la caída en el huerto del Edén llevan la imagende Dios [Génesis 9:6] y por lo tanto son capaces de tenercomunión con El) jamás podían ser totalmente satisfechos, nitener la experiencia del gozo completo, hasta que volvieran aesa ambicionada relación con la manifiesta presencia de Dios.Pero para los pecadores la morada del “fuego consumidor”era un lugar tremendamente temible. El lugar del tabernáculoterrenal, señalando hacia el futuro acceso del pueblo de Diosante la misma presencia de Dios, se describe en Hebreos:

Pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año,no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados deignorancia del pueblo; dando el Espíritu Santo a entender con estoque aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo,entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie(Hebreos 9:7,8).

Aunque Dios dio en el patrón del tabernáculo una profundailustración de la entrada a El, sus hijos en el desierto nuncagozaron de ese acercamiento que nosotros tenemos hoy. Ellostenían sólo una sombra; nosotros tenemos la realidad. Ellostenían el tipo; nosotros tenemos el cumplimiento de ese tipo:

Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el LugarSantísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivoque él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendoun gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos concorazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados loscorazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con aguapura (Hebreos 10:19–22).

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Afortunados son los seguidores de un líder que ora. Alusarlo el Señor a usted en el liderazgo espiritual, siempremantenga la oración en primer lugar. Para concluir su estudiode este gigante de la oración en el Antiguo Testamento, mediteen su oración de acción de gracias que se encuentra enDeuteronomio 26 y en su canto de oración en Deuteronomio32 y 33.

Preguntas de estudio

1. ¿Por qué no fueron contestadas inmediatamente algunasde las oraciones de Moisés?

2. ¿Qué factores caracterizaron las oraciones intercesoriasde Moisés?

3. ¿Por qué es que algunas de las oraciones de Moisésno fueron contestadas exactamente como él pidió?

4. ¿Qué lecciones saca usted de la oración y elacercamiento a Dios, del estudio del tabernáculo y sumobiliario?

5. ¿En cuáles ocasiones no debemos orar?6. ¿Cuáles son algunas razones por las que los líderes

espirituales deben mantener la oración en primer lugar?

Preguntas de estudio

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— Capítulo tres —

Bajo Josué, Israel entró en la Tierra Prometida y lasubyugó, y la tierra fue dividida entre las tribus. Cada tribudebía luego terminar la conquista de su territorio asignado.Sin embargo, después de la muerte de Josué y el resto de sugeneración, “se levantó después de ellos otra generación queno conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”(Jueces 2:10). O sea que sabían del Señor y del cruce delMar Rojo y los otros milagros, pero no conocían al Señor nisu grandioso poder por su propia experiencia. Esto sugiereuna falta de comunicación con Dios, una falta de oración.

Como resultado, las tribus se derrumbaron, se volvierona la idolatría con sus prácticas inmorales, y sin un liderazgosanto “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 17:6;21:25). Esto trajo el juicio de Dios en la forma de derrota y latiranía extranjera. Cuando el pueblo por fin se arrepentía yclamaba al Señor pidiendo su ayuda, Dios les contestaba susoraciones y levantaba un juez para liberarlos. Pero al morir eljuez, el pueblo volvía a caer en la idolatría y el círculo serepetía una y otra vez, hasta que Samuel por fin unió a lastribus. Sus oraciones trajeron una gran época de avivamientoy victoria (1 Samuel 7:3,5,12,13). Después de él el rey Saúltrató de establecer el reinado pero falló. De hecho, se perdiómucho de lo que se había ganado bajo Josué. Toda la épocadesde Josué hasta el rey Saúl estuvo llena de victorias y

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Capítulo 3El

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derrotas espirituales. Pero Dios estaba siempre presentecuando los israelitas se volvían en arrepentimiento a buscarsu ayuda por medio de la oración.

Josué

Aunque Josué era el sucesor inmediato de Moisés, él noparece haber sido la persona de oración que fue Moisés. Nose puede dudar que oraba, pero parece haber sido más unapersona de acción que una persona de oración. “De la maneraque Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moiséslo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra detodo lo que Jehová había mandado a Moisés” (Josué 11:15).

En por lo menos una ocasión, la falta de oración de Josuéresultó en un problema para Israel con consecuenciasduraderas. Sin sabiduría y precipitado, Josué hizo un pactocon hombres de Gabaón. “Y los hombres de Israel tomaronde las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová” (Josué9:14).

Aún así, Josué oraba. Su primer encuentro con Jehováfue al principio de su nuevo papel como el jefe supremo deIsrael. La iniciativa parece haber sido totalmente del Señor,pues no hay registro de que Josué haya hecho ninguna peticiónen esa ocasión (vea Josué 1:1–9). Pero el oír es una partevital de la oración. El que oye bien en efecto podría necesitarde menos petición.

La primera oración de Josué, una oración dereconocimiento, se encuentra en Josué 5:13–15:

Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón queestaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en sumano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o denuestros enemigos? El respondió: No, mas como Príncipe delejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándosesobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a susiervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué:Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo.Y Josué así lo hizo.

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Toda la oración de Josué en esta ocasión se registra endos preguntas: “¿Eres de los nuestros, o de nuestrosenemigos?” y “¿Qué dice mi Señor a su siervo?” Lasrespuestas que recibió son más o menos una revelación. Larespuesta a la primera pregunta parece ser “no se trata dequién soy o no soy, sino de quién pertenece a mí”. Los asuntosde desacuerdo entre los hijos de Dios se resuelven mejor noal tomar lados el uno contra el otro, sino al buscar y tomar ellado del Señor.

La segunda pregunta reveló el corazón de Josué. El estabalisto a obedecer—en efecto, a ser el siervo del Señor—yrecibió su respuesta (v. 15). Al decirle a Josué que se quitarael calzado, el divino visitante le decía: “Dale el debidoreconocimiento a Aquel en cuya presencia estás”. No existemayor instrucción para los que verdaderamente desean sersiervos de Dios.

La próxima oración de Josué que encontramos fueinspirada por la derrota de Israel en Hai.

Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre surostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y losancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. Y Josuédijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo elJordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para quenos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado delJordán! ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espaldadelante de sus enemigos? Porque los cananeos y todos losmoradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestronombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grandenombre? (Josué 7:6–9).

La observación de Pablo sobre la oración se aplicaperfectamente a la circunstancia de Josué: “Qué hemos depedir como conviene, no lo sabemos” (Romanos 8:26). Lahumillación más grande de Josué y los ancianos de Israel antelas desesperantes circunstancias es muy encomiable, pero elculpar a Dios por su dificultad era demasiada insensatez. ¡Quéoscuramente vemos nosotros los humanos! ¡Qué pocopercibimos! ¡Qué insensatamente culpamos a Dios!

Josué

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Capítulo 3El

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La evaluación de Josué de lo que los enemigos de Israeldirían de la derrota del pueblo de Dios era correcta. Y sucelo por el nombre del Señor era admirable. Sin embargo, sujuicio de la causa del desastre era totalmente erróneo. Contodo, el Señor no reprendió a Josué por su oración defectuosa.Aunque no siempre oremos con el debido entendimiento delos hechos, Dios se honra cuando oramos, y a su vez El honranuestra oración con un ajuste de nuestro curso.

Hay tiempo para orar. Pero hay tiempos en que la oración,por sí sola, no rendirá una solución al problema, aunque puedesacar a luz cosas que deben cambiar para que el problemapueda ser resuelto. “Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿porqué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado” (Josué7:10,11). El pecado había traído la derrota a Israel; la victoriadependía de traer el pecado a juicio (vea Josué 7:13 a 8:1;cfr. Santiago 5:16).

Otra oración de Josué ocasionó la interrupción de lanaturaleza. Pocos mortales han hecho proezas por medio dela oración como las que se encuentran en Josué 10:12–14:

Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó alamorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de losisraelitas: Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón. Yel sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubovengado de sus enemigos.… El sol se paró en medio del cielo, y nose apresuró a ponerse casi un día entero. Y no hubo día comoaquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la vozde un hombre; porque Jehová peleaba por Israel.

La respuesta a la oración de Josué indica el grado hastael que Dios está dispuesto a participar en la batalla contra elmal. Si es necesario, El puede detener el movimiento perpetuode su universo para poder asegurar la derrota del enemigo.¡Qué ánimo tan inspirador de fe para todos los que por mediode la oración participan en la batalla espiritual!

Débora

Las mujeres tuvieron un papel importante en la historiade Israel. Y ninguna fue más prominente que Débora, cuyo

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nombre traducido literalmente quiere decir “abeja”, que tiene“un aguijón para sus enemigos, y miel para sus amigos”.1

La oración puede tomar cualquiera de muchas formas,desde una petición articulada hasta “gemidos indecibles”(Romanos 8:26). La oración de Débora escasamente se puedecatalogar como una oración. Es un cántico de alabanzarepasando las poderosas obras de Dios. Pero, considerándolacomo una oración, ofrece un modelo inspirador para regenerarla fe. Cualquiera que ora puede beneficiarse mucho al repasarlas muchas cosas que Dios ha hecho—por su Reino y por supueblo.

Aquel día Débora cantó este cántico: “Por haberse puestoal frente los caudillos en Israel, por haberse ofrecidovoluntariamente el pueblo, load a Jehová.… Yo cantaré aJehová, cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel” (Jueces5:2,3).

Gedeón

Durante el período de los jueces los israelitas no servíanal Señor en forma consistente. Podemos ver un ciclo repetidoen el que por un tiempo lo servían con fervor y fidelidad.Luego venían las bendiciones del Señor con su acompañanteprosperidad y triunfo sobre el enemigo. Pero generalmenteesto no continuaba por mucho tiempo, pues pronto seapartaban de los mandamientos del Señor, incluso practicabanla idolatría y otros males. Como consecuencia, venía el castigodel Señor, incluso la derrota por sus enemigos (vea, porejemplo, Jueces 6:1). Finalmente el pueblo se arrepentía y lerogaba a Dios que los librara.

Los tratos de Dios con Gedeón eran en respuesta directaal clamor desesperado de Israel durante un período de

1Herbert Lockyer, All the Prayers of the Bible [Todas lasoraciones de la Biblia] (Grand Rapids: Zondervan Publishing House,1959), 54.

Gedeón

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esclavitud bajo pueblos extraños. Las palabras del ángel aGedeón— “Jehová está contigo, varón esforzado y valiente”(Jueces 6:12)—no tuvieron sentido para este joven labradorque tímidamente limpiaba trigo en la seguridad de un lagar.

Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros,¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas tusmaravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿Nonos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado,y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová,le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de losmadianitas. ¿No te envío yo? … Y él respondió: Yo te ruego que sihe hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has habladoconmigo.… Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová,dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara(Jueces 6:13,14,17,22).

La oración de Gedeón fluyó de una conciencia de supatrimonio y de un añoro por su retorno, como también de unsentido de su incapacidad e inmerecimiento (6:15). El expresótotal admiración a Dios, pero de manera directa y sincera. Talhumildad tan sincera era una luz que brillaba en la oscuridadde Israel. Notando su sentido de debilidad y su humildad,Dios eligió a Gedeón para una gran misión. La confianza en símismo puede ser el mayor enemigo de la dependencia enDios.

La petición de Gedeón, “Te ruego que … des señal”(6:17), puede parecer al principio como una petición que nomerece la pena. Sin embargo, el ruego de Gedeón pidiendouna señal brotó más bien de su propia desconfianza en símismo y no de su falta de fe. El tenía que estar seguro que enrealidad era el Señor el que lo dirigía, y que no era víctima dealguna ilusión o engaño.

Puro terror sobrecogió a Gedeón al darse cuenta que enverdad se había enfrentado con Dios (6:22). Sin embargo,Dios no se revelará más allá de lo que podamos soportar talrevelación. “Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, nomorirás” (6:23). La magnitud de la revelación de Dios era en

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sí una revelación de la evaluación de Gedeón de parte deDios. Inmediatemante Gedeón edificó un altar al Señor y lollamó “Jehová-salom”, “Jehová es paz”, pues Dios estaba enpaz con él. Cuando el Señor le dijo a Gedeón “paz”, Gedeóntuvo una percepción más amplia de Dios. Ya no pensaba queDios había abandonado a Israel. Luego edificó un altar comoevidencia de su nueva relación con el Señor.

El vellón de Gedeón no era un medio para encontrar lavoluntad de Dios. El ya sabía cuál era la voluntad de Dios. Elsencillamente quería seguridad. Aunque la petición de Gedeónfue honrada por Dios, el “vellón” ha sido aplicadoimprudentemente por cristianos con buenas intenciones peromal informados que tratan de usarlo en vez de dejarse guiarpor la Palabra de Dios.

He aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocíoestuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra,entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lohas dicho. Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana,exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón lleno de agua. MasGedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si aún hablareesta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruegoque solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra (Jueces6:37–39).

Para Gedeón, el hacer tal petición era aceptable, y Diosla honró. Para nosotros, una petición similar sería peligrosa ynos podría descarriar. Imagínese el dilema de Gedeón. Se lepedía que dirigiera una revuelta en contra de la autoridad delos madianitas que gobernaban. Para los lectores de hoy,parece natural que Dios quisiera liberar a su pueblo de laopresión extranjera. Pero Israel había pecado, y la invasióndel enemigo era el castigo prometido. Por siete años Israelhabía sufrido el juicio de Dios (6:1–6). ¿Cómo podía Gedeónestar seguro de que Dios quería que él resistiera la autoridadque Dios mismo había impuesto sobre su pueblo desobediente?En tal caso, cuando uno siente que Dios lo puede estardirigiendo en una dirección poco común o pidiéndole a uno

Gedeón

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que haga algo contrario al buen razonamiento o a la actividaddivina común y corriente, una acción como la de Gedeónpuede estar en orden.

En otras palabras, cuando Gedeón puso su vellón, él yasabía lo que Dios le había pedido hacer (6:14). Pero le eradifícil creer lo que había oído. ¿Era en realidad Dios el que lehablaba? ¿No podría estar imaginándose lo que muchosjóvenes hebreos habían soñado hacer—liberar a Israel de losmadianitas? ¿Acaso Dios, quien daba autoridad tanto a loslíderes gentiles como a los hebreos, le pedía que resistiera laautoridad? ¿En realidad quería Dios usar a una persona tandébil e insignificante como Gedeón? Con todas estas razonespara no reconocer la validez de las divinas instrucciones quehabía recibido anteriormente, el uso del vellón muy bien pudohaber tenido un propósito legítimo. Aunque hay muchos casosde intervención divina parecida en la historia más reciente,otras guías para descubrir la voluntad de Dios estánestablecidas por ejemplo y precepto para la iglesia del NuevoTestamento.

Jabes

La Biblia dice muy poco acerca de Jabes. Primera deCrónicas 4:9 lo llama “más ilustre que sus hermanos”, peropara obtener más datos sobre él debemos apoyarnos en suúnica oración que se encuentra en la Biblia.

E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dierasbendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuvieraconmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgóDios lo que pidió (1 Crónicas 4:10).

Cómo ora la gente, no quiénes son o no son, es lo queasegura la atención y respuesta del cielo. La oración de Jabeses sencilla, pero directa en reconocer que Dios es la fuentede toda bendición o éxito personal. Uno se admira de ladevota perspectiva y el espíritu de Jabes, tan evidente en suscuatro intensas peticiones.

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1. Pide la bendición de Dios. Debemos desear labendición de Dios y atesorarla más que el oro (cfr. Génesis32:26; Proverbios 10:22).

2. Pide que su territorio sea ensanchado. Todos debemosdesear la posteridad espiritual, discípulos e influencia (cfr.1 Tesalonicenses 2:19). Las oportunidades para mayorservicio deben verse como respuestas a esta oración.

3. Pide capacitación. Todos debemos pedir con ahíncola dirección de Dios en nuestros asuntos, y la capacitación desu mano en todo lo que emprendemos (cfr. Génesis 24:12–14; Hechos 4:29,30).

4. Pide ser guardado del mal y el daño que causa. Lahumanidad debe clamar a Dios pidiendo ser librada del mal ysus tristes consecuencias (cfr. Mateo 6:13; 1 Tesalonicenses4:3,4).

Jefté

La oración de Jefté debe sonar una alarma para todo elque ora. El hacer una promesa a Dios es una parte común dela oración. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentoun voto es una promesa o juramento hecha a Dios, nunca auna persona. Es siempre una expresión voluntaria de fe, noun soborno. El voto de Jefté, al orar a Dios, expresaba unadevoción y entrega poco común.

Jefté hizo un voto al Señor: “Y Jefté hizo voto a Jehová,diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquieraque saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuandoregrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y loofreceré en holocausto” (Jueces 11:30,31).

No es de poca consecuencia el hacer una promesa a Dios,ni tampoco debe hacerse a la ligera o sin pensarlo de antemano.El voto de Jefté, aunque fue hecho con la mejor intención ycon el propósito de honrar a Dios, fue hecho sin la debidaconsideración de lo que podría acarrear. Jefté se horrorizócuando su hija fue la primera en salir a la puerta. Existe mucho

Jefté

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debate sobre cómo Jefté cumplió su voto. Algunos creen queen esos oscuros días Jefté en verdad sacrificó a su hija. Sinembargo, Leon Wood ofrece argumentos bastanteconvincentes para mostrar que Jefté “la ofreció en el sentidode dedicarla al tabernáculo para el servicio continuo y elcelibato perpetuo”.2

Manoa

La preocupación natural de un padre de familia cristianodebe ser la formación espiritual y el desarrollo normal de sushijos. La oración de Manoa es ciertamente digna de serimitada por todo el que aspira a ser padre de familia.

Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego queaquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros,y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.…Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómodebe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?(Jueces 13:8,12).

La oración de Manoa fue explícitamente contestada(13:13,14). Los padres que sinceramente desean agradar aDios y criar a sus hijos para honrar a Dios deben tomar elconsejo de orar exactamente como lo hizo Manoa: “Que …nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha denacer” (13:8). “¿Cómo debe ser la manera de vivir del niño?”(13:12).

Sansón

Aunque parezca raro, sólo hay un relato bíblico sobre lavida de oración de Sansón antes de su oración en el momentode su muerte. Después de haber matado a miles de filisteos

2Leon Wood, Distressing Days of the Judges [Días penosos delos jueces] (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1975), 287–295.

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con la quijada de un asno, Sansón, agotado y sediento clamóal Señor: “Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo:Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿ymoriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?”(Jueces 15:18).

He aquí una persona cuyas hazañas son tales que sunombre todavía es sinónimo de la fuerza sobrehumana. Aquítenemos a una persona de una fe tan singular que se ganó unlugar en el famoso capítulo de la fe de Hebreos (11:32). MasSansón también era una persona cuya degradación personalle ocasionó vergüenza, ceguera y esclavitud. Nos preguntamospor qué. ¿Podría ser que su falta de oración lo llevara a sucaída?

Sansón sabía cómo rendirse al Espíritu de Dios. El sabíacómo poner en práctica una fe poco común. Pero no sabíacómo subyugar sus propias pasiones carnales, y parece quefalló en emplear los recursos de la oración que teníadisponibles, pues al final “no sabía que Jehová ya se habíaapartado de él” (Jueces 16:20). Jesús conocía la debilidad dela naturaleza humana cuando les dijo a los discípulos: “Velady orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdadestá dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41). ¡Quetodo creyente tenga cuidado!

Las palabras finales de Sansón fueron dirigidas a Dios.Había fallado miserablemente, pero todavía sabía cuál era lafuente de su fuerza:

Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego,solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganzade los filisteos por mis dos ojos.… Muera yo con los filisteos (Jueces16:28,30).

El castigo de Dios había sido amargo, pero al final rindióel apacible fruto de la justicia. La terrible ceguera, la esclavitudy la humillación de la prisión en Gaza habían obligado alpoderoso juez de Israel a arrepentirse y a renovar su relación

Sansón

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con el Dios para quien él había sido apartado desde el vientrede su madre. Una vez más estaba en un lugar de servicio.Ahora podía orar eficazmente y traer la derrota a los enemigosde Dios más allá de todo lo que había logrado en su vida. Laoración es la clave para la renovación y la restauración.

Los hijos de Israel

Hasta aquí nuestra atención ha sido puesta en las oracionesde individuos. Sin embargo, encontramos registradas algunasoraciones colectivas de Israel y debemos examinarlas. Elsiguiente pasaje debe leerse con el fondo de Jueces 19 y 20,cuando Israel buscaba la dirección de Dios para movilizarseen contra de la inmoralidad de la tribu de Benjamín.

Luego se levantaron los hijos de Israel, y subieron a la casa deDios y consultaron a Dios, diciendo: ¿Quién subirá de nosotros elprimero en la guerra contra los hijos de Benjamín? Y Jehovárespondió: Judá será el primero (20:18). [Después de haber sidoderrotados por los benjamitas, los israelitas volvieron a orar.] Porquelos hijos de Israel subieron y lloraron delante de Jehová hasta lanoche, y consultaron a Jehová, diciendo: ¿Volveremos a pelear conlos hijos de Benjamín nuestros hermanos? Y Jehová les respondió:Subid contra ellos (20:23). [Después de otra gran derrota, losisraelitas ayunaron e inquirieron de Dios.] Y dijeron: ¿Volveremosaún a salir contra los hijos de Benjamín nuestros hermanos, parapelear o desistiremos? Y Jehová dijo: Subid, porque mañana yo oslos entregaré (20:28).

El fracaso después de aparentemente haber recibido unsentido de dirección del Señor no es algo ajeno a la experienciade los hijos de Dios, aunque parezca difícil de comprender.En tales ocasiones no debemos precipitarnos a culpar a Dios,sino debemos inquirir con más ahínco. De este modo, elfracaso puede convertirse en el precursor de un gran éxito,como le sucedió a Israel (vea 20:46).

En la superficie, la oración de Israel pareceverdaderamente rara. Después de un fracaso inicial, el“¿volveremos a pelear con … nuestros hermanos?” y la

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respuesta afirmativa de Dios, que los llevó al segundo fracaso,parece no menos misterioso y ajeno al carácter de Dios. Perodebemos comprender que sus propósitos no están sujetos aljuicio humano. En la economía de Dios puede que haya unanecesidad de aprender a depender totalmente de Dios; o Diospudo haber visto algo en los israelitas (como también en losbenjamitas) que necesitaba ser purgado, a menos que toda lamasa fuera leudada (cfr. 1 Corintios 5:5–7). Es sólo por lacapacitación que Dios da que se puede lograr su más altopropósito.

Y vino el pueblo a la casa de Dios, y se estuvieron allí hasta lanoche en presencia de Dios; y alzando su voz hicieron gran llanto, ydijeron: Oh Jehová Dios de Israel, ¿por qué ha sucedido esto enIsrael, que falte hoy de Israel una tribu? (Jueces 21:2,3).

La gran tristeza y congoja de Israel por la condición deBenjamín demostraba su preocupación por el lazo del pactoque existía entre las tribus. Lo que hicieron para conseguiresposas para los benjamitas restantes parece cruel, pero locreyeron necesario, y la Biblia nos recuerda que esto no erala dirección de Dios, pues “en estos días no había rey enIsrael; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25).

Ana

Las oraciones de Débora, como ya hemos visto, eran enla forma de magnificación y exaltación del Señor, un cantoconmemorativo, como lo fue con María (vea el capítulo 2,pp. 68,69). En contraste, las palabras de Ana se reconocenmás fácilmente como una oración. De hecho, una fuenteidentifica la oración de Ana como “la primera vez que seencuentra a una mujer en oración”.3 Aunque muchas otrasmujeres santas seguramente habían practicado la oracióndesde el tiempo más remoto, puede ser que la oración de

3Lockyer, All the prayers [Todas las oraciones], 60.

Ana

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Ana se registra más por sus consecuencias que por cualquierotra razón. Su oración produjo uno de los profetas de Israel demás influencia, Samuel, quien había de convertirse en el agentede Dios en la selección y unción del incomparable rey David.

“Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar ala aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tusierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré aJehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre sucabeza.…

“Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, ysu voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria” (1 Samuel 1:10,11,13).

El deseo más profundo del corazón algunas veces seconvierte en el medio para afectar el propósito divino. Por unlado estaba una doliente mujer sin hijos, Ana; por otro estabael Señor, listo para enviarle a Israel un profeta que para siemprealteraría su historia. Una oración en silencio era el eslabónentre los dos.

El llorar y orar, las lágrimas y el triunfo, a veces van manoa mano. De Jesús, la persona de oración más eminente, laEscritura nos dice: “Y Cristo, en los días de su carne,ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas alque le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temorreverente” (Hebreos 5:7). Las lágrimas anuncian la angustiadel alma y su intensidad, y ambas evocan una respuesta de unDios compasivo (cfr. 2 Reyes 20:5).

En la oración de Ana tenemos una mezcla de petición ypromesa, casi un santo regateo: “Si tú haces … entonces yoharé”. Esto no era simplemente un vulgar trueque. La intensidaddel alma se mide por el sacrificio que está dispuesta a hacerpara lograr la meta deseada.

Algo singular en la oración de Ana era el hecho de que“solamente se movían sus labios, y su voz no se oía” (1 Samuel1:13). Las lágrimas brotaban de sus ojos, pero la oraciónemanaba de su corazón. Esta es la primera vez que se registra

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la oración mental, o silenciosa. Y así notamos que la eficaciade la oración no depende del volumen del que ora. Dios,“que ve en lo secreto” (Mateo 6:6), no necesita que se le gritepara captar su atención. El sólo necesita el deseo intenso delalma. (Por supuesto que el intenso deseo se puede expresartambién en una petición en voz alta [vea Marcos 10:46,47].)Aunque Ana no le dio voz a su oración, ciertamente articulósu carga mentalmente, puesto que le dijo a Elí, el sumosacerdote: “Por la magnitud de mis congojas y de mi aflicciónhe hablado hasta ahora” (1 Samuel 1:16).

Y Ana recibió su respuesta (1 Samuel 1:17,18). Vinoprimero por palabra divinamente inspirada de Elí: “Ve en paz,y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho”(1 Samuel 1:17). Todos los que oran pueden aprender delejemplo de Ana. Ella no necesitaba evidencia tangible parapoder creer; sólo necesitaba una palabra del Señor, “y noestuvo más triste” (1 Samuel 1:18). La fe de Ana descansóen esa palabra, y a su tiempo nació Samuel. Aún entonces sufe era evidente, pues el nombre que le puso a su hijo significaba“el nombre de Dios”. De esta manera ella honró el nombre(incluso el carácter y naturaleza) del fiel Dios que oyó y contestósu oración. También expresaba su deseo de que su hijo tuvieraun nombre y un carácter santos.

La oración no siempre tiene que ser una petición. Lasegunda oración de Ana comenzó en la más elevada exaltaciónde su Señor y terminó en una inspirada expresión profética.

Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder seexalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, porcuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como Jehová;porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Diosnuestro …; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a él toca elpesar las acciones.… Jehová mata, y él da vida; él hace descenderal Seol, y hace subir. Jehová empobrece, y él enriquece; abate, yenaltece. El levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta almenesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar unsitio de honor.… El guarda los pies de sus santos, mas los impíosperecen en tinieblas; porque nadie será fuerte por su propia fuerza.

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Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, y sobreellos tronará desde los cielos; Jehová juzgará los confines de latierra, dará poder a su Rey, y exaltará el poderío de su ungido(1 Samuel 2:1–3,6–10).

De una petición silenciosa, esta santa madre de Israelascendió quizás a la alabanza articulada y la declaraciónprofética que abarcaba hasta la venida del Mesías. Su alabanzanos hace recordar el Magnificat de María (Lucas 1:46-55).

Samuel

Samuel era apenas un niño cuando aprendió a orar. “Yvino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel,Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye”(1 Samuel 3:10). Pero antes que Samuel entrara en estediálogo con Dios, Elí le había enseñado a orar: “Si te llamare,dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye” (3:9).

La instrucción de Elí era al mismo tiempo profundamentesencilla y sencillamente profunda. Se enfrentaba con el asuntoprincipal de la vida—escuchar la voz de Dios (“habla, Jehová”)y obedecerla (“tu siervo oye”). Esto lanzó el santo e ilustreministerio de Samuel. Los padres cristianos (como sacerdotessobre sus hogares) muy bien podrían bendecir a sus hijos, yal mundo, impartiendo a su progenie una sencilla concienciade la voz de Dios a través de su Palabra, y alentando en ellosuna pronta y dispuesta respuesta al llamado divino.

Pero el mensaje de Dios no podía haber sido dado altierno y joven Samuel hasta que él reconociera su fuente, ypara esto él necesitaba ayuda. La fuente de la voz es tanimportante como el mensaje que da. Tanto Samuel como Elínecesitaban saber que era en verdad Dios el que habíahablado. Elí necesitaba saber que lo que se le informaba noera producto de una imaginación infantil. Así, el niño que fuedado al Señor porque su madre fue oída por Dios fuepreparado para responder a Dios y oírlo. Primero, él oyó aDios; luego Dios oyó una respuesta reconociendo que Samuel

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sabía cuál era la fuente de lo que había oído. Habiendoaprendido a reconocer la voz de Dios y a comunicarse con Elen oración, Samuel estaba listo para su tarea de liderazgoespiritual.

Más tarde, Samuel fue usado para traer avivamientoespiritual como también victoria a Israel. Samuel dijo: “Reunida todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová. Yse reunieron en Mizpa, … y ayunaron aquel día, y dijeron allí:Contra Jehová hemos pecado.… Entonces dijeron los hijosde Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros aJehová nuestro Dios, para que nos guarde de la mano delos filisteos …; y clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehovále oyó” (1 Samuel 7:5,6,8,9).

Israel se había apartado del Señor. Su fidelidad se inclinabahacia los dioses extraños. Los filisteos prevalecían. No habíamanera de poder obtener la ayuda de Dios hasta quecorrigieran su presente curso. Bajo el liderazgo de Samueltomaron tres pasos. Ellos (1) ayunaron (7:6), (2) confesaron(7:6) y (3) reconocieron su necesidad de intervención divina(7:8). La oración podría rendir mayores resultados si los queoran primero reconocieran y actuaran sobre la ya reveladavoluntad de Dios.

La descripción de la oración de Samuel es digna de notar.“Y clamó Samuel … y Jehová le oyó” (7:9). Para ser eficaz,la oración no tiene que ser de muchas palabras ni complicada.Solamente necesita reflejar absoluta necesidad y totaldependencia. Y cuando Dios oye, El actúa (vea 7:10–14).

Pero la santidad no es garantía de que no vamos a serdesilusionados, ni tampoco nos asegura siempre de la completalealtad de los demás a los preceptos divinamente instituidos aque los devotos obedecen con prontitud. El hecho de que“no anduvieron los hijos [de Samuel] por los caminos de supadre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornary pervirtiendo el derecho” (1 Samuel 8:3) fue sin duda unagran desilusión para Samuel. Pero añadamos a esa desilusión

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la petición de los ancianos de Israel de un rey que los juzgara(8:5), y uno comienza a sentir el dolor que Samuel debió habersentido. Sin embargo, él siguió conduciendo los asuntos delSeñor. “Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron:Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová”(1 Samuel 8:6). A pesar de su desilusión y su disgusto, Samueloró. “Fue como profeta que él actuó así como mediador entreel pueblo y Dios; y dio sus servicios en su capacidad mayortan fielmente cuando el asunto era algo injurioso para sí mismocomo lo había hecho siempre en ocasiones más placenteras.”4

La respuesta que recibió Samuel era tanto consoladoracomo desconcertante: “No te han desechado a ti, sino a míme han desechado” (1 Samuel 8:7). Ellos habían escogido eldominio de un potentado visible, terrenal en lugar del invisible,omnipotente Jehová. Luego ambiciosamente procuraron lamonarquía con todos los males que la acompañan, en lugarde la teocracia con toda su gloriosa provisión y promesa.¡Qué tristes arreglos hace la gente cuando sigue el consejo desu propio deseo en vez de buscar el consejo de Aquel quehace todas las cosas para nuestro beneficio! Israel habría deenterarse por la amarga experiencia propia de ladesaprobación divina:

Y Samuel clamó a Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aqueldía; y todo el pueblo tuvo gran temor de Jehová y de Samuel.Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos aJehová tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestrospecados hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros(1 Samuel 12:18,19).

Una persona inferior a Samuel pudo haber dejado a losisraelitas a que se valieran por sí mismos, abandonando alpueblo de Dios para que sufriera las consecuencias de sus

4H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The Pulpit Commentary[El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub.Co., 1950), vol. 4, I Samuel [I Samuel], por R. Payne Smith, 143.

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decisiones. Pero Samuel, por el contrario, trató de animar yconsolar a este pueblo equivocado, ayudarlos a pesar de sulocura. También les prometió su oración y continuo liderazgo:“Lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando derogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno yrecto” (1 Samuel 12:23).

Samuel percibió que era pecar contra el Señor el dejarde orar por su pueblo. ¿Acaso importa si oramos o no?Importa tanto que el descuidarlo es pecar contra el DiosTodopoderoso. La preocupación de Samuel por Israel estácaptada en líneas tan emocionalmente cargadas queprobablemente describen alguna que otra vez lo que sientetodo líder espiritual sincero que contempla a la congregacióndel Señor con ojos divinos:

Por ella, mis lágrimas rodarán;Por ella, mis oraciones ascenderán,

A ella sean dadas mis inquietudes y afanes,Hasta que cesen los afanes e inquietudes.5

La triste y profunda desilusión por el fracaso de los siervosde Dios en altos puestos no es una suerte poco común parauna persona devota. “Me pesa haber puesto por rey a Saúl,porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mispalabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová todaaquella noche” (1 Samuel 15:11).

Un expositor dice lo siguiente de este pasaje:

El [Samuel] … pasó una noche entera intercediendo por él [Saúl],que su decreto no saliera en contra de él. Cuando los demásestaban en sus camas durmiendo, él estaba de rodillas orando yluchando con Dios. El no … deprecó su propia exclusión delgobierno; ni tampoco se alegraba secretamente, como muchos lohubieran hecho, de que Saúl, quien tomó su lugar, fuera tan prontopuesto a un lado, sino que por el contrario oró fervorosamente por

5Lockyer, All the prayers [Todas las oraciones], 64.

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su establecimiento, tan lejos estaba de desear que llegara esetriste día. El rechazo de los pecadores es el dolor de las buenaspersonas; Dios no se deleita en su muerte, ni tampoco debemosdeleitarnos nosotros.6

Entre Samuel y Dios había comunicación sinimpedimentos. Samuel hablaba; Dios respondía. Dios hablaba;Samuel respondía.

Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndoloyo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno deaceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me heprovisto de rey. Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, memataría. Jehová respondió: Toma contigo una becerra de la vacada,y di: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido (1 Samuel 16:1,2).

Para los que están dispuestos a dejarse dirigir, hay prontadirección (cfr. Juan 7:17). El corazón entregado y el oídoadiestrado no encuentran difícil oír las tiernas palabras delSeñor: “este es el camino, andad por él” (Isaías 30:21). Eltemor es el enemigo no sólo del perverso, sino algunas vecesdel devoto también. Pero sólo los devotos tienen una panacealista. Sólo tienen que decir “acerquémonos, pues,confiadamente al trono de la gracia … para el oportunosocorro” (Hebreos 4:16). Samuel lo hizo, y encontró unasolución inmediata.

El rey Saúl

Saúl es un enigma, una extraña combinación de unaconciencia de Dios, impetuosidad, edificador de altares yoración. Aunque él estaba consciente de Dios, no era devoto.Aunque oraba en ocasiones, no se le puede considerar comouna persona de oración. Es posible que sus imprudentes actosde desobediencia y precipitación eran solamente el fruto de

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6Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible [ElComentario de Matthew Henry sobre toda la Biblia], vol. 2 (NewYork: Fleming H. Revell Co., s.f.), 360.

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su descuido de aquellos medios de gracia que su sucesor,David, utilizaría.

Una ocasión en la que edificó un altar y oró es digna denotar.

Y edificó Saúl altar a Jehová; este altar fue el primero que edificó aJehová.… Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos?¿Los estregarás en mano de Israel? Mas Jehová no le dio respuestaaquel día (1 Samuel 14:35,37).

Por la desobediencia de Saúl Samuel había dicho que elreinado no continuaría por la línea de Saúl (1 Samuel 13:14).En vez de arrepentirse, Saúl trató de aparecer más religioso.Sin ninguna dirección de Dios, puso a sus soldados bajojuramento de no comer nada hasta caer la noche (1 Samuel14:24). Ganaron la victoria por la valentía de Jonatán, perocuando llegó la noche los soldados tenían tanta hambre quecomenzaron a matar y a comerse el ganado capturado sindejar que saliera toda la sangre como lo exigía la Ley. Cuandose le avisó de esto a Saúl, él hizo que trajeran a los animales auna piedra grande, para así poder desangrarlos. Luego edificósu primer altar, quizás para tratar de compensar por haberinfringido la Ley. Pero las ofrendas a Dios no compensan poruna vida inaceptable y la desobediencia.

Mas Saúl, satisfecho de sí mismo, propuso volver a saliren contra de los filisteos. Pero el sacerdote le rogó que buscarade Dios primero. Cuando Dios “no le dio respuesta aqueldía”, Saúl dedujo que algún pecado servía de obstáculo. Perofalló al no considerar que el problema quizás residía en él y noen el pueblo. Así que se propuso descubrir al culpable,quienquiera que fuera (1 Samuel 14:39). Echando suertes,ésta le cayó a Jonatán, quien, sin saber nada del juramento desu padre, había comido un poquito de miel. Esto en sí no eramalo, ni tampoco quería decir la suerte que Jonatán se merecíamorir. Simplemente lo identificaba como el que había comidoalgo y había permitido que el resto del ejército saliera libre.

El rey Saúl

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Sin embargo, Saúl, de nuevo sin orar, hizo otro imprudentevoto de que Jonatán debía morir. Pero la intercesión delpueblo lo salvó (1 Samuel 14:44,45). Cuánto desagrada aDios el que racionalicemos nuestras acciones egoístas yusemos formas externas de religión como substituto de laverdadera obediencia. Si Saúl hubiera buscado y obedecidola voluntad de Dios, no se hubiera encontrado con el silenciode Dios. La gente debe aprender la misma lección hoy.

Saúl casi era un Jekyll y Hyde espiritual, el personaje delas dos personalidades totalmente opuestas. En un solo díapodía comportarse con descarada y deliberada desobediencia,y un rato después rogarle a Samuel que su adoración fueraaceptada. En realidad, su verdadero propósito era tratar decausar una buena impresión en el pueblo. “Y él dijo: Yo hepecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianosde mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para queadore a Jehová tu Dios. Y volvió Samuel tras Saúl, y adoróSaúl a Jehová” (1 Samuel 15:30,31).

No debemos creer que esto es demasiado extraño ni pococomún, pues aun los poseídos de demonios de los días deJesús lo adoraban (vea Marcos 5:6). Tal adoración no esaceptable, ni tampoco toma el lugar de la obediencia.

Saúl oraba. Pero la respuesta de Dios fue siempre lamisma: “Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondióni por sueños, ni por Urim, ni por profetas” (1 Samuel 28:6).Nos podemos preguntar por qué no hubo ninguna respuesta,especialmente cuando las Escrituras indican que en ciertaocasión “le mudó Dios su corazón” (1 Samuel 10:9). Sabemosque en el mundo natural de transplantes de corazón no esraro que el cuerpo humano rechace un corazón nuevo. Quizása pesar de su nuevo corazón, Saúl retuvo su poder de escogersu propio daño; su propia rebelión y desobediencia hacia Diosno le dejó lugar para arrepentirse y mejorar. ¡Qué perspectivamás temible!

Como consecuencia, Saúl no logró ninguna respuesta.Aunque siguió como rey de Israel por casi treinta años más

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después de su rechazo, era una persona apartada de Dios.Ningún medio ni artificio daría resultado: ni sueños, ni Urim,ni los profetas. El cielo guardaba silencio. Como recurso final,consultó con una médium espiritista (1 Samuel 28:7). Aunqueen esta ocasión sí obtuvo más o menos una respuesta, noobtuvo solución a su problema y murió como un miserablesuicida. Terminó como un rey voluntarioso dirigiendo a laderrota a un pueblo voluntarioso. ¡Qué contraste hay entreSaúl y las devotas personas de oración que lo precedieron:Moisés, Débora, Ana, Samuel!

Preguntas de estudio

1. ¿Bajo qué circunstancias sería correcto seguir el ejemplode Gedeón y poner algún tipo de vellón ante Dios?

2. ¿Qué aplicación de la oración de Jabes puede hacerusted a su propia situación?

3. ¿Cómo trató Dios con Israel para hacerlos quedependieran de El?

4. ¿Cómo se puede expresar en oración el deseo intenso?5. ¿Cómo y por qué demostró Samuel su continua

preocupación por el pueblo cuando pidieron rey?6. ¿Cuáles son algunas de las razones por las que Dios se

negará a contestar la oración de una persona?

Preguntas de estudio

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— Capítulo cuatro —

Examinar la devoción de David después de examinar lade Saúl es como salir de un calabozo oscuro a la luz del día.David era un hombre conforme al corazón de Dios (Hechos13:22); Saúl era un hombre lejos del corazón de Dios, rebeldey desobediente. He ahí que vemos una clave indispensablepara la oración eficaz, pues la vida de Saúl carecía derespuestas y la vida de David estaba llena de respuestas.

Parece que David se dio cuenta de que la oración esbuena para todas las circunstancias de la vida. Comoresultado, sus oraciones—que se encuentran en los libroshistóricos y en los Salmos—contienen petición, confesión,alabanza y testimonio. Ya sea que las circunstancias fueranbuenas o malas, ya que se avecinaran dificultades o que losdías estuvieran llenos de bendición, David oraba.

Seguridad en Dios

La guerra llegó a ser una parte de David muy pronto ensu vida (comenzando con Goliat), y aunque había aprendidola guerra muy bien, mantuvo total seguridad en el Señor. Nose atrevía a permitir que el éxito en el campo de batalla leprodujera la negligencia.

La primera oración de David, aparte de las de los Salmos,es un impresionante contraste con la de Saúl: “Y David consultó

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Capítulo 4Las

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PARTE 1

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a Jehová, diciendo: ¿Iré a atacar a estos filisteos? Y Jehovárespondió a David: Ve, ataca a los filisteos” (1 Samuel 23:2).Saúl hizo la misma pregunta a Dios y no recibió respuesta.David oró y recibió una respuesta inmediata. El recibir unarespuesta no dependía tanto del contenido de la petición comola actitud del corazón. La Biblia llama atención particular alhecho de que Dios reconoció a David como un verdaderosiervo suyo, un hombre conforme a su propio corazón, queharía toda su voluntad (vea Salmos 89:19,20; 1 Samuel 13:14;Hechos 13:22). El deseo e intento de hacer la voluntad deDios son indispensables al acercarnos a Dios en oración.

David quería estar seguro de que había oído la voz deDios. “Entonces David volvió a consultar a Jehová. Y Jehovále respondió y dijo: Levántate, desciende a Keila, pues yoentregaré en tus manos a los filisteos” (1 Samuel 23:4). Davidno era un hombre con demasiada confianza en sí mismo. Elno era como aquellos que hoy nos dicen que el orar más deuna vez por algún asunto deja ver una falta de fe. Las vidas deotros estaban en sus manos, y era un acto de prudencia elestar completamente seguro de su previa dirección.

Y dijo David: Jehová Dios de Israel, tu siervo tiene entendido queSaúl trata de venir contra Keila, a destruir la ciudad por causa mía.¿Me entregarán los vecinos de Keila en sus manos? ¿DescenderáSaúl, como ha oído tu siervo? Jehová Dios de Israel, te ruegoque lo declares a tu siervo.… Y Jehová respondió: Os entregarán(1 Samuel 23:10–12).

Dios imparte el conocimiento necesario a aquellos que lobuscan, pero El luego espera que tomen acción. En vista dela información que Dios compartió, David puso en marcha supropio curso de acción. El no se hizo débil en sus oraciones—como hacen algunas veces las personas—y no se negó a tomarla acción que obviamente exigía la revelación de Dios.

En otra ocasión “David consultó a Jehová, diciendo:¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Yél le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y decierto librarás a los cautivos” (1 Samuel 30:8).

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La manera en que David se acercaba a Dios era pormedio de Abiatar, un sacerdote, quien a su vez utilizaba elUrim y el Tumim que Dios había ordenado para determinar lavoluntad del Señor. Hoy no tenemos necesidad de sacerdotesintermediarios, aparte de Cristo, ni de ningún aparatomisterioso, porque tenemos al Espíritu Santo para comunicara nuestros corazones la voluntad divina.

La elevación de soldado a rey no alteró la práctica deorar de David: “Después de esto aconteció que David consultóa Jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá?Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a decir: ¿A dóndesubiré? Y él le dijo: A Hebrón” (2 Samuel 2:1). Es encomiablepara la persona que su vida de oración esté tan profundamentearraigada y establecida que las vicisitudes de la vida no logrenestorbarla. Cuando llega la exaltación, algunos tienden adisminuir la misma práctica que los lleva allí. Pero no así David.Su rango no tenía nada que ver con su práctica de orar,excepto quizás para intensificarla.

La sensibilidad de David hacia su necesidad de direccióndivina es ejemplar en extremo. El no tenía dudas sobre si eraDios el que había ordenado la destrucción de los filisteos. Sinembargo, el tiempo de esa destrucción y los medios particularessiempre estaban libres. De manera que con regularidadpedía—y recibía—la fiel y explícita dirección de Dios.

Y consultando David a Jehová, él le respondió: No subas, sinorodéalos, y vendrás a ellos enfrente de las balsameras. Y cuandooigas ruido como de marcha por las copas de las balsameras,entonces te moverás; porque Jehová saldrá delante de ti a herir elcampamento de los filisteos (2 Samuel 5:23,24).

La oración en tiempos de gran bendición

Natán el profeta comunicó al rey David lo que ha sidollamado el Pacto Davídico (vea 2 Samuel 7), con susabundantes promesas y seguridad. Sin embargo, David no sejactó de la abrumadora revelación; por el contrario, se fue aorar:

La oración en tiempos de gran bendición

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Capítulo 4Las

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PARTE 1

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Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: SeñorJehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayastraído hasta aquí? Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová,pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir.…¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conocesa tu siervo, Señor Jehová. Todas estas grandezas has hecho por tupalabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo. Portanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay comotú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído connuestros oídos… (2 Samuel 7:18–22).

Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra quehas hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a loque has dicho. Que sea engrandecido tu nombre para siempre, yse diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casade tu siervo David sea firme delante de ti. Porque tú, Jehová de losejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yote edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valorpara hacer delante de ti esta súplica. Ahora, pues, Jehová Dios, túeres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este biena tu siervo. Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para quepermanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios,lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervopara siempre (2 Samuel 7:25–29; cfr. 1 Crónicas 17:16–27).

Aunque la postura física en la oración pueda en ocasionesser de significancia, es la postura espiritual, o del corazón, laque le interesa mayormente al Señor.

No es al que de pie está,Ni al que de rodilla está,

Sino al que dobla su corazónA quien el Señor su gracia dará;

Es del alma la posturaque complace o que ofende;

Si ante Dios justo no esNada hay que pueda remediar.1

Entre las muchas lecciones que se han de derivar de estaoración de David, las siguientes deben examinarse:

1Herbert Lockyer, All the Prayers of the Bible [Todas lasoraciones de la Biblia] (Grand Rapids: Zondervan Publishing House,1959), 82.

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PARTE 1Capítulo 4Lasoracionesde Davidy otrossalmistas

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1. La actitud del corazón de la persona que ora debe seruna de humildad (vv. 18,19).

2. La persona que ora debe reconocer que Dios tienetotal conocimiento de sus siervos y debe acercarse a Dioscomo tal (v. 20).

3. Dios da a conocer sus planes e intenciones a sus siervossegún su propio corazón. En otras palabras, el grado y elpunto de su revelación los decide El (v. 21).

4. Es para la ventaja del que ora, siendo entre otras cosasun estímulo muy valioso para la fe, el contemplar y declarar lagrandeza de Dios (v. 22).

5. El reconocimiento y el aprecio por el pueblo redimidode Dios (la familia de Dios), quienes son suyos para siempre,es de suma importancia (vv. 23,24).

6. Nuestras oraciones deben abarcar tanto la casa deDios como la casa de los siervos de Dios (vv. 25–29).

La oración en tiempos de fracaso

La necedad y la temeridad son la suerte común de loshumanos. Pocos, si es que los hay, se escapan, ni siquiera eldevoto y poderoso rey David. El corazón de David, siendoconforme al corazón de Dios (Hechos 13:22), era su posesiónespiritual más valiosa. Cualquier cosa que llegara a su vida—fracaso, juicio erróneo, pecado, necedad—su corazón, comoun compás, siempre lo dirigía a la salida, porque muy dentrode su corazón él en verdad quería hacer la voluntad de Dios.Esto siempre lo llevaba a hacer confesión, a demostrararrepentimiento y recibir perdón. Pero no se debe pensarque su corazón era simplemente un mecanismo de escapepor medio del cual él podía evitar las consecuencias de sunecedad. El relato de las consecuencias de la relación ilícitaentre David y Betsabé comprueba esto. El bebé que nació desu adulterio estaba muy enfermo, haciendo que David acudieraa la oración: “Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunóDavid, y entró, y pasó la noche acostado en tierra” (2 Samuel12:16).

La oración en tiempos de fracaso

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 4Las

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PARTE 1

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Aun ante el total y devastador fracaso, los devotos oran.David se había quedado literalmente en Jerusalén (cfr. 2 Samuel11:1) mientras sus ejércitos estaban en guerra, y muy bienpuede ser que sus vastas conquistas habían por un tiempocausado la negligencia en su relación con Dios que de otramanera era vital. O si ese no era el caso, la lección es queaunque las personas oran, permanecen susceptibles a suspasiones y deben siempre estar en guardia contra el inesperadomomento de tentación.

Antes de orar, David había reparado sus cercasespirituales. El había confesado sus terribles hechos (12:13)y se había asegurado de la gracia y misericordia de Dios. Sinesa contrición, su oración en sí hubiera sido un insolentepecado. Pero aun con la confesión de David, y a pesar de losdías de ayuno e intercesión, Dios rechazó la petición. Suvoluntad era que el niño muriera (12:14). La oración no pudoborrar el daño que había sido hecho; ciertas consecuenciastenían que seguir, a pesar del perdón total.

En otra ocasión, después que David neciamente (quizásorgullosamente) contó al pueblo de Israel y Judá (vea 2 Samuel24:1–15), acarreándose para sí la ira de Dios, estuvo prontoa confesar su pecado: “Y David dijo a Jehová, cuando vio alángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad;¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelvacontra mí, y contra la casa de mi padre” (2 Samuel 24:17).

Muy raro es que una persona peque y sólo se afecte a símisma. Entre más visible sea y más responsabilidad tenga lapersona, más amplio es el impacto del pecado. Hay angustiaen reconocer el propio pecado de uno, pero eso casi ni secompara con la angustia de darse cuenta del efecto en losdemás. Fue esa clase de angustia que hizo que David oraracomo lo hizo, y luego le trajo cierto alivio. El historiador(probablemente Esdras) registra la comunión recuperada:

Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustosy ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuegodesde los cielos en el altar del holocausto (1 Crónicas 21:26).

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PARTE 1Capítulo 4Lasoracionesde Davidy otrossalmistas

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El consumo de las ofrendas por el fuego de Dios seconvirtió para David en la seguridad y evidencia de que habíasido aprobado y aceptado.2 Aunque el fuego literal ya no esel medio que Dios usa para demostrar su aceptación e impartirseguridad al que trae la ofrenda, El todavía tiene un fuegosanto de confirmación y seguridad para aquellos que se ofrecena sí mismos sobre su altar (Hechos 2:1–4).

La oración en medio de la adversidad

“Hubo hambre en los días de David por tres añosconsecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová le dijo:Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuantomató a los gabaonitas” (2 Samuel 21:1). Las condicionesadversas—ya sean físicas y terrenales (sequía, hambre,sufrimiento, enfermedad) o espirituales (el desliz espiritual delpueblo de Dios) o la ausencia de un agudo sentido de lapresencia de Dios—deben llevarnos a inquirir con ahínco deDios, a una sincera búsqueda de su rostro. Tal búsqueda muybien podría descubrir la causa de la condición que existe ypersiste. David aprendió que el problema presente de Israeltenía sus raíces en la administración anterior, y que la presentecosecha era el fruto de la siembra pasada. Saúl, en su ligerezay descuido, había dirigido un ataque sobre los gabaonitas conquienes Israel tenía un pacto (vea Josué 9:15–27); la justiciadivina no dejaría descansar el caso, aunque estuviera muertoel perpetrador. Armado con la perspectiva de Dios sobre elproblema, David se propuso efectuar un remedio (2 Samuel21:3–6). “Y Dios fue propicio a la tierra después de esto”(21:14).

2Siendo que esta es una manera en el Antiguo Testamento dedemostrar la aprobación divina (cfr. Levítico 9:24; 2 Crónicas 7:1), eramuy probable la manera en que Dios demostró su aceptación de laofrenda de Abel mientras que la ofrenda de Caín permaneció rechazaday sin quemarse (vea Génesis 4:4,5).

La oración en medio de la adversidad

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Capítulo 4Las

oracionesde David

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PARTE 1

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La oración como expresión de alabanza

La alabanza es una parte esencial de la oración; de hecho,es la forma más elevada de la oración, y en esto David era unexperto. “Habló David a Jehová las palabras de este cántico,el día que Jehová le había librado de la mano de todos susenemigos, y de la mano de Saúl” (2 Samuel 22:1). Todo elcapítulo 22 de 2 Samuel es un salmo de alabanza; David dabareconocimiento y la mayor alabanza a Dios por su bienpercibido papel en su caminar diario. David reconocía el poderde Dios y lo alababa por la liberación, especialmente de lascircunstancias más amenazantes de la vida. El honraba a Diospor la dirección, la capacitación y las victorias que da.¡Verdaderamente El es un Dios fiel que se merece todaalabanza! (Este aspecto de la vida de oración de David setratará más ampliamente en el estudio de los salmos).

La oración pública de un dirigente recto

Primera de Crónicas 29 contiene una magnífica oraciónde David ante la congregación de Israel:

“Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delantede toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová,Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuyaes, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y elhonor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierrason tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobretodos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobretodo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacergrande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotrosalabamos y loamos tu glorioso nombre.…

“Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti,como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cualsombra que no dura. Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundanciaque hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tumano es, y todo es tuyo. Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas loscorazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de micorazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he vistocon alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti

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espontáneamente. Jehová, … conserva perpetuamente estavoluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guardetus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos y para que hagatodas las cosas, y te edifique la casa para la cual yo he hechopreparativos” (1 Crónicas 29:10–13,15–19).

Esta gran oración, un modelo para cualquier siervo queora en público, se divide fácilmente en cinco intensasexpresiones del corazón de un líder agobiado por laresponsabilidad:

1. David modela la entrada confiada ante la presencia deDios (vv. 10–13). ¡Qué encantador e inspirador ejemplo paralos líderes de congregaciones! El reconocer la grandeza y elpoder de Dios, loar su celestial majestad y alabar su gloriosonombre son siempre formas correctas de comenzar unaoración pública.

2. David reconoce la capacitación divina (vv. 14–16).Aparte de la provisión de Dios, nadie tendría nada que ofrecer:“Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos”.No hay lugar para que ninguno de nosotros se gloríe de loque damos; como David, podemos gloriarnos solamente dela capacitación que Dios nos da (2 Corintios 9:8). El reconoceresta verdad ante Dios es procurar una capacitación aún mayorpara compartir lo que Dios nos ha dado.

3. David confiesa que Dios se agrada de un corazón recto(1 Crónicas 29:17). Cualquier líder de personas muy bienpuede meditar sobre el entendimiento que David tenía delhecho de que Dios ve los pensamientos e intentos de cadacorazón. Dios se agrada de manera especial de los corazonesque gustosamente se ofrecen a sí mismos, sus habilidades ysus posesiones para el servicio de El.

4. David pide un continuo espíritu de liberalidad entre elpueblo de Dios (v. 18). La liberalidad es cualidad de Dios.No es de extrañarse que genere tal gozo—en Dios y en eldador. La plegaria de David y la nuestra muy bien podría ser:Que esta cualidad prevalezca para siempre.

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Capítulo 4Las

oracionesde David

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5. David ora por otros líderes (v. 19). El oró que su hijopudiera ser, como él, un hombre conforme al mismo corazónde Dios y llevara a cabo la visión del padre. Que todo padrede familia se arrodille como este devoto gigante y ofrezca unapetición similar.

Para dar completa atención a cada una de las oracionesde David y de otros en el libro de los Salmos sería necesarioun volumen bastante grande. Así que examinaremos sóloalgunas oraciones selectas para sacar lecciones mayores dela práctica de David. Sin embargo, este no debe ser un estudioteórico. “La poesía, como la música, se puede analizarprofundamente, pero al final debe ser apreciada yexperimentada, y el divorciar el elemento de la subjetividaddel entendimiento de la poesía, es despojarla de su poder.”3

La oración sincera es una medida exacta del verdaderoser de la persona, una revelación del corazón. Por loconsiguiente, los Salmos ofrecen un cuadro correcto de David(2 Samuel 23:2), el príncipe de los que oran, y otros salmistas,según el Espíritu hablaba por medio de ellos (1 Crónicas 25:1).Pues todos fueron usados por el mismo Espíritu Santo parabendecirnos.

Reconocer a Dios

La oración escasamente es oración aparte de un correctoreconocimiento del Dios a quien se le dirige. La oración enlos Salmos es muy ejemplar en este respecto.

Por el dominio del lenguaje apropiado, la medida deexcelencia de la expresión de la oración de los Salmos no se

3Peter C. Craigie, Psalms 1–50 [Salmos 1–50], vol. 19, WordBiblical Commentary Series (Waco, TX: Word Books, 1983), 36.Aunque este estudio no examinará todos los salmos, se anima allector a hacerlo así, personalmente orando las palabras en ellos cuandosea apropiado. Se recomienda la disciplina de leer el libro de los Salmospara recibir ánimo y beneficio espiritual. Tres salmos al día, además deotro estudio bíblico, fortalecerá su vida de oración.

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puede superar. Dentro de ellos tenemos “el mismo diccionariode términos devocionales”. Su gracia y elegancia de expresiónnos ofrecen un rico vocabulario para usar cuando nosacercamos a Dios.4

Fíjese cómo David y los otros salmistas repetidamentehonran a Dios por su majestuoso poder y gloria, por sufidelidad, justicia y amor infalible. El es el Creador y el quesostiene todas las cosas. El es un Dios bueno, lleno demisericordia y listo para perdonar. Porque El es eterno, Elsiempre está presente, siempre disponible. Podemos siempreacercarnos a El con confianza, pues El se interesa por nosotros(vea Nahum 1:7; Efesios 5:29; Hebreos 4:16; 1 Pedro 5:7).La alabanza nos lleva ante su presencia al reconocer quién esEl y lo que ha hecho y puede hacer.

¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda latierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos (Salmo 8:1).

Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanzahasta las nubes. Tu justicia es como los montes de Dios, tus juicios,abismo grande.… ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!(36:5–7).

Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado en laciudad de nuestro Dios, en su monte santo (48:1).

Dios … [es] esperanza de todos los términos de la tierra, … el queafirma los montes con su poder, ceñido de valentía; el que sosiegael estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, y el alborotode las naciones (65:5–7).

Atribuid poder a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su poderestá en los cielos. Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; elDios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo (68:34,35).

Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordiapara con todos los que te invocan. Mas tú, Señor, Diosmisericordioso y clemente (86:5,15).

4Lockyer, All the Prayers [Todas las oraciones], 103.

Reconocer a Dios

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Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñóde poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá. Firme es tutrono desde entonces; tú eres eternamente (93:1,2).

Porque Jehová es Dios grande, y Rey grande sobre todos losdioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, ylas alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues éllo hizo; y sus manos formaron la tierra seca. (93:3–5).

Bendice, alma mía, a Jehová. Jehová Dios mío, mucho te hasengrandecido; te has vestido de gloria y de magnificencia. El quese cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos comouna cortina, que establece sus aposentos entre las aguas, el quepone las nubes por su carroza, el que anda sobre las alas delviento; el que hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas defuego sus ministros. Él fundó la tierra sobre sus cimientos; no serájamás removida (104:1–5).

La manera en que percibimos a Dios tiene mucho que vercon nuestra oración. Y aunque David parecía reconocer aDios como el Dios enaltecido que realmente es, al mismotiempo él poseía un don para hacer a Dios real ante lascircunstancias de la vida. El tesoro de frases descriptivas queusa para Dios es impresionante:

Escudo alrededor de mí; mi gloria y el que levanta mi cabeza [o sea, en victoria sobre los enemigos] (3:3)Fortaleza mía, roca mía y castillo mío (18:1,2)Mi pastor (23:1)El que me ayuda (54:4)Mi esperanza (71:5)Mi porción (73:26)Mi rey desde tiempo antiguo (74:12)Sol y escudo (84:11)Mi padre (89:26)Refugio (90:1)Mi cántico (118:14)Tu sombra a tu mano derecha [es decir, ahí mismo junto a ti para protegerte] (121:5,7)Misericordia mía (144:2)

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Alabanza y adoración

La alabanza y la adoración son ingredientes esenciales dela oración. David fue el que fijó el ritmo por todos los tiempospara este alto y santo ejercicio; otros salmistas siguieron suejemplo.

Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tusmaravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre,oh Altísimo (9:1,2)

Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, ymi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y lafuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a Jehová, quien esdigno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos (18:1–3).

Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, ohAltísimo; anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cadanoche, en el decacordio y en el salterio, en tono suave en el arpa.Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; en lasobras de tus manos me gozo. ¡Cuán grandes son tus obras, ohJehová! Muy profundos son tus pensamientos (92:1–5).

Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tusdolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona defavores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo quete rejuvenezcas como el águila (103:1–5).

Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, y bendeciré tu nombre eternamente ypara siempre. Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombreeternamente y para siempre. Grande es Jehová, y digno de supremaalabanza (145:1–3).

Otra vez vemos cómo David y los salmistas alababan alSeñor en todas las cosas y con todos los medios, especialmenteusando la música instrumental y el canto. Su alabanza no erauna repetición formal de unas pocas frases fijas. Aunque lossalmos muchas veces eran compuestos para la adoracióncongregacional, o para celebrar ocasiones específicas, lossalmos brotaron de corazones movidos e inspirados por elEspíritu Santo. Animaban a los adoradores a poner todo su

Alabanza y adoración

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corazón y alma en su adoración y en honrar a Dios por suprovisión en cada aspecto de la vida.

Petición

Además de practicar la alabanza y la adoración, David ylos otros salmistas hacían súplica. Aunque su oración estámarcada por el balance (no como muchas personas), lossalmos están llenos de petición. Y característicamente abarcanuna gran variedad de situaciones y circunstancias. Practicabanla advertencia de Jesús mucho antes de que nuestro Salvadorenunciara sus palabras “sobre la necesidad de orar siempre”(Lucas 18:1). En todo tiempo y en toda circunstancia, la oraciónes la instrucción divina para los hijos de Dios.

Para guía: Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de misenemigos (5:8).

Para misericordia: Ten misericordia de mí, oh Jehová,porque estoy enfermo; sáname, oh Jehová, porque mis huesosse estremecen. Mi alma también está muy turbada; y tú,Jehová, ¿hasta cuándo? (6:2,3).

Para comprensión: ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y teescondes en el tiempo de la tribulación? (10:1).

Para consuelo: ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidaráspara siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas enmi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mienemigo sobre mí? (13:1,2).

Para liberación de los malos: Levántate, oh Jehová; … libra mi alma de los malos con tu espada, de los hombrescon tu mano, oh Jehová, de los hombres mundanos, cuyaporción la tienen en esta vida (17:13,14).

Para la ayuda de Dios en tiempo de angustia: En miangustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó mi vozdesde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos(18:6).

Para limpieza del pecado escondido y deliberado:¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los

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que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de lassoberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro,y estaré limpio de gran rebelión (19:12,13).

Para palabras y pensamientos agradables: Sean gratoslos dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delantede ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío (19:14).

Para perdón: Mira mi aflicción y mi trabajo, y perdonatodos mis pecados (25:18).

Para ayuda del Señor: Oye, oh Jehová, y ten misericordiade mí; Jehová, sé tú mi ayudador (30:10).

Para bendición de Dios: Haz resplandecer tu rostro sobretu siervo; sálvame por tu misericordia (31:16).

Para la perpetua presencia de Dios: No medesampares, oh Jehová; Dios mío, no te alejes de mí.Apresúrate a ayudarme, oh Señor, mi salvación (38:21,22).

Para liberación del juicio de Dios: Líbrame de todas mistransgresiones; no me pongas por escarnio del insensato.…Quita de sobre mí tu plaga; estoy consumido bajo los golpesde tu mano. Con castigos por el pecado corriges al hombre,y deshaces como polilla lo más estimado de él.… Oye mioración, oh Jehová, y escucha mi clamor. No calles ante mislágrimas.… Déjame, y tomaré fuerzas, antes que vaya yperezca (39:8,10–13).

Para luz y verdad: Envía tu luz y tu verdad; éstas meguiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas(43:3).

Para un corazón puro y un espíritu firme: Crea en mí,oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentrode mí (51:10).

Para retener la presencia de Dios y al Espíritu Santo:No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santoEspíritu (51:11).

Para restauración del gozo de la salvación: Vuélvemeel gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente (51:12).

Para que el favor de Dios retorne a su pueblo: Oh,Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste; te has airado;¡vuélvete a nosotros! (60:1).

Petición

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Capítulo 4Las

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PARTE 1

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Para ver el poder y la gloria de Dios: Dios, Dios míoeres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, micarne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas,para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en elsantuario (63:1,2).

Para la ayuda de Dios al estar abrumados: Sálvame,oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. Estoyhundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; hevenido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido;han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios (69:1–3).

Para ayuda en la vejez: Aun en la vejez y las canas, ohDios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a laposteridad, y tu potencia a todos los que han de venir (71:18).

Para la atenta respuesta de Dios en medio de ladificultad: Jehová, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor.No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina amí tu oído; apresúrate a responderme el día que te invocare(102:1,2).

Para el examen y la corrección de Dios: Examíname,oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mispensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, yguíame en el camino eterno (139:23,24).

Confesión

La confesión es un ingrediente esencial de la oración, puesabre la puerta de la misericordia y suelta el perdón de Dios(vea 2 Samuel 12:13). Las oraciones en los Salmos incorporanimportantes momentos de confesión.

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesarémis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mipecado (Salmo 32:5).

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme ala multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y

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más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozcomis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti,contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos;para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro entu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado meconcibió mi madre (51:1–5).

Acción de gracias

La acción de gracias tuvo un lugar importante en lasoraciones de los Salmos, y así debe ser en las nuestras. Lafalta de agradecimiento es un sutil enemigo del alma,conduciendo más y más a las tinieblas (Romanos 1:21).

Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Diosmío, te alabaré para siempre (Salmo 30:12).

Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, lo exaltaré con alabanza(69:30).

Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová(116:17).

Una nota final antes de terminar nuestro estudio de lasoraciones que se encuentran en los Salmos: David habíaaprendido la exigente disciplina del hábito de la oración,registrando su práctica en por lo menos dos ocasiones.

Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentarédelante de ti, y esperaré (5:3).

Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré (55:17).

No hay duda que tal práctica comenzó durante sujuventud. Es razonable creer que antes que David terminarasus días como pastor, ya se había convertido en una personade oración. Pues seguramente no hay ningún substituto parala soledad cuando estamos aprendiendo y practicando el santoarte de la oración.

Acción de gracias

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Capítulo 4Las

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Preguntas de estudio

1. ¿Por qué David fue llamado un hombre conforme alcorazón de Dios?

2. ¿Cuándo es falta de fe repetir una oración y cuándo esuna expresión de fe?

3. ¿Qué nos enseñan las oraciones de David sobre laimportancia de la actitud del corazón?

4. ¿Puede usted resumir lo que ha aprendido del ejemplode David acerca de la oración pública?

5. ¿Qué demuestra el ejemplo de David sobre cómodebemos acercarnos a Dios en oración?

6. ¿Cuáles son algunas de las otras lecciones que sepueden aprender de las oraciones que se encuentran en ellibro de los Salmos?

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— Capítulo cinco —

Salomón

Algunas de las oraciones más ejemplares de toda la Bibliason las del rey Salomón, hijo de David y el sucesor al trono.A lo contrario de las oraciones de David, muy pocas de lasoraciones de Salomón se encuentran escritas, pero para cadaoración escrita se encuentra también una respuesta. El relatomás antiguo de sus oraciones se encuentra en 1 Reyes (veatambién 2 Crónicas 1:7–13).

Una humilde oración por sabiduríaY se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche ensueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. Y Salomóndijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porqueél anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud decorazón para contigo; y tú le has reservado esta tu granmisericordida, en que le diste hijo que se sentase en su trono,como sucede en este día. Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me haspuesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soyjoven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tupueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puedecontar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazónentendido para juzgar a su pueblo, y para discernir entre lo bueno y

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Capítulo 5Las

oracionesde

Salomóny los

dirigentesposteriores

de Israel

PARTE 1

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lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?(1 Reyes 3:5–9).

De particular interés es la palabra de Dios al joven rey:“Pide lo que quieras que yo te dé”. Pedir es importante tantopara nosotros como para Dios: para nosotros porque reconocenuestra dependencia en Dios, y para Dios pues de ciertamanera El ha hecho que su obra dependa de nuestro ejerciciode la fe. Jesús instruyó: “Pedid, y se os dará; buscad, yhallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Pero el recibirdepende de la manera en que se pide. “Y esta es la confianzaque tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a suvoluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14). “Pedís, y no recibís,porque pedís mal” (Santiago 4:3).

Antes que Salomón lanzara su petición, él hizo variosreconocimientos notables:

1. Dios había demostrado gran misericordia y bondadpara con su padre, David (1 Reyes 3:6).

2. Fue Dios el que lo hizo rey en el lugar de su padre (v. 7).3. No era absolutamente capaz de dirigir al pueblo

escogido de Dios, “un pueblo grande, que no se puede contarni numerar” (vv. 7,8).

Es fácil de comprender que Salomón se sintiera abrumadopor su responsabilidad. Sin embargo, para crédito suyo, élno consideró su patrimonio (hijo del poderoso rey David)como amplia capacitación para la tarea. ¡Qué lección másgrande tienen que aprender los hijos de padres prominentes ycapaces cuando de alguna u otra manera los hijos heredan ellugar de liderazgo de los padres!

Note la petición de Salomón (v. 9). La atención de Diosse gana no sólo con una actitud humilde sino también con unapetición sin egoísmo. Un individuo menos que Salomón pudohaber pedido aquello que le traería beneficio personal:riquezas, poder, honor. Pero no Salomón. Su oración seinteresaba solamente por el bienestar de su pueblo. Noconsideró al pueblo como suyo, sino de Dios. Tomó el lugar

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PARTE 1Capítulo 5LasoracionesdeSalomóny losdirigentesposterioresde Israel

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de un pastor menor, dispuesto a llevar a cabo la voluntad deDios y trabajar por el pueblo de Dios. El deseaba sabiduríapara poder juzgar con discriminación y administrar con justicialos asuntos del reino. “Y agradó delante del Señor queSalomón pidiese esto” (v. 10). A la respuesta afirmativa a lapetición de Salomón, Dios también añadió lo que Salomónno había pedido: “riquezas y gloria” y “alargaré tus días”(vv. 11–14).

Una renovación del pacto

Después de terminar el templo del Señor, que se tomósiete años, Salomón hizo que los sacerdotes colocaran el arcadel Señor en el santuario interno, el Lugar Santísimo (1 Reyes8:6). Cuando los sacerdotes salieron del santuario, una nubellenó el templo de modo que los sacerdotes no pudieron llevara cabo su servicio. Entonces Salomón ofreció una oracióndedicatoria (1 Reyes 8:22–53), que es una de las oracionesmás largas en la Escritura. Se debe leer completamente, peropara esta discusión, ciertas porciones selectas nos dan su tonoy contenido:

“Luego se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presenciade toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos alcielo, dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba enlos cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordiaa tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón.…

“Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que loscielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuántomenos esta casa que yo he edificado? Con todo, tú atenderás a laoración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo elclamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti; que esténtus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre estelugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oraciónque tu siervo haga en este lugar. Oye, pues, la oración de tu siervo,y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirásen el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.

“Si alguno pecare contra su prójimo … tú oirás desde el cielo yactuarás, y juzgarás a tus siervos, condenando al impío y haciendo

Salomón

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 5Las

oracionesde

Salomóny los

dirigentesposteriores

de Israel

PARTE 1

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recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo paradarle conforme a su justicia.

“Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de sus enemigos porhaber pecado contra ti, y se volvieren a ti y confesaren tu nombre, yoraren y te rogaren y suplicaren en esta casa, tú oirás en los cielos,y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierraque diste a sus padres.

“Si el cielo se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti,y te rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren delpecado, cuando los afligieres, tú oirás en los cielos, y perdonarásel pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles elbuen camino en que anden.…

“Toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre … yextendiere sus manos a esta casa, tú oirás en los cielos, en ellugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada unoconforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces.…

“Asimismo el extranjero … [que] viniere a orar a esta casa, tú oirásen los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todoaquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para quetodos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, comotu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre estacasa que yo edifiqué.

“Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), yestuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo,para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca, yellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si seconvirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los cautivaron, ydijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometidoimpiedad; y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda sualma, … tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oracióny su súplica, y les harás justicia. Y perdonarás a tu pueblo quehabía pecado contra ti, … y harás que tengan de ellos misericordialos que los hubieren llevado cautivos…” (1 Reyes 8:22,23,27–36,38,39,41–43,46–50).

La oración de Salomón tiene tres divisiones que seidentifican rápidamente:

1. Una petición general de que Dios honrara su palabradada a David y que oyera la oración de su siervo Salomón(vv. 22–30).

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2. Siete peticiones especiales (vv. 31–50). Estas fueronexpresadas en paralelismo poético. Sus “si” están balanceadospor un “entonces” sugerido, sus “cuando” por “entonces”sugeridos. (Cada declaración emparejada revela una profundateología de la oración; todo aquel que estudia sobre la oraciónse beneficiaría al prestar cuidadosa atención a cada petición.)

a. Cuando un hombre tenga que hacer juramento,entonces oye desde los cielos y actúa (vv. 31,32).

b. Cuando el pueblo confesare su pecado, entonces oyedesde los cielos y perdona el pecado (vv. 33,34).

c. Cuando el pueblo se volviere de su pecado porque túlos has afligido, entonces oye desde los cielos yperdona su pecado (vv. 35,36).

d. Cuando el pueblo se examinare en tiempos de hambreo de plaga y orare, entonces trata con cada personasegún la acción o el perdón que necesite (vv. 37–40).

e. Cuando un extranjero venga y ore hacia el templo portu gran nombre, entonces haz lo que te pida elextranjero (vv. 41–43).

f. Cuando envíes a tu pueblo a la guerra y ellos oren,entonces oye desde los cielos y sostén su causa(vv. 44,45).

g. Cuando el pueblo pecare y tú los enviares al cautiverioy se arrepientan de su pecado y oren, entonces óyelosy perdónalos (vv. 51–53).

3. Una petición concluyente pidiendo la atención minuciosade Dios para su pueblo separado (escogido) (vv. 51–53).

De suma importancia en las oraciones de Salomón era sureconocimiento de que la bendición y provisión de Dios estánrelacionadas a las acciones y al cumplimiento de los requisitosy condiciones divinos. Olvidar esto es orar en vano.

La postura de Salomón mientras oraba y sus accionesfísicas no carecen de significado. El extendió “sus manos alcielo” (v. 22) y “se levantó de estar de rodillas delante delaltar de Jehová” (v. 54). Las manos extendidas hacia los cielos

Salomón

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muestran que estaba dispuesto a recibir la bendición y ayudade Dios. Al arrodillarse humildemente (a pesar de que era elrey y muy bien podía sentarse al venir ante el Señor), élreconoció la soberanía de Dios como el Rey divino y su propiaindignidad y dependencia en Dios.

El versículo 27, aunque reconoce la omnipresencia deDios, revela la percepción que tenía Salomón de la grandezae infinidad de Dios, ciertamente un ingrediente vital en la vidade oración eficaz. Cuán totalmente grato es pasar de nuestraslimitaciones humanas al poderoso Dios que no tiene igual,que es al mismo tiempo infinito y eterno, que no puede sercontenido en una simple casa terrenal, ni siquiera en los cielosmás altos, que no conoce ninguna limitación de tiempo. Elhabita los tiempos sin límite y los años sin fin. ¡Qué grande esnuestro Dios!

Elías

Pocas personas han logrado tanto reconocimiento porsus oraciones como el profeta Elías. Pues cuando él oraba asu Dios (el nombre “Elías” significa “Mi Dios es Jehová”), losresultados eran extraordinarios.

Una de las razones por las que lograba esta clase deresultados debe haber sido una relación de comunicaciónregular entre él y Dios, una relación sugerida en 1 Reyes 17:1:“Elías tisbita … dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, encuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estosaños, sino por mi palabra”. La frase “en cuya presencia estoy”indica por lo menos la relación personal de Elías con Dios ysu lugar como representante de El. También sugiere lacomunión que tenía Elías con El, como también su hábito derecibir dirección de El.

Una oración poderosa, eficaz

La mano de Dios o sus propósitos en las vicisitudes de lavida no siempre se asesoran correctamente—como en la

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historia del hijo de la viuda que murió sólo para ser levantadode los muertos (lea 1 Reyes 17:8–24)—pues “ahora vemospor espejo, oscuramente” (1 Corintios 13:12).

Y clamando a Jehová [Elías], dijo: Jehová Dios mío, ¿aun a la viudaen cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir suhijo? Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo:Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño aél. Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió(1 Reyes 17:20–22).

Desde el punto de vista de la viuda, la repentina muertede su único hijo era un castigo por algún pecado de su juventud,escondido desde hacía mucho tiempo en la cámara secretade su memoria; ¿y quién puede decir que Dios no emplea enalgunos casos dichos medios para obtener el necesarioarrepentimiento, librando así el alma para elevarse más? Perose debe recordar que Satanás es un maestro de la estratagemaque se deleita en aprovecharse de las circunstanciasdesagradables de la vida, usándolas para inducir lacondenación por pecados que ya han sido perdonados ylimpiados desde hace mucho tiempo (cfr. Romanos 8:1,33,34).

Al orar, Elías también pudo haber equivocadamenteacusado a Dios de haber matado al hijo de la viuda. Tanto lamadre como el profeta estaban sujetos a las limitaciones y lossentimientos humanos. Es muy posible que ninguna de lassupuestas causas de la muerte fuera totalmente correcta, queen esta ocasión el único propósito de Dios fuera demostrarsu poder milagroso para traer gloria a su persona (cfr. Juan9:3; 11:4). Pero no importa cuál sea nuestra evaluación de lasrazones por las que Dios causó o permitió que sucediera unatragedia, está verdaderamente dentro de los límites el implorara Dios pidiéndole una solución al problema. Nuestro errormuy fácilmente puede ser que primero sacamos nuestraspropias conclusiones, y luego oramos. Pero ese orden enreversa muy bien nos puede evitar la innecesaria angustia yguardarnos de acusar a Dios erróneamente.

Elías

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Algunos especulan sobre la razón por la que Elías se tendiósobre el niño; es suficiente comprender que en este acto elprofeta reveló su intensidad y total entrega para obtener lanecesaria intervención divina. Ciertamente aquí se ve la fe enacción; lo humanamente imposible se hace realidad cuando elDios de lo imposible demuestra libremente su poder sin límite.El raro comportamiento de Elías no fue la causa, sino el mediopor el que la oración fue contestada.

“La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16).Elías era un excelente ejemplo de la validez de esa inspiradadeclaración. El tenía una sola pasión cuando rogaba a Diospor el niño muerto; estaba consumido por su desesperantepetición. Su clamor no dejó duda acerca del final que buscaba:“Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de esteniño a él” (1 Reyes 17:21). La oración de Elías quizás no estéde acuerdo con nuestros conceptos de la oración aceptable;fue una oración por un milagro temporal, sin condiciones nialternativas. Sin embargo, el Señor la oyó y la contestó.

Recordatorios de quién es Dios

Elías y 450 profetas de Baal se reunieron frente al pueblopara probar quién era Dios, el Señor Jehová o Baal. El pueblodecidió que esto sería una buena prueba e hizo lospreparativos. Aunque los profetas clamaron a Baal desde lamañana hasta la noche, no recibieron respuesta. EntoncesElías avanzó y comenzó a orar:

Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profetaElías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoymanifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y quepor mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme,Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, ohJehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos(1 Reyes 18:36,37).

La manera en que nos dirigimos a Dios es de muy pocaconsecuencia. Puede provocar la fe en los que oran y despertar

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el corazón de los que oyen. El reconocer quién es Dios elevala fe en lo que El puede hacer. El no es un dios como Baal,que no pudo contestar aunque sus profetas buscaron surespuesta con todo ahínco e importunio. En contraste, el Diosde Elías es el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel; cadauno de estos patriarcas había recibido respuestassobrenaturales a sus oraciones. Sólo una vez antes en laEscritura se usa esta identificación de Dios como el Dios deAbraham, de Isaac y de Israel; y esa vez fue Dios mismo elque la usó en la zarza que ardía (Exodo 3:6). Nuestrasoraciones pueden enriquecerse al dirigirnos a Dios como quiénes. (Note la oración de Pablo en Efesios 1:17: “Dios de nuestroSeñor Jesucristo, el Padre de gloria”.)

El contenido de la sencilla oración de Elías, que obtuvo larespuesta inmediata e indiscutible del cielo (vv. 38,39), revelala principal pasión del gran profeta. La oración, para nosotroscomo también para Elías, es un reflejo del corazón. Según laperspectiva de Elías, Israel tenía que saber dos cosas: (1) laidentidad de Dios y (2) la fuente de la autoridad de Elías.Tenían que conocer al Dios de Israel, pues la necedad de surey había acarriado total confusión al pueblo: “Sea hoymanifiesto que tú [el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel]eres Dios en Israel”. También tenían que entender que Elíasno andaba en una misión propia, sino que sencillamente era elsiervo de Dios, haciendo lo que se le había ordenado: “[quesepan] que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hechotodas estas cosas”.

El único propósito de Elías era volver el corazón de estepueblo al verdadero Dios (18:37). ¿Qué es necesario hoypara un regreso parecido en los corazones del pueblo portodo el mundo? Quizás sean necesarias las manifestacionessobrenaturales, como en los días de Elías. Lo que siguió hizovolver el corazón del pueblo al Dios verdadero. El fuego cayóy consumió la ofrenda, la leña, las piedras, el polvo y hasta elagua. “Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová

Elías

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es el Dios, Jehová es el Dios!” (18:39). A la inversa,reconocieron que Baal no era ningún dios.

Atrasos y persistencia

Después que fue demostrada y establecida la soberaníade Dios sobre Israel, Elías pudo anunciar con confianza quela lluvia que acabaría con la sequía venía de camino. Aunquelas palabras de su oración no se encuentran escritas, él debehaber orado con fervor para que Dios enviara la lluvia:

Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, pusosu rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Sube ahora, y mirahacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió adecir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeñanube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar.Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluviano te ataje (1 Reyes 18:42–44).

La postura del profeta mientras oraba denota la intensidadde su oración. Santiago describe esta intensidad con la palabragriega energeó (de la que se deriva la palabra “energía”),traducida en la Reina-Valera como “eficaz” y “ferviente”. Seha sugerido que la postura de Elías era como la de una mujerisraelita dando a luz; tal opinión no es indebida, puesseguramente que sí estuvo de parto para traer el nuevonacimiento espiritual de su pueblo.

Pero se puede hacer la pregunta: Siendo que Dios lehabía dicho a Elías, “Ve, muéstrate a Acab, y yo haré lloversobre la faz de la tierra” (1 Reyes 18:1), ¿por qué tuvo queorar? ¿Acaso no había obedecido Elías? Claro que habíaobedecido. Mas hubo un lapso de tiempo entre la promesa ysu cumplimiento. Muy bien nos podríamos preguntar la razónpor la demora. De alguna manera Dios debe limitar suintervención en los asuntos humanos según la participaciónactiva de sus siervos. El busca su fe y sus oraciones y luegosuelta sus beneficios. Debemos concluir que El desea, si esque no necesita, nuestras oraciones. ¡Cuánta más gloria le

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daríamos a El, y cuántos más vendrían a Dios, si oráramosjusta y consistentemente!

Hay aquí también una lección sobre la persistencia y laperseverancia, así como una leve reprensión a aquellos queinsisten que orar por una cosa más de una vez revela una faltade fe. La inexorable lucha de Elías y su repetido mandato a susiervo que fuera a ver si había algún indicio de una respuesta,eran totalmente lo contrario a la incredulidad. El sabía que ibaa llover, mas también se daba cuenta del papel decisivo queél mismo tenía que desempeñar a fin de llevarlo a cabo. Sisólo todos orásemos hoy día con ese mismo ahínco.

Tiempo de no orar

Aquí tenemos otra ilustración del asentimiento de Santiagode que Elías era humano como nosotros. Aquí tenemos denuevo nuestra oportunidad de identificarnos con él como unapersona de oración. Un día él puede orar pidiendo que bajenel fuego y la lluvia, y el próximo puede orar pidiendo la muerte.(Lea 1 Reyes 19:1–7.)

Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajode un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítamela vida, pues no soy yo mejor que mis padres (1 Reyes 19:4).

Hay tiempo de orar, y (como hemos notado con Moisésante el Mar Rojo) hay tiempo de no orar. La oración cuandoel agotamiento y la depresión han invadido nuestro cuerpoterrenal fácilmente se puede convertir en oración contraria ala benigna voluntad de nuestro Creador. Es nuestra fortunaque Dios conoce nuestra humanidad, recordando cómo nosformó (Salmo 103:14). El no nos condena por nuestrasoraciones mal dirigidas cuando la vida nos ha abrumado, nitampoco, gracias a El, las contesta. Piense en la pérdida si lehubiera contestado la aturdida petición del profeta. Dios habíaarreglado que Elías escapara de la tierra sin morir (2 Reyes2:1); pero en este momento, Elías buscó escapar de la tierramuriendo.

Elías

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Es para nuestra edificación que la Biblia cuenta toda lahistoria, hablando no sólo de las poderosas proezas de alguien,sino también de sus frustraciones, fracasos y derrotas. Alcontrario de Dios, quien no cambia, las personas en díassucesivos pueden ser o “la gloria” o “el escándalo” deluniverso. La Biblia no encubre a sus héroes. Nos deja verlostal como son, para que podamos aprender de sus tiempos dedebilidad como también de sus éxitos.

Como ya hemos observado, los resultados de lasoraciones de Elías fueron extraordinarios—tan extraordinarios,quizás, que nos intimidan, en vez de inspirarnos. Por lo tanto,además de estudiar las oraciones de Elías, hemos consideradootros comentarios bíblicos pertinentes sobre él: por ejemplo,el de Santiago, el hermano del Señor, ilustrando la oracióneficaz al referirse a Elías (Santiago 5:16–20). El EspírituSanto—como si dispuesto a desechar todo conceptoequivocado acerca de él—inspiró a Santiago a animarnos,notando que “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantesa las nuestras” (Santiago 5:17). Y así hemos visto que éltambién tenía que luchar con su propia humanidad y con laspersistentes pasiones de la naturaleza humana que luchancontra el alma.

Eliseo

Resucitando a los muertos

Como Elías, su predecesor, Eliseo fue un extraordinariohombre de oración. El recibió una “doble porción” del espíritude Elías, o sea, la porción del heredero. Por lo tanto, fuereconocido como el que tomó el lugar de Elías como líderentre los profetas (2 Reyes 2:9,15). También, como Elías,Eliseo recibió respuestas a sus oraciones que muy pocosmortales reciben:

Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendidosobre su cama. Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos,y oró a Jehová. Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo

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su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y susmanos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpodel niño entró en calor. Volviéndose luego, se paseó por la casa auna y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente,y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos (2 Reyes 4:32–35).

El levantar a los muertos ciertamente no es la orden deldía. Nunca lo ha sido, ni tampoco lo será nunca. Pero eso noquiere decir que no puede suceder. Dios no ha cambiado, nise ha disminuido su poder. A través de su poder, los muertoshan resucitado y todavía resucitarán. “¡Qué! ¿Se juzga entrevosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos?”(Hechos 26:8). Elías había sido usado en un milagro así. Yciertamente Eliseo había oído el relato por boca de su mentor;por lo tanto su fe respondió al presentarse la oportunidadpara un milagro. Su ministerio siguió el patrón de supredecesor. Escasamente podemos orar eficazmente sinprovocar a nuestros amigos a imitar la práctica.

“Se tendió sobre el niño” (2 Reyes 4:34), como si paracomunicarle algo de su calor vital. En esta manera Eliseo,como Elías, (1 Reyes 17:21), después de pedirle a Dios unmilagro, expresó la ansiedad de su deseo y de su confianzaen ese poder divino sobre el que él dependía para lograr estagran obra.

Luego se apartó del niño (el idioma hebreo puede indicarque bajó a la casa de la sunamita), paseándose de un lado aotro como alguien que está muy preocupado, intensamenteconcentrado en el milagro que buscaba. Una segunda vez setendió sobre el niño (2 Reyes 4:35). Los que intensamentedesean impartir la vida espiritual a las almas muertas debende igual manera laborar fervientemente en oración y directoencuentro. “Los medios naturales están en nuestro poder; losque son sobrenaturales pertenecen a Dios. Debemos siemprehacer nuestra parte, y rogarle a Dios que haga la suya.”1

1Adam Clarke, The Holy Bible Containing the Old and NewTestament with a Commentary and Critical Notes [La Santa Bibliaconteniendo el Antiguo y el Nuevo Testamento con un comentario ynotas críticas], vol. 2 (London: Ward, Lock & Co., s.f.), 388.

Eliseo

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Una petición para comprender lo espiritual

El rey de Siria quería capturar a Eliseo porque todos susplanes secretos contra Israel habían sido impedidos aldecírselos Dios a Eliseo y Eliseo al rey de Israel. Así que unanoche los hombres del rey de Siria rodearon la ciudad,dispuestos a capturar a Eliseo. El siervo de Eliseo tenía miedo,pero Eliseo le dijo que no temiera. Luego oró por el hombre:

Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos paraque vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquíque el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros defuego alrededor de Eliseo. Y luego que los sirios descendieron aél, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera aesta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo(2 Reyes 6:17,18).

Que el experto siervo de Dios vea es una cosa; que elprincipiante vea es otra. De manera que el anciano debe llevarla carga del más joven. Eliseo no sentía nada de la desesperanzay del desaliento que su criado sentía; sus sentidos espiritualesdiscernían la presencia de las huestes celestiales. Su criadonecesitaba la misma visión, y por eso Eliseo oró con admirablesresultados.

Pero inmediatamente Eliseo oró: “Te ruego que hierascon ceguera a esta gente”. ¡Qué irónico! Para su criado pidela vista; para el enemigo pide ceguera. Dios contestó las dosoraciones de su fiel profeta.

Al parecer, estas respuestas a la oración pueden haber sidocaprichosas. Pero al verlas ante el fondo de la situación políticanacional fueron actos de poderosa liberación. Eliseo no condujo alos sirios a Samaria para que fueran asesinados.… Eliseo leaconsejó al rey de Israel que los dejara libres y que los tratara bien.Esto a su vez trajo la liberación nacional porque “nunca más vinieronbandas armadas de Siria a la tierra de Israel” (2 Reyes 6:23).2

2Harold Lindsell, When You Pray [Cuando ores] (Wheaton, IL:Tyndale House Publishers, 1969), 141.

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David también oró para poder comprender las cosasprofundas de Dios: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas detu ley” (Salmo 119:18). Satanás es un maestro para cegar alos humanos a la realidad (cfr. 2 Corintios 4:4 y Efesios 4:18).Es de suma importancia que los siervos de Dios vean clara yverdaderamente. El medio ordenado por Dios para lograreste fin es la oración.

AsaY clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no haydiferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas!Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, yen tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eresnuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre (2 Crónicas 14:11;vea también 14:9–15).

La comparación humana es a menudo la madre del temor,y la exageración es enemiga de la fe. Cuando los doce espíasde Israel se compararon con los gigantes de Canaán, diez deellos se vieron como meras langostas y fueron víctimas de supropia exageración. Asa pudo haber fallado en forma similar,pues su ejército apenas era la mitad del ejército enemigo.Tenía 580.000 comparados con el 1.000.000 de etíopes. Peropara Asa los números no significaban mucho, porque el pueblode Dios tenía un recurso sobrenatural. “Para ti no haydiferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tienefuerzas.” La fe altera nuestra perspectiva y trae al juego, porel proceso de la oración, el poder de Aquel ante quien lospoderes multiplicados de la humanidad no son nada.

Al orar, Asa confesó su fe: “En ti nos apoyamos”.Descansar, apoyarse o confiar es una demostración de feactiva. Y la declaración de Asa, “en tu nombre venimos contraeste ejército”, fue el sello de confiada seguridad (cfr. 1 Samuel17:45 y Hechos 3:6).

Josafat

Sólo los necios carecen de temor. Y aunque el temor nospuede paralizar, también puede ser nuestro amigo,

Josafat

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especialmente cuando, como en el caso de Josafat, nos llevaa Dios. Ciertos hombres habían llegado a informar a Josafatque un gran ejército se aproximaba.

“Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultara Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. Y se reunieron los deJudá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudadesde Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová. Entonces Josafat se pusoen pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová,delante del atrio nuevo; y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿noeres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinosde las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hayquien te resista? Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores deesta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendenciade Abraham tu amigo para siempre? Y ellos han habitado en ella, yte han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: Si malviniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre,nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tunombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulacionesclamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. Ahora, pues, he aquí loshijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra noquisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sinoque se apartase de ellos, y no los destruyese; he aquí ellos nosdan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste enposesión. ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotrosno hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros;no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.

“Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y susmujeres y sus hijos” (2 Crónicas 20:3–13).

Aquí tenemos el relato más antiguo de un ayuno generalproclamado por la realeza, y evidentemente cumplido portodo Judá. La nación entera se daba cuenta de la terribleprueba que les había sobrevenido, y esto sin ninguna razónaparente. Pero así es la vida, ya sea de una nación, una iglesia,una familia o un individuo.

En algún rincón totalmente inesperado se alza una grave dificultad.Ese poder que debió haber sido un aliado de repente se convierteen un enemigo; esa misma institución que había sido la fuente delsustento amenaza arrastrarnos hacia la ruina financiera; losmismos hombres que nos prometieron ser, y que eran, nuestros

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mejores amigos de quienes podíamos depender, se volvieron ennuestros oponentes y aplastaron nuestros propósitos; la lucida,resplandeciente mañana se ha convertido en nublado mediodía, yse avecina una terrible tormenta.3

La oración de Josafat (2 Crónicas 20:6–12), aunque nopremeditada, es una de las oraciones más elegantes delAntiguo Testamento, un verdadero modelo ejemplar. Dirigidaa Jehová, el Dios que existe en sí mismo, eterno, guardadordel pacto, omnipresente, esta oración exalta a Dios en cincomaneras:

1. El es el [fiel] Dios de nuestros antepasados (20:6).2. El está en los cielos pero reina sobre toda la tierra (20:6).3. El es omnipotente (20:6).4. El dio la tierra a su pueblo Israel (20:7).5. El es su única esperanza (20:12).La oración dedicatoria de Salomón (1 Reyes 8:33–45)

es el punto de referencia para la apasionada súplica de Josafat(2 Crónicas 20:8,9). Fíjese en las tres divisiones de la oraciónde Josafat: (1) un recordatorio de la misericordia pasada deIsrael hacia Amón, Moab y los del monte de Seir según lasinstrucciones de Dios, (2) un clamor para que Dios consideraracómo los amonitas, moabitas y edomitas ahora devuelven malpor bien, y (3) una petición por la ayuda e intervención deDios en vista del presente dilema de Judá y su admitidaimpotencia.

Muy notable es también la confesión y afirmación deconfianza y dependencia de Josafat: “No sabemos qué hacer,y a ti volvemos nuestros ojos” (20:12). Cuando uno orapidiendo la intervención divina con los ojos fijos en Dios envez de la circunstancia que amenaza, Dios de segurocontestará. Luego el Espíritu de Dios vino sobre Jahaziel quien

3H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The Pulpit Commentary[El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub.Co., 1950), vol. 6, 2 Chronicles [2 Crónicas], por P.C. Baker, 242.

Josafat

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dio a Josafat las instrucciones de Dios que trajeron la victoriay el regocijo (20:14–28).

Ezequías

Hay mucho que aprender de las oraciones de Ezequías(vea 2 Reyes 18 a 20:11; 2 Crónicas 29 a 32; Isaías 36 a39). He aquí un hombre que una vez se venció ante el enemigoen vez de orar a Dios. “Entonces Ezequías rey de Judá envióa decir al rey de Asiria que estaba en Laquis: Yo he pecado;apártate de mí, y haré todo lo que me impongas” (2 Reyes18:14). Pero el enemigo nunca se satisface con que nosvenzamos un poquito; él siempre exige más.

Un ruego por la atención de Dios

Ezequías había aprendido su lección: Es necedad dejarsevencer ante las dificultades. Todos debemos aprender estalección. Si nos vencemos ante nuestras dificultades, estasvolverán, y con fuerza renovada. El vencerse ante una dificultadhace la próxima más difícil de resistir. El resistir una dificultadhace la próxima más fácil de vencer. Y la oración es la claveindispensable para vencer.

El método de Ezequías para acercarse a Dios es unmodelo para todos los que desean asegurarse de una respuestadel Señor. La fe se eleva al reconocer y proclamar al Dios aquien se dirige la oración.

Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo: Jehová Dios de Israel,que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos losreinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina, oh Jehová, tuoído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras deSenaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Es verdad,oh Jehová, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sustierras; y que echaron al fuego a sus dioses, por cuanto ellos noeran dioses, sino obra de manos de hombres, madera o piedra, ypor eso los destruyeron. Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro,sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos

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de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios (2 Reyes 19:15–19; veatambién el resto del capítulo 19; cfr. Isaías 37:14–20)

. Fíjese cómo Ezequías identifica y proclama a su Dios:1. Ezequías se dirige a “Jehová Dios de Israel”—el mismo

Dios de quien el enemigo se burla (cfr. 2 Reyes 19:10–12).2. Ezequías oró en la casa del Señor, donde Dios “mora

entre los querubines” (2 Reyes 19:15). Cuán bendita es lapersona que se da cuenta de la presencia de lo divino.

3. Ezequías reconoció a Dios como el supremo soberano:“Sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra”. ParaEzequías, esta vista completa de Dios incluía a su enemigopresente, Asiria, y animaba su fe en gran manera.

4. Ezequías identificó a Dios como el Creador: “Tú hicisteel cielo y la tierra”. Se identifica a Dios como el creador delcielo y de la tierra por lo menos diez veces en las oracionesen la Biblia (mayormente en el Antiguo Testamento); peroesta confesión que edifica la fe también parece haber sidocomún en la Primera Iglesia (cfr. Hechos 4:24), y ha inspiradotambién a los compositores de himnos contemporáneos (porejemplo, “Cuán grande es El”).

El ruego de Ezequías por la atención de Dios era unaseñal de su confianza en Dios. El había recibido una cartajactanciosa de Senaquerib, rey de Asiria, en la que éstedifamaba a Dios y en efecto decía que Senaquerib era másgrande que cualquier dios. Ezequías había visto el avivamientomucho más antes en su reinado; él conocía la majestad delSeñor. También sabía que su ejército no podía contra lasfuerzas asirias. Por fe inmediatamente llevó la carta al temploy la extendió ante el Señor (2 Reyes 19:14; Isaías 37:14). Elmanejo de cartas amenazantes exige la sensibilidad a ladirección de Dios.

Ezequías no estaba inclinado a negar los hechos: “Esverdad, oh Jehová, que los reyes de Asiria han destruido lasnaciones y sus tierras” (2 Reyes 19:17). Algunos hoy llamaríanlas palabras de Ezequías una confesión negativa y enemiga dela fe. Pero muy poco se ha de ganar con la actitud de laavestruz, que mete la cabeza en la arena. Eso no resolverá el

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problema. Sólo Dios puede hacer el milagro, y cuanto máspronto se reconozca esa realidad, más pronto vendrá su ayuda.Ante los hechos (la superioridad de Asiria sobre los diosesde las naciones), Ezequías expresa su digna y celosapreocupación de que “sepan todos los reinos de la tierra quesólo tú, Jehová, eres Dios” (19:19).

Tiempos difíciles en medio de la victoria

Posiblemente la más memorable de las oraciones deEzequías se encuentra en 2 Reyes 20. (Vea también 2 Crónicas32:24–26 e Isaías 38:1–22). Isaías le acababa de decir aEzequías, que estaba muy enfermo, que pusiera en orden sucasa porque no se recuperaría.

Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo: Teruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andadodelante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lascosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro (vv. 2,3).

Las grandes victorias de los siervos de Dios y las grandesderrotas para sus enemigos a menudo incluyen tiempos difícilespara los siervos de Dios. Cuando Ezequías tomó oro deltemplo para darlo a Senaquerib como tributo, Ezequías “cayóenfermo de muerte”. Pero su oración le trajo la seguridad deque Dios libraría a Jerusalén de los asirios. Nos podemospreguntar por qué Dios permite los tiempos difíciles; quizáses la sabiduría divina guardándonos para que no nos jactemosy nos demos indebida gloria (cfr. 2 Corintios 12:1–10). (Debenotarse aquí que la Biblia termina la historia de las invasionesde Senaquerib, luego vuelve a relatar la enfermedad deEzequías, que ocurrió a principios de 701 a.C.4 Es obvio por

4J. Ridderbos, Isaiah [Isaías], trad. John Vriend (Grand Rapids:Zondervan Publishing House, 1985), 315. Vea también Stanley M.Horton, “A Defense on Historical Grounds of the Isaian Authorshipof the Passages in Isaiah Referring to Babylon” [Una defensa de labase histórica de la autoría de Isaías de los pasajes en su libroreferentes a Babilonia] (Diss. doct., Central Baptist Seminary, KansasCity, KS, 1959), 131.

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los comentarios del comandante de campo asirio en 2 Reyes18:29–31,33, que Dios ya le había dado a Ezequías lapromesa de 2 Reyes 20:6).

Fíjese en dos cosas acerca de la oración de Ezequías: (1)Volvió su rostro a la pared y (2) lloró amargamente. El volversu rostro a la pared sin duda reflejaba su conciencia de unanecesidad de privacidad e intensa comunión personal conDios. Es más fácil encontrar a Dios en la soledad que en lamultitud. Jesús mismo con frecuencia buscó la soledad en lasmontañas o lugares desiertos (vea Mateo 14:23; Marcos 1:35).El llanto y la oración se mezclan bien. No se tiene queconsiderar como indebido el expresar con lágrimas nuestrasemociones más profundas, especialmente en el altar. Estáescrito de nuestro Señor que “Cristo … [ofrecía] ruegos ysúplicas con gran clamor y lágrimas” (Hebreos 5:7).

La intensa oración de Ezequías le añadió quince años asu vida. Fueron años de gran avivamiento. El militante grupohabía sido desacreditado por la milagrosa derrota deSenaquerib. El pueblo se había afirmado en su fe yobediencia (2 Reyes 18:36). Dios les dio aliento (Isaías 40:1).Luego Isaías pudo dar las maravillosas profecías de Isaías40 a 66.

Esdras

Esdras era un consejero espiritual de los exiliados judíosque habían regresado de Babilonia a Jerusalén en el año 457a.C. Como tal, expresó una asombrosa oración de confesiónen nombre del pueblo.

Un comentarista ha llamado la oración de Esdras que seencuentra en Esdras 9 “un discurso extremadamenteconmovedor”, que brotó del total fracaso e insoportable cargade Israel. En él no se encuentra ninguna petición, sino unaconfesión vicaria, una de las más profundas que se registran.La oración expresa una intensa congoja:

Esdras

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“Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, yhabiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, yextendí mis manos a Jehová mi Dios, y dije: Dios mío, confuso yavergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porquenuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, ynuestros delitos han crecido hasta el cielo. Desde los días denuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y pornuestras iniquidades nosotros … hemos sido entregados enmanos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, ya vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día. Porque siervossomos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparadonuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordiadelante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida.…

“Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto?Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos, que prescribistepor medio de tus siervos los profetas.… Mas después de todo loque nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y acausa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos hascastigado de acuerdo con nuestras iniquidades, … ¿hemos devolver a infringir tus mandamientos? … ¿No te indignarías contranosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quienescape? Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemosquedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henosaquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estaren tu presencia a causa de esto” (Esdras 9:5–7,9–11,13–15).

Tal confesión, cuando la desobediencia ha traído el juiciode Dios, es el remedio divino para lo que al parecer es unasituación sin esperanza. La confesión genuina abre la puertade la misericordia.

Del ejemplo de Esdras sobre la oración podemos aprenderalgunas lecciones importantes sobre cómo acercarnos a Diosen arrepentimiento:

1. El se acercó a Dios, no con altanería, sino con la mayorhumildad y arrepentimiento, que expresó rasgando su vestidoy su manto (9:3).

2. El demostró total subordinación y sumisión al postrarsede rodillas (v. 5).

3. El comprendía que ningún medio humano era adecuadopara lo enorme de aquella situación. Su única esperanza para

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su pueblo, que había acarreado la justa ira del Dios justo, erala inmerecida misericordia de ese mismo Dios. Así, comoaquellos serios hombres antes de él (vea Exodo 9:29; 1 Reyes8:22), él extendió sus manos vacías hacia el generoso DiosSeñor de los cielos (v. 5).

La actitud de la persona es de más consecuencia que laoración en sí, aunque la oración refleja la condición interiorde la persona. La total vergüenza de Esdras es obvia: “confusoy avergonzado estoy” (v. 6). ¡Qué juicio sobre una generacióncomo la nuestra, en la que muchos no parecen conocer ningunavergüenza, con una conciencia tan cicatrizada que la habilidadde sonrojarse está completamente muerta! (Cfr. Jeremías 6:15;8:12.)

La oración de Esdras muy bien podría llamarse unaoración de reconocimiento como también una confesión. Enella él reconoce cinco cosas:

1. La continua transgresión de Israel “desde los días denuestros padres” le había llevado a “manos de los reyes delas tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza”(v. 7).

2. Dios, en su divina gracia, había dejado un remanentede Israel, manifestando su bondad en su cautiverio y dándoles“vida para levantar la casa” de Dios en Jerusalén (vv. 8,9).

3. La paciencia de Dios había sido demostrada al castigara los que habían desobedecido abiertamiente menos de loque se merecían, y su bondad había sido demostrada alenviarles liberación sin merecerla (vv. 10–13).

4. Si Israel volvía a faltar a los mandamientos de Dios, lajusticia de Dios justamente exigía que el desobediente fueradestruido (v. 14).

5. Israel, debido a su culpa, no tenía ninguna defensa nireclamo que hacer. No eran merecedores de estar ante lapresencia de Dios (v. 15).

De modo que la oración de Esdras es un patrón para elverdadero penitente, ya sea que el individuo desobediente

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haya participado de comportamiento deplorable o que elintercesor abnegado, como Esdras, se acerque a Dios ennombre de su propia nación o pueblo.

Nehemías

Dios logra sus obras más grandes a través de la personacon un corazón cargado. Nehemías, como Esdras supredecesor, era tal persona. El se apesadumbróprofundamente por sus compañeros judíos. Los líderespúblicos que verdaderamente llevan en su corazón a su puebloexperimentan los sufrimientos que los demás escapan. QueDios nos dé más líderes que experimenten esos sufrimientos.

Nehemías era un hombre entregado a la oración. Suintimidad con Dios está clara en su repetida referencia personala “mi Dios”. La oración efectiva evita la almidonada formalidady adopta la cálida y amorosa familiaridad. Pero nunca se debedejar que esa familiaridad se haga irreverente. NuestroCreador es nuestro Amigo, pero nuestro Amigo jamás esalgo menos que el Creador.

Intercesión por una nación

Mientras estaba en cautiverio, Nehemías descubrió queel remanente judío había vuelto a Jerusalén, pero que suspuertas habían sido quemadas y sus muros derrumbados(Nehemías 1:1–3). El sintió la carga del sufrimiento, la faltade seguridad, de su ciudad y su pueblo. Su oración no fueuna actividad fácil de olvidar, libre de cuidados. Más bien erauna ocupación muy exigente y seria, que involucraba lloro,duelo, ayuno y oración.

Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunosdías, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego,oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guardael pacto y la misericordia a los que le aman y guardan susmandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos paraoír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche,

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por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de loshijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mipadre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti,y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptosque diste a Moisés tu siervo. Acuérdate ahora de la palabra quediste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo osdispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareismis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestradispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré,y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tugran poder, y con tu mano poderosa. Te ruego, oh Jehová, estéahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tussiervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahorabuen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porqueyo servía de copero al rey (Nehemías 1:4–11).

Una oración verdadera, como la oración de Nehemías,procede de una correcta percepción de Dios (vea v. 5). Dioses divino, exaltado, fiel y poderoso. Entre más sabemos deDios, más eficaz y aceptable se harán nuestra adoración yoración. Nehemías no sólo conocía a su Dios íntimamentesino también sabía cómo acercarse a El:

1. Con congoja (v. 4). La oración tenía la intención de seruna alegre comunión con Dios, pero el pecado le trajo unsonido doloroso. Ahora a menudo está bañada en lágrimas;pero el día viene cuando nos gozaremos en el Señor sinlágrimas (Apocalipsis 7:17; 21:4). Pero aun hoy, los doloresde la oración son más victoriosos que el regocijo del pecado.

2. Con importunio (vv. 5,6). Nehemías le imploró a Diosque oyera su oración. Su ser completo dio voz a su devoción.Las realidades espirituales deben ser buscadas con ahínco.

3. Con persistencia (v. 6). Nehemías oraba día y noche.Su persistencia reflejaba la de Jacob: “No te dejaré, si no mebendices” (Génesis 32:26).

4. Con confesión (vv. 6,7). La confesión de Nehemíasfue individual, corporal y abierta.

5. Con súplica (vv. 8–11). La oración por lo regularexpresa una petición específica. Puede estar relacionada conla promesa divina o la misericordia divina.

Nehemías

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Una oración de juicio contra el mal

Nehemías había recibido permiso del rey, Artajerjes, parair y volver a construir Jerusalén. Cuando “los pueblos de lastierras” comenzaron a oponerse y a ridiculizar por su trabajoa Nehemías y los judíos (cfr. Esdras 9:1), él fue ante Dios:“Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio,y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos pordespojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad,ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaroncontra los que edificaban” (Nehemías 4:4,5).

Desde la perspectiva del Nuevo Testamento, el orarpidiendo que el juicio caiga sobre los malvados pareceindebido. ¿Acaso no nos instruyó nuestro Señor: “Amad avuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen … y oradpor los que os ultrajan” (Mateo 5:44)? ¿Y acaso el apóstolPablo no hizo eco al sentimiento cuando enseñó: “Bendecid alos que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.… No paguéis anadie mal por mal.… No os venguéis vosotros mismos,amados míos” (Romanos 12:14,17,19)? Entonces, ¿cómopodemos justificar las imprecaciones tan sin misericordia delos labios de este hombre temeroso de Dios del AntiguoTestamento?

Necesitamos recordar que las instrucciones de Jesús yde Pablo son, y siempre deben ser, la regla general; pero almismo tiempo se permite la excepción. Tenemos la revelaciónde que “hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que sepida” (1 Juan 5:16). Y tenemos discernimiento tocante a ladepravación tan severa que “Dios los entregó a la inmundicia,en las concupiscencias de sus corazones, de modo quedeshonraron entre sí sus propios cuerpos” (Romanos 1:24) y“una mente reprobada” (Romanos 1:28). Además, está lainstrucción de Pablo de que este hombre “sea entregado aSatanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritusea salvo en el día del Señor” (1 Corintios 5:5).

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La oración de Nehemías pidiendo juicio para los enemigosde Israel no era necesariamente el fruto de un espíritudemasiado acalorado; más bien parece haber sido provocadopor un celo santo por Dios y su causa. David oró de la mismamanera (vea Salmos 109:7,14,15). Un creyente nunca debe,de su propia voluntad, excluir a ningún pecador de su oración;pero en alguna rara ocasión el Espíritu Santo quizás ate a uncreyente para que no ore por la salvación de un pecador—siha cometido el pecado de muerte. Nehemías muy bien pudohaber orado en armonía con la voluntad de Dios, pues sóloDios sabe cuándo los malvados han cruzado la línea de ladesesperanza eterna.

Habiendo soportado la oposición de vecinos hostiles, losjudíos luego experimentaron una hambre y tiemposeconómicos difíciles. Fue llevado a la atención de Nehemíasque el pueblo también era explotado por sus propios oficialesque les prestaban dinero a interés desorbitante y aceptaban avarios miembros de las familias como esclavos. Al serconfrontados, los nobles y oficiales juraron devolver lo quehabían tomado y no practicar más la usurería. Nehemíasexplicó lo que sucedió después:

Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y desu trabajo a todo hombre que no cumpliere esto, y así sea sacudidoy vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! y alabaron aJehová. Y el pueblo hizo conforme a esto (Nehemías 5:13).

A primera vista, este versículo parece más la solemnepronunciación de una maldición que una oración. Pero unexamen más detenido revela las expectaciones de Nehemíasde que Dios ejecutara el juicio sobre cualquiera que nocumpliera su promesa al Señor. Nehemías se daba perfectacuenta de su propia incapacidad para hacer cumplir laspromesas del pueblo; pero él sabía que Dios eraabundantemente capaz de hacerlo, y por esto él oró.

Petición a Dios de que tome nota

A veces quizás parezca que el servicio fiel como tambiénla descarada desobediencia le pasan por desapercibidas a

Nehemías

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Dios. Nehemías sentía como que Dios quizás no había tomadonota de su fidelidad como tampoco de los malvados hechosde sus enemigos. Dos versículos captan su queja:

Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por estepueblo (Nehemías 5:19).

La primera petición parece reflejar el sentimiento deNehemías de que el pueblo por el que había trabajado tandiligentemente no agradecía su labor. (Tal sentimiento escomún aun en nuestro día). Con todo, Nehemías alivió sudolor con una sencilla oración de que Dios, que no es comola gente que no aprecia, lo galardonaría a su debido tiempo.

La segunda oración es exactamente lo opuesto; pide queDios recompense justamente a los hacedores de maldad conquienes Nehemías tenía que contender.

Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estascosas que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y delos otros profetas que procuraban infundirme miedo (Nehemías6:14).

Tanto los líderes políticos como los profetas errantesestaban estorbando la obra de Dios. Qué valiosa lección paranosotros. A Dios se le debe implorar que “se acuerde” y quehaga algo con los que tratan de intimidarnos, ya sean humanoso diablos. No nos toca a nosotros tomar venganza, aunqueesa sea nuestra inclinación natural (vea Romanos 12:19). Diosse ha reservado para sí el derecho de ejecutar venganza, ycuando El lo hace, es con justicia (vea Levítico 19:18;Deuteronomio 32:35; Salmo 94:1).

Un camino de regreso a Dios

El libro de Nehemías contiene una oración poco común.No es común por dos razones: (1) Es la oración más largaque se encuentra en la Biblia y (2) es expresada por ocho

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personas, levitas todos: Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías,Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías.

No es probable que estos levitas oraran a una; aunque nose menciona, es más problable que cada uno expresó unaporción de la oración entera. ¡Qué gran inspiración debióhaber sido para el pueblo oír a ocho líderes espirituales darvoz a expresiones que se unieron en un solo clamor a Dios!Sólo podemos incluir aquí porciones selectas de la oracióncorporal; pero una lectura entera de Nehemías 9:5–38, estandoconscientes de la distinción de la oración, puede ofrecer nuevasposibilidades en la oración pública.

“Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios desde la eternidadhasta la eternidad; y bendígase el nombre tuyo, glorioso y alto sobretoda bendición y alabanza. Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos,y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo queestá en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todasestas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran. Tú eres, ohJehová, el Dios que escogiste a Abram … y hallaste fiel su corazóndelante de ti, e hiciste pacto con él … y cumpliste tu palabra, porqueeres justo. Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto … ehiciste señales y maravillas contra Faraón.…

“Dividiste el mar delante de ellos.… Con columna de nube losguiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarlesel camino por donde habían de ir. Y sobre el monte Sinaídescendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juiciosrectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos.…Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacasteaguas de la peña; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por lacual alzaste tu mano y juraste que se la darías. Mas ellos y nuestrospadres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharontus mandamientos.… Pero tú eres Dios que perdonas, clemente ypidadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no losabandonaste.… Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y noretiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed. Lossustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieronnecesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon suspies.… Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti, y echarontu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestabancontra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones.

“Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cualeslos afligieron. Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú

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desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les enviastelibertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos.Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo delante de ti …pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías ysegún tus misericordias muchas veces los libraste. Lesamonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron desoberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contratus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá … noescucharon.… Mas por tus muchas misericordias no losconsumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente ymisericordioso. Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte,temible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido enpoco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestrosreyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestrosprofetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días delos reyes de Asiria hasta este día. Pero tú eres justo en todo lo queha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, masnosotros hemos hecho lo malo.… He aquí que hoy somos siervos;henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres paraque comiesen su fruto y su bien.… Y estamos en grande angustia.

“A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y laescribimos, firmada por nuestros príncipes, por nuestros levitas ypor nuestros sacerdotes” (Nehemías 9:5–13,15–17,20,21,26–29,31–33,36–38).

Una gran porción de esta larga oración es una recitaciónde la antigua historia de Israel y un reconocimiento de Dios ysus tratos con su pueblo. La oración toma toda una nuevadimensión cuando se reconoce debidamente a Dios—cuandose cuentan sus misericordias, provisiones, castigos ybendiciones. En la oración, Dios se reconoce como el únicoSeñor (v. 6); Creador de todas las cosas (v. 6); Preservadorde todo (v. 6); el que es adorado por las huestes celestiales(v. 6); el que escogió a Abraham (v. 7); el que cambia nombres(v. 7); el Dios grande, poderoso y admirable (v. 32); elGuardador del pacto (v. 32); y el Dios de misericordia (v. 32).

Después de un extenso repaso de la desobediencia yrebelión de Israel, y de la paciencia, misericordia y castigo deDios, la oración concluye con una petición (“no sea tenido enpoco delante de ti todo el sufrimiento”), una confesión (“tú

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eres justo … mas nosotros hemos hecho lo malo”), y un pacto(“A causa … de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa”).¡Qué patrón para el pueblo de Dios en cualquier época! Hayun curso de acción correcto aun en medio del pecado y elfracaso; hay un camino de regreso a Dios.

Nehemías verdaderamente era un hombre de oración; suejemplo se reflejaba hasta en el liderazgo espiritual justamenteconstituido de los levitas. El santo liderazgo es una profundabendición en cualquier nación o gobierno.

“Acuérdate de mí”

Nehemías regresó al rey Artajerjes. Pero mientras servíaen la corte del rey, el pueblo de Dios en Jerusalén se volviócomplaciente de nuevo en su adoración. Cuando Nehemíasregresó a Jerusalén (Nehemías 13:6,7) él supo “del mal quehabía hecho Eliasib [el sacerdote]”, desecrando el templo alpermitir que Tobías guardara sus muebles en el cuarto dondese debían guardar los utensilios del templo. (Tobías había sidouno de los que se habían opuesto a que los judíos volvieran aedificar la ciudad [vea Nehemías 4:3; 6:19] y también era unamonita [vea 13:1,2].) Nehemías también descubrió que lacasa de Dios había sido descuidada (Nehemías 13:10,11). Elpuso todo en orden y luego oró para que Dios recordara sufidelidad:

Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mismisericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio(Nehemías 13:14).

Luego Nehemías vio al pueblo que trabajaba y vendía enel día de reposo. El los reprendió y les advirtió de la calamidadque se estaban acarreando. Les recordó de cuando sus padreshabían hecho lo mismo. Así que les ordenó que santificaran“el día de reposo” (Nehemías 13:15–22). Luego expresó una

Nehemías

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oración que emanaba de un corazón que amaba a Dios ydeseaba guardar su Palabra:

Acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tumisericordia (Nehemías 13:22).

Finalmente, Nehemías vio que algunos de los hombresde Judá se habían casado con mujeres paganas. La influenciade estas madres era tan grande que los hijos ni siquiera sabíanhablar el idioma de Judá. Debido a que recordó cómo lasmujeres habían descarriado a Salomón, Nehemías reprendióa los hombres y pronunció maldiciones sobre ellos. Para darénfasis a lo serio de lo que hacían, llegó hasta golpear yarrancarles el pelo a algunos de ellos. Luego los hizo jurarque no permitirían que sus hijos se casaran fuera de la fe(Nehemías 13:23–28). Luego por tercera vez Nehemías ora:“Acuérdate de mí” (Nehemías 13:14,22,31).

Acuérdate de mí, Dios mío, para bien (Nehemías 13:31).

La tarea de Nehemías había sido restaurar no sólo laciudad de Jerusalén sino la relación de su pueblo con Dios.Bajo su liderazgo espiritual vemos uno de los avivamientosespirituales más grandes de la historia de Israel. Las peticionesde Nehemías por la atención de Dios no fueron inspiradaspor el orgullo o la jactancia, sino que eran humildes apelacionesa la fidelidad de Dios en notar su obediencia y diligente labor.

Es decir, cuando Nehemías le pidió a Dios que se acordarade él, no pedía simplemente que Dios lo tuviera a él en mente.Dios nunca olvida. Pero cuando la Biblia dice que Dios seacuerda siempre quiere decir que Dios entra en la situación yhace algo que es según sus promesas. Nehemías estabaexpresando su fe de que Dios continuaría demostrándole favoren una forma activa. El también expresaba su relación personalcon el Señor cuando termina llamando a Dios, “Dios mío”.Recordamos la advertencia de Pedro de que los creyentes

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deben echar toda su ansiedad sobre Dios porque “él tienecuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). ¡Qué gran consuelorecibimos al saber que Dios es un Dios personal y que enverdad tiene cuidado de nosotros!

Preguntas de estudio

1. ¿Qué nos enseñan las oraciones de Salomón sobre elDios a quien servimos?

2. ¿Cuáles eran las características principales de lamayoría de las oraciones de Elías?

3. ¿Cuándo es que estamos más propensos a expresaroraciones que van contrarias a la voluntad de Dios?

4. ¿Por qué era poco común la oración de Josafat?5. ¿Por qué es que algunos catalogarían la oración de

Ezequías en 2 Reyes 19:17 como una “confesión negativa”?¿Por qué se justificaba Ezequías en orar de esta manera?

6. ¿Cuándo sería apropiada una oración como la deEsdras (9:6ss.) hoy?

7. ¿Cómo demostró la oración de los ocho levitas que seinteresaban por encontrar un camino de regreso a Dios?

8. ¿Qué impulsó la oración de Nehemías “acuérdate demí”?

Preguntas de estudio

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— Capítulo seis —

Los profetas escogidos de Dios hablaron las mismaspalabras que Dios les dio. Por lo tanto de necesidad eranindividuos de oración. Aunque no se encuentra la mencióndirecta de la oración en algunos de los profetas menores, estáclaro que tenían audiencia con Dios y que lo escuchabandirectamente. En este capítulo examinamos las ocasionessignificantes de la oración en la vida de estos mensajerosespeciales de Dios.

Isaías

Aunque Isaías, este príncipe de profetas, tenía mucho quedecir sobre la oración (vea Isaías 1:15; 12; 55:6,7; 62:6,7),sólo se registran unas cuantas de sus oraciones.Inmediatamente después de la poco común revelación de Isaíasde la santidad de Dios (Isaías 6:1–4), tomó lugar esteintercambio entre Isaías y el Señor:

“Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombreinmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labiosinmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

“Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano uncarbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocandocon él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y esquitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor,que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces

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Capítulo 6La

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PARTE 1

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respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Y dijo: Anda, y di a estepueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas nocomprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava susoídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga consus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para élsanidad. Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hastaque las ciudades estén asoladas.… Como el roble y la encina, queal ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simientesanta” (Isaías 6:5–11,13).

Este pasaje consiste de la oración mezclada con lanarrativa. Registra lo que se debe esperar siempre que losseres humanos reciben una revelación de Dios. La oración lopuede llevar a uno a un reconocimiento maravilloso de Dios,y cuando es así, la reacción de uno muy bien puede ser paralelaa la del profeta. Verdaderamente que no cabe la frivolidad nila irreverencia en la presencia de El en quien no hay ningunaoscuridad. Esa maravillosa luz de la deidad expone todovestigio de oscuridad y hace que el alma clame: “¡Ay de mí!”

Es en la presencia de Dios que los finitos humanos son(1) convencidos de su pecado (v. 5), (2) purgados de supecado (vv. 6,7), y (3) llamados a ministrar (vv. 8,9). Laoración de entrega de Isaías, seguida por la purificación de supropia alma, puso el fundamento para el llamado divino. Unavoluntad entregada y un corazón purificado limpiarán el caminopara la celestial comisión: “Anda, y di a este pueblo”. Era unmensaje difícil, pero había esperanza. Dios tendría unremanente—una “simiente santa”.

Isaías también nos da ejemplos de oraciones de alabanza,aun cuando la promesa todavía no se había cumplido, auncuando todavía se soporta la adversidad. Las oraciones dealabanza le dan debido honor a Dios y al mismo tiempoestimulan la fe del suplicante. Una medida de nuestra vida deoración es el punto hasta el que incluye la clase deagradecimiento y alabanza que expresó Isaías.

“Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque hashecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza.…

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PARTE 1Capítulo 6Laoraciónen loslibrosproféticos

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Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad degentes robustas. Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza almenesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contrael calor.…

“Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblosbanquete de manjares suculentos.… Enjugará Jehová el Señortoda lágrima de todos los rostros.…

“Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemosesperado, y nos salvará … nos gozaremos y nos alegraremos ensu salvación” (Isaías 25:1,3,4,6,8,9).

Con esta oración de alabanza, Isaías nos dejó un gloriosoejemplo de la adoración en la oración. “Siendo que la adoraciónlleva al hombre a un contacto inmediato y directo con Dios,en el papel de siervo a amo, del creado al Creador, esfundamental para todos los demás tipos de oración.”1 Elprofeta se convierte en un director de coro exaltando las obrasde Dios en el pasado y sus victorias en el futuro. Lo que esteDios guardador del pacto ha sido en el pasado es una garantíade lo que será en el futuro.

Isaías incluyó en uno de sus cantos de alabanza palabrade ánimo para el creyente en tiempos de apremio y adversidad.En tiempos así el creyente debe afirmar que Dios da perfectapaz.

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en tipersevera; porque en ti ha confiado.…

“El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino deljusto. También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemosesperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Conmi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritudentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juiciostuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.…Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todasnuestras obras” (Isaías 26:3,7–9,12).

1Harold Lindsell, When You Pray [Cuando ores] (Wheaton, IL:Tyndale House Publishers, 1969), 33.

Isaías

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Capítulo 6La

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PARTE 1

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El profeta evangélico, como se le ha llamado a Isaías,oraba de su propia experiencia y deseo, de una mente fija enDios, y de un profundo deseo de que todos aprendieranjusticia. El comprendía muy bien que “el efecto de la justiciaserá paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad parasiempre” (Isaías 32:17).

Pero pocas personas, no importa con cuánta sinceridadbusquen el rostro del Señor, se escapan de esos períodos desilencio de parte de Dios, cuando los cielos son como cobrey Dios parece no oír el desesperado clamor pidiendo ayuda.Job pasó por esos tiempos: “He aquí yo iré al oriente, y no lohallaré; y al occidente, y no lo percibiré; si muestra su poderal norte, yo no lo veré; al sur se esconderá, y no lo veré” (Job23:8,9). Quizás parezca que Dios nos ha desamparado; así lepareció a su propio Hijo (Mateo 27:46). Mas podemos confiaren que todo lo que El hace es consistente con su inmutableamor. El sólo está podando y purificándonos. La disciplinade Dios no nulifica su deseo o su determinación de bendecir asu pueblo. Israel, como nación, también experimentó el silenciode Dios. Fue bajo tal circunstancia que Isaías hizo su últimaoración.

“Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada.¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tuspiedades para conmigo? ¿Se han estrechado? Pero tú eres nuestropadre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, ohJehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tunombre.…

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia seescurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones,fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombrea tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! … Sibien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestrasjusticias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros comola hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Nadie hayque invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por locual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar enpoder de nuestras maldades.

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PARTE 1Capítulo 6Laoraciónen loslibrosproféticos

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“Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú elque nos formaste; así que obra de tus manos somos todosnosotros. No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetuamemoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somostodos nosotros.… ¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estascosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?” (Isaías 63:15,16;64:1,2,6–9,12).

Estas peticiones parecen más como la oración de unanación que la de un solitario profeta, pues el profeta da voz alclamor del corazón de su pueblo. Se puede sentir la pasiónen la última parte de la oración de Isaías: “¡Oh, si rompieseslos cielos, y descendieras” (64:1). La petición era que Dios,quien mora en los cielos, rompiera la barrera y se dejara verpoderoso en la tierra (64:1–3). Tal intensidad está siempre enorden para los hijos de Dios.

Una oración tan apasionada parece abrir la puerta delentendimiento espiritual y la revelación y sugerir causas porlas condiciones que prevalecen (vea 64:5–7). Ciertamentesería correcto que la Iglesia por todo el mundo orara como lohizo Isaías, pues la necesidad del avivamiento hoy es tangrande como lo era en los siglos siete y ocho a.C.

Una vez los corazones hayan sido escudriñados yalumbrados por el Espíritu Santo, entonces es el momentopara buscar un remedio. La convicción del pecado nuncatiene como intención imponer una carga insoportable de laque no hay alivio; más bien, su intención es llevar alarrepentimiento y la renovación. La oración de Isaías concluyecon el debido reconocimiento de la correcta relación entreDios y su pueblo; debemos ser barro en las manos del Maestroque nos formó (64:8).

Jeremías

Jeremías “el profeta llorón” era también un profeta deoración. Como se ha observado, las lágrimas y la oración seunen muy oportunamente, si las anteriores ocurren como

Jeremías

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Capítulo 6La

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indicadores de la humildad. “Al corazón contrito y humilladono despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:17). El recibir unarespuesta de Dios es mucho más certero cuando la peticiónse hace con humildad y quebrantamiento.

La primera oración de Jeremías que encontramos fue surespuesta al llamado divino (Jeremías 1:1–8). “¡Ah! ¡ah, SeñorJehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño” (Jeremías1:6). Al principio, la respuesta puede parecer como unaexcusa; al volver a pensarlo, tiene una humildad que le asientamuy bien a la más alta recomendación del joven profeta. Puescomo observa Adam Clarke:

Aquéllos que verdaderamente son llamados de Dios al sagradoministerio son los que han llegado a conocerse a sí mismosprofundamente, que sienten su propia ignorancia, y que conocensus propias debilidades. También conocen la terribleresponsabilidad que va con la obra; y nada sino la autoridad deDios los puede inducir a que la emprendan.2

El plan de Dios al llamar a Jeremías, a quien conocía,apartó y nombró antes de nacer (1:5), estaba muy claro: “Atodo lo que te envié irás tú, y dirás todo lo que te mande”(1:7). Así que Jeremías entregó el mensaje de Dios a un pueblodescarriado: “Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestrasrebeliones” (3:22). La respuesta que Dios quería oír era: “Heaquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestroDios. Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobrelos montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está lasalvación de Israel” (Jeremías 3:22,23).

La insensatez del pueblo y la raíz de su descarriamientoeran uno: Ellos habían puesto su confianza en los dioses falsos.El mensaje de Jeremías era que no podían escoger a cuáles

2Adam Clarke, The Holy Bible Containing the Old and NewTestament with a Commentary and Critical Notes [La Santa Bibliaconteniendo el Antiguo y el Nuevo Testamento con un comentario ynotas críticas] (London: Ward, Lock & Co., s.f.), 388.

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PARTE 1Capítulo 6Laoraciónen loslibrosproféticos

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dioses querían servir. La adoración de ídolos está insinuadaen el versículo 23. Sólo el único Dios verdadero, Jehová,podía salvar al pueblo de sus pecados y sus circunstanciasdifíciles.

Aunque no hay indicación de que la vida de Jeremíasestaba en oposición a Dios, él había recibido un mensaje paraentregarlo a Israel de que el enemigo se acercaba paradestruirlos (Jeremías 4:5–9) y su respuesta a Dios fueacusadora: “¡Ay, ay, Jehová Dios! Verdaderamente en granmanera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo:Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el alma” (Jeremías4:10).

No toda oración y adoración honra a Dios, ni tampocotoda oración y adoración recibe el fin que se pide. Sin unavida sincera y que honra a Dios, la oración es una mofa (veaSalmo 66:18 e Isaías 1:11–16). Algunos comentaristascompetentes y eruditos han buscado exonerar a Jeremíasajustando el lenguaje de su extraña oración; es más probableque nos acerquemos más a la verdad sobre ella cuando latomamos tal como está, reconociendo que aun el hombremás justo puede, en momentos de extrema presión eimpaciencia con las acciones calculadas de Dios, reaccionarmás allá de lo normal (cfr. Josué 7:7). Del ejemplo de Jeremíaspodemos aprender una lección para nuestra propia humanidaddefectuosa. Jamás estamos justificados en peroratas contrael Todopoderoso. El mismo Señor dijo: “Porque mispensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestroscaminos mis caminos” (Isaías 55:8). La oración de un corazónimpuro que presume saber más que Dios es pecado del quedebemos arrepentirnos.

Al mismo tiempo, hacemos bien en no señalar aldesilusionado, susceptible profeta, que tan profundamentedeseaba el cumplimiento de una profecía en nombre de supueblo hasta el punto en que la evidente demora le provocaun amargo clamor.

Jeremías

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En algunas ocasiones, se describe el llanto de Jeremíassobre la difícil situación del pueblo de Dios; en otras ocasiones,el tono de sus oraciones lleva el dolor y la agonía.

Oh Jehová, ¿no miran tus ojos a la verdad? Los azotaste, y no lesdolió; los consumiste, y no quisieron recibir corrección; endurecieronsus rostros más que la piedra, no quisieron convertirse (Jeremías5:3).

El profeta aquí da voz a sus razones por su llanto. Sucorazón estaba destrozado por la indiferencia de Israel y porsu fracaso en someterse a la divina disciplina redentora.Jeremías sabía que aunque Dios era un Dios lleno de tiernamisericordia y gran paciencia, había un punto hasta el que eljuicio ya no se podía detener, pues Dios era también un Dioscuyos ojos buscaban “la verdad” (cfr. Génesis 6:5–7; 18:20–33; 1 Pedro 4:17).

Es seguro que Dios busca intercesores de mente igualhoy, aquellos para quienes la depravación tanto en la iglesiacomo en la nación es gravosa. Sin gente con una carga similar,las nubes de la iniquidad y los poderes del mal no serándisipados.

Sin embargo, el tiempo puede llegar cuando la gentefinalmente se niegue a responder al amor que Dios extiende.Entonces la intercesión debe cesar y comenzar el juicio. Porlo tanto, Dios le aconsejó a Jeremías: “Tú, pues, no ores poreste pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni meruegues; porque no te oiré” (Jeremías 7:16).

Además de dolor y agonía por el pueblo, Jeremíasexperimentó la abrumante emoción del pesar, sabiendo queel castigo que el pueblo de Dios había recibido era bienmerecido.

Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, nidel hombre que camina es el ordenar sus pasos. Castígame, ohJehová, mas con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles(Jeremías 10:23,24).

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Qué belleza y perfume vienen del suelo de la tierra. Elcolor y los olores de los montes, las flores y las semillas quevuela el viento no se conocerían si no fuera por el frío suelodel que crece la vegetación. Así es con las odiosas experienciasde la vida. Un espíritu reprendido, exclamando palabras deconfesión y sumisión, puede sacar belleza y perfume de lapeor circunstancia.

Esta oración enseña varios conceptos relevantes: (1) Esbueno acercarse a Dios reconociendo nuestra dependenciaen El y nuestra necesidad de su guía; (2) el pecado merece laira de Dios, pero si venimos voluntariamente a someternos asu corrección (enseñanza, preparación, instrucción), podemosesperar justicia, que envuelve la ternura, la justicia, y lamoderación. Como dijo Abraham: “El Juez de toda la tierra,¿no ha de hacer lo que es justo?” (Génesis 18:25). (3) Aquellosque llegan a estar bajo la ira de Dios (debido a la rebelión yfalta de arrepentimiento) serán reducidos “a nada”, o sea, a lainsignificancia. (Aquí Jeremías se identifica con el pueblo,como lo hacían a menudo los profetas. La traducción griegade la Septuaginta que fue hecha en la época de Cristo tiene“nos” en vez de “me” en el versículo 24).

Aunque Jeremías poseía un buen entendimiento de Diosy su carácter, él, como otras grandes personas de oración, sesentía perplejo a veces. Al mismo tiempo que tenía vislumbresde los preceptos eternos y la realidad con un discernimientodado por Dios (cfr. 1 Corintios 2:13,14), él todavía vestía laropa de la carne humana, que está para siempre en pugnacon el Espíritu (Gálatas 5:17). Así era con Jeremías.

Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo,alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de losimpíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? Losplantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estástú en sus bocas, pero lejos de sus corazones. Pero tú, oh Jehová,me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo.… ¿Hastacuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo elcampo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los

Jeremías

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ganados y las aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin(Jeremías 12:1–4).

Jeremías no dudaba que el Señor sería justo en el juicio,pero su vista natural lo provocaba a debatir con Dios ciertosasuntos. El trato de Dios para con los impíos parecía muchomás lleno de gracia y benevolente que su trato para conJeremías. Y por mucho que luchara, parecía no haberjustificación por esto y ninguna posibilidad de reconciliar lasacciones de Dios con su carácter. El escritor del Salmo 73hizo observaciones similares (vv. 3–17).

¿Cómo trata uno con pensamientos tan problemáticos?Jeremías oraba. El salmista iba al santuario de Dios (73:17).Ambos se encaraban directamente con el asunto.Desafortunadamente, muchos silencian sus dudas y así caenvíctimas a influencias que destruyen sutilmente la fe que unavez era sólida. El suprimir la duda es estrangular la franquezay la sinceridad y generar la indiferencia hacia la verdad. Laduda sólo se conquista al enfrentarla con valor.

Todo creyente debe aprender que la respuesta a lasproblemáticas dudas muy bien puede estar muy lejos delintelecto humano más brillante; los caminos de Dios y susabiduría son mucho más superiores al mejor de losentendimientos humanos (cfr. 1 Corintios 1:21). Tales dudas,en vez de alejarnos de Dios, nos deben empujar hacia El.La oración es la clave para la sabiduría infinita. Por sóloeste medio se pueden reducir a cero estas múltiples dudasque nos llenan la mente, permitiendo al “espíritu de sabiduríay de revelación” (Efesios 1:17) abrirnos los ojos delentendimiento.

Los profetas de Dios, que predican un mensaje verdaderopero no popular, pueden sufrir al ver a la gente engañadayendo tras los falsos profetas. Desde los tiempos antiguos hahabido falsos profetas con los que los profetas y el pueblo deDios han tenido que contender (cfr. Mateo 7:15; Marcos13:22; Apocalipsis 20:10). Jeremías tuvo que tratar con

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profetas que decían no habría sufrimiento sino sólo paz en untiempo cuando el mensaje de Dios para él era todo locontrario.

“Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová,actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se hanmultiplicado, contra ti hemos pecado. Oh esperanza de Israel,Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hechocomo forastero en la tierra, y como caminante que se retira parapasar la noche? … Tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobrenosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.…

“Me dijo Jehová: No ruegues por este pueblo para bien. Cuandoayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrendano lo aceptaré, sino que los consumiré con espada, con hambre ycon pestilencia.

“Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí que los profetas les dicen:No veréis espada, ni habrá hambre entre vosotros, sino que eneste lugar os daré paz verdadera. Me dijo entonces Jehová:Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, niles mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad yengaño de su corazón os profetizan” (Jeremías 14:7–9,11–14).

La culpa por este triste estado no es totalmente de losfalsos profetas. La gente con un apetito por la falsedad, en lareligión o en cualquier otra cosa, encontrará profetas que losacomodarán. La oración de Jeremías contiene un reto doblepara nosotros: (1) Aquellos que dicen hablar por Dios debenser profetas verdaderos, no influenciados por los que hablande su propio corazón; (2) Dios mismo tomará nota y tratarácon aquellos que por su propia ventaja complacen loscaprichos de un pueblo en error.

Además de escuchar a los falsos profetas, el pueblo aveces buscaba la ayuda de los dioses falsos buscandorespuestas o confirmaciones sobre las cosas que querían oír.A través de la historia, la raza humana le ha orado a muchosdioses diferentes. Algunas veces hasta el pueblo de Dios sevuelve a esos dioses cuando parece no oír nada del únicoDios verdadero. Pero Jeremías llama a estos falsos profetaslo que son—“ídolos falsos”.

Jeremías

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¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma aSion? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya remedio? Esperamospaz, y no hubo bien; tiempo de curación, y he aquí turbación.Reconocemos, oh Jehová, nuestra impiedad, la iniquidad denuestros padres; porque contra ti hemos pecado. Por amor de tunombre no nos deseches, ni deshonres tu glorioso trono;acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros. ¿Hay entre los ídolosde las naciones quien haga llover? ¿y darán los cielos lluvias? ¿Noeres tú, Jehová, nuestro Dios? En ti, pues, esperamos, pues túhiciste todas estas cosas (Jeremías 14:19–22).

El propósito principal de la oración no es obtener losobjetos deseados, sino el gradual desarrollo de una relacióncon Dios, una relación compatible con su carácter y autoridad.Por lo tanto, algunas oraciones están llenas de desesperanza,mientras que otras son un eco de la obediencia, la sumisión,la entrega, a la voluntad divina. La oración llega a su cumbrecuando expresa el sincero clamor del corazón: “¡Que seahecha tu voluntad!” El honor de Dios, “por amor de tu nombre”(14:21), debe ser la intención fundamental de la oración. “Poramor de Jesús”, cuando emana del corazón, expresa esa metasupremamente bien.

Jeremías reveló su carácter, su fidelidad a su llamado, ysu lucha mientras oraba tocante a su persecución, su búsquedade una respuesta en la Palabra de Dios, y su dolor que no eraremovido de él. Escasamente puede el que ora estar separadode su oración. Son partes el uno del otro.

Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame, y véngame demis enemigos. No me reproches en la prolongación de tu enojo;sabes que por amor de ti sufro afrenta. Fueron halladas tus palabras,y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de micorazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios delos ejércitos. No me senté en compañía de burladores, ni me engreía causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste deindignación. ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciadano admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, comoaguas que no son estables? (Jeremías 15:15–18).

Jeremías era el profeta de Dios para esa época, poniendoal pueblo en alerta para que se volvieran de sus malvados

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caminos e invitándolos a recibir perdón y restauración. Peroel pueblo no respondía. De hecho, la Escritura indica queJeremías sufrió el reproche del pueblo (vea v. 15).

Para la persona seria, sólo hay un combustible para ellanzamiento de su comunión y petición—la Palabra de Dios,la verdad—y Jeremías lo sabía. Hasta que el pueblo noaprenda a mezclar sus oraciones con la Santa Palabra, se hanperdido una gran oportunidad: La mejor oración es la que seora usando la Palabra misma. Esa palabra que Jeremías comíaera el maná espiritual. Era su deleite y el “gozo de su corazón”.No es de admirarse que el salmista declarara: “La exposiciónde tus palabras alumbra” (Salmo 119:130).

Pero aquel sobre el que reposa la mano del Señor (15:17)quizás se encuentre ser una persona separada. La palabra“burladores” indica que el juvenil profeta no estaba dispuestoa andar entre el gremio de los ostentosos y bromistas de sugeneración. Debido a la carga que Dios había puesto en él, lavida de Jeremías cobró aspectos de soledad, separación ysanta preocupación, haciéndolo incompatible con suscongéneres en su indolente indulgencia. A través de la historiade la iglesia, una experiencia bastante similar les ha ocurrido aotros que por la intensidad de sus oraciones llegaron hasta elmismo corazón de Dios y, a veces, sufrieron el reproche o elmalentendimiento como resultado. Se encontraron tan cercade Dios que se volvieron una raza muy aparte. John Knox,David Brainerd y Watchman Nee son sólo unos pocosejemplos. Todavía hay lugar y se necesitan guerreros deoración como ellos.

Dios le prometió a Jeremías que lo fortalecería de tal formaque aunque el pueblo luchara contra él, no lo vencerían(v. 20). Jeremías dependía de la sanidad y salvación de Diospara él como también para la nación de Israel. El demostróuna convicción que emana del conocimiento de que Dios vivey que contesta la oración. Fíjese en la sencilla y firmepersuasión de Jeremías: “Sáname, oh Jehová, y seré sano;sálvame, y seré salvo” (17:14).

Jeremías

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“¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que te dejan seránavergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en elpolvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas.

“Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque túeres mi alabanza. He aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está lapalabra de Jehová? ¡Qué se cumpla ahora! Mas yo no he ido en posde ti para incitarte a su castigo, ni deseé día de calamidad, tú losabes. Lo que de mi boca ha salido, fue en tu presencia. No meseas tú por espanto, pues mi refugio eres tú en el día malo.Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo;asómbrense ellos, y yo no me asombre; trae sobre ellos día malo,y quebrántalos con doble quebrantamiento” (Jeremías 17:13–18).

Los que oran deben siempre recordarse a sí mismos lagrandeza de Aquel a quien le oran; para Jeremías era “laesperanza de Israel”. El recordarse es encontrar estimuladafe. Además de ayudarse en su propia fe al renovar unaconciencia de quién es Dios, los que oran también puedenayudarse al meditar en el resultado de abandonar o noabandonar a Dios. Para Jeremías la diferencia estaba entretener su nombre escrito en el polvo (17:13) o grabado en laroca eterna.

Para el observador casual, el libro de Jeremías quizásmuestre a Jeremías como alguien con un complejo depersecución y pronto para pedir fuego del cielo (cfr. Lucas9:54). Sin embargo, el profeta oraba muy en armonía con elcorazón de Dios.

Oh Jehová, mira por mí, y oye la voz de los que contienden conmigo.¿Se da mal por bien, para que hayan cavado hoyo a mi alma?Acuérdate que me puse delante de ti para hablar bien por ellos,para apartar de ellos tu ira. Por tanto, entrega sus hijos a hambre,dispérsalos por medio de la espada, y queden sus mujeres sinhijos, y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenesheridos a espada en la guerra. Oigase clamor de sus casas, cuandotraigas sobre ellos ejército de repente; porque cavaron hoyo paraprenderme, y a mis pies han escondido lazos. Pero tú, oh Jehová,conoces todo su consejo contra mí para muerte; no perdones sumaldad, ni borres su pecado de delante de tu rostro; y tropiecendelante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu enojo (Jeremías18:19–23).

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Debemos recordar que lo que se amontona sobre elprofeta que trae el mensaje de Dios es en realidad amontonadosobre Dios. Los sufrimientos de su profeta eran los sufrimientosde su Maestro. Las reacciones de Israel a la compasión, elcuidado, el ruego y la resuelta fidelidad al mensaje de Diosdel profeta eran una invitación a la fiera ira de Dios. En esencia,la oración de Jeremías representa un amén a la respuesta eintenciones de Dios.

Sin embargo, Jeremías vuelve, como muchos que buscanuna respuesta de Dios pero que no la reciben inmediatamente,a tener dudas sobre la fidelidad de Dios en guardar suspromesas a su mensajero. Llegó hasta expresar su desanimadosentir de que Dios lo había engañado:

Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, yme venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla demí.… Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en sunombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardientemetido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude.… Oh Jehová delos ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientosy el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendadomi causa (Jeremías 20:7,9,12).

¡Qué oración tan temeraria! ¿Es cierto? “Sedujiste” quizássea una palabra muy fuerte aquí, pues Dios no es, en ningúnsentido, un seductor, un engañador. “Tentado” es otra formade traducir la palabra hebrea; no obstante, en momentos deprofundo desánimo, uno quizás se sienta seducido. Pero Dioses fiel para enseñarnos a pesar de nuestras ilusiones ypersuasiones. Puede ser que Jeremías se refería a su indecisióninicial sobre aceptar el puesto profético cuando fue llamadopor primera vez. Esto no quiere decir que se había debilitadocuando la presión y la consternación parecían insoportables,aunque quizás pudo haber sido tentado para llegar cerca deese punto (20:8,9).

Cuando los líderes divinamente llamados se desilusionanpor las circunstancias difíciles y se doblan como un árbol en

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un ventarrón, deben levantar sus ojos hacia Aquel que losllamó. Su ánimo será renovado, como lo fue con Jeremías:“Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante” (20:11).Que el “poderoso gigante” está con nosotros es la seguridadde que nuestros enemigos serán subyugados, si no derrotados.El “poderoso gigante” (el hebreo indica que El es el amo, queestá en control) dará a conocer su poder para defender a lossuyos.

Uno no necesita estudiar muchas oraciones del AntiguoTestamento, ya sean públicas o privadas, para observar quela mayoría de ellas, aun las que están llenas de intensas ydesesperantes peticiones, comienzan con un recordatorio dela majestad de Dios, de su misericordia, y de sus grandesobras. Después que Jeremías siguió las instrucciones divinasde comprar un campo, firmar y sellar la escritura y entregarlaa Baruc como señal de que un día Dios restauraría la tierra (yla propiedad sería comprada y vendida), Jeremías hizo estaoración:

¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tugran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil parati; que haces misericordia a millares.… Dios grande, poderoso,Jehová de los ejércitos es su nombre; grande en consejo, ymagnífico en hechos; porque tus ojos están abiertos sobre todoslos caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada unosegún sus caminos, y según el fruto de sus obras. Tú hicisteseñales y portentos en tierra de Egipto hasta este día, y en Israel, yentre los hombres; y te has hecho nombre, como se ve en el día dehoy. Y sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señalesy portentos, con mano fuerte y brazo extendido, y con terror grande;y les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres que se ladarías, la tierra que fluye leche y miel; y entraron, y la disfrutaron;pero no oyeron tu voz, ni anduvieron en tu ley.… He aquí … la ciudadva a ser entregada en mano de los caldeos.… Ha venido, pues, asuceder lo que tú dijiste, y he aquí lo estás viendo. ¡Oh Señor Jehová!¿y tú me has dicho: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos …?(Jeremías 32:17–25).

Para la persona seria no hay mayor ánimo o ímpetu queel repasar los poderosos actos de Dios. (Vea 1 Samuel 7:12

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y Salmo 78.) Tal práctica refuerza generosamente laconvicción de que no hay nada difícil para Dios. No es unsimple silbido en la oscuridad o una ingeniosa maniobrapsicológica para desarrollar seguridad o confianza en sí mismo,sino un ejercicio espiritual de mayor significado para todohijo de Dios. Fíjese en la respuesta de Dios a tal repaso desus maravillosas obras: “He aquí que yo soy Jehová, Dios detoda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” (Jeremías32:27).

La circunstancia de las lamentaciones de Jeremías es lacaída de Jerusalén, como lo predijo él. El enemigo del norte(vea Jeremías 6:22) había sido el agente de Dios para castigara un pueblo rebelde, no arrepentido. El libro de Lamentacionesestá lleno de lágrimas y oraciones. Cada época ha tenido suparte de sufrimiento y dolor, pero ninguna edad ha producidoun corazón tan adolorido como el que se refleja en este libro.

Mira, oh Jehová, estoy atribulada, mis entrañas hierven. Mi corazónse trastorna dentro de mí, porque me rebelé en gran manera. Porfuera hizo estragos la espada; por dentro señoreó la muerte. Oyeronque gemía, mas no hay consolador para mí; todos mis enemigoshan oído mi mal, se alegran de lo que tú hiciste. Harás venir el díaque has anunciado, y serán como yo. Venga delante de ti toda sumaldad, y haz con ellos como hiciste conmigo por todas misrebeliones; porque muchos son mis suspiros, y mi corazón estáadolorido (Lamentaciones 1:20–22).

He aquí un relato de verdadera contrición. Lamentacioneses la manifestación de esta actitud. Es el duelo al que se refirióJesús en Mateo 5:4—“Bienaventurados los que lloran, porqueellos recibirán consolación”.

Las oraciones en la noche toman el tono de la oscuridadque las rodea. Pero Dios comprende, y oye, aun cuando elsuplicante lo acusa de causar el terror y la destrucción; sóloEl conoce el corazón como también las palabras que brotande la boca.

Mira, oh Jehová, y considera a quién has hecho así. ¿Han de comerlas mujeres el fruto de sus entrañas, los pequeñitos a su tierno

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cuidado? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor elsacerdote y el profeta? Niños y viejos yacían por tierra en las calles… mataste en el día de tu furor; degollaste, no perdonaste. Hasconvocado de todas partes mis temores, como en un día desolemnidad; y en el día del furor de Jehová no hubo quien escapaseni quedase vivo; los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó(Lamentaciones 2:20–22).

La oración de Jeremías refleja una doble oscuridad: (1)la carga de una deprimente destrucción de la tierra y (2) elembrujo de una oscuridad espiritual sobre el pueblo. Para lagente de hoy que experimenta tal oscuridad, existe la benditaseguridad: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblasno prevalecieron contra ella” (Juan 1:5).

Jeremías continuó lamentándose por la situación delpueblo de Dios, clamando a Dios, pidiéndole respuestas yalivio:

Te cubriste de nube para que no pasase la oración nuestra.… Ríosde aguas echan mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mipueblo. Mis ojos destilan y no cesan, porque no hay alivio hasta queJehová mire y vea desde los cielos.… Invoqué tu nombre, oh Jehová,desde la cárcel profunda; oíste mi voz; no escondas tu oído al clamorde mis suspiros. Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: Notemas. Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida. Túhas visto, oh Jehová, mi agravio; defiende mi causa” (Lamentaciones3:44,48–50,55–59).

Junto con elementos de sincero dolor, esta oración deJeremías (Lamentaciones 3:41–66) contiene una nota deseguridad y confianza. Enterrada entre las peticiones corrientesde que Dios juzgara a aquellos que afligían a su pueblo tandespiadadamente está el testimonio “redimiste mi vida”. ¡Quélenguaje tan descriptivo usa Jeremías para expresar la fuentede lágrimas que tenía muy dentro de sí! Dios parecía estarrodeado por una nube impenetrable de modo que ningunaoración podía llegar hasta El; los ojos del profeta llorabanríos, sus lágrimas fluían continuamente. Pero Jeremías creeque porque Dios oyó y contestó en el pasado, finalmente se

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podrán penetrar las nubes y vendrá una respuesta divina: Diosoirá; El se acerca y habla palabras de consuelo a su agobiadoprofeta: “No temas”.

Los israelitas habían experimentado los horrores de laguerra: la servitud, el abuso, el hambre, la humillación. Jeremíasse enfrentaba con la realidad de su situación, y por eso, orabacon más eficacia. La gente que ignora o niega su situación sehacen víctimas del engaño propio, practicando una falsareligión, que jamás podrá volver la ola y resolver la dificultad.

Acuérdate, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido; mira, y ve nuestrooprobio. Nuestra heredad ha pasado a extraños, nuestras casas aforasteros. Huérfanos somos sin padre; nuestras madres son comoviudas.… Padecemos persecución sobre nosotros; nos fatigamos,y no hay para nosotros reposo. Al egipcio y al asirio extendimos lamano, para saciarnos de pan. Nuestros padres pecaron, y han muerto;y nosotros llevamos su castigo. Siervos se enseñorearon de nosotros;no hubo quien nos librase de su mano. Con peligro de nuestrasvidas traíamos nuestro pan ante la espada del desierto.… Cayó lacorona de nuestra cabeza; ¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos.Por esto fue entristecido nuestro corazón, por esto seentenebrecieron nuestros ojos.… Mas tú, Jehová, permaneceráspara siempre; tu trono de generación en generación. ¿Por qué teolvidas completamente de nosotros, y nos abandonas tan largotiempo? Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; renuevanuestros días como al principio. Porque nos has desechado; tehas airado contra nosotros en gran manera (Lamentaciones 5:1–3,5–9,16,17,19–22).

Quizás algunos crean que Jeremías recontó sus dificultadescon una rigurosidad demasiado evidente para la Escriturasagrada. Pero Dios no quiere que nuestra oración le pase elpaño a la realidad. Hay por lo menos una vez cuando debemosexpresarnos cándidamente: cuando nos acercamos a Diospidiendo su ayuda y su liberación.

A través de todo, Jeremías fue asido por una pasión porel avivamiento de su pueblo. El mundo hoy necesita la mismasinceridad al traer ante el Señor la devastación de nuestrasfamilias y nuestra sociedad.

Jeremías

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Ezequiel

El profeta Ezequiel vivió en completa comunión con Dios.Sin embargo, la oración y el diálogo entre él y Dios seencuentran con menos frecuencia en su libro que los de losotros Profetas Mayores en sus respectivos libros. Ezequielrecibió su llamado al ministerio profético en medio de unavisión que anticipaba la llegada del juicio divino: “Me dijo:Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.… Yme dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, agentes rebeldes que se rebelaron contra mí” (Ezequiel 2:1,3).

Toda persona de oración desarrolla hábitos de oraciónoriginales, casi siempre inspirados por otras personas santasque han dado un ejemplo. Cuando Ezequiel se dirigió a Dioscomo “Señor Jehová” fue probablemente inspirado por elejemplo de Abraham (Génesis 15:2), Moisés (Deuteronomio3:24), Josué (Josué 7:7), Gedeón (Jueces 6:22), David(2 Samuel 7:18–20,28,29), Salomón (1 Reyes 8:53) yJeremías (Jeremías 32:17). Sin duda que esa expresión prendióel fuego de la fe y le permitió a Ezequiel percibir la deidad aquien se dirigía y buscaba.

Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! he aquí que mi alma no es inmunda, ninunca desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa mortecinani despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda (Ezequiel4:14).

El Señor había descrito a Ezequiel lo que había de hacerpara simbolizar la destrucción de Jerusalén que se avecinabay la sujeción de Israel. Debía cocinar su pan sobre el estiércolhumano, pues el pueblo judío sería contaminado en la tierrade los gentiles. La respuesta de Ezequiel a Dios es parecida ala de Pedro (vea Hechos 10:10–14). Pedro también sepreocupaba de no contaminarse con lo que Dios habíaprohibido anteriormente. ¡Qué almas tan grandes son aquellasque por todo medio buscan evitar la contaminación! Lacontaminación del alma por el pecado es el temor más grande

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de la gente buena. Pero pueden haber momentos en los queuna conciencia demasiado tierna teme sin causa. Ezequieltodavía no había aprendido que no es lo que entra por laboca lo que contamina a la persona, sino lo que sale de ella(Mateo 15:11). Sin embargo, el mundo hoy carece de esaconciencia pura que sinceramente busca evitar cualquiersugerencia de contaminación.

El libro de Ezequiel registra después cómo Ezequiel orópor su pueblo con intensidad. El que experimenta una cargapor los demás quizás crea en ocasiones que Dios se interesamenos por los necesitados que el que ora. Pero nuestracompasión nunca puede sobrepasar a la de Dios, pues esDios quien nos da la carga de orar por los demás.

Aconteció que cuando ellos [los ángeles de la guarda] iban matandoy quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah,Señor Jehová! ¿destruirás a todo el remanente de Israel derramandotu furor sobre Jerusalén? (Ezequiel 9:8).

A través de la Escritura, el caer postrado describe laurgencia de la intercesión desesperada. Pero no importa cuánintensa sea la necesidad que siente la persona, la compasiónde Dios es todavía mayor (vea Ezequiel 18:23,32). Laposibilidad del juicio sobre Jerusalén hizo que Ezequiel sintieraque sería un desastre total. “Dios pone a las personas ensituaciones de prueba en las que pueden caer, situacionesque pueden ser desastrosas; pero el propósito no es el desastresino el triunfo.”3 Verdaderamente Dios preservaría a un píoremanente de la nación de Israel. La destrucción de Jerusalény el exilio babilónico fueron necesarios para poder deshacersede la idolatría de Israel y preparar el camino para elsubsiguiente ministerio de Jesucristo en la tierra. Escasamente

3Kenneth Leech, True Prayer: An Invitation to ChristianSpirituality [La oración verdadera: una invitación a la espiritualidadcristiana] (San Francisco: Harper & Row, Publishers, 1980), 146.

Ezequiel

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podría haber predicado Jesús el Sermón del Monte si losisraelitas todavía hubieran estado adorando ídolos por todaspartes (como en Jeremías 3:13; Ezequiel 6:13).

El llevar el mensaje de Dios a su pueblo no es todo unencanto. Algunas veces Dios les da a sus mensajeros la pesadatarea de pronunciar juicio. Tal asignación es una pesada cargapara el profeta. Aun mientras truena la voz del juicio, el corazóncompasivo quizás esté destrozado.

Y aconteció que mientras yo profetizaba, aquel Pelatías hijo deBenaía murió. Entonces me postré rostro a tierra y clamé con granvoz, y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Destruirás del todo al remanente deIsrael? (Ezequiel 11:13).

Dios le había ordenado a Ezequiel que profetizara contraJaazanías y Pelatías (Ezequiel 11:2–4). Algunos comentaristassugieren que Ezequiel, al igual que Pedro en el caso de Ananíasy Safira, pronunció juicio sobre Pelatías, quien murió derepente.4 Si eso es verdad, tenemos aquí una profunda lecciónpara cualquiera que por el ejercicio de la autoridad dada porDios es usado por el Todopoderoso para traer su severojuicio. No hay lugar para la jactancia; sólo puede haber tristeza,y la oración de que ese mismo juicio no caiga sobre otros.

Otra carga que sobrellevan los mensajeros de Dios esque los que escuchan no siempre toman el mensaje en serio.Seguramente que cuando el siervo de Dios habla el mismomensaje que el Todopoderoso le ha pedido que dé, los queescuchan deben arrepentirse y recibir la instrucción. Pero muya menudo lo contrario sucede: El mensajero es ridiculizado,perseguido y desechado. En momentos así es fácil preguntarsesi uno ha oído correctamente y anunciado la palabra del Señor:

4Vea W. Carley, The Book of the Prophet Ezekiel [El libro delprofeta Ezequiel] (Cambridge, MA: Cambridge University Press, 1974),68; y Charles L. Feinberg, The Prophecy of Ezekiel [La profecía deEzequiel] (Chicago: Moody Press, 1969), 65; y Douglas Stuart, Ezekiel[Ezequiel] (Dallas: Word Books, 1989), 102.

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“Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ellos dicen de mí: ¿No profiereéste parábolas?” (Ezequiel 20:49).

Aquí se encuentra una lección para todos los siervos deDios que son víctimas del “qué dirán” y del rumor. Es seguroque la sugerencia de que Ezequiel hablaba ficción y no laverdad era sencillamente una excusa egoísta para rechazar sufuerte e inequívoca condenación. Si la gente rechaza al mismoDios, no es de sorprender que sus ungidos mensajeros algunasveces reciban el mismo trato.

Daniel

Daniel era una persona de oración. Se mantuvo resueltoen su determinación de orar, aún cuando el hacerlo significabaser echado en el foso de los leones. El también dependía deDios para sabiduría y la interpretación de los sueños deNabucodonosor y Belsasar. El hablar ante jefes de estadocon tal autoridad y seguridad viene sólo de tiempos extensosen el lugar de oración.

La primera vez que interpretó un sueño, Daniel tuvo nosólo que decir la interpretación sino también el sueño. Loscuatro sabios hebreos de la corte del rey en Babilonia eranhombres de oración. Ante la terrible posibilidad de que suscasas fueran destruidas y luego fueran despedazados si nopodían interpretar los sueños de Nabucodonosor (Daniel2:6,12,13), Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego oraron confervor (2:18; vea también 1:7). Aunque las palabras exactasde su oración no están escritas, el contenido de la peticiónestá claro.

Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías,Misael y Azarías, sus compañeros, para que pidiesen misericordiasdel Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y suscompañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia(Daniel 2:17,18).

Extremadas circunstancias tienden a refinar la oración hastasacar su esencia, eliminando el exceso de palabras, que está

Daniel

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dirigido más a los oídos humanos que a los de Dios. Además,las cargas que se comparten se hacen más livianas. La uniónde las fuerzas produce una fuerza mayor. La dinámica de laoración unida es formidable. El estar de acuerdo unánimes enoración por una necesidad particular produce resultados.Cuando la Primera Iglesia oró unánime, el lugar de oraciónfue sacudido (vea Hechos 4:31).

Mientras Daniel y sus compañeros oraban, en ladesesperación del momento no es probable que se imaginaranque la respuesta revelaría dramáticamente el Dios verdaderoal feroz rey de Babilonia. Sin embargo, Daniel sabía que eraDios quien le había dado el sueño a Nabucodonosor. Demanera que podía declararle con confianza al rey: “Hay unDios en los cielos, el cual revela los misterios” (Daniel 2:28).Cuando oramos, aunque sea ante extremas circunstancias,hacemos bien en recordar que quizás estemos cumpliendo unpapel divino mucho más allá de nuestra limitada visión delmomento.

Daniel probó tanto ser un hombre de Dios, interpretándoleotro sueño a Nabucodonosor, explicando la escritura en lapared, distinguiéndose sobre todos los demás gobernadores,que “el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino” (6:3). Losenvidiosos gobernadores tuvieron que inventarse una trampapara deshacerse de él “porque él era fiel, y ningún vicio nifalta fue hallado en él” (v. 4), y no pudieron encontrar razónalguna para acusarlo en los asuntos del gobierno. Sabiendoque Daniel era una persona de oración, hicieron que el reyfirmara un decreto de que por treinta días nadie podía orarlea nadie sino al rey.

“Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado,entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara quedaban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y orabay daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes”(Daniel 6:10). No se ha escrito una línea más sublime que laque concluye este versículo: “… como lo solía hacer antes”.

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Los grandes individuos tienen grandes costumbres; las grandescostumbres hacen a los grandes individuos. La comunión conDios debe ser la costumbre primordial de todo hijo de Dios.La firme devoción de Daniel ante sus malignos y sangrientosperseguidores brotaba de su larga costumbre de orar. Sucostumbre había puesto acero en su alma, de modo quecuando su vida fue amenazada por practicar su costumbre, élsencillamente continuó su práctica sin ofrecer excusas. Lafortaleza de la persona de oración es más evidente cuandoestá bajo ataque.

En Daniel 9, Daniel intercede por el cautivo Israel despuésde meditar sobre las profecías de Jeremías, que decían quedespués de setenta años como esclavos serían restaurados.Daniel volvió su “rostro a Dios el Señor, buscándole en oracióny ruego, en ayuno, cilicio y ceniza” (v. 3). Al introducir suoración de confesión Daniel se volvió “a Dios el Señor”. Elhizo un compromiso total de arreglar las cosas con Dios, ytenía absoluta fe en Aquel a quien iba dirigida la oración. Estano era una oración formal. Estaba marcada por la súplica,por la petición intensa. El cilicio y la ceniza eran marcas decompleta humillación.

Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor,Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y lamisericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hechoimpíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tusmandamientos y de tus ordenanzas. No hemos obedecido a tussiervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes,a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de latierra. Tuya es, Señor, la justicia … nuestra es la confusión de rostro,de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres;porque contra ti pecamos. De Jehová nuestro Dios es el tenermisericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado,y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar ensus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervoslos profetas.… Todo este mal vino sobre nosotros; y no hemosimplorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos denuestras maldades y entender tu verdad.… Oh Señor, conformea todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor.…

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Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestrasdesolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre;porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestrasjusticias, sino en tus muchas misericordias. Oye, Señor; oh Señor,perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo,Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tupueblo (Daniel 9:4–10,13,16,18,19).

Daniel era el abogado de la nación ante el tribunal dejusticia de Dios. El rogó pidiendo avivamiento y restauración,y la base para el ruego era el genuino arrepentimiento. Elconsideraba como suyos los pecados de los reyes, lospríncipes, los sacerdotes y los jueces. Su oración muy bienpodría ser un patrón para todos los que perciben el tristeestado de muchas naciones, incluso la nuestra, en este día.Los guerreros de la oración pueden tener una mayor influenciasobre los asuntos nacionales que los titulares jefes de estado.Una persona sobre sus rodillas en oración es más poderosaque un rey sobre su trono. Los que oran como oró Danieltienen entrada a la cámara de audiencia del Supremo Altísimo;como Daniel oyen el pronunciamiento de la voluntad divina.

Daniel expresó su oración con tanto ahínco porque élconocía el propósito de Dios tocante a Israel. El conocer lavoluntad de Dios no hace a la oración innecesaria; la hacemucho más importante y eficaz, ya que el orar en fe siempretrae una respuesta. Mientras oraba, Daniel fijaba sus ojos enDios, recordando su carácter y atributos; mientras oraba así,una fe aun más grande brotaba de su corazón.

El libro de Daniel cierra con la visión de Daniel de loseventos de los últimos días. El mundo se vuelve a loshoróscopos, a los adivinos de fortuna y a varios tipos deprácticas de ocultismo queriendo avistar brevemente el futuro.Pero lo que Dios quiere que sepamos acerca del futuro estácontenido en su Palabra, y no debemos dirigirnos a ningunaotra fuente para inquirir sobre lo que ha de suceder. “Y yo oí,mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estascosas?” (Daniel 12:8).

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La oración de Daniel es una guía para los que se preguntensobre el significado de la profecía o que estén totalmenteperplejos buscando determinar el horario profético. Lapercepción de Daniel de que él no entendía lo llevó a Aquelque sabe el final desde el principio. Cuánto mejor es orarle aAquel que sabe el futuro antes que especular sobre el fin yllegar a conclusiones erróneas.

La oración de Daniel pidiendo entendimiento fuecontestada. Aunque no le fue dada toda la información quequizás él deseaba, recibió una respuesta que trajo descanso asu espíritu. “Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabrasestán cerradas y selladas hasta el tiempo del fin” (Daniel 12:9).Nosotros también podemos esperar paz tocante al futurocuando inquirimos de Dios solamente.

Joel

Joel, el profeta a quien Dios dio una profecía muymemorable tocante a un futuro derramamiento del EspírituSanto (Joel 2:28,29), era una persona que sabía cómo orar.Aunque él profetizó de un tiempo futuro de bendición, él vivióen un tiempo de sequía y dificultad. Nos ha dejado ejemplosde cómo orar.

A ti, oh Jehová, clamaré; porque fuego consumió los pastos deldesierto, y llama abrasó todos los árboles del campo. Las bestiasdel campo bramarán también a ti, porque se secaron los arroyosde las aguas, y fuego consumió las praderas del desierto (Joel1:19,20).

¿Cómo ora uno cuando la naturaleza parece detener lalluvia tan esencial, o envía demasiada humedad, o hace temblarla tierra con terremotos devastadores, o destruye y mata pormedio de tornados o huracanes? Algunos sugerirían que esuna impertinencia intervenir en las leyes y eventos naturalescon nuestras oraciones. Pero el ejemplo de Joel da sanainstrucción. Cualquiera que sea la catástrofe o la causa de

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ella, podemos seguir el impulso de nuestro corazón, clamandoal Dios Todopoderoso. El que guía los asuntos de la humanidadtambién puede detener la destrucción que causa una creacióncaída en pecado. El puede hacer volver la devastación y dejaren su paso bendición. Si no, su consuelo y ayuda vendrán enrespuesta a la oración pidiendo liberación.

Joel también instruyó a los sacerdotes de Israel dónde ycómo debían orar, así como Jesús enseñó a sus discípuloscómo se debían acercar a Dios en oración (vea Mateo 6:9–13): “Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministrosde Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y noentregues al oprobio tu heredad, para que las naciones seenseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos:Dónde está su Dios?” (Joel 2:17).

La vívida descripción de esta extraordinaria escena deoración que hace Dean Stanley le da substancia a este clamornacional pidiendo liberación:

El áspero trompetazo del cuerno de carnero era el llamado parareunirse para un ayuno extraordinario. Ni un alma debía estarausente.… Reunía a viejos y jóvenes, a hombres y mujeres, amadres con niños al pecho, al novio y a la novia en el día de susnupcias. Todos se postraban ante el altar.… La casta sacerdotal,en vez de reunirse como de costumbre en las gradas y la plataforma,… yacían postrados, con la vista fija en la Presencia Invisible dentrodel santuario. En vez de himnos y música que, desde los tiemposde David, habían sido parte de sus oraciones, no se oía nada másque los apasionados sollozos y los discordantes alaridos que sólouna jerarquía oriental podía expresar.… Batían sus negrasvestiduras hacia el templo, y con fuertes alaridos exclamaban:“¡Perdona, oh Jehová, a tu pueblo!”5

La preocupación de esta oración, como debe ser lapreocupación de toda oración, es el honor de Dios. Lospaganos clamaban con escarnio: “¿Dónde está vuestro Dios?”

5H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The Pulpit Commentary[El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub.Co., 1950), vol. 13, Joel [Joel], by J.J. Given, 23.

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Hoy un clamor similar se levanta entre los impíos. Es tiempoque la Iglesia ore como oró Israel, con intensidad y seriedad.

Amós

Aun en los tiempos del Antiguo Testamento, no eranecesario que la persona fuera un profeta o el hijo de un profetapara oír y hablarle a Dios. Un sencillo pastor-granjero, Amósfue comisionado para llevarle un mensaje divino a Israel (veaAmós 7:14,15).

Se registra solamente una oración dirigida a Dios porAmós: “Y dije: Señor Jehová, cesa ahora; ¿quién levantará aJacob? porque es pequeño” (Amós 7:5). Esta oración contieneuna línea de gran consecuencia para todos los que oran:“porque es pequeño”. (Vea también Amós 7:2.) Israel teníagran necesidad de la ayuda de Dios. En su propia fuerza, elpueblo era pequeño. Pero su admitir que eran totalmentepobres era la puerta para la intervención divina. Jesús dijo:“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos esel reino de los cielos” (Mateo 5:3).

Debido al pecado, Israel había sido desmoralizado yderrotado; Dios había traído juicio sobre ellos. La oración deAmós demuestra su espíritu. El tenía que predicar juicio, peroél lo predicó con un corazón contrito.

Jonás

Jonás fue usado por Dios para lograr algo por lo que élno había orado. De hecho, Jonás no quería que los ninivitasse arrepintieran y fueran salvos. Pero cuando Dios le pide asu siervo que haga algo por lo que normalmento no oraría, elasunto se vuelve en la obediencia. Hay momentos en los queel plan de Dios exige un ministerio por el que nadie siente unacarga. Así que a Jonás y a sus compañeros de barco les fuerondados intereses que los obligaron a buscar a Dios. Atrapadosen una violenta tormenta en el mar, y oyendo de Jonás que su

Jonás

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Capítulo 6La

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presencia era de alguna manera la causa de todo, los marinerospaganos expresaron a Dios una oración desesperada por suseguridad personal: “Entonces clamaron a Jehová y dijeron:Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros porla vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangreinocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido”(Jonás 1:14).

Estos paganos imploraban al Señor, el único Diosverdadero, de una manera como para indicar por lo menoscierto conocimiento de la Ley del Antiguo Testamento, quehacía responsable al asesino por tomar la vida de una personainocente. Con su poco conocimiento estaban muy escasamentepreparados para orar con mucho entendimiento; sin embargo,para su crédito, oraron. Y, a lo contrario de Jonás, oraroncon verdadero interés por otro ser humano y con sumisión aDios. Dios es misericordioso con todos, especialmente conaquellos que claman a El, ya sea que sean paganos sumidosen la oscuridad o creyentes esclarecidos, pues todos son hijossuyos (vea Hechos 17:29).

Al ser echado al mar por los marineros, un gran pezpreparado por Dios se tragó a Jonás. Podemos comprender loque Jonás sentía mientras estaba en “el seno del Seol [en hebreo,Sheol]”, sin ninguna esperanza de ser librado aparte de laintervención sobrenatural del Dios de quien él huía.

Y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el senodel Seol clamé, y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en mediode los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olaspasaron sobre mí. Entonces dije: Desechado soy de delante de tusojos; mas aún veré tu santo templo. Las aguas me rodearon hastael alma, rodeóme el abismo.… Cuando mi alma desfallecía en mí,me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan.Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo queprometí. La salvación es de Jehová (Jonás 2:2–5,7–9).

A través de los milenios de la historia no se ha ofrecidouna oración más rara; seguramente que no se encuentra ningún

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PARTE 1Capítulo 6Laoraciónen loslibrosproféticos

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registro de ninguna oración que se haya ofrecido en un lugartan extraño como este. Son muchas las lecciones que ofreceesta memorable oración. Primero, la oración es correcta encualquier momento y en cualquier lugar. Uno no necesita unacapilla solitaria ni una elevada catedral para tener audienciacon el Todopoderoso. Cuando el creyente practica laconstante presencia de Dios, la oración se puede hacer en lacocina o en una bulliciosa calle, en un avión o en un automóvil,en un campo o en la ciudad, en un lugar solitario o en mediode la muchedumbre, en cuevas de zorras o en las cámaras deoración, en un santuario o en el estómago de un pez. El lugardonde se expresa la oración tiene muy poco que ver con queDios escuche o no. Segundo, la necesidad más grande deuno casi siempre se convierte en la inspiración para la oraciónmás grande. ¿Será que Dios en su sabia providencia permitela congoja y las circunstancias desagradables paraprovocarnos a orar y a depender de El? Tercero, esa oración,para ser eficaz, debe ir acompañada de la sumisión. Un espíriturebelde puede traer las olas del mar sobre su alma, pero lasumisión traerá la liberación. Cuarto, la oración es un ejercicioen la fe. Lo fue para Jonás. El se acordó del Señor y prometióvolver a mirar hacia su santo templo (2:4,7). Donde no haygenuina fe en Dios, habrá muy poca oración a Dios. Amenudo, es necesaria una tormenta para estimular la fe a laacción. Quinto, la oración puede traer seguridad. “Oró Jonása Jehová” de manera que aunque todavía estaba en el estómagodel pez, todavía podía hablar como si ya estuviera fuera depeligro. Finalmente, la oración que sale de lo profundo esoída en las alturas. “Mi oración llegó hasta ti en tu santotemplo” (2:7). Las profundidades no son raras en la experienciahumana. Para algunas personas es la profundidad del dolor;para algunos es la profundidad del sufrimiento; para algunosla profundidad del pecado, para otros la profundidad de laangustia mental. Pero no existe profundidad desde la que elllanto humano no pueda ser oído desde lo alto (vea Salmo107:23–28; 139:8–10).

Jonás

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Capítulo 6La

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Por otro lado, gran desánimo puede llegar cuando Diosno hace lo que la persona cree que El debe hacer. Jonás pasópor tal desánimo, llegando hasta contemplar el suicidio.

Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mitierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que túeres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grandemisericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, oh Jehová,te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte quela vida (Jonás 4:2,3).

Jonás era un profeta con una buena reputación de profecíascumplidas (2 Reyes 14:25). El sabía lo que la gente diría siregresaba y nada le sucedía a Nínive. El sabía a qué clase deDios servía, pero estaba más preocupado por su propiareputación que por la de Dios. El no podía enfrentarse a loque creía ser una deshonra personal. Dios había salvado aNínive, tal como Jonás desde el principio sabía que lo haría.Jonás estaba desilusionado, y hacía mal con desear la muerte.Pero tenía razón al traer lo que sentía a Dios. Qué maneramás tierna la que usó Dios con él, dándole un entendimientoque ha inspirado la obra de las misiones hasta hoy.

Habacuc

Las preguntas que perturban al siervo de Dios son algunasveces tan grandes como las que perturban a los demás.Habacuc le preguntó a Dios: “¿Por qué es que las oracionesde los justos no son contestadas inmediatamente?” y “¿porqué prosperan los malos?” Algunos cuentan sólo dos oracionesde Habacuc; otros tres. Lo que se puede considerar dosoraciones (Habacuc 1:1–11 y 1:12 a 2:20) puede en realidadestar expresando dos problemas en una oración.

¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti acausa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces veriniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia estándelante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es

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PARTE 1Capítulo 6Laoraciónen loslibrosproféticos

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debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impíoasedia al justo, por eso sale torcida la justicia” (Habacuc 1:2–4).

Aunque Dios no responde directamente a la primerapregunta de Habacuc, “¿Por qué es que las oraciones de losjustos no son contestadas inmediatamente?”, existen principiosque nos dan una respuesta parcial. El importunio es algunasveces necesario antes que uno le dé el valor debido a larespuesta si es que ha de llegar. En otras palabras, si recibimosuna respuesta la primera vez que pedimos, la bendición quizásno sea muy apreciada. El regalo tiene mayor significadocuando la mente está receptiva. La tardanza algunas vecesajusta la mente para que produzca verdadera gratitud yalabanza cuando se recibe la respuesta. La oración en sí es elmejor medio de crecimiento espiritual. La interacciónconsciente con Dios es indispensable para la excelencia moraly espiritual. La verdadera oración es el medio por el que noshacemos más y más como Cristo. El asentimiento a la voluntaddivina debe venir antes de recibir la respuesta a la petición. Aveces no comprendemos completamente por lo que debemosorar; quizás sea mejor para nosotros cuando nuestrasoraciones no son contestadas. De vez en cuando, nuestraegoísta voluntad debe rendirse a la voluntad divina. Jesús orópidiendo que pasara de El la copa, pero no pasó. El, entonces,se rindió a una superior voluntad divina: “Pero no se haga mivoluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). No tenemos que estaransiosos por la falta de respuestas inmediatas a nuestra oración.Dios fielmente dará testimonio a nuestro espíritu que El estáobrando aun durante la tardanza.

La segunda pregunta, “¿Por qué prosperan los malos?”ha sido hecha por muchos de los profetas del AntiguoTestamento, incluso Habacuc:

¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? Nomoriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lofundaste para castigar. Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni

Habacuc

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Capítulo 6La

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PARTE 1

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puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, ycallas cuando destruye el impío al más justo que él? (Habacuc1:12,13).

Dios sabe lo que hace. Cuando Habacuc no podíaentender por qué Dios usó a los babilonios para castigar aIsrael cuando aquéllos eran más malvados que los israelitas,Dios muy claramente dijo que El sabía cuán malos eran losbabilonios. El los usaría y luego se encargaría de su castigo asu debido tiempo. (Cfr. Isaías 10:3–12.) Debemos dejar queDios conteste nuestras oraciones a su manera, reconociendoque Dios sabe lo mejor.

Parece muy bien que la oración final del AntiguoTestamento sea un elocuente poema hebreo exaltando lasglorias del Dios Santo y rogando encarecidamente por sumisericordia. El salmo de oración de Habacuc tenía dospropósitos: Era personal y era una alabanza musical para laliturgia. (Fíjese en las instrucciones musicales.)

Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra enmedio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; enla ira acuérdate de la misericordia. Dios vendrá de Temán, y elSanto desde el monte de Parán. Su gloria cubrió los cielos, y latierra se llenó de su alabanza. Y el resplandor fue como la luz; rayosbrillantes salían de su mano, y allí estaba escondido su poder.Delante de su rostro iba mortandad, y a sus pies salían carbonesencendidos. Se levantó, y midió la tierra; miró, e hizo temblar lasgentes; los montes antiguos fueron desmenuzados, los colladosantiguos se humillaron. Sus caminos son eternos.… Te vieron ytuvieron temor los montes; pasó la inundación de las aguas; elabismo dio su voz, a lo alto alzó sus manos. El sol y la luna separaron en su lugar; a la luz de tus saetas anduvieron, y al resplandorde tu fulgente lanza.… Saliste para socorrer a tu pueblo, para socorrera tu ungido.… Traspasaste la cabeza de la casa del impío.…Caminaste en el mar con tus caballos, sobre la mole de las grandesaguas. Oí, y se conmovieron mis entrañas; a la voz temblaron mislabios; pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí;si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba al puebloel que lo invadirá con sus tropas. Aunque la higuera no florezca, nien las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y loslabrados no den mantenimiento … con todo, yo me alegraré en

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PARTE 1Capítulo 6Laoraciónen loslibrosproféticos

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Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor esmi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturasme hace andar (Habacuc 3:2–6,10,11,13,15–19).

De necesidad, los profetas oraban; algunas veces orabanhasta por las personas contra las que profetizaban.Conociendo íntimamente el propósito divino para el futuro,sabían mejor que nadie por lo que debían orar. Debido a queHabacuc había recibido respuesta de Dios a sus oracionesanteriormente, él podía orar con la seguridad de que el oídode Dios se inclinaba hacia él y hacia Judá. La muy conocidadeclaración de Habacuc 2:4 (“el justo por su fe vivirá”) secita tres veces en el Nuevo Testamento (vea Romanos 1:17;Gálatas 3:11; Hebreos 10:38), y Martín Lutero la volvió adescubrir en la Reforma Protestante. La fe que incluía lafidelidad era el fundamento de la vida entera de Habacuc; eljusto vive por fe y por la oración que nace de esa fe, una feque incluye la fidelidad.

Aunque no hay mandamientos sobre la oración en elAntiguo Testamento, como los hay en el Nuevo Testamento,el hijo de la oración está prominentemente tejido en los tratossobrenaturales de Dios con su pueblo. Los ejemplos de lospatriarcas, los profetas y los líderes son suficiente evidenciade que la oración no es un invento que llegó después comoresultado de individuos con una vívida imaginación, sino quees un medio básico para que la persona establezca una relacióncon Dios.

Preguntas de estudio

1. ¿Qué cree usted que diría Isaías a las personas quehacen oraciones livianas y frívolas, o a aquellos que se dirigena Dios llamándolo “Papito Dios”?

2. ¿Cómo debemos orar cuando nos sentimos comoque Dios nos ha abandonado?

Preguntas de estudio

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 6La

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PARTE 1

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De necesidad, los profetas oraban; algunas veces oraban hasta por las personas contra las que profetizaban. Conociendo íntimamente el propósito divino para el futuro, sabían mejor que nadie por lo que debían orar. Debido a que Habacuc había recibido respuesta de Dios a sus oraciones anteriormente, él podía orar con la seguridad de que el oído de Dios se inclinaba hacia él y hacia Judá. La muy conocida declaración de Habacuc 2:4 (“el justo por su fe vivirá”) se cita tres veces en el Nuevo Testamento (vea Romanos 1:17; Gálatas 3:11; Hebreos 10:38), y Martín Lutero la volvió a descubrir en la Reforma Protestante. La fe que incluía la fi delidad era el fundamento de la vida entera de Habacuc; el justo vive por fe y por la oración que nace de esa fe, una fe que incluye la fi delidad. Aunque no hay mandamientos sobre la oración en el Antiguo Testamento, como los hay en el Nuevo Testamento, el hijo de la oración está prominentemente tejido en los tratos sobrenaturales de Dios con su pueblo. Los ejemplos de los patriarcas, los profetas y los líderes son sufi ciente evidencia de que la oración no es un invento que llegó después como resultado de individuos con una

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— El Espíritu nos ayuda a orar —

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PARTE 2: LA ORACION EN EL NUEVO TESTAMENTOCAPITULO 7

La oración en la vida y ministerio de Cristo

CAPITULO 8La enseñanza de Cristo sobre la oración

CAPITULO 9La oración en la iglesia de Jerusalén

CAPITULO 10La oración en una iglesia en crecimiento

CAPITULO 11Pablo sobre la oración— Primera parte

CAPITULO 12Pablo sobre la oración— Segunda parte

CAPITULO 13La oración en Hebreos y las epístolas generales

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— Capítulo siete —

Al estudiar la práctica de la oración de Cristo, debemosprimero contemplar la singular naturaleza de El. El SeñorJesucristo era divino como también humano. El era el Hijo deDios y el Hijo del Hombre, lo que inmediatamente nos traecuatro preguntas: ¿A quién le oraba Cristo? Siendo que Cristoes Dios, ¿le oraba Dios a Dios? Siendo que Cristo es Dios,¿se oraba El a sí mismo? Siendo que Cristo es Dios, ¿porqué tenía que orar?

1. ¿A quién le oraba Cristo? El registro está muy claro.Encontramos dieciocho ocasiones en los Evangelios dondeCristo dirigió su oración al Padre Celestial. En cinco de esasocasiones El incluyó una frase o palabra descriptiva, pero nohay ninguna sugerencia de que su oración estaba dirigida aningún otro objeto: “Padre, Señor del cielo y de la tierra”(Mateo 11:25; Lucas 10:21); “Padre mío” (Mateo 26:39,42);“Abba, Padre” (Marcos 14:36); “Padre santo” (Juan 17:11);“Padre justo” (Juan 17:25); y “Padre” (Mateo 11:26; Lucas10:2; 22:42; 23:34,46; Juan 12:27,28; 17:1,5,21,24). Alresponder a la petición de los discípulos de que les enseñaraa orar, Jesús les dijo que dijeran “Padre nuestro” (Mateo 6:9;Lucas 11:2). Sin embargo, Jesús no se incluyó a sí mismo enesa oración, ni tampoco jamás incluyó a nadie más cuandodijo: “Padre mío”. En una sola ocasión, Jesús dirigió su oración

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 7La

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PARTE 2

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a Dios: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has desamparado?”(Mateo 27:46). Pero esta fue su manera de tomar el Salmo22 para expresar lo que El sentía en la cruz (vea Salmo22:7,8,14–17).

2. Siendo que Cristo es Dios, ¿estaba Dios orándole aDios? La respuesta a esta pregunta no es tan sencilla como laanterior, porque se centra dentro de una teología muy profunda.Que Jesús era verdaderamente Dios está sólidamenteestablecido en la Escritura (vea Mateo 1:23; Juan 20:28;Hebreos 1:8). Sin embargo, El puso a un lado su gloria (perono su deidad) cuando se vistió con el manto de la humanidad(Filipenses 2:5–7). En su identificación con nosotros, Eltodavía era todo Dios como también todo humano. Pero Elaceptó los límites de existir en un cuerpo físico. Por loconsiguiente, El usó su voz para tener comunión con su Padre.No se debe pasar por alto que hay una evidente comunióndentro de la Divinidad (vea Génesis 1:26). La naturaleza deesta comunión está de seguro fuera de la comprensión humana,pero parecería en contenido ser algo aparte de las oracionesde Jesús al Padre que encontramos registradas.

3. Siendo que Cristo es Dios, ¿en realidad se oraba El así mismo? Aunque es verdad que nos hablamos a nosotrosmismos (p.ej., Salmo 42:11), desde nuestro punto de vista elorarse a sí mismo sería algo absurdo. Como el Hijo de Dios,Cristo ciertamente es Dios, pero El es también la segundaPersona del Dios trino. No, Cristo no se oraba a sí mismo, yaque cada Persona de la Divinidad es una Persona distinta;por lo tanto, Dios el Hijo le oraba a Dios el Padre.

4. Siendo que Cristo es Dios, ¿por qué necesitaba orar?Aunque Jesucristo es Dios, El no era Dios mientras estaba enla tierra. El era el Dios-Hombre. Como Dios, El no necesitabaorar (excepto para esa comunión y confraternidad dentro dela Divinidad ya mencionadas), pero como hombre, vestidode un cuerpo como descendiente de Abraham (Filipenses2:7; Mateo 1:1), la oración era tan esencial para El como loera para Abraham y todos sus descendientes.

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PARTE 2Capítulo 7Laoraciónen lavida yministeriode Cristo

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Casi quince siglos antes del comienzo del ministerio deCristo en la tierra, Moisés anunció: “Profeta de en medio deti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios”(Deuteronomio 18:15). Las similaridades entre Cristo yMoisés son numerosas y sorprendentes. Por ejemplo, ambosfueron milagrosamente librados en la infancia de la ira de unrey, ambos fueron salvadores de su pueblo, y ambos fuerondescritos como humildes (cfr. Números 12:3; Mateo 11:29).Aunque no podemos seguir todas las similaridades entre ellos,sí queremos notar la clara similaridad en su vida de oración.Como ya se ha notado en el capítulo 2, la vida entera deMoisés estuvo gobernada por y basada en la oración. Así fuecon Cristo. La oración estaba muy prominente en toda facetay fase de su vida y ministerio. La Escritura cita numerosasocasiones de oración específica durante los cortos tres añosy medio del ministerio de Cristo, pero hay evidencia de que laoración era en efecto el aliento de vida de Jesús, así como lofue para Moisés. Jesús vivía una vida disciplinada. LosEvangelios hacen nota de ciertos hábitos; uno era su asistenciaregular a la sinagoga en el día de reposo, que, por supuesto,incluía momentos de oración (cfr. Mateo 21:13; Lucas 4:16).No es irrazonable pensar que Jesús iba a diario a la sinagogao templo, según donde se encontraba, para un tiempo deoración.

También su directa declaración a sus discípulos sobre “lanecesidad de orar siempre, y no desmayar” (Lucas 18:1)apoya la idea de la constancia de Jesús en la oración. Además,al comienzo mismo del ministerio de Jesús, la Escritura indicasu dedicación y dependencia en la oración. “Levantándosemuy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a unlugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35). Otras citasmuestran que esta era una disciplina continua (Mateo 14:23;Marcos 6:46; Lucas 5:16; 9:18,28). Además, en momentoscumbres la oración tomó una parte particularmente importanteen su ministerio.

La oración en la vida y ministerio de Cristo

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Capítulo 7La

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PARTE 2

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La oración en su bautismo

Aunque no está escrita ninguna oración de Jesús antes desu bautismo en agua en el río Jordán, podemos estar segurosque El oraba regularmente. Pero es muy apropiado que laprimera mención de que oraba ocurrió en su bautismo, encuyo momento el Espíritu Santo descendió sobre El. Aunquetodo hijo de Dios debe saber cómo dirigirse al Padre, debehaber algo especial sobre la oración del cristiano lleno delEspíritu. La oración de Jesús en el momento de su bautismotambién indica que el bautismo debe ser más que un rito,ceremonia o formalidad. Debe más bien ser una ocasión parauna suprema y santa comunión con el Padre, como lo fue enesta ocasión. Lo que Jesús oró no está escrito, pero no es depoca consecuencia que se abrió el cielo mientras El oraba yque hubo una impresionante manifestación de los otrosmiembros de la Trinidad.

Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesúsfue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el EspírituSanto sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz delcielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia(Lucas 3:21,22).

Se debe notar que en numerosas ocasiones durante elsiglo pasado, cientos de creyentes han sido llenos con elEspíritu en el momento de su bautismo en agua. Aunque nohay otro ejemplo bíblico de esto, no hay ninguna prohibiciónbíblica para desmentir este hecho.

La oración en el desierto

Después que fue lleno de manera especial por el EspírituSanto, Jesús fue llevado por ese mismo Espíritu al desierto(Marcos 1:12), donde fue tentado. No hay ningún registro desu oración en esa ocasión, pero no puede haber duda de quefue un tiempo de mucha oración. La Escritura dice que despuésde la experiencia en el desierto, “Jesús volvió en el poder del

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PARTE 2Capítulo 7Laoraciónen lavida yministeriode Cristo

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Espíritu a Galilea” (Lucas 4:14). Sólo la oración da podersobre la tentación como también poder para el ministerio.

El escritor de Hebreos dice que “Cristo, en los días de sucarne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimasal que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de sutemor reverente” (Hebreos 5:7). Aunque la obvia referenciaes a la experiencia en Getsemaní, no es indebido asociar laoración intensa con la experiencia de la tentación de Jesústambién.

La oración antes de escoger a los apóstoles

Antes de elegir a sus apóstoles, Jesús oró. La importanciade la ocasión está subrayada por el extenso período de oraciónde Cristo—toda la noche. Estaba a punto de escoger a docehombres que llegarían a ser de los más importantes en lahistoria.

En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando aDios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a docede ellos, a los cuales también llamó apóstoles (Lucas 6:12,13).

Estos hombres fueron las piedras del fundamento en eledificio de Dios (Efesios 2:20). Sus nombres iban a ser inscritosen el fundamento de la ciudad celestial (Apocalipisis 21:14).Sobre sus hombros descansarían la formación y el futuro desu Iglesia. No sólo compartirían de su ministerio terrenal yserían enseñados por El personalmente, sino que también seríantestigos oculares de su muerte, sepultura y resurrección. Másallá de eso, ellos, casi hasta el último, serían llamados a entregarsu vida por su testimonio. Lo que Jesús escogió tendría eternasconsecuencias. Tenía que ser hecho con el consejo del cielo,no con el consejo de la tierra (donde con mucha frecuenciase usa la base de la apariencia externa).

Aunque el contenido de la oración de Jesús no está escrito,nos preguntamos si el resumen podría haber sido muy parecido

La oración antes de escoger a los apóstoles

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 7La

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PARTE 2

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a la oración de los apóstoles después del trágico fracaso deJudas: “Tú, Señor, que conoces los corazones de todos,muestra cuál de estos dos has escogido” (Hechos 1:24). Elresultado fue claro; los doce fueron elegidos según el consejodel cielo: “A Simón, a quien también llamó Pedro, a Andréssu hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo,Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, Judashermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser eltraidor” (Lucas 6:14–16). Es de dudar, al examinar el linajede los escogidos, que las mismas selecciones hubieran sidohechas por alguien con un punto de vista terrenal solamente.La larga y seria oración de Jesús le dio la divina perspectivaque lo capacitó para nominar sin ser afectado por lasconsideraciones mundanas.

Algunos quizás se pregunten cómo, después de pasar todala noche en oración, Jesús pudo haber escogido a uno quefracasó tan totalmente como Judas. ¿Acaso el Diosomnisciente no sabía que Judas fracasaría? Y siendo que sabíaque fallaría, ¿por qué permitió que fuera escogido?Seguramente que Dios en su insondable sabiduría no piensani actúa como lo haríamos nosotros los humanos. El ha dicho:“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, nivuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son másaltos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altosque vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestrospensamientos” (Isaías 55:8,9). Además, necesitamos recordarque cuando El escoge, no quita el ejercicio de la voluntadhumana, ni tampoco su llamado garantiza que no habrá rebeliónni fracaso en el futuro. Que El sabía de antemano el fracasode Judas es indudable (Hechos 1:20). Que El llama a laspersonas a pesar de que ya sabe que fracasarán y se rebelaránestá claro. No puede haber duda que en otra ocasión escogióa Saúl, el hijo de Cis, para ser rey de Israel (1 Samuel 10:1);sin embargo, Saúl se rebeló, fracasó y fue rechazado(1 Samuel 15:23).

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PARTE 2Capítulo 7Laoraciónen lavida yministeriode Cristo

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La oración por los niñitos

Los discípulos creían que ellos sabían cómo Jesús debíautilizar su tiempo, y a quién debía ministrar. Ciertamente,razonaron ellos, los niños deben estar muy abajo en la lista.Así que reprendieron a los padres y a los pequeñitos porestar en el medio. Imagínese las cicatrices emocionales queesos niños hubieran llevado si Jesús no hubiera intervenidopor ellos, tocándolos de una manera que recordarían toda lavida.

Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese lasmanos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. PeroJesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porquede los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto sobre elloslas manos, se fue de allí (Mateo 19:13–15).

Aquí tenemos no sólo una escena conmovedora de Jesúsorando por los niñitos que le fueron presentados, sino un belloprecedente para todos los padres. Como embajadores delmismo Jesús, los padres y todos los que ministran a los niñospueden amar y bendecir a estos a quienes Dios cuida demanera especial (cfr. Mateo 18:5,6; Marcos 9:42).

¿Qué clase de oración hizo Jesús por los niños? No senos dice. Solamente leemos “habiendo puesto sobre ellos lasmanos”. Y siendo que los niños le fueron presentados a El“para que pusiese las manos sobre ellos, y orase”, pareceobvio que El en verdad oró. La costumbre de esos tiemposindicaría que la oración fue alguna forma de bendición. Muybien pudo haber sido espontánea, o pudo haber sido la mismabendición que Moisés les instruyó a Aarón y a sus hijos quepronunciaran sobre los hijos de Israel: “Jehová te bendiga, yte guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tengade ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga enti paz” (Números 6:24–26). ¡Cuánto habrá afectado la vidade estos niñitos el toque de Jesús en esta ocasión! ¿Esdemasiado pensar que algunos de ellos se convirtieron enpilares de la Primera Iglesia?

La oración por los niñitos

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 7La

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La oración en el monte de la transfiguración

La oración de Jesús en la ocasión de su transfiguración esde particular interés. Para este tiempo, la cruz figurabagigantesca en el panorama de su misión terrenal. Su popularidadcon la multitud estaba declinando, y El ya había predicho loque le esperaba (cfr. Lucas 9:22). Las sombras de unatemerosa noche oscura comenzaban a rodearlo.

Quizás su subida al monte con los tres discípulos no fuemuy diferente del de Abraham al monte Moriah, cuando fuedivinamente dirigido a ofrecer a su único hijo. Seguramenteque permeaba una atmósfera poco común e impresionante,con quizás muy poca conversación y nada de la emoción queviene al ministrar a las multitudes. Pero estaban en el umbralde la experiencia de la más rara y memorable sesión deoración que jamás habían tenido. Nunca antes ni después hahabido una reunión de oración como esa aquí en la tierra.

Como con varias otras ocasiones singulares en la vida deJesús, ningún registro escrito revela el contenido de la oración.Gibson especula:

¿Acaso no podríamos nosotros con reverencia suponer que enese solitario monte, como más tarde en el huerto, pudo haber tenidoen su corazón el clamor, ‘Padre … si fuese posible’? ¡Si tan sólo elcamino hacia arriba estuviera abierto ahora! ¿Acaso no ha sidopredicado el reino de Dios en Judea, en Samaria, en Galilea, hastalas mismas fronteras? ¿y acaso la iglesia no ha sido fundada? ¿yacaso la autoridad no ha sido dada a los apóstoles? ¿Es, entonces,absolutamente necesario regresar, regresar a Jerusalén, no a ganarun triunfo, sino a aceptar la última humillación y derrota?1

Jesús subió al monte no a compartir con Moisés y Elías,aunque sí habló con ellos sobre su partida (literalmente su“éxodo”, su muerte, su resurrección y su ascensión). Suverdadero propósito fue el de hablar con su Padre para infundir

1John Monro Gibson, The Gospel of St. Matthew [El Evangeliode San Mateo] (London: Hodder and Stoughton, 1900), 236.

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fortaleza divina en su propio espíritu. La oración de latransfiguración de Jesús hizo un impacto duradero en sus tresdiscípulos. Nunca jamás volverían a ser los mismos. CuandoJuan el discípulo amado declaró: “(y vimos su gloria, gloriacomo del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”(Juan 1:14), él se refería, por lo menos hasta cierto punto, aesa hora inolvidable en el monte. De la misma manera Pedrodeclaró el profundo efecto que la experiencia tuvo en él cuandoescribió: “Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria,le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía:Este es mi hijo amado, en el cual tengo complacencia. Ynosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamoscon él en el monte santo” (2 Pedro 1:17,18). Aun más allá desu profunda influencia sobre los tres discípulos, esa oraciónha derramado sus rayos que inspiran reverencia sobre losperegrinos cristianos desde ese día hasta hoy.

La oración por Pedro

La oración que hizo Jesús por Pedro (Lucas 22:32) debeanimar a todo creyente, no importa cuán débil o defectuosose sienta. Mientras luchamos contra el mal y la maldadespiritual, a menudo en nuestros propios deseos y lujurias, laposibilidad de victoria espiritual parece remota e imposible.Pero Jesús sabe la fuerza de la prueba y no permitirá que nosabrume (1 Corintios 10:13). El le comunicó a Pedro su fielapoyo (llamándolo Simón antes que Pedro, pues escasamenteera una roca cuando en su propia fortaleza trató de enfrentarsecon Satanás): “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedidopara zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, quetu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”(Lucas 22:31,32).

La ocasión de la oración del Maestro era el fracaso quese avecinaba, tan trágico y espantoso, de uno de los tres ensu círculo íntimo. Jesús sabía exactamente lo que se avecinaba,aunque el mismo Pedro no se podía ni imaginar la posibilidad.

La oración por Pedro

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El contestó: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a lacárcel, sino también a la muerte” (Lucas 22:33). No sólo eraun ingenuo, indiferente a su debilidad, sino que también no sedaba ni cuenta que había uno buscando devorarlo. Tampocotenía ni la menor idea de cómo Dios, en su pura sabiduría, lepermite a Satanás que zarandee a sus siervos para probarlos,por su propio bien al final. Satanás ya había obtenido, no hayduda, el permiso para hacer eso mismo, esperando ocasionarla caída de uno de los escogidos de Cristo (Lucas 22:31; veatambién Job 1:6–12; 2:3–7). Pero aunque Pedro estaba porcaer miserablemente, Cristo no lo abandonaría. Aunque suspalabras a Pedro eran una directa predicción de fracaso,emanaron de un corazón compasivo que estaba dispuesto allevar a Pedro a la victoria.

Hay en la experiencia de Pedro una solemne lección paratodo creyente. Todos somos de alguna manera susceptibles ala emboscada del enemigo. Nadie debe atreverse a pensar nipor un momento que somos incapaces de fracasar. Lasposibilidades y propensidad al mal son enormes—el error, laincredulidad, el orgullo, la vanidad, el egoísmo, el amor propio,la mundanalidad, la intemperancia, la impureza y todos lospecados del espíritu. La regeneración no es una garantía contralos ataques y artimañas de Satanás. Pero qué gran ánimo yconsuelo brotan de las palabras de Jesús a Pedro: “Yo herogado por ti”. Si Jesús oró por Pedro, ¿existe alguna razónpara creer que El no hará lo mismo por todos los que losiguen? El está “viviendo siempre para interceder por ellos”(Hebreos 7:25).

La oración de Jesús por Pedro se merece un detenidoestudio. Es significante que El no le pidió al Padre que lepermitiera a Pedro escapar del zarandeo de Satanás, o queno fracasara nunca. Si el gran Intercesor nos quitara todaresponsabilidad moral, garantizándonos que jamásfracasaremos, seríamos simplemente muñecos, sin traerleningún placer a nuestro Creador. Aunque somos totalmente

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débiles en la carne, debemos aprender, aunque sea por mediode nuestro fracaso, que tenemos fuentes disponibles. Lo quedebemos hacer nosotros mismos, Dios no hará por nosotros.La Escritura nos muestra la manera. “Velad y orad, para queno entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto,pero la carne es débil” (Mateo 26:41). “Si por el Espírituhacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Romanos 8:13).“Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”(Gálatas 5:16). La oración de Jesús por Pedro fue breve ysencilla, pero llena de ánimo: “que tu fe no falte”.

Lo que la persona hace inmediatamente después de sufracaso determina en gran parte la dirección que tomaráposteriormente. Es entonces que su valentía es probada hastael límite y la verdadera condición de su corazón es revelada.Cuando nos vemos tal como somos, sentimos la tentación deperder la fe en nosotros mismos como también en Dios. Porlo tanto, la apremiante preocupación de Jesús no era el fracasoinmediato de Pedro, sino su posible fruto. El fracaso en laprueba puede llevar a fallar en la fe, que a su vez puede llevaral último desastre, como fue el caso con Judas (Mateo 27:3–5). Uno se puede preguntar por qué Jesús no oró por Judascomo lo hizo por Pedro. ¿Será que Dios, cuya vista penetralas profundidades del corazón humano, vio en Judas uncorazón entregado al propósito satánico, mientras que enPedro, aunque también fracasó, El vio un corazón deseosode cumplir la voluntad divina? Ya sea que podamoscomprender totalmente la razón de Jesús, podemos estarseguros que El oró de acuerdo a lo que El sabía que era lavoluntad de su Padre.

Puede haber muy poca duda de que la fe de Pedro fueprobada hasta el límite. ¿Acaso no había negado a su Señor?¿No había sido el traidor supremo? ¿No había hecho convenganza lo que con tanto brillo había anunciado que jamásharía? Claro que sí, y sin duda Satanás buscó aprovecharsede ello. Pero Jesús había dicho: “Yo he rogado por ti, que tu

La oración por Pedro

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fe no falte”. Es posible que esa oración se volvió en su propiarespuesta, pues no es difícil imaginarse a Pedro, arrastradopor la desesperación, recordar de repente las propias palabrasde su Señor, a quien él había desgraciado. Debieron haberrepicado en su corazón. Eran palabras de fe para él, volviendoa alumbrar su alma con la luz de la esperanza.

El resultado de esta oración de Jesús no se puede medir.La restauración de Pedro fue completa. Su fe no faltó. Nofue destruido; por el contrario, llegó a cumplir su alto oficioapostólico con gran distinción y a fortalecer a sus hermanos,tal como su Maestro le había ordenado.

La oración ante la tumba de Lázaro

En la resurrección de Lázaro, uno de los milagros másgrandes de Jesús, encontramos una manera de orar diferentede la que acompañó a sus otros milagros. Los judíos no podíannegar la realidad de sus milagros, así que los atribuyeron alpoder del diablo. Pero al orar al Dios del cielo, dirigiéndose aEl como Padre, Jesús valientemente proclamó que susmilagros eran hechos por el poder de lo alto. “Y Jesús, alzandolos ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por habermeoído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causade la multitud que está alrededor, para que crean que tú mehas enviado” (Juan 11:41,42). La oración pública no tieneque ser profunda y larga si se ha orado en privadoanteriormente. Jesús sabía, quizás por cuatro días ya (Juan11:39), que Lázaro había muerto. Mucho del tiempo que pasóestuvo sin duda ocupado en oración, especialmente las horasde la noche. El uso que hizo Jesús del tiempo pasado (“graciaste doy por haberme oído”) indica que antes que la oraciónpública fuera expresada, se había hecho la oración privada—y ya había sido contestada. No había ni la sombra de duda enla mente de Jesús.

Marta estaba segura que el proceso normal dedescomposición ya estaba muy avanzado en el cuerpo de su

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hermano. Pero no hay confirmación de que tal hedor hubierainvadido el sepulcro. ¿Será posible que el proceso deputrefacción se había detenido a través de la oración privadaanterior y que el cuerpo esperaba el momento del milagropúblico?

El testimonio lleno de confianza de Jesús, “yo sabía quesiempre me oyes”, afirma que sus oraciones estaban sujetas ala eterna voluntad divina. De manera que El pudo decirdespués: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecenen vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”(Juan 15:7). En otras palabras, si sus deseos están sujetos alpropósito divino, no hay nada, ya sea material o espiritual,que Dios no esté dispuesto a darnos. Esta es la clave paraque nuestras oraciones sean contestadas. Debemos orar enprivado hasta que sepamos que nuestras peticiones están enarmonía con la voluntad divina. Esta verdad derramasignificante luz sobre las preguntas sobre la oración y lanaturaleza humana de Cristo. Cuando comprendemos elprincipio de armonía entre nuestras peticiones y la sumisión ala voluntad y propósito eternos de Dios (como lo demostrótan perfectamente Jesús), el lugar de la oración en la vida deCristo y en nuestra propia vida espiritual se ve claramente.

“Yo sabía que siempre me oyes” ilustra bellamente la divinacomunión entre el Padre y el Hijo. Verdaderamente nuncahay ningún impedimento a la perfecta alineación de susvoluntades y propósitos. Aun su clamor en la cruz, “¿por quéme has desamparado?”, fue una expresión para cumplir contodo el Salmo 22. Ningún esfuerzo satánico puede jamásimpedir esa eterna relación de “el unigénito Hijo, que está enel seno del Padre” (Juan 1:18). Así como el Padre siempreoía al Hijo, aun durante su misión terrenal, así nosotrospodemos estar seguros que lo sigue oyendo ahora que estásentado a la diestra del Padre en el cielo. Cuán gran confianzaes para nosotros que sus intercesiones pueden mucho por laspeticiones que ponemos en su mano, pues a El el Padresiempre oye.

La oración ante la tumba de Lázaro

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Jesús miró al cielo, invocando al supremo Dios ante losincrédulos judíos, para que supieran que era el poder divino,no la falsedad satánica, lo que obraba el milagro. Al dirigirseal Padre, Jesús buscaba aumentar la fe de la multitud en elpoder del Dios Altísimo. El resultado de la oración de Jesúsfue inmediato y, sin duda, totalmente chocante a todos lospresentes, pues ante sus incrédulos ojos estaba un hombreque había estado muerto y en el sepulcro cuatro días.Especialmente notable es el hecho de que ante el sepulcroJesús no oró que Lázaro fuera resucitado. El ya había oradopor eso anteriormente, y cuando llegó al sepulcro, no había lamenor duda en su corazón. Su oración era sólo una acción degracias. Cuán gloriosa es para el hijo de Dios esa experienciade absoluta seguridad que nace de la oración, se alimenta enla acción de gracias y se cumple en el momento preciso.

No sólo fue Lázaro resucitado, sino que también secumplió algo que preocupaba mucho más a Jesús: “Que creanque tú me has enviado” (Juan 11:42). Sólo unos cuantosversículos más adelante Juan escribe: “Entonces muchos delos judíos que habían venido para acompañar a María, y vieronlo que hizo Jesús, creyeron en él” (Juan 11:45). Sin embargo,el resultado de la oración contestada tiene a veces aspectosnegativos ya que no todos tienen fe; tales personas a menudoven el resultado a través de un par de ojos diferentes:

Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo queJesús había hecho. Entonces los principales sacerdotes y losfariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porqueeste hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creeránen él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo ynuestra nación (Juan 11:46–48).

Los que oran hacen bien en recordar esta frecuentereacción de los escépticos y de los obradores de maldad.

La oración por sí mismo y por todos los creyentes

Una vez, un pianista aspirante deseaba tomar leccionescon el gran maestro Paderewski. Aunque estaba matriculado

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como alumno, la lección principal que recibía era el privilegiode observar y escuchar al gran maestro pianista cuando estepracticaba. Esto lo inspiró a practicar. En Juan 17 tenemos elprivilegio de escuchar al Maestro orar. ¿Hay otra manera mássignificativa de obtener algunas de las lecciones másbeneficiosas en el arte de la oración, lecciones que nos puedeninspirar a orar?

La ocasión de la oración sumosacerdotal que hizo Cristo(Juan 17) no se nos dice. Pero algunas posibilidades han sidosugeridas por varios expositores. Algunos creen que Cristoconcluyó el solemne momento de la Ultima Cena (en la comidade la Pascua) con la oración. Otros especulan que la oraciónfue expresada en algún lugar del templo cuando Jesús y susdiscípulos hicieron una parada ahí. No importa cuál fuera laocasión, la oración es una de las más significantes en la SantaEscritura. Era sólo asunto de horas antes que Jesús diera suvida en rescate por muchos.

“Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tuHijo te glorifique a ti.… Yo te he glorificado en la tierra; he acabadola obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame túal lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundofuese.

“He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo mediste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.… Yoruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste;porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sidoglorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están enel mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalosen tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuandoestaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a losque me diste, yo los guardé.… Pero ahora voy a ti; y hablo esto en elmundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les hedado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo,como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites delmundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, comotampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra esverdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado almundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que tambiénellos sean santificados.…

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“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que hande creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno;como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno ennosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria queme diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotrossomos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos enunidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que loshas amado a ellos como también a mí me has amado. Padre,aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, tambiénellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado;porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, yéstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tunombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me hasamado, esté en ellos, y yo en ellos” (Juan 17:1,4–6,9–26).

J.C. Macaulay llama a esta oración “el sanctumsanctorum de la Santa Escritura”.2 Nosotros, igual que losdiscípulos, escuchamos la íntima comunión entre el Padre y elHijo justo antes de ser ofrecido el divino sacrificio por nuestrasalvación. Casi parece irreverente el analizar dicha oración,pero es solamente cuando nos detenemos en el contenido dela oración que apreciamos su significado completo. Nosacercamos a él como adoradores, no como estudiosos de lagramática o lexicógrafos disectando cada inflexión.

Mientras el Maestro ora, tres asuntos primarios ocupansu mente: (1) su propia glorificación (vv. 1–5), (2) su grupoapostólico inmediato (vv. 6–19) y (3) los muchos creyentesaún por llegar (vv. 20–26).

La preocupación central de Jesús y su ruego que todoabarca en la primera sección de la oración (vv. 1–5) es supropia glorificación. El anticipa la restauración de unacondición que le era conocida desde “antes que el mundofuese” (v. 5) pero que fue puesta a un lado durante superegrinaje en esta tierra.

2J.C. Macaulay, Devotional Studies in St. John’s Gospel [Estudiosdevocionales en el Evangelio de San Juan] (Grand Rapids: Wm. B.Eerdmans Pub. Co., 1945), 209.

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“Glorificar” se deriva del griego doxaz&, que significa“alabar”, “honrar”, “magnificar”, o “vestir con esplendor”.Nuestro mismo Señor nos dio un vislumbre de lasprofundidades de su plegaria para ser glorificado cuando oró:“Glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuvecontigo” (17:5). Aunque la palabra “gloria” tiene muchasfacetas, o matices de significado, y varias aplicaciones, segúnsu medio, Jesús lo aplicó aquí a la gloria que El compartía conel Padre. Considere también la vívida representación que hacePablo de la condescendencia de Jesús (Filipenses 2:5–8) osu desglorificación, por la cual, de una manera incomprensible,Jesús puso a un lado su gloria a favor de su misión redentora.Ya para el tiempo de esta oración, aunque su pasión todavíaestaba por delante, Cristo consideraba su misión yaconsumada. El anticipaba esa expectación la mayor de todas—ser glorificado de nuevo (reglorificado) y su regreso al tronodel Padre, donde permanece como el Dios-Hombre en elcielo.

No se puede pasar por alto la necesidad de suglorificación. Su anhelo por su estado original no erasimplemente un deseo egoísta. Así como su desglorificaciónera imprescindible para la salvación del mundo, así sureglorificación era imprescindible para el bienestar de sucuerpo, la Iglesia. Según Juan, la glorificación de Jesús teníaque preceder al Espíritu Santo como Consolador, o Ayudador.“Pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús nohabía sido aún glorificado” (Juan 7:39).

¿Debemos nosotros, como Jesús, orar pidiendoglorificación? J.C. Macaulay observó: “Tal petición seríatotalmente indebida e impertinente en nuestros labios, bajocualquier circunstancia”.3 Sin embargo, nos preguntamos sien cierto sentido tal oración podría ser aceptable, pues pareceque Pablo se refería a la glorificación de las criaturas humanascuando escribió:

3Ibid., 210.

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Porque también la creación misma será libertada de la esclavitudde corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porquesabemos que toda la creación gime a una, y a una está con doloresde parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotrosmismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros tambiéngemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, laredención de nuestro cuerpo (Romanos 8:21–23).

Pablo también dice: “Y así como hemos traído la imagendel terrenal, traeremos también la imagen del celestial”(1 Corintios 15:49). Esto no implica, ni siquiera remotamente,que los creyentes serán glorificados como lo fue Jesús cuandovolvió a su lugar exaltado como Dios mismo en el cielo. Nitampoco debemos orar pidiendo tal glorificación; lo que síimplica es que muy bien podríamos orar que podamos sersemejantes a El ahora y que tengamos la experiencia de unaglorificación continua por toda la eternidad (cfr. Filipenses3:21).

La segunda sección de la oración (vv. 6–19) se puededescribir como una oración pidiendo la preservación. Primero,Jesús relató el proceso por el cual sus seguidores más cercanosfueron traídos a una íntima y santa relación. “Han guardado tupalabra” (v. 6); “las palabras que me diste les he dado” (v. 8);“y han creído que tú me enviaste” (v. 8). La lección es obvia.Los que desean la mayor revelación y vislumbre del reinodivino tienen un papel que desempeñar por sí mismos. Debenaceptar y obedecer su Palabra, y deben creer en Aquel queha dado la Palabra.

El enfoque de esta oración no era el mundo, sino losdiscípulos: “No ruego por el mundo, sino por los que mediste” (v. 9). Podríamos clarificar el significado al simplementeponer “ahora” en el texto: “No ruego [ahora] por el mundo”.Su intercesión en este momento señalaba a los que ya le habíansido dados a El y habían escogido creer en El. Qué granconsolación es esta para el verdadero creyente.

Un famoso caballo de carrera de hace muchos años atrásera considerado el caballo más valioso del país. Su cuidador

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proclamaba sus virtudes, dejando saber a todos que ni porun minuto, día ni noche, había de estar el caballo sin que unojo humano lo cuidara. Para el Señor somos mucho másvaliosos, pues tenemos valor eterno. Su ojo está siempre sobresus hijos. La preocupación principal de Cristo era el cuidadode los suyos después de su partida. La obra que El habíacomenzado en y a través de ellos tenía que continuar. Pablotambién reflejó una preocupación similar por sus seguidoresinmediatos (vea Hechos 20:25–32). Los líderes espiritualessiempre deben demostrar una preocupación por los que hantocado para Cristo, aunque ellos estén separados por largasdistancias. El medio de guardar se ve en la petición: “Guárdalosen tu nombre” (17:11). Jesús los había estado protegiendo—aun cuando ellos creían haberlo estado protegiendo a El.

Ahora, cuando la fortaleza fue removida, ellos podían sentir lossonoros golpes de su verdadero adversario. Mas las palabras devida estaban vivas en ellos. ¡Y estas preciosas y poderosas palabrasy el cuidado que había sido dado otra vez al Padre librarían a lapequeña harapienta y asustada fuerza expedicionaria de Jesús através del gran día de la guerra espiritual y los reuniría en un vastoy dispuesto ejército de poderosos guerreros espirituales que haríantemblar al mundo!4

Los versículos doce al quince son una plegaria para queel Padre continuara lo que el Hijo había comenzado: Yo loshe guardado; ahora guárdalos Tú. “Cuando estaba con ellos… yo los guardaba en tu nombre.… No ruego que los quitesdel mundo, sino que los guardes del mal” (vv. 12,15). Aquíhay gran ánimo para todo creyente. Todo el que desee serguardado será guardado. Así también los que adredeescogen no ser guardados no serán guardados. El “hijo deperdición” (v. 12), Judas, no lo fue por determinación divina,

4William David Spencer y Aida Besançon Spencer, The PrayerLife of Jesus [La vida de oración de Jesús] (Lanham, MD: UniversityPress of America, Inc., 1990), 188.

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5Ibid., 192.

sino por la dirección de su propia voluntad. “Dios, inferimos,pudo haber traído a cumplimiento los propósitos de Dios sinel sacrificio de Judas. Sin embargo, Judas, Caifás, Pilato, lamultitud—y sin duda, nosotros de haber estado ahí—hubiéramos estado muy dispuestos a ayudar.”5

Escapar de los problemas de la vida no era lo que Jesústenía en mente, aunque a veces sí invade la mente de susseguidores. Cuán mejor creemos que sería huir antes queluchar. Cuán mejor sería el glorioso mundo nuevo que esteviejo mundo molestoso. Pablo describió el dilema bien:“Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendodeseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;pero quedar en la carne es más necesario por causa devosotros” (Filipenses 1:23,24). De igual manera, mientras elmundo con su animosidad y maldad sea una oscura amenaza,el creyente es el medio necesario para disipar esta oscuridad.Por esta razón, la oración de Jesús es un modelo para nuestraoración diaria.

La tercera preocupación de Jesús nos incluía a nosotros(vv. 20–26). El estaba interesado por los que estaban muchomás allá de su circunstancia inmediata; de hecho, hasta el finde la época de la Iglesia: “Por los que han de creer en mí porla palabra de ellos” (v. 20). Ya sea que nos demos cuenta ono, esa oración nos alcanza a cada uno de nosotros, loscreyentes de este tiempo presente. Nuestras oraciones casisiempre se limitan al presente, o a lo más, a la duración denuestra vida. La lección aquí es que podríamos ensanchar lavisión de nuestras oraciones, alcanzando más allá de nuestrageneración y a todos los creyentes, hasta el fin de los tiempos.Ray C. Stedman expresa su preocupación sobre “cómocomunicarle algo de la absorbente realidad de las peticionesde Jesús—algo de la intensa practicalidad de lo que Jesúsestá diciendo. Temo tanto que escuchemos estas palabras

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como escucharíamos la bella poesía o un drama conmovedor,y absortos por su familiaridad y belleza, no nos demos cuentaque Jesús aquí está verdaderamente orando por nosotros—pues como ora por sus discípulos ora por nosotros”.6

El alcance de la intercesión ahora se ensancha. Aunquemás antes en su oración Jesús declaró que no estaba orandopor el mundo (v. 9), aquí El definitivamente se preocupa porel mundo: “Para que el mundo crea que tú me enviaste”(v. 21). A pesar de que la intercesión de Cristo esprincipalmente por los creyentes, reconoce que los pecadoresse hacen creyentes a través de la fe en el divino Hijo de Diosy su obra redentora.

Comprender la gloria del Hijo es comprender la esenciamisma de la unidad del Padre y el Hijo: “La gloria que mediste” (v. 22). “Gloria” se puede definir como la manifestaciónde la naturaleza, el carácter y el ser de Dios. Está reflejada enla imagen de Dios. Jesús entendió que la gloria que lo hacíauno con el Padre también haría a sus seguidores uno enconfraternidad con el Dios trino y con cada uno. “Nosotrostodos, … somos transformados de gloria en gloria en la mismaimagen” (2 Corintios 3:18). ¿Acaso puede el creyente haceruna oración más grande que pedir que la imagen y gloria deDios sean formadas en él y en todos los miembros del cuerpode Cristo? Seguramente que no hay un medio más poderosopara ganarse el ojo y el oído de un mundo incrédulo que elreflejar en verdad la imagen de Dios en sus hijos.

Inherente en la naturaleza de Dios está su supremo amor.Jesús se dio cuenta de que cuando es demostrado en loscreyentes, ese amor convencería al mundo de que Dios habíaen verdad enviado a su Hijo como una expresión de su amor.He aquí el medio sin paralelo para el evangelismo mundial—el amor de Dios manifestado en los creyentes, entre los

6Ray C. Stedman, Jesus Teaches on Prayer [Jesús enseña sobrela oración] (Waco, TX: Word Books, 1975), 159.

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creyentes y a través de los creyentes. El llevar el amor deDios al pecador debe ser la preocupación en la oración detodo creyente, así como lo fue para Jesús.

La oración en Getsemaní

Antes de ser arrestado, Jesús fue con sus discípulos alhuerto de Getsemaní. En esta ocasión de la abrumante agoníade nuestro Señor, el círculo íntimo de discípulos—Pedro,Santiago y Juan—le fallaron al Maestro miserablemente. Nosólo fallaron en comprender el significado de la hora y la granprueba con que Jesús se enfrentaba, sino que también fallaronen prepararse para la prueba que tenían por delante.

Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando ydiciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero nosea como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, ylos halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velarconmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación;el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Otravez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puedepasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Vinootra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estabancargados de sueño. Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por terceravez, diciendo las mismas palabras” (Mateo 26:39–44).

Jamás ha habido otro tiempo de oración como este.Aunque los más dedicados de sus discípulos estaban cerca,Jesús tuvo que llevar su carga al Padre El solo. Era de noche.La atmósfera misma estaba cargada de presagio. Marcos diceque “comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mialma está muy triste, hasta la muerte” (Marcos 14:33,34).“Entristecerse”, “angustiarse”, “hasta la muerte”—¡quéterrible hora para Jesús! ¿Qué pudo haber reducido al quetenía “poder para ponerla [su vida], y … poder para volverlaa tomar” (Juan 10:18) a tan insondable congoja? En las propiaspalabras de Jesús, fue “esta copa” (Mateo 26:39,42; Marcos14:36; Lucas 22:20,42). Sólo podemos conjeturar lo que hizoesta copa tan temeraria. Seguramente que no era simplemente

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PARTE 2Capítulo 7Laoraciónen lavida yministeriode Cristo

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el pronóstico de su muerte física; si eso hubiera sido, muchosde sus seguidores habrían enfrentado la muerte con mayorvalentía. Además, El había venido al mundo para morir.

La fuerte implicación es que la copa estaba llena deiniquidad: los pecados y la culpa del mundo. Todos loshorribles pecados de la humanidad estaban en esa copa. Loque estaba sucediendo ahí fue probablemente presagiado enLevítico:

Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabríovivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos deIsrael, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos asísobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por manode un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevarásobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejaráir el macho cabrío por el desierto (Levítico 16:21,22).

Cuando se enfrentó con el Calvario, el Hijo de Dios seenfrentó con la indescriptible perspectiva de convertirse en elmacho cabrío para todos los pecadores, pasados, presentesy futuros. Ahí, también, el vislumbre profético de Isaíasencontró su cumplimiento: “Jehová cargó en él el pecado detodos nosotros” (Isaías 53:6). Así que no es de sorprenderseque ese momento de horror que se avecinaba y la torturosaoración, hizo que brotara sangre de los poros del Salvador(Lucas 22:44).

Las tres oraciones siguientes de Jesús en esta históricaocasión son casi idénticas. Note la similitud en Mateo, Marcosy Lucas:

Primera oración: “Padre mío, si es posible, pase de míesta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo26:39). “Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posiblespara ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sinolo que tú” (Marcos 14:36). “Padre, si quieres, pasa de míesta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas22:42).

Segunda oración: “Otra vez fue, y oró por segunda vez,diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin

La oración en Getsemaní

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 7La

oraciónen la

vida yministeriode Cristo

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que yo la beba, hágase tu voluntad” (Mateo 26:42). “Otravez fue y oró, diciendo las mismas palabras” (Marcos 14:39).

Tercera oración: “Y dejándolos, se fue de nuevo, y orópor tercera vez, diciendo las mismas palabras” (Mateo 26:44).

Es de notar que sólo en esta ocasión Jesús se dirigió aDios como lo hizo aquí: “Padre mío” (en Mateo) o “Abba,Padre” (en Marcos). No se puede evitar sentir la angustiosaplegaria del alma de Jesús cuando clama a su única fuente desocorro. Pero Jesús limitó su petición con “si es posible…”(Mateo 26:39).

Para Dios todas las cosas son posibles. Pero no era posible quitaresa copa de zozobra si es que los hombres habían de ser salvos.…Dios no siempre nos quitará la copa de sufrimiento. Puede sernecesario que suframos, por nuestro propio bien o por el bien deotros; nuestro sufrimiento puede estar contenido en el propósitoeterno de Dios. Pero oramos para que sea quitado.… Sólo quedebemos orar toda la oración del Señor, no sólo en parte.… “Masno lo que yo quiero, sino lo que tú.”7

¿Cuál fue el resultado de esa oración sin precedente deJesús? El autor de Hebreos nos dice: “Y Cristo, en los díasde su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor ylágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causade su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padecióaprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vinoa ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”(Hebreos 5:7–9).

Lucas ofrece un aspecto más del evento: “Y se le aparecióun ángel del cielo para fortalecerle” (Lucas 22:43). Aunqueno había manera de quitar la copa y que se cumpliera lavoluntad de Dios al mismo tiempo, había una manera de tomarla copa de manera que la voluntad de Dios fuera hecha.Todavía es así para nosotros hoy.

7H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The Pulpit Commentary[El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub.Co., 1950), vol. 15, Matthew [Mateo]; por A. Lukyn y B.C. Caffin, 543.

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PARTE 2Capítulo 7Laoraciónen lavida yministeriode Cristo

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La oración en la cruz

Jesús hizo sólo dos oraciones breves durante la horribleprueba en la cruz. En la primera vemos total desesperaciónsobre lo que le parecía al Cristo hombre ser un abandonototal de parte de Dios; en la segunda vemos su declaracióndel total abandono de parte de Dios.

La primera oración en la cruz fue cerca del final de lacrucifixión: “Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Diosmío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Marcos15:34; vea también Mateo 27:46). Al pasar por una horribleoscuridad, una agonía física casi insoportable, y un sentido detotal soledad, Jesús clamó; es casi seguro que todos lospresentes lo oyeron. Nos preguntamos si los que lo oyeronpudieron olvidar ese desgarrador clamor. De seguro que elcorazón de Dios debió haberse desgarrado con esa suplicanteexpresión. Pero para completar el plan de redención el Padretuvo que permitir que su Hijo pasara por esos terriblesmomentos. Puede ser que todavía haya momentos cuandolos siervos de Dios sienten una soledad similar, si es que laexperiencia de Pablo es una indicación (vea Filipenses 3:10).

La oración, aunque sólo sea una corta frase, provoca lospensamientos más sobrios. ¿Lo había abandonado Dios aEl? ¿Abandona Dios a los suyos? Aunque el Padre no podíaabrazar el pecado y la iniquidad que su Hijo llevó pornosotros, El todavía amaba a su Hijo. El que puede de talmanera clamar a Dios tiene a Dios con él aun cuando se sientaabandonado. El Padre responde al más débil clamor o a lasúplica más desesperante. Sólo al que no le dé importancia elser abandonado está verdaderamente solo.

Su clamor, que cita Salmo 22:1 en arameo, era tambiénuna forma de apropiarse el Salmo 22 como una expresión desu sufrimiento en la cruz. El salmo debe ser leído con esto enmente.

Su oración de desesperación fue oída (vea Hebreos 5:7).La horrible agonía de sentirse abandonado fue corta. Duró

La oración en la cruz

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 7La

oraciónen la

vida yministeriode Cristo

PARTE 2

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sólo mientras el propósito de Dios lo requería. Cuando nosvienen momentos de profunda angustia, debemos recordar:Dios sí oye.

La segunda oración en la cruz fue también muy breve:“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46).Habiendo orado esas palabras, Jesús tomó su último aliento.He aquí una oración que muy pocos orarán jamás, aunquealgunos la han hecho. Juan Huss, burlándose de él susenemigos mientras se dirigía al suplicio de la hoguera, clamócon segura fe y en una teología correcta: “En tu manoencomiendo mi espíritu, oh Señor Jesucristo, que me hasredimido”. Aunque quizás nunca al punto de la muertetengamos la ocasión de orar en esas mismas palabras,podemos entregar nuestra vida cada día que le servimos.

Preguntas de estudio

1. ¿Qué razones tenía Jesús para orar regularmente?2. ¿Qué nos enseña la oración de Jesús por Pedro sobre

su intercesión por nosotros?3. ¿Qué nos enseña la oración de Jesús en el sepulcro de

Lázaro sobre la relación entre la oración pública y la privada?4. ¿Qué aspectos de la oración de Jesús en Juan 17

podemos aplicar a nuestras propias oraciones?5. ¿Qué había en la copa que Jesús mencionó en su oración

en Getsemaní?6. ¿En realidad abandona o desampara Dios a los suyos?

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— Capítulo ocho —

No se puede descubrir ninguna instrucción mássignificativa y aguda que la que está expuesta por Aquel queoró tan eficazmente, y con tanta seguridad, que pudo decir“yo sabía que siempre me oyes” (Juan 11:42). Pero es muchomás importante aprender a orar que aprender acerca de laoración. El aprender acerca de la oración será de consecuenciasólo si lo que se aprende nos equipa para orar mejor.

En su enseñanza sobre el cielo, Jesús les dijo a susdiscípulos que ellos sabían cómo ir adonde El iba. Pero Tomásdijo que él ni siquiera sabía adónde iba Jesús, mucho menosel camino para llegar ahí. Jesús le contestó: “Yo soy el camino… nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). No sepuede encontrar una declaración más directa sobre el accesoa Dios en las enseñanzas de Jesús. Esto se aplica no sólo a lasalvación sino también a la oración, pues sólo Jesús es “elcamino nuevo y vivo” por quien entramos al Lugar Santísimo(Hebreos 10:19,20). Esta verdad es absoluta. Nadie puedeallegarse a Dios por ningún otro nombre, ni por ningún otromedio. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entreDios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5). Losteólogos y filósofos liberales (antisobrenaturales) de nuestromundo nos harían creer que tal punto de vista es demasiado

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 8La

enseñanzade Jesússobre laoración

PARTE 2

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estrecho e intolerante. Pero debemos doblegarnos ante unacorte de apelación final, la Santa Escritura.

Cuando ofrecemos oración en el nombre de Jesús,debemos hacer más que simplemente añadir al final,especialmente en una manera formal o para desempeñar elpapel, la frase “en el nombre de Jesús”. Cuando Jesús hablóde pedir en su nombre (Juan 14:13), El quiso decir más queel repetir las palabras debidas. Ya que en la Biblia el nombrerepresenta a la persona y el carácter y naturaleza de la persona,cuando oramos en el nombre de Jesús debemos orar conformea su persona, naturaleza y voluntad. Debemos tambiénreconocer quién es El, someternos a su autoridad y ponercompleta fe en El. Así que nuestro deseo cuando oramossiempre será darle gloria tanto a Jesús como al Padre (cfr.Hechos 3:16; 4:30; Romanos 15:6). Además, al orar en elnombre de Jesús reconocemos que Jesús es nuestra únicaesperanza para lograr acceso a Dios. La gente pecaminosano puede por su propia cuenta allegarse directamente a unDios santo. Si se acercan a Dios directamente, seríanconsumidos “porque nuestro Dios es fuego consumidor”(Hebreos 12:29). Por esta razón, la gente del AntiguoTestamento nunca entraban al Lugar Santísimo (vea el capítulo2). Su único acceso era por medio del sumo sacerdote, aquien se le permitía entrar solamente una vez por año, y no sinsangre (cfr. Hebreos 9:7,8). Bajo el nuevo pacto, Jesús es eleterno Sumo Sacerdote con un acceso constante y permanentelogrado por la ofrenda de su propia sangre (Hebreos 9:11,12).Tenemos acceso a Dios sólo por medio de Cristo; en Cristonuestro pecado ha sido quitado, y a través de El—y sóloEl—nos acercamos a Dios.

LOS CREYENTESCapacitados por el

Espíritu(Romanos 8:26,27)

SE ALLEGAN Por mediode Jesús el Unico

Mediador(1 Timoteo 2:5)

(Juan 14:6)

AL Padre

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PARTE 2Capítulo 8Laenseñanzade Jesússobre laoración

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Considere ahora el protocolo de la oración. Aunque elPadre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno, la oración, deacuerdo a la Escritura, debe ser dirigida al Padre. Al mismotiempo, el Padre, quien considera la condición del corazónmás que lo correcto de las palabras, seguramente no rechazala oración por falta del protocolo exacto. No es poco comúnque los creyentes se dirijan a Jesús o al Espíritu Santo en susoraciones. Aún así, el modelo de la oración debe entendersesegún la Escritura lo expone (vea el diagrama en la página230).

Recibiendo lo que se pide

Jesús dio instrucciones sobre cómo podemos recibir loque pedimos en oración: “Si permanecéis en mí, y mis palabraspermanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y osserá hecho” (Juan 15:7). ¿Qué quiere decir “permanecer en”Cristo? ¿De qué manera pueden las palabras de Cristopermanecer en nosotros? Debemos saber la respuesta a estaspreguntas si es que hemos de ver el cumplimiento de lapromesa de Cristo de obtener lo que pedimos. Juan 15:1–11es quizás la más abarcadora promesa de que recibiremos loque pedimos en oración: “Pedid todo lo que queréis, y osserá hecho”. Pero hay condiciones. Hay una clave que sedebe usar para alcanzar tal certidumbre en la oracióncontestada: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecenen vosotros”.

“Permanecer” es la palabra de más consecuencia en Juan15:7. Se deriva del griego men& y significa “quedarse” (en undeterminado lugar, estado o relación). Según se usa aquí, serefiere a una relación entre el creyente y Cristo mismo—unaunión, una unidad, una koin&nia (confraternidad, compartir,sociedad) o el estar unidos—en una confraternidad o sociedadmística pero muy real. Esa es la condición necesaria para queun creyente tenga la experiencia sin límite de pedir y recibir.Pero el permanecer debe ser más que “quedarse en Cristo”.

Recibiendo lo que se pide

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 8La

enseñanzade Jesússobre laoración

PARTE 2

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La cualificación es doble: “Si permanecéis en mí, y mispalabras permanecen en vosotros”. También debe incluir elpermitir que sus palabras permanezcan en nosotros. Las dosson un par balanceado. Esta debe ser la norma cristiana—elcreyente permanece en Cristo y la Palabra de Cristo permaneceen el creyente. Cada una complementa y capacita a la otra.Las “palabras” aquí mencionadas incluyen más que las palabrasque Jesús habló, oídas por aquellos que lo seguían, y que seencuentran casi exclusivamente en los Evangelios. Incluyentoda la Palabra de Dios, toda la Santa Escritura, dada anosotros por inspiración divina (2 Timoteo 3:16). Loscreyentes que desean llegar a la medida de la intención divinapara su vida deben estar tan saturados por la Palabra de Diosque esta se convierte en una verdadera parte de ellos, ypermanece en ellos. Esto es posible sólo a través de la rígidadisciplina de vivir en la Palabra. Tal disciplina no sucedesimplemente; se logra por una fija decisión de hacer quesuceda.

La expectativa de recibir cualquier cosa que pidamos esmuy agradable, pero la tentación es a divorciar la promesa delas condiciones. A la naturaleza humana le gusta el sonido dela promesa: “Pedid todo lo que queréis, y os será hecho”;pero es un deseo inútil suponer que la promesa es válida apartede los requisitos expresados.

El creyente en Cristo, lleno de sus palabras, por siempreconscientemente haciendo una unión con Cristo, cargado con lospensamientos, ardiendo con los propósitos, lleno de las palabrasde Jesús, no tendrá ninguna voluntad que no esté en armonía conla voluntad divina. Entonces la fe es posible en el cumplimiento desu propio deseo, y la oración se convierte en una profecía y unjuramento de la respuesta.… Esta es la verdadera filosofía de laoración.1

1H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The Pulpit Commentary[El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub.Co., 1950), vol. 2, John [Juan], por H.R. Reynolds, 243.

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PARTE 2Capítulo 8Laenseñanzade Jesússobre laoración

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2Stanley M. Horton, El Espíritu Santo revelado en la Biblia(Deerfield, FL: Editorial Vida, 1992), 127–129,240,241

Jesús explicó que una oración que siempre seríacontestada es la sincera petición del don del Espíritu Santo.El Espíritu Santo está presente en el mundo para redargüir yconvencer al pecador y para traer el nuevo nacimiento cuandola persona cree. Luego El reside en el creyente como“Consejero” (Consolador, Paracleto, Ayudador; Juan 14:16),y como testigo de la salvación del creyente (Romanos 8:16).Luego es importante que el creyente pida la promesa del Padre,el don del Espíritu, para darle poder para ser un testigo eficaz(Hechos 1:4,8; 2:4).2

Pero Satanás es un engañador de primera. El hace todolo que está a su alcance para evitar que la gente participe delas bendiciones y provisiones de Dios. Así es que él buscamantener a los creyentes alejados de nuestro principalAyudador, el Espíritu Santo. Al usar su eficaz herramienta deltemor, Satanás le sugiere al que busca con ahínco al EspírituSanto: Puedes recibir un demonio, o puedes recibir unafalsificación, o puedes ser víctima de una vivaimaginación. Para todos los que son afligidos de estamanera, Jesús tiene una solución:

¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra?¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si lepide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendomalos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto másvuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?(Lucas 11:11–13; cfr. Mateo 7:11).

Jesús subraya la integridad de Dios el Padre con una simplecomparación de la manera en que un padre terrenal trata a suhijo. El hijo, que le pide a su padre, no recibe en vez de supetición un substituto totalmente inaceptable, algotemerosamente falsificado, como una serpiente en vez del

Recibiendo lo que se pide

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Capítulo 8La

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PARTE 2

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pescado que pidió o un escorpión en vez del huevo que pidió.Si los padres terrenales—que son malos comparados con labondad y santidad de Dios—saben dar buenas dádivas,¡cuánto más grande es nuestra confianza de que Dios nosconcederá nuestra inocente petición de la plenitud del EspírituSanto! Podemos estar seguros que el que es el epítome de labondad, especialmente cuando se compara con las criaturascaídas, “dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan” (11:13).

Así que es tanto el privilegio como el deber de todocreyente pedirle al Padre que le dé el Espíritu Santo, y luegoesperar con la seguridad de que cuando así ora con un corazónsincero, no habrá ningún engaño de parte de Dios. Recibirálo que desea y pide.

Otra promesa de Jesús tocante a la oración contestadaparece a primera vista asegurarnos que recibiremos cualquiercosa que pidamos. “Otra vez os digo, que si dos de vosotrosse pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosaque pidieren, les será hecho por mi Padre que está en loscielos” (Mateo 18:19).

La fuerza espiritual de sinfonizar, o armonizar, los espíritushumanos es incomprensible. “Ponerse de acuerdo”, comonuestro Señor lo empleó aquí, es del griego sumf&ne&, “cabercon”, “hacer juego con”, “estar en armonía”, “ser de un solopensar”, lo cual a su vez viene de sumf&nos, “armonioso”,“que suena en conjunto armoniosamente”, estar en acuerdo”.En el plan divino se suelta el poder de un acuerdo entre tansólo dos, el número más bajo posible necesario para unacuerdo. En el mundo natural calculamos que dos de fuerzasimilar pueden ejercer el doble de la fuerza de uno solo: Doscaballos pueden halar el doble de la carga de uno, dostoneladas de dinamita pueden ejercer el doble de la fuerzaexplosiva de una sola tonelada. Pero ni en el mundo físico hayprueba de un aumento desproporcionado en el logro pormedio de un acuerdo especial. Por ejemplo, un estudio de ladinámica de grupos demuestra que diez mentes trabajando

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PARTE 2Capítulo 8Laenseñanzade Jesússobre laoración

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de acuerdo en algún proyecto producen más resultados quelas mismas diez mentes trabajando por separado en el mismoproyecto. La Escritura reconoce el mismo principio al observar“cómo podría perseguir uno a mil”, pero dos pueden “hacerhuir a diez mil” (Deuteronomio 32:30). Aunque un creyentecon la ayuda del Señor puede perseguir a mil, dos creyentescon la misma ayuda pueden hacer huir a diez mil.

El acuerdo, la unidad, la armonía, o el estar unánimes—todos tienen una profunda dinámica en el cuerpo de Cristo.Para subrayar esa verdad, Dios ofrece una promesa parahasta el más leve movimiento hacia esa dirección: “Si [tansólo] dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra”.Cuánto regocijo habrá habido en el cielo el Día de Pentecostéscuando 120 se encontraban en perfecta armonía y acuerdo.3Así que no es de sorprenderse que Dios, por su Espíritu,pudo infundir a ese grupo de creyentes con una manifestaciónque todavía impacta al mundo.

Todo creyente es una parte, un miembro, del cuerpo deCristo (vea 1 Corintios 12:27). Como tal, cada uno de nosotrostiene el derecho y el privilegio de apropiarse de las provisionesy promesas de Dios, y verdaderamente eso mismo debemoshacer. Sin embargo, la independencia y la autonomía no sonla intención de Dios para sus hijos, pues todos “somosmiembros los unos de los otros” (Efesios 4:25). Dios secomplace grandemente con cualquier movimiento hacia launidad de los creyentes, y consecuentemente nos ofrece llavespara el tesoro del cielo si tan pocos como dos creyentes seponen de acuerdo.

Pero el acuerdo, o la unidad, está cualificado: “acerca decualquiera cosa que pidieren”. El acuerdo y la petición semezclan; lo que se pide se convierte en la base para la armonía

3En algunos manuscritos antiguos se lee en Hechos 2:1 el griegohomou, “juntos”, en vez de homotumadon, “unánimes juntos”. Elsignificado no cambia esencialmente en este contexto.

Recibiendo lo que se pide

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musical, esa santa sinfonía que toca el corazón de Dios. Lacondición es más que un sencillo acuerdo de pedirle a Diosalgo; es un acuerdo profundamente arreglado en el espíritude personas cuyo espíritu ha sido tan finamente entonado enun deseo común que están en celestial armonía tocante a esedeseo.4 En la superficie la frase “acerca de cualquiera cosaque pidieren” parece ser una promesa sin ninguna restricciónni límite. Pero ningún versículo en la Escritura se ha de separarde otras enseñanzas claras de la Escritura sobre cualquiertema. De manera que “cualquiera cosa que pidieren” debeser balanceado con tales declaraciones bíblicas como “sipedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”(1 Juan 5:14) y “Pedís, y no recibís, porque pedís mal”(Santiago 4:3). Es muy probable que cuando dos creyentesllegan a tal acuerdo y armonía, como está indicado en el texto,su petición será según la voluntad del Maestro, no la invenciónde alguna ambición o deseo ilícito o puramente humano.

Aumentando la fe para recibir la respuesta

Cuando Jesús hablaba de la oración, a menudo hacíareferencia a la fe. La fe está en el corazón de toda oracióneficaz. Es el requisito de toda oración contestada, ya que laoración es el lenguaje de la fe. “Es necesario que el que seacerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de losque le buscan” (Hebreos 11:6). Nada es más inútil que laoración sin fe. Por otro lado, nada que el creyente haga esmás productivo y significativo que orar en fe.

Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de ciertoos digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate enel mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho loque dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo loque pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá (Marcos11:22–24).

4Vea Apéndice 1: “Aplicación contemporánea de acordar en laoración”.

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La fe es el móvil principal de la mano de Dios. Pero esdemasiado fácil malentender cómo es que se ejerce la fe quemueve montañas. Algunos enseñan que es automático cuandouno habla; en otras palabras, la fe surge cuando uno confiesaaquello por lo que uno ora: “Lo que diga le será hecho” (11:23).Sin embargo, está involucrado mucho más en el poseer yejercitar la fe que la mera expresión verbal. “Decirlo” no esnecesariamente creerlo, pues puede brotar del espíritu humanocomo la expresión de un deseo puramente humano. El“decirlo” debe siempre ser el resultado de la oración. Divorciarel “decirlo” de la oración es como tratar de hacer que unautomóvil camine sin un motor. Además, el “decirlo” debeestar a tono con la voluntad revelada de Dios.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos algunacosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nosoye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos laspeticiones que le hayamos hecho (1 Juan 5:14,15).

Marcos 11:22–24 contiene tres lecciones sobre la fe.Primero es la exhortación de Jesús: “Tened fe en Dios”. Casisuena como un mandato. Pero algunos manuscritos antiguosdicen: “Si tenéis fe en Dios”. Ciertamente los cristianos amenudo se encuentran luchando ferozmente para cumplirlo.Testifican de la fe, anuncian su fe, emplean una variedad defórmulas humanas para la fe; pero todo el tiempo tienden aignorar el sencillo medio bíblico para la fe: la Palabra mismade Dios. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra deDios” (Romanos 10:17). El mayor estimulante de la fe es laPalabra de Dios hecha viva por el Espíritu Santo.

No es sin significancia que Jesús no haya dichosimplemente: “Tened fe”. El no quiso decir “tened fe en la fe”.Tal práctica está llena de necedad. El claramente dijo: “Tenedfe en Dios”. La fe no puede permanecer sola. Necesita algoen que colocarse. Según la instrucción de Jesús, el poderosoDios del universo ha de ser el objeto de nuestra fe. ¿Qué

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Capítulo 8La

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PARTE 2

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mayor objeto podría desear la fe? El Dios en quien se pone lafe, y en quien la fe hace sus afirmaciones, es el Dios que,según Pablo, “es poderoso para hacer todas las cosas muchomás abundantemente de lo que pedimos” (Efesios 3:20). Sí,El es el mismo Dios cuyo gran poder, o fuerza, “operó enCristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestraen los lugares celestiales” (Efesios 1:20).

Cuán vano es el esfuerzo por tener fe extremándose para creer laspromesas de la Santa Escritura. Una promesa no vale más que elque la hizo—pero es tan válida, y de este conocimiento brota nuestraseguridad. Al cultivar el conocimiento de Dios al mismo tiempocultivamos nuestra fe. Pero mientras lo hacemos miramos no anuestra fe sino a Cristo, su autor y consumador. Así la contemplacióndel alma no es hacia adentro, sino hacia afuera y hacia Dios arriba.Así se asegura la salud del alma.5

La segunda lección que aprendemos de Marcos 11:22–24 es la explicación de Jesús sobre el admirable poder de lafe en Dios y cómo opera. “Fe” (griego, pistis) se podríatraducir “fe-obediencia”. No hay fe en Dios sin obediencia asu voluntad y confianza en El. La fe no fingida, no diluida, noconoce obstáculo que sea demasiado grande, ya que acarreacontra ese obstáculo el poder sin límite, sin igual de nuestroDios, para quien nada es imposible (vea Génesis 18:11–14;Jeremías 32:17; Lucas 1:37; 18:27). El creyente que poseeuna fe obediente, confiada en esa clase de Dios, puede hablary luego ver las palabras cumplirse ante sus propios ojos. Fuecon esta disposición que Jesús habló a la higuera (Mateo21:19); fue con esta disposición que Pedro le habló al cojoen la puerta del templo (Hechos 3:6). Pero antes de hablarasí, los creyentes deben estar seguros que tienen la clase defe que tenían Jesús y Pedro, y que sus palabras no son merapresunción o vanos deseos.

5A.W. Tozer, That Incredible Christian [Ese increíble cristiano](Calcutta: Evangelical Literature Depot, 1964), 28.

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La tercera lección está en la enseñanza de Jesús sobre elmedio para tener la fe que mueve montañas. El versículo 24comienza con un significativo “por tanto”, conectándolo alpensamiento de los versículos anteriores e identificando laúnica manera en que se puede encontrar tal fe: “lo que pidiereisorando”. En otras palabras, antes de hablarle a la montañacon autoridad divina, debemos hablarle a Dios. Y antes dehablarle a Dios sobre nuestros deseos, debemos determinarpor la Palabra que esos deseos están en armonía con suvoluntad revelada. Una vez haya llegado al corazón laconvicción de que la petición es según la divina voluntad, losque piden sólo tienen que creer que recibirán del Señor loque desean. Y Jesús prometió: “Y os vendrá”.

La fe no necesita estar sujeta a las restricciones del tiempo.Una vez que la fe haya surgido en el corazón, la demora de larespuesta no debe ser un problema. La fe no dicta los términosde la respuesta. Simplemente asegura la respuesta dentro delmarco de la voluntad y propósito de Dios.

Limpiando el camino para la oración

La enseñanza de Jesús sobre el perdón se relaciona conlo que afirmó sobre la fe que mueve montañas, indicando quetal fe es posible solamente cuando el que pide está libre detodo impedimento. La oración eficaz y la confianzadivinamente inspirada están afirmadas en la debida relacióncon los demás. Jesús enseñó que los que quieren que susoraciones sean contestadas deben evaluar cuidadosamentesus actitudes hacia cualquiera que los haya ofendido. El guardarel más mínimo rencor contra otra persona puede impedir elperdón de Dios y convertirse así en un impedimento para quela oración sea contestada: “Y cuando estéis orando, perdonad,si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padreque está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas”(Marcos 11:25). “Mas si no perdonáis a los hombres susofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras

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ofensas” (Mateo 6:15). El perdón ha de ser una parte de laoración: “Y cuando estéis orando, perdonad”. La oracióncontestada depende de nuestra condición como hijosperdonados de Dios, pero el recibir su perdón depende denuestra disposición para perdonar a los demás. ¡Quépensamiento más sobrio en un día cuando las relacioneshumanas son con tanta frecuencia destruidas por el espírituegoísta que prevalece en el mundo!

Toda oración descansa sobre la fe en la gracia perdonadora deDios. Si Dios nos diera lo que nuestros pecados merecen, ningunaoración fuera oída.… La disposición perdonadora de Dios, reveladaen su amor por nosotros, se hace una disposición en nosotros;cuando el poder de su amor perdonador se esparce y mora ennosotros, perdonamos así como El perdona. Si se nos ha hechoalguna grave injuria o injusticia, buscamos ante todo poseer unadisposición como la de Dios; ser guardados de sentirnos heridosen nuestro honor, de un deseo de sostener nuestros derechos, ode devolverle al ofensor como se ha merecido. En las pequeñasmolestias de la vida diaria, tenemos cuidado de no excusar el malgenio, la palabra cortante, el juicio irascible, con el pensamiento deque no tenemos la intención de hacer daño, que no nos enojamospor mucho tiempo, o que sería demasiado esperar de la débilnaturaleza humana que debemos verdaderamente perdonar de lamisma manera que Dios y Cristo perdonan. No, tomamos elmandamiento literalmente, “de la manera que Cristo os perdonó,así también hacedlo vosotros”.6

Jesús va un paso más instruyéndonos sobre los que noshan ofendido. No sólo hemos de perdonarlos, tambiéndebemos orar por ellos: “Orad por los que os calumnian”(Lucas 6:28). Mateo da una razón: “Orad por los que osultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padreque está en los cielos” (Mateo 5:44,45). Perdonar y orar porlos que nos ofenden es seguir el ejemplo de Jesús (vea Lucas23:34); es convertirnos en verdaderos hijos de Dios.

6Andrew Murray, With Christ in the School of Prayer [Con Cristoen la escuela de la oración] (New York: Fleming H. Revell Co., 1885),105,106.

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Siguiendo la oración modelo

Jesús también trató con el asunto de perdonar a los demásen su instrucción a los discípulos en respuesta a su petición:“Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a susdiscípulos” (Lucas 11:1). Muchos piden lo mismo hoy,esperando encontrar alguna fórmula para recibircontestaciones rápidas y predecibles a la oración. ¿Pero essincera nuestra petición si no tomamos tiempo para buscar loque dice su Palabra sobre la oración, ni tomamos tiempo paraponer en práctica esas instrucciones? De manera quedebemos prestar atención a cada detalle de la oración modelo,que Jesús prologó con las palabras “vosotros, pues, oraréisasí” (Mateo 6:9). Aunque se recomienda orar lo que algunoshan llamado el Padrenuestro, es de mayor importancia serguiados en la oración por los principios de la oración que nosdio nuestro Señor. “Así” es una traducción del griego houtosy debe entenderse como “en esta forma”. Jesús estabadiciendo: “Cuando oren, déjense guiar por estos interesesgenerales”.

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos,santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad,como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cadadía, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como tambiénnosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas ententación, mas líbranos del mal.[7 ] Porque si perdonáis a loshombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestroPadre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas,tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo6:9–15).

El dirigirse a Dios como “Padre nuestro” (v. 9) deberecordarnos la benevolencia de Aquel a quien nos acercamos.Qué bendición resulta cuando, mientras oramos, nuestro

7Unos cuantos manuscritos tardíos añaden 6:13b: “porque tuyoes el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”.

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corazón se da cuenta de que un amante Padre celestial dirigesu atención hacia nosotros, al mismo tiempo que nosotrosdirigimos nuestra atención a El. El es nuestro Padre, “Dios detoda consolación” (2 Corintios 1:3), y nosotros somos sushijos. “Como el padre se compadece de los hijos, secompadece Jehová de los que le temen” (Salmo 103:13). Alidentificar a Dios como nuestro Padre “en los cielos” (v. 9) sereconoce su superioridad sobre el mejor de los padresterrenales. La oración, practicada por seres terrenales, debeser dirigida a un ser superior en un mundo superior.

“Santificado sea tu nombre” (v. 9) no es una declaraciónni un mero deseo en oración. Es una petición genuina, laprimera en una lista de peticiones: “Deja que tu nombre [o tuPersona] sea tratado como santo [o con reverencia] entre lahumanidad”. Esta petición será finalmente contestada cuandoDios mismo santifique su nombre entre todos los pueblos enel reino venidero. (Vea Ezequiel 36:22,23.) Ahora la parteque nos toca a nosotros es balancear nuestra familiaridadpersonal con un compasivo Padre celestial demostrandocompleta reverencia y respeto. El griego hagiaz& quiere decir“hacer santo”, “tratar como santo”, “sostener en reverencia”,“honrar altamente”. El nombre de una persona es más queuna mera palabra; substituye a la persona. El nombre de Diosrepresenta y significa Dios mismo, incluso su carácter,naturaleza, obras y palabras. Por ejemplo, María, la madrede Jesús, asociaba el nombre de Dios con santidad y grandesobras: “Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santoes su nombre” (Lucas 1:49).

Desafortunadamente, esta santificación del nombre deDios recibe menos atención que algunas de las otras peticionesde esta oración. Muchas personas han clamado intensamente:“Dame hoy mi pan diario” o “Guárdame del maligno”. Pero elcuidado de que el nombre de Dios sea reverenciado yhonrado se queda atrás de nuestra preocupación por nuestropropio bienestar. ¿Cómo podemos santificar su nombre?

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Ciertamente el mandamiento se debe obedecer: “No tomarásel nombre de Jehová tu Dios en vano” (Exodo 20:7). Perotambién lo respetamos con nuestra vida y conducta diarias.La obediencia a Dios y un testimonio constante le traen honora ese nombre: “Como hijos obedientes, no os conforméis alos deseos que antes teníais … sino, como aquel que os llamóes santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manerade vivir” (1 Pedro 1:14,15; vea también Hebreos 12:14).También lo tenemos en gran honor cuando nos unimos anuestros hermanos en adoración pública. “Os habéis acercado… a la ciudad del Dios vivo, … a la compañía de muchosmillares de ángeles, a la congregación de los primogénitos, …a Dios, … a Jesús.… Así que … sirvamos a Dios agradándolecon temor y reverencia” (Hebreos 12:22–24,28). Himnos ycantos de alabanza y testimonio dan gloria y honor al nombrede Dios.

El “Reino de Dios” se refiere a la esfera de la autoridad yreinado de Dios. Por el presente, el reino de Dios obra através de la Iglesia (o sea, los creyentes) en un mundo queestá en rebelión contra Dios. Pero la Iglesia no es el Reino.Así que cuando oramos “Venga tu reino” (v. 10), oramos poresa final consumación de los eventos del tiempo cuando “losreinos del mundo [hayan] venido a ser de nuestro Señor y desu Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis11:15).

No debe haber nada que un creyente desee más que lavenida del Reino de Dios. Una tradición judía dice: “Aquel encuyas oraciones no hay mención del Reino de Dios no ora enlo absoluto”.8 Sin embargo, es probable que los judíos quecitaban el dicho pensaban del Reino sólo como similar a losreinos que los rodeaban. Ni los apóstoles comprendían laverdadera naturaleza del Reino de Dios hasta después quefueron bautizados en el Espíritu Santo (cfr. Hechos 1:6).

8William H. Erb, The Lord’s Prayer [El Padrenuestro] (Reading,PA: I.M. Beaver, Publisher, 1908), 87.

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Aunque no digamos las palabras “Venga tu reino” en cadaoración que hagamos, el clamor por el reino consumado debesiempre ser el fundamento sobre el que se eleva toda petición;aunque Dios ya ha derrotado a Satanás, quedan vestigios dela maligna rebelión. Nuestro más ardiente deseo debe serque el enemigo de nuestra alma no tenga más dominio sobrenosotros, sino que el Espíritu Santo tome control completode nuestro corazón, trayendo en sujeción a Cristo todopensamiento, palabra y obra. “Venga tu reino, Señor, en elmundo y en mi corazón.” La intención suprema de Dios selogrará sólo cuando cada creyente individualmente y la Iglesiacomo un cuerpo, invite y permita que el reino venga según elbeneplácito de Dios. La correlación entre la venida del reinode Cristo y el desempeño de su voluntad es obvia, ya quedondequiera y siempre que se hace su voluntad, también semanifiesta su reino.

El reino de Dios, o sea, el dominio de Dios, o reinado, es tambiénel reinado del cielo, porque tiene su origen con Dios en el cielo. Eldeseo del reino de Dios, o reinado, no se limita al reinado milenialfuturo cuando Jesús reinará en victoria sobre todo lo que es contrarioa la voluntad de Dios. También expresa un deseo de que Dios reineahora en cada corazón que se sujetará a su voluntad para que suvoluntad sea hecha en la tierra tal como siempre es hecha en elcielo. Este es el secreto de tener justicia, y gozo en el Espíritu Santo(Romanos 14:17).9

Decir “Hágase tu voluntad” (v. 10) requiere completasumisión. Como se mencionó anteriormente, para que Jesúspudiera cumplir su misión, El se sujetó a la voluntad del Padre(vea Hebreos 5:7–9). La sumisión es quizás el ingredientemás básico en la oración, pues donde hay sumisión sin reserva,no hay impedimento para que Dios conteste. Por lo tanto, es

9Stanley M. Horton, The New Testament Study Bible: Matthew[La Biblia de estudio del Nuevo Testamento: Mateo], vol. 2, TheComplete Biblical Library (Springfield, MO: The Complete BiblicalLibrary, 1989), 109.

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un imperativo que oremos “Hágase tu voluntad, como en elcielo, así también en la tierra”; también es una expresión denuestra confianza en un Dios fiel que sabe lo que hace y quecumplirá sus promesas.

Por encima de nuestras necesidades terrenales ytemporales están las peticiones celestiales que ya hemosmencionado. Sin embargo, todavía estamos en nuestro estadoterrenal; estamos cargados con las necesidades ypreocupaciones terrenales, y nuestro Señor nos ha instruidoa que se las traigamos a nuestro Padre celestial.

“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” (v. 11) significa:“provee para nuestras necesidades terrenales básicas”. Lapetición es en sí un reconocimiento de nuestra dependenciaen Dios. Sin embargo, el orar de esta manera no disminuye lanecesidad del esfuerzo humano (cfr. Génesis 3:19 y 1 Timoteo5:8); pero sí reconoce que Dios es la fuente de nuestraprovisión temporal, no importa cuán duro hayamos trabajadopara proveer para esas necesidades. Las cosas temporalespor las que oramos no son el fin en sí. Son los medios por loscuales podemos cumplir el propósito para el que Dios nos hapuesto en la tierra. Sin el alimento del cuerpo y sin lasprovisiones básicas de la vida física no podemos hacer lavoluntad de Dios en la tierra. Las necesidades de la vida sonsólo un medio de darnos fortaleza para laborar con más ahíncoen el cumplimiento de todas las peticiones de esta oraciónmodelo.

“No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabraque sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Vivir sólo por elpan natural hace que la vida casi no valga la pena vivirla.Cuando oramos “el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”,debemos también significar el Pan de Vida. Los israelitascomieron maná en el desierto, sin embargo murieron; Dios ensu misericordia ha provisto Pan que da vida, aunque el cuerponatural muera. Dios nos ha hecho con una naturaleza física yespiritual y ha provisto pan para las dos naturalezas. Cristo es

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el Pan para la naturaleza espiritual. El dijo: “Yo soy el pan devida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre” (Juan 6:35).Danos hoy el pan espiritual nuestro de cada día quenecesitamos.

“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotrosperdonamos a nuestros deudores” (6:12). Lucas usa“pecados” (11:4) en vez de “deudas”; nuestros pecados sondeudas. Así que, cuando oramos, debemos siempre estarconscientes de nuestra necesidad de misericordia y perdón, ydebemos emplear el medio dado por Dios para ese fin: laconfesión (1 Juan 1:9). Una confesión penitente humilla alaltanero y conduce al arrepentimiento. Cuando nosarrepentimos, cuando oramos pidendo que se nos cancelennuestras deudas, estamos pidiendo que sean borradas delregistro divino.

El perdón, tan indispensable para una vida victoriosa, esnuestra primer y mayor necesidad. No importa cuándiligentemente podamos resistir la tentación y cumplir contodas nuestras obligaciones religiosas, siempre estamosdestituidos de la justicia de Dios. Todo hijo de Dios debepedir regularmente perdón. La persona que se justifica a símisma no siente la necesidad de pedir el perdón de Dios,pero cuando nos acercamos más a nuestro Señor y Salvador,nos damos cuenta de nuestro pecado e indignidad. ComoIsaías clamamos: “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendohombre inmundo de labios, y habitando en medio de puebloque tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehováde los ejércitos” (Isaías 6:5).

Le pedimos perdón a Dios “como también nosotrosperdonamos a nuestros deudores” (v. 12). La conjunción“como” no indica grado, ya que nunca podemos perdonarperfectamente—sólo Dios puede perdonar el pecado—peropodemos y debemos perdonar las faltas verdaderas eimaginadas que otros han cometido contra nosotros. Perohay una comparación en la conjunción. Así como estamos

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listos para perdonar con toda nuestra debilidad ypecaminosidad, así Dios está listo en su perfecta santidadpara perdonarnos. El pedirle perdón a Dios va mano a manocon nuestro acto de perdonar a los demás. En el momento enque pedimos, somos perdonados—si hemos demostradonuestro entendimiento de lo que es el perdón perdonando ladesconsideración de los demás para con nuestro insignificanteser. (Vea Mateo 18:21–35).

“Perdónanos nuestras deudas” es una oración concernientea los pecados pasados. “Y no nos metas en tentación, maslíbranos del mal” (v. 13) es una oración pidiendo protecciónen el futuro inmediato. Una persona verdaderamentearrepentida se interesa no sólo por corregir el pasado, sinopor permanecer justa después del perdón y la limpieza. Senecesita ser liberado no sólo de la paga del pecado, sinotambién del poder del pecado. La definición corriente de“tentación” es “seducción para hacer el mal”. Sin embargo,sabemos muy bien que Dios no influencia a sus hijos a hacermaldad (Santiago 1:13). La dificultad debe estar en la falta deun correcto entendimiento de las palabras “metas” y“tentación”. “Metas” (griego, eisfer&) se usa en el sentido depermitirnos ser llevados a ciertas circunstancias. La versiónde Benjamin Wilson de esta frase se lee: “No nos abandonesa la prueba”.10 Pero la palabra griega no lleva la idea deabandonarnos. Dios es fiel; El jamás nos abandonaría alengaño de Satanás. La palabra clave en esta petición es“tentación” (griego, peirasmos). Como se usa en la Escritura,puede significar “juicio”, “prueba” o “seducción para hacer elmal”. Si la frase siguiente, “líbranos del mal”, es una peticiónseparada, el significado podría ser cualquiera de los dos. Si,como es más probable, “líbranos del mal” y “no nos metas ententación” son una sola petición, el significado de seducción

10Benjamin Wilson, The Emphatic Diaglott [El diáglota enfático](Brooklyn: International Bible Students Association, 1942), 27.

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es correcto. Sugeridos en la palabra “tentación” están no sóloesos violentos ataques satánicos, sino también esas severasaflicciones en las que nos encontramos incapaces de soportar.En el presente día de maldad, esta es una oración que todospodemos hacer; el gran engañador está intensamente activo.El siembra pensamientos malignos; genera imaginacionesdiabólicas; anima el deleite en ver lo diabólico; pone presiónen la voluntad para que actúe; tienta a la lujuria; provoca alpecado; atrapa para la muerte. Nuestra oración debe emanarde un verdadero sentido de nuestra debilidad innata ante lospoderes de la oscuridad, que están dispuestos a destruirnos.Ciertamente hay una necesidad de orar a la defensa.

No sólo nuestro Señor nos instruyó sobre cómo debecomenzar la oración, sino que también nos enseñó cómoterminarla. Esta expresión de alabanza a Dios es una brevedoxología. Es un homenaje a, y reconocimiento de, El a quienla oración se ha dirigido. En esta irrupción de alabanza, elalma se asegura de que Dios dará las peticiones. En la oracióncorporal, la doxología debe formar una conclusión apropiadaexpresada por toda la congregación. “El reino, y el poder, yla gloria” (Mateo 6:13) todos le pertenecen a Dios. Laspeticiones precedentes deben ser expresadas en esaconciencia si es que se han de recibir contestaciones. Cadapetición debe ser hecha con la confianza de que la contestaciónle traerá gloria a Dios y a El solamente.

Teniendo los motivos correctos

Jesús dio varias otras guías para la oración. El hecho queEl comenzó estas instrucciones con una palabra negativa nose debe tomar a la ligera. El asunto al que El se dirige aquí esla motivación.

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman elorar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, paraser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen surecompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada

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la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en losecreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanasrepeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabreríaserán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porquevuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes quevosotros le pidáis (Mateo 6:5–8).

Para que sea eficaz, la oración debe emanar de la correctamotivación. Esa es la primera regla. La oración que se hacesólo para atraer la atención y admiración de la gente no esoración, sino solamente la exaltación del yo. Los fariseoshipócritas querían que su piedad fuera vista y aplaudida. Comoconsecuencia, ellos, junto con los escribas, fueron denunciadospor sus largas oraciones públicas, que usaban para cubrir sumaltrato de las viudas (vea Marcos 12:40).

Para que sea aceptada por el Padre, la oración debe serdirigida al oído del Todopoderoso. Jesús dio tres advertenciaspara ayudarnos a orar con la correcta motivación: (1) Orarsin buscar la atención (v. 5); (2) orar en secreto (v. 6); (3)orar sin vana repetición (vv. 7,8).

La instrucción de Cristo de que sus seguidores deberíanentrar en su cuarto (aposento) y cerrar la puerta cuando oranno sugiere que la oración pública sea incorrecta. Pero sísubraya la necesidad del creyente de evitar cualquierpensamiento de usar la oración como un medio de ganarse laadmiración de la gente. La palabra “aposento” es unatraducción del griego tameion y quiere decir literalmente “elcuarto más interior”, o “cuarto escondido, secreto”.Simplemente significa un lugar privado. Aun con un horarioocupado, con las presionantes exigencias por todos lados, sedebe buscar privacidad para la comunión con Dios. SamuelChadwick lo resume muy bien:

Se debe buscar un lugar que sea un lugar de encuentro privado conDios. Un corazón con hambre encontrará la manera. Al aire libre oen un rincón recluido, se encontrará un santuario interior. Si estaventaja es imposible, el alma debe hacer abrir un espacio al que sepueda retirar, aun en la presencia de los demás, y estar a solas conDios; pero la “cámara interior” es una dicha inexpresable.… Dios

Teniendo los motivos correctos

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quiere que los hombres oren en todas partes, pero el lugar de sugloria está en la soledad, donde El nos esconde bajo la roca yhabla con el hombre cara a cara como un hombre habla con suamigo.11

La oración, como el dar limosna y ayunar, debe hacerseen secreto para que el Padre celestial, que ve lo secreto, puedarecompensar el acto de devoción públicamente (vea Mateo6:3,4,18). Aquellos que, como los fariseos, querían ser vistosmientras oraban en las calles a las horas fijas para la oración,ya tienen su recompensa. O sea, ya recibieron la atenciónque en realidad buscaban y no pueden esperar nada de Dios.

La segunda advertencia de Jesús es hacerse secreto unomismo, luego orarle al que está en secreto. “Secreto” es delgriego krupt&, “esconder”. Al relacionarse a Dios “que ve enlo secreto” (v. 6), se llama la atención a su omnipresencia.Aunque El está escondido del ojo humano, El estáverdaderamente presente en el lugar secreto. Una concienciade esta realidad por parte de la persona que ora es un granestimulante para la fe. Dios ve la oración que es muy secreta,aunque sea sólo un pensamiento. Aunque la recompensapública de la oración en secreto es la contestación divina, essuficiente que Dios se reúna con nosotros en nuestro aposentosecreto, transformándonos en templo suyo.

La oración es el sincero deseo del alma,Expresada o sin expresar;La moción de un fuego escondidoQue tiembla en el pecho.

La oración es la carga de un suspiro,El rodar de una lágrima;La mirada hacia arriba del ojo,Cuando nadie sino Dios está cerca.12

11Samuel Chadwick, The Path of Prayer [El camino a la oración](New York: Abingdon Press, 1931), 30.

12W.F. Adeney, en H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., ThePulpit Commentary [El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm.B. Eerdmans Pub. C o., 1950), vol. 15, Matthew [Mateo], por A. Lukyny B.C. Caffin, 248.

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La tercera advertencia es no “parlotear” (“vanasrepeticiones”), una palabra que se deriva del griegobattologe&, “hablar sin pensar”. Las frases sin significado ymecánicamente repetidas no acarrean mucho peso con Dios;el clamor del corazón, y el ruido de los labios, es lo que seoye. No es la repetición de la oración lo que se condena, sinola vacía, descuidada repetición. La repetición puede indicarurgencia, pero de nuevo, es el clamor del corazón lo quevale. Cristo mismo oró, repitiendo las mismas palabras (Mateo26:44). También lo hizo Daniel (9:18,19). La repetición puedeexpresar nuestras emociones más profundas. Pero larepetición supersticiosa de palabras, sin poner atención en susignificado, desagrada a Dios y no logra respuesta. Muy biennos podríamos preguntar: si hemos de evitar “la palabrería”(o el parloteo), y si nuestro Padre celestial conoce nuestranecesidad antes que le pidamos, ¿por qué orar? La respuestaes que la oración es más que apelar a Dios. Expresa nuestrasumisión a la voluntad de Dios, y es un medio de ejercitar lafe hacia Dios, los cuales, en cierto sentido, sueltan la mano deDios para actuar según nuestra necesidad. La falta de oraciónimpide que Dios nos dé lo que El sabe que necesitamos.

Algunos hoy rechazan el orar en lenguas diciendo que esotro tipo de parloteo. Pero la oración en el Espíritu nunca essólo parloteo, aunque la persona que ejerce el don no sepaqué es lo que significan los sonidos de la lengua. Las palabrasdadas por el Espíritu nunca son vacías ni repeticiones vanas.Pero si uno busca replicar varias expresiones verbales sinque el Espíritu Santo las dé, ciertamente que la advertenciade Jesús sobre “las vanas repeticiones” se aplica.

Orando por los obreros

Alguien ha dicho que Jesús dejó sólo una petición deoración para su Iglesia: “Y al ver las multitudes, tuvocompasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersascomo ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus

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discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obrerospocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros asu mies” (Mateo 9:36–38; cfr. Lucas 10:2). En otra ocasiónEl advirtió: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porqueya están blancos para la siega” (Juan 4:35).

La gente sin una visión y sin compasión no oran comodeben; pero déles una visión, junto con la compasión, y sehacen como John Knox cuando oró: “¡Dame a Escocia o memuero!”

Hace más de un siglo que el profesor W.F. Adeneyescribió: “Jamás estuvo un campo de cosecha tan listo para lahoz como en nuestro propia día; nunca se necesitaron tantosobreros. La gran necesidad del mundo es de misionerosapostólicos, hombres y mujeres con el espíritu de Cristo enellos”.13 Hoy la vastedad de la cosecha reta la imaginación.Más de cinco mil millones de personas habitan la tierra. Lapoblación mundial se duplica cada treinta años. Si esta tasade aumento continúa, para el año 2020 habrá más de diez milmillones de personas en esta tierra—cada una de estas esuna persona por la que Cristo murió. Cuando se reúna lamultitud del Pacífico, Eurasia, Africa, Norte y Sur América,sólo entonces verá Cristo “el fruto de la aflicción de su alma,y quedará satisfecho” (Isaías 53:11).

La pregunta es: ¿Cómo se puede lograr? ¿Cómo serecoge esta cosecha tan incomprensible?

“Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros asu mies.” Los obreros son el fruto de la oración. ¡Cuánimprescindible es que la iglesia ore de una manera sin paraleloen toda la historia, y que ore específicamente para que elSeñor envíe un ejército de segadores! El orar para que seanenviados obreros a la cosecha es una magnífica manera demultiplicar el impacto de la oración de uno. Una tareaimportante de todo obrero es la oración. De esa manera cada

13Ibid., 382.

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obrero que se añade es otra persona que ora. El requisitoprincipal para todo ganador de almas es que sea un guerrerode oración. La oración es la fuerza espiritual que hará queCristo tome total posesión de su reino, asegurándose lasnaciones como patrimonio suyo y los fines de la tierra comoposesión suya (cfr. Salmo 2:8). La cosecha es del Señor. Elllama a los obreros, los envía y los prepara por medio delEspíritu Santo. Sólo El puede inculcar ese amor celoso porlas almas que es necesario para alcanzar a un mundo de almasperdidas.

Orando con insistencia

Jesús enseñó una importante lección sobre la oración pormedio de las parábolas del desafortunado amigo y el juezinjusto. Ambas ilustran la a menudo citada promesa de Jesús:“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y alque llama, se le abrirá” (Mateo 7:7,8; cfr. Lucas 11:9,10).Las tres palabras clave en Mateo 7:7—“pedid”, “buscad”,“llamad”—son verbos activos. Por lo tanto el sentido delpasaje es: “Seguid pidiendo hasta que recibáis; seguidbuscando hasta que encontréis; seguid llamando hasta que seos abra la puerta”. En vez de indicar incredulidad, laimportunidad y la persistencia indican justamente lo opuesto.Sugieren una determinación de obtener un fin deseado y unafe que prevalece contra todo obstáculo.

Aunque aquí parece haber un clímax que expresa más y másimportunidad, cada una de estas palabras presenta bajo una luzdiferente lo que deseamos de Dios. Pedimos lo que deseamos;buscamos lo que nos falta; llamamos por aquello de lo que nossentimos excluidos. El contestar a esta representación triple es latriple seguridad del triunfo de nuestros esfuerzos por creer.14

14Robert Jamieson, A.R. Fausset, y David Brown, A CommentaryCritical and Explanatory on the Old and New Testaments [Uncomentario crítico y explanatorio sobre el Antiguo y el NuevoTestamentos], vol. 5 (New York: George H. Doran Company, 1921), 30.

Orando con insistencia

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La Escritura está repleta de ejemplos de la persistenciaen la oración. Elías oró siete veces en el Monte Carmelo(1 Reyes 18:42–44). Daniel oró veintiún días sobre un soloasunto (Daniel 10). Jesús oró tres veces en Getsemaní tocantea la prueba que estaba por sufrir (Mateo 26:36–44). LaPrimera Iglesia “hacía sin cesar oración” por Pedro, quienestaba encadenado en la cárcel (Hechos 12:5). Pabloseguramente oró catorce días en un barco azotado por latormenta (Hechos 27:21–25). Así que se confirma fácilmentela enseñanza de Jesús. Debemos de “orar siempre, y nodesmayar” (Lucas 18:1).

Comenzamos a darnos por vencidos cuando la fe fallaantes de ganar la victoria. No debemos darnos por vencidosy dejar de orar antes que hayamos conquistado o recibido laseguridad de una respuesta. Jesús ilustró su enseñanza deque debemos persistir y no darnos por vencidos por mediode dos parábolas: la del amigo a medianoche y la del juezinjusto.

Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él amedianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigomío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél,respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta yaestá cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedolevantarme, y dártelos? Os digo, que aunque no se levante adárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad selevantará y le dará todo lo que necesite (Lucas 11:5–8).

También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orarsiempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez,que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también enaquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justiciade mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después deesto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto ahombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haréjusticia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Ydijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no harájusticia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardaráen responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuandovenga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? (Lucas 18:1–8).

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Estas parábolas no son como las “otras parábolas de Jesús,pues enseñan por contraste, y no por comparación. . . . Elpunto que tienen en común es que la importunidad prevalece.Si los suplicantes no fueron oídos por su mucho hablar, supersistencia tuvo mucho que ver que hayan prevalecido”.15

Jesús no sólo enseñó importunidad o la valiente urgencia en laoración; El también enseñó que Dios responde a la oraciónpersistente. R.A. Torrey dijo: “Debemos tener cuidado sobrelo que le pedimos a Dios, pero cuando comenzamos a orarpor alguna cosa nunca nos debemos dar por vencidos enorar por ella hasta que la recibamos, o hasta que Dios noshaga ver muy clara y definitivamente que no es su voluntaddárnosla”.16

Combinando la oración con el ayuno

La enseñanza de Cristo sobre el ayuno y la oración esmínima, dándonos solamente una guía limitada. Aunquesubrayó su importancia al prepararse a tratar con casosdifíciles, su única instrucción directa tuvo más que ver con lamotivación para ayunar que con los procedimientos y pautas.Sin embargo, no hay duda que El reconoció las virtudes de lapráctica.

Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porqueellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan;de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuandoayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a loshombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tuPadre que ve en lo secreto te recompensará en público (Mateo6:16–18).

La mayor preocupación de su enseñanza sobre el ayunoes que los creyentes se cuiden de hacerlo un acto de hipocresía

15Chadwick, Path of Prayer [El sendero de la oración], 70.16Reuben A. Torrey, How to Pray [Cómo orar] (New York: Fleming

H. Revell Company, s.f.), 66.

Combinando la oración con el ayuno

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Capítulo 8La

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o entregarse a la tentación de agrandarse a sí mismos.17 Todoslos que abogan por el ayuno deben atender a laspreocupaciones de Cristo. Sin embargo, no debemos permitirque los posibles fallos se conviertan en excusas para descuidareste valioso ejercicio.

El ejercicio espiritual del extenso ayuno y oración poruna necesidad urgente no se debe ver como un medio paralograr la aprobación o la atención de Dios. Aunque el ayunotiene su recompensa, esa recompensa se relaciona más conel que ayuna que con el objeto principal de la oración. Debevenir una percepción espiritual muy afinada y una fe agrandadacomo resultado del ayuno y oración. La oración y el ayunopueden hacer valiosas contribuciones a la vida de un individuoo congregación, aunque nunca debe permitirse que la prácticade ayunar se degenere en una vacía formalidad o en tratar demanipular a Dios.

El agudo y agonizante problema que produjo elcomentario de Jesús “Este género con nada puede salir, sinocon oración”18 (Marcos 9:29) se puede entender sólo bajo laluz del contexto (lea Marcos 9:14–28). Fue en respuesta a latotal incapacidad de los discípulos de ejercitar la fe necesariapara lograr la liberación de la posesión demoníaca. Enrespuesta a la queja del padre que había traído a su hijo a los

17Edgar R. Anderson, “The Holy Spirit’s Role in Prayer andFasting,” in Conference on the Holy Spirit Digest [“El lugar del EspírituSanto en la oración y el ayuno”, en Actas del Congreso sobre elEspíritu Santo], vol. 2, ed. Gwen Jones (Springfield, MO: GospelPublishing House, 1983), 225–229.

18Las palabras “y ayuno” se encuentran en algunos manuscritosantiguos en griego, pero no en otros. La evidencia textual pareceindicar que se trata más bien de una añadidura y no una borradura delas palabras. Por lo tanto se omiten en muchas traduccionescontemporáneas. Sí sabemos que Jesús dijo que sería apropiado quesus seguidores ayunaran después que El los dejara (Mateo 9:15;Marcos 2:20; Lucas 5:35). La oración junto con el ayuno indicaría unaintensidad o urgencia en la oración.

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PARTE 2Capítulo 8Laenseñanzade Jesússobre laoración

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discípulos y estos no pudieron curarlo, Jesús amonestó a losdiscípulos: “¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hastacuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he desoportar? Traédmelo acá” (Mateo 17:17). El medio para lograrla deseada liberación era la oración intensa, urgente, hastallegar al punto de ayunar.

La oración invoca la ayuda de Dios, y pone al yo en sus manos sinreserva alguna; el ayuno sujeta a la carne, despierta las energíasdel alma, trae a ejercitar las partes más altas de la naturaleza delhombre. Así equipado, el hombre está dispuesto a recibir poder delo alto, y puede vencer los ataques del maligno.19

Está claro en la enseñanza de Jesús que El consideraba laoración una clave principal para lograr la obra de Dios en latierra. Es esencial para resistir la tentación y el desánimo. Leayuda al creyente a tomar decisiones correctas. Ofrecefortaleza cuando las presiones se hacen tan intensas que nosinclinamos a darnos por vencidos. El verdadero centro de laoración, según las enseñanzas de Jesús, no es ni nuestrasnecesidades ni nuestra voluntad. Es Dios y su voluntad. Yoramos en el nombre de Aquel que enseñó la importancia dela oración—en el nombre de Jesús.

Preguntas de estudio

1. ¿Qué significa orar en el nombre de Jesús?2. ¿Cómo mantenemos una relación en la que

permanecemos “en Cristo”?3. ¿Cuáles son algunas motivaciones indebidas para la

oración?4. ¿Qué quiere decir orar en fe?5. ¿Cuáles son algunas de las cosas (además de no estar

dispuestos a perdonar) que pueden estorbar nuestrasoraciones?

19Lukyn, Matthew [Mateo], 178.

Preguntas de estudio

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 8La

enseñanzade Jesússobre laoración

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6. ¿Deben ser expresados los principios de la oraciónmodelo que Jesús les dio a sus discípulos en cada una denuestras oraciones? ¿Por qué sí o por qué no?

7. Siendo que Jesús dijo que oráramos al “Padrenuestro”, ¿hay bases bíblicas para orarle a Jesús o al EspírituSanto?

8. Cuando santificamos el nombre de Dios, ¿cuáles sonalgunos de los nombres de Dios que debemos tratar comosanto, y qué demuestran acerca de la naturaleza y carácterdel único Dios verdadero?

9. ¿Cuál es la correlación entre buscar el Reino de Diosy hacer su voluntad?

10. ¿Qué necesidades deben tener el lugar másprominente en nuestras oraciones?

11. ¿Cuáles son algunas de las debidas motivaciones paraorar?

12. ¿Cuál es la diferencia entre las oraciones repetidasque son sólo palabrería y las oraciones repetidas que son“importunas”?

13. ¿Por qué es tan importante que oremos para que elSeñor envíe un ejército de segadores?

14. ¿Cuál es el valor del ayuno en relación a la oración?

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— Capítulo nueve —

El libro de los Hechos de los apóstoles es más que elregistro inspirado del ministerio de una compañía especial decreyentes. Es el registro inspirado de los hechos de una iglesiajoven, de los hechos del Espíritu Santo en y a través de esaiglesia, y de los hechos de esas fuerzas del mal, tanto humanascomo demoníacas, que buscaron estorbar y destruir a la Iglesia.Las oraciones de la Primera Iglesia fueron cruciales para loseventos sobrenaturales que marcaron los primeros días deeste nuevo movimiento del Espíritu.

Si hay una lección principal en esta fascinante e intrigantehistoria, es que la oración era indispensable: Sin ella no existiríaeste inspirador relato. La Primera Iglesia fue lanzada en unareunión de oración que duró de siete a diez días (Hechos1:13,14); continuó en oración (2:42); y la oración fue siemprela fuerza que la sostenía.

El libro de los Hechos no establece ninguna doctrinadirecta sobre la teología de la oración; sin embargo, por mediode innumerables ejemplos sí enseña sobre el tema.Generaciones han recibido inspiración y ánimo del ejemplode estos apóstoles de oración que sembraron la semilla y laregaron con las lágrimas de la oración. Nosotros tambiénpodemos ver aumentar nuestra labor para el Reino

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Capítulo 9La

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al doblar nuestros esfuerzos con la oración intercesoria. Laslecciones prácticas de estas oraciones y sus resultados sonmuchas.

El primer culto de oración de la Primera Iglesia

La ocasión del primer culto de oración después de laascensión de Cristo queda sin ninguna duda (vea Hechos1:13,14). Su motivación vino directamente de Jesús, la Cabezade la Iglesia. Aunque El no les dice específicamente que oren,los discípulos sabían muy bien que el tiempo de quedarse(Lucas 24:49) y esperar (Hechos 1:4) tenía que ser ocupadoen la oración. “Quedaos” es una traducción del griego katiz&,que significa “sentarse”, “acomodarse”, “quedarse”.

Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro yJacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobohijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Todoséstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres,y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos (Hechos1:13,14).

Merecía la pena esperar el don prometido (vea Lucas24:49; Hechos 1:5). La intensidad de su deseo del poderprometido del Espíritu Santo está demostrada por su obedienteoración: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración”.No se nos dice el verdadero motivo de su oración, sólo quepidieron ser guiados para escoger al que tomaría el lugar deJudas. Sin embargo, su oración mientras esperaban se debióhaber relacionado con el propósito de su espera—la llegadadel Espíritu Santo sobre ellos. La alabanza era también unaparte importante de su adoración. Durante sus aparicionesdespués de su resurrección, Jesús les había abierto sus mentespara que pudieran comprender la Escritura (Lucas 24:45).El significado de la cruz y la resurrección en el plan deredención de Dios les parecía bellamente claro ahora. Así,sus corazones estaban llenos de alabanza a Dios, alabanza

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PARTE 2Capítulo 9Laoraciónen laiglesiadeJerusalén

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que expresaban continuamente en el templo, probablementepor la mañana y en las horas de oración al atardecer (Lucas24:53; Hechos 3:1). Así, con corazones y mentes abiertospermanecieron en un estado presto y de armonía y expectaciónespirituales, esperando que se cumpliera el calendario de Dios.La espera era importante, pues el propósito de Dios enbautizarlos era para hacerlos poderosos testigos. El Día dePentecostés las multitudes se habían vuelto a reunir enJerusalén, y con los 120 juntos en un solo lugar, en realidadpresentaron un poderoso impacto cuando fueron llenos conel Espíritu Santo. Entonces terminaron los días de espera.Nunca volvemos a leer que a los creyentes se les pidieraesperar por ningún tiempo antes de ser llenos con el Espíritu.1

El libro de los Hechos representa la actitud de la comunidad de laPrimera Iglesia con la descriptiva palabra [griega] homotumadon—“de una mente o propósito o impulso” (GELNT[2 ], p. 566). Esinteresante que 11 de las 12 veces que se encuentra en el NuevoTestamento está en el libro de los Hechos.… Cuando las personasestaban unánimes, a menudo resultaba en una demostración delpoder de Dios.3

Es de interés especial la asamblea de aquel culto deoración. No hay ninguna indicación de ningún tipo de

1Las “reuniones de espera” del avivamiento pentecostal en laprimera parte del siglo veinte trajeron gran bendición y ayudaron amuchos que habían sido enseñados en contra de un bautismo personalen el Espíritu. Necesitaban la oportunidad de abrir sus corazones ymentes a la verdad. Pero muchos en la misión de la Calle Azusa en1906 fueron bautizados en el Espíritu Santo después de sólo unosminutos de oración y alabanza. Myrle (Fisher) Horton, la madre deStanley M. Horton, lo recibió en casi diez minutos.

2Walter Bauer, A Greek-English Lexicon of the New Testamentand Other Early Christian Literature [Un léxico griego-inglés delNuevo Testamento y otros escritos de los primeros cristianos], 2a ed.trad. por F. Wilbur Gingrich y Frederick W. Danker (Chicago: Universityof Chicago Press, 1979).

3Tim Munyon, “The Scourge of Individualism,” Advance [“Laplaga del individualismo”, Avance], 1 enero 1990, 9.

El primer culto de oración de la Primera Iglesia

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Capítulo 9La

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segregación. Apóstoles y discípulos, hombres y mujeres,estaban todos como un solo cuerpo. “Porque todos los quehabéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hayvarón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en CristoJesús” (Gálatas 3:27,28). No había sugerencia de clamor nide riña. Era casi una reunión de familia. Todo el que deseabaestar ahí, estaba ahí. Ninguno fue excluido. Así es en la familiade la fe.

Y cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre ellos,prevaleció el mismo espíritu no exclusivista. Todos fueronllenos. “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzarona hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba quehablasen” (Hechos 2:4). La oración, también, es para toda lagente. Nadie jamás tiene que sentirse excluido de este gloriosoprivilegio y gran responsabilidad. La oración nos hace a todosiguales. Hombre o mujer, alto o bajo, rico o pobre—todoslos creyentes se encuentran en terreno plano ante el trono deDios.

El resultado de este primer culto de oración de la PrimeraIglesia afectaría para siempre al mundo. El Espíritu Santoestaba ahora disponible a la Iglesia de una manera que nuncaantes lo había estado. Que El estaba presente en el mundoantes de este día no se puede negar. Pero que El viniera sobretantos creyentes, revistiéndolos con poder para ser sustestigos, hasta entonces no se había visto.

Los eventos del Día de Pentecostés, preparados por laoración que los precedió, fueron de tremenda consecuencia.“Y de repente vino del cielo un estruendo como de un vientorecio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estabansentados” (Hechos 2:2). El viento, un símbolo común delEspíritu Santo para cualquier judío conocedor, llenó deemoción a todos los que oraban.

Y rápidamente después del viento vino el fuego. “Y se lesaparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose

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PARTE 2Capítulo 9Laoraciónen laiglesiadeJerusalén

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sobre cada uno de ellos” (Hechos 2:3). Otro símbolo muyconocido de la presencia divina en la comunidad judía (veaExodo 3:1–6; 1 Reyes 18:38,39), el fuego debió haberlesrecordado las palabras de Juan el Bautista: “El os bautizaráen Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16).4 Toda estaextraordinaria manifestación debe haber hablado con voz muyalta a los 120 que el Espíritu Santo les había sido dado,después de lo cual “fueron todos llenos del Espíritu Santo, ycomenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu lesdaba que hablasen” (Hechos 2:4). Todo esto, y mucho másque vendría después, se puede trazar a la promesa de Diossobre la que la extendida reunión de oración se habíaconcentrado hasta el mismo Día de Pentecostés.

Las lecciones que aprendemos son importantes: (1) Laoración es la clave principal para el derramamiento del EspírituSanto; (2) la oración extendida puede ser necesaria paraproducir un cuerpo unánime; (3) la oración es el preludio alas poderosas manifestaciones del poder de Dios.

En medio de la primera reunión de oración extendida dela iglesia, se suscitó el reemplazo de Judas, un asunto gravedel liderazgo de la iglesia (vea Hechos 1:15–26). Parece quelos apóstoles seguían el deseo de Jesús mismo cuandoconcluyeron que su número debía ser doce. Judas, uno de losdoce originales, había terminado con su vida y su apostoladoal suicidarse. Así que ahora era correcto reemplazarlo. Doshombres, de entre los muchos presentes, fueron escogidos.Por qué o cómo no se nos dice. Ambos debieron habercualificado según las condiciones que se aplicaron. El quetomara ese alto puesto, debía haber sido parte de la compañíade Jesús desde el principio de su ministerio, y debía haber

4Pero Juan probablemente usó “fuego” como un símbolo de juicio,mientras que las “lenguas de fuego” aquí parecen ser un símbolo dela aceptación de Dios. Vea la discusión por Stanley M. Horton en ElEspíritu Santo revelado en la Biblia (Deerfield, FL: Editorial Vida,1992), 130,131.

El primer culto de oración de la Primera Iglesia

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 9La

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continuado hasta su ascensión. El también debió haber sidoun testigo de su resurrección (vea Hechos 1:21,22). Es muyprobable que varios de los setenta originales (vea Lucas 10:1)cumplían con los requisitos. Pero sólo dos, José, llamadoBarsabás, y Matías fueron escogidos como candidatos. “Yorando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones detodos, muestra cuál de estos dos has escogido, para que tomela parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judaspor transgresión, para irse a su propio lugar. Y les echaronsuertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con losonce apóstoles” (Hechos 1:24–26).

Nos preguntamos qué habrá precedido a esta oración yla echada de suertes. ¿Se tomó un voto en realidad? ¿O sesiguió algún otro proceso mutuamente aceptable? En cualquiercaso, dos hombres tenían iguales cualificaciones en cuantopodían notarlo los 120. ¿Cómo se escogería entre ellos?Reconociendo que sólo Dios conocía sus corazones, y queen el último análisis es el corazón de la persona lo que lacualifica para el servicio a Dios, estos pioneros de la fe cristianase volvieron a la oración. Y después de haber orado “echaronsuertes, y la suerte cayó sobre Matías” (Hechos 1:26). Peroel echar suertes, el poner vellones, y el uso de cualquier otraestratagema no son los medios escogidos por Dios paraguiarnos hoy, ya que tenemos al Espíritu Santo y la Escriturapara dirigirnos.5 Sin embargo, podemos creer que Dios honróla sencilla fe de aquellos que se volvieron a esos procesospara buscar la dirección de Dios y para confirmación de suvoluntad. Ellos reconocieron que “la suerte se echa en elregazo; mas de Jehová es la decisión de ella” (Proverbios16:33).

5Por ejemplo, la gente escogió a los siete en Hechos 6:5, y la“constitución” de los ancianos en Hechos 14:23 se hizo por medio deuna elección. La palabra griega que se usa en realidad significa quePablo y Bernabé “condujeron la elección por levante de manos”. Elcontexto también habla de oración y ayuno.

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La disciplina regular de la oración

Los creyentes no disputan mucho sobre la importanciade la oración. Pero la falta de una disciplina regular de oracióna menudo contradice el asentimiento verbal. Los discípulosen la Primera Iglesia practicaban una dedicación constante ala oración, y de esa disciplina venían señales y prodigios, lamilagrosa intervención de Dios, y un poderoso crecimientoen la iglesia (vea Hechos 2:43). Lucas cita una ocasión cuandolos apóstoles participaron en un milagro (vea Hechos 3:1–8)en camino al templo para orar. “Pedro y Juan subían juntos altemplo a la hora novena, la de la oración” (Hechos 3:1). Enesta breve referencia a la oración, no encontramos menciónde ninguna carga en particular que los pudo haber hecho asistira las oraciones del templo; sólo notamos que tenían un hábitoregular de orar. Tenían un lugar particular, el templo, y unahora particular, las tres de la tarde, para orar.

Todo creyente hace bien en tener una hora y un lugarespecíficos para orar. Pero aun más importante son lasinceridad y la comunión consciente con Dios que debe infundirla oración. Una disciplina demasiado regimentada puedeengendrar la esclavitud, como lo era para la comunidad judíacon sus tres horas establecidas para la oración diaria: las nuevede la mañana, las tres de la tarde (la novena hora del día), y alcaer la noche (1 Crónicas 23:30 habla de sólo dos veces aldía; pero cfr. Salmo 55:17; Daniel 6:10). Aunque tal prácticaregular es encomendable, debemos estar siempre en guardiapara que las horas fijas no se deterioren en mera forma o enuna demostración externa de piedad, pues no hay substitutopara la sincera y significativa comunión con Dios en momentosregulares de oración.

Digno de especial atención es el hecho que Pedro y Juaniban juntos al lugar de oración; como consecuencia estabanjuntos para el singular milagro que ocurrió. Una vez más senos recuerda la enseñanza de Jesús: “Si dos de vosotros sepusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa

La disciplina regular de la oración

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que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en loscielos” (Mateo 18:19; vea pp. 233–236). Evidentemente habíauna afinidad de espíritu entre estos dos hombres que resultóen el bendito y santo acuerdo que atrajo el ojo delTodopoderoso.

Las lecciones que hemos de aprender de esta brevereferencia a la oración son importantes: (1) La disciplina de laoración es vital para todos los creyentes; (2) un tiempo ylugar específicos para la oración son parte de esa disciplina;(3) la puerta de la posibilidad se abre al unirse con otro enoración.

La oración ante la persecución

Pedro y Juan habían sido los instrumentos especiales deDios para traer una sanidad muy singular a un hombre quedesde su nacimiento había sido cojo y no había podido caminar(Hechos 3). Furiosos por lo que los dos enseñaban y hacían,los sacerdotes y el capitán de la guardia del templo y lossaduceos los habían puesto en la cárcel (Hechos 4:1–3). Alsiguiente día Pedro, lleno de nuevo con el Espíritu Santo(v. 8), les predicó sin temor a todos ellos. Finalmente, despuésde haber sido amenazados por las autoridades, Pedro y Juanfueron soltados. Regresaron a sus compañeros creyentes, aquienes les contaron la prohibición de los principalessacerdotes y ancianos: que no debían ni hablar ni enseñarmás en el nombre de Jesús. Ese edicto mandó a la PrimeraIglesia sobre sus rodillas a orar.

Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron:Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mary todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste:¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosasvanas? Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaronen uno contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamentese unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste,Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, parahacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que

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PARTE 2Capítulo 9Laoraciónen laiglesiadeJerusalén

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sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tussiervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendestu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigiosmediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado,el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenosdel Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios(Hechos 4:24–31).

No se describe cómo oró la compañía de creyentes. Unopudo haber dirigido mientras los demás daban afirmación consus amenes. O varios pudieron haberse turnado para dirigir.También está la posibilidad de que todos citaron a una elSalmo 2 (vea Hechos 4:25,26). Pero cualquiera que hayasido el proceso, la unidad de su oración era la clave: “alzaronunánimes la voz a Dios” (v. 24). Su oración es introducidacon el debido reconocimiento del Dios a quien se dirigían:“Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra,el mar y todo lo que en ellos hay” (v. 24). La palabra para“Señor” aquí es diferente de la usada en otros pasajes. Estasignifica “maestro” o “autoridad suprema”. Tal reconocimientohonra a Dios como el Creador del universo, y al mismo tiempogenera fe en los corazones de los que así oran a un Dios tangrande.

En esta oración de la iglesia pasando persecución, loscreyentes aun más reconocen la omnisciencia de Dios y supredeterminación de todo lo que le sucedió a su Maestro(4:24–28). El sufrimiento y la muerte de Jesús todavíaresaltaban en la mente de ellos. El conocimiento de laomnisciencia y el completo control de Dios de todo lo quesucede es tan importante para los creyentes hoy. Se nos aseguraque Dios se da perfecta cuenta de todas las vicisitudes de lavida y que nunca es tomado por sorpresa. El todavía es laMajestad de lo alto, el soberano del universo que lo preve ypredetermina todo, y que también nos da libre albedrío y nosdeja saber que podemos entregar nuestro ser totalmente a El.En el versículo 29 la oración se aparta de reconocer a Dioscomo el Dios del pasado, y lo describe como el Dios del

La oración ante la persecución

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Capítulo 9La

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presente también. “Y ahora, Señor, mira sus amenazas”. Estepequeño grupo de creyentes perseguidos sabía que el Diosque demostró su control en el pasado podía también controlarel presente, la crisis con la que se enfrentaban ahora.

Todos los cristianos se encuentran con tiemposamenazadores cuando las dificultades parecen abrumarlos.La preocupación y la oración en tales momentos debe sermenos para que sea quitada o prevenida la dificultad que paraganar fortaleza y resolución a fin de hacerle frente a lasdificultades con alegría y confianza. A esa original banda desoldados cristianos la respuesta a la amenaza no fue el retirarsey callar, ni siquiera una plegaria de que Dios parara lasamenazas, trayendo juicio sobre los que las hacían. Por elcontrario, oraron pidiendo valentía y poder para declarar sumensaje. Sabiendo que Dios se daba cuenta de su situación,podían enfrentarse con la oposición con valentía y confianza.Al Dios que los había comisionado para declarar su mensajese le podía pedir que autenticara su ministerio con señales ymilagros: “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede atus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientrasextiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales yprodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús” (Hechos4:29,30). Ellos sabían que las manifestaciones milagrosasserían un amén divino a sus devotos esfuerzos, testificandoque Dios en verdad estaba obrando en y a través de ellos. Larespuesta hasta hoy a un testimonio insípido, sin poder, quepide excusas es el poder de Dios manifestado endemostraciones del poder del Espíritu Santo y sanidades,señales y prodigios dados por Dios. Debemos ser valientes eimplorarle a Dios que seamos esos testigos eficaces, nopermitiendo nunca que las evidencias pentecostales seanrelegadas al pasado.

No se nos deja con la duda de si la oración de este primergrupo de cristianos fue oída. La respuesta fue dinámica: (1)El lugar donde estaban reunidos tembló; (2) todos fueron llenos

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con el Espíritu Santo; (3) hablaron la palabra de Dios condenuedo (Hechos 4:31). La respuesta de Dios llegó por mediodel Espíritu Santo, tal como Jesús lo había indicadoanteriormente: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobrevosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8). Estos discípuloshabían recibido al Espíritu Santo el Día de Pentecostés. Peroese revestimiento de poder no tomaba el lugar de la necesidadde recibir una “fresca plenitud”, un “ungimiento nuevo”, un“mover fresco” del poder y los dones del Espíritu, y la perpetuadependencia de la ayuda del Espíritu.6 Los apóstoles delprimer siglo no podían perdurar en su caminar cristiano sin lacomunión frecuente con la Divinidad; ni tampoco lo puedenlos creyentes del siglo presente. Dios da gracia para elmomento, pero no un pozo para el futuro. Sus seguidoresdeben practicar una constante comunión. Una vida de oraciónconstante y desbordante es el medio para ese fin.

La reacción ordinaria cuando el Espíritu Santo viene sobrelas personas es que se expresan (cfr. Lucas 1:42 y Hechos2:4; 4:31; 10:46; 19:6). Hechos 4:31 declara que despuésque estos creyentes fueron llenos con el Espíritu, “hablabancon denuedo la palabra de Dios”, exactamente lo que habíanpedido en oración (v. 29). Se debe notar que su denuedopara hablar brotaba del ser llenos con el Espíritu, no de supetición de señales y prodigios. Sin embargo, las señales ylos prodigios sí vinieron como respuesta a su petición,confirmando la Palabra que fue predicada valiente, sencilla yabiertamente; pero el denuedo en el testificar es una obra delEspíritu Santo también.

Las lecciones que aprendemos de este notable pasajesobre la oración y su consecuencia son muchas: (1) Cuandovienen las persecuciones y las amenazas, reúnase con el pueblode Dios y ore; (2) al orar, fortalezca su fe confesando lagrandeza del Dios a quien le ora; (3) ore sobre la base de la

6Horton, El Espíritu Santo revelado en la Biblia, 151.

La oración ante la persecución

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Palabra de Dios según se aplica a su situación; (4) no oresólo para su preservación y escape cuando vengan laspersecuciones y amenazas, sino ore para tener un ministerioeficaz a pesar de esas persecuciones y amenazas; (5) ore queDios le aumente su capacidad para ser lleno con el EspírituSanto y que Dios le confirme su Palabra con señalesmilagrosas.

Una prioridad en la oración

A menos que aquellos que son llamados al liderazgoespiritual y al ministerio tengan mucho cuidado, pronto seencuentran enredados en los asuntos de la congregación, y suesperar en el Señor en oración queda falto. Con este mismoproblema se enfrentaba la tierna iglesia. En medio de toda laemoción de una iglesia que crecía rápidamente, surgió unproblema: Un grupo de recién convertidos se quejó con loslíderes de que sus viudas eran descuidadas en la administraciónde necesidades. Un movimiento del Espíritu que comenzó enuna unión sin precedente de repente se encontraba con seriadiscordia.

Los apóstoles se preocupaban por ofrecer apoyo a lasviudas necesitadas. Pero ellos tenían una misión superior queno podían hacer a un lado. Como consecuencia, lucharoncon un asunto que les llega a todos los líderes espirituales:¿Debemos permitir que el ministerio a las necesidadestemporales suplante el ministerio a las necesidades espirituales?Su decisión fue una muy buena para ese día como tambiénpara hoy: “No es justo que nosotros dejemos la palabra deDios, para servir a las mesas” (Hechos 6:2).7 Esta conclusiónde ninguna manera sugiere que la iglesia no está obligada acuidar de los suyos; pero sí enseña que otros, además de losque están envueltos en el ministerio de la predicación, deben

7La palabra griega es la que usa para las mesas del dinero enMateo 21:12, Marcos 11:15, Juan 2:15, y para un banco en Lucas19:23. En vista de Hechos 4:35, donde se distribuía dinero, no alimentos,esta referencia aquí es a “las mesas del dinero”.

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encargarse de las funciones de la benevolencia de la iglesia(v. 3). De otra manera, la función más importante del ministerio,la que trata con lo eterno, se cambia por un asunto menosimportante, lo temporal.

No se nos dice cuáles eran las peticiones específicas delos apóstoles, pero parece evidente que había un balance entresu oración y su predicación: “Y nosotros persistiremos en laoración y en el ministerio de la palabra” (6:4). Cada unocomplementa al otro. Sin la oración, la predicación es unejercicio inútil; sin la proclamación, la oración se depriva deuna mayor oportunidad de satisfacción, especialmente en vidade un ministro:

Una escuela para enseñarles a los predicadores cómo orar, comoDios cuenta la oración, sería de más beneficio a la verdaderapiedad, la verdadera adoración y la verdadera predicación que todaslas escuelas teológicas.… Los predicadores que son grandespensadores, grandes estudiosos, deben ser los más grandes enla oración, si no serán los más grandes de los descarriados,profesionales sin corazón, racionalistas, menos que el másinsignificante entre los predicadores ante Dios.8

Toda forma de oración debe serle familiar al predicador.El predicador debe aprender a rogarle a Dios antes de ponerseen pie para rogarles a los demás. El predicador debe deleitarseen la comunión con Dios antes de comunicar las glorias deDios y el evangelio. El predicador debe aprender a hacerintercesión y súplicas antes de invitar a otros a venir y conoceral Salvador. Hablando de la vida de oración de DavidBrainerd, Jonathan Edwards observó:

La historia de su vida nos muestra el verdadero camino al éxito enla obra del ministerio.… Animado por el amor a Cristo y a lasalmas de los hombres, ¡cómo “laboró siempre ferviente”, no sólo

8E.M. Bounds, Preacher and Prayer [El predicador y la oración](Chicago: The Christian Witness, s.f.), 25,27.

Una prioridad de la oración

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en palabra y doctrina, en público y en privado, sino en oraciones díay noche, “luchando con Dios” en secreto, y en “dolores de parto”,con agonías y gemidos indecibles, “hasta que Cristo fue formado”en los corazones del pueblo al que fue enviado! … Como unverdadero hijo de Jacob, él perseveró en la lucha, a través de todala oscuridad de la noche, hasta amanecer.9

¿Cómo resolvemos el conflicto que sigue batiendo en laiglesia del presente sobre cuánto esfuerzo se debe invertir enministrar a las necesidades físicas y cuánto en predicar elevangelio a las almas perdidas? Aquellos que están en elministerio de la predicación no deben permitirse ser desviadospara cuidar de las necesidades materiales a costa de suministerio dado por Dios. La prioridad principal para los queson llamados a predicar debe siempre ser orar y ministrar laPalabra.

La oración en el momento de la muerte

Esteban acaba de pronunciar un mensaje escudriñador,acerbo mensaje a sus compañeros judíos que rechazaban aCristo (Hechos 7:2–53). El los había denunciado con denuedo,declarando: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón yde oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; comovuestros padres, así también vosotros” (Hechos 7:51). Enrespuesta, ellos “crujían los dientes contra él, … se taparonlos oídos, y arremetieron a una contra él.… Y echándole fuerade la ciudad, le apedrearon.… Y apedreaban a Esteban,mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomesen cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”(Hechos 7:54,57–60).

¿Cómo debemos reaccionar ante la persecución y elabuso? ¿Debemos maldecir a la oposición y pedir que la ira

9Memoirs of the Rev. David Brainerd [Memorias del reverendoDavid Brainerd] (New Haven: S. Converse, 1822), 458,459.

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del cielo caiga sobre ellos? Una persona menos que Estebanpudo haber respondido de esa manera, pero no estepredicador laico dirigido por el Espíritu. El no era una personaordinaria, pues en él no moraba el “espíritu del mundo, sino elEspíritu que proviene de Dios” (1 Corintios 2:12). En humilderespuesta a la horrible violencia de la que era ahora víctima,él no demostró ni la menor indicación de venganza en suredimido espíritu. Sólo había compasión y tierna preocupaciónpara aquellos que en el próximo instante le quitarían la vida.

La oración de Esteban expresó dos preocupaciones: (1)la destinación de su espíritu y (2) el bienestar de sus enemigos.No pudo haber seguido el ejemplo de su Señor más fielmente.Sólo unos pocos meses antes, Jesús moría a manos dehombres malvados; sus palabras habían hecho eco desde lacruz: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas23:46). Ahora Esteban clama: “Señor Jesús, recibe miespíritu”. El ya había tenido un vislumbre del otro mundo (veaHechos 7:55,56), y su gloria parecía aliviar el dolor delmomento. El también sabía que “estar ausentes del cuerpo”era estar “presentes al Señor” (2 Corintios 5:8).

Es de notar que Esteban no pidió liberación física, ningúnmilagro para efectuar su escape. Así como Jesús murió segúnla voluntad de Dios, a manos de hombres malvados, asítambién podía morir su siervo. La voluntad de Dios se puedelograr tanto muriendo como viviendo. Sus siervos, comoEsteban, han de ser totalmente sumisos a esa voluntad,cualquiera que sea el resultado. Aunque Esteban no verbalizólas palabras, él oraba: ¡Hágase tu voluntad!

Después de haber atendido a su propio espíritu, Estebanluego dirigió su sincera preocupación hacia sus violentoscompatriotas pecadores. Se arrodilló, sin duda con el rostrohacia el cielo, demostrando su gran humildad y su acercamientoen oración al Dios del cielo. La oración de Esteban, “Señor,no les tomes en cuenta este pecado”, hace eco a la oracióndel Señor en la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo

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que hacen” (Lucas 23:34). Debió haber sido una palabra muyaguda que rasgó el corazón de los presentes. Mientras lomataban, él rogaba por ellos. ¡Increíble! Pero ahí estabaclarísimo. Seguramente que estaba cumpliendo con elmandamiento de su Señor: “Amad a vuestros enemigos, …orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáishijos de vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:44,45).

¿Cuál fue el resultado de esta inusitada oración y estaejemplar manera de morir? En esa viciosa muchedumbresedienta de sangre estaba por lo menos un hombre que contoda su alma y todo su cuerpo estaba dispuesto a destruir nosólo al valiente Esteban, sino también a la Iglesia entera. Erael despiadado Saulo de Tarso (vea Hechos 7:58). Si Estebanno hubiera hecho esa oración sin egoísmo, la Iglesia deJesucristo no hubiera podido contar entre sus héroes al apóstola los gentiles. Esteban era un “grano de trigo” que cayó a latierra y murió, sólo para “lleva[r] mucho fruto” (vea Juan 12:24).Esta semilla mártir verdaderamente dio mucho fruto: primeroPablo, como parece sugerir la repetida mención de él enHechos 7:58 a 8:1, y luego la vasta multitud de judíos y gentilesque vinieron a Cristo a través del ministerio del mismo Pablo.

Preguntas de estudio

1. ¿Es necesario ahora orar por un extenso período detiempo antes de recibir el bautismo en el Espíritu Santo? ¿Cuálfue el valor de las “reuniones para esperar” tan comunes en laprimera parte del siglo veinte?

2. Los judíos que oran ante el Muro del Llanto (o sea, elmuro al oeste del patio del templo en Jerusalén) tienen áreasseparadas para los hombres y para las mujeres. ¿Cómo fuecambiado ese tipo de separación en el aposento alto antes dePentecostés y por qué?

3. ¿Cuáles son algunos de los valores de tener un tiemporegular de oración?

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4. ¿Qué clase de oración hizo que temblara el lugar enHechos 4:24–31? ¿Qué nos demuestra esto sobre la oraciónen tiempos de persecución?

5. ¿Cómo podemos ayudar a nuestros pastores para queden la primera prioridad a la oración y al ministerio de laPalabra?

Preguntas de estudio

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— Capítulo diez —

La severa persecución después del martirio de Estebanesparció a los creyentes por todos lados. Lucas nos daejemplos de lo que debió haber sucedido en muchos lugarescuando habla del ministerio de Felipe en Samaria y del dePedro en Judea. Siendo que los creyentes le hacían frente a lapersecución con oración ferviente (Hechos 12:5, por ejemplo),podemos estar seguros que por la oración y la dirección delEspíritu la Gran Comisión fue llevada a cabo con la mismaeficacia en los lugares que Lucas no nos menciona. Hechosnos da unas cuantas sugerencias de esto (vea Hechos 9:31;12:24; 15:3; 21:4; 28:14). Sin embargo, la última parte dellibro de los Hechos se concentra en la misión a los gentilesque el apóstol Pablo llevó a cabo.

Recibiendo lo que Dios ya ha dado

Durante el esparcimiento de los creyentes, Felipe fue aSamaria y predicó allí (Hechos 8:4,5). Y en esa ciudad ocurrióun glorioso despertar espiritual. Los malos espíritus fueronechados fuera, sucedieron milagros y muchas personasexperimentaron sanidades sobrenaturales. Hubo gran gozopor toda la ciudad. Sin embargo, el Espíritu Santo no habíacaído sobre ninguno de ellos.

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Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron queSamaria había aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro ya Juan. Al llegar, ellos oraron por los creyentes samaritanos paraque recibiesen el Espíritu Santo, porque aún no había descendidosobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizadosen el nombre de Jesús (Hechos 8:14–16).

No se puede dudar que esta gente era salva de verdad.Ellos habían creído y habían sido bautizados, tanto hombrescomo mujeres (vea Hechos 8:12,16). No había ni sombra deduda en Pedro y Juan de que el Espíritu Santo no fuera paraestos creyentes. Fue el mismo Pedro quien en el Día dePentecostés había anunciado: “Porque para vosotros es lapromesa, y para vuestros hijos, y para todos los que estánlejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos2:39). La experiencia pentecostal todavía estaba fresca ypoderosa sobre Pedro y Juan. Para ellos era impensable queningún creyente nacido de nuevo continuara mucho tiemposin ser lleno con el Espíritu. Pero ¿por qué medio o procesopodrían estos creyentes pasar a una experiencia pentecostalsimilar? La Escritura da una suscinta respuesta: Cuando Pedroy Juan llegaron, “oraron por ellos para que recibiesen el EspírituSanto” (Hechos 8:15). No es de poca importancia que Pedroy Juan hayan orado como lo hicieron—que los creyentessamaritanos “recibiesen” (recibir activamente, tomar).1 Nohubo petición a Dios para que les diera el Espíritu Santo yaque el Espíritu ya había sido dado. El todavía no había sidodado cuando Juan escribió anteriormente: “Pues aún no habíavenido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aúnglorificado” (Juan 7:39). Por supuesto que ya para cuando ély Pedro visitaron Samaria, Jesús había sido glorificado y elEspíritu Santo ya había sido dado (vea Hechos 2:33). Por lotanto, la necesidad de los creyentes samaritanos era

1Para una discusión sobre esto, vea Stanley M. Horton, El EspírituSanto revelado en la Biblia (Deerfield, FL: Editorial Vida, 1992), 127.

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sencillamente que ellos mismos encontraran fe en su corazónpara recibir este don.

La oración de Pedro y Juan iba acompañada de laimposición de manos. Algunos estudiosos creen que estapráctica estaba limitada a los apóstoles, especialmente en lotocante a recibir el Espíritu Santo. Pero la experiencia de undiscípulo poco conocido, Ananías, disputa esta contención.Sus instrucciones acerca de ir a Saulo de Tarso incluían lainformación de que Saulo había estado orando y que “ha vistoen visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone lasmanos encima” (Hechos 9:12). El ministerio de la imposiciónde manos no estaba limitado a unos cuantos escogidos, sinoque era y todavía es para los muchos que ministran a losnecesitados, y posiblemente para todo creyente lleno delEspíritu.

La imposición de manos parece haber sido un medioespecial para estimular la fe de aquellos por quienes se hacíala oración. No había ninguna transmisión física de poder; sinembargo, el acto simbolizaba la dádiva del Espíritu Santo porel Padre. El resultado de la oración y la imposición de manosera exactamente lo que se debía esperar: “Recibían el EspírituSanto” (8:17).

La Escritura no dice todo lo que sucedió cuando lossamaritanos recibieron el Espíritu, aunque es obvio que hubociertas manifestaciones externas. “Cuando vio Simón que porla imposición de las manos de los apóstoles se daba el EspírituSanto, les ofreció dinero” (Hechos 8:18). Que él fue testigode algo de mucho significado no se puede dudar, cuando seconsidera que tenía un ojo no santificado para la franquicia yel mercadeo (vea Hechos 8:9–11,18,19). En vista de otrosrelatos sobre el recibir el Espíritu Santo después de laconversión, se hace muy evidente que Simón vio a lossamaritanos hablar con nuevas lenguas y rebosar de gozosaexaltación y magnificar a Dios. (Vea Hechos 2:11; 10:46;13:52; 19:6.)

Recibiendo lo que Dios ya ha dado

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Cuando la persona ha aceptado a Cristo como Salvador,nuestra preocupación inmediata debe ser que sea llena con elEspíritu Santo. Verdaderamente, nuestra preocupación debeser más por su habilidad para recibir que con la habilidad deDios para dar. Cuando oramos fervientemente que los reciénconvertidos entren en esta experiencia, es correcto, cuandola fe ha aumentado, imponer las manos sobre ellos, esperandoque Dios les dará el don que El ha prometido a todos loscreyentes.

Recibiendo la dirección de Dios

Cuando el pueblo ora de verdad, Dios oye y pone enmovimiento las fuerzas necesarias para la respuesta. Algunasveces la respuesta depende de la disposición de otrosindividuos para oír las instrucciones de Dios y llevarlas a cabo.Por medio de la intervención divina Saulo llegó a estar cara acara tanto con Jesús como consigo mismo, y fue totalmentedesarmado (vea Hechos 9:3,4). El oró en total agonía dealma. Aunque Dios había intervenido sobrenaturalmente alcaptar la atención de Saulo, El usó a uno de sus humildessiervos, Ananías, para completar la transformación espiritual,diciéndole: “Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, ybusca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porquehe aquí, él ora” (Hechos 9:11). La oración logra muchas cosas;pero Dios a menudo usa a la gente para contestarla. Lo quenosotros no podemos hacer, Dios hará por la intervenciónmilagrosa como respuesta a la oración. Pero lo que nosotrospodemos hacer, Dios a menudo nos usará para hacerlo. Nospreguntamos cuál hubiera sido el resultado para Saulo siAnanías no hubiera estado atento al impulso y a lasinstrucciones de Dios. Y también nos preguntamos si algunasalmas desesperadas a veces no serán privadas de lasintenciones que Dios tiene para ellas porque sus siervos noestán dispuestos ni preparados para ser agentes de surevelación.

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Era de importancia fundamental que Saúlo orara. Además,el divino proceso para traer a los individuos a este lugar pareceser siempre necesario: “porque Dios es el que en vosotrosproduce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”(Filipenses 2:13). Las consecuencias de la oración de Sauloestán más allá de nuestro entendimiento. Nunca un creyentese ha rendido más completamente a la voluntad de Dios ni hasido usado más eficazmente para alcanzar al mundo paraCristo. Pero Ananías fue el agente de Dios para hacer queSaulo se movilizara en la dirección correcta. Qué palabras deánimo debió haber sido su mensaje a Saulo: “Hermano Saulo,el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por dondevenías, me ha enviado para que recibas la vista y seas llenodel Espíritu Santo” (Hechos 9:17). Pero más allá de eso, Saulo(quien se hizo Pablo) fue una de las muy pocas personas en lahistoria que fueron totalmente dominados por la voluntad deDios (vea Hechos 22:14).

Cuando nos enfrentamos con Jesús y oramos con la mayorsinceridad, podemos esperar que Dios nos dirija. Y el métodode dirección de Dios muy probablemente puede ser a travésde uno de sus siervos.

Recibiendo el conocimiento de la voluntad de Dios

Mientras Pedro estaba en Lida, murió Dorcas, una mujerque “abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía”(Hechos 9:36) en la cercana ciudad de Jope. Sus amigoslavaron su cuerpo en preparación para su sepultura. Sabiendoque Pedro—que ya para entonces había adquirido fama comoalguien que era usado por Dios para obrar milagros—noestaba muy lejos, enviaron mensajeros pidiéndole que viniera.A su llegada, las viudas dolientes que habían sido bendecidaspor la bondad de Dorcas inundaron a Pedro con testimoniosde su cuidadosa generosidad. También es muy posible quecon mucha esperanza le rogaron que le devolviera la vida.

Recibiendo el conocimiento de la voluntad de Dios

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¿Cómo responde el siervo del Señor a tal petición?¿Cómo procede uno ante semejante imposibilidad? Lainclinación natural de Pedro pudo haber sido despedir a lassuplicantes viudas como mujeres histéricas e irracionales, quequerían escapar de su dolor y pérdida. O pudo haber escogidorazonar con ellas para que desistieran de su esperanza por larestauración de Dorcas y simplemente ofrecerles consuelo yalivio. Pedro no hizo ninguna de estas dos cosas. Por elcontrario, “sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró;y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abriólos ojos, y al ver a Pedro, se incorporó” (Hechos 9:40).

Para poder entender el curso de acción que Pedroescogió, debemos trazar sus pasos desde el momento en queconoció a Jesús. Desde el principio había oído a Jesús darlesinstrucciones a los doce: “Y yendo, predicad, diciendo: Elreino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiadleprosos, resucitad muertos” (Mateo 10:7,8). Pedro habíasido testigo de innumerables milagros por mano del Señor,incluso cuando resucitó al hijo de la viuda (Lucas 7:11–16), ala hija de Jairo (Lucas 8:41,42,49–56), y a Lázaro (Juan 11:1–44). Además, Pedro tuvo una revelación personal de ladivinidad de Jesús (Mateo 16:13–17): El había sido testigode la gloria de Dios en el Monte de la Transfiguración (Mateo17:1–7), y él personalmente había visto al Señor después desu resurrección (1 Corintios 15:5). Añadamos a todo esto lasrecientes experiencias de Pedro después de Pentecostés—lasanidad del cojo en la puerta del templo (Hechos 3:1–9), lamilagrosa y prematura muerte de Ananías y Safira cuandoconfrontó su engaño (Hechos 5:1–10), y su muy recienteexperiencia con Eneas, quien a su orden se había levantadodespués de ocho años de parálisis (Hechos 9:32–34)—ycomenzamos a comprender por qué Pedro eligió tomar uncurso muy diferente del que ordinariamente hubiera tomado.El se había sentado a los pies de Jesús; él había pasado de fea fe; él había sido lleno con el Espíritu Santo; y en respuesta asu propia oración y obediencia a Dios él había sido testigo

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del gran poder de Dios en acción. Luego entonces ya armadode antemano—aun ante la misma muerte—Pedro no dudóen consultar con Dios.

Antes de atreverse a actuar en una situación tan seria, éltenía que consultar con Dios (v. 40). Todavía no le había sidorevelado a Pedro que Dios escogería hacer este milagro.Buscando la voluntad de Dios por medio de la oraciónferviente, sin distracción ni interrupción, Pedro oró hasta sabercuál era la voluntad de Dios. Para todo el que trata de lograrlo imposible, no existe ningún otro recurso. El actuar sin lasegura convicción de la voluntad de Dios es jugar con lainsensatez, la desgracia y la vergüenza; pero actuar en la luzde la voluntad revelada de Dios es pura fe, que trae grangloria a Dios. Una vez se sepa con certidumbre cuál es lavoluntad de Dios, sólo resta actuar en armonía con esavoluntad. Pedro se volvió al cuerpo sin vida de la mujerdiciendo: “Tabita, levántate” (v. 40). Qué gloriosa restauración,decimos nosotros, y verdaderamente eso fue; pero fue másque eso. Resultó ser la clave para los corazones de una vastamultitud: “Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeronen el Señor” (v. 42).

Dios se interesa por nuestro dolor y nuestras pérdidasterrenales, y algunas veces El interviene en el transcurso de lanaturaleza; pero su preocupación principal no es por lotemporal. El eterno destino de muchas almas en Jopa fue sinduda la razón de la respuesta divina a la oración de Pedro. Enla experiencia de Pedro hay mucha instrucción para el quedesea ser usado por Dios para aliviar la necesidad humana.Cuando se enfrente con lo humanamente imposible, consultecon Dios para saber cuál es su voluntad. Luego, tenga cuidadode no racionalizar demasiado cuando se pone a prueba la fe.No obre con presunción; mire que haya escuchado la voz deDios antes de obrar. Dele a la fe la oportunidad de crecerhasta que pueda creer en Dios para lo que es rotundamenteimposible. Cuando esté seguro de que Dios ha hablado, no

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tenga miedo de tomar acción; permita que la obra sobrenaturalsea el medio de traer a los perdidos a Cristo.

Recibiendo una respuesta extraordinaria a la oración

Cuando las personas caminan bajo tal luz como lo hanhecho y oran fervorosamente a Dios, son recompensadas.Cornelio, un centurión romano, era una persona así. El eraprobablemente lo que los judíos de esa época considerarían“un incircunciso simpatizante” extranjero, o posiblemente, unprosélito parcial.2 El era un hombre que tenía “buen testimonioen toda la nación de los judíos” (Hechos 10:22), a pesar deser un gentil. Es evidente también que había oído hablar deJesús y sabía de su muerte, resurrección y ascención, comotambién del bautismo en el Espíritu Santo (vea Hechos 10:36–38). Esto seguramente inspiró su determinada búsqueda deDios. Los judíos pensaban que los gentiles no podían tener elmismo acceso a Dios que tenían ellos. Pero Pedro aprenderíamuy pronto que Dios no permite el favoritismo (Hechos 10:34).

Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de lacompañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con todasu casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Diossiempre. Este vio claramente en una visión, como a la hora novenadel día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía:Cornelio. Él, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es,Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido paramemoria delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a Jope, yhaz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. Este posaen casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; élte dirá lo que es necesario que hagas (Hechos 10:1–6).

2Los rabís medievales algunas veces llamaban a estos extranjerosinteresados “prosélitos de la puerta” porque se paraban en la puertadel judaísmo pero no entraban del todo para hacerse prosélitos niconvertidos completos. Ellos escuchaban el Antiguo Testamento enla sinagoga y creían en él, pero no habían aceptado la circuncisión yno seguían las leyes sobre los alimentos. Vea R.A. Stewart, “Prosélito”,J.D. Douglas, ed., The New Bible Dictionary [El nuevo diccionariode la Biblia] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub. Co., 1962), 1047.

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Las credenciales de este gentil eran impresionantes: (1)El era devoto—piadoso y santo; (2) él temía a Dios; no sólotenía fe en el Dios verdadero, sino que quería agradarlo yrecibir todo lo que El tenía; (3) él cuidaba de su casa ycompartía su conocimiento de Dios con ellos; (4) él erageneroso con los pobres; (5) él le oraba constantemente aDios.

No tenemos ninguna indicación en el texto de lo queCornelio incluía en sus oraciones. Pero podemos deducir suoración de lo que sucedió. Las palabras del ángel que lo visitónos pueden ofrecer una clave: “Haz venir a Simón” (Hechos10:5). No es difícil deducir que con todo su corazón Corneliodebió haber orado que alguien lo ayudara a saber qué hacer.Parece probable que, ya que todos los creyentes bautizadoscon el Espíritu eran judíos, Cornelio pudo haber estado orandopara hacerse un prosélito completo del (convertido al)judaísmo con la esperanza de recibir la salvación prometida yser lleno con el Espíritu Santo.

Cornelio caminaba en la luz que había recibido, pero ensu espíritu parece haber percibido, con tanta sinceridad comolo hacen las personas empeñadas, que Dios había preparadoalgo más para él y su casa. Dentro de su corazón tenía hambrepor una mayor experiencia de Dios, y esto era lo que élbuscaba. Es probable que como “temeroso de Dios”, él habíaoído la declaración del profeta Jeremías de la gran promesade Dios: “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréisde todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13). En cualquier caso,él pronto iba a conocer su cumplimiento, como también laenseñanza corroborativa de Jesús: “Bienaventurados los quetienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”(Mateo 5:6).

En esta hora de oscuridad casi universal aparece un destello: dentrodel rebaño del cristianismo conservador se encuentra un crecientenúmero de personas cuya vida religiosa está marcada por unacreciente hambre de Dios mismo. Desean ansiosos las realidades

Recibiendo una respuesta extraordinaria a la oración

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espirituales y no se amedrentarán con palabras.… Tienen sed deDios, y no se satisfacerán hasta que hayan bebido de las aguasprofundas de la Fuente de Agua de Vida.3

Cornelio recibió su respuesta en una manera algoextraordinaria; incluyó a un ángel (Hechos 10:3) y a un hombre(Hechos 10:5,6). El ministerio de los ángeles para traer larespuesta a la oración se considerará en el capítulo 14, peronotemos aquí que Dios empleará cualquier medio necesariopara dar una respuesta adecuada al que busca con sinceridad.

Las respuestas a las oraciones a veces vienen lentamenteporque los medios divinamente escogidos tratan con unapersona que todavía tiene que aprender ciertas lecciones sobrecómo responder a la voz de Dios. Antes que Dios pudieracontestar la oración de Cornelio, Pedro tenía que hacerse unmensajero preparado (sólo esto era un proyecto de grandesproporciones). Dios contesta a un creyente que ora, y confrecuencia usa a otro creyente que está orando para que llevela respuesta. Consecuentemente, “Al día siguiente, mientrasellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedrosubió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta” (Hechos10:9). No se da ninguna razón particular por la oración dePedro a esta hora (pues entre los judíos los momentosprescritos para orar eran la mañana, la tarde y a la puesta delsol). Es muy probable que lo hizo por hábito y por un deseode tener comunión personal con Dios. Cuando oramos, ledamos oportunidad a Dios de hablar, y estamos másdispuestos a oír. La oración de Pedro precipitó una revelaciónde importancia sin medida tanto para él como para toda laIglesia: Dios es imparcial; está tan dispuesto a bendecir almundo gentil con el evangelio como lo está para bendecir almundo judío (vea Hechos 10:34,35).

3A.W. Tozer, The Pursuit of God [La búsqueda de Dios](Harrisburg, PA: Christian Publications, Inc., 1948), 7.

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No se puede medir cuánto depende de nuestrasoraciones. Pero si Cornelio no hubiera orado, la puerta a losgentiles pudo haber permanecido cerrada por más tiempo,aunque no permanentemente, pues la promesa de Dios debendecir siempre ha sido para todos los pueblos de la tierra(vea Génesis 12:3; 18:18; 22:18; 26:4; 28:14; Gálatas 3:8).Y si Pedro no hubiera orado, de nuevo quizás una demorahubiera prevalecido—por lo menos hasta que Dios encontraraa otro creyente que obedeciera sus directivas. Pero Corneliooró, y Pedro oró, con el glorioso resultado de que Pedroentró por la puerta del mundo de los gentiles, y Cornelio y sucasa tuvieron la experiencia de la plenitud del Espíritu Santo,aunque el evangelio les estaba siendo predicado por primeravez (ellos no sabían nada del evangelio antes de esto; veaHechos 10:36,37,44–48).4

Podemos aprender varias lecciones de este pasaje sobrela oración. Dios toma nota de la santa devoción y pone enmovimiento aquellas fuerzas que traen las respuestas a lasoraciones de los justos. Una vida constante de oración ycomunión con Dios abre la puerta para su guía y direcciónespeciales. Cuando el pueblo busca a Dios, sin importar cuálsea su posición o cuán humildes sean, lo encontrarán. Lapaciencia es necesaria cuando oramos, pues al contestarnuestras peticiones Dios a menudo emplea a otros humanosen y por los que debe obrar. La oración es la mayor fuerzaque tenemos disponible para influenciar nuestra vida—yúltimamente la historia.

Recibiendo liberación a través de la oración unida

El movimiento hacia adelante de la Iglesia dependemayormente de su liderazgo, tanto como la conquista de un

4Para una discusión sobre esto, vea Horton, El Espíritu Santorevelado en la Biblia, 146,147.

Recibiendo liberación a través de la oración unida

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ejército depende de sus oficiales. Satanás no estádesapercibido de esta realidad, así que ataca más fuertementedonde cuenta más. Aun cuando Dios escoge obrar a travésde las personas para lograr sus propósitos, así Satanás empleaa emisarios humanos para lograr sus fines. Herodes Agripa Ifue su cómplice para arrestar y poner en la cárcel a Pedro.Herodes supuso que Jacobo y Pedro eran los dos pilaressobre los cuales se sostenía a la infante iglesia, y que si éstoseran eliminados, toda la estructura se derrumbaría. Así quehizo que Jacobo fuera arrestado y dado muerte; y porque vioque esto complació a los judíos, arrestó a Pedro, poniéndolobajo estricta custodia. “Así que Pedro estaba custodiado enla cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él”(Hechos 12:5). Herodes, debido a su depravación, no se dabacuenta que en realidad pugnaba en contra del Todopoderoso.

Una vez más vemos el maravilloso poder de la oración.Mientras no se ora, Satanás tiene la ventaja. Debemos recordarese hecho hoy cuando el liderazgo de la iglesia está bajo viciosoataque. La Primera Iglesia, abrumada con gran preocupaciónpor la muerte de Jacobo y el encarcelamiento de Pedro,comenzó a orar seriamente. Ellos no oraron a medias, comosolemos hacer nosotros, sino que hicieron “sin cesar oración”.Era oración ferviente. Es de suma importancia el hecho que laiglesia oró como una entidad. Hay un tiempo y un lugar parala oración individual, privada; pero también hay un tiempopara que la iglesia entera tome la carga. Cuando estáamenazada la misión por la que la Iglesia existe, es tiempo deque ore toda la iglesia. Así que la joven iglesia se unió enoración por una sola cosa: que Pedro fuera librado por lacausa de la Iglesia y del mundo. La oración era específica. Laoración específica, dentro de la voluntad de Dios, resulta enrespuestas específicas. Tal oración refina nuestras peticiones,eliminando la oración tan general que apenas podemos sabercuándo es contestada. La oración específica pone a pruebala fe del suplicante y lo inclina a descubrir la voluntad de Dios

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antes que la petición sea hecha, o por lo menos a estardispuesto a someterse a esa voluntad si es que hayincertidumbre sobre cuál sea.

La urgencia de la situación de Pedro exigía una respuestarápida. Se necesitaba de la oración inmediata. Demorarseera lo mismo que aceptar el veredicto de Herodes. El obraríaen el momento más oportuno. Providencialmente, los días defiesta judíos lo atrasaron en sus malvados intentos, dándole ala iglesia un pequeño espacio de tiempo para orar. Si la iglesiahubiera fallado, las consecuencias hubieran sido pavorosas.Pero la iglesia oró. Y por eso hubo una intervenciónsobrenatural. Cayeron las cadenas. Los guardas no estuvieronalertas, o no pudieron ver al prisionero que escapaba. Laspuertas se abrieron por sí solas. ¡Pedro estaba libre!

Del relato de la liberación de Pedro aprendemos variascosas sobre la oración. Nunca nos debemos sorprendercuando los líderes de la iglesia son atacados; la oraciónferviente por los líderes está siempre en orden. Cuando losataques contra la Iglesia son tan severos que su divina misiónpodría ser estorbada, el cuerpo entero debe unirse en oraciónferviente, pronta y constante. La oración debe ser pornecesidades bien definidas y específicas. Debe estargobernada por la voluntad de Dios, como está revelado en suPalabra, y por una disposición a someterse una vez que sesepa con certeza esa voluntad. También vemos que Dios puedecontestar la oración ferviente en situaciones imposibles, auncuando los que oran en realidad no esperan una respuestainmediata. (Fíjese cómo le contestaron a Rode cuando dijoque Pedro estaba a la puerta: “Estás loca.… ¡Es su ángel!”[Hechos 12:15].)

Recibiendo dirección para enviar obreros

Desde el comienzo de la Iglesia las misiones han sido suprioridad. Las misiones son el latir del corazón de Dios mismo(vea Juan 3:16; Lucas 19:10). Al acercarse la Iglesia a su

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corazón, más reposan las misiones en su corazón. “Ministrandoéstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadmea Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manosy los despidieron” (Hechos 13:2,3). El verbo “ministrando”viene del griego leitourge&, la raíz de nuestra palabra “liturgia”.Su uso en Hechos 13 parece sugerir una mezcla de alabanzay oración. Añada a eso el ayuno, y usted confronta una intensay unida devoción al Señor. En tal escenario, la visión nace ylas personas encuentran divina dirección para su vida.

No se nos dice exactamente cómo habló el Espíritu Santoa la compañía reunida; el obtener la dirección necesaria esmás importante que los medios de obtenerla. Siempre estápresente una inclinación a dar demasiado énfasis a los mediosde la dirección divina a costa de la importante directiva. Estono quiere decir que no debemos interesarnos por los medios,pues el no hacerlo muy bien podría resultar en no reconocer yrecibir la dirección. No fue sino hasta que el joven Samuel fueinstruido sobre cómo recibir la dirección divina que él pudoreconocerla y recibirla (vea 1 Samuel 3:1-14). Hechos 13sólo dice: “dijo el Espíritu Santo”. Hay varias posibilidadesde cómo fue dada esta palabra: (1) por medio de una fuerteimpresión en el corazón de uno o más de los líderes (cfr.Hechos 8:29; 9:15,16); (2) por medio de una visión (cfr.Hechos 9:10; 10:3,10–16; 16:9); (3) por medio de un donprofético (cfr. Hechos 15:13,28,32; 21:11). Tocante a latercera posibilidad, se debe tener mucho cuidado, pues existemuy escasa evidencia que señale este medio en la Escritura.Donald Gee, un erudito británico de la Biblia muy respetado,escribió: “Se puede afirmar que no hay ni una sola vez en laque se haga uso del don de profecía para dirección en elNuevo Testamento”.5

5Donald Gee, Concerning Spiritual Gifts [Tocante a los donesespirituales] (Springfield, MO: Gospel Publishing House, 1949), 44.

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Pablo y Bernabé ya habían sido llamados por el Señor.Ahora como un resultado directo del ministerio al Señor y delayuno, la iglesia en Antioquía fue animada a relevarlos de susobligaciones locales y enviarlos. Es por lo menos probableque el grupo reunido oró según las instrucciones del Señor:“Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a sumies” (Mateo 9:38). La consagración de los primerosmisioneros fue precedida por la oración y el ayuno. Así comoel ministerio al Señor y el ayuno preparó a la iglesia para oír elmandamiento del Espíritu, así la oración y el ayuno eran partedel proceso de enviarlos. “Entonces, habiendo ayunado yorado, les impusieron las manos y los despidieron” (Hechos13:3). La obra por hacer era una obra espiritual. Los métodosy prácticas de las personas ordinarias no serían—y nuncaserán—suficientes. La dirección para una iglesia debe serespiritual. La obra debe ser en el poder del Espíritu. Cuandouna iglesia se ocupa en la actividad espiritual, entonces es queprepara el escenario para el ministerio y el alcance espirituales.De Antioquía, Pablo y Bernabé salieron para alcanzar a sumundo con el evangelio y establecer un patrón misionero dignode ser imitado por todas las generaciones.

Se pueden aprender varias lecciones de este pasaje. Elliderazgo de la iglesia hace bien en dar el primer lugar al ejercicioespiritual, especialmente a la oración, la adoración al Señor yel ayuno. El aprender a recibir y a seguir la dirección delEspíritu en elegir y enviar obreros es esencial para el ministeriomisionero eficaz. El Espíritu Santo es la fuente de direccióndivina, no importa cuáles sean los medios que El use, y Elobra mejor en una atmósfera de alabanza y oración. Cuandoel Espíritu participa vitalmente en la dirección de una iglesia,su alcance misionero se convierte en su preocupación principal.

Experimentando la confrontación de los poderes satánicos

El momento de confrontar las fuerzas satánicas no es elmomento de comenzar a orar en serio. Y aunque tal

Experimentando la confrontación de los poderes satánicos

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confrontación visible pueda ser ocasional, la batalla rugeconstantemente. Cada vez que un creyente se inclina a orar,debe estar consciente del gran conflicto del que él o ella esparte: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sinocontra principados, contra potestades, contra losgobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestesespirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).Pablo era una persona de oración que se unía a otros creyentesen la oración de intercesión corporal. Era sólo por medio deesta preparación que él podía ser usado para confrontar a lospoderes satánicos en Filipos.

Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, dondesolía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeresque se habían reunido.… Aconteció que mientras íbamos a laoración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu deadivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estoshombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian elcamino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; masdesagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando enel nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquellamisma hora (Hechos 16:13,16–18).

Hechos 16:13 y 16 son los únicos versículos en el NuevoTestamento en los que el griego proseuk% (“oración”) significa“un lugar de oración”. Filipos no tenía sinagoga, porque elnúmero de hombres adultos judíos era muy pequeño, siendomenos de diez;6 solamente había un “lugar de oración” juntoal río Gangites. Así que Pablo y su compañía se dirigieronhacia el lugar donde los necesitados se reunían regularmentecon Dios. Así debe ser hoy. El lugar de oración, ya sea lacasa de Dios o el cuarto en el hogar, debe ser honrado ybuscado. La oración y la alabanza ganan no sólo la atencióndel cielo, sino de una forma inexplicable también atraen yperturban al mundo de los espíritus malos. La presencia de

6Horton, The Book of Acts [El libro de los Hechos], 193.

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Jesús a menudo provocaba la reacción demoníaca (Mateo8:28–32; Marcos 1:23,24; 3:11; Lucas 4:41). Así que nodebe pensarse extraño que cuando se hace oración ferviente,las fuerzas de la oscuridad se levanten a librar batalla.7 Esentonces, más que en cualquier otro momento, que se sientenamenazados, engranados y derrocados (vea Efesios 6:12–18).

Así también la oración de Pablo atrajo la oposicióndemoníaca y luego la gloriosa libertad. Mientras el grupoprocedía al lugar de oración, una joven esclava, poseída deun espíritu malo, comenzó a gritar sobre la misión de losevangelistas. La Escritura dice que ganaba dinero para susamos prediciendo el futuro y echando la suerte. Los paganospensaban que tales personas hablaban la verdad porinspiración de algún dios. En realidad, ella hablaba porinspiración del padre de la mentira (Juan 8:44). Satanás confrecuencia esconde su verdadera naturaleza para engañar conmás eficacia.

Pablo, equipado y armado por el Espíritu Santo y reciénlleno de poder por medio de la oración, finalmente le ordenóal demonio que saliera de la muchacha, acarreándose para síy su compañero Silas la ira de los amos. Satanás no es menosreal hoy que entonces—como aquellos que oranfervientemente muy pronto descubren. Pero la persona deoración no tiene nada que temer. “Porque las armas de nuestramilicia … son … poderosas en Dios para la destrucción defortalezas” (2 Corintios 10:4).

Aprendemos ciertas lecciones importantes sobre la oraciónen este pasaje. Un lugar de oración, donde los creyentes sepuedan reunir, es de gran importancia. La oración puede atraera las fuerzas malignas para batallar, y a veces se puedenmanifestar en formas extrañas. Por lo tanto, el creyente

7Vea el Apéndice 2, “Contemporary Experience of SpiritualWarfare in Prayer [La experiencia contemporánea de la lucha espiritualen la oración]”.

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necesita estar lleno del Espíritu y estar siempre listo paraenfrentarse con las fuerzas del mal. Pero no tenemos que temerlo que Satanás pueda hacer, mientras mantengamos unarelación vital con Dios. Los cautivos de Satanás deben serlibertados, y la oración es el poderoso medio de liberación.

Una respuesta inesperada

Por librar a la joven poseída del demonio y privar así asus amos de sus ganancias, Pablo y Silas fueron azotados yencarcelados. Con todo, la medianoche los encontró “orando …,cantaban himnos a Dios; y los presos los oían” (Hechos 16:25).Algunas veces el destino de los que oran no es agradable. Laoración no garantiza la inmunización contra las dificultades. Aveces hasta parece invitar los problemas. Pero la Escrituranos asegura: “Muchas son las aflicciones del justo, pero detodas ellas le librará Jehová” (Salmo 34:19).

Los siervos del reino pueden ser un misterio para aquellosfuera del reino. A medianoche, con los pies asegurados en elcepo, la espalda herida y sangrando, y el cuerpo sufriendoindescriptible maltrato en un húmedo calabozo interior, queprobablemente estaba infestado de insectos, Pablo y Silascomenzaron a orar y a cantar alabanzas a Dios. No es ellugar el que santifica al espíritu, sino el espíritu el que santificael lugar. Desde lo profundo del alma en oración vienen losgenuinos “cánticos en la noche” (Job 35:10), aun en mediodel sufrimiento. No se nos da ninguna clave sobre el contenidode la oración de los dos dedicados misioneros. ¿Oraban porsu propia libertad, recordando el escape milagroso de Pedrobajo similares circunstancias? ¿Oraban por la conversión desus carceleros? Cualquiera que hayan sido sus peticiones yalabanza, Dios contestó de repente y de una manera totalmenteinesperada. Aunque El mandó a un ángel para libertarsilenciosamente a Pedro, El libertó a Pablo y a Silas por mediode un terremoto.

Una oración de confiada entrega, aceptando lo que Diosmande como su respuesta, evitará la oración mal dirigida.Dios ve el panorama; nosotros vemos unos cuantos de sus

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detalles. Es de suma importancia que en toda circunstanciaoremos “hágase tu voluntad”. Esa oración de ninguna maneralimita a Dios; por el contrario, le abre la puerta para que Elpueda obrar en su propia sabiduría sin igual. Si Dios hubieralibertado a Pablo y a Silas de la misma manera que lo hizocon Pedro, quizás el carcelero y su casa no hubieranencontrado la salvación.

Varias lecciones se deben aprender de esta experienciade Pablo y Silas: En la noche más oscura, la oración y laalabanza son posibles y productivas. La mejor garantía deescapar del sufrimiento presente es pedirle al Señor, quienreina sobre toda circunstancia, que logremos sus propósitosy que El reciba toda la gloria como resultado de nuestralibertad. Cuando Dios interviene sobrenaturalmente en nuestrosufrimiento, necesitamos discernir su intención, que muy bienpodría extenderse más allá de nuestra necesidad a la de losdemás. Si les hacemos frente a nuestras circunstancias difícilescon la debida actitud, se pueden convertir en el medio degracia para las almas perdidas.

Haciendo una oración de despedida

Las oraciones de despedida a menudo son difíciles. Pabloacababa de terminar su encargo a los ancianos efesios quehabían viajado unas 28 millas a Mileto para encontrarse conél por última vez. Les había dicho que jamás volverían a versu rostro (Hechos 20:25), y estaban tristes por eso (v. 38).“Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y orócon todos ellos” (v. 36). La oración es la mejor garantía parael futuro. Une a los corazones que las millas separan, y es lagoma que nos mantiene unidos aunque estemos apartados.

Aquí hay un patrón para las despedidas, ya que laseparación sea por el espacio físico o por la muerte. En fenos encomendamos mutuamente a Dios, así como Jesúsencomendó su espíritu al Padre cuando moría en la cruz (veaLucas 23:46). Hacemos bien en orar la bendición de Números6:24–26, ya sea en nuestras propias palabras o en las de laEscritura: “Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga

Haciendo una oración de despedida

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resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”.

De este relato en Hechos aprendemos que la oración estáen orden en cualquier ocasión. El orar juntos es un lazo queafirma a la familia cristiana. El orar una bendición en la ocasiónde separación de aquellos a quienes amamos o apreciamoses un privilegio. Fíjese cómo los saludos finales de Pablo ensus epístolas por lo regular incluían una bendición dedespedida.

Recibiendo una revelación

La oración es correcta en cualquier ocasión, pero nuncaes tan urgente como en tiempo de crisis. Zarpando para Roma,prisionero bajo la custodia del centurión Julio, Pablo seencontraba en peligro físico, junto con la tripulación, lospasajeros, y los otros prisioneros (vea Hechos 27:1–20). Erala cuarta experiencia de naufragio de Pablo (los mencionadosen 2 Corintios 11:25 son de más antes).

Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puestoen pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente,oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibireste perjuicio y pérdida. Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo,pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sinosolamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo elángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, notemas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dioste ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones,tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como seme ha dicho. Con todo, es necesario que demos en alguna isla(Hechos 27:21–26).

Personas inferiores le dan lugar al desaliento cuando latormenta amenaza la vida misma—pero no Pablo. Uno puedesospechar, según la referencia a la abstinencia que hace Pablo,que estaba en ayuno por la circunstancia de vida o muerte enque se encontraban. Pero un examen más detallado no apoyaese entendimiento. La palabra griega asitia es una palabramédica para “pérdida de apetito”, significando literalmente,

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“sin alimento”. “Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendoya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno[debido a una pérdida de apetito], Pablo les amonestaba.”(El “ayuno” mencionado en 27:9 era probablemente el Díade la Expiación que todo buen judío hubiera observado.)

Ya sea que Pablo comió o no durante los primeros díasde la tormenta, podemos concluir seguramente que él mantuvoconstante comunión con Dios a través de la prueba. Ya seaque se preocupara grandemente por su propio bienestar ono, él sabía con seguridad que estaba destinado a llegar aRoma (cfr. Hechos 19:21; 23:11). La oración del creyente esafectada por su confianza y seguridad. Es probable que Pablooró por la seguridad de sus compañeros de barco. No esfácil orar por los que se acarrean dificultades después derechazar nuestro consejo (vea 27:9–11,21). Sin embargo, losque oran y tienen comunión con Dios ganan la ascendenciasobre el rechazo personal y el desaire. Y su presencia, comola de Pablo, puede llegar a bendecir a los que originalmentelos desecharon. Aunque Satanás puede hacer que nuestrosmares rujan, el Dios del creyente puede calmar la tormenta osalvarnos de ella.

El resultado de la oración de Pablo fue su osado anuncioante la muerte inevitable: “Pero ahora os exhorto a tener buenánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros,sino solamente de la nave” (27:22). Esta no era unapresuntuosa “confesión positiva”, ni tampoco era un simpleesperanzado deseo. Era una declaración de un hecho basadaen la divina revelación. A menudo las personas que oran llegana tener conocimiento por medios sobrenaturales.8 Esto no

8Mientras estaba en oración, un pastor sintió la fuerte impresiónde decirle a cierta señora en la comunidad que había llegado a suúltima oportunidad de recibir a Cristo. Encontrándose con ella y suesposo en un supermercado local, él le comunicó la palabra a ella lomás suavemente posible. Ella respondió diciendo que había probadola iglesia, pero que no estaba interesada. Al siguiente día, mientrasconducía su coche al trabajo muy de mañana, otro coche se chocócon el de ella y murió al instante.

Recibiendo una revelación

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debe considerarse raro en vista de la omnisciencia del Dios aquien servimos.

Por medio de la oración de Pablo vinieron (1) revelacióny (2) preservación. Por una revelación angelical especial élcomprendió el futuro más allá de la adversa circunstanciapresente. Por intervención divina él y sus compañeros de barcofueron salvados de la terrible destrucción.

La experiencia de Pablo en camino a Roma nos enseñavarias lecciones. En medio de la tormenta debemos mantenercomunión con Dios, negándonos a desesperar en laincredulidad. Lo que Dios nos revela en el día, no debemosdudarlo en la noche. Cuando verdaderamente hemos oído aDios, podemos declarar con confianza lo que El está por hacer.

Recibiendo la seguridad de sanidad

Ha de haber una presencia sobrenatural con los siervosde Dios. El Evangelio de Marcos lo predice: “Tomarán en lasmanos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les harádaño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”(Marcos 16:18).9 Pablo fue testigo de lo que Jesús habíaprometido. Más antes en la isla de Malta fue mordido poruna víbora venenosa, pero escapó sin daño (Hechos 28:5).Ahora él ve otra verificación de que Dios sana por medio desus siervos.

Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo defiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haberorado, le impuso las manos, y le sanó. Hecho esto, también losotros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados(Hechos 28:8,9).

9Algunos antiguos manuscritos del Evangelio de Marcosterminan en 16:8, pero muchos manuscritos tienen 16:9–20. Es posibleque el final fue accidentalmente arrancado del manuscrito originalque Marcos escribió y que más tarde escribió vv. 9–20 como unresumen de lo que había contenido el final original.

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PARTE 2Capítulo 10Laoraciónen unaiglesia encreci-miento

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¿Cuál es el secreto de la sanidad sobrenatural por mediode un siervo que lleva el mensaje según mandato de Dios?Vemos cuatro elementos significantes en la breve referencia aesta sanidad: Pablo (1) entró, (2) oró, (3) impuso las manossobre él y (4) lo sanó.

Publio era el principal oficial de la isla de Malta, dondePablo y sus compañeros estaban varados después de haberescapado del barco que se hundía. Su padre estaba en camaenfermo con una fiebre muy alta y con disentería. Para Pablo,la necesidad de cualquier persona era una oportunidad paraDios. Los isleños habían demostrado una bondad poco comúna los náufragos. Ahora le tocaba a Pablo. El fue a ver alenfermo (v. 8). El siervo de Dios debe también ser un buensamaritano. Pablo oró por el hombre. No podemos rendirmayor servicio a los enfermos y a los que sufren que orar porellos. Sí, podemos ver cómo hacerlos estar más cómodos;podemos ministrar consuelo y cuido (y debemos hacerambos), pero jamás olvidemos que ministramos mejor con laoración, pues es entonces que abrimos la puerta para la divinaintervención y ofrecemos credibilidad para el evangelio quepredicamos.

¿Cómo debemos orar en un caso así? ¿Oramos por lapersona que se encuentra en una necesidad tan desesperante,u oramos para que nosotros seamos los canales de la provisiónde Dios? Quizás deberíamos orar de las dos maneras. Nuestrocontacto eficaz con las personas está mayormente gobernadopor nuestro contacto vital con Dios. La oración nos hace unocon Aquel que vuelve lo que es humanamente imposible endivina realidad.

Después de orar, Pablo impuso las manos en el hombre.Hasta que Dios no imponga su mano ungidora en nosotros,logramos poco imponiendo las manos sobre los demás. Pablooró hasta que tuvo la seguridad de que la mano de Dios estabasobre él. Luego tomó acción. Y el hombre fue sanado.Ciertamente Pablo no tenía ningún poder sanador, y nosotros

Recibiendo la seguridad de sanidad

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no lo tenemos tampoco. Pero él era el agente de Dios. Fue lamano de Dios la que hizo el milagro (vea Lucas 11:20).Nosotros hemos de ser sus embajadores, llevando lascredenciales de su apoyo y actuando en lugar suyo. Por lotanto, cuando Pablo impuso las manos en el hombre, fue comosi Dios mismo lo hubiera hecho. Los resultados fueroninmediatos. La fiebre salió. La disentería paró. El hombreestaba sano. Pero eso no fue todo. Pronto se esparcieron lasbuenas nuevas y vinieron otros para ser sanados (v. 9). Y sinduda alguna Malta tuvo un avivamiento espiritual de no pocaconsecuencia.

De la parte que tuvo Pablo en la sanidad del padre dePublio aprendemos que debemos ir donde hay necesidadesque sólo pueden ser subsanadas por un Dios sobrenatural.Debemos orar hasta que sintamos la mano de Dios sobrenosotros y su dirección para nosotros. Luego podemosimponer las manos sobre los enfermos con confianza queobramos en nombre de Cristo.

Es digno de notar que las oraciones de la Primera Iglesiano mencionan muchas de las cosas por las que a menudooramos, tales como las provisiones temporales. El Reino deDios, su esparcimiento y alcance, era lo más importante. Estossiervos comisionados aprendieron bien las instrucciones desu Señor: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Pormedio de la oración buscamos primero ese reino.

Preguntas de estudio

1. ¿Cuál es el propósito y valor de la imposición de manosen la oración?

2. ¿Por qué es más importante orar pidiendo conocimientode la voluntad de Dios que por un milagro que se necesite?

3. ¿Por qué es necesaria una constante vida de oración siqueremos la guía y dirección de Dios?

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PARTE 2Capítulo 10Laoraciónen unaiglesia encreci-miento

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4. ¿Qué es lo más necesario si hemos de ser victoriososen la guerra espiritual contra los poderes demoníacos?

5. ¿Qué quiere decir la Biblia cuando dice que Pablosanó al padre de Publio en la isla de Malta?

6. ¿Bajo qué circunstancias contestará Dios la oraciónde una persona que no es cristiana?

Preguntas de estudio

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— Capítulo once —

Las lecciones sobre la oración se aprenden mejor orando.Sin embargo, mucha dirección, instrucción y corrección sepuede aprender en las cartas del Nuevo Testamento dirigidasa individuos y a las varias iglesias. Para hacer más manejableslas referencias a la oración que se encuentran en estos libros,examinaremos en este capítulo varias enseñanzas sobre lapráctica de la oración en las epístolas que nombran a Pablocomo su autor. En el próximo capítulo, examinaremos lasoraciones de Pablo, con el propósito de animar a todos loscreyentes a orar con el gran apóstol y así tener la experienciade lo que él veía como el privilegio de todos los creyentes. Yfinalmente examinaremos Hebreos y las epístolas generales.

Pocos individuos han orado tan eficaz y poderosamentecomo el apóstol Pablo. Sus oraciones alcanzan tales cimas yse profundizan tanto que cualquiera que las lee se maravillapor el contraste. Además, más allá de sus oraciones escritasestán su perspicacia e instrucciones sobre la oración, las quetodo aquel que desea tener una vida de oración más eficazdebe observar.

Un intercesor para los creyentes

Casi sin excepción, los que oran se dan perfecta cuentade sus propias debilidades y faltas, especialmente cuando

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tratan de orar según la voluntad de Dios. Sólo los necios y lospresumidos no se dan cuenta de esto. Pablo tiene poderosaspalabras de ánimo para nosotros:

Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; puesqué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritumismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el queescudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos(Romanos 8:26,27).

El hijo de Dios que ora no está solo. El tiene un ayudadornombrado por Dios, el Espíritu Santo. Nunca es una personamás eficaz y segura que cuando ora según el Espíritu ora através de él. ¿Cómo nos ayuda el Espíritu mientras oramos?La palabra “ayuda” es una traducción del griegosunantilamban&, que significa “tomar parte en”, “venir a laayuda de”. El Espíritu se une a nosotros en nuestra intercesiónpara hacer una oración que no se puede comprender con elentendimiento humano. Esta oración impulsada por el Espíritues una manifestación carismática en la que el Espíritu Santointercede con gemidos expresados por el creyente desde lomás profundo de su corazón. Así como Cristo intercede en elcielo por los hijos de Dios (Romanos 8:34), el Espíritu Santointercede dentro del creyente en la tierra. Las cargas y añorosque no se pueden expresar en palabras conocidas tienen sufuente en el Espíritu mismo.

“Debilidad” es una traducción del griego astheneia, quesignifica debilidad física, mental o moral, y puede incluir latimidez y falta de intuición espiritual. Lo opuesto de tal debilidades el poder (griego, dunamis) del Espíritu. El Espíritu Santoles ayuda a los creyentes en el momento de su necesidad, sufalta de habilidad (debilidad mental) para comprender lavoluntad del Todopoderoso: “qué hemos de pedir comoconviene, no lo sabemos” (v. 26). Sí, tenemos la Escriturapara guiarnos en un sentido general, pero necesitamos la ayudadel Paracleto, el Ayudador, para particularizar nuestra oración

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según sea necesario en el momento. “El Espíritu mismointercede por nosotros con gemidos indecibles.” ¡Quéconsuelo es saber que el Espíritu Santo intercede por nosotrosdesde adentro! El inspira estos anhelos indecibles conocidossólo al que escudriña el corazón y contesta según la mente delEspíritu que los inspiró.

“Gemidos” viene del griego stenagmos, que puedesignificar ya sea un suspiro inexpresado o un gemidoexpresado. Entre los versículos 22 y 27 se hacen tresreferencias a gemidos (o suspiros). Primero, toda la creacióngime a una en dolor esperando su restauración al estado queperdió con la caída de Adán (v. 22). Pero los creyentes gimentambién (v. 23). Aunque ya son una nueva creaciónespiritualmente, su cuerpo está todavía sujeto a la corrupción.Así que gimen, esperando la transformación de un cuerpoterrenal a un cuerpo glorificado. Finalmente, está el gemidodel Espíritu (v. 26). Hay ocasiones en las que no podemosorar, o no sabemos por qué debemos orar (debido a nuestradebilidad). El Espíritu obra en lugar nuestro, intercediendopor nosotros. Como un Paracleto (Ayudador), El nos ayudaen nuestra debilidad en la oración. Los gemidos del Espírituson literalmente sin palabras; son gemidos demasiadoprofundos para expresarlos. Pero junto con estos gemidos elEspíritu también intercede por los santos de una manera queestá de acuerdo con la voluntad de Dios (v. 27). Dioscomprende esta intercesión. El resultado es que “a los queaman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (v. 28).

Algunos expositores niegan que los gemidos del Espíritupuedan ser lenguas, o expresiones carismáticas. Muchospentecostales ven que hay lugar para la participación del donde las lenguas en el proceso junto con los gemidos. Sinembargo, los gemidos, o quejas, no se pueden expresar y noson en palabras de ninguna clase. Sólo el Padre (“que escudriñalos corazones”) los comprende. El Espíritu Santo por estemedio nos ayuda a elevarnos sobre nuestra debilidad humana

Un intercesor para los creyentes

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a través de sus gemidos humanamente imposibles de expresar,que están en armonía con la voluntad divina.

Stanley M. Horton expresó el fluir de este pasaje:

Permanecemos en la debilidad de nuestro cuerpo actual. Pero elEspíritu Santo está con nosotros. Aun cuando nuestra experienciacon El en la época venidera estará más allá de todo cuantoconocemos en la actualidad, El está todavía con nosotros enpersona, listo a ayudarnos de una manera real y personal. Si bienes cierto que Pablo no denomina al Espíritu el Consolador, elParacleto, también es cierto que él ve al Espíritu como nuestroAyudador en la actualidad. El está aquí para ayudarnos en nuestrasdebilidades. En nuestra debilidad a menudo no noscomprendemos ni comprendemos nuestras necesidades.Deseamos hacer la voluntad de Dios, pero ni siquiera sabemosorar como debiéramos. Luego el Espíritu viene en nuestra ayuda eintercede por nosotros (en lugar nuestro) con gemidos indecibles.

Estos gemidos no se expresan en palabras.… Pero no es precisoque se expresen en palabras. El mismo Dios, el mismo Padrecelestial que sabe lo que hay en nuestro corazón sabe también loque hay en la mente del Espíritu Santo, sin que haya necesidad depalabras. Aun más, el Espíritu sabe cuál es la voluntad de Dios, demodo que podemos estar seguros de que su intercesión esconforme a la voluntad de Dios. En otras palabras, podemos estarseguros de que sus oraciones serán contestadas. No nos extrañeel que Pablo diga que nada puede separarnos del amor de Diosque es en Cristo Jesús nuestro Señor.1

Un testimonio del corazón

Sería útil si todos los pasajes bíblicos sobre el contenidode la oración y la manera de orar estuvieran claros y noestuvieran sujetos a ninguna interpretación alternativa. Peroese no es el caso. Si Pablo hubiera dado razones por susdeclaraciones sobre el vestir correcto y sobre si se debe cubrirla cabeza cuando la persona ora en público o no, podríamosdeterminar mejor si sus declaraciones son verdades duraderasy universales o simplemente relativas al tiempo en el que él

1Stanley M. Horton, El Espíritu Santo revelado en la Biblia,(Deerfield, FL: Editorial Vida, 1992), 175,176.

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vivía y ministraba. Probablemente ningún otro pasaje ha sidotan controvertido como el que Pablo dirigió a los corintios,quienes luchaban por ser una luz en una de las ciudades másricas y moralmente corruptas del mundo antiguo.

Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta sucabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabezadescubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si sehubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se cortetambién el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse elcabello o raparse, que se cubra.… Juzgad vosotros mismos: ¿Espropio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La naturalezamisma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarsecrecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer elcabello le es honroso;2 porque en lugar de velo le es dado el cabello.Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros notenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios (1 Corintios 11:4–6,13–16).

Es una clara violación de lo que enseña aquí la Escriturael decir que Dios se preocupa sólo por las actitudes y ladevoción interna. El vestir debida y modestamente, tanto enla comunidad como en la adoración corporal, es un válidoprincipio bíblico para todo tiempo y para toda cultura. Aunqueno sea sabio permitir que las consideraciones culturalesinfluencien demasiado nuestro entendimiento y aplicación delas enseñanzas bíblicas, el principio de la modestia y el decorodebe ser aplicado dentro del contexto de los tiempos. No senos dice que nos vistamos y nos aseemos como los cristianosjudíos del primer siglo, pero nosotros, como ellos, debemospracticar la modestia y el comportamiento aceptables.

2“La naturaleza misma” no se refiere aquí a la “madre naturaleza”sino a las costumbres heredadas de nuestros antepasados. WalterBauer, A Greek-English Lexicon of the New Testament and OtherEarly Christian Literature [Un léxico griego-inglés del NuevoTestamento y otra literatura cristiana], 2a ed. trad. por F. WilburGingrich y Frederick W. Danker (Chicago: University of Chicago Press,1979), 869.

Un testimonio del corazón

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La declaración de Pablo de que un hombre no debe orarni profetizar con la cabeza cubierta (11:4) fue despuéscontradicho por los cánones de los judíos.3 Ellos no permitenque un hombre ore sin cubrirse la cabeza porque debe, alcubrirse, demostrar que está avergonzado ante Dios y que esindigno de verle cara a cara. ¿Entonces se ofende Dios si unhombre ora con una gorra en la cabeza? ¿O es la posiblereacción negativa de las personas presentes durante la oraciónlo que nos debe preocupar? El principio de respeto, comocuando un hombre se quita el sombrero en presencia de losque desea honrar, también debe ser una consideración juntocon la modestia y el decoro.

El versículo 5 introduce una idea que tiene fuertessobretonos culturales: “Pero toda mujer que ora o profetizacon la cabeza descubierta, afrenta su cabeza”. La cubiertacomún para las mujeres era un pedazo de tela o malla paracubrir el cabello, parecido a lo que hoy se llama una redecilla(no un velo cubriendo la cara). Era costumbre entre los griegosy los romanos, y una ley expresa entre los judíos, que ningunamujer debiera ser vista en público sin la cubierta correcta.Las prostitutas públicas desafiaban tales custumbres comouna señal de su profesión. Por lo tanto, que una mujerapareciera en público sin la cubierta debida era inmodesto yun deshonor para la reputación de su esposo.

El versículo 13 es un ruego pidiendo decoro: “Juzgadvosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sincubrirse la cabeza?” Ciertamente el amoldarse a la costumbrepagana de las sacerdotisas que oraban o entregaban suspronunciamientos sin cubrirse la cabeza, o con el pelo sueltoy flotando,4 sería una deshonra para la santa mujer cristiana.

3Los hombres judíos ortodoxos no usan sombrero ni casquetecuando oran, pero no hay evidencia de que esto date desde los díasdel Nuevo Testamento.

4Algunos eruditos creen que “sin cubrirse” incluye la idea depelo suelto, largo, flotante. Vea Gordon Fee, The First Epistle to theCorinthians [La Primera Epístola a los Corintios] (Grand Rapids:Wm. B. Eerdmans Pub. Co., 1987), 509.

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Pablo escribió que la misma naturaleza de las cosas, osea, de las costumbres humanas, enseña que es vergonzosoque un hombre tenga el pelo largo; por otro lado, enseña queel pelo largo es una gloria para la mujer (vv. 14,15). ¿Era lavergüenza un asunto cultural, o considera Dios el pelo largoen un hombre algo vergonzoso? El voto nazareno dededicación a Dios exigía que el pelo no fuera cortado(Números 6:5). Ha habido tiempos, también en sociedadescristianas, cuando hombres dignos y maduros usaban pelolargo y pelucas. ¿Acaso la naturaleza de las cosas todavíaenseñaba lo que Pablo dijo que enseñaba, o es que hay ciertamezcla de la palabra “naturaleza” con la respetabilidadcultural? El ser dogmático o contencioso sobre estos puntosparecería no ser cristiano (11:16). Sin embargo, los principiosde modestia, decoro y respeto son principios que no se hande comprometer.

Necesitamos recordar que la referencia principal en1 Corintios 11:3–16 es tocante a las costumbres comunes alas iglesias en la oración y adoración públicas. Cuando nosallegamos a la presencia de nuestro santo Dios junto con otroscreyentes, nuestro comportamiento, nuestro vestir y todo ennosotros debe dar testimonio de decencia, moderación yorden. Aunque lo exterior no puede compensar por la ausenciade lo interior, lo exterior a menudo da un fuerte testimonio delo interior.

La oración en el Espíritu

La intención de Pablo en sus instrucciones al cuerpo estraer orden y propósito a las expresiones espontáneas cuandolos individuos oran en el espíritu. Si se siguen cuidadosamente,estas instrucciones evitarán que la oración y la adoraciónpentecostales se hagan desordenadas.

Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poderinterpretarla. Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu

La oración en el Espíritu

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ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré conel espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con elespíritu, pero cantaré también con el entendimiento. Porque sibendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente,¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo quehas dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro noes edificado (1 Corintios 14:13–17).

La preocupación predominante de Pablo es la edificacióndel cuerpo y cómo mejor se puede lograr. Según el contexto,está claro que el don de lenguas, aunque abundantementemanifestado en la asamblea corintia, quedaba falto de supropósito según señalado por Dios. Las lenguas eran frente ycentro. Las lenguas eran habladas simplemente como dramay exhibición. Se descuidaba la edificación del cuerpo. Entonces¿cuál era la solución? ¡Orar! “Pida en oración poderinterpretarla.” El hablar en lenguas puede edificar al cuerposólo cuando el mensaje es interpretado. El don deinterpretación está disponible para el creyente. Por lo tanto,la persona que habla u ora en lenguas ante la congregacióndebe orar pidiendo poder interpretarlas.

En el versículo 14, Pablo, todavía hablando de laimportancia de interpretar lo que se ha orado en una lengua,explica: “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espírituora, pero [sin el don de interpretación] mi entendimiento quedasin fruto”.

La pregunta “¿Qué, pues?” (v. 15) sigue naturalmente. Osea, ¿Qué haré yo, como alguien que ora en una lenguadesconocida en la reunión de los creyentes? La respuestasigue: “Oraré con el espíritu [o sea, en lenguas], pero orarétambién con el entendimiento”. ¿Dice Pablo: “Oraré de formasobrenatural en lenguas, según el Espíritu Santo me dé queore, y también oraré con mi propia mente y pensamientos”?En vista de su anterior instrucción sobre pedir “en oraciónpoder interpretarla”, Pablo parece decir: “Oraré en lenguas,y luego interpretaré lo que he orado, para que el cuerpo seaedificado”. La misma práctica se aplica al cantar con el espíritu:

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“Cantaré con mi espíritu, e interpretaré lo que cante, paraque los demás se beneficien”.

El versículo 16 pone el sello en esto. Podríamosparafrasear la instrucción de Pablo: “Si fallan en seguir estaspautas que les exigen interpretar en la reunión pública lo quehan orado o cantado en alguna lengua, ¿cómo pueden decir‘amén’ los que no pueden entender lo que están diciendo yser edificados?” Por lo tanto, vemos que el orar y cantar enlenguas incluye: alabanza a Dios y acción de gracias a Dios.Así que cuando uno alaba a Dios y le da gracias en una lenguadesconocida, y luego sigue su hablar en lenguas con lainterpretación, habiendo orado anteriormente que puedainterpretarla, todo el cuerpo es edificado porque todos puedenahora decir “amén a tu acción de gracias” (14:16).

La costumbre de afirmar la oración y la alabanza con un“amén” se observaba en la adoración judía como también enla cristiana.5 Algunos observadores de la Primera Iglesia enadoración compararon el ruidoso coro de “amenes” al ecode truenos lejanos. El “amén” de la congregación era vistocomo algo no menos importante que la oración misma. (VeaApocalipsis 5:13,14; 22:20.)

La oración pública debe ser algo más que lo que haceuna persona en presencia de la congregación. El “amén” de laPrimera Iglesia era una respuesta con la cual el pueblo seidentificaba con el que oraba, asentía a lo que decía y hacíasuya la oración. Así que cuando una persona dirigía en oración,era una oración comunal, igual que cuando se unían todas susvoces en oración, pues indicaba al Señor que se acercaban aEl colectivamente como el Cuerpo de Cristo.6

5“Amén” es una palabra hebrea que significa “seguramente”.Acepta algo como verdadero y válido.

6Alexander B. MacDonald, Christian Worship in the PrimitiveChurch [La adoración cristiana en la Primera Iglesia] (Edinburgh:T. & T. Clark, 1934), 108,109.

La oración en el Espíritu

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La oración como lucha espiritual

Estamos en un conflicto espiritual. Es de suma importanciaque comprendamos esto, pues el tratar de pelear la batallacontra el enemigo en la fuerza de la carne es buscarse seguraderrota. Hacemos bien en recordar las palabras de nuestroSeñor a Pedro: “Velad y orad, para que no entréis en tentación;el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”(Marcos 14:38). “Carne” (del griego, sarx) alude a la vidaterrenal. Nuestras batallas no se libran en un campo terrenal,ni con instrumentos de guerra terrenales. Se libran con armasde otra naturaleza—armas hechas eficaces a través del poderde Dios.

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sinopoderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribandoargumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento deDios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo(2 Corintios 10:3–5).

Aunque las armas del creyente son numerosas (vea Efesios6:14–17) y la oración no se nombra entre ellas, es por lomenos el medio por el que las armas son empleadas (veaEfesios 6:18). A través de la capacitación de la oración (nosólo por medios humanos como la metafísica, la filosofíahumana o las maniobras mentales), se derrumban argumentosy pretensiones, como también toda oposición altanera ypoderosa al conocimiento de Dios. Los argumentos en contradel evangelio involucran la imaginación y el razonamientopuramente humano. Por medio de la oración y el estudio dela Palabra de Dios, el Espíritu da sabiduría para destruirlos.

“Llevando cautivo todo pensamiento” (10:5). La guerradel creyente exige que toda nuestra forma de pensar seaconforme a la voluntad de Cristo. La mente misma es un campode batalla. Algunos de nuestros malos pensamientos seoriginan en nosotros; otros son sembrados por Satanás; y

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otros nos los lanza nuestro ambiente. Por lo tanto nosotrosluchamos contra nuestra propia naturaleza pecaminosa y contralas fuerzas activas del mal. Debemos resistir firmemente lospensamientos malos y malsanos, buscando más bien que lamente de Cristo more en nosotros (Filipenses 2:5; 4:8).Vencemos a nuestro adversario al resistir sus tentaciones(Tito 2:11,12).

Seguridad cuando la oración no es contestada

¿Nos sana y nos libra siempre Dios de nuestras dificultadescuando oramos? Esta inquietante pregunta asalta a todocreyente alguna vez. Aunque nos gustaría recibir una respuestapositiva, nos enfrentamos con casos tales como el del aguijónen la carne de Pablo que nunca le fue quitado (2 Corintios12:7). Es digno de notar que el ministerio de sanidad de Jesúsestuvo dirigido, con unas cuantas excepciones, hacia lospecadores y los malvados. Lo mismo era cierto en el ministeriode la Primera Iglesia. Y cuando los creyentes estabanenfocados, hubo varias ocasiones cuando la sanidad—aunquees de seguro una provisión del sacrificio de Cristo—no seefectuó (vea 1 Corintios 11:30; 1 Timoteo 5:23; 2 Timoteo4:20). En algunos casos, la razón se explica. En otros, sólopodemos conjeturar. Pablo no da ninguna razón por sucontinua aflicción.

Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltasedesmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, unmensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezcasobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, quelo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi poder seperfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriarémás bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poderde Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades,en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2 Corintios 12:7–10).

En la asamblea corintia también había una razón explícitapor la debilidad, la enfermedad y la muerte que prevalecían:

Seguridad cuando la oración no es contestada

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estaban “sin discernir el cuerpo del Señor” (1 Corintios 11:29).Dios permitió la debilidad, la enfermedad y la muerte parapoder corregir un problema. No es probable que ningúnesfuerzo por recibir sanidad hubiera sido fructífero hasta quela causa fuera remediada. Si Dios hubiera sanado en talescasos, lo hubiera hecho ser como un padre que cesa dedisciplinar a su hijo antes que se forme el carácter necesario.

Hay mucha incertidumbre acerca de la naturaleza delpenoso problema de Pablo. Algunos creen que era un malfísico, posiblemente un molestoso problema de los ojos omalaria persistente. Otros suponen que era estrictamente unasunto espiritual, basando su suposición en “un mensajero deSatanás que me abofetee” (12:7). Aun hay otros que dicenque era un judaizante que seguía a Pablo por todos lados y lecausaba problemas (cfr. Números 33:55, donde los “aguijonesen vuestros ojos y … espinas en vuestros costados” sonpersonas). No se gana mucho con forzar ninguna interpretaciónprivada. Cualquiera que haya sido el problema, Pablo orótres veces para que le fuera quitado. Despúes de su fervorosaoración, él recibió su respuesta; no la sanidad que con tantasinceridad buscaba, sino un entendimiento de la razón por suaflicción (vea 12:7). El aprendió que era por su bien que estacondición persistía. Al mismo tiempo, Dios prometió darle lagracia para soportarla (12:9).

La lección para los creyentes hoy es que cuando nos llegala enfermedad o la prueba, hacemos bien en buscar con fervorla sanidad de Dios, pero debemos mantener en mente queaún más importante que nuestra sanidad física es nuestro estadoespiritual. Si la sanidad parece evadirnos, aunque la busquemosrepetidamente, debemos tomar nota de la experiencia dePablo, abriendo nuestro corazón para recibir entendimientodel mismo Señor; luego El podrá ministrarnos según su sabioconsejo.

Una vida llena del Espíritu

Un sinfín de personas han entrado a una nueva experienciacon el Espíritu Santo hoy. Han hablado en nuevas lenguas

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(como los ancianos efesios [Hechos 19:6]). También pudieronhaber profetizado y visto otras manifestaciones del EspírituSanto. Según David B. Barrett, una autoridad importante sobrela demográfica religiosa, había al comienzo de la década finaldel siglo 20 más de 353 millones de pentecostales ycarismáticos en el mundo.

Pero así como en el día de Pablo, particularmente en laiglesia en Efeso, la experiencia antes vital y gloriosa se puedemuy fácilmente cambiar por una vida indigna, una que, en vezde promover el evangelio, se hace un impedimento para suprogreso. Pablo tenía un remedio para este problema:

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes biensed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, conhimnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor envuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre,en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos unos a otrosen el temor de Dios (Efesios 5:18–21).

Para el santificado modo de pensar de Pablo, este es unprocedimiento de regla para el avance espiritual. Aquellascosas que militan en contra de ser llenos del Espíritu debenenfrentarse y eliminarse antes de poder lograr y mantener lavida llena del Espíritu. Por ejemplo, el creyente que argumentapor el uso del vino o cualquier otra bebida alcohólica, argumentaal mismo tiempo en contra de ser lleno del Espíritu; no haycompatibilidad entre los dos. Para el que busca sinceramentea Dios hay sólo un curso a seguir: “Sed llenos [seguid siendollenos] del Espíritu”. Y para lograr ser llenos del Espíritu esnecesaria la atención en oración. El bautismo en el EspírituSanto es una experiencia vital y viable. No obstante, si laexperiencia ha de tener un propósito continuo y significativo,de necesidad debe resultar en una vida llena del Espíritu. Esavida abarca las disciplinas que evitan los estorbos y abraza loque la mejora. La lista de prácticas que Pablo sugiere seránevidencias de la vida llena del Espíritu (5:19–21: meditación,canto, acción de gracias, sometimiento) y al mismo tiemposon el medio señalado por Dios para lograr esa vida.

Una vida llena del Espíritu

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Aunque algunos traducirían lalountes heautois como“hablando entre vosotros” o “hablándose los unos a los otros”,no es erróneo entender el significado como “hablando dentrode sí mismos”. Pablo usa una línea similar en 1 Corintios 14:28:“Y si no hay intérprete … hable para sí mismo y para Dios”.Por lo tanto podemos decir que la vida llena del Espíritu sefomenta por medio de una adoración interior que se expresaa sí misma por medio de salmos, himnos y cánticos espirituales.A primera vista podríamos relacionar la palabra “salmos” alos salmos del Antiguo Testamento. Aunque no tienen que serexcluidos, la falta del artículo hace el significado más general,p.ej., cantos con acompañamiento musical al estilo de lossalmos. La idea de “himnos” aquí parece ser cantos queexpresan adoración a Dios el Padre y a Cristo.7 Aunque noes el único sentido de “cantos espirituales”, es muy probableque Pablo estuviera indicando aquí lo que él dijo en 1 Corintios14:15: “Cantaré con el espíritu”. Esto es cantarle las alabanzasa Dios en una lengua desconocida.

Primera de Corintios 14:26 indica que estas cosas semanifiestan cuando el pueblo se reúne. La misma palabra“salmo” incluye el acompañamiento musical. “En vuestroscorazones” muy bien se podría traducir “con vuestroscorazones” o puede significar que mientras usted se une alcanto congregacional, su corazón también está lleno de música.En el uso del Antiguo Testamento, el hacer melodía involucrabalos instrumentos musicales. Según Efesios 5:21, “someteosunos a otros” también demuestra que Pablo habla de lo queestá sucediendo en la iglesia, no sólo en cada corazónindividual.

Harold Horton observa: “Hablándoos a vosotros mismos… ‘con cánticos esprituales’, o sea, cánticos en otras lenguas

7Cfr. pasajes del Nuevo Testamento como Efesios 1:3–10;Filipenses 2:6–11; 2 Timoteo 2:11–13; Tito 3:4–7, que tienen la formade himnos.

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cantados en cadencias dictadas también por el Espíritu.Hablando—¡en cánticos! Hablarnos a nosotros mismos asíen el Espíritu es edificarnos a nosotros mismos.… Si hablamosen lenguas tenemos una fuente dentro de nosotros en estedesierto que es el mundo.”8 “Cantando y alabando al Señoren [o con] vuestros corazones” parece significar que lossalmos, himnos y cánticos espirituales fluyen del santuarioprivado del hombre interior.

La acción de gracias es la esencia misma del vivir llenodel Espíritu; al mismo tiempo es otro importante medio paralograr la vida llena del Espíritu. “Dando siempre gracias portodo” es el acceso del alma a la divina presencia. Ha de serdirigido a Dios el Padre, de quien viene el Espíritu. Y ha deser hecho en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, el únicomedio de acercarse a El.

La sumisión es para la oración lo que la sangre es para elcuerpo humano. Aparte de la sumisión, la oración es sólo unaformalidad fría y sin vida. La palabra griega que Pablo usó,hupotass&, significa “subordinar”, “estar sujeto por su propiacuenta”, “rendirse voluntariamente”, “someterse”. La sumisiónciñe toda oración eficaz. Es esencial para el bautismo inicialdel Espíritu Santo. Aparte de su continua práctica no puedehaber ninguna vida llena del Espíritu. La sumisión es la clavepara ser admitido en el Lugar Santísimo. La sumisión essiempre la iniciativa del que se somete, pues emana del centromismo del ser de la persona, la voluntad central. Si se imponeo se fuerza, no es sumisión. Jesús fue el epítome de la sumisión.El pudo decir sin equivocación: “yo hago siempre lo que leagrada [al Padre]” (Juan 8:29). El también dijo: “Llevad miyugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso yhumilde de corazón” (Mateo 11:29). “Soy manso y humilde”

8Harold Horton, Gifts of the Spirit [Dones del Espíritu](Nottingham, England: Assemblies of God Publishing House, 1934;reimpreso, Springfield, MO: Gospel Publishing House, 1975), 136(referencias a las páginas son de la edición reimpresa).

Una vida llena del Espíritu

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equivale a “estoy totalmente sometido a mi Padre y suvoluntad”.

“Someteos unos a otros en el temor de Dios” presuponeel manantial de toda la sumisión necesaria en la comunidadcristiana. La sumisón fundamental es para con nuestro Señormismo. Una vez esto está en efecto, la sumisión dentro de lafamilia de Dios, según el orden prescrito por Dios (1 Corintios11:3; Efesios 5:21; 6:9), es muy natural. Toda falta de sumisióndentro de la familia de la fe se puede trazar a una rebeliónfundamental contra Dios. Por su misma naturaleza, el negarsea someterse se hace un estorbo para la oración y para la vidallena del Espíritu.

La oración para cualquier ocasión

La mayoría de creyentes encuentra más fácil orar en mediode una crisis. Pero la oración en crisis sin una comunión regulares como asirse de un salvavidas cuya cuerda no ha sidomantenida debidamente. Pablo capta el divino intento denuestros hábitos en la oración cuando anima a los creyentesefesios a orar con regularidad, intensidad y perseverancia.

Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, yvelando en ello con toda perseverancia y súplica por todos lossantos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabrapara dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio (Efesios6:18,19).

Dejando la metáfora de la armadura del soldado cristiano(6:10–17), Pablo continúa en los versículos 18 y 19 con laidea del conflicto del creyente enfocando en el elemento másvital de todos en la lucha espiritual triunfante: la oración.Aunque la oración ciertamente está implicada en lasinstrucciones anteriores sobre el vestirse de la armaduraespiritual, Pablo ahora aboga específicamente por una ampliavariedad de acercamientos a la oración. Siendo que lospoderes de este mundo en tinieblas y las fuerzas espirituales

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PARTE 2Capítulo 11Pablosobre laoración—primeraparte

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del mal están siempre en contra de nosotros, es imprescindibleque oremos siempre. El griego en panti kair& quiere decir“en toda ocasión”. Este no es un mandato casual; es un asuntode tan vastas proporciones y consecuencias que debeemprenderse con toda resolución. El creer que podemoscontender con éxito en esta lucha con el poder de nuestrodébil intelecto o con la fortaleza de nuestra naturaleza adámicaes descubrir para nuestro pesar que no somos rivales paraaquel que “como león rugiente, anda alrededor buscando aquien devorar” (1 Pedro 5:8).

El griego dia pas%s proseuk%s significa literalmente “pormedio de toda clase de oración”. El versículo 18 comienzacon esta frase, sin ninguna separación del pasaje anterior sobrela armadura del cristiano. En realidad, Pablo estaba diciendo:“Vestíos de toda la armadura de Dios [6:11].… Estad, pues,firmes [en contra de Satanás] [6:14].… Tomad … la espadadel Espíritu [6:17] … con toda oración [6:18]”. Es inútildebatir si por medio de la oración podemos vestirnos contoda la armadura o solamente al tomar la espada del Espíritu(la Palabra de Dios). La oración es el instrumento de labatalla espiritual que hace eficaz la armadura de defensa ylas armas de ofensiva.

“Con toda oración” incluye la oración pública comotambién la oración privada, la informal como la formal, laoración en silencio como la oración en voz alta, la de alabanzacomo también la de petición, la preparada como la espontánea,y en el Espíritu como también en la mente. “Oración” se derivadel griego proseuk%; “súplica” se deriva de de%sis. Proseuk%representa la oración general y de%sis denota la oración poruna necesidad específica. “Súplicas” sugiere una oración fuerte,persistente que persevera hasta que el mal es vencido y lajusticia prevalece. “En el Espíritu” quizás se puede traducirmejor “a través del Espíritu”. Es probable que Pablo tenga enmente el orar en otra lengua (vea 1 Corintios 14:14). Por estemedio la oración del creyente se eleva más allá del intelecto yes ofrecida según la voluntad de Dios.

La oración para cualquier ocasión

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No sólo deben los creyentes orar en todo tiempo bajo ladirección del Espíritu (que sabe por qué se ha de orar), sinoque deben ser diligentes en oración y petición por “todos lossantos” en su lucha espiritual. Pablo luego demuestra suseriedad como también su humildad al pedirles su vigilanteoración por él. Esta petición de apoyo en oración para elministerio de uno debe ser la principal petición de todopredicador del evangelio. Satanás busca por todo medio taparla boca de los siervos de Dios, ya sea con temor para que nopuedan hablar con autoridad, o con pensamientos confusospara que no puedan hablar claramente.

Oración en vez de preocupación

Los cristianos en Roma fueron advertidos: “No seasvencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos12:21). A los cristianos filipenses el consejo se hace másespecífico. Ante circunstancias difíciles, a ellos se les dijo cómosoportar: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidasvuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todoentendimiento, guardará vuestros corazones y vuestrospensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6,7).

El tono dominante de la epístola a la iglesia en Filipos esel gozo. Había genuina necesidad de ánimo. Pablo estaba enla cárcel. Los cristianos filipenses estaban sufriendo a manosde un mundo hostil. Había falsos maestros que tentaban a loscristianos filipenses a seguir un evangelio falso. Pero Pablopudo decir: “Por nada estéis afanosos”. “Afanosos” es delgriego merimna&, que significa estar “afanoso por”,“preocuparse demasiado”, o “tener una preocupación quedistrae acerca de algo”. “Por nada” es el énfasis mayor de laamonestación, pues m%den es la primera palabra en la oración:“Por nada estéis afanosos”. ¡Por ninguna cosa! No podemosevitar tener preocupaciones—por el trabajo, la salud, los seresamados, los compañeros creyentes. Pero no debemos estar

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PARTE 2Capítulo 11Pablosobre laoración—primeraparte

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acosados por esas preocupaciones, como si lleváramos todosu peso encima por sí solos.

Pero no es correcto exhortar a una persona a que no sepreocupe. El hacerlo sólo puede imponer más ansiedad. Sepuede ofrecer un antídoto, así que Pablo receta un mediopara vencer la preocupación acosadora: “Sean conocidasvuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,con acción de gracias” (4:6). La acción de gracias debe serun elemento esencial de toda oración. Es el medio paraexpresar agradecimiento por lo que Dios ya ha hecho pornosotros, y de expresar fe por lo que anticipamos que El haráal contestar nuestras oraciones. El hecho que “vuestro Padresabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros lepidáis” (Mateo 6:8) es otra razón para darle gracias, pues Elsiempre contestará nuestras oraciones de tal manera quenuestras necesidades serán satisfechas. También es verdadque El desea que nosotros le presentemos nuestras peticionesa El. No hacemos nuestras peticiones para presentarle nuevainformación, sino más bien para ejercitar nuestra fe al recibirde su mano.

Tal oración no sólo consigue respuestas a laspreocupaciones que generaron nuestra ansiedad, sino queresulta en un estado de mente que todo hijo de Dios debeexperimentar: “la paz de Dios”. Es ese profundo reposo interiordel alma, identificado como “la paz de Dios” porque escomunicado y sostenido por El. Crece de un estado de menteespiritual “porque el ocuparse de la carne es muerte, pero elocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:6). La pazes el bendito fruto de haber reemplazado la ansiedad con lasúplica y la oración. “Tú guardarás en completa paz a aquelcuyo pensamiento en ti persevera” (Isaías 26:3). La oraciónes recompensada con la paz de Dios, una paz “que sobrepasatodo entendimiento” (4:7). El pecador no la puede percibir,pues está más allá de su comprensión. Está también más alláde la comprensión del creyente, pues ni aun el justo que goza

Oración en vez de preocupación

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de la bendita experiencia puede entender muy bien cómo esque la luz prorrumpe en sus tinieblas de una manera tanmisteriosa pero tan verdadera, trayendo consigo unatranquilidad que desafía toda explicación. “La paz de Dios . . .guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos enCristo Jesús.” El griego froure& (“sostener” o “guardar”) esuna palabra militar usada por la guardia de una guarniciónentera de soldados. Describe el sentido de seguridad que elcreyente experimenta cuando pone todas sus preocupacionesen la mano de Dios. Es más que mera protección; el EspírituSanto mantiene una guardia vigilante y benevolente custodiade nuestra mente y de nuestro corazón para que ningunainfluencia perturbadora se introduzca y perturbe nuestraserenidad interior. R. Finlayson preserva el consejo de unescritor anterior:

Si tu mente está sobrecargada o abrumada con la dificultad y laansiedad, ve ante la presencia de Dios. Despliega tu caso ante El.Aunque El conoce los deseos de tu corazón, El ha declarado que Elserá buscado; El será inquirido para hacerlo por ti. Así que ve antela presencia de ese Dios que de una vez tranquilizará tu espíritu, tedará lo que deseas, o te hará más feliz sin ello, y quien será tueterna consolación, si en El confías. El soplará paz a tu alma, yordenará tranquilidad en medio de las mayores tormentas.9

La paz de Dios, mediada por el Espíritu Santo en respuestaa la oración y la súplica, “guardará vuestros corazones yvuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

La oración por los dirigentes

El buen consejo muy bien se puede repetir. Los creyentescolosenses y los creyentes efesios necesitaban el mismoestímulo para orar. Lo que era bueno para los creyentes en

9H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The Pulpit Commentary[El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub.Co., 1950), vol. 20, Philippians [Filipenses], por R. Finlayson, 177.

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Colosa y en Efesio en el primer siglo todavía es bueno paralos creyentes de todo el mundo hoy. Fíjese en la similaridadentre Colosenses 4:2–4 y Efesios 6:18,19.

Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señornos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misteriode Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifiestecomo debo hablar (Colosenses 4:2–4).

El griego proskartere& significa exactamente lo que dice:“perseverad”, o “pasad mucho tiempo en”, o “sed constantesen una persona o cosa”. Esa palabra es la que se usa enHechos 1:14 para describir cómo los discípulos se mantuvieronjuntos en la oración justo antes de escoger un reemplazo paraJudas que cayó en pecado. Jesús mismo oró de formaparecida cuando pasó noches enteras en oración antes detomar decisiones importantes (p.ej., Lucas 6:12 y Mateo26:36–44). La misma palabra se usa en Romanos 12:12,donde Pablo exhorta a los creyentes a ser “constantes en laoración”.

“Velando” es una traducción del griego gr%gore&, quequiere decir “mantenerse despierto”, “estar espiritualmentealerta”, “estar vigilante”. Jesús usó la misma palabra cuandoexhortó a Pedro, Jacobo y Juan diciéndoles “orad y velad”(Mateo 26:41), en vez de dormir. El mensaje es sencillo ydirecto: Estén siempre orando; mantengan su corazónconcentrado en el tema de sus oraciones, no sea que sedistraigan y como consecuencia fracasen en su propósito. Ymientras oran de esta manera, no descuiden la acción degracias.

Una vez más el apóstol exhorta personalmente a la iglesia:“orando también al mismo tiempo por nosotros” (4:3). Enese tiempo Pablo estaba preso en Roma, como resultado dela violenta oposición de los judíos; sin embargo, no perdióvista de su santo llamado y misión. Su pasión de predicar el

La oración por los dirigentes

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evangelio no había disminuido, aunque su oportunidad parahacerlo estaba grandemente limitada. De manera que solicitóla ayuda de la oración de sus compañeros creyentes. Laoración por los líderes espirituales debe ser una prioridadpara todos los creyentes. De hecho, todos los líderes necesitannuestra intercesión: los reyes, los presidentes, losgobernadores, y todos los que están en puestos públicosmenores. Pero de todos aquellos por los que debemosinterceder, ningunos son más dignos (cfr. 1 Timoteo 5:17,18)ni tienen mayor necesidad que los predicadores del evangelio.Su mensaje es más importante que el de los estadistas y reyes.Así que cuando Pablo les pide a los colosenses que intercedanpor él, es para poder hablar del misterio de Cristo con mayorvalentía. La intercesión de todo santo debe ser que lospredicadores puedan ser librados de todas las limitaciones yestorbos en la proclamación del evangelio.

“Para que lo manifieste como debo hablar” es una peticióncon más significado del que aparece a primeras. Además de“que lo manifieste como debo”, el griego fanero& quiere decir“revelar”, “dar a conocer”, “enseñar”. El deseo de Pablo esque no sólo le sea dada una puerta abierta para proclamar elevangelio, sino que en su proclamación haya claridad dadapor Dios en la manifestación del misterio escondido de lasgeneraciones anteriores, pero que ya ha sido revelado a Pablo(vea Colosenses 1:25,26). Y lo que Pablo deseaba es lo quetodo predicador del evangelio debe codiciar con más ahínco,recordando las palabras de nuestro Señor: “El espíritu es elque da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras queyo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).

Instrucciones sobre la oración

Pablo acostumbra hacer una declaración teológica y luegoprocede a clarificar, explicar y aplicar la verdad para los quereciben su carta. Pero en una ocasión, cuando les escribió alos tesalonicenses, él cambió su costumbre. En un staccato

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de instrucción, él detalla mandamientos específicos que hande ser observados por todos los creyentes: “Estad siempregozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo.… No apaguéisal Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlotodo; retened lo bueno.… Hermanos, orad por nosotros”(1 Tesalonicenses 5:16–21,25). La mayoría de estaspunzantes instrucciones se relacionan con la oración—paralos creyentes del siglo veinte como para los del primer siglo.Ninguna condición ni contingencia cualifica a losmandamientos. En medio de la tribulación o triunfo, se han deseguir todos.

Dos manuscritos notables10 añaden las palabras “en elSeñor” a “regocijaos”, relacionando así el mandamiento a laoración (cfr. Filipenses 4:4). El verdadero gozo emana deuna relación vital con el Señor. Es su gozo dentro de nosotrosel que nos permite orar continuamente. Las personas seregocijarían más si oraran más. “Siempre” no quiere decirestar constantemente expresando oraciones formales. Másbien, hace eco a Efesios 6:18—“orando en todo tiempo contoda oración y súplica en el Espíritu”. Debemos mantenermomentos fijos de oración, pero también debemos ser prontosen la oración según surja la necesidad o según el corazóntenga la oportunidad de volverse a su Maestro. Pablo no diceque los creyentes no deben hacer nada más que orar, peronada de lo que hacemos debe estorbar una actitud o un espíritude oración.

¡Qué parte tan integral de la oración es la acción de gracias!Debe siempre ir acompañada de la oración (Filipenses 4:6);nace de la oración fiel. La oración conduce a la presencia deDios, y ¿quién no puede dar gracias ahí? “En todo” cubretoda la esfera de la vida, lo bueno y lo malo, las victorias y lasderrotas, los gozos y los sufrimientos. No se omite nada. Esto

10Fp [también llamado F2], Codex Augiensis; Gp [tambiénllamado G3], Codex Boernerianus, ambos del siglo nueve a.C.

Instrucciones sobre la oración

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hace paralelo con la exhortación de dar gracias por todo(Efesios 5:20). Nuestra acción de gracias es el reconocimientode la fe de que Dios obra en todas las cosas para nuestrobien final; así que la acción de gracias es siempre la voluntadde Dios en Cristo Jesús. (Vea la definición de “acción degracias” en la introducción; puede ser que Pablo sugirieraque una constante actitud y expresión de gracias es una manerade orar sin cesar.)

Se entiende comúnmente que Pablo se refiere a la obradel Espíritu en los dones cuando dice: “No apaguéis alEspíritu”, especialmente la manifestación pública de los dones(cfr. 1 Corintios 14:39); es también oportuno aplicar laadmonición a nuestra vida de oración personal. Debemoscuidarnos de no suprimir esos momentos privados de oraciónen lenguas desconocidas inspirados por Dios y esos ligerostoques del Espíritu para interceder por los diferentes asuntosque El pueda traer a nuestra atención.

Pablo también pide sus oraciones (cfr. Romanos 15:30–32). Los creyentes necesitan las oraciones de los unos porlos otros (cfr. Gálatas 6:2). Nuestras oraciones hacen posiblela intervención de Dios en nuestra vida como también en lavida de los demás. Cuántas tragedias se pudieran evitar,cuántos problemas se pudieran resolver, cuán más eficazpodría ser la predicación, cuánto más se podría lograr para elreino, si los creyentes intercedieran en oración por los ministrosde Dios.

Una avenida para la expansión del evangelio

El éxito del evangelio depende de las oraciones de loscreyentes más de lo que nos damos cuenta. Es un mal demayores proporciones el descuidar la intercesión por el rápidoy eficaz avance del evangelio. “Rogad, pues, al Señor de lamies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:38). Lasinstrucciones finales de Pablo a los tesalonicenses sobre laoración tenían ese propósito: “Orad por nosotros, para que

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la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entrevosotros, y para que seamos librados de hombres perversosy malos; porque no es de todos la fe” (2 Tesalonicenses3:1,2).

“Que … corra” es una alusión a las carreras en un estadio.Pablo pinta la Palabra del Señor ya en la carrera y desea quecorra con poder hasta ganar la señalada corona o hasta que“sea glorificada, así como lo fue entre vosotros [los creyentestesalónicos]”. El percibe que la oración es el propulsante quehabilita, lanzando la palabra del Señor hacia su meta final: laconversión de los degenerados. Aparte de la oración la carreraestá perdida. La segunda parte de la petición se relacionacon la primera. Los perversos o malvados estorban, o por lomenos buscan estorbar, el avance del evangelio. “Perversos”(del griego, atopos) quiere decir “fuera de lugar”, “injuriosos”,“moralmente malvados”. Tales personas sin fe y malvadasestán siempre presentes para oponerse a la Palabra del Señor,ya sea por medio del ridículo o estorbando al mensajero.Pablo percibió, y nosotros somos sabios al creerlo, que larespuesta a este problema es siempre la misma: libertad pormedio de la oración del pueblo de Dios.

Oración por todos

Se deben ofrecer oraciones por todos. No es que cadapersona se debe mencionar por su nombre, sino que todoslos grupos y clases de personas deben ser incluidos en nuestrasoraciones. Por supuesto que se hará mención de nombresespecíficos dentro de cada círculo, ya sea un grupo étnico,los adictos en los centros de las ciudades, los homosexualeso las autoridades seculares. Es este último grupo el que Pablodestacó como uno que no debemos pasar por alto en nuestrasoraciones.

Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticionesy acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y portodos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y

Oración por todos

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reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es buenoy agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere quetodos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de laverdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios ylos hombres, Jesucristo hombre.… Quiero, pues, que los hombresoren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda(1 Timoteo 2:1–5,8).

No es fácil determinar la diferencia exacta entre “rogativas,oraciones, peticiones y acciones de gracias”. Sin embargo,hay distinciones que sugieren maneras en las que el creyentepuede acercarse al trono de Dios. “Rogativas” (griego,de%seis) son peticiones o cargas para que Dios satisfaga unafalta o necesidad en la vida de la persona por quien se ora.Las “oraciones” (griego, proseukas) son peticiones generalespara obtener las necesidades esenciales, tanto espiritualescomo temporales. Las “intercesiones (griego, enteuxeis) hablade pedir a un superior, como a un rey. Para el creyente, elinterceder es la petición de que un Dios Todopoderososatisfaga las necesidades de los demás. “Acciones de gracias”(griego, eukaristias) denota una actitud prevalente deagradecimiento y gratitud mientras se eleva la oración al cielo;una oración de alabanza siempre agrada al Señor.

Es probable que el apóstol da aquí instrucciones para la adoraciónpública, y que las palabras se podrían parafrasear: “Ahora, yo losexhorto, antes que nada que en las asambleas públicas se ofrezcanen nombre de todos los hombres—por los paganos como por loscristianos, y por los enemigos como por los amigos, deprecacionesde los males, y súplicas para tales cosas según sean necesarias,e intercesiones por su conversión, y acciones de gracias por lasmisericordias”.11

La esencia de nuestra oración debe ser doble: (1) poraquellos en autoridad y (2) por una vida pacífica y tranquila.

11Adam Clarke, The Holy Bible Containing the Old and NewTestament with a Commentary and Critical Notes [La Santa Bibliaconteniendo el Antiguo y el Nuevo Testamento con un comentario ynotas críticas], vol. 6 (London: Ward, Lock & Co., s.f.), 560,561.

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Los creyentes hacen bien en orar no sólo que los líderesgobiernen en justicia e igualdad, sino que sean protegidos delas importunas y malas influencias, que efectúen la paz por suadministración y que ellos mismos sean salvos (v. 4). Además,la oración por los dirigentes tiene como su fin la paz consantidad y piedad. Los creyentes deben siempre orar poruna atmósfera social y política en la que puedan vivir en fe,santidad y obediencia a Dios, sin tener que contender con losmagistrados paganos. La oración por líderes seculares leagrada a Dios porque su salvación es para toda la humanidad,para el noble y poderoso como también para el pobre yhumilde.

Llegamos ahora a un concepto que es fundamental paratoda fe verdadera y también para la oración misma: “Hay unsolo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,Jesucristo hombre” (v. 5). El Dios a quien nos allegamos enoración es el único Dios. No puede haber otro, pues estellena la eternidad y la infinidad. El se interesó tanto por lahumanidad que dio a su único Hijo como el único mediadorpara reconciliarnos con El. El desea la salvación de todos, ynadie se pierde sino por su propio descuido. Nos allegamosal único y verdadero Dios a través del único y verdaderoMediador, Jesucristo el hombre, para nuestra salvación. Asídebe ser para todo ser humano, sin importar su estado socialo político.

¿Cómo aplica Pablo esta verdad fundamental a la fecristiana? ¿Cuál debe ser nuestro comportamiento y devociónen vista de la eterna realidad de la salvación provistadivinamente? Porque hay un solo Dios, con quien tenemosque reconciliarnos, y porque hay un solo Mediador por mediode quien podemos obtener esta reconciliación, Pablo dice:“Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantandomanos santas, sin ira ni contienda” (v. 8). “Asimismo” (v. 9)quiere decir “de la misma manera”. Por lo tanto, las mujerescomo los hombres deben levantar manos santas o dedicadas,

Oración por todos

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con un espíritu puro. Un sinécdoque, “manos” simboliza todoel ser, la vida entera de uno. “Levantar manos santas” era unacostumbre común entre los judíos y los paganos también. Ellevantar o extender los brazos y las manos mientras se oradenota rogativa y petición. De esta manera, Pablo nos enseñacómo orar eficazmente. Debemos venir ante Dios, humillarnospor nuestros pecados, presentar como nuestro sacrificio alCordero de Dios, ofrecer vidas santas en adoración yalabanza a El y luego esperar gozar del acceso a su presencia.Las peticiones expresadas cuando venimos ante su presenciacon su justicia serán contestadas. Para las mujeres está lapetición adicional de vestirse con modestia y con decencia ydecoro.

Las actitudes son absolutamente indispensables si es quenuestras oraciones han de ser contestadas; por lo tanto, Pabloaboga por evitar la “ira” y la “contienda”. No puede haber unespíritu no perdonador ni vengativo, ningún razonamiento nidiálogos que militen en contra de la fe sencilla. “Quiero, pues,que los hombres oren en todo lugar”, dijo Pablo, “levantandomanos santas, sin ira ni contienda”. Esto era verdaderamentecaracterístico de la oración de Pablo y debe ser de la nuestra.

Preguntas de estudio

1. ¿Bajo qué circunstancias es importante que nosotrosbusquemos al Espíritu Santo para que interceda por nosotroscon gemidos demasiado profundos para palabras? ¿Cómosabemos que el Espíritu está haciendo esto?

2. ¿Cómo debemos aplicar 1 Corintios 11:4–6 a nuestropropio día?

3. ¿Cuándo es necesario que se interprete la oración enlenguas?

4. ¿Qué debemos hacer cuando la respuesta de Dios anuestras oraciones es no?

5. ¿Por qué es importante orar en el Espíritu en todaocasión?

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PARTE 2Capítulo 11Pablosobre laoración—primeraparte

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6. ¿Cuál es el remedio para la ansiedad?7. ¿Qué está incluido en la paz de Dios?8. ¿Qué parte tiene la acción de gracias en la oración y

por qué?9. Los primeros cristianos esperaban la persecución, pero

Pablo con todo los instó a orar para llevar una vida pacífica ytranquila. ¿Por qué?

Preguntas de estudio

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La oración de Pablo nacía de sus propias experiencias.Lo que tan bien había aprendido a través de su búsqueda deDios se convirtió en la pasión de su oración por las iglesias.“El que verdaderamente ora tendrá una perspicacia más aguda,hará juicios más exactos, elaborará planes más inteligentes,logrará un dominio mayor de las situaciones, sustentarárelaciones más creativas con las personas de lo que jamáspodría sin la oración.”1 Pablo era un testigo y predicadoreficaz porque era eficaz en la oración.

Nos podríamos preguntar por qué Pablo incluyó susoraciones en sus epístolas. Ciertamente no fue paraimpresionar a sus lectores con su devoción personal y suespiritualidad; tampoco lo hizo sólo para llenar espacio ensus epístolas literarias. Pero porque Pablo les escribía a suslectores en vez de dirigirse a ellos en persona, era natural quesu hábito regular de orar por ellos acompañara suamonestación y ánimo. Debemos también recordar que élescribió estas cartas bajo la inspiración del Espíritu Santo. ElEspíritu lo dirigió a incluir estas oraciones como parte de lainstrucción que Dios quería que todos los creyentes tuvieran.

— Capítulo doce —

1Albert Edward Ayd, en R.L. Brandt, Praying with Paul [Orandocon Pablo] (Grand Rapids: Baker Book House, 1966), 7.

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Por el ejemplo de Pablo podemos aprender cómo llegar antela presencia de Dios con confianza. Las oraciones de Pablotambién ayudan a traer la revelación de la voluntad de Diospara su pueblo, y presentan un modelo de la oración digno deser imitado. Cuando estudiamos las oraciones de Pablo y nosadentramos en su espíritu, es posible orarlas con significadojunto con él.

El orar las oraciones escritas de Pablo nos ayuda aexpresarle a Dios la parte más profunda de nuestro ser. Estasbellas y dinámicas oraciones nos introducen a todo un nuevomundo. Nos ayudan a ver las profundidades de la eternidad,y al mismo tiempo nos transportan de los niveles mundanos ymediocres de la existencia cristiana a las alturas de la revelacióndivina. Todo creyente que desea una vida de oración eficazhace bien en memorizarse todas las oraciones de Pablo yhacerlas parte activa de sus devociones diarias.2

Orando para conocer mejor a Dios

La oración de Pablo por los creyentes efesios (Efesios1:15–21) expresa la voluntad principal de Dios para cadauno de sus hijos. Tanto aquí y más después en la epístola,Pablo ora, con gran unción, que los efesios crezcan más fuertesespiritualmente por medio de la ayuda del Espíritu Santo (cfr.Efesios 3:16). Todos necesitamos orar los unos por losotros—y por nosotros mismos—para que pueda haber unagran obra del Espíritu en cada uno de nosotros.

Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el SeñorJesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dargracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en misoraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padrede gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en elconocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento,

2Yo personalmente he hecho esto, manteniendo la práctica congran ventaja y deleite por más de un cuarto de siglo.–R.L.B.

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para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, ycuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuálla supereminente grandeza de su poder para con nosotros los quecreemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operóen Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestraen los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y podery señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en estesiglo, sino también en el venidero (Efesios 1:15–21).

Con la introducción “por esta causa”, Pablo hacereferencia a ciertos versículos anteriores, versículos quecontienen tres bendiciones espirituales que les pertenecen alos creyentes por medio de Cristo. Primero, “en quien tenemosredención por su sangre, el perdón de pecados según lasriquezas de su gracia” (v. 7). Segundo, “en él asimismo tuvimosherencia, habiendo sido predestinados conforme al propósitodel que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”(v. 11). Tercero, “habiendo creído en él, fuisteis sellados conel Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestraherencia hasta la redención de la posesión adquirida”(vv. 13,14). Redimidos, escogidos para darle gloria a Dios(v. 12), y hechos recipientes del prometido Espíritu Santo—estas son verdades que Pablo quería que los creyentes efesioscomprendieran y pusieran en práctica.

Es muy probable que los creyentes efesios por los quePablo estaba orando habían sido adoradores de la diosaArtemis (vea Hechos 19:23,24). Sin duda que siendo paganosle habían orado a ella. Pero todo eso había cambiado, y ¡quécontraste habrán visto ahora en las peticiones de Pablodirigidas al “Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre degloria” (v. 17)! Hacemos bien en identificar al Dios a quienoramos dirigiéndonos a El como está descrito por losinspirados autores de la Escritura.

Inmediatamente nos enfrentamos con cierto misterio: ¿Noes Jesús Dios? Sin duda alguna la Escritura así lo declara (veaMateo 1:23; Juan 20:28; Hebreos 1:8). Pero aunque Jesúses verdaderamente el Hijo de Dios y por lo tanto Dios mismo,

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Capítulo 12Pablo

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El es al mismo tiempo el Hijo del Hombre, y por lo tanto Diosy Hombre. Es decir, El poseía cualidades completamentedivinas y cualidades completamente humanas en tal forma queno se interferían entre sí. Era desde la perspectiva humanaque Jesús oraba a Dios el Padre. Su entrada al nivel humano(vea Filipenses 2:5–8) hacía necesaria su oración al nivelhumano.3

Una vez establecida la identidad de Aquel a quien él dirigíasus oraciones, Pablo pasó de identidad a afirmación decarácter: “el Padre de gloria” (“el Padre completamenteglorioso”). “Gloria” es más que simplemente brillantez, oesplendor; abarca todo lo que Dios es—su naturaleza, sucarácter, su ser. El darle gloria a Dios no le imparte a El nadaque todavía no tenga; por el contrario, reconoce el honor quele pertenece a El (cfr. Isaías 42:8,12). “Gloria” es lainimaginable esencia de Dios, que lo hace digno de todaalabanza. Cuando se discierne la gloria de Dios, aunque enun grado limitado, la oración penetra en dimensionescompletamente nuevas (cfr. Exodo 33:18 hasta 34:8). A esteDios todo glorioso, y a El solamente, dirigía Pablo suspeticiones, sabiendo que Dios era sin duda alguna capaz deresponder a las peticiones profundas que él articulara.

La oración de Pablo por los creyentes efesios se puederesumir de manera sencilla: “Dios, hazlos que entiendan”.Pablo mismo expresa la carga de su corazón en esta oración.Hay una relación discernible entre la experiencia y la carga deuno. Lo que Pablo había experimentado él deseaba que losdemás también experimentaran. El había llegado a conocer laeterna realidad por medio del “espíritu de sabiduría y derevelación”; los ojos de su corazón habían sido iluminados yél conocía la esperanza del llamado de Dios, la herencia queDios tenía para su pueblo (incluso Pablo) y el poder disponiblepara lograr estos fines gloriosos. Pablo quería que sus amigos

3El capítulo 7 trata con los ejemplos de su oración como humano.

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efesios tuvieran la misma experiencia, y oraba para que Diosles diera el “espíritu de sabiduría y de revelación”, para queellos conocieran mejor al glorioso Padre.

Se ha debatido si es que la palabra “espíritu” se refiere alEspíritu Santo o al espíritu humano “de sabiduría y derevelación”. Cualquiera que sea la interpretación que se tome,el espíritu humano, cuando el Espíritu Santo se mueve sobreél, experimenta sabiduría y revelación espiritual. “Sabiduría”significa más que juicio o intuición derivados de los procesosmentales humanos, no importa cuán brillantes estos sean. Estaes una sabiduría divina, como la que Isaías vio en el Mesíasvenidero: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritude sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder,espíritu de conocimiento y de temor a Jehová” (Isaías 11:2).

Mientras que la sabiduría resulta en juicio correcto, larevelación resulta en conocimiento correcto. La revelacióntiene dos aspectos: el divino y el humano. Con relación aDios, es la revelación, o descubrimiento, del conocimientoexclusivo a los confines de Dios. Con relación a lo humano,es la aplicación de la facultad del discernimiento a dicha verdadespiritual revelada. El deseo de Pablo de introducir a los efesiosal Dios de toda sabiduría, conocimiento y poder inspiró suelocuente oración.

Cristo añora inspirar a su Iglesia como inspiró a Pablo,dándole el mismo deseo apasionado de tener un conocimientomás completo de Dios. No podemos tener más confianza deque oramos dentro de la voluntad de Dios que cuando juntocon Pablo pedimos para nosotros y para nuestros compañeroscreyentes mayor entendimiento y conocimiento del DiosTodopoderoso. Este conocimiento está completamente fueradel alcance de la naturaleza humana. “Pero el hombre naturalno percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porquepara él son locura, y no las puede entender, porque se han dediscernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14). Sin embargo,esta revelación divina puede ser recibida por todo el que está

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dispuesto a reconocer la existencia de un Dios comunicador.“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino elEspíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Diosnos ha concedido” (1 Corintios 2:12). Sólo Dios puede darnoslos ojos de un vidente. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, nihan subido en corazón de hombre, son las que Dios hapreparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló anosotros por el Espíritu” (1 Corintios 2:9,10).

En otras palabras, obtener el conocimiento de Dios no esasunto de intensa labor mental; como observó A.W. Tozer:“La enseñanza del Nuevo Testamento es que Dios y las cosasespirituales se pueden finalmente conocer sólo por una obradirecta de Dios dentro del alma. No importa la manera enque se ayude al conocimiento teológico con figuras y analogías,el entendimiento puro del Espíritu es indispensable”.4

La palabra “revelación” ha sufrido violencia en casa desus amigos. Por lo tanto, su uso con frecuencia provocasospecha y desconfianza. ¡Cuántas divisiones, cuánto dolor,cuánta angustia, cuánta aflicción de corazón, cuántacontención, cuánta ruina le han llegado a la Iglesia por aquellosque abusan de este divino don! Pero ¿rechazaremos larevelación porque los charlatanes emplean una falsificaciónpara sus propios fines? ¡Claro que no! Por el contrario, debeintensificar nuestros esfuerzos por experimentar lo que se tratade imitar.

Así que ¿cuál, a nuestro entender, sería la intención dePablo cuando le pidió a Dios como lo hizo? El quiso decirllegar al conocimiento revelado por medios aparte de losordinarios. El quiso decir llegar al conocimiento revelado pormedio de una obra de Dios, por su Espíritu. El quiso decirque nuestra percepción espiritual fuera afinada por el Espíritupara que podamos reconocer lo genuino de lo falso. Cuán

4A.W. Tozer, That Incredible Christian [Ese increíble cristiano](Calcutta: Evangelical Literature Depot, 1964), 91.

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grande es nuestra necesidad de una genuina revelación. Sinella vemos sólo una silueta en las sombras; con ella vemoscasi cara a cara. Sin ella sabemos acerca de El; con ellaverdaderamente lo conocemos a El. Sin ella El parece estarmuy lejos; con ella percibimos que El está gloriosamente cerca.La revelación aclara la diferencia entre la ortodoxia fría, muertay la espiritualidad cálida, viva.

La frase modificadora “en el conocimiento de él” no dejalugar para lo extraño ni lo espurio. Se fijan límites dentro delos cuales el conocimiento de la revelación es válido: (1) “paraque sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado”, (2) “ycuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”,(3) “y cuál la supereminente grandeza de su poder para connosotros los que creemos”.

Pablo lleva su petición un paso más: “Alumbrando losojos de vuestro entendimiento”. Nuestro entendimiento naturalno puede discernir ni comprender la verdad espiritual por símismo. Pero los ojos del entendimiento alumbrados, avivadospor el Espíritu Santo, traen una revelación divina genuina. Estono es un misterioso descubrimiento ocultista de lo que antesno se conocía, sino una verdad enérgica ya revelada en laPalabra pero no comprendida todavía por el conscienteespiritual de la persona. Todos nosotros, por cualquier razóny hasta cierto punto, somos como Israel, de quien se dijo: “Yaun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo estápuesto sobre el corazón de ellos” (2 Corintios 3:15). O somoscomo los discípulos que iban a Emaús cuyos ojos “estabanvelados, para que no le conociesen [a Jesús]” (Lucas 24:16).

En ninguna de estas elevadas peticiones hay ni siquierauna insinuación de preocupación ni deseo de algo para gratificarlos sentidos humanos. Sin embargo, nos parece como si alguienestuviera tan extasiado con una percepción del propósito finaldel creyente dada por Dios que anhela compartir la promesarevelada de bendiciones venideras. Pablo había visto el otromundo de tal forma que los mortales muy pocas veces han

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visto (vea 2 Corintios 12:1–4), y deseaba fuertemente quelos demás pudieran, por el Espíritu, ver el glorioso futuro.¡Cuánto necesitamos orar con Pablo para lograr esto!

Recibiendo la plenitud de Dios

¡Qué gran inspiración es comparar las circunstanciasfísicas de Pablo con el contenido de su oración! Mientrasescribía el libro de Efesios se encontraba preso en Roma (veaEfesios 3:1,13). Aun con el privilegio de recibir visitas y demoverse con cierta libertad, estaba constantemente bajoguardia. No lo culparíamos por expresar una oración por sucompleta libertad. Pero él se preocupa más por libertar a laspersonas del pecado y ayudarles a crecer espiritualmente.Sus propias restricciones físicas no eran nada comparadascon la esclavitud de aquellos que están sin Cristo.

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro SeñorJesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en latierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el serfortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; paraque habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que,arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces decomprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud,la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excedea todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud deDios (Efesios 3:14–19).

En esta segunda oración de Pablo por los efesiosobservamos una progresión hacia arriba, conduciendo pasoa paso al final estado de ser “llenos de toda la plenitud deDios”. La pasión de Pablo por el progreso espiritual de laIglesia nunca está más claro que en este pasaje. Sus peticionesindican no sólo sus atesorados objetivos, sino también susegura convicción que sólo a través de la capacitación divinase podían lograr. Hasta que no oremos con similaresconvicciones, buscando la misma capacitación divina,

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quedamos faltos de las gloriosas alturas que Dios tiene paranosotros.

“Doblo mis rodillas” (v. 14) se puede entender de dosmaneras: (1) Pablo hablaba de su postura física cuando oraba;(2) estaba describiendo la actitud de su corazón hacia Dios.En algunas culturas, las personas demuestran respeto paralos que tienen mayor rango al ponerse en pie ante su presenciaen vez de permanecer sentados. En otras culturas, doblarse oarrodillarse es la posición correcta del cuerpo ante la presenciade personas de alta estima. ¿Se debe tratar a Dios con menosrespeto del que se tiene para los demás mortales? Sin embargo,puede ser que Pablo no se preocupaba tanto por la posturadel cuerpo como por la actitud de su corazón. Cualquieraque sea el caso, el arrodillarse ante la presencia del Señorsugiere oración seria e intencional, allegándose a Dios conreverencia y temor santo.

Mientras que en su oración anterior (Efesios 1:17) Pabloidentificó a Dios como “el Dios de nuestro Señor Jesucristo,el Padre de gloria”, su identificación aquí dice sencillamente:“Doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra”(3:14,15). Pablo da énfasis a la comunidad entera decreyentes dedicados, ya sea que ya estén en el cielo o quetodavía estén en la tierra, como una sola familia, que deriva sunombre de Dios y lo ve a El como el que satisface todas susnecesidades.

Las cuatro peticiones en esta oración se relacionan entresí y cada una resalta a la que la precede. Aunque esperemosprogresar a través de las cuatro peticiones en un solo poderosoascenso, eso no es más posible que pasar de la infancia a lavida adulta en un solo día. “El niño todavía debe crecer porgrados, y no hay ‘silla elevadora’ para llegar hasta aquellagloriosa elevación.… Cada paso está introducido con un‘para que’, y cada ‘para que’ señala hacia atrás, a lascondiciones que hacen posible el próximo paso de la

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ascensión. No hay trechos ni se puede comenzar a mediocamino en las escaleras. Cada paso es necesario para el quelo sigue y depende del que lo precede.”5

La primera petición de Pablo es el versículo 16: “paraque os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el serfortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”.“Conforme” (griego, kata), una palabra que aparece por lomenos quince veces en Efesios solamente, aquí sugiere unmedio de medir. Es decir, la habilidad de Dios para satisfacerla necesidad de la persona interior es medida por la vastedadde sus propios recursos, sus propias riquezas gloriosas. Estemedio celestial de intercambio no se puede comparar conningún medio terrenal de intercambio, ni tampoco puede lamoneda terrenal comprar los recursos necesarios a la personainterior. Las riquezas del Todopoderoso no se miden entérminos de oro, sino de gloria. El oro puede satisfacer lanecesidad del cuerpo temporal, perecedero, pero sólo la gloriapuede satisfacer las necesidades del alma que se dirige haciala eternidad. Todo lo que la persona interior necesita estádisponible “conforme a las riquezas de su gloria [sin límite]”.Así que Pablo hace suyo todo lo que su ser interior puedanecesitar; la existencia de las gloriosas riquezas de Dios queno tienen fin es su seguridad de que recibirá más que suficiente.Nosotros tenemos el privilegio de hacer lo mismo.

Para Pablo la oración era el medio de unir la provisión—las gloriosas riquezas de Dios—con la abrumante necesidadde la persona interior. El se preocupaba especialmente poruna faceta en particular de esas gloriosas riquezas que allanaríala necesidad: su poder. El creyente es fortalecido por el podermilagroso que el Espíritu de Dios comunica.

La segunda petición es la primera parte del versículo 17:“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones”. Lapetición anterior nos eleva a este próximo paso en la escalera

5Brandt, Praying with Paul [Orando con Pablo], 55.

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hacia lo mejor de Dios. “Habite” (griego, katoike&) significa“hacer un hogar”, “asentarse permanentemente” o “vivirpermanentemente”. Hasta que Cristo no haga su hogarpermanente en nuestro corazón, hay muy poco progreso haciael amor en la medida “de toda la plenitud de Dios”. “Por lafe” no está incluido aquí por accidente. “Todas las relacionesentre el hombre y Dios descansan en este sólido fundamento.Por su propia fe Abraham vivió en tabernáculos; por nuestrafe Cristo vive en nuestro corazón.”6 La realidad de que Cristovive en nuestro corazón no se alcanza por la fortaleza ydeterminación humanas, sino sólo cuando el Espíritu Santo lahace posible en respuesta a nuestra oración.

La tercera petición es la última parte del versículo 17 ycontinúa hasta el versículo 19: “A fin de que, arraigados ycimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprendercon todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, laprofundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, queexcede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda laplenitud de Dios”. Aunque quizás todavía no lo percibamos,estamos escuchando aquí la oración de un gran apóstol quien,en su propia búsqueda de Dios, había dejado atrás los llanosde la mediocridad y había subido a la montaña deldiscernimiento y la revelación espirituales; desde la cumbrede la montaña, lejos del mundo abajo, fue maravillado por lacasi increíble vista de su magnífico Dios. La vista de Pablo yano estaba limitada. El había visto a Dios en toda su inefablegloria y belleza. Nunca jamás podría estar satifecho condescansar al pie de la montaña. Ni tampoco podía conegoísmo deleitarse en su presente estado, pues con todo suser él deseaba lo mismo para todos los creyentes. Y así orócon pasión.

Este tercer paso fluye naturalmente del segundo, puesdonde Cristo está, ahí también reposa su amor, abriéndonos

6Ibid., 59.

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horizontes sin límites. El amor es al mismo tiempo el fértilsuelo del alma y el suelo de nuestro logro espiritual.

“Comprender” (griego, katalamban&) significa “tomaransiosamente”, “agarrar”, “apropiarse”, “poseer”. El amor esla fuerza que capacita y cualifica. Aparte de él nuestrasextremidades espirituales están paralizadas; no podemosascender a las alturas donde se puede experimentar la plenitudde Dios. Podemos contemplar esas alturas desde la distanciacon ojos añorantes, pero como el evasivo final del arco iris,están fuera de nuestro alcance. Nuestra limitada visión deDios es nuestro mayor impedimento. La grandeza de Diosquizás aparezca ante nosotros, como la cima de una montaña,pero apenas casi hemos pisado sus alrededores. Sin embargo,tanto Dios como Pablo nos llaman a ascender.

Entonces, ¿cuál es esta cosa de cuatro dimensiones(anchura, longitud, profundidad y altura) que nos atrae?Seguramente es algo que está escondido del ojo natural. Estámucho más allá del alcance de cualquiera que no conoce aDios a través de Cristo de una manera personal. Algunos hancreído que el amor divino es el inmensurable aspecto de Diosque el Espíritu quiere que comprendamos. Esa es sin dudaparte de la consideración, y aunque la declaración que sigueinmediatamente señala al amor por sí solo (“y de conocer el[extraordinario] amor de Cristo, que excede a todoconocimiento”), el contexto permite esta conclusión. Aunqueno puede haber duda de que Dios desea que sus hijos crezcanen amor, pues Dios es amor, erramos al pensar quecomprendemos a Dios si sólo conocemos su amor. “Más alládel amor de Dios aunque abarcándolo, está su plenitud—suanchura, su longitud, su profundidad y su altura—todo lo queEl es.”7 Esto es lo que Pablo había descubierto cuando oró;y esta fue su oración tocante a la familia de Dios.

La última petición en la oración de Pablo es la segundamitad del versículo 19: “Para que seáis llenos de toda la plenitud

7Ibid., 60.

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de Dios”. ¡Aquí está la cumbre! Es sólo cuando nuestro serinterior ha sido fortalecido con su poder por el Espíritu, cuandoCristo ha hecho su habitación en nuestro corazón, y cuandohemos comenzado a poseer la gloriosa plenitud de Dios, queposeemos la cumbre más alta de la experiencia cristiana. Losvalles, con su sutil tendencia a halarnos hacia abajo, quedanmuy atrás; un paso final nos transportará a la meta deseada:ser llenos con la plenitud de Dios. Eso es algo que no tienelímite. Esa es la brillante cumbre de la montaña—estar sobrelas nubes—la altura más sublime de todas. Una persona nopuede ir tras un tesoro mayor. Cuán insignificantes son lostesoros terrenales en comparación. Sin embargo, note queasí como en el caso de la luz que Dios hace brillar en nuestrocorazón, “tenemos este tesoro en vasos de barro, para que laexcelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”(2 Corintios 4:7).

¿Cuál es esta plenitud en la que debemos fijar nuestrosojos y a la cual hemos de dirigir nuestra oración más ferviente?Es ser conforme a la imagen del Hijo de Dios. Pues de Elestá escrito: “Por cuanto agradó al Padre que en él [Cristo]habitase toda plenitud” (Colosenses 1:19); y “en él [Cristo]habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”(Colosenses 2:9). Nada más de la plenitud y naturaleza deDios pudo haber sido envuelto en forma humana, ni pudoDios haber sido más revelado a sus criaturas, pues Jesús era“la imagen misma de su [de Dios] sustancia”, la expresiónmisma de su sustancia (Hebreos 1:3).

Orando por un amor más profundo

Tan cierto como las olas del mar están influenciadas porla luna, así nuestro comportamiento y prácticas estáninfluenciados por la oración. La oración es muchísimo másque una forma de terapia espiritual. Su propósito es muchomás noble que un mero sentido de bienestar personal. En su

Orando por un amor más profundo

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forma más pura es la voluntad de la persona elevándose almismo nivel que la voluntad de Dios; en esa unión podemoshacer la voluntad de Dios. La voluntad de Dios para todoslos creyentes no se puede expresar más claramente de lo queestá expresada en esta oración.

Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y másen ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a finde que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenosde frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria yalabanza de Dios (Filipenses 1:9–11).

La voluntad de Dios para los creyentes filipenses, y paranosotros hoy, es el amor agape—el amor en su forma mássublime y pura, aunque todavía en su infancia y por lo tantoimperfecto. No como el amor philos (afecto o cariño y algunasveces superficial), el amor agape es “derramado en nuestroscorazones por el Espíritu Santo” (Romanos 5:5) y deriva sualimento de El solamente. La verdad es su tutora; la sabiduríasu guía. Las tentaciones de Satanás no lo pueden destruir, nitampoco las palabras tentadoras de Satanás pueden hacerlovacilar. Su potencial no se puede ni imaginar. El amor agapeinspiró la oración de Pablo, así como debe motivar la oraciónnuestra. El corazón apasionado de Pablo deseaba su aumentocontinuo y sobreabundante, sabiendo que donde abunda elamor, existe toda buena obra.

Las palabras “en ciencia y en todo conocimiento” debentratarse como una unidad, ya que juntas representan unacualidad compuesta del amor. El buscar separar la ciencia delconocimiento es como separar a gemelos siameses, pues soncasi idénticos. “Conocimiento” (griego, epign&sis) es unaforma reforzada de gn&sis e indica conocimiento total, unamayor participación por el conocedor en el objeto conocido,que lo influencia más poderosamente. Pablo parece tener enmente una sensibilidad espiritual, un sexto sentido espiritual.La palabra griega aisth%sis, traducida como “ciencia”, se

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encuentra sólo aquí en el Nuevo Testamento. Significa“percepción”, “discernimiento”, “experiencia moral”. Involucrala comprensión moral que intuitivamente percibe lo correctoe inconscientemente se aparta del mal. Por medio de ella lapersona se enriquece en toda experiencia moral. Lasensibilidad espiritual y el discernimiento son las necesidadessupremas. Sin ellas, muy fácilmente se nos encuentra entrelos que “¡a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacende la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargopor dulce, y lo dulce por amargo!”, que son “¡sabios en suspropios ojos, y … que son prudentes delante de sí mismos!”(Isaías 5:20,21). Pero con ese sentido y discernimientoespirituales nos unimos a los rangos de aquellos que “por eluso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento delbien y del mal” (Hebreos 5:14).

Aparte de la sensibilidad y el discernimiento espiritualesque da el Espíritu, no podemos “discernir qué es lo mejor”.Por lo tanto, la oración de Pablo de que nuestro “amor abunde… en ciencia y en todo conocimiento” precede a su oración“para que aprobéis lo mejor”. “Aprobéis” (griego, dokimaz&)indica algo más que simple entendimiento. Es decubrir lo mejorde algo y aceptarlo con aprobación después que ha sidoprobado (como el metal) y encontrado superior.

Sin embargo, una cosa es juzgar lo bueno de lo malo, yotra es actuar sobre ese juicio: La aprobación de lo mejor seproclama con voz más alta con la acción, y la aprobacióntraza el curso para la acción; en otras palabras, la aprobaciónde lo mejor impulsa la acción de lo mejor. Aparte de lahabilidad de discernir o descubrir lo que es lo mejor, no hayhabilidad para actuar la excelencia. Pablo percibió que el amoragape era mucho más superior a cualquier excelencia aprobadapor la Ley (cfr. Romanos 2:18). Capacitaba al que lo poseíapara sentir y discernir aquello que complacería al objeto desu amor, y luego actuar (como la Ley no podía hacerlo). LaLey gritaba: “¡Esto es; hazlo o muere!” El amor susurra: “Estoes. Prefiero morir antes que no hacerlo”.

Orando por un amor más profundo

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La excelencia espiritual consiste de muchas virtudes, siendola primera de ellas la pureza. “Pureza” (griego, eilikrin%s),según algunos lingüistas, significa literalmente “probado porla luz del sol”. En otras palabras, tenemos una pureza moral yética que puede ser examinada bajo la luz más fuerte sindemostrar ni tan solo un defecto ni imperfección. Tambiénquiere decir “no mezclado”, “libre de impurezas”. También seusaba acerca de una sinceridad que estaba libre de motivosmalos, egoístas o hipócritas. El mundo tiene una manera depercibir la impureza y la falta de sinceridad. Así también lohace Dios. Nada tiene una voz más discordante que la faltade sinceridad, y nada provoca más desdén. Pero la purezacombinada con la sinceridad es la reina de las virtudes, lamadre de todo respeto. Su fuente es el amor. Dejemos que lapureza y la sinceridad reinen, y tanto Dios como la genteestimarán y honrarán a la persona que las demuestre.

La pureza tiene una noble gemela: la irreprensión.“Irreprensión” (griego, aproskopos) describe una relación idealque no causa ofensa, una relación primordialmente entre Diosy nosotros. El amor agape, que abunda en sentido ydiscernimiento espirituales, quita toda barrera y lo guarda auno de causar ofensa; donde hay amor, la ofensa hiere tantoal ofendido como al ofensor. El evitar causar ofensa siendoirreprensible es ser verdaderamente justo.

La impureza, la falta de sinceridad, y la ofensa no puedenproducir el fruto de la justicia; pero combine la pureza y lasinceridad con un espíritu irreprensible y usted tiene un corazónque no rendirá ningún fruto malo. Esta oración llega a sugloriosa culminación con un pronunciamiento del fin hacia elque toda la oración es dirigida: “Llenos de frutos de justiciaque son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza deDios” (v. 11). El fruto denota más bien carácter que servicio.

Hay una distinción casi uniforme en el Nuevo Testamento entre lasobras y el fruto; las anteriores indican el servicio, y el fruto el carácter.Por lo tanto, … frutos no se refiere a lo que hacemos sino a lo que

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somos; no a la actividad cristiana, sino a nuestro parecido conCristo; no a nuestra relación con los hombres, sino a la condiciónde nuestra alma.8

Quizás nos inclinemos a suplicar: “Metas tan grandes¿cómo las lograré? ¿Cómo puedo tener amor agape? ¿Cómopuedo discernir cuál es lo mejor? ¿Cómo puedo ser moral yéticamente puro de una forma que no ofenda? ¿Cómo puedoser lleno con el fruto de la justicia?” Sólo hay una respuesta.Comience a orar como oró Pablo:

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por laexcelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amordel cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar aCristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es porla ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios porla fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y laparticipación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a élen su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección deentre los muertos (Filipenses 3:8–11).

A primera vista, este pasaje quizás no sea percibido comouna oración; pero hace eco a la dulce música del propósitomás elevado de la vida. El expresar el deseo de conocer elpoder de la resurrección de Cristo y la participación de sussufrimientos es verdadera oración. El alma que comprendetotalmente el significado de Pablo en este pasaje puede sersacudida por un sentido de estar sujeta al escudriño másagudo. Nada expone las imperfecciones de uno como laperfección de otro. Nada provoca la emulación como lapersona que sobresale.

El ejemplar Pablo está bajo crítica. La luz del proyectorestá iluminando los rincones de su ser. El que se atreve a pisaresa luz inmediatamente se da cuenta de su propia pobrezaespiritual. ¿Qué alma alguna vez expresó un deseo tan

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8W. Graham Scroggie, Paul’s Prison Prayers [Las oraciones dePablo en la cárcel] (Grand Rapids: Kregel Publications, 1981), 33.

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escudriñador y al mismo tiempo tan obvia desconfianza delos logros pasados? Aquí tenemos una escena casi demasiadosagrada para nuestros débiles corazones: un alma poderosallevada al extremo, pero mezclando confesiones tanprovocativas que nos sobresaltamos de vergüenza y nosadmiramos de nuestra propia complacencia. Podemos sentirla intensidad de su clamor: “Si en alguna manera llegase …”(v. 11); “no que lo haya alcanzado ya …” (v. 12); “yo mismono pretendo haberlo ya alcanzado …” (v. 13). En un instantevemos nuestra propia deficiencia. Podíamos haber estado tancompletamente absortos en las experiencias y logros pasadosque no habíamos pensado dos veces sobre la posibilidad deque en realidad todavía no habíamos llegado. Ahora, al volverloa pensar, no sólo reconocemos que nos hemos comportadocomo si hubiéramos llegado—nos damos cuenta que hemosdesembarcado en el puerto equivocado. Pero a plena vistaestá el principal de los apóstoles (2 Corintios 11:5; 12:11), elmás poderoso de los santos, y él se da perfecta cuenta deabrumantes faltas personales (cfr. 1 Timoteo 1:15). No hayduda que esta es la marca que identifica la grandeza, puesquitamos el velo de nuestra estatura espiritual con nuestrasactitudes hacia el pasado y nuestras esperanzas para el futuro.

Para Pablo siempre había algo más allá. Había algo másallá de la revolucionaria experiencia camino a Damasco y hastaalgo más de la seria calle que se llamaba la Derecha. Nomucho antes hubo un desierto árabe de revelación, y despuésde eso un camino derecho que se levantaba siempre arribahacia el conocimiento insondable del poder de la resurrecciónde Cristo. Sin embargo, cuando contempló a su Maestro,Pablo sabía que todavía había algo más. El había sufrido,pero no como había sufrido su Maestro. El sabía algo de lamuerte, pero todavía no era como El en su muerte. Nitampoco sentiría que ya había logrado hasta no haber llegadohasta el final. Una vuelta en la carrera no era la victoria. Elreservaría su alarde hasta terminar la última vuelta.

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Al contrario de Pablo, la mayoría de nosotros noshacemos víctimas de un mundo de sueños. El cántico denuestra alma es: “Si estoy soñando, déjame seguir soñando”.Y hasta que no sucede algo drástico, estamos contentos consoñar. Se nos ha de volver a la realidad con un choque paraque no sigamos con nuestros fantásticos y fatales sueños. Elcreer que ya lo hemos logrado todo es pasar por alto laposibilidad de lograr más.

El hecho es que—y esto se puede declarar sin temor deuna excepción convincente—ninguno de nosotros todavía ha“logrado”. Más allá hay más, más de lo que ojo ha visto nioído ha oído, más de lo que cualquier sabio ha dicho. En lamente espiritualmente iluminada de Pablo, el conocer a Cristoy “el poder de su resurrección, y la participación de suspadecimientos” (Filipenses 3:10) estaba predicado sobre lamás vital de todas las relaciones espirituales. Nosotroshacemos el conocerlo algo demasiado casual, y por lo tantoadmitimos nuestro inferior conocimiento de El. Nosotrosconfundimos una mera introducción a El por el conocimientopleno de El. Nos hemos convertido en las inocentes víctimasde una ignorancia deplorable. Pero hay una salida. Esta esorar con el absoluto e inflexible propósito del corazón dePablo: “Para ganar a Cristo, y ser hallado en él”.

¿Pero qué significa “ganar a Cristo”? “Ganar” (griego,kerdain&) es la misma palabra traducida como “ganare” enMateo 16:26: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganaretodo el mundo, y perdiere su alma?” Cuando uno gana aCristo, se apropia o recibe a Cristo tan completamente que eltierno Maestro se convierte en el poder preeminente en ysobre todo su ser y circunstancias. Solamente una cosa fuecontada como ganancia por Pablo. Todo lo demás erapérdida, basura (Filipenses 3:8). El verdadero valor en la vidano tenía nada que ver con el orgulloso linaje de Pablo, sunoble fondo religioso, su preparación bajo el famoso Gamaliel,su superior conocimiento, su celo y obras incomparables, ni

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su aparente impecable justicia externa. Todo esto era sólooropel, oro de tontos, comparado con las mayores riquezasque había encontrado: “la excelencia [absoluta superioridad]del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor” (v. 8). Ganar aCristo, en las propias palabras inspiradas de Pablo, queríadecir “ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que espor la ley, sino la que es por la fe de Cristo” (v. 9). Usandootras comparaciones bíblicas para esta relación, ganar a Cristoquiere decir ser unido a El como la Cabeza (Efesios 4:15),como el Esposo (Juan 3:29), y edificados en El como el seguroFundamento (1 Corintios 3:11). No puede haber unconocimiento íntimo de Cristo mientras haya la menordependencia en cualquier otra cosa. Pablo sabía esto, peronosotros no. Este es el perpetuo campo de batalla y la razónevidente de nuestro crecimiento espiritual a paso de tortuga.Luchamos constantemente contra una tendencia humana detomar placer en nuestra propia justicia; tratamos de ganar aCristo ofreciendo los inútiles cupones de nuestra propiajusticia, en vez de la moneda legal del tesoro celestial, la justiciade Cristo.

“Ganar a Cristo” no es algo que se hace una vez portodas. Es tan fácil volver a los desgastados caminos delpasado, comenzar bien y terminar mal, comenzar en el Espíritupero tratar de terminar en la carne (Gálatas 3:3). Con Pablo,nosotros también debemos practicar constantemente el“estimar”. “Estimo todas las cosas como pérdida … y lo tengopor basura” (Filipenses 3:8). El estimarlo de otra forma esbuscarse el desastre y alejarnos de El. El momento en quecomenzamos a estimar nuestra propia vida recta, nuestrafidelidad en la iglesia, nuestros actos de benevolencia, nuestroevitar ciertos males—en ese momento ponemos un estorboentre nosotros y El, hasta que nos arrepentimos y nuestra“estima” es corregida.

Ganar a Cristo es el absoluto requisito previo paraconocerlo. La segunda petición en su gran oración depende

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estrictamente de la primera. “A fin de conocerle” nunca puedesuceder hasta que no lo hagamos Dueño y Señor de nuestravida. El “conocer”, que es de lo que Pablo habló y por lo quese esforzaba, iba mucho más allá de la comprensión mental.Era más que contar de nuevo las obras más grandes y noblesde Cristo, más que conocer los datos de su vida, más que laconvicción intelectual de su realidad, más que el conocimientoobtenido al oír o leer. Era una completa identificación con El.Era identificación con el mismo poder que levantó a Cristo delos muertos. Era identificación con los mismos sufrimientosque El padeció. Era identificación hasta el punto de hacersecomo El en su muerte.

A primera vista hay un orden algo raro en el deseoexpresado por Pablo de conocer a Cristo: “A fin de conocerle,y el poder de su resurrección, y la participación de suspadecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”.Sin embargo, hay una lógica en esta secuencia. Este es elcamino que Cristo anduvo. Discernimos sus pisadas en cadaetapa, y habiendo hecho la jornada con Pablo, nosencontramos junto al apasionado Apóstol contemplando aAquel cuyo rostro estaba fijo en Getsemaní, una sala de juicio,un poste de azotes, un árbol maldito, un sepulcro en un huertoy finalmente ¡la mañana de resurrección! Como consecuencia,clamamos con Pablo: “A fin de conocerle”. La resurrecciónfue el coronamiento del ministerio de Cristo. Pero antes deresucitar, El murió. Y antes de morir, sufrió. Y antes de sufrir,El había vivido y ministrado por el poder de la resurrección.¿Acaso no dijo El: “Por eso me ama el Padre, porque yopongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sinoque yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, ytengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibíde mi Padre” (Juan 10:17,18)?

“A fin de conocerle” es en realidad la esencia de lasoraciones de Pablo. Todas las demás peticiones son sólofacetas de esta gran petición. La ignorancia es lo directamente

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opuesto al conocimiento. Es la ignorancia en todos nosotroslo que nos aleja de la vida de Dios. La persona queabsolutamente no lo conoce es el perdedor más grande detodos. Pablo describe a tales personas como “teniendo elentendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios porla ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón”(Efesios 4:18). Pablo no quería tener nada que ver con estaignorancia espiritual; él quería conocer a Cristo. El comprendíaque conocer a Cristo es participar de la vida misma de Dios;conocer el poder de su resurrección es compartir másabundantemente de la vida.

Parece que demasiados creyentes se han detenido antesde lograr lo mejor y más elevado de Dios. Parecemoscontentarnos con un pulso espiritual muy leve. Pero ¿cuántosde nosotros conocemos el poder de su resurrección? Casi nisabemos que tal cosa existe, mucho menos el conocerlo ensu operación. “El poder de su resurrección” es la manifestaciónmás poderosa de omnipotencia, pues como su base está elprincipio de la vida misma. Este poder encuentra su suelomás fértil en el valle de la muerte. De hecho, no se puededemostrar en su totalidad ni tener su experiencia aparte de lamuerte. Pero estar muerto sin él es estar muerto eternamente.Pablo deseaba andar por el mismo camino que su Señor habíaandado; pero se daba cuenta que para hacerlo tenía que tenerel mismo poder. Sin él no podía conocer la participación desu sufrimiento, ni conformarse a su muerte, ni obtener suresurrección. ¡Tampoco podemos nosotros! Del “poder desu resurrección” avanzamos a “la participación de suspadecimientos”. ¡Qué gran oración es esta! Humanamente,hacemos todo esfuerzo por evitar y escapar el padecimiento;creemos masoquista a la persona que invita el padecimiento.Pero Pablo no era masoquista. El sabía que el padecimientoera necesario para la resurrección—pero no todopadecimiento, sólo aquel que nos muestra el Salvador.

Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la concienciadelante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues

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¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y los soportáis? Massi haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente esaprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porquetambién Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, paraque sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engañoen su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición;cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa alque juzga justamente (1 Pedro 2:19–23).

Los padecimientos del Salvador se pueden identificarfácilmente, pues fueron siempre a favor de los demás y nuncadebido a sus propias faltas ni pecados. Siempre fueron deacuerdo a la voluntad de Dios; siempre fueron vicarios;siempre fueron redentores. De manera que la participaciónde sus padecimientos por necesidad incluye el padecer segúnel mismo patrón y por el mismo fin. ¿Podemos beber de estacopa? ¿Estamos listos para ser bautizados con su bautismo?(Cfr. Mateo 20:22,23 y Marcos 10:38,39.) ¿Nos atrevemosa alinearnos con Pablo en su oración? Sólo cuando por mediodel espíritu de sabiduría y revelación los ojos de nuestra mentesean iluminados para ver con Pablo, y con Cristo mismo, elgran final de todo.

El padecimiento introduce a sus víctimas a la muerte;ayuda a prepararlos para la muerte. “Y aunque era [Jesús]Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Hebreos5:8). Pablo dice que Cristo Jesús “se humilló a sí mismo,haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”(Filipenses 2:8). Padecer como padeció Cristo hace posiblemorir como El murió. Antes de que podamos apenas sondearel significado de la oración de Pablo para hacernos como elSalvador en su muerte, debemos examinar esa muerte.Seguramente que la muerte que Pablo se imaginaba era algomás que la muerte física. La muerte física escasamente es unameta digna, y la muerte por crucifixión lo es mucho menos.Pero “su muerte” era una muerte diferente. Muchas personashan muerto, y no pocos por crucifixión; pero nadie ha muertocomo murió Jesús. La muerte física fue la parte menor (aunque

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importante) de su muerte. Era sólo una demostración visiblede algo profundamente espiritual e invisible. Era el amor en supropósito más elevado.

¿Cómo podemos explicarlo? ¿Cómo podemoscomprenderlo? Escuchemos a Moisés suplicando por supueblo lleno de culpa y lograremos cierta noción de estamuerte: “Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego,pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque sehicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y sino, ráeme ahora de tu libro que has escrito” (Exodo 32:31,32).La oración de Pablo para hacerse más como Jesús en sumuerte debió haber sido ya por lo menos en parte suexperiencia cuando escribió tocante a los judíos que habíanrechazado a Cristo: “Porque deseara yo mismo ser anatema,separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que sonmis parientes según la carne” (Romanos 9:3). O sea, que élhubiera estado dispuesto a entregar su propia salvación y pasarla eternidad en el lago de fuego si eso hubiera garantizado lasalvación de esos judíos que habían rechazado a Cristo. Elsabía que eso era imposible; nada que él pudiera hacer lossalvaría. Pero así era cuánto los amaba.

El deseo de Pablo por la muerte no era mórbido. Por elcontrario, reflejaba su perfecto entendimiento del camino a laresurrección y a la gloria sin par que veía en la resurrección.No muy diferente de su Señor, quien “sufrió la cruz,menospreciando el oprobio” (Hebreos 12:2), Pablo, tambiénarrebatado por visiones de lo que estaba por delante, nosolamente estaba dispuesto a andar por el mismo camino,sino que lo hizo su propósito principal.

La resurrección, vista con tanto deseo por Pablo,escasamente se puede limitar a la resurrección final de losjustos muertos “si en alguna manera llegase a la resurrección[espiritual y moral que me levanta] de entre los muertos [auncuando todavía estoy en el cuerpo]” (Filipenses 3:11).

¿Cuántas cumbres de esplendor y revelación espiritualesnos hemos perdido por no reconocer los aspectos presentes

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de la resurrección que podemos lograr? De que hay talesaspectos, aunque sólo tengamos unas pocas indicaciones, nosdebe provocar a ir tras ellos con todo ahínco. El hecho queno podamos concebirlos no nos debe detener. Nuestra faltade conocimiento es simplemente una indicación de que Dioslos ha velado en oscuridad para que tengamos el placer dedescubrirlos. Pero no queremos ser como el explorador delpoema de Robert Service, “El embrujo del Yukón”,refiriéndose a la emoción de la búsqueda del objeto deseado:

Hay oro y me obsesiona, me obsesiona;Me seduce como en antaño.Pero no es el oro lo que quieroTanto como simplemente encontrar el oro.9

“Gloria de Dios es encubrir un asunto”, escribió el hombremás sabio de todos, añadiendo, “pero honra del rey esescudriñarlo” (Proverbios 25:2). Y nosotros, como “reyes ysacerdotes” espirituales, escudriñamos mejor cuando pormedio de la oración persistente decimos con Pablo: “A fin deconocerle, y el poder de su resurrección, y la participaciónde sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en sumuerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entrelos muertos” (Filipenses 3:10,11).

Orando para comprender la voluntad de Dios

Como ya ha sido observado, la oración para ser eficazdebe estar de acuerdo con la voluntad de Dios. Hasta que nodeterminemos la voluntad divina, no podemos esperar quenuestras oraciones sean contestadas positivamente. Los hijosde Dios luchan cuando malentienden este punto. Para ellos elconocimiento de la voluntad es un enigma, cuya solución es

9Robert Service, Collected Poems of Robert Service [Poemas deRobert Service] (New York: Dodd, Mead & Co., 1940), 5.

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tan difícil que casi abdican toda esperanza de descubrirla.Pero no nos atrevamos a culpar a Dios de hacer su voluntadimposible de descubrir. ¿Por qué El, que tanto desea quehagamos su voluntad, ha de sutilmente esconderla de nosotros?¿Se nos ha ocurrido alguna vez que aunque el buscar lavoluntad de Dios a veces nos pone perplejos, el capturarnuestra voluntad es lo que Dios busca más? Una vezcomenzamos a percibir esto, estamos listos para eldescubrimiento mayor de la vida. Pablo sabía la importanciade comprender la voluntad de Dios y lo que El hacía en elmundo. Pablo alabó a los creyentes colosenses por el frutodel evangelio que había sido producido en ellos desde el díaque lo habían oído. El también tomó nota de su amor en elEspíritu, que es un requisito para conocer la voluntad de Dios.“Por lo cual” (Colosenses 1:9), desde el día que él oyó deellos, no había dejado de orar por ellos.

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, nocesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos delconocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligenciaespiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándoleen todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en elconocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a lapotencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; congozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar dela herencia de los santos en luz (Colosenses 1:9–12).

El amor es una actividad de la voluntad. El Maestro dijo:“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el queme ama” (Juan 14:21). Así como la fe sin obras es muerta,por sí sola, también el amor sin obras es muerto, tambiénestando por sí solo. La evidencia del amor en el Espíritu es lacompleta entrega de la voluntad. El amor a Dios no conoceuna demostración más grande que el abandono a su voluntad.Cuando nos comprometemos por completo a hacer la voluntadde Dios, sin ninguna reserva para protegernos a nosotrosmismos, y sin ningún conocimiento específico de esa voluntad,

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estamos preparados para una revelación de esa divinavoluntad. Exigir saber antes de decidir obrar es admitir ladesconfianza; y la desconfianza obstruye la revelación.

En el diseño y método de Dios hay un orden fijo: voluntad,conocimiento, obra. “El que quiera hacer la voluntad de Dios,conocerá si la doctrina es de Dios” (Juan 7:17). La gentetiende a alterar este orden. Deseamos saber antes decomprometernos a obrar. Como Jacob, luchamos ferozmentetoda la noche, sin estar dispuestos a darnos por vencidos,mientras que al mismo tiempo Dios lucha por la completasumisión. “Porque Dios es el que en vosotros produce así elquerer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).Permitamos que el problema de “estar dispuestos” seaarreglado, y que el problema de conocer se esfume en lainsignificancia.

El tesoro más preciado por Dios es una persona con unavoluntad entregada. David era una persona así. ¿Por qué Dioshizo a un lado el protocolo y en vez de escoger al hijo mayorde los hijos de Isaí como sucesor de Saúl como rey de Israel,escogió al menor? Reconocemos el indisputable derecho delDios soberano para hacer esto, pero creemos que su soberaníaes siempre compatible con su justa y razonable naturaleza.Aunque nosotros como mortales con nuestras limitacionesfinitas no podamos comprender sus razones, debemos insistirque El las tiene. Cualquier cosa menos rebajaría su carácter.

El profeta Samuel había ido a la casa de Isaí bajo divinasórdenes para ungir a un nuevo rey. Cuando apareció Eliab, elhijo mayor, la reacción inmediata del profeta fue: “De ciertodelante de Jehová está su ungido” (1 Samuel 16:6). PeroSamuel veía con ojos humanos. El vio la estatura alta y unaapariencia real. Sin duda también vio a un hombre muypresentable, bien preparado para la guerra, claramente capazde dirigir. Pero Dios prorrumpió en el oído de Samuel: “Yo lodesecho”. ¿Por qué? “Porque Jehová no mira lo que mira elhombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos,

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pero Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7). Faltaba unacualidad en Eliab, y ese fue el mayor factor determinante. Lamisma cualidad les faltaba a siete de los hijos de Isaí, a pesardel hecho que todos eran hombres de capacidad y renombre.Samuel no pudo ungir a ninguno de ellos, pues Dios los habíadesechado. Pero cuando David, el candidato más improbabledebido a su juventud, fue llevado del campo de los pastores ypresentado a Samuel, no hubo ni sombra de duda. Al instantela voz del cielo insistió: “Levántate y úngelo, porque éste es”(1 Samuel 16:12).

¿Cuál era la diferencia? Era algo que Dios vio en elcorazón de David. ¿Era que David tenía un conocimiento máscompleto de la voluntad de Dios? Seguramente que no.Entonces ¿qué había en este joven sin pretensiones que llamóla atención del cielo? Una cosa—una voluntad totalmenteentregada a su Hacedor. Pablo borró toda duda para siemprecuando bajo la inspiración del Espíritu dijo: “Quitado éste, leslevantó por rey a David, de quien dio también testimoniodiciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme ami corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos13:22).

Hay un solo obstáculo que evita que Dios haga por mediode nosotros todo lo que El desea—nuestra voluntad. Alcombinar una voluntad dedicada con una sincera búsquedapor el conocimiento de la voluntad de Dios, no hay fuerza enlos cielos ni en la tierra que pueda estorbar a Dios. No tenemosque persuadir a Dios que dé a conocer su voluntad. Todo loque necesitamos hacer es hacerla posible. “Y nosotros nohemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu queproviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos haconcedido” (1 Corintios 2:12). Dios ha dado sin reserva.Nosotros sólo tenemos que apoderarnos de los medioscorrectos para recibir. “Pero el hombre natural no percibe lascosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura,y no las puede entender, porque se han de discernir

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espiritualmente” (1 Corintios 2:14). Por medio de su amor enel Espíritu los colosenses habían hecho posible la revelaciónde la voluntad de Dios; la oración de Pablo por los colosensesera una parte del proceso por el que fue dado a conocer. Elconocimiento de su voluntad se lleva a cabo cuando la voluntadhumana se somete en el amor del Espíritu. Pero en realidadno se entra en su voluntad hasta que se hace “en ciencia y entodo conocimiento” (Filipenses 1:9). La ciencia espiritual y elconocimiento espiritual aquí son casi idénticos al “espíritu desabiduría y de revelación” que hace posible conocer mejor aDios (Efesios 1:17). Se hace claro inmediatamente quepodemos ser llenos con el conocimiento de su voluntad sólopor una operación espiritual.

El conocimiento es el fruto del proceso de aprender. Yun aspecto de aprender es el proceso de comparación.¿Cuántas veces no dijo el Maestro: “El reino de los cielos essemejante a …”? Aquello que ya conocemos es un escalónhacia lo que no conocemos. El conocimiento, podríamos decir,es la clave para mayor conocimiento. El conocimiento de laaritmética básica es necesario para el conocimiento de álgebra,y el conocimiento de álgebra es necesario para el conocimientode la matemática superior del cálculo diferencial e integral.Así es con las cosas de Dios. La persona que no tiene puntode partida no puede progresar. La persona que no ha nacidode nuevo por el Espíritu Santo no ha aprendido el abecedariodel conocimiento espiritual. Por lo tanto, el lenguaje del Espírituno tiene significado para él así como el lenguaje por señas nolo tiene para un ciego. El Espíritu Santo es nuestro maestro enel conocimiento de la voluntad de Dios; y su proceso deinstrucción es muy parecido al proceso natural de aprender.Sólo el material crudo es diferente: “palabras … que enseñael Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”(1 Corintios 2:13). Así que la experiencia espiritual es unrequisito absoluto. Hasta que no haya un ojo espiritual, nohabrá vista espiritual. Las palabras de Jesús a Nicodemo

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establecen esto más allá de toda duda: “El que no naciere denuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Elfundamento ya había sido puesto con los cristianos colosenses;la vida y el conocimiento espirituales ya estaban presentes.Ahora era sólo un asunto de pasar del relativo vacío al lugarde plenitud—Pablo no cesa de “pedir que [sean] llenos delconocimiento de su voluntad”.

No es diferente para nosotros hoy. La voluntad de Dioses que seamos llenos con el conocimiento de su voluntad. Sinembargo, nosotros debemos orar y desear junto con Pabloque así sea, pues sólo entonces es que permitimos que elEspíritu nos enseñe, expresando verdades espirituales enpalabras espirituales hasta que estemos llenos de eseconocimiento supremo. “Para que andéis como es digno delSeñor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buenaobra, y creciendo en el conocimiento de Dios” (Colosenses1:10). La vida y el conocimiento tienen mucho en común. Lavida de Cristo reflejaba su conocimiento. Nuestroconocimiento se refleja en nuestra vida. En una ocasión, aJesús “le era necesario pasar por Samaria” (Juan 4:4); El seencontraría ahí con una mujer para decirle que El era el Mesías.En otra ocasión los judíos “acordaron matarle” (Juan 11:53).Pero Jesús lo sabía y “ya no andaba abiertamente entre losjudíos” (11:54). En otra ocasión Jesús dijo: “Sin embargo, esnecesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino;porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén”(Lucas 13:33). Su conocimiento motivaba su vida.

La oración de Pablo de que los creyentes colosensesfueran llenos del conocimiento de la voluntad de Dios estabaclaramente predicado sobre la premisa de que suconocimiento resultaría en una vida digna. Fíjese en la relaciónentre las dos peticiones: (1) “que seáis llenos del conocimientode su voluntad”, (2) “para que andéis como es digno delSeñor”. Hemos de estar llenos con el conocimiento de lavoluntad de Dios para poder vivir como es digno del Señor.

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“Toda acción verdadera debe brotar del conocimiento: laconducta digna de la doctrina sana: la ética cristiana de ladoctrina cristiana: el buen hacer del buen pensar: la moralidadde la teología.”10 “Para que andéis como es digno del Señor”es el punto crítico de toda la oración. En él se refleja la pasiónconsumidora del corazón del apóstol y la carga por todas suslabores. Todo lo que sigue es sólo elucidación y los mediospara lograr esa meta.

“Agradándole en todo” estaría excesivamente fuera decontexto si se dijera que quiere decir que el cristiano ha decomplacer a todos también. Verdaderamente, todo locontrario es cierto; el objetivo del cristiano es agradar sólo aUno. El Twentienth Century New Testament [El NuevoTestamento del siglo veinte] nos da la frase “y así agraden aDios en toda manera”. El andar digno de Cristo es agradar aDios, así como Cristo describió su vida diaria en la tierra: “Yohago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29).

El punto de partida en una vida digna es llevar “fruto entoda buena obra [o actividad]”. De hecho, una vida digna ylas buenas obras son casi idénticas. La buena obra o actividadrequiere cuidadosa examinación, pues el significado bíblicocasi ha desaparecido en un laberinto de interpretacioneshumanas. El llevar fruto en toda buena obra no es el productode sencilla sabiduría y entendimiento humanos. Pensamos entérminos de pan para el que tiene hambre, agua para el quetiene sed, albergue para el que no tiene hogar, ropa para eldesnudo y sanidad para el enfermo. No podemos tenervisiones de nada más. Pero cuando “el conocimiento de suvoluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” comienzaa desenvolverse, nuestra visión de repente comienza a tomarnuevos horizontes. Comenzamos a ver que la bondad de unaobra o esfuerzo se mide por la fuente de la que brota y el finhacia el que se dirige. Los actos de bondad humana que se

10Scroggie, Prison Prayers [Las oraciones en la cárcel], 49.

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hacen con un objetivo simplemente temporal pueden reflejarla imagen persistente del Dios bondadoso, compasivo; perono se merecen la designación de “buenas obras” como lasexpresa esta oración. Bueno es Dios, en el sentido absoluto.Jesús dijo: “Ninguno hay bueno sino uno: Dios” (Mateo 19:17).Por lo tanto, las buenas obras deben ser según la naturalezade Dios y la voluntad de Dios.

Considere la obra de Aquel que “anduvo haciendo bienesy sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Diosestaba con él” (Hechos 10:38). No se puede negar, nitampoco se debe pasar por alto, que Jesús ministró a variasnecesidades temporales. El sanó a los enfermos en todaocasión. Cuando las multitudes que lo seguían tenían hambre,El las alimentó, pues se daba cuenta que podían desmayarse(Mateo 15:32). Pero cuando querían hacerlo su rey porqueparecía ser la solución para sus necesidades temporales, Else volvió contra ellos con pasión y dijo: “De cierto, de ciertoos digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales,sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no porla comida que perece, sino por la comida que a vida eternapermanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a ésteseñaló Dios el Padre” (Juan 6:26,27). La obra de Dios siempretiene un fin eterno en mente. Se preocupa más por el Pan devida aunque no se descuida el pan para el hambriento, máspor el Agua de vida aunque no se descuida del agua para elsediento, más por una ciudad cuyo edificador y hacedor esDios aunque no se descuida del albergue para losdesamparados, más por mantos de santidad aunque no sedescuida de la ropa para el desnudo. Ni tampoco debemosnosotros, en nuestro afán por traer a Cristo a las vidashumanas, descuidar estas cosas (cfr. Mateo 25:34–46).

Pero hay una vasta diferencia entre las buenas obras dela fe y las buenas obras sin fe. Pero la diferencia muy pocasveces se discierne. Las buenas obras de fe siempre agradan aDios, pues brotan de la vida de Dios interna. Las buenas

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obras sin fe pueden brotar de la aspiración humana solamente.Las buenas obras de fe brotan del conocimiento de suvoluntad. La buena obra eterna siempre se hace como parael Señor, aunque muy bien puede enriquecer la vida de laspersonas. Es una labor del tipo más elevado. Es la devociónde María en contraste con la devoción de Marta. Es elsacrificio de Abel en contraste con el sacrificio de Cain. Es laoración del Salvador comparada con la oración del fariseo.Es la sabiduría que Pablo predicaba en contraste con lasabiduría de este mundo.

Hay una bendita compensación por el fruto en toda buenaobra: “creciendo en el conocimiento de Dios” (Colosenses1:10). El conocimiento de la voluntad de Dios lleva a la buenaobra; la buena obra, a su vez, lleva a un creciente conocimientode Dios. En la primera instancia, el conocimiento es la semilla;en la segunda, el conocimiento es el fruto. El conocimiento deDios es completo y absoluto; nuestro conocimiento(especialmente de El) es incompleto y se obtiene por grados.El conocimiento de Dios no conoce aumento, pero nuestroconocimiento sí. De otra manera nuestro crecimiento espiritualsería estorbado.

Una pareja de ancianos de Texas había pasado todos susaños en pobreza viviendo en su rancho ganadero. Un día sedescubrió petróleo en su terreno y de repente pasaron de lapobreza casi total a la riqueza. El esposo se enteró de que seencontraban depositados en el banco a su nombre $500.000dólares. De regreso a casa, le anunció a su esposa: “Querida,¡somos ricos! ¡Tenemos medio millón de dólares en el banco!¿Qué te gustaría tener más que nada? Dímelo y te lo daré”.La esposa pensó por un momento y luego declaró su mayordeseo. “Esta hacha vieja me está matando”, dijo. “Lo quemás quiero es una hacha nueva para partir leña para la cocina.”

La mujer pudo haber sacado mucho de su riqueza. Pudohaber tenido una estufa nueva y una cocina nueva y se pudohaber deshecho del todo del hacha. Pero su conocimiento,

Orando para comprender la voluntad de Dios

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 12Pablo

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limitado por su vida llena de pobreza, no le permitió darsecuenta de lo que estaba disponible para ella. Asímismo, elconocimiento de la voluntad de Dios determina nuestroprogreso espiritual y oportunidad.

Hemos visto que el conocimiento de Dios viene porrevelación. Ahora observamos que también viene por laparticipación. No hay conflicto de verdad, sino simplementeluz adicional sobre la primera verdad. Mientras que elconocimiento de la voluntad de Dios nos lanza en un andardigno según se ve por el fruto en toda buena obra, el mismoandar digno y el mismo fruto son lo que nos lanza en nuestroprogreso espiritual y perfecciona nuestro conocimiento de El.Además, este conocimiento es más bien interno y absoluto, yno externo y dudoso. Es el conocimiento del corazón, el tesoromás deseado por todo santo y todo sabio. Ningún objeto enla tierra vale nada como piedra de tropiezo para nuestro sumoanhelo.

Con el mayor conocimiento de Dios viene la demostraciónpráctica de ese conocimiento. Lo conocemos como el Diosde glorioso poder sólo según ese poder se expresa ennosotros. Pablo dice que somos “fortalecidos con todo poder”(Colosenses 1:11), o somos, como la frase se ha traducidoen otra ocasión, “apoderados de todo poder” (J.B.Rotherham). Nosotros recibimos; Dios da el poder. Ennosotros el poder se manifiesta, pero Dios es su fuente. Elpoder tiene poco significado si no es expresado. Jesús leanunció a la Primera Iglesia: “Pero recibiréis poder … y meseréis testigos” (Hechos 1:8). El ser testigos da expresión ysignificado al revestimiento de poder. Dondequiera que estéel poder, ahí también habrá una demostración del poder. Hagalugar para el conocimiento de Dios, y su glorioso poder seexpresará.

Nos inclinamos a pensar en el poder de Dios sólo entérminos de predicación poderosa, milagros poderosos,liberación sobrenatural, y así por el estilo. Sin embargo, el

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PARTE 2Capítulo 12Pablosobre laoración—segundaparte

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apóstol expone un concepto totalmente diferente. Para esteentendimiento iluminado, la manifestación interna de poderera tan importante como la externa, quizás más. El comprendía(y que Dios nos ilumine a nosotros para que así comprendamoscon él) que se necesita más poder glorioso para ser pacientesque para predicar, más poder para ser mansos con gozo quehacer milagros inmediatos, y más energía divina para dargracias que para profetizar. Esto no es para disminuir lapredicación, los milagros ni la profecía, pero gran predicaciónsin gran paciencia expone a la humanidad y esconde a ladivinidad. Los grandes milagros de liberación sin granmansedumbre con gozo quitan el velo de la debilidad carnal yesconden su glorioso poder. Las grandes profecías sin granacción de gracias demuestran ignorancia y ocultan elconocimiento de Dios.

El conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduríaespiritual y conocimiento resulta en una vida digna y fruto entoda buena obra. De esta bendita fuente fluye un crecientemanantial del conocimiento de Dios que da evidencia prácticade sí mismo en el mucho sufrimiento y paciencia, dando graciascon gozo al Padre. Por lo tanto, con entendimiento y unferviente deseo oremos siempre para que podamos vivir unavida digna del Señor, que lo agrademos a El en toda manera,dando fruto en toda buena obra, creciendo en el conocimientode Dios, siendo fortalecidos con todo poder según su gloriosopoder para que tengamos mucha paciencia, dándole graciascon gozo al Padre, quien nos ha hecho dignos de participarde la herencia de los santos en el reino de luz.

Preguntas de estudio

1. ¿Qué demuestran las palabras de Pablo sobre suconcepto de Dios cuando se dirige a El como “el Padre degloria”?

2. ¿Cuál era la relación entre el corazón y la mente en elpensamiento hebreo? ¿En qué sentido tiene ojos la mente?

Preguntas de estudio

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 12Pablo

sobre laoración—

segundaparte

PARTE 2

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3. ¿Cómo afectaron el contenido de sus oracionesescritas las circunstancias de Pablo mientras se encontrabacomo prisionero en Roma?

4. ¿Qué esperaba Pablo que suplieran “las gloriosasriquezas de Dios”?

5. ¿Cómo podemos recibir la sensibilidad espiritual y eldiscernimiento, ambos sumamente necesarios?

6. ¿Qué quiere decir “ganar a Cristo” y cómo hemos delograrlo?

7. ¿Por qué es que una persona que ha sido cristianapor muchos años todavía necesita orar diciendo “quieroconocer a Cristo”? ¿Qué incluye el conocer a Cristo?

8. ¿Cómo podemos hacernos como el Salvador en sumuerte?

9. ¿Por qué es tan importante desear hacer la voluntadde Dios aun antes de orar para saber cuál es su voluntad?

10. ¿Qué significa llevar una vida digna del Señor?

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— Capítulo trece —

Confianza para acercarse al Trono

En un solo versículo en la epístola a los Hebreos tenemosuna poderosa palabra de ánimo para todo hijo de Dios queora: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de lagracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para eloportuno socorro” (Hebreos 4:16; lea también vv. 14,15).Para comprender correctamente esta fantástica seguridad,debemos examinar primero la palabra “pues”, que une lapromesa a la verdad que la precede: Cristo es el sumosacerdote del creyente. Jesús el Hijo de Dios está en los cielos(v. 14) con el Padre. Pero hay algo muy personal y tiernosobre este Mediador, sentado a la diestra del Padre (veaHechos 2:33; Romanos 8:34). El puede “compadecerse denuestras debilidades” porque El “fue tentado en todo segúnnuestra semejanza, pero sin pecado” (v. 15). Aunque El notenía pecado, en su vida terrenal sintió la realidad de la pruebay la tentación. El se compadece de “nuestras debilidades”,debilidad de salud, temperamento, compromiso, servicio. Elsabe la fuerza precisa de toda mala tentación que puedasobrevenirnos para probarnos. Por lo tanto, El nos ama y nos

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Capítulo 13La

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1“La niña del ojo” se refiere a la pupila (concebida como unaesfera). Somos muy protectores cuando alguien trata de tocarnos elojo, queriendo dañarlo. Asímismo se interesa Dios por los suyos.

protege como a “la niña de su ojo” (Zacarías 2:8).1 PorqueJesús es el Hijo de Dios, porque está a la diestra del Padre enlos cielos, porque El está singularmente cualificado paracompadecerse de nuestras debilidades—nosotros podemosacercarnos al trono de la gracia con confianza.

Debemos acercarnos a la divina presencia con confianzapor dos razones: (1) para recibir misericordia y (2) paraencontrar gracia para ayudarnos en nuestros momentos denecesidad. Nuestra primera necesidad es de misericordia, yaque todos nosotros por naturaleza y hecho somos pecadores.El pecado siempre tiene un juicio merecido y certero—lamuerte. Sin embargo, “la misericordia triunfa sobre el juicio”(Santiago 2:13). Primero debemos “recibir misericordia” delúnico que la puede dar, Aquel que voluntariamente murió ennuestro lugar. Luego podemos acercarnos con confianza, sintemor de rechazo o represalia, y recibirla libremente de sumano. Habiendo recibido misericordia, y con ella el privilegiode venir con confianza ante su presencia, se nos ofreceentonces un segundo privilegio: rogar por gracia ante el tronomismo de la gracia y encontrarla como nuestra ayuda en “eloportuno socorro”; pero la gracia continúa siendodisponible y abundante. A Pablo le bastaba la gracia deDios (vea 2 Corintios 12:9). Le basta a todo creyente también hoy.

El criterio para acercarse a Dios

La oración es la manera en que el alma llega a Dios. Perolas palabras expresadas que se dirigen a la Divinidad, noreciben automáticamente audiencia y respuesta. Hay un criterioque Dios exige de aquellos que se allegan a El, queverdaderamente tienen su oído y acceso a su compasivocorazón. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es

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PARTE 2Capítulo 13Laoraciónen Hebreosy lasepístolasgenerales

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necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y quees galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).

“Porque no es de todos la fe” (2 Tesalonicenses 3:2).Pero sólo las personas de fe pueden agradar a Dios. La fe esun requisito previo absoluto para toda oración fructífera. Sinembargo, es preciso que la fe se entienda claramente, no seaque se confunda con alguna virtud menor e inadecuada. “Es,pues, la fe”, dice Hebreos 11:1, “la certeza de lo que se espera,la convicción de lo que no se ve”. La verdadera fe supone deantemano un objeto sobre el que se fija. La fe cristiana estáfijada sobre la Palabra de Dios y sobre el Dios de la Palabra;es esta fe la que agrada a Dios. La persona que ora debecreer que el Dios de la Biblia existe y que verdaderamente estodo lo que la Biblia lo representa ser: el gran “YO SOY”(Exodo 3:14). El creyente que ora eficazmente debe vivirconstantemente con la convicción de que este “YO SOY” esel Dios infinito, eterno, existente en sí mismo, siempre presente,fiel, por cuya energía, generosidad y providencia existen todoslos demás seres.

Sin embargo, creer que Dios puede hacer cualquier cosano es suficiente. “También los demonios creen, y tiemblan”(Santiago 2:19). La fe que cambia debe comprender no sólola existencia de un divino Ser Supremo, sino también debepercibir el intenso interés de Dios por sus criaturas, hasta elpunto de galardonar “a los que le buscan”. El desea hijos queañoran profundamente su presencia. “Los que le buscan”(griego, ekz%te&) significa “ir en pos de”, “desear obtener”.La fe que agrada a Dios y recibe su atención es esa fe quemotiva al que la posee para avanzar hacia Dios, para buscarde él con el propósito de cumplir su divina voluntad, deinvestigar su naturaleza para poder comprender su plenitud, ydesear que El dirija todos los asuntos de la vida.

Oración pidiendo sabiduría en la prueba

La persona verdaderamente humilde con dolor se dacuenta de las limitaciones humanas, especialmente ante las

Oración pidiendo sabiduría en la prueba

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Capítulo 13La

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pruebas y tribulaciones. Cuando dicho creyente pasa al planoespiritual, las limitaciones de la sabiduría humana se hacenaun más patentes. Al saber que toda la vida para el creyentees una lucha espiritual y que las armas humanas, o naturales,no vencerán a las fortalezas que se han de destruir (2 Corintios10:4), uno se da cuenta claramente de la necesidad de recibirayuda de una fuente sobrenatural.

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, elcual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda essemejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento yechada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, querecibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo esinconstante en todos sus caminos (Santiago 1:5–8).

Los anteriores versículos del capítulo 1 de Santiagoidentifican la “prueba” como el tema bajo consideración. Elgriego peirasmos (v. 2) incluye las pruebas, tribulaciones ytentaciones, divinamente permitidas o enviadas, que les llegana los hijos de Dios. La justificación para pedir la sabiduría deDios es para que podamos comprender y usar las pruebas ytribulaciones para bien de nuestro desarrollo espiritual. Lasabiduría es el uso correcto del conocimiento. Una personapuede saber mucho, pero no ser sabia. La sabiduría escogelos mejores propósitos y los mejores medios para alcanzaresos propósitos. No es simplemente hacer lo debido, sinohacer lo debido en el tiempo debido. La personaverdaderamente sabia ve la gloria de Dios como el propósitode la vida y se comporta y habla con ese fin en mente.

Para saber cómo usar las pruebas y tribulaciones paraque produzcan el mayor grado de perfección cristiana senecesita más que la facultad natural del buen juicio. Esteproceso de perfeccionar resulta cuando la sabiduríasobrenatural le revela al creyente que sufre el propósito divino,la relación entre el proceso y el cumplimiento del propósitode Dios. Tal sabiduría está disponible, pero hay que pedirla:

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“Pídala a Dios”. No hay otra fuente. Ni los consejeros delmundo, ni el cacumen mental del creyente son capaces deella. Pero para el “único y sabio Dios” (1 Timoteo 1:17; cfr.Romanos 16:27), es la realidad y expresión de su naturaleza.Sin embargo, recibir tal sabiduría es condicional: “Pero pidacon fe” (v. 6). “Dudar” (griego, diakrin&) significa “estar endesacuerdo con uno mismo”, “vacilar”. Sugiere no tanto unadebilidad de fe como una falta de fe. La vacilación, o el dudar,no recibe nada del Señor (v. 7). Una persona de doble ánimo(v. 8) es de “dos almas … una para la tierra y otra para elcielo.… No dejará la tierra, y odia soltar el cielo”.2 Talindividuo no obtiene acceso a la sabiduría de Dios “porque elque duda es semejante a la onda del mar, que es arrastradapor el viento y echada de una parte a otra” (Santiago 1:6).Pero el de fija fe encuentra la respuesta de los cielos y por lainfusión de la sabiduría de Dios puede aventajarse hasta de lopeor que la vida le ofrece. José es un buen ejemplo. Con lasabiduría de Dios claramente en él, pudo anunciar despuésde años de las pruebas y tribulaciones más severas: “Vosotrospensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien”(Génesis 50:20).

La oración que garantiza respuesta

Cualquier cuidadoso estudio sobre la oración debeconfrontar la realidad de la oración no contestada. ¿A quiénno se le ha “negado” alguna oración, o por lo menos le hasido contestada de manera diferente de lo que pidió? Ni aunElías, el gran guerrero de la oración, recibía siempre lasrespuestas que deseaba (vea 1 Reyes 19:4–8).Afortunadamente, Dios en su gran sabiduría y amor por su

2Adam Clarke, The Holy Bible Containing the Old and NewTestament with a Commentary and Critical Notes [La Santa Bibliaconteniendo el Antiguo y el Nuevo Testamento con un comentario ynotas críticas], vol. 6 (London: Ward, Lock & Co., s.f.), 761.

La oración que garantiza respuesta

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Capítulo 13La

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PARTE 2

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pueblo no siempre contesta según lo piden, pues el hacerlosería para daño o destrucción de ellos. Santiago descubreuna razón principal por la oración no contestada.

Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestrosdeleites.… someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá devosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores,limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestroscorazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se conviertaen lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y élos exaltará (Santiago 4:3,7–10).

“Pedís mal.” La palabra “mal” (griego, kak&s) significa“de mala forma”, “equivocadamente”, “con maldad”. Pedimosmal cuando oramos por algo fuera de la voluntad de Dios.Dios tampoco contestará las oraciones motivadas por losdeseos egoístas, “para gastar en vuestros deleites”. El noescuchará la oración de las personas que buscan posición,placer, honor, poder ni riquezas. “Placeres” (griego, h%don%)se refiere a la gratificación de los deseos naturales opecaminosos, de los deleites sensuales. Orar pidiendo lo queagrada a nuestros propios deseos sensuales es contrario a lavoluntad de Dios y puede llevarnos al desastre espiritual.

El resto de las instrucciones (vv. 7–10) dan pautas paraorar correctamente (sin errar) y así garantizar la respuesta deDios.

“Someteos, pues, a Dios.” Un sí de todo corazón a Dioses un requisito a toda oración eficaz. Desde un principio Jesúsenseñó sobre el modelo para la oración que sus discípulosdebían seguir: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, asítambién en la tierra” (Mateo 6:10). Siempre es correcto darexpresión a esa oración, ya que su voluntad es siempre elbien supremo de la persona. Sin embargo, no se debe usarpara cubrir una falta de fe.

“Resistid al diablo, y huirá de vosotros.” La sumisión aDios siempre precede a la resistencia al diablo. Tan poderosocomo lo es Satanás—y es un error tener en poco su poder(vea Efesios 6:12)—Dios no le permitirá vencer al creyente

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que, habiéndose sometido a Dios, resiste continuamente almaligno en el nombre de Jesús y a través de los méritos de susangre derramada en la cruz.

“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.” ¡Quépromesa tan bendita y animadora! Dios promete acercarse atodo aquel que se aparta del pecado, clamando a El enverdadero arrepentimiento. Con El viene su presencia, sugracia, su amor y sus bendiciones. Debe haber un esfuerzode parte de la persona para invitar la acción de parte de Dios.Somos agentes libres y debemos elegir iniciar la acción si esque deseamos que Dios se acerque a nosotros. Al mismotiempo, Dios no es pasivo, pues El es el iniciador, el que buscaa su creación (vea Génesis 3:8,9): “Porque Dios es el que envosotros produce así el querer como el hacer, por su buenavoluntad” (Filipenses 2:13).

“Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de dobleánimo, purificad vuestros corazones.” Todo el quesinceramente busca de Dios, tratando de acercarse a El, seenfrenta con sus propios malos caminos y debe tratar conellos directamente. El salmista percibió esto cuando escribió:“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en sulugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que noha elevado su alma a cosas vanas” (Salmo 24:3,4). Jesús lesrecordó a sus discípulos la necesidad de limpiarseperpetuamente de la impureza diaria (vea Juan 13:2–14). “Losde doble ánimo, purificad vuestros corazones” hace paralelocon la declaración anterior. Un completo rompimiento con elpecado es absolutamente necesario si es que nuestrasoraciones han de recibir una respuesta divina. Los que buscanla aprobación y bendición de Dios no pueden mantener unalealtad a dos mundos. El doble ánimo invita la condena. Esnecesario arrepentirse del doble ánimo hasta que el corazónesté puro, con un deseo de un solo ánimo para servir a Dios.Pablo nos amonesta para que hagamos nuestra parte alcrucificar la carne, la vieja naturaleza pecaminosa (Gálatas 5:24).

La oración que garantiza respuesta

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Debemos huir de la inmoralidad sexual (1 Corintios 6:18);odiar lo malo; aferrarnos a lo que es bueno (Romanos 12:9).Pero no podemos hacerlo todo nosotros mismos. Es necesariala sangre de Jesús para la limpieza total que necesitamos(1 Juan 1:7). El creyente que desea acercarse a Dios debetomar en serio la amonestación de Juan: “Si confesamosnuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestrospecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

“Afligíos, y lamentad, y llorad.” “Afligíos” (griego,talaip&re&) quiere decir “ser desdichado”, “darse cuenta desu miseria”. “Lamentad” (griego, pente&) quiere decir “estartriste”, “tener dolor por el pecado”. “Llorad” (griego, klai&)quiere decir “sollozar”, “lamentarse en voz alta”, “lamentarsecomo por los muertos”. La carga del apóstol es por ver elquebrantamiento de corazón y el arrepentimiento verdadero.“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazóncontrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo51:17). Cuán necesaria es esa contrición en la iglesia de hoy.

“Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo entristeza.” El tema es todavía el arrepentimiento y la contriciónsincera. Definitivamente hay un eco de Mateo 5:4(“Bienaventurados los que lloran”) y de Lucas 6:25 (“¡Ay devosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis”).

“Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.” Hayesperanza. No importa cuán mala parezca la situación, si unosigue las instrucciones para una relación pura con Dios, laoración contestada lo elevará a uno a la victoria.

La receta es apropiada para todo pueblo, en todo lugar,en cualquier tiempo. Cada una de las siete guías es una facetavital de la oración, conduciendo al fin deseado: El nos elevará.Estas instrucciones quedan tan bien como una carta en unsobre. La primera instrucción, “someteos a Dios”, estábalanceada por la séptima, “humillaos delante del Señor”.Metidas en ese sobre se encuentran cuatro instrucciones ypromesas relacionadas. “Resistid al diablo” y “acercaos a

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Dios”. Luego vienen las promesas: el diablo “huirá de vosotros”y Dios “se acercará”. Pero el resisitir al diablo y acercarse aDios debe siempre honrar el sobre de la sumisión-la humildad.De la misma manera, el lavarse las manos (deshacerse de lospecados externos) debe estar balanceado por un corazónpurificado (las actitudes internas), todavía en el sobre de lasumisión-la humildad. Finalmente, hay gozo en saber que lospecados han sido perdonados y que uno está en buenarelación con Dios. La humildad y el arrepentimiento traen gozocuando nos sometemos a Dios en todo.

La oración poderosa, eficaz

La epístola de Santiago contiene muchos consejosprácticos sobre cómo orar. Las instrucciones sobre la oraciónpor sanidad son de especial significado para los pentecostales.Nosotros creemos que Dios todavía sana. Para los que no locreen, este pasaje es simplemente histórico, pertinente sólo alos creyentes del primer siglo. Pero nosotros tomamos laspromesas de Dios para la sanidad de las enfermedades, malesy aflicciones como el compromiso de Dios de hacer hoy loque ha hecho en el pasado—si nosotros cumplimos con susrequisitos.

¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está algunoalegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros?Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole conaceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo,y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le seránperdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unospor otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puedemucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a lasnuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobrela tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo diolluvia, y la tierra produjo su fruto (Santiago 5:13–18).

No se puede negar que la Escritura enseña sobre laoración para varias clases de sanidades. Sin embargo, se leda poca atención a la enseñanza específica sobre cómo

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obtener sanidad. Es posible que viéramos más sanidades sise le prestara más atención al mandato bíblico: “¿Está algunoentre vosotros afligido? Haga oración”. “Afligido” (griego,kakopate&) quiere decir “sufrir infortunio”, “soportardificultades con paciencia”. En luz del versículo siguiente,“¿Está alguno enfermo?” (v. 14), el uso de kakopate& noparece incluir la dolencia física o enfermedad, sino más bienes una alusión a los sufrimientos fuera del cuerpo. El creyenteasí afectado es instruido a orar por su propio infortunio; Diospuede quitar el problema o dar gracia para soportarlo. Porsupuesto que los otros creyentes han de apoyar al que sufre:“Sobrellevad los unos las cargas de los otros” (Gálatas 6:2).Pero el que sufre debe por sí mismo tocar a Dios por sunecesidad. C. Jerdan describe bien el significado e intento dela instrucción:

El creyente no debe permitir que sus pruebas lo exasperen. En vezde maldecirlas, debe orar por ellas. Es un corazón sin gracia elque, cuando está bajo la vara, reta la soberanía de Dios, o impugnasu justicia, o desconfía de su bondad, o acusa a su sabiduría. Elhijo de Dios ora siempre, porque él ama la oración; y especialmentecuando está bajo prueba, porque entonces tiene una necesidadespecial de ella.… El sólo hablarle a Dios de nuestras pruebasayuda a aliviarlas. La oración conduce al alma cerca de El, quienlleva en su amante corazón el peso de las aflicciones de su pueblo.3

La buena salud y el contentamiento con las circunstanciasson razones para una buena disposición. “¿Está alguno alegre?Cante alabanzas.” A la vida de todo creyente vendránmomentos para orar en aflicción y momentos para cantaralabanzas. No debemos descuidar ninguno de los dos. Pero,ya que parece ser propio de la naturaleza humana estar máspronto a expresar las quejas que la gratitud, debemos poner

3En H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The PulpitCommentary [El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B.Eerdmans Pub. Co., 1950), vol. 21, James [Santiago], por E.C.S. Gibson, 80.

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atención especial a la alabanza. El libro de los Salmos estálleno de exhortaciones a cantar alabanzas (por ejemplo, Salmo32:11; 33:1–3; 81:1,2; 89:1; 92:1–4; 98:4–6; 100:1; 101:1;144:9; 149:1,5; 150:6). Necesitamos alabarlo por susmaravillosas obras, por los cielos que declaran la gloria deDios, por las bellas puestas de sol, por las glorias de lanaturaleza y sobre todo, por las bendiciones de la salvación.Ni tampoco debemos olvidar las bendiciones diarias, talescomo los amigos fieles, una buena comida, el cumplimientode alguna tarea y muchas otras cosas que a menudo damospor hecho.

“¿Está alguno enfermo?” (Santiago 5:14). “Enfermo”(griego, astene&) significa literalmente “sin fuerza”, “débil”,“sin fortaleza”. Puede incluir el pensamiento de estar enfermo,insalubre, endeble, desabilitado, débil, o, en ciertos contextos,tímido, espiritual o moralmente débil. Aunque el creyente endificultad debe orar por sí mismo, se le instruye a la personaenferma que “llame [invite, invoque] a los ancianos de la iglesia,y oren por él”. Es obvio que la persona enferma necesita elapoyo de la oración de los demás, pues en tales momentosde debilidad, a menudo física y espiritual, quizás no puedaejercitar la fe necesaria para obtener la sanidad. Los ancianos(griego, presbyteroi), a quienes el enfermo ha de llamar yquienes deben visitar al enfermo en su casa (o en el hospital)son individuos levantados y preparados por el Espíritu Santopara el ministerio y la enseñanza en una iglesia local. El griegopuede incluir ir a los ancianos, aunque ese no es el significadoprincipal. Algunas veces el título representaba un puestonombrado o designado; en otras ocasiones, los ancianos eranotros líderes tenidos en estima por su madurez, su experienciaespiritual y su evidente demostración de los dones del Espíritu.Por lo regular había más de uno en una iglesia local (fíjese enel plural), así que la palabra no tiene que limitarse al pastorprincipal, aunque en momentos de necesidad, uno por loregular pensaría primero en el líder espiritual principal.

Las instrucciones para estos ancianos de oración sonbreves y no complicadas: “Oren por él, ungiéndole con aceite

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en el nombre del Señor”. Es muy interesante que el manuscritodice “… ungiéndole con aceite en El Nombre”.4 El uso delnombre demuestra que este ungimiento con aceite en ningunamanera se hacía esperando que el aceite traería la sanidad,sino más bien que el aceite era un símbolo del Espíritu pormedio de quien la sanidad sería administrada.

“Y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”(v. 15). Se suscita la pregunta, ¿por qué medio o procesosson perdonados los pecados? Hay aquí una sugerencia deque las enfermedades de las que se pide ser librados puedenestar relacionadas de alguna manera a un pecado practicadoo cometido. Al aceptar esto, comprendemos que los pecadoscometidos son perdonados por medio del proceso deconfesión de parte de los enfermos (cuando se apartan delcamino recto, ya sea con o sin intención) con aquellos queoran por ellos (no tiene que ser alguien que sea anciano). Lossanos, a su vez, han de confesar cualquier pecado a losenfermos para que no haya ningún estorbo a sus oraciones;luego han de orar los unos por los otros para que los enfermossean sanados y restaurados. Aunque las enfermedadesmentales y espirituales pueden incluirse aquí, está muy claroque la palabra “levantará” tiene como su significado principalel ser sanados de males físicos.

El uso del imperativo indica que el confesarse los unoscon los otros y el orar los unos por los otros ha de ser lapráctica continua de los creyentes, manteniendo así unaatmósfera en la que las personas serán sanadas con másfacilidad.

El deshacerse del pecado no resulta automáticamente dela confesión, aunque la confesión es el paso inicial necesario.“El que encubre sus pecados no prosperará” (Proverbios 28:13).

4Manuscrito B, Codex Vaticanus. (Probablemente una omisióndel copista.) No hay duda que quiere decir el nombre del SeñorJesucristo.

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PARTE 2Capítulo 13Laoraciónen Hebreosy lasepístolasgenerales

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Si el pecado continúa aún después de haberlo confesado, elenfermo quizás necesite más que perdón. Puede ser que seanecesaria la liberación. Por lo tanto, “la oración eficaz”(Santiago 5:16) es necesaria. La confesión descrita aquí es lade los cristianos los unos con los otros, no con un sacerdote.Si las personas se han ofendido los unos a los otros, debenconfesarse con aquellos contra quienes han pecado y pedirlesperdón. Los pecados públicos deben ser confesadospúblicamente, para que todos los dañados puedan participaren el perdón. A veces es aconsejable confesarle nuestrospecados a un ministro prudente y de oración o a un amigoque nos pueda ayudar a rogar a Dios por su misericordia yperdón. Por supuesto que Santiago no está abogando quedigamos en detalle toda palabra y acción mala de la quetengamos conocimiento. Lo que él dice es que cuando laconfesión es necesaria para nuestra reconciliación con losdemás o para tener una conciencia tranquila y libre, debemosestar listos a obedecer el mandato.

Para ilustrar los resultados de la oración eficaz, y paraanimar a los ancianos que oran por los enfermos, Santiagorecuerda a Elías, uno de los hombres de oración más eficacesde la Biblia (vea el capítulo 5). Y debido a que la tendencianatural de poner a tales personas en un pedestal,considerándolas una raza superior, imposibles de ser imitadas,Santiago hace muy claro que él era humano, “sujeto a pasionessemejantes a las nuestras”. El no estaba libre del peso de suhumanidad: El también luchó con las debilidades de la carne;él también experimentó la debilidad humana y susconsecuencias. Pero él oró, y Dios lo oyó. Por lo tanto,nosotros, como Elías, debemos orar por la necesidad que sepresenta con toda confianza de que el Dios de Elías oiránuestro clamor cuando pedimos ayuda.

Estorbos a la oración

Las relaciones humanas tienen un papel muy importanteen la oración eficaz. Las relaciones indebidas o dañadas

Estorbos a la oración

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 13La

oraciónen Hebreos

y lasepístolas

generales

PARTE 2

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pueden estorbar la divina conexión e impedir que nuestrasoraciones sean contestadas. Pedro específicamente se dirigea las relaciones en el hogar: “Vosotros, maridos, igualmente,vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como avaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida,para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1 Pedro3:7).

Pedro menciona tres áreas en las que los esposos debenhonrar a su esposa si es que quieren que sus oraciones seaneficaces. Primero, deben vivir “sabiamente”. Se debencomportar con su esposa con el total conocimiento de lo queDios espera de ellos. Deben comprender el propósito para elque el matrimonio fue instituido: que sean una sola carne, ouna confraternidad, física y espiritualmente. Deben tratar a suesposa con el conocimiento de lo que la Escritura define comouna relación correcta entre dos creyentes: demostrándosebondad, amor, sin egoísmo; honrándose el uno al otro másque a sí mismos; demostrando el fruto del Espíritu.

Segundo, los esposos deben dar “honor a la mujer comoa vaso más frágil”. “Más frágil” probablemente tiene elsignificado de “menos prominente” (como en 1 Corintios12:22,23) y no se refiere principalmente a la fuerza física dela mujer. Los científicos no estarían de acuerdo en que ella esmás débil físicamente, al menos en lo tocante a su fortaleza ysu habilidad para soportar el dolor. Pero ella era el miembromenos prominente de los dos en la cultura judía ygrecorromana del primer siglo. Aun hoy cuando la esposa nodepende tanto del esposo y las condiciones sociales hancambiado, esto todavía es verdad. Lo que Pedro espera aquíes que el esposo no tome decisiones arbitrarias ni que falte endarle consideración a las opiniones y los deseos de su esposa.Más bien, él debe reconocer cuánto él depende de ella. Losesposos deben también demostrar comprensión al noofenderse por las pequeñas faltas y al poner el bienestar de laesposa antes del suyo propio. De esta manera, los esposos

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PARTE 2Capítulo 13Laoraciónen Hebreosy lasepístolasgenerales

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amarán a su esposa “así como Cristo amó a la iglesia, y seentregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25).

Finalmente, los esposos deben tratarlas “como acoherederas” con ellos “de la gracia de la vida”. La esposacreyente es un miembro completo de la familia de Dios. EnCristo no hay ni hombre ni mujer (Gálatas 3:28).Espiritualmente el esposo y la esposa son iguales. Compartensalvación, vida espiritual y todos los dones de Dios sobre lamisma base—por gracia por medio de la fe. Ninguno semerece nada más que el otro ante Dios. Así que el esposodebe demostrar consideración, animando a la esposa aejercitar la fe y a apropiarse de los dones espirituales,ministerios y bendiciones. Por supuesto que en la familia lasdiferencias de género todavía existen, pero deben ser el campopara la amorosa consideración, el respeto mutuo y el sinceroaprecio. Si el esposo se comporta autoritariamente, si abusa,amenaza o demuestra un espíritu arrogante y dominante paracon su esposa, él le hace violencia a la unión del Cuerpo deCristo (1 Corintios 12:27), le roba su verdadero significado ala obra de Cristo y se convierte en un estorbo para la oracióncontestada.

El hombre que no practica estos principios en el hogarestorbará sus oraciones. “Estorbará” (griego, egkopt&) sederiva de palabras que significan “reducir u omitir”, “obstruir”.En el Nuevo Testamento quiere decir “parar”, “estorbar” o“bloquear”. La referencia principal aquí es a las oraciones delesposo; pero como un corolario, las oraciones de la esposatambién son estorbadas o bloqueadas por el conflicto, elabuso, o la falta de amor por su parte. Como compañeros ensu peregrinaje espiritual, la pareja debe hacer todo lo posiblepor animarse y ayudarse el uno al otro. Deben juntos guardarsede los desacuerdos domésticos y las confrontaciones que seextienden indefinidamente (vea Efesios 4:26). Ambos necesitanestar alertas para que nada de lo que pueda ocurrir les estorbela oración privada, la oración en familia y especialmente la

Estorbos a la oración

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 13La

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oración del uno por el otro (cfr. 1 Corintios 7:5). Cuando lasrelaciones entre familia marchan bien y son edificantes, laoración por el líder espiritual en el hogar, como también portodos los miembros de la familia, será eficaz.

Pedro se dirige a otro estorbo más a la oración: el orgullo.Es de dudar que cualquier otro estorbo sea mayor que éste.El orgullo es el enemigo de toda oración. Pone a la personaantes que Dios. Empaña la vista; pervierte los valores de lapersona. Promueve la división; atrae el desagrado divino—pues Dios resiste al orgulloso. En vez del orgullo, la vestimentade los creyentes sinceros es la humildad.

Jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos aotros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios,y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosamano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echandotoda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros(1 Pedro 5:5–7).

La humildad es vital para la oración; no se debe pasarpor alto. La verdadera humildad es más que decir palabras.Es una gentileza reflejada cuando el más joven se somete almaduro y los creyentes generalmente se someten el uno alotro. Es una vestimenta externa que anuncia una virtud interna.En los tiempos del Nuevo Testamento, los esclavos seamarraban un trapo o delantal blanco sobre la ropa para quetodos supieran que eran esclavos.5 Los creyentes que llevanla tela de la humildad anuncian enfáticamente: “Somos siervosde Jesucristo”, siguiéndolo en el espíritu de Juan 13:4,5.

5Charles Bigg, A Critical Exegetical Commentary on the Epistlesof St. Peter and St. Jude [Un comentario exegético crítico sobre lasepístolas de San Pedro y San Judas], The International CriticalCommentary [El comentario crítico internacional] (Edinburgh: T. & T.Clark, 1902), 191; J.N.D. Kelly, A Commentary on the Epistles of Peterand Jude [Un comentario sobre las epístolas de Pedro y Judas](New York: Harper & Row, 1969), 206.

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PARTE 2Capítulo 13Laoraciónen Hebreosy lasepístolasgenerales

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La humildad es tan foránea a la vanagloriosa naturalezahumana que debemos constantemente tratar de mantener estecarácter como Cristo. El orgullo lucha por la independencia yel valerse de sí mismo, sin estar dispuesto a reconocer unanecesidad de la intervención de Dios en los asuntos personales.En el más joven y con menos experiencia, el orgullo empuja ala insubordinación y a la rebelión; en los líderes, empuja aldespotismo. Pero la humildad, que brota del negarse a sí mismo(Marcos 8:34), reconoce una dependencia total en Dios, sinimportar cuál sea la posición de uno en la vida.

Una buena manera de humillarse a sí mismo se da en1 Pedro 5:7: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porqueél tiene cuidado de vosotros”. La persona orgullosa, que sevale por sí misma, nunca pide ayuda de nadie, ni de Dios. Porlo tanto, el mismo hecho de echar su ansiedad sobre Diosexpresa la dependencia, una necesidad de la ayuda de Dios.Lo último en sumisión y humildad es la entrega total de lasperplejidades, los problemas y cargas de la vida, al que enverdad se interesa y puede volverlos para nuestra ventaja ycrecimiento espiritual.

“Ansiedad” (griego, merimna) habla de preocupación oindebido cuidado. La ansiedad hala nuestros pensamientos yemociones en varias direcciones al mismo tiempo, resultandoen demasiada preocupación, intranquilidad, aprensión, tensióny congoja. Muestra una falta de confianza en Dios, y a menudoresulta de la ambiciosa búsqueda de las cosas temporales,materiales, del poder mundano o la alta posición. Así que noshumillamos al ir a Dios en oración, echando sobre El todo elpeso de nuestra ansiedad, preocupación, tristeza yperplejidades. Y con buena razón—porque El tiene cuidadode nosotros. “Tener cuidado” como verbo usadoimpersonalmente (griego, melei) quiere decir “tener uncuidado genuino que se complace en hacer algo de una maneraamorosa”. Dios se interesa por usted. Así comprendemosque las ansiedades que nos apesadumbran le interesan a El,

Estorbos a la oración

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 13La

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hasta el punto de que cuando se las llevamos a El, o se une anosotros en sobrellevarlas, o las lleva por sí solo (vea Mateo8:17; 11:28–30).

Otro estorbo a la oración, obviamente, es el pecado. Sinexcepción, toda oración eficaz por los creyentes estágobernada por la confraternidad y la relación, primero conDios y luego con los demás creyentes. El pecado, la maldad,el mal, es el archienemigo de esta confraternidad y pornecesidad se debe tratar debidamente.

Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas,mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz,como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangrede Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos queno tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y laverdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, éles fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos detoda maldad (1 Juan 1:6–9).

“Comunión” (griego, koin&nia) significa “participación”,“compañerismo”, “tener en común”. Inherente en la palabraestá la idea de ser tejidos juntos, como los hilos de un cordón.El tener una relación así con el Señor depende de si el creyentecamina “en la luz”.

El contraste aquí es un caminar en tinieblas frente a uncaminar en la luz. El pecador camina en tieneblas. Para él nopuede haber confraternidad con Dios ya que no haycompatibilidad entre las tinieblas y la luz, entre el pecado y elDios que es Luz. El caminar en la luz exige total obediencia ala voluntad de Dios como está revelada en la Biblia. Resultaen la confraternidad con Dios mismo. Sin embargo, nadieestá perfectamente sin pecado (v. 8), pues contendemos sinfin con una naturaleza caída y cometemos pecado porignorancia y debilidad humana, si no es que lo hacemosdeliberadamente. Si pecamos mientras tratamos de caminaren la luz, “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todopecado” (v. 7). También hay un remedio si el creyente peca

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PARTE 2Capítulo 13Laoraciónen Hebreosy lasepístolasgenerales

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voluntariamente: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiely justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de todamaldad” (v. 9).

La confesión del pecado es imprescindible si es que elcreyente ha de continuar en constante comunión “con el Padre,y con su Hijo Jesucristo” (v. 3). Y esa comunión esabsolutamente indispensable si es que el creyente ha de orarcon la seguridad de tener audiencia con el Creador.

Seguridad de que la oración ha sido oída

La confianza del creyente en recibir contestación a susoraciones está basada en su seguridad de que es oído; suseguridad de que es oído emana de su conocimiento de quepide correctamente—de acuerdo a la voluntad de Dios. Porlo tanto, el descubrir la voluntad de Dios es un primer pasopara la oración eficaz.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos algunacosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nosoye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos laspeticiones que le hayamos hecho. Si alguno viere a su hermanocometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida;esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Haypecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida (1 Juan 5:14–16).

Toda persona que ora puede saber con la mayor confianzaque siempre que se ofrece oración según la voluntad divina,se asegura una audiencia ante el trono de misericordia. Elpedir es la prerrogativa del creyente. Algunas veces no serecibe sencillamente porque no se pide (Santiago 4:2; veatambién Mateo 7:7). Por otro lado, la petición es oída sólo siestá de acuerdo a la buena voluntad del que oye. Hay peticiónque procede de motivos malos (vea Santiago 4:3).

Seguridad de que la oración ha sido oída

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 13La

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PARTE 2

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Mas después de pedir, y de pedir con motivos correctos,debemos preocuparnos por buscar la voluntad de Dios tocantea nuestra oración. ¿Cómo se encuentra? De suma importanciaes esta pregunta: ¿Es la oración conforme a los clarosmandatos de la Escritura? Es necedad orar por algo que estáprohibido por la Palabra de Dios. Por ejemplo, orar para queDios apruebe el matrimonio de un creyente con un incrédulosería orar en contra de la voluntad de Dios (vea 2 Corintios6:14). Por otro lado, podemos tener la seguridad que oramosen su voluntad cuando pedimos ser llenos con su Espíritu Santo(vea Lucas 11:13). Primordialmente, la voluntad de Dios seexpone en su Palabra (1 Tesalonicenses 4:3; 5:18; 1 Pedro2:15; 4:19). Cuando esa voluntad no está clara, por ejemplo,concerniente a una circunstancia o situación en particular,ciertamente es correcto orar “sea hecha tu voluntad”.

Toda petición del creyente no debe dejar de incluir acualquier miembro del cuerpo que pueda cometer un pecado“que no sea de muerte”. Hay que admitir que el pasaje sepuede interpretar de varias maneras, particularmente en vistade la próxima declaración: “Hay pecado de muerte, por elcual yo no digo que se pida”. Muchos intérpretes identificanel “pecado de muerte” como el pecado “contra el EspírituSanto” (Mateo 12:32). Otros piensan que la referencia es alpecado que puede ser castigado con la muerte temporal (comoun asesinato) o a cualquier pecado que Dios escoja castigarcon la muerte.

La posición de A. Plummer parece ser la que más seaproxima a la interpretación correcta del “pecado de muerte”:

La oración de un ser humano jamás puede cancelar el libre albedríode otro. Si la voluntad de Dios no anula la voluntad del hombre,tampoco lo puede la oración de otro. Cuando una voluntad humanase ha establecido firme y persistentemente en oposición a lavoluntad divina, nuestra intercesión no servirá de nada. Y este pareceser el significado del “pecado de muerte”; el obstinado y voluntarioso

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PARTE 2Capítulo 13Laoraciónen Hebreosy lasepístolasgenerales

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rechazo de la gracia de Dios y la persistencia en el pecado sinarrepentimiento.6

Aunque ese sea el caso en momentos raros, es másprobable que cuando intercedemos fervorosamente por elhermano pecador, Dios, quien está lleno de misericordia ycompasión, “le dará vida”. (Vea también Santiago 5:20.)

La edificación personal por medio de la oración

Es muy apropiado que nuestro estudio de la oración enlas epístolas nos deje con esta nota: “Pero vosotros, amados,edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el EspírituSanto, conservaos en el amor de Dios, esperando lamisericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna”(Judas 20,21). La instrucción es muy sencilla y básica:Edificaos los unos a los otros. En vez de oír a hombrespecadores que se habían entregado a deseos pecaminosos(v. 19), los creyentes eran animados a edificarse los unos alos otros en la más santa fe (o sea, en la revelación dada porCristo y los apóstoles [v. 20]). Hoy, tal desarrollo exige unestudio constante de la Palabra de Dios mientras buscamosconocer la verdad y las enseñanzas de la Escritura. Este es unprivilegio y una tarea para todo creyente.

Los participios presentes en el griego del versículo 20funcionan como imperativos y llaman a la continua acción que

6H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The Pulpit Commentary[El Comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub.Co., 1950), vol. 22, 1 John [1 Juan], por A. Plummer, 142. En ciertaocasión yo me confronté con un hermano que había causado divisiónen una congregación pequeña y llena de dificultades. Se hizo necesariotratar firmemente con él, pero después me sentí abatido por habermeenfrentado con el hombre de manera tan directa; así que comencé aorar fervorosamente por él. Sin embargo, al ir orando día tras día, seasentó en mi espíritu una creciente convicción de que mi oración eraen vano, y que el hombre había cometido un “pecado de muerte”. Queyo sepa, él no ha servido al Señor desde ese día hasta hoy.—R.L.B.

La edificación personal por medio de la oración

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 13La

oraciónen Hebreos

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generales

PARTE 2

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es paralela. O sea que, mientras nos edificamos en (y pormedio de) la santa fe, debemos hacer que la oración “en elEspíritu” sea una práctica nuestra. La Palabra y el Espírituson ambos necesarios. Cuando oramos por el capacitadorpoder del Espíritu Santo, El inspira nuestro corazón, iluminanuestra mente y nos da energía para poder estar firmes encontra del enemigo de nuestra alma y los falsos maestros quederrumbarían nuestra fe (cfr. Romanos 8:26,27; Efesios 6:18).Sin embargo, ciertamente debe incluir toda oración que emanade la vida y el poder del Espíritu Santo.

A través de los ejemplos de oración en Hechos y en lasenseñanzas sobre la oración de las epístolas, el Espíritu Santoocupa un lugar prominente. Su presencia se sugiere o semenciona directamente como lo que da energía a la oracióndel creyente lleno del Espíritu. El modelo sigue siendo el mismohoy. Este divino Paracleto, o Ayudador, dado para asistir atodos los creyentes después que Jesús volvió a la diestra delPadre, es la fuerza clave en una vida de oración dinámica yeficaz. No apague el fuego del Espíritu, sino invítelo a querevolucione su vida por medio de la oración inspirada.

Preguntas de estudio

1. ¿Cuál es nuestra confianza cuando nos acercamos altrono de la gracia?

2. ¿Cuáles son los motivos correctos que según Santiagodeben ser expresados en nuestras peticiones a Dios?

3. ¿Quién tiene la responsabilidad de llamar a los ancianosde la iglesia para orar por los enfermos y ungirlos con aceite?¿Hay algo en la Biblia que pueda indicar alguna excepción aesto?

4. ¿Qué indica Pedro como el mayor estorbo a la oracióny por qué?

5. ¿Qué significa andar en la luz?6. ¿Por qué se necesita la misericordia y cómo podemos

estar seguros de obtenerla?

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— El Espíritu nos ayuda a orar —

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PARTE 3: LA ORACION EN LAPRACTICA CONTEMPORANEA

CAPITULO 14La intervención de los ángeles

CAPITULO 15La oración y el avivamiento

CAPITULO 16Las disciplinas de la oración: Unapráctica

CAPITULO 17Problemas a considerar

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— Capítulo catorce —

Ningún estudio sobre la oración con un interés en lapráctica contemporánea estaría completo sin unaconsideración específica del ministerio de los ángeles en traerla respuesta a las oraciones de los creyentes. El griego angelospuede denotar un “mensajero”, ya sea humano o celestial.Sin embargo, en el Nuevo Testamento se usa casiexclusivamente para los seres celestiales (las excepciones sonLucas 7:24; 9:52; y posiblemente Apocalipsis 1:20). Estosseres sobrenaturales sirven bajo el mando de Dios. En el cielosu misión consiste en adorar y alabar a Dios (Apocalipsis4:10,11). Se entregan sin ninguna reserva a hacer su voluntad(Salmo 103:20); al cumplir esa voluntad a favor de aquellos aquienes Dios ama, ellos “ven siempre el rostro” de Dios(Mateo 18:10).

Los ángeles no son ni imaginarios ni míticos. Aunqueparticipan de lo místico, son verdaderos. Aunque algunas vecesaparecen misteriosos en sueños y visiones (vea Mateo 1:20;2:13), otras veces se hacen seres tangibles en el mundo físico,humano. Debido a que Dios es el Creador y porque sólo Elpuede crear, El puede darles cuerpos físicos para que puedan

393

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 14La

inter-vención

de losángeles

PARTE 3

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aparecerse temporalmente a la gente. En su encuentro conLot (Génesis 19:1–4), los ángeles comieron como hombrescorrientes y hasta se prepararon para dormir. Algunas veces,como en la vez ante nosotros aquí, aquel a quien el ángel se leapareció no sabía si había visto una visión o un ser físico,hasta después que el ángel se había ido.

Los ángeles son enviados desde el reino de los cielos;pero su ministerio a los hombres y mujeres a menudo tomalugar sin ser reconocidos. Quizás sospechemos su intervenciónen la protección y la provisión sobrenaturales, pero luegodudamos en decir que fue una visita angelical porque nocomprendemos del todo cómo es que el reino celestial seentremezcla con el reino físico. Ni tampoco tenemos queentender completamente los medios que Dios usa paracontestar nuestras oraciones. Sólo el saber que hay mensajeroscelestiales para llevar a cabo las órdenes del Padre, a menudoen respuesta a la oración, es substancia suficiente sobre laque nuestra fe se puede afirmar. Aunque la expresión de laoración tiene un aspecto muy humano y físico, la comuniónentre el creyente en la tierra y el divino Dios del universo llegadesde el reino bajo al alto y une al cielo con la tierra.

Debe notarse que en ninguna parte de la Biblia se lesexhorta a los creyentes a orar por la intervención de losángeles; ni tampoco se nos instruye ni se nos permite que lesoremos a los ángeles (Apocalipsis 19:10). La intervención delos ángeles es estrictamente la iniciativa de Dios. No hemosde exigir la actividad por seres angelicales, sino simplementereconocer que puede suceder cuando oramos fervientemente.Algunos tendrán la experiencia de haber recibido esta clasede respuesta a la oración;1 otros no. Pero las oraciones detodos los creyentes son oídas. “Y si sabemos que él nos oyeen cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos laspeticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:15). Dios no

1Vea el Apéndice 3, “Una aparición angelical contemporánea”.

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PARTE 3Capítulo 14Lainter-venciónde losángeles

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demuestra parcialidad en cómo El contesta la oración, peroEl sabe que lo que puede ser de ayuda para unos es totalmenteinnecesario para otros.

Siempre que las personas buscan entender y explicar losmisterios del mundo sobrenatural, deben tener cuidado y debenlimitar el estudio al registro bíblico. Aunque es importantedarle el debido reconocimiento a la posibilidad de laintervención angelical cuando se ofrece la oración, esigualmente importante evitar los extremos que son el fruto dela imaginación humana o el resultado de la interpretaciónbíblica errónea.

El ministerio de los ángeles a favor del pueblo de Diosestá afirmado en la epístola a los Hebreos: “¿No son todosespíritus ministradores, enviados para servicio a favor de losque serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:14). Losángeles participan en la disposición por Dios de los asuntoshumanos (Daniel 12:1). Ellos están extremadamente activosen la divina obra de preparar el camino para que lospecadores se reconcilien con Dios (Hechos 10:3,4). Ellosdeclaran la Palabra de Dios (Lucas 1:26–28) y hacen la obrade El en la tierra (Mateo 13:41). Ellos participan en traer lasalvación de Dios a la humanidad; ellos estuvieron presentesdurante el nacimiento de Cristo (Mateo 1:20–24; 2:13,19,20;Lucas 1:26–38; 2:9–15), su ministerio (Mateo 4:11; Marcos1:13; Lucas 22:43), su resurrección (Mateo 28:2,5; Juan20:12), y su ascensión (Hechos 1:10,11). Ellos tendrán unaparte importante en los eventos de los últimos días (porejemplo, vea Mateo 24:31; Apocalipsis 9:15) y regresaráncon Cristo en su segunda venida (Mateo 25:31).

El despachar ángeles es la prerrogativa y bendición delcielo. Ellos son totalmente obedientes al Dios que los envía.Algunos intérpretes han enseñado erróneamente que elcreyente puede despachar a los ángeles, pero no hay autoridadbíblica para apoyar esa teoría. Nuestro mayor interés en estecapítulo es descubrir cómo es que la intervención de los ángeles

La intervención de los ángeles

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 14La

inter-vención

de losángeles

PARTE 3

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puede ocurrir en respuesta a la oración. Nosotroscomprendemos que los ángeles funcionan aparte de la oraciónhumana, pero nuestro punto central aquí es su función segúnse relaciona a la oración.

Los ángeles y la oración en el Antiguo Testamento

Hay muchas ocasiones de intervención angelical en elAntiguo Testamento. Sin embargo, sólo un número limitadode ellas están directamente relacionadas a la oración. En vezde especular sobre los otros episodios que presentan lapresencia de ángeles, nos vamos a limitar a los que estánclaramente marcados por la oración.

La relación de la oración a la lucha espiritual no es pococomún, pero generalmente comprendemos que la luchaespiritual es con las fuerzas malignas. Sin embargo, Jacobcontendió con “un varón”, o sea, con un ángel (Génesis 32:24).Ya sea que el varón haya sido un ángel despachado por elSeñor o que haya sido el mismo Señor en forma humana nopuede ser tan fácil para nosotros decidir según parece habersido para Jacob, quien dijo de su experiencia: “Vi a Dios caraa cara” (Génesis 32:30).

Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayabael alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio delencaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientrascon él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob lerespondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuáles tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirámás tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios ycon los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo:Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué mepreguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombrede aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fuelibrada mi alma (Génesis 32:24–30).

No es importante que distingamos entre Dios y susmensajeros angelicales, excepto cuando adoramos(Apocalipsis 19:10). Para Jacob, la confrontación fue de gran

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PARTE 3Capítulo 14Lainter-venciónde losángeles

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consecuencia. El reconoció que el ser con quien luchaba eracapaz de bendecirlo, y en su circunstancia particular élcomprendió que no podía sobrevivir sin esa bendición.

Al mismo tiempo que Jacob luchaba con el ángel, pareceque el ángel también luchaba con él—o es posible que Jacobluchara consigo mismo. Su gran problema era más dentro desí mismo que el dominar al ángel, pues el ángel era el mensajerode su Dios para su bendición. Pero Jacob era demasiado“fuerte” para recibir esa bendición. No estaba preparado paraser bendecido hasta que no se dio por vencido. El obstáculopor vencer era Jacob: el engañador, el suplantador, eldescarriado.

El ángel luchó larga y duramente, pues él estaba allí paraministrar a Jacob. La batalla rugió toda la noche. No fue sinohasta que la cadera de Jacob, el símbolo de su fuerza humana,fue descoyuntada2 que por fin se dio por vencido ante elángel. El momento en que Jacob se quebrantó—y se tomóuna larga y angustiosa noche para llegar hasta ese punto(v. 26)—él obtuvo la bendición deseada: “No se dirá más tunombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios ycon los hombres, y has vencido” (v. 28). “Vencido” ¿a quién?¿al ángel? ¿a Dios? No. Jacob había vencido a Jacob; y conese fin había luchado con el ángel. Si es necesario, Dios todavíapuede despachar a su ángel para luchar con nosotros e impartiruna bendición. El Jacob en nosotros, engañoso y errado,puede tender a dominar nuestra vida y hacernos víctimas denuestra vieja naturaleza adámica. ¡Señor, envíanos tu ángel!

Jacob respondió con su propia pregunta: “Declárameahora tu nombre” (v. 29). Esto no nos debe parecer extraño,pues ¿quién, después de un encuentro tan revolucionador, noquerría identificar al misterioso ser con quien había luchado?La pregunta de Jacob se encontró con la pregunta del ángel:“¿Por qué me preguntas por mi nombre?” Tanto como la

2Hebreo teqa‘—“fue dislocada”.

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naturaleza humana pueda comprender lo divino, su nombreera ya evidente según lo que había ocurrido. Jacob nonecesitaba más. Este no era un ángel común (v. 30); Jacobhabía reconocido al Angel de Jehová. El demostró quecomprendía, pues nombró el lugar Peniel, “el rostro de Dios”.La lucha de la oración intercedora siempre nos dice más sobrenosotros mismos que sobre Dios. Nos lleva al punto dereconocer nuestra pecaminosidad, nuestra debilidad espiritual,nuestra falta de todo mérito propio. Pablo comprendió estaverdad y escribió: “Cuando soy débil, entonces soy fuerte”(2 Corintios 12:10).

Moisés era el líder de los israelitas mientras recorrían eldesierto camino a la Tierra Prometida. Pero había otro guía.Moisés no dudaba en cuanto a quién era ese guía. Al llegar aCades, Moisés le pidió al rey de Edom que dejara pasar aIsrael por su tierra. Aunque la petición le fue negada, estatestifica de la fidelidad de Dios en contestar la oración: “Yclamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel,y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudadcercana a tus fronteras” (Números 20:16).

Es probable que Moisés a propósito haya usado una expresiónque podía ser entendida ya sea como ángel o mensajero, porqueél no le podía explicar al rey de Edom la verdadera relación deJehová con su pueblo. Al mismo tiempo era verdad en el sentidomás profundo (cfr. Exodo 14:19; 32:34), porque era el ángel nocreado del pacto, que era de Dios, y sin embargo era Dios (cfr.Génesis 32:30; Josué 5:15; 6:2; Hechos 7:35), el verdadero capitánde las huestes de Jehová.3

El punto del pasaje de Números 20 que nos interesa es elhecho que la intervención angelical fue en respuesta a laoración de Israel: “Clamamos a Jehová”. Cuando el pueblo

3H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, eds., The Pulpit Commentary[El comentario del púlpito] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pub.Co., 1950), vol. 2, Numbers [Números], por R. Winterbotham, 254.

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de Dios se encuentra en cautiverio bajo gobiernos dominadospor hombres malvados, sus oraciones ciertamente son oídas;Dios en su propia sabiduría y a su tiempo intervendrá, hastael punto de usar ángeles para efectuar la necesaria liberación.Años después, cuando los israelitas estaban otra vezdominados por otro pueblo, esta vez los filisteos, Dios volvióa oír su clamor. La oración por la liberación nacional había decomenzar a recibir respuesta por medio de un niño enviadopor Dios: Sansón.

El relato del nacimiento de Sansón como respuesta alclamor del corazón de una esposa estéril contiene varioselementos milagrosos, incluso una anunciación angelical deun niño especial que había de nacer. Dios estaba obrando afavor de su pueblo, y la aparición del Angel de Jehová era laconfirmación del hecho.

Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová;y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años. Yhabía un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamabaManoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A estamujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eresestéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz unhijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda.Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja nopasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desdesu nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de losfilisteos. Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Unvarón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de unángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dóndeni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. Y me dijo: He aquíque tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebasvino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareoa Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte (Jueces13:1–7).

Aunque la Biblia no indica explícitamente que Manoa ysu esposa oraron por un hijo, la implicación está ahí; la pruebade la esterilidad en un hogar judío muy naturalmente provocaríala oración (cfr. Génesis 25:21 y 1 Samuel 1:10,11). En estaocasión Dios envió a su ángel no sólo para asegurar a la esposa

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de Manoa que El sanaría su esterilidad, sino para darleinstrucciones específicas acerca del tiempo del embarazo y laclase de vida que su hijo había de llevar.

La descripción del ángel por la futura madre es de notarse.“Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspectode un ángel de Dios, temible en gran manera” (v. 6). “Temible”es una traducción del hebreo nora’, un participio pasivo quesignifica “ser reverenciado”, “tenido en honor”, “tenido enadmiración”. El encontrarse con un ángel, especialmente elAngel de Jehová (cfr. Exodo 33:20; Hechos 7:38), eraverdaderamente una experiencia temible, que exigía absolutareverencia. La experiencia de Gedeón fue parecida: “Viendoentonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, SeñorJehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara. PeroJehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás” (Jueces6:22,23).

El ministerio del ángel que visitó a la mujer de Manoa eradoble: (1) comunicarle la promesa de Dios—“darás a luz unhijo”, y (2) darle instrucciones específicas tocante al hijo quenacería—“navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niñoserá nazareo a Dios desde su nacimiento”.

Aunque está implícito que el ángel visitó a la esposa deManoa en respuesta a la oración, siendo que no hay unadeclaración directa, no hay duda que la segunda aparicióndel ángel fue en respuesta a la oración. Manoa rogó al Señorque enviara otra vez al “varón de Dios” para que les dieramás instrucciones sobre la crianza del niño que había sidoprometido. Quizás Manoa no creyó que su esposa había vistoun ángel. Los ángeles no son hombres, pues son identificadoscomo “espíritus” (Hebreos 1:14) y los espíritus no tienen carneni huesos (Lucas 24:39). Pero cuando se les aparecen a laspersonas, los ángeles pueden aparecerse como hombres yasea ordinarios o extraordinarios. El hecho de que los ángelespueden aparecerse como seres humanos está claro en ambosTestamentos (cfr. Hebreos 13:2).

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“Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruegoque aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir anosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño queha de nacer. Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvióotra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoano estaba con ella. Y la mujer corrió prontamente a avisarle a sumarido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón quevino a mí el otro día. Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y vinoal varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y éldijo: Yo soy. Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan,¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacercon él? Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer seguardará de todas las cosas que yo le dije. No tomará nada queproceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda;guardará todo lo que le mandé.

“Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitasdetenerte, y te prepararemos un cabrito. Y el ángel de Jehovárespondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan;mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabíaManoa que aquél fuese ángel de Jehová. Entonces dijo Manoa alángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumplatu palabra te honremos? Y el ángel de Jehová respondio: ¿Por quépreguntas por mi nombre, que es admirable? Y Manoa tomó uncabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y elángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y su mujer. Porqueaconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, elángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoay de su mujer, los cuales se postraron en tierra.

“Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer.Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová” (Jueces 13:8–21).

Aún después de una considerable conversación con elángel que se le apareció como hombre, Manoa no se diocuenta que era el Angel de Jehová. El encuentro había sidobastante como el encuentro de un hombre con otro. Así queManoa le pidió que se quedara y gozara de la hospitalidad deuna comida especial que él prepararía. Mas el ángel rehusócomer de su comida, sugiriendo que más bien prepararanuna ofrenda de holocausto a Jehová. Esto debió haberle dichoa Manoa que había algo poco común tocante a este ángel,pero él todavía lo veía como “un hombre de Dios” (o sea, un

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profeta) y le preguntó su nombre, “para que cuando se cumplatu palabra te honremos” (v. 17). La profecía cumplida erauna de las autenticaciones de un verdadero profeta(Deuteronomio 18:21,22; 1 Samuel 9:6). Está claro que Manoano tenía tanto discernimiento como su esposa (v. 6).

En un sentido la petición de Manoa fue negada. En otrofue contestada, pues “que es admirable” (v. 18) es del hebreopel’i, que significa “admirable”, “maravilloso”. Es una formade la misma palabra que usó Isaías en su profecía tocante aJesús: “Se llamará su nombre Admirable [hebreo pele’]”(Isaías 9:6). Entonces Manoa obedeció y ofreció holocaustoal Señor; así fue aclarada toda duda acerca de la identidad deeste “ángel” que se había aparecido en respuesta a la oraciónde Manoa. Pues leemos: “Y el ángel hizo milagro ante losojos de Manoa y de su mujer. Porque aconteció que cuandola llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subióen la llama del altar”. Así, Jehová y el Angel de Jehová sonidentificados (vv. 19,20). Fue entonces que Manoa y su mujerse dieron cuenta que este era el Angel de Jehová y que habíanvisto a Dios (vv. 21,22). Esta es otra indicación en el AntiguoTestamento de que las manifestaciones especiales del Angelde Jehová eran apariciones del divino Hijo de Dios antes desu encarnación. El es el único Mediador entre Dios y lahumanidad (1 Timoteo 2:5). Manoa y su mujer quizás no hayancomprendido esto en su totalidad, pero su mujer sí comprendióque Jehová había aceptado su sacrificio y que era El quien leshabía demostrado todas estas cosas.

También Daniel tuvo encuentros con ángeles. Casi siemprese le aparecían durante tiempos de intensa oración y esperaen Dios. Su misión en cada ocasión era de consecuenciamonumental, ya que consistentemente le comunicaban unarevelación tocante a los tiempos finales. No trataremos aquícon el contenido de las visiones y la interpretación que se leda a Daniel, sino que más bien vamos a tomar nota de algunosdatos significantes tocante a los mensajeros celestiales que lovisitaron durante sus tiempos de oración.

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Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión yprocuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno conapariencia de hombre. Y oí una voz de hombre … que gritó y dijo:Gabriel, enseña a éste la visión. Vino luego cerca de donde yoestaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro.Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es parael tiempo del fin (Daniel 8:15–17).

Daniel había estado orando pidiendo comprensión de unavisión que había tenido. En respuesta a su oración él testificó:“He aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre”.Una voz identificó al hombre como el ángel Gabriel, “héroe oel fuerte de Dios”.4 Como era común en las aparicionesangelicales en el Antiguo Testamento, Daniel sintió un temorpavoroso, y con razón, pues se veía frente a un ser sólo unpoco menos que Dios. El sabía que ningún ser humano podíaver a Dios y vivir.

Aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quienhabía visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mícomo a la hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y hablóconmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría yentendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo hevenido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende,pues, la orden, y entiende la visión (Daniel 9:21–23).

De nuevo Gabriel se apareció como un “hombre”, o comouna “persona”, según signifique el hebreo ’ish. Como en laprimera aparición, su misión era la de “darte sabiduría yentendimiento”. Aunque el ángel que llegó a Daniel trajo divinarevelación y nueva verdad, las apariciones de ángeles hoyserían con otros propósitos. Ya sea el Moroni del mormonismo,o cualquier otro ángel que trate de añadir o quitar a la revelaciónde la Santa Escritura, debe ser denunciado y rechazado. Elapóstol Pablo lo declaró valientemente: “Mas si aun nosotros,

4Otros toman el significado de Gabriel como “Dios se hademostrado fuerte”. Esta es la primera vez que un ángel es identificadopor su nombre.

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o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente delque os hemos anunciado, sea anatema” (Gálatas 1:8). El mismoSatanás, quien “se disfraza como ángel de luz” (2 Corintios11:14), todavía usa a sus ángeles malignos para estorbar ydestruir la obra de Dios.

“En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tressemanas.… Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido delino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como deberilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchasde fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido,y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Ysólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres queestaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, yhuyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta granvisión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió endesfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de suspalabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro enun profundo sueño, con mi rostro en tierra.

“Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre misrodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me dijo: Daniel, varónmuy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte enpie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba estoconmigo, me puse en pie temblando. Entonces me dijo: Daniel, notemas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón aentender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tuspalabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipedel reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquíMiguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, yquedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber loque ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visiónes para esos días” (Daniel 10:2,5–14).

La final aparición angelical que tuvo Daniel, como en cadauna de las anteriores, vino después de prolongado ayuno yoración. La descripción que hace Daniel del ser celestial tieneparalelos con el “Hijo del Hombre” que vio Juan (Apocalipsis1:13–15). Quienquiera que haya sido el mensajero de Daniel—ya que fuera el Señor mismo o más probable Gabriel, quienya se le había aparecido dos veces—era un mensajero connuevas de otro mundo (cfr. Hebreos 1:14).

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La experiencia del visitante angelical de Daniel, siendoque venía en respuesta a la oración de Daniel en la que pidiócomprender, tiene mucho significado. Dios, en respuesta a laferviente oración, puede despachar a un ángel inmediatamente.Pero hasta los ángeles deben luchar con fuerzas invisibles queconfrontan y se oponen a los mensajeros de misericordia deDios. La existencia de seres malignos extremadamentepoderosos es muy verdadera. En este caso, a uno se le llamó“el príncipe del reino de Persia” (v. 13). Tan poderoso eraque detuvo la respuesta a la oración de Daniel por veintiúndías, durante los cuales un segundo ángel, Miguel, fuedespachado para ayudar a llevar la respuesta a Daniel.5 ConMiguel encargándose del conflicto, Gabriel pudo cumplir sumisión ordenada por Dios a Daniel. Los humanos tienen pocao quizás ninguna idea del conflicto en los cielos en cuanto alos eventos terrenales y las personas. Es probable que Pablose refería a tal conflicto cuando escribió: “Porque no tenemoslucha contra sangre y carne, sino contra principados, contrapotestades, contra los gobernadores de las tinieblas de estesiglo, contra huestes espirituales de maldad en las regionescelestes” (Efesios 6:12).

Los ángeles y la oración en el Nuevo Testamento

La intervención de ángeles no está limitada a lasapariciones del Antiguo Testamento. De hecho, los informesde intervención angelical eran remarcablemente comunes enla época del Nuevo Testamento. Una aparición casi siempreocurría como resultado directo de la oración, mientras que enotras ocasiones los ángeles eran enviados en una misiónespecial aparte de cualquier oración por los santos, porejemplo, los ángeles que se aparecieron en el sepulcro vacíode Jesús (Lucas 24:4,5).

5Miguel, “quien es como Dios”, es el único otro ángel identificadopor nombre en la Biblia. Judas 9 lo llama “el arcángel” o ángel principal.

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Los ángeles nunca se ocupan con banalidades. Cuandose aparecen, es con un propósito elevado. “Pero cuando vinoel cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo” (Gálatas 4:4).Pero había mucho más tocante a la venida del Mesías queuna simple declaración del evento. Había profecía ypreparación. Un mensajero del Salvador era parte del granplan de salvación, y un ángel tomó parte en anunciar eso.

Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamadoZacarías … [y] su mujer … Elisabet. Ambos eran justos delante deDios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos yordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet eraestéril, y ambos eran ya de edad avanzada. Aconteció que ejerciendoZacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase,conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecerel incienso, entrando en el santuario del Señor. Y toda la multituddel pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se leapareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar delincienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero elángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, ytu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;porque será grande delante de Dios.… E irá delante de él con elespíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de lospadres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos,para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. Dijo Zacarías alángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer esde edad avanzada. Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel,que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darteestas buenas nuevas (Lucas 1:5–15;17–19).

No se puede decir positivamente que la oración deZacarías, ni que la oración del pueblo, precipitó esta aparicióndel ángel, aunque no hay duda que la oración preparó la escenapara el suceso sobrenatural. El pueblo oraba fuera del LugarSanto (v. 10) mientras Zacarías ofrecía incienso adentro (unaforma de oración) en cumplimiento de su papel comosacerdote en el templo. El ángel que se le apareció a Zacaríasera Gabriel (v. 19), quien se identificó sin que se le pidiera. Elhabía sido enviado por Dios en una misión especial para dar“buenas nuevas” (v. 19). A Zacarías le reveló: “Tu oración ha

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sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarássu nombre Juan” (v. 13).

La naturaleza de la oración de Zacarías no está clara.¿Acaso oraba por un hijo (vv. 6,7), u oraba por la redenciónde Israel (vv. 16,17)? En cualquier caso, el nacimiento deJuan era una respuesta a ambas oraciones. Según la Escritura,los creyentes están rodeados de ángeles, enviados por Diospara cuidar de ellos (vea Salmo 91:11). Pero en nuestracondición corriente no percibimos su presencia. Zacarías yotros santos en la Santa Biblia poseían esa sensibilidad yreceptividad, que vienen sólo por medio de la participaciónen la oración ferviente.

Jesús recibió el ministerio de ángeles. En Getsemaní, alborde de su muerte de sacrificio por nuestros pecados, nuestroSeñor hizo la oración más intensa y agonizante de su misiónterrenal. El se enfrentaba con la inmensurable agonía de serhecho pecado (la palabra “pecado” en el hebreo tambiénsignifica una ofrenda por el pecado, cfr. Isaías 53:10) pornosotros (vea 2 Corintios 5:21), una carga que está más alláde la habilidad humana de soportar. Los creyentes tenemosla promesa: “Dios … no os dejará ser tentados más de lo quepodéis resistir, sino que dará también juntamente con latentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios10:13). Ante la carga casi insoportable de Cristo, El tambiénfue tentado, pero no más de lo que podía resistir. Dios le hizoposible soportarla. El envió a un ángel para fortalecerlo: “Y élse apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; ypuesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de míesta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se leapareció un ángel del cielo para fortalecerle” (Lucas 22:41–43). Qué ánimo nos da esto a nosotros cuando nos enfrentamoscon las imposibilidades de la vida. Seguramente que podemosconfiar en que Dios va a enviar a sus ángeles “para servicio afavor de los que serán herederos de la salvación” (Hebreos1:14). En el momento de nuestra mayor necesidad, la oración

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da una fortaleza que sobrepasa toda habilidad humana, yasea que venga en la forma de un ángel o a través del ministeriodel bendito Espíritu Santo.

Aún después que el Espíritu Santo fue dado como unaayuda especial para los creyentes, Dios no cesó de usar a losángeles. ¿Debemos nosotros considerar extraño cuando talesexperiencias todavía suceden? ¡Claro que no!6

Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia elsur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual esdesierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope,eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estabasobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritudijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. (Hechos 8:26–29).

Aunque no se nos dice que el encuentro de Felipe con elángel fue precedido por la oración, es razonable creer queFelipe, como todo testigo activo en la Primera Iglesia, era unhombre de mucha oración que buscaba constantemente ladirección de Dios. La visible intervención de ángeles esciertamente más bien la excepción y no la regla. Sin embargo,en el caso de Felipe, probablemente fue necesaria debido ala circunstancia que prevalecía. El avivamiento samaritanoimpulsado por el Espíritu sin duda ocupaba el tiempo y laatención de Felipe. Pero en la más amplia perspectiva deDios, era de mayor consecuencia para el Reino que el eunucoetíope recibiera el evangelio (antes de regresar a su tierra)que Felipe permaneciera en Samaria. Por lo tanto, Diosdespachó a un ángel con un mandamiento específico: “Ve haciael sur”.

De interés especial en este pasaje es el lugar que ocupanel ángel y el Espíritu en darle dirección a Felipe. El ángel captóla atención de Felipe y le dio instrucción para que se dirigierahacia el desierto entre Jerusalén y Gaza. Cuando fue obediente

6Vea el Apéndice 3, “Una aparición angelical contemporánea”.

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a su mandato, el Espíritu le dio más instrucciones. Cuando unángel de Dios dirige en una manera específica, el resultado esun ministerio significativo y productivo (vea Hechos 8:30–38).

Otro caso de dirección por un ángel y obediencia de partedel pueblo tomó lugar en Cesarea. Cornelio era “piadoso ytemeroso de Dios”, fiel en sus oraciones. Mientras oraba,muy ciertamente expresaba su fuerte y continuo deseo de ladirección divina en su búsqueda de Dios.

Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio … piadoso ytemeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnasal pueblo, y oraba a Dios siempre. Este vio claramente en unavisión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entrabadonde él estaba, y le decía: Cornelio. Él, mirándole fijamente, yatemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tuslimosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía, pues,ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene porsobrenombre Pedro. Este posa en casa de cierto Simón curtidor,que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario quehagas (Hechos 10:1–6).

Dios no despachó a un ángel a Cornelio para predicarleel evangelio; ni tampoco es el ministerio de los ángeles elhacerlo. Esa es la responsabilidad que se les ha dado a loshombres y mujeres. Los ángeles quizás tengan un ministeriorelacionado, pero no es el del evangelismo en sí. Ellos puedenpreparar la escena para el evangelismo, pueden guiar hacia lasalvación, pero no hacen el evangelismo mismo.

El propósito del mensaje del ángel a Cornelio era doble:(1) asegurarle que tenía una audiencia en los cielos y (2) dirigirloa que enviara hombres a Jope. ¡Qué gran seguridad habrállegado a Cornelio cuando oyó decir al ángel: “Tus oracionesy limosnas han subido para memoria delante de Dios” (v. 4)!Gabriel le comunicó un mensaje parecido a Zacarías: “Tuoración ha sido oída” (Lucas 1:13). Una seguridad parecidaha sido confimada por varios creyentes devotos después deferviente oración. Cuando la gente busca a Dios con fervor

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de corazón, Dios contesta, usando a sus ángeles si esnecesario. “Y me buscaréis y me hallaréis, porque mebuscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacíasin cesar oración a Dios por él. Y cuando Herodes le iba a sacar,aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados,sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puertacustodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel delSeñor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en elcostado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas sele cayeron de las manos. Le dijo el ángel: Cíñete, y átate lassandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme.Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía elángel, sino que pensaba que veía una visión. Habiendo pasado laprimera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro quedaba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos,pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él (Hechos 12:5–10).

La oración de la Primera Iglesia invitó la intervencióndivina. Quizás los ángeles no siempre vienen a la vida de unotan dramáticamente como entonces, pero el relato es evidenciasuficiente de la realidad de Hebreos 1:14: “¿No son todosespíritus ministradores, enviados para servicio a favor de losque serán herederos de la salvación?” La oración puede traera los ángeles a la escena, visibles o invisibles. La lección paranosotros no se puede confundir: En tiempos de graveemergencia y extrema confrontación con el mal, la Iglesia debeorar hasta que Dios intervenga a su manera, despachando aun ángel de ser necesario.

Cuando la liberación fue lograda, Pedro pudo testificarde una intervención milagrosa, no porque él había hecho quesucediera, sino porque él había seguido obedientemente todainstrucción y dirección del ángel obrador del milagro. Note laactividad del ángel que visitó a Pedro:

1. El ángel tocó a Pedro, sin duda para despertarlo.2. El ángel le dijo a Pedro que tomara acción: “Levántate

pronto”.

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PARTE 3Capítulo 14Lainter-venciónde losángeles

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3. El ángel tocó a Pedro “y las cadenas se le cayeron delas manos”.

4. El ángel le dijo a Pedro que se vistiera: “Cíñete, y átatelas sandalias”.

5. El ángel le dio instrucciones para el escape: “Envuélveteen tu manto, y sígueme”.

6. El ángel hizo que la puerta de hierro de la cárcel seabriera por sí misma.

7. El ángel condujo a Pedro a la libertad.

¡Qué gran testimonio de liberación tenía Pedro paracompartir! Pero no tenía nada de que jactarse. El ángel enviadodel cielo, en nombre del que lo había enviado, era el principalmovedor en esta intervención sobrenatural.

Un ángel se le apareció al apóstol Pablo en una situacióndifícil. Pablo iba de camino a Roma para parecer en juicioante César. Saliendo de Creta en un tiempo muy incierto parala navegación segura, el barco fue azotado por un fuerte vientohuracanado. La situación se hizo tan desesperante que todosa bordo perdieron toda esperanza de ser rescatados.Debemos asumir que Pablo, para quien la oración era unhábito constante, estaba en constante oración durante eltemeroso y peligroso viaje. Sus epístolas están llenas deincentivo para la oración. A los filipenses les declaró: “Pornada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticionesdelante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”(Filipenses 4:6). A los tesalonicenses les escribió: “Orad sincesar” (1 Tesalonicenses 5:17).

Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puestoen pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente,oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibireste perjuicio y pérdida. Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo,pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sinosolamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo elángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, notemas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios

Los ángeles y la oración en el Nuevo Testamento

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 14La

inter-vención

de losángeles

PARTE 3

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te ha concedido todos los que navegan contigo (Hechos 27:21–24).

No hay duda de que este poderoso guerrero de la oraciónluchó con Dios en la oscuridad de la noche, orando por supropia seguridad y la de sus compañeros de barco. Peroaunque ya se le había asegurado que iría a Roma (Hechos19:21; 23:11), al continuar rugiendo la tormenta por muchosdías, Pablo junto con los demás, había “perdido todaesperanza de salvarnos” (27:20). Santiago nos recuerda que“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras”(Santiago 5:17). Así también Pablo. En medio de ese horriblehuracán “Euroclidón” (27:14), que amenazaba destruir a loshombres y al barco, hasta Pablo sentía temor. Los líderesjudíos en más de un lugar habían tratado de matar a Pablo.¿Acaso el mar y el viento lograrían lo que ellos no habíanpodido lograr? Pablo, Lucas y todo el resto estaban sin aliento.

Pero Dios fue fiel. El despachó a un ángel con un mensajede esperanza y seguridad en medio de segura destrucción.La traducción inglesa de Williams ofrece el sentido exacto delgriego al ofrecer las primeras palabras del ángel como: “Dejade temer, Pablo”.7 Pablo verdaderamente comparecería anteCésar. Más que eso, todos los que estaban a bordo seríansalvos.

Quizás nos preguntemos, ¿por qué Dios no paró latormenta y permitió que el barco siguiera su curso? O ¿porqué Dios no guardó el barco de la furia de la tormenta? O¿por qué permitiría Dios que su siervo pasara por unaexperiencia tan agonizante? Es suficiente decir que en todo loque sucedió Dios fue glorificado. Los marineros aprendieronque debieron haber escuchado al siervo de Dios en primerlugar. También aprendieron que el Dios de Pablo eraverdaderamente Dios. Los isleños que recibieron a los

7En el griego, un imperativo negativo en el tiempo presentesignifica dejar de hacer algo que ya se está haciendo.

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PARTE 3Capítulo 14Lainter-venciónde losángeles

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náufragos fueron testigos del maravilloso poder de Dios yoyeron el evangelio. Y Pablo, a su debido tiempo, llegó aRoma.

Este relato contiene grandes lecciones sobre la oración.Cuando la dificultad es abrumante, ore. Cuando los hombresno hacen caso a sus palabras, ore. Cuando las tormentasamenazan destruir, ore. Cuando toda esperanza parece haberdesaparecido, ore. No importa cuán maligna sea la situación,ore. No importa quién o qué haya precipitado el problema,ore. La oración es la reacción correcta a todas las vicisitudesde la vida.

Preguntas de estudio

1. ¿Qué significa la palabra “ángel” y cómo se relacionaesto a su función con respecto a la oración?

2. ¿Quién toma la iniciativa en la intervención de los ángelesy qué significa eso para nosotros?

3. ¿Qué se aprende de los ejemplos del AntiguoTestamento de los ángeles que ministraron a los que oraban?

4. ¿Está usted de acuerdo con la declaración del autor:“Los ángeles nunca se ocupan con banalidades”? Explique surespuesta.

5. ¿Bajo qué circunstancias especialmente podemoscontar con que Dios enviará a sus ángeles “para servicio afavor de los que serán herederos de la salvación”?

Preguntas de estudio

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— Capítulo quince —

La relación entre la oración y el avivamiento no escomúnmente reconocida por todos los que estudian losavivamientos pasados. Algunos ven la oración sólo como unacarga que Dios pone en los corazones de su pueblo cuandoestá a punto de enviar el avivamiento; su pueblo debe estarpreparado para la venida del avivamiento enviado por elSoberano. Según esta perspectiva teológica, Dios envía elavivamiento cuando El escoge enviarlo, y ninguna cantidadde oración puede cambiar la intención divina preordenada enel cielo.

Sin embargo, los pentecostales ven una relación directaentre la oración, el avivamiento y el traer a los perdidos aCristo. Por supuesto que nadie puede cambiar la final voluntadde Dios con la oración, con el regateo, o con cualquier otromedio. Pero Dios ha indicado claramente su deseo de quesus hijos oren (Proverbios 15:8), pidiendo las cosas quenecesitan y hasta las que desean (Mateo 6:7–13; Marcos11:24). Cuando estos deseos están de acuerdo con suvoluntad, podemos esperar con confianza una respuesta. Unamante Padre celestial no animaría a sus hijos a que oren y

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 15La

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aviva-miento

PARTE 3

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traigan sus peticiones ante El sólo para ignorarlas y negarlascontinuamente.

Aunque la voluntad final de Dios no cambia, y no puedeser cambiada por ningún ser humano, Dios ha escogido lograresa voluntad a través de las oraciones de sus hijos. Así queuno de los principales propósitos de la oración es hacer quelos deseos humanos sean conforme a la intención y voluntaddivinas. Conocer a Dios es conocer su voluntad. Elevangelismo, o el volver a la gente rebelde y desobediente ala obediente sumisión ante su Creador, está en el centro de lafinal voluntad de Dios: Dios no quiere “que ninguno perezca,sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).Cuando el ganar a los perdidos empuja más allá de laafirmación intelectual a una pasión consumidora y a la oración,haciendo eco al mismo latir del corazón de Dios, el Espíritucomenzará a moverse en poder de avivamiento. Necesitamosesos “tiempos de refrigerio” que Dios ha prometido a los quese arrepienten y se vuelven a El (Hechos 3:19).

Aunque ambos Testamentos, el Antiguo y el Nuevo,contienen relatos de intervención sobrenatural que se puedenllamar avivamientos, algunos se oponen a tales sucesos hoy,diciendo que juegan con las emociones y que llevan a lainstabilidad espiritual y al comportamiento irracional.1 Estosmismos críticos también se oponen al énfasis en las experienciasde crisis, con frecuencia subrayadas en los avivamientos. Perolos resultados de los avivamientos bíblicos y el dramático moverdel Espíritu en respuesta a la oración intercesoria a través delos siglos intermedios son evidencia de un patrón divino paraedificar y mantener la vitalidad de la Iglesia de Cristo. La

1Se cuenta una historia de un niño que instó a su padre a quefuera a una reunión de avivamiento. El padre dijo: “Yo no necesito esaemoción. Estoy establecido”. Después, una fría mañana el auto de lafamilia no arrancaba. El padre se puso a tratar de reparar algo y luegodijo: “No sé por qué este auto no arranca”. El hijo replicó: “Yo sé,papá—¡está establecido!”

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PARTE 3Capítulo 15Laoracióny elaviva-miento

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historia de la Iglesia relata crecimiento y el nuevo nacer deuna entrega después de períodos especiales de avivamientoreligioso. La transformación moral y social han acompañadoa los avivamientos mayores, en tiempos bíblicos como tambiénen tiempos subsiguientes.

En su definición más estricta, “avivamiento” denota unarestauración del fervor y vitalidad religiosos después de untiempo de declive. Es la voluntad de Dios que su pueblo loame con todo su corazón, alma, mente y fuerza (vea Marcos12:30; Lucas 10:27). Cualquier desvío de esa entregacompleta exige un avivamiento. El pueblo de Dios siempredebe ser animado a hacer ese amor y esa entrega más plenosy fuertes. Entonces, con la Iglesia revivida, se logrará ganar alos perdidos para Cristo.2 Los “muertos en … delitos ypecados” (Efesios 2:1) necesitan un estímulo de nueva vida,una resurrección. Cuando oramos pidiendo un avivamientode los creyentes que conduzca a la salvación de los pecadores,sabemos que oramos según la voluntad de Dios.

¿Existe una carga en los corazones de los hombres que no losdejará descansar, sino que los hace agonizar en oración? Si no,entonces la noche no ha declinado, todavía nos espera unaoscuridad más profunda. Pues ¿de qué servirá un avivamiento sino estamos preparados para él? Nos pasará por encima sin hacersu obra.3

Hay un gran avance del Reino a raíz del avivamiento. Através del avivamiento la vida espiritual es renovada,revitalizada. En la experiencia espiritual de una congregación

2Charles G. Finney, Lectures on Revivals of Religion [Discursossobre avivamientos religiosos] (New York: Fleming H. Revell Co.,1868), 15,16.

3James Burns, Revivals: Their Laws and Leaders [Avivamientos:Sus leyes y líderes] (London: Hodder and Stoughton, 1909;reimpresión, Grand Rapids: Baker Book House, 1960), 71 (la referenciaa la página es de la reimpresión).

La oración y el avivamiento

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Capítulo 15La

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PARTE 3

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o de los individuos dentro de ella, hay una oleada deconsagración e intensidad. Al hacerse menos frecuentes lostiempos de oración y al desvanecer el deseo de tener íntimacomunión con el Señor, la vitalidad espiritual se enfría y debeser revivida. ¡Quiera Dios que no haya tal cosa como la tibiezaen la vida del creyente! Por lo tanto, todo creyente y todacongregación deben ser constantemente retados a buscar elavivamiento y a rendirse más al Espíritu Santo.Providencialmente, la oración es esa clave para el avivamientopersonal y corporal.

Los avivamientos muy raramente son precedidos por undespertar a un sentido de necesidad de parte de toda la Iglesiao congregación local. Al contrario, la carga y la agonía de laintercesión caen en los corazones de unas pocas almas devotasquienes, sintiendo la necesidad, comienzan a rogar a Dios enoración pidiendo avivamiento. Al presentar la carga fielmentea Dios en oración, un sentido de necesidad espiritual y unapreocupación por una iglesia descuidada e indiferente seconvierte en un clamor agonizante: “¿Hasta cuándo, Señor,hasta cuándo?” Cuando la oración se hace persistente eintensa, Dios responde al clamor que El ha ordenado paratraer el avivamiento que El quiere enviar.

Todos los esfuerzos humanos por crear o fabricar unavivamiento están destinados a fallar. Puede que haya actividad,pero sólo un avivamiento enviado del cielo puede lograr algode valor duradero. Si esto es verdad, ¿debemos esperardesvalidamente hasta que Dios en su soberana voluntad decidarevivir a su Iglesia? ¡Claro que no! El está siempre listo ydispuesto a revivir a su pueblo. El sólo espera que su urgenciay desesperación lleguen hasta el punto en el que pueda enviarun avivamiento a corazones hambrientos que cumplirán elpropósito para el que El revive a su pueblo: avanzar más suReino.

La oración nos abre el corazón y la mente a un sentido deno sólo nuestra propia necesidad sino también la del mundo.

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PARTE 3Capítulo 15Laoracióny elaviva-miento

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Prepara el terreno del alma para la semilla de la Palabra. Elavivamiento entonces es la cosecha espiritual. La intercesiónapesadumbrada y persistente del pueblo de Dios rogandopor un avivamiento es la señal más segura de que el avivamientoviene de camino. El avivamiento no es el resultado de lametodología diseñada humanamente. Es un asunto de hambre,intercesión, oración y confesión de necesidad. Debemos orar:“O Señor, aviva tu obra, y deja que el avivamiento comienceen mí”, hasta que venga la respuesta.

El avivamiento en el Antiguo y en el Nuevo Testamento

Los avivamientos del Antiguo Testamento relatan elrenovado celo de Israel para obedecer a Dios. Hubo unarenovación y un nuevo compromiso después de la oracióndedicatoria de Salomón al terminar el templo (2 Crónicas7:1–11). Hubo avivamientos en los días de Samuel, Asa,Josafat, Ezequías y Josías. Esdras habla del avivamiento queocurrió después de años de oración para volver del cautiverioy la reedificación y dedicación del templo (Esdras 9:1 a 10:14).Pero en todas las ocasiones de avivamiento del AntiguoTestamento, no hay mandato para evangelizar o alcanzar alos gentiles. Parece que los descarriados israelitas eranconstantemente llamados a volver a la obediencia y elreconocimiento del reclamo de Dios sobre ellos como supueblo escogido.

Los avivamientos del Nuevo Testamento añaden unadimensión que ha sido un patrón para la Iglesia Cristiana hastael presente. El evangelismo se hace más fácil como resultadodel verdadero avivamiento. Es cierto que el pueblo de Diosnecesita ser revivido; pero es revivido para poder ser partede la gran obra del Reino: rescatar a los perdidos del dominiode Satanás. Los creyentes tienen una parte importante encompartir el divino plan de salvación. “Porque de tal maneraamó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, paraque todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida

El avivamiento en el Antiguo y en el Nuevo Testamento

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 15La

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PARTE 3

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eterna” (Juan 3:16). Y así como el Hijo de Dios estaba apunto de regresar a la gloria, habiendo terminado su misiónde morir por toda la raza humana, El les dijo a todos los queeran o serían sus hermanos y hermanas espirituales: “Id portodo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”(Marcos 16:15).

El evangelismo es más eficaz cuando va precedido deldespertar espiritual. Se ha dicho que antes que una iglesiapueda alcanzar y ganar a los no salvos, debe primero haberuna renovación y preparación de los creyentes, desde el pastorhasta el convertido más nuevo. Sería hermoso si las iglesiaspudieran siempre mantener un alto nivel espiritual. Pero, quizásdebido a la naturaleza humana, quizás debido en parte a laspresiones del mundo que nos rodea, toda congregaciónnecesita renovación de vez en cuando. Necesitamos que senos lleve a ese lugar donde estemos unánimes que el libro delos Hechos menciona con tanta frecuencia.4 Entonces, siendoque el avivamiento conduce al evangelismo, los resultados nodesilusionarán. Por supuesto que esto no quiere decir que uncreyente debe esperar que el avivamiento arrase a lacongregación antes de hablarles a los demás de la paz y vidaeterna que Cristo ha dado por medio de su muerte yresurrección. De hecho, cuando un creyente sale a ganar almas,en obediencia a la Gran Comisión, sentirá la necesidad depoder y avivamiento personal. Esto sacudirá el corazón delcreyente para orar, y el avivamiento personal de seguro vendrácomo también la salvación de las almas.

El avivamiento más grande que se encuentra en el NuevoTestamento comenzó en el Día de Pentecostés. De hecho,

4Alguien ha comparado la obra del Espíritu Santo a laconcentración de los rayos del sol a través de una lupa, o lente deaumento. El Espíritu Santo obra de una manera general, así comocalienta el sol. Pero cuando el Espíritu Santo puede obrar a través deun cuerpo local unido, los fuegos del avivamiento comienzan a arder.

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PARTE 3Capítulo 15Laoracióny elaviva-miento

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todo el libro de los Hechos es un relato del avivamientopersonal (revestimiento de poder) y del testimonio eficaz. LaPrimera Iglesia oró pidiendo valentía para testificar ante lapersecución (Hechos 4:29). “Cuando hubieron orado, el lugaren que estaban congregados tembló; y todos fueron llenosdel Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra deDios” (Hechos 4:31). Como resultado de estos repetidosrevestimientos de poder, muchos pecadores se convirtieron yfueron añadidos al Cuerpo de Cristo (vea Hechos 2:41,47;5:14; 11:24).

El avivamiento en la historia reciente

La relación entre la oración y los avivamientos de la Bibliaha sido bien documentada en los comentarios bíblicos. Ahoravemos brevemente la importancia de la oración en algunos delos últimos movimientos de Dios, especialmente desde laReforma Protestante del siglo dieciséis. La literatura religiosade la iglesia medieval contiene muchos relatos de monásticosque dedicaron su vida a la oración personal y la intercesión.Hasta el punto en que estos individuos combinaron susbúsquedas espirituales con el evangelismo, tenemos relatoshistóricos de avivamientos que trajeron a los perdidos a Cristoy reformaron el clima moral de los tiempos. Francisco deAsís (siglo doce), Savonarola (siglo quince), y Madame Guyon(siglos diecisiete y dieciocho) son ejemplos de notables líderesespirituales católicos que vieron el avivamiento (comorenovación y evangelismo) en respuesta a la devota oraciónpidiendo que Dios detuviera la corrupción y desintegraciónmoral de la época.

Los historiadores tradicionalmente se concentran en losaspectos públicos de los eventos. Las cartas privadas ypronunciamientos pueden dar luz a las influencias secundarias,pero tales expresiones privadas, a menos que esténcorroboradas por fuentes adicionales no relacionadas, seconsideran opiniones e interpretaciones privadas. Por lo tanto,

El avivamiento en la historia reciente

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Capítulo 15La

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la oración es con frecuencia omitida como el precedente y lacausa del avivamiento. Pero el lector perspicaz puede sacarciertas deducciones lógicas de referencias a mayor devoción,llamamientos espirituales, preocupación por el declive de lasociedad contemporánea, e informes de confrontacionessobrenaturales con la deidad. Una mayor devoción a Cristo ysu Iglesia se desarrolla cuando un hábito de oración madura yse intensifica. La seguridad de un llamado divino al liderazgoespiritual viene de la comunión personal con Dios. Una cargaque aumenta por el estado impío de la sociedad lleva a laoración intercesoria. Las repetidas evidencias sobrenaturalesde la presencia de Dios en los asuntos de los creyentes devotosafirma una relación personal cultivada por medio de la oración.

Martín Lutero es reconocido como la figura principal dela Reforma Protestante (que comenzó en el siglo dieciséis).Sin embargo, hubo significantes despertamientos de fervorespiritual antes de su tiempo, conduciendo a la conclusión deque la oración y la devoción personal tuvieron una parteimportante en avivar a los cristianos nominales y en traer a lospecadores a aceptar a Cristo como Salvador.

La sociedad de los Hermanos de la Vida Común, fundadaen Holanda en el siglo catorce, es un buen ejemplo de los quecomenzaron orando y exigiendo la reforma y el avivamiento.Según los historiadores de la Iglesia, eran notorios por supiedad (p.ej., entrega a la vida devocional) y un estilo de vidasanto. Su influencia, empujada por la oración y la comuniónpersonal con el Señor, continuó hasta el siglo diecisiete cuandomuchos de los Hermanos recibieron la Reforma Protestantey se unieron con los reformadores luteranos.

El siglo dieciocho fue testigo de avivamientossobresalientes, tanto en Inglaterra como en América: El GranDespertar en América y el Avivamiento Metodista bajo losWesley en Inglaterra. Los historiadores relatan que durante elGran Despertar, cincuenta mil personas (una quinta parte dela población de Nueva Inglaterra) fueron añadidas a la Iglesiacomo nuevos creyentes.

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La oración y predicación de Jonathan Edwardscontribuyó mucho al Gran Despertar en Nueva Inglaterra.Antes del comienzo del avivamiento en 1734, la religióndeclinaba tristemente. La devoción y el fervor de los colonosPeregrinos de un siglo atrás se habían enfriado. Las personasno convertidas que no hacían ninguna profesión de salvacióneran admitidas como miembros de la Iglesia. Como en losdías de declive del Antiguo Testamento, Dios escogió a unhombre para llevar la carga de oración y proclamar el llamadoal arrepentimiento. Edwards describió su experiencia deconversión como una relación personal con Dios que continuóa través de su ministerio de avivamiento:

Vino a mi alma … un sentido de la gloria del Ser Divino; unnuevo sentido, muy diferente a cualquier cosa que hayaexperimentado antes.… Pensé dentro de mí mismo, ¡qué Ser tanexcelente es ese, y cuán feliz yo sería si pudiera gozar de ese Dios,y ser raptado con El en el cielo, y ser, como quien dice, tragado porEl para siempre! Yo … oré de una manera muy diferente de lo queestaba acostumbrado a hacer, con cierto nuevo afecto.… A partir deese momento … mi mente se ocupó mucho en pasar mi tiempoleyendo y meditando sobre Cristo, en la belleza y excelencia de supersona, y en la bella forma de salvación por la gracia en El.… Elsentido que yo tenía de las cosas divinas volvía a encender, amenudo de repente, como quien dice, un dulce ardor en mi corazón;un ardor de alma, que no sé cómo expresar.5

La continua práctica de Edwards de orar y tener comunióncon el Señor tiene su igual en el testimonio de David Brainerden sus memorias. Este gran hombre de oración pasaba díasenteros orando y ayunando por los indios nativos de NuevaInglaterra. A continuación vemos un ejemplo típico:

1o enero de 1744. En la mañana tuve cierto pequeño grado deayuda en la oración. Me vi tan vil e inmerecedero que cuando vine a

5“Personal Narrative” [“Narrativa personal”], The Works ofJonathan Edwards [La Obra de Jonathan Edwards] en Walter Blair,et al., The Literature of the United States [La literatura de los EstadosUnidos] (Chicago: Scott, Foresman, and Co., 1953), 131.

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Capítulo 15La

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predicar, no podía mirar a mi gente cara a cara. ¡Ay de mi maldad,necedad, ignorancia y contaminación interna!—Por la noche, tuveuna pequeña ayuda en la oración, de manera que la obligación fuedelectable, más que penosa. Reflexioné sobre la bondad de Diospara conmigo el año pasado, etc. De verdad que Dios ha sidobueno y lleno de gracia para conmigo.… ¡O si yo pudiera comenzareste año con Dios, y pasarlo todo para su gloria, ya sea en vida o enmuerte!6

Después de años de oración y sufrir físicamente sin verresultados, Brainerd por fin vio el avivamiento llegar a losindios en 1745. “Me paré admirado de la influencia que tomóposesión de la audiencia casi universalmente; y no la podíacomparar con nada más correcto que la insoportable fuerzade un poderoso torrente.… Casi todas las personas de todaslas edades bajaban su cabeza con preocupación.… Unhombre principal entre los indios, que antes era muy seguro yse justificaba a sí mismo y pensaba que su estado era bueno… estaba ahora bajo solemne preocupación por su alma, ylloraba amargamente.”7 El avivamiento por fin llegó enrespuesta a la oración persistente. Pero Brainerd pagó elprecio mayor por su devoto ministerio a los indios. Murió a laedad de veintinueve años, habiendo pasado su vida orandopor la salvación de ellos.

El comienzo del avivamiento en Inglaterra siguió al deAmérica después de sólo unos pocos años. De hecho, John yCharles Wesley, junto con su compañero evangelista GeorgeWhitefield, habían dado testimonio del milagroso retorno aDios en el Despertar americano. Pero el avivamiento enInglaterra comenzó con un pequeño grupo en la Universidadde Oxford llamado el Círculo Santo. Whitefield describió ensu diario una reunión de los miembros del Círculo Santo yotros que buscaban el 1 de enero de 1739: “Tuvimos una

6Memoirs of the Rev. David Brainerd [Memorias del rvdo. DavidBrainerd] (New Haven: E. Converse, 1822), 123.

7Ibid., escrito el 8 de agosto de 1745.

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fiesta de amor con nuestros hermanos y pasamos toda la nocheen oración, cantando salmos y en acción de gracias”.8 JohnWesley describió la misma reunión de oración con más detalles:

El poder de Dios vino poderosamente sobre nosotros, tanto quemuchos clamaron de gozo abundante y muchos cayeron al suelo.Tan pronto como se recuperaron un poco de ese temor reverente yadmiración ante la presencia de Su Majestad, prorrumpimos a una:“Te alabamos, O Dios, reconocemos que Tú eres el Señor”.9

La iglesia establecida en Inglaterra no era más espiritualque la iglesia en América en ese mismo tiempo. Habíaborrachera entre el clérigo como también entre toda lapoblación. La diversión popular era vulgar y obscena. Masasbrutales y salvajes rondaban las calles, participando de laviolencia y la inmoralidad; las chusmas se oponíanabiertamente al mensaje predicado por los Wesley yWhitefield. Inglaterra, como la sociedad occidental hoy,necesitaba desesperadamente un avivamiento.

John Wesley había sido llamado el “jinete del Señor”. Enuna época cuando no había caminos de superficie dura, élviajaba a caballo un promedio de doce mil ochocientoskilómetros (ocho mil millas) por año, predicando no menosde mil veces por año. Con un horario tan ocupado, ¿cómoencontraba tiempo para orar? ¡Pero orar era lo que hacía!Aunque el diario de Wesley es principalmente un relato de suministerio público, hay suficientes referencias a la oración paraindicar que este gran hombre de Dios era un hombre de muchaoración. El se levantaba a las cuatro de la mañana todos losdías—aun después de haber predicado la noche anterior. Confrecuencia predicaba en un culto al aire libre por la mañana,algunas veces a las 5 a.m. y luego en el culto de la noche

8Colin C. Whittaker, Great Revivals [Grandes avivamientos](Springfield, MO: Gospel Publishing House, 1984), 49.

9Ibid., 49.

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Capítulo 15La

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cerca de las 6 p.m. Este horario acomodaba muy bien loslargos días laborales del pueblo común a quienes él ministraba.El tiempo entre medio lo pasaba predicando en las cárceles einstituciones y en otras actividades, “mejorando el tiempo”.La oración era sin duda una alta prioridad entonces y durantelas muchas horas a caballo. Dos pasajes representativos deldiario de Wesley son pertinentes:

Sábado, 10 de [septiembre de 1743].—Hubo oraciones en SanJusto por la tarde, que no terminaron hasta las cuatro. Luegoprediqué en la Cruz a, yo creo, mil personas, quienes todos secomportaron de manera quieta y seria. A las seis prediqué enSennan … y señalé a una pequeña congregación (compuestamayormente de hombres viejos, canosos) para que se reunieranconmigo otra vez a las cinco de la mañana. Pero el domingo 11, unagran parte de ellos se reunieron entre las tres y las cuatro: así queentre las cuatro y las cinco comenzamos a alabar a Dios.10

Sábado, 30 [de diciembre de 1780].—Al despertar entre la una y lasdos de la mañana, observé que una intensa luz brillaba sobre lacapilla. Fácilmente concluí que había un incendio cerca,probablemente en el patio de leña al lado. Si era así, yo sabía quepronto nos dejaría hechos ceniza. Primero llamé a la familia a orar;luego al salir, encontramos el incendio como a noventa metros[cien yardas] de distancia, y había comenzado mientras el vientosoplaba al sur. Pero un marinero gritó: “¡Paren! ¡Paren! ¡El viento sevolverá en un momento!” Y así fue, al oeste, mientras orábamos, yasí alejó las llamas de nosotros. Luego volvimos agradecidos, y yodescansé el resto de la noche.11

Junto con el llamado al evangelismo y ministerio, Dios dala carga para orar. Para tener éxito, el ministerio debe estarbañado en oración.

Los nombres de líderes y avivamientos comienzan aproliferarse al comienzo del siglo diecinueve. Pero la oracióntodavía era la fuerza estimulante detrás de todo movimientosignificativo del Espíritu. Hacia el final del siglo dieciocho, la

10John Wesley, Journal [Diario] (Chicago: Moody Press, s.f.).11Ibid.

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moral y la religión habían experimentado un gran declive. Loscampos universitarios no eran excepción. Planteles comoHarvard, Yale y Princeton, que fueron fundados comoinstituciones de preparación religiosa y dirigidas a veces poralgunos de los líderes del Gran Despertar, ya no cumplíancon su misión original. Las universidades eran centros deateísmo e incredulidad. Espiritual y moralmente, lascondiciones en los campos universitarios y en la sociedad engeneral eran deplorables.

El declive de los tiempos se convirtió en una carga deoración para más de una docena de hombres en la región deNueva Inglaterra. Clamaron por un “concierto de oración”por toda la nación, pidiéndole a Dios que interviniera; ministrosde muchas denominaciones participaron. Informes deavivamiento—llamado por algunos el Segundo GranDespertar—comenzaron a circular. Los eventos en loscampos universitarios eran especialmente notables.

Algunos alumnos en las diferentes universidadescomenzaron sociedades cristianas. Al principio fueronperseguidos, pero poco a poco se volvió la marea. “Secomprometieron a la vigilia mutua, a las oraciones ardientes,a la comunión frecuente, al consejo mutuo y a la reprensiónamistosa. En la mayoría de los casos, eran sociedadespequeñitas. Por ejemplo, tres estudiantes en la UniversidadBrown formaron una ‘Sociedad universitaria de oración’, quese reunía semanalmente en un cuarto privado.”12 TimothyDwight, el nieto de Jonathan Edwards, tomó la presidenciade Yale en 1796 y dirigió un regreso a la experiencia cristianavital; una tercera parte del cuerpo estudiantil hizo profesiónde fe en 1802. Ese mismo año, la mitad de los estudiantesque salieron de Yale entraron al ministerio. Historias parecidasde avivamiento salieron de otros campos universitarios:

12J. Edwin Orr, Campus Aflame [Universidad en llamas] (Glen-dale, CA: Regal Books, 1971), 25.

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Amherst, Dartmouth, Princeton y Williams. La entrega a laoración, aunque fuera por un pequeño grupo en cada campo,resultó en evangelismo dinámico y en muchas conversiones.El avivamiento y despertar continuó tocando a generacióntras generación de estudiantes en muchos camposuniversitarios, mientras que los administradores devotos y elcuerpo docente eran escogidos con cuidado. El sermóncolegial se hizo parte regular de la adoración estudiantil, ydías de oración por todo el recinto eran parte del horario decada curso.

Una tarde de verano en 1806, en William College enMassachusetts, cinco estudiantes se reunieron fuera del campouniversitario para la oración privada. A su regreso al campouniversitario, una tormenta repentina los obligó a refugiarsebajo un promontorio de paja. Mientras esperaban que pasarala tormenta, oraron por una manera de alcanzar a los perdidosdel mundo con el mensaje de salvación. El resultado de esareunión de oración bajo la paja fue la formación de la primerasociedad misionera americana, un modelo de esfuerzomisionero cooperativo seguido por muchas iglesias desdeentonces.

Los despertares de las universidades en los EstadosUnidos fueron sólo una parte de un despertar mundial quetuvo lugar al mismo tiempo. Pero su continuo impacto a travésde los graduados comprometidos que tomaron su puestocomo líderes en la sociedad fue monumental. Lasuniversidades cristianas y los institutos bíblicos de hoy tienenun rico patrimonio como también una grave responsabilidadque mantener.

Charles G. Finney fue uno de los evangelistas principalesde América. El nació en 1792 en un hogar sin ninguna influenciacristiana. El primero fue maestro de escuela y luego un aprendizen una oficina de abogados en el estado de New York.Mientras estudiaba para el examen para recibirse de abogado,descubrió que la Biblia era el fundamento de la ley americana.

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Al comprar su primera Biblia para ayudarse a preparar parauna carrera como abogado, se convenció que la Biblia era laPalabra misma de Dios. A la edad de veintinueve años, élentregó su vida a Cristo y dejó su carrera para predicar elevangelio. Fue licenciado para predicar a la edad de treintiúnaños. El avivamiento inmediatamente acompañó supredicación. La gente era arrastrada hacia el Reino de Diosen avivamiento tras avivamiento. Uno de sus más famosos sellevó a cabo en Rochester, New York, in 1830. Se dice quecien mil personas fueron añadidas a las iglesias del área comoresultado. Un contemporáneo suyo, Lyman Beecher, dijo delmovimiento sobrenatural: “Esa fue la obra más grande de Dios,y el avivamiento más grande de la religión, que el mundo jamáshaya visto, en un tiempo tan corto”.13

La oración era el ingrediente principal en el éxito deFinney. Todo lo que él hizo era precedido por la oración. Enuna ocasión, mientras enseñaba una clase en Oberlin College,se le hizo una pregunta sobre un pasaje bíblico. Confesandoque no sabía la respuesta, Finney inmediatamente se arrodillóy oró ante la clase. Luego se levantó para dar la respuestaque el Señor le había dado.

La obra clásica de Finney, Lectures on Revivals ofReligion [Conferencias sobre los avivamientos religiosos],contiene capítulos enteros sobre el tema de la oración y suimportancia en el avivamiento: “La oración que prevalece”,“La oración de fe”, “El espíritu de oración” y “Reuniones deoración”. Este afectante pasaje viene de “El espíritu deoración”:

¡O, qué diera por una iglesia que ora! Una vez conocí a un ministroque tuvo un avivamiento durante catorce inviernos sucesivos. Yo nosabía cómo dar cuenta de ello hasta que vi a uno de sus miembros

13L.G. Parkhurst, Jr., Charles G. Finney’s Answers to Prayer [Lasrespuestas a la oración de Charles G. Finney] (Minneapolis: BethanyHouse Publishers, 1983), 125.

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levantarse en una reunión de oración y hacer una confesión:“Hermanos”, dijo él, “he pasado mucho tiempo en el hábito de orartodos los sábados por la noche hasta después de medianoche,para que descendiera el Espíritu Santo entre nosotros. Y ahorahermanos”, y comenzó a llorar, “yo confieso que lo he descuidadopor dos o tres semanas”.… Ese ministro tenía una iglesia queoraba.14

Para el creyente que con fervor desea una vida eficaz deoración por el alcance evangelístico, los escritos de CharlesG. Finney son segundos sólo a la Biblia.

A pesar de la predicación de Finney y la obra del Espírituen reformar a las almas perdidas y poner vitalidad espiritualen las comunidades a las que Finney era invitado, el ciclo dedeclive ya estaba fijado para los años a partir de 1850. En sunotorio volumen, Revivals: Their Laws and Leaders[Avivamientos: Sus leyes y sus líderes], James Burnsobserva, tocante al declive y la maldad de los tiempos:

Enfermos de alma, los hombres se vuelven con un suspiro a Dios.…Despacio este dolor crece, el corazón del hombre comienza a clamara Dios, pidiendo certidumbre espiritual, visiones frescas.… Dentrode la Iglesia misma también, a través de todos sus días deabandono, ha habido muchos que no han doblado su rodilla anteBaal, que han guardado luto por su pérdida de poder espiritual, yque nunca han cesado de orar con fervor por un avivamiento de suvida espiritual.… Sin embargo, gradualmente se ve que los númerosaumentan; la oración se hace más urgente y con más confianza.…El añorar por cosas mejores se convierte en un dolor intenso; loshombres comienzan a reunirse en compañías para orar; no cesande importunar a Dios día y noche, a menudo con lágrimas, rogándoleque visite con su divino poder a las almas de los hombres, y quederrame en los pozos vacíos una poderosa fuente de divina vida.15

Los grandes avivamientos asociados con D.L. Moodycomenzaron con oración, cuando un contemporáneo suyo,Jeremías Lanphier, tuvo la misma experiencia que James Burns

14Finney, Lectures on Revivals [Discursos sobre avivamientos],99,100.

15Burns, Revivals [Avivamientos], 33.

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describió. Sintiendo una pesada carga por el triste estadoespiritual que rodeaba a su misión del centro de New York,Lanphier invitó a conocidos a unirse a él en una reunión deoración todos los miércoles al mediodía. En la primera reuniónde oración el 23 de septiembre de 1857, seis personasestuvieron presentes. La segunda semana, hubo veinte; eltercer miércoles, cuarenta. Las reuniones de mediodíacambiaron de semanales a diarias. La asistencia aumentó acien. Otras reuniones de oración se llevaron a cabo en otrospuntos. Para enero de 1858 la asistencia en el local originalera tan grande que se organizó oración simultánea en tressalones diferentes. La mayoría de los que asistían eranhombres de negocios. Marcado por la oración ferviente ycontinua, el avivamiento llegó a ser conocido como elavivamiento de la reunión de oración. Las reuniones deavivamiento y las mútiples conversiones se encuentran en losmuchos relatos del ministerio de Moody. Todo nivel socialfue afectado. Las universidades donde Moody predicabaexperimentaban maravillosas visitaciones. El avivamientoestaba marcado por la influencia laica. En los dos años de1858 y 1859 se reportó un millón de conversiones en unapoblación total de treinta millones. Otro millón de miembrosde las iglesias fue reavivado. El avivamiento fueinterdenominacional, con participación de todos los gruposprotestantes mayores. Estos diez rasgos del avivamientofueron notados en The Methodist Advocate de enero de 1858:

(1) Pocos sermones se tenían que predicar, (2) los laicos estabandispuestos a testificar, (3) los que buscaban corrían al altar, (4) casitodos los que buscaban habían sido bendecidos, (5) lasexperiencias que gozaron permanecían claras, (6) los convertidoseran llenos de santo denuedo, (7) la religión se convirtió en untema social del día, (8) los altares familiares fueron fortalecidos, (9)el testimonio que se daba cada noche era abundante, y (10) laconversación estaba marcada por una seriedad prevalente.16

16Whitaker, Great Revivals [Grandes avivamientos], 84.

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Sin embargo, el ciclo de avivamiento y declive de fervorreligioso continuó. Para fines del siglo diecinueve, a pesarque los resultados del ministerio de Moody todavía eranevidentes, la sociedad americana se encontraba en necesidadde otra visitación divina. Las iglesias principales como grupohabían perdido su celo evangelístico, esperando cambiar almundo por medio de la acción política y social en vez de pormedio del regreso de Cristo para establecer su reino milenial.Los pocos que creían que vivían en los últimos días y que laSegunda Venida era inminente se sentían impulsados a ganara su generación para Cristo antes que fuera demasiado tarde.Comenzaron un estudio intenso de la Escritura, orando queDios les demostrara cómo podrían evangelizar a su generacióny darles el poder espiritual de tornar a una generaciónpecaminosa hacia Dios.

Aunque hubo avivamientos importantes en el siglo veinteaparte del derramamiento pentecostal, hay poca disputa queel avivamiento pentecostal ha sido la mayor dinámica entransformar un cristianismo letárgico en una fuerza evangelísticacon alcance por todo el mundo. Charles Fox Parham comenzópredicando un mensaje de santidad y sanidad en 1889. Suestudio de la Palabra y los relatos bíblicos de avivamiento yevangelismo lo lanzaron en una búsqueda de la verdad bíblicaque se había perdido. Estaba especialmente interesado en loque otros enseñaban acerca del Espíritu Santo. En el otoñode 1900, abrió un instituto bíblico en Topeka, Kansas. Sufascinación con la doctrina del Espíritu Santo lo llevó endiciembre de ese mismo año a dar a los estudiantes del planteluna asignación especial: Determinar de un cuidadoso estudiode la Escritura la evidencia para el bautismo en el EspírituSanto. Ese estudio iba acompañado de extensos momentosde espera ante el Señor. El estudio concluyó que el bautismoen el Espíritu daba poder para el servicio y que el hablar enlenguas era la única evidencia externa que siempreacompañaba a la experiencia del Bautismo.

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Comenzando con un culto de vigilia el 31 de diciembre,los estudiantes comenzaron a recibir la experiencia y a hablaren lenguas. Parham y sus alumnos llenos del Espíritucomenzaron a compartir su nueva experiencia dondequieraque la gente los escuchara. Sanidades milagrosas tuvieronlugar en algunas de las reuniones, confirmando al corazón demuchos lo que leían en la Escritura.

Al mismo tiempo que Parham predicaba el mensajepentecostal en la zona central del país, un grupo comenzó areunirse en Los Angeles para orar por un despertar espiritual.Oraban por una completa restauración del cristianismo delNuevo Testamento y un derramamiento del Espíritu Santo.William J. Seymour, un predicador bautista de la santidadque había recibido brevemente la enseñanza de Parham,compartía sus creencias sobre el Espíritu Santo con el grupoque se reunía en un dilapidado edificio en la calle Azusa.Muchos no estaban de acuerdo con la enseñanza de Seymour,como no habían estado con la de Parham, pero elderramamiento continuó. Eventos en las reuniones eranespontáneamente ordenados por el Espíritu, y el númerocrecía al correrse la noticia tocante a lo que Dios estabahaciendo.

Muchos de los primeros pentecostales se oponíanfuertemente a la organización de la iglesia o a la asociacióncon cualquier denominación. Pero con la proliferación depredicadores independientes con prácticas sensacionales yuna teología cuestionable, los participantes con una mentalidadmás balanceada comenzaron a preocuparse de que los abusosse difundirían y destruirían la gran obra espiritual que habíacomenzado. En abril de 1914, un grupo de casi trescientospentecostales se reunió en Hot Springs, Arkansas, para formarlas Asambleas de Dios, un grupo que llegaría a ser el másgrande de varios grupos pentecostales nacidos a principiosdel siglo veinte. Como con todos los anteriores avivamientosdesde la Reforma Protestante, el avivamiento pentecostal nació

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de una carga de oración que se posó mayormente en unpuñado de creyentes devotos y buscadores de Dios.

El alcance evangelístico que acompañó el derramamientopentecostal ha sido fenomenal. Millones por todo el mundohan sido llamados a salir de religiones paganas como tambiénreligiones cristianas nominales para ser testigos y evangelistas.El fuego del Espíritu ha vuelto a fulgurar a las denominacionesprincipales, que originalmente ardían con el cristianismo vital.

Oración—avivamiento—evangelismo. La secuencia hasido la misma en todos los grandes movimientos de la historia,una secuencia que no debe parar antes del evangelismo: elllevar a las almas perdidas a conocer a Jesucristo. Como notaJames Burns, el avivamiento sin el evangelismo queda faltodel impacto necesario:

A menudo decimos que antes de poder alcanzar y ganar a los nosalvos debemos primero tener un avivamiento de gracia entre losmiembros y oficiales de nuestra iglesia, incluso el pastor.Seguramente que ninguna congregación puede jamás irdemasiado lejos en búsqueda de la mejoría de aquellos cuyosnombres aparecen en la lista de miembros. Pero la experienciademuestra que la mayoría de nuestros esfuerzos hacia elavivamiento sin el evangelismo desilusionan.… Los miembros,como su ministro, se han acercado más a Dios cuando han estadomás activos orando y obrando por la salvación de sus parientes,amigos y vecinos.17

Preguntas de estudio

1. ¿Qué está en el centro de la final voluntad de Dios ypor qué?

2. ¿Qué es un avivamiento y por qué son necesarios losavivamientos?

3. ¿Qué parte tiene la oración en traer un genuinoavivamiento?

17Burns, Revivals [Avivamientos], 334.

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4. ¿Cuál es la relación entre el avivamiento y elevangelismo?

5. ¿Qué era lo especial acerca del Gran Despertar enAmérica?

6. ¿Cómo fue diferente el avivamiento wesleyano de losque lo precedieron?

7. ¿Cuáles fueron algunas de las cosas que Finneyexperimentó y enseñó acerca del avivamiento?

8. ¿Cómo se distinguió el avivamiento pentecostal del sigloveinte de los que lo precedieron inmediatamente?

9. ¿Cuál es el secreto del continuo avivamientopentecostal?

Preguntas de estudio

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— Capítulo dieciséis —

Una prioridad principal para todo creyente debe ser elllegar a una teología básica o comprensión de la oración. Unestudio de ejemplos bíblicos sobre la oración eficaz, según setrató en capítulos anteriores, es también de vital importancia.Pero la teología y el estudio son de valor limitado si el cristianono participa activamente en la oración de una manera prácticay significativa. La oración es contestada no porque un creyentesabe cómo funciona, sino porque él conoce personalmente aAquel a quien va dirigida.

La oración es un asunto de amor antes que ninguna otracosa. No es el encontrar los métodos, las técnicas o losprocesos correctos para persuadir a Dios que haga lo quenosotros deseamos. La forma de oración más elevada es larelación de amor entre dos corazones (el del creyente y el deDios) que laten a una. El caminar con Dios en dulce comuniónde oración es una relación continua. Es cierto que Dios oye elclamor de pánico pidiendo ayuda y liberación del desastre ola calamidad. Pero liberar al creyente de la tribulación paraque vuelva a recostarse en su rutina apática no es el propósitode Dios en contestar la oración. La crisis puede ser su manerade decir: “Ven a mí; yo te amo y deseo tener una relación deamor continua y mutua”.

Pero ¿cómo se desarrolla este amor que forma elfundamento de una eficaz vida de oración? La pregunta es

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especialmente pertinente ante la comodidad y laspreocupaciones de hoy. Las preocupaciones y comodidadesde la vida arrastran el apego humano a todo menos a Dios.Ni tampoco viene esta relación de amor que añora la comunióndivina con Dios mismo con sólo pedirla. Debe ser alimentaday cultivada hasta llegar a su madurez. Comienza con la prácticaregular de las varias disciplinas de la oración y crece, con fielpersistencia, hasta llegar a ser una bella relación de amor conel Padre celestial. Las oraciones son contestadas cuando sonenviadas al cielo por medio de la línea del amor. Es muyinconcebible que un creyente pueda ser identificado comolleno del Espíritu, pentecostal o carismático, sin un estilo devida en el que la oración eficaz tenga un lugar importante.1

Los capítulos anteriores son el fundamento para lasuperestructura de la oración eficaz. El poner un fundamentosin erigir la estructura terminada sería una tontería; así el irtras la teología y los ejemplos bíblicos de la oración contestadason en vano hasta que no se erija una práctica diaria decomunión en oración sobre el fundamento. Por lo tanto, estecapítulo es una práctica que da dirección, guías y sugerenciaspara todos los que quieren pasar de la mecánica de la oraciónal campo de la dinámica divina, de lo abstracto y retórico a loconcreto y práctico.

La oración personal

El creyente serio debe siempre estar consciente de locercano que está un Dios personal que desea comunicarsecon sus hijos. Y cuando la mente y el corazón son liberadosde la búsqueda temporal que ocupa la mayoría de nuestrashoras de vela, deben volverse naturalmente hacia Aquel conquien la comunión es tan dulce. Pero hay más que eso en laadmonición de Pablo de orar “sin cesar”. El fondo judío del

1Vea el Apéndice 4, “Testimonios contemporáneos de oracióncontestada”.

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que Pablo escribía ponía gran valor en la práctica de darlegracias a Dios por todo lo que le llega a uno. Aún hoy, losjudíos devotos salpican el día entero con oraciones cortas.Las “bendiciones”, o “gracias”, por lo regular comienzan con“bendito eres Tú, o Señor, Rey del universo”.2 De esta maneraun judío devoto expresa un breve agradecimiento a Dios portodo lo que le sucede: recibir una bondad, oler una olorosaflor, ver una bella puesta de sol, ver el arco iris o ver la obrade Dios en los rayos y truenos de una tormenta. Una sinceraexpresión de gracias al Dios Todopoderoso es una poderosaexpresión de oración.3

La vida humana consiste de hábitos, tanto buenos comomalos. Los hábitos más productivos son el fruto de la disciplina,la oración y la aplicación. No es sino hasta que la oración esun hábito bien establecido y se ha convertido en una parte delestilo de vida del creyente, que su fruto genuino tiene efectoapreciable.

Los gigantes de la oración de la Biblia eran personas dehábitos de oración fijos. David escribió: “Tarde y mañana y amediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz” (Salmo 55:17).De Daniel está escrito: “Cuando Daniel supo que el edictohabía sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanasde su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tresveces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, comolo solía hacer antes” (Daniel 6:10). Daniel tenía un hábito deorar tan fijo que ninguna circunstancia de la vida lo pudointerrumpir.

La oración regular era un hábito acostumbrado entre losjudíos, pues tenían establecidos tres períodos de oración al

2Heb.: Baruch ’Attah, Adonai, Melek Haj‘Olam.3Marvin Wilson, Our Father [Padre nuestro] (Grand Rapids: Wm.

B. Eerdmans Pub. Co., 1989), 157; vea también Jakob Petuchowski yMichael Brocke, eds., The Lord’s Prayer and Jewish Liturgy [ElPadrenuestro y la liturgia judía] (New York: The Seabury Press,1978), 21–86.

La oración personal

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día. Ya para los tiempos del Nuevo Testamento éstos eran lasnueve de la mañana, las tres de la tarde y a la puesta del sol.Aunque para algunos la práctica se había deteriorado y noera nada más que un rito (cfr. Mateo 6:5,16), para la PrimeraIglesia parece que los tiempos fijados para la oración teníanmérito y eran observados. Se nos dice que “Pedro y Juansubían juntos al templo a la hora novena, la de la oración”(Hechos 3:1).

No hay ningún mandamiento en el Nuevo Testamento queexija ni un número de oraciones diarias ni un tiempo fijo; perohay numerosas instrucciones y ejemplos que ilustran laimportancia del hábito de la oración y lo promueven (veaLucas 18:1; Hechos 2:42; 6:4; 10:2; 1 Tesalonicenses 5:17).Todo creyente, de su propia iniciativa, debe determinar ydesarrollar un hábito personal de oración, pues sin él no sepodrá desarrollar una vida de oración eficaz.

Retírese del mundo todos los días a un lugar privado, aunque sólosea el dormitorio.… Permanezca en el lugar secreto hasta que losruidos que lo rodean comiencen a desvanecerse de su corazón y lorodee un sentido de la presencia de Dios. Haga el propósito de noprestar atención a los sonidos desagradables y salga de suaposento determinado a no oírlos. Escuche la Voz interior hastaque aprenda a reconocerla. Deje de tratar de competir con losdemás. Entréguese a Dios y luego sea lo que y quien es sin tomaren cuenta lo que los demás piensan. Reduzca sus intereses aunos cuantos. No trate de saber lo que no le será de ningún valor austed.4

Nosotros los humanos estamos constituidos de tal maneraque a menos que desarrollemos un hábito de oración,tendemos a dilatarnos en nuestra práctica de oración. Sólopor la firme disciplina personal tendrá la oración su necesarioy debido lugar; todo lo de este mundo milita en contra de unavida de oración regulada. La regulación no debe ser rígida e

4A.W. Tozer, Of God and Men [De Dios y los hombres] (Harrisburg,PA: Christian Publications, Inc., 1960), 106.

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inflexible, pero sí debe ser suficiente para darle significado ydirección a la oración.

Mi vida de oración5 fue revolucionada cuando tracé uncurso deliberado para ella. Por un período extenso apartétoda mi hora del mediodía, cinco días a la semana. Escogí unobjetivo deliberado para orar en cada uno de los cinco días.La primera media hora del lunes era exclusivamente para dargracias, y la segunda era para meditar sobre la persona y laobra de Cristo. Martes era para las peticiones generales. Elmiércoles fue dedicado para concentrarme en la vida llenadel Espíritu. La oración del jueves estaba relacionada a algunaepístola que leía durante esa hora. El viernes me ocupaba dela oración por las necesidades especiales.

La acción de gracias del lunes, que al principio exigiófuerte disciplina, de repente se convirtió en una experienciaemocionante—tan emocionante que a veces casi insistía enreemplazar a los otros tiempos apartados para las peticiones.El agradecimiento aumentó a favor de las peticiones de losotros tiempos hasta que mi alma estaba tan agradecida comosi las peticiones ya estuvieran contestadas. La meditaciónsobre Cristo y su obra, la dirección escogida para la segundamedia hora, era muy deleitosa y fructuosa. Me condujo a uncamino de nuevo y glorioso discernimiento. Las peticionesdel martes por las necesidades generales tomaron una vueltainesperada. En vez de la oración común por las necesidadesfísicas, materiales, terrenales y temporales me encontréolvidándome casi por completo de ellas, y me vi constreñidoa expresar las oraciones de Pablo. La oración del miércolespor la vida llena del Espíritu me abrió nuevas vistas de verdad.Nació la comprensión tocante a los medios y la consecuenciade una vida llena del Espíritu. El predicar la oración sobre elcontenido de una epístola resultó en que la oración del juevesera por cosas que no se encuentran comúnmente en una lista

5Experiencia personal de R.L. Brandt.

La oración personal

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de oración. Fue esta práctica que el Espíritu Santo usó paradirigir mi atención a las oraciones de Pablo, resultando en unarevolución de oración personal y el libro titulado Orando conPablo.6 La hora de oración del viernes por las peticionesespeciales era esencialmente por los hijos de Dios y por laobra de Dios. Siempre hay necesidades urgentes que luchanpor nuestro interés y atención. Estas pueden consumir todonuestro tiempo de oración todos los días; sin embargo, estafalta se puede evitar por medio de una disciplina bien ordenada.

Una nota de cuidado está en orden. Habrá tiemposespeciales cuando el Espíritu Santo quizás le ponga una cargaal creyente sobre algo por un día o por un tiempo extendido.En tales momentos es importante moverse con el Espíritu yapartar un curso señalado anteriormente. Podemos volver aél en el debido tiempo, o quizás nos encontremos dirigidospor el Espíritu a seguir otro curso.

En años más recientes mi oración ha sido por una horacada mañana, generalmente durante una caminata de 4,8kilómetros (tres millas). Ha incorporado un orden más bienfirmemente arraigado:

1. Acción de gracias y adoración.2. Oración por el presidente y el vicepresidente de los

Estados Unidos, y sus consejeros.3. Oración por el Congreso y la Corte Suprema.4. Oración por el gobernador y el vicegobernador de

mi estado, y por todos los que están en el gobierno.5. Oración por los oficiales nacionales de nuestro

Movimiento, mencionándolos por nombre, inclusoal dirigente de nuestro vasto alcance de misionesforáneas y sus cuatro asistentes.

6. Oración por el superintendente de mi distrito y

6R.L. Brandt, Praying with Paul [Orando con Pablo] (GrandRapids: Baker Book House, 1966).

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su asistente, como también por todos losoficiales de distrito mencionándolos por nombre.

7. Oración por todos los pastores e iglesias dentro deldistrito, como también oración por iglesiasespecíficas y pastores con necesidades especiales.

8. Oración por varias de nuestras universidades,incluso sus presidentes, su cuerpo docente,empleados y cuerpo estudiantil.

9. Oración por mi esposa, por cada uno de nuestroshijos y sus cónyuges, y por los nietos.

10. Oración por los vecinos, mencionándolos pornombre.

11. Las oraciones de Pablo (de memoria).12. Oración por un derramamiento del Espíritu Santo,

y por una manifestación de cada uno de los donesdel Espíritu Santo a través del cuerpo de creyentes.

13. Oración por necesidades especiales, y por lacapacitación de Dios en mi propia vida y ministerio.

Aunque cada creyente debe personalizar un patrón dedisciplina, hay ciertas prácticas generales que son de granvalor en el desarrollo de una vida de oración eficaz. Una delas más significantes es el uso de la Escritura para guiar sutiempo de oración. No existe otra práctica de oración quesea más útil para edificar la fe de uno. Que todos los que oranaprendan pronto en su oración a enfocar pasajes específicosque tratan con la oración. Los siguientes son ejemplosexcelentes:

Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, oraa tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto terecompensará en público (Mateo 6:6).

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticionesdelante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y lapaz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestroscorazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:6,7).

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Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, paraalcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro(Hebreos 4:16).

Una segunda práctica de significancia general es orar enel Espíritu. Judas 20, “orando en el Espíritu Santo”,evidentemente es una referencia a orar en lenguas. Primerade Corintios 14:14,15 obviamente es una referencia a orar enlenguas: “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espírituora, pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Orarécon el espíritu pero oraré también con el entendimiento”. Oraren el Espíritu es una manera muy eficaz de orar y un medioefectivo de evitar la tendencia de que la oración se deterioreen un simple rito.

No hay duda que ninguna práctica espiritual que tengael creyente le ofrecerá más promesa de recompensa queel esperar en Dios: “Pero los que esperan a Jehová tendránnuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán,y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías40:31). “Esperan a” (hebreo, qawah) siginifca “buscar conintensa, ansiosa expectación”. Aunque la promesa derecompensa es grande, el aprender a esperar no es fácil.Es un arte que hay que aprender y una disciplina que hayque desarrollar.

El hecho que ponemos nuestra esperanza en el Señorimplica que esperamos a que El se mueva y luego nosmovemos con El. Nuestra esperanza hace que esperemospacientemente y sin desmayar, confiados en que Dios obrarácon decisión a favor de su pueblo. No es sencillamentevolvernos a nuestros propios intereses mientras Dios seencarga de sus propios asuntos. Al contrario, es un tiempocuando el enfoque está en Dios, no en el yo. Requiere tiempoante la presencia de Dios, por lo regular en soledad. Involucrael acercarse a Dios por medio de la meditación y lacontemplación, y el desarrollar un oído para oír la suave vozdel Espíritu Santo (cfr. 1 Reyes 19:12). Algunas veces Dios

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PARTE 3Capítulo 16Lasdisciplinasde laoración:unapráctica

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nos interrumpe y capta nuestra atención de una manerapoderosa. Con más frecuencia, el esperar en el Señor requiereescuchar mucho, pero hablar poco, e implica una disposicióna obedecer.

La meditación involucra pensar en Dios y su Palabra.Recuerda la verdad de memoria y la considera y vuelve aconsiderarla hasta que el que ora o medita está perfectamentealineado con esa verdad (cfr. Salmo 1:2). La contemplaciónes un estado de conciencia mística del Ser de Dios, un actode pensar en Dios con concentración y atención. El desarrollode un oído para escuchar lo que Dios está diciendo seconvierte en la aplicación y el fruto de la meditación y lacontemplación.

El esperar a que Dios se mueva desarrolla una confianzainterna y una expectación de su intervención y revelación.Nos prepara para recibir lo que El tiene para nosotros. “Ninunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Diosfuera de ti, que hiciese por el que en él espera” (Isaías 64:4).Al buscar desarrollar el arte de esperar a Dios, trate unaborde gradual. Deje que comience con unos pocos minutosdiarios de tiempo de calidad. La consistencia es importante.Un lugar y tiempo en particular ayudará en el proceso. Lapostura del cuerpo no tiene consecuencia, ya sea que estéacostado en su cama, sentado en una posición cómoda oarrodillado en un lugar quieto. Una vez que el hábito se haestablecido, el tiempo que se le dedique puede serdeterminado por las circunstancias, la necesidad y la direccióndel Espíritu.

La oración familiar

Aunque bajo constante ataque por las fuerzas de laoscuridad, el hogar es la unidad básica de la sociedadordenada por Dios. En el hogar son comunicados yestablecidos los valores de la vida. Los fundamentos

La oración familiar

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 16Las

disciplinasde la

oración:una

práctica

PARTE 3

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espirituales se cimientan ahí. El hogar está diseñado por Dioscomo el centro principal para aprender:

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; ylas repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, yandando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y lasatarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entretus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas(Deuteronomio 6:6–9).

El hogar cristiano es el campo en el que las semillas de lasantidad han de ser sembradas. Esto requiere una atmósferacentrada en Dios, que debe ser iniciada y fomentada por elesposo y la esposa, dándole seria atención a, entre otras cosas,la Palabra de Dios, los devocionales familiares, oraciones enla mesa y las oraciones antes de acostarse. ¿Será que Jesúspensaba en la unión del esposo y la esposa cuando dijo: “Sidos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca decualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padreque está en los cielos” (Mateo 18:19)?

En la familia cristiana, el padre ha de ser el líder espiritual.Este lugar no es sólo su privilegio y prerrogativa; es su sagradaresponsabilidad. El ha de enseñar a sus hijos con palabras yhechos. Como práctica regular, él debe dirigir diariamente enlas devociones familiares. El debe enseñar a sus hijos a orar ya depender de Dios en todas las circunstancias de la vida.Las devociones familiares cuando los hijos están pequeñosdeben estar orientadas a los niños, y no a los adultos (p.ej.,ninguna exposición adulta). La madre también debe tomar unlugar activo en el desarrollo de los hijos. Algunas madres orancon cada hijo antes de salir para la escuela.

Las oraciones en la mesa deben acompañar cada comida.Jesús es nuestro ejemplo: “Y tomando los cinco panes y losdos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió ydio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud”(Mateo 14:19; vea también Mateo 26:26; Lucas 24:30; y1 Timoteo 4:4,5). Es de notar que aunque la gran multitud

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PARTE 3Capítulo 16Lasdisciplinasde laoración:unapráctica

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necesitaba una provisión milagrosa de alimento, Jesús no pidióun milagro. El le dio gracias al que provee para nuestrasnecesidades físicas; el milagro siguió a la acción de gracias. Elliderazgo espiritual en el hogar debe enfocarse en Dios comoel gran Proveedor (en vez de enfocar sobre el padre o lamadre como el que sabe cómo pedir y recibir del Proveedor).El ejemplo que dan los padres de fe y confianzaverdaderamente será un modelo para los hijos que crecen,pero al mismo tiempo comprenderán que la gloria y las graciassiempre van dirigidas al Padre celestial. Las oracionesmemorizadas ayudan a los niños pequeños, pero tan prontocomo sea posible cada niño debe ser ayudado a personalizarla oración; a menos que no se haga esto, la oración en lamesa se puede fácilmente convertir en una simple formalidad.En el paso de comer a la carrera que lleva la familia de hoy, laoración a la hora de comer puede ser de gran beneficio a launidad familiar. Los padres sabios insistirán que todos losmiembros de la familia se sienten y que se haga oración antesde comenzar a comer.

Las oraciones a la hora de ir a la cama tienen un lugarimportante en el desarrollo espiritual del niño. Enseñan adepender de Dios, a ser agradecidos por su cuidado yprovisión, y dan consuelo y seguridad en su benevolenteprotección.7

La oración congregacional

Existe bastante precedente, tanto en el Antiguo como enel Nuevo Testamento, para la oración congregacional.8

7Thomas Lofton, “The Role of the Holy Spirit in Family Worship,”in Conference on the Holy Spirit Digest [“El lugar del Espíritu Santoen la devoción familiar”, en Actas del Congreso sobre el EspírituSanto], vol. 2, Gwen Jones, ed. (Springfield, MO: Gospel PublishingHouse, 1983), 186–191.

8Vea 1 Crónicas 29:20; 2 Crónicas 29:28–31; Hechos 1:14,24; 4:24–31; 12:5; 20:36.

La oración congregacional

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 16Las

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oración:una

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PARTE 3

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El poder de la oración congregacional no se puedeexagerar. Si la oración de un solo creyente puede mucho,¿cúanto más puede la oración de una congregación (cfr.Hechos 12:5 y Santiago 5:16)? Si tan sólo dos en perfectoacuerdo en el Espíritu pueden obtener “cualquiera cosa quepidieren” (Mateo 18:19), ¿cuál sería el resultado cuando lacongregación entera ora a una, unidos todos en el Espíritu?Tenemos algunas respuestas para ilustrar: Cuando lacongregación oró por la liberación de Pedro y Juan, “el lugaren que estaban congregados tembló; y todos fueron llenosdel Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra deDios” (Hechos 4:31). En otra ocasión, cuando la iglesia orabafervorosamente sin cesar aún sin esperar nada en realidad, elSeñor envió a su ángel y rescató a Pedro de Herodes (Hechos12:5–16).

La oración congregacional puede tomar varias formas.Puede incluir la oración antes del culto, después del culto y laoración en concierto durante el culto. Puede incluir lasreuniones de oración regulares de la iglesia como tambiéntiempos especiales de ayuno y oración.

La oración antes del culto no sólo prepara el corazónpara recibir la Palabra de Dios, sino que también crea unaatmósfera del Espíritu, capacitando a los participantes aministrar con una unción especial (Efesios 6:18,19). Sedebe anunciar y darle publicidad a un tiempo y lugardesignados para la oración antes del culto. Este tiempo deoración no requiere estructura, pero puede sencillamenteser una oportunidad para aquellos que se reúnen tempranoa esperar en Dios, a adorar y a traer sus peticiones ante elSeñor.

La oración después del culto ha sido una valiosa tradiciónen la mayoría de las iglesias pentecostales y carismáticas. Seconsidera vital para el bienestar espiritual y el progreso de lacongregación. Puede consisitir de la oración por los enfermos,oración por los que buscan la salvación o el bautismo del

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PARTE 3Capítulo 16Lasdisciplinasde laoración:unapráctica

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Espíritu Santo, oración por necesidades especiales y oracióny adoración en general. Muchas iglesias tienen cuartos parala oración junto al santuario donde la congregación se puedereunir en una atmósfera un tanto privada para buscar de Dios.En otras iglesias, la oración después del culto se hace en elaltar.9 Algunas congregaciones asignan a personas que sonaptas para animar y asistir a otros para presidir en dichosmomentos de oración.

La oración congregacional durante el culto mismo debebuscar la participación de todos los presentes, aunque tiendea haber constreñimientos de estructura y tiempo. Muchascongregaciones participan en largos períodos de adoración yoración colectiva, durante los cuales no son raras lasmanifestaciones del don de lenguas del Espíritu. La oraciónes casi siempre dirigida por el pastor, por un asociado o porun miembro de la congregación; la participación de la audienciacon amenes y otras expresiones de adoración, indicando estarde acuerdo con el que dirige en oración, es esperada ycontribuye a un sentido de unidad mientras el cuerpo se acercaal Señor en adoración y petición. En ocasión, congregacionesenteras se unen en oración concertada. Aunque hay críticosde la práctica, no está sin apoyo y precedente bíblico (cfr.Hechos 4:24–30). La práctica ha sido común en el movimientopentecostal desde su comienzo.

Para la salud y el crecimiento de una iglesia local, no hayactividad más útil, poderosa y esencial que una reuniónseparada para el propósito mayor de orar. Cualquier iglesiaque no concentra su energía y atención en tales reuniones casino se merece reconocimiento como iglesia; verdaderamente,sin tiempos regulares anunciados de reunirse para orar, la

9Armon Newburn, “The Significance of the Altar Service,” inConference on the Holy Spirit Digest [“La significancia del cultoalrededor del altar”, en Actas del Congreso sobre el Espíritu Santo],168–174.

La oración congregacional

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 16Las

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PARTE 3

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organización se puede mejor describir como un círculo social.La obra del Reino es lograda por los santos que conocen yutilizan el poder de orar “unánimes juntos”.

La mayoría de las iglesias evangélicas apartan una nochea la semana para el estudio bíblico y la oración. También escomún que semanas enteras se dediquen a la oración alcomienzo del año, antes de esfuerzos especiales deavivamiento o evangelismo, o en tiempos de necesidadesreconocidas y urgentes en la congregación.

Las reuniones de oración en los hogares han tenido unimportante lugar, particularmente en los comienzos delmovimiento pentecostal. “Fue en la primera reunión de oraciónen un hogar a la que asistí donde fui lleno con el Espíritu Santo.También fue en una reunión así que aprendí personalmentepor experiencia y observación sobre cómo el Espíritu Santoobra y se mueve.”10 El éxito de tales reuniones de oración enlos hogares depende en gran parte del liderazgo. Algunas veceslos pastores han desanimado o no han permitido este tipo dereunión por temor a los excesos o al fanatismo; y los temoreshan sido justificados cuando los miembros de un grupo sehan dividido y han caído víctimas del orgullo espiritual y laherejía. Pero aunque el peligro puede existir, los dividendosde una reunión de oración en el hogar debidamente controladasobrepasan los posibles débitos.

El pastor sabio asistirá a tales reuniones, tanto dentrocomo fuera del edificio de la iglesia; o delegará a una personacompetente que esté presente, no para tener una rienda muyrígida sino para participar y dar dirección según sea necesario.Lo genial de esas reuniones no es el rígido control y larestricción, sino la libertad en el Espíritu dentro de límitesbíblicos. Dentro de las reuniones de oración en los hogares,especialmente los pentecostales o carismáticos, hay una sutiltendencia hacia el ejercicio no sano y no bíblico de los dones

10R.L. Brandt.

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PARTE 3Capítulo 16Lasdisciplinasde laoración:unapráctica

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espirituales. El volverse a los dones de expresión paradirección es una tentación siempre presente y un peligrohistóricamente documentado.11 El peligro y las caídas se evitanmejor no con deshacer el grupo de oración, sino enseñándoles,particularmente a aquellos en liderazgo, la sana doctrina ypráctica.

Una vida de oración madura y desarrollada puede alcanzarniveles sin paralelo de (1) comunión con nuestro Señor y (2)eficacia en satisfacer las necesidades espirituales, que sonevidentes dondequiera que vayamos. Pero la oración fervientey eficaz no ocurre simplemente porque le damos voz a unapetición en oración. Puede comenzar con rogativas básicaspidiendo ayuda en una crisis o circunstancia difícil, pero debemadurar a través de la práctica regular de las formastradicionales de orar. Las sugerencias prácticas de este capítulono son fines en sí. Son identificables formas externas de orarque se pueden usar para crecer espiritualmente hasta que unose hace íntimo con Dios y un intercedor por un mundonecesitado que agoniza espiritualmente.

Preguntas de estudio

1. ¿Qué es lo más importante si deseamos que nuestrasoraciones sean contestadas?

2. ¿Cómo podemos “orar sin cesar”?3. ¿Por qué son necesarios e importantes los hábitos de

oración fijos?4. ¿Cree usted que el hábito de orar del autor R.L. Brandt

es un ejemplo para usted? Explique.5. ¿Cuánto de nuestra oración debe ser en lenguas según

el Espíritu nos ayuda a orar?

11R.L. Brandt, Charismatics, Are We Missing Something? [Loscarismáticos, ¿nos falta algo?] (Publicado por y disponible del autor,1520 Westwood Dr., Billings, MT, 59102), 85–99.

Preguntas de estudio

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 16Las

disciplinasde la

oración:una

práctica

PARTE 3

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6. ¿Por cuánto tiempo debe una persona “esperar” alSeñor, y por qué?

7. ¿Qué guías o pautas se deben dar para las reunionesde oración en los hogares?

8. ¿Qué debe caracterizar las oraciones familiares?9. ¿Cómo se puede promover y hacerse más eficaz la

oración congregacional?10. ¿Cómo le ha ayudado a usted este estudio en su vida

de oración? ¿Ha recibido respuestas a sus oraciones desdeque comenzó a estudiar este libro?

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— Capítulo diecisiete —

Hemos visto en capítulos anteriores que Jesús oraba, quelos apóstoles oraban y que la Biblia en todo lugar espera queel pueblo de Dios ore. Jesús dijo: “Cuando orareis …”; nodijo: “Si orareis…”. No sólo esperaba El que oremos, sinoque nos ordenó que oremos (Mateo 5:44; 9:38; Lucas 21:36;Juan 16:24) y les enseñó a sus discípulos que debían “orarsiempre, y no desmayar” (Lucas 18:1). La Biblia entera nosmuestra que nosotros también debemos orar “sin cesar”(1 Tesalonicenses 5:17), o sea, mantenernos en una actitudde oración, listos para la comunicación espiritual. Estasexhortaciones son necesarias porque tenemos una resistencianatural a la oración.

El problema del pecado

Como se ha señalado antes en este libro, la comunicacióndiaria con Dios (“al aire del día”) era el privilegio y gozo deAdán y Eva en el huerto del Edén (Génesis 3:8). Pero cuandoSatanás les sugirió que por la desobediencia y la aserciónpropia ellos podían ser como Dios, ellos escogieron comerdel fruto prohibido, y el pecado entró en el mundo. El pecado

por Stanley M. Horton

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 17Problemas

aconsiderar

PARTE 3

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levantó una barrera entre los seres humanos y Dios. CuandoAdán y Eva oyeron la voz de Dios, corrieron a esconderseentre los árboles y arbustos del huerto. Quitaron a Dios deltrono y se pusieron ellos mismos en el trono. Comoconsecuencia, el pecado trajo una resistencia a la oración.

Con el paso del tiempo, la exaltación del yo se negó areconocer la grandeza de Dios y falló en darle el lugar que semerece. La gente quería hacerse un nombre para sí (Génesis11:4). Negaron su necesidad de Dios y querían controlar supropio futuro. Querían para sí mismos la gloria que lepertenecía a Dios. Esto los dejó con “una aversión naturalpara la oración”.1

El problema del razonamiento humano

La resistencia a la oración también se ve en las objecionesque hace el razonamiento humano. Algunas objeciones vienende creyentes a quienes les molestan los interrogantes quesurgen de las circunstancias adversas o aun de su lectura dela Escritura. El profeta Habacuc tenía preguntas. El no podíareconciliar lo que vio a su alrededor con lo que creía ser elcarácter de Dios. Pero Dios no lo condenó por tenerpreguntas. Habacuc hizo lo correcto cuando llevó suspreguntas a Dios. Los bereanos sin duda tenían preguntascuando Pablo les predicó por primera vez el evangelio. Perohicieron lo correcto cuando los encontramos “escudriñandocada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así”(Hechos 17:11).

Ciertas objeciones vienen de los que no creen y querechazan la Biblia y dependen de sus propias deducciones.La filosofía humana que ignora los hechos de la revelaciónbíblica con frecuencia rechaza la idea de un Dios personal

1William Edward Biederwolf, How Can God Answer Prayer?[¿Cómo puede Dios contestar la oración?] (New York: Fleming H.Revell Company, 1910), 24.

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PARTE 3Capítulo 17Problemasaconsiderar

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que es supremo. Los filósofos orientales pensaban en unpanteísmo impersonal en el que todo es una parte de Dios. Aveces hablaban de una “gran alma” del universo, la base finalde todo ser, que ellos llamaban Brahma (o Brahman) o atmán(como el yo supremo universal). Sin embargo, ellos razonabanque nadie podía decir con certeza si esta “gran alma” existe ono. Toda su perspectiva era una de pesimismo.2 Los filósofosoccidentales más recientes como Paul Tillich también hacen aDios una “base de ser” y “base de personalidad”.3 Pero undios así no tiene un ser aparte del universo material y no esuna persona con quien nos podemos comunicar. Ni tampocosiente, ni habla, ni tiene propósito ni plan. El aceptar tal ideade Dios es hacer de la oración como comunicación algoimposible y hacer la adoración un ejercicio mental,ofreciéndonos nada más que ilusiones sicológicas de paz.

En realidad, los razonamientos de estos filósofos nuncahan satisfecho a la gente común. Las religiones orientalespronto añadieron muchos dioses. Los templos en la India confrecuencia tienen cientos de capillas dedicadas a diferentesdioses y diosas. Las filosofías occidentales no han resultadomejor. Muchas de ellas han tratado de destruir la confianzade la gente en el Dios verdadero. Muchas promueven elateísmo. Pero el resultado ha sido que millones se han vueltoal ocultismo, a adivinar la suerte, a la astrología y hasta laadoración de Satanás. Por otro lado, la reacción al evangelioen Africa, la Europa oriental y muchas otras partes del mundomuestra que estas filosofías y falsas religiones no satisfacen.La gente se volverá al Dios verdadero cuando Cristo espresentado y reconocen la clase de Dios que El ha revelado.Entonces orarán.

2William Ernest Hocking, Types of Philosophy [Tipos de filosofía](New York: Charles Scribner’s Sons, 1939), 12.

3Millard J. Erickson, Christian Theology [Teología cristiana](Grand Rapids: Baker Book House, 1986), 306–308.

El problema del razonamiento humano

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 17Problemas

aconsiderar

PARTE 3

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Desafortunadamente, hay aquellos que dicen creer en unDios personal pero lo tratan como si fuera impersonal. Algunoslo tratan como si El fuera una máquina de juego, untragamonedas, que sólo necesita la moneda correcta (o sea,las palabras correctas) para hacer que dé la respuesta. Nisiquiera piensan que Dios desea la obediencia, el amor, lafidelidad y el devoto servicio. Como lo expresó Peter Baelz:“El sería igual que el mundo impersonal, el cual es el objetodel dominio y la manipulación del hombre. La oración ya nosería comunión, sino una pieza de ciencia aplicada.… Si supregunta ‘¿de qué sirve la oración?’ significa solamente‘¿produce los bienes?’, el que pregunta ha abandonado laesfera de la religión por la del mercado”.4 El Dios reveladoen la Biblia nos ama de una manera personal. El se preocupamás por darnos la respuesta que necesitamos que porsatisfacer nuestros deseos y caprichos egoístas.

El problema del carácter de Dios

La misma grandeza de Dios algunas veces hace surgirotra objeción o pregunta tocante a la oración. Es difícil parala mente humana comprender la vastedad del universo consus millones de galaxias, cada una con billones de estrellas (yni tan siquiera estamos seguros de que los astrónomos hanvisto toda su extensión todavía). Dios verdaderamente es másgrande que el universo que El creó. Entonces ¿cómo puedeun Dios tan grande preocuparse por la gente en un pequeñoplaneta que da vueltas alrededor de una estrella menor en unade las galaxias menores?

Nuestro pensamiento humano quizás no puedacomprenderlo, pero la Biblia muestra que Dios no sólo sepreocupa por cada uno de nosotros, sino que hasta por lascosas más pequeñas y los sucesos aparentemente

4Peter R. Baelz, Prayer and Providence [Oración y providencia](New York: The Seabury Press, 1968), 30.

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PARTE 3Capítulo 17Problemasaconsiderar

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insignificantes—los cabellos de la cabeza, la caída de lospajarillos (Mateo 10:29,30). En realidad, entre las maravillosasgalaxias por un lado y las partículas subatómicas por el otro,los seres humanos estamos cerca del medio. En la infinitagrandeza y majestad de Dios, El puede lidiar con la partículamás pequeña tan fácilmente como con la galaxia más grande.¿Es de admirarse que aun cuando un millón de personas clamana El, El sea tan infinito que puede atendernos a todos como sicada uno fuera el único que ora?

Una pregunta relacionada es, ¿cómo puede Dios atendera la confusión de la multitud de oración que sube a El pidiendocosas contradictorias? Mientras algunos oran pidiendo la lluviapara salvar la siembra, otros oran pidiendo tiempo seco paradisfrutar de un desfile. Dos cosas se deben recordar aquí.Jesús dijo: “Vuestro Padre que está en los cielos, que hacesalir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobrejustos e injustos” (Mateo 5:45). O sea, Dios normalmenteenvía la lluvia al justo, que quizás esté orando, y sobre elinjusto, que probablemente no ore. Así como debemos aceptarlas estaciones, que Dios ha puesto en el orden natural de lascosas (Génesis 8:22), así debemos normalmente aceptar loque sucede en conexión con las estaciones, pues Dios laspuso en movimiento.

Por otro lado, Santiago 5:17,18 nos recuerda: “Elías erahombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y orófervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierrapor tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo diolluvia, y la tierra produjo su fruto”. Sin embargo, se debeseñalar que las oraciones de Elías no eran para su gananciapersonal ni placer. La reina Jezabel estaba tratando de eliminarla adoración a Jehová y hacer de Baal el dios nacional deIsrael; Dios usó a Elías para llevar al pueblo a tomar unadecisión contra ella. Las oraciones de Elías eran una expresiónde su dedicación al Señor y a su voluntad.

Fíjese también que Elías no le dijo a Dios cómo debíamandar el fuego del cielo ni la lluvia que vino después. El sólo

El problema del carácter de Dios

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 17Problemas

aconsiderar

PARTE 3

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expresó su confianza en Dios, y dejó que El obrara. C.S.Lewis habla de lo que él llamaba una “clase de oración muyboba” cuando alguien ora por un enfermo y le da a Dios eldiagnóstico y le dice exactamente lo que El debe hacer paraque la persona se ponga bien. Otros tratan de decirle a Diosexactamente qué debe hacer en el mundo para traer la paz.5Debemos reconocer que Dios sabe lo que se necesita, peroEl quiere que nosotros vayamos a El en oración y leconfesemos nuestra necesidad.

Cuando hay conflictos de interés humano podemos confiaren que nuestro fiel Dios, quien lo ve todo, hará lo mejor. Perola oración no es un mecanismo de escape.6 Nosotros tambiéntenemos que hacer nuestra parte. El granjero que ora porlluvia debe también arar, sembrar, cultivar y cosechar. El alumnoque ora pidiendo la ayuda de Dios en sus exámenes debetambién estudiar. El equipo de fútbol que ora para ganartambién debe orar que Dios les ayude a desarrollar sushabilidades y permitirles jugar de tal manera que demuestresu carácter cristiano y su testimonio.7

Luego entonces, porque Dios ve más allá de lo quenosotros podemos ver, El algunas veces no contestará nuestrapetición porque lo que pedimos podría en realidad apartarnosde recibir una mejor respuesta a nuestras necesidades odeseos. Cuando joven, San Agustín era un seguidor delmaniqueísmo, una secta sincretista que se originó en Persia.El también llevaba una vida bastante inmoral. Cuando hizoplanes para ir a Roma, su madre, la devota Mónica, temía

5C.S. Lewis, Letters to Malcolm: Chiefly on Prayer [Cartas aMalcolm: Mayormente sobre la oración] (New York: Harcourt BraceJovanovich, 1964), 20.

6Harold Lindsell, When You Pray [Cuando ores] (Wheaton, IL:Tyndale House Publishers, 1969), 59.

7John Elliot Wishart, The Face of Prayer: Its Problems andPossibilities [El rostro de la oración: Sus problemas y posibilidades](New York: Fleming H. Revell Company, 1927), 221.

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PARTE 3Capítulo 17Problemasaconsiderar

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que ahí caería en peores tentaciones y oró que Dios no lodejara ir. El se fue de todos modos. Luego fue a Milán dondeAmbrosio8 lo influenció y donde en un jardín escuchó unavoz que le decía: “Toma y lee”. El comprendió que queríadecir la Biblia. El resultado fue su conversión a Cristo. Deesta manera el verdadero deseo de Mónica le fue concedidoaunque la oración específica que ella había hecho no le fuecontestada.9

Damos gracias que Dios ve y sabe más allá de lo quenosotros vemos y sabemos. El también tiene todo el poder, ynada es imposible para El (Génesis 18:14; Jeremías 32:17;Mateo 19:26; Lucas 18:27); El es soberano. Pero nodebemos llevar la idea de su soberanía más allá de lo que nosenseña la Escritura. A base de su opinión sobre la soberaníade Dios, los filósofos mahometanos decidieron que todopensamiento, acción o suceso es el acto directo de Dios. Ellosno ven tales cosas como causa y efecto, ya que creen quecada suceso es separadamente causado por Dios. San Agustíny Juan Calvino no fueron tan lejos, pero por su razonamientohumano propusieron que siendo que Dios es soberano, Eltiene todo bajo su control, y ya que El lo sabe todo, tododebe estar predestinado de antemano. Esto llevó a la idea deque aquellos que están predestinados a perderse no puedenser salvos, y los que están predestinados a ser salvos nopueden perderse. Esto hizo que la advertencia de la Escritura(vea Juan 15:6; Hebreos 2:1–3; 6:4–6; 10:26–29) no tuvieraningún valor. Luego algunos llevaron más allá la idea de lasoberanía de Dios y pusieron en tela de juicio la validez de laoración. Razonaron que si Dios tiene todo bajo su control y

8Ambrosio, obispo de Milán (374–397 a.C.), era un elocuentepredicador y autor de himnos, con una gran influencia política. Elbuscaba que la iglesia dominara al Imperio Romano, que sedesmoronaba.

9Wishart, Fact of Prayer [Hecho de oración], 222; vea tambiénLindsell, When You Pray [Cuando ores], 87.

El problema del carácter de Dios

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Capítulo 17Problemas

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PARTE 3

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sabe el futuro, ¿cómo puede la oración cambiar las cosas?¿De qué sirve orar? Pero eso es un fatalismo que la Biblia noenseña.

El verdadero problema con tales ideas y preguntas esque emanan de un punto de vista erróneo sobre la soberaníade Dios. Proverbios 16:32 nos dice: “Mejor es el que tardaen airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu,que el que toma una ciudad”. En otras palabras, es mejor quenosotros que somos hechos a la imagen de Dios noscontrolemos y limitemos nuestra expresión propia por el biende los demás antes que demostremos nuestro poder. La Bibliaentera muestra que Dios no sólo es soberano, El es soberanosobre sí mismo; El puede controlarse y limitarse a sí mismo.Si Dios no pudiera hacer esto, entonces El también sería sólouna víctima de la suerte. Que El tiene esta habilidad fuedemostrado de una manera muy significativa cuando Jesús,Dios el Hijo, no sólo se limitó sino que se humilló a sí mismoy tomó “forma de siervo, hecho semejante a los hombres; yestando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”(Filipenses 2:7,8).

Cuando Dios creó a Adán y a Eva, El se limitó al darles lahabilidad de escoger. La misma presencia del árbol de laciencia del bien y del mal nos lo demuestra. Dios pudohabernos programado para que siempre hiciéramos lobueno—pero hubiéramos sido títeres, máquinas, autómatas.El quería que respondiéramos libremente a su amor y cuidado.El amor debe ser dado libremente o no es amor. Así mismo,la salvación es un don (Efesios 2:8) dado libremente y debeser recibido libremente.

Sin embargo, Dios no nos ha dado la libertad en todas lascosas. Podemos escoger comer una ensalada en vez de unpostre, pero no podemos escoger dejar de comer porcompleto y seguir viviendo. Podemos escoger aceptar elcamino de salvación de Dios por medio de Jesucristo o

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podemos escoger rechazarlo, pero no podemos escoger aningún otro supuesto salvador o camino de salvación y llegaral cielo. Esa opción no se nos otorga (cfr. Hechos 4:12). Nitampoco es suficiente escoger seguir a Cristo una vez portodas. Debemos continuar escogiendo a diario y mantenernossiguiéndolo a El (vea Lucas 9:23). Pues individualmente noestamos predestinados a hacerlo así.10 Lo que estápredestinado es el camino de la salvación y el hecho de que laIglesia es un cuerpo electo, o escogido.11 Nosotros notenemos que glorificarnos a nosotros mismos. Si tan sóloseguimos a Jesús, Dios nos glorificará cuando El venga. Asíque hay limitaciones naturales a nuestras oraciones: “Nooramos por los eclipses”12 —no podemos orar para que latierra se haga plana. Y hay limitaciones espirituales—nopodemos orar que Dios salve a la gente por otro medio queno sea la fe en Jesús (Hechos 4:12).

Cuando creemos en Jesús entramos en una comunión conel Padre y con su Hijo, Jesucristo (1 Juan 1:3). La mismapalabra “comunión” incluye la idea de sociedad. Dios nos hadado una parte. Debemos allegarnos a El, y debemosallegarnos en fe (Hebreos 11:6). Hay mucha evidencia bíblicade que Dios a menudo espera actuar hasta que nosotroshagamos nuestra parte. Podemos ver esto en el ministerio deJesús. Cuando El llegó a Nazaret “no pudo hacer allí ningúnmilagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendosobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidadde ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando”(Marcos 6:5,6). Parece que no demostraron fe al no preguntar

10Biederwolf, How Can God Answer Prayer? [¿Cómo puede Dioscontestar la oración?] 111.

11Robert Shank, Elect in the Son: A Study of the Doctrine ofElection [Elegidos en el Hijo: Un estudio sobre la doctrina de laelección] (Springfield, MO: Westcott Publishers, 1970), 157. (Todo ellibro se merece estudiarlo con respecto a esta cuestión.)

12Lewis, Letters [Cartas], 38.

El problema del carácter de Dios

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 17Problemas

aconsiderar

PARTE 3

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ni pedir lo que necesitaban. Cuando Jesús caminó sobre elagua y dijo: “¡Tened ánimo; yo soy; no temáis!”, sólo Pedrodijo: “Manda que yo vaya a ti sobre las aguas”. Todos losdiscípulos pudieron haber caminado sobre las aguas con igualfacilidad, pero sólo Pedro lo pidió.13 Se podrían dar muchosmás ejemplos tanto de la Escritura como de la experiencia deque Dios obra cuando la gente se lo pide.

Dios también ha escogido que los creyentes sean susagentes, sus siervos en el esparcimiento del evangelio y en laedificación de la Iglesia de Cristo, tanto espiritual comonúmericamente. Dios todavía se merece toda la gloria. Comodijo el apóstol Pablo: “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos?Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso segúnlo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó;pero el crecimiento lo ha dado Dios” (1 Corintios 3:5,6). Estono quiere decir que lo que hacemos no es importante. “Y elque planta y el que riega son una misma cosa; aunque cadauno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porquenosotros somos colaboradores de Dios” (1 Corintios 3:8,9).También “somos embajadores en nombre de Cristo, como siDios rogase por medio de nosotros” (2 Corintios 5:20). ¡Quéprivilegio! Al darnos este privilegio y responsabilidad Diosha escogido hacer de la oración el medio de comunicación yel medio por el cual expresamos nuestra fe. Parte de su planes que la oración debe tener un lugar y una influencia.14 Jesúsdijo: “Rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”(Lucas 10:2). El quiere que todos nosotros seamos“colaboradores”; y eso quiere decir que El obra con nosotrosy nosotros obramos con El. La oración es el medio escogidopor Dios para hacer esto posible.

La santidad de Dios también hace que algunos sepregunten cómo uno que es supremamente santo puede entrar

13Erickson, Christian Theology [Teología cristiana], 405.14Biederwolf, How Can God Answer Prayer? [¿Cómo puede Dios

contestar la oración?] 108.

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PARTE 3Capítulo 17Problemasaconsiderar

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en un mundo tan lleno de pecado y contestar las oraciones degente tan imperfecta como somos nosotros. El Evangelio deJuan ofrece una respuesta sencilla. Jesús, la Palabra de vidaquien era y es Dios (Juan 1:1), era Aquel a través del cualDios el Padre hizo todas las cosas. “En él estaba la vida, y lavida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblasresplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan1:4,5). El es la Luz del Mundo (Juan 8:12). Así como la luzpuede resplandecer en la oscuridad sin que la oscuridadcontamine la luz, así el Dios Santo llega a un mundopecaminoso sin que lo afecte en nada. De hecho, El siemprese ha deleitado en hacerlo (vea Isaías 57:15).

El problema de las leyes de la naturaleza

Muchos filósofos humanos toman un punto de vistamecanístico del universo. Suponen que todas las cosas soncontroladas por las leyes de la naturaleza, y que estas leyesno pueden ser cambiadas ni quebrantadas. Algunos lleganhasta creer que nada existe sino sólo la materia y la energía ysus leyes. En esta manera, ellos tratan de descartar tanto aDios como la oración. Otros suponen que podemos usar estasleyes para nuestro beneficio y que la ciencia resolverá todoslos problemas, dará todas las respuestas y nos dará esperanzapara el futuro. Sin embargo, este cientifismo es una falsaesperanza. El adelanto científico ha creado tantos problemascomo bendiciones. Aún peor, la gente malvada se aprovechahasta de las cosas buenas y las usa con propósitos malos. Laciencia no puede tratar con el pecado. Todo pecado ha llegado“a ser sobremanera pecaminoso” (Romanos 7:13). Sólo lasangre de Jesús puede limpiarlo.

En realidad hay muchas cosas con las que la ciencia nopuede tratar. Por ejemplo, la ciencia no puede tratar concualidades. Tiene que tratarlas en términos de cantidades: elcolor en términos de ondas de luz, el sonido en términos deondas sonoras. Pero una persona que nace ciega puede

El problema de las leyes de la naturaleza

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 17Problemas

aconsiderar

PARTE 3

464

entender toda la física y la matemática de las ondas de luz.Eso no quiere decir que él tiene ni la menor idea de cómo esla aurora boreal, una marea roja o cómo son las alas de unamariposa monarca. Una persona que nace sorda puedeentender toda la física y la matemática de las ondas sonoras,pero sin poseer ningún entendimiento de cómo suena unaorquesta sinfónica o la alabanza unísona de una congregación.Tampoco puede la ciencia tratar con nada único. Tiene queclasificarlo todo por estadísticas o métodos, para poder tratarsólo con repetibles. No puede tratar con algo como elnacimiento virgen de Cristo, ni con ningún otro milagro.

Encontramos a Dios en la Biblia una y otra vez contestandola oración con milagros. Pero los milagros no quebrantan lasleyes naturales. Las leyes naturales no son como las ordenanzasde la ciudad. No dice que algo debe o tiene que suceder.Sencillamente son declaraciones de principios que se hanobservado, probado por experimentos, y, como consecuencia,usados con éxito para predecir procesos o eventos. Si algoocurre que no cabe en la “ley”, entonces los científicos hacenmás pruebas y experimentos para tratar de cambiar la ley.

También hay lugar en el campo de la ley natural para lainteracción con otras fuerzas. Por ejemplo, si usted deja caeruna bola, la ley de gravedad—que se sostiene muy bien comouna descripción de lo que comúnmente encontramos en lavida diaria—indica que caerá hacia el suelo con ciertaaceleración. Y si usted coge la bola antes que caiga al suelo,usted no quebranta la ley de gravedad. Esa ley todavía estáen operación, y usted la siente por el peso de la bola en sumano. Pero al extender su mano, usted introdujo su fuerza enla situación para contrarrestar el efecto de la gravedad. De lamisma manera, la Biblia habla de la poderosa mano de Dios,o sea, su terrible poder. Así que cuando Dios contesta laoración con un milagro, El sencillamente está poniendo enefecto su poder superior, su poder todopoderoso. El Diosque creó el universo sabe cómo hacer esto, y tenemos la

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PARTE 3Capítulo 17Problemasaconsiderar

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seguridad una y otra vez en la Biblia de que El está, ycontinuará, activo en el mundo.

Entonces, la oración debe tomar en cuenta lo que la Bibliadice sobre la naturaleza, la voluntad y el plan de Dios. Diosoye la oración sencilla de un niño. Pero al crecer en Diosseguiremos escudriñando las Escrituras para saber más deEl, más de su voluntad, más de la oración. Buscaremos laayuda del Espíritu Santo, ya que Jesús prometió que “él osguiará a toda la verdad” (Juan 16:13). Donde todavía tengamospreguntas, dudas, problemas, podemos tener su ayuda parailuminar las Escrituras y darnos el entendimiento quenecesitemos. El nos mostrará que El no sólo puede sino queestá dispuesto a contestar nuestra oración. El nos oye noimporta qué idioma usemos. El nos oye ya sea que estemosde pie, de rodillas, sentados o en cualquier circunstancia quenos encontremos.15 El nos escucha cuando oramos a pesardel hecho que no sintamos deseos de orar—o cuando nosentimos absolutamente nada. Podemos ser sinceros con El.Podemos decirle lo que en realidad pensamos y sentimos.Pero porque El nos ama, porque El quiere usarnos para sugloria, porque El ha preparado cosas maravillosas que nonos podemos ni imaginar, El también desea oír la misma oraciónde dedicación que hizo Jesús: “Pero no se haga mi voluntad,sino la tuya” (Lucas 22:42).

Preguntas de estudio

1. ¿Cómo podemos vencer nuestra resistencia natural ala oración?

2. Al acercarnos a Dios en oración, ¿por qué es importanteque reconozcamos que El es un Dios personal?

15Vea Wayne R. Spear, The Theology of Prayer [La teología de laoración] (Grand Rapids: Baker Book House, 1979), 18.

Preguntas de estudio

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Capítulo 17Problemas

aconsiderar

PARTE 3

466

3. ¿Qué podemos esperar que Dios haga cuando loscreyentes se dividen en la oración, unos orando por algo yotros orando en contra de lo mismo?

4. ¿Cómo afecta la soberanía de Dios sus tratos conrespecto a nuestras oraciones?

5. ¿Bajo qué circunstancias puede Dios sobrepasar lasleyes de la naturaleza para contestar la oración?

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— Apéndice 1 —

La siguiente ilustración del acuerdo en la oración esrelatada por R.L. Brandt:

Al graduarme del instituto bíblico regresé a la comunidadde mi hogar y supe que la iglesia a la que yo asistía estaba engran confusión. Un predicador había llegado a la iglesiarepresentándose como un ministro de las Asambleas de Dios.Sin embargo, después de haberse ganado el corazón demuchos de la congregación, dejó la iglesia y comenzó variasiglesias pequeñas en las comunidades alrededor. Entre losque se unieron a él estaban mis padres y varios de mis amigos.Como resultado de todo esto, los jóvenes se encontraron enmedio de la controversia.

Yo sentía el llamado de Dios al ministerio, pero en mediode la confusión presente encontré difícil comenzar. Tuve unaserie de cultos en la escuelita de campo donde mi padre sehabía convertido. Ayudé a un amigo a comenzar una iglesiapor algunos meses e hice algo de evangelismo, pero parecíaque ninguna puerta se me abría para un ministerio permanente.Mientras tanto, ya me había licenciado como ministro de lasAsambleas de Dios.

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Aplicacióncontem-poránea

delacuerdo

en laoración

Apéndice 1

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Finalmente, después de transcurrir un año entero, elpredicador independiente vino a ofrecerme una oportunidadde ser su ayudante. Parecía ser una puerta abierta, y mispadres se pusieron muy contentos, creyendo que esta era ladirección de Dios para mí. Sin embargo, yo estaba apoderadode inseguridad. Yo había jurado mi lealtad a la iglesia que mehabía dado credenciales, pero aquí estaba una puerta bienabierta para laborar con un independiente cuando hasta aquíno se había presentado ninguna oportunidad del grupo con elque yo estaba afiliado. ¿Qué debía hacer? Yo sinceramenteno sabía qué hacer, aunque muy dentro de mi corazón yoquería hacer la voluntad de Dios.

En este confuso estado de mente, asistí al concilio distritalde las Asambleas de Dios. Ahí se me pidió que me reunieracon la oficialidad del distrito con el propósito de declarar miintención tocante a mi futuro ministerio. Pero ¿cómo podía yodeclarar mi intención cuando yo no sabía cómo interpretarmis propias circunstancias? La noche antes de mi reunión conla junta directiva del distrito, decidí que tenía que recibirconsejo. Así que pedí una reunión con un pastor que procedíade mi iglesia; sus padres, como los míos, también apoyabanal predicador independiente. Yo razoné que si alguien podíadarme dirección, seguramente que la mejor fuente de ayudasería este hombre que conocía las circunstancias muy bien.

Después de concluidas las sesiones del concilio distritalde esa noche, nos reunimos en su auto, frente al lago delcampamento, y yo compartí con él lo que había en mi corazón.Hablamos durante quizás dos horas, pero en vez de encontraruna solución, parecía que entre más hablábamos más lejosme encontraba de saber qué decisión tomar. Justo cuandoparecíamos haber agotado toda nuestra capacidad pararesolver el asunto sucedió algo extraordinario. De repente,sin ninguna decisión de orar, sin ponernos de acuerdo paraorar, nos encontramos orando de una manera poco común.Fuimos llevados por el Espíritu en súplica e intercesión de

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Apéndice 1Aplicacióncontem-poráneadelacuerdoen laoración

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una manera muy armoniosa. Nuestros corazones estabanunidos acerca de un solo asunto: la voluntad de Dios para mivida y ministerio. Esta nueva manera de orar, un tanto extraña,continuó hasta mucho más después de la medianoche.

Entonces tan de repente como nos habíamos lanzado enla oración, una Presencia invadió el auto, y en mi espíritu oí elmensaje: Tu oración es oída. El asunto está arreglado. Yono puedo articular el sentido de maravilla que me llenó. Aunasí, yo todavía no sabía qué decisión tomar, pero ahora nonecesitaba saber, pues sabía que sería hecha la voluntad deDios. Era la 1:30 de la mañana cuando finalmente entré a micuarto para acostarme. A la siguiente mañana me encontrécon el amigo con quien había orado y le dije que ya no sentíala carga de orar más sobre mi asunto. El estuvo de acuerdo.

Desde ese día en adelante transpiró una serie de eventosque estaban fuera de mi control y admiraron a varias personasque conocían mi situación. Esa misma semana yo iba de caminoa una ciudad para abrir una iglesia de las Asambleas de Dios.De camino, pasé por la granja de mis padres y los encontréun poco desilusionados por la manera en que había resultadotodo. Ellos pensaron que seguramente yo no había percibidola voluntad de Dios, pero en el análisis final, todo creyentedebe buscar la voluntad de Dios por sí mismo. Durantesemanas después de mi llegada a mi nueva comunidad estuveen lugares celestiales en mi espíritu.

Luego supe de una cosa extraña. El predicadorindependiente de la iglesia de mis padres, que me habíainvitado a unirme a él, tuvo un encuentro desagradable conalgunos miembros de su congregación y dejó la comunidad,para jamás volver. Si yo hubiera elegido irme con él, temoque mis esperanzas para un futuro ministerio pudieron haberterminado para siempre. Pero porque dos de nosotrosestuvimos de acuerdo tocante a lo que le pedimos a Dios, yofui providencialmente librado; desde esa experiencia he estadoen el ministerio con las Asambleas de Dios por más de medio

Apéndice 1

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Aplicacióncontem-poránea

delacuerdo

en laoración

Apéndice 1

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siglo, habiendo servido como pastor, superintendente distrital,secretario nacional de misiones domésticas y presbíteroejecutivo. El Señor es fiel para contestar a los que le piden sudirección en acuerdo espiritual con otro creyente.

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— Apéndice 2 —

Varios alumnos del instituto bíblico vivían en cuartos en elsegundo piso del grande hogar privado de una familia cristiana.En algunas noches se reunían en uno de los cuartos para orar.Una noche, mientras oraban juntos, Lester, el hijo del dueñode la casa, se encontraba abajo tocando el piano. Su madrelo animó a que fuera arriba y orara con los jóvenes.

“Ay, mamá”, respondió, “tengo esta lección de piano quepreparar y otras lecciones de la escuela. Sencillamente notengo tiempo”. Sin embargo, en unos pocos minutos, él dejóel piano y se unió al grupo que oraba. Ni una palabra se cruzóentre los estudiantes que oraban, pero en el momento precisoen que Lester se unió a ellos, un pesado sentimiento de luchaespiritual impregnó el cuarto, casi como si los mismosdemonios del infierno hubieran entrado. Tan fuerte era esesentir que uno de los jóvenes corrió al tope de la escalera yllamó a la madre de Lester pidiéndole ayuda.

“Clamen a la sangre de Jesús, y sigan orando”, les instruyóella.

Siguiendo su consejo, los hombres siguieron orando; alpoco tiempo la opresión demoníaca se levantó y una vez más

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Expe-riencia

contem-poránea

de lalucha

espiritualen la

oración

Apéndice 2

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la atmósfera se hizo calmada y pacífica. Nadie parecía saberqué pensar de la extraña experiencia hasta después de unasemana, cuando Lester relató en el culto del instituto su singularexperiencia. Después de haber decidido no unirse a los demásen oración, él se sintió fuertemente empujado a hacerlo. Eldijo que una horrible batalla con las fuerzas satánicas rugíamientras obedecía la impresión; y que en esa reunión deoración él fue milagrosamente liberado de algo con que habíaluchado por dos años.

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— Apéndice 3 —

John Weaver era el humilde pastor de una próspera iglesiaen Bozeman, Montana. El había laborado y oradofervorosamente por el vasto valle de Gallatin donde seencontraba su iglesia. Un fresco día de otoño, él cazaba enuna cordillera de montañas a cierta distancia. Se habíaencontrado con huellas frescas de alce en la fina capa denieve y seguía su rastro, pensando que al llegar a la cumbrecercana los alces saltarían a vista.

Deteniéndose para respirar y así poder estar listo ydisparar al llegar al tope del monte, atisbó a un hombre en suvisión perífera que salía de un conjunto de árboles al otrolado de un cercano cañón. El vio mientras el hombre, vestidocon sombrero y traje formal, se dirigía hacia él. Por unmomento, el extraño desapareció en una mancha de forestaque los separaba, pero tan pronto como había desaparecidovolvió a aparecer, ante la maravilla y perplejidad de John,exactamente donde John se encontraba parado. Se hubieratomado entre veinte a treinta minutos para que un hombreordinario atravesara la distancia, pero sólo unos veintesegundos habían transcurrido.

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Aparicióncontem-poránea

de unángel

Apéndice 3

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El extraño habló primero. “¿Sabes quién soy yo?”Sabiendo que había visto algo muy fuera de lo común,

John contestó: “Creo que usted es un ángel, un mensajero delSeñor”.

“Sí, eso soy”, dijo, “y el Señor me ha enviado para hablarcontigo”.

Cerca de ahí había dos rocas. El ángel sugirió que Johnse sentara en una de ellas, luego él se sentó en la otra, frentea John.

“Este es un lugar muy bello”, dijo el ángel. “Yo nunca heestado aquí antes, pero el Señor me ha mandado a hablarcontigo. Todo lo que sucede aquí en la tierra te prepara parael cielo. La vida en el cielo es en cierto modo parecida a lavida aquí. Siempre estamos aprendiendo y sirviéndole a El.Nos deleitamos en hacer su voluntad. Mi vida está absorta enEl. Mi trabajo es servirle. De hecho, no me aguanto porregresar ante su presencia.

“Y, John, El sabe todo acerca de ti. Es más, El sabía quetú ibas a estar aquí hoy y El me envió aquí. El conoce a tufamilia y a todas las personas de tu iglesia, y El se interesa porcada uno. El quería que yo te preguntara qué es lo que quieresque suceda en Bozeman.”

John informó que en ese momento todo el clamor de sucorazón por Bozeman y el Valle Gallatin parecía prorrumpirde sus labios.

Como respuesta, el ángel dijo: “Tú sabes, John, que yopodría darte todas estas cosas ahora mismo, pero esa no esla manera en que nosotros obramos. Casi siempre usamos alas personas, y eso es lo que haremos”.

Mientras sucedía todo esto, John sintió en su espíritu queconversaba con un espíritu hermano, que eran espiritualmentede la misma clase.

Por fin el ángel dijo: “John, voy a regresar a la presenciade Jesús. Estaremos ansiosos por verte en el cielo pronto,pero si no, quizás te visite otra vez”.

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Apéndice 3Aparicióncontem-poráneade unángel

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John informó que se dieron la mano, y mientras el ángelregresaba adonde John lo había visto por primera vez, lo saludócon la mano y desapareció.

Aunque John continuó su cacería, caminó por las montañasen tal rapto por esta experiencia que la caza de alce, al menospor el momento, había perdido su fascinación para él.

Un corto tiempo después, John iba manejando de regresoa Bozeman de Laurel, Montana, donde había conducido unareunión de la junta para una iglesia de las misiones domésticas.Mientras manejaba alabando al Señor, sintió la presencia delSeñor de una manera rara y en su espíritu oyó decir: “John,¿te acuerdas del hombre que te visitó en la montaña?”

“Claro que sí”, respondió.“Ahora, yo quiero que nombres una de las cosas que

de verdad quieres que yo haga”, parecía indicar la Presencia.Y John contestó: “Señor, quizás sea demasiado, pero me

gustaría terminar de pagar la deuda de la iglesia”. Dentro deun momento la noción especial de la presencia del Señor sehabía ido, y John siguió por su camino, regocijándose en elSeñor.

John no le dijo a nadie de su experiencia, pero a la mañanasiguiente cerca de las ocho sonó el teléfono. Una pareja queasistía a su iglesia deseaba que él fuera a su hogar para hablarsobre un asunto. Al llegar, los encontró examinando el informefinanciero de la iglesia. “Pastor”, le dijeron, “nunca antes hemoshecho nada así, pero hemos sentido la rara impresión de queel Señor quiere que cancelemos la deuda de la iglesia”.Inmediatamente escribieron un cheque por la mitad de lacantidad de la deuda e indicaron que pagarían el balancedespués del primero de enero.

En ese momento, el Pastor Weaver llamó alsuperintendente del Distrito de Montana de las Asambleasde Dios,1 pidiéndole que viniera para quemar la hipoteca en

1El superintendente del distrito en esos días era el rvdo. R.L.Brandt.

Apéndice 3

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Aparicióncontem-poránea

de unángel

Apéndice 3

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una ceremonia. Cuando llegó el superintendente, John le contótoda la historia, preguntándole si la debía compartir con lacongregación. Estuvieron de acuerdo en hacerlo, así que aldía siguiente se le contó la historia a la estupefactacongregación, incluso a la pareja que había pagado toda ladeuda. Ellos también la escucharon por primera vez.

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— Apéndice 4 —

Existen muchos informes escritos y orales de oracionescontestadas. Aunque la mayoría de ellas son aceptadas sinninguna duda por los individuos que creen en lo milagroso, hahabido ocasiones cuando se dijo que era un milagro pero queluego se probó ser un fraude o una falsedad. La causa deCristo es estorbada en vez de ayudada cuando los humanostratan de autenticar el mensaje o el mensajero por mediosfraudulentos.

Las siguientes respuestas a la oración son más quecoincidencias. Así que exigen la autentificación. En el momentode escribir este libro, el participante en todas estas respuestasmilagrosas a la oración todavía vive. Cuatro de los seistestimonios son por miembros del Presbiterio Ejecutivo delas Asambleas de Dios y líderes desde mucho tiempo en elMovimiento. Los otros tres han sido verificados por R.L.Brandt, coautor de este libro y también miembro delPresbiterio Ejecutivo. Los testimonios se comparten no paratraer reconocimiento a los individuos cuyas oraciones fueroncontestadas, sino para darle gloria a Dios al autenticar El suPalabra con señales y milagros.

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Testi-monios

contem-poráneos

deoraciones

contes-tadas

Apéndice 4

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La siguiente situación en la que la naturaleza se rindiópara la proclamación del evangelio tuvo lugar en el ministeriode Paul E. Lowenberg, presbítero ejecutivo. (Note que lainiciativa para la oración no restó con Lowenberg.) La historiase cuenta en sus palabras.

Habíamos levantado nuestra carpa evangelística en unazona que nos era totalmente desconocida. Era, como prontonos dimos cuenta, una comunidad muy malvada y pecaminosa.Dios y la iglesia estaban ausentes de los pensamientos de losresidentes; no había ninguna iglesia por millas alrededor. Nossentimos fuertemente impresionados a mover la carpa a estazona rural, probablemente porque la necesidad de que losresidentes oyeran de Jesús era tan grande.

Desde el primer culto sentimos fuertemente la presenciade Dios. Para nuestra sorpresa, las multitudes eran grandes.La reacción al mensaje del evangelio fue admirable. Nochetras noche la gente venía a reconocer a Cristo como Señor ySalvador. Habíamos pensado tener reuniones por una semana,pero nos quedamos por casi cuatro meses y vimos construiruna iglesia y dedicarla sin ninguna deuda.

Como a la segunda semana de las reuniones, comenzó allover. La lluvia caía continuamente por varios días, hasta quetodo el campo estaba empapado de agua. A veces pensamosque las reuniones debían cesar, pero persistimos y lascontinuamos. Un jueves por la noche, a pesar de la lluvia, lostruenos y rayos, la carpa estaba llena de gente. Yo sabía queera imposible continuar con el culto bajo estas condiciones.Un fuerte viento mecía la carpa. La lluvia caía a torrentes porlos muchos agujeros. Los truenos y relámpagos añadían a laconsternación. En mi mente me preguntaba qué debía hacer.Sentí que Dios me hablaba. Pídeme que pare el viento y lalluvia.

Levanté la voz (no teníamos micrófonos) y le dije a lagente lo que iba a hacer. La audiencia estaba incrédula; nopodían creer que nosotros podíamos hacer algo tan fuera de

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Apéndice 4Testi-monioscontem-poráneosdeoracionescontes-tadas

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lo común e irracional. Hablando de modo que todos mepudieran oír orar, le dije a Dios que si yo no podía predicarlesla Palabra a estas personas por la tormenta, ellos morirían yse irían al infierno. Recuerdo haber dicho: “Si es que el Calvariosignifica más para ti que el viento o la lluvia, si es que estagente sea salvada del infierno significa más para ti que estatormenta, en el nombre de Jesús para el viento y la lluvia”.Apenas hube dicho amén cuando el viento dejó de soplar y lalluvia dejó de caer.

El efecto sobre los asistentes fue electrificante. Quedaronatónitos. En ese momento Mateo 24:27 pasó por mi mente:“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestrahasta el occidente, así será también la venida del Hijo delHombre”.

La parte interesante del milagro fue que yo no habíapensado en pedirle a Dios que parara los truenos y losrelámpagos. Así que ante el fondo de brillantes y electrificantesrayos y los cañonazos de los truenos, hablé sobre la segundavenida de Cristo. Cuando se hizo la invitación, los asistentespasaron al frente para buscar a Dios en el altar. De estarespuesta a una sencilla oración vino un avivamiento que arrasópor toda la comunidad, resultando en una iglesia fuerte comoun testimonio a la fidelidad de Dios.

La siguiente provisión de terreno para la obra del Señores relatada por Glen D. Cole, presbítero ejecutivo y pastordel Capital Christian Center en Sacramento, California:

Después de estar en Sacramento un corto tiempo, se hizoevidente que el local de Capital Christian Center noacomodaría el crecimiento que Dios nos iba a dar.Necesitábamos más de las 5,2 hectáreas (trece acres) queestaban disponibles por el momento [1978]. Comenzamos aorar que Dios nos diera un milagro de terreno.

En 1979, un hombre de negocios cristiano estaba en mioficina hablando sobre el posible nuevo local para la iglesia.

Apéndice 4

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El Espíritu nos ayuda a orar: una teología bíblica de la oración

Testi-monios

contem-poráneos

deoraciones

contes-tadas

Apéndice 4

480

El tenía un terreno en una carretera principal que posiblementeestaría disponible. El preguntó: “¿Usted cree que este es elmejor terreno que podemos conseguir para construir su iglesia?¿Está satisfecho que este sitio es lo mejor que Dios tiene parasu iglesia?”

Para asombro mío, me oí decir: “Sí, creo que lo es. ¡Ycreo que usted debe dárselo como regalo a la iglesia porquenecesitamos un milagro!” Mis palabras quizás dejaron atónitoa este hombre de negocios cristiano, pues se puso en pie y sepreparó a salir antes de que yo pudiera pedirle permiso deorar con él. Saliendo de mi oficina, dijo: “Yo lo voy a llamar”.

Cabalmente, a las 10:30 de la mañana siguiente sonó miteléfono. Este hombre cristiano estaba en la línea. Sencillamenteanunció: “Es suyo”. Un terreno de 29,2 hectáreas (sesentitrésacres) en un punto ideal se convirtió en la donación milagrosapara Capital Christian Center. ¡Verdaderamente fue unaoración contestada!

En 1981 comenzó la construcción en ese terreno, quehoy contiene aproximadamente dieciocho mil metroscuadrados (doscientos mil pies cuadrados) de edificios,además de un complejo deportivo completo al aire libre parala escuela cristiana y los programas deportivos de la iglesia.Capital Christian Center creció de casi mil miembros en 1979a seis mil en 1990.

El milagro lanzó a la iglesia a una era de fe y esperanza.Fue el catalizador que inspiró a la congregación a creer enDios para recibir otros milagros y contestaciones a la oración.Y el milagro sigue día tras día.

El diezmo dado para la construcción de todos los edificiosse dio a las misiones. Muchos más por todo el mundo hanrecibido contestación a sus oraciones gracias a los miles ymiles de dólares que resultaron del milagro original. Muchosministerios cristianos y misioneros han sido bendecidos, mileshan sido salvos ¡y la respuesta continúa!

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Apéndice 4Testi-monioscontem-poráneosdeoracionescontes-tadas

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La siguiente es una respuesta a la oración ofrecidaespontáneamente cuando G. Raymond Carlson, que despuésllegó a ser superintendente general y jefe del PresbiterioEjecutivo, era estudiante:

Dios ha contestado por gracia muchísimas de misoraciones. El ha dado maravillosas sanidades, ha hechomilagros, ha hecho provisión para necesidades materiales, hasalvado a parientes y ha sido Jehová-Jireh [el Señor proveerá]una y otra vez.

Deseo relatar una sencilla pero muy profunda respuesta ala oración que afectó profundamente mi joven vida y sigueinspirándome hasta hoy. Durante mis días en el instituto bíblicovarios jóvenes vivíamos en el segundo piso de una casa grandede familia. Mi cuarto estaba directamente a la cabeza de lasescaleras y era el único sin cerradura con llave.

Una noche, todos habíamos estado fuera por treintaminutos. Al regresar los otros muchachos salieron corriendode sus cuartos con una pregunta común: “¿Qué pasó en tucuarto?” Un ladrón se había metido a la casa y se había robadovarios objetos de cada cuarto menos del mío. El mío era elmás fácil de entrar, pero nada había sido tocado.

Se necesitaban casi tres días para que me llegara correode mis padres que vivían a varios cientos de millas de distancia.Tres días después del robo llegó una carta de mi madre en laque me preguntaba si les había sucedido algo a mispertenencias. Me relató cómo en esa misma noche Dios lehabía puesto la carga de orar por mis pertenencias. La cargale llegó a las 8 p.m. y se le quitó a las 8:30 p.m., la horaexacta en que estábamos fuera de nuestros cuartos. Dios habíaintervenido por mí cuando mi santa madre respondió a laurgencia del Espíritu Santo para que orara.

Gracias a Dios. El contesta la oración. Y ojalá tomemosacción cuando El nos impresiona a orar.

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La siguiente provisión de una terrible necesidad financieraes contada por Ronald F. McManus, pastor de First Assemblyof God, Winston-Salem, North Carolina:

Durante nuestro programa de construcción cerca de1985, estábamos extremadamente apretados financieramente.Mientras estábamos en medio de una extensa campaña pararecaudar fondos, un terreno junto al nuestro resultó disponible.Los terrenos estaban carísimos, y teníamos que comprarlocuando estuviera disponible porque quizás no volveríamos atener la oportunidad.

Yo había estado negociando con los dueños. El precio dela propiedad era de $110.000. Desafortunadamente, noteníamos nada de dinero para la compra, ni podíamos pedirprestado con la nueva propiedad como fianza porque yateníamos un préstamo bastante grande del banco y estábamosrecaudando fondos mensualmente para cubrir los gastosadicionales de construcción.

Dirigiéndome a la congregación un domingo por lamañana, sencillamente les expresé la necesidad. Expliqué quela propiedad estaba disponible y que teníamos treinta díaspara cerrar el negocio. De otra manera, otro la iba a comprar.Era una propiedad que teníamos que tener para el futurocrecimiento. Le pedí a la congregación que tomaran un sobrepara ofrenda e indicaran lo que creyeran que Dios les ayudaríaa hacer dentro de treinta días para tratar con la situación.

El lunes, cuando se contaron las ofrendas y las promesas,habían dado o prometido $60.000. Nos faltaban $50.000.Recuerdo haber orado ese lunes por la mañana: “Señor, nosé qué más hacer o adónde ir, pero estoy confiando en queTú vas a hacer un milagro”. Yo sabía que nuestra gente habíahecho todo lo que podía hacer.

Aproximadamente a las cinco de la tarde, ese mismo día,una secretaria indicó que el pastor de la obra de misionesdomésticas que habíamos comenzado unos dos años atrásestaba en la antesala deseando verme por unos minutos. El

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entró a mi oficina con un maletín en la mano y dijo: “Pastor, hevenido hoy porque un miembro de su congregación vino a mioficina hace como dos horas con este maletín. Indicó que loque usted necesitara a más de la ofrenda y promesas de ayerestaría en este maletín”.

El pastor no había visto lo que había en el maletín, pero lehabían dado una llave para abrirlo. Pusimos el maletín sobremi escritorio, le quitamos llave, y contamos $50.000 enefectivo—la cantidad exacta que necesitábamos para lapropiedad. Tuvimos una reunión esa tarde al ver el milagro deprovisión de Dios.

La siguiente es una respuesta a la oración ofrecidaespontáneamente por Paul F. Lowenberg, ahora un presbíteroejecutivo, durante los primeros años de su ministerio:

Era mayo de 1951. En enero de ese año yo había ido alJapón para ayudar a un amigo de Inglaterra que tenía unacarga por comenzar una iglesia en Osaka, una ciudad en ruinas.La Segunda Guerra Mundial la había dejado devastada. Elbombardeo americano había derrumbado la ciudad. Milla trasmilla de fábricas no eran ahora nada más que grotescasescenas de acero torcido y silencioso vacío. Por varios meses,las zonas bombardeadas sirvieron como sitios para los cultosde evangelismo al aire libre. En un sitio, se hacían tres o cuatrocultos al día, atrayendo grandes multitudes. Por fin compramosdos barracas del ejército del gobierno de los Estados Unidos,las pasamos a una zona bombardeada en un buen punto, yestablecimos una iglesia permanente.

Mi visa expiraba a principios de mayo, así que comencéa hacer planes para regresar a Shreveport, Louisiana, dondevivía con mi esposa y mi hija de veinte meses. Mi billete deavión había sido comprado anteriormente, y estaba ansiosode llegar a casa, estar con mi familia y asumir misresponsabilidades en nuestra iglesia. Sin embargo, unsentimiento interior de que no todo estaba bien tocante a mi

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vuelo disminuía un poco mi emoción por regresar a casa. Entremás se acercaba la fecha de mi partida, más disturbado mesentía. Después de mucha oración, inquietud e intranquilidad,concluí que no podía volar en la línea aérea con la que teníami billete.

Al consultar con las autoridades del aeropuerto, se meinformó que podía volar ya sea como tenía preparado oatrasarme por aproximadamente treinta días; no había ni unasiento en ningún vuelo fuera de Japón. Me enfrenté con unnecio dilema. ¿Debía arriesgarme y volar según los planes, apesar de lo que sentía por dentro, o debía esperar treinta díaspor el primer vuelo disponible? Estaba tan seguro queescuchaba la voz de Dios, que decidí esperar. Aunque estabaprofundamente decepcionado, sentí una paz interior por esadecisión.

Debido a otros problemas de transportación, me viforzado a quedarme en el aeropuerto Haneda en Tokio porvarias horas más. De repente oí una voz que me llamaba sobreel ruido de un aeropuerto lleno y ocupado. “Lowenberg, Sensi,preséntese al mostrador de Pan American inmediatamente.”Me apresuré al mostrador, y para mi completo asombro seme informó que habían encontrado un asiento para mí en unvuelo de Pan American para más tarde esa misma noche. Yoestaba emocionado. Dentro de pocas horas iba volando sobreel azul Océano Pacífico.

Al cambiar avión en San Francisco, mi emoción se arrestóal ver la noticia del primer plano en el periódico: “Vuelo deTokio a Anchorage se estrella en las Islas Aleutianas”. ¡Eseera mi vuelo original! Anchorage era una parada intermediapara tomar gasolina. El Espíritu Santo me había dirigido sinfallar. Mi vida y ministerio habían sido preservados por laintervención del Espíritu.

Pero esa fue sólo parte de la historia. En un hogar en unapequeña ciudad en el oeste de Canadá, cerca de mi fecha deregreso a los Estados Unidos, mi padre se sintió muy inquieto

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y perturbado por mi vuelo a casa. Levantándose a las 3 a.m.,le informó a mi madre que se entregaría a la oración eintercesión. Mi padre era un hombre bastante bajo, perocuando se arrodillaba, podía alcanzar hasta el cielo. El seentregó a la oración intensa “en el Espíritu”, apelando al cielopor ayuda, cualquiera que fuera el problema. Aunque falto depreparación académica y con setenta años de edad, él movióla mano de Dios desde el cielo hasta el aeropuerto de Hanedaen Tokio, pasó a su hijo de un avión a otro, aunque no habíaasientos disponibles antes de treinta días, y lo trajo sano ysalvo a su familia y a su trabajo. ¡A Dios sea la gloria!

El siguiente es un relato del cuidado de Dios en medio delas pruebas, tal como lo relató Mel Erickson, misionero a losnativos de América en North Dakota:

En 1989 nuestra hija de crianza huyó del hogar cuatroveces. Cuando la policía la recogió la última vez, ella dijo quehabía sido abusada. La mantuvieron alejada de nuestro hogar,y nosotros fuimos tratados como criminales. Se nos prohibióponernos en contacto con ella en el refugio donde estaba.

Durante los meses de otoño soportamos numerososprocesos y reuniones en los que fuimos examinados y vueltosa examinar tocante al comportamiento rebelde de nuestra hijade crianza. Las autoridades se negaron a consultar connuestros otros cuatro hijos, con la escuela ni con nuestra iglesia,más bien escogiendo creer la historia de ella. Así que tuvimosque contratar a un abogado para ayudarnos con losprocedimientos. Nos preguntábamos cómo podríamos jamáspagarle por sus servicios; éramos misioneros domésticos,obreros laborando entre los nativos de América, y nuestrosueldo era mínimo. Tuvimos que pagar $2.500 al principio,los que tuvimos que pedir prestado. El balance tenía que serpagado no mucho después de eso, y no teníamos ni la menoridea de dónde encontraríamos los fondos. Oramosfervorosamente pidiendo la ayuda del Señor.

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Por fin llegó el sábado—dos días antes de la fecha enque teníamos que pagar el préstamo de $2.500 más los otros$2.500 más al abogado. Oramos fervorosamente al Señorpara que supliera nuestra urgente necesidad. Una pareja llamó,invitándonos a cenar en un restaurante. Al terminar la comida,nos contaron que cinco meses atrás habían tenido la fuerteimpresión de darnos cierta cantidad de dinero, pero que nolo habían hecho. Volvieron a hablar sobre el asunto un par demeses después, pero otra vez no hicieron nada. Luego noscontaron cómo el esposo, el día que habíamos orado contanto fervor, había salido a hacer su trabajo en la granja. Alvolver a la casa, su esposa le preguntó si todavía sentía quenos debían dar la cantidad de dinero específica de que habíanhablado anteriormente. Cuando él contestó que sí, ella dijo:“Si lo vamos a hacer, debemos hacerlo hoy”.

Nos entregaron un cheque por la cantidad exacta quenecesitábamos. Los cheques fueron escritos el sábado, y eldinero fue entregado el lunes, el día en que teníamos quepagarlo. Alabamos a Dios por su fidelidad en contestar nuestraoración.

Lo siguiente es relatado por Herman Rattai, un miembrolaico de las Asambleas Pentecostales de Canadá, Manitoba,British Columbia, quien tuvo la experiencia de ser librado delpeligro en el monte como resultado de la oración:

Yo estaba en Churchill, Manitoba, durante el verano de1977, supervisando algunos proyectos de construcción.Durante las largas noches yo buscaba la tranquilidad de unasolitaria playa. En una ocasión, decidí manejar el auto fueradel pueblo unos dieciséis kilómetros (diez millas) y caminar alo largo de una sección particularmente aislada de la playa.Quitándome todo menos los pantalones, comencé a caminardespacio, recogiendo bellas conchas y piedras llenas de cal,colocándolas en montoncitos para recogerlas de regreso.Como a una milla, me encontré con una roca que paró mi

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progreso. Así que me arrollé los pantalones y me metí al aguahasta llegar a una roca grande; me senté un rato, viendo pasarlos barcos con sus cargamentos de grano desde el puertocercano. Durante quince minutos observé con sereno placerel plácido océano contrastado con el rocoso terreno.

Me volví para regresar a la playa, con la intención desubir hasta un punto más alto y ver los barcos yendo y viniendo.De repente, para mi sorpresa y asombro, vi tres osos polaresen una roca justamente arriba de donde yo estaba, a sólo seismetros (veinte pies) de distancia. Inmediatamente me di cuentaque estaba en serio peligro porque los osos se movían haciamí. Una era una hembra grande, y a su lado estaban doscachorros. Aunque otras especies de oso matan a un humanosólo cuando son provocados o amenazados, el oso polar esconocido como un cazador de hombres, aun sin serprovocado. Los nativos tienen un temor increíble de los osospolares, pues todos conocen a alguien que, mientras caminabapor el monte, ha sido seguido y literalmente devorado.

Automáticamente yo grité: “¡Alto!” Al mismo tiempo micerebro se aceleraba, tratando de pensar en todas las posiblesopciones para escapar. Podía correr, pero la osa fácilmentepodría alcanzarme. Pensé en tirarme al océano para escaparnadando, pero el agua estaba muy fría y la osa fácilmentepodría nadar más rápido que yo. Mi tercer pensamiento fuetirarles una piedra a los osos y tratar de defenderme, pero yosabía que eso sería pura tontería.

La única opción que me quedaba era orar, y eso hice—con fervor. “Señor, estoy preparado para morir en cualquiermomento [y lo dije de verdad], pero no quiero morir a manosde una bestia salvaje.” Así que les hablé a los osos. Cada vezque los osos comenzaban a moverse hacia mí, yo gritaba:“¡Alto!” Y así lo hicieron, momentáneamente. Fijé la vista enlos ojos de la osa y le dije: “¡No te atrevas a bajar hasta aquíporque alguien va a resultar golpeado!” No quería decirlequién era, según yo, el que saldría golpeado.

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Yo tenía que dar unos pocos pasos hacia los osos parallegar a la playa. Procedí a decirle a la osa mi apuro. “Tengoque caminar hacia ustedes para poder llegar a la orilla.”Mientras le hablaba, me movía despacio hacia la orilla.

Una vez en la playa, comencé a caminar de espaldas,hablándole todo el tiempo a la osa. Siempre que se movía, yogritaba: “¡Alto!” Al fin, cuando ya tenía ganada casi la mitadde la distancia a mi vehículo, me volví y corrí con toda mifuerza. Estando a noventa metros (cien yardas) de mi autome volví y vi que no me seguían. Al llegar al auto, tan agotadoque no lo puedo ni describir, con el corazón como si me fueraa explotar, le di gracias a Dios por un absoluto milagro. Deregreso en Churchill, cuando se lo conté a un agente local detransportación, él dijo: “Ese es un verdadero milagro. Nadiejamás ha escapado de un oso polar siguiéndole tan de cerca”.

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