literario núm. 18, año 2 enero 2011 -...

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Daniel de Cullá Sol Barrera Misael Rosete Jesca “Vagón”, detalle. Adolfo Ramírez Alecto Miguel Santos Abel Mendoza Santiago Verónica Nagore Arturo Texcahua Dalí Corona Roberto García Santiago Franciso Enríquez Muñoz Elsa Vázquez Texocotitla Iván Farías Literario Núm. 18, Año 2 ENERO 2011 Costo de recuperación $10.00 Dibujos de Ana María Castelán

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Daniel de Cullá

Sol Barrera

Misael Rosete

Jesca

“Vag

ón”,

det

alle

.

Adolfo Ramírez

Alecto

Miguel Santos

Abel Mendoza Santiago

Verónica Nagore

Arturo Texcahua

Dalí Corona

Roberto García Santiago

Franciso Enríquez Muñoz

Elsa Vázquez Texocotitla

Iván Farías

Literario

Núm. 18, Año 2 ENERO 2011

Costo de recuperación $10.00

Dibujos de Ana María Castelán

No. 18, Enero 2010, es una publicación impresa y electrónica mensual editada por Colectivo Trajín: ◙ Elizabeth Llanos ORGANIZACIÓN Y LOGÍSTICA ◙ Marlene Galicia

DIFUSIÓN Y PROMOCIÓN ◙ Arturo Texcahua EDITOR

Registros en trámite. Todos los textos aquí publicados son propiedad de sus autores y están protegidos por la Ley Federal de Derechos de Autor. Queda prohibida cualquier reproduc-

ción total o parcial sin previo aviso de los autores y/o sin mención de la fuente.

Francisco Enríquez Muñoz (35 años). “En 1994, tras ser rechazado sin explicación alguna de la UNAM, de la carrera de diseño gráfico, con el fin de hacer algo más o menos interesante y no estar de ocioso dentro de mi hogar, decidí estudiar fotografía profesional en la escuela Hansel Adams. He cursado varios talleres de creación literaria en el Museo del Chopo y de cultu-ras prehispánicas en el Museo Nacional de Antropo-logía. Fui el creador del fallido cómic-fanzine Mons-truos, Duendes y Hechiceros. He publicado dos novelas: Los héroes ya no tienen lugar (Editorial Arcángel, 2000) y ¡Clang! (Editorial Ananké, 2001). He aportado cuen-tos, ensayos, poemas y fotos en las revistas Crónicas y Leyendas, Nostromo, Una Theta, Lenguaraz, Logógrafo, 3D2, Revés, Revuelta, Musi, Zarabanda, Morvoz, Blasfe-mia, Va de nuez, Clarimonda, Convocatoria, Pez, La Piedra, Traspatio y d(x)i. He ganado diversos concur-sos literarios y fotográficos”. Abel Mendoza Santiago nació el 8 de diciembre de 1971. Es originario de Santa Cruz Xochitepec, Xochi-milco. Médico cirujano con posgrado en Anestesiolog-ía. Le gusta, además de la medicina, el futbol, la lucha social y la escritura, la que comenzó a practicar a los 15 años, cuando estudiaba la preparatoria. “El escribir –dice– me da la posibilidad de ser otras personas, de pensar diferente, de actuar de tal o cual manera, de imaginar, de volar, de amar, de sufrir, de vivir y hasta de morir en un hoja de papel y unas letras. La escritu-ra te descubre la magia de la imaginación; aunque también escribo vivencias mías y de amigos. Principal-mente le escribo al amor. Al que se añora o se fue, o tal vez se tiene; porque nuestras vidas siempre giran alrededor de este fenómeno milenario. Escribo en cualquier lugar, cuando me llega ese rayito de luz para hacerlo; me hace feliz y lo disfruto muchísimo”. Daniel de Cullá (1955), de origen castellano ara-gonés. Poeta, escritor, pintor y fotógrafo, miembro fundador de la revista literaria Gallo Tricolor. Es miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España. En la actualidad participa en espectáculos que funden poesía, música y teatro. Dirige la revista de Arte y Cultura Robespierre (Burgos, Madrid y North Hollywood, USA). Ha realizado performances en Burgos, Madrid, Alemania, Bruselas y Suiza. Los últimos, en 2008, fueron en Alemania: Hannover, Minden, Bielefield; Bélgica: Bruselas, St. Niklaas. “Coevolución y el viejo tren”. Iván Farías. (Tlaxcala, 1976): Narrador y crítico de cine. Ha publicado columnas en los principales diarios de Tlaxcala, con tres temáticas: el cine, el arte y la crónica urbana. También a nivel nacional en medios como Reforma, La Jornada, Complot y Replicante. Y en Rasgado de Boca, revista venezolana de arte. En Tlax-cala creó el cineclub de Prensa de Gobierno y el cine-club Serie B del Museo de Arte. Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Hispa-na de Puebla. Ha participado en diferentes talleres de narrativa coordinados por Guillermo Samperio, Bea-triz Espejo y Jesús de León. En radio ha participado en diferentes programas como invitado y ha tenido espacios propios con temáticas como el terror, el arte, el cine y el heavy metal. Como artista plástico, junto con Alejandro Ipatzi, colaboró en el proyecto un Mar-co Por la Tierra, con una obra llamada “Emergiendo”, expuesta en el CENART. Ha realizado textos de pre-sentación para diversos artistas visuales, fotógrafos y performers. Tiene un libro de entrevistas biográficas con siete de ellos. Recibió el “Premio Beatriz Espejo de cuento 2002”, por Entropía, una serie de historias que intentan ser retratos de la sociedad deshumaniza-da de este siglo que empieza. Ha sido becario en cua-tro ocasiones del FOECAT para escribir igual número de libros. La Compañía de Artes “Vitaminas” le otorgó una beca para una estancia de un mes en Buenos Aíres, Argentina. Tiempo en el que escribió una novela corta aún sin publicarse.

Nuestros nuevos colaboradores

revista de literatura y creación

Artista invitado: Ana María Castelán. Estudió la licenciatura en Artes Visuales, en la Es-cuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Su formación se orientó al área de gráfica, tuvo espe-cial relevancia su participa-ción en el taller “José Gpe. Posada”, del maestro Pe-dro Ascencio y en el taller de litografía “Turno Ves-pertino” a cargo del maes-tro Raúl Cabello. Desde 2005 desarrolla su proyecto gráfico titulado “Los Anónimos Viajeros”, el cual retrata a modo de crónica urbana a la gente y sus viajes en metro, abar-cando todas las expresio-nes de gráfica, además de dibujo y libros alternos. Este proyecto ha sido seleccionado para partici-par en exposiciones de gran notoriedad, como: “Egyptian international Print Triennial the 5th Session”, Cairo, Egipto en 2006; “VI Certamen de Artes Plásticas Deputacion de Ourense”, España, 2007 y “VII International Grap-hic Competition Ex libris Gliwice 2007” Miejska Bibliotaka Publiezna Gli-wicach, Polonia. 2008 y 2009 los dedicó a la pro-ducción de obra plástica, y 2010 a la investigación de su tesis de titulación que se refiere al problema del comercio ambulante en los vagones del metro, susten-to teórico para la carpeta litográfica “Vagoneros trajinando en sus comer-cios”.

[email protected] http://trajineros.blogspot.com

Al inicio del 2011, un nuevo proyecto Editorial

Poemas Dalí Corona

Pesadillas Francisco Enríquez Muñoz

Flotación Elsa Vázquez Texocotitla

Anti Amelie Adolfo Ramírez

Sobre su obra Ana María Castelán

Libélula Roberto García Santiago

Por qué desaparecieron los dinosaurios Abel Mendoza Santiago

El comienzo del gusto por la literatura Verónica Nagore

Atrapé un libro Misael Rosete

Egoísta Sol Barrera

Una sutil despedida Jesca

Para cubrirse en la cama Arturo Texcahua

Aradores de la sarna Daniel de Cullá

Dos poemas Miguel Santos

Mirando las miradas que te miran Iván Farías, Alecto

Bandeja de entrada Nuestros lectores

SUMARIO

2

2010 Enero 1

3

6

12

13

16

20

15

14

22

21

24

27

29

18

33

28

“Vagón” Dibujo, tinta de nogal y acuare-la / papel de algodón, 12,5*18 cm, 2009

“Fuga”, dibujo, tinta y acuarela / papel de algodón, 36*12.5 cm, 2009

“¡¡Ya!! Suelta el teléfono”, dibujo, grafito / papel, 25*32 cm, 2009

T odos los días nos trasladamos de un sitio a otro.

Quizá sólo vamos a la esquina por el periódico o

a la tienda de abarrotes por un refresco. Tal vez tenemos

que ir a trabajar, a la escuela, de compras o de paseo, y por

esto recorremos algunas cuadras, viajamos varios kilóme-

tros o casi cruzamos la ciudad.

La mayoría de esos viajes son forzosos y se convierten

en agobiantes rutinas.

Usamos nuestro automóvil, el microbús, el camión, el

tren ligero, el metro, el taxi, la bicicleta, el caballo, la moto,

la canoa, el bicitaxi o, simplemente, nuestras piernas. Cono-

cemos calles y lugares, sabemos de rutas y atajos, memori-

zamos baches y problemas, odiamos el crucero que más nos

retrasa, dormimos en el trayecto más largo, soñamos viendo

edificios y anuncios, recordamos sucesos importantes, pla-

neamos nuestro futuro, somos parte de largas filas y espera-

mos y esperamos con resignación sin remedio, percibimos

olores que van de lo grato a lo más desagradable, escucha-

mos molestos ruidos, la radio o la música que nos gusta;

nos empujamos y nos atoramos al ser tantos, agredimos

porque coincidimos en iguales prisas y complicaciones. En

ocasiones conversamos con los otros cuando se ausenta la

desconfianza tejida por los abusos de los que hemos sido

víctimas, cuando no los vemos como un enemigo que nos

obstruye para llegar pronto a donde vamos o cuando halla-

mos en sus rostros algo más amable que la indolencia.

Algunos de esos viajes son, por caprichos del destino,

sucesos felices, y otras veces, cargados de infortunio, acon-

tecimientos peligrosos, hasta mortales.

En Calle por calle, historias de viajes diarios queremos

reunir sobre este tema algunas de las experiencias guarda-

das en la memoria de barrios y pueblos de Xochimilco, para

dejar testimonio de una época, para rescatar ideas, anécdo-

tas y recuerdos de sus protagonistas.

Con este proyecto iniciamos el 2011. Esperamos contar

con el apoyo de muchos vecinos de Xochimilco y recoger

un significativo número de textos. Para cumplir ese propó-

sito, además de convocar la participación de la población,

gratuitamente impartiremos algunos talleres de redacción

que contribuirán a desarrollar esta competencia entre quie-

nes los aprovechen y permitirán la elaboración de los bus-

cados textos.

Alentados por la Secretaría de Cultura del Gobierno del

Distrito Federal, y por los amigos del Club de Leones de

Xochimilco y la Casa de Cultura de San Mateo Xalpa, co-

menzamos el año con mucho optimismo. El tiempo dirá...

2010 Enero 2

Al inicio de 2011, un nuevo proyecto

Editorial

Opinión

Advertencia

Donde la noche come

su grano de maíz,

su turbio canto rojo,

ahí mi voz es un felino ciego que se estira

para dejar justo el zarpazo,

la marca,

en mitad del rostro

por gracia del olfato y la memoria.

Piedad otorgo al que paz otorga,

al modo de los puros cardenales,

mas, si acaso, al cruzar el río,

de su legua brotaran como hienas

mínimos reflejos de navajas o cristales,

atento, atento que te digo,

que he de cerrar los ojos

y soltar el garfio.

2010 Enero 3

Dalí Corona

Poesía

Poemas

“Todos son pesos”, boceto, tinta / papel, 32.5*24.5 cm, 2010

Si acaso advierto leve sombra

o dulce trinar en mar canora,

no será mi amor señora

el justo dogal que le devora.

Será, si me niega usted su canto,

la brisa que cabalgue a pelo

el silbo que avecine el llanto

de tan tremenda cólera de amor fundido

que hasta dios Pan habrase de creer vencido.

¿Este veneno no se filtró antes,

no se dijo ya, podrida tiene alma

o será que el mar escampa

ansioso que de amor desangre?

Mas, si de cedro son sus muslos

por qué no tendrán sabor a llama

si mi amor deshace nudos,

qué no hará mi canto por su alma.

Todos heridos

vuelan los pájaros al norte,

vuelan buscando a quién

poder dejar

su alma clara.

Así mi voz

que busca en ti su norte

lugar en que perezca.

Ansiado Norte

2010 Enero 4

Poesía

Dalí Corona

“Yo creo que un día me voy a morir de un coraje”, dibujo, tinta de nogal y acuarela / papel de algodón, 12,5*18 cm, 2009

2010 Enero 5

Cuarteto de cuerdas

Violín I

Aquí comienza el concierto,

rumor que en el bosque suena,

y siente el alma serena

dirigirse hacia lo cierto.

Intenta el violín, abierto,

resonar fuerte en la orilla

del bosque porque la arcilla

que tiembla cuando hace frío

compone un muro bravío

que opaca la maravilla.

Violonchelo

Va cayendo aquí la tarde,

estoy solo y no me encuentro

y no sé por qué en su centro

este verde bosque arde.

¿No será que en esta tarde

caen cometas desde el cielo

o será que el violonchelo

que suena desde la casa

deja vibrando una brasa

que se esparce por el cielo?

Viola

Sitiada en pleno Febrero

suena la viola profunda

y crece el agua que inunda

el bosque en salto severo;

se derrama así, ligero,

sobre lo verde del sauce

su fino, armónico cauce

que hace temblar la sonrisa

y así se acerca precisa

la noble viola en realce.

Violín II

Demora el viento el final

de la noche cuando suena

con una escala serena

la nota siempre invernal

del instrumento ancestral

que vibra siempre enversado.

¿Acaso el violín ahogado

sobre la noche que estalla

reinterpreta al viento en valla

y deja el sonido hilado?

Poemas

Poesía

2010 Enero 6

Narrativa

Francisco Enríquez Muñoz

Pesadillas (Primera parte)

1 . La página en blanco de un escritor.

2. Llegas al placer máximo de la pequeña muerte y

surge por la boca de tu órgano viril el grito blanco y visco-

so de la vida. Luego, unos segundos después, te sales y te

dejas caer a un costado de ella. Tomados de la mano, se

quedan tendidos uno al lado del otro, sudorosos, inmóviles,

mirando hacia el techo. Entonces ella te confiesa que es

transexual.

3. Un camión sin pasajeros.

4. «Estamos muertos», me dice alguien que no veo.

5. Sabes que no volverás a verle más.

6. Un señor de sesenta años acaba de ser despedido de su

empleo.

7. Los extraterrestres te han sustituido la tapa del cráneo

por otra transparente a través de la cual se ve el cerebro, se

distinguen incluso las pequeñas venas que bombean la san-

gre.

8. En la alberca hay dos chicas iguales con bikinis iguales.

Cuando una se tira al agua la otra sale, de forma que siem-

pre está la misma chica dentro y fuera del agua al mismo

tiempo.

9. Durante toda la noche y medio día, la muchacha ha so-

portado, de alarido en alarido, los ardores del ácido. Ella

misma asó las raíces de guao y las frotó entre las palmas

hasta convertirlas en pasta. Se untó de guao el cuerpo ente-

ro, desde las puntas del pelo hasta las uñas de los pies, por-

que el guao abrasa la piel y la limpia de color, y así trans-

forma a las putas negras en blancas damas.

10. Un meteorito choca contra la Tierra.

11. Descuelgo el auricular mientras pienso de dónde saqué

el teléfono.

12. Cucarachas. Por todas partes.

13. Todo el tiempo mudas las dos muchachas mientras los

soldados les preguntaban dónde se ocultaban los dos mu-

chachos fugados: ellas miraban al cielo sin parpadear, per-

siguiendo nubes macizas como montañas que andaban allá

en lo alto a la deriva.

14. Acurrucado bajo el poste había un viejo robot. Tenía un

sucio cartel escrito a mano: «HAMBRIENTO Y SIN TE-

CHO, AYÚDEME, POR FAVOR».

15. Pese a sus protestas, me sigo devorando sus testículos.

16. De tu boca sale una mano larga y huesuda.

17. Nos desnudamos y tratamos de hacerlo, pero a mí no se

me pone dura. Me la chupa un rato y parece que va a fun-

cionar, pero finalmente no funciona y ella se sienta en el

borde de la cama y recoge sus calzones del suelo.

18. Le dices a tu cuerpo: «Ya no te soporto». Y él contesta:

«Y yo tampoco».

19. En una habitación en tinieblas palpitan los resplandores

de una tormenta eléctrica.

2010 Enero 7

20. Él, a pesar de la peluca y del maquillaje, reconoce a su

hija en la portada de aquella revista porno.

21. No te volverá a llamar.

22. Un coche vacío, las puertas de par en par, a mitad de la

solitaria carretera que pasa frente a un destartalado motel.

23. Caigo, caigo y no dejo de caer.

24. Las repentinas ganas de someterte a otra piel.

25. Los pájaros (cuervos sobre todo) permanecen inmóvi-

les, petrificados, en los cables de la luz y del teléfono.

26. Tengo hambre. Abro el refrigerador. No encuentro na-

da.

27. Las ansias que suelen morderte en mitad de la madruga-

da.

28. Un niño harapiento, con los pies desnudos y una caja de

chicles entre las manos.

29. La palabra COCODRILO se forma en el fondo de mi

cerebro, y siento cómo me arrancan la pierna de un mordis-

co.

30. Un sol rojo asfixiándose entre densas nubes moradas.

31. Te abandonaron cuando tu ser se empeñaba en encallar.

32. Un ojo luminoso ha aparecido en la punta de mi glande.

33. Anteojos con los cristales rotos.

34. La música grupera de mis vecinos. Un domingo. A eso

de las dos de la mañana.

35. Antes solías reír más.

36. Una muñeca tuerta esboza lentamente una amplia sonri-

sa.

37. Mi brazo se derrite como si fuera gelatina.

38. Ignorando mis lamentos de rechazo sube mi falda y se

arroja a mi cuerpo.

39. Hoy cumples treinta años. Todavía eres virgen.

¡Felicidades!

40. Saco mi cámara y de repente estoy retratando a mi pro-

pio cadáver.

Pesadillas

Narrativa

“Las pollonas”, dibujo, bolígrafo y tinta / papel, 24.5*32.5 cm, 2010

2010 Enero 8

41. Una chica desnuda, bañada en sangre, corre con deses-

peración por el bosque.

42. Te conviertes en un taxista psicótico.

43. Su cuerpo, el de los orificios estimulantes, el de los

pezones rosados que yo pintaba con semen recorriéndolos

con los dedos, ese cuerpo que bebía mis chorros desde to-

das sus bocas, ese cuerpo fabuloso, casi irreal, de repente,

dejó de responder a mis estímulos, no vibraba más al ritmo

de mi lujuria.

44. Una bonita y buenota teibolera morena, que sólo lleva

puestos unos aretes plateados, se exhibe delante de ti duran-

te unos segundos. Luego, acercándose, pone un pie en tu

mesa. Agarrando tu cabeza con sus manos, dice: «Vamos,

papi, hazme cariñitos». Al mismo tiempo, ves la extremi-

dad de un pene de perro, orientado en dirección a tu boca.

45. La muchacha está en un sillón de piel rojo, amamantan-

do a una anciana. También tiene las piernas en los hombros

de una niña ciega que intenta meterle una cuchara por el

ano. Están rodeadas por gatos que las ven y sonríen.

46. En una tarde calurosa de Brooklyn, tú y otro fracasado

deciden robar un banco. El resultado es un desastre total.

47. Mi abuela, desnuda, de espaldas a la puerta de su habi-

tación, está montada sobre el agusanado cuerpo de mi abue-

lo muerto y se mueve sensualmente al ritmo de Let it be,

una gran canción de los Beatles.

48. La rodilla fracturada de un futbolista.

49. Tú y tu hermano han ido al cementerio para poner una

corona de flores en la tumba paterna. Anochece y un tipo

irrumpe de entre los árboles, se abalanza sobre tu hermano

y lo mata. Tú huyes aterrorizada, perseguida por el asesino,

y logras refugiarte en una casa en la que descubres como

único habitante a un cadáver mutilado. Tu atacante está

fuera y a él se le han unido un grupo de muertos que han

salido de sus sepulcros.

50. Eres un paranoico al que realmente persiguen.

Narrativa

Francisco Enríquez Muñoz

“El llanto”, boceto, grafito / papel, 13*16 cm, 2008

2010 Enero 9

51. Lo único que se oye es el susurro del viento entre las

hojas de los árboles y, de vez en cuando, el gemido de un

zombi.

52. Tú y tus amigos tienen la misma pesadilla protagoniza-

da por el mismo siniestro personaje: un hombre desfigurado

cuyos dedos terminan en afiladas cuchillas.

53. Súbitamente, se apaga la luz.

54. Una nerviosa porn star haciéndose la prueba del VIH.

55. Tú y tus amigos se disponen a realizar excursiones por

varios desolados parajes de Texas. En el transcurso del via-

je tienen un altercado con un demente sádico que se sube a

la camioneta y les gasta bromas macabras, por lo que es

expulsado violentamente del vehículo. Horas después, tú y

tus amigos llegan a una casa aparentemente abandonada y

acampan cerca de ella. De repente, un desconocido comien-

za a atacar el campamento, asesinando a todos tus amigos

de forma espantosa. Tú eres capturada por la familia del

criminal, entre los que destaca un enloquecido y deforme

individuo, quien blande una sierra mecánica como arma

homicida.

56. Los murciélagos cubren la luna.

57. El cumpleaños número treinta de una modelo.

58. Tú adquieres un enigmático cubo metálico procedente

de un bazar oriental. Según leyendas antiguas, el cubo es

una especie de puerta dimensional. Pero al abrirla, convo-

cas a criaturas provenientes del infierno.

59. Una mujer desnuda de largo cabello blanco corre entre

lobos.

60. Encerrado en un lóbrego y misterioso molino abandona-

do, tú realizas experimentos que deben otorgarte un poder

equiparable al divino. Cada noche, asistido únicamente por

tu fiel criado, robas varios cadáveres para formar un solo

cuerpo. Cuando está todo ultimado, en medio de una gran

tempestad, tus experimentos surten efecto y un ser mons-

truoso cobra vida.

61. Entonces oí el timbre de un teléfono en algún lugar de

la casa. Pero la casa no tenía teléfono.

62. Tú has robado una considerable cantidad de dinero y

huyes en coche de la ciudad. La carretera te lleva hasta un

solitario motel a cuyo cargo se encuentra un hombre en

compañía de su posesiva madre. Te dispones a pasar ahí la

noche, pero mientras estás en la ducha te sientes espiada.

63. Algo gruñe debajo de la cama.

64. ¿Nuestro mundo cotidiano es real? No. Este mundo es

un fraude, un elaborado engaño concebido por las podero-

sas máquinas de inteligencia artificial que nos controlan.

65. Cuando ella estaba metida en la bañera, el barro de la

mejilla derecha se le reventó, expulsando un hervidero de

moscas diminutas.

66. Tu nave se estrella en un lejano planeta gobernado por

simios.

67. Al volverse, se encontró con dos enormes ojos sangui-

nolentos que lo contemplaban desde las descarnadas órbitas

de una calavera.

68. Tú y un grupo de amigos van a una cabaña en el bos-

que, donde encuentran el Necromicón y una cinta con la

traducción de ese libro.

Pesadillas

Narrativa

2010 Enero 10

Narrativa

Francisco Enríquez Muñoz

69. La casa vacía se llenó de prolongadas y espantosas car-

cajadas

70. Un poderoso virus se ha desatado. Transmitido a través

de una gota de sangre, ese virus deja a los infectados en un

estado de rabia asesina. En tan sólo veintiocho días, el país

queda desolado y tú y otros cuantos ―sanos‖ comienzan sus

intentos por sobrevivir.

71. De repente, la puerta delantera se abrió de golpe y entró

el fantasma del recién fallecido con los ojos muy abiertos,

mirándolo todo sin ver nada.

72. Tú no traes celular, pero necesitas llamarle a tu jefe. Así

que entras en una cabina telefónica. Dentro, encuentras una

vieja hoja de periódico en la que se informa que tu hija fue

atropellada por un camión en ese mismo instante y en ese

mismo lugar. Pero tu hija, sana y salva, está enfrente de esa

cabina telefónica, en el interior de tu coche.

73. Hubo un gran relámpago y él vio que no estaba solo.

Había siluetas sentadas en casi todas las sillas. Tenían las

cabezas inclinadas como si rezaran y todos vestían de ne-

gro.

74. Un indestructible cyborg, un exterminador, tiene la mi-

sión de matarte.

75. Una cabeza ensangrentada cayó por la chimenea.

76. Tú y dos hombres se pierden en la jungla amazónica.

Pronto los tres serán parte de los ritos antropófagos de la

tribu de los yanomanos.

77. La hermosa yegua desapareció. Pero en su lugar apare-

ció una hermosa mujer con herraduras clavadas a los pies y

a las manos.

78. Tú has sido poseída por el diablo.

79. Él entreabrió la cortina de la ventana. Miró hacia fuera.

Lo que vio le sobresaltó: no había ni un soplo de brisa y los

árboles se erguían absolutamente inmóviles. Y sin embargo

podía oír el aullido del viento.

80. La computadora Madre que rige la organización dentro

y fuera de la nave Nostromo detecta señales de vida al paso

por un planeta inexplorado. Tú y los otros seis tripulantes

deciden investigar el origen de las señales y encuentran que

en un paraje desértico hay una vieja nave abandonada.

Dentro de ella aparece un extraño ser con forma de pulpo

que se adhiere al rostro de uno de tus compañeros.

81. Un niño toma cerveza con la autorización de su madre.

82. Tu embarazo es un tormento continuo por la naturaleza

maldita del bebé que habita en tus entrañas.

83. Los truenos retumban y los relámpagos chasquean en el

cielo amarillento.

84. En un viaje a las afueras de la ciudad, tú eres mordido

por una vagabunda. Al regresar a tu casa, una sed insaciable

por carne humana se apodera de tu estómago.

85. Un niño perdido en un supermercado.

86. El reloj amenaza con separarlos.

87. La muerte del personaje de un nerd en un juego de rol.

88. Te quedas sin cigarrillos a medianoche y con insomnio.

89. Terminas con alguien por primera vez.

90. Un hombre pierde la erección antes de tiempo.

91. Tus papás te confiesan que los Reyes Magos no existen.

92. El sol se convierte en una supernova.

“El gobierno”, boceto, tinta / papel, 32.5*24.5 cm, 2010

2010 Enero 11

Pesadillas

Narrativa

“La

pat

iza”

, dib

ujo,

gra

fito

/ p

apel

, 3

2.5

*24.5

cm

, 20

10

93. El mar eleva su nivel quince metros. Desaparece la ma-

yoría de las ciudades costeras.

94. Ninguna otra glándula del cuerpo se encuentra tan des-

protegida como los testículos, y esto es interpretado por tu

mujer como una invitación a cortar.

95. Terremotos de más de nueve grados en la escala de

Richter azotan las zonas sísmicas del planeta.

96. Tu computadora se descompone. Todo el trabajo que

habías hecho se pierde de una vez y para siempre.

97. Se descubre que el acné desarrolla sociedades comple-

jas sobre la piel de sus huéspedes.

98. Tienes que seguir a pesar de que todo te parece absurdo.

99. La humanidad regresa a una virtual edad de piedra.

100. ¿Y si no vuelves a sentir?

Q uedó atrapado entre el paso al primer respiro y el

ahogo total.

Creó un sitio permanente capaz de generar preguntas,

capaz de involucrarse con la curiosidad del ser humano

ignorando deliberadamente su lejanía con la tierra.

—Debí haber nacido en una burbuja de aire y no en una

placenta, de lo que estoy seguro es que el parto afectó la

apariencia de mis extremidades, ya que ahora suelo caminar

como si careciera de ellas, mas me muevo con la habilidad

de un niño; en cierto sentido, soy anormal.

El exceso de luz percibida desde el vientre de mi madre

consiguió dejarme ciego, aunque con el sentido auditivo

súper desarrollado. Desconozco los hábitos, porque no los

tengo: puedo comer sin necesidad de una cuchara o un tene-

dor, pues los minerales además de sostenerme, me nutren.

Duermo a la temperatura del agua, cálido, sin la menor

agitación. Mi físico es único. Soy independiente y tengo un

corazón al que le hizo falta sangre para vivir.

En el lugar en donde estoy, se habita entre sustancias olfa-

tivamente incomprensibles, pero químicamente oportunas; la

homogeneidad de este sitio está de acuerdo con mi atempora-

lidad.

Existen dentro de todo esto, elipses y combinaciones que

nos hacen singulares, comparables carnalmente, no obstante,

estéticamente imposibles. El reloj no cumple efecto sobre mí.

Después de mucho tiempo, sigo inmóvil, el semblante de

mi rostro ha quedado petrificado por la cronología.

No sugiero cambiar de posición, este universo es tan

grande y lo mejor, es que puedo coexistir en él.

He visto mi estómago y la ausencia de intestinos. Mi

hemoglobina es diferente, puesto que ha pasado a otro estado

como el agua en épocas gélidas.

Es preciso mencionar que no conozco las estaciones del

año, de hecho no conozco un calendario, porque me sostengo

en la inmensidad de los años.

No he mutado, y luzco diferente; no he desarrollado

ningún pensamiento; todo aquí es constante, sin cambios.

En ocasiones registró que el Sol entra por algún punto de

la habitación (no preciso el lugar), lo percibo cercano, aunque

no caliente mi cuerpo.

En la tarea de formar anécdotas, desearía volver a nacer

para definir mis rasgos, para sentirme acariciado.

Quién lo diría, seguiré siendo vulnerable al tacto, ninguna

persona podrá tocarme, todo indica, que estoy perfectamente

adaptado a esta dimensión, pues he aprendido a beber agua a

través de mis poros y si me miran de cerca, la longitud de mis

venas está incompleta, y, a pesar de ello, he sobrevivido.

Estoy resignado a la permanencia, no veo el culminar de

mi existencia, no hay estrellas ni cometas, pero hay un uni-

verso contenido en este frasco y estoy flotando en él.

2010 Enero 12

Narrativa

Elsa Vázquez Texocotitla

Flotación

Adolfo Ramírez

Poesía

Encontré el libro que leía de niño

hecho pedazos bajo un mueble que hace diez años nadie

movía de lugar.

Las hojas amarillas, los dibujos torcidos,

las letras hechas mierda

la pasta mutilada por los insectos y el tiempo.

Días antes había dado con otras memorias:

un dibujo del noventa y cuatro,

dos peluches sin ojos y esa foto de Navidad

donde el abuelo ríe borracho.

Yo soy ese libro

esas memorias despostilladas,

ese dibujo que a nadie le importa

y mis ojos, como los de aquel oso de peluche

alguien los ha descosido de su lugar.

y lloro, como el abuelo, borracho.

2010 Enero 13

Anti Amelie

“El manoseo”, dibujo, grafito / papel, 24.5*32.5 cm, 2010

2010 Enero 14

Comentario

Ana María Castelán

L a obra que presento es una recopilación de apun-

tes y bocetos de cuatro de los ―libros metro‖,

estos son libros de artista pertenecientes a la serie ―Los

Anónimos Viajeros‖, obra grafica de carácter social.

La relevancia de presentar esta selección radica en que-

rer rescatar la esencia de donde nace la idea primordial; el

apunte y el boceto son un tipo de obra que en la mayoría de

los casos quedan relegados de forma subterránea por no

considerarse un producto artístico acabado o final, y sin

embargo son, en sí mismos, sustancialidad que da cuerpo y

contenido, reflejándose en un dibujo puro y espontáneo que

conserva la frescura de su trazo y concepción.

En particular, este conjunto se distingue por tener algu-

nas escenas que no se desarrollan precisamente en el metro,

como se caracteriza la propuesta; sin embargo, continúan

dentro del retrato de crónica social de la ciudad de México,

describiendo rasgos típicos del hombre moderno caracteri-

zado por la impersonalidad y cierta indolencia inscrita en

grotescos, oscuros e irónicos personajes.

Es la rutina urbana el material donde encuentra sentido

esta propuesta gráfica expresada a través de dinámicas

composiciones, enérgicos trazos, grisada paleta y ligeros

soportes.

Sobre su obra

“El trompo de niño” (detalle), dibujo, tinta y pastel seco / papel, 24.5*32.5 cm, 2010

Mojo mis manos en el arroyo, y mis pies, transitan el bos-

que de cipreses para ocultar mi cuerpo en medió de las

sombras; quiero perderme entre la frescura del viento, y no

pensar tan sólo por unos instantes que mañana te volveré a

ver frente a mí. Todo mi cuerpo es temor, se desprenden las

uñas de mis dedos, y mis dientes se pudren cuando me abri-

ga la tarde.

Cambia mi cuerpo, no sé porqué, en instantes me disipo en

el follaje de los árboles, pero me encuentro recostado en un

sofá con aroma de vidas pasadas, sin mí, únicamente creo

que soy yo.

¿En que momento perdí la cuenta de reloj y clavé sus agu-

jas en el anhelo?, no concibo ideas bajo el silencio de tu

mirada, no puedo respirar el calor de mi soledad; por eso

camino hasta encontrar las palabras que se hundieron en lo

salino de mis dudas.

Me transformo al volcar tu aroma y miles de libélulas aco-

pian los colores del paisaje, las veo pasar frente a mis ojos,

ellas cambian, tienden al cambio continuamente sin impor-

tar lo que pase, han de cumplir su ciclo.

Detengo la respiración y ya no estoy aquí, quizá sea la ima-

gen trémula de mamá frente al espejo, quizá sea un sueño o

posiblemente la libélula que transfiguro en medió del caos.

2010 Enero 15

Roberto García Santiago

Poesía

Libélula

“Calladitos se ven más bonitos” (detalle), dibujo, lápices de color / papel, 25*35 cm, 2008

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, 24.5

*32.5

cm

, 20

10

Por qué desaparecieron los dinosaurios

E l otro día al amanecer, entre sueños y a lo lejos mi

abuelita gritaba, como todos los días, ya párate; de

hecho los gritos fueron los que interrumpieron mi hazaña de

montar un velocirraptor; alcanzaba a escuchar cómo me decía,

se te va a hacer tarde, te tienes que bañar y desayunar; entre

todas esas palabras hubo unas que retumbaron en mi cabeza y

le dieron vueltas; la frase fue: ya se está calentando tu desayu-

no y la leche, si no te apuras se va a consumir, de tanto calor

ya no quedará nada para que tomes.

Eso me dejó pensativo, porque en la noche me quedé vien-

do con mi papá un documental de National Geographic, donde

hablaban del calentamiento del planeta, de cómo aumentaría el

agua del mar al derretirse las de los lugares donde hay hielo y

todo esto debido a la gran cantidad de contaminantes que a

diario la gente desecha en las calles, carreteras y a veces hasta

afuera de sus casas; pasaron videos de ríos con llantas y basu-

ra, también en el fondo del mar había unicel y plásticos, y has-

ta uno de cómo se contamina el mar con derrames de petróleo

de las empresas que no trabajan bien; pasan a una señora que

se está peinando con espray, se le termina y lo tira… no se da

cuenta que se daña y nos daña a los niños.

Me imaginé, luego de las palabras de mi abuelita, al plane-

ta hirviendo y después evaporándose el agua del mar y de los

ríos, que morían los peces, las flores y todos los animalitos…

pero lo que me dio más miedo fue que los niños también nos

moriríamos; que nos evaporaríamos como la leche.

Me apuré, me peiné, desayuné y rápido me fui a la escuela,

al llegar le dije al profesor lo que había visto en la tele y lo que

había pensado de la leche y del planeta; el maestro me vio

preocupado y me dijo que por eso no había que contaminar,

porque no importaba el lugar, si estaba lejos o cerca, tarde o

temprano todos sufriríamos ese problema, se acabarían las

cosechas, los cerros, los mares, etcétera, etcétera; como dice

mi maestro, que por cierto nunca nos ha dicho qué es etcétera,

etcétera.

Me quedé preocupado y en el recreo les platiqué a mis

amigos lo de la leche, e hicimos una patrulla salvadora del pla-

neta para pedirle a los demás que ya no contaminaran, que no

tiraran basura o nos pasaría lo de la leche que dijo mi abuelita.

Salí de la escuela y fui al futbol, les dije lo mismo y parecía

que ya todos lo sabían, pero entonces por qué no hacían nada y

seguían contaminando, si yo he visto a la mamá de Yoltic

cómo deja la basura en las bancas. Por fin, llegó el sueño y

empecé a soñar cómo se calentaba el planeta y vi cómo hervía

el agua del mar, se veían los gorgoritos en los ríos, se veía el

vapor del agua y los pececitos brincoteaban con su boquita

abierta y luego se quedaban quietecitos, quietecitos, ya muer-

tos…

También veía cómo el hielo del Polo Norte se iba haciendo

agua y aparecían huesos de mamut y de dinosaurio, también

veía un huevo de dinosaurio y del calor se empezaba a mover

y el bebé dinosaurio picaba el cascarón y se salía; pero se mor-

ía al no tener qué comer ni qué beber; ya asustado me acordé

de la película de Godzilla, en donde este monstruo crece por la

contaminación, y me dio más miedo porque qué pasaría si

nacieran más dinosaurios; seguramente se morirían o los ma-

taría la gente, porque es mala con los animalitos: a los perros

los sacrifican, los abandonan en las carreteras o los usan para

experimentos; si hubiera un dinosaurio todos lo querrían tener

o pagarían por verlo o tenerlo de mascota; pero no podría co-

rrer porque ya no hay espacios, ya casi no hay pasto y plantas,

ya casi todo es carretera y cemento; yo juego futbol en la co-

chera. Yo creo que el dinosaurio diría mejor me muero, si los

niños no tienen lugares seguros donde jugar y ya casi no hay

parques, nosotros los dinosaurios menos.

Los dinosaurios pensaron todo eso y por eso desaparecie-

ron del planeta, unos ya no regresaron y otros se convirtieron

en plástico, otros en caricaturas y los que más conviven con

nosotros se convirtieron en peluches; etcétera, etcétera como

dice mi profe.

Quiero conocer algún día un dinosaurio de verdad, de esos

de carne y hueso (aunque en las películas no se les ven los

huesos); por eso con la patrulla salvadora del planeta pedire-

mos más sitios con pastos y plantas, más agua, aire limpio, que

estemos más seguros y, cómo escuché en la tele, que se respe-

ten los derechos de los niños, que en realidad serán los dere-

chos de los dinosaurios. Ah… y que no contaminen para que

no nos pase lo de la leche. Sólo así podrán regresar los dino-

saurios y no se volverán a ir.

—¡Qué te pares! —gritó más fuerte mi abuelita y pegó con

más fuerza en la puerta de mi cuarto— ¿que no escuchaste?,

ya te quedaste sin leche.

—¿Se evaporó? —pregunté.

—¿Qué crees? con tanto calor de la hornilla y tú que no te

apuras;

—Abue, —dije cuando salía— ¿no ya me había ido a la

escuela?

—¿Cuál escuela?, si acabas de despertar.

—¿Entonces no hay patrulla salvadora del planeta?, ¿y los

dinosaurios?, ¿y la contaminación?, ¿y el calentamiento?;

¿y…?, ¿y…?

—Qué patrulla ni qué patrulla —dijo mi abue—, el coche

está listo y ése sí está contaminando, así que apúrate, todo lo

demás son puros cuentos…

2010 Enero 16 2010 Enero 17

Por qué desaparecieron...

Narrativa

Narrativa

Abel Mendoza Salgado

mamá más cerca inmediatamente nos acomodábamos; alre-

dedor suyo veíamos cómo pasaban las hojas, las imágenes y

las letras grandes y rellenitas. Vaya que mi mamá era una

excelente cuenta cuentos, nos encantaba su tono de voz que

cambiaba interpretando a cada uno de los personajes del

cuento y nos hacía volar con la imaginación: su voz podía

ser ronca como la del lobo peludo de los tres cochinitos

diciendo: ―¡Aaaaah! No piensan abrir, pues entonces sopla-

reeeeé y soplareeeeeeeeé y su casa tiraré‖; o bien podía ser

una tierna ancianita diciendo: ―Gracias, hijita mía, que Dios

te lo pague‖.

Qué emocionante era escuchar cuentos distintos cada

noche, lo triste de todo esto era cuando decía colorín colo-

rado esta historia se ha acabado; sin embargo, insistíamos

tanto en que nos repitiera el cuento que ella lo hacía, y lo

hacía hasta que nos vencía el sueño. No cabe duda que gra-

cias a ella, mis hermanos y yo le tomamos un extraordina-

rio gusto a la lectura de esos cuentos; es más, aún recuerdo

que cuando ella se dormía, yo iba a hurtadillas a la bibliote-

ca y tomaba esos libros que nos había leído. Con tantas

historias comencé a fantasear y me hice de muchos amigos

imaginarios, a los que les pedía que se sentaran alrededor

de mí y a quienes según yo les leía las versiones corregidas

y aumentadas de esos cuentos, y al igual que mi madre

cambiaba el tono de voz y los gestos de cara. ¡Ah! y por

supuesto al final de leerles esas historias me otorgaban un

aplauso. ¡Lo que hace posible la fantasía y la imaginación!

Vaya, qué rápido pasa el tiempo, ahora que soy una

mujer adulta, me doy cuenta de lo maravilloso que fue ente-

rarme que existía el abecedario y las consonantes y vocales

que a su vez forman sílabas, y las sílabas palabras, las pala-

bras enunciados, y de cómo los enunciados me dicen algo o

cómo puedo utilizarlos para decir algo.

Había una vez… Érase una vez… Hace...

Ahora me pregunto qué son los cuentos, y remontándo-

me a mi infancia respondo que son una llave mágica a mun-

dos desconocidos y diversos, a países lejanos, a personajes

increíbles, a aventuras fantásticas; son la combinación de

imaginación, creatividad, fantasía y afectos, son relatos que

nos ayudan a conocer las tradiciones y costumbres de otros

países; son el escenario donde los lobos cantan, los cerditos

tocan instrumentos, donde las casas son de chocolate, don-

de los tenedores y cafeteras hablan, cantan y bailan, donde

los seres animados poseen sentimientos; son aventuras don-

de hay tesoros en el fondo del mar, o gnomos y duendes

custodiando un arcoiris.

―Había una vez...‖, ―Érase una vez...‖, ―En algún lu-

gar...‖, ―Hace mucho, mucho tiempo...‖, son, de hecho, la

iniciación a la literatura y a la posibilidad de despertar en

las niñas y los niños el real interés por la lectura: los cuen-

tos son la puerta de entrada para poder distinguir los dife-

rentes géneros literarios; son relatos que nos estimulan,

motivan, invitan a perder el miedo a leer y hacer de esta

actividad un verdadero placer.

Y colorín colorado...

2010 Enero 19

El comienzo del gusto...

Narrativa

E lla estaba allí, de pie en la puerta de mi recamara,

con su figura bondadosa que para mí emanaba

paz, tranquilidad. Aún recuerdo a la perfección cómo sus

ojos verdes y grandes me miraban con demasiada ternura y

amor, cómo con voz queda me decía: nena ya es hora de

ponerte la pijama, vete a lavar la cara y los dientes, que en

cuanto termines te leeré un cuento nuevo que estoy segura

te fascinará.

Yo, al oír ―te leeré un cuento nuevo‖, corría para hacer lo

más rápido posible lo que mi madre me solicitaba: jalaba la

pijama del ropero, me encueraba en un dos por tres, colocaba

la ropa sucia en el cesto que estaba a un costado de la puerta

de mi habitación, con grandes pasos me dirigía al baño, to-

maba la pasta, le ponía al cepillo dental una buena dotación

de esa mezcla blanca con sabor a chicle y lo metía en mi

boca, luego colocaba el jabón bajo la llave para que se moja-

ra y me lo untaba en las manos hasta que salía demasiada

espuma, tanta que se derramaba; una vez que la espuma esta-

ba lista, la esparcía por mi cara cuidando siempre de no tocar

mis ojos. He de confesar que nunca logré evitar comer jabón

o lavarme con pasta dental de olor y sabor a chicle, pues por

hacer las cosas tan aprisa y lavarme la cara y la boca al mis-

mo tiempo, o bien siempre terminaba con pasta en la cara o

con la espuma de jabón dentro de mi boca o en mis delicados

ojos. Ah, pero como era divertido, pues en esos momentos

en los que entraba al baño, imaginaba que tenía más de un

brazo, para que dijera misión cumplida en menos de un mi-

nuto; eso jamás pasa en la vida real, pero en ese mundo que

como niños poseemos sí sucedía.

Todos los días, a las 7:00 de la noche, justo cuando so-

naban las siete campanadas, me emocionaba, pues escu-

charía una historia distinta. Así paso el tiempo y nació mi

hermana (Claudia), y poco después mi hermano (Ramón),

pero afortunadamente las historias continuaron y eran cada

vez más divertidas. Aunque parezca curioso, cierro los ojos

y veo a mi madre tomar del librero esos libros de pastas

gruesas y colores brillantes; algunos, incluso, tenían imáge-

nes que estaban en relieve, con animales ataviados de joyas

y vestimentas curiosas. Recuerdo mucho, por ejemplo, el

cuento de los tres cochinitos, que vestían camisas con deta-

lles marineros y boinas muy graciosas; las ropas de Flautis-

ta y Violinista eran iguales en forma, pero distintas en co-

lor; el único que tenía ropa diferente era Práctico, que ves-

tía un overol azul marino desgastado. Para mí era divertido

imaginar cómo los hermanos cerditos tocaban la flauta y el

violín, y como práctico era tan diestro con las herramientas,

tanto así que construyó una casa de ladrillos, piso de ce-

mento y hasta le dio tiempo de ponerle una chimenea.

Conforme mis hermanos y yo crecimos, las citas para la

lectura de cuentos cambiaron de lugar, ya no eran en la re-

cámara, sino en la sala, y cuando escuchábamos los pasos de

2010 Enero 18

Narrativa

Verónica Nagore

El comienzo del gusto por la literatura

Te pierdes una tarde para ir conmigo de tu brazo,

del coqueteo de los árboles con mis labios,

del tedio acariciando mi cuerpo a falta de ti.

Te pierdes un cielo que recoge mis lágrimas disimulándolas

entre las nubes,

de un silencio que aturde mis sentidos,

de cientos de palabras que se fueron en busca de ti.

Te pierdes una tarde en que te extraño con el mundo,

con lo abstracto,

con lo eterno,

te pierdes tanto como yo de ti,

y todo por estar contigo... por estar sin mí.

2010 Enero 21

Sol Barrera

Poesía

Egoísta

E n la espera de alguna buena letra, esa vez el enor-

me jardín de mi cabeza no me dejaba dormir y

era tan tarde... Hacía semanas que tenía problemas para

conciliar el sueño. Recuerdo que estaba sentado a la orilla

de la cama cuando de pronto, entre un montón de sábanas

hechas bola, vi un libro pequeño pero gordito posado en mi

cama. Era raro porque de tanto espacio en mi jardín, el li-

brillo se había venido a descansar justo allí. Era gracioso

porque el libro estaba durmiendo y parecía que todo en ese

cuarto podía soñarme menos yo. Entonces, con ánimo de

atraparlo, me acerqué y lo tomé entre mis manos teniendo

cuidado de no despertarlo. El libro hubiera podido conti-

nuar durmiendo pero en vez de ello lo abrí y sus hojas blan-

cas revolotearon como si se tratara de un ave que quería

escapar de mí. Sin embargo, no me di cuenta y bastó esa

acción para que yo quedara atrapado en él. Y esa noche me

encerré tras sus párrafos que crecían como enredaderas en

mi cabeza, y sus letras parecían estrellas alumbrando el

silencio. En realidad éramos yo y ese libro atrapados el uno

en el otro en armonía, pero con la diferencia de que yo atra-

paba versos como si fueran luciérnagas y las luciérnagas me

atrapaban como si fuera a escribirlas en una hoja. ¡Atrapé

un libro!, ¡atrapé un libro!, decía yo, al día siguiente, pero

quién sabe si al final, en todo caso, el libro me había atrapa-

do a mí.

2010 Enero 20

Narrativa

Misael Rosete

Atrapé un libro

“El bodoco té” (detalle), dibujo, tinta y cera negra / papel, 32.5*49 cm, 2010

“El bolero”, boceto, bolígrafo / papel, 32.5*24.5 cm, 2010

2010 Enero 23

Una sutil despedida

Narrativa

El sonido de las ambulancias llena el lugar al grado de

ensordecer los gritos de todos los ocupantes del auto que

emboscó al mío.

Nada es como parece y dicen en voz alta que tengo los

brazos destrozados, que nada pueden hacer para salvarlos,

que lo mejor será cortarlos allí mismo, y no sé por qué no

siento dolor, sólo una gran desesperación; ya en la ambu-

lancia escucho un pitido que anuncia la muerte, sigo sin

sentir nada, súbitamente regreso a este momento, mis ojos

intentan sacar lágrimas pero no puedo, las horas han pasado

y se acerca el amanecer.

Estoy totalmente empapado y mi cuerpo

frío podría hacerte daño...

Todo comienza a mostrarse con más claridad. El verda-

dero futuro que me espera. No puedo más, el frío que reco-

rre mi cuerpo comienza a hacer estragos en mi voluntad,

que se merma a cada momento. El final perfuma toda la

habitación, un olor dulzón embarga tu piel y me adormece.

Tocan a la puerta anunciando que ya es hora, que no se

pude posponer más, que el cortejo fúnebre necesita ponerse

en marcha; comienzo a recorrer la habitación hasta alcanzar

la esquina más cercana a la puerta, y logro escuchar los

murmullos que anuncian que en verdad este es el final. Una

vez más miro tu cuerpo, más impaciente por verte levantar.

De pronto, una voz detrás de mí anuncia que tu entierro está

por comenzar.

“Ya no quiero escuchar” Boceto. Lápiz, acuarela y carbón / papel. 25*35 cm. 2008

I mpaciente acelero el paso buscándote con la mirada,

pensando que si no volviera a tus brazos nada me im-

portaría, nada sería realidad.

Tú, tendida en la cama, con las manos entrelazadas en el

pecho, abrazando mi esencia, buscando los vestigios de la

noche y sacando mi aroma de tu cuerpo; no puedo resistir-

me a acariciarte y mirarte sonreír al escuchar mi voz.

Pero estoy totalmente empapado y mi cuerpo frío podría

hacerte daño, así que desisto de tocarte y me consuelo con

simplemente mirarte y susurrarte a lo lejos cuanto te amo.

Me pongo nostálgico y digo una y mil veces que nunca se

separará mi alma de la tuya y de tu cuerpo, que seré parte

de ti por el resto de mis días y pienso en que nada será igual

el día o el momento en que nos separemos. En la penumbra,

siento cómo a cada minuto me uno más a ti. Con los ojos

puestos en tus sueños y sin afán de despertarte, sólo te miro

por el resto de la noche.

Intento tomar una hoja y escribir todo lo que en mi vida

tu presencia me ha hecho sentir, pero recuerdo que no pue-

do porque mis manos ahora me son totalmente inservibles.

Desearía cambiar las cosas y que nada de esto hubiera pasa-

do, que una y otro no se hubieran separado.

Todo pasa despacio, ahora en las horas no encuentro

sentido, son nada. Pienso en la tristeza y la angustia que

pasaste todo el día. Nunca sabrás la verdad absoluta; sólo

resuena en mi cabeza lo sucedido: aquel auto al impactar

con el que jamás debió aparecer frente a mí, los gritos de

ellos y el dolor de mi cuerpo, el aroma a sangre por todas

partes, no saber qué hacer y sólo pensar en ti.

Parálisis mientras el final pisaba a grandes zancadas mí

alrededor, nada era lo que en verdad era, miraba a mí alre-

dedor pero la sangre inundaba mis ojos evitando que busca-

ra.

2010 Enero 22

Narrativa

Jesca

“Y me chupo el dedo”, dibujo, tinta y cera negra / papel. 25*35 cm, 2008

Una sutil despedida

2010 Enero 25

Los diversos dispositivos y sensores, que se distribuyen a

lo largo y ancho del cobertor, evitarán también que se descobi-

jen o discutan a media noche por un rincón de la cama, al mis-

mo tiempo que impedirán que se acomoden en un solo lado del

colchón mientras el otro permanece vacío. Ganchos fáciles de

colocar evitarán el movimiento del cobertor, sin producir una

sensación de aprisionamiento. Incluso, el cobertor detendrá los

molestos ronquidos con un sensor auditivo que al detectar ese

tipo de sonidos, mueve al emisor, acomodándolo de tal forma

que desaparezcan o se reduzcan al mínimo.

Y por si fuera poco, este cobertor también tiene un sistema

superior de regulación climática programable hasta por diez

horas, concebido para dar calor en tiempos invernales y frescu-

ra cuando el termómetro sube. De este modo los cuerpos se

mantienen a la temperatura ideal, sin frío ni calor a pesar del

ejercicio que se realice, al mismo tiempo que su regulador am-

biental extrae olores desagradables.

Para hacer aún más grata la experiencia, se ha integrado un

reproductor de archivos digitales de audio y video con capaci-

dad para almacenar cientos de melodías y películas, una panta-

lla de cinco pulgadas y dos pequeñas bocinas. Además, se han

colocado unas prácticas bolsas que contienen pañuelos dese-

chables y toallas húmedas, para contingencias como esos invo-

luntarios hilillos húmedos en las comisuras de los labios, o las

embadurnadas de cremas faciales para la noche.

El desarrollo y permanencia de ácaros, virus y bacterias, se

evita con los materiales elegidos para su fabricación, mismos

que han recibido un tratamiento especial que inhibe problemas

electroestáticos. Su magnetismo ha sido regulado para que

produzca efectos positivos en los usuarios.

El cobertor para el amor tiene una estructura revolucionaria

y un eficiente cerebro electrónico, los cuales operan un sistema

de celdas independientes que trabajan durante toda la noche

para que dos personas estén agradablemente dormidas, acomo-

dadas, distribuidas, colocadas de acuerdo con su constitución,

de modo que copulen, descansen o duerman casi adheridos sin

lastimarse ni maltratar parte alguna de su cuerpo.

El modelo elite trae además un excepcional sistema progra-

mable de masaje relajante y de estimulación zonal. Al activarlo

Para cubrirse en la cama

Narrativa

2010 Enero 24

Narrativa

Arturo Texcahua

D octor: Mi pareja y yo nos amamos y deseamos

mucho. Durante la noche, cuando dormimos

juntos, acercamos y estrechamos nuestros cuerpos desnu-

dos, ya sea colocando nuestras piernas entre o encima de

las del otro, o haciendo del pecho del compañero una almo-

hada, o enganchándonos mutuamente con los brazos, o jun-

tando nuestras espaldas o nuestros sexos. En pocas pala-

bras, nos anudamos en el mismo gusto de tal forma que

parecemos luchadores practicando llaves complicadas y

dolorosas. Por ello, esta prolongación nocturna de nuestro

amor nos está causando problemas. Después de un tiempo

se nos duermen brazos y piernas, nos entumimos, tenemos

calambres y molestos cosquilleos. Los apretones nos as-

fixian. No dormimos del todo bien porque en los acomodos

despertamos a causa de los pequeños accidentes. Sufrimos

golpes, codazos, rodillazos y empujones no deliberados,

ciertamente, pero que nos lastiman. Nos situamos en la

mitad de la cama y desarreglamos sábanas y cobijas enre-

dándonos en ellas o perdiéndolas entre el jaloneo. Amane-

cemos felices por la cercanía, pero con dolencias, torcedu-

ras, malestares en el cuello y sangre en la nariz o en los

labios. ¿Qué podemos hacer para estar cerca cada noche sin

lastimarnos?

Enamorados encimosos:

Celebro que haya parejas tan enamoradas. Ojalá les

dure mucho tiempo el entusiasmo y la pasión.

Para evitar que se dañen físicamente les daré una solu-

ción muy simple y fácil. En mis tiendas tengo a la venta un

moderno cobertor inteligente ideado especialmente para

ustedes. A simple vista parece una robusta manta, pero en

realidad es una máquina perfecta para la convivencia amo-

rosa.

Después de colocarlo encima de las sábanas como espe-

cifican las sencillas instrucciones de uso y conectarlo a la

corriente eléctrica (o utilizar sus baterías recargables biode-

gradables que mantienen en funcionamiento al cobertor

hasta por diez horas y permiten llevarlo a donde se necesi-

te), estarán listos para resolver esos problemas que refieren.

Al acostarse debajo de él, sentirán de inmediato el funcio-

namiento del mecanismo electromecánico que permite arru-

macos, apretones y empalmes con mayor gusto, facilidad y

sin peligro.

Con este maravilloso aparato dirán adiós a las agresio-

nes involuntarias, a las molestias y a las heridas. Con abso-

luta seguridad y enredados como agujetas, tendrán contacto

físico toda la noche; sentirán a lo largo del descanso la piel

de su amor, sus músculos y sus huesos; tendrán pegada su

carne y respirarán su cercanía –incluidas segregaciones

sudoríparas y efluvios gaseosos.

Para cubrirse en la cama

“Músicos”, boceto, tinta y gis / papel, 25*35 cm, 2008

P or los campos de Castilla, la Vieja y la Nueva, hay

ratones engendrados por ese otro Ratón traído por

un fraile de las Cuevas del Vaticano. Estos ratones llevan

siempre las cosas hasta el extremo e intentan a hora y a

deshora salir victoriosos. Saben de las fábulas antiguas de

dioses, semidioses y la turba de la mitología, el santoral y

de sus cuentos. Como si hubieran plantado los ―Alimentos

terrestres‖ de Gide en sus huertos, se regocijan, oh, hija de

Sión, en la anual feria santoral comiendo bellotas y casta-

ñas. Están cómodos en su fe de embustes y patrañas y la

dejan reposar de sábado a domingo porque saben que tienen

que enjuagarla en agua tibia preparando su alma para el

Estado, caciques de partido y patronos, mientras el chotaca-

bras ocupa vestido de frac su sitio en el patio de butacas. Si

hubiese un teléfono por aquí cerca, llamaríamos a un médi-

co que no podría hacer nada, pues ―sarna con gusto no pi-

ca‖.

Oh, Humanidad, ¿por qué no íbamos a levantar nuestras

faldas a un Nunca Más tras el golpe de amor mortal fosfores-

cente en los cadáveres? Como al hijo de Teseo que le une a su

antiguo amor, así Isidro, levanta un altar en su campo arado de

la sarna y encaja en sus arados el audio mantra con la mira de

embaucar a cuantos majaderos que en la taberna enjuagan su

apetito con ceniza. Los hombres como los Asnos rebuznan

cuando tienen listo el pienso. Esto lo sabe Isidro, mientras la

aguja de su reloj gira locamente y los ejércitos de la guerra

ponen una camisa de fuerza a la razón universal; y, para más

INRI, mientras los ángeles de su locura ocupan el sitio sustraí-

do a las perdices, la crédula plebe tartamudeando se vuelve a

sus casas una vez dejada ardiendo la antorcha de paja donde

quedan soldadas la verdad y la mentira, y blandiendo bella-

mente el mortero, el más barato, que machaca la sal y el ajo

con esperanzador apetito.

2010 Enero 27

Daniel de Cullá

Narrativa

Aradores de la sarna

2010 Enero 26

se producen agradables sensaciones en el cuerpo. En la

modalidad ―motivador‖, se experimentan cálidos e inspira-

dores efectos, especialmente ahí donde se requiere ánimo

redoblado.

El aparato está disponible en diferentes tamaños, incluido

el individual, especial para almas solitarias, así como en colo-

res lisos, estampados y con diseños especiales.

El cobertor para el amor se entrega en una bolsa protec-

tora de gran resistencia con la que pueden llevarlo a todas

partes. De regalo, además, se proporcionan un par de almo-

hadas ergonómicas y vibradoras, que ayudan al relajamien-

to y buen descanso; una botella de un litro del champú es-

pecial recomendado para su limpieza y desinfección, dos

pares de audífonos, y un dvd con ideas para obtener el ma-

yor provecho posible de la máquina.

El producto cuenta con una garantía de tres años contra

defectos de fábrica y vicios ocultos. Su vida útil es de por

lo menos cinco años siguiendo puntualmente las instruccio-

nes de mantenimiento y limpieza. Es importante subrayar

que el entramado eléctrico es ciento por ciento seguro. Su

aislamiento y disposición evita cualquier riesgo. Al superar

las estrictas pruebas de calidad y seguridad, a las que ha

sido sometido por los organismos correspondientes de la

Comunidad Europea y de los Estados Unidos, y ofrecer

extraordinarios resultados, este invento —por supuesto de

origen chino— ha tenido mucho éxito en todo el mundo.

Permítanse la oportunidad de entrar en otra dimensión

de la convivencia amorosa, descubran un mundo de aventu-

ras, dentro y fuera de casa. Incluso, si están dispuestos a

experimentar, bajo el cobertor del amor pueden estar hasta

cuatro personas sin peligro alguno.

Está comprobado que muchos de los problemas matri-

moniales inician en la cama y terminan en los juzgados, con

dolorosos y engorrosos divorcios. Eviten esa posibilidad

usando este fantástico cobertor, y alejen para siempre esa

amenaza. *Es importante señalar que, como complemento perfecto, también está a la venta, en todas

mis tiendas, el último modelo del colchón del amor.

Narrativa

Arturo Texcahua

“Tacos de cabeza”, dibujo, tinta, acuarela y bolígrafo/ papel, 25*32 cm, 2008

“Las máscaras”, dibujo, tinta y lápiz de color / papel, 25*35 cm, 2008

2010 Enero 29

Reseñas y comentarios

Mirando las miradas que te miran

“Ref

ín”,

dib

ujo,

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fito

/ p

apel

, 24.5

*32.5

cm

, 20

10

2010 Enero 28

El juego de las sillas

Rojo pecho, caes, a mar desecho.

Me siento un poco igual que cuando te fuiste,

con las piernas cruzadas mirando el horizonte.

Arropado por lo que dejamos,

bálsamo que baña tu memoria;

en la cuna de este laberinto a los consejos prendo fuego;

cada palabra libo con cuidado,

esta hecatombe moja la noche,

limpia mis párpados,

enaltece la despedida.

¿Qué forma escogeré para marcharme?

Qué otra sino la línea de mis manos,

la curvatura de mis pies;

Mercurio o el deseo de mi boca encuentre en tu sueño

la ocasión para anunciarte mi desvelo,

mi decisión de no romper el mito

y que Ícaro vuele.

Me siento un poco igual que cuando te fuiste,

ahora cruzo la otra pierna mientras me mira el horizonte.

Segunda Lección de Vuelo

La calma que se mira en la ventana,

ave dormida,

ronca una delgada ilusión,

siembra en los párpados

un niño,

un ejército de preguntas

a la deriva ,

a la nostalgia,

o a lo que todavía no lo es,

la calma que se mira en la ventana.

Miguel Santos

Poesía

Dos poemas

Justicieros y vigilantes,

por Iván Farías. Lo que necesita la ciudad

son más policías que habitantes". Paul Kersey, interpretado por Charles

Bronson Los norteamericanos después de haber ganado la Gran Guerra, como ellos lla-man a la Segunda Guerra Mundial, tuvie-ron su primer periodo de pujanza. Su

cine reflejaba esto, al igual que la música. Para muchos —Stephen King incluido—, los años del rock and roll son como los de la infancia, llenos de inocencia y de descubrimiento del mun-do. Los sesenta, la sicodelia, los movimientos anti armamentistas comenzaron a levantar ámpula en la conservadora sociedad grin-ga. Lejos de las costas el resto del país es en extremo xenófobo e intolerante. Así que a la par que se hacían películas experimen-tales del tipo Empire (USA, 1963), la conciencia derechista crea-ba productos como Harry, El sucio (USA, 1971).

En ella Clint Eastwood personifica al que se convertiría en el arquetípico policía fuera de la ley. Un tipo al que le gusta la mise-ria humana, pero que al mismo tiempo la acaba, porque hace justicia por su propia mano. Un policía que tiene conflictos con su jefe, porque quebranta los derechos humanos, se salta las reglas y… resuelve los casos. Harry representa al americano que tiene una credencial que lo acredita como miembro de la Asociación del rifle.

Harry es brutal, utiliza la pistola (una enorme Magnum .44) hasta para destapar refrescos. Su mira es corta: Los malos son los malos y él es la justicia. De esta manera lo que haga estará bien hecho. Una escena en la primera cinta de la saga —donde está desayunando en una cafetería— es bastante reveladora de su forma de actuar. Sale, dispara, voltea autos, balea a los malos y dice frases ingeniosas antes de clavarles sus balas en el cuer-po. Luego, con parsimonia espera que lleguen sus compañeros a realizar el papeleo.

Un diálogo de la misma cinta es esclarecedor para entender su ideología fascistoide. Un amigo cercano de Harry le explica a un novato: “Bueno, Harry tiene algo a su favor, no siente favoritis-mo por nadie. Odia a todo el mundo, ingleses, irlandeses judíos, negros, indios, chinos. Sólo tienes que nombrárselos”. El novato de acusados rasgos indígenas pregunta: “¿Y qué opina de los mexicanos?” Callahan responde sucinto: “Siento por ellos un odio especial.”

No es de extrañar que otro gran vigilante famoso de esos tiempos, Charles Bronson, comenzara su despegue con spaghetti-westerns creados por el mítico Sergio Leone, al igual que East-wood. A diferencia de éste, Bronson actuaría siempre en cintas de guiones precarios, con directores de mediano talento y presu-puestos ínfimos. Sin embargo, sus películas llegarían a volverse éxitos instantáneos.

2010 Enero 31

Chuck Norris, el duro vengador de los ochenta, prestaría su cara y sus letales golpes en películas tan artísticas como Invasión a USA (USA, 1986), —un artefacto fascista y paranoide hecho a medida para él— o la mítica y verdadero bodrio Delta Force, del mismo año. Norris se convertiría en un icono de este white trash primitivo, que goza con la violencia y que desea saber quiénes son los “buenos” y quiénes los “malos” con tan sólo ver el color de piel. Chuck Norris protagonizaría durante un buen tiempo a un ranger de Texas que impondría su código de golpes por todo su condado. Algo así como su reino.

Al parecer, los justicieros gringos necesitan salirse de la ley para poder obtener venganza. Deben ser, necesariamente indivi-dualistas, agresivos, un poco melodramáticos, guapos y nobles. El resto de mortales, es decir chinos, latinos, árabes, de Europa del este, alemanes, son necesariamente máquinas hambrientas de matar. Entes malignos diseñados para perpetrar las peores bajezas que puede realizar el hombre: tráfico de drogas, trata de blancas y asesinatos crueles. Los justicieros y vigilantes WASP son necesariamente impulsados por un sentido de justicia casi divino. No existen los puntos medios, el mundo es en blanco y negro. No importa que no sean bien vistos al principio, el tiempo acabará dándoles la razón.

Sin embargo, poco a poco la lucha por los derechos civiles impactaría en los votos. El boom petrolero y la imagen del viejo Ronald Reagan decaerían y estos héroes comenzarían su decli-ve. No dejarían de existir, pero sí tomarían otros matices, al grado de volverse fársicos y autorreferenciales como el teniente Mac-Clane de Die Hard 4.0 (USA-RU, 2007) o ecologistas como el Steven Segal de On Deadly Ground (USA, 1994) o simpatizantes de las minorías, Gran Torino (USA-Alemania, 2008), con un vete-rano Eastwood dándose baños de pureza

El tema banal, por Alecto. Ropa cara y moda.

Mi tía, la menor, vive en España; cada año viene a México, visita a la familia, come mucho y se surte de todas la co-sas que no hay allá. Lo más importante

de estas visitas son los regalos: trae ropa y cosas de los lugares visitados por Europa, Asia y África. En lo personal me gusta cuando trae ropa. Un año trajo, entre otras cosas, una sudadera abierta con capucha cuadriculada en verde, gris y negro, con mucho estilo, de una marca española del Grupo Inditex. La ropa que trae siempre es imposible encontrarla en alguien, ya sea igual o parecida. Todo el mundo me dijo que mi sudadera estaba increíble. Medio año después, caminando por Reforma encontré a un tipo que traía la misma sudadera, llegué a pensar que era la mía, pues ésta llevaba unas semanas desaparecida, si no es porque ese día iba con prisa creo me hubiera detenido a interro-garlo, pero encontré mi sudadera en casa de un amigo días des-pués y me tranquilicé. Unos meses después, en Madero vi a otro que traía esa misma sudadera. Como no todo el mundo tiene familiares en España que les traigan ropa, y aún más extraño: exactamente la misma sudadera, entré a una tienda de la marca (Zara), para saber si allí estaba en venta, y sí las vendían por docena. Me sorprendí, la pequeña diferencia era que en su país de origen ya había pasado de temporada, resignándome me dispuse a salir de la tienda, pero antes de llegar a la puerta encontré

Mirando las miradas...

Reseña

2010 Enero 30

La saga del vengador anónimo, Death Wish (USA, 1974) protagonizada por Paul Kersey se volvería paradigmática en su carrera. Kersey, un arquitecto objetor de conciencia en la Guerra de Corea y con unas ideas bastante de izquierda se golpea de improviso con la realidad del mundo. Su esposa es asesinada, al mismo tiempo su hija es violada brutalmente. Entonces, ante la incompetencia de las autoridades, decide tomar una pistola y vengar la afrenta. Patrulla la ciudad con sendas armas en las manos y busca pelea en los callejones oscuros para poder dispa-ra en defensa propia. Kersey en pocos minutos de la película pasa de ser simpatizante de los derechos civiles a un ejecutor despiadado… Ah, y héroe masivo.

La gente lo admira, la policía lo persi-gue, pero acepta que gracias a su pa-trullaje el crimen ha disminuido (“no en mi turno”). Todo esto salpicado de ra-cismo y lugares comunes. Los violentos y transgresores de la ley son siempre pobres o las minorías raciales que de-ambulan por ahí. “La solución a todo es la violencia”, dice a bocajarro el perso-naje de Bronson. O después de dispa-rarles a sangre fría a un par de ladrones

de autos, le dice a su amigo: “Les he enviado un mensaje”. En el resto de la saga, Charles Bronson sólo ahondaría más

en lo mismo: venganza y justicia por propia mano. Violencia gráfi-ca y diálogos acartonados, con villanos calcados de la primera cinta. Su papel de vengador anónimo permearía en personajes similares, como el de Murphy’s Law (USA, 1986) donde interpreta a un policía alcohólico que hace sus propias reglas. Pero acá con un poco más de humor y exageraciones que aligeran la trama, de por sí ultraviolenta.

Después de Firts Blood (USA, 1982) y Rocky (USA, 1976) Sylvester Stallone se encasilló, y con gusto, en héroe de acción. En Cobra (USA, 1986) lleva a la pantalla al arquetípico policía que utiliza métodos expeditos para lograr su justicia. Con frases tan fascistas como: “Aquí es donde termina la ley, y empiezo yo" o “El crimen es un cáncer, yo soy la cura”, Marion Cobretti co-menzaría a perseguir a una secta de psicópatas que, curiosa-mente, al igual que él, buscan eliminar a quien les parece sobra en el mundo. Es de destacar la escena de risa loca donde un par de chicanos enfrentan a Stallone y son humillados por él, nada más porque sí.

Sin embargo, este tipo de justicieros comenzarían a entrecru-zarse con los expertos en kung fu, con el advenimiento de la mo-da de las artes marciales. Influenciados principalmente por Enter the Dragon (USA-Hong Kong, 1973), pronto, esta especie de enviados del Destino Manifiesto, de policías mundiales, no sola-mente dispararían a quemarropa y sin ningún tipo de pudor, sino que también darían patas voladoras y gritarían como posesos al dar puñetazos.

Uno de los bodrios más recordados sería Kickboxer (USA, 1989), que retomaría de Enter The Dragon su formato: un gru-po de peleadores en un torneo, una venganza, un villano cruel que muere de igual manera, y un peleador norteamericano que vence al final gracias a que sus metas son nobles. “Una peli-grosa y violenta búsqueda de la venganza”, rezaba el cartel de la película.

Mirando las miradas...

Reseña

Todo lo que mandan es muy interesante, mil gracias. Saludos cordiales. Cecilia Haro Muchas gracias por la revista, es de lo mejor que llega a mi correo. Ánimo, fuerza y coraje. Atentamente, Sergio Malvivido Felicidades por esta iniciativa: hay que tomar las calles y diseminar el virus de la literatura. Por otra parte: qué bueno que están realizando talleres. Un saludo y felicidades por el proyecto. Javier González Saludos y gracias por la información y el envío de Trajín. Felicidades por su trabajo, por la revista, muy a todas emes, Padre la portada. Bachita Cultura Mi nombre es Claudia López. Leí en línea su publicación, esta genial. Me gustaría participar en el colectivo Trajín, tengo fotos de San Cristóbal de las Casas, podrían checar algunas cosas que se hacen por aquí. Quedan invitados a un proyecto de fotógrafos independientes, aquí, en San Cristóbal de las Casas… mandaré mis fotos, seguiremos en contacto, camaradas. Héctor Eduardo Serratos Albores Hola, soy estudiante de la maestría en letras, leí sus artículos y está muy interesante su trabajo; supongo que son del DF, ya que la invitación dice que en Xochimilco. Yo soy de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, con unos amigos tenemos un centro cultural independiente, se llama "Casa To-mada" (por el cuento de Cortázar). Estamos a sus órdenes, pueden checar en Facebook y difundir su revista con la gente que sigue a "Casa tomada". Un saludo y muchos besos y abrazos por su revista y suerte en la presentación. Alejandro Licea Antes que nada les mando un caluroso saludo. Algunos de ustedes me ubican bien, otros supongo que sólo viéndome. […] hay en puerta un proyecto interesante en el cual me gustaría que todos los que nos dedica-camos a la creación y promoción de una conciencia ambiental, artística, histórica y cultural, así como al [impulso] de la misma en Xochimilco [participaran]. […] se pretende poderse manifestar en pro de la paz en nuestro país, así como [por] el respeto y el derecho que todos tenemos a la misma. Para poder aclarar los pormenores de este gran proyecto, me gustaría poder entablar una reunión con todos para que así podamos platicarlo, aportar ideas y llevarlo a cabo. Por favor y de ser posible me gustaría que pudieran invitar a M.U.T.E., colectivo Tollan, Sociedad de Experimentación, ya que intenté encontrar en mi lista de direcciones sus correos, sin éxito y es importante para mí que ellos estén. Muchas gracias. Propongan una fecha para vernos, estoy a sus órdenes. Me gustaría que, de ser posible, sea por la noche si es entre semana, o a media tarde si es en fin de semana. Un abrazo a todos. Atentamente, Érika Berenice Garrido Ortigosa, creadora y coordinadora de proyectos culturales, y maestra de danza árabe.

2010 Enero 33

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2010 Enero 32

un precioso saco. Yo aseguraba haberlo visto en algún lugar antes, pensé y pensé, y recordé que había visto ese mismo saco en una entrega de los óscares y posteriormente en una tienda departamental, sólo con tres diferencias, la marca —el otro era Dolce&Gabanna—, el costo, que era de un cero más, y la calidad, aquel tenía un mejor corte y una mejor tela. Recordé que mi pa-dre alguna vez había mencionado que el hijo de su jefe sólo com-praba en Zara como si eso fuera algo esnobista, y en efecto mu-cha gente piensa que comprar en Zara lo es, pero no, no se dan cuenta de que esa marca sólo es una copia de las grandes mar-cas, y que produce por montones la misma ropa, la vende a un costo medio, algunos pensarían que es caro y otros que es bara-to, y entonces ¡buum! sales a la calle y encuentras a muchas personas con el mismo pantalón, con el mismo suéter y con las mismas playeras, que sólo son refritos de otras marcas más ex-clusivas y menos comerciales, y sí es moda, moda a un costo razonable, no es lo mismo comprar una sudadera en Burberry por cinco mil pesos que comprar una ligeramente parecida, pero de menor calidad, por seiscientos pesos en cualquiera de las marcas de Inditex, Zara, Bershka, Pull and Bear y Massimo Dutti, que es su versión cara. Si no tienen un presupuesto impresionante, pues comprar en esas marcas está okey, quizá lleves puesto algo de hace dos temporadas, pero moda, una moda atrasada, por así decirlo, que también traerán mil personas más en el D.F. Lo im-portante es sentirse cómodo con lo que traes puesto, verte bien es un factor, y si me piden un consejo les diré contrasten, no combinen, compren su ropa allí pero rediséñenla corten, cosan, suban, agreguen, y como una vez Alexander Wang, famoso dise-ñador neoyorkino, dijo: “La moda es lo que se viste en las calles, lo que la gente utiliza, no lo que los diseñadores desearíamos que utilizaran”. Claro, si ustedes tiene un presupuesto increíble vayan a un Palacio de Hierro o Saks Fifth Avenue, a la zona de boutiques y compren verdadera moda, cosas de las cuales sólo se fabrican cien a nivel mundial y que acaban de salir hace ape-nas unos meses, que se presentaron en una pasarela de la tem-porada en curso y que definitivamente es casi imposible que en-cuentres a otra persona con la misma camisa azul con morado y verde, de Marc Jacobs.

Somos un país donde la moda es exclusiva de unos cuantos, como muchas otras cosas, donde nos interesa mejorar detalles menos banales y resolver problemas más preocupantes, ciertamente, pero hay que recordar que la moda es un arte, un arte que un país como el nuestro debería tener interés, pues

hay que recordar que es preferible el arte que la televisión frívola, las adicciones y la nada. El día que la moda, la pintura, la literatu-ra, el cine y todas las demás artes desplacen a la inseguridad y la pobreza extrema sabremos que estamos en el primer mundo, junto a países que se interesan por esos temas no con miedo, no con asco ni descalificaciones, más bien con gran indiferencia porque es sus países esos problemas son casi inexistentes. He hablado aquí de un camino, de una forma, pero pueden encontrar otras tantas. Yo prefiero vivir pensando qué es lo que me pondré mañana que preocupándome por la triste situación del país, aun cuando esto sea mal visto y yo un nefasto petulante.

Mirando las miradas...

Reseña

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