manifiestos rosacruces, antiguos 2 - confessio - sep61 - joel disher, f.r.c

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  • 8/17/2019 Manifiestos Rosacruces, Antiguos 2 - Confessio - Sep61 - Joel Disher, F.R.C.

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    Antiguos Manifiestos Rosacruces

    3. Confessio

    Por Joel Disher, F.R.C.

    Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.

    Para el lector que no esté familiarizado con la historia de la lucha del hombre en busca de la

    madurez espiritual, puede parecer curioso que una hermandad universal como la que aseguran ser

    los Rosacruces, hubiese escogido a lemania, ! los tempranos d"as del siglo diecisiete, como laépoca ! el lugar apropiados para darse a conocer p#blicamente.

    $ue as" lo hicieron es un hecho, mas las razones que hubo para ello guardan cierta relaci%n con

    su prop%sito.

    &os m"sticos, puede decirse, han desempe'ado un papel dominante en la iglesia Cristiana desde

    su fundaci%n hasta el tiempo de la visi%n de Constantino en el Puente (ilvio all) por el a'o *+. D. De all" en adelante su e-clusi%n de los lugares de influencia, tanto pastorales como

    doctrinales, fue sistem)tica. ecundaria ! a cubierto, como fue forzoso que llegara a ser su

    influencia, ésta era a#n vital para las necesidades espirituales del creciente cuerpo de Cristianos.(ucho ten"a que ver con el desarrollo de la mitolog"a, la médula central de la doctrina de la

    iglesia. Debido principalmente a las ense'anzas de Pl%tino ! su disc"pulo Porfirio, en los siglos

    tercero ! cuarto, las doctrinas de Plat%n proporcionaron un )ncora m"stica durante toda la /dad(edia.

    Junto a los dogmas desarrollados por la 0glesia, persistieron las vie1as ense'anzas. &a oscilaci%n

    de an gust"n entre el (anique"smo ! la doctrina Cristiana constitu!e un e1emplo de ello. /n elsiglo noveno, Johannes cotus /rigena, brillante luz del /scolasticismo, tradu1o las 2Jerarqu"as

    Celestiales3 del eudo Dionisio, haciendo, por tanto, que una vez m)s el pensamiento m"stico

     pagano viniera a apo!arse sobre la filosof"a especulativa Cristiana. De hecho, tanto lberto(agno como su disc"pulo anto 4omas de quino tomaron su inspiraci%n de la 4eosof"a, la

    C)bala ! la lquimia, as" como de las llamadas fuentes autorizadas.

    /l siglo trece vio el movimiento de los Dominicos, u 5rden de Predicadores de la 0glesia.

    4ambién vio el advenimiento de los lbigenses quienes llevaban un matiz de 6nosticismo !

    (anique"smo, ! los 7egardos que persist"an en difundir doctrinas declaradas heréticas. /nlemania, el (aestro Dom"nico /c8art comenz% un movimiento m"stico que, ba1o la direcci%n desu disc"pulo, Johannes 4auler, floreci% hasta convertirse en los 2migos de Dios.3 9icol)s de

    Cusa, aun cuando era pr"ncipe de la 0glesia, era otro m"stico ! hombre del Renacimiento.

    &as amenazas del dominio completo por la 0glesia, no estaban todas confinadas al reino teol%gico

    de por s". Copérnico, 6iordano 7runo, 6alileo, :epler, ! 4!cho 7rache, hac"an observaciones !

    descubrimientos decididamente opuestos a los pronunciamientos eclesi)sticos. ;, por supuesto,

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    Paracelso trataba rudamente a 6aleno, quien desde el siglo tercero hab"a cerrado la entrada acualquier adelanto de importancia en conocimiento médico.

    lemania era el punto céntrico donde todas estas corrientes ! contra corrientes, o tendencias

    opuestas, converg"an ! se mezclaban, 9o era, en manera alguna, fuera de lo com#n que muchossintieran que estaban viviendo sus #ltimos d"as, dentro del desenfreno de at)n. 9i era de

    admirarse que entonces abundaran profetas que interpretaban ! predec"an, ! era igualmente

    natural que en toda la e-citaci%n de profec"as, argumentos ! opiniones hubiera muchos dispuestosa escuchar. caso la voz de un mes"as pudiera de1arse o"r.

    Paracelso hab"a escrito en su 24ratado sobre los (etales3< 29o ha! nada oculto que no llegue adescubrirse= raz%n por la cual un ser maravilloso, que a#n no vive, vendr) después de mi !

    revelar) muchas cosas.3

    ()s espec"ficamente, escribi% que 2pronto después de la muerte del /mperador Rodolfo ser"andescubiertos tres tesoros que nunca hab"an sido revelados.3 Por tanto, el cometa de +>? fue

     portentoso= pero m)s a#n las dos nuevas estrellas que en +@AB aparecieron en las constelaciones

    de erpentario ! /l Cisne.

    /n +@+ muri% el /mperador Rodolfo, lo que pronosticaba que los tres tesoros profetizados por

    Paracelso pronto ser"an encontrados. 0mportaba poco que el Rodolfo de Paracelso fuerasimb%licamente el imperio de los absburgo ! no espec"ficamente Rodolfo 00, desconocido para

    él como individuo, o que no fueran nombrados los tres tesoros. /ra suficiente el que un poderoso,

    aunque desequilibrado servidor de la 0glesia ! el gobernante de un imperio 2donde nunca se pon"ael sol3 hubiese sido removido de su poder. /ra también suficiente que los (anifiestos Rosacruces

     prometieran ser tesoros.

    lemania siempre hab"a sido un baluarte del (isticismo.

    &utero la hab"a convertido en la plaza fuerte del Protestantismo. Paracelso ten"a acreditadas

    s%lidas conquistas en beneficio del hombre, cuando su trato caballeresco de venerados fetiches lohac"a aparecer a los o1os de muchos como el detractor de los hi1os de la luz. u profec"a era

    reverenciada con temor ! e-pectaci%n. &os astr%nomosastr%logos dieron a todo esto un

    significado m)s amplio. /l escenario estaba listo e iba a levantarse el tel%n. E$ué me1oroportunidad para que los Rosacruces se situaran ba1o la luz del reflector E9o hab"a escrito

    ha8espeare< 2a! en los asuntos de los hombres una marea que si se sigue en el momento de su

     plenitud lleva a la fortuna3 E$ué me1or marea en los asuntos de los hombres pod"a encontrarse

     9o es ir demasiado le1os ver en todo esto un plan. e puede verlo sin asumir que los (anifiestos

    fueran un enga'o o que los Rosacruces desaparecieran, arrebatados por la historia de la profec"a o

    fueran indebidamente influenciados por alg#n disturbio c%smico. Francis 7acon hab"a pasadoalgunos a'os en un via1e Continental ! hab"a tomado el pulso a toda /uropa con gran pericia.

    su regreso a 0nglaterra escribi% un informe para la reina sobre 2/l /stado de /uropa3 Gpor el a'o

    +>HAI.

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    &o que 7acon sab"a por e-periencia personal debe haber sido también la base de lo que escribi%en 2n dvertisement 4ouching an ol! ar3 GKn nuncio 4ocante a una 6uerra antaI en

    +@. /l hab"a descubierto también que la mente humana no refle1a perfectamente las im)genes

    como lo hace un espe1o, sino en distorsi%n= de aqu" que hubiéramos de apro-imarnos a ella

    cautelosamente ! de manera indirecta si hab"a de ser para su beneficio.

    /l enfoque iconoclasta de Paracelso s%lo pod"a terminar entonces infelizmente, como en su

     propio caso. Por esa raz%n, los (anifiestos acentuaban el hecho de que 2aunque él no era denuestra Fraternidad,3 Paracelso hab"a, sin embargo, 2le"do diligentemente el &ibro (.3 s", sus

    seguidores bien pod"an considerarse !a listos para aceptar las proposiciones de la ermandad.

    Con los cultos ! doctos ortodo-os, sin embargo, el caso era m)s bien de otra manera, dice laFama< 2Pero es tal su posici%n, que a#n conservan, ! est)n remisos a de1ar, el antiguo curso,

    estimando as" a Porfirio, rist%teles ! a 6aleno ! a aquello que tiene tan s%lo una simple

    apariencia de conocimiento, m)s que a la clara ! manifiesta &uz ! Lerdad.3

    &a Fama, seg#n parec"a, estaba arro1ando ampliamente sus redes en un intento de intrigar al que

    estuviera alerta, despertar al adormecido ! retar al que se sintiera satisfecho de s" mismo.

    abiendo hecho eso, proced"a a la 2Confesi%n3 o a establecer las razones por las cuales losRosacruces iban ahora a abrir sus filas a todos los que se cre"an estar listos ! preparados para

    recibir.

    &a Confessio comenzaba as"< 24odo lo que ha!)is o"do, M5hN mortales, concerniente a nuestra

    Fama R. C. no lo cre)is precipitadamente, ni voluntariamente lo sospechéis. /s Jehovah quien,

    viendo c%mo est) el mundo ca!endo en decadencia, ! cercano a su fin, lo apresura de nuevo hacia

    su comienzo, invirtiendo el curso de la 9aturaleza, ! as", lo que hasta ahora se ha buscado congrandes esfuerzos ! traba1o diario, /l lo demuestra ho! a los que no pensaban en ello,

    ofreciéndolo a los que poseen voluntad e imponiéndolo a los renuentes, para que pueda llegar a

    ser para los 1ustos el bien que allane las dificultades de la vida humana ! rompa los inesperadosgolpes de la Fortuna, pero que a los imp"os les aumente sus pecados ! su castigo.3

    Continuaba as"< 2Porque no es absurdo suponer que muchos est)n abrumados con el conflicto del pensamiento, ocasionado por nuestra inesperada benignidad hacia aquellos que desconocen las

    maravillas de la edad se-ta, o quienes, por causa del curso que ha tomado el mundo, estiman las

    cosas venideras como del presente e impedidos por los obst)culos de su época, no viven en el

    mundo sino como hombres ciegos que a la luz del mediod"a no distinguen nada si no es por eltacto.3

    /l tono es comprensivo ! conciliatorio= es dif"cil dentro del tumulto pensar las cosascalmadamente ! muchos s%lo pueden ver el futuro de acuerdo con el pasado. $ue una se-ta edad

    siguiera a una cl)sica quinta edad enunciada por es"odo, podr"a aceptarse como una

     probabilidad sin la realizaci%n de su inmanencia o la apreciaci%n de su car)cter.

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    Por consiguiente, las treinta ! siete razones eran persuasivas indirectas m)s bien que argumentoscatalogados= pero llevaban la intenci%n de restablecer la confianza ! la tranquilidad. un as", el

    asunto parec"a terminar tan repentinamente como hab"a comenzado. Descendi% el tel%n, se

    e-tinguieron las luces ! los Rosacruces, en lo que concierne al p#blico, parec"an no haber

    e-istido 1am)s. &o repentino de su desaparici%n fue tan imponente como la sorpresa de sullegada.

     9o dieron su nueva direcci%n. &a trompeta de la Fama a#n sonaba ! resonaba, despertando ecossorprendentemente persistentes. 4al fue &a 7oda $u"mica de Christian Rosencreutz que debe

    considerarse como el #ltimo de estos tempranos manifiestos. /n la superficie, sin embargo, todo

    esfuerzo parec"a abortivo. pesar de ello, el fermento hac"a su efecto. &a ermandad hab"adespertado la mente del hombre hacia una nueva evaluaci%n de las cosas Gllev)ndola a nuevas

    dimensiones del pensamiento ! la capacidad. quellos que dieron evidencia de ser #tiles a la

    ermandad fueron llamados tras el tel%n para recibir instruccionesI ! la reforma sigui% su marcha

    en otro nivel.