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Borja Sanchíz (ed. ) MANUAL DE CAT ALOGACION y GESTION DE LAS COLECC I ONES ClENTI FICAS DE HISTOR IA NATURAL MANUALES TECN ICOS DE MUSEOLOGIA Volumen nº 1 MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS

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MANUAL DE CIENCIAS

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Page 1: MANUAL

Borja Sanchíz (ed.)

MANUAL DE CATALOGACION y GESTION DE LAS COLECCIONES ClENTIFICAS

DE HISTORIA NATURAL

MANUALES TECNICOS DE MUSEOLOGIA Volumen nº 1

MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS

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Borja Sanchíz Ced.)

MANUAL DE CATALOGAClON y GESTlON DE

LAS COLECCIO S elE TIFICAS DE HISTORIA NATURAL

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MANUALES TECNICOS DE MUSEOLOGIA Volumen nQ 1

MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS

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Borja Sanehíz (ed.)

MANUAL DE CATALOGACION y GESTION DE

LAS COLECCIONES CIENTIFICAS DE HISTORIA NATURAL

AUTORES

Primera Parte: Josefina Barrei ro Rodríguez José Enrique González Fernández Isabel Rey-Fraile

Segunda Parte: Osear Soriano Hermano Tercera Parte: Isabel Izquierdo Moya Cuarta Parte: Carmen Dieguez Jiménez Quinta Parte: Javier García Guinea

Serie de Manuales Técnicos de Museología. Número I

MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES

CONS EJO SU PERIOR DE INV ESTIGACIONES CIENTIFlCAS

Madrid. MarLO 1994

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Quedan rigu",..."...nl~ prohibidas. sin la "uloriuci6n ~",rila de los lilul .... s dtl .Copyrighl>. bajo las sancione •• stablecidas en las leyes. la reproducci6n 101.1 o parcial de e'la obra por cualquier med io o 1"'" cedimiento. comprendidos lo reprogr. r;o y el t",tamiento infonnático, y l. distribuci6<t de .jempl .... dt ello mediante alquiler o ¡>K"antO público.

Serie MANUALES TÉCNICOS DE MUSEOLOOIA Editorde l ... rie; Borjl Sanchfl Sec .... riocoordil\ador: Lui. M, Gómez Argliero

Oire<:ci6n del .utor.

Barja Sanchfz

1, Musco Nacional de Ciencias Natu",les lCSIC) CI Jos.! GutiétTez Abase.l. 2 28OOt'i Madrid

~ CSIC

CI MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NAl1JRALES CONSE'JO SUPERIOR DE INV ESTIGACIONES CIEt'lTIFlCAS

In"<SIigadón (Proytdo Rer. n' PB033300J y tdldón (AI'C'J3·0069) sub,'end(lnadas por la Di r«ción Genera' de In"cstigad6n CienHfira y T~nica (DGICVT). de la Sec"lada de F..sl~do de Unl~ersidadn e [n" <SII~aclón del Mini. teri<> de EdD<a<iófI y Clenda.

Di .. oo de portad. : Je,ds Dorda Dorda

r. S.B,N.: 84-00-07406-8 ~pósito legal: M-15769-1994 Impreso en Espa~a Primed in Spain

Impr. BOUNCOPY. S.A. San ROl11ualdo. 26· Tel •. : 304 73 431304 7S 43 f 304 SI 45 28037 Madrid

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PROLOGO-por MI Teresa ALBEROI ... ........... , ............. . II

INTRODUCCION por Borja SANCHIZ ...... , ....................................................... , ................... .. 15

PRIMERA PARTE: LAS COLECCIONES DE VERTEBRADOS: USO Y GESTION por Josefina B ARRER/RO RODR/GUEZ, José Enrique GONZALEZ FERNANDEZ

e Isabel REy-FRAILE

CONSIDERACIONES PREVIAS DE LOS AIJfORES ..

1.- Evolución hislórica de las colecciones de vertebrados ...... 2.- Diferentes tipos de colecciones de vertebrados ............... .

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22 26

2.1.- Por la fonna de conservación ................................................. 26 2.2.- Por la función de la colección ...................... 28

3.- Política de colecciones.................................................... 30 4.- Dinámica y gestión de colecciones.............................. 31

4.1.- Adquisición ...... .......................... ........ ,.................................... 32

4.1.1.- Criterios de crecimiento ................................ ............ 32 4.1 .2.- Origen de los nuevos fondos .................. ,......... 32 4.1.3.- Entradas............ .................................. ............ 34 4.1.4.-4.1.5.-

Preparación inicial ................................ ............ , .... .. Almacenamiento

4.2- Admisión ....................... ..

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CATALOOACION y GESTION DE LAS CQUlCClONES CIENTll'lCAS DI! HISTORIA NATlIRAL

4.2.1.- Tratamiento del material biológico ........................... . 4.2.2.- Tratamiento de la documentación aneja 4.2.3.- Ubicación ....................................... .

lO 46 52

4.3.- Uti lización .................. .................................... .................... 53 4.3.1.- Consultas.......................................................... 54 4.3.2.- PréSlamos ....... ,.................................... ........................ 54 4.3.3.- Actiyidades expositiyas y didácticas ........................ 54

4.4.- Mantenimiento ....................................................................... 55 4.4.1.- Factores que pueden afectar a las colecciones ........ 55 4.4.2.- Efectos sobre los diferentes tipos de colecciones 66 4.4.3.- Rutinas de control en el mantenimiento.. 68

4.5.- Bajas definitivas. ......................... ....................... 69 4.5.1.- Intercambios.............................................. 69 4.5.2.- Pérdidas y Sllstracciones ............................................. 69 4.5.3.- Donaciones.................................... ........................ 69

4.6.- Aspectos técnicos de la dinámica y gestión de colecciones .. 70 4.6.1.- Impresos...................................... ... ... ......................... . 70 4.6.2- Búsqueda de nuevo material.............. ............... 75 4.6.3.- Control y gestión de presupuestos ...... ............... 75

5.- lnfonnatizaciÓn de colecciones .................. ............. 75

6.- Glosario ............................................................... ............. . 76

B1BLlOGRAFlA ................................................................................... 78

SEGUNDA PARTE: LA GESTION y MANEJO DE LAS COLECCIONES DE INVERTEBRADOS NO INSECfOS por Osear SORtANO

INTRODUCCION ... ....... ............................... ............. ........ ............................ .

L- La entrada de material a la colección ........................... .

1.1.- Expediciones y recolección ................................ .................. . 1.2.- Donaciones y legados ..................................... ....................... . 1.3.- Préstamos y depósitos .... . ......... ........................ . 1.4.- Compras ............. .

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1.5.- Intercambios ............................ ..... ............. ..................... ........ S7 1.6.- La gestión de las entradas.. ................................................. .... S7 1.7.- Impresos de entradas ........... ......... ............. ........ ........ .......... 88 I.S.- Almacén de muestras ... ................................................... S9

2.- La etiqueta de lote...................................... ...................................... S9

2. 1.- Infonnación intrínseca de los ejemplares ...................... 91 2.2.- Información extrínseca a los ejemplares ................. .. . 9 1

3.- El fichero de inventario ............... ... ............................................... 92

4.- El archivo de colecciones ................. ..... ............ .............................. 94

5.- Catalogación de colecciones de Invenebrados no Insectos. 97

6.- Control y uso de las colecciones de invenebrados no insectos ....... 102

7.- Informalización de las colecciones ........... ........................ ............. 106

AGRADECIMIENTOS ........... ................ ............... ........... .

B 1BUOGRAFlA .. . .. . .... . ... ..• .. .. ... ..••• ... .. .. . . .•.•..•. .. .. .. .. .. . .. . ..

TERCERA PARTE: USO y GESTION DE COLECCIONES ENTOMOLOGICAS por Isabel IZQUIERDO

1.- Introducción ....... ..... .............. .

2.- Tlpos de Colecciones ........ ..... .

2.1.- Según sus objetivos ........... ..................................... ..... ............ .

2.2.- Según el método de preservación .............. ................... ............ .

3.- Conservación ............ ........ ........ ............. ... ............. ................ ........ ...... .

3.1 .- Ingreso de fondos ........................ ................................ ........ ...... .

3.1.1 .· Adquisición ................................................................... . 3. 1.2.- Registro .......... ............. ........ ........ ........ ........ ................. . 3.1.3.· Preparación .......... ........ ............................. ........ ............ . . 3. 1.4.- Incorporación ............... ........................ . ............ .

3.2.- Preservación de los fondos .................... ....... .

3.2.1.- Condiciones de instalación ....... . 3.2.2.- Manlenimiento .............. ......... ....................................... .

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1.- Materiales conservados en fluido ... .. ............... .. ..... . 2.- Preparaciones microscópicas .......... .. ...................... . 3.- Materiales montados en seco ........ .......................... . 4.- Muestras vegetales .......................... ....................... . 5.- Mantenimiento de los datos asociados... .. .......... ..

3.2.3.- Control de riesgos ............ .................. ........... ..

3.3.· Gestión de los fondos ................................................. . 3.3.1.- Ordenación de la colección 3.3.2.- Documentación ................ ........................ ..

1:- Inventarios ....................... ... .. ... .. 2.- Archivos resultantes ... ........................ . 3.- Catálogos ..................... .......... . 4.- Infonnatización ............................. .. 5.- Actualización de la documentación

3.3.3.- Disponibil idad ....... .. ........................... ..

AGRADECI MIENTOS .................... .. .

B IBLlOORAAA .............. . ........... ... ..

CUARTA PARTE: ORGANlZACION y GESTION DE LOS FONOOS PALEONTOLOGICOS por Carmen DIEGUEZ J ]MENEZ y Angel MONTERO BASTARRECHE

1.- Fondos paleontológicos ........... ..................... .. ........... ..

2.- Tipos de colecciones y su interés ... .. ........................ ... ..... ..

3.- Gestión de colecciones paleontológicas ............................ ..

3.1.- Acceso de material .............................................................. .. 3.2.- Regis tro ........ .. ................ ... .......... ................... .. ..................... . 3.3.- Preparación/Restauración ....................................... ............... . 3.4.- Documentación y catalogación. lnfonnatización ..... .. 3.5.- Almacenamiento y seguridad ................................................ . 3.6.- Conservación y mantenimiento ............... ........ ......... . 3.7.- Uso de los fondos . Traslados .................................... .. 3.8.- Principios de ética y conducta .... ..... .

4.- Legislación sobre fondos paleontológicos ........ ............. ..... .

BlBLlOGRAFl A ............. . ..... ..

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QUINTA PARTE: ORDENACION DE LOS MINERALES DEL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES por Javier GARCIA GUINEA

l. · Introducción y antecedentes .......................................................... .

2.· Planificación y metodología de trabajo para los minerales del M.N.C.N ....................................................... ..................... .

2.1.- Selección de los minerales ......................... ............ ...... . 2.2.- Fuentes de infonnación .............................................. .. 2.3.- Técnicas de limpieza y conservación ................................. . 2.4.- Análisis e identificación de los minerales .......................... .. 2.5.- Criterios de nomenclalllra de minerales ............................ . 2.6.- Emplazamiento de los ejemplares de la exposición ........... .. 2.7.- Emplazamiento de los minerales de la reserva ........ . 2.8.- Cri lerios de fichaje y mecanización de minerales ............... . 2.9.· Adquisición de ejemplares mineralógicos ................... . 2.10.- Préstamos, cesión de ejemplares ........................................ .. 2.11 .- Colecciones singulares, imponantes, minerales-lipo ...... .. 2.12.- Proyectos de fUlllro en el M.N.C.N...... ...... .. ................ ..

BtBLlOGRAAA ............................................................................................ ..

ANEXO: NORMATIVA GENERAL DE LAS COLECCIONES CIENTlFICAS DEL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES

1.- Objetivos .......................................... ..

2.- Material integrante ........................... ..

3.- Admisión y Conservación ................. .

4.- Consultas y Préstamos .............................. .

5.- Donaciones Legados y Depósitos .............. .

6.- Bajas e Intercambios ................................... ..

7.· Modificaciones de la Nonnativa ........................................... .

APENDICES FINALES: IMPRESOS UTILIZADOS EN EL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES

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208 208 209 209 210 210 211 211 212 214 215 216 217 221

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PROLOGO por M. T. ALBERDI

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Las Colecciones de un Museo de Ciendas Nil.lurales suelen representar a modo de un retrato más o menos desdibujado de las piezas que componen la naturaleza. En el caso del Mus«;o Nacional de Ciencias Natu.rales (C.S.J.C.). se podría decir que muestran también una radiografía de los distintos avatares de una sociedad cambiante que ha incidido de manera más o menos contundente en su historia, en principio no tan aséptica como debería ser la de los fondos patri­moniales de un pafs.

Las polílicas científicas modernas contemplan las colecciones a modo de bancos de datos, conceptualmente similares a las bibliotecas. Surgen asf por ejemplo "zoofecas" o "/ito/ecos". e incluso otras coleccione s que incorporan mediante nuevas tecnologías registros sin soporte orgánico, como las bioacústi­cas o las imágenes. Nuestro país ha carecido durante mucho tiempo de profesio­nales en la adquisición, mantenimiento y gest ión de colecciones de Historia Natural. un colectivo especializado que las necesidades sociales ahora reclaman, por la proliferación reciente de instituciones museológicas de índole autonómi­co y local. Esta serie de manuales técnicos, cuya andadura comienza con este volumen, confiamos contribuya a evitar algunos errores pasados y a dar a cono­cer nuevas tecnologfas de apl icación en museologfa.

Aunque pueda parecer trivial para los que realizan trabajQs que se llevan a cabo en relación directa con las colecciones museológicas, las labores que se deben hacer para que el usuario pueda estudiar un material nQ son siempre evi­dentes. Cómo muestrear la naturaleza, donde ir, qué recoger, como obtenerlo, prepararlo, mantenerlo y por último organizarlo de manera que pasen a formar parte de los fondos de una colección, son actividades en las que las alternativas para su realización son siempre varias y sólo su comparación y valoración con­ceptual y empírica puede permitir una adecuada toma de decisiones. Esto permi­te el uso de las colecciones tanto para el desarrollo del espfritu, como de la cultura y de la investigación de cercanos y extraños. Estos temas. hasta ahora. no habían sido glosados de manera conjunta como es el caso de esta serie que ofrece el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

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CA T AlOOAClON Y GUTlON DE u.s CO!.ECCIONES CIENllFlCAS DE HISTORIA NAruRAL

Aunque es obviamente perfectible, creemos que esta serie representa un intento de recopilación interesante en si mismo. Es importante señalar que es la primera vez que se agrupan en una sene de manuales técnicos las distintas meto­dologías con las que se debe afrontar la recogida y preparación de muestras, tan diferentes como los invertebrados marinos o la prospección y excavación de dis­tintos tipos de yacimientos paleontológicos que nos permitan recuperar restos de otras épocas. Se plantean las distintas formas de recuperar estos animales o fósi­les en el campo, su transporte al laboratonO, su preparación, consolidación, en su caso, y su paso a las colecciones, donde serán inventariados y almacenados cuidadosamente, .COIl el fin de faci litar su uso por la comunidad científica o divulgación a través de exposiciones o programas públ icos.

Creo que debemos felicitamos por la aparición de esta serie. y hacer constar que ha sido posible gracias a la colaboración desinteresada de un número consi· derable de personas del Museo Nacional de Ciencias Naturales, tanto de la Divi· sión de Colecciones y -de los dis t intos Laboratorios, como de algunos investigadores/as que han aportado su experiencia a esta iniciativa pionera. Desde aquí queremos hacer constar nuestro agradecimiento a todos los que han hecho posible los manuales de esta sene, e invitar a la comunidad museológica a colaborar en el futu ro de la misma.

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INTRODUCCION por B. SANCHIZ

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lHI'RODUCClON

El libro que tienen en sus manos es el primer volumen de una serie dedicada a las técnicas museológicas propias de la Historia NaturaL Aunque museos y colecciones científicas de objetos relacionados con la naturaleza tienen ya una larga historia detrás, en especial desde el siglo XVIlI, en la práctica no es hasta nuestros dias cuando se reconoce la singularidad de la investigaci6n en técnicas museológicas. El profesional de la conservación y el mantenimiento de colec­ciones no es ya necesariamente el científico naturalista, en general t.axónomo, quien al utilizar éstas para su investigación habitual se encargaba también de su mantenimiento con mayor o menor fonuna y dedicación. Al igual que el docu­mentalista respecto a archivos y bibliotecas, el nuevo concepto de conservador incorpora profesionales encargados de la gestión de las colecciones en tooos los sentidos, desde la elaboración de presupuestos a la investigación en nuevas téc­nicas de preservación, y que no son necesariamente también usuarios de las mismas. Se acentúa el objetivo de servicio a la comunidad, centralizándose las colecciones en lugares con los suficientes recursos para velar por su conserva­ción y facilitar su utilización, siguiendo así el modelo de las b i blioteca.~.

Entre nosotros, sin embargo, el colectivo de conservadores siempre fué esca­so, y la renovación de nuestra museística es reciente. Práclicamente sólo desde la década de 1980 se vienen dotando las plazas indispensables de conservadores específicos para colecciones zoológicas y herbarios, una inversión de recursos que debiera continuar en casi cualquier circunstancia socioeconómica, por resul­tar siempre provechosa y no poder as ignarse a la iniciativa privada. El trata­miento de aspectos tan alejados como la crisis de la biodiversidad o el incremento del ocio requieren insti tuciones museológicas flexibles y dinámicas, lejos del anquilosamiento monotemático de generaciones anteriores.

Dada la desinfonnación existente y una patente incomunicación entre las personas dedicadas a estas tareas en las universidades y centros del C.S.I.c., la Dra. Concepción Sáenz Laín, directora entonces del Museo Nacional de Cien­cias Naturales, promovió en 1987 la realización de un proyecto de investigación que evaluara los problemas existentes a nivel nacional en museología científica

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CATALOOAOON y GESTlON Ol! u.s COU;CC¡ONES CIENI1FICAS DE tIISTOIITA NATIJItAL

y que mediante examen de la experiencia extranjera pennitiera eludir los errores que normalmente se producen cuando se parte desde casi cero en cualquier empresa humana. Los cinco primeros libros de esta serie de manuales técnicos se e laboraron dentro del mencionado proyeclO. Museologra del Pa/rimonio Nawral, y se publican ahora gracias a la Acción Especial APC93·{)()69 del Ministerio de Educación y Ciencia. Es de esperar que la serie pueda continuar, apadrinada por la vicedireccióri de Colecciones del M.N.C.N. dirigida por la Dra. M. T. Alberdi Alonso, incluyendo así temas de enonne interés museológi­co como la infonnatiz.ación de las colecciones.

El primer volumen de la serie se centra en los aspectos básicos de la catalo­gación y gestión de colecciones, y ha sido elaborado por profesionales vincula­dos al Museo Nacional de Ciencias Naturales. Se tratan aquí colecciones muy distintas, desde minerales a insectos, y aunque el interés del lector se circunscri~ ba a alguna especialidad dentro de la Historia Natural,le recomiendo vivamente que lea todos los capítulos. Estos reflejan orientaciones muy distintas para temas comunes, y además no siempre tratan los mismos aspectos. Se ha preferi­do ofrecer la posibilidad de comparar soluciones distintas en vez de elaborar un manual unificado. La museología es una ciencia viva, en desarrollo, y presentar alternativas y sugerencias, incluso en ocasiones opuestas, probablemente aumente la utilidad del libro para las nuevas colecciones y muscos que están apareciendo aCtualmente en España.

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PRIMERA PARTE: LAS COLECCIONES DE VERTEBRADOS: USO Y GESTION

por J. Barreiro, J~ E. GonzáJez Fernández & lo Rey-Fraile

Consideraciones previas 1.- Evolución histórica de las

colecciones de vertebrados 2.- Diferentes tipos de

colecciones de vertebrados 3.- PoUtica de colecciones 4.- Dinámica y gestión de

colecciones 5.- Informatización 6.- Glosario

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LAS COUCCIONES De Vf.R'reaRAOOS: USO y GESTION

CONSIDERACIONES PREVIAS DE LOS AUTORES

Cuando el Dr. B. Sanchiz, "director del proyecto de investigación "Museolo­gía del Patrimonio Natural" nos ofreció participar en él a finales de 1988, con­tribuyendo al mismo con un capítulo sobre colecciones de vertebrados dentro del volumen "Manual de catalogación de las colecciones cientfficas de Historia Natural". la idea nos atrajo de inmediato. La práctica inexistencia de bibliogra­fía en castellano, la dificultad para conseguir infonnación en otros idiomas, así como el compendiar los cri terios de los diversos autores, ha supuesto un reto personal y profesional al tiempo que una interesante y atractiva tarea.

Quisiéramos ante todo indicar que nuestra intención en el presente trabajo no es otra que recopilar una serie de recomendaciones, fruto tanto de la experiencia personal y profesional de los amores en el Museo Nacional de Ciencias NalUra­les (M.N.C.N.), como de otros colegas nacionales y extranjeros. El capítulo va dirigido a todos aquellos aficionados poseedores de una colección de vertebra­dos y también a los profesionales que tengan la responsabilidad de gestionar colecciones depositadas en sus instilUciones, ya sean públicas o privadas.

El capítulo se encuentra dividido en siete grandes apartados: los dos prime­ros pretenden centrar el tema de fondo "las colecciones científicas de vertebra­dos'· exponiendo una breve rescila histórica y delimitar los diferentes tipos de colecciones de vertebrados que se han ido constilUyendo, su situación actual y sus perspectivas de futuro. El tercer apartado intenta resaltar la importancia que tiene la definición clara y concreta de objelÍvos y programas museológicos, así como la estrategia para conseguir unos y cumplir otros, es decir, la política de colecciones.

El cuarto apartado, dedicado a la dinámica y geslión de colecciones científi­cas, constituye el núcleo primordial del capftulo y hemos intentado comentar todos los aspectos y problemas que conlleva el uso de la colección: el control y conservación de los ejemplares y su documentación, la gestion de presupuestos. préstamos y mantenimiento entre otros.

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TALOGACION Y GES'J1ON DE lAS COIB:CIONI!S C!ENT!F1CAS DE lIWI'OIUA NA'ruRAl.

El quinto apartado hace referencia a la informatización de colecciones, importante para agilizar su dinámica y gestión, e ineludible en la museología de hoy en día. El sexto conliene un glosario de términos usuales, milizados tanto en el texto como en otras publicaciones citadas. Este glosario pretende, no tanto definir académicamente los ténninos, sino meramente indicar qué entendemos o a qué nos referimos cuando utilizamos uno u otro concepto.

Por último se completa el capítulo con un apartado donde se re lacionan las referencias citadas en el texto y se indica una bibliografía básica general , ya que una recopilación bibliográfica exhaustiva sobre colecciones de historia natural es objeto de un futuro manual de esta misma serie. Finalmente se muestran en diversos apéndices finales, y a modo de ejemplo, modelos de impresos, fichas, libros de colección, etc.

Deseamos haber acertado tanto en el enfoque y contenido, como en la clari­dad del texto. Hemos procurado huir al máximo de tecnicismos y definir los conceptos de fonna sencilla y concisa. Dado que esta pretensión no habrá sido lograda en muchos casos, invitamos a todos aquellos que detecten errores ó deseen alguna aclaración de ténninos, técnicas y métodos mencionados en el texto a que se pongan en contacto con nosotros.

l.- EVOLUCIQN HISTORICA DE LAS COLECCIONES DE VERTEBRADOS

Si existe una panicularidad que caracterice a la especie humana es su innata curiosidad, consecuencia de ello es el interés que ha desarrollado por guardar objetos "raros o singulares". Desde los albores de la humanidad esta inclinación se ha manifestado de diferente fonna. Así se ha encontrado, junto a los restos de un hombre de Neandenal que vivió hace miles de años cerca de Montpellier (Francia), una "colección" de curiosidades minerales que puede considerarse como la primera colección de Historia Natural (lullien, 1987).

Este primigenio espíritu coleccionista ha ido evolucionando parejo a la cul­tura y civil izaciones humanas, de forma que ya tenemos conocimiento de la existencia de colecciones en la Grecia antigua. La filosoffa de la sociedad griega favoreció la existencia de colecciones custodiadas como "tesoros" en los tem­plos, pertenecientes a la ciudad, siendo por tanto de público acceso, característi­ca que no encontraremos de nuevo hasta el Renacimiento. En la Edad Antigua también existieron colecciones en Alejandría y Roma. Estas eran consecuencia de botines de guerra y estaban en manos de militares de alta graduación, reyes o

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emperadores. Así, Suetonio en sus escritos hace referencia a la que el empera­dor Augusto poseía en su palacio, formada por restos de grandes bestias salva­jes, conocidos como los "huesos de los gigames" y que probablemente eran restos fósiles (Valdecasas, 1984).

Durante la Edad Media es escaso el conocimiento de la existencia de colec­ciones de Historia Natural. Sabemos que en algunas iglesias españolas se custo­diaban pieles de cocodrilo, caparazones de tortuga, barbas de ballena, huevos de avestruz y otros "exotismos" con fines religiosos, a los que se otorgaba el valor de exorcizar a otros monstruos semejantes. Esta idea de colección como "teso­ro" permanece hasta finales del siglo Xv.

El Renacimiento con su filosoffa de renovación general favorece, como apunta León (1986), la apreciación del valor formativo y científico de las colec­ciones. Surge entonces el concepto de gabinete o cámara de las maravillas (Impey y Macgregor, 1986), donde se guardaban tanto animales disecados y rarezas botánicas, como estatuas y pinturas relacionadas con éstos, así como instrumentos de precisión consecuencia del conocimiento científico de la época. Estas colecciones ya poseían un marcado carácter profano y eran exclusivamen­te privadas, constituyendo un símbolo externo más del estatus de su poseedor. De esta época son la colección Vaticana ( 1574) y el Museo Aldrovandi (1527-1605). En España tenía fama la que poseía D. Gonzalo Argote de Molina, que ya incorporaba fauna de las tierras recién descubiertas por Colón (Valdecasas, 1984).

Paulatinamente se va generalizando el interés por las colecciones, lo cual, unido a nuevos descubrimientos e innovaciones como: 1) el empleo del "espíri­tu del vino" (alcohol etílico) usado por R. Boyle, y dado a conocer en 1662 por W. Croone en la Royal Society de Londres, 2) la utilización del óxido de plomo para aclarar el vidrio, 3) las técnicas de F. Ruysch de inyección de ceras colore­adas o mercurio en los sistemas vasculares de plantas y animales, mejoró las técnicas de conservación y exhibición. Por otra parte, el desarrollo y abarata­miento de las técnicas de impresión favorec ió el intercambio de conocimientos.

A finales del siglo XVII no sólo reyes, prelados y grandes propietarios, sino también el público en general empieza a tener acceso a las colecciones. Fueron necesarios casi 20 siglos para que desde la Antigua Grecia este hecho se produ­jera de nuevo. El primer museo de la Edad Moderna del que tenemos conoci­miento y cuya temática principal se centraba en la Historia Natural (Ashmolean Museum) se abre al público en Oxford (Inglaterra) en 1683.

En el siglo XV IlI se consolidan las primeras colecciones cienlíficas y se crean los principales museos modernos, que empiezan a configurarse no sólo

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CATALOO ... C!ON y GESll0N DE U.S OJLECC!ONES CIENT!FlCAS DE HISTORI ... N ... nJR .... ~

como centros de exhibición, sino como lugares de investigación. Se funda en Londres el British Museum (actual Natural History Museum) en 1753, aunque no se abre al público hasta 1810. y en Madrid el Gabinete de Historia Natural (establecido en 1752) se transfonna en el ac tual Museo Nacional de Ciencias Naturales. Su colección prácticamente se inicia al comprar Carlos 111 la colec­ción de D. Pedro Franco Dávila., abriendo sus puertas a los madrileños en 1776. En Filadelfia (Pensilvania). Ch. W. Peale funda en 1780 el primer museo nOrlea­mericano dedicado a la Historia Natural.

La teoría creacionista, vigente desde Aristóteles. contemplaba un concepto fijista de las especies al considerarlas inmutables, por ello las colecciones esta­ban fonnadas por sólo uno o dos ejemplares de cada especie que servían como muestra de la misma. mientras que el resto de los ejemplares que se pudieran poseer se guardaban e¡¡c1usivamente para intercambiar con otras colecciones.

Utilizando la tenninologfa binomial de Bauhin, que asigna un nombre gené­rico seguido de un modificador espedfico, Linneo publica en 1735 su primera edición del "Systema Naturae" en la cual agrupa plantas, animales y minerales en clases, órdenes, familias, géneros y especies, y adopta la especie como uni­dad de clasificación. Esto supuso una revolución tan importante. que años más tarde la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica eligió la lO" edi­ción del "Systerna Naturae" (1758) como la base de la la¡conomía actual.

En el siglo XIX la e¡¡istencia de unas reglas de clasificación y las aportacio­nes, consecuencia de los viajes circunterrestres, de faunas y floras desconocidas. provocó el gran desarrollo de los estudios descriptivos y taxonómicos ya inicia­dos en el siglo anterior. Este ingente aporte de nuevo material propició un aumento considerable tanto en especies como en número de ejemplares deposi­tados en las colecciones. Esto facilitó el desarrollo de los estudios descriptivos y comparativos de las distintas especies y puso de manifiesto la inmensa variabili­dad de las poblaciones y su distribución geográfica. Estos estudios afianzaron el concepto evolucionista de especie, frenle el clásico concepto fijista, impulsando el desarrollo de las teorfas evolucionistas, especialmente la postulada por C. Darwin.

Paralelamente durante este siglo im.Jmpen en la escena mundial los grandes museos norteamericanos , como el American Museum of Natural History de Nueva York. (1869) y los dependientes de la Smithsonian Institution, que desa­rrollan la idea de e¡¡hibiciones no sólo concebidas como un muestrario de exotis­mos, sino también enfocadas a aumentar la cultura y educación de los visitantes.

Mendel en 1865 descubre el origen de la variabilidad genét ica . pero penna­necerá ignorado hasta 1900. El redescubrimiento de la genética junIo con los

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US COLECCIONES DE ~TEI:IR"'OOS, USO y GESTION

po~tulados darwinistas ofrecen el marco teórico sobre el que discutirán, en la primera década del siglo Xx. las diferentes escuelas evolucionistas. Se produce por tanto durante este siglo un importante desarrollo de los estudios filogenéti­COSo Ahora las colecciones tienen series con un número determinado de ejem­plares, frente a los únicos que tenían en siglos pasados. Se producen grandes cambios en la clasificación taxonómica, reagrupando o independizando géneros y especies. que originan en las colecciones una actualización nomenclatura!. A partir de la década de los setenta en este siglo, el gran desarrollo de la informáti­ca. estadística aplicada, genética, bioquímica, ecología y etología, ha afectado y afecta de forma revolucionaria a las colecciones.

La ecología y etología han ·dado lugar a la formación de nuevos tipos de colecciones sobre soportes documentales distintos, como son las fotograffas. sonogramas o audiovisuales.

Por otra parte, la perdida de diversidad biológica está provocando la especia­lización de las colecciones. el intercambio y préstamo del material depositado en ellas, para disminuir al máximo la colecta de nuevo material, sobre todo de aquellas especies que poseen una mayor vulnerabilidad. Las colecciones están cobrando cada día más importancia en los estudios de biodiversidad, proporcio­nando información sobre la variabilidad biológica que existía en áreas hoy degradadas de cara a su futum regeneración. No olvidemos que el 50% de las especies existentes en la actualidad aparecieron en los últimos 50-1 00 millones de años y se estima que el 50% se extinguirá en los próximos 50-100 años (May, 1988). Además todos los años se extinguen. sólo en las selvas por la deforestación incontrolada. de 4000 a 6000 especies de los aproximadamente 2 millones estimadas que existen en ellas, muchas de las cuales además descono­cidas para la ciencia.

Las técnicas desarrolladas en la genética y la bioquímica para ser aplicadas a los estudios zoológicos demandan tejidos biológicos inalterados. lo que está produciendo que en las colecciones se conserven los ejemplares (órganos y teji ­dos) in \·ílro. De ahí que además de extremarse el cuidado en los procesos de narcotización. sacrificio y extracción. los ejemplares dcban ser conservados en cámaras frigoríficas de _20cC a -70"C o en depósitos de nitrógeno líquido a 1 76Q C bajo cero. lo que de hecho significa mantener criocolecciones.

Por lo que respecta al futuro de las colecciones, aunque corno tal nunca es predecible a ciencia cierta, sí podemos afirmar que posee mejores perspectivas que nunca. tanto por la concienciación pública. como por el cont inuo descubri­miento de nuevas técnicas y métodos de estudio, que permiten obtener infonna­ción novedosa de malerial conservado clásicamente. Es el caso de técnicas

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CATALOOACION y GES'I10N DE W COLECCIONES CIEmlFICAS DE HISTORIA NATURAL

como PCR (reacción en cadena de la polimerasa) que, a panir de pequeños frag­mentos de ácidos nucleicos procedentes del material conservado históricamente en seco o fluido en las colecciones, es capaz de multipl icar dichos fragmentos, pennitiendo su comparación con los pertenecientes a ejemplares actuales.

En la actualidad los centros que albergan grandes colecciones son considera­dos como instituciones abiertas, auténlicos núcleos de dispersión de la cultura, que deben cumplir todas o algunas de las tres siguientes funciones:

L- Conservación y mantenimiento de sus colecciones. 2.- Investigación. 3.· Exhibición y educación pública.

Actualmente es un objetivo esencial asegurar la cansen'ación y manten!· miento de los ejemplares que componen las colecciones, evitar su deterioro y destrucción, ya que por desgracia es más frecuente cada día que sea el material depositado en ellas el único testigo de la riqueza faunística de ciertas zonas o de la existencia en algún tiempo histórico de dichas especies.

2.- DIFERENTES TIPOS DE COLECCIONES DE VERTEBRADOS

Distinguimos dos clasificaciones diferentes: 1) por la fonna de conselVación, 2) por la función de la colección.

2.1- POR LA FORMA DE CONSERVACION

Entendemos por fonna de conservación el tratamiento al que se somete a los ejemplares y el medio en el que se guardan para asegurar su perdurabilidad, ase tenemos:

2.1.1- Colecciones en nuidos.

Son aquellas en las que los ejemplares, completos o parte de éstos (extremi­dades, piel, etc.), se guardan incluidos en una solución conselVanle, general­mente de formol o alcohol etílico, en diferentes concentraciones, que evita la descomposición del material biológico. Todos los grupos de vertebrados se con-

w .

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LAS COLECCIONES DI! VER'reBIlADOS: USO y GESTlOS

servan de esta forma, aunque tradicionalmente era más frecuente en peces, anfi­bios y reptiles que en aves o mamíferos. También se conservan de esta manera las larvas y huevos. El material conservado de esta forma es empleado funda­mentalmente en estudios de morfología, fisiología, alimentación y parasitismo.

2.1.2· Colecciones de linciones.

Consti tuyen un tipo especial de colecciones de fluidos, pero por su creciente importancia las trataremos por separado. Se tratan en realidad de colecciones esqueléticas senslI lato. ya que de los ejemplares se conserva su esqueleto o parte de éste (extremidades, cráneos. columnas, etc.) articulado mediante los cartflagos. Normalmente se tiñen de diferente color los cartílagos y los huesos. trasparentándose los restos musculares. Se conservan en glicerina. Se emplean fundamentalmente en trabajos de morfología interna, ontogénesis y evolución.

2.1.3· Colecciones en 5«0.

Son aquellas en las que los ejemplares no se guardan sumergidos en una solu­ción conservante. Podemos distinguir tres tipos según el material que contienen: A) Colecciones de pieles: Principalmente se conservan de esta forma las pieles

de aves y mamíferos y raramente las de peces, anfibios y reptiles. Las pieles. una vez separadas de sus cuerpos, son sometidas a un proceso de curtido y a un tratamiento desinfectante. independientemente de su montaje para estudio o para exhibición. El material así preparado se emplea sobre todo en trabajos de morfología externa, patrones de diseño, coloración y muda. Actualmente se ha comenzado su uso en estudios moleculares con PCR. Los ejemplares montados en posturas naturales constituyen la fuente principal para las expo­siciones públicas.

B) Colecciones de huesos: El contenido de éstas son los esqueletos o partes de ellos. una vez eliminados todos los tejidos blandos susceptibles de descom­posición, tras procesos de descamado, desengrasado y limpieza. De esta manera se conservan los ejemplares de todos los grupos de vertebrados excepto los peces cartilaginosos. Los esqueletos o sus partes desarticuladas se emplean principalmente en estudios de morfometría, anatomía comparada y morfoecología. siendo utilizados tos esqueletos montados, por lo genera l, para exposiciones.

C) Otras colecciones en seco: También se conservan así: huevos y nidos de aves, escamas de peces, otolilos y preparaciones microscópicas de tejidos o

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CAT ALOGACrON y GESTION DE LAS COLECCIONES CJEl'lnFJCAS DE tUSTORIA NATVRAI.

estructuras animales. Se utilizan en trotbajos de etología. análisis de pestici­das, morfología y eSlUdios citogenéticos.

2.1.4- Colecciones criogénicas.

Colecciones de ejemplares. órganos o tejidos congelados (Dessauer, 1984). Los actuales trabajos de investigación a nivel molecular emplean técnicas bio­químicas y genéticas, que necesitan como substra to ejemplares que no hayan sido tratados con fijadores ni conselVantes, que alteran la estructura íntima de las moléculas. Incluso los procesos de sacrificio deben estar muy controlados para evitar que los narcotizantes empleados puedan alterar moléculas tan delica­das como proteinas o ácidos nucleicos util izados en las investigaciones posterio­res. Así pues los más modernos métodos de conselVación de los ejemplares tienden a que las estructuras y moléculas de éstos se mantengan igual que cuan­do estaban vivos.

2.2- POR LA FUNCJON DE LA COLECCJON

Dos son las funciones que puede tener asignada una colección: la investiga­ción, plasmada en las colecciones científicas y de tipos, y la educación, que implica colecciones de exhibición y didácticas.

2.2.1· Colecciones de innstigación.

Están constituidas por todos aquellos ejemplares que en función de su valor científico o histórico son o podrían ser objeto de trabajos de investigación. ¡nte­gradas por ejemplares bien documentados, ejemplares escasamente documenta­dos pero pertenecientes a especies e¡(tintas o en vías de desaparición o con un elevado valor histórico. Se conselVan de las diferentes maneras indicadas ante­rionnente y son susceptibles de ser empleadas en los estudios científicos que su fonna de conselVación pennita.

2.2.2- Colecciones de tipos.

Son una parte integrante de las colecciones ciemíficas pero, dada la impor­tancia del material que contienen, las trataremos independientemente. Están for­madas por los ejemplares denominados TIPO (holotipos. paratipos, sintipos, etc.). Aunque en sucesivos capítulos nos extenderemos más ampliamente sobre

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LAS COLECCIONES DI! VERffiSRADOS: USO y {]ESTIo~

éstos, queremos indicar aquí qué es un ejemplar tipo. Entendemos por ejemplar tipo a aquel que en algún momento sirvió sólo o con otros para describir y nominar un taxón nuevo para la ciencia. Por tamo son los ejemplares empleados como referencia en los trabajos taxonómicos. Aunque su fonna de conservación puede ser variada, lo eomún es que se trate de:

Pieles en seco (naturalizadas o no) en el caso de aves y mamíferos, de Ia.~

que se conservan en ocasiones el esqueleto o partes de él.

Ejemplares enteros conservados en fluido en el caso de peces anfibios y rep­tiles.

Como cabía esperar por lo expuesto suelen ser los ejemplares más preciados dentro de las colecciones científica~.

2.2.3- Colecciones de exhibición.

Constituidas por los ejemplares que forman parte, o son suscept ibles de hacerlo. de las exposiciones públicas. ya sean pennanentes, temporales o itine­rantes. Aunque los sopones de las exposiciones públicas actualmente son muy variados (vídeos. audiovisuales. etc.) las que incluyen material biológico por lo general poseen ejemplares naturalizados, fundamentalmenle aves y mamíferos. Aunque dichos ejemplares pueden estar escasamente datados, suele tratarse en muchos casos de la obra de taxidennistas de reconocido talento. y poseen un gran valor anístico o histórico adicional.

2.2.4· Colecciones didácticas.

Son un tipo especial de colecciones de exhibición. Aunque no muy corrien­tes en España, pueden asimi larse a esta categoria las colecciones de enseñanza de algunas cátedras universitarias y de enseñanza media. que cumplen en pane la función de facilitar e l aprendizaje académico, aspecto propio de este tipo de colecciones.

Siguiendo la opinión de Valdecasas (1984). nosotros proponemos que a semejanza de las existentes en otros centros extranjeros. como la Smithsonian Institution de Washington (Maddem. 1978) o el Natural Hi story Museum de Londres, se establezcan enlre nosotros colecciones "didácticas" en instituciones rnuseológicas. Estas faci litarían a aquellos visi tantes con conocimientos supe­riores a la media (coleccionistas privados. estudiantes de facultades. autodidac­tas) un mejor aprovechamiento de las colecciones de exhibición. más acorde con sus conocimientos.

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CATALOOAClON Y GESTION DE LAS COl.ECCKlNES CIENTIFlCAS DE IIJ.ITORIA NATIJRAL

2.2.5- Interrelaciones.

Aunque una política de colecciones clara y precisa debe limitar el cambio de los ejemplares de un tipo de colección a otro, en casos excepcionales todas ellas se deben encontrar interrelacionadas. de tal forma que este movimiento pueda ejecutarse sin problemas burocráticos o de otra índole, cuando un caso concreto precise su cambio de definición.

3.- POLITICA DE COLECCIONES

En este apartado analizamos un factor fundamental en las colecciones, que suele estar intuitivamente claro en la mente de sus responsables, pero quizá por ello resulta especialmente dificil de concretar y definir con palabras.

Entendemos como política de colecciones el programa de actuación del poseedor de la misma, encaminado a determinar claramente el sentido y destino de [a colección. Este programa debe ser e[ punto de referencia de todas [as actuaciones relacionadas con la colección y ha de estar claramente enunciado.

Inicialmente debemos planteamos tres preguntas:

¿Qué función y destino va a tener nuestra colección?: lúdica personal, inves­tigación, educación, etc.

¿Cuál será la demarcación territorial que abarcará?: local, provincial, nacio· nal....

¿Cuál será la representación zoológica que tendrá?: comprenderá algunos grupos taxonómicos, será generalizada ..

Otro importante punto que debemos planteamos es, como casi siempre, la cuestión económica. No sólo considerar con qué fondos vamos a contar para conslituir[a o ampliarla, sino también y fundamentalmente para mantenerla y conservarla adecuadamente. En el caso de colecciones ya constituidas nos debe· mos plantear seriamente, analizando todos los factores ya enunciados, cuales van a ser nuestros objetivos de trabajo y desarrollo.

Paralelamente se debe regular mediante una normativa el acceso y uso pam terceras personas o instituciones del material de [a colección. En dicha normati­va se recogerá el carácter público o privado del material, así como el material o los ejemplares de utilización restringida, si los hubiere: igualmente debe con­templar quienes son los responsables de la misma, condiciones de consulta, préstamo, elc. Todos estos conceptos se tratarán mas extensamente en próximos apartados.

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Otro asunto importante a tener en cuenta a la hora de definir la política de colecciones es el del personal con la responsabilidad del cuidado y gestión de la colección. Lo ideal es contar con técnicos especialistas en conservación, pero cuando ésto no sea posible. es necesario que los responsables tengan clara la importancia del material que manejan, ya que. como veremos en el apartado de mantenimiento, la desidia y las preferencias subjetivas son causa de falta de cui ­dado en el manejo, que producen graves deterioros tanto en los ejemplares como en su documentación. En casos de carencia de personal especializado es obviamente recomendable solicitar el asesoramiento de profesionales de otras colecciones.

Finalmente queremos hacer llegar hasta los responsables o propietarios de colecciones UIUl premisa bás ica que debe ser norma de comportamiento: La prioridad de conservación d e las colecciones. Esta premisa nos debe llevar siempre. por doloroso que resulte. a recomendar la decisión de depositar, ceder o donar a otra persona o institución adecuada las colecciones en vías de deterio­ro o destrucción, ya sea por fal ta de recursos económicos o humanos. espacio físico, medios adecuados de conservación, etc.

4,- DlNAMICA y GESTION DI-: COLECCIONES

Este apartado constituye el núcleo central del capítulo, ya q ue incluye todos los aspectos que conlleva el funcionamiento de una colección. Así considerare­mos todos los procesos a seguir desdc la incorporación de nuevo material hasta su salida de la colección, pa.~ando por el tratamiento del material biológico y documental. la utilización de la colección. su mantenimiento. etc.

En el siguiente cuadro se recoge un esquema general.

ADQUlSIC ION

ADMISION

1 Criterios de crecimiento 2 Origen de los nuevos fondos 3 Entradas 4 Preparación inicial 5 Almacenamiento

I Tratamiento del material biológico 2 Tratamiento de la documentación aneja 3 Ubicación

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CATALOOACIO OIlSl10N DE I..'.S COLECCIONES CtE/IITIHCAS OE HISTOIlIA NATUR.Al

UTILIZACION DE LAS COLECCIONES

MANTENIMIENTO DE COLECCIONES

I Consultas 2 Préstamos 3 Exhibición y didáctica

l Factores que inciden sobre las colecciones 2 Erectos sobre las colecciones 3 Rutinas de control y seguimiento

I Intercambios BAJAS DEFINITIVAS 2 Pérdidas y sustracciones

3 Donaciones de la colccción

ASPECTOS TECNICOS l Impresos DE LA 2 Búsqueda de nuevo material DlNAMICA y GESTION 3 Control y gestión de presupuestos

4.1- ADQUISICION

El engrosamiento de los fondos de una colección de historia natural se pro­duce por la llegada de nuevos ejemplares que entran a fonnar parte de la misma. Este proceso ha de seguir una serie de pautas, que por la importancia del tema deben estar claramente tipificadas y determinadas. Elaborar y reunir eSla infor­mación constituye una de las tareas fun damentales de los conservadores.

Representa senslI striclO la etapa de acceso físico de nuevo material. vendrá definida una vez más por la política de colecciones y debemos distinguir dos aspectos: criterios de crecimiento y origen de los nuevos fondos.

4.1 .1- Criterios de crecimiento de las colecciones

La Política de Colecciones definirá. entre otros objetivos, los criterios de cre­cimiento de las colecciones. Será la encargada por tanto de conjugar los intere­ses cient(ficos (líneas actuales y futuras de invest igación), museísticos (planteamiento de las necesidades actuales y futuras de las exhibiciones) y los de la propia colección.

4,) ,2- Origen de tos nuevos fond os

Pueden provenir de las aportaciones realizadas por personas o instituciones ajenas a la colección, o bien de los colectados por los medios y personal propio de las colecciones. Por tanto hablaremos de dos tipos diferentes de aportaciones: externas e internas.

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LAS COLECCIONES DE VERTEBRAOOS: USO y GESnON

1- Aportaciones externas.

Donaciones, intercambios, compras. depósitos y préstamos son las fuentes de suministro externo. Cada una de estas posibilidades conlleva unos criterios, por 10 general diferentes. La compra de material se realiza cuando no podemos conseguir por medios propios los ejemplares deseados. Las donaciones, depósi­tos, intercambios y préstamos. son siempre preferibles a la compra por ser méto­dos económicos y generalmente bien documentados.

- Donaciones. Entendemos por donación el conjunto de ejemplares y docu­mentos anejos cuya propiedad es trasferida. de forma gratuita, por su propietario a otra persona o institución. para que constituya ooa colección o engrose una ya ellistente.

- Intercambios. Estos, al igual que las donaciones, son una forma preciada de aumentar el volumen de nuestras colecciones, ya que al proceder el material de otra institución o persona dedicada a la misma actividad, por 10 general está bien documentado y en buen estado de conservación. Definimos como inter­cambio el trueque de ejemplares que realizan dos personas o instituciones pose­edoras de colecciones. a fin de completarlas o enriquecerlas mutuamente. Los intercambios entre instituciones publicas y particulares no son legalmente admi­sibles en España.

- Compm. Como antes mencionamos existen ocasiones en que es imposible, o resulta económicamente menos rentable. colectar directamente ejemplares interesantes para las colecciones. Es en estos casos cuando se recurre a la com­pra de estos ejemplares. El material a comprar suele ser buscado directamente por el conservador, aunque a veces existen ofrecimientos de venta por parte de personas o instituciones propietarias.

- Depósito. Las mzones por las que podemos tener en depósito material per­teneciente a otra persona o inslÍtución pueden ser muy variadas y por tanto su tratamiento será igualmente diferente. A modo de ejemplo comentaremos algu­nos casos más comunes.

La legalidad vigente en materia de conservación y tráfico de especies prote­gidas. y la cada vez más efectiva actuación de las fuerzas de seguridad encarga· das de su cumplimiento. hace que cada dra sean más frecuentes los decomisados y embargos cautelares. Tanto de ejemplares vivos como de sus restos naturaliza­dos o pieles.

En otras ocasiones son personas o instituciones las que por diversos motivos (falta de espacio o medios económicos. obras de remodclación. etc.) soliciTan depositar (para no perder la propiedad con una donación) su colección en la nuestra. En este segundo caso es cuando más debemos sopesar el interés del

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CAT ALOGACION y GIlSTlON DE LAS COL.ECCIONIlS CIENTIACAS DE HISTORIA NAruRAl

material y su concordancia con la política de colecciones, fren te al costo que el mantenimiento del deposito va a suponer. Un caso excepcional sería aquel por el cual no aceptar el depósito podría suponer riesgo de deterioro o destrucción de la colección. a pesar de no ajustarse a los intereses inmediatos definidos por la política de colecciones o que resulte gravoso. De cualquier fonna en este supuesto haremos todo lo posible por que el material sea donado directamente. o al cabo de un plazo prudencial si el titular no reclama su propiedad.

- Préstamos. Como definición general. entendemos por préstamo la salida temporal de ejemplares y su documentación para su estudio por una persona ajena a la colección. que tiene lugar fuera del recinto donde se ubica la misma, ya sea en otra dependencia del edificio que la alberga o en otro lugar distinto. Esta solicitud debe ser de un material concreto y destinado a un fin muy cspecí· fico y temporal. Al igual que los depósitos, los préstamos son un método de adquisición temporal de material, si somos nosotros quienes solicitamos el prés· tamo a otra colección o institución. Las condiciones y e)(igencias de uso y mano tenimiento del material nos vendrán impuestas por la otra parte. por lo que debemos aceptarlas. haciéndonos cargo con ello de la responsabilidad del mate­rial mientras pennanez.ca en nuestro poder.

2- Aponaciones internas.

Son las que proporcionan los ejemplares conseguidos por las e)(pediciones y muestreos realizados por el personal y medios particulares o institucionales pro­pios de la colección. Son métodos ideales de colecta. ya que se controla todo el proceso de captura tanto de los ejemplares como de los datos que los acompa­ñan. y se logra ajustar mucho más los resul tados a los criterios y necesidades detenninadas por la polftiea de colecciones.

4.1.3.· Entradas

Definiremos como entrada el material de igual o diferente especie que llega a la colección el mismo día, procedente de la misma persona o inst itución (inde­pendientemente de los lugares y fechas de colecta o colectores) y adquirido por el mismo concepto (compra, donación, colecta propia, etc.). Todas las entradas recibidas deben anotarse en el libro de entradas y generad.n una carpeta nueva en el archivo de colecciones.

1- Libro de entradas.

Libro impreso. encuadernado, de constit ución robusta que evi te un fácil deterioro, de hojas no intercambiables y numeradas correlativamente. En la con-

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LAS COLJ'.CCIO)olES DE VERmBRADOS, USO y GFSTlON

traportada O en la primera página deben figurar impresas las condiciones de uso, la fonna de cumplimentarlo y la explicación de las claves que puedan ser escri­tas en cada casilla. En él deben recogerse los siguientes dalOs;

¡. Número de elltrada

Es aquel que indica el número de la entrada en cuestión. Existen fundamen ­talmente dos sistemas para asignar dicho número; el primero sería la numera­ción correlativa a panir del uno. el segundo es una combinación de la fecha (que puede ser invenida o no) y un número, par ejemplo: si el día 22 de Marzo de 1990 tiencn lugar dos entradas. la primera sería 1990-03-22-01 (o 22-03-1990-01) Y la segunda 1990-03-22-02 (o 22-03-1990-02). El año puede indicarse con las cuatro cifras o sólo con las dos finales.

Tradicionalmente y aún en la actualidad se sigue empleando el segundo método. con las dos variantes. en algunas instituciones. Nosotros sugerimos la util ización de un número correlativo indicando la fecha de la entrada en Olra casilla del libro, por diversas razones:

a) La notación correlativa nos pennite saber en todo momento el número exac­to de entradas e¡¡istente (viendo el último número anotado) o las habidas en un detenninado período.

b) Evi ta los problemas de confusión de años. en diferentes siglos, sobre lodo cuando, como suele ser frecuente sólo se utilizan las dos últimas cifras de éste (por ej. 22-03-92. es el 22 de Marro de ¿1792, 1892, 1992?).

c) Evita errores de interpretación de meses y días. sobre todo en el trato con material procedente de, o enviado a, países anglosajones, que anotan primero el mes y luego el día de éste.

2 . Fecha de elltrada

Es el día en que se recibe el material, debe indicarse el día en dos cifras, mes en dos cifras (creemos que evita errores frente a la notación árabe en una sola cifra o a la notación romana) y año completo (evi ta errores de siglo ya comentados) . .

3. Pmcedem:ia

Nombre de la persona física, jurídica o institución que dona o vende el mate­rial que recibimos (independientemente del colector o colectores del mismo).

4. M odo de adq/lisici6n

Debe hacerse constar la circunstancia concreta por la cual adquirimos el material: compra, donación. intercambio, etc.

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CAT~LOG~CJON Y OesnON 00 I..A.S C'Ol,Et;OONFS C!I!N'nF1CAS OO!USTORIA N~'ruRAL

5. Número de catálogo

Es un dato importantísimo como explicaremos más adelante. en este momen­to no se anOlará, ya que sólo cuando hayamos procesado el material asignare­mos el número de catálogo.

6. Ubicocián

Se anotará a lápiz y (ya que puede ser un dato variable) la localización exac­ta del material dentro de la colección: habitación, annario, balda, caja -modifi­cándose cada vez que ésta varíe por alguna circunstancia.

7. Obsen'ocio/les

Se anotarán en esta casilla todas aquellas circunstancias de interés, no men­cionadas anterionnente. Igualmente, la baja definitiva del material en cuestión.

En todos estos campos, cuando por la elltensión de las anotaciones a incluir sea imposible hacerlo claramente en el espacio reseRVado para ello, debe indi­carse, mediante un código prefijado, que se consulte el archivo de colecciones, donde se reflejará adecuadamente dicha infonnación, así como cualquier otra adicional y que no esté contemplada en las casillas impresas. En el anexo 1 mos­tramos un ejemplo de libro de entradas. Como ya mencionamos todas las entra­das originarán además la creación de una carpeta, con su número, en el archivo de colecciones.

2- Archivo de colecciones.

Debe estar constilUido por carpetas dotadas de un mecanismo de fijación de documentos, que impida el extravío de la infonnación que contienen. En la por­lada de cada cal])Cta se debe anotar..el número y fecha de entrada, y posterior­mente el o los números de catálogo de los ejemplares cuya documentación contenga. En su interior se deben guardar:

Toda la infonnación complementaria e¡¡ istente no anotada en el libro de entra­das, por ejemplo los datos ecológicos, de campo, etc.

Correspondencia mantenida que haga referencia a la entrada, así como los impresos oficiales de donación, consultas, préstamos, etc.

Fotografías, diapositivas y cualquier otro registro gráfico del material que consti­tuye dicha entrada, o bien referencia de donde se encuentran archivados éstos.

Separatas en las que se ha empleado para su elaboración el material en cuestión o su referencia.

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LAS (.'()LECl:[ONES DE VERn:llRADOS, USO y GESIlON

Referencias de localización de las preparaciones microscópicas, tinciones, teji­dos congelados, parásitos, etc. provenientes de la muestra.

Formulario de entrada. A continuación indicamos mediante un ejemplo la infor­mación que debe recoger:

Clasificación taxonómica (lo más completa posible). Localidad, fecha de colecta y colector.

- Número de individuos que la forman. Sexo, edad si se conoce. - Referencias de localización de fotografías, diapositivas. etc. - Referencias de localización de separatas. - Referencias de localización de parásitos, tinciones. etc. - Tipo de ejemplar (piel, esqueleto, tinción, ejemplar completo. etc.) - Tratamientos de fijación y conservación.

Ubicación (a lápiz). Observaciones.

3- Etiquetado de entrada.

Cuando se ha anotado y guardado la información que acompañaba a la entr.l­da, es necesario proceder a etiquetarla. Se realizará una etiqueta de papel (con llnas características físico-q uímicas de las que hablaremos en el apartado 4.2.2.7) o de otra naturaleza según el proceso de preparación al q ue vaya a ser sometido posteriormente. Las anotaciones se harán con tinta china permanente (cuyas car.lcteríslÍcas se enllmeran en el apanado 4.2.2.6). Como mínimo debe­mos anotar en ellas los correspondientes números de entrada. Esta etiqueta será fij ada de diferente forma según el proceso de preparación a que vaya a ser sometido el material.

4.1.4.- Preparación inicia l

Hasta aquí hemos comentado todos los pasos que se deben dar para recoger y conservar la documentación aneja a los nuevos ejemplares que acceden a la colección, aunque aún no estén incluidos de "pleno derecho" en la misma. Seguidamente trataremos los aspectos tendentes a recoger y conservar adecua­damente los ejemplares que constituyen las nuevas entradas.

Como ya hemos comentado. la forma en que puede llegamos el nuevo mate­rial puede ser muy variada dependiendo de la fuente y origen del mismo. Aún cuando en próximos apanados sobre preparación y conservación Irataremos con más detatle técnicas, productos y procedimientos, queremos hacer aquí un breve apunte. Distinguiremos tres formas principales de recibir los ejemplares y su tratamiento inicial.

Page 42: MANUAL

CATALOGAClON Y GEST10N DE LO.S CO!.OCCIONES cu;:NTTPlCAS 00 IH:rfQR1A NATIlRAL

1- Ejemplares en fluido.

Es una fonna tfpica y clásica de recibir el material, éste viene incluido en una solución conservante. Cuando recibimos ejemplares en flui do debemos rea­lizar varias comprobaciones:

a- Verificar que el fluido que lo contiene no está deteriorado y es óptimo para la correcta conservación del material, si es necesario, re llenar o cambiar.

b- Comprobar que el envase es adcruado por sus componentes y hennetici­dad para la conservación de los ejemplares, sino es así, sustituir.

c- Asegurarse de que los ejemplares se encuentran adecuadamente fijados y no presentan señales de descomposición, de lo contrario someterlos a un trata­miento de refijaci6n antes de guardarlos.

Ni que dcrir tiene que estos procesos descritos deben realizarse siempre que tengamos la menor duda de un posible deterioro, aún cuando éste no se mani­fieste palpablemente.

2- Ejemplares en scro.

También es muy frecuente recibir los ejemplares o pane de ellos de esta fonna. Asf según se trate de esqueletos, pieles montadas etc .. diferirá el trata­miento a seguir: Cuando se trate de esqueletos o panes de ellos, debemos aseguramos que no son

ponadores de plagas, si no es asf debemos realizar un tratamiento profilácti­co ---cuarentena o fumigado--. Por último debemos comprobar que los con­tenedores son adecuados.

Cuando se trata de pieles, ya sean montadas para estudio o naturalizadas, debe­mos someter el material a un proceso de cuarentena o tratamiento profilácti­co de carácter general. Esto debe realizarse como nonna aunque su aspecto sea saludable, incluso cuando nos es devuelto un préstamo debe real izarse el tratamiento profiláctico antes de volverlo a incluir en la colección general. A tal efecto es conveniente poseer una cámara de fumigación.

3- Ejemplares frescos.

Es el que llega vivo o congelado. Esto último suele ser una fonna cada vez más frcruente debido al interés por conservar los ejemplares inalterados, de tal fonna que puedan ser utilizados como substrdto en las técnicas bioquímicas. En estos caso$, debemos guardar dichos ejemplares en la cámara de congelación existente a tal fin o en los depósitos de nitrógeno líquido, con su correspondien­te etiqueta de entrada.

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LAS CüU.CClONES DE VER11'JIRADOS: USO y GESTION

Si el material llega vivo, debemos sacrificar al ejemplar y extraer aquellos órganos o tejidos que posterionnente puedan ser utilizados, y congelarlos en viales tras ser etiquetados. El cuerpo o parte del ejemplar que no se congele, se tratará para ser conservado en fluido o en seco, como se ha visto anterionnente.

En ciertas ocasiones el material llega a nuestras manos en fase de descompo­sición sin ningún tratamiento de conservación, entonces es necesario evaluar su utilidad y decidir el tratamiento a seguir en consecuencia (congelación, fijación, maceración, etc.).

4.1.5.· Almacena miento

Una vez realizados todos los procesos an terionnente enunciados tendentes a la conservación de los ejemplares y de la infonnación que les acompaña. y si no es posible continuar con el procesado del material, debe procederse al almace­naje del mismo que se realizará en un lugar destinado única y exclusivamente a este menester, ya sea ulla cámara de congelacióll o un cuarto aislado físicamente del resto de la colección. En él deben mantenerse las mismas condiciones y control de parámetros (temperatura, humedad, revisiones periódicas. etc.) que en el resto de la colección.

Debemos tener siempre presente que un almacén de colecciones es un cuarto de colección donde el material está en espera de ser tratado, no abandonado.

4.2.- An MISION

Esta fase tiene por objeto el tratamiento de todo el material biológico y docu­mental de que consta la entrada: detenninación de los ejemplares, asignación de los números de catálogo. aplicación de las técnicas de preparación y conserva­ción definitiva . inventarios y catálogos.

Distinguimos dos grandes apartados en esta fase: el tratamiento del material biológico y e l de la infonnación aneja.

4.2.1- Trata miento del material biológico

Según la política de colecciones deberemos saber si e l ejemplar será destina­do a investigación o exhibición, independientemente de que con posterioridad pueda cambiar su estalus o localización en fun ción de la dinámica de coleccio­nes. Los métodos y técnicas de preparación necesarios para la conservación a

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CATALOOACION y GES1l0N DE LAS cou,ccro.'ffi.~ CIE.N11FlCAS DE IlISTORIA NAnJRAL

largo plazo de los ejemplares dependerán del uso posterior al que se destinen dentro de las colecciones de investigación o ex.hibición a las que fueron asigna­dos en la entrada.

Al estar programada la edición, dentro de esta misma serie de manuales téc­nicos, de un volumen que tratará específicamente y en profundidad los métodos y técnicas de preparación de vertebrados, nos limitamos aquí a mencionar aque­llos aspectos básicos necesarios para la correcta comprensión de todo el proceso de gestión.

Como indicamos en el apartado 4.1.4, la fonna en que generalmente vamos a disponer de los ejemplares tras su entrada será: ejemplares vivos, congelados, esqueletos, pieles, conservados en fiuido e incluso en fase de descomposición. Este estado del material va a condicionar en gran medida los usos posteriores a los que podrá ser destinado.

Los ejemplares vivos son los que nos proporcionan mayor infonnación, ya que poseen una mayor plasticidad para servir de substrato a múltiples técnicas de investigación. Por tanto, empleamos este tipo de ejemplares, par.! enumerar los diferentes tratamientos de preparación y conservación existentes a largo plazo. tendentes a posibilitar su empleo como substrato del mayor número posi­ble de técnicas de investigación y actividades ex.positivas. En el resto de los dis­tintos tipos de ejemplares (ver apartado 4.1.4) indicamos solamente cuales de estos procesos se pueden o no emplear.

1- Narcotización y sacrificio

Las sustancias anestésicas se emplean para la extracción de órganos o tejidos en el ejemplar vivo, los narcotizantes para relajarlos como paso previo a su sacrificio (Calvo, 1994). Cumplen además dos objetivos: que la muerte sea incruenta y que no produzca rigidez muscular en los ejemplares. La relajación muscular ofrece para las colecciones la ventaja de que los ejemplares tendrán una postura apropiada para la obtención de datos moñ ométricos.

Los narcotizantes usualmente empleados son;

Clorofonno de acetona

Eter etflico

M.s.222 (etil m-aminobenzoato, sólo usado en peces y anfi bios)

En ocasiones es necesario suministrar. de fonna previa a la narcOlización . alguna sustancia para que actúe sobre detenninados tej idos u órganos, de tal manera que en el momento de la extracción estén en óptimas condiciones para su posterior utilización en diferentes técnicas citológicas o genéTicas.

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LAS COLECCIONES OE VEllrF.llRADOS, USO y GESTION

2- Extracción de tejidos

Con el ejemplar anestesiado o recién muerto, procederemos a la extracción de los órganos o tej idos deseados. En el caso de ejemplares muertos la extrac­ción ha de realizarse lo más rápidamente posible o mantener el ejemplar en hielo para evi tar que la temperatura ambiente acelere los procesos de desnatura­lización,

Los tejidos deben congelarse, correctamente etiquetados, con prontitud. En el campo necesitaremos depósitos de nitrógeno líquido o nieve carbónica; en el laboratorio además podemos emplear un ultracongelador,

3- Obtención de datos morfológicos y biométricos

Es un proceso que se realiza simultáneamente a los dos anteriores. Debere­mos tomar el peso, sexo y medidas usuales en la especie. así como los caracte­res morfológicos (color y diseno de la piel. forma y color de las pupilas, etc.) que puedan desaparecer posteriormente. Los datos obtenidos vendrán a engrosar la información existente sobre el ejemplar y se procesarán con el resto de la documentación, como veremos más adelante.

4- Otras extracciones

Terminados los procesos anteriores podemos proceder a la extracción de los órganos que no se van a conservar congelados. por ejemplo el aparato digestivo. vejiga. etc, Puede ser igualmente el momento de aislar los posibles parásitos que porta el ejemplar.

Si el ejemplar va a ser fijado y conservado en fluido. estas extracciones no tienen que realizarse en esta fase del proceso. ya que este método de conserva­ción (como veremos posteriormente) permite conservar estos materiales y extra­erlos posteriormente.

5- Desollado y curtido

Este método tiene por objeto conservar la piel del ejemplar separada de éste, ya sea en fluido o en seco. La conservación en fluido seguirá el procedimiento general que se indicará posteriormente. La conservación en seco de la piel puede ser para estudio o naturalizada (con fines expositivos).

Para conservar una piel en seco es necesario someterla a un proceso de lim­pieza (para eliminar los reslos de suciedad, sangre, ele.), curt ido (para real izar una fijación celular. eliminar los restos de fibras musculares y grasa adherida a la dermis, ele.) y secado.

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CATALOOACION y GF$T10N 00 LAS (ULECCIONES ClhlfT1F1CAS DE HISfORlA NATURAL

Los productos de limpieza más utilizados son:

Agua y jabón panl la limpieza de suciedad general y sangre.

- Disolventes orgánicos como el tetracloruro de carbono, tricloro acético. acetona, etc .. para eliminar Jos restos de grasa.

El curtido generalmente tiene dos procesos uno físico y uno químico: El proceso físico elimina los restos de fibras, grasa y parte de la dennis, dando flexibilidad a la piel.

El proceso qufmico fija el tejido celular vivo. Los productos más usados son fonnol y sales de aluminio. sodio y potasio en distintas concentracio-­nes.

Una vez limpia y curtida, la piel debe secarse. Como veremos en el apartado 4.4.1, los valores apropiados de temperatura y humedad relativa para la conser­vación de las pieles son de 16° e a 24° e y del 50% al 60% de humedad relativa.

La operación de secado puede realizarse de tres formas:

- Estirándo la piel sobre una superficie limpia, lisa, seca y plana. fijándola con alfileres o tachuelas, según el tamaño. Nornlalmente se usa para pie­les de estudio de grandes ejemplares.

- Rellenándola de una estructura dura (proporciona rigidez al conjunto) recubierta de algodón hidrófobo (le da forma). Este relleno debe propor­cionar a la piel una forma de huso, para evitar rotunl de ápendices y ocu­par el menor espacio posible. Se usa para pieles de estudio de ejemplares pequeños.

- Montándola sobre una escul tura (de escayola. yeso, resina de poliester. fibra de vidrio, ... ) que refleje la anatomía del ejemplar vivo, con una posi­ción natural. Tradicionalmente se solian dcjar (una vez descarnada~) algu­nas partes del ejemplar (manos, tarsos, carpos, cráneo, ... ) aunque actualmente se tiende extraer completamente todas las estructuras óseas con el fin de disponer de los esqueletos completos. Son pieles naturaliza­das para exposición.

6- PrepardCión de esqueletos

Una vez que tenemos el esqueleto recubierto sólo con la mllsculalUra y extraídos todos los órganos, tejidos, etc. que se ha decidido conservar. procede­remos a la desarticulación o tinción del esqueleto.

Desarticulación. Su función es obtener los diferentes huesos que forman el esqueleto de un ejemplar, aislados unos de otros y limpios. Para ello pode­mos recurrir a (res métodos:

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LAS COLECCIONES DE VERTEBRADOS: USO Y GES110N

a) Maceración: se produce al someler los lejidos blandos a un lratamiemo de descomposición. Cuando sS! realiza mediante un cultivo bacteriano la maceración se denomina natural y cuando es por medio de una solución alcalina o enzimática (a temperatura y concentración variables) hablamos de maceración química.

b) Cocción del ejemplar en agua hasta conseguir la separación de músculos y cartílagos de los huesos.

c) Limpieza por artrópodos: consiste en ofrecer los restos que tenemos como fuente de alimenlo a diversas especies de artrópodos adultos o sus larvas, con el fin de que se 90man los tejidos blandos que aún permane­cen. Dependiendo de cual sea la especie empleada estos restos deberán estar en fase de descomposición. frescos o secados previamente en una estufa. Los grupos más comúnmente empleados son los derméslidos (del género Dermes/es u otros), algunos formícidos, ciertos isópodos y larvas de drpteros.

- TinciÓn. La otra forma en que podemos conservar un esqueleto es teñido. Este modo posee dos caracter(sticas: primero, el esqueleto, o la parte de él que tiñamos, permanece articulado unido por cartílagos, segundo, no se pue­den observar los huesos en todas sus normas, ya que su unión con otros 10 impide. La linción se realiza mediante las técnicas de Zug y Crombie (1970), Wassersug (1976), Dingerkus y Uhler (1 977). En esencia este método de preparación requiere desollar, eviscerar y fijar el ejemplar, tiñiendo selecti­vamente los tejidos óseo (de rojo con alizarina) y cartilaginoso (con azul de Alcián) mientras que el resto de la masa muscular se transparenta con solu­ciones de hidroxido potásico o de tripsina. El esqueleto así teñido se conser­va en glicerina pura y unos cristales de timol para evitar la aparición de mohos.

7- Conservación en fluido

Como ya hemos mencionado en otros apartados es una forma clásica de con­servar el material. Así pues podemos incluir el ejemplar entero una vez sacrifi­cado como test igo de la forma y proporciones de la especie para posteriores estudios anatómicos. Es importante haber extraído previamente los tej idos que deseemos emplear más tarde en estudios bioquímicos, ya que este tratamiento desnaturaliza muchas de las moléculas.

El resto de los tratamientos mencionados (desollado. linción o desart icula­ción del esqueleto. extracción de órganos y parásitos. etc.) pueden llevarse a

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CATALOOACION y GESTION OIlLAS COLECCIONES ClerrlFlCAS D~ HISTORIA NATIJIIAL

cabo años después de haber conservado el ejemplar en fluido. Incluso la deter­minación de las medidas externas puede realizarse sobre el ejemplar ya fijado y conservado en fluido, aunque deberemos hacer constar esta circunstancia en las observaciones, ya que existen diferencias enlre las medidas tomadas así y las conseguidas en el ejemplar vivo o recién muerto.

Antes de proceder a la c.onservación en fluido, debemos realizar un trata­miento de fijación celular que tiene por objeto detener la lisis celular y matar los microrganismos que pudiera portar el animal. Para ello incluimos al ejemplar en un fijador dur.mte un periodo de tiempo, variable en función del tamaño y grupo zoológico al que pertenezca, e igualmente depende de que el ejemplar esté o no desollado y eviscerado, ya que estas circunstancias influyen en la velocidad de penetración del fijador en los tejidos animales.

El fijador más usualmente empleado es el fonnol (metallal o aldehfdo fórmi­co) en disolución acuosa al 10% (Fink el al., 1978). Debe emplearse siempre tamponado con carbonato cálcico, carbonato magnésico, e incluso bórax si no tenemos los anteriores a mano, ya que el formol actúa sobre los huesos descalci­ficándolos al extraer los iones calcio. Debemos también hacer constar su carác­ter tóxico e irritante por inhalación y mencionar que se trata de un agente cancerígeno y productor de eccemas y alergias cutáneas, por ello debe manejar­se siempre con muchas precauciones y en ambientes bien ventilados.

Una vez que el material está fijado, es necesario incluirlo en una solución conservante que evite su descomposición. Las más usuales son:

Formol en disolución acuosa del 5% al 10%. Se emplea sobre todo para lar­vas y huevos de peces y anfibios conservados en fluido (es necesario emple­arlo ¡amponado).

Etanol el disolución acuosa del 65% al 75%, aunque lo usual es que sea al 70%, se emplea de forma genérica como conservante a largo pla7.0. No pre­senta toxicidad destacable para los seres humanos.

lsopropanol, también en disolución acuosa, su concenlración de uso varia del 30% al 75% aunque lo más usual es que oscile entre el 40% y el 50%; posee ventajas e inconvenientes contrapuestas a las del etanol según los diversos autores. Tampoco es reseñable su toxicidad.

Metano!. Históricamente se ha empleado como sustituto del etanol por su menor costo, hoy en día debemos desecharlo de nuestras colecciones y susti­tui rlo tan pronto nos sea posible por su elevada toxicidad.

El paso del fluido fijador (formol) al flu ido conservador (etanol o isopropa­nol), debe realizarse en ctapas aumentando la concentración de etanol (35%, 55%,70%,75%) o de isopropanol (20%, 30%, 45%, 40%). No obstante, Taylor

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I..'.S COUlCCJONES DE VERTEBRADOS: USO 'r OfSOON

(1977) sugiere que para los tipos los pasos por soluciones de etanol deben ser de 20%, 30%, 55% Y 75%.

Existe también controversia sobre si los ejemplares deben o no lavarse en agua antes de ser transferidos del formol al etanol o isopropanol, o hacerlo directamente para que en la solución final de conservación queden trazas de for­mol, nosotros preferimos este últ imo procedimiento, aunque no nos pronuncia­mos sobre su mejoría frente al lavado previo, ya que 105 estudios al respecto no son del todo concluyentes.

Por últ imo hay que cuidar que el volumen del líquido conservante sea apro­ximadamente el doble que el del material a conservar y evitar que queden bur­bujas de aire en el interior del recipiente para evitar las reacciones de oxidación que favorecen la desaparición de la coloración de los ejemplares.

8- Recipientes

Tan importante como las manipulaciones y productos químicos empleados en la conservación de los ejemplares son los recipientes donde éstos se van a conservar, a~í pues comenlamos a continuación cómo deben ser y qué propieda­des deben tener. Frascos, tubos y viales.

Se emplean para guardar material en fluido . esqueletos tenidos o no y mate-rial congelado. Son de plástico o vidrio.

Recipientes de vidrio: el vidrio debe ser neutro. inene y estable a diferentes concentraciones de ácidos. su boca debe ser de un diámetro 10 más parecido al del resto del recipiente y si posee rosca para la lapa en la boca. debe ser continua, con preferencia a la de tipo bayoneta.

Recipientes de materiales plásticos: deben ser inertes y estables (como los policarbonatos. metacri lato, polipropileno y polietileno) para evitar interac­ciones con los ejemplares y fluidos que contienen. Con características físicas semejantes a las indicadas para los recipientes de vidrio. Los tubos emplea­dos para guardar tejidos congelados deben soportar temperaturas de hasta -176 oc.

Tapa~' y tapones. Se utilizan para asegurar la henneticidad que evita la evaporación de los flui­

dos que contiene el recipiente. o para aislar del medio evitando la suciedad y humedad cuando guardan objetos en seco. Las principales propiedades que deben cumplir son:

Tapas: Su natumleza puede ser variada, preferentemente de alguno de los materiales plásticos antes mencionados. Nunca deben ser de baquelita. pues

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CIrITALOI:iAoCION Y GE'Sl'ION DIE LASalLECClOr<lES CIENTIFlCAS DE HISTORIA NAnJRAL

se rompen a los pocos años, ni metálicas (aunque estén revestidas de una capa de plástico), pues la duración de ésta protección es perecedera. Deben ser de rosca completa con preferencia sobre la de bayoneta para su engarce con los frascos o tubos.

Tapones: Deben ser de neopreno o alguna otra goma inene como la "Buma­N", por ejemplo, que posea .las propiedades de estabilidad que hemos mencio­nado o de algodón hidrófobo para guardar pielas en seco (por ej. pequeños cráneos). Nunca deben ser de corcho, ya que éste reacciona con los fluidos o con la humedad ambiental manchando los fluidos y tubos, e interaccionando con el material que protegen. Los tubos para congelados vienen dotados de sus propios tapones que resisten la presión a la que son sometidos.

Contratapas:

Se usan para asegurar la henneticidad. al pennitir hacer el vado eliminando los restos de aire de un frasco con fluido y deben ser de algún plástico mencio­nado. Otro tipo especial de contralapas son las obleas de polietileno laminar para evitar el deterioro de las tapas metálicas.

Cajas:

Fundamentalmente se emplean para guardar material en seco. ya sean esque­letos, pieles. etc. Pueden ser de cartón o de plástico, pero no es aconsejable las de madera, ya que producen emanaciones nocivas para las colecciones.

Cajas de canón. Deben tener las mismas propiedades que las indicadas para los papeles. Como canones con estas características son difíciles de conse­guir ya que la mayor parte de ellos se obtienen por reciclado de trapos y papel, debemos aseguramos que al menos tengan un pH neu tro y sean de fibra natural (algodón si es posible). Nunca debemos utilizar cualquier caja o tipo de cartón sin conocer sus propiedades químicas y naturaleza.

Cajas de plástico. Deben cumplir las mismas propiedades que los botes y tubos de dicho material.

4.2.2.- Tratamiento de la documentación a neja

Paralelamente a la aplicación de técnicas de preparación y conservación definitiva en los ejemplares, debemos hacer un tratamiento de la infonnación que los acompaña.

1- Número de inventario

La asignación de un número de inventario cuando se procesa un animal implica que se incluye definitivamente en la colección y. en el fu!Uro, nos per-

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LAS COLECCIONES DE VERnl\RAlX)5; USO y GIlS1lO~

milirá entre otras cosas uti lizarlo en préstamos. consuhas, etc. Con ello pasará a estar a disposición de la com unidad científica en particular y la sociedad en general.

Este número en nuestra opinión debe ser único y correlativo, a partir del número uno para cada ejemplar o lote separado en el tratamiento biológico, independientemente de que llegara formando parte o no de una muestra o 10le más amplio. Nos permitirá conocer en todo momento cuantos ejemplares exis­ten en nuestra colección y cuantos se han incorporado en un intervalo de tiempo determinado.

2- Número de catálogo

Existen diversos sistemas propuestos para la asignación de dicho número, de forma que contenga en sí mismo la mayor cantidad posible de información sobre el material al que afecta. Algunos de ellos son:

Sistema [SI (Steal et al .• 1976): Consta de 19 dígitos. mediante los cuales dcfine todas las categorías taxo­nómicas, desde reino, filo" .. hasta subespecie.

- Sistema Rubin (Osterdahl y Zenemberg, 1981): Consta de 12 dígitos que definen las categoda~ taxonómicas superior a familia (los tres primeros), la familia (los tres siguientes), género, especie y subespecie (los cinco siguientes) y el autor del taxón (el último de ellos),

El N.O.D.e. (National Oceanografic Data Center): Creado para animales marinos, presenta una mayor complejidad, aunque es más flexible que los anteriores. Sin embargo no ha sido desarrollado para animales terrestres o dulceacuíco1as.

Los dos primeros presentan algunos problemas a la hora de definir sinóni­mos, así como la asignación de idénticos números dentro de cada categoria a grupos concretos diferentes. También presentan diversos problemas de operati­vidad cuando se produce una revisión taxonómica. que aunque no es excesiva­mente corriente en vertebrados, suele ocurrir con cierta frecuencia. Todos estos sistemas se encuentran ampliamente comentados en Valdecasas el al. (1989).

Nosotros sugerimos para el caso concreto de las colecciones de vertebrados. bastante estables en su clasificación taxonómica y en su composición de catego­rías. la creación de un número de catálogo que eSTaría constituido por 12 dígitos, el primero representaría la clase, los dos siguientes, el orden, los dos siguientes la famil ia y los 6 últ imos el ejemplar concreto. EsIOS 6 últimos dígitos constitui­rían lo que denominamos anteriormente número de inventario y que recordamos se trala de un número único y representativo de eada ejemplar individualizado o lote de nuestra colección.

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CATALOGAClON Y Ges'I10N DE lA'l CO!.ECCJONES CIE'Nl1FlCAS DE HISTORIA NATURAL

Este sistema presenta a nuestro modo de ver algunas ventajas con respecto a los sis temas anteriormente mencionados como son:

Un cambio en la posición taxonómica o de nomenclatura a niveles infe­riores (género. especie o subespecie) no afectarfa a la numeración de los ejemplares afectados, ni a la de los taxones a los cuales acompanaba o acompafíará en el futuro dentro de una categorfa superior, Por ejemplo si Rafia perezi pasa a denominarse Hyla perezi, no será necesario renumerar todas las especies de los géneros Rana e Hyla, Ya que en nuestros núme­ros de catálogo no están codificados los géneros, especies y subespecies,

Un eventual cambio en niveles taxonómicos superiores (familia, orden) implicaría renumerar los ejemplares directamente afectados al tener que sustituir los dígitos que representan a estas categorías modificadas, pero no la numeración del resto de los ejemplares de la colección indirecta­mente afectados. En el ejemplo anterior sería necesario modificar sola­mente los dos dígitos que codifican para la familia Ranidae por los de la Familia Hylidae.

Tan sólo nos queda recalcar una vez más que el número de inventario es único para cada ejemplar, Por ejemplo. puede tener algunos órganos congela­dos, las extremidades teñidas, su piel seca o en fluido y el resto del esqueleto desarticulado en seco, Todas estas partes deben poseer el mismo número de inventario y de catálogo,

3- Actualización de la información

El tratamiento de la documentación siempre origina un aumento de la infor­mación conocida de los ejemplares, 10 que da lugar a una serie de actualizacio­nes en diferentes soportes de información ya existentes y a la creación de otros nuevos como el fichero de colecciones y tipos,

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Actualizaciones en el libro de entradas: Se debe anotar en él el número de inventario, que en su momento quedó en blanco. además de indicar la determinación taxonómica o cualquier otro dato que en el momento de la entrada no fue posible especificar, De igual forma se anota o modifica la ubicación del material si ésta varia,

Actualizaciones en el archivo de colecciones: Se debe anotar asimismo el o los números de inventario de los ejemplares individualizados de la muestra. así como crear tantas subcarpetas como individuos o lotes se hayan individualizado, las cuales incluirán los datos particulares y especí­ficos de cada uno de ellos: medidas, sexo, edad, ubicación, etc. Igualmen­te se anota los nombres y fechas de los determinadores y catalogadores.

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LAS COLECCIONES DE VERlEBRAOOS; USO Y GES110N

4- Fichero de colecciones Constituido por fichas impresas, en las que es recomendable que figure el

nombre del propietario de la colección y que deberían recoger gran parte de los dalas que se registran en el archivo de colecciones, como son:

- Número de inventario (o catálogo).

- Número de entrada.

- Clasificación taxonómica: Tan completa como sea posible, aunque es recomendable que como míni· mo se indique la fami lia, e.l género y la especie.

Colector y fecha de colecta.

Lugar de colecta: Tan detallado y completo como se pueda, es decir. punto exacto de colec­ta (por ej. km, 5,3 de la comarcal M-145), localidad, provincia, autono­mía, país ... , mar, archipiélago, etc.

Localización geográfica: Latitud, longitud, altitud, coordenadas UTM, etc.

Sexo, edad (y número de individuos, si es un lote)

Modo de adquisición.

Procedencia.

Métodos empleados en la preparación y conservación.

Clase de ejemplar: Completo, tinción, esqueleto, en fluido, naturalizado, etc.

Ubicación (a lápiz).

Observaciones: Se anotará, por ejemplo, si existen fotografías. publicaciones, etc. as í como las claves para su localización. En definitiva, cualquier circunstan­cia interesante no contemplada en los apartados anteriores.

La ordenación de las fichas tradicionalmente es por orden taxonómico, y en menor medida por orden alfabético de categorías. Nosotros sin embargo sugeri­mos un fichero ordenado de forma taxonómica (por ej. el de seguridad), ordena­do alfabéticamente por géneros (y especies dentro de estos), ya que es mucho más rápida la localización de ejemplares concretos y puede ser realizada por ayudantes o auxiliares de colecciones, que pueden no tener elevados conoci­mientos de sistemática.

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CATALOGAClON y OFSt1ON DE US CúU'=lONIlS ClEm'IFlCAS DE HISTORIA NAroRAl

Es conveniente como medida de seguridad, en caso de carecer de un soporte infonnático, poseer un juego duplicado de fichas, Ulilizándo uno para el uso dia­rio y el otro como fichero de seguridad_

Las fichas correspondientes a ejemplares tipo tendrán en un lugar destacado de la ficha la palabra TIPO, o se destacarán con alguna marca de color rojo.

5- Fichero de tipos

Es un fichero similar al anterior que cumple todos los requisitos ya indica­dos, pero cuyo contenido es una copia de las fichas que recogen la infonnación referente a los ejemplares tipo.

6- Etiquetado de colección

La etiqueta de entrada debe ser sustituida por la etiqueta de colección (y sus­tituirá tan sólo a esta etiqueta que nosotros asignamos), nunca sustituiremos las etiquetas ant iguas, de campo, colector o de otros centros, que pudiera acompa­ñarle, salvo que la pennanencia de estas junto al ejemplar pudieran suponer un grave riesgo de deterioro, ya sea para el ejemplar o para la propia etiqueta. En este caso debemos contar con un sistema de conservación de etiquetas como el propuesto por Kishinami (1 989).

En esta etiqueta es conveniente que aparezca impreso el nombre del propie­tario de la colección, y deben figurar como mfnimo los siguientes datos:

Número de inventario o catálogo.

- Nombre cient(fico: género, especie y subespecie.

- Sella y edad (si se conocen).

- Localidad y fecha de colecta.

Colector y número de colector.

Ejemplos de etiquetas y fichas de colección pueden consultarse en los Ane­xos finales.

7- Materiales empleados

Soportes de la informaci6n: Estarfan constituidos fundamentalmente por las etiquetas y fichas. 1.2s pri­

meras han de estar fabricadas con un tipo de papel que cumpla las siguientes características:

Estar tamponado de tal fonna que el pH varíe entre 7 y 8.

- Ambivalente en su empleo (tanto para seco como para nuido).

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LAS COLECCIONES 0Il VER11lBRADOS : USO Y OEST1ON

Poseer una composición de 100% algodón.

Ser de un gramaje elevado (que evite su fácil deterioro en el manejo).

Poseer trazas de fonnol en su composición (de efecto fungicida).

No sc ensuciará con facilidad, procurando que sea antiestático a fin de que no atraiga el polvo.

Durabilidad contrastada.

- La existencia de algunos antibióticos de amplio espectro en su composi­ción evita la proliferación de microrganismos que atacan las libras natura­les.

Aunque estas son las caracterfsticas ideales, no siempre es posible adquirir materiales que las cumplan, ya que ello estará condicionado al poder adquisitivo de la colección.

Tradicionalmente el papel más milizado en colecciones estadounidenses ha sido el "Byron Weston Resistal Linner Ledger", fabricado por la Byron Wenton Paper Co. (Dalton, MA, 0 1226, E.E.U.U.). En la actualidad se está desarrollan­do por parte del Departamento de Colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales un trabajo en colaboración con la Fábrica Nacional de Moneda y Tim­bre para desarrollar un papel de similares características en España.

En algunos casos especiales de preparación, como la maceración, no puede emplearse ningún tipo de papel fabricado con fibras naturales, ya que éstas son degradadas o deSlruidas en el proceso, perdiéndose la infonnación que portan. Es recomendable entonces emplear soportes de naturaleza sintética, que resisten estos procesos sin degradarse y en los cuales se graba la infonnación por un medio mecánico, de tal fonna que aunque se decolore el soporte, pueda leerse correcta y fácilmente la infonnación grabada. El método más sencillo y barato es emplear una cinta tipo "Dymo" y una máquina para grabar en ellas.

Tinta: Deben ser tintas pennanentes, no las denominadas comercialmente de esta

fonna (resistentes al agua), sino las conocidas como "tinta china", resistentes tanto al agua como al alcohol, fonnol, etc .. Las características que debe cumplir este tipo de tinta son (Williams & Hawks. 1986):

- Base de carbón en su composición.

Neutra o ligeramente alcalina (pH 7-8,5).

No corrosiva.

Moderadamente fluida.

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c,4.TALOGACION y GEST10N DE !..AS COi.ECClONES ClliNTlRCAS DE HISTORIA NATIJRAL

- Homogéneamente opaca en su tnlZO.

- Concentración de materia sólida superior a los 0, 18 g/mI.

Secar totalmente entre 90 y 180 segundos.

El color igualo superior al 16 de la escala Kodak de grises.

Resistente a la decoloración.

Resistente a los fluidos (agua, etanol, isopropanol entre otros).

Los mismos autores citados recomiendan tTas su estudio comparativo los siguientes tipos y denominaciones: "Rotring 17 Black", "Hunt Spcedball Super Blacklndia", "Pelikan 17 black·' (actualmente se denomina "Pel ikan Drawying Ink FT, black" - WilI iams & Hawks, 1988) "Higgins T- IOO".

4.2.3,- Ubicación

Una vez finalizada la fase de admisión, sólo nos resta situar los ejemplares en un lugar concreto de la colección. Esta circunstancia es esencial para el futu ­ro uso de la misma, ya que es fundamental conocer en todo momento donde se encuentra el material, a fin de localizarlo y extraerlo rápida y fácilmente, por ello debemos anotar cualquier modificación de la ubicación, ya que los extraví­os temporales suelen acabar en pérdidas definitivas.

Según todo esto, el espacio dedicado a la permanencia de las colecciones ocupará uno o varios cuartos numerados, estos a su vez contendrán armarios o estanterías igualmente numeradas. Cada uno de ellos poseerá baldas, estantes, bandejas ... , asimismo codificadas y en las cuales se situarán los ej emplares o las cajas y frascos que los contengan.

Todas estas claves de la exacta localización de los ejemplares: cuarto. arma­rio, estantería y balda se anotanin en la casilla destinada a ubicación en los dife­rentes soportes de la información (libro de entradas, ficheros ... ) a fin de que se sepa concreta y correctamente donde está situado cada ejemplar y sca fácil y rápido localizarlo y extraerlo para su utilización.

1- Grandes contenedores

En primer lugar queremos indicar que armarios y estanterias nunca deben ser de madera ya que ésta produce emanaciones nocivas para las colecciones en general. Se aconsejan metál icos y deben estar recubiertos con pinturas inertes que no produzcan emanaciones y con propiedades ignífugas.

Las estanterías, al no evitar el depósito del polvo y suciedad ambiental, deben utilizarse para guardar aquellos ejemplares que se encuentran dentro de"

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LAS COLECCIONES DE VEIllEBRÁDOs : USO Y GESTlON

otros recipientes menores (frascos, cajas, ... ) aunque es recomendable incluso en estos casos la conservación en armarios cerrados.

En la actualidad se tiende a conseguir que los grandes contenedores permitan asegurar dos imponantes objetivos: que aseguren la mayor hermeticidad posible y que permitan aprovechar el espacio al máximo.

Debemos pues panir de la base de que cualquier armario posee siempre mayor hermeticidad que una estantería. Para conseguir aumemar la hermetici­dad de los armarios es necesario que las puenas estén dotadas de unas jumas flexibles de material inene, como el neopreno o la goma "Suma-N". y que el cierre se efectúe por un mecanismo de presión que haga que las juntas sellen perfectamente. Aunque hasta hace ·poco tiempo este tipo de armarios no era dis­ponible en el mercado nacional, el Depanamento de Colecciones del Museo Nacional de Ciencias Nacionales ha desarrollado en colaboración con diversas firmas nacionales unos armarios que poseen estas características.

Para ahorrar espacio se recurre a la compactación de los armarios o estanterí­as, y se disponen sobre unas bases fijas que se desplazan sobre carriles. Con ello se consigue aumentar alrededor del 70% el volumen de almacenamiento en un espacio determinado (Fink el al., 1978).

Existen otros armarios que aun no siendo totalmente herméticos. permiten un gran aprovechamiento de espacio, son los armarios tipo "CIen". dotados de ban· dejas pequeñas regulables en su altura y que son ideales para guardar objetos de pequeño tamaño como cajas de preparaciones microscópicas. de esqueletos desaniculados o teñidos. etc.

Los ejemplares. órganos o tejidos congelados deben ubicarse en arcones o cámaras de ultracongelación, a diferentes temperaturas, de -20 cC a -70 oC según el destino que se les vaya a conferir. Los arcones deben estar provistos de unas batcas de plástico o alambre recubieno de plástico. que sean resistentes a las bajas temperaturas, para tener ordenado el material, de tal forma que la loca­lización del mismo sea rápida y que los contenedores esten abienos el menor tiempo posible. Las cámaras congeladoras tendrán adosadas a sus paredes estan­terías con baldas numeradas donde se depositarán los ejemplares o los recipien­tes que los contengan. igualmente numerados para su fácil localización.

4.3.- UTILlZACION DE LAS COLECCIONES

Concluidas las fases de adquisición y admisión, el material está en disposi­ción de dar servicio a la sociedad en general y a la comunidad científica en par-

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CATALOOAClON y GESTION DE LAS COlecCIONES C1~flCAS DE HIS1'OR;IA NA11.IRAl

ticular. Este servicio comprende: consultas, préstamos. exhibiciones y activida­des didácticas.

4.3.1.· Consultas

Previamente a cualquier consulta, la política de colecciones debe haber pre­visto qué material puede ser consultado así como quienes pueden hacerlo.

Es difícil establecer nonnas generales, en cuanto a las personas que pueden realizar consultas, aunque 10 genera l es que se pennita el acceso a per.~onas de reconocida conpetencia científica o que estén avaladas ¡x¡r olra persona o insti­tución que tenga dicho reconocimiento o solvencia.

Es recomendable que las consultas se soliciten por adelantado al conservador o persona encargada al afecto, para que pueda programarlas. Un plazo razonable seña de 15 a 30 días_ En la solicitud. el interesado debe indicar además de los datos personales o de la insti tución donde desarrolla su actividad, el motivo. objeto y fines de la consulta. Si la persona. objeto y fines de la consulta se ade­cuan al criterio existente en la colección. ha de comunicárselc la aprobación con indicación del día en que puede realizarla o la denegación de la solicitud. En el apaRado 4.6 se contemplan los aspectos técnicos de consultas.

4.3.2.- Préstamos

Son salidas temporales del material y su documentación para su estudio por paRe de una persona ajena a la colección. Tienen lugar fuera del recinto donde se ubica la colección (incluimos también como prestamo el realizado a investi­gadores del centro matriz que no sean de la propia colección). Se producen cuando una persona desea consultar un material de la colección durante cieRo tiempo y no puede desplazarse hasta nuestras instalaciones. o bien requiera la comparación a la vez con material prestado de varias instituciones distintas_ Como en las consultas se debe tener un cri terio claro y predefinido, sobre qué material puede ser prestado, a quien y para qué se presta.

Es necesario que en la solicitud, además de todos los datos ya indicados para el caso de consultas, se especifique el tiempo que se solici ta dis¡x¡ner del mate­rial. Lo nonnal es realizar los préstamos con una ~uración de seis meses. pudién­dose renovar hasta un tiempo máximo previsto por la politica de colecciones.

4.3.3.- Actividades expositiv8s y didáctica.

Constituyen un tipo especial de préstamo que se produce cuando el material solicitado peRenece a la colección de exhibición. Suele tener como finali dad realizar una exposición o alguna ac tividad didác tica.

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!.AS CO\..ECCIONES DE VERTE8RAOOS : USO V ()esnoN

La cesión temporal de estos materiales normalmente se realiza a institucio­nes, para que dispongan de él durallle un período de tiempo que puede ser inclu­so de varios años. Por lo general se efectuará cuando la institución solicitallle desea iniciar una actividad museológica y busca la colaboración de otra para ello.

Tenemos que e¡¡igir a la institución que recibe el préstamo el cumplimielllo de una serie de condiciones para la adecuada conservación y mantenimiento del material depositado (humedad , temperatura, iluminación, etc.).

19ualmentelmente se debe e¡¡igir al sol icitante la contratación de un seguro de los denominados "clavo a clavo" (recibe este nombre de las exposiciones artísticas, haciendo referencia, en el caso de un cuadro, a que el seguro se inicia cuando está colgado en la pared del centro emisor y acaba cuando vuelve de nuevo a la misma) que asegure en todo momento los posibles daños que pueda sufrir el material tanto en el lugar de e¡¡posición. como durante los traslados. También deberemos controlar las operaciones de traslado y exigir la contrata­ción de una empresa responsable, así como la uti lización de los medios de embalaje adecuados para evitar daños en el material.

Al margen de lo reseñado, la solicitud debe cumplir todos los requisitos ya mencionados para los préstamos.

4.4.- MANTENIMIENTO DE COLECC IONES

Es el seguimiento diario y los cuidados periódicos que hemos de realizar sobre el material que compone las colecciones, para prevenir los procesos degradativos que le pueden afectar.

Desde nuestro punto de vista este mantenimiento afecta a tres grandes con­juntos: los ejemplares, la documentación aneja y los contenedores donde unos y otra se guardan,

El deterioro de las colecciones se puede producir ¡>or multitud de factores: genéricos. específicos, intrínsecos o e¡¡tTÍnsecos a las colecciones y de su uso, Asf éstas se verán afectadas de diferente forma según la naturaleza de los mate­riales depositados en e llas y por tanto las rutinas de control serán diferellles.

4.4.1 .- Factores que pueden a reclar a las colecciones

los factores que pueden producir deterioros en las colecciones son de muy diversa naturaleza: agentes físicos. químicos. humanos, accidentes naturales,

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CATALOOAttóN Y GES'TlON DE LAS COLECCIONES cmN'11FlCAS DE HISTORIA NA T\JR.A.L

etc, por ello trataremos aquéllos que más incidencia tienen y la forma de preve­nirlos o controlarlos.

Aunque independientes, los agentes pueden agruparse en tres grandes cate­gorías:

- Naturales (espacio físico, humedad, temperatura, iluminación, contami­nantes químicos y biológicos).

- Accidentales (vibraciones, terremotos. incendios e inundaciones, cortes de suministro eléctrico).

Humanos (manejo, gestión, robo, vandalismo, obras y traslados).

1- Espacio físico

El carácter dinámico de la colección y su previsible aumento (donaciones, depósitos, etc.) es una premisa que tenemos que tener siempre presente y prever con antelación la necesidad de nuevo espacio.

Todos los que de alguna forma hemos tenido contacto con una colección sabemos que éste es el primer problema al que nos enfrentamos. Normalmente es insuficiente e inadecuado cuando no inaccesible (escaleras, pasillos estre­chos, sótanos, buhardi llas). La propia colección del Museo Nacional de Cien­cias Naturales ha peregrinado a lo largo de su historia buscando espacio y aún hoy d[a necesita nuevos locales donde seguir albergando sus colecciones.

En ocasiones se intenta conseguir edificios cedidos o en alquiler para paliar estas situaciones. Estas soluciones no son ideales pues siempre suponen locali­zaciones transitorias y riesgos de deterioro en los traslados. Actualmente la única alternativa rápida y más o menos asequible económicamente a la necesi­dad de espacio son los armarios compactos, comentados anteriormente. que aumentan el aprovechamiento del espacio disponible hasta en un 70%, con un costo muy inferior al de nuevas edificaciones.

Debemos tener siempre presente que las colecciones de tipos han de guardar­se en un espacio direrente al resto de la colección. Este espacio debe tener dos características: mayor seguridad y rácil evacuación en caso de necesidad.

En resumen podemos decir que la incllistencia de un espacio físico adecuado para albergar las colecciones producirá a corto plazo un colapso de sus activida­des y a medio y largo plazo un sin fin de otros deterioros físicos, pérdidas y des­trucciones de material.

Hemos visto la importancia de contar con un espacio suficiente para albergar ordenadamente las colecciones pero esto no es suficiente ya que las condiciones físico-químicas de éste se pueden ver modificadas negativamente por una serie de factores ambientales y contaminantes.

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2- Humedad relativa

Es un factor ambiental muy importante ya que la oscilación, tanto por exceso como por defecto, fuera de unos límites va a producir deterioros en muchos casos irreparables.

Thomsom y Bullock (1980) recomiendan mantener día y noche durante todo el año un valor de la humedad relativa del 55% ± 5%.

La falta de control de la humedad relativa ocasiona en las colecciones tres

tipos de problemas:

- Aparición de mohos con el aumento de la humedad

- Resquebrajamientos (por ciclos de contracción y dilatación) . . - Evaporación de los fluidos por disminución de la misma

Por añadidura un ambiente excesivamente húmedo o seco constituye un incómodo e inapropiado lugar de trabajo.

3- Temperatura

La filosofía general considera que el control de la temperatura es un aspecto del control de la humedad, ya que las fluctuaciones de la temperatura siempre están acompanadas por cambios en la humedad relativa.

El consenso general seiiala que las temperaturas más bajas se deben supedi­tar al bienestar humano y a la conservación de la energía. Asf esta debería ser de 20°C ± 4°C (Standfield, 1977). Otros autores sugieren valores de 19°C ± 1°C en invierno y 24Q C ± 1°C en verano.

La falta de control de la temperatura influye sobre la humedad relativa y directamente produce, por exceso, diversos efectos negativos en las colecciones: favorece la evaporación en algunos fluidos, produce licuación de la grasa en los huesos y en algunas partes de los ejemplares montados en seco.

En almacenes o áreas de exhibición cerradas al público (vitrinas) estaría per­mitido que disminuyera la temperatura, pero no hasta el punto en que pueda aparecer la condensación sobre superficies frías y no ventiladas. Sugerimos un rango de 10 - 15°C.

Como ocunía con la humedad relativa, los rangos de oscilación de la tempe­ratura deben pennitir que los lugares de trabajo sean saludables.

Para el control de los niveles de humedad y temperatura se emplean los ter­mohigrómetros, aparatos que registran de fonna continua sobre una escala gra­duada humedad y temperatura. En principio son sufi cientes para pequeñas colecciones, pero en grandes colecciones su control ocuparía una gran parte del tiempo del personal. por lo cual en la actualidad para controlar estos parámetros

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CATfJ..O(;ACION y 0ESI10N DE lAS CúLECClONF.S CIENl'lFlCAS DE HISTOIUA NATURAL

se están instalando sistemas de control de humedad, temperatura y luz por orde­nadores.

Para corregir y mantener dentro de los límites pennitidos estos parámetros, en salas pc<¡ueñas o medianas, exis ten humidificadores y deshumidificadores portátiles, de diferente potencia.

4- Iluminación

La correcta iluminación de [as salas de colecciones (tanto almacenes como zonas de exhibición) es un factor muy importante. La fmcción de infmrrojos de la radiación luminosa produce calentamiento de los objetos que la reciben con las consecuencias que hemos visto anterionnente. Esta fracción sólo esta pre­sente en la luz natural o artificial de incandescencia, por lo que debemos evitar este tipo de iluminaci6n. Con todo [a fracción luminosa más peligrosa es [a ultraviole ta ya que produce serios problemas de decoloración (Standfield. 1977).

Los límites admisibles de iluminación, según Thomson y Bullock (1978) son:

Luz tolal. Materiales moderadamente sensibles a la luz (por ejemplo materiales con al tos contenidos en grasa) luz de día o luz art ificial entre 200 ± 50 lux al nivel del ojo. Materiales sensibles (por ejemplo pieles) luz art ificial 50 lux .

Radiación UV. Proporción de UV en la fuente de la luz, menos de 75 microwatts/lumen.

Lo ideal es emplear lámparas de luz artificial de tipo fluorescente ya que además de no producir radiaciones peligrosas en la escala infrarroja, producen menor cantidad de radiación ultraviole ta; es aconsejable incluso con estas, emplear filtros que eliminen dichas radiaciones.

Humedad, temperatum y luz. deben ser controladas constantemente.

5- Polvo y contaminación atmosférica

Son dos factores ambientales que, aunque actúan de manera diferente sobre los objetos que comJKlnen las colecciones, suelen penetrar en éstas de la misma fonna, a través del aire.

Polvo. Es perjudicial porque;

a) Ensucia los materiales .

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I..AS COLECCIONES DI! VERTEBRADOS, USO Y GEST!ON

b) Su depósito puede pnxlucir reacciones quimicas entre los elcmentos quí­micos que transporta y los materiales de colección y absorbe la humedad del ambiente.

c) Puede transportar ácaros u otros organismos que como veremos constitu­yen plagas en las colecciones.

d) Actúa como abrasivo sobre los materiales.

Contaminantes almosféricos. La contaminación y sus efectos sobre las colecciones a pesar de parecer un mal actual, se conocen desde principios del siglo XIX (Baer et al., 1985). Podemos diferenciar distintos lipos de partículas contaminantes según su emisor:

a) Polución emitida por los materiales de construcción de los contenedores: fonnaldehido, urea·fonnaldehido. Ocasiona irritaciones en la piel y ojos.

b) Contaminación introducida por los sistemas de refrigeración: oxido de azufre, de nitrageno, ozono, etc.

c) Polución emitida por artefactos y ejemplares en exhibición: numerosos productos. como películas de fotografía, discos, seda de imitación o adhe­sivos, etc, que tenían en su composición celulosa de ni trato, al ser uno de los primeros plásticos descubiertos. producen emanaciones de oxido nitroso, nocivas para las colecciones, al combinarse con el agua fonnando ácidos corrosivos.

d) Acidos volátiles emitidos por los materiales almacenados: por oxidacio­nes locales se fonnan ácidos acélico, fónn ico y tánico que originan a su vez graves alteraciones. Posiblemente los contaminantes atmosféricos como peróxidos, ozono, dióxido de azufre y óxido de nitrógeno sean los responsables de estos daños. Se recomienda almacenar con aire seco y fresco, libre de gases o vapores oxidantes para prevenir el desarrollo de microrrcacciones de deterioro.

e) Contaminantes atmosféricos intTUsivos: óxidos de sulfuro, óx idos de nitrógeno, ozono, residuos de ¡¡¡baco, aerosoles alcalinos o micropartfcu­las de fibras textiles pueden igualmente reaccionar produciendo sustan­cias perjudiciales para las colecciones.

El método ideal para eliminar los agentes deteriorantes es contar con un sis­tema cerrado de ventilación que filtre el ai re antes de introducirlo en los habitá· culos ocupados por las colecciones.

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C>.TALOGAClON Y GESTION DE LAS COUCCIONES ClENTIPlCAS DE IDST'ORIA N .... TURAL

Para una información mayor sobre concentraciones máximas permitidas de cada elemento contaminante puede consultarse 8aer el al. (1985).

6- Infestaciones biológicas

Además de los contaminantes físicos y químicos, los seres vivos infestan en ocasiones las colecciones produciendo auténticas plagas de alto poder dcstructi­

'o. Además de los ácaros asociados al polvo y de los hongos, que transportados

por el aire en forma de esporas pueden proliferar en ambientes húmedos, existe una serie de organismos capaces de atacar las colecciones. Los más abundantes son los insectos (derméstidos, anóbidos, ptínidos, noctuidos, ps6cidos, etc.) que afectan fundamentalmente a colecciones en seco, soportes de papel y madera. También los roedores constituyen en ocasiones plagas peligrosas y devastadoras.

El principal medio para prevenirlos es la asepsia, ya que según LÍlUlie (1987) el 50% de las contaminaciones biológicas se produce por uno de estos tres moti­vos:

- Introducción de nuevos ejemplares en la colección.

- Reintroducción de ejemplares contaminados tras las consultas o présta-mos.

A través del sistema de ventilación.

Del 50% restante, el 36% es de origen desconocido y el 14% restante se debe a otras causas menores. Así pues casi el 50% de las plagas produc idas por orga­nismos biológicos podríamos evitarlas sometiendo a todos los ejemplares que ingresan en las colecciones a un tratamiento preventivo en una cámara de fumi ­gación (Szent-Ivani, 1969).

El segundo gran medio para evitar estas infestaciones consiste en la adop­ción de medidas preventivas periódicas, fumigando las colecciones y realizando un riguroso control de la~ condiciones ambientales para impedir e l desarrollo de los posibles organismos incluidos por accidente en las colecciones.

Las sustancias comúrunente usadas para la prevención de las plagas son: naf­talina, paradiclorobenccno (PD 8), y O,O-dimelil 2,2- diclorovinilfosfato (DDVP) (Williams y Walsh, 1989) este últ imo puede venir impregnado en tiras de poliviniJo denominándose comercialmente "vapona". Otros productos usados son el tricloroetileno, etil acetato, formol , disulfuro de carbono, ácido fónnico, lindano, timol, óxido de etileno, ele.

La exposición a cualquiera de estos productos puede provocar en el hombre innumerables efectos que van desde simples irritacioncs hasta cáncer o enfenne-

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TALOGAOQN y GES110N DE S COI..ECCIONES CIE.NnFICAS DR HISTORIA NA1tJItAL

En la actualidad algunos museos norteamericanos (sobre todo museos de arte situados en zonas de allo riesgo sísmico como California) están trabajando en posibles soluciones para evitar que vibraciones de distinta intensidad deterioren a las piezas de sus colecciones. Para ello ingenieros sísmicos han ideado pedes­tales que impiden la transmisión a la estructura de ningún tipo de vibración, aunque hoy por hoy, y además del elevado coste de estos sistemas, no ellistc ningún mecanismo seguro contra seismos.

8- Humedades e Inundaciones

Los efectos producidos por goteras, filtraciones de agua o roturas de cañerías que producen pequeñas inundaciones son muy graves, no sólo por su acción directa sobre los ejemplares secos, sino también por la alteración de los valores recomendados para la humedad relativa antes comentados.

Las grandes inundaciones producidas por catástrofes naturales son escasas, como los terremotos de alta intensidad, pero sus efectos pueden ser igualmente devastadores.

Para prevenir este riesgo deberemos controlar las alteraciones de la humedad relativa medianle los higrómetros, ya que un anonnal aumento de dicho paráme­tro puede ser signo de alguna filtración aún no apreciable a simple vista.

Para evitar o paliar los daños podemos ut ilizar pinturas plásticas o impregna­ciones con resinas de las paredes, para rechazar la penetración del agua.

Cualquiera de estos mélodos sólo sirve a medio plazo, pueslo que debemos ir al origen de la humedad. Lo realmente importante es mantener la red de agua (cañerías y desagües) en perfecto estado y evi tar en lo posible la localización de las colecciones en lugares prollimos a las zonas de alto riesgo sótanos, tejados, bajantes, elc.

9- Incendios

Suelen ser poco frecuentes pero sus efectos son devastadores. Como ejemplo señalar casos como el del Museo de Nueva York en 1865 o el más reciente de! Museo Bocage de Lisboa: En el Museo Nacional de Ciencias Naturales se pro­dujo un incendio en el verano de 1988 que, pese a sus pequeñas dimensiones, produjo daños de diversa consideración. Sus efectos fueron: primero. destruc­ción de pequeñas colecciones particulares (que en esos momentos se estaban analizando por diversos científicos para sus tesis y tesinas, con la consiguiente pérdida de material, tiempo y esfuerLO) y que posterionnente deberían haberse incorporado a las colecciones generales; segundo, obligó a dedicar a un numero­so equipo de especialistas para limpiar las colecciones de aves y mamíferos del

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hollín depositado sobre ellas a consecuencia del humo; y tercero, destrucción de equipamiento y estructura.

Así pues es preciso adoptar medidas de seguridad que eviten o disminuyan el riesgo de incendio y sus efectos. Para ello es necesario que existan extintores manuales y mangueras contra incendios situadas cerca de las colecciones. Lo ideal es contar con un mecanismo de detección, conectado a un sistema de des­carga automática de agua, COz' halón, espumas, etc. (según el origen del fuego y naturaleza de los materiales a proteger). Una inspección periódica realizada por especialistas, para que la instalación eléctrica se encuentre en buen estado y cumpla las normas de seguridad, evita múlt iples riesgos.

Un factor muy importante a tener en cuenta a la hora de producirse un incen­dio es la rápida evacuación de las instalaciones, tanto del personal como de los visitantes. En este sentido la existencia de sal idas de emergencia y su precisa indicación disminuye el riesgo para las personas.

Los cjemplares tipo, al menos, deberían estar situados en lugares de fácil evacuación sin riesgo para las personas y en armarios ignífugos, o cuando menos éstos y el resto de la colección deben estar en rumarios recubiertos de pinlUras ignífu gas.

Detalles concretos sobre componentes, aplicaciones, etc. se pueden consultar en el número 25 (1989) de Museum Asocia/ion Information Sheet. En España deben ajustarse las medidas contraincendios a las reglamentadas en la legislación.

10- Cortes en el suministro eléctrico

Aunque no excesivamente frecuentes y de corta duración, tienen una gran importancia de cara al conecto funcionamiento de los mecanismos de control medioambiental, medidas de seguridad y contra incendios, así como de las cámaras y congeladores donde tengamos depositados ejemplares para su trata­miento. Es importante para Jos aparatos informáticos. Sus efectos pueden ser altamente peligrosos, por ello debemos contar con un grupo electrógeno capaz de suministrar la energía eléctrica necesaria para el conecto funcionamiento de todos aquellos aparatos imprescindibles.

11- Manejo y gestión

Desgraciadamente no sólo las condiciones ambientales, plagas y accidentes son causa de destrucción de las colecciones. También el hombre, por acción u omisión es en ocasiones causa de deterioro de las mismas. Estas actuaciones afectan tanto a los ejemplares como a la documentación. Vienen motivadas por diversos factores:

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CATALOOACIONY GeST10N OtiLAS OOU!C'ClONl!S cmmtF1CAS Oti HlSTORlA NA'IVRAL

Uso de la colecci6n. Los ejemplares conservados en las colecciones son delicados y su manejo ha de ser cuidadoso, la fal ta de atención y cuidado en las consul tas y présta­mos puede producir desprendimiento o rotura de apéndices y perdida de eti­quetas. Así es fundamental la existencia de unas condiciones de manejo escritas para consulta o préstamo y exigir su cumplimiento (apartado 4.6). Conocido el problema,. los responsables de las colecciones deben tener listas negras con los nombres de aquellas personas o instituciones que han provo­cado el deterioro de material. Los responsables deben tener un minucioso control a 10 largo del tiempo de ellistencia de cada ejemplar, aunque para ello es necesario un mínimo de personal en colecciones que a veces es imposible tener.

Desidia. Afecta a toda la colección y generalmente es consecuencia de la inexistencia o inadecuación de una polftica de colecciones. La gestión de las colecciones varia a lo largo del tiempo, dependiendo del personal, y del poder adquis iti­vo. Los grandes problemas que se plantean son: primero, in terés casi ellclusi­'lO por una parte detenninada de la misma (debido a pareceres personales que no tienen que ver con el interés general de conservación de la colección, lo que provoca en numerosas ocasiones que el mantenimiento y las dotacio­nes económicas se hayan volcado sólo en una parte de la colección), provo­cando el deterioro del resto; segundo, la falta de rigor científico y la carencia de conocimientos sobre colecciones. La cuantía del deterioro dependerá del tiempo que duren estas situaciones.

12- Robo y vandalismo

Afecta principalmente a los ejemplares ellpuestos al público, ya que pueden ser más fácilmente objeto de actos de robo, vandalismo y barbarie.

Las medidas de seguridad que debemos adoptar para prevenir este tipo de daño son variadas:

Adopción de un riguroso control de acceso de personal a las zonas de inves­tigación y colecciones, evitando el libre movimiento de personas desconoci­dM.

- Existencia de un servicio de seguridad a cargo de compañías especializadas en horas no laborables, que al mismo tiempo posea claras instrucciones de actuación en caso de incendio, inundación, etc.

Ell istencia de un servicio de control de los visitantes a cargo de vigilantes de salas de ellposición.

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Al margen de esta medidas de seguridad debe tenerse presente que una lim­pieza y cuidado esmerado de las instalaciones y su e~posición disminuye la bar­barie de los visilantes.

13- Obras y traslados

Son producto también de la decisión humana y afectan tanto a ejemplares y documentación como a los contenedores.

En ocasiones, debido a obras de remodelación o por reestructuración del espacio dentro de las colecciones, es necesario trasladar el material existente en las mismas.

Esta es siempre una operación. peligrosa, ya que se puede producir deterioro, pérdida e incluso destrucción de los propios ejemplares o de la documentación que los acompaña. Además suele ser necesario hacerlo en el menor tiempo posi­ble y el volumen a mover es generalmente elevado.

Para evitar o paliar lo más posible estos peligros, es necesario planificar ade­cuadameme todo un plan de traslado, que debe comprender:

- Estudio previo de condiciones físico-químicas del lugar que va a acoger el material. Este debe reunir las condiciones medioambientales y de seguridad indicadas en este apartado.

- Condiciones de transporte, distinguiremos dos posibilidades:

a) A otro lugar del centro: debe realizarse de fonna ordenada, confonne a un guión establecido con anterioridad por los responsables de la colección.

Se llevará a cabo por el personal de colecciones, bajo la dirección y supervi­sión del responsable, adoptándose los medios de transporte (bandejas, cajas de cartón, etc.) que eviten pérdidas de material as! como accidentes en el manejo.

Se dibujará un plano del lugar de destino, con la ubicación exacta que va a tener cada ejemplar después del traslado, dichas ubicaciones serán numeradas y situadas sobre el plano, adhiriéndose una etiqueta con dicha numeración a cada ejemplar concreto antes de ser removido de su lugar de origen. Paralelamente dichas numeraciones se anotarán en hojas de traslado para que el responsable, au~iliado por el personal ayudante de colecciones, compruebe la correcta ubica­ción del material según se va realizando el traslado, constatándo además la ine­~istencia de pérdidas.

b) A otro centro diferente: además de cumplirse todas las nonnas indicadas en el punto anterior, el responsable de la colección deberá contratar una empresa de mudanzas especializada en este tipo de transportes, y si no fuera posible, una empresa cuya seguridad y responsabilidad éste contras­tada.

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,CATM-OOACION y GES1l0NOIl1.AS COlECCIONES CIENTIF1CAS OE HISTORIA NATURAL

Deberá asimismo di rigir y supervisar personalmente las operaciones de carga, descarga y correcta ubicación, acompañando personalmente al vehículo de transporte.

Contratará un seguro de los denominados "clavo a clavo", con cláusula de deméri to, que cubra los posibles despeñectos que se produzcan (sin la destruc­ción total del material).

Todo esto necesita una contratación extra de personal (mozos,transportistas. etc.) que en algunos casos constituye otro problema adicional, ya que la falta de especialización o la ausencia de motivación (no todo el mundo entiende porque hay que tener tanto cuidado con "animales tan viejos" o "llenos de polvo") puede ocasionar deterioro. Para evitarlos o aminorarlos debemos sensibilizar a estos colaboradores circunstanciales haciéndoles ver la importancia real del material que van a manejar_

4.4.2.- Efectos sobre los diferentes tipos de colecciones

Como podemos deducir no todos los agentes mencionados afectan de igual fonna a las diferentes colecciones que existen. por ello y a modo de resumen general indicamos la incidencia de éstos agentes en cada tipo de colección.

1- Colecciones en fluido

Se ven afectadas por aumento de la temperatura y disminución de la hume­dad que favorecen la evaporación y acidificación de los flu idos en contacto con el aire, la desecación y posterior descomposición de los ejemplares al secarse. La disminución de la temperatura o el aumento de la humedad, favorecen la proliferación de mohos, que afectan fundamentalmente a los contenedores. La iluminación produce decoloración en los ejemplares.

También se ven afectadas por las vibraciones y terremotos (con rotura de recipientes y los riesgos que ello entraña para los ejemplares que contienen) y por los incendios (por la inflamabilidad de algunos de los productos emplea­dos).

El resto de los agentes citados les afecta de fonna genérica.

2- Colecciones en seco

Estas colecciones son en polencia una fuente de alimentación para orgall is­mos que constituyen plagas, especialmente insectos.

Se ven afectadas también por variaciones de humedad y temperatura produ­ciéndose proliferación de mohos o resquebrajamientos y roturas de pieles debi­do a las fases de dilatación y contracción.

Page 71: MANUAL

u.s COU!CCJONI!S DI! VER'lElRADOS : USO y úI!S11O

Las vibraciones pueden producir roturas en las escuhuras de los ejemplares montados. Los incendios son altamenle peligrosos, sobre todo para las pieles.

Una iluminación inadecuada produce decoloración de pieles y licuación de grasas en los esqueletos por el calentamiento de la fracc ión infrarroja.

El resto de los agentes les afectan también de fonna genérica.

3- Colecciones de tipos

Dado que éstos se conservan en nuido o en seco, se ven arectados por los factores ya indicados, en la fonna mencionada con anterioridad. Únicamente queremos insistir una vez más en la importancia de extremar las medidas de seguridad y prevención que eviten el deterioro de estos ejemplares,

4- Colecciones de exhibición

Como están constituidas en su mayor pane por ejemplares naturalizados, les afectará fundamentalmente los factores que innuyen sobre el estado de las colecciones en seco.

Por su mayor contacto con el mundo exterior, la iluminación, contaminantes químicos, biológicos y las vibraciones podrán tener una mayor innueneia sobre el material montado.

Un factor que puede afectarlas seriamente son los robos, actos de vandalismo y barbarie, por lo que debemos extremar las medidas de seguridad al respecto.

Los demás agentes les afectan como en los casos anteriores de fonna gené­rica,

5- Contenedores

Aunque ya tratamos anterionnente los materiales y características que debían tener, queremos indicar que la humedad (por favorecer la aparición de herrum­bre en los contenedores metál icos), el polvo (por su efecto abrasivo) y los conta­minantes químicos (que pueden reaccionar con los materiales) son los que más importancia específica presentan.

6- Documentación

Por existir generalmente una base de papel en su composición, puede ser afectada por todos aquellos agentes deteriorantes del mismo, como la humedad (favorece la proliferación de hongos) el polvo, la iluminación (decolora las tin­tas) las plagas (son múhiples y variados los organismos que destruyen el papel, ya sea alimentándose de él o empleándolo para hacer sus nidos) la actuación

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CATALOOACfON y OI:'SJlON PE !.AS coI.F.Ccióidl!l CIENl1FlCAS DI! HISTORIA NA T1JRAL

humana (que pierde, roba o destruye la información), las obras, Jos incendios, etc.

4.4.3.- Rutinas de control en el mantenimiento de colecciones

La adopción de medidas para prevenir o paliar los efectos de los diferentes factores mencionados, no tendría ningún sentido sino van acompañadas de la realización de una serie de prácticas habituales tendentes a la detección y con­trol de posibles anomalías. Estas revisiones periódicas deben afectar a:

Factores de riesgo. Diariamente se deben inspeccionar de fonna visual las instalaciones de las colecciones y ellposición al objeto de descubrir anomalías. Semanalmente deben comprobarse, que los valores registrados por los aparatos de medida empleados (higrómetros, termómetros, ele.) son los correctos.

Materiales. Cada tres o seis meses, preferentemente antes y después de la estación cáli· da, deben revisarse las colecciones de fluido, comprobando defectos en los envases, el estado de nivel del fluido, u otras anomalías.

Si es necesaria la adición de fluido conservante. su proporción debe ser algo más rica, ya que la evaporación suele afectar más al soluto (etanol o isopropa· nol) por ser más volátil que al solvente (agua). Así para añadir etanol lo hare­mos al 75% en lugar de al 70%. No es conveniente cambiar con frec Llencia todo el fluido conservante ya que esto produce decoloración de los ejempla· res (Taylor, 1981). Sólo cuando el deterioro del fluido sea notorio y peligroso para la conservación debemos hacerlo, precedido de una refijación de los ejemplares.

Una o dos veces al año se deben fumigar las colecciones susceptibles de ser atacadas por hongos o insectos, independientemente de que durante todo el año renovemos los pesticidas menos dañinos para el hombre (tipo naftalina o vapona). Se deben igualmente reti rar para su tratamiento especmco aquellos ejemplares que presenten síntomas inequívocos de infección.

Cada tres o seis meses se debe penetrar en los ellposi tores, buscando en los ejemplares ellhibidos signos de deterioro, y si es preciso ordenar su retirada y restauración por los taxidermistas y preparadores.

Medidas electrónicas.

"

Se debe comprobar periódicamente (una vez o dos veces al mes) el buen fun­cionamiento de los sensores y alarmas de detección de incendios, subida de temperatura en la cámara, funcionamiento del grupo electrógeno, etc.

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Page 74: MANUAL

c.o.TALOGACION y GESTION DI! lAS COÍEccIONES ClENl1f1CAS DI! HJS'TOIUA NATIJRAl.

y ficheros de colección los documentos correspondientes al material en cuestión y se guardan en el archivo y fichero de bajas.

Una cuestión que debe quedar clara. es que aunque hallamos dado de baja a un cieno material, los números de inventario, catálogo o cualquier otro que pudiera ser específico del material, no deben nunca as ignarse de nuevo a otro material.

4,6,- ASPECTOS T EC NI COS DE LA Dl NAMIC A y GE STlON DE COLECCIO NES

Contempladas las diferentes actividades, cuidados y operaciones de manteni­miento que deben considerarse en la dinámica, Ulil ización y gestión de coleccio­nes vamos a considerar algunos aspectos de carácter burocrático.

4,6,1.· Impresos

Como hemos ido comentando en muchos apartados anteriores, todo movi­miento del material de una colección debe quedar reflejado por escrito en dife­rentes documentos nonnalizados e impresos de antemano.

1- Consultas

Vistas en el apartado 4.3.1, comentamos aquí la necesidad de un fonnulario nonnalizado e impreso de consulta en el que se recojan los datos personales y profesionales del consultante, material consultado, etc.

Este fonnulario, que se cumplimentará por duplicado (copia para el consul· tante y copia para nuestro archivo), debe llevar impresas al dorso las condicio­nes del mismo. Es recomendable que dichas nonnas contemplen como mínimo estos aspectos:

o

- Conservar el ¡naterial recibido en las condiciones adecuadas. No se pue­den realizar, sin penniso previo, tratamientos irreversibles ni moldes del material.

Las preparaciones, disecciones o cualquier otra parte del material resul· tante de las manipulaciones autorizadas, se devolverán junto con los ejemplares, debidamente etiquetadas.

En caso de descripción de nuevos taxones, se devolverá todo el material tipo, salvo acuerdos específicos sobre paratipos.

Page 75: MANUAL

Respetar las et iquetas originales de los ejemplares y adjuntar una nueva con las modificaciones del revisor.

Rogar el envío de una copia de cualquier publicación basada en el eSlUdio de la totalidad o parle del material y que en dicha publicación quede reflejada la titularidad del material.

El impreso debe ser finnado por el consultante antes de iniciarse la consulta, 10 que implica la aceptación y cumplimiento de las nonnas.

La consulla debe realizarse dentro de las instalaciones de colecciones, en algún laboratorio o cuarto destinado a"tal efecto (no necesariamente de uso exclusivo para consultas, pero sí de uso exclusivo de colecciones), ya que la salida de dichas dependencias debe 'considerarse como un préstamo.

Una vez terminada la consulta, el responsable debe asegurarse de que el'esta­do del material es el mismo que antes de realizarse anotando las incidencias observadas por si hubiera lugar a demanda de responsabilidades. Es bueno tam­bién anotar en el reverso de la ficha o en el soporte inronnático tal circunstan­cia, así como las incidencias que se hayan podido producir.

En ocasiones como consecuencia de una consulta pueden producirse modifi­caciones o aportes de infonnación en la detenninación, sexo, etc. de los ejem­plares consultados, en estos casos, debemos trasladar dichos cambios a todos los soportes de infonnación que poseamos.

2· Préstamos

Como complemento a los aspectos mencionados en el apanado 4.3.2 sobre préstamos, comentaremos aquí las condiciones en que estos deben realizarse.

En primer lugar el responsable de la colección debe evitar remitir todo el material que posea de una misma especie o grupo de una sola vez, por dos moti­vos fundamentales: no dejar sin representación de estas especies la colección. ante la eventualidad de posteriores solicitudes de consulta o préstamo y evitar el riesgo de pérdida, destrucción. etc. de todos los representantes de las especies durante el transporte.

Además de empaquetar el material adecuadamente para evitar su deterioro por manipulación negligente o acCidente durante el transporte, cuando la impor­tancia del material lo requiera, debe realizarse un seguro, con cargo al solicitan· te, de los denominados "clavo a clavo" especialmente cuando el material prestado se encuentre naturalizado (por la espec(al fragi lidad de éste) o tenga como destino final una exposición. Además debemos asegurarnos de que el medio de transporte es el más adecuado, y sobre todo utilizar un medio que nos asegure su entrega (correo certificado, empresa de mensajería, etc.).

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Page 76: MANUAL

CA TALOOAOO~ y OES11ON OIII.AS COu,cCIONES ClEM'tFICAS DE mS1'ORlA NAnJIlAL

Siempre que se produzca un préstamo, debemos hacerlo constar en el sopor­te de datos que nosotros tenemos. Si no lo hacemos así, las fichas de dichos ejemplares deben pasar a un fichero especial, dest inado al material en préstamo. También es conveniente dejar un testigo (el frasco o caja que contenía el mate­rial, u otro indicador) que nos recuerde que ese lugar está ocupado por material en préstamo.

Al igual que las consultas, los préstamos deben llevar impresas las condicio­nes en que se realizan y que deben ser aceptadas y cumplidas por el receptor, estas condiciones mínimas son;

El préstamo se considera personal e intransferible.

Conservar el material recibido en las condiciones adecuadas. No se pue­den realizar, sin penniso previo, tratamientos irreversibles ni moldes del material.

- Las preparaciones, disecciones o cualquier otra parte del material resul­tante de las manipulaciones autorizadas, se devolverán junto con los ejemplares, debidamente etiquetadas.

- En caso de descripción de nuevos taxones, se devolverá todo el material tipo, salvo acuerdos específicos sobre paratipos.

- Respetar las etiquetas originales de los ejemplares y adjuntar una nueva con las modificaciones del revisor.

Rogar el envío de una copia de cualquier publicación basada en el estudio de la totalidad o parte del material y que en dicha publicación quede reflejada la titularidad del material.

Devolver el material en las cajas o envases originales y con el mismo tipo de correo o en su defecto el más seguro posible.

En caso de recibir material asegurado, el envío de devolución irá acompa­ñado de un scguro de igual cuantía.

El impreso debe cumplimentarse por triplicado. El original firmado por nosotros quedará en nuestro poder guardado en un archivo de material en prés­tamo, las otras copias se remiten con el material. La primera copia deberá devolvérnosla finnada el receptor una vez recibido el material. indicándo la fecha y el estado del material a su llegada y aceptando las condiciones del prés­tamo, la segunda copia quedara en su poder.

Una vez devuelto el préstamo, se comprueba su estado, se reintegran los ejemplares a su lugar correspondiente y se guardan las dos copias del impreso en el archivo de colecciones. Un ejemplo de impreso de préstamo puede verse en los Anexos finales.

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!.AS COU:¡;CIQNES DE VllItTE(lRADOS : USO Y GIlSTlON

3- Depósitos

Cuando la autoridad competente (orden judicial) decide utilizar nuestras ins­talaciones como depósito de material incautado, a espera del juicio que detenni­ne la legalidad o no de la posesión decomisada, debemos recibir una copia del oficio ordenando el depósito, si esto no ocurre así debemos cumplimentar un impreso de depósito en que consten claramente el material que recibimos, de quién lo redbimos y otras circunstancias.

Cuando el interesado en hacer el depósito es un particular u otra institución, y siempre que se ajuste a la política de colecciones, además de cumplimentar el impreso correspondiente detallando el material, estado de conservación, etc. se deben acordar por escrito las condiciones en que se realiza el depósito, como son: quién correrá con los gastos· que genere el depósito, seguros, materiales y personal de conservación, etc. Incluso se puede pactar cláusulas de transferencia de propiedad despues de un número detenninado de años de depósito.

Un tercer caso puede venir motivado cuando otra institución o particular, ya sea por obras de remodelación o acondicionamiento por pérdida temporal de recursos económicos o por otra circunstancia, se vea obligada a buscar aloja­miento para sus fondos y decida que nuestra colección es el lugar idóneo. En este caso debemos hacer un esfuerzo dentro de lo posible, aunque hagamos variar en alguna medida nuestra programación, para acoger dicho material y evitar asr un grave deterioro o destrucción del mismo. De cualquier fonna debe­remos fonnalizar el impreso de condiciones ya mencionado con anterioridad.

Los fonnularios de un depósito, por la especificidad del material al que afec­ta, no es conveniente tenerlos impresos. Debe realizarse un documento escrito entre ambas partes en el que quede totalmente claro las causas, dllIación y con· diciones del depósito, quién soportará los gastos de mantenimiento del material, el compromiso de la institudón receptora a mantener correctamente conservado el material, etc. Es igualmente importante que quede constancia de las personas que finnan el documento y en vi rtud de qué autoridad administrativa asumen el acuerdo de depósito.

4- Donaciones

Cuando una persona física o jurídica manifiesta el deseo o la posibilidad de realizar una donación, debemos iniciar una serie de gestiones encaminadas, por un lado a analizar la conveniencia o no (ajustarse a la política de colecciones) de incorporar a nuestra colección el material ofrecido y por otro a constatar el esta­do de conservación, relevancia científica y documentación aneja al material (sin olvidar la acreditación que debe acompañar a dichos ejemplares cuando estos se encuentren incluidos en alguna lista de conservación de la fauna CITES, Conve­nio de Berna, etc.)

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,CAT"LOGAClON y GE'S!10S DE lA'i COLECCIONES ClENl'lFJCAS DE IfISTOIUA NATIIllAL

También es n«:esario cumplir todos los trámites legales que conlleva una donación y que por la particularidad de cada una sería difícil desarrollar aquí. Indicamos solamente que deben ajustarse a la normativa legal vigente desarro­llada en los decretos y leyes que afectan a los Museos de titularidad estatal, legislación autonómica y a las relaciones entre empresas o sociedades si suce­diera entre entidades privadas.

El impreso de donación debe ser suscrito por ambas partes, en él se reflejará como mínimo los datos personales del donante, responsable del centro con poder para aceptar la donación, fecha, material objeto de la donación, etc. Este impreso deberá cumplimentarse por dllplicado, una copia para el donante y otra para el archivo de colecciones. Un ejemplo de impreso de donación puede verse en los Anexos finales.

5- Intercambios

Aunque ya tratamos en el apartado 4.1.2.1 los intercambios, indicamos aquf algunos aspectos importantes no contemplados con anterioridad.

Por lo qlle respecta al tratamiento jurídico, este es triple, ya que un intercam­bio esta constituido por la suma de una donación (por lanto le afecta todo lo indicado en el apartado anterior), una baja definitiva (ya tratada en el punto 4.5) y una "exportación" si es al extranjero (del Patrimonio Nacional si el poseedor es una Institución Pública).

Como en el caso de las donaciones, pueden existir problemas legales cuando el material que nosotros deseamos remitir está inventariado ya que pertenece a una colección pública y forma parte del Patrimonio Nacional. En este caso es conveniente solicitar un informe a la asesoría jurídica y linos permisos de expor· tación, si el intercambio es con un centro extranjero.

Cuando el material no está incluido en la colección, los trámites legales dis­minuyen salvo que ese material se encuentre contemplado en alguno de los dife­rentes convenios existentes sobre conservación y protección de especies.

El impreso de intercambio será similar al de préslamo pero en é l se indicará el material que remitimos y el que recibimos a cambio. Deberá cumplimentarse también por triplicado, una copia nos quedaremos al remitir el material y dos mandaremos con éste, para que una de ellas nos sea finnada y devuelta al reci­bir el material. Un ejemplo de impreso de intercambio puede contemplarse en los Anexos.

6· Compras

Una vez decidida la idoneidad dc la adquisición, deben solicitarse del vende-

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LAS COUiCCIONES DE VERTEBRADOS: USO Y GESnoN

dor los documentos jurídicos que avalen tanto la propiedad del material ofertado como aquellos que legalicen el material si está contemplado en algún tratado o convenio de protección. Igualmente debe formalizarse un documento de com­praventa, o factura donde conste la transacción comercial. Aunque en ocasiones es económicamente rentable, es un método que debe utilizarse con cautela, ya que no es recomendable favorecer la creación de un comercio de animales, que por un lado pueda poner en peligro la supervivencia de las especies y por otro genere un mercado especulativo.

4.6.2.- Búsqueda de nuevo material

Si éste es uno de los objetivos di la política de colecciones, el responsable de colecciones. además de cuidar del adecuado mantenimiento y conservación de su colección, debe estar en continua búsqueda de nuevas fuentes que la incre­menten.

Asf debe intentar conseguir acuerdos de cooperación con instituciones encar­gadas de la gestión de espacios naturales, donde de forma natural o descastes. se producen todos los años bajas en sus poblaciones de tal forma que esos ejempla­res sean donados a la colección.

Igualmente debe estar en contacto con las au toridades gubernativas encarga­das del decomisado de especies protegidas, o ilegalmente taxidermizadas, etc., para que dichos ejemplares sean deposi tados en el centro donde desarrolla su actividad profesional.

4.6.3.- Control y geslion de presupuestos

Dentro de sus funciones de gestión, el conservador debe realizar una adecua­do gasto del presupuesto asignado. priorizando el gasto de acuerdo a las necesi­dades más perentorias en cada momento para la colección. En definitiva debe saber discernir en todo momento, qué gastos son imprescindibles y cual es la mejor relación calidad precio de cada producto.

El responsable de la colección debe tener conocimientos sobre proveedores, productos, empresas de mensajer{a, transpone, compañías y tipos de seguros.

S,- INFORMATlZACION DE COLECCIONES

Históricamente el sopone de la información que acompañaba a los ejempla­res, además de las etiquetas. han sido las fichas de datos y los ficheros donde

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CA T ALOOI\C10N V GESTION DI> l.AS COLECCIONES CIE'NI1F1CAS DE HlSTORl/\ NI\1\JRi\L

éstas se guardaban ordenadas por diferentes criterios: tallonómicos, alfabéticos. numéricos.

Actualmente los avances de la infonnática nos pemliten almacenar en discos magnéticos, ópticos, etc. grandes bases de datos en un espac io reducido, con muchas ventajas frente a los tradicionales sistemas. Algunas de ellas son:

- Obtención rápida de copias de seguridad.

- Etiquetas, fic has, o listados generales en papel, ordenados por uno o varios campos de fonna automática.

- Corrección, modificación ° actualización de los datos de cada registro sin necesidad de duplicar toda la ficha.

En definitiva facilitan enonnemente la gestión y actualización de los datos en tiempos muy cortos.

La oferta que existe actualmente en el mercado es elltensa y variada, por tanto debemos elegir aquel sistema que, dentro de nuestras posibilidades, mejor se ajuste a nuestra necesidades.

Finalmente un factor a tener en cuenta segón el volumen de la colección es la obtención de copias de seguridad y su almacenamiento. Dado que el objeto de las copias de seguridad es asegurar que la infonnación no se pierda, debere­mos almacenar dicha infonnación fuera de la unidad donde se guarda la base de datos, y para mayor seguridad fuera de las colecciones, físicamente en otro lugar.

6,- GLOSARIO

Archivo de colecciones. Lugar donde se guarda toda la infonnación relativa a los ejemplares de la colección. y que no puede indicarse (por su extensión) en el libro de entrada, ficheros de colecciones. libro de inventario o cmálogo.

Baja definiti va. Destrucción o pérdida definitiva de un ejemplar de la colec­ción.

Carpeta de archivo de colecciones. Unidad de organización del archivo de colecciones.

Colección. Conjunto de ejemplares, documentación y contenedores de ambos.

Colección científica. Aquella cuyo objeto es servir de base a la investiga­ción actual y futura, o haber servido como objeto de la pasada.

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Page 81: MANUAL

u.s COUlCClONES De VEltTEBRAOOS : USO y GESTlON

Colección didáctica, La que tiene por objeto la exhibición especializada a colectivos con especial fonnación o interés (estudiantes universitarios, coleccio­nistas particulares, profesores de institutos, etc.).

Colección de exhibición, Colección cuyo objeto fundamental es ser emplea­da en exposiciones temporales o pennanentes.

Colección de tipos. Conjunto de aquellos ejemplares que fundamen tan la denominación de taxones. de acuerdo con el Código Internacional de Nomen­clatura Zoológica.

Consulta. Acción de eSlUdio del material y su documentación por parte de una persona ajena a la colección, que tiene lugar en el recinto donde se ubica ,,~.

Cuarentena. Período de aislamiento al que debe ser sometido todo material antes de pasar al almacén de colecciones o reincorporarse a la calección tras un préstamo. una consulta y siempre que alberguemos la sospecha de que parte de la colección pueda estar contaminada por algún agente biológico causante de plagas.

Depósito. Conjunto de ejemplares ajenos a la colección, que es acogido en ésta por un tiempo limitado.

Documentación. Es, en general, toda la ¡nfonnación que se posee sobre cada ejemplar.

Donación. Conjunto de ejemplares con su documentación cuya propiedad es trasferida, de fonna gratuita, por su poseedor a otra persona o institución para que se constituya una colección o engrose una ya existente.

Enlrada. Conjunto de ejemplares con su documentación que llega a una colección, adquirido por el mismo concepto (compra. donación. elc.) el mismo día, y cuya procedencia (donante, vendedor, depositario, etc.) es la misma.

Etiqueta. Soporte de infonnación básica que acompaña al ejemplar. ya sea unido fís icamente a él o en su mismo contenedor.

Infestación. Invasión por animales o plantas con daños.

Intercambio. Cambio de ejemplares y documentación que dos personas o instituciones poseedoras de colecciones realizan a fin de completarlas o enrique­cerlas mUlUamente,

Libro de entradas. Es el primer soporte de in(onnación en el que queda recogido e l acceso provisional de un material a la colección. Cada anotación debe corresponder a una única entrada.

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Page 82: MANUAL

CATAlpJAOON Y OfSJ1ON DI> LAS COLECCIONES CII:.NTIFlCAS DE )(ISTOHIA NATIJRAL

Lote. En las colecciones de vertebrados, conjunto de ejemplares y documen­tación, pertenecientes a la misma especie, colectados el mismo día, en el mismo lugar y que no se individualizan.

Muestra. Conjunto de ejemplares y su documentación colectados el mismo día y en el mismo lugar.

Número de catálogo. CI.ave numérica o alfanumérica que posee cada uno de los ejemplares o lotes constituyentes de una colección.

Número de entrada. Es el primer número que se otorga, a cada ejemplar o conjunto de éstos que forman una misma entrada.

Número de inventario u orden. Es el que recibe cada ejemplar una vez que ha sido tralado. Es único para cada ejemplar o lote individualizado. Según el criterio adoptado en cada colección puede coincidir con el número de catálogo o sólo formar parte de éste.

Préstamo. Salida temporal de los ejemplares para su estudio por parte de una persona ajena a la colección, que tiene lugar fuera del recinto donde esta se ubica ya sea en otra dependencia del propio edificio o fuera de él.

Procedencia. Persona física o jurídica, institución pública o privada, que nos remite material constitutivo de una entrada, independientemente de que sea o no el colector.

Tipo. Se ent iende por ejemplar tipo, al que en algún momento ha servido para describir y nominar un taxón nuevo para la ciencia. Incluimos en esta denominación de "Tipo" las diferentes caTegorías, holOlipo, paratipo. sintipo .....

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SEGUNDA PARTE. GESTION y MANEJO DE LAS COLECCIONES DE INVERTEBRADOS NO INSECTOS

por O. Soriano

1.- La entrada de material 2.- La etiqueta de lole 3.- El fichero de inventario 4.- El archivo de la colección 5.- Catalogación 6.- Control y uso de las

colecciones 7.- Informalización

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G!'SOON y MANIDO DIllAS COi.ECCJONES !JI! lNVEIllElRADOS NO INSECTOS

INTROD UCCION

Las tres funciones que se le encargan a todo Museo de Ciencias Naturales: lúdicro-formativa, conservadora del patrimonio natural e investigadora, requie­ren de una gestión organizada de las colecciones que facilite el acceso a sus usuarios (Wiley, 1981) aportando la mayor información posible. Dicha informa­ción, asociada al objeto, debe gozar de la misma atención que éste, ya que el sis­tema de documentación de los objetos que posee un museo constilUye su memoria y ésta debe ser conservada (Porta el al., 1982). Dados los diferentes tipos y naturalezas de los ejemplares que componen las colecciones de un Museo de Ciencias Naturales se hace difícil homogeneizar la gestión para las distintas colecciones (colecciones de vertebrados, entomológicas, de invertebrados no insectos, de ejemplares paleontológicos, mineralógicos, etc,). Ello ha llevado a realizar una serie de manuales de gestión especializados en cada tema, que en el caso que nos ocupa es el de las colecciones de invertebrados no insectos.

El sistema de gestión y uso de las colecciones de Invertebrados no Insectos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, diseñado entre \985 y \990, si bien posiblemente perfectible, ha permitido al menos el uso práctico de las mismas. Por ello, es nuestra intención ponerlo a disposición de otros conservadores, mediante su publicación, para que sea discutido y mejorado con las sugerencias a que de lugar.

En la actualidad el desarrollo cada vez mayor de la informática nos puede facilitar la tarea de gestión, pero para recurrir a estas técnicas resulta imprescin­dible la previa ordenación y conocimiento de las propias colecciones y el servi­cio que éstas puedan aportar a la sociedad. Las bases de datos, la elaboración automática de fichas , etiquetas y otros soportes de información as ' como la res­puesta ágil a las consultas que se plantean en las colecciones científicas, son facetas que la informática nos puede facilitar en gnln manera. Pero la ordena­ción de archivos y la elección de los distintos apartados que cada soporte de información debe contener son panicularidades que todo profesional de la con-

,

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CAT ALOOAClON Y GI!S1IDN DE U.S COLECCIONES ClFNl1F'ICAS DE ffiS1'O!l.IA NATIJRAJ..

servación debe conocer y desarrollar antes de proceder a la infonnatización de una colección. Dentro de esta línea, el objetivo que pretende este trabajo es ellponcr una fonna de gestión y de elaboración de soportes de infonnación que simplifique al máximo la gestión diaria de una colección de Invertebrados no Insectos.

Es muy reducido en la actualidad el número de publicaciones que se ocupan de este tema, y sólo trabajos como los de Lewis (1976), Porta el al. (1982), Sim­mons (1987) o Rafi ( 1988), tratan de estos aspectos, centrándose en particular en el tipo de infonnación a recoger, pero no en su ordenación y estructuración. Por el contrario, el número de publicaciones orientadas a la infonnatización de las colecciones es enonnemente elevado, resultando imposible el mencionarlas sin dejarse otras tantas en el tintero. Si el lector tiene interés en este tema, le he de remitir a la obra de Genoways et al. (1987) que sobre gestión infonnatizada de colecciones científicas presenta un interesante y amplio apartado.

ElIisten en numerosos museos infonnes y memorias internas que en muchos casos no llegan a ser publicados, que serían de gran util idad para todos aquellos que desarrollamos nuestra activ idad profesional en los museos de Ciencias Naturales. Una de las razones del presente trabajo es iniciar un foro de discusión e intercambio de ideas, a fin de establecer fonnas de uso y gestión de la infor­mación de las colecciones zoológicas, en particular en situaciones previas a una gestión infonnática de sus fondos, bien por que no tengan planes de este tipo, porque el tamaño de sus colecciones no lo haga necesario, o como ordenamien­to inicial.

El resultado de establecer nonnas de organización práctica de la infonnación nos debe llevar a la consecución de un mejor servicio tanto al investigador en panicular, como a la sociedad en general, lo cual es nuestra misión como encar­gados de la conservación de un Patrimonio Universal.

1.- LA ENTRADA DE MATERIAL

Todo objeto que llega a un museo y es admitido en él comporta una entrada, definida como: todo ejemplar o ejemplares (lote o lotes) recibidos de una misma fuente y al mismo tiempo (Lewis, 1976).

Cada entrada debe seguir un determinado proceso para quedar inlegrada en las colecciones. El primer paso antes de realizar el ingreso definitivo es discer­nir si dicho ingreso compona interés museístico. Esta tarea, sobre todo en el campo de las Ciencias Naturales, aunque pueda parecer sencilla es harto com-

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GI!STTO)l y MANE/O DE L\S COUlCCIONES {)B !NVI'JI.TlmRAf)()! NO lNttCTOS

plicada, ya que cualquier entrada puede tener interés si no inmediato, por falta de documentación, a medio o largo plazo si queda posibilidad de obtenerla. Así pues, y debido a una generalizada falta de espacio, el objeto debe ser valorado cuidadosamente a este respecto, teniendo muy en cuenta sus an tecedentes y valor intrínseco. El segundo paso, tan importante como el primero, es cerciorar­se si el objeto cumple las condiciones legales necesarias, tanto nacionales como internacionales, a fin de que el museo no incorpore en sus colecciones material que las incumpla. Si se diera la si tuación de ofrecimiento de material que no reuniera estos requisitos, debería formularse la denuncia correspondiente.

La entrada de objetos o ejemplares en colecciones puede realizarse por varias vías , además de la donación. y que analizamos separadamente por el orden que consideramos de importancia:

1.1 .- EXPEDICIONES PARA EL INCREMENTO DE COLECCIONES Y RECOLECCION PARA PROYECTOS DE INVESTlGACION

En volumen de ejemplares que revierten en colecciones. son éstas las formas de incremento más importantes. En el primero de los casos, la recolección se orienta hacia localidades determinadas o grupos de animales representados pobremente en las colecciones, y en el segundo a localidades o grupos que tie­nen especial interés para los investigadores relacionados con el museo. En ambos casos la documentación que debe acompañar al material recolectado cumple ca~ i siempre los requisitos imprescindibles para tener importancia cien­tífica, y por tanto normalmente deben entrar a formar parte de las colecciones.

1.2.- DONACIONES Y LEGADOS

Las donaciones y legados ocupan el segundo lugar en importancia como fuente de enriquecimiento de colecciones. Los tipos de donaciones y legados varían mucho según su procedencia así. podemos dividirlos en dos grupos bien definidos: por un lado, los efectuados por investigadores o centros de investiga­ción, y por otro, los realizados por personas que pueden desconocer su valor científico. En el primero de los casos, el material susceptible de entrada com­porta casi siempre gran interés. Esto no ocurre siempre en el segundo de los casos, de ahí uno de los problemas que se pueden originar en el proceso de admisión de material. es cuando el donante condiciona la donación al cumpli-

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CATM.QGACION y OESTION DE LAS COUlCCIONES CIEN'TIFICAS DE HISTORIA NATURAL

miento de una o más condiciones o requisitos. Es labor entonces del conserva­dor el apelar al altruismo del donante potencial, a fin de que el objeto quede en el lugar idóneo para su conservación y uso por la comunidad científica.

Es extremadamente delicada la situación que se produce cuando una deter­minada donación no comporta el suficiente interés museístico y no procede su inclusión en colecciones. Esta situación, de comunicarse al donante, podría ser considerada ofensiva por éste. Por regla general se deben admitir casi todas las donaciones, ya que siempre es posible encontrarles alguna utilidad. Esta política conlleva una serie de inconvenientes, siendo los principales el espacio 'de alma­cenaje y los costes de gestión. En las situaciones en que el material ofrecido en donación carezca de los requisitos establecidos para su acceso y sea rechazado, el conservador deberá explicar claramente las razones que han aconsejado esa decisión y las características mínimas que debe reunir una donación para que sea aceptada.

1.3.- PRESTAMOS Y DEPOSlTOS REALIZADOS AL MUSEO

Los préstamos y depósitos realizados a museos son entradas de carácter tem­poral, y tanto una como otra implican una salida de los objetos.

Los préstamos que realizan instituciones a museos tienen como final idad, casi siempre, una exposición temporal. Por su parte, los depósitos tienen como finalidad la salvaguardia temporal de uno o más objetos que el propietario cede temporal o indefinidamente al citado museo o institución (Porta, 1982). La con­servación de estos mate riales corresponderá a la institución receptora, y por ello es recomendable el contratar seguros que cubran los riesgos que pueda sufrir el material prestado o depositado. El valor del seguro deberá ser acordado con la institución o propietario panicular que ceda en estos conceptos el material.

1.4.- COMPRAS

Si bien los museos no suelen disponer de muchos recursos económicos para la adquisición de material. puede darse el caso del interés de realizar una com­pra. con el fin de garantizar la conservación de un material que por su importan­cia no debe dejarse perder. Por ejemplo, este caso es frecuente cuando un especialista o coleccionista lega colecciones, con valor científico, a familiares y éstos consideran que la herencia posee un cieno valor económico. De todas for-

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GESJ10N Y MANEJO 00 LAS COU'.CCIONES rn:: INVERTI:.8RAl>OS NO INSECTOS

mas y salvo casos excepcionales como el ya mencionado, la compra no debe ser un método de adquisición prioritario en colecciones,

1.5.· INTERCAM BIOS

El intercambio es un método de adquisición, bastante común entre museos y entre coleccionistas y museos. En el primer caso su uso debe fomentarse, tanto entre museos de un mismo estado como entre muscos de diferente nacionalidad. Es condición imprescindible, antes de efectuar un intercambio, el estudio del material a intercambiar, para evi tar errores que luego podamos lamentar. Con este fin es recomendable la consulta con especialistas del propio museo o de otras instilllciones, para que nos asesoren sobre el valor científico de los ejem· pIares susceptibles de ser intercambiados.

1.6.- LA GESTION DE LAS ENTRADAS

Antes de pasar de lleno a este tema es conveniente enunciar una serie de definiciones que facilitarán la gestión de las colecciones cientfficas de Invene· bmdos no Insectos.

Mues/ra: Conjunto de ejemplares de diferentes especies capturados en una misma localidad y en una misma fecha.

Lote; Conjunto de ejemplares pertenecientes a la misma especie. recolecta· dos en una misma localidad y en una misma fecha.

Los museos deben registrar todos los movimientos que se realizan dentro de sus colecciones. Por todo ello, es imprescindible el control de todas las entradas y de todas las salidas. La infonnación referente a las entradas debe ser guardada del modo más pennanente posible (Valdecasas, 1984), debiéndose crear un libro de entradas. Este libro debe ofrecer las mayores garantías de duración. De esta manera, el papel deberá ser, al igual que la tinta utilizada en la escritura, de la máxima calidad. Asimismo, las hojas deberían estar cosidas con él fin de evitar pérdidas o deterioros. Es recomendable para facilitar el trabajo que el libro esté impreso con los encabezamientos de los datos a rellenar y que las hojas vengan numeradas.

Los encabezamientos recomendables a consignar son:

Número de entrada. Las entradas deberán ser numeradas correlativamente en función de la fecha de entrada. El número de entrada figurará en la primera columna de las hojas del libro de entradas.

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CATALOOACfON y O=N DI! US COU!CClONl'S CII!NT!f1CA.'l DE mSTtlR1A NATURAL

Fecha de recepción. En este apanado se registrará el día. mes y año, en que la entrada es efectiva. Con el fin de evitar errores de lectura, resultará conve­niente reflejar el mes con letras. Este dato nos permitirá fácilmente enlazar con los otros ficheros o archivos. Descripción. Aquí debemos incluir información del material recibido como grupos tallonómicos representados en la entrada, cantidad de material, proce­dencia geográfica; asf como si el material que ingresa está formado por muestras o lotes, etc .. Dada la extensión de este apanado, la información que se inscriba en él deberá resumirse todo lo posible.

- Recibido de. Se hará constar el nombre y direcciÓn de la persona. personas o instituciÓn que son el origen de la entrada, así como su dirección. Es reco­mendable realizar un fichero de donantes en el que figuren todos los datos de los mismos. con el fin de poderles localizar cuando sea preciso. De no reali­zarse este fichero se englobará la mencionada información dentro del archi­vo de colecciones (ver apartado" Archivo de colecciones"). Forma de adquisición. Registraremos la forma de obtención del material que da lugar a la entrada: recolección, donación, etc .. Observaciones. Es recomendable registrar datos como la forma o método de conservación hasta el momento de la entrada, la ell istencia de documenta­ciÓn accesoria, etc. Y en su caso, si el material causa baja por cualquier motivo. Número de catálogo. En las colecciones de Invertebrados no Insectos, a cada lote le corresponde un número de catalogo. Por lo tanto reflejaremos los números a que ha dado lugar la entrada. Si la entrada diera lugar a un eleva­do número de lotes, es conveniente remitir, en este apanado, al archivo de colecciones donde figurarán la totalidad de los números de catálogo, con el fin de ahorrar espacio en el libro de entradas.

1.7.- IMPRESOS DE ENTRADAS

Toda entrada cuya procedencia sea ellterna al museo, es decir, que no pro­venga de fuentes como ellpediciones de recolección o proyectos del museo o del personal que conforma su plantilla (en este caso debería realizarse un impreso especial de ingreso en colecciones), deberá acompañarse de un contrato bien de donación (ver ejemplo en Apéndices), legado (documento notarial), compra (factura), intercambio, depósito (ver Apéndices) o préstamo (impreso de la insti­tución que lo realiza), resultando de gran importancia que figure en el mencio-

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GES110N Y MANEJO DE. !AS COLECCIONES DE. INVERTEBRADOS NO INSIlCTOS

nado contrato que la donación, legado o compra no implique condiciones res­trictivas para el museo en su uso. También, en su caso. ha de figurar la duración del préstamo o depósito. Toda esta documentación será conservada en el archivo de colecciones, del que ya trataremos en capítulo aparte.

Si cualquiera de las modalidades de entrada diera lugar a la realización de un seguro, el contrato del seguro se archivará en el mismo lugar.

Es recomendable, en donaciones o legados, dirigir una carta de agradeci­miento al donante o familiares del fallecido. También es posible, dependiendo de la importacia de la donación o legado, organizar otras muestras de agradeci­miento como publicaciones. descubrimientos de placas, elc.

1.8.- ALMACEN DE MUESTRAS

Cuando la entrada no se compone de lotes individualizados y es necesario proceder a la separación. puede transcurrir un cierto tiempo hasta que comience ésta. Durante este período. la muestra debe localizarse en un almacén especial destinado exclusivamente a almacenar muestras que deberán etiquetarse con el número de entrada a que dieron lugar. Este número es recomendable que figure tanto en el interior como en el exterior del recipiente que contenga la muestra, con el fin de identificarla lo más rápido posible.

2.- LA ETIQUETA DE LOTE

Es un axioma, dentro de la valoración de las colecciones científicas, el que los ejemplares o lotes sin infonnación adicional carecen casi absolutamente de valor. Por todo ello, se hace necesario el obtener la máxima infonnación de cada lote que entra a fonnar parte de una colección. Toda infonnación acompañante de material susceptible de incluirse en una colección científica debe estar reco­gida en diferentes libros y soportes, con el fin de que la pérdida o destrucción de cualquiera de ellos implique el menor perjuicio en el valor científico de la colección. Como ya reseñamos en el apartado primero, uno de estos sopottes de infonnación es la etiqueta de lote. Esta etiqueta debe ir íntimamente ligada al lote sin que nunca sea separada de él (Williams & Hawks. 1986). debiendo pre­servarse dentro del mismo contenedor. Por ello, lanto e l material de la etiquela (papel, cattulina, elC) como la linta de impresión, deben ser cuidadosamente ele­gidas para que sopotten la acción de los conservantes destinados a impedir el deterioro de los ejemplares.

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,CATALOG..,ClONY GESTION DE u.s couccroNES ClENTlFlCAS DE lIJS'l'ORl.". N..,1\JIt.\L

La íntima unión entre ellOle y los datos que se reflejan en la etiqueta permi­te que si cualquier otro soporte de información se perdiera se sigan conservando los datos básicos de captura.

Dentro de las colecciones científicas la conservación de etiquetas antiguas es un hecho básico y primordial, ya que de ellas se puede obtener información adi­cional en un momento dado. Es el caso, por ejemplo, de números o códigos aso­ciados a material antiguo, que si bien, en un primer momento, pueden ser crípticos, posteriormente pueden ser in terpretados si se recuperan cuadernos o notas que nos aclaren los códigos.

Puede darse también la situación de encontrar etiquetas ilegibles debido al deterioro, ya que en un pasado la elección del papel y la tinta no fue idónea en muchas situaciones, siendo posible que muchas palabras estén borradas por acción del conservante o de los contenedores. Estas etiquetas dañadas pueden permitir la recuperación de la información si son expuestas a luces de longitudes de onda próximas al ultravioleta. De ahí la necesidad de conservar siempre las etiquetas antiguas aunque estén sumamente deterioradas.

Kishinami (1989) propone un procedimiento para la conservación de las eti­quetas antiguas basado en la susti tución de éstas, en el interior del recipiente, por una copia de ellas. Las copias son realizadas con papeles y tintas estables, mientras que las originales son secadas y restauradas, para posteriormente ser protegidas y conservadas con materiales que no las deterioren y sí las protejan. Con posterioridad a este tratamiento las etiquetas podrán archivarse con la información necesaria para poder identificarlas en 10 sucesivo (un dato impor­tante a consignar sería el número de catálogo al que corresponden).

Por todo lo anteriormente expuesto, es patente la necesidad de conservar las etiquetas (tanto nuevas como antiguas) junto al lote a que pertenecen, en el inte­rior del mismo contenedor o en las condiciones de conservación más idóneas, cuidando siempre de no perder la re lación entre la etiqueta y el lote.

El diferente tamaño de los ejemplares requiere obviamente la utilización de diferentes tamaños de contenedores. Por ello nos vemos obligados también a diseñar o elegir diferentes tamaños de etiqueta. Un análisis previo de los conte­nedores a usar nos puede ayudar en gran manera en la selección de las medidas a las que se deben ajustar los formatos de las etiquetas, debiéndose reducir al mínimo el número de formatos, a fin de ahorrar tiempo y dinero .

Los apartados que debe contener la etiqueta de lote deben ser portadores de una información básica y además permitimos enlazar con los otros libros o sopones de información de la colección.

Por regla general, la etiqueta de lote debe reunir información sobre los siguientes aspectos agrupados en dos categorías:

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2.1.- INFORMACION lNTRINSECA DE LOS EJEMPLARES

Es la información innata del lote (ejemplar o ejemplares), la cual siempre se puede recuperar mientras éstos existan. Dentro de este tipo de información se incluyen los siguientes apartados de la etiqueta de lote:

- Identificación taxonómica. Reflejaremos en este apartado el nombre especí­fico de los ejemplares que componen eltote, así como la familia a que perte­nece la especie en cuestión. Otros datos como el Phylum y la Clase no es necesario reflejarlos ya que figuran codificados en el número de catálogo que proponemos más adelante. La inclusión del Orden es opcional, a decidir por el conservador o encargado de colección.

Cada actualización nomenclatorial debe ser registrada en la etiqueta, hacién­dose una nueva y reseñándose el nombre/s antiguo/s en las observaciones de la etiqueta de lote.

Número de ejemplares. En este apartado anotamos el número de ejemplares que incluye el lote.

2.2.· 1NFORMACION EXTRINSECA A LOS EJEMPLARES

Es la información que añade la Institución a que pertenece la colección y los especialistas que realizaron la recolección y estudio.

- Acrónimo del Museo o de [a Institución a [a que peflenezca el lote. Su importancia radica en conocer quién es el depositario del lote.

Determinador. En la etiqueta debe figurar el nombre del autor de la última determinación que figura en ella. Sin embargo los anteriores nombres especí­ficos y quienes se los atribuyeron deberían reseñarse también en otros libros o registros de información complementarios (fichas de invenlario. archivo de colecciones).

Localidad de capturd. La localidad de captura debe reflejarse lo más comple­ta posible. Los datos a contemplar en este apartado han sido discutidos en diferentes ocasiones (Riemer, 1954: Hutchinson, 1964 y AxtelI, 1965). Es quizás éste el apartado más extenso y más impottante de la etiqueta de lote, y en él se debe reflejar la localidad de captura con la mayor exactitud y elimi­nando ambigüedades (Simmons. 1987).

- Fecha de captura. Debe ir eserita, si es posible. con números y letras para el mes, con el fin de evitar cualquier error,

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CATAI-OOACION Y (]ESIlON DE lAS COLECCIONES CIEN'11F1CAS DE ffiSWIHA NATURAL

- Fecha de determinación. Este dato debe rellenarse siempre que se realice una revisión, se hagan o no correcciones nomenclatoriales. Como en el caso anterior, esta fecha debe ser escrita con números y letras.

- Colección. Este apartado está destinado a contener información, si es el caso. sobre el origen dellOle, siempre y cuando proceda de una donación realizada por una institución diferente o un coleccionista particular.

En el caso de que la etiq-ueta sea la correspondiente a una preparación en portaobjetos, ésta será adhesiva, y por razones de espacio no hay necesidad de que se reseñen los diferentes ¡¡tulos de los apartados propios de la etiqueta de lote. aunque sí debe rellenarse la información de cada uno de ellos. Resultaria recomendable imprimir e[ acrónimo del museo y el apartado de número de catá­logo. También debemos tener certeza de la buena calidad del adhesivo, para que sea lo más duradero posible. Como solución a posibles pérdidas de la etiqueta es aconsejable grabar con lápiz de vidrio sobre el portaobjetos, al menos, el núme­ro de lote.

3.- EL FICHERO DE INVENTARIO

Todo lote o ejemplar que ingrese en las co[eciones de un museo debe ser inventariado y documentad(], es decir, debe tomarse nota de sus datos y caracte­rísticas (Porta el 01., 1982).

El fichero de inventario tiene una función primordial en las colecciones, ya que es siempre la forma de entrada a ellas cuando se real iza una consulta. Su misión es informar de la exis tencia de un determinado fondo, indicando su ubi­cación y señalando la localización de información adicional den tro del archiyo de colecciones.

Cada ficha corresponde a un determinado lote. La ordenación de este fichero se corresponde con una ordenación taxonómica y alfabética. Por todo ello exis­tirá un fic hero Phylum con las clases ordenadas alfabéticamente, y a su vez den· tro de cada clase se ordenarán alfabéticamente los órdenes y así sucesivamente hasta el nivel de especie.

La ficha de inventario debe poseer un tamaño que se ajuste a [os tamaños estándar del mercado, con el fin de que se puedan usar los fiche ros e;t;;istentes en el mismo y así evitar costes innecesarios.

Las fichas de inventario deben recoger la información necesaria para que se cumplan las funciones señaladas en párrafos anteriores. Los apartados que se deben señalar en las fichas de inventario de colccciones de Invertebrados no

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GESTION y MANEJO OI! LAS COLECCIONES DE !NVERlEBRADOS NO INSECTOs

Insectos son los mismos que ya explicamos en el apartado anterior sobre la eti­quela de lote, más otros nuevos cuyos fines son: - Conectar el fichero de inventario con el libro de entrada y con el archivo de

entrada. El nelW de unión será la '"fecha de entrada", así podremos localizar en el libro de enlradas el número de entrada, y con éste buscar la carpela de archivo correspondienle a esa misma entrada.

- Localización del lote gracias al apartado ·'ubicación".

- Conocer las posibilidades de disponibilidad del lote ("observaciones") ya que en el momento de la consulta puede encontrarse en préslamo, depósito, etc.

- Info1Tllar sobre los métodos de captura y conservación, en el apartado de conservación y en el de observaciones.

Si bien la ficha debe ser rellenada con tintas estables (Iintas de carbón, tinta china), es razonable escribir la ubicación con lápiz (Lewis, 1976), debido a que si tiene lugar un cambio en ésta, se puede borrar y registrar la nueva ubicación, sin necesidad de renovar la ficha.

En colecciones de funcionamiento manual, y mientras no se mecanice su uso, es importante el contemplar la utilización de procedimentos que faciliten la consulta, siempre que ésta se realice orientada a obtener datos diferentes a los exclusivamente taxonómicos. Uno de éstos procedimientos es el uso de códigos de colores en los cantos de las fichas o en el reverso de la ficha. Lo cual, con un mfnimo esfuerzo nos pe1Tllite obtener rápida información útil en determinadas consultas. Este procedimiento. en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, y en particular en las colecciones de Invertebrados no Insectos, nos indujo a desti­nar colores a regiones geográficas, y a los lotes que contienen ejemplares tipo.

En nuestras colecciones, las fichas de lote que tienen localidad ibérica pre­sentan en el canto superior derecho una marca verde, y los lotes que contienen ejemplares tipo muestran en el canto izquierdo una marca roja, que será el doble de larga si el lote contiene el holotipo, o mitad roja y milad azul si los ejempla­res tipo ~on paratipos, lectotipos, etc. De la misma manera que se ha establecido este código de colores para localidades geográficas, hemos establecido otro, compuesto de un punto de color y un año que se inscriben en el reverso de la ficha. Este último código nos indica si el lote en cuestión ha sido alguna vez objeto de consulta, circulación interna o préstamo, y en qué fecha. Así pues, un punto rojo y un delCrminado año nos infonnará que en ese año este lote ha sido objeto de "consulta". Si el punto es azul nos indicará que ha sido objeto de cir­culación interna, y un punto verde que ha sido objeto de envio/préstamo (ver capítulo "El control del uso de las colecciones").

93

Page 98: MANUAL

C"T"UlO"OON y GIlS'l1ON 00 LAS COLI!CCIONES C!F.NTIFIC-'S DE mSTORI" N" ruRAL

En toda colección que contenga ejemplares tipo es recomendable que se haga un duplicado de las fichas de lotes con ejemplares tipo. Este fichero dupli­cado debe ubicarse en distinto lugar del fichero de inventario y siempre ser fácilmente accesible para los conservadores y personal de colecciones, ya que su uso será muy frecuente.

Es aconsejable que la ficha de inventario recoja un apartado de observacio­nes con el fin de anotar en él variaciones sobre los cambios nomenclatoriales que ha sufrido el lote, así como cualquier otra información adicional.

4.-EL ARCHIVO DE COLECCIONES

La evolución de los estudios zoológicos, con el paso del tiempo. ha ido requiriendo de más y más información; ésto resulta patente si observamos la evolución de las colecciones científicas o didácticas. desde la de Aristóteles en la Greda Antigua (Whitehead, 1970) hasta nuestros días. Es un reflejo de ello que la información aneja a las colecciones haya tenido una evolución paralela al desarrollo científico, ya que siempre las colecdones deben responder a los requerimientos de la investigación en cada momento, y los museos han de ges­tionar y facilitar el acceso a ellas (Rafi, 1988). Quizás la primera colección cien­tífica que presenta lo que podríamos ya considerar como documentación fue la colecdón de Gessner (siglo XVI), que contenía una colección de moluscos actuales con etiqueta (Whitehead. 1970).

El avance de la investigación y la demanda cada vez mayor de datos sobre los materiales que componen las colecciones ha exigido que. además de reali­zarse etiquetas y ficheros de colecciones. sea necesario reunir otro tipo de infor­mación en lo que llamamos archivo de colecciones. El uso de este archivo y su gestión ha inducido a los diferentes museos a elaborar sus propios archivos. En el presente trabajo se pretende establecer unas reglas básicas que faciliten su uso y organización.

Como definición de archivo de colecciones podemos utilizar la siguiente: "Memoria informativa de la colección en la que se reunirá toda la información sobre los materiales que la compongan, que no esté reflejada en los otros sopor­tes de información (libro de entradas, etiquetas, ficheros de inventario, catálo­gos)".

El archivo de colecciones deberá reunir toda la información que acompañe a una entrada y la que se añadirá cada vez que haya lugar.

Queremos recalcar que la ordenación del archivo de colecciones debe reali­zarse en función del número de entrada a que dé lugar el material de nuevo

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GllSTIOi'I Y M"NEIO DE '-"'S CQUCCJOr<."ES 00 INVI!R'l'EBP.AJ)()S NO INSECTOS

ingreso. Por lo tanto. siempre que exista una entrada deberemos abrir una carpe­ta en la que reuniremos el material informativo adjunto a ella. Si el material informativo resultase de gran volumen se anotará la ubicación de éste, ya que tendremos que situarle en diferente almacén.

A continuación pasaremos a señalar diferentes tipos de información que debe figurar en este archivo, clasificándola según el tipo de entrada:

Cuando la entrada es un lote:

Impresos de entrada (contratos de donación, compra. intercambio. etc.).

Datos e información sobre la persona, personas o Institución que realizan la donación, venta o intercambio.

- Cuadernos de campo, datos de captura. datos ecológicos, métodos de prepa­ración de los ejemplares. etc.

- Documentación gráfica: fotografías, dibujos. mapas que si túen la zona donde se realizó el muestreo, etc.

- Forma de conservación del lote y procesos que ha sufrido una vez dentro de las colecciones.

- Publicaciones en las que son citados el lote o algunos de sus ejemplares.

- Impresos que se realicen como resultado del uso y gestión del material (con-sultas, préstamos, intercambios, posteriores donaciones, etc.).

Cuando la entrada es de una muestra:

Los mismos que en caso de q ue la entrada sea un lote.

Si la muestrot no ha sido separada en lotes, deberemos señalar el número de muestra que poseerá en el almacen de muestras.

- Si la muestra ha sido separada, deberemos escribir los números de catálogo de los lotes a que diera lugar.

- Enumeración aprOldmada de los diferentes grupos taxonómicos que puede contener la muestra.

- Ubicación de la muestra hasta su separación.

Cuando la entrada es una colección:

En este caso, en el que la entrotda es muy volllminosa, se plantea la dificultad de integrar la documentación complementaria (que se supone igualmeme VOlll­minosa) en un apartado del archivo destinado a este fin, y Uli lizar el archivo exclusivamente como informante de la ubicación de la ya mencionada dOC ll­mentaciÓn.

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Page 100: MANUAL

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Page 101: MANUAL

OESTION y MANF./O DI! LAS ('OlH:ClOliES DI! 1NV6l1CllR/UlOS NO INSECTOS

En recientes publicaciones (Bain, 1990; Wood. 1990), se empieza a plantear la necesidad de algunos museos, con colecciones de gran tamaño y archivos en proporción a el1as, de fome nlar una estrecha colaboración entre archivistas y conservadores con el fin de gestionar y organizar los archivos de colecciones. Este reparto de tareas no debería en ningún caso desembocar en una descone­xión entre las colecciones propiamente dichas y los archivos que las documen­tan. Tal desconexión, de producirse. redundaría en un mal servicio a la sociedad, incumpliéndose la misión que las colecciones deben realizar. Archivistas y con­servadores tienen fundamenta lmente objetivos similares. Su misión principal es asegurar la conservación a perpetuidad de cad¡t uno de sus objetos (Wood, 1990). Esta especialización de tareas, atendiendo a sus propias disciplinas, debería redundar en una mejor y más especializada conservación de sus fondos. Es necesario que sus tareas se encuentren perfectamente sincronizadas y no se produzcan problemas de distanciamiento entre las dos fuentes de información, ya que de ocurrir ésto las consecuencias serian nefastas.

5.- CATALOGACION DE LAS COLECCIONES DE INVERTEBRADOS NO INSECTOS

La catalogación es el proceso por el cual a un ejemplar (lote) se le asigna un número permanente de referencia (Simmons, 1987). Este número permite iden­tificar cualquier lote dentro de la colección, sin necesidad de depender de otros datos reflejados en la etiqueta, ficha, inventarios. etc.

En las colecciones de Invertebrados no Insectos. a cada lote inventariado se le debe dar un número que le identifique. A este número es el que denominamos número de catálogo. Los números de catálogo varían según la Institución a que pertenece la colección. En las colecciones de Invertebrados no insectos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, para la adopción de este número se han establecido una serie de condiciones que deberia cumplir el número de catálogo teórico para obtener la máxima funcio nalidad . Estas condiciones son las siguientes:

El número de catálogo debe ser lo más sencillo y corto posible.

- Debe contener la mayor información posible.

- Debe poder ser adjudicado a un lote por personas que, realizando labores de conservación en la colección, no posean un conocimiento profundo del grupo a que pertenezcan los ejemplares del lote a catalogar.

97

Page 102: MANUAL

CATALOOACION y GE'STION DI> lA'l COLECClONF.'i CIENI1FICAS DE HISTORtA NA ruRAL

Siguiendo estas características o condiciones se ha llegado a elaborar el número de catálogo que actualmente rige en las colecciones de Invenebrados no Insectos. Este número reune tres apartados, que son:

Número de Phylum . Numero de Clase I Número de Orden

Tanto los diferentes Phyla, como [as diferentes Clases de cada Phylum fue­ron numerados por el orden en que se citan en Parker (1982). con la excepción del Phyllum Loricifera que recibe el último número, ya que la obra de Parker ( 1982) no contempla este (axón de reciente descripción.

SUBREINO

Phylum

CLASE

Phylum

CLASE

Phylum

CLASE

Phylum

CLASE

PARAZOA

PORrFERA

DEMOSPONGIAE

SCLEROSPONGIAE

CALCAREA

HEXACTlNELLIDA

CNlDARIA

SCYPHOZOA

CUBOZOA

HYDROZOA

ANTHOZOA

CfENOPHORA·

TENTACULATA

NUDA

PLATYHELMlNTHES

TURBELLARIA

TREMATODA

CESTODA

01

01.01

0 1.02

0 1.03

0 1.04

02

02.01

02.02

02.03

02.04

03

03.01

03.02

04

04.01

04.02

04.03

• El Phytum C1enophora contempla, dentro de nuestras colecciones, dos clases que no se reconocen en Parker (1982), y que son tomadas de Hyrnan (1 940).

98

Page 103: MANUAL

GESTION y MANEJO DE LAS COLOCCJONES DE JNVEl(TEBRADOS NO INSECTOS

Phylum NEMERTEA 05

CLASE ANOPLA 05.01

ENOPLA 05.02

Phylum GNATHOSTOMULlDA 06

Phylum MESOZOA 07

CLASE RHOMBOWA 07.01

ORTHONECTIDA 07.02

Phylum GASTROTICHA 08

Phylum ROTlFERA 09

CLASE SEISONIDEA 09.01

BDELLOIDEA 09.02

MONQGONONTA 09.03

Phylum K[NORHYNCHA 10

Phylum NEMATA 11

CLASE ADENOPHOREA 11.01

SECERNENTEA 11.02

Phylum NEMATHOMORPHA 12

CLASE NEcrONEMATOIDA 12.01

GORDIOIDA 12.02

Phylum ACANTHOCEPHALA 13

CLASE ARCHIACANTHOCEPHALA 13.01

EOACANTHOCEPHALA 13.02

PALAEACANTHOCEPHA.LA 13.03

Page 104: MANUAL

Phylum PRIAPULlDA l.

Phylum MOLLUSCA 15

CLASE CAUDOFOVEATA 15.01

SOLENOOASTRES 15.02

POLYPLACOPHORA 15.03

MONOPLACOPHORA 15.04

GASTROPODA 15.05

CEPHALOPODA 15.06

BIVALVlA 15.07

SCAPHOPODA 15.08

Phylum ANNELIDA lO CLASE POLYCHAETA 16.01

HIRUDINOIDEA 16.02

OLlGOCHAETA 16.03

Phylum POOONOPHORA 17

Phylum ECHIURA 18

Phylum SIPUNCULA lO

Phylum ARTHROPODAu 20 CLASE MEROSTOMATA 20.01

ARACHNIDA 20.02

PYGNOOONlDA 20.03

CRUSTACEA 20.04

CHll..OPODA 20.05

SYMPHYLA 20.06

DlPLOPODA 20.07

PAUROPODA 20.08

.... En el Phylum Anhmpoda no se incluye la Clase Insecta, ya que ~ta corresponde a las colecciones de Entomologfa, en la que se utilizan diferentes metodos de uso y gestión.

Page 105: MANUAL

GESTION Y MANElO DI! LAS COUlCC!ONES 00 !NVERu:.aRADOS NO INSECTOS

Phylum PENTASTOMIDA 21

CLASE PENTASTOMATA 21.01

Phylum ONYCHOPHORA 22

Phylum TARDIGRAOA 23

Phylum PHORONIDA 24

Phylum BRYOZOA 25

CLASE PHYLAcroLAEMATA 25.01

STENOLAEMATA 25.02

GYMNOLAEMATA 25.03

Phylum ENTOPROCTA 26

Phylum BRACHIOPODA 27 CLASE INARTICULATA 27.01

ARTICULATA 27.02

Phylum CHAETOGNATHA 28

CLASE SAGITIOIDEA 28.01

Phylum ECHINODERMATA 29 CLASE CRINOlDEA 29.01

STELLEROIDEA 29.02

ECHINOIDEA 29.03

HOLOTHUROlDEA 29.04

Phylum HEMICHORDATA 30 CLASE ENTEROPNEUSTA 30.01

PTEROBRANCHIA 30.02

PLANCfOSPHAEROIDEA 30.03

01

Page 106: MANUAL

CATALOOACION y GES110N DE LAS CQI..f.COONES CIE'NJ'lFlCAS DE HISTORIA NATURAL

Phylum

CLASE

Phylum

CHORDATA

ASCIDIACEA

THALlACEA

APPENDlCULARIA

CEPHALOCHORDATA

LORICIFERA

31

31.01

31.02

31.03

31.04

32

El subreino Protozoa no se ha incluido dentro de los nlimeros de catálogo, debido a que las colecciones del M.N.C.N. no contienen ejemplares del mismo. Si en un futuro se comenzara a desarrollar una colección referente a este grupo se asignarían nlimeros posteriores al liltimo correspondiente al Phylum Loricifera.

Los catálogos de colecciones (inventarios en que los objetos se identifican con un nlimero de catálogo) suelen en muchos casos ser publicados por los museos con el fin de que sus colecciones alcancen una mayor difusión, y que por lo tanto presten mejor servicio. La publicación de éstos, al ser las coleccio­nes dinámicas, implica la necesidad de anadir periódicamente al catálogo las nuevas adquisiciones, a no ser que las publicaciones se refieran a las coleccio­nes históricas de los Museos. Sería recomendable, por tanto, que los catálogos se publicaran independientemente y en fonnatos de hojas intercambiables. con el fin de poder añadir todo el material que entre a fonnar parte de las coleccio­nes desde e l momento de la primera publicación. En un futuro sería deseable que los Museos fonnaran bancos de datos infonnatizados interconectados entre si para facilitar al usuario de las colecciones el acceso a la infonnación. Si bien ésto no se puede contemplar a corto o medio plazo debería tenerse en cuenta para el futuro.

6.- CONTROL Y USO DE LAS COLECCIONES DE INVERTEBRADOS NO INSECTOS

La dinámica de uso de las colecciones científicas requiere de un control den· tro de las Instituciones museíslicas, a fin de conocer en 1000 momento la locali· zación de cualquier ejemplar y su disponibilidad. Tooo ésto hace recomendable la utilización de impresos en los que figuren tanto la firma del receptor del material como la del representante de colecciones que admite la consulta. circu­lación o envío.

02

Page 107: MANUAL

OESTION y M/.NEJO OI! LAS COUlCClQNES OI! 1NVER;TE8JlAOOS NO INS6Cí'OS'

La ellperiencia dentro de las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales y la de otros museos llevó a los conservadores y encargados de colec­ciones, en el año 1986, a diseñar los tres tipos de impresos que en la actualidad son de uso en el M.N.CN. (ver Apéndices finales). Estos tres impresos vienen referidos a tres tipos de movimiento del material:

6 •. 1.- CONSULTAS

Este tipo de movimiento no implica una salida del material de las dependen­cias de colecciones. Suele tener, lugar cuando un investigador. por lo general, externo al Centro. solicita realizar una consulta de un detenninado material de colecciones. Este impreso debe contemplar los siguientes apartados generales:

Datos del consultante.

Nombre y lugar de trabajo

- Objeto de la consulta.

- Colección en que se realiza la consulta.

- Material consultado.

- Duración de la estancia del consultante.

- Observaciones.

- Fecha de la consulta.

Firmas del consul tante y del conservador.

Estos impresos de consulta una vez finnados deberán ser incluidos en el archivo de colecciones, dentro del cual se ubicarán en el archivo aUlliliar desti­nado a este fin y del que ya hablamos en el capítulo "Archivo de colecciones". También, y en el momento de realizarse la consulta, las fichas de inventario se scñalarán con un punto rojo y un año, como ya comentamos en el apartado sobre el fichero de inventario.

En toda consulta, y previo a ella, la persona encargada dentro del depana­mento de colecciones de localizar el material deberá tomar nota del estado y número de ejemplares objeto de consulta, con el fin de evitar pérdidas o dete­rioros.

Es aconsejable, en beneficio de las colecciones, el realizar un libro de visitas, en el que los visitantes anoten su impresión sobre la conservación y gestión de las mismas; siendo ésto de gran util idad para subsanar cualquier deficiencia que observen los usuarios.

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Page 108: MANUAL

CATALOGAClON y GESnONDE LAS COU!COONES CIENTIFlCAS DB HlSTORlA NAlURAL

6.2.- CIRCULACION INTERNA

La circulación interna implica un movimiento de material de colecciones fuera de las dependencias de las mismas, aunque no existe salida de! museo. Es el caso más común de uso de las colecciones por parte del personal investigador del museo, que traslada el material a su propio despacho, con el fin de realizar un determinado estudio.

A fin de controlar en todo momento la ubicación de un material sujeto a un préstamo interno, es recomendable realizar un impreso modelo en el que se refleje el uso qu(: se de al mencionado material. En el M.N.C.N. se diseñó un modelo (ver Apéndices finales) que en la actualidad está en uso y que contem­pla los siguientes apartados:

Colección de la que procede el material.

- Receptor del material.

Departamento a que pertenece el receptor.

Uso que se va a dar al material.

- Periodo de tiempo en que el material va a estar fuera de colecciones.

- Material sujeto a cambio temporal de ubicación.

- Número de ejemplares y estado de los mismos.

Observaciones.

Fechas de entrega y devolución.

Firmas del receptor y del conservador.

Una vez sea re llenado el impreso, éste deberá ser colocado en una carpeta apane de las del archivo de colecciones hasta la devolución del material (carpe­ta de pendientes). En este momento el conservador firmará e l recibí en este impreso, entregando la copia (el impreso está compuesto de original y copia) al que fué receptor del material, y archivando el original en la carpeta correspon­diente del archivo auxiliar de colecciones. De la misma manera que en el aparta­do de consultas, se señalará con un punto, esta vez de color azul, y el año en que a tenido lugar la circulación, situados en la parte posterior de las fichas de lote del material estudiado.

6.3.- ENVIOS y PRESTAMOS

Esta faceta de uso de colecciones se realiza cuando un material sale del museo al que pertenece durante un determinado período de tiempo. En este caso

Page 109: MANUAL

GIlS'l1ON Y MANEJO DE LAS COLOCClONES DE INVERTEBRADOS NO INSI!CrOS

el material puede ser recogido por el propio receptor (préstamo) o puede ser enviado a éste (envío). En algunas instituciones museísticas, la salida de mate­rial puede estar prohibida, sobre todo cuando se trata de ejemplares tipo. Algu­nos museos hacen de ésto una regla invariable, y sea cual sea la circunstancia los investigadores deben ir al museo a realiUlr sus consul tas de material. Todo ello puede conducir a que principalmente las colecciones de tipos (las más inac­cesibles) queden sin estudiar, con la consecuente pérdida de utilidad científica. Es dificultar su tarea a los investigadores el obligarles a desplazarse para con­sultar las colecciones, ya que les puede resultar imposible este desplazamiento debido a que, en muchos casos, se necesi ta comparar los ejemplares tipo con material propio o con otros tipos depositados en museos diferentes (Owen, 1964), o bien el uso de instrumental no disponible en el museo.

Por todo lo anterionnente referido, estas reglas deben ser flexibles con el fin de facili tar el acceso al material, y por ende, los museos realizar mejor su labor como centros de documentación.

Con el propósito de regular el buen uso de las colecciones o material someti­do a préstamo o envío, el Museo Nacional de Ciencias Naturales diseñó un impreso a este fin (ver Apéndices finales) que establece las condiciones que se deben cumplir para que el material pueda sal ir al ellterior. Este documento debe constar de varias copias, en principio tres (original y dos copias). De esta mane­ra, cada una de ellas tiene una misión, atendiendo a si la entrega del material se hace en mano o se envía a su destinatario. El objeto de cada una de las copias que fonnan el impreso se ellplica a continuación:

11 Copia (original).- El original es siempre para el museo. En el caso de préstamo, en que el receptor recoge el material en el museo, deberá fir­marla y quedará en el archivo auxiliar del archivo de colecciones, dentro de la carpeta de "Pendientes". A la vez será necesario realizar un contrato de seguro que cubra el transporte desde la salida del museo hasta su defi­nitiva recepción, siempre que los responsables de colecciones lo conside­ren necesario.

21 Copia. Esta copia quedará en el museo, siempre que el receptor recoja en mano el material. En el caso de que el material le sea enviado, el receptor deberá devolverla en el momento de la recepción, a fin de notificar su entrega en perfectas condiciones.

3" Copia. Es la copia que quedará como documento para el receptor. En ella, y por detrás, figuran la condiciones a las que se ajustan los préstamos (ver Apéndices finales).

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CATALOGAaON y GES110N DE u.s OOUlCClONES CtENTlF1CAS DE fllSTORlA NA11JllAL

En los casos en que el material salga del museo con objeto de un intercambio con otra institución museística (salida definitiva), se realizarán impresos propios de intercambio, o se podrán intercambiar impresos de donación entre institucio­nes, La salida debida a un intercambio deberá registrarse en todos soportes de infonnación en que figure el material intercambiado. Es decir se cambiarán las fichas de inventario -caso de que se detraiga un cierto númerO de ejemplares de un determinado lote-, se marcará en el libro de entrddas, en el apartado de observaciones los lotes que se vean afectados por la salida de material '1 por último, se indicará en el archivo de colecciones el número de ejemplares de cada lote que se vean efectados por el intercambio.

7.- LA INFQRMATlZACION DE LAS COLECC ION ES

Los intentos de infonnatización de colecciones cientfficas de invertebrados no insectos en los museos de ciencias naturales han dado lugar a diferentes bases de datos, que son utilizadas en estos centros (Edwards & Gillespie, 1986; Sieg, 1984; Domanski, 1981; Sarasan, 1983). El resultado de todo ello es un gran conjunto de diferentes programas que cubren diversas facetas de la gestión y uso de la infonnación en las colecciones.

Resulta claro que la infonnatización de colecciones puede reportar importan­tísimas ventajas para los encargados del desarrollo, custodia '1 manejo de éstas. Pero quizás las decisiones sobre las facetas a cubrir por un determinado progra­ma deberfan ser decididas por unas comisiones internacionales, con el fin de diseñar las bases necesarias para la obtención de un programa o programas de uso generalizado. Este acuerdo institucional e internacional, resultaría ventajo­so, en gran manera, tanto económica como funcionalmente para los participan­tes del acuerdo.

El objeto úl timo de estos acuerdos sería el establecer intercomunicaciones entre las diferentes bases de dalOS de los diferentes museos '1, de ésta manera, facilitar el acceso a la infonnaci6n recogida en ellas, con las ventajas que con­llevaría en cuanto ahorro de tiempo.

Los paises que no contaran con medios económicos o infraestructura para unirse a éste hipotético plan internacional, podrían tener acceso a la infonnaci6n si fueran receptores de los soportes magnéticos de la misma. Estos últimos podrían ser facilitados por los museos asociados al plan.

Pretender aportar infonnaci6n más especializada sobre éste tema no entra dentro de mis posibilidades y conocimientos como conservador. Solo el recono-

"

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OI'El1ON y MANE/O OE u.s Oll..ECClONES OE lNVE!lmBRADOS NO INSECTOS

cer los beneficios que la informática puede aportar a la gestión y uso de las colecciones cienlíficas, y el colaborar con otros conservadores y profesionales de la informática en el desarrollo del programa o programas más idoneos para las necesidades de las colecciones, debería ser el fin a perseguir, por todos los encargados de la custodia, uso y gestión del material documenlal que suponen las colecciones científicas,

AGRADECIMIENTOS

La colecciones de Invertebrados no Insectos del Museo Nacional de Ciencias Naturales español sufrieron el abandono y la desidia durante un largo período. Solo el interés de los directores del M.N.C.N. que desde el año 1975 se han sucedido hasta nuestros días, y el de los investigadores que en él han realizado su trabajo, ha permitido que se iniciara la recuperación de los fondos pertene­cientes a este Museo y la creación de plazas de personal especializado destinado a tareas de conservación.

El presente trabajo no habría podído ser realizado sin el tiempo e interés que la Dra. M. A. Ramos dedicó en el período en que estuvo encargada de estas colecciones, el trabajo y memoria que como conservador de colecciones realizó el Dr. A. García Valdecasas, la colaboración de los Ores. M. T. Aparicio y J. Templado, [os Sres. Araujo, Calvo, Baratech, etc .. , y como no, la dedicación y entrega de D. Miguel ViIlena que \levó a la práctica toda la teoría que hemos expuesto.

Por último quisiera agradecer al Dr. B. Sanchíz mi inclusión en el Proyecto sobre "Museología del Patrimonio Natural", que la Comisión Inlerministerial de Ciencia y Tecnología financió, y en el que actuó como investigador principal. No puedo olvidar a los DTS. A. Baltanás y B. Elvira que sacrificaron su tiempo realizando la ingrata tarea de corregir el texto.

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'CATALOOAClO~ y GESllON DE!..AS COLECCIONES ClENTIFlCAS DE HISTORIA NA1\JRAL

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0ES110N y MANElO DE lAS COLECCIONES 00 INVERTEElRAOOS NO INSF.croS

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",

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TERCERA PARTE. USO Y GESTION DE COLECCIONES ENTOMOLOGICAS

por 1. IZQUIERDO

1.- lntroducción 2.- Tipos de colecciones 3.- Conservación

3.1.- Ingreso de los fondos 3.2.- Preservación de los

fondos 3.3.- Gestión de los fondos

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uso y GESTION De COLECCJONIlS ENI'OMOLOOICAS

l.- INTRODUCCION

Mucho se ha escrito duran.te los ultimos años sobre las colecciones científi­cas de Historia Natural, sobre su valor inestimable como archivo documental de la vida en el planeta y su importancia como soporte de investigaciones de muy diversa índole. Se ha puesto de manifiesto una auténtica preocupación por esta;; colecciones y evidenciado la necesidad de su mantenimiento y revalorización. Y con tal objeto se han creado diversas sociedades y asociaciones, y se organizan en número creciente, reuniones, congresos, seminarios y encuentros a distintos niveles.

Como consecuencia de lo anterior, existe una extensa bibliograffa sobre estas colecciones, enfocada a su función y objetivos (Alexander, 1986; Basilewsky, 1983; Bolívar. 1915; Caballero Zoreda, 1988; Colbert, 1958; Conaway, 1978; Danks, 1991; Irwin el al., 1973; Laub, 1985; Miller, 1985; Peake, 1989; WiJey, 1981); a los aspectos técnicos de su conservación en sentido estricto (Edwards et al., 1980; Faber, 1983; Garret. 1989; Gaviño et al., 1985; Hangay, 1985; Howie, 1986; Lewis, 1976; Lincoln et al., 1979; Mahoney, 1973; Roberts, 1988; Rose et al., 1992; 11l1otson, 1977); como a aquellos otros derivados de su utili­zación y gestión (Case, 1988; Chenhall, 1978; Force, 1975, Homulos, 1988; Horie, 1989; Irwin et al., 1973; Jenkins, 1981; Lee, 1982; Lemieux, 1983; Lewis, 1976: Ligth el al" 1986; Mayr, 1977; Olcina, 1978; Porta el al., 1982; Robens, 1988; Sarasan et al., 1983; Stansfie[d, 1977; Waddington, 1989; Wiley, 1981; Zweifel, 1966).

Entre las publicaciones existentes, las que se ocupan específicamente de las colecciones entomológicas sólo constituyen un pequeño porcentaje, aún siendo bastante numerosas. Abundan las referidas a aspectos generales entomo[ógicos (Kim, 1978; KnUlson, 1978; Lindroth, 1978; Naviaux, 1989), y sobre todo las que abordan técnicas de caza y preparación previas al ingreso de los ejemplares en la colección, así como métodos y tratamientos de preservación (Smar!, 1940; Galante el al., 1988; Gaviño et al., 1985; Hangay el al., 1985; Morón el al.,

I

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CATALOOAClON y GIlSTlON DE l.AS CO!.JlC'ClONE.S CIENTIHCAS DIl H!STORIA NAnJRAL

1988; Morse, 1992; Oldroy, 1970; Steyskal et al., 1986; Upton, 1991; Walker el

al., 1988). Es frecuente encontrar también referencias a estos últimos temas en guías de campo y obras de Entomología general o dedicadas a algún orden con· creto de insectos. Otras cuestiones tan esenciales como las que atañen a cri terios de instalación y organizativos, documentación, sistemas de inventarios, u otras necesarias actuaciones, son !ratados menos frecuentemente (McGinley, 1989, 1992; Morón et al., 1988; Noonam, 1990; Steyskal el al., 1986).

No obstante, no pretendemos hacer aquí una recopilación de la infonnación acumulada, siendo nuestro objetivo tan sólo proporcionar a todos aquellos que cuidan y mantienen colecciones de insectos una serie de recomendaciones y directrices enfocadas a faci litar su trabajo y. muy especialmente. a la conserva­ción del patrimonio del que son responsables. Los criterios que se ellponen son básicamente los que la ellperiencia diaria ha aconsejado poner en práctica en la Colección de Entomología del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Aunque este manual pueda resultar de utilidad a todo entomólogo, profesio­nal o aficionado, va dirigido de modo especial a los responsables de colecciones de cierto volumen. Esto incluye tanto a las albergadas en instituciones oficiales, cuyo carácter público detennina como ningún otro condicionante las medidas a adoptar ante cualquier situación, como aquellas otras que creadas y mantenidas por asociaciones o particulares, han llegado a alcanzar un valor científico o his­tórico indudable y constituyen por ello un patrimonio de la Ciencia que ha de ser debidamente conservado.

2.- TIPOS DE COLECCIONES

2.1.- SEG UN SUS OBJETIVOS

Es frecuente que ellistan junto a la colección general, o que se constituyan a partir de ella, diversas colecciones de menor envergadura y relevancia que res, ponden a tipos tan variados como los objetivos que se pretendan alcanzar con su creación y mantenimiento, Citaremos sólo algunas de ellas (Laubitz el al" 1981; Lindroth, 1978; Morónetal" 1988).

- Colecciones de exhibici6n, De características y composición elltremada­mente diversas en función del tema a ilustrar, Su objetivo es básicamente didác­tico y suelen organizarse con ejemplares muy característicos de los diferentes órdenes de insectos o atendiendo a agrupaciones taxonómicas. diversidad de hábitat. modificaciones adaptativas, áreas geográficas, etc.

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uso y GIiSTION DE COLECCIONES I:NrOMOl.OGlCAS

- Colecciones de comparación. Constituidas por ejemplares adecuadamente identificados y en las que generalmente se pretende que estén representadas todas las especies existentes en un área detenninada. Estas colecciones de fau­nas locales, en el caso de insectos, suelen restringirse también a grupos taxonó· micos muy concretos.

- Colecciones de enfoque fauníslico o ecológico, Son aquellas que reúnen organismos y materiales representativos de un detenninado hábitat o que ilus­tTan alguno de los tipos de interrelaciones existentes en la naturaleza.

- Colecciones de referencia. También llamadas "testigo" debido a que la integran ejemplares en los que se basan estudios publicados (Berry, 1985; Danks, 1991; Lee el al., 1982; Robinson, 1975; Owen, 1964; Yates, 1985). Per­miten verificar la identidad· de los organismos utilizados en los mismos y hacen posible comparaciones históricas. A veces se conservan separadamente al objeto de su posible revisión en investigaciones posteriores. La abundancia de este material de referencia en una colección detennina en gran medida su interés y valor científico, debido sobre todo a la presencia de ejemplares tipo, en los que se basan los nombres de las unidades taxonómicas descritas.

En nuestra opinión, y exceptuando a los tipos, sólo las colecciones fonnadas por autores de muy especial relevancia deberían mantenerse como tales. El mantenimiento de un sinnúmero de pequeñas colecciones no sólo repercute en pérdidas de espacio, sino que dificuila innecesariamente la gest ión, El objetivo de las mismas se logra igualmente incorporándolas a la general, siempre que la e¡¡istencia de un adecuado sistema de documentación asegure la localización de los ejemplares que las constituyen.

Respecto a los tipos, su separación de la colección general supone una medi· da de seguridad absolutamente aconsejable, aunque e¡¡isten diferencias de cri te­rio en este sentido (Lindroth, 1978; Mayr, 1977; Wiley, 1981). A ellos nos referiremos detenidamente más adelante.

El valor de una colección, considerada como registro y fuente de infonna­ción, será tanto mayor cuanto más ámplia sea la gama de necesidades a que pueda dar respuesta, y paralelamente cuanto mayor sea su utilización; dicho valor dependerá de lo que hagamos con ella, de los nuevos conocimientos que puedan extraerse de la misma y del pasado que en ella queda documentado como base para nuevas interpretaciones (MilIer. 1963).

2.2.- SEGUN EL METODO DE PRESERVACION

Los tres métodos utilizados tradicionalmente para la preparación y conserva­ción del material cntomológico, montaje en seco, preparación microscópica y

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TALOOAClON y OESTION {lE LAS COUCOONES CiEI'mF1CAS DE mSTORtA NATURAL

uso de conservante líquido (generalmente alcohol a diversas diluciones) deter­minan problemáticas dis tintas en muchos aspectos de la gestión cotidiana. Varían los criterios de instalación y ordenación, contenedores, requisitos ambienfales, factores de riesgo, etiquetado, instrumental y productos de prepara­ción, sis temas de inventario, etc. Por esto consideramos estos tipos de coleccio­nes con frecuencia como colecciones distintas e independientes. No obstante, ejemplares pertenecientes a "Una misma muestra o lote se hallan repartidos en muchos casos entre las tres colecciones y, del mismo modo, un ejemplar y algu­nas de sus piezas anatómicas pueden estar integrados en colecciones con distin­tos conservantes.

No discutiremos aquf las ventajas e inconvenientes de cada uno de los méto­dos de preparación, ni su adecuación a los diferentes tipos de insectos, pues tal materia supera los límites de este manual, y será probablemente tratada dentro de esta Serie en el fUluro.

3.- CONSERVACION

La conservación de una colección, en su más amplio sentido, incluye no sólo los aspectos derivados del mantenimiento físico del material y de sus datos aso­ciados, sino también todo aquello que concierne a la gestión y uso de los fon­dos.

Así concebida, la conservación engloba una serie de actuaciones que, comenzando con la llegada de nuevo material, agruparemos en tres apartados:

Ingreso de material, incluyendo su adquisición y la atención que el mismo requiere previamente a su incorporación a la colección.

Mantenimiento y preservación de los fondos, entendiendo por tales las colec­ciones y materiales con ella relacionados.

- Gestión de los fondos, integrándose aquí la ordenación, el sistema de docu­mentación que se establezca y todas aquellas actividades que aseguren la accesibilidad de la colección, referida tanto a los ejemplares como a cual­quier otra información relativa a los mismos.

3.1.-INGRESO DE LOS FONDOS

Como norma general la colección ha de incrementarse, no debiendo estable­cerse, en teoría, un lfmite a su crecimiento. Ahora bien, en la práctica es necesa-

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uso y GESTION DE COLI!CCIONES EN'l'OMOLOGlC ,

rio vigilar que éste sea razonado y no se produzca al azar o desordenadamente. No se debe adquiri r por adquirir, si se tienen presentes los costes en personal, tiempo y materiales derivados de todo ingreso, su mantenimiento posterior y el espacio necesario para su instalación. Es conveniente una programación previa que fije objetivos y establezca prioridades en cuanto al contenido de las colec­ciones (lrwin el al., 1973; Lee, 1982; Wi!ey, 1981).

3,1,1,- Adquisición

1.- Objetivos

Como último objetivo una colección científica ha de mostrar, con ejemplares debidamente identificados, la fauna entomológica de un área determinada, con representación de todos los taxones existentes en ella. Ha de ser completa no sólo taxonómicamente, sino también en otros aspectos incluyendo, de cada espe­cie, individuos de diferentes sexos y estados de desarrollo y con series suficien­temente numerosas que permitan estudios de variabilidad. Esto último se logrará tanto más facilmente cuanto mayor sea el ámbito geográfico considerado.

Prescindiremos ahora de los espedmenes que se adquieran para e¡¡hibición, sea ésta temporal o permanente, ya que sus características vendrán determinadas por el contenido de aquella, y llegado el momento de su ingreso a colección el proceso a seguir será similar al que se aplica a cualquier otro material.

2.- Formas de adquisición

Son varios los procedimientos más habituales de adquisición:

Recolección directa de la naturaleza: es el método más usual y el más idóneo si el muestreo se realiza por especialistas o personal cualificado; se obtiene justamente lo que se necesita y de las localidades que intere­san, debidamente preparado, con datos completos y exactos, y con la información adicional deseable. No obstante sus ventajas, se recurrirá a otras opciones si el material dese­ado no resulta asequible por algún motivo, como dificultades de muestreo en la época adecuada, imerés por áreas biogeográficas muy diversas o alejadas, especies raras, material representativo de biotopos ya desapare­cidos o muy degradados, o cualquier otra circunstancia.

- Intercambio: es éste un exceleme sistema para obtener material interesan­te y resulta también económico. Sin embargo hay que actuar con las debi­das precauciones y analizar detenidamente las propuestas en cada caso.

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CATALOGACION Y {]ESl10N DE LAS cou;cclONES CIENT1fIC\S DE HISTORIA NAT'lJRAI,.

Es relativamente sencillo evaluar la oferta recibida según el contenido y necesidades de la colección, pero no lo es tanto respecto al interés cientí­fico de la misma; en la mayorfa de los casos será imprescindible el aseso­ramiento de algún especialista en el correspondiente grupo de insectos, quien igualmente orientará en la selección de ejemplares a ofertar por nuestra pane. Como nonna, no son objeto de intercambio los tipos, ejem­plares únicos, ni el material histórico; habrá que limitarse preferentemen­te a taxones con ámplia representación tanto numérica como geográfica; evitar pérdidas de ejemplares de referencia o revisados por autores rele­vantes si llevan etiqueta con su identificación; prestar especial atención a las especies incluidas en disposiciones proteccionistas, endemismos, y especies o fonnas restringidas a enclaves muy singulares o en peligro. El perfecto estado de conservación de los ejemplares y la existencia de datos completos de colecta son, por supuesto. requisitos fundamentales e imprescindibles.

Compra. Aún no siendo una forma muy frecuente de incrementar las colecciones, debido a presupuestos nunca excesivamente abundantes y necesidades prioritarias en las que invertirlos, sus ventajas son induda­bles, presentándo.se aquí como en los casos anteriores la posibilidad de elección del materia l a adquirir. Ahora también será necesario tener pre­sente muchas de las recomendaciones anteriores respecto a valoración del material, su estado, datos, preparación, etc., verificar también que la documentación referente a la transacción es completa y el precio razona­ble, de acuerdo con las características de 10 adquirido.

Donaciones, Legados y Transferencias. Se adquiere así la propiedad de los especímenes sin proporcionar a cambio ningún otro material. Los tra­tamos conjuntamente puesto que legados y transferencias son también básicamente donaciones: en el primer caso la donación se recibe con pos­terioridad al fallecimiento del donante, y en el segundo la donación se efectúa entre instituciones, cuando una de ellas es propietaria de un mate­rial que considera inadecuado para sus fines, o entiende que carece de las debidas condiciones para su conservación.

El fomentar e incentivar las donaciones es una obligación de los museos a la que quiz.ás no se presta la debida atención. Su importancia no sólo estriba en el gran interés que usualmente presentan estos ingresos para el propio centro, sino especialmente en la necesidad de asegurar la conser­vación de ejemplares y colecciones que en muchos casos ostentan un enorme valor científico y que con frecuencia se dividen, deterioran o

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uso v GESTrON DE CQ!.ECC10NES ENl'OMOl.OGrCAS

pierden, tras la muerte de su autor. Las donaciones deben .'ier expresamen­te agradecidas y, si es posible. dadas a conocer a través de alguna publica­ción cienllfica o por algún otro medio.

De¡JÓsitos y Préstamos. En ambos casos el objeto de la operación se reci­be con carácter temporal , no adquiriéndose con ella la propiedad del mismo. aún cuando en e l caso de los depósi tos puedan realizarse a largo plazo. El préstamo se hace o se recibe con una finalidad concreta (exhibi­ción . estudio, comparación, dibujo etc .. ), devolviéndose los ejemplares una vez utilizados. Los depósitos, sin embargo, se realizan usualmente con miras a la conservación de los especímenes depositados .

El tratamiento del material derivado de estas dos operaciones es algo distinto en uno y otro caso. debido sobre IOdo al diferente plazo de tiempo que cada uno de ellos pennanece en el centro. Nos referiremos más detenidamente a los prés­tamos en el apartado correspondiente a la gestión. Respecto a los depósitos, con excepción de los referentes a bienes de organismos públicos que quedan esped­ficamente regulados por la legislación vigente (Arts. 8~ y 9'l del Reglamento de los Museos de TItularidad Estatal, y del Sistema Español de Museos, aprobado por R.O. 620/1987). cabe decir que para su aceptación deben exigirse detenni­nados requisitos; entre ellos, absoluta libertad de utilización por parte del depo­sitario. aplicación de las nonnativas de uso de la colección en que se integren, y determinación de su duración aunque se contemple la posibilidad de renova­ción. Como en casos anteriores, las características del material, su interés, esta­do de conservación, y correspondiente documentación, han de ser previamente analizados.

3, 1.2.- Registro

El registro del material a su llegada constituye el primer paso del sistema de documentación de la colección, al cual nos iremos refiriendo, paso a paso, en cada uno de los apartados correspondientes.

El registro de una colección tiene idéntica finalidad y obedece a razones similares sea cual sea la naturaleza de los fondos. Historia Natural u otros: se dirige básicamente a conocer la cuantía y valor de lo conservado y constituye un instrumento de control y acceso a los mismos. Existe por tanto una ámplia infonnación sobre la importancia de su cumplimentación y mantenimiento, los datos básicos a incluir en el mismo y las característ icas físicas de! libro o sopor­tes en que los datos han de quedar recogidos (Chenhall et al., 1978: Jenkins. 1981: Lewis, 1976; Porta e l al .. J 982). No obstanfe, el enonne tamaño del

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CATALOOACJON y OESTION DE ~S COU:CCIONES CIENTtF1CAS DE HISTORIA NATIIRAL

grupo Insecta, tanto en número de especies como de individuos, y la falta de estabilidad todavía existente en su ta)(onomía y nomenclatura, hacen que no sean fácilmente aplicables en estas colecciones, sobre todo en las de volumen considerable, muchas de las nonnas generalmente establecidas para otros gru­pos zoológicos.

Los criterios adoptados en la colección de insectos del M.N.C.N., que son básicamente los que aquí se recogen, obedecen fun damentalmente a razones de operatividad, y se han establecido en función de las características y el volumen del material a gestionar (colección existente e ingresos anuales) y de las dispo­nibilidades de personal para llevar a cabo la gestión en todas y cada una de sus venientes. Colecciones de menor tamaño, creación más reciente o más bajo índice de util ización, pennitirán incidir con mayor detenimiento y profundidad en algunos aspectos.

Todo material a su ingreso debe ser registrado, al igual que la documentación adicional que pueda acompañarlo. Esto implica:

a) un Libro de Registro o Libro de Entradas, en el que éstas figuren numeradas según orden de ingreso (ng de Entrada) yen el que se detallen sus correspon­dientes datos: fecha, fuente y fonna de adquisición, descripción del material, dataS de captura, tipo de conservación o preparación, y estado de conserva­ción. Serán también convenientes un apartado para observaciones o comen­tarios, y otro para el n~ de catálogo, si se real iza o proyecta la catalogación de toda la colección, ya sea por lotes o por ejemplares. Se recomienda, por último, incluir un espacio para "documentación" en el que se indique si eúste, o no, alguna infonnación complementaria y dónde hallarla (por ej. ver Archivo; ver Donaciones 1992; ver Correspondencia autor). No será necesario especificar aquí más datos, siempre que en dicha documentación se haga figurar la fecha o n2 de Entrada correspondiente.

b) Suele aconsejarse establecer también un Archivo del Registro o de Entradas, en el que se Teuna la citada documentación adicional. Sin embargo, dado que la gestión y especialmente el uso de la colección generan toda una serie de otros archivos y ficheros (de donaciones, préstamos, consultas, inventarios, correspondencia, bibliográficos etc .. ), solamente debiera incluirse en éste de Entradas aquella documentación que por su especial naturaleza no encontra­ra un acomodo lógico en alguno de los otros archivos e)(istentes. Así. por ejemplo, toda la documentación correspondiente a una detenninada donación se incluiría en el Archivo de Donaciones, ordenado como los demás por años y por fechas de ingreso; pero si tal donación viniera acampanada de la correspondencia científica del donante, ésta sí pasaría al Archivo de Entra­das, registrándose este dato en la restante documentación.

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uso y GESnON DI! COlECCIONES ENTOMOl.OOICAS,

Como nonna general, y en beneficio de un funcionamiento más sencillo y ágil, debe evitarse la proliferación de archivos y la duplicación de documentos e infonnación que se encuentren ya en alguno de ellos; bastará con dejar constan­cia. en el libro de Registro, de su existencia y ubicación, como queda dicho.

A la hora de implantar éste o cualquier sistema de registro, los cri terios a adoptar dependerán, en este tema como en tantos otros, de las características de cada colección y las circunstancias de cada centro; pero en todos los casos cabe plantearse previamente cuestiones como las siguientes: ¿Cómo regis trar la colección ya existente? ¿ ... y las muestras sin separar, de las que se desconoce el número e identidad de los especímenes que la integran? ¿la numeración de Entrada y la de Catálogo, deben ser distintas o pueden hacerse coincidir? ¿se numera correlativa e indefinidamente o por años? ¿se da el mismo número a todos los ejemplares de una entrada o se aiiaden números adicionales? ¿es renta­ble la inversión de personal y tiempo que supone numerar cada ejemplar de insecto, considerando que la numeración servirá exclusivamente para proporci¡r nar una infonnación que sólo existe en algunos casos. que no es esencial, y a la que se puede acceder por otras vias? A este respecto es interesante recordar que muchos ejemplares portan previamente algún número, de campo, de catálogos anteriores, de envío o compra, o de significado desconocido por el momento pero que nunca debe retirarse. Además, pueden presentar un segundo número correspondiente a la preparación microscópica de la genitalia u otra pieza; y que habrá que aiiadirle un tercero si va a ser catalogado. En la colección del M.N.eN., que excede los dos millones de insectos, y al igual que se hace en otras Instituciones con un volumen considerable de ejemplares, no asignamos número de registro a los ejemplares; aunque estimamos que ello puede ofrecer indudables ventajas en colecciones pequeñas.

Se debe tener también presellle que las situaciones y casos "especiales" apa­recen en la práctica con mayor frecuencia de lo que cabría esperar, por lo que resulta conveniente contemplar el mayor número de estas situaciones y tomar decisiones respecto a ellas, antes de definirse por un detenninado sistema de registro.

3.1.3.- Preparación

Tras su registro, el material que ingresa seguirá diferente camino dependien­do de sus condiciones y características, pudiendo requerir preparación o pasar directamente a ser objeto de estudio o incorporanc a la colección.

En los casos más frecuentes, el material necesitado de preparación 10 consti­tuyen muestras conservadas por medios diversos, con un número indetenninado

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CAT ALOOACION y <JESTION OE LAS COLECCIONeS CIEmlFlCAS DE IIISTO~lA NA11JRAI..

de ejemplares que habrá que separar y a los que se aplicará inicialmente el trata­miento adecuado (recuperación, relajación, limpieza, desengrasado, etc). Tal tratamiento estará en función del mélOdo utilizado para su captura y el tipo de montaje o preparación definitiva que se estime; y éste a su vez dependerá de la naturaleza del propio ejemplar y del fin a que se le destine.

Aunque no trataremos aquí las diferentes técnicas de preparación entomol6-­gica y sus modalidades, no podemos dejar de incluir algunas consideraciones enfocadas a la conservación y utilidad posterior de los ejemplares por preparar y de la información relativa a los mismos.

- Se debe solici tar a quien hace la entrega todos aquellos datos que junto a los de captura, puedan resultar de interés.

Habrá que destinar un lugar adecuado, seco y cerrado, para almacenar las muestras y ejemplares ya registrados y a la espera de ser procesados, cuidan­do que en ningún caso las condiciones de una muestra implique riesgo para el resto de lo almacenado.

- Ya que algunas muestras se deterioran antes que otras, habrá que ocuparse en primer lugar de las más perecederas: ejemplares secos sin ningún tipo de prOlección; frascos de alcohol repletos de ejemplares; espedmenes de cierto grosor precintados en plástico y celulosa; muestras procedentes de trampas de suelo, con abundantes restos vegetales y tierra etc ..

- En caso de series muy numerosas que no vayan a ser estudiadas de modo inmediato, se puede preparar solamente una representación de la misma y conservar el resto, bien en solución de alcohol a la debida concentración o mediante el sistema más adecuado. En este caso, como en lodos los que supongan separación de un lote, es importante hacerlo constar en el etiqueta­do de ambos materiales, o al menos en el archivo correspondiente.

Tanto las sustancias letales usadas en la captura, como los tratamientos apli­cados en la preparación, pueden producir alteraciones en los ejemplares. por lo que constituyen datos de interés que deben ser también recogidos, espe­cialmente si los métodos utilizados no son habituales (Garret, 1989).

Especial atención requieren los materiales utilizados en la preparación y eti­quetado. evitándose todo lo que pueda dañar a los ejemplares en algún senti­do o no ser duradero; alfileres, soportes, recipientes, pegamentos. papeles, tintas, etc .. deberán ser cuidadosamente elegidos, y cualquier innovación. meticulosamente comprobada antes de su aplicación (Daly el al., 1989; Morón el al., 1988: Pérez Villa, 1960; Sims, 1989).

In

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uso y GIlS110N DI! COLH:C\ONES ENTOMOUXllCAS

En la actualidad la tarea de etiquetado puede agilizarse enonnemente con ayuda del ordenador, pudiéndose disponer de un programa a tal efecto o de una planti lla, previamente elaborada con un procesador de texto. que sólo necesitará ser cumplimentada con los datos de cada muestra. No obstante, será mejor recurrir al sistema manual si no puede lograrse la debida calidad de impresión o una reducción suficiente de tamaño, o bien si los datos no se repiten en un número suficiente de ejemplares.

- Si la muestra hubiera sido registrada de modo global, caso muy frecuente, se podrán completar tras su separación los datos del libro de registro, incluyén­dose toda nueva infonnación conseguida respecto a la misma: número de ejemplares. identificación hasta el nivel taxonómico que resulte posible, tra­tamientos aplicados etc ..

Respecto a las entradas que no requieran preparación, se deberá comprobar que la que presentan es correcta en too05 sus aspectos y que el et iquetado inclu­ya, al menos, los datos esenciales.

Tanto a este material como al preparado en el centro. se le añadirá, por últi ­mo, la etiqueta con el número de entrada correspondiente, si así se ha decidido.

Los ejemplares pueden ser ahora incorporados a la colección aunque es aconsejable aplicar. antes de hacerlo. algún tratamiento en prevención de posi­bles riesgos de infestación. En la colección del M.N.eN. se viene utilizando desde hace varios años una cámara de congelación, en la que el material es mantenido a -35L'C al menos durante una semana.

3.1.4.- Incorporación

El lugar de la colección al que deba ser incorporado cada ejemplar depende­rá de la organización existente y de l conocimiento que se tenga respecto a la identidad del mismo.

En colecciones de cierto volumen será conveniente el establecimiento de una serie gradual de almacenes para misceláneas de ejemplares sólo identificados hasta un detenninado nivel: cada uno de estos almacenes puede ser ubicado a continuación del conjunto de ejemplares correspondientes al mismo nivel y grupo tawnómico, es decir al final de la familia. subfamilia. tribu o género al que pertenecen. Esto evita la acumulación de material en un único depósÍlo de "no identificados" y facili ta la localización a la hora de Sll estudio o utilización para otros fines .

No debiera incluirse entre los ejemplares pertenecientes a una especie deter­minada otros que carezcan de etiqueta de identificación. siendo preferible que en ella figure también el autor y año de la dctcmlinaciÓn.

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CA TALOG;'CJON y GESTION PE u.s COLECClONl'S CIENnFlCAS DE I!I5"l'OIU;' N;'1lJRA1..

Al establecer programas de actuación, debemos recordar que la utilidad del material no identificado es muy reducida, por lo que su estudio, de fonna plani­ficada, tendría que ser incluido en tales programas. Para ello, siempre será con­veniellle la elaboración de un fichero o directorio de taxónomos, con los que establecer algún tipo de colaboración.

3.2.- PRESERVACION DE LOS FONDOS

La preservación, o conjunto de actividades enfocadas a resguardar de daño o peligro a los fondos custodiados y asegurar su conservación, es sin ninguna duda la principal responsabilidad del encargado de los mismos y del centro depositario.

Independientemente de las técnicas y productos de preparación empleados, que influirán de fonna decisiva en la duración y utilidad futuras de los especí­menes (Morse, 1992), hay que considerar otros muchos factores.

3.2.1.- Condiciones de instalación

Deben garantizar en la medida de lo posible la protección contra los diversos agentes de deterioro o destrucción (Stanfield, 1977). Son aspectos a tener en cuenta: el espacio o recinto destinado a almacenar las colecciones. que debe ser cerrado y destinarse exclusivamente a este fin; los materiales uti lizados en la fabricación de armarios, cajas, frascos u otros contenedores, así como el diseño y henneticidad de los mismos (Walker el al. , 1988); la luz, evitándose la exposi­ción continuada a la luz solar y Oleas fuellles luminosas intensas, superiores a 50 lux (Thomson el al., 1978); la temperatura, que no debería sobrepasar los 25"C; la humedad relativa, si es excesivamente baja, confiere gran fragilidad al mate­rial conservado en seco y, en caso contrario, provoca reacciones degenerativas en muchos materiales, al tiempo que favorece el desarrollo de moho; la hume­dad re lativa óptima se situa entre 50 y 60%, a 2<rC (Stansfield, 1977); los cam­bios bruscos de estos dos últimos factores. temperatura y grado de humedad, pueden resultar más perjudiciales que el no conseguir sus niveles óptimos; la sala o depósito de la colección requiere ventilación, aunque debe evitarse la existencia de ventanas, que constituyen la vía de penetración más imponante de agentes de riesgo; y requiere también limpieza ya que la presencia de polvo y suciedad contribuye a la aparición de dennéstidos y otros insectos que son los enemigos por excelencia de las colecciones.

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uso y OESTlONl)E COlECCKlNES ENTOMOLOOICAS

3.2.2.· Mantenimiento

Una colección de EnlOmología debidamente preparada e instalada adecuada­mente, puede ser mantenida por tiempo indefinido y sin grandes dificuilades adoptando sólo algunas precauciones básicas.

1.- Material conservado en fluido

El material preservado en alcohol u otros conservantes líquidos. sólo 'la a requerir la reposición ocasional del mismo. si previamente hemos comprobado la calidad de los frascos, tubos y viales, y la henneticidad de sus tapas (Clark et al., 1986; Horie. 1989, Levi, 1966; Rose etal., 1992: Simmons. 1991). No obs­tante, inspeccionaremos la colección periódicamente observando los niveles del conservante, su color y transparencia, especialmente en los frascos ant iguos. Hay que prestar atención a los botes con tubos y viales pequeños en su interior. pues éstos pierden con frecuencia la tapa o algodón que los cierra, lo que permi­te la salida de los minúsculos ejemplares que contienen. Si fuera necesario relle­nar o cambiar el conservante, se hace constar, mediante una etiqueta que se introducirá en el frasco. la fecha y autor de esta operación. Del mismo modo, es conveniente dejar una indicación similar en cada anuario o estantería revisada. Por otra parte, como nonna general y por razones de seguridad. los ejemplares conservados en alcohol deben estar separados del resto del material aunque per­tenezcan al mismo taxón; su localización no ofrecerá problemas pues el archivo de inventario indicará su ubicación en cualquier caso.

2.- Preparaciones microscópicas

Con respecto a las preparaciones microscópicas. y a pesar de resultar algo más complicadas que otros materiales en lo que se refiere a documentación y gestión. no presentan sin embargo excesivos problemas de mantenimiento (Goodway, 1992). Una vez decidido el sistema de almacenaje, y colocadas las preparaciones bien vertical u horizontalmente, el único requisilO es que cada una disponga de un espacio individualizado lo que evitará los golpes y roza­inientos entre ellas que podrían hacer saltar el cubreobjetos. El polvo y la hume­dad. que si es excesiva reblandece algunas de las soluciones usadas en e l montaje, son las causas más frecuentes de su deterioro, si exceptuamos el riesgo de rotura por golpes, posición incorrecta o manejo descuidado, lo que también puede acontecer al restante material.

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C}.TA.!..OOA.C!ON y OESTION 00 U.S COLECCIONES CIENT1flCA.S DE 1-US'TORlA. NA.1URAL

Después de estudiar diversos sistemas para su instalación, hemos optado por volver al utilizado antiguamente en la colección de Entomologfa del M.N.C.N., por considerarlo el más idoneo a pesar de su costo algo elevado. Utilizamos c~jas con medidas externas idénticas a las usadas para el material montado en alfileres, pero sin cristal en la tapa, ni fondo blando; en su interior se alojan \O bandejas de canón debidamente forradas en cuya cara superior se han practica­do, mediante un troquel, 6 x' 4 espacios para 24 preparaciones colocadas hori­zontalmente. La mitad inferior de la caja presenta en uno de sus laterales un espacio abierto que pennite extraer de la caja las bandejas inferiores. levantán­dolas con dos dedos. Este sistema, que mantiene a las preparaciones totalmente separadas entre sf, y preservadas de la luz y el polvo, pennite además intercalar éste material y el seco en los mismo annarios, lo que supone una ventaja consi­derable.

Existen otros montajes para ejemplares muy pequeños o piezas anatómicas, como las etiquetas transparellles de poliestireno, las de canulina perforadas, via­les de vidrio, cápsulas, finos IUbitos de polietileno sellados, etc., que suelen estar incluidos entre el material en seco, por 10 que su malllenimiento se realiza simultáneamente al de éste.

3.- Material montado en seco

El material seco montado en alfileres es sin duda el más vulnerable y por ello el que requiere mayores cuidados. El principal problema para su manteni­miento lo ocasionan los dennéstidos y demás insectos que constituyen plagas de los museos (Edwards el al., 1980; Lewis, 1976; Stansfield, 1985; WiIliam el al., 1985; Zychennan et al. , 1988).

La inmensa mayoría de centros depositarios de colecciones de insectos con­(inuan aplicando algún tratamiento desinsectante, aún conociendo que todos los insecticidas y fumigantes son tóxicos en alguna medida para las personas (Steyskal, 1986). No obstante, progresivamente se ponen en práctica más y mejores sistemas preventivos contra las infestaciones, muchos de e llos con resultados innegables (Lee, 1984; Linnie, 1987; WiIliams el al., 1989).

En el M.N.C.N., teniendo como base los datos aportados por unas 80 colec­ciones de muscos y universidades de todo el mundo, encuestados durante 1987-88, se decidió la uti lización de Yapona (dichlorvos, DDYP). Posteriormente, contando con el asesoramiento y supervisión del Centro Nacional de Nuevas Tecnologfas, del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, se llevó a cabo una experiencia piloto con una pequeña colección, de 800 cajas

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aproximadamente, aislada del resto. La prueba resultó satisfactoria en la dosis utilizada (1 cm3 por caja), no sólo respecto a la eficacia del producto sino espe­cialmente con relación al personal. ya que las concentraciones del producto detectadas en el ambiente resultaron inapreciables en las condiciones y dosis probadas. Fueron también estudiados los efectos negativos que se indican en algunos de los trabajos consultados, como la oxidación de cienos metales, pero ni entonces ni en los cinco años que llevamos utilizando este sistema se ha podi­do detectar ninguno de ellos. Para mayor infonnación sobre éste y otros insecti­cidas, veáse (Endrody-Younga et al., 1984; Johnson et al., 1985; Muir et al., 1981; Richman, 1969; Scudamore et al., 1988).

EJ trataIJÚento se realiza anualmente, colocando un pequeño rectángulo (1 x 2 cm) del producto en una ampollá de vidrio (tipo Sauvinet) provista de un alfi­ler en su base, de las usadas anterionnente para la esencia de Mirbana. En el ángulo inferior derecho de cada caja se coloca una de estas ampollas (o dos en cajas repletas de ejemplares muy voluminosos), sustilUyendo a la ya existente. Durante esta operación se limpia el exterior de las cajas y se inspecciona su interior a la búsqueda de algún signo de infestación, como la presencia del típi­co polvillo oscuro bajo un ejemplar o las temidas "camisas" o mudas del cau­sante del daño. Se recolocan ejemplares caídos, etc. Esta inspección es casi tan impon ante como el tratamiento que se aplique. Si apareciera alguna caja infes­tada o con indicios de ello, se fumiga cuidadosamente con Baygon, que contiene también dichlorvos, o con cualquier otro insecticida, y se congela al menos durante una semana.

4.- Muestras vegetales

Con frecuencia se conservan, en las colecciones de Entomología, coleccio­nes de agallas y otras muestras vegetales que ilustran diversas interacciones planta-insecto; su preservación y mantenimiento se realiza de fonna idéntica a la comentada para la colección en seco.

Anualmente cada annario es fumigado tras su revisión, sea cual sea el tipo de colección que contenga.

5.- Mantenimiento de los datos asociados

No menos imponante es el mantenimiento de los dalos asociados a los ejem­plares. La teorfa y práctica de su conservación es similar para todas las coleccio­nes de Historia NalUral, y para todas las colecciones de carácter científico. Suele

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, :tALOOAClON Y Gl'S11ONOO LAS COI.IlCCIONES CIBNl'IRCAS DI! HISTORIA NAniRAL

decirse que las etiquetas, o cualquier otro soporte de infonnación que acompañe al ejemplar, constituyen su memoria y por ello no deben ser jamás destruidas, ni separadas de él de fonna definitiva, ni modificadas ni alteradas. No haremos mayor hincapié en este tema, que estimamos suficientemente conocido, excepto una breve observación referente al manejo del etiquetado de insectos montados en alfileres, el reducido tamaño del cual obliga a extremar la meticulosidad en su manejo. Un detalle, a primera vista sin importancia pero fundamental en la práctica, es la falta de cuidado al perforar las etiquetas en puntos diferentes cada vez que el uso del ejemplar requiere que sean extraidas del alfiler; una etiqueta, generalmente menor de 2 cm2, llena de orificios puede llegar a ser ilegible y por tanto inútil.

3,2,3,- Control de riesgos

1.- Control en las salas de depósito

Parte de los factores de riesgo del material se eliminan dotando a la colec­ción de una instalación adecuada, como se ha dicho anterionnente. Será relati­vemente sencillo, si se cuenta con suficiente presupuesto, disponer de materiales de la mejor calidad, controlar los factores y condiciones ambientales e implantar planes de seguridad a fin de garantizar la preservación de los fondos en sus almacenes: detección y protección contra incendios, aparatos de medición y regulación de temperatura y humedad, técnicas de desinsectación, programas de inspección, seguridad en los sistemas de cierres, tanto de armarios como de recintos, control de acceso etc ..

2.- Control durante la utilización

Los mayores riesgos para la conservación del material derivan de su manejo y utilización. Los especímenes se someten a manipulación por diversos moti­vos: para su propio cuidado, estudio, exhibición o con otros fi nes. El primer caso raramente implica verdadero riesgo para los ejemplares, siempre que sea llevado a cabo por personal cualificado y responsable.

El estudio del material científico, principal objetivo de su conservación, es también la situación de riesgo más importante. El contenido de la colección debe obviamente estar a disposición de las personas cualificadas para su estudio (Basilewsky, 1983; Knutson, 1978; Mayr, 1977, McGyn1ey, 1992; MOfÓn el al., 1988; Naviaux, 1989; Wile, 1981), pese a ello, el conocimiento del peligro que

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uso y GESTION DE COlECCIONES Em'OMOLOOíCAS1

eslO conlleva para la integridad y perdurabil idad de los ejemplares obliga a adoptar cuantas medidas se estimen necesarias en prevención de pérdidas o daños (Force, 1975). Como primera de estas medidas se debe establecer unos límites al acceso, teniendo siempre presente la naturaleza científica de la colec­ción. Dichos límites detenninarán: quién puede acceder a ella, para qué fines y en qué condiciones. En el M.N.C.N. el acceso a los fondos se regula mediante una Nonnativa de Colecciones que con carácter interno está vigente desde 1990 (ver Ane¡¡o final).

El estudio de los ejemplares implica muy frecuentemente el préstamo de los mismos y su envío a! investigador que lo solicita. E¡¡isten, en este sentido, unos criterios establecidos por los que se rigen, en lineás generales, las grandes colec­ciones públicas de Entomología en todo el mundo. Estos criterios, todos ellos enfocados a la preservación de los ejemplares, se refieren a la identidad del soli­citante, la naturaleza y composición del préstamo, las condiciones bajo las que el mismo se realiza e, incluso, las características físicas del envio (Bas ilewsky, 1983; Merrit, 1992; Walker et 01., 1988).

Aunque en los préstamos se detennina siempre la duración del mismo, el solicitante olvida con frecuencia efectuar su devolución en el plazo acordado. Como medida de control, resulta eficaz en estas situaciones disponer de una carta estándar, en la que se recuerde al interesado que el material prestado conti­núa en su poder; y si se estima oportuno se le puede ofrecer en ella una opción de prorroga.

Para el seguimiento y control del uso de ejemplares durante las visitas, con­sultas y préstamos, se dispone de dist intos fonnularios que deberán recoger los datos pertinentes y quedar finnados por el autor del eSlUdio en cada caso.

Los ejemplares son solicitados también para su exhibición en exposiciones, bien sea en el mismo centro o en otras instituciones. A los riesgos de pérdida y sustración, y los derivados del transporte y manipulación, se añaden ahora unas condiciones e¡¡positivas generalmente poco adecuadas para su conservación. Se recomienda elaborar para estas ocasiones un documenlO por el que se acuerde previamente con la entidad solicitante las condiciones del préstamo, incluyendo el valor del seguro, características de embalaje y requisitos exigidos durame la e¡¡posición. Se recomienda la presencia del responsable del materia! mientras se llevan a cabo las operaciones de instalación y especialmente durante el desmon­taje de la misma, pues la experiencia indica que los ejemplares, una vez exhibi­dos, suelen ser tratados menos cuidadosamente.

A diferencia de lo que ocurre en los préstamos para estudio, en los que el investigador necesita ejemplares de una especie o !aXón detenninado y proce­dentes de un área geográfica concreta, las e¡¡posiciones no suelen requerir un

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material demasiado preciso. Por ello, en la selección de ejemplares se evitará incluir piezas notables por su valor científico, histórico o de referencia, así como por su carácter de ejemplar único o ellcepcional en algún sentido (Compte Sart, 1992).

Por último, aunque menos frecuentemente, puede ser necesaria la utilización de ejemplares con otros fines, como obtención de fotografías, elaboración de dibujos, ellamen somero para comparación, etc. Estos casos deben ser resueltos en las dependencias del centro, si es posible, y en presencia de personal del mismo.

3.3.- GESTION DE LOS FONDOS

Hasta aquí nos hemos referido, fundamentalmente, a los aspectos de la con­servación enfocados a proporcionar a la colección las debidas garantías para su seguridad. Ahora. al hablar de la gestión, nos ocuparemos de aquellos otros aspectos que penniten la accesibilidad de su contenido (organización y sistema de documentación) o se derivan de la disponibilidad de los fondos (atención a consultas, préstamos y otros servicios).

3.3.1.- Ordenación de la colección

Las colecciones deben organizarse de forma que se facilite al máximo la localización de los ejemplares. Usualmente en la ordenación se siguen criterios taxonómicos, aunque las numerosas modificaciones sistemáticas en la clase Insecta impiden, en la práctica, tratar de mantener la colección de acuerdo con los últimos criterios publicados (Wiley, 1981). Las sucesivas revisiones del material, efectuadas a lo largo del tiempo por especialistas de cada grupo, será la forma más segura y fiable de ir actual izando las clasificaciones taxonómicas de una colección y la nomenclatura de Jos ejemplares que la constituyen. En este sentido, no resultará difícil establecer relaciones con taxónomos cualifica­dos y proponerles el estudio de los ejemplares objetos de su especialidad,

También Jos inventarios podrían suponer una buena ocasión para poner al dia nuestro material, aunque en realidad sus objetivos se dirigen más bien a la orde­nación en función de los datos existentes y a la recogida de estos datos, que a la actualización de los mismos.

Es frecuente establecer distintas "colecciones". en función de áreas geográfi­cas determinadas, si el volumen y procedencia de los fondos son suficientes. Los criterios son extremadamente diversos aunque en general suele figurar una

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"colección nacional" o "local" separada del resto. En el M.N.C.N. también exis­ten divisiones geográficas en el material de casi todos los órdenes ta:<onÓmicos. Tenemos en primer lugar, la colección Ibérica que es lógicamente la de mayor volumen, la de más alto índice de utilización y a la que se presta mayor dedica­ción e interés, ya que conslituye uno de nuestros más importantes objetivos el tener representada en ella, en la medida de lo posible, la fauna de insectos de la Península. Los ejemplares de Canarias, por las especiales caracteríslicas de la fauna del archipiélago y por el hecho de tratarse de un material también español pero no ibérico, se encuentran también separados en la mayoría de los grupos. Otras colecciones geográficas ellistentes corresponden a Marruecos, resto de la región paleártica y demás regiones biogeográficas.

La reducción del número de estas colecciones siempre reportará ventajas en cuanto a espacio, costos y facilidad de gest ión se refiere. A pesar de ello, en insectos y otros muchos grupos de invertebrados, casi siempre resulta difícil la unificación de varias colecciones, sean geográficas o formadas por autores dife­rentes o correspondientes a épocas distintas. La dificultad estriba en que gene­ralmente difieren los criterios sistemáticos, encontrándonos que no coinciden totalmente las clasificaciones adoptadas en cada una y varían los límites de las categorías taxonómicas establecidas e incluso la nomenclatura empleada. En el apartado correspondiente al Inventario, se incluyen algunas observaciones res­pecto a la reorganización de fondos de distinta procedencia, en especial de fon­dos antiguos.

En cada colección, taxonómica y geográfica, el material se ordena por nive­les taxonómicos, según los criterios del catálogo o revisiones sistemáticas utili­zados en cada caso. Respecto a las categorfas infragenéricas, el orden suele ser alfabético más que taxonómico.

Los ejcmplares que sólo estén identificados hasta un determinado nivel taxo­nómico (por ej. Carabini sp.) se colocarán al fi nal del material correspondiente a ese nivel. Ya nos hemos referido con anterioridad a que se debe evitar la crea­ción de grandes almacenes de ejemplares pendientes de identificación, cuya uli­lidad es mínima (McGinley, 1989; Zweifel, 1966).

Hay que contemplar también el crecimiento de la colección en el futuro. A veces se aconseja prever un espacio para cada taxón conocido, e incluso colocar sus correspondientes etiquetas, aunque se carezca por el momento de ejempla­res; esta idea sólo nos parece de alguna utilidad para colecciones restringidas a grupos poco numerosos o de ámbito geográfiCO muy limitado: por una parte, el espacio previsto rara vez resultará ser el adecuado, bien por insuficiente o por no llegar a ser ocupado por especímenes; y por otra, no pueden contemplarse de antemano posibles cambios nomenclaturales, sinonimias ni descripción de nue­vos taxones.

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,CIITALOOAOON y GESTION Di!!.AS COlECCIONES CIENllFJCAS DE HIS"TORI/I NA'JUl\AL

En n~estra opinión, el mejor sistema consiste en dejar espacio suficicnte tanto en el interior de las cajas corno en los armarios. El volumen del material ya existente de cada categoría taxonómica y un es tudio no necesariamente exhaustivo de la bibliografía pertinente, orientarán en la mayoría de los casos respecto al crtX:imiento probable del grupo. Especies muy comunes o con áreas de distribución amplias, requerirán mayor espacio que las raras o restringidas; en los géneros se tendrá en cuenta el número de especies, e igualmente la mayor o menor extensión de [as categorías superiores.

Se considerarán también otros factores como el tamaño medio de los ejem­plares y el área geográfica a la que se quiera dar prioridad. Son también aspec­tos importantes el grado de ordenación y el nivel de identificación existentes en el material de cada grupo, ya que ello detenninará una mayor o menor expan­sión del mismo cuando se decida su reorganización.

El espacio de crecimiento que se detennine puede repartirse entre el ocupado por el material en cada caso, de manera que las sucesivas incorporaciones no obliguen a excesivos cambios. También es una buena medida dejar además una zona vacfa, igual en todos los armarios, generalmente en su parte inferior por resultar ésta la más incómoda.

Una vez organizada la colección es importante que el orden establecido se mantenga, sobre todo si acceden a ella bastantes personas. La numeración de frascos, cajas, baldas, armarios, estanterías etc., es probablemente el mejor método para conseguirlo, siempre que el sistema sea lo suficientemente sencillo como para permitir que cualquier persona pueda mantenerlo sin consultar fiehe­ros ni requerir la ayuda de los conocedores del mismo. Cada caja, en el caso del material seco o preparaciones, y cada balda, bandeja o espacio destinado a fras­cos con material conservado en líquido, se debe etiquetar además con alguna referencia del taxón que contenga y al menos el orden o famili a al que pertene­ce: también se rtX:omienda consignar [a región geográfica o nombre de la colec­ción a la que corresponde. Pueden ser también útiles otras indicaciones que se estimen necesarias, siempre que no sean excesivas.

En el caso del M.N.C.N. hemos adoptado la organización siguiente: en e[ espacio destinado a cada familia de insectos, figura en primer lugar la colección Ibérica, seguida de las restantes colecciones geográficas a las que ya nos hemos referido. La numeración de las cajas comienza con el n~ I para cada familia y área geográfica, excepto que aquellas sean pequeñas o estén excasamente repre­sentadas, en cuyo caso se da una numeración correlativa a toda la superfamilia o suborden de un mismo área. Tratamos de evitar, en lo posible, que los números de las cajas se repitan en un mismo armario, [o que puede dar lugar a error a

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uso (¡ESnON DI! COUlCCJONES ENTOMOLOOrCAS

pesar de que figure también en cada una de ellas el nombre de la familia, género y colección geográfica a que pertenece.

Si fuera nlXesario incorporar material de un detenuinado género o especie, en una collXción ya ordenada, y no existiera suficiente espacio para ello en la caja adecuada, la caja o cajas nuevas se etiquetarían con el mismo número de aquella, añadiéndole las letras. a,b,c .. hasta donde fuese preciso.

U"nuineración de los armarios debe ser única, aunque correspondan a dife­rente serie o colección, y aún cuando estén ubicados en distintos recintos. Resulta útil, incluso para quien cree conocer bien la colección, colocar en cada anTIario algún rótulo o indicación que infonne someramente acerca de su conte­nido; esta infonnación puede figurar en el exterior del anuario o en la cara inter­na de las puenas.

Si un material ha de ser sacado de la colección por un cieno tiempo, debería dejarse en su lugar una nota que indique su actual ubicación. Este detalle tiene especial imponancia en los casos de traslados definitivos, bajas causadas por diversos motivos y préstamos de ejemplares, aunque estos casos se registren además en el archivo de documentación correspondiente.

3.3.2.- Documentación

Entendemos como sistema de documentación los procesos usados para tratar la infonnación concerniente a las colecciones y toda aquella otra infonnación necesaria o útil para llevar a cabo la conservación de las mismas (Light et al., 1986; Uribe, 1987).

Según este concepto, la documentación incluida en el sistema será de una parte la relativa a los especímenes y objetos que conservamos, y de otra podrá referirse a las ac tividades enfocadas a la gestión o derivadas de ella, o bien constituir los resultados de tales act ividades, o tratarse de directorios de centros o personas, ser de fndole bibliográfica elc .. Además de la util idad y valor que esta documcntación puede llegar a alcanz.ar intrínsecamente, es interesante seña· lar que un buen sistema de documentación redunda también en una menor utili­zación directa de los ejemplares, de modo que favorece por si misma la conservación de los fondos (Uribe, 1987).

El primer elemento del sistema de documentación de una colección es el registro, al que ya nos referimos al tratar de los ingresos. El Inventario y los Catálogos son las olras vías que, complementando el registro, penni¡en conocer el material conservado de ronna conjunta y en sus diversos aspectos; con ellos será posible establecer valoraciones más e¡¡actas, ejercer un control más riguro­so, completar series, introducir mejoras, etc.

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,CATALOGACJOtI Y CESll0tl DI, U.S COUlCCIOtlES ClENJ1F]!;AS DE HISTI:l!UA tlAnlRAL

1.- Inventarios

Como su nombre indica, consiste básicamente en una relación de los fondos contenidos en una colección y su objetivo es llegar a conocer con exactitud qué se tiene y dónde está cada cosa. A la hora de su elaboración, sin embargo, son bastante dispares los criterios respecto al número o categorías de datos que deben ser incluidos y la forma de hacerlo, aunque se han hecho diversos inten­tos para establecer unas normas generales que sean aplicables a todos los casos y a todos los tipos de colecciones de Historia Natural (Chenhall, 1978; Olcina, 1978; Porta el al., 1982). La naturaleza de los fondos, su volumen y los fines a que se dirija el inventario, determinarán en cada caso cómo y con qué profundi­dad llevarlo a cabo.

Parece innecesario mencionar siquiera las vClltajas casi ilimitadas que puede ofrecer un inventario minucioso, con una información completa sobre cada ejemplar y más aún si el cúmulo de datos que esto significa se encuentra ya introducido en un eficaz y rápido programa informático. La inmensa mayoría de las grandes colecciones de insectos están lejos de tal situación y, muchas, inclu­so han llegado a abandonar ambiciosos proyectos similares tras varios intentos descorazonadores, por falta de planificación previa (Chenhall , 1987; Sarasan el al., 1983). La informatización requiere previamente una meticulosa toma de los datos a procesar, y es esta tarea precisamente de la que se ocupa el inventario.

A diferencia de las colecciones de vertebrados, en las que cada ejemplar es registrado, inventariado y catalogado individualmente, en insectos y otros inver· tebrados es frecuente actuar por lotes (Mayr, 1977; Wiley, 1981). El lote es el conjunto de especímenes de una misma especie, colectados en un mismo lugar y fecha, es deci r, una serie de ejemplares en los que coinciden todos los datos de captura. Este método, que reduce notablemente el trabajo, es aplicable a la gran mayoría de las colecciones.

En nuestro caso, el volumen y características de la colección y su e levado índice de utilización para los fines más diversos, obligaron a adoptar para el inventario aqucllos criterios que consumiendo el menor tiempo ofrecieran resul­tados suficientes para agi lizar la gestión. En resumidas cuentas, optamos por un avance más rápido resumiendo a lo esencial la información que habría de ser recogida: pocos datos de mucho material, más que abundante información acer­ca sólo de una pequeña fracción del mismo. Ahora, cuando el inventario de la mitad de la colección es una rcalidad, consideramos haber elegido la opción adecuada, aunque somos conscientes de las muchas e importantes limitaciones que implica el sistema elegido.

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El inventario del M.N.C.N., enfocado a la obtención de datos concretos sobre contenido y volumen, se ha dirigido principalmente al material conserva­do en seco por significar el gran porcentaje del total y ser requerido, en lineas generales, con mayor frecuencia por los especialistas. En menor escala se ha emprendido también esta experiencia en colecciones de otro tipo, preparaciones microscópicas y muestras vegetales, en las que se ha evidenciado que la recogi­da de datos exige en cada caso un tratamiento distinto.

Desde un principio se descartó la idea de realizar un inventario "ejemplar a ejemplar". Una estimación, incluso superficial, del tiempo necesario para ello aconsejó limitar los Objetivos en aras de resultados prácticos, como se ha dicho, y concretar el inventario al nivel "taxón".

las tareas realizadas durante el inventario se desarrollan en cuatro etapas:

a) Toma de datos básicos. Una vez seleccionado el grupo a inventariar. general­mellle una familia, se establece una numeración provisional para las cajas correspondientes cuidando de no modificar la ordenación original, si la hubiere. A cOlllinuación se recoge la información de los ejemplares conteni­dos en cada una de ellas, pero sólo la referente a: identificaciones taxonómi­Ca!; de nivel género y subgénero. áreas geográficas y existencia o no de ejemplares etiquetados como tipo. A la relación de datos recogidos de cada caja se le asigna el número de ésta y se archiva con las restantes, o bien se deja unida a su caja hasta completar esta primera fase. En un principio utilizábamos directamente estos listados manuales para loca­

lizar los ejemplares de cada género en el momento de proceder a su ordenación; últimamente se prepara una sencilla base de datos para la información recogida, y obtenemos listas alfabéticas de los géneros existentes y la numeración de las cajas en las que se encuentra material de cada uno de ellos. Se ha conseguido as! agilizar las búsquedas y reducir errores de transcripción de la nomenclatura que ocasionaban multitud de problemas.

b) Ordenación. Atendiendo a su procedencia y teniendo como base los datos recogidos en la etapa anterior, los ejemplares se reorganizan e n las coleccio­nes geográficas que se decidan, o sólo en una general, ordenándolos taxonó­micamente según el criterio de catálogos generales que incluyan referencias originales, sinonimias y áreas de distribución. Es conveniente contar también con las publicaciones del autor que creó o estudió cada colección, especial­mellle si se van a incorporar fondos antiguos. Ya que usualmente el inventario no es real izado por especialistas en cada

grupo de insectos, hemos establecido una serie de normas que se siguen riguro­samente:

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- Analizar detenidamente la posición de los ejemplares en cada caja antes de mover ninguno de eHos.

- No introducir modificaciones que supongan pérdida de infonnaciÓn.

- No retirar, deteriorar, alterar, ni invertir el orden de ninguna de las et ique-tas existentes.

Registrar todas las identificaciones que figuren tan to en los ejemplares como en las cajas.

Atenerse exclusivamente a la nomenclatura del etiquetado.

Al reuni r ejemplares de una misma especie que procedan de colecciones distintas, trasladar también con ellos los respectivos rotulos de identifica­ción presentes en las cajas de las que han sido extraidos.

- En caso de existir un criterio de ordenación definido, adaptarse a él en la medida de lo posible.

Registrar inicialmente los ejemplares y series tipo con la categoría que figure en su etiqueta, o como sintipos, si carecen de indicación al respecto y su identidad como ejemplar tipo se ha conocido a través de la bibliogrd­fía utilizada.

Evidenciar claramente que la nueva ordenación es resultado del inventa­rio, y no de actuaciones de especialistas.

c) Toma definitiva de datos. Esta tarea en realidad se lleva a cabo paralelamente a la anterior. Una vez se haya conseguido la reorganización de todos los ejemplares pertenecientes a una tribu o grupo de géneros, se establece la nueva numeración definitiva de las cajas y se elaboran listados en los que géneros, especies y subespecies figuran en el mismo orden que el que pre­senta el material en la colección; estos listados recopilan infonnación sobre ubicación y número de ejemplares de cada ta)(ón, niveles de identificación, área geográfica (pero no la localidad ni otros datos de captura de cada ejem­plar), sinonimias y tantas observaciones como se crean de interés. Respecto a los ejemplares tipo, el inventario constituye la mejor oportunidad

para su localización e identificación, en especial la de aquellos cuyo etiquetado no menciona tal circunstancia. A diferencia de los restantes ejemplares, en el caso de los tipos se registran todos sus datos, incluyendo la composición del resto de la serie si la hubiere, identificaciones subsiguientes a la original, estado de conservación, etc. Si el ejemplar va a ser reti rado de la colección general e incluido en la de Tipos (caso de ser bolotipo, neotipo o leclotipo), se coloca una etiqueta especialmente diseiíada al efecto, en la caja de la que se ha extraido para infonnar sobre su localización actual.

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uso y GESTIOtl DE cou;cclONES EI'lI'OMOLOGICAS

d) {?otulaci6n y etiquetado. Una vez finalizada la nueva organización e instala­"da la totalidad del material en su ubicación defmitiya, y nunca antes de este momento pues siempre aparece al final algún material descolocado, se pro­cede a elaborar y a colocar en el eJtterior de cada caja las etiquetas de nume­ración y nomenclatura correspondientes al material que contengan. Como ya dijin'los, en nuestro caso la numeración es eorrelatiya para todas las cajas de una misma familia y colección geográfica.

2.- Archiyos resultantes del Inventario

- Las Listados Taxon6micos: obtenidos directamente del inventario, a los que antes nos hemos referido. Constituyen el archivo básico del que van a derivar los restantes y, por otra parte, solamente en ellos se encontrará infonnación sobre todas las especies y categorías infragenéricas representadas en la colección.

- Sumarios de colecciones: son eJttractos de la infonnación recogida en los listados anteriores que nos permiten conocer de forma global el volumen y características del material eJtistente, agrupado por categorías supragenéricas y áreas geográficas. Es deci r, para cada famil ia y colección geográfica estos eJttractos infonnan respecto al tipo de preparación, situación en la colección general. número de cajas, de ejemplares, de géneros y de especies; ubicación y nombre de los laxones que están representados por ejemplares tipo, así como el número y Sla/llS de éstos; principales revisores del material y fechas en que efectuaron el estudio; porcentaje de ejemplares identificados hasla nivel especie, género y no identificados. Se indica también el catálogo y publicaciones utiliza­dos durante el inventario, así como la fecha de realización del mismo.

Cada uno de estos resúmenes se une al conjunto de listados taxonómicos de la familia correspondiente y toda esta documentación se archiva en idéntico orden al que ocupa el material respectivo dentro de la colección. Los carpetines de archivador en los que se conserva se numeran correlatiyamente para asegurar que trots su utilización cada uno de ellos sea incorporado de nuevo en el lugar adecuado.

- Ficheros Genéricos: se crea un fichero alfabético único para cada orden de insectos y una única ficha para cada género. Son básicamente ficheros de ubica­ción enfocados a facilitar una localización rápida de los ejemplares. En cada ficha se consigna el nombre y aulor del laxón, la familia a que penellece y el material del mismo existente en todas y cada una de las colecciones; en las fichas no se indican las especies que lo representan, pero sr la presencia de tipos.

- Ficheros de Tipos: se considera inicialmenle como tipo todo ejemplar eti-

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CATALOOAClON y GESTION DE LAS COLECCIDNES CIENI1FICJ.S DE HISTORIA NA'ruRAL

quetado como tal, o que presente alguna indicación sobre ello, independiente­mente de la validez actual del taxón que represente, aunque se incluye este dato en caso de conocerse. Su registro se efectúa por taxones, no por ejemplares. de forma que resulta una ficha única para cada taxón infragenérico del que existan en la colección ejemplares de la serie tipo, sea cual sea el número de ellos y su categoría como tipos. Para cada especie o subespecie se recoge la total idad de los datos del holotipo o lectotipo, o del ejemplar que aporte mayor información si las categorías anteriores no han sido designadas. Los datos, taxonómicos y de captura, provienen en principio sólo de la información obtenida del etiquetado, pudiéndose completar o modificar posteriormente con datos bibliográficos.

Existe un fichero para cada orden de insectos y en él las fichas se ordenan alfabéticamente por el nombre del taxón.

Este registro n~ implica numeración de los ejemplares, reservándose ésta para el momento de la catalogación, en la que los datos serán contrastados y completados con información obtenida de otras fuentes. Pero en cambio, sí supone el etiquetar de acuerdo con la categoría que se les atribuya, generalmen­te la de sintipo, a aquellos ejemplares cuyo etiquetado no incluía mención de su identidad como tipo, En nuestra colección, estas etiquetas identificativas son de color rojo para todas las categorías.

Una vez establecido este archivo, se incluyen también en el mismo los ejem­plares tipo pertenecientes a material o colecciones aún no inventariadas, que se localizan o identifican como tales al ser revisados o solicitados para estudio; así como los de nuevo ingreso y aquellos que pasan a ser tipos de nuevos taxones como consecuencia de estudio o revisión.

- Libro de ubicación o gufa de la colección: mediante planos de las salas y relaciones breves del contenido de los armarios, orienta sobre la situación y ordenación de las colecciones y da, de manera aproximada, el volumen y distri­bución de cada grupo o tipo de material.

El conjunto de estos archivos que resultan del inventario y recogen la infor­mación requerida, se articulan con aquellos otros derivados de distintos aspectos de la gestión o creados para facilitarla: registro, archivo de ingresos, donacio­nes, intercambios, préstamos, consultas, correspondencia, bibliográficos, direc­torios, económicos, etc ..

3.- Catálogos

Ya vimos como en el inventario se recoge de forma casi exclusiva la infor­mación asociada a [os ejemplares, sin que se contemple entre sus fines el com· probar rigurosamente la veracidad o vigencia de los datos. Por el contrario los

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uso y GESTION DE COLeCCIONES E/<ITOMOLOGICAS

catálogos, independientemente de su enfoque y contenido, requieren un conoci­miento más e¡¡acto de la identidad de los especímenes u otros fondos, Por cllo, suelen ser el resultado de una labor de investigación que por su complejidad se plantean como programa a largo plazo y para ser desarrollados en etapas sucesi­vas e independientes, Exigen estrictos criterios de selección del material a cata­logar, especia lización por parte de quien los realice y, generalmente, financiación extraordinaria.

La unidad de catalogación es por lo general el ejemplar y se registra, en conse­cuencia, la totalidad de los datos de cada uno de ellos, Cada especimen cataloga­do recibe una sigla o número de catálogo único que, en caso de infonnatización, suele hacerse coincidir con el número de registro de la base de datos.

4.- Infonnatización

Probablemente sea éste el tema que, por su relativa novedad, despiena hoy dia mayor interés entre los que se refieren a las colecciones científicas. Y es lógico que así sea, dado que nadie ignora las innumerables ventajas que la infor­mática ofrece ni las perspectivas que abre, en este campo como en cualquier otro en que haya de manejarse un volumen considerable de datos. E¡¡isten expe­riencias de todo tipo cuyos resultados, generalmente espléndidos, justifican la implantación cada vez más frecuen te de bases infonnatizadas para la gestión cotidiana de una colección.

Las muchas publicaciones que se ocupan del tema (Case, 1988; Chenhall, 1987; Chenhalll'l al., 1988; Danks, 1991; Force, 1975; Cautier, 1978; Sarasan el al., 1983; Williams el al., 1979) iluSlran ampliameme las situaciones y aspec­tos más variados del mismo, aunque muy raramente se refieren a colecciones de insectos (Coulson el al., 1987; Noonan. 1990), Emre otras numerosas recomen­daciones, se aconseja evitar proyectos excesivamente ambiciosos que no ofrez­can resultados positivos en un tiempo razonable. Deben definirse previamente los objetivos del programa o, lo que es lo mismo, las necesidades que se esperan cubrir con su ayuda: acotar la infonnación a lo verdaderamente imprescindible, pues las bases siempre podrán ser ampliadas una vez cubiena la meta inicial: y de temlÍnar e¡¡actamente, y desde el principio, la fonna y longitud de Jos dalOs a fin de asegurar que la recuperación de Jos mismos sea correcta y completa.

En nuestro caso disponemos actualmente de tres bases de datos con distintos fines. La primera de ellas, para los ejemplares tipo, está gestionada por el pro­grama TIPOS hecho en Clipper para la colección de Entomología por nuestros companeros del M.N.C.N., J. M. Becerra, A. C". Valdecasas y E. Bello. En esta

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ONES CIENTlACAS DIlIlISTORIA NA ruRAL

base cada registro corresponde inicialmente a una de las fichas existentes en el archivo de tipos derivado del inventario, por lo que los datos introducidos son básicamente los mismos que figuran en aquellas, aunque se enriquece con toda nueva información que vaya obteniéndose. De nuevo, aquí se registran taxa y no ejemplares; no obstante, modificamos este criterio si por alguna circunstancia se decide registrar separadamente cada uno de los ejemplares que forman una serie tipo. Es esto últ imo lo que hemos llevado a cabo para un proyecto en que han sido catalogados los tipos de especies descritas por un determinado autor (Paris García. en prensa).

El número de registro de la base será también el número de catálogo que se asigne a cada taxón o a cada uno de los especímenes tipo que se hayan registra­do individualmente. La numeración es correlativa e independiente del grupo taxonómico. La información se recupera en forma de fichas o listados, y éstos según diferentes criterios.

Una segunda base, en Database m, está diseñada para la gestión de los datos de inventario de un determinado grupo de insectos y contiene ya la información del material del orden Collembola, con un volumen de casi 15.000 preparaciones microscópicas. Cada registro corresponde a diferente especie o subespecie e incluye un número de datos bastante menor que la anterior. Básicamente son de índole taxonómica. con indicación del total de ejemplares en cada caso, existen­cia o no de ejemplares tipo entre el material , lugar que ocupa en la colección y un apanado para obselVaciones. Esta base, utilizada como experiencia piloto, ha per­mitido evaluar las posibilidades de implantar un sistema informático análogo para el inventario del restante material aún pendiente, ya que su contenido es equiva­lente al del actual archivo manual, pero ofrece todas las ventajas de la automati­zación sin que su elaboJ"'dción implique una inversión de tiempo más elevada.

Por úl timo, nuestro companero J. M. Lobo creó en 1990, en Database III+. un banco de datos biológico para coleópteros Scarabaeidae que cuenta ya más de 13.000 registros y recopila información tanto de colecciones como bibliográ­fica y de campo (Lobo, 1991). Trabajos de este tipo forman pane de proyectos de investigación y estimamos que superan los objetivos básicos de la gestión de una colección, aunque su interés y utilidad para la misma sean innegables.

5.- Actualización de la documentación

Antes de finalizar este apanado de documentación queremos hacer notar que una vez establecido un determinado sistema. y demostrada su eficacia, única­mente resultará de utilídad si se le mantiene al dia. Esto conlleva por una pane

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la continuidad en el registro de cada fichero, archivo o soporte de información, y por otra, la permanencia de los criterios básicos que en principio se adoptaron, [o que por supuesto no impide la introducción de cuantas mejoras se estimen oportunas. El mantenimiento de la documentación implica, muy especialmente, la actualización de todo dato o registro que haya sufrido modificación por algún motivo. A veces, el trabajo y meticulosidad que esto último requiere supone una dedicación superior a la exigida por cualquier otra faceta de la gestión.

3,3,3,- Disponibil idad

En varios apartados de este tr~bajo nos hemos ido refiriendo a distintos aspectos de la gestión, enfocados o derivados de la utilización de los ejemplares que componen la colección. Como norma existe la obligación de garantizar, y aún de facilitar, el acceso a este patrimonio, pues ello constituye el primer objeti­vo de su conservación. No obstante, hemos comentado también la necesidad de evitar riesgos innecesarios como consecuencia de tal utilización. El logro de este difícil equilibrio entre accesibilidad y preservación exige evaluar la finalidad y objetivos de cada solicitud frente a los riesgos que la misma conlleva·. Serán pues de gran utilidad tanto unos criterios bien definidos que regulen ei" acceso como la adopción de medidas de control para los casos en que éste se autorice.

Dada la naturaleza científica de la colección, se establece una clara distin­ción entre solicitudes provenientes del público en general y aquellas otras reali­zadas por estudiosos e investigadores. Las primeras de éstas, cada día más numerosas, se incluyen en la vertiente de divulgación inherente a todo museo y se les debe atención, siempre que sea posible. En los casos más frecuentes estas solicitudes del público, que desea información sobre los temas más diversos relacionados con la Entomología en general, no suelen implicar [a manipulación ni el examen de los ejemplares por parte del solici tante.

Respecto a las solicitudes de índole científica, el acceso al material y a su información asociada se produce bien mediante consultas o vis itas a la colec­ción, realizando en ella el estudio, o bien por petición de material en concepto de préstamo, lo que obliga al envío del mismo.

La Normativa de Colecciones del M.N.C.N. (ver Apéndices fmales) recoge en Sil artículo 4Q una serie de puntos enfocados a asegurar la disponibilidad de los ejemplares y al mismo tiempo evitar pérdidas o deterioro a los fondos reque­ridos para estudio. Esta normativa es común a todas las colecciones del centro, aunque las peculiaridades de cada IIna de ellas hacen que existan criterios distin­tos en aspectos muy concretos. Es el caso, por ejemplo, de los ejemplares tipo nomenclmumles en Entomología, que a diferencia de lo establecido para otras

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CATALOOACION y GESTJON DE LAS COl.~L'CIONFS ClENTIFlCAS DE HISTORIA NA n!RAL

colecciones sí se prestan para estudio, aunque el control y seguimiento en estos casos es lógicamente muy riguroso. A este respecto creemos de interés incluir aquí algunas de las medidas que hemos adoptado:

- En ningún caso serán los tipos objeto de ellhibición, pudiéndose facilitar en su lugar fotografías, dibujos u otras reproducciones, y asimismo cualquier infor­mación que respecto a los mismos se solicite.

- No se permite su estudio a particulares sin el aval de una lnstÍlución Ofi­cial que se responsabilice del mismo.

- El estudio se realizará en el centro. siempre que sea posible. evitándose traslados innecesarios.

- Si un ejemplar une a su condición de tipo la de ser especimen único, no será objeto de envío.

- En caso de estudios no tallonómicos, para los que la condición de tipo del ejemplar carezca de relevancia, se proporciona toda la información asociada al mismo pero no se efectua el préstamo del ejemplar.

- En casos necesarios se realiza el préstamo de todos los ejemplares de una serie tipo completa, pero nunca de modo simultáneo. La serie se fr<lcciona inclu­yendo en eada lote representación de ambos sellos y diferentes localidades si las hubiere.

- Si el estado del ejemplar o la fragilidad del mismo lo aconseja, se evita su envío, fac ili tándose a cambio fotogra fías, descripciones, medidas o dibujos del mismo.

- No se autoriza la aplicación de técnicas de estudio que impliquen pérdida o deterioro de estructuras anatómicas.

Ya indicamos que toda nueva información o modificación de la ya ellistente, que se derive del estudio del material en consultas y préstamos, debe ser regis­tmda con objeto de mantener al día la correspondiente documentación. Igual importancia tiene el registro de las consultas, visitas, préstamos y seguimiento de estos últimos, así como el de las bajas e ingresos producidos a consecuencia de aquellos. Este registro no sólo supone una ineludible medida de control, sino que especialmente conforma un archivo documental que a lo largo del tiempo guardará memoria de los usuarios de la colección. de las invesligaciones desa­rrolladas en ella y de su utilización para otros múltiples fines.

AGRADECIMIENTOS

Es una satisfacción expresar aquf mi reconocimiento al Dr. Borja Sanchíz, promotor de este libro, por su estimulante interés hacia la~ colecciones museoló-

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uso y GESTlON DE COU'.CCIONES E/'ITOMOLOGlCAS

gicas y, en especial, por la perseverancia demostrada durante la elaboración de este capftulo. Igualmente, es ésta una buena oportunidad para agradecer a Caro~ lina Martín, con quien comparto la responsabilidad de la Colección de Insectos del M.N.C.N., no sólo la aportación de sus comentarios y sugerencias, sino tam­bién su cordialidad, claro entendimiento y buen hacer, que convierten nuestro trabajo diario en una gratificante experiencia. Gracias también a las Ayudantes de Entomología, M' Luisa Hinojosa, Mercedes Hitado, Isabel Marcos y Aorita Tordcsillas, sin cuya colaboración habrían valido de poco las mejores ideas. A Mercedes París y Celia Santos, por su continua, generosa y eficacísima ayuda en tantas ocasiones. Y a mis compañeros, los Conservadores y entomólogos del Museo, de cuyo trabajo y conocimientos he aprendido siempre algo, a veces mucho. Este trabajo es fruto de varios fi nes de semana que debo a mi fam il ia; gracias también a ellos.

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Con objeto de manteMr una información actualizada de 105 présJomos en cur!>O, le rogamos cumplimenle y devuelvo esto nolifi' =ciÓll. correspondiente 01 envio n~ ...... . . . .... . . . ...... . que. con fecho .. ... ... .. .... . ..... ...... recibió del M.N.CN. (Entomologial.

In arder to mo intoin on updoted informotion 01 the loan records. we OSK you lo fiU in 000 retum this formo cooceming to lhe 5eooing n~ .. ... ........ ... .. . doted ............... " ........ which you received !rom !he M.N.c.N IEntomology).

Cordialmente/CordiOIy

Los ejemplares que 5e relocionClfon en el impreso deJ'résto. mo i'-P .... .. ...... ........... continúon bo¡a mi responsobil ido y en buenas =ndiciones

Respecto al mismo: O Devolveré el molerial en el plozo m6ximo de un mes. O Necesitado una prórroga por un plozo de .... " .... meses.

The specimens which are mencianed in the b:m lorm nr . . .... ..... .... ore stiU under my responsobilily ond they continue in

good condi~on5.

W ith reference to his: O I wi ll retum this moterial in a month's time moximum . O I would need a loan extensioo lar a per iod of .... ... mollths

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Fig. 2.- Carla de AClualizaciónlRenovación de PréslamQs

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uso y GESTION 00 COu;coONEl ENTOMOLOGICAS

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Page 161: MANUAL

uso YGI!STTON DE COUlCCJONES Em'OMOlOOICAS

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N°CAT.10876 ORDEN HYME GENERO TetrodOl1tochelys SUPFAMILlA CHRYSIDOIDEA ESPECIE poIicarius FAMILIA Dryinidae SSP GENERO GOfIatopus AUTOR (Klug) IOlmi, 1984) ,ESPECIE bolivari IOENTI. Tatrodontochelys policarius SSP REVlS OImi, M., 1979

DATOS DE CAPTURA AUTOR Caballos PAlS Espai'ia AÑo 1927 PROVINCIA Segovia

PUBLlC. Eos, 3: 101 LOCALIDAD San Rafael AlT. m UTM

CAT. TIPO Holotipo SER. TIPO 002 COLECT. C. Bolivar FECHA -abr-1923 SEX H ESTADO A

N° PREPAR. OTROS NO NOTAS

F= DATOS DE CONSERVACION

FOR. ING. X FECH. ING. - - N" ENTR DISP. SI UBICAR. 008:002 PREP. S EST. CONS. B NOTAS Pinza en preparación

PARA SAliR PULSAR LA TECLA AV-PAG

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Page 162: MANUAL

CATALOOAClON y GES110N De U.S COUlCCIONES CIENTIl'ICAS OI:'.III~RrA N"m RAl

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Constio SUDerlor de Invesllgaclones Clenlfllcas MUSEO NACIONAL DE CiENCIAS NATURALES José Guitiérrez Abascal, 2. 28006 Madid. Espalla Ters. 191) 411 1328-561 8607 Fa>< 1'91) 564 50 78

COLECCION DE ENTOMOLOGIA

INFORMACION y ASESORAMIENTO

CONSULTA N~ __ _ TELEFONICA POSTAL PERSONAL

EFECTUADA POR;

ASUNTO;

ATENDIDA POR;

RESPUESTA:

se HACE CARGO;

Fig. 9.- lmpreso de Consultas v aernas

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CUARTA PARTE. ORGANlZACION y GESTlON DE LOS FONDOS PALEONTOLOGICOS

por C. DfEGUEZ y A. MONTERO

J.- Fondos paleontológicos 2.- Tipos de colecciones 3.- Gestión 4.- Legislación

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ORGANUAClON y GESTJON DE LOS RlNOOS PALmm'OU:lGlCOS

l.. FONDOS PALEONTOLOGICOS

Los fondos paleontológicos están constituidos por ejemplares o fragmentos de éstos, moldes y réplicas, lotes y muestras de invenebrados, venebrados y vegetales fósiles, acompañados nonnalmente de las preparaciones de estudio sobre ellos realizadas, como son: preparaciones microscópicas, láminas delga­das y secciones pulidas, entre otras. Estos fondos pueden ser objeto de consulta, investigación cicntífica y dc utilización con fines de e:o;hibición, divulgación y algunos otros no estrictamente científicos.

Las colecciones paleontológicas son el resultado de la unión de factores his­tóricos, planes de investigación y de colecta establecidos y de una conservación eficaz. Para que cualquiera de los componentes de estas colecciones pueda ¡¡e­gar a ser utilizado, será necesario que cumplan una serie de requisi tos: mostrar nítidamente las características de la especie a la que penenezca el ejemplar y estar bien documentados tanto en el origen (localidad, unidad estratigráfica etc .. ), como en cuanto a la bibliograffa a ellos referida, usos y tratamientos apl i­cados, etc ..

La magnitud y diversidad de los fondos paleontológicos deposi tados en una institución viencn dadas en función de las siguientes características:

a) Amplitud de la temática paleontológica que abarca todos los grupos taxonó­micos, e:o;tinguidos o con representantes actuales penenecientes a los cinco re inos de scres vivos.

b) Variabilidad de los tipos de ejemplares y de sus características, ya que se puede encontrar desde un esqueleto completo (moluscos. venebrados .. ) a partes de un organismo (valva, dientes. hoja .. ) o huellas de su actividad (pisadas, huevos .. ) o como ya indicábamos preparaciones microscópicas de ejemplares completos (foraminíferos,ostrácodos .. ) o de panes de estos (epi­dennis. granos de polen .. ); láminas delgadas (Ironcos, frutos .. ) y secciones (braquiópodos, corales .. ).

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C\.TAJ..OGAOON y OESll0N DE lAS COUlCCJOr-.'I'.'l ClENTlRCAS DE ¡¡[;!'ORlA NA nJRAL

c) Diversidad en los tipos de preservación que se manifiesta en mayor grado dentro de los vegetales, ya que pueden aparecer en forma de impresiones '1 compresiones; pennineralizaciones: moldes y contramoldes y ejemplares con estructura conservada, seguidos por los invertebrados cuyos diferentes tipos de conservación son, al margen de los ejemplares, moldes internos yexter­nos, impresiones y compresiones. En ambos casos hay que añadir el material en que han fosilizado (pirita, sílice, etc .. ) lo que aumenta, en gran medida, dicha divers idad.

En lo referente a vertebrados, en mamíferos y grandes reptiles lo común es que queden preservadas las partes duras y sólo excepcionalmente se puede pre­sentar el ejemplar completo. En pequeños reptiles, anfibios y peces, se dan con mayor frecuencia compresiones e impresiones de la totalidad o partes del orga­nismo.

d) Diferencia entre instituciones, su historia y trayectoria científica que va a determinar la existencia, o no, de ejemplares de todos los grupos tallonómi­cos, procedencias, preservaciones, etc.

Esta amplitud '1 diversidad de los fondos paleontológicos influye tanto en su preparación como en su conservación y mantenimiento.

2,- TIPOS DE COLECCIONES Y SU INTERES

Una colección paleontológica puede ser organizada siguiendo múlt iples cri­terios, aunque siempre está presente el taxonómico, por 10 que cualquier conser­vador o investigador (iende a dividirla en tres grandes grupos: Invertebrados, Vertebrados y Vegetales, pero a veces intervienen factores que hacen que se tenga que matizar esta división o deshecharla.

Uno de ellos, es la importancia y prestigio científico que haya tenido el donante o colector que formó la colección o el interés tanto cualitativo como cuantitativo del material de que ésta consta y que hace que el material no se dis­perse según criterios taxonómicos o estratigráficos. sino que se agrupe en lo que se denomina "colección de autor", recibiendo el nombre del que la formó. Muchos de los grandes museos han sido formados en base a ellas (colección P. Franco Dávila, en el caso del Museo Nacional de Ciencias Naturales: colección H. Sloane en el de The Natural History Museum), o bien su depósito ha marca­do el esplendor de éstos (colección Osbom en el American Museum of Natural History).

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ORGAN!Z.ACION y GESIlON OE LOS FONDOS PAlEQmuu:x:;¡COS

Otro caso es aquel en que la categoría o status científico de algunos ejempla­res influya para que sean separados de la colección general y pasen a estar pre­parados, conservados y mantenidos de manera espeCifica, en 10 que se denomina "colección de referencia". Entre eUas se incluyen, por ejemplo, los ejemplares pertenecientes a las series tipo nomenclaturales, o también, si se cree conveniente, los figurados e ilustrados en publicaciones. La magnitud de estas colecciones marca la categoría de un museo y la importancia de sus fondos.

Olro tipo es la "colección histórica", constituida por materiales procedentes de expediciones, o campañas de colecta, que marcaron un hito en el desarrollo de la ciencia y de aquellos que han formado pane de la historia del museo. El interés de estos últimos materiales puede estar vinCulado al colector, o bien a las circunstancias de la colecta. En algunos casos, los ejemplares tienen sólo el valor histórico, habiendo perdido el científico, por falta de documentación sobre cllugar y/o las circunstancias de la colecta, o ser la información muy imprecisa. En otros casos los ejemplares presentan ambos valores, caso del ejemplar de Megatherium americanum Cuvicr que se exhibe en el Museo Nacional de Cien­cias Naturales de Madrid.

Colecciones especiales. son las formadas por material duplicado o sin proce­dencia que puede ser utilizado con diversos fines. En el primer caso, servirá para formar una colección de consulta para opositores y público en general que desee una consulta más específica, por ejemplo: comparación con ejemplares colectados por ellos mismos. Puede servir también para iniciar al público en el tema, mediante la creación de las llamadas "salas de descubrimientos" (Disco­very rooms), muy extendidas en los museos americanos. En cl segundo caso, ejemplares sin localidad. servirán para fines didácticos específicos: colecciones para escolares, invidentes, entre otros ejemplos.

La importancia y el grado de interés que puede tener una colección paleonto­lógica es diverso, y está en relación con sus características y usos potenciales. Dependiendo del material y de su nivel de documentación al igual que de la índole y finalidad de la institución a la que pertenezcan, el interés puede ser único o múltiple. Para el primer caso. sirvan de ejemplo las colecciones de aquellos museos pequenos creados con una final idad didáctica y expositiva, aunque nunca se puede descartar el interés científico que puedan poseer algunos de sus ejemplares. En el segundo, y como regla general, han de ser tenidos en cuenta aquellos fondos del museo, o de cualquier otra institución, entre los que se encuentren colecciones de referencia ó colecciones históricas.

Por otro lado, se encuentran las colecciones privadas, creadas en principio con el único fín de un disfru te personal, pero que dependiendo de su volumen, calidad y grado de documentación pueden acabar teniendo importancia.

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CA TALOGAClON y GES'IlON DI! LAS COLECCIONES CIl'.NTIFICAS DE mSTORfA NA TIJRAL

Consideramos que los diferentes campos de interés que puede mostrar una colección paleontológica son: científico, patrimonial-histórico; didáctico-expo­sitivo y económico.

Inleré:; científico,

v, A. Funk (1989), especifica tres razones ¡:H)r las que se deben mantener y acrecentar las colecciones taxonómicas de un museo, que indican además el imerés científico que éstas presentan. En primer lugar, son base de la sistemáti­ca y ésta, a su vez, de la Biología Comparada; en segundo, abastecen de ejem­plares de referencia, y por último son necesarias para estudios conservacionistas y depositarias de especies que estan extintas o en peligro de extinción,

Además de las razones generales expuestas para colecciones de Historia Natural, en el caso específico de una colección paleontológica se debe añadir el de ser fundamentales para estudios evolutivos, paleogeográficos y paleoambien­tales, entre otTOS,

Es indudable que el mayor o menor interés científico que presenta una colec­ción viene dado, como indican Knell y Taylor (1989), por la calidad de los ejemplares y el grado de documentación que tengan en el origen. Sin embargo, no hay que olvidar su status cientillco, ni la conservación y el mantenimiento a que han sido sometidos para evitar contaminaciones, desperfectos o agresiones.

Desde el punlO de vista científico serán de innegable interés los ejemplares tipo nomenc1aturales, y en menor grado aquellos que, sin pertenecer a una serie típica, se puedan incluir en uno de estos gru¡:H)s:

a) Ejemplares de organismos con un registro exiguo en los estratos, por presen­tar una reducida distribución geográfica o estratigráfica.

b) Ejemplares procedentes de yacimientos inexistentes en la actualidad. o de difícil acceso ¡:H)r una situación geográfica, administrativa o política desfavo­rable.

e) Aquellos que estén figurados, o hayan servido de base para un trabajo de investigación.

d) Restos de aquellos organismos que, por su hábitat o estruc tura anatómica, fosilizan en raras ocasiones y sólo bajo condiciones muy particulares.

Imerés Histórico -Patrimonial

La im¡:H)rtancia que desde este punto de vista presentan los ejemplares fósi les se indica ya en la propia legislación vigente, en la que se cons ideran todos los

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objetos de interés paleontológico como parte integrante del Patrimonio Históri­co y quedan, por tanto, sometidos a la Ley de Patrimonio (Título Preliminar, articulo 1).

Dentro de este apartado, el mayor o menor interés que presente una colec­ción paleontológica estará en función del carácter del material y, sobre todo, del origen de éste (expediciones y campañas de colecta históricas, yacimientos pro­tegidos o por proteger, etc.).

Al igual que en el punto anterior, tendrá un importante valor patrimonial todo aquel material procedente de yacimientos clásicos, conocidos internacio­nalmente por diferentes causas, por ejemplo haberse fundamentado un piso estratigráfico en él. Son también de interés especial aquellos yacimientos agota­dos en la actualidad o en vías de -desaparición, por encontrarse en taludes de carreteras, cascos urbanos, etc.

Interés Didáctico-Exposith'o

Viene dado por el buen estado de conservación de estructuras anatómicas del ejemplar. su nivel de documentación y su espectacularidad en tanto en cuanto llamen la atención del público. Sirven de soporte a cualquier tipo de explicación (paneles, vitrinas ... ), o como reclamo para atraer la atención del público hacia el museo. Son también de interés las reproducciones de material con las anteriores caracter(st icas. Ejemplos pueden ser: la réplica de un ejemplar completo de Diplodocus carnegiei existente en la sala de exposición permanente de Paleon­tología del Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid, o la reconstruc­ción de Stegosaurus de papier-mache del National Museum of Natural History de Washington.

No obstante, y para la didáctica de ciertas cuestiones específicas, como pueda ser el inculcar la noción de fósil común (con mala preservación y sin gran espectacularidad), como la regla y no como la excepción, sirven de igual mane­ra aquellos que presentan defonnaciones, estructuras no muy nítidas, roturas, etc. 'Esta noción no está muy elltendida, dado los ejemplares que se suele mos­trar al público en museos o tiendas.

Interés Económico

Se ve limitado, en su mayor parte, a transacciones comerciales ajenas al museo, quedando descartada la venta de material por parte de éste, al ser un guardián del patrimonio. Esta circunstancia, hace que el aspecto económico se circunscriba a la venta de reproducciones de ciertos ejemplares (incluso entre

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CAT.l.LOO.l.C!ON y GF..snON DE u.s OOllCCJONIlS C!Em1F!CJo.S DE HJSTOR1A NJI'ruRAL

museos), y de material fOlográfico (colecciones de diapositivas, postales, pos­ters, etc).

Existe también un aporte económico a los museos por la utilización con fines no científicos, por ejemplo publicitarios, de ciertos ejemplares a causa de su espectacularidad o idoneidad con el fin buscado.

3.- GESTION DE COLECCIONES PALEONTOLOGICAS

Se ha dicho que el término '"gestión de colecciones" significa diferentes cosas para distintas personas (Light, 1988; Lewis, 1988). Mientras unos consi­deran que se limi ta al uso estricto de las colecciones (préstamos, consultas, etc.), OIros lo definen como el conjunto de políticas y procedimientos re lacionados con la entrada, registro, catalogación, uso y concertación de consultas, adquisi­ciones y préstamos, así como a la salida de ejemplares para exhibición y la pro­tección necesaria para el transporte de ellos.

Esta última acepción nos parece la más acertada y acorde con el concepto de gestión de colecciones como un esfuerzo planeado, organizado y coordinado por una institución, al ser ésta responsable, en todo momento, del mantenimien­to de las colecciones en condiciones idóneas en todos sus aspectos esenciales, sean físicos y/o administrativos y de su d ifusión. De acuerdo con esta última definición, pasamos a analizar, ponnenorizadamente, cada uno de los apanados de la gestión de colecciones.

3.1.- ACC ESO DE MATERIAL

Las diferentes fonnas de entrada en una colección son: donaciones y lega­dos, depósitos, intercambios, compras y campañas de colecta. Según sean sus condiciones de acceso existen diferentes procedimientos de gestión a seguir.

En el caso de una donación o de un legado. el primer paso a llevar a cabo será un análisis previo a la aceptación del material, en el que se efectúe una eva­luación, basada en una serie de criterios tanto científicos como técnicos. Entre los criterios científicos a tener en cuenta están: a) Sta/liS de los ej emplares (serie tfpica, figurados etc .. ); b) rareza de éstos (fósiles-guía, especies poco abundan­tes); é) procedencia (yacimientos típicos. agotados, elc .. ); d) documentación adjunta a la donación (nomenclatura actualizada, si la llevan anexa los ejempla­res o en su defecto las indicaciones por las que se puedan encontrar figumciones

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ORGANIZACION Y GESJ10N DI! LOS FONDOS PALEONTOl.OGlCOS

y citas, mapas con la localización de yacimiento, coordenadas, etc .. ) y e) nivel de determinación (genérica, especCfica y dentro de ésta nivel de seguridad).

Entre los técnicos, será fundamental el estudio de: a) concordancia del mate· rial con el programa o política de incremento del centro; b) calidad de la docu· mentación del material; c) existencia de condicionantes, de tipo legal o administrativo, q ue impidan al museo actuar libremente en su uso y disfrute; d) estado de conservación del material; e) tipo de ejemplar (láminas delgadas, preparación microscópica, etc.); y n volumen del material. ya que existen ejem­plares que presentan grandes problemas para su almacenaje por sus dimensi~)fles y no pueden ser depositados en almacén ni en sala de exhibición.

La aceptación de material cuyo-valor científico o histórico no esté probado, es unos de los puntos más delicados de la gest ión de colecciones. En muchos casos, se admiten donaciones y legados, por la mala imagen que puede dar un centro en expansión con su rechazo, o bien por la creencia de que esta acepta­ción puede llevar a otras más significativas. Desde un punto de vista ético, sólo se deben aceptar donaciones y legados cuando los ejemplares ofenados tengan un manifiesto interés. Desde un punto de vista práctico, hay que tener en cuenta los problemas de almacenamiento y mantenimiento que puede causar material que no tiene una utilización inmediata.

En caso de ser aceptada la donación o el legado, se debe proceder a cumpli­mentar los formularios correspondientes en los que conste la aceptación por parte del Centro; el tipo de material; persona que lo recibe; fecha; condicionan­tes, si los hubiere, en la utilización de los ejemplares; y el agradecimiento del centro por el material. Los museos deben mantener además. siempre que sea posible, una conexión con el donante para futuros intercambios de informa­ción.

En el caso de depósitos, además de lo anteriormente reseñado, se registra el período de tiempo durante el cual el centro se responsabiliza de la conservación de este material y se estipulan las posibilidades de exhibición, estudio, aplica. ción de tratamientos y realización de moldes y réplicas.

La aceptación de los depósitos exige una evaluación todavía más minuciosa que en el caso anterior (a no ser entre dos centros de titularidad estatal, en cuyo caso la aceptación está sometida a legislación), ya que suponen un gasto de con­servación y mantenimiento que puede no compensar, si el material no se adecúa totalmente a los intereses de la inst itución.

Los intercambios necesitan un estudio exhaustivo del-material que se ofrece y se recibe. para asegurarse de que ambos tienen un mismo valor científico, his­tórico, etc .. , no tanto cuantitativo como cuali tativo, y de que sus condiciones de

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CATALOGMlON y GESnON DE LAS OOUlCCJOl>o'ES ClENTIFIC/>.S DI! HlSTORIA NA'lVRAL

conservación son muy semejantes. In tervendrá, también, el interés que tiene el centro por el material a intercambiar, sea por el motivo que sea.

En el caso de intercambios, se siguen normalmente unos trámites administra­tivos y se efectúa la cumplimentación de una serie de registros, como la alta y baja del material intercambiado, fecha, etc.

La compra es un sistema de acceso de material a colecciones que cada vez se emplea mcnos, a pesar de que, en ciert05 caS05 con fines expositiv05, sea usado. En estos casos, se tendrá que tener en cuenta que no ellista ningún condicionan­te en el usa del material, que esté debidamente documentado y autentificado, que su precio sea acorde con sus características y que no haya sido colectado bajo circunstancias ilegales o irresponsables. Lleva anello una serie de ellpe­dientes adminiSlfativos y la evaluación del material sigue 105 criterios de los casos anteriores.

Las campañas de colecta son el medio menos oneroso y más seguro para el incremento de una colección, ya que se real izan siguiendo una po!(tica del cen­tro y la información adjunta es más fiable. Cuando se prepara una de estas cam­pañas, el primer objetivo debe ser la mejora de las colecciones, mediante una selección del material a coleclar por su calidad, tanlo científica como de preser­vación, escasez de la especie, relevancia del área de colecta, etc, para evitar incrementos indiscriminados y acúmulo de material al azar.

En vista de los limitados recursos económicos y humanos de que disponen normalmente los museos, sería aconsejable colectar ellclusivamente aquellos ejemplares que vayan a ser objeto de investigación activa o que vayan a ser empleados con fines didácticos o expositivos. A éstos, el museo debe proporcio­narles espacio apropiadO de almacenamiento o ellhibición y adecuada conserva­ción, bajo unas condiciones que aseguren la disponibilidad del material para los propósitos del centro. El material complementará las colecciones existentes o bien, en el caso de duplicación de ejemplares o coleccioocs ya ellistentes, servi­rá a los propósitos específicos del centro, por ejemplo el intercambio con otras instituciones.

3_2. · REGISTRO

Cualquiera de las formas de acceso especificadas anteriormente lleva consi· go la inscripción del material en el Libro de Registro, en el cual se recogen aquellos campos de información que reúnan los datos necesarios para una iden­tificación fiable de los ejemplares. tales como:

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ORa~NIU.ClaN \' GBST10N DE LOS FONDOS PALEONrOI.OOICOS

a) Fecha de entrada. con día, mes y año.

b) Número de entrada, con numeración correlativa.

c) Forma de entrada. indicando los pormenores de ésta (si es colecta, reflejar si fue subvencionada o propia del centro y la fecha en que se realizó; si es compra reflejar si fué a panicular. comercio. en subasta, etc.).

d) Nombre del donante, colector o vendedor.

e) Descripción del material, al rango ta:o;onómico que sea posible.

f) Características del material.

g) Edad, como mínimo a nivel de Sistema.

h) Procedencia. La precisión de este campo puede variar desde las coordena­das exactas, hasta el pueblo más cercano al yacimiento, ya que existe información cruzada en la ficha propia de cada ejemplar.

i) Número de ejemplares, ya que la entrada puede corresponder a uno sólo o a un lote, en cuyo caso, habrá que indicar de cuantos está compuesto.

El Libro de Registro debe presentar las siguientes características físicas (Porta el al., 1982): que sea encuadernado, para que no haya posibilidad de desaparición o sustitución de páginas; de hojas enteras de papel neutro, alto gra­naje y de la mejor calidad. El libro debe ser rayado horizontalmente. mientras que las divisiones verticales para la información de los diferentes campos pue­den ser hechas a mano. Para cada pie7.l1 se debe utilizar todo el ancho del libro. Las páginas conviene que vayan numeradas secuencialmente y los registros escritos con tinta permanente negra, que asegura buenas fotocopias y en casos de mojarse no se corre la tinta. Por otro lado, las piezas deben ser registradas por riguroso orden correlativo. empezando por el número l y, a ser posible, que todos sus datos se puedan escribir en una sola línea.

Una vez el ejemplar esté inventariado ylo catalogado, se puede añadir esta sigla en el Libro de Registro. de tal manera que sea fácil, en cualquier momento, la identificación del ejemplar.

En el Libro de Registro se reflejarán además todas aquellas bajas que se pro-­duzcan en la colección, añadiendo a la información ya consignada la causa y fecha de la baja.

3.3.- PREPARACION y RESTAURACION

Una vez registrados los ejemplares. se les aplica el tratamiento considerado idóneo en cada caso, siempre teniendo en cuenta:

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CATI<I..OOI<CION y fjfSI10N DE u.s COUlCCJONIiS CIEm1FICAS DE HISTúRI/\ NI< ruRAL

I ~ . No aplicar tratamientos que impidan o dificulten la realización de posi­bles futuras investigaciones.

2Q• Dejar registrada la información del tratamiento aplicado, en diversos

soportes: Fichas de ejemplar, Libro de Restauración y Fichas-Informe. Esta información, debería constar de los siguientes datos: a) número y sigla del ejemplar a tratar; b) procedencia y edad; e) diagnóstico y trata­mientos recomendados; d) tratamiento elegido y persona responsable de la elección; e) tratamiento aplicado y por quién; f) fecha de aplicación y tiempo empleado en ésta; g) observaciones.

Aunque no todos los tratamientos aplicados exijan una alta especialización, o una gran cantidad de tiempo para llevarlos a cabo y se consideren habituales (l impieza, unión de fragmentos, aplicación de soporte etc .. ) la ficha debe ser cumplimentada, pués todos tienen su importancia en conservación.

3.4.- DOCUMENTA CION y CATALOGACION. INFQRMATIZACION

La correcta y completa documentación de las colecciones paleontológicas está directamente relacionada con su interés y valor científico. y su importancia como fuente de futuros estudios es vital. La obtención. actualización. registro y salvaguarda de esta documentación es una de las principales tareas de conse~a­ción y permite la realización posterior de catálogos detallados con toda la infor­mación conocida de cada asiento y un conjunto de listados indexados de ejemplares bajo diversos encabezamientos.

Los principales propósitos de la documentación son los siguientes (Knell y Taylor, 1989);

I ~. Verificar la colección y el estado legal de cada ejemplar o lote que custo­die la entidad depositaria.

2~. Unir cada uno de ellos con los datos asociados, especialmente su proce­dencia.

El sistema básico de documentación consta de Libro de Registro, con la información ya citada; Inventario general de ejemplares y lotes; Fichero General y Archivo Documental o Histórico de preparación/restauración y. de forma opcional, catálogos detallados e índices. Los datos que se deben reflejar, depen­den de cada uno de los soportes de información.

Dentro dellnventario General, los datos esenciales serán; Sigla y/o número del ejemplar o lote; Cantidad de ejemplares, en el último caso; Sigla/s

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ORGAN1Z11C10N y GESTION OI! LOS FONDOS PALEONrOU)G1COS

anterior/es; Yacimiento; Provincia/pafs; Identificación, en la que se puede emplear un ámplio rango taxonómico; Colección, Colector y Fecha de colecta: Observaciones y Ubicación, en ésta, indicando el lugar ocupado por el ejemplar o lote en el almacén, sala de exhibición. elc .. ; Tipo de pieza (fruto. molar. .. ). En el caso de que se c liente con material de índole antropológica o de Prehistoria, y dadas sus características específicas. será necesario consignar también el nivel, período y material-soporte.

El número de acceso del Libro de Registro y el del Inventario General pue­den coincidir, o no, dependiendo de la institución y de sus nonnas, por 10 que habrá que consignar amoos en los soportes correspondientes, en caso de que sean diferentes.

La sigla de cada ejemplar deoc constar de: Número de regis tro, lnven/ario o Catálogo y del acrónimo de la entidad que lo tiene en custodia. Pueden ser dibu­jadas directamente sobre el ejemplar, o escritas en pequeñas etiquetas de papel neutro pegadas al ejemplar con un adhesivo de polivinil acetato y después sella­das con un poco de barniz. Debe evitarse, en cualquier caso, el uso de etiquetas autoadhesivas, que pueden dañar al ejemplar y que, con el tiempo, pierden su adherencia.

Las etiquetas, por su parte, deocn dejar constancia del número de ejemplar, yacimiento, edad. identificación, colector y fecha de colecta. Pueden ser escritas a mano o infonnatizadas, pero siempre sobre papel de buena calidad, preferible­mente neutro, y acompañar en todo momento al ejemplar.

Las Fichas de colección, que componen el Fichero General, registran los datos de cada ejemplar o lote referentes a: Número de Inventario; Orden. Fami­lia, Género y Especie: Piso; Localidad: Forma de entrada; en caso de colecta o donación. el nombre del qlle la realizó: persona/s que determinaron y/o clasifi­caron el ejemplar; Fecha de entrada; Ubicación; Referencias bibliográficas y Observaciones. También incorporan, de forma escueta, los tratamientos aplica­dos, con referencia cruzada a las fichas de preparación o restauración, en las que en cualquier momento se puede consul tar toda esa infonnación.

El Archivo Documental o Histórico de la colección agrupa todos los docu­mentos, informes, publicaciones, cartas y cuadernos de camJXl relativos a los ejemplares de la colección y las descripciones y fotografías de su lugar de colecta.

Resumiendo, todos los datos esenciales recogidos en una documentación básica se pueden incluir en uno de los siguien/es apartados:

a) Datos sobre la entrada del material. con el fin de probar su pertenencia legal y registrar adquisiciones. Cada entrada puede corresponder a un ejemplar o lote y posee un número propio en el Libro de Registro.

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,CATALOOAClON Y 0E5"T10N DI! LAS &ílJlCci0tffiS CIENTlPlCAS DI! HISTORIA NA1URAL

b) Datos acerca de cada ejemplar o lote, renejados en la Sigla, Etiqueta y Ficha de colección.

c) Datos referentes a la historia del ejemplar en todos sus aspectos (taxonó­mico, conservación y administrativo).

Estos tres apartados se engloban en los dos tipos fundamentales de infonna­ción enunciados por Roberts (1989):

I ~ . Aquella que se genera antes y durante el proceso de entrada al museo y durante la adquisición del material, tomando adquisición en su sentido más ámplio y aplicable a cualquiera de las fonnas de acceso (depósi to, legado, colecta ... ).

2~. Aquella acumulada una vez el material ha quedado registrado y que con­cierne a la preparación, conservación, control y uso de los lotes y ejem­plares, después de su acceso y antes de su catalogación.

La problemática de la documentación de colecciones viene dada por:

I ~. Registro y provisión de documentación a antiguos fondos en los que existe una carencia de infonnación, total o parcial, para cualquiera de los apartados anteriores.

2~. Actualización de datos en la documentación ya existente.

32 • Dónde y cómo dejar constancia de éstos.

Con respecto al primero de los problemas, hay que decir que son muy pocas las colecciones antiguas que se encuentran acompañadas de una documentación adecuada, con datos fiables y poco habitual el disponer de infonnación inicial y continuada en fonna de registros, catálogos o listados, asociada, o no, al mate­rial. Un caso muy común será, por tanto, el no tener detalles de su entrada, por pérdida o extravío. Una solución puede ser dar un nuevo número de acceso, correspondiente al afio en que se realiza éste y anotar que se trata de material an tiguo. En el caso de extravío, si al cabo del tiempo se logra saber su año y número de acceso original, éste se añade en el Libro de Registro.

Por otra parte, existe el problema de la actualización continuada de cualquie­ra de los datos referentes a los ejemplares. Habrá que modificar o añadir infor­mación tantas veces se produzca un cambio nomenclatural, taxonómico o de cualquier otra índole (p.e. ubicación); cuando se aplique un detenninado trata­miento, o se encuentren nuevas ci tas bibliográficas. Todo ello, hace de la docu­mentación algo dinámico, ya que cada dato puede ser sustituido o completado por otro, e imprevisible, al no saber nunca de antemano que nuevas circunstan­cias pueden presentarse, en 10 relativo a un detenninado ejemplar o lote.

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ORGANfLAC1ON Y GESTION DI! LOS FONOOS PAUlONTOI..OOTCOS

En cuanto a dónde y cómo dejar registrada la infonnación, los soportes habi­tuales son: el siglado y etiquetado de ejemplares, las Fichas de colección y el Inventario General, aparte del Libro de Registro y los catálogos que se realicen con posterioridad,

Sobre cómo deben hacerse estos tipos de registro, en el material paleontoló­gico se presenta una dificultad específica que es la presencia de partes aisladas de un detenninado ejemplar, por ejemplo huesos de un esqueleto; de huellas y contrahuellas y de partes de un especimen que no pueden ser unidas entre sí, como las láminas delgadas y preparaciones microscópicas, que se hayan obteni­do a partir de él. En estos casos, la solución más oportuna parece ser la dada por Knell y Taylor (1989) Y que consiste en tratar a las diferentes partes como si de un mismo ejemplar se tratara, numerando cada una de ellas con distinto sufijo, separado por un punto del número del ejemplar, Como ejemplo sirve el caso de un tronco fósil, al que se le hayan practicado cortes longitudinales y transversa­les de los que posterionnente se hayan obtenido láminas delgadas para estudio. Su registro sería:

Y-3265. Cycodella jurossico Ward. Y-3265.1. Corte longitudinal de Cycodeila jurossico Ward. V-3265.2. Corte transversal de Cycodello jurossico Ward. V-3265.3 y siguientes. Láminas delgadas de corte longitudinal o transversal de dicha especie.

Este tipo de registro, que presenta grandes ventajas, hay veces que no puede ser llevado a cabo cuando se trata de fondos antiguos que se hallan dispersos. ya que una de las partes puede ser encontrada muy posterionnente a las otras y asignársele en el momento de su registro un nuevo número, por olvido O desco­nocimiento del dado anterionnente. Una vez detectado el error, y para evitar el largo proceso de dar de baja los números adjudicados y proceder a un nuevo etj­quetaje y siglado, puede ser una solución práctica la creación de una infonna­ción cruzada que inCluya en e l campo ·'Observaciones", de cada parte, el número/s de las otras.

También dentro del tema de cómo se debe registrar hay que incluir, por su innuencia en acciones posteriores, el establecimiento de nonnas que aseguren la unifonnidad de los datos. Esta uniformidad es importante en cualquier caso, pero se vuelve esencial cuando se desea infonnatizar la colección.

En la infonnación taxonómica o sistemática, es problemático en muchas oca­siones unifonnizar los datos, debido. en primer lugar a las diferentes clasifica-

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CATALOGACION y GESnON DE LAS COlECCIONES ClENTIFlCAS DE HISI'ORIA NATIJRAL

ciones paleontológicas existentes. Por ello debe elegirse y seguir siempre una determinada. En segundo lugar, se puede deber al propio ejemplar, que no pre­senta unas características morfológicas netas para su inclusión en una determi­nada especie y, en otros, a la mala preservación y/o fragmentación de algunos de ellos que hace que sea imposible. no ya su determinación específica sino una de más alto rango como Orden o Familia. En este caso, si pertenece de forma segura a un determinado grupo taxonómico pero es imposible determinarlo a menor rango, se pondría el nombre del grupo, seguido de indet., como por ejem­plo Nautiloidea indet. o sí, por sus característ icas, parece penenecer a él, pero no se puede decir con toda ceneza, se debería registrar como: Nautiloidea o como: ? Nautiloidea.

En cuanto a la edad, aunque los distintos sopones permitan una precisión diferente de los datos, si hay que evitar poner la misma información de forma diferente en cada uno de ellos (p. ej. en uno Paleoceno y en otro Paleógeno infe­rior). Por otro lado, en cronoestratigrafía se encuentran, tanto en la literatura científica consultada como al inventariar antiguos fondos, términos obsoletos que no tienen una fácil correlación con las divisiones cronoestratigráficas acep­tadas hoy dia, de lo que deriva algunas veces una falta de precisión o de posibi­lidad de uniformidad de los datos.

Mención aparte merecen aquellos ejemplares sobre los que se ha fundamen­tado la descripción de una especie (material tipo nomenclatu ral): aquellos que han sido citados o figurados en un trabajo científico o que han servido de base para él y quc constituyen la llamada Colección de Referencia. Debido a su importancia se deberá dejar constancia, talllo en la Ficha de colección como en el Inventario General, en su etiqueta y cn el propio ejcmplar, su status mediante dos sistemas diferentes: por un lado poniendo en los dos primeros las reseñas bibliográficas con título del trabajo, editor o título de la revista, autor, año, pági­nas en las que se ha descrito o ci tado y láminas en las que haya sido figurado. Por otro lado, se deben marcar tanto el ejemplar como la etiqueta acompañante y la Ficha de colección de una forma clara. Un buen sistema es adherir al ejem· piar y a la caja que lo contiene un pequeño circulo de color diferente según se tnlle de material tipo. citado o figurado y con el mismo color. tanto la etiqueta como la Ficha de colección.

La informatización de colecciones ha generado abundante literatura en los últimos años (Sarasan y Neuner, 1983; Grantham, 1986: Simmons, 1986: Williams, 1987: Chenhall y Vance, 1988: Light, 1988: Rafi, 1988; Sunderland y Sarasan, 1988; Toney, 1988; Woodward, 1989; Becerra et al.. 1991. entre ot ros muchos), ya sea desde un punto de vista teórico, con las característ icas que tiene

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OJl.GANlZAC10N y GESl10N os LOS R)NIlOS PAl.H}NTOLOG1COS

que tener un sistema informatizado, ya sea desde uno práctico, de las diferentes ellperiencias habidas en diversos centros con colecciones de Historia Natural en los que se ha realizado la informatización o, incluso. sobre problemas muy espe­cíficos en la informatización de colecciones de paleontología (Seymour, 1986).

Esta abundante bibliografía es fiel reflejo de la marcada tendencia a la infor­matización de colecciones, por la agilización en la gestión que representa y que se plasma en: a) una reducción del tiempo de realización de inventarios, catálo­gos, informes y listados, bajo diferentes encabezamientos (ejemplares ordena· dos por número de catálogo, ubicación, yacimiento, edad, etc); b) mayor rapidez y capacidad de respuesta en los movimientos de fondos usuales; c) mayor facili­dad para la revisión y actualización de datos y d) generación de soportes y eti­quetas,

Una primera aplicación sería: el área general de control de documentación, en la que se encuentran: inventario y control de locali:wción, inventariado retrosp«:tivo y revisión de la colección y de la documentación,

Un segundo área de aplicaciones es la de documentación de conservación, incluyendo aspectos de desarrollo de los registros de cada ejemplar y el uso de esos registros como base para catálogos e índices. La tercera aplicación, es el mantenimiento y uso de documentación complementaria como: conservación, fotografías. localidades y otras fuentes de información.

En las colecciones paleontológicas, los campos mínimos de informa.ción a tener en cuenta en la creación de una ficha informatizada. se refieren a: clasifi­cación paleontológica. cronoestratigraffa, localidad. status y ubicación. A éstos, se pueden ailadir los referentes a ci tas bibliográficas y documentación de Prepa­ración o Restauración.

Para que la información a recuperar sea fidedigna en todo momento, se debe­rá estar continuamente actualizando estos datos, de los que sólo la procedencia no sufrirá cambios por ser un campo no mutable, dividido en País! Provincia­Región! Núcleo urbano! Yacimiento. Con respecto al yacimiento, se tiene que establecer previamente de manera muy clara el nivel de información al que se puede llegar a la vista de los objetivos de la informatización. ya que para una simple gestión la precisión elligida no es la misma que para la confección de un catálogo, siendo suficicnte en el primer caso. reducir la información al núcleo urbano más cercano al yacimiento o, si exi~le. el nombre de éste o el topónimo del paraje. En el segundo caso. es necesario una descripción detallada de aquel.

Para una agilización en la búsqueda y recuperación de infonnación necesaria para algunos de los objetivos (listados para préstamos etc .. ), es conveniente conocer de antemano los campos de información a recuperar. Así. para cual-

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CA T,>.LOGAOON y GES110N DE lAS OOUlCCIONF.'l ClliNTIFICAS DI! HISTORIA NATURAL

quiera de los trabajos de gestión de colecciones paleontológicas, la información más solicitada es la de los campos correspondientes a: Taxonomía; Edad; Proce­dencia; Tipo de ejemplar o piem; o incluso con mayor frecuencia la combina­ción de varios o todos ellos,

Por todo esto, una posible ficha mínima para gestión sería la que contempla­ra los siguientes campos: I ~- Taxonomía (Phyllum. Clase, Orden, Familia, Género y Especie); 2~- Edad (Eratema. Sistema. Serie, Piso, Biozona); 3~- Pro­cedencia (País. Provincia-Región. Núcleo urbano, Yacimiento): 4~- Tipo de ejemplar o pieza; sg· Ubicación; 62_ Colector o donante y 7g· Número de inven· tario o catálogo. A esto se podría añadir una serie de datos. como forma y fecha de ingreso. quién detenninó y tratamiento. Toda esta infonnación podría reunir­se en los campos: Registro, Ubicación y Observaciones.

Este tipo de ficha ocupa poca memoria y es muy útil para infonnes y lista­dos, pero tiene una evidente carencia de información para la confección de catá­logos. O para la realil.ación de una investigación e¡¡ahustiva sobre colecciones, ya que para ambas sería necesario aumentar el número de campos y su memo­ria, para poder registrar donde se CiIÓ, figuró o describió el ejemplar, los trata­mientos sucesivos recibidos por éste, las sucesivas detenninaciones que haya tenido y sinonímias que ha presentado, elc .. Ante esta situación, sólo caben dos posibilidades. una de ellas es ampliar campos y anchura de éstos, como se ha real imdo en el Royal Dntario Museum (Cox, 1986; Seymour. 1988; Wadding­ton, 1989), donde se utiliza el sistema PARIS del Canadian Heritage lnfonna­tion Network (CH IN ) con dos plantillas. En una de ellas se incorpora la infonnación sobre el ejemplar, dividida en siete secciones que recogen los datos correspondientes a aspectos de taxonomía, procedencia, cilas bibliogdficas, edad. eIC .. , y en la aIra aspeclos de preparación y conservación, subdividida en tres secciones, ambas unidas vía microcompuladora 'j cargadas en el CHIN para producir un solo registro completo de cada ejemplar. Hay que tener en cuenta que la capacidad de memoria del sistema de computadoras del CHIN PARIS es de 7 gigabytes. La otra solución pasa por complementar el sistema infonnatiza­do. con uno manual que recoja aquellos datos que no hayan sido registrados.

Paniculannente pensamos que en este momento, al no ser la infonnatimción de colecciones un fin en sr mismo sino meramente un medio muy útil de geslión y ayuda a la investigación de colecciones, lo más aconsejable, a la visla de los recursos al alcance de las diferentes inSlituciones españolas depositarias de material paleontológico. sería la infonnatización de aquellos datos necesarios en la gestión. mientras que la infonnación exahllstiva acerca de los ejemplares. fuera registrada manualmente.

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ORGANIZAClON Y GES'nON DE tOS RJNOOS P"LEONTOlOGICOS

De todas fonnas, la elección de un sistema manual, informatizado o la mez­cla de ambos, dependerá, en grán medida, de la política del centro, sus recursos económicos, el volumen de la colección y el número de consultas y préstamos a que se vea sometida. Por otra parte, ambos sistemas no son contrapuestos, e incluso parece conveniente (Pona et al., 1982: Folse & Cato, 1985; Robens, 1985; McL1ren el al., 1986; Rogers el al., 1990) una toma de datos inicial en forma de inventario y otros soportes de documentación manuales. ya que éstos no presentan incompatibil idad con los mecanizados. Estos datos han debido tomarse de un mooo coherente y teniendo en cuenta la uniformidad de todos los datos, especialmente de aquellos como panes de un organismo, láminas o pre­paraciones microscópicas, que pueden plantear problemas en el sistema infor­matizado (Seymour, 1986). En algunos casos, como sucede en la recuperación de fondos antiguos, es imprescindible reali:z.ar previamente el registro de éstos, para después volcar toda la información obtenida al ordenador.

3.5.- ALMACENAMI ENTO Y SEG URIDAD

Los almacenes o salas de depósito de fondos paleontológicos tienen como misión albergar y proteger convenientemente contra daños, accidentes y cual­quier tipo de deterioro el material que albergan, y hacer fácil, rápido y seguro su manejo.

Para cumplir dichos objetivos, el almacén debe estar bien planeado y organi­zado en cuanto a sus cuatro elementos principales: localización y distribución: mobiliario y envases individuales; condiciones ambientales y seguridad (Hod­ges,1983).

3.5.1· Localización y distribución

Se ha tendido frecuentemente a situar las salas de depósito en sótanos, por las supuestas ventajas que éstos ofrecen en cuanto a una mayor densidad de almacenaje y una mejor protección contra el robo, al facilitar controles de acce­so. Sin embargo, este emplazamiento conlleva una serie de inconvenientes. al ser lugares con una mayor humedad relativa. más propicios a inundaciones, ser más difíci l su evacuación y presentar dificul tades para su acceso y ventilación. tan necesarios en la conservación de algunos materiales de características espe­ciales (materiales mdioactivos por ejemplo).

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CATAl..OOACIO:ol y (JE$T10N OI! LAS COU;CCIONES ClEN'TII'ICi\.S DE HISTORIA r-rATURA"

Si consideramos como unas de las distintas condiciones idónea s la accesibi­lidad y facilidad de manipulación de los ejemplares. 10 primero a tener en cuen­ta será disponer de un acceso sin escaleras. o en caso de ser ésto inviable. que sean aquellas de gran pendiente. dado que al ser el material paleolllológico con frecuencia pesado y voluminoso, puede crear problemas a la hora de su ordena­ción y de los usuales movimientos de fondos de toda colección. Es muy desea­ble la posibilidad de disponer de un muelle de descarga con entrada de vehículos.

Por otra parte, para un fácil manejo de la colección. hay que tener en cuenta el disponer de pasillos suficientemente ámplios que permitan el paso de ejem­plares voluminosos y de medios de transporte para material pesado, como plata­formas con 'ruedas o paletizadoras. y la colocacion de polipastos.

En cuanto a sus dimensiones y distribución, tienen que ser acordes con el volumen y características de los ejemplares que albergue, debiéndose compuni· mentar, de acuerdo con las necesidades ambientales de determinados materiales para su conservación. Esta compartimentación viene también establecida por la necesidad de una zona de alta seguridad para ficheros y otra de consulta que evite los traslados de material. De todas formas, al efectuar la compartimenta­ción, hay que tener siempre en cuenta evitar la creación de cuellos de botella. rotmpas y esquinas.

3.5.2· Mobilia rio y en vases individuales

Las posibilidades, en cuanto a mobiliario, son múltiples y variadas. desde estanterías a armarios tradicionales o annarios móviles (compactos), fabricados en diferentes materiales. De todos ellos. el sistema de almacenamiento menos aconsejable son las estanterías, ya que el polvo atmosférico. unido a diferentes agentes contaminantes tiene un mayor acceso a los ejemplares. a la par que hay una menor seguridad contra robo. aunque sean totalmente necesarias para el depósito de ejemplares especialmente voluminosos.

En caso de que la superficie de almacenamiento sea reducida. un sistema que se ha most rado como muy eficaz son los llamados compactos. En ellos se reu­nen las ventajas de un aumento en la capacidad de almacenamiento y un espacio interior ne~ible. al ser regulable la altura de los estantes. No obstante, tienen dos claros inconvenientes. Por un lado y al no estar reforzados, los estantes pue­den arquearse al colocar sobre el1as material pesado, lo que limita o incluso anula, según que fines, su uti lización. Por otro lado. igual que en el caso de las estanterías, es necesario el empleo de cajas en las que se incluyan los ejemplares

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ORGANlZAC10N y GES'IlON DE LOS l'ONllOS rALEOI'<"TOUXJ1COS

dentro de su envase individual. En este caso las cajas, nonnalmente de cartón, preferiblemente libre de ácidos deben llevar en lugar bien visible su numera­ción: números de inventario de los ejemplares que contienen. grupo taxonómico al que pertenecen y yacimiento del que proceden. con el fín de facilitar su loca­lización. Con grandes ejemplares, que no puedan ser introducidos en cajas. se puede proceder al uso de bolsas de polietilcno que les proteja del polvo y evite la pérdida de documentación asociada. Antes de su colocación sobre cada estan· te se debe colocar entre éste y el ejemplar una lámina de moltopren o de icolen del grosor suficiente (aproximadamente entre I y 1.5 cm.) para que amortigue vibraciones. que son recogidas y amplificadas por los materiales metálicos, y evite golpes secos en su manipulación, productores de daños físicos y deterio· ros. Habrá que escribir, en el reborde del estante. el número de inventario, grupo taxonómico a que pertenece el material almacenado, etc ..

Si el espacio de almacenamiento y el tamaño de los ejemplares lo penniten, el mejor sistema es el de annarios de hierro o acero. protegidos con pintura igní­fuga . hennéticos mediante juntas de poliuretano o neopreno y dotados de cerra­dura de seguridad y de cajones cuya distancia pueda ser regulada a diferentes alturas. Estos annarios pueden ir numerados y en cada uno de sus cajones debe llevar la infonnación acerca del material que contiene. con los datos ya indica· dos para las cajas de canón y los estantes.

Los envases de los ejemplares han sido tradicionalmente. y aún lo siguen siendo en muchos centros. cajas de canón (libre o no de ácidos) sin tapa en las que se incluía el ejemplar junto con sus etiquetas. Tras una evaluación compard­tiva del comportamiento de estos envases tradicionales y de cajas de poliestireno de 1 mm de grosor con ¡<lpa (Montero y Diéguez. 1989. 1991), se ha podido constatar el beneficio que reporta el uso de estas últimas. siempre que el material esté perfectamente seco y bajo condiciones ambientales estables, al no pennitir la entrnda de polvo, no afectarles la humedad, ni la pérdida o extravío de las eti­quetas acompañantes. En el fondo de ellas y como protección contra golpes. se puede disponer una lámina de moltoprcn de 0,5 cm o de 0,9 cm de grosor.

Para los ejemplares de pequeño o muy pequeño tamaño, uno de los mejores envases son los tubos de polieti1eno, envolviendo previameme el ejemplar en papel neutro, que puede servir a su vez de etiqueta. Otro sistema es la introduc· ción del ejemplar en una cápsula de cristal, que se pega o ata una etiqueta con los datos sobre número de catálogo e identificación. E~te tipo de embalaje fué muy utilizado. según se observa en antiguos fondos. y es el util izado actualmen­te en el National Museum of Nalllral Sciences de Canadá (Fitzgerald. 1986).

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CA TA1.OGACION y GES110~ OE LAS COtECOONES c IEI'mFlCAS OE HISTORIA NA ruRAl.

Las láminas delgadas y las preparaciones microscópicas conviene envolver­las en papel libre de ácidos y disponerlas acompañando al ejemplar del que se han obten ido. a no ser que sean de polen o de ot ros ejemplares extraídos de rocas. por ejemplo ostrácodos. para los cuales existen archivos específicos de preparaciones que ofrecen todas las garantías de apropiada conservación.

Por último, sea cual sea el sistema de almacenamiento de que se dispone. es conveniente seguir una serie de nonnas muy conocidas. pero a veces olvidadas. como son: no almaccnar en altura por el peso del material (no sobrepasar nunca los 2.5 m) y disponer siempre las cajas y el matcrial mcnos pesado en los estan­tes y cajones superiores. así como evitar. en lo posible, el uso de escaleras para la manipulación de los ejemplares.

Con miras a una mayor facilidad de localización física de los ejemplares. se debe poseer un fichero topográfico en el que se indique la situación de cada armario y dentro de éstos la de cada caja y envase.

3,5.3· Condiciones ambiclltales

La estabilidad a largo plazo de una colección paleontológica, depende de los niveles de humedad relativa, temperatura. iluminación y contaminación atmos­férica que existall en la sala de dcpósito. ya que cualquier matcrial tiene un equilibrio interno que evoluciona siguiendo un proceso de adaptación ininte­rrumpida al medio ambiente. buscando establecer un equilibrio físico-químico con el medio que le rodea.

La humedad es el factor que mayor influencia tiene en la estabilidad y posi­bles deterioros que pueda sufrir una colección paleontológica. En términos generales, aunque existen excepciones como los materiales de cuevas o compre­siones de restos vegetales. sc debe mantener la humedad relativa entre el 45% y el 55%. preferentemente al 50%. Es igualmente dañino tanto un exceso de humedad relativa como las fluclUaciones que ésta pueda tener. La mejor manera de evitar o amortiguar dichas fluctuaciones. es la colocación de un humidifica­dor-deshumidilicador conectado a un humistato y también da buenos resultados la instalación de aire acondicionado. Otros métodos complementarios son la uti~ lización de annarios con las características descritas y la introducción de ejem­plares en los envases citados y, en casos muy especiales, la colocación de desecantes como el gel de sílice, muy eficaz en superficies pequeñas.

En caso de climas muy húmedos, y si las medidas generales no pueden ser apl icadas. una solución fácil. económica y de buenos resultados es poner los annarios sobre tablones de madera para que se pueda es tablecer ulla corriente de aire en cl espacio que queda entre el armario y el sucio (l.cwis. 1976).

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ORGANIZACION y GESTION DE LOS R::INOOS PAUlONTOLOGICOS

Directamente relacionada con la humedad relativa. está la temperatura que tiene que ser baja (a 21~ y con humedad relativa alta se empieza a producir infección por mohos) y con variaciones mínimas para poder mantener estabili­zadas las reacciones químicas de los materiales y sus índices de dilatación, y a la vez controlar la acción de agentes contaminantes. Se podría considerar como temperatura idónea entre 16Q(: y 242 C con una humedad relativa que no variase del 45 al 50 %. Hay que tener en cuenta que las fluctuaciones que sufra la tem­peratura llevan consigo cambios en la humedad re lativa.

Pueden existir dentro del almacén zonas cálidas o frías debido a diferentes circunstancias. como la presencia de luces incandescentes de tungsteno, cañerías o instalaciones, que crean microambientes perjudiciales para la conservación.

La iluminación es un elemento que no afecta sensiblemente al material fós il, pero sí crea un problema suplementario. ya que tanto las etiquetas que acompa­ñan a los ejemplares como los adhesivos y consolidantes con los que han sido preparados o restaurados. son afectados negativamente por la luz, por lo que deben exponerse a ella el mínimo lapso de tiempo posible. siendo aconsejable mantener a oscuras el espacio de almacenamiento siempre que las circunstan­cias lo pennitan y usar en él lámparas incandescentes de poco voltaje, en lugar de luz fluorescente,

El nivel idóneo de iluminación, lanto de luz visible como de ultravioleta debe mantenerse en niveles bajos: 50 lux y 75 wl respectivamente. y como ya hemos indicado, durante espacios limitados de tiempo,

Los agentes contaminantes penenecen a dos tipos: partículas y gases, Las pan ículas suspendidas en el aire que se depositan y crean una fina capa de polvo sobre los ejemplares, producen detcrioro sin remedio en algunos tipos de preser­vación y alteran grandemente areniscas y margas.

Entre los gases con un origen externo a la propia colección, son especial­mente nocivos el anhídrido sulfuroso, los emitidos por los aUlomoviles (N02, N03) y el humo del tabaco. Entre los de origen interno. se encuentran los des· prendidos por cienos adhesivos y eonsolidantes que se utilizan en su prepara­ción. La solución es evidente: mantener la zona de almacén lo más estanca posible del exterior. no pennitir en ella el consumo de tabaco y limitar al míni­mo necesario el uso de adhesivos y consolidantes.

3.5.4- Seguridad

Si como decíamos. uno de los principales propósitos de un buen almacena­miento es albergar y proteger convenientemente los fondos, y a ésto se añade

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CATALOGACION y GEST10N l>E!..AS COLECCIONES CIENJIHCAS DE tUS'roRIA NATURAL

que una de las principales funciones de una entidad depositaria de fondos es su salvaguarda, se puede deducir de fonna inntediata la importancia que ofrece la seguridad de los ejemplares. Esta seguridad viene dada tanto por las característi­cas idóneas del almacén. que ya hemos analizado, como por la existencia de sis­temas y métodos que eviten su pérdida por robo o accidentes de todo tipo como inundaciones, fuego o vandalismo.

La primera nonna de seguridad que recomienda el Comité para la Seguridad en los Museos. además de que la situación del almacén esté 10 más alejada posi­ble de los muros exteriores, es que sus sistemas de climatización e instalaciones eléctricas sean independientes del resto del edificio y se rodeen de cortafuegos. Con estas indicaciones se intenta evitar cualquier posible extensión de inccndios ajenos al lugar de depósito. Con este fin existen una serie de medidas que debe­rían ser cumplidas íntegramente: existencia de salidas reglamentarias con puer­tas blindadas, instalación de detectores de temperatura. aerosoles y extintores automáticos (gas halón, anhidrído carbónico. espuma. etc .. ).

Con respecto al robo. la primera medida es tener la colección totalmente inventariada, para que éste sea detectable. y con las necesarias medidas de segu­ridad para que sea impracticable. Estas medidas están compuestas por: I ~) las generales de la entidad depositaria y 2~) las propias dcl área de conservación. EllIre las primeras se encuelllran los numerosos detectores de intrusos y la vigi­lancia humana, ambos de tipo prevelllivo. Entre las segundas se cuentan: control de entrada a las áreas de conservación, dónde no deben acceder los visitantes; existencia de un recinto específico pam la realización de !;onsultas. aunque esto suponga un traslado del material desde el almacén hasta ese lugar. y hacer una revisión del material. antes y después de ser consultado.

3.6.- CONSERVAC ION y MANTENIM IENTO

Existe la creencia, totalmente errónea, de que el material paleontológico no presellla grandes problemas en cuanto a conservación y mantenimiento. Sin embargo, éstos son numerosos y vienen dados por los diferentes agentes que han sido ya apuntados al hablar del almacenaje.

Un exacto conocimiento de los materiales paleontológicos y de los posibles agentes de deterioro que les pueden arectar. así como de las medidas a implantar para que no se produzcan. pennitirán establecer una conservación preventiva de los ejemplares. La aplicación de tratamientos preventivos. al evitar la pérdida por deterioro de ejemplares. supone un menor costo. tanto cientírico como eco-

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ORGANIZACION V GES110N DI! LOS ffiNOOS PAUOmuLOGl<;OS

nómico, quc cl repamrlos una vez se haya producido el deterioro (conselVación restauradora).

Como es lógico, no lodos los mmeriales se ven afeelados de igual manera por los diferentes agenles e . incluso, pueden ser inmunes a algunos de ellos. Así, los fósiles que se presentan en rocas con hierro o que están fosilizados en alguno de sus 'minerales, son facilmenle ollidables al ai re libre, mientras que IOJcran largas exposiciones a la luz y se ven poco afcelados por los agentes bio­lógicos y por las variaciones de lemperalura, siempre que éstas no vayan acom­panadas de aumentos de humedad relativa. Los materiales silíceos son vulnerables a la acción de humos industriales con azufre (S02)' gases de auto­móviles y a las va riaciones de temperatura y humedad. Por último. los calcáreos se ven <lfec tados por ];¡s fluctuaciones de los niveles de humedad relativa. por los vapores de ácido acético y por los productos resultanles de la quema de combustibles fósiles de acción oxidante (S02)'

La posibilidad de delerioro de los ejemplares, viene dada por la presencia de:

1) Polvo. Al estar formado por micropartículas. se considera como un abrasivo. con el problema adicional de que el agua se puede condensar alrede­dor de las partículas convirtiéndolas en aclivos agellles qufmicos. Su elimina­ción puede llevarse a cabo mediante un cepillado suave. chorro de aire. o lavado (en mate riales no deleznables).

El deterioro producido por este agellle, se manifiesta por una pérdida de detalle y contrasle entre la matriz y el ejemplar y afecla de manera especial a las impresiones. haciendo imposible su diferenciación; y a aquellos ejemplares cuya matriz sea marga o arenisca. por ser faeilmente disgregables.

La prevención viene dada por la utiliZ¡lción de enva!;es que actúen de barrera contra el polvo. como cajas provistas de tapa que crean un espacio estanco. o bolsas de plástico ccrradas hernlcticamente: aparte de una ventilación apropiada y una limpieza escrupulosa del espacio de depósito.

2) Antiguos tr.Jtamientos. Los más comunes son: los barnices (que con el paso del tiempo se euanean y levantan). y los adhesivos que pierden sus propie­dades adhesivas progresivamente. Además. tanto unos como otros fonnan sobre el ejemplar una pátina brillame que dificul ta su estudio morfológico tanto a sim­ple vista. como bajo lupa de mano o estereomicroscópio. al producir gran canti­dad de reflejos. Por otro lado, impiden estudios de tipo anatómico (vegetales. gmptolitos. etc .. ) al quedar atrapada la película carbonosa bajo el barniz y des­truirse cuando se intenta retirar éste. Si se decide quitar. se tendrá que recurrir a disolventes orgúnicos y escalpelos manejados por personal especializado. y aún así no se puede tener garantía de éxito.

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CATALOOACION Y G6S110N DE I.<.S mU:CCIONES CIENTIFlCAS l)I¡ HI:;roRIA NA11JRAL

3) Contaminantes atmosféricos. El aire atmosférico puede llevar en sus­pensión partículas químicas o biológicas (esporas) o ir mezclado con otros gases que, en combinación con el vapor de agua, se vuelven activos agentes químicos. Tal es el caso de los contaminames de las grandes ciudades y de zonas industria­les, siendo. como ya hemos dicho, el S~ el más dañino. También es muy perju­

dicial. ya dentro del museo. el humo del tabaco y los gases desprendidos por pegamentos y pinturas. Con vistas a prevenir daños sobre los ejemplares, el ai re debe ser filtrado y los ejemplares tratados y envasados para producir un efecto bamra.

4) Agentes biológicos. Los más comunes son los hongos. cuyas esporas son transportadas por el aire. Las condiciones favorables para su genninación y desarrollo son de 2O"C a 24ºC, con una hllmedad relativa del 60-70 %. atacando tanto a los ejemplares. como a la documentación asociada o a los envases, si son de cartón. Su presencia se detecta por la existencia de manchas de color marrón de diversas fonnas. Su crecimiento. que produce masas algodonosas de diferen­tes colores. puede ser evitado reduciendo la humedad relativa y eliminado, una vez se haya producido. con la aplicación de un fungicida.

Otros agentes biológicos son musgos y líquenes, que afectan. especialmente, a los ejemplares expuestos al aire libre en ambiente húmedo. Ambos grupos vegetales retienen la humedad y como resultado de su metabolismo segregan ácidos que producen cambios iónicos en la matriz del fósil, descomponiéndola.

Como casos excepcionales. y con una incidencia muy baja. puede darse des­trucción de ejemplares por la acción de ferrobacterias (en minerales de hierro).

5) Eflorescencias salinas y recristalizaciones. Los ejemplares paleontológi­cos, especialmente los calcáreos. pueden absorver mientras forman parte de la roca madre, agua con diversas sales disueltas, como cloruros, sulfuros y nitra­tos. Al ser almacenados, su medio ambiente es distinto, más seco, por lo qlle van perdiendo poco a poco el agua que contenían. Esto no ofrece problemas. siempre y cuando la humedad relativa sea constante y similar a la que tenían antes de ser extrafdos, pero si existen fluctuaciones de ésta y de temperatura. se producen eflorescencias salinas (recristalizaciones superficiales) que dan lugar a descamaciones. microfisuras y desprendimiento de la superficie.

Las soluciones a este problema son de dos tipos: por lIn lado mejorar las condiciones ambientales del almacén, manteniendo ambas constantes y por otro. eliminar los cristales salinos de la superficie del material, mediante un cepillado o lavado siempre qlle la matriz lo pennita.

6) Enfennedad de Byne. Afecta a los materiales calizos y su resultado es muy similar, aunque no esté relacionado, al de las eflorescencias salinas. Dcfe-

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riora irremisiblemente al ejemplar, produciendo sobre su superficie un polvillo blanco o incoloro, que puede ser confundido con una infestación fúngica.

Se debe al ataque de vapores de ácido acetico y otros gases, emitidos por ciertas maderas (roble. abedul) y algunas pintura~ y consolidantes. Par,! evitar la aparición de este problema, apane de la no utilización de dichas sustancias y materiales, es necesario tener la precaución de disponer los laboratorios donde se realicen trabajos que exijan del empleo de ácido acético. muy alejados de la lOna de depósito.

7) Fragmentación, deterioro de superficies y pérdidas de material. Son debidas a un mal envasado y/o almacenamiento de los ejemplares (por ejemplo disposición de varios conjuntamente, sin protección entre ellos o depósito de material pesado sobre los mismos), a vibraciones, o a una manipulación inco­rrecta. Esto se traduce en ejemplares con fracturas, rayaduras y pérdida de par­tes s¡llientes como sifones o espinas en moluscos, apófisis venebrales, etc .. Su solución es mejorar el tipo de embalaje con materiales que impidan o amoni­guen las causas (por ejemplo lámina de poliestireno. lieliro de poliester) y evitar la manipulación de los mismos por personal no especializado. A este respeCTO, ya en algunos museos como The Natural History Museum de Londres. se han diCTado unas nonnas de regimen interno para la correcta manipulación de ejem­plares especialmente delicados.

Los materiales diaelasados. de composición carbonosa, y otros de distinta naturaleza (huesos, molares. defensas, etc .. ), son susceptibles de presenTar res­quebrajamientos y fisuras que pueden ocasionar su fragmentación. Esto. en parte, se debe a su propia eSTructura y. en parte. a las condiciones ambientales desfavorables del almacén (nuclUaciones en la humedad relativa y/o ell la telll­peratura) y a la amplificación de las vibraciones a las que se vea sometido. En el caso de material óseo, al ser almacenado con humedad relativa baja o con nuc­tuaciones de ella, pierde la humedad y se producen fraCTuras como resul tado: ante ello huy que consolidar los ejemplares, mantener constante la humedad relativa en el 50% y evitar las vibraciones. y su amplificación. mediante la colo­cación de amortiguadores.

8) Descomposición de la pirita. Afecta a gran cantidad de ejemplares fósi­les en peliTas, carbón o minerales de hierro. El proceso. consiste en una oxida­ción de la piriTa que produce hidróxidos de hierro. que quedan en fonna de polvo de color amarillo (si van acompañudos de azufre). blanco o gris sobre el ejemplar y dc ácido sulfúrico (electroliTo activo a Todos los niveles de humedad relativa). que lleva a la deSTrucción de éste. de la documentación asociada e. incluso. del envase, si la descomposición no es atajada a tiempo.

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CAT ALOOACION y GESTION DE LAS cou;cc¡ONES ClemFlCAS DE HISTORIA NATIJ~Al

La descomposición de la pirita ha sido un tema muy tmtado (Rixon. 1976: MacFall & Wollin, 1983; Birker & Kaylor. 1986: Howie, 1986; Waller, 1986; Robert. 1990; Blount. 1993. entre otros) y al que se le han dado difer~ntes solu­ciones. mediante la neutralización de la descomposición ácida usando dos tipos de tratamiento: bien incluyendo el ejemplar en vapores de amonio (10% de hidróxido amónico en polietileno glicol 4(0). bien en una solución diluida de mono-etanolamina tioglicolato (Birker y Kaylor. 1986; Waller. 1986). aunque ninguno de estos tmtamientos han sido efic¡lces al 100 por 100. El tratamiento final, puede ser la aplicación de una resina plástica (Rixon, 1976) sobre el ejemplar.

En uno de los últimos trabajos (Robert. 1990). se estudian las tasas de oxida­ción de la pirita a temperatura constante (25~) y bajo diferentes humedades relativas en un intervalo del 10 al 90%. Los resultados indican que a esta tempe­ratura y con una humedad relativa menor al 30%. la oxidación tiende a cero. mientras que manteniendo una humedad relativa mayor del 50%, el proceso de oxidación no se detiene hasta que la pirita haya sido consumida. Además, las tasas de oxidación son mayores cuando este minenLl se mezcla con otros, por ejemplo grafito.

Estos resultados parecen indicar que. para prevenir la iniciación de este pro­ceso. se debe mantener en el almacén una humedad relativa baja y estable. Una vez se haya iniciado el proceso de oxidación. se debe limpiar cuidadosamente la parte oxidada y proteger las etiquetas en una bolsa de politeno. no situarlas cn contacto con el ejemplar y mantener las condiciones ambientales ya indicadas.

Un caso muy específico. es la conservación de ejemplares radiactivos que emiten gas radón y que están presentes en muchas colecciones paleontológicas. Para su almacenaje es obligatoria la instalación de detectores. tanto en la sala de depósito. como en el mobi liario que lo contenga. Deben estar dispuestos en lugares carentes de polvo y bien venti lados, ya que el radón se disipa rapida­mente en zonas con comentes de aire (Carman y Camlan. 1989). Adcmás, para su manipulación es preciso el uso de protección, tanto respinltoria (Illascarillas) como dérmica (guantes de látex). seguida de una concienzuda limpieza. La observación estricta de estas medidas previene y disminuye la incidencia de cancer pulmonar. por lo que debería scr obligatorio que esta infonnación queda­ra claramente registrada en todos los sopones de docUlllentación, así como en el lugar de almacenamicnto y se indicara al personal de conservación, las normas a seguir en su almacenaje y manipulación.

L1 conservación no atañe lan solo al matcrial fósil. sino también a la docu­mentación asociada quc es de suma importancia para que mantenga su interés

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ORGANIZACION y GES'TlON DE LOS I'ONDOS I'AI.JlOI'<"TOI..ICOS

científico y que puede sufrir deterioros por las mismas causas (descomposición de la pirita. hongos. polvo). o por la presencia de bacterias e insectos eclulosífa­gos que generan diferentes tipos de daños.

Dado todo lo expuesto el mantenimiento de una colección paleontológica exige:

1) Estricto conlrol de las condiciones ambientales, tanto de temperatura, humedad relativa e iluminación como de contaminantes y agentes dete­riorantes bióticos y abióticos.

2) Revisión periódica de la totalidad de los ejemplares y de toda su docu­mentación con el fín de detectar y. en su caso paliar, algunos de los daños expuestos.

3) Actualización continúa de los datos tan pronto se produzca un cambio.

4) Medición periódica de niveles de radiación.

3,7.- USO DE LOS FONDOS. TRASLADOS

Una colección paleontológica. como cualquier otr.l colección científica, no es un conjunto estático de ejemplares que pennanecen en un depósito, en unas condiciones ideales por un tiempo no determinado. sino un conjunto dinámico cuya importancia e interés vienen dados por su utilización continuada. Estos usos diversos se plasman en movimientos de los fondos como consultas, présta­mos y paso a exhibición.

3.7.1- Consultas

Un conservador. o persona responsable de material paleontológico. debe atendcr a una serie de consultas que se realizan por diferentes medios (personal­mente. por teléfono, etc .. ) directa o indirectamente relacionadas con la colec­ción. y que responden a las siguientes clases:

a) Estudio de material paleontológico dcpositado en el centro. Este tipo de consultas es realizado por especialistas e investigadores en fonllUción en tcmáti­ca paleontológica, que necesitan de la comparación y conlrastación del materia! tipo, figurado o citado. para obtener una infonllación más detallada y específica quc la contenida en un libro o trabajo científico, a fin de verificar hechos yela­borar conclusiones en sus trabajos. El resto del material es consultado por el mismo tipo de personas. o por público en genera l, con propósitos bien definidos (oposiciones, didáctiea, etc .. ).

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CAT"UX;ACION y GI;SI1ON DE US COLECCIO;.¡f.S ClhlfTlflCAS DE fUSTOlllA NAnJllAL

Durante estas consultas pueden surgir observaciones o cambio~ en la docu­mentación del ejemplar (s inonimias no anotadas, cambios nomenclaturales. etc .. ) que deben ser recogidos en la documentación del material objeto de la consulta una vez ésta finalicc.

b) Determinación de ejemplares y otra información anexa. Son realizadas por personal no especializado en Paleontología y de muy diversas extracciones. desde investigadores en otras disciplinas científicas. hasta público en general que desea una determinación taxonómica o clasificación. una datación, o cono­cer otras características de mate rial de su pertenencia. En estos casos, el nivel taxonómico al que se puede llegar depende tanto del tipo de material, de la pre­servación del ejemplar o grupo al que pertenezca éste, como de la especialidad concreta del conservador.

En este tipo de consultas surge, a veces. información sobre nuevos yacimien­tos que puede ser útil al centro.

c) Asesoramiento en temas diversos. La consulta no implica un uso directo de las colecciones. Tal es el caso, por ejemplo, de asesoramiento sobre medidas de conservación de determinados ejemplares, sobre bibliografía paleontológica o de conservación, sobre temas de gestión de colecciones. o sobre tasaciones de malcrial paleontológico. En este último supuesto, las tasaciones casi siempre van acompañadas de una oferta de venta dclmaterial al musco.

d) Peticiones de maleria!. Este tipo de consultas viene generalmente realiza­da por otras instituciones (mu~eos, facultades, institutos) que necesitan el mate­rial para fines muy concretos, como puede ser el completar algún aspecto de una exhibición_ poseer una colección de comparación. una colección básica de estu­dio. etc.

Otro caso frecuente es el de escolares interesados en el tcma. tras su conoci­miento por medio de exhibiciones o por los medios de comunicación, que quie­ren formar su propia colección y solicitan una donación por parte del centro.

No existe una regla única en cuanto a consultas, teniendo cada institución su propio sistema, pero hay una serie de puntos coincidentes dentro de la atención a consultas en general, como son: registro de cada una de ellas indicando su objeto y el malerial consultado, con referencias precisas a su número de inven­tario, número de ejemplares. detenninación, procedencia y edad; la fecha de realización de la consulta y el tiempo que se empleó en elhl. Existen también limitaciones en el acceso al mate rial de referencia, ~egún el tipo de persona que lo solicite. y la necesidad de concertación previa del d(a y hora en que se vaya a rea lizar la consulta. Normalmente los museos rechazan sistemáticamente la donación de malerial a particulares, no así a instituciones. Se especificará el

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OIlG ... r>IU-CIO:-¡ y GEST'ION DIl LOS FONDOS PJ\.LOOmuLOGICOS

lugar donde realizar la consulta y, por último, se establecen unas normas a seguir en cuanto a la manipulación del material y al acceso de visitantes al área de almacenamiento, de fonna que sólo en el caso de material muy voluminoso o pesado se puede consultar éSle en dicha área.

3.7.2· Prés tamos

Por partc de inSliluciones con fondos paleontológicos a su cargo, los présta­mos a investigadores han sido siempre uno de los movimiento de fondos más común, y al igual que en el caso de las consultas de material su fin primordial es la investigación.

Con el nuevo auge experimentado por la museología en España y una mayor concienciación acerca del Patrimonio Natural, se ha producido un incremento de las exposiciones temporales que ha hecho que las solicitudes de material en préstamo entre instituciones, para este fin, sean cada vez más numerosas.

Ambos tipos de préstamo, para investigación y para exhibición . son Iratados de di ferentes fonnas. desde un punto de vista administ rativo, según la institu­ción de que se trate. En algunas. como el Museo Nacional de Ciencias Natura­les. el procedimiento administrativo es distinto, desde la persona a la que debe ser enviada la solicitud (Conservador en préstamos para investigación y Vieedi­re<:tor de Exposiciones y Programas Públicos, en los de exhibición), hasta las medidas de seguridad que se tienen en cuenta a la hora de aceptar o denegar el préstamo.

En el primero de los casos. préstamos para investigación, se presupone que tanto las condiciones de manipulación como las de conservación y manteni­miento del material son sobradamente conocidas por el solici tante. Las condi­ciones impuestas en el impreso de l préstamo, que tienen que ser aceptadas por éste mediante rúbrica, incluyen: una limitación del tiempo para su estudio. de seis meses a un año. dependiendo de la institución. aunque haya la posibilidad de renovación; limitación en cuanto a material tipo: restricción total en lo que atañe a material no inventariado: indicaciones acerca de su manipulación y embalaje y prohibición tanto de realizar ciertas técnicas para su estudio (seccio­nes pulidas, preparaciones microscópicas. láminas delgadas. etc .. ), como moldes y reproducciones o la aplicación de cualquier tratamiento (consolidantes, adhe­sivos, soportes, etc). sin tener un penniso ex.preso de la insti tución prestadora.

En la solicitud de matcrial con fines de ex.hibición se dcbe indicar el título de ésta, el tiempo y el lugar en que va a realizarse, quedando en ténninos generales las condiciones del préstamo como en el caso an terior. Se hace especial énfasis

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CA TALOGAClO~ y 0ESJ10N 06 t.O.S COLECCIONES CIEN'TIFlCAS OE IUSTOIlIA NAlURAL

en el tipo de sopones expositivos, condiciones ambientales que debe cumplir el espacio de exposición y tipo de embalaje y transpone. El matcrial se debe ase­gurar a todo riesgo, por cuerlla de la institución preslataria.

Otras instituciones. con una larga experiencia en este tipo de préslamos exige la cumplimemación de un formulario, anexo a la solicitud del material. en el que se rellejen las características de la entidad prestataria referentes a:

Tipo de edificio y medidas de seguridad que posee contra robos y accidentes.

Condiciones de exhibición. Caracterfsticas ambientales y físicas (tipo de vitrina. sopones. etc .. ).

Sistemas para la descarga del material prestado.

Recursos físicos y humanos con que se cuenta para el desembalaje y el embalaje del material.

Condiciones físicas y ambientales. así corno medidas de seguridad y aparalOs de medida de condiciones ambientales del almacén o del espacio de depósi· to, donde vayan a quedar almacenados los ejemplares desde su llegada hasta su puesta en exhibición, o desde que finalice ésta hasta su devolución.

A estos datos coincidentes se le añaden, en cada caso. otros suplementarios. Así por ejemplo, la American Association of Museums requiere. también. un hislOrial del prestatario para saber los préstamos que ha recibido y por pane de qué instituciones. además de una verificación y responsabilidad de la persona legalmente autorizada para solicitar el préstamo. El Royal Ontario Museum demanda infomlllción acerca dc la posible existencia de reuniones sociocultura­les. conferencias ° similar, que se vayan a realizar en el área de exposición. En la Smithsonian lnstitution de Washington las solicitudes tienen que especificar los ejemplares requeridos. no siendo atendidas aquellas de material sin especifi­car (ej: un número concreto de ejemplares de un determinado grupo. con dife­rentes morfologías y de una detemlinada localidad).

Otras cuestiones importantes, a establecer entre ambas instituciones antes de la aprobación del préstamo. son las referentes a la realización de catálogos de la exposición. de fotografías del material en préstamo y su uso, y a la fom111 y dis­posición de los créditos en los expositores.

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El procedimiento a seguir, en la gestión de un préstamo sería:

l ~. Evaluación de las condiciones de exhibición . medidas de seguridad y condiciones ambientales de la entidad prestataria. en los préstamos para exposición. con el fín de aceptarlos o denegarlos.

22. Análisis de las características del matcrial solicitado en préstamo. para el

establecimiento de qué material debería ser prestado y cual no. Gcner<ll­meme. se pane de las siguiemes premisas:

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OROAN1ZACJ01l y OESJlON DI! LOS fUNDOS PAl.EOI'ITOLOOICOS

El material en estudio no debe ser prestado ni para invest igación, ni para exhibición.

El material tipo puede ser prestado, con limitaciones, para investigación, pero es denegado para e:<hibición.

El material de gran tamano o de naturaleza extremadamente frágil sólo debe­ría ser prestado en casos muy especiales y después de haber estudiado dete­nidamente los posibles danos que pueda sufrir. Resulta preferible, en el caso de investigación, la consulta en el propio centro. y su sustitución por moldes o por otro material en el caso de requerirse para e:<hibiciones.

Material de yacimientos agotados. Sí se podrían prestar para investigación, pero no debiera hacerse para exhibición.

3~. Dar indicaciones claras, por pane de la institución prestadora. de cómo debe ser embalado, desembalado y transportado el material y. en el caso de exposición, las condiciones bajo las cuales debe ser e:<puesto o alma­cenado, tanto desde un punto de vista ambiental como físico (sujección al soporte. etc .. ).

4~. Registrar el material en préstamo en todos los sopones de documenta­ción y dejar constancia de la falta del ejemplar en su lugar de ubicación. mediante la colocación de una ficha-testigo.

5~. Tener constancia del estado del matcrial en préstamo. mediante la infor­mación registrada en los impresos y fotos de él realizadas.

6~. Hacer un seguimiento de los préstamos, tanto en cuanto a plazos, comu­nicando al prestatario su finalización e inquiriendo si desea hacer una renovación, como al estado de los ejemplares en e:<posiciones, sobre todo en las de larga duración.

72 • Una vez finalizado el préstamo, se dejará constancia de su devolución en los soportcs al caso. Se retirarán las fichas testigo que se unirán con las fichas de colección.

3,7,3.- Paso a e:.:hibición

Se debe proceder como si de un préstamo se tratara. aunque sea una exhibi­ción de la misma institución depositaria de los fondos, si bién el seguimiento podrá ser más continuado. mediante visitas periódicas, para comprobar el estado de los ejemplares.

El registro sc hará de la misma fonfla, poniendo en los soportes de documen­tación "ejemplar en ellhibición", con el nombre o número de vit rina que ocupa.

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CATAUlGAClON y GESJ10N OE lAS COLECCIONES CII'Nl1FlCAS OE IlISTORIA NATURAL

3.7.4.- Traslados de fo ndos

Como mencionábamos anterionnente, existen una serie de circunstancias coincidentes que han hecho que se incremente el número de exposiciones tem­por:lles, Estas mismas circunstancias, de fonna paralela. han dado como resulta· do que muchos centros se vean sometidos a reestructuraciones y refonnas. e incluso cambios de sede, para estar acordes con la moderna museología. En estos casos de reubicaciones masivas se presenta una problemática muy especí­fica. en la que hay que emplear una metodología adecuada que abarea desde la reti rada de los ejemplares de su lugar de ellposición o almacenamiento. hasta la colocación en su nueva ubicación, pasando por el método de transporte a elegir.

Los problemas asociados a un traslado de fondos paleontológicos, proceden de las características de los fondos. del tiempo y de los medios de que se dispo­ne para realizarlo, así como de la vulnerabilidad de los fondos y de la posibili­dad de pérdida de su documentación asociada.

La metodología a aplicar en un traslado recoger:i en primer lugar un análisis de los fondos en cuanto a sus característ icas principales, ya que los problemas que se pueden presentar derivan en parte de la diversidad de grupos tallOnómi­cos que comprende una colección paleontológica, El tamaño y peso. as! como la naturaleza de los ejemplares. será muy dispar. y no es procedente tratar de fonna idéntica una colección de vertebrados fósi les que una de invertebrados o una de paleobotánica. Entre eltas, e incluso dentro de cada una. la variedad en tipo de preservación, roca matriz, tipo de resto, etc .. , es muy alta. Su estado de conservación puede implicar la aplicación de tratamientos antes de efectuarse el traslado. Este análisis deberá ir acompañado de una evaluación de! tiempo y los recursos económicos y humanos necesarios, y un estudio detallado de los posi­bles lugares de almacenamiento, en tanto se reestructura o refonna su depósito habitual, con la consiguiente elección de uno, que se intentará sea el definitivo,

Una vez realizados estos estudios y aplicados los tratamientos necesarios. viene una fase de embalaje de los fondos en la que habrá que tener en cuenta las características seiíaladas.

Tanto en tratamientos como en tipos de embalaje existen diferentes alternati ­vas. y aunque siempre elliste una que se puede considerar como la más idónea hay veces que no se puede aplicar por una serie de imponderables, como limita­ciones en el tiempo o los recursos disponibles. Un caso típico en fondos paleon­tológicos sería el de un esqueleto montado de un ejemplar grande con evidentes deficiencias en su estado de conservación (escasa o nula consolidación . fisuras etc .. ). Lo indicado en este caso sería desmontar el ejemplar, consolidar y empa-

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ORGANlZAC10N y GES'TlON DE LOS FONDOS P"l.I,()NTQLOG1COS

quefar cada una de sus partes de fonna adecuada. para evitar daños en su trans­porte. Sin embargo, la realiwción de todos estos pasos es imposible, al elligir los tratamientos necesarios un tiempo y unos recursos de los que nonnalmente no se dispone. Hay por lo fanto que buscar soluciones intennedias, como por ejemplo: poniendo el énfasis en el tipo de embalaje y en el método de transporte que se seleccione. o sobre la protección que deba realiwrse para minimizar, en cualquier caso, el posible deterioro.

Al hacer el embalaje se deben tener en cuenta una serie de principios bási­cos, como son por ejemplo que ciertos productos pueden dañar a los ejemplares si éstos van a estar mucho tiempo en contacto con ellos, o como dar la protec­ción idónea a las zonas frágiles o a ejemplares e'specialmente delicados. En el caso de una colección de paleoootánica la mayor fragilidad se presema en Jos ejemplares con cutícula conservada, a los que habrá que envolver primero en papel neutro antes de introducirlos en el envase elegido. En los invertebrados fó~iles las partes salientes (sifones, espinas, ornamentación, etc .. ), y en los ver­tebrado~ fósiles las oquedades. costillas, articulaciones y partes distales de las extremidades. suelen ser las zonas de mayor riesgo. En ambos casos se debe recurrir a una triple protección. poniendo en primer lugar papel neutro seguido de una lámina de pol iestireno de diferentes grosores, según el tamaño y fragili­dad del ejemplar. y por último de plástico acolchado con burbujas de aire. para evitar vibraciones y golpes durante el traslado. todo ello ames de ser introduci­dos en el envase correspondiente. En el caso de cráneos de vertebrados hay que tener la precaución previa de rellenar mediante viruta de poliestireno tas zonas con oquedades y fijar las articulaciones.

En el caso de grandes piezas o de esqueletos montados, el contenedor puede consisti r en cajas de madera hechas a medida, protegidas por dentro con hule para evitar polvo o humedad durante el traslado y preparadas para atornillar. con lo que se faci li ta la disposición del ejemplar den tro de ellas y se evita el deterio­ro que pueden sufrir por las vibraciones producidas por el mart illo al clavetear.

En el esqueleto postcraneal. las costi llas representan. por su longitud y fragi­lidad, otro punto de máxima protección. Entre los diferentes métodos que se pueden utilizar en este caso existen dos muy eficaces. Uno, consiste en seguir el sistema habi tual de trip le vendaje in troduciendo después entre ellas lámina de poliestireno para fijarlas: en el otro, se realiza un trenzado con tiras de dicho materü!l, que realiza la mism¡l función.

En el proceso de embalaje habrá que inclllir las etiquetas con el ejemplar denlro del envase.

A la vez que el embalaje. se debe realiwr un registro de la inforn1Ución acer­ca de los tratamientos que se le hayan apl icado al material y a la ubicación de

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CAT¡\.LOGAClON y GESTION DE U5 COl..E.CCIONIiS CIE.'fI1fICAS DE HC,TORIA NAruRAL

éste. Para ello se realiza un inventario. caso de que no exista. o se procede al cambio en éste, caso de que 10 haya. así como a anO/ar en los demás sopones de información los datos referentes a la nueva ubicación. Es conveniente llevar. además. un cuaderno en el que se refleje el número de cada contenedor y los ejemplares que contiene. y que indique en que lugar está deposi tado cada uno de ellos. Tantas veces haya un cambio de lugar de los contenedores, éste debe ser registrado. Toda la infonnación producida en cl proceso debe ser volc"da en ordenador para un seguimiento má~ oigil.

Una vez el material embalado. se procede a su traslado al lugar de almacena­miento que haya sido seleccionado previamente, teniendo en cuenta que cumpla condiciones idóneas de conservación: temperatura. humedad relativa. ilumina­ción . vcntilación y limpieza adecuadas, con medidas de seguridad contra robo e incendio_ que facilite el acceso y la manipulación y con escasa concentración humana.

El proceso de desembalaje debe ser especialmente minucioso. ya que se ten­drá que retirar el embalaje con sumo cuidado para no perder material en el caso de que algunas de las piezas se hubicmn fracturJdo. Será el momento. además de realizar una separación de aquellos ejemplares que necesiten tratamiento y de aquellos que vayan a ser dispuestos en exhibición o en almacén.

Una vez aplicados los tratamientos necesarios, los ejemplares que vayan a quedar en almacén se disponen en los envases propios para su conservación. A los que van a pasar a exhibición, se les aplica el soponc que estando acorde con la idea expositiva. no suponga un daño para el ejemplar. En este sentido hay que evitar: practicar orificios para fijar los ejemplares al sopone; aplicar pegamen­tos, con el mismo fin, o lacas. barnices. o cualquier Olro producto. para "realzar"' el ejemplar. Aún con estas precauciones. son numerosos los ejemplares que pre­sentan rozaduras por una inadecuada fijación al sopone.

Por úl timo, habrá que renejar en la documentación de los fondos estos últi ­mos tratamientos y cambios de ubicación. A 10 largo de todo el proceso y de fonna complementaria es aconsejable realizar un seguimicnto (aplicación de tratamientos. embalaje. transpone). mediante la fonnación dc un archivo foto­gráfico.

3_8.- PRINCIPIOS DE EnCA y CONDUCTA

Es un tema que preocupa grandemente a nivel internacional, ya quc es un hecho reconocido que un alto nivel de ética y conducla son un requis ito indis­pensable en todas las áreas de actuación y responsabilidad de un musco.

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ORGANtZACtO~ YGESTJON DE LOS FONDOS PALEONrOLOO!COS

Esta preocupación se manifiesta, de forma temprana, en Inglaterra y Estados Unidos, de forma general con la fundación de Asoci"ciones de Museos a nivel nacional (Museums Association en Inglaterra. fundada en 1889 Y American Association of Museums. fundada en 1906) que se ocupan de diversos temas relacionados con la profesionalidad y el trabajo de los museos asociados.

En 1925. el Comité de Etica de la American Association of Museums propo­nc su primer código dc conducta (AAM, 1925), En él se recoge la actitud a adoptar por toda persona que trabaje en un museo, fundoindola en tres bases éti­cas: 1) dedicación a la causa que sirve: 2) confianza en los motivos desinteresa­dos dc sus compañeros de trabajo y 3) honor ~sado cn un a lto sentido de la justicia como motivación que controle todos sus pensamientos y actos. Esta visión no se ha vuelto a explicitar. de forma tan romántica e idealista, en los diferentes códigos deontológicos de otras instituciones y asociaciones. Sin embargo. ha quedado implícitamente reflejada, junto a otros muchos puntos que recogía este antiguo código referidos a las relaciones con el pú blico o con otras instituciones similares, en el código promulgado por el Intemminal COllncil of Museums (lCOM, 1987, 1990). En este código reciente, aprobado en Buenos Aires en 1986, se recogen las nOmlaS a seguir en los diferen tes aspectos de la labor de un museo por parte de la institución como tal y de su person"L Su redacción eSlá realizada de una fOrllla lo suficientemente general como para que se pueda adaptar a cualquier tipo de museo.

Algunas instituciones y "sociaciones, dadas sus peculiaridades. han adaptado a sus características las normas provenientes de otras asociaciones. Así por ejemplo, la Association of Systematic Collections modificó las nomlas de la New York Stale Association of Museums (ASe. 1991)

En España. hasta donde nosotros conocemos y aparte del Código de Etica del ICOM. no existe un lal establecimiento de principios para museos de Histo­ria Natural , y las pautas a .'iCguir quedan bien sobreentendidas o reflejadas de fonna imprecisa en [as nonnativas de los centros y en la legalidad vigente. En vista de esa carencia, se podría adoptar de momento el código dado por el ICOM. aunque en lo referente a la gestión de colecciones y coi ncidicndo con las principios mareados por el Royal Ontarío Muscum ([982), creemos que hay una serie dc pautas éticas y de contportamiento que deberían ser seguidas y que. de fonna general. responderían a las siguientes actuaciones:

a) EI/ la adq¡lisidólI de lila/erial

- En cualquier tipo de adquisición (compra, donación, etc .. ) se tcndrán en cuenta dos principios fundamentales: !) que el maleria] cs(é acompañado de

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CAT AUlGAClON y GESOON DE U.S COL&'CIONES CllllmFlCAS DE IUSTORIA NA'nIRAl

una documentación clara, completa y exhaustiva y 2) que la adquisición forme parte de un programa específico del Centro (Investigación científica, pedagógico, demostración del patrimonio natural nacional o internacional, ele .. ).

El material ofertado por público en general, o por entidades comerciales, no debe ser comprado ni insti tucionalmente ni a título personal, ya que se favo­rece de forma indirecta el expolio de yacimientos.

La realización de colectas irresponsables o ilegales debe ser evitada y no se debe admitir material que se conozca que procede de ellas.

En donaciones y legados, se deben aceptar solo aquellos en que la valía del material haya quedado probada Iras su evaluación. Así mismo, hay que soli­citar la necesaria documentación y, en la medida de 10 posible, no admitir condicionamientos sobre el uso del material.

b) sobre su registro)' documentación

Es un deber inexcusable registrar y documentar los ejemplares de una form a ordenada y facilmente recuperable, siguiendo los métodos aceptados de registro, inventariado y c31alogaciÓn.

Toda la información acerca de la colección y de su uso tiene que ser preser­vada, desarrollada y mantenida. Asímismo, se tiene que asegurar el bllen estado de los soportes de información y proveer de las medidas oportunas contra riesgos que pudieran afectar su integridad física.

La información registrada. constituye un bien patrimonial tan importante como los propios ejemplares, por lo que tiene que mantenerse accesible a la comunidad.

c) sobre la preparación o restauraciÓI/

No se deben realizar tratamientos irreversibles. que dificultan o impiden futuras investigaciones. Con el fin de aplicar el tratamiento idóneo. se debe pedir asesoramiento a especialistas del grupo tallonómico a que pertenezca el ejemplar sobre las diferentes posibilidades que existen. y evaluar detenidamente cada una de ellas antes de la elección. La aplicación de tratamientos tiene que ser realizada por personal especiali­zado. con la supelVisión de persona responsable. Al ser necesario, para la realización de cienos tratamientos. conocer la natu­raleza y extensión de lo~ precedentes. se dejará información registrada acer­ca de cada tratamiento aplicado.

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ORGfoNl7.ACION Y GESnON DE LOS R)NOOS PM.,WmuLOGIC'OS

d) .whre consel'vaci6n y lI1alllenimienlo

Hay que asegurar el control físico de los fondos. mediante el desarrollo y mantenimiento de ficheros topográficos y la revisión periódica de inventa­rios y OIros soportes de infoonaciÓn. Con ello, se podrá verificar que cada ejemplar registrado se encuentra en colección y tener conocimiento de su localización exacta en cada momento.

La integridad física de los fondos tiene que ser salvaguardada contra cual­quier riesgo potencial, anticipándose a toda situación de riesgo, desde una incorrecta manipulación hasta la posibilidad de un conflicto annado. Por ello es necesario desarrollar y mantener un programa de prevención. almacenan­do y exhibiendo los ejemplares con las necesarias medidas de seguridad.

En el programa de mantenimiento de la seguridad y cuidado fisico de la colección se tendrá en cuenta: almacenar o exhibir los ejemplares bajo con­diciones ambientales adecuadas y realizar sistematicamente revisión de los parámetros ambientales; pcnnitir que el material sea manipulado tan sólo por personal responsable: revisar periodicamente los fondos para detectar dete­rioros y en caso de haberlos aplicar cuanto antes el tr.ltamiento indicado para corregirlos; evitar conseJVaciones o restauraciones que pudieran afectar a su integridad; no permitir su traslado si sus condiciones de conseJVación o sus características no lo aconsejan y asegurar que la totalidad de Jos ejemplares sean tratados, conservados o restaurados sólo por personal especializado.

e) Uso de la.I' colccdollc.~

El material debería ser prestado sólo a investigadores responsables. En algu­nos museos. existen ·'listas negras" de personal que o no devuelve material o lo hace en mal estado. o no se at iene a las condiciones del préstamo.

En los préstamos a otras instituciones y centros de material para exhibición hay que verificar las medidas de seguridad existentes en ellos, analizar los expositores y sopones, y negar su concesión en aquellos casos en que no se cumplan las condiciones consideradas como idóneas.

Al recibir una solicitud de préstamo se evaluará el material sol icitado en fun­ción de su valor científico. número de ejemplares, volumen, procedencia, fragilidad, estado de conseJV3ción y tipo de preseJVación, a fin de denegar o sustituir pane o la totalidad del material por ot ro, que cumpliendo los mis­mos fines ofrezca menos posibilidades de deterioro.

En cualquier tipo de envio o préstamo hay que asegurar a todo riesgo el material.

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CA TALOOAClON y GESTlON DE!..AS COI.ECt;IOllES ClENTIFlCAS DE HlSfORIA NAnJRAL

El material que va sufrir un traslado tiene que scr tratado adecuadamellle, con vistas a su total protección durante éste.

En la realización de consultas es aconsejable limitar el acceso a los almace­nes a los casos estrictamente necesarios y prohibir el consumo de tabaco en ellos. No realizar donaciones de material del centro a particulares. No permi­tir retribución. a título personal. por asesoramiento solicitado. y no asesorar sobre aspectos económicos de los ejemplares al público que 10 solicita, pues es una fonna indirecta de posible incitación a la colccta y venta dc material. con el consiguiente e;o;.polio y destrucción de yacimientos.

4.- LEGISLACION SOBRE FONDOS PALEONTOLOGI COS

Dentro de la legislación española. las rcferencias c;o;.p rcsas a la protección del patrimonio paleontológico han seguido una trayectoria irregular. Así. hasta 1911 no había una legislación en la que se pudiera incluir al patrimonio paleontológi­co, ya que las leyes anteriores sólo incluían al patrimonio art ístico, definiéndolo como talo como "antigiiedades" (las primcras son: R.O. 16/10/1779; R.O. 14/10/1801) como "cajón de sastre" en el que se incluirían elementos art ísticos y, quizás arqueológicos. pero en ningún caso geológicos (paleontológicos o mineralógicos). En 10 legislado al respecto en 1836 (R .O 2 Y 4 del 10), 1837 (cédula 18/4) y posteriores. la referencia sigue siendo la misma. hasta el año 1911. como ya hemos dicho antes.

Referencia a los restos paleontológicos, sin incluirlos como Patrimonio Arqueológico. se encuentran en el artículo I de la Ley de 19 12. en el artículo I de la Ley de 1933 y su Reglamento de 1936, y de forma más explícita en el Decreto-ley de 1923 que decía que fonnaban parte del tesoro artístico nacional "los yacimientos dc intcrés paleontológico" y "en gencral cuantos objetos ten· gan interés paleontológico" (Alvarez Alvarez. 1989).

En 1965, momento en que se crea la Comisión Científica pa ra la Protección de la Naturaleza, se retoma la idea de protección del patrimonio palcontolÓgico. de una manera e;o;.plícita.

La Constitución Espanola de 1978 cn su artículo 149. declara que el Estado tiene competencia exclusiva sobre la defensa del patrimonio cultural. artístico y monumental espanol contra la e;o;.por1ación y expoliación. quedando amparado todo el patrimonio, el paleontológico incluido.

La Ley de Patrimonio de 1985 (Ley 16,25/6). que deroga todas las anterio­res a él referidas. en su Art. 1.2 dcclard que "II/Iegran el Pall"imollio /¡isIÓri!.-o

,,"

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ORGAN!UCION y GESTION 00 LOs FONDOS PAl.EOr-nDUlG!COS

Español los inmuebles)' ohjetos muebles de i!!leré.~ artístico, hisrórico, paleon­tológico . arqlleológico. etnográfico. científico o técnico". En su Art. 15.4 la figunl legal "Sitio Histórico" es considerada como un Bien de Interés cultural y definida como "lllgar o paraje na/ura/l'inculado a aconteómremos o recllerdos del pasado, a tradiciones populares. creaciones culturales o de la narura/eza y a obras del hombre. que posean valor histórico emológico. paleomológico o alllropoIÓ~ico' ·. separándolo netamente de Zona Arqueológica. Por ¡¡Itimo, en Su Art. 40.1 (Sobre el Patrimonio Arqueológico) considera como parte de dicho pmrimonio "los e/ementDI geológicos y paleontológicos relacionados con la historia del hombre. Sil origell y al1lecedentes". Tanto del TÍlu lo preliminar Art. 1.2. como del Art. 15.4 parece deducirse que todos los grupos fósiles y elemen­tos geológicos quedan. sin excepción, protegidos. mientras que. el An. 40.1 parece implicar que sólo cienos grupos, básicamente mamíferos, están protegi­dos quedando el resto de los grupos de vertebrados. los invertebrados y las plan­tas fósiles, sin protección contra expolio, venta y exportación, y así 10 han interpretado algunos juristas españoles (Alvarez Alvarez, 1989). De ser así, y teniendo en cuenta unicamente esta Ley. tan sólo una lectura benévola o bienin­tencionada de los textos legales a nivel nacional (una lectura intencionada del art~. 40 puede abarcar desde el origen de los seres vivos. pasando por toda la escala evolutiva hasta los antecesores de los homínidos), o la férrea aplicación de la legislación al respecto de algunas comunidades autónomas, podría contro­lar el deterioro del patrimonio paleontológico.

Mucho más explícita, en lo que respecta tanto a los yacim ientos como a los fósiles en sí mismos, es la Ley 4/1989 para la Conservación de Espacios NalUra~ les y de la Flora y Fauna Salvaje. En su Art. 10.2 quedan prOlegidos aquellas áreas y elementos naturales que ofrecen un interés singular desde un pumo de vista científico. cultural. educativo etc .. , 10 que cubre los yacilllientos paleonto­lógicos de forma implícita.

En el Art. 12_ la ley 4fl 989 crea las figuras o categorías de Reservas Natura­les y Monumentos Naturales. En las primeras. la colecta de material biológico o geológico queda prohibida exceplo pam fines educativos o de investigación en que está pennitida, siempre y cuando se haya obtenido la pcrtineme autorización administrativa. Esto implica la protección de los ejemplares fós iles. En cuanto a los Monumentos Naturales se considemn como tales. y dc fomla explicita, las fomlaciones geológicas y los yacimientos paleontológicos. En esta Ley, yespe­cíficamente en este Artículo. la protección de yacimientos paleontológicas y de ejcmplares fósiles qued~1 aclarada y aparte del Patrimonio Arqueológico.

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CAT ALOOACION y ()ES1'ION DE LAS COLOCCJONES CJENrI~'CAS DE HISTORIA NATURAL

En lo relativo a colecciones y su gestión a todos los niveles. las primeras referencias conocidas por nosotros son la Real Orden de 14/3 y el Real Decreto de 29/1 1 (ambos de 1901). el primero referido unicamente al Museo de Ciencias Naturales de Madrid. en donde se explicita la necesidad de incremenlar las colecciones de Historia Natural y disponerlas para su estudio por los naturalis­tas. Así mismo. se crearán museos en Universidades e Institutos. El R.O. 14/3 enlaza COn el del año anterior (R.D. 4/8) en el que se reorganiza el Musco de Ciencias Naturales de Madrid para ·'reullir. ordellor y COI/.\'en·or", que unido al fomenlo del conocimiento de las Ciencias Naturales en el país son las directri­ces de este decreto. En él se promueve la publicación de catálogos y tr.lbajos de investigación, conferencias y cursos. y se ordena favorecer y facilitar el estable­cimiento de colecciones en otros centros. Posteriormente (R,O, 26(3). el Minis­terio de Instrucción Pública establece premios a los colectores (catedráticos) de objetos de Historia Natural cuando los mandan al Musco de Ciencias de Madrid o al Jardín Botánico, vinculado a éste.

El desarrollo de una primera instrucción para llevar un control de las colec­ciones no se da hasta 1942 (Decreto 16/5). con las "Instrucciones para la reali­zación del inventario general. catálogos y registros" de museos, que aunque enfocado a muscos arqueológicos era de fácil aplicación a los de Historia Natu­raL Se desarrolla una metodología para la realización de inventarios. con un tipo concreto de ficha. formato. etc.

A partir del año 1984 el Estado comienza a ratificar convenios con las Comunidades Autónomas sobre gestión de muscos de titularidad estatal en cada comunidad.

Por último, en 1987 (R.O. 620, 10/4) se aprueba el Reglamento de Muscos de Titularidad Estatal. del Sistema Español de Museos que regula las funciones del museo. define la constitución de colecciones estatales de fondos museíslÍ­cos, reglamenta el tratamicnto administrativo y técnico de los fondos. así COIIIO las oireas básicas de fu ncionamiento de un musco. Sin embargo. no cstablcce el modo de realización de inventarios y otros registros que a nuestro entender queda como en el Decreto 16/5/1942.

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QUINTA PARTE. ORDENACION DE LOS MINERALES DEL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATRURALES

por J. GARetA GUINEA

1.- Introducción y antecedentes

2.- Planificadon y metodología de Irabajo

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ORDENAClON DE LOS MINERALES DEl MUSFJ) NACIONAl DE CIENCIAS NA11JRALES

1.- INTRODUCCION y ANTECEDENTES

Allflque en este capitulo se tratan específicamente los minerales del Museo Nacional de Ciencias NalUrales (M.N.C.N.), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se incluyen también multitud de datos y consejos de uso general que pueden ser aplicados en cualquier colección o museo local de tamaño mediano o pequeño.

Los interesantísimos antecedentes históricos de ta Mineralogía en España están recogidos en gran medida en libros (ej. Barreiro, 1944; Arias. 1978) y en documentos de archivos históricos, especialmente en el Museo Nacional de Ciencias Nalllrates. Por cito. solamente cabe comentar que en su faceta científi­co-académica, esta actividad tuvo esencialmente su origen ligado al M.N.C.N .. creado por Carlos 111 ya en 1771. y teniendo como punto de partida la colección de su primer director D. Pedro Franco Dávila. compuesta por unos 8.200 rocas. minemlcs y fósiles. Esta institllción es por tanto de tas más antiguas del mundo. de edad similar al Musco Británico de Historia Nalllral. y como museo estuvo considerado hasta mediados del siglo XIX como uno de los mejores de Europa. especi¡llmcnte en el campo de la Minef"J logía.

Hay que considerar que el Museo Nacional de Ciencias Naturales heredó la Real Escuela de Mineralogía de Indias. organismo de investigación encargado. junto con el Labor,¡torio de Aduanas de la calle del Turco. de aaalizar los meta­les preciosos procedentes de las colonias.

La expedición Heuland (1795-1800) fué específicamente mineralógica e introdujo cantidades considef"Jb[es de minerales en el M.N.C.N. procedentes de Chile y Perú. Desde principios del siglo XX. hasta 1936. hubo un relanzamiento a través de la Junta para la Ampliación de Estudios. trabajando allí muchos de los miembros de la brillante genemción de nalllra listas que España tuvo antes de la Guerra Civil.

La labor, actualmente en curso. de estudio, clasificación y exposición de minerales de un museo como el M.N.C.N. requiere un metodología de trabajo

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O.TALOGACJON Y Gf.s'TION OO!..AS COlECCIONES ClI'NflFlCAS DE HISTORIA NATVRAl

especial. En nuestro caso quizás tenga el condicionanle añadido de dificultad de ser m:is un Museo de Historia de las Ciencias Naturales que simplememe un MI/seo de Ciellcia.t Na/llrales, es decir, contiene una gran cantidad de tipis­mos nacionales e históricos (piromorfitas, antiguos envíos de América, colec­ciones históricas. productos de lapidación. rocas, piedras preciosas, meteoritos. etc .. ).

Por otra pane. aunque ésto es común a la mayoría de los museos, existe una angustiosa fal ta de espacio. tanto en la Reserva (colección no e:w;.puesta) .como en la E:w;.posición al público, lo que condiciona también la metodología de actuación.

2.- PLANIFICACION y METODOLOGIA DE TRABAJO PARA LOS MINERALES DEL M.N.CoN.

2.1.- SELECCION DE LOS MINERALES

Para proceder al invemario de los ejemplares litológicos hay que efectuar una selección previa en base a criterios de morfologfa, vistosidad, rareza. color. tamaño, paragénesis, yacimiento. fiabilidad de localización y valor his­tórico fundamentalmente. Por otra parte. a menudo acudcn científicos de otras instituciones persiguiendo objetivos muy específicos, como cloritas de algún color y cristalización concreta. platas de un yacimiento espeCífico, sulfosales dc de\erminada estructura. etc .. Estas necesidades han de ser igualmente pre­vistas, por difícil que parezca, si se desea dar un óptimo servicio a la comuni­dad científica.

Hay que tener muy en consideración el valor y costes del almacenaje museo­lógico. aunque se trate, como en nuestro caso. de elementos patrimonio del esta­do. Debe pensarse detenidamente si resulta museológicamente convenieme. o incluso éticamente correcto, mantener por ejemplo un simple metro cuadrado con sepiolita de Vallecas. magnesita de ElIgui o granito de la Sierra de Guada­reama. sin ninglln otro objetivo que el meramente acumuJalÍvo, tratándose de materiales muy abundantes de los que raramente se hará uso más allá de unos pocos gramos. Es decir, llega un momento en que hay que tomar la dolorosa decisión de incluso dar de baja material muy repetidO. 10 que por otra parte des­peja el resto de la Reserva, que a su vez va lentamente aumentando su calidad, y con ello su utilidad potencial.

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OR.OF.NAClON PE LOS Mr.>ER.ALES [)EL MUSEO NACIONAl. OE ClliNCIAS NATUIlALES

2.2.- FUENTES DE INFORMACION

Un lugar muy interesante para buscar documentación relativa a los aspectos históricos de los minerales es el propio Archivo Histórico del Museo Nacional de Ciencias Naturales. tanto para minerales de esa institución como para otros. Existen también otros centros americanistas muy buenos. como los archivos de Sevilla, Lima. Sucre, POIosi etc .. , con documentación relativa al proceso de des­cubrimiento y explotación de metales preciosos. especialmente en el Virreinato del Perú y en Nueva España. Para los aspectos fisicoquímicos y geológico­mineros se suele utilizar la propia Bilioleca del M.N.eN., así como las del Ins­titUlo Tecnológico Geominero, Facultades de Ciencias Geológicas, Real Sociedad Española de Historia Natural. Instituto de Ciencias Medioambientales (es.J.c.), etc ..

2.3.- TECNICAS DE LIMPIEZA Y CONSERVACION

Por una parte existen minerales sensibles a las condiciones del medio ambiente, como son cambios térmicos. iluminación. humedad relativa del ai re, etc .. y puedcn deteriorarse. Existen otros, por otra parte, que son radioactivos. emisores de radón, de part ículas fibrosas, eIC .. , que con suficiente dosis de exposición y contaminación pueden llegar a provocar daño físico, especialmente tumores cancerosos, al personal encargado. Por este motivo hay que· adecuar el medio de almacenaje en cada caso, y por ejemplo mantener unos sin ser expues­tos a la lUl (un sótano cerr.ado es idóneo). otros en contenedores sellados hermé­ticamente para que no absorban humedad etc .. Los emisores de radiaciones deben ser apartados en contenedores de plomo y preferiblemente herméticos, en sitios apartados. Los emisores de fibras minerales pulverulentas tambien deben ser mantenerse sellados para evitar la salida de panículas conas al aire.

Por otra parte, las vitrinas de exposición tambien requieren un sellado her­mético. pero por otro motivo: para evitar la entrada de polvo exterior. ya que de lo contrario estarán siempre sucios e impresentables o bien se estropean con continuos procesos de limpieza. El mismo criterio debe aplicarse en los minera­les de la reserva, guardados dentro de bolsas de plástico, o en plástico sellado con pinza térmica. En el musco de Edimburgo (Escocia). por ejemplo, utilizan cajas rígidas con tapadera de vidrio para evitar el polvo y por otra pane ver fácilmeme su contenido.

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CATAI..OGACION y QESTION DE lAS COLECCIOl>m CIENTlFlCAS DE HISTORIA NAT\JRAL

Las cajas o recipientes históricos del MNCN que se pusieron para evitar la delicuescencia de thenarditas, mirabilitas, glauberitas, silvinas, carnal itas, etc .. , estaban cerradas por lacres. ceras y otros elementos orgánicos muy resecos y deteriorados, 10 que requiere su paso a otros contenedores.

2.4.- ANA LISIS E IJ)ENTI FICACION DE LOS MINERALES

Durante el proceso seguido de ordenamiento y actualización de la colección, consistente en la secuencia de localización. limpieza. identificación. codifica­ción. sellado, reubicación. fichaje e infonnatización de los minerales. se han uti ­lizado las técnicas organolépticas habituales en Mineralogía (lupa de 10 aumentos. imán. mechero, etc .. ). a lo sumo un picnÓmetro, rcfractómetro, lám­para ult ravioleta. etc .. Para algunos ejemplares especialmente interesantes y complicados se hicieron difraetogramas de Rayos X por el método del polvo (3· 60 grados).

En el propio Departamento de Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, existen técnicas más sofisticadas y potentes. como fluorescencia de rayos X, microsonda electrónica, espeetrómetros de absorción atómica. micros· copía ue barrido, etc .. , pero no se pueden aplicar de fonna rutinaria sobre los más de 12.000 ejemplares de la Reserva. por evidentes razones de economía. aunque si en casos concretos de interés especial.

Asimismo. cuando ha interesado. adcmás de las técnicas anteriormente cita· das se ha acudido a otras como Análsis Térmico Diferencial, Tennogravimétri­co, Resonancia Magnénica Nuclear, Espectroscopía de Infrarrojos, etc ... de los institutos de Nuevos Materiales. Rocasolano u otros del es.J.c. Por ejemplo. se han aplicado estas técnicas para demostrar que las históricas "Bolivarjtas'". nombradas en honor del insigne D. Ignacio Bolivar Urrutia. Dircctor dcl M.N.eN .• se tratan en realidad de Evansitas. Tras la demostración de esta sino­nimia, fué oportunamente comunicado a la presidencia del Comité Internacional de Nomenclatura de minerales para ser dada de baja csta denominación en favor de la "'Evansita"' de Forbes (1864).

2.5.- CRITERI OS Dt: NOMENCLAT URA DE MINERALES

Los trabajos de clasificación y nomenclatura de Minerales, en casi todos los paises. están encomendados a los Museos Nacionales de Minerales. Esto no sucede entre nosotros. y en este sentido aún está pendiente la traducción caste­llana de los términos mincralógicos de M. Flcischer (l987), teniendo cn cuenta las Etimologías de Mitchell ( 1979) cte ..

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OROI3NACJON PE LOS MlI'IERA!..ES IlEL MUSEO NAC!ONAL \lE C!ENClAS NA ruRALES

La asignación a cada mineral de su nombre correcto en castellano no es fácil, porque no existe ninguna relación de nombres de minerales generalmente acep­tada en Espaiía. Algunas listas propuestas, como la de Diaz Mauriño (1976) no han encajado por su exagerada castellanización. por ejemplo, "Goethite" la tra­duce por ··Guetita'·. disl3nciándose mucho del nombre del famoso autor Goethe. A veces, en cambio, resulta duro respetar la raiz y ofrecer una palabra en caste­llano. por cjcmplo. la "Zvyagintscvitc". en honor del geoquímico ruso Orest Evgcnevich Zvyagintsev.

Para el Museo Nacional de Ciencias Naturales. al igual que para los restantes de nuestro país, resulta prioritario resolver el problema de nomenclatura, tener unos criterios de referencia, nombres internacionalmente aceptados y actualiza­dos. códigos fijos para ordenar infonnáticamente los ejemplares y unos nombres aceptados por la gran mayoría culta del colectivo de habla castellana.

2.6.- EMPLAZAMIENTO DE LOS KIEMPLARES DE LA EXPOSICION

La posición de los ejemplares mineralógicos ha ido sufriendo cambios con el tiempo. Desde 1771 hasta 1895 estuvieron expuestos agrupados por colecciones (Talakcr. Gimbernat. Humboldt. Dávila. etc .. ). únicamente clasificados como cspañoles y no españoles. A fines del siglo XIX fueron tras ladados de mala manera hasta el sótano de la actual Bilblioleca Nacional y sufrieron pérdidas de etiquetas y cambios de cajas y soportes. En 1910 se trasladaron a su actual edifi­cio, donde fueron cuidados por Lucas Fernandez Navarro. quien diseño la expo­sición de 1925. que se mantuvo hasta 1984. En esa última fecha se realizó una completa reestruclUración, de acuerdo con la sistemática de Strum: (1978), lle­gándose a exponer hasta 2704 minerales.

En 1989 se dispuso la sala de la fonna actua], disminuyéndose el número de ejcmplares mineralógicos cn e"posición a 270, pero modémi:tandose ésta con sistemas intemctivos informáticos, e léctricos. paneles, objetos didácticos. elc .. siguiendo criterios británicos, como el Mineralogy New Hall del Royal Scotish Museum en Edimburgo.

2,7.- EMPLAZAMIENTO DE LOS MINERALES DE LA RES": RVA

Conviene aclarar quc cuanto más moderno y dinámico es un museo minera­lógico. tiene mejor diferenciados y definidos los conceptos de exposición y

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CAT ALOOACION y GESnON DE lAS COU'.C(;IONES CIENTIFlCAS DE HISTQ~1'I NA'I1JRAL

reserva. Los museos del siglo pasado se caracterizaban por tener tDdos sus ejemplares en exposición . incluso deccnas de miles. Este hecho, unido a las naturales deficiencias en el sellado de vitrinas, hace que se dificuhe mucho la limpieza, y conduce además a presentar e;l:cesivo número de minerales, fórmu­las, localidades etc .. Se entorpece también la renovación de la exposición y se dificulta la incorporación de elementos didácticos modernos (interactivos, orde­nadores, paneles etc .. ).

Se puede comprobar, por las causas citadas anteriormente, que los museos mineralógicos más avanzados tienen extensas reservas informatizadas y bien pro­tegidas junto a exposiciones permanentes y temporales de tamaño relativamente pequeño. Estas últimas incorporan ejemplares muy espcclacularcs, que están ade­cuadamente presentados y complementados en su entorno museográfico.

De cara a la investigación en yacimientos minerales o en Geología general resulta más práctico tener una clasificación de las muestras por yacimientos. Ahora bien. es muy importante recoger personalmente los ejemplares o tener completa seguridad de su procedencia geológico-geográfica, si se pretende que esa información tenga un valor añadido como soporte para posteriores estudios y anál isis. Es el caso de la completa colección de Antonio Arribas Moreno, catedrático de Mineralogía de Salamanca, Que pasó íntegra al Instituto Tecnoló­gico geominero de España por donación.

Todos los miner,¡les, rocas, gemas, meteoritos y lapidarios dcl M.N.C.N. fue­ron trasladados a sótanos, a nuevos armarios modulares compactos. establecién­dose las secciones de Rocas, Lapidarios, Minerales y Expedición Heuland. Los minerales se dispusieron físicamente de acuerdo con la clasificación de Strunz (1978). Cada mineral fué previamente localizado, limpiado, identificado. etique­tado, codificado y reubicado. Antes de pasar a su nuevo emplazamiento, cada ejemplar fué sellado con plástico conjuntamente con una nueva etiqueta donde se consignan parte de los datos de la ficha de referencia. incluyendo la sigla de refe­rencia, que le caracteriza como ejemplar único, y su ubicación en la Reserva (ej. S- 12-Z-8. siendo S=Sótano. 12=armario 12, Z =modulo, 8= numero de balda).

2.8.- CRITERIOS DE FICHAJE Y MECANIZACION DE MINERALES

En algunos museos se comete el error de incluir en la ficha de un ejenlplar mineralógico datos que no son únicos de ese ejemplar concrelO. como puedan ser una fórmula teórica general. una clasificación. unos datos de dureza o peso específico generales eIC .. Es importante poner solamente [os datos de ese ejem·

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ORDENACION D~ LOS MINERALES DEl MUSEO NACIONAl D~ CIENCIAS NA l1JRAUiS

pIar, por ejemplo su fónnula real (calculada a parti r del análisis químico), dure­za medida con un esclerómetro, peso específico medido con balanza hidrostáti­ca, liquidos densos o picnómetro, etc ..

Por otra parte, resul ta obvio que no se pueden complicar las técnicas analíti­cas con los más de 12.000 ejemplares e:dstentes, teniéndose que limitar a medi, das fáciles, rápidas y baratas, como peso, medida, paragénesis. color, etc ..

Estas fichas se almacenan de acuerdo con la clasificación de Strunz (1978) en un fichero ubicado junto a los minerales en el Sótano.

Al mismo tiempo quc cl soporte por fichas se van Imnscribicndo a una base de datos infonnática, en nuestro caso se empezó con el conocido programa DataBase, uti lizando un ordenador personal tipo Pe. Se inició así la infonnati-7.aciÓn por ser una colección relativamente pequeña. entonces de poco creci­mielllo. y dado que este tipo de ficheros se pueden exportar a bases dc datos más poderosas. La infonnación también puede pasar a otras apl icaciones, como procesadores de texto u hojas de cálculo para su procesamiento, infonnes etc ..• yen ningun caso se ha desperdiciado el trabajo entonces emprendido.

Evidentemente, en tanto que se colocan cuidadosamente las fichas dc cartuli­na de forma ordcnada según la clasificación mineralógica, la ellpericncia de las consultas realizadas hasta el momento sobre los minerales del M.N.CN. se cen­tran en aspectos geográficos (de localidad), ellpositivos (peso, color, cristaliza­ción), qufmicos (especie) o históricos (donante), lo que requiere las funciones de búsqueda y ordenación de la base de datos infonnalizada.

Hay que resallar un hecho muy curioso en relación con el establecimiento y definición de esta ficha de colección. Para su diseno no se consultaron entonces las correspondientes de otros museos del mundo, y únicamente se razonó con criterios de rentabilidad y economía de esfuerzos, resultando casi idéntica a la que ya tenían establecida y contrastada desde hace años en el American Museum of Natural History de Nueva York.

Las dos líneas superiores de la ficha. correspondientes al título "Museo Nacional de Ciencias Naturales" y siglas intemas del propio museo (número de envío de América; n~ de etiqueta; ng anterior a 1984; n~ de Sistemática) no son de utilidad fuera de nuestra institución. pero el reslO de las casillas puede serlo para otro~ museos espanoles. Creemos deseable que estos campos se incorpora­mn a futuras bases de datos estandarizadas. que penniticran unificar en el futuro todas las colecciones espanolas.

A continuación se expone. a modo de ejemplo, la primera estructura del registro infonnático en DB IV para la ficha de minerales del M.N.C.N.:

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CATALOOACJON y GfSJ10N DI! LAS COLECCIONES CIENrIFlCAS DE HISTORIA NA ruRAL

Estructura para base de dalos: C:mncn.dbf Número de registros: 8662 Fecha de última actualización: 18/02/93

C(IIII/JO Nombre Campo Tipo Anchllra Dec

I SISTEMATIC Caraclcr 15 2 ESPECIE Caracler 20 3 VARIEDAD Caracter 10 4 UBICACION Caracter 10 , NETIQUETA CaraCler 30 6 PAIS Caracter 18 7 PROVINCIA Cameter " 8 LOCALIDAD CaraCler 20 9 PARAJE CaraCler 30

10 DONANTE CaraCler 30 II NUMEJ EMP CaraCler 3 12 CMS Caracter 18 13 PESO CaraCler 6 14 CRISTALIZ Numérico 15 HABITO Caracter 30 16 COLOR Caracter 25 17 PARAGENESJ Caracter 30

.... Total .... 312

Los registros de minerales se pueden intnxlllcir cómodamente con un orde­nador personal con unos 20 MBytes de disco rígido y 512 de RAM. es decir en un equipo actualmente asequible por menos de 100.000 ptas. Asimismo. se pue­den realizar listados. clasificaciones alfabéticas. búsquedas elc .. En el Museo Nacional de Ciencias Naturales el fichero actual sobrepasa los 9.000 registros. por 10 que en este caso y para colecciones mayores es preferible la utilización de equipos con al menos procesadores tipo 386.

2.9.- ADQUISICIQN HE EJEMPLARES MINERALOG ICOS

Los ejemplares mineralógicos. de fonllll general. se consiguen por recolec­ción en el terreno (fundamemalmente en minas y voladuras), por compra en

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OROEN"crON OE \..OS MlNEIIM..ES OEl. MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES

mercadillos específicos (tooos los primeros domingos de mes, por ejemplo. hay uno de 10 a 14 horas en la Escuela Técnica Superior de ingenieros de Minas de Madrid) o por intercambio.

Normalmente, los museos de historia natural internacionales destinan una cifr.l anual a compra directa de minerales en mercadillos. De manera orientati­va. las cifras varian entre aproximadamente el i.5(K).()()() ptas del neoyorquino American Museum (Joseph Peters. conservador, como pers. 1988). hasta unos 13.000.000 que destina a tal fin la Smithsonian lnstitution de Washington.

En el caso del Museo Nacional de Ciencias Naturales, el crecimicnto de la colección de mineralogía tuvo épocas muy activas cuando Carlos j[] dió orden a sus virreyes de América de enviar minerales y metales preciosos, y posterior­mente en 1795 se envió la expedición Heu land al Virreinato del Perú, una empresa especialmente dedicada al estudio mineral. Hubo también expediciones puntuales en aquella época, como por ejemplo el envió de Javier Molina a Conil (Cadiz), auxiliado por el ejérci to, a por el vistoso azufre aClUalmente expuesto, Posteriormente. los eficientes y entusiastas Donato, Quiroga. Calderón. Feman­dez Navarro etc ... efectuaron muchas salidas en España en busca de minerales, sobre todo por la Sierra de Madrid (entre 1860 y 1934). Desde 1936 hasta la actualidad únicamente hay que señalar de forma re levante la entrada de los fon­dos mineralógicos por compras de lo que fué la tienda del museo durante el período 1975-1984. A tooo ello, hay que añadir naturalmente las esporádicas donaciones de particulares de dentro y fuera del centro, pero siempre en volú­menes muy diseretos.

2.10.- PRESTAMOS, O:SION DE EJEM I'LARES

Los minerales se guardan por razones muy diferentes, por su perfecta crista­lización. vistoso color. gran lamano etc .. para ser expueslOs; por su rareza mine­ral (viJlamanini ta, parisita. etc .. ). por su valor pecuniario (oro, esmeralda. diamante). por proporcionar información geológica (geoquímica, mineralógica, petrolÓgica. yacimientos), por su interés didáctico etc .. Es decir. existen muchas buenas razones para guardar los minerales. Cuando se sol icita a una reserva mineralógica la cesión o el préstamo de ejemplares, hay que eSlUdiar la petición pieza a pieza, de acuerdo con elliempo, condiciones de Iransporte. medidas de seguridad etc .. Lógicamente. la persona o entidad beneficiada debe correr con los gaslos de seguro y transporte.

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CATALOGACION y GESTION DE LA.S COLEt;'OONES CIION11F1CAS DE IIISI'ORIA NAlVRAL

El permiso o denegación de salida depende de las existencias. y así por ejem­plo un fragmento de sepioli ta de Vallecas (Madrid), donde hay miles de tonela­das. perfectamente se puede perder. deteriorar ó regalar. pero la mejor pieza del mundo de piromorfita no debiera salir del museo bajo ningún concepto.

Las peticiones suelen hacerse en base a la vistosidad de ejemplares para exposiciones temporales. o pequeños fragmentos para estudios fisicoquímicos con destrucción de la muestra.

2.11 .- COLECCIONES SINGULARES, EJEMPLARES IMPORTANTES, MINERALES-TIPO

Las existencias de minerales y TOCas del Museo Nacional de Ciencias Natu­rales son producto directo de su propia Historia. Aún se conservan restos. a pesar de lo mucho que se ha robado dado el abandono del eenrro en varias cta· pas de su historia. de grandes pepitas de oro y esmeraldas de Colombia. de masas de plata de Chañarcillo y Potosí, tambien de la intensa minería histórica en el Virreinato del Perú. de restos de oro y ópalo de México cte .. Hay grandes ejemplares de fluorita de Cumberland. Saint Marie aux Mines (Francia). axini­tas de La SeU (Oisans) etc .. La etapa de estudios de ingenieros de minas y natu­ralistas espai'ioles en Freiberg (Sajonia) tambien se ha dejado sentir con preciosas calcitas de Harz (Sajonia). galenas de Freiesleben. etc ..

La llegada de Carlos fU desde Nápoles se puede apreciar en las mesas proce­dentes de Capodimonte (Italia) o del Real Laboratorio de Mosaico y Piedras Duras del Buen Retiro (Madrid). que funcionó desde 1766 hasta 1808, con abun· dantes rocas lIolcánieas suntalianas, mármoles de Túnez. grani tos de Egipto etc ..

Las explotaciones mineras históricas peninsulares han dejado preciosos minerales de alteración o de filones, como las espléndidas piromorfifas del Hor­cajo (Ciudad Real), yesos de Canagena (Murcia) etc ..

Tambien se conserllan ejemplares de yacimientos únicos. hoy exhaustos. como los azufres de Conil (Cadiz). las malaquitas de Pardos (Guadalajar.l) etc ..

El atraso científico secular español se deja ver en el bajo numero dc minera­les que llellan nombres de topónimos (Guejarita. Rodalquilari ta, ArJgonito, Cer­lIantita, linarita. Andalucita) o de personas (Zaratita, Morenosita, Bol ivarita) españolas.

Mención apane merece la importante colección de me{eoritos españoles y extranjeros, que allnque en la actualidad no tiene un conservador específico, si ha tenido numerosas adquisiciones. intercambios. hallazgos, eaidas etc .. en tiem¡Kls históricos.

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ORDl'.NACJON DE LOs MINFRAlES DEL MUSEO NACIONAL DE crENOAS NAT1JfV>.lES

2.12.· PROYECTOS DE FUTURO EN RELACION CON LA RESERVA DE MINERALES Y ROCAS DEL MUSEO NACIONAL DE C¡ENCIAS NATURALES

Esta reserva es en la aClUalidad una prolongación de la Sala de Exposición, ya que se trata de las mismas colecciones históricas, ubicadas en el mismo Museo y mantenidas por los mismos presupuestos y personas.

De acuerdo con el "Informe para lino reestructuración del Museo Nacional de Ciencias Na/llrales y Olros cemros del CSIC dedicados a Ciencias de la Nulllrale;a··. elaborado por el C.S.Le y que fué la base del actual M.N.C,N. desde el I de enero de 1985 :

"El M.N.eN. tiene como misiones fundamemales la de callsen'ar e incre· mentar las colecciones de HiSlOria Na/llral que pasee. hacer im'esrigación de alto nh'el en Ciencia Básica y fOmelllarla por sí o en colaboración COII otras i!l.~titlláolles, y finalmeme 11110 función docellle y cu/tural en el campo que le es propio: exhibición de colecciones. expmiciO/res monográficas sobre temasfim­damentales, conferel/cias y cursillos de lemas concretos en materia de Ciencias NO/urales",

Siguiendo con estas directrices del informe neofundaciona!. desde la Minera­logía hay que trabajar en el M.N.C.N. en los tres objetivos siguientes :

1.- Científico~; Apoyando programas de investigación prioritarios para el Esta­do y la planificación sectorial del es.J.c. relaliva a los minerales como reeurso nmurales; atendiendo !ambien a las propias posibilidades de investi­gación mineralógica en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

2.- Técnico-Científicas: Ampliando. acondicionando y mejorando las coleccio­nes mineralógicas del Centro. es decir. la Reserva. Apoyar a ccntTOs de la misma naturaleza en las diferentes autonomías, por ejemplo en programa de coordinación informática de los minera les de los museos mineralógicos de España. Colaborar en temas de gestión de recursos mineralógicos en todo el Es/ado Espaiíol.

3.- Culturales-Sociales: Mejora de la Exposición de Mineralogía. creación de exposicioncs temporales sobre ejcmplares singulares del museo. maquetas. dioramas. etc ..

Con estas premisas. parece que la Reserva mineralógica del Museo Nacional de C iencias Naturales. como la de cualquier otro museo sea cual fuere su lama­no, debe atender a la~ siguientes misiones:

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CA TAUX¡AClON y GF.sTION OE U.S COLECCIONES CIENTIACAS DIl HISTORIA NA ruRAL

a.- Apoyo a la E.\po.l"iáólI

Se trata de una parte de la Reserva con colecciones sistemáticas de ejcmpla­res. ordenados en nuestro caso según Strunz (1978). y con bastante espacio libre para facili tar los intercambios con los ejemplares de la Sala de Exhibición.

b.- Cuslodia de ejemplares IÍnicos e hislóricos

La caja fuerte del Banco Hispanoamericano contienen algunas eSmcraldas y pepitas de oro. Se trata de ejemplares de algo menor importancia que las que actualmente se exhiben en la vitrina acorazada de la actual sala dc exposición de Mineralogía. Sería deseable que tanto estas muestras. COIIIO otras igualmente valiosas tuvieran aún mayores medidas de protección. De todas fonna s, la vigi­lancia annada, rayos infrarrojos. acorazamiento. etc .. , ya suponen un mínimo operativo de disuasión.

Hay que recordar. y evitar la posibilidad de que se repita algo parecido. dos desgraciados eventos y fallos de seguridad. uno acaecido en 1971 cuando se produjo la destrucción y robo de la mejor piromorfita del mundo y otra. tambien en aquella época. cuando se expuso al público el gran azufre de Conil sin pro­tección ni vitrina. lo que supuso que se le arrancaran algunos grandes cristales.

c.- POIf:llcia{ mallufactura de Co/eeciones Didácticas

De acuerdo con los textos históricos (Barreiro. 1944: Bolivar, 1921) el Museo Nacional de Ciencias Naturales ha tenido intensa relación con los inst i­tutos de bachillerato espaiíoles; en el Archivo Histórico se registran numerosas salidas de colecciones para estos fines docentes (desgraciadamente. tambien freiesle benitas). Estas colecciones didaclÍeas se elaboraban dentro del propio Musco.

Este trabajo lo realizan en la actualidad particulares que pasan las coleccio­nes ya montadas a las grandes empresas de material didáctico. quienes a su vez las incluyen dentro de equipos didácticos de Geología, junto con otros elemcn­tos como martillo de geólogo. brújula. etc ... y concursan para obtener las adjudi­caciones de equipos que anualmente adquiere el Ministerio de Educación y Ciencia con destino a los centros docentes estatales de Ciencias Naturales.

d.- Banco de materias primas

Frecuentemente acuden visi tas al M.N.C.N. solicitando arenas para filtros enológicos. andesitas para escultura. minerales patroncs para rayos X. minerales de litio para hacer vitrocerámicas etc ..

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OROONACION DE LOS MINERALES DEL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NA ruRALES

En este sentido, parece muy necesario que el M.N.C.N. y otras colecciones análogas tuvienm presente la clásica "Mineral Use Guide" de R.H.S. Roberlson (1961). actualizada. traducida e infonnatizada. incrementando progresivamente la caracterización mineralógica y tecnológica (ASTM) de Jos minerales y rocas de la Reserva, y disponiendo además de ciertas cantidades para detenninadas peticiones y usos que así Jo requieren.

Hay que recordar la gran actividad de investigación actual en estos campos, por ejemplo, la convocatoria para la presentación de propuestas de investigación sobre materiales avanzados (EURAM) dent ro del Programa de Investigación de Materiales de la comunidad europea. abarca tres campos de investigación:

Materiales metálicos. Aleaciones de aluminio, magnesio y titanio.

Cerámicas para ingeniería. Productos cerámicos de aha calidad.

Materiales compuestos. Compuestos de matriz: orgánica, metálica, cerámica y amorfa.

Por otra parte, también hay que señalar que por ejemplo en la creación del centro del C.S.1.e. de "Nuevos Materiales" no estaba previsto el establecimien­to de un banco de materias primas para su fun cionamiemo, por lo que obvia­meme las colecciones científicas de minerales constituirían un buen apoyo para proyectos de esa índole u otros de I+D.

e.- Litorcea

Ya el 6 de Mayo de 1986 el Secretario General Técnico del Ministerio de Educación, Sr. Puellcs Benitez, remitía una orden ministerial por la que se enco­mendaba al e.S.1.e. la realización de un programa de investigación en el M.N.C.N. en el que se establecía como objctivo científico prioritario la "Catalo­g(/Ci6,I, cO/l.1'erWld6n y enriquecimienlO (;OI1Slal1le de las colecciol/es y su lIIili­:aL"Í6n met6dica. C0ll10 fOlldo para cOlIJ"ul1a de estudiosos. lo <lile forma parle esencial l/e la tarea científica del MI/seo Nacional de Ciencias Naturales'".

Los geólogos toman habitualmeme muestras de rocas y minerales del terreno que posteriomlente cortan y separan en minerales pesados, polvo para análisis. lámina delgad¡¡, bloques de pulido, fragmentos en bruto, pastillas prensadas, etc .. Estas mucstr,¡s deben qued¡lr perfectamente catalogadas para su posterior revi­sión o utilización en trabajos posteriores. Litoteca es archivo de piedras (litos), y su similitud con una bibliotcc¡L deriva de una misma concepción funcional.

f.- Banco de PO/rolles Ge0<luímÍ<os Tener un banco de patrones geoquímicos internacionalmente aceptados es

más dífícil y co~toso de lo que parece. Efectivamente. existe una revista, "Geos-

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CA TAUX:;AC10N y GIiS110N DE LAS COI,.ECCIONES CIE/',TIHCAS DE HISTORIA NAruRAL

tandards Newslelle(', que es portavoz de la Intemational Association of Geo­chemistry and Cosmochemistry (IAGC), y fué defin ida por su editor jefe (Govindaraju, 1984) como consagrada al estudio y promoción de muestras geo­químicas de referencia (GRS). Dentro de la IAGC se constituyó en 1982 el grupo de trabajo "Geochemical Standards" que se dedica a:

- Elaboración de esquemas de localización de GRS mas solicitadas.

- Desarrollo de métodos estandarizados para procesar las GRS y evaluar su homogeneidad.

Efectuar evaluaciones críticas de los métodos estandarizados para presen­tar los resultados analíticos.

Organización de un libre intercambio de GRS entre los paises producto­res y fundación de bancos de GRS en estos paises,

Estas actividades muestran la enonne actividad y los avances internacionales en este campo, el tipo de muestras litológicas que se deben conseguir y la urgen­te necesidad de integramos plenamente en estos organismos internacionales.

g.- Muestras de yacimientos

Ya en la mesa redonda sobre yacimientos minerales del I Congreso de Geo­logia de Espaiia (Segovia. 1984) el Profesor Arribas seiialó la impol1ancia de que Esparia se adhiera al programa imemacional de modelización de yacimien­tos minerales. El mencionado catedrático ha reunido una magnífica reserva de muestras litológicas clasificadas por yacimientos, lo que facilita el poder obser­var y analizar rápidamente ejemplares del encajame , mineralización, enclaves etc .. , de un detenninado yacimiento que se le sol icite, además de diapositivas y separatas sobre el mismo. Lógicamente, este sistema pennite la comparación de yacimientos y facilita la eventual incorporación a este tipo de programas inter­nacionales. Colecciones corno ésta tienen un enorme valor científico y debieran ser consideradas actividades típicamente museológicas.

h.- Banco de patrones minerales biCI! caracleri:ados flsicoq/lÍmicamcmc

Como se ha comentado, en muchas ocasiones acuden al M.N.C.N. investiga­dores de grupos de física mineral, cerámica, catálisis, etc .. , tanto de la Universi­dad como del C.S.J.c. u otros organismos, solicitando ejemplares de especies minerales españolas. pero con su composición química y otros datos, con e l objeto de poner a punto alguna técnica fisicoquímica o desarrollar algún prognl­ma de investigación.

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ORDENACION DE LOS MINERAu:.s DEL MUSEO NACIONAL DE C[E/';CIAS NA'ruRAl.ES

Considerando que de muchos ejemplares clásicos españoles. como teruel itas, aragonitos. piromorfitas, etc ... ya se han hecho trabajos de caracterización fisi­cCKJ.urmica. resultaría conveniente que el M.N.eN. dispusiera de los ejemplares analizados para poder apoyar a trabajos de investigación más avanzados.

L- Re.l'en'a de minerales eSlratégicos o esca.ws

Resultaría interesante que el M.N.eN. acumulara detenninados minerales que al ser limitados corren gran riesgo de desaparecer. Por ejemplo, en la cante­ra Diéresis del Cabril (Hornachuelos. Córdoba) aún quedan algunos kilos de ilmenorrutilo, aunque siendo comercialmente deseables ya se han usado muchos de estos ejemplares en la producción masiva de colecciones de minerales por rutilos. Otro ejemplo lo constituye un montón de vonsenita de la mina Monchi (Burguillos del Cerro. Badajoz) de unas dos toneladas que ha estado allí cerea de diez años y que prácticamente ya ha desaparecido. Es decir, se trata de parti­das que caben cada una en un camión y que son únicas, por lo que no debieran quedar a disposición del gran público o comerciantes. ya que corren serio peli­gro de desaparecer.

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Page 226: MANUAL

CATA\..OGACION y QESll0N os U.S COLECCIONES CIENT!~lCAS DE HISTO~lA NATURAl

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ANEXO: NORMATIVA GENERAL DE LAS COLECCIONES CIENTIFICAS DEL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES

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NORMA TIV A DE L'.S OOLECClO:'ES DEl. M,N.CoN.

NORMATIVA GENERAL DE LAS COLECCIONES CIENTIFlCAS DEL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES

l.- OBJETIVOS

La presente normativa pretende los siguientes objetivos:

1.~ Asegurar el adecuado mantenimiento, conservación e incremento de las Colecciones Científicas del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) como Patrimonio Histórico Científico Español y sustrato de la investigación actual y fu tura.

2.- Fomentar. facilitar y regular la utilización de dichas colecciones para un doble uso: de la Comunidad Científica y de ElIposiciones y Programas Públi­cos.

2.- MATERIAL INTEGRANTE

l.~ Todo objeto natura l o re lacionado con la Historia Natural que llegue o se genere en el MNCN es susceptible de formar parte de sus colecciones cientí­ficas.

2.- Es propiedad del MNCN y por tanto integrante de su Patrimonio:

a) El material adquirido por donación, in tercambio. legado, asignación y compra o colecta con fondos del MNCN.

b) El material colectado con recursos ajenos al Museo, sean públicos o pri­vados, se entenderá que penenece al Centro si para su preparación o con­servación se emplean medios propios del Museo, salvo que disposiciones legales, contratos o convenios previos determinen otra cosa.

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CA T "LOO"CION y GESllON DE L"S CO\..ECCIONES CIENTIFlC"S DE ItISTQRLO. NATIJRAL

C) El material aportado por el Museo o por su colaboración en proyectos, siendo responsable de su integridad el investigador encargado de su estu­dio hasta la tenninación. renuncia al mismo O su suspensión en las condi­ciones que se acuerden. momento en el que podrán entrar a foonar parte de las colecciones.

3.- Se consideran pertenecientes a las colecciones del Museo los objetos ya exis­tentes en ellas y los demás que se registren en los libros al efecto.

3. -ADMISION y CONSERVAC ION

1.- Todo material, a su ingreso, quedará registrado en el libro de entradas con los datos circunstanciales necesarios. previamente a su inclusión en los regis. tros definitivos del Museo.

2.- El conservador o quien ejerza sus funciones es el responsable de cada colec­ción, y le compete por tanto el control y actualización del libro de entradas así como aquellos otros soportes donde se registren las existencias de la colección, como ficheros, archivos y catálogos.

3.- El responsable de cada colección decidirá las t&:nicas de preparación o res­tauración a aplicar, una vez consultado en su caso el personal del Museo con interés y competencia en el tema, y si es preciso con el asesoramiento de especialistas externos.

4.- Los responsables de las colecciones decidirán las condiciones de conserva­ción y mantenimiento de éstas para lo cual gestionarán los recursos que les asignen.

4. -CONSULTAS Y PRESTAMOS

1.- Los investigadores. tanto del Centro como ajenos a ~l, así como otras perso­nas cual ificadas a juicio del MNCN, podrán consultar sus colecciones. Los conservadores decidirán las condiciones de dicha consulta en las circunstan­cias no expresas en esta noonativa. previo conocimiento de los investigado­res especialistas en el tema.

2.- Las visitas deberán ser concertadas previamente por el conservador de la colección correspondiente, con mención expresa de los motivos de la misma. material a consultar y tiempo estimado.

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N04lM"l'IV" I>E LAS COLECCIONES OEL M.N,C./<.

3.- La consulta se considera personal e intransferible. El consultante deberá comprometerse a cumplir las condiciones siguientes:

a) Conservar el material en las condiciones adecuadas.

b) No efectuar sin permiso previo tratamientos irreversibles ni moldes de ese material. Las preparaciones, disecciones o cualquier otra parte del material resultante de las manipulaciones autorizadas se devolverán. junto con los ejemplares, debidamente etiquetadas.

e) Si del estudio del material en consulta resultara un nuevo estatus taxonó­mico, o cualquier información relevante no señalada en el momento de la consulta, deberá comunicarse al conservador. Se entiende por informa· ción relevante la que altera la significación o valor museístieo o científico del objeto o del taxÓn.

d) Respetar las etiquetas originales de los ejemplares y adjuntar una nueva con la detenninación del revisor.

e) Enviar un ejemplar de cualquier publicación basada en el estudio de la totalidad o parte del material consultado.

4.- La retirada de ejemplares de la colección se solicitará al conservador, debiendo éste registrar dicha salida dejando constancia de su nueva ubica­ción, ticmpo de permanencia. responsable tcmporal y otras circunstancias necesarias. Nadie tendrá acceso directo a las colecciones si no va acompaña­do del conservador o persona encargada por éste. En todos los casos, el con­servador deberá controlar el material consultado.

5.- El conservador llevará un registro de las consultas.

6.- Los préstamos de material podrán efectuarse a todas las personas cualifica­das o instituciones que lo soliciten. Se entienden por personas cualificadas a investigadores radicados en alguna Institución Científica o avaladas por algún Centro Oficial que se responsabilice del préstamo. Excepcionalmente se podrá prestar material a otras personas cuyo historial científico las acredi­te como especialistas. Los tipos y otro material de valor excepcional serán consultados preferente­

mente en las instalaciones del Museo, quedando sometido su préstamo a los cri­terios adoptados en cada colección.

7.- Todo préstamo es asimismo personal e intransferible. Debe ir acompañado de un impreso especificando: material enviado, tiempo de estudio, requeri­miento de notificación de llegada de material y compromiso de atencrse a las condiciones que se mencionan para las consultas en el apartado 4.3- y ade­más las siguientes:

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CATALOOACION y GESTION DE LAS COLECC10NF.s CIENTIl-lCAS D6 HISTORIA NAruRAL

a) Devolver el malerial en el plazo convenido o solicitar prórroga del mismo antes de su finalización.

b) Devolver el material en las cajas y/o envases originales y, si es posible, por correo aéreo para evitar demoras y preparado de forma análoga a aquella en que se recibió.

cl El envío de devolución deberá ir acompañado de un seguro de igual con­dición y cuantía que el de preslamo.

d) Los conservadores controlarán los préstamos al menos cada seis meses. a fin de actualizar su situación y tomar las medidas pertinentes en cada caso.

8.- No sera objeto de préstamo el material no inventariado. salvo para su identi­ficación y con las garantías que requiera cada caso.

9.- Se considera consulta no sólo el estudio de un objeto en el gabinete anejo a la colección, sino tambien en el caso de que se requiera traslado del objeto a despacho o laboratorio específico del Museo, siempre que cl material no pennanezca más de un día fuera de la colección. En los demas casos se con­siderará préstamo interno siempre que el objeto no salga del edificio del Musco.

10.- Los préstamos para programas públicos, películas y otros fines distintos de su estudio e investigación, se tramitarán a través de Dirección. ineluidas las exhibiciones propias del MNCN. Es requisito indispensable dirigir una carta especificando las características y objetivos de la actividad. Los conservado­res tendrán un criterio definido sobre la conveniencia o no de ciertos présta­mos en relación con el tipo de piezas. por una parte, y con el tipo de finalidad por otra. En todos los casos los ejemplares expuestos serán registrados por el conser­

vador, que deberá establecer las condiciones para su adecuada conservación. Los ejemplares serán, en su caso. asegurados y acompanados por personal del Centro. Asimismo en todo uso de este material se hará constar claramente su pertenencia al Museo.

5.- DONACION ES, LEGADOS Y DEPOSITOS

1.- Donaciones y legados son altamente apreciados por el Musco como una importante contribución al aumento de su Patrimonio Cultural y Científico. Serán admitidos siempre y cuando pueda garantizarse su correcta conserva­ción, reservandose el Centro el derecho a establecer las condiciones de los mismos.

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NORMA nv A DE LAS COI.J'.CC10NES OFJ. M_N.CN_

2.- Depósitos:

a) Se ajustarán al reglamento de Museos de Titularidad Estatal (Real Decre­to 620/1987, Capítulo 111, Art. 99).

b) En el caso de depósitos no contemplados en este Reglamento, las condi­ciones de aceptación serán establecidas por el Museo.

c) En tanto el material permanezca depositado en el Centro, queda sometido a esta normativa general en lo que proceda.

6.- RAJAS E INTERCAMBIOS

1.- Los ejemplares de las colecciones del Museo pueden causar baja por extra­vío, por destrucción o deterioro irreparable, o por donación o intercambio. Las bajas serán registradas por el responsable de la colección.

2.- En el caso en el que un ejemplar de las colecciones se considere extraviado, deberá hacerse constar su baja cuando su pérdida se estime definitiva, des­pués de comunicarlo a la Comisión de Colecciones y autoridades del Museo, y de agotar las gestiones pertinentes.

3.- Cuando a juicio del conservador responsable, un ejemplar se considere des­truido o dañado irrcparablemente en grado equivalente a su destrucción. aquel propondrá darlo de baja. aunque esto último no se llevará a efecto sin la aprobación de la Comisión de Colecciones.

4.- Ningún ejemplar del Museo será objeto de donación sin previo infonne del conscrvador y de la Comisión dc Colecciones. Quedará constancia en el libro al efecto. En los casos de donación de lotes de ejemplares de valor a otras instituciones deberá levantarse acta con relación individulalilada. y finllas de las autoridades del Museo y la entidad receptora.

5.- Las propuestas de intercambio debcr.in contar con el consentimiento de los responsables de las colecciones afectadas, debidamente asesorados, y la autoril.3c ión de la Comisión de Colecciones.

7.- MODIFICACIONES DE LA NORMATIVA

1.- Cualquier modificación de esta Normativa deberá ser aprobada por el órgano rector del Centro con competencia en colecciones, por infonJle por escrito a tal fin de los conservadores y oida la opinión del estamento investigador.

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APENDICES FINALES: IMPRESOS UTILIZADOS EN EL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES

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CATALOOA<:lON y {]I'SIlON DE lAS O)l.E('OOSES CIENJl~lCAS DE HISTORIA NATIJRAL

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CATALOOACION y GESTION oeu s C'OI.ttClO,,1:;.~ cmtmFlCAS DE Il!STOR!A NA ruRAL

C:ONDICIONES DE PRfSTAMO

l · Conlll"YOr el mo!erial recibido ~ 0:.. coodidoce. ooecuodo., El préSlOmo $E! coruidem pe<­sonol e i n~(1 nsle< i ble

2 ,- No efecloot, .in peimi", previo, ""10m;"""" i_.¡!,Ie. ni molde. de eMe mo .... "'1. loo pr'" ~ocic:l<le$ , di.\eCCK>neo (1 CuoIquier 0110 porllt del moleriol, rewllonllt de los monif.>Jlocic:l<le$ outorizoclo., $E! ~r6n, junio con los ejempkuE'$, cIebidorr>efillt e!iquetocIos, 3.- En cm<> de """"'ipd6., de """"'" Io.>coo&, lodo el moleriollipo 'ft ~6, SOM> ocuerdo soboe p:>roIipos.

4.- RespeIor lo. "'ique",,, OOgino~ de lo. ejemplar~ y od¡unlor uno '""""" con lo determioo' ci6r> del reviSO/. 5.-~ el materiol en el plazo convenido O .oIicilor pr6n"9" del mismo, on'" de '" lioolt

='"' 6, ' ~ el moleriol en lo. cojos y/o envo$(!$ origioole. y,"¡ e. posible, por con"" oéI"", pOlO evilor demolO. 7,' En co'" de recibi' moleriol osegurodo, el envio de cJe....oIox:i6n iró ocompoilodo de un 1e9'-' ro de iguol cuontia ,

8" Se ruego emior copio de cuoq...ie< pubkoción bosodo en el esrudio de blOlolidod O po<le de ~ moleriol.

tOAN CONDmONS

l .· Moleriol 0Il loon mUIr beo pre.erved in proper condmon •. Thi. male,iol remO in, me ,espon",bilily 01 1M borrower 000 mu5I 00/ beo lromferrM or femol'fK1 Irom ,he im~Mion 5pOCified on /he Ioon Form wirhout prior permi"ion .

2" 5pec;m.e.,. lfIIJj/ 00/ be di.secled, cJoorM, lJoined or ollerM in ony oIher woy wirhoul prior permi"ion . Di55eclion., ¡xepafolion. o, ony olhef parl. re.ulling from ou,hmized manipulo'iom mu.1 be ,e"'rned wim lhe 5pOCimen. duly Iobe/Ied. 00 00/ mate ony ca./:s wi!hoo, prior permi",;or,

3,- 1/ new Toxo me de5Cribed, 011 rhe Iyp;,;o/ !pe('imen. mu.1 bt. fe/tJrned lo oor MI"",n, excepl in ro", 01 ogreemen, on porolypes

4, ' AJI.bbels mus! be kepI wirh /he 5pOCimem 000 reltJmM w¡r/, Ihem. In COS8 01 ,evi>ion 00 )""" potr, add)""" own defe<minolioo .bbels. 5" Relutn lile malerial by lile dale lpocilied, or ""dlon e""""",," be/ore lile lime in """".

6.- Moleriol on Ioon mwl bt. ,elurried in i/:s originol boxel ond/or conlOine<1 ond, wherove< ¡:¡=ib!e, by oir majllo ovoki delcry. 7.." .ban malerioJ il senl i"""M il mlJjl be relurned 000 insured 101' /he ...,,/ue .peciffOO.

8.' Send Ul, ~, o copy 01 ony poper boled wfd/y or porl/y on oon mo!erial,

Fig. S.- Impreso de Envio/Préstamo (reverso)

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