maría e. conejo aróstegul

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Fllologfa y Llngüfstlca XI (2): 61-69,1985 ACTUALIDAD DE LA CRITICA POLlTICA EN LOS CABALLEROS DE ARISTOFANES ABSTRACT María E. Conejo Aróstegul Among al! the authors who have directed their critlcism towards institutions and life stvles of the socletes, Aristophanes is considered not only a ploneer but also the most effective of them. The Knights is one of his several cornedíes devoted to crlticlze the shortcornlngs of the Athenian soclety in the V century A.D. This article discusses the ideas in the play which were considered of great relevance then and which are still and will contlnue to be valid in contemporary democracv. La vigencia del pensamiento clásico antiguo en nuestro mundo contemporáneo es muy viva y fá- cilmente apreciable. ¿Quién podría dejar de reco- nocer el humanismo que permea los poemas horné- ricos -ese centrarse en el hombre como la criatura másimportante de la creación? ¿Quién no se iden- tifica con la angustia del hombre ante las podero- sas fuerzas que lo rodean, reflejada en los dramas de Sófocles? ¿O con la fuerza lírica del amor en Safo, del odio en Arqurloco? No es extraño que en esta era de descubrimientos cibernéticos las obras de los poetas de la Grecia Antigua, tanto por la naturaleza de su contenido como por su lograda forma, logren cautivar la mente moderna; y la ra- zón es obvia: esas obras reflejan en forma magistral los problemas que el hombre afronta en cualquier época y en cualquier parte del mundo. Son univer- sales. Dentro de esta literatura, existe un género que sorprende por la extraordinaria actualidad que re- presenta su contenido para el lector moderno, y por la claridad de su intención. Esta es la comedia antigua. Escrita cinco siglos antes de nuestra era, gira alrededor de una actividad pri ncipal: la crítica. Crítica poi (tica, literaria, pedagógica y de muchas otras índoles. Aristófanes, el máximo represen- tante de este género literario, fue un maestro con- sumado de la crítica y vivió en la época más apro- piada para practicarla: la era del esplendor y liber- tad del' Siglo de Pericles', la edad de oro de Ate- nas. Por la similitud de las críticas que Aristófanes hace -a la democracia ateniense en general, a los líderes de turno y al pueblo- con los problemas que afrontan muchas de las democracias de este siglo, ha surgido la idea de examinar algunos ángu- los de ambas, la antigua y la moderna, a la luz de lo que se sabe de la Atenas del siglo V. Se tratará de encontrar respuestas, de acuerdo con la crítica de Aristófanes, el testimonio de Tu- cídides, e indicaciones -aunque posteriores- de Aristóteles, a algunas preguntas que podría plan- tearse sobre dichas comedias, el lector actual. Por ejemplo, sería lógico preguntarse éhasta qué punto puede aceptarse el retrato que Aristófanes hace de la situación política de su tiempo y de sus líderes? ¿Cómo pueden compararse con las democracias de hoy? ¿Cuál sena la reacción del público ateniense a estas críticas? ¿Cuál sería la del público de hoy? lHabrán tenido las críticas de Aristófanes alguna influencia positiva en el comportamiento de los líderes políticos o del pueblo? ¿La tendrían hoy? Entre las varias formas de democracia que sur- gieron en Grecia, Atenas alcanzó la más perfecta, y por su poder, la de más influencia. Su forma ideal es definida por el mismo Pericles en la oración fúnebre registrada por Tucídides (1). : Nuestro régimen político no trata de imitar las institucio- nes de los pueblos vecinos, porque nosotros somos más bien modelos que imitadores de otros. En cuanto a su nombre, es una democracia, porque la administración está en manos no de unos pocos, sino en las de la mayoría.

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Page 1: María E. Conejo Aróstegul

Fllologfa y Llngüfstlca XI (2): 61-69,1985

ACTUALIDAD DE LA CRITICA POLlTICA ENLOS CABALLEROS DE ARISTOFANES

ABSTRACT

María E. Conejo Aróstegul

Among al! the authors who have directed their critlcism towards institutions and life stvlesof the socletes, Aristophanes is considered not only a ploneer but also the most effective ofthem. The Knights is one of his several cornedíes devoted to crlticlze the shortcornlngs of theAthenian soclety in the V century A.D. This article discusses the ideas in the play whichwere considered of great relevance then and which are still and will contlnue to be valid incontemporary democracv.

La vigencia del pensamiento clásico antiguo ennuestro mundo contemporáneo es muy viva y fá-cilmente apreciable. ¿Quién podría dejar de reco-nocer el humanismo que permea los poemas horné-ricos -ese centrarse en el hombre como la criaturamásimportante de la creación? ¿Quién no se iden-tifica con la angustia del hombre ante las podero-sas fuerzas que lo rodean, reflejada en los dramasde Sófocles? ¿O con la fuerza lírica del amor enSafo, del odio en Arqurloco? No es extraño queen esta era de descubrimientos cibernéticos lasobras de los poetas de la Grecia Antigua, tanto porla naturaleza de su contenido como por su logradaforma, logren cautivar la mente moderna; y la ra-zón es obvia: esas obras reflejan en forma magistrallos problemas que el hombre afronta en cualquierépoca y en cualquier parte del mundo. Son univer-sales.

Dentro de esta literatura, existe un género quesorprende por la extraordinaria actualidad que re-presenta su contenido para el lector moderno, ypor la claridad de su intención. Esta es la comediaantigua.

Escrita cinco siglos antes de nuestra era, giraalrededor de una actividad pri ncipal: la crítica.Crítica poi (tica, literaria, pedagógica y de muchasotras índoles. Aristófanes, el máximo represen-tante de este género literario, fue un maestro con-sumado de la crítica y vivió en la época más apro-piada para practicarla: la era del esplendor y liber-tad del' Siglo de Pericles', la edad de oro de Ate-nas.

Por la similitud de las críticas que Aristófaneshace -a la democracia ateniense en general, a loslíderes de turno y al pueblo- con los problemasque afrontan muchas de las democracias de estesiglo, ha surgido la idea de examinar algunos ángu-los de ambas, la antigua y la moderna, a la luz delo que se sabe de la Atenas del siglo V.

Se tratará de encontrar respuestas, de acuerdocon la crítica de Aristófanes, el testimonio de Tu-cídides, e indicaciones -aunque posteriores- deAristóteles, a algunas preguntas que podría plan-tearse sobre dichas comedias, el lector actual. Porejemplo, sería lógico preguntarse éhasta qué puntopuede aceptarse el retrato que Aristófanes hace dela situación política de su tiempo y de sus líderes?¿Cómo pueden compararse con las democracias dehoy? ¿Cuál sena la reacción del público ateniensea estas críticas? ¿Cuál sería la del público dehoy? lHabrán tenido las críticas de Aristófanesalguna influencia positiva en el comportamiento delos líderes políticos o del pueblo? ¿La tendríanhoy?

Entre las varias formas de democracia que sur-gieron en Grecia, Atenas alcanzó la más perfecta, ypor su poder, la de más influencia. Su forma ideales definida por el mismo Pericles en la oraciónfúnebre registrada por Tucídides (1). :

Nuestro régimen político no trata de imitar las institucio-nes de los pueblos vecinos, porque nosotros somos másbien modelos que imitadores de otros. En cuanto a sunombre, es una democracia, porque la administración estáen manos no de unos pocos, sino en las de la mayoría.

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la facilidad con que la asamblea podía hacer odeshacer leyes,el fuerte idealismo que surgió de los mismosideales de libertad e igualdad,la desconfianza general de cualquier personaque llegaba a tener demasiado poder (5).

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Mas si la leyes igual para todos en los intereses privados,es con arreglo a la consideración de cada ciudadano enalguna cosa y no por razón de su clase social, sino por lade sus méritos personales, que se prefieren para las fun-ciones poi íticas e, inversamente, la pobreza no traerá laconsecuencia de que un hombre que sea capaz de prestarun servicio al estado se vea entorpecido por su oscuracondición social. Nosotros practicamos la libertad no sóloen la norma de gobierno en la vida pública, sino tambiénen lo que viene a constituir recíproca sospecha en la vidacotidiana; nosotros no nos irritamos con nuestros vecinossi obran a su gusto, ni les ponemos mala cara, que no dañapero duele. Sin molestias en nuestras relaciones privadas,el temor nos retiene a ejecutar cualquier acto fuera de laley, porque nosotros cumplimos con exactitud las disposi-ciones públicas obedeciendo siempre a los magistrados ylas leyes, en especial las establecidas para proteger a lasvíctimas de la injusticia y las no escritas, cuya transgresiónlleva consigo el desprecio general".

En Atenas la democracia funcionaba como unademocracia directa en la que todos los ciudadanosparticipaban en la asamblea (€kkA1wía) que go-bierna el estado (2); la asamblea era la fuente detodos los poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.

La vida cotidiana del ciudadano ateniense esta-ba dominada por el cuidado que prestaba a losasuntos del Estado: el consejo (f30UA~) se reun íatodos los días y la asamblea un mínimo de cuatroveces al mes, con un quorum de 6.000 votantes.Cada ciudadano ten ía plena libertad de expresiónoral, dentro de una atmósfera de libertad, igualdadante la ley y un genuino interés en los asuntospúblicos por parte del pueblo. La libertad de ex-presión, de acuerdo con C.M. Bowra,

" ... was regarded as fundamental and interpreted, in agenerous manner. The Athenians had almost no laws oflibel or slander, and their political debates were as candidand vituperative as their private and forensic quarrels.They seem to have welcomed a remarkable degree ofoutspokenness, and to have felt that it was part of thegame to vilify one's opponent. In politics, of course, thishad its dangers, when demagogues like Cleon and Hyper-bolus carried the assembly of citizens with them by thecrude violence of their words" (3).

De acuerdo con Aristóteles (4) durante granparte del siglo V a.C., el gobierno estuvo en manosde magistrados y estrategas capaces, como Aristí-des, Temístocles, Pericles, que tenían tanta impor-tancia militar como poi ítica, y eran los líderes delpueblo; luego el gobierno fue controlado por líde-res menos capaces y la democracia ateniense decli-nó. Entre las razones para la caída de la democra-cia ateniense se apuntan:

- la llegada al poder de líderes irresponsables,

Aristófanes, que nace en medio del esplendorde la mejor época de la república, presencia supaulatino deterioro y comienza desde el principioa denunciar las lacras que corroen sus cimientos.Que el medio más adecuado para que Aristófanesexpusiera estas críticas fuera la comedia, se deducede sus dotes como satírico: la combinación de senotido del humor y escepticismo, su dominio de lasátira, la parodia y la exageración muchas vecescercana a la fantasía, su extenso dominio de unlenguaje colorido e imaginativo. Además, la come-dia se presta, por su misma naturaleza, a reírse detodos y de todo; y, medio en serio y medio enbroma, Aristófanes le dice a su público muchasverdades, quiera éste o no oírlas ¿cuáles sonlas fallas y vicios que el dramaturgo con tanto ern-peño critica? Entre muchas otras cosas, la irnpru-dencia de los oradores que arrastran al pueblo consus rebuscados razonamientos, la debilidad del se-nado que no siempre cumple con sus funciones, lasconcusiones de los funcionarios públicos, el malmanejo de los fondos públicos, el desorden en laadministración, la irresolución del pueblo.

El especial interés de Aristófanes por la poi íticase revela a lo largo de su productiva vida, en rela-ción directa con los acontecimientos históricos deAtenas. Siendo adolescente, es testigo de la hege-manía ateniense en Grecia y del inicio de las gue-rras del Peloponeso. Muerto Pericles, cuando yaCleón (6) había tomado el poder en sus manos,presenta, siendo muy joven todavía el poeta, LosBobilonios, una de las piezas perdidas, un ataqueatrevido a las políticas imperialistas de Cleón yotros oficiales y a su crueldad contra el puebloaliado de Mitilene (7). Al año siguiente presentaLos Acornienses: crítica póstuma a Pericles por elbloqueo económico a la ciudad de Megara (8), enla cual también ridiculiza a Lamacos, un importan-te personaje militar, por su "amor" a la guerra; leconceden el primer premio al dramaturgo en elconcurso dionisíaco. En su siguiente pieza, Los Ca-bolleros, ridiculiza de nuevo a Cleón. Después deLas Nubes, que es una sátira a la educación sofísti-ca, escribe Las A vispas, en la que ataca la alianzade Cleón con los seis mil jueces de Atenas y sucontrol del pueblo de Atenas. Al año siguiente, en

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coincidencia con la firma de la 'Paz de Nicias' en-tre Atenas y Esparta, presenta su pieza La Paz quegana un segundo premio. Después del desastre dela expedición a Sicilia encabezada por Alcibíades(9), Aristófanes presenta su Lisistrata, una exhor-tación desesperada a la paz (la tregua firmada ante-riormente fue muy breve) y la unión panhelénica.En Las Ranas, aunque su tema básico es la críticaliteraria, la preocupación de Aristófanes por la si-tuación interna y externa de Atenas se refleja en elhecho de que termina dando solución al problemaplanteado y no con base en lo literario sino en lopolítico (10).

Sobresale entre todas estas comedias Los Caba-lleros, por su extenso contenido crítico: no sólosatiriza aquí a los personajes políticos y militaresmás prominentes del momento en Atenas, sus vi-cios, defectos y mantas. los malos manejos en elgobierno, y la conducción de la guerra, sino quetambién critica a la democracia como forma degobierno, y condena la inadecuada actitud del pue-blo. Por esta misma concentración de temas enesta obra, se ha tomado como base para este estu-dio.

Antes de entrar al análisis de las ideas en laobra, será preciso incluir una breve presentación dela trama y sus personajes. La obra se sitúa en Ate-nas, poco después de la muerte de Pericles, y mues-tra a la democracia ateniense cuando comenzaba acaer en manos de demagogos inescrupulosos y adeteriorarse sin remedio. En la pieza intervienencinco personajes: tres son caricaturas de h'deres po-líticos del momento; los otros dos son: una perso-nificación y un personaje ficticio, invención delautor.

El pueblo ateniense es el personaje central de laobra, representado por Demos, personaje simbóli-co, un viejo senil que se deja gobernar por susservidores más astutos. De gran comicidad, Aristó-fanes lo representa lleno de errores y debilidades,pero aún capaz de reflexionar.

Las tres caricaturas son de personajes del mun-do político: Cleón, demagogo de gran fama y prin-cipal figura poi ítica del momento, se esconde bajoel ropaje del esclavo Paflagón, pohtico sin princi-pios que explota las debilidades de su amo Demos,por medio de la adulación y el disimulo, haciéndo-le creer que vela por los intereses de la 'casa', mien-tras en realidad se ocupa de adquirir poder perso-nal y riquezas. Los fieles esclavos número uno ydos, representan a Demóstenes y Nicias, hábilesgenerales atenienses, que se encargan, dentro de latrama, de librar a la 'casa' del esclavo indeseable

Paflagón. En sus caricaturas el dramaturgo general-mente enfatiza o ignora los rasgos verdaderos se-gún convenga a su trama, pero conserva suficientede ellos con el fin de que sean fácil y rápidamentereconocidos por el público. Se dice que los rasgosde Cleón en esta pieza eran tan claramente delinea-dos, que al poeta le fue imposible encontrar unsolo actor lo suficientemente valiente como pararepresentar el papel de Paflagón; tampoco encon-tró un artesano que le fabricara una máscara delpolítico, de manera que Aristófanes se vio compe-lido a representar él mismo el papel, iy sin másca-ra! (11).

El héroe de la comedia es Agorácritos (literal-mente el escogido de la plaza, o del mercado), unvendedor de chorizos, más astuto y vulgar que Pa-flagón, que no posee ninguna instrucción y no co-noce palabra de los asuntos poi íticos, pero poseeuna lengua tan desenvuelta y una impudencia tales,que resulta ideal para dominar al pueblo. Este per-sonaje es apoyado -irónicamente- por un coro decaballeros nobles que formaban la caballería ate-niense, con tendencias aristocráticas, y por Dernós-tenes y Nicias, quienes lo aleccionan en la formade derrotar a Paflagón.

La comedia gira alrededor del conflicto en quese oponen Agorácritos y Paflagón con Demos co-mo juez. Ambos tratan de dominar la situación,por turno, elevando el tono de voz y el grado delinsulto cada vez más, con el fin de congraciarsecon Demos -el pueblo- empleando todo su inge-nio en artificios y fraudes de todas clases.

En esta alegorra, a través de detalles tomados dela vida familiar que se observa en la 'casa' de De-mos (la República Ateniense) y, valiéndose delsimbolismo, Aristófanes logra bosquejar un Vividoretrato de la vida pública de Atenas.

La crítica a los líderes, en Aristófanes, no fue nidisimulada ni suave. Y en esta pieza en particularel poeta no escatima adjetivos para calificar lo másvivamente posible a su adversario.

La fábula, en Los Caballeros, es sólo un pre-texto para dirigir una violenta sátira a la democra-cia ateniense y a su jefe actual el curtidor Cleón,como pohtico y general autodenominado. Lo acu-sa por su viciosa forma de gobernar internamente aAtenas y su funesta oposición a la paz; sin embar-go, a lo largo de la obra, el personaje Paf/agón esacusado de ser deshonesto, adulador, mentiroso,ladrón, brutal; es además ridiculizado alternativa-mente por Demóstenes, Agorácritos y el coro decaballeros.

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pulosos; Cleón triplicó la dieta de los jueces y así,con su apoyo, se mantuvo en el poder.

Al referirse al demagogo, los caballeros son tandescriptivos como Agorácritos al apoyar a éste ensu contienda verbal con Paflagón:

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Demóstenes ofrece una descripción inicial delpueblo, y de Paflagón:

"Tenemos un amo rudo, voraz por las habas (es decir,aficionado a la poi ítica y a los litigios), irascible, tardo yalgo sordo; se llama Demos. El mes último compró unesclavo curtidor paflagonio, lo más intrigante y calumnia-dor que puede verse. El tal Paflagonio, conociendo el ca-rácter del viejo, empezó, como un perro zalamero ... a adu-larle, a acariciarle ... diciéndole: iAmo mío! vete al bañoque ya has trabajado bastante al sentenciar un pleito; to-ma un bocadillo, echa un trago, come, cobra los tres óbo-los ... " (12).

La deshonestidad de Cleón se demuestra en lasiguiente acusación que el mismo Demóstenes lelanza:

"Ultimamente le había yo preparado (a Demos) en Pilosun pastel lacedemonio. Pues bien, no sé de qué manera selas arregló ese bribón; pero lo cierto es que me lo escamo-teó y se lo ofreció al amo como cosa suya" (13).

El 'pastel' en cuestión, como explica Tucídides,es una reciente victoria ateniense sobre Pilas -ciu-dad aliada de Esparta- que Demóstenes llevó acabo en su mayor parte, pero de cuya victoria seapoderó Cleón (14).

En el agón cómico, la escena más importante dela comedia antigua que consiste en una batalla depalabras entre el héroe y su enemigo, Agorácritosle reprocha a Cleón:

"¿Cómo puedes amarle (al pueblo) ,cuando le ves haceocho años vivir en cuevas y miserables chozas y, lejos decompadecerte de él, lo dejas que se muera ahumado (15)y cuando Arqueptólemo vino a proponemos la paz, recha-zaste y arrojaste de la ciudad a puntapiés a los emba-jadores encargados de pactar la tregua? " (16).

Los muchos problemas que la guerra causó a laciudad hacen peso en la acusación de Cleón por suapoyo a la misma, así como su desmedido deseo delucro y poder. En el mismo agón, Agorácritos dice:

"No te afanas porque éste (el pueblo -Demos) mande enArcadia sino por robar más y obtener muchos regalos delas ciudades tributarias. Quieres que, entre el remolino dela guerra, el pueblo no vea tus canalladas, y que la necesi-dad, la miseria y el aliciente del sueldo le obliguen a consi-derarte como su única esperanza. Pero si alguna vez elpueblo, volviendo al campo logra vivir en paz y reponersus fuerzas con trigo nuevo y las sabrosas olivas, conocerálos bienes de que le priva tu estipendio. Entonces, irritadoy feroz, te acusará ante los tribunales" (17).

El soborno y la demagogia, como se ve, ya erancosas conocidas y aplicadas por dirigentes inescru-

"Hiere, hiere a ese canalla enemigo de los caballeros, re-caudador sin conciencia, abismo de perversidad, mina delatrocinios, canalla, cien veces canalla y siempre canalla"(18).

Al enfrentar al m ismo demagogo, lo acusa direc-tamente:

" ... tú te apoderas de los bienes de todos y los consumesantes de que sean distribuidos. Después tanteas y oprimesa los que han de dar las cuentas, como se tantea un higopara ver si está verde o maduro ... " (19).

El coro de caballeros, siempre crítico de loslíderes populares, por su extracción aristocrática,encuentra muchos argumentos contra el demago-go: aquí Cleón es acusado simple y llanamente decaptación de los fondos del Estado.

La caricatura de Cleón que Aristófanes presentaen esta obra parece exagerada. Pero es posible queno sea 'tan' exagerada. Por información que se en-cuentra en el escritor contemporáneo de Aristófa-nes, Tucídides el historiador, que recoge en suslibros actuaciones, disposiciones y discursos deCleón en los que se refleja su personalidad y con-vicciones, se podna deducir otra cosa: por ejem-plo, en un párrafo de su Historia de la Guerra delPeloponeso, dice:

"Cleón, hijo de Cleéneto ya había hecho triunfar la ... re-solución de matar a los Mitileneos, pues era no sólo el másviolento de todos los ciudadanos, sino el más escuchadopor el pueblo en ese momento" (20).

Esta descripción que coincide con varias otras através de la obra del historiador, coincide igual-mente con algunas acusaciones de fondo de la co-media, y posiblemente no estén tan alejadas de laverdad.

Con estos pocos ejemplos, se puede apreciarque la crítica de líderes por parte de Aristófanesfue directa y abierta, como sólo se da en las demo-cracias actuales en tiempos de campaña electoral.Y, si se ha de juzgar a partir del pensamiento deldramaturgo, los ciudadanos que velan por el ordende la república son muy contados, mientras queabundan los que se aprovechan de ella. Sin embar-go, Aristófanes, que se atrevió a señalarlos con eldedo, no siempre salió bien parado de tal empresa,a pesar de la permisiva libertad de expresión. Al

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poeta le tocó sufrir persecución por parte de Cleón-aunque no prosperó-, por haber puesto en esce-na Los Babilonios. El mismo Aristófanes en su si-guiente pieza Los Acarnienses, le presenta la quejaa su público:

"Y sé por experiencia propia lo que me hizo sufrir Cleónpor mi comedia del año pasado, haciéndome compareceranteel senado, calumniándome, acumulándome supuestoscrímenes,tratando de confundirme con sus ultrajes y de-clamaciones,y poniéndome en peligro de morir, mancha-dopor sus infames calumnias" (21 )_

Pero no se limita a dar conocimiento del asun-to, pues en la parábasis de la misma obra se defien-de con buenos argumentos de su poderoso enemi-go y, de paso, deja caer un par de adjetivos parasusconciudadanos:

" ...pero hoy que ante los atenienses, tan precipitados ensusdecisiones, le acusan sus enem igos falsamente de queseburla de la república e insulta al pueblo, preciso le esjustificarse ante sus volubles conciudadanos, El poeta pre-tendehaberes hecho mucho bien impidiendo que os dejéissorprender por las palabras de los extranjeros y que oshechicen los aduladores, y seáis unos chorlitos ... Desen-gañándoos,pues, os ha prestado el poeta eminentes servi-cios y ha difundido por las ciudades aliadas al régimendemocrático" (22).

y nada le impidió dirigir sus invectivas una vezmás contra Cleón y sus seguidores en su siguientecomedia Los Caballeros y contra otros personajesen piezas posteriores. Sin embargo, todavía en vidade Aristófanes, las libertades en Atenas cambiaron.Después de cuarenta años de producción continua,-un promedio de una pieza por año- el dramatur-go se verá compelido a cambiar la naturaleza de sucomedia. Esto sucede con la calda del gobiernodemocrático de Atenas después de sucumbir a laguerra del Peloponeso.

El tema de la guerra, como ya se ha menciona-do, estuvo muy ligado con el de la crítica de perso-nalidades polúicas. Aristófanes, desde un principiose opuso a este enfrentamiento entre Atenas y Es-parta que al fin llevó a las dos potencias griegas a laruina material y moral. Siempre criticó las poi (ti-cas pro-guerra de los poi (ticos y generales que lacrearon y alimentaron. En Los Caballeros, éstaconstituye una de las más amargas acusaciones delpoeta contra el demagogo Cleón, que no sólo apo-ya la guerra sino que obstruye cualquier intento dehacer la paz. Los Acarnienses, La Paz, Las Avispas,llsistrata, son otros tantos intentos de Aristófanespor demostrar a sus conciudadanos la futilidad deeste enfrentamiento, que evidentemente sólo inte-

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resaba a los poi íticos por los beneficios que de élobten ían. Por esa razón pinta a los atenienses muyanuentes a firmar tratados de paz, y deseosos devolver a vivir normalmente, con la familia unida enun mismo lugar, y con libertad de hacer tratoscomerciales con quien desearan.

La crítica del pueblo se efectúa a todo lo largode la comedia por diversos medios. Es mucho másrealista y más moderada en tono y vocabulario quela que despliega contra Cleón. Demos es presenta-do desde diversos ángulos, al entrar en interaccióncon Paflagón, su favorito, con Agorácritos, el que-de acuerdo con el oráculo lo debe reemplazar, ocon el coro. En este intercambio de ideas y deinsultos, Aristófanes hace un retrato muy intere-sante del pueblo ateniense, dándole colorido ade-más, con algunas descripciones que de él hacen elesclavo No.l (Demóstenes) y el coro de caballeros.

Al principio de la obra, Demóstenes presenta asu amo:

"Tenemos un amo selvático, dado a los litigios, irascible,tardón y algo sordo: se llama Demos" (23).

El coro de caballeros lo presenta en términos nomuy favorables, pero lo hace en una forma benévo-la y comprensiva, suavemente, como en broma:

"iOh Demos! Tu poder es muy grande. Todos los hom-bres te temen como a un tirano; pero eres inconstante y teagrada ser adulado y engañado. En cuanto habla un ora-dor te quedas con la boca abierta y pierdes hasta el senti-do común" (24).

y Demos mismo al contestar, completa su pro-pio retrato:

"No habrá un átomo de sentido común bajo vuestros ca-bellos si creéis que obro sin juicio; me hago el loco porqueme conviene. A m í me gusta estar bebiendo todo el día,alimentar a un dueño ladrón, y matarlo después cuandoestá bien gordo" (25).

Pero aún en medio de todas estas acusacionesAristófanes deja entrever que el pueblo no es tantonto aunque sí holgazán, pues más adelante expli-ca:

"Considerad si veré claros los manejos de esos que se tie-nen por muy listos y creen engañarme. Yo los observocuando roban y finjo no ver nada; después les obligo avomitar todo cuanto me han robado, echando por su gar-ganta a guisa de anzuelo una acusación pública" (26).

Pero por más que Demos se justifique, sus fallassalen a la luz. Además, muchas veces en la historiade Atenas se vio el caso de que los oradores hábiles

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arrastraban al pueblo, para bien o para mal. Laelocuencia de la oración funeral de Pericles citadaarriba es un ejemplo; como lo es también el discur-so de Cleón -según transcribe Tucídides- en elcaso del pueblo aliado de Mitilene (27).

En la segunda parte de la comedia, una vez quePaflagón ha sido desplazado de su puesto como'favorito' de Demos, la personalidad de Agorácri-tos sufre un cambio radical, y se presenta anteDemos como un hombre inteligente, honesto,comprensivo, ansioso por conseguir el bienestar deDemos, y de ayudarlo, con sinceridad, a salir de lasituación en que lo han sumido los demagogos.Este 'segundo' Agorácritos que en esta sección dela trama no es otra cosa que el vocero de Aristófa-nes, reprende con paciencia y sinceridad a Demospor sus defectos:

Demos: "Oh, querid ísimo amigo: Acércate, Ago-rácritos.iCuánto bien me has hecho transfor-mándome!

Agor. ¿Yo? Pues aún no sabes lo que eras an-tes y lo que hacías; pues de saberlo, mecreerias un dios.

Demos. ¿Qué hice antes? ¿Cómo era?

Agor. Antes, si alguno te decía en la Asamblea:"Oh, Demos, yo soy tu amigo, yo te amode veras, yo soy el único que velo por tusintereses! ", al punto te levantabas delasiento y te pavoneabas con arrogancia.

Demos. ¿Yo?

Agor. Y después de engañarte de este modo tevolvía la espalda.

Demos. ¿Qué dices? ¿Eso hicieron conmigo, y yode nada me enteré?

Agor. No es extraño: tus orejas se alargabanunas veces y otras se plegaban lo mismoque un quitasol.

Demos. iTan imbécil me puso la vejez!

Agor. Además, si dos oradores trataban, uno deequipar las naves y el otro de pagar a losjueces su salario, siempre se retiraba ven-cedor el que hablaba del sueldo, y derro-

tado el que proponía armar la flota.é Pe-ro qué haces? ¿Por qué bajas la vista?¿No puedes estarte quieto?

Demos. Me avergüenzo de mis faltas pasadas"(28).

La cntica del pueblo, por supuesto que prontoderiva en crítica de la democracia como forma degobierno. Aristófanes pertenece a la clase aristó-crata y por lo general se le considera opuesto a lademocracia. Sin embargo, considerando la canti-dad de indicaciones, consejos e ideas que el drama-turgo expone en sus obras con el fin de mejorar ladecadente democracia del momento, éstas parecendemostrar a través de las burlas, sátiras e invecti-vas, que sólo pretenden exponer los vicios y fallasde la democracia, que su interés en el funciona-miento de esta forma de gobierno es bien intencio-nado.

En su crítica en Los Caballeros expone la ten-dencia de la democracia -después de haber caídoen un proceso de corrupción- a ser víctima delíderes cada vez más corruptos. Por un lado criticaa Cleón de corromper al electorado con el uso defondos públicos; por otro propone a Agorácritoscomo su más indicado sucesor:

Agor. •.¿Cómo yo, que soy un choricero, llegaréa ser un personaje?

Demos. Por eso mismo llegarás a ser un granhombre: porque eres un canalla audaz, sa-lido de la hez del pueblo .

Agor. No he recibido la menor instrucción; so-lo sé leer, yeso, mal .

Demos. Precisamente lo único que te perjudicaes saber leer, aunque sea mal. Porque elgobierno popular no pertenece a los hom-bres instruidos y de intachable conducta,sino a los ignorantes licenciosos" (30).

La calidad de los gobernantes se había deterio-rado a tal punto que, después de la muerte deCleón, subió al gobierno Hipérbola, otro demago-go influyente, más nocivo para Atenas que Cleón.Tanto Aristófanes como los otros comediógrafosde su tiempo, lo criticaron duramente.

El coro le da énfasis a esta idea, alegando aCleón:

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"éNo has hecho desde el prmcipro de tu vida públicaostentación de desvergüenza, arma única de los oradores?Tú, que eres el jefe de la impudente gavilla, sonsacas a losextranjeros opulentos ... Pero ha aparecido, i cuánto mealegro! otro hombre más bribón que tú, que te arrojaráde tu puesto y, según parece, te vencerá en audacias, in-trigas y maquinaciones. (A Agorácritos) Tú, que te hascriado aquí mismo (en medio del mercado), de dondesalen los hombres que valen algo, demuéstranos cuán inú-til es una educación honrada" (31).

Cuando al final de la pieza, Agorácritos ya cam-biado efectúa una transformación en Demos reju-veneciéndolo en todos sentidos, lo devuelve en eltiempo al período de Arístides (el justo) y Milcía-des en el cual la democracia era limitada y sana.Con todos sus sarcasmos, Aristófanes parece másbien estar señalando métodos equivocados de con-ducir los asuntos del estado. Esto no impide que,al atacar a Cleón y a los demás demagogos, aprove-che la oportunidad para reírse un poco y burlarsede la desconfianza que impera en la democraciaateniense ridiculizándola. Tampoco se detieneAristófanes en la mera burla o cntíca, sino queofrece alguna posible solución: un Demos más des-pierto, guiado por un líder desinteresado y correc-to, puede hacer uso de su inteligencia y demásfacultades y, además, tomar las decisiones apropia-das. Este es precisamente el desenlace de la obra.

Es importante destacar el tono y el vocabulariousado por el autor a la hora de criticar por un ladoa Cleón, por otro al pueblo.

Al criticar al pueblo, Aristófanes emplea un to-no irónico a veces cercano a la piedad: le reprochapaternalmente el prestar oídos a la lisonja, por sercrédulo hasta el punto de la tontería, por permane-cer medio dormido, por no usar su inteligencia.

Al criticar a Cleón, su tono es diferente: direc-to, osado, sarcástico, y sobre todo, sin compromi-sos. Es tan categórico en su ataque que llega inclu-so a crear nuevas palabras griegas, acuñadas paradar un cierto significado especial; muchas veces elsignificado es insolente, aun inmoral. En una des-cripción que de sus actividades hace Demóstenes,crea juegos de palabras con verbos que apuntan enla misma dirección: su deseo de lucro: Xo:í vw estarabierto (para recibir); o: l t €w pedir, mendingar;KAÉ1rtw robar.

En el desarrollo de las ideas que el poeta presen-ta, el coro tiene gran importancia. Cumple su fun-ción interviniendo en las discusiones entre los pro-tagonistas y en la parábasis.

En la comedia antigua por lo general, la paraba-sis -que no es una parte dramática sino una espe-

cie de intermedio entre el planteamiento de la ideafeliz y su realización- es un elemento que no siem-pre va ligado a la trama de la pieza y consiste enuna 'conversación' del poeta con su aud iencia, so-bre cualquier tema. En Los Caballeros hay dos pa-rábasis y entre otros temas, tocan el político; en laprimera los caballeros dan su apoyo al autor expo-niendo sus motivos:

"Si alguno de vuestros antiguos poetas cómicos nos hu-biera pedido a los caballeros que recitásemos sus versos enel teatro, le hubiera sido difícil conseguirlo; pero el autorde esta comedia es digno de que lo hagamos en su obse-quio, ya porque odia a los mismos que nosotros aborrece-mos, ya porque, desafiando al intrépido huracán y lastempestades, no le atemoriza el decir lo que es justo"(32).

El intrépido huracán es sin duda Cleón, a quienlos caballeros parecen detestar tanto como el poe-ta. Al alabar a sus antepasados, 'héroes dignos desu patria', recuerdan los caballeros:

"J amás los generales de entonces hubieran pedido que seles alimentase a costa del estado; pero ahora, si no tienenesta prerrogativa y la del asiento distinguido (en el teatroy otros lugares públicos), se niegan a combatir. Nosotrosdeseamos pelear valientemente, sin sueldo, por la patria ynuestros dioses. Nada pedimos en pago ... " (33).

En la segunda parábasis, Aristófanes parece cu-rarse en salud cuando hace decir a su coro:

"Nadie debe criticar que se censure a los malvados; todoslos hombres discretos lo consideran como un tributo a lavirtud" (34).

La intención del dramaturgo queda así clara: élpresta un servicio a la república 'censurando a losmalvados'.

Recapitulando las diversas ideas que se han es-tudiado en el trabajo, se pueden obtener algunasconclusiones:

Las fallas de la democracia que presenta Aristó-fanes en Los Caballeros y en otras de sus comedias,que reflejan en mayor o menor grado la realidad dela vida política en la Atenas democrática del sigloV a. de C., son extremadamente similares a losvicios que hoy se señalan a las democracias actua-les, a través de los modernos órganos de difusión:la prensa, la televisión, la rad io.

A pesar de las diferencias de época, de localiza-ción geográfica y de circunstancias, el pueblo, por'culto' que sea, sigue dejándose arrastrar por el de-magogo más hábil, y los líderes siguen cometiendotodo género de abusos en afán de poder o de lucro.

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68 REVISTA DE FILOLOGIA y LINGUISTICA

Si la intención de Aristófanes hubiera sido re-tratar las 'futuras' democracias en Los Caballeros,el resultado seria justo. Pero ¿ lo es de su propiotiempo? Sobre este punto siempre ha habido con-troversias. Por un lado existen investigadores (35)que consideran importante el contenido históricode las comedias, alegando que, por lo menos en elcaso de Cleón, hay muchas coincidencias entre elhistoriador Tuddides y el dramaturgo; en la come-dia, igual que en la historia, Cleón es:

¡3tcuótatos t w v 1TOAttwV(el más violento de los ciudadanos)

También los dos lo describen como:

I I1TtOwWtatos t w d f) nw(el más persuasivo con el pueblo)

En ambos, su principal preocupación es:

o tCX{3áAA€tV(asaltar con calumnias)

Los dos escritores lo culpan de ser el más fuerteoponente de la paz, y ambos coinciden en la mis-ma razón: en tiempos normales los manejos deldemagogo senan detectados más fácilmente. B.Rogers cree, además, que los dos escritores se com-plementan, y que Aristófanes es una fuente confía-ble. Por otra parte, hay quienes (36) rechazan suvalor histórico.

A. Taylor, al referirse al retrato de Sócrates enLas Nubes, en que Aristófanes le da un caráctertotalmente opuesto al que se refleja en Platón yJenofonte, trata de restarle credibilidad al primeroaduciendo que

"Aristophanes ... is a cornlc poet and his business is not totell the truth but to distort it" (36).

Existe un tercer grupo, de opinión intermedia.De acuerdo con K. l.ever, las dos posiciones ante-riores tienen una validez relativa y trata de equili-brarlas al asegurar que

" ... either to overestimate or underestimate his [Aristo-phanes ) seriousness is equally fallacious; for he can nei-ther be accepted as a reliable source of historical data nordismissed as a bufoon" (37).

y concluye más adelante, reconciliándolos:

"The truth probably lies in accepting the paradox thatthey (los personajes) were both individuals and abstrae-tions" (38).

Este problema de la parcialidad es igualmenteválido para dramaturgos e historiadores contempo-ráneos y también para periodistas y politólogos,herederos todos de la critica poi (tica de Aristófa-nes en la actualidad.

La reacción del público con respecto a la piezaes interesante. El público ateniense ten la -compa-rado con otros pueblos griegos como el espartano-una mente abierta y un sentido del humor amplio.Aristófanes expresó libremente su pensamiento ensus comedias, y en Los Caballeros, las recrimina-ciones del poeta al personaje Demos eran una sáti-ra directa a la audiencia que presenciaba su pieza.Y, aunque sobresalen las cnticas a los procedi-mientos fraudulentos de Cleón -que también esta-ba en el teatro y cuya reacción no es posible adivi-nar- el poeta no fue menos critico de la actitud de'incondicional' que el pueblo senua hacia el dema-gogo. Sin embargo, el pueblo, a pesar de la ridicu-lización de que fue objeto, demostró su habilidadde reú se de SI mismo, y después de aplaudir lacomedia, le confirió el primer premio en las com-petencias dramáticas de ese año. Por otro lado,esta aceptación de la sátira no ind ica una acepta-ción de las fallas en el terreno poi (tico. La posibleinfluencia que la pieza haya ejercido en la soluciónde los problemas de la república es de dificil esti-mación por la escasez de información existente porun lado, y por la proverbial volubilidad del puebloateniense por otro. Es obvio que la sátira fue reci-bida con un amplio sentido del humor, pero la vidapolítica de Atenas no parece haber cambiado sufatal rumbo, a juzgar por lo que aparece en la his-toria de la época. Tampoco se le exigió a Cleónenmendar sus actos, pues, hasta donde se puedesaber, siguió gozando de la misma influencia y desu acostumbrado poder. En suma, épara qué conse-jos? El pueblo -antiguo o moderno- sólo deseadivertirse un poco con las sátiras. Los asuntos poh-ticos ... iél sabe bien cómo resolverlos ... !

NOTAS

( 1) Tucídides, Historio de lo guerra del Peloponeso,trad. Vicente López Soto (Barcelona: Edit. Juven-tud, 1975), 11,37.

(2) Robert Flaceliére, Lo vida cotidiano en Grecia en elsiglo de Pericles, trad. Gabriela de Civiny (BuenosAires: Hachette, 1959), págs. 39-40.

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(3) C.M. Bowra, The Greek Experience (New York:The New American Library, 1957), pág. 88.

(4) Aristotle, Constitution of Athens (New York: Haf-ner Publishing Co., Inc., 1950), XXVII,2.

(5) The Oxford Classical Dictionary, eds. N.G.L. Ham-mond and H.H. Scullard (Oxford: Clarendon Press,1970), pág. 327.

(6) Líder democrático, objeto principal de la crítica deAristófanes en varias comedias. lntra, pág. 7-12, enla discusión sobre la crítica de líderes.

(7) Tucídides narra que por la sublevación de Mitilene[ciudad de Lesbos con una poderosa flota naval)contra Atenas, después de que la rebelión habíasido controlada, Cleón propuso que la poblaciónmasculina adulta de Mitilene en su totalidad (sinexcepción) fuera ejecutada y las mujeres y niñoshechos esclavos (Guerra del Pelop oneso, 111,36·40). Esta medida fue revocada apenas antes deser ejecutada por la intervención de un dirigentemoderado ateniense, Diodoto (111,42·48).

(8) Megara, ciudad del istmo de Corinto, importantecomo ruta terrestre entre el Peloponeso y la GreciaCentral. Pericles, por medio del "Decreto de Mega-ra" trató de hacerla rendirse por hambre con unembargo de mercanclas; este bloqueo económicofue una contribución importante a las causas de laguerra del Peloponeso.

(9) Alcibíades, brillante general y estadista ateníense.Pero su ambición personal y los excesos de su vidaprivada causaron la desconfianza de los ateniensesen momentos en que su liderazgo pudo haber sidode gran importancia para la salvación de Atenas.

(10) El problema de Las Ranas es: llevarse del Hades(volver a la vida) a Esquilo o a Eurípides para que"reviva" la tragedia; pero después de la competen-cia entre ambos, la decisión se toma con base a dospreguntas poi íticas: ¿Qué hacer con Alcibíades? y¿Cómo salvar a Atenas?

(11) iSin máscara! J. Burckhardt, Historia de la culturagriega, trad. Antonio Tovar(Barcelona: Ed. Iberia,1975), 111,347.

(12) Los Caballeros, en Comedias de Aristófanes, trad.F. Baraíbar y Zumárraga (Madrid: Hernando, S.A.,1972), pág. 127.

(13) Los Caballeros, pág. 128.

(14) Tucídides, Guerra del Peloponeso, IV, 28-39.

(15) 424 A.C., año del estreno de la comedia, era eloctavo año de la guerra. Por invasión de los lacede-monios al Atica en que destruyeron todas las cose-chas de los atenlenses, Y que se renovaba anual-mente, el pueblo tuvo que refugiarse dentro de las

murallas de la ciudad con la consecuente aglomera-ción y escasez de alimentos.

(16) Los Caballeros, pág. 171.

(17) Los Caballeros, pág. 172. Aristóteles menciona lamuy sana costumbre de los atenlenses, de pedircuentas a todos los magistrados y oficiales del go-bierno, una vez terminado su año de ejercicio. Véa·se Aristotle, Constitution of A thens, XLV 111, 4-5.

(18) Los Caballeros, pág. 141.

(19) Ibidem.

(20) Tucídides, Guerra del Peloponeso, 111,36.

(21) Los Acarnienses, pág. 54.

(22) Los A carnienses, págs. 70-1.

(23) Supra, nota. No.12.

(24) Los Caballeros, pág.192.

(25) Ibidem.

(26) Los Caballeros, pág. 193.

(27) Supra, nota. No.7.

(28) Los Caballeros, págs. 206-7.

(29) Pericles, para motivar a los ciudadanos a participaren las asambleas y en los jurados de los innumera·bles litigios que se producían en Atenas, decretó elpago de un óbolo por dichos servicios. Cleón, usan-do este 'sueldo' como herramienta poLítica, au-menta la dieta de los jueces de uno a tres óbolos,con lo cual los tiene incondicionalmente de su par-te.

(30) Los Caballeros, págs. 137·8.

(31) Los Caballeros, págs. 145·6.

(32) Los Caballeros, pág. 158.

(33) Los Caballeros, pág. 161.

(34) Los Caballeros, pág. 203.

(35) Benjamin Rogers (ed.) The Comedies of Aristopha-nes (London: George Bell & Sons, 1910), págs.xxxvi et seq.

(36) Alfred E. Tavlor, Socrates, aMan and his Thought(New York: Appleton and Co., 1956), pág.16.

(37) Katherine Lever, The Art of Greek Comedy (Lon-don: Methuen and Co., Ltd., 1956), pág.104.

(38) Lever, Greek Comedy, pág.116.

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