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M OM fNTOS I lMklKI t f IS CUC lSIVOS
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Titulo original en ingl€s:A Brief History of Seventh-day Adventists
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ISBN 13: 978-1-57554-593-6, Serie completa ISBN 13 978-1-57554-532-5, tomo 1
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C A P i T U L O 7
La era del crecimiento mundial(19104955)
Las seis decadas transcurridas entre 1840 y 1900 contem-
plaron el crecimiento del adventismo hasta constituirse
en una iglesia mundial. La decada de 1900 a 1910 fue
testigo de la reorganizacion de la iglesia y de sus instituciones
para lograr un cumplim iento mas funcional de su mision. Y
despues de 1910 se produjo un crecimiento que los pioneros
difrcilmente habri'an podido imaginar. El grupito de unos cien
adventistas que existfa en 1848, insignificante y despreciado,
habi'a aumentado a 78.000 miembros en 1900. Y esa cantidad
se habfa multiplicado hasta alcanzar 14 millones a mediados
del afio 2004- U n calculo aproximado basado en la tasa
actual de crecimiento de la feligresia de la iglesia sugiere que
sera de veinte millones para el ano 2010. Ademas, mientras
en 1900 la denominacion todavfa era predominantemente
norteamericana, para mediados de la decada de 1920 mas de
la mitad de su feligresia estaba constituida por miembros que
vivfan en otros continentes.
Probablemente, la mejor manera de definir el adventismo
de comienzos del siglo XX es que era un pueblo dotado de una
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La era del crecimiento rnundial
y literario legado al adventismo ha continuado proporcionan-
do consejos de valor incalculable a la iglesia a la que dedico su
vida.
La Sra. W hite, consciente de que probablemente iba a
morir antes del advenimiento de Jesus, ya en 1912 hizo pro
vision en su testamento para la conservacion de sus e?critos.
Designo a cinco hombres, quienes despues de su fallecimien-
to asumirfan el cargo de miembros de una junta perm;inente
para que se ocuparan de sus bienes y “dirijan la gestion y lo
relacionado con ella” y que “estimulen la publicacion de nue-
vas traducciones”, y de la “impresion de compilaciones” de
sus manuscritos (el texto del testamento completo aparece en
el libro Mensajera del Senor, pp. 570-572, de H . E. Douglass).
Los fideicomisarios del Patrimonio de Elena G. de White
han desempenado estas funciones desde 1915 hasta el presen-
te. Ademas de esto, han familiarizado tanto a los adventistas
como a otras personas con Elena G. de W hite y su obra. Los
fideicomisarios del Centro W hite tienen su sede en el eJificio
de la Asociacion General, en Silver Spring, Maryland, Esta-
dos Unidos. Hay sucursales y centres de investigacion rela-
cionados con los fideicomisarios en todo el mundo. Estus ex-
tensiones de la oficina central del Patrimonio W hite, relacio-
nadas con instituciones educativas adventistas, ofrecen opor-
tunidades permanentes de investigacion en los escritos de
Elena G . de W hite y en asuntos relacionados con ellos.
U n periodo critico pero prometedor
A pesar de crisis internacionales sin precedentes que in-
cluyeron una depresion mundial devastadora, dos guerras mun-
diales y una guerra fri'a, la Iglesia Adventista, entre 1910 y
1955, experimento el crecimiento y la expansion mas jjtran-
des de su historia. Aunque esas crisis dificultaron la predica-
cion del triple mensaje angelico en ciertos sentidos, en otros
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ardicnte mision de proclamar los mensajes de los tres Angeles
al mundo entero. Entre 1910 y 1955 la denominacion hahi'a
retorzado y ampliado el programa misionero iniciado en 1890
hasta tal punto que el adventismo de mediados dc la decada
de 1950 habria resultado irreconocihle para sus fundadores.
El fallecimiento de Elena G. de White
Como ya vimos en los primeros capitulos, Elena G . de
White, Jaime W hite y Joseph Bates fueron los fundadores de la
Iglesia Advcntista. Bates murio en 1872 y Jaime en 1881, pe-
ro Elena continuo liderando la iglesia hasta 1915. Aunque
nunca tuvo un cargo administrative oficial en la denomina-
cion, posefa una inmensa autoridad carismatica. Sus escritos
y consejos tenfan un significado especial para miembros lai-
cos y miembros de la cupula administrative de la iglesia.
El 16 de julio de 1915 fallecio, a la edad de 87 anos, “la
ancianita con cabello bianco que siempre hablaba con tanto
amor de Jesus” (como deci'an algunos de sus vecinos no adven-
tistas; vease A . L. White, Messenger to the Remnant, p. 108). Las
ultimas palabras que sus familiares y amigos escucharon de su
boca tueron: “Yo se a quien he crei'do”.
Se realizaron tres servicios funebres: uno en Elmshaven,
California, lugar donde vivia; un segundo servicio en una
reunion espiritual al aire libre realizada en Richmond, C a li
fornia; y el tercero en el Tabemaculo de Battle Creek. El pas
tor A. G . Daniells, presidente de la Asociacion General, di-
rigici el servicio realizado en Battle Creek. Mas de 3.500 per
sonas llenaron el Tabemaculo, y otras mil o mas no pudieron
entrar.
La vida de Elena G . de W hite habi'a llegado a su final, pero
su influencia no habi'a concluido. Cuando murio, dejo un le-
gado de mas de cien mil paginas de libros, tolletos, revistas, ar-
tfculos, cartas y manuscritos ineditos. El patrimonio espiritual
150 Nuestra iglesia / Momentos historicos decisivos
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sentidos la magnitud de los desastres aumento el interes en la
segunda venida. Las “guerras y rumores de guerras” indujeron
a la gente a considerar seriamente las “senales de los tiem-
pos”. Los peri'odos de crisis en general han estimulado la
evangelizacion adventista, aunque al mismo tiempo han re-
trasado la obra en las naciones afcctadas por la guerra, y han
entorpecido las comunicaciones a traves de las barreras inter-
nacionales antagonistas.
La primera mi tad del siglo XX no solo acarreo las crisis
gemelas de la guerra y la depresion economica, sino, ademas,
un cambio en la cultura en general hacia el secularismo. En
muchos sentidos, ese cambio cultural llego a su culminacion
en los anos que mediaron entre la Primera Guerra Mundial y
la Gran Depresi6n de la decada de 1930. Esto fue especial-
mente evidente en Estados Unidos, nacion que aun era el pun-
to de apoyo mas influyente en el adventismo mundial. Durante
la decada de 1920, los acontecimientos ocurridos en el pais
tendfan a ejercer una impresion mas notoria en la iglesia mun
dial que en el ultimo cuarto del siglo XX.
De importancia especial para el adventismo fue la con-
frontacion entre el liberalismo protestante y el fundamenta-
lismo. Lo esencial de la lucha entre el liberalismo y el funda-
mentalismo tenia que ver con la naturaleza de la inspiracion
y la revelacion. El adventismo autentico tendi'a a seguir la If-
nea de Elena G. de W hite, quien abogaba por la inspiracion
del pensamiento antes que por la inspiracion de la palabra, lo
cual alejo al adventismo de las ideas de la infalibilidad. La
Biblia, sostenfa ella, era infalible en el terreno de la salvacion,
pero no era infalible en el sentido radical de estar fuera de la
posibilidad de dificultades o errores relativos a los hechos.
Durante las postrimerias del siglo X IX y comienzos del
XX, h'deres adventistas como A . T. Jones y S. N. Haskell, ha-
bi'an causado graves problemas en el adventismo con sus en-
152 Nuestra iglesia / Momentos historicos decisivos
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La era del crecimiento mundial
senanzas acerca de la inspiracion verbal y la infalibilidad tan-
to de la Biblia corno de los escritos de Elena G. de White, quien
aun vivfa y podia recomendar moderacion en el tratamiento
del tema. Ella tenia como aliados a A . G . Daniells y W. C.
W hite, quienes abogaban continuamente por una concep-
tualizacion razonable y no demasiado rigida de la inspiracion
de la Biblia y los escritos de Elena G . de W hite. Jones acabo
rechazando a Elena G . de W hite debido a la flexibilidad de
su sentido comiin en relacion a la inspiracion, posicion que
estaba en conflicto con la rigidez doctrinaria que el mani-
festaba.
Desafortunadamente, la fuerza y la magnitud de las luchas
acaecidas en el protestantismo norteamericano durante la de-
cada de 1920, destruyo el cuidadoso equilibrio recomendado
por los W hite y Daniells. Esa decada fue testigo de una po-
larizacion en relacion con los temas de la inspiracion verbal
y la infalibilidad entre los fundamentalistas y los liberales.
Mientras los liberales trataban de desmontar con sus explica-
ciones la divinidad de la Escritura, los fundamentalistas ha-
cfan sus definiciones tan rigidas que tres cuartos de siglo des
pues todavia mantienen asperas discusiones en torno a ella.
El adventismo se encontro atrapado en medio de la crisis
sobre la inspiracion, y en la contienda, lamentablemente,
perdio su posici6n equilibrada. Los hechos desplazaron a
Daniells, Prescott, W. C. W hite y a otros que habian mani-
festado moderacion en relacion con el tema de la inspiracion
en la decada de 1920, mientras la iglesia con una disposicion
de animo temerosa y reaccionaria llego al extremo de publi-
car un libro de texto para los colegios adventistas, patrocina-
do por la Asociacion General, que negaba explicitamente la
posicion moderada de Elena G . de W hite acerca de la inspi-
racion del pensamiento, y en cambio abogaba por la infalibi-
lidad y la inspiracion verbal de cada palabra.
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La perdida de Elena G . de W hite y de la postura modera-
da del adventismo durante la decada de 1920 encamino a la
iglesia hacia una decada de dificultades en la interpretacion
de la Biblia y los escritos de Elena G. de W hite. Los proble-
mas resultantes produjeron extremismos, equivocaciones y
disputas en las filas adventistas, los cuales lamentablemente
aun persisten.
Desde una posicion mas positiva, la decada de 1920 presen-
d o un reavivamiento del interes en la justicia de Cristo y la
salvacion en el. Los libros que siguen ejercieron una influencia
especial: Cristo, nuestra justicia, de Daniells (1926); Doctrina de
Cristo (1920) y Salvador del mundo (1929), de Prescott; Su cruz
y la mia (1927) y Vidade victoria (1924), de Meade MacGuire; y
La venida del Consolador (1928), de LeRoy Froom.
Crecimiento sin paralelo en las misiones adventistas
Durante las tres primeras decadas del siglo XX, dos de los
dirigentes denominacionales con mas afan misionero ostenta-
ron las dos posiciones mas importantes. A . G . Daniells ejercio
de presidente desde 1901 hasta 1922, y luego fue secretario de
la Asociacion General durante los cuatro anos siguientes. En-
tretanto, W illiam A. Spicer actuo como secretario entre 1903 y
1922, y como presidente desde 1922 hasta 1930. El puesto de
presidente en cualquier organizacion tiene gran influencia para
marcar tendencias, pero en el adventismo, el secretariado es igual-
mente indispensable en lo que concieme a las misiones en el
extranjero, puesto que el secretariado se habta encargado, en
1903, del funcionamiento de la Junta para las Misiones Extran-
jeras. Spicer y Daniells no solo eran dirigentes capaces, sino que
tambien estaban dedicados a las misiones y la predicacion del
mensaje del tercer angel “a toda nacion, tribu, lengua y pueblo”.
Resulta difi'cil comprender la magnitud de los cambios ocu-
rridos en el desarrollo de las misiones adventistas, pero un gra-
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La era del crecimiento mundial 155
fico que muestra el numero cada vez mayor de misiones ad-
ventistas puede ayudarnos a detectar un movimiento expan-
sionista que comenzaba a transformar a la denominacion, de
iglesia estadounidense a un movimiento mundial.
Figura 1
Expansion de las misiones adventistas
__ 280y. 260
240220200180160140120100
V 80604020
270
153
87
81880
81890
42
1900 1910 1920 1930
El examen de la figura 1 revela varias cosas. La primera es la
falta de desarrollo en las misiones antes de la decada de 1890.
La segunda es, como vimos en el capftulo 5, la importancia cru
cial de la decada de 1890, por ser aquella en la que el adventis-
mo se percato de su mision mundial y luego decidio cumplirla.
Lo tercero que debemos destacar es que esta conciencia y
decision no se agotaron en la decada de 1890. Por el contrario,
la expansion de la decada de 1890 continuo constante durante
toda la administracion de Daniells y Spicer. Y esta continua
extension misionera por el mundo no solo altero los lfmites geo-
graficos de la iglesia, sino que ademas cambio paulatinamente
la naturaleza del propio adventismo. La tabla 1 ayuda a en-
tender algunos aspectos importantes de esta transformacion.
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156 Nuestra iglesia / Momentos historicos decisivos
Tabla 1
Crecimiento de la Iglesia Adventista por decadas
Ano Ohrcros cn
Lsrados
Unidos
Obrcros fuer.i
dc Hstados
I nidos
Iglcsias
cn tsiados
U n id o N
Iglcsias fuera
dc Esrados
Uni dos
I-etigresfa
cn Estados
Umdos
i-cliprcsfa fiicra
dc bstados
Umdos
1863 30 125 3 .5 0 0
1870 72 — 179 — 5 .4 4 0 40
1880 255 5 615 25 14.984 586
1890 355 56 9 30 86 27.031 2 .6 8 0
1900 1 .019 481 1.554 338 6 3 .3 3 5 12 .432
1910 2 .3 2 6 2 .0 2 0 1 .917 8 52 6 6 .2 9 4 3 8 .2 3 2
1920 2 .6 1 9 4 .3 3 6 2 .2 1 7 2 .32 4 9 5 .8 7 7 8 9 .5 7 3
1930 2 .5 0 9 8 .4 7 9 2 .2 2 7 4 .5 1 4 1 20 .56 0 1 93 .693
1940 3 .001 10 .578 2 .6 2 4 6 .3 0 0 1 85 .788 3 1 8 .9 6 4
1950 5 .5 8 8 12.371 2 .8 7 8 7 .3 5 9 2 5 0 .9 3 9 5 0 5 .7 7 3
U n examen de la tabla 1 revela no solo un crecimiento
constante, sino ademas el hecho de que las decadas de 1890
y 1920 son de particular interes. La decada de 1890, como
vimos anteriormente, fue la decada en la que la iglesia co-
menzo a predicar su mensaje de la hora del juicio como “tes-
timonio a todas las naciones”. A mediados de la decada de
1920 la denominacion llego al punto en que tenia mas mienv
bros fuera de Norteamerica que dentro. De modo que la igle-
sia no solo predicaba en todo el mundo, sino que ademas
estaba comenzando a internacionalizarse. Este proceso conti-
nua en el siglo XXI. Los plenos resultados de la intemaciona-
lizacion del adventismo, como veremos en el ultimo capitulo
de esta obra, se manifestaran completamente en el futuro en
una iglesia que continiia siendo una de las que crece con mayor
rapidez en el mundo.
Algunas de las consecuencias de la intemacionalizacion
ya se estaban manifestando a comienzos del nuevo siglo. Una
fue la expansion de las bases de formacion de nuevos misio-
neros en el extranjero. Aunque este concepto habfa surgido
en el siglo X IX , Daniells procuro intencionalmente desarro-
liar el adventismo mas en naciones como Alemania, Ingla-
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La era del crecimiento mundial
terra y Australia, con el fin de convertirlas en mejores bases
para lograr una expansion adicional.
Las primeras decadas del siglo XX vieron a la Iglesia Ad-
ventista de Alemania, bajo el liderazgo de Louis R. Conradi,
asentar las bases del adventismo en el Oriente Medio y A fri
ca Oriental. Los misioneros australianos, por su parte, exten-
dieron el mensaje con rapidez en un sector considerable del
Pacffico Sur. El adventismo britanico, respaldado por el im-
perio global de la nacion y una tradicion misionera firme-
mente establecida, avanzo con rapidez para plantar el adven
tismo en diversos lugares del mundo. A medida que el siglo
transcurrfa, habfa cada vez mas Misiones en naciones desa-
rrolladas y en vfas de desarrollo, que se convertian en Asocia-
ciones de sosten propio que podfan funcionar como bases
para promover nuevos avances misioneros.
El generoso aporte de diezmos y ofrendas misioneras, y la
campana de Recoleccion Anual, apoyaron el
ambicioso programa de extension m i
sionera de la iglesia. La organiza-
cion adventista inicio el progra
ma de Recoleccion Anual du
rante los primeros aiios del si
glo XX para poner al alcance
de los no adventistas la opor-
tunidad de contribuir a los
proyectos adventistas.
Los adventistas, por cier-
to, llevaron a casi todas partes
su obra medica, educacional y
de publicaciones. La base insti-
tucional de la iglesia se expan
dio proporcionalmente a la ex- H.M.S. Richards,
tension de la propia iglesia. evangelista radiofonico
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Los colportores, con su venta de lihros casa por casa, se
convirtieron en nuichas naciones en la cufia de entrada para
el triple mensaje angelico. La adopcion de tecnicas innova-
doras en los campos de la comunicacion y el transporte faci-
litaron ademas la propagacion del adventismo.
En la tradicitfn de propaganda masiva de Joshua V. Himes,
H.M.S. Richards vislumbro las posibilidadcs propias de la radio
para la difusion del mensaje adventista. En 1930 comenzo el
program;) The Tabernacle of the Air [El tabemaculo del aire] en
la emisora KGER, en Long Beach, California. El programa de
Richards, rebautizado con el nombre de The Voice of Prophecy
[en espanol La Voz de la Esperanza], posteriormente se convir-
tio en uno de los primeros programas religiosos en incorporar-
se a la radiodifusion de ambito nacional.
En un mundo en el que la television era todavia un medio
de comunicacion nuevo, cuya eficacia aun no se habfa puesto a
pmeba, el programa de W illiam Fagal, Faith for Today [Fe para
hoy], salto a las ondas el 21 de mayo de 1950. La decada de
los cincuenta vio tambien el comienzo del programa televisi-
vo de George Vandeman It Is Written [Escrito esta). El exito al-
canzado por Richards, Fagal y Vandeman, estimulo a emplear la
radio y la television en diversos paises.
A comienzos de la decada de 1990 la denominacion puso
en marcha poderosas emisoras de radio en diversas partes del
mundo con la idea de inundar el planeta con los mensajes de
los tres angeles. En la ultima parte de la decada de 1990 la
iglesia se adentro en terrenos de difusion estrategicos como
Internet y el desarrollo de una red mundial de comunicacion
televisiva por satelite, con estaciones terrestres de enlace a
miles de lugares. Todavia estan por desarrollar las plenas posi-
bilidades de la Adventist World Radio [Radio M undial Ad-
ventista] y de los usos creativos de la tecnologia informatica
y de los satelites de comunicaciones.
158 Nuestra iglesia / Momentos historicos decisivos
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La era del crecimiento mundial 159
Los misioneros adventistas tem'an tambien la inquietud de
utilizar mejores medios de transporte. Las lanchas misioneras
merecen una mencidn especial. Ya nos reterimos a J. L. White
y su empleo innovador de la lancha Mrm\ing Star en el Sur de
Estados Unidos, a mediados de la decada de 1890; pero liabfa
precedido a esto una aventura aun mas romantica. La denomi-
nacion habfa botado el barco Pitcairn en 1890 para ditundir el
Evangelio entre los pobladores de las islas del Pacftico Sur.
El empleo mas habitual de lanchas misioneras adventistas,
sin embargo, se ha realizado en el ambito de las lanchas medi-
cas. En 1930, bajo la inspiracidn del pastor Leo B. Hallivvell,
presidente de una Misidn brasilena, la iglesia construyd su pri-
mera lancha. La Luzeiro, botada en 1931, llevcj atencidn me-
dica y el mensaje adventista a los pobladores que habitaban en
las riberas del rfo Amazonas y sus afluentes. La Luzeiro tue la
primera de una numerosa flota de lanchas-hospitales en Brasil
y otros pafses. Durante los afios cincucnta, los adventistas co-
menzaron a emplear aviones con el mismo tin. Para mediados
de la decada de 1950, el adventismo se hahfa convertido sin lu-
gar a dudas en una entidad religiosa mundial. Su programa
misionero habfa tenido un exito tal que habfa superado todas
las expectativas. Este perfodo tambien tue testigo de la expan
sion adventista en Estados Unidos entre el sector mayoritario
de la poblacion y tambien entre las minorfas. A continuacidn
nos ocuparemos del sector racial minoritario principal.
La maduracion del adventismo entre los afroamericanos
Una “mision” norteamericana importante que se fue inte-
grando paulatinamente en el adventismo a lo largo de todo el
siglo XX fue la obra de la denominacidn entre los estadouni-
denses de ascendencia atricana. Ese proceso, sin embargo, no
se realizo con rapidez, ni tampoco los resultados tueron evi-
dentes desde el principio.
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Lamentablemente, el prejuicio racial, como los demas pe-
cados, no queda totalmente erradicado con la conversion;
tampoco las tensiones raciales existentes en una cultura
resultan faciles de superar para las iglesias que funcionan en
ese entom o cultural. De modo que resulta lamentable, pero
no sorprendente, que los adventistas hayan tenido su cuota
de vfctimas ocasionadas por asuntos raciales a medida que la
cantidad de gente de color aumentaba en la denom inacion.
U na de las primeras vfctimas fue L. C . Sheafe, quien alcanzo
cierta prom inencia en circulos adventistas en los ultimos
anos de la decada de 1890, y fue orador frecuente en las reu-
niones de la Asociacion General durante una parte conside
rable de la decada siguiente.
Para 1907, sin embargo, Sheafe, que era pastor de la Iglesia
Adventista del Septimo Dfa del Pueblo, en Washington, D .C .,
hacfa tramites para separar su congregacion de la denominaci6n.
Parte de la razon tenia que ver con el asunto de la discrimina-
cion racial. A . T. Jones, con el fin de aprovechar esta situacion,
viajo desde Battle Creek para atizar las llamas del descontento.
Posteriormente, Sheafe, aliado con Jones, trato de apartar de la
denominacion a las iglesias de color de otros lugares del pais.
Dos anos despues, tal vez en respuesta a la defeccion de
Sheafe, la Asociacion General establecio el Departamento
para Gente de Color Norteamericana, para que velara por los
intereses de los adventistas afroamericanos. Los primeros tres
secretarios departamentales, como era de esperar, fueron
blancos. Pero eso cambio en 1918, cuando un talentoso abo-
gado negro, llamado W illiam H. Green fue elegido secretario,
cargo que retuvo hasta su muerte, ocurrida en 1928. Bajo el
liderazgo de Green, a pesar de la continua discrim inacion, la
obra prospered entre los afroamericanos.
S in embargo, la discrim inacion provoco nuevamente la
defeccion de un pastor negro. En 1929 J. K. Humphrey saco
160 Nuestra iglesia / M em entos historicos decisivos
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La era del crecimiento mundial
de la denominacion a su iglesia de 600 miembros, la Iglesia
Adventista de Harlem, en la ciudad de Nueva York.
En ese mismo ano, algunos prominentes pastores afroame-
ricanos comenzaron a exigir que se organizaran Asociaciones
para gente de color. Arguian que una organizacion separada
contribuirfa a hacer prosperar la obra entre los afroamerica-
nos. Pero los dirigentes blancos no aprobaron la peticion, de
modo que transcurrieron quince anos hasta que las Asocia-
ciones para gente de color se convirtieran en realidad. Mien-
tras tanto, George E. Peters y Frank L. Peterson dirigieron el
Departamento para Gente de Color Norteamericana.
El impulso final para organizar Asociaciones para poblacion
de color ocurrio a comienzos de la decada de 1940. A la cabe-
za estaban los miembros cultos y profesionales de la Iglesia de
Efeso, en Washington D.C. Por estar situados en las proximi-
dades de la sede mundial de la denominacion, tue dificil para
los miembros de Washington ignorar su condicion de gente
discriminada en la iglesia. No podfan
matricular a sus hijos en el Colegio
Misionero de Washington, y tam-
poco pod fan hacer uso del co-
medor anejo a la Asociacion
General.
La crisis estallo en el oto-
no de 1943, cuando el Sana-
torio Adventista de Washing
ton ordeno que Lucy Byard,
mujer de raza negra pero de
tez clara, fuera trasladada a
otra institucion medica cuando
los dirigentes se enteraron de su
identidad racial. Debido a unaserie de demoras en su traslado Frank L. 1‘eterson,
dirigente negro pionero
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al Hospital Freedman, la mujer murio de neumonfa. La encole-
rizada comunidad adventista afroamericana considero la muerte
de Byard un martirio causado por una norma de exclusion racial.
Acontecimientos subsiguientes llevaron a acaloradas dis-
cusiones entre dirigentes adventistas en cuanto a la mejor for
ma de satisfacer las necesidades de los adventistas afroameri-
canos. La mayor parte de la feligresfa afroamericana abogaba
por una plena igualdad en las Asociaciones existentes. Pero
los dirigentes denominacionales en una cultura todavfa en
gran parte segregada, no estaban dispuestos a satisfacer ese
anhelo. En consecuencia, un numero cada vez mayor de diri-
gentes de la denominaci6n se convencfa de que las Aso-
ciaciones para gente de color eran la respuesta. En abril de
1944 se adopt6 el acuerdo que autorizaba la organization de
Asociaciones para gente de color, en el concilio de primavera
de la Asociaci6n General. El 1 de enero de 1945, la Aso
ciacion de la Region de los Lagos se convirtio en la primera
Asociacion de afroamericanos de Estados Unidos. Otras Asocia
ciones “regionales” se organizaron en rapida sucesion.
Algunos afroamericanos argiifan que la obra adventista en
tre las minorfas tendria mas exito si se realizaba con obreros de
la misma raza. El aumento de los adventistas de color desde el
establecimiento de las Asociaciones para afroamericanos ofre-
ce un amplio apoyo para la idea. En 1944 los miembros de raza
negra eran 17.000, el 8 % de la feligresfa total de la Division
Norteamericana. Para mediados de 1997 la feligresfa de color
habfa aumentado a 262.000, un 30 % del total. Esto significa
que desde el momento en que los afroamericanos asumieron el
control de su propia obra, esta ha crecido cuatro veces mas que
el resto de la feligresfa de la Division Norteamericana.
Durante las decadas de 1950 y 1960 los afroamericanos tu-
vieron cada vez mas cargos en la Asociacion General. Es indu-
dable que este proceso se intensified bajo la influencia del
162 Nuestra iglesia / Momentos historicos decisivos
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La era del crecimiento m undia l 163
movimiento de los derechos civiles dentro de la cultura norte-
americana durante los primeros anos de la decada de 1960. En
1962, Frank L. Peterson se convirtio en el primer vicepresiden-
te afroamericano de la Asociacion General. La decada de 1960
tambien vio a la Asociacion General pronunciarse contra la
discriminacion racial en las instituciones denominacionales.
Durante la ultima parte de la decada de 1960 y comienzos
de la de 1970, surgio un movimiento tendente a la creacion de
Uniones para gente de color en Estados Unidos. Pero la orga-
nizacion, en lugar de acceder a las exigencias, decidio aumen-
tar la influencia de los dirigentes afroamericanos dentro de la
denominacion, dandoles cargos en las Uniones. Los represen-
tantes de color tambien fueron elegidos como miembros de
comisiones. Este mismo plan se ha puesto en practica en el
caso de la creciente poblacion hispana en Estados Unidos para
asegurar una voz hispanoamericana en todos los niveles.
Durante la decada de 1980, la denominacion en Estados
Unidos fue testigo de gente de color que ocupaba posiciones de
liderazgo con las que no se hubiera sonado veinte o treinta
anos antes. Por ejemplo, Charles E. Bradford fue presidente de
la Division Norteamericana, Robert H. Carter sirvio como
presidente de la Union de los Lagos, y Calvin Rock fue vice-
presidente general de la Iglesia mundial.
Algunos todavia se preguntan si la
iglesia deberta tener Asociaciones se-
paradas por razas. Calvin Rock co- | ■ ^
menta que no todas las Uniones tie-
nen Asociaciones separadas, y en
las que las tienen, estas no estan
Charles E. Bradford,
primer presidente negro
de la Division Norteamericana
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segregadas. En realidad, algunas Asociaciones regionales tie-
nen pastores de raza blanca, y hay Asociaciones “blancas” que
tienen pastores y administradores afroamericanos. El argumen-
to general de Rock es que las Asociaciones regionales debieran
constituir una opcion, si eso facilita la mision de la iglesia al
mundo (Adventist Review, 26 de septiembre de 1991). Por otra
parte, como se observo anteriormente, la “lfnea del color” se
esta tomando cada vez mas difusa tanto en lo que concieme a
la asistencia a la iglesia como incluso al liderazgo. Por supues-
to, eso no significa que ya se haya alcanzado el ideal ni que
hayan desaparecido todas las tensiones.
Con la internacionalizacion de la iglesia durante el perio-
do posterior a 1955, han continuado las tendencias de creci-
miento del adventismo mundial que se vieron entre 1910 y
1955. Un crecimiento de la iglesia semejante al que se ha
producido entre los estadounidenses de raza negra se han re-
petido alrededor del mundo y en otros grupos minoritarios en
Estados Unidos, a medida que los blancos de America del
Norte, Europa y otras regiones del mundo han ido traspasan-
do posiciones de liderazgo a administradores autoctonos. Si la
primera mitad del siglo XX vio al adventismo difundirse por
todo el mundo, la segunda mitad lo vio dando pasos de gigan-
te hacia la meta de convertirse verdaderamente en un cuer-
po religioso integrado internacionalmente.
Para quienes deseen saber masKnight, George R. Nuestra identidad: Origen y desarrollo, capi'tulo 6.
Land, Gary, ed. Adventism in America, pp. 113-170.
Reynolds, Louis B. We Have Tomorrow, pp. 292-357.
Schwarz, Richard W., y Floyd Greenleaf. Light Bearers, pp. 339-655.
Weeks, Howard B. Adventist Evangelism in the Twentieth Centur}1. Washington, D.C.:
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W hite, Arthur L. Ellen G . White, t. 6, pp. 302-448.
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