obra sobre papel

332
PAPEL OBRA SOBRE

Upload: javier-gomez-sola

Post on 02-Jul-2015

397 views

Category:

Art & Photos


9 download

TRANSCRIPT

Page 1: Obra sobre papel

PAPEL������������������� ��

O B R A S O B R E

Page 2: Obra sobre papel
Page 3: Obra sobre papel
Page 4: Obra sobre papel
Page 5: Obra sobre papel
Page 6: Obra sobre papel

Julio

Gon

zále

z di

buja

ndo

en s

u es

tudi

o, c

a.19

28-3

5. A

rchi

vo J

ulio

Gon

zále

z. B

iblio

teca

del

IVA

M

Page 7: Obra sobre papel

noviembre 2010 - enero 2011

PAPEL������������������� ��

O B R A S O B R E

INSTITUT VALENCIÀ D’ART MODERN

Patrocinan:

Page 8: Obra sobre papel

CONSEJO RECTOR DEL IVAM

Presidente de HonorFrancisco Camps OrtizMolt Honorable President de la Generalitat

PresidentaTrinidad Miró MiraConsellera de Cultura y Deporte de la Generalitat

VicepresidentaConsuelo Císcar CasabánDirectora Gerente del IVAM

SecretarioCarlos Alberto Precioso Estiguín

VocalesRicardo BellveserFrancisco Calvo SerrallerFelipe Garín LlombartÁngel KalenbergTomàs Llorens SerraLuis Lobón MartínJosé Mª Lozano VelascoRafael Jorge Miró PascualPaz Olmos Peris

Directores honorariosTomàs Llorens SerraCarmen Alborch BatallerJ. F. YvarsJuan Manuel BonetKosme de Barañano

PATROCINADORES DEL IVAM

Patrocinador PrincipalBancaja

PatrocinadoresGuillermo Caballero de LujánLa Imprenta Comunicación Gráfica S.L.TelefónicaInstituto Valenciano de Finanzas IVFEdiciones Cybermonde S.L.Grupo Fomento UrbanoPamesa Cerámica, S.L.Medi Valencia, S.L. - Casas de San José, S.L.Ausbanc EmpresasKeraben, S.A.

IVAM INSTITUT VALENCIÀ D’ART MODERN

DirecciónConsuelo Císcar Casabán

Área Técnico-ArtísticaRaquel Gutiérrez

Comunicación y DesarrolloEncarna Jiménez

Gestión internaJoan Bria

Económico-AdministrativoJuan Carlos Lledó

Acción ExteriorRaquel Gutiérrez

Montaje ExteriorJorge García

RegistroCristina Mulinas

RestauraciónMaite Martínez

ConservaciónMarta ArroyoIrene BonillaMaita CañamásJ. Ramon EscrivàMª Jesús FolchTeresa MilletJosep Vicent MonzóJosep Salvador

Departamento de PublicacionesManuel Granell

FotografíaJuan García Rosell

MontajeYolanda Montañés

EXPOSICIÓN

Comisarias Consuelo Císcar Csabán, Barbara Rose

Coordinación Josep Salvador

CATÁLOGO

Producción IVAM Institut Valencià d’Art Modern, Valencia 2010

Diseño Manuel Granell

Coordinación Maria Casanova, Vicky Menor

Traducción Tomàs Belaire, Karel Clapshaw, Lambe & Nieto

Fotografía Juan García Rosell, Luis Montolío, Lucía Plá

© IVAM Institut Valencià d’Art Modern, Valencia 2010© VEGAP de las obras protegidas, Valencia 2010© de los textos sus autores, Valencia 2010

Realización

ISBN: 978-84-482-5445-2DL: V-4058-2010

Está rigurosamente prohibido, bajo las sanciones establecidas por la ley, reproducir, registrar o transmitir esta publicación, íntegra o parcialmente, por cualquier sistema de recuperación y por cualquier medio, sea mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro tipo de soporte, sin la autor-ización expresa del IVAM Institut Valencià d’Art Modern y de los titulares del copyright.

Page 9: Obra sobre papel

PRESENTACIÓNFrancisco Camps Ortiz

President de la Generalitat

EL PAPEL MÁS DESTACADO DEL ARTEConsuelo Císcar Casabán

OBRA SOBRE PAPEL:

LA COLECCIÓN DEL IVAMBarbara Rose

ALEGORÍAS DE LA MODERNIDADBernice Rose

TRADUCCIONES

1 VANGUARDIA MODERNA

2 IGNACIO PINAZO

3 VANGUARDIA POSGUERRA

4 POSMODERNISMO

5 DIBUJOS DE ESCULTORES

6 JULIO GONZÁLEZ

11

17

31

307

7

37

105

125

217

245

291

Page 10: Obra sobre papel
Page 11: Obra sobre papel

7

PRESENTACIÓN

Francisco Camps OrtizPresident de la Generalitat

El arte, además de un estímulo para la vida, es clave en la

configuración de las ciudades ya que éstas hacen suyo el

valor añadido del espíritu creador humano.

La Generalitat Valenciana, consciente de esa realidad, viene

apostando, desde hace años y con gran éxito, por una

política cultural y artística plural, que cuenta, entre otros,

con el IVAM, un espacio museístico abierto a ciudadanos

y ciudadanas de todas las generaciones y de cualquier

procedencia social, conocido por la multiculturalidad y el

rigor extraordinarios de todas las expresiones artísticas que

programa.

El emblemático edificio que es el IVAM alberga una ingente

cantidad de obras que son objeto de pormenorizados estudios

con el propósito de encontrar las mejores propuestas que

ayuden a su difusión e internacionalización. En este sentido,

desde el año 2004 ha venido mostrando los ejes de su

Colección Permanente, que en la actualidad consta de 10.643

obras, de las cuales 2.244 han sido fruto de la generosa

donación de artistas, herederos y coleccionistas, lo que

evidencia el altísimo grado de conexión de este impresionante

contenedor cultural con la sociedad valenciana.

En una nueva ordenación de los fondos del museo

valenciano, con el objetivo de crear una colección de arte

viva y estable que atraiga a las personas y que mantenga con

ellas un continuo diálogo, se ha establecido un novedoso

eje temático dedicado a explorar la ‘Obra sobre papel’.

Esta excelente exposición nos invita a recorrer uno de los

lenguajes artísticos menos difundidos en la comunidad

museística debido a su delicada naturaleza pero altamente

emotivo para los espectadores que disfruten de estas obras.

La responsabilidad social que desde la Generalitat

mantenemos con la cultura y las artes representa una

obligación prioritaria que, de ninguna manera, podemos

eludir quienes hemos asumido un compromiso con

la ciudadanía. Por eso, todos nuestros esfuerzos están

destinados a su cumplimiento y estamos seguros de que

“Obra sobre papel” nos lleva por la senda correcta.

Page 12: Obra sobre papel

8

Page 13: Obra sobre papel

9

Henri MatisseOcéanie: le ciel, 1946-47Pochoir y pantalla de seda sobre lienzo, 171 x 360 cm

Page 14: Obra sobre papel
Page 15: Obra sobre papel

11

A lo largo de estos años el IVAM ha fortalecido su colección

permanente, seña de identidad y referente del museo,

ello ha permitido una mejor difusión y conocimiento de

la misma, en sus fondos, que integran distintas lecturas

del arte contemporáneo y que los he reestructurado en

torno a diferentes ejes artísticos de manera que, a partir

de la fotografía y el fotomontaje, las instalaciones y los

nuevos medios, el pop art, la abstracción, la escultura y

ahora la obra sobre papel, se articule una visión del arte

contemporáneo que refleje los divergentes lenguajes que a

lo largo del siglo XX y XXI han ido germinando. Administrar

y dinamizar correctamente esta valiosa colección de obras

y asumir actividades de inventario, clasificación, archivo,

restauración, conservación, exhibición, documentación y

divulgación es una labor que actualmente contemplo con la

exigencia que tan responsable labor representa.

Ya en el arte clásico el papel era un elemento que se utilizaba

para, con el lápiz, ceras o carboncillo, crear bocetos y

estudios que servían para la preparación de las obras que

posteriormente tomaban forma en lienzos, esculturas o

incluso arquitecturas. De este modo, debemos tener en

cuenta que el dibujo es la base de toda creación plástica,

siendo un medio convencional para expresar la forma de

un objeto por la línea, un trazo y juegos de sombras y luz.

Aparte de las pinturas al fresco, como primeros mensajes

informativo-artísticos, llevadas a cabo por la mano del

hombre en sus primeros asentamientos, bien es sabido

que los grandes pintores del Renacimiento italiano fueron

excelentes dibujantes. Los apuntes que conocemos de

Boticelli, Durero, Buonarroti, da Vinci o Sanzio, quienes se

destacaron por su majestuosa obra pictórica, revelan gran

maestría en el manejo del lápiz. Pero, sin duda, quien destaca

como dibujante sobre los demás es Leonardo da Vinci, ya que

a través del dibujo realiza sus famosos estudios anatómico

con rasgos finos pero firmes, donde las expresiones humanas

quedan resueltas con verdadera maestría.

Pero a partir de las vanguardias históricas, el papel, como

medio para recoger expresiones artísticas, ya no es un

elemento secundario que se utiliza como prueba previa a

EL PAPEL MÁS DESTACADO DEL ARTE

Consuelo Císcar CasabánDirectora del IVAM

Inmóvil, su belleza,

También cautiva al cielo

EMILIO PRADOS, antología

Page 16: Obra sobre papel

12

la obra sino que se abre a la experimentación y éste cobra

un protagonismo en relación a los nuevos materiales y

métodos utilizados para la creación. Así pues, mediante

planteamientos experimentales varias generaciones de artistas

desarrollaron nuevas formas estéticas, que implicaban de

forma determinante un nuevo concepto del hecho artístico,

de su lugar en la sociedad, de sus componentes y de su

significado.

El papel se traduce en gran formato en muchas ocasiones

que se impregna ya no solo del lápiz para esbozar dibujos

sino también de otras técnicas que se formalizan mediante

guaches, óleos, tipografías, tintas, acuarelas, collages,

grabados, fotografías, etc. Así vemos como el papel, a lo

largo del siglo XX, tiene el mismo valor artístico que el arte

clásico le daba a éste.

Sin embargo, también esta selección de obras que reunimos

en este nueve eje de la Colección, guarda un espacio

para esas primeras aristas, esos primeros armazones, esas

primeras líneas y signos en formato pequeño que antes

mencionaba y que sujetan un esqueleto que luego pasará

a ser lienzo o escultura como vemos en el caso de Julio

González o Ignacio Pinazo.

Las pinceladas sobre el papel de los artistas que siguieron a

estos dos pioneros ya no hablan tanto de esa primera idea

bosquejada, sino que mantienen una firmeza en el propósito

de su creación que destaca por su belleza entendida como

arte final. Sin duda, estos nuevos formatos nos enseñan a

mirar y a leer el mundo desde una nueva óptica. En esa

apertura ilimitada y esa promiscuidad morfológica que se

ha ido viendo reforzada con los nuevos medios técnicos

que reivindican el uso de materiales y objetos nuevos

ha permitido que el papel, el cartón y otros similares

adquiriesen una notoriedad que a día de hoy todavía

prevalecen y amplían su protagonismo.

Siendo así, por este nuevo eje temático transitan con

elegancia y contundencia una variedad de estilos, géneros

y tendencias que son una buena muestra de las grandes

corrientes del siglo XX y XXI acompañadas de algunos de

los artistas más significativos tales como Valerio Adami,

Andreu Alfaro, Nathan Isayevich Altman, Eduardo Arroyo,

Art and Language, John Baldessari, Tonico Ballester, Rafael

Barradas, Bernd y Hilla Becher, Max Beckmann, Alexander

Calder, Carmen Calvo, Joan Cardells, Eduardo Chillida,

José Manuel Ciria, Claes Oldenburg & Coosje Van Bruggen,

Vicente Colom, Alberto Corazón, John Davies, Ramón de

Soto, Cristino de Vera, Elena del Rivero, Cendrars/Delaunay

Terk, Sonia Delaunay Terk, Walter Dexel, Equipo Crónica,

Lucio Fontana, Juana Francés, Pablo Gargallo, Julio

González, Luis Gordillo, Arshile Gorky, Richard Hamilton,

Raoul Hausmann, John Heartfield, Jean Hélion, Georges

Hugnet, Vicente Huidobro, Cristina Iglesias, Jasper Johns,

Paul Joostens, Per Kirkeby, Yves Klein, Franz Kline, Gustav

Klucis, Krazansky, Guillermo Kuitca, Valentina Kulagina,

Frantisek Kupka, Carmen Laffon, Wifredo Lam, Nicolás

de Lekuona, Jos Leonard, Jacques Lipchitz, El Lissitzky,

Lucebert, Markus Lüpertz, Ángeles Marco, Gordon Matta-

Clark, Vladimir Mayakovsky, Henri Michaux, Robert

Michel, Manuel Millares, Joan Miró, László Moholy-Nagy,

Mompó, Zoran Music, Bruce Nauman, Miquel Navarro,

Barnett Newman, Claes Oldenburg, Dennis Oppenheim,

Beverly Pepper, Rafael Pérez Contel, Laszlo Péri, Vicente

Peris, Francis Picabia, Pablo Picasso, Ignacio Pinazo, Jorge

Pineda, Sigmar Polke, Richard Prince, R. Delaunay/ V.

Huidobro, Albert Ráfols Casanova, Robert Rauschenberg,

Josep Renau, Angelo Rognoni, Franz Roh y Jan

Tschichold, Peter Karl Röhl, Vladimir Osipovich Roskin,

Page 17: Obra sobre papel

13

Olga Vladimirovna Rozanova, Gerardo Rueda, Sanleón,

Francisco Santa Cruz, Antonio Saura, Kurt Schwitters,

Eusebio Sempere, Robert Smithson, Susana Solano, Pierre

Soulages, Saul Steinberg, Karl Steiner, Frank Stella, Varvara

Stepanova y Boris Ignatovich, Varvara Stepanova, Nikolai

Suetin, Antoni Tàpies, Tristan Tzara, Vart Van der Leck,

Theo Van Doesburg, Emilio Vedova, Bernar Venet, Sue

Williams, José Mª. Yturralde.

A mi entender, esta forma de disponer y reorganizar la

colección es una forma de revitalizarla y mostrarla al

público de una manera atractiva ya que nuestro trabajo en

el ámbito de la divulgación debe encaminarse a despertar

la sensibilidad de todas las personas que conforman la

sociedad multicultural.

Por esta razón, poner en valor las obras sobre papel me

parece un ejercicio responsable ya que este frágil soporte,

dada su alta sensibilidad a la luz y a las variaciones

ambientales, no suele ser demasiado difundido. Pero es

de justicia que este clima se reconvierta y estas obras que

pertenecen a la intimidad del taller del artista, que recogen

la temperatura exacta de un sentimiento, se expongan y se

difundan abiertamente. En esta exposición constatamos,

una vez más, como el soporte puede llegar a ser el hilo

conductor capaz de unificar y de dar cabida a la disparidad

de ideas, criterios, técnicas, tendencias y estilos que definen

épocas históricas.

El papel como soporte, tal como se observa en las obras

que integran esta muestra, confiere al artista un carácter

fresco, directo y libre ya que todos ellos parecen estrechar

un vínculo afectivo y una conexión emocional diferente

a la que despliegan en otros soportes debido a que este

sutil espacio inspira una extraordinaria fuerza, riqueza y

diversidad creativa que permite ver nacer vías artísticas que

nos conducen, como espectadores, a conquistar nuevas

formas para comprender un nuevo mundo que habitar.

Page 18: Obra sobre papel

14

Page 19: Obra sobre papel

15

Allan McCollumCollection of 60 drawings nº 7, 1988-90Tinta sobre papel, 223 x 335 cm

Page 20: Obra sobre papel
Page 21: Obra sobre papel

17

Desde su invención por los chinos, cuando los romanos se

dedicaban todavía al grabado en tablillas, el papel ha sido

usado como soporte del dibujo. Se han hallado fragmentos

de papel en las ruinas de Xuanquanzhi en Dunhuang, en la

provincia de Gansu, al noroeste de China, que corresponde-

rían al periodo del Emperador Wu que reinó entre los años

140 y 86 a. de C. La invención del papel proporcionó a los

chinos una extraordinaria ventaja tanto artística como co-

mercial. Con anterioridad a ese descubrimiento, las paredes

de las cuevas, la piedra pulida o los rollos de pergamino eran

los soportes a los que contables, sacerdotes, eruditos y, en

última instancia, artistas recurrían para dejar su impronta.

En origen, las obras sobre papel funcionaron como boce-

tos o guías de esculturas o pinturas acabadas, y también de

edificios, pues toda arquitectura arranca del dibujo. A pesar

de ello, el coleccionismo de dibujos arquitectónicos es algo

relativamente reciente. Durante la Edad Media y el Renaci-

miento, los dibujos se ampliaron a “viñetas” de gran tamaño

que facilitaban la transferencia de las composiciones a las

paredes en la pintura al fresco. Hoy, una vez más, los artistas

vuelven a crear obras sobre papel de grandes dimensiones.

Pero en la actualidad, ese tipo de obra es más un producto

acabado que parte del proceso de creación de obra pública.

En el Renacimiento, los artistas comenzaron a dibujar sobre

el papel figuras o cabezas individuales que luego organiza-

ban en composiciones acabadas, a partir de modelos vivos

o de antiguas esculturas o moldes de yeso reunidos en las

escuelas de arte. Después, trabajaban las composiciones en

unos dibujos más acabados, que cuadriculaban para traspa-

sarlos a muros, tablas o lienzos. Esos dibujos preparatorios

fueron valorados y coleccionados porque encarnaban un

tipo de creación más íntima y personal que la representada

por los encargos oficiales.

Los dibujos de los grandes maestros rara vez iban firmados

y fechados, y el de su autoría representa probablemente uno

de los aspectos más difíciles y controvertidos para los erudi-

tos. Un dibujo es la huella más personal de la mano de un

artista y nunca una producción de taller, por lo que resulta

difícil, prácticamente imposible, falsificarlo, lo que incre-

menta de manera notable su valor. Sin embargo, en el siglo

OBRA SOBRE PAPEL:LA COLECCIÓN DEL IVAM

Barbara Rose

Page 22: Obra sobre papel

18

XIX, los artistas modernos empiezan a firmar a menudo di-

bujos acabados, concebidos para su exposición, admitiendo

así la autonomía de la disciplina como medio independien-

te. En The Modern Drawing, publicado en 1983, John El-

derfield, a la sazón Conservador en Jefe del MoMA, escribía:

“si la definición elemental del dibujo es la de registro reali-

zado por una herramienta que se desplaza por una super-

ficie, lo más interesante del dibujo sería quizás –a diferen-

cia de otras formas de artes plásticas– la propia naturaleza

directa de la transmisión, bien se trate de impulso, bien de

sentimiento, de percepción o de concepto. El dibujo revela

el momento más sutil, el análisis más clínico, el drama más

preciso. El dibujo moderno deja espacio a reacciones alter-

nativas –las funciones asumidas por signos diferentes son a

un tiempo explícitas y evocadoras–. En este sentido, como

registro de los elementos más sutiles de nuestra cultura, el

dibujo está al nivel de cualquier registro escrito o verbal”.

La idea de que el dibujo es el registro más directo del pen-

samiento y el gesto de un artista subyace tras las reflexiones

contemporáneas sobre la obra en papel. No obstante, la

importancia del dibujo como cimiento del arte se remon-

ta a las teorías del biógrafo y artista del siglo XVI Giorgio

Vasari. En contraste con el Manierismo, que depende de

un ideal de perfección abstracto, los artistas barrocos se

orientan hacia un realismo rotundo basado en un revival

del dibujo del natural. Tanto la boloñesa Accademia degli

Incamminati de Carracci, que lanzó el estilo barroco, como

la sevillana Academia del Dibujo de Pacheco, en donde se

formaron Velázquez y Zurbarán, pusieron el acento en la

primacía del dibujo.

Menos formal y más directamente espontáneo, el dibujo se

ve, cada vez más, como esencial al proceso creativo por su

variedad de funciones: puede describir lo que se ve, visua-

lizar lo imaginado y registrar las ideas y procesos de con-

cepción del artista. La obra sobre papel tiene la capacidad

de representar –a veces en un estilo apresurado– y también

de ilustrar, satirizar, expresar emoción o registrar el gesto

físico directo.

El dibujo puede funcionar como un paso intermedio entre

la concepción y la ejecución de grandes obras pictóricas y

escultóricas o postularse por sí mismo como obra acabada

y susceptible de exhibirse. A la expansión de las funciones

y alcance de la obra sobre papel podríamos añadir las enor-

memente ampliadas posibilidades materiales y técnicas.

Hoy, los artistas pueden trabajar en el papel con medios tra-

dicionales como el lápiz, carboncillo, tinta, crayón, aguada,

acuarela, pastel, etc., mientras otros, como Ed Ruscha, re-

curren al tabaco, chocolate, café y a toda suerte de manchas

para crear trazos o motivos sobre el papel.

Los maestros de la antigüedad optaban a menudo por la tiza

roja o sanguina, una técnica rara vez empleada hoy, aunque

los excepcionales dibujos del maestro húngaro Zoran Music

están realizados con este medio tradicional. Hoy, el dibujo

es mucho más que un medio dirigido a la satisfacción de

un fin, habiendo sido convertido por muchos en fin en sí

mismo, elevado desde la categoría de arte menor a la de

arte con mayúsculas. Con el hundimiento de las jerarquías

en las artes, la propia definición de dibujo ha cambiado al

hibridarse con el grabado y la fotografía y quedar subsumi-

do en otros medios. Las pinturas de creadores como Larry

Rivers, Robert Rauschenberg y Jasper Johns, o las de los

europeos Gerhard Richter, Arnulf Rainer y Sigmar Polke,

constituyen ejemplos de esas relaciones simbióticas. Esas

mezclas de dibujo con otras formas artísticas crecen en po-

pularidad, como ilustra la reciente combinación de dibujo

y vídeo en la obra de William Kentridge.

Page 23: Obra sobre papel

19

Podría afirmarse que dicha polución de medios, generado-

ra de nuevas definiciones del dibujo, comenzó con la fu-

sión de pintura y dibujo en el arte moderno. La separación,

que nunca existió en el arte asiático, continuó presente en

el arte occidental hasta el periodo moderno, cuando las

dos disciplinas fueron poco a poco fundiéndose, primero

a manos de Matisse, quien dio la consideración de con-

torno a los bordes de las formas, y por Jackson Pollock

después, que expandió su estilo de dibujo con pincel a

pintura gestual. La importancia de ese acto como mo-

mento decisivo ha sido analizada por Bernice Rose en su

influyente catálogo sobre Pollock, Painting into Drawing,

editado por el MoMA.

El ejemplo de Pollock fue seguido por los demás artistas

de la Escuela de Nueva York, como Franz Kline o Arshile

Gorky. De hecho, las pinturas de Kline no son sino am-

pliaciones fotográficas de sus dibujos a pincel, transferi-

dos a lienzo con ayuda de un proyector. En la Europa de

la posguerra, los artistas del informalismo desarrollaron

estilos que también trasladaban el dibujo a la pintura. Su

estética expresionista gestual fue compartida por los espa-

ñoles Millares y Saura, que entendían que el pincel podía

utilizarse tanto para crear grandes pinturas como pequeños

dibujos. Así era como funcionaban los antiguos pergaminos

asiáticos, lo que podría llevarnos a interpretar la fusión del

dibujo en la pintura del periodo de posguerra europeo y

americano como fruto de un renovado interés por el arte

asiático, que habría actuado como inspiración novedosa en

un momento en el que el intercambio cultural global se iba

haciendo omnipresente.

Al igual que la pluma, el pincel y la tinta, la acuarela ha sido

tradicionalmente empleada en formatos pequeños, sugeri-

dores de intimidad. A inicios del siglo XIX, las obras sobre

papel comenzaron a ser coleccionadas como obras de arte

en sí mismas, terminadas y autónomas, un estatus y valo-

ración que los pasteles coloreados y las acuarelas habían

alcanzado ya en el siglo anterior con las obras de los artistas

del Rococó. El cambio de escala en la obra sobre papel se

inicia con el concepto de la impresión a tamaño cartel, o del

cartel, un múltiple susceptible de ser reproducido y distri-

buido entre una gran audiencia democrática. Este rol modi-

ficado del dibujo, de la condición de estudio preparativo a

la de expresión privada y personal y de ahí a la de múltiple

masivo, refleja la transformación del coleccionismo de pa-

satiempo aristocrático a popular. En efecto, el hundimiento

de las jerarquías artísticas va en paralelo al de las distincio-

nes entre clases sociales.

Durante el siglo XX, el desarrollo de los medios mecáni-

cos de reproducción dio lugar al nacimiento de dos formas

específicamente modernas de obra sobre papel: el collage,

que pega fragmentos de papel impreso o de materiales de

orígenes diversos, como el papel pintado o el de periódi-

co; y el póster, grandes litografías offset dirigidas al gran

público y expuestas a menudo en la calle o en lugares de

encuentro popular como los cafés. De los íntimos bocetos

de Pinazo o los carteles cinematográficos de Renau, a las

grandes obras de técnica mixta de la posmodernidad, la co-

lección de obra sobre papel del IVAM contiene ejemplos de

todo el espectro de este tipo de obra. Sin embargo, dos gru-

pos históricos destacan por su singularidad, profundidad

y amplitud: las obras sobre papel del pintor impresionista

valenciano Pinazo, y las del escultor catalán Julio González.

Ambos conjuntos, que contienen tanto estudios como obra

terminada, guardan una estrecha relación con los logros al-

canzados por los dos artistas en otros medios –la pintura en

el caso de Pinazo, la escultura en el de González–.

Page 24: Obra sobre papel

20

Ignacio Pinazo fue célebre por su dominio de la acuarela,

pero era igualmente hábil en el dibujo. Sus rápidos bocetos

a pluma o a lápiz, realizados espontánea y rápidamente a

partir de la observación directa del modelo desnudo, de

familiares o de amigos, de paisajes o de escenas corrientes

de la vida cotidiana, eran a menudo estudios preparato-

rios de sus pinturas al óleo. Pinazo, nacido en el seno de

una humilde familia valenciana, ya había dado muestras de

un talento y una ambición excepcionales y viajado en dos

ocasiones a Roma, donde entre 1876 y 1881 desarrolló su

estilo académico. La excelencia de los artistas valencianos

en el dibujo se confirma por el papel nuclear que la dis-

ciplina ha desempeñado tradicionalmente en la Academia

de Bellas Artes de San Carlos, donde como antes Pinazo,

otros jóvenes valencianos aspirantes a artistas continúan

formándose.

Los amplios fondos de dibujos de Julio González en la co-

lección del IVAM se hallan representados aquí por ejemplos

seleccionados para mostrar su evolución desde su condi-

ción de talentoso artista académico, que dibuja a partir de

modelos del estudio, a la de uno de los grandes innovadores

de la escultura moderna que elaboraba sus concepciones

sobre el papel. Podemos, de hecho, seguir el paso desde la

abstracción gradual de motivos basados en la observación

de la figura y el rostro humanos, hasta su traducción a es-

cultura abstracta.

A la edad de quince años, encontrándose estudiando dibu-

jo en Barcelona, González entró de aprendiz con un orfe-

bre. En 1899, la familia se trasladó a París, donde González

conocería a compatriotas como Picasso o como el escultor

Pablo Gargallo, un temprano practicante de la escultura en

metal. Sin embargo, si los dibujos de Gargallo consistían, so-

bre todo, en estudios decorativos de figuras en movimiento,

como la bailarina presente en la colección del IVAM, Gon-

zález ensayaba ya sobre el papel su concepto abstracto de

estructuras volumétricas tridimensionales. Para contribuir

al mantenimiento de su familia, en 1918 González empe-

zó a trabajar como soldador, aprendiendo un oficio que se

convertiría en base de su futura e innovadora escultura en

hierro forjado. Diez años después, Picasso solicitó su ayuda

para crear varias esculturas de metal que requerían solda-

dura. Desde el mes de octubre de 1928 hasta 1932, los dos

hombres trabajaron juntos en el estudio de González. Se

trató de una colaboración excepcionalmente íntima, con Pi-

casso permitiendo que González accediera a sus cuadernos,

y González enseñando a Picasso a plasmar sus dibujos en

esculturas cubistas.

González dotó a Picasso de la técnica necesaria para crear

escultura cubista, y Picasso obsequió a González con un

nuevo vocabulario de forma abstracta. Conforme Gonzá-

lez avanzaba en su trabajo, empezando a soldar más que a

modelar, tallar o a fundir, sus dibujos adquirían un estilo

claramente cubista. Juntos, los dos españoles revoluciona-

ron nuestro concepto de la escultura y gran parte de esa re-

volución está documentada en dibujo. Según la experta en

Picasso Marilyn McCullough, los dos artistas colaboraron

en un mínimo de seis esculturas ejecutadas en ensamblaje

de metal soldado, unas obras clave que proyectaron el co-

llage cubista a la tercera dimensión y dotaron a la escultura

de un vocabulario totalmente novedoso que se basaba esen-

cialmente en el dibujo.

En 1930, González inició una revolución formal consisten-

te en la sustitución de masas y volúmenes por un nuevo

vocabulario de planos y líneas enraizado en el dibujo. En

ese proceso, el dibujo quedó subsumido en un tipo lineal

de escultura. González cortaba planchas de metal que, por

Page 25: Obra sobre papel

21

primera vez, soldaba entre sí formando unas cabezas y fi-

guras marcadamente abstractas. Sus dotes como dibujante

demostraron ser cruciales en esta proyección desde las dos

dimensiones de la línea y el plano a las tres del estilo escul-

tórico. Es significativo que se refiriera a esta nueva forma

de escultura planimétrica, en la que unas finas planchas de

metal aluden a figuras y gestos humanos, como dibujo en

el espacio, revelando sus cimientos en el dibujo del que era

un consumado practicante. Y aunque transformara la escul-

tura mediante el uso de la soldadura y del corte autógeno,

nadie podría tildar las esculturas o los dibujos de Gonzá-

lez de mecánicos. El estilo resultante acabó conociéndose

como ensamblaje, pues dependía para su ejecución no de

las tradicionales técnicas escultóricas sino del ensamblaje

industrial. Una vez más, las obras sobre papel, y muy en

especial la técnica de ensamblaje del collage, resultaron cru-

ciales para el desarrollo de nuevas formas.

Inventado por Braque y Picasso a comienzos del siglo

XX como derivación de la fragmentación cubista de la

imagen, el collage posibilitaba asociar diversas imágenes

de una manera que recuerda mucho a esa síntesis mental

sugerida por el montaje cinematográfico y que depende de

la interpretación que la mente o el espectador hacen de la

interacción de imágenes procedentes de fuentes dispares. En

los años veinte del pasado siglo, los constructivistas rusos

practicaron el collage y fueron pioneros en la producción de

carteles que incorporaban elementos de diseño abstractos

al servicio de la creación de una nueva sociedad. El collage

fue la versión que las artes plásticas hicieron del montaje

fílmico, que actuó, en maneras diversas, de inspiración.

Como el montaje cinematográfico, el collage corta y reúne

fragmentos diversos del mundo visual para crear una tercera

imagen que es fruto del procesamiento e interpretación que

la mente realiza a partir de esa información.

La emergencia de la fotografía como medio artístico y el

nuevo arte de la máquina ejemplificado por el dibujo

mecanomórfico de Picabia desembocaron en una concepción

fotomecánica del arte. Picasso, cuyo interés por las formas

o los procesos mecánicos era nulo, fue célebre por haber

presumido de que de niño dibujaba ya como Ingres, una

exageración propia de un artista que hizo carrera de la

exageración. Más exacto sería afirmar que en sus últimos

dibujos, como el realizado a pincel presente en la colección

del IVAM, dibujó desde la imaginación, regresando así a la

fresca inocencia del arte de la infancia aunque con un tema

que es todo menos infantil.

La introducción de la fotografía en la Bauhaus, no como

medio comercial sino como soporte artístico, contribuyó

a extender su esfera de influencia entre artistas de otros

medios. El currículo de la Bauhaus, la escuela alemana de

arte fundada en 1919, combinaba artesanía y bellas artes,

y fue famoso por el enfoque de diseño que difundió y

enseñó. En funcionamiento hasta 1933, impartió principios

originariamente explorados por los constructivistas rusos,

incluyendo el diseño tipográfico avanzado. Sin embargo, la

enseñanza básica de la Bauhaus era el dibujo arquitectónico,

lo que sintonizaba a la perfección con ese estilo geométrico

mecánico característico de los artistas vinculados al

Constructivismo y a de Stijl, cuyos trabajos sobre papel se

encuentran bien representados en la colección del IVAM.

El artista germano Kurt Schwitters fue una figura clave en la

conexión del Constructivismo y el Dadaísmo, participando

en ambos movimientos. La agitación que conduciría al

cierre de la Bauhaus y en última instancia a la II Guerra

Mundial inspiró a los artistas dadaístas en la creación de

un arte satírico y socialmente crítico, muy especialmente

en la Alemania de los años veinte y treinta. Unas obras

Page 26: Obra sobre papel

22

que, al ser concebidas como declaración política, eran

representacionales o narrativas y nunca abstractas. La

libertad de imaginación se hace especialmente patente

en los dibujos satíricos de Otto Dix y George Grosz. Los

brillantes collages de Schwitters incorporaron a esa técnica

nuevos elementos de reproducción así como auténticos

materiales tridimensionales, que el artista tradujo en obras

de ensamblaje enormemente personales. Como Grosz y

tantos otros miembros de la Bauhaus, tras la prohibición

de la vanguardia por parte de Hitler y la persecución de sus

creadores Schwitters huyó a los Estados Unidos, donde su

obra ejerció un impacto directo sobre el pop art y estimuló

el florecimiento de la escultura de ensamblaje. He Goods,

un tardío collage de 1944 de Schwitters, ejecutado durante

su exilio en Pasadena, California, es uno de los tesoros de la

colección del IVAM.

El collage representa el primer ejemplo de incorporación

al arte de superficies de la vida real tales como el papel

pintado o el periódico. El artista valenciano Josep Renau es

conocido por sus brillantes y punzantes collages y carteles

políticos; un estilo cimentado, no obstante, sobre una

sólida base dibujística. Hijo de un catedrático de dibujo

de la Academia de San Carlos y catedrático de dibujo él

mismo en la Universidad de Valencia entre 1932 y el

estallido de la Guerra Civil, Renau aprendió artes gráficas y

fotografía después de licenciarse en San Carlos en 1925, lo

que le dio la formación necesaria para crear una asombrosa

producción de obras basadas en la técnica del collage, de

gran originalidad y dramatismo, inspirada por los dadaístas

y por los expresionistas alemanes además de por los

constructivistas rusos.

El establecimiento en 1931 de la Segunda República hizo

que el arte experimental europeo se volviera cada vez más

accesible en España. Aquel año Renau se unió a la filas del

Partido Comunista, lo que llevaría a la posterior censura

de su obra. Militante y comprometido, escribió ambiciosos

ensayos de arte político en los que defendía el uso por

los artistas de técnicas de la publicidad y la información

para comunicar sus propias temáticas, anticipándose así

a ese arte político y crítico contemporáneo de creciente

popularidad en acontecimientos de ámbito global como

ferias de arte o bienales.

En 1932, Renau fundó la Unión de Escritores y Artistas

Proletarios. Arrestado en 1934 durante la huelga

revolucionaria de Octubre, dirigía ya la revista Nueva

Cultura y en 1936 se convertiría en co-director de Verdad,

periódico del Partido Comunista en Valencia. Aquel año,

el gobierno republicano lo nombró Subsecretario de Bellas

Artes. Se sabe que desempeñó un papel fundamental en

el nombramiento de Picasso como Director Honorario del

Museo del Prado y en el traslado de los cuadros del museo a

las Torres de Serranos de Valencia primero, y a Suiza después,

para salvarlas de los ataques aéreos de los nacionales sobre

Madrid. En 1937, Renau diseñó las muestras fotográficas del

Pabellón Español en la Exposición Internacional de París y

se rumorea que fue él quien encomendó a Picasso la pintura

de un mural para el pabellón que acabaría convirtiéndose en

el Guernica. Tras la caída de la República emigró a México.

Convencido de que la CIA planeaba asesinarlo, en 1958 se

trasladó a Alemania Oriental, donde creó los murales y series

de fotomontajes Fata Morgana USA y The American Way of

Life, un fotomontaje satírico y crítico de la cultura popular

y la política norteamericanas que se adelanta al pop art en

su crítica al consumo y la vulgaridad de la cultura de masas.

Sin duda alguna, la mordaz crítica y apropiación que Renau

hace de las imágenes de la cultura popular influyeron en el

Page 27: Obra sobre papel

23

Equipo Crónica, un brillante grupo de jóvenes valencianos

que trabajó bajo cuerda durante el régimen franquista.

De hecho, las obras de Equipo Crónica y de su sucesor,

el Equipo Realidad, son precursoras de las estrategias de

apropiación que caracterizan a la vanguardia internacional

de hoy. Como Renau, sus componentes se formaron como

artistas plásticos, con una habilidad especial para el dibujo

que pudieron, muy apropiadamente, adaptar a los objetivos

del diseño gráfico, basado, como el dibujo, en el formato

página. El Equipo Crónica, originariamente compuesto

por Manuel Valdés, Rafael Solbes y Juan Antonio Toledo,

se disolvió a la muerte de Solbes en 1981, con Valdés

trasladándose a los Estados Unidos para convertirse en un

pintor y escultor de éxito.

Fundado en 1964, como el Pop Art norteamericano y bri-

tánico el Equipo Crónica recurrió a los tópicos visuales y

al estilo impersonal de la imaginería popular de los mass-

media. Al igual que el de Renau, su trabajo era políticamente

subversivo y crítico con las ideologías fascistas, incluyendo

las de los medios de consumo masivo. Su aportación podría

contemplarse como una propuesta de diálogo con la historia

del arte, una crítica del estilo como concepto que ha per-

dido su valor dentro de lo que Walter Benjamin definiera

como “la era de la reproducción mecánica”, y de las realida-

des políticas de la España de los años del ocaso del régimen

de Franco. Mientras Rauschenberg y Warhol introducían

reproducciones de la Mona Lisa en sus obras pop, el Equi-

po Crónica incorporaba a sus satíricas pinturas basadas en

el collage las de obras icónicas de Velázquez y de maestros

modernos. Es en ese origen como collages fotográficos de re-

producciones donde sus trabajos muestran afinidad con los

de James Rosenquist o Richard Hamilton, el artista británico

que actuó de puente entre Marcel Duchamp por un lado y el

pop art de Inglaterra y los Estados Unidos por el otro.

En paralelo a la expansión registrada durante el siglo XX

por la definición del dibujo para abarcar el color, el colla-

ge y elementos impresos, las complejas combinaciones de

técnicas y materiales contribuyen a hacer más difícil si cabe

definir el dibujo de una manera simple. Usando como ma-

teriales de dibujo legítimos sustancias tan diversas como

tela, plástico, hilo, periódico, cordel, tinta, pastel y carbon-

cillo, Picasso lo intentó, por supuesto, todo, tanto desde el

punto de vista de las técnicas como desde el de los mate-

riales, incorporando cualquier tipo de medio conocido a

sus obras sobre papel. Miró fue igualmente experimental

en cuanto a materiales y técnicas, muy especialmente en el

caso del automatismo surrealista, que daría total libertad a

la imaginería onírica y al subconsciente como medios de

inspiración. El artista holandés Lucebert (Lubertus Jacobus

Swaanswijk), conocido como el poeta del movimiento CO-

BRA, recurrió al dibujo automático para crear unos perso-

najes híbridos que tienen en común con Miró su carácter

fantástico. Como su colega Karel Appel, Lucebert participó

en 1949 en la primera colectiva de Cobra en el Stedelijk

Museum de Ámsterdam.

En pequeña e íntima escala u ocupando toda la pared como

pieza totalmente acabada o como creación informal y es-

pontánea, la emergencia de la obra sobre papel como for-

ma artística relevante y ampliamente practicada es de gran

trascendencia para el arte contemporáneo. La idea de que la

impresión era susceptible de redefinir el dibujo al eliminar

el papel de representación en la creación de imágenes fue

explorado por el radical creador francés Yves Klein, cuya

obra Cosmogonía (COS 43) de la colección del IVAM perte-

nece a su afamada serie Antropometrías de los años sesenta,

en la que Klein recurrió a mujeres desnudas como “pinceles

humanos” con los que aplicar pigmento azul sobre el papel

o el lienzo. Tras empapar sus cuerpos en pintura, las mode-

Page 28: Obra sobre papel

24

los apretaban sus vientres y senos contra un lienzo colocado

en la pared o rodaban sobre un lienzo o un papel dispues-

tos sobre el suelo. En sus Cosmogonías, Klein pulverizaba

pintura sobre un lienzo o un papel que luego llevaba a unos

humedales, permitiendo que las hierbas, la lluvia y el viento

dejaran su impronta en la superficie.

Durante gran parte de la década de los noventa, fue caracte-

rístico de los artistas de vanguardia regresar a una imagine-

ría personal. Muchos de ellos, como el pintor británico John

Davies, crearon unos escenarios narrativos que recuerdan el

storyboard, sugiriendo unos misteriosos seriales habitados

por figuras solitarias de maniquíes y por una inquietante

profundidad de imaginería dotada de una cualidad onírica

que en ocasiones bordea la pesadilla.

Y aunque gran parte de esos dibujos narrativos fingen un

estilo naif, realizan un complejo comentario sobre el arte

y sobre la vida. Una realidad subjetiva alternativa que nos

hace pensar en la descripción del Art Brut por Jean Dubuffet:

“Esas obras creadas desde la soledad y de impulsos creativos

puros y auténticos, en los que la preocupación por la

competición, el aplauso o la promoción social no interfiere,

son, por causa de esos mismos hechos, más preciosas que

las producciones de las profesiones”. Para Dubuffet, “No

podemos evitar sentir, en relación con estas obras, que el

arte cultural en su globalidad nos parezca el juego de una

sociedad fútil, de un desfile falaz”.

Una práctica individualista contemporánea que a menudo

lleva a la construcción de mundos enormemente personales.

Así, para Miquel Navarro, la arquitectura –que no el

cuerpo– constituye el punto de partida hacia la abstracción.

La arquitectura, y hasta el urbanismo, se convierten en

metáforas del cuerpo. Para Richard Serra, ante la expandida

visión del dibujo que poseen los artistas contemporáneos,

“cualquier cosa que, en términos dibujísticos, se proyecte

para expresar –ideas, metáforas, emociones, estructuras de

lenguaje– emana del acto de dibujar”. Y dado que el dibujo

constituye el medio más inmediato, espontáneo e íntimo

al que el artista puede recurrir, será también el método

más directo de registrar el impacto de las emociones y

acontecimientos de un mundo complejo en el que la ciencia

ficción coexiste con libros de cómics, reproducciones

artísticas y con diversas formas híbridas de comunicación:

de la publicidad o las retransmisiones deportivas a los

programas televisivos mundiales de información o a las

formas cada vez más novedosas que adoptan los medios de

comunicación de masas.

Al rechazo de los métodos de enseñanza tradicionales que

tuvo lugar en la década de los sesenta, dominada por el arte

abstracto, siguió la asunción de un carácter más privado

en el dibujo. Con el renovado interés por la figuración que

tuvo lugar en los años ochenta, el dibujo resurgió, una

vez más, como una actividad respetable, fortalecido como

consecuencia de la enorme proliferación de imaginería

procedente de los medios mecánicos y electrónicos: de

la fotografía, el cine, el vídeo y la tecnología informática.

Con todo, el dibujo es único en esa aproximación directa

al subconsciente expresada en el dibujo automático, pero

también en la concreción con la que registra el gesto físico

y el impulso inmediato.

A finales de los sesenta y comienzos de los setenta, la

materialidad del objeto artístico fue sometida a una

profunda revisión que Lucy Lippard describió como

“la desmaterialización del arte”; la obra en papel cobra

nueva importancia como huella de la performance o de

constructos filosóficos. Libre ahora de los confines de la

Page 29: Obra sobre papel

25

página, el dibujo se vuelve omnipresente, sobre todo en

el momento en que las instalaciones, el environmental art

y las earthworks u obras de tierra comenzaron a desafiar

los límites del “cubo blanco” de la galería y el espacio del

museo. El propio paisaje se convirtió en superficie sobre

la que dibujar, aunque esas configuraciones realizadas por

artistas como Robert Morris, Robert Smithson o Michael

Heizer se concibieran primero sobre papel.

En el mundo posmoderno de hoy, el dibujo reclama un

ámbito de investigación mayor incluso, exhibiendo un

vasto espectro de escalas, técnicas y medios; y también de

intenciones. La narración cobra de nuevo importancia en

las piezas figurativas de Carmen Calvo y en las narrativas

conceptuales de Elena del Rivero. Las obras de ambas

artistas se relacionan con el arte y con la vida a través de

unas interpretaciones, de marcado carácter individualista, de

la experiencia personal y del mundo exterior. Otras artistas,

como las escultoras Susana Solano y Cristina Iglesias, ofrecen

respuestas poéticas, meditativas, en obras sobre papel.

La colección del IVAM es especialmente rica en obra sobre

papel a cargo de escultores, comenzando por el singular

grupo de estudios preparatorios de González e incluyendo

piezas de representantes de la modernidad temprana, como

Moholy-Nagy, Lipchitz o Calder. La vanguardia de la pos-

guerra se halla representada por escultores, en una relación

que va de Chillida, Alfaro, Sanleón, de Soto, Cardells y Na-

varro a Claes Oldenburg, Robert Smithson, Dennis Oppen-

heim y Bruce Nauman. Uno de los primeros en utilizar la

fotografía como sustituta del dibujo, Nauman, fue coetáneo

de artistas conceptuales como Gordon Matta-Clark o John

Baldessari, que recurrieron más y más a la fotografía como

método para introducir imágenes en sus obras sobre papel

tras un periodo dominado por la abstracción.

No hay duda de que el resurgir de la obra sobre papel

experimentado en los últimos años guarda relación con

el desmantelamiento de las tradicionales jerarquías que

separaban las diversas artes y relegaban a algunas de ellas

a la condición de formas “menores” mientras elevaban a la

arquitectura a un nuevo estatus de privilegio por encima

tanto de la pintura como de la escultura. A ciertos niveles,

podría considerarse que la obra sobre papel se encuentra

en el extremo opuesto al representado por el gasto colosal

y el dominio de la arquitectura. Se puede contemplar el

dibujo como una especie de diario del arte, practicable

sin necesidad de poseer un grandioso estudio o sin costes

excesivos. En algunos casos, el dibujo es lo contrario de

las obras monumentales para las que puede servir de

preparación. En este sentido, podríamos imaginar que el

dibujo habita una zona intermedia entre lo material de la

escultura y lo mental de la imaginación.

El dibujo ofrece también la posibilidad de permutación,

al permitir visualizar la misma forma, u otra similar, en

configuraciones diversas. Se trata de un rasgo de la obra

sobre papel de la que se aprovecha el pintor Luis Gordillo,

cuyos dibujos generan motivos para sus pinturas, igual que

ocurre con los dibujos del escultor y pintor francés Bernar

Venet, cuyas últimas plasmaciones de líneas indefinidas

representan la variedad de posiciones posibles de una única

escultura al permitir al azar asumir una forma no fijada

que siempre podrá alterarse a posteriori, implicando así un

pasado y un futuro.

El arte moderno puso los cimientos del vasto despliegue de

obras de arte que hoy presentamos, y uno de los cambios más

notables es el del advenimiento de las obras de environmental

art, incluyendo el arte site-specific. Las piezas que encierran

un componente ambiental de importancia saltan desde las

Page 30: Obra sobre papel

26

cuatro paredes del “cubo blanco” del espacio expositivo al

territorio ilimitado del paisaje.

El ámbito de la obra sobre papel se vio enriquecido

por el renacimiento del grabado en los Estados Unidos

propiciado por Tatyana Grosman, que en 1960 abrió su

Universal Limited Art Editions (ULAE) con la idea inicial

de imprimir ediciones originales de poesía ilustrada por

artistas a la manera del livre de luxe europeo. En los Estados

Unidos, el grabado era visto como un tipo de producción

artesanal diferenciado del arte elevado representado por

la pintura y la escultura, que no era digno de la atención

de los grandes creadores. Una actitud que Grosman

cambió al enseñar grabado a pintores y escultores como

Larry Rivers, Robert Motherwell Robert Rauschenberg,

Jim Dine o Jasper Johns, incitando a una experimentación

que fructificó en unos grabados con una magnificencia y

detalle que hacían posible trasladar a papel muchas de las

cualidades de la pintura.

Jasper Johns fue uno de los primeros artistas invitados por

Grosman a ULAE. Es habitual que las piezas de papel sean

bocetos de pinturas o esculturas. Sin embargo, en el caso

de Jasper Johns, a quien con frecuencia se alude como

el mejor grabador del siglo XX, sucede lo contrario. Es

su pintura y su escultura lo que inspira su dibujo y su

grabado, repitiendo y elaborando estos últimos en papel

las imágenes de los primeros. El aprendizaje del grabado

abrió amplios y nuevos horizontes para Johns. El grabado,

una técnica que conserva los diversos estadios de la

imagen mientras el artista va aplicando sucesivas capas de

color o de tinta, le permitieron incorporar al arte gráfico

esa naturaleza pictórica de la pincelada que asociamos a la

ornamentada superficie del cuadro pintado. La perversa

ironía implícita en el recuerdo de la esencia de una técnica

–las elaboradas superficies de la pintura– en dibujos y

grabados tradicionalmente definidos como lineales, es

característica de la habilidad de Johns para innovar dentro

de los medios tradicionales.

La decisión de Grosman de enseñar técnicas de artes gráficas

a pintores frente al aislamiento del grabado como disciplina

académica diferenciada tuvo consecuencias de amplio

espectro. En Los Angeles, el maestro grabador Ken Tyler

experimentó con nuevas técnicas y trabajó con grandes artistas

como Rauschenberg, Kelly, Oldenburg o Stella. Los primeros

dibujos de Oldenburg eran estudios de sus happenings, pero

a comienzos de los sesenta inició en sus dibujos una serie

de propuestas de imágenes para monumentos que acabarían

inspirando grandes esculturas públicas.

En 1968–69, Johns realizó dos grandes versiones de

Numerals 0–9: una serie impresa en negro; otra en color en

Gemini, GEL. El IVAM tiene en su colección la serie negra

junto a otros de los grabados más apreciados de Johns.

Numerals era ya un ingrediente básico en el vocabulario de

imágenes repetidas de Johns. Impersonales en apariencia,

esos números grabados que nos hacen pensar en las

láminas de los ópticos se convierten en un rico y variado

desfile de formas delicadamente matizadas y conformadas,

evocadoras de superficies pictóricas no obstante consistir,

en realidad, en grabados sobre papel. En toda la obra de

Johns está presente un diálogo entre la representación y la

reproducción que llega a su clímax, en múltiples formas,

en sus grabados, en los que en ocasiones inserta, con

discreción, reproducciones.

Por su parte, Rauschenberg, formado como fotógrafo en el

Black Mountain College, utilizó no sólo reproducciones de

revistas y periódicos, sino también sus propias fotografías.

Page 31: Obra sobre papel

27

Tras un comienzo en la ULAE similar al de Johns, en el

que utilizó grabados en blanco y negro, a partir de 1962

Rauschenberg transfirió esas técnicas directamente a sus

pinturas con su primera serie de pinturas serigrafiadas.

Aunque en el Black Mountain Collage se formó junto al

maestro de la Bauhaus Josef Albers, Rauschenberg reaccionó

frente a la estricta abstracción geométrica de la Bauhaus con

un estilo pictórico suelto que incorporaba toda suerte de

texturas y objetos. Para los dibujos con los que ilustra el

Inferno de Dante encontró la manera de transferir imágenes

impresas a papel que adaptó en sus pinturas serigrafiadas.

No hay duda de que su experiencia en el grabado influyó

en su elección de cómo reintroducir imágenes, que, con

la excepción de la ocasional reproducción de pinturas

o esculturas de los grandes maestros, no eran recicladas:

sus imágenes aluden al presente y a su forma de vivirlo,

originándose en recortes de prensa del momento o en

fotografías tomadas por él mismo. Tampoco es su estilo un

simple remix de citas de la historia del arte. La arrolladora

gestualidad física y las superficies táctiles de su lenguaje son

características de la action painting de la Escuela de Nueva

York. Su brillante interpretación personal de ese estilo

conciliaba representación con abstracción pictórica a través

de una simbiosis paulatina –que llegaría a ser total– con los

procesos de grabado.

A finales de los sesenta, el environmental art concebido para

lugares específicos sacó la escultura del museo y se la llevó

al paisaje. Una escapada desde el objeto artístico tradicional

que generó nuevas formas de obra sobre papel poseedoras de

una fuerte base conceptual. La noción de la relatividad del

estilo histórico fue cuestionada en origen –ya a comienzos

de la década– por Claes Oldenburg y Robert Morris, que

desarrollaron una aproximación a la escultura que por su

categorización de estilos anteriores podríamos definir como

poshistórica. En los años setenta, ambos comenzaron a crear

obras públicas de gran escala fuera de museos a partir de

dibujos preliminares. La oportunidad de los escultores

de trabajar a una escala monumental fue el resultado del

movimiento de arte público impulsado en los Estados Unidos

desde Grand Rapids, Michigan, y en Italia desde Spoleto, que

encargaron a artistas muy conocidos esculturas concebidas

para espacios exteriores urbanos. Estos proyectos de obras

monumentales exigían detallados dibujos y todas sus fases,

desde la idea de la imagen a los exhaustivos dibujos técnicos,

devolvieron a los escultores al trabajo sobre papel.

La reacción en contra de esa torre de marfil museística que

aísla al arte de la existencia cotidiana junto al rechazo de la

obra de arte como producto de intercambio y especulación,

estimularon a los artistas a trabajar directamente con el

paisaje o con nuevas formas que ya no eran objetos, sino

instalaciones. Gordon Matta-Clark estudió arquitectura,

y es por ello por lo que su obra gira, principalmente, en

torno a construcciones. En una fotografía corta un edificio

por la mitad desde su interior. En 1967, Smithson comenzó

a explorar zonas industriales de Nueva Jersey quedando

fascinado ante la visión de camiones volcando toneladas

de tierra y rocas que en un ensayo suyo describió como

equivalentes de los monumentos de la antigüedad. El

resultado es la serie de non-sites en los que la tierra y las

rocas recogidas de una zona concreta se instalan en la sala de

exposiciones como esculturas, frecuentemente combinadas

con espejo o cristal.

En septiembre de 1968 Robert Smithson publicaba su

influyente ensayo “Una sedimentación de la mente:

proyectos en tierra” en la revista Artforum, en donde

promovía la obra de los artistas originales del land art.

Al año siguiente, comenzó a producir piezas de land art

Page 32: Obra sobre papel

28

con las que explorar más a fondo conceptos adquiridos en

sus lecturas del gurú hippie William S. Burroughs y del

escritor de ciencia ficción J.G. Ballard. En “Incidentes del

Viaje del Espejo en el Yucatán”, Smithson documentaba

una serie de esculturas temporales realizadas con espejos

en emplazamientos específicos de la península mexicana

de Yucatán. A medio camino entre la literatura de viaje y

la crítica de arte, el artículo se centra en la preocupación

de Smithson por lo temporal. Obsesionado con esa idea

de entropía y con el deterioro urbano característico del

Nueva York de la década de los setenta, Smithson exploró

ambos conceptos en sus escritos y en sus dibujos, que

contienen pasajes escritos en donde se refleja su ironía y

su enamoramiento con los escenarios típicos de la ficción

popular de bajo nivel intelectual.

Smithson escribió el ensayo “Frederick Law Olmsted y el

paisaje dialéctico” en 1973, tras visitar una exposición en

el Whitney Museum del diseño realizado por Frederick

Law Olmsted a finales del siglo XIX para el Central Park.

La exposición incluía fotografías de paisajes bucólicos de

lo que acabaría siendo el Central Park, convertido en los

años setenta en peligroso escondrijo de ladrones y asesinos.

Smithson veía el Central Park como un paisaje degradado

por la acción del hombre. “En la base del Obelisco y a lo

largo de los jeroglíficos hay también graffiti.” –escribió–

“En el canal de desagüe de la pista del hielo del Wollman

Memorial descubrí un carrito de supermercado de metal y

un cubo de basura medio hundidos en el agua. Más abajo,

el canal se convierte en un arrollo ahogado por el lodo y

las latas. Un lodo que discurre después a borbotones bajo

el Gapstow Bridge para convertirse en un cenagal lleno

de barro que inunda una buena parte del estanque, con

manchas de gasolina, fango y vasos desechables formando

remolinos por el resto”.

Junto a Robert Morris, Smithson fue uno de los primeros

artistas en crear earthworks y esculturas site-specific para

su instalación en el paisaje. Los earthworks u obras en

tierra interactúan con el paisaje natural, funcionan en el

seno de sistemas naturales y presentan unos límites nada

claros entre la obra de arte y la naturaleza. En línea con sus

teorías sobre la entropía y la distopía, Smithson escribió

que “La mente y la tierra se encuentran en un estado de

erosión constante; ríos mentales que desgastan riberas

abstractas; ondas cerebrales que socavan acantilados de

pensamiento; ideas que se descomponen en piedras de

desconocimiento y cristalizaciones conceptuales que se

separan formando depósitos de arenosa razón”. Era la

suya una oscura visión sobre el hombre y la naturaleza,

no compartida por otros artistas creadores de earthworks,

como Andy Goldsworthy, Maya Lin o Beverly Pepper,

diseñadora esta última de una escultura site specific en los

ochenta que culminaría en su monumental proyecto para

la Estació de Nord barcelonesa.

Los earthworks o intervenciones escultóricas en el paisaje

dieron lugar a una plétora de obras preparatorias sobre papel;

lo mismo cabe afirmar del arte de apropiación. Una forma

característica del posmodernismo, la apropiación de imágenes

preexistentes es fundamental en obras contemporáneas sobre

papel, que toma como fuente el conjunto de la imaginería

reproducida mecánicamente. La apropiación toma prestadas y

recicla imágenes del creciente banco de imágenes reproducidas,

capturando mecánicamente pastiche, paráfrasis, parodia,

imitación, farsa, sátira, y mezclando imágenes de la historia

del arte y la cultura popular recontextualizando y criticando

todo lo que toma.

De formas muy variadas y con intenciones múltiples, a co-

mienzos de la segunda década del siglo XXI la obra sobre

Page 33: Obra sobre papel

29

papel asume una importancia nueva y un papel central. La

obra sobre papel es hoy más grande, más ambiciosa, expe-

rimental y audaz que nunca y, como tal, tiene un público

cada vez mayor en todo el mundo y se ha hecho merecedora

de nuestra atención. En la colección permanente del IVAM

encontramos piezas de artistas abstractos y figurativos, que

van de las de los cubistas órficos Robert y Sonia Delaunay a

los constructivistas, y de dadaístas como Kurt Schwitters a

artistas líderes de la Escuela de Nueva York School, o a ar-

tistas pop, minimalistas y conceptuales, ofreciendo una vi-

sión panorámica de las posibilidades que brinda el uso del

papel como soporte. El gran pintor de la Escuela de Nueva

York Barnett Newman, representado en esta colección por

una acuarela fundamental para su pintura de madurez, ale-

gaba que el primer hombre que creó arte lo hizo con un

palo en la tierra, y que “el dibujo era el método más directo

y no mediado de capturar el proceso creativo tal como iba

surgiendo”. Con ello, Newman reconocía al dibujo como el

medio de expresión artística más inmediato, lo que explica

su poder de atracción elemental y continuado.

Page 34: Obra sobre papel
Page 35: Obra sobre papel

31

El dibujo no es hoy un vehículo al servicio de la autoexpresión

dentro de una estructura totalmente realizada de formas

autoexplicativas; tampoco es un término que designe un

conjunto de normas que proyecten una perspectiva racionalista

del mundo. Y aunque en la era actual estilo y autografía hayan

dejado de ser sinónimos, el dibujo conserva su autoridad

sobre la noción de autenticidad y proclama que la mano del

artista aún cuenta para la expresión primaria de las ideas.

El dibujo retiene una posición única dentro del espectro de

las artes ya que, sin dejar de mantener la tradición que le es

propia, ha servido también a los propósitos más subversivos.

La pureza formal del dibujo no es tema de debate ni algo

que preocupe demasiado a los artistas. Hoy en día, aquel

progreso de la modernidad hacia el aislamiento de los

medios de producción inherentes a cada soporte no es sino

un aspecto más de la práctica artística. Más importante para

comprender la situación actual es la transformación del

dibujo en uno de los elementos principales de un nuevo

lenguaje y su funcionamiento bajo diversas formas, tanto

conservadoras como revolucionarias. Su relación con la

escultura ha tenido un efecto catalizador para su propio

realineamiento. Y aunque el dibujo continúe siendo el

medio conceptual inicial de algunos artistas, son muchos

los que no recurren a él en absoluto, tratándose incluso para

otros de una herramienta usada a posteriori para explorar

en profundidad un trabajo ya concluido.

Muchos artistas siguen creando obras de dibujo autónomas y

acabadas, a menudo como alternativa a la pintura. El avance

del dibujo hacia un nuevo estatus lo ha llevado a afirmar

tanto su autonomía lineal como su control conceptual

sobre otras disciplinas. Y si bien conforma, cada vez más,

una modalidad independiente, se ha mezclado también

inextricablemente con otros medios: con la pintura como

género y con sus mecanismos o con el color y la pintura en

tanto que materia. Las distinciones entre pintura y dibujo

–y grabado– se han ido difuminando y el soporte ha dejado

de actuar de manera inamovible como línea divisoria entre

disciplinas propiciando la emergencia, en las últimas dos

décadas, de un nuevo lenguaje de las artes visuales basado

en la expansión del campo de operaciones de cada una de

ALEGORÍAS DE LA MODERNIDAD

Bernice Rose

Page 36: Obra sobre papel

32

sus disciplinas, en nuevas relaciones entre ellas y en el uso

de los medios tecnológicos.

En el núcleo mismo del arte asistimos hoy a la presencia

de un escepticismo sobre la validez del papel autoral y

la relevancia del gesto propio. Una pugna en torno a la

autoexpresión como concepto aún válido que impacta

en el propio corazón del dibujo, por largo tiempo medio

primario del gesto autoral. La tecnología ha invadido el

Jardín: contemplando los mass media y sus técnicas y la

intrusión de la fotografía como instrumento de registro

de la concepción inicial del artista, constatamos el ataque

sufrido por los propios medios y por el valor de la creación

artística tradicional. La autoexpresión y la creencia en

nuestra capacidad para controlar nuestro propio destino

han sido puestas en duda como “dos mitos culturales más”

a la vista del conformismo y la parálisis de la voluntad

individual inducidos por aquellos medios que buscan

imponer un consenso y re-formarnos como consumidores

acríticos.

La tensión entre autoexpresión y originalidad y la relación

que la creación artística del presente mantiene con el pasado

constituyen problemáticas primordiales desde la década de

los sesenta, siendo cada vez más lo que está en juego al asumir

los artistas las premisas fundamentales de la modernidad:

la necesidad de inventar constantemente nuevos lenguajes

pictóricos y de cuestionar los principios mismos de la propia

modernidad. Si se concibe la modernidad como un corpus

y sus doctrinas estéticas como una suerte de léxico –un

vocabulario establecido abierto a todo– ¿con qué fin se usará?

Al mismo tiempo, la tecnología ha adquirido una relevancia

creciente, no sólo desde el punto de vista de los medios que

trae consigo, sino también en tanto que fuente potencial de

un dilema moral. La “posmodernidad” podría caracterizarse

como un discurso continuado entre ese corpus moderno y

el presente, acompañado de un cuestionamiento sobre la

naturaleza ética de la representación, de su valor social, de

quién y qué se representa y por quién. Con ello, no habrá

una dirección o “movimiento” estilísticamente dominante,

ni como desarrollo lineal ni como consenso colectivo, sino

más bien unas estrategias centradas en esas cuestiones y que

hagan un uso ingenioso de los medios disponibles.

Con frecuencia, el estilo equivale, en el fondo, a la

manipulación de elementos dentro de un sistema de

múltiples niveles, en donde los elementos se leen unos a

través de otros. La mediación del material impreso y de

las técnicas de impresión, del collage, la copia, el calco,

la proyección fotográfica y los mass media se da hoy por

sobreentendida, viéndose todos estos componentes como

contribuyentes a un lenguaje visual técnico recientemente

enriquecido, de forma muy parecida a cómo, en el dibujo

tradicional, se asumía que la mezcla de medios –con la

acuarela, el lápiz, la pluma y la tinta, la aguada y el collage

de papeles cortados y pegados, o la mezcla de dibujo y

pintura– daba forma a un lenguaje visual. Y si el lenguaje

técnico ha cambiado, es también obvio que, desde la década

de los sesenta del pasado siglo, la iconografía no sólo ha

recuperado una posición importante dentro del arte, sino

que es, en sí misma, diferente.

La “iconografía” o léxico de la posmodernidad es la

abstracción y la reformulación –“personificación”– del

propio estilo moderno, de forma que el estilo se lea a través

del estilo, con el cuerpo de la modernidad funcionando

como texto original. La memoria del pasado es, desde un

punto de vista iconográfico, parte integrante del nuevo

lenguaje del arte. Dentro de esta zona general de consenso

existe un enorme margen de acción que es inherente al

Page 37: Obra sobre papel

33

nuevo modo, y el dibujo, con su enorme potencial para

sobrescribir, se torna en vehículo primordial de esta

alegoría posmoderna.

Pero no estamos hablando simplemente de desplazar

las convenciones de un medio a las de otro. El término

“interdisciplinario” se aplica aquí a algo más que al uso de

“técnicas mixtas” con las que crear un objeto que no sea

ni pintura, ni escultura, ni dibujo: alude a la introducción

de elementos anteriormente externos a esas disciplinas e

incluso al arte. Para el arte de finales del siglo XX y para la

definición de la posmodernidad resulta crucial la existencia

de un equilibrio entre lenguaje escrito, lenguaje corporal

y lenguaje visual (y su expresión popular), para el cual

el dibujo es capital. El gesto autoral de la modernidad

va íntimamente ligado al cuerpo –a la expresión de la

individualidad representada por el gesto singular y su

estética– y muy especialmente al cuerpo en la performance.

Con ello, en la plástica artística actual la noción de cuerpo

se ve duplicada: como lectura del cuerpo del arte moderno

a través del cuerpo humano y como algo fundamental para

el diálogo sobre las técnicas y concepciones modernas.

Los artistas del siglo XX mostraron la tendencia a comprimir

el espacio pictórico tras el plano de la imagen: el espacio del

ilusionismo. Pero, paradójicamente, la presión hacia delante

de ese espacio pictórico ha expulsado a las figuras y objetos

del espacio bien organizado de la representación hacia el

exterior, más allá de la superficie, para acabar abarcando

finalmente el espacio del espectador. Se ha creado un vacío,

y el propio espacio numinoso se ha convertido en tema para

el arte alterando los términos de la representación y de las

ilusiones con la reabsorción de la luz en el espacio de la

representación, recreándolo como un campo ilimitado. A

finales de los años sesenta y principios de los setenta, este

espacio se transformó en el espacio blanco de la galería:

el espacio en el cual y para el cual se creaba el arte; el

espacio que fijaba las normas. Las problemáticas de la

representación crecieron para formar un juego artístico

cada vez más vivo, en el que la amenaza de desaparición

de la figura en la imagen se convirtió, con frecuencia, en

una especie de juego del escondite, con la figura a veces

presente y otras desplazándose para interpretar el papel del

espectador. La figura desplazada se tornó objeto y sujeto

de la obra pues, en su proceso, acaba en última instancia

aludiendo a –y reflejando– su comportamiento. Con ello,

un espacio fenomenológico, un espacio de sensación, se

volvía parte integrante del arte.

El gesto autoral porta en sí una paradoja al ser visto

también como la primera expresión concreta del concepto,

como la precedencia de la mente sobre la mano. La

conceptualización, o “mecanización”, de la marca gestual

ha constituido un signo vital del arte de finales del siglo

XX con la transformación en convención, por irónico que

parezca, de la noción de originalidad que tradicionalmente

había sido inherente a la realización del gesto. Un aspecto

de lo anterior es el que se deriva de la tensión entre mano

y mente que Marcel Duchamp extrajo del cubismo; otro

reside en su relación con el lenguaje, y también con el

lenguaje corporal, no sólo en tanto que caracterización del

Expresionismo Abstracto como “estética participativa”, sino

en su extensión en arte de performance. Pero hay otro rasgo

de la mecanización que descansa en su respuesta frente a la

imagen ready-made: una hija de Duchamp así como de la

estética del collage proyectada por Max Ernst.

Se trata, en todos los casos, de invenciones gráficas cruciales

para el arte del siglo XX que darían lugar a un nuevo sentido

del dibujo, compendio hoy de todos esos lenguajes. De

Page 38: Obra sobre papel

34

Jackson Pollock a Joseph Beuys, el dibujo como una forma

de gesto “oculto” semiautomático ha sido fundamental para

este proceso, situando el cuerpo en el centro mismo de

un nuevo modo de representación. El dibujo y la pintura

se han convertido en extensiones del cuerpo actuante; el

propio cuerpo era una escultura viviente y la fotografía se

convirtió en su documento de autenticidad, estableciendo

la realidad de lo sucedido.

La modalidad conceptual del dibujo, que aislaba la línea

como abstracción tratándola como algo dotado en sí mismo

de significado, prevaleció en los años sesenta y comienzos

de los setenta. Uno de los ejemplos más radicales del recurso

a la línea como mecanismo conceptual lo encontramos en la

obra de Piero Manzoni, quien, valiéndose de un dispositivo

mecánico, generó una línea tan larga como la circunferencia

del mundo y la encerró en una lata. En 1968, varios artistas

habían hecho ya de la línea conceptual y la retícula la base

de su arte, expandiendo tanto la escala como el escenario

del dibujo mediante la generación de la línea autónoma, el

empleo de la línea no descriptiva como unidad modular

y la compresión del gesto. La expansión de escala y el

aislamiento y concentración en la línea como tema en sí

mismo tuvo el efecto de catapultar el dibujo, hasta entonces

relegado a un rol de soporte menor dentro del arte, a un

papel autónomo y principal.

Mediante el uso de la retícula, Sol Le Witt ampliaba la escala

del dibujo y lo transfería a la pared para que se apoderara

del espacio del propio entorno en lo que, de alguna forma,

encarnaba un momento culminante para el formalismo, que

había definido la “alta” modernidad como el aislamiento

de los medios propios a cada disciplina. La retícula, un

factor determinante dentro de una nueva concepción del

espacio, basada en última instancia en la reinvención del

espacio pictórico del Cubismo, se proyectaba ahora a las

tres dimensiones. El minimalismo era un arte de objetos

tridimensionales dispuestos en un espacio proyectado a

partir de las preocupaciones “notacionales” del dibujo –

bocetos y planos– y de descripciones lingüísticas. Un

énfasis en lo notacional convertido en factor fundamental

en el Minimalismo y el Arte Conceptual, hasta el punto

de escindirse en un modo separado. En la década de

los setenta, con la marca y el proceso que llevaba a su

realización convertidos, cada vez más, en tema del dibujo,

se produce la fusión de las funciones grafológicas y

conceptuales de éste.

La expansión del campo de operaciones del dibujo supone el

desplazamiento de ese objeto autónomo y jerárquicamente

estructurado tan relevante para la modernidad. En una

era de fragmentación caracterizada por una abrumadora

plenitud y por el maremágnum de información y de

imágenes ofrecidas por los medios de comunicación, el arte

opera dentro de ese campo expandido en donde la alegoría

ha acabado interpretando un papel protagonista. En 1980,

el crítico Craig Owens situaba la alegoría en el centro de

la posmodernidad, escribiendo que: “La apropiación, la

creación para espacios específicos, la impermanencia,

la acumulación, la discursividad, la hibridación… esas

estrategias diversas definen gran parte del arte del presente

y lo diferencian de sus predecesores modernos”. También

forman un todo al contemplarse en relación con la alegoría,

sugiriendo que el arte posmoderno podría de hecho

identificarse por un impulso único, coherente. Definiendo

la alegoría y su lugar “dentro de las obras de arte cuando [la

alegoría] describe su estructura”, Owens cita la descripción

que Northrop Frye hace de la alegoría como estructura

de la literatura, en la que “un texto se lee a través de otro,

no importa lo fragmentario, intermitente o caótico que su

Page 39: Obra sobre papel

35

relación fuera; el paradigma de la obra alegórica será, por

ende, el palimpsesto”. Ese es el texto escrito sobre un original

que ha sido borrado, como cuando Robert Rauschenberg

creó su dibujo borrando una obra de Willem de Kooning,

dejando como obra suya las marcas de la goma de borrar

(un gesto comparable a la pintura, por parte de Duchamp,

de un mostacho sobre una reproducción de la Mona Lisa).

Ello haría posible contemplar la alegoría como, “en esencia,

una forma de escritura”. Y aunque en algún sentido el gesto

de Rauschenberg lo que intentara fuera despejar el campo,

empujar a de Kooning hacia el pasado, lo que en realidad

hacía era trabajar sobre el pasado, redimiéndolo (uno de

los impulsos de la alegoría es que actúa en el hueco que

existe entre el pasado y el presente). Como Owens señala,

“La alegoría surgió inicialmente como respuesta a una …

sensación de extrañamiento desde la tradición … y posee

la capacidad de rescatar del olvido histórico aquello que

amenaza con desaparecer … La imaginería alegórica es una

imaginería que ha sido apropiada; el que alegoriza no inventa

imágenes, las confisca … Y en sus manos la imagen se vuelve

otra cosa … No restaura un sentido originario que podría

haberse perdido o haber quedado oculto … Más bien, añade

otro sentido a la imagen. Sin embargo, si añade es sólo para

reemplazar; el significado alegórico suplanta uno precedente;

se trata de un complemento”. En las obras de arte, este nuevo

significado acaba sustituyendo al original, anulándolo,

ocultándolo incluso. Desde un punto de vista formal, resulta

también importante que se vea “sistemáticamente atraída

por lo fragmentario, lo imperfecto, lo incompleto” y que, al

confundir géneros, medios estéticos (por ejemplo, su mezcla

de lo verbal y lo visual), se vuelve en sí misma “sintética,

atravesando fronteras estéticas. Esta confusión de géneros

anticipada ya por Duchamp reaparece hoy en hibridación,

en obras eclécticas que combinan ostentosamente medios

artísticos antes diferenciados”.

Con ello, lo mecánico y su capacidad de apropiación de

imágenes de cualquier sector del mundo surge como la

causa principal de la importancia de la alegoría para la

práctica artística actual. En este sentido, Pollock representa

un punto de referencia capital. Su expansión de la línea

gestual eleva el listón del dibujo automático; lo ritualiza y lo

despersonaliza, volviendo su marca mecánica no obstante

la aparente espontaneidad de su proceso. Lo mecánico

desempeñaría después un papel decisivo en el arte de Jasper

Johns y Robert Rauschenberg (y de otros miembros de la

generación pop) en forma de imaginería ready-made –en un

primer momento a través de plantillas y de la reorganización

conceptual del gesto del Expresionismo Abstracto así

como en el método de apropiación a dibujo y pintura de

materiales y técnicas de impresión. Las 34 illustrations for

Dante’s inferno (1959-60) de Rauschenberg representan

un brillante maridaje entre representación encontrada y las

convenciones de la abstracción gestual. Las imágenes ready-

made son recortes de ilustraciones de revista, transferidas

a la lámina de dibujo mediante la técnica de frottage

consistente en el frotamiento de un lápiz. Aparecen fuera

de las marcas del garabateo del dibujo como una especie de

proyección espectral, superpuestas con ironía a las marcas

mecánicas de las que son fruto.

Con ello, el grabado (y por tanto, la fotografía) se

incorporaba como un elemento esencial, y lo mecánico

se convertía en apariencia determinada, en estética en sí

mismo. Un aspecto de esta intervención fotográfica fue la

proyección, el contraste entre luz y sombra que hacía posible

un seguimiento del contorno. Era ese el quid del aspecto

mecánico y a la vez el responsable de propiciar el uso de

una imaginería idéntica y en serie y de igualar la relación

entre la marca y su soporte de acuerdo con sus modelos

gráficos. En las primeras imágenes Pop, la pintura efectuaba

Page 40: Obra sobre papel

36

una apropiación de ese dibujo del contorno en forma de

ready-made, un estereotipo mecánico que rechazaba el

cliché del dibujo como autobiografía grafológica. El Pop

Art fue el primer estilo que tuvo como base el lenguaje

gráfico y la intervención mecánica. En un primer momento,

las pinturas Pop eran traslaciones gráficas de tercera mano,

“reproducciones” seudo mecánicas de dibujos (y fotografías)

ampliados. El Pop Art hizo uso de lo gráfico como una

convención en la que aunar pintura, fotografía, grabado

y dibujo de un modo singular, igualando no sólo soporte

y marca, sino también las jerarquías de los temas, de los

medios y, en última instancia, de los estilos, combinándolos

en un nuevo lenguaje. Trascendiendo la yuxtaposición de

fragmentos del collage, la transparencia de la proyección

combinada con la serigrafía, hizo posible llevar las imágenes

a unas conjunciones más sorprendentes aun, al crear capas

de historias multilineales, incluyendo entre ellas el relato

del revival de estilos modernos “muertos”.

Bernice Rose es Conservadora Jefe de la Menil Collection, Houston, Texas, y autora de un catálogo razonado sobre los dibujos de Jasper

Johns de próxima aparición.

Page 41: Obra sobre papel

1VANGUARDIA MODERNA

Page 42: Obra sobre papel

38

Sonia Delaunay / Blaise CendrarsLa Prose du Transsibérien et de la petite Jehanne de France, 1913

Gouache, óleo y tipografía sobre papel, 52,5 x 37,7 cm

Page 43: Obra sobre papel

39

Sonia DelaunaySin título, 1925Técnica mixta sobre papel, 47,5 x 27 cm

Page 44: Obra sobre papel

40

Sonia DelaunayLes Fenêtres (A Robert Delaunay) de Guillem Apollinaire, 1912-13

Huecograbado y tipografía sobre papel, 34 x 26,7 cm

Page 45: Obra sobre papel

41

Robert Delaunay / Vicente HuidobroTour Eiffel, 1918

Tipografía y pochoir sobre papel, 35,5 x 26,2 cm

Page 46: Obra sobre papel

42

Francis PicabiaDessin mécanique, 1916-18

Acuarela sobre papel, 40,2 x 29,6 cm

Page 47: Obra sobre papel

43

Francis PicabiaHache-Paille, 1922Acuarela, gouache y lápiz sobre papel, 55,9 x 76,2 cm

Page 48: Obra sobre papel

44

Frantisek KupkaComposition géometrique, 1927-29

Gouache sobre papel, 29,3 x 29,5 cm

Page 49: Obra sobre papel

45

Nikolai SuetinBoceto de anuncio suprematista para tienda, 1920Collage y gouache sobre papel, 26,2 x 36 cm

Page 50: Obra sobre papel

46

Tristán TzaraDada soulève tout. Tract Manifeste, 1921

Tinta sobre papel, 27,7 x 21,1 cm

Page 51: Obra sobre papel

47

Rafael BarradasBonanitingui, 1917Tinta sobre papel, 19 x 26,6 cm

Page 52: Obra sobre papel

48

Vicente HuidobroCouchant (Poema pintado), 1920-22Gouache sobre papel, 60 x 48 cm

Page 53: Obra sobre papel

49

Vicente HuidobroPiano (Poema Pintado), 1920-22Collage y gouache sobre papel, 61,5 x 47 cm

Page 54: Obra sobre papel

50

Olga Vladimirovna RozanovaZaumnaya gníga, Moscú, 1916

Collage, linóleo y tipografía sobre papel, 20 x 19 cm

Page 55: Obra sobre papel

51

Franz Roh / Jan TschicholdFoto-Auge, 1929Huecograbado y tipografía sobre papel, 29,6 x 21 cm

Page 56: Obra sobre papel

52

Francisco Santa CruzPortada de la revista TOBOGÁN, 1924

Grabado sobre papel, 35 x 25 cm

Page 57: Obra sobre papel

53

Georges HugnetPrise de remords fait d´etrages rencontres de sable, de la serie “La septième face du dê”, 1935Collage sobre papel, 32,5 x 25 cm

Page 58: Obra sobre papel

54

Peter Karl RölhSin título, 1926

Gouache sobre papel, 65 x 49,9 cm

Page 59: Obra sobre papel

55

Vladimir Osipovich RoskinOgoniok, 1929Collage sobre papel, 29 x 20,5 cm

Page 60: Obra sobre papel

56

László PériConstrucción 5, 1921

Fotocollage sobre papel, 43,2 x 35,5 cm

Page 61: Obra sobre papel

57

Robert Michel“Ur-Yale” col-deux, 1927-28Gouache y tinta sobre papel, 60 x 76 cm

Page 62: Obra sobre papel

58

László Moholy-NagyLines of Force, 1942

Tinta sobre papel, 27,6 x 20,7 cm

László Moholy-NagyLines of Force, 1942

Tinta sobre papel, 28 x 21,2 cm

Page 63: Obra sobre papel

59

El LissitzkyBoceto para la cubierta del libro Ptitsa Bezymiannaia, 1922Acuarela, collage y lápiz sobre papel, 29,5 x 20,8 cm

Page 64: Obra sobre papel

60

Walter DexelMit rotem M, 1929

Gouache y tinta sobre papel, 65 x 48,1 cm

Page 65: Obra sobre papel

61

Varvara StepanovaSin título, 1930Collage sobre papel, 27,9 x 20 cm

Page 66: Obra sobre papel

62

Bart van der LeckMadeleine de Vlam, 1932

Gouache y tinta sobre papel, 43,5 x 53,3 cm

Page 67: Obra sobre papel

63

Bart van der LeckDrei Grazien, 1933Acuarela y lápiz sobre papel, 56,7 x 51,2 cm

Page 68: Obra sobre papel

64

Theo van Doesburg Cubierta del libro Bond van revolutionnair socialistische intellectueelen, 1920

Huecograbado y tipografía sobre papel, 17,9 x 17,4 cm

Page 69: Obra sobre papel

65

Theo van Doesburg Diseño de marca para queso, 1910Litografía sobre papel, 19,8 x 19,7 cm

Page 70: Obra sobre papel

66

Karl SteinerSin título, 1925

Fotocollage sobre papel, 29,8 x 20 cm

Page 71: Obra sobre papel

67

Nathan AltmanArts metièrs graphiques, 1932Collage, gouache y óleo sobre papel, 31 x 24,9 cm

Page 72: Obra sobre papel

68

Nicolás de LekuonaSin título, 1934

Collage sobre papel, 23,5 x 32 cm

Page 73: Obra sobre papel

69

Jos LeonardSin título, 1925Collage sobre papel, 23,6 x 19 cm

Page 74: Obra sobre papel

70

Vladimir Mayakovsky Rosta nº 498, 1920

Estarcido, 53,9 x 37 cm

Page 75: Obra sobre papel

71

Paul JoostensBuilding, 1930Fotocollage sobre papel, 51,5 x 24 cm

Page 76: Obra sobre papel

72

Gustav KlucisWe are ready to respond blow for blow, 1932

Acuarela, collage y tinta sobre papel, 38 x 27,1 cm

Gustav KlucisBoceto para cartel Moscow Subway, 1931-32

Fotocollage sobre papel, 26 x 18 cm

Page 77: Obra sobre papel

73

Gustav KlucisEl éxito de nuestro programa es la gente auténtica, somos tú y yo, 1931Collage sobre papel, 18,2 x 20,7 cm

Page 78: Obra sobre papel

74

Gustav KlucisBoceto para cartel, 1931

Gelatina de plata sobre papel, 15,6 x 12,3 cm

Page 79: Obra sobre papel

75

Varvara Stepanova / Boris IgnatovichCarcajada terrible, 1932Huecograbado y tipografía sobre papel, 24,5 x 21,3 cm

Page 80: Obra sobre papel

76

KrazanskyAmerican Cinema, 1920

Fotomontaje sobre papel, 32 x 23,2 cm

Page 81: Obra sobre papel

77

Valentina KulaginaBocetos para cartel, 1930Gelatina de plata sobre papel, 14,3 x 10 cm

Page 82: Obra sobre papel

78

Raoul HausmannSin título, 1919

Gouache sobre papel a doble cara, 31,4 x 19,6 cm

Page 83: Obra sobre papel

79

Raoul HausmannL’Acteur, 1946Gelatina de plata sobre papel, 28 x 23,5 cm

Page 84: Obra sobre papel

80

Valentina KulaginaCubierta de la revista Krasnaia Niva nº 12, 1930

Huecograbado y tipografía sobre papel, 30,2 x 22,9 cm

Page 85: Obra sobre papel

81

John HeartfieldSobrecubierta del libro Deutschland, Deutschland über alles, 1929Huecograbado y tipografía sobre papel, 23 x 51 cmColección Marco Pinkus

Page 86: Obra sobre papel

82

John HeartfieldAIZ, nº 22, 1934

Huecograbado y tipografía sobre papel, 38 x 28 cmColección Marco Pinkus

John HeartfieldAIZ, nº 29, 1932

Huecograbado y tipografía sobre papel, 38 x 28 cmColección Marco Pinkus

Page 87: Obra sobre papel

83

John HeartfieldAIZ, nº 24, 1931Huecograbado y tipografía sobre papel, 38 x 28 cmColección Marco Pinkus

John HeartfieldVI, nº 15, 1936Huecograbado y tipografía sobre papel, 38 x 28 cmColección Marco Pinkus

Page 88: Obra sobre papel

84

John HeartfieldAIZ, nº 10, 1934

Huecograbado y tipografía sobre papel, 38 x 28 cmColección Marco Pinkus

Page 89: Obra sobre papel

85

John HeartfieldAIZ, nº 18, 1932Huecograbado y tipografía sobre papel, 38 x 28 cmColección Marco Pinkus

Page 90: Obra sobre papel

86

Josep RenauFeliz Año, 1943

Fotomontaje sobre cartón, 50 x 37,5 cmDepósito Fundación Josep Renau

Page 91: Obra sobre papel

87

Josep RenauA gift for hungry peoples. Serie The American Way of Life, 43, 1956Fotomontaje sobre papel, 50 x 37,5 cmDepósito Fundación Josep Renau

Page 92: Obra sobre papel

88

Josep RenauPeople’s Culture. Serie The American Way of Life, 66, 1956

Gelatina de plata sobre papel, 60 x 48 cmDepósito Fundación Josep Renau, Valencia

Josep RenauPhotogenic Melancholy. Serie The American Way of Life, 68, 1955

Fotomontaje sobre cartón, 49,5 x 38,2 cmDepósito Fundación Josep Renau, Valencia

Page 93: Obra sobre papel

89

Josep RenauBlack-out. Serie The American Way of Life, 69, 1962Gelatina de plata sobre papel, 51,1 x 38,7 cmDepósito Fundación Josep Renau, Valencia

Josep RenauMiss America and the birds. Serie The American Way of Life, 17, 1956Fotomontaje sobre cartón, 51,7 x 38,7 cmDepósito Fundación Josep Renau, Valencia

Page 94: Obra sobre papel

90

Max BeckmannDer Ausrufer. Serie Jahrmarkt, 1922

Aguafuerte sobre papel, 56,2 x 41,3 cm

Page 95: Obra sobre papel

91

Max BeckmannHinter den Kulissen. Serie Jahrmarkt, 1922Punta seca sobre papel, 56,2 x 41,3 cm

Page 96: Obra sobre papel

92

Max BeckmannSchiessbude. Serie Jahrmarkt, 1922

Punta seca sobre papel, 56,2 x 41,3 cm

Page 97: Obra sobre papel

93

Angelo RognoniFabrica, Treno, Tramonto, 1922Tinta sobre papel, 33 x 47,7 cm

Page 98: Obra sobre papel

94

Tonico BallesterFuerzas vivas del franquismo, 1937

Tinta china sobre papel, 32 x 65 cmDepósito Antonio Ballester

Page 99: Obra sobre papel

95

Joan MiróAidez l’Espagne, 1937Pochoir sobre papel, 30,7 x 23,2 cm

Page 100: Obra sobre papel

96

Kurt SchwittersStempelbild, 1919

Collage sobre papel, 18,7 x 16 cm

Page 101: Obra sobre papel

97

Kurt SchwittersHe Goods, 1944Collage sobre papel, 35,3 x 24,6 cm

Page 102: Obra sobre papel

98

Joan MiróPersonnages, 1949

Aguada y lápiz sobre papel, 25,3 x 32,2 cm

Page 103: Obra sobre papel

99

Jean HélionEquilibre, 1932Acuarela sobre papel, 21 x 27 cmDonación Jacqueline Hélion

Page 104: Obra sobre papel

100

Page 105: Obra sobre papel

101

Pablo PicassoFigures, 1967Pluma y tinta sobre papel, verso y reverso, 35,5 x 52,3 cmDepósito Fundación Telefónica

Page 106: Obra sobre papel

102

George GroszDer Mensch ist gut. De la carpeta Ecce Homo, 1921

Acuarela offset, 36,5 x 26,5 cmColección Marco Pinkus

George GroszEcce Homo. De la carpeta Ecce Homo, 1921

Acuarela offset, 36,5 x 26,5 cmColección Marco Pinkus

Page 107: Obra sobre papel

103

George GroszNiederkunft. De la carpeta Ecce Homo, 1916Acuarela offset, 36,5 x 26,5 cmColección Marco Pinkus

George GroszPassanten. De la carpeta Ecce Homo, 1923Acuarela offset, 36,5 x 26,6 cmColección Marco Pinkus

Page 108: Obra sobre papel

104

George GroszKeep smiling, 1932

Collage sobre cartón, 60 x 43,5 cm

Page 109: Obra sobre papel

2IGNACIO PINAZO

Page 110: Obra sobre papel

106

Ignacio PinazoCabezas de ancianas, s.f.

Lápiz sobre papel, 21,3 x 15,4 cm

Page 111: Obra sobre papel

107

Ignacio PinazoLa fornarina, 1910Lápiz sobre papel, 21,3 x 15,2 cm

Page 112: Obra sobre papel

108

Ignacio PinazoDesnudo femenino, 1877

Acuarela sobre papel, 35,6 x 25,3 cm

Page 113: Obra sobre papel

109

Ignacio PinazoFigura, s.f.Lápiz sobre papel, 21,5 x 15,7 cm

Page 114: Obra sobre papel

110

Ignacio PinazoValenciana, s.f.

Lápiz sobre papel, 21,6 x 15,9 cm

Page 115: Obra sobre papel

111

Ignacio PinazoCastillo Casa Marco (verso), Castillo Casa Marco (reverso), 1906Lápiz sobre papel, 13,2 x 20,8 cm

Page 116: Obra sobre papel

112

Ignacio PinazoInerior Santo Tomás (verso). Reparto de ramas y cirios (reverso), s.f.

Lápiz sobre papel, 21,7 x 15,6 cmDonación José Ignacio y José Eugenio Casar Pinazo

Ignacio PinazoBotánico, 1909

Lápiz sobre papel, 15,6 x 11 cm

Page 117: Obra sobre papel

113

Ignacio PinazoMeditando, 1912Lápiz sobre papel, 14,9 x 22,3 cm

Ignacio PinazoMujeres, 1912Lápiz sobre papel, 15 x 22,3 cm

Page 118: Obra sobre papel

114

Ignacio PinazoVelatorio (verso), Mujer (reverso), s.f.

Lápiz sobre papel, 15 x 22,2 cm

Page 119: Obra sobre papel

115

Ignacio PinazoHaciendo la paella (verso), Retrato de hombre (reverso), 1912Lápiz sobre papel, 15,3 x 20,9 cmDonación Esperanza Pinazo Martínez

Page 120: Obra sobre papel

116

Ignacio PinazoFigura (verso), Tiempo de Goya. Sermón estudiantes (reverso), 1913

Lápiz sobre papel, 30,9 x 21,6 cm

Page 121: Obra sobre papel

117

Ignacio PinazoFigura (verso), Puente San José. Carnaval (reverso), 1913Lápiz sobre papel, 30,7 x 21,3 cm

Page 122: Obra sobre papel

118

Ignacio PinazoClavariesa (verso), Figura y cabeza (reverso), 1912

Lápiz sobre papel, 21,6 x 15,6 cm

Page 123: Obra sobre papel

119

Ignacio PinazoPepe Marco-Monja (verso), Figuras (reverso), 1913Lápiz sobre papel, 31,2 x 21,6 cm

Ignacio PinazoBien por... Museo... Los novios, s.f.Lápiz sobre papel, 26,7 x 20,6 cm

Page 124: Obra sobre papel

120

Ignacio PinazoEn la Virgen de los Desamparados, 1913

Lápiz sobre papel, 30,4 x 21,7 cm

Page 125: Obra sobre papel

121

Ignacio PinazoPepa Marco, 1914Lápiz sobre papel, 15,2 x 21,3 cm

Ignacio PinazoIglesia de San Sebastián, 1914Lápiz sobre papel, 21,8 x 15,3 cm

Page 126: Obra sobre papel

122

Ignacio PinazoEn Alboraya, dia dels peixets (verso), Salida palio del Carmen (reverso), 1914

Lápiz sobre papel, 21,8 x 15,5 cm

Page 127: Obra sobre papel

123

Ignacio PinazoCarnicero, 1914Lápiz sobre papel, 15,9 x 21,2 cm

Page 128: Obra sobre papel

124

Ignacio PinazoDomingo de Ramos (verso), Árabe (reverso), s.f.

Lápiz sobre papel, 21,2 x 29,8 cm

Page 129: Obra sobre papel

3VANGUARDIA POSGUERRA

Page 130: Obra sobre papel

126

Wifredo LamDes hommes-oiseaux des nageurs-courbes, 1972

Aguafuerte sobre papel, 59 x 80 cm

Page 131: Obra sobre papel

127

Henri MichauxDibujo de reagregación, 1965Tinta sobre papel, 32,7 x 23 cm

Page 132: Obra sobre papel

128

Henri MichauxSin título, 1955

Acuarela y pastel sobre papel, 39,8 x 55 cm

Page 133: Obra sobre papel

129

Henri MichauxSin título, 1961Acuarela y tinta sobre papel, 75 x 108 cm

Page 134: Obra sobre papel

130

Henri MichauxSin título, 1959

Acuarela y gouache sobre papel, 64 x 49,7 cm

Page 135: Obra sobre papel

131

Pierre SoulagesPeinture sur papier 1949. 17, 1949Nogalina sobre papel, 65 x 50 cm

Page 136: Obra sobre papel

132

Pierre SoulagesSin título, 1977

Pintura sobre papel, 109 x 120 cmDepósito Pierre Soulages

Page 137: Obra sobre papel

133

Pierre SoulagesPeinture A18, 1977Pintura sobre papel, 109 x 75 cmDepósito Pierre Soulages

Page 138: Obra sobre papel

134

Pierre SoulagesPeinture A21, 1979

Pintura sobre papel, 109 x 75 cmDepósito Pierre Soulages

Page 139: Obra sobre papel

135

Antoni TàpiesDibujo, 1963Tinta sobre papel, 42 x 32 cmDonación José Huguet y Catherine Baudin

Page 140: Obra sobre papel

136

Manuel MillaresSin título, s.f.

Gouache sobre papel, 49,5 x 70 cm

Page 141: Obra sobre papel

137

Manuel MillaresBoceto para arpillera, 1957Gouache y tinta sobre papel, 38,2 x 54,9 cmDonación Juan Antonio Aguirre

Page 142: Obra sobre papel

138

Manuel Hernández MompóGente llamando, 1965

Técnica mixta sobre papel, 50 x 70 cm

Page 143: Obra sobre papel

139

Manuel Hernández Mompó Están lejos, 1965Técnica mixta sobre papel, 54 x 75 cm

Page 144: Obra sobre papel

140

Manuel Hernández MompóCalles con gente, 1977

Gouache sobre papel, 70 x 100 cm

Page 145: Obra sobre papel

141

Albert Ràfols CasamadaSin título, 1991Acuarela sobre papel, 25 x 17,5 cmDonación del artista

Albert Ràfols CasamadaSin título, 1991Acuarela sobre papel, 24,7 x 17,2 cmDonación del artista

Page 146: Obra sobre papel

142

Antonio SauraCocktail party, 1960

Collage, gouache y tinta sobre papel, 69 x 98 cm

Page 147: Obra sobre papel

143

Antonio SauraSin título, 1962Óleo sobre papel, 33 x 16,4 cmDonación Juan Antonio Aguirre

Page 148: Obra sobre papel

144

Emilio VedovaSpagna oggi, 1962

Tinta sobre papel, 13 x 19 cmDonación José Huguet y Catherine Baudin

Page 149: Obra sobre papel

145

Per KirkebySin título, 1989Pastel sobre papel, 108,5 x 71,5 cm

Page 150: Obra sobre papel

146

Franz KlineSin título, 1948

Tinta sobre papel, 45,7 x 53,3 cm

Page 151: Obra sobre papel

147

Franz KlineSin título, 1954-55Tinta sobre papel, 43 x 39,7 cm

Page 152: Obra sobre papel

148

Arshile GorkySin título, 1944

Lápiz y ceras sobre papel, 49,5 x 64,5 cm

Page 153: Obra sobre papel

149

Arshile GorkySin título, 1945Gouache y lápiz sobre papel, 75,5 x 55 cm

Page 154: Obra sobre papel

150

Arshile GorkyAbstraction, 1936

Tinta sobre papel, 38 x 28 cm

Page 155: Obra sobre papel

151

Arshile GorkyAbstract, 1936Tinta sobre papel, 38 x 28 cm

Page 156: Obra sobre papel

152

Lucio FontanaConcetto spaziale, 1958

Tinta sobre papel montado sobre tela, 139,5 x 200 cm

Page 157: Obra sobre papel

153

Gerardo RuedaCollage nº 152, 1964Collage sobre papel, 34,5 x 24,5 cm

Page 158: Obra sobre papel

154

Eusebio SempereGouache, 1956

Gouache sobre papel, 65 x 50,3 cm

Page 159: Obra sobre papel

155

Eusebio SempereGouache, 1957Gouache sobre papel, 65 x 50,3 cm

Page 160: Obra sobre papel

156

Valerio AdamiSphinx, 1977

Lápiz sobre papel, 47,7 x 35,8 cm

Page 161: Obra sobre papel

157

Valerio AdamiIl ragazzo nella fotografia della pagina accanto, 1974Lápiz sobre papel, 48 x 36 cm

Page 162: Obra sobre papel

158

Barnett NewmanSin título, 1946

Tinta sobre papel, 60,2 x 45 cm

Page 163: Obra sobre papel

159

Yves KleinCosmogony (COS 43), de la serie “Antropometrías”, 1960Pigmento sobre papel, 74,5 x 107,5 cm

Page 164: Obra sobre papel

160

Eduardo ArroyoFranco, 1962

Litografía sobre papel, 67 x 51,4 cmDonación Eduardo Arroyo y Maria Grazia Eminente

Page 165: Obra sobre papel

161

Eduardo ArroyoVecchia publicitá (Miró riffato), 1970Litografía sobre papel, 71,7 x 50,5 cmDonación Eduardo Arroyo y Maria Grazia Eminente

Page 166: Obra sobre papel

162

Eduardo ArroyoParmi les Peintres, 1978

Litografía sobre papel, 70,5 x 49,5 cmDonación Eduardo Arroyo y Maria Grazia Eminente

Page 167: Obra sobre papel

163

Eduardo ArroyoSin título, 1990Lápiz sobre papel, 19 x 14 cm

Page 168: Obra sobre papel

164

Equipo CrónicaLas sevillanas, 1966

Gouache sobre papel, 50,5 x 48,5 cmDonación Andreu Alfaro y Dorotea Hofmann

Page 169: Obra sobre papel

165

Equipo CrónicaPágina original del cómic Goya, s.f.Tinta sobre papel, 51 x 36,5 cm

Page 170: Obra sobre papel

166

Equipo CrónicaPáginas originales de cómic Sin título, s.f.

Tinta sobre papel, 43 x 35,8 cm

Page 171: Obra sobre papel

167

Equipo CrónicaPáginas originales del cómic Soul Test, s.f.Tinta sobre papel, 51,4 x 36,5 cm

Page 172: Obra sobre papel

168

Equipo CrónicaGrupo guerrillero, 1966

Gouache sobre papel, 40 x 55 cmDonación Andreu Alfaro y Dorotea Hofmann

Page 173: Obra sobre papel

169

Equipo CrónicaBodegón, 1972Pastel sobre papel, 20,8 x 29,8 cm

Equipo CrónicaAmor lésbico, 1976Bolígrafo sobre papel, 22 x 28 cm

Page 174: Obra sobre papel

170

LucebertSin título, 1969

Collage sobre papel, 27 x 21 cmDonación Mrs. Tony Lucebert Swaanswijk, Holanda

Page 175: Obra sobre papel

171

Lucebert Manspersoon III, 1976Técnica mixta sobre papel, 46 x 34 cmDonación Mrs. Tony Lucebert Swaanswijk, Holanda

Page 176: Obra sobre papel

172

LucebertSin título, 1956

Acuarela sobre papel, 21 x 27 cmDonación Mrs. Tony Lucebert Swaanswijk, Holanda

Page 177: Obra sobre papel

173

Lucebert Sin título, 1957Tinta sobre papel, 27 x 21 cmDonación Mrs. Tony Lucebert Swaanswijk, Holanda

Page 178: Obra sobre papel

174

Zoran MusicSin título, 2001

Sanguina sobre papel, 24 x 32 cmDonación del artista

Page 179: Obra sobre papel

175

Zoran MusicSin título, 2000Pastel sobre papel, 29,7 x 42 cmDonación del artista

Page 180: Obra sobre papel

176

Zoran MusicSin título, 2000

Carboncillo sobre papel, 50,4 x 66 cm Donación del artista

Page 181: Obra sobre papel

177

Zoran MusicSin título, 2000Carboncillo sobre papel, 51 x 36,5 cmDonación del artista

Page 182: Obra sobre papel

178

Luis GordilloSin título, 1962

Técnica mixta sobre papel, 26,7 x 36 cmDonación Juan Antonio Aguirre, Madrid

Page 183: Obra sobre papel

179

Luis GordilloSerie Limo, 1991Acrílico y lápiz sobre papel, 363 x 626 cm

Page 184: Obra sobre papel

180

Luis GordilloSin título, 1960

Tinta sobre papel, 35,8 x 27 cmDonación Juan Antonio Aguirre, Madrid

Page 185: Obra sobre papel

181

John DaviesThe Meeting, 1969Pastel sobre papel, 47,8 x 63 cmDonación John Davies

Page 186: Obra sobre papel

182

John DaviesStudies for “For the Last Time”, 1970

Rotulador sobre papel, 55,8 x 76,3 cmDonación John Davies

Page 187: Obra sobre papel

183

John DaviesBurnt Out House, 2005Pastel sobre papel, 56,5 x 38,3 cmDonación John Davies

Page 188: Obra sobre papel

184

Richard HamiltonThe critic laughs, 1968

Esmalte y offset sobre papel, 59,5 x 46,4 cm

Page 189: Obra sobre papel

185

Richard HamiltonSwingeing London III, 1972Collage y serigrafía sobre papel, 70,1 x 94,2 cm

Page 190: Obra sobre papel

186

Richard HamiltonPalindrome, 1974

Calotipo sobre papel, 60 x 44 cm

Page 191: Obra sobre papel

187

Jasper JohnsLand’s End, 1979Litografía sobre papel, 131,5 x 92,5 cm

Page 192: Obra sobre papel

188

Jasper JohnsThe Dutch Wives, 1978

Serigrafía sobre papel, 109,5 x 142 cm

Page 193: Obra sobre papel

189

Jasper JohnsSerie Black and White Numerals; Figures from 0-9, 1968Litografía sobre papel, 94 x 76 cmPáginas 189-198

Page 194: Obra sobre papel

190

Page 195: Obra sobre papel

191

Page 196: Obra sobre papel

192

Page 197: Obra sobre papel

193

Page 198: Obra sobre papel

194

Page 199: Obra sobre papel

195

Page 200: Obra sobre papel

196

Page 201: Obra sobre papel

197

Page 202: Obra sobre papel

198

Page 203: Obra sobre papel

199

Frank StellaFortin de las flores, 1967Serigrafía sobre papel cuadriculado, 45,9 x 58,2 cm

Page 204: Obra sobre papel

200

Robert RauschenbergApe, 1970

Litografía sobre papel, 116,8 x 83,8 cm

Page 205: Obra sobre papel

201

Robert RauschenbergSoviet American Array III, 1989-90Litografía sobre papel, 221,5 x 133 cm

Page 206: Obra sobre papel

202

Page 207: Obra sobre papel

203

Robert RauschenbergXXXIV Drawings for Dante’s Inferno, 1969Offset sobre papel, 36,7 x 29 cm

Page 208: Obra sobre papel

204

Markus LüpertzSin título (París), 2001-2002

Gouache y pastel sobre papel, 70 x 50 cmDonación del artista

Page 209: Obra sobre papel

205

Markus LüpertzSin título (París), 2001-2002Gouache y pastel sobre papel, 70 x 50 cmDonación del artista

Page 210: Obra sobre papel

206

Jorge Pineda18 veces, 2007

Bolígrafo sobre papel, 57,5 x 77 cm

Page 211: Obra sobre papel

207

Saul SteinbergCanal Street, 1988Tinta sobre papel, 38,1 x 56,5 cmDonación de la Fundación Saul Steinberg

Page 212: Obra sobre papel

208

Carmen LaffonEl sueño de Patricio 2, 2007

Fotolitografía y pastel sobre papel, 75 x 55 cm

Page 213: Obra sobre papel

209

Vicente PerisDemoiselles de Saint-Honoré, 2008Carbón sobre papel y tinta sobre acetato, 240 x 140 cmDonación del artista

Page 214: Obra sobre papel

210

Vicente ColomAgave II, 2008

Pluma sobre papel, 100 x 70 cmDonación del artista

Page 215: Obra sobre papel

211

Vicente ColomNopal VI, 2008Pluma sobre papel, 50 x 70 cmDonación del artista

Page 216: Obra sobre papel

212

Vicente ColomAgave IV, 2008

Pluma sobre papel, 100 x 70 cmDonación del artista

Page 217: Obra sobre papel

213

Vicente ColomNopal XI, 2008Pluma sobre papel, 100 x 70 cmDonación del artista

Page 218: Obra sobre papel

214

Cristino de Vera3 tazas y 4 rayas, 2002

Tinta china sobre papel, 20 x 35 cmDonación del artista

Page 219: Obra sobre papel

215

Cristino de VeraMesa en ángulo y cestillo con flor, 1999Tinta china sobre papel, 42 x 30 cmDonación del artista

Page 220: Obra sobre papel

216

Juana FrancésSerie Fondo Submarino (JF 120), 1980

Acuarela sobre papel, 49,1 x 71 cmLegado Juana Francés

Page 221: Obra sobre papel

4POSMODERNISMO

Page 222: Obra sobre papel

218

Bruce NaumanFrankfurt portfolio, 1990

Offset sobre papel, 48,5 x 33,5 cm

Page 223: Obra sobre papel

219

Bruce NaumanStudies for holograms (Pinched lips, Pulled lower lip, Pinched cheeks, Pulled neck, Pulled lips), 1970Serigrafía sobre papel, 66 x 66 cm cada una

Page 224: Obra sobre papel

220

Sue WilliamsFlooby Fellowship #12, 2003

Tinta, 48,2 x 61 cmDonación de la artista

Page 225: Obra sobre papel

221

Carmen CalvoY que cante una nana cual niños moribundos, 2005Técnica mixta sobre papel, 170 x 105 cm

Page 226: Obra sobre papel

222

Carmen CalvoLastimeros y lánguidos sermones, quizás llenos de odio, 2005

Técnica mixta sobre papel, 170 x 105 cm

Page 227: Obra sobre papel

223

Carmen CalvoLas frentes de las hembras dolorosas, 2005Técnica mixta sobre papel, 170 x 105 cm

Page 228: Obra sobre papel

224

Carmen CalvoEs imposible que yo haya conocido tus besos, 2005

Técnica mixta sobre papel, 170 x 105 cm

Page 229: Obra sobre papel

225

Carmen CalvoEntre los muertos empapados por las nocturnas aguas, 2005Técnica mixta sobre papel, 170 x 105 cm

Page 230: Obra sobre papel

226

Carmen CalvoEllas sientan al niño frente a un ventanal, 2005

Técnica mixta sobre papel, 170 x 105 cm

Page 231: Obra sobre papel

227

José María YturraldeEstructura volante II, 1976Papel y madera, 184 x 186 x 184 cmDonación del artista

Page 232: Obra sobre papel

228

Elena del RiveroElle Sort Beaucoup - The Bed, The Street, The Studio, The Table, 1999

Bordado sobre papel, 165,3 x 113,7 x 5,5 cm cada uno

Page 233: Obra sobre papel

229

Art and LanguageThirty Studies for a Luhman Memorial, 2004Dibujo sobre papel, 32 x 28 cm cada unoDepósito Colección V.A.C.

Page 234: Obra sobre papel

230

Robert SmithsonKing Kong meets the Gem of Egypt, 1972

Collage sobre papel, 26,5 x 45 cm

Page 235: Obra sobre papel

231

Richard PrinceFour women with their backs to the camera, 1980Impresión cromogénica sobre papel, 66,5 x 101 cm cada unoDonación Barbara Gladstone

Page 236: Obra sobre papel

232

Bernd y Hilla BecherKaüser-Steimel bei Hachenburg, 1988

Gelatina de plata sobre papel, 51,9 x 60,9 cm

Page 237: Obra sobre papel

233

Bernd y Hilla BecherDornburg, Westerwald, 1988Gelatina de plata sobre papel, 51,9 x 60,9 cm

Page 238: Obra sobre papel

234

Bernd y Hilla BecherGersthofen bei Augsburg, 1988

Gelatina de plata sobre papel, 51,9 x 60,9 cm

Page 239: Obra sobre papel

235

Bernd y Hilla BecherNauberg, Westerwald, 1988Gelatina de plata sobre papel, 51,9 x 60,9 cm

Page 240: Obra sobre papel

236

Sigmar PolkeHöhere Wesen befehlen, 1968

Litografía y dibujo sobre papel, 29,7 x 21 cm cada una

Page 241: Obra sobre papel

237

Sigmar PolkePolkes Peitsche, 1968Técnica mixta, 70 x 46 cm

Page 242: Obra sobre papel

238

Gordon Matta-ClarkUntitled (Cut drawing), 1972

Técnica mixta, 120 x 112 x 7 cm

Page 243: Obra sobre papel

239

John BaldessariBlasted Allegories (Colorful Sentence [Yellow Journalism]): ... Obstacle Winning, 1978Impresión cromogénica sobre papel, 78 x 102 cm

Page 244: Obra sobre papel

240

Guillermo KuitcaSin título, 1989

Técnica mixta sobre lienzo, 220 x 150 cm

Page 245: Obra sobre papel

241

Robert RauschenbergPull (Hoarfrost Editions), 1974Litografía y collage sobre papel, 212 x 123 cm

Page 246: Obra sobre papel

242

Ángeles MarcoSerie “Suplemento”, 1990

Acuarela y collage sobre papel, 70 x 51,5 cm

Page 247: Obra sobre papel

243

José Manuel CiriaCabeza (Tan callando). Serie Máscaras Schandenmaske, 2009Óleo y aluminio sobre papel, 135 x 100 cmDepósito del artista para donación

Page 248: Obra sobre papel

244

Alberto CorazónLos días se agotan, 1995

Óleo sobre papel, 100 x 127 cmDonación del artista

Page 249: Obra sobre papel

5DIBUJOS DE ESCULTORES

Page 250: Obra sobre papel

246

Jacques LipchitzLa serveuse (Personnage 1915), 1914

Carboncillo sobre papel, 42,9 x 26 cmDonación Marlborough Gallery, Nueva York

Page 251: Obra sobre papel

247

Pablo GargalloDanseuse, 1929Carboncillo sobre papel, 71,9 x 50,8 cm

Page 252: Obra sobre papel

248

Ramón de SotoSin título XXXI (Serie Reflexiones), 1990

Tinta sobre papel, 25 x 18 cmDonación del artista

Page 253: Obra sobre papel

249

Ramón de SotoSin título XXXVII (Serie Reflexiones), 1990Tinta sobre papel, 25 x 18 cmDonación del artista

Page 254: Obra sobre papel

250

Ramón de SotoSin título I (Serie Reflexiones), 1990

Tinta sobre papel, 25 x 18 cmDonación del artista

Page 255: Obra sobre papel

251

Ramón de SotoSin título XXXIV (Serie Reflexiones), 1990Tinta sobre papel, 25 x 18 cmDonación del artista

Page 256: Obra sobre papel

252

Page 257: Obra sobre papel

253

Alexander CalderBallet in Four Parts (Time of each part 1-100 units), 1934-36Lápiz sobre papel, 60 x 80 cm cada uno

Page 258: Obra sobre papel

254

Joan CardellsSin título (R.885), 1994

Grafito sobre papel, 32 x 44 cm

Page 259: Obra sobre papel

255

Joan CardellsRef. 795, 1990Grafito sobre papel, 207 x 99 cm

Page 260: Obra sobre papel

256

Rafael Pérez ContelTorero, 1935

Aguada sobre papel, 33,5 x 24,8 cmDonación de los herederos del artista

Rafael Pérez ContelSin título, s.f.

Aguada sobre papel, 30,8 x 30,8 cmDonación de los herederos del arista

Page 261: Obra sobre papel

257

Rafael Pérez ContelHomenaje a Picasso, 1980Aguafuerte sobre papel, 38 x 48 cmDonación de los herederos del artista

Page 262: Obra sobre papel

258

Eduardo ChillidaSin título, 1975

Collage sobre papel, 38,3 x 26,7 cm

Page 263: Obra sobre papel

259

Eduardo ChillidaSin título, 1975Collage sobre papel, 37,5 x 29,5 cm

Page 264: Obra sobre papel

260

Andreu AlfaroSin título, 1961

Tinta sobre papel, 50,5 x 65 cm

Page 265: Obra sobre papel

261

Andreu AlfaroSin título, 1958Gouache sobre papel, 50 x 65 cm

Page 266: Obra sobre papel

262

Robert SmithsonSpiral hill, 1971

Lápiz sobre papel, 31,7 x 39,6 cm

Page 267: Obra sobre papel

263

Cristina IglesiasVista del jardín de la Villa de Médicis, en Roma, D.V. I, 2007Serigrafía sobre papel, 65 x 50 cm

Page 268: Obra sobre papel

264

Susana SolanoSt 2, 2007

Aguatinta sobre papel, 65 x 50 cm

Page 269: Obra sobre papel

265

Claes OldenburgStore logo, 1961Tinta sobre papel, 15,2 x 21,8 cm

Claes OldenburgSoft car, 1968Acuarela y lápiz sobre papel, 36,8 x 66,2 cm

Page 270: Obra sobre papel

266

Claes OldenburgStudy for Poster: Punching Bag, 1967

Técnica mixta sobre papel, 44,3 x 64,5 cm

Page 271: Obra sobre papel

267

Claes Oldenburg & Coosje van BruggenThrown bottle of ink, dropped quill, with fly, 1990Acuarela y carboncillo sobre papel, 43 x 34,5 cm

Page 272: Obra sobre papel

268

Claes Oldenburg & Coosje van BruggenStamp blotters, rearing and traveling, 1990

Técnica mixta sobre papel, 26,9 x 20,3 cm

Page 273: Obra sobre papel

269

Miquel NavarroFiguras XX, 1967Lápiz y tinta sobre papel, 35,1 x 50 cmDonación del artista

Page 274: Obra sobre papel

270

Miquel NavarroFiguras XXVII, 1964

Lápiz y tinta sobre papel, 50 x 35 cmDonación del artista

Miquel NavarroFiguras XXVIII, 1964

Lápiz y tinta sobre papel, 49,8 x 34,6 cmDonación del artista

Page 275: Obra sobre papel

271

Miquel NavarroFiguras XLII, 1965Lápiz y tinta sobre papel, 48,1 x 34,4 cmDonación del artista

Miquel NavarroFiguras L, 1965Lápiz y tinta sobre papel, 44,3 x 33,2 cmDonación del artista

Page 276: Obra sobre papel

272

Miquel NavarroFiguras LXVI, 1967

Tinta sobre papel, 31,8 x 22 cmDonación del artista

Miquel NavarroTranseuntes XI, 1967

Gouache sobre papel, 31,5 x 34 cmDonación del artista

Page 277: Obra sobre papel

273

Miquel NavarroApartaments VI, 1968Esmalte y tintas sobre papel, 52,2 x 65,2 cm

Page 278: Obra sobre papel

274

Miquel NavarroEstructura industrial I, 1968

Esmalte sobre papel, 70,3 x 52 cm

Donación del artista

Miquel NavarroOval, 1969

Esmalte sobre papel, 65,2 x 52,3 cmDonación del artista

Page 279: Obra sobre papel

275

Miquel NavarroEstructura industrial II, 1968Esmalte sobre papel, 52 x 70,3 cmDonación del artista

Page 280: Obra sobre papel

276

Miquel NavarroEstaciones 7, 1986

Tinta sobre papel, 27,5 x 21,5 cmDonación del artista

Page 281: Obra sobre papel

277

Miquel NavarroEstaciones 8, 1987Tinta sobre papel, 27,5 x 21,5 cmDonación del artista

Page 282: Obra sobre papel

278

Miquel NavarroPaisaje fálico 2, 1972

Tinta sobre papel, 24 x 31,5 cmDonación del artista

Page 283: Obra sobre papel

279

Miquel NavarroEscrement, 1970Tinta china sobre papel, 52 x 65,2 cmDonación del artista

Page 284: Obra sobre papel

280

Miquel NavarroSakara 5, 1987

Tinta sobre papel, 32 x 22 cmDonación del artista

Miquel NavarroEl camp 2, 1991

Grafito sobre papel, 42 x 29,7 cmDonación del artista

Page 285: Obra sobre papel

281

Miquel NavarroDistancia, 1993Acuarela sobre papel, 77 x 58 cmDonación del artista

Page 286: Obra sobre papel

282

Miquel NavarroSin título, c.a. 1990

Acuarela sobre papel, 105 x 75 cmDonación del artista

Page 287: Obra sobre papel

283

Miquel NavarroConstruir la ciutat, 1998Acuarela sobre papel, 105 x 75 cmDonación del artista

Page 288: Obra sobre papel

284

Bernar VenetRandom Combination of Indeterminate Lines, 1994

Técnica mixta sobre papel, 104 x 92 cmDepósito del artista para donación

Page 289: Obra sobre papel

285

José SanleónSin título, 2010Técnica mixta sobre papel, 65 x 93 x 30 cmDonación del artista

Page 290: Obra sobre papel

286

Beverly PepperStudies for Teatro Celle, 1989

Tinta sobre papel, 45 x 73 cmDepósito de la artista para donación

Page 291: Obra sobre papel

287

Beverly PepperStudies for Palingenesis, 1993Tinta y grafito sobre papel, 58 x 82 cmDepósito de la artista para donación

Page 292: Obra sobre papel

288

Beverly PepperJutting Twist, 2010

Carboncillo sobre papel, 70 x 100 cmDepósito de la artista para donación

Page 293: Obra sobre papel

289

Dennis OppenheimStage Set for a Film, 2001Acrílico sobre papel, 127 x 96,5 cmDepósito del artista para donación

Page 294: Obra sobre papel
Page 295: Obra sobre papel

6JULIO GONZÁLEZ

Page 296: Obra sobre papel

292

Julio GonzálezVisage aux lourds cheveux, 1941

Aguada y tinta sobre papel, 31,5 x 24,2 cm

Page 297: Obra sobre papel

293

Julio GonzálezFemme criant d’horreur, 1941Técnica mixta sobre papel, 22,9 x 21,4 cm

Julio GonzálezEtudes, 1942Lápiz sobre papel, 23,7 x 31,1 cm

Page 298: Obra sobre papel

294

Julio GonzálezGrande draperie, 1914-18

Lápiz y pastel sobre papel, 26,2 x 25 cm

Julio GonzálezUn couple, 1914-20

Acuarela y lápiz sobre papel, 22,1 x 16,1 cm

Page 299: Obra sobre papel

295

Julio GonzálezTête de Monserrat criant, 1938Lápiz y tinta sobre papel, 27 x 21 cm

Julio GonzálezMaternité, 1938Lápiz y tinta sobre papel, 27 x 20,4 cm

Page 300: Obra sobre papel

296

Julio GonzálezVisage criant a la grande main, 1941

Técnica mixta sobre papel, 20,3 x 13,5 cm

Julio GonzálezLes deux mèches de cheveux, 1940

Aguada y tinta china sobre papel, 16,2 x 23,7 cm

Page 301: Obra sobre papel

297

Julio GonzálezEtude de femmes criant, 1938Lápiz y tinta sobre papel, 27 x 21 cm

Page 302: Obra sobre papel

298

Julio GonzálezEtude pour femme se coiffant nº 6, 1931

Gouache, lápiz y tinta sobre papel, 16,5 x 11,3 cm

Julio GonzálezPersonnage filiforme, 1937

Gouache, lápiz y tinta sobre papel, 32,5 x 23,7 cm

Page 303: Obra sobre papel

299

Julio GonzálezPersonnage à la grande main, 1940Acuarela, lápiz y tinta sobre papel, 24 x 15,8 cm

Julio GonzálezHomme cactus dansant, 1939Técnica mixta sobre papel, 31 x 20 cm

Page 304: Obra sobre papel

300

Julio GonzálezEtudes de femme au miroir, 1935-36

Lápiz y tinta sobre papel, 30 x 20,2 cm

Julio GonzálezPersonnage au miroir, 1937

Tinta sobre papel, 34 x 24 cm

Page 305: Obra sobre papel

301

Julio GonzálezFemme au miroir, 1937Lápiz y tinta sobre papel, 32,8 x 18,6 cm

Julio GonzálezFemme au miroir, 1937Lápiz y tinta sobre papel, 33,6 x 24,5 cm

Page 306: Obra sobre papel

302

Julio GonzálezTête au long cou, 1939

Tinta sobre papel, 37,1 x 26,5 cmDonación Carmen Martínez y Viviane Grimminger

Julio GonzálezTête aux piquants, 1939

Aguada, lápiz y tinta sobre papel, 25 x 32,5 cmDonación Carmen Martínez y Viviane Grimminger

Page 307: Obra sobre papel

303

Julio GonzálezPersonnage au livre, 1941Aguada y tinta sobre papel, 32 x 24,4 cm

Page 308: Obra sobre papel

304

Julio GonzálezEstudio para “Mujer sentada I”, 1935

Pastel y tinta sobre papel, 24,6 x 15,6 cm

Julio GonzálezEstudio para “Mujer sentada I”, 1935

Lápiz, pastel y tinta sobre papel, 23,9 x 15,8 cm

Page 309: Obra sobre papel

305

Julio GonzálezPersonnage aux formes blanches, 1937Técnica mixta sobre papel, 32,7 x 25 cm

Page 310: Obra sobre papel
Page 311: Obra sobre papel

TRADUCCIONES

Page 312: Obra sobre papel

308

PRESENTACIÓ

FRANCISCO CAMPS ORTIZ

President de la Generalitat

L’art, a més d’un estímul per a la vida, és clau en la configuració de les ciutats ja que estes fan seu el valor afegit de l’esperit creador humà.La Generalitat Valenciana, conscient d’eixa realitat, aposta, des de fa anys i amb gran èxit, per una política cultural i artística plural, que compta, entre altres, amb l’IVAM, un espai museístic obert a ciutadans i ciutadanes de totes les generacions i de qualsevol procedència social, conegut per la multiculturalitat i el rigor extraordinaris de totes les expressions artístiques que programa.L’emblemàtic edifici que és l’IVAM alberga una ingent quantitat d’obres que són objecte de detallats estudis amb el propòsit de trobar les millors propostes que ajuden a la seua difusió i internacionalització. En este sentit, des de l’any 2004 ha mostrat els eixos de la seua Col·lecció Permanent, que en l’actualitat consta de 10.643 obres, de les quals 2.244 han sigut fruit de la generosa donació d’artistes, hereus i col·leccionistes, la qual cosa evidència l’altíssim grau de connexió d’este impressionant contenidor cultural amb la societat valenciana.En una nova ordenació dels fons del museu valencià, amb l’objectiu de crear una col·lecció d’art viva i estable que atraga les persones i que mantinga amb elles un continu diàleg, s’ha establit un nou eix temàtic dedicat a explorar l‘Obra sobre papel’. Esta excel·lent exposició ens invita a recórrer un dels llenguatges artístics menys difosos en la comunitat museística a causa de la seua delicada naturalesa però altament emotiu per als espectadors que disfruten d’estes obres.La responsabilitat social que des de la Generalitat mantenim amb la cultura i les arts representa una obligació prioritària que, de cap manera, podem eludir els que hem assumit un compromís amb la ciutadania. Per això, tots els nostres esforços estan destinats al seu compliment i estem segurs que “Obra sobre papel” ens porta per la senda correcta.

EL PAPER MÉS DESTACAT DE L’ART

CONSUELO CÍSCAR CASABÁN

Directora de l’IVAM

“Immòbil, la seua bellesa,També captiva al cel”

EMILIO PRADOS, antologia

Al llarg d’estos anys, l’IVAM ha enfortit la seua col·lecció permanent, senyal d’identitat i referent del museu, i això ha permés una millor difusió i coneixement de la col·lecció, els seus fons, que integren distintes lectures de l’art contemporani i que els he reestructurat al voltant de diferents eixos artístics de manera que, a partir de la fotografia i el fotomuntatge, les instal·lacions i els nous mitjans, el pop art, l’abstracció, l’escultura i ara l’obra sobre paper, s’articule una visió de l’art contemporani que reflectisca els divergents llenguatges que al llarg del segle XX i XXI han anat germinant. Administrar i

dinamitzar correctament esta valuosa col·lecció d’obres i assumir activitats d’inventari, classificació, arxiu, restauració, conservació, exhibició, documentació i divulgació és una tasca que actualment contemple amb l’exigència que tan responsable treball representa.Ja en l’art clàssic el paper era un element que s’utilitzava per a crear esbossos i estudis, amb el llapis, les ceres o el carbonet, que servien per a la preparació de les obres que posteriorment prenien forma en teles, escultures o inclús arquitectures. D’esta manera, hem de tindre en compte que el dibuix és la base de tota creació plàstica i és un mitjà convencional per a expressar la forma d’un objecte per la línia, un traç i jocs d’ombres i llums.A banda de les pintures al fresc, com a primers missatges informatius-artístics, dutes a terme per la mà de l’home en els seus primers assentaments, és ben sabut que els grans pintors del Renaixement italià van ser uns dibuixants excel·lents. Els apunts que coneixem de Botticelli, Dürer, Buonarroti, Da Vinci o Sanzio, tots els quals van destacar per la seua majestuosa obra pictòrica, revelen gran mestria en el maneig del llapis. Però, sens dubte, qui destaca com a dibuixant sobre els altres és Leonardo da Vinci, ja que a través del dibuix realitza els seus famosos estudis anatòmics amb trets fins però ferms, on les expressions humanes queden resoltes amb verdadera mestria.Però a partir de les avantguardes històriques, el paper, com a mitjà per a recollir expressions artístiques, ja no és un element secundari que s’utilitza com a prova prèvia a l’obra, sinó que s’obri a l’experimentació i adquirix protagonisme en relació als nous materials i mètodes utilitzats per a la creació. Així, per mitjà de plantejaments experimentals, diverses generacions d’artistes van desenrotllar noves formes estètiques que implicaven de forma determinant un nou concepte del fet artístic, del seu lloc en la societat, dels seus components i del seu significat.El paper es traduïx en gran format moltes vegades i s’impregna ja no sols del llapis per a esbossar dibuixos, sinó també d’altres tècniques que es formalitzen per mitjà de guaixos, olis, tipografies, tintes, aquarel·les, collages, gravats, fotografies, etc. Així veiem com el paper, al llarg del segle XX, té el mateix valor artístic que l’art clàssic li donava a este.No obstant, també esta selecció d’obres que reunim en este nou eix de la col·lecció té un espai per a estes primeres arestes, estes primeres carcasses, estes primeres línies i signes en format xicotet que abans mencionava i que subjecten un esquelet que després passarà a ser tela o escultura, tal com veiem en el cas de Julio González o Ignacio Pinazo.Les pinzellades sobre el paper dels artistes que van seguir a estos dos pioners ja no parlen tant d’aquella primera idea esbossada, sinó que mantenen una fermesa en el propòsit de la seua creació que destaca per la seua bellesa entesa com a art final. Sens dubte, estos nous formats ens ensenyen a mirar i a llegir el món des d’una nova òptica. Esta obertura il·limitada i esta promiscuïtat morfològica que s’ha anat veient reforçada amb els nous mitjans tècnics que reivindiquen l’ús de materials i objectes nous, ha permés que el paper, el cartó i altres de similars adquiriren una notorietat que a hores d’ara encara prevalen i amplien el seu protagonisme.Així, per este nou eix temàtic transiten amb elegància i contundència una varietat d’estils, gèneres i tendències que són una bona mostra dels grans corrents del segle XX i XXI en companyia d’alguns dels artistes més significatius com Valerio Adami, Andreu Alfaro, Natan Isaevitx Altman, Eduardo Arroyo, Art and Language, John Baldessari, Tonico Ballester, Rafael Barradas, Bernd i Hilla Becher, Max Beckmann, Alexander Calder, Carmen Calvo, Joan Cardells, Eduardo Chillida, José Manuel Ciria, Claes Oldenburg & Coosje van Bruggen, Vicente Colom, Alberto Corazón, John Davies, Ramón de Soto, Cristino de Vera, Elena del Rivero, Cendrars/Delaunay Terk, Sonia Delaunay Terk, Walter Dexel, Equip Crònica, Lucio Fontana, Juana Francés, Pablo Gargallo, Julio González, Luis Gordillo, Arshile Gorky, Richard Hamilton, Raoul Hausmann, John Heartfield, Jean Hélion, Georges Hugnet, Vicente Huidobro, Cristina

Page 313: Obra sobre papel

309

Iglesias, Jasper Johns, Paul Joostens, Per Kirkeby, Yves Klein, Franz Kline, Gustav Klucis, Krazansky, Guillermo Kuitca, Valentina Kulàgina, Frantisek Kupka, Carmen Laffón, Wifredo Lam, Nicolás de Lekuona, Jos Leonard, Jacques Lipchitz, El Lissitski, Lucebert, Markus Lüpertz, Ángeles Marco, Gordon Matta-Clark, Vladímir Maiakovski, Henri Michaux, Robert Michel, Manuel Millares, Joan Miró, László Moholy-Nagy, Mompó, Zoran Music, Bruce Nauman, Miquel Navarro, Barnett Newman, Claes Oldenburg, Dennis Oppenheim, Beverly Pepper, Rafael Pérez Contel, László Péri, Vicente Peris, Francis Picabia, Pablo Picasso, Ignacio Pinazo, Jorge Pineda, Sigmar Polke, Richard Prince, R. Delaunay/V. Huidobro, Albert Ráfols-Casamada, Robert Rauschenberg, Josep Renau, Angelo Rognoni, Franz Roh i Jan Tschichold, Peter Karl Röhl, Vladímir Osipòvitx Roskin, Olga Vladímirovna Rózanova, Gerardo Rueda, Sanleón, Francisco Santa Cruz, Antonio Saura, Kurt Schwitters, Eusebio Sempere, Robert Smithson, Susana Solano, Pierre Soulages, Saul Steinberg, Karl Steiner, Frank Stella, Varvara Stepànova i Borís Ignàtovitx, Varvara Stepànova, Nikolai Suetin, Antoni Tàpies, Tristan Tzara, Bart van der Leck, Theo van Doesburg, Emilio Vedova, Bernar Venet, Sue Williams, José Mª. Yturralde. Al meu entendre, esta disposició i reorganització de la col·lecció és una forma de revitalitzar-la i mostrar-la al públic d’una manera atractiva, ja que el nostre treball en l’àmbit de la divulgació s’ha d’encaminar a despertar la sensibilitat de totes les persones que conformen la societat multicultural.Per esta raó, posar en valor les obres sobre paper em sembla un exercici responsable, ja que este fràgil suport, per la seua alta sensibilitat a la llum i a les variacions ambientals, no sol ser massa difós. Però és de justícia que este clima es reconvertisca i estes obres que pertanyen a la intimitat del taller de l’artista, que arrepleguen la temperatura exacta d’un sentiment, s’exposen i es difonguen obertament. En esta exposició constatem, una vegada més, com el suport pot arribar a ser el fil conductor capaç d’unificar i de donar cabuda a la disparitat d’idees, criteris, tècniques, tendències i estils que definixen èpoques històriques.El paper com a suport, tal com s’observa en les obres que integren esta mostra, conferix a l’artista un caràcter fresc, directe i lliure, ja que tots estos creadors semblen mantindre un vincle afectiu i una connexió emocional diferents als que despleguen en altres suports pel fet que este subtil espai inspira una extraordinària força, riquesa i diversitat creativa que permet vore nàixer vies artístiques que ens conduïxen, com a espectadors, a conquistar noves formes per a comprendre un nou món per habitar.

OBRA SOBRE PAPER: LA COL·LECCIÓ DE L’IVAM

BARBARA ROSE

Des de la seua invenció pels xinesos, quan els romans es dedicaven encara al gravat en tauletes, el paper ha sigut usat com a suport del dibuix. S’han trobat fragments de paper en les ruïnes de Xuanquanzhi a Dunhuang, en la província de Gansu, al nord-oest de la Xina, que correspondrien al període de l’emperador Wu que va regnar entre els anys 140 i 86 aC. La invenció del paper va proporcionar als xinesos un extraordinari avantatge tant artístic com comercial. Amb anterioritat a este descobriment, les parets de les coves, la pedra polida o els rotllos de pergamí eren els suports als quals comptables, sacerdots, erudits i, en última instància, artistes recorrien per a deixar la seua empremta.En origen, les obres sobre paper van funcionar com a esbossos o guies d’escultures o pintures acabades, i també d’edificis, perquè tota arquitectura arranca del dibuix. A

pesar d’això, el col·leccionisme de dibuixos arquitectònics és una cosa relativament recent. Durant l’edat mitjana i el Renaixement, els dibuixos es van ampliar a “vinyetes” de grans mides que facilitaven la transferència de les composicions a les parets en la pintura al fresc. Hui, una vegada més, els artistes tornen a crear obres sobre paper de grans dimensions. Però, en l’actualitat, este tipus d’obra és més un producte acabat que part del procés de creació d’obra pública. En el Renaixement, els artistes van començar a dibuixar sobre el paper figures o caps individuals que després organitzaven en composicions acabades a partir de models vius o d’antigues escultures o motles d’algeps reunits en les escoles d’art. Després, treballaven les composicions en uns dibuixos més acabats que quadriculaven per a traspassar-los a murs, taules o teles. Estos dibuixos preparatoris van ser valorats i col·leccionats perquè encarnaven un tipus de creació més íntima i personal que la representada pels encàrrecs oficials.Els dibuixos dels grans mestres rares vegades anaven firmats i datats, i el de la seua autoria representa probablement un dels aspectes més difícils i controvertits per als erudits. Un dibuix és l’empremta més personal de la mà d’un artista i mai una producció de taller, per la qual cosa resulta difícil, pràcticament impossible, falsificar-lo, la qual cosa incrementa de manera notable el seu valor. No obstant això, en el segle XIX els artistes moderns comencen a firmar sovint dibuixos acabats, concebuts per a la seua exposició, admetent així l’autonomia de la disciplina com a mitjà independent. En The Modern Drawing, publicat l’any 1983, John Elderfield, aleshores Conservador en Cap del MoMA, escrivia: “si la definició elemental del dibuix és la de registre realitzat per una eina que es desplaça per una superfície, el més interessant del dibuix seria potser –a diferència d’altres formes d’arts plàstiques– la mateixa naturalesa directa de la transmissió, bé es tracte d’impuls, bé de sentiment, de percepció o de concepte. El dibuix revela el moment més subtil, l’anàlisi més clínica, el drama més precís. El dibuix modern deixa espai a reaccions alternatives –les funcions assumides per signes diferents són al mateix temps explícites i evocadores–. En este sentit, com a registre dels elements més subtils de la nostra cultura, el dibuix està al nivell de qualsevol registre escrit o verbal.”La idea que el dibuix és el registre més directe del pensament i el gest d’un artista subjau darrere de les reflexions contemporànies sobre l’obra en paper. No obstant, la importància del dibuix com a fonament de l’art es remunta a les teories del biògraf i artista del segle XVI Giorgio Vasari. En contrast amb el manierisme, que depén d’un ideal de perfecció abstracte, els artistes barrocs s’orienten cap a un realisme rotund basat en un revival del dibuix del natural. Tant la bolonyesa Accademia degli Incamminati de Carracci, que va llançar l’estil barroc, com la sevillana Acadèmia del Dibuix de Pacheco, on es van formar Velázquez i Zurbarán, van posar l’èmfasi en la primacia del dibuix.Menys formal i més directament espontani, el dibuix es veu, cada vegada més, com essencial al procés creatiu per la seua varietat de funcions: pot descriure el que es veu, visualitzar el que imagina i registrar les idees i processos de concepció de l’artista. L’obra sobre paper té la capacitat de representar –a vegades en un estil precipitat– i també d’il·lustrar, satiritzar, expressar emoció o registrar el gest físic directe.El dibuix pot funcionar com un pas intermedi entre la concepció i l’execució de grans obres pictòriques i escultòriques o postular-se per si mateix com a obra acabada i susceptible de ser exhibida. A l’expansió de les funcions i abast de l’obra sobre paper podríem afegir les enormement ampliades possibilitats materials i tècniques. Hui, els artistes poden treballar en el paper amb mitjans tradicionals com el llapis, carbonet, tinta, crayon, aiguada, aquarel·la, pastel, etc., mentres que uns altres, com Ed Ruscha, recorren al tabac, xocolata, café i a tota mena de taques per a crear traços o motius sobre el paper.Els mestres de l’antiguitat optaven sovint pel guix roig o sanguina, una tècnica rares vegades emprada hui, encara que els excepcionals dibuixos del mestre hongarés Zoran Music estan realitzats amb este mitjà tradicional. Hui, el dibuix és molt més

Page 314: Obra sobre papel

310

que un mitjà dirigit a la satisfacció d’un fi i s’ha convertit per a molts en un fi en si mateix, elevat des de la categoria d’art menor a la d’art amb majúscules. Amb l’enfonsament de les jerarquies en les arts, la pròpia definició de dibuix ha canviat en hibridar-se amb el gravat i la fotografia i quedar subsumit en uns altres mitjans. Les pintures de creadors com Larry Rivers, Robert Rauschenberg i Jasper Johns, o les dels europeus Gerhard Richter, Arnulf Rainer i Sigmar Polke, constituïxen exemples d’estes relacions simbiòtiques. Estes barreges de dibuix amb altres formes artístiques creixen en popularitat, tal com il·lustra la recent combinació de dibuix i vídeo en l’obra de William Kentridge.Podria afirmar-se que esta pol·lució de mitjans, generadora de noves definicions del dibuix, va començar amb la fusió de pintura i dibuix en l’art modern. La separació, que mai va existir en l’art asiàtic, va continuar present en l’art occidental fins al període modern, quan les dos disciplines es van fondre a poc a poc, primer a mans de Matisse, el qual va donar la consideració de contorn a les vores de les formes, i per Jackson Pollock després, que va expandir el seu estil de dibuix amb pinzell a pintura gestual. La importància d’este acte com a moment decisiu ha sigut analitzada per Bernice Rose en el seu influent catàleg sobre Pollock, Painting into Drawing, editat pel MoMA.L’exemple de Pollock va ser seguit pels altres artistes de l’Escola de Nova York, com Franz Kline o Arshile Gorky. De fet, les pintures de Kline no són sinó ampliacions fotogràfiques dels seus dibuixos a pinzell, transferits a tela amb l’ajuda d’un projector. A l’Europa de la postguerra, els artistes de l’informalisme van desenrotllar estils que també traslladaven el dibuix a la pintura. La seua estètica expressionista gestual va ser compartida pels espanyols Millares i Saura, que entenien que el pinzell podia utilitzar-se tant per a crear grans pintures com xicotets dibuixos. Així era com funcionaven els antics pergamins asiàtics, la qual cosa podria portar-nos a interpretar la fusió del dibuix en la pintura del període de postguerra europeu i americà com a fruit d’un renovat interés per l’art asiàtic que hauria actuat com a inspiració nova en un moment en què l’intercanvi cultural global s’anava fent omnipresent.Igual que la ploma, el pinzell i la tinta, l’aquarel·la ha sigut tradicionalment emprada en formats xicotets, suggeridors d’intimitat. A inicis del segle XIX, les obres sobre paper van començar a ser col·leccionades com a obres d’art en si mateixes, acabades i autònomes, un estatus i valoració que els pastels pintats i les aquarel·les havien aconseguit ja en el segle anterior amb les obres dels artistes del Rococó. El canvi d’escala en l’obra sobre paper s’inicia amb el concepte de la impressió a dimensions de cartell, un múltiple susceptible de ser reproduït i distribuït entre una gran audiència democràtica. Esta funció modificada del dibuix, de la condició d’estudi preparatiu a la d’expressió privada i personal i d’ací a la de múltiple massiu, reflectix la transformació del col·leccionisme de passatemps aristocràtic a popular. En efecte, l’enfonsament de les jerarquies artístiques va en paral·lel al de les distincions entre classes socials.Durant el segle XX, el desenrotllament dels mitjans mecànics de reproducció va donar lloc al naixement de dos formes específicament modernes d’obra sobre paper: el collage, que enganxa fragments de paper imprés o de materials d’orígens diversos, com el paper pintat o el de periòdic; i el pòster, grans litografies òfset dirigides al gran públic i exposades sovint en el carrer o en llocs de trobada popular com els cafés. Dels íntims esbossos de Pinazo o els cartells cinematogràfics de Renau, a les grans obres de tècnica mixta de la postmodernitat, la col·lecció d’obra sobre paper de l’IVAM conté exemples de tot l’espectre d’este tipus d’obra. No obstant, dos grups històrics destaquen per la seua singularitat, profunditat i amplitud: les obres sobre paper del pintor impressionista valencià Pinazo, i les de l’escultor català Julio González. Els dos conjunts, que contenen tant estudis com obra acabada, tenen una estreta relació amb els èxits aconseguits pels dos artistes en uns altres mitjans –la pintura en el cas de Pinazo, l’escultura en el de González–.

Ignacio Pinazo va ser cèlebre pel seu domini de l’aquarel·la, però era igualment hàbil en el dibuix. Els seus ràpids esbossos a ploma o al llapis, realitzats espontàniament i ràpidament a partir de l’observació directa del model nu, de familiars o d’amics, de paisatges o d’escenes corrents de la vida quotidiana, eren sovint estudis preparatoris de les seues pintures a l’oli. Pinazo, nascut al si d’una humil família valenciana, ja havia donat mostres d’un talent i una ambició excepcionals i havia viatjat en dos ocasions a Roma, on, entre 1876 i 1881, va desenrotllar el seu estil acadèmic. L’excel·lència dels artistes valencians en el dibuix es confirma pel paper nuclear que la disciplina ha exercit tradicionalment a l’Acadèmia de Belles Arts de Sant Carles, on, com abans Pinazo, altres jóvens valencians aspirants a artistes continuen formant-se.Els amplis fons de dibuixos de Julio González en la col·lecció de l’IVAM es troben representats ací per exemples seleccionats per a mostrar la seua evolució des de la seua condició de talentós artista acadèmic, que dibuixa a partir de models de l’estudi, a la d’un dels grans innovadors de l’escultura moderna que elaborava les seues concepcions sobre el paper. Podem, de fet, seguir el pas des de l’abstracció gradual de motius basats en l’observació de la figura i el rostre humans, fins a la seua traducció a escultura abstracta.A l’edat de quinze anys, mentres estudiava dibuix a Barcelona, González va entrar d’aprenent amb un orfebre. El 1899, la família es va traslladar a París, on González coneixeria compatriotes com Picasso o com l’escultor Pablo Gargallo, un practicant inicial de l’escultura en metall. No obstant això, si els dibuixos de Gargallo consistien, sobretot, en estudis decoratius de figures en moviment, com la ballarina present en la col·lecció de l’IVAM, González assajava ja sobre el paper el seu concepte abstracte d’estructures volumètriques tridimensionals. Per a contribuir al manteniment de la seua família, el 1918 González va començar a treballar com a soldador, aprenent un ofici que es convertiria en base de la seua futura i innovadora escultura en ferro forjat. Deu anys després, Picasso va sol·licitar la seua ajuda per a crear diverses escultures de metall que requerien soldadura. Des del mes d’octubre del 1928 fins al 1932, els dos hòmens van treballar junts en l’estudi de González. Es va tractar d’una col·laboració excepcionalment íntima, amb Picasso permetent que González accedira als seus quaderns, i González ensenyant Picasso a plasmar els seus dibuixos en escultures cubistes.González va dotar Picasso de la tècnica necessària per a crear escultura cubista, i Picasso va obsequiar González amb un nou vocabulari de forma abstracta. Així que González avançava en el seu treball, començant a soldar més que a modelar, tallar o fondre, els seus dibuixos adquirien un estil clarament cubista. Junts, els dos espanyols van revolucionar el nostre concepte de l’escultura i gran part d’esta revolució està documentada en dibuix. Segons Marilyn McCullough, experta en Picasso, els dos artistes van col·laborar en un mínim de sis escultures executades en acoblament de metall soldat, unes obres clau que van projectar el collage cubista a la tercera dimensió i van dotar l’escultura d’un vocabulari totalment nou que es basava essencialment en el dibuix.El 1930, González va iniciar una revolució formal consistent en la substitució de masses i volums per un nou vocabulari de plans i línies arrelat en el dibuix. En este procés, el dibuix va quedar subsumit en un tipus lineal d’escultura. González tallava planxes de metall que, per primera vegada, soldava entre si formant uns caps i figures marcadament abstractes. Els seus dons com a dibuixant van demostrar ser crucials en esta projecció des de les dos dimensions de la línia i el pla a les tres de l’estil escultòric. És significatiu que es referira a esta nova forma d’escultura planimètrica, en la qual unes fines planxes de metall al·ludixen a figures i gestos humans, com a dibuix en l’espai, revelant els seus fonaments en el dibuix, del qual era un consumat practicant. I encara que transformara l’escultura per mitjà de l’ús de la soldadura i del tall autogen, ningú no podria titlar les escultures o els dibuixos de González de mecànics. L’estil resultant va acabar per ser conegut com acoblament, perquè depenia per a la seua execució no

Page 315: Obra sobre papel

311

de les tradicionals tècniques escultòriques, sinó de l’acoblament industrial. Una vegada més, les obres sobre paper, i molt en especial la tècnica d’acoblament del collage, van resultar crucials per al desenrotllament de noves formes.Inventat per Braque i Picasso al començament del segle XX com a derivació de la fragmentació cubista de la imatge, el collage possibilitava associar diverses imatges d’una manera que recorda molt a esta síntesi mental suggerida pel muntatge cinematogràfic i que depén de la interpretació que la ment o l’espectador fan de la interacció d’imatges procedents de fonts dispars. En els anys vint del segle passat, els constructivistes russos van practicar el collage i van ser pioners en la producció de cartells que incorporaven elements de disseny abstractes al servici de la creació d’una nova societat. El collage va ser la versió que les arts plàstiques van fer del muntatge fílmic, que va actuar, de distintes maneres, d’inspiració. Com el muntatge cinematogràfic, el collage talla i reunix fragments diversos del món visual per a crear una tercera imatge que és fruit del processament i interpretació que la ment realitza a partir d’esta informació.L’aparició de la fotografia com a mitjà artístic i el nou art de la màquina exemplificat pel dibuix mecanomòrfic de Picabia van desembocar en una concepció fotomecànica de l’art. Picasso, l’interés de la qual per les formes o els processos mecànics era nul, va ser cèlebre per haver presumit que de xiquet dibuixava ja com Ingres, una exageració pròpia d’un artista que va fer carrera de l’exageració. Més exacte seria afirmar que en els seus últims dibuixos, com el realitzat a pinzell present en la col·lecció de l’IVAM, va dibuixar des de la imaginació, tornant així a la fresca innocència de l’art de la infància, encara que amb un tema que és tot menys infantil.La introducció de la fotografia en la Bauhaus, no com a mitjà comercial sinó com a suport artístic, va contribuir a estendre la seua esfera d’influència entre artistes d’altres mitjans. El currículum de la Bauhaus, l’escola alemanya d’art fundada l’any 1919, combinava artesania i belles arts, i va ser famosa per l’enfocament de disseny que va difondre i va ensenyar. En funcionament fins al 1933, va impartir principis originàriament explorats pels constructivistes russos, incloent-hi el disseny tipogràfic avançat. No obstant això, l’ensenyança bàsica de la Bauhaus era el dibuix arquitectònic, la qual cosa sintonitzava a la perfecció amb este estil geomètric mecànic característic dels artistes vinculats al constructivisme i a De Stijl, els treballs sobre paper dels quals es troben ben representats en la col·lecció de l’IVAM.L’artista germànic Kurt Schwitters va ser una figura clau en la connexió del constructivisme i el dadaisme, participant en els dos moviments. L’agitació que conduiria al tancament de la Bauhaus i en última instància a la II Guerra Mundial, va inspirar els artistes dadaistes en la creació d’un art satíric i socialment crític, molt especialment a l’Alemanya dels anys vint i trenta. Unes obres que, en ser concebudes com a declaració política, eren representacionals o narratives i mai abstractes. La llibertat d’imaginació es fa especialment patent en els dibuixos satírics d’Otto Dix i George Grosz. Els brillants collages de Schwitters van incorporar esta a tècnica nous elements de reproducció, així com autèntics materials tridimensionals, que l’artista va traduir en obres d’acoblament enormement personals. Com Grosz i tants altres membres de la Bauhaus, després de la prohibició de l’avantguarda per part de Hitler i la persecució dels seus creadors, Schwitters va fugir als Estats Units, on la seua obra va exercir un impacte directe sobre el pop art i va estimular el floriment de l’escultura d’acoblament. He Goods, un tardà collage de 1944 de Schwitters, executat durant el seu exili a Pasadena, Califòrnia, és un dels tresors de la col·lecció de l’IVAM.El collage representa el primer exemple d’incorporació a l’art de superfícies de la vida real com ara el paper pintat o el periòdic. L’artista valencià Josep Renau és conegut pels seus brillants i punxants collages i cartells polítics; un estil fonamentat, no obstant, sobre una sòlida base dibuixística. Fill d’un catedràtic de dibuix de l’Acadèmia de Sant Carles i catedràtic de dibuix ell mateix en la Universitat de València entre 1932 i l’esclat

de la Guerra Civil, Renau va aprendre arts gràfiques i fotografia després de llicenciar-se a Sant Carles el 1925, la qual cosa li va donar la formació necessària per a crear una sorprenent producció d’obres basades en la tècnica del collage, de gran originalitat i dramatisme, inspirada pels dadaistes i pels expressionistes alemanys a més de pels constructivistes russos.L’establiment el 1931 de la Segona República va fer que l’art experimental europeu es tornara cada vegada més accessible a Espanya. Aquell any Renau es va unir a la files del Partit Comunista, la qual cosa portaria a la posterior censura de la seua obra. Militant i compromés, va escriure ambiciosos assajos d’art polític en què defenia l’ús pels artistes de tècniques de la publicitat i la informació per a comunicar les seues pròpies temàtiques, anticipant-se així a l’art polític i crític contemporani de creixent popularitat en esdeveniments d’àmbit global com fires d’art o biennals.El 1932, Renau va fundar la Unió d’Escriptors i Artistes Proletaris. Arrestat el 1934 durant la vaga revolucionària d’Octubre, dirigia ja la revista Nueva Cultura, i el 1936 es convertiria en codirector de Verdad, periòdic del Partit Comunista a València. Aquell any, el govern republicà el va nomenar Subsecretari de Belles Arts. Se sap que va exercir un paper fonamental en el nomenament de Picasso com a Director Honorari del Museo del Prado i en el trasllat dels quadros del museu a les Torres de Serrans de València primer, i a Suïssa després, per a salvar-les dels atacs aeris dels nacionals sobre Madrid. El 1937, Renau va dissenyar les mostres fotogràfiques del Pavelló Espanyol en l’Exposició Internacional de París, i corria el rumor que va ser ell qui va encomanar-li a Picasso la pintura d’un mural per al pavelló que acabaria per convertir-se en el Guernica. Després de la caiguda de la República va emigrar a Mèxic. Convençut que la CIA planejava assassinar-lo, el 1958 es va traslladar a Alemanya Oriental, on va crear els murals i sèries de fotomuntatges Fata Morgana USA i The American Way of Life, un fotomuntatge satíric i crític de la cultura popular i la política nord-americanes que s’avança al pop art en la seua crítica al consum i la vulgaritat de la cultura de masses.Sens dubte, la mordaç crítica i apropiació que Renau fa de les imatges de la cultura popular van influir en l’Equip Crònica, un brillant grup de jóvens valencians que va treballar mig d’amagat durant el règim franquista. De fet, les obres de l’Equip Crònica i del seu successor, l’Equip Realitat, són precursores de les estratègies d’apropiació que caracteritzen l’avantguarda internacional de hui. Com Renau, els seus components es van formar com a artistes plàstics, amb una habilitat especial per al dibuix que van poder, molt apropiadament, adaptar als objectius del disseny gràfic, basat, com el dibuix, en el format pàgina. L’Equip Crònica, originàriament integrat per Manuel Valdés, Rafael Solbes i Joan Antoni Toledo, es va dissoldre a la mort de Solbes el 1981, i Valdés es va traslladar als Estats Units per a convertir-se en un pintor i escultor d’èxit.Fundat el 1964, com el pop art nord-americà i el britànic, l’Equip Crònica va recórrer als tòpics visuals i a l’estil impersonal de la imatgeria popular dels mass-media. Igual que el de Renau, el seu treball era políticament subversiu i crític amb les ideologies feixistes, incloent-hi les dels mitjans de consum massiu. La seua aportació podria contemplar-se com una proposta de diàleg amb la història de l’art, una crítica de l’estil com a concepte que ha perdut el seu valor dins d’això que Walter Benjamin definira com “l’era de la reproducció mecànica”, i de les realitats polítiques de l’Espanya dels anys de l’ocàs del règim de Franco. Mentres Rauschenberg i Warhol introduïen reproduccions de la Mona Lisa en les seues obres pop, l’Equip Crònica incorporava a les seues satíriques pintures basades en el collage les d’obres icòniques de Velázquez i de mestres moderns. És en este origen com a collages fotogràfics de reproduccions on els seus treballs mostren afinitat amb els de James Rosenquist o Richard Hamilton, l’artista britànic que va actuar de pont entre Marcel Duchamp per un costat i el pop art d’Anglaterra i els Estats Units per l’altre.

Page 316: Obra sobre papel

312

En paral·lel a l’expansió registrada durant el segle XX per la definició del dibuix per a comprendre el color, el collage i elements impresos, les complexes combinacions de tècniques i materials contribuïxen a fer més difícil encara definir el dibuix d’una manera simple. Usant com a materials de dibuix legítims substàncies tan diverses com tela, plàstic, fil, periòdic, cordell, tinta, pastel i carbonet, Picasso ho va intentar, per descomptat, tot, tant des del punt de vista de les tècniques com des del dels materials, incorporant qualsevol tipus de mitjà conegut a les seues obres sobre paper. Miró va ser igualment experimental quant a materials i tècniques, molt especialment en el cas de l’automatisme surrealista, que donaria total llibertat a la imatgeria onírica i al subconscient com a mitjans d’inspiració. L’artista holandés Lucebert (Lubertus Jacobus Swaanswijk), conegut com el poeta del moviment COBRA, va recórrer al dibuix automàtic per a crear uns personatges híbrids que tenen en comú amb Miró el seu caràcter fantàstic. Com el seu col·lega Karel Appel, Lucebert va participar el 1949 en la primera col·lectiva de COBRA al Stedelijk Museum d’Amsterdam.En xicoteta i íntima escala, o ocupant tota la paret com a peça totalment acabada o com a creació informal i espontània, l’evolució de l’obra sobre paper com a forma artística rellevant i àmpliament practicada és de gran transcendència per a l’art contemporani. La idea que la impressió era susceptible de redefinir el dibuix en eliminar el paper de representació en la creació d’imatges, va ser explorat pel radical creador francés Yves Klein; la seua obra Cosmogonia (COS 43), de la col·lecció de l’IVAM, pertany a la seua famosa sèrie Antropometries dels anys seixanta, en la qual Klein va recórrer a dones nues com si foren “pinzells humans” amb els que aplicava pigment blau sobre el paper o la tela. Després d’amerar els seus cossos en pintura, les models estrenyien els seus ventres i pits contra una tela col·locada en la paret o rodaven sobre una tela o un paper disposats sobre el sòl. En les seues Cosmogonies, Klein polvoritzava pintura sobre una tela o un paper que després portava a uns aiguamolls, permetent que les herbes, la pluja i el vent deixaren la seua empremta en la superfície.Durant una gran part de la dècada dels noranta, va ser característic dels artistes d’avantguarda tornar a una imatgeria personal. Molts d’ells, com el pintor britànic John Davies, van crear uns escenaris narratius que recorden el storyboard, suggerint uns misteriosos serials habitats per figures solitàries de maniquins i per una inquietant profunditat d’imatgeria dotada d’una qualitat onírica que de vegades voreja el malson.I encara que gran part d’estos dibuixos narratius fingixen un estil naïf, realitzen un complex comentari sobre l’art i sobre la vida. Una realitat subjectiva alternativa que ens fa pensar en la descripció de l’art brut per Jean Dubuffet: “Estes obres creades des de la soledat i d’impulsos creatius purs i autèntics, en els quals la preocupació per la competició, l’aplaudiment o la promoció social no interferix, són, per causa d’estos mateixos fets, més precioses que les produccions de les professions.” Per a Dubuffet, “no podem evitar sentir, en relació amb estes obres, que l’art cultural en la seua globalitat ens semble el joc d’una societat fútil, d’un desfilada fal·laç.”Una pràctica individualista contemporània que sovint porta a la construcció de mons enormement personals. Així, per a Miquel Navarro, l’arquitectura –que no el cos– constituïx el punt de partida cap a l’abstracció. L’arquitectura, i inclús l’urbanisme, es convertixen en metàfores del cos. Per a Richard Serra, davant de l’expandida visió del dibuix que posseïxen els artistes contemporanis, “qualsevol cosa que, en termes dibuixístics, es projecte per a expressar –idees, metàfores, emocions, estructures de llenguatge– emana de l’acte de dibuixar.” I atés que el dibuix constituïx el mitjà més immediat, espontani i íntim a què l’artista pot recórrer, serà també el mètode més directe de registrar l’impacte de les emocions i esdeveniments d’un món complex en què la ciència-ficció coexistix amb llibres de còmics, reproduccions artístiques i amb diverses formes híbrides de comunicació: de la publicitat o les retransmissions

esportives als programes televisius mundials d’informació o a les formes cada vegada més noves que adopten els mitjans de comunicació de masses.Al rebuig dels mètodes d’ensenyança tradicionals que va tindre lloc en la dècada dels seixanta, dominada per l’art abstracte, va seguir l’assumpció d’un caràcter més privat en el dibuix. Amb el renovat interés per la figuració que va tindre lloc en els anys huitanta, el dibuix va ressorgir, una vegada més, com una activitat respectable, enfortit com a conseqüència de l’enorme proliferació d’imatgeria procedent dels mitjans mecànics i electrònics: de la fotografia, el cine, el vídeo i la tecnologia informàtica. Amb tot, el dibuix és únic en esta aproximació directa al subconscient expressada en el dibuix automàtic, però també en la concreció amb què registra el gest físic i l’impuls immediat.A finals dels seixanta i començaments dels setanta, la materialitat de l’objecte artístic va ser sotmesa a una profunda revisió que Lucy Lippard va descriure com “la desmaterialització de l’art”; l’obra en paper adquirix nova importància com a empremta de la performance o de constructes filosòfics. Lliure ara dels confins de la pàgina, el dibuix es torna omnipresent, sobretot en el moment en què les instal·lacions, l’environmental art i les earthworks o obres de terra van començar a desafiar els límits del “cub blanc” de la galeria i l’espai del museu. El propi paisatge es va convertir en superfície sobre la qual dibuixar, encara que estes configuracions realitzades per artistes com Robert Morris, Robert Smithson o Michael Heizer es conceberen primer sobre paper.En el món postmodern de hui, el dibuix reclama un àmbit d’investigació major inclús, exhibint un vast espectre d’escales, tècniques i mitjans; i també d’intencions. La narració pren de nou importància en les peces figuratives de Carmen Calvo i en les narratives conceptuals d’Elena del Rivero. Les obres d’estes dos artistes es relacionen amb l’art i amb la vida a través d’unes interpretacions, de marcat caràcter individualista, de l’experiència personal i del món exterior. Altres artistes, com les escultores Susana Solano i Cristina Iglesias, oferixen respostes poètiques, meditatives, en obres sobre paper.La col·lecció de l’IVAM és especialment rica en obra sobre paper a càrrec d’escultors, començant pel singular grup d’estudis preparatoris de González i incloent-hi peces de representants de la primera modernitat, com Moholy-Nagy, Lipchitz o Calder. L’avantguarda de la postguerra es troba representada per escultors, en una relació que va de Chillida, Alfaro, Sanleón, De Soto, Cardells i Navarro a Claes Oldenburg, Robert Smithson, Dennis Oppenheim i Bruce Nauman. Un dels primers a utilitzar la fotografia com a substituta del dibuix, Nauman, va ser coetani d’artistes conceptuals com Gordon Matta-Clark o John Baldessari, que van recórrer més i més a la fotografia com a mètode per a introduir imatges en les seues obres sobre paper després d’un període dominat per l’abstracció.No hi ha dubte que el ressorgiment de l’obra sobre paper experimentat en els últims anys té relació amb el desmantellament de les tradicionals jerarquies que separaven les diverses arts i relegaven a algunes d’elles a la condició de formes “menors” mentres elevaven l’arquitectura a un nou estatus de privilegi per damunt tant de la pintura com de l’escultura. A certs nivells, podria considerar-se que l’obra sobre paper es troba en l’extrem oposat al representat per la despesa colossal i el domini de l’arquitectura. Es pot contemplar el dibuix com una espècie de diari de l’art, practicable sense necessitat de posseir un grandiós estudi o sense costos excessius. En alguns casos, el dibuix és el contrari de les obres monumentals per a les quals pot servir de preparació. En este sentit, podríem imaginar que el dibuix habita una zona intermèdia entre el material de l’escultura i el mental de la imaginació.El dibuix oferix també la possibilitat de permutació, ja que permet visualitzar la mateixa forma, o una altra de similar, en configuracions diverses. Es tracta d’un tret de l’obra sobre paper de què s’aprofita el pintor Luis Gordillo, els dibuixos del qual generen motius per a les seues pintures, igual que ocorre amb els dibuixos de l’escultor i

Page 317: Obra sobre papel

313

pintor francés Bernar Venet, les últimes plasmacions de línies indefinides del qual representen la varietat de posicions possibles d’una única escultura en permetre a l’atzar assumir una forma no fixada que sempre podrà alterar-se a posteriori, implicant així un passat i un futur.L’art modern va posar els fonaments del vast desplegament d’obres d’art que hui presentem, i un dels canvis més notables és el de l’adveniment de les obres d’environmental art, incloent-hi l’art site-specific. Les peces que enclouen un component ambiental d’importància salten des de les quatre parets del “cub blanc” de l’espai expositiu al territori il·limitat del paisatge.L’àmbit de l’obra sobre paper es va vore enriquit pel renaixement del gravat als Estats Units propiciat per Tatyana Grosman, que el 1960 va obrir el seu Universal Limited Art Editions (ULAE) amb la idea inicial d’imprimir edicions originals de poesia il·lustrada per artistes a la manera del livre de luxe europeu. Als Estats Units, el gravat era vist com un tipus de producció artesanal diferenciat de l’art elevat representat per la pintura i l’escultura, que no era digne de l’atenció dels grans creadors. Una actitud que Grosman va canviar quan va ensenyar gravat a pintors i escultors com Larry Rivers, Robert Motherwell, Robert Rauschenberg, Jim Dine o Jasper Johns, incitant a una experimentació que va fructificar en uns gravats amb una magnificència i detall que feien possible traslladar a paper moltes de les qualitats de la pintura.Jasper Johns va ser un dels primers artistes invitats per Grosman a ULAE. És habitual que les peces de paper siguen esbossos de pintures o escultures. No obstant això, en el cas de Jasper Johns, a qui ben sovint s’al·ludix com el millor gravador del segle

XX, succeïx el contrari. És la seua pintura i la seua escultura el que inspira el seu dibuix i el seu gravat, repetint i elaborant estos últims en paper les imatges dels primers. L’aprenentatge del gravat va obrir amplis i nous horitzons per a Johns. El gravat, una tècnica que conserva els diversos estadis de la imatge mentres l’artista va aplicant successives capes de color o de tinta, li van permetre incorporar a l’art gràfic esta naturalesa pictòrica de la pinzellada que associem a l’ornamentada superfície del quadro pintat. La perversa ironia implícita en el record de l’essència d’una tècnica –les elaborades superfícies de la pintura– en dibuixos i gravats tradicionalment definits com lineals, és característica de l’habilitat de Johns per a innovar dins dels mitjans tradicionals.La decisió de Grosman d’ensenyar tècniques d’arts gràfiques a pintors enfront de l’aïllament del gravat com a disciplina acadèmica diferenciada, va tindre conseqüències d’ampli espectre. A Los Angeles, el mestre gravador Ken Tyler va experimentar amb noves tècniques i va treballar amb grans artistes com Rauschenberg, Kelly, Oldenburg o Stella. Els primers dibuixos d’Oldenburg eren estudis dels seus happenings, però al començament dels seixanta va iniciar en els seus dibuixos una sèrie de propostes d’imatges per a monuments que acabarien per inspirar grans escultures públiques.El 1968-69, Johns va realitzar dos grans versions de Numerals 0–9: una sèrie impresa en negre; una altra en color en Gemini, GEL. L’IVAM té en la seua col·lecció la sèrie negra juntament amb altres dels gravats més apreciats de Johns. Numerals era ja un ingredient bàsic en el vocabulari d’imatges repetides de Johns. Impersonals en aparença, estos números gravats que ens fan pensar en les làmines dels òptics es convertixen en un rica i variada desfilada de formes delicadament matisades i conformades, evocadores de superfícies pictòriques no obstant consistir, en realitat, en gravats sobre paper. En tota l’obra de Johns està present un diàleg entre la representació i la reproducció que arriba al seu clímax, en ben diverses formes, en els seus gravats, en els quals de vegades inserix, amb discreció, reproduccions.Per la seua banda, Rauschenberg, format com a fotògraf al Black Mountain College, va utilitzar no sols reproduccions de revistes i periòdics, sinó també les seues pròpies

fotografies. Després d’un començament a la ULAE semblant al de Johns, en què va utilitzar gravats en blanc i negre, a partir de 1962 Rauschenberg va transferir estes tècniques directament a les seues pintures amb la seua primera sèrie de pintures serigrafiades. Encara que al Black Mountain College es va formar juntament amb el mestre de la Bauhaus Josef Albers, Rauschenberg va reaccionar enfront de l’estricta abstracció geomètrica de la Bauhaus amb un estil pictòric solt que incorporava tota mena de textures i objectes. Per als dibuixos amb què il·lustra l’Inferno de Dant va trobar la manera de transferir imatges impreses a paper que va adaptar en les seues pintures serigrafiades. No hi ha dubte que la seua experiència en el gravat va influir en la seua elecció de com reintroduir imatges que, amb l’excepció de l’ocasional reproducció de pintures o escultures dels grans mestres, no eren reciclades: les seues imatges al·ludixen al present i a la seua forma de viure’l, originant-se en retalls de premsa del moment o en fotografies preses per ell mateix. Tampoc és el seu estil un simple remix de cites de la història de l’art. La irresistible gestualitat física i les superfícies tàctils del seu llenguatge són característiques de l’action painting de l’Escola de Nova York. La seua brillant interpretació personal d’este estil conciliava representació amb abstracció pictòrica a través d’una simbiosi gradual –que arribaria a ser total– amb els processos de gravat.A finals dels seixanta, l’environmental art concebut per a llocs específics va traure l’escultura del museu i la va portar al paisatge. Una escapada des de l’objecte artístic tradicional que va generar noves formes d’obra sobre paper posseïdores d’una forta base conceptual. La noció de la relativitat de l’estil històric va ser qüestionada en origen –ja al començament de la dècada– per Claes Oldenburg i Robert Morris, que van desenrotllar una aproximació a l’escultura que per la seua categorització d’estils anteriors podríem definir com posthistòrica. En els anys setanta, els dos van començar a crear obres públiques de gran escala fora de museus a partir de dibuixos preliminars. L’oportunitat dels escultors de treballar a una escala monumental va ser el resultat del moviment d’art públic impulsat als Estats Units des de Grand Rapids, Michigan, i a Itàlia des de Spoleto, que van encarregar a artistes molt coneguts escultures concebudes per a espais exteriors urbans. Estos projectes d’obres monumentals que exigien detallats dibuixos i totes les seues fases, des de la idea de la imatge als exhaustius dibuixos tècnics, van tornar els escultors al treball sobre paper.La reacció en contra d’esta torre de marfil museística que aïlla l’art de l’existència quotidiana, juntament amb el rebuig de l’obra d’art com a producte d’intercanvi i especulació, van estimular els artistes a treballar directament amb el paisatge o amb noves formes que ja no eren objectes, sinó instal·lacions. Gordon Matta-Clark va estudiar arquitectura, i és per això pel que la seua obra gira, principalment, al voltant de construccions. En una fotografia talla un edifici per la mitat des del seu interior. El 1967, Smithson va començar a explorar zones industrials de Nova Jersey i va quedar fascinat davant la visió de camions bolcant tones de terra i roques que en un assaig seu va descriure com equivalents dels monuments de l’antiguitat. El resultat és la sèrie de non-sites en els quals la terra i les roques arreplegades d’una zona concreta s’instal·len en la sala d’exposicions com a escultures, sovint combinades amb espill o vidre.Al setembre de 1968 Robert Smithson publicava el seu influent assaig “Una sedimentació de la ment: projectes en terra” en la revista Artforum, on promovia l’obra dels artistes originals del land art. L’any següent, va començar a produir peces de land art amb què explorava més a fons conceptes adquirits en les seues lectures del guru hippie William S. Burroughs i de l’escriptor de ciència-ficció J.G. Ballard. En “Incidents del Viatge de l’Espill al Yucatán”, Smithson documentava una sèrie d’escultures temporals realitzades amb espills en emplaçaments específics de la península mexicana de Yucatán. A mitat de camí entre la literatura de viatge i la crítica d’art, l’article se centra en la preocupació de Smithson pel temporal. Obsessionat amb esta idea d’entropia

Page 318: Obra sobre papel

314

i amb el deteriorament urbà característic del Nova York de la dècada dels setanta, Smithson va explorar estos dos conceptes en els seus escrits i en els seus dibuixos, els quals contenen passatges escrits on es reflectix la seua ironia i el seu enamorament amb els escenaris típics de la ficció popular de baix nivell intel·lectual.Smithson va escriure l’assaig “Frederick Law Olmsted i el paisatge dialèctic” el 1973, després de visitar una exposició al Whitney Museum del disseny realitzat per Frederick Law Olmsted a finals del segle XIX per al Central Park. L’exposició incloïa fotografies de paisatges bucòlics d’això que acabaria sent el Central Park, convertit en els anys setanta en perillós amagatall de lladres i assassins. Smithson veia el Central Park com un paisatge degradat per l’acció de l’home. “En la base de l’Obelisc i al llarg dels jeroglífics hi ha també grafit”, va escriure. “En el canal de desaigüe de la pista del gel del Wollman Memorial vaig descobrir un carret de supermercat de metall i un poal de fem mig enfonsats en l’aigua. Més avall, el canal es convertix en un rierol ofegat pel fang i les llaunes. Un fang que discorre després a borbollons per baix del Gapstow Bridge per a convertir-se en un fangar que inunda una bona part de l’estany, amb taques de gasolina, fang i gots d’usar i tirar formant remolins per la resta.”Juntament amb Robert Morris, Smithson va ser un dels primers artistes a crear earthworks i escultures site-specific per a la seua instal·lació en el paisatge. Els earthworks o obres en terra interactuen amb el paisatge natural, funcionen en els sistemes naturals i presenten uns límits gens clars entre l’obra d’art i la natura. En línia amb les seues teories sobre l’entropia i la distòpia, Smithson va escriure que “la ment i la terra es troben en un estat d’erosió constant; rius mentals que desgasten riberes abstractes; ones cerebrals que soscaven penya-segats de pensament; idees que es descomponen en pedres de desconeixement i cristal·litzacions conceptuals que se separen formant depòsits d’arenosa raó.” Era la seua una fosca visió sobre l’home i la natura, no compartida per uns altres artistes creadors d’earthworks, com Andy Goldsworthy, Maya Lin o Beverly Pepper, dissenyadora esta última d’una escultura site-specific en els huitanta que culminaria en el seu monumental projecte per a l’Estació de Nord barcelonina.Els earthworks o intervencions escultòriques en el paisatge van donar lloc a una plètora d’obres preparatòries sobre paper; el mateix cal afirmar de l’art d’apropiació. Una forma característica del postmodernisme, l’apropiació d’imatges preexistents és fonamental en obres contemporànies sobre paper, que pren com a font el conjunt de la imatgeria reproduïda mecànicament. L’apropiació pren prestades i recicla imatges del creixent banc d’imatges reproduïdes, capturant mecànicament pastitx, paràfrasi, paròdia, imitació, farsa, sàtira, i barrejant imatges de la història de l’art i la cultura popular recontextualitzant i criticant tot el que pren.De formes molt variades i amb intencions diverses, al començament de la segona dècada del segle XXI l’obra sobre paper assumix una importància nova i un paper central. L’obra sobre paper és hui més gran, més ambiciosa, experimental i audaç que mai i, com a tal, té un públic cada vegada major en tot el món i s’ha fet mereixedora de la nostra atenció. En la col·lecció permanent de l’IVAM trobem peces d’artistes abstractes i figuratius que van de les dels cubistes òrfics Robert i Sonia Delaunay als constructivistes, i de dadaistes com Kurt Schwitters a artistes líders de l’Escola de Nova York, o a artistes pop, minimalistes i conceptuals, que donen una visió panoràmica de les possibilitats que oferix l’ús del paper com a suport. El gran pintor de l’Escola de Nova York Barnett Newman, representat en esta col·lecció per una aquarel·la fonamental per a la seua pintura de maduresa, al·legava que el primer home que va crear art ho va fer amb un pal en la terra, i que “el dibuix era el mètode més directe i no mediat de capturar el procés creatiu tal com anava sorgint.” Amb això, Newman reconeixia el dibuix com el mitjà d’expressió artística més immediat, la qual cosa explica el seu poder d’atracció elemental i continuat.

AL·LEGORIES DE LA MODERNITAT

BERNICE ROSE

El dibuix no és hui un vehicle al servici de l’autoexpressió dins d’una estructura totalment realitzada de formes autoexplicatives; tampoc no és un terme que designe un conjunt de normes que projecten una perspectiva racionalista del món. I encara que en l’era actual estil i autografia hagen deixat de ser sinònims, el dibuix conserva la seua autoritat sobre la noció d’autenticitat i proclama que la mà de l’artista encara compta per a l’expressió primària de les idees. El dibuix reté una posició única dins de l’espectre de les arts ja que, sense deixar de mantindre la tradició que li és pròpia, ha servit també als propòsits més subversius.La puresa formal del dibuix no és tema de debat ni una cosa que preocupe massa als artistes. Hui en dia, aquell progrés de la modernitat cap a l’aïllament dels mitjans de producció inherents a cada suport no és sinó un aspecte més de la pràctica artística. Més important per a comprendre la situació actual és la transformació del dibuix en un dels elements principals d’un nou llenguatge i el seu funcionament davall diverses formes, tant conservadores com revolucionàries. La seua relació amb l’escultura ha tingut un efecte catalitzador per al seu propi realineament. I encara que el dibuix continue sent el mitjà conceptual inicial d’alguns artistes, són molts els que no recorren a ell en absolut, i inclús per a uns altres es tracta d’una eina utilitzada a posteriori per a explorar en profunditat un treball ja conclòs.Molts artistes continuen creant obres de dibuix autònomes i acabades, sovint com a alternativa a la pintura. L’avanç del dibuix cap a un nou estatus l’ha portat a refermar tant la seua autonomia lineal com el seu control conceptual sobre unes altres disciplines. I si bé conforma, cada vegada més, una modalitat independent, s’ha barrejat també inextricablement amb uns altres mitjans: amb la pintura com a gènere i amb els seus mecanismes o amb el color i la pintura com a matèria. Les distincions entre pintura i dibuix –i gravat– s’han anat difuminant i el suport ha deixat d’actuar de manera inamovible com a línia divisòria entre disciplines i ha propiciat l’aparició, en les últimes dos dècades, d’un nou llenguatge de les arts visuals basat en l’expansió del camp d’operacions de cada una de les seues disciplines, en noves relacions entre elles i en l’ús dels mitjans tecnològics.En el nucli mateix de l’art assistim hui a la presència d’un escepticisme sobre la validesa del paper autoral i la rellevància del gest propi. Una pugna al voltant de l’autoexpressió com a concepte encara vàlid que impacta en el propi cor del dibuix, per llarg temps mitjà primari del gest autoral. La tecnologia ha invadit el Jardí: contemplant els mass-media i les seues tècniques i la intrusió de la fotografia com a instrument de registre de la concepció inicial de l’artista, constatem l’atac patit pels propis mitjans i pel valor de la creació artística tradicional. L’autoexpressió i la creença en la nostra capacitat per a controlar el nostre destí han sigut posades en dubte com “dos mites culturals més” a la vista del conformisme i la paràlisi de la voluntat individual induïts per aquells mitjans que busquen imposar un consens i reformar-nos com a consumidors acrítics.La tensió entre autoexpressió i originalitat i la relació que la creació artística del present manté amb el passat constituïxen problemàtiques primordials des de la dècada dels seixanta, i cada vegada és més el que està en joc en assumir els artistes les premisses fonamentals de la modernitat: la necessitat d’inventar constantment nous llenguatges pictòrics i de qüestionar els principis mateixos de la modernitat. Si es concep la modernitat com un corpus i les seues doctrines estètiques com una mena de lèxic –un vocabulari establit obert a tot– amb quina finalitat s’usarà? Al mateix temps, la tecnologia ha adquirit una rellevància creixent, no sols des del punt de vista

Page 319: Obra sobre papel

315

dels mitjans que comporta, sinó també com a font potencial d’un dilema moral. La “postmodernitat” podria caracteritzar-se com un discurs continuat entre este corpus modern i el present, acompanyat d’un qüestionament sobre la naturalesa ètica de la representació, del seu valor social, de qui i què es representa i per qui. Amb això, no hi haurà una direcció o “moviment” estilísticament dominant, ni com a desenrotllament lineal ni com a consens col·lectiu, sinó més prompte unes estratègies centrades en estes qüestions i que facen un ús enginyós dels mitjans disponibles.Ben sovint, l’estil equival, en el fons, a la manipulació d’elements dins d’un sistema de múltiples nivells, on els elements es lligen els uns a través dels altres. La mediació del material imprés i de les tècniques d’impressió, del collage, la còpia, el calc, la projecció fotogràfica i els mass-media es dóna hui per sobreentesa, i tots estos components són vistos com contribuents a un llenguatge visual tècnic recentment enriquit, de forma molt semblant a com, en el dibuix tradicional, s’assumia que la barreja de mitjans –amb l’aquarel·la, el llapis, la ploma i la tinta, l’aiguada i el collage de papers tallats i enganxats, o la barreja de dibuix i pintura– donava forma a un llenguatge visual. I si el llenguatge tècnic ha canviat, és també obvi que, des de la dècada dels seixanta del segle passat, la iconografia no sols ha recuperat una posició important dins de l’art, sinó que és, en si mateixa, diferent.La “iconografia” o lèxic de la postmodernitat és l’abstracció i la reformulació –“personificació”– del propi estil modern, de manera que l’estil es puga llegir a través de l’estil, amb el cos de la modernitat funcionant com a text original. La memòria del passat és, des d’un punt de vista iconogràfic, part integrant del nou llenguatge de l’art. Dins d’esta zona general de consens hi ha un gran marge d’acció que és inherent a la nova forma, i el dibuix, amb el seu enorme potencial per a sobreescriure, es torna en vehicle primordial d’esta al·legoria postmoderna.Però no estem parlant simplement de desplaçar les convencions d’un mitjà a les d’un altre. El terme “interdisciplinari” s’aplica ací a alguna cosa més que a l’ús de “tècniques mixtes” amb les quals crear un objecte que no siga ni pintura, ni escultura, ni dibuix: al·ludix a la introducció d’elements anteriorment externs a estes disciplines i inclús a l’art. Per a l’art de finals del segle XX i per a la definició de la postmodernitat resulta crucial l’existència d’un equilibri entre llenguatge escrit, llenguatge corporal i llenguatge visual (i la seua expressió popular), per al qual el dibuix és capital. El gest autoral de la modernitat va íntimament lligat al cos –a l’expressió de la individualitat representada pel gest singular i la seua estètica– i molt especialment al cos en la performance. Amb això, en la plàstica artística actual la noció de cos es veu duplicada: com a lectura del cos de l’art modern a través del cos humà i com una cosa fonamental per al diàleg sobre les tècniques i concepcions modernes.Els artistes del segle XX van mostrar la tendència a comprimir l’espai pictòric darrere del pla de la imatge: l’espai de l’il·lusionisme. Però, paradoxalment, la pressió cap a endavant d’este espai pictòric ha expulsat les figures i els objectes de l’espai ben organitzat de la representació cap a l’exterior, més enllà de la superfície, i acaba per ocupar finalment l’espai de l’espectador. S’ha creat un buit, i l’espai numinós s’ha convertit en tema per a l’art alterant els termes de la representació i de les il·lusions amb la reabsorció de la llum en l’espai de la representació, recreant-lo com un camp il·limitat. A finals dels anys seixanta i principis dels setanta, este espai es va transformar en l’espai blanc de la galeria: l’espai en el qual i per al qual es creava l’art; l’espai que fixava les normes. Les problemàtiques de la representació van créixer per a formar un joc artístic cada vegada més viu, en el qual l’amenaça de desaparició de la figura en la imatge es va convertir, ben sovint, en una espècie de joc de l’amagatall, amb la figura a vegades present i unes altres desplaçada per a interpretar el paper de l’espectador. La figura desplaçada es va tornar objecte i subjecte de l’obra, ja que, en el seu procés, acaba en última instància per al·ludir

–i reflectir– al seu comportament. Amb això, un espai fenomenològic, un espai de sensació, es tornava part integrant de l’art.El gest autoral porta en si una paradoxa perquè és vist també com la primera expressió concreta del concepte, com la precedència de la ment sobre la mà. La conceptualització, o “mecanització”, de la marca gestual ha constituït un signe vital de l’art de finals del segle XX amb la transformació en convenció, per irònic que semble, de la noció d’originalitat que tradicionalment havia sigut inherent a la realització del gest. Un aspecte de l’anterior és el que es deriva de la tensió entre mà i ment que Marcel Duchamp va extraure del cubisme; un altre rau en la seua relació amb el llenguatge, i també amb el llenguatge corporal, no sols com a caracterització de l’expressionisme abstracte com a “estètica participativa”, sinó en la seua extensió en art de performance. Però hi ha un altre tret de la mecanització que descansa en la seua resposta enfront de la imatge ready-made: una filla de Duchamp així com de l’estètica del collage projectada per Max Ernst.Es tracta, en tots els casos, d’invencions gràfiques crucials per a l’art del segle XX que donarien lloc a un nou sentit del dibuix, compendi hui de tots estos llenguatges. De Jackson Pollock a Joseph Beuys, el dibuix com una forma de gest “ocult” semiautomàtic ha sigut fonamental per a este procés, situant el cos en el centre mateix d’un nova manera de representació. El dibuix i la pintura s’han convertit en extensions del cos actuant; el cos era una escultura vivent i la fotografia es va convertir en el seu document d’autenticitat, establint la realitat del que ha succeït.La modalitat conceptual del dibuix, que aïllava la línia com a abstracció tractant-la com una cosa dotada en si mateixa de significat, va prevaldre en els anys seixanta i començaments dels setanta. Un dels exemples més radicals del recurs a la línia com a mecanisme conceptual el trobem en l’obra de Piero Manzoni, qui, a partir d’un dispositiu mecànic, va generar una línia tan llarga com la circumferència del món i la va tancar en una llauna. El 1968, diversos artistes havien fet ja de la línia conceptual i la retícula la base del seu art, i van expandir tant l’escala com l’escenari del dibuix per mitjà de la generació de la línia autònoma, l’ús de la línia no descriptiva com a unitat modular i la compressió del gest. L’expansió d’escala i l’aïllament i concentració en la línia com a tema en si mateix va tindre l’efecte de catapultar el dibuix, fins llavors relegat a un paper de suport menor dins de l’art, a un paper autònom i principal.Per mitjà de l’ús de la retícula, Sol LeWitt ampliava l’escala del dibuix i el transferia a la paret perquè s’apoderara de l’espai de l’entorn en això que, d’alguna manera, encarnava un moment culminant per al formalisme, que havia definit l’“alta” modernitat com l’aïllament dels mitjans propis a cada disciplina. La retícula, un factor determinant dins d’una nova concepció de l’espai, basada en última instància en la reinvenció de l’espai pictòric del cubisme, es projectava ara a les tres dimensions. El minimalisme era un art d’objectes tridimensionals disposats en un espai projectat a partir de les preocupacions “notacionals” del dibuix –esbossos i plans– i de descripcions lingüístiques. Un èmfasi en el notacional convertit en factor fonamental en el minimalisme i l’art conceptual, fins al punt d’escindir-se en una forma separada. En la dècada dels setanta, amb la marca i el procés que portava a la seua realització, convertits, cada vegada més, en tema del dibuix, es produïx la fusió de les funcions grafològiques i conceptuals d’este.L’expansió del camp d’operacions del dibuix suposa el desplaçament d’este objecte autònom i jeràrquicament estructurat tan rellevant per a la modernitat. En una era de fragmentació caracteritzada per una aclaparadora plenitud i pel maremàgnum d’informació i d’imatges oferides pels mitjans de comunicació, l’art actua dins d’este camp expandit on l’al·legoria ha acabat per interpretar un paper protagonista. El 1980, el crític Craig Owens situava l’al·legoria en el centre de la postmodernitat: “L’apropiació, la creació per a espais específics, la impermanència, l’acumulació, la discursivitat, la hibridació [...] estes estratègies diverses definixen gran part de l’art del present i el diferencien dels seus predecessors moderns.” També formen un tot en

Page 320: Obra sobre papel

316

contemplar-se en relació amb l’al·legoria, suggerint que l’art postmodern podria de fet identificar-se per un impuls únic, coherent. Definint l’al·legoria i el seu lloc “dins de les obres d’art quan [l’al·legoria] descriu la seua estructura”, Owens cita la descripció que Northrop Frye fa de l’al·legoria com a estructura de la literatura, en la qual “un text es llig a través d’un altre, no importa com de fragmentària, intermitent o caòtica fóra la seua relació; el paradigma de l’obra al·legòrica serà, per tant, el palimpsest.” Este és el text escrit sobre un original que ha sigut esborrat, com quan Robert Rauschenberg va crear el seu dibuix esborrant una obra de Willem de Kooning, deixant com a obra seua les marques de la goma d’esborrar (un gest comparable a la pintura, per part de Duchamp, d’un mostatxo sobre una reproducció de la Mona Lisa). Això faria possible contemplar l’al·legoria, “en essència, com una forma d’escriptura.” I encara que en algun sentit el gest de Rauschenberg el que intentava era aclarir el camp, portar De Kooning cap al passat, el que en realitat feia era treballar sobre el passat i redimir-lo (un dels impulsos de l’al·legoria és que actua en el buit que existix entre el passat i el present). Com Owens assenyala, “l’al·legoria va sorgir inicialment com a resposta a una [...] sensació d’estranyament des de la tradició [...] i posseïx la capacitat de rescatar de l’oblit històric allò que amenaça de desaparéixer [...]. La imatgeria al·legòrica és una imatgeria que ha sigut apropiada; qui al·legoritza no inventa imatges, les confisca [...]. I en les seues mans la imatge es torna una altra cosa [...]. No restaura un sentit originari que podria haver-se perdut o haver quedat ocult [...]. Més prompte, afig un altre sentit a la imatge. No obstant això, si afig és només per a reemplaçar ; el significat al·legòric suplanta un precedent; es tracta d’un complement.” En les obres d’art, este nou significat acaba per substituir l’original, l’anul·la i inclús l’oculta. Des d’un punt de vista formal, resulta també important que es veja “sistemàticament atreta pel fragmentari, l’imperfecte, l’incomplet” i que, en confondre gèneres, mitjans estètics (per exemple, la seua barreja del verbal i el visual), es torna en si mateixa “sintètica, travessant fronteres estètiques. Esta confusió de gèneres anticipada ja per Duchamp reapareix hui en hibridació, en obres eclèctiques que combinen ostentosament mitjans artístics abans diferenciats.”Amb això, allò mecànic i la seua capacitat d’apropiació d’imatges de qualsevol sector del món sorgix com la causa principal de la importància de l’al·legoria per a la pràctica artística actual. En este sentit, Pollock representa un punt de referència capital. La seua expansió de la línia gestual eleva el llistó del dibuix automàtic; el ritualitza i el

despersonalitza, tornant a la seua marca mecànica a pesar de l’aparent espontaneïtat

del seu procés. Allò mecànic exerciria després un paper decisiu en l’art de Jasper Johns

i Robert Rauschenberg (i en altres membres de la generació pop) en forma d’imatgeria

ready-made –en un primer moment a través de plantilles i de la reorganització

conceptual del gest de l’expressionisme abstracte, així com en el mètode d’apropiació

a dibuix i pintura de materials i tècniques d’impressió–. Les 34 il·lustracions per a

l’Infern de Dant (1959-60) de Rauschenberg representen un brillant maridatge entre

representació trobada i les convencions de l’abstracció gestual. Les imatges ready-

made són retalls d’il·lustracions de revista, transferides a la làmina de dibuix per mitjà

de la tècnica de frottage, consistent en el fregament d’un llapis. Apareixen fora de les

marques dels gargots del dibuix com una espècie de projecció espectral, superposades

amb ironia a les marques mecàniques de què són fruit.

Amb això, el gravat (i, per tant, la fotografia) s’incorporava com un element essencial,

i allò mecànic es convertia en aparença determinada, en estètica en si mateix. Un

aspecte d’esta intervenció fotogràfica va ser la projecció, el contrast entre llum i ombra

que feia possible un seguiment del contorn. Era este el quid de l’aspecte mecànic i

al mateix temps el responsable de propiciar l’ús d’una imatgeria idèntica i en sèrie i

d’igualar la relació entre la marca i el seu suport d’acord amb els seus models gràfics. En

les primeres imatges pop, la pintura efectuava una apropiació d’este dibuix del contorn

en forma de ready-made, un estereotip mecànic que rebutjava el clixé del dibuix com

a autobiografia grafològica. El pop art va ser el primer estil que va tindre com a base el

llenguatge gràfic i la intervenció mecànica. En un primer moment, les pintures pop eren

translacions gràfiques de tercera mà, “reproduccions” pseudomecàniques de dibuixos

(i fotografies) ampliats. El pop art va fer ús d’allò gràfic com una convenció per a

unir pintura, fotografia, gravat i dibuix d’una manera singular, igualant no sols suport

i marca, sinó també les jerarquies dels temes, dels mitjans i, en última instància, dels

estils i combinar-los en un nou llenguatge. Transcendint la juxtaposició de fragments

del collage, la transparència de la projecció combinada amb la serigrafia va fer possible

portar les imatges a unes conjuncions més sorprenents inclús, ja que va crear capes

d’històries multilineals, incloent-hi el relat del revival d’estils moderns “morts”.

Bernice Rose és Conservadora Cap de la Menil Collection, Houston, Texas, i autora d’un catàleg raonat sobre els dibuixos de Jasper Johns de pròxima aparició.

Page 321: Obra sobre papel

317

FOREWORD

FRANCISCO CAMPS ORTIZ

President of the Generalitat

Art is not only a stimulus for life but also a key element in the shaping and defining of cities, which absorb the added value of the creative human mind.The Generalitat Valenciana is aware of this reality and for years has pursued an extremely successful pluralistic policy for culture and the arts. One of the institutions involved is the IVAM, a museum open to members of the community of all generations and all social origins, well known for its multicultural approach and the amazing meticulousness of all the manifestations of art that it arranges.The IVAM’s emblematic building houses an immense quantity of works of art which are the subject of detailed studies aimed at finding the best ways of bringing them to the attention of a wider and more international public. In pursuance of this goal, since 2004 it has been exhibiting the various facets of its permanent collection, currently comprising 10,643 works of art, 2,244 of which are the result of generous gifts made by artists or their heirs and by collectors, demonstrating the very strong connection between this impressive container of culture and Valencian society.The works that make up the collection have been reorganised to endow it with a living but stable structure that will attract visitors and engage them in ongoing dialogue. As part of this process, a new focus devoted to exploring “works on paper” has been established. This excellent exhibition invites us to examine one of the languages of art least disseminated within the museum community by reason of its delicate nature, but one that may prove highly emotive for the visitors who will enjoy these works.The social responsibility that the Generalitat observes with regard to culture and the arts represents a permanent obligation that we who have made our commitment to the members of this community cannot allow to go unattended. All our efforts, therefore, are directed towards the fulfilment of this undertaking and we are confident that Works on Paper is leading us along the proper path.

PAPER’S OUTSTANDING ROLE IN ART

Consuelo Císcar CasabánDirector of the IVAM

“Still beauty that evencaptivates the heavens!”

Emilio Prados, anthology

Over the years the IVAM has built up the permanent collection by which it is referred to and identified, and this has led to a wider awareness and understanding of the works that it contains. The collection comprises varied readings of contemporary art, which I have reorganised on the basis of specific focuses – photography and photo collage, installations and new media, Pop Art, abstraction, sculpture, and now works on paper. The resulting view of contemporary art reflects the divergent languages that have germinated during the course of the twentieth and twenty-first centuries.

The dynamic administration of this valuable collection of works of art and the accompanying activities of inventory, classification, archiving, restoration, preservation, exhibition, documentation and divulgation are tasks that I approach with the exacting attitude that such responsibilities require.In classical art, paper was a material used with pencil, crayon or charcoal to make sketches and studies that served for the preparation of works which later took shape on canvas or as sculptures or even architecture. We must bear in mind, therefore, that drawing is the basis of all visual art, providing a conventional means for expressing the form of an object by the use of lines and strokes and the interplay of light and shade.Apart from the fresco paintings which were the first informative and artistic messages made by human beings in their early settlements, it is well known that the great painters of the Italian Renaissance were excellent draughtsmen. Renowned as they are for their majestic paintings, Botticelli, Dürer, Michelangelo, Leonardo and Raphael left us drawings that reveal great mastery in their handling of the pencil. The artist who excelled as a draughtsman above all the rest was undoubtedly Leonardo da Vinci, who used drawing to make his famous anatomical studies, employing firm but slender strokes to render human expressions with true mastery.With the advent of the historical avant-gardes, however, paper, as a means for capturing expressions of art, ceased to be a secondary element serving for trial purposes prior to the making of the work itself and instead opened up to experimentation, acquiring an importance related to the new materials and methods employed for making art. Various generations of artists adopted experimental approaches to develop new aesthetic forms that entailed a crucial new concept of art and its place in society, its components and its meaning.Paper has often been used for large-scale works bearing marks not only drawn by pencil but also made with other techniques involving gouache, oil paint, typography, ink, watercolour, collage, engraving, photography and so forth. In the twentieth century, therefore, we can see that paper had the same artistic value as it had in classical art.Yet in the selection of works that we have made now in this new section of the IVAM Collection there is also a place for those initial outlines and structures, those first lines and signs set down in small sketches that we mentioned earlier, containing a skeleton that later becomes a painting or sculpture, as we see in the cases of Julio González or Ignacio Pinazo.The artists who followed in the footsteps of those two pioneers made brushstrokes on paper that did not so much allude to the outline of an initial idea as firmly set forth the art that they proposed, excelling in its beauty as a finished product. These new formats undoubtedly teach us to view the world and interpret it from a new perspective. Their unrestricted openness and morphological promiscuity have been reinforced by new technical means that require the use of new objects and materials, so that paper, card and similar media have acquired a fame and familiarity that still endure and an importance that is increasing.A great many different styles, genres and trends make their elegant, eye-catching entry in this new section, providing a splendid sample of the major movements of the twentieth and twenty-first centuries. They are accompanied by some of the most significant artists, such as Valerio Adami, Andreu Alfaro, Nathan Isaevich Altman, Eduardo Arroyo, Art and Language, John Baldessari, Tonico Ballester, Rafael Barradas, Bernd and Hilla Becher, Max Beckmann, Alexander Calder, Carmen Calvo, Joan Cardells, Eduardo Chillida, José Manuel Ciria, Claes Oldenburg and Coosje van Bruggen, Vicente Colom, Alberto Corazón, John Davies, Ramón de Soto, Cristino de Vera, Elena del Rivero, Blaise Cendrars and Sonia Delaunay Terk, Walter Dexel, Equipo Crónica, Lucio Fontana, Juana Francés, Pablo Gargallo, Julio González, Luis Gordillo, Arshile Gorky, Richard Hamilton, Raoul Hausmann, John Heartfield, Jean Hélion, Georges Hugnet, Vicente Huidobro, Cristina Iglesias, Jasper Johns, Paul Joostens, Per Kirkeby, Yves Klein, Franz Kline, Gustav Klutsis, Krazansky,

Page 322: Obra sobre papel

318

Guillermo Kuitca, Valentina Kulagina, František Kupka, Carmen Laffón, Wifredo Lam, Nicolás de Lekuona, Jos Leonard, Jacques Lipchitz, El Lissitzky, Lucebert, Markus Lüpertz, Ángeles Marco, Gordon Matta-Clark, Vladimir Mayakovsky, Henri Michaux, Robert Michel, Manuel Millares, Joan Miró, László Moholy-Nagy, Mompó, Zoran Music, Bruce Nauman, Miquel Navarro, Barnett Newman, Claes Oldenburg, Dennis Oppenheim, Beverly Pepper, Rafael Pérez Contel, László Péri (Peter Peri), Vicente Peris, Francis Picabia, Pablo Picasso, Ignacio Pinazo, Jorge Pineda, Sigmar Polke, Richard Prince, Robert Delaunay and Vicente Huidobro, Albert Ràfols-Casamada, Robert Rauschenberg, Josep Renau, Angelo Rognoni, Franz Roh and Jan Tschichold, Peter Karl Röhl, Vladimir Osipovich Roskin, Olga Vladimirovna Rozanova, Gerardo Rueda, Sanleón, Francisco Santa Cruz, Antonio Saura, Kurt Schwitters, Eusebio Sempere, Robert Smithson, Susana Solano, Pierre Soulages, Saul Steinberg, Karl Steiner, Frank Stella, Varvara Stepanova and Boris Ignatovich, Nikolai Suetin, Antoni Tàpies, Tristan Tzara, Bart van der Leck, Theo van Doesburg, Emilio Vedova, Bernar Venet, Sue Williams and José María Yturralde.In my view, this way of arranging and reorganising the collection is also a way of revitalising it and showing it to the public attractively, for what we do to make the collection better known must be directed towards stimulating the sensibilities of all the members of our multicultural society.Highlighting the value of art on paper is, as I see it, an exercise in responsibility, for this fragile support, with its extreme sensitivity to the light and environmental changes, is generally not widely shown. But it is right that this attitude should be altered and that these works, which belong to the intimacy of the artist’s studio and capture the specific temper of a feeling, should be openly exhibited and displayed. Once again, in this exhibition, we find that the support can become a leitmotif that accommodates and unifies a very varied assortment of ideas, criteria, techniques, tendencies and styles defining periods of history.As we see in the works in this show, the use of paper as a support gives the artist a fresh, free, direct quality. They all seem to create an affective bond and emotional tie that differ from the relationships they engender on other supports. For this subtle space inspires extraordinary creative diversity, richness and power, creating before our eyes artistic paths that lead us, as viewers, to acquire new ways of understanding the new world in which we live.

WORKS ON PAPER: THE COLLECTION OF IVAM

BARBARA ROSE

Paper has been used as support for drawing since it was invented by the Chinese while the Romans were still scratching on tablets. Ancient paper pieces found in the Xuanquanzhi ruins of Dunhuang in China’s northwest Gansu province apparently were made during the period of Emperor Wu who reigned between 140 BC and 86 BC. The invention of paper gave the Chinese an extraordinary advantage both in art and commerce. Before that the walls of caves, polished stones or parchment scrolls recorded the marks made by accountants, priests, scholars and ultimately artists.Originally works on paper existed as studies or guides for finished sculptures, paintings and buildings as well, since all architecture begins in drawings although collecting architectural drawings is relatively recent. In the Middle Ages and the Renaissance, drawings were blown up to large-scale “cartoons” to transfer compositions to walls

for fresco painting. Today, once again, artists are making large-scale works on paper. However, now these works are the end product rather than part of the process of creating public works. On paper, artists since the Renaissance drew the individual figures or heads they would organize in finished compositions directly from live models or from ancient sculptures or plaster casts which were collected in art schools. Then they would work out compositions in more finished drawings that were squared off in order to be transferred to walls, panels or canvas. These preparatory drawings were prized and collected because they represented a more intimate and personal type of art than official commissions.Old master drawings were seldom signed and dated and their authorship is probably the most difficult and debated field of connoisseurship. Because drawings are the personal marks of the individual artist’s own hand and never studio productions, it is difficult if not virtually impossible to fake a drawing, which makes them particularly valuable. Beginning in the nineteenth century, however, modern artists often signed finished drawings intended for exhibition, thus acknowledging the autonomy of drawing as an independent medium. In The Modern Drawing published in 1983, John Elderfield, then chief curator of the Museum of Modern Art, wrote: “If the basic definition of drawing is […] the record of a tool moving across a surface […] then perhaps the most interesting thing about drawing – as distinct from other forms in plastic arts – is the very directness of the transmission, be it impulse, feeling, perception or concept. Drawing reveals the subtlest movement, the most clinical analysis, the most precise drama. Modern drawing gives room for alternative reactions – functions assumed by different signs are at once explicit and suggestive. In this sense drawing is as much a record of the subtler elements in our culture as any written or verbal record.”The idea that drawing is the most direct record of an artist’s thought and gesture underlies contemporary considerations of works on paper. But the importance of drawing as the foundation of art dates back to the theories of Giorgio Vasari, the sixteenth-century biographer and artist. In contrast with Mannerism, which depended on an abstract ideal of perfection, Baroque artists turned to a full-bodied realism based on a revival of drawing from nature. Both the Carracci Accademia degli Incamminati of Bologna, which launched the Baroque style, as well as Pacheco’s Academia del Dibujo in Seville, where Velázquez and Zurbarán studied, stressed the primacy of drawing.Less formal, more direct and spontaneous, drawings are increasingly seen as central to the creative process because of their varied functions: they may describe what is seen, visualize what is imagined, as well as record the artists’ ideas and processes of conception. Works on paper may represent, often in shorthand style, as well as illustrate, satirize, and express emotion or record direct physical gesture. Drawings may be an intermediate phase between conception and execution of large works in painting and sculpture. They may also stand on their own as finished works to be exhibited. To the expansion of the functions and range of works on paper, one may add the vastly extended possibilities of materials and techniques. Today artists can work on paper in the traditional media of pencil, charcoal, ink, crayon, gouache, watercolor, pastel, etc. At the same time, an artist like Ed Ruscha can use tobacco, chocolate, coffee and all manner of stains to create marks and patterns on paper.The old masters often preferred red chalk or sanguine. Sanguine is rarely used today although the exceptional drawings of the Hungarian painter Zoran Music are done in this traditional medium. Today drawing has become much more than just a means to an end. It has become, for many, an end in itself elevated from a minor to a major art form. As the hierarchies among the arts have collapsed, the definition of drawing itself has changed as it has become hybridized with printmaking and photography and subsumed by other media. The paintings of such artists as Larry Rivers, Robert Rauschenberg and Jasper Johns or the Europeans Gerhard Richter, Arnulf Rainer and

Page 323: Obra sobre papel

319

Sigmar Polke exemplify such symbiotic relationships. Such mixtures of drawing with other forms of art are increasingly popular as exemplified by William Kentridge’s recent combination of drawing and video.This media contamination, which creates new definitions of drawing, may be said to have begun with the union of painting and drawing in modern art. The separation, which never existed in Asian art, continued in Western art until the modern period when gradually the two were merged, first by Matisse who considered the edges of shapes as contour and then by Jackson Pollock who enlarged his brush drawing style into gestural painting. The significance of this act as a breakthrough is discussed by Bernice Rose in her milestone Museum of Modern Art Pollock catalogue Painting into Drawing.Pollock’s lead was followed by the other New York School artists such as Franz Kline and Arshile Gorky. Indeed Kline’s paintings are no more than photo blowups of his brush drawings transferred to canvas by the means of a projector. In postwar Europe the informel artists developed styles that also translated drawing into painting. Their gestural expressionist esthetic was shared by Spanish artists like Millares and Saura, who understood the brush could be used to make large paintings as well as small drawings. This was the way the ancient Asian scroll worked and one may interpret the merger of drawing into painting in the postwar period in Europe and America as a renewed interest in Asian art as a fresh inspiration as global cultural interchange became increasingly pervasive.Like pen or brush and ink, watercolor traditionally was used in small formats, which suggest intimacy. Beginning in the nineteenth century, works on paper began to be collected as finished and autonomous artworks in their own right. Colored pastel and watercolor had already achieved such status and value in the eighteenth century in the works of the rococo artists. The change in scale in works on paper begins with the concept of the poster-size print or poster, which is a multiple that can be reproduced and disseminated to a large democratic public. This altered role of drawing, from the preparatory study to the private and personal expression to the large-scale multiple, echoes the transformation of collecting from an aristocratic to a popular pastime. Indeed the parallel collapse of artistic hierarchies parallels the collapse of social class distinctions.In the twentieth century, the development of mechanical means of reproduction spawned the birth of two specifically modern forms of works on paper, i.e. the collage, which pastes together fragments of printed paper or material from diverse sources like wallpaper and newsprint, and the poster, large offset lithographs addressed to a mass public often seen in the street or in popular places of gathering like cafés. From the intimate sketches of Pinazo to the movie posters of Renau to the large-scale mixed media works characteristic of postmodernism, the collection of works on paper of the IVAM comprises examples of the full range of works on paper. Two historic groups, however, stand out in terms of their uniqueness, depth and breadth: the works on paper of the Valencian Impressionist painter Ignacio Pinazo and those of the Catalan sculptor Julio González. Both groups of paper works, which contain studies as well as finished works, are closely related to their respective achievements in other media, i.e. painting in Pinazo’s case, sculpture in that of González.Ignacio Pinazo was famous as a master of watercolor, but he was equally adroit as a draftsman. His quick pen or pencil sketches, spontaneously dashed off from first-hand observation of nude models, family and friends, landscapes or ordinary scenes of everyday life, were often used as preparation for his finished oil paintings. Pinazo, born into a humble family in Valencia, already exhibited exceptional talent and ambition as a young man and traveled twice to Rome where his academic style developed from 1876 to 1881. The excellence of drawings by Valencian artists may be traced to the central role the discipline has traditionally held at the San Carlos Academy of Fine Arts, where, like Pinazo, aspiring young Valencian artists still study.

The extensive cache of drawings by Julio González in the IVAM collection is represented here by examples selected to show his development from a gifted academic artist drawing from studio models to one of the great innovators of modern sculpture who worked out his conceptions on paper. Indeed we can trace the gradual abstraction of motifs based on the observation of the human figure and face to their translation into abstract sculpture.At the age of fifteen, González began an apprenticeship as a goldsmith while studying drawing in Barcelona. In 1899, the family moved to Paris, where he met fellow Spaniards Picasso and the sculptor Pablo Gargallo, an early practitioner of metal sculpture. However, Gargallo’s drawings were mainly decorative studies of figures in motion like the ballerina in the IVAM collection, whereas González worked out his abstract concept of three-dimensional volumetric structures on paper. To earn a living for his family in 1918 González began to work as a welder and learned soldering, which became the basis of his future groundbreaking sculpture in forged iron. Ten years later, Picasso asked for his help in creating several metal sculptures that needed to be welded. From October 1928 until 1932, the two men worked together in González’ studio. It was an exceptionally close collaboration, with Picasso giving González access to his notebooks and González teaching Picasso how to realize his drawings as Cubist sculpture.González provided Picasso with the technique to make Cubist sculpture and Picasso gave González a new vocabulary of abstract form. As González’ work progressed and he began to weld rather than to model, carve or cast, the drawings became clearly Cubist in style. Together these two Spaniards revolutionized our concept of sculpture and much of that revolution is documented in drawings. According to Picasso scholar Marilyn McCully, they collaborated on at least six sculptures, realized in welded metal assemblage. These key works projected Cubist collage into the third dimension and provided an entirely new vocabulary for sculpture that was essentially based on drawing.Beginning in 1930, González initiated a formal revolution that consisted in substituting masses and volumes for a new language of planes and lines that was rooted in drawing. In this process, drawing became subsumed by a linear type of sculpture. González cut out sheets of metal for the first time and joined them by welding to form highly abstracted heads and figures. His gifts as a draftsman proved to be crucial in this projection of the two-dimensional line and plane into a three-dimensional sculptural style. Significantly, he called this new form of open planimetric sculpture in which thin sheets of metal allude to human figures and gestures drawing-in-space, thus revealing its basis in the drawing of which he was such an expert practitioner. No one could speak of González’ sculptures or his drawings as mechanistic although he transformed sculpture by using welding and torch cutting that were invented for industrial construction. The resulting style came to be known as assemblage because it depended not on traditional sculptural techniques but on industrial assembly. Once again works on paper, especially the technique of assembly of collage, were crucial to the development of new forms.Collage, invented by Braque and Picasso early in the twentieth century as an outgrowth of Cubist fragmentation of the image, permitted a variety of images to be associated, much as film montage suggests a mental synthesis that depends on how the mind of the viewer interprets the interaction of images from divergent sources. In the twenties, the Russian Constructivists practiced collage and were pioneers in producing posters that incorporated abstract design elements in the service of creating a new society. Collage was the plastic art version of cinema montage which in many ways was its inspiration. Like film montage, collage cuts together diverse fragments of the visual world to create a third image that is the result of the mind processing and interpreting this information.The rise of photography as an art medium along with the new machine art exemplified by Picabia’s mechanomorphic drawing resulted in a photomechanical conception of

Page 324: Obra sobre papel

320

art. Picasso, who had no interest in mechanical forms or processes, was famous for boasting that he could already draw like Ingres as a child, which is something of an exaggeration from an artist who created a career from exaggerating. More to the point is that in his late drawings such as the brush drawing in the collection of IVAM he drew from his imagination, returning to the naive freshness of children’s art, although the subject is hardly childish.The introduction of photography not as a commercial medium but as an art medium at the Bauhaus extended its influence to artists working in other media. The curriculum of the Bauhaus, the German art school founded in 1919, combined crafts and the fine arts and was famous for the approach to design that it publicized and taught. It operated until 1933 and taught principles originally explored by the Russian Constructivists, including advanced typographic design. The basic training of the Bauhaus, however, was architectural drawing which meshed perfectly with the geometric mechanical style typical of the artists associated with Constructivism and de Stijl whose works on paper are well represented in the IVAM collection.The German artist Kurt Schwitters was a key figure in connecting Constructivism with Dada, having participated in both movements. The upheaval that lead to the closing of the Bauhaus and ultimately to World War II inspired Dada artists to create satirical and socially critical art especially in Germany in the twenties and thirties. These works were representational or narrative as opposed to abstract because they were conceived to make a political point. Imaginative freedom is especially evident in the satirical drawings of Otto Dix and George Grosz. Schwitters’ brilliant collages introduced new elements of reproduction as well as real three-dimensional materials into collage which he translated into highly individual assemblage works. Like Grosz and many members of the Bauhaus, Schwitters fled to the United States, where his work had a direct impact on pop art and stimulated the flowering of assemblage sculpture, once Hitler banned the avant-garde and persecuted its practitioners. His late collage executed during his exile in Pasadena, California, He Goods of 1944 is one of the treasures of the IVAM collection.Collage is the first instance of the introduction of surfaces like wallpaper and newsprint from the real world into art. The Valencian artist Josep Renau is known for his brilliant searing political collages and posters. The basis of his style, however, was a sound background in drawing. Both the son of a professor of drawing at the Academy of San Carlos as well as a professor of drawing at the University of Valencia from 1932 until the outbreak of the Civil War, Renau learned graphic arts and photography after his graduation from the San Carlos Academy in 1925. This gave him the training he needed to produce an amazing body of highly original and dramatic collage-based work inspired by the Dadaists and German Expressionists as well as by the Russian Constructivists.With the institution of the Second Republic in 1931, experimental European art became increasingly available in Spain. That year Renau joined the Communist party, later causing his work to be suppressed. Militant and engagé, he wrote ambitious essays on political art arguing that artists could use advertising and media techniques to communicate their own agendas, thus anticipating contemporary critical political art that is increasingly popular in global venues like art fairs and biennales.In 1932 Renau founded the Unión de Escritores y Artistas Proletarios. Arrested in 1934 during the October revolutionary strike, he was already the editor of the magazine Nueva Cultura and in 1936 became co-director of Verdad, the Communist party newspaper in Valencia. That year the Republican government appointed him Undersecretary for Fine Arts. It is known that he was instrumental in naming Picasso honorary director of the Prado Museum and in moving the Prado’s paintings to Valencia’s Torres de Serrano and later to Switzerland to save them from the Nationalist air raids on Madrid. In 1937 Renau designed the photographic displays for the Spanish

Pavilion at the World’s Fair in Paris and it is rumored he commissioned Picasso to paint the mural for the pavilion that became Guernica. After the fall of the Republic, he emigrated to Mexico. Believing the CIA was plotting his assassination, he moved to East Germany in 1958 where he created the murals and photomontage series Fata Morgana USA and The American Way of Life, a satiric and critical photomontage of American popular culture and politics which anticipates pop art in its critique of consumerism and the vulgarity of mass culture.Unquestionably Renau’s biting satire and appropriation of pop culture images influenced the brilliant group of young Valencians who called themselves Equipo Crónica and worked underground during the Franco regime. Indeed the works of Equipo Crónica and its successor Equipo Realidad are precursors of appropriation strategies characteristic of today’s international avant-garde. Like Renau, its members were trained as fine artists with special skill in draftsmanship which they could conveniently convert to the purposes of graphic art design which depends, like drawing, on page layout. Equipo Crónica was originally formed by Manuel Valdés, Rafael Solbes and Juan Antonio Toledo. The group dissolved with the death of Solbes in 1981 and Valdés went on to become a successful painter and sculptor in the United States.Founded in 1964, like American and British Pop Art, Equipo Crónica utilized the visual clichés and impersonal style of popular mass-media imagery. Their work like that of Renau was politically subversive and critical of fascist ideologies including that of mass media consumption. One may see their contribution as a dialogue that is proposed with art history, a critique of style as a concept no longer valued in what Walter Benjamin termed “the age of mechanical reproduction”, and the political realities of Spain during the twilight years of the Franco regime. At the same time that Rauschenberg and Warhol were introducing reproductions of the Mona Lisa into their pop works, Equipo Crónica was incorporating reproductions of the iconic works of Velázquez as well as modern masters into their satirical collage-based paintings. In that their works originated as photographic collages of reproductions, they have an affinity with James Rosenquist and Richard Hamilton, the British artist who served as a bridge between Marcel Duchamp and pop art in England and the United States.The definition of drawing was expanded in the twentieth century to include color, collage, and printed elements. Complex combinations of techniques and materials further blur any simple definition of drawing. Substances as diverse as fabric, plastic, thread, newspaper, string, ink, pastel, and charcoal were considered as legitimate drawing materials. Picasso of course tried everything, both in terms of techniques as well as materials, working with every medium known to works on paper. Miró was equally experimental in terms of materials and in terms of techniques, especially Surrealist automatism which gave free range to dream imagery and the unconscious as a means of inspiration. The Dutch artist Lucebert (Lubertus Jacobus Swaanswijk) who was known as the poet of the COBRA movement depended on automatic drawing to create his hybrid personages which have in common with Miró their fantasy character. Like his colleague Karel Appel, Lucebert took part in the first COBRA group exhibition at the Stedelijk Museum, Amsterdam, in 1949.From small-scale and intimate to wall-sized and highly finished, or informal and spontaneous, the reemergence of works on paper as a critical and widely practiced art form is of signal importance in contemporary art. The idea that printing could redefine drawing by eliminating the role of representation in creating images was explored by the radical French artist Yves Klein. The work in the IVAM collection Cosmogony (COS 43) is from the famed 1960 series Anthropometries in which Klein used naked women as “living brushes” to apply blue pigment to paper or canvas. The models covered their bodies with paint, and then pressed their stomachs and breasts to a canvas on the wall or rolled around on canvas or paper on the floor. In the Cosmogonies he sprayed paint

Page 325: Obra sobre papel

321

on canvas or paper which he then took outside to marshes, allowing grasses and rain and wind to leave their mark on the surface.During much of the 1990s, a return to personal imagery was typical of avant-garde artists. Many of them, like British painter John Davies created film-storyboard-type narrative scenarios suggesting mystery serials inhabited by isolated mannequin-like figures and anxious depth imagery with a dreamlike quality that sometimes suggest nightmare.Much of the new narrative drawings affect a naive style although they represent sophisticated commentary on both art and life. This subjective alternative reality recalls Jean Dubuffet’s description of Art Brut: “Those works created from solitude and from pure and authentic creative impulses – where the worries of competition, acclaim and social promotion do not interfere – are, because of these very facts, more precious than the productions of professions.” According to Dubuffet, “[…] we cannot avoid the feeling that in relation to these works, cultural art in its entirety appears to be the game of a futile society, a fallacious parade.”Such individualistic contemporary practice often constructs highly personal worlds. For example, for Miquel Navarro, architecture, not the body, is the point of departure for abstraction, and indeed architecture, and city planning even, become metaphors for the body. According to Richard Serra, given the enlarged view of drawing held by contemporary artists, “Anything you can project as expressive in terms of drawing – ideas, metaphors, emotions, language structures – results from the act of drawing.” Given that drawing is the most immediate, spontaneous and intimate medium available to the artist, it consequently is the most direct record of the impact of emotions and events of a complex world where science fiction coexists with comic books, fine art reproduction and various hybrid forms of communication from advertising to sportscasting to TV global news to ever newer forms of mass media.Following the rejection of traditional teaching methods during the 1960s when abstract art dominated, a more private character for drawing was assumed. With renewed interest in figuration in the 1980s, drawing once again resurfaced as a respectable activity. Drawing has been energized by the vast proliferation of imagery from mechanical and electronic means – photography, film, and video and computer technology. Yet drawing is unique because of the directness of its approach to the subconscious which is expressed in automatic drawings as well as the specificity with which it records the physical gesture and immediate impulse.In the late 1960s and early ’70s, the materiality of the art object underwent a profound reassessment described by Lucy Lippard as “the dematerialization of art”, and works on paper took on new importance as traces of performance or philosophical constructs. Freed from the confines of the page, drawing now seemed to be everywhere, especially once installations, environmental art and earthworks began to challenge the confines of the “white cube” of the gallery and museum space. The landscape itself became the surface for drawing, although these configurations by artists like Robert Morris, Robert Smithson, and Michael Heizer were first conceived on paper.In today’s postmodernist world, drawing lays claim to an ever larger field of investigation, exhibiting a vast range of scale, technique and medium as well as of intention. Narration and character is once again important in the figurative works of Carmen Calvo and the conceptual narratives of Elena del Rivero. Their works relate to both art and life in strongly individualistic interpretations of personal experience and the external world. Other artists like sculptors Susana Solano and Cristina Iglesias have poetic, meditative responses in works on paper.Indeed the IVAM collection is particularly rich in works on paper by sculptors, beginning with the unique group of studies by González and including pieces by early modernists such as Moholy-Nagy, Lipchitz, and Calder, while the postwar avant-garde is presented by sculptors from Chillida, Alfaro, Sanleón, De Soto, Cardells and Navarro to

Claes Oldenburg, Robert Smithson, Dennis Oppenheim and Bruce Nauman. Among the first to use photography as a surrogate for drawing, Nauman was a contemporary of conceptual artists such as Gordon Matta-Clark and John Baldessari who relied increasingly on photography as a way of introducing imagery into works on paper after a period in which abstraction dominated.Undoubtedly the resurgence of works on paper in recent years depends on the dismantling of traditional hierarchies that have separated the various arts, relegating some to the condition of “minor” forms while raising architecture to a new preeminent status that dominated both painting and sculpture. On some levels, works on paper can be understood as the opposite of the colossal expense and domination of architecture. Drawing can be seen as a diaristic form of art and one that can be done without a grand studio space or enormous costs. In some cases the drawing is the opposite of the monumental works for which it may serve as a preparation. Indeed in this sense one may imagine drawings as existing in a zone between the materiality of sculpture and the mentality of the imagination.Drawings also posit a possibility for permutation since the same or similar forms can be seen in different configurations. This is a property of works on paper taken advantage of by painter Luis Gordillo, whose drawings engender motifs for his paintings, as well as the drawings of the French sculptor and painter Bernar Venet, whose later drawings of indefinite lines depict the variety of positions available to a single sculpture as chance permits it to assume an unfixed form that can always be altered and thus implies both a past and a future.Modern art set the foundations for the vast array of art works presented today. One of the most notable changes is the advent of environmental artworks, including site-specific art, and works that have an environmental component – a remarkable shift from the four walls of the “white cube” of the exhibition space to the boundless territory of the landscape.Enriching the field of works on paper was the renaissance of printmaking in the United States launched by Tatyana Grosman who opened her Universal Limited Art Editions (ULAE) in 1960. Originally her idea was to print original editions of poetry illustrated by artists like the European livre de luxe. In the United States, printmaking was considered a craft distinct from the high arts of painting and sculpture not worth the attention of great artists. Grosman changed this attitude by teaching printmaking to leading painters and sculptors like Larry Rivers, Robert Motherwell Robert Rauschenberg, Jim Dine and Jasper Johns. She encouraged experimentation that resulted in prints that were so fine and detailed that much of the quality of paintings could be transferred to paper.One of the first artists she invited to ULAE was Jasper Johns. Normally paper works are preparations for paintings and sculpture. In the case of Jasper Johns, often cited as the greatest printmaker of the twentieth century, however, the reverse is true. His drawings and prints are inspired by his paintings and sculpture and repeat and elaborate the same images on paper. Learning printmaking opened wide new vistas for Johns. Printmaking which preserves various states of the image as the artist applies successive layers of color or ink allowed him to bring to graphic art the painterliness of the brushstroke associated with the embellished surfaces of paintings. The perverse irony of recalling the essence of one technique, i.e. the elaborated surfaces of painting in drawings and prints, conventionally defined as linear, was typical of Johns’ capacity to innovate within traditional media.Grosman’s decision to teach graphic techniques to painters as opposed to isolating printmaking as a separate academic practice had widespread consequences. In Los Angeles, master printer Ken Tyler was experimenting with new techniques and also working with major artists such as Rauschenberg, Kelly, Oldenburg and Stella.

Page 326: Obra sobre papel

322

Oldenburg’s early drawings were studies for his Happenings but beginning in the sixties he began a series of imagery proposals for monuments in his drawings which eventually became the inspiration for large-scale public sculpture.In 1968–69 Johns made two major versions of the Numerals 0–9, one series printed in black, another in color at Gemini, GEL. The black series as well as several others of Johns’ most prized prints are in the IVAM collection. Numerals were already a staple of Johns’ vocabulary of repeated images. Seemingly impersonal, the stenciled numbers recalling optical charts became a rich and varied parade of delicately nuanced and shaded forms that suggested painterly surfaces despite the fact that in actuality they are printed on paper. Throughout Johns’ oeuvre there is a dialogue between representation and reproduction that in many ways has its climax in his prints in which he sometimes discreetly inserted reproductions.Rauschenberg, on the other hand, had been trained as a photographer at Black Mountain College and used not only reproductions from magazines and newspapers but his own photographs. Beginning like Johns with black and white prints at ULAE, Rauschenberg transferred the techniques directly to his paintings beginning in 1962 with his first series of silkscreen paintings. Although he studied with the Bauhaus master Josef Albers at Black Mountain College, Rauschenberg reacted against the strict geometric abstraction of the Bauhaus with a loose painterly style that incorporated every sort of texture and object. In his drawings illustrating Dante’s Inferno he found a way to transfer printed images to paper that he adapted in his silkscreen paintings. Undoubtedly his experience as a printmaker influenced his choice of how to reintroduce imagery. Rauschenberg’s images are not, except for occasional reproductions of old master paintings and sculpture, recycled. His images refer to the present as he lived it and originate in contemporary newspaper clippings or photographs he took himself. Nor is his style merely a remix of art historical citations. The sweeping physical gestures and tactile surfaces of his style are specific to New York School “action painting”. His brilliant personal interpretation of that style reconciled representation with painterly abstraction through a gradual and eventual symbiosis with printmaking processes.During the late sixties, site-specific environmental art took sculpture outside the museum into the landscape. This departure from the traditional art object spawned new forms of works on paper which had a strongly conceptual basis. The notion of the relativity of historical style was originally questioned as early as the sixties by Claes Oldenburg and Robert Morris who developed an approach to sculpture that one could define as post-historical in its bracketing of previous styles. In the seventies both began creating large-scale public works outside museums that were based on preliminary drawings. The opportunity for sculptors to work on a monumental scale was a result of the public art movement launched in the United States in Grand Rapids, Michigan, and in Italy in Spoleto, which commissioned well-known artists to make outdoor sculpture for cities. These projects demanded detailed drawings for monumental works. All stages from the idea of the image to the completed engineering drawings put sculptors back to work on paper.A reaction against the ivory tower of museums separating art from everyday life as well as a rejection of the work of art as a commodity for exchange and speculation urged artists to work directly in the landscape or with new forms that were not objects but installations. Gordon Matta-Clark studied architecture so his work mainly revolves around buildings. In one photo he cuts a building in half from the inside. In 1967 Smithson began exploring industrial areas around New Jersey and was fascinated by the sight of dump trucks excavating tons of earth and rock that he described in an essay as the equivalents of the monuments of antiquity. This resulted in the series of “non-sites” in which earth and rocks collected from a specific area are installed in the gallery as sculptures, often combined with mirrors or glass.

In September 1968, Robert Smithson published his influential essay “A Sedimentation of the Mind: Earth Projects” in Artforum promoting the work of the original land art artists. The following year he began producing land art pieces to further explore concepts gained from his readings of hippie guru William S. Burroughs and science fiction writer J.G. Ballard. In “Incidents of Mirror-Travel in the Yucatan”, Smithson documented a series of temporary sculptures made with mirrors at specific locations in the Yucatan peninsula in Mexico. Part travel literature and part art criticism, the article focuses on Smithson’s concern with the temporal. Obsessed with the idea of entropy and of urban decay which was typical of New York in the seventies, Smithson explored both concepts in his writing as well as his drawings that contain written passages reflecting his irony and his infatuation with lowbrow pulp fiction scenarios.His essay “Frederick Law Olmsted and the Dialectical Landscape” was written in 1973 after Smithson saw an exhibition at the Whitney Museum of Frederick Law Olmsted’s late-19th-century design for Central Park. There were photographs of pastoral landscape that would become Central Park, which in the seventies had become a dangerous hiding place for thieves and murderers. Smithson saw Central Park as a landscape degraded by human actions. “On the base of the Obelisk along with the hieroglyphs there are also graffiti,” he wrote. “In the spillway that pours out of the Wollman Memorial Ice Rink, I noticed a metal grocery cart and a trash basket half-submerged in the water. Further down, the spillway becomes a brook choked with mud and tin cans. The mud then spews under the Gapstow Bridge to become a muddy slough that inundates a good part of The Pond, leaving the rest of The Pond aswirl with oil slicks, sludge, and Dixie cups.”Along with Robert Morris, Smithson was one of the first artists to create earthworks and site-specific sculpture set in the landscape. Earthworks interact with the natural landscape, function within natural systems, and present no clear boundaries between the art works and nature. In keeping with his theories of entropy and dystopia Smithson wrote that “One’s mind and the earth are in a constant state of erosion, mental rivers wear away abstract banks, brain waves undermine cliffs of thought, ideas decompose into stones of unknowing, and conceptual crystallizations break apart into deposits of gritty reason.” His was a dark vision of both man and nature not shared by other artists who produced earthworks like Andy Goldsworthy, Maya Lin and Beverly Pepper who designed site-specific sculpture first in the eighties, culminating in her monumental project for Barcelona’s Estació del Nord.Earthworks or sculptural interventions in the landscape produced a plethora of preparatory works on paper as did appropriation art. A characteristic form of postmodernism, appropriation of preexisting images is crucial to contemporary works on paper which takes the whole of mechanically reproduced imagery as a source. Appropriation borrows and recycles images from the constantly growing image bank of reproduced images and mechanically captured pastiche, paraphrase, parody, mimicry, travesty, and satire, mixing images from art history and popular culture to recontextualize and criticize whatever it borrows.In many varied forms and with a myriad of intentions, at the beginning of the second decade of the twenty-first century, works on paper have taken on a new importance and central role. They are bigger, more ambitious, experimental and daring than they have ever been and as such are gaining a growing public around the globe and deserve our special attention. In the permanent collection of IVAM one finds works by both abstract and representational artists from the Orphic Cubists Robert and Sonia Delaunay to the Constructivists, from Dadaist Kurt Schwitters to leading artists of the New York School, pop, minimal and conceptual artists representing a panorama of the possibilities of using paper as a support. The great New York School painter Barnett Newman, represented in this collection by a watercolor key to his mature paintings, claimed that the first man to make art did so with a stick in the earth, and

Page 327: Obra sobre papel

323

that “drawing was the most direct and unmediated method of catching the creative process as it happened”. Thus Newman acknowledged drawing as the most immediate art expression, which is intrinsic to its basic and continuing attraction.

ALLEGORIES OF MODERNISM

Bernice Rose

Drawing today is not a vehicle for self-expression within a fully realized structure of self-explanatory forms; nor is it a term that signifies a set of rules projecting a rationalist view of the world. In the present era style and autography are no longer synonymous, yet drawing retains an authority over the notion of authenticity and affirms that the artist’s hand still counts in the primary expression of ideas. Drawing holds a unique position within the spectrum of the arts, for while maintaining its own tradition it has also served the most subversive of purposes.The formal purity of drawing is not an issue today, nor is it of much concern to artists. The progression of modernism as the isolation of those means of production peculiar to each medium is now only one aspect of artistic practice. What is more important in understanding the current situation is that drawing has become one of the principal elements of a new language and that it operates in a variety of guises, conservative as well as revolutionary. Catalytic to the realignment of drawing has been its relationship to sculpture. Although drawing is still the primary conceptual medium for some artists, many others do not use it at all, and for still others it is an after-the-fact tool for the further exploration of previously completed work.Many artists continue to produce autonomous finished drawings, often as alternatives to painting. As drawing has moved toward its new status it has asserted both its linear autonomy and its conceptual control over other disciplines. Although increasingly an independent mode, it has also become inextricably mixed with other mediums, with painting and painterly devices, with color, and with paint itself. Distinctions between painting and drawing – and printing – have become blurred, and the support no longer invariably serves as a dividing line between disciplines. A new language of the visual arts has thus emerged in the last two decades based on an expanded field of operations for each of its disciplines, on new relationships among them, and on the use of technological means.At the critical center of art there is now a skepticism about the validity of the authorial role and the relevance of the signatory gesture. This struggle over self-expression as a still-valid concept strikes at the heart of drawing itself, long the primary medium of the authorial gesture. Technology has invaded the Garden: in the face of the mass media and their techniques, and the intrusion of photography as an instrument for recording the artist’s primary conception, the very means as well as the value of traditional art-making have been assaulted. Self-expression and the belief that we can control our own destinies have been cast into doubt as just “two more cultural myths”, in the face of the conformity and paralysis of individual will induced by the media as they seek to manufacture consent and re-form us into unquestioning consumers.The tension between self-expression and originality, and the relationship of current art-making to the past have been essential issues since the 1960s, with the stakes rising continually, as artists have addressed the fundamental premises of modernism: the need to constantly invent new pictorial languages and interrogate the very tenets of

modernism itself. If modernism is conceived as a corpus, with its aesthetic doctrines as a kind of lexicon –an established vocabulary open to all – to what end may it be used? At the same time, technology has become increasingly relevant, not only as the means but also as the potential source of a moral dilemma. “Postmodernism” may be characterized as a continuing discourse between that modernist corpus and the present, accompanied by a questioning of the ethical nature of representation, of its social value, of who and what gets represented, and by whom. Thus there is no dominant stylistic direction or “movement”, neither as a linear development nor a group consensus; rather, there are strategies that focus on these questions and make ingenious use of the means available.Often, style comes down to the manipulation of elements within a multilevel system, in which the elements are read through one another. The mediation of printed matter and printing techniques, collage, copying, tracing, photographic projection, and the mass media are now taken for granted as contributing to a newly enriched technical visual language, much as traditional drawing’s mixed means of watercolor, pencil, pen and ink, wash, and collage of cut-and-pasted papers, or the mix of drawing and painting, were long taken for granted as constituting a visual language. And if the technical language is changed, it is clear, too, from the 1960s on, not only that has iconography been restored to an important position in art but that the iconography itself is different.The “iconography”, or lexicon, of postmodernism is the abstraction and reworking – the “personification” – of modernist style itself, so that style is read through style, with the body of modernism serving as the original text. Remembrance of the past is iconographically integral to the new language of art. Within this general area of agreement, there is an enormous range of play inherent in the new mode, and drawing, with its enormous potential for overwriting, has become a primary vehicle for this postmodern allegory.But it is not merely a question of shifting the conventions of one medium to those of another. The term “interdisciplinary” applies here to more than the use of “mixed mediums” to create an object that is neither painting nor sculpture nor drawing; it refers to the introduction of elements previously outside those disciplines, and even external to art. Essential to the art of the late twentieth century and to a definition of postmodernism is a balancing act among written language, body language, and visual language (and their popular expression) to which drawing is pivotal. The authorial gesture of modernism is intimately tied to the body, to the expression of individuality as represented by the singular gesture and its aesthetic, and especially to the body in performance. Thus the notion of the body is doubled in current practice, as the body of modern art is read through the human body and as it has become central to the dialogue over modernist techniques and conceptions.The tendency of twentieth-century artists has been to compress the pictorial space behind the picture plane – the space of illusionism. But paradoxically, as this pictorial space pressed forward, it expelled figures and objects from the well-ordered space of representation, outward, past the surface, and finally encompassed the viewer’s space. A vacuum was created, and the numinous space itself became a subject of art, changing the terms of representation and of illusions, as light was absorbed back into the space of representation, re-creating it as an unlimited field. In the late 1960s and early 1970s, this space became the white space of the gallery – the space in which and for which art was created, the space that set the terms. The problems of representation grew into an ever-livelier artistic game, in which the threatened disappearance of the figure from the picture was often a kind of hide-and-seek, with the figure sometimes present and sometimes displaced to play the role of spectator. The displaced figure became both object and subject of the work as, in its process, it ultimately referred back to and mirrored the behavior of that figure. Thus, a phenomenological space, one of sensation, became integral to art.

Page 328: Obra sobre papel

324

The authorial gesture involves a paradox in that it is also viewed as the first concrete expression of concept, as mind taking precedence over hand. The conceptualization, or “mechanization”, of the gestural mark has been a vital sign of late twentieth-century art, as the notion of originality that traditionally inheres in gesture-making has, ironically, itself become a convention. One aspect of this derives from the tension between hand and mind that Marcel Duchamp extracted from Cubism. Another lies in its relationship to language and also to body language, not only as a characterization of Abstract Expressionism as “participatory aesthetics”, but in its extension in performance art. Yet another aspect of the mechanization lies in its response to the ready-made image, a child of Duchamp as well as of the collage aesthetic projected by Max Ernst.These are all graphic inventions vital to twentieth-century art that created a new sense of drawing, which is now composed of all of these languages. From Jackson Pollock to Joseph Beuys, drawing as a form of semiautomatic “occult” gesture has been fundamental to this process. It placed the body center-stage in a new representational mode. Drawing and painting became extensions of the body in performance; the body itself was a living sculpture; and photography became its document of authenticity, establishing the actuality of what had transpired.The conceptual mode of drawing, which isolated line as an abstraction, treating it as meaningful on its own terms, dominated the 1960s and early 1970s. One of the most radical instances of the use of line as a conceptual device was in the work of Piero Manzoni, who, using a mechanical device, generated a line as long as the circumference of the world and enclosed it in a can. By 1968 several artists had made the conceptual line and the grid the basis of their art. These artists expanded both the scale and the arena of drawing through the generation of autonomous line, the use of nondescriptive line as a modular unit, and the compression of gesture. The expansion of scale and the isolation and concentration on line as a subject in itself had the effect of catapulting drawing, formerly relegated to a minor supporting role in art, into a major autonomous role.Through the use of the grid, Sol LeWitt enlarged the scale of drawing and transferred it onto the wall to take over the space of the environment itself. It was, in its way, a culminating moment for formalism, which had defined “high” modernism as the isolation of those means peculiar to each discipline. A major determinant in a new conception of space, based ultimately on Cubism’s reinvention of pictorial space, the grid was now projected in three dimensions. Minimalism was an art of three-dimensional objects arranged in a space projected from the “notational” concerns of drawing – of diagrams and plans – and of linguistic descriptions. This emphasis on the notational became a major factor in Minimal and Conceptual art, so major that it detached itself into a separate mode. And in the 1970s, as the mark itself and the process by which it was made came to be more and more the subject of drawing, the graphological and conceptual functions of drawing merged.The expansion of the field in which drawing operates means that the autonomous, hierarchically structured object so important to modernism has been displaced. In an era of fragmentation, overwhelming plenty, and a welter of information and images offered by the media, art works in this expanded field, and in it allegory has come to play a major role. In 1980 critic Craig Owens placed allegory at the center of postmodernism. He wrote: “Appropriation, site-specificity, impermanence, accumulation, discursivity, hybridization – these diverse strategies characterize much of the art of the present and distinguish it from its modernist predecessors. They also form a whole when seen in relation to allegory, suggesting that postmodernist art may in fact be identified by a single, coherent impulse […].” Defining allegory and its place “within works of art, when it describes their structure”, Owens cites Northrop Frye’s definition of allegory as a structure in literature in which “one text is read through another, however fragmentary, intermittent, or chaotic their relationship may be; the paradigm for the allegorical work is thus the palimpsest.” This is the text written over an original that has been erased, as when Robert Rauschenberg made a drawing by erasing a work by Willem de Kooning,

leaving as his own work the marks of the eraser (a gesture comparable to Duchamp’s painting a moustache on a reproduction of the Mona Lisa). Allegory may thus be seen as “essentially a form of script”. Although Rauschenberg’s gesture was, in one sense, meant to clear the field, to push De Kooning into the past, in fact he was working over the past – redeeming it (one impulse of allegory being to act in the gap between the past and the present). As Owens noted, “Allegory first emerged in response to a […] sense of estrangement from tradition […] [and it has the] capacity to rescue from historical oblivion that which threatens to disappear. […] Allegorical imagery is appropriated imagery; the allegorist does not invent images but confiscates them. […] And in his hands the image becomes something other […]. He does not restore an original meaning that may have been lost or obscured […]. Rather, he adds another meaning to the image. If he adds, however, he does so only to replace; the allegorical meaning supplants an antecedent one; it is a supplement.” In works of art this new meaning finally replaces the original one, overriding it, even obscuring it. Formally, it is equally important that it is “consistently attracted to the fragmentary, the imperfect, the incomplete”, and that as it confuses genres, aesthetic mediums (for example, its mix of the verbal and the visual), it is itself “synthetic; it crosses aesthetic boundaries. This confusion of genres, anticipated by Duchamp, reappears today in hybridization, in eclectic works which ostentatiously combine previously distinct art mediums.”Thus the mechanical and its capacity to appropriate images from every sector of the world is at the center of the importance of allegory to current art practice. In this regard, Pollock represents a critical point of reference. His expansion of gestural line raised the stakes on automatic drawing, making it ritualistic and depersonalized, its mark mechanistic despite the apparent spontaneity of his process. The mechanical then intervened decisively in the art of Jasper Johns and Robert Rauschenberg (and others of the Pop generation) in the form of ready-made imagery – first in stencils and the conceptual reorganization of the Abstract Expressionist gesture and then in the form of the appropriation into drawing and painting of printed matter and print techniques. Rauschenberg’s 34 illustrations for Dante’s Inferno (1959–60) were a brilliant marriage between found representation and the conventions of gestural abstraction. The ready-made images were cut from magazine illustrations and transferred to the drawing sheet by frottage – rubbing with a pencil. They appeared out of the pencil’s scrawling marks as a form of ghostly projection, ironically juxtaposed with the mechanistic marks of which they were the product.Printing (and photography by implication) was thus brought in as an essential component, and the mechanical became a look – an aesthetic in itself. One aspect of this photographic intervention was projection, the contrast between light and shadow that made the outline to be traced. It was the crux of the mechanical look and was responsible as well for facilitating the use of identical serial imagery and for equalizing the relationship between the mark and its support in conformity with its graphic models. In early Pop images outline drawing was appropriated into painting as a form of ready-made, a mechanical stereotype that rejected the cliché of drawing as graphological autobiography. Pop art was the first style to be based on graphic language and mechanical intervention. Pop paintings were initially third-hand graphic translations, pseudomechanical “reproductions” of drawings (and photographs) made large. Pop art used the graphic as a convention to bring together painting, photography, printing, and drawing in one mode, equalizing not only the support and the mark but also the hierarchies of subjects, mediums, and ultimately of styles, combining them in a new language. Going beyond collage’s juxtaposition of

fragments, the transparency of projection combined with silkscreen made it possible to

bring images into still more surprising conjunctions, as it created layers of multilinear

stories, among them the story of the revival of “dead” modern styles.

Bernice Rose is Chief Curator of the Menil Collection, Houston, Texas and author of the forthcoming catalogue raisonné of Jasper Johns Drawings.

Page 329: Obra sobre papel
Page 330: Obra sobre papel
Page 331: Obra sobre papel
Page 332: Obra sobre papel