quaestiones heracliteae. análisis y comentario de los nuevos ensayos sobre heráclito

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Quaestiones Heracliteae. Análisis y comentario de los Nuevos ensayos sobre Heráclito BERNARDO BERRUECOS FRANK Facultat de Filosofia Universitat de Barcelona Becario ( APIF- UB) [email protected] Resumen: Este artículo ofrece un análisis y un comentario general de los dieciséis estudios que componen el libro compilado por Enrique Hülsz Pic- cone, Nuevos ensayos sobre Heráclito, el último compendio de investigaciones sobre la filosofía del Oscuro de Éfeso, donde se reúnen las actas del Segundo Symposium Heracliteum celebrado en junio de 2006 en la Facultad de Filo- sofía y Letras de la UNAM, ocasión en la que algunos de los especialistas más reconocidos de la comunidad internacional se reunieron para presentar sus trabajos sobre Heráclito. Palabras clave: filosofía, conocimiento, lógos, recepción, doxografía, flujo Abstract: This article aims to analyze and discuss the sixteen studies that compose the book edited by Enrique Hülsz Piccone, Nuevos ensayos sobre Heráclito, which is the latest compendium of studies on the philosophy of the Obscure of Ephesus. This volume gathers the proceedings of the Second Symposium Heracliteum held in June 2006 at the Facultad de Filosofía y Le- tras, UNAM, where some of the most renowned specialists of the international community came together to present their work on Heraclitus. Key words: philosophy, knowledge, logos, reception, doxography, flux Debe ser motivo de celebración que la Universidad Nacional Autónoma de México, gracias al trabajo diligente y riguroso de Enrique Hülsz Pic- cone, único organizador del congreso, compilador del volumen y autor de uno de sus artículos, haya publicado las actas del Segundo Sympo- sium Heracliteum, celebrado en junio de 2006 en las instalaciones de la Facultad de Filosofía y Letras y honrado por la presencia de algunos de los especialistas más renombrados y prestigiosos de la comunidad internacional en el ámbito de la filosofía griega, particularmente, la pre- socrática. El volumen, titulado Nuevos ensayos sobre Heráclito, 1 recoge dieciséis de las veinte contribuciones que formaron parte del simposio, 1 Enrique Hülsz Piccone (comp.), Nuevos ensayos sobre Heráclito. Actas del Segun- do Simposium Heracliteum, Facultad de Filosofía y Letras-UNAM/Dirección General de Asuntos del Personal Académico, 2009. Diánoia, volumen LVII, número 69 (noviembre 2012): pp. 185–209.

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  • Quaestiones Heracliteae. Anlisisy comentario de los Nuevos ensayossobre Herclito

    BERNARDO BERRUECOS FRANKFacultat de FilosofiaUniversitat de BarcelonaBecario (APIF-UB)[email protected]

    Resumen: Este artculo ofrece un anlisis y un comentario general de losdiecisis estudios que componen el libro compilado por Enrique Hlsz Pic-cone, Nuevos ensayos sobre Herclito, el ltimo compendio de investigacionessobre la filosofa del Oscuro de feso, donde se renen las actas del SegundoSymposium Heracliteum celebrado en junio de 2006 en la Facultad de Filo-sofa y Letras de la UNAM, ocasin en la que algunos de los especialistas msreconocidos de la comunidad internacional se reunieron para presentar sustrabajos sobre Herclito.Palabras clave: filosofa, conocimiento, lgos, recepcin, doxografa, flujo

    Abstract: This article aims to analyze and discuss the sixteen studies thatcompose the book edited by Enrique Hlsz Piccone, Nuevos ensayos sobreHerclito, which is the latest compendium of studies on the philosophy ofthe Obscure of Ephesus. This volume gathers the proceedings of the SecondSymposium Heracliteum held in June 2006 at the Facultad de Filosofa y Le-tras, UNAM, where some of the most renowned specialists of the internationalcommunity came together to present their work on Heraclitus.Key words: philosophy, knowledge, logos, reception, doxography, flux

    Debe ser motivo de celebracin que la Universidad Nacional Autnomade Mxico, gracias al trabajo diligente y riguroso de Enrique Hlsz Pic-cone, nico organizador del congreso, compilador del volumen y autorde uno de sus artculos, haya publicado las actas del Segundo Sympo-sium Heracliteum, celebrado en junio de 2006 en las instalaciones dela Facultad de Filosofa y Letras y honrado por la presencia de algunosde los especialistas ms renombrados y prestigiosos de la comunidadinternacional en el mbito de la filosofa griega, particularmente, la pre-socrtica. El volumen, titulado Nuevos ensayos sobre Herclito,1 recogediecisis de las veinte contribuciones que formaron parte del simposio,

    1 Enrique Hlsz Piccone (comp.), Nuevos ensayos sobre Herclito. Actas del Segun-do Simposium Heracliteum, Facultad de Filosofa y Letras-UNAM/Direccin Generalde Asuntos del Personal Acadmico, 2009.

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    precedidas por una breve presentacin del compilador. Las versionesde los trabajos no slo son producto de las investigaciones particularesque los participantes realizaron con motivo de su presentacin oral enel seno del simposio, sino que tambin constituyen el resultado de lasfructferas discusiones que se suscitaron en esos das y de las revisio-nes minuciosas y pormenorizadas de sus autores. Todos los textos, conexcepcin de uno (Carl Huffman, La crtica de Herclito a la investi-gacin de Pitgoras en el fragmento 129),2 se publican en la lenguaoriginal en que se presentaron; el resultado es un volumen multilinge(francs, ingls, italiano y espaol) de la ms alta calidad acadmica. Elcuidado de la edicin resulta evidente, no slo por la casi absoluta au-sencia de erratas, tanto en el texto griego como en el de cada ponencia,sino tambin por la estricta homogeneidad en la disposicin visual delos materiales, as como por el respeto a los criterios de transliteracindel griego fijados por cada uno de los autores. Quiz el nico reprochejusto que podra formularse es la falta de un Index locorum, que habraresultado til para los lectores.

    Desde la publicacin de las actas del primer Symposium Heracliteum(Rossetti 1983), llevado a cabo en la Universidad de Chieti en 1981,a la aparicin de los Nuevos ensayos sobre Herclito, los estudios he-raclitianos se han visto ampliamente enriquecidos, no slo en lo queconcierne al trabajo filolgico e histrico, sino tambin al interpretati-vo.3 Catorce aos antes de la celebracin de aquel simposio, MiroslavMarcovich haba publicado ya su edicin y comentario a los fragmentosde Herclito (Marcovich 1967); dos aos antes del encuentro, el librode Charles Kahn (1979) haba visto la luz y slo un ao antes lo habahecho el tercer volumen de La sapienza greca de Giorgio Colli (1980);los tres son trabajos de una importancia insoslayable para la heraclito-loga contempornea. De aquel entonces a ahora, la bibliografa sobre

    2Huffman 2008, traducido del ingls al espaol por Enrique Hlsz con el per-miso de la Oxford University Press.

    3 Uno de los artculos ms importantes de las actas del primer simposio hera-clitiano fue, sin duda, el de Walter Burkert (Eraclito nel Papiro de Derveni: duenove testimonianze, en Rossetti 1983, pp. 3742), estudio que abri el caminopara una serie de trabajos sobre Herclito y el Papiro de Derveni, entre ellos: S.N.Mouraviev, The Heraclitean Fragment of the Derveni Papyrus (1985); D. Sider,Heraclitus B3 and 94 in the Derveni Papyrus (1987); A.V. Lebedev, Heraclitus inP. Derveni (1989); y L. Schnbeck, Heraclitus Revisited (Pap. Derveni Col. I lines711) (1993). Todos estos estudios se han retomado en los trabajos ms recientessobre este tema, por ejemplo, el captulo 9 de G. Betegh, Physics and Eschatology:Heraclitus and the Gold Plates (2004); o el trabajo de David Sider, Heraclitus inthe Derveni Papyrus (1997).

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    el Oscuro de feso ha disfrutado de un incremento considerable, noslo en ediciones crticas y traducciones, sino, sobre todo, en artculosy estudios sobre aspectos particulares. Por ejemplo, dentro del rubro deediciones y traducciones, merece la pena mencionar, en el mbito an-glosajn, la de Thomas Robinson (1987), la de Marcel Conche (1986)en el mbito francs y, en lengua espaola, la magnfica edicin crticay el comentario de Agustn Garca Calvo (1985). Ahora bien, ningnestudio que se emprenda hoy en da sobre Herclito puede prescindirde la obra monumental de Serge Mouraviev (1999), que contar concerca de veinte volmenes, nueve de los cuales han ido apareciendo enel transcurso de los ltimos aos.

    Dentro del rubro de los estudios y artculos sobre las diversas cuestio-nes heraclitianas, slo hacer mencin de los ms representativos exce-dera con mucho el espacio destinado a esta nota crtica; sin embargo,puede decirse con seguridad que todos los autores que colaboran en losNuevos ensayos sobre Herclito son, cada uno en su contexto y en su es-pecialidad, algunos de los interlocutores principales del actual dilogointernacional en torno al pensamiento del filsofo de feso.4

    As pues, este libro representa un hito para los estudios de la filo-sofa antigua en Mxico, no slo por la calidad de los estudios que locomponen y que constituyen, en definitiva, la cumbre de los estudiosinternacionales en filosofa presocrtica, sino tambin por la promociny el desarrollo de nuevas investigaciones que el simposio y la publica-cin de sus actas ha supuesto; por ejemplo, a travs de la fundacin dela Asociacin Internacional de Estudios Presocrticos, cuyo presidentedurante el periodo 20102012 fue precisamente Enrique Hlsz Piccone,quien organiz en enero de 2012 el tercer congreso internacional de la

    4 Los trabajos de Daniel Graham, por ejemplo, Heraclitus Criticism of IonianPhilosophy (1997) y Explaining the Cosmos: The Ionian Tradition of Scientific Phi-losophy (2006), han venido a consolidar, entre otras cosas, una interpretacin dela filosofa de Herclito como respuesta crtica a la filosofa milesia. Por su parte,Herbert Granger (Argumentation and Heraclitus Book (2004a); Deaths OtherKingdom: Heraclitus on the Life of the Foolish and the Wise (2000), y HeraclitusQuarrel with Polymathy and Historie (2004b)) ha insistido en el optimismo epis-temolgico heraclitiano, defendiendo el carcter abierto de la verdad y del lgos, apesar de que la mayora de los hombres es incapaz de reconocerlo. De esta forma,se define con mayor claridad la posicin crtica de Herclito frente a la tradicin,lo cual ser tambin el objeto de estudio de su artculo en este volumen. En otroregistro, Gbor Betegh (On the Physical Aspect of Heraclitus Psychology (2007))ha examinado minuciosamente las intersecciones entre la fsica y la psicologa he-raclitianas, dilucidando las conexiones entre el ksmo y la yuq.

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    Asociacin en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Socialesde la UNAM.

    A continuacin se har un anlisis de cada uno de los estudios quecomponen las actas para que, al final, se pueda poner en evidencia laimportancia de este libro para los estudios de la filosofa del Oscuro defeso.

    El artculo de Serge Mouraviev, Le Livre dHerclite 2 500 ans aprs.Ltat actuel de sa reconstruction, acomete la difcil tarea (para algu-nos incluso scandaleuse, p. 11) de proponer una reconstruccin totaldel libro de Herclito. El autor defiende la tesis de que la reconstruccinno slo es necesaria, sino que se constituye como la condicin sine quanon de la inteligibilidad de los fragmentos. La lectura de este estudiodebe hacerse de manera paralela con la del opus magnum del mismoautor, los famosos Heraclitea. Resulta de suma importancia compren-der que, a los ojos del autor, los fragmentos no literales, dentro de loscuales se pueden distinguir parfrasis y reminiscencias, resultan, am-bos, elementos decisivos e ineludibles para el trabajo de reconstruccin.Despus de algunas precisiones metodolgicas, Mouraviev expone susestimaciones al respecto de la posible extensin del libro de Herclito yde la parte que nosotros conservamos de l. Basndose en los clculosaproximados para el poema de Parmnides, el libro de Anaxgoras ylos poemas de Empdocles, el autor concluye que, en virtud del estilolacnico de Herclito, su libro no debi sobrepasar las 3 500 palabras,de acuerdo con lo cual conservaramos casi dos terceras o tres quintaspartes del original, es decir, entre un sesenta y un setenta por ciento. Elprincipio terico utilizado para este trabajo es tomar en consideracinla estructura lineal del texto en detrimento de la estructura pluridi-mensional del contenido (la lettre et non le sens, p. 8). El resultadonecesario de este procedimiento es que la localizacin de cada fragmen-to repercute sobre la totalidad y viceversa. Obviamente, Mouraviev nopretende que su reconstruccin sea exacta o correcta y, de hecho, selamenta por la ausencia de tentativas reconstructivas en los crculos deespecialistas que podran, en algn momento, promover un progresogradual en esta difcil tarea. El resultado es una organizacin del textocompuesta por 199 tems que incluyen fragmentos literales, parfrasise informes doxogrficos, y que se subdividen en siete captulos agrupa-dos en cuatro rubros generales.5 El autor incluye, como colofn de suartculo, una edicin trilinge (griego, francs, ingls) de los fragmen-

    5 Esto coincidira, aadiendo un lgo fusik, con la famosa divisin del librode Herclito en tres partes consignada por Digenes Laercio (9.5).

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    tos, al final de la cual consigna una serie de notas aclaratorias. Comoel lector se puede imaginar, la presentacin de este estudio suscit nopoca controversia entre los presentes.

    El artculo de Daniel Graham, Representation and Knowledge in aWorld of Change, aborda el problema de la posibilidad del conocimien-to en los fragmentos de Herclito. El autor denomina la actitud frenteal conocimiento expuesta en el fragmento B1 como un epistemologi-cal elitism que, a pesar de reconocer una distincin radical entre loshombres capaces de entender el lgo y los que estn inhabilitadospara semejante labor, conlleva la aceptacin de la posibilidad mismadel conocimiento. El autor expone las dos actitudes de los estudiososfrente al flujo universal; por una parte, estn los que niegan la pre-misa del criticismo platnico y atribuyen a Herclito la aceptacin deuna constancia en el mundo captada por la experiencia sensorial (Rein-hardt, Kirk y Marcovich); y, por otra, los que, como Graham mismo,prefieren revalorar el papel del flujo en la filosofa de Herclito, lo queconstituye el objetivo central del artculo. En el primer apartado, titu-lado Representation, el autor propone leer a Herclito acercndoloms a la tradicin de los siete sabios que a la de los fusiolgoi, envirtud del estilo y la expresin del efesio, que constituyen una serie deindependent pronouncements que desvelan un arte expresivo pecu-liar cuya caracterstica primordial consiste en desplegar ambigedades.La metodologa retrica heraclitiana descansa en la voluntad de quela expresin verbal imite la complejidad estructural del mundo. Estaimitacin se efecta a travs de una serie de ejemplos extrados de laexperiencia concreta (el arco, la lira, el camino ascendente y descen-dente, los ros) que se erigen como modelos que encarnan el encuentroentre el hombre y el mundo. As, la pretendida imposibilidad de pensarel mundo debido al incesante flujo del que es vctima resulta una tesislejana a la de Herclito. En el segundo apartado, titulado Knowledge,el autor aproxima el vehculo expresivo heraclitiano a formas literariascomo el epigrama, el aforismo y las mximas (gnwmai), y propone queel libro de Herclito careca de un hilo narrativo especfico que cons-tituyera una argumentacin sistemtica. El punto comn a la mayorade los fragmentos sera el hecho de que, a partir de las ambigeda-des semnticas y sintcticas (de las que el p koinou del pronombreautw| en B51 o del adjetivo atoisin de B12 constituyen buenos ejem-plos), se despliegan los aspectos contrastantes de la realidad o, dichode otro modo, la connivencia de la identidad, lo mismo y la diferenciaen todos los fenmenos del mundo. A partir de esto, el autor describeel procedimiento racional heraclitiano a partir del concepto de induc-

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    cin. Herclito habra recurrido a la induccin al utilizar ejemplos par-ticulares como base del entendimiento; con ello, habra privilegiado laperspicacia sobre el sistema, el no sobre la polumaja, enfocndoseen el momento inductivo del conocimiento y en su contexto heurstico.El conocimiento emergera del encuentro inteligente del hombre con elmundo, que consiste en la dilucidacin inductiva de la conexin entrelas diversas experiencias particulares. Finalmente, el artculo conclu-ye con un tercer apartado, titulado Knowledge in Motion en el quese analiza el fragmento B12, nico testimonio autnticamente heracli-tiano de los llamados fragmentos fluviales. Se forma as una imagen dela filosofa de Herclito que cifra la posibilidad del conocimiento en lahabilidad de captar la armona oculta que subyace a los fenmenos, elpatrn imperecedero que se superpone al cambio. El flujo aparece ate-nuado por una estabilidad y constancia insoslayables tanto en el mbitometafsico como en el propiamente cognitivo.

    El artculo de Thomas M. Robinson, Heraclitus and logosagain,se ocupa del complejo y debatido problema del significado del conceptode lgo en los fragmentos de Herclito. Despus de una larga intro-duccin dedicada a explicitar los supuestos hermenuticos en los quese basar el anlisis (entre estos, la distincin, en lo que concierne ala doxografa, entre contextos primarios y secundarios), T. Robinson secentra en los fragmentos B1, B2 y B50, para defender la eleccin delsustantivo ingls account como traduccin de lgo (a pesar de quetambin podran caber otras posibilidades como description, story yword), y demuestra que otras traducciones son ms adecuadas paraotros fragmentos (proportion B31b, measure B45, statement B87,etc.). A continuacin, se hace la pregunta de quin podra ser el emisoro autor de tales accounts (una divinidad o el mismo Herclito?) y sebusca la respuesta en los fragmentos B32 y B118, en los que Herclitohabla de t sofn. Asimismo, se aproxima t sofn (entendido yacomo la instancia formuladora del lgo) a lo divino (t jeion), paraconcluir que, al expresar con un adjetivo neutro sustantivado su nocinde divinidad, Herclito se desliga de todo tipo de antropomorfismo y, ala vez, atribuye a la divinidad el estatuto de principio de racionalidad.Por ltimo, el autor cierra su estudio citando un pasaje del Timeo plat-nico (37ab) remarkably Heraclitean (p. 101) en el que se atribuye ala yuq del mundo la accin de lgein, con lo cual sera sta el agenteproductor del lgo. Esta tesis sera ms semejante a la de Herclito,segn el autor, que la de Hiplito o los estoicos.

    De ndole ms bien filolgica y metodolgica, el artculo de AlbertoBernab, Expresiones polares en Herclito, examina un procedimien-

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    to formal de expresin del que Herclito hace un uso muy frecuente(p. 103), que el autor define como la designacin de una totalidad pormedio de dos trminos semnticamente contrarios (p. 103). A pesar deque la teora de los contrarios constituye el trasfondo terico y filosficode este tipo de expresiones, el autor la deja fuera de sus objetivos, aun-que no totalmente, pues afirma tener ciertas esperanzas de que puedacontribuir a esa tarea (p. 103). Despus de especificar los fragmentosque, por no constituir una polaridad (es decir, que no tienen como re-sultado una formulacin totalitaria: todos, nadie o nada), quedanfuera del estudio (B72, B54, B22, B114 y B89), el autor agrupa los tiposde expresiones polares heraclitianas en siete rubros, en los cuales ubicay analiza los fragmentos que les corresponden, dilucidando los para-lelos literarios con otros autores, las focalizaciones de los mensajes, eluso de otros recursos estilsticos y la presencia o ausencia de asertosexplicativos. Al final, el autor extrae las conclusiones de su anlisis, queataen, por una parte, a los orgenes del material susceptible de polari-zacin (la tradicin literaria, polmicas con otros autores, recopilacindel habla comn, smbola de religiones mistricas, como en B67, B15,B62 y B88, e innovaciones propiamente heraclitianas), a las relacionesque se establecen entre los polos (contradiccin absoluta, gradacin,mediacin), a la focalizacin del enunciado, y a los recursos estilsticos(de los cuales predomina el quiasmo), y, por la otra, a las relaciones en-tre lengua y realidad. Al respecto, Bernab resalta la sutil exploracinde la ambigedad semntica (p. 135) y ofrece algunos ejemplos deella: los verbos peinai y pareinai, que pueden tener un sentido fsico-espacial o mental; o bien el adjetivo at, que expresa la identidad demanera compleja: fsica, funcional o religiosa. Como colofn, el autorenfatiza la imbricacin indisoluble, patente en los fragmentos, entre lateora de la realidad y el anlisis de la estructura de la lengua.

    El artculo de Francesc Casadess, La transposicin del vocabulariopico en el pensamiento filosfico de Herclito, pone de relieve el be-neficio hermenutico que supone leer los fragmentos de Herclito a laluz de la antropologa pica de los poemas homricos. Para ello, empleael concepto de transposicin, acuado por Auguste Dis en el mbitode los estudios platnicos,6 en un sentido que se puede sospechar unpoco diferente al del estudioso francs.7 Casadess demuestra que, en

    6 Vase Dis 1927.7 Dis habla de transposicin retrica, mstica y ertica, y define este procedi-

    miento como uno de los mecanismos mediante los cuales Platn innova frente a latradicin. En el caso de la transposicin heraclitiana de la pica homrica estudia-da aqu, se trata, a mi modo de ver, no tanto de una transformacin del material

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    virtud de la estrecha relacin entre el plemo, la igualdad, la comuni-dad, la equidad y la justicia (dkh), la concepcin polmica del cosmosheraclitiano vendra a recopilar los atributos picos de Zeus. De estamanera, la guerra y la discordia, elementos centrales de los relatos ho-mricos y hesidicos, se convierten en el principio rector que gobiernael conjunto de la naturaleza y del cosmos (p. 142). En este contexto,el famoso fragmento B42, en el que Herclito vitupera a Homero y Ar-quloco, se interpreta como una crtica a su concepcin sobre la guerra.Ninguno de estos poetas supo ver la importancia fundamental de ladisputa para la armona csmica. As, el fragmento B24 adquiere plenosentido si se lee a la luz del tpico literario, comn a Homero, Tirteoy Herdoto, y, ms tarde, a Horacio de dulce et decorum est pro patriamori. A partir de aqu, el autor se enfoca en los fragmentos antropo-lgicos (B29, B49, B33), en los que se formula la supremaca de lospocos frente a los muchos, y ve, en virtud de la conexin entre la uni-dad, objeto de investigacin de los mejores (ristoi), y la multiplicidad(aquello a lo que atiende la mayora), una asociacin entre los ristoi,que son los hroes de la pica, los despiertos de B89 y los filsofos,aquellos que reconocen que lo sabio es uno y nico (B50 y B32). Deesta manera, Herclito estara estableciendo un sutil paralelismo entrela aristocracia noble y guerrera, y los filsofos (p. 154), al expresar unasimpata por la voluntad de uno (B33) que, como Hermodoro, siendoel mejor o el ms valioso, se superpone a la mayora (B121). Asimismo,el autor interpreta el fragmento B25 a la luz de las muertes de Patrocloy Hctor, honrados con grandes juegos y funerales; el fragmento B85 apartir de la relacin indisoluble en la pica homrica entre el esprituguerrero (expresado por el sustantivo jum, interpretado en un senti-do ms blico que desiderativo) y el riesgo de perder la yuq, lo cualse expresa claramente en el pasaje de la Ilada (6.442449) en el que eljum de Hctor lo lleva a morir; y, finalmente, el fragmento B20 (cuyosujeto elptico Casadess no cree, como Marcovich, que sean los pollode otros fragmentos) interpretado a la luz de las relaciones entre loshroes ilidicos y sus hijos o padres. El autor concluye su estudio apro-ximando la escasa inteligencia del vulgo, que da crdito a los aedos enB104, a los hombres incapaces de entender el lgo del fragmento B1.Herclito expresara en ambos casos su proverbial desprecio aristocr-

    preexistente, como de una continuidad. La tica, o, si se prefiere, la antropologapica, se halla presupuesta en los fragmentos de Herclito, slo que trasladada a uncontexto distinto. Para una tipologa de las modalidades de transposicin platnicafrente a las fuentes rficas, por ejemplo, vase A. Bernab, Lme aprs la mort:modles orphiques et transposition platonicienne (2007).

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    tico por la masa (p. 167); con ello, enlaza su propia actividad con lade los hroes homricos y se constituye as en un Aquiles de la filosofa.

    Herbert Granger, Heraclitus B42: On Homer and Archilochus, seocupa del fragmento B42 de Herclito, enfocndose en el problema dequ comparten los dos poetas ah vituperados (Homero y Arquloco) yqu considera Herclito reprochable de ambos. En principio, resulta ex-traa la equiparacin que hace el efesio, al ser Arquloco un innovadorde la tradicin potica homrica y, por ello, se podra sospechar quefuera potencial objeto de la simpata heraclitiana. De hecho, hay unaserie de afinidades entre Arquloco y Herclito; por ejemplo, el verso 7del fragmento 128 (West) del poeta de Paros, en el que se eleva elusm (alternancia, patrn de cambio) a principio rector del procederhumano, o bien, el fragmento 126, en el que Arquloco se caracterizacomo oponente del saber polimtico. Asimismo, la agresividad delverso arquiloqueo, reprochada ya por Pndaro (Ptica, 2.5456), podrahaber fungido como inspiracin de las invectivas heraclitianas. Grangermuestra que la polaridad manifiesta entre Homero, principal exponentede la vieja escuela potica, y Arquloco el innovador8 contraste expre-sado tambin en B40 (el famoso fragmento de estructura paralela a B42en el que se vitupera a Hesodo, Pitgoras, Jenfanes y Hecateo, losprimeros como representantes de la polimata mitolgica, los segundospolmatas demitologizadores) constituye un ejemplo de la unidadde los contrarios: tanto Homero como Arquloco incumplen el requisitoheraclitiano de escuchar el lgo y, por lo mismo, carecen de entendi-miento. Ambos representan un grupo intelectual distinto al de los po-lmatas de B40: en lugar de acumular aprendizaje intil y distorsionarsu entendimiento por esta pluralidad avasalladora de saber, Homero yArquloco fungen como paradigma de aquellos pollo de B17 que nocomprenden las cosas con las que se encuentran ni las conocen una vezque las han aprendido. El autor pone como ejemplo la caracterizacinde la guerra como comn (xun), compartida por Homero (Ilada18.309), Arquloco (fr. 110) y Herclito (B80); los dos poetas habranconcluido, a partir de esto, que la guerra es algo lamentable y negativo,mientras que el filsofo habra dilucidado la dimensin positiva de ellopara la racionalidad misma del devenir. Asimismo, los dos poetas ha-bran coincidido en cierto pesimismo epistmico propio de la condicinhumana (Odisea 18.136137, fr. 132) al no tener acceso cognitivo msque a sus propias circunstancias inmediatas, a diferencia de Herclito,que habra reconocido en el hombre la capacidad de conocer la verdad

    8 Nietzsche explota ampliamente esa polaridad en el Nacimiento de la tragedia.

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    precisamente a partir de lo particular y circunstancial. Para concluir,Granger explora las conexiones entre Arquloco y las religiones mist-ricas con el objetivo ulterior de esclarecer lo reprochable que habravisto en ello Herclito. Probablemente la poesa del poeta de Paros sedesarroll en el seno del culto a Demter y a Dioniso; de hecho, el len-guaje obsceno de la invectiva (que Herclito comparte parcialmente,aunque le da un uso distinto) se arraiga en la asqrologa ritual delos cultos a ambos dioses. Herclito habra reprendido el secretismo delos misterios en virtud de su decidida creencia en el carcter abiertoy comn de la verdad (pese a la incapacidad humana de reconocerla).Tambin habra sido motivo de reproche la escatologa mistrica en unafsica y en una metafsica en las que no haba lugar para la inmortalidaddel alma. El elogio al alcohol del poeta de Paros no habra podido serms que ridculo a la luz de la negatividad de la ebriedad expresadaen B117.

    Carl Huffman, La crtica de Herclito a la investigacin de Pitgorasen el fragmento 129, explora el significado de los sustantivos storhy suggraf en ese fragmento de Herclito a partir de los usos de am-bos trminos en las Historias de Herdoto, con el objetivo ulterior deofrecer una interpretacin del fragmento distinta a la tradicional. Elpresupuesto de las interpretaciones habituales, lideradas por CharlesKahn (2001), es que storh es una designacin estndar de la cienciamilesia (p. 195), y esta afirmacin conlleva la aceptacin de que Pi-tgoras desarroll una filosofa natural. A partir de una lectura de B40(basada en Burkert 1939, p. 210) segn la cual la crtica de Herclitoasociara a Pitgoras y Hesodo dentro de una misma filiacin intelec-tual, y a Jenfanes y Hecateo dentro de otra, Huffman argumenta afavor de una semejanza entre Pitgoras y el poeta de Ascra que vin-culara al sabio de Samos ms con la Weltanschauung mitolgica quecon la del racionalismo jnico. Para Huffman, si se analizan los usos destorh en el corpus herodotiano, donde designa la investigacin en unsentido muy amplio basada primordialmente en los relatos odos, re-sulta que entendida como denominacin estndar de la ciencia jnica,es un invento de la erudicin moderna (p. 197). El Fedn 96a, dondeel Scrates platnico denomina a la ciencia natural jnica como perfsew stora, se constituye como la causa principal de que el sustan-tivo stora se haya interpretado en este sentido. El autor demuestraclaramente que el sustantivo stora en Aristteles suele ir acompaadode frases modificadoras que delimitan su alcance a diversas formas es-pecficas de investigacin, con lo cual se vuelve sumamente improbableque la mencin heraclitiana de la investigacin pitagrica se refiriera

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    a la ciencia jnica. Asimismo, en virtud de una vinculacin explcitaentre Hesodo y la stora expresada por el poeta Hermenesianacte deColofn, Huffman propone una filiacin ms bien hesidica del saberpitagrico. Despus de analizar los pasajes de Herdoto en los que ocu-rren el verbo storein y el sustantivo storh, concluye que se trata,sobre todo de un medio de recabar informacin por medio de odasy que dentro de su jurisdiccin incluye la recopilacin de diferentesversiones de mitos (p. 205). Aunado a esto, el testimonio de Ion deQuos (fr. 4.34), en el que se caracteriza a Pitgoras como aquel queconoca y dominaba las opiniones de los hombres, hace emerger unaimagen de Pitgoras como recopilador de opiniones, labor que se habracristalizado en los famosos kosmata. A partir de esto y tras discutirlos problemas gramaticales que se desprenden del pronombre demos-trativo tata (que, segn el autor, debe interpretarse en un sentidodespreciativo), Huffman analiza algunos testimonios en que ocurre elsustantivo suggraf, y concluye a partir de stos que su sentido no serestringe, como se ha solido entender, a los tratados en prosa y que,en muchas ocasiones, particularmente en Herdoto, hace referencia ala escritura de orculos. As, el autor ensaya una posible interpretacinsobre la identidad de los escritos a los que se refiere Herclito: se tratade una referencia sarcstica a los smbola o kosmata pitagricos.La storh de Pitgoras consistira en la indagacin sobre los ritualesreligiosos. La condena de Herclito se articulara sobre la base de tresaspectos: la sofh (plagiada y privada), la majhsi (pluralizada y enfo-cada en la multiplicidad, en contraste con el dizhsmhn mewutn delfragmento B101 de Herclito) y la tqnh (conspiracin fraudulenta ycharlatanera). La conclusin es que Herclito pudo haberse inspiradoen los smbola pitagricos para dar forma a su arte expresivo, peroque, por lo mismo, sinti la necesidad de deslindarse radicalmente enlo concerniente al contenido filosfico.

    El estudio de Omar D. lvarez Salas, La teora del flujo de Herclitoa Epicarmo, est consagrado a examinar el papel intelectual y las in-soslayables consecuencias para la especulacin filosfica griega que elcmico siciliano Epicarmo, el testigo ms antiguo sobre Herclito, pudohaber tenido tanto para la formacin de la teora del flujo, como parasu fijacin historiogrfica en la categora doxogrfica de los onte(partidarios del movilismo universal). Omar lvarez analiza minucio-samente la tcnica doxogrfica platnico-aristotlica que consiste enagrupar con etiquetas generales y vagas el pensamiento heterogneode los poetas y filsofos precedentes; esta tcnica, desde el estudio deBruno Snell (1944), se considera una derivacin de la Sunagwg del

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    sofista Hipias de lide y podra, aade el autor, verse reflejada en elproyecto intelectual de Protgoras, como lo describe Platn en el dilo-go homnimo (316d317b). Interpretando la partcula griega pou (queaparece, entre otros loci doxographici, en Cratilo 402a8, en la parfra-sis del fragmento fluvial heraclitiano) como una forma de matizar eltono del reporte, dndole el tono cauteloso de quien refiere de memo-ria (o de modo aproximado) un texto (p. 234), el autor refuerza latesis de que tanto Platn como Aristteles pudieron haber tomado susreferencias o citas a Herclito, al menos de los fragmentos fluviales,del compendio doxogrfico de Hipias, es decir, de segunda mano, conlo cual se vuelve factible que Hipias mismo sea el responsable directode la asociacin entre Cratilo y Herclito y, ulteriormente, de la atribu-cin a ste del flujo universal. A partir de esto, se exploran las razonespor las cuales Platn pudo haber incluido a Epicarmo dentro de lospartidarios del flujo universal. As, se pasa revista al pasaje del comen-tario annimo al Teeteto en el que se menciona el famoso argumentodel crecimiento (axanmeno lgo) como una teora de origen pre-suntamente heraclitiano. lvarez analiza cmo, en virtud del estadodaado del papiro en que se encuentra el comentario, en la primeraedicin (J. Barnays, 1853) se reconstruy el texto haciendo emergerno slo la figura de Herclito, sino tambin un fragmento fantasma-grico (p. 243); ambos elementos desaparecieron por completo en laedicin ms reciente (Bastianini-Sedley). A continuacin, el autor exa-mina el fragmento B2 (D.K.) = 276 (Kassel-Austin) y muestra que laargumentacin bien se puede describir como una reductio ad absurdumde la concepcin eletica del tatn (principio de identidad) y comouna aplicacin impecable del mtodo deductivo (p. 247). Asimismo,evidencia las similitudes flagrantes entre el modo de argumentacinepicarmiano y las paradojas de Zenn, de tal forma que el argumentode Epicarmo se perfila indudablemente como el ms antiguo ejemplode la antilgica sofstica (p. 250). Finalmente, el autor expone un re-corrido sumario de los fragmentos heraclitianos sobre el cambio (quedemuestran una concepcin del flujo ms bien restringida, debido asu evidente sumisin a principios estables que contribuyen a la confi-guracin del ksmo) y plantea la pregunta sobre la posible relacinentre Herclito y Epicarmo al respecto del flujo y sobre el origen he-raclitiano del argumento del crecimiento. El autor concluye que esnecesario descartar del todo, en el caso concreto del flujo, cualquierdependencia terica hacia la doctrina de Herclito (p. 256) y realza lainfluencia del axanmeno lgo epicarmiano en la filosofa estoica yen un pasaje del Simposio platnico (207d) donde aparece claramente

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    formulado. La polmica de Epicarmo contra el eleatismo explica, pues,su inclusin dentro de la categora doxogrfica de los onte.

    El artculo de Arnold Hermann, Parmenides versus Heraclitus?,est dedicado al anlisis de la posible respuesta de Parmnides a lafilosofa de Herclito. A partir de un estudio de Daniel Graham (2002)en el que se defiende vigorosamente la polmica parmendea contra elpensamiento del efesio, Hermann pasa revista a lo que denomina conun acrnimo la PATH theory (Parmenides Answers to Heraclitus)y la somete a una serie de crticas. Despus de dilucidar los criteriosindispensables para aventurarse en este espinoso tema (la cronologa,los paralelos textuales, la equivalencia del objeto de investigacin deambos filsofos y los testimonios de los comentaristas), el autor avanzasutilmente la propuesta de que Herclito y Parmnides, ms que pole-mizar el uno contra el otro, en realidad respondieron al epistemologi-cal challenge de Jenfanes. Hermann esclarece los paralelos textualesen los que se han visto referencias ms o menos directas a Herclito (to-das ellas concentradas en el fragmento B6:9 el adjetivo dkranoi, el bi-nomio plaktn non, los broto edte odn y, sobre todo, la frase oinai tatn nenmistai ko tatn) y organiza lospasajes heraclitianos a los que presuntamente reacciona Parmnides entres categoras definidas: 1) Conversin de contrario a contrario (B126,B90, B10); 2) Copresencia de contrarios (B51, B88, B102) y 3) Coin-cidencia de contrarios (B60, B49A, A7, B84A, B65, B32, B57, B62). Acasi todos estos pasajes Parmnides habra respondido en B6.8, con locual este verso se constituye como la piedra de toque de la PATH theory,segn la cual Parmnides estara atacando aqu a aquellos que violano ignoran la ley de la contradiccin. Hermann demuestra que el presu-puesto fundamental de la PATH theory se basa en la lectura que JacobBernays, el prwto eret de este paralelismo, propuso para B6 y queconsiste en vincular estrechamente el palntropo kleujo de B6.9con la oracin relativa del verso anterior, interpretando la partcula dcomo una conjuncin continuativa y no como adversativa, y, sobre todo,entendiendo el adjetivo palntropo como un terminus tecnicus referidoa la contradiccin. Al respecto, el autor argumenta que los contextos enque aparece el adjetivo palntropo en ambos filsofos son radicalmen-te distintos, y que el uso parmendeo es ms afn al significado reversal

    9 Arnold Hermann compila tambin los otros paralelos que Daniel Graham di-lucid y que no se restringen al fragmento B6 de Parmnides, tales como (los quepreceden al guin son los fragmentos de Herclito, los que lo siguen son los deParmnides): B103B5, B91B4, B34B5, B28B1.3132, B41B1.32 y B12.3, B30B8.5.

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    of a course que no al turning around o turning back. Asimismo, elautor ve en la partcula d un sentido adversativo fuerte, que opone laidea expresada en B6.8 a lo dicho en el palntropo kleujo, de talforma que esta ltima frase vendra a ser una descripcin del caminoverdadero, del camino que es y no puede no ser, y no, como se suelever, una caracterizacin del camino de quienes consideran que el ser yel no ser son lo mismo y no lo mismo.10 Por ltimo, el autor discutesu desacuerdo fundamental con Daniel Graham que consiste, en trmi-nos generales, en una crtica para distinguir con precisin en la Greciapresocrtica la vocacin del filsofo. El estudio concluye proponiendo aJenades el corintio como un blanco de ataque parmendeo mucho msverosmil y, a partir de una serie de testimonios de Sexto Emprico enlos que se relacionan las tesis de este autor con las de Jenfanes, abre laposibilidad de pensar un posicionamiento crtico de Parmnides frenteal poeta de Colofn.

    Beatriz Bossi, Acerca del significado del fragmento B62 (DK) de He-rclito, presenta un estudio sobre el enigmtico fragmento en el que elefesio afirma la identidad dinmica entre mortales e inmortales. Laautora traza un status quaestionis sobre las principales interpretaciones,organizndolas segn las cuatro identificaciones en que los intrpre-tes han cifrado la referencia a los mortales e inmortales: hombres-dioses, almas-cuerpos, damone-hroes, elementos-compuestos de ele-mentos. Partiendo de dos hiptesis hermenuticas que terminarn porser rechazadas debido a los problemas y contradicciones que presentana la luz de otros fragmentos (la interpretacin atea a la Nietzsche(como la autora la llama), y la antropomrfico-emocional), Bossi pro-pone una interpretacin eclctica e integradora siguiendo como hiloconductor cuatro combinaciones posibles para entender el fragmento,en virtud de las ambigedades de la expresin heraclitiana.

    Aryeh Finkelberg, The Cosmic Cycle, a Playing Child, and the Rulesof the Game, en defensa de una lectura escatolgica-cosmognica delos fragmentos que asume la admisin de la conflagracin (kprwsi)en el pensamiento heraclitiano, se opone a la suposicin de que Hercli-

    10 Como seala Tarn (p. 66), M.S. Stokes (1960) ya haba propuesto que elpalntropo kleujo no forma parte de la doctrina de los broto edte odn.Supongo que Hermann interpreta el pntwn de B6.9 como plural neutro (siguiendoa Tarn, p. 67) y no como masculino (tal como lo interpretaban Stokes 1960; Kirky Raven 1957, p. 272, n. 1, y Shorey 1900, p. 215), interpretacin esta ltima que,como a Raven, le habra venido como anillo al dedo para negar la referencia aHerclito. La posicin de Hermann, como se puede ver, resulta eclctica, niega lacrtica a Herclito, pero no a partir de una lectura del pntwn como masculino.

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    to sostuvo una teora sobre la estabilidad cosmolgica. El autor refutalos presupuestos de la cosmic stability theory a partir de una lecturade B64 y B66, en los que ve la articulacin del advenimiento del fuegovengador; a partir de esto, pasa revista a los fragmentos que presunta-mente contradicen la idea de la conflagracin (B30, B31, B90, B94 yA22) y rebate este supuesto, entre otras cosas, mediante una compren-sin del sustantivo ksmo no como mundo, sino como secuenciaordenada (ordered sequence), y del neutro plural pnta como la to-talidad de las cosas. Luego examina minuciosamente el fragmento B36e interpreta, a partir de un pasaje del De anima aristotlico (405a25:A15) y de un fragmento rfico (437 Bernab), el sustantivo yuq en sin-gular como una referencia al anima mundi y en plural como las almasde los hombres, de tal forma que el ciclo csmico ah presentado sera larepresentacin de la encarnacin y la des-encarnacin del alma divi-na. Esta interpretacin conlleva la aceptacin de que Herclito crey enel ms all y en el carcter divino del alma humana. Asimismo, el autorpropone la autora heraclitiana de la idea del svwma-svhmamediante unacomparacin de tres pasajes (Filn, Legum allegoriae I.108.25, Sex-to Emprico, Pyrrhoneioi hypotyposeis III.230 y Platn, Gorgias 492d493a) que revelan una serie de paralelos verbales que demostraran,por una parte, que los tres autores estaran parafraseando a Herclitoy, por la otra, que las lecturas de Sexto y Filn de los fragmentos B62y B88 seran autnticas. A continuacin, Finkelberg defiende una inter-pretacin del plemo heraclitiano como una representacin metafricadel fuego, en virtud de la sinonimia potencial entre ri y lgo queemerge de B80 y B1. De esta manera, Herclito habra construido elmito del dios csmico (focalizado a partir de la imagen de la guerraentre el alma y el cuerpo, siendo la primera un fragmento del almadivina) a partir del mito del Dioniso rfico. Un pasaje de Plutarco (De Eapud Delphos, 388d389) y otro de Clemente (Stromata VI 2.27) seranla confirmacin de que la enseanza heraclitiana no es otra cosa quela doctrina rfica cobijada bajo el manto del mito y la alegora. Paraterminar, el autor interpreta con este marco de referencia el fragmentoB52: el nio que juega es una metfora del dios gneo, y el an unametfora del periodo de vida del mundo creado: as como la guerra esun juego tctico que dios juega, las almas son sus piezas en el tablerocsmico (p. 335).

    Livio Rossetti, Polymathia e unit del sapere in Eraclito: alle origi-ni di una anomalia, aborda el problema (comn a varios casos de lafilosofa presocrtica, como Parmnides y Protgoras) de la contradic-cin pragmtica ocasionada por la adopcin de principios sistmicos

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    demasiado potentes, en el caso de Herclito, el principio de la coinci-dentia oppositorum. El autor demuestra que en la filosofa presocrticase manifiesta una doble tendencia que consiste, por una parte, en laaspiracin a explicar, entender y conjeturar acerca de una diversidadapabullante de cuestiones que producen una multiplicidad de dxaiindependientes entre s, y, por la otra, en la elaboracin de teorascapaces de establecer principios que puedan integrar la diversidad deconocimientos en un saber estructurado. El pensamiento de Herclitose constituye como el fundador de un principio unitario con una ca-pacidad de irradiacin hasta entonces insospechada o no conocida.El autor ejemplifica el problema (que l llama el corollario autorefe-renziale del principio) con la teora protagoriana del homo mensura:si el principio segn el cual el hombre es medida de todas las cosas seaplica tambin al mismo Protgoras que lo est enunciando, entoncessu propio principio pierde el derecho de considerarse poseedor de va-lor universal. La caricatura de este problema estara encarnada en elCratilo del que habla Aristteles, responsable de la radicalizacin delpnta ei y, por lo tanto, de haber puesto en evidencia el problema delcorolario autorreferencial del principio heraclitiano. Rossetti consideraque ese problema fue hacindose consciente de manera progresiva enel transcurso del siglo V a.C. Asimismo, el autor pasa revista a algunosfragmentos en los que se presentan enunciados que no se subsumen alpropio principio de la coincidentia, a saber, todos aquellos fragmentosen que Herclito afirma, niega, aprueba o desaprueba, en una palabra,donde hace afirmaciones unvocas (B3, B113, B14, B5, B13, B96, B43,B121). La conclusin del autor es que Herclito no fue consciente delproblema: la ausencia de precedentes al respecto lo autorizaba a no sos-pechar que el enunciado dotado de un campo de aplicacin universalpudiese crear problemas al sujeto enunciante (p. 354). Como corolario,Rossetti presenta dos apndices: el primero, sobre la laminilla rfica deOlbia que, en virtud de la oposicin que en ella aparece entre ljeiay yeudo, se constituira en un testimonio explcito del problema de laautorreferencialidad que no era explcito para Herclito, por lo cual ladatacin de la tablilla en la primera mitad del siglo V deviene proble-mtica. El segundo es una respuesta a la tesis de Serge Mouraviev, quepostula la preeminencia de la adecuacin potica sobre la coherencialgica, conceptual y terica en el pensamiento heraclitiano. Rossetti asi-mila esta posicin del estudioso ruso a las batallas hermenuticas deKingsley y Marciano, en las que la dimensin filosfica del pensamien-to de los presocrticos se subordina a una dimensin ritual, religiosa,mistrica y taumatrgica. El autor defiende el carcter eminentemente

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    filosfico del pensamiento heraclitiano en el que la universalidad delprincipio de la coincidentia constituye un monumento del intelectual,no del poeta.

    El estudio de Enrique Hlsz Piccone, Flujo y lgos. La imagen de He-rclito en el Cratilo y el Teeteto de Platn, se centra en el problema dela incompatibilidad e inadecuacin entre las tesis atribuidas a Herclitoen el Cratilo y el Teeteto platnicos y las que se pueden extraer de unanlisis puntual de los fragmentos autnticos. El autor pone en eviden-cia las inconsistencias que emergen si se interpreta a Herclito a partirdel ekn que hace de l Platn en esos dilogos y, a la vez, demuestrael beneficio que reporta para una interpretacin de la filosofa de Platncuestionar la postura mayoritariamente admitida de que la imagen deHerclito que se desprende de aquellos textos constituye la interpreta-cin platnica genuina sobre el pensamiento del efesio. Hlsz analizael clebre pasaje de la Metafsica de Aristteles (987a32b1) en el quese sientan las bases que imperarn para la interpretacin de Herclitoy de su influjo en Platn. Segn Aristteles, la ontologa de Hercli-to se reducira a las cosas sensibles y la innovacin de Platn habraconsistido precisamente en ampliar este reducido mbito mediante lainstauracin de las formas con el objetivo ulterior de poder fundamen-tar satisfactoriamente la posibilidad del conocimiento. No hace faltams que echar un breve vistazo a los textos platnicos y heraclitianospara levantar la suspicacia al respecto del juicio anacrnico y reduccio-nista de Aristteles en el que se ve la ontologa de Herclito como lamatriz de la ontologa platnica del devenir sensible (p. 379). El autorcifra en dos puntos especficos el mayoritariamente aceptado heracli-tismo de Cratilo; por una parte, en la rectitud natural de los nombres(RNN) y, por la otra, en el flujo universal (FU) y, mediante un anli-sis de los fragmentos heraclitianos en los que se suelen encontrar esasposturas, concluye que la RNN del Cratilo no corresponde exactamen-te con la concepcin heraclitiana de los nmata tal como se expresaen B23, B32, B67 y B48 (todos ellos fragmentos onomsticos), yaque se hallan presupuestos en ella planteamientos posteriores como losproblemas del no ser y la falsedad propios de la tradicin eletica, yla antinomia sofstica fsi-nmo. Con respecto al FU, Hlsz demues-tra que la atribucin de esta tesis a Herclito reposa sobre la lecturade Cratilo 402a810, pasaje inspirado con toda seguridad en el o losfamosos fragmentos fluviales (B12, B49a y B91) y Teeteto (152d2d3,e1 y 157a2, a8b1), pasajes que conllevan, adems, la suposicin, porlo dems sospechosa por anacrnica, de que Herclito redujo t ntaa t asjht. Sin embargo, todos los pasajes de Herclito en los que se

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    encuentra alguna expresin del flujo y del devenir estn matizados conla subsecuente afirmacin de que dicho flujo ocurre kat lgon (B1) obien kat rin (segn discordia) (B80), con lo cual, de haber FU, steno sera extremo. Por ltimo, con el objetivo de poner en evidencia laasombrosa proximidad entre el pensamiento platnico y el de Herclitoacerca de lo real y del conocimiento, Hlsz analiza la tercera definicinde pistmh del Teeteto (201c9d3) en la que el centro de gravedad dela reflexin se centra sobre el lgos y su ambiguo y amplio significado.El sueo de Scrates (201d8202c5) pone en evidencia la apora sobrela definicin del lgo, que consiste en su sujecin a la dxa y en laomisin deliberada de su sentido ontolgico, cuyo mximo represen-tante y exponente es precisamente Herclito.

    Gbor Betegh, The Limits of the Soul: Heraclitus B45 DK. Its Textand Interpretation, presenta un estudio sobre el fragmento B45 en elque, tras analizar los problemas que suscita el contexto en que apa-rece citado (Digenes Laercio 9.7),11 revisa minuciosamente el textodel fragmento. Tres problemas textuales se ponen en evidencia: 1) Lafrase perata n que, resultado de dos enmiendas, no est atestigua-da por los manuscritos; 2) el verbo xeroio y 3) la frase final: otwbajn lgon qei. En cuanto al primer problema, Betegh concluye quela enmienda perata resulta bastante factible a la luz del contexto deDigenes, que revela una conexin significativa (confirmada por la yux-taposicin presente en el Papiro de Derveni de B3 y B94 en el que apa-recen la idea de lmites (orou) y el verbo xeurskw) entre la doxaheraclitiana sobre el tamao del Sol (B3) y los lmites del alma (B45).El participio n, por el contrario, presenta mayores dificultades, ya queen la versin latina que Tertuliano hizo del fragmento no aparece, ade-ms de que no aade demasiado a la idea expresada por el texto y suposicin, tal como seal Wilamowitz (1927, en esp. las pp. 276278),resulta bastante dudosa. En cuanto al verbo, Betegh pone en evidencialas confusiones que ha habido al respecto de su aparicin en los manus-critos. La lectura tradicional a favor de la segunda persona (xeroio)se remonta a la edicin laerciana de 1850 a cargo de Carel GabrielCobet. Los aparatos crticos de las diferentes ediciones autorizadas deHerclito atestiguan que los manuscritos B (Codex Borbonicus) y P (Co-dex Parisianus Graecus 1759) ofrecan la lectura xeroi (el verboen tercera persona y un artculo masculino); sin embargo, en el apa-rato crtico de la edicin laerciana de Marcovich ni siquiera aparece la

    11 La fuente de Digenes y las escuelas filosficas a las que pudo pertenecer (Teo-frasto, Enesidemo, estoicos, epicreos) y el verbo no habitual con el que introducela cita (lgetai en lugar de un mucho ms natural ereke o lege).

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    variante en tercera persona. Frente a esta confusin, Tiziano Dorandi,el editor laertius de la Cambridge Texts and Commentaries, aclar elasunto a Betegh. En realidad, la lectura tercera persona + artculo eslo que el corrector del manuscrito B escribi (B2), quien corrigi losnumerosos errores que el escriba de B, un hombre que probablementeno entenda lo que escriba, haba cometido. Por otra parte, el hechode que Tertuliano consignase en su versin latina el verbo en segundapersona (invenies), que es la nica razn de preferir esta lectura para elfragmento de Herclito, no resulta ser un argumento decisivo, ya que,si se revisan los aparatos crticos del texto del apologeta, se constataque el verbo invenies es una conjetura de los editores basada curiosa-mente en el texto de Herclito de la edicin de Cobet. Asimismo, enel registro estilstico, Betegh aduce el argumento bastante convincentede que B45 es el nico fragmento de Herclito en que el verbo est ensegunda persona (adems del debatido, por presuntamente inautnti-co, B91), razn por la cual resulta preferible, de nuevo, la lectura entercera persona. Al respecto de la frase final del fragmento que no apa-rece en Tertuliano, Betegh ofrece un paralelo de Plotino (3.6.15) en elque el filsofo neoplatnico claramente parafrasea B45 incluyendo unareferencia al lgo baj, razn por la cual cabe suponer que, al menosen la poca de Plotino, B45 posea esta frase. Para concluir, el autor secentra en la interpretacin del fragmento. Poniendo en correlacin B45con B36 y B115, abre la posibilidad de interpretar la yuq como una delas masas csmicas extendidas, tierra y agua, y tambin como el almadel viajero que recorre todo el camino (es decir, el camino ascendentey descendente que en ciertas interpretaciones se ha identificado con lasexhalaciones que, a su vez, se identifican con el alma csmica). El almadel viajero tiene un lgo profundo debido a su amplia experiencia delmundo y a su comprensin del alma csmica y de su lgo. Asimismo,el lgo del viajero se asimila al lgo csmico, al igual que el lgode su alma al lgo del alma csmica. El fragmento expresa la ideaparadjica de que es precisamente el que viaja por todos los caminos elque no encontrar los lmites del alma: hay, pues, una proporcin entrela profundidad del alma y la comprensin y entendimiento del viajerosimbolizado con el recorrido de todos los caminos.

    Catherine Osborne, If All Things Were to Turn to Smoke, Itd Bethe Nostrils Would Tell Them Apart or Heraclitus on the Pleasures ofSmoking) dedica su estudio al tema de la recepcin aristotlica de lafilosofa de Herclito, centrndose en los patrones que emergen de lasreferencias que el estagirita hace al pensamiento del efesio. Al margende los problemas a los que frecuentemente recurren los comentaristas,

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    un tema peculiar destaca entre los dems: el humo, el olor y el pla-cer. Antes de abordar esta cuestin, la autora examina los hitos usua-les que suelen comentarse al respecto de los pasajes aristotlicos sobreHerclito (kprwsi, pnta ei, contradiccin, ambigedad expresiva,prevalencia y unidad de opuestos) sacando una serie de conclusionesimportantes: en el caso, por ejemplo, del flujo, la lectura de Aristtelesparece estar mediada por la postura cratiliana y por la respuesta dialc-tica platnica que se cristalizar en la postulacin de las formas; en elcaso de la armona de los opuestos, destaca el contexto claramente ticode las menciones aristotlicas, y, al respecto del comienzo del libro deHerclito, llama la atencin la ausencia absoluta de una reflexin sobrela logos doctrine y el enfoque nicamente gramatical del comentario.La autora pone de relieve el hecho de que las otras citas a Herclito12 notienen nada que ver con aquellos grandes temas heraclitianos y todasellas hacen emerger una especie de patrn general, un cierto smellytheme. A continuacin, la autora comenta el fragmento que figuracomo ttulo de su artculo (B7) y examina las dos posibles lecturas parala oracin condicional: una no contrafctica y la otra contrafctica. Lalectura no contrafctica podra referirse, o bien a la idea de la confla-gracin (lo cual deviene problemtico, pues si todo se ha convertido enhumo, no habra narices discernidoras y, adems, no habra diferenciasque discernir), o bien, posibilidad ms atractiva, a la condicin de lasalmas en el Hades que, segn un testimonio de Plutarco (De facie in orbelunae 643e), se nutren de exhalaciones y operan nicamente con el sen-tido del olfato. La lectura contrafctica, propuesta por Reinhardt (1959,p. 180 n. 2), que ve en el fragmento una especie de thought experi-ment, resulta, mal que le pese a Kahn (1979, p. 257), preferible, puesabre la posibilidad, muy atractiva desde el punto de vista filosfico, deque el fragmento hiciera alusin a la forma en que tenemos experienciadel mundo. Osborne, vinculando B7 con B67, B55 y B9, muestra quela idea que subyace a estos fragmentos heraclitianos pone de relieve elproblema de que la percepcin se realiza con una mirada interesada delperceptor o, dicho de otro modo, de que las distinciones que captamosa travs de los sentidos adquieren significado por lo que nosotros lesaadimos o aportamos. Esta idea general pertenece a lo que la autorallama el familiar Heraclitean theme (p. 437) supongo que se refierea B30 y a B89, aunque no lo explicita de que un nico mundo comn

    12 B85 (con diferencia el ms citado): tica eudemia 1223b22, tica nicomquea1105a7, Poltica 1315a29; B6: Meteorolgicos 354b33; B7: Del sentido y lo sentido443a2324; y B9: tica nicomquea 1176a68.

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    y objetivo puede ser, para los hombres, particular o diferente. La pre-eminencia del olfato en el Hades puede sugerir, por otra parte, que elsmokey theme tiene un papel importante en nuestra comprensin dela muerte: el inframundo nebuloso en el que las almas son vapores y lavista es intil podra ser nuestro mundo. La autora concluye el estudiocomentando el fragmento B85 en conexin con B90 y subsume ambosal patrn del vapor y los olores estudiado. As, lo que a primera vistaparece una seleccin accidental de la memoria aristotlica, bien podrahaber sido un tema central del libro de Herclito.

    Por ltimo, el texto de David Sider, The Fate of Heraclitus Book inLater Antiquity, explora los criterios que es necesario considerar parapoder valorar si los autores que hablan sobre Herclito y lo citan tenanel texto original frente a ellos o una versin indirecta. El autor se centraen Simplicio por ser indudablemente la mejor fuente para los presocr-ticos, no slo en lo que concierne a la transmisin de ipsissima verba,13

    sino tambin al respecto del rigor y honestidad acadmicas con lasque introduce sus citas, a menudo explicitando su dependencia (pare-ce que dijo x), de una fuente indirecta. Apoyndose en el hecho de que,a diferencia de lo que sucede con los otros presocrticos, las citas quehace Simplicio de Herclito son claramente reelaboraciones filosficasposteriores, entre ellas la aceptacin del pnta ei, Sider demuestraque el comentarista no pudo tener acceso a ninguna copia original dellibro de Herclito. Por otro lado, el carcter proverbialmente enigm-tico de la prosa del efesio justifica que autores posteriores (y tambineditores modernos) aadieran, sustrajeran o alteraran las palabras re-cibidas. Como ejemplo, se aduce el problemtico fragmento B124, delque los editores han dado diferentes versiones. As, se propone una lec-tura distinta que sustituye el incierto por ininteligible sustantivo srx(corregido con srma por Diels, sor por Usener, etc.) con el geniti-vo neutro plural yhgmtwn,14 el superlativo kllisto se lee como unepteto halageo de

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    de Herclito debi sobrevivir, aunque no necesariamente en su formaoriginal, en la Antigedad tarda. El autor propone la posibilidad deque en algn momento se produjera una Sylloge Heraclitea que reunaalgunos de los fragmentos ms enigmticos e ingeniosos a la que qui-z Simplicio tuvo acceso pero no se sinti lo suficientemente cmodopara tomarla como una fuente fidedigna y citar a partir de ella. Comoparalelo a este posible fenmeno, Sider alude a un tratado, De signis,atribuido a Aristteles y a Teofrasto, que probablemente es una especiede compendio resumido. Una segunda posibilidad consistira en quealgn editor, precursor de la filologa alemana del siglo XIX, para el mo-mento en que el original heraclitiano ya no exista, hubiese elaboradoun compendio de los dicta del efesio a partir de las referencias que losautores tardos haban consignado en sus escritos, tal como sucede conel corpus de elegas de Teognis. Esta teora explicara la conservacinde ms de una versin de un mismo fragmento, cuyo ejemplo paradig-mtico seran los fragmentos fluviales. De esta manera, Sider proponeun proceso de transmisin en tres etapas definidas:

    1. El libro de Herclito fue ledo por algunos autores (algunos que seconservan, como Platn y Aristteles, otros que no) que lo citaronen algunos casos textualmente, en otros mediante parfrasis.

    2. En algn momento algunos autores obtuvieron su Herclito desegunda mano, ya fuera por desidia o por la imposibilidad deconseguir el libro original, a partir de los textos de los autoresde la primera etapa.

    3. Cuando el original ya se haba perdido, el editor hipottico antesaludido reconstituy el libro a partir de los autores de la segundaetapa.

    Quin fue el ltimo autor que pudo consultar el original o el prime-ro que recurri a la Sylloge son preguntas que, desgraciadamente, nopueden responderse con mucha certeza.

    Hasta aqu el anlisis de los estudios. Como se puede observar, los Nue-vos ensayos sobre Herclito constituyen, a la fecha, la ltima y ms actualreferencia en los estudios internacionales sobre el pensamiento del Os-curo de feso. Las investigaciones que componen este volumen aportan,

    el caso de Herclito ms bien de testimonios (A) que de ipsissima verba (B), locual hace suponer que los fragmentos de Herclito no provienen de esta tradicindoxogrfica.

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    desde el punto de vista filolgico e histrico, nuevas herramientas paraleer los fragmentos de Herclito, entre las cuales se hallan propuestasinnovadoras y originales en lo que concierne a la crtica textual (G. Be-tegh, D. Sider) y a la reconstruccin del lgo heraclitiano (S. Moura-viev), aclaraciones tericas para la dilucidacin de los procedimientosargumentativos y retricos en juego (A. Bernab), as como sugeren-cias atractivas que contribuyen a una mejor comprensin acerca de lasrelaciones entre Herclito y otros representantes de la Grecia arcaicay clsica (H. Granger, A. Hermann, C. Osborne, E. Hlsz, O. lvarez,F. Casadess, C. Huffman). Asimismo, desde el punto de vista filosfico,los trabajos comentados establecen consecuencias importantes para lainterpretacin de ciertos fragmentos (A. Finkelberg sobre B52, B. Bossisobre B62, C. Huffman sobre B129, G. Betegh sobre B45), a la vez queabren nuevos problemas y proponen lneas hermenuticas novedosaspara una concepcin global de la filosofa de Herclito (D. Graham,L. Rosetti). Por todas estas razones, este libro, si se nos permite el usode la metfora, representa una luz que proyecta claridad a las ambiguaspalabras y al poderoso pensamiento del Skotein de feso.

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