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Publicación de Casa del Pueblo Capital, Año 2, Nº 4, Octubre de 2011

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Director / PropietarioFernando Solans

Editor ResponsableMaximiliano Suarez

Equipo de redacciónAndrés Imperioso, Gustavo Favieri, Nicolás Fernández, Florencia Carril

ColumnistasOscar González, Jorge Rivas, Isidoro Cruz Bernal

Correcciones y estiloMagali Rosenfeld, Maximiliano Suarez

DiseñoDarío Miño, Damián Oubel

Octubre 2011 / Edición Nº 4Registro de la Propiedad intelectual en trámite.500 ejemplares

[email protected]

casadelpuebloweb.com.ar Av. Entre Ríos 488 / 4384-6820

Editorial

¡Vamos por más!

En estos últimos 3 meses sucedieron hechos importantes internacional, nacional y localmente. Contamos en esta edición con valiosos textos que aportan a su entendimiento.A partir de este número se suma como colaborador Isidoro Cruz Bernal, quien nos hace un rico análisis de la actualidad Libia y el mundo árabe. Para la sección “internacionales” también contamos con el aporte del “rebelde” Gustavo Favieri, que realizó una emotiva semblanza de la dirigente estudiantil chilena Camila Vallejo.De la coyuntura nacional el compañero Andrés Imperioso nos recrea el panorama político hasta las elecciones del 14 de Agosto pasadas, momento en que se aplicó por primera vez las PASO.Marcial Duchase aportó para entender las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires, en un exquisito análisis sobre la reelección de Mauricio Macri.Con muchísimo agrado celebramos que se incorpore a La Unidad la columna de opinión del Dirigente Socialista y Diputado Nacional Jorge Rivas, quien nos pone en aviso sobre la temática de Derechos Humanos, justo en momentos en que llega a la opinión pública su proyecto de Ley “Muerte Digna”. Nota de opinión que se suma a la que tiene el, también, Dirigente Socialista Oscar González, actual Secretario de Relaciones Parlamentarias del Gobierno Nacional, quien con su texto nos insta a pensar al Partido Socialista 115 años después, con el prisma que la militancia del presente nos brinda.Incluimos en este número una nota sobre un proyecto que tienen los jóvenes socialistas que militan en Casa del Pueblo Capital, la Biblioteca Jorge Tula.Incorporamos como nueva sección el “Baúl Socialista”, con el que pretendemos revertir los “malos entendidos” que hay en el mundo sobre el socialismo y la democracia, no es casualidad que

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empecemos con un artículo sobre el “Gran Dirigente Plebeyo” Maximilien Robespierre.

Por último, y aunque no sea parte del cuerpo de notas de esta edición, queríamos comentarles un hecho histórico del que participamos y del cual formamos parte orgánicamente: El pasado 05 de Agosto de 2011 concurrimos al lanzamiento de “Unidad Socialista para la Victoria”. El encuentro tuvo lugar en la sede principal de la Facultad de Cs. Sociales de la UBA, en el barrio porteño de Constitución, donde los jóvenes socialistas, además, tienen su agrupación universitaria “La Montaña de Sociales”, que en las elecciones universitarias del pasado mes de septiembre quedaron plenamente instalados como agrupación de izquierda seria.Con una concurrencia de, al menos, 350 delegados de Capital Federal y Provincia de Buenos Aires, además de invitados de otros distritos del país como los compañeros de Entre Ríos y de la Rioja, se llevó a cabo el encuentro coordinado por Guillermo "Pancho" Torremare (candidato a Intendente de 3 de Febrero), Jorge Rivas y Oscar González. La nomenclatura partidaria tuvo su cuota importante en la discusión. Por una parte algunos compañeros planteaban el nombre “Unidad Socialista”, histórica sigla que tuvo como máximo candidato al entrañable Alfredo Bravo. Y por otra, “Socialistas para la Victoria”, sigla que identifica a toda nuestra corriente que desde el año 2007 a raíz del plenario extraordinario del PS celebrado en Junín, dicho congreso proclamó, de manera unánime, que todo el distrito apoyaría críticamente las políticas gubernamentales de tinte progresista del, por entonces, presidente Néstor Kirchner, y habilitaba el acercamiento del compañero Jorge Rivas al Poder Ejecutivo Nacional.Las palabras más emotivas del encuentro las pronunció la compañera Susana "La Tana" Rinaldi (legisladora electa de la Ciudad), quien dijo "voy a ser la voz del pensamiento de Jorge Rivas", y de esta manera se sumaba orgánicamente a esta fuerza política.

M.S.

Coyuntura política nacional: recorrido hasta el 14 de Agosto de 2011

Por Andrés Imperioso*

Cualquier año electoral es un año de expectativas, más si implica la renovación del ejecutivo y parcialmente del legislativo en los tres niveles -nacional, provincial y municipal-. Pero al 2011 debemos sumarle a esto la euforia militante posterior a la

muerte de Néstor, y por otra parte una atención particular por haberse ejecutado la reforma política que podría implicar cambios políticos imprevistos.

Así se recibieron las elecciones primarias. Y aunque consultores políticos, como Artemio López, proclamaron que fue la elección más fácil de pronosticar, la realidad es que la espera de las elecciones significaron sentimientos contradictorios de miedo, esperanza y prudencia.

Los meses anteriores al 14 de Agosto fueron variados en sus señales políticas para el kirchnerismo. Mientras que los primeros meses, con la muerte de Kirchner todavía muy presente, el Frente para la Victoria arrasó en las provincias donde se presentó, los últimos dos meses contaminó de temor y dudas a la militancia Kirchnerista. Primero fue la contra-ofensiva de los medios de comunicación que armaron la operación Schoklender para arremeter contra el baluarte ético del gobierno y de su programa progresista. Luego vendrían una serie de elecciones en circunscripciones adversas, donde diferentes opositores tenían mejores chances de obtener una victoria frente a los candidatos del Frente para la Victoria.

La elección en Santa Fe, primero, y las elecciones de la Capital, después, incrementaron las sensaciones de temor dentro de la militancia. Aunque, dentro de las filas oficialistas, nunca se puso en duda la reelección de Cristina Kirchner, sí se especulaba con el porcentaje de representantes que cada candidato podía obtener.

Existió, por un momento, un ascenso fuerte del PRO con la sorpresa de Miguel del Sel en Santa Fe. Un actor sin experiencia política previa, pero que a base

ARGENTINA

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de demagogia, alto conocimiento público que le brinda su profesión, y un enorme apoyo mediático, disputó voto a voto el primer lugar, como candidato a gobernador de Santa Fe, a Bonfatti. Mientras tanto, contra el mejor pronóstico, Mauricio Macri alcanzaba el 47% en la primera vuelta en la elección a Jefe de Gobierno porteño, aventajando por 20 puntos a Filmus (FpV). Tres semanas más tarde, con una inexplicable no-campaña del Frente para la Victoria, obtuvo el 63% de los sufragios. Esto suponía, a dos semanas de las elecciones primarias nacionales, un giro a la derecha, imprevisto, de la sociedad, con lo cual se agregaba mayor atención al acto electoral porque supondría que aclararía las tendencias contradictorias que se observaban en los últimos meses.

La sensación de los militantes para con la estrategia de su propio gobierno era de preocupación. Se temía cierta pérdida de iniciativa política y un cierto amesetamiento producto de sobrestimar el elemento súperestructural, es decir, las operaciones comunicacionales. Simultáneamente, la entrada implacable de La Cámpora, como nuevo actor central dentro del Frente kirchnerista, presentaba la pregunta de cómo quedarían posicionadas los diferentes grupos y actores en las listas de candidatos nacionales y en el ejecutivo del próximo gobierno, lo cual generaba, inevitablemente, cierta especulación e inercia en la militancia.

La praxis política nunca podrá ser una ciencia, la explicación no viene al caso. Un ejemplo de esto lo encontramos en el contundente resultado del 14 de Agosto próximo pasado, el cual tampoco ni los más optimistas, ni los más pesimistas, esperaban. El resultado fue óptimo, es decir inmejorable, para el gobierno. Por un lado ganaba con más de la mitad más uno de los votos, pero además, y más importante para los próximos años, aventajaba por más de 35% al segundo. Por otro lado entre los opositores existió un empate técnico en tres, lo cual generaría en los próximos meses una disputa encarnizada por el segundo lugar, con un reacomodamiento de los bloques de alianzas transversales y regionales, dejando posicionado al Frente para la Victoria en una situación donde lo único que puede obtener son beneficios.

Pronósticos y posibilidades para el nuevo mandato

Más allá de algún caso puntual, la conformación de las listas del Frente para la Victoria no sorprendió, ni trajo mayores cambios. Se mantuvo el rumbo firme emprendido el día después de las elecciones del 2009, de alimentar y construir tropa propia y desplazar, o más bien pasar a segundo plano, los actores de lealtad dudosa y oportunista. Por una cuestión de programa

esto favoreció a los sectores progresistas, principalmente los peronistas, quienes por una cuestión de afinidad de concepción de modelo encuentran menos conflicto con el actual gobierno. Sin embargo esta tendencia no es siempre armónica con otras iniciativas del gobierno, por ejemplo con la recién citada de conformar tropa propia. Entre estas se encuentra la cuestión, a principios de año, del por qué el gobierno había ventilado tan temprano la colectora de Nuevo Encuentro. Después del 14 de Agosto esto puede observarse de manera más clara, quizá. Una alianza con Nuevo Encuentro, en enero, permitía la lenta pero segura asimilación del electorado progresista, no peronista, dentro de su propia identidad, a partir de una dialéctica de mímesis con Nuevo Encuentro que inevitablemente terminaría perjudicando al más débil, en este caso a Sabbatella. Además, ante tan generoso ofrecimiento, incluir una colectora en el distrito más importante del país y donde el Frente para la Victoria tiene su baluarte de voto, Sabbatella comprendía que debía hacer diversas concesiones. Esto, al momento de las elecciones, ya se habría transformado en un pacto no tan atractivo, y principalmente impresionaría, como una vinculación de carácter orgánico. Sin embargo, la existencia de una colectora “progresista”, supondría la ventaja para el gobierno de bloquear actores de la arena política que no podrían ser contenidos en el Frente para la Victoria, y podrían convertirse en potenciales y peligrosos aliados de sectores opositores, lo cual significaba también oradar el electorado progresista K. La otra ventaja para el gobierno es el conocido “techo” para los votos de Scioli, que garantizando esta colectora se encontrarían por debajo de los votos de Cristina Fernández, bloqueándole sus aspiraciones presidenciable en el 2015.

El kirchnerismo, en un golpe de mano, desactivó el peligro de que Nuevo Encuentro tenga un crecimiento electoral desmedido al fusionar las listas de candidatos a diputados nacional, relegando a los candidatos de Nuevo Encuentro, y posicionando a Gabriel Mariotto, miembro del ala izquierda peronista y artífice de la Ley de Medios, como candidato a vice-gobernador.

Al día siguiente de la elección Sabbatella se encontraba con un porcentaje menor de votos que en la elección del 2009, por debajo de sus expectativas, habiendo adoptado el programa kirchnerista pleno, y con un desgaste importante debido a las tensiones en sus alianzas y articulaciones con el complejo y heterogéneo espacio progresista. Como se señalaba, finalmente, las limitaciones impuestas por el gobierno a Sabbatella se comprenden en la estrategia predominante de favorecer, en última instancia, a la militancia más propia y no a sectores con mucha

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autonomía, o por lo menos que posean especulaciones electorales de autonomía, del kirchnerismo.

El rumbo hoy

Es verdad que todavía no pasaron las elecciones definitivas, pero solo una catástrofe puede revertir la debacle opositora y el auge kirchnerista. La cuestión, hoy, pasa por la estrategia y el rumbo que tomará el reelecto gobierno, y para la militancia de izquierda, en como profundizar la igualdad. Más allá de la mística producida por la oleada de militancia joven tras la muerte de Kirchner, el lema de profundización del modelo, que tanto se ha exaltado desde el ala izquierda del arco k, no significa obligadamente un progresivo desplazamiento hacia un programa de izquierda por parte de Cristina Fernández. Este hecho se patenta, cuando el lema se utiliza en una reunión de IDEA, o de la UIA, para enfatizar en mejorar aún más la bonanza que también vive el empresariado argentino.

A ocho años de la irrupción del kirchnerismo y de la ruptura con el canon neoliberal, el modelo, que se lo presenta en plan de profundizar, comienza a delimitarse mejor en un neodesarrollismo sin exclusión social sumado a un programa cultural-cívico progresista, muy de avanzada en contraste con lo observado en el mundo. Sin embargo, para la militancia de izquierda advertida de la finitud estructural, a nivel ideológico, del mensaje de armonía entre “capital y trabajo”, sigue haciéndole ruido, por más que aún falten muchas reparaciones sociales para alcanzarla.

El ABC de la teoría política en la “estrategia del socialismo” quedó inmortalizada en el Manifiesto Comunista, cuando Marx y Engels definieron al socialismo como el ala más avanzada de la democracia. Ese es el lugar que deben ocupar siempre los actores de izquierda en un frente diverso. La pregunta clave es ¿Qué significa posicionarse como el ala más avanzada del kirchnerismo, y cómo se logra esto? Esto lleva necesariamente a otra pregunta ¿Está suficientemente afianzado el nuevo modelo como para aspirar a un salto? O, más bien, todavía faltan pasos por cumplir para asentar el modelo. Algunos de estos pasos son evidentes, erradicar la indigencia, reformar la estructura tributaria y principalmente revertir la desigualdad regional, que significa, simultáneamente, romper la alianza con los caudillos provinciales, ala derecha-retrógrada del arco kirchnerista. El último factor, que es el más difícil de alcanzar, solo es posible de solucionar por una vía económica de incentivos mantenidos a largo plazo o, por una vía política,

mediante una reforma constitucional que socave el poder federalizado.

Hoy el pensamiento socialista se encuentra en crisis y desnortado. La caída del Muro de Berlín ha sido un golpe duro del cual la izquierda revolucionaria recién está comenzando a recuperarse. Más sutilmente, aún, la caída del Estado de Bienestar y la globalización supusieron un desafío para la socialdemocracia que nunca pudieron afrontar. Es por eso que hoy, en su mayor parte y con matices, los partidos socialistas europeos, los casos más patéticos son el español y el griego, han adoptado los programas de gobiernos originados en el Banco Mundial y el FMI. ¿Qué supone esto para nosotros, socialistas argentinos? Supone una doble postura: Por un lado, reconocer como doblemente meritorio las medidas progresistas que lleva adelante el gobierno, en muchos casos a la vanguardia en el mundo; y por otro, comprender que cualquier propuesta o paso adelante que se haga hacia una mayor igualdad supondrá innovación y por lo tanto mucho trabajo. Esto políticamente se traduce en prudencia, de pretender fácilmente una ruptura con el modelo actual y la capacidad de ofrecer un programa superador, y por otra parte osadía, de poner en cuestión lo establecido y encontrar elementos de transformación igualitaria de la sociedad.

*Cs Política, UBA. Militante de Unidad Socialista para la Victoria

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Reelección de Macri: ¿Presos en la C.A.B.A.?

Por Marcial Duchase

Al final el mal mayor se impuso. Los que nos oponemos a esta derecha de verso conciliador y garrote listo tendremos doble ración. También los que lo votaron disfrutarán del manjar. Algunos porque su modo de existencia humano y social coincide con el mezquino ideario macrista, otros porque su indigente lectura de la realidad los llevó para ese lado.

Macri hizo un gobierno de derecha que trata de afirmarse en el mapa político a partir de traducir fielmente las ideas de fondo más arraigadas del bloque de clases dominantes de la Argentina; cual si fuese un misionero que busca convencer a sus hermanos de fe acerca de que es posible la tan deseada meta de edificar una sociedad en la que los poseedores de la riqueza hagan y deshagan a su antojo, las clases populares estén disciplinadas, adormecidas y miren con agradecimiento cuando algunos restos del festín caen de la mesa y en la que las capas medias se reflejen complacida y homogéneamente en ese espejo.

En estos cuatro años su gobierno estuvo signado por el deterioro de la salud y la educación pública, la reducción del presupuesto de vivienda, la represión de los sin techo (tanto mediante la disuelta UCEP como sin ella, como se vio en los hechos del Parque Indoamericano), el crecimiento astronómico de la especulación inmobiliaria, la creación de la policía metropolitana que en brevísimo tiempo concentró variados casos de gatillo fácil, corrupción y propaganda interna de la extrema derecha que parecen destinarla a superar las “hazañas” de la bonaerense, el sobreprecio en la obra pública y en el Teatro Colón, las concesiones irregulares en la recolección de residuos, etc. ¿Vale la pena mencionar su procesamiento en el caso de las escuchas, cuestión que implica un accionar notorio de la privatización en beneficio personal de los poderes públicos?

Casi seguro, en su segundo período el macrismo repetirá la predicción de Tayllerand: no aprenderá ni olvidará nada. Ya se divisa esto en su proyecto

respecto a las juntas docentes, que reforma y anula lo poco democrático que tienen y deja incólume todo lo malo, en nombre de la eficiencia.

Pero este artículo no busca preguntarse por el futuro sino analizar lo que pasó en las elecciones de Buenos Aires. Si Macri es tan desastroso ¿por qué gana? Un aspecto bastante considerable del fenómeno es la polarización política del país. Después de una seguidilla de victorias del kirchnerismo en las provincias, Macri volvió a encarnar “la gran esperanza blanca” de los opositores acérrimos al gobierno. Para estos, evitar que caiga la ciudadela porteña en manos del neopopulismo izquierdizante y “avasallador” de este gobierno era vital, como lo son muchas cuestiones simbólicas. Y esos votos en la ciudad de Buenos Aires son unos cuantos. Además, en los años de gobierno del kirchnerismo han delineado una identidad propia.

Otro elemento relacionado con esto pero distinto en tanto que fenómeno es que el macrismo ha sido la fuerza política que mejor aprovechó una fantasmagoría común a muchas grandes ciudades: la percepción de peligros venidos de un afuera que pugna constantemente por introducirse en una comunidad que, si no es perfecta, en esta clase de relatos, sí es lo suficientemente buena como para que se introduzcan corpúsculos extraños a su ser. La retahíla macrista a ese respecto ha sido abundante: los del conurbano que vienen a atenderse a “nuestros hospitales”, los extranjeros de países limítrofes, la retórica vacía en torno a una presupuesta “inseguridad”, etc. La idea fuerza en que se resume este planteo es que vivir en Buenos Aires es algo que hay que “merecer” y, en el mismo instante en que esto se enuncia, se hace claro a la comprensión de un amplio espectro de votantes quienes no son merecedores de esa inefable convivencia. El macrismo se postula como un escudo contra la peste, como un defensor de esa ciudad, ideal y real al mismo tiempo. Y en ese rubro es difícil que les surjan competidores de riesgo. La propaganda del procesista Pinedo, además de los consabidos llamados al diálogo, hace eje en llamar a votar en “defensa de la autonomía de Buenos Aires”.

Otra parte de la respuesta la ha dado Durán Barba. El hechicero ecuatoriano dijo a quién quisiera oírlo que lo importante no es lo que se hace sino lo que se dice que se hace. Es decir, la eficacia de la acción de gobierno de Macri no es lo que importa, lo decisivo

CIUDAD DE BS AS

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es que se mantenga en pie el espejismo social que este gobierno ha armado. Para una parte nada despreciable del electorado de esta ciudad lo que se vota es la imagen de una sociedad deseada. Y en Buenos Aires lo que prima en las representaciones colectivas, por lo menos hasta ahora y en los últimos años, es la mirada de la parte alta de las capas medias, que, en primer lugar, tiene la virtud de poder extenderse cancerígenamente a lo largo de esos heterogéneos estratos y, en segundo lugar, traduce de una forma más atenuadamente clasista, más dulce y barrialmente, la ideología de la burguesía argentina.

Por supuesto que este tipo de política que se erige de manera simbólica y discursiva es posible en la medida que la sociedad no se encuentre atravesando dificultades o una crisis de dimensiones importantes. En ese tipo de situaciones empiezan a terciar fuertemente la puja desesperada por no bajar en la escala social y los elencos políticos que aspiran al poder deben tener bien en claro que le darán a cada grupo social, ya sea como ganancia o como contención. El macrismo, se puede decir, es un hijo ilegítimo de la prosperidad kirchnerista. No por que, como creería la izquierda amante de los esquemas sumarios, el kirchnerismo lo generaría como su subproducto necesario, como “huevo de la serpiente”, como la República de Weimar engendró al cabo austriaco y su movimiento, sino por razones completamente inversas. El macrismo, por lo menos hasta ahora, es una derecha inverosímil como alternativa de gobierno para la Argentina cuyo único combustible es ser una queja, un murmullo (reaccionario) opuesto a una sociedad en la que se han producido varias reformas socio-políticas progresivas. Esta tensionado por dos movimientos claramente opuestos: por un lado su discurso conciliador y de “colaboremos todos”, “escuchémonos”, “bajemos la agresión” y por otro lado su necesidad de aparecer como el opositor mejor situado para enfrentar al kirchnerismo.

Esto último tiene sus limitaciones: Macri no ha podido armar una fuerza política de nivel nacional. Se suponía que lo iba a hacer durante su primer gobierno para pelear este año la presidencia, cosa que no sucedió, como es público y notorio. Su posibilidad más clara es concentrar los residuos del duhaldismo y el resto del peronismo federal. En ese momento futuro ¿dos harán uno? ¿será posible un liberal-populismo a escala nacional y con pata peronista?

Dar una respuesta hoy es casi imposible pero, en opinión de quién escribe, depende bastante de hasta adonde avancen las transformaciones democráticas del tercer gobierno k, cuanto mejore la vida y se afirme la toma de conciencia de sus derechos ciudadanos por parte de las clases populares (y también de la parte más plebeya de las capas medias), ya que cuando en vez de seguir adelante, se retrocede, los grupos sociales empiezan a sopesar otras perspectivas. Si el macrismo tuviera un armado nacional en una disyuntiva de ese tipo podría postularse como alternativa, aunque no fuera principalmente por méritos propios sino por ser visualizado como tal a causa del corrimiento de expectativas de ciertos grupos sociales. Un tercer gobierno kirchnerista que avance en la implementación de reformas democráticas y sociales sería un conjuro que seguramente evitaría cualquier posibilidad de que el desgobierno reaccionario que se vive en la ciudad de Buenos Aires carezca de toda chance de cruzar la Gral. Paz.

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Mundo árabe: LA LUCHA POR DEJAR ATRÁS EL VIEJO MUNDO

Por Isidoro Cruz Bernal*

A pesar del aroma superficialmente periodístico que tiene pretender definir los años por un solo acontecimiento (que contiene la errada suposición cognitiva de que el almanaque y los procesos históricos guardan

alguna clase de correspondencia) la tentación de definir al 2011 por el inicio de las rebeliones populares árabes es muy fuerte. Sabemos que los impactantes efectos de la crisis económica en los centros capitalistas compite fuertemente con lo anterior pero se puede decir que viene arrastrándose desde, por lo menos en sus manifestaciones visibles, el 2008. Por lo tanto si adoptáramos algo unilateralmente la superstición de la novedad como eje de nuestra mirada se podría decir que lo verdaderamente nuevo que ha traído el año son las rebeliones árabes.

El proceso de conjunto

Los países árabes tienen cierta unidad geopolítica, lingüística y cultural que legitima hablar de ellos como una región pero también manifiestan que, en parte, se expresan en su origen como unidades estatales-nacionales se dieron en base a las particiones heredadas del colonialismo y a diferenciaciones más propiamente internas (por ejemplo Marruecos y Argelia no tienen exactamente la lengua árabe como idioma o ciertas zonas como el Magreb tienen un mayor grado de cercanía y especificidad entre otras muchas diferencias que se podrían citar).

Las rebeliones árabes echan por tierra la conveniente suposición occidentalista de que estos pueblos carecen de todo interés por las libertades democráticas, que prefieren vivir en su mundo cultural musulmán atrasado y bárbaro. Si en esta región del mundo la democracia política había estado ausente se debió más a las consecuencias directas e indirectas de la retirada de las potencias coloniales a mediados del siglo XX. La necesidad de constituir estados modernos determinó que la unidad nacional de estos pueblos tuviera un fortísimo componente estatalista y “desde arriba”. Los gobiernos que esta matriz generó iban desde dictaduras neo-dinásticas y patrimonialistas

hasta los nacionalismos árabes más o menos radicalizados y con derivas hacia la izquierda, aunque

invariablemente autoritarias. Las rebeliones populares de hoy parecen indicar que se está abriendo camino la exigencia de una refundación y una unidad nacional que sea determinada más desde la base de la sociedad. Preferimos hablar de rebeliones más que de revoluciones. Estrictamente hubo rebeliones populares que produjeron un cambio de régimen en Túnez y Egipto. En ese sentido puede hablarse de revoluciones políticas, que no pasaron hasta ahora a un momento social (Libia es un caso específico que analizaremos aparte). Pero la idea de circunscribir la situación árabe a la noción de revoluciones, aunque sea limitada a lo político, pierde de vista el estado de rebelión de amplias franjas de la población de Siria, Bahrein y Yemen. En esos países no se ha logrado el punto de partida inicial de cambiar el régimen pero expresan el contagio que tienen las expectativas de cambio en la región. Sin embargo hay que decir con claridad que el cambio de régimen abre una nueva situación pero que ello está lejos de determinar automáticamente cambios sociales profundos para las clases populares. En Túnez y Egipto, los países en los que se obtuvo una victoria a través de la movilización popular abierta, los grupos dominantes se hallan abocados a congelar los cambios, en impedir cualquier ruptura profunda con el antiguo régimen. Los componentes de estas rebeliones son muy variados. En lo político son una suerte de arco iris de la disidencia, que va desde opositores reales hasta desprendimientos del viejo régimen. En este sentido el tono político lo da cierto liberalismo democrático. Las corrientes integristas no participaron de las rebeliones en Túnez y Egipto. La izquierda, si bien no es inexistente, todavía es muy minoritaria y debe atravesar el déficit de décadas de represión sobre sus efectivos. Hay que agregar el papel arbitral que en Egipto cumple el ejército, que en la historia contemporánea de este país ha sustituido al estado nacional como sujeto político. En lo social se ha hecho visible un fuerte componente juvenil policlasista que va desde los pobres de las ciudades hasta los estudiantes de capas medias y altas que se rebelan contra el componente oscurantista y opresivo del régimen político. En Túnez y Egipto también fue notoria la presencia de un nuevo movimiento obrero que ingresa como actor político. En el primero de estos países su organización, en gran parte clandestina, fue

INTERNACIONAL

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un factor que cortó margen de maniobra al régimen. En Egipto su acción ya se había hecho presente tanto en el 2006 como en el 2009 con una serie de huelgas duras. Su futuro en ambos países va a estar signado por la capacidad que demuestre para incluir en su estrategia al conjunto de las clases populares. Un desafío que, más allá de la capacidad de movilización y organización demostrada, encierra una alta exigencia. Libia: campo de enfrentamiento de la rebelión y sus contratendencias Libia, aunque forma parte de esta exigencia de libertades democráticas del mundo árabe, presenta algunas particularidades. En primer lugar, el régimen de Kadhaffi era una rémora del viejo nacionalismo árabe de los años sesenta. Dentro de este conjunto representó, desde mediados de los setenta, una variante radicalizada. Testimonio de ello son los numerosos compañeros de organizaciones revolucionarias de nuestra región que fueron entrenados en Libia. En lo interno el régimen estableció una variante de estado benefactor más radicalmente distribucionista que le brindó una serie de prestaciones sociales a la población de manera casi gratuita. La contrapartida fue la virtual inexistencia de libertades políticas. Hacia fines de los setentas y comienzos de los ochentas la dictadura de Kadhaffi proclamó el “estado de las masas” y la construcción del socialismo, plasmadas en el llamado Libro Verde. Estrictamente en lo económico-social construyó un capitalismo estatal que sustrajo de la competencia del mercado mundial una serie de sectores económicos clave (el principal son sus enormes reservas petroleras) y en lo político construyó la unidad nacional con un estado dictatorial que centralizó a las tribus dispersas que conformaban la población y proclamó una integración de las masas populares en el estado. de carácter completamente imaginaria y simbólica. El régimen kadhaffista mantuvo hasta mediados de los años noventa una relación conflictiva con Occidente. A partir de ese momento diversas empresas europeas comenzaron a introducirse en la economía Libia, incluyendo su petróleo, aunque con la siempre molesta (para el capital) mediación del gobierno. Cabe agregar que en toda esta época el régimen comenzó a adquirir una característica más patrimonialista y menos estatalista, ya que los hijos del dictador se convirtieron actores importantes de la vida política.

En segundo lugar, la situación Libia, a diferencia de Túnez y Egipto, ha sido objeto de intervención extranjera. No es ninguna novedad la existencia de diversas “hojas de ruta” en pugna para resolver la transición, desde antes de la caída de Kadhaffi. La intervención de la OTAN fue pedida por los rebeldes organizados en el Consejo Nacional de Transición y se

materializó como una zona de exclusión aérea. Hay que decir que esto impidió, en un primer momento, la brutal represión anunciada por Kadhaffi (basada en su evidente superioridad de armamento) contra la ciudad de Bengasi, núcleo en ese momento de los rebeldes. Al mismo tiempo, Occidente no suministró armas a los rebeldes. Su política fue controlar las diferentes fases de la rebelión, impidiendo que los libios conquistasen la libertad por medios propios. Hay que aclarar que la OTAN no inventó una insurrección por control remoto, no organizó una “conspiración perfecta y sincronizada”. Se montó sobre un estado de disconformidad y contagio rebelde (a partir de Túnez y Egipto) que, evidentemente, existía en la población. Esta peculiaridad de la situación en Libia ha llevado a una parte de la izquierda a valorar nuevamente a Kadhaffi como un aliado en la lucha antiimperialista. Creo que es un error completo. Hace ya mucho tiempo que el imperialismo ha entrado económicamente a Libia. Los ademanes antiimperialistas del régimen son cosa del pasado. El régimen kadhaffista es un fósil, el resto de un pasado que se sobrevive a sí mismo. Como miembros de la izquierda no podemos comprarnos semejante buzón. Al mismo tiempo debemos advertir que, aún siendo detestable el régimen kadhaffista, su caída en las condiciones actuales parece que muy posiblemente tenga como consecuencia una importante pérdida de autonomía nacional para el país a causa de las pujas en torno a sus riquezas petroleras. La sociedad Libia pasó del capitalismo estatal nacionalista que, eventualmente, puede tener consecuencias beneficiosas para la población (las tuvo en el pasado) a un régimen mixto entre el estado nacional y algunas empresas europeas. La intervención extranjera y el condicionamiento al actual gobierno pueden tener como resultado posible la enajenación del patrimonio económico libio. Esto, probablemente, no sea advertido inicialmente por el pueblo libio que seguramente va a estar contento por acceder a las libertades democráticas mínimas, pero no va a dejar de tener consecuencias negativas si se produce este desenlace. La izquierda se encuentra, en el caso libio, en la situación de valorar qué es más valioso hacia el futuro: la conquista de la libertad política para masas populares sometidas por décadas de regimentación y autoritarismo o la defensa de las riquezas naturales del país. Partiendo de la base de que ambos son aspectos importantes dentro de la actual lucha política creo que el primero es el factor al que los que somos de izquierda tenemos que apostar; sobre todo teniendo en cuenta el contexto de rebelión popular de la región. La libertad política no garantiza la conquista de derechos sociales. Hay mucha evidencia en torno a esto. Pero lo que es seguro es que los trabajadores y las masas

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populares amordazadas y sin libertad no pueden defender ni conquistar su libertad material real.

*Sociólogo, UBA.

-El Baúl Socialista-Con este discurso, de un concejal parisino de izquierda, en reclamo al Ayuntamiento parisino de una calle para Robespierre, en reconocimiento a su papel primordial en la revolución francesa, hecho fundador de la república de Francia, inauguramos el Baúl Socialista, como nueva sección de La Unidad. A poco tiempo del 27 de Julio (fecha de su entrada al Comité de Salvación Pública, en 1793), elegimos conmemorar al -quizá- personaje de la izquierda más difamado de la historia. A más de doscientos años de su existencia, la imagen de Robespierre como un tirano sediento de sangre no se ha apagado, y esto es sin duda debido a una impresión profunda dejada a sus contemporáneos. Efectivamente, Robespierre fue una figura sobresaliente, pero no por lo alegado por sus difamadores burgueses, sino por haber logrado romper con la milenaria marginación de la democracia -gobierno de los pobres libres-, presentándola en su más viva y real posibilidad, hecho que aterró a las oligarquías de su tiempo y volcó a la vida política al pueblo trabajador, denominado cuarto estado. Hoy, después de tanta agua democrática corrida bajo el puente, he aquí nuestro aporte para conocer la verdadera historia de un personaje sobresaliente de la izquierda.

Una calle para Robespierre en la capital (1)

Por Alexis Corbière*

Durante el reciente pleno del Ayuntamiento de París he presentado una petición para que se le dedique una calle a Maximilien Robespierre. Por desgracia, ha sido rechazada y Bertrand Delanoë [alcalde de París] hizo saber que se oponía a ello. Yo no acepto que la representación parisina minimice así el papel primordial desempeñado por este hombre durante la Revolución Francesa, acontecimiento fundador de nuestra República, considerando que su pensamiento y sus actos siguen conservando en lo esencial una gran modernidad.

Júzguese: es él quien por vez primera, a mediados de diciembre de 1790, emplea la divisa "Libertad, igualdad, fraternidad", convertida desde entonces en la de toda nuestra nación. El fue el primer defensor del sufragio universal y de la soberanía popular. Fue él quien intervino con energía en favor de la abolición de la esclavitud y el fin de la colonización.

Es él quien defendió asimismo la libertad de prensa y exigió incluso, desde 1791, en vano, la abolición de la pena de muerte. Es él, nuevamente el primero que exigió que se concediera la ciudadanía plena a judíos y comediantes.

Su concepción de la República era exigente, defendía el espacio político de la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano. Hombre político integral, legislador filósofo, el "Incorruptible" tuvo que

enfrentarse a tiempos difíciles en los que nuestro país se vio desgarrado por las invasiones de ejércitos extranjeros, por numerosas traiciones, y trastornado por una terrible guerra civil.

No temáis, que no esquivaré la crítica. Robespierre fue uno de los actores de lo que se llama el Gran Terror. Pero, ¿de qué hablamos exactamente? De un período de dos meses, del 10 de junio al 27 de julio de 1794. Como a ustedes, esto no me produce ningún placer e, igual que ustedes, me opongo ferozmente a la pena de muerte. Pero esta violencia es poca comparada con la ejercida durante siglos por los reyes de Francia, que avalaron las peores masacres y torturas.

NUEVA SECCIÓN

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Maximilien Robespierre

Ironías de la Historia

La época fue de una insólita brutalidad, que por otra parte no se interrumpió con la muerte de Robespierre. A este respecto, Termidor no supuso una salida del Terror sino su continuación con otros protagonistas, otros vencedores y otros vencidos, un cambio de proyecto político y no un cambio de medio político. Así fue durante las décadas que siguieron. Adolphe Thiers, al reprimir a la Comuna de París en 1871, hace ejecutar a 23.000 personas en una sola Semana Sangrienta. Pese a ello, existe una calle Thiers en el distrito 16º de París.

Robespierre no era en el seno del Comité de Salud Pública el personaje "sediento de sangre" que un vulgar revisionismo ha retratado para la posteridad. ¿Hay que recordar que es absurdo el término "tirano" para describirlo, puesto que no era más que uno de los miembros de una instancia colegiada, el Comité de Salud Pública, elegida y reelegida todos los meses en el seno de la Convención? La negativa provendría, en fin, ha dicho el alcalde de París, de que Robespierre habría estado en el origen de la iniciativa de la "ley de sospechosos" de 1792, que restringía las libertades públicas. Eso no es exacto. Esa ley fue iniciativa de Jean-Jacques Régis de Cambacérès, miembro de la Convención, que sin embargo, ironías de la Historia, tiene derecho a una calle en París.

Entonces, ¿por qué oponerse a esta demanda, apoyada por numerosos historiadores? Durante la Liberación, las fuerzas parisinas, tras haber luchado contra el ocupante nazi, bautizaron una plaza con el nombre de Robespierre (la actual plaza del mercado de Saint-Honoré). Una mayoría conservadora revocará esta decisión en 1950. Prueba, por si hacía falta, de que la toponimia es siempre política.

Pese a mis desacuerdos, sabemos que desde 2001, gracias al impulso de Bertrand Delanoë, Paris ha "cambiado de época". Es hora de que eso suceda en lo concerniente a la memoria de Robespierre. Lúcido pero obstinado, estoy convencido de que llegaremos a convencer. Llevará el tiempo que haga falta. Al fin y al cabo, ¿no dura este debate desde hace ya doscientos años? Salud y fraternidad, señor alcalde.

(1) Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

*Alexis Corbière, concejal del distrito 12º de Paris, es secretario nacional del Parti de Gauche francés.

Biblioteca Jorge Tula

Por Maximiliano Suarez*

Estar frente a la Biblioteca del Negro es estar frente a una carga muy pesada, por lo sentimental, por lo que su nombre y accionar significan hoy día para los muchos que transitamos los caminos de la izquierda.

Mientras trabajábamos en ella, y con el pasar de los meses, nos dimos cuenta que se trataba en realidad de 4, 5 o 6 bibliotecas en una, como es de suponer en personajes tan emblemáticos como es el Negro. Aunque lo de trabajar es una forma de decir porque para nosotros era una actividad autotélica.

Y si nos volcamos en esta biblioteca podemos encontrar sus libros propiamente dichos, sus apuntes, sus recortes de diarios interminables de catalogar, textos mecanografiados originales, textos de libros para edición. Además en el océano de su interior encontramos cientos de libros dedicados por sus autores, postales enviadas por colegas, amigos, filósofos, poetas, políticos, de todo el mundo, cartas de intelectuales de primera línea, folletería político partidaria, fotos con grandes intelectuales, de la política y la cultura, como Eric Hobsbawn, o Franco Castiglione, Alfredo Bravo, José Aricó, colección de secciones culturales de diarios de primer nivel, invitación de embajadas como la de México y la de Venezuela, cartas de editoriales internacionales como muchas de España, México, Uruguay, Venezuela, Italia, impresiona la cantidad de material en italiano, muchos, muchos libros en italiano, además de revistas (colecciones completas), folletos, publicaciones partidarias, etc.

PROYECTOS

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Cuando lo recordamos, y más ahora que tenemos la honorable tarea de laburar con sus cosas, es difícil contener las lágrimas. Lágrimas de alegría militante por la posibilidad de continuar trabajando con su legado, para bien de los jóvenes militantes del hoy y para los interesados en la formación política.

Del proyecto Biblioteca Tula, que hoy tenemos pensado poner a disposición del público en la Casa del Pueblo Capital, sede nacional de nuestro viejo y querido Partido Socialista de otros tiempos mejores cuando teníamos la guía de otro grande, el maestro Alfredo Bravo, hoy, el Negro estaría contento, por la posibilidad de que sus materiales estén a disposición de la formación y la consulta del vecino interesado, y de los jóvenes militantes de izquierda.

Pero laburar en la Biblioteca del “Negro” fue también descubrir a nuestra amiga fraternal Ana María, “la Gallega”, compañera de vida de Jorge. Ella, para resumirlo rápidamente, es una intelectual de fuste, a pesar de no verse así y de decir que solo es una mujer con un poco mas de información. Creo que no llegó a ser una intelectual orgánica de alguna fuerza política, simplemente por la dirigencia partidaria coetánea que las dirigía, incompatible con su dinamismo, fuerza, vigor intelectual, que jamás podría cobijar a alguien con su honesto temple progresista. A pesar de ello, sabemos, fue una brillante geóloga y es una administradora gubernamental excepcional. Las tardes de mates y charlas con la Gallega, en que se discutían temas de coyuntura política y de filosofía. Tardes que nos ayudaron, aún más, a desasnarnos del porque fuimos amigos y compañeros de este intelectual que en la primera edición de La Unidad llamamos un “fuera de serie”. De estas charlas surgió la pregunta sobre la militancia: ¿Qué fue militar políticamente para el Negro? Y llegar a la conclusión de que la suya fue un modo de ser en la vida que trascendió lo político orgánico y hasta lo académico, que siempre estuvo en la búsqueda de quienes se sientan interpelados por ella.

En lo personal, como había colgado los botines de la política después de que los agrosocialistas santafesinos se quedaran con la conducción del Partido Socialista, creía que no teníamos posibilidades de crecimiento como corriente

política interna, pero me convocan los jóvenes que militan en la Casa del Pueblo Capital, y hoy estamos sacando a luz esta maravillosa biblioteca. Además de poner toda nuestra energía para conseguir la personería jurídica de nuestra, nueva, herramienta política. ¡Este proyecto es una muestra del potencial de trabajo y militancia que tenemos, nosotros, los jóvenes!

Las cientos de notas que figuran como observaciones en el catálogo de sus libros, y como les conté, la infinita vida que tienen dentro, hoy, los pueden encontrar a su disposición en la Casa del Pueblo Capital. Esperamos que sean de interés de algún futuro investigador que quiera trabajar en la vida político intelectual de un gramsciano argentino como fue Tula.

Para finalizar, tengo la creencia que de todos los libros que habitaban en la biblioteca del Negro, y por lo que me han contado, hay unos que no le sirvieron de mucho, los que hacían a su praxis culinaria.

Mis agradecimientos a los más jovencitos que me han ayudado: Andrea, Fiorella, Florencia, Cintia, Andrés y Fernando.

*Politólogo UBA, Militante de Unidad Socialista para la Victoria.

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Jorge Raúl Tula

EL COMPROMISO SOCIALISTA, 115 AÑOS DESPUÉS*

Evocar el 115 aniversario de la fundación del Partido Socialista es valorar un episodio singular de la historia política argentina no como puro ejercicio de nostalgia inconducente sino para interpretarlo a la luz de un presente comprometido. Identificar la genética de la fuerza política que en las postrimerías del siglo XIX llegó para combatir la “politiquería criolla”, expresión con que los fundadores aludían a las prácticas políticas de una oligarquía que gobernaba mediante el fraude y la represión, es dar cuenta de un largo proceso, por momentos intrincado, pero siempre guiado por propósitos de redención social.Es en ese contexto que los socialistas abogaron por un sistema político moderno que abriera el camino hacia la participación cívica más amplia, dieron su primer impulso a la legislación obrera y apostaron a un creciente protagonismo de los trabajadores, a quienes instaron a cumplir con su rol histórico en la disputa con la clase propietaria.

Ser coherente con aquellos principios originales que definieron al socialismo como “lucha en defensa y para la elevación del pueblo trabajador” obliga a respaldar hoy las reformas efectivas en curso, en lugar de inventar, como lo hacen quienes retienen el sello partidario, falsas confrontaciones con un gobierno que es el más progresista de la historia argentina.

Más de un siglo después, y bajo otras circunstancias, aquella lucha por ampliar la democracia política y extender los derechos sociales mantiene plena vigencia y cobra mayor actualidad ahora que el horizonte local y regional posibilita el avance del proyecto nacional, popular, democrático y latinoamericanista que lidera la presidenta Cristina Fernández. Es que consolidar los cambios para que el avance de los indicadores económicos redunde en mayor inclusión, así como admitir que el camino de creciente autonomía nacional y unidad regional son innatos a la programática del socialismo, remite a establecer que éste es el lugar para quienes abrevamos en la tradición de la izquierda democrática.Mantener viva la memoria de aquellos pioneros que el 28 y 29 de junio de 1896 sesionaron en el congreso fundacional del “Partido Socialista Obrero Internacional” y hacerse cargo, sin beneficio de inventario, de un siglo de lucha con aciertos y errores, luces y sombras, conduce a no desentenderse de un presente desafiante que convoca y compromete. Honrar a nuestros predecesores, Juan B, Justo, Alfredo Palacios, Alicia Moreau, Alfredo Bravo, y a nuestros desaparecidos, Mario Díaz, Dardo Dorronzoro, es intervenir con decisión en los procesos reales de cambio y militar en el presente por las reformas sociales y nuevos derechos que impulsa el gobierno nacional.

* Columna de opinión del Secretario de Relaciones Parlamentarias Oscar González

OPINIÓN

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Derechos humanos: ¡Una oportunidad histórica!*

Hace algunos meses leí una entrevista con un joven hijo de desaparecidos que acababa de recuperar su identidad. El muchacho se había negado durante diez años a hacerse el análisis de ADN por lealtad a sus falsos padres. Ante la pregunta acerca de por qué había cambiado de actitud, su respuesta me resultó llamativa: “Acá hubo un quiebre después del 2003, del resurgimiento de los derechos humanos”.

El joven dijo “resurgimiento”. O sea que en su percepción, los derechos humanos habían desaparecido, y volvieron a aparecer. Para los que somos un poco mayores que él, y que tenemos por lo tanto una memoria política de mayor extensión, la lucha por la vigencia de los derechos humanos no dejó nunca de estar presente. Pero estaba presente en la sociedad civil, en los organismos, en las Madres, en las Abuelas, en Hijos, en la militancia. Lo que sucedió en 2003 fue que el Estado volvió a hacerse cargo de los derechos humanos, como no sucedía desde los dos o tres primeros años después de la dictadura.

El gobierno de Néstor Kirchner hizo una bandera propia de los derechos humanos, de la liberación de obstáculos para que la Justicia pudiera hacer su tarea contra los responsables de la mayor violación masiva y sistemática de esos derechos en nuestra historia. Y sabemos cuánto se ha avanzado en este aspecto en los últimos ocho años. Hasta el punto de que la Argentina, de ser un refugio para terroristas de Estado que no podían abandonar el país sin caer bajo la persecución de la Justicia de otros países, ha pasado a constituirse en una avanzada mundial.

Desde luego que el amplio campo de los derechos humanos no se limita al castigo de los agentes de la represión ilegal, ni a la recuperación de su identidad por parte de quienes habían sido privados de ella por la fuerza. Pero en el país que ha sido escenario de la orgía criminal que fue la última dictadura cívico militar es lógico que ese sea un asunto primordial. En estos años, también se ha avanzado en el control por parte del Estado de sus propias fuerzas armadas y de seguridad, en particular en lo que se refiere a la prohibición de reprimir la protesta social, y se ha procurado mejorar las calificaciones democráticas de la formación de sus efectivos. No obstante, las cárceles siguen siendo horribles depósitos de pobres, y los sectores más desvalidos siguen siendo víctimas de los abusos y de la violencia policial. He ahí dramáticos conflictos que demandan de nuestra perseverante militancia en defensa de los derechos humanos vulnerados.Ampliando la mirada, es posible constatar nuevos avances en el reconocimiento y amparo por parte del Estado de los derechos de las minorías sexuales, de la libertad de expresión, de una ancianidad protegida. Pero es sin duda en el arduo desafío que plantean la desigualdad, la marginación, el desempleo, la carencia de salud y de educación, donde las dificultades son mayores por la verdadera catástrofe social que se abatió sobre nuestro país a lo largo de las tres décadas que van desde 1974 hasta 2003. En este terreno también se han registrado avances, por supuesto, y bastaría para corroborarlo mencionar la Asignación Universal por Hijo, que la Presidenta extendió a las mujeres embarazadas, y la importante reducción de los índices de pobreza y de desempleo. Sin embargo, es en esta terrible brecha entre los que más y los que menos tienen donde quedan en evidencia todavía las más graves carencias. Es allí donde es necesario concentrar los esfuerzos colectivos para consolidar los logros y seguir avanzando. Fue la propia Cristina Fernández la que dijo en su discurso de asunción presidencial que mientras haya un solo pobre en la Argentina no podremos decir que hemos cumplido con nuestra tarea. Sabemos que cada avance en la lucha contra la desigualdad exige vencer la resistencia de los privilegiados, que no suelen desestimar ningún recurso. De allí que en este caso no baste con definir claramente los objetivos. Se hace imprescindible acumular fuerzas, disponer de una herramienta política moderna, eficaz, plural, transformadora, militante, que sostenga e impulse con vigor el programa de reformas. En síntesis, estamos viviendo un período – que en octubre esperamos prorrogar por cuatro años más - de auspicioso avance en materia de derechos humanos, pero esos mismos avances nos permiten tomar

OPINIÓN

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conciencia de lo que falta conseguir, y de cuán grandes son los esfuerzos que todavía se nos demandan. La oportunidad histórica es propicia. * Columna de opinión del Diputado Nacional Jorge Rivas

La rebelión es la cara más bonita de la juventud

Por Gustavo Favieri*

"…mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor." (1)

Mucho se habla de una joven chilena (2) que sale en los medios, tiene aspecto de modelo y que hasta el vicepresidente boliviano dice estar enamorado de ella. Trivialidades que le quitan un poco de importancia a lo que en realidad se está gestando en la juventud chilena. En las calles, los jóvenes ponen incomodo al gobierno de Piñera. Un sistema que se nos trata de vender como “modelo ejemplar” para el resto de Latinoamérica, siente el sacudón de la masa, se tambalea al grito de ¡Y va a caer, y va a caer, la educación de Pinochet!

Este desengaño del modelo hace revitalizar la figura de Allende como inspiración de la juventud y los mueve una demoledora necesidad de cambiar ese sistema tan injusto. La educación en Chile no es gratuita como en nuestro país. Esto es así desde la infame dictadura de Pinochet y no ha sido cambiada por los gobiernos democráticos que la han sucedido. Las escuelas, tanto en el nivel primario como en el secundario, son casi totalmente privadas, mientras que las Universidades públicas no existen. Muchos jóvenes para poder estudiar deben endeudarse, incluso hay muchos que se endeudan y no llegan a terminar sus estudios, es decir un gran sacrificio en vano. El sistema busca mantener a los que son ricos para que lo sigan siendo y a los pobres para que no tengan chance alguna de cambiar su situación. ¿Cómo no reaccionar de alguna

manera? Imposible no sentir bronca y frustración. Por fin, luego de décadas de letargo, la masa anestesiada se despierta para rebelarse y salir a las calles.

El movimiento estudiantil no sólo se caracteriza por su masividad y persistencia sino también por su claridad política, siempre buscando lograr una sociedad más justa. Por fin, descreyendo de las instituciones, de los políticos de siempre que hacen por un lado y dicen por el otro, han sabido encontrar la unidad como la única forma de salir a hacerle frente al represivo gobierno chileno. También se les sumaron profesores, estudiantes de secundaria, asociaciones de padres, algunas ONGs y sindicatos.

Los medios chilenos, casi en su totalidad, destacaron sobre todo la violencia de algunos que aprovecharon las manifestaciones para delinquir, a pesar de que se comprobó que hubo grupos de infiltrados en las escaramuzas. De esta manera se justificó la criminalización del movimiento. La represión se produjo todo el día y se detuvo a cientos de estudiantes ese “jueves negro” del 4 de agosto de este año. La indignación popular en respuesta a los acontecimientos fue contundente. La gente común salió a las calles de los barrios a apoyar con cacerolazos lo que iniciaron los jóvenes. Ahí es donde el movimiento triunfa: una sociedad conformista se empieza a dar cuenta que las cosas pueden virar hacia un rumbo mejor, más justo y que si no se hace nada todo seguirá igual. El difunto –y hoy más vigente que nunca- Allende estaría orgulloso de todos estos estudiantes por haber despertado a Chile.

*Rebelde Argentino.

(1) Salvador Allende, en su último discurso del 11 de septiembre de 1973.

(2) Camila Vallejo es una muy digna Presidenta de la FECH por el período 2011 gracias al trabajo colectivo Estudiantes de Izquierda. Con sus palabras, siempre coherentes y constructivas, propone una federación participativa y cercana a los estudiantes. Que sea representativa y heterogénea, fomentando la discusión, la participación y el trabajo constante, donde no primen las diferencias sino la voluntad de avanzar. Que se proponga transformar la universidad, defender los espacios públicos e incidir en la sociedad. Lamentablemente los medios hacen más hincapié en su belleza

INTERNACIONAL

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innegable –peor aún, también parecieran remarcar que a pesar de ser una mujer bonita sea capaz de pensar- que en lo que hace el movimiento en sí.