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2 3 [INDICE] Arte y Política ............................................................pág. 2 Roberto Santoro..........................................................pág. 3 Entrevista a Vicente Zito Lema ............................pág. 5 Raymundo Gleyzer.....................................................pág. 7 Haroldo Conti...............................................................pág. 8 Poemas Roberto J. Santoro.....................................pág. 9 ARTE Y POLITICA | Movimiento Cultural Hagamos Lo Imposible Entendemos al arte como vía de expresión, comunicación y liberación del hombre y la sociedad, que proporciona el placer de producirlo disfrutarlo. Pero en la actualidad no cumple tal función, sino que reproduce los valores de la cultura dominante. Hoy nos encontramos un arte individualista, sometido a los vaivenes del mercado. Un arte que se compra y se vente, elitista, ya que no podemos ignorar que la mayoría de la sociedad carece de una formación artística, de acceso a una cultura rica en contenido y jugosa en forma, sino {únicamente tienen acceso a la cultura mercantilizada, a aquello que los monopólicos medios masivos de comunicación deciden reproducir: basura superficial fun- cional a la discriminación, la ignorancia y la violencia. Esta es la actual hegemonía. Los artistas no podemos permanecer neutrales a esta realidad y mirarla de costado. Debe- mos comprender que somos parte de una cultura que se reproduce continuamente y que si negamos nuestro rol como creadores materiales de la misma estamos tomando una postura pasiva, aportando a la cultura del entretenimiento. Debemos dar una batalla de ideas generando un arte transformador, superador. Nuestros desafíos son empapar nuestra obra de la realidad y la lucha por modificarla, creando un arte comprometido. A pesar de carecer hoy de recursos materiales, la construcción de este arte contra-he- gemónico debe apuntar a generar obras de calidad, accesibles e inclusivas sin subestimar al público masivo. Buscamos y construimos un arte que sepa llegar a los sectores populares, quienes com- pleten el significado de la obra, dándole una verdadera función transformadora. Nuestra participación es desde la base, entre la gente, en calles, paredes, villas, universidades, centros culturales, etc. Es por eso nuestra posición definida y nuestro compromiso im- postergable por la transformación social, que creemos en el arte como una herramienta de resistencia y protesta, que pueda intervenir en las problemáticas sociales que nos atraviesan hace siglos, que debemos participar, organizarnos y consolidarnos como un movimiento que aporte en las luchas de nuestro pueblo. f

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[INDICE]Arte y Política ............................................................pág. 2

Roberto Santoro..........................................................pág. 3

Entrevista a Vicente Zito Lema ............................pág. 5

Raymundo Gleyzer.....................................................pág. 7

Haroldo Conti...............................................................pág. 8

Poemas Roberto J. Santoro.....................................pág. 9

ARTE Y POLITICA | Movimiento Cultural Hagamos Lo Imposible Entendemos al arte como vía de expresión, comunicación y liberación del hombre y la sociedad, que proporciona el placer de producirlo disfrutarlo. Pero en la actualidad no cumple tal función, sino que reproduce los valores de la cultura dominante. Hoy nos encontramos un arte individualista, sometido a los vaivenes del mercado. Un arte que se compra y se vente, elitista, ya que no podemos ignorar que la mayoría de la sociedad carece de una formación artística, de acceso a una cultura rica en contenido y jugosa en forma, sino {únicamente tienen acceso a la cultura mercantilizada, a aquello que los monopólicos medios masivos de comunicación deciden reproducir: basura superficial fun-cional a la discriminación, la ignorancia y la violencia. Esta es la actual hegemonía.

Los artistas no podemos permanecer neutrales a esta realidad y mirarla de costado. Debe-mos comprender que somos parte de una cultura que se reproduce continuamente y que si negamos nuestro rol como creadores materiales de la misma estamos tomando una postura pasiva, aportando a la cultura del entretenimiento. Debemos dar una batalla de ideas generando un arte transformador, superador. Nuestros desafíos son empapar nuestra obra de la realidad y la lucha por modificarla, creando un arte comprometido.A pesar de carecer hoy de recursos materiales, la construcción de este arte contra-he-gemónico debe apuntar a generar obras de calidad, accesibles e inclusivas sin subestimar al público masivo.

Buscamos y construimos un arte que sepa llegar a los sectores populares, quienes com-pleten el significado de la obra, dándole una verdadera función transformadora. Nuestra participación es desde la base, entre la gente, en calles, paredes, villas, universidades, centros culturales, etc. Es por eso nuestra posición definida y nuestro compromiso im-postergable por la transformación social, que creemos en el arte como una herramienta de resistencia y protesta, que pueda intervenir en las problemáticas sociales que nos atraviesan hace siglos, que debemos participar, organizarnos y consolidarnos como un movimiento que aporte en las luchas de nuestro pueblo.f

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“La decadencia y la revolución, así como coexisten en el mismo mundo, coexisten también en los mismos individuos. La conciencia del artis-ta es el circo agonal de una lucha entre los dos espíritus. La comp-rensión de esta lucha, a veces, casi siempre, escapa al propio artis-

ta. Pero finalmente uno de los dos espíritus prevalece. El otro queda estrangulado en la arena.”

José Carlos Mariátegui

Roberto Jorge Santoro era un laburante. Un poeta hijo de obreros. Nació un abril de 1939. Era padre de una hija y surrealista. Era militante del PRT-ERP y realista del sur. Roberto Jorge Santoro era preceptor en una escuela secundaria y revolucionario. Era un intelectual del pueblo. Amaba el fútbol y hacía la revolución. Estaba casado con Dolores Mén-dez. Tenía un sueño, un compromiso, y -dicen quienes lo conocieron- un gran sentido del humor. Roberto Jorge Santoro recorrió los sinuosos caminos que relacionan arte y política, aquellos que desvelan generaciones enteras de intelectuales, académicos y autodidactas. Renegó de la política, renegó del arte, y los sintetizó encarnándolos en primera persona. Sin embargo, Santoro no siempre tuvo la misma opinión acerca de cómo se desandaba esa relación, cuáles eran sus límites, cuáles sus potencialidades. En 1962, por ejemplo, opina que arte y política se excluyen: “Ahora todo el mundo habla de literatura comprometida. ¿Compromi-so? ¿Con qué y con quién? El único compromiso que tiene el poeta es el compromiso con la poesía. Si yo escribo un poema, escribo un poema y no un tratado de política. El hecho de que en la poesía se refleje la cos-movisión del hombre poeta y por supuesto su problemática humana, no significa de ningún modo que con el poema deba hacerse sociología, qui-romancia o filibustería, porque cuando con el poema se hace otra cosa que no sea poesía, se hace justamente otra cosa.”En el trabajo introductorio a la Obra poética completa de Santoro, Rosana López Rodríguez propone una selección de fragmentos de nuestro poeta que dan cuenta del proceso de politización y radicalización del autor, que no puede ir escindido del proceso de politización y radical-ización de la época. Para pensar a Santoro hay que pensarlo en su ti-empo, en su historia, tejiendo la historia.En los años 60 y 70, en América Latina se vivía un clima muy particular. El contexto político, social y económico estaba en constante ebullición. La revolución cubana había puesto el socialismo al alcance de la mano de los latinoamericanos, los procesos de descolonización africanos y la revolución vietnamita fortalecían la convicción de que el momento de ajustar cuentas con los opresores había llegado. En Argentina las dict-aduras y los gobiernos constitucionales débiles, rápidamente derribados

Roberto SantoroLas palabras que son balas.

por nuevos golpes de Estado, eran la reg-la. Hacía años que la opresión lucía su ropaje más evidente: el represivo; hacía años también que los sectores populares resistían, se organizaban, y prontam-ente entrarían en un combate directo con aquellos que los sojuzgaban. Si el arte y el artista logran quitar la mirada de su propio ombligo, entonces el mundo que los rodea y los atraviesa y los define y los niega y los provoca y los in-spira y los castiga y los premia, entonces ese mundo no puede existir escindido de un arte que lo toma para reinventarlo. Doce años después de aquellas declara-ciones en que Roberto Santoro defendía convencido una poesía sin política, sos-tiene:

“Hay poetas y poetas. Hay compromisos y casamientos, reformas y revoluciones. Hay quien está comprometido con la literatu-ra, o con la belleza o con las formas de la métrica. Pero sólo con ellas. Hay tam-bién otros que conociendo la necesidad de profundizar en el nada fácil oficio de la palabra, comprometen su vida, tratando de sumar a las luchas del pueblo una pal-abra caliente, que se necesita, que sirva, que sea revolucionaria. (…) ante la men-tira, el hambre, la mortalidad infantil, la desocupación y demás pequeñeces a que nos tienen acostumbrados, se hace necesa-rio tomar definitiva conciencia de que: o todo para cambiar la sociedad, o todo para nada.”

El cambio en la posición del autor es cate-górico, expresa una maduración política, una toma de posición. Imposible resguardar el arte en un mundo q es flagelo. Es ur-gente asumir un puesto en la contienda. Nuestro autor planta los pies junto a sus hermanos de clase. Habla de su condición de trabajador -Roberto Santoro: 12 horas diarias a la búsqueda absurda, castrado-ra, inhumana, del sueldo que no alcanza-, de asumirla de forma consciente -Rober-to Santoro: hijo de obreros, tengo con-sciencia de clase-; habla de transformar

esa consciencia en una acción -Roberto Santoro: rechazo ser travesti del sistema, esa podrida máquina social que hace que un hombre deje de ser un hombre-. Y a esta altura una serie de interro-gantes se vuelven inevitables: ¿puede un poeta comprometerse con su tiempo tan sólo desde la palabra? ¿Puede la poesía cambiar la sociedad? ¿Basta el arte para transformar el mundo? Llevada al ex-tremo la postura se ridiculiza, pero hubo muchos intelectuales en aquellos tiempos que encontraron el límite de su aporte a pie de página. Para Santoro la belleza y el compromiso no se contraponen, estética y política se retroalimentan, palabra y acción no pueden ser más q lo mismo en dos movimientos. Roberto Jorge Santoro com-prometió su pluma y tomó el fusil, porque los hijos de puta están de un lado y los oprimidos en el otro, y porque no puede haber conciliación. Sugirió que los con-soladores los usen los que no saben ni pueden usar otra cosa. Reveló tener la conciencia armada para no usar solamente la lengua. El poeta devino guerrillero. El guerril-lero siempre fue un poeta. Se organizó en el PRT-ERP porque había aprendido del Che que cada uno de nosotros, solo, no vale nada; y porque había aprendido de un maestro que hay que ponerle gatillo a la luna si queremos que esto cambie de una vez. Santoro fue un revolucionario. La dict-adura se lo tragó como la noche espesa traga los días -pero no se puede apagar el sol a balazos-. El 1 de junio de 1977 un grupo de tareas lo secuestró de la escue-la en la que trabajaba -los asnomilitares tienen bruto el corazón y la mediocridad les nubla el entendimiento-. Lo desapa-recieron -pero no se puede desaparecer la poesía, nunca desaparece el ejemplo tem-plado en la justeza de los actos-. Rober-to Jorge Santoro sigue activo, sigue que-riendo cambiar el mundo. Su palabra nos llega, su poesía nos enciende. NOS PROvO-CA IRREvERENTE, NOS DESAfíA HASTA LA vICTORIA, SIEMPRE. f

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Entrevista a vicente zito lema*Roberto, y todo Barrilete, toda nuestra generación en realidad, unos más, otros menos, Roberto muy acentuadamente, tenía la idea de que la poesía no es un espacio de interioridad, si no que es un espacio de lo público. Que no se trata de producir un arte a escondidas de la sociedad y que sus frutos también pertenezcan a una elite, todo lo contrario, él veia en el intelec-tual, en el artista, un ser privilegiado con la posibilidad de decir lo que muchos sienten y que por distintas circunstan-cias... que a veces no quieren, no pueden, no los dejan, podrían hacer arte pero no lo hacen. Roberto era de Ios que creía que los que tienen el privilegio de pod-er hacerlo, por que es un privilegio es-pecialmente en Latinoamérica poder pro-ducir arte o poder producir pensamiento, no debian quedarse con Ios frutos de ese privilegio. De alguna forma pienso en lo que decia el pintor holandés vincent van Gogh, cuando le escribe a su hermano Theo y le dice que Ios ricos ya tienen demasi-ado como para quedarse también con los frutos del arte y de la belleza, y en-tonces él aconsejaba y pedia a su hermano si le podia conseguir otros artistas que quisieran ir con él para trabajar en co-munidad, y ese trabajo que se realizaba en comunidad Ilevarlo luego a las casas de la gente más pobre, que son los más necesitados del arte y de la bellza. Creo que eso que dice van Gogh, para él y para su época, es lo que muchos de nuestra gen-eración pensamos, y algunos lo Ilevaron a la práctica con mas énfasis como Roberto (...) La obra de arte como como un bien so-cial que pertenece a todos, por más que el que le dé una forma determinada sea al-guien en concreto, que no implica que sea el dueño por fuera del momento histórico donde la obra se produce, y más aún en el campo de la poesia, que tiene sus límites, porque la sociedad ha ido cerrando un poco las puertas al recibimiento de la

poesía. En una sociedad tan brutalmente

encandilada, en lo económico, en lo cul-

tural, donde el trabajo tiene formas mu-

chas veces de pesadillas y el no traba-

jo otras formas de pesadillas también, de

golpe poder salir de ese cansancio cotidi-

ano y escuchar un recital de poesia o ver

una obra de teatro, no siempre se da, no

porque no tenga el ser humano en su to-

talidad una sensibilidad para el arte, si

no porque las sensibilidades también se

agudizan o se maltratan, se potencian o

se castran, y eso está muy ligado a lad

politicas económicas, culturales (...) Es en

el campo del arte donde Santoro da su mil-

itancia inicial fuerte, porque comprome-

terse con la realidad politica y social de

tu época es una exigencia mayor para la

escritura, porque tenés conciencia de lo

que es la sociedad y conciencia de lo que

significa ser un poeta en estos tipos de

sociedad. Por lo tanto o podés por un lado,

ser como diría Aristóteles “un idiota que

cree que todo empieza y termina con vos”,

o ser una persona de conciencia pública

como Roberto, que al saber que lo que im-

porta es la mirada del otro, el pensar del

otro, no sólo el tuyo, tomás tu capacidad

poética para hacerla un bien de todos (...)

Como dijo alguna vez muy bien Cortázar:

vos estás mirando hacia el mañana, pero

tenés que tener Ios pies sobre la tierra.

Hay que tener en claro el marco históri-

co. Hubo un espiritu en esa época en nues-

tro país, pero que no era gratuito y no

surgió de la nada. Empieza una lucha muy

fuerte por la liberación de la mujer, con una potencia que no se da en otra época, las diferencias sexuales salen a aparece el teatro de La Revuelta, el de La Lib-eración, Oktubre, el cine documental, co-bra auge el cine testimonio, aparece el periodismo de investigación de la mano de Rodolfo Walsh. Y todo esto dentro de un contexto internacional: estaba la lu-cha de vietnam, estaba fresca la Revolu-ción Cubana, estaba la lucha de Ios Tupa-maros, estaba la experiencia de Salvador Allende en Chile, estaban las guerrillas, las insurrecciones, no olvidemos que acá existió un Cordobazo, un Rosariazo, un Mendozazo, cosas muy fuertes con cientos de miles de personas en la calle tratando de derrocar el poder, cambiar las formas de vida... en toda Latinoamérica había una gigan- tesca capacidad de lucha(...) El arte, el pensamiento, la filosofía, el psicoanalisis, la religión, la sexu-alidad, todo está marcado por la época que te toca, la cual tiene otro fondo, otro contorno, otros cruces, otras mira-das, otros lenguajes, otros relatos, y asi como en nuestra época se pudo haber sido un canalla o haber sido militante revo-lucionario, hoy se puede ser un canalla o ser artista, un intelectual, un hombre, una mujer comprometidos con esta época, y eso implica comprometerse con la vida, pero no sólo con tu vida, si no con la vida de los otros. Aqui hay que ver también como se dan las relaciones de fuerzas, la parte histórica que nos rodea y como se puede sacar el mejor jugo de cada épo-ca, yo no hablo ahora en la universidad con el mismo lenguaje que hablaba en el 60-70, porque si yo hablara exactamente igual, quedaría absolutamente aislado, lo que no quita que mantenga mi ideología (...) Uno no tiene que tratar de borrar lo que ha dicho, ni lo que ha escrito, ni lo que cree, si no buscar otra forma en nue-vos barriles para los viejos vinos, y ahí viene el caso de Santoro, imagino si él hubiéra estado vivo hoy, siendo el mis-mo militante, el mismo hombre que quería cambiar el mundo y cambiarlo poética-

mente, trataría también de ver que dicen los jóvenes de hoy porque elllos son Ios que tienen que Ilevar la lucha adelante. Esta es la época de ustedes, no la mia ni la de Santoro, la suya (...) Los privile-gios de la tarea intelectual y artistica son públicos del conjunto de la Socie-dad, por lo tanto ese privilegio te de-manda también una postura de indepen-dencia critica para no ser un canallista que se vende con el primero que Ilega al gobierno. Yo por decir estas cosas he perdido muchos de mis amigos, pero bueno cada uno tiene que ser fiel a su propia historia (..) El arte, el pensamiento in-telectual, nacen en la critica, en la com-paración, en la dialéctica que te da una Mirada mas amplia de la realidad y sus contradicciones. Uno puede ser más útil a la sociedad desde un lugar critico que desde un lugar de ser parte del poder (...) Hay una ética de la responsabilidad que implica no abandonar tus ideas, pero siempre que éstas sigan estando vivas en vos, porque si no te ponés como una más-cara que termina ahogándote, entonces yo comprendo a la gente que cambió, muchos de mis compañeros de ese entonces han cambiado (...) En el momento de la revo-lución, si el tren de lo maravilloso pasa por tu historia, subite, porque el tren de lo maravilloso pasa una vez cada tanto. En nuestra generación pasó el tren, lo triste es aquel que no subió”.

*vICENTE ZITO LEMAMilitante, abogado de presos políti-cos, psicólogo social, docente, artis-ta, poeta, escritor.

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Raymundo Gleyzer, realizador audiovi-sual y militante del PRT-ERP desapare-cido el 27 de mayo en la última y más brutal dictadura argentina.

Tanto Raymundo, como sus compañeros del ‘Cine de la Base’ representaban en muchos aspectos aquello que nosotros queremos levantar como bandera. Ray-mundo sin duda alguna encarna al ar-tista que lejos de ser indiferente, deja la apatía de lado y se compromete con el proceso histórico que atraviesa su pueblo. Así como también, Raymundo supo brindar como pocos, su herramienta de trabajo al servicio de las necesidades de los más vulnerados, logrando un cine crítico pero no por ello dejando de ser creativo y de calidad a la vez.

Raymundo entendió que si quería luchar contra todo tipo de injusticia, había que relegar su individualismo y sus inquietudes particulares, para pasar a ser parte de un proyecto colectivo como fue el grupo ‘Cine de la Base’, quien se plantee la pretenciosa tarea de que hacer llevar el cine hacia aquellos lu-gares donde nunca llegó. Y a su vez com-prendieron que con tan solo realizar un cine sensible y comprometido no basta-ba, sino que se debía formar parte de un proyecto político integral más amplio, como fue su aventurada participación en el PRT-ERP.

Comprendiendo al arte como una prác-tica liberadora y de transformación se desarrolló el ‘Cine de la Base’. Recono-ciendo concretamente la hermosa poten-cialidad que posee en su seno la produc-ción audiovisual para utilizarla como la herramienta perfecta para generar discusión, reflexión, abonando a con-struir espacios de criticidad y reac-ción frente al atropello cotidiano de este mundo de sinrazones.

El grupo ‘Cine de la Base’ no solo fue disruptivo en cuanto a su concepción del

cine sino que también desde sus prácti-cas materializó otra forma de producir materiales distinta al cine imperante. Partiendo del trabajo en colectivo, como también siendo muy claros en tres pun-tos clave que delinean su metodología: a que sujeto se pensaba retratar en sus materiales, ese material para que suje-to era y finalmente donde se distribuía tal material. Es decir hacer un cine que retrate y problematice sobre los oprim-idos y sus opresiones, hacer un cine pen-sado para la emancipación de ese colec-tivo oprimido y finalmente distribuir ese cine en los lugares que habitaba el pueblo trabajador. (Escuelas, barrios populares, facultades, sindicatos, etc)Llegando a tener en todo el país más alrededor de 30 ‘bases’ donde se proyec-taban sus materiales y se incitaba al debate, insistiendo siempre que la real-ización del mismo recién allí culminaba su realización, allí en el cruce con los espectadores y en la discusión que se podría generar a partir del mismo.

Raymundo expresaba en una entrevista

raymundo gleyzer

con claridad que, “el problema funda-mental, cuando nosotros nos dedicamos a hacer el film, es plantearse a quién está destinado este producto (…) El proble-ma reside en cómo llegar a la base y no sólo en términos teóricos, que indican siempre que hay que hacer un cine para la base, un cine para la clase, etc., sino el método concreto, la práctica que lo permita.”

Estos como tantos otros hechos dan cuen-ta de su gran humanidad, y hacen que siendo ambiciosos nos reconozcamos y nos sintamos parte de una misma tradición de concepción del cine, de la cultura, y que queramos tomar su ejemplo y hacerlo carne. Lo hacemos con el espíritu de al-imentarnos de esa experiencia, buscamos estudiarlos, criticarlos y nutrirnos lo mayormente posible de ellos, para tener una guía de acción más clara y eficaz hoy en el presente.

“Hic meus locus pugnare est et hinc non me removebunt”

(“Este es mi lugar de combate y de aquí no me moverán”)

Con este mensaje se encontraba el grupo de tareas del Batallón 601 del Ejército, junto a la máquina de escribir de Haroldo, la noche del 5 de mayo de 1976. La noche en que lo separarían por siempre de sus pequeños hijos, de su compañera, de su trabajo y su arte; de Mascaró. De su vida.

La ignorancia de las bestias que se-cuestraban esa noche a nuestro gran es-critor, no les permitió comprender ese mensaje porque estaba escrito en latín. No les permitió conocer el compromiso que Haroldo tenía con la vida y con la lucha por una sociedad mas justa.Haroldo al igual que tantos otros ar-tistas y periodistas comprometidos con

el pueblo trabajador como Raymun-do Gleyzer, vicente Zito Lema, Roberto Santoro, María Escudero, Humberto Con-stantini, entre otros, formaban parte del fATRAC (frente Antiimperialista de Trabajadores de la Cultura), que se con-formó a partir de 1968 por iniciati-va del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Estos artistas con-sideraban a la cultura como un campo donde dar batalla; una esfera que debía ser disputada. En este sentido, Harol-do utilizaba el arte de la escritura como una herramienta para el cambio social. Una herramienta para la rev-olución. Buscaba generar influencia e impulsar acciones que radicalicen el contexto sumamente politizado y lle-no de profundas convulsiones sociales.

fue un trabajador de la cultura lleno de vida. No sólo fue un poeta y peri-odista sino también maestro de escuela, profesor de latín y filosofía, guionis-ta de cine y hasta vendedor ambulante.Haroldo venía recibiendo desde hacía meses amenazas por una serie de notas que publicó en la revista Crisis y las de-nuncias que realizó en congresos liter-arios en el extranjero sobre la violen-cia ejercida por patotas parapoliciales.A su vez, su obra “Mascaró, el caza-dor americano” fue considerada por el régimen militar como una amena-za para la Nación Argentina, ya que “estimulaba el accionar subversivo”.A pesar de las sucesivas amenazas que recibía, Haroldo no se resignaba a di-fundir el oscuro y duro contexto social que atravesaba el país durante los 70.

Haroldo Conti es un ejemplo de artis-ta que utilizaba el arte no como una mera expresión individual y egoís-ta, sino como una herramienta de cambio para la clase trabajadora.

HAROLDO CONTI

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[poemas Roberto j. santoro]

Si usted piensa en sí mismo,

en sí mismo se queda.

le pido que me escuche y comprenda.

aunque todo es difícil

y a veces no se pueda

quiero al darle mi mano

pedirle que esté alerta.

Si va para el trabajo

y el temor lo golpea

y se sienta a su lado,

tránquele la puerta,

no lo deje pasar

porque si no lo frena.

El enemigo sabe,

con eso se alimenta

y si el miedo lo atrapa

nos quitarán la fuerza.

Usted es de mi clase,

tiene el mismo problema.

La vida que nos dan

nos lleva a la miseria.

Para dejarnos quietos

nos llenan la cabeza

de amenazas, despidos,

porcentajes y ventas

y quieren convencernos

por un sueldo de mierda.

La patria, el sacrificio,

y el estilo de vida

con un sol de grandeza,

eso que dice el diario

es mentira bien pueta

adornada con moños

para que usted lo crea.

Estos hijos de puta,

los que matan y rezan

con el terror nos quieren

ajustar la cadena.

Si pudieran matarnos

lo harían, sin más vueltas.

Ellos saben que el pueblo

les ganará la guerra

aunque esté desarmado

y prohíban las huelgas.

La lucha es prolongada

y es lucha cruenta,

hay que buscar un arma,

el enemigo acecha.

La sangre compañero

todavía está fresca.

Por nosotros peleaban,

por nosotros pelean.

Ayude a levantarla

será nuestra bandera.

Le pido que se acuerde,

que aporte lo que sepa.

Si usted nos acompaña

la victoria está cerca.

Una cosa es segura:

ajustaremos cuentas.

Roberto Jorge Santoro

30 de Julio 1976

Recetacon el magiclítorisencender necesitan

algunos intelectoilets su literatura

Verbo irregularyo amo

tú escribesél sueña

nosotros vivimosvosotros cantáis

ellos matan

Correspondenciaa una calle de barrocorresponde una casa de lata?

IIIusted creyó que el habitantedebía tener forma de cuchaque todo era posiblemetiendo cuatro gritospero el aire civilse hartó de su aire verdeolivabaje general hasta la suelao de una dentelladale arranco la vida para siempre

CALCOMANIAsonríe

dios te amadisimulael comisario vigila

manchasi escribes a favor del sistemanunca te podrás lavar las manos

OBRA INEDITA. 1976